ignacio ipiÑa · cae la tarde en el campo volantín Óleo sobre lienzo, 61x50 salíamos de paseo,...

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LAS HUELLAS DE UNAMUNO

UNAMUNOREN AZTARNAK

IGNACIO IPIÑA

IGNACIO IPIÑAPrólogo del

pintor

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Las huellas de Unamuno.

Todos los paisajes de esta serie pictórica sonvisiones actuales; pertenecen a los primeros años del siglo XXI,con la característica de que, en esencia, poco difieren de los quecontempló Unamuno. En su mayoría son encuadres urbanos yreconocibles en las siluetas de los edificios, de sus torres, de suspuentes y sobre todo en su luz y color. No son paisajesenvejecidos en su angular por el recuerdo melancólico; sino losmismos lugares de antaño a los que el tiempo ha sumado nuevasvivencias.

Estos lugares que conmovieron a Unamuno no lohicieron tan sólo por corresponder a su concepción estética, queera también la de su generación. Había algo más. Todos ellosllevan consigo, además de su mensaje de recuerdo histórico, unacapacidad de comunicación con las personas a lo largo deltiempo.

En esta muestra, donde se mezclan las visiones depaisajes de Salamanca y Bilbao, la contemplación conjunta deformas, colores y luces dispares, resulta una prueba de que laconvivencia de algo distinto es posible cuando los paisajes sehablan con sinceridad. Los dos ganan en el contraste. Los grises ylos dorados son el resultado de un hermanamiento entre dosentornos radicalmente distintos, que llegan a emocionar a unamisma persona.

Antes fue Don Miguel. Ahora puede ser alguiencapaz de abrir los ojos no sólo a la realidad estética, sinotambién a otra realidad existencial e histórica, con la mismarebeldía interior y la misma belleza en su vuelo libre por el cielodel pensamiento, cumpliendo así su promesa:

“Volveré, no con mi libertad que nada vale, sino con la vuestra.”

Ignacio Ipiña

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Unamunoren aztarnak

Margo sorta honen paisaia guztiak, egun-egunekoak dira; XXI.

mendeko aurreneko urteetan pintaturik, Unamunok berak ikusi

zitueneko irudien antzerakoak dira. Gehienak hiri enkoadraketak

izaki, eraikinen, dorreen, zubien… soslaiak ezagutzeko modukoak

dira, batez ere, euren argitasun eta koloreei esker. Ez dira, bada,

oroitzapen malenkoniatsuak zaharkitutako paisaiak, ez, baizik eta

orduko leku berak; hori bai, denboraren joan-etorriak zertxobait

eman dien lekuak, alegia.

Leku hauek hunkitu egin zuten Unamuno, ez bakarrik bere

irudipen estetikoa dela-kausa, zeina bere belaunaldikoena baitzen.

Zertxobait gehiago ere bazen. Horiek guztiek, oroimen historikoa ez

ezik, denboran zeharreko pertsonekin komunikatzeko gaitasun argia

ere badute.

Erakusketa honetan, Salamanca eta Bilboko paisaien

ikusmoldeak nahasteaz gain, itxura, kolore eta bestelako

argitasunak behatze hutsarekin, honako ondoriora heltzen gara:

desberdinen arteko elkarbizitza posible dela baldin eta paisaiek

elkarri zintzotasunez hitz egiten badiote. Kontraste horretan, biak

ala biak ateratzen dira garaile. Zeharo bestelakoak diren lekuak

adiskidetzean, gris eta urreztatu horiek sortzen dira, pertsona

berbera ere hunkitzerainokoak.

Orduko garaietan, Don Miguel izan zen. Egun, ordea,

errealitate estetikora begiak irekitzen dituen edonor izan liteke.

Areago, errealitate existentzial eta historikora hurbiltzen den

edonor ere izan liteke, baldin eta barruko asaldura eta

pentsamenduaren ortziaren aldeko hegaldi librearen lekuko badira,

berak agindutakoa betez:

“Itzuli egingo naiz, ez baliorik gabeko nire

askatasunarekin, zuenarekin baizik.”

