hegemonía y poder neoliberal

Upload: emeterioceledonio

Post on 03-Nov-2015

4 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Nota publicada en el diario pagina12 a un año de la muerte del intelectual Ernesto Laclau. Articulo que versa sobre el poder hegemónico del neoliberalismo.

TRANSCRIPT

  • 23/04/15 10:07Pgina/12 :: Psicologa :: Hegemona y poder neoliberal

    Pgina 1 de 3http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/psicologia/9-271126-2015-04-23.html

    Imprimir | Regresar a la nota

    Ernesto Laclau naci en Buenos Aires,en 1935, y muri en Sevilla, Espaa, el13 de abril de 2014.

    Psicologa | Jueves, 23 de abril de 2015

    A partir de las ideas de Ernesto Laclau

    Hegemona y poder neoliberalBasndose en las ideas de Ernesto Laclau, el autor advierte que la Hegemona es lalgica constitutiva de la poltica, mientras que el discurso capitalista intentaaduearse de todo el espacio simblico.

    Por Jorge Alemn *

    A Ernesto Laclau, en el primerao de su muerte, en Sevilla

    La Hegemona es la lgica constitutiva de la poltica y no simplemente unaherramienta de la misma. Pero para desentraar esta afirmacin debemosdar algunos rodeos que nos permitan cierta captacin del asunto. LaHegemona no es una voluntad de poder, ni un deseo de aduearse delespacio de la representacin poltica. Es siempre muy llamativo que cadavez que emerge una fuerza poltica transformadora, con vocacin deruptura y con un horizonte emancipatorio, se le enrostre su pretensinhegemnica. Cuando esto est proferido por los medios corporativos dela derecha, se ve claramente la jugada; el Poder neoliberal es unadominacin que se disimula como consenso, una dominacin que sepresenta ms como una dependencia a una serie de dispositivos queconforman a la subjetividad que como una sumisin impuesta. Tambinse presenta como una dependencia inerte a determinados mandatos queni siquiera son explcitos, pero sin embargo eficaces. Es lo que llamamoscorrientemente la naturalizacin del poder neoliberal, disfrazar suideologa bajo la forma del fin de la ideologa.

    Pero, qu es la Hegemona?, cul es la lgica poltica que la sustenta segn Ernesto Laclau? De entrada hay queadmitir una complejidad intrnseca a este concepto, a partir de esa radicalizacin del programa gramsciano queencarna Laclau con su pensamiento. Partamos de los momentos bsicos de su constitucin como conceptofundamental de una ontologa poltica. Primero: la realidad est constitutivamente construida por discursos; losafectos, los cuerpos, las pulsiones, estn atravesados por el discurso, marcados por sus significantes, determinadospor una retrica y una gramtica que suspende toda idea de una fuerza original e inmanente que se puedarepresentar directamente. Segundo: estos discursos que constituyen la realidad lo hacen de tal manera que nopueden nunca representarla en su totalidad. El discurso constituye a la realidad, no la puede representar de modoexhaustivo, y sin embargo, se tiene que hacer cargo de intentar representarla de un modo fallido. Esta brechaontolgica entre discurso y realidad es irreductible e imposible de ser suturada. La representacin vehiculizada porel discurso es estructuralmente fallida, existir siempre una heterogeneidad que impide que la representacin seproduzca como totalidad. Por ltimo, en este Lmite del discurso al representar la realidad, frente a estaheterogeneidad irreductible, frente a esta diferencia imposible de cancelar, se articula el momento poltico quellamamos hegemnico. No puede haber poltica sin pasar por el dilema hegemnico. Hacerse cargo de representaraquello que se sustrae a la representacin, nos muestra que lo Poltico no es un subsistema de la realidad, sino elmodo privilegiado en que la misma se constituye. El momento hegemnico se resuelve de forma siempre fallida atravs de un trmino limite, ya sea el denominado significante vaco en Laclau, objeto a en Lacan, clasehegemnica, en Gramsci. La brecha insalvable entre el discurso y aquello que no puede eludir representar es lo quela Hegemona, insistamos en su carcter fallido, intenta resolver.

