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INDICE

BAJO LA TÚNICA DE LA SIMPLICIDAD ��7Dª CARMEN PENA PERÁCIO, ENTREVISTADA POR JOSÉ MARINS PERALVA �� 11ENTREVISTANDO A ALTIVO C. PAMPHIRO �� 19CHICO 70 �� 23ENTREVISTANDO A ANTONIO CÉSAR PERRI DE CARVALHO �� 27EL ENIGMA DE CHICO XAVIER �� 33ENTREVISTANDO AL PROFESOR ANDRÉ L. BORDINI�� 41CHICO XAVIER, LA LEVEDAD DEL SER �� 49ENTREVISTANDO AL DR. PEDRO A. BONILLA �� 53CHICO, TERNURA Y DISCIPLINA �� 57ENTREVISTANDO AL DR. WILSON DISPOSTI �� 59FACETAS DEL HOMBRE Y DEL MÉDIUM�� 65ENTREVISTANDO A DÑA. APARECIDA FIGUEIREDO � 69CHICO XAVIER Y LA DOCTRINA ESPÍRITA�� 71ENTREVISTANDO A MÁRCIA QUEIROZ SILVA BACCELLI�� 73ENTREVISTANDO A PAULO ROSSI SEVERINO �� 81CHICO XAVIER �� 85ENTREVISTANDO HELOÍSA PIRES�� 91PALABRAS DE LA PROFESORA EVANY MEDINA �� 97ENTREVISTADO A EVANY TAVARES DE SOUZA MEDINA �� 99

ENTREVISTANDO AL PROFESOR HENRIQUE RODRIGUES �� 103SUEÑO PREMONITORIO ��111CARTA DE FRANCISCO CÂNDIDO XAVIER ��115MISIVA DE HERNANI GUIMARAES ANDRADE ��117HIJO DEL CORAZÓN �� 121ENTREVISTANDO Dª ALTIVA GLÓRIA FONSECA NORONHA �� 123CHICO XAVIER: LUZ INAPAGABLE �� 131ENTREVISTANDO A DIVALDO PEREIRA FRANCO �� 135LAS ESTRELLAS CAERÁN DEL FIRMAMENTO �� 145ENTREVISTANDO AL PROFESOR HUGO GONÇALVES�� 147ENTREVISTANDO A JOSÉ ALBERTO DE LIMA MEDRADO �� 151ENTREVISTANDO AL DR JORGE ANDRÉA DOS SANTOS �� 157ENTREVISTANDO A RICHARD SIMONETTI �� 161CHICO XAVIER PERMANECE FIEL AL BUEN COMBATE �� 165ENTREVISTANDO A LA DRA. MARLENE ROSSI SEVERINO NOBRE �� 169ENTREVISTANDO A SUELY CALDAS SCHUBERT �� 177¡UN DÍA YO TUVE UN SUEÑO! �� 185ENTREVISTANDO A JULIETA MARQUES �� 193ENTREVISTANDO AL PROFESOR J. RAUL TEXEIRA 207ENTREVISTANDO AL SR. JÚLIO CÉSAR G. RIBEIRO�� 213

5CONVERSACIONES SOBRE CHICO XAVIER

CONVERSACIONES SOBRE CHICO

XAVIER(DIVALDINHO ENTREVISTA A SUS AMIGOS)

DIVALDINHO MATTOS

Traducido por Silver ChiqueroRevisión Isabel Porras González

Inolvidable 8 de julio de 1927

Después de una sesión asistencial del Grupo Espírita “María de Nazarét”, estábamos conver-sando algunos compañeros, refiriéndonos a los 70 años al servicio del Bien de Chico Xavier y bajo la sombra de frondosos mangos, nació la idea de formular algunas preguntas a los amigos del que-rido médium. Llamamos a algunos trabajadores del ideal, que nos atendieron rápidamente. En es-tas páginas se suceden artículos y entrevistas, en los cuales encontramos apuntes de gran belleza, constituyendo un sencillo homenaje de los ami-gos, a la figura sin par de Chico Xavier.

El autor


BAJO LA TÚNICA DE LA SIMPLICIDAD

Los 70 años de actividad mediúmnica de Fran-cisco Cándido Xavier (02-04-1910), han suscitado artículos, crónicas, reportajes y testimonios en torno a su querida personalidad y a su extensa obra, supervisada por Emmanuel, realzándole las dotes morales y las atribuciones mediúmnicas, siendo para muchos, considerado el más comple-to médium brasileño, por la gran expresión doc-trinaria.

En las siete décadas de actuación mediúmnica, iniciada públicamente, el 8 de julio de 1927, en la modalidad psicográfica, a través de la cual, como auténtico instrumento de los Espíritus, ha publica-do más de 400 libros, traducidos a diversos idio-mas, se convirtió en el universo espírita, con amor pleno y reconocimiento, en el abnegado após-tol de Jesús, tributándole cariño y gratitud, por lo que su inmenso corazón, inagotable santuario de luz, ha ofrecido a las criaturas, en periodos de

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saludable espiritualidad, ejemplificado en su día a día, las inmortales e inigualables lecciones de Nuestro Señor Jesucristo.

Su producción mediúmnica, de gran valor, proveniente de las elevadas fuentes celestiales, constituye un precioso collar de perlas resplande-cientes, maravillando e instruyendo, enseñando y renovando.

Adeptos de otros pensamientos religiosos y filosóficos, ateos y materialistas tienen estima y respeto al fiel servidor de Jesús, ofreciéndole ca-riño y atención, reconociéndole la nobleza espiri-tual.

Chico Xavier renació bajo una vestidura misio-nera, con el firme propósito y ansia divina de am-parar a los que sufren, suavizar aflicciones, secar lágrimas y hacer sonreír a criaturas inmersas en grandes sufrimientos.

Su renacimiento, en la ciudad de Pedro Leopol-do, Minas Gerais, de donde transfirió su residen-cia hacia Uberaba, en enero de 1959 -ciudad que lo recibe como un hijo querido-, su renacimiento representa, en comparación real y efectiva, una luz de inmenso fulgor, por lo que no dudamos, con plena tranquilidad de conciencia, en denomi-narlo como legítimo Ciudadano del Universo.

Registramos, en estas líneas, el acatamiento sincero y permanente a todas las religiones y a las figuras que las lideran, nota marcada por su educación personal, testimonio de su formación


espírita cristiana.El dulce misionero de Cristo y del propio Bien

que se corporifica, estereotipado en una amena figura humana, extremadamente bondadosa, so-bria y humilde, su presencia serena encandila por la pureza de sentimientos, por la sabiduría de la palabra.

Autodidacta, distendido, sin embargo, de con-siderable patrimonio traído de otras reencarna-ciones, patrimonio que se revela en ciertos mo-mentos, siendo capaz de discrepar, con brillo y simpatía, sobre asuntos trascendentales, de filo-sofía y ciencia, lo que le asegura la condición de médium notable y sabio admirable. Su porte y pujanza espiritual, su grandeza interior, se escon-den bajo la túnica de la simplicidad.

Como síntesis biográfica de Chico Xavier, el Periódico de Casa escribe una nota explicativa: “El más famoso médium brasileño cumple 87 años el próximo 2 de abril. Nació en Pedro Leopoldo y, desde 1959, vive en Uberaba, donde se hizo no-table en el mundo entero por psicografiar más de 400 libros, traducidos a varios idiomas. Chico Xa-vier lleva una vida sencilla. Todos los beneficios obtenidos con las publicaciones son revertidos en obras asistenciales. Hoy, con la salud debilitada, no está en condiciones de atender a miles de per-sonas que insisten en verlo, en busca de una pala-bra reconfortante o de un pase milagroso para la curación de las enfermedades”.

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Las personalidades consultadas por el periódi-co son de las más variadas religiones, lo que le da fueros de belleza, así como democrática y legíti-ma autoridad a la investigación.

José Martins Peralva


Dª CArMEN PENA PEráCIO, ENTrEvISTADA POr JOSé MArINS

PErALvA

La venerable señora orientó los primeros con-tactos de Chico Xavier con el servicio mediúmni-co.

Una palabra debería hacerse oír, en este 70 ani-versario de la mediumnidad de Francisco Cándido Xavier: la de Carmen Pena Perácio, venerable se-ñora que orientó los primeros pasos del médium en su trabajo, juntamente con su esposo, Jé Her-mínio Perácio, recientemente desencarnado.

“El Espírita Minero” estuvo en su residencia, en el Barrio de la Sagrada Familia (calle Genoveva de Souza, 864), con el objetivo de recoger las im-presiones tan valiosas para ésta edición nuestra conmemorativa, habiendo sido recibido frater-nalmente.

Dña Carmen, cuya vivacidad espiritual nos cau-só la mayor admiración, se puso enteramente a


nuestra disposición, respondiendo a todas las preguntas que le formulamos.

He aquí, a continuación, el resultado de nues-tra entrevista con la dedicada servidora del Espi-ritismo, a la luz del Evangelio Redentor:

Peralva: ¿Podría decirnos alguna cosa, en cuan-to a los motivos del acercamiento de Chico a la doctrina de los Espíritus?

Dña. Carmen: Pues sí.En mayo de 1927, enfermó en Pedro Leopoldo

una hermana de Chico, aquejada de una violenta obsesión que, en la época, fue considerada como locura. Mi compañero, José Herminio Perácio, atendiendo a la llamada del Sr. Joao Cândido Xa-vier (padre de Chico), que deseaba ver a su hija curada, fue a Pedro Leopoldo con la enferma.

Peralva: ¿Dónde residía usted en aquella época?Da. Carmen: Vivíamos en la hacienda de Ma-

quiné, municipio de Curvelo, hacia donde fue llevada la enferma por mi marido, que era mé-dium curador. En la hacienda de Maquiné, con la ayuda de nuestros protectores espirituales, bajo la misericordia del Infinito, ella obtuvo gran mejoría, restableciéndose muy rápidamente.

Peralva: ¿Estaba presente en la reunión en la que Chico recibió el primer mensaje del Plano Es-piritual? ¿Cómo se inició Chico en la mediumni-dad, en el transcurso de los acontecimientos a los que usted se refiere?

Dña. Carmen: En la segunda quincena de junio


de 1927, mi marido y yo acompañamos a la her-mana de Chico a Pedro Leopoldo, con la alegría de devolverla al hogar, curada de la obsesión con la que fuera acometida, quedándonos allí algunos días. Comprendimos entonces, que nuestros her-manos de Pedro Leopoldo necesitaban un grupo espírita evangélico. Mi esposo y yo, con algunos compañeros, fundamos el Centro Espírita Luis Gonzaga, que allí funciona hasta hoy. Me acuer-do de que en la sesión pública del 8 de julio de 1927 (el Centro principiante funcionaba entonces en una casa particular), escuché a un amigo es-piritual aconsejando que Chico Xavier cogiera el lápiz, a fin de experimentar la psicografía; trans-mití la recomendación y Chico obedeció inmedia-tamente, recibiendo de manera muy rápida varias páginas que fueron suscritas por un Benefactor de Lo Alto. Nos quedamos todos muy contentos con el hecho, siendo que, al cabo de dos días, re-gresamos a nuestra casa de Maniqué. Chico nos acompañó para quedarse con nosotros algunos días en la hacienda y, allí, en la primera reunión mediúmnica que realizamos, después de la llega-da, en el momento de las oraciones, con aquella humildad que siempre le acompañó, nos pregun-tó “si podía participar en nuestras plegarias”, lo que, naturalmente, fue permitido, con mucha ale-gría para mí y para mi compañero.

Peralva: ¿Qué sucedió, de nuevo, entonces?Da. Carmen: Durante la reunión, mientras está-


bamos pidiendo, en oración al Señor, por la con-servación de la mejoría de nuestra hermana, que habíamos dejado en Pedro Leopoldo, oí una voz suave, tan cautivadora, que luego reconocí que no pertenecía a ninguna criatura encarnada. La voz declaraba ser “Emmanuel”, amigo espiritual de Chico. Después de empezar a escucharlo, sur-gió en mi visión mediúmnica una bella entidad, con vestimenta de sacerdote y presentando un aura tan brillante que, a través de la luz que irra-diaba, yo podía ver su rostro calmado, tranquilo y sonriente. Después de identificarse como el Ami-go Espiritual del joven allí presente con nosotros, me recomendó:

“Hermana, hable con Chico Xavier para que tome papel y lápiz”.

Inmediatamente buscamos dicho material bajo una fuerte emoción. Algunos instantes después, Chico pasó a recibir un mensaje; terminada la psi-cografía, vimos que ese mensaje orientaba la con-tinuación del tratamiento de nuestra hermana y era firmado por su madre, Maria Joâo de Deus, que tantas veces se le apareciera, a través de la videncia mediúmnica, hablando con él.

Peralva: ¿Cómo recibieron este acontecimien-to?

Dña. Carmen: Con mucha alegría, porque en sus conversaciones maravillosas, esas páginas traían sabios consejos para todos nosotros, los necesitados de amparo espiritual, con instruccio-


nes muy importantes para la enferma, que se re-cuperó, para mí, que también me encontraba en el desarrollo mediúmnico, para mi marido y para Chico, a quien el mensaje despertaba para la gran misión que traía; en cuanto a mi marido, el men-saje lo incentivaba para las tareas curativas, en la aplicación de los fluidos magnéticos que él poseía a los sufridores.

Peralva: ¿Usted puede explicarnos la razón de esto?

Dña. Carmen: Los amigos espirituales me di-jeron, varias veces, que él acompañaba a Chico, desde muy pronto, desde la infancia y que, inclu-so después de sus primeros pasos en la medium-nidad, él, Emmanuel, lo observaba y protegía, dejando que otros amigos desencarnados lo ejer-citasen en las facultades de la mediumnidad es-crita, antes que él pudiese empezar con él la gran tarea de los libros psicografiados.

Peralva: Con respecto a la tarea de los libros mediúmnicos, ¿usted observó alguna cosa más?

Da. Carmen: Sí, en una de nuestras reuniones de los primeros tiempos del Centro Espírita “Luis Gonzaga”, en Pedro Leopoldo, se me mostró un cuadro fluídico que, en la época, nadie de noso-tros entendió; mediúmnicamente, vi que desde el techo estaban “lloviendo libros” sobre la cabeza de Chico y sobre todo nuestro grupo. Más tarde, cuando fue publicado “Parnaso de Além-Túmulo”, “Poemas de Más Allá del Túmulo”, supe, a través de


un espíritu amigo, que la visión fue creada por Em-manuel, que deseaba avisarnos, simbólicamente, de la misión que Chico desempeñaría, recibiendo libros del Plano Espiritual. Puedo decir que el cua-dro de la “lluvia de libros” fue maravilloso. Trans-curridos casi cuarenta años, lo guardo todavía en mi visión, como si todo hubiese acontecido ayer.

Peralva: ¿Usted y su esposo continuaron en la hacienda Maquiné?

Dña. Carmen: Poco tiempo después de mayo de 1927, recibimos el consejo de los Amigos Espiri-tuales para trasladar nuestra residencia a Pedro Leopoldo, ya que, con la presencia de mi compa-ñero, el desarrollo de nuestro querido Chico se rea-lizaría con mayor facilidad. Siempre dedicamos a Chico un afecto especial, y así fue muy agradable para nosotros la mudanza de la Hacienda de Ma-quiné hacia Pedro Leopoldo, donde continuamos bajo las órdenes de nuestros Guías. Más allá de nuestras sesiones habituales en el Centro, nos re-uníamos, mi marido, Chico y yo. Después de algún tiempo de muchos mensajes familiares e íntimos, Chico empezó a recibir poemas conmovedores y bonitos, firmados por poetas que no conocíamos, ni siquiera de nombre. Había noches que hasta tres poemas eran psicografiados. Ya disponíamos de bastante material, cuando mi compañero sugi-rió a Chico que escribiese al Sr. Manoel Quintao, en aquel tiempo director de la Federación Espírita Brasileña, explicándole lo que estaba sucediendo


y pidiéndole orientación.Peralva: ¿Quintao respondió después?Dña. Carmen: Inmediatamente. Nos dijo, en

una carta a Chico, que había leído los poemas que le envió, pedía que le remitiéramos otros mensa-jes que tuviésemos en las manos y nos comunica-ba que la Federación se encargaría de la publica-ción de un libro con ellos, surgiendo, entonces, el “Parnaso de Além-Túmulo”. El Sr. Quintao nos dio un gran estímulo.

Peralva: Cuéntenos algo que recuerde, referido a la presencia de Chico en las reuniones.

Dña. Carmen: ¡Con mucha emoción y alegría! Fueron cuarenta años y aquellos días maravillo-sos jamás podrán ser olvidados. De rodillas, pido siempre a Nuestro Padre de Amor cada vez más luces y fuerzas espirituales para nuestro bonda-doso Chico.

Y así, queridos lectores, se desarrolló nuestra entrevista con Dña. Carmen Pena Perácio, la dedi-cada hermana que orientó a nuestro amigo Fran-cisco Cândido Xavier, en los primeros tiempos de su mediumnidad.


ENTrEvISTANDO A ALTIvO C. PAMPhIrO

Divaldinho: Profesor Altivo, como líder espírita del Movimiento de Rio, ¿cómo define el Espiritis-mo después de Chico Xavier?

Altivo: Creo que Chico nos trajo mucho mate-rial del plano de los espíritus para que pensemos seriamente en el trabajo de solidificación de los mensajes espíritas en sus varios apartados: doc-trinario, asistencial y de divulgación. Así como Kardec y Denis, que nos trajeron material para pensar en el espíritu inmortal, Chico incrementó el tema para que podamos servir al prójimo. Re-cordemos, para este fin, las obras de André Luiz, El Hermano X, Cornelio Pires y tantos otros que hablan siempre del servicio por hacer.

Divaldinho: ¿Cuál es la obra del médium que más le llamó la atención?

Altivo: Diría que varias obras: “Pablo y Esteban”, la serie de comentarios en torno al Evangelio, “Pa-


dre Nuestro”, “Fuente Viva”, etc. y la obra de André Luiz.

Divaldinho: De entre las visitas a Chico Xavier, ¿qué impresión tuvo estando delante del mayor sensitivo del siglo?

Altivo: La de conocer a un hombre bueno, pro-fundamente volcado en las cuestiones que intere-san al ser humano.

Divaldinho: De las voces en Uberaba, ¿qué he-cho presente le llamó más la atención?

Altivo: Tres episodios vividos y vistos por mí:1º episodio: Durante las famosas peregrinacio-

nes, el sentimiento de amor y humildad con que Chico leía, para las personas asistidas, “Fuente Viva”, me conmovía la lectura simple, cargada de emociones y llena de vibraciones de fuerza y paz.

2º episodio: Cuando él cogió una pluma al azar y la llenó de un perfume muy suave que perma-neció en ella durante algunos días. Sé que fue apenas una manifestación física, pero lo que en-tusiasmó fue justamente el hecho de haber sido realizado con total espontaneidad.

3º episodio: fue cuando Chico hizo el memo-rable programa de TV, Pinga-Fogo – entrevista polémica. Dos o tres semanas después, estuve en Uberaba y, conversando con él y un grupo reduci-do de personas, Chico hablaba del programa. Nos dijo entonces que preguntó a Emmanuel si de-bía ir o no al mencionado encuentro. Emmanuel


le dijo que, si iba, perdería la tranquilidad, la paz y, todo aquel ambiente casi bucólico de servicio con Jesús desaparecería, porque él sería conocido fuera del ambiente estrictamente espírita. Chico nos dijo, continuando su narración: “Emmanuel, ¿y que tendrá de bueno para la Doctrina?”

El gran benefactor respondió que la Doctrina tendría un considerable avance en la divulgación. Entonces dijo Chico: “Entonces voy”.

Divaldinho: ¿Qué es lo que más admira de Chi-co Xavier a sus 87 años?

Altivo: Su lucidez, su espíritu sosegado de quien cumplió con su deber en la Tierra.

Divaldinho: De entre sus exposiciones oídas o incluso citadas por el médium de Uberaba, ¿esto representa en cierta forma el éxito que tuvo el Centro Espírita “León Denis” en Rio de Janeiro?

Altivo: Sin duda, sus ejemplos, las palabras grabadas en tantos libros que nos hablan del mé-dium, de sus sentimientos, todo nos enseña a ca-minar de un modo bien humilde, con los pies en el suelo, ya que Chico es así: pies en el suelo.

Divaldinho: Sus conclusiones, a los 70 años de ejercicio con la mediumnidad y 405 obras psico-grafiadas, ¿qué le diría a Chico Xavier?

Altivo: Le diría que le estoy muy agradecido por su trabajo. Profundamente agradecido por haber-


nos dejado conocer a Emmanuel y a André Luiz. Muy agradecido por habernos traído de vuelta a Bezerra de Menezes, al Hermano X y tantos otros que se identificaron. Diría que él continúa siendo el mismo médium de la paz y del sentimiento. Fi-nalmente, casi sólo diría: Chico, muchas gracias.

Altivo C. Pamphiro


ChICO 70

“Dirigente” trajo materiales sobre el cincuente-nario del año 1997, como el de la USE y de las actividades de Divaldo Franco. El nuevo año sus-cribirá los 70 años de las acciones mediúmnicas de Francisco Cândido Xavier y los 50 años de im-portante obra de André Luiz.

Con ocasión del cincuentenario de las acti-vidades mediúmnicas de Chico Xavier, en Julio de 1977, promovimos, con el órgano de USE de Araçatuba, una serie de conferencias en el pro-grama de la “Semana sobre la Obra Psicográfica de Chico Xavier”. A lo largo de unos 20 años, tuvimos muchos contactos con el médium, relatados en artículos y en libros. Ya en Sâo Paulo, nos encon-tramos con Chico en sus últimos compromisos públicos en el Centro Espírita Unión. En una de estas ocasiones, con la atención de siempre, exte-riorizó su cariño hacia el trabajo y no evitó dictar palabras de estímulo para las actividades de USE”.


Indudablemente, las varias fases de la obra de Chico Xavier están íntimamente relacionadas con el movimiento espírita y con proyecciones para el pueblo brasileño.

Impacto de la Obra inicialLa publicación de la obra psicográfica inicial,

hace 65 años, suscitó la opinión de espíritas, de escritores destacados y de la prensa laica.

Cuando conseguí un ejemplar de la 1ª edición de “Parnaso”, solicité el autógrafo de Chico Xavier, en Uberaba. Siempre amable, dirigido a mi esposa anotó con buen humor: “… le entrego este libro, pidiéndole disculpas por el retraso de cincuenta y tres años…” Es un agradable registro histórico.

Cincuentenario de la Obra PioneraAl comentar la influencia de la obra de Chico

Xavier en la práctica mediúmnica, anotamos que, “casi 50 años después del inicio de la serie An-dré Luiz, la mayoría de los Centros Espíritas ya absorbieron las orientaciones de André Luiz y de Emmanuel para la práctica mediúmnica”. En esta serie, los temas polémicos siempre fueron antici-pados por el autor espiritual.

En el año que Chico cumplirá 70 años de me-diumnidad, será también el cincuentenario del li-bro “En el Mundo Mayor”. En 1947, esta obra fue pionera colocando el espíritu como raíz de pro-


blemas del cerebro y de las psicopatías; abordaba la cuestión de la intervención del hombre en los cromosomas, incluso para la determinación del sexo del embrión y, entre otras cuestiones, des-tacaba las desastrosas consecuencias espirituales del aborto.

La tarea del libroAunque portador de varios dones mediúmni-

cos, desde el inicio de sus tareas, Chico Xavier dio énfasis a la psicografía. Su apoyo a la divulgación de los libros se hizo presente en muchos momen-tos.

Con motivo de la pionera I Exposición del Libro Espírita, realizada en la Galería Prestes Maia, en Sâo Paulo, en 1955, con el co-patrocinio de USE, Chico Xavier no pudo asistir, pero escribió apo-yando el evento de varias formas, como: “…No-sotros, compañeros del Centro Espírita Luiz Gon-zaga, de aquí, de Pedro Leopoldo, en modesta asociación, pedimos permiso para enviar al gran acontecimiento, nuestra pequeña participación, con un cheque de 200 cruceros que representa apenas nuestra insignificante buena voluntad”.

Proyección de la ObraEs inconmensurable la proyección de la obra de

Chico Xavier. Pero hay algunos indicios, como el volumen de obras publicadas, alcanzando cerca


de 13 millones de ejemplares sólo por la FEB, que publica las obras llamadas “clásicas” recibidas por el médium, y la enorme cantidad lanzada por va-rias editoras como CEC, LAKE, IDE, GEEM, IDEAL, CEU, FEESP, y CLARIM. También están las entre-vistas por la TV, obras adaptadas para el teatro y novelas y los efectos de divulgación de la cam-paña para el Premio Nobel de la Paz en 1980/81. Por estos aspectos y más aún por el valor humano y por la dedicación al prójimo, Chico Xavier fue considerado como la 17ª personalidad más queri-da por el pueblo brasileño, con el 66% de las de-signaciones.

Es curioso que el nuevo año tenga como una de las pautas de análisis, los estudios y las reflexio-nes a propósito de la literatura mediúmnica de Chico Xavier.

Antonio César Perri de Carvalho


ENTrEvISTANDO A ANTONIO CéSAr PErrI DE CArvALhO

Divaldinho: Siendo amigo de Chico Xavier y es-cuchándole durante tantos años, ¿Cuál es la im-portancia de disfrutar de esta convivencia?

Perri: Durante casi veinte años, visité a Chico Xavier con asiduidad, en las reuniones de la Co-munidad Espírita Cristiana, del Grupo Espírita de la Plegaria y en las peregrinaciones, en Uberaba. Por costumbre era invitado para hablar durante las largas reuniones. Después, estando cerca de él, escuché muchos comentarios oportunos sobre los mensajes recibidos cuando él atendía. Muchas veces, interrumpía algún comentario y se diri-gía a mí. Otras veces, en su residencia comparti-mos momentos alegres e interesantes. Considero un privilegio haber disfrutado de este contacto, mientras él estaba a todo vapor en sus tareas.

Divaldinho: Entre tantos trabajos realizados por usted, como escritor, ¿le gustaría escribir algo sobre el sensitivo del siglo?


Perri: Ya he escrito sobre Chico Xavier. Cada vez que regresaba de Uberaba, escribía algo sobre él en los periódicos de Araçatuba. Publiqué en la RIE una entrevista con varios líderes con la ocasión del cincuentenario de la mediumnidad de Chico Xavier. En el libro “Elogio a la Vida” hay episodios con Chico. En la prensa espírita “O Clarim”, RIE, Anuario Espírita y “Dirigente Espírita” hay varios artículos que publiqué sobre el notable médium del siglo.

Divaldinho: Si fuese a escribir ¿qué faceta ana-lizaría?: Chico hombre o médium?

Perri: Tengo mis observaciones sobre Chico como persona, que han salido alguna vez en la prensa y en conferencias. Noto una cierta idola-tría en torno a Chico, lo que no coincide con su manera de ser. En muchas ocasiones he escrito so-bre su monumental obra psicográfica.

Divaldinho: ¿Qué colaboración prestó Francis-co Cândido Xavier al movimiento USE y a otros que conoce?

Perri: La obra psicográfica de Francisco Cândi-do Xavier siempre fue utilizada por la USE (Unión de Sociedades Espíritas) de Sâo Paulo para fun-damentar sus acciones y textos. Incluso, en do-cumentos que después fueron ampliados y trans-formados en el opúsculo “Orientación al Centro Espírita (Ed. FEB). En el reciente libro “USE- 50 años de unificación” (Ed. USE), está trascrito el mensaje de Emmanuel, dirigido a los participan-


tes del I Congreso Nacional Espírita en Sâo Paulo, que fue liderado por la USE, en 1948. En la citada obra aparecen registros de otros apoyos a Chico Xavier.

Divaldinho: ¿Y los que dicen que Chico Xavier está en contra del movimiento de unificación? ¿Podría explicarlo mejor para todos nosotros?

Perri: Durante las visitas a Chico Xavier, siem-pre percibí que muchos lo buscaban para que re-frendase, incluso inducido, sus puntos de vista. Aprendí a no valorar todo lo que dicen que Chico Xavier dijo. Siempre hay toques del “intérprete”. Fui testigo de algunas reclamaciones de Chico Xa-vier relacionadas con algunos órganos de unifica-ción, no contra la unificación, y esto con ocasión de la fundación del Grupo Espírita de la Plega-ria, en 1975. Todavía no podemos olvidar que las obras de la fase áurea de la producción psicográ-fica de Francisco Cândido Xavier fueron publica-das por la Federación Espírita Brasileña. Ésta apo-yó, orientó y defendió al médium desde el inicio de su labor. Incluso en el proceso promovido por la familia de Humberto de Campos. Los registros son evidentes, pero no hace mucho tiempo, la FEB publicó el libro “Testimonios de Chico Xavier”, don-de Suely Caldas Schubert comenta la correspon-dencia continua entre Chico Xavier y el Presidente de la FEB. Hasta nuestros días, la revista Reforma-dor divulga y transcribe textos psicograficos de Chico. Los textos de su obra son adoptados en las


tareas de unificación. Está a la vista la conocidísi-ma página “Unificación”, en la que “el apóstol de la unificación” y ex presidente de la FEB Bezerra de Menezes escribe en 1963, sobre el servicio de la unificación. Día 8 de julio de 1997, la Unión Es-pírita Minera promovió un homenaje por los 70 años de mediumnidad de Chico Xavier, y el orador fue el Presidente de la FEB. Con tranquilidad digo que, si Chico Xavier fuese contra el movimiento de unificación, estaría siendo incoherente con su obra psicográfica y con todo el apoyo recibido durante décadas.

Divaldinho: ¿Qué orientación vino por media-ción de Francisco Cândido Xavier al movimiento USE y sus dirigentes?

Perri: En varias respuestas ya enfatizamos so-bre la orientación venida de la obra psicográfica de Chico Xavier y los apoyos explícitos a movi-mientos liderados por la USE, relatados ahora en la reciente obra “USE 50 años de unificación”. Tengo conocimiento de que un director de USE estaba muy ligado a un gran amigo de Chico Xavier, asi-duo frecuentador de Uberaba. Como Presidente de USE, visité a Chico Xavier en dos ocasiones, en eventos promovidos por el Centro Espírita Unión, en Sâo Paulo. Escuché de él palabras de estímulo.

Divaldinho: Sabemos personalmente que Chico Xavier orienta a cada uno según sus obras y los que tengan oídos para oír, que oigan, los que ten-gan ojos para ver, que vean. ¿Y usted qué piensa?


Perri: Fui testigo del mismo fenómeno y en el periodo que Chico Xavier atendía a numeroso pú-blico. Insisto que siempre percibí que muchos le buscaban para que refrendase sus acciones y pro-puestas. Él, en algunos momentos hablaba clara y directamente, dando su opinión. Otras veces ha-blaba con evasivas y se veía que no todos com-prendían el alcance de sus palabras suaves.

Divaldinho: ¿Lo considera en qué aspecto: mé-dium, hombre o qué valoración haría de los dos?

Perri: En otra respuesta ya toqué el tema. Lo considero bajo los dos aspectos. La figura de Chi-co Xavier como persona es muy poco conocida. Se tiende a idolatrarlo, olvidando las reacciones más simples y naturales del ser humano, y que, en el caso de él, son muy interesantes. Cuando Chico Xavier cumplió 50 años de trabajos mediúmnicos, él humildemente declaró a un periódico espírita: “Me esfuerzo por ser el Chico Xavier que vosotros pensáis que soy…” Como médium, destaco su de-dicación y perseverancia en la labor durante un tiempo tan prolongado. Portador de varios dones mediúmnicos, supo dar prioridad a su tarea ma-yor, la psicografía.

Divaldinho: Dentro del campo científico, ¿en qué libro encuentra usted respuesta para esto?

Perri: En varias obras firmadas por el espíritu André Luiz. Enseñan el cotejo con varias áreas de la Ciencia. Imagine la acertada expresión “la ma-teria es luz coagulada…”


Divaldinho: ¿Qué hecho, de todos los comen-tados, uno comentado por usted, que más le con-movió? ¿Y otro que le haya hecho analizar y re-pensar todo?

Perri: Me conmovió en varios momentos: la conversación coloquial cuando nos conocimos, en las dedicatorias de libros que me redactó de manera bien informal, en gentilezas con ocasión del nacimiento de mis hijos y la atención cariñosa que dispensó a varios familiares. En sus atencio-nes, principalmente en la “peregrinación”, asistí a escenas muy humanas y cristianas. Estos son los aspectos de Chico Xavier como persona.

Divaldinho: Definiciones para los 87 años de existencia y 70 años de mediumnidad.

Perri: La longevidad de Chico Xavier, con el res-paldo de 70 años de intercambio mediúmnico, es el atestado de como la relación entre las dos Hu-manidades puede realizar a favor del bien de la Humanidad. Al considerar la portentosa obra psi-cográfica de Chico Xavier y sus ejemplos persona-les, se puede estar de acuerdo con la expresión de otros: “Es un hombre luz”.


EL ENIGMA DE ChICO XAvIEr

La sala de la humilde casa estaba repleta. Per-sonas de todo Brasil en busca simplemente de una mirada, de una palabra, de un gesto. El calor era intenso. La ansiedad estaba en el aire. Cada uno queriendo contar su historia, compartir su desdi-cha, aliviar su sufrimiento. En medio del cortejo de desafortunados, algunos curiosos narrando aventuras e intentando tener un buen ángulo de visión. Acomodado en una silla mal puesta, retor-cida la figura dulce y sobrehumana de Chico Xa-vier. Él permanecía sereno e inalterable. Sus ojos brillantes y enfermos se paseaban buscando la ra-zón esencial de sus visitantes.

Casos dramáticos eran relatados. La madre que perdió un hijo. La que perdió dos. La que per-dió ocho. El que perdió la fortuna. El que nunca la alcanzó. El que perdió la salud. El que perdió el trabajo. El que perdió la familia. El que perdió la razón. El que perdió los sueños y la juventud…


Todo aquello parecía un gran inventario colectivo de pérdidas. Un balance trágico de la experiencia humana. Un drama protagonizado por héroes os-curos y anónimos perdidos en los laberintos de la desgracia. Pero por el dolor, una cosa los unía, la esperanza de encontrar al hijo de Ariadna capaz de sacarlos de allí, de sustraerlos de la pesadilla.

Más que hombre, ¿es éste que trajo consigo esta fórmula mágica, esta alquimia secreta, este espejo encantado que absorbe la sombra y la transforma en luz? ¿Quién es esta alma soberbia que brilla como un lirio perfumado en medio de pantanos lodosos y fétidos? ¿Quién es este narra-dor de la Nueva Era que actúa a modo de imán cuya acción magnética atrae las llagas del mundo y derrama sobre ellas el aceite de la esperanza y el vino del entendimiento? Estas investigaciones parecen llevarnos a una dignidad principesca, a un avatar o a un nuevo Mesías. Todavía estamos hablando de un hombre simple, sin títulos aca-démicos, de baja estatura, calvo, de tez morena, revelando su ascendencia cabocla, soltero por op-ción, pobre, que nunca se destacó en las artes o en la ciencia, perteneciente a una familia de más de diez hermanos, y nacido en Pedro Leopoldo, antiguo caserío surgido en el entroncamiento de los viejos caminos de bueyes que llenan de pol-vo el Brasil más auténtico: el Brasil cerrado, casi maleza, Brasil veredas de los hombres rústicos y fuertes de Euclides de Cunha y Guimaraes Rosa.


Pero si el hombre rústico es ante todo un hom-bre fuerte, Chico Xavier es ante todo un hombre bueno. Sin duda que su mediumnidad lo hizo co-nocido y deja perplejos a la ciencia y al materialis-mo del mundo. Pero el fenómeno que más abulta en su trayectoria espiritual es el de haber logrado ser bueno en un mundo esencialmente perverso, ser justo en torno a las arbitrariedades, ser opti-mista cuando todo parece decir no.

Su cuerpo relativamente pequeño y ahora des-gatado por los lustros no consigue empañar lo gi-gantesco del alma y no disminuir el compromiso misionero para con la humanidad. En la grandio-sidad de su obra está la razón inversa de la insig-nificancia en la que siempre intentó colocarse.

Es cierto que muchos de los que lo buscan lo hacen por lo maravilloso o sobrenatural, pero aún así, más tarde perciben que lo que vivieron fue mucho más que eso, fue mucho más allá de lo vi-sible y objetivo, trascendió a toda expectativa.

El “milagro” producido por Chico Xavier se ins-tala en la intimidad de las personas, despertándo-las a determinadas reflexiones y cuestionamien-tos existenciales que en la mayoría de las veces no ocurren de manera espontánea, están adorme-cidos, están latentes y precisan ser despertados, sacudidos por alguien, por una imagen, por una palabra, por una circunstancia.

