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4. La Colonia y la Patria Vieja:actores y testigos

CAPITULO ORIENTAL presentará semanalmente, en sustreinta y ocho fa...c:cículos l la historia de la literatura urugu.a-ya.'El conjunto abarcará un panorama completo~ desarrollado enextensión y en profundidad. de las obras más representativasde la producción literaria nacional~ desde la Conquista y laPatria Vieja hasta nuestros ciias. El lector pcdrá coleccionarel texto ilustrado de estos fa..<:.cÍculos, para contar con un volu~

meo completo al caho de su publicación; simultáneamente.recortando las tapas podrá disponer de una vahosa iconograf1ade la historia del país.

Los libros que acompañan a los fascículos formarán la'"Biblioteca Uruguaya Fundamentar~

Desembarco de tropas inglesas en el puerto del Buceo. lGrabado de época!.

Este fascículo ha sido preparado por el!-Dr. Carlos Maggi y adaptado por el Depar­tamento Literario del Centro Editor deAmérica Latina.la historia de la

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Le LONIAYLA P TRIA VIEJA:

eRES Y TESTIGOS

En un medio que se acerca alas tiempos dela independencia en grado tan deficitario des­de el punto de vista material y cultural" seriavano intentar la historia de algo que' en elsentido usual de la palabra no existía: mera­tura propiamente dicha.

Pero sucede queaparfir dé ·1.81.0 ,los acon-tecimientos se en esta delmundo y enfecha-el

EL PRINCIPIO DE NUESTRA HISTORIA

Hacia 'el siglo diecinueve, lo que actualmenteabarca la República Oriental del Uruguay eratodavía un territorio casi desierto y bórbaro:una subcolonia lateral a [suenos Aires, cuyaúnica riqueza consistía en el ganado que sereproducía 'libremente en estos campos y que,sin mayor cuidado, se mataba de modo des­ordenado e irracional, para aprovechar elcuero. Nada en 'las vaquerías del mar o en laBanda Oriental -como se llamara a estaorilla del Plata- habia akanzado el esplen­dor o el refinamiento virreinal que conocieronMéxico, Lima y aun Buenos Aires, Charcas oCórdoba. Esto era pobre y desmantelado; unterritorio de indios bravos, una frontera barridapor das incursiones portuguesas; los escasospueblos se diseminaban en el desamparo, pocopoblados, primitivos y faltos del instrumentalimprescindible. La vida era asombrosamenterústica. Hada muy poco que Montevideo, ' laprincipal ciudad, había superadoslJ cOlldiCiol'lde simple fuerte detrabajar intensamentesus escasos catorce milnuevos quehaceres en elderíasqlJe cruzaban elmós alió

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Gaucho oíiental. Grabado anónimo

propias y, aun cuando toda historia tiene unahistoria anterior que la puede explicar y justi­ficar, lo cierto es que pocas veces se producetan rotundamente un cambio radical, una for­ma exterior que aglutina y define por sí largosprocesos que venían preparándose y que depronto se manifiestan, hechos un haz, en de­terminado acontecimiento exterior; en nuestrocaso: una derrota total, ,la necesidad de aban­donarlo todo, la pérdida física de la comarcaen la cual se vivía.

LITERATURA Y REVOLUCION

Este país tiene pues un período colonialparticularmente menesteroso y una brusca apa­rición de su personalidad, que se condensa depronto. A propósito de un "proceso histórico tanparticular, el sentido tradiciong'l que se da ala expresión literatura, ha despistado casi sinexcepción a los estudiosos del terna y enconsecuencia, prácticamente, todo lo escritosobre el primer período de nuestras letras serefiere a "obras merarias" que son convencio­nales y endebles -casi siempre olvidables ensí mismas-, y deja de "lado valiosas páginasque se escribieran a fines del siglo XVIII y prin­cipios del XIX que no presentan las caracte­rísticasexteriores de la poesía, la narración,el teatro, o ·los demás géneros descritos en,los manuales. Pero la función del crítico con­siste en descubrirlos verdaderos valores allídonde estén, se encuentren donde se encuen­tren,ordenarlos y ponerlos de manifiesto; yen nuestro caso sucede que, por -lo regular,hay más y mejor literatura, literatura másaprovechable, en ;Iosescritos políticos, histó­ricos y científicos de la época, que en laspáginas de querida y no lograda creaciónlírica o narrativa. Corresponde, pues, revisar losjuicios tradicionales.

Sin perjuicio de las referencias que el lectorencontrará más adelante a las obras pro­piamente -literarias, en este capítl1loque iniciala historia de la literatura nacional estudiare­mos varios escritos de muy diverso carácterque aunque no son obras de ficción, dicen losuyo con eficacia y se sirven de la palabrapara lograr efectos que a veces trasciendenlos límites que a sí mismos se fijan.

