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Historia de la Urología Arch. Esp. Urol., 60, 8 (845-858), 2007 EL SIGNIFICADO DE LA ERECCIÓN, LA GENITALIDAD Y OTRAS REPRESENTACIONES DE ÍNDOLE UROLÓGICO EN EL IMAGINARIO PALEOLÍTICO.  Javier Angulo Cuesta y Marcos García Díez 1 . Servicio de Urología. Hospital Universitario de Getafe. Madrid. 1 Cuevas Prehistóricas de Cantabria. Puente Viesgo. Cantabria. España.       C     o     r     r     e     s     p     o     n       d     e     n     c      i     a  Javier Angulo Cuesta Servicio de Urología Hospital Universitario de Getafe Ctra. de T oledo, km. 12, 500 Getafe. Madrid. (España). [email protected] Resumen.- La Historia de la Urología comienza con documentos escritos que hacen referencia expresa a procedimientos, prácticas y descripciones de procesos mórbidos relacionados con el aparato urinario y genital masculino. Curiosamente, durante la época prehistórica más reciente, el Paleolítico superior (desde hace aproxi- madamente 40.000 a 12.000 años; la época más larga desde que nuestra especie entra en escena en la historia de la humanidad) tiene también documentos grácos que expresan cómo el hombre entendía los fe- nómenos siológicos y cómo observaba los procesos patológicos de su organismo. Las representaciones con genitalidad expresa permiten inferir el signicado de la erección desde la mentalidad paleolítica, e incluso la posible existencia de una cultura de retracción prepu- cial o de ritos de circuncisión. Patologías de índice uro- lógico como la mosis, la paramosis, la supuración, el priapismo e incluso masa escrotal, aparecen represen- tadas en dicha época y constituyen los primeros indi- cios de lo que podemos denominar un saber urológico primitivo. Palabras clave: Prehistoria. Urología. Arte rupestre. Arte mueble. Circuncisión. Erección. Historia de la Urología Summary.- The history of urology starts with written documents making express reference to procedures, practices and descriptions of morbid processes related with the male genitourinary tract. Oddly, the most recent prehistoric period, the superior Paleolithic (from approxi- mately 40.000 years to 12.000 years ago; the longest period since our species entered the history of humanity) also has graphic documents expressing how the human being understood the physiologic phenomena and how he observed the pathologic processes of this organism. The representations with genitality expressions enable us to understand the meaning of erection from the Pa- leolithic perspective, and even the possible existence of a culture based on preputial retraction or rituals of cir- cumcision. Several urologic disorders such us phimosis, paraphimosis, discharge, priapism, and even scrotal mass appear represented at that time and constitute the rst sign of knowledge of what can be called primitive urologic knowledge. Keywords: Prehistory. Urology. Cave painting. Portable art. Circumcision. Erection. History of Urology.

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Historia de la Urología

Arch. Esp. Urol., 60, 8 (845-858), 2007

EL SIGNIFICADO DE LA ERECCIÓN, LA GENITALIDAD Y OTRAS

REPRESENTACIONES DE ÍNDOLE UROLÓGICO EN EL IMAGINARIOPALEOLÍTICO.

 Javier Angulo Cuesta y Marcos García Díez 1.

Servicio de Urología. Hospital Universitario de Getafe. Madrid.1Cuevas Prehistóricas de Cantabria. Puente Viesgo. Cantabria. España.

      C    o    r    r    e    s    p    o    n      d    e    n    c     i    a Javier Angulo Cuesta

Servicio de UrologíaHospital Universitario de GetafeCtra. de Toledo, km. 12,500Getafe. Madrid. (España).

[email protected]

Resumen.- La Historia de la Urología comienza condocumentos escritos que hacen referencia expresa aprocedimientos, prácticas y descripciones de procesosmórbidos relacionados con el aparato urinario y genitalmasculino. Curiosamente, durante la época prehistóricamás reciente, el Paleolítico superior (desde hace aproxi- madamente 40.000 a 12.000 años; la época máslarga desde que nuestra especie entra en escena enla historia de la humanidad) tiene también documentosgráficos que expresan cómo el hombre entendía los fe- nómenos fisiológicos y cómo observaba los procesospatológicos de su organismo. Las representaciones congenitalidad expresa permiten inferir el significado de laerección desde la mentalidad paleolítica, e incluso laposible existencia de una cultura de retracción prepu- 

cial o de ritos de circuncisión. Patologías de índice uro- lógico como la fimosis, la parafimosis, la supuración, elpriapismo e incluso masa escrotal, aparecen represen- tadas en dicha época y constituyen los primeros indi- cios de lo que podemos denominar un saber urológicoprimitivo.

Palabras clave: Prehistoria. Urología. Arte rupestre.Arte mueble. Circuncisión. Erección. Historia de laUrología

Summary.- The history of urology starts with writtendocuments making express reference to procedures,practices and descriptions of morbid processes relatedwith the male genitourinary tract. Oddly, the most recentprehistoric period, the superior Paleolithic (from approxi- mately 40.000 years to 12.000 years ago; the longestperiod since our species entered the history of humanity)also has graphic documents expressing how the humanbeing understood the physiologic phenomena and howhe observed the pathologic processes of this organism.The representations with genitality expressions enableus to understand the meaning of erection from the Pa- 

leolithic perspective, and even the possible existence ofa culture based on preputial retraction or rituals of cir- cumcision. Several urologic disorders such us phimosis,paraphimosis, discharge, priapism, and even scrotalmass appear represented at that time and constitute thefirst sign of knowledge of what can be called primitiveurologic knowledge.