Ignacio Ipiña

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IGNACIO IPIÑA


_____________UNAMUNOREN

AZTARNAK

Calle de la Ronda. Testigo de un nacimiento.

Oleo sobre lienzo, 61 x 50.

“Aunque no me acuerdo de haber nacido, sé, sin embargo, por tradición y documentos fehacientes que nací en Bilbao, el 29 de septiembre de 1864.”

Miguel de Unamuno: Recuerdos de niñez y mocedad.

Calle de la Cruz. Testigo de su juventud.


“Mamoncillo lleváronme a la calle de la Cruz, donde he vivido unos veintiséis años; allí, cerca del Portal de Zamudio […] frente a Artecalle y la Tendería, que, como dos túneles, se me abrían a los ojos de continuo. Cerrando la escotadura que en los macizos de casas de Artecalle forma, el verde teso de Miravilla, coronado por la cima de Arnótegui.”

Miguel de Unamuno: De mi país.

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Cae la tarde en el Campo Volantín

Óleo sobre lienzo, 61x50

“Salíamos de paseo, hacia el Campo del Volantín, de ordinario, formados de dos en dos, y no bien sonaba la palmada había que ver cómo nos desparramábamos a correr entre los árboles y sobre la yerba, junto a la ría”


Iturribide. Su entorno adolescente. Oleo sobre lienzo, 61 x 46.

“Las chicas, por su parte, andaban también revueltas, sobresaliendo las de Iturribide, que habían declarado la guerra a las señoritas.”


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Puente de San Antón. Fielato para una ría.


“¡Tiempos aquellos en que sin fábricas, ni más puente que el viejo, con las viejas forjas catalanas en la provincia y la chanela para completo del puente, era la tacita de plata de un hogar, en que todos vivían en familia! ¡Qué costumbres! Desnudándose en cualquier quechemarín remojábanse los chiquillos en la ría, frente a las casas de la Ribera, en medio de la villa. ¿El comercio? En aquella villa de donde salieran las famosas Ordenanzas del Consulado de mar, jugaban los comerciantes al tresillo a paca de algodón tanto...”

Miguel de Unamuno: Paz en la guerra.

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Santo Tomás de Olabarrieta. Sinfonía de verdes.

Óleo sobre lienzo 73x60

“… la profunda emoción que me embargaba cuando por primera vez fui a Ceberio, el pueblo natal de mi abuelo materno, en el valle de Arratia, a asistir a una boda.”


Caserío familiar en Ceberio. Rostro de piedra.Óleo sobre lienzo, 60 x 73.“Era la casería una de las más antiguas de Vizcaya, de armazón de madera. Era un hermoso ejemplar de la vivienda del pastor que se hace sedentario… Un parral cubría su fachada; y trepaba por sus costados, abrazándola amorosamente, la yedra verde, por entre cuya trama asomaban las reducidas ventanas. Y tenía a la vez cierta fisonomía humana, como si se hubieran en ella impreso los silenciosos dolores y las oscuras alegrías de vidas ignoradas.” Miguel de Unamuno: Paz en la guerra.

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Santos Juanes. Una mirada desde su casa


“El estudio de Lecuona estaba en el piso más alto, especie de bohardilla, de la casa misma en que yo he vivido en Bilbao desde la edad de un año hasta los veintisiete. Allí es donde aprendimos los rudimentos del dibujo y aun de la pintura los más de los bilbaínos de mi tiempo que los hemos cultivado, poco o mucho, ya como aficionados, ya como profesionales.”


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Desde Zabalbide. Bilbao escriturado por la lluvia. Oleo sobre lienzo, 146 x 96.

“Bilbao, ensartado en el Nervión, se acurrucaba en aquella hondonada, cubierto en el edredón de la niebla, humeando a trechos y ocultándose en parte. […] La luz de la mañana hacía brillar el verde de los campos de Albia, tendidos a los pies de Arráiz. Apoyándose sobre las pardas peñas de San Roque, contemplaba a la villa el pelado Pagasarri, y, sobre sus anchas espaldas, asomábase la cresta de Ganecogorta ,el gigante.”


