¿hacia dónde va la democracia en américa latina?...presentado en la conferencia “¿hacia dónde...
TRANSCRIPT
II CONFERENCIA INTERNACIONAL SOBRE DEMOCRACIA DIRECTA
¿Hacia dónde va la democracia en América Latina?
Organizada por
Center for Research on Direct Democracy (C2D), Asociación Uruguaya de Ciencia Política (AUCiP), Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República (UdeLaR),
Universidad Católica (UC), Centro Latinoamericano de Economía Humana (CLAEH)
www.dd-la.ch
Instituto de
Ciencia Política-
UdeLaR
“Bolivia: Referéndums como armas políticas” Fredrik Uggla
Universidad de Uppsala, Suecia
2�
Bolivia: Referéndums como armas políticas
Fredrik Uggla
Departamento de Ciencia Política
Universidad de Uppsala (SUECIA)
Presentado en la conferencia “¿Hacia dónde va la democracia en América Latina?”,
Montevideo, 20-21 de octubre de 2008.1
Abstract:
Desde la introducción del referéndum en la Constitución de Bolivia en 2004, esta
institución ha llegado a tener una gran importancia para la política del país,
aplicándose a temas de fundamental trascendencia como la autonomía
departamental, la política del gas, y los mandatos de las principales autoridades
nacionales y departamentales.
Este ensayo examina el trasfondo político del uso de los referéndums en Bolivia, sus
procesos de ejecución y sus resultados. Sobre el último punto se debe anotar que
mientras la aplicación del referéndum indudablemente ha ofrecido otra vía para la
participación popular, también se ha convertido en un arma en el conflicto político
que sacude al país. Por ende el uso del referéndum no deja de ser conflictivo y
polémico. En tal situación la capacidad de este mecanismo para resolver conflictos o
lograr una mayor estabilidad política ha resultado bajísima.
1 . El autor agradece a Marcelo Varnoux por valiosos comentarios al texto. Mientras que sus sugerencias han mejorado el manuscrito, las fallas y errores que quedan son, obviamente, mi responsabilidad.
3�
Introducción:
Mientras que la frecuencia y la importancia de instrumentos de democracia directa
están aumentando a nivel global (Hug 2004; para América Latina, Zovatto 2006;
Barczak 2001), la opinión académica sobre estos fenómenos sigue dividida: Donde
algunos ven en ellas instituciones de posible importancia para aumentar la
participación e influencia popular en la política (verbigracia Diamond 1999, 145f;
Hug 2004), otros ven instrumentos manipulables cuyo uso puede incluso llegar a ser
un riesgo para la democracia (verbigracia Gamble 1997).
En las siguientes páginas se analizará el funcionamiento del referéndum (tanto en su
uso legislativo como revocatorio) en el caso de Bolivia. En muchos sentidos ese país
constituye un caso extremo: Combina las instituciones de la democracia
representativa con un altísimo grado de participación extra-institucional; está en
medio de un conflicto político que enfrenta a élites establecidas y nuevas contra
grupos previamente marginados; y ha pasado de ser un modelo de democracia
pactada a una situación de fluidez institucional.
Además, de haber sido el único país latino en Sudamérica donde no se practicaba el
referéndum (Barczak 2001), Bolivia se ha convertido en el país del continente en que
más se hace uso de ese instrumento; hasta el punto donde los análisis políticos del
país suelen hacer referencia a la “referenditis aguda” como un mal endémico de la
república (verbigracia Contreras 2008). Desde el 2004, ha habido tres consultas
nacionales; incluyendo un total de siete preguntas. A nivel departamental, se
realizaron doce consultas. También, se hicieron dos ensayos fracasados de lanzar
otras dos consultas nacionales, además de varios intentos regionales. En total,
Bolivia en poco más de cuatro años ha dejado al pueblo pronunciarse sobre 19
asuntos, de los cuales la mayoría ha tocado temas de gran relevancia política y cuya
realización ha tenido un profundo efecto político.
En tales circunstancias, cabe preguntarse ¿cuál ha sido el rol y el funcionamiento del
referéndum? Concretamente, ¿se ha constituido en un factor de estabilidad o de
inestabilidad?
Referéndums como ideales y amenazas:
Las sugerencias teóricas sobre la democracia directa en general y el referéndum en
particular son dispares (Dalton, Bürklin and Drummond 2001; Altman en
4�
publicación). Mientras que algunas teorías consideran al referéndum como un
mecanismo para aumentar la influencia popular en la política, contribuyendo una
alternativa a la democracia representativa, otros ven en esa institución un
instrumento manipulable que se presta a servir a los intereses de las élites políticas;
sea para eludir la responsabilidad de ciertas decisiones, o para escapar de la relación
de poder establecida institucionalmente.
Comenzando con las valoraciones positivas del referéndum, hay por lo menos dos
características de la política boliviana que llevarían a pensar que el referéndum
podría servir como un factor positivo en el desarrollo político del país.
En primer lugar, el referéndum ofrece una posibilidad de ampliar la participación
política institucionalizada, extendiendo de esa forma la democracia (Diamond 1999;
Altman en publicación). En un caso como el boliviano en que acciones extra-
institucionales son extremadamente frecuentes (Moreno et al. 2008), ello podría
entonces contribuir a encauzar la participación política que hoy desborda las
instituciones de la democracia representativa. Al ser así, el uso del referéndum
debería contribuir a la articulación política institucionalizada y por ende a una
situación política menos conflictiva.2
Más allá de que podría aumentar la participación política, se ha notado también que
el referéndum puede aumentar la influencia de la opinión popular sobre las
decisiones políticas, haciendo que esas se acerquen más a la posición política del
elector promedio (Hug 2004; Hug and Tsebelis s/d) Ese argumento tendría una
potencial importancia en el caso boliviano donde la situación política actual ha creado
una brecha entre élites políticas que hasta ahora no han logrado formas de
consensuar o conciliar entre ellas, y una opinión pública que sí parece preferir
soluciones y acuerdos concertados: Según encuestas recientes, la porción de la
población que apoyaría una división del país es una minoría pequeña y menguante
(Moreno et al. 2008) y la gran mayoría de los bolivianos expresan su apoyo a
procesos de diálogo y acuerdos políticos (La Prensa 2008(d)). En esa circunstancia,
se podría entonces esperar que el uso de referéndums lleve a las élites políticas a
tomar posiciones más conciliadoras.
2 . Existe, sin embargo, una línea de crítica que ve en el aumento de la participación popular un riesgo particular con la democracia directa; asociándola con una posible tiranía de la mayoría (Gamble 1997).
5�
Si bien se pueden deducir argumentos teóricos que hacen esperar que el uso de la
democracia directa ayude a solucionar los conflictos de Bolivia; es posible también
encontrar argumentos que llevarían a una interpretación más negativa.
En primer lugar, observadores más escépticos han indicado la alta probabilidad de
manipulación del uso del referéndum por partes de élites políticas (Dalton, Bürklin
and Drummond 2001; cf. Qvortrup 2000). De hecho, la formulación de preguntas,
los tiempos y otros aspectos prácticos del referéndum ofrecen amplias oportunidades
para manipulación con fines partidarios o particulares, por no hablar de la
interpretación de los resultados (Nurmi 1997).
