fuera del tablero

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minilibro-tarjeta de José Luis Machado (16 páginas de 7,0x9,5 cm.; ediciones abrelabios, Montevideo, 2015) edición en soporte papel especialmente para obsequio en ocasión de la presentación de "El ajedrez es mucho más que un juego" de José Luis Machado (ediciones abrelabios, 2015) en el Centro Cultural Simón Bolívar de Montevideo, Uruguay, en octubre de 2015. edición en soporte electrónico de acceso absolutamente gratuito

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abrelabios

gestión cultural a la uruguayahttp://abrelabios.com

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fuera del tableroes un minilibro-tarjetade José Luis Machado© abrelabios, 2015http://abrelabios.com/indexjose.html

Imagen de portada: Calaveras de primates(Museo de Zoología Comparada de laUniversidad de Harvard; 2009) de ChristopherWalsh, Escuela de Medicina de Harvard.Licencia genérica de Creative CommonsReconocimiento 2.5

cuidado de edición: Zenia García Ríos

idea original: Wilson Javier Cardozo

abrelabiosminiaturas a lo grande

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El rey tomó la corona y la arrojó lomás lejos que pudo fuera del tablero.Con su lento y cansino andar, llegó allado de su reina; ella le preguntó «¿Quéhiciste con tu corona?». «Me harté deella; la arrojé lejos, bien lejos», respon-dió el rey.–Tendrás que ir a buscarla; vas a necesi-tarla para que no te confundan conmigo.¿Dónde está?–Fuera del tablero, junto a la caja forra-da de paño donde dormimos.–¿Y cómo hiciste para sacártela?–Cuando la mano me tiró, decepciona-da, logré que un caballo la pateara.

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–No puede ser -dijo la reina- porque lomejor que hacen los caballos es esqui-var.–Ya lo sé, mi dama, pero este es muyespecial, anda a su propio paso, es salva-je; tal vez después de esto me vea comosu igual y me lleve a pasear en su lomolejos de la caja, mientras las manos em-pujen otras decepciones o simplementeduerman.

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Solo un par de peones se salvaronde la masacre. Una negro, el otro blanco.La pareja tallada saltó de la mesa y co-menzó a huir; al poco rato se detuvo enmitad de la sala a descansar.

Ambos estaban extenuados de tantopaso. Se ocultaron debajo de una alfom-bra, al costado de un perchero, y ense-guida el peón negra sintió las primerascontracciones. Había sido una pausaoportuna, el momento y el lugar exactospara que naciera la nueva pieza.

Esa noche, bajo la titilante luz deun candelabro, la peón negro sufrió porprimera vez los dolores agudos del par-to. La madrugada ya estaba desperezán-

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dose cuando, entre gemidos sordos, sedistinguió un profundo lamento, unllanto de madera y astillas.

Miraron fascinados la pequeña pie-za recién nacida: era mitad blanca ymitad negra. Dudaron un buen rato.Pero eran lo suficientemente sabios parano repetir la historia. Allí la abandona-ron a su suerte y volvieron a su caja,junto a los de su especie, quienes se re-ponían de las heridas de la última parti-da, cosa que ellos nunca jamás pudieronhacer.

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Una vez, hace muchas partidas, unrey salió de su cuadro sin protección al-guna; de pronto, se dio cuenta que em-pezaba el ataque. Pensó que debía vol-ver al resguardo de su reina, hizo un mo-vimiento fugaz hacia atrás y se arrepin-tió. No era para tanto, después de todoél era el rey. Puso un caballo delante yquiso montarse para tomar más veloci-dad, pero no pudo. Quiso subirse a unatorre para ver a lo lejos y prevenir unnuevo embate, pero no pudo. Quiso pe-dir ayuda a los peones, pero no pudo;ya estaban paraditos en la caja, a un cos-tado del tablero, alentando a la distan-cia, con su silencio e inmovilidad, el ata-que de los otros, quienes sin piedad des-trozaban las defensas ante la mirada in-diferente de la reina y de un par de alfilescobardes escondidos en las esquinasmás distantes del reino.

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Mis piezas son la lluvia,Las tuyas son el barroEn este juego que jugamosTus piezas son de arena movediza,Las mías son oasisEn este juego que jugamosTus piezas son pirita,Las mías son de oroEn este juego que jugamos.Mis piezas son de pielLas tuyas son de fríoEn este juego que jugamosPero tú siempre ganasPorque eres la expertaEn este juego que jugamos.De derecha a izquierda einversamente,Desde el blanco al negroY de nuevo al blanco.

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Ya habíamos vuelto a la caja, quereposaba en el armario, y aún no me ha-bía dicho nada. Antes de dormirnos mecomentó que tenía que decirme algo queno me gustaría oír. Intuía qué podía ser,pero no quería anticiparme a los aconte-cimientos.–Nuestro amor es imposible -me dijopor fin- y el inconveniente no es soloque seas blanca y yo negro.–¿Qué me estás diciendo? El único obs-táculo posible entre nosotros son nues-tros colores.–No; hay un gran problema entre noso-tros: descubrí que eres una ficha de Da-mas y que solo estás aquí porque a nues-tro dueño se le fue un caballo de lamano.

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Así, con una pistolaapuntando a mi sien,solo soy una pieza de ajedrezsin un tablero.Solo una pieza de ajedrezsin rostro, sin huesos,sin entrañas.Solo una pieza de ajedrez,sin mente.Estoy aquí para luchar y ciego,solo soy un jugueteen la mano de mi ama.Ya lo dije y no me siento mal.Solo soy un peón en la trinchera.Estoy aquí para matar,ni puedo renunciar ni evitarlo.

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Solo soy una torre,resguardando la pazen las esquinas de las juergas mortales.Soy solo un caballeroorgulloso y valiente.Nadie se siente a salvobajo mi espada.Soy solo un clérigo,estoy aquí para predicartu religión como si fuera mía.Yo solo soy el reydel poder y la fama,de la gloria sangrienta,que convoca mi nombre.Yo solo soy, en fin,pieza, una pieza de ajedrez.No tengo corazón ni vidasin tus manos.

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Había una vez un abuelo al que legustaba mucho jugar al ajedrez. Su pri-mer nieto había cumplido cinco años,entonces pensó en regalarle un juego yenseñárselo. Así lo hizo.

Ya en la primera clase el niño hizomuchísimas preguntas que, al principio,el abuelo contestó pacientemente, peroque luego terminaron hartándolo. Ytambién el niño se aburrió.

Una semana después el abuelo in-tentó retomar la enseñanza del milenariojuego; se encontró con un tablero de to-dos colores y con piezas repletas de cari-tas que el nieto había dibujado con cra-yones.

El niño jamás logró jugar magistral-mente, pero el abuelo aprendió que sololos adultos ven las cosas en blanco ynegro.

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fuera del tablero3 / era mitad blanca y

mitad negra5 / él era el rey7 / en este

juego que jugamos9 / se le fue un caballo

de la mano11 / solo soy una pieza de

ajedrez13 / las cosas en blanco y negro15

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