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El sol ordena los colores en Ronda


“Yo tengo siempre a la vista interior aquella cuna de mi espíritu, que me envolvió en el azul continuo y apaciguador de sus montañas, el azul oscuro y severo que adormece angustias y pesares que, al nacer, traemos pegados a la carne.”


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Zagueros de Santiago. Óleo sobre lienzo, 100 x 81.

“No lejos el ancho soportal de Santiago, el simontorio o cementerio donde en días de lluvia se reunían los chiquillos, cuyas voces frescas resonaban en la bóveda.”


El ascensor de Mallona


“¡Cuántas veces abrazándote en una sola mirada desde las alturas de Archanda, acurrucada en el fondo de tu valle, agarrada a tu ría madre, cuántas veces al contemplarte así no he sentido que se abrían las fuentes de mi niñez e inundaban desde ellas mi alma aguas de eternización y de reposo!”


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La Puerta del Angel. Silencio cerrado

Óleo sobre lienzo , 73x60

“Era al anochecer, en el claustro llamado del Ángel, de la Basílica de Santiago. […] Iba cerniéndose la sombra, filtrábase un poco de la luz derretida del crepúsculo moribundo por las ventanas de colores.”


Cielo de apósitos en el viejo hospital de Atxuri. Oleo sobre lienzo, 73 x 60.

“Eran edificios severos, de una sobriedad algo fría; escuetas monódias arquitectónicas, de pausado ritmo rígido, como el instituto, el hospital o el consistorio, al que hallaba majestuosísimo en el siglo XVII el bueno del padre Henao. Austero, algo tristón el pueblo todo: pero, ¡qué íntimo contento bajo aquella reposada tristeza ambiente! ¡Qué sosiego de vivir bajo el plomizo cielo, entre la llovizna terca!”


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Desde Mallona. La ría marca su territorio


“Con tu ría hecha canal preso en pretiles; encerrado entre vías férreas, asfaltado tu Arenal, antaño frondoso; transformadas tus siete calles; desfigurado o trasfigurado por tu Ensanche; muerto un día el tilo; si te estropean tus campestres alrededores, ¿qué será de ti? Serás otro, más bello tal vez, de seguro más glorioso, pero del mío… ¡ni sombra! ”

Miguel de Unamuno: De mi país

Plaza de Santiago. Palabras góticas en las Siete Calles.


“En este curso, el de 1876-77, pasamos al edificio propio del Instituto Provincial, que es sin duda, uno de los más hermosos de Bilbao. Él y el Hospital Civil eran, después de la hermosísima Basílica del Señor Santiago, lo único presentable del Bilbao de entonces, en edificios públicos.”


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Délica

Óleo sobre lienzo (100x73)

“Me acuerdo bastante bien de la primera vez que me alejé de mi Bilbao, en septiembre de 1880, cuando fui, teniendo dieciséis años, a estudiar mi carrera en Madrid. Al trasponer la Peña de Orduña sentí verdadera congoja; a las sensaciones que experimentara al darme cuenta de que me alejaba de mi patria más chica, la sentimental, y aún más que sentimental, imaginativa; aquella Euscalerría o Vasconia que me habían enseñado a amar mis lecturas de los escritores de la tierra”.


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El sueño de Toledo

Óleo sobre lienzo,100x81

“Sueña cómo queda el Tajosin que despiertes, Toledo,deja pasar las veladas,sigue cunando tu sueño.”

Miguel de Unamuno: “Antología poética”

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Salamanca. Óleo sobre lienzo, 61x46“Del color de la espiga trigueraya madurason las piedras que tu alma revisteSalamanca” Miguel de Unamuno: Andanzas y visiones españolas.

Un puente para el s. XX.


“Cuando pasada ya la vega de Padrón se me presentaron a la vista las torres de Santiago me acordé de esta mi Salamanca, pues son, sin duda, las dos ciudades españolas, episcopales y universitarias ambas, que más parecido guardan entre sí. Sólo que esta Salamanca es más abierta, más alegre, más soleada, y peor empedrada también. La arenisca de esta plateresca Salamanca se dora al sol y admite una profusión de follajes ornamentales difíciles de labrar en el duro granito de Santiago.”