Para componer el libro que acompaña estecapíhtlo, se han seleccionado autores nacidosen nuestro territorio -caso de Pérez Caste­llano y de Larrañaga, ambos de Montevideo-,pero también aparecen varios españoles y, enun caso, un viajero escocés que escribe enlengua inglesa. El ensayo, 'las memorias, car­tas y apuntes y aun los escritos administrativoso políticos, están siempre rodeando la pura

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Español de Montevideo. Dam Pernelty

Gaucho odental. Grabadn or.6nimo

literatura y participando de eHa, porque esimpQsib~e deslindar tajantemente cuándo eluso de la palabra es arte y cuándo no. Quie­nes iniciaron la hisJoria de este país y quienesvieron, más pasivamente, cómo se iniciaba,escribieron movidos por distintas razones y alhacerlo fijaron, según su sensibilidad, la ma­nera de ser de las gentes y de. ;Iosobjetos yun cierto modo de decir tales.realidades. Nien materia de géneros, ni •en materia dRna·cionalidades y aun de lenguas, se puede sermuy riguroso cuando todo está empezando ahacerse, en medi~de.l.a m~yor miseria y con­fusión. Nuestra m:didahasidC)el int~rés ac­tual de lo escrito ytambié",laij~trinseca efi­cacia en el empleo del 'lenguaje, su capacidadde actuar literariamente sobre el 4ector. Se hamanejado como criterio. selectivo, la Juncionali­dad de los. textos, .su valor de uso y de gocepara la comunidad a .,10' cual más interesan.

UN PAIS BARBARO y UN INTELECTUAL

Durante el invierno de 1815, en los prime­ros días de junio, un intelectua·l nacido y cria­do en Montevideo cruza' el país en un carruajetirado por mulas y alo largo de dos semanasde marcha ininterrumpidCl'Sllega' a Paysandú,un pueblo de indios, cuya población tota'l nopasa de veinticinco vecinos. En ese momentoPaysa·ndú era, sin embargo, la capital de unextraño país en vías de formación, cuyo in­menso territorio abarcaba .•.el. Uruguay actual,las Misiones Oríentales -q~~sClnparte delBrasil- y las provincias argentinas de EntreRíos, Santa Fe, Córdoba, Corrientes y Misiones.

El escritor que viaja' para entreyistarse conel jefe de ·Ia liga de los Pueblos Libres, es unhombre de poco más dec~C)r:ntaaños y sunombre, Dámaso Antonio Larrañaga.Bajo laforma de un diario, larrañaga compone unaexcelente narración con el material de su tra­vesía y así describe un país casi salva,je y ex­traño, que a primera vista parece tener muyremota relación con el. Ur~guay. Pero son mu­chas y muy precisas •• sus observaciones 'sobrelas plantas y las piedras, los animales domés­ticos y ,los animales salvajes, la gente común ysu modo de vivir, y el tiempo transcurrido des­de que eso fUe escrito hasta ahora es dema­siado breve: poco más de un siglo y medio.Después de la primera sorpresa, se reconocenuestro pasado inmedia-to.

Traza también larrañaga tres espléndidosretratos: el joven oficial revolucionario, el gue­rrillero que acaba de afirmar el poder delProtector ganando la bataBa de Guayabo:Frutos Rivera, de veinte y pocos años. El jovenpálido y romántico, también veinteañero, quesirve a su tío como secretario y marca los es-

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Desjarretando. Litografía de Albérico Isola.

"UTERATURA"

i Mayal i mes de feliz aUSpICIO para la América! tú enel Antiguo Continente formas una parle principal de laflorida Primavera y en este otro, del fructUero Otoño;alió Flora se viste y adorna su cabeza con graciosasguirnaldas de hermosas y fragantes flores y acó Ceresciñe sus sienes con pámpanos, racimos y espigas desazonados frutos. i Mayo! mes por lo regular sereno yplacentero, en que Eolo tiene aun encadenados losvientos en horrísona y cavernosabocc, cuyo alientoenfurece las olas, sumerge las naves, arranca los órbolesy oscurece el firmamento; en que .JÚpiter entretenidocon las delicias de Flora y de Ceres y embriagado conel mógico néctar que Baca acaba de exprimir de suabundante vendimia, suspende el raya y el trueno conque hiere y atdrde a estos miseros morlales. i Mayal mesen que bajo un clima benigno y un cielo alegre, Febono nos sofoca con sus ardientes rayos, y cubriéndose loscampos con un agradable verdor, nos convida a todos aparticipar de sus inocentes recreos.

LITERATURA

Nuestras sesiones duraron hasta la hora de la cena.Esta fue correspondiente al tren y boato de nuestroGeneral: un poca de asado de vaca, caldo, un guiso decarne, pan ordinario y vino servido en una taza, porfalta de vasos de vidrio; cuatro cucharas de hierro esta­ñado, sin tenedores ni cuchillos, sino los que cada unotraia; dos o tres platos de loza, una fuente de peltrecuyos bordes estaban despegados. Por asiento tres sillasy la petaca, quedando los demós en pie. Véase aquíen qué consistíó el servicio de nuestra mesa, cubi~rta deunos manteles de algodón de Misiones, pero sin servi­lletas y aun, según supe, mucho de esto era prestado.Acabada la cena nos fuimos a dormir y me cede elGeneral, no sólo su catre de cuero, sino también sucuarto; y se retiráa un rancho. "No oyó mis excusas,desatendió mi resistencia y no hubo forma de hacerloceder en este punto. Yo, como no estaba aun bien aCOs­tumbrado al espartanismo, no obstante el que ya habia­mas ensayado un poco en el viaje, hice tender micalchón y descansamos bastante bien.

