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El libro Gewelven. Constructie en toepassing in de historische en hedendaagse bouwkunst (Bóvedas. Construcción y aplicación en la arquitectura históri- ca y en la actual) del arquitecto neerlandés Henri Thunnissen (1950a) puede considerarse como un au- téntico canto de cisne sobre la temática de las bóve- das y cúpulas de fábrica. Publicado en 1950 en Ámsterdam por la editorial Ahrend en Zoon cuando ya la nueva técnica del hormigón armado había des- plazado casi totalmente la práctica tradicional de construcciones abovedadas, despertó sin embargo todavía bastante interés en su momento entre los cír- culos profesionales de su país. 1 Fuera de los Países Bajos, por el contrario, no parece haber tenido una repercusión significativa y muy probablemente, su exclusiva edición en neerlandés contribuyó a lo li- mitado de su difusión y desde luego a su casi total ignorancia en el mundo hispano hablante. No obs- tante, por su amplitud y profundidad, por la claridad pedagógica de su exposición y por aunar en él no solo los aspectos descriptivos sin también los cons- tructivos e históricos resultó ser una obra ejemplar y por ello incomprensiblemente olvidada. 2 Con este trabajo pretendemos en realidad un doble objetivo. Por un lado dar a conocer dicho tratado, y por otro lado aproximarnos a la figura de su autor. Parecía de justicia dedicar también cierto esfuerzo de investiga- ción para indagar en la personalidad y trayectoria de alguien que tanto empeño había puesto en transmitir lo mejor de un mundo constructivo prácticamente en desaparición. Gewelven, fue concebido principalmente como un libro de recopilación de toda la historia de este tipo de construcciones y con él su autor quiso rendir ho- menaje a estos singulares elementos de cubrición que tanto protagonismo habían tenido en la arquitectura anterior al siglo XX. 3 Con ello dejó también constan- cia de casi toda una vida dedicada a su estudio, surgi- da de una íntima necesidad y a la que resolvió dar forma en un libro. Debe resaltarse a este respecto que fue un afán puramente personal, ya que Thunnissen no tuvo responsabilidades docentes en centros de en- señanza de arquitectura. No se trató por tanto de nin- gún encargo u obra destinada a un ámbito académico concreto. El esquema seguido en Gewelven fue, como dijimos, el de una extensa recapitulación sobre el tema incluyendo en sus trescientas cincuenta y una páginas el estudio de los principales y mejores ejem- plos conocidos de bóvedas y cúpulas. Su recorrido partió desde las primeras civilizaciones en que estas cubriciones fueron sistemáticamente desarrolladas, es decir desde el área de Mesopotamia, hasta los últi- mos grandes experimentos de la época barroca tardía y el neoclasicismo, pero incluyendo también una rica colección de ejemplos más actuales y que para él marcaban una trayectoria todavía viva para esta téc- nica. Antes de proceder a adentrarnos más profunda- mente en los contenidos, se ha de decir que se trata de un libro ampliamente ilustrado, incluyendo 139 láminas de ilustraciones alternadas entre las exclusi- vamente de texto, y que para ello recurrió funda- Henri Thunnissen. Estudioso de la construcción abovedada y arquitecto Rafael García Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29 enero 2005, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz, 2005.

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Page 1: Henri Thunnissen. Estudioso de la construcción abovedada y ... · bado, con una alabanza del trabajo manual y sus ne-cesarias imperfecciones como elementos importan- ... su aplicación

El libro Gewelven. Constructie en toepassing in dehistorische en hedendaagse bouwkunst (Bóvedas.Construcción y aplicación en la arquitectura históri-ca y en la actual) del arquitecto neerlandés HenriThunnissen (1950a) puede considerarse como un au-téntico canto de cisne sobre la temática de las bóve-das y cúpulas de fábrica. Publicado en 1950 enÁmsterdam por la editorial Ahrend en Zoon cuandoya la nueva técnica del hormigón armado había des-plazado casi totalmente la práctica tradicional deconstrucciones abovedadas, despertó sin embargotodavía bastante interés en su momento entre los cír-culos profesionales de su país.1 Fuera de los PaísesBajos, por el contrario, no parece haber tenido unarepercusión significativa y muy probablemente, suexclusiva edición en neerlandés contribuyó a lo li-mitado de su difusión y desde luego a su casi totalignorancia en el mundo hispano hablante. No obs-tante, por su amplitud y profundidad, por la claridadpedagógica de su exposición y por aunar en él nosolo los aspectos descriptivos sin también los cons-tructivos e históricos resultó ser una obra ejemplar ypor ello incomprensiblemente olvidada.2 Con estetrabajo pretendemos en realidad un doble objetivo.Por un lado dar a conocer dicho tratado, y por otrolado aproximarnos a la figura de su autor. Parecía dejusticia dedicar también cierto esfuerzo de investiga-ción para indagar en la personalidad y trayectoria dealguien que tanto empeño había puesto en transmitirlo mejor de un mundo constructivo prácticamente endesaparición.