Keywords: Prehistory. Urology. Cave painting.Portable art. Circumcision. Erection. History of Urology.

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 J. Angulo Cuesta y M. García Díez.

El Paleolítico superior en Europa occidental y el arte rupestre

  El Homo sapiens salió de África hace unos100.000 años, aunque su expansión más notablepudo producirse en torno a los 40.000 años cuan-do colonizó toda Europa, donde debió soportar

tanto condiciones climáticas rigurosas como otrasmás templadas y cálidas durante las que ocupó lastierras más norteñas de Europa (1,2). Se conside-ra que las principales capacidades biológicas delcomportamiento moderno en los albores de nuestraespecie fueron el desarrollo de la tecnología de tallalaminar, el trabajo intensivo de materias orgánicas y la generalización de los adornos corporales, delsentimiento artístico y de los enterramientos, la es-tructuración del hábitat, un aprovechamiento plani-ficado de los recursos y una intensificación de lasrelaciones a larga distancia. Pero posiblemente lacreación más sorprendente del Homo sapiens  fuelo que hoy denominamos arte paleolítico; es decir,el desarrollo de un imaginario simbólico compuestopor representaciones artísticas que encierran estéti-ca y necesidad de transmitir conceptos. Este primerlegado artístico de la Humanidad, el arte paleolíti-co, constituye una fuente de información única sobrelos diferentes aspectos del comportamiento animal yhumano de épocas en las que no existen otros regis-tros escritos (3,4).

  La organización temática del arte paleolíti-co distingue dos grandes apartados. En un primer

grupo, denominado figurativo, se integran todas lasrepresentaciones identificables de acuerdo a refe-rentes actuales e incluye las formas animales y lashumanas. Al segundo grupo, denominado abstrac-to, se atribuyen temas para los que no se dispone dereferentes formales y que pudieran tratarse, en algu-nos casos, de simplificaciones o esquematizaciones;en él se integran motivos lineales y geométricos quese denominan ideomorfos o signos (5,6). En artepaleolítico resulta difícil ir más allá del significadoformal de las figuras, es decir, podemos compren-der formalmente una figura y clasificarla de acuerdo

a unos tipos, pero es problemático acceder al signi-ficado simbólico que encierra. La representación hu-mana paleolítica constituye el grupo temático menosnumeroso y de más difícil discriminación formal enun número elevado de situaciones. Existen represen-taciones femeninas, masculinas e indeterminablesen las que la escasa resolución anatómica impidediscriminar el género. También existen representa-ciones mixtas que combinan caracteres humanos yanimales. Casi siempre se presentan desnudas, sinindumentaria o adorno corporal, y se identifican porlos rasgos faciales o por el carácter vertical del cuer-po (7-9).

  Hoy en día la investigación arqueológica yantropológica permite conocer de manera objetiva elmodo de vida de nuestros ancestros e interpretar encierto modo su pensamiento y su manera de sentir. Lareconstrucción de épocas prehistóricas emplea hue-sos, piedras, pinturas, conchas, carbones y un sinfínde otros restos como bienes documentales para poder

alcanzar un conocimiento de cómo vivían nuestroscongéneres paleolíticos, así como de sus actitudes yde su pensamiento. Pero los documentos que mayorinformación generan para comprender la morfología y fisiología humana de los cazadores recolectoresdel Paleolítico superior que habitaron Europa desdehace aproximadamente 40.000 a 12.000 años, secentran en los grabados, pinturas y dibujos que hanperdurado en cuevas con arte y abrigos y rocas alaire libre decorados, así como en huesos, astas ypiedras que aquellos hombres y mujeres emplearoncomo soporte gráfico. El estudio del arte paleolíticoproporciona muchas pistas acerca de cómo se com-portaban aquellos individuos. Tanto su interés por lareproducción como su sexualidad ha quedado pa-tente en muchas de sus obras (10,11). De hecho yalos estudiosos clásicos del arte paleolítico quedaronfascinados por el marcado interés que estos hombres y mujeres mostraron por la representación de los ca-racteres sexuales (12,13).

La Sexualidad representada en el arte pa-leolítico

  No resulta extraño que unos observadorestan hábiles de los fenómenos naturales y del mundoanimal fueran conscientes de que cópula, preñez yparto componían un ciclo procreativo. Así, aunquegeneralmente se acepta que en el Paleolítico superiorla sociedad era matriarcal y que el varón no era co-nocedor de su papel en la impregnación ni en la pa-ternidad, hemos presentado una serie de hallazgos y lugares que nos hacen pensar que tanto hombrescomo mujeres estaban preocupados por la reproduc-ción, que eran conscientes de su papel en la procrea-ción, y que entendían la fertilidad y la vida sexual de

la pareja (10). No cabe duda de que la reproducciónhumana en épocas de máximo frío glaciar constituyeuno de los mejores ejemplos de la capacidad adap-tativa de la raza humana. De hecho, la evolución denuestra especie no sólo se ha llevado a cabo por lasupervivencia de los más aptos, sino también por laselecciones sexuales que hicieron nuestros antepasa-dos.

