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  • Desculturacin y regeneracin cultural

    Aportes del sistema alimentario yagroecolgico Pa-Tavyter

    Marcos Glauser Ortiz

  • BASE Investigaciones Sociales

    Ayolas 807 esq. Humait

    Tel. (59521) 451 217 Fax. (59521) 498 306

    [email protected]

    www.baseis.org.py

    Asuncin, Paraguay

    Esta publicacin ha sido posible gracias al apoyo solidario de la Fundacin Rosa

    Luxemburgo

    Primera EdicinDesculturacin y regeneracin cultural

    Aportes del sistema alimentario y agroecolgico Pa-Tavyter

    (Asuncin, BASE IS, diciembre 2010)

    Diseo Editorial y tapa: Violeta Doldn

    Impresin: QR Producciones

    Las opiniones vertidas en esta publicacin no necesariamente reflejan la posicin

    de los editores, y son de exclusiva responsabilidad de sus autores.

    Copyleft.

    Esta edicin se realiza bajo la licencia de uso creativo compartido oCreative Commons. Est permitida la copia, distribucin, exhibicin y utilizacinde la obra bajo las siguientes condiciones.

    Atribucin: se debe mencionar la fuente (ttulo de la obra, autor, editorial, ao).

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    Mantener estas condiciones para obras derivadas: slo est autorizado el uso parcial oalterado de esta obra para la creacin de obras derivadas siempre que estas condicionesde licencia se mantengan para la obra resultante.

  • 3Desculturacin y regeneracin cultural

    No se necesitan muletas de la ciencia,

    cuando se camina sobre los propios pies,

    en el camino propio, soando los propios sueos,

    no los que se toman en prstamo del desarrollo.

    Gustavo Esteva

  • 5Desculturacin y regeneracin cultural

    ndice

    Introduccin | 9

    1. El desarrollo y el despojo de la cultura propiaLas races para la regeneracin cultural | 13

    2. Aspectos metodolgicos y caracterizacin de lascomunidades | 23

    3. El sistema alimentario y agroecolgicoPa-Tavyter | 33

    4. La capacidad de adaptacin, flexibilidad yrestauracin del sistema alimentario tradicional | 51

    5. Evaluacin de la sustentabilidad de los sistemasagroecolgicos | 73

    6. Conclusiones | 81

    Anexo | 89

    Bibliografa | 99

  • 7Desculturacin y regeneracin cultural

    ndice de mapas, cuadros y grficos

    Mapa 1. Ubicacin de las comunidades | 26Mapa 2. Comunidad indgena Ita Guasu | 28Mapa 3. Comunidad indgena Arroyo Kaa | 29Mapa 4. Comunidad indgena Takuarendyju | 31

    Cuadro 1. Ubicacin, tenencia de tierras yextensin de las comunidades de estudio | 27

    Cuadro 2. Caza y pesca | 48Cuadro 3. Composicin de los grupos estudiados

    y extensin cultivada | 54Cuadro 4. Superficie cultivada segn tipo de

    cultivo y hectrea por persona | 59Cuadro 5. Presencia de maz, mandioca y poroto | 65Cuadro 6. Diversidad de frutales | 67Cuadro 7. Familias con miembro changuedor y

    familias retireras | 69Cuadro 8. Tiempo dedicado a la changa e ingreso

    promedio | 70Cuadro 9. Calendarizacin de actividades, y

    disponibilidad de algunos alimentosproducidos, cosechados, cazados,pescados o comprados | 72

    Cuadro 10a. Indicadores de la dimensin ecolgica I | 75Cuadro 10b. Indicadores de la dimensin ecolgica II | 76Cuadro 11. Indicadores de la dimensin econmica | 77Cuadro 12. Indicadores de la dimensin social | 78

    Grfico 1. Organizacin espacial del tekoha | 37Grfico 2. Realizacin y lugar de caza y pesca | 49Grfico 3. Superficie total cultivada por comunidad

    y por familia nuclear | 55Grfico 4. Comunidad Ita Guasu, superficie total

    cultivada por familia | 56

  • 8Marcos Glauser Ortiz

    Grfico 5. Comunidad Arroyo Kaa, superficietotal cultivada por familia | 56

    Grfico 6. Comunidad Takuarendyju, superficietotal cultivada por familia | 57

    Grfico 7. Promedio de has cultivadas por persona | 58Grfico 8. Combinacin de cultivos en chacra | 60Grfico 9. Comparacin entre extensin total

    cultivada y extensin virtual sincombinacin de cultivos | 61

    Grfico 10. Superficie cultivada por persona segntipo de cultivo | 62

    Grfico 11. Diversificacin de cultivos, Ita Guasu | 63Grfico 12. Diversificacin de cultivos, Arroyo Kaa | 64Grfico 13. Diversificacin de cultivos, Takuarendyju | 65Grfico 14. rboles tiles en los alrededores

    de una casa, Comunidad de Ita Guasu | 66Grfico 15. Nmero de animales por familia | 68Grfico 16. Resultado evaluacin Ita Guasu | 78Grfico 17. Resultado evaluacin Arroyo Kaa | 79Grfico 18. Resultado evaluacin Takuarendyju | 79

  • 9Desculturacin y regeneracin cultural

    Introduccin

    En las ltimas dcadas el fenmeno de la desculturacin se ha idohaciendo cada vez ms fuerte. Este despojo y prdida deelementos de la cultura propia, en donde se incluyen losconocimientos tradicionales y herramientas culturales quepermitieron a los paraguayos y a los pueblos indgenas vivir mejoren el pasado, es parte de la homogeneizacin y occidentalizacinproducidas por la expansin del capitalismo. Con la difusin de lamonocultura, se van erosionando alternativas viables a la sociedadindustrial orientada al crecimiento, al tiempo que se mutilapeligrosamente la capacidad de la humanidad para enfrentar a unfuturo crecientemente diferente con respuestas creativas.

    En el captulo uno de este libro, se ubica la problemtica de ladesculturacin en el marco de la acumulacin por desposesinque caracteriza la expansin del capitalismo en nuestros das. Ladesculturacin se presenta aqu como parte de la transculturacin.Este trmino expresa las diferentes fases del proceso de transicinde una cultura a otra, que implica, necesariamente, la prdidaparcial de una cultura precedente y la creacin de nuevosfenmenos culturales. Pero, no todo es colapso y decadencia!Exploramos aqu tambin el fenmeno de la regeneracin cultural:ante la crisis del modelo de vida y consumo promovido por eldesarrollo, pueblos y comunidades empezaron a reconstruircreativamente sus formas bsicas de interaccin social, creando yrecreando mbitos de comunidad, donde hombres y mujerespuedan vivir en sus propios trminos. Estos procesos deregeneracin cultural han permitido que la gente recupere de apoco muchas capacidades que haba perdido, como el arte dealimentar, el arte de curar y el arte de habitar, entre otros.

    En el mbito de la alimentacin, el desarrollo hizo que se igualarala comida con ciertas actividades tcnicas de produccin yconsumo, basadas necesariamente en la intermediacin del

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    Marcos Glauser Ortiz

    mercado o del Estado. Esto ocasion que muchos pueblos pierdanla capacidad autnoma de alimentarse a s mismos. Esto no es undetalle menor, recordemos que son los pequeos productores yproductoras campesinos e indgenas los que proveen de alimentosy productos agrcolas a la poblacin paraguaya, sin ese aporte dela agricultura familiar, habra menos acceso an a ellos, y unamayor dependencia de las grandes empresas distribuidoras dealimentos (Ortega, 2009).

    Se analizan aqu, entre otras, las siguientes interrogantes: Dndedebera el paraguayo explorar en busca de esos recursos culturalespropios, dejados de lado, abandonados o destruidossistemticamente? Qu elementos debe rescatar y regenerar delchokokue reko (modo de ser campesino) y del modo de serindgena? Se exploran aqu algunas respuestas a travs de unaaproximacin a un pueblo indgena, abriendo a la vez la reflexiny la discusin.

    En el captulo dos se presentan algunos aspectos metodolgicos:los objetivos, los criterios de seleccin del universo y muestra, ylos instrumentos de recoleccin utilizados. Tambin se hace unapormenorizada descripcin de las comunidades de estudio: ItaGuasu, Arroyo Kaa y Takuarendyju, todas pertenecientes al PuebloPa-Tavyter.

    El captulo tres hace una descripcin del sistema alimentario yagroecolgico Pa-Tavyter. Se parte de la situacin general delos indgenas en Paraguay, para luego pasar a una introduccin adicho pueblo, su ubicacin y breves apuntes de su historia. Sepresta especial atencin al tekoha, base de su organizacinsociopoltica. Se hace una discusin sobre el concepto de sistemaalimentario, para luego analizar las transformaciones sufridas porste ante las condiciones cambiantes y las amenazas actuales.Dicho anlisis toma como elementos centrales su relacin con latierra, territorio, y los recursos naturales, as como las prcticasculturales asociadas a su proteccin y sobrevivencia.

    En el captulo cuatro, la atencin se centra en la capacidad de lascomunidades de estudio para adaptarse a las condicionescambiantes, donde se incluye el cambio en las prcticas yconocimientos culturales que contribuyen a estrategias de

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    adaptacin exitosas para todas las condiciones que afectan a susistema de alimentacin. La agricultura toma el lugar central delanlisis por ser pilar fundamental de las estrategias desobrevivencia de las comunidades estudiadas. Se construye yanaliza, asimismo, una calendarizacin de la disponibilidad dealimentos, relacionndola con el trabajo extra predial, y con lacompra de alimentos industriales.

    La evaluacin de la sustentabilidad de los sistemas agroecolgicosde las tres comunidades es hecha en el captulo cinco. Para elefecto se retoman los indicadores identificados y creados porFederico Vargas (2008), especficamente en lo que se refiere a ladimensin ecolgica, econmica y social de la sustentabilidad.

    Por ltimo, en el captulo seis, se hace un balance general delanlisis, apuntando algunas conclusiones referidas tanto a laproblemtica de la desculturacin, como a la capacidad deadaptacin de las comunidades indgenas ante las condicionescambiantes y las amenazas actuales.

  • 1. El desarrollo y el despojode la cultura propia

    La acumulacin por desposesin que caracteriza la expansin delcapitalismo en nuestros das, no solo abarca bienes materiales,riquezas y recursos naturales, tambin despoja a las poblacionesde sus conocimientos tradicionales y herramientas culturales queles haban permitido vivir bien en el pasado. En nuestro pas, elcampesino tradicional, conocido como mboriahu ryguyata (pobre,pero bien alimentado) fue empujado por los agentes desarrollistasy las campaas agrcolas estatales a abandonar su produccindiversificada y su relacin respetuosa con la naturaleza.Incentivado a cultivar rubros no comestibles, orientados almercado y que dejaron escasas ganancias, fue tambin forzado aadoptar el uso de qumicos que nunca antes haba sido necesario.La biotecnologa y los transgnicos fuertemente promovidos enla actualidad no harn ms que profundizar esa prdida deautonoma, dejando a las familias dependiendo de semillas yagroqumicos pero sin dinero para comprarlas. Para algunos, estasfamilias son como refugiados que, rechazados por el sectoravanzado y aislados de sus viejos modos, no tienen a dnde ir:son expatriados en su propio pas (Sachs, 2001).