Miguel de Unamuno: Andanzas y visiones españolas.

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Casa de Unamuno.


“Fue el mismo Guerra Junqueiro, quien otra vez me dijo: Feliz usted que vive en una ciudad por muchas de cuyas calles se puede ir soñando sin temor a que le rompan a uno el sueño”.


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Las Hurdes. Pasado sin enterrar de adobe y lajas.


“Prefiero este paisaje amplio, severo y grave; esta única nota, pero nota solemne y llena, como la de un órgano a aquella sonata de flauta de tres o cuatro notas verdes, de un verde agrio. Estos pueblos terrosos, que parecen excrecencias del terreno o esculpidos en él, me dicen más que aquellas casitas blancas, con sus tejados rojos, que se ve han sido puestas por el hombre en aquellos valles verdes”


Ledesma. La soledad de un puente


“Y yo me he pasado (…) en la villa de Ledesma, horas enteras de duración pura, horas de eternidad y de silencio, contemplando el suntuoso misterio de los astros”


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Amanece en las aceñas de Zamora


“Y en mi vida olvidaré un día que la vi desde el puente de hierro sobre el Duero a la caída de la tarde, cuando el sol, enrojeciendo el ocaso, se ponía por detrás del cimborrio de su vetusta catedral, de aquel cimborrio que, recubierto

como está con una capa de cal blanca, parece una cúpula bizantina, una visión del Oriente.”

Miguel de Unamuno: Paisajes del alma.

Cerco entre el cielo y los arrabales.


“Y así, al contemplar los pináculos de la catedral, sueño en las encinas de anchas navas, y al apacentar mi vista y mi corazón en éstas me corre por dentro, en curso soterraño del alma, el recuerdo de las piedras hojosas de nuestros monumentos de arenisca.”


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San Esteban de Gormaz


“Unos días a restregarme el alma en la desnudez ascética de la vieja Castilla reconquistadora, la del Cid (…) San Esteban de Gormaz (...)¡La Reconquista!¡Cosas tuvieron nuestros Cides que han hecho hablar a las piedras! ¡Y cómo nos hablan las piedras sagradas de estos páramos!”


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Relacionado con Miguel de Unamuno y Jugo, un pensadorextraordinario, crítico y controvertido, que mejor representa a un Bilbaoliberal y universal, y que este 29 de septiembre se cumplen 150 años desde sunacimiento, nos encontramos a un Ignacio Ipiña Azcunaga, con profundosconocimientos jurídicos y económicos, que practica el arte de la pinturaexpresando ideas y sentimientos, y que, impactado por los pensamientos deMiguel de Unamuno, recorrió los caminos y lugares que Unamuno cita en suslibros, intentando trasladar, a unos cuadros, esos paisajes y lugares tal comocreía que los veía Unamuno según las frases del mismo que acompaña, y, enotros, plasmar en esos paisajes y lugares que pinta las ideas y sentimientosque considera inmersos en las frases Unamunianas que también acompaña.

Es por ello, por esta doble y difícil labor de Ignacio Ipiña por lo queesta exposición tiene un interés y un valor extraordinarios que creo que seránapreciados por sus visitantes.

Miguel de Unamuno y Jugorekin erlazionatuta, ezohiko pentsalaria,

kritikoa eta eztabaidagarria, Bilbo liberal eta unibertsala hobekien ordezkatzen

duena, zeinaren jaiotzaren 150 urteurrena irailaren 29an beteko den, Ignacio

Ipiña Azcunaga aurkitzen dugu, ezagutza juridiko eta ekonomiko sakonak

dituena, ideiak eta sentimenduak adierazten dituena, margolaritza artearen

bitartez, eta Miguel de Unamunoren pentsamenduek hunkituta, Unamunok

bere liburuetan aipatzen dituen bide eta tokiak ibili zituena, eta ahalegindu

zena, paisai eta toki horiek koadrotara pasatzen, Unamunok, ustez, ikusiko

zituen moduan, koadroekin batera idatzi zituen esaldietatik jakin dezakegun

bezala, eta, besteetan, margotzen dituen paisai eta toki horietan, murgilduta

egon zitezkeen Unamunoren ideia eta sentimenduak adierazten zituena,

Unamunoren esaldiekin batera.