Gewelven, fue concebido principalmente como unlibro de recopilación de toda la historia de este tipode construcciones y con él su autor quiso rendir ho-menaje a estos singulares elementos de cubrición quetanto protagonismo habían tenido en la arquitecturaanterior al siglo XX.3 Con ello dejó también constan-cia de casi toda una vida dedicada a su estudio, surgi-da de una íntima necesidad y a la que resolvió darforma en un libro. Debe resaltarse a este respecto quefue un afán puramente personal, ya que Thunnissenno tuvo responsabilidades docentes en centros de en-señanza de arquitectura. No se trató por tanto de nin-gún encargo u obra destinada a un ámbito académicoconcreto. El esquema seguido en Gewelven fue,como dijimos, el de una extensa recapitulación sobreel tema incluyendo en sus trescientas cincuenta y unapáginas el estudio de los principales y mejores ejem-plos conocidos de bóvedas y cúpulas. Su recorridopartió desde las primeras civilizaciones en que estascubriciones fueron sistemáticamente desarrolladas,es decir desde el área de Mesopotamia, hasta los últi-mos grandes experimentos de la época barroca tardíay el neoclasicismo, pero incluyendo también una ricacolección de ejemplos más actuales y que para élmarcaban una trayectoria todavía viva para esta téc-nica.

Antes de proceder a adentrarnos más profunda-mente en los contenidos, se ha de decir que se tratade un libro ampliamente ilustrado, incluyendo 139láminas de ilustraciones alternadas entre las exclusi-vamente de texto, y que para ello recurrió funda-

Henri Thunnissen. Estudioso de la construcción abovedada y arquitecto

Rafael García

Actas del Cuarto Congreso Nacional de Historia de la Construcción, Cádiz, 27-29 enero 2005, ed. S. Huerta, Madrid: I. Juan de Herrera, SEdHC, Arquitectos de Cádiz, COAAT Cádiz, 2005.

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mentalmente a dibujos de su propia mano, completa-dos esporádicamente con algunas fotografías. Encuanto a éstas, principalmente de interiores, tuvieronmás bien un papel de complemento en la presenta-

ción de algunas soluciones. Los dibujos por su parte,sencilla y gratamente elaborados, presentan una totalunidad de factura y estilo desde la primera a la últi-ma ilustración y es destacable la economía de me-dios, limitándose al dibujo a línea a mano alzada congran precisión y elegancia. La intención es siemprepedagógica y a favor de la claridad eliminando cual-quier elemento superfluo. Acompañando dichos di-bujos hay siempre una abundante cantidad de notasy pies de ilustraciones, rotuladas meticulosamente amano y siempre con el mismo estilo caligráfico.Desde un punto de vista compositivo, estos textos

contribuyen al aspecto visual de cada lámina, crean-do bloques o líneas en general bellamente equilibra-dos con los dibujos. Pero aún más interesante, y yadesde el punto de vista de la organización de la obra,fue que permitían una especie de doble discursocomplementario a las páginas de texto tipográfico,resumiendo o resaltando las cuestiones más impor-tantes. Esto fue especialmente destacable, por ejem-plo, en la presentación de construcciones singulares,en donde el texto manual que acompaña los dibujosfue especialmente extenso. Un aspecto final de inte-rés de las páginas de ilustraciones es que en ellassiempre reflejó su fuente, lo que permite muy cómo-damente, hacer el repaso de las referencias de auto-res manejadas a lo largo del libro. Salvo en los dibu-jos concebidos de manera propia las atribucionessiempre lo son de manera inequívoca, independien-temente de que en dichos casos, como se ha indica-do, no se presentaron los dibujos originales sino supropia versión redibujada. Hubo por tanto tambiénuna intencionada reinterpretación o selección de di-chas fuentes originales, adaptándolas a los fines desu propio discurso.