Estos son das ejemplos tomados del mismo autor, Dá maso Antonio Larrañaga.- Permiten comparar, por unlado, los vicios y vaciedades. del mal estilo de la época y, en contraposici6n, la capacidad de maneiar el idiomacon auténticos fines literarios, creadores. La larga tirada sobre el mes de mayo, con la cual se inicia la Oraci6nInaugural dicha en ocasi6n de abrir sus puertas a la Biblia teca Nacional, acumula frases sin decir nada que el lectorno sepa lcuando aqui es otoño, en Europa es primavera l. En cambra la escena de la comida en la casa de go­bierno es un modelo de prosa ceñida; se llega a saber mu cho leyendo poco, se recibe un efecto que es mayor quela simple suma de los datos trasmitidos; el lector "vive" la situaci6n y a través de ella puede conocer c6mo eraArligas y c6mo Larrañaga, en una zona importante de sus personalidades. Bastan las últimas cuatro líneas de esterápido apunte para descubrir: que el autor no estaba acostumbrado al "espartanisma"; que algo de semejanterigor ya había probado durante el viaje; que viajaba.1I evando su propio colch6n; que lo puso sobre el catre deArtigas y que, pese a eso, s610 pudo dormir "bastante" bien y no bien del todo.

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Dama española de Montevideo. Dom Pernetly

critos oficiales con el estilo apasionado y tra­gedizante que corresponde a su temperamentoy o su eda-d: Miguel Barreiro. Y retrata por fin,como nadie loha hecho, al propio Jefe de losOrientales y de ,la ligo Federal, José Artigas,o quien coloca en el centro del "tren y boato"que se usaba en su casa de gobierno, donde 'loausteridad akanzaba extremos realmente in­creíbles.

ESTRUCTURA Y ESTILO

El viaje de Montevideo a Paysondú es unade esas obras que logra ser buena literaturasin proponérselo. la intención del autor esclaramente documental, pero la precisión y ra­pidez del estilo, la selección de los temas inci­dentales y una casual pero envidiable estruc­tura, dan a estas páginas la fuerza de un relatocompuesto, capaz de integrar, legítimamente,la historia de nuestra narrotiva.

la prosa de larrañaga, en su fluir, cumplecon casi todas 'las exigencias de claridad, fun­cionalidad, concisión y efecto que luego articu­lara Horacio Quiroga en su Decálogo del cuen­tIsta. Es la prosa de un gran periodista que in­forma directa y escuetamente sobre cosas. yhechos, pero es además ,la obra de un narrador.

Queriéndolo o no, larrañaga hace crecer,con mesurada progresión, una vivencia, hastaculminarla en el momento final: el encuentrocon Artigas.- El relato, instrumentado con objetos y modosde hacer que resultan atrayentes por su primiti­vismo, se hace entretenido línea a línea-, peroimpone al lector sensible un grupo de sensa­ciones de trasfondo, cuyo efecto, tenuementedoloroso, se va sumando: la soledad, el des­amparo, la falta de medios, la visión de unterritorio y su raleada población agobiadospor la pobreza y la guerra. la <carencia de-los objetos más comunes es casi obsesiva y vasumándose y componiéndose como·. un granfriso que dice lo que es un país apenas colo­nizado¡ ,la penuria de -las cucharas se instru­menta con las hazañas para cruzar un río depoco caudal o los mil usos desesperados quedebe darse 0-1 cuero, para "remediarse".Sobrevivir, cobijarse y comer carne resultafácil, pero· i qué modo de sufrir privaciones,trabajos y riesgos!

Todo está por hacerse o está mal hecho, o-hechoinsuficientemente¡ todo resulta amena­zante. No hay defensas adecuadas a tantahosti'lidad¡ 'los animales son peligrosos, ,loshombres pueden atacar, la propia extensióndesierta es agresiva para quien se interna yse 'encuentrarodeado por ella y sín herramien­tas para nada. Todas estas sensaciones, in­quietantes y conmiseradas, s,e van proporcio-

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Félix de A"C1rc;.

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nando con sordina y su percepclon queda acargo de la propia. deducción o asociacióno sorpresa del lector. Larrañaga, con 10 per­manente distancia de un clásico, se preocupade hacer saber, de modo inevitable, cómo son·Ias cosa·s y qué pasa. Pero sucede que el infor­mante del 'lector, si bien procura y logra serimparcial y objetivo, no puede desmentir supropia condición, que actúa sin que él se loproponga como un permanente punto de re­ferencia; y Larrañaga es un ·habitante de ciu­dad, es un estudioso, un lector y asiduo con­currente a tertulias literarias, un sacerdote dela capital, un empleado público en BuenosAires, un hombre de temperamento conáliadory pacífico, gustador de los refinamientos de'la cultura y del buen vivir; Larrañaga es uncura más bien obeso, que pasó muchas horasleyendo y cuya sensibilidad rechaza la vio­lencia y más en general toda acción físicaextremada y toda penuria. Por supuesto, esalguien que vivió en ese Montevideo de finesdel siglo XVIII que era algo muy diferente auna ciudad europea, popu,losa, tranquila y ci­vilizada. Pero aun así, entre la sede de estagobernaciÓn colonial y una' salida a campoabierto, en pleno Invierno y durante una re­volución devastadora que venía durando yamás de cuatro años, hay una diferencia abis­mal, y sobre todo para un sacerdote de laépoca. El pudor, un cierto orgullo virrl,elejemplo sufrido de 'los demás, impone a Larra­ñaga el secreto esfuerzo de disimular sus pa­decimientos y contar como si nada pasara; yes justamente de esta impostación que naceel efecto literario del relato. En cuanto alestilo, dice más de lo que está diciendo. Por­que al descubrir la precisión con que este"apuntador objetivo" cuenta, una a una, lascomidas que hicieron y de qué platos estaban.compuestas, se descubre -patéticamente- loque ·habrá sufrido cada vez que no comió ocomió mal o poco o cosas indigestas, que ape­nas probaba para no enfermarse. Hay una<¡tención dedicada a apuntar sobre qué durmiócada vez, que hace sentir cómo habría de do­ledeel cuerpo al otro día.

