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Catequesis

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  • Josu. Introduccin. 1. Conquista de la Tierra Prometida (1-12). Sujecin de los Cananeos (9-12). 2. Distribucin de la Tierra deCanan (c.13-22). Segunda Distribucin en Silo (c.18-19). Apndices.

    Introduccin.

    Ttulo.En el texto masortico lleva el ttulo de Yehoshua, que la versin de los LXX conserva, adoptando, sin embargo, la formanominal ms reciente de Yesua (Neh 8:17). San Jernimo reproduce el encabezamiento hebraico y griego del libro alescribir: "Josu Bennun, id est lesus Nave."En el canon judo el libro de Josu ocupa el primer lugar entre los de la segunda clase, llamada "Profetas anteriores," einicia en el canon eclesistico la serie de los libros histricos del Antiguo Testamento. Este lugar destacado en el canonse ha mantenido constantemente a travs de los siglos y en todos los manuscritos por razn del prestigio que alcanzJosu entre los hebreos por estar ntimamente unido a Moiss, del cual fue asiduo colaborador y fiel ministro(mesharet) envida (Ex 17:8-16; 24:13; 33:11; Nm 14:30-38) e inmediato sucesor suyo al morir sobre el monte Nebo, enlos umbrales de la tierra prometida. Argumento y Divisin.El argumento desarrollado en el libro de Josu es claro y directo. Antes de morir transmite Moiss toda su autoridad aJosu (Nm 27:18-23), Que pasa a ser el caudillo indiscutible de Israel en la empresa de la conquista de la tierraprometida y de su distribucin entre las doce tribus. Estaba lleno del espritu de sabidura, pues haba puesto Moiss

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  • sus manos sobre l (Deut 34:9). Moiss le confi la misin de velar por la estricta observancia de la Ley, conducir alpueblo en la conquista de Canan y distribuir su territorio entre las tribus.El libro se divide en dos grandes partes: conquista de la tierra de Canan (c.1-12) y distribucin de la misma entre lastribus (c. 13-21). Siguen al final del libro (c.22-24) algunos apndices. Texto.El libro de Josu fue escrito originariamente en hebreo. Al cotejar el texto hebraico con el texto griego de los LXXse encuentran diferencias sensibles. De ah que haya surgido entre los crticos cierta discrepancia tocante a lavaloracin de ambos textos. Unos se declaran abiertamente en favor del texto griego (Humme-lauer, Clamer, Schulz),otros por el hebraico (Noth, Dillmann, Cales). La posicin ms aceptable es la de aquellos que rehuyen losapasionamientos y proceden en cada caso de un modo eclctico, de conformidad con las reglas de crtica textual,interna y externa. El texto griego est muy lejos de presentarse uniforme, y las variantes se acentan a propsito de losnombres geogrficos. Es tanta a veces la diferencia entre los diversos cdices que A. Rahlfs2 ha publicado en un cuadrosinptico los captulos 15 y 19 de los cdices B, A. Algunos crticos han contribuido eficazmente a dilucidar losproblemas que ofrece el texto griego de Josu3. Despus de los estudios de Margolis, los autores ms recientes seinclinan por el texto masortico. Autor.El ttulo del libro y el texto de Eccli 46:1 "Josu, hijo de Nun, sucesor de Moiss en la dignidad proftica" dieron ocasinde atribuir a Josu el libro que lleva su nombre. Sin embargo, el ttulo se refiere al contenido del mismo, no a suautor. El mencionado texto de Eccli 46:1 dice solamente que Josu sucedi a Moiss en la misin proftica (Ex 24:13;33:11; Nm 11:28; Jos 1:1). Una antigua tradicin talmdica (Baba Bathra 140), segn la cual "Josu escribi su libro ylos ltimos ocho versos de la Ley," tuvo poco eco en la tradicin cristiana primitiva, rechazndola Teodoreto 4, el seudoAtanasio5, y San Jernimo6. La sentencia de que Josu escribi su libro es rechazada unnimemente por los autoresmodernos, y los argumentos aducidos en su favor carecen de slido fundamento 7.A falta de argumentos externos que decidan la cuestin de autor, vale la pena recurrir a argumentos de ndole interna.Del examen del libro aparece que en su redaccin actual se refieren hechos sucedidos despus de la muerte de Josu(15:13-19; 19:47; 13:30). La observacin de 4:14: Y stos (los israelitas) le respetaron como haban respetado a Moiss

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  • todos los das de su vida, y la frase tantas veces repetida: hasta el da de hoy, sugieren que hubo un intervalo de tiempoentre los hechos que se refieren y su redaccin por escrito. Decisivo es el siguiente testimonio de 24:31: Israel sirvi aYahv durante toda la vida de Josu y durante toda la vida de los ancianos que le sobrevivieron y conocan cuantohaba hecho Yahv en favor de Israel.Cada pueblo conserva tenazmente los hechos ms salientes de su historia nacional, que se recuerdan y comentan conorgullo. Aparte de la inspiracin de los poetas y profetas, que los exaltan y revisten con detalles pintorescos, existe laconsignacin desapasionada de los mismos encaminada a servir de leccin y estmulo para las generacionesposteriores. No puede determinarse el tiempo preciso en que las tradiciones orales se fijaron por escrito. Algunosquieren que parte del libro fue escrita antes de Salomn (16:10, comparado con 1 Re 9:16) y aun antes de David (15:63,comparado con 2 Sam 5:6-8).En el exilio, Israel se reconcentr en s mismo y reflexion acerca de las causas que lo motivaron. Un examen filosfico-teolgico de la historia demostrara a Israel que era l mismo el que se haba ganado su ruina a causa de suinfidelidad al Pacto de la alianza. El libro de Josu es un captulo de esta historia, en la cual se prueba que Dioscumpli todas sus promesas hechas a los patriarcas (Gen 12:7) de dar a su descendencia la tierra de Canan,venciendo a todos los pueblos que en ella habitaban (24:18). Para el autor sagrado, la conquista de Canan por losisraelitas no es un acontecimiento profano, sino teolgico. La Fecha del xodo.Dos son las sentencias sobre esta cuestin: i) unos colocan el xodo en tiempos de Amenofis II (c.1450-1425); 2) otrosen el reinado de Mernefta (1234-1224). Los argumentos que aportan los patrocinadores de la primera sentencia sebasan en la cronologa bblica (1 Re 6:1), en los resultados arqueolgicos de las excavaciones practicadas en Jeric yHai, en la presencia de los Khapiru en la carta de Abdikhiba a Amenofis III y en la mencin de Israel en la estela deMernefta. Pero todos estos argumentos no tienen valor, segn ha demostrado Drioton 11.La historia de Moiss y del xodo debe colocarse en un tiempo en que los faraones residan en la zona del Delta, dondellevaron a cabo grandes construcciones. Ahora bien, estas circunstancias solamente se dieron en tiempos de la 19dinasta. La ciudad donde trabajaban los hebreos llambase Ramss (Gen 47:11; Ex 1:11), del rombre del faranRamss II (1298-1232), ciudad que estuvo emplazada o bien en Tanis, como quiere M. Montet, o en Qantir, a 25kilmetros al sur de Tanis. El resultado de las excavaciones arqueolgicas de Montet son favorables completamente a lafecha del xodo bajo el Ramss que cre la ciudad que lleva su nombre 12.

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  • Un argumento decisivo se encuentra en el panorama poltico de Siria y Palestina desde 1500-1200. nicamente en unperodo de debilidad poltica y militar de Egipto pudo producirse la conquista de Canan por Josu. Ahora bien, estadecadencia egipcia se acentu al fin de la XIX dinasta y se mantuvo bajo la XX, coincidiendo con la ruina del imperiohitita. Ni Josu ni los Jueces fueron nunca molestados por los faraones de Egipto, replegados en su territorio, lo que nosuceda en tiempos de Tell el-Amarna. Adems, los reinos de Moab y Edom, que encontraron los israelitas en su viaje aPalestina, se fundaron en el siglo XIII. Terminamos diciendo que la entrada en Canan se produjo en un momento enque Egipto, dividido interiormente, perdi su influencia sobre Palestina. Este momento fue o durante los ltimos aos deMernefta o durante el reinado de Ramss III (1 198-1166)13.Los israelitas salieron de Egipto camino de Palestina. Intentaron penetrar en el territorio por la regin de Cades, pero losrechazaron los cananeos de Tell Arad (Nm 14:45; 21:1). Algunos grupos de calebitas y quenitas penetraron por el surdirectamente 14. No est fuera de lugar suponer, dicen Lemaire-Baldi, que los motivos que aconsejaron a los israelitasrenunciar a su plan primitivo de penetrar en Palestina por el sur se basaban en la accin de Mernefta y Ramss III enPalestina, ocupados en atajar la marcha de "los pueblos del mar" hacia Egipto. Al entrar los israelitas en Palestina, elterritorio estaba habitado por varios pueblos y razas. Quedaban restos de los antiguos cananeos, amorreos, jebuseos,fereceos. En cuanto a los hititas, bajo la presin de Salmanasar I (c. 1266-1236) caminaban hacia su ruina. Despus dela muerte de su rey Hattusil perdieron todo el territorio de Mitanni y poco despus las regiones del alto y medio Eufrates.En Palestina quedaron algunos islotes de hititas; los de Gaban y otras tres ciudades inventaron una estratagema paraevitar el ataque militar de Josu y de su ejrcito.La conquista fue lenta y dur muchos aos. En la llanura fueron inferiores a sus enemigos, equipados con carros decombate tirados por caballos; en las montaas, y al amparo de los bosques, se crean ms fuertes y seguros. Si lacampaa no fue tan brillante como da a entender una lectura superficial del libro de Josu; si muchas ciudadesresistieron a su empuje, ms que a su inferioridad tcnica debe achacarse a la infidelidad del pueblo para con Dios.Ah debe buscarse la raz ms honda de los fracasos de que se habla en el libro de los Jueces (c.1). Yahv esciertamente un Dios poderoso, es Yahv Sebaot (Sal 24:8-10), que combata por Israel (Jos 10:14); pero su intervencinefectiva en la campaa era mayor o menor segn la conducta del pueblo para con El. Ambiente Cultural y Religioso.Los exploradores enviados por Josu a la tierra prometida quedaron atnitos al contemplar sus riquezas naturales, elgrado de cultura y la altura de sus habitantes (Nm 13:28-34). A estas riquezas naturales se juntaba un grado decultura muy desarrollado, que se manifestaba en la construccin de las ciudades "grandes y amuralladas." El fondo deesta cultura era cananea, hitita, con influencia egipcia y egea. Palestina ocupaba un punto neurlgico en la confluencia

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  • de tres continentes y era lugar obligado de trnsito de los mercaderes egipcios y de los otros pueblos del PrximoOriente. Las modernas excavaciones han puesto al descubierto la civilizacin de Canan en tiempos de la conquista,desenterrando plazas fuertes con magnficos servicios hidrulicos para resistir largo tiempo en caso de sitio; ricossantuarios, cermica trabajada al torno y decorada, as como objetos y utensilios caseros que deslumbraban al puebloisraelita proveniente del desierto (c.7).La religin cananea contrastaba fuertemente con la severidad del culto yahvstico. Baal y Astart eran lasdivinidades mximas del panten cananeo. En los santuarios construidos en lugares altos (bamoth) o entre lafrondosidad de los bosques haba altares para el sacrificio y emblemas masculinos y femeninos que simbolizaban lapresencia de la divinidad. El culto iba acompaado con orgas, danzas frenticas, incisiones, sacrificios humanos yprcticas obscenas. A pesar de las exhortaciones de Josu, no pudo evitarse completamente que el culto cananeofascinara a los israelitas,y se convirtiera en fuente de desventuras para el pueblo escogido15. Gnero Literario-Histrico del Libro.No es el libro de Josu una historia cientfica escrita de conformidad con las reglas de la historiografa moderna, sinouna coleccin de datos que el autor sagrado, bajo el influjo de la divina inspiracin, ha recogido y seleccionado con elfin de poner de relieve el profundo significado religioso de la fidelidad de Dios en cumplir su promesa deentregar la tierra de Canan a su pueblo escogido. El autor no sacrifica la historia de los hechos a su tesis, sino quebasa sta sobre la veracidad de aqullos. Todo el libro, incluso las ridas y fras listas de nombres geogrficos, debenconsiderarse desde el punto de vista religioso.Yahv, que tan severo se muestra frente a los pueblos paganos de Palestina, se reviste de entraas de misericordiapara con Israel. Dios habla a Moiss y le dicta el modo como debe comportarse en los trances difciles. Smbolo de supresencia en medio de su pueblo es el arca de la alianza. Otro concepto religioso que se desenvuelve en el libro es lasantidad de Dios, que reclama adoradores santos, puros, prontos a poner en prctica todo cuanto prescribe la Ley,fuente de prosperidad y bienestar (1:7-9; c.22), mientras que su inobservancia acarrea desrdenes y calamidades.Los Santos Padres han visto en la lucha por la conquista de la tierra prometida una figura del combate para la conquistadel reino de los cielos. Tambin ven ellos en Josu una figura de Cristo. As como Josu destruy a los enemigos deYahv e introdujo a su pueblo en la tierra prometida, de la misma manera, Jesucristo, despus de librarnos del yugo delpecado, nos introduce en el reino de los cielos (Baldi).

