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Serie de artìculos compilados por el arq. JM Borthagaray con ediciòn del CPAU sobre la temàtica de la vivienda en Buenos Aires

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HABITAR BUENOS AIRES LAS MANZANAS, LOS LOTES Y LAS CASAS

Compilador: Juan Manuel Borthagaray

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....

--

Habitar Buenos Aires : las manzanas, los lotes y las casas /compilado por Juan Manuel

Borthagaray.- 1a ed.- Buenos Aires: Soc1edad Central de Arquitectos; Conse¡o Profesional

de Arquitectura y Urbanismo, 2009.

288 p.; 24x17 cm.

ISBN 978-987-99741-8-6

1. Urbanismo. l. Borthagaray, Juan Manuel, comp.

CDD711

Fecha de catalogación: 17/ll/2009

Habitar Buenos Aires Editado por :

Sociedad Central de Arquitectos: Montevideo 9~8 e-:· ~.:.3~ ~"dad de Buenos Aires, Argentma.

(+54 11 4812 3644/+54 n 4812 5856) 1 wJVv. soce:o·: :·;

Consejo Profesional de Arquitectura y Urbac s~:. 2' =~ '.':;.: ..:~2. Co02ABJ, Ciudad de Buenos

Aires, Argentina.¡ (+54 11 5239 9401/-rSL- _:;·:.:-:e · .-. .-. :::ou org

Comisión Directiva SCA

Presidente Enrique Ca reía Esprl, arq. 1 Vicepresidente 1" __

Gabriel López, arq. 1 Secretario General Robenc o ;;_.

Tesorero Fabrán de La Fuente, arq. 1 Protesorero '.'.: ·

Puga, Adriana Dwek,jorge Cortrñas,ja~rer Ferna•.:c: :_­

Matías Giglr, Alberto Gorbatt, Rita Comando, Sac; ;; -

Ledesma,josé Luis Sciarrotta, Nanette Cabarrou. C.

Titular Sr. jo el E. Pererro 1 Aspirante Suplente S•

Comisión Directiva CPAU

Presidente jorge Horacio Lestard, arq. 1 Vicepresidente 1" :

:: _:•:.. Vicepresidente2" Darlo

Prosecretario Va/ería Del Puerto, arq. 1 Vocales Titulares Agustín Cama

a·qs. /Vocales Suplentes

~ :3 -~·-_-::;r'z, Carolina Day, Antomo

-·ge Lema, arqs. /Aspirante

'·_:eco, arq. 1 Vicepresidente 2"

Mario Néstor Boscobomik, arq. j Secretario Cr:s:, ::.:

Charriére, arq. ¡Tesorero Carlos Alberto Marcee:::

Titulares Emilio Cómez Luengo, Craciela B. R,.c ;e

Graciela L. Novoa,Juan Martín Urge//, Sergro A··:

Maldonado Aguiar, Daniel H. Silbeifaden, Estf-;_:·

Prosecretario Marganta M1rta

Protesonro '.'_: :_: Carcía Falcó, arq. ¡Consejeros

:: Blrnder, Eduardo Bekrnschtein.

:·.:o Consejeros Suplentes Hunán

: Tclia, arqs.

Editor y compilador: Juan Manuel Borthag:o· a. : :

Equipo: Cristina Argumedo, Andrea Be ha• .'.-- :·cé ='" == :::ec111a Dumbsky, Gabriel Holzel,

Osear Lagües Obregón, Andrés Maidana -e~:o -> :a :: ·:e;a. Diego Schell y Lucila V1dal.

Dirección editorial: Hernán Bisman.

Asistente de dirección editorial: Pablo Ecge ~-:e ~:·--a' C:J,clones.

Diseño gráfico: Albano García, Alejandro A~:·: a:· e ::: eg: P ~lila Amaya, Bisman Ediciones.

ISBN: 978-987-99741-8-6

Queda hecho el depósito que establece la Le:-, c23 ~:-es:J en la Argentina. Pnnted 1n Argentina

©2010, Juan Manuel Borthagaray, Soc1edad Cert·al Arquitectos y Consejo Profesional de

Arquitectura y Urbanismo.

Todos los derecho/reservados bajo convenios internaCionales y la Convención Panamericana de Derecho de Autor. No se permite la reproducción parcial o total de este l1bro ni su incorporación a un sistema in­formático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea este mecánico, electrónico, por fotocopia, grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copynght.

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DI CE

:>re&cio ::-e Silberfaden

ucción •• an uel Borthaga~y

:..1 d dibujada. Las particiones - :e-:o de Paula

d construida. La ciudad de los patios G•unta / María Rosa Gamondés

·o copernicano

a,ue Borthagaray

palacetes, grandes residencias - ::.Ca cagno 1 Marta E. Feijoo 1 J. M. Borthagaray

- ""-IHOIJ>I:· hacia una definición tipológica - ucci f H ugo Pontoriero

fuera del centro: quintas, caserones y villas (la ilusión del verde) _ - Branda riz

los inmigrantes =-o -.os de Dios

.:.a asa chorizo - G nzá lez Podestá

::I!!!I:GII"':am en tos .e Borthagaray

de la trama - Schere

urbano de Buenos Aires

és social: ¿casas para la gente? Jorge Telleehea

- a Legal 1 Osear Lagües Obregón

• • da social de Buenos Aires, 1905/2oo2

~ ~eresa Boselli

'IIIII-1 J11a:::zaen hábitat social. El conjunto Monteagudo del MTL orge Telleehea

_¡ooal 1 Osear Lagües Obregón

zana porteña en Puerto Madero

6

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86

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180

... 212

254

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PREFACIO

Arq. Daniel Silberfaden, Presidente de la Sociedad Central de Arquitectos desde 2004 a 2010

"En las ciudades se han ido creando la mayor parte de nuestras instituciones actuales. Casi todo lo que hoy valoramos en materia de organización social fue creado en las ciu­dades empezando por la civilización". Franco Tonucci.

La Sociedad Central de Arquitectos trabaja desde hace muchos años en la bús­queda de soluciones y alternativas su¡eradoras de la histórica crisis argentina de la falta de techo, viviendas dignas y hábitat adecuado y contemporáneo para millones de ciudadanos que habitan nuestro territorio, tal como anuncian en sus Constituciones la Nación Argentina y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. También ha sido parte de nuestra preocupación debatir y concursar nuevas so­luciones habitacionales que resuelvan las formas de habitar que nuestra con­temporánea sociedad requiere_ En este camino, hemos trabajado para poner en discusión la problemática de la vivienda en varios momentos de los últimos años aprovechando varios escenarios pertinentes: la SCA ha editado, en el año 2000 el número "El Techo" de nuestra Revista de Arquitectura, hoy considerado un número de colección y de consulta, derrotero que, diez años después, el número, U El Techo II" continuó; También en 2005, hemos editado otro recordado número de la revista de la SCA, "Formas de Habitar", que ha aportado otra mirada a este tema; También en 2oos.llevamos a la Bienal Internacional de Arquitectura de San Pablo la muestra "Entre Conti­nuos y Fragmentos", para contribuir a la discusión de la línea curatorial paulista sintetizada en la frase "Vivir en la Ciudad". Dicha muestra, organizada por laSCA y la Cancillería Argentina, representó a un colectivo de 150 arquitectos que opi­naron a través de fotografias acerca del delgado límite entre ciudad formal e in­formal en nuestras ciudades; Paralelamente, en los últimos años,la Subcomisión de Vivienda y Hábitat ha generado numerosas mesas redondas, conferencias y de­bates y la Subcomisión de Concursos ha trabajado intensamente en este tema; Fi­nalmente, un equipo de expertos liderados por la propia SCA, fue contratado por la Sub Secretaría de la Vivienda de la Nación para realizar un análisis y diagnóstico sobre el actual estado de situación de diversos conjuntos habitacionales que ro­dean las grandes urbes argentinas y una posterior solución a los problemas que los afectan, trabajo que ha recibido el Primer Premio en la Categoría Investigación otorgado por la VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, des­arrollada en la Ciudad de Medellín en zoro. A lo largo de la historia, no ha habido un tipo único de asentamiento sino diversos tipos de ciudades, cuyas tipologías apenas se constatan dentro de períodos, a veces, muy cortos de tiempo. La ciudad es un organismo vivo, cambiante e histó­rico. Así, la ciudad se convirtió en un tejido comunicacional, fragmentos de espa­cio y comportamientos sobre una estructura leve y sin jerarquías, concepto de simulación, de re-presentación, ante la particularidad de mostrar lo que no se tiene, como actitud formadora del imaginario urbano. La historia de las ciudades tiene avances y retrocesos, ilusiones muchas veces defraudadas y logros producto de planes maduros o circunstancias inesperadas. Con los años, desde l9s iniciales y compactos asentamientos que empezaron a parecerse a lo que hoy llamamos ciudad, los hombres han ido mejorando su calidad de vida urbana, la conforma­ción de sus ciudades, la especialización de sus funciones, las vías de comunica­ción, los espacios públicos, los componep.tes morfológicos, los sistemas de organización del poder y de los servicios y cada uno de los elementos tangibles e intangibles, concretos o simbólicos que integran el complejo concepto de ciudad.

6 HABITAR BUENOS AIRES

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Entre la dudad ideal y la dudad real no sólo hay dos mil años de historia sino una multiplicidad de sueños que van desde la teocracia hasta el materialismo histó­rico, desde la plaza de los mercados de los poblados góticos hasta los hipermer­cados de las metrópolis, desde los caseríos en que se disolvió el Imperio Romano hasta el contemporáneo urbano que en setiembre del 2001 vivió el mayor aten­tado terrorista de su historia.

uestras ciudades latinoamericanas han sido siempre espacios de afirma­ción de la democracia y, al mismo tiempo, de proliferación de la desigualdad social y prácticas de exclusión. Tradicionalmente, en nuestras ciudades, el espacio público fue concebido como el espacio de la expresión y la apropia­ción social por excelencia, es el espacio que alberga el cotidiano transcurrir de la vida colectiva. Buenos Aires es hoy una ciudad de más ó menos 3.ooo.ooo, centro de un Área Metropolitana que supera a los 15 millones y cubre un territorio de 2.500 kiló­metros cuadrados y cuyo desarrollo surge de una planificación aplicada con un modelo original para orden y control. Este modelo urbano que podríamos deno­minar inclusivo e infinito- explicado por Adrián Gorelik en su libro "La Grilla y el Parque"- ha respondido al crecimiento en cuadrícula de la ciudad desde su fundación allá por 1580. Desde ese momento se generó una "ciudad de barrios infinitos, de micro-mundos desparramados por la cuadrícula interminable". Sin duda, este magnífico trabajo encabezado por Juan Manuel Borthagaray, acompañado en este caso por especialistas como Alberto Bellucci, Alberto Bose­lli, Gustavo Brandariz, Lucía Calcagno, Alfonso Corona Martínez, Alberto de Paula, Fernando Diez, Renée Dunowicz, Marta Feijoó, María Rosa Gamondés, Alicia Gerscovich, Rodolfo Giunta, Aquilino González Podestá, Osear Lagües Obregón, Andrés Maidana Legal, Hugo Pontoriero, Jorge Ramos de Dios, Ro­lando Schere y Jorge Tellechea, es un eslabón muy importante en la tarea que re­aliza laSCA, con la política editorial desarrollada en estos últimos años y asociada habitualmente al aporte y reconocida capacidad intelectual de los investigadores

profesores de nuestras Facultades Públicas y Privadas y de los excelentes pro­fesionales del urbanismo argentino.

lención aparte para el entusiasmo y pasión de "Manolo" en conducir hasta su culminación a este notable grupo de autores y además comprometiéndose de modo personal, también como autor, coordinador, compilador y ca-responsa­ble fundamental de la edición y el diseño del libro. Puedo asegurar al lector que no encontrará un espacio de esta publicación sin la recomendación experta

el Arq. Borthagaray. t:- e libro por razones diversas no pudo k ser presentado durante mi mandato romo Presidente de la SCA, ilusión que compartíamos con Manolo Borthaga­:ay - con el editor Hernán Bisman. Será finalmente el actual Presidente de la SCA, Enrique García Es pi! quién tendrá el seguro placer y honor de presentarlo

a quién debo agradecer el esfuerzo de haber resuelto el aporte económico, hizo posible su publicación en este caso compartido por las dos institu­es más importantes de los Arquitectos y Urbanistas de la Ciudad de Bue­Aires, la Sociedad Central de Arquitectos y el Consejo Profesional de · ectura y Urbanismo.

rtancia de este libro así lo ameritaba y en este sentido, y a tono con el tra­coordinado que vienen realizando estas instituciones desde hace unos años,

coherente y un verdadero orgullo, como arquitecto y miembro de ambas ins­es, que este haya sido el camino elegido.

