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1926-1927

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Primer número de la revista Horizonte, de la serie Revistas Mexicanas Modernas publicada por el FCE.

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1926-1927

REVISTAS LITERARIAS MEXICANAS MODERNAS

HORIZONTE

REVISTAS LITERARIAS MEXICANAS MODERNAS

HORIZONTE1926-1927

Primera edición facsimilar, 2011

Horizonte, 1926-1927. — México : FCE, Universidad Veracruzana, Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo-INBA, 2011XXXI + 558 p. ; 27 × 21 cm — (Colec. Revistas Literarias Mexicanas

Modernas) Edición facsimilarISBN 978-607-16-0737-9 (FCE)ISBN 978-607-605-070-5 (INBA)

1. Horizonte (Revista) México 2. Literatura mexicana — Siglo XX — Publicaciones periódicas mexicanas I. Ser.

LC PQ7154 Dewey M860

Distribución mundial

Diseño de portada: Teresa Guzmán Romero

Agradecemos al Gobierno de Veracruz su ayuda para realizar esta edición facsimilar.

D. R. © 2011, Gobierno del Estado de VeracruzEditora de GobiernoKilómetro 16.5 carretera federal Xalapa-Veracruz, Miradores del Mar, Mpio. Emiliano Zapata; 91639, Veracruz, México

D. R. © 2011, Universidad VeracruzanaDirección General EditorialHidalgo 9, Centro, Xalapa, VeracruzApartado postal 97, C. P. [email protected]

D. R. © 2011, Instituto Nacional de Bellas Artes y LiteraturaMuseo Casa Estudio Diego Rivera y Frida KahloAv. Altavista esquina Diego Rivera s/n, San Ángel InnDelegación Álvaro Obregón, 01600

D. R. © 2011, Fondo de Cultura EconómicaCarretera Picacho-Ajusco, 227; 14738 México, D. F.Empresa certifi cada ISO 9001:2008

Comentarios: editorial@fondodeculturaeconomica.comwww.fondodeculturaeconomica.com Tel. (55)5227-4672; fax (55)5227-4640

Se prohíbe la reproducción total o parcial de esta, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

ISBN 978-607-16-0737-9 (FCE)ISBN 978-607-605-070-5 (INBA)

Impreso en México • Printed in Mexico

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NOTA DEL EDITOR

NUESTRA COLECCIÓN de Revistas Literarias Modernas, cuya publicación promovió y dirigió José Luis Martínez a partir del año 1979, con la intención de poner al alcance, tanto de legos como de conocedores, documentos condenados a sobrevivir en archivos de colecciones par-ticulares y hemerotecas, encuentra ahora nueva fuerza con la publicación de una revista repre-sentativa de una de las posiciones de vanguardia más discutidas en su época y en años poste-riores: el estridentismo, aunque se anuncia como “exponente de todas las ideas de vanguardia y de lucha del momento presente y la mejor tribuna del pensamiento revolucionario”, como un “periódico moderno, abierto a todas las tendencias nuevas, sin prejuicios ni vacilaciones”.

Horizonte empezó a publicarse en abril de 1926, en Xalapa, un año notable porque se hicie-ron las primeras pruebas de un invento revolucionario: la televisión, y Eisenstein estrenó su famosa película El acorazado Potemkin, para dar sólo dos ejemplos del aire revolucionario de la época.

Dar a luz en edición facsimilar una de las revistas de las que puede decirse que guiaban las tareas literarias de la revolución da pie para renovar el interés en muchos de sus colaboradores o mostrar las preferencias de quienes la dirigían por determinados autores o sectores intelec-tuales de otros países. No hay que olvidar, desde luego, el aspecto artístico y tipográfi co, que tuvieron en ella un medio de difusión y de compromiso con las nuevas corrientes realmente importante. En esta revista se dieron a conocer, por ejemplo, Tina Modotti y Edward Weston y colaboraron artistas como Leopoldo Méndez, Diego Rivera, Abraham Ángel, Rufi no Tamayo o Ramón Alva de la Canal, y tipógrafos como Fernández Ledesma.

Nos complace sobremanera, pues, continuar la labor que iniciara José Luis Martínez con esta nueva publicación, tratándose sobre todo de una revista de la importancia de la que tene-mos ahora en nuestras manos.

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PRESENTACIÓN

UNA EXPOSICIÓN más o menos reciente sobre el estridentismo, presentada de agosto a octu-bre de 2009 en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo, puso ante la mirada de los interesados los diez números de Horizonte. Revista Mensual de Actividad Contemporánea, que fue la tercera y última, y acaso también la más lograda, de las publicaciones ofi ciales de esa vanguardia nuestra de comienzos del siglo XX. De dicho encuentro con Horizonte surgió el propósito, hoy cumplido, de una edición facsimilar.

Los antecedentes son Actual (que logró diez números) e Irradiador (con tres). De Hori-zonte se tiraban diez mil ejemplares por número, algo nunca antes logrado por los estridentis-tas ni por muchos otros grupos o movimientos artísticos.

Corresponde la revista a una época más atemperada del movimiento, debido en parte a su traslado a Xalapa, donde, comandados por el poeta Manuel Maples Arce, aquellos que pudie-ron establecerse en esa ciudad colaboraron con el gobierno estatal del general Heriberto Jara. Coincide la revista con una identifi cación del grupo con los propósitos de los revolucionarios de ese tiempo; como se ha dicho también, los estridentistas habían adoptado fi nalmente “la vocación reconstructiva del modelo cultural de la posrevolución”. La revista, así como el pro-grama general de publicaciones del gobierno del general Jara, incluía “palpitantes cuestiones de la vida nacional”.

Dirigida por el poeta Germán List Arzubide, Horizonte fue diseñada e ilustrada por Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez. Salta a la vista el uso creativo, como elemento formal, de la tipografía. Entre los artistas que participaron en su elaboración debe mencionarse a Diego Rivera, José Clemente Orozco, Gabriel Fernández Ledesma, Tina Modotti y Jean Charlot.

La revista estuvo abierta a “las modernas doctrinas políticas, sociales, fi losófi cas y esté-ticas”. Se propuso “ampliar la visión hacia todos los rumbos”, con la promesa de que hallaría en ella lugar y atención aquello que signifi cara una manifestación de la actividad contem-poránea.

Con exponentes de todas las disciplinas artísticas en su lista de colaboradores, Horizonte canalizó el sentimiento integrador de las vanguardias del país.

CONSUELO SÁIZARPresidenta

Consejo Nacional para la Cultura y las Artes

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PRÓLOGO

TODA EXPOSICIÓN, cuando responde a una auténtica necesidad, nunca termina del todo. Que-da en el espectador y en el crítico como experiencia, se conserva en el catálogo que es su memoria y su complemento o, mejor todavía, da lugar a otras propuestas en el ámbito de la difusión cultural. Lo constatamos así con Vanguardia estridentista. Soporte de la estética revo lucionaria, muestra presentada en el Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo de agosto a octubre de 2009.