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  • 1 M. Lambert, Les premiers et les derniers prophtes: "Revue des Etudes Juives," 66 (1913) 136-138.2 Septuaginta (Stuttgart 1935).3 Vanse A. Margolis, Specimen of a new Edition of the Greek Yeshua: "Jewish Studies in memory ofIsrael Abrahams. The lexander Kohut Memorial Foundation" (New York 1927) 307-323; dem, The Bookof Joshua in Greek (New York 1931-1938; incompleto, ed. crtica del texto de Josu 0.1-19.31); dem,Corrections in the Apparatus of the Book of Joshua in Cambridge Septuagint: "Journal of BiblicalLiterature," 49 (1930) 234-264; O. Pretzl, Die griechischen Handschriftengruppen im Buche Josuuntersucht nach ihrer Eigenart una ihrem Verhditnis zueinander B 9 (1928) 377-427-; dem, Derhexaplarische und tetraplarische Sep-tuagintatext des Orgenes in den Bchern Josu und Richter:"Byzantinische Zeitschrift," 30 (1929-1930) 262-268. Para un estudio comparativo entre el texto hebraico ygriego, vanse: S. Holmes, Joshua. The Hebrew and Greek text (Cambridge 1914); ch. D. Benjamn, Thevariations between the Hebrew and Greek text of Joshua c.i-9 (Philadelphia 1921). Despus de losestudios de Margolis, los autores ms recientes se inclinan por el texto masortico.4 Quaest. in los. 14: PG 80,473.5 Synopsis 10: PG 28,309.6 Epist. 53: PL 22:546.7 H. Hopfl-Miller-Metzinger, Introductio specialis in Vctus Testamentum (Roma 1946) 124-125; B.Mariani, Introductio in libros sacros Veteris Testamenti (Roma 1958) 123-124.8 M.-J. Lagrange, Le livre des Juges (Pars 1903) 26.9 Das Sysem der Zwolf Stamme Israels (Stuttgart 1930); Studien zu den historisch-geographischenDokumenten des Josuabuches: "Zeitschrift des deutschen Palstina Vereins," 58 (i935) 185-255; DasBuch Josua (Tbingen 1938),10 R. De Vaux: RB 47 d938) 462-463-11 E. Drioton, La date de l'Exode: "Revue d'Histoire et de Philosophie religieuse," 35 (1955) 36-49.12 P. Montet, Les nouvelles fouilles de Tanis (1929-1932; Pars 1933); dem, Le rame de Aavaris (Pars1940); B. Couroyer, La rsidence ramesside de Delta et la Ramss biblique: RB 53 (1946) 75-98.

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  • 13 Vase R. De Vaux, La Palestine et la Transjordanie au LTe millnaire et les origines isralites: Zaw 38(1938) 225-237; W. F. Albright, The Israelite conquest of Canan in the Light of Archeology: Basor 74(1939) 11-23; E. Drioton, La date de l'Exode l.c.; H. Cazelles, Donnes gographiques sur l'Exode: Rhphr35 (i955 ^ 51-58; dem, Les locali-sations de l'Exode et la critique littraire: RB 62 (1955) 321-364:Lemaire-aldi, l.c.14 Jue 1:16-17, comparado con Nm 21:3; Jue 1:9-15, comparado con Jos 15:13-19. (Vase Delorme,399.)15 H, Vincent, Canan d'aprs l'exploration rcente (Pars 1907) 152-205.

    1. Conquista de la Tierra Prometida (1-12). Josu, Caudillo de Israel (1:1-9).

    1Despus de la muerte de Moiss, siervo de Yahv, habl Yahv a Josu, hijo de Nun, ministro deMoiss, diciendo: 2"Moiss, mi siervo, ha muerto. lzate ya, pues, y pasa ese Jordn, t y tu pueblo,a la tierra que yo doy a los hijos de Israel. 3Cuantos lugares pise la planta de vuestros pies, os losdoy, como promet a Moiss. 4Desde el desierto hasta el Lbano y el ro grande, el Eufrates, y hastael mar grande, a occidente, ser vuestro territorio. 5Nadie podr resistir ante ti por todos los das detu vida; yo ser contigo como fui con Moiss; no te dejar ni te abandonar. 6 Esfurzate y tennimo, porque t has de introducir a este pueblo a posesionarse de la tierra que a sus padres jurdarles. 7Esfurzate, pues, y ten gran valor para cumplir cuidadosamente cuanto Moiss, mi siervo, teha prescrito. No te apartes ni a la derecha ni a la izquierda, para que triunfes en todas tus empresas.8Que ese libro de la Ley no se aparte nunca de tu boca; tenlo presente da y noche, para procurarhacer cuanto en l est escrito, y as prosperars en todos tus caminos y tendrs buen suceso. 9Note mando yo? Esfurzate, pues, y ten valor; nada te asuste, nada temas, porque Yahv, tu Dios, ircontigo adondequiera que t vayas."

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  • Desde la cumbre del monte Nebo (Deut 3:17-27; 4:49), Moiss contempla ante sus ojos la tierra de promisin. A tudescendencia se la dar, le dice Dios; te la hago ver con tus ojos, pero no entrars en ella. Moiss, el siervo de Dios,muri all, en la tierra de Moab, conforme a la voluntad de Yahv (Deut 34:4-5). Su muerte dejaba un vaco que deballenarse para que la muchedumbre de Yahv no fuera como un rebao de ovejas sin pastor (Nm 27:18). Por voluntaddivina fue elegido Josu, hombre sobre quien resida el espritu (Nm 27-18), y sobre el cual haba Moiss impuestosus manos en seal de que le retransmita el liderazgo del pueblo (Nm 27:15-23; Deut 34:9). Desde su juventud habasido colaborador ntimo de Moiss (Ex 34:11; Nm 11:28), quien le cambi el nombre de Oseas por el de Josu = saludde Yahv (Nm 13:17), nombrndole su lugarteniente en las empresas blicas (Ex 17:9).La misin confiada a Josu era ardua y peligrosa, por estar ocupado el territorio por pueblos de raza mixta que sehaban establecido desde haca tiempo en el pas. Todos ellos gozaban de un grado de civilizacin y tcnica superioresa las de los hebreos. Los exploradores que en otros tiempos haban recorrido la tierra pudieron comprobar que elterritorio que iban a expugnar estaba habitado por pueblos fuertes, con ciudades muy grandes y amuralladas (Nm13:29) y con guarniciones bien provistas de armas y carros de combate. En cambio, el pueblo de Israel, que slodispona de armas rudimentarias, experto en la tcnica de las guerrillas, de la razzia y golpes de mano, erahumanamente incapaz de medir sus fuerzas con un enemigo aguerrido y atrincherado detrs de las murallas de susciudades. Para el autor sagrado, la toma de Canan no es un suceso profano, sino un acontecimiento teolgico.Se sealan los lmites ideales de la Tierra Prometida, que se trazan conforme a Deut 11:24-25. El Lbano se encuentraal norte (Deut 1:7; 3:25); el gran ro es el Eufrates (Gen 15:19). Como lmite occidental se seala el mar Mediterrneo,lugar donde se pone el sol (Deut 11:24). Estos lmites fueron un ideal, nunca una realidad concreta. Creen algunosque la mencin aqu y en otros lugares (Gen 15:18) del ro Eufrates dbese a una glosa interpretativa fundada en launiversalidad del reino mesinico, segn posteriores profecas.Josu ser el instrumento de que se valdr Dios para cumplir la promesa hecha anteriormente a los patriarcas (Gen15:18) y a Moiss (Deut 1:7) de introducir a su pueblo escogido en la tierra que mana leche y miel. Para salir airoso dela misin debe cumplir escrupulosamente todo cuanto le mand Moiss sobre la manera de comportarse con losenemigos del pueblo israelita (Deut 2:15). Si guarda fidelidad a la Torah o Ley (Deut 1:5; 4:8; 5:29), meditndola (Sal1:2; Deut 17:18-19), Dios estar con l, no le abandonar; porque Yahv es Dios arriba en los cielos y abajo sobre latierra. Primeras Medidas (1:10-11).

    10Dio, pues, Josu a los oficiales del pueblo esta orden: 11"Recorred el campamento y dad estaUse our professional PDF creation service at http://www.htm2pdf.co.uk!

  • orden al pueblo: Preparaos y proveeos, porque dentro de tres das pasaris ese Jordn para ir aocupar la tierra que Yahv, vuestro Dios, os da en posesin."

    A pesar de contar Josu con el auxilio de Dios, toma las precauciones humanas necesarias para asegurar el xito de lamisin que le haba sido confiada. Llama a los escribas (soferim), u oficiales encargados de ejecutar las rdenes deljefe (Deut 20:5-9; 29:9), y les encarga retransmitan al pueblo la orden de que estn preparados todos y se provean devveres, porque dentro de tres das pasaran el Jordn. Quiz, atendiendo a lo que se dice en 3:2, esta frase equivala adecir: dentro de tres das partiris para la empresa de pasar el ro Jordn. Es lgico que el pueblo hiciera acopio deprovisiones, porque, adems del man, que seguira cayendo regularmente todas las maanas hasta que entrara enPalestina (5:10-12), consuma otros manjares, que sacaba de la tierra o compraba con su dinero (Deut 2:6-28). Llamamiento a la Solidaridad entre las Tribus (1:12-18).

    12A los rubenitas y gaditas y a la media tribu de Manases les dijo: 13"Acordaos de lo que os mandMoiss, siervo de Yahv, dicindoos: Yahv, vuestro Dios, os ha concedido el reposo, dndoos estatierra. 14Vuestras mujeres, vuestros nios y vuestros ganados quedarn en la tierra que Moiss osdio de este lado del Jordn; pero vosotros, armados, iris delante de vuestros hermanos, todosvuestros hombres fuertes y valientes, y los auxiliaris, 15hasta que Yahv haya dado a vuestroshermanos el reposo, como a vosotros, tomando tambin ellos posesin de la tierra que Yahv,vuestro Dios, les da. Despus volveris a la tierra que Moiss, siervo de Yahv, os dio al lado de acdel Jordn, a oriente." 16Ellos respondieron a Josu, diciendo: "Cuanto nos mandas lo haremos, yadondequiera que nos enves iremos. 17Como en todo obedecimos a Moiss, as te obedeceremos ati. Que quiera Yahv, tu Dios, estar contigo, como estuvo con Moiss. 18Quien rebelndose contratus rdenes te desobedezca, morir. Esfurzate y ten valor."