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/

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INTRODUCCIÓN

Juan Manuel Borthagaray

¿Porqué este libro? Un sinnúmero de razones me han llevado a emprender esta compilación. La más inmediata es el cumplimiento de los deberes de funcionario público. Dado que desempeño el cargo de director del Instituto Superior de Ur­banismo, Territorio y el Ambiente en la facultad de Arquitectura, Diseño y Urba­nismo de la Universidad de Buenos Aires, pensé: ¿Al fin de cuentas, de qué están hechas las ciudades? Y me respondí: en muy apreciable medida, de casas. Por lo tanto, casas y ciudad son las dos carastle una misma moneda. Las casas enmarcan el espacio público, y a la vez son el espacio privado, donde se consuman los ritos, los sacramentos del habitar. Del total de metros cuadrados edificados en la ciudad, 62% corresponde a casas. ¿Ocurrirá lo mismo en otras ciudades? Bueno, ya ven, apenas unas pocas líneas y ya se presenta una provocación para saber más, para querer investigar, una pequeña invitación a pensar. Sé que alguien me corregirá en nombre de la jerga técnica, advirtiéndome que se dice Kvivienda", o · residencia3

• Me parece que nombrar las casas con esas pa­labras es tan desubicado como llamar progenitora a la madre. Casa y madre per­tenecen a la misma categoría primaria y entrañable. Además, ¿cómo se identifica nuestra profesión? Cualquier persona de la calle nos contestará que los arquitec­tos son los que hacen las casas. Otra cantidad de razones se entrelazan con lo autobiográfico. Los profesores invita­dos a enseñar en el Departamento de Arquitectura del Instituto Politécnico Federal Suizo de Lausana deben, tradicionalmente, pronunciar una conferencia magistral dentro de un ciclo especial de esa escuela. Cuando me llegó el momento de asumir ese honor, el tema que elegi fue: "Buenos Aires", bromas y Borges aparte. El tener que hacer el cuento de Buenos Aires ante tal público me obligó a echar una mirada a mi ciudad con los ojos del asombro; desde entonces vengo puliendo y aumentando mi versión de esa historia. Lo hice en muchas clases teóricas y, re­cientemente, revisando viejos papeles para responder al desafio de un colaborador que me dijo que yo debería hacer un libro, me di cuenta de que casi todos los tex­tos, aparentemente muy distintos, eran, al fin y al cabo, el mismo cuento. Hace muy poco respondí a la invitación de dar una conferencia acerca de tipos arquitectónicos de Buenos Aires, en el curso de posgrado del profesor Rafael Iglesia con una perorata de dos horas. Debí aceptar que el tema de las casas de Buenos Aires era mi idea fija, y que cuando me oprimían la tecla "play" la única manera de hacerme callar era, o mediante un golpe en la cabeza con un caño de plomo o, menos cruentamente, como ocurrió en esa ocasión, por el natural ago­tamiento y consecuente retirada de la audiencia. Ya puesto a tratar de convertir mis extensos apuntes en un libro, me di cuenta de dos cosas: la primera es que no sabía lo suficiente para ello; la segunda es que estaba rodeado de quienes sí sabían, porque de cada tema que pensaba que debía tratar el libro de marras, tenía un amigo al que le pasaba lo mismo en tér­minos de ideas fijas y teclas "play". A lo largo de mi vida profesional, comenzada con el Grupo OAM y compartida luego con mis socios Mario Gastellú y Carlos Marré, en un estudio profesional que perduró 25 años y se enriqueció con numerosos colaboradores y asociados, me tocó proyectar muchas casas , y ver construidas muchas de ellas que, para bien o para mal, hoy forman parte del paisaje urbano. En esta carrera tuve una relación íntima con el tipo casas de departamentos entre medianeras en lotes de diez varas, con patios interiores, que disfruté o más bien sufrí; también construi­mos algunas torres, y un barrio de 8oo viviendas en la Ciudad de Neuquén, en el marco del Plan VEA del Banco Hipotecario Nacional. La apertura democrática de

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1983 me llevó a una alta silla en la Subsecretaría de Desarrollo Urbano y Vivienda de la Nación, y luego a otra semejante en la Comisión Municipal de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Mi duración en ambas sillas fue breve, pero me sirvió para conocer y pensar la construcción de casas por el sector público. Me resulta imposible pronunciar de corrido las palabras "viviendas de interés social", porque es ponerles un estigma intolerable a estas pobres casas, que ya bastante castigadas están con los topes de superficie impuestos (tal vez porque los pobres son más chiquititos) y otra vez "casa" es la palabra adecuada. En cuanto a negociar con amigos que han pensado y saben más que yo, acerca de cada tema específico, ya había tenido una experiencia previa desde el ISU, con la recopilación de textos de autores varios que se publicó bajo el título "El Río de la Plata como territorio" otro enorme tema íntimo de Buenos Aires, pero que había permanecido inédito ante nuestra porteña indiferencia, hasta 2002. Una vez editado, formó un corpus valioso tanto por los conocimientos nuevos que aportó, como por la arquitectura de esos nuevos conocimientos compilados. Al leer "Buenos Aires 400 años", de los Romero, padre e hijo, también pude ver que en obras de este formato se acumula una bibliografia portentosa. Para nada descarto -antes que ello es lo que más querría· que una vez echado a rodar este rico tema, se concreten otros libros posibles. Seleccionar los capítulos incluidos nos hizo dejar de lado otros igualmente valiosos y, lo que fue más do­loroso, otros tantos autores. Espero no haberme equivocado tanto, gracias a la ayuda de los que sí subieron a bordo. Hay poca producción de teoría de la arquitectura en lo que a casas se refiere. Esta es otra de las respuestas, y de mayor importancia, a la pregunta "¿por qué este libro?" ¿Qué mejor ocasión para reflexionar y deducir un corpus de conclu­siones teóricas que la de recorrer y auditar el comportamiento de toda la produc­ción de casas que hoy conviven en Buenos Aires? Acerca de las repeticiones. ' La inmensa mayoría de las casas de la ciudad han sido autoconstruidas o se deben al emprendirniento privado con fmes de lucro. En la primera época de las casas de departamentos, surgieron de capitalistas que buscaban asegurarse una renta. En el resto de los casos, se construyeron para vender, con la esperanza de obtener un beneficio entre costo y venta. Como es lógico deducir, ese esquema dejó sin atender a muy grandes sectores de la población, cuyos medios económicos no les permitieron -ni les permiten-llegar a una vivienda en condiciones de mercado. El sector público ha intentado resolver este problema, y distintas instituciones se han sucedido en el tiempo, desde la Comisión Nacional de Casas Baratas, hasta el Banco Hipotecario Nacional y el actual Fondo Nacional de la Vivienda (FONAVI). Las soluciones siempre corrieron muy a la zaga del prdbiema; desde el hacina­miento en conventillos céntricos a principios del siglo XX, hasta la proliferación actual de las "villas miseria". Sin embargo, hemos querido cerrar la compilación con una nota optimista: la expe­riencia exitosa del Conjunto Monteagudo, construido por la Cooperativa de Vivienda Movimiento Territorial de liberación (MTL) en el barrio porteño de Parque Patricios, con apoyo crediticio del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. El estudio en profundidad de la experiencia de Parque Patricios debería, tal vez, hacer reflexionar a más de un colega inventor de nuevos tipos de "viviendas de interés social", basados en su conocimiento de "cómo vive la gente". Tal vez esos conocimientos requieran ser revalidados con urgencia, o la "gente" no quiere "viviendas de interés social" sino simplemente, casas , como las de todo el mundo.

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 9

1/ Notará el lector frecuentes

y largas repiticiones, causa·

das por temas que aparecen

en más de un capítulo. Al tra·

ta r de eludi rlas, me di cuenta,

a poco andar, que ello no

podía hacerse sin afectar gra·

vemente la integridad del dis·

curso del ca pítu lo que las

contenía. Preferí que queda·

rán, antes que extralimitarme

como editor.

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BUENOS AIRES. SUS TIERRAS, SUS EDIFICIOS, SUS RECORRIDOS EN LOS SIGLOS XVI Y XVII.

ALBERTO DE PAULA

PARTICIÓN DEL ESPACIO

A. Un mundo en dos mitades: cosmógrafos en Roma y Extremadura. El orbe en dos medias naranjas. Tratado de Tordesillas (1494) entre las cortes de Portugal y España según las Bulas Alejandrinas del papa Alejandro VI de Borgia (1493)

B. Un continente en tajadas: cosmógrafos en Toledo. Un Continente en tajadas. Carlos V capitula los adelantazgos. Entre ellos el del Río de la Plata a Pedro de Mendoza

(1534)·

C. Una ciudad en cuadraditos: 1580. Por fin en el lugar, Juan de Garay dibuja y reparte cuadraditos en el piso de la Loma de Buenos Aires. Nacen las manzanas y los lotes sobre los que se construirán las casas de Buenos Aires. El dibujo del fundador permanece, 430 años más tarde, asombrosamente poco alterado, en el microcentro de la metrópolis actual.

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Alberto de Paula Nace en Lomas de Zamora e/12 de diciembre de 1936 y muere en Adrogué e/10 de mayo de 2008. Graduado arquitecto UBA en 1972. Colabora en el Instituto de Historia y Arte Americano Buschiazzo desde 1959, y desde 1992 director del mismo hasta su muerte. Investigador superior del CONICET, Profesor Titular Consulto de Historia 1-11-111 de fa FADU. Miembro correspondiente de fa Academia Nacional de fa Historia. Presidente de fa Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Sitios Históricos y de fa junta de Historia Eclesiástica. Director del Archivo y Museo Históricos del Banco de fa Provincia de Buenos Aires "Dr. A~o jauretche" y arquitecto consultor del nuevo edificio que fue especialmente construido como su sede (1979/84). Especializado en historia arquitectónica, urbana y te­rritorial, produjo más de doscientos artículos sobre el tema: "Las ciudades fortificadas y el territorio en el Cono Sur Americano (1527 a 1810)", "La Arquitectura en fas Misiones del Guayrá", "Andalucía en América, el legado de ultramar", entre otros, y autor de varios libros: "La Ciudad de La Plata, sus tierras y su arqui­tectura", "Las nuevas poblaciones en Andalucía, California y el Río de la Plata".

A partir de las enormes tajadas de Nueva Castilla, Nueva Toledo, Nueva Andalucía y Nueva León, en las que los cosmógrafos peninsulares, con total desconocimiento de causa, fijaron la geopolítica del Imperio español del sur de América, el capítulo nos lleva a la Capitulación por Carlos V en Toledo a don Pedro de Mendoza como primer Adelantado de Nueva An­dalucía en 1534, que habría de resultar en el establecimiento de un real, que sería el primer soplo de vida de Buenos Aires , despoblado en 1541, a partir de lo cual la urbanidad del ade­lantazgo queda radicada en Asunción. Luego de describir el rol de madres de ciudades cum­plido por Asunción y Santiago del Estero, el capítulo trata de la sucesión de adelantados del Río de la Plata, el último de los cuales, Torres de Vera y Aragón, encarga a su teniente de gobernador y Capitán General, Juan de Garay, repoblar el Río de la Plata, en cualquiera de sus márgenes, donde Garay decidiese. Se destaca el acierto con el que éste elige el sitio, y las previsiones de futuro, cuando traza, no sólo el casco urbano, con el que originó el sis­tema de manzanas, lotes y calles que seria la trama decisiva con la que iría, por siglos, a desarrollarse la ciudad, sino también su entorno de chacras, estancias y ejido. A partir de estos trazos básicos, el capítulo trata de cómo, después de la muerte del funda­dor, Buenos Aires influye tanto en el trazado de los grandes caminos que irían a estructurar el actual territorio argentino, como en el sistema urbano que habría de cubrirlo. Se señala el origen de los caminos rurales y de la naciente toponimia de las comarcas aledañas, co­nocidas como "pagos": Las Conchas, Areco, Luján, La Matanza, Magdalena. Se describen, también, las decisiones que hicieron a la ubicación y morfología de la Plaza Mayor, y a la localización de los principales edificios, sacros y civiles, y a los primeros in­tentos de fijar normas edilicias y de regularización de calles.

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LA CIUDAD DIBUJADA. LAS PARTICIONES.

Alberto de Paula

El capítulo abarca el proc~o mediante el cual se perilla el territorio que nutriría a Buenos Aires. Como todo territorio encuentra el punto de máxima concentración de sus energías en su ciudad clave, para estudiar una ciudad es necesario comenzar por estudiar como nació y evolucionó ese territorio, en nuestro caso a partir del Ade­lantazgo otorgado a Mendoza, hasta las Provincias Unidas del Río de la Plata, pa­sando por la Gobernación y el Virreinato. Una vez establecida, la ciudad se erige en puesto de comando sobre el territorio, sobre el que ejerce su latencia a través de ca­minos y sistemas urbanos decisivos, también analizados. Por último, este comando y latencia encuentra su límite cuando choca con otros centros y sistemas urbanos que comandan otros territorios. Se evoca también la apertura de los grandes caminos estructurantes (a Asunción, a Alto Perú y a Chile) que no casualmente son las rutas de los ejércitos de la Independencia, que llevan la latencia de Buenos Aires hasta Corrientes, Salta-Jujuyy Mendoza-San Juan, para encontrar mas allá de estos puntos otros sistemas urbanos que habían estructurado históricamente sus propios territo­rios, y que serían tan fuertes como para originar otras naciones independientes. En otro orden de ideas, se evoca la influencia decisiva que habría de tener para la futura ciudad el esquema que Juan de Garay traza en el sitio, tanto del rectán­gulo amanzanado primitivo, que habría de perdurar, casi intacto, en el Área Cen­tral actual, como en el reparto de cercanías de ejido, quintas y estancias, que habría de resultar decisivo en la metropolización de una de las cuatro grandes ciudades mundiales de América Latina. Por último, se hace una brevísima referencia al proceso ciudad-territorio que, en escala menor, habrá de repetir el de capital-territorio nacional, que está en la génesis de las provincias.