Para los autores que llevaron a cabo las re-presentaciones, procreación y sexualidad estabanbien diferenciadas, puesto que existen imágenescon alto contenido erótico, algunas de carácter no

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reproductivo. Además, algunos lugares especialesacumulan numerosas representaciones donde la ge-nitalidad se encuentra reiteradamente expresada.Podría darse el caso de que algunos de estos lugaresrepresentasen santuarios o escuelas de sexo dondese enseñaron tácticas de reproducción (11,14). Loque no cabe duda es que, al igual que sucede hoy,

sexualidad y reproducción se complementaban en lamente de estos hombres (10).

Las representaciones genitales masculinasen el arte paleolítico

  Lo primero que debemos reconocer es quelos materiales gráficos no son todo lo numeroso quese quisiera. Podríamos especular sobre el por quéde esta escueta representación, que parece ir ínti-mamente ligada a la escasa presencia de la figurahumana en el corpus del Paleolítico superior. Se hanpropuesto diferentes explicaciones, pero todo pareceapuntar que en la consideración zoocéntrica de lassociedades superopaleolíticas, con las escasas alu-siones a lo antropomórfico, parece estar la repuesta.

Pero tampoco debe dejar de mencionarse la inter-pretación que propone que la representación de lafigura humana, tal como ocurre en otras culturas, pu-diera estar condicionada por aspectos religiosos oculturales (2).

  Pocas figuras muestran atributos sexuales cla-

ramente masculinos, dígase la verga o la bolsa escro-tal. Pero realmente su baja representación numéricapuede encontrarse sesgada, puesto que el grupo derepresentaciones humanas indeterminadas incluye nu-merosas imágenes que no presentan senos y que pu-dieran considerarse en algunos casos prototipos de lomasculino. En la mayor parte de estos grabados y pin-turas destaca el carácter itifálico o erecto del pene.

En la actualidad se conocen en torno a 25-30ejemplos de seres itifálicos paleolíticos y la interpreta-ción que puede hacerse de la representación de estospersonajes con erección manifiesta es múltiple (4,10).

La valoración más directa que han hecho losantropólogos y los expertos en arte paleolítico relacio-na el carácter inhiesto de estos personajes con su fer-

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FIGURA 1. Antropomorfos pintados con ocre rojo sobre pared de cueva: Le Portel, (A): pintado alrededor de unaforma fálica predeterminada por un relieve estalactítico, y Tito Bustillo, (B): realizado sobre una cortina estalagmíti- 

ca con la región genital marcada.

A B

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tilidad, puesto que la consecuencia del estado eréctiles la eyaculación, y a su vez de ésta la inseminación y sucesivamente la potencial reproducción. Tambiénpara algunos autores este tipo de representacioneshumanas pudieran tratarse de elementos de virilidad,e incluso traducir un fondo simbólico de dominaciónmasculina tanto respecto a sus semejantes como al

entorno, lo que explicaría algunas asociaciones dehumanos itifálicos con animales. No obstante, aun-que en algunos casos esta interpretación pudiera sercierta (15), su carácter generalizado resultaría pocoprobable, porque de ser así el número de imágenescon el miembro en actitud eréctil debiera ser numéri-camente mayor.

  En algunos casos el carácter erecto es undeterminante de importancia en la representación ypuede considerarse el significado primordial de lamisma (4). Algunos ejemplos muestran el aprovecha-miento de formaciones de calcita para figurar el sexomasculino como elemento central sobre el que se re-creó el resto de la figura. Es decir, en la cueva france-sa de Le Portel en dos ocasiones el artista eligió crearla representación de la forma humana alrededor deun saliente de la roca, que representa de manera na-tural el pene en erección (Figura 1), presumiblementebien visible con la tenue luz de la lámpara que entreluces y sombras deja ver el resto de la figura humana(16).

Una de estas dos figuras muestra ademásuna línea natural que comienza en el saliente naturalque se reconoce como falo, representando tal vez elpropio acto miccional o incluso la emisión de semen.Sin duda, estos ejemplos de aprovechamiento demorfologías naturales y de interacción gráfica entreel artista y el soporte, representan la importancia de-terminante en la mente del artista de la forma fálica y de su función respecto a la forma humana global.

En estos casos y en otros ejemplos el falo ocupa unlugar prioritario en el sentido de la representación(10-12).

Las representaciones en las que se aprecianrasgos explícitos, e incluso trastornos, delpene y de los testículos

  En oposición al grupo de estatuillas femeni-nas conocidas como “venus” que pueden considerar-se una manifestación transfronteriza y generalizada

en época gravetiense (en torno a 25.000 años) (17-20), las estatuillas masculinas de la misma épocaaparecen sin una continuidad en su repartición es-pacial desde Francia hasta la República Checa (21).El reducido número de estas esculturas masculinas nopermite alcanzar una clara interpretación acerca delas mismas. La más expresiva de ellas es una peque-ña figura de miembro descomunal conocida como el“Priapo de Laussel”, perdida en la actualidad y a laque haremos mención en otro apartado posterior deeste artículo (Figura 2). En ella la erección y tamañodel pene no deben valorarse desde el punto de vis-ta anatómico, sino mejor desde un prisma simbólico

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FIGURA 2. Calco del “Priapo” hallado en Laussel enun estrato gravetiense (en torno a 22.000 años).

