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Ideología y práctica política en la Roma tardorrepublicana FRANCIsCo PINÁ POLO Universidad de Zaragoza RESUMEN La práctica política en Roma durante el período tardorrepublicano no puede ser entendida como un simple juego de amistades, relaciones familiares y clientelares, que habrían dado lugar a una estructura rígida dotada de facciones o grupos políticos. Más bien se basaba en un individualismo competitivo, en alianzas cambiantes y en la existencia de corrientes ideológicas en conflicto. A la luz de esos planteamientos se reflexiona sobre los conceptos optimates y populares, sobre la ideología política de Cicerón y de Salustio, y sobre el papel jugado por el tribunado de la plebe. SUMMARv Politics in the late Roman Republie should not be understood as a simple opera- tion of friendships, kinships and clientelae, what would have created a strict pattern with factions or political groups. It was much more important the competitive indivi- dualism, the changing alliances and also the different ideological tendencies. In agree- ment with this point of view Ihis paper deais with the eoncepts optimates and popula- res, the political ideology of Cicero and Sallust, and the part played by the tribunate. 1. ¿Facciones cooperativas o individualismo competitivo? En la primera mitad del siglo xx, merced a las obras de grandes investiga- dores como Máinzer y Syme, se impuso la corriente historiográfica basada so- bre todo en los estudios prosopográficos. Esto ha hecho que se estudiaran fundamentalmente las grandes figuras políticas y militares, así como sus rela- ciones sociales y familiares y que la historia de Roma haya quedado reducida durante mucho tiempo a la historia de estas familias. De este modo, práctica- mente lo único que interesaba era su juego de alianzas, en ocasiones funda- mentadas en matrimonios, sus parentescos interrelacionados, sus clientelas, Gerión, 12. 1994- Editorial Complutense de Madrid.

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Ideologíayprácticapolíticaen la Romatardorrepublicana

FRANCIsCo PINÁ POLO

UniversidaddeZaragoza

RESUMEN

La prácticapolíticaen Romaduranteel períodotardorrepublicanono puedeserentendidacomo un simplejuego de amistades,relacionesfamiliaresy clientelares,quehabríandadolugara unaestructurarígidadotadadefaccioneso grupospolíticos.Más bien se basabaen un individualismocompetitivo,enalianzascambiantesy en laexistenciade corrientesideológicasen conflicto. A la luz de esosplanteamientossereflexiona sobrelos conceptosoptimatesy populares,sobrela ideologíapolítica deCiceróny deSalustio,y sobreel papeljugadoporel tribunadodela plebe.

SUMMARv

Politics in the late RomanRepublieshouldnotbeunderstoodas a simpleopera-tion of friendships,kinshipsand clientelae,what would havecreateda strict patternwith factionsor political groups.It wasmuch more importantthe competitiveindivi-dualism,thechangingalliancesandalsothedifferentideologicaltendencies.In agree-ment with this pointof view Ihis paperdeaiswith theeonceptsoptimatesandpopula-res,thepolitical ideology of CiceroandSallust,andthepartplayedby thetribunate.

1. ¿Faccionescooperativaso individualismocompetitivo?

En la primeramitad del sigloxx, merceda lasobrasdegrandesinvestiga-dorescomoMáinzery Syme,se impusola corrientehistoriográficabasadaso-bre todo en los estudiosprosopográficos.Esto ha hechoque se estudiaranfundamentalmentelasgrandesfiguraspolíticasy militares,asícomo sus rela-cionessocialesy familiaresy quela historia deRomahayaquedadoreducidadurantemuchotiempoa la historia deestasfamilias.Deestemodo,práctica-mentelo único que interesabaera sujuego de alianzas,en ocasionesfunda-mentadasen matrimonios,susparentescosinterrelacionados,sus clientelas,

Gerión,12. 1994-EditorialComplutensedeMadrid.

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quea suvezrespetaríanlas alianzasde sussuperiores,y cuyapiasmaciónse-ría la existenciadegrupospolíticosestables,denominados«partidos»o «fac-ciones»,a partir del latín factio ‘. La nobilitascontrolaríatotalmentela políti-ca y dispondría de un monopolio casi hereditario de las magistraturassuperiores,en manosde unaspocasfamilias.Por lo tanto, la acciónpolíticatardorrepublicanaseconcentrabaenla luchapor el poderentrelos nobilesala cabezade susdependientes,y searticularíaen torno adosgrandesgruposo «partidos»estables:optimatesypopulares.

Algunasde lasmásrecientescríticasa estosanálisishansurgidodeinves-tigadoresbritánicos,siendounade las máslúcidas la formuladapor Brunt 2

En suopinión, si estosgruposfueran tan establescomo se afirma, suexisten-cia se dejaríanotarcadaaño, al menosen las elecciones,y los analistas,asícomo Salustioy Cicerón,los conocerían,por lo queesabsurdoqueno seanmencionadossDehecho,cuandoel término factioes utilizado, no pareceim-plicar una alianzaduraderade familias o individuos, sino unacombinacióncoyuntural,que ademáses desaprobada.En concreto,cuandoSalustiohablade factio, lo hacepeyorativamente(Iug, 3 1.12) y Nonio, p. 473 L., propor-cionaestadefinición: «Factiodicitur malorumconsensuset conspiratio».

Lo cierto es quela tendenciaaanalizarla prácticapolíticaentérminosdegentesy familias ha exageradola continuidaden la vida política romana.Porun lado,porquelas gentesya no teníanen la Repúblicatardíala coherenciaquedebierondeposeeren el períodoarcaico,ni conformabanunidadespolí-ticas efectivas,ni focos de organizaciónpolítica. Por otro lado, porque eseanálisis olvid~ que dentrode las genteshabíafamilias particularesen ascensoo en declive, lo queindicaquetoda la gensno actuabacomo unaunidad.In-cluso la pertenenciacomúna unamismafamilia no implicabaapoyopolítico(por ejemplo,L. Julio Césarestabadel lado de Pompeyoy no de suhermanoenla guerracivil). En definitiva, la luchapolítica no puedesercaracterizadasimplementecomoun meroenfrentamientoentregentesy familias.

Naturalmente,estono quieredecirque la pertenenciaa unadeterminadafamilia aristocráticano siguierasiendounaimportantebazapolítica, un tram-polín nadadesdeñable,tanto por el prestigio de su nombrecomo por su rI-quezay sus contactosprivilegiados con otros personajesilustres,del mísmomodoquela amistady las relacionesentrefamilias jugabansin dudaun cier-to papel,sobretodoenlo queBrunt (y antesqueél Meier) llama «políticaru-tinaria», pero es entodo caso un factor más a teneren cuenta,no el único.

J. l-lellegouarc’h, Le vocabulairelatín des reladonsetdespartispolitiquessonsla Républi-que; París, 1972, 100 ss.: ‘la factio es un verdaderopartido organizadoalrededordeun líderquesesirvede ellay queaportasu protección,su ftde&.. Designaal conjuntodepersonasuni-daspor lazos diversos,sobretodo de parentescoo clientela,aalguienqueesel jefe deella. Enprincipio teníaun carácterfamiliar y social, peropoco apoco seconvirtió en un instrumentodepoderpolítico».

2 P.A. Bruní, The Falí of tite RomanRepublicandRelatedEssays,Oxford, 1988, enespecial443-502.

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Porotra parte,existíañalianzas,peroéstaserangeneralmenteefímeras,comolas denominadascoitiones,ententeselectoralesestablecidasnormalmenteen-tre candidatosparaeliminar a un adversario(por ejemplo,Asconio, Iii togacandida,p. 74, llama así a la unión de Catilinay CayoAntonio contraCice-rón).Sonentodo casoexcepciones,no la norma,y asísonpresentadasen lasfuentes.Es muy significativo a eserespectoqueen el Commentariolumpetí-tionis de Quinto Cicerónsemencionenfavoresmutuosy amistadespolíticas,perodejandoclaro precisamentequetales relacionesno sonpermanentes,sí-no quedebenvariarenfunción dela necesidaddecadamonento.

En la mismalínea,Meier opina quelos políticos romanos,y engenerallos ciudadanos,se reagrupabancircunstancialmenteparadefenderunadeter-minadaopción segúncual fueracadaproblemaparticular,lo quenecesaria-mentesuponíaqueno hubierani programasfijos ni partidosestables.En suopinión, a diferenciade lo que sucedeen los regímenesparlamentariosac-tuales,los agrupamientospolíticos romanosno eran independientesde losobjetos del debatepolítico, sino todo lo contrario.Esta conclusiónresultafundamentalcomo veremos,parapodercomprender,tanto la naturalezadelos conflictos ideológicostardorrepublicanos,como el sentidoúltimo de tér-minoscomo optimatesypopulares.

En cuantoa las relacionesclientelaresentendidascomobasepermanentedel poderpolítico de losnoblesromanosy engeneralde lasclasesdirigentes,su importanciahasido asimismomagnificada,sobretodo enlo quese refiereal s. ¡ a.C.,duranteel cual dosfactoresinfluyeronpoderosamenteenla mptu-ra delas viejasclientelas,o al menosprovocaronquetuvieranunamenorre-levancia.Porunaparte,el extraordinarioincrementodel númetode ciudada-nosromanos,especialmenteconla concesióndela ciudadaníaplenaa todoslos itálicos tras la finalizaciónde la «guerradelos aliados»—aunquesuinclu-síonmasivaen el censohubo de esperaral año70—, lo que suponíamuchosmásteóricosvotantes,apesardequesólounapequeñapartede elloshicierausohabitualmentede su derechode sufragio,dadala distanciaqueles sepa-rabadela Urhs¿ A esohayqueañadirqueRomaeraunaciudadcadavezmássuperpoblada,muchosde cuyoshabitantesformabanpartedela nuevaplebeurbanaintegradamayoritariamentepor artesanos,jornaleros,tenderosy de-socupados,quienes,en su mayoría,no teníanningunarelación clientelar y,por consiguiente,estabannormalmentedispuestosa proporcionarsu apoyoaquienles ofrecieramayoresbeneficios,en especialsi éstoseraninmediatos.En estascircunstancias,resultaimposible,entreotrasrazonespor suenormenúmero,que todasestaspersonasestuvieranintegradasen la red de clien-telas.