Forma política del sur de América Después de la conquista española del Jncanato, ocurrida entre 1533 y 1534, la Co­rona Hispana fijó, en mayo de 1534. la forma política del sur de América. Lago­bernación de Francisco Pizarro -titulada Nueva Castilla- comprendió a la ciudad de Cuzco y otras tierras, hasta los I4° s' 43" de latitud sur. La gobernación de Diego de Almagro -Nueva Toledo- creada el2r de mayo de 1534. abarcó las si­guientes 200 leguas (r legua= aprox. 5 km) de costa en el Pacífico, hasta la latitud 25• 3r' 36" sur, y que abarcaba la zona austral de Perú, el sudoeste boliviano, el norte de Chile y el noroeste argentino, incluida la que hoy es la provincia de Salta

sus alrededores (Figura B, ver apertura de capítulo) . B actual territorio argentino tuvo otra lógica en su distribución. Don Pedro de ~endoza recibió, el2r de mayo de 1534, 1a Nueva Andalucía, con su base de 200 eguas del Atlántico al Pacífico, entre 2~r' 36" y 36° 57' 09" de latitud sur, esde la cuenca del Plata hasta su divisoria de aguas con el Amazonas, a rs•

norte. Mendoza no ejerció jurisdicción en el Pacífico, es decir en Chile, conquis-do por Diego de Almagro. No tuvo límites definidos ni con Pizarro ni con

Almagro, entre la región andina de éstos y la cuenca superior del Plata. Por eso, en las últimas instrucciones a su lugarteniente, Juan de Ayolas indicaba: "Si en­;;nuris tan adentro que os encontrarais con Almagro o con Pizarro, procurad haceros su

·go ... [. .. ] Y si Diego de Almagro quisiere daros porque le renuncie la gobernación que ' tengo de esa costa y de las islas, ciento cincuenta mil ducados, como dio a Pedro de

rado porque se volviese a su tierra, y aunque no sean sino cien mil, hacedlo [ ... ] Y aun­arriba digo que la contratación que habéis de hacer con Almagro o Pizarro, que de las doscientas leguas que tengo de gobernación en la mar del Sur, o de las islas,

..: que lo hagáis por todo el Río de la Plata también ... "1

lANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 13

1flnstrucclón que el Adela ·

tado don Pedro de Mendoza

de¡ó a nombre de Juan de

Ayolas, cuando se embarcó

con destino a España, 21 de

abril de 1537. En: "Documentos

h1stóncos y geográkos relat i­

vos a la conquista y coloniza­

ción rioplatense", tomo 11,

Buenos A~res, Comis1ón

Ofioal del IV Centenario de la

Pnmera Fundaoón de Buenos

A~res, 1941, p. 191.

Page 13: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

Figura 1: Asunción: madre de

ciudades. Ver sitio del I.S. U.

en 1 nternet:

http :j fwww. isuba.com.ar fjo­omlaf en sección Documentos.

Figura 2: Santiago del Estero:

madre de ciudades.

Ver sitio del /.S. U. en Internet:

http:ffwww.isuba.com.ar /

joomlaf en sección Documentos.

Así, don Pedro de Mendoza dejó claro que su gobernación abarcaba dos áreas distintas, aunque contiguas y complementarias. Según las Capitulaciones del 21 de mayo de 1534, al sur de Nueva Andalucía se­guía la gobernación de Nueva León, otorgada a Simón de Alcazaba,' que en 1529 había recibido un distrito de 200 leguas hacia el sur, contiguo al de Pizarro. Esta jurisdicción, vacante de hecho, quedó desplazada en los acuerdos de 1534 por el ensanche de las tierras de Pizarro y la ubicación intermedia de Almagro y Mendoza (Figura B, ver apertura de capítulo). El régimen de Adelantados continuó en la Provincia del Río de la Plata hasta 1588. Sucedieron a Mendoza el apoderado Francisco Ruiz Galán (desde 1537 a 1539) y el lugarteniente Domingo Martínez de !rala (desde 1539 a 1542). Los Ade­lantados con gestión efectiva fueron Álvar Núñez Cabeza de Vaca (desde 1542 a 1544), Juan Ortiz de Zárate (desde,j75 a 1576) y su yerno, Juan Torres de Vera y Aragón (desde 1577 a 1588).

Los sistemas urbanos A mediados del siglo XVI, Santiago del Estero y Asunción eran dos grandes ca­beceras de urbanización. Paraguay tenía su dinámica expansiva desde Asunción 1537/41 con: al norte, Puerto de los Reyes (1543), al este Ontiveros (1556) y Ciudad Real del Guayrá (1557) continuadora de Ontiveros en nuevo emplazamiento, y al oeste Santa Cruz de la Sierra (1561) , en la actual Bolivia. Esta última debía sos­tener la ruta de Paraguay al Perú. Pero el Gran Chaco era un obstáculo muy di­ficil para la fluidez de ese camino (Figura 1). La creación de ciudades en el sur de América en la segunda mitad del siglo XVI, procuró ocupar regiones intermedias y desarrollar sus vías de comunicación. Santiago del Estero, consolidada por Francisco de Aguirre en 1543. fue cabecera de las fundaciones del antiguo Tucumán a mediados del siglo XVI. En esto in­fluyó su posición en el centro del naciente sistema de carnínos entre el Alto Perú, Chile y la orilla occidental del Paraná (Figura 2). Entre las actuales ciudades argentinas, Córdoba es la quinta por su antigüedad. La fundó Jerónimo Luis de Cabrera en 1573, como escala de ruta en el camino de San­tiago del Estero al sudeste, en dirección al Paraná. Hecha su fundación, Cabrera siguió la ruta hasta las orillas del Carcarañá y, el 18 de septiembre de 1573, tomó posesión de un puerto que denominó San Luis, como parte de la jurisdicción de Córdoba. Juan de Caray recorría esa zona en su labor previa a la fundación de Santa Fe. El2o de septiembre de 1573, Cabrera y Caray se encontraron junto al Paraná, y, el repliegue de Cabrera puede entenderse como reconocimiento de la pertenen­cia natural de la región del Paraná al distrito del Rio de la Plata.

Los adelantados del Río de la Plata El eje Buenos Aires-Asunción recuperó su desarrollo urbano por la Capitulación del ro de julio de 1569, entre la Corona y el Adelantado Juan Ortiz de Zárate _3

• Puerto de los Reyes (1543)

~Ontiveros Sant~ Cruz de la S ierra • Rodriguez de Vergara (1556)

Nuno de Chávez (1561) Asunclon Ciudad Real del Guayra (1557)

Ayolas (1536) Fundación por Juan de Salazar (1537)

(Figura 1) (Figura 2)

14 HABITAR BUENOS AIRES

Page 14: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

ro 154

Este acuerdo no incluyó las 200 leguas dadas en el Pacifico a Pedro de Mendoza y después a Álvar úñez Cabeza de Vaca, porque la creación de la provincia de Chile o Nueva Extremadura (por Pedro de la Gasea en 1548 y su ampliatoria de 1554),le quitó den leguas de costa, desde Copiapó al Estrecho de Magallanes. La Capitulación de Ortiz de Zárate indica: "Primeramente, os hacemos merced de lago­bernación del Río de la Plata, así de lo que al presente está descubierto y poblado, como de todo lo demás que de aquí adelante descubriereis y poblareis, así en las provincias de Paraguay y Paraná como en las demás provincias comarcanas, por vos y por vuestros capitanes y tenientes que nombrareis y señalareis, así por La costa del mar del Norte como por la del sur, con el distrito y demarcación que Su Majestad, el Emperador mi Señor, que haya gloria, le dio y concedió al gobernador don Pedro de Mendoza y después de e'l a Álvar Núñez Cabeza de Vaca, y a Domingo Martínez de Irala". Por lo tanto, de las dos áreas de la Gobernación de don Pedro de Mendoza, sólo quedó vigente la Cuenca del Plata. Pero el nuevo Adelantado podia adquirir te­rritorios en el Pacifico en caso de otros descubrimientos. Juan Ortiz de Zárate se obligó a construir a su propia costa hasta tres fortalezas de piedra y fundar pueblos de españoles, dos entre La Plata (Charcas) y Asunción, "donde más convenga"; otro en el puerto de San Gabriel (actual Colonia, Uruguay) o el de Buenos Aires, y cuatro "donde le pareciere". Además podía fundar otros centros urbanos y erigir por su cuenta las fortificaciones necesarias. Redbió el titulo de Adelantado del Rio de la Plata el n de enero de 1570, y el 4 de julio se despacharon reales cédulas que, en síntesis, estableáan que: • Junto con los cabildos de los pueblos que se fundaren en el Rio de la Plata, se eñalen sus ejidos y tierras, caminos y abrevaderos.

• Los conquistadores del Rio de la Plata a quienes se repartiesen indios y que re-idiesen durante cinco años, los tengan a perpetuidad.

• Favorecer y ayudar a los hijos de los conquistadores del Rio de la Plata. La expedición de Juan Ortiz de Zárate partió de España el 17 de octubre de 1572, con tres navíos y 536 personas a bordo. En noviembre del año siguiente llegó a Asunción, donde sus lugartenientes fueron sucesivamente: Felipe de Cáceres, hasta 1572, y Martín Suárez de Toledo, hasta 1575. El desarrollo rioplatense era un propósito de la Corona expresado en la real cé­dula del 16 de junio de 1572 a las autoridades de Sevilla y de otras ciudades an­daluzas. Atribuía el fracaso de varios intentos pobladores a la heterogeneidad de las levas, reclutadas en diversas regiones ibéricas. Impulsó una nueva política mi­gratoria, consistente en formar grupos con una misma región de origen que, para el Río de la Plata, debía ser Andaluáa.

tal fin convocó a españoles e hijos de la tierra para alistarse, con la promesa de · tierras, solares y repartimiento de indios".4 El6 de julio de 1573. tras un reconoci­míento de la zona, quedó elegido el paraje hoy denominado Cayastá, junto al Rio San Javier, para emplazar la nueva dudad. Juan de Caray la fundó el 15 de noviem­bre de 1573 con el nombre de Santa Fe; constituyó el cabildo y fijó su jurisdicción: • ... por la parte del camino del Paraguay hasta el cabo de los anegadizos chicos; y por el río abajo, camino de Buenos Aires, vei'*tcinco leguas más abajo de Sancti Spiri tus; y hacia las partes del Tucumán, cincuenta leguas a tierra adentro desde las barrancas de este rio; y de la otra parte del Paraná, otras cincuenta". Juan Ortiz de Zárate asumió el gobierno en Asunción el n de febrero de 1575, pero, postrado por la disentería, murió allí el26 de enero de 1576. Dejó como he­redera a su hija Juana de Zárate, menor de edad, habida con la princesa inca Palla Leonor Yupanqui, ambos solteros. La niña, legitimada por Felipe II, tenía diecisiete años a la muerte de su padre y vivía en La Plata (Potosí) o Chuquisaca. Esto abrió un problema sucesorio, pues el futuro de la región dependía de quien, como tutor o esposo de Juana de Zárate, asumiera la Capitulación y el ejercicio del gobierno. Juan de Caray y Martín de Orúe fueron sus tutores hasta su boda con el licenciado Juan Torres de Vera y Aragón, el8 de diciembre de 1577. quien nombró, el 9 de abril de 1578, a Juan de Caray "teniente de gobernador, capitán

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 15

2/ Milagros del Vas M ng

op. cit.. p. 285 a 294, 300 a

305. 315 a 327.

3/ Milagros del Vas Mmgo.

op. cit., p. 434 a 441.

4/ Vicente D. Sierra, H istoria

de la Argentina ... op. cit.,

tomo 1, p. 363 a 400.

Page 15: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

S/ Declaraciones del testigo

Pedro López Centeno, en la

probanza de méritos y servi­

CIOS de Alonso de la Cámara.

cfr. Roberto Leviller, Goberna­

ción del Tucumán, Proban­

zas, tomo 11 p. 381. Citado por

Marta María Huertas, Los ca­

minos de la frontera oeste ar­

gentina durante el período

hispánico, en: "Cuaderno"

n• 7, Mendoza, Centro de Es­

tudios lnterdisciplinarios de

Fronteras Argentinas, 1981,

p. 22, 23.

