historias de resiliencia comunitaria

17
Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Upload: others

Post on 18-Jul-2022

1 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Historias de

RESILIENCIA COMUNITARIA

Page 2: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Historias de resiliencia comunitaria©2021, Practical ActionRazón social: Practical ActionDomicilio: Av. Aramburú 166, oficina 2a, Miraflores, Lima - PerúTeléfono: (511) 441-2950Correo electrónico: [email protected] / infoinundaciones.com

Elaboración: Programa de Resiliencia ante Inundaciones de Practical ActionRevisión: Miguel Aréstegui, Miluska Ordoñez, Abel Cisneros y Cinthia AlmeidaProducción editorial: Giorgio MadueñoCorrección de estilo: Laura de la CruzFotografías: Abel Cisneros y Giorgio MadueñoImagen de portada: Dibujo por Cecilia Clavero - Chaclacayo

Hecho el Depósito Legal en la Biblioteca Nacional del Perú N° 2021-08482Impreso: Litho & Arte S.A.C.Dirección de la imprenta: Jr. Iquique N° 026 Breña Tiraje: 1000 ejemplaresAgosto, 2021

Este documento se produjo en el marco del proyecto “De lo cotidiano a lo extremo: Fortalecimiento de la resiliencia a las inundaciones repentinas frecuentes en Perú”,implementado por Practical Action y la Universidad de Bristol, con financiamiento de la Universidad de Bristol. Dibujo por: Dana Mia Apaza - Chaclacayo

Page 3: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

¡Conoce sobre el proyecto:

"DE LO COTIDIANO A LO EXTREMO"!

Este proyecto busca entender el comportamiento de

los huaicos, y fortalecer la resiliencia ante

inundaciones y huaicos en la cuenca del Rímac. Es implementado por Practical Action y la

Universidad de Bristol del Reino Unido.

¿Cómo fortalecer la resiliencia ante huaicos e inundaciones en

la cuenca del Rímac?

Conocer más sobre el riesgo:

Es necesario entender cómo ocurren físicamente los huaicos y las precipitaciones fuertes y de qué manera nuestra comunidad

está preparada para enfrentarlos.

Integrar conocimientos:

Técnicas como la cartografía, mediante drones, nos brindan información científica para elaborar modelos predictivos. Esto se

complementa con el conocimiento histórico y la experiencia vivida de los miembros o de las familias de la comunidad al fin de

desarrollar estrategias de mitigación y de respuesta ante una situación de desastres

por activación de un huaico.

Fortalecer capacidades:

El trabajo con las instituciones gubernamentales y las organizaciones de la sociedad civil involucradas en la

gestión del riesgo es fundamental para desarrollar un Sistema de Alerta Temprana que contribuya con el desarrollo local y la

resiliencia comunitaria.

1

2

3

Page 4: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

APRENDIENDO DEL PASADO:Relatos de desastres en mi comunidad

Por: Deniss Ramirez Machaca - Chosica

La hermosa Villa del Sol Chosica es un lindo distrito del departamento de Lima, caracterizado por su clima cálido; aquí es donde vivimos más de 20 años.

Hola, soy Deniss y soy chosicana de corazón, junto con mi familia somos emigrantes de la sierra del Perú y nos alojamos en Chosica. Aquí nacieron mis hermanos y así como nosotros muchas más personas de nuestra familia se quedaron a vivir en esta hermosa Villa del Sol.

Desde pequeña siempre recuerdo el lindo y cálido clima que siempre nos acompañaba, ya sea cuando salíamos a pasear en el parque central “El Emilio del Solar” (siempre con su gran estatua en el centro de este parque) o de ese sol privilegiado que teníamos cuando era primavera y paseábamos a los clubes campestres. Siempre nos cruzábamos con alumnos de colegios de Lima que nos visitaban para escaparse del frío de Lima;

muchos nos decían: “quién como ustedes que tienen sol todo el año”.

-Sí, tenemos sol todo el año, pero aquí también llueve, aquí tenemos huaicos, y dentro de nuestra ignorancia como niños decíamos: “¿en Lima hay huaicos?”

Yo tengo una hermana, y soy la mayor por 2 años, y desde que recordamos siempre hemos vivido en San Antonio (y aún vivimos), exactamente a una cuadra dando la espalda al cauce de la quebrada de Pedregal.

De pequeñas andábamos en el huaico para buscar cajas vacías de productos y jugar a la “tiendita” con los vecinos, siempre y cuando el cauce estaba seco, pero cuando llovía, le teníamos miedo.

