futbol
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En efecto, el fútbol ha sido asociado a eventos
violentos desde sus orígenes en la Inglaterra
del siglo XVIII, cuando los partidos
involucraban a cientos de jugadores y se
convertían esencialmente en campos de
batalla donde se enfrentaban las juventudes
de los pueblos rivales.
Una cosa es la razón y otra la pasión, y en el
fútbol, además de once contra once, se
enfrentan igualmente imaginarios
individuales y colectivos que producen en los
hinchas y en la masas, transformaciones
inesperadas. En el fútbol, todo además de
razón es pasión.
Es pasión: el hincha, la jugada, la narración, el gol, la carrera futbolística de los jugadores
como actores principales, la familia, los costos del espectáculo, la publicidad, la fuerza
pública, las barras en la tribuna, la celebración del gol, la euforia, el alcohol, la droga, las
banderas, las camisetas, la gorra, el tambor, los costos de los jugadores y los costos de las
transmisiones de los partidos por televisión, entre otros factores.
Las barras nacen de una subcultura juvenil, en donde lo que se busca es la pertenencia a un
grupo determinado que compartan los mismos gustos. Ahora bien, se diferencia de una barra
brava porque estas tienen unos rasgos más marcados como lo son: nacionalismo, xenofobia,
exaltación de la fuerza física, virilidad agresiva, sentido del honor asociado con la capacidad
de pelear y la demostración del más fuerte, haciendo que estos grupos sean de pensamientos
radicales.
En la historia de las barras bravas, se han relacionado con el alcohol y las drogas, aunque no
siempre es así, ya que si miramos la sociedad actual, en realidad encontramos que la juventud
en general se relaciona con esas dos variables. En el mundo podemos encontrar barras bravas
y hooligans.
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Los Hooligans
Existe un sinfín de teorías
respecto al origen etimológico
del término. El más extendido
apunta a que deriva del
apellido Hooligan o Houlihan.
Algunos lo atribuyen a que
apareció en un informe de la
policía de Londres que data
del 1898 y que publicó The
Times, referente a un asesino
de Southwark (Londres)
llamado Patrick Hooligan.
Otros afirman que, a principios del siglo pasado, existía una
popular canción que hablaba de una ruidosa
familia irlandesa en Southwark, (Londres) con ese apellido. Incluso
había una tira cómica de un personaje irlandés del mismo nombre
que se publicaba en el periódico Funny Folks.
También se especula sobre la posibilidad de que derive de una
banda callejera en Islington llamada Hooley. Otra vertiente plantea
que se basa en la palabra irlandesa, Hooley, que significa salvaje o
fiesta animada.
La difusión masiva e implantación equívoca del
término hooligans (del vocablo inglés que significa: "persona que
causa problemas o violencia" "backstreet" o "gamberro") nace
en Inglaterra junto con la Copa Mundial de Fútbol de 1966. La
prensa oficial y los portavoces del Buckingham Palace identificaron
este término con la creciente ola de marginalidad, sobre todo en los
otrora grandes centros industriales. Así pues se asoció con una
determinada vestimenta, un argot, unas pautas de conducta y
ciertos barrios. Incluso llegó a englobar diversas acciones como
robos, prostitución, atracos a ciudadanos en la vía pública o el
percibir los subsidios oficiales destinados a los desocupados.
El 11 de mayo de 1985 en el Estadio de Valley Parade se disputaba el último partido de liga entre el Bradford City y el Lincoln City, cuando poco antes del final de la primera parte (hacia las 15.40 h) se originó un incendio en la tribuna principal. El arbitro Don Shaw avisado por uno de sus líneas suspendió el partido tres minutos antes del descanso, tras esta medida la mayor parte de los espectadores saltaron al terreno de juego para ponerse a salvo. Aquellos que decidieron escapar por los tornos de entrada quedaron atrapados en el infierno, debido a que las puertas habían sido cerradas para evitar que los espectadores entraran sin pagar. Las investigaciones posteriores determinaron que la causa del incendio había sido un cigarro o una cerilla mal apagados, que junto con los restos de basura acumulados durante años bajo los asientos y la madera de las gradas produjeron un efecto devastador. En tan sólo cuatro minutos el fuego se extendió por toda la grada provocando su caída. La Tragedia de Heysel no fue la mayor catástrofe que había sucedido en un estadio de fútbol, pero sí la de mayor impacto mediático por producirse en una final de la Copa de Europa, Por ello, los sucesos de Heysel tuvieron una negativa influencia sobre el fútbol en general.