6/ Archivo General de Indias,

Sevilla, Charcas 33· También

cfr. [Enrique Peña], Documen­

tos y planos relativos al

período edilicio colonial de la

ciudad de Buenos Aires,

Buenos Aires, Municipalidad

de la Capital, 1910, tomo 1,

p. 3 a 15.

general y justicia mayor y alguacil mayor en todas las provincias del Río de la Plata, con especial mandato para ( ... ]poblar en el puerto de Buenos Aires una ciudad, inti­tulándola del nombre que le pareciere y tomar posesión de ella, y poner y nombrar justicia de Su Majestad que en su real nombre la administre y para el primer año, elegir a alcal­des y corregidores y los demás oficiales de la dicha ciudad, y sustentar la dicha ciudad ... "

Hacia Buenos Aires Las redes de caminos y ciudades rioplatenses fueron decisivos avances hacia el sur, el este y el oeste desde Córdoba y Santa Fe, y la formación de una vía entre ambas. En opinión de un testigo de la época, abrieron esa ruta " ... por caminos in­hóspitos a riesgo de los naturales [. .. ]y se hizo tan buen camino que van y vienen las ca­rretas y hay contratación desde la ciudad de la Asunción a Santa Fe y desde Santa Fe a las provincias de Tucumán." 5 -.

Tras resolver conflictos internos y pacificar Paraguay, Caray pregonó en Asun­ción la repoblación de Buenos Aires en enero de rs8o. Ofreció solares, enco­miendas de indios, tierras de cultivo y propiedad de abundantes caballos cimarrones. Reunió sesenta pobladores, muchos criollos y mestizos, y armas, enseres, caballos, vacas y ganado menor. Fletó la carabela "San Cristóbal de la Buena Ventura" construida en el astillero local por el maestro Antonio Thomas, los bergantines "Santiago", "San Miguel" y "Todos los Santos", y balsas y canoas. Por tierra marchó Alonso de Vera, "el Tupí", y diecisiete hombres para los arreos de ganado. Parten de Asunción el9 de marzo de rs8o y tras una escala en Santa Fe llegan al Riachuelo el domingo 29 de marzo. Caray relató lo acontecido en estos términos: " ... Partí de la ciudad de la Asunción con hasta obra de sesenta sol­dados poco más o menos que, como leales servidores y vasallos de Su Majestad y deseo­sos del aumento de sus reinos y señoríos, determinaron a venir conmigo a hacer esta población de Buenos Aires, tan conveniente al servicio de la Corona Real de Castilla y han venido con sus armas, caballos y ganados a su costa, con mucho riesgo y, con su ayuda, he fundado esta ciudad de la Trinidad de Santa María de Buenos Aires". El sábado II de junio de rs8o, Juan de Caray fundó la "Ciudad de la Trinidad en el Puerto de Santa María de los Buenos Aires", centrada en la actual Plaza de Mayo.6

La fundación de la ciudad de Trinidad y Puerto de Buenos Aires en su actual ubicación no fue casual sino muy reflexionada en cuanto a comunicación, estra­tegia, comercio y seguridad de las regiones del Río de la Plata. Pero el riesgo que acarreaba su posición costera y periférica, influyó en las políticas que frenaron su desarrollo hasta la creación del virreinato. Las Ordenanzas 4r y 92 (real provisión, aprobada por Felipe II en I573 sobre nuevos Descubrimientos y Poblaciones) desaconsejaban las fundaciones "en lu­gares marítimos, por el peligro que en ellos hay de corsarios", como también por cues­tiones sanitarias, morales y estratégicas. Sólo podrían ocuparse los puertos principales "que fueren necesarios para la entrada, comercio y defensa de la tierra". De ningún modo había que poblar lugar ... "que en algún tiempo pueda redundar en perjuicio de nuestra Corona Real ni de la República".

El sitio y el plano fundacionales de Garay Las prevenciones de las Ordenanzas 4r y 92 sobre la merma de laboriosidad en co­munidades portuarias, y el perjuicio que una ciudad-puerto pudiera causar a la Corona y a la República no eran vanas. La población bonaerense estuvo desgarrada, a principios dd siglo XVII, por un conflicto entre "beneméritos", a.co.udilla.dos por

Hemandarias, que defendían el desarrollo agropecuario comarcal, y "confedera­dos", encabezados por Juan de Vergara, que sostenían intereses mercantilistas y aún contrabandistas. Después de r68o, el ilícito asentamiento anglo-lusitano de Colonia del Sacramento, frente a Buenos Aires, confirmó esta dualidad, al mate­rializar una base multinacional de contrabando en el Rio de la Plata. Pero la Corona no podía prescindir de puertos de ultramar.

16 HABITAR BUENOS AIRES

Page 16: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

Los fundadores debían, en síntesis, promover poblaciones estables , núcleos de españoles y de nativos a evangelizar. o debían alentar factorías y bases mer­cantiles periféricas_ Cada ciudad y comarca estaría sustentada en una economía agraria y en el arraigo de sus habitantes. Buenos Aires debía atender simultáneamente varios roles. Como toda ciudad indiana, era una cabecera comarcal civil, eclesiástica, misional, administrativa y defensiva. Además, debía ser el punto clave en la defensa de la Cuenca del Plata, y el enlace entre las regiones interiores y el Atlántico. Para tales funciones urba­nas, Juan de Caray eligió el área de la actual Plaza de Mayo, en la meseta deli­mitada por dos arroyos o zanjones (el que después se conoció como Zanjón de Granados, al sur, casi coincidente con la actual calle Chile, y el de Matorras, que corría sobre la que hoy es la calle Paraguay. Uno y otro separaban el casco fun­dacional de las colinas del sur (Alto de San Pedro, hoy Parque Lezarna) y del norte (Alto de San Sebastián, entre la actual Plaza San Martín y las "cinco esquinas" (intersección de las calles Libertad Juncal, y avenida Quintana). La geomorfologia corresponde a la "pampa ondulada", con agua potable abun­dante y suelo fértil, naturalmente firme para la construcción .7 Contrasta con el bañado -o playa anegadiza- circundante, salitroso y poco consistente para la edi­ficación. El emplazamiento dado por Caray a su fundación responde a un criterio distinto al seguido por don Pedro de Mendoza para su real. La ubicación de éste ya es imposible de precisar.8

El casco fundacional de la ciudad de Caray ocupó, en la meseta elegida, el punto más alto y más próximo a la costa. Era visible desde el río, pero también un exce­lente mirador. En este aspecto, la elección del sitio muestra que Caray terúa un buen conocimiento de la geografia del Río de la Plata. La mejor defensa de Buenos Aires era entonces la configuración del lecho del estuario. Su navegación exige conocer la ubicación de bancos y canales, para evitar accidentes, bloqueos y daños en las embarcaciones. Buenos Aires es la primera ciudad argentina fundada en plena vigencia de la Real Provisión de 1573 sobre Nuevos Descubrimientos y Poblaciones. Sirve como ejemplo, por lo tanto, del acatamiento de unas Ordenanzas y la falta de cumpli­miento de otras. Conviene recordar que la Ordenanza 34 manda a los fundadores considerar las características ambientales de "la provincia, comarca y tierra que se ha de poblar". Para saberlo, aconseja observar la cantidad "de hombres viejos y mozos de buena complexión, disposición y color y sin enfermedades". También la cantidad de anima­les sanos y de buen tamaño, y que no se críen cosas ponzoñosas ni nocivas. Que haya frutos sanos, cielo limpio, aire puro y suave, buena temperatura "sin exceso de calor o frío y habiendo de declinar es mejor que sea frío ... " Las Ordenanzas 35 y 39 agregan, como requisitos, el suelo fértil y la disponi­bilidad de agua "para beber y para regadíos", y demás recursos naturales para la alimentación y la construcción. La Ordenanza 40 establece, como condiciones ideales, que los lugares no sean muy altos o abiertos a los vientos, ni muy bajos o enfermizos, sino "medianamente levantados, que ~n de los aires libres". En caso de ocupar lugares altos, debían ser libres de nieblas y también que: " ... habiéndose de edificar en la ribera de cualquier río, sea de la parte del oriente, de manera que en saliendo el sol, dé primero en el pueblo que en el agua". Una comparación entre las Ordenanzas y la geomorfología y demás caracterís­ticas del medio natural en la ciudad de Buenos Aires, indica lo siguiente: a) El medio elegido terúa adecuadas condiciones naturales de salubridad. b) El paraje es de altitud mediana, y en sus condiciones naturales primitivas, bien ventilado y de clima templado, con lo cual responde a lo especificado en la primera parte de la Ordenanza 40. e) No se cumple lo dispuesto en su segunda parte, en cuanto a que la salida del sol debía verse sobre el horizonte de tierra y su ocaso sobre el de agua; es notorio que la orilla occidental del Río de la Plata es más húmeda que la oriental, y que

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 17

Difrieri y Autores vanos

"Atlas de Buenos A res•

Buenos Aires, Mun1opaiGdd

de la Ciudad de Buenos A RS

1981, tomo 1, capítulo l.

8f (Si no imposible, es har.

difícil loca liza r hoy con prec

sión el lugar del primitivo

asentamiento. Descartados

el Pa rque Lezama y La Boca.

carentes de sustento h1stónco

documental. el padre Furlong

sugiere los al red edores de la

actual esquina de las aven i·

das La Plata y Sáenz, en el

distrito de la Ciudad de Buenos

A~res y, como posible desem­

barcadero, el "paso de Burgos

-hoy puente Uriburu- dis·

tante med1a legua del otro

punto mencionado. De todos

modos, las medidas registra·

das en la documentación son

simples apreciaciones visua­

les. La referencia de 4 leguas

aguas arriba del Riachuelo. to­

mada del relato de Schmiedel,

equivaldría a más de 22 kiló·

metros desde La Boca, aproxi­

madamente entre las actuales

localidades bonaerenses de

Ezeiza y Laferrere; pero otras

versiones indican cuatro mt­

llas, y esto representa el teroo

de la medida anterior, y

acerca la distancia al área de

puente Alsina o Uriburu. con­

siderada por Furlong como

Page 17: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

9/ Eduardo Tijeras, Juan de

Caray ... o p. cit., p. 116 a 122.

Marta Huertas, Los caminos

de la frontera ... op. cit., p. 24.

Vicente D. S1erra, Historia de

la Argentma ... op. cit., tomo l.

lO/ Marta Maria Huertas,

Los caminos de la frontera ..

op. cit., p. 24. Ver también los

memoriales de Rodrigo Ortiz

de Zárate al Rey, en el Arch1vo

General de Indias, Sevilla,

Charcas legajo 42, 6 de sep­

tiembre de 1587; General le­

gajo 1251, 7 de abril de 1589 y

otros escritos posteriores,

suyos y de sus hijos, en el

mismo legajo. Rodrigo Ortiz

de Zárate falleció en La Plata,

Charcas, hacia 1592.

la indicación era conveniente. Pero, la anchura inusitada del estuario hizo que la ubicación en una u otra banda diese modos distintos de inserción en la red de comunicaciones terrestres del territorio, de ahí que la opción de la costa bonae­rense resultó la más favorable para la integración continentaL Según la Ordenanza 37, cada dudad debía estar bien conectada con las redes de cami­nos terrestres y vías navegables. Ése era uno de los roles esenciales de la nueva dudad. La Capitulación con Juan Ortiz de Zárate lo autorizaba a fundar en Buenos Aires o en San Gabriel (actual Colonia, Uruguay) es decir, sobre cualquiera de las dos orillas del Río de la Plata. Era una opción facultativa del Adelantado, convenida antes de la firma de la normativa de 1573. El asentamiento de la ciudad en Buenos Aires sobre la banda occidental, afirmó la continuidad territorial entre la "puerta de la tierra" y el interior del país.

Cuadras y manzanas Juan de Garay siguió, en la demarcación de Buenos Aires (al igual que en Santa Fe en 1573) el modelo urbanístico de Lima, que conocía en forma personal y que tantas repercusiones lograba entonces, especialmente en América del Sur. La cuadrícula de Buenos Aires está inscripta en un rectángulo de quince por nueve cuadras, con su frente mayor orientado al este, sobre la costa del Rio de la Plata. El centro de la composición urbana es la Plaza Mayor, desde la cual corren siete cuadras al norte, y también siete al sur y siete al oeste, pero solamente una en di­rección al este (Figura C, ver apertura de capítulo / figura 3). El módulo es la manzana cuadrada, de 140 varas de Buenos Aires (1 vara= o,866 metros) por costado, separadas por calles rectas de n varas de ancho. De aquí ha surgido una unidad de medida longitudinal muy usada localmente, llamada cua­dra, cuya magnitud es de 151 varas, equivalentes a 130,76 metros, redondeada usualmente en 130 m. La unidad de longitud rural, llamada legua, equivale a 40 cuadras o 6.040 varas o 5.230 metros, redondeada -incluso oficialmente- en 6.ooo varas y en cinco kilómetros. La falta de aplicación por parte de Garay de la normativa urbanística aprobada por Felipe II en 1573, consistió en demarcar una Plaza Mayor cuadrada y no con la forma rectangular "en cuadro prolongado" con la proporción 1: 1,5 indicada en la Cláusula IIJ. Tampoco demarcó Garay las "cuatro calles principales" que debían irradiarse como ejes visibles del trazado, desde el centro de la plaza o "por medio de cada costado", según la Cláusula n5. Consecuentemente, aunque la Cláusula 125 dispone que el templo "no se ponga en la plaza sino distante de ella", y la r2r especifica que "siendo la población en costa" debía ser emplazado en la ribera, de modo que su construcción fuese "como defensa del mismo puerto", vemos tanto en el plano de Garay como en la realidad actual que, al igual que en las ciudades hispanoamericanas en general, la catedral de Buenos Aires ocupa un solar enfrente de la Plaza Mayor.