La primera vez que experimentamos un huaico, estábamos muy pequeñas. Yo tenía 7 años y mi hermana 5, nuestra casa era

Page 5: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

de adobe y techo de plástico con estera; la lluvia era tanta que estaba filtrando el agua por el techo. Hasta que se escuchó un grito de: ¡huaico, huaico!, acompañado de un fuerte sonido de un pito. Vimos a mi madre coger la maleta más cerca que tuvo y salimos con lo que teníamos puesto encima rumbo al cerro, y junto con nosotras, nuestros vecinos. Todos subíamos hacia la parte más alta del cerro; algunos cargaban electrodomésticos, colchones, hasta muebles. Como si esperaran a que algo grande pase y arrase con todo.

En esta ocasión, este suceso no pasó a niveles mayores, y así fue cómo vivimos nuestra primera experiencia con el huaico de Pedregal.

Pero no fue la última, o al menos la que más nos afectó y dejó un recuerdo imborrable.

Claro está, no todo el año ni todos los años hay este fenómeno, pero quienes vivimos en Chosica ya tenemos esa premonición sobre en qué momento vendrá un huaico; ya sea por el clima o porque escuchamos truenos o hay lluvias fuertes por más de 3 horas seguidas.

Con mi hermana aprendimos a estar alertas cada vez que veíamos estas señales y así crecimos, y también nuestra familia. Nació mi hermano que es 13 años menor que yo, y así también con el tiempo, nuestra primera casa de adobe fue tomando forma a ladrillo y cemento; ya teníamos una puerta de fierro y no de lata como la primera, aún nuestro techo era de calaminas, pero era mejor que la de estera y plásticos; nuestra situación estaba mejorando.

Era una ventaja tener este tipo de techo porque podíamos calcular la intensidad de las lluvias, y eso nos tenía más alertas aún. Yo como la hija mayor, cuidaba de mis hermanos, parábamos solos en casa; mis padres trabajaban todo el día y llegaban de noche a la casa junto con mi hermana cuidábamos de nuestro pequeño hermano.Tenía 15 años y mi hermano iba a cumplir 3 años cuando pasó su primera experiencia con un huaico. A diferencia de nuestra primera experiencia, nuestra mamá no estaba con él; solo nosotros.

Recuerdo que esa tarde la lluvia no cesaba, y junto con mi hermana no dejábamos de estar alerta, y cada cierto rato recogíamos el agua de la lluvia que se empozaba en nuestra puerta, pero cada vez era más intensa la lluvia y las cantidades de agua que pasaban por la pista eran mayores.

De pronto y sin darnos cuenta, el huaico ingresaba a la casa de nuestra vecina, y de ella pasaba a nuestra casa; no nos dimos cuenta en qué momento empezó todo eso. Yo cuidaba la pista para impedir que el agua ingrese por ahí, hasta que oí el grito de mi hermana: ¡Deniss, está entrando el huaico a la casa!

Al llegar a lo más alto que podíamos, se lograba ver como olas grandes de color marrón. Pasaban por el cauce del huaico, arrastraban grandes piedras, hacían fuertes ruidos y movían la tierra. Es una sensación muy parecida a la de un temblor.

Cuando volteé la cabeza, vi cómo el lodo ingresaba por el costado de la casa de nuestra vecina y cómo invadía nuestra pequeña sala que a la vez era nuestro dormitorio.

El lodo llegaba hasta mi rodilla, veía a mi hermana desesperada y a mi pequeño hermano que en medio de su inocencia nos decía: “hermanas yo las ayudo”. Salí a pedir ayuda a mis vecinos, pero al igual que yo ellos también estaban tratando de cuidar y poner a salvo sus casas y sus familias.

Cuando regresé a casa, tomé a mi hermano y lo puse encima de la cama más cercana, calmé a mi hermana para que juntas intentemos impedir que más lodo ingrese

a nuestra casa, mientras los juguetes de mi hermano y todas las cajas de ropa que estaban debajo de las camas se llenaban de barro. Nuestras cosas flotaban en toda la sala. Pero nosotras seguíamos sacando fuerzas para cuidar nuestra casa, aquella que como familia nos costó levantar; entonces seguíamos buscando la forma de encontrar un desfogue del lodo. Mientras nuestros vecinos nos decían: “¡déjenlo, suban al cerro!” Pero decidimos no hacerlo y quedarnos hasta el último y salvar la casa y poner en buen resguardo a nuestro hermano; tal vez no fue la mejor decisión porque hoy, después de más de 14 años, mi hermano lo recuerda; aún de pequeño recuerda extractos de ese momento.