Porotro lado,durantelas últimasdécadasdel siglo íí a.C., la aprobaciónde diversasleyestabelarias(la Gabiniadei 139, la Casiadel 137, la Papiria

3 Chr. Meier, Introduction a ¡‘AntitropologiepolitiquedelA ntiquité Classique;París, 1984,especialmente60.

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del 131. y la Celiadel 107),promovióla introducciónprogresivaenlos comi-cios electorales,judicialesy legislativosdel sufragioescritoy secreto,queha-cia más difícil llevar a caboel control y la intimidación que hastaentonceshabíanpracticadolos patronosrespectoa los votantes,aunquesinduda nodesapareceríantotalmente,puestoque podíanseguirexistiendo formasdepresiónindirectas.

Es decir, la antiguaestructuraverticalde la sociedadromana,sustentadapor la rigidezdelas desigualesrelacionesclientelares,habíasido cuandome-nosdebilitada,y estoprovocónecesariamentecambiosenla prácticapolíticadel periodo,que hubo de acomodarsea las nuevascircunstanciaseconómi-cas, socialesy militares,con el Imperio como nuevarealidadde fondo,con-virtiéndoseen máscomplejay multiforme queensiglosanteriores.

En consonanciaconlos puntosde vistade Brunt y Meier antesexpresa-dos,y en la antítesisdelos propuestospor Múnzer,Syme,Scullard,etc-, auto-res como Wisemany Paterson~ defiendenquela unidad significativaen lapolítica romanatardorrepublicanano era la familia, ni el «grupo»,sino el in-dividuo, y que la política romanaeramáscompetitivaquecooperativa.Hayduranteel siglo í a.C. un instinto competitivoqueimpele a los hombrespú-blicos a superara todossusrivalesy a lograr la máxima dignitasy los max¡-mos honoresposibles:enun sistemaasí eradifícil quesecrearangrupospolí-ticosestables.

En esascircunstancias,enun períodohistórico enel quevalorestradicio-naleshastaentoncesconsideradossegurose inmutablesseencuentranen cri-sis, en el queexistenposibilidadesde unamovilidad socialsin precedentesyen el que,en consecuencia,muchaspersonascreíanposiblemedrarenpolíti-caaunno llamándoseFabio,Claudioo Emilio, por ejemplo,es la competen-ciapolítica individual lo quepredomina,hastael puntode queprecisamentesuprogresivaexacerbaciónesunade las clavesparaexplicar las guerrascIvI-les queasolanla centuriay la propiadisolucióndela respublicahastaenton-cesvigente.

En ocasiones,determinadosfenómenossocioculturalesresultanserindi-cios de loscambiosqueparalelamenteestánteniendolugar enotros ámbitosdela vida social o política.En esesentido,durantela denominadaRepúblicatardíaengeneral,y enparticulara lo largo del siglo a.C.,seproducendosdeesosfenómenosque,a mi juicio, tienenmucho quever con eseindividualis-mo y esacompetitividadantesreseñados,de losquesonconsecuenciadirec-ta. Me refiero, por unaparte,a la costumbredesituar las tumbasa lo largo delas vías de entradaa Roma, luego extendidapor toda Italia y prácticamentepor todo el Occidenteromano, y por otra partea la tendenciacrecientedelosgrandespolíticos y generalesdel periodoa redactarmemoriasy autobio-grafías,bien personalmente,bien a travésde escritoresa su servicio, con elfin deperpetuary justificarsusaccionesy supensamiento.

EnT. P.Wiseman(ed),RomanPoliri calLife 90BC-AC 69, Exeter,1985.

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Por lo querespectaa la constmcciónde mausoleosa ambosladosde lasvías de entraday salidade la Urbs, aunqueesevidentequeexistenpreceden-tes en el ámbitogriegoy que,por lo tanto,no esun hábito exclusivamentero-mano,síescierto queno se practicóen Romaantesdel siglo u a.C. y queal-canzosumáximoesplendordurantela última centuriarepublicana,no comouna simpleimitación o moda,sino como algo nuevoligado a la situaciónso-cial del momento~.

La ciudadde Romasehabíaconvertidoya no sólo enla capitalde Italia,sino tambiénen la capitaldel mundomediterráneo,de maneraqueno habíamejor escaparateni másconcurrido quela vía Apia o la Flaminia, por ejem-pío,y en ellasdecidieronmostrarsus logros y susriquezaslasmás ricasy po-derosasfamilias romanas,estableciéndoseunaauténticalucha por obtenerlos mejoreslugares:en las zonasen las quela vía seestrechaba,en un cruceespecialmenteconcurrido,en unaaltura,etc. Aprovechandoel necesaria-mente lento discurrir de los innumerablesviajeros, las nuevastumbasquepoblaronlas cunetasde las vías fueron construidaspensandoen el especta-dor, de modoque el mensajeformuladollegaraal mayornúmeroposibledepersonas,paraobtenerasíla máximarentabilidaddela inversiónrealizada.

Es,por lo tanto,un actoconscientede propagandade un individuo comotal y como miembro de una determinadafamilia. Se trata de trascenderlamuerte,de perduraren la memoriade sus contemporáneosy de los futuroshabitantesde Romay del Imperio: es el recuerdode quien se tienea sí mis-mo como alguiendigno deser recordado.Perono se tratadeunasimpleloade un individuo, sino de demostrarquefue mejor que otros: la competenciaen la edificaciónde mejoresy másllamativosmausoleoses constantey sein-tensificaamedidaqueavanzael siglo í a.C.,reflejo de la luchasin cuartelquese vive en el senode las clasesdirigentesromanaspor accedera losórganosdepoder.

Porconsiguiente,la conversiónde lasvías de accesoa Romaen auténti-coscementeriosde notableses un actopolítico propio de unasociedadpolí-ticamentecompetitiva,enla queel individuo luchaparaquele seareconocí-da unadignitassuperiora suscompetidores,inclusodespuésde muerto.Enel momentoen queesascondicionesdesaparezcan,cuandoAugustoasientesuPrincipadocomo salidainstitucionala la crisistardorrepublicana,tambiénlas necrópolismodificaránlas característicasdescritas.La presenciaomnipo-tentedel emperadorconvertirála competenciaeninnecesariae inútil, y bas-tarácon mostrarel lugar que se ocupaen la nuevaestructurasocial, dentrodela cual las posibilidadesde ascensopolítico ya no dependendel reconoci-mientopúblico.

En la mismalíneade autoafirmaciónindividual y debúsquedaconscien-te de publicidad se encuentranlas memoriasy autobiografías,que hacensu

$ Véaseal respecto1-1. von l-tesbergy P. Zanker(eds.),Ró,nischeCrdberstrafien.Selbstdars-tellung-Status-Szandar4Munich, 1987.

- .4—

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apariciónen la literatura latinacoincidiendoconel períodotardorrepublica-no, aunqueescierto quelos últimos libros de los Originesescritospor Catónconstituyenen ciertomodoun precedente,al incluir algunosdelos discursospronunciadospor él. Peroesel mismoafándeperpetuarsefrentea los demásque veíamosen las tumbasviarias y que encontramosasimismoen las ins-cripcionesautobiográficassobrematerialperdurable—que tambiénahorasehacenmucho másnumerosas—,en lasqueel cursushonorumocupaun papelfundamental,el que lleva a determinadoshombrespúblicosromanosa dejarconstanciadesushechosmásrelevantes.

Así, aunqueya CayoSempronioGracoescribióuna<‘carta abierta»a untal Marco Pomponio (Cic., div., 1.18.36;Plut, TLGr., 8), que constituíaunaespeciede ñzemorandumsobresu política y tal vezsobrela de su hermanoTiberio, es Emilio Escauro,el cónsuldel año 115,el primero del que sabe-mosqueescribierasistemáticamenteunaautobiografía(Cic., Bna., 112),ya acomienzosdel siglo í a.C-Unos añosmástardesiguieronsuejemploRutilioRufo y, con un alcancemásrestringido,perobásicamentecon elmismopro-pósito, Quinto Lutacio Catulo>quien dirigió al poetaFurio (Cic, Brut., 132)un escritosobresu consulado,en el año 102, y en particularsobresuinter-vencIónenla guerracontraloscimbrios.

Todosellos fueronpersonajesimportantesde la vida pública romana,enespecialensufacetade oradores,peroindudablementeno alcanzaronel po-der de los grandesiniperatoresde la última centuria republicana,los cualestambiénbuscaronla inmortalidadde la palabraescrita,aunquedesgraciada-mentesólo algunodeellosha tenido la fortunadehacerllegarhastanosotrossusmemorias.No es el casodeSila, del quesabemos(Plut., SuIl., 37.1) quehabíaredactadoveintidós libros de su autobiografíaen el momentode sumuerte,de los queno se conservanada,aunquepudieronserutilizadosporautoresposteriores6• Su obra,como la de Rutilio Rufo, debíade comenzarcon un relatode susantepasadosmás importantes,al estilo de las laudationesfúnebresque con frecuenciaeran pronunciadasanteasambleaspopularesdesdela tribunade oradoresdel Comicio(otro actotanto depublicidad indi-vidual y familiar como de competenciarespectoa otros hombresy familiasilustres),para pasar despuésal relato pormenorizadode sus propias ac-ciones.

Tampbco de Pompeyo se han conservadomemoriasautobiográficas,perosabemosqueestabainteresadoen quesusaccionesmásrelevantesfue-ran recogidaspor escrito,puestoque,probablementeen el año62, mientrasse encontrabaenAsia, concedióla ciudadaníaromanaal historiadorTeófa-nesde Mitilene (Cie.,Arch., 24; VaLMax., 8.14.3),quien le acompañabapre-cisamentecon esepropósitoy queactuabaasimismocomosu consejeropolí-tico. Porotra parte,Suetonio(gramm.,27) informa de que Lucio Voltacilio

6 RecientementehatratadoestacuestiónR. G. Lewis, «SullasAutobiography:ScopeandEconomy’,Athenaeum,79, 1991,509-519.

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Piluto, maestrode retóricade Cneo Pompeyo,escribió unaobrahistóricade carácterbiográfico sobrelos hechosprotagonizadospor éstey por supadre PompeyoEstrabón,como la de Teófanesdesconocidapara noso-tros.

