hontanar de armando salgado

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Premio de Poesía Carlos Eduardo Turón Premios Michoacán de Literatura 2015

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Page 1: Hontanar de Armando Salgado
Page 2: Hontanar de Armando Salgado

Premio de Poesía Carlos Eduardo Turón

GOBIERNO DEL ESTADO DE MICHOACÁN DE OCAMPO

Salvador Jara Guerrero

Gobernador de Michoacán

Marco antonio aGuilar cortéS

Secretario de Cultura

BiSMarck izquierdo rodríGuez

Secretario Técnico

irMa daza BanderaS

Secretaria Particular

María catalina Patricia díaz veGa

Delegada Administrativa

raúl olMoS torreS

Director de Promoción y Fomento Cultural

arGelia Martínez Gutiérrez

Directora de Vinculación e Integración Cultural

eréndira HerreJón rentería

Directora de Formación y Educación

JaiMe Bravo déctor

Director de Producción Artística y Desarrollo Cultural

Héctor García Moreno

Director de Patrimonio, Protección y Conservaciónde Monumentos y Sitios Históricos

MiGuel SalMon del real

Director Artístico de la Orquesta Sinfónica de Michoacán

Héctor BorGeS PalacioS

Jefe del Departamento de Literatura y Fomento a la Lectura

CONSEJO NACIONAL PARA LA CULTURA Y LAS ARTES

rafael tovar y de tereSa

Presidente

Saúl Juárez veGa

Secretario Cultural y Artístico

franciSco corneJo rodríGuez

Secretario Ejecutivo

ricardo cayuela Gally

Director General de Publicaciones

Page 3: Hontanar de Armando Salgado

Hontanar

Premio de Poesía Carlos Eduardo Turón

Armando Salgado

Gobierno del Estado de MichoacánSecretaría de Cultura

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

Page 4: Hontanar de Armando Salgado

Primera edición, 2015

© Armando Salgado

dr © Secretaría de Cultura de Michoacán

Colección:Premios Michoacán de Literatura 2015Categoría Poesía Carlos Eduardo Turón

Jurados:Francisco Javier Larios, José Eduardo Aguirrey Abdías Martínez

Coordinación editorial:Héctor Borges Palacios

Diseño de Colección:Jorge Arriola Padilla

Secretaría de Cultura de MichoacánIsidro Huarte 545, Col. Cuauhtémoc,C.P. 58020, Morelia, MichoacánTels. (443) 322-89-00 www.cultura.michoacan.gob.mx

ISBN: 978-607-9461-23-2

Impreso y hecho en México

Page 5: Hontanar de Armando Salgado

5

Presentación

Según la RAE (Real Academia de la Lengua Española), Hontanar significa “Sitio en que nacen fuentes o manantiales”.

Hontanar es un poema compuesto de 41 segmentos a manera de sonetos que el autor enumera de mayor a menor. Su narrativa dibuja espléndidas metáforas con olor al pasado en donde el primer verso, refiere a un poema de Rubén Darío, denominado “Canción de otoño en primavera”, seguido de fragmentos a los que imprime un marcado lirismo de evocación nostálgica.“Hubo un tiempo en donde nada preocupaba.” “La belleza era posible.”39

“Los abuelos conocían el nombres de todos los pájaros. Las jaulas eran árboles libres.” 36

“Las carreteras distinguían el paso de los hombres. El verdor de la vida era un rio cruzando nuestros ojos”36.

Page 6: Hontanar de Armando Salgado

6

En el presente trabajo, el autor denuncia una marcada influencia de la poesía moderna de finales del siglo XIX y principios del XX, de la llamada poesía post román-tica, en la que algunos poetas modernos retomaron el verso alejandrino como una expresión realista y como herramienta de estructura en la métrica de los párrafos.“Nunca se olvida el primer hijo…” “Nunca se olvidan los naranjos…” “Nunca se olvida la forma escurridiza de los años…”31

Cada palabra y cada sílaba describe el camino andado por el poeta, y en él va dejando significativos recuer-dos de su vida.“Cruzar el pueblo era trepar la barda y saltar al otro lado”29

“El mapa con todas las rutas era repartido como pan. El destino era luz que todos leían”28

Es importante notar a lo largo del contenido del traba-jo, el lirismo de su tesitura hasta notar en ella la musi-calidad armónica, como es el caso del fragmento nú-mero 27, que nos canta: “Eran las casas Tierra de temporal. Fincas aradas en el pueblo cicatrizadas en el brazo apuntaladas en las líneas de la mano…”27

Page 7: Hontanar de Armando Salgado

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No cabe duda el impacto sensible que tienen las metá-foras cuando el poeta las hace aparecer como viejas sabias para la reflexión de los hombres“En el sosiego anidaba la vida”15

