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(1a. Parte)Años 1904 - 1964

HISTORIA DEL CENTRO ESPÍRITA LA VOZ DEL ALMA

A nivel europeo, el panorama no es más alentador; el crecimiento de las tensiones entre los diferentes países, suscitadas por el choque de intereses económicos, acaba desencadenando el mayor confl icto bélico conocido hasta la fecha; el 28 de julio de 1914, tan sólo 7 meses después de la constitución del CEVA, estalla la I Guerra Mundial, que enfrenta por espacio de cuatro años a las llamadas “potencias centrales” (Alemania, Austria-Hungría, Bulgaria, Turquía) con las “potencias aliadas” (Serbia, Rusia, Francia, Gran Bretaña, Italia, Rumanía (a partir de 1916), y EE.UU. (a partir de 1917)). España permanece neutral. El 11 de noviembre de 1918 concluye el confl icto, con la victoria de las potencias aliadas. Sin embargo, el espíritu revanchista de los vencedores, y las condiciones humillantes impuestas a la gran derrotada, Alemania, no suponen una cicatrización de las heridas; durante los años siguientes, el auge de los nacionalismos totalitarios en Italia y Alemania, y el aumento de las tensiones entre los diferentes países, abonarán el terreno para una confl agración bélica aún más devastadora.

EL SR. VENANCIO FRIGOLA

El Sr. Venancio encarna un uno de abril, entre los años 1860 y 1870, según nuestras estimaciones. Es en esta década en la cual el Espiritismo está siendo codifi cado y divulgado en toda su plenitud, con la edición de la mayor parte de las obras de Allan Kardec.

El 9 de octubre de 1861 había tenido lugar el Auto de Fe en Barcelona, en el cual el obispo de la ciudad quemó en el actual Parc de la Ciutadella unos 300 ejemplares de diversos libros espíritas.

Llama la atención el hecho de que, en la misma ciudad en la que tuvo lugar dicho Auto, las Leyes espirituales dispusieran la posterior fundación del Centro Espírita La Voz del Alma.

A través de las averiguaciones que hemos realizado, deducimos que el ofi cio del Sr. Venancio era el de hojalatero.1 Se trata de una profesión artesanal, hoy desaparecida, que requiere profundos conocimientos de geometría y cálculo para fabricar gran variedad de utensilios para distintos fi nes. No obstante, también disponemos de información que hace referencia a su posible ofi cio de carpintero. No estamos en condiciones de asegurar a ciencia cierta

PRESENTACIÓN

El cuaderno que tenéis en vuestras manos constituye un resumen de la Historia de nuestro querido Centro, desde lo que consideramos sus inicios en 1904 hasta la desencarnación de la Sra. Consuelo Pavía, en el año 1968.

Somos conscientes de la difi cultad que entraña sintetizar, en tan breve espacio, tantos años de vida, enseñanzas y experiencias. No obstante, hemos realizado este trabajo con nuestra mejor predisposición y respeto hacia los seres de los que vamos a hablar, y con la mayor fi delidad posible a la documentación de que disponemos.

Todo cuanto exponemos lo hemos recopilado con el afán de que sirva de enseñanza, y no para satisfacer la curiosidad. La vidas relatadas ofrecen un ejemplo a seguir, son sumamente interesantes desde el punto de vista espiritual, que es el que debe tener todo estudiante de la Doctrina Espírita.

Sirva este trabajo como testimonio de reconocimiento y gratitud hacia todos los maestros que constituyen la Dirección espiritual del Centro, así como a sus fi eles colaboradores.

CONTEXTO HISTÓRICO Y SOCIAL

Los albores del siglo XX están marcados por grandes convulsiones. Estamos en la España del año 1902, Alfonso XIII ostenta el título de rey. A partir de 1909, las luchas en el Protectorado de Marruecos se recrudecen, y la inestabilidad social y política está a la orden del día; los enfrentamientos entre patronos y trabajadores generan disturbios y huelgas; uno de los más cruentos es la denominada Semana Trágica, alzamiento revolucionario iniciado en Barcelona el 26-7-1909 y que se transmite a varias poblaciones de Catalunya; se inicia con una huelga general de protesta contra la guerra de Marruecos, y es duramente reprimido. Los diferentes partidos que se suceden en el gobierno son incapaces de solucionar la confl ictividad laboral. La convivencia pacífi ca en el gobierno de los partidos liberal y conservador, que se mantiene desde 1876, cuando empezó el reinado de Alfonso XII, se muestra ya inviable, y los problemas se agravan de tal modo, que en 1917 tiene lugar una huelga general revolucionaria.

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cuál de los dos ofi cios mencionados era el suyo. En cualquier caso, cabe la posibilidad de que el Sr. Venancio desempeñara ambos ofi cios a lo largo de su vida, o incluso otros más de los que no tenemos conocimiento.

El Sr. Venancio es médium dotado de un fuerte magnetismo. Conocemos la anécdota de que, en cierta ocasión, hablando de Espiritismo en su trabajo y alentado por unos compañeros, colocó las manos sobre una mesa, y ésta, ante la sorpresa de todos, se levantó del suelo y fue tras él unos pasos.

Su gran interés por el Espiritismo le condujo a formar, junto con otros simpatizantes, un reducido círculo de estudios en su propio domicilio. Este pequeño grupo mantiene reuniones de estudio con regularidad hasta que en 1904 comienza el Sr. Venancio a desarrollar su mediumnidad como médium escribiente. Gradualmente van desenvolviéndose sus facultades, y recibiendo el apoyo constante del mundo espiritual.

En esta época el Espiritismo estaba muy extendido en Catalunya y sobre todo en Barcelona; recordemos que en septiembre de 1888 ya se había celebrado el primer Congreso Espírita Internacional,

organizado por la Federación Espiritista del Vallés y el Centro Barcelonés de Estudios Psicológicos.

Presidieron dicho Congreso fi guras tan destacadas como José Ma. Fernández Colavida, Vizconde de Torres Solanot, y Pierre Gaetan Leymarie (representante de la Sociedad Científi ca del Espiritismo, de París, continuadora de la que fundó Allan Kardec). Actuaron como Vicepresidentes Amalia Domingo Soler y Miguel Vives, entre otros.

No es de descartar que el Sr. Venancio conociera personalmente a algunos de los espiritistas más renombrados de su época o que le propiciaran a seguir las enseñanzas espiritistas seguidores de la Doctrina que ya asistieran a esos Centros con experiencia dentro de las enseñanzas espíritas.

Es digno de refl exión el hecho de que, en este contexto, los espíritus encargados de la difusión del Espiritismo entre la Humanidad, confíen la dirección y realización de la Obra no a un gran orador, o escritor, o personalidad ilustre, sino a un ser de modesta condición social pero dotado de los profundos conocimientos y acrisoladas cualidades propios de un verdadero maestro espiritual, tal y como demostró a lo largo de su encarnación y en su labor de guía espiritual.

EL INICIO DE LAS ACTIVIDADES

“Vengo a deciros que destinéis un día para las sesiones.” Esta frase señala el inicio de las actividades organizadas de esta Cátedra de amor y verdad que es nuestro querido Centro; así da comienzo su trayectoria espiritual con ocasión de dicha recomendación, proveniente del mundo espiritual.

Nos hallamos en el día 9 de octubre de 1904, en el círculo de estudios que el Sr. Venancio Frigola Badal y otros compañeros han formado en el domicilio de aquél, situado en la calle del Santo Cristo, n.º 13, bajos, del barcelonés barrio de Sants.

El día 12 de noviembre de ese mismo año, el mismo espíritu afi rma literalmente: “Ya vendré el miércoles y el sábado para que podáis dar libremente las sesiones, pero es preciso que leáis bien las obras del gran maestro Allan Cardec2, para que de este modo podáis estar más seguros de lo que hagáis...”

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Desde el principio los espíritus guías del Centro han establecido las bases sobre las que se asienta toda la enseñanza que en él se imparte: nos referimos a las obras de la Codifi cación Kardeciana.

El Sr. Venancio Frigola es sensible a esta realidad, y en el transcurso de las sesiones, su recto criterio, su constancia y su fervor le granjean la asistencia y la protección de los espíritus guías.

El mismo día 12 de noviembre de 1904, se reciben varias comunicaciones breves, entre ellas cabe destacar la siguiente:

Dios sea con vosotros.

Soy un espíritu que siempre voy donde practican ensayos científi cos como por ejemplo lo hacéis vosotros.

El Espiritismo es el pan del alma así como el trabajo corporal es el pan del cuerpo; seguid con las sesiones, pues en ellas tendréis comunicaciones que os darán mucha luz para vuestra inteligencia.

Jacinto Verdaguer

Constatamos que Jacinto Verdaguer fi rma, a partir de la tercera comunicación, como “Jacinto Verdaguer. Tu guía.”

El Sr. Venancio es el vehículo idóneo para la transmisión de los mensajes de estas entidades, ya que sus cualidades morales vibran en sintonía con los fl uidos de los espíritus comunicantes. El Sr. Venancio es médium psicógrafo consciente, y posteriormente desarrolla también la facultad de médium parlante.

Muchas comunicaciones vienen a testimoniarle la evidencia del mundo espiritual y sus relaciones con el mundo corporal, para cimentar su fe sobre hechos vividos y no sobre meras teorías. Reproducimos un par de ellas, de fecha 23 de enero de 1906, signifi cativas por ser dadas por su hijo y su padre, ambos desencarnados.

Padre mío, hasta hoy no me he dejado conocer de vos, pero hoy que tengo permiso de nuestro Padre espiritual vengo para deciros que yo vuestro hijo Clemente os digo que vuestras preces son siempre atendidas por espíritus puros, eso no lo dudéis, como tampoco habéis de dudar de todo cuanto se os dice...

Clemente Frigola.

Hijo mío, bien puedes estar satisfecho de tu hijo, pues ha venido solamente para afi rmar más la verdad de todo cuanto te hemos dicho en este tu libro de memorias. De nada dudes, de nada absolutamente, muy pronto te convencerás por ti mismo y entonces ya no dudarás, mas ten un poco de paciencia que todo de una vez no puede ser, es preciso hacer mucho para obtener un algo espiritualmente...

Yo, tu padre, Elías Frigola.

EL SR. VENANCIO RECIBE EL DON DE CURAR

El 14 de marzo de 1906, el Sr. Venancio recibe una comunicación en la que se le anuncia la concesión de la facultad de curar, de la cual extraemos los siguientes fragmentos:

Hermano de piedad, hermano de misericordia, yo tu hermano y guía protector tengo orden de darte la enhorabuena; vive feliz, puesto que tus impurezas han dejado hueco para dar entrada a los más puros sentimientos. Cuyos buenos sentimientos son hijos de la más poderosa recompensa, pues como te digo, en recompensa te dará mucho que hacer, pero primero mira si la querrás resistir, en eso consiste todo.

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Pues bien, querido hijo mío, prepárate para recibir una buena nueva, pero fatal al mismo tiempo si no la cumples...

