historia de la cruz de los milagros (legal)

2
Corrientes y la Cruz del Milagro. El Ade- lantado Juan de Torres de Vera y Aragón fun- da la “ciudad de Vera” -hoy ciudad de Corrien- tes- el 3 de abril de 1588. El lugar elegido: la actual plaza 25 de Mayo y sus alrededores. El terreno señalado para la iglesia: el ocupado por la casa de gobierno de la provincia. Tradición y tradiciones. Por tradición oral se ha transmitido de generación en genera- ción la historia de la cruz del milagro, cuyo núcleo principal y unánime es: En vistas a la fundación de la ciudad de Corrientes los conquistadores españoles construyen un fuerte en Ara- zatý (zona de la bajada del Puente Chaco-Corrientes), como base de exploración y organización del territorio; muy cerca del asentamiento levantan una cruz armada con trozos de urunday. En fecha cercana a la fundación son atacados por grupos de natu- rales, quienes, ante el resulta- do negativo, y con la creencia de que la cruz funciona como un hechizo protector, intentan aniquilarla con fuego. A pesar de los reiterados intentos, la cruz no entra en combustión. El milagro de la cruz, según la unánime y principal TRADICIÓN, es entonces: 1) la incombustión de la cruz 2) y la convivencia pacífica y progresiva que resulta de la deposición de la actitud hos- til por parte de los naturales ante aquel suce- so prodigioso. De la tradición principal, sobre la que hay un acuerdo unánime, se desprenden tradicio- nes secundarias que suman elementos difíci- les de compatibilizar entre sí, con la realidad, y con la esencia de un hecho prodigioso visto desde la fe: a) tradición del rayo: afirma que, mientras los naturales intentan quemar la cruz, un rayo fulmina por los menos a tres de ellos. El rayo se interpreta como una intervención divina en favor de los españoles. Debido a esta tradición las pinturas que plasman el milagro de la cruz incluyen el supuesto rayo divi- no; interpretación que la Igle- sia no acompaña, no sólo por rayar con la discriminación del aborigen sino también porque carece de fundamento sólido. b) tradición del arcabuz: afirma que un tiro de arcabuz español mata a un aborigen; tiro interpretado como rayo, procedente de la divinidad. En este caso la postura de la Iglesia es idéntica a la que toma con la tradición anterior. Además, según los histo- riadores, en esos días los naturales tenían conocimiento de los ruidos que producían las distintas armas y de sus consecuen- cias; lo cual es probable, si tenemos en cuenta que los españoles navegaban el Paraná desde 1527. La Cruz y la Virgen de Itatí. Las dos gran- des devociones de los correntinos católicos son: a la Cruz de los Milagros y a la Virgen de Itatí. La Cruz está incluida en el escudo de la Provincia y en el de la Municipalidad; y la imagen de la Virgen de Itatí se encuentra por todos lados: en las casas de las familias y en casi todas las iglesias y oficinas públicas. Del 8 al 20 de julio de 1900 la imagen au- téntica de la Virgen de Itatí es trasladada en barco hasta la ciudad de Corrientes para su coronación pontificia. Es depositada en la Iglesia del Rosario. El 16 de julio, por la maña- na, es traída al atrio de este templo de la Cruz. En solemne ceremonia, el obispo Rosendo de la Lastra y Gordillo deposita la corona, ben- decida por León XIII, sobre la cabeza de la imagen. ¡El templo que cobija el madero de la Cruz, tiene el privilegio de haber sido la sede de la coronación pontificia de la imagen auténtica de la Virgen de Itatí! El 23 de abril de 1918 el obispo Niella pro- clama a Nuestra Señora de Itatí PATRONA y PROTECTORA de Corrientes. En septiembre de 1954 es traída por segunda vez, para la consagración de la Diócesis al Inmaculado Corazón de María. En efecto, el domingo 12 de septiembre, mons. Francisco Vicentín, segundo obispo de Corrientes, consagra la Diócesis a la Santísima Virgen en este so- lar histórico. Treinta misioneros realizan una gran misión teniendo como sede el santuario de la Cruz. Una tercera vez -en automóvil-, en 1960, cuando se celebra los cincuenta años de la diócesis y las bodas de plata de orde- nación episcopal de mons. Vicentín. Esta vez son cincuenta los misioneros en los distintos barrios de la ciudad para las Misiones Gene- rales; antes que en la ciudad, misionan en el interior. Por cuarta vez la imagen de la Virgen de Itatí es traída aquí en 1965, para la conclu- sión de otra Misión General. Luminarias. Al anochecer del 2 de mayo –víspera de la fiesta– los correntinos practica- mos las luminarias encendiendo velas para manifestar nuestra fe en Jesucristo que dio su vida por nosotros en la cruz y se llamó a sí mismo la luz del mundo. Con estas luces reconocemos que la Cruz ilumina nuestro ca- minar; y deseamos entrar en comunión con nuestros mayores que iluminaban con velas y candiles su peregrinación hacia la ermita. ¿Cuántas velas debemos encender? Lo interesante es participar y continuar con la rica y significativa tradición. Algunas familias encienden una vela por cada miembro; otras, siete (por las siete puntas de la ciudad de Co- rrientes); otras, tres (por la Santísima Trinidad y/o por la fecha de la fundación de la ciudad). Fiesta en Corrientes. La fiesta de la Cruz se celebraba en el día de la fundación de la ciudad, el 3 de abril; y a partir de 1806, por disposición del obispo Benito de Lué y Riega, el 3 de mayo, a fin de evitar coincidencia con el comienzo de la semana santa. En la actua- lidad ambas fechas significativas se aprove- chan para enmarcar el Mes de Corrientes. El 3 de mayo celebramos solemnemente la fiesta de la Cruz de los Milagros, partici- pando con entusiasmo de las distintas cele- braciones, especialmente de la procesión y posterior misa. Por una cuestión de seguridad y preser- vación hace varias décadas que la auténtica Cruz no se saca de su retablo para la proce- sión. Se encuentra en buen estado, pero de- bemos cuidarla: es el madero histórico que las próximas generaciones tienen el derecho de contemplar y de seguir creciendo a su som- bra. Pensemos que se trata de la cruz que acompaña la historia de la ciudad de Corrien- tes desde sus comienzos. ¡Viva la Cruz de los Milagros! La Cruz de los Milagros La Cruz de los Milagros Historia del símbolo de la fe de los correntinos Pbro. Ramón Billordo - Para uso privado - Cruz de los Milagros - Arquidiócesis de Corrientes

