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II Encuentro de Jóvenes Investigadoresen Historia Moderna. Líneas recientesde investigación en Historia Moderna
Comunicaciones
eCOLECCiÓN ESTUDIOSEDICIONES CINCAN° 5
Esta publicación se ha realizado dentro del Grupo de Excelencia de la URJC:"La Configuración de la Monarquía Hispana a través del sistema cortesano (siglos XIII-XIX):organización política e institucional, lengua y cultura (GE-2014-020)" financiado porel Banco de Santander
IVI4lMVERSIDAD AllOtnfA,
PRIMERA I<:DICIÓN:junio Qo 1¿-.
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Dedicatorias a un “Buen Príncipe y excelente Pastor”1: Una Aproximación al Mecenazgo Eclesiástico en la España de los Austrias
Cloe Cavero de Carondelet*
European University Institute [email protected]
Resumen: El objetivo de este estudio es contribuir a la comprensión del uso que las élites
eclesiásticas de la edad moderna hacían de las expresiones culturales. Se analizará el corpus de escritos
que le fueron dedicados al cardenal Sandoval y Rojas durante su vida, como un primer paso en el proceso
de esclarecer su rol de mecenas literario. La multiplicidad de roles y lealtades a las que estaba sujeto el
prelado, la fecha de realización y temática de los escritos, o la semblanza de los autores y su relación con
el destinatario de las epístolas dedicatorias, son algunas de las cuestiones que se tendrán en cuenta.
Palabras Clave: Bernardo de Sandoval y Rojas; élites eclesiásticas; mecenazgo; clientelismo;
dedicatorias; corte
Abstract: This paper aims at contributing to the understanding of the uses that the early modern
ecclesiastical elites gave to cultural expressions. It will focus on the corpus of writings that were
dedicated to cardinal Sandoval y Rojas as a first step in the process of clarifying his role as literary
patron. The variety of roles and loyalties that this prelate embodied, the date and topic of the writings, the
biographical sketch of the authors, together with their relationship with the prelate, are some of the issues
that will be tackled.
Keywords: Bernardo de Sandoval y Rojas; ecclesiastical elites; patronage; book dedications;
court
1. INTRODUCCIÓN
Este trabajo constituye una aproximación a una de las líneas de investigación
que estoy siguiendo en este momento para mi futura tesis doctoral, por lo que no es mi
pretensión extraer conclusiones ni planteamientos definitivos, sino hacer una reflexión
sobre una de las fuentes documentales con las que estoy trabajando. El texto que aquí
presento es un estudio de las implicaciones que tienen las dedicatorias de escritos en el
ámbito de los mecanismos del mecenazgo cultural y de las relaciones clientelares en el
entorno cortesano y eclesiástico. Me centro en el caso del cardenal Bernardo de
1 G. ALFARO (1604). Govierno Ecclesiastico y Seglar que contiene el pastoral del gloriosissimo Padre S. Gregorio el Magno. Alcalá de Henares. * Agradezco al profesor Bartolomé Yun Casalilla los valiosos consejos que me ha brindado a lo largo del desarrollo de este estudio, y al profesor Fernando Bouza el haber tenido la amabilidad de revisar y comentar una versión preliminar del texto que a continuación se presenta.
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Sandoval y Rojas, arzobispo de Toledo desde 1599 e Inquisidor General desde 1608, tío
paterno del duque de Lerma y uno de los grandes patrones del reinado de Felipe III2,
quien sería el destinatario de al menos cuarenta escritos durante su vida, de los que más
de la mitad iban precedidos por epístolas dedicatorias de gran longitud y elaboración3.
En primer lugar, haré un breve recorrido por los retos que supone el estudio de
las élites eclesiásticas, y a continuación trataré sobre el uso de las epístolas dedicatorias
como fuente documental, centrándome en el caso concreto del corpus de escritos
ofrecidos al cardenal Sandoval. Mediante el análisis de elementos tales como la fecha
de publicación, la semblanza de los autores o la fecha y temática de los libros, pretendo
aproximarme no sólo a la percepción que en las dos primeras décadas del siglo XVII se
tuvo del citado prelado, sino también a la percepción de las élites eclesiásticas en este
período.
2. ESPACIOS, PODERES E IDENTIDADES
Las élites eclesiásticas se diferencian de las demás élites de la edad moderna en
la multiplicidad de identidades que aúnan. En su mayoría – aunque no siempre – parte
de la nobleza, estas jerarquías combinaban en sí mismas poderes eclesiásticos y
seglares, los cuales debían transmitir a la sociedad mediante estrategias visuales y
simbólicas4. En el caso de la Iglesia española, desde 1523 se suma una tensión más, el
derecho del monarca español a nominar a los obispos de las diócesis españolas. El
Patronato Real implicaba la inserción directa de las jerarquías eclesiásticas en los
mecanismos de control de la monarquía, que se sumaba a su dependencia de la Iglesia
Romana5. Representantes de la Iglesia – en este caso post-tridentina –, los prelados
formaban también parte del estrato más alto de una sociedad jerarquizada visualmente,
2 R. LÁINEZ (1958), Don Bernardo de Sandoval y Rojas, protector de Cervantes: (1546-1618). Salamanca [tesis doctoral presentada en 1928 en la UCM]. J. GOÑI (1980). “El cardenal Bernardo de Rojas y Sandoval, protector de Cervantes”. Hispania sacra, 32, pp. 125-191. 3 Por razones de espacio, no voy a listar los libros dedicados al cardenal Sandoval (de los cuales un gran número está listado y transcrito en R. LÁINEZ (1958). op. cit., pp. 175-224). Se trata de un corpus parcial, que será completado en la medida de lo posible en el futuro. 4 Entre otros, véase: M. HOLLINGSWORTH y C. M. RICHARDSON (eds.) (2010). The possessions of a Cardinal�: politics, piety, and art, 1450-1700. Pennsylvania State. N. PELLEGRINO (2007). From reason of state to reason of church. Ph.D: New York University. J. BURKE y M. BURY (2008). Art and identity in early modern Rome. Burlington. 5 I. FERNÁNDEZ TERRICABRAS (2000). Felipe II y el clero secular�: la aplicación del Concilio de Trento. Madrid; (1998). “El episcopado hispano y el patronato real: Reflexión sobre algunas discrepancias entre Clemente VIII y Felipe II”. En J. MARTÍNEZ MILLÁN (ed.). Felipe II (1527-1598): Europa y la monarquía católica. Madrid, vol. 3, pp. 209-224. M. BARRIO (2000). “La jerarquía eclesiástica en la España moderna. Sociología de una élite de poder (1556-1834)”. Cuadernos de Historia Moderna, 25, pp. 17-59.
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cuya identidad era definida tanto por su comportamiento como por la cultura material
con la que se rodeaban. Es en este contexto en el que los procesos dirigidos a la
construcción de la propia identidad cobran importancia, y, entre ellos, destaca el caso
del mecenazgo cultural.