Thunnissen organizó su libro en cinco capítulosde los cuales los tres primeros pueden considerarse

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una especie de introducción al cuarto, titulado «Degewelfbouw in de loop der tijden» (La construcciónabovedada a lo largo de los tiempos), y verdaderonúcleo fundamental de la obra con sus 228 páginas.Un quinto y último capítulo denominado «la inves-tigación de la estabilidad de las bóvedas» pone final libro acompañado de una bibliografía por aparta-dos y un registro de nombres citados en texto. Lanecesidad de los cuatro capítulos de acompaña-miento se deduce de su propia comprensión de losproblemas involucrados, «los cuales . . . puedencasi siempre reducirse a los terrenos matemático,constructivo y estético».(Thunnissen 1950a, 1) Enconsecuencia, los tres capítulos previos fueron titu-lados, problemas de naturaleza matemática, proble-mas de naturaleza constructiva y problemas de na-turaleza estética respectivamente. Una ojeada alprimero de ellos muestra en apariencia una exposi-ción relativamente clásica de aspectos geométricosy construcciones gráficas referentes a las distintasformas abovedadas. No obstante, la selección de ca-sos y la coherencia de tratamiento hacen que sea enrealidad una muy didáctica síntesis de solucionesprácticas reales, evitando plantear problemas mera-mente especulativos o teóricos. Puede citarse a esterespecto por ejemplo el trazado de las bóvedas dearista, en las que los arcos diagonales siguen siem-pre el trazado semicircular tan habitual en la prácti-ca. O también el uso de la denominada cuña de Wa-llis, en realidad un tipo de conoide muy útil para laformación de lunetos en superficies cilíndricas y to-roidales. Como sucederá en el resto del libro, suinspección detallada muestra que desde luego no setrata de una simple reproducción de clichés o figu-ras manidas.4

Semejante orientación práctica tuvo también elsegundo capítulo en donde tras breves consideracio-nes sobre la relación de las bóvedas con el resto deelementos y sobre los materiales de las mismas, sepasa a comentar el proceso de su construcción. Deuna manera también muy gráfica y visual se expli-can las correctas soluciones de arranques, despiecesy coronaciones de arcos, continuando con la des-cripción de cimbras y métodos de descimbrado. Un-gewitter (1901) y C. Körner (1901) son aquí citadosinaugurando las abundantes referencias consignadasen sus láminas. Continuando con la mencionada in-tencionalidad práctica, los estudios de bóvedas decañón oblicuas de este capítulo, que quizás pudie-

ran parecer soluciones un tanto excepcionales, sejustificarían por ejemplo, por su frecuencia en casosde puentes, tan presentes en ciudades holandesas.Un interesante tratamiento reciben, así mismo, al-gunos casos concretos de bóvedas para escaleras decaracol.

Mucho más corto es sin embargo el capítulo sobrelos problemas de naturaleza estética, al que solo sededican dos páginas. Le sirven para mencionar noobstante la importancia de aspectos como las pro-porciones del espacio interior o la continuidad y re-laciones entre bóveda y muro. De notar es tambiénpor ejemplo, el interés concedido a la factura y aca-bado, con una alabanza del trabajo manual y sus ne-cesarias imperfecciones como elementos importan-tes para alcanzar efectos estéticos. Lo son así mismola forma y dirección de las juntas, consideradoscomo «un medio en las manos del constructor de bó-vedas para alcanzar esos efectos» (Thunnissen1950a, 58). Su conclusión, en la línea recién descri-ta, pone de relieve su admiración por las solucionesde la antigüedad y visibles muy notablemente en elarte constructivo persa, «el cual muestra tal númerode hallazgos que uno no sabe qué más admirar: lamaestría con que el albañil supo crear las formas olas variaciones en la posición de los ladrillos, la al-ternancia en la aplicación de ladrillos vidriados y

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normales o el gusto con el que son solucionados to-dos los posibles encuentros complicados y vuelos»(Thunnissen 1950a, 58).

Naturalmente es imposible en estas pocas líneasdar cuenta de toda la extensión y matices tratados enel que, como indicamos, es el capitulo central de laobra. Para su redacción recurrió prácticamente a lasfuentes más autorizadas hasta el momento en cadaapartado, dando lugar a una síntesis en la que éstas sedestilan en un precipitado denso en conceptos y ob-servaciones. No obstante, ello no hace del libro unaacumulación casuística, ya que entre otras cosas laspáginas de texto que acompañan a las láminas apor-tan abundante información complementaria y de con-texto. Especial mención a este respecto hay que ha-cer a las primeras doce páginas del capítulo en lasque se describen sin ilustraciones las característicasgenerales de la construcción abovedada en cada unade las áreas y épocas contempladas en la exposicióndetallada posterior. Dichas páginas son de gran inte-rés en cuanto condensan buena parte de su pensa-miento en relación al tema, además de ofrecer unapreciosa síntesis de conceptos constructivos e idealesestéticos de las diferentes épocas. A través de ellasqueda evocado cómo por ejemplo, Egipto y Mesopo-tamia desarrollaron la técnica de construcción amano y sin cimbrado frente al caso de los romanos,