“La voluntad no era suelo infértil. Las flores eran altas como cualquier edificio. La vida era un jardín sin rascacielos.”15

Hay una cierta intención amorosa y sublime del autor, al ir hilvanado el sentido evocativo de los fragmentos de vida que deja el discurrir del tiempo.“En cualquier jardín los labios de los jóvenes hacían juramentos. La ternura era otra manera de sembrar”

Nombres que hacen referencia a seres queridos se ha-cen presentes al final del de esta obra. Calles, casas, cielos, escuela, pueblo, noche, recuerdos, vida, etc. confluyen en el hontanar de Armando Salgado A Armando mi padre“Perdonar era sencillo. Nadie evitaba

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decir su tristeza en voz alta.”3

A Eva, Abel, Eduardo y Fernando“Los hermanos eran pequeños manantiales. Al jugar no había tormenta que los ofuscara.A Ahabram Huaroco Macías“Hubo un tiempo donde respirar era posible.” “La complicidad en el hogar no era un espejismo. Despertar era verla a tu lado y compartir el hijo por nacer.”0

Merecido ha sido el premio de poesía “Carlos Eduardo Turón” al escritor Armando Salgado que lo suma a la lista de creadores del Estado de Michoacán, como lo fue el propio Eduardo Turón, poeta uruapense, quien recibió el Premio Xavier Villaurrutia en el año de 1979 por su obra La libertad tiene otro nombre.

Ma. del Rosario Zamudio Zava

Page 9: Hontanar de Armando Salgado

A Gorety, ma coïncidence

Page 10: Hontanar de Armando Salgado
Page 11: Hontanar de Armando Salgado

Nací bajo una fe que no es la mía,pero la tierra y su follaje intensoa mi costado dieron un inmensodeseo de hontanar y mediodía.

Carlos Eduardo Turón

Page 12: Hontanar de Armando Salgado
Page 13: Hontanar de Armando Salgado

13

40

Juventud, divino tesoro,

¡ya te vas para no volver!

Cuando quiero llorar, no lloro...

y a veces lloro sin querer...

rubén darío

Page 14: Hontanar de Armando Salgado

14

39

Hubo un tiempo donde nada preocupaba.

Las tarimas de la vida eran fuertes elefantes.

El ocaso no era grieta

y la botica ofrecía fórmulas de olivo.

La belleza era posible.

El primer aeroplano

la bombilla incandescente

la casa de los padres

todo cabía —sabiéndolo tejer—

bajo cualquier impermeable.

Page 15: Hontanar de Armando Salgado

15

38

La lluvia se podía adivinar.

No era necesario

vender las pocas pertenencias.

Bastaba con oler un crisantemo

doblar la esquina de los ojos

y abrir las palmas ante la nostalgia.

La tierra destejaba escarabajos.

La niebla pastaba el horizonte.

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16

37

Las vacas molían recuerdos con su boca.

Sabrá el origen si mordieron edificios

y puentes peatonales

como seña de infortunio.

Eran testimonio del encanto.

Sus campanas atadas al cuello

oficiaban la noche.

Las estrellas titilaban

y el relato de la vía láctea

se inflaba

como fuerte colibrí.

Page 17: Hontanar de Armando Salgado

17

36

Los abuelos conocían

el nombre de todos los pájaros.

Los árboles no eran jaulas.

El anís y la distancia

cabían dentro de un silbo.

Las carreteras

distinguían el paso de los hombres.

El verdor de la vida

era un río cruzando nuestros ojos.

Page 18: Hontanar de Armando Salgado

18

35

Recuerdo la blancura del agua

el barandal de madera

los peces

las monedas y la fuente.

Sentíamos eternidad en el rostro

cada vez que un gorrión

enrojecía las manzanas.

La tarde era respiro

y el arroz

alimentaba las piedras.

Page 19: Hontanar de Armando Salgado

19

34

Mis abuelos no sepultaban sus lágrimas.

Encendían copal para nombrar

todos sus muertos.

Al desatar el llanto los dejaban marchar.

La gente levantaba su sombrero

como ofrenda.

La luz movía molinos

y el agua continuaba su trayecto.

Morir era otra forma de nacer.

Page 20: Hontanar de Armando Salgado

20

33

Ninguna casa escondía la vigilia.

Los desfiladeros

crecían lejos del kiosco.

Los nombres de las calles

eran nidos de calandrias.

Los espejos reflejaban esperanza.

Ningún terremoto

ninguna tempestad

nada entumía

los adobes del tiempo.

Page 21: Hontanar de Armando Salgado

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32

En una cicatriz la aguja

en la madeja varios recuerdos

en la fiebre las camisas

en la cómoda el calor

entre el calzado la ceniza

en el espejo los muertos

en el cajón una higuera.

