hojas al aire no.4

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Alquimia poética Jorge Cuesta, “el Alquimista”, nació en 1903 en Córdoba, Veracruz, y renació un año después tras caer de los brazos de su niñera. Llegó a la ciudad de México para convertirse en violinista, pero resultó químico, y más que eso, poeta. Unió su soledad con la de otros autores para formar el grupo sin grupo conocido como “los contemporáneos” -un “archipiélago de soledades”, diría Villaurrutia-. En 1930 viajó a Europa, donde convivió con Bretón, Pellicer, Ramos, Lazo, entre otros. De ahí regresó como poeta maldito, como el poeta maldito de México. Aunque siempre quiso mantenerse en los límites de lo racional, dejó como prueba de ello sus ensayos y su gran poema filosófico “Canto a un dios mineral”, la locura lo Hojas al aire, a la deriva, con vocación y convicción, quiere cosechar y sembrar, reclamar un espacio para la literatura que se encuentra al margen del canon institucional y de las modas. Cosechar con la recuperación de la literatura desperdigada en los puestos de las calles, en las librerías de viejo, y sembrar con nuevos textos de escritores ya olvidados, aún vivos. Un esfuerzo más por difundir una semilla pequeña de literatura, pero rebosante de nuevos bríos. venció y en 1942, tras un primer ataque en el que se acuchilló los testículos, se colgó con las sábanas de su cama en el sanatorio mental donde se encontraba internado: “Porque me pareció poco suicidarme una sola vez. Una sola vez no era, no ha sido suficiente”. UN ERRAR SOY... Un errar soy sin sentido, y de mí a mí me traslada; una pasión extraviada, y un fin que no es diferido. Despierto en mí lo que he sido, para ser silencio y nada y por el alma delgada que pase el azar su ruido. (continúa en la siguiente página)

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Hojas al aire, a la deriva, con vocación y convicción, quiere cosechar y sembrar, reclamar un espacio para la literatura que se encuentra al margen del canon institucional y de las modas. Cosechar con la recuperación de la literatura desperdigada en los puestos de las calles, en las librerías de viejo, y sembrar con nuevos textos de escritores ya olvidados, aún vivos. Un esfuerzo más por difundir una semilla pequeña de literatura, pero rebosante de nuevos bríos.

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Page 1: Hojas al aire No.4

Alquimia poética

Jorge Cuesta, “el Alquimista”, nació en 1903 en Córdoba, Veracruz, y renació un año después tras caer de los brazos de su niñera. Llegó a la ciudad de México para convertirse en violinista, pero resultó químico, y más que eso, poeta. Unió su soledad con la de otros autores para formar el grupo sin grupo conocido como “los contemporáneos” -un “archipiélago de soledades”, diría Villaurrutia-. En 1930 viajó a Europa, donde convivió con Bretón, Pellicer, Ramos, Lazo, entre otros. De ahí regresó como poeta maldito, como el poeta maldito de México. Aunque siempre quiso mantenerse en los límites de lo racional, dejó como prueba de ello sus ensayos y su gran poema filosófico “Canto a un dios mineral”, la locura lo

Hojas al aire, a la deriva, con vocación y convicción, quiere cosechar y sembrar, reclamar un espacio para la literatura que se encuentra al margen del canon institucional y de las modas. Cosechar con la r e c u p e r a c i ó n d e l a literatura desperdigada en los puestos de las calles, en las librerías de viejo, y sembrar con nuevos textos de escritores ya olvidados, aún vivos. Un esfuerzo más por difundir una semilla pequeña de literatura, pero rebosante de nuevos bríos.

venció y en 1942, tras un primer ataque en el que se acuchilló los testículos, se colgó con las sábanas de su cama en el sanatorio mental donde se encontraba internado: “Porque me pareció poco suicidarme una sola vez. Una sola vez no era, no ha sido suficiente”.

UN ERRAR SOY...Un errar soy sin sentido,y de mí a mí me traslada;una pasión extraviada,y un fin que no es diferido.

Despierto en mí lo que he sido,para ser silencio y naday por el alma delgadaque pase el azar su ruido.