El mayor fenómeno desencadenado por Chico Xavier es justamente éste, que pasa desaperci-


bido para la mayoría de sus observadores: lo de promover la solidaridad sin connotaciones polí-ticas, ideológicas o religiosas. Él es una de esas personalidades que rompe la crisálida de las eti-quetas y se entrega al mundo de forma integral como una fuente de aguas cristalinas que sacia a los caminantes cansados. Su piedad cautivadora, su ejemplo de respeto, su día a día de renuncia saben concretar el ecumenismo que el papa Juan XXIII en el Concilio Vaticano II con toda la estruc-tura y el poder temporal de la Iglesia de Roma, hasta hoy no consiguió alcanzar.

En un momento dado, sea en su casa humilde, sea en el Grupo de la Plegaria, sea entre aguacates, se nota que aquellos momentos son un vaticinio, presagios de un mundo nuevo. Son peregrinos de los lugares más lejanos, amas de casa, generales, médicos, políticos, miserables, comerciantes, jue-ces, prostitutas, profesores, religiosos, creyentes y ateos. Todos allí queriendo ver de cerca si aquel hombre existe, si es real y qué es lo que él tiene que los demás no tienen. Y lo que descubren es que él no tiene casi nada de lo que todos tienen, pero nadie tiene lo que él posee, un tesoro pre-cioso: el amor.

La sencillez es la finura de la sabiduría. Chico es simple y acoge a todos con comprensión sincera. En presencia de Chico Xavier, no existen castas so-ciales o intelectuales, no existen embates religio-sos o políticos y los lazos consanguíneos y la arro-


gancia que de ellos resulta se vuelven patéticos. El sol, por más caliente que sea, es siempre ameno, el frío jamás congela, la lluvia fuerte es una suave caricia y todo parece cantar. Tiene la humildad de los sabios y la sabiduría de los humildes. Su pa-labra versátil encuentra interés y tolerancia en el contacto con los grandes y los pequeños del mun-do.

Decir que Chico optó por los pobres e infeli-ces es una equivocación. En verdad optó por el hombre en sí, por el ser humano, que debe ser respetado en su diversidad, en su libre albedrío, en cualquier circunstancia. Su postura ética es el paradigma del hombre integral que habitará el planeta en la Era del Espíritu. Pobre de vanidad, rico en desprendimiento; pobre de orgullo, rico de una cultura que trasciende las enciclopedias; pobre de bienes, rico de amigos que lo aman pro-fundamente; pobre de brutalidad, rico de una sensibilidad capaz de emocionar como el canto de los pájaros o como la belleza de las rosas; po-bre de pereza, rico en trabajo y disciplina; mendi-go de egoísmo, millonario de amor. Un hombre que lo tenía todo para entregarse a las glorias del mundo, que, movido por el sentido de la respon-sabilidad, abdicó de todo por amor a Cristo y a los hombres de quienes se hizo servidor incondicio-nal. Nada de esto, sin embargo, impresionaría, si estuviésemos hablando de un súper-hombre, do-tado de una naturaleza especial. Pero no: mostra-


mos el perfil de un hombre corriente, con las mis-mas características que cualquier otro hombre. Un hombre que ríe y llora, que trabaja y obedece, que a veces se cansa y cae enfermo, que sufre per-secuciones y que también se entristece. Con una diferencia, sin embargo, se trata de un hombre li-bre. Un hombre, que, en la medida de lo posible, se liberó de la esclavitud de las culpas, haciendo todo el bien a su alcance, y por eso se volvió feliz. La libertad consiste en hacer lo que se debe y no siempre lo que se quiere. Así procedió Chico, y es precisamente este detalle que lo hace tan es-pecial. Las personas saben que él experimentó la verdadera fórmula de esta receta de felicidad au-téntica. Entonces quieren que él revele el camino. En verdad quieren algo improbable: quieren que él transfiera un bien que por la propia naturaleza es inalienable: sus conquistas.

De cualquier forma, la vida de Chico Xavier deja para el próximo milenio algunas señales de vital importancia. En un mundo dominado por el nihilismo deformador del carácter, por el culto a las apariencias, por la búsqueda compulsiva de los placeres ilusorios, por la conquista del éxito y de la fortuna fáciles, por el egoísmo que actúa a modo de una mandíbula horrenda para tritu-rar las más tiernas esperanzas colectivas y por los avances tecnológicos que no van acompañados de desarrollo moral o social, el hombre todavía es el gran triunfo de Dios. El hombre es el camino;


el hombre en su esencia espiritual, en su integri-dad, en sus potencialidades infinitas, a imagen y semejanza del Creador, liberado de los grilletes del error; el hombre inspirado en el imperativo del deber, en el deber de servir sin condiciones; el hombre portador de conciencia ecológica, físi-ca, ética, política, social y principalmente cósmi-ca, capaz de entenderse como espíritu inmortal, integrado en un proceso de evolución infinita, en la condición de co-creador del Universo para la gloria eterna de Dios. He aquí el enigma de Chico Xavier.

Prof. André L. Bordini


ENTrEvISTANDO AL PrOfESOr ANDré L. BOrDINI

Divaldinho: ¿Cómo conoció a Chico Xavier?André Bordini: La verdad, criado en una fami-

lia espírita, Chico siempre fue una presencia que marcó mi formación. Pasé la infancia leyendo sus Lindos Casos por la pluma del añorado Ramiro Gama. Y siempre alimenté el sueño de conocerle personalmente, el sueño de conocer al ídolo. Has-ta que en la adolescencia empecé a tener desdo-blamientos y en uno de ellos en especial, tuve la felicidad de encontrar a Chico en el plano espiri-tual. Cuando desperté del trance profundo, anoté el día y la hora del fenómeno y dibujé el lugar del encuentro. Pasados unos meses, fui a Uberaba con unos amigos para participar en una fiesta de aniversario del Hospital de Pénfigo, y Chico es-taba allí psicografiando. Al final de los trabajos, me puse a la fila para saludarle. Llevaba conmigo el dibujo del mencionado desdoblamiento. Se lo


enseñé y él me reconoció la hora, a mí y el lugar dibujado.

Pasaron algunos años después de esto y, por las manos de una agrupación de Ribeirao Pre-to, volví a tener contacto con el médium y a fre-cuentar algunas veces su casa, cuando pasamos a alimentar una gran amistad y cariño el uno por el otro, puede decirse un bellísimo reencuentro. Desde entonces, Chico pasó a ser el ángel bueno y a orientarme en la medida de lo posible.

Divaldinho: ¿Qué definición daría del médium Chico Xavier?

André Bordini: Yo me apropiaría de la defini-ción dada por el insigne profesor Herculano Pi-res: Chico Xavier es un hombre inter-existente y su nacimiento marca para la humanidad el surgi-miento de la Era del Espíritu. Un hombre con las limitaciones naturales de su condición humana, como cualquiera de nosotros, y que supo desa-rrollar como nadie sus facultades mediúmnicas al servicio del bien y con eso establecer una expe-riencia de vida totalmente diferente, basada fun-damentalmente en los principios de la inmortali-dad del alma y de comunicación de los espíritus, sin, por ello, perder de vista los imperativos de la lucha física, del trabajo por la supervivencia, de las obligaciones sociales, en fin, de los imperati-vos naturales del hombre en el mundo.

Divaldinho: En cuanto a la mediumnidad de Chico, ¿qué aspecto le llama más la atención?


André Bordini: La evidencia de autenticidad y el contenido. En una época de proliferación insen-sata de libros mediúmnicos, o, mejor dicho, pseu-do-mediúmnicos, en que se intenta vender libros de forma compulsiva, algunos de contenido si no malo, dudoso, sin hablar de la forma, la obra de Chico es sin duda un lucero que debe despertar reflexiones. En torno a las más de cuatrocientas obras psicografiadas, es imposible encontrar un párrafo de calidad siquiera cuestionable, de esti-lo mediocre o de contenido pobre. Los textos de Chico rebosan autenticidad entre líneas. Su cien-cia es seria, su filosofía es profunda y su religión es accesible y repleta de sensibilidad. Su pluma mediúmnica es objetiva y jamás precisó usar esti-los recargados de cultura superficial tan de moda últimamente para esconder un contenido defi-ciente. La obra mediúmnica de Chico Xavier es só-lida y vencerá la barrera de los siglos inspirando a las sociedades del futuro.

Divaldinho: No hace mucho tiempo, desencar-naron grandes poetas modernistas brasileños, como Bandeira, Vinícius, Drummond, Quintana y otros. ¿Cuál de ellos le gustaría releer para la psi-cografía de Chico y qué mensaje cree que podrían traer?

André Bordini: La verdad, me gustaría releer-los a todos, pero entiendo que es absolutamente imposible en las circunstancias actuales. Primero porque la fase propiamente literaria de Chico ya


terminó hace mucho tiempo. En la época del Par-naso y hasta un poco después, Chico recibió a los grandes escritores del romanticismo, del realis-mo-parnasianismo – (poético), del simbolismo del parnasianismo y varios más. Esta fase tenía, sobre todo el objetivo de despertar la opinión pública al fenómeno y de evidenciar la supervivencia de la personalidad en el más allá. Pero todas estas escuelas literarias tenían estilos y características muy bien definidos, y aún así, Chico fue exhaus-tivamente preparado por los espíritus para esta tarea. Tratándose de escritores afiliados al mo-dernismo, cabe recordar que se trata de un mo-vimiento de orientación difusa desde el punto de vista estilístico, con varias tendencias y el mismo compromiso, o sea, no hay una homogeneidad y sí una absoluta libertad formal que produjo poe-tas y escritores de líneas tan diversas como ricas, que van desde Cecília a Joâo Cabral, de Mário de Andrade a los hermanos Augusto y Haroldo de Campos, de Veríssimo a Joao Ubaldo Ribeiro… De forma que, para que Chico se convirtiera en intérprete de toda esa gente, esto supondría na-turalmente mucho tiempo de preparación. Sabe-mos de su edad avanzada y de su debilidad física y que, por lo tanto, una empresa como esta sería, si no imposible, es improbable.

Divaldinho: Sabemos que usted es músico y que Chico Xavier adora la música. ¿Cuál es la reac-ción cuando oye su violín?


André Bordini: Chico es de una sensibilidad úni-ca, y la música lo eleva. Tiene una cultura musical muy grande, conoce los compositores, tiene oído, se emociona, valora la música y los artistas en ge-neral y principalmente ama la música brasileña; tiene absoluta veneración por nombres como Vi-lla-Lobos, Jobim, Noel, Pixinguinha, y otros.

Divaldinho: ¿Cuál es el hecho que más le marcó en sus idas a Uberaba?

André Bordini: Lo que más me marcó fue una noche en que Chico fue llamado por un im-portante general que quería estar convencido de que Dios existe. El hombre estaba perturbado. Y Chico se quedó una hora hablando con él de cosas bellas y pequeñas, cosas como las flores del cam-po, lirios y pájaros. La escena era conmovedora. Un hombre de Estado, importantísimo, riquísimo, totalmente pequeño delante del gigante espiri-tual del mestizo de Minas Gerais. Chico habló y habló… Y el hombre lloraba como un niño. Des-pués se levantó jadeante y se marchó. Nos queda-mos sin saber si se quedó o no convencido. Pero fue una noche de belleza indescriptible, y de los labios de Chico brotaron verdaderos cánticos de sabiduría.

Divaldinho: Con tantos homenajes que se le han realizado en estos setenta años de mediumnidad, ¿cuáles serían sus palabras para el gran amigo y hermano de peregrinación?

André Bordini: Me gustaría decir a este poeta


minero que la mayor alegría de mi existencia pre-sente ha sido la bendición del Espiritismo en mi vida. Y que sin duda una de las mayores felicida-des, si no la mayor de todas, ha sido tenerle como amigo. Sé que nada soy, pero ruego a Jesús que lo cubra de bendiciones para la eternidad. Muchas gracias Chico, por existir. Su presencia inunda la Tierra de fragancia y de alegría. Nosotros le ama-mos.

1987: El reportero Júlio Saraiva, de la revista Manchete, va a Uberaba con la finalidad de entre-vistar al médium Francisco Cândido Xavier.

Es una tarde de sábado. La multitud empieza a impacientarse en la ciudad de los Pájaros Negros. Todos aguardan la aparición de Chico Xavier, que se encuentra muy enfermo, y por esta razón, tal vez no comparezca.

Surge, a gran distancia, un camión que avanza lentamente por la calle sin asfalto. Va cargado de alimentos, ropas y de juguetes. Aparca junto a la multitud, pero el pueblo no ve el hombre que ha-bla con los espíritus. La ansiedad aumenta.

Los niños apuntan, ahora, hacia un Opel blanco que levanta una fina polvareda mientras se apro-xima. El griterío se acentúa. La naturaleza se calla.

Chico Xavier ha llegado…Si existen santos, Chico Xavier es un santo -ex-

clama en voz baja una pobrísima mujer-.Con voz cansada Chico Xavier lee un trozo del

Evangelio Según el Espiritismo. Se hacen algunos


comentarios en torno al asunto y después se da inicio a la distribución de alimentos, ropas, jugue-tes y dinero.

Julio Saraiva se aproxima y pregunta al famoso médium por su salud. Chico Xavier sonríe y res-ponde:

-Estoy mejor, sí.El pueblo continúa pasando por delante del

médium de Emmanuel e intenta besarle las ma-nos, mientras él distribuye la mercancía que había en el camión.

El periodista vuelve a preguntar. Quiero saber cómo se siente Chico trabajando 60 años ininte-rrumpidamente. Otra sonrisa y la respuesta:

-Muy feliz. ¿Pero por qué me pregunta usted esto? Yo no soy nadie. Soy muy pequeño. No ten-go la menor importancia. Yo soy un cero. Escriba esto.

El entrevistador sonríe, a su vez, y queda pen-sativo. Otras preguntas son formuladas. El fotó-grafo Wilson Chumbo hace algunas fotos… y el tiempo pasa.

Cuando la revista Manchete publica su nueva edición, trae un reportaje bellísimo de Julio Sa-raiva:


ChICO XAvIEr, LA LEvEDAD DEL SEr

-Yo soy un cero.La afirmación de Chico Xavier causó las más

variadas reacciones de los lectores -espíritas y no espíritas- de la revista Manchete.

Muchos sonreían con desdén.Varios disentían con intrepidez.Algunos callaban, pensativos.Pocos comprendieron.

Sí, muchos sonreían con desdén, en la suposición de que el famoso médium de Uberaba intentaba hacer gracia al empequeñecerse, pero con una humildad no justificada, -por no decir falsa-. Sin condiciones de comprender tales actividades, op-taron por la burla… y sonreían.

Varios disentían con intrepidez. Habiendo psico-grafiado más de 300 libros en la época, ¿cómo Chico Xavier podría colocarse como un cero? Como si no bastasen los que eran consolados, los


esclarecidos, los recordados para la vida, los sal-vados de la muerte, los redimidos, los que revi-vieron la esperanza, los que aprendieron a amar, los que retomaron a Cristo a través de su bendita mediumnidad. Naturalmente no lo podían com-prender… Pero sabían respetar.

Algunos callaban, pensativos. Al final qué po-dían decir si no habían comprendido nada. Ante la perspectiva de palabras incongruentes, la pru-dencia recomendaba analizar, lentamente.

Fueron pocos los que entendieron Y para entender es preciso recordar que Chi-

co Xavier es portador de facultades mediúmni-cas acentuadas. Él ve, normalmente, el mundo espiritual, con la misma facilidad que percibimos nuestro mundo material. Identifica a los espíritus, habla con ellos, escucha lo que ellos dicen, siente sus vibraciones, el estado íntimo. Podríamos decir que convive con ellos. De esta manera, conoce y esta habituado, también, a la presencia de los be-nefactores espirituales, de espíritus iluminados, sublimados.

Aunque haya caminado mucho en su ascensión hacia Dios, Chico Xavier se siente muy pequeño frente a esos espíritus de gran elevación. Cuan-do él dice que es un cero, debemos entender que la comparación está hecha teniendo en cuenta la posición espiritual y no el puesto que ocupa en la Tierra.

Para comprender mejor, basta que nos acorde-


mos de Jesús cuando afirmó: “En verdad, os digo que, de entre los nacidos de mujer, Juan Bautis-ta es el mayor, pero en el Reino de los Cielos, el menor de todos, aún es mayor que él” (Mateo, 11:11).

Por tanto, cuando Chico Xavier dice que es un cero, tiene razón.

Día 16 de noviembre de 1987, surgió un nue-vo centro espírita en la ciudad de Jales, Estado de Sâo Paulo.

Empezamos la institución, literalmente hablan-do, desde cero.

¿El nombre? Grupo Espírita “Chico Xavier”

Pedro A Bonilla


ENTrEvISTANDO AL Dr. PEDrO A. BONILLA

Divaldinho: Dr. Pedro, cuando conoció a Fran-cisco Cândido Xavier ¿cuál fue su impresión al es-tar delante del hombre?

Dr. Pedro: Le conocí en 1978. Estaba empezan-do en el Espiritismo. Había leído algunas obras de Allan Kardec y apenas había oído hablar so-bre Chico Xavier. Pero, al verlo, fui sintiendo una emoción desconocida y, en una reverencia que no sabría explicar, le pedí que me bendijese. Con su voz calmada y segura él dijo: -Jesús te bendiga.

Divaldinho: ¿Qué admira más en este hombre? ¿Y cómo lo ve en la mediumnidad?

Dr. Pedro: Chico Xavier tiene muchas virtudes, pero la que más admiro en él es la perseverancia. Muchos aman, pero la perseverancia con que Chi-co Xavier continúa amando me causa asombro. Muchos tienen paciencia… y luego la pierden. No tengo noticia de que Chico Xavier la haya perdido


alguna vez. Algunas personas trabajan intensa-mente en el camino del bien durante mucho tiem-po… veinte, treinta años y después se desaniman o creen que ya hicieron bastante. Chico Xavier perseveró durante la vida entera. Fue calumniado y agredido de todas las formas y ni así se desani-mó. Perseveró siempre. Al verlo, nos acordamos de Jesús cuando dice: -Aquel que persevere hasta el final, se salvará.

Divaldinho: ¿Chico Xavier influyó de alguna manera en su vida?

Dr. Pedro: Sí. Teníamos una imagen desgastada de las religiones a través de los siglos. No com-prendíamos a Jesús, aunque lo respetásemos. Las obras de Chico Xavier, unidas al ejemplo, nos po-sibilitaron comprender a Jesús y venerarlo, cam-biando así nuestra vida.

Divaldinho: Conociendo la vida y obra de este extraordinario médium a través de varios escrito-res, cite particularidades que le causen más admi-ración.

Dr. Pedro: Es muy difícil escoger solamente algunos hechos que sean relevantes, tanto en la vida como en las obras de Chico Xavier.

En todas sus palabras o actos, igual en circuns-tancias informales, siempre existen grandes ense-ñanzas, que muchas personas no comprenden de inmediato. Les falta madurez para tanto.

Lo mismo ocurre con sus obras. Los libros “Pa-blo y Esteban” y “A Camino de la Luz” son absoluta-


mente diferentes entre sí, aunque sean ambos de autoría de Emmanuel. Son libros tan importantes e indispensables, que, después de leerlos, usted jamás será la misma persona que no los entendía.

Con todo, como mencionar estos dos libros sin citar las obras del espíritu André Luiz, por ejem-plo. Y de entre ellas, ¿cuál tiene informaciones más importantes? Nuestros hermanos de los si-glos XXI y XXII creerán que es “Evolución en Dos Mundos”, una obra que en general, la gente tiene mucha dificultad de comprender en la actuali-dad…

La admiración por Chico Xavier, y su obra no se restringe a particularidades.

Divaldinho: Conociendo tanto la vida y al hom-bre, ¿Qué le llevó a homenajearle, poniendo el nombre de Grupo Espírita “Chico Xavier” a la ins-titución fundada por usted?

Dr. Pedro: Su fidelidad a Jesús, evidenciada no sólo a través de sus palabras, sino sobre todo a través de sus actitudes.

Divaldinho: De entre los libros psicografiados a través de su bendita mediumnidad, ¿cuál marcó más su vida?

Dr. Pedro: “Hace 2000 años”. Fue el primer libro de Chico Xavier que leí, y el encuentro del sena-dor Publio Lentulus con Jesús me marcó profun-damente. No olvidaré jamás su historia. Tengo por el espíritu Emmanuel un respeto que roza la veneración.


Divaldinho: Deje un mensaje para la fecha 8 de julio de 1927, con sus palabras nacidas del cora-zón al amigo Francisco Cândido Xavier.

Dr. Pedro: Chico Xavier, amigo querido. No creo que el 8 de julio de 1927 sea importante por el he-cho de que en aquella noche usted iniciaba su ac-tividad mediúmnica. Siempre existirán médiums.

Esta fecha tiene una importancia mucho mayor. Fue la noche en la que usted inició la tarea de le-vantar -a través de su mediumnidad- a las criatu-ras humanas de las sombras hacia la luz.

Mis palabras son demasiado pobres para ex-presarle los sentimientos de mi corazón, de mi alma, en profunda gratitud por lo que he recibido de sus ejemplos.

Los siglos marcarán nuevos períodos y los mile-nios asimilarán nuevas eras para la Humanidad, a través del tiempo. Pero nunca le olvidaremos, por el inmenso bien que nos hizo en el siglo XX de la era cristiana.

Viajaremos en el tiempo, cargando con su re-cuerdo.


ChICO, TErNurA y DISCIPLINA

La Doctrina de los Espíritus, fue asentada en las sólidas bases de la lógica y de la razón, habién-dose conducido, Allan Kardec con la más severa austeridad, sin permitirse el más leve despiste in-telecto-moral, para que la Doctrina del Consola-dor triunfase como está por triunfar en el mundo, en la sublime misión de despertar al hombre de la somnolencia de muchos siglos, para tomar con-ciencia de su destino espiritual superior.

Con Francisco Cândido Xavier, los rigores de la lógica, la razón y la austeridad no fueron atenua-dos: se transformaron en disciplina, disciplina y disciplina, para constituirse como el gran pacto de fidelidad, amor y suprema renuncia, a favor del trabajo con Jesús, cuyo acuerdo firmado entre el valiente Chico Xavier y el venerado Emmanuel, permitió la continuación de la tarea Kardecista, con la profusión de centenares de libros del más alto valor científico-doctrinario. Lo que más sor-


prende es la notoria capacidad de Chico Xavier, al convertir la doctrina del consolador aún más atractiva, porque sabe adornarla muy bien con la más legítima belleza y con la más profunda emo-ción, transitando con gracia y hermosura por los parajes de la ternura, de lo bello y romántico, para enternecer nuestras almas, ricas de sensaciones y tan pobres de emociones; sin embargo, sin reti-rar sus grandes ojos del horizonte, desde donde le saluda la señora Disciplina. Así, no podría dejar de hacer alusión a los mensajes de consuelo psi-cografiados por Chico, en los cuales nuestros en-tes queridos, desencarnados, nos dirigen sus pen-samientos, a través de las abnegadas manos de Chico Xavier. En estos momentos trascendentales, los añorados corazones se acoplan nuevamente, para romper las barreras de los dos planos de la vida y proclamar jubilosos el triunfo de la Inmor-talidad y de la Comunicabilidad de los espíritus, suavizando la angustia y la nostalgia de cuantos fueron visitados por el dolor más salvaje de la Tie-rra, que, a nuestro parecer, aún es la separación física de aquellos que tanto amamos.

Dr. Vilson Disposti


ENTrEvISTANDO AL Dr. WILSON DISPOSTI

Divaldinho: De entre todas sus actividades, a propósito de una, el admirable trabajo de “Ave, Cristo”, le pregunto si el nombre es un homenaje a Chico Xavier.

Wilson: Querido amigo Divaldinho, la Casa del Camino “Ave Cristo”, fundada en 1991, aquí en Bi-ringüi, para atender a jóvenes con dependencia de las drogas, es fruto de la grandeza de la doc-trina Espírita, que se fundió en este siglo con la gran obra de Francisco Cândido Xavier. Así es, sin la menor duda, el coraje de ser humilde y la fuerza ético-moral que trasciende de este gran hombre. Es por excelencia la inspiración permanente de nuestra “Ave Cristo”, como naturalmente también ha sido el incentivo perenne de la fundación de tantos otros núcleos de beneficencia social y de promoción de la criatura humana, en la respeta-ble y trabajadora comunidad espírita brasileña.


En cuanto al nombre “Ave Cristo”, fuimos a buscarlo en la admirable obra psicografiada por nuestro Chico, como es llamado cariñosamen-te por nosotros, cuyo libro le fue dictado por el venerado espíritu Emmanuel, donde nos revela el latir de un grandioso amor paternal, esparcido por Quinto Varro a favor de su hijo Taciano, que se entregó sin resistencia al mundo de las som-bras. Emmanuel nos habla de la extraordinaria ca-pacidad de amar y de renunciar de un padre, cuya renuncia huye de nuestra limitada comprensión, siguiendo todo amoroso empeño a fin de posi-bilitar la rehabilitación espiritual de un hijo muy amado.

Hoy, participando de las tareas ejecutadas por “Ave Cristo”, estamos convocados a recordar el gran poder del amor tan bien demostrado en la obra que comentamos, lo que nos permite ase-gurar con mucha serenidad, que solamente una suma muy elevada de amor podrá arrebatar a una criatura que se dejó perder en el desván de la con-ciencia, al arrojarse a los abismos profundos de la dependencia de las drogas.

Divaldinho: Dr. Vilson, en su primer contacto con el médium iluminado ¿qué impresión tuvo en ese momento?

Vilson: Eso ocurrió después de la reunión que ya le describí. Por gentileza del Sr. Weaker, él me permitió quedarme junto a Chico Xavier mientras se preparaban para salir. Lo interesante es que yo


había ensayado algunas preguntas para hacerle. Pero quedé tan impactado de tenerlo tan cerca, que la emoción no me permitió articular ninguna palabra. Mientras, lo abracé, besándole la cara, le di las gracias por la gran alegría que me permitió disfrutar de aquel primer encuentro inolvidable para siempre.

Divaldinho: ¿Estuvo con otras personas junto a Chico o fue acompañado de integrantes de “Ave Cristo”? ¿Cuáles fueron las lecciones recogidas en ese momento?

Vilson: En otra ocasión, después de una reunión del sábado en el Grupo Espírita de la Plegaria, pre-sidida por el Dr. Eurípedes, desgraciadamente sin la presencia de Chico, fui amablemente invitado juntamente con los colaboradores del grupo, para continuar hasta su residencia. En aquella ocasión yo estaba acompañado por mi hermana Maria Rosa y por mi madre Maria Celeste, ambas tam-bién integrantes del equipo de trabajo de la Casa del Camino “Ave Cristo”. En su residencia sencilla y muy acogedora, mantuvimos una conversación informal y muy agradable. Esa noche le pregunté qué había sentido mientras escribía el libro “Ave Cristo”. No me respondió sin antes asegurar que nunca escribió libros: “Solamente he prestado mi brazo para que los espíritus pudieran escribirlos”, para después, enseguida, hablar sobre los espí-ritus que fueron personajes de la conmovedora historia narrada en aquella obra, sin esconder la


alegría y el gran afecto que sentía al hablar de Blandina, la hija pequeña de Taciano.

Al final de la conversación, le pedí permi-so para fotografiarle, cuando me dijo: “¡Ah hijo mío!, pienso que no estoy bien para merecer ser fotografiado. Como él dijo esto con gran sentido del humor, no perdí tiempo en registrar los po-cos, pero tan provechosos encuentros con nues-tro querido Chico.

Divaldinho: En el caso de que usted estuviese de nuevo delante de Chico, ¿qué pregunta le haría y por qué?

Vilson: Con el expresivo donativo de amor y renuncia que él nos ofreció, al psicografiar cen-tenares de obras, apuntándonos siempre las más seguras directrices para la espiritualización del ser; por la contribución con la que supo iluminar a la Doctrina del Consolador durante casi un siglo, ¿qué más le deberíamos preguntar? Yo, apenas le diría: “Chico, muchas, muchas gracias”.

Divaldinho: ¿Cuál es su mensaje, ante los 87 años de vida física y los 70 años de renuncia como trabajador de Jesús, a ese hombre?: Francisco Cândido Xavier.

Vilson: Mis pensamientos no podrían ser otros que, de gratitud y reconocimiento, por haber sido uno más de la gran legión de beneficiados de su amor y especialmente de su ejemplo, donde la


renuncia extrema apuntaló toda la vida de este grandioso Hombre, dedicado Médium y el mayor Benefactor de la humanidad, siendo oportuno re-cordar aquí la frase del Dr. Baccelli: “Chico Xavier tuvo su existencia terrestre expropiada por los es-píritus”. Y yo añadiría con su permiso: “Espíritus que cumplen fielmente una Orden de Expropia-ción, por cuenta y mandato del Señor de la Vida, que decretó en los Tribunales Superiores de la Es-piritualidad que Chico es un bien de la más alta relevancia e interés de toda la humanidad”.


fACETAS DEL hOMBrE y DEL MéDIuM

Fui a la ciudad de Pedro Leopoldo acompañada del Dr. Milton Maguolo. Visitando a Chico Xavier, él nos oyó y dijo: “Usted, Cida, está feliz, pues nuestro Milton ha venido con usted”.

Su afirmación nos causó una gran sorpresa a los dos, ya que él no conocía al Dr. Milton. Acer-tó, sin embargo, en cuanto a mi satisfacción por el digno acompañante considerando la afinidad espiritual que con él tengo.

Enseguida, Chico, atendiendo a nuestras inda-gaciones nos contó como fueron los comienzos del Centro Espírita “Luis Gonzaga”, institución en la cual trabajaba con su equipo de colaboradores.

Después de esto, fueron muy valiosos los re-sultados de mi permanencia en aquel verdadero santuario de trabajo abnegado a favor del supre-mo bien.


***

En otra visita a la ciudad de Uberaba estando con algunos compañeros del interior del Estado de Sâo Paulo, hicimos una reunión con Chico Xa-vier. Al término de la misma él nos contó que una amiga del Plano Espiritual trajo para nosotras tres (mis amigas y yo) tres caracolas, siendo una para la esposa de uno de nuestros compañeros, otra para Lola Zancaner y la última para mí, Aparecida, o mejor, Tia Cida, como me llaman cariñosamen-te.

A la llamada de Chico Xavier para que recogié-ramos las caracolas, se adelantó una señora que también se llamaba Cida, llevándose el recuerdo de una caracola traída por los espíritus. Me quedé callada, como siempre. Después de esta reunión, fuimos a la sala de pases. Nos concentramos y Chico empezó a aplicar pases, cuando oímos un ruido de algo que caía del techo. Hicimos silencio. Al terminar, dijo que un amigo, o mejor, un bene-factor espiritual había traído algo para mí. Tenía la forma de espiral, elaborado con cierto material similar al hueso y que guardo conmigo hasta el día de hoy.

***


Estando en una ocasión con Dña. Aurora Zan-caner, más conocida como Madre Lola, Dña. An-tonia Banzi, más conocida como Nenê y Dña. Ana Benito Volpon, fuimos a Chico a pedirle noticias del hijo de Dña. Nenê, que había desencarnado debido a un cáncer. Atendiendo el bondadoso médium la demanda, nos pusimos a orar. Ensegui-da el hijo de nuestra hermana empezó a escribir el mensaje que tanto deseba. Reconfortándola, le aconsejó que ayudase a los niños abandonados, que ayudase al Hogar de los Niños en Catanduva y que, debiera ocupar su tiempo ayudando a to-dos los niños necesitados de cariño, afecto, y tan-tos otros problemas que afligen el corazón huma-no. Al final de la reunión, nos trajo, con la ayuda de los mentores espirituales, tres rosas. Dos eran rojas y destinadas a sus padres. Quería mostrarles que él estaba vivo como las rosas rojas. La tercera era para mí: una de color rosa. Paulo, el comuni-cante, fue mí alumno de evangelización, y Chico remarcaba que el joven expresaba un gran cari-ño por mi persona y entonces viejos recuerdos se asomaron a mi memoria y veía en la tela mental entre tantos niños a Paulo llamándome: “Tia Cida, Tia Cida…”

En cuanto a la madre de Paulo, junto con su es-poso, después adoptaron una pareja de hermanos para educarlos y formarlos dentro de los patrones espiritistas. El niño era 4 años mayor y ya se casó, tiene hijos, los cuales ya están en la evangeliza-


ción juvenil, y la chica, su hermana más pequeña ya es una joven. Siguen los pasos de una familia feliz según los parámetros de la Tierra.

Aparecida Figueiredo


ENTrEvISTANDO A DñA. APArECIDA fIGuEIrEDO

Divaldinho: ¿Cuándo fue su primer encuentro con el todavía joven Francisco Cândido Xavier? ¿Qué le movió a ir a él?

Tia Cida: La primera vez que me encontré con Chico Xavier fue por una invitación hecha por Doña Lola (Aurora Zancaner Sanches). En esa épo-ca ella todavía vivía en Pedro Leopoldo. En aquel encuentro, Chico recibió un mensaje de Meimei dirigido a Dña. Lola y a mí diciendo que nosotras no estábamos juntas por azar: teníamos compro-misos del pasado.

Divaldinho: Estando, pues, delante del joven Chico Xavier por primera vez ¿qué relato haría hoy, transcurridos casi 50 años?

Tia Cida: Conociendo la vida de Chico, nosotros sólo podemos dar gracias a Dios por su vida de paz y realizaciones; admirarlo y pedir a Dios que lo bendiga siempre.


En ese viaje conocí al Sr. Arnaldo Rocha, que fue marido de Meimei, esa dulce hermana que nos ayuda tanto.

Divaldinho: En la época que se dedicaba al Ho-gar de la Madre Lola Zancaner, estuvo varias veces con Chico Xavier. ¿Qué le aconsejaba él respecto al trabajo de albergar niños sin familia?

Tia Cida: Cuando había necesidad de pedir orientaciones respecto al Hogar, quien las pedía era la propia Dña. Lola. Pero acostumbrábamos a aconsejarnos con las personas que trabajaban en el mismo sector. Fueron pedidas algunas orienta-ciones, sí, pero a Divaldo Pereira Franco, que era el encargado de hacerlo.

Divaldinho: En su homenaje a Francisco Cân-dido Xavier, por los 70 años como Misione-ro del Bien, y propuesto para el premio No-bel de la Paz, ¿qué es lo que usted le diría?

Tia Cida: En cuanto al premio Nobel de la Paz, yo digo lo siguiente: Los premios de la Tierra son buenos, pero más importantes son los que vienen de Dios.


ChICO XAvIEr y LA DOCTrINA ESPírITA

Es incuestionable la influencia de Chico Xavier en el movimiento espírita. A la vista está que él representa la fortaleza espiritual sobre la cual el movimiento espírita prolifera en la actualidad.

A través de su vivencia doctrinaria, legitiman-do las enseñanzas espíritas, el Espiritismo fluye vertiginosamente en la actualidad: “Nunca pensé que al final de mi vida yo fuese a orar con el pue-blo”, así se expresó Chico Xavier recientemente. A pesar de la edad avanzada, él prosigue en su mandato de consuelo y esclarecimiento.

A pesar de no estar en pleno ejercicio de su producción mediúmnica, Chico viene demos-trando toda su devoción hacia la causa espírita. Atendiendo a la multitud que lo visita con el afán de recibir un simple saludo, él demuestra que el hombre se sobrepone al médium.


Es el hombre bondadoso, gentil, humilde que conocemos y que, por encima de todo, da ejem-plo, dejándonos tanto coraje de vivir.

Que Dios lo fortalezca en la salud y en la paz, es lo que le deseamos.

Márcia Queiroz Silva Baccelli


ENTrEvISTANDO A MárCIA QuEIrOz SILvA BACCELLI

Divaldinho: Márcia, 70 años de luz en la vida y obra de Francisco Cândido Xavier. ¿Cómo son vistos por usted?

Márcia: 70 años de mandato mediúmnico en la vida de Chico Xavier representan un acto de heroísmo espiritual, fruto del amor y de la abne-gación de un hombre único que supo superar las más intrincadas barreras y desarrollar un trabajo espiritual significativo, divulgando la Doctrina Es-pírita.

Divaldinho: Siendo la esposa del mayor bió-grafo de Chico Xavier, ¿esto contribuyó para que escribiera sobre el médium o esta actividad ya su-cedía?

Márcia: Al escribir para: “A Flama Espírita”, pe-riódico mensual, divulgador de nuestra Doctrina Espírita en Uberaba, siempre destaqué la figura admirable de Chico Xavier, como tema de nues-


tros artículos. En el contacto que manteníamos con él, eran tantas las lecciones de sabiduría de la vida, que sentimos la necesidad de compartirlo con más personas.

