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SUPLEMENTO SEMANAL DE LA HORA, IDEA ORIGINAL DE ROSAURO CARMÍN Q. GUATEMALA, 22 DE JUNIO DE 2018 Iglesia, Estado y Literatura, el caso reciente de Costa Rica

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Iglesia, Estado y Literatura, el caso reciente de Costa Rica

Página 2 / guatemala, 22 de junio de 2018

La Virgen de los Ángeles, Patrona de Costa Rica, llamada popularmente

La Negrita, es una Virgen que se le apareció a una

campesina, mulata, sobre una piedra a la orilla de

un manantial, cuando recogía leña. Ella vivía en

un barrio discriminado, La Puebla de los Pardos, en las

afueras de Cartago, en ese tiempo capital del país. Ese

barrio solo lo habitaban mulatos, negros liberados,

mestizos pobres y unos pocos indígenas. Corría el año

1635.

Foto: A CárCAmo.

es una publicación de:

presentaciónos textos de historia de la

Iglesia relatan la conversión milagrosa de Constantino al cristianismo. Llenos de fantasía, algunos de esos libros, describen al hombre malvado que, tocado por Dios, concede en Roma

la libertad de culto a lo largo del imperio. La verdad quizá no sea tanta rosa. El emperador romano no hizo sino una movida política por razones de conveniencia personal.

A partir de ese momento, siglo IV después de Cristo, las relaciones entre Iglesia y Estado, han sido complicadas. Las vicisitudes históricas han estado marcadas por intrigas y conspiraciones, en donde mueren Papas y se apuñalan Príncipes en una lucha entre las fuerzas del bien y el mal. Hasta nuestros días.

El texto de Guillermo Paz Cárcamo, nos muestra un nuevo capítulo histórico de esas relaciones pasionales de poder. Esta vez ubicado no en la Roma eterna de Constantino, sino en la “Suiza Centroamericana”, en Costa Rica. El escritor presenta un artículo complejo en donde sobresalen los actores políticos de las recientes elecciones ticas, la religiosidad de un pueblo entregado a la veneración de la Virgen de los Ángeles y la injusticia cometida contra un hombre que a la postre resultara uno de los escritores más famosos del país.

El Suplemento presenta, además, como ya es costumbre, un texto de creación literaria, a cargo de Adolfo Mazariegos, así como la crónica de Miguel Ángel Car, “Domingo de arena y ceniza…”, donde relata el acontecimiento reciente de la erupción volcánica en San Martín Jilotepeque. Mención especial merece el artículo de José Manuel Monterroso, dedicado a la memoria de Eugenia delCarmen Cuadra, una académica ejemplar por su humanismo y testimonio de vida, que vale la pena registrar en estas páginas.

Con el deseo de que pueda disfrutar la lectura de nuestra presente edición, deseamos para usted un feliz fin de semana. No olvide comentar los artículos en las páginas digitales del periódico y, Dios mediante, nos encontraremos de nuevo hasta la próxima.

Guillermo Paz CárCamo Escritor

Virgen de los Ángeles: La Negrita.

Los miLagros de La negrita

La mulata se llevó el hallazgo a su casa pensando en la suerte de haberse encontrado una estatuilla. La colocó sobre un

estante y se dedicó a sus quehaceres. Al día siguiente volvió a la rutina de recoger leña, y de nuevo, en el mismo lugar, encontró otra figurilla igual, la tomó y

se la llevó, pero cuando la colocó en el estante se dio cuenta que la otra estatuilla no estaba, lo cual extrañó, aunque no le puso atención al asunto.

Al siguiente día, la misma rutina, pero antes de recoger leña, intrigada, fue ver la piedra conocida y ahí estaba la estatuilla. Pensativa se la llevó, pero al ponerla en el estante se dio cuenta que la anterior no estaba. Turbada por el prodigio se la llevó al cura a quien le contó lo sucedido. El cura la guardó en el sagrario, pero al siguiente día cuando la buscó no estaba. Se dio la voz de alarma de la desaparición, pero al rato fue encontrada en la misma piedra a la orilla del manantial.

Fue entonces cuando el suceso fue considerado como un mensaje milagroso de la Virgen, de manera que en el lugar de su porfiada aparición se levantó una capilla para alabarla. Con el pasar de los años y los numerosos milagros prodigados por La Negrita, se construyó una magnifica Basílica, donde peregrinan cientos de miles de feligreses, a pie, a caballo, en bicicleta, tren, carro, cada 2 de agosto. De regreso, llevan agua del manantial, que no tiene ningún contaminante, es pura y se considera bendita.

