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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
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Edicioacuten de las Obras reunidas
de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
FRONTERAS MEXICANAS
Una familia lejana
Gringo viejo
La campantildea
La frontera de cristal
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
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Edicioacuten de las Obras reunidas
de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
FRONTERAS MEXICANAS
Una familia lejana
Gringo viejo
La campantildea
La frontera de cristal
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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41
Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
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Edicioacuten de las Obras reunidas
de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
FRONTERAS MEXICANAS
Una familia lejana
Gringo viejo
La campantildea
La frontera de cristal
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Edicioacuten de las Obras reunidas
de Carlos Fuentes JULIO ORTEGA
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
FRONTERAS MEXICANAS
Una familia lejana
Gringo viejo
La campantildea
La frontera de cristal
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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51
alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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CARLOS FUENTES
OBRAS REUNIDAS
IV
FRONTERAS MEXICANAS
Una familia lejana
Gringo viejo
La campantildea
La frontera de cristal
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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29
Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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29
Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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IacuteNDICE
N o t i c i ap o r J U L I O O R T E G A bull 9
U n a f a m i l i a l e j a n a
P r oacute l o g o U n a f a m i l i a l e j a n a p r e s e n c i a s y r e c o n o c i m i e n t o s d e A m eacute r i c a y E u r o p a
p o r A R T U R O E C H A V A R R Iacute A bull 1 3
N o t a e d i t o r i a l bull 2 3
E p iacute l o g o F a n t a s m a s y j a r d i n e sp o r M A R G O G L A N T Z bull 1 7 7
G r i n g o v i e j o
P r oacute l o g o G r i n g o v i e j op o r R A Y M O N D L W I L L I A M S bull 1 8 5
N o t a e d i t o r i a l bull 1 9 1
N o t a d e l a u t o r bull 3 2 1
E p iacute l o g o L a l e n g u a e n e l o iacute d op o r D E B R A C A S T I L L O bull 3 2 3
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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23
Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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L a c a m p a ntilde a
P r oacute l o g o L a c a m p a ntilde a L a n a c i oacute n r e a l
y l a n a c i oacute n l e g a l
p o r M A A R T E N V A N D E L D E N bull 3 3 5
N o t a e d i t o r i a l bull 3 4 7
L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
P r oacute l o g o L o r e a l f r o n t e r i z o e n L a f r o n t e r a d e c r i s t a l
p o r S T E V E N B O L D Y bull 5 2 9
N o t a e d i t o r i a l bull 5 4 1
B i b l i o g r a f iacute a bull 7 1 9
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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23
Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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9
N O T I C I A
Este antildeo se cumplen los 50 de la aparicioacuten de Aura (1962) la novela maacutes breve de
Carlos Fuentes y al mismo tiempo la maacutes insondable en el sentido de que siendo
un relato sobre la lectura se debe a su largo linaje literario pero tambieacuten a su alegoriacuteahistoacuterica Y se inscribe no por casualidad en la historia de la lectura mexicana del
imaginario franceacutes A ese linaje pertenece tambieacuten Una familia lejana quizaacute la nove-
la maacutes literaria de Fuentes cuyo arabesco formal y simetriacuteas interiores despliegan
con briacuteo y audacia dobles y doblajes en el claroscuro del barroco franceacutes donde
hasta la luz es enigma de lo ignoto La historicidad de lo imaginario da forma en
este tomo IV de sus Obras reunidas a las fronteras arbitrarias que dictaminan la
suerte de estos heacuteroes de la lectura que se aventuran hasta perderse en la tinta de
una historia que los borra Son novelas por ello varias veces fronterizas
De un lado y otro se dividen los mundos los hijos de la traduccioacuten los sujetosde historias partidas por la mitad legible una en la otra En La campantildea se trata de la
historia como faacutebula entre fundaciones precarias y promesas mayores cuya saga
emancipadora recorre el suentildeo latinoamericano de lo moderno Gringo viejo en cam-
bio postula una frontera en desplazamiento en la geografiacutea pero sobre todo en los
tiempos interpuestos de Meacutexico y los Estados Unidos uno en otro interpolado uno
el comienzo y el 1047297n del otro Y en La frontera de cristal comprobamos que el caraacutecter
liminal de la frontera se ha hecho carne en la saga migratoria en su signo azaroso y
ahora del otro lado de la frontera entre los rascacielos y las maquiladoras donde
las maacutescaras mexicanas son ya rostros mutuos y semejantesSe ha repetido que estas narraciones son paraacutebolas de la identidad con1047298ictiva
del mexicano contemporaacuteneo y que se deben al dilema existencial de la pregunta
por el yo y su relato agonista Y sin embargo las fronteras son escenarios del cruce
y el entrecruzamiento de la historia en desplazamiento de los sujetos cuyo dra-
ma ya no es saber quieacutenes son porque el trabajador emigrado que limpia las ven-
tanas de un rascacielos estaacute seguro de ser quien es Maacutes bien los personajes de es-
tos relatos se preguntan por el otro que los habita Esto es por el enigma narrativo
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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23
Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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10 Noticia
claacutesico queacute lugar ocupa el otro en miacute pregunta que anticipa la de1047297nicioacuten actual de
la eacutetica
Al 1047297nal se trata de eso de la responsabilidad del uno frente al otro de un rela-
to de la comunidad naciente cuyo trance es el soliloquio de la persona dramaacutetica
que en la narrativa de Carlos Fuentes es siempre una voz de la frontera del 1047297nal y
el comienzo En cada una de estas novelas asistimos asiacute al ensayo siempre fascinan-
te de una inteligencia de las formas que dan sentido al azar y lo indistinto Las fronte-
ras se diriacutea construyen a los propiciadores de la diferencia ese proyecto de una
nacioacuten otra Si de la frontera somos por nacimiento (de alliacute que sea ldquouna cicatrizrdquo
como dice Fuentes) gracias a ello no somos meras viacutectimas En estas novelas se tra-
ta maacutes bien de las opciones que nos destinan como lectores adultos
Agradezco a los autores de los proacutelogos y epiacutelogos su participacioacuten generosa
en esta edicioacuten asiacute como a los doctorandos de Hispanic Studies de Brown Univer-sity Daniella Wittern (asistente editorial en Una familia lejana) Mariacutea Pizarro Prada
(asistente editorial en Gringo viejo) Natalia Matta (asistente editorial en La campantildea)
y Arturo Maacuterquez (asistente editorial en La frontera de cristal) que cotejaron las edi-
ciones para el establecimiento depurado de estos textos y compilaron las notas y la
bibliografiacutea respectivas
JULIO ORTEGA
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UNA FAMILIA LEJANA
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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15
ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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29
Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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UNA FAMILIA LEJANA
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P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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13
P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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33
accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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P r oacute l o g oUNA FAMILIA LEJANA PRESENCIAS
Y RECONOCIMIENTOS DE AMEacuteRICA Y EUROPA
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La mayor parte de la trama de Una familia lejana se desarrolla en el contexto de
un largo almuerzo celebrado en el Automobile Club de France cuya sede en Pariacutes es un
hermoso pabelloacuten disentildeado por Gabriel ubicado frente a la Place de la ConcordeUn franceacutes de 83 antildeos a quien se identi1047297ca como el conde Branly invita a un hispa-
noamericano radicado en Pariacutes mdashel nombre de este personaje se nos revela a la
larga es Carlos Fuentesmdash a compartir con eacutel la comida del mediodiacutea El 1047297n que
persigue el conde Branly consiste en descargar su espiacuteritu relataacutendole a su interlo-
cutor una extrantildea historia que involucra a varias familias pero que parece asentarse
indudablemente en las historias de dos de ellas Ambas llevan el apellido Heredia
En el transcurso de un viaje reciente a Meacutexico Branly conocioacute una familia que
consistiacutea de un padre y un hijo El padre Hugo Heredia antropoacutelogo y el nintildeo
Viacutector un adolescente cautivan la atencioacuten del franceacutes Padre e hijo luego viajan aPariacutes el padre por motivos profesionales Esta singular pareja de Heredias mdashla mu-
jer de estirpe francesa llamada Lucie y el otro hijo varoacuten perecieron en un accidente
aeacutereomdash han concertado un juego ciertamente fuera de lo comuacuten Cada vez que via-
jan rastrean la guiacutea de teleacutefonos en busca de homoacutenimos El primero que encuentre
su nombre (Hugo o Viacutector Heredia) gana1 Luego de instalarse en casa de Branly en
Pariacutes lo intentan nuevamente En esta ocasioacuten es el joven Viacutector Heredia quien gana
cuando logra identi1047297car otro Viacutector Heredia que habita en una especie de mansioacuten
en Enghein-les-Bains en las afueras de Pariacutes Viacutector le pide a Branly que lo lleve en
su automoacutevil a conocer a su homoacutenimo Es en una alucinante casa solariega llamadaClos des Renards en Enghein donde se desarrolla el nudo del relato que constituye
Una familia lejana
Alliacute como ya ha sentildealado la criacutetica se entrecruzan planos muy diversos de
tiempo y espacio Como en Terra Nostra las fechas histoacutericas no coinciden Perso-
najes de mediados del siglo XIX son padres y madrastras de los personajes que habi-
tan el Clos des Renards quienes a su vez son nuestros contemporaacuteneos Una dama
Universidad de Puerto Rico
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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14 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
ataviada con un traje Imperio que parece extraiacuteda de un cuadro de Winterhalter
sirve un banquete de hojas muertas a Branly La dama tiene cierto parecido con una
mujer que el conde franceacutes amoacute en su juventud y tambieacuten se parece a la ldquomadrerdquo de
Viacutector Heredia el habitante de Enghein El residente del Clos des Renards que ha-
bremos de llamar Viacutector Heredia el franceacutes es a su vez una 1047297gura vagamente demo-
niacuteaca de mediana edad En rigor es franceacutes soacutelo a medias puesto que procede de
una familia criolla de origen antillano que ha recorrido gran parte del Caribe para
luego terminar traacutegicamente aposentada en Meacutexico en Cuernavaca El Viacutector Here-
dia franceacutes es ademaacutes un resentido A pesar del evidente poder econoacutemico produc-
to de la rapintildea llevada a cabo por sus antepasados criollos en Ameacuterica no logra ser
aceptado en Europa como un igual probablemente a causa de esos mismos oriacutegenes
hispanoamericanos
Viacutector Heredia el mexicano traba una estrecha amistad con Andreacute el hijo de Viacutector Heredia el franceacutes Branly viacutectima de un accidente automoviliacutestico ocurrido
en los alrededores oye desde su cama de convaleciente a los muchachos jugar en la
terraza de la entrada Se trata de un juego relacionado con la geografiacutea y la geopoliacuteti-
ca que consiste en preguntas y respuestas Branly con frecuencia se transporta al
aacutembito de sus juegos de infancia en el parque Monceau de Pariacutes Recuerda el caso
de un nintildeo retardado que quiso trabar amistad con eacutel y a quien eacutel acaso brutalmente
le negoacute el trato Finalmente Branly descubre en el interior de su automoacutevil abando-
nado un acto de coacutepula homosexual en el que Andreacute Heredia asume el rol del ldquoma-
chordquo y Viacutector el mexicano adopta el rol pasivo y receptor Durante ese acto un extrantildeoobjeto cuya mitad trajo Viacutector en una maleta se une a la otra mitad que estaacute en ma-
nos de Andreacute Heredia y produce una totalidad que a la vez es ardiente y es helada y
que recuerda la metaacutefora americana ldquoagua quemadardquo El mismo Fuentes se dispon-
draacute a explorar esta insoacutelita imagen en un libro de relatos publicado en 1981 Luego
Branly vuelve a su casa en Pariacutes y Viacutector Heredia el mexicano desaparece Al 1047297nal ya
concluido el almuerzo Carlos Fuentes se dirige a la piscina del Automobile Club de
France y escucha una voz que le susurra al oiacutedo ldquoTuacute eres Herediardquo
En Una familia lejana el apellido Heredia se constituye en un eje que me pare-
ce central en la trama y en el andamiaje simboacutelico de la novela Como el tiacutetulo delrelato ambiguo y por tanto poliseacutemico la identidad de los Heredia es 1047298uida y cam-
biante y estaacute rodeada de una aureola de misterio Los lectores atentos han subrayado
que el extenso relato en torno a los Heredia ostensiblemente narrado por Branly le
sirve al franceacutes para explorar aspectos oscuros de su propio pasado que intenta en-
tender e integrar a la totalidad de su experiencia vital Asiacute en las uacuteltimas paacuteginas de
la novela el conde Branly con1047297esa a Carlos Fuentes que luego de contar la historia
siente que
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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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ldquomdashNo no conociacute a los Heredia mdashcontestoacute mi amigo despueacutes de una pausamdash
Me conociacute a miacute mismordquo2
Queda establecido pues que el eje en torno al cual giran los elementos dis-
persos que conforman la vida extravagante de los Heredia y que sirve para dotar de
cierta coherencia a esas historias muacuteltiples radica no soacutelo en el relato de Branly sino
en la persona misma de Branly Se trata pues de un eje que no estaacute articulado en
Ameacuterica sino en Europa Es desde Europa desde donde habreacute de intentar descodi1047297-
car el texto de Fuentes tanto en el plano literal relativo a la vida de los personajes
como en el plano simboacutelico
Aunque en teacuterminos amplios la trama de Una familia lejana estaacute relatada por
