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Hermes Trismegistos y su iniciación (segunda parte) ESCRIBIÓ Pierre de Lasenic 1

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Hermes Trismegistosy su iniciación

(segunda parte)

ESCRIBIÓPierre de Lasenic

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SEGUNDA PARTEFilosofía hermética

A las enseñanzas de los tres Hermes en conjunto las llamamos hermetismo, o filosofía hermética. Analógicamente, de acuerdo a los tres profetas que la dictaron, se la podría dividir en tres partes independientes complementarias.

La filosofía del primer Hermes, Ezhovtej o Thovt, describe el genial plan de toda la obra, comienza en el génesis, establece las leyes básicas de la existencia y crea la idea isiástica, en la cual están volcados aspectos morales y estéticos de tal profundidad que hasta ahora todas las religiones surgidas posteriormente tomaron de allí su contenido, sin ni haber llegado a comprenderlos en su totalidad.

El segundo Hermes –Henoch- desarrolla la obra de su antecesor en la esfera social y desarrolla a través de la personificación de Thovt en el dios Horus el paso de la causa al efecto en leyendas alegóricas de sorprendentes detalles.

Hermes Trismegistos, el “segundo Uriai” de los árabes codifica la obras de sus antepasados y aplica sus revolucionarios ideales sobre el hombre y todo ser físico.

Los tres reyes magos de la leyenda bíblica le trajeron al Mesías recién nacido los tres presentes simbólicos: incienso, mirra y oro. El primero es la fuente del aroma de los dioses, símbolo de Thot, el cual elevó las miradas de la gente hacia los cielos y dio al hombre la enseñanza del absoluto Creador; la mirra, droga de la muerte, el ungüento con el que los antiguos embalsamaban a sus muertos frente al umbral del mundo desconocido nos recuerda a Henoch, para quién la muerte es el nacimiento y el nacimiento es la muerte; el oro – Hermes Trismegistos – la síntesis de los tres es la alegoría de la corona del sabio hombre-mago que proyectó su sabiduría en la existencia terrenal.

El material original para el estudio de la filosofía hermética directo de la mano de sus autores no llegó a conservarse hasta nuestros días.

Las enseñanzas del primer Hermes, Thovt, son las que mas o menos se pueden reconstruir con mayor facilidad del esoterismo del antiguo Egipto, ya que Ezhovtej fue considerado el autor de todo esoterismo religioso y científico de aquél país.

La filosofía de Henoch – el segundo Hermes – escrita en leyendas alegóricas fue recopilada en el siglo dos antes de Cristo y parece ser original, con excepción de algunos pasajes apócrifos.

El tercer Hermes, al cual la tradición le atribuye la escritura de un sin número de obras es el más inaccesible, y de la gran cantidad de escritos atribuidos a su nombre es solo posible demostrar como legítimos a unos

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pocos aforismos científicos, que sin embargo son la quintaesencia de la sabiduría.

Thovt

Si acaso la existencia del primer Hermes no alcanzara al período atlante, seguro es antiquísima, comenzando en épocas que hasta hace poco no eran consideradas como históricas por la ciencia.

Ya los jeroglíficos más antiguos hablan de el libro de Thovt, con cuyo contenido era, supuestamente, posible encantar el cielo y la tierra, entender las lenguas y los pensamientos de todo lo vivo, “Ver a Ra brillando en el cielo con sus diez dioses, a la luna fulgurando, y a las titilantes estrellas en su forma verdadera” y resucitar a los muertos a la manera de Neferkeptah en la leyenda demótica de Chamus. En el libro de los muertos, especialmente en los capítulos del 68 al 94 aluden en sus formulas rituales directamente al libro de Thovt como a la más valiosa y sagrada propiedad de sus antepasados y dioses, la más cara reliquia, de un efecto tan absoluto, que difícilmente encontraríamos hoy punto de comparación con otros sistemas religiosos.Los valores más importantes conocidos por nosotros de la filosofía esotérica de Thovt son los ocho teoremas básicos, a los cuales regresaremos en más profundidad hacia el fin de este libro:

1. Un dios impersonal

2. Un génesis cosmológico

3. Ley evolutiva de la polaridad

4. Ley de la fuerza del verbo y la imaginación

5. Ley del amor

6. Ley del sacrificio

7. Ley de las analogías

8. Ley de la periodicidad

El génesis egipcio se basa en la división sefirótica de Thovt de acuerdo al número nueve. Nueve etapas atraviesan las emanaciones de la divina Causa Original, hasta la creación del hombre.

Thovt personifica estas nueve etapas básicas por medio de nueve dioses –llamados divina enéada. El nueve, de acuerdo a la clave del ternario, es el símbolo de la sabiduría, el valor numérico de la letra hebrea thet, o sea Thot, y el nombre sagrado de Tehor, no es un número elegido al azar: no solo el mas tardío esoterismo griego (las nueve musas, los nueve arcontes) y el cristiano (las nueve apariciones de Jesús tras su muerte), sino también las viejas leyendas mejicanas, cronológicamente no muy alejadas del antiguo Egipto demuestran el significado universal de este número en una manera análoga: De acuerdo a una vieja leyenda azteca el rey de

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Acolhuacán Nezahualiojotl construyó en la cima de la pirámide de nueve escalones un templo sin imágenes que fue consagrado al dios sin nombre Tloque Nahnaque, o sea a “aquél que no es, y lo es todo en sí mismo...” Luego el rey encomendó a sus hijos a adorar solo a ese ser impersonalizado, “en vez de a los dioses con forma humana que fueron construidos de acuerdo a la necesidad de la de la limitada plebe...”

