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389 Guadalupe de España en el México del siglo XVI ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ Es bien sabido que el ermitaño jerónimo fray Ramón Pané acompañó a Cristóbal Colón en el segundo viaje a las Indias (1493), permaneciendo en la isla de Santo Domingo diez años, que dedicó a catequizar, con el franciscano fray Juan de Borgoña, a los indios taínos -entre ellos a Guatícaba, que sería el protomártir del Nuevo Mundo- y a escribir la primera crónica de las Indias: Relación de las Antigüedades de los indios de La Española; documento tan curioso e importante que el historiador Hernando Colón lo incluyó íntegro en la biografía del Almirante, su padre 1 . En 1516 llegaron a la Isla Española, como visitadores, varios monjes jerónimos, enviados por “el gouernador destos reynos don fray franco. Ximenez arçobispo de Toledo y Cardenal d’españa, el qual como oviesse oydo y via cada dia las grandes quexas y agrauios que se hazian en las yslas de sancto domingo, cuba y san Juan, etc, y de cómo los yndios se murían muchos del gran trabajo que les dauan y poco mantenimiento por sacar oro; y tambien vino a su notiçia los frailes franciscos y dominicos que alla estauan y los seglares xtianos. todos tenian vandos sobre estos indios, que los vnos predicauan y dezian que no era conçiençia apremiar a essos indios al trabajo y otros que era conçiençia y asi acaeçia que predicauan en los pulpitos vnos contra otros. Y por estas causas y otras que adelante pareçera en vn memo- rial, acordó el dicho cardenal, que gouernava el reyno, de embiar a las dichas yslas tres frayles desta nuestra orden de s. Gerónymo con mucha confiança que se informarian de la verdad y segund los poderes y instruçiones que les dieron, aprouecharian mucho alla y ansi se hizo. Que luego enbarcaron al padre fray luys de Seuilla prior esta Casa de la mejorada, y al padre fr. alonso 1 Capítulo lxii.

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389

Guadalupe de España en el México

del siglo XVI

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

Es bien sabido que el ermitaño jerónimo fray Ramón Pané acompañó aCristóbal Colón en el segundo viaje a las Indias (1493), permaneciendo en laisla de Santo Domingo diez años, que dedicó a catequizar, con el franciscanofray Juan de Borgoña, a los indios taínos -entre ellos a Guatícaba, que sería elprotomártir del Nuevo Mundo- y a escribir la primera crónica de las Indias:Relación de las Antigüedades de los indios de La Española; documento tancurioso e importante que el historiador Hernando Colón lo incluyó íntegro enla biografía del Almirante, su padre1.

En 1516 llegaron a la Isla Española, como visitadores, varios monjesjerónimos, enviados por “el gouernador destos reynos don fray franco. Ximenez

arçobispo de Toledo y Cardenal d’españa, el qual como oviesse oydo y via

cada dia las grandes quexas y agrauios que se hazian en las yslas de sancto

domingo, cuba y san Juan, etc, y de cómo los yndios se murían muchos del

gran trabajo que les dauan y poco mantenimiento por sacar oro; y tambien

vino a su notiçia los frailes franciscos y dominicos que alla estauan y los

seglares xtianos. todos tenian vandos sobre estos indios, que los vnos

predicauan y dezian que no era conçiençia apremiar a essos indios al trabajo

y otros que era conçiençia y asi acaeçia que predicauan en los pulpitos vnos

contra otros. Y por estas causas y otras que adelante pareçera en vn memo-

rial, acordó el dicho cardenal, que gouernava el reyno, de embiar a las dichas

yslas tres frayles desta nuestra orden de s. Gerónymo con mucha confiança

que se informarian de la verdad y segund los poderes y instruçiones que les

dieron, aprouecharian mucho alla y ansi se hizo. Que luego enbarcaron al

padre fray luys de Seuilla prior esta Casa de la mejorada, y al padre fr. alonso

1 Capítulo lxii.

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de s. domingo professo de la sisla y prior que era entonces de s. Juan de

ortega y al padre fr. bernardino de mançaneda professo de s. leonardo (hom-

bre cuerdo y discreto). Fue en compañía destos, avn que no lleuaua cargo

alguno sino por compañía, don fray uiº (¿Juan?) de saluatierra, professo desta

casa de la mejorada. Los quales llegados alla a las yslas fueron muy bien

reçebidos y obedeçidos y afirmasse por muchos que aprouecharon mucho ansi

para las cosas de Dios, erençias como para ayuda a los indios como para dar

industria a otras cosas de grangerias y prouechos de las yslas y de los yndios”2.

En la expedición que el año 1535 llevó el adelantado Pedro de Mendozaa las tierras del Río de la Plata se enrolaron varios religiosos, aunque no losfranciscanos y dominicos solicitados por la emperatriz Isabel sino dos frailesmercedarios y cuatro monjes jerónimos, éstos procedentes del convento deSan Isidoro del Campo (Sevilla), perteneciente a la reforma de fray Lope deOlmedo: fray Luis de Herrezuelo, fray Isidro de Castro, fray Alonso Bautista yfray Cristóbal. Asimismo, a lo largo de los siglos xvi-xviii rigieron diferentessedes episcopales de Indias alrededor de doce monjes de la orden jerónima,entre ellos fray Luis de Sevilla, presentado por el Emperador para la sede deLa Española; el que antes fuera 33º prior de Guadalupe y luego obispo deCartagena de Indias, fray Francisco de Santa María y Benavides; y fray Garcíade Santa María Zúñiga, general de la orden en los años 1591-1594, prior de ElEscorial dos trienios seguidos y arzobispo de México desde 1600 hasta sumuerte, seis años más tarde.

Pero así como los franciscanos, dominicos, agustinos y otros religiososenviados a Indias tuvieron como móvil principal evangelizar a los indígenas, lamucho menos numerosa presencia de los monjes jerónimos -algunos proce-dentes de El Escorial, pero en su mayoría moradores en Guadalupe- no fueronal Nuevo Mundo en calidad de misioneros. Y, salvo en el caso de fray RamónPané y la labor pastoral de una docena de prelados de su congregación, el

2 Datos tomados de un Memorial conocido como del padre Antonio Aspa, monje jerónimoprofeso en el monasterio de La Mejorada (Valladolid), donde el año 1490 tenía el cargo dearchivero, en 1495 conoció y entabló amistad con Cristóbal Colón cuando fue allí recibido porlos Reyes Católicos y en 1525 es citado en un contrato con el afamado entallador AlonsoBerruguete, para labrar el retablo de este convento. Dicho Memorial se guarda en la RealAcademia de la Historia de Madrid, sign. 9/-5.908 y contiene el relato sobre los dos primerosviajes del Almirante Colón con letra de finales del siglo xv y un apéndice, con letra diferente,escrito por fray Aspa poco después de la llegada a España del rey don Carlos I, en 1517.