En la lista de obras de esta exposición destacó la colección de Horizonte. Revista Mensual de Actividad Contemporánea, de la que se publicaron diez números (ocho en 1926 y dos en 1927) y que fue la voz del movimiento en una segunda fase de su existencia, cuando, desde Xalapa y habiéndose matizado ya aquello de “la acción rápida y la subversión total”, se encauzó en correspondencia con los empeños de la posrevolución. La cabeza del estridentismo, el poe-ta Manuel Maples Arce, lo dirá de este modo: “A Germán List Arzubide le confi é la dirección de la revista Horizonte, que además de su moderno sentido literario tuvo una clara proyección social”. La presencia de dicha colección en el Museo Casa Estudio, su relectura y la considera-ción que de ella se hizo, en el sentido de que, por sus propósitos de apertura, integraba a la vanguardia artística toda del país, nos llevaron a tomar la decisión de rescatarla para benefi cio de nuevos lectores, además de prestarle de este modo el servicio que ello representa a los estu-diosos e investigadores de nuestras más signifi cativas manifestaciones estéticas.

Esta edición facsimilar de Horizonte, realizada junto con el Fondo de Cultura Económica y que ahora se pone a disposición del público interesado, se publica un año después del cente-nario de la Revolución mexicana, que el Instituto Nacional de Bellas Artes celebró con un programa específi co de exhibiciones y publicaciones.

Para el Instituto Nacional de Bellas Artes fue motivo de satisfacción colaborar con la muy prestigiada casa editorial en este esfuerzo que continúa con la práctica de las ediciones facsi-milares, una de las formas de conservar nuestro patrimonio artístico y cultural.

TERESA VICENCIO ÁLVAREZDirectora general

Instituto Nacional de Bellas Artes

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PRESENTACIÓN DE LA EDICIÓN FACSIMILAR DE HORIZONTE

LA LABOR de rescate de materiales originales es particularmente importante en esta época de revisiones y nuevos estudios. Horizonte. Revista Mensual de Actividad Contemporánea con-tiene una gran riqueza de información fundamental acerca del movimiento estridentista, que actualmente es de interés tanto para investigadores especializados como para estudiantes y público en general.

Por años la posibilidad de tener al alcance material de primera mano de la rica aportación que los artistas del estridentismo hicieron a través de la revista Horizonte fue sólo un sueño, un sueño compartido entre distintas instituciones y promotores.

Los pocos ejemplares que se habían logrado conservar al paso de los años de la revista Hori-zonte se encontraban cada vez más fuera del alcance de estudiosos e investigadores, desperdi-gados en colecciones privadas tanto nacionales como internacionales, por lo que resultaban prácticamente inaccesibles.

El carácter político de Horizonte, cuyas contribuciones muestran en su mayoría la ideolo-gía social y clara militancia de sus colaboradores dentro de los propósitos de la Revolución mexicana, testimonia que el movimiento estridentista, sin abandonar su estética, comienza a interesarse más por razones de índole extraliteraria. Horizonte ejemplifi ca cómo el movi-miento, a lo largo de 1926, logró sobre todo una defi nición política refl ejada en su publicación.

Gracias a la investigación realizada para la exposición Vanguardia estridentista. Soporte de la estética revolucionaria, inaugurada en agosto de 2009 en el Museo Casa Estudio Diego Ri-vera y Frida Kahlo, se logró localizar y digitalizar el contenido de los 10 números de la revista y los tres suplementos musicales para poder llevar a cabo, en colaboración con el Fondo de Cultura Económica y la Universidad Veracruzana, este importante aporte.

Gracias al esfuerzo de las investigadoras María Estela Duarte, Esther Hernández Palacios y Elisa Rashkin; de las curadoras de la muestra, Rocío Guerrero Mondoño y Mariana Sainz Pache-co; de los coleccionistas Erik List, Jesse Lerner y Francisco Reyes Palma, y de la Colección Libre-ría a Través de los Siglos y la Colección Editorial RM podemos ahora poner al alcance de todo el público materiales por demás frágiles, abriendo las puertas a nuevos estudios y revisiones.

MARÍA MONSERRAT SÁNCHEZ SOLERDirectora del Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo

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HORIZONTE: “FARO PALPITANTE QUE SEÑALE EL SENDERO DE ESTA HORA CONVULSA”

LA REVISTA Horizonte es probablemente el producto estridentista que en mayor medida refl eja el contexto histórico-social en el que se desarrolló el fenómeno de la vanguardia en México. En sus páginas es posible vislumbrar las inquietudes y los puntos de interés hacia donde esta-ba dirigida la opinión pública; soportes que los colectivos vanguardistas ansiaron acaparar desde el momento en que decidieron afi liarse al modus operandi del avant-garde.

La sociedad de las primeras décadas del siglo XX estuvo marcada por el progreso indus-trial, tanto el urbano-tecnológico como el que se experimentó en el campo de las ideas. Esta circunstancia tuvo un efecto a nivel planetario. Una de sus consecuencias fue la trans-formación de la propia cotidianidad, que afectó directamente rubros relacionados con el espacio de opinión —objetivo central de la vanguardia—, el uso del tiempo libre y el estilo de vida.

El nuevo ritmo de vida, con una marcada orientación aspiracional, propició la introduc-ción de la moda, el deporte, el automovilismo y el cine, con la consecuente construcción de nuevos espacios de reunión social: salones de baile, cines, clubes deportivos, restaurantes, peluquerías y tiendas departamentales, donde se desplegó y se generó la necesidad de poseer estas nuevas actitudes y enseres modernos, que devendrían en costumbres hasta ese momento inéditas y que paulatinamente se insertarían en la vida diaria.

En un primer momento, estas transformaciones fueron incorporadas mediante los órga-nos de difusión impresos, principalmente las revistas ilustradas, que empezaron a ocupar un lugar estratégico en la asimilación del proceso modernizador. Eran los medios responsables de la diseminación de la idea del progreso.

En el estudio de la evolución de las ideas críticas, de actitudes y preferencias que marcan y caracterizan las sucesivas épocas y periodos de la primera mitad del siglo XX, las publicaciones periódicas son un terreno de suma importancia, pues se presentaron como los nuevos escena-rios de difusión de las producciones culturales. Tales revistas —expresión viva de la vida mis-ma y, por ende, de los grupos vanguardistas— experimentaron un boom de producción sin precedentes y se consolidaron a lo largo de los primeros años de la década de 1920. Refl ejaban aspectos fundamentales de los procesos de la vanguardia. Se presentaban como los soportes ideales para puntualizar los rezagos y los grandes problemas sociales, al tiempo que consti-tuían el medio que señalaba caminos de desarrollo mediante un lenguaje directo. En este con-

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texto, los medios gráfi cos, en cuanto espacios modernos para la circulación de imágenes y construcción de representaciones socioculturales, cumplieron la función de hilo conductor del devenir histórico en los campos cultural y artístico. Las nuevas tecnologías de la imagen y sus posibilidades de reproducción e impresión gráfi ca estaban al servicio de la creación de un nuevo perfi l del hombre. A partir de este momento, la iconografía avanzó paulatinamente so-bre el territorio de las artes plásticas, completando la operación destinada a proveer de refe-rentes visuales a la modernidad.