A diferencia de los génesis geocéntricos, como son el del antiguo Tibet, el azteca y otros, el génesis de Thovt está estructurado cosmológicamente.

Como primera condición, el esoterismo egipcio establece un ser impersonal e inimaginable que se ubica fuera del espacio, el tiempo y la materia, y lo llama Nun, el Dios Primordial, en imagen idéntico al Nirvana indio. De este Dios Primordial emergió el primer dios –Atum- el Comienzo, ser tripartito y hermafrodita. Atum, habiéndose inseminado a sí mismo, ocasionó el primer concepto de lo que es por nosotros entendible como ser y vida, espacio Tefnut y materia fluida –éter- Sov.

El éter, gas, inseminado por el espacio que lo definió, se precipitó entonces en materia compacta a la que Sov dividió en cuerpos celestes – Nut y tierra – Geb. Expresado de acuerdo a la física, la materia primordial, volando por el espacio se hizo trizas con una explosión del gas que contenía en sí misma y se dividió en cuerpos más pequeños – planetas, y así se originó la vida que conocemos hoy en día: Del hermafrodita emergieron dos elementos fértiles que se atrajeron mutuamente: el positivo o masculino y el negativo a femenino.

La tierra, habiéndose unido con el planeta negativo recibió de él sus frutos: del espacio estelar descendió a la tierra la naturaleza, Eset y Nebthet, vida-Usire y muerte-Sutech. La naturaleza analógicamente como la vida y la muerte positivas es doble en su negatividad: Genética (Eset) y receptiva (Nebthet).

Así como la vida se alimenta de la muerte, también la naturaleza se mantiene en el eterno ciclo o circulación, de tal forma que continuamente recibe de vuelta todo lo que alguna vez dio.

La vida física del individuo culmina con la muerte, y desaparecería del todo si ni hubiera naturaleza, en el sentido más amplio de la palabra. (Espíritu de la naturaleza). Pero ésta logra imponerse incluso en los lugares adonde la muerte tomó el mando de una manera absoluta. La leyenda de Thovt claramente sugiere esta ley, transmitiéndosela a los iniciados en la forma de una interesante alegoría: “Usirev – la vida, fue asesinada y descuartizada por Sutech – la muerte. Pero la naturaleza – Eset recogió todos los pedazos de su cuerpo, los unió, se inclinó ante ella en la forma de una inocente paloma y así dio a luz a Horus.”

Y así comenzó la corona de la creación terrena, imagen de la divina trinidad, Cheprer-Re-Atum, Horus, el hombre como idea. A él se lo compara seguido con el sol, como a su dios –y con todo derecho: tiene al amanecer el nacimiento, luego el mediodía de su vida, y luego el poniente de su muerte...

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Su padre era un dios muerto, sin embargo su madre era la inmortal, eterna naturaleza, la Isis brillante... ¿ Desaparecería la naturaleza si cesara la vida? “¡De ninguna manera!” nos responde el gran Thovt a través del océano de los días: “La naturaleza se casa con la vida y con la muerte, pero es más que la vida, más que la muerte y más que todos aquellos agraciados que, sin notarlo, recogen sus regalos en esta tierra...”

¿Qué es entonces la naturaleza?

La naturaleza es la inmaterial e indestructible eternidad, la naturaleza es la Maternidad y la naturaleza es el Amor.

El citado génesis cosmológico, definido con el nueve, se ubica en la base del concepto del dios impersonal, del acontecer cósmico, de la ley de polaridad, Ser y No ser. Nueve fenómenos divinizados por medio de los cuales Thovt deja ver a la humanidad el plano de las causas; el cual es también posible interpretar desde varios otros puntos de vista. Éste, llamado La pequeña Enéada a diferencia de la anterior Enéada, llamada Mayor, es la extensión de la esfera anterior, de Horus como idea, a Horus como ser humano. Con Horus comienza la historia del hombre que se sacrifica como brillante símbolo del amor encarnado de la divina Isis, imagen a la que nuestra época personifica como María en su más alta, limpia y excelsa misión de madre amante.

La leyenda de Isis esconde en sí el triple arcano de amor reafirmado por el Mesías cristiano: El amor que genera, el amor que mantiene, y el amor que redime. El mito de Horus le muestra así al hombre el camino a la divinidad humana – el ideal que se ubica en lo alto de Gólgota con el sacrificio; a través de la lucha deja impotente al mal-Sutech, con el que fija el acontecer del mundo y la creación terrestre, en la llama cumbre de la creación en este planeta –el hombre. Con el sacrificio obtiene de Horus su existencia y redime al padre que le dio vida. Y aquél que es nuestro padre no es otro que nuestro dios –el único al que podemos concebir y entender perfectamente, que es a su vez condición para nuestro propio ser, y condicionado por nuestra existencia en la eternidad personifica el ideal del corazón y la razón, de la vida y la inmortalidad.

El más difícil, y para todo esoterismo, el problema más complicado de definir es el secreto del No Ser, el onceavo plan de un total de doce, con los cuales es posible llegar dar una definición de aquella religión. Las culturas semita y aria simplemente dejan de lado los dos últimos puntos, calificándolos de inalcanzables, conformándose tan solo con un sistema de diez.

