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Historia de la Odontología

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Historia de la

Odontología

Se deslinda a Gador S.A. de toda responsabilidad en relación al contenido de este artículo.

© RTM S.A. - Catamarca 1950 - Martínez - Buenos Aires - Argentina

Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorización escrita de los titulares del Copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total de esta obra por cual-quier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático y la distribución de ejemplares de ella mediante alquiler o préstamo público.

Introducción

Estimado Dr. / Dra.

Tenemos el agrado de compartirle una nueva entrega de Historia de la Odontología. En esta oportunidad, usted podrá conocer hechos y curiosidades que protagonistas de la historia de la humanidad han enfren-tado en el mundo odontológico.Reinas, reyes, emperatrices, presidentes y generales, entre otros personajes célebres (tan vulnerables como todos los seres humanos), han lidiado con los problemas dentales y las soluciones disponibles, a través del conocimiento, la ciencia y la tecnología de cada época.

Agradecemos una vez más su interés y apoyo a esta iniciativa.

Cordialmente,

Gador S.A.

Los problemas dentales fueron una constante en su vida. Washington siempre padeció de dolo-res atroces, inflamaciones, abscesos y terribles

extracciones. Se supone que el óxido de mercurio que tuvo que tomar para afrontar enfermedades como la vi-ruela o la malaria deterioró su dentadura y finalmente ocasionó la pérdida de sus piezas dentales. Su primera pérdida de una pieza dental ocurrió a los 22 años; 35 años después, cuando fue nombrado presidente de Es-tados Unidos, en 1789, solo tenía un diente en la boca.

En su intento por solucionar sus problemas dentales, Washington fue tratado por nueve dentistas diferentes, como Benjamin Fendall, John Baker, Jean Pierre LeMa-yeur, Jacques Gardette, Andrew Spence y Whitlock Ed-ward, entre otros, quienes le propusieron distintos tipos de prótesis, poco funcionales e incómodas. Finalmente, el ex presidente de Estados Unidos conoció al Dr. John Greenwood, fundador de la odontología americana, que se transformó en su dentista definitivo.

El Dr. Greenwood le elaboró una cuidada prótesis den-tal, que debía quitarse para comer, porque se adhería a la boca con unos resortes; poseía dientes tallados en marfil de elefante y de hipopótamo, y estaban fijados en oro. (Foto 1)

Estas piezas están expuestas en el Museo Nacional de Odontología de Baltimore y en la Facultad de Odon-tología de la Universidad de Maryland.John Greenwood realizó cuatro series de prótesis para

George Washington

George Washington, fabricadas en una variedad de materiales como el oro, colmillos de hipopótamo, marfil de elefante y dientes humanos. Como en la figu-ra adyacente. Contrario al dicho popular, Washington no tenía los dientes de madera. (Foto 2)

Las dificultades de comunicación de la época y sus res-ponsabilidades como general y luego como presidente no le permitían a George Washington viajar con frecuencia al consultorio del Dr. John Greenwood en Nueva York.

En ocasiones, el correo era el medio para el envío de sus dentaduras postizas, y, en otras oportunidades, Washington le solicitaba herramientas a Greenwood para ajustar y limpiar las mismas. Tan valiosas eran es-tas prótesis dentales para Washington que fue enterra-do con una de estas.

George Washington

Foto 1 dentadura de G.W. Museo Nacional de Odontología Dr. Samuel D. Harris, en Baltimore.

Foto 2 dentadura de G.W. Museo Nacional de Odontología Dr. Samuel D. Harris, en Baltimore.

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Tras la efímera Paz de Amiens de 1802, se dió inicio a la segunda guerra con Gran Bretaña, en el marco de la Guerra de la Tercera Coali-

ción, en la que la flota franco-española fue derrotada por los británicos al mando del almirante Nelson en la batalla de Trafalgar (1805).

Este suceso abrió la crisis definitiva de la Monarquía de Carlos IV, que culminaría con la conspiración de El Es-corial de noviembre de 1807 y con el motín de Aranjuez de marzo de 1808. Cabe recordar que en este episodio el súper ministro Godoy perdió definitivamente el poder y Carlos IV se vio forzado a abdicar en su hijo Fernando VII.

En la primavera de 1808, los reyes de España María Luisa y Carlos IV, que habían sido obligados a abdicar tras el motín de Aranjuez, acudieron a una cena cele-brada en el Castillo de Marrac (Bayona), con el enton-ces dueño de Europa, Napoleón Bonaparte, en busca de protección y refugio.

La elegante y hermosa Josefina Bonaparte recibió a los invitados e inmediatamente quedó maravillada por la boca tan sana y perfecta de la reina María Luisa, que contrastaba notablemente con su pésima dentadura, negra y despoblada de piezas dentales. Para solucionar el problema estético, Josefina, quien tenía hermosos la-bios, había aprendido a hablar casi sin abrirlos.

Sin embargo, la peor parte de la dentadura de Josefi-na era el sufrimiento que le provocaban los continuos

dolores en la boca, que solo encontraban alivio con los granos de opio.