  • 23/04/15 10:07Pgina/12 :: Psicologa :: Hegemona y poder neoliberal

    Pgina 2 de 3http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/psicologia/9-271126-2015-04-23.html

    Emancipacin

    Una vez formulado este rodeo terico y, ya entrando en mis propias consideraciones, debo decir, y ste es el sesgode lo que denomino la izquierda lacaniana, que no considero al Poder neoliberal una Hegemona, al menos en estesentido estricto que hemos intentado delimitar. Las lgicas de dominacin repudian y son fundamentalmenterefractarias a la construccin de experiencias polticas hegemnicas. El Discurso Capitalista que soporta al Poderneoliberal no admite ninguna brecha, ninguna heterogeneidad inicial, se presenta con la potencia de representar todoy llevar todas las singularidades y las diferencias a la totalidad del circuito circular de la Mercanca. La Hegemonanunca es circular, est siempre agujereada en sus fundamentos, mientras que el discurso capitalista es unfuncionamiento contradiscursivo, podramos decir, que intenta incluso aduearse de todo el espacio simblico.Siendo la propia produccin biopoltica de la subjetividad un claro ejemplo de esta cuestin. Por ello, el odio por lapoltica hegemnica por parte de la derecha es finalmente un odio a lo simblico y al sujeto que puede emerger endicho campo. Un sujeto distinto de los proyectos uniformizantes de la biopoltica neoliberal.

    Slo puede existir la Emancipacin, que es un duelo y una despedida de la metafsica de la revolucin y sus leyeshistricas, si se pasa por la apuesta hegemnica como articulacin de diferencias que nunca sern anuladas. Laemancipacin nunca lograr realizar una sociedad reconciliada consigo misma, como esperaba el marxismocannico. El momento hegemnico es insuperable, no hay sociedad que no sea en su propia existencia unarespuesta a la brecha que la constituye.

    El saber hacer, con esas brechas, esas diferencias, esas heterogeneidades, en la construccin de una voluntadcolectiva, es el arte de lo poltico.

    Por todo esto, y sta es una cuestin crucial, de entrada debemos sealar que lderes, elecciones, participacin enlas instituciones polticas, medios de comunicacin etc., no expresan a la hegemona ni la representan, son parte dela misma, juegan en su interior, en lo que Ernesto Laclau denomina en su lgica hegemnica, la extensinequivalencial de las diferentes demandas. Estas se debern articular a un significante vaco que represente a latotalidad imposible, para permitir la emergencia de una voluntad colectiva, que nunca es algo dado de antemano porninguna identidad o por la llamada Psicologa de las Masas. Aqu debemos hacer una apuesta sin garantas, o elcrimen es perfecto y el discurso capitalista se ha adueado de la realidad y su sujeto, de tal manera que ya estdefinitivamente emplazado y solo llamado a ser material disponible para la forma mercanca, o existen diferentessuperficies de inscripcin donde lo poltico-hegemnico, de modo contingente, puede hacer advenir un sujeto populary soberano. Un sujeto interpelado por aquellos legados simblicos que lo preceden y por las demandas de distintossectores explotados por las oligarquas financieras. Estas demandas singulares se caracterizan porque no puedenser absorbidas por la arquitectura institucional dominante. Las demandas no satisfechas institucionalmente son elpunto de partida, pero slo el punto de partida, para que las diferencias ingresen a una lgica equivalencial. Teniendoen cuenta que ya no podemos imaginar una frmula de desconexin del capitalismo, fundamentada supuestamentedesde leyes objetivas y cientficas, la ruptura populista es la respuesta a ese esencialismo de tradicin marxista.El populismo no es una renuncia a la radicalidad de la transformacin revolucionaria, es an ms radical, porque deun modo materialista admite los impasses y las imposibilidades que se presentan cuando la parte excluida y norepresentada por el sistema intenta construirse como una hegemona alternativa al poder dominante.

