hanza, kathia - estética y filosofía del arte, persistencia de un antagonismo (2)

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Kathia Hanza - Perú Pontificia Universidad Católica del Perú Estética y filosofía del arte: ¿persistencia de un antagonismo? ( 1 ) Como sabemos, Estética y filosofía del arte son términos con los que Hegel quiso establecer una diferencia entre su reflexión sobre el arte y la posición kantiana 1 . Con dichos términos, Hegel no sólo establece un fructífero deslinde, también vale la pena señalar que acuña expresiones de las que nos valemos todavía hoy e inaugura un debate cuyos argumentos –de manera más o menos manifiesta– suelen estar presentes en nuestras consideraciones del arte. Así, grosso modo Estética significa para nosotros un amplio concepto que reúne lo que consideramos bello y que reivindica el juicio singular, subjetivo. Y Filosofía del arte pareciera ser la fórmula natural para la comprensión de lo que, en su inmenso significado, es el arte. Detengámonos un momento en estas expresiones y considerémoslas en su generalidad. Es tan amplio el conjunto de experiencias que agrupamos bajo la denominación Estética que, por ejemplo, en el Perú es una palabra muy común: aparece en los anuncios de las peluquerías y de establecimientos bastante rentables y sumamente peligrosos de cirugía. Pero, pese a su heterogeneidad, algo queda muy en claro: la Estética tiene que ver con la belleza, y con respecto a ella todos nos sentimos con derecho a juzgar (incluso para sostener que es irrelevante). Sin embargo, los estudiosos de la filosofía sabemos que Kant emplea el término Estética como sólo puede hacerlo un profesor de filosofía en la lejana Königsberg y en el todavía más lejano siglo XVIII, como alguien empeñado en discernir cuál es la legitimidad de nuestros juicios sobre lo bello –y, también, sobre lo 1 Al menos ese contraste aparece claramente formulado en una de las ediciones de sus Lecciones, cf. Hegel, Vorlesungen uber die Ästhetik en: Werke, Frankfurt a.M.: Suhrkamp, 1977, t. 13, p. 13. La cuestión de los términos empleados por Hegel es esencial para comprender lo específico de su posición, pero su estudio se enfrenta al problema de las ediciones de sus Lecciones. Sólo puedo aquí observar dos aspectos a tomar en cuenta: en Berlín, Hegel toma cierta distancia de las lecciones impartidas en Heidelberg y reelabora sus apuntes que, además, servirán como base para las posteriores Lecciones. Así, anuncia sus clases como “Ästhetik als Philosophie der Kunst” (Briefe von und an Hegel, t. 4, sección 1, ed. por F. Nicolin, Hamburgo, 1977, citado por Helmut Schneider, editor de las Vorlesungen über Ästhetik. Berlin 1820/21. Eine Nachschrift (de Sax von Terborg), Frankfurt a.M.: Peter Lang, 1995, p. 10). El segundo aspecto a tomar en cuenta no es menos sorprendente: la edición preparada por A. Gethmann-Siefert (Darmstadt: WbG, 2003) del manuscrito de H.G. Hotho (principal editor de las Lecciones, tal como normalmente las conocemos), elaborado en el verano de 1823 y que corresponde a la segunda vez que Hegel dicta el curso, lleva por título: Vorlesungen über die Philosophie der Kunst.

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Hanza, Kathia - Estética y Filosofía Del Arte, Persistencia de Un Antagonismo (2)

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  • Kathia Hanza - Per Pontificia Universidad Catlica del Per Esttica y filosofa del arte: persistencia de un antagonismo?

    ( 1 )

    Como sabemos, Esttica y filosofa del arte son trminos con los que Hegel quiso establecer una diferencia entre su reflexin sobre el arte y la posicin kantiana1. Con

    dichos trminos, Hegel no slo establece un fructfero deslinde, tambin vale la pena sealar que acua expresiones de las que nos valemos todava hoy e inaugura un debate cuyos argumentos de manera ms o menos manifiesta suelen estar presentes en nuestras consideraciones del arte. As, grosso modo Esttica significa para nosotros un amplio concepto que rene lo que consideramos bello y que reivindica el juicio singular, subjetivo. Y Filosofa del arte pareciera ser la frmula natural para la comprensin de lo que, en su inmenso significado, es el arte.