Dibujo por: Thiago Paucar - Chosica

Page 6: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Tal vez no fue la mejor decisión que como adolescentes tomamos, pero aprendimos que estando juntos como familia somos fuertes, que las adversidades existen, que nosotros elegimos vivir ahí y también debemos afrontarlo, hacernos responsables y tomar medidas preventivas para que no nos tomen por sorpresa estos desastres.

Ahora cada vez que tenemos temporadas de lluvia, nos colocamos ropa de abrigo, impermeable, zapatillas y ponemos a buen resguardo a mis sobrinos (ahora ellos son los pequeños en casa). Hasta un pluviómetro casero tenemos en el techo de la casa, que nos brinda una referencia de la intensidad de la lluvia.

Además, colocamos costales de arena en la entrada de la casa para dormir seguros por si algo fuera a suceder de noche.

Como familia aprendimos que la adversidad y un fenómeno natural no avisan, ni te envían un mensaje de WhatsApp para decirte que vendrán; somos nosotros quienes debemos estar preparados para cuando se presenten.

Dibujo por: George Ramírez - Chosica

Page 7: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

¿Cómo podemos ser una

COMUNIDAD RESILIENTE?

Conozcamos nuestros riesgos como comunidad.

Podemos aprovechar nuestras capacidades,

reducir las vulnerabilidades y gestionar nuestros riesgos.

Apliquemos buenas prácticas y aprendizajes

entre las comunidades y la población para

así empoderarnos.

Integremos diversos enfoques y disciplinas,

como inclusión, género, derechos y cuencas.

Fortalezcamos la organización

comunitaria para mejorar la capacidad de sus

líderes, sus recursos y conocimientos.

Impulsemos el diálogo político con las autoridades

de diferentes niveles que deben fomentar un entorno

propicio para reducir el riesgo de desastres a través de políticas, leyes y el apoyo

de las instituciones.

Recordemos que el conocimiento tradicional juega un rol fundamental

en la reducción del riesgo de desastres y

puede combinarse con el conocimiento científico

para integrar tendencias y propuestas tecnológicas.

Page 8: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Dibujo por: Pedro Pacheco - Chaclacayo

Page 9: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Por: Victoria Contreras Atanasio - Chosica

Era un domingo de reunión con la familia, ya que la mayoría descansa. Ese día acordamos limpiar a fondo toda la casa, el jardín y los corrales de los animalitos que mi madre cuidaba.

La familia estaba conformada de tres hermanos (2 mujeres y un varón), mi madre y yo. No había presencia de un padre, ya que abandonó el hogar.

Llegó el día lunes en que casi todos salen a trabajar y buscar un sustento para la familia. En aquel tiempo tenía 27 años, trabajaba y estudiaba una carrera técnica, y así ayudaba a mi madre para sostener la casa.

Ese día, como nunca, mis hermanos se quedaron en la casa porque ellos también trabajaban cuando había que ir.

La mayoría de los vecinos de mi calle tenían puestos en Chosica, ya sea de fruta o abarrotes, y la mayoría de ellos habían crecido y jugado cuando éramos niños y sabíamos que siempre de enero a marzo venían algunos huaicos, pero era usual y tenía su cauce.

Ese lunes que era 9 de marzo estuvo haciendo mucho calor, y contenta me fui a trabajar, porque tenía una venta que entregar. Como siempre, almorzamos a la 1 p.m. con los demás vendedores (eran 2) que también vivían en San Antonio.

Eran las 3 de la tarde, empezó a nublarse como siempre; en esa época, el clima era así, como hoy que sucede lo mismo. Ese día empecé a decir: “¡que llueva, que llueva que está haciendo calor!”. Al ratito empezaron

a guardar sus mercaderías, en la avenida Arequipa siempre había comerciantes informales como hoy en día.

En los centros comerciales, los vendedores empezaron a cerrar sus tiendas, incluso nosotros. Al rato empezaron a correr las personas de un lugar a otro y decían que venía huaico por todos lados. Al escuchar lo que decían empezó a sonar la sirena de bomberos, iban a Moyopampa porque había caído un huaico así como también en La Libertad, que llegó a todo Arequipa y llenó de lodo la pista hasta 28 de Julio. El río Rímac también había crecido, algunas personas decían que el río se había salido de su cauce. Asustada pensé en mi familia que vivía en la ribera del río.