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motivo de su viaje a los virreinatos de Nueva España y Perú fue bien paravisitar y administrar las varias encomiendas concedidas al monasterioescurialense -en Cuzco y otros lugares, por Felipe IV- o para establecer lacofradía de la Virgen de Guadalupe y recoger las limosnas que muchas perso-nas devotas donaban en vida o mandaban en su testamento; pía costumbre éstaimportada de España y de la que tenemos dos singulares muestras en las últi-mas voluntades de la duquesa de Arjona, Aldonza de Mendoza (1435) y de lareina Isabel la Católica (1504). Por lo que al monasterio extremeño se refiere,tal cometido muy poco ‘misionero’ aparece bien claro a través de los docu-mentos que van a servir de base a nuestro estudio, lo que ha motivado quealgún historiador, sobre todo mexicano, haya tachado su presencia en Américacomo un desmedido interés económico por parte del monasterio extremeño.Por nuestra parte creemos de estricta justicia dejar aquí bien sentado que susmonjes siempre obraron amparados por numerosas cédulas de los reyes deEspaña que, para autorizar tales demandas, invocaban siempre los enormesdispendios que tenía el monasterio guadalupense para se para socorrer a losmuy numerosos peregrinos pobres -a los que daban alimento durante tres días-y mantener gratuitamente dos prestigiosos hospitales con su muy avanzadafarmacia, una casa cuna y un colegio para niños sin recursos. Pero, a la vez,estamos convencidos de que si el convento de Guadalupe no hubiera mostradotanto celo en recaudar limosnas y los monjes enviados al Nuevo Mundo hubie-ran limitado su trabajo a fomentar la devoción a la Virgen de Guadalupe seabrían evitado desavenencias y roces por intereses, tanto económicos comoreligiosos y hasta políticos, y no hubiesen dado pie a que, en 1648, el sacerdotecriollo Miguel Sánchez soñara y diera a la estampa una encantadora leyendaque buscó y consiguió desligar, ante sus devotos, toda relación entre elGuadalupe de las Villuercas y su innegable transplante del Tepeyac mexicano,ni que los dos santuarios más venerados de Ecuador perdieran su advocaciónoriginal de Guadalupe por las actuales del Quinche y El Cisne. Al fin, esexplicable que las limosnas y mandas que llegaban a sus templos fueran dema-siado golosas para dejarlas marchar fácilmente al lejano santuario extremeñopor quienes, en recompensa a su trabajo para mantener sus cofradías, se consi-deraran con más derecho a beneficiarse de ellas3.

3 Afirmaciones que pueden verse plenamente documentadas en nuestros trabajos “Guadalupe enla América Andina” (Madrid, 1969) y “El primer siglo guadalupano” (revista Historia 16,Madrid 2003, año xxvii, nº 327, pp. 22-41.

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LA COFRADÍA Y LA IMPETRA

Consta que el extraordinario privilegio de la impetra, o demanda de li-mosnas por todos sus reinos, fue concedido a la iglesia de Guadalupe por el reyde Castilla Alfonso XI el 29 de enero de 13484, casi medio siglo antes de queaquí se fundara un monasterio jerónimo. Devotísimo de la Virgen extremeña,a ella atribuyó este monarca su decisiva victoria, contra los moros, a orillas delrío Salado (1340); y además de ir en romería a su iglesia, la puso bajo el patro-nato y creó en ella un priorato de seis clérigos para el cuidado del culto yatender a los romeros, razonando tan importante merced por su destino a lasobras del templo -que él mismo mandara levantar dos años antes donde enton-ces sólo había una pequeña y modesta ermita-, así como atender un hospital deperegrinos que ya era citado en un documento del año 1329. Tan importanteconcesión sería confirmada por sus sucesores, que la fueron extendiendo atodos los reinos de España y Portugal a medida que aumentaban las necesida-des pecuniarias del monasterio para mantener sus costosas y gratuitas obrasbenéficas, lo que explica que también los papas Benedicto XIII y Marín Vconcedie-ran, en 1424 y 1429, que tanto en Castilla como en Portugal pudierancolocarse cartelas en las puertas de los templos pidiendo ayuda para dichasobras sociales5. Tal privilegio perduró en la América Hispana hasta finales delsiglo xviii; y es curioso que tanto en España como en sus Indias ya desde muytemprano pulularan los avispados y falsos demandadores que pedían limosnaspara Guadalupe sin licencia o con poderes falsos del santuario, lo que explicaque el rey Pedro I de Castilla firmara nada menos que cinco reales provisiones-datadas en Sevilla los años 1357, 1360 y 1361- ordenando que las Justiciasdetengan a los demandadores que piden sin poderes o huyen con lo recaudado.Y con tal interés protegió este monarca dicho privilegio que en la provisiónfechada el día 24 de abril de 1357 manda que sea respetado pese a la prohibi-ción de cualquier otra demanda, salvo la de “cruzada” para poblar Algeciras yotros pueblos fronterizos.

4 En el capítulo “Demandas”, del Libro de todas las heredades y Dehesas... que esta santa Casa

de nuestra Señora Sta. María de Guadalupe tiene, año 1641 citaba su autor, fray Pablo deAlhobera, como existente en el archivo del monasterio de Guadalupe un traslado de esta realcédula.-AMG, códice 128, p. 528.

5 Originales o en traslados autorizados se guardan estos privilegios reales y papales y laconfirmación de cada uno de ellos bien en el archivo del monasterio de Guadalupe (AMG).Documentos reales, legajos 1-6, o en el AHN de Madrid; éstos recogidos por Luis de la Cuadraen el Catálogo-Inventario de los documentos del Monasterio de Guadalupe (Ma-drid, 1973).

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Para la Nueva España e islas del Caribe fue Carlos I quien, por una realcédula fechada en marzo de 1531 ya ordenó que no se ponga embargo ni con-tradicción a los que cobraren las deudas y mandas hechas al monasterio deNuestra Señora de Guadalupe, con poder suyo y por otra real cédula fechadaen Valladolid el día 7 de diciembre de 1537, ordenó a los gobernadores que laslimosnas y otras mandas con destino al monasterio de Guadalupe las enviarana través de la Casa de Contratación de Indias, de Sevilla6. Después, su madre,la reina Juana I extendió a todas las Indias el privilegio de la impetra para elsantuario extremeño y en sendas cartas, fechadas en Valladolid el 1 de mayode 1551, apremiaba a sus autoridades, así civiles como eclesiásticas, a facilitarla recogida de las limosnas donadas para él y a no impedir que las personas quelo desearan pudiesen inscribirse como cofrades de la Virgen de Guadalupe deEspaña. Por el interesante contenido y la importancia de su temprana fechaofrecemos su transcripción literal para respetar el encanto de su dicción.

“Presidentes e Oidores de las nuestras Audiençias e Chan-

cillerias Reales de las nuestras Yndias, yslas e tierra firme del mar

océano y otras quales quier nuestras Justiçias dellas y a cada vno y

qual quier de vos a quien esta mi çedula fuere mostrada. Por parte

del prior, frailes y convento del monasterio de nuestra señora de

Guadalupe me ha sido hecha relaçion que ya nos hera notorio como

los Reyes nuestros progenitores, de gloriossa memoria, por la grand

deuoçion que tuuieron con la dicha casa y monasterio, por los

muchos y frequentes milagros que nuestra señora a inuocaçion de su

sancto nombre en la dicha casa ha hecho y haze, y asi mismo

acatando las grandes limosnas que en el dicho monasterio se an

hecho y hazen de cada dia a todos los pobres que a el ocurren y las

grandes expensas que en los ospitales que tiene y estudio de pobres

estudiantes que sustentan, touieron por bien que en todos estos

nuestros Reynos anduuiese la ympetra de la dicha casa, e supplicaron

a los submos Pontiffiçes diesen liçençia para ello y que se pudiesen

escreuir por cofrades del dicho monasterio los que quisiesen y

touiesen devoçion de lo hazer y gozar de los sufragios y misas y

sacriffiçios que en la dicha casa se hiziesen por sus bien hechores.