    Detengmonos un momento en estas expresiones y considermoslas en su generalidad. Es tan amplio el conjunto de experiencias que agrupamos bajo la denominacin Esttica que, por ejemplo, en el Per es una palabra muy comn: aparece en los anuncios de las peluqueras y de establecimientos bastante rentables y sumamente peligrosos de ciruga.

    Pero, pese a su heterogeneidad, algo queda muy en claro: la Esttica tiene que ver con la belleza, y con respecto a ella todos nos sentimos con derecho a juzgar (incluso para sostener que es irrelevante). Sin embargo, los estudiosos de la filosofa sabemos que Kant emplea el trmino Esttica como slo puede hacerlo un profesor de filosofa en la lejana Knigsberg y en el todava ms lejano siglo XVIII, como alguien empeado en discernir cul es la legitimidad de nuestros juicios sobre lo bello y, tambin, sobre lo

    1 Al menos ese contraste aparece claramente formulado en una de las ediciones de sus Lecciones, cf.

    Hegel, Vorlesungen uber die sthetik en: Werke, Frankfurt a.M.: Suhrkamp, 1977, t. 13, p. 13. La cuestin de los trminos empleados por Hegel es esencial para comprender lo especfico de su posicin, pero su estudio se enfrenta al problema de las ediciones de sus Lecciones. Slo puedo aqu observar dos aspectos a tomar en cuenta: en Berln, Hegel toma cierta distancia de las lecciones impartidas en Heidelberg y reelabora sus apuntes que, adems, servirn como base para las posteriores Lecciones. As, anuncia sus clases como sthetik als Philosophie der Kunst (Briefe von und an Hegel, t. 4, seccin 1, ed. por F. Nicolin, Hamburgo, 1977, citado por Helmut Schneider, editor de las Vorlesungen ber sthetik. Berlin 1820/21. Eine Nachschrift (de Sax von Terborg), Frankfurt a.M.: Peter Lang, 1995, p. 10). El segundo aspecto a tomar en cuenta no es menos sorprendente: la edicin preparada por A. Gethmann-Siefert (Darmstadt: WbG, 2003) del manuscrito de H.G. Hotho (principal editor de las Lecciones, tal como normalmente las conocemos), elaborado en el verano de 1823 y que corresponde a la segunda vez que Hegel dicta el curso, lleva por ttulo: Vorlesungen ber die Philosophie der Kunst.

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    sublime. Ciertamente el uso que le da Kant a la palabra Esttica forma parte de una alambicada y barroca arquitectnica de la Razn. No tenemos, por suerte, que aventurarnos ahora en esa compleja estructura para reconocer que el trmino Esttica seala, en buena cuenta, el ncleo de la posicin de Kant: la necesidad de reivindicar, en la experiencia esttica, el juicio de cada uno de nosotros para legitimarlo en la medida en que todos compartimos una misma facultad de juzgar.

    Hegel contribuy a que asociemos la expresin Esttica a Kant. Gracias a su intuicin de lo que a la larga significar la investigacin de Kant, nos es familiar dicha expresin, de una forma que, a primera vista, resume lo especfico de Kant. Con todo, si nos atenemos al juicio de Hegel corremos el riesgo de pasar por alto un aporte fundamental de Kant, justamente desdibujado por Hegel, en aras de darle cabida al trmino que este ltimo prefiere: Filosofa del arte. En efecto, Hegel considera que esta expresin y no el trmino Esttica se cie mejor a los propsitos de la filosofa cuando se trata de dar cuenta de la experiencia esttica. La frmula Esttica, en su opinin, hace prevalecer el juicio subjetivo, el mero goce del gusto, el paladeo insustancial y efmero, y nos impide desplegar el esfuerzo del concepto para comprender en su complejidad el lugar y la funcin del arte en el conjunto de la experiencia humana.