El estudio de la posición de las élites eclesiásticas en el escenario del mecenazgo
cultural de la corte no ha de dar por sentada la validez de reglas de comportamiento que
hayan sido aplicadas satisfactoriamente a otros estamentos sociales, como puede ser el
caso de la nobleza. Pese a que es innegable que la sociedad en la que estaban inscritos
ambos grupos era la misma, no podemos pensar que las estrategias llevadas a cabo por
las élites seglares pueden trasladarse automáticamente a las élites eclesiásticas. El
cardenal Sandoval, como miembro de la alta jerarquía eclesiástica, no sólo era un
personaje con poder económico y con relevancia en la corte real, sino que tenía además
el control sobre su arzobispado, una superestructura institucional a la que sumaría, años
más tarde, la Inquisición. Esta condición múltiple proveía a los prelados con el control,
directo o indirecto, y en última instancia supeditado directamente al control del monarca
o del pontífice, de los nombramientos de una variedad de oficinas eclesiásticas,
canonjías y beneficios6. El poder de los obispos era tal que, pese a estar matizado en
muchas ocasiones por situaciones de conflictividad directa con el cabildo, en los que
tomaban fuerza los mecanismos de control ejercidos por la Iglesia romana y por la
monarquía hispánica, les permitía influir en la formación de los cabildos, creando así
círculos de poder alternativo de gran relevancia en áreas geográficas concretas7. Por lo
tanto, y como podemos ver a través del caso concreto de Sandoval –
contemporáneamente cardenal, arzobispo de Toledo, Inquisidor General y familiar del I
duque de Lerma –, las élites eclesiásticas afrontaban una multiplicidad de poderes y
lealtades en una variedad de espacios que los hacía objetivo de un igualmente variado
abanico de intereses, una situación que delimitaba un amplio espacio para la
negociación de sus identidades. Como va a ser mostrado en este estudio, el análisis del
corpus de dedicatorias ofrecidas al cardenal Sandoval va a ser tomado como una
herramienta a través de la cual realizar un análisis ascendente que nos permita
acercarnos a la compleja identidad de las élites eclesiásticas de la edad moderna.
6 R. SÁNCHEZ GONZÁLEZ (2000). Iglesia y sociedad en la Castilla moderna�: el Cabildo catedralicio de la Sede Primada, siglo XVII. Cuenca. 7 I. FERNÁNDEZ TERRICABRAS (2008). “Una tipología de conflictos urbanos: cabildos catedralicios y obispos en la España post-tridentina”. En J. I. FORTEA y J.E. GELABERT (eds). Ciudades en conflicto: siglos XVI-XVIII. Madrid, pp. 107-124.
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3. EL CARDENAL SANDOVAL Y ROJAS, ¿MECENAS LITERARIO?
La historiografía tradicional ha considerado al cardenal Bernardo de Sandoval y
Rojas un gran patrón de las artes y de las letras 8 , una afirmación construida
principalmente a partir de la mención hecha por Miguel de Cervantes en el prólogo a la
segunda parte del Quijote, en donde escribe acerca de “la suma caridad del ilustrísimo
de Toledo, don Bernardo de Sandoval y Rojas”, y afirma que tanto el prelado como el
conde de Lemos “sin que los solicite adulación mía ni otro género de aplauso, por sola
su bondad, han tomado a su cargo el hacerme merced y favorecerme” 9 . A esta
afirmación se suman los muchos libros, sonetos y canciones que le fueron dedicados al
cardenal, su promoción de una academia literaria en su cigarral de Buenavista10, y su
relación con los diferentes certámenes literarios que fueron celebrados en Toledo
durante su arzobispado con ocasión de fiestas religiosas. Estos escritos están salpicados
de recursos literarios de tono laudatorio y elogioso, y de constantes referencias a la
búsqueda por parte de los autores de su amparo y protección. En esta línea,
afirmaciones tales como el ser “favorecedor de las buenas letras, por ser eruditissimo en
ellas”11, “aficionado a las divinas letras”12 , que “faborece grandemente las buenas
letras” 13 , o descripciones de “los grandes meritos de su persona” 14 , “humana
benignidad” 15 y “riqueza de virtudes y bienes interiores y exteriores” 16 , han sido
interpretadas como indicios sobre el importante mecenazgo literario llevado a cabo
supuestamente por el prelado.
8 Siguiendo las ideas expuestas por R. LÁINEZ (1958). op. cit., especialmente pp. 175-224 [texto leído en la Universidad de la Laguna en 1945: R. LÁINEZ (1945). Discurso inaugural del año académico 1945-1946: Antología laudatoria de un Mecenas Español. Santa Cruz de Tenerife] 9 M. DE CERVANTES. (1615). Segunda parte del ingenioso cavallero don Quixote de la Mancha.... Madrid. 10 La academia de Buenavista, y el alcance de la participación que en ella tuvieron el cardenal Sandoval y sus familiares, es un hecho que necesita de una revisión. Véase, entre otros: G. MARAÑÓN (1956). “Las Academias toledanas en tiempo de El Greco”. Papeles de Son Armadans, 1, pp. 13-26. 11 F. V. TORNAMIRA (1591). Traducción del kalendario gregoriano de latín español. Pamplona. 12 M. SALÓN (1616). Oración Panegírica, es a saber, Exortatoria y Consolatoria de la muerte de la Illustrissima y Excellentissima señora doña Isabel de Velasco y de Mendoza.... Valencia. 13 B. PORREÑO (¿1604-1606?). Historia episcopal, y Real de España, en la qual se trata de los Arzobispos de Toledo... Conservado en la Biblioteca Capitular de Toledo (BCT), signatura 27-21 y 27-22. Consultado a través de una copia posterior en la Biblioteca Nacional Española (BNE), signatura MSS/13027, fol. 235. 14 J. P. MANZANARES (1600). Estilo y formulario de cartas familiares según el gobierno de prelados y señores temporales. Madrid. 15 E. ROBLES (1604). Compendio de la Vida y hazañas del cardenal don fray Francisco de Cisneros. Toledo. 16 A. DE LA VEGA (1606), Summa llamada nueva recopilacion y practica del fuero interior. Madrid, 3ª ed.
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Sin embargo, y como veremos a continuación, el análisis de estas fuentes
documentales y por tanto las razones que han llevado a construir esta imagen, plantean
algunos problemas. ¿Cuál fue, pues, el verdadero alcance del tan aclamado
favorecimiento del cardenal Sandoval a las “buenas letras”? No es mi intención negar la
importancia de este prelado en el ámbito artístico y cultural de la época, sino plantear
que la imagen tradicional del cardenal Sandoval como gran mecenas, construida en
parte a partir de las epístolas dedicatorias, necesita de una reinterpretación. Don
Bernardo no era un personaje ajeno al mundo editorial, sino que contaba con diversas
competencias relacionadas con la aprobación de escritos, como era la concesión de la
licencia del vicariato. De esta manera, Sandoval era el responsable del nombramiento de
los agentes encargados de designar a los aprobadores de la censura previa eclesiástica
de las obras que se llevaban a la impresión. A partir de 1608 el prelado asumiría
también el cargo de Inquisidor General, una posición que, además de proporcionarle el
control sobre esta institución, le hacía el último responsable de la publicación de los
índices de libros prohibidos y expurgados 17 . Por lo tanto, la posibilidad de una
hipotética relación existente entre su posición institucional y su lugar en el mundo del
mecenazgo literario, parece ser suficiente para sugerir una revisión de la imagen de este
personaje.