los cuales «dispusieron de muchos medios auxiliares,tuvieron madera y otros materiales en abundancia, ypudieron poner a trabajar prisioneros de guerra, es-clavos y pobladores de los territorios conquistados engran número»(Thunnissen 1950a, 59). Así mismo re-salta cómo éste nuevamente contrastó con el arteconstructivo de Bizancio, el cual «creó una nuevaforma abovedada…que pudo realizarse a mano y sinapoyo, es decir sin cimbras», (Thunnissen 1950a, 60)o con el de Persia, con el hallazgo «de dar a las bóve-das una forma peraltada…la cual es la mejor y máseconómica forma para una bóveda de cañon»(Thun-nissen 1950a, 61).

Dentro de estas páginas introductorias, en lasque prosiguen sustanciosos comentarios sobre lasconcepciones y temperamentos del mundo medie-val, renacentista y barroco, destacaríamos especial-mente sus consideraciones sobre las posibilidadesactuales.

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Además la construcción abovedada se presta a ulterioresdesarrollos. Por nuestro conocimiento de la matemática ysu aplicación en la construcción de bóvedas estamos encondiciones de hacer bóvedas con más seguridad, porquepodemos determinar por adelantado mejor que antes si lafirmeza será suficientemente grande. Un ejemplo lo da la moderna construcción de cúpulas, enlas que la experiencia obtenida con las bóvedas de pe-queño espesor del Renacimiento se aprovecha para apli-caciones modernas. Junto a ello juegan además un papelmateriales de ayuda como el hormigón o el acero (Thun-nissen1950a, 69).

Tampoco olvida las posibles oportunidades res-pecto del significado para este tipo de construccio-nes: «Es posible e incluso probable que un nuevo de-sarrollo con aspectos de gran interés esté frente anuestras puertas. Y no es temerario esperar que mo-dernos ideales puedan encontrar una solución satis-

factoria mediante la construcción abovedada».(Thunnissen 1950a, 69) Finalmente anotamos su in-terés en mostrar la necesaria correlación entre técnicae historia: «El conocimiento de los procedimientostécnicos es imprescindible para tener una buena com-prensión de un periodo determinado. Así, también elestudiante de historia del arte está obligado a estudiarla construcción abovedada». (Thunnissen 1950a, 70)

El resto del capítulo prosigue con la división enlos siguientes cinco apartados a los que se dedicaatención pormenorizada: la construcción abovedadaromana, la bizantina, persa, islámica e india, estascuatro últimas en un mismo apartado, la de la EdadMedia, la del renacimiento y barroco y finalmente, lade nuestra época. En todos ellos, como dijimos, sonabundantes las referencias de fuentes, y autorescomo Rondelet, Viollet, Choisy, Durm, Dehio o Ban-nister Fletcher, por nombrar solo los más famosos,

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son citados y utilizados a menudo, completándosecon otros más de setenta estudiosos de referencia. Enapartados concretos podemos encontrar nombres comoGuadet, L. Canina, Fergusson, Letarouilly, C. Gurlitt,J. Burckhardt o el español Puig i Cadafalch, nueva-mente aludiendo solo a figuras muy conocidas. Lasexposiciones tienen un carácter condensado dada lagran cantidad de material tratado (más de sesentaejemplos solo en el apartado de Renacimiento y Ba-rroco). Ello no significa sin embargo que no puedanalcanzar un interesante nivel crítico, y un ejemplo deello puede ser la discusión sobre el Panteón deRoma. En ella muestra cómo la primera mirada cer-cana de Piranesi influyó en sus sucesores y cómo susopiniones permanecieron bastante tiempo sin revisar-se. En concreto su conclusión sobre la existencia demúltiples niveles de arcos de descarga siguió soste-niéndose por Viollet, Canina y Choisy, y solo las in-vestigaciones más detenidas de G. T. Rivoira (1925),entre otros, mostraron que los arcos de descarga soloexisten en la parte baja de la cúpula y no en los nive-

les superiores como venía suponiéndose. Muy bellasnos parecen asimismo las consideraciones sobre lautilidad y justificación de las nervaduras en el gótico,y particularmente, el análisis, que parece ser propio,de las relaciones entre nervaduras en las bóvedas delas girolas en importantes catedrales francesas y ale-manas. En su línea de no descuidar nunca los aspec-tos constructivos, también el mundo de las bóvedasrenacentistas y barrocas es siempre tratado prestandogran atención a las soluciones de contrarrestos. Encuanto a las últimas destacaríamos el interés de suclarificadora exposición sobre materiales y sistemasde arriostrado en ejemplos alemanes.

