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HINDUISMO Y FEMINISMO
(Resumen) Mentxu Ormaetxe
¿Son las religiones, en general, un ámbito desde el que hacer
feminismo?
Las religiones son un arma de doble filo: por un lado, son recipientes de un
mensaje profundo, liberador (en sánscrito liberación tiene su término
masculino Moksha y femenino Mukti) y por otro, se utilizan como un
instrumento extraordinario de manipulación de masas.
El feminismo como método de análisis debe cumplir con la tarea de
escanear nuestra manera de pensar y de actuar; su función de escaneo
incluye a toda religión y vida institucional con el fin de detectar la
enfermedad llamada patriarcalismo.
La perspectiva de género, como visión social basada en la equidad de
género, debe proponer medidas de transformación para alcanzar unas
relaciones igualitarias también en el marco de las religiones. Todas las
tradiciones religiosas y sus instituciones, por tanto, tendrán que ser un
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ámbito desde el cual se haga feminismo para liberarlas de la toxicidad
patriarcal que afecta tan negativamente a las mujeres y que nada tiene
que ver con su mensaje liberador.
¿Crees que en el hinduismo tiene sentido hablar de feminismo?
En India, los grupos de feministas seculares sostienen que no se puede ser
feminista en el contexto de ninguna religión porque no existe ninguna
religión que sea feminista. Son de la opinión de que las diosas en el
panteón hindú, como representación simbólica y modelo de perfecta
mujer, no hacen más que complicar la vida, ya difícil, de las propias
mujeres con los pies en la tierra.
Por otro lado, en el hinduismo, las feministas poco a poco y con cautela,
van introduciendo la perspectiva de género en un intento de rescatarlo de
la visión patriarcal, brahmánica dominante para que sirva como fuente de
inspiración y liberación. Como bien es sabido, la religión en India juega un
papel vital para sus gentes.
También hay que señalar, que no es una actividad exenta de riesgos. La
politización del hinduismo ha convertido al ala más radical en una defensa
férrea de la tradición védica que se atribuye la interpretación
fundamentalista de los textos sagrados como la única y válida. A dichos
textos, de origen e inspiración divina, se los sitúa por encima de la
Constitución de origen humano y occidental al igual que el feminismo.
¿Qué significado se le atribuye?
El feminismo en la India es un corolario de feminismos identitarios que
responde a una pluralidad de identidades y que impide un frente común
organizado frente al machismo, el casteísmo y la pobreza de manera
simultánea. Veamos:
En general, hablar de feminismo significa hablar de la visión que tienen las
mujeres que pertenecen a la clase media, con estudios, de castas
superiores, ubicadas en zonas urbanas y en general, de tez blanca. En el
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contexto del hinduismo, estos grupos cuestionan la visión patriarcal que
considera el cuerpo de la mujer inferior al del hombre y que determina
muchas de las prácticas sociales discriminatorias que sufren.
Matrimonios
infantiles
Residencia
patrilocal
Pobreza
Misión: dar a
luz un hijo
varón
Infanticidio
Violaciones
grupales
DCHO patrilineal
de la propiedad
Asesinatos por
infertilidad
Preferencia del
hijo a la
educación y
salud
Trabajo sin
remunerar,
bajos salarios
Derecho de
pernada
Éxplotación
sexual por
hombres de
casta alta
Prácticas
sexuales
aberrantes
No
segundas
nupciasSimulación
de suicidios
siendo
asesinadas
Venta de hijasAbandono del
trabajo
remunerado al
casarse
Sirvienta
como nuera
Intocabilidad
Aborto
selectivo
Sin DCHO al
placer
sexual
Menstruar
intocabilidad
Asesinato
por la
dote
Cuerpo de
mujer
inferior
Violencia
doméstica
Dalits
Prohibición
entrada a
templos
Invisibilidad de
enfermedades
ginecológicas
Abandono de
estudios para
casarse
Purdah
(velo)
Hipergamia
Endogamia Normas
comensalidad
Adscripción
de trabajos
Karma
DharmaUbicación
fuera de la
aldea
Movilidad
restringida
Pozos de
agua
separados
Prácticas discriminatorias hacia la mujer
En este grupo de feministas, la ideología de casta y las experiencias de
mujeres de castas inferiores y mujeres dalit (consideradas ‘intocables’)
que viven en la precariedad económica de la india rural, son temas que no
se abordan con claridad ni determinación, por no decir que se evitan a
toda costa. El feminismo muy a menudo se utiliza para encubrir la otra
realidad que acucia a las ‘otras’ mujeres.
