hacia la historia de la falange - primera contribución de sevilla

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    HACIA LA HISTORIA DE LA FALANGE

    PRIMERA CONTRIBUCIN DE SEVILLATOMO I

    SANCHO DVILA

    JULIN PEMARTN

    COPYRIGHT 1938

    BY JEREZ INDUSTRIAL

    1.a EDICIN: 1.000 EJEMPLARES

    Digitalizado por Triplecruz (14 de Septiembre de 2011)

    NOTA PRELIMINAR ........................................................................................................................ 3

    SOLEDADES FECUNDAS...............................................................................................................4

    29DE OCTUBRE ........................................................................................................................... 13

    CERCO DE HASTO ...................................................................................................................... 25

    CERCO DE BALAS........................................................................................................................37

    JOS ANTONIO ENCARCELADO................................................................................................46

    NOTA FINAL .................................................................................................................................. 56APNDICE .....................................................................................................................................57

    EXPEDIENTEDERECOMPENSASPORLAJORNADADEAZNALCLLAR...........................57

    INTERVENCINPARLAMENTARIADEJOSANTONIOPORLAMUERTEDENUESTROSCAMARADASEDUARDORIVASYJERNIMOPREZDELAROSA......................................59

    ILUSTRACIN 1.MARTN DECA QUE SUS ESCUADRAS PRONTO FORMARANLEGIN.(EN ESTA FOTOGRAFA APARECEN, DE DERECHA A IZQUIERDA,EDUARDO RIVAS,LECUE,PREZ DE LA ROSA,JUAN PINELO... Y AL FONDO EL

    HIJO DE ESTE LTIMO, QUE ES EL PRIMER FLECHA DE ANDALUCA.) .........................................23 ILUSTRACIN 2.Y PASO CON MIS CAMARADAS A LOS COCHES CELULARES... ...........................25 ILUSTRACIN 3.GRITOS QUE SON CONTESTADOS UNNIMEMENTE POR TODOS

    NUESTROS CAMARADAS AL TIEMPO QUE SALUDAN CON EL BRAZO EN ALTO ..............................28 ILUSTRACIN 4....MUY AL PRINCIPIOA FINALES DE MARZO-LA SUSTRACCIN

    DE UN RETRATO DE AZAA Y SU MATINAL REAPARICIN BOCA-ABAJO EN LAFUENTE DEL ARENAL. ........................................................................................................ 37

    ILUSTRACIN 5....PARA DEFENDER LA ESPAA UNA, CUANDO ALGUNA TRICINSEPARATISTA........................................................................................................................37

    ILUSTRACIN 6. AQUELLA MISMA TARDE LO ENTERRAMOS ... .................................................41 ILUSTRACIN 7.ACUDIERON MUCHOS CAMARADAS.YO DIJE EL PRESENTE ...........................45

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    NOTA PRELIMINARLA historia de la fundacin y de los primeros tiempos de la Falange debe escribirse pronto y

    con toda la amplitud y precisin posibles por quienes se encuentren dotados para ello.

    Nosotros sabemos que esa empresa es superior en mucho a nuestras plumas; pero tambinestamos convencidos de que poseemos noticias, impresiones, documentos valiosos para quienesla intenten y que, por tanto, debemos, con su publicacin, hacer utilizables.

    Por eso hemos acometido este trabajo. En l, como ver el lector, nos hemos limitado apresentaren indistinta colaboracin de camaradas para la que, por comodidad, emplearemos unsolo giro de primera personahechos, ancdotas, textos, mantenidos y unidos por elindispensable soporte literario.

    No podamos hacerlo de otro modo: hemos preferido parecer irrespetuosos con los lectoresque en justicia exigen un mnimo de decoro artstico para toda publicacin a interpretar ycomentar pobremente una figura y unos acontecimientos con los cuales toda nuestra petulancianunca nos har ser irreverentes.

    Sancho DVILA

    Julin PEMARTIN

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    SOLEDADES FECUNDAS

    SOLEDADES FECUNDAS

    POR Febrero de 1933 viva yo en Sevilla dirigiendo la labranza de un cortijo paterno. Haca

    aos que no permaneca tina temporada en Madrid: desde poco tiempo despus de la cada de laDictadura. Durante aquella poca funesta bajo el signo de Romanones, mi parentesco con losPrimo de Riveraque largos aos de vida y anhelos comunes haban transformado en afectofraterna!me hizo compartir las insospechadas osadas, las traidoras ingratitudes, las rufianescasagresiones que en la hora de los enanos iniciaran su aparicin contra el nombre y la generosafigura gigante de Don Miguel Primo de Rivera. Me despojaron al fin de mi jerarqua militar yasqueado y desalentado volv a Sevilla.

    Pero en Marzo, en todo el poder de Azaa, public ABC las siguientes cartas 1 que secruzaron entre Jos Antonio y Juan Ignacio Luca de Tena.

    CARTAS ABIERTAS ACERCA DEL FASCISMO

    El margues de Estella nos ruega la publicacin de la siguiente:

    A Juan Ignacio Luca de Tena.Sabes bien, contra los rumores circuladosestos das, que no aspiro a una plaza en la jefatura del fascio que asoma. Mivocacin de estudiante es de las que peor se compaginan con la de caudillo. Perocomo a estudiante que ha dedicado algunas horas a meditar el fenmeno, meduele que A B C tu admirable diariodespache su preocupacin por el fascismocon slo unas frases desabridas, en las que parece entenderlo de manera superfi-cial. Pido un asilo en las columnas del propio ABC, para intentar algunasprecisiones. Porque, justamente, lo que menos importa en el movimiento que ahoraanuncia en Europa su pleamar, es la tctica de fuerza (meramente adjetiva,circunstancial acaso, en algunos pases innecesaria), mientras que merece mspenetrante estudio el profundo pensamiento que lo informa.

    El fascismo no es una tcticala violencia. Es una ideala unidad. Frenteal marxismo, que afirma como dogma la lucha de clases, y frente al liberalismo, queexige como mecnica la lucha de partidos, el fascismo sostiene que hay algo sobrelos partidos y sobre las clases, algo de naturaleza permanente, trascendente,suprema: la unidad histrica, llamada patria. La patria, que no es meramente elterritorio donde se despedazanaunque slo sea con las armas de la injuriavarios partidos rivales ganosos todos del Poder. Ni el campo indiferente en que sedesarrolla la eterna pugna entre una burguesa que trata de explotar a unproletariado y un proletariado que trata de tiranizar a una burguesa. Sino la unidadentraable de todos al servicio de una misin histrica, de un supremo destino

    comn, que asigna a cada cual su tarea, sus derechos y sussacrificios.En un Estado fascista no triunfa la clase ms fuerte ni el partido ms

    numerosoque no por ser ms numeroso ha de tener siempre razn: aunque otracosa diga un sufragismo estpido, que triunfa el principio ordenador comn a to-dos, el pensamiento nacional constante, del que el Estado es rgano.

    El Estado liberal no cree en nada, ni siguiera en s propio. Asiste con los brazoscruzados a todo gnero de experimentos, incluso a los encaminados a ladestruccin del Estado mismo. Le basta con que todo se desarrolle segn ciertostrmites reglamentarios. Por ejemplo: para un criterio liberal puede predicarse lainmoralidad, el antipatriotismo, la rebelin... En esoel Estado no se mete porque hade admitir que a lo mejor pueden estar en lo cierto los predicadores. Ahora, eso s:

    lo que el Estado liberal no consiente es que se celebre un mitin sin anunciarlo con

    1 CARTAS ABIERTAS ACERCA DEL FASCISMO.A B C. Edicin de Andaluca, de 22 de Marzo de 1933.

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    tantas horas de anticipacin, o que se deje de enviar tres ejemplares de unreglamento a sellar en tal oficina. Puede imaginarse nada ms tonto? Un Estadopara el que nada es verdad, slo exige en absoluta, indiscutible verdad, esa posi-cin de duda. Hace dogma del antidogma. De ah que los liberales estndispuestos a dejarse matar por sostener que ninguna idea vale la pena de que loshombres se maten.

    Han pasado las horas de esa actitud estril. Hay que creer en algo para haceralgo.

    Cundo se ha llegado a nada en actitud liberal? Yo, francamente, sloconozco ejemplos fecundos de poltica creyente, en un sentido o en otro. Cuandoun Estado se deja ganar por la conviccin de que nada es bueno ni malo, y de queslo le incumbe una misin de polica, ese Estado perece al primer soploencendido de fe, en unas elecciones municipales.

    Para encender una fe, no de derecha (que en el fondo aspira a conservarlotodo, hasta lo injusto); ni de izquierda (que en el fondo aspira a destruirlo todo,hasta lo bueno); sino una fe colectiva, integradora, nacional, ha nacido el fascismo.En su fe reside su fecundidad, contra la que no podrn nada las persecuciones.Bien lo saben quienes medran con la discordia. Por eso no se atreven sino concalumnias. Tratan de presentarlo a los obreros como un movimiento de seoritos,cuando no hay nada ms lejano del seorito ocioso, convidado a una vida en la queno cumple ninguna funcin, que el ciudadano del Estado fascista, a quien no sereconoce ningn derecho sino en razn del servicio que presta desde su sitio. Sialeo merece llamarse de veras un Estado de trabajadores, es el Estado fascista.Por eso, en el Estado fascistay ya lo llegarn a saber los obreros, pese a quienpeselos Sindicatos de trabajadores se elevan a la directa dignidad de rganosdel Estado.

    En fin, cierro esta carta, no con un saludo romano, sino con un abrazo espaol.Vaya con l mi voto por que tu espritu, tan propicio al noble apasionamiento, y tanopuesto, por naturaleza, al clima soso y fro del liberalismo, que en nada cree, se

    encienda en la llama de esta nueva fe civil, capaz de depararnos fuerte, laboriosa yunida, una grande Espaa.JOS ANTONIO PRIMO DE RIVERA.

    A Jos Antonio Primo de Rivera.He publicado con mucho gusto tu carta, no slo teniendoen cuenta deberes de amistad, y la alta consideracin intelectual y personal a su autor debida,sino por el respeto que merecen en m las ideas ajenas y el derecho que a todo hombrereconozco a precisar las propias, tanto ms, si como parece ser el caso presente, un exceso denoble susceptibilidad, y una conviccin honradamente sentida, han sido causa de quete parezcandesabridas y faltas de comprensin las palabras de unos artculos de A B C referentes alfascismo, escritos precisamente para defender su propaganda, que estimamos lcita, contra losatropellos de quees objeto por parte del Gobierno y de las organizaciones del socialismo. Pero

    no somos fascistas, es verdad.S estuviramos conformes con la teora que no reconoce al ciudadano del Estado fascista

    ningn derecho sino en razn del servicio que presta desde su sitio, no Hubiera podido ABCexteriorizar su enrgica protesta por el que considera escandaloso atropello de recoger la edicindel peridico El FASco, sin mandamiento judicial y sin razn legal ninguna que lo justifique, nicalificar de intolerables las amenazas y las coacciones de los socialistas contra la lcitapropaganda de los partidarios del Fascio.