    Intentando ocultar este despojo, y obviando tambin que Para-guay tiene uno de los ndices de concentracin de tierras ms altodel mundo, sigue siendo comn que se sostenga que el campesinoes pobre por ser ignorante. Ese es un simple prejuicio, unestereotipo instalado y difundido por los grandes medios y suestrategia de desinformacin. La pobreza del campo es resultadode una estructura configurada histricamente sobre la base deprofundas injusticias sociales que han privado o despojado a loscampesinos e indgenas de sus principales recursos productivos,incluyendo entre stos, sus propios bienes culturales (Wehrle, enNicholls 2007).

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    Marcos Glauser Ortiz

    Es este proceso de despojo que implica una transculturacin,desculturacin y prdida de cultura propia el que inspir estapublicacin sobre los procesos de regeneracin cultural que seconstituyen en la nica esperanza ante un panorama tan desolador.El etnlogo y antroplogo cubano Fernando Ortiz, plante en losaos ochenta el uso del trmino transculturacin, que expresalas diferentes fases del proceso transitivo de una cultura a otra,proceso que no consiste solamente en adquirir una cultura, sinoque implica tambin necesariamente la prdida o desarraigo deuna cultura precedente. Toda transculturacin, entendida de estamanera, implica una parcial desculturacin y la consiguientecreacin de nuevos fenmenos culturales (IIDH, 2009) Retomamosen esta investigacin el concepto de transculturacin acuado porFernando Ortiz, por considerar que describe bien las interaccionesy tensiones entre distintas culturas, entendidas adems comoentes dinmicos en constante cambio y transformacin.

    Para exploraciones como la que nos planteamos, es necesariopartir de perspectivas nuevas que permitan una mirada crtica aldesarrollo, ya que todo su sustento terico-filosfico impidepensar en objetivos propios, socava la confianza en uno mismo ydesvaloriza la cultura propia. Esta mirada crtica es, precisamente,lo que se propusieron hacer los colaboradores del llamadoDiccionario del Desarrollo1. Esta publicacin, coordinada porWolfgang Sachs, busc desnudar los supuestos tcitos de una seriede conceptos claves (ayuda, ciencia, desarrollo, mercado,necesidades, pobreza, participacin, produccin, recursos) querefuerzan tanto el desarrollismo como la visin occidental de larealidad.

    Gustavo Esteva, colaborador del Diccionario, aporta una serie deelementos para repensar el desarrollo. De manera tajante afirmaque al decir desarrollo, la mayor parte de la gente dice lo contrarioa lo que quiere expresar. Para explicar esto, identifica el origen delo que llama la era del desarrollo, que se inicia con un discursodel presidente Truman en enero de 1949. En esa ocasin, Trumanhaba dicho: Debemos emprender un nuevo programa audaz quepermita que los beneficios de nuestros avances cientficos y

    1 Sachs, Wolfgang (coord.) 2001 Diccionario del desarrollo, una gua del conocimientocomo poder (Mxico: Galileo Ediciones)

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    nuestro progreso industrial sirvan para la mejora y el crecimientode las reas subdesarrolladas (resaltado propio). Ese mismo da,ironiza Esteva, dos mil millones de personas se volvieronsubdesarrolladas. Al tildar de subdesarrolladas a todas las per-sonas y pueblos que no basaban su vida en el modo industrial deproduccin, Truman reforz la perspectiva evolucionista unilineal.Este evolucionismo, que dicho sea de paso, est fuertementevigente en el discurso oficial, acadmico y de los medios de prensaen Paraguay, parte de la idea de que el modo de produccin in-dustrial es la cima, el estadio terminal de toda evolucin social. Elmodo de produccin industrial iniciado con la revolucin indus-trial europea en realidad no es ms que una de muchas formasposibles de vida social, pero al tomarlo como modelo nico y natu-ral de evolucin, toda la historia es reformulada en trminosoccidentales (Esteva, 2001).

    En relacin al subdesarrollo, Esteva insiste que nadie se da cuentaque es un adjetivo comparativo basado en el supuesto occidental,inaceptable e indemostrable, de que todas las sociedades delmundo deben evolucionar en una misma direccin homognea.Pero el problema es mucho ms que un problema literario, deluso de un nuevo concepto en cierto momento histrico. Todoslos subdesarrollados aceptamos esta percepcin evolucionista,con todos los supuestos y la carga histrica implcita, y empezamosa compararnos con el mundo desarrollado, industrial y sumamenteconsumista. Es ms, perdimos nuestra identidad, y empezamos adefinirnos en funcin a lo que no somos y supuestamentedeberamos ser.

    Segn Wolfgang Sachs, el desarrollo, consistente en la campaaque buscaba convertir al hombre tradicional en hombre moderno,ha fracasado (Sachs, 2001). El estilo de produccin, vida y consumopromovido por los pases industriales, muestra actualmente serprofundamente insustentable. Su expansin parcial en los ltimoscien aos gener la extincin de miles de especies, la destruccinde ecosistemas alrededor del mundo y ha causado el cambioclimtico, cuyos efectos an no conocemos por completo. Dehecho, como afirma el mismo autor si todos los pases hubieranseguido exitosamente el ejemplo industrial, se habran necesitadocinco o seis planetas ms. Por tanto, es obvio que las sociedadesavanzadas no son un modelo; ms bien es posible verlas, al fin yal cabo, como una aberracin en el curso de la historia (Sachs,

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    Marcos Glauser Ortiz

    2001). El fracaso del desarrollo ha creado a millones derefugiados que sobreviven hoy entre la tradicin y la supuestamodernidad. Los antiguos modos fueron destruidos y olvidados,pero los nuevos no son viables!

    La actual crisis ambiental, debida al cambio climtico y alcalentamiento global, est siendo utilizada por las grandescorporaciones transnacionales y los gobiernos que las protegencomo una va ms para generar ganancias. Para ello proponenmedidas para enfrentar al cambio climtico basadas en los mismosmecanismos de mercado que generaron la crisis ambiental quepretenden enfrentar. La Va Campesina, una articulacin mundialde organizaciones campesinas que enfrenta al proyectohomogeneizador de las corporaciones agroindustriales, es muycrtica ante dicha estrategia. Segn las organizaciones aglutinadasen la Va Campesina, los campesinos y los indgenas contribuyen aenfriar la tierra por su forma de utilizar los recursos naturales en laproduccin de alimentos. La soberana econmica, cultural y polticade cualquier pas est basada en la seguridad y la soberanaalimentaria, y stas dependen en gran medida de la capacidad deun pueblo de producir alimentos sanos y adecuados. Sin duda,quienes mejor cumplen con esta tarea son los campesinos y losindgenas, con prcticas basadas en sus conocimientos ancestralesy sus manejos tradicionales de los agroecosistemas. GuillermoOrtega es muy claro cuando define estos manejos tradicionalescomo aquellas prcticas que no han sido impuestas por el mercado,las empresas y la revolucin verde, es decir, aquellas que fuerontransmitindose de generacin en generacin en los procesos deinteraccin entre el ser humano y su entorno natural (Ortega, 2009).

    Desde mucho antes del siglo XIX en Europa, la construccin socialdel desarrollo estaba ligada con una fuerte y conciente tendenciaa la economizacin, entendida como la extraccin de la economacomo una esfera autnoma de la sociedad y de la cultura, paraposicionarla como centro absoluto. De hecho, economizacin ycolonizacin eran sinnimos; la economa, como construccinconceptual, trata de subordinar y subsumir en su lgica cualquierotra forma de interaccin social en cualquier sociedad que invade(Esteva, 2001). Esto es precisamente lo que ocurre actualmenteen relacin a la problemtica ambiental; lo que en un primermomento fue un intento de convencer a los economistas de la

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    importancia de proteger la naturaleza, termin convirtindose enun fuerte proceso de mercantilizacin de la naturaleza y la vida.

    Desarrollo y economizacin van de la mano: solo puedeestablecerse el valor econmico del algo cuando se desvalorizantodas las dems formas de existencia social (Esteva, 2001). ParaEsteva, este desvalor produce un metamorfosis grotesca de lasdestrezas de la gente en carencias; de hombres y mujeres en manode obra; de la tradicin en carga; de la sabidura en ignorancia; dela autonoma en dependencia; en fin transforma las actividadesde la gente y las interacciones entre s y con el ambiente, ennecesidades que slo pueden ser satisfechas con intermediacindel mercado (2001). Fue precisamente este proceso deeconomizacin lo que impuls a Karl Polanyi a publicar La GranTransformacin pocos aos antes del discurso de Truman,argumentando que el sistema de mercado distorsion de maneraradical nuestra concepcin de hombre y sociedad, y que estadistorsin constituye el principal obstculo para solucionar losproblemas de nuestra civilizacin (Esteva, 2001).

    Por todo esto, ambos autores advierten que no es el fracaso deldesarrollo lo que hay que temer, sino su xito, ya que si todos lospueblos del planeta se movieran en la misma direccin, el nicoresultado sera una tremenda prdida de diversidad, tanto cul-tural como biolgica. La occidentalizacin del mundo ha sidosiempre, segn Sachs, la agenda secreta del desarrollo. Es por estoque advierte que al difundir la monocultura se ha erosionadoalternativas viables a la sociedad industrial orientada alcrecimiento y se ha mutilado peligrosamente la capacidad de lahumanidad para enfrentar un futuro crecientemente diferente conrespuestas creativas (Sachs, 2001). As, el desarrollo homogeneizprofundamente el subconsciente de las sociedades, modificandosus deseos y sueos, ocupando con la imaginera occidental elespacio mental en que suean y actan hoy (Sachs, 2001). Esjustamente esto lo que vuelve mucho ms interesante e inspiradorconocer la diversidad de modos que sobreviven en culturas nooccidentales, como la de los pueblos indgenas en nuestro pas.Diversidad de modos de la que mucho podemos aprender, y quetenemos a nuestro alcance no gracias, sino a pesar del desarrollo.

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    Marcos Glauser Ortiz

    Las races para la regeneracin cultural

    No todo es colapso y decadencia. Hay quienes reconocen ycelebran que a pesar de la economa (y del desarrollo), hombres ymujeres comunes, que sobreviven en los mrgenes de nuestrasociedad, hayan logrado mantener vivo otro juego de reglas, otralgica, profundamente inserta en su tejido social (Esteva, 2001).El fracaso del desarrollo, y la decadencia y crisis del modelo quese haba presentado como ejemplar, han creado las bases paraque miles de pueblos, vecindades, asentamientos y barrios,reconstruyan creativamente sus formas bsicas de interaccinsocial. Este proceso de creacin y recreacin de mbitos decomunidad, donde hombres y mujeres pueden vivir en sus propiostrminos, ha sido denominado como regeneracin cultural.

    Estos procesos de regeneracin cultural han permitido que lagente recupere de a poco muchas capacidades que haba perdido,como el arte de alimentar, el arte de curar y el arte de habitar. Porejemplo, despus de creer por muchos aos, que la salud estbasada en los servicios mdicos, lo que les llev a lucharactivamente para conseguir centros de salud, hospitales ymedicamentos, ahora, a travs de estos procesos de regeneracin,reconocen que sanar es la capacidad autnoma de lidiar con elambiente, y regeneran su propia capacidad curativa, recuperandoel respeto y disfrutando de los beneficios de la sabidura de suscuranderos y de la rica capacidad teraputica de sus entornos(Esteva, 2001).