Si eso es cierto, el uso del referéndum, en vez de ser un instrumento para aumentar
la participación e influencia popular, podría convertirse en un ejercicio hecho a
medida de las élites políticas y administrativas. Dadas las diferencias de opinión, el
alto grado de conflicto de intereses, y la brecha entre electores y elegidos en Bolivia,
la probabilidad de manipulación de esta forma de democracia directa es un riesgo
que no se debe subestimar.
Hay que añadir una crítica particular sobre el uso de referéndums en combinación
con poder presidencialista. Ese argumento vería en los mecanismos de democracia
directa instrumentos que pueden servir para permitir al presidente pasar por encima
de limitaciones institucionales para apelar directamente al pueblo.
Esa línea de crítica tiene una larga historia; ya a principios del siglo XX, Robert
Michels y Max Weber discutían los conceptos de “bonapartismo” y
“plebiscitarianismo” (Michels [1911] 1983; Weber [1910-9) 1983-7). Para Weber,
este concepto corresponde a la combinación de la autoridad carismática con reglas
formales como elecciones populares. En este sentido, se puede ligar el uso de
referéndums con la “democracia delegativa” propuesta por Guillermo O’Donnell
(1994), y cuyo rasgo característico es la combinación de presidentes elegidos con el
debilitamiento de las instituciones de la democracia representativa a favor de una
relación directa y plebiscitaria entre presidente y pueblo.
Sumando las visiones teóricas sobre el potencial del referéndum pueden deducir
tanto interpretaciones positivas como negativas. Por lo tanto se yuxtapondrá el caso
6�
de Bolivia a estas proposiciones para estimar hasta qué punto ese caso confirma o
rechaza tales teorías.
De la democracia pactada a la democracia de las protestas:
El uso del referéndum en Bolivia se remonta a la transformación de la política
boliviana de una democracia de los acuerdos a una democracia de las protestas.
Desde 1985 hasta 2003, Bolivia vivía bajo coaliciones gubernamentales en que tres
partidos principales (ADN, MIR y MNR) se alternaron en el poder, formando entre sí
coaliciones cada vez más pragmáticas (Gamarra 1997). Ello garantizó un alto grado
de estabilidad política, pero también generó un alejamiento y un descontento popular
frente a lo que era percibido como una clase política inerte y corrupta (Domingo
2001; Crabtree 2005).
Parte de ese descontento fue canalizado por partidos emergentes como UCS y
CONDEPA, los cuales, sin embargo, terminaron formando parte de las mismas
coaliciones partidarias. Otra parte escapó de la lógica partidaria y llegó a canalizarse
a través de los movimientos sociales de protesta que crecieron durante los 90, hasta
estallar en las protestas que llegaron a marcar el tenor político desde el año 2000 en
adelante. Comenzando con la llamada “guerra del agua”, los movimientos de
protesta aglutinaron diversas fuerzas (cocaleros, campesinos, indígenas, sindicatos
de maestros, mineros, jubilados, organizaciones de vecinos etc.) en las
manifestaciones y los bloqueos periódicos que marcaron la época entre 2000 y 2005
(Crabtree 2005).
Aunque las protestas pronto se hicieron rutina, a menudo concluyeron en
enfrentamientos violentos entre manifestantes y las fuerzas del orden, provocando
decenas de muertos durante el período. Esa situación llegó a un límite en octubre de
2003, cuando el Presidente Sánchez de Lozada autorizó la intervención de los
militares contra los manifestantes protestando contra planes para exportar gas
natural a Norteamérica por Chile. El saldo fue más de 60 muertos en pocos días, y
Sánchez de Lozada tuvo que huir del país.
El gobierno pasó a su vice presidente, Carlos Mesa. Periodista de profesión, Mesa
carecía de pertenencia partidaria y uno de los instrumentos con el cual el gobierno se
sostenía fue exactamente el referéndum que se introdujo por primera vez en tiempos
7�
modernos en 2004.3 Pese al apoyo logrado por esa medida, Mesa tuvo que dimitir
menos de un año después, dando lugar a un gobierno de transición.
En diciembre de 2005, el Movimiento al Socialismo (MAS), el movimiento/partido
liderado por Evo Morales que aglutinó los diferentes sectores que habían sostenido
las protestas, logró ampliar su convocatoria hasta ganar con una mayoría absoluta
en las elecciones generales – la primera en casi 25 años de democracia. Como
resumió un observador acerca de la evolución del nuevo partido de gobierno: “El
MAS en diez años de historia se convirtió de movimiento cocalero (portador de una
agenda sectorial), asistémico y marginal a movimiento-partido nacional […]
transformador y central (Rojas 2007, 171; cf. Uggla en publicación).
Frente al MAS estaba una oposición debilitada, pero que logró el control del Senado.
Con las elecciones directas de prefectos, se añadiría a eso una oposición territorial
basada en los seis (de nueve en total) prefectos de la oposición, particularmente los
del oriente y sur del país; la llamada Media Luna que agrupa a los departamentos de
Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando. Con esta configuración, Bolivia entró en una
segunda fase del llamado “empate catastrófico” (cf. García Linera 2008). Ya no era
una pugna entre movimientos de protesta y organizaciones políticas “tradicionales”,
sino entre dos bandos (MAS y oposición) que controlaban diferentes partes del
estado.
La pugna entre estos dos grupos continua cada vez con más vehemencia hasta hoy.
Ambos bandos hacen uso de una dualidad táctica en que acciones institucionales son
reforzados con acciones extra-institucionales como protestas, bloqueos, y tomas de
instituciones públicas. Además, y como se discutirá más adelante, ninguna de las
partes en conflicto rechaza el uso de acciones inconstitucionales e ilegales – algo que
se ve manifestado en relación con el tema de referéndums en particular.
En suma, Bolivia – a igual que varios otros países del continente - ha pasado en
menos de una década de ser un país altamente estable y caracterizado por acuerdos
pragmáticos entre élites políticas, a una situación de lucha vehemente entre nuevos
actores que representan intereses opuestos y que actúan en una situación de
marcado debilitamiento institucional. Es de esta situación que nace el uso del
3 . En 1931, se había celebrado un referéndum sobre cambios constitucionales.
8�
referéndum en Bolivia. De hecho, el caso de ese país corresponde muy bien a una de
las condiciones identificadas por Barczak (2001) en los cuales se pueden esperar la
introducción del referéndum: Como un instrumento mediante el cual nuevas élites
políticas, emergentes en razón del desmoronamiento del sistema de partidos
establecido, tratan de cimentar su poder. Sin embargo, ya introducido ese
mecanismo pronto adquiriría una fuerza que a veces parecería estar amenazando no
sólo al sistema político, sino la existencia de Bolivia como país.
Cuatro años de referéndums en Bolivia:
Cómo ya se ha mencionado, se realizaron casi veinte consultas directas a la
ciudadanía en Bolivia en los últimos cuatro años (aunque varios de éstas fueron
realizados en la misma ocasión). En términos muy esquemáticos, se puede decir que
mientras más desinstitucionalizada y caótica se ha vuelto la situación política, más
frecuente se ha hecho el uso del referéndum.
Referéndum del gas:
Carlos Mesa llegó al poder en medio de las movilizaciones del llamado “octubre
negro” que costó la vida a por lo menos 60 bolivianos y la presidencia a Sánchez de
Lozada. Ya al llegar a la presidencia, Mesa prometió un referéndum sobre el gas que
junto con la promesa de la realización de una asamblea constituyente definieron la
llamada “agenda de octubre” (Crabtree 2005). Sin embargo, no fue hasta 2004 que
Mesa efectivamente convocó a la consulta, en medio de nuevas protestas sobre el
tema.