Hau dela eta, Ignacio Ipiñaren lan bikoitza eta zail honengatik,

erakusketa honek interes eta balore ezohikoak ditu eta uste dut bisitariek

preziatuko dituztela.

Juan Miguel Moreno Lombardero

Sol de plomo en la ermita de Candelario.


“Trazo, lector, con sosiego y holgura estas líneas en un lugar de Castilla rayana a Extremadura (en Candelario), de esos terminales de ir, quedarse y volver y no de ir, pasarse y seguir. En uno de esos que son como remansos de espacio, de tiempo y de pensamiento, que convidan a ver más que a discurrir.”

Miguel de Unamuno: Por tierras de Portugal y España.

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Ciudad RodrigoÓleo sobre lienzo, 61x50“Uncían a esos ríos de trecho en trecho puentes, y a su cabeza un castillo. Y en torno al castillo, al alcázar del puente, una villa, un mercado.”


La historia llueve sobre el Huerto de Calixto y Melibea

Óleo sobre lienzo , 100x81

“De la vieja leyenda nigromántica y alquímica de esta ciudad, de lo que ha hecho que el nombre de Salamanca signifique lo que significa (…) -¡la Salamanca!-, de esa, ¿qué he de deciros? Aún discuten aquí dónde se encontraban las famosas cuevas en que el marqués de Villena se dedicaba a sus brujerías y encantamientos.


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Brasas de atardecer en Ávila


“Se nos apareció Ávila (…) y se nos apareció encendida por el rojo fulgor del ocaso del sol que abermejaba sus murallas, en una rotura de un día aborrascado.”


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La laguna del Cristo. Soliloquio de Unamuno


“A la izquierda, en aquel tapiz de tan variados matices y cambiantes, donde predomina el oro, brilla a las veces, a la caída de la tarde y como un ojo celeste en la tierra, la laguna del Cristo de la Laguna. Y me sube del fondo de los recuerdos uno que allí se me grabó para siempre: el de una tarde, puesto ya el sol, en que al trasponer un

pliegue del terreno vi de pronto a las encinas como mirándose en un cielo que se extendiera a sus pies.”


Plaza Mayor de ZamoraÓleo sobre lienzo, 61x46“¡Qué baño sedante para el espíritu el de pasearse por estas viejas ciudades, dormidas bajo el cielo, y donde nos envuelve la poesía del pasado!”. Miguel de Unamuno: Paisajes del alma.

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Luna llena sobre la MoreruelaÓleo sobre lienzo, 61x50“En la Granja de Moreruela se resisten a concluir las espléndidas ruinas del primer monasterio de cistercienses en España.”Miguel de Unamuno: Andanzas y visiones españolas.

Plaza del Corrillo. Óleo sobre lienzo, 61x46

“¡Esas plazuelas apacibles y sosegadas que se abren dentro del recinto conventual de una eterna –no ya vieja- ciudad castellana¡ ¡Esas plazuelas por las que han resbalado siglos de instantaneidad cotidiana¡”


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Segovia. Reflejos de tormenta castellana


“Segovia, la pintoresca, la panorámica hermana de Salamanca.”


Salamanca surge contra la niebla


“En el fondo de estas ciudades del llano en que vivimos amanece un día sin sol, por velarlo la niebla baja. Esta baja niebla, que retiene y arrastra sobre los plantíos los gérmenes del añublo. (…) Allá lejos está la ciudad. No se la ve pero se la adivina. Y allí caen las horas con ruido, como la lluvia sobre el empavesado de sus calles, sobre las losas estériles.”


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Las siete Calles.


“Soy bilbaíno, creo sentir a mi pueblo como el que más lo siente de sus hijos, pero cuando vuelvo a él, a visitarlo, antes que a ver las obras del puerto o los altos hornos, subo al excelso Pagasarri, a entonarme en el reposo de las montañas, y cuando he querido extraer la poesía de mi Bilbao he dirigido mis ojos al Bilbao de mi infancia, al “bochito” de mis dulces recuerdos, a aquella vida recogida y familiar, la de las siete calles...”