    Lo mismo ocurre en el mbito de la alimentacin. El desarrollo loshaba llevado a igualar la comida con ciertas actividades tcnicasde produccin y consumo basadas en la intermediacin delmercado o del Estado. Esto ocasion que muchos pueblos pierdanla capacidad autnoma de alimentarse a s mismos. Ahora, buscanregenerar y enriquecer las relaciones entre s y con el medio,lidiando de manera fascinante, a travs de estrategias colectivas,con la falta de alimentos ocasionada por el desarrollo. Por lacentralidad de la alimentacin, como fenmeno complejo y mul-tidimensional, en este trabajo se explorarn aquellos elementosimportantes para todo intento de regeneracin del arte dealimentar.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Dnde debera el paraguayo explorar en busca de esos recursosculturales propios, dejados de lado, abandonados o destruidossistemticamente por tantos aos? Qu elementos debe rescatary regenerar del chokokue reko (modo de ser campesino) y delmodo de ser indgena? La respuesta la debemos buscar en lahistoria del pueblo paraguayo. Las races culturales delcampesinado paraguayo son races indgenas, sobre todo indgenasguaran, races que perduran hasta hoy, no solamente en la lenguamaterna, el guaran, sino en muchos aspectos culturales y, porende, tambin en la economa campesina (Lehner, 2009).

    Un elemento que debera ser tomado en cuenta porque nuestrotiempo as lo exige, es la sustentabilidad ambiental. Andrs Wehrleha destacado que en el medio rural, tanto campesino comoindgena, la viabilidad econmica y organizacional estnntimamente relacionadas con la sostenibilidad. En dicho medio,la economa tiene directa relacin con: la cultura y el modo deproducir y de organizarse para ello; con los conocimientos ysaberes desarrollados a lo largo de los aos; con los tiempos ycdigos que tiene el medio productivo y el medio social; con lastecnologas y prcticas que utilizan y las formas de combinarlas.Estas son, segn Wehrle, las potencialidades y fortalezas de estemodo de vida campesino-indgena, que hacen a la vez a lasustentabilidad de la misma (Wehrle en Nicholls, 2007).

    Existen ciertas similitudes entre el modo de ser campesino y elmodo de ser indgena, pero existen tambin grandes diferencias.Una de ellas es, quizs, la profundidad y alcance de las relacionesde reciprocidad en las que se basa toda actividad econmica. Enpalabras de Lehner, la economa de reciprocidad se basa en unprincipio de solidaridad con el prjimo. No se basa en un trabajoconjunto, sino en el compromiso moral de asistir a otro cuando lonecesita y hacer partcipe a los dems de lo suyo, de auxiliar ocompartir cuando alguien lo pida, pero de recibir cuando uno lonecesita (Lehner, 2009). Para Meli (2006), casi toda economaindgena fue, y sigue siendo, una economa de reciprocidad. Alrespecto, escribe:

    El proceso de trabajo y de produccin est en elguaran no slo condicionado, sino esencialmentedestinado a reproducir el don; es decir, tiene en lareciprocidad, en el jopi, su razn prctica econmica.

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    Marcos Glauser Ortiz

    De este modo, el convite y la fiesta, el convite festivo,son el primer y el ltimo producto de esta economade trabajo. Sin reciprocidad no se entiende el trabajoguaran, ni siquiera el individual. Potir, pepy, jopoi,son apenas momentos de un mismo movimiento enel que el modo de ser guaran se concreta ideal yformalmente, a travs de la produccin de lascondiciones materiales de su existencia, que nunca sonde mera subsistencia.

    Es importante entender que la reciprocidad no solo rige elrelacionamiento entre los hombres, sino tambin entre el hombrey los dioses y entre el hombre y la naturaleza, las almas y espritusde los animales, plantas, el agua, la tierra, etc. (Lehner, 2009) Sobreel punto, Lehner escribe:

    En cierto modo se puede decir que la naturaleza esun don de los dioses y los espritus guardianes y, porende, el hombre debe retribuir ese don. As, laeconoma de la reciprocidad es tambin elfundamento de la agroecologa guaran. Es muyimportante entender que el dar y recibir se rige por elprincipio de la equidad, la necesidad de manteneractivamente un equilibrio entre el dar y recibir que,en nuestros trminos, se traduce en manteneractivamente la equidad entre los hombres (lo queabarca tambin el equilibrio entre hombres y mujeres),y el equilibrio entre el hombre y el medio ambiente.

    Existe, sin embargo, una barrera que histricamente impidi queel campesino valore y se acerque al modo de ser indgena, altiempo que lo hizo negar sus propias races. Esa barrera esresultado del encubrimiento de las culturas locales, iniciado en lacolonia y que contina hasta nuestros das. Con la llegada de losespaoles, y como en todo proceso colonial, se abrieron una seriede etapas que esquemticamente pueden ser llamados de:descubrimiento, encubrimiento, sustitucin, transformacin ycreacin. Bsicamente, el encubrimiento consiste en no ver, entapar a las culturas locales y sus potenciales enseanzas. Debidoa este proceso, dice Meli, el Paraguay prcticamente desconocila existencia de pueblos indgenas chaqueos, y por lo tanto, noincorpor ninguno de sus valores, ni si siquiera los relativos a la

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    ecologa, en la que son maestros (Meli, 2006). En lo que se refiereal aporte especfico de los guaranes, Meli opina que la situacines an ms compleja:

    Se piensa que el mundo guaran es el sustratoordinario de la identidad del Paraguay y que estemundo ha sido asimilado por el paraguayo y de talmodo transformado que lo ha hecho suyo. Es unamanera de encubrir la realidad. El guaran tribal,constituido por seis pueblos diversos, est vivo yculturalmente goza de relativa buena salud. No sepuede tapar ni encubrir esta realidad, como de hechose hace: el Paraguay desconoce a los guaranes libres,los discrimina y los margina.

    Durante siglos, entonces, las races culturales indgenas fueronnegadas por el propio campesinado y por la sociedad paraguayaen general. Este rechazo fue tan fuerte, que la palabra ava,hombre en guaran, se convirti en un grave insulto utilizadopor la poblacin paraguaya. Es ms, la sociedad colonial y pos-colonial persigui y denunci constantemente susmanifestaciones, entre ellas, las redes de solidadaridad, comocausas del supuesto atraso cultural y econmico delcampesinado paraguayo. Pero, al parecer, actualmente algunascosas se estn modificando, debido, segn Lehner, al cambio enla apreciacin y visin de las culturas indgenas a nivel internacionaly nacional, as como a la amenaza de los grandes monocultivos.Estos dos fenmenos, que estn reorientando a los productores ya muchos profesionales hacia la agroecologa, hace hoy posibleque los paraguayos comiencen a mirar a su par guaran con otrosojos. A partir de esto, opina Lehner, el campesinado paraguayobusca revitalizar el chokokue reko (modo de ser campesino),asumiendo positivamente sus diferencias con el modelo de laeconoma de mercado, iniciando un proceso de reflexin yrevalorizacin de la herencia guaran en la cultura paraguaya.

  • 2. Aspectos metodolgicos ycaracterizacin de las comunidades

    Sobre la metodologa

    Objetivos

    Este trabajo busca reflexionar sobre el proceso de desculturaciny prdida de la cultura propia del paraguayo y la necesidad de surecuperacin y regeneracin. Para ello se describe en profundidadel sistema alimentario y agroecolgico de tres comunidades Pa-Tavyter, sus potencialidades, cambios, limitaciones, amenazas yposibilidades de adaptacin. Entre otras cosas, se busca conocerlas estrategias de sobrevivencia utilizadas por estas comunidadescon miras a su seguridad y soberana alimentaria. Asimismo, seevala la sustentabilidad del sistema agroecolgico. Finalmentese busca identificar elementos culturales tiles para la necesariaregeneracin cultural paraguaya y regional.

    Universo y muestra

    De la gran variedad de pueblos indgenas existentes en Paraguay,se ha seleccionado al Pueblo Pa-Tavyter, de la familia lingsticaguaran, por ser uno de los pueblos que no solamente mantuvoun admirable bagaje cultural propio, sino que ha demostrado teneruna capacidad de adaptacin y flexibilidad que le ha permitidoapropiarse de ciertas tcnicas y actividades no tradicionales graciasa las cuales es, quizs, el pueblo indgena con mejores condicionesde vida en Paraguay. Este Pueblo constituye el universo deinvestigacin. Se trabaj con un reducido nmero de comunidadespara poder realizar una aproximacin respetuosa y profunda atravs de estadas en las comunidades. stas fueron seleccionadastomando en cuenta su ubicacin en una misma rea, concaractersticas geogrficas, sociopolticas y climatolgicas

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    Marcos Glauser Ortiz

    comunes. Se seleccionaron tres comunidades, basndose enconocimientos previos que permitieron elegir comunidades ensituaciones diferentes en cuanto a su historia de conformacin,situacin de la tenencia de la tierra y en cuanto a su cohesin yliderazgo actual.

    La muestra y unidad de anlisis est conformada por la familiaextensa. En concreto, tres familias extensas, de tres comunidadesdistintas, fueron seleccionadas como muestra. As, en cadacomunidad se trabaj con un nmero determinado de familiasnucleares que componen la familia extensa. En la comunidad deIta Guasu, fue analizado un grupo compuesto por 10 familiasnucleares, que totalizan 50 personas. El grupo analizado en laComunidad Indgena Arroyo Kaa estaba compuesto por 20 per-sonas distribuidas en 5 familias nucleares. Por su parte, enTakuarendyju son 10 familias nucleares las que conforman el grupoestudiado, totalizando 67 personas.

    Cada una de estas familias vive en su propia casa y trabaja su propiachacra, sin embargo, estn entrelazados por un sinnmero deintercambios de bienes y trabajos conjuntos, que revelan un fuertesentido de parentesco y reciprocidad. No todas las familias cultivanlo mismo, y en algunos casos sus miembros se dedican a otrasactividades, posibilitando al grupo familiar una gama ms ampliade estrategias de obtencin de recursos. La familia extensacomparte todos aquellos trabajos pesados, como la corpida, laquema y la cosecha, dejando sin embargo, el trabajo de la siembracomo una actividad casi exclusiva de la familia nuclear. A pesar deque el producto de las chacras es apropiado de manera individualpor cada familia nuclear, en ltima instancia este es tambinpropiedad colectiva y siempre est disponible para asegurar lasobrevivencia del grupo en su conjunto.

    Instrumentos de recoleccin utilizados

    La informacin fue obtenida a travs de diversas tcnicas y fuentes.Las de primera mano se recogieron por medio de encuestas,entrevistas no estructuradas, conversaciones informales, as comopor medio de la convivencia y la observacin participante. Ademsde una primera estada de dos meses en una de las comunidades,se han realizado tres salidas de campo, de 10 das cada una. Todas

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    fueron realizadas durante el ao 2010, siendo la primera duranteel mes de agosto y las otras dos durante setiembre. Tambinfueron consultados materiales e investigaciones acadmicas sobreel tema, la cultura y la regin en cuestin. Todo el material utilizadoes debidamente citado en la bibliografa.