(continúa en la siguiente página)

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(viene de la portada)

Entre la sombra y la sombrami rostro se ve y se nombray se responde seguro,

cuando en medio del abismoque se abre entre yo y yo mismo,me olvido y cambio y no duro.

Hoja al aire. No. [email protected]<http://www.hojaalaire.blogspot.com>

Editores:Corrector de estilo: Leonardo CarabelDiseño: Abraham Peralta VélezDifusión: Berenice Patiño

Azules y negros<www.azulesynegros.blogspot.com>Tierra Húmeda<www.tierraumeda.blogspot.com>Octubre, 2012 México D.F. Hoja Mensual de literatura

NO PARA EL TIEMPO, SINO PASA; MUEREla imagen de sí, que a lo que pasa aspiraa conservar igual a su mentira.No para el tiempo; a su placer se adhiere.

Ni lleva al alma, que de sí difiere,sino al sitio diverso en que se mira.El lugar de que el alma se retiraes el que el hueco de la muerte adquiere.

Tan pronto como el alma el cambio habita,no la abandona el cambio en lo que dejani de la vida incierta la separa;

se aventura y su riesgo sólo imitaal tiempo entonces su razón perpleja,pues goza la razón, más no se para.

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Foto: Jorge Cuesta

EL AIRE, DE ÉL ME DESPOJA,pero, en cambio de su tacto,me da a soñar su contactocon la amplia sed de la hoja.

Ya no en sí misma se alojala dicha, infiel a su pactocon ella misma, en el actoen que el árbol se deshoja.

Es el árbol quien apaga,no el aire más dilatado,la sed que se consumía.

Exhausta la hoja, vaga,suspensa de su pasado,por la distancia vacía.

Poem

as d

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rge

Cues

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De las librerías de viejo

FRANCISCO HERNÁNDEZ PÉREZEmborrachándose de momentos; por Enrique Gallegos

A la poesía se llega observando, reflexionando y echando a andar la curiosidad, así describe su trabajo el poeta Francisco Hernández, quien en el 2012 ha vivido 66 años. Embriagado de música y con una carrera poética que ha cabildeado en contra del olvido, el veracruzano, nacido en Tuxtla en 1946, ha publicado más de 20 títulos desde 1974. En el primero, Gritar es cosa de mudos, el poeta se va haciendo a cada paso, en su viaje interno y emborrachándose de momentos.

En esa niñez que no escogió, Francisco llegó a pensar que no tenía destino, pues los espíritus vulgares no lo tienen, y creyó, también, que al decidir ser poeta terminaría muerto, igual que su tío, borracho de amor en la banqueta, a la deriva en una hogar de una mujer casada.

Francisco Hernández es un melómano y tiene una envidiable afición por la pintura y la comida; conocedor de la poesía mexicana, se formó en los versos de Díaz Mirón y López Velarde para, más adelante, conceder la justa reverencia a Octavio Paz. Así llegó uno de sus trabajos más provocativos, Moneda de tres caras, título que le valió el premio Xavier Villaurrutia en 1994, donde reunió tres poemarios, en los cuales la fuerza y densidad de la palabra pueden crear una atmósfera de sensaciones tormentosas. En estos poemarios, Hernández se adentra en la imaginación y después en la locura de tres hombres cuya norma fue estar en contra de sí mismos.

En el primero, De cómo Robert Schumann fue vencido por los demonios, Hernández decide recrear, a través de lo que le inspiran las composiciones del músico, las escenas de los últimos momentos de su vida, cuando más intensa se había vuelto su locura, y trata de exponer la estrecha conexión que existe entre la poesía y la música. Este experimento en el que la música se vuelve una experiencia confirma el carácter arriesgado de la poesía de Hernández. De la misma manera se le da un tratamiento nada convencional al tema de la locura en el segundo y en el tercer poemario incluidos en Moneda de tres caras.

