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HISTORIOGRAFÍA GENERAL DE LA COLONIA
(PROGRAMA GLOBAL Y GUÍA DE TRABAJO)
Maestría
Dra. Danna Alexandra Levin Rojo (UAM-A) Dra. Martha Ortega Soto (UAM-I)
Septiembre de 2015
Posgrado en Historiografía
Impartido por el Dr. Sergio Ángel Vásquez Galicia
INTRODUCCIÓN
Este curso general de historiografía colonial hispanoamericana busca proporcionar al
estudiante una visión panorámica de la producción historiográfica de los siglos XVI al
XVIII en la América española que le permita identificar los principales géneros
discursivos y formatos que se desarrollaron en el periodo así como algunos de sus autores
más representativos. Sin embargo, más allá de la enunciación de autores, obras y
contenidos, la UEA se orienta hacia el análisis y comprensión de la relación que existe
entre los temas que ocuparon a dichos autores, la temporalidad, la espacialidad, los
principios dominantes y el discurso que subyacen en su escritura. Asimismo, se propone
acercar al alumno a la práctica historiográfica contemporánea, mostrándole, por una
parte, ejemplos significativos de esta clase de análisis a través de la obra de autores cuyas
contribuciones en el campo de la historia de la historiografía colonial americana han sido
cruciales como Edmundo O’Gorman, Antonello Gerbi, Serge Gruzinski, Margo Glantz, o
Anthony Pagden, por citar algunos, y, por otra, enfrentándolo con algunos problemas
fundamentales de interpretación que los historiadores, antropólogos y críticos literarios
dedicados al estudio del “Nuevo Mundo” debaten en la actualidad.
Dada la vastedad y diversidad de la producción historiográfica del periodo
colonial hispanoamericano y los límites que impone la duración trimestral del curso se ha
preferido organizar la presente UEA fundamentalmente a partir de la lectura de fuentes
secundarias, es decir, estudios especializados, y no mediante el análisis directo de las
fuentes coloniales mismas. El propósito es dotar al estudiante con las herramientas
básicas que le permitirán abordar el trabajo con fuentes primarias en otras UEA de
carácter monográfico, o bien en el curso de su propia investigación.
Tanto la selección de lecturas como la estructura de la UEA parten del entendido
de que la historiografía colonial hispanoamericana sólo puede comprenderse inserta en el
contexto más general del predicamento cultural y político que le dio origen. Es decir, la
doble fractura que provocó en la cosmovisión europea y sus contrapartes indígenas lo que
Georges Baudot ha llamado el “encuentro de los dos mundos”,1 así como las exigencias
pragmáticas del proyecto de dominación imperial de la Monarquía Española y los
conflictos que ésta enfrentó con otras potencias imperiales.
La sorpresa ante la visión de un Otro insospechado despertó en los pueblos
amerindios la misma necesidad que experimentaron los europeos de asignarle a esas
encarnaciones de alteridad radical un lugar en sus esquemas del universo y encontrar para
sí un lugar en el nuevo orden que se gestaba en la contingencia de su presente. También
ellos tenían sus propias formas de registrar el pasado y vincular con él su futuro,
explicaciones éstas que al adaptarse a la nueva situación, formas de registro y visión del
mundo en el periodo colonial, dieron lugar a prácticas historiales de carácter híbrido. En
este sentido la historiografía colonial hispanoamericana de tradición indígena tiene
también su origen en los nuevos conflictos y horizontes que se abrieron con la conquista.
La presente UEA toma en consideración la existencia de ese ámbito, vasto y complejo
que representa la historiografía precolombina desarrollada en distintos puntos del
continente americano antes de la llegada de los europeos. Sin embargo, por la duración y
carácter general del curso será éste un tema que apenas podremos atisbar, privilegiando el
campo de sus transformaciones y, sobre todo, el de las obras que produjeron los
europeos, afanados en comprender, administrar, disciplinar, evangelizar y adoptar el
Nuevo Mundo, o bien los criollos y mestizos que a la postre pasaron de ser indianos a ser
americanos con una identidad propia.
Mucho se ha escrito sobre la crisis de fundamentos que la irrupción de lo inédito
americano provocó en la cosmovisión aristotélico-escolástica que predominaba en el
mundo cristiano hacia 1492. Ya desde 1958 Edmundo O'Gorman reformuló el
"descubrimiento" de América como una radical y constitutiva invención de nuevos
esquemas de conocimiento y experiencia, principalmente en el ámbito de la cosmografía
universal.2 Dos décadas más tarde la interpretación que Antonello Gerbi propuso sobre la
dislocación que generó la empresa colombina en el pensamiento occidental, hizo recaer la
angustia por la novedad americana en la cuestión de la naturaleza y calidad del indio,
1 Georges Baudot, México y los albores del discurso colonial, México, Editorial Patria, 1996 (Nueva Imagen). 2 Edmundo O´Gorman. La invención de América. Investigación acerca de la estructura histórica del Nuevo Mundo y del sentido de su devenir. México, Fondo de Cultura Económica/SEP, 1984 [1958] (Lecturas Mexicanas 63).
espontáneamente configurada como "un caso particular de la salvación de los infieles".3
Y es que desde la perspectiva europea, el Nuevo Mundo, como lo han demostrado
numerosos autores, puso en tela de juicio las ideas que la cristiandad se había forjado no
sólo en los ámbitos de la geografía y la naturaleza humana, sino también en los terrenos
de la teología y la historia natural.