Naturalmente la extensión concedida es muy va-riable según la importancia de los casos. Por ello lasgrandes cúpulas históricas son tratadas con mayordetalle. En este aspecto destacan los estudios de Sta.Maria dei Fiori de Florencia con dos láminas exclusi-vamente dedicadas, pero sobre todo, las dos grandescúpulas de San Pedro del Vaticano y San Pablo deLondres, consideradas por el autor como cimas deeste arte constructivo y a las que dedica tres y seispáginas exclusivas de dibujos respectivamente. Otrasdos páginas íntegras corresponden a la cúpula delPanteón de París. En justa relación con el número dedibujos las fuentes más amplias son las de San Pablo:

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Barman (s.f.), Harvey (1925), Dunn (1908), Macart-ney (1908), R. B. Brook-Greaves, W. Godfrey Alleny H. Wright y C. G. Sykes, siendo los últimos cita-dos autores de célebres dibujos de la cúpula pero sinreferencias ulteriores en la bibliografía. Una láminasobre los Inválidos de París termina la serie de losejemplos históricos. Éstos son tan abundantes que esdifícil notar ausencias, y solo tras cierto detenimientose llega a echar en falta la inclusión de las grandescúpulas otomanas, las soluciones barrocas de Borro-mini y quizás una mayor presencia de las cúpulas in-dias.

Como se ha indicado, el capítulo cuarto quedacompletado con un último apartado referido a ejemplosmodernos. Destaca en él en primer lugar el resurgi-miento de las bóvedas nervadas asociado al neogótico,con figuras en el ámbito neerlandés como P. Cuypers,A. Teepe, J. Cuypers, Jan Stuyt, W. te Riele o F. Peutz.Su atención sigue después a lo que denomina el influ-jo bizantino. Éste estaría representado fundamental-mente por Jos y Pierre Cuypers. Sin embargo, y dentrode ésta última influencia general que impulsó la cons-trucción de cúpulas a comienzos del XX, diferenciauna primera tendencia marcada por el uso de elemen-tos nervados o costillas con pantallas o láminas ligerastendidas entre ellas y el más avanzado de la cúpulas-cáscara de fábrica propiamente dichas. A esta segundalínea se aproximarían en Los Países Bajos las ultimasexperiencias de J. Cuypers (Iglesia en Beverwijk) ysobre todo las cúpulas de J.van der Valk con ligerascostillas ocultas en el extradós.5 Como plenamenterepresentativos de cúpulas-cáscara de fábrica quedanreconocidas las realizaciones de los Guastavino enEEUU, pero también, aunque a escala menor, diver-sos trabajos propios intercalados en las ilustraciones.Como testimonio de soluciones récord posibles conla técnica de abovedados presenta finalmente un pro-yecto de espacio cupulado de cien metros de diáme-tro diseñado por el Ingeniero Mäkelt.

El cierre de la obra lo pone el capítulo dedicado ala investigación de la estabilidad de las bóvedas. Setrata de un resumen práctico de aplicación de la está-tica gráfica para su análisis. En él vuelve a aparecerla esencia de su estilo sintético y didáctico plasmadoen estudios de casos concretos que terminan en ladescripción del cálculo gráfico de bóvedas de cruce-ría y estrelladas. Su sentido práctico no impide sinembargo que mencione razonamientos teóricos demás alto nivel. Así, además de lo anterior entra en

consideraciones sobre el teorema de Castigliano y elprincipio por el que si es posible un estado de equili-brio, éste se alcanzará realmente. Tanto la hipótesisfunicular como la elástica son sometidas a críticas envirtud de sus imprecisiones, nombrando el método dedeflexión como un tercer método aplicable. De inte-rés es también la mención del recién creado Labora-torio de Estática de la Construcción en La Haya en1949. Algunas aplicaciones de líneas funicularespueden verse también en ejemplos históricos a lo lar-go del libro.