En Habla Scardanelli se interna en la cabeza de Hölderlin para describir la intensidad y lo amargo de sus emociones y la tormentosa relación que sostenía con Susette Gontard; lo mismo sucede con Cuadernos de Borneo, donde el mexicano recrea, a manera de diario, las alucinaciones del poeta maldito Georg Trakl en su

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estancia demencial y ficticia en la isla del continente asiático. En cada caso no es el mexicano quien habla, sino un alter ego creado en conjunto con esos artistas para vivir y compartir sus

(continúa en la siguiente página)

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experiencias demenciales surgidas después de ese sañudo experimento. Para no dejar a Hernández en las fauces del olvido diré también que en su

obra hay poemas eróticos y de un humor con buen gusto, además de pequeños poemas cuya intensión es similar al aforismo, y, quizá de lo más recomendable, una constante presencia de lo popular, como en el caso de su heterónimo Mardonio Sintra: jaranero borracho y enamorado de la mujer, melancólico aventurero creador de las Coplas de Barlovento y de Una roja invasión de hormigas blancas, un canto insolente y divertido al amor que nos presenta la frescura y el ingenio del improvisador de coplas.

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HASTA QUE EL VERSO QUEDEQuitar la carne, toda,hasta que el verso quedecon la sonora oscuridad del hueso.Y el hueso desbastarlo, pulirlo, aguzarlohasta que se convierta en aguja tan fina,que atraviese la lengua sin dolenciaaunque la sangre obstruya la garganta.

PARA MATAR UN PÁJAROPara matar un pájarotoma unas tijeras tan grandescomo su envergadura.No se las claves en el pechoni tajes su garganta.Corta sus alas.La nostalgia del vuelohará que se arrojepor el desfiladero.

HECHO DE MEMORIAEl poeta no duerme: viaja por la cuerda del tiempo.

El poeta está hecho de memoria:por eso lo deshace el olvido.

El poeta no descansa:el tiempo lo desgastapara probar que existe.

ÚLTIMA VOLUNTADCuando yo muera,ponte un vestido blancoy enciende una candelafrente a un ramo de nubes.Con el vestido blanco,haz la espuma de un ríoque llegue hasta mi infancia.Con el ramo de nubes,dibuja otra Vía Láctea.Con la luz de la vela,quema estas palabras.

MARIPOSATu sexo, una mariposa negra.Y no hay metáfora:entró por la ventana y fue a posarse entre tus piernas.

(viene de la página anterior)

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El voladoLA PALABRA EDUCACIÓN de Juan José Arreola (1918-2001)por Abraham Peralta Vélez

Hace ya mucho tiempo, tanto que ni siquiera me acuerdo, que hallé esta vieja edición, a punto de quebrarse en hojas sueltas, de los escritos sobre nociones educativas del afamado Arreola, donde rebosa la esperanza por el espíritu libre, creativo y ético, en contraposición del avance técnico-científico, del poder y la obligación educativa. Más vale aprender a ser hombres, que aprender a hacer máquinas, edificios y reclusorios educativos.

Les comparto una selección de esos textos, del humanista Arreola, para que se den ustedes a la idea, sin más intermediario que este puente introductorio:

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Se necesita que ya no haya líderes importantes ni dirigentes de multitudes, sino que cada hombre sea capaz de conducirse a sí mismo, como el que puede arreglar sus negocios con el má allá.

¿Quién se propone ser original, ni en forma ni en contenido? Lo importante es dar a lo general el hálito de la persona. Todos los hombres han vivido la historia del mundo, pero me siento obligado a hacer mi traducción del ser, mi propia versión.

Mis viajes no han influido absolutamente en mi obra. Todas las cosas que he visto son como me las había imaginado. No tengo ganas de ir a parte alguna. Mi cultura no aumenta si viajo y no quiero aumentar mi repertorio de sensaciones visuales. Prefiero viajar hacia dentro.

Me horroriza tanto progreso en el orden de poner ladrillos unos encima de otros, en grabar ruedas dentadas, en disociación y en la fisión de la materia. El hombre ha combinado los elementos hasta llegar a los mejores análisis y síntesis. Pero sólo importa el progreso ético. La gente ahora se enriquece a costa de su pobreza espiritual en medio del apogeo de ciencias y técnicas. Ésta es la prueba evidente del fracaso de nuestra civilización, que siempre ha ido contra la vida. En todas mis pláticas una

cosa me lleva a otra. La gente vive conmigo el trance auténtico de la libre asociación. Están ante un hombre al que se le ocurre lo que va diciendo. No creo en otra posibilidad, sino ser.