6 Ambos documentos se recogen en el códice Colección de documentos inéditos de Ul-tramar,

libro I, título VIII, pp. 165-166, n.os 66 y 67. Este códice se guarda en la R.A.H. y fue publicadopor Ángel de Altolaguirre y Duvale (Madrid, 1927) - Cfr. Vol. XX, sobre la “Gobernaciónespiritual de las yndias”.

GUADALUPE DE ESPAÑA EN EL MÉXICO DEL SIGLO XVI

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Y agora ellos han sydo ynformados y se les ha dicho que vosotros

ympidis que no entren ni se asyenten por cofrades de la dicha casa

los que lo quieren y han tenydo y tienen duoçion de lo hazer. Y que

con esto no gozan de los dichos sufragios, misas y sacriffiçios que en

la dicha casa se hazen, de que en lo espiritual nuestros subditos

resçiben muy grand daño e detrimento en sus animas porque se les

impide la grand deuoçion que con la dicha casa tienen, a la qual

asymismo quitais las limosnas que los tales cofrades y otras perso-

nas por sus deuoçiones harian. Y me fue suplicado vos mandase que

no ympidiesedes a las personas que quisiesen por su deuoçion ser

cofrades de la dicha casa que los factores della los asyenten y

resçiuan por tales cofrades, antes los fauoresçiesedes a los factores

y procuradores de la dicha casa para que la deuoçion della se

conserue y aumente y los fieles xptianos. gozen de los muchos

suffragios y sacrifiçios y misas y oraçiones que en la dicha casa se

hazen y para que pudiesen coger las limosnas que se le diesen y

offresçiesen o como la mi merced fuesse.

Lo qual visto por los del nuestro Consejo de las Yndias fue

acordado que deuia mandar dar esta mi çedula para vos e yo touelo

por bien. Por la qual vos mando que no ympidais a las personas que

quisiesen en essas partes por su deuoçion ser cofrades de la dicha

casa de nuestra señora de Guadalupe que los factores della los

asyenten y resçiban por tales cofrades, antes a los tales factores y

procuradores los fauorezcais en lo suso dicho y les dexeis coger las

limosnas que se dieren y offresçieren para la dicha casa, con tanto

que esto no se entienda por agora con los yndios, syno solamente con

los spanioles que de su voluntad quisieren entrar en la dicha

cofradia y dar la dicha limosna; y no fagades ende al por alguna

manera. Fecha en la villa de Valladolid a primero dia del mes de

mayo de mill e quinientos e çinquenta e vn años. La Reyna. Refren-

dada de Samano, señalada del marques Gregorio Lopez, Sandoual,

Rybadeneira, Bribiesca7.

7 Aunque las autoriza doña Juana, las firmó su nieta María -casada poco antes con Maximilia-no II de Austria-, que en los años 1550-1551 estuvo encargada por su padre Carlos I de losasuntos de gobierno mientras él se hallaba fuera de España y su madre doña Juana estabarecluida en Tordesillas. A la vez fue enviada otra carta a los Muy Rdos. e Rdos. yn Xto. padre

Arcobispo e obispos de las nuestras Yndias, yslas e tierra firme del mar oçeano...,con idénticocontenido salvo que, tal vez por respeto reverencial, en ella se suprime la frase conminatoria

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Está claro que para esas fechas ya estaba muy difundida en Nueva Es-paña la devoción a la imagen de Guadalupe entre los novohispanos, en buenaparte extremeños, encabezados por el propio Hernán Cortés, por los primerosmisioneros franciscanos procedentes del conventito cacereño de Belvís deMonroy (Cáceres) y, sin la menor dura, por fray Alonso de Guadalupe, queantes de ser franciscano había vestido el sayal jerónimo en su puebla. Y eranormal que sus devotos invocaran a su Virgen Morenita y recordaran su temploa la hora de ofrecer sus mandas y otorgar testamento. Por eso no alcanzamos acomprender la reticencia de las autoridades en permitir que se estableciera enMéxico la cofradía de Guadalupe y se dificultara la cuestación de unas limos-nas que este monasterio destinaba a tan loables fines como los citados por lareina Juana I.

Y aunque numerosos documentos demuestran que a mediados del sigloxvi ya existía en Indias el culto y cofradía en honor de la Virgen española deGuadalupe, con especial arraigo en el país Azteca, en Perú y en Ecuador; peroen la capital de la Nueva España tropezó con muchos obstáculos, sobre tododespués de nacer el bello mito del origen sobrenatural de la Guadalupana ve-nerada en las afueras de México. Y pese a que ignoramos en qué templo estuvoasentada su cofradía, consta que -bien por traslado de la ya existente o porfundación de otra nueva- en 1557 ya se hallaba establecida en la ermita delTepeyac que un año antes levantara el arzobispo fray Alonso de Montúfar y enla cual él puso la imagen de la Inmaculada con rayos y Niño que, por encargosuyo, había pintado poco antes el aventajado indio Marcos Cípac, bautizándo-la con el título de Guadalupe, bien porque él llevara esta devoción desde suGranada natal o a petición de los españoles8.Y si antes era difícil que las li-mosnas y donaciones hechas para Guadalupe de España llegaran a su destino,ello se dificultó más al crecer la devoción al bello icono del Tepeyac y ser éstasmuy abundantes y golosas, incluso para el arzobispo Montúfar, que durante un

final: “...y no fagades ende al por alguna manera”. Ambas se guardan en el Archivo General deIndias, de Sevilla.-Indiferente, 424, L. 22 /1/ 606-610, fº 1-5, y fueron dadas a conocer, sin citarla fuente, por Leoncio GARZA-VALDÉS, en su obra Tepeyac, cinco siglos de engaño (México,2002), pp. 114-117.

8 Entre los autores mexicanos que han estudiado con mayor objetividad los orígenes de laGuadalupana recomendamos la obra del ilustre catedrático y académico de la Historia Ed-mundo O’Gorman: Destierro de sombras. Luz en el origen de la imagen y culto de nues-tra

Señora de Guadalupe del Tepeyac (México, 1986).

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tiempo las tomó para sí, como atestiguaron varios canónigos en un duro infor-me a Felipe II, acusando a este prelado de “avaricia, simonía y desapego a sugrey”, lo que motivaría que el Monarca ordenara al virrey de Nueva España,Luis de Velasco, abrir un expediente sobre acusaciones tan graves como habertomado de la ermita de Guadalupe diez mil pesos para comprar varias minas deplata, con un hermano suyo; información entre cuyos declarantes testificó An-tonio Oliver, vecino de México, que dijo: “al tiempo que el dicho arçobispo

hizo la advocación de la hermita de nuestra señora de Guadalupe davan los

vecinos desta çiudad con gran devoción muchas limosnas y que el dicho

arçobispo visitaba la dicha hermita cada ocho días y cada quinze días y cogía

las limosnas que los españoles xpianos. y los demás naturales davan y esto

paresce a este testigo que podría ser por tiempo y espacio de año y medio

poco más o menos y que cree este testigo y tiene por çierto que de todas estas

limosnas se aprovechó e tomó e recibió el dicho arçobispo hasta tanto que

entre los vezinos desta çiudad se hordenó cofradía de nuestra Señora de

Guadalupe donde había diputados y que ansí se hordenó la cofradía. Y que

cree este testigo y tiene por çierto que el dicho arçobispo no dio ni entregó las

dichas limosnas que hasta allí habían corrido... E que, ansi mismo, este testi-

go ha visto que después que se hizieron la cofradía y diputados, el dicho

arçobispo no va tantas veces a la dicha hermita de nuestra señora de Guadalupe

como solía, por donde se tiene entendido que no tiene aquellos provechos de

la dicha hermita que antes” 9.