Mesa lanzó el referéndum sobre el gas como una medida de legitimar la política de
un gobierno que carecía de apoyo partidario y que enfrentaba críticas sociales. Su
imposición necesitaba, sin embargo, la confirmación del congreso, dado que el
instrumento no figuraba en la Constitución vigente (Arrarás y Deheza 2005). A pesar
de la resistencia, y valiéndose de un proyecto de ley presentado por un anterior
gobierno, el gobierno de Mesa consiguió obtener del congreso una reforma
constitucional efectuada en febrero de 2004 que incluía (junto con otras
disposiciones como la reforma constitucional por asamblea constituyente) la creación
del instrumento del referéndum.4
4 . De hecho, la Ley de Referéndum no sería aprobada hasta principios de julio del mismo año, y en una disposición transitoria autorizó el referéndum al que había llamado el Presidente Mesa. La ley crea el referéndum vinculante a tres niveles; nacional, departamental y
9�
Con esta base, el gobierno de Mesa convocó a una consulta sobre cinco preguntas
pormenorizadas que tenían que ver con diferentes aspectos de su política del gas (y
también de otras áreas, como su política exterior respecto al conflicto con Chile).5
Por su carácter, las preguntas servirían de igual forma como sostén del gobierno
para llevar a cabo su proyecto político (Crabtree 2005). No era de extrañar que los
partidos políticos aceptaran el reto a regañadientes y varios de sus representantes
trataron de impedirlo legalmente por considerar que era inconstitucional (Mesa
2008; Arrarás y Deheza 2005).
De hecho, la campaña para el referéndum colocó a Mesa y sus seguidores a un lado,
contra la casi totalidad de grupos políticos y sociales al otro. Por cierto, los últimos
tenían fuertes diferencias entre sí; la oposición al referéndum terminó uniendo a los
grupos más radicales tanto del oriente como del occidente del país (Arrarás y Deheza
2005). El MAS y Evo Morales, que habían protagonizado las protestas contra la
política del gas, terminaron llamando a votar afirmativamente las primeras tres
preguntas (sobre un cambio en la política de extracción del gas) y negativamente las municipal. Establece la convocatoria al referéndum por tres posibles vías; por decreto, ley aprobada por dos tercios de los miembros del congreso o por iniciativa popular, si es que se lograra recolectar un número de firmas que va desde el seis por ciento del padrón para un referéndum nacional hasta un 10 por ciento para un referéndum municipal. En los casos nacionales y departamentales, la convocatoria al referéndum es potestad del Congreso (adoptando la decisión por mayoría simple) una vez que la Corte Electoral haya comprobado la validez de la recolección de firmas. (Elegido un gobierno departamental por votación popular, podrá también convocar a consultas.) Para que un asunto se apruebe por referéndum requiere una mayoría simple de los votos válidos con una participación electoral por encima de 50 por ciento. La ley también excluye del referéndum los asuntos fiscales, relacionados con seguridad interna o externa, o que tienen relación con la división administrativa del país. 5 . Las cinco preguntas fueron las siguientes: 1) ¿Está usted de acuerdo con la abrogación de la Ley de Hidrocarburos no. 1689 promulgada por Gonzalo Sánchez de Lozada?, 2) ¿Está usted de acuerdo con la recuperación de la propiedad de todos los hidrocarburos en boca de pozo para el Estado Boliviano?, 3) ¿Está usted de acuerdo con refundar Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, recuperando la propiedad estatal de las acciones de las bolivianas y bolivianos en las empresas petroleras capitalizadas, de manera que pueda participar en toda la cadena productiva de los hidrocarburos?, 4) ¿Está usted de acuerdo con la política del presidente Carlos Mesa de utilizar el gas como recurso estratégico para el logro de una salida útil y soberana al océano Pacífico?, 5) ¿Está usted de acuerdo con que Bolivia exporte gas en el marco de una política nacional que: cubra el consumo de gas de las bolivianas y bolivianos; fomente la industrialización del gas en territorio nacional; cobre impuestos y/o regalías a las empresas petroleras llegando al 50 por ciento del valor de la producción del gas y el petróleo en favor del país; destine los recursos de la exportación y industrialización del gas, principalmente para educación, salud, caminos y empleos?
10
últimas dos (sobre su exportación). Finalmente, todas las cinco propuestas fueron
aprobadas, aunque con importantes diferencias. Mientras que las primeras tres
preguntas lograron un apoyo claro, las dos últimas fueron ratificadas solo por una
mayoría relativa de los votos emitidos (Arrarás y Deheza 2005). Es probable que esa
diferencia correspondía al llamado del MAS a votar en contra de las últimas dos.
- - - Gráfico 1 aquí - - -
No obstante, el resultado del referéndum fue un éxito político para Carlos Mesa
personalmente, y se esperaba que convertiría ese capital político en fortaleza y
legitimidad para su gobierno (García Linera 2005, 49). Sin embargo, Mesa no
lograría llevar esa operación a cabo. El mismo lo explicaría de esta forma: “De
hecho, el respaldo popular y el éxito del Referéndum me habían convertido
inopinadamente en un adversario político [para los partidos políticos], cuando en los
cálculos iniciales habían considerado tenerme como un breve puente entre un
momento y otro, en el que sólo jugaría de inocua bisagra. Mi posicionamiento en el
escenario en julio de 2004 despertó todas las alarmas” (Mesa 2008, 157).
Efectivamente, los partidos en el Congreso terminarían obstaculizando la conversión
de los resultados del referéndum en ley. En cambio, la ley final de hidrocarburos
reflejaba más bien el criterio de los propios partidos. A esa altura, sin embargo, el
asedio al gobierno por parte de protestas sociales y el deterioro gradual en sus
relaciones legislativas ya había llevado a Mesa a presentar su renuncia a principios
de junio de 2005. El detonante final de esa decisión fue exactamente la imposibilidad
de lograr la aprobación de sus iniciativas en el congreso, y algunos años después
reflejaría sobre lo que pudiese haber hecho de forma distinta: “El error fue no poner
al Congreso contra las cuerdas cuando tuve el poder, no con la amenaza de cierre,
sino con la iniciativa que con el respaldo del voto en el Referéndum y del pueblo en
sus legítimas demandas de consulta autonómica y Asamblea hubiesen forzado al
Legislativo a avanzar” (Mesa 2008, 294).
Referéndum de la autonomía:
El otro gran tema (fuera de la imposibilidad de llevar a cabo la política aprobada en
el referéndum del gas) que llevó a la dimisión de Mesa fue la cuestión de la
autonomía, una opción liderada por el departamento de Santa Cruz. En enero de
2005, una gigantesca movilización en esa ciudad dio origen a la llamada “agenda de
11
enero” que se fundamentaba en la demanda de autonomía regional, y que se
contrapuso a la “agenda de octubre” de 2003 (Rojas 2007, 122f; Zegada et al. 2008,
170f).
Después de la dimisión de Mesa, el poder gubernamental pasó al presidente de la
Corte Suprema de Justicia, Eduardo Rodríguez Veltzé que lo mantuvo hasta la
ascensión a la presidencia de Evo Morales tras su triunfo electoral en diciembre de
2005. En esos meses, Rodríguez logró un acuerdo con el congreso para efectuar el
llamado a un referéndum sobre autonomías a hacerse junto con la elección de
miembros de la Asamblea Constituyente (Deheza 2007). La ley que finalmente
formalizó el referéndum fue promulgada por Evo Morales en marzo de 2006.