Thovt, sin embargo no esquiva esta pregunta y responde a ella con la personificación de Sutech de una forma más exacta que la de ninguno de los grandes iniciados; el nombre egipcio “nuk pu nuk” –“yo soy el que yo soy”, el cual repite el dios de Israel a Moisés desde el arbusto en llamas, es la definición de Osiris, dios positivo y dios de la vida. Sin embargo también existe un segundo camino, el camino del No Ser, camino por el cual Horus se infertilizó. Este camino es el Sutech de Thovt. no es el mal en el sentido abstracto –es el contrario de la vida, el cual nosotros, las personas debemos tener por mal, “Soy Sutech, el No Ser entre los dioses”, como cuenta el

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capítulo ocho del libro de los muertos; y lo mismo dice Osiris a su vengativo hijo:

“¡Detente Horus! ¡Sutech es uno de los dioses!”

¡Que elevado, limpio y verdadero es este punto de vista, frente a la demonomanía fanática del clero de la edad media!...

Para aquél que consiga comprender la filosofía del primer Hermes, ésta es una fuente inagotable de posibilidades, y esconde en sí misma la solución de casi todos los problemas esotéricos de los tiempos que sucedieron. Para un análisis más en cuidadoso no alcanzaría una vida humana; no se puede escribir sobre la arena del mar de tal forma de poder estudiar separadamente cada uno de sus granitos–piedras preciosas.

Ésta, la más profunda y vasta de las enseñanzas filosóficas contiene siempre respuesta incluso a las preguntas menos esperadas. El texto codificado del libro egipcio de los muertos contiene más o menos los nombres de cuatrocientos nombres de dioses y pese a esto, la religión egipcia no deja de ser estrictamente monoteísta. Cada una de estas imágenes señala al centro de un enorme territorio circular que delimitan desde su diámetro. El centro es pues el único dios verdadero que puede ser expresado de todas esas maneras. Es muy probable que la cifra recién dicha no agote la real cantidad de seres antropomórficos los cuales nosotros llamamos dioses egipcios. Sin embargo estamos convencidos de que la cantidad de aspectos ideales que este número puede generar en el campo de la filosofía esotérica rebasa lejos todo lo que nos podemos llegar a imaginar, y contiene en sí mismo aspectos de todas las direcciones filosófico-religiosas que llegaron más tarde hasta nuestra época. Las bases de las enseñanzas platónicas, gnósticas, cabalísticas, budistas y cristianas, entre otras, pueden ser identificadas en puntos individuales de este “círculo de dioses” milagroso, y la leyenda del génesis y el Mesías de nuestras creencias fue anteriormente formulada nada más ni nada menos que a través de la enéada, cuya leyenda de “la palabra que crea” ya era transmitida tres mil años antes de San Juan, hablando de Ra, del cual cada palabra realiza su imagen sin excepción y se transforma en ser encarnado.

Pasaron los tiempos de gloria del antiguo Egipto, las flores de los jardines de los templos desaparecieron, y allí donde alguna vez se erigieron orgullosos palacios, ahora el tímido chacal aúlla en la noche su canción fúnebre...

Pero la palabra quedó.

La palabra de Thovt, manifestación divina, palabra que es Camino, Palabra de Sabiduría.

Con su fuerza Egipto, prisionero en sus propias ruinas, se transforma en libro abierto para aquél que logra entender.

También le habla al pueblo la silenciosa esfinge, que se hunde en la arenas, el borde de la muerte del desierto, en la espera del amanecer del Nuevo Día.

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Y cuando en el medio de la noche egipcia el viento calla en el desierto, cuando los chacales quedan silenciosos y el aire se estremece a la luz de la luna, en ese momento penetra en el corazón del hombre el callado susurro de las edades, un susurro sin palabras – oración con la cual los hijos de Khem personificaron a su padre de la Sabiduría: “Yo soy el que yo soy; soy tiempo en el tiempo, en el cual es lo que es suyo, soy uno en Uno.”

“Mío es el ayer y Vidente de las Edades es mi nombre.”

“ Soy el manantial en el desierto de la vida.”

“Sellado estoy para aquél que habla, y a los que callan abro las puertas de mi sabiduría.”

“Soy Thovt, Sabiduría y Vida, y soy Luz que brilla en el desierto...”

HENOCH

La filosofía del segundo Hermes nos fue guardada en el libro de Henoch, compilado aparentemente en el último siglo antes de Cristo de antiquísimas fuentes. El texto original puede haber sido arameo, de ahí fue luego traducido al etíope. En el año 1773 Bruce halló este libro en Habesh y lo llevó a Inglaterra. Los textos fueron traducidos recién en el año 1838 por Laurence bajo el título “Libri Enoch versio Aethiopica”, a la cual siguió un gran número de traducciones a los idiomas de todas las culturas.

La obra completa está dividida en 108 capítulos, de los cuales los críticos modernos creen que los capítulos 1 al 36 y 72 al 105 son originales, siendo todos los demás versiones apócrifas de aparición posterior. Habiéndose visto que el contenido exotérico del libro de Henoch se apartaba del modelo de los textos bíblicos comunes, no se lo incluyó dentro de la colección de libros canónicos y se lo proclamó apócrifo.

El estilo de esta obra es difícil, denso, apocalíptico, y recuerda abiertamente al texto de la aparición a San Juan del nuevo testamento. Las amplias crónicas y las descripciones cargadas de profundo simbolismo unen los planos esotérico y exotérico de una manera tan genial y fuera de lo común, que con toda justificación el profesor alemán Kautsch lo nombra a Henoch, el Dante del antiguo testamento.