Por ello debió resultar casi imposible a los procuradores o a sus apodera-dos recoger las limosnas hechas en esta ermita para el santuario de Extremadu-ra, pese a reiteradas reales cédulas de Felipe II y Felipe III. Y aunque enoctubre de 1686 renunció el monasterio de Guadalupe al privilegio de la impe-tra de limosnas “por los fraudes y vellaquerías que hacen los demandadores”10,en Nueva España y otros lugares del virreinato de Perú continuó vigente hastafinales del siglo xviii, como lo demuestra una real cédula de Felipe V, datadaen octubre de 1700, en que ordena que a la personas que vayan a cobrar estas

9 Información sobre la conducta del arzobispo Montúfar llevada a cabo en México el 7 de abrilde 1562. El expediente original se guarda en el Archivo General de Indias, de Sevilla, sign.Justicia, 279 y fue publicado por el sacerdote Francisco MIRANDA GODÍNEZ en Dos cultos

fundantes: Los Remedios y Guadalupe (México, 2001), apéndice iii, pp. 456-488.10 AHN. Actas Capitulares del monasterio de Guadalupe, libro 1255, fº 99.

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

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limosnas y la manda testamentaria con poderes del santuario extremeño se lesden facilidades en su labor11; el oficio enviado por la corte a los mitrados delConcilio mexicano en 1771 y 1772, ordenándoles que la percepción de laslimosnas para Guadalupe de España será forzosa -a partir del año 1776 fueronllamadas mandas “piadosas”- en todas las diócesis de México, Oaxaca y Pue-bla12; así como la real cédula en que Carlos III reitera a las autoridadesmexicanas, en marzo de 1773, que no dificulten tal impetra y que, para evitarmalentendidos sobre si son para la iglesia del Tepeyac o para España, al hacerdichas limosnas se especifique bien que son para el monasterio de Guadalupede Extremadura. Al ser denegado por el rey, extrañamente, que el prior de estemonasterio pudiera enviar a México a dos religiosos para recoger ellos mis-mos dichas limosnas, se vio éste obligado a encargar dicho cometido a perso-nas de confianza residentes en Nueva España; y sabemos que en 1750 se ocu-paba de ello un tal Miguel Quijano, en los años 1752-1753 los jesuitas y en1770 Domingo Antonio López, sujeto de cierta importancia que en sus cartas/recibo al monasterio habla de su fácil acceso tanto al virrey como al arzobispode México13.

SEIS CARTAS DE FELIPE II, INÉDITAS

Sin embargo del temprano y hondo arraigo que allí tuvo la devoción a laVirgen de Guadalupe, en el México del siglo xvi no hemos podido localizarmas que a fray Diego de Santa María y a otro monje anónimo -procedentesambos del monasterio extremeño, que los envió con una especial cédula delrey Feli-pe II- y, muy a principios del xvii, a fray Diego de Ocaña, el cual, trasuna anda-dura de casi seis años, llena de peripecias, a través de todo el virreinatode Perú, en Navidad de 1605 embarcó en Callao para Nueva España, dondefallecería el año 1608, sin que conozcamos sus actividades en México -cuyoarzobispo en esos años era su hermano de habito fray García de Mendoza yZúñiga-, al contrario de su estancia en la América del Sur donde, además deestablecer la cofradía de la Virgen de Guadalupe en Lima, Potosí, Las Charcasy otros muchos lugares y sembrar aquellas tierras de bellos trasuntos de la

11 AMG. Documentos reales, carpeta nº 5.12 AHN. Clero, leg. 1428/7-1.13 AHN. Clero, leg. 1431-2º, nº 17.

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Virgen Morena pintados por él, nos dejó una interesante y muy amena relaciónde su largo viaje, ilustrada con bellos dibujos en color y en negro; manuscritoal que pensamos dio forma literaria en la capital azteca, pese a que llegó allícon la salud muy quebrantada a causa de las muchas penalidades sufridas enlos ardientes arenales peruanos, en la costa chilena hasta la isla de Chiloé,atravesando las pampas argentinas en caballos cimarrones y cubierto de nieveen la helada puna hasta llegar al mítico cerro Potosí14.

De la estancia de fray Diego de Santa María en Nueva España soloconocíamos dos informes enviados desde la capital azteca al rey Felipe II,datados en diciembre de 1574 y en marzo de 1575. Por estas cartas del ReyPrudente, hasta ahora inéditas, sabemos que este monje partió para Nueva Es-paña en 1572. Se trata de seis misivas, una fechada el 20 de abril de 1572 y lasotras cinco el 26 de mayo del mismo año. La primera -que es copia casi literalde las enviadas en 1551 a las autoridades de Indias por la reina doña Juana-está datada en Madrid y va dirigida a los arzobispos y obispos de las Indias,Islas y Tierra Firme, diciéndoles que por el prior y monasterio de Guadalupe“...me fue supplicado vos mandase que no ympidiesedes a las personas que

quisieren, por su deuocion, ser coffadres de la dicha casa y que los procura-

dores della los asienten y resçiban por tales coffadres, antes los fauoresciesedes

para que la deuocion della se conserue y augmente y los fieles xptianos. gozen

de los muchos sufragios y sacrifficios, missas y oraciones que en la dicha casa

se haçen, y para que pudiesen coger las limosnas que se les diesen y offresciesen

o como la nuestra merced fuese. Lo qual visto por los del nuestro Consejo de

las Indias fue acordado que deuia mandar dar esta nuestra carta para vos e

yo touelo por bien, por la qual os ruego y encargo que no ympydais a las

personas que quisieren en essas partes y de su deuocion ser cofadres de la

dicha casa de nra. señora de Guadalupe que los procuradores della los asien-

ten y resçiban por tales coffadres e a los tales procuradores los fauorezcays en

lo susodicho y les dexeys coger las limosnas que se dieren y ofrecieren para la

dicha casa con tanto que esto no se entienda, por agora, con los yndios sino

solamente con los spañoles que de su voluntad quisieren entrar en la dicha

cofradia”15.

14 Después de pasar por varias manos, el original de este valioso manuscrito se guarda en labiblioteca de la universidad de Oviedo y el año 1969 fue publicado por nosotros, en Madrid,bajo el título Un viaje fascinante por la América Hispana del siglo xvi.