    Para empezar a comprender el fascio queasoma en Espaa, tendremos que atenernos, noslo a la antedicha definicin de la carta quecontesto, que lo asemeja a la teora marxista laanulacin total del individuo por la colectividad, sino a sus precisos antecedentes europeos, delos que no es posible prescindir. S el fascismo consiste en la anulacin del pensamiento

    individual, en las suspensiones gubernativas de peridicos, atropellando todas las leyes, endeportar o desterrar a ciudadanos considerados inocentes por la Justicia, en las confiscacionesde bienes, en los desmanes cometidos por masas sediciosas y afines en ideologa con los

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    gobernantes, en las detenciones gubernativas, etc., declaramos, desde luego, que noprestaremos nuestra conformidad a esos procedimientos.

    Se me puede decir que no son tampoco los que propugna el fascio que ahora nace enEspaa. Se me puede decir, pero en tu carta, admirable por muchos conceptos, no se dice. Ycomo no son lo de menos las palabras definidoras de una poltica para entender el fascismo,hay que atenerse a los ejemplos prcticos que del fascio tenemos en Europa, donde aquellosprocedimientos se han empleado.

    Repudiamos toda violencia, venga de donde viniere. El fascismo, dices, no es una tcticala violencia; es una idea la unidad. Yo entiendo, por el contrario, quelo que caracteriza alfascismo y a todos los regmenes antiliberales es, precisamente, su tctica. Los principioselcontenido ideolgico de un partido fascistapueden compartirlo muchos que no lo sean. Ladiscrepancia estriba en la tctica. Por qu medios, por qu procedimientos aspira el nacientefascio espaol a conquistar el Poder? Acaso por medios persuasivos? Y si, al fin, loconquistara, cmo se mantendra en l para imponer sus ideales? De qu manera aniquilarael marxismo y el liberalismo, como es su propsito? En Italia y en Alemania ya sabemos cmo.Usando los mismos procedimientos que en Espaa pretenden emplear los socialistas contra lapropaganda lcita del fascio.

    No es mi propsito, al escribir estas lneas, defender ningn sistema de Gobierno ni atacar aotro. Pretendo nicamente aclarar conceptos. Qu es eso de que el Estado liberal no cree ennada, ni siquiera en s propio, y que para l nada es verdad? No voy a cantar sus excelencias,pero me interesa rectificar la doctrina, a mi juicio errnea. El Estado liberal puede ser profundo yfirmemente derechista o izquierdista: monrquico o republicano; catlico o laico; obrerista (no so-cialista) o burgus. El liberalismo del Estado no excluye la firme ideologa de sus Gobiernos. Enun Estado liberal, si el Gobierno no abdica de su indiscutible autoridad y de sus primordialesdeberes, no puede predicarse la inmoralidad, el antipatriotismo ni la rebelin. No ha existido, niprobablemente existir, ninguna Constitucin que autorice esas predicaciones, ilegales en todoslos Cdigos. El hecho de que en Espaa esas predicaciones hayan podido realizarseimpunemente muchas vecesmenos antes de 1923 que durante los dos ltimos Gobiernos de laMonarqua, con fatales consecuencias, no basta para tergiversar la verdadera doctrina liberal,

    que jams fu sa. Porque sea posible la existencia de militares sin valor y sacerdotes inmorales,no puede decirse que los militares son cobardes y los curas libertinos. Ni creo que nadie cometala injusticia de achacar a este peridico aliento o estmulo a los Gobiernos llamados liberales paraque, faltando a la ley, tolerasen esas propagandas sediciosas. Sobre este punto, la historia deABC me parece que no deja lugar a dudas. En un Estado verdaderamente liberal puedepredicarse, en cambio, la Monarqua en rgimen republicano, y hasta el fascismo, y el socialismo,que niegan toda libertad, pero cuyas ideologas son, a mi juicio, tan respetables como cualquierotra. Lo que no quiere decir que yo las comparta ni que mantenga una posicin de duda en misconvicciones.

    Permteme que antes de terminar reproduzca las ltimas palabras de tu calurosa apologafascista: S algo merece llamarse de veras un Estado de trabajadores, es el Estado fascista. Poreso en el Estado fascista los Sindicatos de trabajadores se elevan a la directa dignidad derganos del Estado. Con slo poner socialista donde dice fascista, podran suscribir unconcepto muy parecido los partidarios del marxismo. Tambin me parece una idea muyrespetable, pero yo no la comparto.

    No quiero poner punto final sin reconocer la nobleza de tu propsito, contribuyendo a formaren nuestro pas una. ideologa de sistema poltico permanente, que justifique lo que slo ha sidobasta ahora en sus diversos intentos, prcticas o tcticas de Gobiernos, alguno de los cualessupo dar gloria a nuestra Espaa en muchos aspectos.

    Me congratulo de tu abrazo espaol, que te devuelvo con toda cordialidad, y desde luego conms efusin de la que tendra cualquier saludo extranjero.

    Lo que nace del corazn no puede importarse. Y yo sospecho que tu fascismo ha brotado de

    tu gran corazn antes que detu brillante inteligencia.JUAN IGNACIO LUCA DE TENA.

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    MAS SOBRE EL FASCIO 2

    Copiamos del nmero de anoche de nuestro querido colega LA NACIN:

    A Juan Ignacio Luca de Tena.Gracias cordiales por tu hospitalidad y por tuselogios. Pero, a pesar de ello, me quedo descorazonado. Por lo visto, mi carta noha conseguido su aspiracin a la claridad. Lo digo porque sigues movindote, por loque toca al fascismo, en el mismo plano de antes. Para t, segn dices, toda violen-

    cia es mala; por eso repruebas que los socialistas impidan la difusin de EL FASCIO.Ello revela que sigues pensando en lo instrumental, no en lo profundo. Yo, por elcontrario, no me indigno porque se, coarte la divulgacin de las ideas fascistas, meindigno porque se la coarta en acatamiento a un principio de clase y de grupo.

    El socialismo, por definicin, no es un partido nacional, ni aspira a serlo, es unpartido de lucha de clase contra clase. Ser oprimido por los triunfadores -en unaguerra civil, me humilla; pero ser limitado en la facultad de campar por mis respetosen Homenaje a un principio nacional totalitario integrador, me enorgullece. Slo sealcanza dignidad humana cuando, se sirve. Slo es grande quien se sujeta a llenarun sitio en el cumplimiento de una empresa grande. Este punto esencial, lagrandeza del fin a que se aspira, es lo que no quieres considerar. Literal puro,liberal que no elige, que no cree en que haya un destino histrico bueno y otromalo. Liberal refractario a toda violencia, tan enemigo, sin duda, del mal golpeque por la espalda nos propina cualquier matn nocturno, como del justicieroestacazo con que un padre castiga al corruptor que penetra en su casa.

    Liberal, repito, que juzga por el instrumento, no por el impulso. Liberal, enfin, a quien acaso no pueda nunca convencer, pero a quien reitero con estosrenglones (para los que ya no pido acogida en A B C, porque fuera abuso) mi mssincero afecto.JOS ANTONIO PRIMO DE RIVERA.

    POR MI PARTE, PUNTO FINAL.-Con el comentario que puse ayer a la carta de mi querido yadmirado amigo el marqus de Estella, cumpl, en los trminos estrictamente indispensables, un

    deber de cortesa, y a la vez el propsito e justificar la actitud de A B C, sobre la cual formulabael texto acogido en estas columnas apreciaciones a las que yo no deba prestar asentimiento nimostrarles indiferencia. La explicacin de nuestra actitud exiga que precisramos nuestroconcepto del fascismo y del liberalismo, el nuestro, no el de los dems, ni el que se nos atribuya;el que responde a nuestra significacin y doctrina de siempre. No pretend refutar ni defenderninguna tesis. Cuando tantos principios nos unen y la unin de las fuerzas afines es msnecesaria que nunca contra los enemigos comunes de la sociedad, del orden y de nuestras carasideas, no he querido ahondar en la discrepancia, que estriba, ms gue en nada, en una cuestinde tctica negativa con referencia al fascismo en la primera carta de Jos Antonio Primo deRivera, y ya explcitamente reconocida en la que hoy insertamos. Por eso me limit, de unamanera absolutamente objetiva, a exponer mi opinin, ya sobre las doctrinas liberales, que llenanla historia de un siglo de lucha, ya sobre la modalidad fascista del absolutismo del Estado, mucho

    ms viejo que el liberalismo.ABC rechaza toda poltica, toda organizacin y todo rgimen que atente a la dignidad

    humana, que niegue, como niega el fascismo, en todas sus manifestaciones y traducciones, losderechos individuales imprescriptibles, anteriores y superiores a toda legislacin.

    Es el primer canon en el doctrinal de A B C y con arreglo a l defendemos la libertad de lasideas, combatimos los hechos, las coacciones y las violencias contra la libertad de opininmoldeada en la ley. Es tambin lo quea grito herido reclaman los partidos antiliberales antes dehallarse en disposicin de negar el derecho de los otros.

    Y nada ms sino expresar mi deseo de que esta polmica ejemplar por la cortesa ycordialidad con que fu planteada, sirva para reafirmar una amistad nacida en das de honda

    amargura para mi ilustre amigo y confirmada despus tras unas rejas, a donde nos tuvo a los dospresos gubernativos durante meses el sectarismo de unos gobernantes que tambin creen que

    2 ABC. Edicin de Andaluca, de 23 de Marzo de 1933.

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    Por todo esto me interesaba mucho conocer la disposicin de Julin hacia el pensamientopoltico de aqul.

    No bien salud a Julin, le refer mi ltimo viaje y comenc a explicarle mis proyectos. El meinterrumpi pronto para decirme: Cuando le las cartas de Jos Antonio a Luca de Tena leescrib, como comprenders, para enviarle mi felicitacin y adhesin; y tambin transmitindoleunas cuantas objeciones de las que con ms frecuencia escuchamos por ah, a unos y a otros, ya las que yo trataba de contestar con ms pasin que conocimiento... He tenido hace das la granalegra de recibir una carta de la que te puedo dar esta copia.

    Madrid, 2de Abril de 1933.Querido Julin:

    Hubiera querido escribirte antes, pero no me ha sido posible. Lo hago hoydomingo procurando ceirme a las objeciones contra el fascio de que me dasnoticias en tu carta.

    1.Que no tiene otro medio que la violencia para conseguir el Poder.Primero, que eso es histricamente falso. Ah est el ejemplo de Alemania, dondeel Nacional-Socialismo ha triunfado en unas elecciones. Pero si no hubiera otromedio que la violencia, qu importara? Todo sistema se ha implantadoviolentamente, incluso el blando liberalismo (la guillotina del 93 tiene a su cargomuchas ms muertes que Mussolini e Hitler juntos).