Henoch, como todos los Hermes, rendía culto al dios impersonal, inimaginable e indefinible, cuya mención evitaba a través de menciones de amplia interpretación. De allí surgió la nueva expresión creada por el investigador moderno Max Müller de “henoteísmo”, para diferenciarlo del monoteísmo, que equivocadamente suele ser tenido como característica de toda religión avanzada, donde el concepto de dios se basa en un punto de vista, definición, e incluso imagen definidos.

El contenido exotérico divide al libro de Henoch en veinte partes, de las cuales la primera incluye a los capítulos del 1 al 5, la segunda del 6 al 11, la tercera del 12 al 16, la cuarta del 17 al 21, la quinta del 22 al 36, la sexta

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el capítulo 37, la séptima del 38 al 44, la octava del 45 al 57, la novena los capítulos 58 y 59, la décima del 60 al 64, la decimoprimera del 65 al 69, la decimosegunda los capítulos 70 y 71, la decimotercera el capítulo 72, la decimocuarta del 73 al 75, la decimoquinta del 76 al 82, la decimosexta los capítulos 83 a 84, la decimoséptima del 85 al 90, la decimoctava el 91, la decimonovena del 92 al 105, y la veinteava parte abarca del capítulo 106 al 108.

La primera parte del libro de Henoch es una especie de introducción en la cual Henoch habla de su visión en la cual se revela el destino de la humanidad futura. En la segunda parte se describe la caída de los ángeles que, al juntarse con las hijas de los hombres crearon gigantes monstruosos, enseñaron a la gente el arte oculto, con lo cual también causaron el comienzo de la falta de respeto a lo divino, el orgullo y la decadencia moral en la tierra. Ante la queja de los cuatro ángeles de la justicia dios decide liquidar al tentador y a éstos les da diversas tareas a través de las cuales se cumplirá la decisión.

Tercera parte: Henoch, que moraba en el cielo, es enviado por el Señor a la tierra para que comunique a los culpables la sentencia. Éstos piden a la Fuerza superior piedad, pero son rechazados y dios muestra a Henoch en su visión que únicamente la intercesión de los tentadores por los tentados podría tener efecto, y no la intercesión de los tentados por los tentadores. Inmediatamente son los ángeles caídos castigados para siempre, y de los monstruos incubados por la gente se forman espíritus malignos que vagan por la tierra hasta el próximo juicio.

En las dos partes que siguen se describen los viajes de Henoch, el cuál, guiado por los espíritus más altos, descubre los secretos de la naturaleza, el espacio, el bien y el mal.

La sexta parte es la introducción a la descripción de tres imágenes, incluidas en los capítulos siete a doce:

Primer imagen: (Cáp. 38-44): Henoch atraviesa los mundos de los justos y ve infinitas multitudes de seres frente al rostro de Dios. Conoce la fuerza del Señor, personificada por cuatro ángeles, y conoce la fuerza del verbo y del nombre en los cuales oye a todos los planetas y elementos.

Segunda imagen: (58-71): describe los efectos del juicio final y el secreto del trueno y del fuego divinos.

Las partes trece, catorce y quince contienen tratados astronómicos y la enseñanza sobre el movimiento de los cuerpos celestes, todo esto transmitido a Henoch por el ángel Uriel. El capítulo sesenta y dos, verso uno, cita el título de esta obra con las palabras: “Libro sobre el movimiento de las luces del cielo y su estado de acuerdo a su clase, sus regencias y sus tiempos, sus nombres y el origen de sus lunas”.

En la parte dieciséis, diecisiete y dieciocho hay dos visiones de Henoch de la época anterior a sus viajes. Están escritas en forma directa, en la cual Henoch le habla a su hijo Matusalén, y en la parte dieciocho, a toda su descendencia, para advertirles de los sucesos venideros.

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Las partes doce y veinte (92-108) contienen:

a. Un tratado sobre las diez “semanas” o estaciones del mundo,b. Advertencias y amenazas de Henoch,c. Dos apéndices, de los cuales el primero se remonta al patriarca Noé

y al diluvio, y el segundo trata del castigo y la recompensa eternos.

En la primera parte de este libro hemos notado que la filosofía de Henoch aplica las leyes herméticas en la esfera social. De acuerdo al significado esotérico de los números 3, 4, 7, 8, 14 y 21, podríamos definir el eje del hermetismo social en tres conceptos básicos y tres conceptos secundarios: Ley, Verdad y Fecundación – Destino, Sabiduría y Recompensa.

La primer tríada, básica, podría ser llamada causal, y la segunda, de los efectos; en las dos está escondido el secreto de las responsabilidad moral.

A pesar de que la cara exotérica del Libro de Henoch está compuesta por intensos mosaicos de figuras humanas y personificaciones donde Henoch habla con los ángeles, los elementos e incluso con el mismo Dios, hay un relleno esotérico que permite vislumbrar a aquél que lo logró comprender a la perfección un polo totalmente opuesto – el rítmico, disciplinado y eterno automatismo del destino. En el más estricto sentido hermético de la palabra, la filosofía de Henoch dice que la responsabilidad de cada uno está directamente relacionada con su sabiduría, en el libro de Henoch aparece la leyenda del pecado original bajo una luz mucho más clara y en un velo totalmente distinto al que típicamente aparece en los textos bíblicos: el saber despoja del paraíso a las primeras personas tras haber aprendido la diferencia entre el bien y el mal, ya que automáticamente éste evoca su opuesto – la responsabilidad, y agranda la tentación con la carga de los problemas de la vida:

“Este es el Árbol de la Sabiduría” le explica Rufael a Henoch, “de él tus antepasados comieron, y así llegaron a saber, y sus ojos se abrieron y se dieron cuenta de que estaban desnudos y así fueron echados del jardín...” (L. H, parte V, Cáp. 32, v. 6).La maldición proveniente de la responsabilidad que acarrea el saber está escondida en la descripción simbólica contenida en las partes dos y tres del libro de Henoch que trata de los ángeles caídos:

VI.1. “Cuando los hijos de los hombres se multiplicaron, les nacieron

hermosas y amorosas hijas.”2. Así, cuando las vieron los ángeles, hijos del cielo, las anhelaron y se

dijeron unos a otros: “Bien, elijámonos mujeres de entre las hijas de los hombres y tengamos hijos.”