Por otra parte, es importante subrayar que entre las múltiples facetas de la
jerarquía eclesiástica de la edad moderna estaba también la de intelectual u “hombre de
letras”. Los obispos estaban sujetos a los cánones de la época, y podían verse
beneficiados por una imagen de protector o de favorecedor de las letras, una imagen que
complementaría en algunos casos una hipotética actividad de escritor. El caso del
cardenal Sandoval permanece aún a oscuras, ya que no se han encontrado noticias de la
más que probable existencia de una biblioteca suya, ni por ende de su composición, por
lo que su faceta de lector o posesor de libros es todavía incierta18. Es interesante
subrayar a este respecto que han sido localizadas diferentes noticias referentes a
transacciones de libros relacionadas con el prelado, en las que sus agentes adquieren
17 Publicaría un nuevo catálogo: B. DE SANDOVAL (1612). Index librorum prohibitorum et expurgatorum... Madrid. 18 En esta línea, las investigaciones que están siendo llevadas a cabo Juan Carlos Rodríguez Pérez para el caso de la documentada biblioteca de García de Loaysa y Girón, prelado toledano y preceptor de Felipe III, serán de mucho interés. Agradezco a este autor la disponibilidad que me ha mostrado.
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cientos de ejemplares de ciertos libros del librero vallisoletano Martín de Córdoba19.
Todas estas cuestiones, que nos permitirán acercarnos a la comprensión de la identidad
de los prelados en la edad moderna, merecen una mayor atención en el futuro.
Sin embargo, el estudio que aquí presento se centra en un único aspecto de este
amplio marco, esto es, los mecanismos de mecenazgo. Uno de los retos de este campo
de estudio es deshilvanar la red de agentes, intermediarios y clientes que orbitaban en
torno a los puntos focales de la corte, es decir, alrededor de los miembros de las élites
nobiliarias, eclesiásticas y políticas. Voy a usar las dedicatorias como parte de una
estrategia en pos del mecenazgo puesta en marcha por los autores en cuestión,
individualmente o en compañía de los editores, y tratar sobre su efectividad y
visibilidad en el ambiente cortesano.
3.1. Dedicatorias y relaciones clientelares
Las dedicatorias, uno de los elementos paratextuales más interesantes de la edad
moderna, han sido, desde el original estudio de Genette20, objeto de la atención de
diversos estudiosos, y han sido trabajadas tanto desde sus funciones literarias y políticas
como desde ópticas nacionales21. Las dedicatorias constituyen una fuente indirecta para
el estudio del mecenazgo, que complementa otras clases de fuentes más concretas, pero
escasas, como la correspondencia22. Compuestas en la mayoría de los casos por una
combinación de representaciones del destinatario – tales como su nombre, escudo o
incluso retrato – y una epístola dedicatoria, han sido consideradas como una
representación visual de la relación que une al autor con el destinatario23.
La dedicatoria estaba inserta en un ritual definido de donación, por el cual los
autores hacían donación de su obra a un destinatario, quien idealmente aceptaba este
19 R. LÁINEZ (1958). op. cit., pp. 182 y 190. 20 G. GENETTE (1987). Seuils. Paris [a través de la edición inglesa: G. GENETTE (1997). Paratexts. Tresholds of Interpretation. Cambridge, UK; New York, especialmente pp. 117-143]. 21 R. CHARTIER (1996). “Poder y escritura: el príncipe, la biblioteca y la dedicatoria (siglos XV-XVII)”. Manuscrits, 14, pp. 193-211. (en francés en R. CHARTIER (1996). “Patronage e dédicace”. En Culture écrite et societé. L'ordre des livres (XIVe-XVIIIe siècle. Paris, pp. 81-105). A. CAYUELA (1996). Le Paratexte au siècle d'or: prose romanesque, livres et lecteurs en Espagne au XVIIe siècle. Ginebra. M. A. TERZOLI (ed.) (2004). I Margini del libro: indagine teorica e storica sui testi di dedica�: atti del convegno internazionale di studi�: Basilea, 21-23 novembre 2002. Roma. M. MONER, P. CIVIL y M. S. ARREDONDO (eds.) (2009). Paratextos en la literatura española: siglos XV-XVIII. Madrid. M. PAOLI (2009). La dedica: storia di una strategia editoriale : Italia, secoli XVI-XIX. Lucca. H. SMITH (2011). Renaissance paratexts. Cambridge, New York. 22 S. KETTERING (1992). “Patronage in early modern France”. French Historical Studies, 17, 4, pp. 839-862. 23 G. GENETTE (1987). op. cit. Para el caso español, véase: P. CIVIL (2009). “El frontispicio y su declaración en algunos libros del Siglo de Oro español”. En M. MONER, P. CIVIL y M. S. ARREDONDO (eds.). op. cit., pp. 519-540.
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favor y les concedía en recompensa una gracia material o simbólica. En esta línea, el
análisis de las obras aceptadas por un destinatario permitiría trazar una semblanza de su
red clientelar, además de conformar una interesante herramienta a través de la cual
conocer sus gustos, preferencias y elecciones culturales24. En el caso español, donde la
escasez de indicios documentales y materiales respecto a gratificaciones realizadas por
los patrones impide hacer un discurso paralelo al recientemente realizado en el ámbito
italiano25, parece ser que los destinatarios no siempre tuvieron conocimiento previo de
las dedicatorias, una situación que llegó a causar desencuentros26. Si no existía acuerdo
previo entre el autor y el destinatario, esto condiciona y complejiza el análisis de este
tipo de fuentes documentales. En el caso español, por lo tanto, parece ser que el
intercambio que tenía lugar entre el autor y el destinatario era preeminentemente
simbólico27, y que no siempre se producía un intercambio material. Como apuntó al
respecto Cristóbal Suárez de Figueroa, “quanto el premio, es cosa vergonçosa ver su
escaseza; porque si dan, es poco, y esso con molestas dilaciones, y en libranças casi
inciertas”, añadiendo que los motivos de la falta de estima de los destinatarios por las
obras a ellos dedicadas eran sus propios vicios e ignorancia28.