Todo cabía en el ropero.

Page 22: Hontanar de Armando Salgado

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31

Nunca se olvida el primer hijo

sus gestos al nacer

la partera, la primera casa.

Nunca se olvidan los naranjos

el asma en el pupitre

la huerta en el pecho.

Nunca se olvida

la forma escurridiza de los años

al añejar nuestras canas.

Page 23: Hontanar de Armando Salgado

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30

Las panaderías eran túneles

al fondo del portón

sitios luminosos de harina.

El apetito hacía fila frente al horno.

En ese entonces repartían

el pan en bicicleta.

La abuela servía café

y alrededor del fogón

amasaba nuestro aliento.

La poesía era pan que mitigaba

todo tipo de cansancio.

Page 24: Hontanar de Armando Salgado

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29

Cubierto de hojarasca

respiraba los lindes del crepúsculo.

La última cerca escuchaba nuestra voz.

Cruzar el pueblo

era trepar la barda y saltar al otro lado.

El insomnio no cabía en los espejos.

El tranvía y los caballos

eran fuertes pulmones.

Los albores cabalgaban

al arribo del pasado.

Page 25: Hontanar de Armando Salgado

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28

El tren crecía como raíz de árbol.

La estación cabía en las palmas

y las vías circulaban nuestro dorso.

La taquilla —en blanco y negro—

ofrecía palomas al buen aire.

El mapa con todas las rutas

era repartido como pan.

El destino era luz que todos leían.

Page 26: Hontanar de Armando Salgado

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27

La luz se enroscaba en el tiempo

como hierba en el adobe.

Eran las casas Tierra de temporal.1

Fincas aradas en el pueblo

cicatrizadas en el brazo

apuntaladas en las líneas de la mano.

La luz envolvía nuestra epidermis.

Envejecer junto al naranjo

era esperar buena cosecha.

1 José Pablo Moncayo.

Page 27: Hontanar de Armando Salgado

27

26

Las golondrinas eran brújulas

para medir el aire.

Señalaban cumbres amarillas

al norte del sosiego.

En los bosques del oído

anidaban árboles de canto.

La resina

era memoria en la nariz.

Page 28: Hontanar de Armando Salgado

28

25

Creer en las mujeres

las jacarandas, la piedra.

Creer los santuarios

la lumbre, los besos.

Creer la oración

los misterios, sus lágrimas.

Creer en el alma de las féminas.

Page 29: Hontanar de Armando Salgado

29

24

Tener fe era importante.

No para tejer escombros

ni para empolvar la verdad.

Madurar un fajo de tormentas

permitía discernir

la fluctuación de los ríos

y el veneno sabio de la duda.

Page 30: Hontanar de Armando Salgado

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23

Decir alba era ajustar

en un verso

dos cuerpos desnudos.

Soplar luz sobre los nombres

era despertar eternidad

uno al lado del otro.

Page 31: Hontanar de Armando Salgado

31

22

El amor no era volátil.

Encumbraba inscripciones

inefables en la piel.

Era centro de la fertilidad.

Tenía el color de los duraznos.

Las personas lo palpaban

con prístina ensoñación.

Era siembra en el respiro

para curar el invierno.

Page 32: Hontanar de Armando Salgado

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21

Los relojes no comían

rastrojo de fantasmas.

No era necesario pesar

ni moler la brecha.

Bastaba levantar el rostro

y elegir una balsa a contraluz.

Page 33: Hontanar de Armando Salgado

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20

Los puentes conducían

al otro lado del olvido.

No había ríos indecisos

ni rumbos sin peces a la orilla.

Atravesábamos el parque

el vergel, la camelina.

Al cruzar la oscuridad

ningún latido se encorvaba.

Page 34: Hontanar de Armando Salgado

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19

Un papalote y dos gallos.

El aire amanecía

entre maíz y gorjeos.

Acariciaba los lóbulos

del pulmón.

Destejer el carrete

y delinear cometas

era trazar una sonrisa

en el pecho del abuelo.

Page 35: Hontanar de Armando Salgado

35

18

La cocina era ámbar

centro de la tierra.

Las tortillas crecían

entre cenizas y un fogón.

Un sorbo de café

llenaba el estómago.

La sal, el picante, la carne

eran piezas

de un mismo apetito.

El comal era sol

calentando mis manos.

Page 36: Hontanar de Armando Salgado

36

A Antonio Sánchez Pérez

17

Cortar madera

trozar la punta del machete

ver al padre herido.

Cortar hojas

masticar pulpa

encomendarnos al tiempo.

Cortar la milpa

y recordar

la misma leña

antes que nosotros.

Page 37: Hontanar de Armando Salgado

37

16

La entrada al pueblo

era un vaso de agua fresca.