Después de una noche en la cual pudieronser atacados por los tigres, se aclara que loscompañeros eran muchos y que iban armadosy que el trayecto fiJe corto, y todo esto se ex­plico con un alivio presumiblemente mayorque el que sobriamente se confiesa. La rondade ·Ios perros rabiosos -que es como un ritor­neno que acompaña toda la marcha- y :lostorpes remedios que él mismo aconseja contrala hidrofobia a quienes viven sometidos día

'0 día a ese riesgo, son efectos literarios tanmodernos y tan eficaces que pueaen emparen­tarse con las apoyaturas sobre las cuales. elnorteamericano Hemingway basó su prOsa- di-

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Vista de Montevideo desdl' la Aguada.

MONTEVIDEO, LA EDAD DEL CRECIMIENTO"A principios del siglo, Montevideo teníahospital para los enfermos pobres; unaescuela gratuita costeada por individuosdel pueblo y enseñanza de primeras le­tras dadas por los conventuales de SanFrancisco; contaba con una casa de co­medias; había completado la nomencla­tura de sus calles, instalado e'l serviciode alumbrado en las calles principales ypreocupábase su Cabildo, por iniciativadel gobernador Bustamante y Guerra,de -la higiene pública, del empedrado,

de cercos y calzadas, del suministro deaguas potables, de lavadero público, dela limpieza y conservación del puerto,de auxilios al hospital, de construcción dealcantarillas, calzadas y puentes en al­gunos pasos del Miguelete y en el Pasodel Molino, Arroyo Seco, etc., des­tinando a limpieza pública y vialidad$ 47.600, a tomar del remate de abas­tos de carnes en los años 5 y 6".

CARLOS M. DE PENA.

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Estancia de San Pedro. Acuarela de Emeric Vidal. Col. Assun~éio

COMO CONOel

Estaba en r¡1anos de una partida artiguista. El coman­dante de la Baiada (hoy Paraná) había ordenado elseguimiento del barco al saber que llevaba municionesy armas para' el Dr. Francia. Duros momentos esperabanal escocés. Fue maniatado, asegurado con sogas a unaargolla del puente y sufrió toda clase de veiámenes.La soldadesca desmandada se apoderó de su equipaie.Hubo repartiia del guardarropa y borrachera con losbuenos vinos escondidos en el barco. Al día siguiente,LA. INGLESITA desandaba camin.o con su capitán prisc­néro. Robertson llevaba entre sus enseres una flauta. Des­cl/bierta por un soldado, pidieron al dueño que les hi­ciera oír alguna piezp. "Tocá la flauta" le diio en tonosuove el sargento artiguistci: Robertson se excusó. "Tocóla flauta" insistió aquél en tono más imperativo. Como

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no obtuviera resultado, echó mano a la espada y repitiólas palabras en tal forma,. que Robertson sentóse a popo,resignado, y empezó el repertorio. Un rato más tarda,la soldadesca regociiada bailaba grotescos danzones alson del instrumento... Desde aquel instante su vida en

el barco meioró... En la Baiada fue entregado el pri­sionero y los papeles encontrados. Roberson, en mediode su desventura, tuvo la suerte de hablar allí con unantiguo servidor a quien pidió que "volara" a BuenosAires con la noticia de su prisión. En un calabozo infec­to, mezclado con delincuentes, sufrió nuevas penalidadesy afrentas, hasta que 'un oficio conminatorio del capitánPercy decidió su libertad y le fueron devueltos algunosobietos personales. LA INGLESITA siguió a su destino(Asunción), pero el escocés prefirió volver S% a Buenos

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Artigas. Carbón de J. M. Blanes. Museo Histórico Nacional.