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como reflejo manifiesto de la masculinidad y, posi-blemente, de la potencia reproductora, en relacióndirecta con el simbolismo de la mayor parte de lasrepresentaciones femeninas encontradas en el mismocontexto. Existen otras estatuillas masculinas perosus genitales están menos exaltados, como la figuramasculina de Brassempouy o la figura del yacimiento

checo de Brno II con pequeño bulto escrotal saliente.Esta última figura apareció curiosamente asociada aun esqueleto masculino enterrado con restos de faunade rinoceronte, caballo y mamut, ocre, discos y másde 600 piezas de collar (2).

  Se han descubierto imágenes escultóricas depenes aislados que realmente constituyen bajo relie-ves grabados en fragmentos rocosos desprendidos,procedentes del abrigo de Laugerie-Haute y de Ser-geac, ambos en Dordogne y de cronología grave-tiense (en torno a 25.000 años) (Figura 3). Son, nosólo muy antiguos, sino también muy infrecuentes sise comparan con las mucho más frecuentes represen-taciones vulvares realizadas con la misma técnica yen la misma época. Curiosamente, en ambos casosexiste también una imagen vulvar complementaria.En el yacimiento de Laugerie-Haute la imagen vulvarfue hallada en otro bloque de dimensiones parecidas

en el mismo estrato y tiene una morfología diferentea las vulvas triangulares. De hecho muestran los la-bios y el clítoris, por lo que se trata de una imagenmuy realista, presumiblemente en fase de excitaciónsexual. En Sergeac la vulva aparece en el mismo blo-que en el que se grabó el falo y junto a una imagende oquedad o cazoleta, de significado incierto.

También son escasos, aunque algo más nu-merosos, los ejemplos de sexo masculino aislado gra-bados en las paredes rocosas de las cuevas (Fronsac,Bédeihac, Bara-Bahau, Les Combarelles, Los Casares,Chufín) (Figura 4). Su cronología es incierta, puestoque no proceden de estrato arqueológico y ademásel grabado es prácticamente imposible de datar concerteza, pero podrían ser desde época gravetiense asolutro-magdaleniense.

  En todas estas cuevas existen también gra-bados de formas vulvares, que pueden entendersecomo representaciones genitales femeninas comple-mentarias a las masculinas. Haremos mención ex-plícita más tarde al falo de Fronsac y a uno de losfalos representados en Casares, puesto que muestranuna morfología peculiar que pone en evidencia elhallazgo de trastornos o patología genital y por ellopueden representar el primer registro gráfico de en-fermedad “urológica”.

  Por otro lado, los soportes muebles con mor-fología fálica son algo más numerosos y también mu-cho más espectaculares. En algunos la forma fálica

va acompañada de grabados de animales o signos yotros parecen formar parte de un conjunto de utensi-lios, antes conocidos como bastones de mando y hoycomo bastones perforados, con al menos uno de sus

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FIGURA 3. Bloques con falos grabados de cronología gravetiense (en torno a 25.000 años) hallados en los abri- gos de Laugerie-Haute (A) y de Sergeac (B).

A B

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extremos en forma de glande. La pieza incompletahallada en Gorge d’Enfer tiene doble forma fálica ycada uno de ellos muestra el glande y el meato ure-tral (Figura 5).

  En otros yacimientos entre los que destacanBlanchard, Roc de Marcamps, Isturitz o La Madeleinese han encontrado piezas individuales con carácterfálico, casi todas en forma de pene en erección evi-dente con el prepucio retraido o circuncidado (Figura6). Algunos autores han querido ver en este tipo deestructuras mobiliares de carácter fálico posibles ins-trumentos rituales, incluso tal vez elementos masturba-torios o “dildos” (10,11).

  Las representaciones grabadas y pintadashumanas masculinas de todo el individuo con men-ción expresa de los genitales, bien en soporte pa-

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rietal o mobiliar, son más numerosas que las repre-sentaciones aisladas del órgano viril. Son ademáscasi siempre de cronología magdaleniense (en tornoa hace 13.000 años). Entre estos yacimientos desta-can Les Combarelles, Saint-Cirq, Altamira, Hornos dela Peña, Ribeira de Piscos, Le Portel, La Madeleine,Addaura, Isturitz, Mas d´Azil y La Marche. En esteúltimo lugar se recuperó un importante lote de placasgrabadas con figuras masculinas, algunas de las cua-les pueden incluso considerarse retratos. La represen-tación evidente del pene o de la barba, así como dedetalles anatómicos como los ojos, la boca, la nariz ylas extremidades, hacen de este conjunto uno de losprincipales documentos para conocer la concepciónde la fisonomía humana vista por ojos paleolíticos

(22).

Los motivos masculinos con el sexo notoria-mente representado son relativamente abundantes.Los encontramos desde Portugal hasta Italia, pasandopor los dos países con mayor concentración de mues-tras artísticas paleolíticas, España y Francia. A pesarde que la mayor parte de las representaciones geni-tales masculinas se centran en el trazado del pene, elescroto aparece destacado en algunos ejemplares deAddaura, en el hombre-bóvido de Gabillou, en la có-pula del Abri Murat o en el enigmático hombre-ciervo

o también llamado “Dios” de Trois-Frères, en el que sepone de manifiesto el proceso de animalización de lafigura humana (Figura 7). Este fenómeno también seobserva, aunque de manera no tan clara, en el perso-naje de faz simiesca del fragmento de disco de Masd´Azil (Figura 8). En todos estos casos se diferencianetamente el hipogastrio y la región genital en la quedestaca el pene y la bolsa escrotal (4). Curiosamentela mentalidad antropomórfica que domina estas re-presentaciones hace que la representación humanatenga unos caracteres que representen hábitos o des-trezas relacionadas con el carácter animal asumidopor el hombre. Así, el hombre-ciervo de Trois-Frères

FIGURA 4. Sexo masculino aislado de cronología incierta grabado en la pared rocosa de la cueva de Fronsac (A)y de Chufín (B). El primero muestra edema en prepucio estrangulado por anillo fimótico (parafimosis).