15 AGI, Indiferente, 426, L. 25, /1/ 380, fº 186v-187r.

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

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Aunque los destinatarios de esta carta son los prelados y autoridadesciviles de las Indias y en ella insiste el monarca español en proteger en aque-llas tierras la cofradía de Guadalupe de España y el buen recaudo de las limos-nas y donaciones hechas para el santuario extremeño, las restantes misivas serefieren a México y en todas ellas es citado, como su procurador en NuevaEspaña, el monje profeso de Guadalupe fray Diego de Santa María, al quedebió conocer Felipe II en el mes que permaneció en Guadalupe en enero/febrero de 1570 -ocasión en que prohibió, desde allí, que pasaran a Indias losgitanos o sus hijos y criados sin llevar consigo a sus esposas y acordó llevar alprior, padre Ciudad

En la carta dirigida a los arzobispos y obispos se da a entender que lapartida de este monje para México tuvo lugar el mismo mes de mayo de 1572:“Por parte del prior, frayles y conuento del monasterio de nuestra Señora de

Guadalupe destos nuestros reynos nos ha sido hecha relacion que muchas

personas deuotas de nuestra Señora han hecho y hacen en essas partes man-

das, donaçiones y limosnas al dicho monasterio y que a causa de no hauer

hauido persona que, en nombre del entendiere en la cobrança dellas, no se

auian cobrado y al presente estauan pendiente de cobrar. Y nos fue supplicado

que para esto agora enbiaua a ello a fray Diego de Santa Maria, frayle professo

en dicho monasterio, y otras personas con sus poderes y recaudos bastantes.Y

se tenia notizia que vosotros hauiades adjudicado las dichas mandas o parte

dellas a la fabrica de varias yglesias como bienes de desamparados, os

mandasemos que asi estos como las demas limosnas y mandas que en cual-

quier manera se huuiesen hecho al dicho monasterio se las dexasedes cobrar

y para ello les diesedes fauor y ayuda o como la nuestra merced fuese seruido

y de los de nuestro Consejo de las Indias los hauemos tenido por bien; y os

rogamos y encargamos a todos y a cada vno de vos según dicho es que luego

questa nuestra carta o su traslado signado, segund os fuere mostrada, dexeys

y consintays al dicho mayordomos de santa Maria y a los otras personas que

por licençia del dicho monasterio de nuestra señora de Guadalupe y con sus

poderes bastantes fueren a entender en lo susodicho cobren las dichas man-

das, donaciones y limosnas que en la dicha manera se les ayan hecho y se le

hiçieren y de qualesquier personas, no embargante que, como dicho es, las

ayays adjudicado por causa susodicha a las dichas fabricas de vuestras igle-

sias; y no consintays ni deys lugar que nello les sea puesto embargo ni impe-

dimento alguno, antes para la execucion y cumplimiento dello les deys y fagays

dar el fauor y ayuda que fuere necesario” 16.

16 AGI, Indiferente, 426, L. 25, /1/ 381, fº 184.

GUADALUPE DE ESPAÑA EN EL MÉXICO DEL SIGLO XVI

400

Del mismo tenor que la susodicha son las reales cédulas que el Monarcaenvió al presidente y oidores de las Audiencia, gobernadores y jueces de resi-dencia: “sabed que fray diego de santa maria, por parte del prior, frayles i

Conuento del monasterio de nuestra señora S. maria de Guadalupe, de la

Orden de S. Geronimo, nos ha hecho relacion que en essas partes muchas

personas deuotas de nuestra señora han hecho y haçen mandas y donaciones

y limosnas al dicho monasterio en sus testamentos y ultimas voluntades y por-

que no ha hauido recabdo para se cobrar se han dexado de cobrar muchas

limosnas que hasta agora se han hecho y mandado al dicho monasterio y por

esta causa dexan muchas personas de las hacer. Y me fue supplicado vos

mandasemos que dexasedes y consintiesedes e diesedes lugar que el dicho

fray diego de Santa maria o las personas que tuuiesen poder del dicho monas-

terio cobrasen quales quier donaçiones y mandas y limosnas que hasta agora

se houiesen mandado y hecho o de aquí adelante quales quier personas

hiciessen, assi en su testamento como de su voluntad sin que en ello vosotros

pusieredes ympedimento alguno antes dieredes todo fauor de ayuda para que

se cobrasen o como la mi merced fuesse. Lo qual visto por los del nuestro

Consejo de las Yndias fue acordado que deuia mandar dar esta mi carta para

vos e yo touelo por vien; por lo que vos mando a todos y a cada vno de vos

según dicho es que dexeys y consintays al dicho fray diego de santa maria,

que a eso va a esas partes con mi special licencia, o a las personas que touieren

poder del dicho monasterio, cobrar las dichas donaciones, mandas y limos-

nas que hasta agora se han hecho e hicieren de aquí adelante por las dichas

personas del dicho monasterio, assi por testa-mentos como por donaçiones

voluntarias, sin que en ello les pongays ni consintays poner embargo ni

ympedimento alguno, antes les deys para ello todo el fauor e ayuda que fuere

menester conforme a justicia” 17.

No menos interesante es otra carta que Felipe II dirigió a los presidente,Audiencias y Chancillerías, en la que se habla de falsos demandadores de lasli-mosnas para el monasterio español; algo que ya Pedro I de Castilla tuvo quecastigar duramente en el siglo xiv y que fray Santa María relacionará, mástarde, con los orígenes de la advocación de Guadalupe en la ermita del Tepeyac:

El Rey.- Presidentes y oydores de las nuestras Audiencias y

Chancillerias reales que residen en las ciudades de Thenustitan

17 AGI, Indiferente, 426, L. 25, /1/ 382, fº 184v-185r.

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

401

Mexico de la Nueva Spaña, de ...saber que por parte del prior,

frayles y conuento del monasterio de nuestra Señora santa Maria de

Guadalupe me ha sido hecha relacion que muchas personas en esas

partes, assi en sus testamentos como en otra manera, han hecho y

hacen mandas a la dicha casa y que, aunque el dicho monasterio ha

dado poderes a algunas personas para cobrarlo, y que assi se le ha

mandado y manda, y que despues de cobrado se alçan con ello y no

viene a su poder cosa ninguna; y agora me fue supplicado que para

euitar esto os mandase que de aquí adelante tuuiesedes special

cuydado de cobrar lo que se mandase a la dicha casa y enbiarlo a

la Casa de la Contratacion de Seuilla y que de alli se le acudiese con

ello; o lo entregasedes a fray Diego de Santa María, procurador del

dicho monasterio que a esso va a essas partes con mi special çedula,

o como la mi merced fuese, e yo touelo por bien. Por lo que vos

mando a todos e a cada vno de vos en los dichos.... lugares y

jurisdiciones, segun dicho es, que de aquí adelante tengays special

cuydado de cobrar en las dichas partes oro e otras cosas que assi

para el dicho monasterio de nuestra Señora de Guadalupe se de-

uan, assi de mandas que se hayan hecho o hiçieren como de otra qual

quier cosa, y assi cobrado lo envyeis a la Casa de la Contratación

de Seuilla, dirigido a nuestros oficiales que alli residen, para que de

alli se le acuda con ello, o lo entregueys al dicho fray Diego de Santa

Maria en persona. Y los vnos ni los otros no fagades ende al por

alguna manera. Fecha en Sant Lorenço el Real a xxvi de mayo de

mill e quinientos e settenta y dos años. Yo el Rey. Refrendada de

Antonio de Erasso y señalada de los del Consejo18.