ROBERISONA lOS ARTlGUISTA5

Aires. Esperaba obtener alguna reparaclOn del ProtectorArtigas. Con una carta que le fue dada para él, remon­tó el Uruguay hasta El Hervidero, donde el caudillo teníasu campamento. El ambiente de aquella población erarudo y bravío: ranchos de paia, tiendas de cueros, sol­dadesca y oficialidad sin mayor ierarqu[a ni disciplina.Contra lo que esperaba, el Protector le recibió afable,con maneras "relativamente caballerescas que rev.elc¡.banbuena crianza" y se condolió del tratamiento sufrido P9rsu huésped en la Baiada. Lo invitó a sentcrrse;\ sobreupcatre rústico. Estaba en un rancho más grande; qu~ lC)~

demás y los oficiales tenían como asientos. cabezas. d~vaco. (J. L. Busonichel. El relato de Robertson sobre suemrevísto con Artigas se incluye en EL PAIS DE LOSORIENTALES bajo el título de LOS GUERRILLEROS DEARTIGAS y LA CASA DE GOBIERNO DEL PROTECTOR.

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L...media caña. Litografía da

Carlos E. Pellegrini. (Fragmento).

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recta y viril: la fuerza interior para sentir miedosin acobardarse, el espíritu dominando el dolorpara sufrir con recato. Por supuesto, en ~a na­rración de larrañaga no hay el menor alardede estas virtudes. El autor se propone contarsin dar paso a sus aprensiones y a sus padeci­mientos, y nada más; pero la retención detales confesiones, crea literatura: es un efecto.Permanentemente, el lector está. atento a lo queel autor no dice.

El relato interesa por ·10 que cu'enta¡ peroemociona por ,lo que deja de contar y se adi­vina palmariamente.

las penurias, a lo largo del trayecto, soncrecientes a medida que el narrador se alejade Montevideo, pero al fin llega a la capitalde la Gran Liga Federal donde está el Protec­tor de los Pueblos Libres; es el alivio, la vueltaa la civilización; pero se sabe entonces que laciudad de Paysandú es un caserío de veinticin­co vecinos, y que el modo de vida de Arligases de tal dureza, que ofreciéndole todo lo suyo,incluso la cama y 'lo mejor que pudo conseguirprestado, los viajeros se ven peor atendidosque a lo largo de las postas y los ranchos enlos cuales pidieron posada.

El efecto es como un mazazo y, aunque his­tóricamente veraz, del más puro cuño merario.Se "vive" la austeridad, el espíritu rabiosamentesacrificado de la revo'lución oriental; se palpala fuerza de esa desesperación con una verdadque ningún otro texto ha podido trasmitir. Nose han escrito hasta el presente obras científi­cas o de ficción capaces de exaltar hasta esegrado uno de ·Ios más altos valores de ,lo revo­lución de este país: 'lo miseria material o que sesometieron voluntariamente sus jefes. Puestosal frente de un pueblo en harapos, se impusie­ron el mismo rígora' sí mismos. los orientaleshabían nacido como noción con lo pérdida detodo, sometidos a lo invasión extranjero, de­biendo emigrar en masa, en plena derrota, yeso los marcó. Esta diferencio esencial conBuenos Aires, no se toma en cuenta muchasveces.

Pero ·10 po'brezaque muestra larrañaga -yesto también actúo como efecto literario- nocorresponde al momento del Exodo, cuandotodo se había perdido¡ corresponde al apogeode Arligas. Nunca el Jefe de los Orientales fuemás poderoso 'ni pudo ser más' rico que enese año 1815, cuando primaba sobre BuenosAires. El Viaie a Paysandú viene o resultar,pues, lo obro que mejor ha cumplido con lorealidad del momento; hace vivir los valoresdel gran acontecimiento político y social do­minante, explico en un solo golpe el por quéde eso lucho y el modo de sentir y de pensarde quienes lo llevaron o cabo. Enseño, sin des­cripciones, qué eran los orientales, y hasta dón-

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Bailando la

de se sometían a su ética del rigor. Con unlenguaje actual esta nar,ración, bajo la formade un gran reportaje, constituye la obra máscomprometida de su época.

OTROS ACTORES O TESTIGOS

AZARA

Voluminosa es la obra de Félix de Azara,así como aventurera y múltiple fue su vida. Eraconsiderado uno de los hombres más ilustradosde la España de su tiempo y, hacia el ocasodel imperio, dedicó muchos años al estudio deesta parte de América yola defensa de losintereses de su país.

En 'lo que se refiere concretamente a 'la histo­ria del Uruguay, su gravitación fecunda sobreel pensamiento de Artigas es evidente. Juntostrabajaron a ole:> lcirgo de la confusa e inestablefrontera norte, disputada a los portugueses,fundando pueblos que contuvieran su penetra­ción. la Memorrq sobre el estado rural delRío de la Plata que Azara compusie(a ~ prin­cipios del siglo, refiere directamente a nuestropaís y está fechada el 9 de mayo de 1801,en Batoví (Batoví de Azara); allí compartiólos trabajos y ,los ocios de muchos y muchosdías, con su ayudante y baqueano, don JoséArtigas: allí se hicieron convicción en el poste­rior caudillp de 'los orientales las que luegoserían bases doctrinarias de la revolución.

Olivera en cosa de Morales. Grabado de época.

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Es claro que, en rigor, no corresponde consi­derar a Azara un escritor de este país, pero essin duda alguna uno de sus testigos más califi­cados y una de las personalidades que másinfluy€ra en 'las orientaciones de su revoluciónparticular.

las ideas de Azara sobre lo tenencia de latierra y las obligaciones y derechos a ellavinculados, su sensibilidad para entender y va­lorar a -los indios de estas comarcas, habránde ser referencias señeras en el posterior mo­vimiento artiguista.

