holanda en américa
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HOLANDA EN AMÉRICA, COMO OTROS REINOS
La expansión española por Latinoamérica es bien conocida por los
mexicanos, pues forma parte de la identidad nacional. La conquista del
nuevo mundo por los españoles está plagada de procesos que se dan a
conocer en las escuelas y universidades para introducir a los individuos con
una realidad que les concierne, sin embargo el proceso de conquista por
parte de la corona Holandesa es desconocido por la mayoría de la
sociedad, siendo que el conocimiento de este suceso y el de otras
colonizaciones a través de América Latina, es de suma importancia, pues
formulan un sentimiento de unidad mayor al nacional, el arraigo a la unión
no homogénea que somos como continente, como raza, como personas.
América colonial se construyó paulatinamente por medio de una serie
de conquistas, con diversos modelos representantes de cada nación
europea decidida a expandir sus territorios. Así pues, España por medio de
su modelo ibérico castellano se involucró en un viaje, financiado por el
estado, de exploración en búsqueda de nuevas rutas de comercio y al
encontrar un mundo desconocido, se dieron a la tarea de evangelizar a los
individuos autóctonos, hacerlos fieles a la corona española y del mismo
modo hacer una organización socio-política semejante a los reinos de
castilla, es decir que su objetivo cambió al conocer nuevas tierras, su
Universidad Autónoma de QuerétaroFacultad de Filosofía
Licenciatura en Historia
América ColonialMargarita Espinosa Blas
Mónica María Cano Herrera
principal intensión se volvió expandir sus terrenos y hacer colonias de
poblamiento y encuadramiento a diferencia del modelo holandés, el cual
comenzó de improviso por el cierre de los puertos de la península Ibérica al
comercio, es decir que los neerlandeses, como potencia marítima se vieron
forzados a abrirse camino en el comercio con el caribe, por medio de
empresas privadas.
Si bien la llegada de los españoles a tierra nueva fue en 1492, en el
caso holandés se han situado cronológicamente en 1542 y podría decirse
que las razones de dichas expediciones se justifican entre viajes de
descubrimiento de tierras míticas y la búsqueda de productos tropicales de
las Indias occidentales para llevar a la metrópoli, pero hasta 1630, se
conforma un modelo colonizador pues la prosperidad económica, el
humanismo estoico y la religión protestante que se extendió en dichas
tierras, hacían que el estilo de vida austero, anterior a 1630, fuera
confortable y no tuviera la necesidad de implantar colonias en las afueras.
De tal manera se entiende que la primera diferencia y de las más
significativas, entre el modelo ibérico castellano y holandés se basa no solo
en las fechas de llegada a otras tierras, sino en las razones de expansión.
Mientras que uno lo hace por legitimar el poder, otro lo hace por subsistir en
medio de un comercio internacional.
Para el siglo xvi los neerlandeses se apoderaron de algunas de las
pequeñas islas (Aruba, Bonaire y Curaçao) aparte de su control sobre las
denominadas islas de Barlovento, de las que formaban parte Saba, San
Eustaquio y San Martin. Estas pequeñas Antillas eran conocidas en la
época como “islas inútiles” y habían sido marginadas por parte de otros
imperios europeos. Es decir que Holanda se encargó de poblar aquella
zona olvidada por las potencias imperiales como España, que no supo
sacarle el provecho que utilizaron los neerlandeses posteriormente, debido
a la razón de que no se buscaba lo mismo al conquistar estas islas.