Las mujeres de castas bajas OBC (Other Backward Castes/Otras Castas
Retrasadas) y dalit ni se sienten representadas ni se identifican con el
discurso de mujeres feministas de castas superiores. Éstas evitan
interactuar con quienes consideran inferiores o ‘no-seres-humanos’ y que
contaminan su estado de pureza; estamos hablando de la intocabilidad.
La realidad de estas comunidades marginadas, especialmente las mujeres
dalit, difiere notablemente del resto: económicamente son explotadas,
culturalmente ninguneadas, políticamente desempoderadas y desde el
orden social hindú, excluidas.
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Estos grupos tienden a organizarse también identitariamente dando forma
a un tipo de feminismo democrático y secular que lucha por la libertad y
los Derechos Humanos denegados. Para ellas, ser feministas dentro del
hinduismo es una contradicción.
¿Y qué es ese sistema de castas? El sistema de castas es una forma de
estratificación social establecida por el hinduismo de forma prescriptiva
según el grado de ‘pureza’ de cada persona. Son comunidades
endógamas cuya adscripción viene dada por el nacimiento en la
familia/comunidad correspondiente. Los brahmanes (8%) ocupan la
posición superior y dominante (sacerdotes, jueces, eruditos, políticos)
seguido de los kshatriyas (18%) que corresponde tradicionalmente a la
casta de los guerreros. En un estrato inferior se encuentran los vaishyas
(26%) que se dedican al comercio. Por último, los sudras (32%) son los
encargados de los trabajos de agricultura y ganadería. Estas cuatro castas
forman el orden social hindú. Pero existe un grupo que está fuera del
sistema, es de decir, no tienen casta y de ahí su nombre de descastados,
parias, o como Gandhi los denominó, Harijans (Hijos de Dios),
considerados intocables. Hoy en día se han autodenominado ‘dalits’ que
significa ‘los destrozados’ y representa un 16,6% de una población total de
1300 millones.
BRAHMANES: 8%
KSHATRIYAS: 18%
VAISHYAS: 26%
SHUDRAS: 32%
DALITS: 16.6%(200millones)
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El origen mitológico del sistema de castas proviene de El Rig Veda ( 1700 -
1100 AC ) donde se narra cómo el ser primordial, Purusha, en un acto de
autoinmolación explosiona y a partir del cual los brahmanes surgen de su
cabeza; los kshatriyas de los brazos; los vaishyas de las piernas y los
sudras de los pies. A lo largo de la historia, se fue conformando el grupo
de ‘descastados’, ‘intocables’ que se encuentra fuera del sistema.
El denominado “Feminismo Hindutva”, cuyo origen data en torno a 1970,
lo conforman mujeres pertenecientes a las castas superiores
simpatizantes del movimiento fundamentalista hindú el cual pretende
convertir a la India en un estado teocrático hinduista. Este movimiento
Hindutva adopta como estandarte a la poderosa y temida diosa Durga,
modelo de madre mítica, icono de la pureza, fértil, perfecta y sacrificada.
Su culto sirve como argumento para defender el hecho de cómo a la mujer
tradicionalmente en la India se la ha venerado como diosa, exaltando la
importancia de su energía femenina (sakti) y su presencia en el panteón
hinduista. Pero en realidad, lo que muestra es esa dicotomía entre la
representación simbólica y glorificación como diosa, y la discriminación
como mujeres en cuerpos mortales. Es evidente que la idealización de la
mujer como divinidad no revierte en un trato digno y mejora de
oportunidades.