FIGURA 5. Doble falo sobre fragmento de bastónperforado procedente de Gorge d’Enfer, de cronología

Magdaleniense (en torno a 13.000 años).

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tiene ojos y oídos de lechuza y genitales y cola defelino. No es extraño por tanto que el testículo seapequeño y próximo al ano, y el pene péndulo (tal ycomo sería esperable en un félido) (Figura 7). Este

ejemplo pone en evidencia que la representación pun-tual de una morfología representada puede dependerde otros condicionantes y que, por tanto, debe seranalizada con cierta flexibilidad.

Representación expresa de fimosis 

La morfología del pene según se expresa enestas representaciones genitales también es suscep-tible de análisis y valoración, sobre todo en lo querespecta a la posible presencia o ausencia de pre-pucio y al estrechamiento puntiagudo del miembroviril con morfología fimótica. Fimos significa anillo engriego. La definición de fimosis viene determinadapor la presencia de un anillo prepucial que se ponede manifiesto al retraer el prepucio. Por ello, en el es-

tado de erección la representación de un pene afila-do o apuntado se corresponde con un pene fimóticoen el que no puede observarse el glande descubierto.Aunque ciertamente éste es un aspecto difícil de va-lorar, ya que las ligeras variaciones gráficas en elcontorno del extremo final del pene no tienen porquéestar necesariamente relacionadas con un realismoanatómico explícito. Existe terminación apuntada delpene, presumiblemente de carácter fimótico, en la lla-mada cópula de Murat, en la escena del pozo de Las-caux, en el sujeto 109 de Gabillou, en los hombresde Addaura, en los sujetos 34 y 39 de La Marche,en Laugerie-Basse, en Tuc d´Audoubert, en el “peque-

FIGURA 6. Varias piezas individuales de arte mobiliar con carácter fálico erecto y prepucio retraído o circuncidado, halladas en diferentes yacimientos y de cronología diversa. La pieza de Forne du Diable 

(segunda empezando por la derecha) sugiere la existencia de fimosis parcial aunque no impide la retracciónprepucial completa durante la erección.

FIGURA 7. Antropomorfo conocido como hombre-cier- vo de Trois-Frères, con pene y escroto compatible con

morfología de felino.

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ño bisonte” de Trois-Frères y en Les Combarelles. Enocasiones una morfología aparentemente fimóticadel pene refleja simplemente el estado de flacidez,como sucede en la estalactita decorada con ocre deTito Bustillo y no representa necesariamente esta pa-tología (Figura 9) (10). Ahora bien, una morfologíaapuntada en el contexto de una erección plena seña-

la necesariamente la existencia de fimosis persistente y de ausencia de retracción prepucial (Figura 10).

Representaciones que sugieren una culturade retracción prepucial

  Evidentemente, no podemos asegurar losorígenes reales de cuándo se desarrolló el rito dela circuncisión. Sabemos que existen referencias ex-presas en el Antiguo Egipto que señalan este ritual.Aunque en el apartado anterior hemos enumeradolos ejemplos de imágenes de penes con fimosis, enalgunos otros ejemplos de representaciones paleolí-ticas que muestran explícitamente el falo podemosal contrario inferir que no se trata de penes fimóti-cos. Desde luego que no resulta imprescindible lacircuncisión para poder retraer el prepucio y quela simple rotura del frenillo permitiría en la mayoríade los casos la retracción prepucial en el estado deerección. Ahora bien, se trate o no de penes circun-cidados, resulta significativo poder establecer si entiempos paleolíticos ya existía la propia esencia deuna cultura que favoreciese la higiene y la retrac-ción prepucial.

  A diferencia de las representaciones señala-das de falo erecto con fimosis evidente existen otrasfiguras en las que la terminación del falo tiene unaforma redondeada entre las que destacan las repre-sentaciones de Mas d´Azil, Pergouset (el hombre

FIGURA 8. Antropomorfos de cuerpo completo enerección representados sobre fragmentos óseos: huesode Lourdes (izquierda) y fragmento de disco (derecha).

FIGURA 9. Forma natural en cueva pintada con ocreque remedan pene fimótico o en estado de flacidez.

FIGURA 10. Antropomorfo abatido con pene fimóticoen erección representado en la escena del pozo de

Lascaux.

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acéfalo), Lourdes (el “grotesco”) (Figura 8), Altamira y Sous-Grand-Lac. En otros casos, como sucede enel llamado Dios de Trois-Frères, en el sujeto 60 deMarche, en Ribera de Piscos, en el pequeño Brujo deLascaux, en Enlène, en Lourdes, en Los Casares, enSaint-Cirq y en Hornos de la Peña, el glande descu-bierto es muy patente; incluso estando el pene tanto

en estado de semi-flacidez (Figuras 7 y 11), como deerección (Figuras 10 y 11), o incluso en plena eyacu-lación (Figura 12) o penetración (Figura 13).