Mientras la colonización española e inglesa de América conocieron una
gran expansión en las áreas continentales, la República Holandesa se vio
acotada a la ocupación real de pequeñas islas antillanas
El modelo inicial de colonización neerlandés, tal como se detalla en
documentos pertenecientes a la constitución de la Compañía Holandesa de
las Indias Occidentales, se debía basar en conducir a familias
neerlandesas/protestantes a los nuevos territorios americanos, donde
tendrían acceso a tierras en propiedad privada y se les ofrecería también la
facilidades de crédito a largo plazo, con bajos intereses, a diferencia del
modelo español, que pretendía recrear reinos a su imagen y semejanza
para que sustentaran el poder ibérico. La compañía neerlandesa llevo
repetidos intentos de colonización demográfica en los territorios caribeños,
bajo la supervisión de la dirección de las compañías y no de los Estados
Generales, es decir, los procesos de colonización se forjaron dentro de un
esquema que fue, desde el principio, articulado en torno a compañías por
acciones y con una impronta de negocio privado, no fue considerado nunca
un asunto de estado, tal como sucedió en el caso español.
Dentro de las Antillas Holandesas, los administradores y los
comerciantes se integraron como la elite blanca, mientras que por medio
de la Iglesia Católica Romana, que desempeñó un papel importante en la
represión de la cultura africana, se legitimó la esclavitud en la zona. Debido
a la falla del modelo básico neerlandés, poblacional, se buscaría hacer
crecer la colonia con mano de obra indígena o esclava a través de distintos
sistemas de control de la producción y de la explotación, con la mayoría de
población negra, igualando un poco al modelo Portugués, surgiendo así
haciendas para la extracción de las riquezas en estas zonas. Si bien la
corona española buscaba integrar a los indígenas por parte de instituciones
administrativas y legislaciones sobre las colonias, en Holanda no existieron
éstas y de otra manera se extendió un tipo de colonización comercial. En la
década de los setenta, la colonia tenía ya unos 80.000 habitantes, de los
que unos 5.000 eran blancos. El resto era población de color,
fundamentalmente esclava por lo que la mayoría pedía una legislación que
cubriera los derechos básicos de las Antillas, así se dieron levantamientos
de cimarrones. En igualdad con la Nueva España que se suscitaron
movimientos populares para legitimar el trabajo de las tierras que eran de la
población autóctona por antonomasia.
En cuanto al régimen administrativo implantado por los
neerlandeses, posterior a la falla del sistema demográfico, se puede
mencionar que en sus orígenes fueron similares al inglés y al portugués
dado el carácter de factorías o establecimientos comerciales que tuvieron
sus efímeras colonias, el impacto más importante de la presencia
holandesa en el Caribe se hizo notar en los aspectos económicos, el
comercio de los neerlandeses con regiones europeas y americanas, ayudó
a la consolidación de una infraestructura de economía de plantación. A
diferencia de una de las características del modelo español, donde
sobresalen los aspectos culturales que se mezclaron para formar una
sociedad hibrida, en las Antillas la mayoría de las sociedades se
mantuvieron en sus estamentos, es decir, todos juntos pero no revueltos.
Un producto deseado afanosamente en la época fue la sal, esencial
para la industria europea y necesaria para la conservación de la carne.
Normalmente, la sal se obtenía en el sur de Portugal, pero la unión de este
país con España bajo el reinado de Felipe II dificultó su comercio,
reprimiendo el tránsito de los navíos holandeses en 1606, por lo cual la
corona neerlandesa se vio obligada a conseguirla en el Caribe, donde
comenzaron a explotar las salinas de Araya, en Cumaná para el sustento
de la metrópoli y el intercambio con nativos caribeños. De esta manera los
holandeses adquirieron un papel protagonista en la región antillana. De
manera distinta a los castellanos, los cuales se vieron movidos por el metal
y en lugar de intercambiar en algún momento los productos con los
indígenas, solo había extracción para el monopolio con Castilla.
La explotación de sal y el tráfico de esclavos, entonces, se convirtió
en el principal negocio para los colonizadores neerlandeses. Los
comerciantes holandeses y los comerciantes judíos sefardíes de Curazao
vendían productos comerciales y esclavos afroamericanos a las colonias de
plantación y la península española, pues durante el período colonial,
Curazao era el centro del comercio de esclavos del Caribe.