Precisamente este desacomodo de las nociones vigentes sobre el orden de las
cosas creadas, y el predicamento teológico-político a que dio lugar están en el origen de
la práctica historiográfica americana, entendida América no como un espacio geográfico
sino, en concordancia con O’Gorman, como un ente socio-político-territorial nuevo,
inexistente antes de 1492 con esa identidad y, por lo tanto, con la serie de conceptos,
conflictos y formas de interacción social que ella supone. No quiere decir entonces –
como quedó señalado más atrás– que en el continente americano, entendido como una
masa de tierra habitada por pueblos diversos, no existiera una práctica historiográfica
previa a la llegada de los españoles; ésta, sin embargo, ha de considerarse como una
materia aparte, con sus propias determinaciones. Por ello, cuando hablamos de la práctica
historiográfica de las Américas nos referimos a la que nació, para los amerindios, ante el
imperativo de explicar la naturaleza de los intrusos y, posteriormente adaptarse al
conjunto de normas e instituciones que éstos trajeron consigo, y para los europeos, ante la
doble necesidad de encontrar un lugar para los nuevos seres en su propio esquema del
universo y proveer con argumentos para su dominio tanto a la corona española (y otras
coronas después) como a los individuos que acudían a beneficiarse con sus recursos, su
trabajo y sus almas.
Es así como el formato mismo de la narración histórica –en tanto historia rerum
gestarum– sufrió también un dislocamiento en y frente al Nuevo Mundo. Si desde la
antigüedad clásica la Historia se definía como la narración no de la totalidad absoluta de
los acontecimientos humanos sino, únicamente, de aquellos cuya impronta determina la
vida social del hombre en el ámbito institucional de la política, en torno a la realidad
americana pareciera que todo fue digno de registrarse, sin que resultara claro cuál era el
orden y la jerarquía que debían guardar entre sí las noticias recopiladas. No es mera
3 Antonello Gerbi, La naturaleza de las Indias nuevas. De Cristóbal Colón a Gonzalo Fernández de Oviedo. 1978, p. 21
casualidad entonces, como observa O'Gorman, que Pedro Mártir de Anglería escogiera el
formato epistolar, de suyo poco riguroso y sistemático, para permitirse recoger toda clase
de anécdotas y descripciones, sociales o naturales, y tampoco que justamente en América,
Gonzalo Fernández de Oviedo escribiera una Historia General y Natural de las Indias, o
Joseph de Acosta una Historia natural y moral de las Indias.4
En las últimas décadas esta dimensión fundacional del descubrimiento de la
alteridad a través de la confrontación con lo inédito americano ha sido objeto de reflexión
también en los campos de la antropología y la crítica cultural y literaria, con fructíferos
resultados que ofrecen perspectivas interesantes para el análisis historiográfico. Autores
como Tzvetan Todorov (The Conquest of America: The Question of the Other, 1984),
Peter Mason (Deconstructing América, 1990) o Peter Hulme (Colonial Encounters:
Europe and the Native Caribbean 1492-1797, 1986) pusieron en el centro del debate el
problema de “la diferencia” y sus múltiples representaciones, así como la forma en que
éstas operan en las relaciones políticas de dominación-subordinación; un fruto más
reciente de este tipo de análisis ya en el campo de la historiografía es, por ejemplo, el
trabajo de José Rabasa (Writing Violence in the Northern Frontier. The Historiography of
Sixteenth Century New Mexico and Florida and the Legacy of Conquest, 2000). Otros
autores como Johannes Fabian (Time and the Other. How Anthropolgy Makes its Object,
1983), Anthony Pagden (La caída del hombre natural: el indio Americano y los orígenes
de la etnología comparativa, 1988 [1982]) o Bernard McGrane (Beyond Anthropolgy.
Society and The Other, 1989), por su parte, han demostrado que este rompimiento en el
orden epistemológico del pensamiento cristiano está en el origen del relativismo que
acabó por convertir al "Otro" no europeo en el objeto de estudio de una nueva disciplina
—nacida en el siglo XIX y enfocada en la diversidad cultural— que hoy conocemos
como antropología.
Pero el asombro no fue permanente y al paso del tiempo, una vez que las
empresas más urgentes de exploración y conquista afianzaron el control sobre un
territorio significativo y una no menos significativa masa de información sobre las
creencias y costumbres de los indígenas, y la topografía, clima, flora y fauna del
4 Edmundo O’Gorman. Cuatro historiadores de Indias, México, SEP/Diana, 1979 (Colección SepSetentas), pp. 17-19.
territorio, las tareas de organización jurídico-administrativa tanto en el ámbito civil como
el eclesiástico cristalizaron en una normatividad institucional que prestó a la escritura
histórica nuevos propósitos y marcos referenciales. A las crónicas enciclopédicas de los
primeros misioneros que, en su afán de extirpar las idolatrías, compilaron mitos y
pormenorizadas descripciones de las prácticas rituales, médicas, alimenticias, productivas
y comerciales de los naturales, por mencionar sólo algunas, siguieron en el siglo XVII las
crónicas conventuales y provinciales, volcadas sobre las acciones de las órdenes
mendicantes y los progresos de la evangelización. A los debates sobre la humanidad y
racionalidad del indio o las relaciones geográficas donde la Corona inquirió sobre
instituciones, orígenes, lenguas y recursos siguieron en esa misma centuria las
recopilaciones de leyes y ordenanzas o los reportes de “visitas” eclesiásticas o militares
en las provincias periféricas y las zonas de frontera. A las relaciones e historias de los
conquistadores que combinaron la pluma con el arcabuz para narrar sus vicisitudes y
hazañas militares siguió una crónica oficial y oficiosa escrita por funcionarios con el
cargo de cronistas y cosmógrafos. En efecto, la variedad de géneros y temáticas
explorados y desarrollados en Hispanoamérica entre los siglos XVI y XVIII es
abrumadora. Desglosar aquí todos ellos es imposible y aun estéril. Los ejercicios que esta
guía señala, así como la bibliografía complementaria que proporciona son, precisamente,
el camino que sugerimos para que el alumno inicie su propia exploración de este vasto
universo historiográfico.