  Pero el principal argumento para pensar queen época paleolítica existía una cultura de retracciónprepucial procede del análisis morfológico de loselementos fálicos del arte mobiliar. De hecho, algu-nas de las piezas con morfología peneana tienen unperfecto detalle anatómico (Figuras 5 y 6). En todosellos la verga se encuentra en erección patente y enla mayoría de estos ejemplares es igual de patente laforma del glande descubierto y la ausencia de ani-llo fimótico que permiten especular la ausencia delprepucio, lo que permite aventurar posibles prácticasarcaicas de circuncisión o, al menos, una indiscutiblecultura de retracción prepucial. Ahora bien, por el

contrario, las formas fálicas halladas el La Magdelei-ne y en Le Forne du Diable presentan una morfologíaapuntada y los surcos grabados en el falo de le Fornedu Diable sugieren la existencia de fimosis parcialque no impide la retracción prepucial completa du-rante la erección (Figura 6). Esta auténtica esculturapracticada en asta de hueso va de la mano de otro

ejemplo representativo al que seguidamente nos re-feriremos, puesto que una fimosis puede generar uncuadro de parafimosis con la erección mantenida.

Trastornos del pene: Parafimosis y Supura-ción

  Además del mencionado falo grabado enasta de cuerno de La Forne du Diable en el que seaprecia un pene con prepucio parcialmente fimótico,que sufre estrangulamiento por la erección mantenidacon pliegues evidentes en forma de surcos en el restode la piel que cubre el pene (Figura 6), existe un gra-bado parietal en la cueva de Fronsac que evidenciaun claro ejemplo de parafimosis, es decir, un pene enerección con edema en el prepucio estrangulado por

FIGURA 11. Antropomorfos grabados sobre pared de cueva en los que se aprecia el pene con el glande descu- bierto: Saint-Cirq en estado de semi-flacidez del pene (A) y Hornos de la Peña con pene en erección y caracteres

híbridos de diversos animales (B).

A B

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el anillo fimótico (Figura 4), próximo a una series derelieves femeninos vistos de perfil. Esta manifestaciónpone en evidencia varias cosas. En primer lugar, laenorme capacidad de observación de quien la ejecu-tó y su habilidad para llevar a cabo una descripciónanatómica precisa. En segundo lugar, que la posibleexistencia de una cultura de retracción prepucial no

era universal. Ahora bien, esta imagen, fácil de apre-

ciar en el entorno en el que fue creada -puesto que elarte rupestre a veces se ejecuta en un lugar en el quemuy difícilmente puede ser visto y otras veces se llevaa cabo en sitios manifiestamente visibles, como es eneste caso- pudo ser una llamada de alerta al peligroasociado a la erección mantenida en quien tiene unpene con fimosis. No olvidemos que este trastorno,

una parafimosis, hoy fácil de resolver, en un entornopaleolítico pudiera haber supuesto una tragedia dig-na de ser mencionada en un grabado visible a losojos de otros congéneres.

  Por otro lado en la cueva de Los Casares,(Guadalajara), existe una imagen grabada que pue-de representar un pene con supuración uretral. Porotro lado la proximidad de una probable representa-ción vulvar hace pensar que esta imagen constituyauna representación de la emisión seminal, de formaparecida al grabado mencionado en Ribera do Pis-cos. Incluso podría tratarse también de una formanatural de la roca. Desconocemos en qué momentola supuración genital puede haber afectado a la hu-manidad, pero lo mas probable es que la gonococia y otos procesos de balanitis y uretritis hayan afectadoal hombre desde siempre. Esta cueva de Los Casarestiene la peculiaridad de mostrar numerosas formashumanas de cronología premagdaleniense, algunascomponiendo escenas de vida familiar que incluyencoito (Figura 13) y otras escenas de grupo. No cabeduda de que constituye uno de los documentos másantiguos de representación de grupos humanos paralos que las tácticas reproductivas constituyeron una

preocupación fundamental.

Trastorno de los testículos

  Como hemos mencionado el escroto es me-nos patente que el falo en la mayoría de las represen-taciones, lo que dificulta su expresión tanto normalcomo patológica. Aún con todo, ya se ha señaladoque la morfología variable de la bolsa escrotal quedamanifiesta en diversos grabados y pinturas. A excep-ción de una pieza curiosa de arte mueble no existe

constancia a día de hoy de que existan representa-ciones que manifiesten patología escrotal o testicularevidente. Se trata de la estatuilla conocida como el“hermafrodita” de Grimaldi (18).

  A orilla del mar Mediterráneo, a escasos me-tros de la frontera con Francia, se han recuperadoen Grimaldi desde finales del siglo XIX al menos 10figuras atribuidas a venus. Entre ellas destacan tresejemplares: la Polichinela, con vientre redondo y es-férico, nalgas muy salientes y vulva abierta; la venusgrávida del rombo; y la venus del bocio, denomina-da así por su ancho cuello, que muestra tanto vientre

FIGURA 12. Calco del antropomorfo de ribera doPiscos (Foz Coa) en actitud de eyaculación.

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grávido como vulva abierta, lo que probablementereincide en el carácter de fecundidad activa.