La Negrita, es de jade verde oscuro, de apenas veinte centímetros, incluido el manto y el vestido. Una talla excepcional, pues el jade después del diamante es la piedra más dura que existe y no hay en Costa Rica –jade solo hay en la cuenca del río Huijo en Guatemala–. Con rasgos de mulata, la imagen de la Virgen de los Ángeles, carga en sus brazos un niño que también tiene una fisonomía de los llamados pardos, o sea mestizos de negro e indígena sobre todo, siendo así, la imagen un reconocimiento a la identidad cultural indígena y afrodescendiente de los costarricenses.

315 años habían pasado de su milagrosa aparición, cuando sucedió lo impensable: el santuario fue asaltado, el sacristán que se dio cuenta de la profanación fue asesinado y La Negrita fue despojada de sus joyas de valor incalculable. La población estalló en furia, tras lo cual se desató una febril cacería para dar con el profanador y criminal.

Lo encontraron con las joyas de la Virgen, pero le achacó el robo y crimen a José León Sánchez, un familiar joven, campesino, analfabeto, originario de un rancherío de indígenas huetares, llamado Cucaracho del Río Cuarto, e hijo de una campesina que ejercía la prostitución para mantenerse. Fue calificado como el crimen más abominable de toda la historia costarricense.

En la furia social, nadie se puso a indagar la veracidad del acusador, simplemente a José León lo apresaron, lo torturaron salvajemente, la iglesia lo excomulgó y el cuerpo de abogados firmó un documento donde se hacían cargo de cualquier sanción antes que defender al Monstruo de la Basílica, como le endilgaron a José León Sánchez.

Nadie lo defendió. Solo, sin entender, porque además su lengua era el huetar, fue condenado a cadena perpetua, marcado con el número 1713 y enviado a la prisión de la isla de San Lucas, la peor, en medio del océano, donde lo metieron en una bartolina bajo tierra, por años.

La vindicta pública estaba satisfecha, pero se dice que La Negrita, no. Ella sabía que era inocente y siendo sus caminos largos, son también de gracia. Resulta que, al cabo de los años, José León, fue un preso más sobreviviendo en la Isla-presidio. Otro reo le enseñó las primeras letras que luego le permitieron escribir cartas a otros presos: especie de ensayos vivenciales que sudaban anhelos y esperanzas imaginadas en aquellas soledades. También escribía cuentos, uno de ellos: El poeta, el niño y el río, ganó el primer lugar de los Juegos Florales, pero no se le permitió salir de la prisión para recibir el premio en el Teatro Nacional. En papel sobrante de sacos de cemento y con tucos de lápiz, escribió la obra que llegaría a ser cumbre de la literatura: La isla de los hombres solos, novela testimonial carcelaria que ha sido traducida a muchos idiomas, llevada al cine y de la que se han tirado más de tres millones de ejemplares.

Treinta años pasó encarcelado. Salió porque se revisó la causa, pero pasaron muchos más años para que fuera declarado inocente por la Corte de Constitucional y la Iglesia, que por primera vez en su historia pidió perdón por la condena a José León.

Su formación fue la cárcel. Además de La Isla de los hombres solos, publicó más de treinta libros. Escribió teatro, guiones de cine, cientos de artículos y muchos ensayos. En el transcurso de sus 90 años de vida, se hizo acreedor a múltiples condecoraciones y homenajes, incluyendo el Doctorado Honoris Causa de la UNAM de México, respaldado por su novela histórica: Tenochtitlán, la última batalla de los aztecas, con varios millones de ejemplares impresos.

José León Sánchez, el Monstruo de la Basílica, en el camino tortuoso de la gracia se convirtió en el costarricense más conocido y leído en el mundo, es el escritor tico universal por antonomasia.

Guatemala, 22 de junio de 2018 / PáGina 3

José León Sánchez retratado por el destacado fotógrafo argentino Daniel Mordzinski, célebre por las imágenes que ha hecho de escritores alrededor del mundo.

Epsy Campbell Barr.

No hay otro. Esa transfiguración, la feligresía solo la ve como un prodigioso milagro de La Negrita.

A principios de este 2018 se realizaron en Costa Rica elecciones para elegir al nuevo presidente del país. En la contienda participaron trece candidatos nominados tanto por partidos tradicionales, como otros de distintas denominaciones, incluyendo los que sin tapujos se declararon vehículos políticos de iglesias neopentecostales, de la “Prosperidad”, que predican los ideales del neoliberalismo económico, acaramelado con pasajes bíblicos.

Pues bien, uno de esos partidos, llamado Renovación Nacional, dirigido por un autodenominado apóstol, postuló a su único diputado, pastor, cantante y animador de música cristiana, Fabricio Alvarado, como su candidato a la Presidencia de la República. En los primeros sondeos de opinión, Fabricio no apareció en el listado, pues no llegaba a superar el 3% del margen de error de las encuestas.