un narrador en primera persona (el personaje Carlos Fuentes) la extrantildea historia de
los muacuteltiples Heredia como ya he sentildealado estaacute puesta en boca del conde Branly
Como en Terra Nostra como en el caso del joven personaje que habla a Felipe II y suseacutequito en esa novela Ameacuterica aquiacute es relatada y como tal en principio se convierte
en un constructo verbal en un orbe de lenguaje Es el orbe del lenguaje de un euro-
peo de un franceacutes que comprende una vertiginosa diversidad de relaciones En el
discurso a que aludimos mdashy en el que estaacute imbricado el personaje Carlos Fuentesmdash
se plantean por boca del antropoacutelogo Hugo Heredia por ejemplo los modos en que
Ameacuterica se aquilata a siacute misma y coacutemo en cambio la aquilata el franceacutes El discurso
narrativo tambieacuten se detiene a considerar las consecuencias no soacutelo de la coloniza-
cioacuten de Ameacuterica por Espantildea sino de las intervenciones neocoloniales posteriores
realizadas por Francia e Inglaterra entre otros Tambieacuten se exploran los modos enque se mani1047297esta la presencia de Ameacuterica en Europa en especial en Francia y queacute
consecuencias arrastra tal presencia Finalmente y a nivel personal el relato indaga
en torno a las maneras en que estas presencias diversas se mani1047297estan en la vida de
Branly mdasha nivel simboacutelico la presencia de los Heredia mexicanos en Franciamdash
coacutemo in1047298uyen en su relacioacuten consigo mismo y coacutemo de alguna forma lo comple-
tan y lo modi1047297can
Comencemos por lo maacutes general la presencia de Europa en Ameacuterica En Una
familia lejana se alude reiteradamente a la expoliacioacuten de Ameacuterica a manos de los
conquistadores espantildeoles de los siglos XVI y XVII pero tambieacuten se dota de particu-lar relevancia a las incursiones militares neocoloniales inglesas y sobre todo a las
francesas del siglo XIX La invencioacuten mdashhabriacutea que llamarlo asiacutemdash del Imperio de
Maximiliano en Meacutexico estuvo a cargo de Inglaterra y en particular de Francia
Es sabido que fue Napoleoacuten III quien envioacute las tropas necesarias para respaldar esa
desastrosa aventura De las consecuencias de esta intervencioacuten la novela de Fuen-
tes destaca entre otras cosas la proliferacioacuten de burdeles que surgen con el 1047297n de
dar servicio a las fuerzas francesas de ocupacioacuten y las consecuencias adivinables
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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16 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
las hijas e hijos mestizos y no reconocidos que junto a su piel oscura y sus apelli-
dos siempre hispaacutenicos ostentan con frecuencia ojos azules Sobre este asunto vol-
vereacute maacutes adelante
La presencia europea en Ameacuterica tuvo como es natural otras consecuencias
Legoacute a la clase criolla que es la que a la larga asume el poder y gestiona la indepen-
dencia actitudes autoritarias y explotadoras que raacutepidamente malogran las posibi-
lidades de una produccioacuten armoacutenica y sobre todo de una convivencia justa en las
joacutevenes naciones hispanoamericanas Aludiendo al hecho de que Hugo Heredia el
mexicano quiso ensentildear a su hijo Viacutector ldquouna leccioacutenrdquo comenta el conde Branly
al personaje Fuentes ldquoLamento informarle mi querido amigo puesto que usted es
en parte de allaacute que esa leccioacuten era la de una falsa aristocracia colonial que identi-
1047297ca su nobleza con el poder de la corrupcioacuten y de la crueldad impunesrdquo (p 149)
Viacutector Heredia el adolescente mexicano quien tiene justamente la piel oscura y losojos azules es dado a injusti1047297cables arranques de maltrato fiacutesico a sus sirvientes y
subalternos
Pero la novela de Fuentes busca otros modos de insinuar coacutemo la experiencia
americana modi1047297ca sustancialmente a los europeos que se trasladan al nuevo conti-
nente Con un dejo de desprecio comenta Branly al personaje Carlos Fuentes
Usted que tambieacuten es de allaacute debe entenderme cuando le digo que el nuevo
mundo fue la uacuteltima oportunidad de un universalismo europeo tambieacuten fue su
tumba Nunca fue posible ser universal despueacutes del siglo de los descubrimientosy conquistas El nuevo mundo resultoacute ser demasiado ancho a escala distinta
Nadie pudo pintar allaacute como Holbein el Joven acaacute esa exacta medida del uni-
verso humano que son los retratos de Moro y Erasmo Allaacute nos convertimos en
Heredias en criollos enervados [p 121]
Los europeos de ldquoacaacuterdquo los que no emigraron mdashcomenta el texto por boca de
sus personajesmdash con el tiempo fueron olvidando los legados maacutes negativos de la
presencia de espantildeoles franceses e ingleses en Ameacuterica La herencia de esos desma-
nes sin embargo quedoacute viva ldquoallaacuterdquo en Ameacuterica y se transmitioacute como una tara degeneracioacuten en generacioacuten de criollos quienes al asumir el mando de las nuevas re-
puacuteblicas asumieron asimismo los estilos despoacuteticos de los antiguos colonos Las
consecuencias de ese legado en Ameacuterica son auacuten maacutes graves si los europeos pudie-
ron olvidar a su conveniencia aquellas zonas geograacute1047297cas y zonas del espiacuteritu donde
ldquotodo se agita con desordenrdquo los hispanoamericanos en cambio se han encontrado
obligados a convivir con las tristes consecuencias de sus propios desafueros Co-
menta Hugo Heredia el mexicano por boca de Branly
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Lucie [su mujer muerta en un accidente] teniacutea una gran inteligencia y temiacutea esa
actitud miacutea [en lo relativo a la superioridad de las culturas precolombinas] por-
que deciacutea en nuestras tierras la opresioacuten ha sido peor que en Europa los euro-
peos explotaron hombres de otras latitudes y pudieron sin demasiado esfuerzo
olvidarlos Nosotros teniacuteamos a nuestras viacutectimas en casa y en nuacutemero creciente
[hellip] mendigando durmiendo en pilas de basura destilando un puntildeal de vidrio
en sus miradas rencorosas
La buena conciencia europea tiene algo que ver con la lejaniacutea de las viacutecti-
mas Esta presencia de los humillados entre nosotros un diacutea no nos dejaraacute dormir
[p 164]
Pero el olvido de los europeos ldquode acaacuterdquo mdashde los franceses por ejemplomdash no
es ni total ni permanente La mera evocacioacuten de esas familias lejanas amenaza una yotra vez con minar y a la larga neutralizar la justa medida de lo equilibrado de la
ldquobuena razoacutenrdquo cartesiana que le sirve al europeo al franceacutes Branly para pensar cali-
brar y entender el mundo La mera mencioacuten de los Heredia y sus circunstancias
provoca tanto en Branly como en Fuentes la inquietante sensacioacuten de que
[hellip] ese mundo agazapado soacutelo en apariencia domado volvioacute a saltar a herir-
nos aquella mantildeana 1047297nal en el Clos des Renards esta tarde de lenta agoniacutea en el
Automobile Club de France como si se negara a permitirnos el remanso prolon-
gado de la buena razoacuten cartesiana que mi amigo y yo luchaacutebamos por salvar iquestlocreiacuteamos verdaderamente del caos tropical de los Heredia [p 139 veacutease tam-
bieacuten p 123]
El ldquoremansordquo de la buena razoacuten cartesiana uno de cuyos siacutembolos en la no-
vela como ya ha sentildealado la criacutetica es el jardiacuten formal que bordea el Clos des
Renards3 se muestra constantemente asediada por el tumulto selvaacutetico y el caos de
la Ameacuterica antillana De hecho el simeacutetrico jardiacuten del Clos des Renards estaacute atra-
vesado por una ldquohorrenda cicatrizrdquo que lo des1047297gura Pero la cicatriz tiene como
tantos elementos presentes en el relato una funcioacuten muacuteltiple y ambigua Si por unlado simboliza la amenaza del desorden americano frente al discurso ldquoordenado y
comedidordquo de los franceses por otro simultaacuteneamente evoca la presencia de di-
mensiones vitales sin las cuales el europeo queda irremediablemente disminuido Se
trata entre otras de la imaginacioacuten creadora y de la facultad para relacionar diga-
mos a-loacutegicamente objetos y conceptos disiacutemiles Los europeos explica Branly
como veremos perdieron paulatinamente esta facultad de homologacioacuten a partir de
los siglos XVI o XVII
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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41
Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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18 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Una imaginacioacuten renovada y junto a ella la posibilidad de establecer relacio-
nes insoacutelitas mdashfacultades sin las cuales el espiacuteritu del europeo quedariacutea truncomdash se
han hecho presentes en Francia sobre todo en el transcurso del siglo XIX mediante
la literatura de aquellos ldquofrancesesrdquo provenientes de la Ameacuterica del Sur y del Caribe
Branly hace una lista de estos portadores de una imaginacioacuten febril que a veces bor-
dea el delirio Paul Lafargue Reynaldo Hahn Jules Laforgue Le Conte de Lautreacutea-
mont el ldquofranceacutes de La Habanardquo Joseacute Mariacutea de Heredia y naturalmente el nieto de
haitianos Alejandro Dumas Es sin embargo la sombra de Jules Supervielle uru-
guayo de nacimiento la que se hace presente con maacutes insistencia en el decurso de
la conversacioacuten entre Branly y Carlos Fuentes Seriacutea acaso preciso recordar que en la
historia de la literatura francesa Supervielle representa como ha escrito Gustave
Lanson un papel de conciliador entre la poesiacutea tradicional y ldquole nouveau lyrismerdquo
porque logra ldquodeacutecanter les deacutelires sans perdre la vitaliteacute agrave lrsquoinconscientrdquo4
La mencioacuten reiterada de Supervielle en boca de Branly provoca en Carlos
Fuentes mdashquien da la impresioacuten de quererse hacer pasar por franceacutes al emplear un
nos que momentaacuteneamente lo hermana con su an1047297trioacuten europeomdash un iroacutenico dis-
curso en torno al efecto ldquomediadorrdquo que tiene el poeta5 Ante el eminente peligro de
convertirse en ldquocriollos enervadosrdquo
Supervielle era la manera de alejarnos su1047297cientemente de ese enervamiento tro-
pical en el que lo sublime roza constantemente lo ridiacuteculo y los sentimientos de
una culpa cruel se revelan con demasiado crudeza sin los piadosos velos que loseuropeos sabemos arrojar prontamente sobre nuestros criacutemenes histoacutericos para
acercarnos al espiacuteritu de la razoacuten y el gusto ambos discriminatorios y exigentes
de Francia pero sin perder el 1047297lo de fantasiacutea de desplazamiento de locura reve-
ladora de las tierras anchas y vaciacuteas del nuevo continente [p 124]
Mantener sin embargo el fraacutegil equilibrio entre uno y otro es tarea difiacutecil y
peligrosa En Una familia lejana el 1047297loacuten de la veta imaginativa estaacute ubicado de
modo pertinaz peligrosamente cercano al 1047297loacuten de los sentimientos de ldquoculpa cruelrdquo
que es consecuencia de los criacutemenes histoacutericos de las reiteradas intervencionesarmadas y de los muacuteltiples abusos cometidos por los poderosos contra los deacutebiles
Invocar la presencia de uno equivale casi siempre en este contexto a sufrir el ines-
perado acoso del segundo Ello es de sobra evidente me parece en el caso concreto
del conde Branly donde el con1047298icto histoacuterico asume las proporciones de un con-
1047298icto personal
Para concluir pues repasemos la historia iacutentima de este aristoacutecrata franceacutes hijo
de militares y quien profesa una amistad incoacutemoda a la vez fraternal y distante
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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que halaga y que en ocasiones tambieacuten sutilmente denigra a ese otro personaje lla-
mado Carlos Fuentes
Ya he aludido al hecho de que el texto destaca de un modo especial el caraacutecter
personal de la historia narrada por Branly El aristoacutecrata franceacutes estaacute a los 83 antildeos
de edad y por confesioacuten propia intentando arreglar cuentas consigo mismo y con
frecuencia se estaacute ldquoleyendordquo en las historias laberiacutenticas de los Heredia Sus caren-
cias vitales son muacuteltiples la peacuterdida de una mujer que amoacute en el pasado el desmo-
ronamiento de su familia ocasionado por la muerte a destiempo de su padre a los 30
antildeos de edad y de modo muy destacado un acto de crueldad que cometioacute de nintildeo
contra otro nintildeo un pobre chico retardado que viviacutea en los alrededores del Parc
Monceau donde el Branly pre-adolescente soliacutea jugar con frecuencia El caso se pue-
de referir de la siguiente manera Luego de haber estado observaacutendose mutuamente
a distancia por largo tiempo en el Parc Monceau de Pariacutes el nintildeo retardado se acerca alBranly tambieacuten nintildeo con la intencioacuten de compartir la bola y jugar con eacutel Branly le
niega su compantildeiacutea y su solidaridad Es este ldquocrimenrdquo el que extrantildeamente obsede a
Branly en su mayoriacutea de edad
En Una familia lejana los ojos claros los ojos azules funcionan como una espe-
cie de motivo recurrente y a lo largo del relato nos dan acceso a esa trama soterrada
que tambieacuten es fundamental al texto Azules tienen los ojos los mestizos nacidos del
acoplamiento de soldados franceses con prostitutas y mujeres del pueblo mexicano
durante la intervencioacuten militar ordenada por Napoleoacuten III Azules teniacutea los ojos el
padre de Branly quien tambieacuten era militar Azules contrastando con una piel oscuralos tiene el joven Viacutector Heredia el mexicano Pero acaso hay maacutes Como Branly Viacutec-
tor Heredia el mexicano experimenta la traacutegica ruptura de su familia al perder eacuteste
a su madre y a su uacutenico hermano en un accidente aeacutereo cuando se dirigiacutea a Europa No
es de extrantildear pues que por los caminos laterales que circundan la mera razoacuten y que
siempre estaacuten al margen de ella Branly haya llegado por medio de muacuteltiples proyec-
ciones y transformaciones al mundo afectivo de su infancia Asiacute lo hace constar el
texto Al enterarse Branly muy temprano en el relato de que Hugo y Viacutector Heredia
los mexicanos viajaraacuten en avioacuten juntos a Pariacutes experimenta una extrantildea sensacioacuten
Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior un veacutertigo le habiacutea
asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas recordaba a los nintildeos
del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su joven padre de
un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muerto de Viacutectorhellip Pero
intentaba sobre todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo
otra vez en ella quizaacute alliacute podriacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las pre-
guntas sin respuestas de su propia infancia [pp 20-21 las cursivas son miacuteas]
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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20 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
Ya casi al 1047297nal de la novela se resuelve y con1047297rma que el viaje oniacuterico de Branly
a su propio pasado en ocasiones delirante estaacute estrechamente vinculado a la pre-