El ejemplar al que ahora queremos hacermención, el “hermafrodita”, es menos conocido. Tie-ne como el resto un pequeño tamaño y se esculpió

en esteatita verde translúcida (Figura 14). Carecede rasgos de obesidad y reúne elementos tanto fe-meninos como masculinos. Destaca especialmente elvientre redondo y un amasijo amorfo sobre la regióngenital que recuerda una bolsa escrotal de tamañoenormemente desproporcionado y que el individuosujeta con sus manos.

  Inicialmente se consideró un hermafroditade hábito femenino con genitales externos masculi-nos, por lo que fue denominado “hermafrodita deGrimaldi”. Esta visión simplista no tiene base alguna y bien pudiera representar un hombre con patología

escrotal como una hernia, un hidrocele o un tumortesticular gigante; o una mujer pariendo expulsandoel feto; o una mujer sujetando algún tipo de elemen-to masturbatorio, o por incluso la ejemplificaciónexpresa, aunque poco realista, de un acto coital.Objetivamente se trata de una figura que no tienecarácter expresamente femenino, puesto que carecede esteatopigia, pechos voluminosos o vulva patente, y que muestra una “bolsa escrotal” de dimensionesgigantescas, como si se tratara de una patología

genital masculina ocupante de volumen (hidrocele,hernia, tumor o filariasis) evolucionada.

El mito de Priapo en sus orígenes

  Las bases etiopatogénicas del priapismocomo proceso mórbido que se manifiesta en formade erección dolorosa y anormalmente mantenida,son múltiples. Muy probablemente en época paleo-lítica existiera priapismo igual que hoy, secundarioa estados de hipercoagulabilidad o de trastornos he-matológicos variados. Por ello, cabe la posibilidad

FIGURA 13. Calco del antropomorfo de Casares(Guadalajara) con pene de gran tamaño y glandedescubierto en actitud coital.

FIGURA 14. Estatuilla conocida como el “hermafro- dita” de Grimaldi que muestra una probable masaescrotal evolucionada. Visión anterior (izquierda) y

posterior (derecha).

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 J. Angulo Cuesta y M. García Díez.

de que esta infrecuente situación fuese observadaocasionalmente y trasmitida entre las personas enépoca paleolítica. Podemos imaginar lo impactanteque habría sido presenciar este problema, que pro-bablemente hubiese acabado en tragedia.

El mito de Priapo, que toma la forma de un

varón dotado de un falo desmedido, no se conocesólo desde la antigüedad clásica, sino que tambiénexisten referencias gráficas en época egipcia a laerección permanente del dios Amón asociada a ritosde fecundidad. De hecho, es posible que el mito dePriapo sea tan antiguo como la propia humanidad y que tenga un origen en el subconsciente colectivo, y en los complejos y deseos ocultos asociados a lapropia apreciación del tamaño del falo.

Como hemos señalado ya, una de las másllamativas y evidentes esculturas expresamente mas-culinas del Paleolítico superior se encontró en el ya-cimiento francés de Laussel, en el mismo contextocrono-cultural gravetiense (en torno a 25.000 años).Tiene poco más de 35 centímetros de alto y 11 cen-tímetros de ancho y se realizó sobre caliza. Se de-nomina comúnmente el “Priapo de Laussel”, puestoque presenta una verga apuntada de dimensionesexageradas y un saco escrotal del que se destacaronlos dos testículos en asimetría. La verga es descomu-nal, deforme y su colocación no es correcta, debidoa que parece arrancar de la base de las extremida-des inferiores. Las enormes dimensiones del órganosexual y su incoherente posición anatómica inducen

a pensar que la representación centra toda la aten-ción en el pene erecto y no en el individuo (Figura 2).Probablemente la erección y el tamaño del pene nodeben valorarse desde el punto de vista anatómico,sino desde un prisma simbólico como reflejo manifies-to de la masculinidad y de la potencia reproductora,de manera análoga a tal y como puede intuirse delos caracteres femeninos expresos en la mayor partede las representaciones femeninas encontradas en elmismo contexto.

El aprovechamiento de las formaciones de

calcita para figurar el sexo masculino, que hemosseñalado en la cueva francesa de Le Portel, repre-sentan también que en la concepción del artista laforma fálica es determinante respecto a la forma hu-mana (Figura 1). De forma similar, en la galería delos antropomorfos de la cueva de Tito Bustillo existeotra representación de una figura humana pintadaen ocre sobre una pequeña cortina estalagmítica queno muestra atributos femeninos y que tiene la regióngenital como única zona del cuerpo resaltada, pues-ta en evidencia por un punto ancho que seguramen-te representa el falo en visión frontal (Figura 1). Esdecir, tanto en las figuras humanas de Portel o Tito

Bustillo, lo mismo que en la escultura de Laussel, elfalo ocupa un primer lugar en el sentido de prioridadde representación.

Estos ejemplos señalan la importancia extre-ma de la erección manifiesta en la representaciónmasculina y pudieran incluso representar de alguna

forma la existencia del mito de Priapo en la menta-lidad súpero-paleolítica. De hecho, hacen pensar enque la erección del personaje tiene un carácter pri-mordial que supera el sentido de la virilidad e inclusoel simbolismo de lo fecundo (23). Realmente no existeun base que confirme la existencia de este culto enépoca prehistórica, pero el carácter desmedido delas dimensiones del miembro recuerdan a las repre-sentaciones clásicas de Dionisios o de Priapo.