Partiendo de ello, Horizonte sintetiza y sobre todo materializa la búsqueda de los postu-lados e ideales del grupo estridentista. En su origen estaba una explícita afi liación al avant-garde, con la publicación de la hoja volante Actual —que, como parte de una estrategia co-mún en el know-how vanguardista, apareció en un espacio público con el interés de acaparar la atención—, y posteriormente con diversas publcaciones, como la revista Irradiador, y colabo-raciones en la sección “Diorama estridentista” del Universal Ilustrado. El estridentismo logró afi anzarse dentro del espacio de la opinión pública. Sus personajes nucleares fueron actores de la actividad de cambio y ocuparon cargos públicos, lo que les permitió institucionalizar el mo-vimiento. Manuel Maples Arce, por ejemplo, fue secretario de Gobierno del gobernador del estado de Veracruz, el general Heriberto Jara. De este modo, los estridentistas se establecieron como una entidad ofi cial que formaba parte de un gobierno y en virtud de ello pudieron acce-der a un aparato que facilitara la creación de productos culturales capaces de llegar a un estra-to mayor de la opinión pública.

“NADA MEJOR QUE EL NOMBRE QUE SEÑALAMOS A ESTA PUBLICACIÓN QUE INTENTA SER GUÍA DE UNA ÉPOCA: HORIZONTE”

La aparición de Horizonte estuvo marcada por la etapa de institucionalización del movimien-to estridentista, con su consecuente adhesión al gobierno de Jara. Así, la revista se insertó di-rectamente entre los productos que surgieron a raíz de la Revolución mexicana, un aconteci-miento generacional1 que planteó la inminente modifi cación de los esquemas fundamentales del proyecto elaborado por el Porfi riato. El país sufrió una suerte de autodescubrimiento y se hizo consciente de una diversidad que negó la dictadura en aras de la homogeneización. Fue

1 Pedro Salinas, Literatura española del siglo XX, Alianza Editorial, Madrid, 1970, p. 31. Con acontecimiento o experiencia generacional, Julius Petersen, en su concepto de “generación literaria”, se refi ere a hechos históricos de tal importancia que, recayendo sobre un grupo humano, operan como aglutinantes de un estado de conciencia colectivo, que determina a la gen-eración que de él proviene. Este fenómeno, según señala Pedro Salinas, puede ser de tipo cultural —el Renacimiento— o un momento catastrófi co —una revolución o una guerra—. En este punto existen diversos mecanismos que conforman el am-biente del México de la década de 1920 y que sin duda dejaron una impronta en los individuos de aquella época. El acontec-imiento generacional que marcó a Horizonte fue la Revolución mexicana. El país necesitaba adaptar la ideología revoluciona-ria a la realidad. Tal como ha señalado Víctor Díaz Arciniega: “La cultura que se plantea como revolucionaria no se concibe como una abstracción desligada del entorno político ni de la realidad inmediata”.

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un verdadero choque cultural, que para el Estado mexicano se tradujo en un problema real, en términos de gobernabilidad.

La única solución era crear un gobierno que representara el triunfo de la Revolución y que hiciera evidente la diversidad del pueblo mexicano. En este sentido el proyecto vasconcelista fue clave, al inaugurar el consumo masivo de la cultura mexicana. El presidente Obregón fue capaz de vislumbrar que la cultura era un mecanismo fundamental para la legitimación de su gobierno. Por ello concibió, junto con su ministro de Educación, un programa de subordina-ción de la cultura nacional al Estado mexicano.

Éste fue el terreno en el que se gestaron algunos factores determinantes en el devenir his-tórico del país, como el surgimiento de una nueva clase social —justamente la que salió triun-fante del confl icto armado—, que se encargaría de poner en marcha ese nuevo proyecto desde múltiples frentes. Horizonte fue uno de ellos, en medio de un conglomerado de publicaciones que aparecieron en el México posrevolucionario; pues portaba aspectos importantes de la mentalidad en boga. Así pues, partiendo de que era un producto natural de la atmósfera a la que pertenecieron sus creadores, es factible aplicar a esta revista el concepto de generación acuñado por Pedro Salinas en su estudio sobre la Generación del 98:

La obra de un artista dentro de un movimiento de generación, por importante que sea, no es más que una

fase, uno de los ingredientes que entran en la composición total del complejo histórico. El artista puede

muy bien no percibir por lo inserto que se encuentra dentro de su obra, la profunda relación de coetaneidad

espiritual con aquellos que trabajan a su lado.2

El papel de los gobernantes iba a ser crucial. Como protagonistas del confl icto armado, pusieron todo su empeño y sus recursos en imponer la ideología de la Revolución. En este sentido, la presidencia de Plutarco Elías Calles fue determinante: tomó a su cargo el ideal de adecuar el nuevo sistema revolucionario a la realidad mexicana.

La fusión entre el estridentismo y la ideología revolucionaria se dio una vez que el colecti-vo se sintió afi anzado en la opinión pública. Surgió así lo que Adolfo Sánchez Vázquez llama el binomio “vanguardia-revolución”.3 Uno y otro conceptos son complementarios: “la revolu-ción no es sólo un acto creador, sino que crea las condiciones necesarias para que el arte sea un patrimonio social”.4

Desde este terreno, Horizonte, como revista nacida en el seno de una agrupación vanguardista en el México posrevolucionario, puede ser analizada desde diversas metodologías fi lológicas5

2 En su libro Literatura española del siglo XX, Pedro Salinas realizó un estudio en torno a la Generación del 98 en el que aplicaba los métodos generacionales de los alemanes Petersen, Pinder y Wechsler, que me ayudó enormemente para mi pro-pia investigación.

3 Adolfo Sánchez Vázquez, Sobre arte y revolución, Grijalbo, México, 1979, p. 11.4 Ibid., p. 14.5 Las metodologías proceden de los fi lólogos Pinder, Wechsler y Petersen y se refi eren a las siguientes características: na-

cimiento de los integrantes en el mismo año o en años muy poco distantes, elementos formativos (educación similar), trata-

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que ayudan a entenderla como un producto de la historia cultural. En ella son verifi cables di-versas categorías que explican el porqué de la afi nidad en cuanto a las actividades culturales y a los productos de aquellos individuos que pertenecieron a un mismo espacio temporal. Los resultados arrojan datos concretos para entender a la revista como un producto colectivo.