En el fragor político, un suceso inesperado, azaroso, enturbió el proceso electoral, dándole un sorprendente giro a la correlación de fuerzas políticas. Los primeros puestos se derrumbaron y el pastor Fabricio pasó a ocupar el primer lugar, con un 26% de la intención de votos. ¿Qué había sucedido para un cambio tan súbito, brutal e inédito?

Resulta que días antes del cotejo electoral, la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) emitió un fallo que obliga a los países suscritos a la Corte, entre ellos Guatemala, a que las parejas de homosexuales contaran con los mismos derechos que tiene una pareja heterosexual. Por ejemplo, casarse oficialmente, participar del seguro social, compartir bienes, heredar, etcétera.

Fabricio, se montó sobre el fallo de la CIDH, propalando que de ganar las elecciones desconocería el fallo de la Corte, lo cual era falso, porque tendría que denunciar el tratado, un proceso de años. Pero, además, aprovecharon el tema homosexual para vilipendiar otras obsesiones neopentecostales como la educación sexual en escuelas y colegios, el aborto terapéutico, la ideología de género, las agrupaciones LGBTI, etc., enmarcado en el ideal de familia cristiana.

“De la mano de Dios lucharemos para que no se metan nunca más con la familia, no estamos dispuestos a impulsar una agenda LGBTI, quieren destruir los valores”

Frases de ese talante eran repetidas incansablemente. Emisoras radiales y televisoras evangélicas, se lanzaron en cruzada político-religiosa, nunca antes vista. Las 488 asociaciones evangélicas representadas en 3 mil 752 iglesias se unieron en una sola voluntad para llevar el evangelio de la prosperidad y a Fabricio a la presidencia.

Todas las encuestas le daban a Fabricio la ventaja para la segunda vuelta. La menos favorable daba un empate técnico, pero siempre con tres puntos arriba sobre el segundo contendiente, Carlos Alvarado, un periodista, administrador, exministro de trabajo y escritor.

Cuando parecía perdida la proverbial paz y armonía social tica, por el radicalismo religioso de los neopentecostales de la prosperidad, sucedió el milagro. El periódico conservador más leído de Costa Rica, La Nación, sacó un reportaje donde el autoproclamado profeta y apóstol Rony Chaves, a quien Fabricio reconoce como su guía, tutor y padre espiritual, destapó parte del contenido de su libro titulado “Las Líneas Ley ¿Realidad o ficción? Manual de Guerra Espiritual Estratégica sobre los alineamientos satánicos”. En el capítulo 14 escribe:

“El tema de la virgen de Los Ángeles es un verdadero tabú en Costa Rica… personaje religioso, que según nos enseña La Biblia no es ni más ni menos que un espíritu inmundo de alto nivel disfrazado en medio de un sistema religioso…Debemos reprender el poder de ese demonio…la Basílica de los Ángeles en Cartago es de vital importancia para Satán…”. Y de la romería al Santuario, apunta: “es una renovación anual de un pacto con el diablo que postra a gran parte del país ante los poderes del infierno”.

Al conocer semejantes improperios contra la milagrosa Virgen de los Ángeles, el pueblo católico y cristiano se indignó, pues La Negrita encarna el ser costarricense. Así que, a la hora del sufragio, ese pueblo, votó masivamente contra Fabricio y los neopentecostales de la prosperidad. El anunciado gane de Fabricio, dio un giro sorprendente: Carlos Alvarado sacó un 20% más de votos que Fabricio, algo inédito en la historia política de Costa Rica.

Pero, además, para sellar la voluntad de La Negrita, la vicepresidenta electa, es una descendiente de aquellos mulatos y negros libertos donde apareció la Virgen. Epsy Campbell se llama. Es la primera vicepresidenta afrodescendiente en América Latina y será la primera presidenta negra cuando sustituya al presidente en su ausencia.

Doble fue el milagro de La Negrita en esta ocasión: salvó la centenaria democracia costarricense y una descendiente de su origen afro gobernará ese designio.

Como dicen los “Tiquillos”: Al que no quiere caldo… dos tazas. Parafraseando: al que no quiere milagros, pues dos milagros

Página 4 / guatemala, 22 de junio de 2018

Adolfo MAzAriegosEscritor y columnista de “La Hora”

La mujer congeLada

Me llamó por teléfono rozando el mediodía, se escuchaba nervioso y un tanto agitado. Rápidamente intuí que algo le ocurría. Le pregunté qué

pasaba, pero me contestó que no quería contarme por teléfono, que prefería hablarme de ello personalmente. Así que acordamos reunirnos esa misma tarde en aquel pequeño café que solíamos frecuentar en Atlantic Boulevard, cerca de la Avenida Garvey, en el área de Monterey Park.