PUNTOS DE LA HISTORIA Y LA HISTORIOGRAFIA COLONIAL
HISPANOAMERICANA (1492-1800) QUE EL ALUMNO DEBERÁ TENER
PRESENTES PARA COMPRENDER LA PRODUCCIÓN HISTORIOGRÁFICA
DEL PERIODO.
• La variedad lingüística, cultural y geográfica de América. • El programa político-económico-religioso de la Corona española en ultramar. • Las instituciones y el aparato administrativo (Consejo de Indias, Casa de
Contratación de Sevilla, virreinatos, reinos, gobernaciones, capitanías, audiencias, alcaldías mayores, entre los más importantes) que estuvieron a cargo de poner dicho programa en práctica o que se desarrollaron en el territorio americano para dirigir el orden colonial, gobernar, proveer y educar a sus habitantes.
• Los diversos propósitos de la escritura: insertar al Nuevo Mundo en las
concepciones filosófico-teológicas vigentes; curiosidad por la naturaleza, los hombres y las costumbres; dar sentido al Nuevo Mundo y a la acción de España en él; exaltar y justificar la acción personal y la de las corporaciones, extirpar la idolatría y evangelizar, construir una identidad americana.
• La polémica sobre la humanidad del indio y la Guerra Justa (Francisco de Vitoria, Juan Ginés de Sepúlveda, Bartolomé de Las Casas).
• La estructura estamentaria de las sociedades coloniales que dio lugar a intenciones diferenciadas de la escritura histórica. Los estamentos privilegiados, particularmente, asumirán como su herencia cultural más importante, la española. Aunque en el caso de los indígenas y mestizos retomarán también sus tradiciones autóctonas. Tomar en cuenta los falsos códices y títulos primordiales como estrategia indígena para recuperar su posición privilegiada o su patrimonio (siglo XVII.) El alumno debe considerar las relaciones, hojas de méritos y otros documentos que no son crónica ni historia pero se han considerado como fuentes fundamentales para la historia.
• No perder de vista la relevancia diferenciada de los reinos y virreinatos americanos en el sistema del imperio español que llevará a los escritores a exaltar las virtudes y recursos de su propia localidad.
• Durante la Ilustración, el alumno debe estar atento a la polémica acerca de la superioridad de los peninsulares sobre el mundo indiano (instituciones, orden político, naturaleza) que predicaban autores europeos como William Robertson o Cornelius de Pauw, entre otros). Esta polémica dio lugar a la aparición de la historia reivindicativa del pasado indígena y del criollismo.
• El alumno deberá reflexionar sobre la validez de la afirmación de que el criollismo de los siglos XVII y XVIII haya sido antecedente del nacionalismo.
• El alumno deberá distinguir entre la crónica escrita por los conquistadores y la de los religiosos en el siglo XVI. Es importante detectar el surgimiento de una crónica oficial tanto civil como religiosa con la creación del cargo de cronista cosmógrafo real, por una parte, y la designación de cronistas de las órdenes religiosas cuyas obras constituyen la llamada crónica provincial a partir del siglo XVII.
• Por último, el alumno debe identificar las aportaciones historiográficas de cronistas mestizos e indígenas, relatos de viajeros, poemas épicos y publicaciones periódicas fundadas por los criollos con temáticas diversas (acontecimientos varios, artículos científicos, notas de arte, reportes comerciales)
Para mayor información sobre estos temas puede consultarse la bibliografía general.
ESTRUCTURA DE LA UEA
Uno de los ejes principales que articulan esta UEA (EJE 1) se refiere a las múltiples
formas en que la historiografía colonial hispanoamericana se vio atravesada por los
debates teológicos y las encrucijadas de la política. Particularmente la forma en que el
proyecto imperial de la Monarquía Católica y la voluntad ecuménica de la Iglesia
Romana se vincularon con la cuestión de la naturaleza y el origen del Indio.
De esta problemática se desprenden otros dos ejes (EJES 2 y 3) diseñados para
ilustrar cómo las necesidades de la organización y la administración política y religiosa –
junto con el proceso concomitante de institucionalización jurídica y teológica– dieron
lugar a formas peculiares de crónica y escritura histórica. Géneros a su vez diferentes de
las relaciones de méritos y servicios, diarios de viaje y otras modalidades de escritura
testimonial surgidas de la pluma de los conquistadores.
Las temáticas mencionadas dieron lugar al surgimiento y desarrollo de una
identidad local diferenciada y una conciencia criolla que, en un principio intentó
adecuarse y encontrar un sitio propio en el proyecto imperial español. Más tarde, con el
cambio de la dinastía gobernante en 1713 esta conciencia criolla se enfrentó
políticamente al modificado proyecto imperial de la Corona y encontró expresión
también en la producción historiográfica criolla que, si bien no recusó la herencia
prehispánica privilegió, sin embargo, su herencia española. Los criollos reclamaron su
reconocimiento como súbitos de la Corona en igualdad social y, en ocasiones hasta
política, con los súbditos peninsulares. Este incipiente regionalismo acabó por definirse
en el discurso historiográfico como una negación de la alteridad del hombre americano
análoga a la negación de racionalidad y capacidad de entendimiento que subyacía en las
nociones de conquista legítima y guerra justa sobre las cuales España fincó su dominio.