DOS POLÉMICOS INFORMES AL REY

Tras una travesía borrascosa, el padre Santa María hizo prolongada es-cala en la isla Española y en un escrito a Felipe II, fechado en México el día 12de diciembre de 1574, le dice que de alli zarpó para Nueva España el 18 deagosto del mismo año, por lo que es de suponer que a la capital azteca debió

18 AGI, Indiferente, 426, L. 25 /1/ 379. fº 183r.

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402

llegar a finales de este mes, hospedándose aquí en el convento de San Agustín.Y debió darse tanta prisa en contactar con las personas que pudieran in formar-le sobre los asuntos que le llevaron a Nueva España y -con la ayuda del fiscalde la Audiencia, doctor Arteaga- “buscar en este Reyno testamentos y escrip-turas que importaban a la cassa de Guadalupe” en los mal organizados regis-tros, que a los pocos meses ya pudo ofrecer a Felipe II un duro informe sobrela ermita de Guadalupe que echa por tierra la leyenda de las apariciones alindio Juan Diego, parece que inspirada en alguna obra de teatro que, c. 1531,fue representada en el colegio franciscano de Tlatelolco y su autor MiguelSánchez entreveró con datos tomados de la Historia de Guadalupe publicadaen 1597 por el dos veces prior del monasterio, padre Talavera. Dícelo fraySanta María: “Yo halle en esta cibdad una hermita de la aduocaçion de Nues-

tra Señora de Guadalupe, media legua della, donde concurre mucha gente. El

origen que tuuo fue de que vino a esta prouinçia, aura doze años, vn hombre

con un poder falso de nuestro Monesterio de Nuestra Señora de Guadalupe, el

qual recogio muchas limosnas, y manifiesta la falsedad del poder se huyo y

quedaron çierta cantidad de dineros de lo que auia cobrado. Los mayordomos

desta hermita, que entonçes se llamaua por otro nombre19, entendiendo la

deuoçión con que acudían los christianos a Nuestra Señora de Guadalupe le

mudaron el nombre y pusieron el de Nuestra Señora de Guadalupe, como oy

en dia se dize y llama; con lo qual se han defraudado las limosnas con que

solían acudir a Nuestra Señora de Guadalupe, y se ha entiuiado la deuoçión

que a aquella Casa solían tener los ueçinos desta prouinçia. Esta hermita

tiene oy dos mill pesos de renta y se allegan casi otros dos mill de limosnas, y

yo no ueo en qué se pueda gastar esto, porque no está adornada y el edifiçio

es muy pobre”. Luego comenta a Felipe II cómo el lugar de la ermita es húme-do y salitroso, lo que hará que el culto no prospere, por lo cual “los hijos de la

Casa de Nuestra Señora de Guadalupe tenemos obligaçión de que o se quite

el nombre de Nuestra Señora de Guadalupe o se traslade esta casa a otra

parte”...Y “porque la renta y limosnas desta Casa se consumen y gastan y

retienen entre los mayordomos y el Arzobispo y otras personas”, fray Diego

19 Según el testigo ocular y eminente antropólogo fray Bernardino de Sahagún, su primeraadvocación fue Tonantzin; nombre de un ídolo azteca muy venerado en la cima del cerroTepeyac y que los misioneros franciscanos reemplazaron por una imagen de la Virgen María,a la que siguieron llamando Tonantzin para facilitar a los indios su conversión al cristianismo.Cfr. Sahagún: Historia general de las cosas de Nueva España, libro undécimo, capítulo doce,párrafo sexto.

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sugiere al Monarca que se podría trasladar la ermita al bosque de Chapultepecy allí fundar un monasterio para la orden de San Jerónimo20.También explica alRey la mala organización que hay en México para la ejecución de los testa-mentos y le insiste en que hay muchas personas ricas que desean se funde enesta ciudad un convento de su orden y ofrecen generosa ayuda para ello.

Las relaciones entre la primera autoridad eclesiástica y la civil no eranmuy cordiales y se agriaron más al conocer el arzobispo la real cédula enviadaal virrey, lo que motivó que en carta a Felipe II se quejara contra éste -dos díasdespués que lo hiciera Martín Enríquez contestando al Monarca-, por no ha-berle entregado la copia de dicho documento. Carta en que el señor MoyaContreras también arremete contra el informe del monje jerónimo, del quealguna noticia debió tener al calificarlo de “siniestra relación en la erección,renta, gastos y limosnas de aquella casa”. ¿Por qué tan duro calificativo? ¿Talvez porque fray Diego informó al Rey, sin contar con el prelado, sobre unaermita que pertenecía a la mitra? ¿O, más bien, porque en el informe del monjeguadalupense se ponía el dedo en la llaga en el vidrioso tema del empleo dadoa las limosnas recogidas en la ermita de Guadalupe? Como curiosidad, diga-mos que ese mismo año 1575 fue nombrado capellán de la ermita del Tepeyacel extremeño, de Plasencia, Andrés García de Soto, llegado en 1537 a la NuevaEspaña -donde fue ordenado sacerdote-, trabajó en la diócesis de Tlaxcala yfue maestro de ceremonias en la catedral mexicana antes de ser vicario delTepeyac. Aunque no tenemos constancia de ello, es de suponer que, comopaisano suyo, iría a verle fray Santa María, pero ¿estaría aquél por los interesesdel monasterio extremeño o a favor de los suyos y de su prelado?

El 24 de marzo de 1575 envió fray Santa María una segunda carta aFelipe II, más extensa que la anterior y de contenido más duro en lo referentea los intereses de su monasterio y más preciso en lo toca a la ermita del Tepeyac:“...En quanto a lo que toca a la Sancta Cassa de Nuestra Señora de Guadalupe,

cuyos negoçios traigo entre manos, fuera de los muros de esta çiudad esta una

20 AGI. Sección Quinta. Audiencia de México, leg. 69.-Este documento, fundamental para saberel origen verdadero de la ermita e imagen de la Guadalupana del Tepeyac, es conocido desdehace bastantes años, pero no interesa a los aparicionistas citarlo. Y aunque varios historiadoresmexicanos sí lo mencionan, apenas aprovechan el inmenso valor probatorio que encierra y queviene a reforzar lo que, poco después contaría el virrey Martín Enríquez a Felipe II, aceptandola relación entre el Guadalupe mexicano y el extremeño.

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hermita la qual del año 1560 a esta parte21 se llama Sancta Maria de Guadalupe

y con este titulo han traido y traen demanda por toda esta tierra, como V.