Sam llegó antes que yo. Estaba sentado en una esquina del local, en una de las mesitas del fondo; bebía café en uno de esos vasos descartables con tapadera que suelen usar hoy día en los cafés modernos. Llamó mi atención verlo bebiendo café, ya que por costumbre él suele tomar té, como la mayoría de chinos que conozco (y en eso él hace honor a su origen asiático). Tenía el semblante de quien no ha dormido bien.

-Me alegra que estés aquí -dijo agradecido al verme-, tengo que contarle esto a alguien de confianza, sin que me crean loco.

Ordené algo de tomar y me senté a escuchar a mi amigo. Este, comenzó a hablar de inmediato:

“Anoche -empezó a narrar-, me llevé el susto más grande de mi vida. Al llegar a casa me dirigí a la cocina, puse a calentar agua para el té y coloqué una taza sobre la mesa, como siempre, luego me dirigí al cuarto de baño (usualmente voy al cuarto de baño antes, luego pongo a calentar el agua para el té). Súbitamente, un frío extraño recorrió mi espalda al tocar el pomo de la puerta, lo giré despacio y abrí, pero no entré, me quedé en el umbral.

El cuarto de baño estaba oscuro y helado. Y un olor extraño, muy desagradable, venía desde el interior. Tuve la sensación de que alguien me observaba desde la oscuridad, en total quietud, como esperando el momento en que yo entrara a lavarme la cara y las manos como hago cada noche al regresar a casa. Extendí la mano hacia la pared para alcanzar el interruptor de la luz y lo accioné varias veces. La luz no encendió. Supuse que la bombilla se habría quemado terminando así con su tiempo de vida útil.

Regresé a la cocina para buscar la linterna que guardo en el gabinete del fondo, ese que está

empotrado en la pared, cerca del refrigerador; la tomé y volví al cuarto de baño. Pude sentir nuevamente aquella presencia helada que sentí cuando abrí la puerta instantes antes; la percibí incluso sin haber entrado. Abrí la puerta completamente y encendí la linterna, la luz con que alumbró no fue muy fuerte, pero de algo sirvió. Seguramente las pilas debían de estar ya muy gastadas.

A simple vista no se veía nada extraño, no obstante, intuí que algo había detrás de la cortina plástica que cubre el área de la bañera, esa horrible cortina con grandes rombos azules y amarillos que compré por emergencia hace tan sólo unos días. No sabía qué era, pero esa sensación de estar próximo al encuentro de algo desconocido aceleró repentinamente mi corazón, mi respiración se agitó y una enorme gota

de sudor helado resbaló por mi frente. Avancé hacia el interior muy

despacio. En un

principio temí que algún ladrón hubiera logrado entrar por la ventanita que da a la terraza, luego recordé que esa ventana está protegida por un balcón de hierro que haría muy complicada la tarea de un ladrón. Aún dudando, con temor, avancé hacia aquella desagradable cortina. Volví a dudar. Hasta estuve a punto de ir a la sala para llamar por teléfono a la policía. Pero me contuve, me armé de valor y la descorrí violentamente. Lo que vi me dejó perplejo, paralizado, sin habla y sin respiración.

A pesar de la poca luz con que la linterna alumbraba el interior del cuarto de baño, pude ver perfectamente aquello: un enorme cubo de hielo que cubría por completo la bañera, y en cuyo interior había un ser humano, una mujer

congelada que parecía observarme y seguir mis movimientos, amenazante, con esos grandes ojos azules y desorbitados que ahora veo en todas partes. No parecía ser muy vieja, hasta me atrevería a decir que no fue fea mientras vivió, pero esa desnudez tan pálida y esa expresión de terror en su rostro es lo que más me ha mortificado durante las últimas horas. Casualmente, su cara fue lo primero que alumbré con la linterna al descorrer la cortina.

Me he preguntado una y otra vez quién era esa mujer, de dónde pudo haber salido. Y, lo que es más, cómo llegó a mi cuarto de baño en ese enorme cubo de hielo. Es imposible que haya pasado por la puerta o que alguien lo haya colocado allí.

No he dormido desde ayer, toda la noche la he pasado en la calle, vagando, sin saber qué hacer, sin dar crédito a eso que está ahora mismo en mi casa. ¡No sé cómo eso fue a dar allí! Lo peor es que hoy por la mañana, cuando regresé a casa, pensando y

deseando que todo hubiera sido sólo un mal sueño, o un producto de mi imaginación -qué sé yo-, descubrí que todo era real,

y que, además, el hielo había empezado a derretirse rápidamente. Sé que todo esto es

muy extraño, pero… Tienes que verla… Tienes que ayudarme, por favor. No sé qué hacer…”Ante la desesperación de Sam y ante su

insistencia, no pude menos que aceptar acompañarlo hasta su casa para ver aquello. Él

vivía, entonces, en la Avenida Sastre, no muy lejos de donde estábamos, así que llegamos muy rápido.