Upload: ramon-billordo

Post on 31-Mar-2016

225 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Historia de la Cruz de los Milagros de la ciudad de Corrientes (Argentina)

TRANSCRIPT

Page 1: Historia de la Cruz de los Milagros (Legal)

Corrientes y la Cruz del Milagro. El Ade-lantado Juan de Torres de Vera y Aragón fun-da la “ciudad de Vera” -hoy ciudad de Corrien-tes- el 3 de abril de 1588. El lugar elegido: la actual plaza 25 de Mayo y sus alrededores. El terreno señalado para la iglesia: el ocupado por la casa de gobierno de la provincia.

Tradición y tradiciones. Por tradición oral se ha transmitido de generación en genera-ción la historia de la cruz del milagro, cuyo núcleo principal y unánime es:

En vistas a la fundación de la ciudad de Corrientes los conquistadores españoles construyen un fuerte en Ara-zatý (zona de la bajada del Puente Chaco-Corrientes), como base de exploración y organización del territorio; muy cerca del asentamiento levantan una cruz armada con trozos de urunday. En fecha cercana a la fundación son atacados por grupos de natu-rales, quienes, ante el resulta-do negativo, y con la creencia de que la cruz funciona como un hechizo protector, intentan aniquilarla con fuego. A pesar de los reiterados intentos, la cruz no entra en combustión.

El milagro de la cruz, según la unánime y principal TRADICIÓN, es entonces:

1) la incombustión de la cruz 2) y la convivencia pacífi ca y progresiva

que resulta de la deposición de la actitud hos-

til por parte de los naturales ante aquel suce-so prodigioso.