Llegaban los viajeros

y colgaban su cansancio

entre los fresnos.

La dura ventisca del viaje

era arrullo al verlos dormir.

La duda nunca dobló sus pasos

cuando hubieron que marcharse.

Page 38: Hontanar de Armando Salgado

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15

En el sosiego

anidaba la vida.

Parvadas galopando ríos.

Nostalgia

limpia de cualquier sombra.

La voluntad

no era suelo infértil.

Las flores eran altas

como cualquier edificio.

La vida

era un jardín sin rascacielos.

Page 39: Hontanar de Armando Salgado

39

14

No había fábricas

para armar palomas

ni estacionamientos

bajo las pestañas.

El cielo

no era un cable enmarañado.

Los mercados acomodaban

su horizonte en un mismo lugar.

Dar los buenos días

era sentir el corazón en el saludo.

Page 40: Hontanar de Armando Salgado

40

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La cartografía del pueblo

no era un misterio para nadie.

El asfalto era un sueño pueril.

Los monumentos

no tenían miedo.

Cada peldaño

escalera

y callejón

nunca intuyeron otras formas

de ansiedad.

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12

En cualquier jardín

los labios de los jóvenes

hacían juramentos.

La ternura

era otra manera de sembrar.

Page 42: Hontanar de Armando Salgado

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11

El primer beso era el último.

Primera carta de amor

luz a lo largo de la calle.

Al entrecerrar

las pupilas

los candiles de la plaza

se encendían.

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10

La escuela era demasiado grande.

Cabía en nuestro pecho

como canto de algodón.

No se cuarteaba ante el polvo.

En ella el gozo ascendía

y la lluvia no se estancaba.

Aprender a leer

era soplar eternamente

un diente de león.

Page 44: Hontanar de Armando Salgado

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Los ángeles aún existían.

Era ver el vapor en sus palabras

y luz aterciopelando rocas.

Al contacto con su piel

cualquier enfermo sanaba.

Cantaban bajo la sombra del anís.

Escondían plegarias

en los frascos del azúcar.

Había un ángel en cada madre.

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Para curarnos la desdicha

bastaba

un sorbo de consuelo.

Los ríos subterráneos

se curaban al tercer respiro.

No avergonzaba sudar

ni tener cicatrices

mucho menos

arrojo en la bastilla del pantalón.

Era posible prosperar.

Page 46: Hontanar de Armando Salgado

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7

Los libros eran otros hijos.

Cabían en las manos sin apuro.

Un hogar en el librero

era posible

cada vez que dormían.

No sabían andar en bicicleta

pero sentían de frente

la velocidad del renglón.

Leer era verlos crecer.

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6

Los viejos amigos

los juegos, la pólvora

las escondidas

el antiguo pelenche.

A pesar de ser jóvenes

frente al designio

de lo incierto

nunca sofocamos

lluvia alguna.

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A Ángel Pahuamba

5

La amistad no era un papel

vagabundo

ni había que buscar

en el periódico

para hallar un hombre honesto.

La sinceridad crecía

de forma abundante.

Cara o cruz

más allá de la moneda

era un suelo firme para andar.

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4

Los silencios eran verdes.

Sabían traspasar los ojos

y robarle al cielo las lágrimas.

Eran melancolía

acumulada

en la quietud de la ausencia.

Navegar

era comprender los vacíos

postrados

en cualquier silla.

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3

Perdonar era sencillo.

Nadie evitaba

decir su tristeza en voz alta.

El dolor no mancillaba

las pupilas.

En contrapunto

tallaba quietud

en la madera del pecho.

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2

Aunque el mar

fuera un lugar distante

era posible

andar sobre él

con los ojos cerrados.

Ver a nuestra madre

jugar con el viento

era escribir

su nombre en la arena

y contemplarlo eternamente.

Page 52: Hontanar de Armando Salgado

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1

Los hermanos

eran pequeños manantiales.

Al jugar no había tormenta

que los ofuscara.

Un hogar mejor

cabía en nuestro acento.

Tomados de la mano

aceptábamos

la sabia imperfección

de la vida.

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A Abraham Huaroco Macías

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Hubo un tiempo donde respirar

era posible.

La madera de los pulmones

no acumulaba rencor.

El fuego era un murmullo.

La complicidad en el hogar

no era un espejismo.

Despertar era verla a tu lado

y compartir el hijo por nacer.

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Page 55: Hontanar de Armando Salgado

Se terminó de imprimir en agosto de 2015

en los talleres gráficos de Siete Cyan

ubicados en Oriente 2, No. 70

Cd. Industrial

Morelia, Michoacán, México

La edición consta de 1,000 ejemplares

y estuvo al cuidado del autor,

Wendy Rafael Macias y Martha Montaño.

En portada: Grabado en madera de autor desconocido.

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