    Caracterizacin de las comunidades de estudio

    Las tres comunidades se encuentran ubicadas en zonas rurales delos Departamentos de Amambay y Concepcin. A continuacinse presentan sus caractersticas generales, abarcando tanto sussimilitudes como sus diferencias significativas.

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    Mapa 1. Ubicacin de las comunidades(1. Ita Guasu, 2. Arroyo Kaa, 3. Takuarendyju)

    Fuente: Mapa Guaran Ret, modificado por el autor

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Cuadro 1. Ubicacin, tenencia de tierras yextensin de las comunidades de estudio

    Comunidad indgena Ita Guasu

    Ubicada en el distrito de Pedro Juan Caballero, del Departamentode Amambay, se encuentra a 52 kilmetros de la capitaldepartamental, Pedro Juan Caballero. Es una comunidad con tierrapropia, asegurada en la dcada del ochenta. Cuenta con unapoblacin aproximada de 500 personas, distribuidas en por lomenos 60 casas. La comunidad tiene una extensin 970 has.

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    Marcos Glauser Ortiz

    Mapa 2. Comunidad indgena Ita Guasu

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Comunidad indgena Arroyo Kaa

    Ubicada en el distrito de Bella Vista, del Departamento deAmambay, se encuentra a 86 kilmetros de la capitaldepartamental. Es una comunidad sin tierra propia, asentadadesde hace por lo menos tres generaciones en las tierras que hoypertenecen a la empresa Alcoholera Paraguaya S.A (Alpasa).Cuenta con una poblacin de 400 personas, distribuidas en 60casas. Esta comunidad cuenta con una demarcacin inicial de sustierras de parte del INDI, que abarca una extensin de 5900 has.

    Mapa 3. Comunidad indgena Arroyo Kaa

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    Marcos Glauser Ortiz

    Comunidad indgena Takuarendyju

    Ubicada en el distrito de Concepcin, del Departamento deConcepcin, se encuentra a 100 kilmetros de la capitaldepartamental, la ciudad de Concepcin. Es una comunidad sintierra propia, asentada hace varias generaciones en tierras quehoy pertenecen a Marcial Samaniego. Cuenta con una poblacinde 154 personas, distribuidas en aproximadamente 27 viviendas.As como la comunidad anterior, sta cuenta con una delimitacininicial del espacio ocupado, hecha por el INDI y abarca unaextensin de 1957 has. Es necesario tener en cuenta que en estemismo lugar existe otra comunidad indgena denominada VyaRenda, compuesta mayoritariamente por familias de la etniaMbya. Ambas comunidades comparten la extensin citada,aunque sus asentamientos se encuentran claramente separadosen dos extremos opuestos.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Mapa 4. Comunidad indgena Takuarendyju(Verde: Pa-Tavyter; Amarillo: Mbya)

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    Marcos Glauser Ortiz

    Aspectos generales

    Ita Guasu y Arroyo Kaa estn ubicadas en la cuenca del roAquidabn, y a una distancia de 11 kilmetros, por lo quecomparten caractersticas geogrficas, ambientales, sociopolticasy climatolgicas. Por su parte, la comunidad de Takuarendyju seencuentra a ms de 70 km de distancia y muy lejos de otrascomunidades Pa-Tavyter. Los datos aportados brindan unpanorama de la realidad vivida en estas tres comunidades y nodeberan ser generalizadas al pueblo Pa en su conjunto. Ita Guasues una comunidad antigua, actualmente estable y consolidada,mientras que la segunda, Arroyo Kaa, es un tekoha antiguo peroha sufrido varios desalojos forzosos, por lo que solo hace pocotiempo ha sido reconocida como comunidad. Adems de esto,Arroyo Kaa es quizs una de las comunidades Pa-Tavyter conms exhuberancia y recursos naturales, y se encuentraactualmente amenazada por un megaproyecto de produccin decaa de azcar y la instalacin de una planta procesadora deetanol. Las dos primeras comunidades, Ita Guasu y Arroyo Kaa,forman parte de un grupo mayor conformado tambin por Pikykua,Jakaira, Jaguati y Cerro Akangue, entre las cuales existen vnculosde muchos tipos, especialmente religiosos y festivos.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    3. El sistema alimentario yagroecolgico Pa-Tavyter

    La situacin general de los indgenas

    Habitan hoy en Paraguay ms de cien mil indgenas pertenecientesa 20 grupos tnicos, que a su vez pueden ser divididos en 5 grandesfamilias lingsticas. El 92% de las comunidades indgenas estubicada en zonas rurales, por lo que se ven afectadas por el despojoy la desigualdad generados por la expansin del modeloagroexportador impulsado en la regin. A pesar de que su derechoa la tierra est legalmente reconocido, casi el 45% de estascomunidades an no cuenta con tierra propia (DGEEC, 2003). Laventa de su territorio se tradujo siempre en la prdida directa dederechos de acceso y uso de los recursos naturales histricamenteaprovechados y resguardados por ellos.

    El Derecho Humano a la Alimentacin implica la disponibilidadde alimentos en cantidad y calidad suficientes para satisfacer lasnecesidades alimenticias de las personas, sin sustancias nocivas,y aceptables en una cultura determinada; y la accesibilidad a talesalimentos de forma sostenible y que no interfiera con el ejerciciode otros derechos humanos (Woodley, 2002). El Estado paraguayono ha dado pasos claros para proteger y restituir las tierras,territorios y recursos tradicionales, base de la identidad culturalindgena, y fundamental para la realizacin de su derecho a laalimentacin (CAPI, 2007). Prueba de esto son las tasas dedesnutricin infantil indgena. En el ao 2008, el 41,8% de los niosindgenas menores de 5 aos sufra desnutricin crnica2 y 9,7%desnutricin global. Estas tasas superan ampliamente las de lapoblacin infantil nacional que es de 14,2% y 4,2%respectivamente (DGEEC, 2008).

    2 La desnutricin crnica hace referencia a la talla/edad. La desnutricin globalhace referencia al peso/edad.

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    La principal causa de la extrema pobreza y la desnutricingeneralizada, es la falta de tierra propia en extensin y calidadsuficiente (CAPI, 2007; Ayala, 2009; UNPFII 2009; Segovia, 2009)as como la privacin de uso de los recursos naturales para susubsistencia, y la prdida gradual de su cultura (Ayala, 2009). Latitulacin de la mayor parte de las tierras tradicionalmentehabitadas por los pueblos indgenas a nombre de propietariosparticulares y empresas ganaderas o agroexportadoras haconllevado la destruccin de sus ecosistemas. En la zona norte dela regin Oriental, territorio tradicional Pi-Tavyter, lascomunidades son invadidas por pasturas provenientes de losestablecimientos ganaderos vecinos, lo que genera incendioscclicos anuales. En las regiones frtiles, un poco ms al sur, lascomunidades estn rodeadas por cultivos extensivos mecanizadosde soja y trigo, expuestas al impacto directo de los agrotxicos yla contaminacin de sus aguas (CAPI, 2007). En la regin Occiden-tal o Chaco, las pasturas para ganadera sustituyen a los bosquesa un ritmo de desforestacin que alcanz el rcord de 1262 has/diarias en junio del 2010 (Guyra Paraguay, 2010).

    Esta destruccin ha obligado a las comunidades a adaptar sussistemas alimentarios tradicionales. Antes, ste estaba basado entres pilares: agricultura, caza/pesca y recoleccin. Con ladeforestacin y desaparicin de sus montes, o la simple prohibicinde acceso a propiedades hoy privatizadas, la alimentacin pas adepender mayormente de la agricultura, actividad muy pocodesarrollada por algunos pueblos indgenas chaqueos. stospasaron a depender de manera creciente del trabajo informalofrecido por los establecimientos menonitas y ganaderos, encondiciones que la OIT ha descrito como un sistema servidumbralmoderno (UNPFII, 2009).

    La miseria en la que viven los indgenas no tiene justificacionesevolutivas, como pretenden hacer creer algunos medios decomunicacin, es una herencia del modelo econmicoagroexportador. Su existencia en condiciones de vulnerabilidad,as como la magnitud de la expulsin del campo se hicieron msvisibles con el surgimiento de 13 asentamientos urbanos en laperiferia de Asuncin en los ltimos 10 aos (Ayala, 2009).

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    El Estado paraguayo cuenta con normativas y conveniosinternacionales que garantizan la aplicacin del derecho colectivode los Pueblos Indgenas en el Paraguay. La Ley 904/81, Estatutode las Comunidades indgenas, remite al convenio 169 de la OITtodo lo relacionado a las tierras y territorios indgenas. Adems,el actual gobierno ha declarado el tema indgena como prioritario.Sin embargo, la falta de voluntad real, o bien, el poder fctico deciertos grupos, se tradujo en el rechazo en el Congreso a las pocasiniciativas de ley que buscaban expropiar tierra para restituirlas alas comunidades. Hay que destacar que Paraguay es uno de lospocos pases de la regin con sentencias condenatorias de la CorteInteramericana de Derecho Humanos (Ayala, 2009). No quedaduda que sin un catastro, y sin una reforma agraria integral, resultadifcil transformar las estructuras injustas e inequitativasheredadas de la dictadura, y que prevalecen hasta el presente.

    Los Pa-Tavyter

    La etnia Pa-Tavyter pertenece a la familia lingstica guaran y estasentada en la zona norte de la regin Oriental del Paraguay, en losDepartamentos de Concepcin, Amambay y Canindeyu. Esta etnia,divida con la creacin de los Estado-Nacin, cuenta con unapoblacin estimada en 13.200 habitantes del lado paraguayo y20.000 del lado brasileo. Miguel Alberto Bartolom (2009) hasugerido que los Pa surgieron como parcialidad guaran diferenciadaa consecuencia de la evangelizacin durante la colonia. Su etnnimosignifica habitantes del pueblo del centro del mundo, en alusin aJasuka Venda lugar considerado como punto donde se inici lacreacin del mundo y centro del territorio Pa o Pa Reta (Bartolom,2009). Este territorio se divide tradicionalmente en tres grupos lo-cales: los Mberyvogu, los Yvypytegu, y los Yvypopygua (Lehner,2002). Los Pa son portadores de una identidad tnica contrastativaque los diferencia de todo otro grupo en base a las normas ycostumbres propias; lo que hace a los Pa ser Pa es entonces unalgica cosmolgica, quizs interferida por el cristianismo, peroreestructurado y reelaborado dentro de su propio cdigo simblico(Bartolom, 2009).

    Conocedores de esta cultura aseguran que desde los tiempos msantiguos existi una agricultura guaran fecunda donde la tierrano fue nunca un simple medio de produccin econmico (Meli,

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    2006). Las primeras descripciones hechas sobre los guaranes quedatan de la conquista, como las de Ulrico Schmidl, resaltan laabundancia que caracterizaba el mundo guaran:

    () entre los susodichos Carios o Guarans hallamostrigo turco (maz) y mandiotn, batatas, mandiocaporop, mandioca pepir, man, bocaya y otrosalimentos ms, tambin pescado y carne, venados,puercos del monte, avestruces, ovejas indias, conejos,gallinas y gansos y otras salvajinas las que no puedodescribir todas en esta vez. Tambin hay en divinaabundancia la miel de la cual se hace vino; tienentambin muchsimo algodn en la tierra (Meli, 2006).