No obstante,es sin dudaCésarquien mayorrentabilidadha obtenidode suafán por dejarconstanciade susactividadesbélicasy, másimportan-te aún,de susideasy delos motivosque le llevarona actuarcomo lo hizo.Sus Commentariidesempeñabanel doble papel de ensalzarsus virtudesmilitares como imperator,tanto en la Galiascomo durantela guerracivil, ydejustificar su enfrentamientocon Pompeyocomo una cuestiónde digni-taspisoteada.

Y no hay queolvidar en esteapartadoa Cicerón,el cual, si bien no lle-gó a redactaruna autobiografíacomo tal, pusoun enormeinterésen quesusobras,incluidos los discursos—al menoslos queél considerabamejo-res o más destacados—y muy significativamentesucorrespondencia,fue-ranpublicadas.Suactitud tienemuchoquever conla alta estimaquede símismotenía,perotambiéncon el mismo fin perseguidopor Silay César,lajustificaciónde hechostalescomo la represiónde la conjuracióncatilinariao la defensade ideasprogramáticascomo la concordiaordinunv

Todos estosactosautopublicitarios,seaen forma de tumba lujosa, deinscripcióninformativasobresu carrerapolítica o de memoriasredactadaspor encargopara el interesadoo por él mismo, son intentosde ser a losojos de suscontemporáneos—y de los hombresdel futuro— individuos nosólo prominentes,sino másdestacadosquesusrivalespolíticos.Eseespíri-tu sedesarrollaen Romaenel momentoen queaumentahastalímites has-ta entoncesdeconocidosla competitividaddentro de las clasesdirigentes,unido estoadeterminadasnocionesfilosóficasprocedentesdel mundohe-lenístico.

Por consiguiente,individualismo y competenciason dos importantescaracterísticasquedefinenla prácticapolítica duranteel siglo a.C. Ambosrasgosson lógicos si tenemosen cuentaqueestamosrefiriéndonosa unaépocaen la que las inmensasoportunidadesde enriquecimientoque la ex-pansiónimperial proporciona,posibilitanteóricamenteunapromociónso-cial como seguramentenuncaanteshabíaexistidoen la sociedadromana.Los antiguos nobiles, aquéllos que habían logrado hasta entoncesunnotableéxito en su intentode monopolizarla política y contrplar todos losámbitosde la sociedad,tanto en el terrenoeconómicocomo religioso,mi-litar, etc., libran ahoraunabatalla por mantenereseférreocontrol, a vecesen el terrenoestrictamentedialéctico,cadavez con mayorfrecuenciame-diante el uso de la violencia.Frentea ellos,nuevosgrupossocialespujan-tes,legitimadospor su ciudadaníaromana,vieja o reciénadquirida,y porsuscrecientesbeneficioseconómicos,aspirana tomarparteactivatambiénen los órganoscolectivosy unipersonalesde gobiernode Romay del Im-perio. Eseconflicto sedesarrollaal mismo tiempoen el terrenode la prác-

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tica política y enel ideológico,y enesecontextohayqueentenderconceptostales como nobilitas, hominesnou4 optimateso populares,queen ningún casodebenser identificadoscomo «partidos»o grupos políticos homogéneosopermanentes.

2. Cicerón,Salustioyiosconflictosideológicos

Desdeel puntode vistadela indagaciónhistórica,el períodotardorrepu-blicano resultaprivilegiadoen comparacióncon otrosdela historiadeRomapor la abundanciade fuentesantiguasquea él serefieren.Sin embargo,el vo-lumen dedatosqueCicerónaportaala investigaciónhallevadoa convertirloenel hilo conductordel período—muchasvecespor necesidad—,corriendoel riesgo deveréstecon susojos,asumiendoconscienteo inconscientementesuspuntosdevistat La omnipresenciadel Arpinatelo ha convertidoenpa-radigma,a pesarde que un análisis critico de su trayectorialo convierte enbuenamedidaen excepcióny no en modelo.Porotra parte,en la prácticapolíticadela épocahabríadesempeñadoaparentementeun papelrectoro dearbitraje(no en vanose hablaen ocasionesde la «épocaciceroniana»),algoqueno sedesprendede un análisisde las relacionespolíticas,en las quemu-chasvecesparecejugar másbien un rol secundarioy poco influyente, salvoquizásen ámbitosy momentosmuy concretos.Es decir, Cicerónha conse-guido creardoctrina,generandolo quepodríamosllamarinerciaciceroniana.

Es evidentequeCicerónestabalejosde serun político sin ideología.Porel contrario, representabaaaquellosque no veíano no queríanverqueexis-tían importantesproblemassocialesy políticos,y entodo casono sesentíanconcernidospor susolución.Su metaerael mantenimientoa ultranzadelor-denestablecidotradicionalmente,sobrela basede un mosmaiorummoldea-ble segúnlas circunstancias.Fue esamiopíapolítica la quecontribuyópode-rosamentea la disoluciónfinal del régimenqueesegrupodefendía,mientrasqueaquellosqueabogabanpor algún tipo de reformas,englobadosen el tér-minopopulares,eranconscientesdela necesidadde realizarcambiosconcre-tos para que el sistemabasadoen las tradicionalesdiferenciassocialessemantuvieraincólume.Las desigualdadeseconómicasentrelos ciudadanosromanosformabanpartede la sociedadcomo algo aceptado,perono lo erael aniquilamientoy la situaciónde miseriaa los que las clasessocialesmásbajaseranconducidaspor las nuevascircunstancias.Por otra parte,nuevosgrupossocialesreclamabansu inclusiónen losórganosdegobiernoy de con-trol de éste,tanto en la Urbs como en la administraciónimperial.Las medi-dasde los llamadospopularesiban sistemáticamentedirigidas a paliar ambos

F. Millar, «Politics, Persuasionandthe Peoplebefore the Social War (150-90 B. C}’,JRS76, 1986, 1-11,avisasobreel peligroquesuponetomaraCiceróncomoúnicafuenteparael período.

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problemas,mientrasquelos optimatesse cerrabande un modosuicidaen suexclusivismo,partiendode la basedequeeranlos únicosbon4 aún más:eran«los mejores».Por ello, en relación con el Arpinate, como ha visto bien re-cientementeWood8, «quizásmás queen el casode cualquierotro pensadorantiguoo inclusomoderno,supuntode vistatipifica unaaproximaciónparti-cularalosasuntoscívicos: la mentalidadconservadora».

Efectivamente,Cicerón esantetodo un conservadory defiendeunade-terminadaposiciónpolítica. No es la únicaposible,peroquien no estáa fa-vor de sumodelode estado,deeconomía,de sociedad,etc.,estácontraél, loque le convierte automáticamenteen suenemigopersonaly por endeen unsedicioso,en un revolucionario,incluso en un inmoral poseedorde todosaquellosvicios quela sociedaddeberechazar,tal como vemosenla significa-tiva repeticiónde descalificacionescon las queel Arpinateobsequiaa todosaquellosque se convirtieron «oficialmente»en susenemigospolíticos: Cío-dio, M. Antonio, etc. A partir deesteanálisis,evidentementeparcial,Ciceróncalifica a todos aquellosque planteanalgunareformaal orden establecidosimplementecomo arribistas,hombresambiciososy sin escrúpulos,unaes-peciedeagitadoresprofesionalesqueseapoyansin recatoenel puebloparaobtenersusfines, queno sonotros quelograrel poderpor todoslos mediosposibles.De acuerdocon esto,el calificativo que aparentementemejor lesdefinees el de «demagogos».Si Clodio, por ejemplo,proponeel repartogra-tuito detrigo entrela plebeurbana,esun actopopulistay sedicioso,con elquelo únicoquepretendeeshacerseconel control del estado,no subveniralasnecesidadesdeunapartedela ciudadanía.

Porel contrario, los queCiceróndenominabon4 los «hombresdebien»,actúanpor el «bien común>’,como ellosmismosproclaman,y secaracterizanpor susinceridady honradez,auncuandoesevidentequedefiendenunosin-teresesde clasey por endepersonales.Si el edil Hortensio,por ejemplo,re-putadooptimatey prosilano,proporcionaal puebloen el año75 granoa unpreciomás bajoqueenel mercado(Cic., Verr, 2.3.215), no es un demagogo,no buscapopularidad,sino corregirla escasezqueamenazabacon el hambrea lasclasesbajasdeRoma.

De la mismamanera,sedescalificaa lostribunosreformistaspor suvío-lencia «revolucionaria»,pero se justifica a los boni cuandola utilizan (porejemploMilón, Sestioy, desdeluego,institucionalmentea travésdel senatusconsultumultimum), porquedefiendenel ordenestablecido.Cicerón, preci-samenteen el discursoquepronuncióen el año 56 endefensadeSestio,antela acusaciónformuladacontraéstepor haberreclutadobandasarmadas,lle-vó acabounade lasmásclarasexposicionesprogramáticasdesuconcepcióndel estadoy del gobiernoaristocráticoquepropugnaba.Parael Arpinate, laviolenciaes lícita en el casodequeel estadoestéenpeligro,perosólolos bo-niestáncapacitadosparadecidircuandoseproduceesasituaciónlimite y, en

N.Wood, Cicero’sSocialandPoliticalThought,Berkeley-LosAngeles-Oxford,1988.

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consecuencia,solamenteellospuedenhacerusode esaviolenciapurificado-ra, que es vistacomo un servicioal estado.Poresarazón,alabaa Milón porhabercontratadogladiadoresparaenfrentarseaClodio y presentaestehechocomo unaespeciede liberalitas ofrecidagenerosamentea la respublica (off,2.58).

Indudablemente,la ambición es un elementofundamentalde la actua-ción de los políticos romanosy el puebloun puntodeapoyoimprescindible.Evidentemente,la demagogiaexistió, entrelos llamadosoptiniatesy entrelosdenominadospopulares,pero todos se presentaronsiempre,como corres-ponde a un hombrepúblico, como defensoresdel «bien común».Aquéllosentendíanqueesteconceptose correspondíacon el ordenestablecidoy tra-dicional con el que la respublica habíafuncionadohastaentonces,dentrodeunaevidenteevolución.En cuantoa los segundos,resultaunasimplificacioninaceptablepresentarlossinmáscomo destructoresde un estadoqueendefi-nitiva les favorecíasocial,económicay políticamente.No hay razónparanoadmitir que,al menosen algunoscasos,tal vez los queprecisamenteasí fue-ron percibidospor el pueblo,setratade reformadoressincerosqueconside-ranqueesposible introducir factoresreequilibradoresdentrode la sociedadromanasin romperla estructurafundamentalde la respublica Comoha de-fendido Brunt 9 al respecto,en muy diferentesmomentosde la historia delahumanidad,las principalesreformase ideologíasinclusorevolucionariashansido introducidaspor componentesdelas aristocraciasu oligarquiasgober-nantes,partiendode la basede que sólo ellashantenido accesoa la educa-ción y sólo ellashanejercidola política,al igual queocurríaenRoma.