Diosa Durga como estandarte del nacionalismo hindú Hindutva
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Por último, es necesario destacar la opción de la conversión a otras
tradiciones religiosas como el cristianismo, el budismo o el sijismo por la
desesperada necesidad de ser tratadas con más justicia y consideración.
En mi opinión, se mueven de un sistema patriarcal dominante a otro, aún
así, cualquier otro espacio religioso será mejor que aquél que no considera
seres humanos a 200 millones de ciudadan@s indi@s.
¿Desde la práctica religiosa, qué aspectos dificultan el desarrollo de las
ideas y de las medidas a favor de la igualdad entre mujeres y hombres?
La existencia del ‘patriarcado brahmánico sacralizado’, hoy por hoy,
resulta imbatible. El texto sagrado Manusmriti (600-300 AC) conocido
como el “Código de Manú” es un shastra (tratado, texto) revelado por
Brahma a un hombre llamado Manú quien a su vez lo dictó al resto de los
mortales. Este código, por el que los brahmanes sienten veneración, dicta
las reglas sociales, morales, educativas y religiosas (dharma) que toda
buena mujer debe de adoptar. El dharma de la mujer, de obligado
cumplimiento, le garantizará ascender de casta en el próximo
renacimiento. La firme creencia en el karma dificulta que la mujer se
rebele por el temor de que un karma negativo sea causa del renacimiento
en una casta inferior o incluso en un animal.
En consecuencia, la creencia de que las castas son creación divina, ley
natural y universal refuerza la posición suprema de los brahmanes y castas
superiores, dotándoles de privilegios en todos los ámbitos de la vida
social, religiosa y, sobre todo, económica de la India.
Un par de ejemplos de ‘El dharma de la mujer’ establecido en el Código de
Manú (V.148): “Durante su infancia, una mujer debe depender de su
padre; durante su juventud, de su marido y de sus hijos; si no tiene hijos,
de sus parientes próximos al marido y, en su defecto, de los de su padre;
(…) una mujer nunca debe gobernarse a su antojo.”
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Capítulo V. 154: “Aunque sea censurable la conducta de su marido, aunque
se dé a otros amores y esté falto de cualidades, la mujer virtuosa debe
reverenciarlo siempre como a un dios”.
El Código de Manú dicta normas sobre cómo utilizar la violencia contra la
mujer, la prohibición de segundas nupcias (no así en el caso de los
hombres), el sagrado rol de madre, el no tener derecho a la propiedad ni
herencia alguna, etc. De ahí se deriva que una hija sea una carga para la
familia y falten 63 millones de mujeres con lo que respecta a lo que sería
una tendencia natural de crecimiento de la población.
Otra gran dificultad actual es la politización del hinduismo razón por la
cual no se puede hablar de hinduismo sin hablar de política, ni de política
sin hacer referencia al hinduismo. Como decía anteriormente, el
movimiento extremista Hindutva cuyos orígenes datan del 1923, está
promovido por el actual partido en el gobierno central de Nueva Delhi, el
Bharatiya Janata Party (BJP), adalid de los valores socio religiosos de la
mayoría hinduista del país (80%), apoyado por grupos extremistas tales
como el VHP (Vishvá Hindú Parishad/Consejo Mundial Hindú) y la
organización fascista RSS (Rastriya Swayamsevak Sangh/Organización de
voluntarios nacionales).
En el año 2003, en el estado del Gujerat se promulgó la ‘Ley de libertad
religiosa’, en lenguaje popular ‘Ley anti- conversiones’ lo cual denota el
miedo a la fuga de creyentes hindúes hacia otras religiones de acogida,
que pondría en peligro su proyecto de hinduización del país como
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estrategia política; táctica peligrosa tanto para los hindúes que no
simpatizan con el fundamentalismo como para las minorías religiosas
(cristiana, islámica, parsi, etc.) por ser una flagrante violación del
pluralismo democrático establecido en la Constitución india.