    La violencia no es censurable sistemticamente. Lo es cuando se empleacontra la justicia. Pero hasta Santo Toms, en casos extremos, admita la rebelincontra el tirano. As pues, el usar la violencia contra una secta triunfante,sembradora de la discordia, negadora de la continuidad nacional y obediente aconsignas extraas (Internacional de Amsterdam, masonera, etctera), por quva a descalificar el sistema que esa violencia implante?

    2.Que tiene que surgir con idea y caudillo del pueblo.

    La primera parte es errnea. La idea ya no puede surgir del pueblo. Est,

    hecha y los que la conocen no suelen ser hombres del pueblo. Ahora que el dareficacia a esa idea s es cosa que probablemente est reservada a un hombre deextraccin popular. 1 ser caudillo tiene algo de profeta, necesita una dosis de fe,de salud, de entusiasmo y de clera, que no es compatible con el refinamiento. Yo,por mi parte, servira para todo menos para caudillo fascista. La actitud de duda yel sentido irnico, que nunca nos dejan a los que hemos tenido ms o menos unacuriosidad intelectual, nos inhabilitan para lanzar las robustas afirmaciones sintitubeos que se exigen a los conductores de masas. As pues, si en Jerez como enMadrid, hay amigos nuestros cuyo hgado padece con la perspectiva de que yoquiera erigirme en Caudillo del Fascio, los puedes tranquilizar por mi parte.

    3. Que en los pases en que parece triunfar tuvo una razn prxima deexistencia.

    Y en Espaa no? Faltar la razn de tipo blico. Por eso yo afirmo en micarta a Luca de Tena que aqu probablemente el fascismo no tendr carcterviolento. Pero la prdida de la unidad (territorial, espiritual, histrica), es menospatente aqu que en otras partes? En todo caso podr decirse que hay que esperara que las cosas se pongan peor. Pero, si es posible hacerlo antes, qu ventajatiene el aguardar a los momentos desesperados? Sobre todo cuando est engestacin una dictadura socialista, organizada desde el Poder, que colocara aEspaa, de no malograrse, en situacin de muy difcil vuelta.

    4.Que es anticatlico.

    Esta objecin es muy propia de nuestro pas, donde todos son ms papistas

    que el Papa. Mientras en Roma se firma el Tratado de Letrn, aqu tachamos deanticatlico al fascismo. Al fascismo que en Italia, despus de noventa aos demasonera liberal, ha restablecido en las escuelas el crucifijo y la enseanza

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    religiosa. Comprendo la inquietud en pases protestantes donde pudiera haberpugna entre la tradicin religiosa nacional y el fervor catlico de una minora. Peroen Espaa a qu puede conducir la exaltacin de lo genuino nacional sino aencontrar las constantes catlicas de nuestra misin en el mundo?

    Como vers, casi ninguna de las objeciones , contra el fascismo estformulada de buena fe. Alienta en ellas el oculto deseo de proporcionarse unadisculpa ideolgica para la pereza o la cobarda, cuando no para el defectonacional por excelencia: la envidia, que es capaz de malograr las cosas mejorescon tal de que no deparen a un semejante ocasin de lucimiento.

    Yo procurar que lleguen a t algunos ejemplares de EL FASCIO dondeencontrars suficiente acicate para el entusiasmo, y buen arsenal de argumentospolmicos. De todos modos, para cuantas ampliaciones quieras y yo pueda darteme tienes a tu disposicin.

    Un fuerte abrazo.Jos Antonio.

    Permtaseme, a pesar de mi propsito de evitar interpretaciones y comentarios propios, unobrevsimo sobre algn extremo de la carta precedente: iCmo se apunta en ella esa tragediainterior vivida luego en Jos Antonio entre su pura vocacin intelectual y el mejor servicio de laPatria que le llamaba al caudillaje! Esa tragedia que aunque mantenida ocultamente se colige odescubre, de cuando en cuando, por algunos textos ms ntimos o expansivos. Por ejemplo: en loque dice en los primeros renglones de la carta a Luca de Tena, y en el 2. apartado de la quecomento; en el siguiente prrafo de un artculo doctrinal: 4

    ...Muchos de los que se alistaron hubiese* preferido seguir, sin prisas niarrebatos, la vocacin intelectual. Nuestro tiempo no da cuartel. Nos hacorrespondido un destino de guerra en el que hay que dejarse sin regateo la piel ylas entraas. Por fidelidad a nuestro destino andamos de lugar en lugar soportandoel rubor de las exhibiciones; teniendo que proferir a gritos lo que elaboramos en lams silenciosa austeridad; padeciendo la deformacin de los que no nos entienden y de los que no nos quieren entender derrengndonos en este absurdosimulacro consuetudinario de conquistar la opinin pblica, como si el pueblo,que es capaz de amor y de clera, pudiera ser colectivamente sujeto de opinin.Todo eso es amargo y difcil, pero no ser intil...;

    y en algunas palabras de la carta sublime que envi de despedida a sus colaboradores debufete.

    Y cmo esa tragedia desarrollada sobre el perpetuo holocausto de cada minuto presta todala autoridad del mximo ejemplo a acuella de sus primeras consignas:

    LA VIDA ES MILICIA Y HA DE VIVIRSE CON ESPRITU ACENDRADO DE SERVICIO Y DESACRIFICIO. 5

    Despus que yo le y copi este precioso documento, Julin y yo hablamos largamente,cambiamos nuestras nociones fascistas, pasamos mentalmente revista a los amigos quepodamos suponer posibles correligionarios, y quedamos en mantenernos en activacorrespondencia no sin que yo embromara a Julin con alguna alusin a su indolencia y a susdistracciones.

    As qued plantada la primera semilla de Jos Antonio que cay por las tierras jerezanas...

    4 PRIMO DE RIVERA. Jos Antonio. Homenaje y reproche a Don Jos Ortega y Gasset. HAZ,ao I, nm.12 de 5 deDiciembre de1935.5 PUNTO 26 del Nacionalsindicalismo (Revolucin nacional).

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    Recin vuelto a Sevilla Dios me depar un acontecimiento gratsimo: como dije antes, mistanteos, inexpertamente, haban dejado intactos dos principales filones: el elemento estudiantil yla clase obrera. Tales lozanos viveros de futuros camaradas se descubrieron de una manerainesperada y feliz.

    Comentaba yo un da entre los escasos afiliados la extraa aparicin de una propagandafascista que haba surgido por algn cine y algn caf. Me constaba que yo reciba todas lasrdenes emanadas de Madrid y no poda explicar aquel interesante suceso. Juan Velarde meataj para decirme que crea conocer al annimo grupo propagandista: Seguramente sera unatertulia de gente joven presidida al parecer por un santanderino rubio, y que habitualmente sereuna por las tardes en el bar Miami.

    Inquir noticias del simptico montas: result llamarse Martn Ruiz de Arenado. Haba vividopor la provincia de Sevilla hasta el 10 de Agosto de 1932 administrando la finca de un opulentopariente suyo. Intervino heroicamente en la sublevacin de Sanjurjo, en cuyos finales salv congran riesgo un camin lleno de armas cuando iba a caer en poder de la chusma, y pudo ganar lafrontera de Gibraltar como comisionista de aparatos de radio. En cuanto descendi la marejadaproducida por aquellos sucesos torn a Sevilla, pero su pariente no quera ya a su servicioquienes lo olvidaran por servir a Espaa; y Martn desde entonces se ganaba la vida en durostrabajos que llevaba alegremente...

    No quise demorar el encuentro y muy pronto ca por Miami a la hora de aquella reuninhabitual. Una rpida observacin previa me asegur cul sera el grupo fascista y me instal enla mesa vecina que se encontraba libre. Mi proximidad fu sin duda acogida con recelo pues lasconversaciones antes animadas descendieron de tono, pero la situacin equvoca y un tantoembarazosa se cort rpidamente con la llegada de Velarde que, tras saludos en ambas mesas,procedi a las presentaciones. A los pocos minutos no slo estaba roto el hielo sino que habaprendido el entusiasmo. Y habase aclarado el enigma de la misteriosa propaganda: aquel grupo,naturalmente capitaneado por Martn, senta predileccin por los regmenes fascistas, y lapublicacin de las cartas de Jos Antonio le haba trado la esperanza de un movimiento espaolde esa ndole. Haban escrito a Madrid enviando adhesiones y pidiendo instrucciones, peroentretanto que llegaban stas se haban lanzado a una pequea escaramuza de propaganda

    autnoma...Yo les di una somera explicacin ideolgica, alent sus esperanzas y nos despedimos ya

    contagiados de la misma fiebre salvadora.

    A los pocos das Martn recibi la contestacin de Madrid en la que le indicaban mi personacomo el elemento de enlace a quien deban obedecer, y Martn, el que sera uno de los mejorescamaradas de la revolucin nacionalsindicalista, desde aquel momento se puso resueltamente amis rdenes trayendo, entre otros, a Manuel y a Rodolfo Valenzuela, a Pedro Olivares; a losgloriosos cados Eduardo Rivas y Enrique Morn; a Charles Mac-Clean con su briosa plumarevolucionaria, a Narciso Perales con su llama inextinguible de fe y exaltacin... 6 Todos unidosnos dedicamos con ardor a cumplir las normas y consignas que recibamos de Madrid. Estas,ciertamente, eran todava escasas y poco concretas y la tarea estaba reducida casi a la captacin

    personal entre las amistades y los conocidos, y, de vez en vez, a la distribucin clandestina depasquines con frmulas de exaltacin patritica.

    Cuidando la siembra exterior, mantena el contacto con Julin que en Jerez se dedicaba a losprimeros tanteos catequsticos, en los cuales, por cierto, como si quisiera darme una rplica a lasbromas que le dirig en nuestra reciente entrevista, desarroll tan insospechada actividad que porel mes de Julio sufri un fugaz encarcelamiento de una semana. Tambin consegu ponerme enrelacin con pequeos grupos germinales en Huelva y en Crdoba.

    Pronto nos lleg una noticia que produjo sensacin: a principios de Otoo nuestro movimientodara pblica fe de vida y de ideario en un gran mitin que se celebrara en Madrid.

    6

    En el grupo de Martn formaban tambin Jos Canillo, Jorge Garca Dornaleteche, Jos Luca de Tena,industriales como Pedro Olivares. Alejandro Martnez, maestro de Escuela. Juan Domnguez, estudiantecomo Narciso Perales. Antonio Cabrera, Manuel Valle, El Mosquito y Paco el Legionario, obreros ornoEduardo Rivas. Antonio Aviles, empleado de escritorio, y Francisco Garca Gallardo, oficial de Correos.

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    Al poco tiempo otra buensima nueva: Jos Antonio concurrira a las prximas elecciones ypresentara su candidatura por la provincia de Cdiz. En Sevilla debamos apoyar lascandidaturas de Derechas, nicas que llevaban en sus programas postulados espirituales ypatriticos...

    Tambin llegaban detalles ms concretos del prximo acto: intervendran en l Alfonso GarcaValdecasas, joven pero eminente catedrtico; Julio Ruiz de Alda, y Jos Antonio. Y se nosindicaba la fecha casi segura.