Carlos siempre me incentivó mucho a escribir sobre Chico Xavier. Sin querer herir la humildad del médium, creemos que todo lo que él nos ha-blaba era demasiado precioso para quedar guar-dado sólo para nosotros.

Divaldinho: Cuando fue la primera vez, en una visita a Chico Xavier a los 18 años, ¿usted ya se servía de la palabra? ¿Esto le ayudó? ¿En qué sen-tido?

Márcia: Inicié la divulgación de la Doctrina Es-pírita, a través de la palabra, en el Centro Espírita Vicente de Paul en 1974, los jueves, turnándome con mi padre, José Thomaz da Silva Sobrinho. Luego empecé a frecuentar la Comunidad Espí-rita Cristiana y también fui invitada a hablar. Al encontrar a Chico Xavier en las reuniones, él me dijo: “Yo le he oído a usted de lejos”

Cuando él fue al Grupo Espírita de la Plega-ria, nosotros lo acompañamos y allí tuvimos más proximidad con él. Y al usar la palabra por prime-ra vez a su lado, cuando psicografiaba, la emoción me tocó profundamente. Y al final de la reunión él hizo varios comentarios sobre la palabra usada para la divulgación de la Doctrina Espírita. Todo lo que él nos habló fue muy importante y esto siempre me motivó para proseguir consciente de


nuestra pequeñez delante de las enseñanzas de la Doctrina Espírita.

Divaldinho: Usted, gozando de la intimidad del médium, ¿qué relación tiene con los animales? ¿Es verdad que lloró por un pájaro muerto por un gato?

Márcia: Chico Xavier ama a los animales. No tuve la oportunidad de conocer a sus dos perros: Brinquinho y Fofa. Él hablaba con los dos como si fuesen personas. Y lo más interesante es que comprendían todo lo que Chico decía.

Cuando psicografiaba en su casa, Brinquinho y Fofa eran los dos amigos que se quedaban en silencio a su lado. Lloró mucho cuando murieron.

Divaldinho: En las filas interminables, a la som-bra del viejo aguacate, que tantos recuerdos nos trae, ¿Cuál es el hecho presenciado por usted, que le hizo admirarlo aún más?

Márcia: Recuerdo las reuniones realizadas con Chico Xavier con mucha emoción y todas ellas fueron significativas. Pero destaco una, cuando la cantante Vanderléa y su marido Lalo, habían per-dido un hijo, ahogado en la piscina de su casa. Ella estaba muy desesperada. Chico pidió que ella se quedase cerca de él, mientras distribuía dinero entre las personas que pasaban en fila. Y Lalo se quedó con nosotros en la fila del pan a repartir entre los niños. Al girarme hacia atrás contemplé a Vanderléa cogiendo una niña desnutrida en su regazo, hija de una mujer que estaba en la fila, al


lado de Chico.Sus lágrimas fueron sustituidas por una gran

sonrisa y la alegría volvió a reinar en el rostro de aquella joven pareja.

Divaldinho: ¿Algo le fue revelado a usted en cuanto a la fundación de la Cantina do Leite “Ma-ria Joâo de Deus” o es un simple homenaje a la madre de Francisco Cândido Xavier?

Márcia: Al fundar la Cantina do Leite “Maria Joâo de Deus”, hicimos un cuadro de actividades que ideamos desarrollar y se lo enseñamos a Chi-co. Él se puso muy contento y nos motivó para que lleváramos a cabo aquella idea. Y nos contó que Maria Joâo de Deus tenía un equipo de es-píritus que trabajaban con ella y que ayudaban a muchas casas asistenciales.

El nombre elegido es un homenaje a la madre de Chico Xavier.

Divaldinho: Un hecho todavía no contado, para deleite de todos, de la vida iluminada de este maestro de la mediumnidad.

Márcia: En una de las reuniones debajo del “aguacate”, yo estaba muy preocupada porque había dejado a mi hija, todavía pequeña, en casa con fiebre. Y antes de empezar la reunión, girán-dose, hacia mí, me preguntó: “Márcia ¿por qué estas triste?”

Yo respondí: “Ah, Chico, yo vine a la reunión, pero dejé a Marcela con fiebre en casa…”

Chico no dijo nada más. Cuando terminó la reu-


nión, volví a casa y para mi alegría, mi hija estaba de pie, sin fiebre y muy animada.

Yo en aquel instante, agradecí de pensamiento a Chico, ya que sentí que hubo una intervención de los espíritus, a través de su mediumnidad, en el restablecimiento de la salud de mi hija.

Divaldinho: ¿Cuál de las expresiones pronun-ciadas por el médium ha despertado más su aten-ción hasta el día de hoy?

Márcia: La expresión que Chico nos dijo cuando se acordó de Jesús: “Yo tengo compasión por la multitud”

Divaldinho: Consideraciones finales al corazón de Francisco Cândido Xavier

Márcia: A Chico me gustaría decirle muchas gracias por su amistad, por los conocimientos de vida eterna que él distribuyó entre nosotros, por su bondad con nuestras imperfecciones y sobre todo mi reconocimiento y gratitud por todo lo que él ha sido en nuestros caminos.

Divaldinho: ¿Chico Xavier cómo está a los 87 años?

Márcia: Agradecemos a nuestro amigo Dival-dinho, por la oportunidad que nos ofrece para poder hablar un poco de nuestro también queri-do Chico Xavier.

Él a los 87 años está muy feliz, a pesar de no poder desplazarse con facilidad. Como él mismo acostumbra a decir. “Yo todavía puedo ver, hablar, oír… ¿qué más puedo pedir?


Divaldinho: En sus contactos los sábados, con Chico, ¿cuál es el proceso para la producción de nuevos libros?

Márcia: Hace algún tiempo que Chico ha recibi-do estrofas de los espíritus a través de la medium-nidad auditiva. Esto significa que los Espíritus Amigos ahora están trabajando por su mediación, como adaptarse a sus recursos, a sus limitaciones de orden físico, en el desdoblamiento natural de la bendita tarea en el sector de los libros.

Divaldinho: ¿Qué podría contarnos de intere-sante que haya oído de él recientemente?

Márcia: Chico nos contó que en cierta ocasión se sentía un tanto compungido por tener las pier-nas paralizadas, sin poder desplazarse. Y se le apa-reció en frente, el espíritu de Monseñor Sebastiao Scarzelli, un gran amigo suyo desde la infancia. Chico le preguntó por una antigua profesora suya, cuando estaba encarnada, pues ella había sido discípula de Monseñor, en el Catolicismo. El médium sólo estudió hasta 4º año de primaria, pues la familia no tenía recursos económicos para mantenerlo en la escuela.

Después de recibir mediúmnicamente su pri-mer libro “Parnaso de Além-Túmulo” el generoso clérigo presentó al médium a la profesora Zenita Bahia. A pesar de ser católica, le dijo que respe-taba su trabajo en la Doctrina Espírita y que iría a darle clases particulares de portugués, gratui-tamente. Fue así que, durante un tiempo, Chico


estudió análisis sintáctico, para tener mayor com-prensión de la gramática vernácula.

En aquel momento de angustia, Chico se acor-daba de la profesora con mucha nostalgia, pidien-do a Monseñor que deseaba, si fuese posible, es-piritualmente, volver a verla. En apenas algunos segundos, surgió Zenita. Ella entonces, dijo al an-tiguo alumno:

-Gracias, Chico, por acordarse de mis clases. ¿Le puedo dar un abrazo?

En aquel preciso instante, Chico sintió algo di-ferente. El abrazo de la profesora removió de su pecho todas las amarguras y una gran paz lo en-volvió.

Divaldinho: Márcia, ¿los trabajos de asistencia y el “Grupo Espírita de la Oración” prosiguen? ¿Cómo tener acceso a ellos?

Márcia: Los trabajos de asistencia y el Grupo Espírita prosiguen bajo la dirección del querido Dr. Eurípedes Humberto Higinio dos Reis, compa-ñero de Chico desde hace muchos años.

Por lo que sabemos, todos pueden participar de los trabajos, tanto de asistencia, realizados los sábados a las 14 horas, como también en el “Gru-po Espírita de la Oración” que tiene las reuniones públicas los sábados a las 20 horas.

Paulo Rossi Severino


ENTrEvISTANDO A PAuLO rOSSI SEvErINO

Divaldinho: Querido Paulo, leyendo su libro en homenaje a Chico Xavier, veo que fue una satis-facción sin límites. ¿Qué le llevó a hacerlo?

Paulo: Publicamos en 1990 el libro “La vida triunfa”, revelando la investigación sobre la me-diumnidad de Chico Xavier, iniciada en 1974 en colaboración con la asociación Médico-espírita de Sâo Paulo. Para realizar este trabajo, recorrimos miles de kilómetros y vivimos muchas situaciones.

El libro “Aprendiendo con Chico Xavier” es mi relato de los encuentros y de las situaciones que presencié, al acompañar el trabajo del médium.

Como testimonio ocular de la mayor parte de los acontecimientos, dejé registrado mi testimo-nio, como periodista y como investigador, de ese espíritu extraordinario que tanto nos enseñó.

Divaldinho: ¿Cuándo y dónde conoció usted al médium y qué representa él en su existencia?


Paulo: Conocí a Francisco Cândido Xavier en 1961, por el empeño de mi hermana Marlene No-bre, que en aquella época realizaba el curso de Medicina en la ciudad de Uberaba, donde ya resi-día el médium.

Con Chico aprendí la necesidad de aprovechar la actual existencia. Él representa una farola ilumi-nando los caminos pedregosos de sus hermanos.

Divaldinho: Cuando usted califica a Chico Xa-vier como “Un ejemplo de Vida”, ¿lo analiza como hombre que es o cómo medianero con los dones?

Paulo: Chico Xavier es constructor de pensa-mientos, que vino para transformar y renovar los campos del conocimiento, pero resalto el ejemplo de vida como ser humano. Es honesto, disciplina-do, modesto, atento y perseverante, un ejemplo de trabajador fiel a Cristo.

Divaldinho: De las diversas entrevistas con él, ¿cuál le impresionó más? ¿Alguna revelación?

Paulo: La verdad, la parte de entrevistas en el periódico, desde el principio, fue desarrollada por mi hermana Marlene Rossi Severino Nobre, que publicó el libro “Lecciones de Sabiduría”, con la ma-yoría de las entrevistas.

Divaldinho: En relación a “Hoja Espírita”, ¿Chico contribuyó a su formación, siendo uno de los co-laboradores más directos?

Paulo: Nuestro amigo Jamil Nagib Salomao lla-mó en 1973 a Chico Xavier para saber su opinión sobre la fundación de un periódico espírita para


los quioscos. El médium le dijo en aquella ocasión que la responsabilidad era de Freiras Nobre y del Grupo Espírita Cairbar Schutel, de Diadema.

Chico fue nuestro benefactor y orientador.Divaldinho: En relación a las obras recibidas

por él, por ejemplo, de André Luiz, ¿serán obje-to de estudio en las universidades? ¿Serán usadas como prueba para la ciencia?

Paulo: El Dr. Hernani Guimaraes Andrade, con su autoridad de científico e investigador, aclara que varias obras psicografiadas por Chico Xavier poseen tres niveles de comprensión: el popular, el científico y el filosófico. La interpretación de los libros va a depender mucho del grado de cultura de aquellos que los leen.

El interés creciente por los asuntos espiritua-les será determinante del estudio de las obras mediúmnicas en las universidades, como ya está ocurriendo en Curitiba-Paraná, en un curso de postgrado.

Divaldinho: Como escritor y como amigo, ¿qué le diría a Chico en los 70 años de construcción paulatina?

Paulo: Dios te bendiga, y que Jesús continúe iluminando tus caminos de educador a lo largo de los siglos, como ocurrió anteriormente.

Recibe nuestra gratitud y reconocimiento por todo lo que has hecho en beneficio de todos no-sotros.

Paulo Rossi Severino


ChICO XAvIEr

Érase una vez un espíritu grandioso, que se ex-presó en reencarnaciones provechosas en la Tie-rra y que gozaba del merecido reposo en el plano espiritual. Caminaba sereno, el rostro iluminado por la alegría de existir y de servir. Sólo se queda-ba levemente melancólico cuando acompañaba a los amigos que estaban encarnados en la Tierra.

El hermano mayor verificaba que la mayoría ol-vidaban las propuestas de crecimiento espiritual y quedaba nuevamente perdido en las conquistas horizontales. Los deseos de auxilio al prójimo, vo-luntad de ayudar al querido planeta en su libera-ción del dolor eran olvidados.

Hubo también médiums bien preparados que fallaron, debido a su comodidad o vanidad.

La mayoría de los espíritus desusaba aún el fenómeno mediúmnico, no comprendiendo que la mediumnidad es una oportunidad de servicio como tantas otras.

Oí con horror, reencarnados, que en el mundo


espiritual parecían comprender a Jesús, negar su importancia o utilizar su recuerdo como los ven-dedores del templo, para conquistar facilidades materiales u homenajes estériles e inmerecidos.

La arrogancia, la vanidad, los intereses varios, el egoísmo y el orgullo amenazan hacer nueva-mente del Cristianismo una repetición de la in-comprensión de otras representaciones de la Ley de Adoración en la Tierra.

El espíritu querido se sentó en el inmenso jar-dín que rodeaba la mansión que habitaba con otros iluminados y con lágrimas rogó a Jesús que le permitiese su regreso a la Tierra. Pero que co-locase a su lado un amigo querido para ayudarle a hacer lo posible en auxilio a la comprensión del Espiritismo. Pidió una existencia humilde y sin fa-cilidades económicas ni intelectuales, para traba-jar en el anonimato, ayudando a los que sufren. Pidió la tarea de médium, para actuar como puen-te del mundo espiritual.

Una luz mayor envolvió el ambiente y se inició una reunión con la presencia de espíritus respon-sables de la divulgación de la Verdad en la Tierra.

El amigo que Chico quería que lo amparase se aproximó y dijo:

-Hermano, ¿está seguro de querer reencarnar-se, usar ese nombre humilde, nacer pobre, quedar huérfano y sufrir mucho?

-Sí, hermano. La Tierra permitió mi crecimien-to espiritual, le debo mucho al querido planeta.


Quiero renacer para luego, alcanzar el difícil pe-riodo de transición que en breve se establecerá en el planeta. Quiero renacer como Chico, porque el nombre será el primer marco de la compren-sión de mi fragilidad sin Jesús. Pobre, huérfano, no seré mimado y las dificultades serán mi rápida maduración.

- ¿Qué más dificultades desea hermano?-Quiero un cuerpo frágil para que nunca olvi-

de que es un instrumento de trabajo. Dispenso la belleza física, el status económico y social. Quie-ro ser una pequeña mota, trabajando y sirviendo para agradecer todo lo que he recibido de Dios.

-Amigo, usted no necesita enfrentarse a tantas dificultades. Puede escoger una existencia más tranquila. ¿Por qué desea lo más difícil?

-Sé que Dios, Padre Amoroso, no desea sacrifi-cios. Pero, ¿cómo podría aconsejar paciencia ante las dificultades si me presentase rodeado de faci-lidades? ¿Cómo hablar del dolor que aflige a tan-tos corazones imprudentes, si me presentase en un cuerpo atlético?

¿Podría vencer el asedio si la belleza física for-mase parte de mi currículum de encarnado? Sé de individuos que vencieron a pesar de la belleza y facilidades varias. Pero no me juzgo con la forta-leza necesaria para enfrentar la fuerza de los con-dicionamientos del pasado, si renaciera rodeado de facilidades; ni con autoridad moral suficiente para hablar a los afligidos, si no sintiera lo que


ellos sienten.-Conociéndole a usted, hermano, creo que tan-

to sufrimiento es innecesario, pero respeto su punto de vista. Renacerá como desea.

-Gracias. ¿Usted me puede amparar en mo-mentos de necesidad? ¿Puede ser mi ángel de la guarda, levantando siembre la brújula luminosa que orienta hacia Jesús?

-Claro. Estaremos unidos siempre, irguiendo la luz bien alto para que todos puedan verla.

-Cuente con nosotros también. Su tarea es lu-minosa. Tantos fallaron, pero usted, amigo, ven-cerá -dijeron sonriendo entidades luminosas-.

Nació en la Tierra un niño flacucho que reci-bió el nombre de Francisco Cândido Xavier. Para quien tenga ojos para ver, la habitación estaba llena de luces. Un himno de alegría y gratitud se elevaba desde la Tierra porque uno de los grandes servidores de Jesús vino a ayudar a la divulgación de la luz, en la presentación de Kardec.

Los años pasaron. La casa todavía es humilde. El niño frágil continúa todavía físicamente delica-do. Caminó al lado de los afligidos encarnados y desencarnados, dando ejemplo de la aceptación de las dificultades y de la posibilidad de ser feliz, pensando más en el prójimo que en sí mismo.

Francisco, Chico, Mota de Luz es ahora un se-ñor mayor y lindo. Él que temía la belleza física en su humildad, no consiguió evitarla; el cuerpo no es bonito, pero el alma lo trasciende y la belleza


ilumina el rostro con trazos irregulares. Belleza, belleza pura; belleza interior.

Una vida de renuncia, una vida de amor. La ca-sita está envuelta de luz. Espíritus mayores permi-ten que las sombras se aproximen para que tam-bién sean iluminadas.

Heloísa Pires


ENTrEvISTANDO hELOíSA PIrES

Divaldinho: Profesora Heloísa ¿dónde y cómo conoció a Francisco Cândido Xavier?

Heloísa: Le conocí cuando fui a visitarle a Ube-raba. Estaba prometida. Más tarde, ya casada, fui nuevamente a verle.

Años después Chico escribía, o mejor, psicogra-fiaba lo que mí padre Herculano escribía. Publi-caron varios libros juntos. Chico venía siempre a visitar a mi padre en la casa donde vivo ahora, calle Doutor Bacellar, 505.

Divaldinho: Desde el primer encuentro hasta el día de hoy ¿qué es lo que más admira de ese hombre que tuvo su nombre recomendado para el Premio Nobel de la Paz en 1980/81?

Heloísa: Lo que más admiro de Chico es la hu-mildad. Famoso, considerado, respetado por es-píritas, no se perdió en los caminos del orgullo ni de la vanidad. Continúa siendo sencillo y sa-biendo que es un instrumento del plano espiritual superior. ¡Pero qué instrumento más afinado! La


proposición para el Premio Nobel fue muy justa, considerando el trabajo de Chico para el desarro-llo del hombre en la Tierra.

Divaldinho: Heloísa ¿cuál es el hecho pintores-co ocurrido entre Chico y usted? ¿Puede narrarlo?

Eloísa: Chico es la alegría encarnada, a pesar de sus innumerables problemas. Adoro hablar y bromear con él. Me gusta cuando dice que sola-mente es una mota; ¡Pero qué mota! Un diamante precioso profundamente trabajado por el amor al prójimo.

El hecho más interesante con Chico ocurrió aquí, en casa, cuando todavía mi padre estaba en cuerpo físico, entre nosotros. Conversábamos todos con Chico y un perfume delicioso de rosas inundó toda la sala. Todos comentábamos el fe-nómeno y Chico se quedó avergonzado, bajó la cabeza y salió del salón, como si hubiese hecho alguna cosa mal.

Otro hecho interesante ocurrió en relación al libro escrito por Herculano, “En la hora del testimo-nio”. Después Chico pidió a Herculano que escri-biese un libro que esclareciera la imposibilidad de que ningún individuo pudiese modificar la obra de Kardec. Habían mutilado el Evangelio y Chico quería que el hecho fuese bien esclarecido, por-que su nombre fue envuelto injustamente. Chico llamaba y escribía, pidiendo urgencia en la publi-cación. Yo le dije a mi padre, después de escri-bir el libro, que tal vez Chico sabía que iba a des-


encarnar después. El libro fue publicado. Meses después, no es Chico quien desencarna, sino mi padre, Herculano. Chico estaba afligido porque posiblemente sabía de la desencarnación.

Divaldinho: De entre sus campos de acción en la Doctrina, ¿qué obras del médium citaría usted para la formación de las bases de la Educación?

Heloísa: Usted sabe, Divaldinho, cuanto amo yo las obras de Chico Xavier; las cito siempre. Me gusta recordar “Pablo y Esteban”, que demuestra la fuerza moral de Pablo, que siempre sirvió a Dios; aunque comprendiendo como se equivocó Saulo, cambió con el impacto de la luz de Jesús, transformándose en el gran Pablo; ¿qué mejor in-vitación para el espírita que luchar por su cambio moral? Y los libros de André Luiz “Nuestro Hogar”, “Misioneros de la Luz”, “Liberación”, todos nos invi-tan a educarnos, al desarrollo de las potencialida-des. Amo “Evolución en dos mundos” y “Mecanismos de la mediumnidad”, que estudié en el curso de ponentes de FEESP con el querido profesor Sâo Marcos. Pero no podría dejar de citar “Sexo y des-tino”, una invitación a la comprensión del respeto al sexo y de la necesidad del perdón, porque na-die de nosotros puede tirar la primera piedra; y de la posibilidad del individuo que está inmerso en el error de desarrollarse espiritualmente en una sola desencarnación.

Divaldinho: Cite algo que oyó del Profesor Her-culano respecto a Chico Xavier o algo en que jun-


tos “cambiaran figuritas”Heloísa: Sobre Herculano Chico dice, repitien-

do a Emmanuel, que es “el metro que mejor midió a Kardec”. Herculano escribió mucho sobre Chico y realizó un bonito trabajo para la revista Planeta, hablando sobre la gran importancia del médium, sobre su sencillez y sobre el magnífico trabajo que realizó en la divulgación de la Doctrina Espírita.

Divaldinho: Heloísa, si estuviese junto a Chico Xavier y tuviese la oportunidad, ¿qué pregunta le haría, para el esclarecimiento de todos? Formule dos.

Heloísa:1ª ¿Cómo ayudar a un gran número de espíri-

tas a entender que el Espiritismo apunta, como dice Kardec, a realizar la transformación moral del hombre en la Tierra?

2ª ¿Cuál es la importancia de Jesús para los ni-ños? ¿A qué edad deben ser presentados a Jesús?

Divaldinho: En materia de Educación, ¿inter-cambió con el médium del Bien algunas lecciones incluso dichas por Emmanuel?

Heloísa: Sí. Hablamos sobre Herculano y él re-afirmó lo que ya había dicho a varios individuos, incluso a su hermano André, que “Herculano es la mayor inteligencia contemporánea espírita y el metro que mejor midió a Kardec”. Por esto Em-manuel escogió a Herculano para comentar sus mensajes en los libros que escribieron juntos.

Me gustó también cuando Emmanuel habló a


través de Chico y dijo:-Heloísa, Emmanuel está diciendo que existen

dos pomadas para curar nuestras llagas provoca-das por los errores del pasado: una está hecha por el dolor y las lágrimas y la otra por el trabajo y el sudor. Cada uno escoge la pomada que va a uti-lizar.

Yo le dije corriendo a Chico:-Prefiero la del trabajo y el sudor.Divaldinho: 70 años de mandato mediúmnico,

87 años de vida física. ¿Qué mensaje ofrecería a este hombre médium, al rozar el tercer milenio?

Heloísa: Chico, amigo querido, sé de tú humil-dad y amor al prójimo; de tú renuncia a todas las facilidades y homenajes en la Tierra a favor de las horas dedicadas a la divulgación del Espiritismo.

Sabemos del servicio de caridad realizado con el pan físico, a todos los necesitados, siguiendo el ejemplo de Jesús de Nazaret.

Francisco, Mota luminosa, guárdate un poco ahora. Acuérdate de la fragilidad de tu cuerpo fí-sico y cuídate. Te queremos Chico, y sabemos que todavía estás en la Tierra, debido a la importan-cia de tu ejemplo de individuo que comprendió la finalidad de la existencia, que es, como decía Herculano, la trascendencia. Cuídate, querido amigo. En el momento actual usted es el espíritu que mejor comprende y vive el ejemplo de Jesús de Nazaret.

Francisco Cândido Xavier, le necesitamos. Us-


ted ilumina nuestro querido planeta, “El hotel de cinco estrellas”, como dice usted.


PALABrAS DE LA PrOfESOrA EvANy MEDINA

Presidenta de SEDAC y dirigente de la Coral Boa-Nova, cuando Chico Xavier recibió el titulo de Ciudadano Campista:

Querido Chico, autoridades presentes, miem-bros de varias delegaciones, señoras y señores, hermanos en Jesús.

La presencia de Chico Xavier recibiendo el tí-tulo de Ciudadano Campista es un gran aconteci-miento en la vida de nuestra ciudad.

Para saludarle, Chico, nuestra voz se calla, con el fin de oír la de la Espiritualidad, que traza des-tinos gloriosos de Brasil y de Campos, a través de su pluma al servicio de Jesús.

Cuando Pedro II nos dice, trazando los pronós-ticos para Brasil:

“Cielo de Brasil, de la gloria en que te iluminasEn el mensaje de Paz al mundo entero,Guarda los astros sublimes del Cruceiro


Por nuevos avances centinelas…Y haznos en el inmenso campo humanoServidores del Cristo SoberanoIluminando el corazón del mundo”.

Y también con Azevedo Cruz:“Campos, te veo ahora al brillo del amor puroPor estrella de Dios indicando el futuro,Tallada en Brasil para la gloria de la Tierra…”

Pero estos pronósticos sólo se volverán positi-vos con la firme actuación de los hombres.

Su presencia, Chico, es el ejemplo vivo de tra-bajo por la causa de Cristo; es la fuerza dinámica impulsándonos a coger responsabilidad para con-cretar los nobles ideales.

Ahora, Chico, la Coral “Boa-Nova” llevará a tu corazón, a través de la música nuestro mensaje de cariño y reconocimiento.


ENTrEvISTADO A EvANy TAvArES DE SOuzA MEDINA

Divaldinho: Evany, estimada compañera, ¿en qué año y lugar conoció a Francisco Cândido Xa-vier?

Evany: En Pedro Leopoldo, más o menos en 1952. Fuimos un grupo de Campos: Cierne Batis-ta, Clóvis Medina, Inayá Lacerda y yo.

Divaldinho: Sabemos de las innumerables idas de Chico a Campos. ¿Qué hecho podría narrarnos acerca de la primera vez?

Evany: De las visitas de Chico a Campos, la ver-dad, señaló como la que más me marcó, aquella en la que recibió el título de Ciudadano Campista.

Divaldinho: Presenció varios fenómenos en presencia del medianero. ¿Cuál le marcó más?

Evany: La simplicidad y humildad de Chico son notables.

Divaldinho: Ante las orientaciones de Francisco Cândido Xavier al trabajo que realiza, ¿en qué co-


laboró más el amigo?Evany: Cuando iniciamos la Escuela Espírita

Cristiana Maria de Nazaret, Chico nos esclareció que la estructuración de nuestra casa, ya estaba programada desde el inicio, cuando nuestros es-tudios todavía se hacían en el garaje de nuestra casa, el Evangelio Scheilla.

Divaldinho: Por la mediumnidad del Sensitivo del Siglo, ¿qué ocurrió en relación a los poetas y a vosotros, de Campos?

Evany: Él siempre fue muy amigo de Clóvis Tavares y dispensó un cariño especial a nuestra ciudad. Recibió de Azavedo Cruz, gran poeta de nuestra tierra, varios sonetos.

Divaldinho: De las innumerables visitas del va-lioso médium, ¿qué dijo él, si es posible, respecto a los hijos de Vicente de Paúl o de la orden de los hijos de Luiza de Marilac?

Evany: Él siempre amó devotamente a S. Vicen-te y a Luiza, coordinadora de los trabajos, que S. Vicente participa de este amor que también pro-fesamos ya que en homenaje suyo inaugurare-mos, este año, una casa geriátrica para señoras espíritas.

Divaldinho: Usted recibió varias orientaciones de los Espíritus Guías de Chico Xavier. ¿Cuál le im-presionó más por inesperada?

Evany: Algunas revelaciones de espíritus ami-gos que hablaban de filiaciones de vidas pasadas, muy importantes para mí, y grandes amistades


anteriores.

Divaldinho: Evany, en sus canciones y compo-siciones, ¿qué trova dejaría usted para Chico, ese hombre denominado amor?

Evany: La oración de los siervos fieles.

Divaldinho: Recordándolo todo, desde el pri-mer contacto, los siguientes, etc., ¿qué mensaje dejaría para Francisco Cândido Xavier, al cumplir 70 años de abnegación y amor?

Evany: Mi gratitud por habernos conocido, con el deseo de derramar mi vida por sus dignos ejemplos.


ENTrEvISTANDO AL PrOfESOr hENrIQuE rODrIGuES

Divaldinho: Estimado Psico-biofísico Profesor Henrique, por lo que me consta, amigo íntimo de la familia de Francisco Cândido Xavier y disfrutó de un largo periodo de convivencia con él. ¿Qué hecho señaló el inicio de esta amistad?

Henrique: En 1948, invitado por mi amigo Newton Boechat, fui a Pedro Leopoldo por prime-ra vez. En una sesión presidida por Lico, estando en la mesa el Dr. Rômulo Joviano y el hermano de Chico, André, ayudando en la recepción. Era norma de Emmanuel hacer una lista de los que participaban en la mesa, y yo me quedé. Desenga-ñado del catolicismo, materialismo, comunismo y positivismo, yo estaba allí mucho más con espíri-tu crítico, pues no tenía nada que pedir a los es-píritus ni a los espíritas. Casi al final de la sesión, Chico interrumpió la recepción, tomó una hoja de papel y escribió algo, pasándolo a Lico. Enseguida


quien estaba hablando terminó. Lico leyendo el escrito dijo:

- “Nuestro Mentor Emmanuel pide algunas pa-labras al Sr. Henrique Rodrigues”. Cogido por sor-presa, miré a Newton y empecé a reír. Creía que debía haber algún homónimo, pero Newton dijo que era para mí.

Ahora, yo, un ex comunista, creí que aquello era una broma, y continué riéndome. Chico levan-tó la mano, como diciendo: - “Esperen”.

Atónito dijo que estaba allí porque, hasta aquel momento, nada me había satisfecho y que, si no encontraba respuestas en el Espiritismo para mis dudas yo lo abandonaría también. Como hacía discursos para el comunismo, siempre tuve faci-lidad para exponer mis ideas. Empecé a leer las obras de la Codificación y, cuando volví allí, por segunda vez, en la lista hecha por Emmanuel, a través de Chico, fui hacia la mesa al lado de mi amigo Newton Boechat.

Divaldinho: En Pedro Leopoldo, junto a otros compañeros, por ejemplo, Newton Boechat ¿qué hechos ocurrían tratándose de mediumnidad?

Henrique: El relato de identificaciones me-diúmnicas hechas por Chico para mí, para New-ton y para los que estaban allí, da para un libro. Uno de los hechos ante el cual no pude contener la risa, fue el ocurrido con un señor, viniendo de Sâo Paulo, junto al cual Chico identificó a un ami-


go. Dio el nombre completo y el paulista no se acordaba de ese amigo. Ahí, Chico aclaró:

- “Él está diciendo que usted lo conocía, en las cacerías como “Espigardinha”. El paulista, New-ton y yo soltamos una carcajada.

Los casos fueron tantos, en los 17 años de con-vivencia, que no hay espacio.

Divaldinho: ¿Chico Xavier influyó en su vida como extraordinario sensitivo que es? ¿Hasta qué punto?

Henrique: Yo tuve una hermana, Brígida, la úni-ca de hecho, que desencarnó en Belo Horizonte, enferma “del pecho”. Yo la tenía en otra casa con mi madre, llamada Pilar. No podía tenerla en la casa que vivía con mi esposa y dos hijos por el riesgo de contagio. En la víspera de la desencar-nación de Brígida, Chico fue a esa casa mía. Mi hermana ya tenía las fosas nasales heridas por el prolongado uso de la máscara de oxígeno. Y ella pidió:

-Chico, hable con Emmanuel para que me retire esta máscara, que es muy incómoda.

Y Chico le dijo:-Mañana, después del mediodía, usted ya no la

necesitará.Mi hermana, desencarnó poco antes del me-

diodía siguiente.El hecho no termina aquí, según el relato de

Newton Boechat, en el libro: “Id y predicad”, edi-


ción de FEB, con el título “La desencarnación de Brí-gida”. En el mismo momento Chico habla con mi madre, ya rondando los 70 años.

-Está presente con su madre, una mujer joven.Mi abuela, que también se llamaba Brígida y

que desencarnó en Rio, a los 35 años por un pro-blema cardíaco. Y Chico, con precisión mediúmni-ca, habla con Dña. Pilar, nuestra madre:

-Su madre está preguntando, como está su hermana Carmen, que cumple años el mismo día de su aniversario, pero que es 7 años más joven. Y mi madre tenía esta hermana, que cumplía años como ella el 3 de agosto. Pero Chico no paró aquí: dijo que mi abuelo, el padre de mi madre y que también se llamaba Henrique, estaba allí aclaran-do:

-Su muerte no fue suicidio, sino accidente: Y explicó el porqué, que Newton omitió en su rela-to y yo también, por la delicadeza de los detalles. Mi madre no era ni nunca fue espírita, pero pasó a creer en Chico.

Divaldinho: Relátenos como sucedió su entre-vista con Emmanuel y cuál es el pensamiento de Chico Xavier en relación a la Psicobiofísica.

Henrique: Entré en el Espiritismo, como en todo, con un enorme espíritu crítico y teniendo la razón como único juicio de la verdad. El libro “La Géne-sis”, me chocó, y explico porqué. La uranografía atribuida a Galileo, a través de la mediumnidad de Flammarion, fue “la gota que colmó el vaso”,


apartándome del Espiritismo. Y es que, en 1948, muchas cosas sobre la luna, los planetas y el uni-verso resbalaban hacia la comicidad, frente a las afirmaciones de los dos, “espíritu” y “médium”. Que la luna era semejante a un “Joâo Paulino”, con “fluidos en el lado más visible”. Cualquier punto del ecuador de la luna de lo que vemos y de lo que no vemos pasa un periodo equivalente a 14 días y 14 noches, o en la oscuridad total o en la claridad de frente al Sol. Más allá de eso, ¿decir que Marte no tenía satélites? Nos adelanta la FEB colocando a pie de página el descubrimiento de los satélites en 1877.

Según “La Génesis” que tengo, 13ª edición de FEB, la primera edición de esta obra fue en 1868. Muy bien. Pero los dos satélites de Marte, fueron descubiertos por Asaph Hall, del Observatorio de Washintong, en 1811, siendo Probos (el miedo) y Deimos (el terror) en los días 11 y 17 de ese mes y año. Me quedé con cuestiones sin respuestas y pregunté a Chico:

1.- ¿Los descubrimientos hechos por los encar-nados son revelaciones hechas para la ignorancia de los desencarnados? ¿Solamente después, sea en 1811 o 1877, es que el mundo espiritual supo que Marte tenía dos satélites?

2.- Algunos podrán pensar en la “excusa”: los desencarnados no pueden hacer revelaciones gra-tuitas a los encarnados. Muy bien, pero tampoco pueden decir falsedades. Deben callar sobre lo


que no pueden decir.3.- Flammarion desencarnó en 1925, 57 años

después de la 1ª edición del “La Génesis”. Él, mejor que nadie, debería haber hecho la rectificación. ¿Y por qué Galileo no evolucionó en el mundo es-piritual para saber que la luna era redonda y que Marte tenía satélites? Chico me lo aclaró al decir:

-“FLAMMARION FUE GALILEO REENCARNADO”. Ahí todo encaja. En trance mediúmnico Flam-marion hacía regresión en la memoria, a cuando era Galileo, época en que no se sabía de los satéli-tes de Marte y casi nada sobre la luna. ¡Vale Chico! Y me quedé en el Espiritismo.

Divaldinho: Profesor, conocemos sus innume-rables viajes al extranjero y por Brasil, ¿cómo cita a Chico Xavier en sus conferencias?

Henrique: En mis viajes, cuando el tema es me-diumnidad, o “Psi-Theta” como quiere la escuela rusa, yo exprimo a Chico Xavier. Bendito sea él.

Divaldinho: De entre tantos fenómenos, ¿cuál le marcó las experiencias junto al extraordinario médium en Pedro Leopoldo y en Uberaba?

Henrique: Mucha gente no sabe que Chico Xa-vier hizo en Pedro Leopoldo una sesión de “mate-rialización”, donde los espíritus salieron resplan-decientes de la cabina, en aquello que se llama ectoplasma, como elemento del segundo grupo de valores de la escala estequiogenética, con pre-dominio del fósforo y del magnesio. Fui uno de los pocos, junto con mi inseparable amigo New-


ton Boechat, en asistir a la sesión. Creo que des-pués, los mentores de Chico tuvieron a bien can-celar este trabajo y dejarlo en la psicografía.

