fuentes del derecho indiano la ley

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Fuentes del Derecho indiano: la ley.

De las Siete Partidas se desprende que la ley castellana es “un establecimiento porque los hombres sepan vivir bien y ordenadamente según el placer de Dios, y otro sí según conviene a la buena vida de este mundo”. Se concebía a la ley como un mandato escrito vinculante, basado en el derecho natural, y conforme a él se ordena la vida del hombre, tanto en pos del bien terreno como del eterno.

En nuestro Derecho, la ley es definida en el artículo primero del Código Civil como “una declaración de la voluntad soberana que, manifestada en la forma prescrita por la Constitución, manda, prohíbe o permite”.

Dentro de las fuentes del Derecho castellano vigentes en Indias encontramos los fueros municipales, el fuero real, las Siete Partidas, el Ordenamiento de Alcalá de Henares, las Leyes de Toro, la Nueva Recopilación de las Leyes de Castilla y la Novísima Recopilación de las leyes de España.

Este Derecho castellano tenía, en principio, un carácter meramente supletorio. Sin embargo, como las disposiciones peculiares del Derecho indiano, a saber, Reales Cédulas, Provisiones, Cartas Reales, Instrucciones, Ordenanzas, etcétera, tenían una nota muy acentuada de casuismo, condicionadas por el hecho concreto que las motivaba, la aplicación del Derecho castellano, a pesar de su carácter supletorio, tuvo que ser muy importante y frecuente. Es por esto, que respecto de los temas a tratar a continuación, se hace referencia fundamentalmente al Derecho castellano, y principalmente, a las Siete Partidas.

La capacidad jurídica y las circunstancias modificativas de esta capacidad en Indias

Según las Siete Partidas, el estado, era la “condición o manera en que los hombres viven o están” (Ley 1, título 23, partida 4). Se podía hablar de un estado natural, que provenía de la propia naturaleza humana, y de un estado civil, aquel que se desprendía de las leyes positivas.

Solo los mayores de 25 años gozaban, según las Partidas, de plena capacidad jurídica. Sin embargo, los varones mayores de 14 años y las mujeres mayores de 12 años estaban capacitados para contraer matrimonio y otorgar testamento (leyes 6, título 1, partida 4 y 15 título 1 partida 6).

Atendiendo a su estado civil, las Partidas dividieron a los hombres en libres, siervos, esclavos y aforrados o libertos. A la vez, los hombres libres se dividían en nobles y plebeyos. Solo los hombres libres gozaban de la plenitud de capacidad jurídica, y, dentro de estos, los nobles gozaban de numerosos privilegios y estaban exentos del pago de pechos o tributos.

También atendiendo al estado civil, los hombres se dividían en eclesiásticos y legos. Los primeros estaban exentos de tributos y cargas personales, gozando, además, de fuero especial en el orden procesal.

Finalmente, también distinguieron las fuentes del Derecho castellano entre naturales y extranjeros, y, respecto del derecho municipal, entre vecinos y transeúntes. Los

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extranjeros no podían obtener beneficios, ni rentas eclesiásticas, ni desempeñar oficios públicos en los pueblos, ni tener carnicerías, pescaderías ni panaderías, entre otras prohibiciones.

En la Recopilación de Leyes de Indias de 1860, se prohibía expresamente a los Virreyes que tuvieran “granjerías, de ganados mayores ni menores, ni estancias ni labranzas”. También se establecían prohibiciones respecto de os oidores, alcaldes y fiscales.

El Derecho de propiedad según las fuentes del Derecho castellano en Indias

Las Partidas, en la ley 2, título 28, partida 3, definieron cosa como “aquello que no siendo persona ni acción, puede ser de algún útil o comodidad al hombre”.

La clasificación de cosas en el Derecho castellano vigente en Indias distinguía entre:

a. Cosas comunes a las bestias y a todas las otras criaturas que viven.b. Cosas que pertenecen tan solamente a todos os hombres.c. Fuentes, montes, dehesas y otros lugares semejantes a éstos de las ciudades y

villas de los cuales puede usar cualquiera que fuere morador de ellas, mas no los que moraban en otro pueblo.

d. Cosas que pertenecen a la propiedad privada de alguna persona, ciudad, colegio o universidad.

e. Cosas sagradas, religiosas y santas.

También se dividían las cosas en la definición más tradicional de corporales e incorporales, ejemplificando, dentro de estas últimas, las servidumbres, los derechos y las herencias (ley 1, título 30, partida 3).

El dominio era entendido como “el derecho de disponer de una cosa, según su arbitrio, si no lo impide la ley, la voluntad del testador, o alguna convención” (ley 27, título 2, partida 3).

Entre los modos de adquirir el dominio figuraba:

a. La ocupación, por el que se adquirían los animales fieros o salvajes, que eran aquellos que por instinto tienen inclinado de ir y vaguear por todas partes, sin apetecer la compañía del hombre (L. 17, t. 28, página 3). También se adquiría por ocupación el dominio de las piedras preciosas y otras cosas semejantes que se encontrasen en la ribera del mar (L. 5, t. 28, P. 3).

b. La tradición, o entrega de la cosa realizada por su dueño o procurador en virtud de justo título para transferir la propiedad. Esta podía ser real o presumida por el Derecho, lo cual se regula en las Partidas en diversas leyes de los títulos 28 y 30 P. 3.

c. La accesión.d. La posesión de buena fe, respecto de los frutos de la cosa poseída. e. La usucapión o prescripción, siempre que concurrieran los siguientes requisitos:

justo título, buena fe, posesión continuada, tiempo tasado por la ley y que la cosa no fuera viciosa.