Los grandes caminos La fundación de Buenos Aires en 1580 representó, desde el principio, un aporte vital para la estructura de comunicaciones. Pero el uso de la vía "Buenos Aires 1 Santa Fe 1 Córdoba 1 Mendoza f Santiago de Chile" tuvo un principio imprevisto: r. La Real Cédula del 19 de marzo de 1581 designó Gobernador y Capitán General de Chile a Alonso de Sotomayor, que estaba en España y debía transportar un fuerte contingente de soldados y oficiales, pasajeros y carga, en una flota al mando de Diego Flores Valdés. 2. Alonso de la Cámara, que estaba en la Corte, informó la apertura de caminos, la integración de un nuevo circuito terrestre y su seguridad, mayor que la del Estrecho de Magallanes, para pasar de un mar a otro. Él mismo regresó a la Amé­rica del Sur en esa flota . 3· La dificil situación meteorológica del Estrecho a fines de 1582 impidió el cruce y obligó a una contramarcha hacia el Rio de la Plata. Uegó a Buenos Aires el r8

18 HABITAR BUENOS AIRES

Page 18: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

1 ; ::J.-J.

(Figura 3) (Figura 4)

de enero de 1583- Pero el estuario planteaba siempre difirultades a la navegaáón: un barco encalló y otro sufrió serios deterioros. 4· El nuevo plan consistió en despachar por el Estrecho a Diego Flores Valdés con la flota, y a Luis de Sotomayor -hermano del gobernador- por la vía del Carcarañá, Córdoba y Mendoza con las carretas y la artillería. Juan de Garay estaba en Santa Fe, y allá fue Alonso de Sotomayor en un bergantín por el Paraná, para acordar cuestiones prácticas. 5· El gobernador de Chile viajó con Alonso de la Cámara, ocho hombres de es­colta y uno de vanguardia para anunáar su marcha. Uegó a Mendoza en abril de 1583. El camino a Chile estaba expedito. Juan de Garay bajó a fines de marzo por el Paraná, en un bergantín, para tratar con Sotomayor los detalles de este viaje inédito en su campamento a orillas del Carcarañá, cerca de Puerto Gaboto. Iban con Garay varios soldados destinados a Chile, un franáscano y otras personas. Acamparon para pernoctar en algún punto impreciso de la costa del Paraná. Y, en una fecha también imprecisa, entre el2o y el 22 de marzo de 1583, mientras dormían sin guardia ni seguridad alguna, un grupo de nativos los atacó y masacró. Unos sobrevivientes lograron volver al ber­gantín y comunicar en Santa Fe la mala nueva de la muerte de Juan de Garay.9 Rodrigo Ortiz de Zárate, sucesor de Garay, y Alonso de la Cámara, abrieron en 1585 el "camino nuevo" a Córdoba.'0 Este atajo hizo innecesario el desvío hasta la boca del Carcarañá y acortó la distancia de Buenos Aires al norte. Rodrigo Ortiz de Zárate describió así su propia gesta: " ... vuelvo a decir que con mi ayuda bajó [Juan de Garay] a poblar y restaurar este puerto y escala que, tantos años ha, lo desamparó la gente de don Pedro de Mendoza, donde poblé y serví aquí el tiempo que gobernó estas provincias como general de ellas el dicho capitán Juan de Garay de te­niente de gobernador hasta que sucedió su muerte tat?:tesgraciada, matándole unos in­dios querandíes de este no yendo de esta ciudad a la de Santa Fe[ ... ] y este Cabildo me nombró por su justicia Mayor en nombre de Vuestra Alteza hasta que fuese servido de­signar gobierno. Dentro de cinco meses llegó a Santa Fe, Juan de Torres Navarrete por general de estas provincias, el cual me envió de nuevo poder de teniente de gobernador de esta ciudad al principio del año ochenta y cuatro ... " [ ... ] "Todo el tiempo que ha que estoy en estas provincias he reclamado se salga y abra la tierra por todas partes, para total bien de ellas y servicio de Vuestra Alteza, y así siempre se ha visto de mi parte por la obra a abrir y descubrir el camino largo de aquí a Córdoba, provincia del Tucumán. Hícelo y volví con carretas y ovejas". "Mucho tiempo ha, se ha entendido que Vuestra Alteza ha deseado y animado a sus vasallos que lo descubriesen y así yo, cuando pude, como más obligado lo he hecho. Cuando antes se tuvo por difícil y cerrado, tanto es bueno y fácil."

LAS MAN ZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 9

Figura 3: El origen ck la gro­metria ck Buenos Aires, callts

y manzanas del trazado ck

fundación, sobre plano ck Bue­

nos Aires, anónimo, año 17 :}

Referencias: Ver sitio del

/.S. U. en Internet:

http:ffwww.isuba.com.arf

joomlaf en sección Documentos.

Figura 4: Los grandes caminos

ckl turitorio. Ver sitio del

l. S. U. en Internet: http:f ¡www.isuba.com.ar ¡

joomlaf en sección Documentos.

Page 19: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

n f Archivo General De

Indias, Sevilla, Charcas, lega¡o

42, parte del memorial fe­

chado en el Puerto de Buenos

Aires Ciudad de la Trinidad, el 6

de septiembre de 1587.

12/ Archivo General de In­

dias, Sevilla, Charcas 33, acta

del17·10-158o.

13/ Archivo Histórico de la

Dirección de Geodesia de la

Provincia de Buenos Aires,

La Plata, 908-30·4, plano.

14/ Acerca de la ubicación de

la iglesia matriz en el lugar

después ocupado por el

Fuerte y ahora por la Casa de

Gobierno Nacional, ver:

Alberto De Pa ula, La iglesia

mayor de Buenos Aires y el

debate por su emplazamiento,

1586-1593, en: "Archivum"

XVII, Buenos A~res, Junta de

H istoria Eclesiástica Argentma,

1995, p. 7 a 21.

15/ Archivo General de lnd~as,

Sevilla, Charcas, legajos 38 y

42.

16/ Raúl A. Molina, Un me­

morial desconoCido del go­

bernador de Buenos Ai res

don Pedro Esteban Dávila

(1631-1637) en: "Historia, re­

vista trimestral de historia ar­

gentma" n• 25, Buenos A1res,

octubre- dic1embre de 1961,

p. 118 a 126. Es oportuno des­

tacar que el nombre de este

fuerte era, según este memo­

rial, "San Ba ltasar de Austria"

en obvio homena¡e al infante

Baltasar Carlos, y no "San

Juan Baltasar de Austria" como

equivocadamente se repite.

17/ Este tema está desarro­

llado con mayor detalle en:

Alberto De Paula, Las Ciuda­

des fortificadas y el territorio

en el Cono Sur Americano,

1527 a 1810, op. Cit., p. 364; y

en: Alberto De Paula, Man­

zana de las Luces, Colegio de

San Ignacio, Buenos Aires,

Manrique Zago Ediciones

SRL, 1997, p. 25 a 27.

"Hay poco más o menos de ochenta leguas y buenas aguadas y muchas. Yo espero en Dios, si no se me impide, de abrir por mi persona, como a estotro, el camino para Chile y Cuyo, que será a fin de este verano ... "" (Figura 4). Las contravenciones a la Cláusula 125 saltan a la vista a raíz de la obra del modesto templo erigido por el obispo Alonso Guerra en 1586, cuando nada se había con­cretado todavía en el solar destinado a tal fm por Garay seis años antes. El obispo, posible conocedor de la real normativa de 1573, no se conformó con el solar frente a la plaza y construyó su iglesia junto al río conforme a la citada Cláusula 121. Divergencias internas repercutieron después sobre esa pobre iglesia del último curato del Atlántico Sur, alegando el supuesto bloqueo del acceso desde la ciudad al río. Un argumento falaz, porque Garay había establecido en la barranca des­tinada a huertas un área de reserva, entre las actuales calles Perón, Moreno, Balcarce /25 de Mayo y Paseo Colói!lAlem: "porque todo esto es la .frente del servicio de esta ciudad para gozar del agua ierpuerto y ribera de ella ... " 12

Tanto el obispo como el teniente gobernador, Rodrigo Ortiz de Zárate, fueron perseguidos como autores de la obra. El litigio pasó a la Real Audiencia de Char­cas, que sustentó la traza hecha por Juan de Garay (ya entonces fallecido) fun­dando el fallo del tribunal en que seguía el uso y la costumbre, e ignorando o aparentando ignorar, la normativa legal de 1573. La iglesia junto al Río de la Plata quedó en el abandono, hasta que el arcediano Martín del Barco Centenera construyó, en 1593, la primera de las iglesias matri­ces que se han sucedido sobre el solar determinado por Garay. El Adelantado Juan Ortiz de Zárate había asumido, en su Capitulación, el compro­miso de construir varias fortalezas. No lo cumplió él, ni tampoco su sucesor, Juan Torres de Vera y Aragón. Una de esas fortalezas era imprescindible en Buenos Aires, por su posición solitaria y el constante riesgo de ataques enemigos. La ubicación asignada al Fuerte o Casa Real por Juan de Garay, no era frente a la Plaza Mayor sino en el área del puerto. El plano fundacional refrendado por el escribano público y de Cabildo, Mateo Sánchez , 'J registra en su ángulo inferior izquierdo esta constancia: "desde la punta .frontera del Riachuelo donde ha de estar la Casa del Rey, se han de repartir para huertas a los vecinos hasta la mitad del sitio de San Francisco. [Firmante: ]Juan de Garay. " Recién en 1607, Hernandarias erige ahí el fuertecillo de San Juan Bautista o Guardia del Riachuelo. Después de la muerte de Garay, el pueblo de Buenos Aires eligió como sucesor a Rodrigo Ortiz de Zárate. Él había sido más que su segundo: fue el organizador y promotor de la empresa fundacional en múltiples aspectos, y aunque nada pudo concretar en la defensa de la ciudad, no dejó de informar a la Corona acerca de sus riesgos y amenazas. El punto más estratégico de Buenos Aires era el ribazo costero donde había es­tado la primera iglesia matriz y actualmente está la Casa Rosada. '4 Con más de 20 metros sobre el nivel del mar y más de 15 sobre la cota ordinaria del rio, era el mirador natural y el único punto de la costa occidental del estuario donde la barranca caía sobre el agua, sin la playa o bañado cuyo ancho en otras zonas, im­pedía ver el río desde la tierra alta. Allí quedó emplazado el fuerte desde 1594.

Se afianza Buenos Aires El riesgo de invasiones a Buenos Aires sirvió para objetivos opuestos. La Real Audiencia de Charcas lo usó para justificar una clausura del puerto. Pero el ar­cediano Martín del Barco Centenera opinaba que "el Río de la Plata es un postigo para entrar al Perú·, y aconsejaba fonalecer la ciudad y dividir la provincia en

dos: una con capital en ella y la otra en Asunción. Con anterioridad, Rodrigo Ortiz de Zárate había recordado, en una carta al Rey, el proyecto similar tratado entre el Adelantado Juan Ortiz de Zárate y el licenciado Juan de Ovando, presi­dente del Real Consejo de Indias.'5 La Ordenanza 129 de la Provisión de Felipe II pone como urgencias de las fun­daciones construir las viviendas provisorias (ranchos o toldos) y las defensas para