En un principio, como te mencioné, me negué a creer aquella historia. Me parecía que Sam la estaba inventando o alucinando, pero luego me di cuenta de que él no bromeaba, el tono de su voz y el semblante que tenía me decían que hablaba con la verdad, que no estaba inventando aquello.

Al bajar del auto, Sam caminó delante de mí. Visiblemente afectado y temeroso abrió la puerta de entrada. Yo le seguí de cerca hasta el interior de la sala. Al entrar, el olor que poco antes me había descrito, se dejó sentir con fuerza. Instintivamente me llevé la mano a la cara para cubrirme la nariz. Seguimos caminando hasta llegar al pasillo. Ahí me percaté de un agua rojiza que cubría el suelo y que empezaba a correr rumbo a la sala.

-Es el agua del hielo que se ha derretido -dijo Sam, señalando la parte inferior de la puerta del cuarto de baño.

Se detuvo. Me miró y me pidió que pasara yo primero. Y así lo hice.

Abrí la puerta sin dejar de cubrirme la nariz con la mano. Miré hacia el interior; e inmediatamente me di la vuelta, regresando a la sala casi corriendo para evitar vomitar.

Sam y yo salimos de la casa deprisa.La mujer congelada ya no estaba. El hielo se

había derretido completamente mezclándose con una masa humana, putrefacta y sanguinolenta que ahora estaba en el fondo de la bañera, y de la que sobresalían dos enormes ojos azules que, en efecto, parecían estar observándolo todo.

Cuento incluido en la antología‘El asesino no es el mayordomo’

Fussion Editorial, Madrid, España (2018).

Puede ser que convenga, antes que nada, hacerte notar que estoy consciente de que muy

probablemente no vas a creer lo que voy a contarte -le dije a mi hermano, quien también conocía a Sam, aunque no era tan amigo suyo

como yo-, ni siquiera es algo común de escuchar -le dije. Es más, ni siquiera me molestaría si

llegaras a pensar que lo estoy inventando. Yo mismo me resistí a creerlo en un principio

cuando Sam me lo contó, pero te garantizo que tan sólo estoy repitiendo sus palabras, y lo que

después yo personalmente pude constatar.

Guatemala, 22 de junio de 2018 / PáGina 5

José Manuel MonterrosoAcadémico

Hábil y valiente tejedora de Humanidad

Para la cultura occidental, en la que estamos inmersos, uno de los referentes simbólicos más fuertes es la mitología griega. En ella encontramos muchas imágenes y metáforas que nos llevan a

reflexionar sobre la existencia humana y sus dimensiones, tales como la vida, la muerte y el destino. Desde la antigüedad, muchos han tratado de dar respuesta a los interrogantes que surgen sobre el origen y la causa de todo lo que le sucede al ser humano. Fue así como surgieron los mitos, considerados como “la palabra en la que se hace presente la verdad”. Uno de estos es el de las Moiras (Cloto, Láquesis y Átropos), consideradas como “las controladoras del hilo de la vida”. No es mi intención, en este artículo, ahondar sobre este tema. Lo he traído a colación solo porque me sorprende la coincidencia de hechos y de encuentros que he vivenciado.

Uno de estos es el haber conocido, desde tres dimensiones distintas, a María Eugenia del Carmen Cuadra, lo cual constituye un acontecimiento ante el que, sin duda alguna, los hilos de nuestra existencia, tal como lo indica el mito de las Moiras, siguen siendo movidos por las tres divinidades hasta formar la urdimbre de nuestra vida, un tapiz lleno de extrañas y maravillosas coincidencias en el que concurren personas que, cual silentes tejedoras, dejan una huella imborrable y, así, forjan la historia.

No hace falta que permanezcan un largo período de tiempo para que esto suceda. Pasan… y mientras lo hacen van trazando un camino claro y preciso al igual que su caminar. Así fue la vida y figura de María Eugenia (Mariu). Una mujer nicaragüense que vino a Guatemala y que nos dejó un inmenso legado y ejemplo de vida. Yo tuve la suerte de conocerla, como ya lo dije, en tres momentos y desde tres dimensiones, lo cual no fue fruto de la casualidad pues, tal como lo dijera Voltaire, “Lo que llamamos casualidad no es ni puede ser sino la causa ignorada de un efecto desconocido”. A continuación, parte de las vivencias que tuve a raíz de los encuentros con esta gran mujer.

Corría el año de 1986. En una mañana cualquiera, la puerta de un moderno auto deportivo se abrió presurosa. Como por encanto, apareció una bella mujer de cuerpo esbelto, mirada firme, sonrisa franca y rostro juvenil. ¡Belleza a todas luces impactante! Paso firme y presuroso. Sin perderla de vista, nos adentramos en el inmenso salón de clases. ¡No menos de 80 estudiantes! Muy pronto todos nos acomodamos en nuestros escritorios.