Sin embargo, para comprender la variedad de las prácticas historiales coloniales
hispanoamericanas en toda su complejidad, es preciso tener presente su carácter
transcultural: en el territorio americano que ocupó el imperio español existía una
tradición indígena diversa de registro del pasado antes de la llegada de los europeos, la
cual se continuó y se modificó durante el periodo colonial. Así, el curso termina con un
acercamiento a los textos históricos del mundo indígena que hicieron escribas y autores
nativos o mestizos antes y después de la conquista (EJE 4).
Además de los cuatro ejes arriba descritos, el curso está articulado por un hilo
conductor que el alumno deberá seguir conforme realice las lecturas de todo el programa
y avance en la elaboración de las actividades o tareas particulares. En este sentido, la
bibliografía que se utilizará comprende el conjunto de los textos trabajados en los ejes, a
los que se agregan una serie de obras generales y antologías que fungirán como obras de
referencia y material de consulta más que como lecturas completas.
Para explicitar el hilo conductor, el alumno deberá proponer una clasificación
razonada de los géneros y autores representativos de la producción historiográfica
estudiada en los cuatro ejes. Este trabajo se presentará en la forma de tabla o cuadro
sinóptico al finalizar el trimestre y deberá incluir un título y una descripción breve para
cada rubro, así como una selección de los autores y las obras que el alumno considere
más representativos en cada caso. Es indispensable que, además, señale en cada uno de
los rubros las fuentes que utilizó para definir los términos de su clasificación.
Es importante que el alumno tome en cuenta que esta UEA está articulada con las
UEA de “Teoría de la Historiografía I: el desarrollo de conceptos, su problematización,
su historicidad” y con “Taller I”. Por lo tanto, sus trabajos deben mostrar tanto la
aplicación de los conceptos teóricos que irá aprendiendo como el desarrollo de las
habilidades que dirige el Taller. En consecuencia, el cuadro de clasificación de las obras
que trabajará en esta UEA debe incluir los conceptos aprendidos y las habilidades
adquiridas.
EVALUACION La calificación final estará integrada por la suma de las calificaciones parciales
correspondientes a los trabajos realizados sobre los cuatro ejes y la tabla de clasificación,
cada una de las actividades realizadas sobre los ejes así como la tabla de clasificación
tendrán un valor de 20 puntos sumar un total de 100. Cada eje comprenderá una actividad
o tarea que el alumno deberá entregar en la fecha señalada por el programa (cinco en
total). La actividad prevista para recapitular los conocimientos adquiridos en este
trimestre, es decir, la tabla de clasificación, descrita arriba, se entregará como trabajo
final la última semana del trimestre. La escala de calificación es la siguiente:
00-59 = NA, 60-74 = S, 75-89 = B y 90-100 = MB
PROGRAMA DE ACTIVIDADES Hilo conductor: Género, temporalidad, espacialidad, principios dominantes y
discursos de la producción historiográfica colonial.
Fecha de entrega: doceava semana
Elabore una propuesta de clasificación de la producción historiográfica colonial
utilizando las lecturas que realice para desarrollar los ejes de trabajo del trimestre, así
como las que realice en la UEA de “Teoría de la Historiografía I: el desarrollo de
conceptos, su problematización, su historicidad”. Recuerde que existen textos coloniales,
como las Cartas de Relación de Hernán Cortés, las relaciones (informes) de algunas
expediciones y las hojas de méritos de algunos conquistadores que no son propiamente
crónicas o historias pero que pueden y se han considerado tradicionalmente como obras
de carácter historiográfico. Recuerde también que una gran parte de los documentos que
los historiadores usan como fuentes para la reconstrucción histórica no se van a incluir en
esta clasificación porque no vamos a estudiarlos en esta UEA. Por ejemplo, las
ordenanzas, los sermones o los catecismos. Si tiene dudas conviene apoyarse en las
lecturas que se señalan a continuación.
Baudot Georges, 1983 [1977]. Utopía e historia en México. Los primeros cronistas de la civilización mexicana (1520-1569). Traducción de. V. González Loscertales. Madrid: Espasa Calpe 1983 [1977].
Esteve Barba, Francisco. Historiografía Indiana. Madrid, Gredos, 1992.
Nicolau D'Olwer, Luis. Cronistas de las culturas precolombinas. Antología prólogo y notas de Luis Nicolau D'Olwer. México, Fondo de Cultura Económica, 1963. (Biblioteca Americana. Serie de Cronistas de Indias).
Ortega y Medina, Juan A. y Rosa Camelo (ccord.), Historiografía Mexicana, V.I. Historiografía novohispana de tradición indígena. José Rubén Romero Galván (coord. del volumen), México, UNAM-IIH, 2003.
Subirats, Eduardo. El continente vacío. La conquista del Nuevo Mundo y la conciencia moderna. México, Siglo XXI, 1994.
Muriá, José María. La historiografía colonial: motivación de sus autores. México, UNAM, 1981.
Eje 1.- La historiografía colonial como expresión de la ruptura de una visión del mundo y su relación con la búsqueda de justificaciones político-teológicas para la conquista.