Miguel de Unamuno: O.C. IV 729-30

Cuenca.

Óleo sobre lienzo, 100x73“Y toda esta convulsión en que se apelotona Cuenca no fue plutónica, de terremoto, sino obra de agua lenta y tozuda, la que cala y corroe y descarna la tierra, y la hiñe y conforma. Así la tradición, líquida también, surca y corroe, y labra y talla, y tortura hondas hoces en el lecho de un pueblo.”Miguel de Unamuno. Ensayo: “Cuenca ibérica”

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Percusión de la lluvia en los tejados


“Y al otro lado se tendía Bilbao, entre montañas de azul desteñido, y allí dentro, en aquel cuajarón de viviendas, donde surcan el rojo sucio de los tejados los surcos negros de las calles, se incuban –como en toda ciudad algo populosa, y más si es rica– pasiones violentas o tristes, codicias roedoras, lujurias fúnebres y consunciones alcohólicas.”

Miguel de Unamuno: De mi país. “Prólogo”

La curva del horizonte


“Hermosa, hermosísima, sublime, la montaña. Pero dígame, amigo, y la llanada, ¿no es toda ella cima? ¿No ascendemos también desde ella a los espacios infinitos?. Esta meseta de Castilla es toda ella cima”.


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Lluvia sobre las Calzadas. Recuerdos de un bachiller. Oleo sobre lienzo, 73 x 60.

“Visitó el rey Amadeo a Bilbao, y no pudo contener Pedro Antonio un compasivo “¡pobrecillo!” el día en que le vio bajar a pie y con escasa compañía las calzadas de Begoña, recibiendo de lleno el aguacero de un chubasco.”


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Gernika desde las ruinas romanas de ForuaÓleo sobre lienzo, 100x81“… invocaba al Arbol de Guernica, a su santidad general para los vascos se unía para mi entonces la especial de que a su pie, en Guernica, vivía la que fue y es mi mujer.”Miguel de Unamuno: De mi país.

Reflejos en el Tormes


“Y los sotos de las orillas del río, con su verdura discreta y sobria, sin esa lujuriosa exuberancia de los países de selva, con esas dulces perspectivas virgilianas u horacianas.”


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Los pasos de la historia por Alba de Tormes.


“El agua es como la conciencia del paisaje; las alamedas de la orilla del río, los saucedales, las alisedas, se ven a sí mismos en el agua y se reconocen, y hasta un mogote de roca, un berrueco de granito, se ve y adquiere conciencia de sí en una charca que duerme a su pie.”


El humilladero bendice al puente de Ledesma


“Un río es algo que tiene una fuerte y marcada personalidad y vida propias (...) La vena de agua es para ellos algo así como la conciencia para nosotros (...) El agua es, en efecto, la conciencia del paisaje.”


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Desde Miraflores. Contencioso entre la ría y la tormenta. Oleo sobre lienzo, 81 x 100.“¡Cómo se me gravó el Nervión, aprisionado entre pretiles, reflejando en el espejo de tinte metálico de sus tranquilas aguas de marea el cordaje de los buques cuyas velas han vibrado a todos los vientos! Esa ría de mi Bilbao, hijo de ella, esa ría maravillosa, a la que entre sus brazos amparan las montañas, ha llegado a hacerse consustancial con mi espíritu.” Miguel de Unamuno: Recuerdos de niñez y mocedad.

Atardecer vertical en el cargadero de Zorroza


“Tu eres Nervión, la historia de la villa. Tú, su pasado y su futuro.”

Miguel de Unamuno: Desde Begoña 1907

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Luces grises en Ávila


“Cincha la ciudad el redondo espinazo de sus murallas, rosario de cubos almenados (…) Es el castillo interior de las moradas de Teresa, donde no cabe crecer sino hacia el cielo. Y el cielo se abre sobre ella como la palma de la mano del Señor. Fuera, sin embargo, del redondo espinazo ciudadano alza San Vicente su severidad románica.”


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Marismas de Urdaibai. La marea camina hacia Gernika.