Beban agua de paz a mi salud, amigos,mientras la verde alfombra me llena

de mansedumbrey me tiro sobre la hierba

a respirar de la celeste bóvedaun minuto sin tiempo tormentoso.

(Isabel de los Ángeles Ruano)

Nuestro hermoso deber es imaginar que hay un laberinto

y un hilo.Nunca daremos con el hilo; acaso lo

encontraremos y lo perderemosen un acto de fe, en una cadencia, en el

sueño, enlas palabras que se llaman filosofía...

(Jorge Luis Borges)

No lo podíamos creer: aquella bella mujer sería nuestra catedrática de Existencialismo, uno de los cursos del programa de Filosofía. Desde el primer día supo cautivarnos con su belleza y claridad intelectual. Con voz firme y cargada de gran espontaneidad, se presentó y nos expuso las normas y contenidos de su clase. Sin más ni más, desde el primer momento, supo captar nuestra atención y respeto. Estábamos ante una verdadera dama, apenas unos años mayor que la mayoría de nosotros, pero con un profundo y auténtico liderazgo.

Pasaron los años. Contraje matrimonio. Mi esposa y yo decidimos abandonar la ciudad y nos fuimos a vivir a una aldea de la parte alta de San José Pinula. Un lugar paradisíaco en el que, también por opción y por bendición de la Vida, nos dimos a la bella tarea de traer al mundo a cinco hijos. Tres mujeres y dos varones.

Recuerdo, como si hubiese sido hoy, un día de diciembre. El mayor de mis hijos varones tenía alrededor de 4 años. ¡Vaya sorpresa! Sí que es verdad lo que dice la canción: “La vida te da sorpresas. Sorpresas te da la vida”. “Cloto y Láquesis, dos de las Moiras, siguen moviendo los hilos del destino”, pensé. Como acompañante de una comitiva religiosa que solía visitar la aldea en que vivíamos, en el pórtico de la pequeña iglesia campesina, estaba la bella dama, otrora mi catedrática de Existencialismo.

Luego de preguntar quién era Manuelito (así le decían a mi hijo Manuel José), extrajo de su bolso un pequeño regalo, finamente empacado, y se lo entregó con mucho cariño. Más tardó en dárselo que mi hijo en abrirlo. Mi esposa y yo corrimos a agradecer a la dama tan noble gesto. Mientras tanto, mi hijo ya tenía entre sus diminutas manos un bello reloj de pulsera. Fácil es imaginar la alegría de mi pequeño y lo sorprendidos que quedamos mi esposa y yo ante tan especial visita, portadora de cariño y felicidad. Manuel José, por su parte, corría ufano y feliz por entre la gente luciendo su nuevo regalo.

Las Moiras no cesan en su lucha por ordenar la urdimbre de mi existencia. Infinidad de hilos se entrelazan y forman mi historia de vida. Así es. Todos somos fruto de múltiples encuentros ordenados por las hilanderas del destino. Fue así como en mayo de 2010, para bien o para mal (aún no sé explicarlo), un alud destruyó la casa de campo que con mucho esfuerzo y pocos recursos yo había construido. Por

el lugar en que se ubicaba y por su estilo campesino, aquella casita muy pronto se convirtió para mi esposa y nuestros hijos en un verdadero “nido de amor”; por analogía, yo solía llamarla “nido de guardabarranco”.

Su destrucción fue un acontecimiento que me obligó a buscar nuevos horizontes y volví mi mirada y mis pasos a la ciudad. Por suerte, pocos días después, ya tenía un trabajo. Esto me permitió concluir mis estudios de grado que durante más de veinte años había dejado en un impase y que muy pronto se convirtieron en la llave para abrir las puertas que me permitieron descubrir nuevos derroteros profesionales y laborales. Fue en tales circunstancias que volví a encontrarme con quien había sido mi catedrática de filosofía y que, años más tarde llegó a visitar la aldea donde yo vivía, llevando, en aquella ocasión, alegría para mi familia y en especial para mi pequeño hijo. Como todos comprenderán, estoy refiriéndome a María Eugenia delCarmen.

Hace pocos meses que la vi por última vez. Fue el 6 de febrero recién pasado, en una actividad académica a la que, coincidentemente, mi esposa asistió. Aún resuenan en mi mente las palabras que nos dijo: “Recen por mí. Los médicos me han dado tres meses de vida, por este cáncer que no me deja. En Estados Unidos me harán varios procesos médicos, más bien experimentales”. Y con una mirada serena, nos dijo adiós.

María Eugenia fue una mujer que dejó una huella imborrable. Gran amiga de sus amigos y acérrima enemiga de los procesos burocráticos. Una persona de fe profunda que la llevaba constantemente a practicar, calladamente, la generosidad con los más necesitados. Supo combinar su vida profesional e intelectual con su vida familiar. Así, con su esposo, hijos y nietos construyó una familia que era su todo y su vínculo más profundo.