Holanda logró algunos de sus objetivos planteados al verse
bloqueados por los puertos españoles, colapsaron el tráfico hispano en la
ruta de las Indias, mantuvieron a España a la defensiva y fundaron colonias
que sirvieron tanto de bases de aprovisionamiento de las escuadras
incursoras, como de almacenes donde guardaron productos europeos para
su intercambio por los tropicales, a la par de España se pudo mantener por
un tiempo la corona neerlandesa, consolidando una efímeras colonias en
las Antillas, pues pese a los indudables triunfos holandeses, no supo la
corona manejar los beneficios territoriales significativos en el Caribe, ni la
piratería que estaba en un apogeo enorme y controlar a la sociedad
mayoritaria esclava, lo cual volvió más complicado mantener su poder en
alto. A diferencia de la corona española que tuvo un quiebre en su reino
debido al sentimiento criollista surgido después de las reformas borbónicas.
A partir de la Paz de Nimega, Holanda prácticamente pierde el
monopolio comercial que había ejercido, motivo de su presencia en
América, cediendo el dominio de los mercados europeos en favor de
ingleses y franceses, así para 1648 San Martín se dividió pacíficamente
entre los Países Bajos y Francia, esta división sigue existiendo.
La Republica Holandesa no pudo mantener a sus colonias debido al
crecimiento de los imperios dominantes en los territorios vecinos, con
mayor experiencia en conquistas, pues estos imperios dominaron más
territorios americanos y como ya se habia mencionado con anterioridad, el
desarrollo del sistema de plantación en estas colonias fue grande y condujo
a una de las mayores concentraciones de esclavos, lo cual causó fuertes
luchas de los esclavos por su libertad, como no existían instituciones
administrativas que protegieran a los pobladores esclavos o autóctonos,
como en la Nueva España. La falta de unión entre las culturas habitantes
de dichas tierras interpreto que fue un factor el cual propició el corto tiempo
del régimen neerlandés en América Latina.
La presencia Holandesa en América fue de corta duración,
ejerciendo un modelo de colonización fluctuante según la situación, se
denota la inexperiencia al controlar espacios territoriales fuera de los límites
geográficos que mantenía la metrópoli, pero sirvió como experiencia según
Céspedes para que otros modelos colonizadores, como el danés y el sueco
tomaran sus precauciones. Aquí se puede concluir que el sistema
establecido por la corona española fue bastante efectivo, pues al adoctrinar
a los autóctonos y hacer una colonia de poblamiento con matices de
explotación, se da una conjugación cuasi perfecta para el dominio de una
nación, cosa que los Holandeses no pudieron formular debido al
sentimiento nacionalista que les impedía dejar las tierras conocidas para
involucrarse en un nuevo mundo y formar reinos más grandes, para solo
basarse en lo comercial. Aquí la importancia del exterminio indígena, como
lo hicieron ciertos modelos, o utilizar la religión como sometimiento para
mantener un orden y organización en pro de los nuevos colonizadores. Sin
duda alguna el modelo de colonización holandés fue una mezcla entre el
portugués, inglés y español, que no dio al final los resultados esperados
para perdurar en la historia, de manera física.
No por la falta de arraigo de la cultura Neerlandesa en las nuevas
tierras, se debe de exiliar de la historia que nos marca como entidad
latinoamericana, pues formo parte de un proceso en nuestras tierras y el
hecho de entender que América colonial fue parte de una evolución donde
se involucraron más naciones y culturas, que solo la española y
portuguesa, marca la pauta para entender la diversidad que caracteriza a
todo un continente.
ReferenciasMazin, O. (2007). Iberoamerica, del descubrimiento a la independencia. Mexico: Colegio de
Mexico.
PEASE, F. (2000). Historia general de América latina, vol. 2. Mexico: TROTTA.
Solana, A. C. (s.f.). Holanda en el Caribe desde la perspectiva comparada. Aportación al debate sobre los modelos de expansión en los siglos XVII y XVIII1 . CATHARUM Revista de Ciencias y Humanidades del Instituto de Estudios Hispánicos de Canarias, 39-48.