Porotra parte,como el Arpinateno sienteen apariencianingunapreocu-pación por los problemassocialesqueacuciana la sociedadromanatardo-rrepublicana,a buenapartede susmedianosy pequeñoscampesinos,a susmasasurbanas,como no aportasolucionesal respecto,sepuedesacarla con-clusiónerróneade que no existía debatesobretalesproblemas.Se tiene laimpresiónde queCiceróny los queél asimilaasuformade pensar,los bon4tienenlo que podríamosdenominaruna«ideologíacero», por su supuestaidentificación plenaconlos interesesdelestado.La únicaideologíaaparentede esos«hombresde bien» es la conservacióndel tnosmaiorum,es decir, latradición,la fuerzamoralqueha cohesionadodurantesiglosel estadoroma-no; suúnicaideologíaes, por consiguiente,la respublica,con la quese identi-ficancomo clasehastatal puntoquetiendenaconvertirlaenun entecerradoy peligrosamenteesclerotizado,en el quedifícilmente se admitentantonue-vosgrupossocialespujantescomo impulsospolíticosvivificantes.Se trata,endefinitiva,de una respublicacadavezmásconvertidaen respriuata.

Sin embargo,es obvio queCiceróndefiendeun punto de vistadetermi-nado,el de las clasespropietarias,y dentrode ellasel de los sectoresmasconservadores.Así lo demuestrasuargumentaciónenel sentidode que,aun-

> Brunt, Tite Falí oftite RomanRepubli4p. 53.

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quepor naturalezala propiedadseriaenorigencomún,la propiedadprivadano sólosehabíaconvertidoen algo consustanciala la sociedadhumana,sinoque las desigualdadesque se habíangeneradoeran inmutablesy cadacualdebíaconformarsecon lo que le hubieracorrespondido(off, 1.21: Fr quo,quia suumcuiusquefiteorum,quaenaturafuerantcominunia,quod cuiqueob-tigit, íd quisque¡eneat; equosi quissibi adpetet uiolabi¡ iushumanaesocietatis).-En última instancia,el estadotienecomo función tutelaresapropiedadpri-vada (off, 2.73: Hancenimob causamma.xime,ut suatenerentur,respublicaeciuitatesqueconstitutaesunt).

En consonanciacon esaideología,el lema ciceronianoconcordia ordi-numpropugnaen realidadque las clasespropietariasseatrincherenfrenteacualquiereventualidadreformistaquepudieraafectara sustatus,y presupo-ne una unidadde acción por partede senadores,caballerosy aristocraciasitálicas. La constataciónde que los diversosintereseshacenimposible esaunidad de acciónfrente a lo que Cicerón considerael enemigocomún y ladesilusiónvivida por él mismo a consecuenciade su exilio, conducena unsloganenúltima instanciaaúnmásrestrictivodesdeel puntode vista ideoló-gico, el consensusomniumbonorum Con él, se reclamala coordinacióndetodoslos boniy sepasadeunaconcordiabasadaenla pertenenciajurídica alos gruposdominantesa un consensoplanteadoen términosideológicos.Enteoría, estoabrelas puertasde suproyectoanuevosgrupossociales,peroenla prácticaquedarestringidoexclusivamentea quienesasumansuprogramaconservadordedefensaaultranzadel sistemaqueproponelO•

En el fondo,amboslemasno sonsino la propuestade unagrancoaliciónde propietariospara defendersusinteresesprivadosfrente a las demandassocialesde las clasesinferiores,cuyafeliz consecución,lejosde abrir el go-biernode la respublicaa otrasclases,pasabapor dejarloen manosexclusiva-mentede los mejores,de los optimates,puestoque,endefinitiva, el Arpinatedefiendela consolidaciónde una auténticaaristocracia.Y ésaes unade lasrazonespor la que esaunión «sagrada»de los propietariosque Cicerónpro-poníano triunfó, porquedeterminadosgruposde entreellos, como las aris-tocraciasitálicas y los hombresde negocios,pensaronque podíanesperarmásde los popularesquede los optimates,en especialen lo que respectaa lapromoción político-social 1l• Por otra parte,¿cómose podía lograr el con-sensoen el senode una élite que luchabaferozmentepor ostentarel lide-razgo?

Precisamentela insistenciade las tesíscíceronzanasy la absolutaideolo-gizaciónque contienela obradel Arpinate indican que,a pesarde las apa—

« En contra,E. Lepore,«II pensieropolitico romanodel 1 secolo>,en Storiadi Roma,vol.II, 1. Limpero mediterraneo.La repubblica imperiale; Turín, 1990, 857-883,quedefiendela te-sis de un Ciceronrenovador,sinceramenteinteresadoenunaampliacióndela política a nue-vosgrupossocialesmedianteun consensocadavezmásamplio.

L. Perelli, JI pensieropolitico di Cicerone.Ti-a filosofia grecae ideologíaaristocratica, Flo-reacia,1990,62.

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riencias,el debateideológico existía:sudefensaa ultranzade unastesishacesuponerque existíanotras,desgraciadamenteno tan bien representadasenlos restosliterariosquese noshanconservado.

Personajescomo los Gracos,Saturnino,Druso, César,Clodio, Salustio,etc.,demuestranqueesedebateestabavivo, y queen él seenfrentabanmane-ras distintasde comprenderla sociedady la política romanas,al menos enaspectosconcretos.Los llamadospopularesentendíanglobalmenteque losproblemassocialesexistentesgenerabantensión, violenciay que,a medioplazo, eranfactoresde desintegracióndel régimenrepublicano.Al contrariode lo quesusdetractoresafirmaban,no deseabanabolir el estado,ni llevaralpodera la plebe, ni modificarsustancialmentela estructurasocial o el régi-men de propiedadprivada.Porel contrario, pretendíanaliviar esosproble-mas precisamenteparaque,en última instancia,pudierasubsistirel mismorégimenpolítico y la mismasociedaden la queellospertenecíanal grupodi-rigente. En ningún casose puedehablarde intentosde «démocratización»desdela perspectivaromanatardorrepublicana,aunquedeterminadasrefor-mas o accionessocialesy políticasindudablementeeranútiles parasectoresdesfavorecidosde la población,lo cual les distinguíadelos optimates.Ningúnreformista romano habríaquerido instaurarunademocracia,que como talnuncaexistió en Roma12, ni siquieraClodio, sin dudaquien fue máslejos ala horade concederun mayorprotagonismopolítico a la plebe(en realidadsolamentea la plebs urbana, lo cual representóuna novedadañadida),nosóloo no tanto a travésde loscomiciosdecisorioscomo de las no decisoriascontiones,convertidasdefactoenórganosdepresiónpopular,al margende laviolenciaorganizadade susbandasarmadas.A pesardeello, su proyectoes-tá lejosde aspirara «instaurarun gobierno‘popular’ de avanzada‘democra-cia”> ‘~.

En eseordende cosas,resultamuy significativo quetanto Tiberio Sem-pronio Graco como Salustio,en la más antiguade sus Fpistulaead Caesa-renz14, escritaprobablementeen el otoño del año 50, pretendenaliviar losproblemasde la plebsconla reconstruccióndel pequeñocampesinado,aba-sede la entregaviritanade tierraso mediantela creaciónde colonias,con elexpresopropósitoen amboscasosdefortalecerel ejércitolegionarioy pacifi-car la sociedadromana.Setratade unosproyectosindiscutiblementeprogre-sistasen lo social—como otros de colonizacióno dereformaagrariaquesesucedenentreambos—,pero conservadoresen cuantoal modelo socioeco-nómico y político, queintentanreproduciren su esenciay en definitiva sal-

~ Cfr. al respectoC. Nicolet, Den,okratiaet aristokratia.A proposdeCoius 0,-acchas:moisgrecset réalités romaines,París,1983 y J. A. North, «DemocraticPolitics in RepublicanRome»,P&P, 126, 1990,3-21.

3 E. Lepore,«Ladecisionepolitica e1’auctorñassenatoria:Pompeo,Cicerone,Cesare»,enStoriadiRoma,vol, 11,1. LimperomediterraneaLarepubblicaimperial4Turín, 1990,777.

4 A. Duplá, G. Fatásy F. Pina, RemPublica,nRestituere.Una propuestapopularispara lacrisis republicana:las £pistulaead CaesaremdeSalustio,Zaragoza,1994.

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var, con el fin de evitarunaexplosiónsocial incontrolable.Del mismomodo,esamismacarta presentaotro proyectode cortepopularis,al pretenderSa-lustio expresamenteresucitaruna ley electoral de Cayo Gracoque,al pare-cer,promovíala confusiosuffragiorumenlos comiciospor centurias.El pro-pósito seríapermitir expresarsemedianteel voto a los ciudadanosde lasúltimasclases>excluidosdefactodel derechodevoto porel sistemaexistente,queprimabaa las clasesmásaltas.Evidentemente,estoharíaposibleal me-nosoír la voz delas clasesinferioresy ampliabade hechoel cuerpoelectoral,peropoco más.Si de democratizarlos comicios sehubieratratado,la refor-ma deberíahaberprocuradoquetodaslas clasessocialesvotaranen propor-ción a su número, lo cual realmentesíhubierasupuestounatransformaciónradical.Comoen otros casos,se tratade lograrunamayor integraciónen elestadode unaseriede ciudadanosquesocial y políticamenteseencontrabanmarginadosy por endecadavezmásdesvinculadosde las obligacionesde lacomunidad.Se pretendeeliminar o paliar tensiones,pero sin modificarsus-tancialmenteel sistemapolítico, cuyo gobiernoquedabaen manosde losmIsmos.