Fecha de entrega: tercera semana
Las profundas transformaciones cosmológicas, teológicas y filosóficas con las que
arranca el proceso de incorporación de las Américas al mundo occidental han sido objeto
de múltiples estudios en diferentes ámbitos disciplinarios, particularmente la historia, los
estudios literarios y la antropología. En este eje el alumno se enfrentará con algunos de
los autores más significativos en este campo de reflexión, comenzando con Edmundo
O’Gorman, pensador cuya reformulación del “descubrimiento de América” como
“invención” abrió la posibilidad de re-pensar la historiografía americana del periodo
colonial como un ámbito discursivo de formulación identitaria más que como un corpus
meramente descriptivo de hechos, experiencias y lugares. De los otros autores incluidos
en el eje, Arrom ha realizado aportaciones ya clásicas a la historiografía colonialista
desde los estudios literarios, mientras Pagden, McGrane y Góngora, apoyados ya sobre la
noción de una América inventada, apuntan de qué manera funcionaron en favor de la
dominación colonial los sistemas europeos de significación y conceptualización. Todos
los autores del eje tratan las fisuras que provocó el “descubrimiento” en la cosmovisión
cristiana y las formas en que los habitantes del Nuevo Mundo fueron concebidos en
relación con las nociones vigentes de justicia, naturaleza, humanidad y razón.
Una vez aceptada la humanidad de los naturales americanos, la historiografía
europea se cuestionó acerca de la calidad de ésta. En la Ilustración surgió la idea de que
la razón era potencialmente la misma en todos los seres humanos pero no todos la habían
desarrollado al mismo nivel. Algunos ilustrados idealizaban a los pueblos que
catalogaban de menos civilizados tomando como parámetro a la cultura europea.
Consideraban que en los indios americanos no había maldad sino inocencia y bondad. Sin
embargo, había una corriente de ilustrados que apuntaban que el escaso desarrollo de la
razón de los pueblos americanos los conducía al salvajismo y la barbarie. Los
intelectuales criollos respondieron ante esta apreciación sobre los nativos de América,
entre los que se incluían ellos mismos. Comenzaron a elaborar un discurso histórico que
arrancaba del pasado prehispánico y los hacía herederos tanto de esa tradición como de la
que los españoles habían introducido desde la conquista. Los capítulos de David Brading
que se incluyen en este eje abordan este debate.
El objetivo de este eje es que usted comprenda la ruptura que implicó para la
cosmovisión cristiana occidental el descubrimiento del Nuevo Mundo y cómo esta misma
cosmovisión, ya modificada, fue utilizada por los propios americanos criollos para definir
su identidad.
Las actividades están diseñadas no sólo pensando en los contenidos que el alumno
aprenderá sino también como ejercicios que le servirán para desarrollar sus capacidades
de análisis, síntesis y comparación.
Actividad: En un trabajo que no exceda de 10 cuartillas realice los siguientes ejercicios:
1) lea los siguientes textos
O’Gorman, Edmundo. “América.” Historiología: teoría y práctica. Edición, introducción y selección por Álvaro Matute. México, UNAM, 1999. pp. 115-153.
McGrane, Bernard. Beyond Anthropology. Society and the Other. Columbia, University Press, 1989, pp. 1-42.
Pagden, Anthony. La caída del hombre natural: el indio Americano y los orígenes de la etnología comparativa. Traducción de Belén Urrutia, Madrid, Alianza Editorial, 1998 (1982). Capítulos: “La teoría de la esclavitud natural” y “De la naturaleza de esclavos a la naturaleza de niños”.
Identifique la tesis que postula cada uno de los autores leídos y precise el “espacio de
experiencia” o “tiempo vivido” a partir del cual construyeron sus argumentos. Describa
cómo elaboraron dichos argumentos y mencione las fuentes que utilizaron.
2) Para la segunda parte del trabajo lea los textos siguientes
Arrom, José Juan, Imaginación del nuevo mundo. Diez estudios sobre los inicios de la narrativa hispanoamericana. México, Siglo Veintiuno editores, 1990, pp.92-161.
Diez Canedo Aurora. Los desventurados barrocos. Sentimiento y reflexión entre los descendientes de los conquistadores: Baltasar Dorantes de Carranza, Juan Suárez de
Peralta, Gonzalo Gómez de Cervantes. México, UPN, 1990.
Grajales, Gloria. Nacionalismo incipiente en los historiadores coloniales. Estudio Historiográfico. México, UNAM, 1961.
Góngora, Mario. Estudios sobre la historia colonial de Hispanoamérica. Santiago de Chile, Universitaria, 1998, capítulo 2, pp. 33-66.
Brading, David. Orbe indiano. De la monarquía católica a la República criolla 1492-1867. Traducción de Juan José Utrilla. México, Fondo de Cultura Económica, 1993. Capítulo XIX “Historia y Filosofía” y capítulo XX “Patriotas jesuitas”, pp.456-500.
Tomando como base los textos leídos explique cómo se alteró la cosmovisión cristiana
occidental a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo, los debates que este
acontecimiento despertó en el siglo XVI y cómo fueron retomados durante la Ilustración.
Escriba una conclusión en donde relacione las dos partes del trabajo.
Eje 2.- Administración colonial y conquistadores.
Fecha de entrega: sexta semana
Tanto el eje 2 como el eje 3 están pensados para inducir al estudiante a reflexionar sobre
la relación que existe entre las obras historiográficas del periodo colonial y el marco
institucional y político en el que se insertan. Se trata de que el alumno discuta de qué
manera las intenciones de los autores responden al papel que éstos desempeñaron y a la
posición que ocupaban en la sociedad colonial (horizonte de enunciación).