“TODO LO QUE SIGNIFIQUE UNA MANIFESTACIÓN DE LA ACTIVIDAD CONTEMPORÁNEA, HALLARÁ EN ELLA LUGAR Y ATENCIÓN […] EN SUS PÁGINAS QUEREMOS QUE SE OIGA

EL CLAMOR CON QUE UN SIGLO AVANZA”

Cuando ocupé la secretaría del gobierno de Veracruz, emprendí una obra editorial que modifi có la presentación y el espíritu de las publicaciones ofi ciales, creándose al mis-mo tiempo, otras nuevas de textos universitarios y de servicios sociales. Invité enton-ces a colaborar al grupo de amigos que simpatizaban con mis propósitos y habían dado muestras de adhesión suscribiendo manifi estos literarios y participando en exposiciones que torturaban los sentimientos burgueses de la gente, pues en aquella época cualquier gesto de alteración de lo rigurosamente establecido, fuera en el orden literario o en el plástico, producía verdadera conmoción y desconcierto. Editamos al-gunos libros de valor nacional además de algunas obras de los más grandes innovado-res de la literatura castellana. Y para mantener viva una información bibliográfi ca y relacionarnos con periódicos y revistas nacionales se imprimió la revista Horizonte que llevó el nombre de Jalapa a ámbitos universales. En este trabajo Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez pusieron su esfuerzo, su aplicación y entusiasmo. Ilustra-ciones, grabados, viñetas, dibujos, retratos y pinturas realzaron el carácter revolucio-nario de aquel movimiento editorial.6

MANUEL MAPLES ARCE

Editamos una revista, Horizonte, de grandes y generosos impulsos, y mantuvo un ritmo de hojas sobre el folklore veracruzano (canciones, sones, cuentos, trajes típi-cos, etc., etc.), que iban a mantener el auge del espíritu de aquella región, la más rica en arte popular de México.7

GERMÁN LIST ARZUBIDE

Horizonte se editó de abril de 1926 a mayo de 1927 en la ciudad de Xalapa, Veracruz, aparta-do postal 71, “registrada como un artículo de segunda clase (2º grupo) en la administración de correos de esta ciudad, el día 14 de abril de 1926”, bajo la dirección de Germán List Arzubide.

Desde un inicio, el diseño editorial estuvo a cargo de Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez. Aparecieron diez números —con un tiraje de entre ocho mil y diez mil ejemplares—divididos en dos etapas, pues la revista dejó de circular entre diciembre de 1926 y marzo

miento, relaciones entre los jóvenes, aparición de un órgano ofi cial en el que se expresa la nueva generación, fübertum o guía ideológico, lenguaje común, anquilosamiento o parálisis de la generación anterior.

6 Manuel Maples Arce, Leopoldo Méndez, Fondo de Cultura Económica, México, 1970, p. 11. 7 Stefan Baciu, “Estridentismo: medio siglo después. Entrevista a Germán List Arzubide”, en La Palabra y el Hombre. Re-

vista de la Universidad Veracruzana, nueva época, octubre-diciembre de 1981, p. 53.

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de 1927.8 Era, como su título indicaba, una publicación de actividad mensual, aunque el último número se presentó con una periodicidad bimestral.

ELEMENTOS CONSTITUTIVOS

Portadas

Sin excepción, las portadas fueron elaboradas por alguno de los dos diseñadores-ilustradores de la revista. Es más, ocho de ellas se debieron a Ramón Alva de la Canal. A este respecto es importante añadir que el aspecto exterior de una publicación, según Antonio Gramsci, es uno de los elementos de mayor peso editorial. La presentación visual asegurará o no su con-sumo. Que garantice un número mínimo de ventas sólo puede lograrse manteniendo un equi-librio casi perfecto entre el contenido —capaz de satisfacer las necesidades intelectuales, polí-ticas y sociales del público a quien va dirigida— y un formato de presentación atractivo que por sí mismo sea capaz de captar la atención del receptor al grado de que se sienta atraído desde un primer acercamiento.9 En este sentido, las portadas de Horizonte eran lo sufi ciente-mente llamativas como para lograr el efecto mencionado. Contaban con atractivos elementos visuales e iconográfi cos, tanto por la paleta de tonalidades como por su propio aspecto formal. Ofrecían imágenes de la realidad cotidiana: indígenas (número 8), barcos (número 3), fábri-cas (número 10), paisajes locales (números 4 y 5), héroes nacionales (número 7), escenas de demanda social (número 9), motivos estéticos de moda (número 1), manipuladas de acuerdo con las últimas tendencias de la plástica mundial y que a la vez se correspondían con escenas prototípicas de la Escuela Mexicana de Pintura y el muralismo.

Las portadas tenían una composición establecida: nombre de la publicación, imagen, mes y precio. En la mayoría de los casos iban acompañadas de un elemento gráfi co, plecas que cum-plían un papel delimitante de cada sección, o bien de encuadre de la imagen. La tipografía se presentaba a color y variaba en todos los casos. Fue negra sobre un fondo blanco en el primer número; negra, pero enmarcada por una pleca roja, en el segundo; el título en rojo, subrayado por una pleca negra, y la fecha y el precio en negro, con una pleca roja, en el tercero; fue azul en el cuarto número; fue roja, y con la fecha delimitada por una pleca azul, en el quinto; azul en el sexto; roja en el séptimo, marrón en el octavo, y roja en los últimos dos números.

La portada del número 1 era un paisaje en verde y amarillo fi rmado por Ramón Alva de la Canal, con las iniciales RAC. La del número 2 presenta a un grupo de obreros organizándose

8 El número 10 correspondió a los meses de abril y mayo. 9 Resulta conveniente citar a Gramsci: “Un buen principio (aunque no siempre) consiste en dar a lo externo de una publi-

cación una característica que de por sí se haga notar y recordar, por así decirlo una publicidad gratuita. Esto no siempre es válido porque depende de la psicología del público particular que se quiere conquistar”. En Los intelectuales y la organización de la cultura, Juan Pablos Editor, México, 1975, p. 159.

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para una marcha (no aparece fi rmada pero es de Alva de la Canal). La del número 3, un trasatlán-tico en alta mar, en tonos rojos, negros y verdes, también es de su autoría. La del número 4 es un paisaje cubista de la arquitectura xalapeña, fi rmado por Leopoldo Méndez. La del número 5, fi rmado por Ramón Alva de la Canal, es un paisaje de una cascada, con fuerte infl uencia cubis-ta, con una paleta de color saturada que refl eja elementos procedentes del lenguaje déco, como el stream line del movimiento del agua. La del número 6 también es suya: una imagen del Pípila, compuesta por elementos iconográfi cos tomados de la leyenda, con rasgos faciales alienantes y angulosos que aluden al movimiento. La del número 7, nuevamente fi rmada por Alva de la Canal, ofrece una imagen típica de la Escuela Mexicana de Pintura: una indígena vendiendo frutas, con un maguey al fondo. Compositivamente, hay una clara utilización de la iconogra-fía de lo mexicano, que en esos momentos se convertía en un programa estatal de consumo de masas, que dio lugar a la posterior creación de los estereotipos de las estampas mexicanas. La del número 8, dedicado a conmemorar el aniversario de la Revolución mexicana, presenta un diseño de Alva de la Canal, un grupo de campesinos revolucionarios ataviados con el atuendo estereotípico de los alzados: calzón, camisa de manta blanca, huaraches, sombrero, cananas y fusil. La del número 9 es una imagen del triunfo de las clases obreras y campesinas sobre el patrón opresor. Leopoldo Méndez —que fi rma con su nombre completo— caracteri-za a los personajes con rasgos caricaturescos-grotescos, con tonos estridentes que dan mucha fuerza a la imagen. La del último número presenta tres fábricas de las que sobresalen las chi-meneas humeantes, en colores negros y rojos, que aluden directamente al lenguaje plástico bolchevique, y está fi rmada por Ramón Alva de la Canal.