Llegados a este punto cabe preguntarse por la per-sonalidad de su autor y las razones que pudieron mo-tivar su redacción. En el artículo conmemorativo deG.Westehout sobre el setenta cumpleaños de Thun-nissen aparecido en Bowkundig Weekblad (BW), nosdice que su dedicación al tema surgió por una espe-cie de reto personal, «cuando en el verano de 1915en su examen final de ingeniero le fue preguntado sisabía algo de bóvedas. Él tuvo que reconocer su ig-norancia, pero como consecuencia tanto se dedicó asu carencia, que aún presta atención a su estudio, ha-biéndolo hecho crecer hasta convertirlo en un manualsobre bóvedas» (Westerhout 1960). En efecto, su in-terés por la construcción abovedada puede rastrearseen las publicaciones profesionales holandesas y ya en1924 apareció su primera aportación importante conuna serie de cuatro artículos en la revista Klei sobrela iglesia de San Pedro de Roma (Thunnissen 1924).En bastantes aspectos anticipaba lo recogido despuésen su libro, aunque era aún más extensa en cuanto adatos sobre su proceso histórico. A ellos le sucedió el

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año siguiente un largo estudio sobre la catedral deSan Pablo de Londres en la misma revista (Thunnis-sen 1925). Otra notable contribución fue su artículoobituario sobre J. Th. J. Cuypers, hijo del célebreconstructor del Rijksmuseum, en el que ofrecía unadocumentada síntesis sobre su trayectoria y aporta-ciones a la construcción de abovedados (Thunnissen1949a). En ese mismo año ha de destacarse su contri-bución a la «Historia general del arte» de la editorialDe Haan de Utrecht con su capítulo sobre la arqui-tectura del barroco alemán (Thunnissen 1949b). Aúndespués de la aparición de Gewelven, que fue precedi-da por algunos adelantos sobre su contenido en artícu-los publicados en BW, realizó alguna otra aportaciónde interés, como su artículo sobre la construcción dela cúpula de San Pedro con motivo del año santo (T.1950–51) o el dedicado a la arquitectura religiosa deJ. Th. J. Cuypers y Jan Stuyt (Thunnissen 1953). Noobstante y como una cierta culminación de sus traba-jos en éste ámbito han de destacarse sus dos artículosdedicados a la restauración de la iglesia del Santo Se-pulcro de Jerusalén publicados respectivamente enBW (Thunnissen 1955c) y Katholiek Bouwblad (KB)(Thunnissen 1955–56).

Estas dos últimas referencias correspondían a in-formes de los trabajos llevados a cabo por una comi-sión internacional creada para estudiar el preocupan-te estado de tan célebre edificio. Para ella se formóun grupo de especialistas de Francia, Bélgica, Italia,Inglaterra, Estados Unidos y España teniendo aThunnissen como único representante neerlandés, elcual además ejerció la labor de presidente.6 Todo lohasta ahora mencionado se limita a sus publicaciones

más importantes sobre arquitectura abovedada, peroen realidad su producción escrita como articulista esmucho más extensa. Por dar de ella al menos unaidea general puede citarse que ya desde 1923 se pue-den encontrar otros trabajos de importancia como porejemplo su extensa reseña del libro «Indische Bau-kunst» del basilés Emanuel La Roche editado en Mu-nich (Thunnissen 1923) o al año siguiente otra nota-ble serie de artículos sobre construcción de ladrilloen Inglaterra (Thunnissen 1924b) con un total deciento veinte páginas, amén de diversas reseñas, yamas breves, de libros de actualidad. Como mínimo,hasta 1928 sigue colaborando en la revista Klei a lacual pertenecen las referencias citadas. Por otra par-te, sólo en la revista BW y en el periodo 1952–55aparecieron otras once colaboraciones de distinta ex-tensión incluyendo dos informes relativos a la Fede-ración de Arquitectos Holandeses (BNA) y una seriede artículos cortos con comentarios sobre algunosejemplos llamativos de arquitectura extranjera popu-lar o antigua. Son de mencionar entre ellos uno dedi-cado a la cúpula de la catedral de Pistoia (Thunnissen1955a) y otro a cúpulas nervadas en Ávila y Burgos(Thunnissen 1955b).

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Aunque tampoco exhaustiva, la búsqueda de cola-boraciones por otras revistas revela también bastan-tes entregas en Bouw y en KB, repartiéndose entre te-mas tan variados como comentarios de obras reciénterminadas de otros arquitectos, reseñas de libros, unestudio sobre la patente de un sistema de construc-ción prefabricada para viviendas, otro sobre carpinte-rías de madera, un informe de viaje a Estados Uni-dos, la titulación de arquitecto y el ejercicioprofesional, la restauración de iglesias antiguas y laconstrucción de nuevas, las carpinterías y la construc-ción artesanal o curiosidades en ejemplos de esculturay arquitectura eclesiástica antigua de muy diversasprocedencias. En relación con las construcciones defábrica merece citarse también el dedicado a las to-rres, utilizando para su estudio ilustraciones de Vio-llet-le-Duc (Thunnissen 1950–51a)