La historiografía contemporánea distingue tradicionalmente tres ámbitos o
espacios socio-políticos e institucionales como los ejes principales que nos permiten
hacer una tipología de las obras escritas por los europeos en España y sus colonias
americanas. A saber, el de los soldados, capitanes y aventureros laicos con participación
militar (obras que se estudiarán en el eje 2); el del Estado, que se encarna en el aparato
burocrático-administrativo diseñado por la Corona e impuesto gradualmente en los
territorios sujetos a su dominio (este tipo de obras se estudiarán en el eje 2), y el de la
Iglesia, representado tanto por el clero regular como por el secular y su jerarquía pero
sobre todo por las órdenes mendicantes encargadas de la evangelización (este último
tema se tratará en el eje 3).
Sobre esta primera trama de análisis se ha señalado una segunda división de orden
más bien temporal que separa a la etapa de conquista y colonización, fuertemente
marcada por los conflictos y negociaciones entre estos tres elementos, de una segunda
etapa caracterizada por el surgimiento de una conciencia criolla y una identidad
americanista que tiempo después desembocará en los procesos de independencia y en la
que el principal conflicto se desplaza hacia un enfrentamiento entre el mundo americano
y el europeo.
El eje 2 de esta guía se ocupa de los autores y los textos que se inscriben en la
esfera secular y pertenecen a las primeras dos tipologías descritas en el párrafo anterior.
Este eje tiene como objetivo que conozca documentos escritos por miembros de la
sociedad secular y que distinga entre los propósitos con los que escribieron los cronistas
conquistadores y aquéllos que escribieron por órdenes del Estado, ya fuera para informar
al gobierno virreinal o metropolitano sobre la situación de los reinos de Ultramar o bien
redactaron crónicas oficiales. Asimismo aprenderá a diferenciar a los autores que
escribieron sobre la historia indiana por iniciativa propia y con qué intenciones
elaboraron sus obras. Para realizar con mayor éxito esta distinción debe apoyarse en el
concepto de espacialidad que ha estudiado en Teoría de la Historiografía I.
Actividad: En un trabajo de 10 cuartillas máximo elabore un ejercicio comparativo entre uno de los cronistas conquistadores, haya resultado exitosa o fracasada la expedición conquistadora, con uno de los autores que escribió como funcionario del Estado, ya fuera como visitador o cronista real. Por último, compare a los dos escritores elegidos con Carlos de Singüenza y Góngora. Para establecer con mayor facilidad el horizonte de enunciación de los autores así como su intencionalidad al escribir su obra, debe aplicar los conceptos de temporalidad y espacialidad que ha estudiado.
.
1) Lea:
Muriá, José María. Conquista y colonización en Mexico. Mexico: SEP/80 – Fondo de Cultura Economica, 1982. (Leer las dos introducciones, pp. 7-35, y los artículos de Luis González y González 38-52, José Miranda 53-60, José M. Gallegos Rocafull 61-72, J.M. Ots Capdequí 73-84, Manuel López Gallo 85-93, Silvio Zavala 111-122, Eli de Gortari 123-131, y Muriá 132-141).
Harvey, H. R. “The Relaciones Geográficas 1579-1586: Native languages” en H. F. Cline (ed.), Handbook of Middle American Indians, vol. 12. Guide to Ethnohistorial Sources, Part One, Austin, University of Texas Press, 1972, pp. 279-316.
Pease G.Y., Franklin, “Temas clásicos en las crónicas peruanas de los siglos XVI y
XVII” en Teodoro Hampe Martínez (comp.), La tradición clásica en el Perú virreinal. 14 pp. http://sisbib.unmsm.edu.pe/bibvirtual/libros/historia/trad_clas/Temas_clasic_cron_per.htm 24/06/2007
Sigüenza y Góngora, Carlos de. “Mercurio Volante, con la noticia de la recuperación de las provincias del Nuevo México”. Obras Históricas, edición de José Rojas Garcidueñas, México, Editorial Porrúa, 1983. (Colección de Escritores Mexicanos), pp.79-107.
Glantz, Margo, “Introducción. Un paraíso occidental: el huerto cerrado de la virginidad” en Carlos de Sigüenza y Góngora, Parayso occidental… México, edición facsimilar de la de 1684, pp.6-26
http://www.cervantesvirtual.com/servlet/SirveObras/bameric/ 24/06/2007
2) Escoja una de las siguientes lecturas:
Glantz, Margo. “El cuerpo inscrito y el texto escrito o la desnudez como naufragio.” Notas y comentarios sobre Alvar Núñez Cabeza de Vaca, en Margo Glantz (coord.). México, CONACULTA / Grijalbo, 1993. pp. 403-434.
Iglesia, Ramón. Cronistas e historiadores de la conquista de México: El ciclo de Hernán Cortés. México, Consejo de la Cámara de la Ciudad de México. Pórtico de la Ciudad de México, 1990, pp.17-69.
Levin Rojo, Danna “La configuración del fracaso en la obra y hazañas de Alvar Núñez Cabeza de Vaca.” Fuentes Humanísticas, Núm. 28, 2004, pp. 135-151.
3) Escoja una de las siguientes lecturas:
Rivera, Pedro de. Diario y derrotero de lo caminado, visto y observado en la visita que hizo a los presidios de la Nueva España septentrional el Brigadier Pedro de Rivera. Introducción de Vito Alessio Robles. México, Secretaría de la Defensa Nacional, Dirección de Archivo Militar, Taller autográfico, 1946. (Archivo Histórico Militar Mexicano, 2)
Solís, Antonio de. Historia de la conquista de México. México, Editorial Porrúa, 1978. (Sepan Cuántos… 89). “Dedicatoria”, “advertencia a los que leyeren” y “libro primero”.