Divaldinho: En la correspondencia con Chico Xavier ¿cómo diferencia al hombre del médium? ¿O es que son asimilaciones recíprocas?

Henrique: En las cartas, dedicatorias en libros, Chico es siempre maravilloso. Sus palabras son siempre un estímulo, una orientación y traen un peso específico que anima, consuela e ilumina.

Divaldinho: Como psicobiofísico, su rápido análisis del mayor fenómeno de este siglo: el ex-traordinario sensitivo o paranormal Francisco Cândido Xavier.

Henrique: Yo diría que, el mayor PSICOBIOFÍSI-CO EN LA ACTUALIDAD ES FRANCISCO CANDIDO XA-VIER. Esta materia estudia, comprueba fenómenos de la VIDA, en la DIMENSIÓN FÍSICA y PSÍQUICA. Y, teniendo en cuenta que la primera es redundancia de la segunda, si André Luiz, a través de Chico, nos da tantas cosas de la “Psíquica”, resulta más fácil comprender la “Física”.

Divaldinho: ¿Qué palabras diría al amigo al conmemorar 70 años de mediumnidad? ¿Qué le gustaría ofrecerle si estuviera delante de él?

Henrique: Chico: Después de estos 70 años de duro trabajo, de los beneficios que recibí perso-nalmente y a través de tus escritos, no tengo nada para ofrecerte que pueda representar mi agrade-cimiento. Solamente las esferas superiores, cuan-


do vuelvas a la dimensión espiritual de los desen-carnados, libre de los sufrimientos físicos, podrán agraciarte. ¿Te acuerdas de cuando te operaron de hernia, en Pedro Leopoldo? Fueron unos pocos días de descanso…

Que no sea de esta forma, pero que tantos, que por cosas mínimas te llaman, te ofrezcan aquí y ahora, un poco más de sosiego.

Profesor Henrique Rodrigues


SuEñO PrEMONITOrIO

Poco antes del mes de noviembre de 1980, tuve un sueño especial. Creía haber tenido una viven-cia en el plano del espíritu, que me fue permitido guardar en la memoria y, después, recordar en vi-gilia.

Me veía en una construcción muy amplia, de paredes altas de cemento sin revestimiento, mu-chas personas transitando de acá para allá. Pare-cía ser un cónclave espírita.

En un momento dado, me encontré delante de un banco que estaba al pie de una de las pare-des. Acomodados en él, varios compañeros desta-cados en la senda espírita, incluidos los queridos Divaldo Franco y Chico Xavier. Me acuerdo que tomé asiento a la derecha del médium minero, pero, después, me levanté y me incliné frente a él, diciéndole algo (¿qué sería?) y que él me pedía un papel.

Al acordarme del sueño, me preguntaba, intri-


gada: ¿qué papel me pediría Chico Xavier?Sin entender nada, pensé que sólo se trataba

de una fantasía de mi mente.Llegando a noviembre, fuimos, un grupo de

compañeros, a Uberaba, donde Divaldo recibiría el título de ciudadano que le fue concedido por la cámara municipal de aquella ciudad.

Parte de los festejos abiertos al público se rea-lizaron en el Polideportivo Fúlvio Fontoura y allí estábamos la noche del día 5. Construcción am-plia, de altas paredes de cemento sin ningún re-vestimiento. Hasta aquí yo no lo relacionaba con el sueño que había tenido del cual ya me había olvidado.

En cierto momento, Chico Xavier entró en el recinto, acompañado por varios amigos y fue sa-ludado cariñosamente por todos los presentes. Cuando pasó a mi lado, inesperadamente para mí, se detuvo, me ofreció un abrazo y pidió a los com-pañeros de Votuporanga, que estaban allí foto-grafiando el evento, nos hicieran una foto. Agra-dablemente sorprendida, me puse a su lado para que sacasen la foto. Al final, Chico me miró y me dijo: “Teresita, usted me va a mandar esta foto”. Atónita, no le respondí y pensaba: “¿Por qué me está pidiendo esto a mí y no a los que están ha-ciendo las fotos?” En todo caso, hablé después con los compañeros de Votuporanga, pidiéndoles que me enviaran dos copias de la foto: una para mí y otra para enviar a Chico. Accedieron ama-


blemente y, oportunamente pude atender lo que Chico me solicitó.

A la vuelta a Campinas, recordando los aconte-cimientos, comprendí lo que sucedió. En cuanto a los preparativos de aquellos festejos en el plano espiritual, me fue concedido estar entre los de-más compañeros, junto a Divaldo y Chico. Como no me es usual recordar tales vivencias, debí pedir a Chico que me ayudase a estimular la memoria. ¡Y pedí lo mismo! Aunque el papel fuese el de una fotografía.

Así, gracias a la lucidez espiritual y el cariño fraterno de Chico Xavier, pude, finalmente, rela-cionar el sueño premonitorio con el momento en que las fiestas programadas se concretaron en el plano espiritual.

Therezinha Oliveira


CArTA DE frANCISCO CÂNDIDO XAvIEr

Recibida en Sâo Paulo, día 11 de octubre de 1978

Uberaba, 8-10-78Querido amigo Dr. Hernani:Dios nos bendiga

Profundamente reconocido, agradezco al apre-ciado amigo, a Silmara y a la querida hermana Suzuko, las atenciones que nos dispensaron en nuestra visita al Instituto Brasileño de Investiga-ciones Psicobiofísicas, bajo su digna e iluminada dirección, la noche del día 5 de este mes.

Regresamos, no solamente encantados con la amabilidad de los queridos amigos con nosotros, sino también profundamente impresionados con el volumen de los servicios de la noble institución, bajo su patrocinio, servicios éstos, que están sien-do prestados, con toda abnegación, por la causa de la Verdad y del Bien.


Dios bendiga y fortalezca en sus elevadas ta-reas, este gigantesco trabajo que el estimado amigo está realizando a favor de todos nosotros.

En un rápido trance, pude observar que nuestro venerado André Luiz y muchos compañeros su-yos estaban allí, a su lado, y regresé sinceramente feliz, por todas las conquistas espirituales que su creatividad y atrevimiento están edificando.

Agradecimientos y recuerdos para Silmara, Suzuko y el Dr. Sérgio. Con un gran abrazo, soy su servidor reconocido de siempre.

Chico Xavier


MISIvA DE hErNANI GuIMArAES ANDrADE

En 1959, en Pedro Leopoldo, cuando nos encontramos por primera vez, Chico Xa-vier me llamó con mi apodo de niño. Sería imposible que él hubiese oído alguna vez tal apodo, porque nací y viví en un lugar totalmente distante y diferente de Pedro Leopoldo y nadie de mi grupo me conocía ni podía haber sabido de este nombre que usé hasta mis cinco o seis años, apenas. Ni yo mismo me acordaba. Lo recordé la vez que le oí pronunciarlo: ¡Nanico!..

El 29 de agosto de 1971, participé en un en-cuentro de Chico Xavier con el Profesor Hemen-dra Nath Banerjee (1931-1985). Había mucha gente y fuimos recibidos en la residencia de una


pareja espírita de Sâo Paulo.Durante el diálogo entre los dos ilustres per-

sonajes, Chico Xavier se refirió a un cónclave de mahatmas al que él asistiría en experiencia fuera del cuerpo, conducido por el espíritu Emmanuel. La descripción del lugar y del escenario fue sufi-ciente para que el Profesor Banerjee, admirado, reconociese el lugar y como auténtico el testimo-nio de Chico Xavier. Teniendo en cuenta que tales reuniones de sabios hindúes son realizadas por adeptos encarnados y son muy secretas, así como prohibidas a personas laicas, el Profesor Baner-jee concluyó que nuestro querido médium estuvo allí, de hecho, en duplicidad astral.

Este último episodio, así como los demás asun-tos abordados, causaron un fuerte impacto en Ba-nerjee, que mostró claramente su admiración por Chico en el momento en que se despidieron con un abrazo afectuoso. En aquel momento, Baner-jee se emocionó y, con los ojos llenos de lágrimas, exclamó: “This is a Holyman” (este es un hombre santo), un Mahatma o Baba.

El 5 de octubre de 1978, Chico Xavier hizo una visita al Instituto Brasileño de Investigaciones Psicobiofísicas. Lo acompañaban varias personas amigas. En aquella ocasión, Chico Xavier examinó minuciosamente los documentos de casos inves-tigados por el equipo del Instituto y que consta-ban en su extenso archivo. Él se mostró muy in-teresado por el aspecto científico de la Doctrina


Espírita, especialmente por las experiencias con el Efecto Kirlian, muy comentadas en el medio espí-rita.

Para satisfacer su curiosidad acerca de las in-vestigaciones que estábamos haciendo, llevamos a Chico Xavier y a sus acompañantes al laboratorio instalado en la residencia de Suzuko Hashizume, donde había una habitación adecuada, sirviendo de cámara oscura. En el referido local se hallaban el aparato y los demás accesorios. Hicimos varias Kirlian-grafías de los dedos de Chico Xavier, las cuales, después de ser reveladas, le fueron remiti-das más tarde.

Después de obtenerlas, pasamos todos al am-plio salón, donde instalamos un proyector de dia-positivas y una pantalla. Chico Xavier se sentó en un sofá, con otros dos compañeros. Los demás ocuparon las butacas y sillas. Se inició entonces, una serie de proyecciones de diapositivas de Kir-lian-grafías en color que, generalmente son muy bonitas. Después de las primeras proyecciones, la Profesora Suzuko llamó nuestra atención dicien-do:

-Parece que Chico Xavier está muy cansado. Mire, está durmiendo.

Como ya era más o menos la una de la ma-drugada del día siguiente, llegamos a la conclu-sión que debía estar cansado y debía aprovechar aquellos momentos para dormir un poco; nada más justo para quien había pasado el día, asedia-


do por un grupo de admiradores solicitando su atención. Pero asimismo proseguimos, pasando las diapositivas una a una y bajando el tono de voz, para no molestar al médium. Lo hicimos por-que los presentes estaban interesados en las pro-yecciones y eso no despertaría a nuestro querido Chico Xavier.

Cuando terminamos la proyección Chico abrió los ojos, se incorporó un poco más en el sofá en el que estaba sentado y dijo tranquilamente:

- ¡Qué belleza! Muy interesante. Me gustó más aquella oruga que se estaba muriendo. Los de las hojas son notables. Y estuve ahí fuera comentan-do prácticamente casi todas, incluso las últimas Kirlian-grafías.

Como quien no hubiese notado nuestra admi-ración y perplejidad, aclaró lo que había ocurrido:

-Cuando empezaron las proyecciones, percibí que André Luiz y otros compañeros se encontra-ban mirándolas. Entonces resolví unirme a ellos para apreciar mejor y comentar juntos las Kir-lian-grafías. Nos gustó mucho a todos.

Hernani Guimaraes Andrade


hIJO DEL COrAzÓN

Con la propia dulzura y humildad,él da su nombre presentando,intentando ocultar la realidad,dice: “cisco, de Francisco”, balbuceando.

Pero hace mucho que lo conocemosal esparcir las bendiciones de la verdad,entonces afirmamos, pues ya lo sabemos:¡Él es el símbolo de la caridad!..

Tomándole las manos y, enternecida,besándolas con respeto y cariño, en la más alta reverencia concedida,diciéndole al oído, muy bajito:

“¡Cisco es grande! Y Francisco, ni lo dicesambos esparcen de la fe viva, el valor,del “santo de Asís”, como luces,revivido en un hombre llamado AMOR


Dios le bendiga, Chico, en las caminatasbuscando socorrer a los que sufran,consolando tantas almas amargadastorturadas, porque de la fe se olvidan.Su trabajo arduo y misioneroes marco santo en nuestras vidas,trayendo de Jesús, el calvario,para las almas renovadas, renacidasSus manos, ofreciendo lindas rosas, guardan de ellas su esencia floral,al extenderse dulces y generosas,perfumando a otras de forma divina.Que ellas sean siempre bendecidas,por el eterno consuelo que plantan.Serenas, puras, muy iluminadasa todos los hermanos caídos levantan.Por eso, nosotros mucho le amamos,afirmando con toda la sinceridad:grande es el afecto que le dedicamos,en el inmenso cariño de esta ciudad.Dándole el título mayor del mundo,Uberaba le saluda con satisfacción,y con sentimiento maternal profundo,le entrega el de “Hijo del Corazón”.

Altiva Glória Fonseca Noronha


ENTrEvISTANDO Dª ALTIvA GLÓrIA fONSECA NOrONhA

Divaldinho: Estimada Dña. Altiva, ¿en qué cir-cunstancias conoció al médium Francisco Cândi-do Xavier?

Dña. Altiva: Tuve la alegría de conocerle en cir-cunstancias muy interesantes. De hecho, él dio ese día un “show” de mediumnidad. El encuentro fue así.

Algunos años después de mi convicción espí-rita y trabajando ya en el campo de la asistencia social, tuve la enorme felicidad de conocer a Fran-cisco Cândido Xavier. Cuando el famoso médium trasladaba su residencia de Pedro Leopoldo a Uberaba, fue una inmensa alegría para los espíri-tas uberenses. Todos vibramos de emoción y fui-mos a conocerlo a casa de una pareja de amigos.

Todavía no existía el centro espírita, donde él trabajaría inicialmente: la Comunidad Espírita Cristiana. Así pues, las personas lo llamaban a su propia residencia. Era una casa sencilla, cuyo ac-ceso era por el huerto. Después de la entrada, a unos metros de la puerta había una cisterna, que estaba cubierta. Al borde de la cisterna colocaron un gran poste de luz, con una enorme farola, ilu-minando todo el terreno. Había llovido mucho,


todo el día, y, por la noche, aunque la lluvia hubie-se escampado, el tiempo todavía continuaba feo, muy nublado. Junto a la gran farola del poste, se encontraban escarabajos y otros muchos insectos.

Entramos en el portal y llegamos a la casa. Con gran emoción penetramos en el ambiente.

Era una sala exigua. Chico estaba en un rin-cón, de pie, conversando con un grupo pequeño de personas. Estaba fuertemente emocionada, y al mismo tiempo encantada, por tener la oportu-nidad de conocer a Chico Xavier. Desde nuestro rincón abrí bien los ojos y agudicé los oídos, para verle y escuchar la conversación. Y lo hice, con el alma de rodillas, agradeciendo ya a Dios aquella bendición. Con emotividad profunda, casi tem-blando, esperaba el momento de ser presentada a él.

Estaba así deslumbrada, cuando un enorme “bicho” entró por la ventana y se posó en su hom-bro. Todos los presentes se asustaron, menos el propio Chico, que, tranquilamente, cogió con la mano al feo intruso y caminó hasta la ventana. Llegando allí, extendió el brazo hacia fuera, abrió la mano y dijo con voz suave:

-Ve con Dios.Y el tal “bicho” voló huyendo. Sólo entonces

percibimos que era un escarabajo.Todos quedamos encantados con el maravillo-

so equilibrio de Chico.Después de la escena vivida, tuve una seria cri-


sis de vergüenza, por mostrar tanto desequilibrio. Había quedado tan encantada, al vivir la misma situación. ¡Qué horror! Hubiera querido que el suelo se abriera a mis pies, para así poder des-aparecer. Ya casi estaba a punto de explotar en lágrimas, cuando Chico se fue del lugar donde es-taba y vino hacia mí, llamándome por el nombre diciendo:

-No es preciso que se avergüence, Dña. Altiva. Cada uno reacciona según las propias emociones. Quédese tranquila. Y quién está aquí para decirle a usted que no debe avergonzarse es Dña. Qui-ninha.

- ¿Quién? -pregunté casi gritando, asombrada con aquella revelación-.

Explico ahora porqué. Quininha, era el nombre familiar de mi querida madre, desencarnada hacía muchos años. Chico Xavier acababa de conocer-nos en aquel instante. ¿Cómo sabría, así, el nom-bre familiar de mi madrecita?

-Dña. Quininha, su madrecita querida, está aquí a su lado. Fue ella misma que se presentó con este nombre, identificándose para mí. Ella está en un plano muy alto. Es un espíritu de mucha luz, pero está también muy ligada a usted, la hija querida de su corazón. Fue ella quien la trajo hasta aquí. Dios la bendiga.

Fue así, bajo este deslumbramiento, que tuve la oportunidad de conocer a Francisco Cândido Xa-vier, el hombre llamado AMOR.


Nuestro primer encuentro ya fue marcado por un “show” de mediumnidad.

Divaldinho: Innumerables incidentes, y entre ellos la vuelta de Casio a la vida verdadera. ¿Cómo le ayudó Chico Xavier a usted?

Dña Altiva: La partida de Cassio hacia el Más Allá fue una tragedia en mi vida. Fue todo muy de repente, horrible.

Estábamos preparándonos para ir a una fiesta, después de haberme maquillado y peinado en el salón de belleza. Era el mes de mayo, y se con-memoraba el día de la madre, en el Rotary Club de Uberaba. Era la persona encargada de hacer el saludo oficial del club a todas las madres. La vida, sin embargo, nos cobra un precio muy alto, ante nuestras faltas y débitos adquiridos. Así pues, de pronto, recibí un visitante inesperado. Era un amigo que nos traía la triste noticia. Entró en la sala y dijo:

-No voy a quedarme. La señora y Marcinha ten-drán que venir conmigo. Cassio ha tenido un ac-cidente y está muy mal en el hospital. Vayamos rápido.

Salí junto con Marcinha, nuestra querida hija, acompañando al amigo, que nos llevó directo al Hospital Sâo Domingos.

Ya en la entrada, otros amigos nos esperaban, incluso Monseñor Juvenal Arduini. Tan pronto lle-gamos, el sacerdote nos abrazó y dijo:


-Vengan conmigo. Cassio está en la sala de operaciones, y no podrán verlo ahora. Esperare-mos en otra sala.

Acompañamos entonces al sacerdote, el cual conversó mucho con nosotros, hablando de la vida con sus alegrías, pero también con sus penas y sufrimientos que a veces llegan por sorpresa. Enseguida dijo:

-Nosotros estamos en caminos diferentes, pero nuestro Dios es uno sólo. Conozco bien su fe y por esto estoy seguro de su coraje.

Yo, entonces pregunté:- ¿El accidente ha sido muy grave?-No fue accidente, -respondió-. Fue un tiro. Y

desgraciadamente Cassio no resistió. Ha fallecido.Palidecimos, soltando un grito que era más un

gemido de nuestra alma.-Dios mío, por piedad, ayúdanos.Entonces corrimos hacia la sala de operaciones.

Llegando allí, dimos un grito mayor, pues Cassio estaba muerto sobre la mesa. Fue un horror. Nos quedamos llorando. Así permanecimos varias ho-ras, hasta que la dura realidad nos hizo volver en sí. Fue todo muy triste. Mientras tanto, Dios, que es todo misericordioso, nos dio la fuerza para su-frir y aguantar la tragedia que cayó sobre noso-tros. Los amigos acudieron todos a nuestra casa, procurando consolarnos y ayudarnos en aquellos momentos tan difíciles de nuestra vida.

Nuestro querido Chico Xavier fue un gran ami-


go en el suceso. Se quedó varias horas en el vela-torio, dándonos fuerza y consuelo. Se apoyó en la Doctrina Espírita, mostrando la razón de la vida, el porqué de las luces o de las sombras, que hacen nuestro destino, dentro de la Gran Ley. Hizo todo para reconfortarnos en el dolor cruel, pero tam-bién lloró mucho. Y cuando caían sus lágrimas, le dije:

-Chico, querido hermano, esta situación puede hacerle daño a su corazón.

Él entonces respondió:-No, Dña. Altiva. Yo estoy llorando no sólo por

el amigo que partió. Lloro también por el mundo. Si con un hombre bueno, como el Dr. Cassio, ha-cen una cosa horrible de estas, ¿que quedará para el resto del mundo? Es por todos los hombres que estoy llorando. ¡Dios se apiade de nosotros!

Y Chico Xavier terminó de hablar, haciendo una sentida oración. En aquel trance doloroso, fue un buen y valioso amigo. ¡Dios le bendiga!

Divaldinho: Ante los innumerables relatos del médium, ¿con cuál de ellos abrazó la experiencia ante las acerbadas luchas?

Dña Altiva: Los innumerables relatos de Chico Xavier, todos ellos son grandes enseñanzas. Sin embargo, sus palabras consolándonos en la parti-da de Cassio hacia el mundo espiritual fueron de gran ayuda para la lucha que tuvimos que enfren-tar.


Divaldinho: ¿Qué admira más en él: el hombre o el médium?

Dña Altiva: Admiro en Chico Xavier, tanto al hombre como el médium. Como hombre, él tiene encaminada su vida dentro de la de los primeros cristianos. Como médium, él ha perseverado real-mente en la tarea, siguiendo las enseñanzas de Jesús, dando gratuitamente lo que gratuitamente recibió. Nunca aceptó nada de nadie, como inter-cambio de sus favores mediúmnicos. Chico Xavier es, en verdad, la mayor antena mediúmnica del siglo. ¡Dios le bendiga!

Divaldinho: Si pretendiese escribir sobre los frutos de quien representa el verdadero cristiano, ¿Qué aspecto destacaría?

Dña Altiva: Su vivencia espiritualizada, su me-diumnidad honesta y perseverante en el bien y su dulce humildad.

Divaldinho: ¿Podría dejar una estrofa cuyo tema le pediríamos: 70 años?

Dña. Altiva:

Hombre simple, humilde, sin vanidad,Chico distribuyó una gran riqueza,mostrando del Más Allá la real certeza,en setenta años de mediumnidad.

ç


ChICO XAvIEr: Luz INAPAGABLE

En el año 1948, todavía siendo muy joven, le escribí por primera vez. Sabía de su grandeza, y por esto mismo, utilicé en la carta un tratamien-to ceremonioso, sin esperanza de recibir respues-ta, teniendo en cuenta las múltiples tareas que le ocupaban la existencia preciosa de verdadero ser-vidor de Jesucristo en la Tierra.

Para mi sorpresa y felicidad, la suya fue una carta llena de ternura y bondad, abriéndome el corazón repleto de amor, en el cual encontré te-soros que constituyen una lección de fe viva y ab-negación.

En el año 1949, tuve la suerte de conocerle. Me encontraba en Belo Horizonte, y unos amigos me informaron de que él vendría a esta ciudad, con el fin de estar con enfermos que residían en la calle Tupinambás, 330. La expectativa me embargó el alma y, cual niño ansioso, esperé el momento de verlo y abrazarlo. Esto sucedió al atardecer, cuan-


do, en un grupo de personas que lo esperaban, él bajó del coche, sonriendo, afable, gentil con to-dos y como una luz que jamás se apagaría en mi vida, también me abrazó a mí. Desde entonces, él es como un farol en la noche oscura, derramando claridad y apuntando el rumbo para la embarca-ción de mi vida poder encontrar el puerto seguro.

Lo visité en Pedro Leopoldo aquel mismo año y él me recibió en el santuario de su hogar, me presentó a la familia, especialmente a Luisa y su esposo, hijos y sobrinos… Conocí, entonces, a su padre, discreto y noble, con quien conversé bre-vemente, en algunas de las ocasiones que volví a su ciudad, enterándome, años después de su des-encarnación, feliz y en paz.

Este ángel de amor, a quien me refiero, cuya vida es un itinerario de luz, es Chico Xavier.

Cuando él cumple 70 años de mediumnidad, en los cuales millones de vidas encontraron guía, esperanza, paz, salud y aliento para vivir, deseo mostrarle también mi infinita gratitud, uniendo mi débil voz a todas aquellas que le cantan su nombre y oran, ungidas de amor, por su salud y felicidad.

Acordándome que, psicografiando el libro “Ardua Ascensión”, dictado por el espíritu Víctor Hugo, éste me dijo: “Estoy creando un personaje con el extracto de las vidas de varios abnegados médiums, con el fin de presentar un modelo de comportamiento que sirva de inspiración a todos


cuantos deseen servir a la Doctrina Espírita, en el campo de la mediumnidad, con renuncia y sacri-ficio. Creé una familia-problema, con un mosaico de realidad y de imaginación, situando al servidor de Cristo, rodeado de innumerables dificultades, superándolas todas, mediante la humildad y la dedicación al bien, ascendiendo a través del amor, a las cumbres de la plenitud espiritual”.

Cuando terminé la obra, la presenté al bendito amigo Chico, dejándole una copia, rogándole que la leyera y opinara después.

Gentilmente, él accedió a hacerlo, igual que sucediera con otras que le había entregado ante-riormente, después de lo cual, a la primera opor-tunidad de conversación, se refirió a ello con cari-ño, convirtiéndose en instrumento de un original prólogo del iluminado Dr. Bezerra de Menezes, que fue colocado de forma destacada, en fotoco-pia, en el referido libro.

Amigos que leyeron la obra, me preguntaron si era su biografía, en razón de algunas coinciden-cias de acontecimientos mencionados.

Les dije que el personaje de Armando es un pá-lida, una opaca presentación de un médium ideal, que todavía no puede ser comparado con Chico Xavier, el hombre luz integral. Les informé, sin embargo, varios personajes de la obra que fueron creados especialmente por el autor, para servir de fondo a la novela, no habiendo existido en la vida real, tal y como estaban allí presentados, especial-


mente el padre, el cuñado, el Sr. Juiz y otros.En una ocasión propicia, el mismo espíritu Víc-

tor Hugo me aclaró que en la Tierra él fue nove-lista, no historiador o biógrafo, permitiéndose en los libros, colocar las propias creaciones al lado de los acontecimientos reales y cambiar los datos históricos a su gusto, sin la preocupación de se-guir, estrictamente, los hechos.

La vida de Chico trasciende lo habitual y cono-cido.

Las luchas lo revigorizan, las enfermedades no le impiden continuar esclareciendo las vidas. El combustible que lo mantiene, lo recibe de Jesús, el Vencedor invencible, a Quien donó la vida.

Así, él prosigue, incorruptible y fiel, trabajando y enseñando con el ejemplo.

El elogio no le afecta, la ofensa no le alcanza. Sufre en silencio, confía y espera.

A semejanza de una estrella velando en la no-che, derramando la bendición de luz, sobre todos, a buenos y malos, amando a todos.

Por esto su luz es inapagable.

Divaldo Pereira Franco


ENTrEvISTANDO A DIvALDO PErEIrA frANCO

Divaldinho: Divaldo, en un conmovedor artí-culo a través de nuestra prensa, usted, en 1987, felicitó los 60 años de mediumnidad de Francisco Cândido Xavier, ofreciéndole, a nuestro entender, el mayor regalo. Y, ahora, ¿qué le diría al noble amigo, con ocasión de los largos 70 años de me-diumnidad de aquel que se considera a sí mismo una “mota”, o también: -Ah!... ¿Pero quien soy yo, sino una hormiga, de las más pequeñas, que anda por la Tierra, cumpliendo su obligación? (Chico Xavier)

Divaldo Franco: Mi profundo respeto, amor y gratitud al médium Francisco Cândido Xavier, me hacen considerarlo la más fiel y noble antena psí-quica del siglo XX. Lo llamo antena psíquica y no solamente médium, porque sus facultades para-normales reúnen las conquistas de la mediumni-dad superior como también las de innumerables


fenómenos PSI, que engloban los de naturaleza anímica, tales como clarividencia, retrocognición, captación telepática y otros.

No fueron sólo los sentimientos que me con-dujeron a este análisis exento de cualquier pa-sión, sino el resultado de una prolongada convi-vencia periódica, desde el año 1948, con algunas interrupciones que, no me impidieron continuar acompañando su existencia abnegada y misiona-ria, así como, y sobre todo, su cristalina e insupe-rable conducta de un ser inter-existente.

Sobre Francisco Cândido Xavier nunca sabre-mos decir qué aspecto incorruptible, hombre de valor moral intachable, cristiano por excelencia que hace de él un espírita legítimo, por ser cum-plidor de todos sus deberes. Como médium, no conozco a nadie que haya alcanzado los niveles de pureza en la moral y en el filtro psíquico –sin desmerecer a todos los obreros del bien- que se equipare a él en el presente siglo.

Además, llegar a los setenta años de dedicación sin interrupción, incluso con la salud mermada muchas veces, cargando la cruz de muchos sufri-mientos morales sin quejarse, sin lamentarse, sin agredir, aunque fuese agredido, sin perseguir, aún siendo a veces perseguido, constituye un marco histórico en la Humanidad en general y en el Mo-vimiento Espírita en particular.

Aunque él se considere una mota, es obvio que tiene clara y nítida la conciencia del ministerio


que siempre ejerció y de los valores morales que son inestimables conquistas realizadas con gran sacrificio.

De este modo, y por muchas otras razones que sería pesado enumerar, lo considero un Apóstol de la Nueva Era, que me merece cariño, gratitud y devoción, creyente en sus ejemplos de vida segui-dos con seguridad por todos aquellos que aspiran a la liberación de uno mismo y de sus pasiones perturbadoras.

Divaldinho: Profesor Divaldo, de cara a su re-lación con el intérprete de “Parnaso”, ¿qué repre-sentan los 70 años de vida del médium?

Divaldo Franco: Setenta años de dedicación ex-clusiva a la dignificación del mandato mediúmni-co hasta transformarlo en mediumnidad, repre-sentan una entrega total, con el abandono de las aspiraciones humanas y la superación de las he-rencias primitivas que acompañan al ser desde las primeras eras. Chico Xavier es un crucificado por libre opción, cuya auto donación fue convertida en camino para todos los que seguimos en la re-taguardia.

Divaldinho: ¿Qué hecho inusitado podría na-rrarnos o citarnos una experiencia mediúmnica al lado del virtuoso logo-psicófono?

Divaldo Franco: Cuando psicografié el libro ALERTA, de autoría del Espíritu Joanna de Ânge-lis, lo llevé a Uberaba, con el fin de presentárselo.

Aquel día, dedicado al Evangelio en el Hogar,


seguíamos en el Aguacate, en la Villa de los Pá-jaros Negros, para asistir a los necesitados, a su lado, en el coche conducido por el Dr. Eurípedes y, hablando sobre varios asuntos, le hablé de la mencionada obra. Demostrando una agradable sorpresa, Chico me dijo que hubiera psicografia-do del espíritu Emmanuel un libro con el mismo contenido y cuyo título era ATENCIÓN, aseveran-do que se trataba de la temática del momento. Aquella noche, en la reunión pública, el Benefac-tor escribió el prólogo para el trabajo de Joanna, que publicamos fotocopiado (10-07-1981).

En otra ocasión, yo le llevé los originales de un libro dictado por Víctor Hugo, porque había al-gunas informaciones que yo quería presentar al amigo, a fin de tener su opinión siempre valiosa. Un poco antes del almuerzo en su residencia, con-versábamos con él y con un grupo de personas de diferentes ciudades. Había un señor español, de Barcelona, que nos entretenía contando cosas de su ciudad. Chico se refirió a la Casa Santa de Mi-sericordia, donde había estado internado en una reencarnación anterior, citó la época y la descri-bió con detalles, incluso, su localización próxima a Montjuich, hoy cementerio y área donde fueron construidos el estadio y gimnasio para las olim-piadas que tuvieron lugar hace algunos años.

Era todo exacto. Pero lo más fascinante es que, inesperadamente, él se giró hacia mí y me pidió que leyese un trozo del libro –que estaba dacti-


lografiado, citando la página, pues tenía interés en oírla. Era exactamente el tema que yo había escogido para presentárselo. Al terminar la bre-ve lectura, dijo: - “Según veo, el asunto está claro y debe ser conservado como fue psicografiado”. Posteriormente el libro fue publicado y se llama CALVARIO DE LIBERACIÓN, con el prefacio del espíritu Dr. Bezerra de Menezes, psicografiado aquella noche por el mencionado médium (9 de junio de 1979)

Divaldinho: De entre toda la correspondencia de Chico Xavier y de las palabras de los espíritus, como Emmanuel, Bezerra y otros, en su persona, ¿cuál le marcó más?

Divaldo Franco: El hecho mediúmnico más ca-racterístico de la universalidad de la enseñanza, conforme a Allan Kardec y que me impresionó mucho, ocurrió la noche del 20 de noviembre de 1978, cuando psicografié una página que vino firmada por los espíritus José Petitinga y Vian-na de Carvalho, llamada ADVERTENCIAS A LOS COMPAÑEROS. Llevándola a Uberaba y comen-tándolo con Chico, esa misma noche, en su casa, Emmanuel la confirmó y escribió por su media-ción PREGUNTA AL AIRE. Como las dos se com-plementaban, el médium residente en Uberaba me sugirió que las enviase a la revista REFORMA-DOR, solicitando que fuesen publicadas juntas, en la misma edición, lo cual se hizo, y se encuentran en las páginas 34 y 35 de la edición de febrero de


1979.En otra ocasión, después de una entrevista en

la USE (Unión de Sociedades Espíritas de Sâo Pau-lo), el espíritu Dr. Bezerra de Menezes dictó por psicofonía a través de mí un bello mensaje. Más tarde en Uberaba, espontáneamente Chico Xavier psicografió del noble benefactor una página que se le dio el nombre de CONFIRMACIÓN –Página a Divaldo Pereira Franco- ratificando lo que ha-bía dicho en S. Paulo. (La entrevista fue día 20 de abril de 1980 y la confirmación la noche del 23 de agosto del mismo año en Uberaba –ver el libro DIÁLOGO- publicado en USE)

Estos hechos fueron muy importantes en mi actual existencia, particularmente en relación al ejercicio de la mediumnidad.

Divaldinho: Como sabemos ya está presente siempre en sus conferencias, tanto en Brasil como en el extranjero, la mención a Chico Xavier y sus facetas en la mediumnidad. ¿Cuál es el motivo?

Divaldo Franco: No se puede predicar la Doc-trina Espírita en su pureza y transparencia ini-gualables, sin hacer referencias a la fidelidad del médium Francisco Cândido Xavier para con ella, así como a su extraordinaria contribución oriunda del mundo Espiritual Superior de la que él se hace dócil y legítimo instrumento.

Divaldinho: Sabemos también de su enorme cariño y amor hacia el adorado médium. Le pre-gunto, entonces: ¿Cómo reacciona su corazón


frente a las nubes negras de la envidia, intriga y maledicencia?

Divaldo Franco: Hegel, el notable filósofo ale-mán, afirmó con propiedad que “los grandes hombres son medidos de la cabeza hacia arriba, por la grandeza de sus ideales, y los hombres co-munes son de los pies a la cabeza”. Chico Xavier es un gran hombre, de acuerdo con el concepto hegeliano. Es natural que experimente frenéticos combates y persecuciones, calumnias e insinua-ciones perversas gratuitas, como sucede con to-dos nosotros, aquellos que nos decantamos por el servicio al Bien en cualquier expresión, parti-cularmente en la incomparable Doctrina Espírita.

Creo, sin embargo, que Chico está por encima de cualquier sospecha, de corazón pacífico y men-te tranquila, por estar cumpliendo noblemente con los deberes asumidos, sin ninguna preocupa-ción por aquellos que no lo comprenden.

Divaldinho: Divaldo: ante tantos mensajes reci-bidos de las manos del digno siervo de Jesús, pro-venientes de los espíritus que lo asisten, incenti-vándole a usted, en sus inicios, incluso siendo un médium dotado de grandes compromisos, ¿esto le ayudó, en los comienzos de su mediumnidad?

Divaldo Franco: Sin duda alguna, fueron las manos generosas del noble misionero que me condujeron mediúmnicamente en el inicio de las tareas a las que me he dedicado. Igual que cuan-do surgieron grandes dificultades, siempre com-


prendí que eran testimonios, jamás afectando los sentimientos de respeto y gratitud por él y por su ministerio de luz.

Divaldo: Divaldo Pereira Franco a sus 50 prove-chosos años de mediumnidad y a los 70 de Fran-cisco Cândido Xavier, ¿puede decirnos cuál es el antídoto para llegar a tanto sin desfallecer?

Divaldo Franco: El único antídoto contra el mal es el bien. El conocimiento de los postulados espí-ritas me ha sostenido en todos los momentos de la actual existencia, ayudándome a errar y acep-tar más, perseverando con entusiasmo, por ser consciente de que el bien es lo mejor para aquel que lo practica, y nunca perdiendo tiempo con los acusadores, los adversarios, los que no les gustó, disculpando a todos y procurando entenderlos.

Divaldinho: Finalizando este rico momento con sus palabras iluminadas por los ejemplos, le pedi-ríamos aún otras desde el corazón, como saludo fraternal a aquel querido compañero de misión mediúmnica.