Dejó de llover, las personas que pasaban por la avenida Arequipa iban apuradas y asustadas, algunas llorando desesperadamente. Me dije: “algo feo ha pasado para que las personas vayan muy mal”, en eso, una señora pasa gritando que: “San Antonio, San Miguel ha desaparecido”. Luego de escuchar aquel comentario, me puse nerviosa, pues ahí vive mi familia y de las demás vendedoras; no sabíamos qué hacer. Cerramos la tienda y caminamos para San Antonio, cuando llegamos al parque, vimos lodo en la esquina de Tacna y Cusco. Con razón veía a personas corriendo hacia Arica. ¡Qué horror! Lo que veía era como una película en vivo, solo empecé a implorar a Dios que no haya sucedido lo que muchas personas decían de San Antonio.

En el parque de Chosica, las personas no sabían a dónde ir. Por todo lado había lodo, nunca se vio tanta desgracia y lo peor era cómo llegar al lugar donde quería ir. No

había pase por ningún lado y nosotros estábamos preocupados por la familia. Nos calmamos para pensar cómo llegar a San Antonio; en eso vimos que por el cerro de San José subían personas para llegar y ver cómo cruzar al pueblo. Entonces subimos varios al cerro, asustados y llorosos. Al final estuvimos ahí donde todo era horror lleno de piedras y lodo, y no había casa que estuviera entera; la mayoría de casas estaban enterradas y otras desaparecieron, entre ellas mi casa. Solo la reconocí porque había un árbol de molle paradito y ninguna casa. Todas estaban enterradas. Me dije llorando: “¡¿cómo sucedió esto, si el huaico tenía su cauce?!”. Era lo más feo que vi en toda mi vida.

Casi la mitad del pueblo de San Antonio estuvo enterrado por piedrones y lodo, igual pasaba con el pueblo de San Miguel. Al no ver personas por ese lado y no poder cruzar, lo único que hicimos fue bajar por el borde de San Miguel. Porque hasta la torre de alta tensión que hubo en aquel tiempo tenía sus cables tirados y chispeando por el lodo. En eso, veo que una señora subía toda mojada y llorando, a medida que se acercaba la reconocí. ¡Era mi madre! Nos abrazamos como nunca.

UNA CAÍDA INESPERADA

Page 10: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Ella preguntaba sobre la casa y de mis hermanos: no sabía cómo decirle lo que sucedió con la casa, pero creo que ella intuía lo que pasaba. Solo le dije que por ese lado no había cómo cruzar al otro.

Por donde estuvo la torre de alta tensión, había una casa de dos pisos. Había subido Defensa Civil, quienes decían que en esa casa había dos señoritas y se habían quedado atrapadas en el primer piso. Luego de saber esto y de ver muchas casas enterradas pensé que muchas familias habían muerto por el desastre. Peor la mía que no había nada y mis hermanas estaban en mi casa. Era un horror pensar lo peor.

Mi madre y yo caminamos llorando por mis hermanos; sus animalitos y la casa ya no estaban. Llegamos a la carretera central y parte de lo que en aquellos años era la clínica Belén. También se llenó de lodo y seguimos yendo a la papelera, ahí vimos que el río Rímac había aumentado de caudal. Las personas que vivían cerca de la ribera salían de sus casas por miedo a que el río se desbordara.

Había muchas personas caminando por el ferrocarril y la mayoría vivían en San Antonio, Nicolás de Piérola y Sierra Limeña. Decían que por el puente Caracol se puede llegar al pueblo. En grupo avanzamos como si fuéramos zombis, pensando en llegar y saber de la familia. Estaba haciéndose de noche; luego de llegar al puente, algunos tenían linterna y eso alumbraba para todos. El puente estaba lleno de lodo, cruzamos y subimos por las calles de Tarazona y Sierra Limeña. Al fin llegamos a San Antonio a buscar en alguna casa a mis hermanos porque nos decían que vecinos del cerro habían albergado a algunos

damnificados de la parte baja. Mi madre estaba muy nerviosa y llorosa, yo buscaba a mis hermanas y no las encontraba. Al final, en un cuarto oscuro, al fondo de una habitación escuché la voz de una de ellas. Corrí con mi madre y nos abrazamos fuerte como nunca antes nos abrazamos, lloramos y a la vez estábamos alegres por encontrarnos. En esos cuartos también había personas que habían perdido a algún familiar. A mi vecina que vivía al lado, el huaico la arrastró y no pudo salvarse; sus hijos desconsolados estaban llorando.