Las mencionadasFpistulaead Caesaremde Salustio representanen estesentido un documentode primera mano para conocerde cerca opcionesideológicasdiferentesa las representadaspor Cicerón.En ellas,Salustiore-curreal «hombreprovidencial»,ensuopinión y enesemomentoCésar,perosu ideología se mantienealejadadel regnum,que rechazasin lugar a dudascomo tiranía, o de la dictadura perpetua.No obstante,su planteamiento,como el de otros romanosque buscabancomo él a ese«hombreproviden-cial», contribuyó probablementeal desarrollode los acontecimientosquecondujerona la disolucióndel régimenrepublicano.Pero no eraésesupro-pósitoen absolutosino el contrario, lo queexplicasuposteriordesilusiónypesimismo.

Salustiose muestraantetodo como un republicano,un republicanocir-cunstancialmentecesarianosi se quiere,que en ningún casodefiende,ni unrégimenmonárquico,ni un programademocratizadordel estado.Su preten-sión es reconstruirla antigua res publica aquellaen la que los ciudadanosfundamentalmentecampesinos,poseíantierras,acudíansolidariamentealu-charpor su patriay obedecíanal Senado,formadopor los mejores.Esa respublica patrumesparaél la auténticamenteromana.Poresarazón,su máxi-mo objetivoes lograrla restiludoreípublícae(Ep., 2.12.16)y con ello la resti-tulio libertatis, y paraello actúacomo un teórico independientequeplanteasu respublica ideal a quien creeque puedereconstruirla,sin queesole con-vierta enun cesarianoincondicional.

El contenidode las Fpisíulae(y el propio Salustio)ha sido etiquetadocomo popularis, e incluso como el auténticoprogramadel «partido»de lospopularesI5 Es incontrovertible que algunasde las reformasque Salustio

“ L. Perelli, II movimentopopolarenellultiniosecolodellaRepubblica,Turín, 1982.

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propone,así como losobjetivosque éstaspersiguen,secorrespondencon elpensamientoque habitualmentees calificado como popularis, y algunadeellas, como la referentea los comiciospor centurias,hemosvisto anterior-mentequeremiteexpresamenteaCayo Graco.Las ideasbásicasqueguíanelargumentode ambascartas,la eliminacióndel dinerocomo medio preferen-te de ascensoen la carrerapolítica y del monopoliodel poderejercidopor lanobilitas,sonpropiasasimismode lospopularesy de los horninesnoui, entrelosquesehallabaSalustio.Se tratade incorporara nuevosgrupossocialesalgobiernode Romay del Imperio, o cuandomenosa sucontrol, defavorecerunameritocracia,de modoqueloshombrespúblicosfueranjuzgadospor susméritospersonales,por su uiríus, y no, al menosno exclusivamente,por susfortunasy por la pertenenciaa unadeterminadafamilia nobiliaria.Es el pun-to de vista de quien,procedentede la aristocraciamunicipal itálica, escalaposicionesen el cursushonorurn mediantesu esfuerzoy propugnaunamásfácil aperturade esecaminoaotros individuosqueseencuentrenen susitua-cion. En esesentido,el pensamientosalustiano,desdeunaperspectivaideo-lógica, es mucho más arquetípicode un horno nouusde su épocaque el deCicerón, el consideradohornonouuspor excelencia,convertidoen un con-servadornobilis y grandefensordel cierredel poderpolítico acualquierotroadvenedizo.

Porconsiguiente,lasEpistulaedocumentanqueexistieronpropuestaspo-líticasalternativasal régimende la nobilitas en la Repúblicatardía, sin queesosignifique quehayaqueinscribirlasdentrode un programapartidista.Elprogramapolítico de ambasepístolases el de Salustio,no el de un supuesto«partido»popularis. Su autor retomaantiguosproyectosque consideraváli-dos e incorporaotros nuevos,o cuandomenosdesconocidosparanosotroshastaentonces,comoel voto secretoen el Senado,no con el fin de destruirlares publica, ni de llevar al podera la plebe, ni de eliminar las desigualdadessociales,sino con el objetivo de introducir reformasmoderadasque paliendeterminadosproblemasque amenazancon desintegrarel régimenrepubli-cano.Dehecho,enel diseñodel estadoquesederivade los consiliasalustia-nos, en ningún momentose cuestionala estructurabásicade la respublia¿Porel contrario,asistimosa unadefensacontinuadadel ordenpolítico y so-cial tradicionalen sus más purasesencias,las que hicierongrandea Roma,peroconlos retoquesprecisosparasu restauracióny conservación,quepa-sanporeliminarlosmecanismosqueutiliza la nobilitasparaasegurarseel po-der. Así, mientrasCicerónquieremantenera todacostael dominio de unospocos,desearíarestringiraúnmáslos derechosdel puebloy no tienemásin-teréseconómicoque el suyo propio y el de su clasesocial,Salustio,por elcontrario,buscaunareforma intentandodeterminarlas causassocialesúlti-masde lacrisis, no sólolossíntomas,propugnaunamayor representacióndela plebsen los comicios,abrir tribunalesy Senadoa nuevosgrupossocialesdeseososde colaborarenelgobiernodel estado,y saneareconómicamentealpueblo,devolviéndolemediosdevida suficientes.

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En definitiva, frentea la sociedadcerradadeCicerón, defensora ultran-zadelos derechosdeunospocos,ajenoa los problemasestructuralesquees-tándinamitandola respublica, el propósitofinal de Salustioen sus Epistulae,sin cambiarbásicamenteni las institucionespolíticasni la estructurasocial,escrearunasociedadmásabiertay participativa,y por endemás responsabi-lizadaenla búsquedadel bien común,ideasbásicasqueya estabanpresentesen el fondo de las propuestasdefendidaspor Tiberio y sobretodo por CayoSempronioGraco.

De todo lo dicho se deducequese puedenidentificardiferentestenden-cias ideológicas,no sólo estrategias,a la horade enfrentarsea losproblemassocioeconómicosy políticosduranteelperíodotardorrepublicano.Esasdife-renciasideológicaspuedenserresumidasen losconceptosoptimatesy popu-lares, pero siempreteniendobien presente,como ha quedadodicho, que niunosni otros formabangrupos cerrados,ni mucho menos«partidos»en elsentidomoderno,conunaorganización,un programa,un liderazgoindiscuti-do, algo quenuncaexistió en Roma,e inclusoteniendoen cuentaque habíaimportantesdiferenciasestructuralesentreunosy otros, como suspropíasdenominacionesindican indirectamente.

Los términos laudatoriosboni o aún más optirnatesno han podido serpor lógica adjudicadospor susenemigospolíticos,que difícilmente acepta-rían que éstos eranlos únicos «hombresde bien» o «los mejores»(son losmismosa los queSalustiodefinepeyorativamentecomofactio ensu primeracartaa César).Sonpor lo tanto los nombresque unaminoría de individuossedabanasí mismos al reconoceren ellosunaunidadde pensamientoo deacción,o ambascosas.Es el indicio de queconformabanun núcleoconscien-tementecerrado,el último reductode lo que considerabanque debíaserelestadoy la sociedad,que ellos —y sólo ellos o los que pensabandel mismomodo— estabanllamadosagobernar.Formabande esta maneraun grupocon unacierta homogeneidady continuidaden el tiempo,aunqueen absolu-to sele puedacalificarcomo«partido».

Por suparte,lospopularesfueron caracterizadospor los mismosoptitna-lescomo un grupo tambiénsupuestamentehomogéneodesdeel puntodevis-ta ideológico,al crearesetérmino para denominaratodos aquéllos que seopusierande un modou otro a su política. Se trata,por consiguiente,no tan-to de unaautoidentificacióncomo de unadenominaciónpeyorativa.Cierta-mente,la perpetuaciónde los mismosproblemasde fondo y la cerrazóndelosoptimateshicieronquelas reformaspropuestasporlos llamadospopularesse asemejaranentresi durantedecenios(leyesagrariasy frumentarias,políti-ca de colonización,leyes electorales,etc.), permitiendode esemodo la ex-presiónpolítica de unosconflictos queexistíanen la sociedadromana,perosin queestoquieradecirqueexistieraun programaaceptadoo queformaranungrupocoherente.

El conflicto entreunosy otros muestraen definitiva el debateideológicoplanteadoen el senode las clasesdirigentesromanas—sin despreciarel pa-

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pel quepudo jugar la plebs— pararesolverla evidentecrisis queestabasacu-diendoel sistemaen la épocatardorrepublicana.No hubo ni procesorevolu-cionarioni revolucionarios,pero,frentea losinmovilistashubo a lo largodelperíododiversosreformistasqueofrecieronalternativasa la crisisde un régi-men político degradadoprogresivamente.Sin embargo,sus intentosfueronfrustradosuno trasotro, a vecesmedianterecursoslegalescomo el veto tri-bunicio, otras, cadavez más frecuentes,haciendouso, a través del senatusconsulturn ultimurn, de la violencia institucionalizada,que no constitucio-nal 16, o consentida(comoenel casode lasbandasarmadas,como la de Mi-lón, quepermitíaneliminarpersonajespeligrososcomo Clodio).

3. El tribunado delaplebe:¿instituciónrevolucionariao instrumentodelaoligarquía?

En el contextode esedebate,el tribunadode la plebe,por su historia ypor suspeculiaridadesinstitucionales,hadesempeñadoun papelmuy impor-tantey, en esesentido,ha sido consideradoen muchasocasionescomo unamagistratura«revolucionaria»,lo cual, entanto queinstitución, constituyeunanálisis excesivamentesimplistay estálejos de seruna realidad,a pesardeque las fuenteshan transmitido naturalmentemayor información sobrelosepisodiosprotagonizadospor tribunosque supusieronconflictos socialesypolíticos.Aunque es indudableque la mayorpartede reformassocioeconó-micasy políticasfueronpromovidasdurantela Repúblicatardíadesdela pla-taformaque ofrecíael tribunado,estono debeocultar el hechode que mu-chostribunos,la mayoría,estuvieronmáscercanosa las tesisde losoptimateso inclusofueron instrumentalizadospor ellos,oponiendosu veto a determi-nadasreformas,o simplementepasaronpor sucargosin penani gloria.