3. “Su señor, Semjaza, les dijo: ¡Me temo que no van a tener el valor para llevar a cabo semejante acción, y solo yo seré responsable de su caída!”

4. “Y todos le respondieron diciéndole: Queremos todos jurar que no renunciaremos a nuestras intenciones y que haremos lo que nos propusimos”

5. “Todos hicieron el juramento que sellaron con un conjuro. Eran en total doscientos de ellos,”

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6. “los que en los días de Jared descendieron sobre la cima del Hermon. Así lo llamaron a este monte porque sobre él juraron y conjuraron.”

7. Estos son los nombres de los tentadores: Semjaza, el mayor de ellos, Urâkîbarâmęęl, Akibęęl, Tâmięl, Râmuâl, Dânęl, Ezęqęęl, Sarâquijâl, Asâęl, Armers Batraal, Anânî, Zaqębę, Samsâvęęl,Sartaeęl, Turęl, Jomjâęl y Arâzjâl.”

8. “Estos son los tentadores de los doscientos ángeles, y todos los demás estaban con ellos.”

VII.1. “Y tomaron a las mujeres y cada uno de ellos se eligió una y

comenzaron a acercárseles y a ensuciarse con ellas; les enseñaron hechizos, conjuros y como recolectar raíces y ramas y les sirvieron hierbas”

2. “Ellas luego quedaron embarazadas y dieron a luz gigantes de tres mil codos de altura.”

3. “que deglutieron todo el resultado de la labor humana, cuando la gente ya nada les pudo dar,”

4. “Contra la gente se volvieron para devorarla.”5. “Luego siguieron con las aves, los animales de la tierra, los reptiles y

los peces, y tras eso entre ellos engulleron su propia carne y bebieron su propia sangre.”

6. “Y fue así que la tierra se levantó contra estos injustos.”

VIII.1. “Azâzęl enseñó a la gente a fabricar espadas, armas, escudos,

armaduras, les mostró los distintos metales y como trabajarlos, también les mostró los brazaletes y los collares, el uso de los maquillajes para los ojos y la demarcación de las cejas, las más caras y raras piedras y cada una de las tinturas.”

2. “Y reinaba ampliamente la impiedad y el libertinaje, se apartaron del camino y todo lo que hacían era malo.”

3. “Amęzârâk les enseñó los conjuros y la recolección de raíces, Armârôs les enseñó los pactos y las invocaciones, Baraqâl la lectura de los astros, Kôkâbęl los símbolos, Temęl astrología y Asrâdęl los ciclos de la luna...”

Si no tomamos en cuenta el misterio de la fatalidad de la ley de la sexualidad escondido en esta leyenda, podemos citar en forma literal la interpretación que Eliphas Lévi realiza en su “Historia de la Magia”:

Esta descripción en el libro cabalístico de Henoch es la descripción de la profanación del secreto de la ciencia, el cual vemos retratado de otra forma en la historia del pecado de Adán.Los ángeles, hijos de dios, acerca de los cuales habla Henoch, fueron iniciadores a la magia y tras su caída la enseñaron al vulgo por medio de un vocabulario simple y bajo. Su tropiezo fue el placer. Se enamoraron de las mujeres y se dejaron engañar por el secreto de la dignidad real y sacerdotal. La civilización primitiva se derrumbó, los gigantes, o sea, los representantes de la fuerza bruta y los impúdicos ardores, contendieron por el mundo, que de cualquier manera no podía huirles sin antes

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sumergirse en las olas del diluvio, en las cuales desaparecieron todas las huellas del pasado.Este diluvio representaba el desorden generalizado hacia el cual cae la humanidad por haber violado y abusado de la armonía de la naturaleza.Los pecados de Samyas (Semjaza) y de Adán son parecidos. Ambos son arrancados por la debilidad de corazón, ambos profanan el árbol de la sabiduría y son apartados lejos del árbol de la vida...”

Las estrellas de nuestro cosmos son para Henoch símbolo del destino, resultado de la caída contra la Ley: “...Y las estrellas que giran sobre el fuego son aquellas que propasaron la ley divina antes de su salida ya que no llegaron en el momento que les fue asignado. Y Su ira las unió hasta los tiempos en que su culpa acabe en el Año del Secreto...” (L. H., parte IV, Cáp. 18 verso 15-16.)