Esa noche nadie dormía en aquella casa, creo que todos pensaban cómo será al día siguiente. No había luz en ningún lado, todo era vela; mis hermanos contaron cómo se salvaron porque mi casa estaba en la avenida Circunvalación. Uno de mis hermanos se quedó en la casa cuando el lodo empezó a entrar en ella y solo pudo salvar un televisor y una máquina de coser. Mi madre se molestó con él porque se pudo ahogar y morir por sacar algunas cosas. Bueno, siempre como jóvenes piensan que todo lo pueden hacer y salir bien.

Al día siguiente, ya calmados por el reencuentro y luego de saber que estábamos bien, salimos de la habitación, entonces me encontré con una imagen aterradora y cruel: había muchas cosas desaparecidas y enterradas. En algunos casos, solo veía los techos, especialmente esto pasaba en la parte baja de San Antonio y San Miguel.

Estuvimos un mes viviendo en carpas que nos dieron en la pampa (hoy se llama complejo San Antonio); lo importante es que hubo mucha ayuda. Hasta llegó el presidente García trayendo comida junto con el Ejército.

Luego de dos meses, regresamos a vivir al mismo lugar, ya que no tuvimos oportunidad de ir a otro sitio más seguro. Algunos sí consiguieron ir a un sitio más hospitalario, pero, de todas formas, hay vecinos que desconocen que el lugar donde vivimos es intangible y riesgoso.

Creo que el alud que hubo en nuestro pueblo fue el más devastador (9 de marzo de 1987). Tengo 55 años viviendo en este poblado pujante de vecinos que trabajamos duro para traer el elemento líquido (agua). Y eso nos hace recordar todos los años que estemos alertas y nos mantengamos a salvo mediante señales de evacuación;

ahora más que nunca el huaico puede venir de cualquier lugar de San Antonio porque tiene muchas quebradas y no debemos vivir dentro de ellas porque es peligroso y perjudica a los demás vecinos. Tampoco alguien sabe cómo serán los huaicos o algún desastre que ocurre en el pueblo y en el mundo. Es parte de la naturaleza.

Debemos exigir a los gobiernos locales que limpien los cauces de los huaicos, especialmente de la parte baja que es más peligrosa; y nosotros, como vecinos, no debemos arrojar basura ni desmonte. Perjudica mucho a la comunidad por los huaicos que bajan.

Dibujo por: Rosa Urquiza Paredes - Chaclacayo

Page 11: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Una alerta para

SALVAR VIDASExperiencia del Sistema de Alerta Temprana ante huaicos (SAT)

Practical Action y la Agencia Coreana de Cooperación Internacional (KOICA)han desarrollado un ante huaicos e inundaciones en el distrito de Lurigancho-Chosica en las quebradas Carosio, La Libertad, Pedregal y Corrales. Esta iniciativa se enmarca en la implementación del Sistema Integral de Alerta Temprana ante Lluvias Intensas y Peligros Asociados en la Cuenca del Río Rímac (SAT-RÍMAC) que dirigen en conjunto el Senamhi e Indec. Compartimos los cuatro componentes de un SAT:

Practical Action forma parte de la Alianza para la Resiliencia ante Inundaciones de Zúrich (Flood Resilience Alliance), una asociación multisectorial con presencia en más de 15 países y la participación de 9 organizaciones. La Alianza se centra en ayudar a las comunidades a fortalecer su resiliencia ante inundacio-nes a través de la implementación de técnicas ingeniosas de preparación y de protección de su entorno.

1. Conocimiento del riesgo 2. Monitoreo

3. Comunicación 4. Respuesta

Este equipo se instala en una ladera cercana al cauce de la quebrada.

RED MOP: La medición de la lluvia se complementa con el monitoreo participativo comunitario de la población local mediante un enfoque de ciencia ciudadana usando pluviómetros manuales.

Equipo ubicado en la parte media de la quebrada.

Equipo protegidopor un cerco.

Medición de la saturación del suelo

Medición de la lluvia y monitoreo visual

Internet: Los datos se emiten vía GPRS/3G, se comparten a través de un sistema IoT (internet del todo) y se visualizan vía plataformas web en el marco del SAT-RÍMAC.

Si no hay internet, un personal de serenazgo ubicado en cada una de las quebradas emite la información a través de radio para que la población esté informada de la emergencia.

El Centro de Operaciones de Emergencias (COE) recibe la información procesada, la constata en campo, toma decisiones y la transmite a las autoridades locales, brigadistas comunitarios y a representantes de organizaciones e instituciones. Instalado con el apoyo de KOICA.