    Llegados a este punto tenemos que hilar muy fino para no perdernos en los malentendidos y equvocos que surgen al mirar la empresa kantiana desde la perspectiva de Hegel. Y, reconocidos esos equvocos, podremos quiz esbozar una sonrisa al constatar que lo que Hegel reivindica con la frmula Filosofa del arte, es en buena cuenta, precisamente aquello que Kant consider desfasado y completamente inconveniente para legitimar la experiencia esttica. Me refiero al contenido de los

    juicios y no, como insiste Kant, la posibilidad de compartir una misma forma de juzgar. Pero tendremos tambin que tomar en cuenta que precisamente en el contraste entre

    ambas posiciones se delinea el antagonismo anunciado en el ttulo de mi ponencia.

    Antes de introducirnos con cuidado en las diferencias entre Kant y Hegel, permtanme

    sealar muy brevemente cmo el trmino hegeliano, Filosofa del arte, resume tambin adecuadamente nuestras opiniones y expectativas sobre la experiencia esttica. En este caso, basta aludir a la vaga conciencia de que el arte en nuestro tiempo o en pocas pasadas, en culturas ms o menos lejanas o cercanas, en contextos ms o menos

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    familiares o extraos, ha tomado formas tan dismiles y dispares, que slo una disciplina tan vasta como la filosofa podra hacerse cargo de semejante estoy tentada a decir, cajn de sastre. Por supuesto, se le hace un flaco favor a Hegel (y tambin, claro, a la filosofa) asociando esta vaga conciencia e indeterminacin con el tratamiento filosfico del arte. Y, sin embargo, tambin es preciso advertir en esta opinin un ncleo

    importante de la posicin hegeliana, a saber: que es tarea de la filosofa comprender finalmente qu es el arte y que slo puede hacerlo unindolo y diferencindolo de otros

    aspectos de la experiencia humana.

    ( 2 )

    Quisiera recapitular las consideraciones anteriores en los siguientes puntos:

    Primero, pese a su generalidad, las expresiones Esttica y Filosofa del arte resumen bien las posiciones de Kant y de Hegel, aunque sean imprescindibles muchas precisiones para hacerles justicia a ambos filsofos.

    Segundo, el hecho de que recojamos tambin en nuestro lenguaje comn y corriente ambos trminos habla a favor de la tesis antes propuesta: las expresiones y concepciones de ambos pensadores le han impreso un cuo imborrable a nuestra percepcin de las manifestaciones artsticas del que vale la pena ser conscientes.

    Tercero, y conjugando los dos aspectos anteriores, queda en pie la discusin sobre si entre ambas posiciones se suscita un antagonismo o hay alguna manera de establecer su

    complementariedad.

    En lo que sigue me propongo someter a la consideracin de ustedes tres cuestiones, esta vez recurriendo de una manera ms precisa y determinada a la obra de ambos filsofos:

    En primer lugar, quisiera insistir en cun afines siguen siendo para nosotros las concepciones de Kant y Hegel, especificando lo que gracias a ellos definitivamente hemos dejado de lado.

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    En segundo lugar, tratar de mostrar de una manera ms exacta qu es lo que Kant y Hegel propusieron. Para ilustrar sus propuestas me centrar en la relacin entre

    conceptos y sentimientos.

    En tercer lugar, intentar hacer valer la tesis de que pese a que, a primera vista, sus

    puntos de vista parecieran antagnicos, en realidad, abordan cuestiones diferentes. En tal sentido sostendr que sus posiciones no son antagnicas.

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    Paso al primer punto: mostrar cun afines siguen siendo para nosotros las concepciones de Kant y Hegel, especificando lo que gracias a ellos definitivamente hemos dejado de lado.

    Para percatarse de cmo los trminos kantianos y hegelianos han impregnado nuestro vocabulario y nuestra percepcin del arte, basta traer a la memoria la tan mentada

    unidad metafsica entre lo bello, lo bueno, y lo verdadero. Quiz podamos mirar con nostalgia aquella unidad, tomarla como un guio de lo que realmente queremos; podra,

    en efecto, fascinarnos el ideal de una perfeccin alcanzable (al menos, en pequea escala y con ayuda del bistur o cualquier otro novedoso implemento) slo que, a menos que echemos por la borda nuestra conciencia crtica, histrica (y de que estemos dispuestos a poner en riesgo nuestra vida), no tendramos la ms mnima idea de cmo realizarla. Es pocas palabras, es preciso constatar que estamos muy lejos de los paradigmas antiguos.