La posesión fue definida en las Partidas como “tenencia derecha que ome ha en las cosas corporales con ayuda del cuerpo e del entendimiento” (L. 1, t. 30, P. 3). Se

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acepta en este cuerpo legal la Doctrina del Derecho romano justinaneo, puesto que en esta definición se exigían los dos requisitos clásicos, el corpus y el animus.

Por tratarse de territorios de nuevo descubrimiento y nueva población, se observa en las fuentes de Derecho indiano reguladoras de esta materia una frecuente interferencia entre el interés público y el interés privado, proveyéndose, por medio de Capitulaciones y Reales Cédulas, de regulaciones especiales respecto del hallazgo de tesoros y propiedad comunal. Además, se establecieron limitaciones al derecho de propiedad ejercido en los territorios de las Indias, esto, respecto de los siguientes casos:

a. Casos de expropiación forzosa: En la ley XIV, título XIX del libro VI de la Recopilación de Leyes de Indias de 1680, se disponía que “a los Indios se habrán de señalar y dar tierras, aguas y montes, si se quitaren a españoles se les dará justa recompensa en otra parte”.

b. Embargos y confiscaciones. Dispuesta como sanción de ciertos delitos por innumerables Reales Cédulas.

c. Empréstitos de la Corona: Si bien jurídicamente tenían un carácter voluntario, de hecho la mayoría de las veces eran forzosos.

El Derecho de obligaciones según las fuentes del Derecho castellano en Indias

Acogiendo puntos de vista del Derecho romano justinaneo, las partidas distinguieron entre tres tipos de obligaciones: obligaciones meramente naturales, obligaciones meramente civiles y obligaciones civiles y naturales conjuntamente.

a. Obligaciones meramente naturales: Eran aquellas de las cuales no se desprendía una acción ejercitable en juicio, sino un simple vínculo de equidad que ligaba a una persona al cumplimiento de determinada cosa. Por ejemplo, un contrato celebrado con un pupilo sin autorización de su tutor.

b. Obligaciones meramente civiles: Aquella en que faltaba la equidad, y aún cuando de las mismas derivaba una acción, esta era de tan escasa fuerza jurídica que no resultaba difícil oponerse y evitar su cumplimiento. Esto ocurría, por ejemplo, con los contratos celebrados por la fuerza.

c. Obligación civil y natural conjuntamente: Estaba definida como aquel vínculo legal que nos ata y obliga a dar o hacer alguna cosa de manera que podamos ser apremiados a cumplirla.

Originalmente, el Derecho castellano distinguía entre las fuentes de las obligaciones el nudo pacto y el contrato. Nudo pacto era aquel que se contiene en los límites de una convención, y el contrato era la convención que tiene nombre cierto, o faltando éste, causa civil de obligar. Del pacto nudo, por no tener nombre cierto ni causa civil de obligar, solo se desprendía una obligación natural.

Todo esto se mantuvo válido hasta el Ordenamiento de Alcalá de Alfonso XI, a partir del cual el mero o nudo pacto pasó a ser una fuente de las obligaciones jurídicamente exigible.

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También se distinguían en un contrato las circunstancias esenciales, las naturales y accidentales. Las primeras afectaban la validez del contrato de manera que su inexistencia le viciaba de nulidad; las segundas derivaban de la naturaleza misma del contrato, a tal punto que se tenían por existentes aún cuando nada se estipulase; las terceras, solo se daban en el contrato por la mera voluntad de los contratantes. Ejemplo, se entendía por circunstancia esencial el precio, por circunstancia natural la evicción y por circunstancia accidental que el precio se pague en una moneda de oro o de plata.

Esto responde a la misma clasificación que hace nuestro Código Civil respecto de los elementos del contrato, los cuales pueden ser, a la vez, de la esencia, de la naturaleza y accidentales, como lo dispone el artículo 1444.

Se respondía de dolo en todos los contratos, no se respondía del caso fortuito en ninguna clase de contratos, y respecto de la culpa, se respondía de culpa lata en todos los contratos, de culpa leve en aquellos en que la utilidad era tanto del que daba la cosa como del que la recibía, y de culpa levísima en aquellos toros en que la utilidad era solo del que recibía la cosa. (ley 2, título 2, partida 5).

El dolo fue definido en las partidas como “maquinación que se hace para engañar a otro” y la culpa como “hecho con que se daña a otro sin razón pero sin intención de dañarle”.

Los contratos consensuales en el Derecho castellano histórico fueron, la compraventa, el arrendamiento, la compañía y el mandato.

Respecto al derecho de las obligaciones, las fuentes de Derecho indiano propiamente tal añadieron posteriormente reglas para aplicarse únicamente en este territorio, las cuales se referían a aspectos tales como: limitaciones a la capacidad de contratación de las autoridades coloniales, restricciones respecto al objeto de la contratación derivadas de la política económica y fiscal, medidas reguladoras del tráfico mercantil en las Indias, etcétera.