    Las tribus de Rubn y Gad y media tribu de Manases habanse establecido en la TransJordania (Deut 3:12-17; 29:7).Rubn ocupaba la parte meridional, desde el torrente Arnn, al sur, hasta el valle de Hesbn, al norte, que coincida conel lmite meridional de Gad, que llegaba hasta el torrente Yaboc. La media tribu de Manases habitaba las regiones deGalaad o del Ashlun. Conforme ha probado A. Bergmann, no hay dificultad en admitir que Manases se estableciera enGalaad ya en este tiempo1.

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  • Las tribus transjordnicas mantuvieron su palabra ayudando a sus hermanos en la conquista de Canan, ponindosebajo las rdenes de Josu. En el verso 14 del texto original se lee la expresin: Al otro lado del Jordn, que correspondea la perspectiva del que escribe, que se encontraba en Palestina propiamente dicha, o sea, en la Cisjordania. En bocade Josu, la indicacin correcta era: de este lado del Jordn (Deut 1:1-5; 3:8). La misma observacin vale para el verso15. Espas a Jeric (2:1).

    1Josu, hijo de Nun, mand en secreto dos espas desde Setim, dicindoles: "Id a explorar la tierra yJeric." Puestos en camino, llegaron los dos hombres a Jeric y entraron en la casa de unacortesana de nombre Rahab y pararon all.

    Los exploradores parten de Setim (Shittim acacias), lugar que se identifica comnmente con Abelsatim (Nm 33:49), aonce kilmetros y medio al este del Jordn 9. Desde los contrafuertes de las montaas de Abarim pudieron los israelitascontemplar la extensa llanura, pero no precisar su configuracin exacta. Importaba, adems, tener noticias concretassobre Jeric, de sus fortificaciones y de las posibilidades de expugnarla. Situada en la llanura del Ghor, a unos pocoskilmetros de la montaa de la Cuarentena o Qarantal, a veintiocho de Jerusaln, a diez clelmar Muerto y a ocho del roJordn, estaba protegida por una muralla difcil de forzar. Jeric deriva de la palabra yareah, luna, llamada as porqueen la antigedad se renda all culto al dios Luna. En el curso de los siglos, la ciudad ha conocido tres emplazamientosdistintos, muy prximos entre s: la actual Jeric (Er-Riha), la del tiempo de Herodes y la Jeric cananea, que se alzabaen el lugar conocido por tell el-Sultn. Rahab Acoge a los Espas (2:2-3).

    2Al rey de Jeric le dieron noticia, diciendo: "Hombres de entre los hijos de Israel han llegado aqudurante la noche para explorar la tierra." 3El rey mand decir a Rahab: "Saca a esos hombres quehan venido a ti y han entrado en tu casa, porque han venido para explorar toda la tierra."

    Los dos exploradores entraron en la ciudad y se hospedaron en casa de una cortesana (zonah, de zanah, fornicar) deUse our professional PDF creation service at http://www.htm2pdf.co.uk!

  • nombre Rahab. Flavio Josefo supuso que Rahab era hostelera de profesin. Sin embargo, el texto y el contexto nopermiten ningn eufemismo en este punto. Meretriz (prne) la llama San Pablo (Hebr 11:31). Quiso Dios valerse de estamujer para facilitar el ingreso de Israel en Canan y, al mismo tiempo, regenerarla espiritualmente, incorporndola alpueblo escogido. Sus buenos servicios a Israel fueron muy elogiados posteriormente por los autores inspirados. Rahab,tipo de las naciones paganas que se convierten, merece figurar en la genealoga de Cristo (Mt 1:5). San Pablo alaba sufe (Hebr 11:31); Santiago afirma que sus obras la justificaron al recibir a los espas y enviarles por otro camino (Sant2:25). La Iglesia primitiva la coloca en el grupo de los pecadores arrepentidos 3. Alarma en la ciudad (2:4-7).

    4 Ella tomo a los dos hombres y los escondi en el terrado, y dijo: "Cierto que han venido hombres am, pero yo no saba de dnde eran, 5y cuando esta tarde se iban a cerrar las puertas, han salido y nos adonde han ido; daos prisa a perseguirlos y de seguro los alcanzaris." 6Pero ella los habasubido al terrado y los haba escondido debajo de tascos de lino que para ello dispuso en el terrado.7Aquellos hombres fueron en su persecucin por el camino que va a los vados del Jordn, y, unavez que salieron, se cerraron las puertas.

    El rey de Jeric tuvo noticia de la llegada a la ciudad de dos espas israelitas que se haban hospedado en casa deRahab. Los dos llamaron la atencin, o bien por su indumentaria o por su manera de hablar. Rahab mantuvo un dilogocon los enviados del rey, a los que desorient con sus mentiras. Un registro minucioso en su reducida casa hubiera sidode fatales consecuencias para los dos espas israelitas. Siendo muy reducido el permetro de la ciudad, las casas seamontonaban unas sobre otras. Su interior constaba de una sala nica, en la planta baja, acaso un piso y una azotea,en donde, en pocas de calor, solan sus moradores pasar la noche. La noticia de que los espas fueron escondidosdebajo de tascos de lino dispuestos en la azotea para secarse al sol demuestra que la entrada de Israel en tierras dePalestina se efectu a ltimos de abril. En el calendario de Gezer4 se dice que la cosecha del lino en la reginmediterrnea tena lugar en el mes sptimo (marzo-abril). En Jeric, situada a 250 metros bajo el nivel del mar, lacosecha era antes. Los exploradores llegaron a casa de Rahab a principios del mes sptimo. Evasin de los espas (2:8-21).

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  • 8Antes de que los espas se acostasen, subi Rahab al terrado y les dijo: 9"Yo s que Yahv os haentregado esta tierra; el terror de vuestro nombre se ha apoderado de nosotros, 10pues hemossabido cmo Yahv, a vuestra salida de Egipto, sec las aguas del mar Rojo y cmo habis tratado alos dos reyes de los amorreos del lado de all del Jordn, Sen y Og, que disteis al anatema. 11Alsaberlo, nuestro corazn ha desmayado, y todos se han acobardado ante vosotros; porque Yahv,vuestro Dios, es Dios arriba, en los cielos, y abajo, sobre la tierra. 12Ahora, pues, os pido que mejuris por Yahv que, como yo he tenido misericordia de vosotros, la tendris vosotros tambin dela casa de mi padre 13y dejaris la vida a mi padre, a mi madre, a mis hermanos y hermanas y atodos los suyos, y que nos libraris de la muerte." 14Los hombres le dijeron: "Te juramos pornuestra vida que, si no nos denuncias, cuando Yahv nos entregue esta tierra, haremos contigomisericordia y fidelidad." 15Ella los baj con una cuerda por la ventana, pues su casa estaba adosadaa la muralla. Antes les dijo: 16"Idos al monte, no sea que los que os persiguen den con vosotros;estad all escondidos durante tres das, hasta que aqullos estn de vuelta, y luego id vuestrocamino." 17Los hombres le dijeron: "Mira cmo habrs de hacer para que cumplamos el juramentoque te hemos hecho: 18Cuando entremos en esta tierra, ata este cordn de hilo de prpura a laventana por la cual nos has descolgado y rene contigo en tu casa a tu padre, a tu madre, a tushermanos y a toda la casa de tu padre. 19Si alguno sale fuera de la puerta de tu casa, su sangre sersobre su cabeza y nosotros seremos inocentes; pero si alguien pone la mano sobre alguno de losque contigo estn en tu casa, su sangre sea sobre nuestra cabeza. 20Si nos denuncias, seremoslibres del juramento que nos has pedido." 21Ella respondi: "Sea como decs." Luego los despidi yse fueron, y ella at el cordn de prpura a la ventana.

    Siguiendo las indicaciones de Rahab, los emisarios del rey, a la luz de la luna, se dirigieron hacia el Jordn en busca delos exploradores, con el fin de alcanzarles antes de que llegaran a los vados del ro Que 3:28; 12:5). Entre tanto, lamujer subi a la terraza y mantuvo un largo dilogo con los espas. Parece que stos se disponan a pasar la noche enla azotea; pero Rahab les hizo comprender la necesidad de ausentarse de su casa inmediatamente por temor a unregistro. Por haberse cerrado las puertas de la ciudad, el nico medio para huir era descolgarse por el muro (Act 9:25),al cual estaba adosada la casa de Rahab. Antes de despedirlos quiso arrancarles la promesa con juramento de que, aladuearse de la ciudad, conservaran su vida y la de sus familiares. La mujer no habla de su marido. La profusin deexpresiones bblicas en boca de la mujer da a entender que el autor sagrado no intenta reproducir literalmente lasmismas palabras de la meretriz. A travs del desierto corren las noticias de manera sorprendente. En Jeric ha llegado la

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  • noticia de los hechos principales referentes a la vida de Israel en el desierto. Como ni la mujer ni los dos espassospechaban de que los muros de la ciudad se derrumbaran, como sucedi ms tarde, concertaron de comn acuerdocolocar en la ventana un cordn de hilo, propiedad de los espas, para que les sirviera de seal. Aunque el texto digaque Rahab at el hilo en la ventana, no se debe deducir de que lo hiciera inmediatamente. Como en otros pasajes, elautor consigna el hecho con anticipacin. La narracin sobre la llegada y estanca de los espas en casa de Rahabadolece de orden lgico y cronolgico. Regreso al Campamento (2:22-24).

    22Los espas se fueron al monte y se estuvieron escondidos all tres das. Los que los perseguanlos estuvieron buscando por el camino, sin hallarlos. 23Los dos espas, bajando del monte, repasaronel Jordn, se fueron a Josu, hijo de Nun, y le contaron todo lo sucedido, diciendo: 24"Cierto es queYahv ha entregado en nuestras manos toda esa tierra, pues los habitantes de ella estnacobardados de nosotros."

    A un kilmetro y medio de Jeric y al oeste de la ciudad comienzan las estribaciones de las montaas de Judea,formando en algunas partes una muralla infranqueable. Las cuevas abundan en la ladera del monte de la Cuarentena yall podan esconderse fcilmente los espas. Desde aquellas alturas dominaban la llanura que se extiende alrededor deJeric, pudiendo observar los movimientos de sus perseguidores. Transcurridos tres das y cerciorados de que loscomisionados por el rey haban regresado a la ciudad, los dos espas bajaron del monte, vadearon el Jordn y llegaronsanos y salvos al campo israelita. Su informe movi a Josu a ejecutar inmediatamente sus planes de la conquista deCanan. Paso del Jordn y entrada en Palestina (3:3-4).El texto de 3:1-5:1, al menos aparentemente, presenta cierto desorden cronolgico, digresiones, repeticiones,incongruencias. B. Alfrink cree solucionar todas las dificultades apelando a la psicologa de los antiguos historiadoresorientales, que adoptan peculiares modos de decir y narrar5. En primer lugar, dice l, no debe olvidarse que esta historiaes una narracin popular, en la que abundan las repeticiones y en donde se sigue un orden lgico ms que cronolgico.Teniendo en cuenta las caractersticas de la historiografa oriental, las dificultades de estos captulos se atenan. Losprincipales inconvenientes del texto son: 1) Resulta muy difcil conciliar los datos de 3:17; 4:1 con 4:45, referentes al

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  • tiempo en que los israelitas pasaron el Jordn. En los primeros parece que el pueblo ha pasado ya el ro; en el ltimosigue todava en la ribera oriental. 2) Comparando 4:9 con 4:1-3; 20-24, no se sabe cuntos fueron los monumentoserigidos: uno en el Jordn y otro en Galgala, o si las piedras del primero fueron utilizadas para levantar el segundo. 3)En 4:11 y 4:17 se habla del arca de la alianza, que transportaban los sacerdotes; en el primero de los mencionadostextos, los sacerdotes aparecen en la orilla occidental; en el segundo se hallan todava en el lecho del ro.Estas anomalas sugieren a muchos exegetas y crticos la sospecha de que aqu, como en otros pasajes del libro,existen vestigios de fuentes distintas o de diversas etapas de composicin literaria. Wellhausen habl de Hexateuco,considerando el libro de Josu como continuacin del Pentateuco, con los consiguientes documentos yahvista, elohista,etc. Rudolph admite el documento I, con adiciones deuteronomistas (3:2-4; 4:6-8a.21-24) o simples glosas (4:1a. 19a).Noth rechaza la teora del Hexateuco y distingue una narracin principal a la que se han aadido glosas (3:2-3; 6-10; 15;17) y la fusin de dos leyendas etiolgicas sobre la ereccin de los monuentos. En cuanto a los autores catlicos, existediversidad de pareceres, desde las interpolaciones de carcter midrsico (3:5; 7-13; 449-14; 20-24) hasta losinsignificantes retoques del texto de que habla A. Fernndez (eliminacin de 3:12; un documento paralelo en 4:15-I7,mas detallado que 4:11), pasando por la hiptesis de Wiesmann de una supuesta trituracin del folio que contena elrelato del paso del Jordn. Conocidas las diversas tentativas para solucionar las dificultades, y teniendo en cuenta losdetalles que entorpecen la concatenacin cronolgica de los hechos, no ofrece dificultad el contenido de los captulos 3-46. Preparacin Espiritual del Pueblo (3:1-13).