Si entrar a valorar el alcance de la recompensa, en los casos en los que llegaba a
producirse, hay que subrayar que la dedicatoria simbolizaba una relación de
reciprocidad e interés mutuo, aunque asimétrica y ambigua. La dedicatoria permitía al
autor intentar acceder a las redes del poder, ser reconocido y aspirar a, por asociación al
destinatario, ser objeto de mercedes o favores. Este objetivo queda plasmado en los
recursos y lugares comunes que se repiten en estos escritos, como es la súplica por la
protección del patrón frente a las envidias de otros escritores y frente a las críticas del
público. Por otro lado, recibir una dedicatoria concedía prestigio social al objeto de la 24 Como por ejemplo, para el caso específico del mecenazgo científico: E. ANDRETTA (2008). “Dedicare libri di medicina. Medici e potenti nella Roma del XVI secolo”. En A. ROMANO (ed.). Rome et la science moderne: entre Renaissance et Lumières. Rome, pp. 207-255. Sobre la relación entre dedicatorias y facciones de poder, véanse: P. CIVIL (2000). “Livre et pouvoir au début du XVIIe siécle: les dédicaces au Duc de Lerma”. En A. REDONDO (ed.). Le pouvoir au miroir de la littérature en Espagne aux XVIe et XVIIe siècles. Paris, pp. 181-197. y también J. DOMÍNGUEZ y A. SÁNCHEZ (2009). “El mundo del libro a través de las relaciones clientelares de la Sevilla de entresiglos (1582-1621)”. RILCE. Revista de Filología Hispánica, 25-2, pp. 256-317. Sobre estudios dedicados al caso concreto de las dedicatorias de textos latinos, véase: I. BOSSUYT et al (eds.) (2008). “Cui Dono Lepidum Novum Libellum?”: Dedicating Latin Works and Motets in the Sixteenth Century. Leuven. Agradezco esta referencia a Enrique Corredera Nilsson. 25 Véanse los argumentos expuestos en M. PAOLI (2009). op. cit. 26 Como sucede por ejemplo con la dedicatoria de Juan López de Vicuña al Inquisidor General Zapata de su edición de Góngora de 1627. Agradezco esta referencia al profesor Bouza. 27 A. CAYUELA (2009). “Adversa cedunt principi magnanimo. Paratexto y poder en el siglo XVII”. En M. MONER, P. CIVIL y M. S. ARREDONDO (eds.). op. cit., pp. 379-394. 28 C. SUÁREZ DE FIGUEROA (1615). Plaza Universal de Todas Ciencias y Artes. Madrid, fol. 128.
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misma, ya que su nombre aparecía asociado a una expresión cultural29, y constituía pues
“un espejo en el que se refleja el poder absoluto del príncipe”30.
Volviendo al caso concreto del cardenal Bernardo de Sandoval y Rojas, en la
mayoría de las epístolas aparecen constantes referencias a la búsqueda de su amparo y
protección, y los autores le suplican que ponga sus trabajos “debaxo de su tutela y
amparo”31, refiriéndose a él alegóricamente como “la coluna mas alta”32, “diamante
entre las piedras preciosas, como oro entre los metales, como el Sol entre las estrellas
resplandece”33 , “tan alto cedro”, “firme roca” y “alto monte”34. Incluyen también otro
de los lugares comunes de este género, como es la exaltación de la nobleza del linaje del
objeto de la dedicatoria, en este caso centrada en las casas de Sandoval, Rojas y
Chacón.
Tomando sólo los volúmenes impresos que le fueron dedicados, podemos ver
cómo la gran mayoría de escritos se corresponden con primeras ediciones35. Este hecho
implica que el cardenal Sandoval fue el primer elegido por los autores para la edición
más importante de su obra, un hecho que favorecía al prelado y que por tanto
aumentaba la inversión que éstos ponían en él. En cuanto a la geografía, encontramos
una clara preeminencia de libros publicados en los límites de sus competencias como
arzobispo de Toledo, esto es, los principales centros de impresión son Madrid, Toledo y
Alcalá de Henares, en este orden. En menor medida, encontramos libros publicados en
centros alejados de este espacio, que se explican por ser lugares en los que el cardenal
fue obispo anteriormente, o lugares de origen de autores con una relación personal con
el prelado. Dos excepciones a esta tendencia parecen ser el caso del agustino Juan
González de Critana, quien dedicaría al cardenal dos escritos que serían llevados a la
imprenta en Valladolid36, y las dos ediciones barcelonesas de las Relaciones de la vida
29 M. PAOLI (2009). op. cit., pp. 35-47. 30 R. CHARTIER (1996). op. cit., p. 210. 31 D. DE LA VEGA (1604). Paraíso de la Gloria de los Santos. Toledo. 32 C. FONSECA (1601). Segunda parte de Cristo nuestro Señor que trata de sus milagros. Toledo. 33 A. DE LA VEGA (1606). op. cit. 34 P. AMORAGA (1616). Primera parte de la Segunda Parte de la Instrucción del Pecador. Toledo. 35 Por lo que he podido ver hasta el momento, sólo A. DE LA VEGA (1606). op. cit., se trata de una tercera edición de una obra ya publicada. Este hecho queda narrado en la dedicatoria, en donde se subraya también que se trata de una edición aumentada y mejorada. 36 J. GONZÁLEZ DE CRITANA (1608). Sylua comparationum vel similium per alphabetum locorum... Valladolid: Juan Godínez de Millis. Ídem (1604). Compedio historial, de como NP San Agustin fundó la orden de los frayles ermitaños… Valladolid. Este autor dedicaría al duque de Lerma su Libro de la Archicofradía en la Cinta de San Agustín en 1604, publicado también en Valladolid por Luis Sánchez. Cfr: G. DÍAZ (1983). Hombres y documentos de la filosofía española: C-D. Madrid, vol. II, p. 466.
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del Escudero Marcos de Obregón de Vicente Espinel37. Ya desde un primer momento, y
pese a las dificultades que entraña la interpretación de estos datos, podemos intuir cómo
la clientela del cardenal Sandoval estaba localizada geográficamente en Castilla, entre la
corte real y sus cortes arzobispales.
Más interesante y revelador resulta el análisis de la naturaleza de los trabajos, así
como de la procedencia y perfil biográfico de los autores38. Casi una treintena de los
autores que eligieron a Don Bernardo como objeto de sus dedicatorias fueron clérigos,
tanto seculares como regulares, naturales, habitantes o empleados de la archidiócesis de
Toledo, quienes le dedicaron en su mayoría obras de carácter religioso o eclesiástico39.
Pese a que en este período la mayor parte de los autores eran hombres de la Iglesia, el
hecho de que el prelado recibiese principalmente dedicatorias de clérigos toledanos
sugiere entre otras cosas la importancia de las redes locales de poder en el ambiente
cultural, centradas en este caso en el máximo exponente eclesiástico. Este planteamiento
ha sido también propuesto para el ambiente sevillano de este período, en el que el
análisis de la elección de los destinatarios de las dedicatorias apunta a un predominio
claro de las élites locales sobre las de la corte madrileña, una situación en la que son
precisamente los hombres de la Iglesia los que adquieren un mayor peso40. Menos
importantes en número pero también significativos son los clérigos, procedentes en este
caso de una geografía más amplia, que o bien fueron canónigos en alguna de las
anteriores diócesis del prelado41, o bien tuvieron algún vínculo en el pasado con el
prelado42 o con otros miembros de su familia43. En último lugar parecen estar los
escritores y poetas que dedicaron al cardenal de Toledo sus obras de carácter literario.