El tribunado de la plebesignifica en primer lugar un modode ascensopolítico paratodoslos plebeyosambiciosos—tanto pertenecientesa familiastotalmentenuevasen el panoramapolítico como a familias quehacíatiempoqueno contabancon magistrados—,pero,obviamente,seríamás sencillo me-drar para quienesse acomodarana los interesesgeneralesde la oligarquiaque para quienesse enfrentarana ella. En el desempeñodel cargo, tan im-portanteespoliticamenteel impulsorde unaley agrariao deunafrumentariacomo el tribuno queimponesuveto,peroesevidentequemientrasel prime-ro gozaráde una previsible popularidadentrelas clasesbajas,el segundocontarámásfácilmentecon el respaldomayoritariode la oligarquía.Se sueledecirqueaquél,consumodode actuarpopulariter, buscala obtenciónfuturademagistraturasmásaltas,perose olvida que,dadala estructuraorganizativa

16 A. DupláAnsuategui,Videan: consules:las medidasdeexcepciónen la crisisdela Repúbli-ca romana,Zaragoza,1990,defiendela tesisde quenuncahubounaregulaciónlegaldel SCU,quefue un instrumentoderepresiónviolentautilizadoporlos optirnatescontra susenemigos.

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de loscomiciospor centurias,son los romanosmásacomodadosy no la ple-be losque tienenelvoto decisivoen las eleccionesparapretoresy cónsules,por lo quehaysedasdudasde que un tribunoenfrentadoa los bonítuvieraen su tribunadoun trampolínpolítico; másbienal contrario, la experienciademuestraque,en determinadasocasiones,podía encontrarseincluso conunamuerteviolentao conunaacusaciónantelos tribunales,y que,en todocaso,paraél eramásdifícil llegara magistraturassuperiores,queno alcanza-ron normalmentenuncalos mássignificadosreformistas.

Las investigacionesrespectoa la capacidadde promoción del tribunadoaclaransuficientementela cuestión.Así, Meier 17 identificó cuarentay ochotribunospopularesentoda laRepúblicatardía,lo cualrepresentaunaquintapartede todoslosconocidosen las fuentes,y nuncahubo másde trespopula-resen un año, lo quequieredecirquehayunamayoríaclarade tribunosdelosque no estáatestiguadaningunaacciónreformadora.Por su parte,Thom-men 18 ha calculadoquesólo un tercio de lostribunosqueluegofueroncón-sulespuedensercalificados comopopularesy que,asimismo,sólo un terciodelos cónsulesplebeyoshabíansidoantestribunosdelaplebe.

Y, sin embargo,es un hechoque,especialmenteen el periodotardorre-publicano,existentribunos de la plebequedefiendenreformasquehabríande suponermejorasparala situaciónde las ciasesmásbajasdesdeel puntode vistasocioeconómicoo unamayorparticipaciónen lavida política, perono se puededefinir al tribunadocomorevolucionariosobrelabasede la ac-tuación reformadoradetribunos comolos Gracos,Saturninoo Clodio, olvi-dandoque representanmásbien una excepción~ Son ellos,en función desusactuacionespersonales,los que son defendidospor la plebeen su mo-mentoy recordadosmástardecomo benefactores,peroesdiscutiblequeesadefensase extiendaa la institucióndel tribunadocomotal, quees durantelaRepúblicatardíamayoritariamentefavorablea laclasedirigente.

Comopruebadecisivade queel tribunadoeravisto porlas clasesroma-nasmás bajascomoaliadoen elperíodotardorrepublicano,se aducequesurestauraciónen el año70 —tras las limitacionesque habíaestablecidoSila—fue unareivindicaciónapoyadaactivamenteporlaplebe,queveía en la insti-tución unagarantíade su libertad,y quePompeyosupo aprovechareseam-bienteparaobtenerunagranfamay popularidadalconcederesaspeticiones,en unaactuaciónpropiadeun políticopopular¿s,sentenciandoconsusaccio-nes el sistemaconstitucionalinstauradopor Sila diez añosantes.Sin embar-go, de losdatosqueposeemoshay queconcluir queel apoyo del pueblofuecuandomenosdébil, si no inexistente,en relaciónconlas reivindicacionesdetribunoscomoSicinio, Quincioy Licinio Macroparala restauracióntribuni-cia. De hecho,la únicaposiblereferenciaen las fuentesen esesentidola pro-

‘~ Chr.Meier,st’, populares,REsuppl.X (1965),colí. 549-615.‘~ L. Thommen,Das VolkstribunatderspdtenrómiscitenRepublik,Stuttgart,1989,24ss.‘~ E.5. Gruen,TiteLast Cenerationoftite Roman Republic,Berkeley,1974,23.

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porcionaAsconio (p. 53 SL), al afirmar que la ley del cónsul Cotaen el 75,por laquelostribunospodíande nuevoaccedera posterioresmagistraturas,fue aprobada«magnopopuli studio»,peroes demasiadovagaparainferir deahí la existenciade unapresión popular,muchomás si tenemosen cuentaquedicha ley no favorecíadirectamentea la plebs,y sí a aquelloshombrespúblicosquedesearanseguiradelanteen su cursushonorumdespuésde ejer-cer como tribunos. No tenemosnoticias de tumultos ni de manifestacionescomoocurreen otrasocasionesen quela plebesostienesin reservasdeter-minadasmedidaspolíticaso legislativas.Porotra parte,demanerasignificati-va, en el texto salustianoMacro recriminala pasividadpopularantela repre-siónde individuoscomo Sicinio, abandonadoasusuerte(Sal., hist., 34&S),ysu discursoes en realidadunallamadaa la plebe, un intentode involucraríaen la luchapor el tribunado,algo queimplícitamentereconocequeno se haconseguidohastaesemomentoy quecritica.

En los añossiguientesnadaindica queestasituaciónhayacambiadosus-tancialmente,salvo la descripciónque hace Cicerónde la conocidacontio,probablementeconvocadapor el tribuno M. Lolio Palicano,en la que parti-cipa Pompeyocomo cónsuldesignadoenlos últimos mesesdel año71 (Cic,Verr., L45). Comosepuedeapreciaren el texto, existeunagradaciónal des-cribir la respuestaqueprovocanenlos asistenteslos anunciosprogramáticosdel nuevocónsul.Porun lado,cuandoda aconocerquerestablecerálas pre-rrogativastribunicias seproduceentrela audienciaun ruido y un murmullode aprobación(«strepituset gratacontionis admurmuratio»).Pero cuando,másadelante,insinúaapenas,sin concretarmedidas,que llevará a cabounareformade los tribunales,entoncesya no es ruido, sino un auténticoclamorlo quese elevade la asamblea(‘<tum veronon strepitu,sedmaximoclamoresuampopulusRomanussignificavit voluntatem’j.

De ello se deducequeestasegundacuestióndespertabaentrelosoyentesde Pompeyoaún un mayor interésquela de los tribunosde la plebe, sin queéstales fueraajenaen absoluto,y sin olvidar tampocoque el cónsul reciénelegido gozabadel fervor popular propio del general victorioso,lo cual depor sí indudablementefomentabael entusiasmoentresus conciudadanos,muchomásal ser la primeraapariciónpúblicaenunaasambleadesdesure-greso.Por otra parte,del texto ciceronianose desprende,asimismo,que elanunciodereformaseraesperadopor la multitudpresenteenesaasamblea.

La modificaciónde lostribunalesdejusticia interesabafundamentalmen-te a los caballerosy aotras personasasimilablesa ellosen cuantoa su posi-ción socioeconómica,dela queeran directamentebeneficiarios.Dehecho,laley judicial promovidapor el pretorL. Aurelio Cotay aprobadaal final delaño70, quedebió contarcon el apoyoexpresoo tácito de Pompeyo20, mo-

‘~ Cfr. Plut., Pomp.,22.3-4.AM. Ward, «CiceroandPompeyin 75 and70 BC’, Labomu&29, 1,1970,68-70,intuye un acuerdoentreGota, Ciceróny Pompeyo,en el queeí juicio deVerrestendríaun papel relevante.Estáclaro quePompeyono pudojugarenestacuestiónun

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dificó como es sabidola composicióndelos juradosen favor deesosgrupossociales.La reformaarrebatóel monopolioqueSilahabíaotorgadoa los se-nadores,puestoqueahoradebíanestarrepartidosapartesigualesentreelloslos equitesy los tribuni aerari¿ Sobreestosúltimos sabemosmuy pocoy la in-formaciónesconfusa,peroexisteun acuerdogeneralen el sentidode quesetratade personasde un statussemejantea los caballeros,quizáligeramenteinferior, perocon un censo,es decir, con unariqueza,igual o mayora la deéstos21 A cambio,es muy discutiblequela plebeestuvierarealmenteintere-sadaen la forma en quedebíanorganizarselos tribunalesdejusticiay ensucorrupción,enjuicios enlos queseveíanenvueltosantetodo miembrosdela¿lite juicios inmersosen la luchapolítica,en cuyosjuradosde ningúnmodoteníancabidamiembrosde la plebs.Porconsiguiente,el anuncioveladoporpartede Pompeyode una inminente reformajudicial difícilmente pudo in-mutar a la plebey mucho menosprovocartan grandeentusiasmocomo elquerelataCicerón.

En cuantoa la cuestióndel tribunado,sonen esenciaesasmismasperso-naslas quepodíanrazonablementeesperarventajasdela promesapompeya-na.Diez añosantes,Silahabíaaumentadoel númerode senadoreshastaseis-cientos,ampliando al mismo tiempo la clasegobernante,remodeladadeacuerdocon los idealesimpuestospor él. Pero,por definición y por necesI-dad,el sistemapolítico romanoconviertea la ¿liteenunaclasecompetitiva,ala búsquedadefama; honos, dignitasy, en consecuencia,auctoritas. Parasuconsecución,es imprescindibledesempeñarmagistraturas,cuantomás altasmejor,peroel mismoSilahabíaclausuradouna importantevía deaccesoa lacarrerapolítica al cerrarel tribunadoa los nuevosaspirantes,todosellos,na-turalmente,procedentesde familias plebeyas,paralos queel tribunadosigni-ficabaun escalónútil, teniendoen cuenta,además,quecadaañodiez perso-nas eran elegidas. De este modo, eran estos individuos recientementeenriquecidos—por símismos o atravésde susdirectosantepasados—,perte-necientespor censoal ordenecuestre,muchosde ellosoriginariosdeimpor-tantes ciudadesitálicas, los que sebeneficiabanpolíticamenteen particulardela restauracióndelos plenospoderestribunicios.