La extinción o la transformación por la fatalidad es según Henoch totalmente dependiente al cambio o finalización del ser, los planetas, símbolos de la fatalidad son mencionados muchas veces por Henoch a través de la descripción de montañas o de sus correspondientes metales, si quiere expresar el provecho cuya influencia o analogías traen al hombre; el ángel de la paz le enseña a Henoch las leyes del destino con las siguientes palabras:

“Y las montañas que has visto, la montaña de hierro, la de cobre, la de plata, la de oro, y la de plomo van a erguirse frente a los elegidos, inmutables ante el fuego y como agua que corre a través de aquellas cimas, y los débiles estarán a sus pies. Y llegará el día en que no será posible redimirse ni por el oro, ni por la plata, así como salvarse no será más posible, ni tampoco habrá escape alguno. Y no habrá ya hierro para la guerra y los escudos; el cobre ya no tendrá uso alguno, y el plomo no será cargado. Todas estas cosas desaparecerán y destruidas yacerán sobre la superficie de la tierra, cuando los elegidos se paren frente al rostro del Señor de los Espíritus.”

Con esto hemos dado un corto vistazo a la filosofía esotérica del segundo Hermes, “Escriba de la Justicia”, entidad, que vivirá hasta el fin de los tiempos, siendo personificación de la verdadera sabiduría, además de voz de alerta para el genero humano.

¿Todos lo pueden escuchar, pero quién entiende sus palabras?

No hay hoy niño que no disfrute de un cuento de hadas, pero pocos hay de ellos, que tras haber madurado, hayan penetrado su sentido más oculto...

Hermes-Thot

Si fue el dios egipcio Thot, llamado por Hermes por los griegos, el primer Thovt, eso es algo que no se puede afirmar con seguridad. De cualquier manera, sin embargo, la filosofía hermética como un todo debe ser entendida como la obra de unos cuantos sabios de la cultura egipcia, cuyo colectivo se unifica a través del nombre de Hermes Ttrismegistos.

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De las obras del último Hermes, habiendo sido descriptas por sus contemporáneos, además de otros autores antiguos como muy amplias, se conservaron apenas algunos tomos de una larga lista de apócrifos de origen más tardío que fueron atribuidos a él. La teoría mas probable parece ser la de que este Hermes realmente existió en la época del cautiverio de los judíos en Egipto y que recogió todas las obras de su antecesor, además de los mejores frutos del esoterismo egipcio y así organizó un determinado codex que fue la quintaesencia de toda enseñanza oculta de aquel país. La veracidad de esta teoría parece ser avalada por unos cuantos archivos históricos, siendo de éstos las notas de Josefo Flavio los más importantes. Josefo escribió que (Contra Apionem I., 14) un tal Manethon, sacerdote egipcio que vivió en el siglo III antes de Cristo escribió en griego la historia de su patria hasta las épocas más antiguas. De acuerdo a lo que dijo Synekl Manethon usó como fuentes las escrituras que se conservaron en las columnas sagradas del mausoleo del primer Thovt, o sea Hermes, y los cuales fueron traducidos luego por el hijo del segundo Hermes – Agathodaemon para la lengua del vulgo. El nombre de “Segundo Uriat” como llamaban los árabes al segundo Hermes, da muestras asimismo de la existencia de dos individuos en Egipto que llevaron el mismo nombre.

La cantidad de libros de Hermes no es precisa; entre otros, Plutarco (de Is. et Osir. 61) habla de ellos, Seleucos los cuenta en veinte mil, Manethon incluso en treinta y seis mil quinientos veinticinco. Es necesario sin embargo tomar en cuenta que “libro” de acuerdo al concepto de aquella época podía ser también un escrito de unas cuantas líneas. Clemente de Alejandría alegó conocer cuarenta y dos escritos esotéricos, de los cuales diez se relacionan a los dioses y leyes, otros diez tratan del ritual de templo, diez tratan de ciencia hierogramática, o sea jeroglíficos, cosmografía, topografía y reglas para el establecimiento de templos; cuatro libros son de contenido astrológico-astronómico con instrucciones para el cálculo de horóscopos: El primero de estos cuatro libros describe la ubicación de los estrellas, la segunda y la tercera tratan de los aspectos del sol y la luna y sus fases, el cuarto libro trata del movimiento de los otros astros. Luego siguen dos libros sobre himnos rituales, y los últimos seis abarcan el saber pastofórico y están dedicados a la medicina. El egiptólogo alemán Heinrich Brugsch (Ägyptische Zeitung r. 1871, pag. 43 en adelante, y Hierogl. Inschriften, pag. 46 en adelante) demuestra que estos libros están parcialmente grabados en las paredes del gran templo en Edfu en orden irregular. Estos son los más importantes títulos de estos escritos: “Libro sobre lo que está en el templo”, “Libro sobre cada tipo de trabajo de escriba”, “Instrucción para el dibujo sobre paredes y el canon de la proporción”, “Libro sobre la administración del templo”, “capitulo acerca de la remoción de aquello que trae dolor”, (escrito médico), “Libro acerca de las personas que pertenecen al templo”, “La ciencia del retorno regular del sol y de la luna”, “Ley del movimiento regular de las estrellas”, “Resumen de todos los lugares y conocimiento de lo que en ellos hay”, “Colección de instrucciones para el séquito del dios Horus al sacarlo del templo en sus celebraciones”, entre otros.

En la época del reino de los Ptolomeos se ve el inicio de una nueva literatura hermética que debía ser un intento de acercar la filosofía egipcia a la griega. No hay duda alguna de que los escritos de este tipo coinciden totalmente con los libros de Thot, sin embargo el pensamiento básico egipcio se ve impregnado por conceptos de la cultura griega. Aunque

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hayan surgido en aquella época un gran número de escritos atribuidos directamente a Thot o Hermes (Poimandres es uno de ellos), no se los puede tomar en consideración simplemente porque no es posible dividir satisfactoriamente el centro original, de los agregados de edad más tardía.