Dentro este grupo se encontraría el relato de Francisco de Quevedo, Lágrimas de
Jeremías castellanas44, y las Relaciones de la vida del Escudero Marcos de Obregón de
37 V. ESPINEL (1618). Relaciones de la vida del Escudero Marcos de Obregón. Barcelona. Coetáneas a la edición madrileña de Juan de la Cuesta. 38 Todas las dedicatorias analizadas fueron escritas en primera persona por los autores de los trabajos, en ningún caso por los editores o por otros personajes. 39 De todas las obras impresas, sólo tres se conservan actualmente en la biblioteca capitular de Toledo: E. ROBLES (1604). op. cit.; y dos ediciones posteriores de J. P. MANZANARES (1607). Estilo y formulario de cartas familiares.... Madrid; y J. DE VALDIVIESO (1618). Sagrario de Toledo: poema heroico. Barcelona, números 1597, 919 y 940 respectivamente en Á. FERNÁNDEZ COLLADO et al. (2009). Catálogo de impresos de la Biblioteca Capitular Catedral de Toledo. Toledo. 40 J. DOMÍNGUEZ y A. SÁNCHEZ (2009). op. cit., pp. 256-317. 41 J. GUTIÉRREZ (1602). Tractatus de tutelis et curis minorum, deque officio et obligatione tutorum, accuratorum, et mercede ipsorum. Salamanca. 42 J. P. MANZANARES (1600). op. cit. 43 G. ALFARO (1604). op. cit. F. PADILLA (1605). Segunda parte de la Historia ecclesiástica de España (500-70). Málaga. 44 F. DE QUEVEDO (1613). Lágrimas de Jeremías castellanas. Manuscrito.
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Vicente Espinel, a los que se une la ya citada mención hecha por Cervantes en la
Segunda parte del ingenioso cavallero don Quixote de la Mancha45. Finalmente, llaman
la atención dos libros de farmacia y medicina, escritos respectivamente por el boticario
del cardenal, Francisco Vélez de Arciniega46, y por el doctor García Carrero, catedrático
de medicina en la Universidad de Alcalá de Henares47.
En este panorama, una de las múltiples personae del prelado parece dominar
sobre las otras, y esta es la de Príncipe de la Iglesia. El cardenal arzobispo fue
predominantemente objeto de la atención de una variedad de autores eclesiásticos,
quienes le dedicarían la primera edición de una de sus obras, dentro de la estrategia
múltiple de este período en el se elegían a diferentes destinatarios para ampliar las
posibilidades de obtener beneficios48. Este panorama parece dibujar una situación algo
diferente a la trazada tradicionalmente, ya que el cardenal Sandoval aparece como
centro no de una red cultural formada por literatos sino de una red clientelar formada
principalmente por clérigos, quienes podrían haber utilizado las dedicatorias como una
estrategia enfocada en este caso a lograr oficios y beneficios eclesiásticos.
Por otra parte, hay que puntualizar una situación que afecta a un cierto número
de estos casos, y que, a falta de un estudio en profundidad, sólo voy a esbozar. Durante
el Siglo de Oro era frecuente que los hombres de letras formaran parte de la corte de sus
protectores, siendo secretarios, capellanes, criados o gentilhombres, una situación que
cambiaba el significado de la dedicatoria, que pasaba entonces a ser una muestra de
agradecimiento por la merced recibida49. Dentro de los casos de criados directos del
cardenal Sandoval destacan Juan de Segovia Villarroel50, contador de la obra de la
catedral de Toledo, su boticario Francisco Vélez de Arciniega51 y Juan Bravo de Acuña,
visitador general de Toledo y capellán de los Reyes Nuevos. Este último, en su
45 M. DE CERVANTES (1615). op. cit. 46 F. VÉLEZ DE ARCINIEGA (1613). Historia de los animales más recebidos en el uso de la medicina. Madrid. Boticario mencionado en C. SUÁREZ DE FIGUEROA (1615). op. cit., p. 302v. 47 P. GARCÍA CARRERO (1605). Disputationes Medicae super libros Galeni. Alcalá de Henares. 48 E. R. WRIGHT (2001). Pilgrimage to patronage�: Lope de Vega and the Court of Philip III, 1598-1621. Lewisburg, Pa. 49 J. SIMÓN (1981). “Los escritores-criados en la época de los Austrias”. Revista de Universidad Complutense, 2, pp. 169-177, e Ídem (1983). “Censo de escritores al servicio de los Austrias”. En Censo de escritores al servicio de los Austrias y otros estudios bibliográficos. Madrid, pp. 7-98. H. SIEBER (1998). “The Magnificent Fountain: Literary Patronage in the Court of Philip III”. Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America, 18-2, pp. 85- 116. I. ENCISO (2002). Linaje, poder y cultura. El virreinato de Nápoles a comienzos del XVII. Pedro Fernández de Castro, VII Conde de Lemos. Tesis doctoral: Universidad Complutense de Madrid, p. 943. 50 J. SEGOVIA VILLARROEL (¿1600?). Relación de las capillas de la Sancta Iglesia de Toledo, entierros y fundaciones de ellas... [BNE: MSS/9850] 51 F. VÉLEZ DE ARCINIEGA (1613). op. cit.
[752]
descripción de la iglesia de Toledo, se referiría directamente a esa dependencia
cotidiana, sugiriendo no obstante que su obra era merecedora de una recompensa
mayor: “Y si de el trabajo, y cuidado, que he tenido en juntar en tan breve tiempo tanta
variedad, y multitud de cosas no estubiera pagado con solo haverle puesto en servir à
V.S.I. bien pudiera presumir merecia alguna estimacion”52. Por otra parte, el caso de
Bravo de Acuña también es interesante porque dedicó a Don Bernardo al menos dos, en
1599 su Celebris repetitio de residentia clericorum53 y en 1604 el ya citado Libro de la
fundación de la sancta yglesia de Toledo54. Si la dedicatoria de 1599 tuvo alguna
influencia en el posterior ascenso de Bravo de Acuña en el arzobispado de Toledo, es
algo que sólo un estudio en profundidad de este personaje nos permitirá conocer.
También el maestro José de Valdivielso, capellán de la capilla mozárabe y a quien el
cardenal Sandoval dejaría en su testamento un legado de 50 ducados al año55, dejó
patente su relación con el prelado en el poema heroico del Sagrario, escrito con motivo
de la inauguración de la capilla funeraria del cardenal en la iglesia de Toledo. En esta
obra, realizada por deseo expreso del cardenal, Valdivielso menciona el “amparo y
protección, con que Vuessa Señoria Ilustrissima ha honrado todos los empleos de mi
pobre talento”56. En estos casos la dedicatoria perdería en parte su carácter estratégico, y
se limitaría a hacer pública la relación de dependencia con el prelado.