El interés que tiene para nosotros lo que es­cribió Azara sobre esta parte del mundo y sushabitantes, y la excelente calidad de su pro­sa, determinaron la inclusión de dos fragmen­tosen la selección titulada El pais de losorientales.

ROBERTSON

Testigo de muy diferente espíritu es el esco­cés Juan Parish Robertson¡ un joven audaz yde discreta cultura que llega al ·Río de la Plataanimado por el mero afán de ganar dinero,que en él se acompaña del romántico impulsode vivir aventuras en este medio semisalvaie.

las Cartas de Sudamérica, que escribiera encolaboración con su hermano Guillermo, sonun documento riquísimo en información y unexcelente ejemplo de relatos de viaje¡ cons­tituye, además, un punto de referencia inelu­dible para conocer -la magnitud de ,la rustici­dad en medio de ,la cual se inicia la historiade nuestra literatura.

las fiestas de Montevideo en 1816.

De autor anónimo -salvo un pasaje versi-,ficado que firma Manuel de Araúcho- estapublicación oficial es de ínfimo valor literario,y está plagada de ,los malos ejemplos de época,en especial sus Décimas y otras composicionesrimadas. Pero aun así, esta versión de los fes­tejos,dentro de su estilo casi administrativo,es capaz de trasmitir, en buena medida, elasombro que vivia entonces Montevideo, elshock que su sensibilidad colonial experimentóante la ,irrupción de símbolos y desplantes queseguramente fueron vistos como exp10sivamentejacobinos (banderas de 'Francia y Norte Amé­rica, y toda dase de €mblemas tricolores -nopor mera casualidad azul, rojo y blanco son

de Revolución

D6maso Antonio larrañaga. Xilografía de Leonilda Gonz6lez. (Fragmento)

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DATOS BIOGRAFICOSDAMASO ANTONIO LARRAÑAGA: Nace en Monte­

video el 9 de diciembre de 1771, muere en esta ciudadel 16 de febrero de 1848. Estudia en Buenos Aires yCórdoba y se ordena sacerdote en Río de Janeiro el 22de diciembre de 1793. Desarrolla, sin vocación, algunaactividad política y es uno de los delegados orientalesante la Asamblea de 1813, en Buenos Aires. Estudia lasciencia naturales y observa la naturaleza de su país, losminerales, las plantas, los animales. Es un bien dotadoescritor que alterna el estilo de la época, un tanto ado­cenado (el discurso e~ la inauguración de la BibliotecaNacional, sus Fábulas Americanas) con el apunte rápidoy certero sobre cosas y gentes; en esta línea, su VIAJEDE MONTEVIDEO A PAYSANDU posee indiscutiblesvalores.

JOSE MANUEL PEREZ CASTELLANO: Nace en Mon­tevideo el 19 de marzo de 1743, muere en esta ciudadel 4 de setiembre de 1815. Estudia en Buenos Aires yse ordena sacerdote. Escribe un grueso libro, OBSERVA­ClONES SOBRE AGRICULTURA, según aclara en su por­tada: "con aplicación al clima y calidad de los terrenosdel Miguelete e inmediaciones de Montevideo, según lapráctica de más de cuarenta años en que cultivó unaquinta ~obre el mencionado arroyo".

De su talento y sabiduría en el maneio de la prosacastellana, es buen eiemplo la carta a su profesor delatín, Benito Riva, que se incluye en la selección EL PAISDE LOS ORIENTALES.

FELlX DE AZARA: Nace en Barbuñales (España) el 18de mayo de 1746, muere en Aragón el año de 1811.En 1781 es enviado a América para atender la demarca­ción de límites entre España y Portugal en funcón deltratado de Son IIdefonso. Militar, naturalisto, escritor,geógrafo, historiador, se destacan entre sus obras: APUN­TAMIENTOS PARA LA. HISTORIA NATURAL DE LOSCUADRUPEDOS DEL PARAGUAY Y DEL RIO DE LA PLATA(1802); APUNTAMIENTOS PARA LA HISTORIA NATURALDE LOS PAJAROS DEL PARAGUAY Y RIO DE LA PLATAy, tal vez la más valiosa, VIAJE A LA AMERICA MERIDIO­NAL DESDE 1781 HASTA 1801.

JUAN PARISH ROBERTSON: Nace en Edimburgo (Es­cocia) en 1792, muere en 1843. Aventurero, comerciantey escritor de éxito iunto con su hermano Guillermo. Viai6al Río de la Plata, en busca de fortuna, en 180ó -cuandocontaba poco más de catorce años~ y desde entoncestraficó y documentó sus andanzas por estos territorioshasta el año 1830. Sus CARTAS SOBRE EL PARAGUAYy sus CARTAS DE SUD AMERICA, escritas en inglés, apa­recen en 1838 y 1843 respectivamente.

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Guitarrero. Dibujo de Carlos Cersetti.

Lo campaña oriental hacia fines del siglo XVIIIy principios del XIX es uno zona ganadera, en lacual 'los instrumentos de su civilización contemporó­nea casi no han entrado. Está habitada por mósde 20.000 individuos -gauchos, hacendados, indios,mestizos- que hacen una vida entre salvaje y pas­toril.