Para estos grupos ultra-nacionalistas y conservadores, la ideología
feminista es una nueva forma de colonialismo que nada tiene que ver con
sus raíces de tradición védica. Detrás de este argumento se esconde la
necesidad de no trastocar las relaciones de poder entre hombres y
mujeres, ni la posición dominante de los grupos de casta superiores que
los dota de un estatus social económico en donde el 1% de la población
posee el 58% de la riqueza del país y se beneficia del 70% de la riqueza
anual generada. Es evidente que las ideologías de casta y de género se dan
la mano para impedir cualquier iniciativa que exija una más justa
distribución de la riqueza del país.
Cualquier grupo que tenga como pretensión la igualdad entre hombres y
mujeres y la trasgresión de las normas que sostienen tal estructura
político-religiosa, es automáticamente tachado de ‘anti-hindú’ o ‘anti-
nacional’, calificativos que les convierten en objetivo de los grupos
extremistas violentos que, en nombre de la diosa Durga, cometen toda
clase de atrocidades bajo la cobertura del BJP.
Otra gran dificultad es la diversidad de realidades en las que viven las
mujeres, definida por castas, clases sociales, etnias y religiones, que hacen
imposible un frente común feminista. El hecho es que en un contexto de
supervivencia y escasez (injusta distribución) de recursos, compiten entre
sí para obtener, por ejemplo, beneficios del gobierno en términos de
cuotas en el sistema educativo, empleo en la administración pública y
recursos como la tierra. Ni qué decir tiene que habrá quienes se froten las
manos ante el ‘divide y vencerás’.
¿Cuáles son los principales logros y avances que identificas?
Sin ninguna duda, existe una mayor conciencia de la desigualdad y
opresión de género entre la población femenina. Hoy mismo, multitudes
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se están manifestando en protesta por las cifras escalofriantes de casos de
violaciones y asesinatos de mujeres y niñas perpetrados por varones que,
en su mayoría, son miembros o simpatizantes del BJP y sus grupos de
apoyo de corte nazi.
Es evidente el establecimiento de formaciones feministas entre mujeres
de castas/clases superiores, declaraciones públicas de personajes de cierta
notoriedad como escritoras, profesoras universitarias, investigadoras,
artistas, abogadas, periodistas, etc. así como el legado de innumerables
activistas anónimas rebeldes de OBC y dalits que no son noticia ni dentro
ni fuera del país.
Merece especial atención el florecimiento de organizaciones entre los
grupos de mujeres más desfavorecidos como ‘The National Federation of
Dalit Women’ (1993) o ‘Dalit Mahila Sanghatana’ (1995) seguidas por
otras tantas como la controvertida asociación fundada por Sampat Pal,
Gulabi Gang (La banda de las mujeres en sari rosa) que ya lo componen
400.000 mujeres en toda la India y que son el terror de violadores,
maltratadores, asesinos y policía corrupta.
El abordaje del hinduismo con voces y ojos de mujer está dado la vuelta a
historias tradicionalmente narradas por hombres, como en el caso del
Ramayana y Mahabarata, resaltando el papel activo de la mujer en la
toma de decisiones que atañen a su propia vida. Merece destacar Mallika
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Sarabai al frente de la academia Darpana con obras como ‘Sita’s
daughters’ (Las hijas de Sita) donde Sita, esposa de Rama, emerge como
primera feminista y fuente de inspiración. Mediante la danza tradicional
india, Mallika pone en escena historias de lucha de mujeres desconocidas
que han contribuido a desarrollar una perspectiva y justicia de género
cercana, radical e inminente.
Campañas como ‘Las diosas maltratadas” muestran tres mujeres
magulladas y vestidas como las deidades Durga, Saraswati y Lakshmi.
Debajo de cada cartel dice "Salvemos a nuestras hermanas" y añaden
"Recen para que nunca veamos este día. Hoy más del 68% de las mujeres
en la India son víctimas de la violencia doméstica. Mañana, parece que
ninguna mujer se salvará. Ni siquiera las que rezan".