Segunda de forros

La contraportada de la revista ofrece información relevante. La cabeza aparece de la siguiente manera:

TítuloSubtítuloDirector. Dirección postal

Abajo, una nota que reproduce el siguiente texto:

Publicará artículos, comentarios, críticas de los mejores autores internacionales y del país, sobre ciencias,

artes, cuestiones religiosas y políticas que sean de actualidad y de interés.

Será el exponente de todas las ideas de vanguardia y de lucha del momento presente y la mejor tribuna

del pensamiento revolucionario.

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Será un periódico moderno abierto a todas las tendencias nuevas, sin prejuicios ni vacilaciones.

Interesará a todos. Preocupará a muchos.10

La nota marcará la tendencia que seguirá la revista, algo palpable en todas las colaboracio-nes. Estos objetivos resaltan asimismo en casi todos los editoriales, notas del director y notas editoriales.

El siguiente componente es el índice. La penúltima sección contiene información relativa a las condiciones de suscripción, diferenciadas en dos partes: una para México, con los precios por año y semestre, y otra para el extranjero. En la zona inferior encontramos la siguiente leyenda: “No se devuelven originales aunque no se publiquen. Esta revista sólo publica las co-laboraciones solicitadas”.

La última sección señala el tiraje.

Guarda

Este elemento apareció en casi todos los números y cumplía una función de preámbulo. Las imágenes no seguían un tema establecido; por lo general se trataba de fotografías de persona-jes importantes, edifi cios, grabados, etc., que subrayaban la misión de la revista de ser un foro para las manifestaciones plásticas.

Primera página. Propósito-editorial

Sólo apareció en los cuatro primeros números, siguiendo esta disposición:

Título, subtítulo, director, dirección.Registrada como artículo de segunda clase.Tomo / Lugar y fecha de publicación / Número…

“Propósito” fue el texto con el que abrió el primer número. En él se explicaban, como en cualquier otra revista vanguardista, sus intereses y anhelos, así como aspectos relacionados con la elección del nombre.

El número 2 arrancó con un “Editorial”, que detallaba que el contenido estaba dedicado a la lucha laboral. El editorial del tercer número informaba sobre la correspondencia recibida por mujeres y aprovechaba para refl exionar en torno al papel que éstas desempeñarían en el mundo actual. El editorial del cuarto se refería al estado de Veracruz

10 Horizonte. Revista mensual de actividad contemporánea, número 1, año 1, Jalapa, Veracruz, abril de 1926.

[XXII]

Segunda página. Notas editoriales

Era una de las secciones más sólidas de la revista. Admitía colaboraciones, muy politizadas, en las que la tónica subversiva estaba muy presente. De manera paradójica, ahí se dejaron ver las plumas de Heriberto Jara, Plutarco Elías Calles y Álvaro Obregón. El formato era por lo gene-ral uniforme; sólo variaba cuando en el número no aparecía la sección editorial, e incluía la cabeza en la parte superior de la página.

Las notas editoriales manifestaban una clara vocación de tipo crítico-histórico-bibliográfi -co, pues refl ejaban una estrecha relación con la realidad inmediata.

Últimas páginas. Notas, libros y revistas, y Cexanel

Ofrecían todo tipo de colaboraciones y eran las que comentaban los aspectos más relaciona-dos con el fenómeno de la vanguardia y sus producciones culturales, aunque también acepta-ban alguna reseña curiosa de actualidad.

Contraportada. Directorio de revistas de vanguardia

Una de las constantes de las publicaciones periódicas estridentistas fue el directorio de van-guardia, que apareció por primera vez en los tres números iniciales de Actual. Horizonte in-cluyó un directorio de revistas de vanguardia con sus respectivas direcciones.

Tercera de forros. Publicidad

Los libros y periódicos ponían a disposición de los comerciantes espacios de propaganda para sus productos. Sin tal estrategia, era —y es— muy difícil que las revistas pudieran sobrevivir. En relación con las publicaciones vanguardistas, la publicidad constituía uno de los problemas principales a los que se enfrentaban sus editores. No fue ése el caso de Horizonte. Las contra-portadas reprodujeron los mensajes de tres anunciantes: Banco Nacional de Crédito Agrícola (en los primeros seis números), Compañía de Seguros La Estrella, que sólo apareció en un número, y el gobierno del estado de Veracruz, promocionando la campaña para la fundación de la Universidad Veracruzana, a su propio departamento editorial y la publicación de Sones de Veracruz, de Ediciones Horizonte.

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Secciones fi jas

El resto de las secciones de la revista careció de continuidad pero mantuvo una coherencia en cuanto a la tónica de los temas tratados en cada entrega. Algunas se correspondían directa-mente con la vocación de la revista y del colectivo estridentista en la etapa xalapeña. Eran de tipo social, con lo que se reforzaba la afi liación del movimiento a los ideales de la Revolución mexicana, y sobre su actuación en el gobierno de Veracruz. “Temas de educación” y “Educa-ción física” eran secciones dedicadas a las reformas educativas y deportivas que México, y el mundo en general, experimentaron en la década de 1920. Las colaboraciones provenían de la pluma de destacados personajes nacionales y extranjeros: Moisés Sáenz, Lucio Blanco, Pedro de Alvarado, Anatoly Lunatcharsky, Ferrier Guardia, especialistas en pedagogía, y Celestino Herrera, funcionario del gobierno estatal, que escribió casi todas las notas deportivas.

Había secciones que tocaban cuestiones históricas y reivindicaban las demandas proleta-rias y campesinas: “Páginas de lucha social”, “Páginas de polémica”, “El héroe. Valoraciones actuales”, “Páginas del descubrimiento” y “Actualidades históricas”. Respondían a una inten-ción de tipo crítico-histórico-bibliográfi co, y ofrecían una visión muy clara de la ideología que trataba de abrirse camino.

Había también secciones que se ocupaban de los adelantos científi co-tecnológicos, con una clara vocación por sus aplicaciones a la industria y, por lo general, poniendo el acento en las obras emprendidas en el estado de Veracruz: “Nuevas ideas”, “Actualidades científi cas”, “Ciencia nueva”, “Para los agricultores”, “Ingeniería y mecánica”, “Nuevas industrias” y “Medi-cina de emergencia”.