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Hooligan y Hooliganismo son anglicismos utilizados para referirse a seguidores de equipos
de fútbol que han producido disturbios o realizado actos vandálicos, que en ocasiones pueden
derivar en tragedias como la Valley Parade o la de Heysel. En 1985 estaba en pleno apogeo el
fenómeno del "hooliganismo" surgido en Inglaterra. En la mayoría aficiones de clubes ingleses
habían surgido grupos de "hooligans" (vándalos), que al amparo del anonimato que
proporcionaban las masas de aficionados de los estadios de fútbol, aprovechaban consumir
grandes cantidades de alcohol y promover ideas violentas, exhibir símbolos neonazis y
realizar actos de vandalismo tanto en el interior de los estadios como en las calles de las
ciudades donde se disputaba el partido. En los años anteriores a 1985 se habían sucedido
numerosos actos vandálicos provocados por los "hooligans" ingleses, especialmente cuando se
desplazaban fuera de las islas británicas. En pocos años, el fenómeno "hooligan" se extendió
por toda Europa, e Italia fue uno de los países donde más arraigó el fenómeno.
Los enfrentamientos entre grandes
clubes de fútbol eran también
entendidos por los "hooligans" de cada
equipo como un enfrentamiento entre
las bandas. Así, la final de Heysel fue
entendida por muchos aficionados no
sólo como un enfrentamiento entre dos
equipos de fútbol, sino como un
enfrentamiento entre "hooligans"
(ingleses) y "tifosi" (italianos) que debía
tener lugar dentro y fuera del estadio.
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Ideología
Estos aficionados agresivos, seguidores de un equipo
en concreto, suelen enfrentarse a menudo con los
grupos del equipo contrario durante el encuentro. La
tensión aumenta durante los llamados clásicos
o Derby, que son encuentros entre equipos de la misma
ciudad, o equipos con una gran competencia histórica.
Estos encuentros violentos entre grupos han dado
lugar a numerosas muertes (un promedio de media
docena al año en la década del 90) y tragedias a lo
largo de la historia del fútbol inglés. En 1985, en el
estadio de Heysel (Bruselas), mueren 39 personas, en
su mayoría italianos, durante un ataque artero de los
aficionados del Liverpool, que esa noche jugaba con
la Juventus, la final de la Copa de Europa. Trasladados
los muertos y heridos el partido se jugó igual.
A partir de los años sesenta muchas subculturas
juveniles como
los skinhead, herbert, mod , punk o rude boy se han
visto ligadas al movimientohooligan
No hubo una clara intención de diferenciar a los
grupos violentos de los actos relacionados con el
mundo del fútbol. De este modo los hooligans
propiamente dichos, los desocupados o excluidos del
sistema, fueron asimilados en todo el mundo a
las barras bravas de Sudamérica y ultras del resto
de Europa.
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CONSECUENCIAS DEL HOOLIGANISMO PARA
EL FUTBOL
Se generalizó una imagen del fútbol como deporte violento y
peligroso, y se registró un descenso en el número de asistentes
a los estadios de fútbol en la mayoría de estadios europeos.
La FIFA tuvo que redoblar sus esfuerzos para mejorar la
imagen del fútbol, y puso en marcha una campaña mundial
denominada "Fair Play", en favor del juego limpio.
Además, la FIFA tomó medidas para mejorar la seguridad en
los estadios de fútbol:
Se eliminaron de todos los estadios las zonas sin asientos, obligando a que todas las
localidades fuesen de asiento.
Se eliminaron las vallas "protectoras", o se sustituyeron por vallas abatibles o provistas de
salidas en casos de emergencia.
Se establecieron criterios para evaluar el nivel de seguridad y comfort de los estadios, y la
FIFA procedió a hacer inspecciones. Se decidió que, en adelante, sólo acogieran grandes
finales europeas los estadios catalogados como de "cinco estrellas".
Se establecieron criterios para evaluar el riesgo de los partidos de fútbol, y se incluyeron
medidas de prevención (como un mayor número de agentes de seguridad y de sanidad) en
función de si los partidos eran de alto riesgo.
Se establecieron medidas para que las aficiones de los dos equipos estuvieran separadas por
cordones de seguridad, de manera que no pudiesen coincidir ni antes ni durante ni después
de los partidos.
Se prohibió la entrada a los estadios de banderas provistas de mástiles, y de todo tipo de
elementos rígidos, o susceptibles de ser utilizados como armas arrojadizas.
Se incrementaron las medidas de seguridad en el acceso a los estadios, incluyendo cacheos.
Se prohibió la venta de bebidas alcohólicas en el interior de los estadios.
Se prohibió el acceso de botellas de vidrio al interior de los estadios.
Se prohibió la exhibición en los estadios de banderas y símbolos nazis, así como de pancartas
que pudieran incitar a la violencia.