La pregunta para la consulta preguntaba si el elector estaba de acuerdo con que su
departamento estableciera un régimen de autonomía, lo que reflejaba su
ambigüedad.6 Por una parte, se dejó que los electores de cada departamento
eligieran si su departamento aspiraría a la autonomía o no, y por otra el contenido
de ésta todavía estaba sin definir. De hecho, se celebró el referéndum al mismo
tiempo que se elegían los representantes para redactar una nueva constitución para
quienes el resultado del referéndum debía ser vinculante (véase nota 6). No menos
sorprendente fue la posición del partido de gobierno que pasó de apoyar la
autonomía departamental a rechazarla a sólo semanas antes de la consulta (La
Razón 2006(a)). Ese hecho puede haber sido decisivo para hacer que la opción
autonómica ganara solamente en los cuatro departamentos del este del país en que
el gobierno tenía menor apoyo; Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando.
- - - Gráfico 2 aquí - - -
Como demuestra la tabla, los resultados fueron contundentes en la medida que
mostraron la división del país respecto a la autonomía. La misma división afectó la
lectura y la interpretación de los resultados. Mientras que el Presidente Morales, aun 6 . La pregunta exacta fue la siguiente: “¿Está usted de acuerdo, en el marco de la unidad nacional, en dar a la Asamblea Constituyente el mandato vinculante para establecer un régimen de autonomía departamental, aplicable inmediatamente después de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado en los Departamentos donde este Referéndum tenga mayoría, de manera que sus autoridades sean elegidas directamente por los ciudadanos y reciban del Estado Nacional competencias ejecutivas, atribuciones normativas administrativas y los recursos económicos financieros que les asigne la nueva Constitución Política del Estado y las Leyes?”
12
señalando que respetaría los resultados departamentales, enfatizó que el país en
total había rechazado la opción de la autonomía, representantes de Santa Cruz
anunciaron la muerte del “centralismo” (La Razón 2006(b)). Pronto, las diferencias
respecto a la interpretación del resultado llevaría al país al borde del caos.7
Referéndums sobre estatutos autonómicos:
Como se mencionó más arriba, al mismo tiempo que se desarrollaba el referéndum
sobre las autonomías departamentales, se eligieron representantes para una
Asamblea Constituyente que pronto se convirtió en la arena para el conflicto político
general, y que no logró consensuar una propuesta constitucional. En tal situación, y
frente a la obstrucción y boicot de sus opositores, el partido de gobierno optó por
forzar el asunto y proclamó su propio proyecto de nueva constitución en una sesión
tumultuosa e irregular a finales de 2007 (La Razón 2007(a)).
En respuesta a la presentación de un proyecto oficialista de nueva constitución que
no contemplaba una autonomía departamental que respondía a sus aspiraciones, los
cuatro departamentos que se habían pronunciado a favor de autonomía en 2005
procedieron a una elaboración rapidísima de “Estatutos Autonómicos” y a la
recolección de las firmas necesarias para su aprobación mediante referéndums
departamentales (por ej. La Razón 2007(b)). Con esta base, los prefectos de esos
departamentos llamaron a referéndums ratificatorios de estos estatutos. No
obstante, la mayor parte de los observadores estaban de acuerdo en que estas
consultas carecían de legalidad ya que sólo el Congreso está facultado para llamar a
tal consulta (por ej. ICOBA 2008).
En la misma sesión del 29 de febrero en que llamó a referéndums constitucionales
(véase los detalles abajo), los partidarios del gobierno también aprobaron una ley
prohibiendo la realización de los referéndums departamentales. Igualmente, la Corte
Nacional Electoral, al mismo tiempo que frenó los primeros, también rechazó los
segundos (La Razón 2008(b)). Sin embargo, las cortes electorales departamentales
prosiguieron con la organización de los cuatro referéndums que se llevaron a cabo en
mayo y junio de 2008. A pesar de que el gobierno había llamado al ausentismo, una
mayor parte de la población participó como se evidencia en el gráfico 3. También es 7 . Durante los siguientes años otros tres departamentos – liderados por opositores del gobierno – anunciaron en varias ocasiones su intención de repetir la votación sobre autonomía en referéndums departamentales. Sin embargo, hasta el momento ninguna de estas iniciativas ha sido ejecutada.
13
notable la altísima proporción de los votantes que se pronunicaron en favor de los
estatutos autonómicos.
- - - Gráfico 3 aquí - - -
Sin embargo, el resultado también admite algunas interpretaciones. El gobierno,
apoyándose en su llamado al ausentismo, sumó los votos en contra, los nulos y los
no votantes para sacar la conclusión que los estatutos carecían del apoyo de una
mitad de la población de cada departamento (el número de votantes habilitados que
explícitamente apoyaron los estatutos se ven en el gráfico como “porcentaje
ajustado del sí”). Los proponentes de la autonomía, obviamente, se fundaron en la
tasa de votación positiva para resaltar el alto grado de apoyo a su proyecto. De
todas formas, los resultados no fueron reconocidos ni a nivel nacional ni
internacional. A pesar de eso, varios de los órganos creados por los estatutos
autonómicos han comenzado a funcionar, y hasta el momento no ha habido una
definición del estatus de estas constituciones departamentales.
Referéndum revocatorio:
Poco después de la consulta departamental en Santa Cruz el 4 de mayo de 2008, la
política boliviana tuvo otro vuelco sorprendente, cuando la mayoría opositora en el
Senado aprobó súbitamente la idea de un referéndum revocatorio para el presidente,
el vice-presidente y ocho de los nueve prefectos departamentales (el noveno estaba
por ser elegido). De hecho, esa propuesta había sido introducida por el partido de
gobierno en diciembre en medio de la crisis desatada por la conclusión de la
Asamblea Constituyente, pero la primera reacción del gobierno a su sorprendente
aprobación fue negativa (La Razón 2008(d)). Sin embargo, rápidamente cambió de
opinión al respecto, y el 10 de mayo el presidente promulgó la norma (La Razón
2008(e)).
La razón por la cual la oposición partidaria aprobara la norma no ha sido clara.
Inicialmente, representantes del principal partido de la oposición lo presentaron
como una iniciativa para destrabar la situación política (La Razón 2008(d)).
Posteriormente introdujeron el argumento que el llamado al referéndum revocatorio
habría obstaculizado la posible convocatoria a otro referéndum para aprobar el
proyecto a una nueva constitución (vea la entrevista a Jorge Quiroga en La Razón
2008(k)). Otra interpretación sostiene que fue en primer lugar un intento del
14
principal partido de la oposición de ganar espacio frente al creciente liderazgo que
estarían adquiriendo los prefectos opositores (ICOBA 2008, 19n.; Gray Molina s/d).
Efectivamente, los prefectos opositores, varios de los cuales temían ser revocados,
inicialmente trataban de resistir la medida alegando su inconstitucionalidad. (La
Razón 2008(i)). (La constitución vigente no contempla el referéndum revocatorio
explícitamente.) Sin embargo, terminarían aceptando la medida, y la consulta se
llevó a cabo en medio de fervientes campañas, críticas en relación al costo de
organizar la consulta, dudas sobre su eficiencia para solucionar la situación del país,
y cuestionamientos sobre su legalidad (por ej. La Razón 2008(f)).