Gamboa de Sarmiento, Pedro. Historia de los incas. Madrid, Editorial Polifemo, 2001. Dedicatoria y capítulos I al XI, pp. 17-54.
Eje 3.- Evangelización y órdenes religiosas.
Fecha de entrega: octava semana
La tradición cristiana, al adaptar y refuncionalizar la cultura greco-romana limpiándola de
sus tientes paganos conservó de ella, por lo menos, dos asunciones fundamentales: a)
Que la naturaleza sólo puede realizarse a través de la acción con propósitos del hombre, y
b) que el mundo natural fue creado para que el hombre se beneficie de él. En el
cristianismo este diseño, como la creación, son obra de Dios, pero el hombre es causa y
objetivo de la salvación. Los propósitos de Dios para el hombre se realizan en el tiempo,
y esa realización de los propósitos divinos es la historia, el camino que el hombre debe
seguir para consumar la salvación. Esta visión providencialista de la historia como un
movimiento progresivo, que necesariamente culminará con la evangelización de todo el
género humano, se reforzó con el descubrimiento del Nuevo Mundo y fue la base de la
labor escriturística de los primeros religiosos que ejercitaron la pluma en toda América.
Si los habitantes de América formaban parte del plan divino pero desconocían el
cristianismo, seguramente era porque Dios reservó la gloria de su conversión para sus
aventajados hijos europeos, y particularmente para los españoles. Evangelizar era un
deber, y para cumplirlo era preciso conocer el mal que se requería extirpar, es decir, la
idolatría y las costumbres y creencias de los individuos que la practicaban. Surgió de aquí
el impulso enciclopédico de los primeros frailes y la necesidad de conocer el sentido de la
existencia del indio, esto se relaciona también con la labor lascasiana de defensa de los
indios.
Medio siglo después de la llegada de los primeros frailes, en parte como
consecuencia de los debates y resoluciones del Concilio de Trento (1545-1563) y en parte
por los conflictos entre el clero regular y el secular, así como por la competencia entre las
diferentes órdenes religiosas, ya no se escribieron grandes tratados sobre las culturas
indígenas sino crónicas dedicadas fundamentalmente a relatar los trabajos de los frailes y
los progresos de su acción evangelizadora. Es así que desde el último cuarto del siglo
XVI y en el XVII se produjeron obras como las de Antonio de Remesal sobre la
provincia de Guatemala y Chiapas, Alonso de La Rea sobre Michoacán o Francisco de
Burgoa sobre Oaxaca que describen más las acciones de los frailes que las costumbres y
creencias de los indígenas.
Uno de los objetivos de este eje es permitir al alumno un primer acercamiento a la
crónica religiosa, en sus diferentes momentos y modalidades. Tome en consideración que
las crónicas escritas por los misioneros, ya sea poco después de la conquista o sean
crónicas conventuales postridentinas, nos permiten captar con mayor claridad los
principios dominantes que guiaban la interpretación providencialista mencionada, éste es
otro de los objetivos de este eje.
Actividad: A partir de las lecturas señaladas a continuación, establezca en un máximo de seis cuartillas
a) las diferencias temáticas y explicativas respecto de los nativos americanos entre los primeros cronistas religiosos y aquellos que redactaron sus obras después del Concilio de Trento
b) los principios dominantes de la interpretación histórica cristiana católica.
Camelo, Rosa. “La crónicas provinciales de órdenes religiosas”, en Brian Connaughton, Las fuentes eclesiásticas para la historia social de México, México, UAM-I, Instituto Mora, 1996, pp. 165-176.
Góngora, Mario. Estudios sobre la historia colonial de Hispanoamérica. Santiago de Chile, Universitaria, 1998, capítulo 6, pp.206-238
Gruzinski, Serge. La colonización de lo Imaginario. Sociedades indígenas y occidentalización en el México español. Siglos XVI-XVIII. Traducción de Jorge Ferreiro. México, FCE, 1991 (Sección de Obras de Historia), Capítulos 1, 5 y 7.
Marzal, Manuel M., Historia de la antropología indigenista: México y Perú. México, Anthropos, UAM-Iztapalapa, 1993. Capítulo II. Estudiosos de las culturas indígenas, pp. 59-118.
Eje 4.- El mundo americano antes y después de la conquista: códices, cronistas indígenas y mestizos.
Fecha de entrega: décima semana Como en todo proceso de conquista y colonización, los pueblos sometidos también
influyen en sus conquistadores. Asimismo se desarrollan procesos de resistencia que
permiten rescatar, en parte, la tradición cultural previa a la conquista. En el caso de
América, aún se debate acerca del grado de integración entre las tradiciones culturales
indígenas y la española. En gran medida este debate se nutre de las dificultades que tuvo
la cultura occidental para comprender las formas de comunicación y la cosmovisión de
los pueblos americanos ya de suyo sumamente diversas. Cabe destacar que hasta el
momento sólo existe consenso entre los estudiosos del pasado indígena respecto de que
hubo escritura exclusivamente en el área mesoamericana. En esta UEA de carácter
general no podemos abordar con detalle la discusión especializada que existe sobre la
memoria histórica de los pueblos del área andina y otras áreas culturales colonizadas por
los españoles para el periodo preshispánico. Por lo tanto, si bien se incluye un texto
comparativo sobre mesoamérica, el área maya y el Perú, el objetivo de este eje es que el
alumno se acerque a las formas indígenas del registro del pasado que se desarrollaron en
Mesoamérica, a la recomposición que los propios indígenas realizaron de sus formas
tradicionales de expresión ante el embate de la cultura de los conquistadores y a la
herencia que se percibe en la obra de los autores mestizos y criollos posteriores.