Se difunde la alerta a la población para que implemente sus planes de respuesta comunitaria y active sus protocolos, como la activación de brigadas y acciones de evacuación.

Recopilación de

Modelo computarizado de huaicos

Evaluaciones participativas con la población

Cámara para fotografías con

intervalo variable.

Estación de saturación del suelo

Estación de monitoreo visual y de lluvia

En periodos normales toma fotos cada hora.

Panel solar

Antena

Esta parte del equipo va enterrada en

el suelo

Unidad de procesamiento

Pluviómetro impreso en 3D

Cuando inicia la lluvia, se toman

fotos y se mide la precipitación

cada minuto.

Transmisor

Panel solar

Estación pluviométrica

Panel solar

Pluviómetro Lambrecht

Características de los equipos

Datalogger Campbell

Page 12: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

LA MANO DE DIOS TIENE PODER,vino al encuentro de sus hijos

Por: Manuela Minaya Leon - Chosica

Había un pueblito llamado San Antonio de Pedregal Alto, fundado en 1960, ubicado en la parte alta del Centro de Chosica, donde conforme pasaban los años aumentaban los habitantes.

El pueblo San Antonio, era todo un pedregal. El cauce era casi de cerro a cerro, los habitantes construyeron sus casas en pleno

años, los pobladores hicieron un cauce para el huaico, donde el huaiquito bajaba todos los años entre fines de enero y comienzos de febrero.

Las lluvias iniciaban desde diciembre esporádicamente hasta marzo, mayormente. No eran fuertes las lluvias y solo duraban un momento, de manera que los pobladores podían cruzar saltando por las piedras.

Algunos pobladores que se daban cuenta de que bajaba huaico gritaban: “huaico, huaico, está bajando huaico”. Muchos corrían a las orillas del cauce del huaico para ver cómo bajaba, sin prever que podría venir otro más imponente.

Igualmente pasó en 1987, muchos corrieron nuevamente a la orilla del cauce cuando escucharon que gritaban: “huaico, huaico…”. Esta vez, el huaico sorprendió a todos, ya no era un riachuelo, era un superhuaico. Era la primera vez que bajaba en grandes masas de hormigón, lodo y piedras.

Había una jovencita llamada Isabel, quien con su sobrina Elizabeth de 3 años fueron al colegio Josefa Carrillo a solicitar su certificado de notas. Como hacía un calor fuerte e insoportable, compraron helado en el paradero, entonces llegaron a casa a las 2:00 p.m. Después de almorzar, le dijo a su mamá Esther que iba a descansar un ratito porque tenía que ir a las 3:00 p.m. a casa de su amiga Doris para dejarle un encargo que

Dibujo por: Karina Ferre - Chosica

cauce, de modo que redujeron el espacio que le correspondía al cauce del huaico y formaban el camino de caminar tanto por el mismo lugar.

Años después bajaba un poco de agua, huaiquito como riachuelo, que se esparcía por los lugares libres porque no había un cauce bien definido; cuando pasaron los

le dieron. La amiga Doris vivía pasando el cauce del huaico.

Empezó un movimiento en toda la casa. La mamá, Esther, vio por la ventana hacia el cauce del huaico; como nunca observó que pasaba bastante huaico que llegaba al filo del muro que colindaba con San Miguel de Pedregal Bajo. La mamá de Elizabeth se dirigió al cuarto a levantar a Isabel para decirle: “¡Isabel, huaico!”. Ella entredormida le respondió: “Mamita, es temblor ”. La mamá le dijo: “no es temblor, es huaico”. Isabel le dijo: “el temblor mueve todo y las ventanas también suenan”, la mamá insistiendo le dijo: “mira por la ventana, es huaico”. Ella se sentó y dijo: “¡huaico!, qué raro”. Se acercó a la ventana y casi se desmaya, nunca en su vida vio que el huaico pueda venir tan alto y con tanta tierra. Verdad era un huaico, parecía temblor. Estaba llevando artefactos como si fueran tecnopor y parecía que iba a pasar a San Miguel. Faltaba como 10 centímetros para que pase a San Miguel.

Cuando de repente vimos que aumentaba y empezó a desbordarse para San Miguel. También observamos que entró a la casa de la familia Días y salía por las ventanas que daban a la casa del vecino Edison, arrasó con la casa de Edison y de otros vecinos más. Los objetos salían en medio del agua con barro, sus sillones, su refrigeradora, su tanque de agua, entre otros. Luego cayeron todas las casas, de modo que dejaron pampa.