    Ahora bien, ocurre que la mencin a la unidad metafsica, a aquel paradigma que

    definitivamente hemos dejado de lado, nos conduce a un equvoco sobre las diferencias entre Kant y Hegel, fuente de un pretendido antagonismo que, en mi opinin, no es tal. En efecto, un rasgo claro del empeo de Kant es delimitar a tal punto la esfera de los

    juicios estticos que no quepa duda de que son radicalmente distintos a los juicios de conocimiento o de la moral2. Es decir, lo fundamental de la empresa de Kant consiste en

    2 Vase a tal efecto la Analtica de lo bello de la Crtica del juicio.

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    proponer la autonoma del conocimiento, de la moral y de la esttica, con la importante consecuencia de que no podemos esperar ya que nuestro conocimiento del mundo, nuestras acciones morales y nuestras reacciones estticas se renan en un mismo tipo de experiencia.

    Desde esta perspectiva, el esfuerzo hegeliano podra ser considerado como el intento por restablecer, en cierta medida, una forma de unidad, encarnada en su ambiciosa

    propuesta de tomar a la filosofa, la religin y al arte como momentos del Espritu.3 Hegel pretendera reivindicar as nuevamente una unidad metafsica. Aunque esta interpretacin pueda resultar sugestiva, en especial con la intencin de reforzar la posicin de Kant, en detrimento de la de Hegel (o, tambin, por qu no, al revs), lo cierto es que para hacerla valer habra que pasar por alto ciertas condiciones fundamentales de la reflexin hegeliana. Por ejemplo, que los momentos del Espritu tienen su razn de ser en un despliegue histrico, que su articulacin slo es dable para una conciencia que reconoce sus diferencias y que entonces, lejos de ansiar simplemente su unidad, constata que ella no puede darse en los trminos y expectativas del pasado. Con todo el entusiasmo del idealismo pantestico4 que Hegel pueda tener

    en el que ciertamente la unidad metafsica puede an ser un telos, a todas luces se advierte cun profundo ha sido el resquebrajamiento operado por Kant, cunto de la autonoma de las esferas del saber, la moral y el arte es, pues, irrenunciable.

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    En el punto anterior he tratado de mostrar que, por un lado, hemos heredado de Kant la

    sospecha sobre la imposibilidad de conjugar en una sola experiencia nuestro conocimiento del mundo, nuestras acciones morales y nuestras reacciones estticas. Y

    que, por otro lado, hemos aprendido la leccin de Hegel sobre la necesidad de poseer una aguda conciencia histrica y de reconocer, entonces, los lmites impuestos a tal pretensin. Aunque la Esttica y la filosofa del arte reivindican puntos de vista distintos sobre el quehacer esttico o artstico, asumimos sin mayores divergencias

    3 Vase G.W.F. Hegel, Vorlesungen ber sthetik: Berlin 1820/21. Eine Nachschrift, ed. por H.

    Schneider, Frankfurt a.M.: P. Lang 1995, p. 33. 4 Tomo la expresin de Richard Rorty, Contingency, Irony, Solidarity, Cambridge: University Press, 1989,

    cap. 2.

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    ambas posiciones. Y eso es as porque aceptar la autonoma de los mbitos del saber, de la moral y del arte bien puede complementarse con la conciencia de la historicidad de toda actividad humana.

    Quisiera ahora considerar de una manera ms exacta qu es lo que Kant y Hegel propusieron. Tomar como ejemplo un tema ampliamente debatido, que tomamos como crucial en nuestra apreciacin y creacin del arte, la relacin entre sentimientos o

    emociones y conceptos.