sencia a la mediacioacuten del nintildeo mexicano Al atravesar la ldquohorrenda cicatrizrdquo que
des1047297gura el jardiacuten formal del Clos des Renards Branly comenta lo siguiente
[hellip] en el centro del jardiacuten formal mireacute rodeaacutendome el espacio restituido el
maacutes amado me di cuenta entonces el paisaje insustituible de mi vida afectiva
el Parc Monceau de mi infancia y en ese momento supe que a Viacutector Heredia a
mi joven amigo mexicano le deberiacutea todo esto reconquistar el dominio sobre lo
que maacutes queriacutea y sin embargo habiacutea olvidado [p 132]
Ameacuterica por medio del nintildeo mexicano completa el discurso aniacutemico del fran-
ceacutes porque lo obliga a integrar algo que habiacutea cercenado en su espiacuteritu que habiacuteaapartado de siacute relegaacutendolo a las regiones maacutes recoacutenditas del olvido La convulsa
historia vinculada a la imaginacioacuten de los Heredia ha servido para que en el espacio
del Parc Monceau el Branly adulto pueda evocar ahora con piedad y remordimien-
to al nintildeo retardado a quien injustamente le negoacute su simpatiacutea y solidaridad El Parc
Monceau por lo demaacutes se convierte en una vasta plaza simboacutelica donde se hacen
posibles el encuentro el desencuentro la memoria del agravio y el desagravio6 No
olvidemos que el Parc Monceau fue restituido a la familia de Orleans en eacutepoca de
Louis Philippe duque de Orleans durante un periodo de expansioacuten colonial fran-
cesa Adquirido luego por el estado franceacutes fue o1047297cialmente declarado espacio puacute-blico bajo la eacutegida de Napoleoacuten III El sucesor de Louis Philippe Napoleoacuten III es
quien articula y ordena la intervencioacuten militar en Meacutexico Asiacute lo que podriacutea leerse
como un siacutembolo uniacutevoco mdashel parque formal de disentildeo ldquocartesianordquo donde irrum-
pen las fuerzas de lo irracionalmdash se torna en siacutembolo equiacutevoco La horrenda cicatriz
en el jardiacuten formal de los Heredia franceses en Enghein no soacutelo la genera el caos
americano la propicia tambieacuten la incuria la ambicioacuten y la crueldad europeas
Una vez liberada la imaginacioacuten el conde Branly logra establecer contacto con
otros aspectos fundamentales de su espiacuteritu Ameacuterica de modo 1047297gurado tambieacuten lo
capacita para establecer al margen de todo proceso racional relaciones entre obje-tos y conceptos disiacutemiles Su contacto con los Heredia con1047297esa Branly lo llevoacute
[a] relacionar y ubicar algunos objetos Lo que nunca supe es por queacute estaacuten alliacute
Ve usted yo tambieacuten he perdido el poder de analogiacutea entre las cosas esa rela-
cioacuten entre todo lo que existe que fue el signo profundo de nuestra cultura de
fundacioacuten a la que se re1047297ere Hugo Heredia Quizaacute alguacuten antepasado miacuteo en el
siglo XIV podriacutea entender sin pena la homologiacutea entre Dios un ciervo de astas
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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nacientes y la aureola de una luna roja Mi antepasado del siglo XVII ya no sabiacutea
esto nada se pareciacutea entre siacute El arte de narrar es un desesperado intento por
restablecer la analogiacutea sin sacri1047297car la diferenciacioacuten [p 191]
Es ahora cuando podemos entender algunos mdashacaso soacutelo algunosmdash de los
fundamentos de signi1047297cado del discurso de este brillante y singular relato y a la vez
dotar de especial signi1047297cado lo que podriacutea parecer en una primera lectura de natu-
raleza anecdoacutetica y meramente circunstancial Por ejemplo la descripcioacuten que hace
el narrador (Fuentes) de Branly en los renglones que dan comienzo a Una familia
lejana ldquoLo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje de Meacutexico y entonces su aspecto
de fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnalrdquo (p 9) Las
palabras que acabo de citar cobran a la luz de lo que he venido exponiendo una
dimensioacuten que rebasa la meramente literal La luz de Meacutexico ha dotado de modo1047297gurado a Branly de una nueva y rotunda vitalidad una vitalidad de la que careciacutea
anteriormente De igual modo la frase dicha a los oiacutedos del personaje Carlos Fuen-
tes ldquoTuacute eres Herediardquo ahora puede ser leiacuteda en un contexto de mayor complejidad
ldquoTuacute eres Herediardquo porque la hibridez cultural del personaje Carlos Fuentes lo her-
mana con esos Heredia franceses del Clos des Renards Pero tambieacuten ldquoTuacute eres Here-
diardquo porque como uacutenico interlocutor del relato de Branly eacutel sirvioacute de mediador el
Carlos Fuentes latinoamericano ubicado en Francia para que el europeo pudiera li-
berar su imaginacioacuten aquilatar sus deudas y completarse como ser humano El dis-
curso del europeo a su vez queda imbricado y literalmente trans1047297gurado en eldiscurso del americano Todo acto imaginativo de alguacuten modo abre compuertas que
liberan al ser humano de recoacutenditas y antiguas servidumbres
Finalmente iquestde quieacuten es la familia lejana iquestCoacutemo estaacute articulada esa red de re-
laciones En primera instancia ciertamente los Heredia de ambos lados del Atlaacutenti-
co los Heredia mexicanos y los Heredia franceses tienen una relacioacuten de consan-
guinidad Pero alguacuten otro parentesco hay quizaacute maacutes rotundo Vista desde una oacuteptica
europea la familia lejana es tambieacuten la familia americana de Branly aquel grupo
humano que le permite completarse y alcanzar una dimensioacuten de humanidad acaso
maacutes alta que la que poseiacutea cuando ya estaba en el umbral de la muerteEuropa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de
la imaginacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto
de Una familia lejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No olvidemos que el
sistema de relaciones que subyace a toda familia estaacute fundamentado en la interde-
pendencia y la reciprocidad En rigor no puede haber una familia que no esteacute regi-
da por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principio maacutes
amplio de la mutualidad iquestFamilia lejana Lejana sin duda con muacuteltiples a1047297nida-
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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22 Una familia lejana presencias y reconocimientos de Ameacuterica y Europa
des y muacuteltiples diferencias pero por otro lado una sola familia Acaso es en esa di-
reccioacuten adonde apunta el riquiacutesimo discurso noveliacutestico de Carlos Fuentes
NOTAS
1 El juego de homoacutenimos parece dilatarse de modo muy marcado en el relato No soacutelo se alude in-equiacutevocamente al poeta cubano-franceacutes Joseacute Mariacutea de Heredia sino que los mexicanos Hugo y Viacutector con1047297guran con sus nombres de pila a Victor Hugo
2 Fuentes Una familia lejana Meacutexico Era 1980 p 133 En lo sucesivo citaremos esta edicioacuten y seincluiraacute en el texto la paacutegina entre pareacutentesis
3 Veacutease por ejemplo Margo Glantz ldquoFantasmas y jardines Una familia lejanardquo Revista Iberoamerica-
na vol 48 nuacutems 118-119 1982 pp 397-4024 Gustave Lanson Histoire de la litteacuterature franccedilaise Pariacutes Hachette 1960 p 12205 Como acabo de indicar el nos es ambiguo en este contexto Si en efecto se entiende que junto
con el franceacutes denota al personaje-narrador Fuentes habriacutea que concluir que estaacute empleado en un
contexto marcadamente iroacutenico La ambiguumledad del nos en este paacuterrafo ha inducido a algunos co-mentaristas a pensar que Fuentes mdashquien en novelas anteriores habiacutea fustigado el afrancesamientotorpe y rudimentario de ciertas clases sociales en Meacutexico (en La regioacuten maacutes transparente por ejem-plo)mdash asume en Una familia lejana el papel de subalterno ante la superioridad nada relativa de lacultura y del intelecto franceses representados por el Conde Branly Sospecho que esta apreciacioacuten
se fundamenta en un punto de vista que el texto considerado en su totalidad se encarga de desau-torizar muy sutilmente y con abundante ironiacutea Si en ocasiones el personaje Fuentes da la impre-sioacuten de que se siente asimilado a la cultura francesa el desarrollo de la trama de Una familia lejana
va atemperando esta postura hasta llegar a su contrario Es preciso recordar que el punto culmi-nante del relato como se explicaraacute maacutes adelante es la revelacioacuten contundente hecha al personaje
narrador ldquoTuacute eres Herediardquo6 La funcioacuten de los espacios puacuteblicos parques y plazas ceremoniales en la obra narrativa de Fuen-
tes exige un estudio detallado que rebasa los liacutemites del presente trabajo
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Nota editorial
Una familia lejana
Una familia lejana se publicoacute por primera vez en Meacutexico en 1980 y salioacute simultaacutenea-
mente en Espantildea en la editorial Bruguera El libro ha sido traducido a nueve idio-
mas y reeditado en numerosas ocasiones Esta edicioacuten ha tomado como base el textode Biblioteca Era (Meacutexico 1980) y ha sido cuidadosamente cotejada con la segunda
edicioacuten publicada por Grijalbo Mondadori (Barcelona 1996) Ademaacutes para correc-
ciones al franceacutes hemos consultado la edicioacuten de Gallimard (Pariacutes 1981) con tra-
duccioacuten por Ceacuteline Zins En las notas nuestra edicioacuten se ha preocupado principal-
mente por establecer el trasfondo histoacuterico del relato tanto como aclarar la historia
literaria y artiacutestica que se encuentra al fondo de la novela
La teacutecnica narrativa de Una familia lejana ha sido el enfoque de gran parte de la
criacutetica que se ha escrito sobre la novela Se insiste en la propuesta posmoderna de
Fuentes en la cual se encuentra una pluralidad de recuentos hilados en una narra-cioacuten que involucra al lector como el proacuteximo narrador de una historia que no se
acaba nunca Otros temas recurrentes que la criacutetica ha destacado incluyen la homo-
nimia y el desdoblamiento de los personajes la presencia de lo demoniaco y el uso
de elementos goacuteticos la cuestioacuten de identidad y herencias culturales transatlaacutenticas
y el juego de tiempo no cronoloacutegico
En su ldquoCronologiacutea personalrdquo el mismo autor comenta que la novela ldquoes una de
mis obras preferidas porque quizaacute resume mis obsesiones mejor que ninguna
otra Una familia lejana es una paraacutebola narrativa La herencia de los Heredia es una
novela inacabada Nadie recuerda toda la historia eacutesta es su frase 1047297nal condena al lec-
tor a continuar la historia es decir a convertirse en el narrador Ademaacutes en este libro
digo que como el origen de toda novela es muacuteltiple su destino tambieacuten lo es Me
gusta el personaje del Heredia franceacutes Es el Diablo que quiere la unidad perfecta y el
dominio absoluto No lo logra porque el lector es libre de continuar la historia Pero
de cierto modo todos estamos poseiacutedos por otros el autor o el lectorrdquo
(DW)
Julio Ortega ed Retrato de Carlos Fuentes Barcelona Ciacuterculo de Lectores 1995 p 112
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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A mi amigo Luis Buntildeuel en sus ochenta antildeos
ldquoCe qui est affreux crsquoest ce qursquoon ne peut pas
imaginerrdquo M P
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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29
Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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27
I
La palidez de mi amigo no era insoacutelita Con los antildeos la piel de su rostro se unioacute alhueso y cuando moviacutea las manos delgadas la luz las atravesaba sin pena
Lo habiacutea visto cuando regresoacute de un viaje a Meacutexico y entonces su aspecto de
fantasma civilizado se disipoacute El sol le dio espesor presencia carnal Casi no lo re-
conociacute
Ahora al recobrar su palidez habitual debiacute recordarlo claramente pero en su
manera habiacutea algo desacostumbrado Fui a saludarlo cuando lo vi solo en su mesa
del comedor del club y le propuse que almorzaacuteramos juntos
mdashSoacutelo que usted venga acaacute dijo mirando hacia las mesas alejadas de la
suyaEsa mirada se perdioacute en una lejaniacutea maacutes profunda que la del vasto comedor en
penumbra En cambio las mesas del primer rango estaacuten situadas al lado del gran
balcoacuten que se abre sobre la Place de la Concorde Son las mesas privilegiadas del
comedor del club y es natural que las acaparen sus miembros maacutes antiguos Acepteacute
su invitacioacuten como lo que era una deferencia hacia miacute su amigo menor
mdashNo lo veiacutea desde que regresoacute de su viaje le dije
Siguioacute leyendo la minuta del almuerzo como si no me escuchase Estaba lige-
ramente inclinado de espaldas a las ventanas La luz azulenca de esta tarde tempra-
na de noviembre iluminaba el contorno de la cabeza cana y calva La levantoacute suacutebita-mente pero no para mirarme Permanecioacute inmoacutevil con los ojos 1047297jos en el punto
maacutes alejado de la plaza junto al riacuteo
mdashOrdene por miacute me pidioacute cuando se acercoacute el mesero Lo dijo con la premu-
ra exacta que comenceacute a distinguir en todos sus movimientos Me pregunteacute si eacutesta
habiacutea sido siempre una caracteriacutestica suya aunque soacutelo ahora la distinguiese yo Re-
corrioacute con los ojos pequentildeos y vivaces el espacio de la plaza detenieacutendose un largo
rato en la perspectiva de la alameda de las Tulleriacuteas
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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28 Una familia lejana
mdashiquestSabe dijo al cabo cuando nos sirvieron el vino y sus ojos inquietos en-
contraron reposo en eacutel estuve apostando conmigo mismo si alguien se acercariacutea a
saludarme o no si tendriacutea o no la oportunidad de contarle a alguien mi historia
Lo mireacute con perplejidad mdashNo soy alguien Branly Pienso que somos viejos
amigos
Tocoacute ligeramente mi mano me pidioacute excusas y dijo que cuando todo termina-
ra tendriacutea que hacer un nuevo balance de su vida ello resultaba muy fatigoso para
alguien de su edad
mdashNo antildeadioacute no caereacute en el lugar comuacuten no direacute que a los ochenta y tres
antildeos estoy de regreso de todo Soacutelo dicen esto quienes nunca han ido a ninguacuten lado
Echoacute la cabeza hacia atraacutes riendo y levantoacute las manos con un mismo movi-
miento mientras me deciacutea que era una pretensioacuten creerse a salvo de todo asombro
Acaso menos que una pretensioacuten era simplemente una estupidez Soacutelo una profun-da inseguridad nos obligariacutea a sufrir una peacuterdida tan tonta como la de nuestra innata
capacidad de maravillarnos Dijo que la muerte soacutelo vence a quien no se asombra de
ella la vida tambieacuten Pestantildeeoacute repetidas veces como si esa luz menos paacutelida que el
semblante de mi amigo le hiriese
mdashHasta antes de la visita creiacute haber alcanzado un equilibrio merecido me
dijo cubrieacutendose los ojos con los dedos
Luego apartoacute la mano con un gesto gracioso y friacutevolo como intentando disipar