... Te bastará una pequeña fuerza de tu voluntad para obtener un don curativo, eso es, curar a todos los enfermos por medio de tu voluntad espiritualmente. Obra siempre que se te presente, invoca primero y luego obtendrás la fuerza, sigue hermano tus planes dentro del amor y fe, puesto que todo lo que te decimos en esta comunicación, te convencerás por los actos que nosotros procuraremos prepararte sin que tú te des cuenta, pero te advierto que tú gratis lo recibes y gratis lo has de dar.

Hermano mío, yo triste y humilde te suplico que así lo hagas, que no te domine la avaricia, ten mucha caridad que el Padre te recompensará.

Adiós. Daniel.

El día siguiente, el 18 de marzo de 1906, un espíritu da la siguiente comunicación:

Querido hermano mio, vengo para felicitarte tu próximo alumbramiento de tu esposa, una joya más para ti, una responsabilidad más, cumple con todos tus hijos instruyéndoles bajo tus fuerzas, ámales a todos por igual, ya que por igual quieres amar a todos los hermanos espirituales, cuando se te presente la hora acuérdate de nuestro Padre e invócale para que el paso sea lo mas breve y feliz.

Hermano mío, hoy veo en ti señales evidentes de ternura, no puedes llegar a donde tú aspiras, pero ten paciencia que para todos hay un día y ese día está cerca para ti, acude en donde puedes y no hagas lo que no puedes porque entonces es también ridículo, bueno es que intentéis ayudaros unos con otros siempre que las fuerzas lo permitan.

Hermano, cuando te llegue la hora de dar tus nuevas fuerzas ya te lo indicaremos, como te indicaremos en dónde debes aplicarlas para que te convenzas mucho más ...

KARDEC, ESPÍRITU GUÍA DEL SR. VENANCIO

Kardec es uno de los guías habituales; el día del cumpleaños del Sr. Venancio, el 1 de abril de 1906, el espíritu de Kardec le brinda una larga comunicación de 4 páginas y media llenas de las enseñanzas del Espiritismo. He aquí un breve extracto, en el que se puede ver el lazo fraternal que une a ambos espíritus:

Hermano, que Dios oiga tus súplicas y que Él te ilumine.

Hermano, hoy por ser el día de tu cumpleaños venimos a felicitarte todos juntos, sea la enhorabuena para ti y demás familia...

El Espiritismo es una carrera que todos debemos aprender, es muy larga, y cuando

uno más la comprende más larga la ve. Por eso,

alguna vez te asustas por comprender tú

ya un algo, pues todo lo que se

obtiene por medio del Espiritismo tan sólo sirve para ver de más lejos, pero nunca el fi nal...

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CONSTITUCIÓN DEL CENTRO ESPÍRITA Y LA PRIMERA JUNTA DIRECTIVA

Tras nueve años de estudios realizados en su domicilio, y de común acuerdo con los que eran asiduos a sus reuniones, convienen legalizar de forma ofi cial su centro de estudios.

El 9 de diciembre de 1913 tiene lugar la constitución ofi cial de la sociedad, con la denominación de “Centro Espírita La Voz del Alma”. La primera Junta Directiva está compuesta por los cargos de presidente, vicepresidente, secretario, vicesecretario, tesorero, contador y 5 vocales. Es nombrado presidente de la sociedad el Sr. Venancio Frigola.

El centro está constituido por 21 socios, incluyendo los de la Junta Directiva. El lugar en el que se celebra el acto de constitución es la C/ Cadena, 6, 1.º 1.ª, un piso contiguo al domicilio del secretario. Tal es el domicilio social de la sociedad durante los 2 años siguientes. En el acta n.º 3, celebrada el 15-8-1914, se expone que tal local no reúne las condiciones idóneas; y el acta n.º 4, fechada el 31-10-1915, tiene lugar ya en la Ronda San Pablo, 44, 2.º 1.ª, escalera derecha. Este último local, en régimen de alquiler, será el domicilio social, así como el lugar donde se realizarán las sesiones de estudio, hasta el fi n de la guerra civil española (1939).

El Sr. Venancio Frigola ejerce la presidencia de la sociedad por espacio de 9 años (desde el 9-12-1913 hasta el 25-5-1922). El Espiritismo es para él toda su vida, y por medio de su facultad de médium escribiente, recibe del plano espiritual la orientación para llevar a cabo la dirección del centro. Demuestra en todo momento su sólida Fe en Dios, así como el valor y la energía para afrontar las vicisitudes de la existencia.

Su máxima es: “Esperar y confi ar. Esta es la ley del espíritu obediente.” De la obediencia es él vivo ejemplo, puesto que él obedece en todo momento las directrices de los espíritus guías del centro. Todo su pensar, sentir y obrar están presididos por el cumplimiento de la Ley de Dios, por su amor a la Verdad y por el sometimiento a la Voluntad del Padre. Su armonización con las

leyes superiores del Amor se pone de manifi esto en la honradez, prudencia y sentido común que demuestra en todos los actos y circunstancias de la vida. Él practica la Ley del Amor.

LA LLEGADA DE LA SRA. MARGARITA PONS

En el acta n.º 10 de la Junta General Ordinaria, de fecha 10-8-1920, a la que asisten 40 socios, hallamos documentada por vez primera la pertenencia de la Sra. Margarita Pons al Centro Espírita La Voz del Alma. Consta que es miembro de la Junta Directiva, presidida por el Sr. Venancio Frigola, en la cual desempeña el cargo de vocal n.º 5.

Margarita Pons Rocafull nace en Castellón de la Plana en 1879. Su padre, Antonio Pons, natural de Mahón (Menorca), ostentaba la graduación de teniente coronel del ejército, y tenía trato directo con el rey Alfonso XII, lo cual le permitía el libre acceso a palacio. La madre de Margarita, Carmen

Rocafull, pertenecía a noble familia de origen valenciano; tenemos

constancia de que, o bien su padre o bien su abuelo, era marqués de Rocafull.

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Carmen Rocafull sentía atracción, desde muy joven, por las Ciencias Ocultas.

Conocemos una signifi cativa anécdota, que ilustra cuál había de ser el destino de la Sra. Carmen. Viviendo en Zaragoza durante su adolescencia, Carmen pidió a la criada que la acompañara a que le echaran las cartas. Se dirigieron a casa de una echadora de cartas, la cual, al verlas, les dijo: “¿Dónde vas, tú, tan pequeña?” [tendría 12 ó 13 años] “No quiero echártelas, vete!” Se retiraron, pero antes de abandonar la casa, la señora las llamó: “Nena, nena, sube, que he cambiado de parecer.” Subieron de nuevo, le echaron las cartas y le dijeron:

“Dentro de poco conocerás a un militar, mayor que tú; a nada le digas que no, porque aquí hay un ser que baja de Júpiter. Este ser viene con misión a la Tierra y tiene mucha prisa por encarnar. Será una niña, nacerá en viernes, el día que murió Jesús [viernes santo].”

Aquella premonición se le grabó a Carmen en la cabeza; cuando conoció a aquel militar, que era mucho mayor que ella, contrajeron matrimonio. En

el transcurso del tiempo se fue cumpliendo todo lo que le habían predicho, hasta en sus más mínimos detalles. Cuando Carmen refi rió a su marido Antonio el encuentro que había tenido con la adivina, aquél no la creyó, hasta que se produjo el nacimiento de Margarita.

Ésta recibió en su infancia una esmerada educación, aprendiendo canto, piano, danza, pintura, etc.

En 1892, contando Margarita 13 años de edad, quedó huérfana de padre. Su madre tuvo que ponerse a coser para ganarse el sustento, y se vieron reducidas a una precaria situación económica.

Por aquel entonces residían en Mahón, y decidieron trasladarse a Barcelona; una vez en la Ciudad Condal, la Sra. Carmen buscó una médium, ya que deseaba entrar en contacto con su esposo. Éste, en una comunicación, les dijo:

“Dentro de poco conoceréis a un santo varón; cuando lo encontréis, no os marchéis de su lado.”

Carmen y Margarita se instalaron en un piso de alquiler de la calle Rosellón; en aquel tiempo vivir de alquiler resultaba bastante accesible a las modestas economías. Posteriormente se mudaron a la calle Villarroel, 125; allí trabaron amistad con la Sra. Josefa Pujol, que era la portera del inmueble, y a la sazón frecuentaba el Centro Espírita La Voz del Alma. En cierta ocasión, se puso enferma la hija de la Sra. Josefa; ésta la llevó al Sr. Venancio para que la curara, siendo acompañada por la Sra. Margarita. Así fue como la Sra. Margarita y su madre conocieron al Maestro, empezando a acudir a las sesiones espíritas que él realizaba.

EL DESARROLLO ESPIRITUAL DE LA SRA. MARGARITA

El Sr. Venancio queda impresionado por las cualidades que demuestra la Sra. Margarita: rectitud de juicio y bondad de corazón; modestia y compasión. Pronto se gana la confi anza del Sr. Venancio, quien descubre en ella a un espíritu sumamente aventajado. Se establece una simpatía mutua a nivel espiritual.

El presidente del Centro Espírita “La Voz del Alma” se va sintiendo fatigado por el peso de la soledad íntima que origina el no ser bien comprendido, así

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que la llegada de la Sra. Margarita representa para él un aliciente muy poderoso para proseguir en su labor.

El Sr. Venancio tutela el desarrollo espiritual de la Sra. Margarita; ésta aprende con suma facilidad. Los conocimientos espíritas ya están arraigados en este ser, de manera que su aprendizaje no es más que un despertar, o mejor dicho, recordar de nuevo en el mundo físico el bagaje espiritual atesorado en sus pasadas existencias. Su sensibilidad se perfecciona, sus sentimientos se tornan más delicados.

Tras cinco años de preparación, fl orece en ella la facultad medianímica. Durante ese tiempo, dedica dos horas diarias al estudio y la meditación, en tanto su madre vigila para que nadie la estorbe. En todo proceso de formación medianímica, la calma y el recogimiento, unidos a la constancia y la fi rme voluntad, son imprescindibles para lograr resultados positivos. El silencio y el alejamiento de todo aquello que pueda distraer o perturbar al futuro médium, favorecen el recogimiento.

El talento y las cualidades de la Sra. Margarita suscitan no pocas envidias entre los asistentes al centro. Sin embargo, ella se va ganando poco a poco sus simpatías, dispensándoles siempre un trato amoroso.

LA LLEGADA DEL SR. MANUEL MATA AL CENTRO ESPÍRITA

En el acta n.º 14 de la Junta General Ordinaria, de 19-3-1924, a la cual asisten 50 socios, hallamos la primera referencia escrita de la pertenencia del Sr. Manuel Mata al Centro Espírita La Voz del Alma. Desempeña el cargo de secretario, en la junta directiva en la que Margarita Pons continúa de vocal. El Sr. Venancio había dejado la presidencia, por motivos de salud, el 25-5-1922.