De la tradición principal, sobre la que hay un acuerdo unánime, se desprenden tradicio-nes secundarias que suman elementos difíci-les de compatibilizar entre sí, con la realidad, y con la esencia de un hecho prodigioso visto desde la fe:

a) tradición del rayo: afi rma que, mientras los naturales intentan quemar la cruz, un rayo fulmina por los menos a tres de ellos. El rayo se interpreta como una intervención divina en favor de los españoles. Debido a esta tradición las pinturas que plasman el milagro de la cruz incluyen el supuesto rayo divi-no; interpretación que la Igle-sia no acompaña, no sólo por rayar con la discriminación del aborigen sino también porque carece de fundamento sólido.

b) tradición del arcabuz: afi rma que un tiro de arcabuz español mata a un aborigen; tiro interpretado como rayo, procedente de la divinidad. En este caso la postura de la Iglesia es idéntica a la que toma con la tradición anterior.

Además, según los histo-riadores, en esos días los naturales tenían conocimiento de los ruidos que producían las distintas armas y de sus consecuen-cias; lo cual es probable, si tenemos en cuenta que los españoles navegaban el Paraná desde 1527.

La Cruz y la Virgen de Itatí. Las dos gran-des devociones de los correntinos católicos son: a la Cruz de los Milagros y a la Virgen de Itatí. La Cruz está incluida en el escudo de la Provincia y en el de la Municipalidad; y la imagen de la Virgen de Itatí se encuentra por todos lados: en las casas de las familias y en casi todas las iglesias y ofi cinas públicas.

Del 8 al 20 de julio de 1900 la imagen au-téntica de la Virgen de Itatí es trasladada en barco hasta la ciudad de Corrientes para su coronación pontifi cia. Es depositada en la Iglesia del Rosario. El 16 de julio, por la maña-na, es traída al atrio de este templo de la Cruz. En solemne ceremonia, el obispo Rosendo de la Lastra y Gordillo deposita la corona, ben-decida por León XIII, sobre la cabeza de la imagen.

¡El templo que cobija el madero de la Cruz, tiene el privilegio de haber sido la sede de la coronación pontifi cia de la imagen auténtica de la Virgen de Itatí!

El 23 de abril de 1918 el obispo Niella pro-clama a Nuestra Señora de Itatí PATRONA y PROTECTORA de Corrientes. En septiembre de 1954 es traída por segunda vez, para la consagración de la Diócesis al Inmaculado Corazón de María. En efecto, el domingo 12 de septiembre, mons. Francisco Vicentín, segundo obispo de Corrientes, consagra la Diócesis a la Santísima Virgen en este so-lar histórico. Treinta misioneros realizan una gran misión teniendo como sede el santuario de la Cruz. Una tercera vez -en automóvil-, en 1960, cuando se celebra los cincuenta años de la diócesis y las bodas de plata de orde-nación episcopal de mons. Vicentín. Esta vez son cincuenta los misioneros en los distintos barrios de la ciudad para las Misiones Gene-rales; antes que en la ciudad, misionan en el interior. Por cuarta vez la imagen de la Virgen de Itatí es traída aquí en 1965, para la conclu-sión de otra Misión General.

Luminarias. Al anochecer del 2 de mayo –víspera de la fi esta– los correntinos practica-mos las luminarias encendiendo velas para manifestar nuestra fe en Jesucristo que dio su vida por nosotros en la cruz y se llamó a sí mismo la luz del mundo. Con estas luces reconocemos que la Cruz ilumina nuestro ca-minar; y deseamos entrar en comunión con nuestros mayores que iluminaban con velas y candiles su peregrinación hacia la ermita.

¿Cuántas velas debemos encender? Lo interesante es participar y continuar con la rica y signifi cativa tradición. Algunas familias encienden una vela por cada miembro; otras, siete (por las siete puntas de la ciudad de Co-rrientes); otras, tres (por la Santísima Trinidad y/o por la fecha de la fundación de la ciudad).