cualquier solemnidad de su discurso sonrioacute mdashiexclPor Dios He vivido todas las eacutepo-
cas bellas y feas todos los antildeos locos y razonables dos guerras mundiales y unapierna herida en Dunquerque cuatro perros tres esposas dos castillos una biblio-
teca 1047297el y algunos amigos como usted que se le asemejan
Suspiroacute apartoacute la copa de siacute e hizo algo extraordinario Me dio la espalda giroacute
su silla y miroacute directamente a la Place de la Concorde como si le hablase Preferiacute
pensar que me hablaba a miacute de una manera excepcional deseando subrayar el ca-
raacutecter poco comuacuten de nuestro encuentro y tambieacuten el de la historia que me anuncioacute
al cabo me quedeacute (para mi propia tranquilidad) con la impresioacuten de que mi amigo
queriacutea hablarnos a la plaza y a miacute al mundo y a ese usted numeroso que yo repre-
sentaba en ese momento y que se esconde iroacutenico y enemigo en el nosotros de laslenguas romances nos y otros yo y los demaacutes
Pariacutes y yo Branly entre ambos Soacutelo esta interpretacioacuten salvaguardaba mi dig-
nidad un tanto maltrecha por la conducta extrantildea de mi amigo
mdashEl siglo es mi hermano dijo entonces hemos vivido juntos Tambieacuten es mi
hijo lo precedo por cuatro antildeos y lo primero que recuerdo iexclimagiacutenese usted es su
nacimiento presidido por una imagen sobra decirlo inolvidable la inauguracioacuten
del puente Alejandro III Lo recuerdo como un arco de acantos tendido sobre el
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Sena para mi bene1047297cio a 1047297n de que yo el nintildeo aprendiese a amar esta ciudad y a
recorrerla
Lo vi llevarse las manos a la gruesa corbata azul y acomodar la perla del al1047297ler
que la adornaba Me sumeacute a su mirada perdida en la lejaniacutea del Quai drsquoOrsay y a
traveacutes de ella a las palabras que me explicaban que con esa imagen nacioacute en eacutel y
ahora con eacutel en miacute al escucharle la expectativa de que todas las tardes como aque-
lla en la que por primera vez admiroacute el puente sobre el riacuteo un minuto milagroso
disipariacutea los accidentes de la jornada mdashlluvia o bruma caniacutecula o nievemdash para re-
velar como en un paisaje de Corot1 la esencia luminosa de la Isla de Francia2
Es eacuteste el equilibrio al que se re1047297ere Sabe que todas las tardes puede aguardar
sin impaciencia ese instante privilegiado La hora jamaacutes lo ha defraudado Gracias a
eacutel comprendo que a miacute tampoco
Sonriacutee pensando que las uacutenicas excepciones ocurriraacuten amablemente cuando seencuentre de viaje lejos de Pariacutes
II
A los Heredia los conocioacute en Meacutexico apenas el verano pasado Coincidieron en una
excursioacuten a Xochicalco organizada por un amigo franceacutes Jean residente de largo
tiempo en la capital mexicana Mi amigo acogioacute con alegriacutea la proposicioacuten de viajar
a las ruinas toltecas del valle de Morelos sobre todo en compantildeiacutea de Hugo Heredia
uno de los arqueoacutelogos maacutes notables de Ameacuterica Latina Mi amigo no se ha saciadode ruinas y al mirar eacutestas le dijo a Jean que a pesar de Valeacutery 3 las civilizaciones no
mueren del todo perduran pero soacutelo si no progresan
Repitioacute el comentario en un castellano trabajoso para conversar con Hugo He-
redia mientras contemplaban el paisaje del valle desde la alta ciudadela india y antildeadioacute
que soacutelo sobrevive lo que no progresa porque no envejece
mdashNada maacutes loacutegico terminoacute
Heredia se limitoacute a decir en franceacutes que Xochicalco fue un centro ceremonial
no un lugar de sacri1047297cios como si quisiera curarse en salud y a1047297rmar ante los ex-
tranjeros que la violencia no es un privilegio mexicano del cual es necesario excu-sarse y no una de las escasas constantes de la variadiacutesima naturaleza humana
Mi amigo emitioacute un deleitado aaah que signi1047297caba su apreciacioacuten del buen
dominio de la lengua por Heredia pero pensoacute encogiendo los hombros que la sus-
tancia de las palabras del arqueoacutelogo teniacutea por objeto no alarmar la sensibilidad de
un franceacutes razonable sensual seguramente pero mediocre no jamaacutes Se lo dijo rien-
do a Heredia y eacutel le contestoacute que la sensualidad es apenas un capiacutetulo de la violencia
mdashTodo lo contrario replicoacute mi amigo
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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30 Una familia lejana
Las formas del valle que se extiende frente a las ruinas de Xochicalco se acer-
can y alejan seguacuten el capricho de la luz y la velocidad de las nubes se puede ilusoria-
mente tocar el fondo del barranco como si el abismo se levantase de un prolongado
suentildeo geoloacutegico los volcanes extinguidos parecen alejarse para siempre antildeorando el
retorno del tiempo de fuego que fue el suyo
Mi amigo le dice a sus an1047297triones que bastariacutea el desmayo del dios que respira
el viento o la coacutelera de la diosa que invade una nube para que esa relacioacuten de lejaniacutea
o cercaniacutea se invierta y el volcaacuten se aproxime mientras el precipicio se rati1047297ca como
la solitaria entrada al paraiacuteso mexicano mdashSeguacuten mi informacioacuten es el uacutenico Edeacuten
imaginado subterraacuteneamente alliacute donde Orfeo Dante y Sartre por igual han reser-
vado sitio al in1047297erno
mdashMira papaacute mira lo que me encontreacute
El hijo de Heredia llegoacute corriendo sin aliento al borde del precipicio mi ami-go alargoacute la empuntildeadura curva de su bastoacuten y lo detuvo del brazo Estaacute convencido
de que lo salvoacute de un accidente la caiacuteda desde la plataforma rasa de la ciudadela al
espacio del juego de pelota debe ser de unos cincuenta metros El muchacho estaba
demasiado excitado solicitaba toda la atencioacuten del padre y eacuteste se la entregoacute con
una intensidad que mi amigo consideroacute insoacutelita Entre sus manos morenas reunidas
como una vasija de barro e igualmente temerosas de que una sola gota se escapase
por las hendiduras de los dedos el muchacho deteniacutea un objeto una laacutemina de bri-
llante fugacidad
mdashPerdoacuten dijo Heredia no le he presentado a mi hijo ViacutectorTartamudeoacute confundido y antildeadioacute precipitadamente mdashPerdoacuten otra vez Jean
no me dijo bien su nombre
mdashBranly dijo con sencillez mi amigo
Excusoacute la torpeza de la presentacioacuten Viacutector el muchacho estaba demasiado
concentrado en su descubrimiento su padre en hacerle notar que le daba toda su
atencioacuten En tales circunstancias las presentaciones se aplazan para mejor momen-
to Pero Branly no puede esperar que nuestra forma de cortesiacutea mdashlo que los ingle-
ses insuperablemente llaman ldquomannersrdquomdash sea conocida y mucho menos compar-
tida en todas partes como no puede esperar que la dulzura de la luz vespertina dela Isla de Francia reclinada como una mujer que alarga el brazo y nos roza la mejilla
con los dedos (ese instante se aproxima mientras yo almuerzo y le oigo decir esto) se
parezca a lo que eacutel llama porque la conoce la luz del mediodiacutea eterno vertical
visceral y cuchillero levantado como un puntildeo armado de las montantildeas mexicanas
mdashiquestDoacutende lo encontraste Viacutector le preguntoacute el padre
El muchacho sentildealoacute hacia la piraacutemide trunca el templo de escasa altura dice
mi amigo dominado por el cinturoacuten de serpientes esculpidas que cintildeen sus cuatro
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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costados serpientes de piedra que se devoran unas a otras hasta integrar una sola
culebra que se muerde la cola para tragarse a siacute misma La piraacutemide estaacute rodeada de
matorrales resecos y polvo inquieto
mdashAllaacute indicoacute el muchacho
mdashiquestPuedo verla dijo Heredia
Viacutector escondioacute el objeto con las manos sobre el pecho
mdashNo despueacutes
Hasta entonces el muchacho habiacutea mantenido baja la mirada 1047297ja en el tesoro
Ahora cuando dijo no miroacute a su padre A mi amigo le sorprendioacute que siendo su
tez tan morena su pelo tan negro y lacio tuviese ojos tan claros Le parecieron azu-
les y abiertos en esta luz sin refugio verdes apenas los tocoacute la sombra de las gruesas
pestantildeas No podiacutea tener maacutes de trece antildeos doce quizaacutes
mdashQuieacuten sabe dijo ahora mi amigo esperando conmigo el arribo de la luz ves-pertina a la Place de la Concorde los nintildeos mexicanos son muy pequentildeitos largo
tiempo como si la precocidad sexual del troacutepico requiriese en todo lo demaacutes una
compensacioacuten diminutiva Jamaacutes habiacutea visto ojos tan claros en piel tan oscura Soacutelo
entonces miroacute con atencioacuten al padre Hugo Heredia era un criollo mexicano de piel
rojiza bigote negro pelo ondulado y mirada estudiosa y triste detraacutes de espejuelos
de carey
mdashNo despueacutes dijo el nintildeo
Mi amigo se abstuvo de preguntar si un objeto descubierto en un sitio arqueoloacute-
gico no deberiacutea ser entregado cuanto antes a las autoridades competentes Despueacutesde todo al visitante extranjero se le advierte que las leyes mexicanas al respecto son
muy estrictas guay del que pretenda esconder una 1047297gurilla azteca o tarasca por falsa
que sea en su bolso de viaje Se preguntoacute si Heredia gozariacutea de privilegios especiales
Lo supo esa misma noche en Cuernavaca Jean hospedoacute a mi amigo y a la pa-
reja del padre y el hijo cenaron en una loggia de maderos claros estucos azules y
soportales abiertos al doble asalto de la respiracioacuten vegetal de las barrancas y de la
lejaniacutea tormentosa acumulada en la corona de las montantildeas Dice mi amigo que le
encantoacute la compantildeiacutea de los Heredia El padre poseiacutea esa caracteriacutestica de los latino-
americanos cultos sentirse obligados a saberlo todo leerlo todo no darle al europeocuartel ni pretexto conocer igualmente bien lo que el europeo ignora y lo que consi-
dera propio el Popol Vuh y Descartes Sobre todo demostrarle que no hay excusa
para desconocer a los demaacutes
Esta actitud suele ser incoacutemoda para nosotros creemos saber que saberlo todo
no signi1047297ca saber algo Pero no era eacuteste el caso de Hugo Heredia en eacutel dice mi ami-
go la universalidad de la cultura era el contexto obligado de su conocimiento profe-
sional de la antropologiacutea simplemente era un hombre que no queriacutea reducir las
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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32 Una familia lejana
cosas a una inteligencia clara quizaacutes pero seguramente parcial y mutilante Here-
dia entrecerrando a menudo los ojos con los espejuelos entre las manos se abste-
niacutea de darle toda la razoacuten a Dios a los individuos a la historia o al dinero pero
tampoco se la quitaba en una medida re1047298exiva a ninguno Mi amigo al escucharlo
sontildeoacute con otra eacutepoca y habloacute de una biblioteca que en un par de estantes contuvie-
se todo el saber digno de poseerse
Me dice que recordoacute los dos rostros maacutes nobles de la pintura el Erasmo y el
Tomaacutes Moro ambos de Holbein el Joven4 quiso imaginar algo de ellos en la 1047297gura
de Heredia Es un hombre del siglo de la fundacioacuten del Nuevo Mundo pensoacute nun-
ca maacutes se ha podido ser universal Y sin embargo en los ojos velados de esa inteli-
gencia habiacutea tambieacuten una especie de autoridad patriarcal un tono leve y 1047297rme de
liacutemite opuesto a los demaacutes cuando se acercan a las puertas del dominio en el que el
descubridor de las tierras nuevas es el duentildeo de todo autorizado a disponer de vi-das y haciendas sin distinciones entre la funcioacuten puacuteblica y la funcioacuten privada Un
extranjero no podiacutea sustraer una pieza arqueoloacutegica un mexicano siacute No se roba el
patrimonio propio
El olor agazapado del manglar se intensi1047297coacute ante la proximidad de la tormenta
nocturna que primero lo sofocariacutea antes de darle las alas maacutes poderosas Heredia
hablaba de dioses y tiempos y su hijo lo miraba con algo maacutes que atencioacuten El mexi-
cano deciacutea que la expulsioacuten de los dioses por la ciudad moderna nos condena a un
tiempo ilusorio porque es el de nuestra limitacioacuten humana percibimos parcialmen-
te una sucesioacuten lineal y creemos que no hay otro tiempomdashNo seacute si los dioses existen siacute existe la imaginacioacuten de un mundo sagrado en
el que las cosas se sacri1047297can con menos facilidad Todos los pueblos antiguos se nie-
gan a desterrar las formas viejas en bene1047297cio de las nuevas unas y otras en vez de
expulsarse sucesivamente se suman en una acrecioacuten permanente Alliacute todo estaacute
vivo y presente como entre los pueblos de Madagascar que resumen la historia po-
sible en dos vertientes la herencia de las orejas y la memoria de la boca
Dijo que seriacutea menos interesante consignar laboriosamente ciertos aspectos del
presente al pasado que celebrar la existencia presente de cuanto nos es dado decir y
de cuanto nos fue dado escucharMi amigo al inclinarse a cortar un pedazo de carne miroacute directamente a los
ojos de Viacutector mirando a su padre Ese nintildeo estaba aprendiendo una leccioacuten Mi ami-
go buscoacute en vano la mirada entrecerrada de Hugo Heredia alargoacute el brazo para to-
mar la botella de vino Heredia no le hablaba a mi amigo no le hablaba a Jean le
dictaba la leccioacuten a su hijo y los dos lo sabiacutean
En cierto modo existiacutean en un universo propio Jean le advirtioacute antes de la
cena que el hermano mayor y la madre de Viacutector habiacutean muerto dos antildeos atraacutes en un
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accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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33
accidente de aviacioacuten Hugo y su esposa cuando nacioacute Viacutector decidieron no viajar
juntos nunca maacutes De alliacute en adelante cada uno de los padres viajariacutea por separado
con uno de los nintildeos alternaacutendolos Jean se preguntoacute si eacutesta no fue una manera de
tentar al demonio combinando el azar obligaacutendolo a despertar de su suentildeo para
ofrecer una solucioacuten de1047297nitiva a la pregunta subyacente del juego de los Heredia
iquestquieacutenes recibiraacuten la invitacioacuten de la muerte
mdashEntonces Viacutector pudo haber muerto en el accidente le dijo mi amigo a su
an1047297trioacuten
Jean asintioacute y durante la cena Branly entendioacute y aceptoacute la atencioacuten secreta y
caacutelida que el padre y el hijo se prestaban Pero tambieacuten se sentiacutea incoacutemodo ante la
intensidad de una relacioacuten que sin ninguna violencia (todo lo contrario padre e hijo
compartiacutean esos modales ceremoniosos que son la maacutes segura evidencia india de
Meacutexico los espantildeoles dijo mi amigo son casi siempre ruidosos y brutales) pareciacuteaexcluir a los extrantildeos
Entonces como si la incomodidad cierta aunque ligera de mi amigo se ma-
nifestase en un silencio repentino involuntario compartido por todos el mucha-
cho rioacute y dijo que habiacutea pasado un aacutengel Hugo abrioacute los ojos para mirar son-
riendo a mi amigo vestido esa noche de lino blanco e iluminado entonces como