Sin embargo, tenemos constancia de que el Sr. Manuel hacía ya algunos años que pertenecía a la asociación, desde aproximadamente 1920.

Laureano Manuel Mata Martín nació en Madrid en 1886, en el seno de una acomodada familia madrileña.

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Era el mayor de cinco hermanos, dos mujeres y tres varones.

Su primera infancia la pasó en compañía de su abuela, mientras sus padres estuvieron una larga estancia en Cuba. Al volver éstos, fi jaron su residencia en Madrid, si bien poseían varias fi ncas en Alcalá de Henares, y en la capital tenían una panadería.

Siendo muy joven, padeció tuberculosis, teniéndola en un grado tan avanzado que el médico sólo le dio tres meses de vida. Para restablecerse fue a una de las fi ncas de Alcalá, instalándose en en el establo, ya que consideraban que los vapores del estiércol del ganado facilitaban la curación, y por ser de una naturaleza muy sana, a los tres meses quedó totalmente restablecido, cicatrizando perfectamente el pulmón.

Su carácter, durante su juventud, era aventurero y valiente, muy jovial, y contaba, por su natural simpatía, con muchos amigos.

Cuando algún familiar estaba enfermo, le decía (ya de bien pequeño): “Tómate una taza de farigola y te curarás”; le llamaban familiarmente “el doctor farigola”.

Desde pequeño se le apreció un fuerte magnetismo curativo; cuando en la hacienda alguna vaca estaba enferma, él paseaba descalzo sobre ella y la curaba.

Al quedar huérfano de padre, se hizo cargo de la contabilidad de la hacienda. Por las noches “soñaba” con su padre ya desencarnado, y éste le explicaba como tenía que llevar las cuentas.

En una diferencia de opinión con su madre, la discusión se agravó hasta tal punto que aquella lo echó de casa. Pasó unos días deambulando por las calles de Madrid, durmiendo en los bancos, y para comer, cuando el hambre le acuciaba, iba a casa de un antiguo criado que le quería mucho.

Cuando contaba unos quince años de edad, acudía a su casa un catedrático del Hospital Clínico de Madrid. Ese señor, cuando volvía de una visita y pasaba cerca de su casa, entraba a saludarles, pues era muy amigo de la familia. Y le decía: “Manolito, ¿a que no adivinas de dónde vengo hoy?” Él se quedaba muy refl exivo y contestaba: “Sí, viene usted de una casa donde hay una anciana y le duele la pierna.” Y todo se lo adivinaba. Y le preguntaban:

– ¿Por qué no quieres ser médico?

– Porque no me gusta –contestaba.

– Pues mira, tú serías un buen médico, porque serías médico por naturaleza. Porque no te puedes equivocar, porque lo que siente el paciente, lo sientes tú. Serías una eminencia.

– Bueno, pues yo no quiero ser médico –respondía Manuel.

Él prefi rió estudiar la carrera de ingeniero, y se trasladó a Terrassa (Barcelona) para estudiar Perito eléctrico (Terrassa era el único lugar de España donde se podían seguir estos estudios).

El 28 de enero de 1906 desencarnó Miguel Vives i Vives, uno de los grandes espiritistas españoles, muy querido por todo el pueblo de Terrassa por su ejemplo cristiano, y la ayuda que daba a los menesterosos, a los que repartía alimento en su Centro y sanaba con sus conocimientos de homeopatía y magnetismo, de forma totalmente desinteresada.

Al entierro de este gran hombre acudió todo el pueblo de Terrassa en pleno, ofreciendo testimonio de gratitud, e incluso cerraron los comercios. Ante este movimiento general, Manuel Mata se vio impulsado a asistir al entierro por unos compañeros de estudios. En aquel tiempo aún era escéptico ante el Espiritismo. Leemos en la Guía Práctica del Espiritista (editorial Kier):

...Con sólo recordar que el día del entierro de su cuerpo físico una muralla de gente se extendía por cada lado de las calles, y fueron muchas las fábricas y talleres que cerraron sus puertas para permitir a sus operarios y empleados presenciar el paso del féretro; y empleados presenciar el paso del féretro;

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con sólo recordar esto se podrá tener una idea de cuánto valía este espíritu que dedicó todos sus anhelos y afanes a la prédica y divulgación del Espiritismo cristiano.

Concluidos sus estudios, el Sr. Manuel se traslada a Barcelona para pasar una temporada. Cuando ya se dispone a regresar a Madrid, dos amigos le invitan a conocer uno de los centros espíritas más reconocidos en aquel entonces, el Centro Espírita La Voz del Alma. En él, gracias a su facultad de videncia espontánea, constata la realidad que se desarrolla tanto en el plano fl uídico como en el físico.

En una de las primeras charlas públicas a las que asiste el Sr. Manuel, la Sra. Margarita Pons expone el tema de las leyes eléctricas, en el que demuestra sus profundos conocimientos espirituales. El Sr. Manuel se admira de oir aquellos conceptos, los escucha con toda su atención, dejando de lado sus propias ideas sobre el mundo de la electricidad y formas de energía, tema que él había estudiado largos años en la facultad. Aquel mismo día, el Sr. Manuel ve en la Sra. Margarita un espíritu notable, inteligente y sensible, y se queda profundamente impresionado, tomando la resolución de seguir asistiendo al Centro para aprender aquellas verdades, nuevas en apariencia pero que despertaban algo de su interior que deseaba conocer.

EL SR. MANUEL Y SU RELACIÓN CON LA MEDICINA

Al contactar íntimamente con el Espiritismo se apodera de él la idea ferviente de estudiar Medicina, pues comprende la trascendencia de unir los conocimientos físicos de la medicina del cuerpo con la medicina del alma. Para subvencionarse sus estudios, marcha a Madrid para pedirle ayuda económica a su madre. Ella se muestra dispuesta a ayudarle si se queda a estudiar en la capital, ofreciéndole los asuntos contables de la hacienda familiar. Él le dice que tiene novia formal en Barcelona y que no puede quedarse. Su madre no atiende a razones, y él se tiene que marchar con las manos vacías. Él no tiene dinero para el viaje de retorno a Barcelona, y su madre tampoco se lo da para así retenerle a su lado. Manuel, decidido, responde: “Entonces me iré a pie”, y se marcha. La madre, conociendo su férrea voluntad, pide a un cuñado que vaya a comprar el billete y se lo lleve.

Una vez en Barcelona, se ha de conformar con cursar estudios de practicante de enfermería y quiromasaje, que resultan más económicos que los de medicina.

Obtiene el título de quiromasajista en la escuela del Dr. Ferrándiz.

La economía del Sr. Manuel es precaria, y busca un alojamiento económico para hospedarse, por lo que la señora Carmen Rocafull y su hija le ofrecen una habitación en su domicilio.

Entre el Sr. Manuel Mata y la Sra. Margarita Pons fl orece un mutuo sentimiento de amor; cuando se proponen casarse, se dirigen al Sr. Venancio para consultarle al respecto. Para responder a las consultas, el Sr. Frigola coge papel y lápiz, se concentra y hace un dictamen, escribiendo lo que le hacen sentir los guías; éstos le contestan que esperen un año, y que transcurrido éste vuelvan a consultar de nuevo. Al cabo de un año vuelven a consultar, y obtienen esta respuesta: “Que esperen otro año, y que vuelvan.” Cuando fi naliza el segundo año, consultan de nuevo, y entonces les dicen: “Ahora ya os podéis casar.”

Se trata de una prueba para ver si confi an en quien les dirige. Al obedecer a sus guías, los maestros Manuel y Margarita demuestran su fe y su convicción, y su capacidad para responder a las Leyes y llevar a cabo una Obra.

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Contraen matrimonio el 13 de mayo de 1923.

El Sr. Manuel y la Sra. Margarita viven con la Sra. Rocafull en el domicilio de la calle Villarroel. Los tres se profesan un gran afecto. La Sra. Rocafull vive con ellos hasta su desencarnación.

El Sr. Manuel trabaja en diversos sitios con diferentes médicos; y siempre se granjea su amistad y reconoc imiento, por su preclara intuición para diagnosticar las enfermedades.

En muchas o c a s i o n e s , cuando el médico se halla ausente, éste le confía a él la consulta.

D e s c r i b i m o s a continuación dos anécdotas que revelan la capacidad del Sr. Manuel para la medicina:

En cierta oportunidad, un paciente se hallaba aquejado de un mal bastante grave en una pierna, y el médico le mandó colocar una pomada y vendaje, con reposición diaria. El Sr. Manuel le dijo al enfermo que le aplicaría vapor de tomillo, que el calor sería muy fuerte, pero que le iría muy bien. Así se lo hizo, y le fue tan benefi cioso el remedio, que cuando volvió el médico, preguntó asombrado: “¿Qué le ha hecho, Manuel?” Y éste le contestó: “Lo que usted me ha dicho doctor, la pomada, el vendaje y nada más.”

Trabajando de operario en la Cros (empresa química), en cierta ocasión en la que el practicante de la empresa estaba de vacaciones, le sustituyó, siendo reconocida su profesionalidad por los obreros, que notaron curarse antes con el Sr. Manuel que con el practicante de la empresa.

CONSTITUCIÓN DEL CENTRO DE LOS SRES. MANUEL Y MARGARITA

A los pocos meses de contraer matrimonio el Sr. Manuel y la Sra. Margarita, el 15 de septiembre de 1923 se produce el golpe de estado del general

Miguel Primo de Rivera. El rey Alfonso XIII le encarga formar gobierno,

iniciándose una férrea dictadura que se prolonga

durante siete años. Durante esos

años, se pone fi n a la guerra de Marruecos, pero no se logra un sistema de gobierno estable.

Recordemos que el año

anterior el Sr. Venancio

había dejado la presidencia del Centro

Espírita La Voz del Alma. En 1924, la Sra. Margarita

Pons continúa desempeñando el cargo de vocal de la junta directiva, en

tanto que el Sr. Manuel Mata es secretario desde el 19 de marzo de ese mismo año.

El Sr. Venancio aconseja a la Sra. Margarita que constituya su propio círculo de estudios.

La maestra Margarita se muestra partidaria de impartir los conocimientos espíritas de forma más amplia y pública. Sin embargo, el Sr. Venancio le aconseja que desarrolle la Obra con pocos seres, basándose en las experiencias que él había tenido:

(...) No es el mayor número de almas las que hacen que el centro esté amparado por la verdad, es el corazón sano y puro de los intermediarios los que atraen un espíritu puro, y como el espíritu puro dice la verdad, y la verdad nadie quiere escucharla, he ahí por qué los recintos en donde se cultiva la verdad son pobres y tristes. En donde cunde el error siempre

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hay un lleno, porque mientras el espíritu no tenga que luchar con su propia pasión, encuentra muy satisfactorio todo aquello que recibe; pero tratándose de arrancar la envidia, los celos y demás pasiones suelen conducirlo a la miseria, y la miseria y el sacrificio fueron la norma de todos los espíritus puros.