20 HABITAR BUENOS AIRES

Page 20: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

prevenir ataques de los naturales. Pero éstos nunca alcanzaron la ciudad de Buenos Aires propiamente dicha. Más grave que el riesgo de indios en el frente interno era la defensa contra posibles ataques europeos. Esto requería consolidar el recinto de protección urbana y el Rey Felipe III despachó la cédula del 6 de marzo de 1603, recopilada después como "Ley XII -Título 7°- Libro IV de la Re­copilación de Indias", para demarcar calles de ronda de 300 pasos de ancho, pa­ralelas a las "murallas o estacadas de las nuevas poblaciones". La fragilidad de los recursos constructivos impuso constantes reconstrucciones del fuerte. En 1607, 1610, 1616 y 1628 hubo obras casi totales. El gobernador Francisco de Céspedes informaba en 1626, que "lo que llaman fUerte [era] de tapias de tierra muerta, la mayor parte caídas". El siguiente gobernador, Pedro Este­ban Dávila , erigió en 1631 el Fuerte de San Baltasar de Austria, tan endeble como los anteriores'6 • En 1663, José Martínez de Salazar inicia la obra definitiva del, oficialmente llamado, "Castillo de San Miguel". La ciudad, según Martínez de Salazar, era dificilmente defendible ante una in­vasión pero recuperable por el repliegue de la población y su sostenimiento en una posición de retaguardia, donde concentrar socorros que llegasen de las pro­vincias interiores. Esa estrategia quedó ratificada varias veces, incluso en la junta de guerra celebrada antes de la invasión inglesa de 18o6. En definitiva, la capital rioplatense fue siempre una ciudad abierta, protegida por las dificultades para navegar el estuario y por un precario sistema de guardias y atalayas destinado a controlar la extensión, casi desierta, de las costas bonaerenses. Recordemos que la Plaza Mayor de Buenos Aires, originalmente cuadrada, tomó de hecho su forma rectangular por el abandono de la adyacente "cuadra del Ade­lantado". Así creció de una a dos manzanas, con casi 37.200 metros cuadrados en total. Ese tamaño superaba al usual de las plazas hispanoamericanas, e im­pactaba mucho en la pequeña ciudad del Plata. La construcción del nuevo Fuerte de Buenos Aires, o Castillo de San Miguel, a partir de 1663, requirió el despeje total de dicha cuadra para desarrollar los bas­tiones noroeste y sudoeste y facilitar el juego de la artillería en ese frente. El co­legio de la Compañía de Jesús, asentada en el lugar, vendió ese terreno a la Corona y emprendió su gradual traslado a la actual "Manzana de las Luces".'7 Desde entonces, la plaza principal de Buenos Aires acumuló las dos manzanas que, de un modo u otro, conserva hasta la actualidad. Buenos Aires, como tantas otras ciudades hispanoamericanas, siguió el modelo limeño y "el uso y la costumbre". La iglesia mayor está, desde 1593. donde indicó Garay: en la esquina nordeste de San Martín y Rivadavia, frente a la Plaza de Mayo. No ocupa una manzana completa, ni está aislada de otros edificios, ni tiene su plaza menor, ni está fuera de la Plaza Mayor con una vista en perspectiva que la jerarquice, como mandaba la normativa indiana. Tampoco la ubicación de templos respondia a ella, pues el plano fundacional dictado por Garay fija una distribución lineal a lo largo de la Calle Real (actual Defensa-Reconquista) que unía la plaza con el puerto y, desde comienzos~ siglo XVII , era una auténtica "vía sacra" (Figura 5) . La ampliación de la Plaza Mayor para mejorar la defensa del fuerte también re­quirió, en 1675. el traslado del templo ignaciano a la actual "Manzana de las Luces", una cuadra al oeste del templo franciscano y de la calle Defensa. En el siglo XVIII , la traza de Buenos Aires y sus primeros ensanches sumaban diecio­cho templos y capillas de carácter público: ·Siete, junto a las actuales calles Defensa-Reconquista, a saber: N. Sra. de Belén (San Telmo) y la adyacente Casa de Ejercicios Espirituales de Hombres, Santí-imo Sacramento (Hospital) N. Sra. del Rosario (Santo Domingo) San Francisco

; la contigua capilla de los Terciarios o San Roque. · Tres, a pocos metros de ese eje: San Ignacio (Alsina y Bolívar) la antigua Casa de Ejercicios Espirituales de Mujeres (Alsina y Perú) y la Catedral. • Cinco, en otros puntos de la traza: Inmaculada Concepción (Independencia

!.AS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 2

Page 21: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

18/ Guillermo H. Moores, Es­

tampas y vistas de la ciudad

de Buenos Ai res, 1599-1895,

Buenos Ai res, Municipalidad

de la Ciudad de Buenos Aires,

1945, láminas 3 a 12.

19/ Tema desarrollado con

mayor detalle en: Alberto de

Paula, La Recova de la Plaza

M ayor de Buenos Aires, en:

"Anales del Instituto de Arte

Americano e Investigaciones

Estéticas Mario J. Buschiazzo", n• 30, Buenos

Ai res, 1994/1995, p. 31 a 46.

zo¡ [Vicente Fidel López, di­

recto r] Acuerdos del extin­

guido Cabil do de Buenos

Aires , Libro 1, Buenos Aires,

Archivo Municipal de la Capital,

1886, p. 74, 75- Guillermo

Furlong S.). , Arquotectos

Argent inos durante la do

21

22

o a tocios los conquistado­

res se :es concedieron enco­

moendas, a algunos se les

d•eron pequeñas concesiones

de tierra sin ninguna jurisdic­

ción sobre los indios. Esas

concesiones eran de dos cla­

ses: 1-la Peonia consistente

en una su per~cie de 40 a 8o

hectáreas (aunque hay quie­

nes las consideraban no ma­

yores de 10 ha) de diversas

clases de tierra que se consi­

deraban necesarias para la

mantención de una sola fami­

lia. 2- La caballería, 5 veces

mayor que la Peonia (o 43 ha).

y Tacuarí) N. Sra. de Monserrat (Belgrano entre Lima y Salta) San Juan (Alsina y Piedras) San Miguel (Mitre y Suipacha) y Santa Catalina (Viamonte y San Martín) . • Tres, en los aledaños inmediatos: N. Sra. de la Piedad, N. Sra. del Pilar (Recoleta) y N. Sra. del Socorro. Las vistas más antiguas de la ciudad muestran su perfil de caserío con cúpulas y campanarios.'8

Los fundadores de ciudades también debían, según la Ordenanza 36, atender la presencia en la zona de "indios y naturales, a quienes se pueda predicar el Evangelio", para cuidar la razón básica del proyecto teológico y político de la Corona. El comercio en la Plaza Mayor de Buenos Aires fue a cielo abierto y, por lo tanto, desaseado, muy sucio y maloliente durante más de dos siglos hasta la construcción, en r8oz, de la gran galería comercial llamada después "Recova Vieja", consumo­numental Arco de los Virreyes. Collii.nuó en uso hasta su demolición, en r884.'9 De las cuatro calles que debían salir ~el "medio de cada costado de la plaza", según la Ordenanza rrs, sólo hubo en Buenos Aires el callejón abierto en la "Manzana del Adelantado", quizás como acceso a la iglesia mayor de rs86 y, desde 1594, como camino al fuerte. La Avenida de Mayo, prevista en la misma Ordenanza, es de fines del siglo XIX. Por eso su apertura se hizo con más de tres siglos de atraso respecto de la fundación.

Primeras normativas La retícula urbana debía ajustarse a las Ordenanzas 111, 115 y 117. La primera mandaba trazar calles rectas. La segunda concernía a las cuatro calles en eje, mencionadas en el párrafo anterior. La tercera de ellas especificaba calles anchas

ien soleadas; en J:u.,oares fríos, y angostas (posibilidad de sombra) en sitios cá­lidos, aunque con la siguiente salvedad: " ... para defensa adonde hay caballos, son mejores anchas·. Juan de Garay dio a las calles de Buenos Aires un ancho de rr varas ó g,)Z metros. La dimensión era adecuada al tránsito de caballos y hace po­sible el asolearniento y la sombra. Las Ordenanzas rz8 y 129 fijan pautas para partir y repartir solares por sorteo, procedimiento desconocido en Buenos Aires. La edificación particular quedaba regulada por las Ordenanzas 133 a r36, cuya aplicación era incumbencia del Ca­bildo. Las viviendas debían formar cintas continuas de fachadas a lo largo de cada cuadra, por seguridad y estética a la vez. Pero Buenos Aires, como Santa Fe, San Luis y otras ciudades argentinas fue, por mucho tiempo, un conjunto de casas aisladas. El Cabildo nombró, el 9 de julio de 1590, "alarifes veedores y me­didores" al poblador Francisco Berna! y al regidor Juan Sánchez Pompas, éste úl­timo sobreviviente de las fundaciones magallánicas de Sarmiento de Gamboa. El Cabildo mandó que ningún vecino " .. . sea osado de edificar en solar suyo, sin pri­mero ser medido por los dichos nombrados so pena de seis pesos". El arancel de ambos alarifes era una gallina por cada un0. 20 Los acuerdos registran, en los años fun­dacionales, varios casos de alteraciones en las líneas de edificación. Uno corres­pondió al convento franciscano. También hubo obstrucciones de calles por construcción de tapias y cercos fuera de línea, castigadas con orden de demoli­ción y sujeción a la traza establecida. La normativa urbanística de 1573 mandaba cuidar especialmente la ubicación de los edificios ligados de manera directa a la salubridad pública. Las Ordenanzas 123 y 124 prescriben lugares de fácil aseo para las "carnicerías, pescaderías, tenerias y otras cosas que causan inmundicias ... ". En las ciudades mediterráneas había que situarlos en la costa de un rio navegable, con el cuidado de "que la ribera quede la parte del cierzo (viento norte) y que de la parte del rio y mar baja de la población, se pongan todos los oficios que causan inmundicias". Los hospitales públicos serían los edificios asistenciales más importantes. Las Or­denanzas rzz y rzs preveían uno para enfermos contagiosos, a ubicar "en parte que ningún viento dañoso, pasando por e1, vaya a herir en la demás población, y si se edificare en lugar levanlado será mejor", y otro para enfermos no contagiosos junto

22 HABITAR BUENOS AIRES

Page 22: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

"al templo y por claustro de él, orientado a la parte del cierzo, con comodidad suya, de manera que gocen del medio dían. La ubicación del hospital junto a una iglesia, en uno de sus claustros, ha sido habitual en las ciudades hispanoamericanas. Pero no junto al templo mayor. El plano de fundación de Buenos Aires asignó al hospital una manzana, a tres cuadras al norte de la Plaza Mayor, entre las actuales calles Reconquista, Sar­miento, Corrientes y 2S de Mayo. Pero en r6n " ... por razón de estar distante del oorTw:;r.-io" y en con;oldecadón a que la -,nayor pune de; lo~ pobre;> c;nftrmo> ''llegaban

por el puerto, pasó a la Calle Real, casi al límite de la traza, entre Defensa, México, Chile y Balcarce. Allí tuvo un funcionamiento intermitente." Fuera de la traza, según la Ordenanza rn, debía quedar " ... tanro compás abierto que, aunque la población vaya en crecimiento, se pueda siempre proseguir en la misma forman. Esta reserva de espacio para futuros ensanches urbanos quedó en Buenos Aires, como en la generalidad de las ciudades hispanoamericanas, confundida con las tierras de pastos comunes, las dehesas y el ejido previstos en las Ordenanzas 130 y rv. Estas normas expresaban prudencia y sensibilidad social a la vez. Por una parte, preveían el ensanche ordenado del casco urbano en función del crecimiento

demográfico. También es clara la intención de bien común, manifestada en la re­serva de tierras comunales para eventuales rentas del Cabildo y para el pastoreo de algunos animales pertenecientes a los vecinos de la ciudad (Figura 6 J figura 7). Ejido (del latín: exitus = salida) era el campo común de un pueblo, lindante con él, donde solían reunirse los ganados y establecerse las eras. En cuanto a la de­hesa (del latín: defensa) era la tierra destinada al pastoreo de los ganados que debían tener los vecinos titulares de peonía, según estaba reglamentado en las Ordenanzas ros y ro7, ya comentadas. Esta norma procede de decisiones del emperador Carlos V, en 1526. Además, las leyes V y VIII del Título r7 del Libro IV de la "Recopilación de Indias", consideraban también de uso común las agua­das, pastos y montes de árboles, incluso los de frutales silvestres. Buenos Aires tuvo su área de ejido y dehesas limitada por la línea alta de barranca (calles Balcarce y 25 de Mayo) con un frente de veintitrés cuadras (3-4SO varas= 2.987.7 metros) entre las actuales calles Arenales al norte y San Juan al sur. Tenía una legua (S kilómetros) de fondo al oeste hasta la actual avenida La Plata, donde cerraba en forma poligonal con los deslindes a medio rumbo de las cha­cras. A esta área de ejido hay que restarle la "traza de la ciudad", limitada por las calles Viamonte al norte, Independencia al sur, y Libertad-Salta al oeste. El reparto de solares y tierras al grupo fundador debía cumplir las Ordenanzas ro4 a no de 1573. cuyas unidades de distribución eran las peonías y las caballe­rias.22 Pero Juan de Garay no las usó al fundar Buenos Aires y repartió en la traza

(Figura 5) (Figura 6)

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 23

Figura 5: Buenos Aires, locali­

zación tk iglesias y capillas.

Sobre plano tk la ciudad tk

Martín de Boneo, año 1780.

Referencias: Ver sitio tkl

/.S. U. en Internet:

http:f fwww.isuba.oom.ar / joomluf tn stUIOn OU<.umemos.

Figura 6: Buenos Aires, su

traza, ejido y chacras más cer·

canas y el sistema defensivo.

Sobre plano tk la ciudad,

Anónimo, año •782.

Reftrencias: Ver sitio del

/.S. U. en Internet:

http:jfwww.isuba.oom.arf joornla/ en stJCNión DoGut1l<lnk1:;.

Page 23: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

23/ Archivo General de In­

dias, Sevilla, Charcas 33-

[Enrique Peña] Documentos y

planos .. op. cit., tomo 1, p.

10, 11.