Divaldo Franco: Solamente el amor revitalizado por el conocimiento liberado que el Espiritismo nos proporciona puede servir de parámetro y se-guro para nuestras vidas.

Chico Xavier vive el amor.Saludándolo, en el momento de su septuagé-

simo aniversario mediúmnico, exhorto las bendi-


ciones de Dios en su favor y para sus manos gene-rosas diligentes para el bien.

¡Divino trabajador!


LAS ESTrELLAS CAEráN DEL fIrMAMENTO

Del Evangelio, realmente se lee que las estre-llas caen. Son espíritus luminosos, que por amor renuncian a las esferas sublimes y descienden en dirección a la Tierra, reencarnando en este mun-do de dificultades para socorrer a los hombres.

Chico Xavier es un espíritu así. Su aura de paz tranquiliza. El perfume que de él emana demues-tra su grandeza. Sus actos revelan un manantial de amor, fuente que quita la sed.

“Aquellos que beberán del agua que yo ofrezco de ellos manará agua viva”.

Es, así, agua que sacia las aflicciones, dismi-nuyendo las llagas dolorosas de quien lo busca y enalteciendo con el conocimiento al que lo lee.

Pudiendo viajar a las estrellas y abrigar con su mirada la Grandeza Divina, se reconoce minúscu-lo, un grano de arena, una pulga del león, polvo,


humildad.La humildad es la sublime virtud que todos los

espíritas deberían comprender y buscar. Es la falta de ella la que provoca el sufrimiento de muchos. Su presencia en Chico lo enaltece más y lo hace más grande entre los hombres.

“Aquel que quiera ser el mayor, que sea el sier-vo de todos”.

Así es Chico. Siervo de todos. Espíritu valioso que mereció que espíritus iluminados caminasen con él, para indicar sus pasos.

¿Hombre? Sí. ¡Cuántas renuncias debe haber sufrido por esto! ¡Cuántas lágrimas debe haber derramado!

Dolores en el cuerpo, casi ceguera, infarto, do-lores en los ojos, el cuerpo físico arrugado, hoy cargado, por no poder andar, pero en espíritu vencedor, luz de muchos que no habrían conse-guido, sin él, humilde siervo de Cristo que obser-va la propia pequeñez y se curva para Jesús, que, de lo alto, ciertamente sonríe al ver, en la Tierra, el triunfo de un enviado suyo.

Toda una vida de trabajo, toda una lección. Hugo Gonçalves


ENTrEvISTANDO AL PrOfESOr huGO GONÇALvES

Divaldinho: Estimado profesor Hugo, su primer encuentro con Chico Xavier ¿dónde y cuándo?...

Hugo: Mi primer encuentro con Chico Xavier fue en la década de los 60, en la Comunidad Espí-rita Cristiana, en Uberaba.

Divaldinho: Nacía allí la estructura de una bo-nita y provechosa amistad. Así, pues, deseamos conocer el hecho que más le encandiló en ese en-cuentro.

Hugo: Fue un encuentro inolvidable. Chico, to-davía joven, atendía una multitud. En pie, junto a la mesa, firmando libros, hasta las 4 de la ma-drugada. Recibía a todos pacientemente, siempre con una sonrisa. Al día siguiente, allí estaba Chico a las 10 de la mañana, atendiendo con la misma alegría.

Divaldinho: ¿Y qué caso narrado por Chico le llevó a reflexionar más?


Hugo: Un caso que provocó la risa de todos fue lo que nos contó Chico en aquella mañana, en la Comunidad Espírita Cristiana. Nos relató que dos señoras de una pequeña ciudad de la región, lo llamaron para contarle que habían construido un Centro Espírita, en su ciudad. Chico preguntó qué días abrían el mencionado Centro para el pueblo, a lo que ellas contestaron: “Nuestro centro queda abierto día y noche”. De inmediato, Chico pregun-tó: “¿Ustedes tienen gente suficiente para atender al pueblo durante las 24 horas?” Ellas respondie-ron que no y que el centro permanecía abierto, porque el dinero no dio para comprar las puertas.

Divaldinho: Sabiendo que usted era amigo de Cairbar Schutel, nos gustaría que nos dijese si ha obtenido, por el notable médium, orientaciones provenientes del propio Cairbar.

Hugo: La orientación que recibimos de Cair-bar Schutel fue hace algunos años por una seño-ra, médium de la Federación Espírita de Paraná, Dña. Mári, y en el año 1996, recibimos de manos de nuestro querido Carlos Baccelli un sustancio-so mensaje que sirvió de considerable estímulo al modesto trabajo que aquí realizamos. Por las manos luminosas de Chico, recibimos un día una orientación del Dr. Bezerra de Menezes.

Divaldinho: Estando con el admirable Hombre del Bien ejemplarmente integrado en el Evange-lio, ¿qué lección, de entre tantas de él escuchadas, más le ha influido?


Hugo: Lo que más me influyó, y aún ahora, es la bellísima lección que llega hasta nosotros por su gigantesco gesto de renuncia, de abnegación y de cariño.

Divaldinho: Querido amigo, ¿qué pregunta ha-ría al hombre y al médium Francisco Cândido Xa-vier, con ocasión de sus 87 primaveras?

Hugo: No sé si sería capaz de dirigir palabras a Chico en estos sus 87 años. Pero de rodillas rue-go al Maestro Jesús que no deje faltar a nuestro Chico ya que es necesaria su brillante y gigantesca tarea, iluminando al mundo.

Divaldinho: Respecto a las 87 primaveras del hermano Chico, ¿qué expresión utilizaría usted para definirlo?

Hugo: Hace 87 años, el sol brilló más fuerte, en la ciudad de Pedro Leopoldo. La brisa sopló acariciando la ciudad, los montes y los valles, y se escuchó un cántico de amor. Es que llegaba a la Tierra el Sol de amor.

Divaldinho: Pasados 70 años de mandato me-diúmnico, ¿cómo define usted al Pupilo de Em-manuel?

Hugo: Sólo al pensar en los 70 años de Medium-nidad del Apóstol de Pedro Leopoldo y hoy de Uberaba, la gente queda parada al pensar cómo definir tanta grandeza, tanta sabiduría y tanto amor. Puedo definirle diciendo: Chico Xavier es el Apóstol del Señor hablando en el desierto.

Divaldinho: Contemplando la figura de Chico


Xavier, ¿cómo lo ve, en esos largos años de luchas y renuncias, enfrentándose a todos los obstáculos con la firmeza y determinación de un roble y qué les dirá a los que se inician en la mediumnidad?

Hugo: Chico Xavier no es como un roble, pero es fuerte como una roca, calmado como un lago, tranquilo y bueno como sólo los justos pueden ser.

Chico es la brújula orientadora apuntando nue-vos rumbos para la Humanidad. Veo en él el sol que brilla, el agua que apaga la sed, el bálsamo que suaviza.

Divaldinho: Sus consideraciones finales en elo-gio a los 70 años de mediumnidad y las 87 prima-veras del gran y humilde obrero de Jesús.

Hugo: Recordando el cántico de los ángeles en las cercanías de Belén, la noche que nació Jesús, yo quiero repetirlo ahora:

“Gloria a Dios en las alturas, Paz en la Tierra y buena Voluntad entre los hombres.

Gloria a Chico Xavier, el hombre llamado AMOR.Gloria a sus 87 años de tan provechosa existen-

cia. Gloria a sus 70 años de mediumnidad”


ENTrEvISTANDO A JOSé ALBErTO DE LIMA MEDrADO

Divaldinho: Medrado, ¿dónde y en qué circuns-tancias conoció a Chico Xavier y cuántos años te-nía?

Medrado: Yo estuve con Chico por primera vez en 1984, entonces con 23 años. Fue en el periodo de carnaval, cuando se creía que no estaba él en el Grupo Espírita de la Plegaria. Pero estaba y de una forma muy especial con apenas cerca de 40 personas en el centro.

Divaldinho: Usted, conociéndolo personalmen-te, ¿qué vio más, a la persona simple pero siempre noble o el estar delante de un misionero?

Medrado: Yo vi a Chico lleno de amor y aten-ción para con todos y contando innumerables casos interesantes, siempre envolviéndolo. Pero también es verdad que pude constatar que es un hombre de fuerte personalidad, aunque con mu-cha suavidad.


Divaldinho: De entre tantos hechos relaciona-dos con Chico Xavier, ¿ocurrió con usted alguno que merezca ser contado, para disfrute de todos?

Medrado: Sin duda. Como dije anteriormente, estuve con Chico por primera vez en 1984, sin ha-ber sido presentado a él por nadie. Él no me co-nocía y seguramente nunca había oído hablar de mí. Yo estaba en la ventana, al lado de mi amiga Rosângela, cuando él, firmando una inmensa fila de libros, se detuvo y, mirando en mi dirección, me llamó: -Caniço, venga aquí por favor. Miré ha-cia atrás, nunca nadie me había llamado Caniço. Entendí después que era a causa de mi delgadez. Él insistió: -Es con usted mismo, bahiano. ¿Será a mí? Rosângela me animó a acercarme, afirman-do que, de hecho, él miraba hacia mí. ¿Pero como sabía que yo era bahiano (de Bahía)? Lo que co-mentaba con Rosângela era tan bajito, que no había manera que él percibiera el posible acento. Me acerqué, vacilante y preguntándome: -Ay Dios mío ¿qué estoy haciendo? Cosas que creo que to-dos pensamos, cuando nos aproximamos a un ser tan elevado moralmente, principalmente si somos llamados por él. Chico me miró y dijo simplemen-te: -Fue verdad. Dña. Romana soñó con él mismo. No entendí la información, pero, claro, el nombre era el de mi madre, desencarnada en 1982. Con-testé: -Chico no lo entiendo… Dulce, pero seguro, él me preguntó sonriendo: - ¿Me estás probando bahiano? Casi me muero. -No, Chico, de ningu-


na manera- me justifiqué. Necesito aquí hacer un paréntesis para contar algo que todos mis amigos de la infancia conocen y que crecí oyéndolo hasta mi adolescencia.

Mi madre solía contar que cuando estaba emba-razada de mí, tuvo un sueño con un viejo de barba blanca, preguntándole si sabía lo que yo sería. Ella respondió que no, pero que niño o niña, cualquie-ra sería bienvenido. El señor entonces le dijo que sería un niño y que él sugería el nombre de José. Mi madre lo escuchó, pero no le gustó mucho el nombre, porque ya habían escogido dos Carla y Leonardo, en caso que fuese, naturalmente, niña o niño. Pero el espíritu insistió en el nombre, me contaba siempre mi madre. Ella entonces le pre-guntó: - ¿Pero por qué José? Él respondió que era un nombre hebreo, que significa todo aquel que llega después. Ella lo recordó y se lo contó a mi pa-dre, que no le gustó la idea. Sin embargo, cuando nací, me pusieron el nombre de José, añadiendo Alberto, para que no fuese un nombre tan común, justificaron. Crecí, oyendo esta historia.

Yo tenía quince años y empezaba a dar mis primeros pasos en el Espiritismo. Al leer un libro sobre el Dr. Bezerra y mi madre, siempre muy in-teresada por nuestras lecturas, me preguntó qué leía. Yo se lo enseñé, incluso la foto de aquel que era llamado el Kardec brasileño. Cual fue mi sor-presa, cuando ella, pálida, dijo que era con aquel anciano que ella soñó antes de mi nacimiento. E


insistió con mucha vehemencia. En ese momento afirmé que no era posible, pues se trataba de un espíritu de gran evolución y que aquello no podía ser. Ella, -me acuerdo con precisión- dijo que no sabía quien era ni de quien se trataba (mi familia no era espírita y no conocía nada del Espiritismo), pero que era él. Fingí que lo creía, pensando que todos los ancianos de barba blanca se parecen y que ella se habría confundido. Olvidé el hecho.

Volvamos a mi encuentro con Chico. Cuando me preguntó si yo lo estaba probando y ante mi espantada negativa, él contó para mi convicción que estaba ante un medianero único, nunca antes ni después encontrado:

-Hijo mío, Dña. Romana, su madre, está aquí a mi lado, con nuestro Dr. Bezerra, afirmando que ella tenía razón, fue con él mismo que ella soñó, pidiéndole que le pusiese su nombre -José-, por tratarse de aquel que llega después.

En aquel momento el tiempo se detuvo; mis piernas temblaron; las lágrimas no caían, se derra-maban. Me acordé de la escena, yo leyendo en el sofá y las palabras de aquella personita que de lo Alto se me concedió como madre, la mayor ben-dición de toda mi vida. Nunca la había percibido, tampoco al Dr. Bezerra y añadió que estaría a mí lado y que yo tendría una tarea de gran respon-sabilidad con la predicación espírita, incluso fuera del país. En esos momentos yo quería hacer pre-guntas a Chico y no lo conseguía, y un señor (no


sé su nombre) empezó a golpearme en el hom-bro, para que yo me retirase del lado del Ángel de los Cielos. Fingía que no iba conmigo. Tuve rabia de aquel hombre y luego me culpé: ¿como sentir rabia cerca de Francisco Cândido Xavier? Esta es mi humanidad, ¡uf!

Justamente, un año después, en mi aniversa-rio, tuve la visita de mi madre en mi habitación, cuando me dijo: -hijito, mira quien está aquí con-migo- Era el venerado espíritu. Entonces conver-samos un poco y a partir de ahí pasamos a tener frecuentes contactos.

Amigos, jamás Chico podría saber aquellas co-sas de mi vida.

Divaldinho: En sus varios viajes al extranjero y por el Brasil, ¿usa los recursos psicografiados por el médium? Y cuando expone en el exterior he-chos o facetas del mayor sensitivo del siglo, el ad-mirable médium Chico Xavier, ¿gustan?

Medrado: Claro, siempre recurro a las ilustra-ciones suministradas por las entidades benefac-toras, a través de nuestro Chico, principalmente los cuentos del Hermano X. Pienso que la gente lo aprecia.

Divaldinho: Si tuviera la oportunidad, aún hoy, ¿qué preguntaría a Francisco Cândido Xavier a los 87 años de edad?

Medrado: Si él tuviera que rehacer alguna cosa o si se posicionaría de otra forma ¿qué sería?


Divaldinho: Con su corazón puro bahiano, ¿qué le diría al corazón del puro minero que se deno-mina “un animal tirando una carreta”, todavía más a los completos 70 años de labor del Bien?

Medrado: Mi viejito, su grandeza es tan grande que, sin duda, con el pasar de los años, se tendrá que imaginar que usted fue una leyenda, y no una verdad, pero tendremos que hacer valer la Histo-ria, la verdad: usted es el mayoral.


ENTrEvISTANDO AL Dr JOrGE ANDréA DOS SANTOS

Divaldinho: Dr. Jorge, ¿cuándo y dónde se en-contró con Francisco Cândido Xavier por primera vez?

Jorge: Hace 20 años, aproximadamente, en el Centro Espírita Marieta Gaio, en la ciudad de Río de Janeiro.

Divaldinho: Conversación va, conversación vie-ne, ¿qué marcó su existencia de los innumerables coloquios con el Sensitivo y paranormal del Siglo?

Jorge: A pesar de un único encuentro con Chico, lo poco que conversamos, nos dejó marcas afec-tivas bien expresivas. El Hombre-paz se mostró.

Divaldinho: Siendo médico psiquiatra, ¿cuáles fueron los hechos con Chico Xavier (pues sabe-mos de su capacidad mediúmnica) que colabora-ron en su ministerio?

Jorge: En este único encuentro, tenía en las manos uno de mis libros recién publicados. Chico después dijo: -Sé que va a dedicármelo. Hágalo


para un colega médico (no me acuerdo del nom-bre), siendo yo el intermediario. Él quedará con-tento.

Encontré el hecho interesante, porque era mi intención dedicar el libro a Chico. Él se adelantó, traduciendo mi pensamiento e intención.

Divaldinho: Como estudioso, ¿qué admira más y cuál de los libros psicografiados por el médium más le impresionó?

Jorge: Los primeros libros de nuestro Chico son, en mi evaluación, los que marcaron más. “Parnaso de Além-Túmulo” por el contingente poético de los autores comunicantes, no dejó dudas en cuanto al origen de los mismos. En “Renuncia”, puede consi-derarse obra literaria, en una organización nove-lesca, de las más perfectas en lengua portuguesa. Los demás libros, que ya pasan los 400, tienen una dirección acertada con finalidades bien marcadas.

Divaldinho: ¿Cuál es el fenómeno ocurrido jun-to al extraordinario médium de Pedro Leopoldo que agudizó su análisis?

Jorge: El fenómeno de la psicografía, con la multiplicidad de informaciones, en prosa y en verso, con tonalidades divergentes, lo que vuelve imposible partir de un único foco de conciencia personal. Es un fenómeno mediúmnico auténtico y primoroso.

Divaldinho: Nos gustaría, si es posible, que ci-tase tres preguntas que haría a Chico o a los guías, en caso de que estuviese con él.


Jorge: 1ª) Constitución del periespíritu2ª) Finalidad de la evolución3ª) ¿Cómo entender el espacio infinito con

nuestras medidas psicológicas?Divaldinho: Dentro del campo de la Psiquiatría,

hablando sólo de las obras del entrevistado Chico Xavier, ¿cuáles recomendaría a un amigo o a otros médicos de la misma área, en su análisis?

Jorge: La serie de André Luiz, principalmente, “Evolución en Dos Mundos”.

Divaldinho: Sin usar la Psiquiatría, solamente el corazón, deje sus palabras al amigo médium Francisco Cândido Xavier, a los 70 años de me-diumnidad.

Jorge: El amigo y médium, en estos 70 años de mediumnidad, por los consejos filosóficos y cien-tíficos, plantó una potente estructuración psico-lógica, que, sin sombra de duda, marca nuestra época, época de instigadoras situaciones y pro-blemas de toda índole, individuales y colectivos. Sus informaciones mediúmnicas, acompañadas de irreprensible comportamiento y envueltas en amor incondicional para la sociedad humana, ofrecen un nuevo ritmo y una nueva senda, para buscar peldaños más correctos y expresivos de la Evolución.

Dentro de los parámetros que la Doctrina Espí-rita viene mostrando los valores necesarios para la sociedad humana del futuro, donde la inmedia-


tez y el egocentrismo de hoy, serán sofocados y disueltos por las propuestas espirituales de fra-ternidad y de conducta humana adecuada.

Las informaciones en muchos de sus libros, dentro de las variantes de presentación, van su-plantando los modelos psicológicos de matices materialistas, por otros tantos, más espiritualiza-dos, más basados científicamente en el proceso reencarnatorio, ofreciendo un despertar y acla-rando la Psicología Transpersonal -la psicología del Espíritu-.


ENTrEvISTANDO A rIChArD SIMONETTI

Divaldinho: En la condición de escritor de va-rias obras, ¿qué piensa de Chico Xavier como fe-nómeno literario?

Richard: El fenómeno Chico Xavier no se expre-sa apenas en la publicidad. Está también la diversi-dad, abordando innumerables géneros literarios, como jamás nadie lo hizo, algo sorprendente en ese minero simple, que acudió apenas a la escuela primaria. Sobre todo, se expresa en el contenido de su obra, que representa la más notable contri-bución a favor del Espiritismo, desde la Codifica-ción. Particularmente en Brasil, podemos dividir el Movimiento Espírita en: antes de Chico Xavier y después de Chico Xavier.

Divaldinho: ¿Qué comentarios haría del ami-go?, ¿qué ángulo usaría de las mil facetas de este “Hombre llamado Amor”, para escribir sobre su misión?

Richard: Chico es, antes de nada, un auténtico


discípulo de Cristo, empeñado en vivir lecciones profundamente vinculadas a la moral evangélica, de la que se hace intermediario. Como él mismo destaca y ejemplifica, “el Espiritismo es la revivis-cencia del Evangelio” y es cumpliendo el Evange-lio que estaremos viviendo la Doctrina Espírita.

Divaldinho: ¿Usted ve en Chico Xavier un mo-delo para nuestras relaciones diarias con la me-diumnidad, o en mediumnidad no existen pará-metros?

Richard: Chico es el modelo perfecto, ofre-ciendo ejemplos marcados de disciplina que son indispensables para el ejercicio productivo de la mediumnidad. Es a los setenta años al servicio de los espíritus, que nos hablan de la perseverancia, convicción, idealismo, firmeza y dedicación, pro-pios de los médiums conscientes de sus responsa-bilidades.

Divaldinho: Ante las luchas de las experiencias humanas, ¿piensa usted que éstos que fueron grandes médiums, como Chico, no sufren nada?

Richard: El sufrimiento es inherente a la condi-ción humana. Todos enfrentamos las limitaciones del cuerpo, las dificultades, el desgaste de la má-quina física, los problemas de convivencia en un mundo orientado por el egoísmo. Sufren todavía, los grandes benefactores, el asedio de fuerzas de las sombras que no quieren la victoria del Bien. Son “gajes del oficio” que no nos impiden ser fe-lices, ya que el sufrimiento puede ser una impo-


sición del destino, de las situaciones de la Tierra, pero la felicidad es una conquista personal, refe-rente de los que sirven por amor al Bien. En ese sentido, ciertamente nadie es más feliz que Chico Xavier.


ChICO XAvIEr PErMANECE fIEL AL BuEN COMBATE

Estamos en una fila extensa. Pocos metros nos separan de la sala donde Chico Xavier atiende a las personas. Procedentes de los lugares más di-versos, los visitantes están a la espera de la voz que los bendiga, del alimento que sustenta las al-mas cansadas, como las abejas van en busca del néctar.

Pasaron 40 meses desde nuestro último en-cuentro. Chico Xavier, finalmente, está ante mí. ¡No me lo puedo creer! La salud reprimida se transforma entonces en una cascada mansa de lágrimas calmadas. Llora el médium, lloro yo… ¿Cómo expresar emociones de esta naturaleza? No hay como…

Delante de mí está el amigo querido, de treinta y nueve años de conocimiento y convivencia en esta existencia, ¡pero en cuantas otras no se ha-brían cruzado nuestros caminos! Yo, siempre en la condición de sapo embobado, observando la


estrella centelleante.La añoranza era tanta, que los pocos minu-

tos en que nos vimos parecieron una eternidad. Cuando Chico pronunció mi nombre y dijo que se acordaba de su madre y de los queridos amigos que pasaron por su vida me derrumbé. Las flores que le traía me parecieron tan pálidas para expre-sar este tesoro de sentimientos: la amistad sincera que nos une hace tanto tiempo.

Observo su cuerpo desgastado por el tiempo (87 años no pasan impunemente), la boina le res-guarda la cabeza, las piernas paralizadas, el ojo izquierdo privado de visión, el rostro de piel de bebé bañado en lágrimas. Una gratitud inmensa me invadió el alma. Es pura veneración. Cuanto debemos a este organismo encorvado, a estas manos sacrosantas que en ese día ofrecen ro-sas en nombre de María de Nazaret, a todas las mujeres que lo visitan (es la víspera del día de la madre). Siempre la misma delicadeza de alma, la misma bondad, a lo largo del tiempo. Su ojo de-recho iluminado y su voz que bendice hablan de otros planos de la Vida Inmortal, de aquel reino que todavía no pertenece a este mundo. Quien sabe si un día… Para que esto suceda, él ha ofre-cido la propia vida.

Extendiendo a Chico Xavier las dos cartas de las cuales era portadora: una para invitarle a recibir, el día 29 de mayo, con ocasión del Mednesp/97, el sencillo trofeo que la asociación Médico-Espíri-


ta de Brasil va a ofrecerle en conmemoración de los 70 años de su actividad mediúmnica, iniciada el 8 de julio de 1927; la otra para hacer oficial la invitación de “Hoja Espírita” para que sea el Presi-dente Honorario del II Congreso Internacional de Transcomunicación, que se realizaría los días 16 y 17 de agosto en Anhembi. Con su humildad y delicadeza de alma, Chico besa mis manos y, una vez más no sé qué decir, solamente lloro.

-Leí su libro y me gustó mucho. Quedé muy emocionado, -afirmó-. Y después de una breve pausa, completó:

-Todo lo que está en él expresa la verdad de nuestras conversaciones.

Y repitió: -Hoy estoy muy emocionado. La miro y me

acuerdo de mi madre, de los amigos que pasaron por mi vida y usted está entre ellos.

Y remató:-Yo nunca me olvidaré de usted.Fue un día sin duda para no olvidar.Le pregunté acerca de la “Hoja Espírita”.-Usted ya ve que hoy ahora estoy paralítico,

pero muy satisfecho de vivir. Y una de las alegrías es poder leer.

Cuando la hoja espírita llega, es sólo luz. Todos los artículos son aprovechables. Es siempre una alegría para mí.

Antes de terminar nuestro breve encuentro, pero de duración infinita en mi memoria, me ha-


bló de su partida, de mis tareas y sentí que conti-nuaría velando por nosotros, fuesen cuales fuesen los caminos que debiéramos recorrer.

Mi hijo Marcelo lo abrazó, contándole que pre-tendía seguir la trayectoria política del padre. Chico se acordó del parecido con el Dr. Nobre. Mi nuera, Mónica, y su madre, Regina, también lo abrazaron. Todos llevábamos sus rosas. Termina-mos así nuestra visita. Al final, la fila todavía era muy larga. ¡Dios sabe cuánto necesitaba yo ese néctar!

Dra. Marlene Rossi Severino Nobre


ENTrEvISTANDO A LA DrA. MArLENE rOSSI SEvErINO

NOBrE

Divaldinho: ¿Cuál es su visión de cuando cono-ció a Chico Xavier y la de hoy, a sus 87 años?

Marlene: Conocí a Chico Xavier en octubre de 1958, cuando él visitaba Uberaba, dos meses an-tes de instalarse definitivamente en esta ciudad minera, donde yo, en aquella época, cursaba el segundo año de Medicina. Fue un encuentro in-olvidable y decisivo en términos existenciales. Conversamos, en aquella ocasión, sobre las tareas espíritas, a las cuales yo estaba particularmente ligada, desde el inicio de mi carrera y, con su na-tural bondad, me invitó a participar de las activi-dades de la Comunidad Espírita Cristiana, institu-ción fundada por el Dr. Waldo Vieira, en la cual el médium de Pedro Leopoldo trabajó durante va-rios años, incluso después del alejamiento de su idealizador. Mi función era la de conferenciante, ejercida los lunes y viernes y, eventualmente, los


sábados, juntamente con Lygia Alonso Andrade, Dora Vilela, Therezinha Pousa Paiva y otros com-pañeros espíritas que actuaban en aquella ciudad.

Fueron cuatro años de inestimable aprendizaje durante el curso universitario, en el cual Chico Xa-vier pontificaba como maestro, sin admitir nunca, ésta, su cualidad, dentro de su modestia genuina. Nunca vi nada igual en esta existencia mía.

Entre mis tareas, más allá de la de comentar los textos del “Evangelio según el Espiritismo” y “El libro de los Espíritus”, escogidos por Emmanuel, para las largas sesiones de recetario, yo debía en-cargarme de la fila, al lado del médium, para no permitir que nadie se excediese en el tiempo de consulta. Jamás escuché ni una sola frase enreve-sada del médium a quien quiera que fuera. Siem-pre la misma bondad, la misma compasión por el pueblo. Muchas veces enfermo, con fiebre, le vi trabajar horas y horas, en las entrevistas y en el servicio mediúmnico.

Al principio, antes que la sede de la Comunidad Espírita Cristiana estuviese lista, nos sentábamos alrededor del aljibe y comentábamos los pasajes escogidos por el benefactor Emmanuel, teniendo como único techo el manto de estrellas, el esplén-dido cielo uberabense, y mecidos por ondas sua-ves de perfume que provenían de la habitación tosca donde Chico Xavier trabajaba mediúmnica-mente. Era su corazón que emanaba ectoplasma y nuestra querida benefactora Scheilla transfor-


maba en perfume, como regalo a todos nosotros.En 1963, fijé mi residencia en S. Paulo, pero

nunca dejé de visitar al querido amigo en Ubera-ba, en el Grupo Espírita de la Plegaria, para don-de se mudó, y de estar con ellos en las noches de firmas de sus libros en nuestra ciudad o en otros Estados y también en las solemnes recepciones de algunos títulos de ciudadanía de los muchos que le fueron concedidos.

En 1974, con la fundación de la “Hoja Espírita” por mí marido, Freitas Nobre, hice lo que estaba a mi alcance para llevar hasta nuestros lectores el pensamiento del médium, en innumerables en-trevistas que son verdaderas lecciones de sabidu-ría, que procuré transformar en libro.

Procuro reencontrarme con él, siempre que las circunstancias me lo permiten. Y ahora, a los 87 años, su bondad se ha transparentado por su cuerpo opaco y le encontramos cada vez más pa-recido a los verdaderos Apóstoles de Cristo. En la vejez corporal se ha vuelto traslúcido, la corona-ción de una vida entera dedicada al Bien.

Divaldinho: En un artículo reciente de la “Hoja Espírita” sobre Chico, usted exteriorizó toda su emoción. ¿Es realmente esto lo que produce un hombre que ama?

Marlene: Sí, es verdad. En mayo del 97, cuando lo encontré en Uberaba, hacía 40 meses que no lo veía. Usted se puede imaginar lo que signifi-


có para mí ese tiempo, teniendo en cuenta que estamos a punto de cumplir 40 años de amistad. Tenía que exteriorizar mi añoranza. Y lo hice com-partiéndolo con nuestros lectores de la “Hoja Es-pírita”, porque creo en un periodismo diferente, donde la emoción también debe ser compartida. Sólo Jesús sabe lo que necesitaba oírle hablar; el sapo embobado con la claridad de la estrella. Es así que me siento ante su bondad.

Divaldinho: Chico Xavier afirmó que, si pudie-se, colocaría en la parte superior de cada edificio, para que todos lo leyesen, el sublime precepto: “Amaros los unos a los otros” ¿Qué piensa de ese deseo suyo?

Marlene: Este anhelo es propio de nuestro que-rido maestro y amigo. Él tocó la necesidad de cada uno de nosotros. No cambiaremos el mundo en el que vivimos sin que, individualmente, no trans-formemos nuestro corazón en fuente de bondad y entendimiento.

Divaldinho: Entre tantos hechos relatados en el libro, uno me llamó la atención: fueron las con-sideraciones hechas por Chico Xavier sobre el I Congreso Internacional de Transcomunicación (CIT). ¿Podría decir algo sobre esto?

Marlene: De hecho, sus declaraciones, gra-badas en vídeo y colocadas como saludo inicial y final del I CIT, causaron una viva impresión en


todos los congresistas y constituyen, hasta hoy, un estímulo permanente para que continuemos apoyando las investigaciones de la TCI. Chico re-conoció el esfuerzo de la comunidad espírita de todo el país para sembrar instituciones benéficas no solamente en nuestra patria, pero remarcó que esto sólo no basta. Es preciso caminar con la Cien-cia, y la TCI tiene mucho que ofrecernos en este campo. El vídeo contiene también una pequeña parábola con la cual el médium emocionó a todo el mundo. Terminamos el I CIT literalmente en lá-grimas. Con esta parábola él dio a entender que los compañeros del exterior que nos visitaron en el I CIT, exponiendo tantas noticias del mundo es-piritual, venidas a través de los instrumentos, son parientes que él esperó toda la vida entera, pero que, desgraciadamente, habían llegado demasia-do tarde, porque él ya no podía estar con ellos, por estar muy cerca de la muerte. Fue y es hasta hoy muy emocionante.

Divaldinho: ¿Qué comentarios hizo sobre la TCI?

Marlene: Él afirmó que todos los espíritus ami-gos que él conoce quieren derrumbar las barreras que les impiden comunicarse con la Tierra, a tra-vés de instrumentos. En “Lecciones de Sabiduría” ya mencioné esta situación suya.

Divaldinho: ¿Cuáles fueron las orientaciones


básicas del médium para la formación de AME (Asociación Médico-Espírita de Brasil)?

Marlene: Antes de su concretización, directa-mente ninguna. Como ya dije, estuve 40 meses sin poder reencontrarlo. Pero la Asociación Mé-dica de Sâo Paulo recibió pruebas inequívocas de estímulo de su parte, incluso con un mensaje del Dr. Bezerra de Menezes, en el tiempo que la Dra. Maria Júlia Pietro Peres era secretaria general y el Dr. Antônio Ferreira Filho su presidente, creo que, aunque de lejos, él acompañó, con amor, el naci-miento de la entidad brasileña.

Ahora en junio, cuando le entregamos el pre-mio concedido por la AME-Brasil, por sus 70 años de dedicación a la causa del Bien, escuchamos de él palabras de ánimo y entusiasmo por las tareas, no solamente dirigidas a mí como presidenta, sino a todos los colegas que pertenecen a AME-Brasil.

Divaldinho: Sus palabras sobre los 70 años de mediumnidad. XXXX

Marlene: Creo que no estamos, todavía, lo su-ficientemente distanciados del siglo en que vivi-mos para analizar una obra misionera como la de-sarrollada por este humilde servidor de Jesús. No tenemos “ojos para ver” ni abarcar todo lo que sería necesario. No estoy a la altura de hacer se-mejante análisis. Solamente Jesús y sus Mensaje-ros tienen estadísticas y evaluaciones fiables.

Chico Xavier atendió a miles de brasileños. Dejó en cada corazón una chispa de esperanza. Salvó


a muchos del suicidio, la locura, la indignación, el crimen. ¿Quién podría hacer balance de todo esto?

Cinco de septiembre de 1996. Es de noche. En Uberaba se realiza el Evangelio en el Hogar en la residencia del médium Francisco Cândido Xavier. Aunque con la salud bastante deteriorada, el mé-dium minero, allí está, orando, en profunda con-centración.

Amigos íntimos lo rodean y oran también, en-vueltos por sus vibraciones.

Maria Dolores (espíritu), como en muchas otras ocasiones, está bien próxima al venerado amigo. Y suavemente le dicta un soneto para la Navidad que se aproxima.

Chico Xavier, a los 86 años de edad, sin con-diciones físicas para psicografiar como lo hiciera más de 60 años, le capta la voz por la mediumni-dad auditiva. Escucha las palabras y las transmite para el pequeño grupo de compañeros. Su fulgu-rante mediumnidad no conoce límites. Es tan na-tural y presente como respirar, sentir, vivir…

Imagino la conmovedora escena. En el plano fí-sico, la sencillez del ambiente. La sala acogedora, la psicoesfera de elevadas vibraciones, cultivadas por el médium en toda su actual trayectoria terre-nal, el silencio y recogimiento de los participan-tes, la oración, todo esto propiciando la sintonía con la Espiritualidad Mayor.

Chico Xavier tiene el cuerpo físico exhausto,


cansado de la larga y provechosa jornada, sin embargo, el espíritu traspasa estas limitaciones y vive, con anticipación, la vida verdadera, el inter-cambio natural de los Amigos Espirituales.

El peso de los años, las luchas acerbas y cons-tantes, al contrario de lo que algunos puedan pensar, no disminuyeron ni apagaron la llama in-terior y, sí, se volvió más viva y fulgurante. Esto me trae a la mente las palabras de Pablo: “…aun-que el hombre exterior se corrompa, el interior, con todo, se renueva, día a día”.

Chico Xavier oye y ve a Maria Dolores, que uti-liza este recurso para transmitir su soneto alusi-vo a la Navidad del 96 y que tiene por título: EL NOMBRE DE JESÚS.

Una vez más los Benefactores Espirituales se dirigen a nosotros, encarnados, a través de ese puente de luz que es la mediumnidad de nuestro querido Chico Xavier, en una “travesía” que discu-rre hace casi 70 años.

Al límite del trabajo (está en El libro de los Es-píritus) y de las fuerzas. La fuerza del espíritu de Chico Xavier parece ser inagotable y nos sorpren-de. Pero, por encima de todo, él está ejemplifi-cando para todos que el trabajo que realiza, en su ministerio de amor en pro de la Humanidad, no cesa. De uno a otro plano de la vida el trabajo prosigue. Y Chico Xavier no se cansa.

Suely Caldas Schubert


ENTrEvISTANDO A SuELy CALDAS SChuBErT

Divaldinho: Estimada hermana Suely, como to-dos nosotros tuvo el deseo de conocer a Chico Xa-vier. En su caso, ¿cómo y dónde tuvo su “Camino de Damasco”?