ahora por una vela imaginaria que se situara un poco detraacutes del pabelloacuten de su
oreja izquierda
Era el uacuteltimo momento de la selva y la barranca Hugo Heredia volteando
hacia mi amigo recordoacute las palabras de Proust sobre la pintura de Moreau5 ldquo1047298oresenvenenadas entrelazadas con joyas preciosasrdquo le preguntoacute a mi amigo si esta no-
che la selva los brillos y las oscuridades del barranco no le recordaban la misma
frase
mdashNo contestoacute mi amigo Lo que usted dice es soacutelo un elemento de la escena
aunque seguramente el maacutes sensual e inmediato Yo pienso en algo que escribioacute la
sentildeora de Lafayette6 al describir la corte de Enrique II Une sorte drsquoagitation sans
deacutesordre
Jean murmuroacute en espantildeol una especie de agitacioacuten sin desorden y la lluvia
tropical se descargoacute sobre el tejado de la loggia mi amigo no quiso contradecir aHugo Heredia sino agradecerle esta participacioacuten a la cual le invitaba Olvidoacute lo que
no le habiacutea acabado de agradar la presentacioacuten precipitada la posesioacuten soberana de
la pieza arqueoloacutegica los apartes prolongados de la cena y admitioacute la realidad cen-
tral de esa relacioacuten entre padre e hijo que primero a1047297rmaba su propia intensidad
por decirlo asiacute su apoyo mutuo luego la incorporaba a las cosas que por rodearlas
les perteneciacutean y 1047297nalmente la extendiacutea una vez de1047297nida ante siacute misma y en sus
propios teacuterminos sin engantildeo alguno al hueacutesped al amigo
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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34 Una familia lejana
El miacuteo no dudoacute en alargar cordialmente la mano esbelta y transparente como
la porcelana la misma con la que ahora sentildeala hacia las nubes veloces sobre la cuacute-
pula del Palais Bourbon frente a nosotros Me dice que la simetriacutea de nuestros espiacute-
ritus tiende a reconfortar a la razoacuten que asiacute se reconoce en un cuerpo soacutelido la de
los templos mexicanos es espantosa como la del tigre nocturno de Blake7
Esto mismo le dijo esa noche en Cuernavaca a Hugo Heredia mientras Jean
encendiacutea el fuego de la chimenea y Viacutector se poniacutea el pullover de lana azul con el
escudo del Liceo Franceacutes y cruzaba las manos sobre el pecho igual que esa mantildeana
cuando protegioacute el objeto que acababa de encontrar contra las miradas de los de-
maacutes Mi amigo concedioacute un triunfo a Hugo no podiacutea recordar ese brillo fugaz sin
asociarlo desde ahora al instante anterior a la lluvia y a la extrantildea luminosidad fugi-
tiva de la barranca podrida
El templo iba diciendo Hugo en respuesta a mi amigo es un lugar aparte sagra-do y distinto de la naturaleza Pero tambieacuten es un eco de ella porque fue creado para
distinguirse de ella Mi amigo sin embargo ya no le escuchaba la lluvia habiacutea cesado
y los olores de la barranca reposaban con una venganza huacutemeda El riacuteo podrido a los
pies de la villa de Jean se prolongariacutea en la montantildea lavada de las heridas del sol en-
tre ambos una voz corriacutea oscura lejana cantando una cancioacuten cuya letra era des1047297gu-
rada por la disonancia metaacutelica de la sierra y la oquedad vegetal de la barranca
Viacutector se levantoacute caminoacute hacia la loggia y se apoyoacute con las manos sobre el ba-
randal mojado Comenzoacute a silbar la tonada de la cancioacuten que se iba apagando a
medida que Viacutector la reproduciacutea Hugo Heredia con los ojos nuevamente entre-cerrados hablaba de hombres y espacios mi amigo no apartaba la mirada del nintildeo
y sus oiacutedos eran soacutelo para el juego de la doble melodiacutea la voz solitaria de allaacute afuera
la letra indistinguible pero la voz muy joven indistinguible tambieacuten sexualmente el
silbido de Viacutector su respuesta al paacutejaro nocturno
Mi amigo miroacute al nintildeo y recordoacute que pocos meses antes habiacutea pasado una tarde
sentado en el Parc Monceau8 viendo a los nintildeos jugar No supo si al verlos recorda-
ba a los nintildeos que jugaron aquiacute mismo con eacutel cuando eacutel era nintildeo o si soacutelo miraba
de nuevo a los nintildeos de antes pero ahora para siempre sin eacutel Dice que se sintioacute
muy viejo en ese momento Ahora Viacutector le ofreciacutea la posibilidad misteriosa de so-brepasar esas opciones melancoacutelicas y entrar de lleno a una representacioacuten ineacutedita
del juego infantil iquestQuieacuten cantaba en la barranca No importaba si esa voz era de
antes o de ahora
Cesoacute la cancioacuten y Viacutector silboacute solo despreocupado un rato Mi amigo se inte-
resaba en lo que deciacutea Hugo en sus ideas comprensivas desplegadas siempre como
un abanico pero su mirada perseguiacutea a Viacutector Un nintildeo con los ojos claros y la tez
oscura que auacuten saltaba puerilmente como ahora acudiacutea a un llamado que soacutelo eacutel
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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atendiacutea como hace un momento absorbiacutea las lecciones de su padre como volveraacute a
hacerlo un instante despueacutes al regresar a su sitio en el silloacuten frente al fuego Sin in-
terrumpir la conversacioacuten Hugo convocaraacute a Viacutector con un movimiento de la mano
y el muchacho acudiraacute al lado del padre se acostaraacute sobre sus piernas Hugo le aca-
riciaraacute el pelo y Viacutector le acariciaraacute la mano
Durante el desayuno Jean le dijo a mi amigo que padre e hijo eran muy uni-
dos lo habiacutea visto la muerte de la madre y el hermano sin duda habiacutea sellado esa
cercaniacutea Mi amigo recuerda entonces y ahora que su propio padre murioacute a los
treinta antildeos cuando eacutel era un nintildeo de cuatro Tiene junto a la cabecera de su recaacute-
mara en la Avenue de Saxe una foto de su padre poco antes de morir Eacutel un hombre
de ochenta y tres antildeos mira a un joven de veintinueve que fue su padre
Lo mira largo tiempo antes de dormir todas las noches me dice a miacute esta tar-
de en el comedor del Automobile Club de France le dijo a Jean esa mantildeana enCuernavaca mientras desayunaban antes de regresar a la ciudad de Meacutexico y el sol
comenzaba su carrera impaciente por llegar al mediodiacutea
En vano buscoacute mi amigo una presencia en la barranca Un joven criado vestido
de blanco y calzado con sandalias sirvioacute las delicias del desayuno tropical frutas
encendidas tortillas fritas huevos ahogados en crema tomate y chile panecillos in-
1047297nitamente variados en el sabor como en el nombre Los Heredia bajaron un poco
tarde cuando los franceses tomaban la segunda taza de cafeacute Viacutector comioacute con hambre
raacutepidamente y pidioacute permiso para jugar en el jardiacuten que se extendiacutea hacia la barran-
ca Se fue saltando y Heredia expresoacute el gusto que eacutel y su hijo sentiacutean en haber co-nocido a mi amigo habiacutean disfrutado la conversacioacuten muchiacutesimo y esperaban en-
contrarse muy pronto otra vez
mdashEn septiembre debo asistir a una conferencia organizada por la Unesco en
Pariacutes dijo Hugo Viacutector iraacute conmigo
Mi amigo no comprende auacuten por queacute estuvo a punto de pedirles que se abstu-
vieran de viajar juntos Se dio cuenta a tiempo me dice que desde la noche anterior
un veacutertigo le habiacutea asaltado y su mente corriacutea por varias avenidas simultaacuteneas re-
cordaba a los nintildeos del Parc Monceau que ya no le recordaban a eacutel recordaba a su
joven padre de un viejo trataba de imaginar a la madre y el hermano muertos de Viacutector y tambieacuten al nintildeo o la nintildea que cantaba en la barranca Pero intentaba sobre
todo penetrar la mirada sin sombra de Viacutector e instalarse nintildeo otra vez en ella
quizaacutes alliacute podiacutea recuperar la soberaniacutea sin ambicioacuten y las preguntas sin respuesta
de su propia infancia
Le ofuscoacute ese sol que ahora escalaba el cielo Viacutector era una 1047297gura blanca y
velada en la lejaniacutea ciega del jardiacuten junto a la barranca El cielo mexicano pareciacutea
proclamarse a siacute mismo con una bandera llamativa mediodiacutea o nada Mi amigo qui-
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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36 Una familia lejana
so antildeadir una combinacioacuten maacutes a los programas de viaje concebidos para aplazar la
muerte Estuvo a punto de pedirle a Heredia que no viajara junto con su hijo y casi
de ofrecerse a venir por el muchacho y viajar con eacutel de regreso a Francia
Dice que todo se resolvioacute sin embargo como siempre sucediacutea con eacutel median-
te una foacutermula de cortesiacutea porque al cabo la cortesiacutea es la uacutenica manera cierta ver-
dadera honorable y sincera que mi amigo el conde de Branly tiene para darle orden
a los hechos humanos e invitarlos a aceptar el refugio de la civilizacioacuten calmar la
agitacioacuten sin desorden y exorcizar a las 1047298ores envenenadas que se ofrecen entrelaza-
das con joyas preciosas
Los invitoacute a pasar el tiempo de su visita en su casa de la Avenue de Saxe Esta-
ba a pocos pasos de la organizacioacuten internacional dijo mi amigo protegieacutendose con
la mano de la resolana salvaje Para eacutel seriacutea un placer recibirlos ahondar la amistad
extender el reconocimiento expresoacute mientras buscaba sus anteojos oscuros e inten-taba penetrar esa luz espesa y blanca como un bantildeo de cal el paisaje velado el jar-
diacuten donde jugaba Viacutector
Regresoacute a la ciudad de Meacutexico en la tarde La luz se despidioacute sin preaacutembulos
impaciente ahora por cederle el dominio a la noche abrupta del troacutepico alto Con
la cabeza apoyada contra el puntildeo mi amigo miraba el paisaje de la carretera secues-
trado por la oscuridad en el re1047298ejo del vidrio intentaba recrear la escena de esa
mantildeana cuando vio al nintildeo Viacutector en el jardiacuten de ceacutesped rapado junto a la barran-
ca a traveacutes de la ceguera impuesta por el sol cuando logroacute colocarse las gafas abo-
fetear al criado indiacutegena de la casa de Jean arrojarlo al piso y arrancarse el cinturoacutenpara azotarlo como un pequentildeo sentildeor feudal duentildeo de vidas y haciendas
III
La condesa que nunca se aleja de alliacute enfermoacute suacutebitamente y Branly acudioacute a salu-
darla en el castillo cerca de Cahors Dejoacute instrucciones a su chofer para que recibiese
a los Heredia en el aeropuerto de Roissy y a su servidumbre espantildeola para que los
atendiese en el hotel particular de la Avenue de Saxe Regresoacute cuanto antes el trenllegoacute a Pariacutes a las once de la mantildeana y mi amigo tomoacute un taxi y descendioacute frente a la
fachada dieciochesca de su residencia cuarenta minutos despueacutes
Nadie contestoacute a su llamada Se sintioacute impaciente buscoacute la llave adecuada en
el manojo logroacute abrir el pesado portoacuten cochero y caminoacute irritadamente a lo largo
del hermoso patio interior de losas pulidas 1047298anqueado por los pabellones de servi-
cio hasta la breve escalinata que conduce a la puerta principal de la residencia de
un piso construida seguacuten las reglas del barroco desapasionado de Francia
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Alliacute giroacute sobre siacute mismo con ese gesto soberano de las manos largas y transpa-
rentes que yo le conozco gracias al cual el sobretodo arrojado con displicencia so-
bre los hombros viejos pero marciales de mi amigo asume los prestigios de un objeto
admirable mitad chaquetilla de huacutesar mitad capa torera Buscoacute en vano una sentildea
de vida el chofer el cocinero o el valet Pero el auto habiacutea salido de la cochera y
eran casi las doce del diacutea
Unioacute las solapas del sobretodo junto a su barbilla treacutemula esta mantildeana asolea-
da de septiembre en la que sin embargo una navajilla del aire indicaba ya la proxi-
midad del otontildeo y entroacute por la puerta de vidrio al foyer decorado como toda la resi-
dencia en el estilo imperio favorecido por la condesa cuya familia debiacutea sus tiacutetulos
a Bonaparte Mi amigo encogiacutea divertidamente los hombros Los muebles de su mu-
jer estaban en mejor estado gracias a la novedad que los suyos De su ascendencia
Branly guardaba orgullosamente la propia casa obra de Gabriel y Aubert gemeladel Hotel de Biron de los mismos arquitectos Cuando como era inevitable se re-
cuerda que en este hotel se hospeda hoy el museo que acoge las obras de Rodin9 mi
amigo comenta con gracia que por ese motivo no necesita abrir sus puertas al puacutebli-
co puede invitarle a visitar el museo Rodin Era como si viniesen aquiacute
Yo le deciacutea que no el puacuteblico se perderiacutea los brillos del ormolu en la soberbia
coleccioacuten de candelabra imperial y los relojes en forma de lira el espejo de caba-
llo en madera enchapada con remates de 1047297guras aladas y medallones de maripo-
sas los bajorrelieves del Romagnesi y las prodigiosas aacutenforas de malaquita el ma-
trimonio del bronce el maacutermol el yeso y la plata con la amboina el roble lahaya el tejo y la caoba Se perderiacutea sobre todo el maravilloso reloj suspendido en
el arco de una escenografiacutea de bronce dorado donde la 1047297gura de una mujer toca
un piano con patas de grifo dentro de una suntuosa caja de cortinas y puertas in-
moacuteviles
mdashInmoacuteviles pero venenosas antildeadiacutea mi amigo cuando me haciacutea el honor de
invitarme a su inigualada mesa Ese reloj es obra de Antoine-Andreacute Ravrio 10 Cons-
truyoacute algunas piezas similares para la familia imperial Hortensia de Beauharnais11
quizaacute no teniacutea otra manera de dar a conocer sus composiciones musicales sino
como tonada de un reloj al marcar las horasmdashPuede aburrir le dije pero no matar no creo en tedios mortales pese a la
conspiracioacuten contraria de varios conocidos nuestros
mdashNo replicoacute mi amigo Ravrio en su testamento legoacute una suma importante a
quien descubriese la manera de proteger a sus obreros del peligro mortal de envene-
namiento producido por el trabajo de dorado con mercurio
mdashMe da usted la razoacuten Su casa merece ser visitada por el puacuteblico Rodin no
ofrece estos misterios
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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38 Una familia lejana
Reiacutea deciacutea que hay maacutes misterio en el gesto de una estatua que en el capricho
de una reina Esa mantildeana escuchoacute la tonadilla metaacutelica y entroacute al saloacuten del hotel
Viacutector Heredia estaba alliacute de pie ante la 1047297gura de la mujer sentada al piano acari-
ciando el bronce dorado
mdashTen cuidado dijo mi amigo
Viacutector dejoacute caer la llave con la que habiacutea dado cuerda al reloj y volteoacute asusta-
do a mirar a mi amigo Recuperoacute la tranquilidad cuando se dieron la mano dice mi
amigo que le preguntoacute primero por su padre y el muchacho dijo que llegariacutea esa
misma tarde
mdashEntonces iquestno volaron juntos
mdashNo contestoacute Viacutector mi papaacute ha dicho que es mejor viajar separados es me-
nos arriesgado despueacutes de lo que le pasoacute a mi mamaacute y a Tontildeo