    1Josu, levantndose bien de maana, parti de Setim, l y todos los hijos de Israel, y, llegados alJordn, hicieron all alto y pasaron all la noche antes de atravesarlo. 2A l cabo de tres das, losoficiales recorrieron el campamento 3y dieron al pueblo esta orden: "Cuando veis el arca de laalianza de Yahv, vuestro Dios, llevada por los sacerdotes, hijos de Lev, partiris de este lugardonde estis acampados y os pondris en marcha tras ella; 4 pero, dejando entre vosotros y ella unadistancia de dos mil codos, sin acercaros a ella, para que podis ver el camino que habis de seguir,pues no habis pasado nunca por l." 5Y Josu dijo al pueblo: "Santifcaos, porque maana Yahvhar prodigios en medio de vosotros." 6Despus habl Josu a los sacerdotes, diciendo: "Llevad elarca de la alianza e id delante del pueblo." Ellos llevaron el arca de la alianza, adelantndose alpueblo. 7Yahv dijo a Josu: "Hoy voy a comenzar a engrandecerte a los ojos de todo Israel, paraque sepan que yo estoy contigo, como estuve con Moiss. 8T da esta orden a los sacerdotes que

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  • llevan el arca de la alianza: Cuando lleguis al borde de las aguas del Jordn, os paris en elJordn." 9Josu dijo a los hijos de Israel: "Acercaos y od las palabras de Yahv, vuestro Dios." 10 Ydijo Josu: "En esto vais a conocer que el Dios vivo est en medio de vosotros y que no dejar dearrojar delante de vosotros a los cananeos, los jteos, los jeveos, los fereceos, los guergueseos, losamorreos y los jebuseos. 11 El arca de la alianza del dueo de toda la tierra va a entrar delante devosotros en el Jordn. 12 Tomad doce hombres de entre las tribus de Israel, uno por cada tribu; 13 ycuando los sacerdotes que llevan el arca de la alianza del dueo de toda la tierra pongan la planta desus pies en las aguas del Jordn, las aguas del Jordn se partirn, y las que bajan de arriba separarn en montn."

    Las sospechas levantadas por la presencia de espas en Jeric indujeron a Josu a obrar rpidamente, adelantndose auna posible coalicin de reyezuelos de Canan. La empresa era relativamente fcil, porque, segn informes de los dosespas, los de la ciudad vivan confiados en que el Jordn llevaba mucha agua, por ser la poca del deshielo, y no lessera posible a los israelitas vadearlo. Josu dio las rdenes de movilizacin de todo el campamento. La mencin de lostres das en 1:11 y 32 da lugar a un pequeo conflicto cronolgico. Dijimos en 1:11 que la frase dentro de tres daspasaran el Jordn puede interpretarse en el sentido de "dentro de tres das partiris para la empresa de pasar elJordn." En efecto, segn la Vulgata, el orden de los acontecimientos pudo ser el siguiente: Tan pronto como losescribas dieron la orden al pueblo (1:11) de prepararse, enviaba Josu en secreto a dos espas a Jeric (2:2), adondellegaron el mismo da al atardecer. Tres das permanecieron escondidos en la montaa (2:16-22), regresando al quintoda al campamento. En la maana del sexto da dio Josu orden al pueblo de ponerse en marcha hacia el Jordn, encuya ribera oriental permanecieron tres das. Segn la Vulgata, los israelitas vadearon el ro a los diez das del envo delos exploradores a Jeric. Otra ordenacin cronolgica de los acontecimientos es la siguiente: la fecha del envo de losespas y el anuncio de los escribas al pueblo de estar preparados coinciden. Los espas llegan a Jeric el mismo da porla noche, 7 de Nisn; durante la misma huyen al monte vecino (2:16), en donde moran todo el da siguiente, 8 de Nisn.Al oscurecer regresaron al campamento, en el que entraron al amanecer del tercer da, 9 de Nisn.A la orden de Josu, el pueblo se puso en marcha, llegando al atardecer a orillas del Jordn, donde acamp aquellanoche. La preparacin espiritual inclua la limpieza de los vestidos y la abstencin de todo comercio carnal (Ex 19:10-14). Quiz el verso 4a sea una glosa inspirada en 1 Sam 6:19-20; 2 Sam 6:7. Por lo regular era incumbencia de loslevitas llevar el arca (Nm 4:15; 10:21), pero en casos extraordinarios se confiaba a los sacerdotes.Dios habla a Josu y promete engrandecerlo a los ojos del pueblo con un hecho extraordinario para que se le obedezcacomo a Moiss y sepa el pueblo que Dios est con l (1:5-7). La arenga o conjunto de alocuciones de Josu tuvieronlugar antes del trnsito del ro. Schulz considera los versos 7-13 como midrsicos, porque, adems de romper la ilacin

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  • lugar antes del trnsito del ro. Schulz considera los versos 7-13 como midrsicos, porque, adems de romper la ilacinexistente entre el v.6 y 14, no es de suponer que Josu hablara tan largo tiempo a un pueblo en marcha. El xito delpaso del Jordn est asegurado por ir en vanguardia el arca de la alianza del Dios de toda la tierra (Miq 4:13; Zac 4:14;6:5). Se eligen diez hombres de entre el pueblo a los que el texto no asigna misin especial. Trtase evidentemente deun anticipo del v.2 del c.4. Al poner los sacerdotes el pie en las aguas del Jordn, stas se cortaron (yikkaterun),formando un dique o bloque compacto, como si un monte o una colina (ned) interceptaran la corriente. El milagro de las aguas (3:14-17).

    14Cuando hubo salido el pueblo de sus tiendas para pasar el Jordn, precedidos por los sacerdotesque llevaban el arca de la alianza, 15 en el momento en que los que llevaban el arca llegaron alJordn y los pies de los sacerdotes que llevaban el arca se mojaron en la orilla de las aguas puesel Jordn se desborda por todas sus orillas al tiempo de la siega , 16las aguas que bajaban dearriba se pararon, se amontonaron a mucha distancia, desde la ciudad de Adam, que est cerca deSartn, y las que bajaban hacia el mar del Araba, el mar de la Sal, quedaron enteramente partidas delas otras, y el pueblo pas frente a Jeric. 17Los sacerdotes que llevaban el arca de la alianza deYahv se estuvieron en seco a pie firme en medio del Jordn, mientras todo Israel pasaba en seco,hasta que todo el pueblo hubo acabado de pasar el Jordn.

    Destaca el hagigrafo la magnitud del milagro anotando que era la poca de la siega de la cebada (marzo-abril), en cuyaestacin el ro Jordn va crecido por la licuefaccin de las nieves que cubren el monte Hermn. Las aguasinterrumpieron su curso a unos veinticinco kilmetros al norte de Jeric, formando una barrera slida hasta que todoIsrael hubo pasado el Jordn. Las aguas descendentes siguieron su curso hasta el mar Muerto.Los israelitas no vieron el dique o muro de aguas que se form "a mucha distancia" al norte, en "Adam, la ciudad queest junto a Sartn," dice el texto masortico. La ciudad de Adam (1 Re 7:46) se identifica con tell el-Damyeh, a unosveinticinco kilmetros al norte de Jeric, y a dos kilmetros de la ribera oriental del Jordn, en la confluencia del Yaboc,donde se encuentra hoy el puente ed-Damiyeh, en la carretera de Naplusa a es-Salt. Sartn (1 Re 4:12; 7:46) seidentifica corrientemente con Qarn Sartabeh, promontorio de la parte oriental de la montaa de Efram, que en forma decua se adentra en la cuenca jordnica, frente a ed-Damiyeh. En tiempos talmdicos era este promontorio uno de loslugares preferidos para anunciar el novilunio. Esta sentencia tradicional ha recibido un contratiempo principalmente porlos estudios de N. Glueck7, que corrige el texto masortico como sigue: "Desde Adam hasta la fortaleza (mesad, en vezde missad, lado) de Sartn." Este ltimo lugar, segn l, debe buscarse en tell es-Saidiyeh, a dieciocho kilmetros al

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  • norte de ed-Damiyeh. La historia recuerda otras dos ocasiones en que el desprendimiento de un inmenso bloque de unespoln oriental de la montaa de Efram cay sobre el lecho del ro, interceptando el curso de las aguas. Tal fenmenose produjo, segn el historiador rabe Nuwairi, la noche del 6 al 7 de diciembre de 1267, en la regin de ed-Damiyeh.Mientras ste se produjo a consecuencia del reblandecimiento de la montaa por las lluvias torrenciales de invierno, eldel ao 1927 debise a un terremoto. Que igual fenmeno se produjera en el preciso momento en que los israelitas sedisponan a pasar el ro Jordn, no lo afirma ni lo niega el texto sagrado. Aunque as fuera, no es menos cierto que todofue previsto, querido y provocado por Dios con el concurso de los agentes naturales dciles a su palabra. Monumento Conmemorativo (4:1-9).

    1Cuando toda la gente hubo acabado de pasar el Jordn, Yahv dijo a Josu: 2"Tomad de entre elpueblo doce hombres, uno por cada tribu, 3y dadles esta orden: De ah, del lecho del Jordn, dondelos sacerdotes han estado a pie firme, coged doce piedras, traedlas y depositadlas en el lugar dondeacampis esta noche." 4Josu llam doce hombres, que eligi entre los hijos de Israel, uno por tribu;5les dijo: "Id al medio del Jordn, ante el arca de Yahv, vuestro Dios, y echaos al hombro unapiedra cada uno, segn el nmero de las tribus de los hijos de Israel, 6para que sea seal en mediode vosotros. Cuando un da os pregunten vuestros hijos: "Qu significan para vosotros estaspiedras?" 7les responderis: "Las aguas del Jordn se partieron ante el arca de la alianza de Yahv;cuando ella pas el Jordn, las aguas del ro se dividieron; y esas piedras sern para siempre jamsun memorial para los hijos de Israel." 8Los hijos de Israel cumplieron la orden de Josu. Tomaron delmedio del Jordn doce piedras, como se lo mand Yahv a Josu, segn el nmero de las tribus delos hijos de Israel, y, llevndolas consigo al lugar donde pasaron la noche, las depositaron all.9Josu alz doce piedras en el lecho del Jordn, en el lugar donde haban estado a pie firme lossacerdotes que llevaban el arca de la alianza, y all han estado hasta hoy.