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Las Barras Bravas
El término barra es el usado mayormente
en Latinoamérica, siendo sinónimos de la
misma los términos "hinchada"
(en Argentina, Colombia, Chile, Ecuador, Pa
raguay, Perú, Uruguay y Venezuela), "peña"
(en España), "torcida" (en Brasil) o "porra" y
"barra" (en México).
El origen de la palabra hincha surgió
en Montevideo, Uruguay, en los albores del
siglo XX.
Prudencio Miguel Reyes, talabartero de profesión, había sido contratado por el Club
Nacional de Futbol para encargarse de las labores que hoy en día son cumplidas por los
utileros. Se ocupaba entre otras cosas, de inflar con aire (hinchar) las pelotas de juego antes
de cada partido. Reyes, además, se había vuelto un entusiasta seguidor de los "bolsos" y
alentaba a su equipo con estentóreas arengas y gritos que sobresalían por encima de los de
los demás fanáticos. Los comentarios de la gente no se hicieron esperar: “¡Mirá cómo grita el
hincha!”, decían refiriéndose al utilero, por su tarea de “hinchar” los balones de juego. Y así
fue como poco a poco el término se fue aplicando a todo aquel que durante los encuentros
alentaba fogosamente a sus favoritos, cruzó rápidamente el Río de la Plata y llegó a
Argentina, más precisamente a Banfield, una de las ciudades futboleras con las que cuenta el
Sur y en la Ciudad de Buenos Aires, en Parque Patricios, cuna de Huracán; para luego
extenderse al resto del mundo llamando hinchadas a las barras.
Una figura mundial opina al respecto "Estaba
pensando en volver a Argentina, pero la violencia es
un problema que persiste en el fútbol argentino.
Cuando veo las imágenes por televisión, me asustan"
dijó Gabriel Omar Batístuta, al interrogársele si quería
volver al fútbol argentino. La violencia salpicó el
Torneo Apertura con los incidentes en el derby de
Avellaneda entre Racing e Independiente y con la
muerte de un seguidor de 17 años, que fue asesinado
a tiros en un encuentro de la segunda división. Me
estoy preparando para retirarme del fútbol, dijo el
argentino en una entrevista concedida a un programa
de televisión.
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Generalmente las barras bravas
utilizan banderas, lienzos y diferentes
instrumentos musicales. También se
caracterizan por ubicarse en las
tribunas populares, aquellas que
frecuentemente carecen de asientos y
donde los espectadores deben ver el
partido de pie.
Este fenómeno se ha extendido, en
diverso grado, en diferentes países de
América. Generalmente tienen su
origen en una subcultura juvenil de
carácter urbano, donde se busca la pertenencia a un grupo determinado. Si bien existe una
amplia variedad de estas barras en América, éstas tienden a presentar ciertos rasgos
comunes: exaltación de la fuerza, el nacionalismo, el sentido del honor asociado con la
capacidad de pelear y la necesidad de reafirmación.
Tradicionalmente, se ha asociado a las barras bravas con la marginalidad urbana, y el
consumo de alcohol y drogas. En general, en la mayor parte de América estas barras están
conformadas por jóvenes entre los 14 y 25 años, mientras que en Argentina los integrantes
suelen ser de mayor edad, pues en ese país la tradición está más arraigada. En el resto de los
países de América Latina estas barras han adquirido notoriedad progresivamente, al menos
desde comienzos de la década de 1990.
Las “barras bravas” son una perversión del fútbol, unir esfuerzos excusados en el deporte
para promover el delito, el daño y el temor, son una atrocidad. Las barras bravas dirigen en
contra vía el principio fundamental de promoción y alegría que dinamiza el deporte. El
fútbol Colombiano, no se merece violencia en su interior. El deporte no puede ser el reflejo
del mayor o menor grado de criminalidad en un país. Las barras transforman el fútbol desde
el concepto de masa, espectáculo, publicidad y deporte social comunitario. El hincha de
fútbol tiene que respetar y hacer respetar su espacio y el espacio de los demás en el estadio.
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En nuestro país las barras mal llamadas "bravas" son conformadas por jóvenes entre los 13 y
26 años, ya que son muy recientes. En otros países, en las barras bravas hay personas de 50 y
más años, ya que es una tradición más arraigada y el fanatismo es mayor.
Es decir que en Colombia todavía podemos encontrar las causas de ese rencor y rabia
reprimidos entre estos hinchas, en primer lugar, se presenta una situación social, en donde un
núcleo familiar violento genera más violencia, en segundo lugar, un factor económico que
hace que el hincha desahogue sus problemas en un estadio de fútbol y en tercer lugar, una
carencia de educación en el comportamiento.