Las diosas maltratadas
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La editorial Penguin India publicó una serie de gráficos, ‘Diosas modernas’,
que en contra de mostrar a las divinidades femeninas como un mero
recurso simbólico, revelan el potencial que cada mujer posee.
Diosas modernas
La iniciativa “Máscaras de seguridad”: cuyo artífice es el fotógrafo Sujatro Gosh, incitó a las mujeres a colocarse una cabeza de vaca como denuncia del hecho de que sea más importante una vaca que una mujer. La vaca es un animal sagrado en el país, con una gran importancia política y que en India la protege la ley del artículo 488 de la Constitución en la mayoría de los estados. Según Gosh: “Cuando podemos proteger a una vaca, ¿por qué no a una mujer?”
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‘El color oscuro [de piel] es divino’ responde a una iniciativa de Sundar y el fotógrafo Naresh Nil para re-imaginar a dioses y diosas del panteón hindú con un color de piel oscuro que persigue debilitar la idea arraigada de superioridad de la tez clara.
La tez oscura es divina
La universidad Panini Kanya Mahavidyalaya en Benarés, prepara a un grupo de unas 80 mujeres para ser sacerdotisas siguiendo el desarrollo tradicional de las enseñanzas de los Vedas. Las gurus y estudiantes son en su totalidad mujeres desafiantes de lo establecido en el Manusmriti:”Las mujeres no pueden leer los Vedas ni ser sacerdotisas”. Para un sector del hinduismo esto constituirá un ejemplo de empoderamiento de la mujer; para otro, teniendo en cuenta que en su mayoría son jóvenes de familias brahmanes, existe el convencimiento de que coexistirá con la ideología de casta.
Preparando sacerdotisas en Panini Kanya Mahavidyalaya
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Por último, me gustaría nombrar a Nidhi Chaytania, profesora experta en religiones y maestra espiritual en el Vedanta Advaita, un ejemplo de esfuerzo por abrirse camino en una sociedad patriarcal y misógina, por su compromiso de demostrar que otra espiritualidad es posible desde la no-dualidad.
¿Cuáles consideras que serían los principales retos a futuro?
Desde mi punto de vista, el gran reto de los movimientos de mujeres dalit
es el de salir más a la luz pública a nivel nacional e internacional. Los
medios de comunicación abren las puertas a las de casta, sin embargo,
una mujer dalit encuentra extremadamente difícil participar en foros,
publicar o alcanzar países occidentales, universidades e instancias
superiores donde se representen a sí mismas. El igual acceso a los
recursos y al poder de instituciones, medios de comunicación nacionales e
internacionales es todavía su gran reto.
Pregunta del público en relación a la superación de la dicotomía
hombre-mujer.
Por falta de tiempo, mi discurso ha tenido un planteamiento de corte
social y en base al feminismo dentro del hinduismo, destacando las
sombras sin hacer ninguna mención a las ‘luces’. Es cierto que esta
tradición religiosa está tan intoxicada y se ha degenerado tanto que,
según personas expertas en esta materia, resulta imposible rescatar.
Las feministas hindúes, en principio, tendrían tres opciones: la dedicación
a la transformación social y transformación del hinduismo desde un
prisma de género. Optar por una vida espiritual dando la espalda al
samsara (existencia mundana), por considerar una pérdida de tiempo el
esperar a ser testigos de cualquier cambio que favorezca su camino
espiritual. La tercera opción combinaría una vida espiritual con una
trayectoria activista feminista.
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En cualquier caso, el Vedanta Advaíta ofrece una mirada profunda,
espiritual, mística basada en la ‘unidad del todo’, en otras palabras, en la
‘no-dualidad’. Esta visión transciende ideologías y abraza a toda persona
indistintamente e indiferenciadamente y podría constituir, de una manera
más extensa, un referente de la verdadera espiritualidad.