Entendía el saber y el trabajo intelectual como una estrategia para ayudar a los demás. Con sus amigos supo mantener una amistad transparente y afincada en el corazón. El 30 de marzo de 2018, Átropos –la tercera de las Moiras- cortó con su inexorable tijera el hilo de la vida de María Eugenia, pero en la urdimbre de este mundo, Láquesis no ha dejado de seguir aumentando la extensión del hilo de las obras y del cariño que supo prodigar María Eugenia, como el mejor legado para la humanidad. ¡Hasta pronto, querida María Eugenia, hábil tejedora de sueños eternos!

Página 6 / guatemala, 22 de junio de 2018

Foto la hora: santiago Billy / aP.

Desasosiego

Los domingos en San Martín Jilotepeque son días de plaza o mercado, desde muy

temprano bulle el comercio en los alrededores como si fuera un hormiguero, los repiques de

campana llaman a misa de seis de la mañana, acompañados del estruendo de bombas

voladoras que despiertan a los más feligreses.

Dr. Miguel Ángel Car aMbroCioCronista del Municipio de San Martín Jilotepeque

Domingo De arena y ceniza…

En las calles, grupos de personas trabajan afanosamente en las cuadras asignadas para la elaboración de alfombras de aserrín y flores, así como

cuatro altares donde descansará el Santísimo, en un ambiente festivo no importando la amenaza de lluvia en el horizonte, sí es Corpus Christi.

Luego de la segunda misa, la procesión recorre calles y avenidas encabezado por banderas de colores rojo y amarillo portadas por miembros de Acción Católica o el Sagrado Corazón que,

además, identifican a las distintas comunidades del municipio. La sigue acólitos, capitanas y mayordomos de las cofradías de Santa Rosa, Ocotlán, El Niño, San Martín de Tours, Virgen del Rosario y San Miguel. En el centro, un sacerdote lleva una custodia de plata con la hostia consagrada, todo cubierto por un palio portado por los ministros de la comunión, cientos de feligreses entonan rezos y cánticos cerrando fila, una banda de música interpreta marchas.

Al filo del mediodía, luego de cuatro horas de recorrido una lluvia empieza a inquietar a los sanmartinecos, pero esta vez no es de agua, sino arena y ceniza. Es la erupción del Volcán de Fuego según informaban las emisoras de radio, televisión y las redes sociales.

Calles, techos, vehículos y puestos de venta en el mercado lucen sucios y cubiertos por un manto de arena. Un suceso similar ocurrió en octubre de 1974 solo que esta vez acompañado de retumbos donde los más curiosos subían al Cerro Pelón o del Reformador a contemplar la erupción del volcán que dañó grandes áreas de

cultivo en varios departamentos.En las calles un señor se frota los ojos pensando

si es por el aserrín de las alfombras y un niño dice -papá está cayendo tierra del cielo-, la tarde lucía sombría, pero no comparada a la magnitud del daño a los pobladores en las cercanías del volcán.

Curiosamente los volcanes nos parecen tan cercanos, tan familiares, y no concebimos viajar por el país sin ser contemplados por uno de ellos. Desde pequeños aprendemos a dibujarlos, memorizamos cada uno de sus nombres, los escalamos a la menor oportunidad y admiramos a quienes ascienden los 37 volcanes.

El temor surge cuando estudiamos la historia y conocemos la destrucción de la segunda ciudad de Guatemala provocada por una correntada del cráter del Volcán de Agua o Hunapú en 1541.

Estar asentados en el Cinturón de Fuego con tres volcanes activos como el Fuego, el Santiaguito y el Pacaya, más varias fallas geológicas, nos coloca en una situación constante de riesgo y sin contar con planes de prevención de desastres nos coloca al margen del peligro.

Guatemala, 22 de junio de 2018 / PáGina 7

Desasosiego

SIN TIEMPO A¿Cuáles son los réditos de haber cumplido con dios, conla iglesia,con el gobierno, con la mujer, con el hombre, con eltrabajo ycon el país que desde adentro llama a la cama de sangre ya la conspiración con banderas negras?¿Quedará algo del tránsito a lo inaudible y yerto?

No hay tiempo para más y sobre las rodillas de la jactanciaresuelvo el presente con la vida enceguecida y sinremedio,estar donde hay odio como modelo de sobrevivenciasin alcanzar un poco de tiempo para llegar a ningún lado.Judas pende de la inmortalidad perdida en la histeria.