Óleo sobre lienzo , 81x65“Ante la vista, se abría la placidez de la vega de Guernica, ancho lago verde mosaico donde cabrilleaba el maíz, la villa recostada al pie del Cosnoaga, junto a un macizo de árboles, los peñascos costeros, enhiestos y desnudos, repujados en el cielo, y a la derecha la gravedad del desnudo Oíz, cuyo gigante espinazo se bañaba en luz.”Miguel de Unamuno: Paz en la guerra.

Puente de San Antón. Su mirada vigila la ría.Óleo sobre lienzo 81 x 116.“¡Bilbao! ¡villa fuerte y ansiosa, hija del abrazo del mar con las montañas, cuna de ambiciosos mercaderes, hogar de mi alma, Bilbao querido! A ti, como a su norte, se vuelve cuando posa en tierra mi corazón. Tú, tu me lo has hecho.” Miguel de Unamuno: Recuerdos de niñez y mocedad.

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Las luces del amanecer perfilan la historia


“Y este cielo, tu prez y tu dicha, Salamanca, en el cielo que esmalta tus piedras con oro de siglos”


Límites del carbón para una grúa. Óleo sobre lienzo 100 x 73.

“Yo no nací en aldea, ni por mi pueblo natal cruza un arroyo, sino una ría, una ría apretada entre pretiles, que es hoy un canal; una ría de reflejos metálicos, sucia de ordinario, con escurrajas negras de carbón y rojas de menas de hierro; una ría que se hincha a las horas de marea con el agua del mar cercano, y luego, en bajamar se convierte casi en una cloaca; una ría que parece arteria de enfermo, cubierta por el cordaje de los buques, y en el rizo de cuyas leves ondas cabrillea el reflejo de estos buques mismos.”

Miguel de Unamuno: Cuadernos de la Cátedra Miguel de Unamuno.

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Fuerteventura. Puerto de la PeñaÓleo sobre lienzo, 61x50"Creo que se puede intentar la santa cruzada de ir a rescatar el sepulcro de don Quijote del poder de los bachilleres, curas, barberos, duques y canónigos que lo tienen ocupado. Creo que se puede intentar la santa cruzada de ir a rescatar el sepulcro del Caballero de la Locura del poder de los hidalgos de la Razón".Miguel de Unamuno: Vida de don Quijote y Sancho.

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Sin título


“Llevo dentro de mí, y supongo que a Usted le ocurrirá lo mismo, dos hombres, uno activo y otro contemplativo, uno guerrero y otro pacífico, uno enamorado de la agitación y otro del sosiego”.

Miguel de Unamuno: O.C.III 373

Desde Miraflores. La ría rubrica el atardecer. Oleo sobre lienzo, 81 x 116.“A un lado la cordillera de Archanda, que tanto soñé recorrer de niño, y que representaba para mí entonces una tarde de aventuras juliovernescas, y del otro lado, hacia el sombrío poniente, de donde salían las nubes negras que nos echaban a perder los paseos, las formidables alturas del Pagasarri y compañeros, Himalaya de mi niñez, porque el gigante Gorbea asomaba demasiado lejos su cabezota. ” Miguel de Unamuno: Recuerdos de niñez y mocedad

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Apocalipsis para una Catedral


“Corriendo tierras ibéricas, de estas desnudas, de roca, ¿no se os ha ocurrido imaginaros a lontananza que aquel teso es una catedral barroca?. Y aquí, en cambio, en la ciudad créese uno en vasta formación geológica. Los hombres, como madréporas, levantaron estos pardos corales o estos corales de oro que reverberan al sol desnudo del invierno”.


Amanecer en Urdaibai


La ría de Guernica con las aserradas peñas de Acharre, sin más que vello de madroñales entre sus rocas y el pelado Ereñozar y la pedernosa tierra de Busturia.“


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Tordesillas


Tordesillas; de la locade amor vas bizmando el dueloa que dan sombra piadosalos amores de Don Pedro.

Miguel de Unamuno: Cien años de poesía

La mirada de Sestao sobre Altos Hornos.