Y existía una zona dedicada a las bellas artes, que reforzaba el propósito de Horizonte de ser un foro de la estética contemporánea, con las secciones siguientes: “Un cuento”, “Poema”, “Artes plásticas”, “Teatro”, “Música” y “Crítica literaria”. Hallamos textos de Anton Chéjov, Edgar Allan Poe, Manuel Gutiérrez Nájera y Federico García Lorca, entre muchos más.

Suplementos musicales

En su corta vida, Horizonte publicó tres suplementos musicales, una constante que señala sus búsquedas estéticas.

Colaboraciones

Los artículos eran un ejemplo claro de la apertura de Horizonte y de las redes intelectuales que mantenía su cuerpo redactor. He aquí algunos nombres:

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• México: Manuel Maples Arce, Dolores Velázquez de Cueto, Germán List Arzubide, Die-go Rivera, Ramón Alva de la Canal, Edward Weston, A. Pérez y Soto, Gabriel Fernández Ledesma, Rufi no Tamayo, Tina Modotti, Leopoldo Méndez, Ricardo Flores Magón, Juan B. Gómez, Abraham Ángel, Moisés Sáenz, Ángel Zárraga, Miguel Covarrubias, Plutarco Elías Calles, Heriberto Jara,11 Elena Álvarez, Julio Castellanos, W. Friedmann, Manuel Gutiérrez Nájera, Kyn Taniya, Celestino Herrera, Alfonso Bernal del Riesco, Carlos Gon-zález, Jean Charlot, Ramón López Velarde, Samuel Ramos, Gabriel Lucio, Xavier Icaza y José M. Benítez.

• Europa: Gastón Sevrette, Nicolás Beaudin, Anton Chéjov, León Tolstói, Rafael Salas, Emilio Boutrox, Anatole France, Alejandro Block, Emilio Castelar, J. W. Goethe, Giovanni Papini, Rafael Barrett, José M. Sachristan, Franklin K. Lane, Herbert Spencer, Pedro de Alva, Anatoly Lunatcharsky.

• Estados Unidos: Edgard Allan Poe, Thomas R. Dawley, Frank Savage, Juan Leune, Ro-dolfo Rocker, B. A. Briggs, Richard L. Gardner, H. G. Wells, Hart E. Fisher.

• América Latina: el comité organizador de la Liga de Escritores de América Latina, Simón Bolívar, Eduardo González Lanuza, Edwin Elmore, Henry George, Rubén Azocar, Juan Ramón Uriarte, Eliécer Oliver, José Ingenieros.

Es así que podemos plantear cuatro tipos de colaboradores:

• Personajes de la política y de la cultura: aparecen en secciones establecidas de la revista.• Especialistas en historia y sociedad: en “Temas de educación”, “Páginas de lucha social” y

“Notas editoriales”.• Clásicos: sus textos cumplían con la función de ofrecer material sufi ciente para la forma-

ción de un bagaje intelectual básico. Eran más bien de índole literaria, aunque cabe resal-tar las reproducciones de documentos importantes como una carta de Simón Bolívar.

• Personajes del arte y de la vanguardia: su presencia se hacía sentir en colaboraciones por escrito, pero también con la reproducción de sus obras plásticas. Entre sus temas desta-caban aquellos que versaban sobre la literatura de vanguardia, la Revolución mexicana y la bolchevique, los avances tecnológicos, política y religión, el deporte, el nuevo papel de la mujer, la modernización de las grandes urbes. Queda claro que existía el propósito ex-plícito de implantar criterios culturales y gustos literarios específi cos. En este punto es conveniente señalar que había artículos enteros que abordaban los ideales políticos de Calles y de Jara, que ocupaban secciones fi jas de la revista, lo cual reitera la fi liación es-trecha entre Horizonte y su contexto histórico. Refl exionaban sobre la cuestión agrícola, la constitución, el movimiento obrero.

11 Utilizó el seudónimo J. Hierro Tavaré.

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Veracruz como tema fue una constante en casi todos los números y en todas las secciones. Informaban sobre las obras de gobierno, el estadio de Xalapa, obras de arte, música, y reprodu-cían los manifi estos del gobernador Jara. De hecho, el número correspondiente al mes de julio está dedicado al estado de Veracruz.

Horizonte signifi có un nuevo espacio-tiempo creado por la modernidad y, por ende, uno de sus principales vehículos culturales. En sus páginas se atenuaba con humor, ironía y sensuali-dad, la angustia provocada por las transformaciones, sin precedentes, ocurridas en la esfera urbana y en el mundo privado. Salud, moda, turismo, automovilismo, nada escapaba a los ojos agudos de sus colaboradores. Sus artículos y crónicas interpretaban y cuestionaban la realidad imperante, al tiempo que reverenciaban las novedades.

ROCÍO GUERRERO MONDOÑO

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LA ARQUEOLOGÍA DE ESTRIDENTÓPOLIS

EL MOVIMIENTO ESTRIDENTISTA se inició en la Ciudad de México en 1921 y se extendió a Pue-bla al año siguiente, pero en palabras del propio Manuel Maples Arce —fundador del movi-miento—, tuvo su “momento defi nitivo” en la ciudad de Xalapa en 1926 y 1927.1 En 1925, Maples, recién graduado de la Escuela Libre de Derecho, regresó a Veracruz, su estado natal, para trabajar en la capital como juez de primera instancia. El año siguiente fue nombrado se-cretario general de gobierno. Por su invitación llegó a Xalapa el escritor y periodista Germán List Arzubide, seguido por los pintores Ramón Alva de la Canal y Leopoldo Méndez. Estos hombres formaron el núcleo del grupo, mientras los escritores Arqueles Vela, Enrique Barrei-ro Tablada, Eduardo Colín y el escultor Germán Cueto también participaron, y otros ya radi-cados en la entidad, entre ellos Xavier Icaza, Ignacio Millán y Miguel Aguillón Guzmán, se unieron al movimiento. El grupo se mantenía en contacto con sus colegas en otros estados y países, preservando la actitud cosmopolita del movimiento al mismo tiempo que éste se invo-lucraba en la política y cultura locales.