Fue en esta cena que Josefina hizo un descubrimiento inesperado y maravilloso, cuando la reina María Luisa, frente a los apetitosos manjares, se llevó las manos a la boca y, en una repugnante escena, se quitó la dentadura

Una vez superado el impacto de la asombrosa transfor-mación de la reina, a quien ya no se le entendía lo que decía y cuyo rostro se había transformado al acercársele el mentón a la nariz, Josefina vio una solución a sus problemas dentales. “Porcelana de Sèvres, comentó Na-poleón, la de vuestra dentadura, que supongo habéis comprado en París...”. “No señor, “esta dentadura me la ha hecho un español llamado Antonio Saelices de Me-dina de Rioseco”, comento María Luisa.

Pese al intento por encontrar al artesano de la dentadu-ra de la reina, la pobre Josefina se quedó sin su soñada sonrisa española porque, sin aviso, la caballería del ge-neral Lasalle saqueó Medina y masacró a la población indefensa.

Josefina Bonaparte

Josefina Bonaparte

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En 1854, se casaron Isabel de Baviera, conocida como Sissi (16 años), y el emperador de Aus-tria, Francisco José, quien tenía 24 años. La

emperatriz marcaría un hito en la historia y se con-vertiría en icono para su país, pues se destacaba por su gran belleza, su espíritu rebelde y su gran cultura.

Sin embargo, a pesar de su belleza, Sissi nunca dejaba ver su sonrisa ni permitía que la retrataran mostrando sus dientes. Se rumoreaba que sus dientes eran amari-llos, lo que provocó la crítica despiadada de su suegra.

Algunos especialistas que estudiaron la vida de Sissi sostienen que el color de sus dientes, junto a las carac-terísticas de cómo se alimentaba, permitía inferir que había padecido de bulimia. Seguramente, vomitaba el poco alimento que ingería, y la acidez del reflujo esto-macal atacaba el esmalte de sus dientes, lo que le daba el consecuente color amarillento.

Se dice que Sissi nunca supero los 50 kilos y que tenía una obsesión con su cuerpo, lo que la llevaba a some-terse a continuas dietas y a una alimentación exigente, así como a realizar largas caminatas o cabalgatas por horas. Tenía una necesidad constante de estar en mo-vimiento.

Con el paso del tiempo, su dentadura se deterioró aún más provocándole la pérdida de algunos de sus dientes, lo que la acomplejó aún más durante sus últimos años de vida.

Sissi pasaba el tiempo en sus residencias de descanso o en los largos viajes que emprendía, ya que prefería estar alejada de la vida pública. Pese a ello, se le reconoce como un gran ‘motor’ que impulsó a su esposo Fran-cisco José para ser coronado como Rey de Hungría en 1867.

Después de la muerte de su hijo Rodolfo, Sissi abando-nó Viena y se vistió siempre de negro hasta su absurda muerte en 1898, cuando fue víctima de un atentado por parte del anarquista Luigi Lucheni en Ginebra.

Sissi emperatriz

Sissi Emperatriz

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Winston Leonard Spencer Churchill, (Pa-lacio de Blenheim,Oxfordshire, 30 de noviembre de 1874 – Londres, 24 de

enero de 1965), es considerado uno de los grandes lí-deres en tiempos de guerra y fue Primer Ministro del Reino Unido en dos períodos (1940-45 y 1951-55). Notable estadista y orador, Churchill fue también oficial del Ejército Británico, historiador, escritor y artista.

Winston Churchill fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, y nombrado ciudadano hono-rario de los Estados Unidos de América.

Desde temprana edad, sus problemas dentales y de encías eran frecuentes. Las caries, con el tiempo, se hicieron tan extensas que obligaron al odontólogo a extraer varias piezas dentales superiores y a con-feccionarle prótesis removibles que con frecuencia

Winston Churchill

Winston Churchill

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tenían que ajustarle o cambiarle de modelo, con el fin de que no le incomodara para hablar en público.

Los problemas odontológicos que el líder británico sufrió desde su infancia lo llevaron a tener especial estima por Wilfred Fish, su dentista, a quien no-minó para que recibiera el título de Caballero del Imperio Británico.

Las habilidades oratorias de Churchill y sus brillantes discursos durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) lo convirtieron en uno de los principales ora-dores y políticos del siglo XX. Por lo tanto, sus den-taduras postizas tenían una vital importancia y solía contar con una de repuesto en caso de emergencia.

El 29 de julio de 2010, el hijo del técnico dentista Derek Cudlipp, que realizó las dentaduras postizas

de Winston Churchill, decidió vender un set parcial de prótesis dentales enchapadas en oro de la época de la Segunda Guerra Mundial, diseñadas especial-mente para disimular el seseo natural del ex man-datario. La subasta fue realizada por la casa Keys de Aylsham, en el condado inglés de Norfolk.

Según los organizadores, “hubo muchísimo interés por parte de los compradores, ya que se trató de un objeto muy raro e inusual”.