Los vacas, el cuero, informan la vida de estasociedad que vive en función del ganado vacunocimarrón o poco amansado; estancias primitivos ypulperías de rejo se diseminan, muy separados unasde otros; algunos 'Poblaciones -unos pocas queno pasaban de 3.500 habitantes, en gener'al con me­nos de 1.000- se agrupaban en torno a las capi­llas, 'los fuertes militares o los puertos.

Los indios no han sido reducidos; los gauchos-peones o capataces de estancia, matreros o soli­tarios- viven, de una u otra manera, como aisla­dos, sin conocer autoridades ni decisiones.

No hay más vía de comunicación que el campoabierto al caballo o alas carretas. No hay alam­brados, ni puentes, ni 'Publicaciones, ni lectores.Cuando la revo'lución despunta, los paisanos estánen estado de inocencia, dispuestos, cuando mucho,o defender lo suyo, ,lo 'que se siente y se ve -lolibertad personal, el caballo, el patrón- y las de­más cosas y teorías del mundo no 'los odian, no lasaman ni las desprecian: no soben que existen.

C. M.

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manos los confederados de Venezuela" y elhecho de que los niños que ofrecen en el ta­blado "una vistosa y bien dirigida danza"estén "vestidos a la indiana" y el hecho deque en el Coliseo la obra de teatro que se eli­gió para dar esa noche sea El Siripa, cacique delos timbúes en el Parané, son índices que estánhablando claramente de un nacionalismo nue­vo -luego diluido- que afirma, junto con lapersonería de la Pronvincia Oriental, la exis­tencia de una patria grande, hispanoamericana,indoamericana, por oposición a España y Eu­ropa. Por otra parte, como elemento de juiciopara conocer ,jo sociedad donde se incuba laliteratura uruguaya, esta Descripción es un ex­celente punto de referencia. Permite apreciar elrelativo desahogo de Montevideo, sus lujos declase media, en contraste radical con la reali­dad miserable de la campaña, donde se movíaArtigas y que, casi contemporáneamente, re­tratan Larrañaga y Robertson.

PEREZ CASTELLANO

La -larga carta que José Manuel Pérez Caste­llano dirige a su profesor de latín, don BenitoRiva, contiene una visión general de Montevi­deo y de los campos y villas del sur de laBanda Oriental hacia fines del siglo XVIII.

Su es-tilo se aplana, por momentos, hastareducir el nivel del trabajo a un mero apuntede datos, pero en otros pasajes, el modo dedecir y la capacidad de seleccionar y valorarlos diversos elementos, le dan a su escrituravalor literario.

La carta en sí misma pues, no es "una obra",pero se puede sacar de su lectura un con9ci­miento certero de ,la realidad que describe yel gozo esporádico, pero auténtico, que brindalo que está bien escrito.

De Montevideo, ciudad de diez mil habitan­tes en 1787, destaca: " ... diré también quehay casas de café, muchos trucos y billares;que los hombres y mujeres viesten ricas telasde seda y lana y que en las iglesias no se vejamás una persona andrajosa, porque hasta

los mendigos, que no pasarán de veinte, andanvestidos con decencia. Es menester que seamuy pobre o muy abandonado el que en vera­no use ropa que abrigue en invierno, y son po­quísimos los que con ella confunden las esta­ciones".

En otra parte informa: "Este año murió laúltima persona que quedaba de los pobladores,cabeza de familia de esta ciudad, que era lavieja Cabrera".

Punto de partida

Incluimos tam~ién en El país de los orientalescuatro escritos de muy distinta clase. Dos deeHos son mera literatura de expediente, in­formes administrativos del comandante delapostadero naval español en Montevideo; talesnotas permiten conocer el lenguaje escrito que'era usual en los trámites burocráticos y con­tienen una rica información sobre la realidaddel país, desde un punto de vista particular­mente interesante: el de un militar español queve desmoronarse el imperio.

Los otros dos escritos, son cartas de <simplesvecinos, pequeña buena gente, sin especial ta­lento ni preocupación meraria. Informan sobrecómo se hablaba o escribia en el plano priva­do, familiar; informan, también, sobre la situa­ción y el modo de pensar del momento. Nadatienen que ver estos cuatro escritos con lacreación artística, pero es sobre este nivel yestas maneras que vendrán a crear los escrito­res y éste es e'l principio de la historia, teóri­camente el punto cero.

Es útil empezar por el conocimiento de larealidad básica, a partir de la cual se echóa andar un país nuevo, a la búsqueda de símismo. Corresponde a la historia que aquí seinicia, atender a los primeros fenómenos loca­les, por modestos que eHos sean. Por supuesto,la gran tradición del arte universal influyó sinpausas sobre quienes escriben aquí; pero esees otro tema y no el nuestro, al despuntar estahistoria de la literatura uruguaya.

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MONTEVIDEO ANTES DE LA REVOlUCIONSEGUN lOS VIAJEROS

"Hay muchos animales feroces en Mon­tevideo, los tigres sobre todo son muy abun­dantes y en general son má; grandes y másferoces que sus semejantes de los desiertosde Sahara y Biledulgerid".