De hecho, el referéndum revocatorio logró una participación amplísima que llegó al
mismo nivel que los comicios de 2005 y 2006; 84 por ciento de los habilitados para
votar. Los resultados también fueron de claras mayorías en la mayor parte de los
casos como demuestra el gráfico 4. De hecho, sólo dos prefectos (de La Paz y de
Cochabamba) fueron revocados.
- - - Gráfico 4 aquí - - -
El resultado fue un triunfo electoral para el gobierno. Aumentó significativamente su
votación en comparación con su elección en 2005, y logró importante apoyo incluso
en los departamentos controlados por la oposición. Pero, paradójicamente, también
fue un éxito para sus principales opositores; los prefectos de la Media Luna. Ellos
fueron ratificados en su totalidad y con cifras que superaban la votación obtenida en
2005. Como los dos bandos podían alegar un renovado y fortalecido mandato
popular en base a la votación, la consulta sirvió más para ahondar el conflicto que
para solucionarlo. De hecho, las semanas posteriores al referéndum revocatorio
figuran entre de las más conflictivas de los últimos años, llevando a unos veinte
muertos en enfrentamientos entre simpatizantes y oponentes al gobierno.
Referéndums constitucionales (abortados):
Una propuesta oficialista para la nueva constitución había sido entregada en
diciembre de 2007, y como se vio arriba gatilló el llamado a los referéndums
autonómicos por parte de los prefectos opositores. El gobierno demoró más, pero
después de otro fallido intento de acuerdo con la oposición, llamó a un referéndum
para la propuesta constitucional mediante una ley aprobada por el parlamento el 28
15
de febrero de 2008. El proceso de aprobación de dicha ley contenía varios vicios que
incluían el cerco al parlamento por parte de grupos leales al gobierno (La Razón
2008(a)).8 La ley aprobada prohibió expresamente la realización de los referéndums
departamentales y llamó a dos referéndums sobre la constitución; uno “dirimidor”
sobre la extensión máxima de la propiedad de tierra, y otro ratificador para el
proyecto constitucional en su totalidad.
Sin embargo, una semana después del llamado a referéndum, la Corte Nacional
Electoral emitió la resolución antes mencionada desconociendo tanto los referéndums
constitucionales como los autonómicos (La Razón 2008(b)). Como se sabe, sin
embargo, sólo se logró parar a aquellos, mientras que las cortes electorales
departamentales de la Media Luna hicieron caso omiso a la resolución y procedieron
a organizar sus respectivas consultas.
Después del triunfo en el referéndum revocatorio, se esperaba que el Presidente
Morales hiciera otro intento de convocar a los referéndums constitucionales. Su
aliados en los movimientos sociales se lo pidieron en una resolución (La Razón
2008(l)), y el 28 de agosto, Morales cumplió con las expectativas, emitiendo el
decreto supremo no. 26961 que convocó a los referéndums dirimidor y constitucional
para el siete de diciembre de 2008, junto con elecciones para ciertas autoridades
locales y de reemplazo para los dos prefectos revocados.
Desde un comienzo, la oposición rechazó esta medida. A cuatro días de la
convocatoria (el 1 de septiembre), recibieron el apoyo de la CNE manifestando que
en ausencia de una ley, no iba a organizar la consulta (La Prensa 2008(c)). El
gobierno primero rechazó esa declaración, aduciendo que, de todas formas,
realizaría la consulta. Al final, terminó cediendo sin embargo, y el Presidente
Morales, declaró que el gobierno buscaría aprobar una ley de convocatoria (La
Prensa 2008(e)). De hecho, el proyecto de ley pasó al Congreso donde podría darse
un veto (o acuerdo) de la oposición que controla la cámara alta.
Al momento de terminar estas páginas a principios de octubre de 2008, el tema de
un posible referéndum para ratificar la propuesta constitucional sigue en la agenda.
Por una parte, fue uno de los principales temas en las negociaciones entabladas
8 . También se menciona una engañosa invitación a los líderes de la oposición en el senado a un encuentro con el vice-presidente que los alejó físicamente del Congreso al momento de la votación.
16
entre el gobierno y los prefectos de la oposición; por otra, el gobierno y sus
seguidores amenazan con forzar la convocatoria al referéndum por el Congreso
mediante movilizaciones sociales (incluyendo un posible “cerco” a la institución
legislativa) si es que la oposición intenta obstaculizar el proceso (La Prensa 2008(f)).
Evidentemente, Bolivia está todavía lejos de abandonar el uso de referéndums como
armas en la pugna política.
Análisis de los procesos de referéndum:
Algunos temas sobresalen de la consideración de los referéndums en Bolivia. En
primer lugar, es notable que a pesar de ser un instrumento desconocido para los
electores bolivianos hasta hace poco, la participación en los mismos ha sido
entusiasta. El gráfico 5 demuestra que la participación electoral generalmente ha
sido tan alta como en los comicios regulares; llegando en los referéndums nacionales
de 2006 y 2008 a más de 80 por ciento de la población empadronada.9
- - - Gráfico 5 aquí - - -
Además, resultados del LAPOP (2004) demuestra que una significativa mayoría de
los bolivianos encuestados, 85 por ciento, apoyaban la idea de participación popular
directa en las decisiones que afectan al país. Datos más recientes de LAPOP de 2008
muestran que una media parte de los bolivianos dicen preferir la democracia directa
antes de la representativa (Moreno 2008, 144). Además, dan cuenta del hecho de
que los encuestados que más confianza tienen en el gobierno nacional, más apoyan
la idea de que “el pueblo debe gobernar directamente y no mediante representantes
electos” (Moreno 2008, 145). Esto puede parecer una paradoja, pero también puede
interpretarse como una identificación entre el presidente y la democracia directa que
podría servir de base para una apelación plebiscitaria.
Cabe notar además que se ha generalizado en la política boliviana un fuerte discurso
normativo y plebiscitario, en que se opone la decisión del “soberano” (los electores)
a los procesos políticos institucionalizados (por ej. García Linera 2008; La Razón
2008(m); La Razón 2008(c)). En ese sentido, los referéndums se han convertido en
instrumentos que permiten a los actores políticos escaparse de los procedimientos
establecidos por la norma legal o constitucional. Con la posible excepción del
9 . Sin embargo, calculando sobre la base de la población en edad de votar, la participación llega a unos 60 por ciento; lo que demuestra la alta tasa de personas que no están empadronadas.
17
referéndum sobre la autonomía, se puede afirmar que todos los procesos de
referéndum han sido lanzados como una forma de eludir los límites impuestos por la
institucionalidad democrática; O para permitir a Carlos Mesa llevar a cabo su política
en contra del Congreso, o para dejar a los cuatro departamentos autonómicos
avanzar en su proceso de autonomía contra de la voluntad del partido mayoritario y
de gobierno, o para destrabar el conflicto entre gobierno y prefectos (y de paso,
cambiar la relación de fuerzas dentro de la oposición). En esos casos, “apelar al
soberano” a través del referéndum constituye una forma de pasar por encima de
tales límites. El resultado final, sin embargo, llega a ser la continuación y el refuerzo
de la dualidad política entre política institucionalizada y extra-institucional que ha
caracterizado a Bolivia desde el inicio de la república, y que continua afectando a la
estabilidad política del país (Whitehead 2001; Dunkerley 2007).