    Con todo entusiasmo nos pusimos a apercibir la propaganda electoral al tiempo quesentamos la sangre ms ligera cada vez que mirbamos aproximarse lentamente el dasealado: el 29 DE OCTUBRE.

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    29DE OCTUBREAsist al acto de la Comedia; escuch aquel discurso que hoy saben de memoria todos los

    espaoles y volv a la capital andaluza cargado de entusiasmo.

    En Sevilla encontr las tres docenas cortas de afiliados a la misma tensin, tilsima paraensanchar nuestras penetraciones en el ambiente propicio que haba formado la oracin de JosAntonio, cuyas reseas haban ledo numerosas gentes de diversas ndoles.

    Narciso Perales supo aprovechar los momentos, y con la ayuda de su compaero deestudios, Benjamn Prez Blzquez, consigui el primer ncleo universitario, germen del futuro S.E. ti. de Sevilla.

    Los estudiantes que lo integraban y los militantes que iba encuadrando Martn se dedicaronpor lo pronto a ayudar la propaganda para las cercanas elecciones con gran cuidado de cumplirexactamente las consignas que traje de Madrid: mantenimiento inexorable de un estilo nuevo enel que la actitud ms firme y resuelta no cayera nunca en jactancia ni chabacanera; eliminacinde las estruendosas manifestaciones patrioteras al uso anticuo; divulgacin en todo momentooportunoy alguno inoportunode nuestro sentido totalitario y de revolucin espiritualista.

    Pero nuestros entusiasmos tuvieron en breve una ocupacin gloriosa: acompaar a JosAntonio en sus peregrinaciones por la provincia de Cdiz. Porgue, en efecto, Jos Antonio a lospocos das del acto espaolista vino a Jerez, para, desde la casa paterna, irradiar susexcursiones de propaganda.

    Inici los discursos el 5 de Noviembre en el pueblecito de Vllamartn y sigui por el Puerto deSanta Mara. En esta ciudad luminosa, a la desembocadura del Guadalete, en cuyo puertodescansaron los galeones de la Invencible y cuyas industrias pesqueras y vincolas ocupan buennmero de trabajadores, quiz porque Jos Antonio sintiera ms de cerca la truncadura denuestro destino imperial y el dolor secular de los jornaleros andaluces, elevaba an suspredicaciones con ms altas calidades de emocin y de exactitud. En este primer discurso de losque pronunci all comenz con palabras parecidas a stas:

    Algunos amigos, con un exceso de amabilidad, me han hecho un mal servicioal presentarme como un fenmeno. Yo no soy un fenmeno ni como orador ni deninguna manera, ni siquiera en lo fsico, que no quiero merecer la repulsa de todasmis electoras.

    Para expresar en seguida su criterio antiparlamentario y afirmar que no peda votos con elsoborno de beneficios materiales o locales:

    Lo que s os prometemos los candidatos en este momento es rescatar a

    Espaa, porque puede ser que vuestros hijos algn da se encuentren con que noexiste. Hay que devolver a Espaa la conviccin de s misma. Tenemos que decir alos vascos que todas las proezas de sus marinos las realizaron pensando enEspaa. A los catalanes que todas sus grandezas las hicieron para Espaa comomiembros de la Corona de Aragn.

    Pero la Espaa unida y fuerte haba de levantarse sobre un soporte social admisible paratodos:

    La Espaa que propugnamos no ser de la clase ms fuerte. Ser de todos.

    Y en ella no se podr ir a los jornales de hambre ni a la holganza.

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    Aquella novsima oracin electoral termin as:

    Si vosotros prestis vuestro concurso es posible que, pasado el tiempo, enuna tarde como sta, nos encontremos otra vez aqu mismo, bajo este hermosocielo de Andaluca. Nosotros ms viejos, vosotras ms bellas, con el atavo de losaos... Entonces vuestros hijos que no tendrn que votar podrn asomarse a los

    mares y vern con orgullo cruzarlo nuestros barcos, volviendo Espaa a ser lacapitana del mundo civilizado...

    Visit luego Sanlcar de Barrameda, otra vez Villamartn, y una tardeel da 11lleg hastael pueblecito de Benaocaz, encaramado en una montaa de la serrana de Ronda. Jos Antoniotuvo que hablar en una msera posada a unos cuantos hombres y mujeres, recios, pobres,silvestres como las encinas y los arbustos de aquellos picachos- Esas mujeres seguramente nobajaran de sus chojas a votar; esos hombres nunca podran formar en las escuadras, pero (comoluego confes Jos Antonio en el discurso de Cdiz) junto a aquellas gentes not, ms que enotros sitios, que estaba viva Espaa, y en el ruinoso mesn de un pueblecito perdido, JosAntonio, ante el asombro de quienes lo acompaaban, dijo unas cosas que no tom ningn

    periodista y que no ultrajar yo con un recuerdo defectuoso...Al da siguiente por la maana Habl en la capital de la provincia en un gran mitin organizado

    por Accin Ciudadana de Cdiz. Jos Antonio pronunci este discurso:

    No aumentis con esos aplausos generosos y anticipados mi emocin yorgullo, porque ya me es bastante sentirme en vas de representar tal vez all, enlas Cortes, a esta provincia de Cdiz. Ya sabis lo que eso representa para m, noslo por Cdiz mismo, sino por la compaa en que espero ir a esas Cortes. Vanconmigo, aparte de otros amigos a quienes tengo el mayor afecto, tres ciudadanospreclaros de esta ciudad; unos por su nacimiento y otro por su adopcin; vaconmigo, si es que lo votis, y de seguro lo votaris antes que a m, don MiguelMartnez de Pinillos, que es la generosidad y que adems tiene la ms bellacualidad que cabe en el patrimonio: es poseedor de barcos, y puede darse a smismo el goce imperial de mandar por los trminos del mundo trozos flotantes dela Patria. Tenemos aqu tambin, y va conmigo en la candidatura, Jos MaraPemn, que, de puro cantar su espritu en esta clsica unidad de Cdiz, ha llegadoa sentir por el camino de la inteligencia, y no por el camino de la fiebre, las msaltas fiebres de la impaciencia divina. Y va, por fin, para nuestro orgullo y paranuestra buena compaa, este gran alcalde perpetuo, don Ramn de Carranza,que fue tan amigo de mi padre que incluso lleg a exasperarle algunas vecesllevndole lealmente la contraria. Y que fue tan gran alcalde, que aun con deber sunombramiento a designacin de la autoridad, y no a eleccin del sufragio, no ha

    habido nunca, ni en Cdiz ni fuera de Cdiz, un alcalde ms popular que donRamn de Carranza.

    Pero, adems, esta ciudad de Cdiz tiene para m el recuerdo de otro granimpaciente. Es mucho, pues, lo que me dais con vuestros aplausos y lo que acasome deis con vuestros votos, y en correspondencia de ello, yo quisiera tambinsaber prometemos mucho, pero no os debo engaar: os puedo ofrecer nicamenteel que nosotros, en las Cortes, nos clavaremos como resueltos centinelas para queno d un paso ms, ni un solo paso ms, la revolucin del 14 de abril de 1931.

    Pensad en los dos aos de Gobierno de azaistas y socialistas, y pensad en laobra de esas Cortes Constituyentes que se acaban de disolver, y que tenemos queprocurar que no renazcan, porque ya sabis que existe el peligro de que renazcan

    en virtud de no s qu artculo de la Constitucin. Pensad en la obra de esos dosaos de Cortes Constituyentes, y pensad lo que nos dejan en Espaa.

    Espaa, segn nos dicen, ya no es catlica: Espaa es laica. Eso es mentira.

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    No existe lo laico. Frente al problema dramtico y profundo de todos los hombresante los misterios eternos no se nos puede contestar con evasivas. Contesta esaspreguntas la voz de Dios, o contesta la voz satnica del antidis, aunque seadisfrazada con la sonrisa hipcrita de don Fernando de los Ros.

    Espaa ya no es una. En la Constitucin que nos rige os encontraris con quese le da a Espaa el atributo de nacin y, en cambio, se estn cumpliendo muchosEstatutos regionales. Dentro de unos aos no sabremos si tendremos que llevarintrpretes para recorrer tierras que fueron de Espaa. En cada sitio se hablaruna lengua; en cada sitio se estudiar una historia, pero Espaa no es ya siquierauna agrupacin de regiones: es una Repblica cantonal; una frontera para cadaMunicipio con esa Ley de Trminos que obliga a los obreros, en unos tiempos, aabusar del exceso de trabajo, y en otras pocas, a morirse de hambre dentro deuna implacable frontera.

    Espaa ya no es una reunin de familias. Vosotros sabis lo que era deentraable esa familia. Todas vosotras, las mujeres de Cdiz, las mujeres deEspaa, habis cada una constituido vuestra familia, y pensabais otras constituirlatambin a la espaola, en la nica forma tradicional que nosotros podemosentender la familia. Pues bien: ya tenemos una magnfica institucin que se llama

    el divorcio. Con el divorcio ya es el matrimonio la ms provisional de las aventuras,cuando la bella grandeza del matrimonio estaba en ser irrevocable, estaba en serdefinitivo, estaba en no tener ms salida que la felicidad o la salida de la tragedia,porque no saben muy bien de cosas profundas los que ignoran que lo mismo enlos entraables empeos de lo ntimo, que en los ms altos empeos histricos, noes capaz de edificar imperios quien no es capaz de dar fuego a sus naves cuandodesembarca.

    Y, adems, Espaa no es independiente. Los hombres que han regido aEspaa reciben sus consignas o de la logia de Pars o de la Internacional deAmsterdam. Hace unos das pas ante la hostilidad de Madrid un presidentefrancs. Hace muy poco estuvo en Barcelona, tratando con el presidente de la

    Generalidad, otro ex presidente francs. No se sabe qu pactos secretos se urdenen esas entrevistas. Slo se sabe que ha sido dragado a toda prisa el puerto deMahn para que en l fondeen Dios sabe qu escuadras. Y que nos han minadoMadrid con un tubo que se llama el tubo de la risa, pero que quiz sea una vezms el tubo de la afrenta, porque va a servir para que pasen por debajo de nuestraPennsula, hacia trincheras que no nos importan, las tropas coloniales de cualquierpas vecino. Y Espaa ya no es nada de eso; esa Espaa que nos han dejadoempobrecida, con una economa desquiciada, con la agricultura en ruina por esaLey de Reforma Agraria, que slo sirve para empobrecer a muchos sin que hayaenriquecido ms que a los que pertenecen a ese Instituto de Reforma Agraria, quepisan sobre mullidas alfombras y usan los mejores automviles, y dicen que ha defavorecer a los campesinos.