Desde un principio el estridentismo se había caracterizado por su preocupación por la modernidad urbana, simbolizada por las máquinas, los automóviles, los tranvías, las fábricas, las manifestaciones obreras, la arquitectura nueva, la radio, los cables telefónicos y las diver-siones como el cine y el cabaret. La utopía estridentista, retratada en su arte y literatura, era una metrópoli de rascacielos y muchedumbres. En cambio, Xalapa en 1925 era una ciudad pe-queña de alrededor de 36 000 habitantes; pero al igual que otras ciudades mexicanas que ape-nas se estaban recuperando de diez años de guerra civil, era escenario de cambios tecnológi-cos (sobre todo en comunicaciones y transportes) y terreno de batalla entre diversos actores sociales: agraristas, militares, obreros sindicalizados, comerciantes, capitalistas extranjeros, inquilinos, estudiantes, rebeldes armados y bandidos, entre otros. Las doctrinas socialistas, comunistas y anarquistas tenían su auge en Veracruz en esa época y, en muchos casos, tanto los líderes políticos como las agrupaciones populares manifestaron posiciones ideológicas más radicales que las del gobierno del presidente Calles y de organizaciones nacionales como

1 Emiliano Quiroz, “Manuel Maples Arce y sus recuerdos del estridentismo”, La Cultura en México (suplemento de Siem-pre!), 12 de mayo de 1971, p. 4. Para una historia reciente del movimiento estridentista, véase Elissa Rashkin, The Stridentist Movement in Mexico: The Avant-Garde and Cultural Change in the 1920s, Lexington Books, Lanham, MD, 2009. El presente texto está basado en ese libro y en mi capítulo “El horizonte estridentista: cultura ofi cial y vanguardia en Jalapa, Veracruz, 1925-1927”, en Celia del Palacio Montiel (coord.), Rompecabezas de papel. La prensa y el periodismo desde las regiones de México. Siglos XIX y XX, Universidad de Guadalajara/Porrúa, Guadalajara, 2006, pp. 243-256.

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la Confederación Regional Obrera Mexicana encabezada por Luis Morones. En este sentido, Xalapa, a pesar de su fi sonomía provinciana, puede ser considerada como un centro de activi-dad vanguardista y, por eso, refugio apropiado para el movimiento estridentista, que la rebau-tizó con el extravagante nombre de “Estridentópolis”.

El gobierno del general Heriberto Jara, el mecenas de los estridentistas, se caracterizó por su idealismo ante múltiples confl ictos y crisis. La época jarista se recuerda hoy principalmente por su programa de obras públicas, especialmente el estadio xalapeño, inaugurado en septiem-bre de 1925. Sin embargo, ese programa refl ejó un esfuerzo más amplio para reorganizar la economía del estado y responder a las necesidades materiales y culturales de los obreros y campesinos veracruzanos. Aunque la condición del erario estatal no era estable, el gobernador y sus colaboradores se embarcaron en un programa ambicioso de desarrollo que incluyó cons-trucción de carreteras, edifi cios públicos, escuelas, proyectos de vivienda popular y lugares recreativos, entre otros.

Para cubrir sus gastos, Jara impuso nuevos impuestos y reclamó a las compañías petroleras las regalías que debían pagar al gobierno estatal pero que muchas veces no llegaron. El plan jarista fracasó por diversas razones, tanto internas como externas, pero hay que reconocer que el apoyo que recibió el grupo estridentista por parte del gobernador formó parte de una visión amplia de desarrollo que comprendió una reforma escolar, la construcción de escuelas de to-dos tipos, el proyecto inicial de la Universidad Veracruzana y el patrocinio de diversos proyec-tos educativos y culturales.

En Veracruz el movimiento estridentista sufrió importantes cambios. En México, el estridentismo era una agrupación informal de escritores y artistas jóvenes, quienes com-partían inquietudes de experimentación y renovación estética. Desde un principio, ellos se proclamaron revolucionarios; su idea de la Revolución, como señaló Mariana Figarella, “se concebía como transformación y ruptura con las formas establecidas, cambio y dina-mismo y conquista plena de libertad en todos sus ámbitos, personal y colectivamente”.2

No obstante, en su producción literaria mantuvieron cierta distancia entre la política y la experimentación estética. En Xalapa, en cambio, el grupo se vinculó al proyecto político del Estado posrevolucionario, específi camente el programa de gobierno de Heriberto Jara. Fue una decisión pragmática que les dio empleo y recursos. Al mismo tiempo, los llevó a defi nir más claramente su posición política, formar alianzas con trabajadores, educadores y otros sectores, y buscar maneras de comunicarse con las masas sin traicionar su integridad literaria.

La aparición en abril de 1926 de la revista Horizonte logró, en cierta manera, conciliar las múltiples aspiraciones del movimiento. En el número inaugural, los editores explicaron sus intenciones:

2 Mariana Figarella, Edward Weston y Tina Modotti en México, UNAM, México, 2002, p. 156.

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En México, más que en ninguna otra parte, es necesario un guía, alguien que oriente esta crisis de un pueblo

que sintiendo que era necesario destruir el pasado, fue a la batalla y lo deshizo, y ya triunfador, se halla solo,

dueño de todos los caminos sin saber cuál seguir.

Una revista que sea la tribuna de las modernas doctrinas políticas, sociales, fi losófi cas y estéticas —que

aclare el paso y valore el esfuerzo— puede ser, en el momento que corre, algo exacto y decisivo, puede ser

desde luego el faro palpitante que señale el sendero en esta hora convulsa.

Para llegar a la realización de este ideal subjetivo, y para aceptar tan grande responsabilidad, es necesario

ampliar la visión hacia todos los rumbos: por eso nada mejor que el nombre que señalamos a esta publi-

cación, que intenta ser guía de una época: Horizonte.

Para cumplir con este ambicioso propósito, la revista podía incluir todo lo que, según sus editores, “sea de actualidad y de interés”. Predominaron temas sociales; sin embargo, la poesía, el cuento y la crítica literaria también tenían su lugar en cada uno de los diez números que se publicaron entre 1926 y 1927. A diferencia de la prensa obrera y campesina, no se ocupó de problemas inmediatos, sino que buscó difundir perspectivas nuevas acerca de los grandes te-mas del día como la lucha de clases, la reforma agraria, la educación revolucionaria y la reno-vación cultural. Se puede decir que Horizonte ejemplifi có el concepto del intelectual como hombre integral, hombre de acción, quien (en palabras de Xavier Icaza) “debe bajar a la plaza pública y participar en la liza”.3

Aunque Horizonte no era revista de arte, su aspecto visual era impresionante. Sus páginas incluyeron reproducciones de cuadros de los pintores más talentosos de la época. Además se aprovechó al máximo el talento de sus ilustradores Alva de la Canal y Méndez, quienes pinta-ron las hermosas portadas y también desarrollaron sus habilidades en el arte del grabado, aprovechando para ello los pedazos de linóleo que sobraron de la remodelación del palacio de gobierno. Como se puede ver en la presente edición facsimilar, los dibujos y grabados pre-sentados en Horizonte expresaron una visión novedosa de la provincia, una visión moderna, depurada de la nostalgia que caracterizaba (y caracteriza) las representaciones folclóricas y pintorescas de las regiones de México.