mdashiquestTu hermano Viacutector asintioacute y miroacute a mi amigo con la mirada clara y una sonrisa imperceptible
mdashYa le he dicho a Eacutetienne que vaya a recogerlo a las cuatro de la tarde mantildea-
na iexclQueacute elegante Un Citroeumln12 con todo y chofer uniformado iexclA toda madre
Rioacute y mi amigo tratoacute de devolverle la sonrisa pero por alguacuten motivo ello le re-
sultaba forzado
mdashiquestDoacutende estaacuten Florencio y Joseacute iquestno te prepararon el desayuno
El nintildeo miroacute con curiosidad a mi amigo
mdashSiacute ayer contestoacute con una tranquilidad que comenzoacute a enervar a Branly
mdashNo no no hoy en la mantildeana iquestDoacutende estaacuten iquestPor queacute no me abrieron lapuerta iquestDoacutende estaacuten todos
Soacutelo entonces al girar con el gesto de encontrar a sus criados se percatoacute de
que la magniacute1047297ca coleccioacuten de candelabra estaba encendida vela tras vela las bases
bronceadas con cabezas de carnero las guirnaldas de muchachas a guisa de tallos con
los ojos vendados las culebras de bronce mordiendo las pantallas la lampe bouillotte
sobre una mesa las laacutemparas de pared en forma de maacutescara barbada las victorias
con alas de plata y la cera inocua sobre los lomos argentinos de una jauriacutea de caza
mdashCreo que estaacuten durmiendo dijo Viacutector con toda seriedad
mdashiquestA las doce del diacutea exclamoacute mi amigo increacutedulo en ese recinto familiar trans-formado asiacute por su joven visitante en lugar vedado ajeno lejano casi fuacutenebre cuando
recordaba el sol de septiembre fuera de la casa la agitacioacuten del regreso de vacaciones
en la Gare drsquoAusterlitz13 el con1047298icto 1047297no como un 1047297lo de navaja entre el aliento otontildeal
del venidero diacutea de San Francisco y la esperanza de un veranillo de San Martiacuten
Apartoacute las cortinas raacutepidamente movido por una desazoacuten muy alejada de la
tranquilidad ostentosa de su joven hueacutesped el sol entroacute y palidecioacute con su contraste
el breve universo de velas encendidas plata y bronce
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Viacutector rioacute llevaacutendose las manos abiertas a la boca y mi amigo vio a la pareja de
espantildeoles pasar por el vestiacutebulo cargados de bolsas de mercado colmadas a su vez
de inmediatas evidencias de apio zanahoria tomate y cebolla Con1047297esa mi amigo
que eacutel tambieacuten sonrioacute habiacutea imaginado a Joseacute con su aspecto exanguumle y al 1047298orido
Florencio amarrados a los pies de su cama incapaces de desatarse para curar las
heridas de sus cuerpos azotados por el mexicanito feudal amo de vidas y haciendas
sentildeorito de horca y cuchillo dispuesto a vengarse de los atroces espantildeoles que con-
quistaron a sangre y fuego las tierras indias
mdashBuenos diacuteas sentildeor conde murmuroacute Joseacute cada vez maacutes parecido a una 1047297gura
de Zurbaraacuten14
mdashEstamos un poco retrasados continuoacute Florencio que daba la impresioacuten de
un pelotari fatigado hubo una panne de electricidad esta mantildeana antes de que usted
llegaraBranly asintioacute severamente y mientras almorzaba con su joven amigo un poco
maacutes tarde se dijo como ahora me lo dice a miacute que no hay inteligencia maacutes cierta
que la de quienes han superado las tristes tribulaciones de la prolongada adolescen-
cia que llamamos la vida madura seria obligatoria para recobrar la soberaniacutea de la
infancia
mdashTal es la prueba me dice De nintildeos legislamos nuestro mundo en el mundo
de los adultos el mundo nos legisla La adolescencia es el desafiacuteo mezquino que
intenta someternos o rebelarnos a la ley de los adultos
Que los adultos casi siempre venzan me dice mientras juguetea con el pie dela copa de vino ahora como lo hizo esa tarde almorzando con Viacutector no hace sino
aumentar la victoria de quienes mantuvieron la salud que el mundo maduro llama
enfermedad la nintildeez con sus reinos privativos
mdashVe usted me dijo durante este largo almuerzo en el club habiacutea una razoacuten
detraacutes de mi cortesiacutea para con los Heredia no por oscura menos cierta desde que mi
segunda conciencia la apadrinoacute a espaldas de mi vigilia Queriacutea simplemente que
Viacutector me permitiese entrar con eacutel a su infancia antes de que ambos la perdieacutesemos
eacutel porque iba a crecer yo porque iba a morir
Estoy acostumbrado al humor estoico de mi amigo aunque propio de suedad no deja de ser admirable Pero esta vez habiacutea algo maacutes en sus palabras Esa
mantildeana dijo Viacutector lo invitoacute a participar y eacutel estuacutepidamente estuvo a punto de
desperdiciar la ocasioacuten desvirtuarla con exigencias de orden y razoacuten con el disfraz
solemne de una madurez que ocultaba el miedo de recobrar la imaginacioacuten perdi-
da Comieron calladamente y en la tarde mi amigo pasoacute el tiempo en su recaacutemara
severa y coacutemoda secuestrada al delirio napoleoacutenico impuesto por la condesa al
resto de la residencia
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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40 Una familia lejana
Un delirio riguroso maacutes que un rigor delirante se dijo Branly mientras mira-
ba como era su costumbre la vieja fotografiacutea del hombre de treinta antildeos que fue
su padre Fue un hombre hermoso deciacutea ahora su hijo admirable sobre todo por su
per1047297l al menos en esta foto color sepia en la que el fotoacutegrafo como si estuviera al
tanto de la secreta rebelioacuten de las posibilidades de su arte trascendiacutea la 1047297guracioacuten
roma y recortada de los tiesos retratos familiares de la eacutepoca y creaba una luz pro-
pia difusa nimbada que pareciacutea nacer de los ojos intensamente claros del padre de
mi amigo pero que en realidad me digo al ver de nuevo esa foto admirable posee el
secreto de inventar un aire alrededor del sujeto de la misma manera que el atarde-
cer suspendido de Pariacutes a la hora en que mi amigo y yo somos servidos dos cafeacute
1047297ltro no es sino una acumulacioacuten destilada de todos los atardeceres conocidos por
todas las eacutepocas de nuestra ciudad el aire le digo a Branly puede permitirse un
tiempo que no es el nuestro invisible perpetuo y tan secreto como las voces anti-guas que seguacuten otro amigo miacuteo han quedado suspendidas para siempre esperan-
do quieacuten las redescubra y reordene en sus ondas
De su madre dice mi amigo heredoacute lo maacutes tosco pero tambieacuten lo maacutes resis-
tente la estirpe bretona esencial rocosa tallada por tempestades de su padre soacutelo
las manos unidas en la foto debajo del mentoacuten partido como si el capitaacuten de Branly
orase en singular aacutenimo para un hombre vestido de soldado pero no los ojos no la
cabellera rubia larga y ondulante de este o1047297cial de reserva fotogra1047297ado antes de su
muerte en 1900 no en una guerra sino en una sala de hospital y por motivos que la
penicilina hubiese exorcizado en veinticuatro horas nuestrasLa mano de mi amigo pasa con afecto medido sobre el rostro de su padre
muerto a los treinta antildeos como si quisiera cerrarle los paacuterpados y olvidar esa mi-
rada que en la foto parece de plata Nacioacute en 1870 esa siacute fue fecha para un soldado
El hijo en 1914 viviriacutea y ganariacutea las batallas que el padre no pudo ganar ni perder
en las tres deacutecadas de paz que le tocaron vivir despueacutes de los retornos victoriosos
de Tonkin y derrotados de Meacutexico la humillacioacuten de Bazaine ante Moltke y la in-
surreccioacuten bantildeada en sangre de la Comuna de Pariacutes15 Cubrioacute los ojos de su padre
y cerroacute los suyos
Me dice que junto a la foto de su padre tiene un tomo de poemas de Jules Su-pervielle16 porque constantemente lee en presencia de esa imagen unos versos que
lo siente iacutentimamente le convienen No sabriacutea explicarlo antildeade y me pregunta si no
me pasa lo mismo con alguna cosa un libro una pintura
mdashNo en mi caso es una partitura Branly el cuarteto ldquoEmperadorrdquo de Haydn
No es que lo relacione como usted con alguien y menos con alguien muerto Es mi
manera de relacionarme con miacute mismo Me otorgo oyendo ese cuarteto la serenidad
el vigor el olvido todas las situaciones y emociones que en un momento dado necesito
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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Branly sonrioacute y dijo que quizaacutes a eacutel le pasaba lo mismo y la asociacioacuten con su
padre era un homenaje maacutes que un misterio quizaacute yo teniacutea razoacuten y el poema de
Supervielle soacutelo se serviacutea de la imagen del padre para llegar al hijo
Voyez-vous qursquoil seacutepare
Mal le jour drsquoavec la nuit
Et les cieux les plus profonds
Du coeur sans fond qui lrsquoagite 17
mdashSupervielle nacioacute en Uruguay es de allaacute como usted dijo Branly cuando
terminoacute de recitar esta parte del poema
mdashOh exclameacute Buenos Aires Montevideo son mis ciudades perdidas han
muerto y nunca regresareacute a ellas La patria 1047297nal de un latinoamericano es FranciaPariacutes nunca seraacute una ciudad perdida
En la tarde Hugo Heredia llegoacute sin contratiempos
mdashiquestDebo seguir las oacuterdenes del sentildeor Viacutector le preguntoacute Eacutetienne el chofer
a mi amigo mientras eacuteste vigilaba el traslado del equipaje de Hugo del Citroeumln a
la casa
mdashPor supuesto Son mis hueacutespedes Me extrantildea su pregunta Eacutetienne
mdashEl sentildeor conde debioacute molestarse en venir en taxi desde la estacioacuten mientras
yo llevaba de compras a los espantildeoles no es mi costumbre sentildeor conde
mdashLe repito son mis hueacutespedes Obedezca sus instrucciones como si fuesenlas miacuteas
mdashiquestLas del muchacho tambieacuten
Branly a1047297rmoacute con la cabeza pero algo le impidioacute decir claramente que siacute A pe-
sar suyo interrogoacute a Eacutetienne con la mirada el chofer se dio cuenta de ello y mi amigo
no tuvo maacutes remedio que preguntar a 1047297n de evitarle a Eacutetienne que apartase aver-
gonzadamente la suya toda vez que Branly se la sostendriacutea sin pestantildeear si habiacutea
motivos serios para hacer semejante pregunta
mdashEllos no se lo diraacuten contestoacute el chofer
mdashiquestQuieacutenes son ldquoellosrdquo EacutetiennemdashLos espantildeoles Joseacute y Florencio Tienen miedo de perder el empleo No
quieren regresar a su casa iquestve usted
mdashiquestQueacute sucede con Joseacute y Florencio
mdashBueno usted sabe que Florencio protege a Joseacute que es maacutes deacutebil Ayer Joseacute
de buena persona estaba desempacando las maletas del muchacho para colgarlo
todo y poner las cosas en orden en los cajones El joven Viacutector entroacute y seguacuten Joseacute
montoacute en coacutelera sin motivo se arrancoacute el cinturoacuten y empezoacute a golpear a Joseacute hasta
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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42 Una familia lejana
obligarlo a caer de rodillas Entonces le dijo que no se atreviera a tocar sus maletas
jamaacutes a menos que eacutel le diese oacuterdenes pero antes no
Antildeadioacute que Joseacute bajoacute llorando a la cocina y Florencio dijo que iba a subir a
darle una zurra a ese nintildeo impertinente iquestquieacuten se imaginaba que era pero Joseacute se
mostroacute muy conciliador le dijo a Florencio que recordara los tratos que les dio en
Zaragoza el sentildeorito Lope asiacute eran estos sentildeoritos de Espantildea y de ultramar sentildeori-
tos de horca y cuchillo vamos Luego recapacitaron en su peculiar estatus migratorio
y decidieron dejar las cosas por la buena
mdashUsted sabe sentildeor conde Ellos se saben consolar
Habiacutea una chispa grosera en los lentes sin aro de Eacutetienne y esta vez Branly lo
miroacute severa y 1047297jamente sin parpadear hasta que el robusto celta se ruborizoacute tosioacute y
pidioacute ser excusado
Mi amigo ya no se extrantildeoacute cuando el padre y el hijo mientras tomaban el teacuteservido en la sala de los candelabros recorrieron con atencioacuten el anuario telefoacutenico
del aacuterea metropolitana de Pariacutes
mdashEs un juego que tenemos dijo amablemente el padre A dondequiera que
llegamos buscamos en el directorio nuestros nombres El que gana recibe un pre-
mio del que pierde
mdashEn Puebla tuviste suerte dijo Viacutector sin levantar la mirada del grueso
volumen
mdashPero tuacute me has ganado en Monterrey y en Meacuterida dijo Hugo acariciando la
cabeza oscura y lacia de su hijomdashY en Pariacutes tambieacuten papaacute rioacute alegremente el muchacho Mira
Los dos abrazados delicadamente de los hombros miraron de cerca la letra
menuda del anuario
mdashHeredia Viacutector dijeron juntos riendo maacutes raacutepido y alegre el hijo que el
padre Heredia Viacutector 54 Clos des Renards Enghien-les-Bains
mdashiquestDoacutende queda exclamoacute soacutelo Viacutector
Mi amigo no acababa de sentirse coacutemodo en el mundo que le ofreciacutean los He-
redia pero era un mundo que deseaba conscientemente aunque inconscientemen-
te lo supo entonces ya sin la confusioacuten de esa mantildeana le alarmase una aproximacioacutenque para eacutel tendiacutea a cerrar peligrosamente un ciacuterculo demasiado perfecto matri-
monio de alfa y omega Contestoacute con ecuanimidad ni rendido totalmente al juego
ni totalmente separado de eacutel
mdashAl norte de Pariacutes
mdashiquestPuede llegarse faacutecil preguntoacute Viacutector
mdashSiacute por la salida 3 de la carretera A 1 que lleva a Beauvais y Chantilly
mdashiexclPapaacute que me lleve Eacutetienne
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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47
tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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mdashNo malgastes el tiempo Hay muchas cosas que ver en Pariacutes
mdashPero tuacute perdiste papaacute Me toca mi premio
mdashiquestNo te basta con ganarme
mdashNo yo quiero mi premio quiero ir a ese lugar Prometiste Prometimos dar-
nos premios iquestrecuerdas
mdashiquestNo seriacutea bueno telefonear antes a tu homoacutenimo sugirioacute Hugo con cierta
resignacioacuten
mdashRecuerda la cara de asombro de ese viejo de Monterrey cuando nos presen-
tamos sin avisar dijo abruptamente Viacutector iquestrecuerdas
Sin separarse del abrazo Hugo tomoacute la cabeza de su hijo por el mentoacuten y le
obligoacute a mirarlo a los ojos
mdashNo no recuerdo Tuacute fuiste solo
El muchacho colgoacute la cabeza y sus orejas se incendiaronmdashSe 1047297guroacute que eacuteramos unos parientes perdidos que iacutebamos a pelearnos con eacutel
por una parte de la herencia antildeadioacute deacutebilmente Viacutector con un treacutemolo en la voz
intencionadamente risuentildea
mdashViacutector dijo severamente Hugo me encanta que participemos juntos en tus
juegos pero para que tengan todo su valor nunca debemos mentir Ni tuacute ni yo Siacute
buscamos juntos el nombre en la lista telefoacutenica de Monterrey
El muchacho con un dejo de desesperacioacuten que alarmoacute a mi amigo le explicoacute
precipitadamente que los habitantes de Monterrey tienen fama de avaros en Meacutexico
como los escoceses en Europa eacuteste era el chiste iquestveiacuteamdashPero no fuimos juntos a su casa dijo con tono de conclusioacuten el padre Tuacute