    Pues cuando nosotros, los candidatos, nos vemos frente a eso, que ya no es loque se llama Espaa, porque Espaa no es la reunin deshecha de tantoselementos dispares, sino que es el conjunto gracioso y armonioso de todos ellos; alencontrarnos esto, que ya es otra cosa, nosotros, los candidatos, medimosnuestras fuerzas y no nos atrevemos a ofrecer mucho. Pero aunque nos hayandeshecho a esa Espaa desde las disueltas Cortes de Madrid, todos sabemos queexiste otra. Yo la he visto en un repliegue de la Sierra. Ayer estuvimos enBenaocaz, pueblecito que se aloja como un nido en un hueco de las peas, cercade Grazalema. Nos hicieron hablar. Se acordaron de que ramos candidatos y noshicieron hablar. Hablamos encima de una mesa, bajo un techo de caas con lasvigas al aire, ennegrecidas por el humo. Nos rodeaban unos hombres y unas

    mujeres con el rostro curtido; unos hombres que, como sus padres, como susabuelos y como sus tatarabuelos, venan cuidando sus ganados, venan labrandosu terruo. As eran, seguramente, como esos hombres, los porquerizos que al

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    principio del siglo XVI se fueron a conquistar un continente. Junto a esos hombresestaban las mujeres; las mujeres suyas, con unos ojos tan negros, tan profundos,tan encendidos, que parecan prometer otros mil aos, otros mil siglos de vitalidad.Pues bien: cerca de aquellas gentes que no saban de poltica, que difcilmenteentienden lo que son las candidaturas, que viven de una manera genuina, como seviva desde mucho antes que existieran las ciudades, entre esas gentes not queestaba viva Espaa, que toda esta obra de la Constitucin que padecemos y de los

    Gobiernos que nos han gobernado es una cosa provisional. Tenemos todavanuestra Espaa, y no hay ms que escarbar un poco para que la encontremos.Espaa est ah, y un da encontraremos a Espaa, y entonces tal vez no nosoigan hablar de estas cosas. Entonces estad seguros, por ejemplo, los obreros, deque no serais sojuzgados por la tirana de los ricos que ofrecen condiciones durasdicindoos que os elevan a la redencin, porque esa Espaa, nuestra Espaanica, nos dir a cada cual nuestro deber y nuestro sacrificio, y en nombre deEspaa se gobernar, no para la clase ms fuerte ni para el partido mejororganizado, sino para todos los espaoles, y hemos de salvarnos juntos o hemosde perecer juntos.

    Yo no me atrevo a prometemos que esa Espaa la encontraremos en las

    futuras Cortes. Las Cortes son un instrumento inventado por la Constitucin y portodas las corrientes y pensamientos que en la Constitucin desembocaron; son unaparato que se detiene con que unos cuantos con habilidad y mala intencinquieran detenerlo. Yo no os prometo, si voy a las Cortes, que en mis modestasfuerzas encuentre recursos para descubrir a esa Espaa; pero s os prometo, comodije al principio, que me clavar en aquellas Cortes como un centinela para que nod un paso ms la revolucin, ni un paso ms!, como centinela que se clava en supuesto a costa de rigores y a costa de la muerte, y os prometo, que ser de muchoentono para m, en el lugar de centinela, pensar en este Cdiz, en este Cdizvuestro, que, avanzando hacia el mar como blanco navo, nos coloca ms cerca delos futuros horizontes de Espaa.

    Despus del mitin, cuando Jos Antonio pasaba en su coche por una de las estrechas callesgaditanas, un grupito profiri unas frases despectivas. Jos Antonio par en seco, y ordenandoque nadie le siguiera se fu hacia los maldicientes que huyeron.

    Por la tarde Accin Ciudadana haba organizado otro acto en San Fernando. En suscomienzos, en el instante en que Carranza y Jos Antonio aparecan en el escenario, unospistoleros descargaron sus armas dentro del local y causaron cinco bajas: un muerto y cuatroheridos. A los pocos momentos, y como medida salvadora, el delegado de la autoridad suspendiel acto. Jos Antonio, entonces, comenz un discurso diciendo que nunca cumplira las rdenesde una autoridad que no la posea para impedir la libre circulacin de los asesinos, y sigui enduros trminos de censura.

    Transcurrido un rato Carranza le pidi que terminase y entonces Jos Antonio acab conestas palabras: La respetable, y aqu nica, autoridad de don Ramn Carranza me ruega quetermine: slo ahora se da por terminado e! acto.

    Por cierto que con motivo de estos dolorosos incidentes un afamado colaborador public enABC unos comentarios jocosos. Dijo el humorista en un artculo a los pocos das: 7

    Para que todo sea incongruente, aqu le hacen trabar ricino al fascismo.

    La principal figura del mitin del teatro de las Cortes, de San Fernando, era el jovenorganizador del fascio espaol. Hay que suponer que haba all fascistas. Y es sabido que losfascistas, en Italia y en Alemania, no era precisamente con razones con lo que reducan lairascibilidad de sus enemigos.

    Pues bien un criminal dispara su cargador sobre los espectadores. Y se marcha impune ytranquilamente, mientras el candoroso lder pide que conste su protesta verbal. Si el fascismo

    7 ABC. Edicin de Andaluca de 21 de Noviembre de 1933.

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    paga dos cadveres con unas protestas verbales, no es fascismo: es francscanismo. Y hay quefelicitarse de que sea as. Pero no creemos que el espritu laico de la Espaa actual permitadesenvolverse y afirmarse una Orden religiosa ms.

    El que fu contestado por Jos Antonio con la nota siguiente: 8

    UNA NOTA DE DON JOS,ANTONIO PRIMO DE RIVERA.Don Jos Antonio Primo

    de Rivera nos ruega la publicacin de la siguiente nota:Al regreso de mi campaa electoral en Cdiz me informan de que en A B Cae

    public hace das un artculo firmado, en el que se tomaba a broma el fascio, conmotivo del trgico suceso ocurrido en San Fernando el domingo 12. Parece que elautor del artculo, con delicado gusto, extraa del horrendo suceso, luto y zozobrade varias familias, el efecto cmico de compararlo a una dosis de aceite de ricinoadministrada al fascio espaol.

    Si el artculo no se hubiera publicado en A B C no merecera su autor la msmnima beligerancia polmica. Pero la calidad de la tribuna exige sealar que sefalta a la verdad y a la justicia en aquel artculo, por las razones siguientes:

    Primera. Porque l acto de San Fernando no era un mitin fascista, sino depropaganda de una coalicin electoral; ni la agresin fu dirigida contra ningnfascista; ni en San Fernando haba organizacin fascista; ni el fascio tena nadaque ver con la organizacin del mitin ni con la vigilancia.

    Segunda. Porque el autor del crimen lo cometi disparando sobre el pblico yno sobre el escenario, desde una puerta lateral de la sala, sin llegar a entrar, por loque nadie pudo verle en el momento de hacer los disparos, ni iniciar en el acto supersecucin.

    Tercera. Porque no ha sido posible hasta ahora determinar quines fueron losinductores del crimen, sobre los cuales, de ser conocidos, hubiera podido recaeruna justa represalia. Quede con esto restablecida la verdad pblica. Por lo dems,

    los fascistas espaoles, sin alardes, se encargarn de demostrar que nisimblicamente aceptan la ms mnima dosis de aceite de ricino. Jos AntonioPrimo de Rivera.

    Horas despus del atentado me llegaron sus detalles a Sevilla y por la noche telefone aJerez para comunicar con Jos Antonio. Le expres mi extraeza de que la organizacin de losmtines se llevara a cabo con tal defecto de precauciones, y como Jos Antonio me dijese que l ylos contadsimos afiliados de Jerez que le acompaaban eran ajenos a la preparacin de losactos, le ofrec unas escuadras de Sevilla que mantuvieran la vigilancia en adelante. Jos Antonioacept mi oferta y desde entonces los subordinados de Martn y de Perales siguieron a JosAntonio en sus giras apostlicas.

    El 16 marchamos a Rota para que nuestro jefe hablara A una fbrica; y recuerdo que allimpuso el primer arresto al afiliado Manuel Ruiz, maestro albail de Sevilla, porgue grit vivaJos Antonio! En adelante tuvieron todos buen cuidado de no iniciar ningn vtor ni contestar msque aquellos lanzados por el jefe de mxima graduacin.

    Desde Rota volvi Jos Antonio al Puerto de Santa Mara. Ante un pblico mucho mscompacto que la vez primera, y en el que el nmero de obreros era impresionante, Jos Antoniorefut, en un prodigio de condensacin y claridad, la interpretacin materialista de la Historia ypuso palpable la urgencia y la eficacia de una revolucin nacional.

    El verbo de Jos Antonio no cay en tierra toda estril, pues acuella tarde naci la que en lofuturo deba ser combativa J. O. N. S. de los hermanos Zamacola...

    A la vuelta hacia Jerez, Julin, que iba en el coche del Jefe, coment asombrado losdiscursos del Puerto. Jos Antonio, con la desconfianza y el rigor que empleaba siempre para

    8 ABC. Edicin de Andaluca, Sevilla, 23 de Noviembre de 1933.

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    valorar sus actos, opuso dudas sobre la claridad de algn concepto, investig nuestro juicio sobrela calidad de alguna imagen. La conversacin, mantenida hasta entonces en un tono familiar, debuen humor intrascendente, se profundiza unos momentos; Julin alude al nuevo linaje depatriotismo que propugna Jos Antonio; recuerda textos y establece no s qu comparacin. JosAntonio afectuosamente trata de dirigir su pensamiento vacilante, hasta que le interrumpe:

    No, no es nada de eso: nosotros hemos de estar dispuestos a morir porEspaa porgue no nos gusta nada. Para que nosotros o nuestros hijos podamosvolver a quererla...

    Su voz era insondablemente triste al decir estas palabras. Unos segundos despus lascompleta con breves explicaciones penetrantes y en seguida reintegra la conversacin aquel tonode sencillez, muy a menudo irnico, a veces incluso pueril, habitual en Jos Antonio cuandodescansaba entre los amigos. Aquel tono, contrario a todo encolamiento, en el que sus palabras,que discurran entre bromas y ancdotas sugestivas, pero con ingnita correccin que noimpresionaba, iban dejando la fatal semilla del genio. Creo muy difcil poder dar una idea de lacharla ntima de Jos Antonio. Slo se me ocurre decir que si algn taqugrafo invisible la hubiese

    ido recogiendo comprobaramos con asombro en ella parecidas calidades a las de su oratoria sinpar.

    Al da siguiente entre dos discursos merendaba Jos Antonio con la familia de Julin. No bienllegado dirigise a ste: he escrito algo sobre lo que hablamos ayer tarde. Y ante lasimpaciencias de todos por escuchar una lectura, Jes Antonio exigi la previa audicinrestringida ante la severa censura de Julin, que una vea solos escuch las cuartillas escritasacuella noche, las repiti para s lentamente y afirm que aqullo era lo mejor que se ha escritosobre la Patria en lengua de hombres. 9 Deca verdad porgue lo que haba escuchado era lainsuperable definicin potica y estricta de la Patria que Jos Antonio titul La gaita y la lira yque se publicannimo como todos los trabajos magistrales de aquel peridicoen el 2.nmero de F. E.