    Organizacin socio-poltica: El tekoha

    Los guaranes identifican a su tierra con el tekoha, base de todasu organizacin sociopoltica. La antroploga Beate Lehner haceuna pormenorizada descripcin del tekoha tradicional que enpartes sigue vigente en el presente. Un tekoha est compuestopor un grupo de aproximadamente 30 familias nuclearesrelacionadas por parentesco. La pareja de Tami/Jari (abuelo/abuela) es la autoridad social y moral de la familia extensa. Laresidencia es bilocal, lo que permite solucionar conflictos y gen-era una constante fluctuacin poblacional (Lehner, 2002)

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Grfico 1. Organizacin espacial del Tekoha.

    Fuente: Lehner 2006

    Lehner profundiza an ms en los aspectos territoriales del tekoha.Este delimita un espacio geogrfico con derechos exclusivos deuso de los recursos naturales. Tradicionalmente tena unaextensin aproximada de 5.000 ha, con la casa del Tami en elcentro con las dems casas de la familia extensa alrededor. Lascasas se ubicaban normalmente al borde de los campos naturales,con sus chacras y barbechos dentro de los montes. Inclua por lotanto montes, campos, esteros y aguadas, con el bosque alto comolugar de caza y frontera con otros tekoha. Los diferentes tekohatenan estrechas relaciones de parentesco a travs del casamiento

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    preferencial entre primos cruzados, dando lugar a un ente socio-poltico mayor llamado Tekoha guasu (Lehner, 2002).

    Segn su definicin, teko es modo de ser, modo de estar, sistema,ley, cultura, norma, comportamiento, hbito, condicin, costumbre(), el tekoha es por lo tanto, el lugar donde se dan todas lascondiciones de posibilidad del modo de ser guaran; como dicenlos propios dirigentes guaranes: sin tekoha no hay teko (Meli,2006). Los guaranes desarrollaron un sistema de reciprocidad yde don al que denominaron jopoi, traducido comnmente comomanos abiertas. Para Meli este sistema condiciona todo elproceso de trabajo y produccin, destinado a la reproduccincontnua del don; as, el convite y la fiesta son el fin ltimo de estaeconoma de trabajo, lo que implica que las condiciones materialesde existencia no son nunca de mera subsistencia. El tekoha es porlo tanto un espacio sociopoltico y cultural, donde se significan yproducen las relaciones econmicas, relaciones sociales y poltico-religiosas esenciales (Meli, 2006).

    Sistema de alimentacin tradicional

    En este trabajo, se retoma la definicin de sistema alimentarioesbozada por Contreras y Arniz (2005) que lo presentan comoel carcter complejo de las relaciones interdependientesasociadas a la produccin, distribucin y consumo de los alimentosque se han ido estableciendo a lo largo del tiempo y del espaciocon el fin de resolver los requerimientos alimentarios de laspoblaciones humanas. Esto no desconoce, por supuesto, que todosistema alimentario es un sistema simblico que establecerelaciones entre los hombres, as como entre los hombres y lanaturaleza, por lo que la cosmologa, la ecologa y la economa, nopueden ser dejados de lado cuando se analizan las prcticasalimentarias (Heudi, 2007).

    Aproximadamente hasta principios de la dcada de los setenta,los Pa-tavyter basaban sus estrategias de sobrevivencia en lacaza de animales silvestres, en la recoleccin de alimentos y en laagricultura. Segn Grnberg y Meli (1976), los cultivos de maz,poroto, mandioca, batata, y calabazas suministraban alrededor del80% de los alimentos consumidos. La complementariedad de laagricultura, caza/pesca y recoleccin garantizaba las condiciones

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    necesarias para vivir segn su modo de ser, en una convivenciabasada en la reciprocidad.

    Heudi, partiendo de las descripciones etnogrficas de Meli,Nimuendaju, Clastres, Schaden y Grnberg, menciona que losparientes extensos, con contacto ntimo y cotidiano, conformabanun crculo de produccin y consumo de alimentos ligados al fuegodomstico, englobados en una red de comensalidad an msamplia, en que personas de varias familias extensas podan unirseen momentos ocasionales de fiesta (acuerdos polticos, bautismos,etc) donde nunca faltaba el maz consumido en forma de bebidafermentada (chicha). Cuanto ms chicha era ofrecida a losinvitados, ms prestigio era ganado por los convocantes,especialmente las mujeres. El maz, base simblica de la agriculturay de la vida guaran, era la base para un gran nmero depreparaciones culinarias altamente sofisticadas (Heudi, 2007).

    En un proceso similar al ocurrido con sus parientes del ladobrasileo, este sistema de produccin y consumo continu vigentehasta mediados del siglo pasado; es entonces cuando se acelera eintensifica la expansin de los emprendimientos ganaderos en lasreas tradicionalmente ocupadas por los Pi, lo que implic larpida destruccin de gran parte de las reas boscosas y lacontaminacin u obstruccin de los arroyos vitales para sualimentacin. Al ser despojados de sus tierras y recursos natu-rales, ya no pudieron moverse libremente para realizar la caza yrecoleccin, con lo que la agricultura pas a convertirse en el prin-cipal sostn, satisfaciendo parcialmente sus necesidades denutricin (Canova, 2002). Sin embargo el proceso dedesterritorializacin fue lento, ya que aquellos grupos familiaresque pudieron, se refugiaron en los bosques y reservas de losestablecimientos ganaderos, usando su territorio de acuerdo consu sistema social tradicional y realizando, en algunos casos trabajospara los estancieros (Heudi, 2007). Las buenas relaciones con lospropietarios muchas veces duraron solo hasta que stos decidanexpulsarlos para ampliar sus pasturas y elevar su nmero decabezas de ganado.

    Este proceso de expulsin, ocurrido entre los aos 50 y 70, motivel inicio de proyectos que buscaron acompaar el reconocimientoy mensura de comunidades que constituan tekoha tradicionales,

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    o bien, la creacin de comunidades nuevas que acojan a aquellasfamilias extensas cuyas tierras les haban sido arrebatadas. Parael sistema social Pi, extremadamente sensible a lasmodificaciones ambientales, la destruccin y expulsin de suterritorio implic, adems de tensiones e impactos psicolgicosfuertes, grandes cambios en su organizacin poltica.

    La transformacin del sistema alimentario tradicional y lasamenazas actuales

    La creciente inseguridad alimentaria experimentada por losdiferentes pueblos indgenas en el Paraguay est ligada a laexpansin del sistema capitalista que colaps las capacidades demuchas poblaciones de alimentarse a s mismas. La seguridadalimentaria es normalmente definida como la situacin que existecuando todas las personas, en todo momento, tienen acceso fsico,social y econmico a los alimentos con el fin de llevar una vidaactiva y saludable (Woodley et al., 2010). La degradacinecolgica y la decadencia de las economas de reciprocidad hangenerado hambre, y han revelado una clara interdependenciaentre los sistemas agroecolgicos, sistemas econmicos y sistemasalimentarios. Los cambios experimentados por los Pi, debido alas transformaciones de su entorno social y ambiente natural, sereflejan en cambios en su sistema alimentario, modificando lasfuentes de adquisicin de alimentos e introduciendo alimentosprocesados en su alimentacin cotidiana (Heudi, 2007).

    La definicin de sistema alimentario de la que se parte, que loreconoce como un todo complejo de procesos y vnculosinterdependientes y variables en el tiempo y en el espacio, enfatizaque los sistemas alimentarios son realidades dinmicas. En elloshay elementos de continuidad y de cambio a travs de procesossociales que delimitan la forma de producir, distribuir y consumirlos alimentos (Contreras y Arnaiz, 2005). Por lo tanto, lo quealgunos catalogan como un colapso del sistema alimentarioderivado de las transformaciones histricas en el territorio Pa(Heudi, 2007), quizs debera ser abordado, no como una rupturaradical, sino como una transformacin que presenta algunoselementos invariables y otros con una extraordinariatransformacin (Contreras y Arniz, 2005).

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Tierra, territorio y recursos naturales

    Bajo este tpico se engloba todo lo referente al acceso, seguridade integridad de la tierra, territorios, lugares sagrados y espaciosceremoniales usados para la produccin, cosecha y/o recoleccinde alimentos tradicionales, as como los fines culturales yceremoniales relacionados (Woodley et al., 2010). El Convenio 169de la OIT fue ratificado por Paraguay en 1993. Sus artculosreferentes a la tierra, estipulan que los derechos individuales ycolectivos de los pueblos indgenas a sus tierras, territorios yrecursos naturales tradicionales deberan ser protegidos. Adems,en un sentido ms general, afirman que los pueblos indgenasdeben tener el derecho a decidir sus propias prioridades en elproceso de desarrollo en cuanto ste afecta a sus vidas, creencias,instituciones y bienestar espiritual, as como a las tierras quehabitan o usan de otra manera, y a ejercer control hasta dondesea posible, sobre su desarrollo econmico, social y cultural(Woodley et al., 2010).

    En la dcada del 60, se da un fuerte avance de la frontera agrcolaganadera en la zona norte y este de la regin oriental. Estaexpansin capitalista vino de la mano de migrantes brasileos ygrandes empresas nacionales y extranjeras, que se repartieron elterritorio en latifundios dedicados tanto a la explotacin forestalcomo agro-ganadera (Canova, 2002). De alguna manera, fue recinen ese momento histrico cuando el modo de vida de los Pa sevio seriamente afectado. El inicio del proceso de recuperacin ylegalizacin de sus tierras se dio en el ao 1971, principalmentede la mano del Proyecto Pi-Tavyter. Para ello, fue importante elreconocimiento de los derechos indgenas a travs de la sancindel Estatuto de las Comunidades Indgenas en el ao 1981 (Canova,2002). Esta Ley bas sus definiciones socio-polticas, aplicadas atodos los pueblos indgenas sin distincin, en las interpretacionesque en ese tiempo se tena de la organizacin socio-poltica Pi.Esto fue resaltado por Lehner, en un intento que buscaba hacercomprender que la Comunidad Indgena no es un ente socio-poltico y territorial tradicional, sino un ente poltico nuevo, basadoen la alianza de varios tekoha tradicionales, en el territorio de untekoha tradicional (Lehner, 2002). La definicin de Comunidadestablecida en el Estatuto Indgena, as como la extensin de tierrade 20 has por familia, delimitadas segn el Cdigo Agrario, tomadas

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    como referencia para la mensura y demarcacin de lascomunidades, oblig a muchos grupos locales a abandonar susterritorios tradicionales. Las tierras de las comunidades no abarcanla extensin total de las tierras que tradicionalmente eran usadaspor un tekoha, y obligan, adems a convivir con otros grupos lo-cales cuyas tierras les fueron arrebatadas. La coexistencia espacialentre diferentes grupos locales de familias extensas, conautonoma socio-poltica, econmica y territorial, cre una nuevaconstelacin de poderes que gener a una constante puja y pocaestabilidad, lo que a largo plazo gener varios desenlaces violentos.Las pocas Comunidades Indgenas que han alcanzado la estabilidadsocio-poltica son aquellas que reconstruyeron, a pesar de las pocascondiciones territoriales, el modelo tradicional del tekoha guasu,con familias extensas unidas por lazos histricos y de parentesco,y con un liderazgo no impositivo y respetuoso de la autonoma delos tekoha (Lehner, 2002).