“Y como un romántico de hoy puede ir a la Casa-Torre begoñesa a meditar en el irreversible fluir del tiempo y en la eterna mudanza de las cosas, así podría ir mañana un futuro romántico al pie de las ruinas que de nuestros actuales Altos Hornos queden, a meditar la misma meditación, siempre antigua y nueva siempre, tan vieja como el sol y como él cada día nueva.”


40

Sepúlveda. Homenaje a Zuloaga


“Esas ciudades y villas tenían puertas comunales, eran casas del común, de cerrar y abrir; Sepúlveda, la casa; Pedraza, la casa”.

Miguel de Unamuno: La villa de Pedraza de la Sierra

Urdaibai


“¡Oh, tierra de mi cuna, tierra de mis padres, de mis abuelos y trasabuelos todos, tierra de mi infancia y de mis mocedades, tierra en que tomé a la compañera de mi vida, tierra de mis amores, tú eres el corazón de mi alma!. Tu mar y tus montañas, Vizcaya mía, me hicieron lo que soy…

Miguel de Unamuno: Vida de Don Quijote y Sancho

41

Calle de la Compañía.


“Hay viejas calles, como la de la Compañía, al pie de palacios y templos dorados por los soles de los siglos…”


42

El cantón de las Siete Calles. Por donde huye la luz. Oleo sobre lienzo, 61 x 50.

“La calle, adusta, cortada por angostos cantones de sombra, la calle que parecía un túnel cubierto por un pedazo de cielo, gris de ordinario, parecía alegrarse al sentir a los chiquillos corriéndola y chillando. Ni era triste por dentro, pues sus tiendas ostentaban al exterior todo un calidoscopio de boinas, fajas, elásticos, de vivos colores todos ello...”


Hoy te gocé, Bilbao. Por la mañana

topé con un paisano,

como yo, por su dicha un hijo tuyo.

En sus ojos la luz del Ibaizabal

y en el acento de su hablar el alma,

febril en su sosiego,

que te anima, mi villa.

Era el tonillo, el aire en que vibraron

cuando era mi alma virgen,

vírgenes las palabras

en ella entrando.

Te respiré, Bilbao, y nos sentimos

yo y tu hijo hermanos

en bilbainía.

Tuve un rato en mis manos

su mano abandonada,

y al despedirnos, para mí, me dije:

Hermanos somos todos los humanos,

El mundo entero es un Bilbao más grande.

Sin títuloÓleo sobre lienzo (146x98)

Sin títuloÓleo sobre lienzo (146x98)

43

Tormenta en Altos Hornos. Misiles para una demolición


“¡Los que hemos visto casi nacer el Bilbao de los Altos Hornos! ¡Los que hemos visto levantarse las humeantes chimeneas de ambas riberas del Nervión, donde crecían los robles en tiempos del Padre Henao! ¡Los que hemos visto tenderse un manto de humo, remejido a las veces con niebla, donde vagaba un resto del perfume de los azahares de los naranjos y limoneros de fines del siglo XVII!

Miguel de Unamuno: Artículo “Del Bilbao mercantil al industrial” Enero de 1924 El Liberal

44

El rector es expulsado de la Universidad.Óleo sobre lienzo, 146 x 96.“[…] Venceréis, porque tenéis sobrada fuerza bruta. Pero no convenceréis. Para convencer hay que persuadir, y para persuadir necesitaréis algo que os falta: razón y derecho en la lucha. Me parece inútil el pediros que penséis en España. He dicho. "Miguel de Unamuno a José Millán-Astray, en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, el 12 de Octubre de 1936.

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Crepúsculo contra la piedra.


“Cómo a la caída de la tarde es una fiesta para los ojos y para el espíritu ver a la ciudad, como poso del cielo en la tierra, destacar su oro sobre la plata del cielo y reflejarse, desdoblándose, en las aguas del Tormes, pareciendo un friso suspendido en el espacio, algo de magia y de leyenda.”


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IGNACIO IPIÑA

UNAMUNORENAZTARNAK


ignacio ipiÑa · cae la tarde en el campo volantín Óleo sobre lienzo, 61x50 salíamos de paseo,...

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