Así es como los Sres. Manuel y Margarita forman su propio centro, secundados por 15 seguidores. Hacia 1924, Rosa Vergé (madre de Teresa Tarragó y esposa de D. Joan Tarragó), Consuelo Sanmateu y la hija de ésta (Consuelo Pavía) conocen y se integran en el centro de la Sra. Margarita Pons. En la autobiografía del Sr. Joan Tarragó, éste indica: “En el año 1926 tuve la gran suerte de entrar en el Sagrado Colegio de La Voz del Alma.”

Realizan reuniones mediúmnicas tres días a la semana, en el domicilio de los maestros (Villarroel, 125, pral. 2.ª) Éstas son abiertas con un preámbulo para preparar el ambiente, antes de recibir la comunicación. Los lunes se comunican todos los médiums de la Cátedra, en tanto que los viernes y los domingos se comunican la maestra Margarita y el maestro Manuel. El Sr. Venancio se comunica

asiduamente por intermedio de la mediumnidad de la maestra Margarita. Es decir, el Sr. Venancio acude como a espíritu, estando encarnado, para impartir las lecciones. El Sr. Manuel Mata y el Sr. Joan Tarragó recogen por escrito todas las comunicaciones que reciben los lunes y los viernes. El Sr. Manuel toma nota de las que se imparten los domingos. Gracias a la constancia y al esfuerzo perseverante de estos seres, hoy contamos con numerosos cuadernos de comunicaciones.

Cuando la maestra Margarita se reincorpora a su estado natural tras recibir la comunicación del Sr. Venancio, suele preguntar al maestro Manuel: “¿Ha venido el papa?” A lo que aquél le contesta: “Sí.” Nuevamente ella pregunta: “¿Ya has recogido?” “Sí”, responde de nuevo el maestro Manuel. Ello es motivo de regocijo para ambos.

Reproducimos seguidamente unos fragmentos de una comunicación impartida por el Sr. Venancio a través de la maestra Margarita, datada el 14-1-1927, en la cual el maestro habla de las cualidades de sus dos discípulos:

Yo pienso fundar un verdadero colegio, el cual no ha de ser nada más que para enseñaros lo que ignoráis; yo buscaré todos los medios para ponerlos a la práctica, y cuento con sobrados elementos para ver los resultados positivos. Yo os daré un curso elemental de conocimientos que os despertarán el deseo, deseo que procuraré engrandecer para que cada uno sea su juez. Quiero haceros comprender que la vida es continuada, y que lo que se aprende jamás se olvida.

(...) Todas las inteligencias tienen su dirección, de la cual reciben cuando en verdad con sana intención buscan la vida. Yo era un espíritu que pasaba por la Tierra, y mi estación era pasajera. Me detuve breves instantes en la Tierra y encontré en ella lo que buscaba, un verdadero filón, hermanos míos: dos cabezas vírgenes y dos cuerpos sensibles, los cuales ni el uno ni el otro tenían la menor noticia de su propia existencia. Al pulsar las cualidades de esta propia cabeza, descubrí un inmenso tesoro de conocimientos adquiridos ya en remotas existencias. No me costó mucho

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trabajo encontrar la otra cabeza. Uní las inteligencias antes de conocerse los cuerpos, a los cuales puse en relación directa, y por cierto, no perdí el tiempo. Les aligeré la carga, les di dirección, y al conocerse en la carne, el uno fue el complemento del otro. Como yo, otro había descubierto el hermoso secreto que encubierto iba en este propio espíritu.

En su cuerpo no se veía, no se distinguía, era un espíritu demasiado modesto; pero, ya digo, el gran secreto que otro también había descubierto, yo procuré aprovecharme de él, y apresurarme a vencer los enormes obstáculos, que a estos dos espíritus los propios encarnados se habían complacido en inutilizarlos, y digo: hoy me estaciono en la Tierra, porque en ella dispongo del elemento que yo busco.

En otra comunicación el maestro Venancio expresa:

Yo me he callado, he respetado vuestra ignorancia; estos dos seres que veis aquí no tienen ni dejan de tener suerte; están dentro de una ley de progreso que los conduce por la Tierra. Tienen inteligencia más que suficiente para emprender negocios, tienen a su alcance el poder llevar a su casa todo el oro del banco, el negocio más difícil sería una mina. Inteligencia clara como pocas hay en la tierra. Son constantes y con voluntad, como contadísimas hay en la Tierra. Con una atrayente simpatía. ¿Lo podéis comprender? Si yo les dijera, mejor dicho, si yo les dejara en una expansión de terreno muy grande, estarían rodeados de gente; mas ideas sanas para emprender cualquier empresa, las tienen y las plantean; me insinúo, agachan la cabeza y hacen como si no hubieran pensado nada. ¿Creéis que se contrarían? No lo creáis, no le gusta al guía y no se vuelven a acordar más, y a veces hasta hacen algún pequeño gasto, yo les dejo y digo: que no tengo más que insinuarme y cortan por lo sano.

Comprenderéis que han venido a hacer una forma brillante y transparente y no han venido a revestirse de la baja pasión de la Tierra, como es le negra codicia y su séquito, y habréis formado juicios y no comprendéis que responden a una Ley de Progreso.

CARTA DE LA MAESTRA MARGARITA AL PRESIDENTE DEL CEVA

En fecha 12 de febrero de 1930, la maestra Margarita remite una carta al presidente del CEVA, Sr. Ramón Miró Fontanellas, en la cual le notifi ca su imposibilidad de acudir al centro; la reproducimos íntegramente:

Sr. Presidente del Centro:

Respetable Sr.: Hago constar a su digna Junta, la cual Vd. Preside, que enterada de la misiva que me notifi ca su acuerdo dejándome en libertad de mi compromiso de ideal, que les estoy sumamente reconocida por su atención en darme parte del acuerdo tomado en junta.

Hago constar a mis dignos compañeros y hermanos en Dios a la vez, que jamás

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dejé de asistir por falta de voluntad. La primera causa que me obligó a faltar fue la hora en que se verifi caban las juntas, por tener yo la conferencia a la misma hora en que yo debía asistir al centro. Causa más grave fue más tarde la que nos obligó a no poder asistir a ninguno de los dos, la enfermedad de mi buena madre, y por último al perderla, me vi en la imposibilidad absoluta de abandonar mi morada, por no tener mi madre, que era la que se podía quedar con las almas que siempre quedan después de la conferencia.

Y para aclarar este punto, me dirijo a toda la junta, por si se nos ha juzgado en distinta forma de la verdadera; pues siempre seremos los mismos para cooperar con nuestra buena voluntad y en espíritu, a la colaboración y buena marcha del centro, ya que no podemos hacerlo con nuestra presencia.

Saludo respetuosamente a toda la junta, y a Vd. en particular le suplico transmita mi voluntad, que es la de ponerme siempre en todo aquello de que pueda disponer a sus órdenes.

Suya siempre afectísima,

Margarita Pons de Mata.

En el acta n.º 20, de fecha 9-3-1930, consta la salida de la junta directiva de los maestros Manuel y Margarita, por motivos personales.

Los maestros Manuel y Margarita, por su parte, prosiguen con su Obra, y reciben gran número de comunicaciones de gran contenido espiritual, muchas de las cuales nos han llegado hasta nuestros días gracias a la paciente labor de trascripción del maestro Manuel y del Sr. Joan Tarragó.

COMUNICACIÓN AUTOBIOGRÁFICA DE DÑA. CARMEN ROCAFULL, MADRE DE

LA MAESTRA MARGARITA:

Mi paso por la Tierra, aunque insignifi cante, ha dejado huellas imborrables en todos aquellos que íntimamente me trataron. Lo que en mí había no pude nunca manifestarlo, porque la emoción me lo vedaba.

Muchos me habrían considerado trágica en mi modo de expresarme; sin embargo no era más que un rasgo de mi propia alma, que con intensidad se expresaba porque sentía.

Si no hubiera sentido tan intensamente no hubiera hecho lo que hice en mi última existencia. El dolor de la separación hizo que perdiera en mis últimos años la alegría; yo tenía muchas recomendaciones que hacer a mi hija, y sin embargo, no pude hacérselas porque sabía que su sentimiento era muy delicado; la recuerdo como si fuera ahora mismo; ponía cuando me miraba, en sus ojos, toda el alma, venía a decirme: “¡No te mueras, madre!”

Mi gran fuerza de voluntad hizo que no marchara antes, me aferré a la vida, pedí misericordia y obtuve lo que pedí...

Mi existencia fue muy movida; todo cuanto en ella me pasó no lo hubieran resistido otros seres. Con envoltura de mujer, yo al parecer protestaba mucho, pero era incapaz de hacer daño a una pulga; yo no tenía más que un corazón que latía para el bien, y se lo deseaba a todos sin distinción.

Yo, al parecer, nunca le demostré a mi hija hasta dónde llegaba mi amor, pero sí puedo deciros que si en mi hubiera estado, no hubiera habido nada en el mundo que no hubiera sido para ella.

Yo sentía por ella, no sólo amor de madre, sino una delicadeza y un respeto hacia ella; cuando mi hija me hablaba, no podía por menos que mirarla y sentir en mi fuero

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interno admiración por ella; su mirada franca y leal no podía engañarme; leía en su pensamiento como en el mío propio.

Tenía gran facilidad para leer en los encarnados, y a mi hija le descubrí una bondad tan grande y al mismo tiempo un talento muy superior a su categoría de mujer.

Tuve la dicha de casarme con un hombre de gran talento y también de delicados sentimientos, que me amó por encima de todas las cosas, y yo le tenía un gran respeto, a pesar de todo lo que yo pudiera decir en contra, y sin embargo aquel bondadoso ser y enérgico a la vez, con un voluntad de hierro, muchísimas veces consultándome tenía que confesar que tenía una gran intuición; jamás me consideré con el talento que aquel ser bondadoso y enérgico tenía; yo le amaba como si fuera mi padre, como si fuera mi hermano, mejor dicho, como si yo hubiera sido su madre, y alguna vez le chillaba porque deseaba su bien, porque quería apartarle de todo lo que le perjudicaba y alguna vez no me escuchaba....

Yo fui para él su protectora y su ángel bueno; así pues, debo deciros que Dios me concedió dos seres buenos, que si uno lo era mucho, el otro lo era más.

En aquel momento, mi dolor era ser pequeña y no servir para lo que yo deseaba, pero hoy tengo la satisfacción y me cabe el deciros que mi voluntad era más poderosa de lo que yo creía; lo que los hermanos llaman mal genio no era más que un exceso de energía que había en mí, un exceso de vida, porque era muy magnética y eléctrica a la vez.

Hoy no estáis tan solos como creéis, mi actuación no es entre vosotros tan insignifi cante como creíais cuado tenía cuerpo; he sido un alma que, para los que me han amado, para los que han convivido conmigo, les he sido muy útil, porque era muy dispuesta y no me ahogaba en un vaso de agua.