    No quiero resistir la tentacin de transcribir esa explicacin del patriotismo que Jos Antonioconcibi por tierras andaluzas y que me temo no es an suficientemente conocida:

    PATRIA

    LA GAITA Y LA LIRA

    Cmo tira de nosotros! Ningn aire nos parece tan fino como el de nuestratierra; ningn csped ms tierno que el suyo; ninguna msica comparable a la desus arroyos. Pero... no hay en esa succin de la tierra una venenosasensualidad? Tiene algo de fluido fsico, orgnico, casi de calidad vegetal, como sinos prendieran a la tierra sutiles races. Es la clase de amor que invita a disolverse.

    A ablandarse. A llorar. El que se diluye en melancola cuando plae la gaita. Amorque se abriga y se repliega ms cada vez hacia la mayor intimidad; de la comarcaal valle nativo; del valle al remanso donde la casa ancestral se refleja; del remansoa la casa; de la casa al rincn de los recuerdos.

    Todo eso es muy dulce, como un dulce vino. Pero tambin, como en el vino, seesconden en esa dulzura embriaguez e indolencia.

    A tal manera de amar, puede llamarse patriotismo? Si el patriotismo fuera laternura afectiva, no sera el mejor de los humanos amores. Los hombres cederanen patriotismo a las plantas, que les ganan en apego a la tierra. No puede serllamado patriotismo lo primero que en nuestro espritu hallamos a mano. Eselemental impregnacin en lo telrico. Tiene que ser, para que gane la mejor

    9 Los lectores no pueden extraarse de esta consultasi saben que Jos Antonio desconocedor de su genio,tmido siempre en su auto valoracin, lejos de desdear buscaba el juicio que de sus actos y palabrasformularan aquellos amigos que l en su generosidad quera suponer capaces de emitirlo.

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    calidad, lo que est cabalmente al otro extremo, lo ms difcil; lo ms depurado degangas terrenas; lo ms agudo y limpio de contornos; lo ms invariable. Es decir,tiene que clavar sus puntales, no en lo sensible, sino en lo intelectual.

    Bien est que bebamos el vino dulce de la gaita, pero sin entregarle nuestrossecretos. Todo lo que es sensual dura poco. Miles y miles de primaveras se hanmarchitado, y an dos y dos siguen sumando cuatro, como desde el origen de lacreacin. No plantemos nuestros amores esenciales en el csped que ha vistomarchitar tantas primaveras; tendmoslos, como lneas sin peso y sin volumen,hacia el mbito eterno donde cantan los nmeros su cancin exacta.

    La cancin que mide la lira, rica en empresas porque es saba en nmeros.

    * * *

    As, pues, no veamos en la patria el arroyo y el csped, la cancin y la gaita;veamos un destino, una empresa. La patria es aquello que, en el mundo, configuruna empresa colectiva. Sin empresa no hay patria; sin la presencia de la fe en undestino comn, todo se disuelve en comarcas nativas, en sabores y colores locales.Calla la lira y suena la gaita. Ya no hay razn si no es, por ejemplo, de subalternacondicin econmica para que cada valle siga unido al vecino. Enmudecen los

    nmeros de los imperios geometra y arquitectura para que silben su llamada losgenios de la disgregacin, que se esconden bajo los hongos de cada aldea.

    (FE, nm. 2, 11 de enero de 1934)

    Al da siguiente otro gran mitin en Jerez. Jos Antonio fu antes a Arcos y a la vuelta tuvo queacelerar fuertemente para alcanzar, ya en su mediacin, el mitin jerezano. Lleg ronco de tantodiscurso y con el polvo de la carretera encima. Casi sin descansar en la presidencia comenz deeste modo:

    Aqu me tenis con el traje gris de los caminos y la ronquera de las

    predicaciones, como quien llega a su propia casa. En otras partes me handispensado el afecto y el honor, pero aqu entre vosotros hallo caras de amigos y elcalor de la casa paterna.

    Sin embargo, no se presenta a los jerezanos invocando ninguna orfandad. Los hroes nodejan viudas ni hijos; los hroes no mueren nunca del todo porque su espritu y sus obras quedanentre nosotros. Y en un prrafo de severidad sublime dijo el iPresente! de su padre, el primerpresente! que sali de sus labios.

    Cerr el discurso con parecidas palabras a estas que no podrn volver a oir muchosjerezanos sin un terror de remordimiento:

    Esta Espaa deshecha a pedazos es la que tratamos de rehacer;seguramente no lo lograremos en estas Cortes. Si no lo logramos volveremos avosotros a pedir vuestro calor y vuestra ayuda. Ahora nos toca luchar para, todosunidos, ir al resurgimiento de la Patria.

    Si esto se logra, slo entonces lograr el reposo. Ese reposo que ahora nadiedebe tener ante la tempestad que se desencadena contra Espaa. Ese reposo queya Dios Nuestro Seor ha concedido a los hroes que fueron mrtires por los pe-cados de su generacin.

    Todava por la noche march Jos Antonio a Puerto Real al ltimo acto de aquella provincia.Al penetrar en el recinto donde se celebraba, unos guardias municipales intentan cachearlo. JosAntonio no lo consiente dada su condicin de candidato. Los guardias van nada menos que por el

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    alcalde, que rodeado de todas sus fuerzas se presenta en el mitin para suspenderlo. Tiene laocurrencia de pronunciar unas palabras ofensivas contra Jos Antonio en la vecindad de suhermano Miguel que inmediatamente abofetea al impulsivo y bien fardado regidor, con lacolaboracin solcita de Andrs Cuerda, futuro y gran jefe de la J. O. N. S. de Madrid.

    Miguel y Cuerda pasaron acuella noche y el da siguiente encarcelados...

    El 19 se celebran las Elecciones.

    El xito de la votacin fu triunfal. Desde bien temprano en Jerez se comprob cmo losvotantes de derechas acudan todos a las urnas y que la C N. T. cumpla la abstencinanunciada. De los pueblos del distrito comenzaron a llegar noticias semejantes, y a medida queconcurran en Jerez detalles cada vez ms halageos aumentaba el regocijo de los derechistas.Jos Antonio en cambio base entristeciendo con el avance de la jornada electoral.

    Estuvo aran parte de ella en un colegio de un barrio apartado que segn los augures debadar una mayora para el socialismo y el sindicalismo. Jos Antonio ante una perspectiva dedificultad mantuvo en los primeros momentos aquella alegra un poco infantil, con que acometatoda cosa que le afanaba, y segua con vivo inters la llegada de cada elector obrero hasta quelos entendidos le comunicaban, por seas, que el ciudadano consciente haba depositado lacandidatura buena.

    Mediada la votacin, uno de aquellos expertos con misteriosos aspavientos le dio, aparte, lagran noticia: Los de la C. N. T. no aparecan por el Colegio. Este sntoma en aquel barrioextremo y extremista era la prueba indudable del triunfo en Jerez y en todo el distrito.

    Con asombro del confidente la animacin de Jos Antonio se vino abajo. Se desentendi enadelante de las incidencias de la eleccin, asisti con desgana al escrutinio y cuando todo acab,con la sola compaa de Julin, dando un gran rodeo intencionado lleg hasta el centro electoralde la Unin de Derechas. All estaban prximos a la apoteosis. Cada mensajero de los puebloscircunvecinos era acogido con ovaciones y achuchones cordiales; algunos candidatos alternabanen el telfono enviando noticias, agradeciendo enhorabuenas; un solo grupo se lamentaba... deno haber ido al copo.

    La presencia de Jos Antonio fu acogida con tumulto, que l acall rpidamente, y fu brevepues tras un corto cambio de impresiones con los compaeros de candidatura, se ech de nuevoa la calle con Julin y alguno ms, camino de la casa del primero en donde quera cenar lejos deotras reuniones triunfales...

    El desencanto que al principio desconcert, incluso al ms adicto, fu prendiendo en lospocos acompaantes que concluyeron por seguir silenciosos al diputado que haba conseguido elsegundo nmero de la votacin. 10 A medio camino se atraves con ellos un grupo popular. Venadiscutiendo el resultado de los comicios y las voces se elevaban por la controversia. En elmomento del cruce deca un obrero: Djalos que griten y que se alegren. Hemos hecho bien enno votar. Ya se pelearn por la tajada.

    Alguno de los nuestros recelando que acuellas frases eran intencionadas inici una rplica,pero Jos Antonio, tan rpido ante cualquier sombra de agravio o de provocacin, lo contuvo ycoment luego: van diciendo en parte una verdad terrible.

    Por aquellos das, quiz aquella noche escribi La Victoria sin alas, artculo asombroso deprevisin que la censura borr de las galeradas de F. E. en su primer nmero.

    He aqu el texto de aquella profeca:

    LA VICTORIA SIN ALAS

    LA VICTORIA SIN ALAS

    Espaa entr otra vez en el sorteo del 19 de noviembre. Est bien que las

    10 En Jerez Jos Mara Pemn alcanz 7.918 votos, Jos Antonio 7.915 y coda uno de los otros candidatosnmeros inferiores.En toda la provincia consiguieron los primeros puestos Pemn con 42.080 votos y Jos Antonio con 41.720.

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    urnas se parezcan al bombo de la lotera. Tanto da que una bola ruede la primerahacia el agujero como que un manojo de papeletas abrume a otro manojo. Aquellolo decide cualquier duende encargado de los azares de la lotera; esto, cualquierespritu, bueno o malo, de justicia, de represalia o de histeria. Puro azar: un buenchiste contra un candidato puede privarle del triunfo a ltima hora. La comezn desacudir un Gobierno que irrita puede determinar a un pueblo a derribar mil cosas.Espaa se jug otra vez al juego de las papeletas el 19 de noviembre.

    Y hay quien cree que en ese sorteo se ha ganado nada menos que lacontrarrevolucin. Muchos se sienten tan contentos.

    Una vez ms tiende Espaa a cicatrizar en falso, a cerrar la boca de la heridasin que se resuelva el proceso interior. Sencillamente: a dar por liquidada unarevolucin cuando la revolucin sigue viva por dentro, ms o menos cubierta poresta piel endeble que le ha salido de las urnas.

    No se olvide un dato: hay algunas provincias sobre todo en las andaluzasdonde el 60 por 100 del censo se ha quedado sin votar. En pueblos enteros, demiles de electores, se han contado por escasos centenares los votos emitidos.Mientras esos pocos electores votaban, muchedumbres torvas, hostiles, apiabanen las esquinas la amenaza de su presencia, envolviendo en el mismo rencor a loscandidatos de todos los bandos. "Todos son lo mismo gruan los campesinosandaluces. Qu nos importa a los obreros eso? Que se destrocen los polticosunos a otros!". Las paredes blancas de los pueblos se ensangrentaban enimprecaciones: "No votes, obrero. Tu nico camino es la revolucin social". Y unosgrabados tormentosos, oscuros, con tenebrosa calidad de aguafuertes,presentaban figuras famlicas con inscripciones como sta debajo: "Mientras elpueblo se muere de hambre, los candidatos gastan millones en propaganda.Obrero, no votes!"