24/ [Vicente Fidel López,

director] Acuerdos del extin­

guido Cabildo de Buenos

Aires, Libro 1. .. op. Cit. p. 75,

acuerdo del 2 de julio de 1590.

25/ [Vicente Fidel López,

director de la publicación]

op. cit. p. 503.

26/ Manuel Ricardo Trelles,

Estudio histórico sobre un pe­

dazo de tierra, en "La Revista

de Buenos Aires" , tomo VIII ,

año 111 n• 31, Buenos Aores,

noviembre de 1865, p. 348 y ss.

2]/lbidem, p. 15 a 23-

de la ciudad solares de un cuarto de manzana (70 x 70 varas, ó 3-674,78 metros cuadrados cada uno) y, en los términos comarcales, chacras y estancias con el orden establecido el 17 de octubre de 1580: "Los solares que, conforme a la traza por mí hecha en un pergamino de cuero y firmada por mi nombre, los han de haber y gozar según están repartidos y puesto el nombre de cada uno en su solar. Y ha de tener de frente por cada costado de cada cuadra, ciento cuarenta varas de medir". "Y la cuadra que por de Juera de la ciudad se da a cada soldado, ha de tener cuatro tantos que el sitio de su casa que es una cuadra. ftem, las estancias y chacras y rozas y otros heredamientos, se dan con condición que cualesquier aguadas que hubiere, habiendo quien se disponga a hacer aceña o molino, se pueda aprovechar de las tales aguadas, llevándolas o trayéndolas por cualesquier heredamientos ajenos sin que se lo puedan impedir, para riegos, con tal que los señores de las tierras puedan gozar por su rat,qj= porción] para sus riegos, de la dicha agua". "Otrosí, que en las estancias de ganadó! y heredamientos que se dan, pueda el Cabildo de esta ciudad mandar hacer corrales en las partes y lugares que quisiere, para sólo recogedero de ganados, caballos y yeguas del común. Digo que ha de ser por acuerdo y mandato de justicia y regimiento ". "Otrosí, las huertas han de ser desde el principio de las rozas para abajo [desde la ac­tual calle Balcarce-25 de Mayo para el este] viniendo por la frente del lugar pasando hacia el Riachuelo [Avenida Alem-Paseo Colón hacia el sur] constante que no se ha de dar ninguna desde do comienza la cuadra do yo comienzo mi solar, hasta do se re­mata la postrer cuadra del señor San Francisco, en cuyo comedio quedan la del señor adelantado y la del solar de Rodrigo Ortiz de Zárate, porque todo esto es la frente del servicio de esta ciudad, para gozar deL agua deL puerto y ribera de ella[ ... ] declaro que el no se dar huertas ha de comenzar desde donde está la cuadra en que está nombrado Juan Ruiz. hasta toda La primera cuadra de San Francisco [entre las actuales calles Perón y Moreno] porque estas cinco cuadras son para el efecto susodicho".ZJ "El pergamino de cuero" usado por Garay para el dibujo de la traza era defectuoso. No tomaba bien la tinta y perdía las anotaciones. En 1590 hubo que copiarlo sobre papeL"'~ Ese dibujo no concuerda con la disposición sobre tamaño de los solares. Garay resolvía dar una manzana a cada vecino, pero muchos recibieron sólo media o una cuarta parte de ella. La distribución de huertas en la barranca no parece haber tenido éxito. El frente libre de cinco cuadras quedó interrumpido en su tramo central por la iglesia del obispo Guerra, motivo de un pleito discutible. Después quedó emplazado el fuerte sin discusión alguna. Allí está hoy la Casa Rosada. Juan de Garay postergó hasta el 24 de octubre de 1580 (más de cuatro meses después de la fundación) el reparto de chacras y estancias. Al principio del acta asentó este fundamento: " ... que conviene por el riesgo que al presente hay de los na­turales alterados que para hacer sus labores más seguras y con menos riesgo de sus per­sonas y de sus sementeras, que cada vecino y poblador de esta ciudad de la Trinidad y Puerto de Buenos Aires, tenga un pedazo de tierra donde con facilidad lo pueda labrar y visitar cada día ... n Zj

Una disposición de Carlos V del año 1550, incorporada a la "Recopilación de In­dias" como ley 12 del título 12 del libro cuarto, mandó situar las estancias para ganados en sitios alejados de las tierras de cultivo de los indios. A falta de un sistema eficiente de cercos, el ganado pastaba en libertad y podía causar daño en · cualquier parte. El conflicto con los "naturales alterados", aludido por Garay, ocurrió posiblemente con los indios del cacique Telornián Condié, asentado en la zona de las actuales localidades de Laferrere y González Catán. Fue "el primer cacique que se descubrió a cuatro leguas de esta ciudad, en el Riachuelo arriba, donde se tuvo una cruda guerra con e1 y su gente". 26 Este hecho dio origen al nombre del lugar como "Isla de la Matanza" aplicado después al río, al pago y al partido (Figura 7) -Mientras el conflicto estaba sin resolver y la "cruda guerra" era latente, Garay evító extender el reparto de tierras aguas arriba de los ríos de la Matanza y de las

24 HAB ITAR BUENOS AIRES

Page 24: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

Conchas. Las fracáones de tierras para labradíos, granjas y cría de ganado me­nores debían medir cuatro manzanas, según la disposiáón despachada por Juan de Garay el 17 de octubre. Pero el reparto hecho una semana después no tiene unidades con esa medida. Las chácaras o chacras dadas para ese fin terúan entre 300 y soo varas de frente por un fondo uniforme de una legua. Ocupaban al prínápio la faja costera al norte de la áudad, desde Retiro a San Fernando. Después abarcaron también la bo.ndo. "ur del do de la~ Condld~ (liuy K<::conqulsra¡ y el norte del Maranza, enrre Barrancas y Tapiales (Figura 7). Las estanáas de sustento y cría de ganados mayores (vacunos, porános, equinos, yeguarízos, mulares) terúan como unidad de reparto la "suerte de estancia princi­pal», de 3-000 varas o media legua de frente por 9.ooo varas o legua y media de fondo, equivalente a 2.ooo hectáreas. En las actas del 24 de octubre de 1580, Juan de Garay átó asentamientos guararúes no repartidos en la actual costa de Dock Sud, en la Isla del Guararú, a 4 kilómetros al sudeste del Bosque de La Plata, y también la tribu del Tubichamirú en la Cañada de Arregui, Magdalena. Ese reparto fue el primer reconocirrllcnto de la comarca bonaen:ns<:: por carninos prehispánicos, paralelos al Río de la Plata y a sus afluentes. Sus alcances fueron: o 29 suertes de estancias principales a lo largo de la margen occidental del Río de la Plata, desde la "punta de Gaitánn (hoy Lomas de Berna!) al sudeste, hasta Magdalena, a lo largo de unos 38 kilómetros, formando la región denominada "Pago de la Magdalena." o 2 suertes de estancias con dimensiones atípicas, sobre la banda del sur y norte del Riachuelo, dadas al Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón y a Alonso Vera, en el "Pago del Riachuelo." o 65 suertes de chacras sobre la margen occidental del Río de la Plata, entre Retiro y San Fernando, en el "Pago de la Costa o Monte Grande." o 11 suertes principales de estancias en la banda sur del río Luján. • 10 suertes principales de estancias en la banda norte del río Luján formando, con las repartidas en la ribera sur, la región del "Pago de Luján." o 10 suertes principales de estancias, 5 en la banda del sur y 5 en la del norte del río del Socorro de las Canoas o río de Areco, formando el "Pago de Areco." o 6 suertes principales de estancias en la margen ocádental del río del Espíritu Santo o Paraná de las Palmas, formando el área que se denominó "Pago de las Palmas"_>?

(Figura 7)

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 25

Figura 7' Buenos Aires, su

traza, ejido y chacras más cer­

canas y el sistema defensivo.

Sobre fragmento del mapa ca­

tastral de Buenos Aires y alre­

dedores de Carlos

Chaptayrouge, año 1890. Rejerenaas: A. l'ago de la

Costa o Monte Grande. -B.

Pago del Riachuelo. - C. Pago

de la Matanza.

Page 25: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

28/ Horacio Juan Cuccorese y

José Panettleri, Argentma.

Manual de historia econó­

mica y social. l. Argentma

criolla, Buenos Aires, Ed1c1o·

nes Macchi S. A., 1971, p. 83 y

84. Más información con rela­

ción específica al área des­

cripta, en: Alberto S. J. de

Paula, El comienzo de la acti­

vidad económ1ca en las

Lomas de Zamora y su co­

marca, siglos XVI y XVII, en:

"Revista de la Universidad

Naciona l de Lomas de

Zamora", año 1 n• 1, Lomas

de Zamora, 1982, p. 13 a 20.

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sus tierras y su arquitectura,

Buenos Aires, Ediciones del

Banco de la Provincia de

Buenos A1res, 19117, p. 20 a 31.

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volumen 1, La Plata, Archivo

Histórico de la Provmm de

Buenos Aires, 1940, capítulo

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Partidos y curatos coloniales

de la campaña, comunicacio·

nes con el interior, en: ibidem,

capítulo VII I. Juan F. De Lá­

zaro y Roberto H. Marfany,

Autoridades coloniales de la

ciudad, en: ibidem, capitulo XI.

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de la ganadería argentma,

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Historia de la vetermaria en el

Río de la Plata, Buenos A1res,

Impresora del Plata SRL,

1994. p. 23 a JO.

Un balance general de superficies, en función de usos de suelo, arroja para la fundación de Buenos Aires los siguientes datos:

Casco urbano: Ejido y dehesa: 65 chacras: 68 estancias: Total:

218 Has 5 172 Has

10.244 Has 141.948 Has 157.582 Has

La distribución fue bastante pareja entre los 64 primeros pobladores. Para el Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón no quedó reservada la cuarta parte del todo sino sólo una manzana (mitad oriental de la Plaza de Mayo) y dos es­tancias, una normal (2 .028 hectáreas) en la banda norte del río Luján, y otra al sur del Riachuelo, tres veces m~'or que las demás, pero en bañado. La super­ficie distribuida por Juan de Garay a los primeros pobladores de Buenos Aires fue cuatro veces mayor que el mínimo previsto en la Ordenanza 90, estimada en 4o.ooo hectáreas. En general, las magnitudes territoriales manejadas en el litoral argentino han sido inmensas y hasta quizás incomprensibles para la experiencia europea del es­pacio. Sirve como ejemplo la distancia de 5leguas (25 kilómetros) estipulada en la misma Ordenanza 90 como separación mínima entre una nueva fundación y otra más antigua. Entre Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba hay veinte o treinta veces más, sin fundaciones intermedias, en aquel entonces. La organización de la comarca bonaerense no siguió el diseño regular y geomé­trico del cuadro de 20 kilómetros por lado planeado en la Provisión de 1573, sino una dispc.c;:ión de casi 90 kilómetros de amplitud sobre la costa occidental rio­platense, con pocos avances al interior y con la ciudad en el centro de ese orde­namiento casi lineal. La red de caminos rurales, antiguos senderos indígenas, fue planificada por Juan de Garay. Los caminos troncales coincidían con la línea de fondo o contrafrente de las suertes ¡;rinci¡;ale::; de chacras y estancias. Los transversales corrían cada dos de éstas, en dirección al río. Todos tendrían 12 varas de ancho y serían con­siderados de utilidad pública. A díferencia de la traza de la ciudad, delineada "a rumbos llenos" (sur a norte, este a oeste) la demarcación rural es a "medio rumbo" (sudeste a noroeste y sudoeste a nordeste) por acuerdo del Cabildo de Buenos Aires en 16o8, vigente a través de los siglos. Las playas y bañados de las costas de los ríos eran libres al uso común, como te­rrenos realengos. En parajes como los actuales partidos de Ensenada y Berisso, entre otros, su gran extensión justificó repartos de "suertes de bañado", con fren­tes en el borde fluvial y fondos hasta el pie de la barranca de la meseta pampeana, donde empezaban las suertes principales. Los frentes de las suertes pnncipales correspondían a la línea de barrancas altas y no a la barranquilla, donde bate el agua. Los fondos corrían perpendiculares, tierra adentro sobre las lomas de la meseta, hasta completar la longitud de una legua o legua y media, o topar con otra suerte "que mejor derecho tenga". Algunos años después de fundada la ciudad, comenzó el reparto de chacras y estancias en segunda línea, con sus frentes coincidentes con los fondos o contrafrentes de las principales. Estas suertes de segunda tuvieron la denorni­"'"'";,;., d, "c" h"""cl '"'" Fn 01laun"~ 70n:l~ hubo t:lmbién un:l tercer:¡ f:¡j ;¡: !Js "trascabezadas" o "sobrecabezadas". Eran, como los bañados, mercedes de "so-bras" y, en caso de superposición con una suerte principal o de data más anti­gua, prevaleáa ésta. Las estancias de segunda y de tercera línea eran más altas que las suertes princi­pales. Estaban más lejos de la costa del río, a cuyo pago perteneóan, y tenían pocas aguadas naturales. Era dificil encontrar en las cabezadas y sobrecabezadas los abre­vaderos necesarios para vacunos y ovinos. Su poca utilidad para criar y mantener