Fiesta en Corrientes. La fi esta de la Cruz se celebraba en el día de la fundación de la ciudad, el 3 de abril; y a partir de 1806, por disposición del obispo Benito de Lué y Riega, el 3 de mayo, a fi n de evitar coincidencia con el comienzo de la semana santa. En la actua-lidad ambas fechas signifi cativas se aprove-chan para enmarcar el Mes de Corrientes.

El 3 de mayo celebramos solemnemente la fi esta de la Cruz de los Milagros, partici-pando con entusiasmo de las distintas cele-braciones, especialmente de la procesión y posterior misa.

Por una cuestión de seguridad y preser-vación hace varias décadas que la auténtica Cruz no se saca de su retablo para la proce-sión. Se encuentra en buen estado, pero de-bemos cuidarla: es el madero histórico que las próximas generaciones tienen el derecho de contemplar y de seguir creciendo a su som-bra. Pensemos que se trata de la cruz que acompaña la historia de la ciudad de Corrien-tes desde sus comienzos.

¡Viva la Cruz de los Milagros!

La Cruz de los MilagrosLa Cruz de los MilagrosHistoria del símbolo de la fe de los correntinos

Pbro

. R

amón B

illord

o -

Par

a uso

pri

vado -

Cru

z de

los

Mila

gro

s -

Arq

uid

ióce

sis

de

Corr

iente

s

Page 2: Historia de la Cruz de los Milagros (Legal)

La ermita de la Cruz. Una vez funda-da la ciudad los primeros habitantes ocupan las parcelas de tierra que les corresponden, mientras que la Cruz queda en el lugar origi-nal. Para resguardarla de lluvias y del sol, le construyen una especie de techado conocido entonces como “la ermita de la Cruz”.

El valor de la Cruz. La Cruz de los Mila-gros tiene el mismo valor que cualquier cruz. En efecto la cruz es el símbolo que resume la fe en Jesucristo, Hijo de Dios, verdadero Dios y verdadero hombre, quien da su vida por no-sotros y resucita de entre los muertos. La cruz simboliza no solamente el sufrimiento y el dolor sino también la Vida y la Resurrección; razón por la cual tenemos una cruz en nues-tras casas; y el porqué de las cruces en los cementerios: por la esperanza de vida nueva, de resurrección.

La Cruz de los Milagros, además, es una reliquia: se trata del madero bajo cuya som-bra nace y crece la ciudad de Corrientes; por lo que merece cuidado y respeto de todos los correntinos.

Se la llama cruz fundacional porque se trataría de la cruz plantada en el lugar de la fundación de la ciudad. Aunque este sentido parece no corresponder a la verdad histórica es fundacional en cuanto inspira un sentir co-mún y en cuanto simboliza la primera evange-lización, junto con la Virgen de Itatí.

El milagro en la piedad popular. En la Iglesia la palabra “milagro” tiene varios signi-fi cados:

a) En sentido estricto un milagro supone la suspensión de una ley natural. Por ejemplo la curación de una enfermedad terminal; o la curación instantánea de una enfermedad que normalmente tarda en sanar.

b) En sentido amplio llamamos milagros a los favores divinos y a las intervenciones de la providencia. Así decimos, por ejemplo des-

pués de un accidente, que “nos salvamos de milagro”, sin intención de afi rmar la suspen-sión de una ley natural.

c) En un sentido muy amplio hablamos del milagro de la vida; por ejemplo cuando con-templamos la vegetación, o nos quedamos maravillados ante la variedad de especies animales, o ante la grandeza de la vida y de las capacidades humanas.

Cuando hablamos de la Cruz de los “mi-lagros”, en esta palabra incluimos todos los benefi cios, gracias e intervenciones de la providencia, que con toda razón, llamamos milagros (aunque no hayan leyes naturales suspendidas).

El culto de la Cruz de los Milagros. Las Actas capitulares (registros ofi ciales del cabil-do civil) a partir de 1660 registran procesiones con la Virgen de la Merced y la Virgen del Ro-sario a la ermita de la Cruz. Como las pro-cesiones, por lo general, se hacían de noche los caminos se iluminaban con velas, velones, candiles y fuego; lo que es recordado con las actuales luminarias.