    Con la expresin Esttica, por lo comn tenemos en mente una determinada capacidad para apreciar la belleza y lo sublime. Pensamos en alguien receptivo a tales cualidades

    y, por ende, capaz de ciertas emociones o sentimientos. Ello calza perfectamente con la posicin de Kant: para l, los juicios estticos son, en ltima instancia, una reaccin subjetiva (aunque no subjetivista), esto es, la presencia de ciertos sentimientos. Importa, ante todo, una determinada forma de reaccin emocional y ello es muy importante en Kant que podamos compartir con otros. Puede ser que no nos demos tan fcilmente cuenta de cun radicalmente reivindicaba Kant el elemento emotivo en la apreciacin

    artstica. Nos parece muy tenue y borrosa la experiencia del arte, tal como l se la imaginaba, enmarcada en moldes clasicistas y del buen gusto y todo lo que cabe

    imaginarse, en fin, de un dbil y enclenque profesor de filosofa, delicadamente corts y con nfulas cosmopolitas, pese a no haber salido jams de Knigsberg.5 Pero, a su manera y con toda razn, Kant reclamaba para el arte una experiencia vital. Sin ello, sin algo que en el sentimiento podamos legtimamente compartir con otras personas, no estaramos hablando propiamente nuestra experiencia esttica. Aqu resulta crucial la relacin que tiene el sentimiento de la belleza con la facultad de los conceptos. Para

    Kant, la experiencia esttica se sostiene en la comunicabilidad de un sentimiento6, imposible entonces de demostrar por la va de los conceptos. No podemos convencer a

    nadie con argumentos de que debe coincidir con nuestro juicio, con nuestra experiencia esttica. Ella tiene algo de juego, de imprevisible, de gratuita y espontnea, y sera

    5 Para tener una idea de lo que para Kant poda causar cierta consternacin en la experiencia esttica,

    tomemos como ejemplo los jardines. Le parece extrao que se pueda considerar a la jardinera de placer como una especie de arte pictrico. Kant, Crtica de la facultad de juzgar, nota a B 209. Una performance como la de Ron Athey, seropositivo, quien le dio un corte a otro intrprete en el escenario y colg sobre el pblico servilletas empapadas de sangre, sera para Kant probablemente un acto de pura barbarie.

    6 Vase el 9 de la Crtica de la facultad de juzgar.

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    entonces un absurdo tratar de demostrarle a alguien que necesariamente tiene que coincidir con nuestro sentimiento. Sin embargo, ello no significa que nuestro sentimiento no traiga consigo la estimulacin de la actividad conceptual. Por el contrario, en la experiencia esttica a tal punto se alientan imaginacin y conceptos, que

    necesitamos hablar, discernir, discriminar, juzgar. Aunque sostenida en la comunicabilidad de un sentimiento, por s mismo inefable, la experiencia esttica nos torna comunicativos en el discernimiento. En determinadas ocasiones las

    manifestaciones artsticas nos llevan a mundos que no sospechbamos y su visita nos deja distintos a como ramos. Desear hablar sobre eso y ser capaz de llevarnos a esos mundos, con discernimiento, es un sntoma de vida.

    Pero lo que me interesa destacar es que entonces, segn Kant, no estn reidas en la experiencia esttica la actividad emocional y la actividad conceptual. En cambio, para

    afirmar su incompatibilidad pareciera que no hay nada mejor que la batalla incansable de Hegel por el concepto y la idea.7

    Bien, pero tratemos de mirar esta batalla con un poco de distancia. Remontmonos al

    trmino hegeliano: Filosofa del arte. Hegel le plante tareas muy complejas y ambiciosas a la filosofa en relacin con el arte. Deba, por ejemplo, poner de manifiesto la verdad del arte, mostrar que en ciertas formas y momentos histricos alcanzaba la mxima expresin de los ms altos intereses espirituales. Una tarea lo suficientemente excelsa como para que hoy constatemos que en nuestra experiencia moderna no hay nada semejante; o tambin lo suficientemente osada como para que despus, concluya Hegel, slo la filosofa o la idea y no el arte puedan satisfacer semejantes demandas. Un poco de malicia no est dems: claro, un profesor de filosofa, en la carrera de

    funcionario del Estado prusiano, tena que hacerse un lugar y qu lugar en el mundo. Pero, maldades aparte, recojamos lo esencial: Filosofa del arte designa una aproximacin a las manifestaciones artsticas que atiende a su despliegue conceptual e histrico. Desde este punto de vista, la punzante crtica de Hegel al mero juego sensualista vaciado de contenidos, atribuible, en su opinin, a Kant, es perfectamente

    7 Empleo las expresiones concepto e idea de forma libre, no en el sentido preciso de Hegel.

    Vase al respecto Hegel, Vorlesungen ber die Philosophie der Kunst., ed. por A. Gethmann-Siefert, Darmstadt: WbG, 2003, p. 47 s.