Se pagaron más de 23 mil dólares por los dientes postizos de Churchill, superando todas las expecta-tivas. “Los dientes poseen oro, pero no se vendieron por el valor del metal, sino por su historia”, según los especialistas.

Winston Churchill Set parcial de prótesis dentales enchapadas en oro

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Magdalena del Carmen Frida Kahlo Calde-rón (Coyoacán, 6 de julio de 1907- Coyoa-cán, 13 de julio de 1954) fue una pintora

y poetisa mexicana de ascendencia alemana y española.

Su vida estuvo marcada por el infortunio de una enfer-medad infantil y por el grave accidente que sufrió en su juventud, el que la mantuvo postrada en cama durante largos periodos y la llevó a someterse a 32 operaciones quirúrgicas.

Su obra pictórica giró temáticamente en torno a su biografía y a su propio sufrimiento. Fue autora de unas 200 obras, principalmente autorretratos, en los que proyectó sus dificultades para sobrevivir.

Según una de sus biógrafas, Martha Zamora, el estado de la dentadura de Frida Kahlo era deplorable, por lo que se cuidaba de reírse sin ponerse la mano en la boca y, cuando sabía que la fotografiaban, cerraba los labios y esbozaba una sonrisa suavizando sus rasgos faciales.

Frida Kahlo

Autoretrato Frida Kahlo

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El Dr. Samuel Fastlicht fue el dentista y amigo per-sonal de Frida Kahlo. El segundo autorretrato de Fri-da en traje de tehuana fue encargado por Fastlicht y pagado, en parte, con los servicios odontológicos, según se documenta en cartas de Frida al profesional.

En estas misivas, Frida pedía disculpas por el atraso en la entrega de la obra y argumentaba razones de salud. Así mismo, refería que sus pinturas se esta-ban vendiendo por 3.000 dólares, pero debido a que Fastlicht había sido tan amable con ella, se lo iba a vender por sólo $2.500, dejando los otros $500 como pago por el reciente trabajo dental que le había realizado.

Ella escribe: “Todo este estado de ánimo se refleja na-turalmente en mi autorretrato”, una referencia obvia a las lágrimas en sus ojos. Y continúa diciendo: “Tal vez no le va a gustar para nada…, me gusta porque es la expresión exacta de mis emociones…”. En años posteriores, el Dr. Fastlicht realizó otros servicios pro-fesionales a Frida, recibiendo en pago 2 bodegones con dedicatorias personalizadas.

La situación odontológica de Frida está documentada en las cartas a su amigo y dentista.

“Bueno, doctor. La lata que le voy a dar consiste en esto: el puente de arriba se me rompió. ¡No se lo puedo man-

Frida Kahlo

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dar porque me quedo cual calavera! ¿Qué hago? Y el de abajo se lo mando porque no puedo usarlo hace ya tiempo porque me lastima mucho donde los ganchitos agarran los dientes. Y también quiero preguntarle, ¿qué hago? No puedo comer bien y estoy muy fregadísima.

No puedo ir a verlo y me parece dema-siado pedirle que Ud. me haga una visita, pues sé lo ocupado que está siempre. Así es que lo dejo a su buena voluntad y gentileza”.

El Dr. Fastlicht fue a visitar a Frida en el hospital, para resolverle su problema lo más pronto posible, y acudió a la Casa Azul de Coyoacán en varias oportunidades.

En otra comunicación menciona:

“Aquí van las muelas. Lo que le pinté de rojo es lo que más me lastima. La encía ya está casi ulcerada, y usted se puede ima-ginar cómo está su compañera, ¡echando chispas! Pero estoy tan agradecida con su gentileza que no tengo palabras con qué expresarle mis sentimientos.

Oiga compañero, ¿qué no sería mucha lata para usted darme dos recetas para comprar dos ampolletas de Demerol para

poder dormir a gusto hoy y mañana?, solamente me las venden con receta para narcóticos.

No sabe cómo se lo agradecería si fuera tan buena gen-te de dármelas. Ya está bueno de molederas, ¿verdad?Mil gracias y hartos saludos cariñosos con un beso de Frida.”

Esta es una de las dos naturalezas muertas que Frida pintó para su dentista y amigo personal Dr. Samuel Fastlicht. El otro es “Naturaleza muerta” (1952). Las dos pinturas eran el pago por un trabajo dental que Fastlicht había realizado en Frida.

La inscripción en la banderola dice:

“Soy de Samuel Fastlich. Me pintó con todo cariño Frida Kahlo en 1951. Coyoacán”

Frida Kahlo murió en Coyoacán el 13 de julio de 1954. Su cuerpo fue incinerado y sus cenizas las al-berga la Casa Azul de Coyoacán, lugar que la vio na-cer y que posteriormente se convirtió en el Museo Frida Kahlo.

Naturaleza muerta coleccion privada méxico Dr. Samuel Fastlicht 1951

Autoretrato Frida Kahlo

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