Me he sensibilizado, mejor dicho, se ha sensibilizado su materia y su espíritu; como es muy natural, soy su madre cuando siente un dolor, lo siento en mí últimamente también.

Amadla mucho, porque ella os quiere bien, ella es para vosotros una fuerza muy grande, ella recibe mucho mal para defenderos; es un espíritu muy inteligente y muy servicial; no le amarguéis la vida, dadle satisfacción, que su alma os lo agradecerá y también os lo recompensará.

Yo amo mucho a su compañero, le quiero mucho porque es muy bueno; no hace falta que os lo diga, lo sabéis de sobra, el que le hace mal, peca. Es un espíritu muy elevado, si así no fuera no hubiera padecido tanto, no lo hubiera podido soportar; algún día sabréis quién es, algún día lo reconocerán y les pesará todo lo que le han hecho sufrir. Lo que él ha padecido sólo lo sufren los mártires santos, porque son los únicos que tuvieron paciencia para soportarlo.

Amadle mucho también, que él es muy bueno y os ayuda mucho, y os protege mucho con su voluntad, y tiene mucha suerte, el que está a su lado fl orece, él da suerte a todo el mundo; si él no la tiene, es porque los que le rodean no la tienen; él es un ser de gran voluntad y no necesita a nadie.

Su alma es sufi ciente para abrirse el paso, y alcanzar lo que desea; yo también le ayudo mucho, que bien se lo merece, que él os ayuda a todos; mirad que tenéis otro Venancio, que es el segundo Venancio, que no encontraréis a dos Venancios, alguna vez os daréis cuenta, cuando Venancio se marche de la tierra; los seres de ultratumba son los únicos que pueden comprenderlo, y él, que ama mucho, mucho, porque sabe quién soy y lo que cabe en ellos.

Adiós.

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LA PROTECCIÓN DEL MAESTRO VENANCIO HACIA SUS DISCÍPULOS

Reproducimos a continuación una comunicación del maestro Venancio (en espíritu) del 12 de marzo de 1933, en la que manifi esta su protección al maestro Manuel:

Yo absorbo y recojo tus anhelos, también sé que eres espléndido en tu manera de sentir, y en ti no hay egoísmo, ruindad ni menosprecio hacia los demás; sé que eres infl exible contigo mismo, y, en cambio, eres para los demás condescendiente y benévolo; sigo tus pasos muy de cerca, no te intranquilice la obra del hombre, porque en el hombre estoy también cuando me conviene.

Sigue el curso como hasta el presente has seguido, y si hasta el presente te he trazado el camino, piensa que no te abandono nunca, y en consecuencia, me eres muy querido; recojo tus aspiraciones y los latidos de tu alma para engrandecerlos, para que tú los engrandezcas a los más débiles; en compensación a tus hermosos sentimientos, te concedí la mejor compañera que pudieras tener, te puse en contacto con su espíritu y me propuse haceros felices; sabía perfectamente que me responderías, porque vuestras almas son sensibles y benévolas, y no olvidáis que os debéis a vosotros mismos; sé que un día me lo agradeceréis, y en vuestra satisfacción mi satisfacción está.

No te preocupes por la vida de la carne, vive tranquilo y feliz con aquella felicidad del corazón que obra bien, a nadie temas; no me olvido de ti, como no me olvido de nadie; sin embargo, no todos me siguen ni desean acercarse a mí; soy yo quien les envuelvo y les hago sentir el vivo anhelo de ser buenos, de hacerse acreedores de la satisfacción de sus hermanos, viviendo tranquilos, viviendo por la obra y por la vida del Alma, que la satisfacción tendréis en el fondo de vuestro ser, y de la satisfacción, precisamente tranquilidad tendréis; vuestra mayor recompensa será la propia obra que realizaréis, y si bien

en el presente no os puedan comprender, en el avenir tendréis agradecidos en lugar de recolectar odios, como hace la humanidad.

Entended nuestra protección y a nadie temáis; mi amor os envuelve a donde quiera que vayáis; en donde quiera que vayáis allí mi amor estará, por consecuencia no olvidéis que quien fue no puede dejar de ser quien es, os condujo al camino de vuestra redención.

No puedo dejar mi labor sin resultado positivo.

EL SR. VENANCIO EN LA INTIMIDAD

En el siguiente texto autobiográfi co del maestro Venancio, dado en comunicación mediúmnica el 14 de mayo de 1933 a la maestra Margarita, podemos adentrarnos en su corazón y conocer sus sentimientos más personales, que denotan una gran abnegación.

Vivir para vencer, para mayor proteger a la humanidad y poderla encauzar por el sendero de la verdad. Mi vida está en Dios y por Dios; Dios está en ti, humanidad, en ti me veo y en ti me miro; tú me sirves de espejo y de regocijo, y al mismo tiempo templar mis pobres y últimos días, que como todos los que he pasado en la Tierra, han sido amargos y duros.

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Mi vida ha sido un contrasentido constante y continuo; no me quejo, es verdad, sólo me quejo de que sean ingratos para los demás; son incorregibles, y por lo tanto hay que dejarlos que vayan sufriendo su triste calvario, hasta que cansados de sufrir me pedirán a gritos lo que un día les brindé y me rechazaron.

No he pretendido violentar a nadie, mas sin embargo, a mí me han tratado de violentar a todas horas, y nunca de mi vida he podido disponer, porque todos se han inmiscuido en ella, y siendo como soy un ser de voluntad, me he resignado a mi triste suerte y he dejado pasar todo lo que no me era satisfactorio.

He aquí el porqué algunos me han tenido por tonto; sin embargo, no han comprendido que mi propia abnegación ha sido la que me ha hecho resistir todos los embates de una vida desgraciada.

Hoy ya toca a su fi nal, y sin embargo no tengo tampoco toda la tranquilidad que debería tener, pudiéndola tener completa, me resigno y no me desespero, pero sí quiero que sepáis que os amo, siento en el fondo de mi ser que seáis víctimas alguna vez de lo que yo he sido víctima siempre; perdonadles en atención a lo mucho que os amo, porque no saben más, y no teniendo la cabeza libre y no siendo dueños de ella, y siendo insignifi cantes e inconscientes, son el vehículo de mis propios enemigos, que mis enemigos son todos aquellos que se oponen a mi progreso, empezando por mis propios deudos.

Ellos no saben lo que les espera, porque créense que físicamente se pueden defender, y sin embargo no ven que gracias a mí no están peor de lo que estarían; no se lo retraigo, al contrario, es un dolor profundo para mí ver que hubiera querido hacer de ellos seres gratos y simpáticos, y desgraciadamente se captan la antipatía de todos los que me rodean y me aman; no he podido nunca impedirlo, ese ha sido mi obstáculo.

Mi pobre corazón entre vosotros está, y con él mi alma, mi gratitud y mi amor. Yo os amo, mis queridos espíritus, yo os amo, por encima de todo lo que hay en la Tierra; sois mi verdadera familia espiritual; entonces comprendedme, mis queridas almas, sed gratos a vuestros directores y más gratos serán ellos para vosotros, que si de vosotros exijo un pequeño óbolo de Amor, de nosotros recibiréis todo lo mejor, nuestros rayos benéfi cos os inundarán, vuestra vida se deslizará feliz en la Tierra; si en realidad me atendéis no seréis rebeldes, mis queridas almas, que es muy triste la rebeldía....

Son muy desgraciados en todos los sentidos, y aún no lo comprenden y rechazan mis auxilios, creyéndolos inútiles. ¡Oh, gran Dios! Tened misericordia de los ignorantes, sólo lo siento por ellos, no por mí, porque, ¿qué puedo esperar en la Tierra? Nada, esperar tranquilamente el momento de mi partida, cuando Dios se digne dictármelo.

He podido ser muy feliz, y sin embargo siempre he tenido una espina clavada en el corazón y una nube suspendida en mi cabeza, siempre a punto de estallar. ¿Y todo por qué? Por desobediencia de los que conmigo conviven.

No debo quejarme, pero sí que me rebelo cuando aquéllos se dirigen a mis espíritus e insolentes se cuadran ante ellos; si en aquel momento me dejara llevar de mi genio cual un mortal, los dejaría más pequeños de lo que son; sin embargo, me callo y muchas veces me entristezco al ver lo poco gratos que son todos aquellos que deberían mirarlo como a Dios.

Esta ha sido la pena de mi presente existencia: no he podido tener franqueza entre todos aquellos que me rodean y he tenido que guardar en mi pecho todas mis impresiones. He aquí lo que me he visto obligado a aparentar: frialdad, sintiendo en lo más íntimo de mi ser un amor profundo por la humanidad, un amor grato y sincero; pequeños obstáculos que no me han amargado la vida, y sin embargo aparento muy dichoso y no me falta nada para serlo, al parecer.

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Permitidme que desahogue mi alma, porque no tengo con quién hacerlo, no me merecen mi confi anza los terráqueos; pero sí os digo que tratéis de aventajaros porque sufriréis menos y miraréis a vuestros hermanos en lugar de desprecio con amor...

El Sr. Venancio ha de afrontar serias penalidades en el transcurso de su existencia. Una de las que más conmueven sus delicados sentimientos es la incomprensión de sus propios allegados. Casado y padre de cuatro hijos, tres chicas y un varón, este último desencarna joven, abrasado en un accidente laboral; una de sus hijas, Ángela, padece una enfermedad en la columna vertebral; a pesar de que él posee el don de aliviar algunas enfermedades e incluso de restablecer la salud, su potencial magnético no logra la curación de su hija, dado el origen kármico de la dolencia de ésta. Este hecho le acarrea la ingratitud de sus familiares, los cuales se vuelven contrarios al ideal espírita que él valientemente profesa.

Una vez desencarnada la que fuera su esposa, en el espacio se da cuenta de la categoría moral de quien fuera su marido, pidiendo su perdón en una comunicación ofrecida en el Centro al Sr. Venancio.

LOS FUNDAMENTOS DEL CENTRO ESPÍRITA “LA VOZ DEL ALMA”

Las bases kardecianas van pasando de una generación a otra en la historia de nuestro Centro, tal como leemos en el siguiente fragmento, perteneciente a una comunicación mediúmnica recogida por la médium Sra. Margarita Pons, de fecha 18-5-1934:

Una obra existe del gran maestro Kardec, del insigne maestro que los espíritus más adelantados le sugirieron para escribir una obra y dejarla al fi n de su jornada para la posteridad, una magnífi ca obra. Esta es vuestra falta, el no estudiar las obras del gran maestro Kardec, del que un día nos servimos para despertar a la humanidad dormida, para llevar la buena nueva a todos los territorios, y rápida cual el rayo corrió la buena nueva por todos los ámbitos, porque

aquel espíritu poderoso tenía una energía y una voluntad a toda prueba, y removió al par que nosotros en todas las inteligencias humanas.