A posteriori,hay otro hechoque,de un modo indirecto,apuntaa la exis-tenciade un acuerdofinal, expresoo tácito, para la restitución tribuniciadentrodela ¿lite y queindicaqueéstafavoreceantetodoa la nuevaclasealtaemergentey no a la plebe.Todoslos tribunosquedesdeel año74 defendie-

papelpasivo,másdespuésdesu promesaprevia,y lo mismocabedecirdeCraso,peroresultaunaanticipaciónhistóricaconcedertanto pesopolítico a Cicerón, quien, en realidad,estabadándosea conocerpúblicamenteentonces.Sobre la ley judicial como compromisopolítico,véaseH. Bruhos, «Em politischerKompromissim Jahr70 v.Chr.: die ‘lex Aurelia iudiciaria’,Citiron, 10, 1980,271-272.

21 Cfr. T. P. Wiseman,«The Definitionof ‘EquesRonzanus’in theLateRepublicandEarlyEmpire»,Historia, 19, 1970, 71-72;C. Nicolet, L’ordre équestreñ l’époquerépublicaine(312-43ay. J.C),París,1974,608.

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ron la causadel tribunado—a los que,por lo tanto,habíaqueaplicarya la leyAurelia dcl 75—,fueron elegidospretoresa partir del año70, obviamenteporlas centuriasde las clasesmásaltas,quienes,deestemodo, lejosde castigarlespor suactuación,lespremiaronconla obtencióndeunaaltamagistratura.

Esto cobramásvalor aún si tenemosen cuentalas circunstanciasque ro-deana los ex-tribunos.Quincio,del queantesno tenemosningunanoticia,fueelegido tribunode la plebemuytarde,con aproximadamentecincuentaaños,ypor consiguientellegó a la preturaa unaedaddesacostumbradaparaun políti-co. No teníaningún ascendienteilustre y tampococonocemosningúndescen-dientequemedraraenla política romana,por lo quese convierteen unaexcep-ción en su familia. Porsuparte,Lolio Palicano,picentinode origenal parecerhumilde(Sal., hist., 4.43), es como Quincioun auténticohornonouusen el sen-tido másamplio de la palabra,ya queningúnantepasadohabíadesempeñadocon anterioridadmagistraturaalguna.El fue el primeroen ser elegidopretor,probablementeno sólo por gozar de la amistaddel poderosoPompeyo,sinopor estarmuyvivas en el recuerdosus recientesactuacionesen pro dela resti-tución tribunicia. En cuantoa Macro,aunquesu árbolgenealógicosupuesta-mentese remontabadeun modo glorioso hastala épocade la lucha patricio-plebeya,ni su padre ni ningún antepasadorecientehabíansido cónsulesohabíantenidorelevanciapolítica.

Son,por lo tanto,personasquealcanzanunacotaquesepuedeconsiderarmuyalta para un hornonouuso paraalguiensingranrelevanciapor otros con-ceptos. Posiblemente,sus accionescomo tribunos les habíanproporcionadopopularidad,perono sólo y no sobretodoentrela plebe,sino enel senodelaclasedirigente.Esto no secontradiceconel hechodequeMacro fueraacusadoen el 66 de extorsióndurantesugobiernoprovincialy condenadopor ello. Estejuicio formapartedel juego político habitual en la Romatardorrepublicana,perono es necesariamenteunavenganzatardíaen razónde sus reivindicacio-nesdel año73, porqueentonceshabríaquepasarpor alto algo muchomássig-nificativo queunaacusaciónindividual: queapenasunosañosantes,máscerca-nas en el tiempo esasreivindicaciones,una mayoríade la clasedirigente lehabíarecompensadocon la pretura.Algo parecidocabedecir de Palicano,aquienPisónle impidió aspiraral consuladoen el 67, aduciendoqueunaperso-nade un origenbajo como el suyo no estabaen condicionesdeaspirara tanal-ta magistratura(Val. Max, 3.8.3).No esdeextrañarqueaun aristócratadel fus-te de un Calpurnio Pisón le parecierasuficiente paraun horno nouuscomoPalicanohaberllegadoa la pretura,o quesu ideologíaconservadoray apegadaestrictamenteal sistemasilanole llevaraa acosara alguienquehabíacontribui-do a su modificación,peropuedeversemejorcomo unaacciónindividual.

Seacomofuere,enningúncasolasrespectivascarreraspolíticasde horninesnouicomo Quincio,Macroy Palicanosepuedenconsiderarfracasadasporha-ber llegado«solamente»a serpretores22 Porel contrarioconstituyenun éxito

22 B. Marshally J. L. Beness,«TribunicianAgitation andArislocratic Reaction80-71 B.C.,

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sólo superadoen la prácticapor el cónsulnovel Cicerón,muchomás si tene-mos en cuentaque cuandode verdad la oligarquíahapretendidoeliminar aun adversariopolítico haactuadocon muchamáscontundencia,como enloscasosde los Gracos,Saturnino,Druso o Sulpicio Rufo antesde Sila, o Cío-dio después,sin olvidar las efímerascarrerasde reformadoresconsideradospeligrososcomo Cornelio,Manilio o Rulo, todosellosmuertosfísicao polí-ticamentea raízdesustribunados.

Lasdosreformasde las quehemoshabladohastaestemomento,la relati-va al tribunadoy la de los jurados,aparecenrelacionadasen las noticias quehablande agitacióntribunicia durantela segundamitad de la décadade lossetenta,al igual queen el discursode Pompeyoen la confio citada.Natural-mente,esto no es unameracasualidad.Si se entiendequea quienesbenefi-ciabanambasmodificacioneseraa los mismosgrupossociales,se compren-deasimismola latenteconexiónentrelasdoscuestiones.

Un tercerhechode gran relevanciatienelugar en el año 70: la reapari-ción de la censura.En estepunto, hay que considerarque la acción de loscensores,por lo demáspersonascercanasaPompeyo,provocó,enprimerlu-gar, la expulsióndel Senadopor diversascausasdemásde sesentasenadores,es decir, más de un diez por ciento, originandouna cierta renovaciónde lacámara.En segundolugar, llevaríana cabola revisióndel ordenecuestre,alqueindudablementeincorporarona muchosaristócratasitálicos,favorecien-do conello su intervenciónen la política del estado.Porúltimo, de su actua-ción sederivó un nuevocensode ciudadanos,que,segúnlas fuentespasoaserde algo másde 900.000frentea los460.000registradosenel año85.

Estas cifras han sido impugnadaspor diversos autoresy son evidente-menteinseguras,perosi las aceptamoscomo probables23, quedaclaro queen el censodel 85 no seprodujoel esperableaumentodel númerode ciuda-danosromanospor la concesióndeciudadaníaal conjuntodelos itálicos trasla «guerrade los aliados».Estodebió de dejarfuerano sólo a gentesdeclasessocialesinferiores,sino aaristócrataslocalesy engeneralapersonasenrique-cidasy con aspiracionespolíticas,queno sólono podíanvotar al no estarin-cluidasenel censo(eragentequepodíapermitirseviajara Romaen determi-nadasocasiones),sinoquesobretodo,y en consecuencia,no teníanaccesoamagistraturasy Senado,ni entoncesni tampocomástardecon Sila, queam-plió el Senadosobretodocon equites,perono con estosindividuos,y quenorealizó un nuevocenso.Estacuestiónquedabapendientey Pompeyo,al pro-mover la elecciónde censores,daba el pasodecisivo para su resolucióncomo se ve enel muy considerableaumentode ciudadanossegúnla cifra del

Atitenaeu,n,75, 1987,36 1-378,consideranquelos opositoresa la restauracióntribuniciaaca-baronsistemáticamenteconlascarreraspolíticasdesusdefensores.

23 PA. Brunt, Italian Manpower,225 B.C-A.D. 14, Oxford, 1971,91ss.,proponeelevarelcensode70-69a 980.000ciudadanos,teniendoencuentaquehabría70.000soldadosfueradeItalia.

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nuevocenso.Tambiénen este caso,por lo tanto, se da unaoportunidaddeascensopolítico anuevosciudadanosricos.

Por consiguiente,las tresgrandesnovedadesdel año 70, las relativas altribunadoy a los tribunalesdejusticia, y la revitalizaciónde la censura,tien-dena favorecera advenedizosplebeyos,fundamentalmenteitálicos, ricos,tanto o más qu~ muchosmiembrosdel orden senatorial,proporcionándolesnuevasoportunidadespolíticaspor distintasvías.A losya ciudadanosse lesreabríael tribunadode la plebecomo estadioútil en sucursushonorurnparacuandomenospoderaspirara másaltasmetas,a la vezque,entodocaso,seles permitíainterveniractivamenteenel control indirectodelos hombrespú-blicos mediantelos nuevosjurados.A los hastaentoncesno ciudadanos,seles integrabaenla ciudadanía,se les otorgabaconello el derechoal voto y seles ofrecíala hipotéticaesperanza,acorto o medio plazo,decolmaresasmis-masambicionespolíticas.

Deestemodo, las reglasdel juego político se hacíanmenosestrictas,másabiertasa los reciénllegadosa la elite socioeconómica;la clasedirigente seensanchaba,y aunqueno hubieraun cambiode clasegobernante,es innega-ble quelas reformasdel año70 sontan importantescomo paraquela consti-tución silanaresultarasustancialmentealterada.

Todo ello coincidebásicamentecon algunasde las tesispopulares,quepropugnabanunamayor participacióny corresponsabilidadde los ciudada-nosen la vida pública,peroes másel resultadode unanecesariaconvergen-ciade interesesqueel triunfo de un gruposobreotro:de hecho,no sepuedehablarde un enfrentamientoentredosfacciones,saldadoconla victoriadelaantisilana. Al promover la restitución de los plenos poderestribuniciosPompeyodifícilmente podía servisto como un enemigodel Senado,comoun «revolucionario»popularis,puestoqueeraen esosmomentosel másfirmebastiónde la curia postsilanay su auténticobrazo armado,queacababadevencera Sertorio en Hispaniay quetambiénhabíasido llamado a terminarconlos restosde la rebeliónde Espartaco.Ciertamente,habíahabidounare-sistenciapor partede los más conservadoresdurantelos añossetenta,peropocoa pocolas condicioneshabíancambiado,lejos ya las luchasde losañosochentay apagadoel focoperturbadorsertoriano.Hastalos másreaciosantelasreformasparecíanahoraconvencidosde queéstasno iban a suponerunacatástrofey queerapreferibleabrir el accesoa los órganosde podera otraspersonasquegenerartensionesinnecesariasque pudieranconducira nuevasguerrasciviles.