Todos los aspectos anteriores revelan una persona-

lidad activa e inquieta con gran interés por el estudiopero a su vez bastante involucrada en el mundo pro-fesional de su época. En efecto, Hendricus JohannesWilhelmus Thunnissen, nacido el 19 de junio de1890 y graduado en Delft en enero de 1915 fue unarquitecto en ejercicio relativamente destacado, desa-rrollando una arquitectura muy cercana a la denomi-nada escuela de Delft liderada por el catedrático ca-tólico Granpré Molière. Buena parte de su obra fuede carácter religioso aunque también cuenta en suhaber cierto número de ejemplos de arquitectura resi-dencial, fundamentalmente villas unifamiliares. En-tre ellas la suya propia en la Haya, hoy destruida, yen la que fundó su estudio profesional e inició suvida matrimonial. Thunnissen estuvo asociado hasta1940 con J. P. L. Hendriks, conocido principalmentepor su victoria en un concurso de depósito elevadopara Wassenaar en 1928 que creó polémica entre losarquitectos funcionalistas. Ya después de la guerra seasoció con su yerno, el también ingeniero A. vanKranendonk y desde 1952 con su propio hijo André.Falleció el 3 de octubre de 1978.7 En cuanto a su vin-culación con el mundo profesional, ocupó el puestode presidente del BNA desde 1956 a 1959, lo quejustifica sus artículos sobre temas corporativos, y fi-gura también como redactor de la revista Klei, al me-nos desde 1923.8

Como edificios destacados de Thunnissen, Wes-terhout (1960) cita los siguientes: «Ursula en Nieuw-veen, Peek y Cloppenburg en la Haya, Residentiebo-de, Groenmarkt en la Haya, el gran hospitalpsiquiátrico de Heilo cerca de Alkmaar, algunas igle-sias, entre ellas la Mariakerk en Nijmegen, la Sacra-mentskerk de Delft, el liceo femenino de La Haya, laescuela secundaria católica de Leiden y casas decampo en Breda, Sittard, Almelo, Bergen op Zoom yUdem (Alemania)». La lista no es desde luego com-pleta y algunas de las referencias no son fáciles delocalizar. Al menos se pueden añadir algunas realiza-ciones de última época, como la colaboración en laiglesia Goede Herder (Buen Pastor) en Laren, publi-cada en BW en 1957 y firmada por G.Molière conparticipación de H. J. W. Thunnissen, A. van Kra-nendonk y A. W. P.Thunnissen, y otras dos iglesiasen el Nooroostpolder, también publicadas el mismoaño en BW, y diseñadas en exclusividad por su estu-dio. Una última iglesia bastante destacable fue laDon Bosco-kerk en Alkmaar, presentada en 1962 enBW, y todavía con su firma dentro del estudio. De las

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obras citadas por Westerhout, Ursula era un institutopsiquiátrico de cierta envergadura construido enNieuwveen-Wassenaar en 1940 y hoy destruido, y elhospital de Heilo es un destacado complejo todavíaexistente en buenas condiciones y realizado entre1937 y 1940. La Sacramentskerk de Delft también seencuentra en perfecto estado. En cuanto a Peek enCloppenburg, podría ser el edificio citado por Watt-jes (1926, 142) en su tratado de construcción en rela-ción a su bóveda de cristal y hormigón.9

Desde el punto de vista de la construcción de bó-vedas, algunos de sus edificios contienen realizacio-nes de bastante interés, estando incluidas con ciertadiscreción dentro de su libro. Se trata sobre todo deelementos abovedados de ladrillo, ilustrados comoejemplos de posibles progresos en la época moderna.A destacar en primer lugar sería la abadía benedicti-na de Tegelen proyectada por H. Stoks pero con bó-vedas parabólicas diseñadas por él (Thunnissen1950a, lám119). La iglesia de Nuestra Señora de

Lourdes en Nymegen y segunda de las recogidas(Thunnissen 1950a, láms 120–1), fue iniciada en1922 ampliándose después según proyecto de 1946.Thunnissen autor de los dos proyectos, destacó enella la calidad del trabajo de sus abovedados, hechoposible gracias a la habilidad de sus operarios (Thun-nissen 1950b, 194). De la antes citada Sacraments-kerk (1938–40), interesante por su interior con usomixto de madera, acero y fábrica de ladrillo, seríamencionable el ábside, recogido sin citarlo en el libro(lám. 122). Finalmente su realización más notable fuela cúpula de la capilla del hospital St. Willibrord deHeilo, iniciada en 1937 e inaugurada en 1940. Con undiámetro de 20 m está soportada por 12 esbeltas co-lumnas de hormigón sobre las que un anillo tambiénde hormigón se encarga de las tracciones. La cúpulaen si, totalmente en ladrillo y sin nervios, oscila su es-pesor desde 22 cm en la base a 11 en la coronación.Dada su importancia es recogida en una lámina com-pleta (lám. 133) y varias fotografías, mostrando suproceso de construcción y una vista interior.