Usados cómo instrumentos que permiten traspasar los límites institucionales y
constitucionales, los referéndums entran también en conflicto con tales normas. De
los referéndums organizados en Bolivia durante los últimos cuatro años, sólo el de
2006 no ha sido tildado de inconstitucional. Este problema fue agravado después de
que el Tribunal Constitucional por falta de quórum dejó de funcionar a finales de
2007. Eso ha dejado el campo abierto tanto para convocatorias ilegales, algo que
además es agravado por la redacción ambigua de la ley de referéndums respecto a
los procesos de convocatoria (véase nota 4) (más notablemente en el caso de los
referéndums departamentales de 2008), como para el cuestionar de los resultados
de los referéndums que sí se llevan a cabo. Cierto, la Corte Nacional Electoral logró
frenar dos intentos de llevar a cabo consultas a nivel nacional, pero las cortes
electorales departamentales no aceptaron su resolución declarando
inconstitucionales las consultas departamentales de 2008.
Finalmente, cabe hacer notar otro problema particular de Bolivia en la situación
actual: el desnivel entre gobierno nacional y la oposición de la Media Luna que
impide una interpretación singular de los resultados de las consultas. Ya en 2006
hubo un indicio de esta dificultad cuando el gobierno, aun reconociendo la victoria de
la autonomía en las cuatro regiones, señaló que esa opción perdió a nivel nacional
(Latin American Weekly Report 2006). Pero fue en la interpretación de los resultados
del referéndum revocatorio que este problema sobresalió: Mientras que el gobierno
fue ratificado a nivel nacional, los cuatro prefectos de la Media Luna lo fueron en sus
18
respectivos departamentos, de los cuales tres votaron además mayoritariamente por
la revocación del mandato del presidente como demuestra el siguiente gráfico.
- - - Gráfico 6 aquí - - -
Esta condición hace que difícilmente se podría considerar la democracia directa en la
forma de referéndums como una solución mientras que el conflicto político sigue
siendo articulado entre gobierno central y gobiernos departamentales. Como los
actores no están situados al mismo nivel, el uso del referéndum no llega a generar
decisiones o mandatos claros e indiscutibles. Un ejemplo gráfico es cuando
representantes del movimiento autonómico en Beni justifican sus acciones (en ese
caso la toma de aeropuertos) “porque este departamento ha ratificado al prefecto
Ernesto Suárez y ha dicho no al presidente Evo Morales” (La Prensa 2008(b)). Desde
una lectura teórica, el problema puede describirse como una falta de definición del
“demos” boliviano (Dahl 1982), una ausencia que permite a los actores políticos
interpretar los resultados a su antojo.
¿Para qué han servido los referéndums en Bolivia?:
¿Qué nos dice, finalmente, la experiencia boliviana sobre la cuestión de los
supuestos vicios y virtudes del referéndum como instrumento político? En ese
sentido cabe hacer observaciones sobre las posiciones teóricas presentados arriba:
Sobre la primera, si es que el uso del referéndum en Bolivia, ha creado un espacio
para una participación política más amplia, la respuesta tiene que ser afirmativa. La
participación ha sido alta, y el referéndum como institución parece ser apoyada por
la gente.
No obstante, para la siguiente pregunta, si es que los referéndums dejan un espacio
para una influencia ciudadana real en las decisiones políticas o si es que se prestan
más bien a la manipulación por parte de las élites políticas, la respuesta es mixta.
Como se ha visto, en varias ocasiones desde 2003 han sido grupos sociales y de
ciudadanos que han demandado un referéndum o juntado firmas para su realización;
aspiraciones que muchas veces han sido cumplidas. Pero es también notable que
tales iniciativas no parecen alejarse de las opciones de las élites políticas; más bien
el uso del referéndum se inscribe en los conflictos entre diferentes partidos y niveles
de autoridad. Hay evidencias de eso ya en el referéndum de 2004, y es notorio en la
19
situación política actual en que los referéndums son usados por los dos bandos en
pugna para aumentar su poder político.
Contribuye a esto que la formulación de preguntas para las consultas a menudo ha
sido complicada: El referéndum sobre el gas contenía cinco preguntas altamente
técnicas, y el referéndum sobre autonomías preguntaba sobre asuntos
constitucionales que estaban aún sin definir. Eso ha dejado un campo abierto para
interpretaciones y tergiversaciones de acuerdo a intereses políticos. Como afirma
una reciente reseña del uso del referéndum en Bolivia; “llama la atención que la
metodología del referéndum no haya resuelto nada relevante y, en todo caso, sus
resultados – groseramente manipulados por grupos políticos – no guarden relación
con la voluntad del pueblo” (ICOBA 2008, 11). Más que los electores logrando a
través del mecanismo del referéndum hacer valer su criterio frente a la política
institucionalizada, parece que las élites políticas han logrado, a través de este
mecanismo democrático, llevar al electorado a participar en una pugna política que,
según sondeos de opinión, no responde a lo que quiere la mayoría de los
bolivianos.10
Aun cuando los referéndums han servido como instrumentos para los partidos en
pugna, la respuesta a la última pregunta, si es que los referéndums se han
convertido en instrumentos de consolidación del poder presidencial, no recibe una
respuesta clara, sin embargo. Como se vio más arriba existe una afinidad entre la
opción para el referéndum como mecanismo de consulta democrática y confianza en
el presidente. Precisamente, se podría interpretar el referéndum del gas de esta
manera; fue diseñado y presentado para apoyar al Presidente Mesa frente a la
oposición política y social (Mayorga 2005).
Pero los dos referéndums nacionales llevados a cabo bajo el gobierno de Evo Morales
(el referéndum sobre autonomía y el revocatorio) fueron en un caso (el de la
autonomía) decidido antes de que Morales asumiera y sobre una materia a la cual su
partido terminó posicionándose en contra, y en el segundo (el revocatorio) fue
confirmado por la oposición de forma sorprendente. Es cierto que los resultados de
10 . Además, los resultados del referéndum revocatorio arrojan ciertas sospechas sobre tales datos. ¿Si es que la opinión pública prefiere soluciones negociadas, por qué triunfaron en aquella contienda electoral los políticos que están liderando el conflicto político en el país?
20
éste constituyen un triunfo político para el presidente, pero por su origen y
aceptación parlamentaria sería difícil verlo como una imposición presidencial.
Los intentos de llamar a referéndums aprobatorios para la propuesta de constitución
son más en línea con lo que se esperaría de un presidencialismo plebiscitario. No
obstante, el hecho de que los dos primeros fueron frenados por una de las pocas
instituciones de control constitucional que todavía funciona en Bolivia, la Corte
Nacional Electoral, y que el gobierno se resignó a aceptar esas resoluciones, indica
también que difícilmente se puede caracterizar la situación boliviana actual como una
democracia plebiscitaria en la cual el presidente tuviera la potestad de llamar a
consultas populares mediante simples decretos (cf. Dunkerley 2007). Sin embargo,
al momento de terminar estas páginas, todavía no se sabe si el gobierno va a llevar
a cabo su última amenaza de forzar la aprobación de la convocatoria al referéndum
constitucional por el Congreso mediante movilizaciones sociales (La Razón 2008(n)).
En el caso de que sí se decida por utilizar la presión social, se aproximaría
evidentemente más a una posición plebiscitaria.