Un último factor a tener en cuenta es la fecha de la dedicatoria, esto es, la
ubicación de la dedicatoria en la trayectoria vital del miembro de la élite y por tanto la
posibilidad de una relación entre ambas. La datación de una obra impresa en este
período es compleja, ya que aun conociendo las fechas de aprobación, tasación y
publicación de la obra, o incluso la fecha precisa de la dedicatoria, nos es imposible
conocer el proceso que llevó al autor a elegir a uno u otro destinatario sin el apoyo de
otra fuentes documentales de carácter personal. Sin embargo, al analizar el corpus de
dedicatorias con el que hemos trabajado, tanto desde la fecha de impresión como desde
las fechas más antiguas que presentan los escritos, podemos extraer algunos hechos a mi
52 J. BRAVO DE ACUÑA (1604). Libro de la fundación de la sancta yglesia de Toledo, sus grandeças, primaçia, dotaçiones y memorias, Toledo [Archivo Capitular de la Catedral de Toledo (ACT), Secretaría Capitular, I, nº 38 (signatura provisional)]. Véase también: F. MARÍAS (2009). “La memoria de la
”. Anuario del Departamento de Historia y Teoría del Arte, 120.
53 J. BRAVO DE ACUÑA (1599). Celebris repetitio de residentia clericorum ad explicationem Bonifaci. 8. Toledo. 54 J. BRAVO DE ACUÑA (1604). op. cit. 55 Manda 55 de su testamento, otorgado en 1618. Transcrito en R. LÁINEZ (1958). op. cit., p. 234. 56 J. VALDIVIELSO (1616). Sagrario de Toledo: poema heroico. Madrid.
catedral de Toledo desde 1604: la descripción de Juan Bravo de Acuña y la planta y dibujos cere- moniales de Nicolás de Vergara el Mozo21, pp. 105-
[753]
juicio relevantes. En primer lugar, está el hecho de que sólo un libro le fue dedicado
antes de 159957, año de su nombramiento como cardenal y arzobispo, y de su ascenso a
la corte. A partir de ese momento y durante las casi dos décadas de su arzobispado,
Sandoval será el objeto de dedicatorias con una frecuencia prácticamente anual. Dentro
de esta cronología, destacan los casi veinte escritos que le fueron dedicados entre 1599
y 1605, una proporción que disminuyó ligeramente hasta el año 1613, momento en el
que parece haber un repunte en el interés dirigido a Don Bernardo.
Un paso más en este análisis revela un hecho que nos hace retomar la idea de la
multiplicidad de poderes ejercidos por las élites eclesiásticas, y su relevancia en la
delimitación del mecenazgo eclesiástico. Parece ser que desde su ascenso al poder, el
cardenal fue objeto únicamente de los intereses concretos del estamento eclesiástico.
Canónigos, priores, racioneros, capellanes, visitadores y vicarios se fijaron en el
cardenal de Toledo para dirigirle sus súplicas y ofrecimientos, esperando conseguir,
suponemos, beneficios institucionales58. Sin entrar a valorar los objetivos concretos
perseguidos por esta red clerical, tema que necesita de un análisis profundo de los casos
concretos, lo que parece claro es que el cardenal Sandoval no sería destinatario de
dedicatorias de escritores y literatos hasta mediados de la segunda década de su
arzobispado. Según los datos con los que contamos, sólo desde 1613 y hasta 1618
personajes como los ya comentados Vicente Espinel, Miguel de Cervantes, Francisco de
Quevedo o Lope de Vega59 se interesaron por el cardenal. Podría ser el caso, siempre
desde un razonamiento puramente hipotético, que el puntual interés que despertó en esta
serie de artistas – por otra parte relacionados con el círculo de poder del duque de
Lerma y de sus hechuras60– se debiese a una práctica por la que los autores dedicaban
obras a miembros de los círculos y redes de sus principales protectores, y no a un interés
concreto por una hipotética magnificencia en el mecenazgo literario de Don Bernardo.
Sea como fuere, del análisis de estos escritos parece desprenderse que el cardenal
Sandoval no fue un mecenas literario desde su ascenso al poder, y que tampoco
57 F. V. TORNAMIRA (1591). op. cit. 58 Tomo esta denominación de E. ANDRETTA (2008). op. cit. 59 L. DE VEGA (1614. Ha sido consultada la 2ª ed. de 1615). “Canción. Al Illustrissimo Cardenal de Toledo, Don Bernardo de Sandoval y Roxas, en la translación de los huessos de sus Padres, y Hermanos, a su santa Iglesia y entierro” y “Aviendo oydo predicar al Illustrissimo señor don Bernardo de Roxas, Arçobispo de Toledo, quarto dia de Navidad en su santa Iglesia, le embio el sermon Lope de Vega, de la misma suerte que le predicò su Señoria Ilustrissima, en estos versos”. En Ídem. Rimas Sacras. Lérida, fols. 129-133 y 143v-150v. R. LÁINEZ (1958). op. cit., p. 191, afirma que Lope de Vega se quejaría al duque de Sessa en una de sus cartas de la falta de interés del cardenal. 60 I. ENCISO (2008). “Nobleza y mecenazgo en época de Cervantes”. Anales Cervantinos, XL, pp. 47-61. E. R. WRIGHT (2001). op. cit. H. SIEBER (1998). op. cit.
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ostentaría en un momento posterior la importancia que le ha sido atribuida en el
ambiente literario de Siglo de Oro. Por lo que se desprende de las dedicatorias, parece
más bien que fue el objeto de las peticiones del estamento eclesiástico, quienes querrían
de él no un mecenazgo al uso, sino la posibilidad de medrar, ya fuese en el ámbito
institucional como, porque no, al servicio privado del prelado.
3.2. Estrategias, éxitos y fracasos
La ausencia por el momento de documentos referentes a los fondos conservados
en la biblioteca del cardenal o a su relación personal con estos u otros autores, unido a
la falta de un estudio en profundidad sobre la gran mayoría de las carreras de estos
últimos, hace que la interpretación de las dedicatorias como estrategia sea compleja. Sin
embargo, y aunque es precipitado sacar conclusiones de estos preliminares datos, quiero
señalar otras dos cuestiones que surgen de la consideración de estos textos, la primera
relacionada con la adecuación de la temática del libro al destinatario, y la segunda con
el éxito y fracaso de la estrategia de la dedicatoria.