El significado de la erección en la mentali-dad del Paleolítico superior 

Resulta difícil expresar realmente lo que sig-nificaba la representación de la erección en la men-te de los hombres y mujeres del Paleolítico superior,aunque no cabe duda de que la reiteración con laque el carácter eréctil ha sido expresado a lo largodel corpus paleolítico señala que este proceso fisioló-gico tenía un significado especial en su concepciónsocio-cultural del mundo. No cabe ninguna duda deque, a pesar de que el arte paleolítico se caracterizapor la casi total ausencia de elementos expresivos y narrativos, la erección se encuentra explícitamente

representada en numerosas ocasiones (24).

Otra observación derivada del arte paleolí-tico reside en el hecho de que la erección a menudose expresa como un carácter antropomórfico. Es de-cir, a la sociedad de los últimos grupos cazadores-recolectores la podemos denominar zoocéntrica, conalusiones antropomórficas. Lo animal y lo humano seconfunden en algunas representaciones. La presenciade rasgos claramente humanos en figuras animaleslleva a considerar la existencia de una mentalidadantropomórfica propia de los grupos del Paleolítico

superior, que se manifiesta en la creación cultural deseres híbridos o quimeras, que unen atributos propiosde diferentes especies (león-hombre, hombre-bisonte,hombre-ciervo), en las que casi de forma universalse encuentra lo humano representado especialmentepor dos características: la bipedestación o verticali-dad y la erección u horizontalidad. La humanizaciónde algunas figuras animales también parece estre-chamente vinculada con un trasfondo social totémicoen el que los grupos se identifican con un animal. Enel fondo se trata de dignificar al hombre confiriéndo-le características propias de un animal, como lo ha-cen grupos primitivos actuales de tribus indias que se

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agrupan en clanes representados por animales. Nocabe duda de que la potencia o capacidad eréctil esuno de los atributos destacados casi de manera uni-versal, una característica digna de mención expresa,pero aportada por el hombre o por el animal.

  Lo que sí queda claro después de analizar

las representaciones fálicas del arte paleolítico esque quienes las llevaron a cabo, tanto sobre paredesde cueva como en objetos de hueso y piedra concarácter mobiliar, eran perfectos conocedores de laanatomía y del fenómeno fisiológico de la erección.Algunas piezas muestran las características propiasde la ingurgitación peneana con distensión de loscuerpos cavernosos y marcados pliegues en el glande(Figura 6). Incluso se representa en varias ocasionesla erección femenina; en Bedeilhac se ha modeladoen arcilla una vulva con el clítoris erecto recreadopor una estalactita clavada, o en el bloque gravetien-se de Laugerie Haute que se encontró en el mismoestrato que la mencionada placa con representaciónfálica ya descrita previamente en este artículo y quemuestra el clítoris ingurgitado y los labios menoresentreabiertos, posiblemente en señal de excitación ode orgasmo femenino. Estos hechos revelan sin dudauna perfecta observación de los fenómenos del orga-nismo.

  Aunque es lógico a nuestros ojos actualespensar que la erección podría representar poder,dominancia, fecundidad, masculinidad,... no existeninguna evidencia que lleve a pensar que en la men-

talidad paleolítica la erección simbolizara este tipode implicaciones, derivadas de nuestra visión actualde la genitalidad en una sociedad con talante ma-chista. La evidencia de que en otras épocas históricasel falo erecto tiene una significación distinta, implicaque el contenido cultural de este fenómeno es va-riable según el condicionamiento socio-cultural. Porejemplo, en época romana el falo erecto era símbolode alegría, buen recibimiento o incluso fortuna. Muyprobablemente en época paleolítica el fenómeno dela erección pudo tener otro significado totalmente di-ferente y difícil de descubrir, debido a que las eviden-

cias de las que disponemos son muy escasas.  De forma general se admite que el arte pa-leolítico expresa signos de significado incierto y figu-ras, generalmente representaciones de animales, queno muestran escenas narrativas. Ahora bien, existenalgunos ejemplos que demuestran que esta observa-ción tiene ciertas excepciones, entre las que quere-mos destacar: el disco de Mas d’Azil que muestra unoso dando un zarpazo a un hombre (Figura 8) y enel anverso del mismo se aprecia un cazador que pa-rece partir de cacería (4); la escena de Addaura, enla que dos hombres se encuentran atados e inmovili-

zados en el suelo rodeados por otros individuos quedanzan en torno a ellos, posiblemente a punto de serejecutados (25); o la escena de Lascaux que mues-tra un cazador abatido por un bisonte eviscerado alque acaba de clavar una azagaya (Figura 10) (4).Estas tres escenas tienen en común el hecho de quelos hombres representados se encuentran en peligro,

muy probablemente incluso afrontando el trance dela muerte. Curiosamente, todos ellos se encuentranen erección, de lo que podemos inferir que el fenó-meno fisiológico de la erección y del orgasmo podríaasociarse en la mentalidad paleolítica con el trans-curso a la otra vida, o entenderse como un elementode trance chamánico, tal vez inducido en ocasionespor la ingesta de brebajes como los que emplea elchamán al entrar en éxtasis (26).

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BIBLIOGRAFÍA y LECTURASRECOMENDADAS (*lectura de interés y **lectura fundamental)

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