En las páginas de Horizonte aparecieron también fotografías realizadas por Tina Modotti y Edward Weston, incluidas en calidad no de ilustraciones sino de obras de arte. La colabora-ción de Modotti y Weston con el grupo estridentista se inició tiempo antes, y desde luego los estridentistas eran de los primeros en reconocer la importancia de los dos fotógrafos extran-jeros y su novedosa visión de México. Al igual que los estridentistas, Modotti y Weston bus-caron la belleza en los productos de la revolución industrial; además, su “visión sintética y abstractiva”4 era muy parecida a la del grupo, que había rechazado todo tipo de expresión des-criptiva o narrativa en su lenguaje literario y visual. Las fotografías publicadas en Horizonte

3 Xavier Icaza, Panchito Chapopote, preámbulo del autor a la segunda edición, Aloma, México, 1961, p. 7.4 Figarella, Edward Weston y Tina Modotti en México, p. 159.

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complementaron las ilustraciones de Alva de la Canal y Méndez, reforzando la imagen mo-derna y vanguardista de esta publicación.

En mayo de 1926 el gobierno adquirió nueva maquinaria para los Talleres Gráfi cos del Es-tado, lo cual benefi ció al grupo estridentista y, en el caso de Horizonte, le permitió rebasar por mucho la siempre pequeña circulación de revistas de vanguardia de la época. Es difícil saber cuántos lectores tenía la revista en el estado, pero se supone que Horizonte tenía algo de im-pacto, ya que la prensa dominante se ocupó de la revista en más de una ocasión. El periódico porteño El Dictamen anunciaba la aparición de nuevos números, comentando una vez que “Los empleados del Gobierno deben estar de plácemes con la reaparición de su periódico favorito”.5 El 25 de julio de 1926, el mismo diario publicó un artículo extenso sobre el movi-miento estridentista que probablemente sirvió para presentarlo a muchos lectores en el puer-to y en todo el estado.

Publicidad menos favorable apareció en El Dictamen el 5 de agosto, cuando un comenta-rista del periódico, Jorge Labra, lanzó un ataque contra la revista y sus escritores, a quienes él caracterizó como niños analfabetos que “escriben versos con palitos embarrados de caca”. Aunque su tono de desprecio no era muy diferente del que podemos encontrar en cualquier reacción conservadora hacia cualquier movimiento de vanguardia en el mundo, su comenta-rio también nos muestra al estridentismo metido en controversia política, ya que el blanco verdadero del artículo no era la revista sino el gobernador, a quien Labra acusó de malgastar recursos públicos en algo que llamó “literatura para criadas”.6

Se desconoce si la revista realmente llegó a manos de muchas criadas veracruzanas, pero sí sabemos que Horizonte tenía lectores en varios países de Europa y América. Intelectuales mexicanos en el extranjero ayudaron en su distribución; por ejemplo, Alfonso Reyes escribió desde París en una carta a Xavier Icaza: “He visto con gusto Horizonte, y he distribuido con cuidado los números que me enviaste […] Aplaudo la iniciativa editorial y a todo correr pre-paro ya algo para que me lo publiquéis allá”.7 Por su parte, José Juan Tablada mandó felicitacio-nes desde Nueva York a su sobrino Enrique Barreiro Tablada, y comentó: “El Estadio de Jalapa, cuya foto me enviaste, es bellísimo; pero espiritualmente lo complementa el equipo gladiato-rio de ‘Horizonte’ y de la pléyade que lo ilumina”.8 Para este grupo de lectores nacional e inter-nacionalmente disperso, la revista sirvió para defi nir al estado de Veracruz como centro de renovación social y artística.

Además de Horizonte, la prensa estridentista publicó folletos, carteles, obras literarias y la Biblioteca Popular, una colección cuyo propósito era poner al alcance del público importantes

5 El Dictamen, 15 de mayo de 1927.6 Jorge Labra, “El horizonte de la rana”, El Dictamen, 5 de agosto de 1926. Los estridentistas respondieron en Horizonte

con un comentario intitulado “El dictamen de los cretinos”.7 Serge I. Zaïtzeff (ed.), Xavier Icaza y sus contemporáneos. Epistolarios, Universidad Veracruzana, Xalapa, 1995, p. 35.8 José Juan Tablada, “Una bella carta inédita de José Juan Tablada sobre el movimiento estridentista”, Universal Ilustrado,

26 de enero de 1928, p. 34.

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obras tanto de literatura como de temas políticos y sociales. Los editores estaban planeando muchos otros proyectos cuando el gobierno de Heriberto Jara sufrió un golpe de Estado el 29 de septiembre de 1927, poniendo fi n al movimiento estridentista y sus ambiciones editoriales. Pero a pesar de la confusión y persecución que trajo el cambio forzado de administración, el impulso estridentista no desapareció inmediatamente. Durante 1928, año en el cual Maples Arce fue elegido diputado local, List Arzubide en Xalapa y Méndez y Millán en Veracruz con-tinuaron el proyecto del grupo con la publicación Norte, “periódico de acción social y de esté-tica”. Por su parte, Alva de la Canal regresó a México, donde participó en el grupo ¡30-30!, continuando así la lucha estridentista contra las academias de arte y el conservadurismo cul-tural en general.

Esther Hernández Palacios, una de las más elocuentes defensoras del movimiento desde el campo de las letras mexicanas, ha afi rmado que el estridentismo xalapeño “representó un mo-mento esencial de la historia literaria y artística”, durante el cual “Jalapa se convirtió en el centro de la vanguardia artística de México”.9 No obstante, quizás por la disposición metropo-litana de gran parte de la historiografía mexicana durante el siglo XX, las manifestaciones cul-turales en las regiones durante el llamado “renacimiento cultural mexicano” han recibido poca atención. Por esa y otras razones, es de celebrar que la revista Horizonte, perdida por tantos años en dispersas colecciones particulares e inaccesible al público, por fi n ha llegado al alcance de una nueva generación de lectores. Sin duda la presente edición facsimilar nos ayudará a comprender mejor tanto el movimiento estridentista —ninguneado desde hace tiempo por la mayoría de los cronistas de la literatura mexicana— como la complicada y maravillosa dé-cada de los veinte, generadora de tantos sueños, entre ellos la utopía llamada Estridentópolis.

ELISSA J. RASHKIN

9 Sergio González Levet, “La UV rendirá homenaje al estridentismo” (entrevista con Esther Hernández Palacios), Punto y Aparte, 15 de octubre de 1981, p. 23.

HORIZONTE

Revista Mensual de Actividad Contemporánea

Abril de 1926-Mayo de 1927

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FONDO DE CULTURA ECONÓMICA

Revistas Literarias Mexicanas Modernas es una serie publi-cada por el Fondo de Cultura Económica con el propósito de poner nuevamente en circulación, en ediciones facsimilares, las principales revistas literarias aparecidas en México en la primera mitad del siglo XX. De esta manera el “curioso lec-tor” y el estudioso de nuestras letras tendrán a su alcance este sector de la literatura nacional de acceso tan difícil y de tanto interés documental. Con el objeto de facilitar su consulta, cada revista va precedida por una presentación e incluye al fi nal un índice general.