Pues bien, no ha muerto aquel bondadoso ser, sigue todavía su obra, y su obra no son más que todos aquellos que estudian sus obras y saben adquirirlas, aquellos son sus alumnos más predilectos; en consecuencia, no le atraeréis porque no querréis, no os veis protegidos por él porque sois muy desconfi ados de la verdad y, en cambio, dais cabida al error. Y por aquí se pierden todos los espíritus, porque no saben estudiarse ni saben estudiar las obras de los maestros, la obra del gran maestro Kardec.

Una de las comunicaciones más relevantes que ha llegado hasta nuestros días, es la que lleva por título “Reglas para entrar en el sendero”, sobre la que se han constituido las Directrices Básicas del Centro Espírita La Voz del Alma.

Desde 1934 hasta el inicio de la guerra civil, no disponemos de mucha información sobre las actividades que desarrolla el Centro Espírita La Voz del Alma. Sabemos, por la información recogida en los libros de actas, que las juntas generales ordinarias se celebran cada año ininterrumpidamente, desde el acta fundacional de fecha 9-12-1913, hasta el acta n.º 26 datada el 9-2-1936. Ésta es la última acta ofi cial de que tenemos constancia. Estamos en febrero de 1936, y el estallido de la guerra civil española, en el mes de julio de ese mismo año, es ya inminente.

LA GUERRA CIVIL

El 18 de julio de 1936 estalla la guerra civil española, con la insurrección de un grupo de militares fascistas contra el gobierno legalmente constituido de la República.

Ésta había sido proclamada el 14 de abril de 1931, tras haber renunciado al trono el monarca Alfonso XIII. Tras el triunfo de la coalición republicano-socialista en las elecciones de junio de 1931, Alcalá Zamora accedió a la presidencia de la República y Manuel Azaña asumió la jefatura de gobierno. Este primer periodo se caracterizó por gobierno. Este primer periodo se caracterizó por

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las reformas de corte progresista, que se vieron pronto superadas por el radicalismo de las masas (anarquistas, comunistas, sindicalistas) y por la oposición creciente de las clases conservadoras. En 1933 dio comienzo el bienio conservador, en el que fueron desmanteladas buena parte de las reformas anteriores. En febrero de 1936, una coalición de partidos de izquierdas conocida como Frente Popular ganó las elecciones. En mayo de ese mismo año Azaña ocupó la presidencia de la República. Las tensiones sociales y políticas se intensifi caron cada vez más, hasta que se produjo la rebelión militar que dio inicio a la guerra civil.

El Sr. Manuel Mata, al poseer la titulación de practicante en medicina (actual diplomatura de enfermería), es nombrado subteniente del Ejército del Aire. Es destinado a un cuartel de Pedralbes, en Barcelona.

Conocemos un hecho acaecido al maestro Manuel, que puede parecer anecdótico, pero que es sobrecogedor y muy ilustrativo a la vez, ya que pone de relieve la fe y la templanza del maestro. Habiendo caído prisionero de los nacionales (el ejército insurrecto), el Sr. Manuel y otro hombre son conducidos en un vehículo a un paraje en el que presuntamente van a ser fusilados. La persona que acompaña al maestro no puede contener el llanto, temeroso por lo que pueda ocurrirle. El Sr. Manuel, en un intento de consolarle, le habla de la vida continuada del espíritu, de que la muerte no es más que abandonar el cuerpo físico como quien abandona un traje viejo, de la relación de los espíritus con el mundo corporal... Los conductores del vehículo oyen toda la conversación, y se ven invadidos por un creciente temor. Tal vez temen que, como espíritus, los seres a los que custodian puedan hacerles daño. Así es que, en un momento dado, detienen el coche y ordenan al Sr. Manuel y a su acompañante que abandonen el mismo: “Ustedes, ya se pueden ir.” Así es como el maestro no sufre ningún daño. Este hecho es una demostración palpable de que no sucede nada en la vida que no sea de ley y justicia.

En 1937 desencarna el Sr. Venancio. Tenemos constancia de la recepción de una carta, fechada el 18 de abril de 1937, enviada por la Unión Benéfi ca Espiritista “Amalia Domingo Soler”. En ella, el secretario de dicha entidad, Arcadio Puig, expresa su dolor por la desencarnación del Sr. Venancio.

Durante los años que dura la contienda, se rompen o se queman cientos de comunicaciones espíritas. La gente tiene miedo, ya que como las lecciones hablan de Dios, se teme a los registros y a ser acusados de fascistas o de simpatizantes de la iglesia, en unos tiempos marcados por el anticlericalismo y el radicalismo de izquierdas.

A la maestra Margarita le duele en el alma tener que desprenderse de aquellas libretas de comunicaciones, que constituyen un gran tesoro de conocimientos y que tanto tiempo les han representado de escribir y repasar. Pero desde el mundo fl uídico le manifi estan: “No te preocupes, si se tienen que dar otra vez (las comunicaciones), ya se darán. Quítate esto de en medio.”

El Sr. Joan Tarragó, animado por su deseo de salvarlas de la destrucción, confecciona tres sacos enteros de comunicaciones, bien envueltas en hule, y los entierra en la montaña. Al terminar la guerra, consigue rescatar intactos dos sacos, en tanto que las comunicaciones del tercer saco aún conservan las huellas de la humedad y el deterioro que sufrieron.

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En la autobiografía del Sr. Joan Tarragó, podemos leer el siguiente párrafo:

...Vingué la nostra guerra civil i aquesta formosa obra es va estroncar. Els mestres tingueren d’anar a França, i els alumnes varem quedar desparramats, després retornara la nostra Mestra, quan es va acabar la guerra, i tornarem a posar-nos sota de les seves ales, com ho fan els pollets amb la lloca.

El 26 de enero de 1939, las tropas franquistas entran en Barcelona. Este hecho signifi ca el fi n de las actividades organizadas del Centro Espírita La Voz del Alma. También origina el éxodo masivo de refugiados a Francia; se calcula que alrededor de 470.000 personas huyen a Francia desde Catalunya, para evitar las represalias de los ejércitos fascistas. Es uno de los episodios más dramáticos de nuestra

historia reciente: hombres, mujeres, ancianos y niños abandonan sus pertenencias y su país de origen, en una desesperada huida en el transcurso de la cual deben desprenderse de sus escasos bienes. Verdaderos ríos de refugiados españoles atraviesan la frontera con Francia, donde les aguarda una vida de reclusión en campos de refugiados y un futuro incierto.

Los componentes del ejército republicano deben abandonar el país, y el maestro Manuel ha de marchar a Francia para cuidar de los heridos que sufren el éxodo. La maestra Margarita le acompaña en su forzosa emigración. En la partida se les une la Sra. Carmen Ariño, de avanzada edad, la cual tiene la intuición de acompañarles, y se convierte en una excelente compañera para la maestra Margarita.

Abandonan amigos, muebles y hogar, y parten rumbo a Francia, sin saber lo que les aguarda. Por el camino, en el transcurso de las largas caminatas, se van desprendiendo de los pocos enseres que llevan consigo, guardando tan sólo lo más preciso: algún dinero, joyas de escaso valor... Pese a lo dramático de la situación, su fe les sostiene, alentados por el consejo del maestro Venancio: “Esperar y confi ar.” Su corazón se mantiene esperanzado, y sienten la alegría de estar juntos en tan difíciles circunstancias.

Una vez llegados al país galo, se les concede asilo, pero se separa a los hombres de las mujeres. El maestro Manuel es destinado a un campo de refugiados más o menos acondicionado, en tanto que la maestra Margarita, con su inseparable compañera, la Sra. Carmen, es enviada a otro campo de refugiados del sur de Francia. La separación es muy dolorosa: el último abrazo, los ojos anegados en lágrimas... la incertidumbre de cuándo volverán a estar juntos les oprime el corazón. Se encomiendan a Dios y se despiden. Comparten el dolor con tantas y tantas familias divididas quién sabe por cuánto tiempo, en un país extraño y con diferente idioma.

El 1 de abril de 1939, tras la caída de Madrid en manos de los insurgentes, concluye la contienda. Se instaura la dictadura del general Franco, que se prolonga por espacio de casi 40 años. Las consecuencias del confl icto son devastadoras. Han desencarnado más de 300.000 personas. Se inicia una época de represión y de supresión de las libertades. La posguerra es larga y penosa, marcada por el hambre, la miseria y las privaciones.

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El 24 de abril de 1939, la policía registra el local del Centro Espírita La Voz del Alma, en la Ronda San Pablo, 44, e incauta libros y documentos ofi ciales, los cuales son enviados al archivo histórico de Salamanca. El movimiento espírita español, que tan fl oreciente había sido desde los primeros años del siglo XX, es silenciado, y como tantas otras corrientes de pensamiento, perseguido e ilegalizado. Estamos en unos tiempos en los que se persigue y se criminaliza a todo aquello que no esté conforme al régimen fascista del dictador.

EN EL EXILIO

En el campo de refugiados donde se halla recluida la maestra Margarita, el hambre es acuciante. La desolación y el nerviosismo son tales, que los niños lloran y las madres se desesperan. Ante tan triste panorama, Margarita y Carmen se miran a los ojos y se entienden sin pronunciar una palabra. Como buenos espiritistas, elevan su pensamiento a Dios e imploran su protección y amparo. La súplica no tarda en surtir efecto; en breve la multitud se apacigua, rociada de fl uidos vivifi cantes, volviendo todo a una relativa calma. En el campo de refugiados, Margarita y Carmen permanecen sólo unos pocos días. Enseguida pasan a servir en diferentes hogares franceses. El matrimonio que acoge a la maestra es muy bondadoso; apiadándose de su situación, la acompañan a menudo a visitar al maestro Manuel en el campo de concentración, pasando los cinco el día juntos. Son momentos de íntima satisfacción, que los maestros agradecen con toda la fuerza de sus almas generosas.

EL REGRESO A ESPAÑA

El 1 de septiembre de 1939 las tropas nazis de Alemania invaden Polonia; Francia y Gran Bretaña declaran la guerra a Alemania, y se inicia la II Guerra Mundial. Se trata del mayor confl icto bélico conocido en la historia. A principios de 1940, los nazis invaden Dinamarca, Noruega, Benelux y, en junio de ese mismo año, toman París, la capital de Francia.

Muy poco tiempo antes de la invasión del país galo, los maestros regresan a España. No obstante, continúa la dolorosa separación. El maestro Manuel

se instala en Madrid, en el domicilio de su madre, para no ser detenido por el régimen franquista. En aquellos años se persigue y condena a todos los seres que habían participado en la guerra en defensa de la República.