    Actualmente el territorio tradicional Pa est, en su mayor parte,ocupado por no-indgenas. La poblacin Pa en Paraguay queddistribuida en 59 comunidades, 42 de las cuales cuenta con tierrapropia (DGEEC, 2003), sin embargo, en la mayor parte de los casos,stas no tienen ni la extensin ni la calidad suficiente para que lasfamilias extensas puedan desarrollar su sistema de vida tradicional.

    La comunidad de Ita Guasu inici los primeros trmites para latitulacin de sus tierras en el ao 1978, en lo que en ese momentoeran tierras fiscales pertenecientes al Estado paraguayo. El lderespiritual que aglutin a un grupo de familias en Ita Guasu fueRafael Valiente, gran tekoharuvicha3. La dirigencia poltica de laComunidad est hoy en manos de Lus Arce, yerno de Doa AmaliaValiente, quien normalmente se presenta como Ita Guasu rapo(la raz de Ita Guasu). Se presenta aqu un breve extracto del testi-monio de Lus Arce sobre cmo era la vida en su infancia:

    Antes nosotros los indgenas vivamos mejor, ahorasufrimos. Antes haba monte, monte de verdad, ahoraa donde vayas es propiedad privada. Antes habamuchos animales, mborev, tat, pescadonosbamos a pescar a la tardecita y en un ratitosacbamos cinco o seis. Mi pap el finado, cuando se

    3 Lder religioso tradicional, que en este caso adems es considerado como uno de los

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    iba a mariscar cazaba mborev, taykat, haca sustrampas haba muchas frutas guaporyty,guavirapyta, yvaguasu, pakuri, guaviram, haba todo.Guaviram por ejemplo antes haba mucho ac en elCerro Akua, ahora se acab. El seor Paulino metisus tractores y se acab Y ahora todo es propiedadprivada. Hasta el Aquidabn est prohibido, si nosqueremos ir a pescar tenemos que pedir permiso.Despus de una hora ya tenemos que salir. Y ahora, simiramos, hay muchos cambios, si comparamos, haycambios demasiado grandes. Antes se coma solocosas naturales.

    Entrevista a Lus Arce, Ita Guasu, agosto 2010.

    La Comunidad Indgena Arroyo Kaa est ubicada, segn el testi-monio de su actual tekoharuvicha Don Simen Gmez, sobre elterritorio que perteneca al tekoha yma de sus antepasados, eltekoha antiguo de los Gmez4 (Glauser, 2010). Hace algunasdcadas, miles de hectreas en esa zona pasaron a manos de unaconocida familia latifundista, los Antebi, con lo que los indgenasse vieron encerradas dentro de una estancia de 21 mil has llamadaLa Cascada. La convivencia de los Pa y los encargados de laestancia fue tranquila y pacfica, ya que el nuevo propietario lespermita hacer sus casas, chacras, cazar y recolectar segn susnecesidades.

    Sin embargo, cuando en el ao 1997 la propiedad pas a manosde los hijos de Antebi, se iniciaron los preparativos para introducirganado en la zona. Los planes fueron comunicados a los indgenas,pidindoles que se desplacen unos kilmetros. Inmediatamentelos dueos empezaron a extraer las maderas preciosas de losenormes montes de la zona, lo que gener roces a travs delingreso de personas extraas, tractores y camiones. Las friccionesllegaron a un punto que ya no pudo ser tolerado por los indgenas,que finalmente decidieron, despus de aos de discusin,organizarse para iniciar los trmites necesarios para hacer elreclamo de sus tierras ante el INDI (Instituto Nacional del Indgena).Rpidamente consiguieron el reconocimiento de sus lderes y lademarcacin inicial de unas 5900 has (Glauser, 2010). Ante esto,

    4 Es importante saber que los guaranes sufrieron un fuerte proceso de sustitucin desus apellidos.

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    la familia Antebi los denunci por invasin de propiedad eimpuls una serie de ataques de matones a aquellas familiasubicadas en puntos ms aislados de su territorio, desembocandoen un desalojo forzoso en el ao 2003, mismo que cont con elapoyo de efectivos policiales y durante el cual se quemaron susranchos y se mat a sus animales domsticos. La casi totalidad dela poblacin se vio forzada a refugiarse en una pequea porcincedida por la comunidad de Cerro Akngue ubicada a pocadistancia.

    Al librarse de los indgenas, en el lugar se intensific la extraccinde maderas preciosas. La coexistencia entre madereros y dos otres familias Pa que vivan muy aisladas, gener una serie dechoques, violaciones sexuales y matanzas que solo quedaronregistradas en los relatos de los pobladores. Los cuatro aosposteriores al desalojo las familias vivieron refugiadas en carpas,sin el espacio necesario para hacer sus chacras y dependiendocasi exclusivamente de la changa, hasta que en el 2007 decidieronvolver a sus tierras para forzar que las instituciones responsableslas gestionen, compren y titulen a nombre de su comunidad.

    Algo similar ocurre con Takuarendyju, un tapyi antiguo, quehistricamente no fue tan importante ni grande como otros, peroa medida que los dems iban siendo destruidos y desplazados,ste se fue convirtiendo en el ltimo bastin de resistencia. Unode los orgenes de las familias de Takuarendyju est relacionadocon el proceso rpido de creacin y legalizacin de la otracomunidad, llamada Jeguahaty. Liberato Garcete, que en eseentonces era lder del tapyi de Santa Eugenia no quiso ingresar nisometerse al liderazgo de los lderes de Jeguahaty. Ms adelante,varios de los tapyi ubicados en lo que se convirti en la EstanciaAgerito se vieron obligados a replegarse a uno de sus ltimosrefugios en Takuarendyju. De esta manera, se constituyo unaalianza circunstancial, frgil y conflictiva en este lugar que es hoypropiedad de la familia Samaniego. Esta familia declar comoreserva natural la fraccin de tierra ocupada por los indgenas.

    A grandes rasgos, este fue el proceso general de alienacin delterritorio Pi, y los casos de estas comunidades ejemplifican losprocesos por los que pasaron y pasan las comunidades. El Estado

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    paraguayo vendi su territorio, cre colonias campesinas (muchasde las cuales quedaron en manos de latifundistas) y lo transforma su antojo, construyendo rutas, creando Parques Nacionales yreconociendo Reservas Naturales Privadas, todo esto sin nuncainformar ni consultar nada a los Pi. La inseguridad generada porla carencia de un espacio donde ser, espacio que adems es cru-cial para la conformacin de la identidad de los nios, gener unacascada de suicidios que si bien ha mermado, an no ha cesadoentre ellos.

    El ambiente y las prcticas culturales asociadas a su proteccin y

    supervivencia

    El proceso de destruccin ambiental ocurrido en todo el territorioPi, no solo impide la continuidad de ciertas prcticas, como lacacera y la recoleccin, sino que condiciona tambin lasustentabilidad misma del sistema de roza, tumba y quema quesiempre haban practicado de manera tradicional. La comprensindel concepto de sistema agroecolgico (o agroecosistema) es cen-tral para entender la situacin actual y las amenazas o limitacionespor las que pasan las comunidades Pa en la actualidad. Un sistemaagroecolgico es un sistema de utilizacin de la tierra definidopor la coevolucin de la cultura humana y los ecosistemas, demodo que ambos influyen en la tierra empleada para cultivos,pastos y ganado, la tierra adyacente no cultivada que alberga otrostipos de vegetacin y vida silvestre, y la atmsfera asociada, elsuelo subyacente, las aguas subterrneas y las redes de drenaje(Woodley et al., 2010).

    Los Pa a travs de su cosmovisin particular, han adaptado y sehan adaptado a su entorno, transformando la naturaleza ytransformndose. El agroecosistema no termina ni en los lmitesde la chacra, ni en los lmites jurdicamente reconocidos de lacomunidad; el agroecosistema abarca todo aquel espacio cuyamodificacin pudiera alterar la biodiversidad y las condiciones deequilibrio que el sistema cultural Pa ha desarrollado y reproducidoa lo largo del tiempo. El tekoha como agroecosistema, fue dealguna manera encuadrado y arbitrariamente delimitado,estableciendo cortes y alambradas, presas y pasturas, desmontesy caminos, afectando seriamente su funcionamiento y equilibrio,negndole al mismo tiempo su capacidad de alimentar ageneraciones actuales y futuras.

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    De alguna manera las comunidades en cuestin se salvaron de losefectos devastadores del cultivo extensivo y mecanizado de la soja,que s est acabando con cientos de otras comunidades en el restodel pas. Debido al relieve irregular, la zona no es, hasta ahora,considerada como buena para el cultivo extensivo. Es por eso quela ganadera y la produccin ilegal de marihuana siguen siendo lasprincipales actividades econmicas regionales. Las estanciasganaderas remueven la cubierta forestal natural e implantanpasturas artificiales, secando, contaminando y represando loscursos de agua. En Ita Guasu, cuatro familias quedaron sin agua ytuvieron que mudarse cuando un vecino decidi represar y desviarel arroyo del cual se abastecan.

    Estas tres comunidades, as como muchas otras comunidades Pi,fueron invadidas hace unas dcadas por pastos usados paraengorde de ganado. Lanzadas desde aviones, o arrastradas por elviento, las semillas de pasto invadieron las comunidades y susmontes. Estos pastos mejorados son altamente inflamables,cumpliendo ciclos que implican una gran e inevitable quemaznanual. La velocidad de crecimiento y reproduccin de los pastossupera a los cultivos de la chacra, lo que ha ocasionado el abandonode cientos de ellas y ha obligado en muchos casos a utilizarherbicidas qumicos como nico mtodo de control. Msrecientemente, gracias a la incorporacin de la prctica de cra deganado, las pasturas y los incendios han mermado, sin dejar deconstituir una amenaza.

    Adems de lo anterior, la comunidad de Arroyo Kaa se encuentraamenazada por un proyecto de produccin y procesamiento deetanol de caa. Revelador de muchas prcticas actuales, es elhecho de que el Estudio de Impacto Ambiental presentado a laautoridad en materia ambiental como requisito legal obligatorio,no mencionaba siquiera la existencia de un asentamiento indgenaen dicho lugar. El proyecto seguir en marcha hasta que el Estadoparaguayo concrete la compra de las tierras ya mensuradas ydestinadas a la comunidad.