    En cuanto a los medios de comunicacin y los distintos debates que acompaan el asunto, parece que no se puedeser optimista con respecto a los mismos. Como aquellos que ven en los medios y particularmente en las redes unaposible forma de capital variable escindido que contribuira, a la larga, con una nueva emergencia de una Multitudtransformadora. Pero tampoco como la realizacin del crimen perfecto donde el sujeto desaparece en la enunciacinde los medios de comunicacin para volverse parte de la gente. El Pueblo comienza cuando la gente se revelacomo pura construccin biopoltica. En esto, el Pueblo es tan raro y singular como el propio sujeto en su devenirmortal, sexuado y hablante. El Pueblo es una equivalencia inestable, constituido por diferencias que nunca seunifican ni representan del todo. Sin embargo, su fragilidad y contingencia de origen, es lo nico que lo salva de latelevisin, los expertos, los programadores, la contabilidad etc. Pero slo en los pliegos ms ntimos de losdispositivos de dominacin neoliberal es que el sujeto popular puede advenir, lo otro es soar con el espejismo deuna realidad exterior pura y sin contaminacin, que por su propia fuerza inmanente terminara por desconectar lamaquinaria y sus dispositivos.

    Slo en el peligro

    Es cierto que, desde perspectivas anteriores ms propias de lo que podramos llamar una ortodoxia lacaniana, sepodra pensar que lo poltico se queda, en efecto, en la superficie de las cosas y que nunca consigue transformarradicalmente nada, y que la repeticin de lo mismo socava desde dentro cualquier proyecto. Pero ahora ya no setrata del ejercicio lcido del escepticismo, ni de la razn cnica, posturas por otra parte anacrnicas y patticas.

  • 23/04/15 10:07Pgina/12 :: Psicologa :: Hegemona y poder neoliberal

    Pgina 3 de 3http://www.pagina12.com.ar/imprimir/diario/psicologia/9-271126-2015-04-23.html

    Hemos ingresado en un tiempo histrico donde vemos consumarse lo que Lacan precisamente llama el discursocapitalista y Heidegger las llamadas estructuras de emplazamiento tcnico, que a la vez constituyen,radicalizaciones tericas y prcticas de lo que Marx llamaba la subsuncin real del Capital en su dominacinabstracta. Por ello, es inevitable pensar en la poltica como el nico lugar posible donde se puede dar un combatecon respecto al proyecto de deshistorizacin y desimbolizacin que el neoliberalismo comporta. El neoliberalismo esla primera fuerza histrica que se propone tocar, alterar, y volver a producir al sujeto, intentando eliminar as supropia constitucin simblica. Parafraseando al filsofo, slo en el peligro de la poltica puede crecer lo que nossalva.

    Sin correr el riesgo de quedar atrapados en aquello que queremos a la vez destituir, no hay actualmente posibilidadde asumir un proyecto populista de izquierda de vocacin emancipadora. Estamos siempre a punto de naufragar, yhay que entender que a partir de ahora siempre ser as, porque ya no volver a nosotros aquel espejismo ideal deestar cumpliendo con los pasos revolucionarios que supuestamente expresaban el fundamento de una ley histrica.No slo nunca fue as, aunque el ensueo metafsico fue trgicamente potente, sino que ahora sera absolutamentefuncional a la dominacin neoliberal jugar el juego de un hipottico radicalismo revolucionario.

    Conectar la poltica con la vida real implica que la misma es travesa, construccin, articulacin, de unaheterogeneidad que no siempre toma la direccin que ms anhelamos, pero que sin ella no habra nada que oponercomo Hegemona al rgimen del Capital.

    * Psicoanalista. Autor de Para una izquierda lacaniana.

    2000-2015 www.pagina12.com.ar | Repblica Argentina | Todos los Derechos Reservados

    Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.