Durante los primeros años de su arzobispado – y sólo durante estos años – el
cardenal Sandoval, quien pese a su ascendiente carrera en el cuerpo eclesiástico subía al
poder bajo los auspicios de su sobrino el I duque de Lerma, fue objeto de escritos de
una clara vocación ejemplarizante. Entre ellos es sin duda el Norte Episcopal de
Bartolomé de Villalva el caso más llamativo61. Este manuscrito, precedido por dos
aprobaciones y por tanto realizado con el objetivo de llevarlo a la imprenta, fue ofrecido
al nuevo cardenal de Toledo pocos meses después de su nombramiento. Este escrito se
une a otros de su autor, entre ellos un desaparecido “Despertar de privados” dedicado a
Lerma, y parece formar parte de una estrategia destinada a lograr el favor en la corte del
nuevo monarca. Constituye, en palabras de Bouza, un elocuente alegato contra los usos
de la corte al amparo de la pretensión de no recomendar la residencia en ella de
prelados62. También la Historia Episcopal de Baltasar de Porreño y la biografía del
cardenal Cisneros escrita por Eugenio de Robles constituyen escritos ejemplarizantes
dirigidos al nuevo cardenal, elaborados en este caso a partir de 'hagiografías'
episcopales en las que las biografías de los arzobispos toledanos se convierten en el
61 B. DE VILLALVA (1600). Norte Episcopal, Real Biblioteca (RB): II/1448. 62 F. BOUZA (2004). “Triste obispo en el peligro de la corte. El Norte Episcopal de Bartolomé de Villalva y Estaña y la literatura de corte hacia 1600”. En M. GARCÍA y M.A. SOBALER (coords.). Estudios en homenaje al profesor Teófanes Egido. Valladolid, p. 187.
[755]
modelo a seguir63. El Govierno ecclesiastico y seglar de Gregorio de Alfaro, que está
precedido por un elocuente prólogo en el que se reflexiona sobre las dificultades del
gobernar y subraya el daño que a la república hacen los “governadores y prelados
ignorantes y rudos”64, constituye un paso más en esta tendencia. Este volumen incluye
un tratado de la República y una traducción del pastoral de San Gregorio que
constituyen, en palabras de Alfaro, “una de las mas excelentes obras, que ay escritas
para todo genero de govierno”65. A estos tratados se suma un volumen de carácter más
práctico, parte de un género común en este período, un Estilo y formulario de cartas
constituida por ejemplos de epístolas para ser usadas tanto por los prelados como por
aquellos que se dirigían a ellos66. El recién nominado arzobispo se convierte, pues, en el
destinatario más adecuado de escritos instructivos que, a la manera de “espejos de
prelados”, ilustran la figura del prelado ideal.
Por otra parte, quiero finalizar este apartado haciendo mención a los pocos casos
concretos en los que podemos intuir el éxito o el fracaso de las estrategias seguidas por
parte de los autores para lograr el favor del prelado. El primer caso es la única obra
literaria de tema profano dedicada al cardenal Sandoval, el ya citado relato sobre el
escudero Marcos de Obregón escrita por el capellán real Vicente Espinel y publicada en
161867. La dedicatoria de este volumen tiene una particularidad, y es que no está
dedicada al cardenal Sandoval de manera específica, sino que en ella cobran una
importancia pareja tres de los agentes del cardenal, Francisco de Salgado y Bernardo y
Luis de Oviedo. El hecho de incluir a los agentes del patrón en una dedicatoria,
confiriéndoles casi tanta importancia como al principal objeto de la misma, subraya la
importancia de los intermediarios y de los agentes en las redes de clientelismo y de
mecenazgo artístico, y muestra cómo el escenario de mecenazgo era más amplio y que
los puntos focales de las redes eran variados y estaban interconectados. No sabemos si
Espinel logró protección o encargos por parte de estos personajes, pero sí sabemos que
la dedicatoria de esta obra causó que Espinel recibiese compensación por parte del
cardenal, “quien le recibió sin escrúpulo y premió (...) mandando que se le señalase un
tanto cada día, para que pasase su vejez con menos incomodidad” y que “la misma
piedad ejercitó con Miguel de Cervantes, porque le parecía que el socorrer a los
63 E. ROBLES (1604). op. cit. B. PORREÑO (¿1604-1606?). op. cit. 64 G. ALFARO (1604). op. cit., prólogo. 65 Ídem 66 J. P. MANZANARES (1600). op. cit. 67 V. ESPINEL (1618), op. cit. Véase la nota 37 de este trabajo.
[756]
hombres virtuosamente ocupados, era limosna digna del Primado de las Españas”68. Es
éste uno de los muy escasos documentos que testimonian la popular y muy discutida
protección que ejerció el cardenal Sandoval con Cervantes69. Esta noticias, aunque
parciales, nos dan indicios acerca del verdadero alcance del perfil del cardenal como
patrón literario, alejado pues de la grande magnificencia y espléndidas dádivas y más
cercano a la simple concesión de mercedes puntuales o limosnas70.
Por el contrario, infructuosa parece ser la experiencia de Baltasar Porreño, quien
dedicó al cardenal Sandoval su obra Historia Episcopal, y Real de España, en la qual se
trata de los Arzobispos de Toledo, escrita probablemente entre 1604 y 160671. Este
caso, que ha llamado recientemente la atención de los estudiosos 72 , constituye un
interesante caso de estudio para el mecenazgo eclesiástico. La Historia Episcopal ha
sido vista como un intento más en la carrera en pos del patronazgo llevada a cabo por su
autor73, en la que tanto el formato de la obra como el destinatario de su dedicatoria
formarían parte de una estrategia dirigida a lograr el puesto de cronista del arzobispado.
Este deseo queda patente en las palabras de Porreño, quien escribe que pretende
continuar la obra inacabada por el anterior cronista del arzobispado Alvar Gómez de
Castro, y afirma que toma “este negocio de propósito y si, después de mis muchas
vigilias, no mereciere el título que a él se le dió por mis escritos, al menos lo tendré bien
merecido por mis deseos que son grandes de servir a esta sancta Iglesia”74. López Vela
ha interpretado las biografías de los prelados toledanos post-tridentinos, aquellos para
68 G. SALAS BARBADILLO (1627). La Estafeta del dios Momo. Madrid, dedicatoria a Fray Hortensio Félix de Paravicino. Noticia citada en L. ASTRANA (1948). Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra. Madrid, pp. 305-306. 69 Se conserva una carta manuscrita, fechada en 1616, en la que Cervantes hace acuse de recibo de otra del cardenal y de sus mercedes. Esta carta ha sido identificada como una falsa decimonónico en A. RODRÍGUEZ-MOÑINO (1962). “La carta de Cervantes al cardenal Sandoval y Rojas”. Nueva Revista de Filología Hispánica, XVI, pp. 81-89. 70 Como recoge P. MARÍN (2007). “Acerca del contexto histórico de Miguel de Cervantes”. Revista de Estudios Cervantinos, 1, pp. 16-17. 71 Desgraciadamente, faltan varios folios en el original de la BCT, como son la portada, un busto del autor o algunos fragmentos de la dedicatoria, que sólo conocemos por las reproducciones incluidas en el trabajo de F. RIVERA RECIO (1945-1946). “Baltasar Porreño (1569-1639), historiador de los Arzobispos de Toledo”. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, 60, pp. 107-138. 72 R. LÓPEZ VELA (2010). “Historiografía y Príncipes de la Iglesia: Porreño y la historia de los Arzobispos de Toledo (1604-1606)”. En J. MARTÍNEZ MILLÁN y M. RIVERO RODRÍGUEZ (coords). Centros de poder italianos en la monarquía hispánica (siglos XV-XVIII). Madrid, II, pp. 1431-1467. Ídem (2012). “Silíceo espejo de prelados en la historiografía del siglo XVII”. En J. MARTÍNEZ MILLÁN, M. RIVERO RODRÍGUEZ y G. VERSTEEGEN (coords.). La Corte en Europa: política y religión (siglos XVI-XVIII). Madrid, II, pp. 1283-1328. 73 A. ÁLVAREZ-OSSORIO (2001). “Estudio introductorio”. En A. ÁLVAREZ-OSSORIO y P. CUENCA. Dichos y hechos del Señor Rey Don Felipe Segundo. Madrid, pp. IX-CXXVI. Agradezco al profesor Álvarez-Ossorio el ejemplar de este volumen. 74 J. F. RIVERA RECIO (1945-1946). op. cit.