Magestad vera, siendo seruido, por la berdadera relaçion que con esta (en-vío). Los ynconbinientes que de auerle puesto este titulo y con el traer los

dichos demandadores, que piden para Nuestra Señora de Guadalupe de Es-

paña... son evidentes y notorios... porque han hecho olvidarse a la gente total-

mente de la deuoçion de aquella Sancta Cassa de Guadalupe, tan grande que

pocos de los que otorgauan testamentos dexaban de hazer (alguna) manda y

en este tiempo poco menos todos las hazen a Nuestra Señora de Guadalupe

extramuros de Mexico...Y es mucho mayor el daño que se hara en quitar la

mucha deuoçion de aquella Sancta Cassa, que en todo este rreyno y muchos

de los que fuera de México hazen mandas a esta hermita y limosnas deuen

creer que son para enviarlas al monesterio de Guadalupe... y por lo menos

creen questa hermita y aquella Cassa con todas una cosa. Con esto es afrendado

aquel monesterio, ansi en lo espiritual como en lo temporal; y tambien lo son

los fieles que se tienen por verdaderos cofrades de la Sancta Cassa de

Guadalupe y de los frailes della y que gozan de los sufragios, oraçiones y

beneffiçios spirituales de la confradia antiquisima de aquella Sancta Cassa

de Nuestra Señora con uerse asentar en la cofradia que en esta hermita de

Mexico se ha situado”. Como única manera de remediar estos daños, el monjeguadalupense sugiere al Monarca que se sirva dar la administración de laermita del Tepeyac a su convento de España o mandar que la orden de SanJerónimo la convierta en monasterio, ya que siendo el rey patrón de las igle-sias, beneficios y capellanías y señor en lo espiritual y temporal no sería nece-sario pedirlo a la Santa Sede, “mayormente que el Arçobispo desta çiudad,

que es el que lo puede contradecir, y sera posible que lo haga, porque pareçe

ser interessado en alguna manera su offiçio y dignidad, siendo V. Magestad

seruido mandarle por carta misiva lo obedezca sera contento dello y passaria

sin contradiçion”. Para más inclinar el ánimo real, fray Santa María le dicecómo las órdenes de frailes agustinos y dominicos tuvieron en Nueva Españamenos principios y cada una de ellas ya cuenta con más de sesenta casas, algu-

21 Más adelante veremos que la verdadera fecha de 1555 ó 1556 la dio el virrey Martín En-ríquezen una carta a Felipe II y consta en un sermón predicado en México el día 8 de septiembre de1556 por el comisario de Indias y provincial de los franciscanos padre Bustamante, que enreferencia a la imagen de Guadalupe venerada en la ermita del Tepeyac afirmó que “era unadevoción nueva y pintada por un indio”.

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

405

nas de ellas mejores que los jerónimos en Castilla, “y todos ellos tienen muy

buenos hornamentos y buena passada para el alimento de los frayles”, aña-diendo que muchos caballeros y nobles desean tal fundación y ayudarán a edi-ficarlo con muchos pesos de oro.

Escribe a Felipe II desde el monasterio de San Agustín, donde estabahospedado y cuya observancia, recogimiento y clausura elogia porque vivecon ellos, aprovechando para rogarle que no se les retire la ayuda de la Coronaque reciben para las obras de su iglesia, a medio hacer, y aunque tienen paraalimentarse, no podrían acabar el templo sin salir a la calle a pedir. Y, apartelos asuntos de su monasterio, le dice al Rey que se ha ocupado en ver lo que serefiere “al bien de estas Republicas, conbersion de estos yndios y conseruacion

destos Reynos y seruiçio de V. Magestad” y que sobre estas cosas y los asuntosde su monasterio lo ha tratado con el licenciado de la Real Audiencia, Castañeda.Y se queja del poco orden que hay en tener ordenados los testamento, no en-contrando muchos de cuya existencia tenían constancia en su convento22.

RESPUESTAS DEL REY, DEL VIRREY Y DEL ARZOBISPO

A la vista de los informes mandados a la corte por un monje enviado “aesas partes con mi special çedula”, Felipe II -que ya tenía antecedentes por lasquejas recibidas del prior y monjes de Guadalupe- tomó el asunto con interésy, a vuelta de correo, escribió una carta a su virrey en Nueva España, MartínEnrí-quez, fechada en San Lorenzo el Real, el l5 de mayo de 1575, encargádoleque le informe sobre la fundación de la ermita de Guadalupe y que la visite conel arzobispo, don Pedro de Moya Contreras, adjuntándole un duplicado de lareal cédula que no le fue entregada. Por el interés de su contenido y por laautoridad de quien la firma vale la pena ofrecer la contestación del virrey:“...Uisitalla y tomar las cuentas siempre se ha hecho por los prelados; y el

priçipio que tuuo la fundacion de la iglesia que ahora esta hecha, lo que

22 AGI, Sección Quinta. Audiencia de México, leg. 283.-Tanto esta carta como la anterior fuerondescubiertas en el Archivo de Indias, c. 1931, por el jesuita mexicano padre Mariano Cuevas,a quien sus prejuicios “aparicionistas” parece no interesó demasiado aprovechar sus valiososdatos a la hora de establecer el cuándo y el porqué de la ermita mexicana de Guadalupe. En 1942fueron publicadas, íntegras, como apéndices 2 y 3, por el franciscano Carlos Gracia Villacampa,en su libro La Virgen de la Hispanidad o Santa María de Guada-lupe en Indias (Sevilla, 1942),pp. 316-325.

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comunmente se entien-de es quel año de 55 ó 56 estaua alli vna hermitilla en

la qual estaua la ima-gen que agora esta en la iglesia; y que vn ganadero, que

por alli andaua, publico auer cobrado salud yendo aquella hermita. Y empeço

a crecer la deuoçion de la gente y pusieron nombre a la ymagen Nuestra Seño-

ra de Guadalupe, por dezir que se pareçia a la de Guadalupe d’España. Y de

alli se fundo vna cofadria, en la qual dizen aura quatroçientos cofadres, y de

las limosnas se labro la iglesia y el ediffiçio todo que se a hecho; y se a com-

prado alguna renta. Y lo que pareçe que ahora tiene y se saca de limosnas

embio ay, sacado del libro de los mayordomos de las vltimas cuentas que se

les tomaron; y la claridad que mas se entendiere se ymbiara a V. M.

Para asiento de monasterio no es lugar muy conbeniente, por razon del

sitio; y ay tantos en la comarca que no pareçe ser neçesario23: y menos fundar

perrochia como el prelado querria, ni para spañoles ni para yndios. Yo e

empeçado a tratar con el, que alli bastaua que ouiese vn clerigo que fuese de

edad y hombre de buena uida, para que si algunas de las personas que alli

uan por deuoçion se quisiese confesar pudiese hazello. Y que las limosnas y lo

demas que alli ouiese se gastase con los pobres del ospital de los indios, ques

el que mayor necesidad tiene y que por tener nombre de ospital Real,

pareçiendoles que basta estar a cargo de V. M.; y que si estoy no le pareçiese,

se aplicase para casar huerfanas. El arçobispo a puesto ya dos clerigos y si la

renta creçiere mas tanbien querran poner otro, por manera que todo verna a

reduzirse en que coman dos o tres clerigos. V. M. mandara lo que fuere

seruido”24.

23 Aunque el ilustre historiador padre Sigüenza sostiene que su Orden no quiso fundar casa enYndias, sabemos que lo intentó en Nueva España y en Lima. ¿Por qué no lo hizo cuando tantasotras congregaciones religiosas levantaron conventos en América? Tanto más que ya en 1531el Consejo de Yndias había escrito al General de los Jerónimos ordenándole que fundase allímonasterio y para tratar el tema le fue enviado el Fiscal del Consejo, Vi-llalobos. Ver nuestrotrabajo “¿Por qué no fundaron los jerónimos en Yndias?”, Rev. Historia 16, n.º 345 (Madrid,2005), pp. 60-77. y Colección de Doc. inéditos de Ultramar (Madrid, 1927), serie 2.ª I -Gobernación de las Indias.