La maestra Margarita vuelve a Barcelona, en su domicilio de la calle Villarroel, muy delicada de los nervios por los sufrimientos padecidos y por la angustiosa inquietud de los bombardeos sufridos durante la guerra. Cada vez que llaman a la puerta, un sobresalto le oprime el corazón, ante el temor de que pudiera venir la policía franquista en busca de su marido. Gracias a Dios, nunca se produjo tal hecho. Las sesiones espíritas prosiguen, alternando los domicilios en los que tienen lugar para no despertar sospechas de la policía; huelga decir que estaba prohibida cualquier reunión no autorizada por el régimen. Durante estos años de ausencia del maestro Manuel, la maestra Margarita cuenta con el apoyo y el cariño incondicional de la joven Teresa Tarragó (hija del Sr. Joan Tarragó), quien cada tarde acude a visitar a la maestra.

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El maestro Manuel lleva la hacienda familiar, y se instala con cierta comodidad, preparando la futura llegada de la maestra. En la panadería, rebaja el precio del pan, para ponerlo más al alcance del pueblo. Tengamos presente que son tiempos de gran carestía y escasez de los alimentos; las cartillas de racionamiento, que restringían el acceso de las clases populares a ciertos alimentos, prolongan su vigencia durante toda la década de los años 40. En este contexto de pobreza y miseria, el noble y caritativo gesto del maestro adquiere una especial relevancia.

He aquí como describe el abuelo Juan aquellos días de la postguerra:

Les necessitats ens envoltaren per tot arreu; el gran Venanci ens havia deixat a si havia desencarnat; la nostra Mestra no podia menjar el que li convenia per a sostenir els embats de la vida; els cossos anaven decaient, fi ns que arribà un dia que les cames de la nostra mestra li començaren a tintolar; els nervis no la deixaren sossegar, la majoria dels alumnes, al veure-la en aquell estat, desconfi aren

d’ella, sols veien el seu cos malmès, però no miraven la seva ànima que per més desprecis que li feien no deixava de recorrer entre tots nosaltres ajudant-nos a vèncer els grans obstacles. El nostre Mestre (Manuel Mata) es trobava a Madrid, a casa dels seus pares i no podia vindra al costat de la seva ànima bessona. La pobra s’anava consumint el cos. Déu es va compadéixer d’ella i la llei em va designar a mi per a portar-la a Madrid, al costat del seu bondadós espós. Allà es va anar refent de les forces perdudes. Als 3 dies d’estar a Madrid, jo vaig emprendre el viatge cap a Lleida ...

REENCUENTRO DE LOS MAESTROS MANUEL Y MARGARITA EN MADRID

En 1943, la maestra Margarita, acompañada en el viaje por su fi el discípulo Joan Tarragó, se dirige a Madrid para reunirse con el maestro. En un principio piensan llevar a Teresa con ellos a Madrid, pero las circunstancias no lo permiten, con gran pena de Teresa. Durante los 5 años de estancia de los maestros en Madrid, Teresa les cuida su domicilio de la C/ Villarroel. La salud de la maestra se ha deteriorado sensiblemente, y sufre la enfermedad de Parkinson; los síntomas del síndrome de Parkinson son: parálisis agitante, rigidez muscular, temblores e inmovilidad facial.

La llegada de la maestra Margarita a casa del Sr. Manuel es muy bien acogida por las hermanas de éste, que la agasajan con obsequios y presentes. La maestra Margarita mantiene correspondencia regularmente con Teresa Tarragó, así como con el Sr. Joan Tarragó y otros miembros del centro espírita de Barcelona. Los miembros de éste celebran periódicamente sesiones espíritas. La maestra, en las cartas que escribe a la joven Teresa, describe a ésta sus íntimos sentimientos y aspiraciones. La confi anza que existe entre ambas permite a la maestra la expansión de su alma generosa. Teresa se siente fortalecida en su fe y convicción hacia el conocimiento espírita. Más adelante veremos la decisiva infl uencia de Teresa Tarragó en la prosecución de las actividades de nuestro apreciado centro espírita.

En Madrid transcurren 5 años relativamente felices. A los maestros no les falta nada de lo necesario, y continúan sus estudios espíritas necesario, y continúan sus estudios espíritas

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con un reducido número de seres. Sin embargo, la maestra Margarita siente añoranza de aquel grupo de almas de Barcelona a los que ella había enseñado a dar sus primeros pasos. Ella desea volver a Barcelona, junto a sus almas queridas, y es tal la insistencia de su corazón compasivo, que el maestro Manuel accede. Podemos afi rmar que “escaparon” de la familia de Manuel para no tener que dar explicaciones que, seguramente, aquélla no hubiera comprendido.

REANUDACIÓN DE LAS REUNIONES ESPÍRITAS EN BARCELONA

Así es como en 1948 regresan a la Ciudad Condal, instalándose en su domicilio de la calle Villarroel. Ante el delicado estado de salud de la maestra Margarita, la señora Josefa, portera del inmueble, les ayuda a atender la casa. Cuentan también con la inestimable colaboración de Teresa Tarragó, quien les hace la comida.

El maestro Manuel no puede aceptar un buen empleo que se le ofrece, ya que todo su afán es cuidar de Margarita. Es él quien la medica durante

los años que dura la enfermedad de Margarita. Un médico afi rma que, gracias a los cuidados del Sr. Manuel, ella había vivido 7 años más. Manuel ejerce de practicante poniendo inyecciones a domicilio, y durante un tiempo también da corrientes y masajes en su propio hogar.

En las reuniones espíritas, es el maestro Manuel quien ejerce la facultad de médium parlante consciente, dado el delicado estado de salud de la maestra.

En 1949, Teresa Tarragó marcha a Port de la Selva, por motivos familiares. También Josefa ha de marchar, quedando la maestra Margarita sin el apoyo de sus más íntimas amigas.

Los maestros hacen un llamamiento a otros componentes del centro espírita, solicitando su ayuda. Sin embargo, ninguno responde, pretextando que sus circunstancias familiares se lo impiden, u otras justifi caciones.

Solicitan entonces a Pilar Agusil, que reside en Lleida, que acuda a vivir con ellos. La Sra. Pilar, viuda y con dos hijos, acepta muy gustosamente, y en 1953 se instala en el domicilio de los maestros, junto con sus dos hijos, Germán y Margarita Cardó. Pilar Agusil se ocupa de la casa, de hacer la comida y de atender a la maestra en sus últimos años de existencia en la Tierra.

El 29 de enero de 1955 desencarna, a los 76 años de edad, la maestra Margarita.

Estando todavía de cuerpo presente, la maestra se comunica por mediación de la Sra. Patro, y afi rma: “Está esta casa inundada de luz, Manuel; espíritus del sol han venido a recibirme.”

Su paso por la Tierra fue discreto. Fue muy estimada por todos los seres que la conocieron, y gracias a su tesón y abnegación mantuvo en pie una obra que dio sus frutos.

En ese mismo año de 1955, Joan Tarragó se desplaza a Ezcaray (La Rioja) para asistir a la boda de su hijo menor, Germán Tarragó, con Pilar Sierra. Conoce al joven José M.ª Sierra, el menor de 5 hermanos, al cual ofrece diversas explicaciones sobre Espiritismo. José M.ª, a sus 16 años de edad, queda profundamente impresionado con las enseñanzas espíritas que le transmite el Sr. Joan.

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El 6 de enero de 1956, Teresa Tarragó vuelve con su familia a fi jar su residencia en Barcelona. El Sr. Manuel se halla enfermo, aquejado de una afección pulmonar. Teresa se queda sobrecogida al encontrar al maestro, que tanto le había ayudado, casi a las puertas de la desencarnación. Animada por un fi rme sentimiento de poder continuar con el centro espírita, para seguir recibiendo la enseñanza del mundo de los espíritus, y gracias a la ayuda de los amigos invisibles, convence a su amiga Consuelo Pavía para ir cada día a casa del Sr. Manuel, y junto con la Sra. Pilar, que vivía en la misma casa, estudiar y comentar El Evangelio según el Espiritismo.

El Sr. Manuel había comentado a la Sra. Pilar, en la intimidad del hogar, que de no realizarse una labor de mayor trascendencia espírita, desencarnaría pronto, pues nada le unía ya a este mundo.

A partir de ese momento, Consuelo, Pilar y Teresa se reúnen diariamente en casa del Sr. Manuel. En un principio, mientras ellas estudian, el Sr. Manuel descansa. Al cabo de un mes, Teresa y Consuelo se percatan de que en ningún momento han pedido permiso al maestro para hacer el estudio en el domicilio de éste. Azoradas, le piden humildemente perdón. Él les responde: “Nada, nada, ya podéis seguir viniendo.” Y a partir de aquel día se reúne con ellas para el estudio.

LA MEDIUMNIDAD DE CONSUELO PAVÍA

El maestro Manuel consulta, por medio de la escritura medianímica, al espíritu de la maestra sobre el desarrollo de aquel estudio. Obtenida la respuesta, se presenta al grupo diciendo: “¿Sabéis lo que me ha dicho Margarita? Que quién va a desarrollar la mediumnidad de las tres.” Realizan una prueba el 28 de mayo de 1957, y Consuelo queda sumida en trance. Es la persona que mejor preparada está de las tres; escribe poesía prácticamente a diario desde hace varios años, está más receptiva, y posee un organismo físico muy apropiado para el ejercicio de la mediumnidad.

Consuelo Pavía desarrolla la mediumnidad de incorporación consciente.

HISTORIA PERSONAL DE LA SRA. CONSUELO PAVÍA

Conozcamos un poco de la historia personal de Consuelo, afectuosamente conocida entre todos nosotros como Consuelito.

Nació en 1910, y cuando contaba 12 años de edad su familia se trasladó a Barcelona.

Desde muy joven sintió una gran afi ción por la escritura, especialmente por la poesía. Tenía una gran retención y memoria visual, siendo capaz de retener la inspiración de una poesía durante varias horas, hasta disponer de tiempo para plasmarla al papel.

Su madre, Consuelo, era portera del mismo barrio que Rosa Vergé (esposa de Joan Tarragó y madre de Teresa Tarragó). Un día en el que ambas se encontraron en un lavadero público, Rosa hablaba a Consuelo de las muchas vicisitudes que atravesaba, y que no entendía el porqué de aquellos sufrimientos. Consuelo le explicó que la muerte no existe, que las almas son inmortales y que los muertos hablan y se comunican a través de los médiums.

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Nació una gran amistad entre Rosa y Consuelo, y se dedicaron a conocer centros espíritas, llevando con ellas a la pequeña Consuelito. Uno de los centros que visitaron se hallaba en el barrio de Gracia, en el que había mucha juventud y se recitaban poesías. Les gustó bastante, pero Consuelito dijo: “Vamos a buscar más, vamos a seguir buscando.”

Transcurrido cierto tiempo encontraron aquello que tanto habían buscado, en el centro de la Sra. Margarita Pons. Cuando salieron de él, Consuelito dijo: “De aquí no nos movemos.” Y se quedaron en él para siempre.

Las sesiones se desarrollaban los lunes, viernes y domingos, de 4 a 7 de la tarde. Consuelito, de 14 años de edad, sólo podía ir los domingos, pues trabajaba de aprendiza en una fábrica hasta las 7 de la tarde.