    Quiere Josu que se conserve una memoria del paso del Jordn, como en Ex 12:26; 13:9.14; Deut 6:20. El texto del v.9puede interpretarse en el sentido de que fueron dos los monumentos levantados en recuerdo del hecho, uno en Cagalay otro en el lecho del ro. As lo creen Hummelauer, Ubach y Fernndez. En favor de la unidad se pronuncian Wiesmanny Alfrink, por no citar ms que autores catlicos. Segn Wiesmann, en el v.9 se dice que se colocaron doce piedras en elcauce del ro para impedir que los pies de los sacerdotes se hundieran en el lodo del ro. Tales piedras ms tarde fueronsacadas del Jordn y colocadas en Cagala, donde permanecen hasta el da de hoy. Con esta interpretacin, dice Baldi,

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  • se quita la posibilidad de un monumento en medio del Jordn, que, salvo en tiempos de mucha sequa, no sera visible,no sirviendo, por lo mismo, para el fin al que se le destinaba. Orden de Marcha (4:10-18).

    10Los sacerdotes que llevaban el arca se estuvieron a pie quieto en medio del Jordn, hasta que sehizo todo cuanto Yahv haba mandado a Josu decir al pueblo,, conforme a todo cuanto Moisshaba ordenado a Josu, y el pueblo se; apresur a pasar. 11Cuando el pueblo hubo acabado depasar, el arca de Yahv y los sacerdotes se pusieron al frente del pueblo. 12Los hijos de Rubn, losde Gad y la media tribu de Manases, armados, iban en vanguardia delante de los hijos de Israel,como se lo haba mandado Moiss. 13Unos cuarenta mil hombres de ellos, armados en guerra,pasaron ante Yahv a los llanos de Jeric. 14Aquel da engrandeci Yahv a Josu a los ojos de todoIsrael, y stos le respetaron, como haban respetado a Moiss, todos los das de su vida. 15Yahvhabl a Josu, diciendo: 16"Manda a los sacerdotes que llevan el arca del testimonio que salgan delJordn"; 17y Josu dio a los sacerdotes esta orden: "Salid del Jordn"; 18y en cuanto los sacerdotesque llevaban el arca de la alianza de Yahv salieron del medio del Jordn y asentaron la planta de supie en la tierra seca, las aguas del ro volvieron a su lugar y se desbordaron, como antes estaban,por todas las orillas.

    No dio Moiss ninguna disposicin tocante al paso del ro Jordn, pero el autor refuerza la autoridad de Josu con la deMoiss (1:17; 3:7). En la narracion se habla del paso del ro por el pueblo, lo que realiz ya antes (3:16-17; 4:1). Segnel v.11, el arca y los sacerdotes se pusieron al frente del pueblo estando ya en la ribera derecha del Jordn; en cambio,los v. 15-18 suponen que permanecan todava en el ro. Schulz considera los v.9-14 como una adicin. Para Ubach, losv. 15-18 son residuos de una documentacin que el autor sagrado tuvo ante sus ojos y que puso en el lugar que ocupanpor creer que contenan detalles nuevos. Parece que el . 11 se refiere a 3:7; 4:1. Una vez hubo pasado el pueblo, elarca y los sacerdotes se colocaron de nuevo delante de la comitiva. Pero a la misma preceda, conforme a lo prescritoen Nm 32:28-30; Deut 3:18, un destacamento militar para defender el arca. La cifra de cuarenta mil guerreros es unahiprbole manifiesta, como en otros pasajes anlogos (Ex 12:37; Nm 1:46).Tan pronto como los sacerdotes abandonaron el cauce, las aguas volvieron a afluir "como ayer y anteayer," es decir,como antes. No determina el texto el lugar exacto por donde pasaron el ro los israelitas. Una tradicin judo-cristiana lo

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  • fija en el vado de Bethabara, frente a Qars el-Yehud, donde se encuentra el monasterio del Prdromos, construido enmemoria del ministerio de San Juan Bautista y del bautismo de Jess. En la Tierra Prometida (4:19-25).

    19El pueblo sali del Jordn el da diez del mes primero y acamp en Glgala, al lmite oriental deJeric. 20Josu alz en Glgala las doce piedras que haban cogido del Jordn, 21y dijo a los hijos deIsrael: "Cuando un da os pregunten vuestros hijos: "Qu significan esas piedras?" 22instruid avuestros hijos, diciendo: "Israel pas este Jordn a pie enjuto; 23porque Yahv, vuestro Dios, secdelante de vosotros las aguas del Jordn, como lo haba hecho Yahv, vuestro Dios, 24con las aguasdel mar Rojo, que sec delante de nosotros hasta que hubimos pasado, 25(24)para que todos lospueblos de la tierra sepan que es poderosa la mano de Yahv y vosotros conservis siempre eltemor de Yahv, vuestro Dios.

    El sueo dorado de los israelitas se haba realizado y Dios haba cumplido su promesa. Israel haba entrado en tierrasde Palestina el da 10 de Nisn (marzo-abril), coincidiendo con el principio de la Pascua (Ex 12:3), a los cuarenta aosde haber salido de Egipto. Los israelitas acamparon en Cagala, que los autores identifican o bien con Jirbet en-Netele,a unos cinco kilmetros al sur de la antigua Jeric, o con Jirbet Mefshir, a dos kilmetros al noreste de la misma. Sobrela antigua Cagala, nombre que se deriva de la palabra hebrea galgal = rueda, rueda de piedras, se edific una iglesiabizantina llamada Dodekalithori, en recuerdo del sitio donde hizo colocar Josu las doce piedras en forma de rueda ocromlech 8. Para la posteridad israelita, Cagala o Guilgal fue considerado como lugar sagrado muy concurrido (1 Sam7:16; 10:8; 11:14; 13:4-15; Os 4:15; Am 4:4)9. Pnico en Palestina (5:9-1).

    1Cuando todos los reyes de los amrteos, a occidente del Jordn, y todos los reyes de los cananeosde cerca del mar supieron que Yahv haba secado las aguas del Jordn hasta que ellos pasaron,desmay su corazn, y perdieron todo su valor ante los hijos de Israel.

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  • El hagigrafo empieza el captulo 5 de su libro con una noticia sobre el pnico que se apoder de los cananeos y de losamorreos al enterarse del milagro que haba obrado Yahv. Para el autor sagrado y para los enemigos de Israel esYahv quien mueve todos los resortes y determina los hechos que deben conducir a los israelitas al corazn dePalestina. La noticia del paso del Jordn corri como reguero de plvora por todo el territorio; sus habitantes temieronuna invasin inminente de los israelitas. La circuncisin (5:2-9).

    2Entonces dijo Yahv a Josu: "Hazte cuchillos de piedra y circuncida a los hijos de Israel. 3HzoseJosu cuchillos de piedra y circuncid a los hijos de Israel en el collado de Aralot (collado de losPrepucios). 4He aqu por qu los circuncid Josu: Todos los salidos de Egipto, los varones, todoslos hombres de guerra, haban muerto en el desierto, durante el camino, despus de la salida deEgipto. 5El pueblo que sali estaba circuncidado; pero los nacidos en el desierto durante el caminodespus de la salida de Egipto no haban sido circuncidados; 6pues los hijos de Israel anduvierondurante cuarenta aos por el desierto, hasta que perecieron todos los hombres de guerra salidos deEgipto, por no haber escuchado la voz de Yahv. Yahv les haba jurado que no les dejara ver latierra que conjuramento haba prometido a sus padres darles, la tierra que mana leche y miel. 7Loshijos de aqullos les sucedieron en su lugar; y stos son los que circuncid Josu, porque estabans i n circuncidar, pues no haban sido circuncidados durante el camino. 8Cuando todos secircuncidaron, quedronse en el campamento hasta curarse; 9y Yahv dijo a Josu: "Hoy he quitadode sobre vosotros el oprobio de Egipto." Y aquel lugar fue llamado Cagala hasta hoy.

    No era ste un rito propio de los hebreos, sino que se practicaba en el antiguo Egipto, en Fenicia y, probablemente, enCanan. La operacin deba ejecutarse con cuchillos de piedra, como lo hizo Sfora con su hijo (Ex 4:24-26). Lacircuncisin tena en Israel un carcter marcadamente religioso, siendo el signo distintivo de la alianza de Dios conAbraham y de la pertenencia a la comunidad religiosa de Israel (Gen 17:12-14:25:27). Segn el texto griego, granparte del pueblo judo haba descuidado la prctica de la circuncisin durante su permanencia en Egipto; pero, segn eltexto hebraico, el abandono de esta prctica empez durante los aos de peregrinacin por el desierto. El autor sagradono considera, al parecer, como culpa grave esta negligencia, que recaa sobre los dirigentes de la comunidadjudaica. Quiere con ello atenuar la culpabilidad de Moiss? No fue acaso sta una de las razones por las cuales se ledeneg la entrada en la Tierra de Promisin ? Que el gran caudillo de Israel fuera remiso en este punto, aparece de Ex

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  • 4:24.A primera vista choca que Josu pensara en la circuncisin de todos los varones del pueblo inmediatamente despus dehaber pasado el Jordn, cuando era de temer un ataque por sorpresa de los habitantes del pas. Sabido es que lacircuncisin es una operacin dolorosa que va acompaada de un estado febril que llega a su punto lgido al tercer da(Gen 34:25). Josu impuso la obligacin de circuncidar el prepucio de los varones con el fin de preparar la celebracinde la Pascua, o para recordar que la circuncisin era el signo de la alianza (Gen 17:10; Ex 12:48)10. Con lacircuncisin se quit la dependencia de Egipto, por haber dejado de ser esclavos de los egipcios para convertirse enservidores de Yahv y propiedad suya. 11

    La Pascua (5:10-12).

    10Los hijos de Israel acamparon en Cagala; y all, el da catorce del mes, celebraron la Pascua, a latarde, en los llanos de Jeric. 11Comieron de los frutos de la tierra, desde el da despus de laPascua, panes cimos y trigo tostado ya aquel mismo da; 12y el da siguiente de comer de los frutosde la tierra, no tuvieron ya el man, y comieron ya aquel ao de los frutos de la tierra de Canan.

    Era la segunda vez que los judos salidos de Egipto celebraban solemnemente la Pascua (Nm 9,iss). El pan cimo y eltrigo tostado que comi el pueblo el da de la Pascua podan ser en parte productos de la tierra de Canan. Al dasiguiente ces el man. Aparicin Misteriosa (5:13-16).

    13Estando Josu cerca de Jeric, alz los ojos y vio que estaba un hombre delante de l, en pie, conla espada desnuda en la mano; y Josu se fue hacia l y le dijo: "Eres de los nuestros o de losenemigos?" 14Y l le respondi: "No; soy un prncipe del ejrcito de Yahv, que vengo ahora."15Entonces Josu se prostern rostro a tierra y, adorando, dijo: "Qu es lo que manda mi seor asu siervo?" 16(15)El prncipe del ejrcito de Yahv dijo a Josu: "Descalza tus pies, pues el lugar quepisas es santo." Hzolo as Josu.