Se creoasí un consensoen el senode la ¿lite 24 que posibilitó no sólo la

24 Ornen, Las: Generation,23-28. Esaideafue defendidaya por R.F.Rossi,«Sulla lotra Po-litica in Romadopola mofle deSilla>, PP. 20, 1965, 142-143y porU. Laffi, «II mito di Silla»,Athenaeum,45, 1967,203-205.Encontra,Perelli, ¡Inzovimentopopolare;171,quienopinaquefue la presiónde lasclasespopularesla quellevó a Pompeyoaaliarsecon los popularesy res-taurarel tribunado.

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la de tribuniciapotestate,sino tambiénlasdemásmedidasintroducidasenelaño 70, como se apreciaen la ausenciade una oposiciónconsistentea suaprobacióny, en el casoconcretodela restitucióntribunicia,en queéstafuela única vez, al parecer,en que cooperarondurantesu alio de mandatolosdoscónsules,Pompeyoy Craso(Liv., per,97) 25•

De hecho,añosmástarde,Cicerón(leg, 3.24-26)defenderála restaura-ción tribuniciade Pompeyo,calificándolacomo prudentey necesaria,antelaperspectivade queesareivindicaciónhubierapodidoserexplotadaentérmi-nos adversosparalos bon4al tiempoqueexpresacon reveladoraclaridadsupunto devistasobreel tribunadodela plebecomo institución.En el diálogo,tras el furibundoataquepuestoen bocade suhermanoQuinto contrael tri-bunadoy que,sin duda,representala opiniónde miembrosde la oligarquía,el Arpinateadoptaunaposiciónaparentementemásmoderadasobrela cues-tión. En suopinión, de la potestadtribunicia resultanen efectoinconvenien-tes y excesos,perosusventajassonmayores,porque,en primerlugar, el tri-bunadosirve para encauzarla posibleviolencia popular, manteniendolasreivindicacionesdel pueblodentro del sistemaconstitucionalromano.Porotra parte,aunqueentrelos diez tribunosanualespuedansurgir elementospeligrosos,siemprehabráal menosuno sensatoque puedaimpedir los desmanesde aquéllosmediantesuveto.Del texto sedesprendeque,paraCice-rón, lejos de un pretendidocaráctermayoritariamente«revolucionado»deltribunadodela plebe,sólo algunostribunosy no unamayoríapuedenserca-lificados a lo largo de la historia republicanacomo perniciosi o seditiosi26

Sin embargo,lo más importanteparael Arpinate esprecisamenteel efectodisuasorque la instauracióndel tribunadotuvo históricamenterespectoa lassedicionesdela plebe:la respublicasesalvóporquelasclasesmásbajas‘<cre-yeron»quede esemodoobteníanla igualdaden relacióna las clasesdirigen-tes (<‘tenuiorescumprincipibusaequarise putarent>’). Es decir, el tribunadoeraen buenamedidael instrumentodel que la clasedirigentese serviaparaacallaro moderarlas protestaspopularesmediantela aparenteconcesióndeuna libertadque el propio Cicerón reconoceimplícitamenteque es ficticia.Cicerónpresentapor lo tantoel tribunado,no comoun órganode defensadela plebso del populus,sino como un instrumentode tutela y supervisióndesus reívíndicaciones,con el fin de que éstasno puedanponeren peligro elsistemapolítico y económicoenel quepredominala aristocracia.

La constataciónde queel tribunadode la plebe fue históricamenteutili-zadoen muchasocasionescomo un instrumentode control en manosde laaristocraciay que sólo ocasionalmentesirvió de plataformapara reformassocioeconómicaspromovidas por determinadostribunos en beneficio del

25 w, C. McDermott, «Lex de tribuniciapotestate(70 B.Cj”, Class.Phit,72, 1971, 49-52,argumentaenfavorde la atribuciónúnicadela leyaPompeyo.

~« L. Thommen,«Das Bild vom Volkstribunat in CicerosSchrifttiber dieGesetze,Citiron,18, 1988,357-375.

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pueblo,permitecomprendermejoralgunosde los rasgosque caracterizaronlosacontecimientosacaecidosentrelas reformassilanasy el primer consula-do de Pompeyo.Por unaparte,una cierta indiferenciade la plebe hacia lainstitución del tribunado,lo quepermite plantear la duda de si, en efecto,existía enesos momentosentrelas clasesbajasromanasunaconcienciaco-lectiva de defensade la institución y de identificacióncon ella, como debiódeexistir en épocaarcaica.En términosabsolutos,másbien da la impresiónde que la plebsestabamuchomás preocupadapor las cuestionesrelativasasupropiasupervivenciay queel conflicto políticogeneradopor la restitucióndel podertribunicio movía principalmentea los miembrosde la ¿litey a losaspirantesa integrarseen ella.Porotra parte,dentrode estaélite seconfor-mó un consensocrecientequellevó a aceptarla restauracióntribunicia,vistafinalmentecomo inevitable a la par que inocua, al considerarel tribunadocomo útil en la carrerapolíticade un romanoy, en la perspectivaciceronia-na,dotadode másventajasquepeligrospotenciales.

4. Conclusiones

En la líneade lo afirmadohacedeceniospor Momigliano, precisamenteen su críticade The RornanRevolutionde Syme(«la historiaes unahistoriade problemas,no de individuos o de grupos»),existe entrelas visionesmásactualesde la prácticapolítica tardorrepublicanaunatendenciaa trascenderla meraluchaentrefamilias y a introducir en ella factoresideológicosquein-dudablementeexistían:la confrontaciónpolítica no puedeserentendidame-ramenteen clave de amistad,sino de intereses.En esesentido,aunqueesaconfrontacióneraen esenciaindividual, no de partidoso faccioneshomogé-neas,esono quieredecirque no existierancorrientesideológicasen conflic-to, reconociblestanto en las líneasgeneralesde actuacióncomo en las pro-puestasdereformasy contrarreformasqueconocemosalo largo del periodo.La existenciade tales corrientes,sin embargo,no debeentendersecomo laconsecuenciadeun esfuerzoteóricopor partededeterminadospolíticosconel fin de crearprogramasestables,sino en el sentidode generaranteproble-mas realesrespuestasconcretas,queevolucionansegúncambianaquélloso,por el contrario,se mantienenantesufalta de resolución,como es el casoalo largo del periodo.

Un ejemplorelevantede ello sonlas mencionadasEpistulaead Caesarernde Salustio,cuyo contenidoha sido todavíapoco explotadodesdeun puntodevistahistórico.Su importanciaresideenel hechodequeconstituyeel úni-co documentode laépocaqueofrecerealmenteunaalternativaa losplantea-mientos ideológicos optirnates representadosmasivamentepor Cíceron.Peroesaalternativano se traduceen un modelo teóriconuevo,puestoqueeldiseñobásicode respublica es el mismo, sino en un conjunto de medidasconcretassobrelas asambleaspopulares,elSenado,la concesiónde ciudada-

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nía, la creaciónde coloniaso el papelcorruptordel dineroen la sociedadro-mana, algunasde ellas semejantesa las propuestasanteriormentepor losGracoso por otros de los denominadospopulares,sencillamenteporquelosproblemassonsustancialmentelos mismos,sin queesosignifique queSalus-tio debaseradscritoa un partido o facción,puestoqueactúadesdesu pro-clamadaindependencia:es un programapersonal,no partidista.

En esesentido,lospopularessonsusceptiblesde seridentificadosglobal-mentecomo tales,tanto por susadversariospolíticoscomo por los historia-dores,entanto quereformadores—que no transformadores—queofrecenso-lucionessemejantesanteproblemasqueseperpetúana lo largo del periodotardorrepublicano,pero estabanlejos deformarun grupocompacto.La acu-saciónde demagogiaa la que entonces—y muchasvecestambiénahora—seenfrentaron,sólo encasosconcretosse correspondeconla realidad.Suspro-puestasincidían sobreproblemasque efectivamenteexistían,suponíanenmuchasocasionesun diagnósticocerterode los motivosde la crisis tanto enel plano sociopolíticocomo económicoy, además,habitualmenteeransus-ceptiblesdeserllevadasala práctica.

Por el contrario,los optimatessecaracterizabanpor una cierta coheren-cia ideológicaqueles unía en la defensade susinteresesfrentea esosrepetí-dos intentosde reformaquepresentabancomo peligrososparala respublica,cuyo bienestareraasí identificadocon el suyopropio como clasesocial.Esacoherenciacontribuyó al mantenimientodel régimen, pero su resistenciaaaceptarunasreformas,tanto socialescomo políticas,queresultabanimpres-cindiblesparala salvacióndel propio régimen,condujo a un anquilosamien-to de las estructurasy coadyuvóa la disoluciónde la respublica tras la largaagoníatardorrepublicana.Podríamosdecirquelosoptimateslograronvencersistemáticamente,con máso menosdificultades,de grado o por la fuerza,alos llamadospopularesen la lucha política,pero precisamenteesa victoriacondujoalaquiebradefinitivadel sistemaquedefendían.

A la luz de estosplanteamientos,en especialal desprendersedel lastreque suponíaver la prácticapolítica como unameraluchade familias o fac-cionesnobiliariassustentadaenrelacionesrígidas,hacobradopaulatinamen-te un mayorpesoespecificoen la historiografíala participaciónpopular,tan-to en su vertientede participación institucional a través de las asambleasdecisoriasy no decisorias,como en la de la movilización, violentao no, en-tendidacomo factor quepodíainfluir en mayoro menormedidaen la políti-ca romana.En la líneade lo apuntadopor Miliar 27, probablementees preci-so reconsiderarel papelpolítico del ciudadanoromanoy abandonarla ideade queerapocomásqueun elementopasivo,colocándoloen el centrode la

27 Millar, <Poliíics,Persuasion , proponeestudiarenprofundidadelpapeldelpopulusenlos conflictos políticos. Un estimableintento enesesentidoha sido llevado a caboporP. J.1.Vanderbroeck,PopularLeadershipand CollectiveBeitavior in tite LateRonzan Republic(ca. 80-508.C), Amsterdam,1987.

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escenapolítica El mismohechode queel períodoseaprobablementeuno delos másfloridos de la oratoria romanay queéstatengacomo unade susface-tas destacadasla elocuenciafrenteal populusindica que la persuasiónteníaimportanciay que,por consiguiente,lograr el apoyo popular no era vistocomoalgo irrelevante.