[757]
los que el autor contaba con más noticias directas, como una construcción ideal de la
imagen del prelado y como una defensa del poder de la Iglesia toledana en España.
Falta en el manuscrito original la dedicatoria al cardenal Sandoval, pero en la corta
biografía que le dedica, en la que quedan cubiertos únicamente los acontecimientos de
sus primeros años de arzobispado, presenta a Sandoval como arzobispo príncipe, elogia
la nobleza de su linaje, y subraya que durante su arzobispado “florezen muchos, y
grandes ingenios (...) por ser este siglo dorado en hombres de letras, y virtud”75. Esta
dedicatoria no tuvo, suponemos, el efecto esperado, ya que la obra no sería impresa y
Porreño, que no lograría el puesto de cronista, no le volvería a dedicar otra obra.
4. CONCLUSIÓN
¿Dónde queda, pues, la imagen de gran mecenas literario del cardenal Sandoval?
Frente a la semblanza de gran protector de las letras que parece emerger de ciertos
miembros de las élites nobiliarias que fueron durante su vida receptores de un número
elevado de dedicatorias, como es el caso del conde de Lemos76, del conjunto de los
datos mostrados y de las reflexiones hechas en este trabajo parece dibujarse una
situación más compleja, que aporta un nuevo enfoque tanto en el ámbito clientelar como
en el referente a la identidad de las élites eclesiásticas.
En primer lugar, el hecho de que los nombramientos como obispo de Jaén,
Ciudad-Rodrigo o Pamplona sólo reportasen al cardenal Sandoval, por lo que sabemos,
una única dedicatoria, hace pensar que no favoreció particularmente a las letras durante
este periodo de casi quince años. Por otra parte, y pese a las dificultades que entraña el
hecho de que tanto Sandoval como Lerma ascendieron al poder el mismo año, parece
evidente que tanto la cronología de las dedicatorias, como la localización geográfica de
los autores y las propias características de los mismos sugiere que la elección del
cardenal Sandoval no fue – al menos únicamente – el producto de la búsqueda de una
recompensa en el ámbito cultural, sino más bien el resultado de la búsqueda de
beneficios en el ámbito institucional. Es decir, tanto el uso de recursos literarios
laudatorios, en los que se subrayaba la afición y apoyo a las letras del prelado y se hacía
referencia a su cultura e interés por la literatura, como las constantes referencias a la
búsqueda de su protección, han de ser tomadas con precaución. Los autores, en su
mayoría clérigos relacionados con la archidiócesis de Toledo, vieron en el ascenso de su
75 B. PORREÑO (¿1604-1606?). op. cit., fol. 235v. 76 I. ENCISO (2002). op. cit.
[758]
arzobispo a los círculos de poder de la corte de Felipe III una oportunidad para medrar,
ya fuese en el ambiente cortesano madrileño como en los círculos locales de poder
eclesiástico. Es una situación parecida a la que ha sido mostrada anteriormente para la
Sevilla de Felipe III, en la que los autores hispalenses vieron en la élite eclesiástica de la
ciudad, élites locales que tenían el poder en ese espacio geográfico preciso, los
destinatarios ideales para sus súplicas y peticiones77. Siguiendo este planteamiento,
parece claro que mediante el uso de estrategias culturales, como es el ofrecimiento de
un escrito, los personajes buscaban conseguir objetivos de carácter más político e
institucional. Esta estrategia es ejemplo más de la multiplicidad de facetas de la
sociedad de este período, como ha sido mostrado por en recientes estudios78.
En segundo lugar, la estrecha interrelación del poder del prelado en la corte real
con la formación de su figura como patrón cortesano, y el hecho de que pese a este
perfil en parte seglar el cardenal fuese objeto en su gran mayoría de las súplicas del
estamento eclesiástico define en parte su propia identidad. A la vista del análisis de
estas dedicatorias, y teniendo en cuenta la evidente y ya repetida parcialidad de las
fuentes trabajadas en este ensayo, parece que en el caso concreto del cardenal Sandoval
vemos una situación en la que la faceta eclesiástica del personaje era dominante. Esta
situación contrasta con el caso pre-tridentino o renacentista, en el que las élites
eclesiásticas eran también centro de redes culturales profanas. Esta reflexión llama
también la atención sobre la diferenciación y la precisión con la que los artistas ponían
en marcha sus estrategias en pos de un ascenso social, laboral, o de cualquier modo de
mejora de su propia posición. Bernardo de Sandoval, pese a ser parte de la alta nobleza
española, tío del valido del rey y miembro del consejo de Estado, fue sin embargo,
desde el estudio de las dedicatorias, objeto de las ambiciones del estamento eclesiástico,
algo que llama la atención sobre la diferenciación y especificidad de la posición de las
élites eclesiásticas en la corte. Sin embargo, al mismo tiempo, el elevado número de
dedicatorias que recibió lo aleja del interés despertado por obispos o arzobispos, y lo
acerca a las personalidades seglares más influyentes en el entorno cortesano. Con las
precauciones que una comparación cuantitativa como la que sigue conlleva, y teniendo
en cuenta lo parcial de los datos con los que contamos, parece emerger sin embargo que
la cuarentena de escritos ofrecidos al cardenal durante los diecinueve años de su
77 J. DOMÍNGUEZ y A. SÁNCHEZ (2009). op. cit. 78 Entre los muchos estudios que giran alrededor de esta idea, véase M. KEBLUSEK (2011). Double agents: cultural and political brokerage in early modern Europe. Leiden.
[759]
arzobispado dista mucho de los dieciséis libros que recibió el arzobispo de Sevilla Pedro
de Castro Quiñones entre 1610 y 1623 79 , asemejándose más a las casi treinta
dedicatorias que recibieron respectivamente el conde de Lemos80 y el duque de Lerma81
durante su etapa en el poder. No parece pues que fuese – únicamente – su faceta de
arzobispo toledano lo que le hizo receptor de tanto interés por parte de los autores, sino
su cercanía a los círculos de poder de la corte de Felipe III. “Príncipe de la Iglesia y
excelente pastor”, como dijese Gregorio de Alfaro, el caso del cardenal Sandoval pone
de relieve la compleja interrelación entre las esferas del poder en la edad moderna, y
abre camino a un replanteamiento del estudio del mecenazgo eclesiástico.
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