El huaico traía lodo y piedras inmensas, algunas pierdas eran del tamaño de una casa; era algo increíble.

Page 13: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Isabel con su mamá, su sobrina, su hermana Violeta, sus hermanos Humberto y Robert, desde su casa que quedaba en la parte alta, observaban lo sucedido con el huaico. Su hermana y hermano, de los nervios, se reían y su sobrinita decía: “mi papito que no le pase nada”; llorando en la ventana decía: “¿mi papito dónde está?”. Preguntaba por su abuelito que siempre salía a trabajar, y la mamá de Isabel le decía: “él está lejos y está bien”. La niña se tranquilizaba.

Celina, la hermana de Isabel, estaba estudiando Enfermería en el centro de Chosica, y su hermana Gladys y la mamá de Elizabeth trabajaban en Lima.

Observamos desde la casa cómo el huaico bajaba en olas gigantes trayendo lodo y piedras inmensas, hasta del tamaño de un cuarto; era algo increíble e imposible de creer. Además observamos cómo pasaban artefactos y muchas cosas más. En la parte baja, los postes se movían de un lado para otro y los hermanitos de Isabel se reían de nervios. Isabel permaneció serena ante tanta desgracia, cuando de repente vieron caer los postes, unos quedaron chuecos y vieron que corrían unos jovencitos hacia las casas de abajo. Había un señor adulto mayor que no quería salir de su casa, y esos jovencitos arriesgaron su vida al ingresar y sacarlo a la fuerza tal como estaba vestido. Apenas sacaron al abuelito, el huaico arrasó con todas las casas que estaban al pie del cerro, incluida la del ancianito de 80 años.

También se vio a un niño de la parte alta que se dirigía a San Antonio corriendo para llegar a las escaleras, y la gente gritaba desesperada: “¡corre, corre, apúrate, se acerca el huaico”. Y el niño no sé de dónde sacó tantas fuerzas que llegó a las escaleras,

y el huaico pasó arrasando la carretera. El niño se salvó por un hilito, como se dice. Luego, al observar en la parte de arriba, había un pase, por donde todos caminamos hacia San Miguel para ir al mercado. Ese camino fue destruido, y en una de las casas pasando el huaico, vivía una familia con dos jovencitos gemelos, uno de ellos estaba en su techo y corría de un lado a otro al ver las inmensas olas de huaico que pasaban frente a su casa, cuando de repente ya no lo vimos. Una inmensa piedra llegó a su casa y derrumbó todo el techo: “¿qué fue de él?”. Hasta ahora no sabemos nada ni de su hermano. Era muy doloroso y desesperante lo que se vivía en ese momento. El huaico, al pasar a San Miguel por el muro de más abajo bajó con velocidad por la pista, la rompió y dejó huecos enormes, así llegó al río por la entrada de La Cantuta de Pedregal Bajo. Mientras en la parte de arriba, a la altura de la familia Días, había otro pase para ir al centro de Chosica, también lo destruyó y se llevó las casas y una combi pequeña.

Más arriba, una piedra súper inmensa se colocó fuera del cauce, y el lodo bajaba como olas y pasaba sobre la piedra que se estacionó en ese lugar. Empezó a irse el huaico para el centro de Chosica, de no estar esa piedra, de hecho que todo San Antonio desaparecía, ni estaría yo para contarlo.

Bajaba a velocidad el huaico hacia el centro de Chosica, destruía casas, dejaba

fierros doblados, y se llevaba artefactos, animales, juguetes, colchones y muchas cosas más. También se llevó la torre de luz que era grande y pesada de fierro. Todo se llevó. Las señoras cerraron sus casas con maderas, pero de nada sirvió, todo se llevó, las tiendas, todo. La hermana de Isabel, Celina, al escuchar el huaico donde estaba estudiando, pensó que era el riachuelo que siempre bajaba. Al subir por la calle Cusco, se encontró con el huaico y vio que bajaba en olas, dio media vuelta para correr al parque, pero milagrosamente el huaico bajó la velocidad en la esquina del colegio Santa Rosa, dobló y se fue directo al río; no llegó al colegio Santa Rosa, el colegio

de los Padres Agustinos, ni llegó al parque donde muchas personas de diferentes sitios buscaron refugio, asustadas, nerviosas, con miedo y llorando. Veían pasar situaciones de todo tipo en el huaico.