    En muchos sitios los obreros no han votado. Se han permitido el lujoescalofriante de regalar a la burguesa a la derecha, principalmente la mquinade legislar. Una orden dada a tiempo por los sindicatos, una movilizacin general

    de masas proletarias, hubiera producido la derrota de quin sabe cuntoscandidatos de las derechas. Los obreros lo saban y, sin embargo, se hanabstenido de votar. Hay que estar ciego para no ver bajo ese desdn la amenazaterrible hacia quienes se consideran vencedores.

    Las derechas estn con su Parlamento recin ganado como un nio conjuguete nuevo. Creen as Azaa hace poco que el mundo es ese mundo que seve con la linterna mgica del Parlamento. Encerrados en el Parlamento se creen enposesin de los hijos de Espaa. Pero fuera hierve una Espaa que hadespreciado el juguete.

    La Espaa de los trgicos destinos, la que, por vocacin de guila imperial, nosirve para cotorra amaestrada de Parlamento. Esa que ruge imprecaciones en las

    paredes de los pueblos andaluces y se revuelve desde hace ms de un siglo enuna desesperada frustracin de empresas. La Espaa de las hambres y de lassequas. La que, de cuando en cuando, aligera en un relmpago de local ferocidadembalses seculares de clera.

    Esa Espaa, mal entendida, desencaden una revolucin. Una revolucin essiempre, en principio, una cosa anticlsica. Toda revolucin rompe al paso, porjusta que sea, muchas unidades armnicas. Pero una revolucin puesta en marchaslo tiene dos salidas: o lo anega todo o se la encauza. Lo que no se puede haceres eludirla; hacer como si se la ignorase.

    Esto es lo grave del momento presente: los partidos triunfantes, engollipadosde actas de escrutinio, creen que ya no hay que pensar en la revolucin. La dan

    por acabada. Y se disponen a arreglar la vida chiquita del Parlamento y de susfrutos, muy cuidadosos de no manejar sino cosas pequeas. Ahora empiezan lostoma y daca de auxilios y participaciones. Se formarn Gobiernos y se escribirn

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    leyes en papel. Pero Espaa est fuera.

    Nosotros lo sabemos y vamos a buscarla. Bien haya la tregua impuesta a losdescuartizadores. Pero desgraciados los que no lleguen al torrente bronco de larevolucin hoy ms o menos escondido y encaucen, para bien, todo el mpetusuyo. Nosotros iremos a esos campos y a esos pueblos de Espaa para convertiren impulso su desesperacin. Para incorporarlos a una empresa de todos. Paratrocar en mpetu lo que es hoy justa ferocidad de alimaas recluidas en aduares,sin una sola de las, gracias ni de las delicias de una vida de hombres. NuestraEspaa se encuentra por los riscos y los vericuetos. All la encontraremosnosotros, mientras en el palacio de las Cortes enjaulan unos cuantos grupos suvictoria sin alas.

    (FE., nm. 1, 7 de diciembre de 1933. Tachado entonces por la censura)

    (Reproducido en Arriba, nm. 23, 12 de diciembre de 1935.)

    * * *

    Inmediatamente despus de las elecciones Jos Antonio sali para Madrid.En Sevilla el resultado de las elecciones, tambin totalmente favorable haba desencadenado

    el optimismo. Bien es verdad que nosotros participbamos de la ilusin general y que naciendoclculos sobre la ininterrumpida afiliacin de acuella temporada y sobre las consideraciones y loshalagos que habamos merecido de las numerosas fuerzas que ya estaban a las puertas delpoder nos suponamos cercanos a la victoria final...

    Pronto, cuando la esperanza fuera ms radiante, nos ban a llegar claras pruebas de locontrario, y sufrira nuestro crecimiento una parada, incluso una merma, por la desercin deaquellos que acudieron a nuestras filas suponindonos guerrilleros del conservadurismo o algoparecido a una nueva sociedad deportiva en donde entretener sin mucho riesgo lo i ocios yconseguir un escaparate para la vanidad... Pero tambin entonces la Falange Espaola, como

    desde Noviembre 83 llam nuestra Organizacin, desembarazada de esos lastres, purificada detales gangas, reducida a su propio ser, a su nervio casi al desnudo, pero autntico, sabra resistirmejor las dos persecuciones, los dos embates que de ambos lados iban a dirigirse contra ella: deuna parte, de la derecha, la guerra del aburrimiento, el foso de silencio y de hambre, lapersecucin incruenta, pero implacablemente tediosa; de otra parte, de la izquierda, las bocastraicioneras de las pistolas comunistas...

    Una primera advertencia debimos recoger cuando presentamos al Gobernador, a fines deNoviembre, los flamantes estatutos que nos remitieran de Madrid. Los estatutos venanaprobados por la Direccin General de Seguridad y en ellos se prevea y regulaba la constitucinde centros en provincias.

    Por tanto, en el Gobierno Civil deban limitarse al trmite del sellado; pero con subterfugios

    inauditos iban demorndolo semanas y meses para dilatar as la inevitable apertura del centrosevillano.

    El desarrollo de nuestra vida poltica tuvo que volver mientras tanto a la extralegalidad yrecomenzaron las convocatorias clandestinas, en Eritaa, en Miami, para transmitir las consignasdel mando y para agrupar nuestros entusiasmos ms tensos con las primeras dificultades.

    Los elementos estudiantiles no cedan a nadie en actividad; vendan los nmeros de F. E.,11 repartan la propaganda y muy pronto, en Enero, tres escuadras de estudiantes mandadas porPerales, Prez Blzguez y Saro, asaltan en la Universidad y en el Instituto los locales de la F. U.E, dando la rplica al atentado vil contra nuestro estudiante Baselga en Zaragoza. El mobiliario dela F. II. E. qued destruido y su prestigio hecho astillas, pues desde entonces comenz nuestrainfluencia en la Universidad y, tras de escasos incidentes de clausuras y tumultos, a principios de

    11 El primer escuadrista que grit F.E. por las callea de Sevilla, fu el estudiante Antonio Garca de laTorre, conocido por El Mueco.

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    Marzo ya estaba asegurado en ella el absoluto imperio de la Falange...

    Ilustracin 1. Martn deca que sus escuadras pronto formaran legin. (En esta fotografa aparecen,de derecha a izquierda, Eduardo Rivas, Lecue, Prez de la Rosa, Juan Pinelo... y al fondo el hijo de

    este ltimo, que es el primer flecha de Andaluca.)

    A principios de Febrero efectu la Falange sevillana su primera salida: para asistir al acto de

    Cceres, el segundo de los organizados en Espaa por la Jefatura Nacional. Fuimos en un grancamin treinta militantes que nos trajimos de Extremadura recia el fuego y la sabidura de Luna,de Snchez Mazas, de Ruiz de Alda, de Jos Antonio...

    Al cabo, la resistencia del Gobernador no pudo mantenerse ante la presin en el ministerio denuestro Jefe Nacional; y el 12 de Febrero nos entusiasm la noticia de que los estatutos estabansellados y podamos abrir un Centro...

    Se disip por encanto nuestro malhumor; con el trajn de la limpieza, de las instalaciones, delsevero adorno, de gritos y consignas y con la solemnsima colocacin del gran emblema y de lasiniciales en la faenada, no tenamos tiempo ms que para la alegra y el optimismo que hubieronde aumentar con el advenimiento torrencial, tpicamente hiperblico de afiliados, de aquellos queacudan a las apariencias de facilidad, pero entre los que hubo algunos, que por contagio ulterior

    llegaron a ser, cumplido el tiempo, de nuestros ms abnegados cantaradas.Desde la inauguracin del Centro, realizada a la manera sobria de nuestro estilo, el ritmo

    exterior de la Falange de Sevilla experiment un segundo aceleramiento y juzgu necesarioperfilar la jerarqua, segn se me haba ordenado. Para ello contaba ya con Martn, modelo delmilitante, y con el catedrtico Jos Caadas, como elemento de preparacin doctrinal, Paracompletar el triunvirato, que segn lo estatuido deba regir la organizacin provincial, me faltabaun afiliado que trajera el verdadero espritu de los trabajadores, el legtimo y certero sentidopopular. Me llegaron nuevas de Joaqun Miranda, que lo recomendaban para ese puesto por suinteligencia clara y experimentada, y su tesn. A mi primer requerimiento contest con laaquiescencia ms decidida y el 19 de Febrero la Junta de Mando aprob el triunvirato que lepropuse: Martn Ruiz Arenado, Jos Mara Caadas y Joaqun Miranda. 12

    12 Con la propuesta de triunvirato envi a Jote Antonio unas consideraciones sobre la terminacin de mietapa directiva y la conveniencia de mi pase a un lugar secundario de labor annima. Jos Antonio opin locontrario y me nombr Jefe Territorial de Andaluca.

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    El 24 de Febrero por la tarde designamos la Junta Directiva, que se compuso de: BenjamnPrez Blzquez, Delegado de la Seccin de Estudiantes; Antonio Santos, Delegado de la SeccinObrera; Otelo Vizano, Delegado de la Seccin de Banca; Enrique Jimnez de Aragn, Delegadode la Seccin de Propaganda; Carlos Rodrguez Carmona, Tesorero; Rodolfo Valenzuela,Vicetesorero, y los Vocales Julin Carb, Ernesto Salmern, Manuel Ruiz y Antonio Suero. ComoSecretario qued nombrado Alfonso Cmara, de Secretario administrativo Rafael Carmona y aLuis Mensaque se le encarg de la cotizacin secreta.

    Todo esto aumentaba asombrosamente nuestro auge. La Falange de Sevilla por lo vistoentraba de lleno en la normalidad y le esperaba una rpida carrera de triunfos y laureles; habaque apresurarse y llegar a tiempo al centro de la Avenida de la Libertad para conseguir un carnetcon un nmero de tres cifras. Los afiliados, que el da de la apertura eran 150, a la mitad deMarzo sumaban 627 y a principios de Abril pasaban de los 1.500, aunque, para que despus nose llamaran a engao, reciban, al firmar la adhesin, los Puntos Iniciales y esta octavilla:

    Vienes a cooperar a un Movimiento Nacional de la ms pura raigambreespaolista.

    Tienes que estar en todo momento dispuesto al sacrificio.

    Recuerda que los sacrificios por la Patria nunca son estriles.Comprende que la obediencia a los Mandos es factor decisivo en la lucha.

    Sabe que la obediencia militarizada se llama Sacrificio y Disciplina, he ah lanorma.

    Falange Espaola. Sevilla.

    Nuestra influencia rebas los muros y atraves los olivares de Sevilla. Por los pueblos de lacomarca retoaron los ncleos primitivos y empezaron a balbucir las Falanges de Alcal del Ro,Ecija, Dos Hermanas, Marckena, Badolatosa...

    Volvimos a ser ganados completamente por el optimismo: Martn deca que sus escuadraspronto formaran legin. Inici gestiones para alquilar una amplia casa colindante...