    A pesar de la grave destruccin ambiental y los profundosdesequilibrios y cambios por sta provocados, en ambascomunidades la caza y la recoleccin sigue siendo un complementoimportante a los alimentos obtenidos de la chacra. El amplsimoconocimiento de frutas silvestres, plantas medicinales y sus

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    propiedades, as como sobre el comportamiento de los animalesque son presa de caza, reflejan la continuidad de un modo vidaque se ajusta a las temporalidades y ciclos de la naturaleza.

    nicamente una persona que conviva con dichas comunidadespor un periodo extenso, de mnimo un ao, podra comprender laimportancia de las frutas silvestres en el periodo de karuvai, queva de mediados de septiembre a mediados de noviembre, duranteel cual la chacra no brinda ms que mandioca. Las frutas silvestresque se consumen en las comunidades pueden ser divididas segnsean de monte (kaaguypegua) o de campo abierto (upegua). Elprimero grupo est compuesto por lo menos por las siguientes 26frutas: andypa, mamonei (jakaratia), aguai, naranjahai, aratiku,arasa, guavira pyta, guaporoyty, yvaporu, pindo, mbocaja, yvaguasu, mbegue (guembe), lima natural, yvaviju, karajabola, inga,pakuri kaaguy, yvapov, jatayva, taruma, angapiry, yva hai,mburukujai, pia kaaguy. Del segundo grupo, el de las frutassilvestres de campo abierto, existen por lo menos 12 frutales muyconsumidos: pakuri u, aratiku michi, aratiku tuicha, jaguabola,azuca revire, mbocaja, mbocaja guasu, yvaporu, karaguataa,guavirami, tarumai, angapiryu. Adems de los frutales, la mieles otro de los alimentos recolectados ms preciados. Seencuentran todava 8 variedades diferentes: yosi, tapesua, jatei,eirusu, vora, eirata, la reina y tubykyrasa.

    La caza sigue siendo, como hace cuatro dcadas, la actividadpredilecta de los jvenes y hombres adultos, y como ya lo advertanMeli y Grnberg (1976), es ms un modo de ser que una actividadeconmica. La gente no va a cazar, sino que va al monte amirar sus trampas. El uso de las trampas llamadas uha y monde,sigue siendo muy extendido. En un caso particular, en Arroyo Kaa,un hombre dijo tener 15 uha y 8 monde, lo que revela su funcinde proveedor de carne en su grupo familiar extenso. Las presasfavoritas y comunes son las mismas mencionadas como favoritaspor Meli y Grnberg; mborevi (tapir), jaixa (paca), akuti (acuti),tatu (armadillo), kai (mono), guasu (venado), taykat (cerdosilvestres) y koati (coati) siguen siendo cazadas en la actualidad,con excepcin de las dos primeras, que ya no existen en Ita Guasuy son muy escasas en Arroyo Kaa.

    La pesca, practicada con tarrafa, red y anzuelo en ambascomunidades, y tambin con arco y flecha en Arroyo Kaa, es una

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    actividad practicada por hombres y mujeres, y que, a pesar deser menos importante que la caza, suministra de carne en periodosde mucha escasez. Se atrapan todava, por lo menos las siguientesiete especies de pescado: pirapyta, dorado, piraete, cascudo,mandi, armado y boga. Hay mucha pesca entre agosto ynoviembre.

    La disponibilidad de montes y el acceso a arroyos vara decomunidad en comunidad, y eso relativiza la importancia que lacaza y la pesca tienen en cada una. En el cuadro siguiente se haceuna comparacin del porcentaje de familias por comunidad querealiza actividades de caza y pesca, as como quin realiza dichasactividades.

    Cuadro 2. Caza y pesca

    En la comunidad de Ita Guasu, una parte s realiza dichasactividades (60%) mientras que otra parte (40%) dijo no hacerlo.En el 83% de los casos dicha era actividad era llevada a cabo porlos hombres, y en el 16,6% por hombres y mujeres. Sin embargo,en el caso de Arroyo Kaa, la totalidad de las familias mencionaronque s. Ah la actividad es realizada de manera ms equitativa.Para el caso de Takuarendyju, slo la mitad de la comunidadmencion realizar algn tipo de caza o pesca; entre ellas, 20% dijoque es actividad masculina, y el 80% la calific como actividadrealizada por ambos sexos. Es importante mencionar aqu que lacaza, tal como pudo ser constatado en las comunidades, es msrealizada por los hombres, mientras que en la pesca participanactivamente las mujeres.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    La importancia de la caza y la pesca queda evidenciada por elporcentaje de familias que la realizan. Conocer si dichas actividadesson realizadas dentro o fuera de la comunidad es primordial, yaque su capacidad de control y manejo se ven reducidas al mbitointracomunitario. La caza y la pesca en el mbito extracomunitarioimplica no solamente la obligacin de pedir permiso a las estancias,sino altos riesgos y limitaciones.

    Grfico 2. Realizacin y lugar de caza y pesca

    Los datos presentados en el grfico anterior deben ser analizadosaadiendo ms informacin contextual de las comunidades. EnIta Guasu, el 33% de las familias que todava realizan actividadesde caza dijeron llevarlas a cabo dentro de la comunidad. Esto esposible gracias a que dicha comunidad an cuenta con pequeasreservas de monte relativamente bien conservadas, donde todavapueden encontrarse animales menores. Sin embargo, el 67% dijoque la caza/pesca la realiza fuera de la comunidad. Esto se debe aque los hombres, cuando realizan trabajos de changa en lasestancias, aprovechan para incursionar en las reservas de montepara cazar algn animal. Adems, Ita Guasu no cuenta con ros niarroyos donde pueda pescarse, por lo que esta actividad esrealizada en el ro Aquidabn. Para acceder al mismo en un puntocercano a la comunidad, deben pedir permiso a los dueos

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    brasileos. La situacin en Arroyo Kaa es completamentediferente. All el 100% de las familias realizan actividades de cazay pesca, y casi la totalidad lo hace dentro de la comunidad. Esto esposible debido a la extensin de la misma y a la exuberantediversidad de sus montes, campos naturales y arroyos. EnTakuarendyju, solo la mitad de las familias realiza caza o pesca, ydebido a las condiciones en que los constantes incendios handejado a la comunidad, dichas actividades son desarrolladas, ensu mayor parte, fuera de la comunidad.

  • 4. Capacidad de adaptacin, flexibilidad yrestauracin del sistema alimentario tradicional

    ante condiciones cambiantes

    Por flexibilidad se entiende la capacidad o habilidad de lascomunidades Pa de adaptarse a las condiciones cambiantes, eincluye tambin el cambio en las prcticas y conocimientosculturales que contribuyen a estrategias de adaptacin exitosaspara todas las condiciones que afectan a su sistema dealimentacin (Woodley et al., 2010). Entre las condicionescambiantes se ha identificado: prdida del territorio tradicional,destruccin de sus agroecosistemas, que incluye la contaminaciny prdida de sus recursos hdricos, la creacin de reservasprotegidas con acceso restringido, la escuela, as como los efectosen general del cambio climtico y de las falsas solucionespropuestas para encararlo.

    En la completa etnografa de los Pa-tavyter hecha en los aossetenta, Meli y Grnberg (1976) hacen una detallada descripcinde la agricultura en esos aos de reciente creacin y consolidacinde las comunidades. La presentan como actividad principal quesuministra el 80% de los alimentos consumidos. El ciclo agrcola,decan los autores, iniciaba en agosto, despus de las heladas,con el cultivo del sagrado avati moroti (maz blanco). El karuvai,mes de penuria y escasez de alimentos, era octubre, y duraba hastala cosecha del avatiky (choclo fresco) a mediados de noviembre,que marcaba a su vez el inicio del tiempo festivo, durante el cualabundaba la comida. Luego vena un periodo con menos actividad.En abril se hacan trabajos de derrumbamiento y nuevos rozados,que eran prendidos entre julio y agosto. En este periodo loshombres solan realizar algn trabajo asalariado temporal en lasestancias ganaderas cercanas.

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    Las actividades descritas y la calendarizacin de las mismas semantiene vigente hasta hoy da. Las visitas, en diferentes pocasdel ao, han permitido identificar claramente los periodos demayor abundancia de alimentos y trabajos en la chacra, as comolos periodos con menos comida y menor actividad fsica. Duranteestos ltimos, la changa cobra una importancia quizs creciente,que permite a su vez la compra de ms alimentos industrializadosque complementen lo producido por ellos. En Ita Guasu, despusde 30 aos, la comunidad decidi no hacer ms rozados nuevos,limitndose a descansar y reutilizar las mismas tierras a lo largode los aos. En Arroyo Kaa, en la actualidad s hay trabajos dederrumbamiento y habilitacin de nuevas chacras, pero es msbien una excepcin entre las dems comunidades, y se debe a suya mencionada condicin de repoblamiento y reactivacin.

    Agricultura

    En los aos setenta, la superficie total cultivada oscilaba entre unay media (1 ) y seis has por unidad familiar (Meli y Grnberg,1976) Actualmente, en Ita Guasu, esta superficie va de mediahectrea a 3 ha y media, con un promedio de 1,6 ha. Para el casode Arroyo Kaa va de 1 a 3 ha, con un promedio de 2,3 ha porunidad familiar, lo que habla de un leve descenso del promediomanejado en los setenta.

    Las limitaciones espaciales actuales impiden que los criteriostradicionales de ubicacin de las chacras, a cierta distancia unasde otras y preferiblemente pequeas y separadas entre s, seanreproducidos. Los periodos de barbecho y descanso de las tierrasson cada vez ms cortos, llegando a casos donde se descansa soloun ao por cada cinco de uso. Si a esto se suma la destruccingeneralizada de los ecosistemas regionales se comprenden lasdificultades actuales relacionadas al aumento de plagas yenfermedades en los cultivos, as como la superpoblacin deciertos animales que perjudican sus chacras. Esta situacin impideel control biolgico de plagas y pone en jaque el funcionamientode su sistema de cuidado basado en rezos y bendiciones (emboe,mborahi y jeovasa). Sin embargo, solo un nmero bajo de familiasusa venenos qumicos como mtodo de control, mientras que elresto conoce y utiliza cerca de una decena de rezos especficospara los diferentes tipos de plaga y etapas de crecimiento.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    El mtodo de almacenamiento de semillas propias sigue siendo elahumado. Algunas variedades tradicionales estn cada vez msen riesgo, entre las que se puede mencionar el avati morot (mazblanco), de significativa importancia por ser el cultivo ms sagradoy genuino de los Pi. Tanto por los incendios anuales yamencionados, como por las plagas y ciertas condicionesambientales, algunas familias ponen actualmente en duda el podergerminativo de sus semillas propias, y para ciertos cultivos,principalmente el maz tup, prefieren adquirir las semillas fuerade las comunidades. Esta compra, sumada a las donaciones hechaspor diferentes ministerios del gobierno, permiti la entrada, anno confirmada, pero altamente probable, de variedadestransgnicas que ponen en riesgo de contaminacin y prdida alas variedades localmente adaptadas, desarrolladas en cientos deaos por las familias Pi.

    Generalizando, puede afirmarse que una chacra tpica actualincluye distintas variedades de maz, mandioca, poroto, zapallo,anda, sanda, man, feijao, meln, arroz, caa de azcar y ssamo,en diferentes variedades y extensiones.