Suely: Como soy espírita de cuna, desde muy joven participaba en las reuniones mediúmnicas dirigidas por mi padre, José Caldas, que fue un espírita notable y nos dejó marcados ejemplos de experiencia. Así, inicié la tarea de la psicofonía muy pronto. A los 18 años, ya estaba casada y tra-bajando en esta área desde hacía algún tiempo. Poco después me dediqué a la psicografía, que vino espontáneamente. En 1962, empecé a psi-cografiar algunos mensajes que venían firmados por Militao Pacheco. Me extrañó el nombre: no sabía quien era. Resolví, entonces ir a Chico Xa-vier, no sólo para conocerle, -que era mi sueño-, sino también para que me orientase en el trabajo de la psicografía. Fuimos, mi marido y yo a la Co-


munidad Espírita-Cristiana y con emoción aguar-damos nuestro turno, prefiriendo colocarnos en la última fila. Al aproximarnos, Chico me miró y dijo: “Suely, hija mía, yo no sabía que usted esta-ba aquí. En esto que vi llegar al Dr Militao Pache-co, que abrazó a una persona; cuando miré, vi que era usted”. Hasta hoy siento una emoción muy grande cuando recuerdo este hecho que marcó mi vida. Enseguida, Chico abrazó a mi marido, le dijo el nombre, que es poco común, y se quedó con nosotros orientándonos y aconsejándonos durante más de una hora. Nos invitó a acompa-ñarle y compartimos la merienda. Estuvimos con él hasta rozar la madrugada. Volvimos varias ve-ces a Uberaba y Pedro Leopoldo, siempre que nos avisaban que estaría allí.

Divaldinho: En los innumerables contactos con el admirable trabajador en la Comunión, en reu-niones públicas, ¿qué hecho le llamó más la aten-ción?

Suely: En relación a las reuniones mediúmnicas de Chico Xavier, no citaré hechos, pues probable-mente otros entrevistados lo harán, más prefiero mencionar dos aspectos del trabajo que él realiza y que más me llamaron la atención y que son pe-culiares del propio médium.

El primero de ellos es su total dedicación a las personas que lo buscan. El amor, el desinterés, la bondad con la que las envuelve denota que él tie-ne una empatía extremadamente desarrollada, ya


que parece bucear en nuestro mundo interior y dejar allí esos sentimientos que le son propios.

El segundo es el propio mecanismo de trance mediúmnico, que sucede silenciosamente, a un nivel muy profundo, teniendo a su alrededor un ambiente tumultuoso por la poca preparación de las personas que lo buscan, con todo tipo de su-frimientos y expectativas. Es un trance sonámbu-lo, evidenciando una mediumnidad inconsciente y adecuada para la psicografía mecánica que él ejerce con pasividad en el plano espiritual, bajo la supervisión del noble espíritu Emmanuel. Es cier-tamente notable todo este proceso de sintonía, pero para los presentes es apenas el momento de la psicografía. Es que en Chico Xavier la medium-nidad es tan natural y espontánea como vivir, res-pirar, sentir.

Divaldinho: Dentro del aspecto OBSESIÓN, ¿con qué contribuyó el médium para su experien-cia? ¿Algún relato de las reuniones realizadas en Pedro Leopoldo?

Suely: Tuve en una ocasión una experiencia inusitada con Chico. Sucedió en 1994, creo. Me llamó un chico de una ciudad próxima a Juiz de Fora, pidiendo ayuda espiritual para un problema grave que estaba viviendo. A este chico yo le co-nozco hace más de 15 años. Él es muy amigo de Chico, hasta el punto de haberse hospedado en su casa, algún tiempo atrás, cuando el médium toda-vía gozaba de relativa salud y atendiendo sema-


nalmente. Me apresuré a ayudarle de inmediato, pues el caso era realmente grave. Nos preparamos entonces para orar y aplicar un pase. Después de la lectura y breve comentario, hicimos la oración inicial. Pero los Benefactores Espirituales habían programado aquella reunión de emergencia con otras características y, encaminándolo hasta no-sotros, estaban dando curso al trabajo espiritual, sin que lo supiésemos inicialmente. Así, permi-tían que yo percibiese la presencia de los espíritus perseguidores, captándoles los propósitos y rela-tándolos a nuestro amigo. Vi enseguida a nuestro Mentor, que orientó y esclareció varios puntos. El joven se retiró muy bien. Menos de dos meses después, fue a Uberaba a encontrarse con Chico. Éste al verlo, le narró todo lo que ocurrió en nues-tra pequeña reunión de atendimiento, confirman-do y ampliando las orientaciones. Fue una grata sorpresa para nuestro amigo común. Volviendo a Juiz de Fora, vino a casa a contármelo, emociona-do. Usted se puede imaginar, Divaldinho, mi ale-gría y emoción al saber que nuestra reunioncita, que la gente piensa que es tan anónima y silen-ciosa, haya repercutido y llegado hasta nuestro Chico Xavier.

Divaldinho: Suely ¿dónde y cómo nació el rico compendio “Testimonios de Chico Xavier”?

Suely: En 1982 recibí una invitación para ir a la Federación Espírita Brasileña, en Río, por el enton-ces presidente Francisco Thiesen. Como es natural,


acepté la invitación. Yo ya conocía a muchos de los compañeros de la FEB, pues se publicó, un año antes, mi primer libro “Obsesión/. Desobsesión”. Al llegar, estaban presentes el Dr. Juvanir, Zeus Wan-tuil y Jalomao Mizrahy, además de Thiesen. Jun-tos me enseñaron el precioso montón de cartas de Chico dirigidas al Dr. Wantuil de Freitas y me invitaron a escribir los comentarios. Quedé muy interesada, pues los textos de las cartas me pare-cían muy ricos en datos históricos y en ejemplos edificantes de la vida de Chico Xavier. Respondí que me gustaría intentar escribir los comentarios, pero antes de hacerlo, yo tenía que pedir permi-so al dueño de las cartas, es decir, a Chico. Hacer pública su correspondencia, con él vivo, sin pedir-le permiso, sería una falta de ética, y jamás haría esto. Thiesen inmediatamente estuvo de acuerdo y me sugirió ir a Uberaba a hablar con el médium. Después fui a visitar a Chico, le conté la idea de la FEB y cité a tenor de las cartas, recordando aque-llas que podrían causar mayor impacto. Chico, al principio, dijo que sus cartas no tenían nada de importante que mereciesen ser transformadas en un libro (usted sabe como es su modo de ser; to-dos nosotros conocemos la humildad que lo ca-racteriza), pero después de algunos argumentos míos y de las personas que me acompañaban en cuanto a la riqueza de enseñanzas que las cartas contenían, él estuvo de acuerdo; me dio el permi-so verbal, allí, en aquel momento, y más tarde por


escrito, en un documento que está en poder de la FEB. Cuando el libro estuvo listo, llevé el original para que Chico lo leyese. Él me recibió en su casa (tengo una foto de este memorable encuentro) y se quedó leyendo con nosotros hasta las dos de la madrugada. Se emocionó varias veces y nosotros, viéndolo conmovido, también lloramos juntos. Fue algo inolvidable.

Divaldinho: Siendo médium, ¿cuáles fueron las impresiones, al leer y releer tantas cartas del extraordinario hombre que es Francisco Cândido Xavier?

Suely: Las cartas de Chico, como es obvio, fue-ron emocionantes para mi corazón. A través de la mediumnidad, capté, en muchos instantes, la pre-sencia de Wantuil de Freitas y de algunos otros mencionados, que me inspiraban y asesoraban en el entendimiento de ciertos trozos. Después Chico confirmó estos esclarecimientos y llegó a sorpren-derse con la interpretación de uno u otro trozo.

Divaldinho: Sus impresiones en cuanto al hom-bre de Chico Xavier, pues las cartas no eran pro-piamente mediúmnicas, pero como se sabe, él es un sabio.

Suely: En mi libro “Testimonios de Chico Xavier” y en varios artículos que he publicado al respecto de este tan querido hermano nuestro, siempre enfa-tizo que los ejemplos de vida que él nos transmite son de una riqueza incomparable. En Chico Xavier encontramos el prototipo del hombre del futuro,


de la era nueva que todos anhelamos, cuando el Evangelio a la luz de la Doctrina de los espíritus esté siendo vivida por la Humanidad. He tenido la oportunidad de decir que hay una frase en el libro de André Luiz, EN EL MUNDO MAYOR, que resume todo lo que representa Chico Xavier. Esta frase es de Calderazo. Él afirma: “El hombre para ayudar al presente, es obligado a vivir en el futuro de la raza”. Chico vive este futuro y nos muestra a todos como hacerlo.

Divaldinho: Usted, releyendo “Testimonios de Chico Xavier”, ¿qué le diría al médium a sus 70 años de mandato mediúmnico?

Suely: ¡Gracias, querido Chico! Dios le bendiga. Le beso las manos veneradas y el corazón, con re-conocimiento y amor.


¡uN DíA yO TuvE uN SuEñO!

Cuando llegamos a nuestra casa espírita, en aquellos años difíciles de la década de los sesenta, adquirir libros, tener noticias, saber noticias del Movimiento Espírita en el mundo era muy difícil. La represión era enorme. Es cierto que en la épo-ca existían dos revistas en circulación, editadas en Portugal, ambas bajo la dirección de dos valientes Espíritas: una era “Fraternidade”, de carácter ecléc-tico, su director Eduardo de Matos, fue la forma que tuvo su fundador para hacerla circular: hacer-la ecléctica. La otra revista era “Estudios Psíquicos” fundada por una gran dama del Movimiento Espí-rita en nuestro país, Guillarmina Santos, Lia como cariñosamente era conocida. Después de su des-encarnación, esa tarea continuó con su marido, el teniente de la Marina Isidoro Duarte Santos, que después de los vientos de libertad religiosa en el año 1974, asumió la presidencia de la Federación Espírita Portuguesa.

No había nada más que los libros ya manosea-dos de la Codificación, alguna colección y algu-


nos pocos libros psicografiados por el bondadoso médium minero, Francisco Cândido Xavier. Eran libros que deleitaban mi alma. Y soñaba: “¡Ah! ¿Cómo será él? Qué bueno será estar cerca de al-guien con esta capacidad mediúmnica, con esta estructura moral. ¿Tendré algún día esta suerte?”

Un día, transcurridos algunos años, exacta-mente diecinueve, tuve un sueño.

Estaba descansando un poco, después del al-muerzo, cuando me sentí envuelta por una pre-sencia amorosa, que no divisaba. Recorrida no sé qué distancia (es tan difícil afirmar qué distancia y el lugar donde fui, que no me atrevo a sugerir nada y lo dejo al análisis de quien tenga condi-ciones para realizar esos asuntos), llegamos a un bonito edificio.

El ser que me conducía me dijo entonces: - “Allí, yo no puedo entrar. ¡Ve! Penetro en el recinto y me veo en una enorme sala, repleta de gente sentada cómodamente, escuchando hablar a un orador.

Miro hacia el fondo de la sala y, en el estrado, diviso a Divaldo Pereira Franco hablando. Al ver-me, suspende la conferencia, viene a mi encuentro y, cogiéndome las manos dice: - “Entre, alguien la está esperando”.

Me condujo, entonces por el pasillo central y me llevó hasta la primera fila, junto al estrado. Cuando llegamos, Divaldo repitió: - “Julieta, Chi-co quiere hablar con usted”

Me quedé sin respiración. Veo a Chico Xavier


levantarse, abrazarme e invitarme a sentarme a su lado y habló conmigo. Lo que Chico me dijo no lo sé todavía hoy. Sólo sé que de ese sueño guardo la más indescriptible de las sensaciones de felicidad y bienestar espiritual. Me acuerdo del color de todo el ambiente, oro y carmín. Un car-mín lindo, luminoso y un tono dorado superior a cualquiera de la Tierra. En el aire había un suave aroma, y una melodía llenaba el ambiente de no-bilísimas vibraciones.

Cuando salí de aquel estado de sopor, no podía contener las lágrimas. Todo el día estuve llorando. Mi marido, extrañado con mis lágrimas, pues en aquel día no había motivo para eso, me preguntó qué había ocurrido.

Le respondí que había dentro de mí una sensa-ción de felicidad tan grande, que yo no conseguía sostener el llanto. Me respondió entonces, sin en-tender qué me pasaba –“No hay duda de que es una felicidad extraña”. Entonces pensé conmigo misma: - “Si yo nunca llego a conocer a Chico Xa-vier personalmente, no hay problema, porque lo que hoy he vivido me basta”.

Pero soñar, siempre se sueña, como bien dice el poeta portugués en su “Piedra Filosofal”: “Cuan-do el hombre sueña, / el mundo salta y avanza/ como una pelota de colores/ entre las manos de un niño”.

El mundo continuaba girando en torno al Astro Rey y yo continuaba soñando.


Es obvio que no se consigue nada sin lucha, sin trabajo, sin perseverancia. Durante cuatro años, trabajé mucho. Renuncié a todo con el fin de ob-tener el dinero necesario para viajar a Brasil.

Todo sucedió de una forma tan bonita, que era como si fuera un viaje programado por Dios nues-tro Padre. Claro que era inevitable mi ida a Ube-raba.

Henrique de Magalhaes, esa alma generosa y noble, fue la mano que me condujo hasta Ube-raba. Me acuerdo como si fuese hoy. El viaje lo hicimos por la noche, en un coche-cama, saliendo de Río a las siete y media de la noche y llegando a Uberaba a las siete de la mañana del día siguiente. Después de un buen baño y haber desayunado, nos dirigimos a la “Comunidad Espírita Cristiana”. Eran las trece horas y treinta minutos. Estábamos allí, junto a la puerta lateral del centro espírita. Allí, en aquel momento, empezó a caer abundan-te lluvia, que nos empapó completamente.

Pero eso qué importa. Yo estaba allí y dentro de poco delante de alguien que ocupaba mis sueños y alimentaba mi ideal de espírita. A las dos, al-guien abre la puerta y permite que entremos. Me veo entonces en un modesto recinto, provista de cuaderno y lápiz, donde iba anotando todo lo que impresionaba mi visión física y psíquica. Me sentía como Alicia en el país de las maravillas, cuando mi amigo Magalhaes me sugiere que escriba en un papel una petición para el gran médium. Garaba-


teo algunas palabras, pidiendo orientación para nuestra Asociación Espírita. Sería el mejor regalo que yo me llevaría para nuestros hermanos. Esta-ba terminando de escribir mi petición, cuando un perfume leve, suave, se notó en el aire. Pensé que era de alguien que hubiese llegado, como yo. No, no era; era alguien, pero muy especial ¡Era Chico Xavier!

El amigo que me llevó allí, me tocó el hombro y dijo: “Mire, Dña. Julieta, Chico está aquí”.

Me di la vuelta y Chico se giró al mismo tiempo. En aquel frente a frente, mirándonos a los ojos, espejo de nuestras almas, reflejamos lo que nos salía del interior. Yo, admiración, respeto, deslum-bramiento, por estar, al fin, delante de alguien con quien soñé tanto tiempo. Él me miró y cari-ñosamente me extendió sus brazos, abrazándome tiernamente y besándome las mejillas. Enrique de Magalhaes me presentó, diciendo que yo había venido de Portugal.

Entonces Chico Xavier cogiéndome las manos me dijo: “Es muy bueno tenerla aquí con noso-tros. ¿Cómo va el movimiento Espírita allí?

-Bien, gracias a Dios, -respondí.-Continúe, hija mía. Dios la bendiga.Me senté en el banco, cerca de la mesa. Nues-

tro amigo se sentó también y, a la hora de leer el Evangelio, fui invitada a comentar la lectura rea-lizada.

Pasaban las horas. El médium se retiró a la sala


de al lado, para psicografiar, conjuntamente con el Sr. Weaker, que lo asesoraba. Eran las cinco de la tarde. En la sala y fuera de ella continuaba la fiesta espiritual con lecturas, explicaciones y ple-garias.

Eran las once de la noche cuando volvieron a la sala Chico Xavier y el Sr. Weaker. Éste traía dece-nas de hojas de papel que habían sido psicogra-fiadas y que fueron entregadas después a quiénes iban asignadas. Y allí estaba también el mensaje que había solicitado a la Espiritualidad. Lo firma-ba el Dr. Bezerra de Menezes.

Empieza entonces la tercera fase de aquella noche memorable, para mí claro, y vimos al mé-dium empezar a psicografiar con increíble rapi-dez, aguantando la cabeza con la mano izquierda. Fueron páginas y páginas. Pasaba un poco de la medianoche, cuando terminó la sagrada tarea. Chico Xavier lee una a una las páginas de consue-lo y esperanza dirigidas a aquellos corazones an-siosos y angustiados, que habían ido, hasta allí, con la expectativa de tener noticias de sus seres queridos, que del Más Allá venían a traer la bue-na noticia de su inmortalidad. Fueron cuatro las familias contempladas con la bendición del Cielo. Padres, madres y hermanos sollozaban y se abra-zaban unos a otros exclamando: “Es él. Es de mi hijo. ¡Loado sea Dios!”

Mirando aquella multitud, me pregunté a mi misma quien sería más desfavorecido allí: si los


espiritualmente o materialmente desfavorecidos.Y Chico, con su voz tan frágil, leyó el Evangelio,

sonrió a todos, nos señaló el camino de la evo-lución, a través de la vivencia plena del Amor y nuestras almas se llenaron de cuanta alegría y be-lleza fue posible.

Quien alguna vez estuvo junto al gran médium, nunca más se sentirá pobre.

Yo tuve un sueño que vi realizado, ¡estuve con Chico Xavier!

Julieta Marques


ENTrEvISTANDO A JuLIETA MArQuES

Divaldinho: Julieta, ¿soñaba con conocer algún día al Médium del siglo, Chico Xavier?

Julieta: ¿Quién, de entre nosotros, los espíritas no tiene este deseo? Todas las personas desean que esto suceda una vez en la vida. Gracias a Dios, a mí me pasó dos veces. Una gracia de la cual doy gracias a Dios siempre.

Divaldinho: Estimada Julieta, en ese homenaje que se pretende ofrecer a Chico Xavier, le pregun-to: ¿Cuándo conoció a Chico Xavier y dónde?

Julieta: Si me permite, le diré que todo lo que se haga para manifestar a ese “Genio” del amor, de la Abnegación, de la Renuncia y de la Humil-dad será poco, comparado con lo mucho que le debemos.

Si no fuera por su trabajo, el Espiritismo no se-ría hoy lo que es: una Doctrina fecunda, tocando y cautivando a todos.

Conocí al querido Chico Xavier en Uberaba, en


la “Comunidad Espírita Cristiana”, en el año 1982.Divaldinho: ¿Qué hecho marcó su estancia con

Chico Xavier y lo que le pasó él, respecto a ser us-ted de Portugal? (orientaciones)

Julieta: Todos nosotros traemos la marca de Cristo, impregnada en nuestra alma. Sólo que son pocos los que permiten que esta marca sea visi-ble. Con el amado Chico Xavier, sentimos esa mar-ca bien visible, en el gesto afable de su mirada re-flejando una inmensa pureza y belleza espiritual. Todo esto son factores que marcan a los que están despiertos. Benditos sean los que consiguen be-ber de ese manantial y buscan la gran renovación en sus vidas. Pasarán para los “ciegos” de espíritu muchos siglos, hasta que, de nuevo, puedan tener la misma oportunidad. Cuando supo que era de Portugal, su mirada brilló un poco más y sentí en el mensaje que me pasó la alegría del encuentro.

En este último encuentro, en el año 1997, de tantas bendiciones espirituales, me besó la mejilla y me dijo: “Lleva contigo, hija mía, mi beso para todos los hermanos de Portugal”.

Divaldinho: ¿Llevó al Movimiento Espírita de Portugal alguna orientación del más comentado médium del siglo?

Julieta: Naturalmente que llevé para el Movi-miento Espírita en Portugal la orientación que sentí y que percibí.

¿Creen que es poco?¿Quieren más palabras?


Divaldinho: Julieta, ¿estuvo con Chico Xavier solamente una vez?

Julieta: Como afirmé antes, estuve dos veces con el hermano.

Divaldinho: ¿Qué mensaje dejaría usted para los médiums del Brasil, habiendo conocido al Sen-sitivo del siglo con 87 años de intensa renuncia?

Julieta: ¿Qué mensaje puedo dejar a los mé-diums, no sólo de Brasil, sino de cualquier lugar, yo que soy todavía un alma errante?

Solamente diré lo mismo: -Honrad la medium-nidad de la que sois portadores, para la honra y gloria de Dios, nuestro Padre.

Nuestros hermanos brasileños tuvieron la ben-dición de tener entre su pueblo a ese espíritu, aquí reencarnado, con una noble misión. Acertemos el paso en la trayectoria de Jesús, a través del ejem-plo vivo de Francisco Cândido Xavier.

Divaldinho: Sus consideraciones a los 70 años de mediumnidad de Francisco Cândido Xavier.

Julieta: ¡Gracias, hermano Francisco! ¡Gracias, amigo Francisco Cândido Xavier!Remato con una pequeña estrofa:No todo hermano es amigo,Pero todo amigo es hermano.Reverente y arrodillada yo digo: ¡Gracias, mil

veces gracias, amado Francisco Cândido Xavier!


Entrevistando al Dr. Carlos A. Baccelli

Divaldinho: ¿En qué circunstancias de tiempo, lugar y modo se verificó el inicio de su provecho-sa relación con Francisco Cândido Xavier?

Baccelli: Conocí a Chico Xavier en las reuniones de la Comunidad Espírita Cristiana, en Uberaba, aunque mi primer contacto con él se dio a través del programa “Pinga-Fogo” (debate polémico), de la extinguida red Tupi de Televisión. Empecé a participar de las actividades de la “Comunión” y llegué a formar parte de su dirección, en la con-dición de secretario; tenía entonces, unos 18 o 19 años. Las referidas reuniones con Chico eran los lunes, viernes y sábados, y para mí cada una tenía el significado de una fiesta espiritual.

Divaldinho: ¿Usted continúa trabajando a su lado o circunscribe hoy sus actividades a otras instituciones espíritas?

Baccelli: Durante cerca de veinticinco años acompañé, de cerca, las actividades de Chico Xa-vier. Frecuentamos, Marcia, mi esposa, y yo su casa durante más de 10 años, cuando él nos reci-


bía los miércoles. Psicografié a su lado en el “Gru-po Espírita de la Plegaria” y tengo con él, diez li-bros mediúmnicos conjuntamente. Él me orientó y aprendí mucho más con sus ejemplos que con sus palabras. Al poco tiempo fui escribiendo so-bre él, y hasta el momento tengo ocho libros de mi cosecha y dos de autoría de Marcia, llegando a diez volúmenes sobre su vida misionera.

Divaldinho: ¿Cómo ve usted ciertas actitudes discordantes acerca del benemérito misionero en el propio medio espírita?

Baccelli: Las actitudes discordantes son de to-dos los tiempos. Incluso hoy Cristo es discutido y las polémicas sobre el Evangelio se muestran in-definidas. Nadie en la Tierra, tiene unanimidad de opiniones en ningún sector de la vida comunita-ria. Mientras tanto me extraña observar a compa-ñeros de la Doctrina Espírita emitiendo opiniones enfrentadas en relación al trabajo mediúmnico de Chico Xavier que, sin duda, es la mayor antena psíquica del siglo. Después de Allan Kardec, nadie hizo más por el Espiritismo que Chico Xavier, a lo largo de sus setenta años de bendito apostolado.

Divaldinho: ¿Qué paralelismo establece entre la obra de Divaldo Pereira Franco y Francisco Cândi-do Xavier, ambos con luminosas hojas de servicio, uno a los 50 años de mediumnidad y el otro a los 70?

Baccelli: Chico es el misionero del libro y Di-valdo el obrero de la divulgación, aunque reco-


nozcamos en Divaldo un médium psicógrafo de excelentes cualidades, que, con Chico, ha hecho frente a esa onda avasalladora de publicaciones desafortunadas que llenan quioscos y librerías, induciendo al hombre al materialismo con el cul-tivo de las pasiones. Divaldo tiene el mérito de llevar el mensaje espírita al mundo, cooperando para que la obra mediúmnica de Chico Xavier en-cuentre terreno fértil. Sin duda se trata en la ac-tualidad, de los dos mayores exponentes del Espi-ritismo, y no veo en la tarea de uno y otro ningún punto de divergencia o conflicto.

Divaldinho: ¿Cómo analiza usted la actuación doctrinaria de los dos más frecuentes mentores espirituales -Emmanuel y André Luiz- en la misión mediúmnica septuagenaria de Chico Xavier?

Baccelli: Respecto a la Doctrina Espírita en tér-minos de cuerpo y alma, diríamos que, si André Luiz le amplió el cuerpo, Emmanuel le amplió el alma. André Luiz nos descubrió los caminos de la Vida Mayor y, para que no nos perdiésemos, Emmanuel trató de señalizarlos. Ambos se com-plementan, conservando indisolubles los vínculos doctrinarios que, en el Espiritismo, constituyen la triple alianza con la Ciencia, la Filosofía y la Re-ligión. Por otro lado, en términos personales, es obvio que Emmanuel ha sido el Coordinador Espi-ritual de la tarea que Chico viene desempeñando, y eso también junto a los demás espíritus que se expresaron a través de él.


Divaldinho: Siendo usted el mayor biógrafo de Chico Xavier, traduzca para nosotros los 70 años de su mediumnidad.

Bacelli: Chico es luz. Él ha de continuar inspi-rándonos en el mismo nivel espiritual que nos inspiran el Dr. Bezerra de Menezes y tantos otros benefactores. A mi modo de ver, Chico es el apren-diz que consiguió nivelarse con el instructor Em-manuel. Para mí, en particular, su valor superó a los dos espíritus, porque él luchó en las trincheras del mundo físico, bajo las arremetidas sin fin de las tinieblas. ¡Cuánto nos ha enseñado! Nos ense-ñó a vivir y ahora nos enseña a envejecer. Su vida es una apoteosis de bendiciones espirituales.

Divaldinho: Carlos, siendo usted el mayor bió-grafo de Francisco Cândido Xavier, ¿Qué impre-sión le causa los 70 años de su mediumnidad?

Baccelli: Sinceramente, no me considero el ma-yor biógrafo de Chico Xavier. Solamente he re-copilado datos e informaciones para que, en un futuro, alguien pueda escribir sobre él algo más sustancioso. No es fácil la tarea de biografiar las grandes almas. Ellas no caben en libros y libros que podamos escribir sobre sus vidas. Los 70 años de mediumnidad de Chico Xavier, a mi entender, son, según lo que León Denis, en su excelente li-bro “En lo Invisible”, denominó Mediumnidad Glo-riosa. Él no solamente ha sido el médium de los espíritus que se comunican a través de él, sino


principalmente el intérprete del mensaje de la Tercera Revelación, constituyéndose como una de las páginas más luminescentes de la Historia de la Humanidad.

Divaldinho: En una foto de recuerdo le vemos a usted, todavía muy jovencito al lado de Chico Xavier. ¿Considera esto una preparación de los es-píritus para su tarea mediúmnica?

Baccelli: Estamos siempre preparados. Es una pena, por otro lado, que nunca seamos suficien-temente conscientes en cuanto a los propósitos de nuestra vida. En el caso que pensásemos que, un día, desempeñaríamos una pequeña tarea en la labor mediúmnica, deberíamos aplicarnos más junto al maestro, valorando todavía más cada mi-nuto de convivencia con él. Las cosas sucederán sin que nos demos cuenta y solamente nos que-da la esperanza de que, teniendo la eternidad por delante, un día seremos lo que todavía no somos, en el aprovechamiento integral de las oportuni-dades que se nos conceden.

Divaldinho: En las largas noches de los viernes que culminaban al amanecer, ¿cómo observaba al médium trabajando?

Baccelli: Incansable. Chico, me parecía un sol-dado en pleno campo de batalla, bajo el fuego cruzado de innumerables dificultades. A pecho descubierto, él se exponía, en nombre de Cristo, luchando por la victoria de la fe. Un héroe silen-cioso, ligado al peso de las obligaciones que, si


espiritualmente lo elevaban, físicamente lo men-guaban. Y él allí, noche entrada, sin apartarse ni siquiera un milímetro del lugar que ocupaba como avanzado centinela de la luz. Era conmove-dor verlo en acción, la frente apoyada en la mano izquierda y la derecha deslizándose, rápida, mate-rializando estrellas en el papel.

Divaldinho: Sabemos que usted presenció la es-critura mediúmnica en otros idiomas. Cuéntenos cómo actuaron los familiares interesados, ante el hecho.

Baccelli: Reaccionaron con espanto, se queda-ron impresionados, por ejemplo, con el fenómeno de las firmas que se parecían. Particularmente, vi a Chico psicografiar en italiano y algunos trozos en hebreo. Lo inusitado, sin embargo, no era tan-to la identificación de los espíritus que escribían a sus familiares en este o aquel idioma: los desti-natarios de los referidos mensajes se conmovían mucho más con lo que el espíritu había dejado de decir, o sea: había dejado implícito, entre líneas una especie de código que sólo ellos podrían des-cifrar.

Divaldinho: Junto a su esposa, Marcia Queiroz Silva Baccelli, ¿Qué trabajo realizaba, en las reu-niones en el hogar de Francisco Cândido Xavier?

Baccelli: Realizábamos, con Chico, un trabajo de selección de fotos, documentación de periódicos, revistas, cartas que le enviaban, páginas inéditas recibidas por él que, a veces, quedaban olvidadas


en diversos cajones de papeleo. Conversábamos sobre la Doctrina, mediumnidad, libros, Mundo Espiritual… A veces, él aprovechaba para desaho-garse con nosotros. Se acordaba de la infancia difícil en Pedro Leopoldo… Mantuve con Chi-co, además de estos contactos en su casa y en el “Grupo Espírita de la Plegaria”, correspondencia semanal durante casi diez años. Tengo conmigo, todas sus cartas, que guardo con inmenso cariño.

Divaldinho: ¿Qué contenido le pasó Chico Xa-vier como ser humano en estos largos años?

Baccelli: Chico es mejor en la intimidad que en público. Él es el médium que es, porque es el hombre que es. No hay como disociar el médium de la mediumnidad. Chico vive el Evangelio, sea en contacto con la multitud o con los de su casa. Tal vez la lección más preciosa que hemos apren-dido con él es la admirable coherencia entre lo que él predica y lo que él hace. Chico es sincero, transparente.

Divaldinho: Sabemos que el benefactor Herma-no José ya se comunicó en Uberaba por Dña. Ma-ria Modesto Cravo, hasta mediados de 1960. ¿Qué le contó Chico sobre esto?

Baccelli: Cuando por primera vez recibí un mensaje del Hermano José en la mesa del “Grupo Espírita de la Plegaria”, después de haberlo leí-do, Chico me dijo: “Cuando usted empezó a leer el mensaje, Baccelli, pensé que, yo ya había escu-chado aquella voz en algún lugar. Cuando el espí-


ritu se identificó, recordé que, de hecho, presen-cié varias veces su comunicación a través de Dña. María Modesto Cravo, en las inolvidables sesio-nes del “Centro Espírita Uberabense”. En una de nuestras idas a Pedro Leopoldo, Chico nos trajo, posteriormente un souvenir espiritual: un núme-ro antiguo de “La Flama Espírita” con un mensaje estampado de nuestro venerable Hermano José. Todavía, según Chico, el Hermano José, con pa-labras textuales, parece uno de esos personajes bíblicos, emergiendo de las páginas del Antiguo Testamento.

Divaldinho: En Uberaba, en auxilio a tantos centros, incluso al Hospital de Penfigo, ¿Chico siempre ayudó?

Baccelli: Siempre. Chico siempre apoyó todo y a todos. Ninguna iniciativa hacia el bien quedó sin su colaboración, mediúmnica o personal. Mu-chos centros espíritas de Uberaba nacieron bajo su inspiración. En 1959, cuando el se mudó aquí, Uberaba contaba con menos de diez templos es-píritas; hoy son cerca de ochenta. En una ocasión, nos dijo, repitiendo a Emmanuel: “Si alguien se aproxima con un deseo de quitar las hierbas al mundo, tú debes darle una azada”. En cuanto al Hospital de Penfigo*, hoy Hogar de la Caridad, Dña. Aparecida Conceiçao Ferreira no se cansa de repetir que, desde hace mucho, la mencionada institución habría cerrado las puertas, si no fuese por la ayuda efectiva de Chico Xavier.


Divaldinho: Hablando tanto del gran paranor-mal del siglo, ¿qué nos diría en cuanto al abnega-do Emmanuel, el guía del Médium?

Baccelli: Emmanuel en mi opinión, es el quinto Evangelista, o sea, aquel que, a través de las ma-nos abnegadas de Chico, reescribió el Evangelio, actualizando el lenguaje y explicándolo, versículo a versículo, a la luz de la Fe razonada. No tendría-mos a Chico sin Emmanuel.

Divaldinho: Con cierta “tristeza” en el alma, fi-nalizo esta entrevista, rogándole unas considera-ciones a modo de conclusión sobre este hombre: Francisco Cândido Xavier.

Baccelli: Francisco Cândido Xavier, Chico Xa-vier, Chico… A medida que se hacía menor, ma-yor se volvió. Mi generación todavía no se reveló capaz de detectar la grandeza espiritual de Chico Xavier. El tiempo ha de pasar y, parafraseando a Einstein, al referirse a Gandhi, diría, en relación a Chico: “Las futuras generaciones no creerán que haya existido un hombre como él. Pensarán que es un mito”.


ENTrEvISTANDO AL PrOfESOr J. rAuL TEXEIrA

Divaldinho: Profesor, empezamos haciéndole recordar cuándo conoció a Chico Xavier y cuál es su impresión ante el mencionado médium.

Raúl: Mi contacto inicial con el bendito Chico Xavier fue en mis tiempos de juventud espírita en Niteroi, cuando me llegó a las manos el libro “El Consolador”, que fue la primera obra psicografia-da por él que pude leer. El libro me encantó, im-poniéndome la lectura, a partir de entonces, de otras tantas valiosas obras psicografiadas por él. Solamente en 1969 tuve la oportunidad de cono-cerle personalmente, percibiendo estar ante un verdadero misionero de Cristo, al servicio del Es-piritismo en la Tierra.

Divaldinho: ¿Qué consideraciones u orientacio-nes, le fueron dadas en la época que conoció al famoso médium?

Raúl: No me fue dada ninguna orientación par-ticular en la ocasión en que le conocí, ya que nun-


ca la busqué directamente, teniendo en cuenta que, en nuestros estudios en la Juventud Espíri-ta aprendíamos a buscar en el seno de la propia Codificación Espírita la orientación para la vida, dejando todo mensaje a través de los médiums a cuenta de la espontaneidad. Y fue con esta espon-taneidad que, en aquella ocasión, en el año 1973, estando en actividades doctrinarias en Uberaba y habiendo visitado a Chico, me dijo que me era ne-cesario “entrenar el insomnio”. Y me explicó, con bondad, que el trabajo de desdoblarse en adelan-te lo exigiría, ya que sería muy difícil que concilia-ra el sueño ante tanto sufrimiento a mí alrededor. Fue una profecía.

Divaldinho: ¿Influyó en sus actividades de Rio de Janeiro? ¿Recibió de él orientaciones acerca de su oratoria?

Raúl: Es imposible que alguien que actúa en el Movimiento Espírita brasileño afirme que no su-frió ninguna influencia del trabajo de Chico en sus actividades. Todos leemos y estudiamos sus obras y absorbemos elementos bastante ponderables para nuestros cometidos. Sin embargo, de modo directo, no obtuve ninguna orientación sobre mi trabajo de oratoria.

Divaldinho: En su residencia, en Uberaba, ¿oyó algo interesante o hay algo que presenció y que le haya llamado la atención?

Raúl: En una de las pocas ocasiones que estuve en privado con nuestro querido Chico, en su pro-


pia casa, a invitación suya, siempre percibí “fenó-menos de amor” de expresiones diversas.

Me acuerdo de una familia del interior de Goiás que le llamó a la puerta, cuando terminábamos de realizar un momento de estudio del Evangelio Según el Espiritismo y las plegarias. Una pareja traía en los brazos un niño, de aproximadamente 9 años de edad, en una evidente crisis de carácter espiritual. El niño se agitaba mucho, preso en los brazos que componían aquella pequeña comitiva de sufrimientos: el padre, la madre, la abuela ma-terna y el niño en estado de perturbación.

Fueron allí para buscar ayuda de Chico Xavier.Abierta la puerta, la madre de la criatura, entre

lágrimas, narró en una pincelada la tragedia de la familia. El niño no se alimentaba bien y no dormía hacía muchas semanas.

En cualquier oportunidad que se quedase solo, atentaba sobre su propia vida. Todo se convirtió en un verdadero infierno, ya que desde muy pe-queño se identificaba la tormenta, que empeora-ba con el paso del tiempo.