fuiste solo Te dejeacute ir solo Eacutese fue tu premio
Viacutector miroacute a mi amigo con suacuteplica y Branly dijo que por supuesto habriacutea que
llamar antes eacutel lo hariacutea con mucho gusto Se levantoacute para evitar la mirada adolorida
de Viacutector y pasoacute con el anuario en una mano y los anteojos en la otra a la biblioteca
vecina al gran saloacuten dejoacute la puerta abierta mientras llamaba al nuacutemero correspon-
diente en Enghien-les-Bains y primero la voz 1047297rme pero calmante de Hugo le llegoacute
luego la voz de reproche de Viacutector en seguida las voces alteradas de ambos y simul-
taacuteneamente la voz de la persona que descolgoacute para contestar cuando mi amigo ha-bloacute y las voces rijosas de los Heredia se apagaron
mdashSentildeor Heredia iquestViacutector Heredia preguntoacute saludoacute mi amigo y la voz le dijo
que quieacuten lo buscaba
Era voz de viejo pensoacute mi amigo y en ese instante dice que se preguntoacute pasa-
jeramente si los Heredia acaso jugaban un juego dentro del juego buscando maacutes
allaacute de la homonimia aunque complementaacutendola que no soacutelo el nombre sino la
edad correspondiesen Acababa de saber que el Viacutector Heredia de Monterrey era un
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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44 Una familia lejana
viejo podiacutea adivinar que el de Enghien tambieacuten lo era iquestHabiacutean coincidido las eda-
des y los nombres de Hugo en Puebla y de Viacutector en Meacuterida de tal suerte que el
padre perdidoso en materia de homonimia resultaba victorioso en materia de edad
Aunque tambieacuten podiacutea ocurrir que iroacutenicamente a Viacutector le correspondiesen los
homoacutenimos viejos y a su padre los joacutevenes El nonsense inherente a estas combina-
ciones suscitoacute la curiosidad y el humor de Branly quien terminoacute por preguntarse si
eacutestos eran los motivos de la inesperada irritacioacuten de Hugo iquestSe disponiacutea mi amigo a
recompensarlo con la novedad de que esta vez el nombre de su hijo era el nombre
de un joven Iba a ser triste tener que desilusionarlo
mdashLe ruego tomar a bien lo que voy a decirle Una pareja de amigos miacuteos ex-
tranjeros buscaron en el bottin su nombrehellip
mdashiquestMi nombre
mdashEspere usted Justamente buscaron el nombre de ellos y encontraron el deusted
mdashiquestPor queacute
mdashEs una diversioacuten no se moleste se lo ruegohellip
mdashQue se diviertan a costillas de su puta madre dijo la voz y colgoacute
Mi amigo regresoacute a la sala y explicoacute el fracaso de una misioacuten que siempre de-
bioacute juzgar absurda pero que cumplioacute porque habiacutea racionalizado demasiado su
aacutenimo de participacioacuten en los juegos de Viacutector Heredia Pero este fracaso inicial me
cuenta le hizo sentir su propia incapacidad para entrar plenamente al juego un
juego en el que Hugo Heredia pareciacutea como hace un momento y para sorpresa demi amigo reticente Branly reconocioacute la expectativa atraillada de los Heredia Mi
amigo habiacutea hablado del fracaso de su misioacuten sin dar mayores detalles Esperoacute con
la satisfaccioacuten del retraso que aumenta la sed de noticias seguro de que Hugo le
preguntariacutea al cabo iquestde queacute edad era el hombre que contestoacute era viejo era joven
Pero las pihuelas de esas preguntas nunca se soltaron permanecieron sujetas a los
labios de Hugo y su hijo como los halcones a los puntildeos del cetrero Mi amigo hubo
de romper el incoacutemodo silencio y decir que seguramente les interesaba saber que la
voz que contestoacute y dijo ser la de Viacutector Heredia era una voz vieja o por lo menos
cansadaHugo no dejoacute entrever ninguna reaccioacuten Fue Viacutector el que lo miroacute con expec-
tativa y le preguntoacute
mdashiquestEntonces puedo ir mantildeana papaacute me dejas
El padre se quitoacute los anteojos como para indicar que una mirada podiacutea estar
tan cansada como una voz sin que ello diese fe de una vejez concomitante Pero
dijo que siacute con la cabeza como si la fatiga al cabo fuese sinoacutenimo de vejez Mi ami-
go sorbioacute su teacute y se preguntoacute en silencio cuaacutel podriacutea ser la liacutenea divisoria entre los
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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actos de unioacuten plena de padre e hijo y los que cada uno trataba de imponer al otro
Viacutector aceptaba la leccioacuten intelectual de Hugo y Hugo no se conmoviacutea cuando su
hijo azotaba a un sirviente Ambos participaban del principio mismo del juego de la
homonimia pero Hugo se negaba a proseguirlo hasta sus conclusiones y visitar ve-
nido el caso al hombre con su mismo nombre No podiacutea saber quieacuten mentiacutea si el
padre que quizaacutes deseaba negar un encuentro riesgoso aunque no un juego inocuo
o el hijo que acaso no comprendiacutea la ausencia del padre en la conclusioacuten misma del
juego y lo incluiacutea imaginaria aunque forzosamente en ella
No era eacuteste el problema de mi amigo Se lo fue repitiendo a siacute mismo la mantildea-
na siguiente cuando Hugo partioacute a la inauguracioacuten de la conferencia en la plaza
Fontenoy y Eacutetienne los condujo junto al Sena hasta Eacutepinay antes de internarse en
la sucesioacuten de poblados parejos modernizados sin demasiada re1047298exioacuten del Val
drsquoOiseBranly quiso entretener a Viacutector con algunas explicaciones Eacutetienne disimuloacute
sus bostezos mi amigo pensoacute super1047297cialmente que debiacutea cambiarlo por un chofer
maacutes respetuoso y distante mi amigo le dijo a Viacutector que estaban en los liacutemites de
la regioacuten que desde un tiempo muy viejo se llama el Paiacutes de Francia distinto de las
provincias vecinas del Parisis el Sanlisis el Valois la Isla de Francia y el Brie Champe-
nois pero mi amigo realmente pensaba mientras deciacutea y entreteniacutea y creiacutea pensar lo
anterior lo que ahora me dice
mdashSoacutelo por un milagro llegamos a conocernos este muchacho y yo Y no por-
que la geografiacutea nos alejase Lo normal era que yo hubiese muerto antes de conocerleQuizaacutes antes de que el nintildeo hubiese nacido cuando yo ya hubiese muerto O sim-
plemente que el nintildeo hubiese muerto antes de que yo lo conociese
Dice que estuvo a punto de preguntarle iquestcoacutemo era tu hermano pero Eacutetienne
que despueacutes de todo con su honesta cara de jamoacuten y sus lentes sin aro era muy
haacutebil al volante se apartaba ya de la carretera entraba a las estrechas calles comer-
ciales de Enghien y pasaba a lo largo de las explanadas del casino el lago y los
bantildeos termales y debajo de los puentes del ferrocarril hasta internarse en uno de
esos bosques maacutegicos e inesperados que redimen la fealdad de los suburbios pari-
sinos y suprimen no soacutelo la presencia sino la memoria de todo lo que no sea estaalameda de encinas y esta boacuteveda de castantildeos como 1047297ltro de la luz en retirada de
septiembre
El Citroeumln entroacute por la avenida privada del Clos des Renards y mi amigo tuvo
la sensacioacuten de hundirse en un mundo de verdor submarino la avenida cuando
el automoacutevil dejoacute atraacutes el arco de piedra y 1047297erro anunciando el nombre de la pro-
piedad descendiacutea repentina aunque suavemente pero ello bastaba para aumentar
la altura de los aacuterboles que era la del matrimonio de sus copas la hiedra en cam-
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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47
tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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46 Una familia lejana
bio se acercaba levantando los dedos y cubriacutea el fondo de ese oceacuteano vegetal los
cerezos eran la gracia ardiente concedida a esta profunda frescura sin aliento
Branly remarcoacute esa sensacioacuten de sofoco que le haciacutea concebir la entrada a la villa
de Enghien como un descenso submarino el mar tambieacuten puede refrescar mien-
tras ahoga
El automoacutevil pasoacute lentamente sobre un esparcido lecho de hojas muertas Al
fondo de la avenida se abriacutea un espacio claro como la luz al 1047297nal de un tuacutenel mi ami-
go anheloacute lo con1047297esa dejar atraacutes la selva oscura y sofocante para mirar lo que adivi-
naba ya un parque franceacutes un jardiacuten de la inteligencia un tablero de ajedrez donde
la selva salvaje de cierta imaginacioacuten romaacutentica era vuelta a domar por la exactitud
geomeacutetrica de arbustos ceacutespedes pensamientos y urnas de piedra dispuestas en
perfecta simetriacutea como un breve proacutelogo a la casa solariega que levantaba su facha-
da solitaria tan simeacutetrica como la del jardiacuten como si el jardiacuten y la casa se re1047298e jarandice Branly en el estanque ausente en vano buscoacute ese elemento del orden que al
duplicarlo acentuacutea la simetriacutea el espejo de agua El soacutelido solar se levantaba desde
la advertencia de la grava que ahora trituraba el igualmente soacutelido Eacutetienne al girar
alrededor del espacio de jardineriacutea para detenerse frente a la escalinata de entrada
hasta la corona de las tres mansardas color pizarra y la doble chimenea de ladrillo
Como una transfusioacuten del universo silvestre la villa semejaba el rostro mismo de
una forti1047297cacioacuten sumergida la barbacana inuacutetil de una batalla olvidada en las hon-
duras del mar
La fecha estaba escrita en la escocia del dintel AD 1870 Eacutetienne creyoacute queera el nuacutemero y que se habiacutea equivocado murmuroacute pestes contra las nomenclaturas
municipales que le dan dos nuacutemeros a la misma casa Mi amigo supo que era una
fecha no soacutelo por la referencia al Antildeo del Sentildeor que Eacutetienne desconociacutea sino porque
al mirar hacia el segundo piso de la casa cuando bajoacute antes que Viacutector del auto vio
asomada nerviosamente a la ventana una silueta cuyo velamen como el de una go-
leta antigua se confundiacutea en los planos irresueltos de un peinado ondulante unas
cortinas agitadas un haacutebito blanco fugazmente divisados e inseparables sin embar-
go en la impresioacuten de antiguumledad que de ellos recibioacute un hombre mi viejo y querido
amigo llegado con su joven pupilo extranjero a lo que pareciacutea ser el 1047297nal de un juegoy resultoacute ser apenas el inicio
IV
Regresaron a la Avenue de Saxe Branly quiso interesar a Viacutector en otros paseos pero
el muchacho se mostroacute ensimismado aunque amable y dijo que preferiacutea quedarse
en casa Mi amigo lo vio dedicado a recorrerla conocerla acaso memorizarla mien-
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47
tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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tras eacutel leiacutea un tomo en su biblioteca de la cual los anaqueles bien surtidos elimina-
ban las exigencias decorativas del vaciacuteo Aquiacute no habiacutean penetrado los empapelados
de bustos griegos acanto 1047298autas y baacuteculos ni los bajorrelieves en los que Minerva
extiende su mano protectora sobre la cabeza de Amor En cambio habiacutea el diaacutelogo
susurrado gradual e intermitente con Balzac y Lamartine18
Dejoacute descansar el volumen de las Meditaciones sobre las rodillas Insistieron
Tocoacute con los nudillos a las puertas de vidrio biselado de la residencia Nadie acudioacute
a abrir Ordenoacute a Eacutetienne que tocara con el claxon Mi amigo sintioacute la vibracioacuten en
las yemas de los dedos abiertos sobre el vidrio de la puerta A pesar de la reclusioacuten
del Clos des Renards los murmullos de autobuses lejanos y carreteras impacientes
llegaban hasta aquiacute Pero ni ese rumor distante ni el muy proacuteximo del Citroeumln anun-
ciando su presencia frente a la fachada del maacutes paacutelido amarillo se dio cuenta mi
amigo pareciacutean distraer a Viacutector de su posicioacuten en la terraza protegida por dos leo-nes de piedra agazapados y equidistantes
De espaldas a la casa el muchacho miraba lo que mi amigo comenzoacute a distin-
guir con eacutel y ahora lo sabe y me lo dice gracias a eacutel Maacutes allaacute de los contrastes sobe-
ranos del bosque y el jardiacuten el espiacuteritu del orden que pareciacutea gobernar a eacuteste saliacutea al
encuentro de la mitad que lo negaba en aqueacutel orden y desorden se reuniacutean sin
con1047298icto entre los rosales las hayas y un sauce solitario pero sobre todo en el bos-
que de abedules que cercaba uno de los extremos de la mansioacuten
Branly miroacute de nuevo hacia el segundo piso lo que antes creyoacute ver alliacute ya no
estaba En el silencio repentino y acentuado del instante en el que Eacutetienne juzgoacutedecente dejar de sonar la bocina Viacutector chi1047298oacute una tonada y bajoacute las escalinatas con
la cabeza baja y las manos clavadas en las bolsas del pantaloacuten de pana la grava cru-
jioacute bajo sus pies Caminoacute hasta el 1047297nal del sendero de guijas y se dirigioacute a la larga
avenida del bosque Mi amigo dice que escuchoacute el traacutensito de la piedra machacada a
las hojas muertas y soacutelo entonces pensoacute lo que ahora me estaacute diciendo era septiem-
bre el otontildeo auacuten no comenzaba y sin embargo la avenida de castantildeos y encinas era
un hondo sendero ininterrumpido de follaje seco
No sabe auacuten por queacute le pidioacute a Viacutector que se detuviera no avanzara sobre las
hojas muertas regresara al auto ya veiacutea no habiacutea nadie quizaacutes regresariacutean otro diacuteay tendriacutean mejor suerte Viacutector doacutecilmente se detuvo dio media vuelta y regresoacute al
auto donde Branly lo esperaba con la puerta abierta De regreso a Pariacutes mi amigo no
insistioacute demasiado en volver a salir secretamente aunque sin razoacuten deseaba que
Viacutector no se sintiese contrariado que recorriese a gusto el hotel de la Avenue de
Saxe su planta uacutenica entre la oquedad barroca del ingreso el patio de piedra amari-
lla y el jardiacuten de ceacutesped bien recortado las urnas sin valor y un grueso pino mariacutetimo
contento de crecer en la arena gemela en cierto modo del asfalto igualmente esteacuteril
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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48 Una familia lejana
de la calle No obstante mi amigo insiste en concebirla como una defensa contra la
posible invasioacuten de la calle invoca el hecho de que ese pino crece gracias a la arena
y seriacutea asesinado por el asfalto
En realidad en el momento que ahora recuerda estaacute imaginando se corrige
que su residencia difiacutecilmente seriacutea devorada por la calle que detestariacutea el falso oasis
del jardiacuten reconociendo en eacutel un desierto disfrazado en cambio el bosque del Clos
des Renards no acatariacutea al cabo la fragilidad de yeso vidrio y pizarra de la casa so-
lariega como la visioacuten pasajera de la ventana habiacutea algo alliacute que no resistiriacutea una
agresioacuten de cuanto le circundaba Quiso reconfortarse pensando que su casa siacute ella
le ofreciacutea esa proteccioacuten como la arena que nutriacutea al pino mariacutetimo
Oyoacute entonces el murmullo desmayado que penetroacute hasta la biblioteca soacutelo