    Sobre la extensin cultivada

    A continuacin se presentan varios cuadros que hacen referenciaa las extensiones cultivadas, por cada tipo de cultivo, en lasdiferentes comunidades. Debido a que la mayora de los cultivosson cosechados gradualmente segn necesidad, las familiasdesconocen el promedio de productividad de cultivo por hectrea.Esto imposibilita o bien relativiza en demasa todo clculo queintente hallar el promedio, en kilos de productos agrcolas,disponible por familia y por persona. Adems, a la dificultad yamencionada se suma la venta ocasional y espordica de ciertascantidades.

    Considerando que no existen prcticas de acumulacin deproductos agrcolas, y que cuando hay alimentos disponibles stosson compartidos entre la parentela extensa, se presenta locultivado por cada uno de los grupos en su conjunto, pero debetenerse en cuenta que no todas las familias estudiadas producentodos y cada uno de los cultivos mencionados.

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    Cuadro 3. Composicin de los grupos estudiados y extensin cultivada

    Para el caso de Ita Guasu, el grupo estudiado est compuesto pordiez familias nucleares que suman un total de 50 personas. Entotal, cultivan una extensin de 16,3 has. As pues, cada familianuclear tiene un promedio de cinco integrantes y cultiva poco msde una hectrea y media cada una. En Arroyo Kaa, el grupoestudiado est conformado por cinco familias nucleares, sumandoun total de 20 personas, a razn de cuatro personas cada una.Estas, cultivan un total de 11,5 has, lo que da un promedio de 2,3has por familia nuclear. En Takuarendyju son 10 familias nucleareslas que conforman el grupo estudiado, totalizando 67 personas,es decir, con un promedio de 6,7 personas por familia. Cultivan entotal 10,5 has, y 1,5 has en promedio.

    Los datos anteriormente mencionados pueden ser apreciados enel siguiente grfico, donde tambin pueden compararse lasextensiones promedio cultivadas por familia nuclear. Este ltimodato es en realidad el dato ms significativo ya que tiene en cuentala diferencia de tamao de los grupos familiares estudiados. Lasfamilias de la comunidad de Arroyo Kaa son las que ms cultivan,seguidas por las de Ita Guasu y las de Takuarendyju.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Grfico 3. Superficie total cultivada por comunidad y por familia nuclear

    Veamos el caso concreto de cada una de las comunidades. Lasuperficie total cultivada por comunidad, y el promedio cultivadopor familia no debe hacer creer que todas las familias cultivan eniguales extensiones. Es ms como puede apreciarse en los tressiguientes grficos, existe una considerable variacin. As tambin,el nmero de personas que integran las familias nucleares vara,lo que a su vez implica una mayor distribucin del total producido.Intentamos reflejar esta mayor distribucin dividiendo la extensintotal cultivada entre el nmero de integrantes por familia nuclear.

    En Ita Guasu (grfico 4) , la familia uno, la que ms cultiva, tiene3,5 ha, mientras que la menor slo alcanza 0,3 ha. Por otro lado,la familia tres es la que ms cultiva segn su nmero deintegrantes, con un total de 0,8 ha por persona. En el otro extremo,dos familias solo cultivan 0,1 ha por persona. Es de notar que todaslas familias, por mnima que sea la extensin, tienen alguna

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    Grfico 4. Comunidad Ita Guasu, superficie total cultivada por familia

    En Arroyo Kaa (grfico 5), la mxima extensin cultivada por fa-milia es de tres has, y la mnima una ha. La mxima extensincultivada por una familia, segn su nmero de integrantes, es de1,3 has, y la mnima 0,3 ha.

    Grfico 5. Comunidad Arroyo Kaa, superficie total cultivada por familia

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    La situacin es diferente para el caso de Takuarendyju, donde tresde las 10 familias estudiadas no cultivan la tierra. Existen as, dentrodel grupo de familias estudiado, algunas que se dedican a otraactividad y que, como veremos ms adelante, estn de hechoausentes la mayor parte del tiempo. Grandes tambin son lasdiferencias entre las mximas y mnimas extensiones cultivadas.La familia que ms cultiva lo hace en una extensin de tres has,mientras que, entre las familias que s cultivan, la que lo hace enmenor extensin tiene solo 0,5 ha. Las extensiones cultivadas porlas familias, segn el nmero de personas, vara entre un mximode 0,5 y 0,1 ha.

    Grfico 6. Comunidad Takuarendyju, superficie total cultivada por familia

    En el grfico 7 puede verse el promedio de hectreas cultivadaspor persona, en promedio, en los tres grupos familiares estudiados.El grupo familiar de la comunidad de Arroyo Kaa es el que cultivala mayor extensin por persona (0,5 ha), seguido por el grupo deIta Guasu (0,3 ha) y por ltimo el grupo de Takuarendyju (0,1 ha).El dato es llamativo y refleja la futura disponibilidad de alimentospropios en estas tres comunidades.

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    Grfico 7. Promedio de has cultivadas por persona

    Es interesante comparar este dato referido a la extensin promediode hectreas por persona con los resultados obtenidos en unestudio5 realizado durante el ao 2007 por BASE IS en ochocomunidades campesinas paraguayas. Dicho estudio encontr queel promedio de hectreas destinadas a cultivos de autoconsumoen las familias campesinas era de 2.1 has, mientras que el nmerode hectreas de autoconsumo por personas era de 0,43 ha. Esdecir, de las tres comunidades estudiadas en esta investigacin,dos se encuentran por debajo del promedio campesino y una,Arroyo Kaa, se encuentra por encima del mismo. Sin embargo, enla investigacin campesina del 2007 tambin se adverta que setrata de un promedio general, ya que la realidad observadamuestra tambin una gran variabilidad.

    Sobre la diversificacin de cultivos

    Veamos ahora los datos relativos a la diversificacin de cultivos.En el siguiente cuadro se plasman las cifras referentes a los cultivos

    5 Palau, Toms (et al) 2007 Los refugiados del modelo agroexportador;Impactos del

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    producidos por comunidad, su extensin total, el promediosembrado por familia y la extensin promedio cultivada por per-sona. Los grficos siguientes ilustran y ayudan a interpretar eidentificar las similitudes y diferencias significativas entre las trescomunidades.

    Cuadro 4. Superficie cultivada segn tipo de cultivo y ha por persona

    El primer hecho que puede llamar la atencin de un lector atento,es que la suma de la extensin cultivada de cada tipo de cultivo esmuy superior a la cifra presentada ms arriba como extensin to-tal cultivada por comunidad. Esta diferencia se debe a la tcnicade la combinacin de cultivos.

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    Grfico 8. Combinacin de cultivos en chacra

    En el grfico siguiente puede compararse la extensin totalcultivada por comunidad y la extensin que ocuparan losdiferentes tipos de cultivos, sumados, si no se practicara lacombinacin de cultivos. A ltima extensin se la ha denominadoextensin virtual total, para diferenciarla de la extensin totalcultivada.

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    Desculturacin y regeneracin cultural

    Grfico 9. Comparacin entre extensin total cultivada yextensin virtual sin combinacin de cultivos

    Teniendo en cuenta estas diferencias de extensiones, debereconsiderarse cul es la extensin cultivada por persona. Si loque nos interesa es la futura disponibilidad de alimentos, es estasegunda, extensin virtual, la que debera ser tenida en cuenta.Por lo tanto, en Ita Guasu, la extensin total cultivada por per-sona es de 0,70 ha, en Arroyo Kaa es muy superior, con 1,20 haspor persona, y en Takuarendyju es llamativamente inferior, conslo 0,26 ha por persona.

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    Grfico 10. Superficie cultivada por persona segn tipo de cultivo

    El grfico anterior permite ver que el grupo familiar de lacomunidad de Arroyo Kaa es el que practica una mayordiversificacin de cultivos, y el que cultiva una mayor extensinde cada tipo, por persona.

    Los grupos familiares de las tres comunidades estudiadas destinanextensiones variadas a los diferentes tipos de cultivo. Algunos tiposde cultivo ocupan ms espacio del total, esto permite suponerque dichos cultivos son ms importantes para la alimentacin ysustento de las familias.

    El grupo familiar de la comunidad de Ita Guasu produce 11 tiposdiferentes de cultivos (ver grfico). El porcentaje de la extensincultivada destinada a cada uno de ellos, de mayor a menor, es elsiguiente: mandioca (29%), maz (26%), poroto (14%), zapallo (6%),ssamo (6%), feijao (6%), sanda (5%), anda (4%), batata (2%),meln (1%) y caa de azcar (1%).

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    Grfico 11. Diversificacin de cultivos, Ita Guasu

    El grupo familiar de la comunidad de Arroyo Kaa tambin pro-duce 11 tipos diferentes de cultivos (ver grfico 12). El porcentajede la extensin cultivada destinada a cada uno de ellos es elsiguiente: mandioca (34%), maz (34), poroto (11%), sanda (5%),caa de azcar (4%), zapallo (3%), man (2%), anda (3%), feijao(2%), meln (1%) y arroz (1%).

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    Grfico 12. Diversificacin de cultivos, Arroyo Kaa

    El grfico correspondiente al grupo familiar de la comunidad deTakuarendyju casi habla por s mismo. Son slo 5 los tipos de cultivoproducidos en esta comunidad. El porcentaje de la extensincultivada destinada a stos son: mandioca (35%), maz (34%),poroto (20%), zapallo (7%) y batata (4%). Es de resaltar que losdos primeros (mandioca y maz) ocupan una extensin casi iguala los dos primeros cultivos de Arroyo Kaa.

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    Grfico 13. Diversificacin de cultivos, Takuarendyju

    Por las proporciones destinadas a su produccin, puede concluirseque el ncleo duro de la agricultura en estas tres comunidadesest compuesto por tres tipos de cultivo: mandioca, maz y poroto.Mucho ms lejos, en un cuarto lugar podra ubicarse tambin alzapallo. Durante nuestra investigacin contabilizamos cuntas delas familias nucleares por comunidad tenan cultivos de mandioca,maz y poroto.

    Cuadro 5. Presencia de maz, mandioca y poroto

    En el cuadro x puede verse que en Ita Guasu, los porcentajes sonmuy elevados: maz (90%), mandioca (100%) y poroto (80%). EnArroyo Kaa, tambin son muy elevados: maz (80%), mandioca(100%) y poroto (80%). En el caso de Takuarendyju, los porcentajes

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    son menores: maz (60%), mandioca (70%) y poroto (50%)Sobre los frutales y la cra de animales

    Alrededor de las casas, la mayor parte de las familias cuentan condiferentes tipos de rboles frutales (limn, banana, mandarina,naranja, mango, mamn, etc.) que proveen de alimentostemporales para los humanos y animales, y atraen a su vez a losanimales silvestres que son presa potencial de caza.

    Grfico 14. rboles tiles en los alrededores de una casa, Comunidad de Ita Guasu

    Referencia: 1.Cedro, 2. Inga, 3. Guayaba, 4. Pindo, 5. Ctricos, 6. Aratiku guasu, 7. Yruku, 8.Azucarevire, 9. Mamn, 10. Takuaras, 11. Tajyva, 12. Yerba mate, 13. Aratiku, 14. Guaporoyty,15.Yvyrapyta

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    Cuadro 6. Diversidad de frutales

    Los rboles frutales no silvestres con los que cuenta el grupo fa-miliar de Ita Guasu son los siguientes siete: limn, banana,mandarina, mango, na