Chico lo escuchó todo en silencio respetuoso, sin interrumpirla. Terminada la narración mater-na, el médium solicitó a uno de los dos compañe-ros presentes que dirigiesen una oración al Señor, mientras él se levantaba para aplicar el pase al niño. Fueron momentos de profunda espirituali-dad y emoción, ya que un aroma muy intenso de rosas vivas, como si se estuviesen frotando entre


las manos en aquellos momentos, invadió el am-biente de la sala.

Teníamos la impresión de que tanto descendía del techo como subía desde el suelo. Quedamos todos impregnados de olor a rosas, mientras el pequeño adormecía en los brazos del padre pro-fundamente conmovido.

Chico sugirió a los padres que llevasen al hijo a un centro espírita, en la secuencia de dos días, tan pronto como llegasen a su ciudad, para que recibiese la ayuda de la fluidoterapia espírita, de la cual tanto carecía. La pequeña familia partió entre sonrisas y caricias cariñosas a Chico.

Después, a título de estudio del caso y como importante lección, Chico nos explicó que, como le dijo el Dr. Bezerra de Menezes, se trataba de un antiguo suicida que, estando reencarnado, con-tinuaba sufriendo la presión de los compañeros del pasado, que deseaban que él, siendo ahora un niño pequeño, se tirase otra vez en la zanja del suicidio. La integración del menor y su familia en los trabajos del bien, y solamente eso, evitaría que se repitiese el final infeliz del pasado.

Para mí fue un gran aprendizaje.Divaldinho: De las 406 obras psicografiadas

por Francisco Cândido Xavier, cite algunas que realmente le ayudaron a mejorar.

Raúl: De los libros de la psicografía de Chico Xavier, los que me sensibilizaron mucho y hasta el día de hoy, habiéndome ayudado muchísimo en


mis reflexiones sobre los caminos difíciles e ilu-minados del compromiso con Cristo, puedo citar: “Pablo y Esteban” y “Ave Cristo”, entre las novelas, y la serie de André Luiz.

Divaldinho: Usted que va por todo Brasil y ya ha conquistado un gran público, ¿cree que es fácil llegar a siete décadas de servicio al Bien?

Raúl: Cuando sentir la densidad de un día, de una semana o de un año de dedicado trabajo, al exigir renuncias cada vez mayores, disciplina cada vez más intensas, a fin de darnos cuenta de los compromisos bajo nuestras manos, comprende-mos cuán ardua y meritoria tiene que ser una lu-cha de setenta años.

Divaldinho: Raúl, sus consideraciones en cuan-to a los 70 años de existencia misionera de ese a quien llamaría misionario de luz, que es Chico Xavier.

Raúl: Las palabras son siempre ingratas, ya que no transmiten lo que nos gustaría transmitir. Así, quiero tan sólo recurrir al Maestro Jesús y agra-decerle el haberme ofrecido a Chico Xavier como hermano, como amigo, como buen ejemplo a se-guir. Darle gracias por permitirme renacer en los mismos tiempos de ese benefactor de todos no-sotros reencarnado.

Agradecer por dejarme tener acceso al ma-nantial de amor y de luz que él guió para que el mundo lo conociese, que son sus obras psicogra-fiadas y su vida no publicada. Y al final, me gus-


taría abrazar profundamente a Chico y, besándole las manos hoy cansadas, pero siempre luminosas, decirle: Francisco Cândido Xavier, muchas gracias por todo lo que representa para nosotros, loado sea.


ENTrEvISTANDO AL Sr. JÚLIO CéSAr G. rIBEIrO

Divaldinho: ¿Dónde y cuándo se encontró con Francisco Cândido Xavier por primera vez y cuál fue el hecho que más le llamó la atención?

Julio César: Mi primer contacto directo con el querido médium Francisco Cândido Xavier, nues-tro inmenso Chico Xavier, fue a finales de 1967, más exactamente los días 16, 17 y 18 de diciem-bre de aquel año, en la ciudad minera de Ubera-ba, donde reside el abnegado médium hasta hoy. Viajé allí para pedirle una visita breve, en com-pañía de una de nuestras hermanas de las tareas mediúmnicas en el Espíritu Santo, la dedicada hermana, la Profesora María de Lourdes Cordei-ro Silva (Lulú), después de insistentes llamadas del compañero Antonio Soares de la FEB-Brasilia, movido solamente con el propósito de ayudarme en las actividades espíritas en mi Estado. Él alega-ba que Chico me estaba esperando. Me lo pensé mucho, pero finalmente hice caso al estimado co-lega.


Este primer encuentro físico con Chico, inolvi-dable para mí, aunque ya hubiese mantenido al-gunos encuentros espirituales con el incansable trabajador espírita, fue de inefable valía para mi corazón, en cuanto yo experimentaba, en aquella época, una fase muy difícil y dolorosa, de testi-monios acerbos en el movimiento espírita local. Pensaba pasar en Uberaba solamente una noche y acabamos permaneciendo tres días inolvidables de valioso aprendizaje para mí espíritu.

Todo alrededor de Chico, que en aquella época residía en una casita sencilla de la Comunidad Es-pírita Cristiana, me llamó mucho la atención. Allí todo trasmitía espiritualidad y amor, al irradiarse de la figura del bondadoso médium minero.

Anotaba todas sus charlas, sus enseñanzas, las oraciones emanadas de tantos Benefactores Es-pirituales, sobre todo de Emmanuel, el Mentor Amoroso, las situaciones cotidianas… a cada mo-mento un nuevo aprendizaje, una frase lapidaria emanada de los Planos Superiores, un ejemplo de vivencia cristiana. Chico es un testimonio vivo del verdadero espírita, conforme a la Codificación Kardecista: “Se reconoce al verdadero espírita, por su transformación moral y por los esfuerzos que emplea para dominar sus inclinaciones”.

Mientras tanto, debo resaltar que en un primer momento (yo que nunca tuve antes ningún con-tacto físico con Chico), me llamó bastante la aten-ción el hecho de que pronunciara mi nombre, o


mejor, nuestro nombre (el mío y el de Lulú), cuan-do entramos en la Comunidad Espírita Cristiana. Me acuerdo bien: la fila de visitantes empezaba por Chico, en la cabecera de la mesa, en una sala simple, donde se realizaban las reuniones, y se ex-tendía por todas las dependencias cubiertas de la comunidad, atravesando el portal de entrada lle-gando hasta la propia calle.

Los que iban llegando, después se colocaban en fila, con el afán de abrazar o intercambiar alguna confidencia con el médium. Nosotros estábamos a unos 15 metros de distancia de él, cuando oímos la voz suave de Chico invitándonos: “¡Julinho!... Julinho y Lulú, acérquense aquí”.

Al principio creímos que se trataba de otros visitantes, ya que no nos conocían allí. Sin em-bargo, después de repetidas llamadas y alertados por hermanos de la Institución, no tuvimos otra alternativa sino atender. Chico realmente asentía hacia nosotros dos y, más que eso, repetía nues-tros nombres como si ya nos conociese desde ha-cía mucho tiempo. ¡Cuánta bondad!

Fue una gran emoción, una sorpresa admirable y una acogida sin precedentes, donde se mezcla-ba el cariño de Chico, la misericordia de los Ami-gos Espirituales y la acogida de los hermanos de la Comunidad Espírita Cristiana. No conseguimos reprimir las lágrimas que brotaban de nuestros corazones jubilosos.


Divaldinho: De las orientaciones emanadas de los espíritus, a través de las facultades paranor-males de Chico, ¿cuál le sirvió más en sus inicios?

Julio César: A pesar de haber tomado contacto con la Doctrina Espírita a los 16-17 años, en mi ciudad natal, Cachoeiro de Itapemirim, formando parte de la Juventud Espírita “Jerónimo Ribeiro”, del Centro Espírita del mismo nombre, debo con-fesar que aquella visita a Chico marcó una nueva etapa de mi historia vital; podré llamarlo, real-mente, como un nuevo rumbo en mis actividades espíritas en Espíritu Santo (ciudad). Si antes hacía de la Doctrina el blanco central de mi existencia, después de los contactos que mantuve, y todavía procuro mantener con el médium hermano, mi vida se basó en metas bastante definidas, don-de he procurado, por encima de todo, aprender con Kardec para servir mejor a Jesús. Chico me proporcionó con sus ejemplos y testimonios, una mayor comprensión de esa Verdad que me devol-vió una obstinada meta. Me reafirmé en algunos propósitos como la creación de una escuela para pobres, que fue construida a lo largo del tiempo.

Atravesábamos, en aquella época, una fase de agitación por parte de algunos compañeros del movimiento espírita, sobre todo en los centros grandes, con cierta fuerza de divulgación, donde se repetía, con énfasis, que Kardec estaba supe-rado y que la Doctrina Espírita se estaba “desvir-tuando” en su aspecto religioso, haciendo banales


conceptos de puro misticismo, predisponiéndose a repetir errores del catolicismo. Me incomodaba el torrente de mensajes que me llegaban a las ma-nos y la cantidad de artículos publicados en algu-nos periódicos o informativos que circulaban en los fastos espíritas del momento. Yo cooperaba en la Federación Espírita del Estado y tenía acceso a mucho material que nos enviaban.

¿Kardec superado? ¿Pero cómo? Eso me preo-cupaba bastante.

Nunca me olvido del énfasis con que Chico se refería a Jesús y a Kardec, refiriéndose a la Doctri-na como el Cristianismo Renovado, el Consolador prometido por Jesús, el Paráclito, conforme a las promesas y predicciones del Maestro a sus discí-pulos. Y, todavía hoy, él no actúa de forma dife-rente. Aprendí mucho con el querido hermano, y considero de gran valía para mí, las palabras de Chico, en la cocina de su casa, advirtiendo a los compañeros que estaban allí y que lideraban, en cierto modo, las tareas importantes en el Movi-miento Espírita:

“El Dr. Bezerra de Menezes no me enseña otra cosa sino estudiar a Kardec, sentir a Kardec, divul-gar a Kardec… De esto se trata”.

“Y todavía quieren apartar a Jesús del Espiritis-mo. Como si fuese posible retirar el aspecto reli-gioso de la Doctrina. Pero es bueno tener cautela. Las sombras son astutas. Cuidado, no nos volva-mos agentes de las tinieblas. Mucha vigilancia”.


“El Espiritismo sin Jesús será un cuerpo sin alma. No se puede avanzar en sabiduría, relegado el sentimiento. Kardec y Jesús, siempre”

“Son las dos alas, al decir de Emmanuel, capa-ces de elevar a las criaturas. La culminación de la vida, la ciencia y el sentimiento- “.

“Los Espíritus no me autorizan para decir lo contrario. Este caso es muy serio ¿¡eh Julinho!?”

“Quien quiera, que abrace estas ideas pertur-badoras. Yo no puedo ni debo. De lo contrario, los Espíritus Buenos me abandonarían, por ahora sólo me piden estudiar a Kardec sin olvidar las en-señanzas de Jesús ni un solo momento”.

Y con la voz más enfática, después de algunos comentarios de los presentes como si trasvasase energías recogidas de lo Más Alto, remató:

“Si me retirasen a Jesús del Espiritismo, afirmo con convicción: yo dejo la Doctrina para seguir a Jesús. ¿Cómo alcanzar nuestra elevación moral sin las enseñanzas del Maestro?

Y, amenizando más la voz, contempló como to-dos le escuchaban silenciosamente, algunos be-biendo el sabroso cafetito de Bené, su ayudante en la cocina.

“Yo pienso que aquellos que se dejan llevar por esas engañosas campañas van a pagar un precio bastante elevado. La mejora espiritual del hombre está en razón directa de su Evangelización. Vamos a tener cuidado para no ser obstáculos al avance de la Doctrina entre los hombres. ¡Ay de nosotros


sin el Evangelio de Jesús!”

Divaldinho: Ante la correspondencia intercam-biada por ambos, ¿cómo considera al hombre, Chico Xavier?, ¿un sabio o un filósofo?

Julio César: Me considero suficientemente agradecido a Chico Xavier con quien mantuve durante años un intercambio de correspondencia semanal, acumulando orientaciones, enseñanzas, advertencias sinceras y un estímulo sin igual, a fin de que yo no me apartase del camino promete-dor. Aprendí, por ejemplo, con él, que nuestras cartas dirigidas a los compañeros son portadoras de nuestras vibraciones fraternas, a partir de la sinceridad con que son escritas. Cuanto bienestar me proporcionaron las cartas del querido compa-ñero, llenas de dulces y sabias palabras. Y él me decía que, en la imposibilidad de estar con todos, les enviaba mensajes de cariño a través de las car-tas y tarjetas que él mismo confeccionaba. Yo te-nía la sensación de revivir los tiempos apostólicos con las epístolas de los discípulos.

A cada misiva, conforme a mis necesidades ín-timas, y de nuestro movimiento espírita, Chico expedía, ahora ideas de un gran sabio cristiano, con el contenido de sus letras, o el consejo de un experimentado filósofo, buscando adentrarme en la belleza de la Doctrina Espírita. Sinceramente, no sé precisar donde el bondadoso médium se mostraba más sabio, si en los dominios de la fi-


losofía, o en las casillas del conocimiento espírita. Pero no consigo recordarlo sin el mensaje vivo del Evangelio, defendiendo el aspecto religioso del Espiritismo. Tengo guardadas, y de vez en cuanto las releo, todas esas cartas que son un tesoro para mi corazón.

Creo, con todo, que Chico es, realmente, único en su apostolado de la mediumnidad, haciéndose un instrumento dócil para los Espíritus, divulgan-do y enalteciendo la Doctrina en su triple aspec-to: como Ciencia, Filosofía y Religión.

El querido amigo fue siempre admirable en lo que se refiere a su amor por Jesús, con entrañable devoción al Maestro, poniendo todo el énfasis en el aspecto religioso de la Doctrina, buscando el servicio al Evangelio, con vistas a la mejora y re-novación del hombre.

Divaldinho: ¿Cuáles de los fenómenos mediúm-nicos presenciados junto a Chico Xavier que más le impresionaron, sobre todo por su condición de médium, también, al servicio de la Doctrina? ¿Po-dría narrarlos, para instruir a los lectores?

Julio César: Daría para relatar unos cuantos li-bros todos los fenómenos que presencié, al lado de otros compañeros, siempre que nos encontrá-bamos en Uberaba, respondiendo a la llamada de la Doctrina. Las invitaciones de Chico eran, para mí, órdenes de servicio, por recomendación de Emmanuel, las cuales no me competía rehusar.

Esas tareas en la Institución eran organizadas y


lideradas por Dña. Dalva Rodrigues Borges, que dirigía la Comunidad Espírita Cristiana, en aquella época. El pueblo se reunía en torno a Chico, para cooperar, conversar y aprender.

Me acuerdo de un fenómeno sorprendente, que no sé si ya fue contado en un libro, por algún compañero. Estábamos en los días del Festival de la Caridad, promovido por la Comunidad Espíri-ta Cristiana, con destacados homenajes al Kardec brasileño, el Dr. Adolfo Bezerra de Menezes. Mu-cha gente y mucho movimiento. Todos querían ser útiles, deseaban colaborar de alguna forma. Preparar bolsitas con dulces, apilar quilos de ali-mentos para la distribución, seleccionar ropa y zapatos por edad, preparar el paté para los boca-dillos de los asistentes… La conversación estaba muy animada entre los compañeros cuando Chico me preguntó, de repente:

“Julinho, ¿usted recibió mi última correspon-dencia? Fue llevada a correos, aquí, en Uberaba, el día…”

“Perfectamente Chico. Y seguí sus recomenda-ciones: leer y romper”.

“¿Pero usted no me respondió verdad? El asun-to era urgente y muy serio”.

Respondí: “Sí, Chico. Hice todo cuanto me re-comendó, hace casi dos semanas. ¿Qué habrá pa-sado? ¿Se habrá extraviado?”

“¡Ah! -dijo reticente Chico, preocupado con la idea del extravío de la carta, por el contenido de


que era portadora-. Yo, también me encontré in-tranquilo”. Quedamos en silencio durante unos segundos, cuando Chico esbozando una sonrisa, trajo alivio a mis preocupaciones:

“Julinho, nuestro amigo Ze Grosso vino en nuestra ayuda. Está diciendo que su carta está hace días en la oficina de correos de la ciudad. Está a salvo. Por un descuido se cayó detrás de un mueble, pero va a agilizarlo para que el funcio-nario la encuentre y la haga llegar hasta nuestras manos. ¡Qué bueno, mí querido Ze Grosso! Dios le bendiga por tanta bondad en su corazón”.

Y Chico pasó a hablar sobre el espíritu de Ze Grosso, desde sus primeros contactos en las reu-niones con el médium Peixotinho.

Poco después, añadió:“Ze Grosso está diciendo que, si yo recibo la co-

rrespondencia de la semana mañana, casi seguro que la carta estará entre las demás”.

La noche-madrugada transcurrió en un clima de mucho regocijo espiritual, siendo Chico el cen-tro de todas las atenciones y preguntas. No sé como el compañero aguantaba todo aquello.

Al día siguiente, a la hora convenida, allí estaba yo de vuelta en el ambiente residencial del queri-do médium, al lado de la querida hermana Lulú, en compañía de la cual siempre viajé para estar con Chico.

Mucho cariño, mucha atención, la amabilidad de Chico, con sus temas enriquecedores y, de vez


en cuando, el cafetito que Bené, compañero ayu-dante del bondadoso médium, servía, gentilmen-te.

En un momento dado, entra en el recinto una señora muy sencilla, simpática y sonriente, condu-ciendo a un joven, también simpático. Que debía tener, en la época, de 12 a 14 años, como mucho.

“Esta es la hermana Carmen, cooperadora de la Casa en las tareas de asistencia, y éste su hijo Eurípedes, excelente muchacho que me ayuda en las tareas que no siempre puedo realizar a gusto”.

Dña. Carmen nos saludó, atentamente, y aña-dió:

“Nuestro “muchacho” está a sus órdenes Chico. Puede ocuparlo a su voluntad.” Y salió para la sala de costura de la Institución.

Chico nos sirvió café con bizcochos, que Eurí-pedes saboreó medio avergonzado, para retirarse después, con el fin de atender las recomendacio-nes de nuestro anfitrión.

Algún tiempo después, el joven, hoy el Dr. Eurí-pedes, vuelve de la ciudad trayendo dos bolsas, o carteras de cuero, abarrotadas de corresponden-cia de todo Brasil. La caja postal nº 56, en Ubera-ba, no dejaba interrumpir este flujo semanal de cartas para Chico.

Como de costumbre, el joven fue vaciando el contenido de los dos fardos, dejando la mesa de Chico totalmente llena de cartas. ¡Una montaña de cartas!


-Nunca había visto esto en la vida. “¿Usted las coge y las lee todas?” -exclamé con cierta estupe-facción.

“El volumen se amplía cada semana. Hoy al-gunos compañeros me ayudan separando las de-mandas dirigidas al recetario, las cartas esperan-do orientación, mi correspondencia personal de los amigos, los periódicos…” En eso interrumpe la explicación y exclama:

“Zé Grosso está aquí, Julinho. Afirma que vio su carta –explicó Chico-. Y dice más, recomienda que yo la coja de en medio de las otras cartas, antes que los compañeros vengan a ayudarme”.

Y bajo las miradas curiosas, mía y de Lulú, el médium metió el brazo directo en aquella mon-taña de cartas sobre la mesa, retirándolo, en unos instantes con mi carta en sus manos.

¡Fue fantástico! Parecía un “truco de magia” un fenómeno inusitado para mí.

“Aquí está su carta Julinho”Chico abrió el sobre, leyó en silencio su conte-

nido, se emocionó (y nosotros también) y, ense-guida, pasó a tejer comentarios sobre la Miseri-cordia de Jesús.

Fue allí donde percibí el perfume de rosas inundando la sala, exhalado de los brazos y de las manos benditas del querido médium. Y era tan abundante, que de ahí en adelante goteaba sobre la mesa y el suelo.

Hicimos una plegaria, con la aquiescencia de


Chico que, también agradeció la ayuda de la espi-ritualidad en la solución de problemas, aparente-mente corrientes del mundo.

Todos los asuntos de aquella carta fueron solu-cionados favorablemente.

Tengo guardado, conmigo, en un frasco bien tapado, mi pañuelo, con el cual sequé la mesa mojada con las gotas de “sudor” perfumado del bondadoso médium.

Pienso que no es necesario extenderme más allá de lo que he narrado.

Divaldinho: Estando en la residencia del mé-dium, o en el grupo Espírita de la Plegaria, ¿con qué palabras se refiere al médium nuestro herma-no Estevao, su Benefactor Amigo?

Julio César: Respetando la modestia y humil-dad de Chico, siempre evidenciadas a lo largo de su existencia, mis Benefactores no tejen elogios que enaltezcan su figura singular, sin embargo, percibo el respeto y cariño con que tratan o se refieren a él.

Maria Dolores y Manoel Quintao, en ocasión del homenaje, en mi Estado, a los 50 años de su labor mediúmnica, compusieron dos bellísimos poemas dedicados a Chico. No solamente ellos; otros amigos de lo Más Alto, hablaron mucho so-bre su mandato mediúmnico.

También Scheilla, totalmente materializada, en una reunión específica de ectoplasmia para bene-ficiar a enfermos, presentó a los presentes a sus


cuarenta años de mandato mediúmnico, un bellí-simo estandarte, confeccionado por ella misma y que se encuentra guardado, o mejor, expuesto en Nuestro Hogar.

Es un homenaje sencillo a nuestro querido her-mano “Chico” Xavier, -explicó con acento alemán bien cargado de “r”.

Bonito el estandarte, en una especie de tejido azul claro. Cuarenta rosas bordadas en relieve, distribuidas en forma de corazón, flores lumino-sas sobre el campo iluminado, en el interior del cual se conseguía leer “Chico Xavier”, en caracte-res semejantes a la firma tan fácilmente identifi-cable del apreciado médium.

No sólo Estevao, sino los Benefactores Espiri-tuales que conozco, no precisan trabajar la pala-bra hablada para traducir el aprecio que alimen-tan hacia el compañero.

Percibiéndoles, todavía hoy, las actitudes respe-tuosas con que destacan estos 70 años de manda-to mediúmnico de nuestro inolvidable hermano. ¿Otro Chico? Pienso que solamente lo tendremos dentro de muchos años.

Divaldinho: ¿Influyó, Chico Xavier, en su tarea mediúmnica? ¿Qué es lo que más le llamó la aten-ción en el transcurso de las largas madrugadas cuando conversaban?

Julio César: Acostumbro a repetir a los amigos más íntimos que Chico es una especie de marco histórico en la historia de mi vida: antes de Chico


y después de Chico.Aunque el conocimiento espírita me alentase

el espíritu a través de estudios y reuniones que frecuentaba desde jovencito, manoseando libros y libros por él psicografiados, asimilando con an-siedad todo el contenido ennoblecedor que me ofrecían, no puedo dejar de reconocer que estar personalmente con Chico, oírle de viva voz las na-rraciones, acompañarle y observar su conducta genuinamente cristiana, me revitalizó de tal for-ma la disposición de servir que todavía me reco-nozco con las manos vacías en los quehaceres de la Doctrina.

Según la conocida expresión “la palabra con-vence, pero el ejemplo arrastra”, el contacto más a menudo y directo con Chico fue más convincen-te que las páginas psicografiadas por él y fuerte-mente impregnadas por el Evangelio, de la Terce-ra Revelación, del Cristianismo Renovado.

Considero a Chico una brújula en mi vida, cuya manecilla fuertemente imantada de la Buena Nueva, del Paráclito, siempre me apunta y me in-dica un único blanco: ¡Jesús!

A lo largo de todo el tiempo de nuestra convi-vencia en la que pude acompañar a Chico aten-diendo a multitud de hermanos necesitados, en-trada la madrugada, lo que más me impresionó fue el amor y el cariño con que atendía a todos, sin suprimir a nadie una palabra de consuelo, y confort espiritual.


Jamás se mostraba cansado o impaciente con la impertinencia ajena. Escuchaba a todos y a to-dos ofrecía el perfume de su corazón enmarcado de paz a manos llenas.

Pero no podré olvidar, jamás, varias noches en que Chico, Lulú y yo, caminamos sin que na-die nos molestase, desde la Comunidad Espírita Cristiana hasta la antigua Pensión Rodovaria, del Sr. Miguel. Un trayecto largo que no sé cómo ha-cíamos sin darnos cuenta, caminando y oyendo extasiados las narraciones de Chico. Él acostum-braba a decir:

“Estamos bajo la luz de las estrellas, Julinho”Y el cielo de Uberaba, en aquellas noches, pare-

cía tener un brillo especial, con la voz envolvente de Chico que caía en nuestras almas como rocío de luz. Comentábamos la Doctrina, el movimiento espírita, los trabajadores, las instituciones y ante hechos inusualmente dolorosos, Chico jamás nos transmitió desesperanzas, sino una inigualable confianza en Dios.

Divaldinho: Entre usted y Chico Xavier ocurrie-ron innumerables hechos. A partir de ellos, cam-biaron muchas cosas, y para mejor, naturalmente. ¿Podría contarnos algo en torno a eso?

Julio César: Chico procuró, sobre todo, dotar-me de más naturalidad mediúmnica, haciéndo-me observador de los fenómenos que ocurrían a partir de mis propias facultades. Me mostró la importancia del celo mediúmnico, volviéndome


más consciente de mis responsabilidades como médium, fuese cual fuese la especie en que ellas se hiciesen efectivas. Jamás me imaginé tratan-do con el gran público, pero fue Chico quien me alertó hacia esos compromisos con la Doctrina. Siempre me consideré muy tímido y receloso de cualquier proyección como médium, fuera de mi núcleo espírita en mi ciudad, en mi Estado de ori-gen. Pues bien, Chico cambió este cuadro, orien-tándome para poder expandir mis posibilidades de servir y consolar a través de la mediumnidad. Con él me sentí menos frágil y mucho más fuerte ante los envites de los demás. Adopté una actitud más firme ante mis oponentes.

Por cierto, yo ya mantenía, hacía un tiempo, contactos más frecuentes con la “mamita” Ivon-ne (Ivonne Amaral Pereira) que siempre procuró pasarme la vigilancia en el cultivo de la medium-nidad, con disciplina, estudio y cuidado. Yo la vi-sitaba siempre que podía, en el barrio Piedad, en Rio de Janeiro, cuando, en los viajes al servicio de la Doctrina, yo disponía de algún tiempo en la ciudad maravillosa.

Doña Ivonne era bastante diferente de Chico en su modo de orientar: enérgica y severa, sin em-bargo, consejera y buena amiga. Me ayudó tam-bién. Pero con Chico, dulce y suave, pero fuerte a la hora de la verdad, el trabajador de Bezerra de Menezes y discípulo de Emmanuel, con una hoja de servicio en su incuestionable mediumnidad,


en la condición de mayor médium de este siglo, pude aprender más lo que él mismo llamaba “las mañas de la mediumnidad”.

Fue a partir de entonces que abracé servicios más dilatados donde antes solamente hacía incur-siones como aprendiz principiante. Se me amplió el recetario mediúmnico, me agilicé en el filtro de páginas reconfortantes para los familiares de los desencarnados que me solicitaban apoyo frater-no, gané seguridad en las tareas de ectoplasmia. Chico me dio un gran incentivo en la mediumni-dad en fenómenos de efectos físicos como diseño y pintura en la oscuridad, modelado y moldeado en parafina…, todo bajo su orientación.

Me enseñaba siempre:“Julinho, el servidor mediúmnico debe, siem-

pre, cuidar de la “pista de aterrizaje” de los espí-ritus. Emmanuel jamás me pasó otra orientación. Aviones con gran porte necesitan campos de ate-rrizaje de acuerdo con las aeronaves. Un planea-dor o un bimotor, no necesitan más que campos de dimensiones reducidas. Los clubes aéreos, tal vez. Es por esto que nuestros Benefactores reco-miendan disciplina en el servicio, así como disci-plina en el amor al prójimo. Por mi parte yo nunca pude dejar estas recomendaciones, a fin de prose-guir sirviendo con Emmanuel”.

Y me ayudaba con los entrenamientos, muy in-teresantes, que hacíamos en la intimidad, al lado de nuestra hermana Lulú, también médium muy


dedicada.“Julinho, Casimiro Cuhna está proponiendo

una experiencia adiestradora”. Era el poeta-her-mano, de Vassouras, componiendo trovas, sone-tos… que dictaba los versos a través de Chico, de mí y de Lulú. Después Chico solía comentar las “producciones” que conseguíamos. Participaban, también, de esos entrenamientos, otros espíritus poetas como Sebastiao Lasneau, Alfredo Nora, Cornelio Pires… Tengo guardadas estas produc-ciones como recuerdos de un período muy rico en experiencias constructivas en compañía del esti-mado amigo.

También en el área de los efectos físicos, de la ectoplasmia, de la que yo ya me valía, y mucho, de la convivencia con el conocido médium Peixo-tinho, de la ciudad de Campos, y de las reunio-nes en el Grupo de Fraternidad “Irma Clotildes” (OSCAL) en Vitória, del cual formé parte desde su fundación, pude absorber de Chico, orientaciones más amplias en relación a las tareas en cuestión. De las reuniones con Chico, en Uberaba, como ya dije, nacieron nuevas experiencias que me gratifi-caron mucho, como la producción de guantes en parafina, diseños en acuarela, producidos en to-tal oscuridad, esculturas en parafina, verdaderas filigranas de los artistas espirituales. Las reunio-nes con Chico asumían culminaciones divinas. Los compañeros presentes acostumbraban a decir:

¡Fue un “pedazo” del Cielo en la Tierra!


Junto a Chico no hay quien no aprenda y se transforme. A su lado tenemos la impresión de vi-vir sí los tiempos apostólicos del Cristianismo, con exacerbada motivación para volvernos mejores.

Con él aprendí a comprender mejor el movi-miento espírita, con lo que de él hacemos, y a abrazar con dignidad y renuncia todas las dificul-tades que nos surjan a lo largo del camino.

Por orientación de Chico fueron naciendo los libros que vengo editando para recaudar fondos para la obra educativa a la cual me dedico desde su fundación. Pero con él, efectivamente aprendí la necesaria serenidad para vencer los obstáculos sin declinar mis obligaciones fundamentales.

Con Chico, muchas cosas cambiaron en mi vida para mejor, con seguridad.

Divaldinho: Los trabajos de consuelo que usted realiza en Espíritu Santo (ciudad), por orientación de Chico Xavier, en la ciudad de Vila Velha, ¿fue-ron pincelados de mediumnidad desde el inicio por la fuerza de sus facultades mediúmnicas?

Julio César: Creo que la inspiración de los Bue-nos Espíritus, de los Benefactores que nos acom-pañan de cerca, está en la base de toda tarea que abrazamos en la Doctrina. Pude entender esto con más precisión al lado del querido Chico, cuando se refería, respetuosamente a Estevao, el guardián de mis tareas en el movimiento espírita. Básica-mente, desde mi comienzo en el Espiritismo tuve momentos marcados en la mediumnidad que des-


puntaba y jamás dudé de los Amigos Espirituales, nuestros orientadores. Cuando era niño veía y oía espíritus sin darme cuenta de que eran desencar-nados. Después, a partir de los 16-17 años, cuan-do ingresé en la Juventud Espírita Jerónimo Ri-beiro (Cahoeiro de Itapemirim), las posibilidades mediúmnicas se fueron definiendo mejor. Como profesor, favorecí las inspiraciones espirituales en lo referente a Evangelización Infantil y Juvenil; como estudiante de Ingeniería Civil y Arquitectu-ra, pude recibir innumerables edificaciones para obras sociales de guarderías, refugios, hospitales, centros espíritas, etc; como estudiante de música (piano), facilité a los Amigos Espirituales la crea-ción de músicas para la evangelización, para co-rales, himnos… Y también por la vía mediúmnica me fue dada la necesaria orientación para crear el Complejo Educacional Cristiano (Instituto “Allan Kardec”), obra educativa, dirigida a los menos fa-vorecidos, de la cual Estevao siempre me alertó, que debía ser una de las prioridades en mi com-promiso espiritual. Chico siempre estuvo junto a mí en los momentos difíciles del camino.

Pero no puedo dejar de resaltar aquí que, tam-bién por vías mediúmnicas, me vinieron, a través de Ivonne Pereira y de Chico Xavier, las orienta-ciones básicas para los trabajos a los que me he dedicado, siempre dirigidos a las realizaciones esenciales en la vereda de Jesucristo. Chico siem-pre me alertó:


“Mucho cuidado, Julinho. Nuestra meta es Je-sús y nuestro vehículo es Kardec. Si salimos de esta determinación, pronto zozobraremos”.

Divaldinho: ¿Realizó usted reuniones de efec-tos físicos junto a Chico Xavier? En caso afirmati-vo, ¿qué nos puede relatar de esas experiencias?

Julio César: Cuando Chico me llamó a Ubera-ba, por primera vez, a través de insistentes llama-das telefónicas del compañero Antônio Soares, entonces responsable de las construcciones de la FEB-Brasília, fue, desde luego, informándome de que Emmanuel deseaba un encuentro conmigo, en una reunión de ectoplasmia, en beneficio de un hermano enfermo, de Sâo Paulo. Me acuerdo perfectamente, y con detalles, de aquellos días 16, 17 y 18 de diciembre de 1967.

Todo preparado, convocados algunos compa-ñeros de la Comunidad Espírita Cristiana, la reu-nión se realizó en la residencia de Chico, mejor dicho, en su habitación, que era amplia, impro-visando, como cabina mediúmnica, la salita de la entrada.

A partir de entonces, Chico, siempre que era necesario, me convocaba para este tipo de tarea y yo traía algunos compañeros de nuestro grupo de Vila Velha, como apoyo vibratorio, según su propio consejo.

Esas reuniones asumían carácter sublime que yo atribuyo más a las facultades de Chico que a mis diminutas posibilidades en ectoplasmia.


Todas ellas fueron marcadas por la emoción y por el júbilo ante lo que los espíritus podían rea-lizar.

Ya comenté, en otro punto de esta entrevista, algunos detalles relevantes, pero lo que siempre encantó a todos los presentes era la manera fra-terna y cariñosa de la atención de los Amigos Es-pirituales, beneficiando a los compañeros.

Scheilla acostumbraba a recordar:“Solamente los enfermos justifican, en la ac-

tualidad, nuestra participación en estos encuen-tros. De hecho, es por ellos que nos empeñamos en esas tareas”.

El espíritu André Luiz, a su vez repetía:“Si aspiramos a materializar a los desencarna-

dos, aprendamos a “desmaterializar” nuestras vi-das como encarnados”.

Chico se mostraba feliz de conversar con los trabajadores espirituales.

“¡Ah, Zé Grosso! Parece que fue ayer que in-terrumpimos nuestras conversaciones ¿se acuer-da? Peixotinho con nosotros en Pedro Leopoldo. Nuestros asuntos interminables”.

Mientras Zé Grosso, expresándose en un len-guaje bien mestizo, y sonoras carcajadas, iba preguntando por compañeros de aquella época, Chico iba preguntando por compañeros ya des-encarnados, mostrando interés por las informa-ciones del comunicante espiritual.

“Zé Grosso, yo nunca pude olvidar su habla, su


voz. ¡Qué placer! ¡Qué felicidad! Es la misma voz, los mismos asuntos, el mismo consuelo, como si reanudásemos una conversación interrumpida ayer”.

A esos intervalos de recuperación espiritual, de breves diálogos con los presentes, los Benefacto-res retomaban el curso de sus actividades junto a los enfermos, aliviando dolores, suavizando lla-gas, curando las más diversas enfermedades, al mismo tiempo que evidenciaban un gran amor por todos.

Guardo conmigo algunos rollos (antiguamente se gravaba en cinta) de esas reuniones inolvida-bles en las cuales, no tengo la menor duda, pre-valecía el gran potencial mediúmnico del querido Chico.

Los detalles de esos encuentros yo los sabía después de terminar las reuniones, entre los co-mentarios de los compañeros presentes y la au-dición de trozos grabados durante las mismas. Era un manantial de informaciones, oír las charlas de los Benefactores y los comentarios juiciosos y esclarecedores, enseñanzas vivas que Chico no se cansaba de enfatizar.

Chico es el médium de la luz, intermediario de espíritus de luz.

Sin deseo de herir su modestia, relato, aquí, un hecho inusitado que pasó primeramente junto a mí, en la cabina donde me recogía, mientras se acomodaban los presentes en el ambiente.


Se tomaban los últimos cuidados para el inicio de aquella reunión que, bajo la dirección de Em-manuel, se destinaba a beneficiar, particularmen-te, al Sr. Jorge Saraiva, de Sao Paulo, con vistas a beneficiarse indirectamente para el trabajo en el libro a que este compañero se dedicaba, como muchos saben. Los integrantes de aquella reunión en la intimidad de Chico, fueron señalados, o es-cogidos, espiritualmente, por el bendito mentor del querido médium.