Después de los sucesos:

Empezó a llover a menudo, pero torrencialmente. Uno salía y ya estaba empapadito. El techo del segundo piso de la casa de la familia Días se rompió y el primer piso se quedó lleno de lodo.Así, muchas casas quedaron destruidas totalmente, otras enterradas hasta el segundo piso y otras, increíblemente, se encontraban con piedras grandes dentro de

Dibujo por: Dana Mia Apaza - Chaclacayo

Page 14: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

la casa. Lo más curioso y asombroso era que el huaico arrasó con una casa totalmente, y la del vecino estaba intacta y la siguiente destruida y la siguiente intacta, y así.

En la casa de Isabel se refugiaron como 15 personas, incluido el anciano que salvaron. Se les preparó lonche, se les dio abrigo, pero el anciano no quería comer nada. Ese día el huaico bajó en todas partes: La Libertad, Rayos del Sol, Quirio, Santa Eulalia, etc. Quedó un silencio, nervios, nostalgia, depresión.

Antes de lo sucedido, cuentan que pasó un viejito como mendigo pidiendo agua y decía: “ya tendrán bastante agua en abundancia” a los que no le daban agua. Otros dicen que era un niño el que pasó y que las casas que no dieron agua fueron destruidas.

Hasta ahora no se sabe nada de dos jovencitas que vivían en la parte alta de San Miguel; las dos salieron a darse el encuentro y nunca más se las vio. A otro joven y a un niño, las personas que estaban en su tercer piso los rescataron desnudos. Muchas familias fueron enterradas en sus casas. Se encontró a familias paradas en la pared, a otras en sus camas.

La hermana de Isabel, Gladys, venía de Lima, y en Tarazona le preguntaban a dónde iba. Ella respondió que a San Antonio, y le dijeron que para qué si San Antonio desapareció. Ella preocupada y desesperada siguió caminando por el cerro hasta llegar a casa y todos llorábamos por lo sucedido. La mamá de Isabel estaba intranquila porque faltaba su otra hija: Celina. Cuando llegó llena de barro hasta sus hombros, la mamá le preguntó: “¿por qué estás llena de barro?”. Ella le contó que unos hombres estaban ayudando a pasar de San Miguel a San Antonio con soga y había tanto lodo que le daba hasta los hombros. Era la única forma de pasar; luego de escucharla, la mamá se tranquilizó, ya que estaba a punto de salir a buscarla.

El presidente Alan y la municipalidad con los soldados llevaron alimentos a San Antonio. En ese tiempo apoyó el hermano Gustavo Echevarría, ahora pertenece a la comunidad Neocatecumenal. Luego de ver todo este suceso, nos gustaría que el cauce del huaico sea más ancho y con muros bien altos, que haya puentes peatonales, y para carros y motos: uno de ida y otro de vuelta.

Todas y todos podemos construir

resiliencia

Page 15: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Practical Action forma parte de la Alianza para la Resiliencia ante Inundaciones de Zúrich (Flood Resilience Alliance), una asociación multisectorial

con presencia en más de 15 países y la participación de 9 organizaciones. La Alianza se centra en ayudar

a las comunidades a fortalecer su resiliencia ante inundaciones a través de la implementación de

técnicas ingeniosas de preparación y de protección de su entorno.

¡Revisa estos materialespara conocer más sobre el Programa

de Resiliencia ante Inundaciones!

Manual para la adaptación y uso de un pluviómetro manual

bit.ly/manual-pluviometro

Póster académico: Impulsando la ciencia ciudadana

bit.ly/poster-ciencia-ciudadana

Video: Impulsando la ciencia ciudadana bit.ly/video-red-mop

Video: ¿Cómo puedes medir la lluvia?bit.ly/como-medir-lluvia

Blog: Capturando información valiosabit.ly/capturando-info-valiosa

Entérate más en:infoinundaciones.com

Page 16: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

Dibujo por: Elva Huaynoccero - Chaclacayo

Page 17: Historias de RESILIENCIA COMUNITARIA

infoinundaciones.com practicalaction.org.pe

Como parte del proyecto “De lo cotidiano a lo extremo” se organizaron concursos de dibujo y elaboración de

cuentos en los distritos de Chaclacayo y Chosica. Estos estuvieron dirigidos a jóvenes y adultos de comunidades

afectadas por precipitaciones intensas, desbordes, huaicos e inundaciones en la cuenca del río Rímac.

A través de la expresión artística de las y los participantes podemos comprender el impacto de estos eventos y cómo

la población organizada los enfrenta.

¡Conoce sus historias de resiliencia comunitaria!