La tendencia de barras bravas nace en Colombia en los años 90 cuando nace la rivalidad
entre hinchas de Medellín, Cali y Bogota. Al igual que en los estadios del mundo, en
Colombia las tribunas se llenaron de alegría, porque nuestras gentes aprendieron a ver el
colorido de las tribunas de los otros equipos europeos o argentinos, unas veces porque la
hinchada acompaño a sus equipos a dichos lugares, otras veces por lo que se veía por
televisión, en el también globalizado mundo de las comunicaciones. En Colombia se pasa de
una manera pasiva de ver el fútbol, a una forma activa y diferente, ya que estos jóvenes
durante todo el partido se dedican a saltar y a cantar a ritmo de tambores, palmas y señales,
empleando gestos con las manos y cuerpo en general. Muchachos y niñas de todos los
estratos sociales y económicos de la ciudad, unidos solo por una insignia, un color, una
pasión, una razón y un sentimiento, para ver y disfrutar los encuentros futboleros. En
Colombia las ciudades empiezan a llenarse de graffittis y simbología entre barras, la cultura
de la camiseta o insignia de la escuadra futbolera preferida o de la región, adquieren estatus.
Las banderas inundan los escenarios deportivos y se dá un relevo generacional al interior del
estadio. El hincha de cojín y familia con niños en brazos, desaparece de las tribunas en los
estadios Colombianos, dando paso al 4 nuevo hincha del fútbol, ósea el joven de arete, pircin,
tatuaje, torso desnudo, esbeltez y colorido. El estadio se inunda de alegría, droga, alcohol,
impunidad, saltos y gritos.
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El poder se convierte en
lo esencial, y el respaldo
al equipo se torna en lo
más importante para la
vida de muchos jóvenes
que no teniendo nada
importante en sus vidas,
convierten a su equipo de
fútbol, en su más
preciado tesoro. Es decir,
se fue creando una nueva
identidad nacional, una
cultura del fútbol
espectáculo.
La simbología cambio, y el imaginario individual y
colectivo de los nuevos hinchas del fútbol plagaron
todos los rincones del territorio nacional. La rivalidad
entre las escuadras futboleras no se hizo esperar y la
violencia al interior de los estadios se empezó a volver
situación cotidiana.
Para el caso Colombiano, algunas características que
están identificando el nuevo tipo de fútbol espectáculo,
se pueden resumir así: aficionados que encuentran en
el estadio el lugar natural de la brutalidad, el mal trato y
el irrespeto; el periodista y el comentarista deportivo
con su pasión e intereses económicos; las expresiones
verbales de barras, técnicos, directivos y aficionados; la
simbología y logística utilizada en el espectáculo por
jugadores y aficionados; el apasionado hincha promotor
de modelos foráneos, la valoración exagerada y
descalificadora de los hechos por unos y otros; y
finalmente y lo más lamentable, el reflejo de la sociedad
violenta, excluyente y limitadora que envuelve a
Colombia, que fruto de sus múltiples desigualdades, ha
socavado finalmente el sentimiento del hincha,
generándole resentimientos sociales y culturales, que
son infortunadamente trasladados al fútbol.
El origen de la violencia en el fútbol se remonta a un partido disputado por Argentina y Uruguay en 1916. Debido a la sobreventa de entradas comenzaron a producirse desmanes en las tribunas, las cuales terminaron incendiadas. En el período que va desde 1924 a 1957 se habían producido 12 muertes relacionadas con el fútbol. Pero a partir de fines de la década de 1950 el fenómeno cambia. Luego de la muerte de Linker, en 1958, en el fútbol argentino se inicia una etapa de "acostumbramiento" a la violencia, comenzando a conocerse a los grupos organizados de hinchas violentos como barras bravas. Este período además se caracteriza por un incremento en el número de muertes. De acuerdo con Amílcar Romero, entre 1958 y 1985 se producen en Argentina 103 muertes relacionadas con violencia en el fútbol, es decir, en promedio una cada 3 meses. En este período, además, comienzan a institucionalizarse los grupos de hinchas violentos, quienes son financiados por los dirigentes. A partir de este momento la violencia crece, y estos grupos comienzan a ser utilizados también para la política. Si bien en Argentina todas las barras bravas son consideradas peligrosas, organismos de seguridad afirman que las de Independiente, Newell's Old Boys , Boca Juniors y River Plate son las más poderosas.
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Webgrafia:
http://www.cafyd.com/HistDeporte/htm/pdf/4-19.pdf
http://es.wikipedia.org/wiki/Barra_brava
http://es.wikipedia.org/wiki/Hooligan_(f%C3%BAtbol)
http://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia_de_Valley_Parade
http://es.wikipedia.org/wiki/Tragedia_de_Heysel
http://es.wikipedia.org/wiki/Hinchada
http://www.colombia.com/futbol/especiales/170201/barras.asp