Me recogí en la “cabina mediúmnica” que me fue reservada, mientras se probaban luces y gra-badoras para que nada fallase.

Estaba en oración cuando fui tocado por Chico que me quería pasar las últimas recomendaciones. Entró, delicadamente, pidiendo permiso, se sentó a mi lado, en la cama en la que me encontraba, me acarició con su característica generosidad y, con voz casi susurrante, me recordó la confianza en los colaboradores encarnados, convocados es-pecialmente para aquella noche de bendiciones.

Me habló sobre el enfermo que sería harta-mente beneficiado y que merecía aquella ayuda, con vistas a las responsabilidades que abrazó con la publicación de libros espíritas (Ediciones Calva-rio) y la consecuente divulgación doctrinaria. Me dijo en secreto que los Benefactores estaban pre-parando una prórroga encarnatoria para nuestro hermano, una moratoria.

Mientras hablaba y me aplicaba una especie de


pase para relajarme, tranquilizándome sobre la aprehensión natural que me invadía en los minu-tos que precedían a las reuniones, noté algo en el bolsillo de la camisa que llevaba Chico en aquella noche fría de Uberaba. Se lo comenté cuando se hizo una pausa natural:

“¿Los compañeros dirigentes de estas tareas Espíritu Santo (ciudad) nos recomiendan guardar objetos luminosos o metálicos que llevamos con nosotros, usted cree que es esto?”

A su aquiescencia, proseguí:“Estoy percibiendo un reloj iluminando su bol-

sillo, Chico. Se notan los números encendidos. Cuando usted vuelva junto a los demás compañe-ros (Chico conduciría la reunión por tener mayor práctica en esos encuentros) pida a alguien que le guarde su reloj; esto si usted lo cree necesario”.

Humildemente, acogiéndose a las sugerencias, cubriendo el bolsillo con la mano izquierda para no incomodarme, me pasó una última palabra de confianza, me tocó la cabeza y se levantó volvien-do al lugar que le fuera destinado, fuera de la ca-bina.

Obedeciendo a su petición amorosa, las luces rojas fueron apagadas, mientras solicitaba de uno de los presentes una oración para el inicio de las tareas.

No conseguí acompañar toda la oración, ya que me adormecí casi de inmediato. Lo que relataré lo oí de los compañeros de Espíritu Santo (ciudad),


que me acompañaban.Chico se sentó al lado de la hermana Lulú,

también médium de efectos físicos, al lado de la puerta de la cabina. Cubría el pecho con la mano izquierda. Al final de la plegaria, mientras los pre-sentes entonaban un himno de alabanza a Dios, Lulú observó:

“Chico, está saliendo una lucecita de entre sus dedos. Ahora que el ambiente está a oscuras se puede observar”.

“Pues, présteme una manta. A su lado hay al-gunas, respondió el compañero”.

Lulú cubrió el pecho de Chico, doblando la manta pesada sobre el hombro izquierdo, pero observó al instante, en voz baja:

“Parece que la luz está aumentando, Chico, está pasando por debajo de la manta”.

“¡Oh!, hija mía, présteme otra manta”, a lo que la compañera obedeció, doblándole sobre el hombro derecho otra pieza de aquellas, grande y pesada”.

“Pero no sirve de nada, Chico. La luz está sa-liendo por su cuello”, insistió la colaboradora.

“Entonces, hija mía, cúbrame todo con otra manta. Puede abrirla. Colóquela sobre mi cabe-za”.

La hermana Lulú obedeció sin pensarlo mucho. Ocultó a Chico bajo las mantas, pero al poco tiem-po, ¡la sorpresa de las sorpresas! El médium se fue levantando lentamente, como ayudado por ma-


nos invisibles, dejando caer al suelo, una a una, las mantas que lo cubrían, y lo que se vio fue un Chico repleto de luz, una luz dorada brillante, avanzando por la habitación con pasos lentos.

Los presentes se mostraban sorprendidos y emocionados. Algunos lloraban, mientras se oía la voz de Scheilla, delicada y suave, saludando a los presentes, al mismo tiempo que explicaba:

“Yo no estoy materializada”. La “r” de las pala-bras era bien marcada con acento alemán que le era característico.

“Yo no estoy materializada, sino incorporada en Chico Xavier”.

¡Impresionante, sublime!Lentamente, aquella luz que parecía “llena de

vida” se fue moviendo para formar una “niebla encendida” en torno a Chico, una especie de glo-bo de luz que lo envolvía, mientras la silueta del médium, presentando un negro profundo, se veía en el interior de toda aquella luz.

Scheilla se deslizó por toda la sala, yendo hasta el lecho del enfermo, iniciando aquellas aplicacio-nes con material casi incandescente, de tanta luz.

Era una especie de mantilla, un velo todo bor-dado de flores, todo hecho de luz, en hilos de luz, que mi madre Hercília, también médium de efec-tos físicos, colaboradora en nuestra reunión en Vila Velha, identificó como una especie de encaje “mariscot”.

No se sabía qué admirar más, si aquel manto de


encaje, de luz brillante, si los gestos delicados de Scheilla moviendo aquel complemento materiali-zado sobre el enfermo, de arriba abajo, provocan-do un efecto luminoso sorprendente. Parecía una “hoguera” tan grande era la luz que se hizo en el ambiente.

La reunión se desdobló como si fuese un peda-zo de Cielo en aquella habitación de Chico Xavier.

Siempre que era necesario, Scheilla explicaba a los presentes:

“Yo estoy incorporada, no materializada”.En un momento dado pareció oír una petición

mental:“Sí, Lulú, cuando termine iré hasta usted para

mostrarle mi velo”.Realmente, la colaboradora aclaró que hizo

esta demanda a Scheilla porque era secundada por casi todos los presentes.

Y la comunicante espiritual no se hizo esperar. Terminado el tratamiento, trajo aquel tejido leve a examen de todos los compañeros que lo toca-ban, percibiendo la belleza del encaje espiritual, tan delicado y hermoso.

Una especie de luz material, inexplicable para nosotros pasaba del tejido a las manos que lo to-caban.

La reunión prosiguió durante casi tres horas, entre alabanzas y oraciones, cánticos fervorosos y comentarios evangélicos, mientras los amigos Espirituales multiplicaban los beneficios para los


más enfermos.Al término de la misma, fue Chico quien me

despertó con pases de reanimación en la cabina, recomendándome cauteloso:

“Acuérdate, Julinho, estamos con las fuerzas necesarias. Cuidado. No haga como Peixotinho, promoviendo reuniones por ahí fuera. Ahorre sus energías. Controle el corazón que se da. Estamos con las fuerzas conjugadas para mucho trabajo por delante. Vas a tener muchas invitaciones. Eví-telas”.

Desde ese día en adelante Chico pasó a orien-tarme y conducirme en este aspecto de la me-diumnidad, a fin de que yo no zozobrase a las in-quietudes del mundo.

Divaldinho: Como desean todos, incluso los lec-tores, si le fuese permitido un tiempo con Chico Xavier, cite dos preguntas que haría al sensitivo del siglo.

Julio César: No sabría qué preguntar a Chico. Fueron tantas las entrevistas, tantas las enseñan-zas que recibí, las lecciones que nos transmitió. Pienso que junto a él guardaría la misma postura de siempre: callar para escucharlo mejor, en todo lo que nos ofrece.

Sin embargo, para no huir de la cuestión, osaría preguntar:

Chico, nosotros, los espíritas brasileños ¿esta-mos preparando convenientemente nuestro país para el Tercer Milenio, de acuerdo con la premo-


nición del Hermano X: “Brasil, corazón del mun-do, patria del Evangelio?”.

¿Que le dijo Emmanuel de nuestra conducta en el movimiento espírita, después de todos estos años de asistencia mediúmnica y espiritual, por sus facultades con los libros cayendo sobre noso-tros en haces de luz? ¿Atravesaremos con equili-brio y seguridad los caminos hacia el tercer mile-nio?

Divaldinho: ¿Cooperaba en la psicografía junto a Chico Xavier, en sus visitas a Uberaba? Si ejercía su mediumnidad junto a él, ¿qué mensaje recibi-do marcó más su vida mediúmnica?

Julio César: Junto a Chico mi postura siempre fue de aprendiz, mucho más que de colaborador. Nunca se me pasó por la cabeza cualquier pre-tensión de colaborador. Chico me mostró valiosas oportunidades de participar en las tareas de psi-cofonía, en las reuniones mediúmnicas privadas, bajo la presidencia del compañero Dr. Elías Bar-bosa. A cada momento absorbía las lecciones que aparecían delante de mí.

También en la psicografía, tuve experiencias bastante provechosas, sobre todo cuando las rea-lizábamos en las reuniones públicas. Mas yo creo haber vencido cualquier inhibición, a partir de en-tonces, por lo que se refiere a mensajes dirigidos particularmente a hermanos que buscan consue-lo en la Doctrina ante la pérdida de familiares y amigos. Fueron muchos los que examinaba Chi-


co conmigo al día siguiente, confirmando y esti-mulándome a proseguir.

De esos mensajes guardo preciosos recuerdos, tal vez por el gran afecto que pasé a tener por los comunicantes espirituales, de las páginas psi-cografiadas por el espíritu del Prof. Newton da Costa, cuñado de la entonces presidenta de la Co-munidad Espírita Cristiana, nuestra hermana Dal-va Rodrigues Borges y, posteriormente, de Doña Carmen, madre del querido compañero el Dr. Eu-rípedes, cuya desencarnación conocí después de la recepción psicográfica de sus palabras mater-nales.

En cuanto a las páginas de Benefactores Espi-rituales, fueron tantas y tan diversas, tanto en la forma como en el contenido, que no sabría preci-sar lo que más me ha marcado.

Casimiro de Abreu, Cornelio Pires, Auta de Sou-za, Alfredo Nora, Sebastiao Lasnelau, Constâncio Alves Cruz e Souza… ¡Fueron tantos! No solamen-te conmigo, también sucedía con la hermana Lulú, también médium, que siempre me acompañaba en estos viajes.

En cierta ocasión Emmanuel me enseñó a fil-trarle el pensamiento. Cuando me di cuenta, esta-ba con el mensaje grabado en mi frente. Me que-dé atónito. Cuando Chico me pidió que lo leyera, preferí hacer la lectura de alguna cosa filtrada de los espíritus poetas, escabulléndome del mensaje de Emmanuel. Parecía una intromisión indebida


en el terreno de Chico.Al día siguiente por la mañana, saboreábamos

un cafetito de “Bené” en la cocina de Chico, cuan-do él me reclamó:

“Julinho, mi querido hermano, ¿por qué no leyó la página de nuestro querido Emmanuel?”

Me excusé entre evasivas inconexas. Chico pa-recía leer, en secreto, mis recelos.

“¿La podría ver ahora?”Yo la llevaba conmigo en el bolsillo trasero del

pantalón. Chico parecía saberlo todo, adivinarlo todo.

Al término de la lectura, con un aire de satisfac-ción, que me pasó un increíble bienestar, conclu-yó con delicadeza:

“Emmanuel puro. Debemos saber que Em-manuel no es de Chico ni de nadie. Después de abrir nuestra reunión con la plegaria, tenemos que confiar, Julinho”.

Y examinando el texto una vez más, me pidió:“¿Podría tener una copia de esta página? Voy a

enviarla a un compañero de Sâo Paulo que estaba presente en la reunión de ayer y me había pre-guntado antes de empezar:

Chico, ¿Emmanuel sólo puede psicografiar a través de usted? ¿Y cuando usted se vaya? ¿Los espíritus tienen preferencias por un médium?

Y el gran médium añadió con humildad:“Le di explicaciones bastante convincentes

acerca de las afinidades espirituales y de los com-


promisos asumidos en nombre de la responsabili-dad mediúmnica, recordándole que Emmanuel es de todos y para todos. Este mensaje le hizo callar”.

Me avergoncé de lo sucedido, y acogí la solici-tud inesperada con absoluta obediencia mediúm-nica.

Pero si me es posible hacer referencia a alguna página en especial, procuro traer a la memoria la que Estevao, nuestro Amigo de todos los días, me ofreció y que, además de publicada en el Refor-mador, fue transcrita también en el libro “Jornada de Amor”. Este mensaje se titula: “Sublime Inver-siones”.

En el caso de que haya espacio en esta entre-vista, yo lo transcribiré al final de las preguntas. Y, por cierto, esta página caló en lo mas profundo de mi corazón, en virtud de mi vinculación con los niños y los jóvenes, en el movimiento espíri-ta. La FEB aprovechó una frase de Estevao en ese mensaje como slogan de una de sus campañas en pro de la Evangelización en Brasil “Los niños y los jóvenes reclaman dirección hacia el bien. Evange-lice. Coopere con Jesús”.

Divaldinho: ¿Qué representa la persona de Chi-co Xavier en el contexto de su existencia?

Julio César: Creo que no solamente para mí, sino para todos cuantos se acercan a él, Chico re-presenta un gran amigo y hermano, un compañe-ro y bendito depositario de verdades consolado-ras. Testimonio vivo de cuanto puede el Evangelio


en beneficio de nuestras almas. Oí muchas veces al Dr. Elías Barbosa nombrarlo como “maestro”, y creo muy justo el tratamiento que le daba.

Chico representa, para nosotros, los espíritas, y para cuantos lo observan de cerca, paz de espí-ritu, confort espiritual, seguridad, equilibrio, se-renidad, ejemplo vivo de las enseñanzas y adver-tencias que los Benefactores desencarnados nos envían. Es una luz grandiosa para resplandecer en nuestros corazones, dirigiéndonos hacia Jesús.

Me gustaría ocupar un espacio en esta revis-ta para manifestar solidaridad con todos los que promueven homenajes al amado Chico Xavier, en el transcurso de sus 70 años de mandato mediúm-nico, cumplidos ahora en este año 1997. Todo es lindo y muy justo.

Chico es, pues, lección viva de amor, en cuyos ejemplos debemos reflejarnos. O le dedicamos estas palabras, expresión de la más pura verdad, o hacemos sentidas oraciones al Señor de la Vida, por su paz y bienestar, tan merecidos.

El tiempo corre rápidamente y en cada libro publicado (más de 400 títulos) sentimos en Chico aquel vigoroso instrumento de la psicografía al servicio de la espiritualidad mayor.

No cabe duda de que Chico representa un mar-co inigualable para el movimiento espírita del Brasil y del mundo, por cuyas huellas avanzare-mos sin otro rumbo sino el de nuestra meta divi-na: Jesús.


Particularmente, yo, en la convivencia con Chi-co, maduré en experiencia, a fin de abrazar tareas de mayor envergadura, ya sea en la mediumnidad pública, o en los servicios de la evangelización in-fantil y juvenil, aunque no me considere, aún a día de hoy, más que un mero aprendiz de sus testimo-nios, esforzándome exhaustivamente para equi-vocarme menos y ser apto para servir más.

Junto a Chico, esa sensación parece general, todos nos sentimos como en los tiempos del Cris-tianismo naciente, absorbiendo del apóstol del Espiritismo, lecciones eternas para nuestra victo-ria en el Bien.

Divaldinho: Durante muchos años, cuán lar-gas fueron las noches y madrugadas, fuera, con la musicalidad espiritual de su palabra, amparan-do corazones y saciando almas en aquel ambien-te bucólico de Minas Gerais. ¿Qué le diría a Chico Xavier hombre y al médium con 70 años no inte-rrumpidos de mediumnidad?

Julio César: A Chico qué le puedo decir sino re-petirle, cuantas veces sea posible, palabras de jus-ta gratitud por todo cuanto hemos recogido de su extrema bondad y cariño para con todos. Pienso que, nosotros, los espíritas brasileños, supimos, en buena hora integrar aquella campaña, aque-lla “corriente”, que le propuso para que le fuese concedido el Premio Nobel de la Paz. Aquella fue una forma gigantesca de la comunidad espírita brasileña de gritar al mundo, con emoción, cuán-


to representa Chico Xavier para todos nosotros, y cuánto lo amamos.

Sinceramente, no sé qué decir al hombre de ta-maña grandeza espiritual, o al médium que avan-za victorioso en su apostolado sublime, porque nunca supe dirigirle la palabra, sino escuchar sus enseñanzas siempre oportunas. Todavía hoy, pa-rezco un niño tímido cuando estoy en su presen-cia.

A Chico no se le dice nada. Se aprende sola-mente.

Pero si fuese imperiosa cualquier determina-ción en este sentido, creo que le diría apenas es-tas palabritas:

Gracias, Chico. Dios le bendiga por todo.Divaldinho: ¿Puede relatarnos algún caso cu-

rioso ocurrido con Chico, y que tal vez no sea co-nocido por todos?

Julio César: Creo bastante difícil que no se se-pan los acontecimientos en torno a Chico, ya que él siempre vivió para todos y con todos. Sin em-bargo, puedo recordar, aquí, un hecho que im-presionó a muchos de los que le visitaban en la época:

Vivía en Uberaba en la época de los Festivales de la Caridad, con gran distribución de alimentos, ropa, zapatos, golosinas, etc. para los niños y adul-tos más necesitados. Acudían a aquellas tareas muchos visitantes de fuera, espíritas y no espíritas.

Solidarios, todos buscaban cooperar en aquella


campaña para diecisiete mil (o incluso más) perso-nas. Eran camiones de alimentos que necesitaban ser almacenados en el interior de la Comunidad Es-pírita Cristiana. Era una enorme cantidad de ropa confeccionada, que llegaba de Rio de Janeiro, de Sâo Paulo y de otras ciudades. Todo eso era alma-cenado en la Comunión, por varios cooperantes, de modo que la distribución fuese fluida durante el domingo establecido. Era una semana de inten-sos preparativos, y aquella multitud de visitantes se quedaba por las noches dentro participando de un incansable conjunto de operarios del Bien. Los montones de productos alimenticios formaban muros por donde circularían los beneficiados, y las ropas, zapatos, abrigos, mantas (de acuerdo con la estación del año) eran agrupados por edad, etc. Nosotros estábamos al lado de Chico (una multi-tud de compañeros) poniendo caramelos en bol-sas, que llegaban a toneladas de diversas fábricas.

En aquella mañana radiante de domingo, alre-dedor de las 7, de acuerdo con la recomendación de Chico, nos dirigimos al local de la distribución. Desde hacía unos tres días observábamos la fila que salía del portal del CEC. El espectáculo era tan inédito como impresionante, para muchos.

Y llegamos allí, dirigiéndonos al interior, solici-tados por Chico.

“¿Quién? ¿Chico? Ah, él no está por aquí, no. Él está al final de la fila, al final de todo”.

Me costó un poco, perdido entre tantas vueltas


por el barrio, hasta localizar al querido médium, pero conseguimos llegar hasta donde estaba, ro-deado de una pequeña aglomeración de espíritas que iba aumentando a medida que pasaban las horas.

Un compañero de Sâo Paulo preguntaba de re-pente en voz alta:

“Chico, ¿qué hace usted al final de la fila? Me costó encontrarle, amigo mío”.

Y el operario de Emmanuel no se hizo de rogar.“Hola, amigo mío, estoy donde debo estar,

donde tengo que quedar. Emmanuel me reco-mienda estar en el último lugar de la fila hasta las 8, cuando comenzará la distribución, que fue marcada para esa hora. Cuando se de la señal para empezar a las ocho, entonces, quien llegue des-pués, quedará después de mí. Quiero decir, si no llegan a la hora, recibirán lo que tengamos, lo que sobre. Para los que están delante de mí, tenemos la obligación de proporcionarles ayuda, porque llegaron en el horario señalado”

“Pero vendrá gente que ya recibió. Guardan el paquete en algún lugar y vienen a pedir más, y ahí ¿cómo se actúa?”

“Ay, hijo mío, Emmanuel dice que éste es el pre-mio de los más expertos, de los madrugadores, no hacen mal. Si hubiera sobrado algo, ellos ganarán nuevamente. Después de mí, sólo recibirán lo que esté catalogado como sobras. Ahora, delante de mí, están los que acudieron a la invitación en el


horario convenido; con ellos la CEC tiene la res-ponsabilidad de entregarles todo directamente. Si hubiera alguna falta, se tendrá que proveer; se tendrá que buscar una solución”.

Nos pareció interesante, pero mientras razoná-bamos aquellas explicaciones, el compañero to-davía preguntó:

“Pero, Chico, ¿quiere decir que usted se queda-rá todo el tiempo guardando este lugar, al final de la fila? Se va a cansar mucho. Va a ser angustioso para usted”.

“Yo tengo que quedarme aquí y hacer esta pere-grinación igual que todos. Mi recorrido tiene que ser el mismo. Al final, el gran beneficiado aquí soy yo”. Y con una deliciosa carcajada remató:

“Yo estoy recibiendo donaciones hace una se-mana. Los camiones llegan hasta aquí preguntan-do”

¿Dónde está Chico Xavier?¿Dónde es que se distribuye para los pobres?Y concluyó:“Entonces el gran beneficiado soy yo. El prime-

ro en recibir soy yo, por eso debo hacer todo el trayecto, con lluvia o con sol”. Hubo un silencio general, pero luego fue interrumpido por alguien que gritó fuerte:

“Entonces nosotros estamos con usted y le acompañaremos”

Y la fila fue avanzando, con aquella pequeña multitud en torno a Chico, oyendo y aprendiendo


de él, lecciones benditas de la espiritualidad su-perior, casos y más casos… Casos bonitos, diría el compañero Ramiro Gama.

Entonces vimos presentarse un señor joven, se retiró de la cabeza una boina y la puso en la cabe-za del médium, que la aceptó humildemente:

“Gracias, hermano, el pelo que me queda, agradece conmovido por la calva que protesta al sol. Dios le bendiga”. Y sonrió continuando con la transmisión de sus lecciones evangélicas.

Sin preocuparse por la apariencia, si estaba me-jor o peor, con la boina o sin ella, prosiguió con las tareas del día, de aquel “hombre llamado Amor”.

Divaldinho: Desde Pedro Leopoldo hasta Ube-raba son famosas las peregrinaciones realizadas por Chico, a las cuales acudía un público razona-ble de espíritas de varios estados de Brasil. Usted debe haber participado en muchas. Háblenos so-bre esas “peregrinaciones”.

Julio César: Realmente era una tarea asistencial muy bonita, que Chico desarrollaba con mucha garra y espíritu de solidaridad cristiana.

En las “peregrinaciones” de Pedro Leopoldo yo no participé. Sé de hechos importantes, por lo que se refiere a fenómenos mediúmnicos, que me fueron narrados por compañeros que participa-ban en ellas y por el propio Chico.

En cuanto a aquellas realizadas en Uberaba, promovidas con el traslado del médium a aquella


ciudad minera, yo tuve la oportunidad de formar parte de la caravana de espíritas visitantes, varias veces en las que estaba visitando a Chico, y coin-cidía con los sábados de cualquier mes. Esas pere-grinaciones eran semanales.

Sinceramente no sé de ninguna tarea semejan-te en ninguna otra institución del Brasil.

Al anochecer, Chico reunía a todos los partici-pantes del grupo Espírita para hacer una oración con ellos por la tarea a desarrollar. Enseguida, cogido del brazo de algunos compañeros que se turnaban a lo largo de la “peregrinación” salía en dirección a los enfermos y necesitados de la re-gión. Algunas señoras cantaban bajito, mientras el convoy avanzaba en la oscuridad de la noche.

Se llevaba lo que los visitantes traían para la ayuda a la indigencia, pero Chico siempre reser-vaba un dinerito en sus bolsillos, que ofrecía dis-cretamente a los que lo necesitaban. Participé en peregrinaciones próximas a la sede de la Comu-nidad Espírita Cristiana, que en aquella época era solitario, en la periferia de Uberaba. Mucha po-breza, casitas paupérrimas, casi deshechas.

No había cercas ni límites para los terrenos. Chi-co leía una página en la parte de fuera de la casa, pedía a alguien que hiciese una oración mientras él, con algún compañero escogido entraba en la barraca para aplicar pases y entregar un pequeño paquete que los hermanos preparaban.

Era muy emocionante acompañar al grupo a


la luz de las linternas y candiles y no era extraño percibir una deliciosa fragancia de rosas a lo lar-go de toda la peregrinación. Chico a veces llevaba colaboradores médicos para ver a los enfermos, además de medicamentos que los propios facul-tativos le traían.

Con el crecimiento de la ciudad y la consiguien-te urbanización, el personal necesitado, fue susti-tuido por personas de niveles sociales más altos. Fue cuando Chico pasó a buscar lugares más dis-tantes donde la miseria y el hambre acampaban a sus anchas.

Me acuerdo bien de la asistencia realizada en la chabola del Pájaro Negro, de las agradables ple-garias a la sombra del aguacate. En esa época el trabajo fue modificado, no era por la noche sino por la tarde, y el personal asistido era invitado a venir donde estaba Chico, para oír un mensaje de consuelo, la ayuda de los paquetes, los panes, el dinerito de Chico, beber agua fluidificada, recibir un pase, etc.

Regresaba, entonces más pronto de la tarea asistencial. Muchos compañeros se turnaban, los sábados para la divulgación del Evangelio. Eran tardes conmovedoras y deliciosas.

Hubo fenómenos interesantes y muy bonitos, de curaciones espirituales junto a aquella pobla-ción necesitada. Y Chico narraba historias reen-carnatorias de algunas familias.

Pero yo relataré un hecho ocurrido durante el


tiempo de las peregrinaciones nocturnas cuando la región donde vivía Chico estaba todavía sin luz eléctrica, que según pude observar, la luz pública solamente llegaba hasta la sede de CEC.

Calles de suelo polvoriento, demarcadas por tractores, con muchos charcos de agua en la épo-ca de lluvias. Era común por la dificultad del agua estancada, que se abrieran pozos, aljibes, para recoger el agua destinada a consumo doméstico. Era una región muy pobre y oscura, pero sin peli-gro de asaltos, como en los días de hoy.

Aquella noche salimos alrededor de las 18 ho-ras de la Comunión, después de la oración de Chi-co.

Él me pidió a mí y a Lulú (que me acompaña-ba siempre en estos viajes) que no apartásemos los brazos de sus propios brazos. Los espíritus lo estaban solicitando con vistas a alguna tarea. Iría-mos los tres con los brazos entrelazados.

Empezamos la romería. Después de la salida, Chico nos enseñó un niño de aspecto humilde que acompañaba la caravana. Comentó que la madre estaba próxima. Vino de otra ciudad a pedir ayu-da a Chico, sin embargo, el mayor problema era la perturbación espiritual a la cual estaban some-tidos los dos. La madre parecía desequilibrada, y el hijo, de unos 5 años aproximadamente, era una “espiga indisciplinada”.

Cuando salimos de la zona de luz eléctrica y avanzamos hacia la oscuridad total, por entre


quintales sin cerca, con el fin de acortar el cami-no, el pequeño empezó a prepararse.

Delgado, inquieto, agitado, el niño que aparen-taba tener menos edad de la que se sabía, empezó por infiltrarse en el grupo que seguía de cerca a Chico, dándole pellizcos. Al principio, el médium experimentó aquella situación incómoda sin decir nada, pero poco después el muchacho cogió un alfiler y venía pinchando por detrás a Chico. A las primeras punzadas nos comentó bajito a mí y a Lulú:

“No se vayan de mi lado bajo ningún concepto. Tenemos que orar por esos espíritus perturbado-res”. Y mientras hablaba, iba haciendo los gestos característicos de quien está siendo pinchado en la espalda, las nalgas, los brazos…

Nadie percibía nada, pensando que Chico se desequilibraba caminando sobre la hierba. Era un horror. Y lo peor es que, poco después, Lulú y yo empezamos a recibir toda clase de pinchazos.

Al mismo tiempo las personas que se agrupa-ban en torno al médium se esforzaban por susti-tuir nuestros brazos por los suyos.

“Ay, deja joven que la gente se agarre un poco a Chico. ¡Qué egoísmo!”, me regañaban.

“La señora cree que es dueña de Chico. La gen-te viene de lejos y quiere cogerlo”, decían a Lulú, entre otras palabras.

Chico orientaba, bajito:“Orad, orad confiando, pues la viga hoy es pe-


sada. Vamos, con fe en Dios”.No sé como sucedió, pero a cada pinchazo,

mientras el grupo cantaba himnos espíritas, Chi-co se soltaba los brazos, permitiendo que unos 10 o 12 brazos diferentes se apoyasen a cada lado suyo. Una situación incómoda.

Por fin llegamos a una casita pobre, asistida se-manalmente en las peregrinaciones. Chico apro-vechó para un descanso, pidió oraciones para la enferma de la casa y nos llevó junto a él, tal como salimos hacia la peregrinación. Caminamos un poco por el huerto oscuro. Siguiendo la direc-ción de una lamparilla, en el interior de la humilde cabaña. Paramos en la puerta, y nos recomendó permanecer en oración, mientras él atendía en el interior de la casa (¿casa?).

Al regresar fue comentando más aliviado:“Julinho, qué sofoco. ¿Ustedes también forma-

ron parte de los pinchazos? ¡Qué horror! Estoy magullado. Pero ustedes permanezcan a mí lado. Vamos a mantener las fuerzas unidas”.

Se despidió de los dueños de la casa, les en-tregó algo, que calculé que eran donativos, y nos dimos la vuelta, volviendo hasta el grupo que nos esperaba.

Proseguíamos caminando hacia delante, ahora sin el niño, cuando de repente oímos unos gritos de socorro atravesando la oscuridad de la noche.

“¿Qué es esta vez, Dios mío?” comentó Chico a media voz.


Pero en segundos llegaron los signos de lo ocu-rrido.

Quien gritaba, pedía auxilio, en una gran des-esperación, era la hermana Maria da Cruz, muy conocida en la institución: el niño perturbado se había caído al interior de un pozo cerrado. ¡Dios nos ayude!

Conservando aparentemente la calma, Chico avanzó con su grupo de hermanos hacia el lugar del accidente.

Pedía calma, confianza en Dios y serenidad, y nos convocó a todos a la oración. Algunos canta-ban, pero la preocupación era general.

En unos minutos surgieron linternas, lampari-llas de las casas próximas, mientras algunos in-tentaban ir a buscar sus coches para ayudar con los faros. Todo en vano, los vehículos no podían pasar entre las casas.

Ningún foco luminoso alcanzaba el fondo del pozo.

Los vecinos que vivían allí intentaban acudir, pero ¿cómo?

“Julinho, estoy pidiendo a Dios y a Nuestros Amigos que nos socorran. ¿Ha pensado en el es-cándalo de los titulares de mañana? Me van a cru-cificar: “NIÑO ACCIDENTADO EN LA PEREGRINA-CIÓN DE CHICO”.

Vamos a continuar en oración.En esto, alguien tuvo una buena idea. Vamos a

gritar al niño en la boca del pozo. ¿Cómo se llama?


Disposiciones de aquí y de allí, y empieza la lla-mada con voz potente. La respuesta surgió minu-tos después:

“¡Sacadme de aquí!” Era una voz sumisa, dis-tante, llorosa, de un niño accidentado.

“¡Está vivo, está vivo, gracias a Dios! Fue un ali-vio general.

Pero enseguida una nueva desilusión: ¿cómo sacar al niño de aquella profundidad?

El tiempo pasaba rápido, hasta que una de las visitantes de Sâo Paulo, hija del Sr. José Gonçalves, bastante conocido en el movimiento, con algunos amigos, proporcionó una cuerda que traían en el coche en el que viajaban. Como había llovido mu-cho en aquellos días y las carreteras parecían ba-rrizales en algunos trozos, llevaban la cuerda para cualquier imprevisto.

Chico aplaudió la idea. Además, no había mu-cho que hacer en aquellas circunstancias.

Llegó la cuerda. Se hizo un nudo en uno de los cabos y se tiró al interior de aquella “trampa” mientras le recomendaban gritando:

“Asegura fuerte la cuerda que vamos a tirar a ti. ¿Nos oyes? Átala fuerte, con toda la fuerza de un hombre”.

Chico oraba en silencio y nosotros a su lado, con recelos de perturbarlo.

¿Conseguirá el pequeño mantenerse seguro hasta la boca del pozo? ¿Tendrá fuerzas? ¿No ha-brá peligro de quedarse enganchado en las pare-


des laterales que son de piedra viva?Pero la providencia Divina agilizaba la ayuda

en el momento justo.El niño fue finalmente subido y retirado del

pozo. Fue una gran alegría: unos lloraban, otros rezaban, otros comentaban la ayuda espiritual…

La criatura, con la ropa mojada fue llevada a la residencia de Chico, a la habitación de Chico, por orden de él. Los médicos presentes se ade-lantaron para prestarle ayuda. La madre, recobró los sentidos, después de un breve desmayo y fue también con él.

Chico se quedó atrás tranquilizando a los com-pañeros. Una cosa curiosa: llegado el final feliz, Chico, Lulú y yo percibimos que nos sosteníamos mal sobre las piernas, que parecía que pesaban toneladas.

Es el reflejo de la emoción, del suspense, del susto, pensé.

Pero Chico, siempre sabio, adivinaba mi pensa-miento:

“Tranquilícese, hijo mío, después yo te lo expli-co en casa”

La caravana tomó el camino de vuelta. Noso-tros subimos con Chico, al vehículo de un amigo de Sâo Paulo, y fuimos directos a su residencia. Los compañeros de la CEC dispusieron para que las familias necesitadas fuesen visitadas y ampa-radas todavía, el resto de la noche.

En casa de Chico estaban los compañeros más


próximos. El niño, ya bajo observación médica, tal vez sedado, dormía tranquilamente. Dosis de “ár-nica”, un medicamento antiguo, no faltaban.

Hasta bien entrada la noche, los comentarios se multiplicaban en torno a lo sucedido. El niño ape-nas presentaba algunos rasguños. Ningún corte ni herida grave. Casi imposible de creer.

¿Cómo aquel muchacho delgaducho, de tan corta edad, tuvo fuerzas para agarrarse al nudo de la cuerda? ¿Cómo se sujetó a la cuerda hasta la boca del pozo? ¿No habría podido soltar la cuerda y haber caído de nuevo al fondo? Esas y otras pre-guntas curiosas bailaban en las cabezas.

Chico no se cansaba de expresar alabanzas y gratitud a Dios y a los buenos Espíritus:

“¿Y si hubiera ocurrido lo peor? La prensa no me lo perdonaría”.

Al día siguiente, regresamos, según lo acorda-do. Chico nos esperaba despierto. Prácticamente no durmió, pasó toda la noche en vela, al lado del pequeño que todavía dormía cuando llegamos. Usaba una vieja mecedora de tipo austriaco.

Tomamos el café matutino, juntos y conver-samos más sobre “nuestros asuntos”. En un mo-mento dado él preguntó:

“¿Y nuestras piernas, Julinho? ¿Usted ya se recu-peró de aquel estado de flojedad? ¿Y usted Lulú? Emmanuel dice que no sólo fue del susto, de la aprehensión, que quedamos así. Hay más cosas”.

Alrededor de las 9 tocan a la puerta y Bené va


a atender. Vuelve informando a Chico que desean hablar con él.

Era la hija del compañero de la Casa Transito-ria, Sr. Gonçalves, que deseaba despedirse, con sus amigos de viaje. Regresarían a Sâo Pulo, y si Chico deseaba alguna cosa…

Entraron, se sirvieron café en la mesa, saluda-ron a Chico y fueron enseguida al asunto princi-pal.

“Sabe, Chico, hoy volvimos pronto al lugar del accidente. Fuimos a examinar el pozo a la luz del sol. Está hecho todo con piedras desiguales, algu-nas aristas increíbles. Sólo tiene un pequeño tabi-que casi en la superficie. ¿El niño no se hirió? ¡Qué bendición! Pero lo sorprendente es que medimos la profundidad: un poco más de 15 metros. Pero nuestra cuerda, usada ayer, solamente tenía 6 me-tros de largo. ¿Cómo se explica eso?”

“¿La cuerda de 6m para una altura de 15 me-tros?”-preguntamos.

Chico muy sorprendido, pero siempre equili-brado, meditó:

“Ay, queridos, ahora comprendo la acción de los espíritus que nos acompañaban. Nuestra fla-queza súbita, ¿verdad Julinho? Aquel desánimo nuestro ¿verdad Lulú? Los espíritus proporciona-ron el aumento de la cuerda y la sustentación del niño. ¡Ay, Zé Grosso!”

Y añadió:“Es por eso que no dejo de orar al principio de


cada peregrinación. Es mejor estar prevenidos”.Y con el sabor de estos recuerdos, yo también

rezo por usted, Chico querido, por cada lección recogida en su compañía donde la protección di-vina se nos evidencia en todo momento.

Julio César G. Ribeiro

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