    Prximos acontecimientos nos haran ver de nuevo que los enemigos de la Falange nodorman. Slo estaban al acecho esperando la ocasin favorable para desarrollar contra ella lasdos ofensivas.

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    CERCO DE HASTO

    Ilustracin 2. Y paso con mis camaradas a los coches celulares...

    CERCO DE H A S T I O

    NUESTRA Casa, en una calle hermosa y principal, con grandes iniciales y el emblema en losbalcones, era, como es lgico, cada vez ms acentuadamente el objetivo en que concurran mu-chos odios y mucha expectacin. La vida en l, sin embargo, se desarrollaba con todanormalidad, y tambin, afortunadamente, cada da con ritmo ms intenso y ligero. Los camaradas

    acudan a sus departamentos respectivos con asiduidad y solicitud crecientes; las guardias semontaban con puntual asistencia y vigilancia; la vida en comn en las horas de servicio y dedescanso se iba caldeando de una hermandad serena pero fuerte, fundamento de la otracamaradera que une ms all de la muerte en las horas del riesgo, del combate...

    Nuestro Centro, en fin, se aproximaba lenta pero seguramente a esa mitad cuartel, mitadconvento, casa ideal para el mitad monje, mitad soldado que nos dijo Jos Antonio...

    El escuadrista de accin acosado por la vigilancia policaca acuda al Centro ante la prximaperspectiva carcelaria para abastecer de buen humor y optimismo; el estudiante de posicinboleada, que tena el frente de combate en su propio bogar, ametrallado por los consejos desensatez, corra al Centro para que el ascua de la revolucin nacional lo encendiese con heroicasirrespetuosidades salvadoras... Y tambin acudan algunos hombres maduros con la preciada

    aportacin de su consejo y de sus ejemplos. Entre stos nuestro camarada Jos Caraballo Reina,entonces teniente de la Guardia Civil, colaborador incansable en nuestras maniobras punitivas, yvaliossimo conocedor del ambiente social y callejero.

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    Como acabo de decir, nuestro Centro desde el da de su apertura fu pasto de toda laexpectacin sevillana. Y al paso que su vida se vigorizaba y manifestaba, creca el odio de unos yla malquerencia solapada de otros; odio y malquerencia que se mantenan, es verdad, inditospues jams se tradujeron, no ya en ataques o en agravios, sino ni siquiera en una proximidad queel ms riguroso protocolista pudiera calificar de irrespetuosa.

    El rumor y el comentario, sin embargo, crecan y el 14 de Abril se aproximaba. El desfilemilitar que para tal fecha se haba ordenado deba discurrir precisamente ante los balcones denuestro Centro. Por mentideros y tertulias se formulaban los juicios ms diversos sobre nuestraprobable actitud; se concertaban apuestas sobre si engalanaramos o no; se susurraba tambin,por algn recinto, sobre la posibilidad de aprovechar aquella coyuntura para intentar un asalto...

    El 10 de Abril convoqu al Triunvirato y a la Junta Directiva para, entre otros asuntos, tomaracuerdos en relacin con el prximo desfile. Nuestro camarada Antonio Suero Rodrguez metransmiti el ambiente de expectacin y los indicios de que podra ser utilizado para intentar unaagresin impune, con numerosos datos que le proporcionaba su inseparable Jos CaraballoReina.

    Resumimos la situacin de esta manera: ya que bamos a ser tan observados y vigiladosdebamos con nuestros actos ofrecer una sencilla pero clara demostracin de nuestras con-vicciones; por tanto nada que pudiera significar adhesin o acatamiento de un rgimen queconstantemente se manifestaba tan francamente antinacional, pero tampoco una inhibicinabsoluta que pudiera interpretarse por achicamiento o por frialdad hacia los soldados quedesfilaran delante de nosotros. As que mantendramos exteriormente la compostura y ritmohabitual y slo en los momentos del desfile gritaramos en dos vtores nuestro eterno amor aEspaa y la adhesin fervorosa hacia su primera institucin: el Ejrcito.

    Ya decidido, se cursaron las rdenes para que el 14 de Abril concurrieran al Centro buennmero de afiliados, y se decidieron interiores medidas de precaucin.

    El 14 de Abril amaneci sevillano. Alrededor de las diez y media sal de mi casa para ir alCentro y ya encontr por las calles, sobre todo por la Avenida de la Libertad, animacinextraordinaria. Por la Avenida comprob grupitos y grupos que ya tomaban posiciones para ver eldesfile y sus consecuencias. Por la composicin, atuendo y actitud de algunos de ellos,principalmente en las proximidades del Centro, vi claramente que tales posiciones ms quevisuales eran literalmente estratgicas...

    Al llegar a nuestro domicilio encuentro ya en l a numerosos afiliados. Las rdenes deprecaucin todas cumplidas. La primera escuadra, destinada a despejar el callejn de acceso anuestra puerta, al mando de nuestro valeroso camarada Paco el legionario, toda en su puesto...Me alegro porgue por minutos los grupos aumentan y en algunos balcones cercanos aparecen ydesaparecen en nerviosa velocidad elementos en realidad ya nada sospechosos. A la hora enque suenan los clarines estamos en el local unos ciento cincuenta camaradas, poco menos de losconvocados. Nuestros balcones y las azoteas se pueblan de falangistas que aplauden con todoentusiasmo a la seccin de la Guardia Civil que viene en cabeza. Despus pasa la Infanteraespaola. En ese momento Martn Ruiz Arenado grita con su voz de capitn: Arriba Espaa!, y

    segundos despus repite Viva el Ejrcito!, gritos que son contestados unnimemente por todosnuestros camaradas al tiempo que saludan con el brazo en alto. Ni un grito ms, ni ninguna otramanifestacin. Despus de nuestros vtores hay un estrecho intervalo de silencio cortado depronto por la gritera que se levanta de los grupos que hay frente a nosotros: iMuera el Fascio!Muera el Fascio! iViva la Repblica! Se inician las carreras y algunos grupos se unen, seconcentran, y parece que se aproximan. Gritando mucho, muy descompuestos de ademanes,avanzando muy lentamente, pero se aproximan. Nos invade la engaosa ilusin de que van adecidirse y van a presentar refriega. Ya han llegado algunas piedras y ya se ha roto algn cristal.Inicio el descenso, y Paco el legionario con los suyos sale a despejar. Pero a la sola presenciade los primeros escuadristas se evapora el avance. No solamente el callejn sino toda la Avenidaen las proximidades del Centro queda totalmente limpia de personas; y slo en los balconesvecinos y en l borde de la multitud lejana persisten los improperios y los mueras. Cuandocreamos que el asunto terminara con un paternal despeje de los guardias municipales, hacenrepentina y velocsima irrupcin en el espacio desierto las camionetas de los de Asalto, y trasellas, extraa previsin, varios coches celulares. Nadie menos que el comandante, jefe de todas

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    las fuerzas de Seguridad dirige el servicio. Como llega tan de repente se tropieza casi con Pacoel legionario que an permaneca en el zagun y no tuvo tiempo de ocultar su pistola. Hellegado a aquel sitio en estos momentos y me percato de la situacin: por lo menos cuatro aospor tenencia de armas. Cruzo una sea con algunos camaradas y organizamos la confusinprecisa para que el legionario pueda desasirse de sus aprehensores y vuele escaleras arriba.All en un minuto despoja de las gafas a uno del S. E. U- estupefacto; del sombrero al msprximo que lo posea... y queda convertido para desesperacin de sus perseguidores en el ms

    inofensivo y cndido de nuestros simpatizantes... Pero entretanto la situacin se est naciendointolerable. Los de Asalto han acordonado nuestro local, no a mucha distancia, y tras ellos hayuna fila de guardias montados. La gentuza, ahora valiente, se aproxima de nuevo y entre lasgrupas de los caballos arrecia en sus denuestos y en las pedradas. Yo increpo al comandante:ya que Vd. no quiere despejar, saldremos y nos entenderemos con esos que nos insultan... Elcomandante me contesta: saldrn ustedes pero para ir conducidos a la crcel. Y efectivamentecursa rdenes perentorias para que sus subordinados procedan rpidamente a la detencin detodos los que se encuentren en el Centro. Comprendo que la autoridad gubernativa habadecidido, como los que vociferaban enfrente, aprovechar el desfile, y paso con mis camaradas alos coches celulares. Avanzan stos veloces, dejando la estela consiguiente de puos en alto yde tumulto, y, con el intermedio de unas horas de comisara para los necios interrogatorios decostumbre, nos llevan camino de la crcel. Al desembocar en la calle Alfonso XII un grupo, estavez adicto, con una mayora femenina y familiar de los conducidos, prorrumpe en aplausos yVivas a Espaa; y esta vez el grupo es disuelto violentamente bajo las colricas rdenes delcomandante. En el mismo momento en que entramos en la crcel pasa por delante de ella elCnsul de Italia que nos reconoce y nos saluda a la romana. Yo le contesto y recibo el empellnde un guardia. Varios de stos se lanzan a maltratar o detener al Cnsul, pero hay tiempo de queyo en voz alta lo identifiqu; y los celosos antifascistas tornan malhumorados y murmurantes...

    Mientras en el rastrillo de la crcel nos someten a los requisitos de admisin me llegan lasltimas noticias: entre los numerosos cacheos y el escrupuloso registro de nuestro local losguardias y la polica han encontrado tres pistolas, una de ellas inservible, y cinco porras.

    Cuando sali detenido el ltimo falangista, un valiente apoyndose en la vigilancia oficial quemantena el acordonamiento, escal los balcones de nuestro Centro y comenz a arrancar elemblema y las iniciales. A la mitad de su tarea crey descubrir tras los cristales cerrados sombrastemerosas, y con la agilidad del terror gan un balcn ms abajo desde donde trat de azuzar a lamultitud y a los guardias regocijados contra los pistoleros fascistas que an quedaban dentro...Mientras el escalador arrancaba nuestro emblema, un viejecito en la acera de enfrente sinocuparse de quienes lo rodeaban, gritaba llorando: de oro, de oro las vais a poner ms pronto delo que pensis...

    Al da siguiente el Gobernador al recibir a los periodistas y hablarles de la brillantez con quese haba celebrado el tercer aniversario de la Repblica, dijo entre otras cosas:

    nicamente tengo que dolerme del incidente promovido por jvenes de Falange Espaola,desde su domicilio social. Es de lamentar que cuando en Sevilla se ha logrado apaciguar lasluchas, contribuyendo a ello la sensatez de la masa obrera, que est dando hoy ejemplo decordura, sean unos cuantos seoritos desocupados, los que se propongan con su actuacinconvertir nuevamente a la capital en un foco de perturbacin; pero me interesa hacer pblico quemientras yo est en este Gobierno Civil esos elementos no perturbarn la ciudad. Por de pronto,he ordenado la clausura del local y propondr que esta clausura sea definitiva por tratarse de unCentro dispuesto a alterar el orden sistemticamente. Tambin he dado orden de que se procedaa la detencin de la Junta directiva, a la cual impondr la m