porque esta tarde de septiembre poseiacutea una tranquilidad hospitalaria como si la
ciudad abandonada durante el verano todaviacutea no recuperase el bullicio habituala pesar del apresurado retorno de sus habitantes tan visible en la agitacioacuten de la
mantildeana anterior en la Gare drsquoAusterlitz llena de empleados que veniacutean de los subur-
bios turistas que veniacutean de sus vacaciones en Espantildea y espantildeoles que veniacutean a bus-
car trabajo en Francia
Era la tonada del reloj obra de Antoine-Andreacute Ravrio donde al sonar las ho-
ras la 1047297gura en bronce de una mujer vestida a la manera del Primer Imperio simu-
laba tocar un piano recubierto como ella como las puertas y cortinas de su sala
inmoacutevil por el opulento dorado de un bantildeo venenoso Mi amigo me cuenta que
recogioacute entonces esa tonada y soacutelo en ese instante como suele suceder con nues-tra memoria auditiva y sobre todo musical que no llega a nosotros bautizada
sino por asiacute decirlo desnuda y hueacuterfana de nominaciones restrictivas tratando
de imponerse por siacute misma y no por el tiacutetulo que la precede describe y asocia
convirtiendo a los poemas sinfoacutenicos que asiacute se anuncian en deplorables fanfarrias
de fondo para una escena de teatro que debemos imaginar antes de escuchar la
muacutesica se percatoacute de que no era otra la tonada que Viacutector tarareoacute aquella tarde en
casa de Jean y que otra voz le devolvioacute desde los fondos ponzontildeosos de la barranca
de Cuernavaca
Caminoacute lentamente no con intento furtivo me lo asegura sino con afaacuten depreservar el instante al sitio donde Viacutector como en el momento en el que Branly lo
sorprendioacute al llegar a esta casa acariciaba el bronce dorado del reloj que proclamaba
la una de la tarde en su suntuosa caja musical con la tonada metaacutelica que daba sono-
ramente la hora impalpable y matemaacutetica de las manecillas
Branly estaba en el Parc Monceau de nintildeo jugando con otros nintildeos que lo re-
conociacutean lo queriacutean lo saludaban porque era nintildeo como ellos y al cansarse de jugar
entre el decorado de columnas piraacutemides tumbas y rotondas encargadas apenas un
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
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a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
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siglo antes por el duque de Orleacuteans todos se reuniacutean junto al estanque imaginado
para imposibles naumaquias y canturreaban esa vieja tonada aprendida en la casa
maacutes que en la escuela un madrigal 1047297ltrado por miles de voces de nintildeos y amantes a
traveacutes de la historia mi amigo con la voz quebrada por la emocioacuten del recuerdo
apoyoacute una mano sobre el hombro de Viacutector y murmuroacute agrave la claire fontaine mrsquoen
allant promener jai trouveacute lrsquoeau si belle que je mrsquoy suis baigneacute19
No opuso obstaacuteculo a la nueva solicitud de Viacutector cenaron con Hugo pero no
se habloacute del asunto el padre pareciacutea haber olvidado el juego y su cabeza perteneciacutea
a los trabajos de la conferencia Al diacutea siguiente mi amigo Branly y su joven amigo
Viacutector tomaron de nuevo el camino a Enghien-les-Bains
V
La buacutesqueda de Viacutector Heredia fue similar me dice ahora Branly al fatigado velar de
un espejo Me pidioacute que imaginara vigilia semejante siacute soacutelo imaginar me pide bus-
cando mi re1047298ejo en la ventana cerrada sobre el movimiento de la Place de la Concor-
de una permanencia paciente junto a un espejo vaciacuteo hasta encarnarlo dotarlo de
la imagen perdida
mdashiquestQuiere usted decir me atreviacute a suponer que ademaacutes de homoacutenimo el Viacutec-
tor Heredia de Enghien-les-Bains era un doble fiacutesico del muchacho
Mi amigo agitoacute severamente la cabeza calva y reluciente el entrecejo adquirioacuteuna gravedad inusitada al negar mi suposicioacuten No era esto lo que queriacutea darme a
entender de ninguna manera no sino exactamente lo que dijo velar a un espejo
sitiarlo eso es tenderle sitio largo y tenaz hasta obligarle a rendir su imagen no la
duplicacioacuten de quien lo mira iquestentendiacutea no sino eso exactamente eso su propia
1047297gura oculta evasiva diriacutease coqueta disimulada
Por segunda vez nadie acudioacute a abrir las puertas de cristal al fondo de la terra-
za de los leones Era mieacutercoles diacutea de carreras Branly y Viacutector comieron en el Casino
y vieron pasar a los densos grupos de hombres y mujeres viejos que todas las sema-
nas gastan sus pensiones en el hipoacutedromo de Enghien y no contentos con perder alos caballos se empecinan en perder a los nuacutemeros Su andar arrastrado sus trajes
de un azul oscuro y lustroso sus bonetes de al1047297leriacutea oxidada desmienten salvo en
un extremo de avaricia ejemplar el eacutexito de estos azares perseverantes Mi amigo le
preguntoacute al suyo si entre los tristes jugadores no se encontrariacutea disfrutando de un
asueto nuestro evasivo homoacutenimo Viacutector Heredia Branly ve usted se empentildeaba en
imaginar al sosias bautismal del muchacho mexicano como un hombre de edad ma-
dura dice que esa impresioacuten le causoacute su voz por teleacutefono admite que se negaba
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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50 Una familia lejana
a priori a encontrar una reacuteplica fiacutesica en el portador del mismo nombre que el jo-
ven Viacutector se consuela pensando que entonces tuvo al menos esa sensacioacuten que
ahora quisiera comunicarme la de estar vigilando un espejo en espera de que se
atreviese a mostrar su 1047297gura ausente al menos eso supo intuir me dice
mdashVe usted siempre creiacute que aun al encontrarlo no dejariacutea de buscarlo de
esperar pacientemente a que me entregara su retrato escondido Lo hice por el mu-
chacho se lo aseguro
Al atardecer la pareja del viejo y el joven que se conocieron por puro azar que
no debieron conocerse en circunstancias normales porque el viejo debioacute haber muerto
antes de conocer al joven y eacuteste nacido quizaacutes despueacutes de la probable muerte del
viejo caminaron junto al lago de Enghien el ejercicio les sentoacute bien y decidieron
esta vez seguir a pie hasta el Clos des Renards Branly le dijo a Eacutetienne que se toma-
ra un cafeacute y los alcanzara en media hora a la entrada de la propiedad Durante lacaminata Viacutector se rezagoacute curioseando y dando esos saltos infantiles que llamaron
la atencioacuten de Branly en Cuernavaca mi amigo que camina derecho como una va-
rilla a pesar de su pierna lisiada colgoacute esta vez un poco la cabeza y tratoacute de imaginar
que la 1047297gura entrevista en la ventana del segundo piso seriacutea el homoacutenimo deseado
el Viacutector Heredia franceacutes Este caacutelculo caiacutea por tierra tantas veces como era levan-
tado mi amigo no podiacutea saber si la voz que le contestoacute era realmente la de Viacutector
Heredia Tratoacute de reconstruir mientras caminaba delante de Viacutector tieso apoyado
de vez en cuando en su bastoacuten la plaacutetica telefoacutenica Cuando preguntoacute por Heredia la
voz contestoacute con otra pregunta iquestquieacuten lo busca y cuando explicoacute que habiacutea bus-cado su nombre en el anuario se extrantildeoacute primero y luego lanzoacute su insulto pero ja-
maacutes admitioacute llamarse Viacutector Heredia
Se preguntoacute me dice ahora mientras mira la copa de Sauternes20 apenas me-
nos paacutelida que la mano que la detiene mientras caminaba entonces adelante del jo-
ven Viacutector Heredia y respiraba los olores de gasolina humo de trenes y bruma pri-
meriza del bosque septembrino pudrieacutendose con tantas cosechas esteacuteriles si esa voz
podiacutea corresponder a la silueta blanca y como envelada que fugazmente pasoacute por la
ventana del Clos des Renards si la voz y la imagen correspondiesen o no entre siacute
atantildeiacutean a la persona llamada Viacutector Heredia o soacutelo le serviacutean protegiacutean educa-ban cuidaban recordaban o esperaban Si esa voz y esa 1047297gura no eran las de Viacutector
Heredia me insistioacute esta tarde entonces Viacutector Heredia era servido por un criado
protegido por un guardiaacuten educado por un tutor cuidado por un meacutedico recordado
por un deudo o esperado por un amante
Iban llegando a la muralla que rodea la propiedad del Clos des Renards y mi
amigo admitioacute que estaba fabricando un misterio y que hacerlo le divertiacutea se de-
tuvo a esperar a Viacutector que se rezagaba constantemente y lo vio junto a la muralla
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
httpslidepdfcomreaderfullfuentes-obras-reunidas-4 5252
Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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alta y coronada de musgo con la oreja pegada a la piedra color mostaza Oscure-
ciacutea con rapidez Branly llamoacute con la voz y con la mano a Viacutector el muchacho se
despegoacute de la pared y llegoacute corriendo Traiacutea un caracol entre las manos y se lo
mostroacute a mi amigo Inclinados el uno cerca del otro admiraron al molusco mien-
tras insensiblemente caminaban hacia el arco de entrada al bosque y su avenida
de castantildeos encinas y hojas secas que no habiacutean caiacutedo de ninguacuten aacuterbol circun-
dante Branly levantoacute con violencia la mirada la desplazoacute con un peso de plomo
en los paacuterpados del minucioso caracol a la avenida de ingreso a la propiedad y
atoacute ese cabo asumioacute ese conocimiento hasta ese instante suspendido en el aire
1047298otando como la bruma insinuada al fondo de la avenida en la casa sin agua eacutesta
fue la segunda revelacioacuten reservada por esta hora crepuscular era extrantildeo que una
casa de estas dimensiones y pretensiones no tuviese un espejo de agua un estan-
que una fuenteEacutetienne frenoacute abruptamente junto a la entrada de la avenida privada y tocoacute la
bocina descendioacute y dijo que se hizo tarde de repente y temioacute por la salud del sentildeor
conde ademaacutes por primera vez habiacutea un no seacute queacute de friacuteo en el aire dijo el chofer
varias veces de pie en la acera de la calle frente a Branly y Viacutector con la puerta
abierta servicialmente y en espera de que los sentildeores subiesen al auto donde Eacutetienne
habiacutea dispuesto frente a los asientos dos mantas escocesas Dice mi amigo que qui-
siera distinguir todaviacutea el movimiento veloz y nervioso de Viacutector su duda apenas
perceptible pero cierta como la luz de un relaacutempago entre correr hacia la avenida
de hojas muertas entrar al coche o hacer lo que hizo cerrar con una violencia atrozque resumiacutea sus opciones en una especie de desesperacioacuten horrenda la puerta del
Citroeumln prensando los dedos del chofer que la manteniacutea abierta el propio Eacutetienne
sofocando el grito de dolor la abrioacute y Branly soltoacute el bastoacuten y detuvo a su empleado
del brazo asediado tambieacuten por la duda entre auxiliar de inmediato a Eacutetienne o de-
tener a Viacutector quien ahora corriacutea hacia la avenida del follaje caiacutedo bajo las arboledas
frondosas
No hubo me dice necesidad de que hiciera nada una 1047297gura se apresuroacute hacia
ellos chocoacute contra el muchacho y detuvo su carrera tomaacutendole 1047297rmemente de los
hombros obligaacutendole a regresar a la escena del accidente y preguntando queacute habiacuteaocurrido En el instante Branly no supo si este hombre era un pasajero de la calle o
si habiacutea salido de la avenida que conduciacutea al Clos des Renards
mdashPor favor dijo el recieacuten llegado disipando de inmediato la duda pasen a mi
casa alliacute tengo con queacute curar al sentildeor
Branly dijo que Eacutetienne no soportariacutea caminar el largo trecho entre la calle y la
casa invitoacute al servicial aparecido a subir al auto miroacute con extrantildeeza a Viacutector y eacutel
mismo tomoacute la direccioacuten arrancoacute y entroacute por la avenida del bosque en el Citroeumln
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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Este volumen IV de las Obras reunidas de Carlos Fuentes recoge cuatro novelas ex-ploratorias del espacio transfronterizo en su obra Una familia lejana Gringo viejo Lacampantildea y La frontera de cristal novelas que conforman un ciclo donde las fronterasgeograacute1047297cas mdashentre Meacutexico y Estados Unidosmdash y las conceptuales mdashlas huellas de laconquista hispaacutenica las incursiones francesas en el siglo XIX y la relaciones entre Euro-pa y Ameacutericamdash delinean los rasgos de la pluralidad de Meacutexico a traveacutes de esas historiasy sus personajes Estas ubicaciones fantasmales colmadas de tiempos y presencias querehusan desaparecer y que adquieren existencia emblemaacutetica en estas novelas resguar-dan los con1047298ictos histoacutericos y culturales y procesan los dilemas de la identidad puestaen crisis en la hechura moderna de Meacutexico y Ameacuterica Latina Antes que nada se tratade dramas que forman parte de una narrativa que en las historias instaura el presentey en el ahora la memoria Relatos hechos de fronteras rehechas otro canto a la libertaddel lector estas novelas son hoy maacutes que nunca contemporaacuteneas
No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
La frontera de cristal es casi un libro de texto un manual (didaacutectico y esceacuteptico luacutecidoy estereotipado) de los temas de la zona fronteriza y de la problemaacutetica de la relacioacutenbilateral con el vecino del Norte
STEVEN BOLDY
La campantildea es una novela que incita al lector a pensar a reconocer problemas a recha-zar las soluciones faacuteciles y super1047297ciales
MAARTEN VAN DELDEN
Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti
8162019 Fuentes Obras Reunidas 4
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No existe literatura sin maldicioacuten ni tampoco sin mediacioacuten Aquiacute la mediacioacuten es apa-rentemente descartada ofrecida en bandeja a los ojos del lector que a su vez la oye
trasladada a la voz de un narrador que va desenrollando un manuscrito hijo y nieto deotros manuscritos luminosos como antecedentes
MARGO GLANTZ
Europa hizo una presencia indeleble en Ameacuterica y Ameacuterica acaso por viacuteas de la imagi-nacioacuten y del arte mdashy ello se inscribe de modo contundente en el contexto de Una familialejanamdash hace una presencia reciacuteproca en Europa No puede haber una familia que noesteacute regida por afectos rintildeas y deudas reciacuteprocas que no esteacute amparada en el principiomaacutes amplio de la mutualidad
ARTURO ECHAVARRIacuteA
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Gringo viejo es una novela que sigue mostrando el intereacutes acerca de las fronteras queFuentes puso de mani1047297esto en su obra mayor sobre el encuentro de Espantildea y Ameacuterica ysus tramas histoacuterico-culturales Aquiacute la frontera se convierte en una fuente de lenguajeen un discurso de lugares comunes malentendidos e incomprensiones Son dos len-guajes que se encuentran sin reconocerse se acercan y se pierden
RAYMOND L WILLIAMS
Gringo viejo es una novela sobre un autor errante escrita por un autor errante (quienh i l hi t i d d d id h t l uacutelti