24 Tan importante documento lo publicó por primera vez el Ministerio de Fomento en Cartas de

Indias (Madrid, 1877), pp. 310. Por lo que se refiere al parecido que los devotos veían entre laimagen mexicana y la Virgen española de Guadalupe, está claro que no se refería al iconooriginal del siglo xii, venerado en el altar mayor -y cuyas copias no autorizaba el monasterioextremeño-, sino a una talla del último tercio del siglo xv colocada el año 1499 sobre la sillaprioral del coro. Con Niño en sus brazos y rodeada de rayos, bien pudo servir de modelo a laque pintó el indio Marcos Cípac en 1556; también con el Niño Jesús; tapado a principios delel siglo xvii y descubierto en 1999, bajo la actual, por el mexicano Leoncio Garza-Valdés (ver

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

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Aunque el rey de España podía hacerlo legalmente, no debió agradarmucho al arzobispo que éste encargara al virrey un asunto que el prelado con-sideraba de su competencia; y mucho menos le gustó que el virrey solamentele mostrase la real cédula sin darle el duplicado. Y tan mal llevó Moya Contrerasque llegaran hasta la corte las duras quejas de un monje de Guadalupe no suje-to a su jurisdicción que se sacó la espina muy pronto en carta a Felipe II,fechada en México el 25 de septiembre del mismo año 1575, en que le dice que“El visorrey me demostró una cédula de vuestra majestad cuyo duplicado no

he visto, aunque en ella se acusa de remitírseme, acerca de la ermita de Nues-

tra Señora de Guadalupe, media legua de México, por donde parece haberse

hecho a vuestra magestad siniestra relación en la erection, renta, gastos y

limosnas de aquella casa, porque la verdad es la que parece por esa informa-

ción que hice hacer a mi provisor después de la visita, para que constase della

y cesasen falsas opiniones...”25. Sin duda, la información a que alude el prela-do es la misma de que hablaba Martín Enríquez en su carta al Monarca. Igno-ramos si en la cédula de éste a su virrey en Nueva España le mentó a la personaautor de las graves quejas sobre el origen y abandono en que estaba la ermitade Guadalupe y tampoco sabemos si el prelado sabía quién era su autor; perociertamente en la dura frase “haberse hecho a vuestra magestad siniestra rela-ción” se refiere a los informes del monje jerónimo que obligaron a Felipe II atomar cartas en el asunto de la ermita. Pero con independencia de que los datosofrecidos por fray Diego de Santa María fueran más o menos objetivos en loreferente a la erección, renta, gastos y limosnas de la ermita del Tepeyac, locierto es que en la carta del arzobispo al Rey para nada se alude a las aparicio-nes de la Virgen a un indio neófito y menos aún al origen sobrenatural de lapintura venerada en dicha ermita, inventadas un siglo más tarde. Hoy sabemosperfectamente que tal construcción se debió al segundo arzobispo de México,el dominico fray Alonso de Montúfar; que la imagen fue pintada por el indioMarcos Cípac y que este hecho tuvo lugar en 1555-1556, como señalaba elvirrey.

Por lo que a fray Santa María se refiere, nada más sabemos de él, igno-rando si regresó a su monasterio o falleció en Nueva España. En cualquier

GUADALUPE DE ESPAÑA EN EL MÉXICO DEL SIGLO XVI

su descripción en la o.c.) Una ocultación que tal vez obedeció al deseo de borrar su innegableparecido con la imagen que a los españoles recordaba a la del coro del monasterio extremeño.

25 Esta carta la dio a conocer Francisco Paso y Troncoso en Epistolario de la Nueva España, tomoxi -1570-1575 (México, 1939-1942), pp. 262-265, nº 684.

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caso, sí conocemos varias reales cédulas del aún príncipe Felipe III, datadasuna en julio de 1598, autorizando que puedan pasar a Indias dos monjes deGuadalupe y llevar dos criados casados que les ayuden a recoger las limosnasdonadas para su casa de Guadalupe, y otra, fechada en San Lorenzo el 7 dejunio de 1602, para que el presidente de la Casa de Contratación de Sevillaautorice a pasar a la Nueva España “a un donado que se llama Alonso Miguel,que va a ayudar a recoxer a vn religioso que esta allá las limosnas que semandan para aquella sancta cassa”26. En Getafe firmó otra cédula el día 13 deabril de 1608 en que hace memoria de que su padre Felipe II dio licencia paraque dos frailes de Gua-dalupe fueran, uno al Perú y otro a la Nueva España, yque el prior le ha hecho saber que el monje que fue al Perú falleció en la Ciu-dad de los Reyes -se trata de fray Diego de Losar y murió en la capital deBolivia- “y el que fue a la Nueva España han entendido vendrá este año de

aquella tierra con las limosnas que ha recogido... assi en piedras, perlas,

aljofar como en otros géneros de hazienda hasta en cantidad de veinte mil

ducados” sin pagar derechos de aduanas en la Casa de Contratación de Sevi-lla27. ¿Se refiere ésta a fray Diego de Santa María o más bien a fray Diego deOcaña, que en 1599 pasó al virreinato de Perú y en Navidad de 1605 se embar-có para México, donde debió fallecer en octubre de 1608, dado que el 17 denoviembre de dicho año llegaba la noticia de su muerte al convento, que larecogió en el necrologio de sus monjes. Suponiendo que Santa María rondaralos 30 años cuando embarcó para México, en 1572, en 1608 tendría en tornoa los setenta, lo que nos hace pensar que no se refiere a él dicha real cédula,sino a fray Diego de Ocaña.

De todo lo antedicho se deduce que la implantación del culto y devocióna la imagen extremeña de Guadalupe llegó a Nueva España con los conquista-dores y primeros misioneros. Que la reina Juana I de Castilla, su hijo el césarCarlos I y los reyes sus sucesores protegieron reiteradamente tanto la cofradíacomo la impetra de limosnas en las Indias a favor del monasterio extremeño.Que desde los orígenes de la ermita e imagen de la Guadalupana de México en(1556) las autoridades mexicanas, sobre todo religiosas, dificultaron la reco-gida y debido destino de las limosnas y otras mandas testamentarias hechaspara el santuario matriz de España. Que un extraño entreverado de intereses

ARTURO ÁLVAREZ ÁLVAREZ

26 AGI. Sección Quinta. Indiferente General, leg. 2870, fº 211 r. y v.27 AMG, Documentos reales, legajo nº 5.

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fomentó la progresiva confusión, en los devotos, sobre la relación entre elGuadalupe español y el mexicano. Que, pese a todas las cortapisas, en NuevaEspaña continuaron haciéndose donaciones y mandas para Guadalupe deExtremadura hasta finales del siglo xviii. Todo ello, unido a la belleza de lapintura mexicana, al encanto del mito de su origen sobrenatural, la decadenciay ostracismo que envolvieron al santuario español durante más de un siglo y elinigualable fervor guadalupano que existe en México -incluso en los historia-dores no “aparicionistas”- han logrado que la fama y difusión de la pintura delTepeyac haya hecho sombra a la Guadalupe original, venerada en España des-de finales del siglo xiii y entre cuyos numerosos retoños en América el primeroy más vigoroso fue el mexicano. Por encima de la fría historia, lo más impor-tante es que se trata de la misma madre de Dios y que, en diferente iconografía,las imágenes de las Villuercas extremeñas y del Tepeyac mexicano tienen lamisma advocación: Guadalupe.

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