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    comprensible, aunque el blanco est equivocado. Est equivocado, pues para Kant, como hemos visto, la experiencia esttica alienta la actividad conceptual, slo que no podramos legitimarla recurriendo a argumentos o conceptos.

    Tampoco Hegel pretende legitimar la experiencia esttica por la va conceptual. Su

    intencin es otra: investiga qu significado tiene y tuvo el arte. Hegel es fiel a su perspectiva universal: el arte es una cuestin humana general, concierne a la vida de un

    pueblo, de una poca. Y si esto es as, el arte no est suficientemente determinado cuando se aduce la vivencia de la experiencia subjetiva y sentimental de los individuos.8 Hay que entender qu sea el arte, porque es parte de una vitalidad general, compartida, que no se agota en el paladeo emotivo, mudo, inefable. Y, sin embargo, los

    rasgos que destaca del arte los contenidos, los significados no son valiosos porque puedan traducirse simplemente en conceptos. La prosa de los conceptos sostiene es

    una mera representacin abstracta; la poesa es, en cambio, una representacin individualizada.9 La poesa, que por su carcter dctil y vasto puede hacerse cargo de cualquier contenido, se traiciona cuando no lo acoge en su individualidad, esto es, de forma concreta, sensible.

    En qu sentido podran estar reidas la actividad emotiva y la actividad conceptual en

    el planteamiento de Hegel? Por qu su batalla por el concepto y la idea es incompatible con el sentimiento esttico? La incompatibilidad resultara de una exigencia absurda: que se quiera comprender qu sea el arte y que lo nico que se tenga a la mano sea una suerte de solipsismo del sentimiento: el famoso paladeo insustancial y efmero. Con l nada se puede comprender. Fcilmente se concluye que tampoco en Hegel estn disociados el sentimiento y el concepto cuando se trata del arte o de la experiencia

    esttica. El arte busca la comunicabilidad y la alcanza por los contenidos, siempre individualizados, con respecto de los cuales nada tiene que decir el sentimiento inefable.

    No muy lejos estaba Kant, slo que insista en otro problema: la experiencia esttica hunde sus races en la comunicabilidad de un sentimiento, imposible de demostrar por la va de los conceptos.

    8 As lo advierte Carla Cordua, Idea y figura. El concepto hegeliano de arte, Rio Piedras: Ed.

    Universitaria, 1979, p. 107, 9 Vase G.W.F. Hegel, Vorlesungen ber sthetik, op.cit., p. 102.

  • 9

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    Voy a ensayar, a modo de conclusin, dar una respuesta a la pregunta de si puede sostenerse que hay un antagonismo entre la Esttica y la Filosofa del arte. Mi impresin es que el presunto antagonismo estara construido sobre falsas oposiciones. Entre la Esttica y la Filosofa del arte media un enfoque distinto, no comparable al de posiciones divergentes sobre un mismo asunto. La Esttica reivindica la comunicabilidad de un sentimiento que no puede legitimarse o probarse conceptualmente, pero cuyos rasgos significativos son la efervescencia de la actividad imaginativa y conceptual. Reconoce que es imposible conjugar en una sola experiencia nuestro conocimiento del mundo, nuestras acciones morales y nuestras reacciones estticas, pero no por eso se recluye en un sentimiento mudo. Se comunica, ms bien, en

    el ejercicio de la crtica, del juicio, del quehacer artstico.

    La Filosofa del arte asume la necesidad de comprender qu sea el arte. Esta tarea es tanto ms necesaria cuanto se toma conciencia de que el arte no siempre ha significado

    ni significa lo mismo. Las formas que adopta son mltiples y variadas, pero justamente porque son determinadas y concretas alientan tambin el ejercicio de la crtica, del juicio, del quehacer artstico. Esas actividades, propone Hegel, son una manera de comprendernos y de reconocer qu tenemos en comn con los dems.

    El arte no se legitima porque lo comprendamos, pero s en la medida en que lo compartamos, y para ello debe apelar a cada uno de nosotros. Su autonoma no est reida con nuestra historicidad.