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  • Parece que este episodio est desplazado de su lugar primitivo. La actitud del prncipe del ejrcito de Yahv queaparece con una espada desenvainada en su mano es de amenaza, no especificando el texto el motivo que la provoc.Supone Dhorme que el paso de un ro requiere la autorizacin de la potencia celestial que guarda el acceso del territoriosituado al otro lado. Por de pronto, la aparicin obedeca a consignas ms graves y trascendentales que a la de intimara Josu a que se quitara el calzado (Gen 32:25-33). Lo ms probable es que el personaje misterioso quiso urgir el rito dela circuncisin, que se haba descuidado en el desierto. Quiz en un principio la percopa preceda al v.2 de estecaptulo. En Ex 4:24 se dice que Yahv sali al encuentro de Moiss, querindole matar. Sfora aplac su iracircuncidando a su hijo. Con la narracin de este episodio, sin terminar, sin duda, se destaca la relevante personalidadde Josu, que por su reverencia y humildad puede parangonarse con Abrahm (Gen 15:12) y Moiss (Ex 3:3-6). Todoen el contexto invita a reconocer en el jefe de los ejrcitos de Yahv a un ser sobrenatural, a un ngel de Yahv quedeba convertirse en gua de los israelitas en la penetracin y conquista de Canan (Ex 23:20; 32:34; 33:2). El v.16es copia de Ex 3:512. Primeros Combates (cap. 6-8).Se narra en el captulo 6 la toma de Jeric. El texto de la versin de los LXX difiere mucho del texto hebreo; losexegetas, o bien se esfuerzan por combinar ambos textos, o se pronuncian por uno o por otro. Aun en el supuesto deadoptar el texto ms corto de los LXX, no se eliminan todas las incoherencias de la narracin. La solucin ms obviaconsiste en distinguir entre el texto que se cree primitivo y las adiciones posteriores. Con ello la narracin fluye emanera lgica y desaparecen o se atenan las dificultades. Es imposible, por ejemplo, armonizar los v.4; 5; 16a.20a con8; 9; 13. Schulz, seguido en parte por Gelin, considera como texto primitivo los v.1-2a.3-7; 11; 14-15; 16; 20b; 21; 24-27. El P. Fernndez admite dos recensiones, una larga y otra breve, de las cuales considera como autntica la ltima.Segn Ubach, dos escribas testigos de los hechos escribieron cada uno independientemente sus impresiones, haciendouno hincapi en unas circunstancias y otro en otras. El relato es una combinacin de una doble tctica: una marcha ensilencio alrededor de la ciudad durante siete das hasta el estentreo grito de guerra, y una procesin con el arca, al sonde las trompetas sagradas, smbolo de la cooperacin divina en la empresa 13. Defiende Abel que el redactor final haquerido unificar dos situaciones sucesivas. Baldi opta por la fusin de dos relatos o tradiciones paralelas dispuestaspsicolgicamente de manera distinta. En una tradicin se dio ms importancia al valor del ejrcito judo; en otra, deorigen sacerdotal, se puso de relieve la cooperacin religiosa. El redactor ltimo trat de conservar estos dosaspectos de la misma tradicin fundindolos en un solo relato. Expliqese como se quiera, lo cierto es que el texto sepresenta con todas las caractersticas de una composicin literaria heterognea.

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  • Toma de Jeric (6:1-14).1Tena Jeric cerradas las puertas y bien echados sus cerrojos por miedo a los hijos de Israel, ynadie sala ni entraba en ella. 2 Yahv dijo a Josu: "Mira, he puesto en tus manos a Jeric, a su reyy a todos sus hombres de guerra. 3 Marchad vosotros, todos los hombres de guerra, en torno a laciudad, dando una vuelta en derredor suyo. As haris por seis das. 4Siete sacerdotes llevarndelante del arca siete trompetas resonantes. Al sptimo da daris siete vueltas en derredor de laciudad, yendo los sacerdotes tocando sus trompetas. 5Cuando ellos toquen repetidamente el cuernopotente y oigis el sonar de las trompetas, todo el pueblo se pondr a gritar fuertemente, y lasmurallas de la ciudad se derrumbarn. Entonces subir el pueblo, cada uno enfrente de s." 6Josu,hijo de Nun, llam a los sacerdotes y les dijo: "Llevad el arca de la alianza, y que siete sacerdotesvayan con siete trompetas resonantes delante del arca de Yahv." 7Dijo tambin al pueblo:"Marchad y dad tambin una vuelta a la ciudad, yendo los armados delante del arca de Yahv." 8 Asque Josu hubo hablado al pueblo, los siete sacerdotes con las siete trompetas resonantes ibantocando las trompetas delante de Yahv, y el arca de la alianza de Yahv iba en pos de ellos. 9Loshombres de guerra iban delante de los sacerdotes que tocaban las trompetas, y la retaguardia,detrs del arca. Durante la marcha se tocaban las trompetas. 10Josu haba dado al pueblo estaorden: "No gritis ni hagis or vuestra voz, ni salga de vuestra boca una palabra hasta el da en queyo os diga: Gritad. Entonces gritaris." 11El arca de Yahv dio una vuelta en derredor de la ciudad,una vuelta sola, y se volvieron al campamento, donde pasaron la noche. 12Al da siguiente se levantJosu bien de maana, y los sacerdotes llevaron el arca de Yahv. 13 Los siete sacerdotes quellevaban las siete trompetas resonantes delante del arca de Yahv se pusieron en marcha tocandolas trompetas. Los hombres de guerra iban delante de ellos, y detrs la retaguardia segua al arca deYahv; y durante la marcha iban tocando las trompetas 14Dieron el segundo da la vuelta en derredorde la ciudad y se volvieron al campamento; esto mismo hicieron por siete das.

    Por miedo a los hijos de Israel, la ciudad de Jeric tena las puertas cerradas; pero Yahv prometi ponerla en manos deJosu (Nm 21:34; Deut 2:24; 3:2). Era Jeric una plaza fuerte cana-nea edificada sobre un altozano elptico de 307 por161 metros, dominando la llanura de su nombre. La descripcin del ataque de la ciudad por los israelitas es bienconocida. Pero, como hemos apuntado ms arriba, cabe distinguir entre el relato primitivo y las adiciones posteriores decarcter religioso referentes a los sacerdotes, arca de la alianza y trompetas sagradas. Los soldados de Josu

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  • combatieron contra Jeric y la tomaron. En ciertos ambientes pareci que el relato primitivo era demasiado pagano, pordarse excesiva importancia a las causas puramente humanas que contribuyeron a la conquista de la ciudad, por lo cualse le aadieron elementos procedentes de ambientes sacerdotales. El relato primitivo, segn Noth, era ms o menos elsiguiente: (v.2): . Yahv dijo a Josu: "Mira, he puesto en tus manos a Jeric. Todos los hombres de guerra (3) rodearnla ciudad, dando una vuelta en derredor suyo. As haris por seis das. (4) Al sptimo da daris siete vueltas enderredor de la ciudad. (5) Cuando toque el cuerno., todo el pueblo se pondr a gritar fuertemente, y las murallas de laciudad se derrumbarn. Entonces subir el pueblo, cada uno enfrente de s." (6) . (7) Dijo Josu al pueblo: "Marchad ydad la vuelta a la ciudad." (8) y se hizo conforme a la orden dada por Josu al pueblo. (10) Josu dio al pueblo lasiguiente orden: "No gritis ni hagis or vuestra voz, ni salga de vuestra boca una palabra hasta el da en que yo osdiga: "Gritad. Entonces gritaris." (12) Al da siguiente se levant Josu bien de maana. (14) y se hizo el giro de laciudad ., regresando al campamento. Esto mismo hicieron por seis das. (15) Al da sptimo se levantaron al alba, dieronsiete vueltas en torno a la ciudad. (16) A la sptima. dijo Josu al pueblo: "Gritad, porque Yahv os entrega la ciudad."(20) Entonces todo el pueblo se puso a gritar clamorosamente, y las murallas de la ciudad se derrumbaron y cada unosubi a la ciudad frente de s. Suerte de Jeric (6:15-24).

    15Al da siguiente se levantaron con el alba, y dieron del mismo modo siete vueltas alrededor de laciudad. 16A la sptima, mientras los sacerdotes tocaban las trompetas, Josu dijo al pueblo: "Gritad,porque Yahv os entrega la ciudad. 17La ciudad ser dada a Yahv en anatema, con todo cuanto enella hay. Slo Rahab, la cortesana, vivir, ella y cuantos con ella estn en su casa, por haberescondido a los exploradores que habamos mandado. 18Guardaos bien de lo dado al anatema, nosea que, tomando algo de lo que as habis consagrado, hagis anatema el campamento de Israel ytraigis sobre l la confusin. 19Toda la plata, todo el oro y todos los objetos de bronce y de hierrosern consagrados a Yahv y entrarn en su tesoro." 20Los sacerdotes tocaron las trompetas, ycuando el pueblo, odo el sonido de las trompetas, se puso a gritar clamorosamente, las murallas dela ciudad se derrumbaron, y cada uno subi a la ciudad frente de s. 21Apoderndose de la ciudad,dieron al anatema todo cuanto en ella haba, y al filo de la espada a hombres y mujeres, nios yviejos, bueyes, ovejas y asnos. 22Pero Josu dijo a los dos exploradores: "Entrad en la casa deRahab, la cortesana, y sacad a esa mujer con todos los suyos, como se lo habis jurado." 23Losjvenes, los espas, entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todoslos suyos, y los pusieron en lugar seguro, fuera del campamento de Israel. 24Los hijos de Israel

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  • quemaron la ciudad con todo cuanto en ella haba, salvo la plata y el oro y todos los objetos debronce y de hierro, que pusieron en el tesoro de la casa de Yahv.

    Cul fue la causa que provoc el desmoronamiento de las murallas de Jeric? Se produjo este fenmeno, o el textosugiere o permite otra interpretacin? No es de creer que el gritero (teruah) de la multitud (Ex 32:17; 1 Sam 4:5; 2 Sam6:15) y el sonido de las trompetas fueran tan ensordecedores que derribaran las murallas. Algunos suponen que ayudDios a los sitiadores provocando a su debido tiempo un terremoto que derrib las murallas. Hizo Dios lo que no pudieronlograr los israelitas con su gritero y sus trompetas. Es muy posible que el autor sagrado, llevado totalmente de la ideade poner de relieve la intervencin de Dios en la expugnacin de la tierra de Canan, no haya dicho todo lo queaconteci junto a los muros de la ciudad clave para entrar en Palestina. Es sintomtico a este respecto lo que dice Josuen su discurso de despedida de que las gentes de Jeric combatieron contra vosotros (24:11), lo que debe interpretarseen el sentido de que fueron necesarios varios combates para conquistar la ciudad, y de que, de no intervenir Diosabiertamente en favor de los israelitas, nunca hubieran stos penetrado en ella.El ensaamiento de los israelitas al exterminar todo ser viviente de la ciudad se rige por las leyes del herem o delanatema, comunes a los pueblos del antiguo Prximo Oriente. Con el anatema (herem) de destruccin (Lev 27:29; Deut2:35; 7:25; 20:16; 25:17-19), Jeric deba ser arrasada completamente. Dios manda que las ciudades idoltricas seandestruidas con todos sus habitantes, animales domsticos y bienes (Deut 13:16). La misma suerte deban seguir lospueblos enemigos de Israel (1 Sam c.15; Is 34:3; 43:28; Jer 26:9). nicamente se exceptan de este anatema en nuestrotexto el oro y la plata y todos los objetos de bronce y de hierro (v.24), que se destinaban al tesoro de Yahv, siendoestos objetos conceptuados como anatema de oblacin (Lev 27:28; Nm 18:14). Habla el texto del tesoro de la casa deYahv porque el autor del relato tiene en su mente la idea del templo 14. Rahab a Salvo (6:25-27).

    25Josu dej la vida a Rahab, la cortesana, y a la casa de su padre, que habit en medio de Israelhasta hoy, por haber ocultado a los enviados por Jesu a explorar a Jeric. 26Entonces jur Josu,diciendo: "Maldito de Yahv quien se ponga a reedificar esta ciudad de Jeric. Al precio de la vidade su primognito ponga los cimientos; al precio de la de su hijo menor ponga las puertas." 27Yahvfue con Josu, y su fama se extendi por toda la tierra.