De los textos que fueron atribuidos al último Thot no podemos citar ni a uno solo con la seguridad de que sea original; por su contenido podemos únicamente citar la así llamada “Tabla Esmeralda”, que aunque es considerada por muchos como sospechosa, se remonta a la época de Thot. De acuerdo a la leyenda, Alejandro Magno aparentemente logró descubrir la tumba de Thot, y en la mano de la momia de Hermes encontró una tablilla de esmeralda, sobre la cual se encontraba grabado un escrito que en español diría lo siguiente:

“Y como todas las cosas fueron creadas del único a través del único, todas las cosas nacieron de esto único por medio de la adaptación”.

“El sol es su padre, la luna su madre, el viento lo llevó en sus entrañas, la tierra le da el sustento”.

“Él es padre de la sustancia universal de todo el mundo”.“Su fuerza es completa, al transformarla en tierra”.“Separa la tierra del fuego, lo sutil de lo grosero, cuidadosamente y

con la mas alta sabiduría.“Él asciende de la tierra al cielo, luego desciende del cielo a la tierra y recibe la fuerza de las cosas superiores e inferiores”.“De esta manera tendrás la gloria de todo el espacio; toda oscuridad huirá a tu paso”.“Aquí reside la fuerza, de todas la más poderosa, que atraviesa lo etéreo y penetra lo firme”.“Así fue creado el espacio”.“De aquí emergen adaptaciones asombrosas cuyo modo se encuentra aquí”.“Por esto fui llamado Hermes Trismegistos, teniendo las tres partes de la filosofía del universo entero”.“Lo que he dicho del magisterio del sol está completo”.

Sería en vano ocuparse en más detalle de esta visión verdaderamente esotérica, cuyo lacónico y sintético desarrollo esconde innumerables verdades condensadas en unas cuantas líneas; la interpretación de este texto está incluida en casi cualquier tratado hermético más o menos completo.

Para la comprensión de la filosofía hermética en el más amplio sentido de la palabra es suficiente con aprenderse las seis leyes principales que la “Tabla esmeralda” establece:

1. Ley de la analogía.2. Ley del equilibrio universal y su causante.3. Ley de inducción.4. Ley de polaridad (fecundación)5. Ley de la unidad original.6. Ley de circulación.

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Del origen de la Tabla esmeralda se tejieron una serie de teorías; dejando de lado la leyenda antes citada, algunas le dan una más de cuatro mil años de edad, otros piensan que el texto fue escrito por algún filósofo de la época alejandrina, incluso hubo algunos que dijeron que ésta no es más que un apócrifo del siglo V, incluso del XIII DC. Ya que el texto original no ha sido conservado no nos queda otra opción que comparar su contenido con las enseñanzas básicas del esoterismo egipcio:

Las primeras dos leyes – las de analogía y equilibrio universal eran ya conocidas por los filósofos de aquella época y fueron plasmadas en la aquella enéada de las más antiguas épocas de Egipto, a pesar de que de los tiempos de la XII. Dinastía nos quedó un símbolo digno de atención (Fig. II. a.) que expresa justamente la primer oración de la “Tabla Esmeralda”: el signo PT, HRT, con el significado “cielo”, HRJ, el cual es significado transferido para el concepto de “arriba”, HAJT, o sea, “sala”, “habitación” o “espacio” o el determinativo para el significado “cielo” está escrito arriba y abajo; entre ellos está el trono de la diosa MAAT –que era para los egipcios la personificación de la verdad.

La ley de polaridad define el hecho mítico que se relaciona a la trinidad Geb-Nut- Šov, y la Unidad original es analógica con el Dios original-Nun. La inducción y la circulación derivan lógica y necesariamente de la deducción de los anteriores.

Visto que se ha demostrado que las bases expuestas en el texto de la “Tabla Esmeralda” se encuentran ya en el esoterismo del antiguo Egipto, es necesario tomar las teorías que señalan esta obra como un apócrifo de las épocas de Alejandro Magno como absurdas y poco elaboradas. Lo único que se le podría otorgar a estas teorías escépticas sobre el origen de la “Tabla Esmeralda” es que quizás en una época más tardía el texto fue arreglado, lo que tampoco parece ser cierto, dada la precisión de las expresiones en ella vertidas.

La “Tabla Esmeralda” es quizás el único texto del tercer Hermes que podemos considerar hasta cierto punto como autentico. Sino debemos remitirnos a las monumentos históricos de las épocas de Thot, en los cuales detrás de los símbolos está escondida su enseñanza; sería suficiente nombrar a los dos más básicos: la pirámide, gigantesco legado egipcio, y el pequeño triangulo con el ojo divino en medio tallado en la pared de una de sus galerías: con la conjunción de los cuatro elementos se origina la materia, cuya calidad se rige de acuerdo a la proporción de éstos. Los cuatro triángulos: -mirad – los costados del coloso que confluyen en un mismo punto –que apunta hacia el cielo –“para que se concreten los milagros de la cosa única…”

Y en el corazón de este impresionante coloso está parado Thot, que en su palma lleva el cónico pan sacramental. – Y el ojo en él dibujado es el ojo de Horus, ojo de la naturaleza – ojo de cuyas lagrimas se levantaron y aún levantan los seres humanos y es el símbolo del sacrificio. Ya que no la pasión, sino el dolor genera la obra perfecta, y no la fuerza, sino las lágrimas crearon al hombre…