Fue transcurriendo el tiempo y Consuelito se casó a la edad de 25 años con Vicente Salvador, tras un largo noviazgo. Al poco tiempo de haberse casado comprobó una amarga realidad; su marido un sábado por la noche volvió bebido, y a partir de aquel momento se repitió el problema constantemente.

Consuelito, de carácter enérgico, al principio le amonestaba, y en varias ocasiones, no le dejó entrar en casa, y si le dejaba entrar, le hacía dormir en otra habitación.

Todo esto sirvió a Consuelo para ir desarrollando la compasión y caridad hacia su compañero.

A medida que Consuelo se iba adentrando en el Espiritismo fue suavizando su carácter, volviéndose cada vez más dócil y amorosa, pues fue comprendiendo que su compañero ya tenía bastante pena siendo como era y la que debía cambiar era ella.

A los 43 años dejó de trabajar en la fábrica para cuidar a su madre que se hallaba enferma con una hemiplejia, debiendo atender también a toda la faena de casa; la situación se vio agravada por una rotura de fémur de su madre que la mantuvo imposibilitada y le agrió un tanto el carácter. Consuelo sufría en silencio estas duras circunstancias que en más de una ocasión le produjeron crisis nerviosas.

No obstante el Sr. Manuel empezó a acudir para dar inyecciones a la madre de Consuelito para aliviarla del dolor que sufría, y a partir de aquel momento, gracias a su infl uencia, varió por completo el panorama de aquella casa.

El Sr. Manuel les recordaba siempre el mensaje evangélico que habían recibido en las sesiones que dirigía la Sra. Margarita Pons.

En febrero de 1957, desencarnó la Sra. Consuelo, cuando su hija contaba la edad de 47 años.

Para aliviar la tensión en la cual había vivido quiso distraerse, ir a pasear, etc.; pero Teresa, una amiga de la infancia, espiritista, que había estado alejada durante siete años de Barcelona, ansiaba con toda su alma poder ir al Centro.... y convenció a su amiga, para que asistieran a las sesiones espiritistas.

DESENCARNACIÓN DEL MAESTRO MANUEL

En torno a esa época, la Sra. Josefa Pujol y su marido piensan en internarse en un asilo, ya que no pueden valerse por sí mismos. El maestro Manuel, inspirado por Margarita, les ofrece ir a vivir a su propia casa, cediéndoles su propia cama y habitación, y se instala él en un sofá. En un principio, el maestro se siente incómodo en el sofá, por ser ya mayor y con la salud delicada. Entonces, hablando con

su propio organismo físico, le dice: “Si te vuelves a

quejar vas a dormir en el suelo.”

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Éste es uno más de tantos detalles que nos demuestran la fi rmeza de su voluntad y la bondad de corazón del maestro. Desencarna el 26 de septiembre de 1958, a los 72 años de edad. Hasta el último día permanece trabajando, feliz por dejar, con la mediumnidad de Consuelo, una continuación de la obra espírita, y feliz por volver a reunirse con sus seres queridos en el mundo fl uídico.

LA TENACIDAD DE CONSUELO, TERESA Y PILAR

Al día siguiente de la desencarnación del maestro Manuel, reunidos todos los miembros del centro espírita, a través de la mediumnidad de la Sra. Patro, se les comunica desde el mundo espiritual que suspendan las reuniones durante un año, ante la desarmonía reinante entre los asistentes.

Consuelo Pavía, Teresa Tarragó y Pilar Agusil continúan reuniéndose con regularidad. En dichas reuniones, leen comunicaciones recibidas años atrás, comentan los escritos de Consuelo e intercambian ideas. Sueñan a diario con los directores del centro, y comentando y analizando tales sueños, sienten la necesidad de mantenerse unidas para que la Obra no se extinga, aguardando momentos más propicios y, con ellos, la llegada de nuevos directores. Por medio

de esta continuada relación y estudio, se aperciben de que en su actuación están respondiendo a Dirección.

Transcurrido un año, en agosto de 1959 Germán Cardó, hijo de Pilar Agusil, viaja a Lérida con la fi nalidad de preguntar, a través de un médium familiar suyo, si es el momento adecuado para que Consuelo vuelva a comunicarse. El maestro Manuel les responde que ya pueden reanudar las comunicaciones, sin ningún reparo. Así es como el 25 de septiembre el Sr. Manuel se comunica a través de la médium que él había preparado, Consuelo Pavía, en su domicilio de la calle Valencia (Barcelona). Después de un año de celebrar las reuniones en casa de Consuelo, buscan a los demás miembros del centro para convocarles de nuevo a las reuniones de estudio espírita.

Algunos socios responden afi rmativamente al llamamiento, en tanto que otros, entre ellos la Sra. Patro, declinan la invitación, negándose a sí mismos la oportunidad de proseguir en el centro espírita.

Inicialmente se reúnen en el domicilio de Consuelo, pero a raíz de la interrupción de una sesión por la llegada imprevista del marido de Consuelo con algunos compañeros de trabajo, deciden celebrar sus reuniones en el hogar de la Sra. Pilar Agusil, el que fuera domicilio de los maestros, ubicado en la calle Villarroel, 125.

Recordemos que en esta época el Espiritismo está prohibido en España, así como las reuniones públicas no autorizadas por el régimen. Los centros espíritas no existen como lugares abiertos al público. Todo lo más que existe son reuniones familiares, celebradas en la intimidad de los hogares. Consuelo, Teresa y Pilar, junto con algunas personas más, conforman un reducido núcleo, de aproximadamente seis personas, que sienten dentro de sí el Espiritismo. A través de la mediumnidad de Consuelo, los maestros ofrecen sus conocimientos al grupo, recordándoles cuál es el deber que todos nosotros tenemos como espíritus encarnados, y cuál es el camino para salir airosos de dicha tarea.

Consuelo Pavía comprende que lo más importante para el espíritu es su propio perfeccionamiento, y más aún para un médium, ya que según sea su grado de evolución y su voluntad de mejoramiento, atrae a seres de menor o mayor elevación. Gracias a su gran afi ción por la escritura, cultiva también la poesía. Es especialmente entrañable la poesía que dedica a la maestra Margarita, en la que expresa el amor que le profesa. ¿Quién de nosotros no recuerda la poesía titulada “Como una fl or”?

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Como una fl or

Como una fl orque va perdiendo lozanía,

así mi alma se vería,si me faltara tu amor.

Tu gran amor,que es mi faro y mi alegría,

que renueva mi energía,dándome fuerza y valor.

Con él sabré yo luchar,con él al fi n venceré,

libre de la carne me veré,volando hacia el Más Allá.

No me dejes, ¡madre mía!;sin ti, yo nada he de ser;

una fl or que se marchita,un pajarito sin alas,

que muere al atardecer.

Siendo débil en la carne,necesito de tu amor,

él me transmite la vida,renaciéndome el valor.

Eres fuente de esperanzas;contigo, muy lejos he de llegar;

eres alma de mi alma,envolviéndome en tu paz.

Dulce madre Margarita,en mi pensamiento estás,

en mi corazón te llevo,y con fervor, mi alma te seguirá

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Desde 1959 hasta la desencarnación de Consuelo, el 22 de noviembre de 1968, las reuniones mediúmnicas continúan con un pequeño grupo de asistentes. Dichas lecciones se transcriben taquigráfi camente, y constituyen un valioso material de estudio para los componentes de esta asociación.

La tenacidad y constancia de Consuelo, Pilar y Teresa, la fe que demuestran en la Dirección que les asiste, son determinantes para la continuación de la Obra espírita.

Transcribimos, a continuación, una comunicación recibida el 20 de junio de 1968 por Consuelo Pavia que refl eja el valor de este ser.

Bienvenido, espíritu quien quiera que tu seas, bienvenido si hasta nosotros llegas con el deseo fi jo, en aquel punto de responder siempre dentro de la Verdad, como has seguido haciendo hasta el presente.

Ya te llegó tu hora, ya te llegó el momento, entonces, vive feliz y no te dejes oprimir por estos pensamientos que tratan de arrobarte la felicidad.

Eres merecedora y mucho más de la felicidad que tienes ya al alcance de la mano. Tu no sabes todavía lo que Dios te pueda otorgar, por haber sido fi el a tu palabra y haber representado en este tu papel un factor de gran valía para estos seres que precisaban de ti y precisan todavía, pero ya terminó el plazo; no quiero decir con esto que tengas que eludir ya todo aquello que puede ser favorable para aquellos, sí, seguirás ayudándoles dentro de este conocimiento y con una fuerza a tu favor, y puedes ser el ángel salvador para estos seres a quienes tanto amas, te deberán la dicha, ya lo verás, como tú se la deberás a Dios, al Cristo y a estos hijos míos que son vuestros Maestros.

Apártate de todo aquello que te haga sufrir, tienes un cuerpo sano, un alma virtuosa y un corazón lleno de amor, así estas pues en el punto álgido en donde puedes obrar siempre en concordancia de cuanto vas recibiendo directamente de Dios.

Tranquila, feliz, dichosa, deberás seguir siendo y olvidarte de lo que no te pueda favorecer, como son aquellas ideas que no son tuyas, no son propias, te lo dice un ser que te sabe buena, que te sabe pura, que te sabe casta siempre en aquel punto en el cual respondes a la llamada de Dios.

Para todos vosotros, un fuerte abrazo recibid de quien perro fi el fue para sus hijos y sigue siéndolo todavía, hasta que quede uno de vosotros aquí en la Tierra, seguiré tras de vosotros y de aquellos que sepan afi anzarse en vuestra Verdad, en vuestra vida y en vuestro amor.

Esta comunicación se dio tan sólo 5 meses antes de la desencarnación de Consuelito, pero los componentes del Centro no se imaginaron que fuera a suceder con tanta rapidez, pues la salud de Consuelo era buena, y tenía sólo 58 años. No obstante, ya se estaba preparando el continuador de la obra.

En 1964, el joven José María Sierra y su familia se instalan en la Ciudad Condal. Tras solicitar autorización para asistir a las reuniones espíritas, por vía medianímica se le brinda la oportunidad de hacerlo, a él y a toda su familia. Estamos en el año 1966, y durante dos años coincide con Consuelo.

Los conocimientos espíritas causan profunda huella en José María. Su aprendizaje es fl uido y rápido, ya que no es más que recordar unas enseñanzas ya vividas y practicadas en existencias anteriores. El conocimiento espírita es consustancial con él. Él encarna la práctica de los principios del Espiritismo. Así es como se va perfi lando una nueva y brillante etapa en la historia del Centro Espírita La Voz del Alma.

Y la historia continúa...

Notas:

1. En una comunicación datada el 14 de diciembre de 1904, podemos leer:

...“Avui el Venancio no s’ha rentat la cara del polvo de zinc”...

2. Hemos respetado la transcripción del apellido del Codifi cador con “C” inicial, en lugar de la “K” que le es propia, por hallarse así en el original.

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