Para distinguir con mayor facilidad la diferencia entre estos tres tipos de obras es
menester que el alumno aplique sus conocimientos en torno al discurso. Recuerde que las
distintas formas discursivas desarrollan formas de argumentación también diferentes.
Puesto que en los ejes anteriores el alumno se ha acercado a autores que tenían en la
mayoría de los casos un bagaje cultural fundamentalmente español, el objetivo primordial
de este eje consiste en que identifique los elementos discursivos de las tradiciones
indígenas que sobrevivieron a la colonización española.
Actividad: En un máximo de ocho cuartillas especifique cómo registraban el pasado los pueblos del altiplano central mesoamericano y los del área andina. A partir de esta identificación puntualice cuáles elementos pueden detectarse como continuidades en la escritura de los mestizos y cómo adaptaron la tradición hispana cristiana.
Martínez Marín, Carlos, "El registro de la historia" en Sonia Lombardo y Enrique Nalda (coords.), Temas mesoamericanos. México, INAH/CONACULTA, 1996, pp.397-424.
Levin Rojo, Danna y Federico Navarrete (coords.), Indios, mestizos y españoles. Interculturalidad e historiografía en la Nueva España, México, UAM-A e IIH-UNAM, en prensa. (De estea obra véanse la introducción y los artículos de Yukitaka Inoue Okubo “Crónicas indígenas: una reconsideración sobre la historiografía novohispana temprana”, Federico Navarrete “Chimalpain y Alva Ixtlilxóchitl, dos estrategias de traducción cultural” y Eduardo Natalino dos Santos“Los ciclos
calendáricos mesoamericanos en los escritos nahuas y castellanos del siglo XVI: de la función estructural al papel temático”.
Grube, Nikolai y Carmen Arellano Hoffmann, “Escritura y literalidad en Mesoamérica y en la región andina: una comparación” en Carmen Arellano Hoffmann et. al., (coords.), Libros y escritura de tradición indígena. Ensayos sobre los códices prehispánicos y coloniales de México. México, el Colegio Mexiquense, Universidad Católica de Eichstatt, 2002, pp. 27-65
Inoue, Yukitaka.“Los títulos primordiales del centro de México: una perspectiva para su análisis”. Cuadernos Canela, vol. XV, 2003, pp.85-97.
Cummins, Thomas B. F., “Los qyilcakamayoq y los dibujos de Guaman Poma” en Carmen Arellano Hoffmann et. al., (coords.), Libros y escritura de tradición indígena. Ensayos sobre los códices prehispánicos y coloniales de México. México, el Colegio Mexiquense, Universidad Católica de Eichstatt, 2002, pp. 185-215.
ORGANIGRAMA DE TRABAJO
Eje de trabajo Actividad Fecha de entrega
1. La historiografía colonial como expresión de la ruptura de una visión del mundo y su relación con la búsqueda de justificaciones político-teológicas para la conquista
En un trabajo que no exceda de 10 cuartillas realice los siguientes ejercicios: Identifique la tesis que postula cada uno de los autores leídos y precise el “espacio de experiencia” o “tiempo vivido” a partir del cual construyeron sus argumentos. Describa cómo elaboraron dichos argumentos y mencione las fuentes que utilizaron. Además tomando como base los textos leídos explique cómo se alteró la cosmovisión cristiana occidental a partir del descubrimiento del Nuevo Mundo, los debates que
tercera semana
este acontecimiento despertó en el siglo XVI y cómo fueron retomados durante la Ilustración. Escriba una conclusión en donde relacione las dos partes del trabajo.
2. Administración colonial y conquistadores
En un trabajo de 10 cuartillas máximo elabore un ejercicio comparativo entre uno de los cronistas conquistadores, haya resultado exitosa o fracasada la expedición conquistadora, con uno de los autores que escribió como funcionario del Estado, ya fuera como visitador o cronista real. Por último, compare a los dos escritores elegidos con Carlos de Singüenza y Góngora. Para establecer con mayor facilidad el horizonte de enunciación de los autores así como su intencionalidad al escribir su obra.
sexta semana
3. Evangelización y órdenes religiosas
Establezca en un máximo de seis cuartillas:
a) las diferencias temáticas y explicativas respecto de los nativos americanos entre los primeros cronistas religiosos y aquellos que redactaron sus obras después del Concilio de Trento
b) los principios dominantes de la interpretación histórica cristiana
octava semana
católica.
4. El mundo americano antes y después de la conquista: códices, cronistas indígenas y mestizos
En un máximo de ocho cuartillas especifique cómo registraban el pasado los pueblos del altiplano central mesoamericano y los del área andina. A partir de esta identificación puntualice cuáles elementos pueden detectarse como continuidades en la escritura de los mestizos y cómo adaptaron la tradición hispana cristiana
décima semana
Hilo conductor: Género, temporalidad, espacialidad, principios dominantes y discursos de la producción historiográfica colonial
Elabore una propuesta de clasificación de la producción historiográfica colonial utilizando las lecturas que realice para desarrollar los ejes de trabajo del trimestre.
doceava semana
BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
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