La asociación con su hijo y con Kranendonk diopor resultado como dijimos un pequeño grupo deiglesias más tardías. Para ellas siguieron utilizando elladrillo como material preferente. Sin embargo sonya muestras de la transición hacia nuevas técnicas enlas que el hormigón fue cada vez más protagonista.Son bellos ejemplos de transición y como tales jui-ciosas soluciones en las que una larga tradición deestudio de los empujes fue adaptado a nuevos tiem-pos y materiales. Quizás también, como su libro y losabovedados en general, encuentren de nuevo el inte-rés que afortunadamente parece renacer hacia tanesenciales métodos constructivos.10 Gewelven ofercede ellos uno de los más condensados y accesibles tes-timonios escritos en tiempos modernos.

NOTAS

1. Entre las revistas destacadas del momento sólo Forumno hizo ninguna referencia al libro. Del resto, Bouw-kundig Weekblad lo hizo con una amplia reseña de sudirector J. P. Mieras (1951), Bouw con comentario deAbspoel (1952) y Katholiek Bouwblad con el firmadocon la iniciales A. S. (1952–53).

2. M. J. Granpre Molière, entonces director de la escuelade arquitectura de Delft y autor del prólogo de Gewel-ven se preguntaba si: «existía ya algo en ese terrenoque pudiera compararse con la síntesis de este libro

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desde los puntos de vista histórico, constructivo, técni-co y de diseño» (T. 1950a, VII)

3. Sobre el abandono de la construcción con bóvedas sonasí mismo interesantes los razonamientos de GranpréMolière en el prólogo: «Pero el hecho es que esta regiamanera de construir ha sido relegada a un último plano. . . No suena muy amistoso pero me parece que la ra-zón principal es que ya no lo intentamos. Ni técnica-mente y estéticamente. Porque técnicamente demandala madurez de constructores experimentados. Y porqueestéticamente en los siglos que nos preceden ha sidomanejada con tan gran maestría que bajo ciertos aspec-tos parece difícil de mejorar. Ya que eso es lo que exi-ge la ley del progreso» (Thunnissen 1950a, V).

4. Cotejado con lo expuesto anteriormente por Wattjes(1927), existen bastantes coincidencias aunque la agru-pación de contenidos y el tratamiento sintético deThunnissen lo hacen más asequible y manejable frentea la mayor extensión de Wattjes. Solo Thunnissen ofre-ce referencia de las fuentes manejadas.

5. Un estudio general de bóvedas de fábrica holandesasmodernas puede verse en Tomlow (1997).

6. Como representante español actuó el «aún joven peroya cobrando importancia Don Miguel Fisac» (T. 1955c,466).

7. Datos precisos ofrecidos por su hijo André Thunnissen,de 83 años de edad y actualmente residente en la Haya.Según su información, Henri Thunnissen inició la pre-paración del libro en 1941, fecha en la que contactócon el editor, finalizándolo en 1949. La causa decisivafue la inexistencia en holandés de algún libro razona-blemente completo sobre el tema. Otra razón que per-mitió llevarlo a cabo fue la falta de actividad durantelos años de la guerra.

8. Entre los redactores de la revista neerlandesa Cementfigura desde su fundación en 1949 W. J. H. Thunnis-sen, es decir con las mismas iniciales que Henri Thun-nissen pero cambiadas de orden, por lo que no es segu-ra su identidad. Quedaría por comprobar si pudoformar parte algún tiempo en la redacción de BW,Bouw o BK dada la frecuencia de sus colaboraciones endeterminados periodos.

9. Waatjes indica para dicha bóveda, incluida en su apar-tado de bóvedas de cristal y hormigón, la referenciaVal St. Lambert. Sin embargo una enmienda a mano enel ejemplar consultado en la biblioteca de la escuela deDelft la tacha y corrige: «edificio Peek en Cloppenburgla Haya. Arch ir. H Thunnissen»

10. La investigación sobre su autor ha sido posible graciasa una estancia de estudio en Delft dentro del Programade Nacional de Movilidad del Profesorado durante elcurso 2003–4. La comprobaciones del estado de susobras han sido realizadas personalmente. Agradezco al

profesor Santiago Huerta Fernández por transmitirmela noticia de Gewelven.

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famous Buildings. London: The Architectural Press.Körner, C. 1901. Gewölbte Decken. Handbuch der Architk-

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