Contrariamente, el referéndum se ha usado por parte de los opositores como un
arma en contra del gobierno. De hecho, hasta el momento el uso más extraordinario
del referéndum se ha hecho por los prefectos opositores; algo que responde a la
configuración de la política boliviana actual, en la que la oposición política es
principalmente asumida por los prefectos departamentales los cuales poseen una
base territorial para llevar a cabo tales comicios frente a la oposición de las
instituciones nacionales.
Finalmente, cabe preguntarse ¿si el uso de referéndums ha contribuido a la solución
del conflicto que afecta a Bolivia? A esta pregunta, la respuesta tiene que ser un
rotundo ‘no’. Más bien ha aumentado el conflicto proporcionando a ambos bandos
argumentos y apoyo en su favor. Esa interpretación negativa ha sido sostenida
incluso por el presidente de la Corte Nacional Electoral, que en una entrevista
deploró el uso “instrumental” del mecanismo que habría llevado a un ambiente “muy
conflictivo y muy complicado” en el país. (La Prensa 2008(a)) En ningún caso, han
emitido una respuesta clara y definitiva que ha permitido solucionar aspectos de la
crisis.
Conclusión:
21
Bolivia bajo el gobierno de Evo Morales dista de la idea típica de una democracia
plebiscitaria. Más que un país en el que un presidente promueve consultas populares
para aumentar su poder político apelando directamente al pueblo, actualmente en
Bolivia la “referenditis aguda” se ha convertido en una epidemia que no conoce
diferencias entre gobierno y oposición. Además el entusiasmo para el referéndum
como instrumento político tampoco parece no limitarse a las élites: los resultados
demuestran que los bolivianos participan ampliamente en tales contiendas.
Aun con esta particularidad, el caso boliviano parece contener algunas observaciones
generales sobre el referéndum y sus usos:
En primer lugar, la experiencia reciente de Bolivia demuestra los riesgos de
introducir el referéndum en un sistema que carece de instituciones de control
fuertes. La ausencia de un tribunal constitucional ha determinado que el sistema
carezca de árbitro.11 En tal situación, es altamente probable que el referéndum se
convierta en un arma política que puede utilizarse según lo que convenga a un actor
o al otro.
Segundo, el caso boliviano muestra la incapacidad del referéndum como mecanismo
de solución de conflictos en el caso de que haya un desnivel entre los bandos en
pugna. En tal situación, un referéndum puede más bien terminar reforzando la
posición de ambas partes y, en consecuencia, hacerlas más reacios a soluciones
negociadas.
Por último, la experiencia boliviana parece demostrar las limitaciones del referéndum
como mecanismo de decisión política. Esa observación puede parecer paradójica:
seguramente, la ingeniosa aplicación de este instrumento por los políticos bolivianos
probaría lo contrario; los usos fantásticos a que se presta el referéndum en la
política. Ello no obstante, cabe resaltar también que en ausencia de un trasfondo
político estable y constitucionalizado, ninguna de las victorias (o derrotas) que han
sido fruto del uso de ese mecanismo han generado una situación duradera. De los
temas que han sido tratados por referéndum, uno – el gas - terminó alejado de la
11 . Es interesante comparar, por ejemplo, el caso de los referéndums para Estatutos Autonómicos con la suerte de una propuesta similar para el País Vasco. En este caso, la realización de la consulta fue frenada por la Tribunal Constitucional española con el argumento de que sólo el estado central tiene facultad para convocar a referéndums (El País 2008).
22
decisión de la consulta popular, otro – la autonomía departamental – sigue en el
centro de los conflictos, y el tercero – los mandatos de las autoridades nacionales y
departamentales – no ha logrado terminar con el “empate catastrófico” que sigue
marcando la política en Bolivia.
23
Referencias:
Altman, David. En publicación. “Power for the People or People for the Powerful:
Direct Democracy at the Turn of the Century”.
Arrarás, Astrid y Grace Deheza. 2005. “Referéndum del gas en Bolivia 2004: Mucho
más que un referéndum”. Revista de Ciencia Política (25), pp. 161-172.
Barczak, Monica. 2001. “Representation By Consultation: The Rise of Direct
Democracy in Latin America”. Latin American Politics and Society (43), pp. 37-59.
Contreras, Alejandro. 2008. “Referenditis Aguda”. Manuscrito publicado en ALAI:
América Latina en Movimiento, Junio.
Crabtree, John. 2005. Patterns of Protest: Politics and Social Movements in Bolivia.
London: Latin American Bureau.
Dahl, Robert A. 1982. Dilemmas of Pluralist Democracy. New Haven: Yale University
Press.
Dalton, Russell J., Wilhelm Bürklin y Andrew Drummond. 2001. “Public Opinion and
Direct Democracy”. Journal of Democracy (12), pp. 141-153.
Deheza, Grace Ivana. 2007. “Bolivia 2006: Reforma estatal y construcción del
poder”. Revista de Ciencia Política (vol. especial), pp. 43-57.
Diamond, Larry. 1999. Developing Democracy: Towards Consolidation. Baltimore:
The Johns Hopkins University Press.
Domingo, Pilar. 2001. “Party Politics, Intermediation and Representation”. En
Crabtree, John y Laurence Whitehead (comp.) Towards Democratic Viability: The
Bolivian Experience. Basingstoke: Palgrave, pp. 141-159.
Dunkerley, James. 2007. “Evo Morales, the ‘Two Bolivias’ and the Third Bolivian
Revolution”. Journal of Latin American Studies (39), pp. 133-166.
24
El País. 2008. “El Constitucional rechaza la consulta soberanista de Ibarretxe”. 11 de
septiembre.
Gamble, Barbara S. 1997. “Putting Civil Rights to a Popular Vote”. American Journal
of Political Science (41), pp. 245-269.
Gamarra, Eduardo A. 1997. “Hybrid Presidentialism and Democratization: The Case
of Bolivia”. En Mainwaring, Scott y Matthew Soberg Shugart (comp.) Presidentialism
and Democracy in Latin America. Cambridge: Cambridge University Press, pp. 363-
393.
García Linera, Álvaro. 2005. “Los retos de la democracia en Bolivia”. En Democracia
en Bolivia. La Paz: Corte Nacional Electoral, pp. 11-69.
García Linera, Álvaro. 2008. “Empate catastrófico y punto de bifurcación”. Crítica y
Emancipación (1), pp. 23-33.
Gray Molina, George. 2008. “Bolivia: A Long and Winding Road”. Manuscrito sin
publicación.
Hug, Simon. 2004. “Occurrence and Policy Consequences of Referendums”. Journal
of Theoretical Politics (16), pp. 321-356.
Hug, Simon y George Tsebelis. s/d. “Veto Players and Referendums Around the
World”. Manuscrito sin publicación.
ICOBA (Itinerario de la Coyuntura Política Boliviana). 2008. Referéndum en Bolivia :
La Política de la Incertidumbre. La Paz: ICOBA.
LAPOP (Latin American Public Opinion Project). Datos bajados de
[http://www.vanderbilt.edu/lapop/]. Base de datos Bolivia 2004.
La Prensa. 2008(a). “Exeni admite que existe una crisis institucional en la CNE”. 12
de junio.
25
La Prensa. 2008(b). “Cívicos de Beni y Pando controlan cinco aeropuertos”. 30 de
agosto.
La Prensa. 2008(c). “La CNE frena el decretazo de Evo y exige ley especial del
Congreso”. 2 de septiembre.