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  • Los espas cumplieron la promesa hecha a Rahab, salvando a ella y a toda la familia. En un principio la mujer ocup unlugar "fuera del campamento de Israel" (v.23), pero ms tarde "habit en medio de Israel hasta hoy," figurando en lagenealoga de Jesucristo. Josu maldice al que intente reedificar de nuevo la ciudad de Jeric. La imprecacin de Josucumplise con Hil, en el siglo IX (1 Re 16:34). Parece que el texto alude a la costumbre cana-nea de sacrificar un nioen la fundacin de una ciudad, costumbre que imitaron algunos israelitas. Dios condenaba este infanticidio. Las Excavaciones de Jeric.Grandes esperanzas pusieron exegetas e historiadores en las excavaciones de Tell el-Sultn para conocer lasmodalidades de la toma de Jeric por parte de los israelitas, aportando con ello luz al texto oscuro, enigmtico ycomplejo de la Biblia. Las primeras fueron llevadas a cabo por los alemanes E. Sellin, E. Langenegger y G. Watzinger,durante los aos 1907-1913, cuyos resultados fueron publicados en 1913. Algunas de las conclusiones de los citadosexcavadores fueron censuradas, por lo que se pens en reanudar las excavaciones con mejor base cientfica. La tareafue confiada a J. Garstang, bajo los auspicios de Palestne Exploration Fund, siendo excavado el Tell desde 1930-1936.El mrito principal de Garstang consiste en haber trazado la evolucin histrica de la ciudad. La primera ciudad(precananea), fundada hacia el ao 3000 antes de Cristo, se hallaba en la parte septentrional de Tell. La primera ciudadcananea fue edificada sobre las ruinas de la anterior hacia los aos 2100 ocupando la parte mas alta del Tell en unaextensin aproximada de dos hectreas. Sus murallas eran de ladrillo con bloques e piedra en los fundamentos. Lasegunda ciudad cananea surgi entre 1900 y 1600, y puede considerarse como ampliacin de la limera; ocupa unaextensin de dos a cinco hectreas. Una slida muralla protegida con una rampa o glacis envolva la ciudad. Es sta laciudad ms prspera de todas por coincidir con la poca de los hicsos, a juzgar por un escarabajo egipcio de la XIIIdinasta encontrado en el lugar. Por circunstancias desconocidas, la ciudad fue destruida y abatidas sus murallas haciael ao 1580. Otra vez fue reedificada, protegindola con un muro hacia el ao 1500. Las nuevas edificacionesdesaparecieron por efectos de un cataclismo, sobre cuya fecha discuten los arquelogos. Garstang lo fija entre los aos1400 y 1385; W. F. Albright, entre 1360 y 1320. El gran arquelogo H. Vincent, basndose en algunos restos, vajilla ycermica ilustrada, seala la fecha de la destruccin de esta ciudad en la segunda mitad del siglo xm, y msconcretamente en 125015. Esta ltima hiptesis tiene en su favor el registro de las ciudades conquistadas por Ramss II,encontrado en los muros de un templo de Amarah, en la orilla izquierda del Nilo. Entre los nombres de las ciudadesasiticas conquistadas por el monarca figura la de Jeric16. Estas divergencias profundas entre arquelogos tocante a lafecha de la destruccin de Jeric movieron a la British School of Archaeology y a la American Schools of OrientalResearch a emprender nuevas excavaciones, que dirigi la seorita K. Kenyon. Su finalidad principal era zanjardefinitivamente las discusiones en torno a la fecha de la destruccin de Jeric (ciudad D). Las excavaciones empezaronen 1952. Cul no fue la sorpresa al comprobar que la. ciudad de Jeric de Josu se volatilizaba bajo los golpes de los

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  • picos de los obreros especializados! Ningn resto de la ciudad bblica se encontr en Tell el-Sultn! El doble muro(muro D) atribuido por Garstang al Bronce reciente, y, por lo mismo, identificado con el que fue destruido en tiempos deJosu, no es ms que una parte del complejo sistema defensivo, reconstruido y retocado varias veces durante el tercermilenio (Bronce antiguo y medio). Ningn rastro de cermica en toda el rea excavada del Bronce reciente, o sea, de lostiempos de Josu. Los excavadores de Tell el-Sultn han perdido toda esperanza de encontrar la Jeric de Josu acausa de haber desaparecido las edificaciones de la superficie o por la erosin o por obra de los hombres. A tenor de losresultados de las exploraciones arqueolgicas, hacia el ao 1200, fecha de la conquista de Canan, no exista Jeric, oal menos no quedan vestigios arqueolgicos de la misma17. La Arqueologa y el texto Sagrado.La comprobacin de que la ciudad del Bronce reciente (ciudad D) fue destruida por un cataclismo o por el fuego produjoen el nimo de J. Garstang la ms grande satisfaccin. Para concordar los resultados arqueolgicos con el texto bblico,coloc Garstang la fecha del xodo en tiempos de Amenofis II (1447-1442), y la conquista de Jeric hacia el ao 1400.Pero, como vimos en la introduccin, la sentencia ms corriente hoy da fija la penetracin de Josu en Palestina haciael ao 1200. Por lo mismo, las cenizas encontradas por Garstang corresponden a una destruccin de la ciudad entiempos anteriores al incendio provocado por los soldados israelitas (6:24). Con el fin de solventar estas dificultades serecurri a la hiptesis de varios xodos de israelitas de Egipto. Cabe otra, que ha sealado la seorita Kenyon, segn lacual, sobre los restos de la ciudad de 1900-1600 a.C. pudo levantarse otra ms reciente, que ha desaparecido, vctimade la erosin, sin dejar huellas sobre el Tell18.Puestos a enjuiciar toda la cuestin, cabe admitir que el v.20 puede interpretarse en el sentido de que las varias vueltasdel ejrcito israelita en torno a Jeric, con las consiguientes amenazas para los que se negaran a entregarla,impresionaron y descorazonaron a los defensores de tal manera, que la resistencia de la guarnicin se derrumb(wattippol hahomah), entrando los israelitas en la ciudad. El trmino homah significa muro, pero se emplea tambin en elsentido de guarnicin, proteccin, como en 1 Sam 25:16: Nos protegan de da y de noche todo el tiempo. En este texto,un criado de Abigail confiesa que las gentes de David eran para ellos un valladar, una proteccin. Con esta explicacinse comprende que la casa de Rahab quedara en pie, lo que no habra sucedido en el caso de haberse derrumbado losmuros. Con ella se armonizan los datos de la arqueologa con los de la Biblia. Al presentarse Josu ante Jeric,encontr a los cananeos atrincherados detrs de las imponentes ruinas de una ciudad que fue destruida antes porcausas desconocidas hasta el presente. El ejrcito israelita luch, venciendo la resistencia cananea. Segn 24:11, anteJeric hubo fuertes combates, hasta que la suerte se inclin por los israelitas.Algunos autores ven en el relato de la conquista de Jeric huellas de un estilo pico. Escribe Delorme que toda la

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  • narracin tiende a destacar la importancia de esta victoria y atribuirla a Yahv. En el relato se hace uso del nfasis, serecorta la participacin de los valores humanos en el xito de la empresa, se citan cosas inslitas y maravillosas19.Nunca sabremos ciertamente cules fueron los pormenores de la toma de Jeric ni cul fue la mente del autor sagradorespecto de los mismos. Pero, si los pormenores son oscuros, est patente, en cambio, que la toma de la ciudad abri alos judos las puertas de Canan. Si Dios no hubiera luchado junto a los israelitas, difcilmente hubieran cedido lasdefensas de la ciudad, ni su guarnicin se hubiese rendido20. Prevaricacin de Acn (7:1).

    1Los hijos de Israel cometieron una prevaricacin en lo del anatema. Acn, hijo de Jarmi, hijo deZabdi, hijo de Zare, de la tribu de Jud, se apropi objetos de los dados al anatema, y la clera deYahv se encendi contra los hijos de Israel.

    En virtud de la ley de la solidaridad, el pecado de Acn recae sobre todo el pueblo. A este episodio y a susconsecuencias aluda implcitamente el texto en 6:18-19. El autor sagrado, en una breve introduccin, hace referencia alprecepto divino sobre el herem y anticipa la razn del desastre de Hai. Josu haba conminado al pueblo a no tomarnada de lo que deba ser consagrado al exterminio ni de lo que deba reservarse para el tesoro de Yahv. El puebloobedeci a su palabra, pero la codicia ceg a Acn. Era Acn hijo de Jud por Zarac (Gen 38:30; 46:12). Desastre en Hai (7:2-5).

    2Josu mand desde Jeric hombres hacia Hai, que est al oriente de Betel, y les dijo: "Id a explorarla tierra." Llegaron y reconocieron Hai. 3De vuelta a Josu, le dijeron: "No se necesita que el pueblotodo se ponga en marcha contra la ciudad. Dos o tres mil hombres que suban bastaran para tomarHai, pues sus habitantes son pocos en nmero; no es preciso que todo el pueblo se fatigue."4Pusironse, pues, en marcha unos tres mil hombres, que emprendieron la fuga ante los hombres deHai. 5Las gentes de Hai les mataron unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puertahasta Sebarim, batindolos en la bajada. El corazn del pueblo desmay y perdi todo valor.

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  • Yahv es un Dios celoso que castiga las infidelidades de su pueblo. Como represalia por el pecado de Acn leabandona a sus propias fuerzas en el ataque a Hai y es derrotado, a pesar del exiguo nmero de sus defensores. Elautor sagrado conoce la ciudad y sus alrededores, pero usa de la aproximacin al sealar el nmero de guerreros queatacaron la ciudad y las bajas que tuvieron. El nmero de atacantes parece excesivo en relacin con las prdidassufridas. Hai, que significa la Ruina, se identifica con el actual et-Tell, a tres kilmetros al sudeste de Betel (Gen 12:8;13:3). Estaba edificada sobre uno de los promontorios que se adelantan hacia la depresin jordnica, con una posicinexcepcional desde el punto de vista estratgico. Hai era la llave para penetrar en el macizo central de Palestina. Consternacin de Josu (7:6-15).

    6Josu rasg sus vestiduras, y se postr rostro en tierra ante el arca de Yahv, hasta por la tarde, ly los ancianos de Israel, y echaron polvo sobre sus cabezas. 7Josu dijo: "Oh Seor, Yahv! porqu has hecho pasar el Jordn a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos, que nosdestruyan? Por qu no hemos sabido quedarnos al otro lado del Jordn? 8 Por favor, Yahv, quvoy a poder decir yo despus de haber vuelto Israel las espaldas ante los enemigos? 9Lo sabrn loscananeos y todos los habitantes de la tierra, y nos envolvern y harn desaparecer de la tierranuestro nombre. Y qu hars t por la gloria de tu nombre?" 10Yahv dijo a Josu: "Levntate;por qu te echas sobre tu rostro? 11Israel ha pecado y ha llegado a traspasar mi alianza, la que yo lehe mandado guardar, hasta tomar cosas de las dadas al anatema, robarlas, mentir y guardarlas entresus enseres. 12Por eso los hijos de Israel no han podido resistir ante sus enemigos y les dieron lasespaldas, porque han venido a ser anatema. Ya no estar yo en adelante en medio de ellos, si noquitis de en medio de vosotros el anatema. 13Levntate, santifica al pueblo, y diles: "Santifcaospara maana, porque as dice Yahv, Dios de Israel: Hay en medio de ti, oh Israel! un anatema, y nopodrs resistir ante el enemigo mientras no hayas quitado el anatema de en medio de vosotros. 14Osacercaris maana por tribus; y la tribu que Yahv seale, se acercar por familias; y la familia queseale Yahv, se acercar por casas; y la casa sealada por Yahv, se acercar por cabezas. 15Elque fuere cogido en el anatema, ser consumido por el fuego, por haber traspasado la alianza deYahv y haber cometido en Israel una maldad."