Traslado de la Cruz. Para salvaguardar la Cruz de los ataques de tribus nómadas, y para tenerla un poco más cerca, pueblo y au-toridades la trasladan al solar actual el viernes 10 de marzo de 1730 (a las 3 de la tarde). Para cobijarla le construyen una primera capi-lla. Por el deterioro de ésta, en 1808 se inau-gura una nueva. Casi cincuenta años después se la mejora con un campanario.

El Curato de San José. El 19 de diciem-bre de 1825 la autoridad eclesiástica con sede en Buenos Aires crea el Curato (parroquia) de San José en esta ciudad, aprobado en Co-rrientes por el gobernador Pedro Ferré el 10 de marzo de 1826. Mientras se proyecta la construcción de un templo para este curato, provisoriamente se le asigna como sede la

Iglesia de la Cruz de los Milagros. En el pri-mer libro de bautismos de la parroquia San José se encuentra lo siguiente: “El día quin-ce de marzo de 1826 yo, el Dr. Don Vicente Fernández Blanco, cura rector, vicario y juez eclesiástico del curato de la feligresía de San José, bauticé solemnemente en la Iglesia de la Cruz de los Milagros (asignada provisional-mente por iglesia parroquial de dicha feligre-sía) a ...” (Libro I, pág. 1). Por vaya a saber qué avatares la parroquia San José nunca tuvo templo propio; y es suprimida el 3 de di-ciembre de 1872. En esa fecha se cierra el registro de los bautismos y los libros son en-tregados a la Iglesia del Rosario.

En tiempos del gobernador Ferré se anexa al Santuario de la Cruz un cementerio; el que es clausurado casi al mismo tiempo que la pa-rroquia San José.

Debido a la importancia de la Cruz de los Milagros, en la vida de la ciudad, el 4 de mayo de 1828 el gobernador Ferré inaugura una co-lumna conmemorativa, la misma que actual-mente se encuentra en la bajada del puente General Manuel Belgrano.

El templo actual. El 3 de mayo de 1888, durante la celebración del tercer centena-rio de la ciudad de Corrientes, se coloca

la piedra fundamental del templo actual. El obispo de Buenos Aires, don Uladislao Castellano, lo bendice y consagra el sába-do 5 de junio de 1897.

Debido al deterioro de la construcción, y mientras se la refaccionaba, desde 1905 a 1911 la Cruz es guardada en la Iglesia del Ro-sario (hoy Catedral). Mientras tanto, el 3 de fe-brero de 1910 el Papa Pío X crea la Diócesis de Corrientes abarcando la Provincia de Co-rrientes y el Territorio Nacional de Misiones. El 4 de junio del año siguiente Luis María Niella es consagrado obispo de Corrientes. Una de sus primeras decisiones es el traslado de la Cruz a su templo refaccionado. En un decreto dispone que “el (domingo) 3 de septiembre, a las 3 ½ p.m., en solemne i grandiosa pro-cesión, rezando el santo rosario, i sin banda de música, ni repiques, ni ruidos extraños, sea trasladado nuestro lábaro santo acompañado de todo nuestro clero secular i regular i de to-dos los fi eles de esta ciudad”.

Además, en el mismo decreto, el Obispo pedía oraciones por la nueva diócesis y por sus intenciones. (Primer Libro de Decretos, pág. 7, 31 de agosto de 1911).

El templo -hasta entonces- contaba con dos hermosas torres y una cúpula, las que allá por 1912 son derribadas porque, según se decía, amenazaba derrumbe.

El 19 de diciembre de 1913 el obispo Niella fi rma un decreto por el que crea la parroquia La Santísima Cruz de los Milagros; y dis-pone que entre en vigencia a partir del 1 de enero de 1914.

El 30 de abril de 2010 el templo se clausu-ra por el mal estado de revoques en la parte superior. Mientras se practica la restauración provisoriamente la Cruz se traslada el siguien-te 4 de septiembre a la Catedral. Y se la regre-sa el 11 de octubre de 2012, día en el que la Iglesia inicia el Año de la fe.