La Prensa. 2008(d). “Ocho de cada 10 piden diálogo”. 7 de septiembre.
La Prensa. 2008(e). “Evo envía al Congreso ley para ratificar la nueva Carta Magna”.
7 de septiembre.
La Prensa. 2008(f). “Grupos afines al MAS marcharán desde el 13 de octubre a La
Paz”. 28 de septiembre.
La Razón. 2006(a). “Ya es consigna masista NO a la autonomía”. 14 de Junio.
La Razón. 2006(b). “El NO a las autonomías gana con el 56.2% y el país queda
dividido”. 3 de julio.
La Razón. 2007(a). “El oficialismo aprueba su CPE y lo manda a dos referéndums”.
10 de diciembre.
La Razón. 2007(b). “Santa Cruz se declara autónomo y va por firmas”. 16 de
diciembre.
La Razón. 2008(a). “Con un cerco de violencia, el MAS convoca a 2 referendos”. 29
de febrero.
La Razón. 2008(b). “Exeni bloquea los referendos, pero 3 Cortes lo desconocen”. 8
de marzo.
La Razón. 2008(c). “’No podremos negociar la autonomía’”. 27 de abril.
La Razón. 2008(d). “El voto dirá si Evo y los 9 prefectos se van o no”. 9 de mayo.
La Razón. 2008(e). “El referéndum revocatorio será el 10 de agosto”. 10 de mayo.
26
La Razón. 2008(f). “Surgen dudas y vacíos legales sobre la ley del Revocatorio”. 10
de mayo.
La Razón. 2008(g). "El Sí ganó con el 85,6% en la consulta de Santa Cruz". 10 de
mayo.
La Razón. 2008(h). "Beni y Pando confirman la victoria del Sí". 7 de junio.
La Razón. 2008(i). “El plan del Conalde no halla apoyo ni en las cortes locales”. 25
de junio.
La Razón. 2008(j). "El Sí ganó en Tarija con el 78,78%". 26 de junio.
La Razón. 2008(k). “’Si me tengo que enterrar para que no entierren al país, lo firmo
tres veces’”. 24 de agosto.
La Razón. 2008(l). “El MAS acuerda con Evo dar curso a su CPE por decretos”. 24 de
agosto.
La Razón. 2008(m). “Morales convocó a tres actos eleccionarios para fin de año”. 29
de agosto.
La Razón. 2008(n). “El MAS anuncia la utilización de la fuerza para encaminar su
CPE”. 28 de septiembre.
Latin American Weekly Report. 2006. “Bolivian voters fail to deliver the blank cheque
Morales expected”. 4 de Julio.
Mayorga, René Antonio. 2005. “La crisis del sistema de partidos políticos y el
experimento del gobierno sin partidos en Bolivia”. Revista Futuros (3).
Mesa Gisbert, Carlos. 2008. Presidencia sitiada: Memorias de mi Gobierno. La Paz:
Plural editores.
Michels, Robert. [1911] 1983. Organisationer och demokrati. Uppsala: Ratio.
27
Moreno Morales, Daniel E. et al. 2008. Cultura política de la democracia en Bolivia,
2008. La Paz: LAPOP.
Nurmi, Hannu. 1997. “Referendum Design: An Exercise in Applied Social Choice
Theory. Scandinavian Political Studies (20), pp. 33-52.
O’Donnell, Guillermo. 1994. “Delegative Democracy”. Journal of Democracy (5), pp.
55-69.
Qvortup, Mads. 2000. “Are Referendums Controlled and Pro-hegemonic?”. Political
Studies (48), pp. 821-826.
Rojas Ríos, César. 2007. Democracia de alta tensión. La Paz: Plural editores.
Uggla, Fredrik. En publicación. ”A Centrist Turn in Latin America”. Stockholm Review
of Latin American Studies.
Weber, Max. [1910-9] 1983-7. Ekonomi och samhälle: Förståelsesociologins
grunder. Lund: Argos.
Whitehead, Laurence. 2001. “The Emergence of Democracy in Bolivia”. En Crabtree,
John y Laurence Whitehead (comp.) Towards Democratic Viability: The Bolivian
Experience. Basingstoke: Palgrave, pp. 21-40.
Zegada, María Teresa, Yuri F. Tórrez and Gloria Cámara. 2008. Movimientos sociales
en tiempos de poder. La Paz; Plural Editores.
Zovatto, Daniel. 2006. “Instituciones de democracia directa en América Latina”. En
Payne, J. Mark et al. (comp.) La Política Importa: Democracia y desarrollo en
América Latina. Washington D.C.: BID, pp. 241-261.
28
Gráfico 1: Resultados del referéndum del gas, 2004.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Pregunta 1 Pregunta 2 Pregunta 3 Pregunta 4 Pregunta 5
Sí
No
Fuente: Elaboración propia a base de información de la Corte Nacional Electoral de
Bolivia (www.cne.org.bo).
29
Gráfico 2: Resultados del referéndum sobre autonomía, 2006.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Oruro
La P
az
Potos
í
Cochaba
mba
Chuquis
aca
Pando
Tarija
Santa
Cru
zBen
i
Nacional
Sí
No
Fuente: Elaboración propia a base de información de la Corte Nacional Electoral de
Bolivia (www.cne.org.bo).
30
Gráfico 3: Participación y resultados en los referéndums extra-oficiales sobre Estatutos
Autonómicos, 2008.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Santa Cruz Pando Beni Tarija
Participación
Sí
No
Blancos y nulos
Porcentaje ajustado del sí
Fuente: Elaboración propia a base de información periodística; La Razón 2008(g); La Razón
2008(h); La Razón 2008(j).
Gráfico 4: Resultados del referéndum revocatorio, 2008.
31
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
La P
az (p
refe
cto)
Cochaba
mba
(pre
fecto
)
Oruro
(pre
fecto
)
Pando
(pre
fecto
)
Tarija
(pre
fecto
)
Beni (
prefe
cto)
Santa
Cru
z (pr
efec
to)
Nacional
(pre
siden
te y v
ice-p
res.
)
Potos
í (pr
efecto
)
Confirmar
Revocar
Fuente: Elaboración propia a base de información de la Corte Nacional Electoral de Bolivia
(www.cne.org.bo).
Gráfico 5: Participación y votos en blanco/nulos en recientes elecciones en Bolivia
2002-2008.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
2002
(Ele
ccio
nes
gene
rales
)
2004
(Gas
(pro
medio
))
2005
(Ele
ccio
nes
gene
rales
)
2006
(Aut
onom
ìa)
2006
(Con
stitu
yent
es)
2008
(San
ta C
ruz)
2008
(Pan
do)
2008
(Beni)
2008
(Tar
ija)
2008
(Rev
ocat
orio)
Participación (votos/inscritos)
Blancos y nulos (porcentaje del total)
32
Fuente: Elaboración propia a base de información de la Corte Nacional Electoral de
Bolivia (www.cne.org.bo) y los artículos siguientes: La Razón 2008(g); La Razón
2008(h); La Razón 2008(j).
33
Gráfico 6: Resultados del referendum revocatorio en la Media Luna, 2008.
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
Santa Cruz Beni Tarija Pando
Aprobación prefecto
Aprobación presidente
Fuente: Elaboración propia a base de información de la Corte Nacional Electoral de
Bolivia (www.cne.org.bo).