    El revs sufrido en Hai desconcierta a Josu y a sus ntimos colaboradores por lo que significaba y por lasrepercusiones que la derrota tendra en el futuro. Yahv en esta ocasin no haba combatido al lado de su pueblo, lo

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  • que deba interpretarse como seal de que estaba resentido por alguna infidelidad cometida contra El. Comomuestras externas de dolor, rasga Josu sus vestiduras (Gen 37:29; 44:13; Nm 14:6), echa polvo sobre su cabeza (Job2:12; Lam 2:10, etc.), y, postrado en tierra, se queja a Yahv, casi reprochndole su conducta (Jer 1:6; 4:10; 14:13)"hacindole ver el porvenir de su pueblo y el menoscabo de su gloria ante los otros pueblos de Palestina. La conducta deYahv en momentos tan crticos es desconcertante. No cobrarn nimo los pueblos de toda Palestina al enterarse deque un puado de hombres de Hai ha infligido una gran derrota a los israelitas, considerados por algunos comoinvencibles?Dios seala a Josu la causa del revs sufrido en Hai (v. 10-12); en 13-15 se sealan los procedimientos para aplacarsu ira. Como sujeto de este pecado, seis veces se dice que es una colectividad; una vez el pecador es Israel (hataYisrael, Israel pec); cinco veces se dice que ellos, es decir, los israelitas, han pecado. De todo el contexto aparece queel pecador es Acn, quien con su pecado trajo la confusin sobre el campamento de Israel (6:18). Para que entre Dios yel pueblo se reanuden las relaciones de amistad, es preciso que desaparezca la infamia de en medio del pueblo(Gen 34:14; Deut 22:21) y de que sea quemado (Gen 38:24; Lev 21:9) el que falt a la alianza. Dios mismo sugiere aJosu el mtodo que debe seguirse para individualizar al culpable (1 Sam 14:40-42; 10:19-21). Sealamiento del culpable (7:16-26).

    16Al da siguiente de maana, Josu hizo que se acercara Israel por tribus, y fue sealada la tribu deJud. 17Hizo acercarse a las familias de Jud, y fue sealada la familia de Zare. Hizo acercarse a lafamilia de Zare, por casas, y fue sealada la casa de Zabdi. 18 Hizo acercarse a la casa de Zabdi, porcabezas, y fue sealado Acn, hijo de Jazmi, hijo de Labdi, hijo de Zare, de la tribu de Jud. 19Josudijo a Acn: "Hijo mo, anda, da gloria a Yahv, Dios de Israel, y rndele honor. Confisame lo quehas hecho, no me lo ocultes." 20Acn respondi a Josu, diciendo: "Es cierto, soy yo el que hapecado contra Yahv, Dios de Israel. He aqu lo que he hecho: 21Vi entre los despojos un hermosomanto de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso, y,codicioso, los tome, y los enterr en medio de mi tienda, poniendo debajo el dinero." 22Josu mandentonces comisionados, que fueron corriendo a la tienda y vieron los objetos enterrados en la tiendade Acn, y debajo el dinero. 23Tomronlo de en medio de la tienda y se lo llevaron a Josu y a loshijos de Israel, y lo depositaron ante Yahv. 24Josu tomo a Acn, hijo de Zare, y le condujeron alvalle de Acor. 25Josu dijo: "Por qu nos has puesto en perturbacin? Pertrbete a ti hoy Yahv." Ytodo Israel le lapid. Despus de lapidado, fue quemado en el fuego, 26y echaron sobre Acn un gran

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  • montn de piedras, que todava hoy subsiste. Yahv aplac el ardor de su clera. Por eso se llam aaquel lugar valle de Acor, hasta el da de hoy.

    Segn lo que haba mandado Dios, echronse suertes para descubrir al culpable empleando el sistema de eliminacin,empezando por las tribus y terminando por los individuos. Con el efod en la mano, un sacerdote interpretaba lasrespuestas dadas por las dos suertes sagradas, el urim y el tummim, dos piedras preciosas que, convencionalmente,significaban s o no. Acn result ser el culpable. Reconoci su falta y confes haber sustrado un hermoso manto deSenaar, es decir, de Babilonia (Gen 10:10; 11:2; 14:1-9), y una cantidad de plata y oro en lingotes, cuya estimacin enmedidas actuales era de tres kilos y 800 gramos respectivamente. El texto masortico actual extiende el castigo a losfamiliares y a la hacienda del sacrlego, pero el texto griego reduce la lapidacin al culpable, lo que est conforme conDeut 24:16. Como en otras partes del libro de Josu, se ha amplificado el texto primitivo de este pasaje con glosasredaccionales con el fin de acentuar las penas en que incurren los transgresores de la alianza. Como glosa debetambin considerarse la noticia de que Acn fuera quemado en el fuego 21. Emboscada en Hai y toma de la ciudad (8:1-23).

    1Yahv dijo a Josu: "No temas ni te acobardes. Toma contigo a todos los hombres de guerra,levntate y sube contra Hai. Mira, pongo en tus manos al rey de Hai, a su pueblo, su ciudad y suterritorio. 2Trata a Hai y a su rey como trataste a Jeric y a su rey; pero el botn y el ganado, tomadlopara vosotros. Pon una emboscada detrs de la ciudad." 3Josu se dispuso a subir con todos loshombres de guerra contra Hai. Escogi treinta mil, todos ellos hombres valerosos, y los hizo partirde noche, dndoles esta orden: 4"Estad sobre aviso; poneos en emboscada detrs de la ciudad, sinalejaros mucho, y estad todos prontos. 5Yo, con la gente que llevo conmigo, nos acercaremos a laciudad, y cuando salgan a nuestro encuentro como la primera vez, huiremos ante ellos. 6Ellossaldrn en persecucin nuestra; y cuando los hayamos atrado lejos de la ciudad, porque se dirn:Huyen delante de nosotros, como la primera vez; 7entonces, saliendo vosotros de la emboscada, osapoderis de la ciudad. Yahv, vuestro Dios, la entregar en vuestras manos. 8Cuando la hayistomado, la incendiaris. Haced segn lo que ha dicho Yahv. Ved, sas son mis rdenes." 9Josulos hizo partir; y ellos fueron a ponerse en emboscada entre Betel y Hai, al occidente de Hai. Josupas la noche en medio del pueblo. 10Levantse Josu bien de maana, y, despus de revisar al

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  • pueblo, avanz a la cabeza de l, l y los ancianos de Israel, contra Hai. 11Todos los hombres deguerra que estaban con l subieron y se acercaron; llegados frente a Hai, se detuvieron al norte de laciudad, teniendo el valle entre ellos y Hai. 12Tom Josu unos cinco mil hombres, y los puso enemboscada entre Betel y Hai, al occidente de la ciudad. 13Luego que todo el pueblo hubo tomadoposiciones al norte de la ciudad, y la emboscada al occidente de ella, avanz Josu durante la nocheal medio del valle. 14Cuando el rey de Hai vio esto, se levant de prisa, bien de maana, paracombatir a los hijos de Israel. Y sin saber que detrs de la ciudad haba una emboscada contra ella, elrey, con todo su pueblo, se dirigi a un cierto lugar del llano. 15 Josu y todo Israel, fingindosederrotados por ellos, huyeron por el camino del desierto; 16 se reuni toda la gente que haba en laciudad, para perseguirlos con gran gritero, y persiguieron a Josu, que los alej as de la ciudad.17No hubo ni uno de Hai que no saliera tras de Israel y le persiguiera, dejando abierta la ciudad. 18Yahv dijo a Josu: "Tiende hacia Hai el dardo que llevas en la mano, porque voy a poner en tupoder la ciudad." Josu tendi hacia la ciudad el dardo que tena en la mano, 19y las gentes de laemboscada se levantaron prestamente del lugar donde estaban, y, corriendo, entraron en la ciudad,se apoderaron de ella y le pusieron fuego. 20Cuando los de Hai miraron atrs y vieron el humo quede la ciudad suba al cielo, ya no pudieron ponerse en salvo por ningn lado; pues el pueblo, quehua camino del desierto, se volvi contra los que le perseguan. 21Josu y todo Israel, viendo que laciudad haba sido tomada por los emboscados y cmo suba el humo de la ciudad, se volvieron yderrotaron a los de Hai; 22los otros salieron de la ciudad a su encuentro; los de Hai se vieronenvueltos por los de Israel, de un lado por unos, del otro por otros; y los de Israel los batieron, sindejar ni un superviviente ni un fugitivo; 23 tomaron vivo al rey de Hai y se lo llevaron a Josu.

    Con el castigo de Acn se normalizaron las relaciones entre Dios y el pueblo, estando seguro Josu del xito de unafutura operacin contra Hai. Es probable que los exploradores enviados a Hai (7.2-3) subestimaran su capacidaddefensiva y los efectivos de su ejrcito. Ante la dolorosa experiencia, Josu se dispuso a atacar la ciudad con todos sushombres de guerra. De noche mand un grueso cuerpo de tropa con la consigna de colocarse en emboscada entreBetel y Hai. El nmero de treinta mil es una hiprbole manifiesta; algunos exegetas22 lo reducen a tres mil y les parecetodava excesivo, por la razn de que difcilmente pasara inadvertido a las gentes de Hai un nmero tan crecido desoldados apostados detrs de la ciudad. Hablando H. Vincent del relato de la conquista de Hai, nota en el texto "unformulario enftico, cifras incoherentes y desmesuradas, insistencia sobre cosas maravillosas cuya inverosimilitud nos esnotoria, pero que no desconciertan a un espritu oriental."23

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  • A la maana siguiente, muy de madrugada (6:12), subi Josu con el resto del ejrcito y se acerc a la ciudad. Ladisposicin de los combatientes con respecto a la ciudad era la siguiente: la emboscada enviada durante la noche subide Jeric por Ain ed-Duq, sigui por el valle Zeitn, dejando Hai a la izquierda, escondindose detrs del cerro llamadohoy da Burdjmus, entre Betel y Hai. Josu, al llegar a la altura de Jirbet Haijan, se dirigi hacia Hai por la llanura que seencuentra al sudeste de la misma, con el fin de hacerse visible a los habitantes de la ciudad. Hai quedaba entre dosfuerzas. La estratagema de Josu surti el efecto deseado. Los versculos 12-13 faltan en el texto griego; debenconsiderarse como una glosa narrativa. Castigo infligido a Hai (8:24-29).

    24Cuando Israel hubo acabado de exterminar en el campo a todos los habitantes de Hai, camino deldesierto, por donde los haban perseguido, y todos hasta el ltimo hubieron sido pasados a filo deespada, todo Israel se volvi a la ciudad y la pasaron tambin a filo de espada. 25El nmero demuertos aquel da fue de doce mil hombres y mujeres, todas las gentes de Hai. 26Josu no retir lamano que tena tendida con el dardo hasta que no hubo dado el anatema a todos los habitantes deHai 27Los de Israel slo reservaron para ellos el ganado y el botn de esta ciudad, como Yahv se lohaba mandado a Josu. 28Josu quem a Hai, convirtindola en un montn de ruinas, que todavahoy subsiste. 29Hizo colgar de un rbol al rey de Hai y le dej all hasta la tarde; a la puesta del soldio orden de tomar el cadver y arrojarlo a la puerta de la ciudad, echando sobre l un gran montnde piedras, que todava subsiste hoy.

    El anatema de Hai fue ms benigno que el de Jeric, autorizndose al pueblo se quedara con el ganado y el botn de laciudad. La prctica de la destruccin total de todos los seres vivientes hacase cada da ms difcil por privarse a lossoldados del botn de guerra. Por este motivo se introdujo paulatinamente cierta mitigacin de las leyes del herem. Losisraelitas se ensaaron con los habitantes de Hai, como hicieron antes con los de Jeric. Tanto los que haban salido dela ciudad como los que haban quedado en ella fueron devora