26 HABITAR BUENOS AIRES

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estos ganados les restaba valor, aunque alcanzaban dimensiones enormes y servían de potreros para equinos, mulas, yeguas y sus crías mulares que allí nacían y cre­cían, y que luego llevaban a trabajar en los ingenios mineros de Potosí. .a Por su dilatada extensión, la campaña bonaerense requirió una organización es­pecial para formar padrones de inmuebles y vecinos, e identificar lugares y ju­risdicciones. A falta de accidentes geográficos notables, sus ríos y arroyos fueron los primeros ejes topográficos y catastrales ordenadores del espacio rural. l_n¡::;: ch~c-r::u~. y oc::t-a.n.cias '"-.bic;::ui-s a ...... na y otra orilla, máa ou.o corrcapondicntco ca-

bezadas y sobrecabezadas, componían la unidad territorial denominada "pago". En general, la unidad coincidía con la cuenca del río, que era su eje y del cual to­maba nombre. Tal el caso de los pagos de Areco, Cañada de la Cruz, Luján, Las Conchas, La Matanza y el Riachuelo. El "Pago del Riachuelo" era el más pe­queño, por abarcar sólo desde el actual puente Uriburu hasta La Boca, y desde la avenida San Juan, en la Ciudad Autónoma y metrópoli, hasta Av. Centenario Uruguayo, en los partidos de Avellaneda y Lanús aproximadamente!9 Una orden de Felipe III , del n de junio de r612, incorporada a la "Recopilación de Tndi:>s" corno ley IJ del título I2 del libro 4•, mandó identificar las tierras de

regadío para la siembra de trigo. Prohibió tener ganados mayores en estos cam­pos "si no tuvieran los dueños títulos para tener estancias de esta calidad". En Buenos Aires, esa restricción quedó fijada por bando del 17 de junio de r693 para el área delimitada entre el Riachuelo y un circuito de 7 leguas (35 kilómetros) de radio al norte y oeste del centro de la ciudad. Fuera de la campaña distribuida seguían tierras de vaquería con ganado silvestre o cimarrón, cuya explotación consistía en su caza y extracción de sus cueros para exportarlos, previo tratamiento con sal para su conservación. Ésta y la cría de mulas eran las bases del comercio exterior bonaerense en los siglos XVII y XVII !.Jo El instrumento de la politica pobladora de Caray fue el régimen de tenencia de la tierra. Sus antecedentes remiten a la Cláusula 13 de las instrucciones dadas a Hernán Cortés el26 de junio de 1523, que prevé esa condición por el término de cinco años. Después, la propiedad sería vitalicia. La Cláusula 12 de la Capitula­ción celebrada con Francisco Montejo el 8 de diciembre de 1526, fija a los bene­ficiarios de tierras en Yucatán una vecindad mínima de cuatro años, para después poder disponer de ellas como de cosa propia.l' El acta del24 de octubre de 1580, correspondiente al reparto de tierras por Juan de Caray en Buenos Aires, condicionó las mercedes (donaciones) de solares, cha­cras y estancia " ... Con tal que sean obligados a sustentar la dicha vecindad y población cinco años, como Su Majestad lo manda". De tal modo, comprobado el abandono sin licencia de la tierra " ... Pueda el capitán o gobernador repartirlo de nuevo, en las personas que sustentaren la dicha población y sirvieren en ella a Su Majestad". Las "Constituciones de Caray" se aplicaron pronto en Buenos Aires por el éxodo de "mancebos de la tierra", que abandonaban los solares y tierras recibidas para volver a Santa Fe o al Paraguay, y que pusieron en crisis la subsistencia de la na­ciente ciudad de Buenos Aires. Ante ese ~go, y a sólo una semana de fundada la ciudad, viajó a España Alonso de Vera "el Tupí", sobrino del Adelantado Juan Torres de Vera y Aragón, con un pedido de "pobladores casados". Felipe II, por Real Cédula de Lisboa, del22 de octubre de 1581, lo autorizó a seleccionar treinta personas de Lucena, Antequera y otras comarcas andaluzas. Uegaron en enero de 1583 y el Cabildo los declaró "segundos pobladores" de Buenos Aires, conso­lidada gracias a ellosY El régimen de Buenos Aires o "Constituciones de Caray" fue ratificado por Real Cédula de 19 de octubre 1594. "El Rey al Gobernador de las Provincias del Río de la Plata. Por parte de la ciudad de la Trinidad, de esas provincias, se me ha suplicado mandase que los vecinos y pobladores de esas provincias que han asistido en ellas, .fuesen prefe­ridos a los nuevos pobladores, y que los que han dejado las vecindades y no han asistido

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 27

3• / Milagros del Vas Mingo,

Las capitulaciones de Indias

en el siglo XVI ... op. cit. p.

226. Francisco de

Solano, Normas y leyes de la

ciudad hispanoamericana

(1492-1600) Madrid, Consejo Supe~ tul Uc lttYC:>LibaLiuiiC;:,

c,entíficas -Centros de Es tu·

dios Históricos, 1996, p. 71.

32/ Raúl A. Malina, ¿Quiénes

fueron los verdaderos funda·

dores de Buenos Aires? en: re·

vista "H1stona" año 1 n• 1,

Buenos Aires, agosto¡

octubre de 1956, p. 29 a 39·

Page 27: Habitar Buenos Aires. Las Manzanas, los lotes y las casasHabitar BsAs 1 de Paula

33/ Manuel Ricardo Trelles,

Despojo de propiedades, en:

" Revista del Archivo General

de Buenos Aires" tomo 1,

Buenos Aires, Imprenta del

"Porvenir" 1869, p. 51 a 54; Y

Manuel Ricardo Trelles, Ley

sobre tierras en Buenos Aires,

en ibídem, p. 65 a 69.

[E l autor transcribe y comenta

dos provisiones de la Real Au­

diencia de Charcas del 26 de

marzo de 1589 y 11 de diciem­

bre de 1590, para que los veci­

nos de Buenos Aires no

pierdan tierras ni solares sin

ser oídos y se les admitan

apelaciones, y para que las tie­

rras que dejaren desiertas las

personas a quienes se dieron,

se puedan volver a repartir].

(ARGEN TINA] Reales Cédulas

y Provisiones, 1517-1662,

Buenos Aires, Archivo General

de la Nación Argentina, 1911,

p. 43 [reproduce la real cédula

del19 de octubre de 1594].

34/ M. A Pelliza, Crómca

abreviada de la Ciudad de

Buenos Aires y Alberto B.

Martínez, Estudio Topográ­

fico de Buenos Aires, en:

"Censo general de población,

edificación, comercio e indus­

t rias de la Ciudad de Buenos

Aires, capital federal de la Re­

pública Argentina, levantado

en los días 17 de agosto, 15 y

30 de septiembre de 1887",

Buenos Ai res, Compañía

Sudamericana de B1lletes de

Banco, 1889, tomo 1, p. 12 y

SS. Y p. 59 y SS.

35/ Alberto B. Martinez, Estu­

dio Topográfico de Buenos

Aires, en: "Censo generaL."

op. cit., p. 406 a 414, 473 y ss.

los cinco años que son obligados, o no asistieren en la tierra, sean excluidos de las datas que les hubieran sido dadas, así de tierras como de indios, y sean amparados en ellas los que sustentaren la tierra; y habiéndose visto por los de mi Consejo de las Indias, por­que es justo que los que, como dicho es, estuvieren y residieren en la tierra, acudiendo a su deftnsa y población, sean preftridos en los aprovechamientos de ella, os mando ten­gáis cuidado de proveerlo y hacerlo así. Fecha en San Lorenzo, a 19 de octubre de 1594. Yo, el Rey".Jl La aplicación de las "Constituciones de Garay" fue rigurosa. El mismo Adelan­tado Juan Torres de Vera y Aragón dejó las tierras despobladas y, como los demás contraventores, fue sustituido por pobladores llegados a Buenos Aires después y afincados definitivamente. La población urbana de Buenos Air~era de alrededor de so o personas en r6o2. Con relación al pequeño contingente fundador, esta cifra fue un aumento signi­ficativo, reflejado en la expansión urbana al sur. El Cabildo acordó entonces el primer ensanche de la traza con una fila más de manzanas y, a expensas del ejido, desplazó el límite desde la calle Independencia a Estados Unidos, según la nomenclatura actual.J4 El total estimativo de habitantes aumentó, entre r6o2 y 1664, de soo a 4.ooo almas, con un crecimiento medio anual de 1,13%. Los índices de natalidad y mor­talidad para r664 resultaron de 3,7% y 3,97% respectivamente. El índice de mor­talidad superior al de natalidad se reiteró por años.Jl Es factible que el aumento resultara de los aportes migratorios de población adulta, situación que requiere aumentos en superficie construida en forma más perentoria que los crecimien­tos vegetativos graduales y con incidencia elevada de población infantil. Las restricciones jurídicas impedían ensanchar el área urbana, y las limitaciones técnicas restringían la edificación en altura. Por lo tanto, el aumento de población causó mayor densidad y produjo en Buenos Aires una presión minifundista que determinó elloteo de muchos solares y manzanas en parcelas de ro varas de frente o menos, con fondos alargados. El tipo de vivienda tendía a ser, entonces, el de habitaciones alineadas contra una de las medianeras, para alquilar sus cuar­tos a individuos o grupos familiares . En total hubo una red de cinco caminos terrestres y tres grandes vías marítimas: la del Atlántico, entre Buenos Aires y Brasil; la del Pacifico, entre Santiago de Chile y Perú; y la del sur o del Estrecho de Magallanes, entre ambos océanos. Las vías terrestres principales y más antiguas del actual territorio argentino, a media­dos del siglo XVI, eran dos: la ruta guaraní, paralela al Paraná, y el conjunto de itinerarios andinos, consolidado en tiempo de los Incas. La apertura de caminos "nuevos" de Buenos Aires a Córdoba (r585) y a Santiago de Chile (16o4) redujo los tiempos de viaje. Pero la segunda de estas rutas acumulaba entonces un doble riesgo: los 720 kilómetros sin protección entre Buenos Aires y San Luis, y las frecuentes dificultades en el cruce de la Cordillera. La repoblación de Buenos Aires (rs8o) fundamentó la estructura histórica de las regiones argentinas, cuya lenta convergencia al estuario rioplatense abrió a todas la salida al Atlántico. El desarrollo de esa "puerta de la tierra" planteó hipótesis de riesgo. La ubicación periférica del puerto bonaerense hizo temer su transfor­mación en una factoría, apetecible por otros imperios. Más aún, su gran creci-.._,.,._:__n.__ ,p«..»X ...._ ..1~-<>-""J.._.. ;_]_ ;b. .,...,..,. ..,.] ..,;,..¡._ • ..,.., ,.. ,.....,. ~..,..:Yl.n.J y n.foe.f:o .... l oa ;"".f:o ,.,..oa.4'H1 COYV\01"~o.l.oo

del Perú. La capacidad de reducir el aislamiento de las ciudades, agrupar la comunidad política, religiosa y defensiva, e impulsar los mercados regionales, residia en el sistema de caminos. Ellos eran la estructura de la red, y Buenos Aires su clave (Figura 8) . La consolidación de la labor pobladora, como denomina Vicente D. Sierra al siglo XVII , fue dinámica: hubo en ese siglo ocho asentamientos nuevos y diez

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destruidos por diversas causas. El resultado: en 1700 había dos ciudades menos que cien años antes. Si hacemos una comparación con el caso un tanto posterior de las fundaciones de ueva Inglaterra, en lo que hoy son los Estados Unidos de América, vemos cómo las poblaciones nadan allá con su capilla que también era town hall, a lo cual se agregaban con el tiempo las demás funciones urbanas. La ciudad colonial inglesa nada gradualmente, y ésta fue tal vez la mayor diferencia entre ambas culturas. La esoañola nació cnrno el dis:eño oerfecto d.,. 11n!l rP:Jlirl!lrl ;...,.,!loirl!ld .oo . perfecta para sus oidores y sus gobernantes como el sueño de lo que había de lle­gar a ser: la ciudad dibujada. Buenos Aires queda, en tanto, desde el principio del siglo XVII, como el foco central de la red de ciudades y caminos en su dimensión casi definitiva. La im­portancia del sistema de caminos ha sido y es vital para el conjunto de las ciuda­des y también para cada una de ellas. La prosperidad, decadencia o fracaso de las fundaciones han estado ligadas, en general, a su favorable o desfavorable inser­ción en alguna de las rutas o en la encrucijada de más de una, tanto como al mo­vimiento de tránsito que le diera vida. Así, entre fundaciones activas y desaparecidas, avanzó la consolidación de la red de ciudades, comarcas y cami­nos que dieron forma a la actual Argentina.

Océono Atlántico

Océano Pacifico

\ \ w.-

s

(Figura 8)

LAS MANZANAS. LOS LOTES y LAS CASAS 29

Figura 8: El Sistema de ciuda­

des y caminos del territorio a

fines del siglo XV l.