SIN TIEMPO BCalles inhabitables como sierpes derrotadas, avenidas para la muerte paulatina, improvisada, violenta, sin sentido risa de muertos que controlan el desorden en menoscabo de las criaturas que comparten el pan, ojos memoria en cada paso sin nombrar y las formas de la preocupación en bares oscuros protegiendo el eco de decesos. La vida de trazos débiles resume la risa en la boca de las consternadas palabras que significaron algo en las apretujadas celdas, en la conversación común en las esquinas de los problemas en la hemorragia de los días en la perversión de piedras nocturnas agigantadas mientras se duerme abrazados a extraños seres con especificaciones distintas para amar. Otras sensaciones en el cuerpo sin nervios y con poco crecimiento por dentro de la palabra para este tiempo de inútiles extremismos y descomposición en el cual urge la lujuria sana y el rescate auroral de la saliva de los difuntos conducidos a la fuerza a una especie de otro mundo, que al final de cuentas resulta ser el mismo en el que sobrevivimos. Todo terminará sin las averiguaciones y desmotivada gente que a duras penas dijo algo en ciudades hechas para atrincherar cadáveres con la celeridad de la indiferencia y una pequeña lástima iluminada con mendrugo intrascendente.

Gustavo BracamontePoeta

Página 8 / guatemala, 22 de junio de 2018

Miguel Flores castellanos Doctor en Artes y Letras

Con motivo de la pasada Cumbre del Grupo de los Siete, en Canadá, circuló una imagen poco común. La toma de Jesco

Denzel que muestra a los líderes de esa agrupación de países ricos en torno a la única mujer, una iluminada Angela Merkel –es el centro de la fotografía- frente a un impertérrito Donald Trump; a su alrededor el resto de dirigentes y funcionarios. El pie de foto que acompañó la imagen en la edición de Time dice: “La fotografía del gobierno alemán muestra a un grupo de líderes de la cumbre del Grupo de los Siete, incluida la canciller alemana Angela Merkel y el presidente Trump, en Canadá el 9 de junio de 2018”, pero el fotógrafo la nombró como “reunión espontánea entre dos sesiones de trabajo”. Ese inocente título envuelve una verdad que está en proceso de materializarse, el rompimiento de Europa y Estados Unidos.

Esta fotografía forma parte de la cobertura fotográfica por parte de la cancillería alemana y forma todo un gran discurso. Ésta podría pasar como otras muchas que se toman durante un encuentro como esos, pero tiene algo especial.

La pose de todos los presentes en esta toma brinda información sobre su estado de ánimo, especialmente la delegación japonesa. Merkel apoya los brazos con las manos abiertas sobre una larga mesa con mantel blanco y dirige su mirada a los ojos de Trump, quien se muestra con los brazos cruzados. Sin duda la línea imaginaria entre los ojos de los dos líderes es el detonante para admirar esta imagen que dice mucho de lo sucedido durante esa cumbre.

Como explica el profesor Ray Drainville, experto en iconografía de la Universidad Metropolitana de Manchester, esta imagen se asocia a la pintura barroca, por resaltar el drama, a pesar de su claridad. Existe una clara intertextualidad con la obra “La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp”, de Rembrandt, por esa dramática tensión entre dos líderes ante la mirada en diferentes direcciones del resto de participantes.

Fuera de su contexto político, esta imagen

Hay imágenes que cautivan y raptan al observador, aunque sea un instante. Este es el principio de la contemplación de una obra de arte. Los más recientes estudios sobre la fotografía ya no la asumen como una escritura (grafos), sino como lenguaje. Joan Fontcuberta, por ejemplo, recientemente afirmó que “la saturación de imágenes tiende a provocar ceguera”, por eso poco se pone atención a determinadas imágenes. Hoy la vocación lingüística de la fotografía hace porosos los límites entre sus géneros fotográficos que se concibieron en el siglo XX, fotografía periodística, publicitaria, documental, de arte, etc.

Una imagen épica

podría caer dentro de la categoría de imagen de propaganda, como realmente fue utilizada por el gobierno alemán, pero, en realidad, ¿quién es el ganador de la contienda?, las fuerzas se miden similares. Muchos ven en esta imagen el rompimiento de Europa con Estados Unidos. El hermetismo y necedad de Trump, el talante de Merkel. Lo más inquietante de la imagen es la mesa con mantel blanco en el espacio de Merkel, unos cuantos papeles blancos que pasan desapercibidos, esa mesa de trabajo es una metáfora de un muro que parece querer crecer hacia arriba y que la

canciller alemana y otro funcionario trata de detener ante la mirada de Trump. ¿Qué estarían pensando el resto de funcionarios? Es una pregunta que queda en el ambiente.

Jesco Denzel fue el fotógrafo designado por el gobierno alemán para la cumbre, es decir que cubría las acciones de esa delegación. La foto queda tanto para la historia universal como la de la fotografía misma. La imagen es el resumen de una formación teórica que pasa por el conocimiento y reconocimiento del arte como referente del cual no están desvinculados los fotógrafos.