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LAS BRUJAS PUTONASLeonardo Teja

Los nuevos olvidados

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Bragas tan blancas sólo con magia y jabón Roma, ni con sándalo ni con sol. Las mojan sin amor las brujas putonas.

La gimnasia obligatoria da a las brujas unos muslos mágicos como pinzas. Ha sido un gasto significativo para Chulo Camacho, aun así, más barato si tomamos la importación rusa como camino a la gloria kamasútrica.

Chulo Camacho una canica carga por ojo, pasa lista y control cualitativo a las subordinadas, “acá, mija, no hay sindicatos, haga la magia con mi varita”.

La Calandria saca la casta. Una hora pisa cual gallina y, calata calata, lava con lluvia su trabajo.

“Amor y chamba, si pagas: mandas”, dijo Chulo Camacho. Slogan cabrón para cautivar al público fino y distinguido. Su fin: formar una familia con la Calandria, pagar un falcon fiusha y una mansioncita al INFONAVIT. Todo saldrá con su astucia y un sudor disciplinado, vamos Calandria y compañía.

Un pacto con Don Diablo para dar una manita gatuna a las muchachas, no importan las cochinadas por la talacha: todo lo lava la lluvia.

EL ÁRBOLJuan Cervera Sanchís Jiménez y Rueda

El árbolde la vida,instanteainstante,se deshojay, al mismo tiempo,milagrode milagros,instante a instante, vivamenteretoña.

HAIKUS Fernando Emilio Saavedra Palma

Tomo tus piespétalos dolientes

inmaculados.

Ella, manantial...

Él, es, tiempodistante

vida en vidas.

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PRAXISAxel Velasco

YoSimplemente

les digo que antesdebemos hacer una pira,

debemos quemar los librosmuertos en sus voces cuajadas,

debemos tirar nuestros versos en lahoguera, debemos romper las nieblas

que envuelven nuestros propios cuerpos,entregar nuestros ojos desnudos en la luz

Roja y cercenada de las estrellas, necesitamosque ardan las arterias y las plantas, las lámparas,

los peces, las aspirinas, los psiquiatras, las pastillascontra la angustia: el psicoanálisis y sus Yocastas,

sus Elektras, sus Layos, sus Edipos y todasu turba de desesperados: que ardan

si en verdad deseamos que vengala luna o la nada a liberarnos

como una llama negraque se sumerja en

los ojos vacíosde Dios:

Yo.

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Sin Dios se anda como dipsómano.

Prefiero el corazón de la víspera, que la vuelta sin latidos.

La multitudes son un tren desbandado, que tan pronto como pasa escandoloso, se ahoga en el olvido.

Un gorrión recoge migajas de las conversaciones.

Fuegos

Si quieres colaborar:Se reciben cualquier tipo de textos, poesía, ensayo, narrativa, diálogos... que puedan caber en estas Hojas al aire, es decir, no más de dos cuartillas, Times New Roman, núm. 12. Con nombre del autor, fecha de nacimiento y lugar de procedencia.E-mail: <[email protected]>Si quieres, lector o colaborador, imprimir estas páginas en casa y regalarlas a quien gustes, serás aire de esta literatura. El propósito es crear una red cada vez más amplia, con los recursos posibles.

COLIBRÍAbraham Peralta Vélez

Colibrí, me canséde que faltaras, bueno, a la vida.

Colibrí a cuenta gotasde añil y menta.

Volví a tu aroma, volví,a tu aroma de alas rotas.

Un futuro perdidoy justo y libérrimo

encontré en tu ausencia.

Colibrí, me canséde que ya no volvieras, puro y cielo.

Me cansé de ser buenoen mundo de asesinos.

Colibrí, me colguédel árbol del engaño

a ver cuándo venías de nuevo,y me eras, Colibrí.

Angel GanivetOcurre con las obras de arte como con las mujeres: las que son de muchos concluyen por no ser de ninguno.

El ropaje poético de un poeta incipiente es como el vestido de un niño que está creciendo. Bien o mal hecho, no tarda en quedarse corto.