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Lagrimas y sacrificio: el sacrificio redimió al hombre – Horus su padre, y con el sacrificio la humanidad alcanzará el camino hacia la meta, la cual a través del mar de las edades nos muestra a los hijos de la tierra la cúspide de la pirámide…

HERMES TRISMEGISTOS

Síntesis de las leyes herméticas

Decálogo de las causas:

1. El comienzo está en el Ser Original.2. El Ser Original es la inmaterial, inimaginable, indescriptible e

incontable Unidad, que se ubica fuera del espacio y el tiempo.3. La causa tuvo lugar con el encuentro de la Unidad en el Ser Original.4. El ser tuvo lugar en el encuentro de lo positivo y lo negativo en la

Causa.5. Cada ser tiene su analogía.6. Lo positivo genera lo negativo y lo negativo genera lo positivo: uno

condiciona al otro.7. La doble polaridad es condición y causa del tiempo y de la vida.8. Cada polo esta secundariamente duplicado.9. La dualidad apunta a través de la trinidad hacia la unidad.10.El cuaternario es originador del equilibrio.

Decálogo de los efectos:

1. La naturaleza es fruto directo del cosmos.2. La muerte es condición de la vida, el no ser es condición del ser.3. La muerte no es el límite de la vida.4. La palabra es fuerza viva que crea.5. El amor tiene una misión triple: Generar, mantener y redimir.6. El destino es el fruto de la decadencia del ser en contra de la Ley.7. La aniquilación, o cambio de la fatalidad es totalmente dependiente

de la aniquilación o cambio del ser.8. El sacrificio es el camino evolutivo del ser.9. El dios imaginable es un ser condicionado por el sacrificio del

hombre.10.La responsabilidad de cada ser es directamente proporcional a su

sabiduría.

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CHANU-NEZ

Los principios sefiróticos egipcios y su síntesis son otros sistemas religiosos. (1. Egipto, 2. Babilonia, 3. India, 4. Kabbala.)

A. 1.NUN. 2.EL. 3.NIRVANA. 4.EN SOF.I. 1.CHEPRER-RE-ATUM. 2.ANU-ENLIL-EA. 3.BRAHMAN. 4.KETHER.

III. 1.TEFNUT. 2.TIÁMAT. 3.ŠIVA. 4.BINA.

II. 1.ŠOV. 2.ASARI.(Šilik-lu-Šar.)

3.VIŠNU. 4.CHOCHMA.

V. 1.NUT. 2.......... 3.AUM. 4.GEBURA.

IV. 1.GEB. 2.......... 3.MAJA. 4.GEDULA.

VI. 1.NEBTHET. 2.NIN-ANNA.(Ahatu.) 3.HARANGHER-BEHAH.

4.TIFERETH.VIII. 1.SUTECH. 2.LUGAL-EDINNA.

3.PRADIPAT. 4.HOD.

VII. 1.EVSIREV. 2.KINGU. 3.PURUŠA. 4.NECAH.

IX. 1.ESET. 2.NINA-IŠTARA. 3.PRAKRITI. 4.JESOD.X. 1.HOR-HATHOR. 2.BAAL.(Marduk.) 3.PRANA. 4.MALKUTH.

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En las páginas de esta humilde obra hemos inentado entregar algunas ideas básicas de una filosofía de miles de años de antigüedad.

Apenas una gota de agua del Mar de la sabiduría hemos tomado, al atrapar un par de palabras del libro sagrado del legendario Hermes Trismegistos, cuyo rostro sagrado reconocemos solamente como formas en los reflejos del relámpago que cruza el oscuro cielo de nuestros días.

Creemos que en los viejos templos de la sagrada tierra de Khemi alguna vez floreció una enseñanza secreta que llevó al hombre a los mismos límites de este mundo, desde el cual vio el oriente del Sol de la Vida y nuevos horizontes en cuales nosotros, mortales inconscientes caemos como gallinas al precipicio cuando nuestro insignificante peregrinaje por este planeta llega a su fin.

No lamentamos no habernos dejado llevar por el orgullo de los niños del siglo veinte y admitimos estar en un estado de tal atraso que creemos que llegará el día en que las nuevas generaciones estarán obligadas a aceptar su compromiso con los preceptos de la gran cultura del Antiguo Egipto y la filosofía de su sumo sacerdote, el tres veces sagrado Thot –Hermes Trismegistos.

FIN

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BIBLIOGRAFIABrugsch Heinrich: Religion und Mythologie der alten Aegypter - Leipzig 1891 Dillmann A.: Das Buch Henoch - Leipzig 1853 Eliáš Dr. Oldřich: Magie a demonologie ve Staré Babylonii - Praha 1923 Glauber: Miraculum mundi de mercurio philosophorum - Amstel 1653 Lasenic Pierre : Egyptské hieroglyfy - Praha 1935 Laurence: Libri Enoch versio Aethiopica - Oxford 1838 Lévi Eliphas: Dějiny magie - Praha 1935 Maspero G.: Les Inscriptions des Pyramides de Saqqarah - Paris 1894 Maspero G: Archéologie égyptienne - Paris 1887 Tiedemann Dietrich: Hermes Trismegists Poemander - Berlin 1781 Vollmer B.: Mythologie aller Völker - Stuttgart 1859 Wilkinson J. G.: A popular account of the ancient Egyptians - London 1855 Zöckler Otto: Die Apokryphen des Alten Testaments - München 1891 Autores Árabes : El Makrizi (1420)Abul Mahasin (1435)Abdellatif (1200)

Y demás incluídos en el texto

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