"No hay jardines cultivados aunque cadacasa tenga su terreno. No he visto más queuno bien cuidado, sin duda porque el jar­dinero era inglés".

PERNETTY - (l763-1767)

"Montevideo es en algún sentido, unacolonia nueva. No hace veinte años aquísólo se veían algunas casucas. Es sin em­bargo el único lugar un poco cómodo parael atraque de las embarcaciones que entranen el Río de la Plata. Actualmente es unapequeña ciudad que se embellece día a día.Las calles son rectas y lo bastante anchascomo para que tres carrozas puedan pasarde frente".

JULlEN MELLET - (lBDB)

J, C. DAVIE - (l797)

"Cuando el pueblo se enteró de estosacontecimientos {caída de Madrid en poderde tropas francesas, Carlos IV y su familiaprisioneros en Francia) cayó sobre nosotrosy nos escupió en la cara, prodigándonos los,adjetivos más injuriosos .No sé hasta dóndehabría llevado su venganza y su furor ;Í

el gobernador don FranCisco Xovier Elíono se hubiese hecho un deber del prevenirlas consecuencias".

Este hombre tan maltratado, escribe sinembargo en su libro: "Es la ciudad más en­cantadora que he visto, tanto por su agra­dable posición como por su feliz fecundi­dad". "Las calles son anchas y bien tra­zadas. Las casas, construídas con ladrillosy adornadas con azoteas, como en Moldo­nado, facilitan la comunicación del vecin­dario y sirven para distraer la vista. Losmercados están provistos de todo lo nece­sario", "La abundancia reina en esta ciu­dad, gracias a los dos pueblos que acabode nombrar (la Aguada y Miguelte): el aguaes deliciosa en la Aguada, que es de dondese transporta a Montevideo, aunque estéalejada un cuarto de legua". "El Miguelete,sobre todo, que está rodeado de árbolesfrutales produce toda especie de frutas, ta­les como manzanas, peras, damascos, duraz­nos, naranjas, limones y melones en abun­dancia, todo de delicioso sabor". "Nadafalta en esta ciudad, como no sea la ma­dera, que es tan escasa como en Moldo­nado". "Las mujeres, en general, son encan­tadoras, hablan castel/ano con mucha co­rrección y gusto, pero lo que influye en susatractivos es la tendencia irresistible quetiene por toda clase de bebidas y por eltabaco de fumar; han contraído el vicio detal manera que no lo dejan hasta la tumba".

"Montevideo es el primer puerto segurode este admirable río; está situado al piede una montaña cónica de gran altura ....."Yo estaba decidido a ver de esta ciudadtanto como me fuera posible aunque, Dioslo sabe, fuera de la montaña y el río haymuy poco que excite la curiosidad del via­jero. Lo único que ha l/amado mi atenciónha sido el fuerte: es grande, bien construídoy consta de cuatro bastiones en los cualeshay, aparentemente, muy buenos cañonesde bronce".

"Las mujeres están bien de talle y decara; pero no podría decirse con verdadque tengan un cutis de lis y de rosa; tienenla tez tostada y frecuentemente le faltanlos dientes o no los conservan muy blancos".

"Las mujeres gustan del baile y ensayanel vals de modo exquisito; los tonos delpiano o el rasgueo de las guitarras a me­nudo vibran en el oído del que pasa; perosu educación raramente sobrepasa este ni­vel superficial; aun se dice que pocas sabenescribir antes del matrimonio; en lo que res­pecta a la lectura, sus libros e inclinacionesson igualmente limitados: el lugar posee sólouna biblioteca con no más de veinte otreinta volúmenes".

CONCOLORCORVO - (l773)

"Tiene una fortaleza que sirve de ciuda­dela y amenaza ruina por mal construída.Una distancia grande de la playa guarneceuna muralla bien ancha de tapín, con grue­sos y buenos cañones montados", "El nú­mero de vecinos de esta ciudad y su ejidoaseguran llega a mil". "Lo más cierto esque los casados no pasarán de trescientosy que el crecido número que calculan secompone de muchos desertores de mar ytierra y algunos polizones que, a título dela abundancia de comestibles, ponen pul­

con muy poco dinero para encubrirpo¡ltroner'jas y algunos contrabandos que

el sumo celo de los goberna­ac¡fuales de Buenos Aires y Montevi­

deo, no son muy frecuentes".

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rEn CAPITULO ORIENTAL

LOS CLASICISTAS Y LOS ROMANTICCiS) junto ton el fascÍtulo, {,I libroDE LA~ "TORAIDAS' AL "TABARE" - Antolo¡¡ia.

lndiee- EXISTENCIA Y VALOR

EL ESTILO INICIAL- NEOCLASICOS y SEUDOCLASICOS

CARACTERISTICAS DEL ROMANTICISMOURUGUAYOINGRESO DEL ROMANTICISMO

- CUATRO GENERACIONES ROMANTICAS

_______----::--:--:-:-__Jhodo del Pueblo Oriental. Oleo de Diógenes Héquet. (Fragmento).

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Este fascículo, con el libroEl PAIS DE lOS ORIENTALES (antología)constituye la entrega N~o 4de CAPITULO ORIENTAL

Fortaleza del Cerro de Montevideo. (Foto