hoja dominical - tono 5- domingo de la ortodoxia
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TROPARIO DE LA RESURRECCIÓN - Tono 5°
Coro: Al Verbo Coeterno con el Padre y el Espíritu, / nacido por nuestra salvación de una
Virgen, / oh fieles, adoremos y alabemos, / porque él quiso ser levantado en La Cruz en la
carne, / y padecer la muerte, / y levantar a los muertos/ por su gloriosa Resurrección.//
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los
siglos. Amén.
CONTAQUIO DE LA RESURRECCIÓN - Tono 5°
Coro: Al infierno, Salvador mío, / descendiste y quebrantaste sus puertas, / siendo
Todopoderoso. / Y levantaste contigo a los muertos, / siendo Creador, / y destruiste el
aguijón de la muerte. / Adán también ha sido libertado de la maldición, / oh Amante de los
hombres, / y por tanto clamamos: oh Señor, sálvanos.//
Diácono: Atendamos.
Sacerdote: Paz a todos.
Lector: Y a tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: PROQUIMENO en el Tono 5°
Lector: Nos protegerás, oh Señor; nos conservarás desde esta generación, y por siempre
jamás.
Coro: Nos protegerás, oh Señor; / nos conservarás desde esta generación, / y por
siempre jamás. //
Verso: Sálvame, Señor, pues ya no hay más hombre justo.
Coro: Nos protegerás, oh Señor; / nos conservarás desde esta generación, / y por
siempre jamás. //
Verso: Nos protegerás, oh Señor.
Coro: Nos conservarás desde esta generación, / y por siempre jamás. //
Diácono: Sabiduría.
ECTURA DE LA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A LOS HEBREOS. (Hebreos. 11: 24 – 26, 32 – 12: 2)
Diácono: Atendamos.
Hermanos: Por la fe, Moisés, ya adulto, rehusó ser llamado hijo de una hija de
Faraón, prefiriendo ser maltratado con el pueblo de Dios a disfrutar el efímero
goce del pecado, estimando como riqueza mayor que los tesoros de Egipto el
oprobio de Cristo, porque tenía los ojos puestos en la recompensa. Y ¿para qué
continuar? Pues me faltaría el tiempo si hubiera de hablar sobre Gedeón, Barac,
Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas. Estos, por la fe, sometieron reinos,
hicieron justicia, alcanzaron las promesas, cerraron la boca a los leones; apagaron
la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, se curaron de sus
enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazando ejércitos extranjeros; las
mujeres recobraban resucitados a sus muertos. Unos fueron torturados, rehusando
la liberación por conseguir una resurrección mejor; otros soportaron burlas y
azotes, y hasta cadenas y prisiones; apedreados, torturados, serruchados, muertos a
espada; anduvieron errantes cubiertos de pieles de oveja y de cabras; faltos de
todo; oprimidos y maltratados, ¡hombres de los que no era digno el mundo!,
errantes por desiertos y montañas, por cavernas y antros de la tierra. Y todos ellos,
aunque alabados por su fe, no consiguieron el objeto de las promesas. Dios tenía ya
dispuesto algo mejor para nosotros, de modo que no llegaran ellos sin nosotros a la
perfección. Por lo tanto, también nosotros, teniendo en torno nuestra tan gran nube
de testigos, sacudamos todo lastre y el pecado que nos asedia, y corramos con
fortaleza la prueba que se nos propone, fijos los ojos en Jesús, el que inicia y
consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponía, soportó la cruz sin
miedo al deshonor y está sentado a la diestra del trono de Dios.
Sacerdote: Paz a ti.
Lector: Y a tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: ALELUYA, en el Tono 5°
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Lector: De tus misericordias, Señor, cantaré para siempre, de generación en generación
proclamaré tu verdad con mis labios.
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Verso: Porque tú has dicho, la misericordia se erigirá para siempre. Tu verdad se
establecerá en los cielos.
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Diacono: Sabiduría. Estemos de pie, escuchemos el Santo Evangelio.
Sacerdote: Paz a todos.
Coro: Y a tu espíritu.
ECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN. (Juan. 1: 43 – 51)
CORO: GLORIA A TI, SEÑOR, GLORIA A TI.
Sacerdote: Atendamos.
En aquel tiempo: El Señor, quiso ir a Galilea al día siguiente, y encontrándose con
Felipe, le dice: Sígueme. Felipe era de Betsaida, de la ciudad de Andrés y Pedro.
Felipe se encuentra con Natanael y le dice: Ese del que escribió Moisés en la Ley,
y también los profetas, lo hemos encontrado: Jesús el hijo de José, el de Nazaret.
Le respondió Natanael: ¿De Nazaret puede haber algo bueno? Le dice Felipe: Ven
y lo verás. Vio Jesús que se acercaba Natanael y dijo de él: Ahí tienen a un israelita
de verdad, en quien no hay engaño. Le dice Natanael: ¿De dónde me conoces? Le
respondió Jesús: Antes de que Felipe te llamara, cuando estabas debajo de la
higuera, te vi. Le respondió Natanael: Rabí, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el Rey
de Israel. Jesús le contestó: ¿Por haberte dicho que te vi debajo de la higuera,
crees? Has de ver cosas mayores. Y añadió: En verdad, en verdad les digo: verán el
cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre.
CORO: GLORIA A TI, SEÑOR, GLORIA A TI.
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