influencia del anarquismo español sobre la formación del anarquismo argentino

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INFLUENCIA DEL ANARQUISMO ESPAÑOL SOBRE LA FORMACIÓN DEL ANARQUISMO ARGENTINOIAACOV OVED Universidad de Tel AvivMuy estrechas relaciones existieron entre el movimiento anarquista de España y el de la Argentina durante largos períodos de sus respectivas historias. En ambos países les cupo a las anarquistas un papel principal en la formación de organizaciones de trabajadores y durante muchos años contaron

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  • INFLUENCIA DEL ANARQUISMO ESPAOL SOBRE LA FORMACIN DEL

    ANARQUISMO ARGENTINO

    IAACOV OVED Universidad de Tel Aviv

    Muy estrechas relaciones existieron entre el movimiento anarquista de Espaa y el de la Argentina

    durante largos perodos de sus respectivas historias. En ambos pases les cupo a las anarquistas un

    papel principal en la formacin de organizaciones de trabajadores y durante muchos aos contaron

    con la mayora en la conduccin de las grandes federaciones obreras [1] . En esos campos, los

    movimientos anarquistas de Espaa y Argentina sobresalieron por su peculiaridad y no tuvieron

    paralelos en el movimiento obrero ni en los movimientos anarquistas del mundo entero.

    Tanto en Espaa cmo en la Argentina, el anarquismo hizo su aparicin a comienzos del ltimo

    tercio del siglo XIX. En Espaa surgi en 1868 y muy pronto se transform en un movimiento de

    amplias dimensiones, que abarcaba a decenas de miles de adeptos a lo largo de todo el pas, desde

    Catalua en el norte hasta Anadaluca en el sur; en la Argentina de esos aos, empero, asomaron

    slo los primeros brotes y tambin stos se limitaban a los crculos de inmigrantes espaoles,

    italianos y franceses, en su totalidad miembros de la Primera Internacional, veneradores de. Mijail

    Bakunn. Totalizaban varios centenares de adictos concentrados en Buenos Aires [2] . Puede

    decirse que hasta los comienzos del siglo XX, el anarquismo argentino se desarroll a la zaga del

    de Espaa y estaba sujeto a la influencia de los militantes y las ideas originadas en la pennsula.

    Los aos que mediaron entre 1868 y el comienzo del siglo XX fueron de un desarrollo intenso, de

    acontecimientos dramticos y de transformaciones radicales en el camino del anarquismo espaol.

    Las dos primeras dcadas (hasta 1888) constituyeron el perodo de la formacin de la Federacin

    de Sindicatos Obreros. Primero la F.R.E. (Federacin Regional de Espaa: 1870-1874), establecida

    y dirigida por anarquistas adeptos de Bakunn, miembros de la Primera Internacional, y luego la

    F.T.R.E. (Federacin de Trabajadores de la Regin Espaola: 1881-1888), tambin bajo la

    conduccin de anarquistas activos. En ese espacio de tiempo - que Jos Alvarez Junco denomin

    "la organizacin burocrtica racional" - se consolidaron los principios de la teora organizativ y se

    formularon los planes que encauzaron las actividades de la Federacin [3] . En dicho perodo

    germin el enfoque referente a la necesidad de una doble organizacin: por un lado profesional y

    de alcance nacional, por el otro local y regional-federativa. Pero al mismo tiempo se desat la

    controversia entre los partidos del "colectivismo" y los partidarios del "anarco-comunismo", que

    encubra la discusin entre los adictos a la "organizacin racionalista" (y la actividad en el seno de

    las organizaciones obreras) y los adversarios de la corriente "organizativa", en defensa de los

    principios "anti-autoritarios" y espontneos.

    Una slida expresin publicista de la tendencia "anti-organizativa" formulada por el tipgrafo

    Antonio Pellicer Paraire, apareci en el peridico anarquista Acracia (1887); otra declaracin

    anloga, de Indalecio Cuadrado, se public poco despus. Ambos seran deportados de Espaa un

    ao ms tarde y llegaron a la Argentina (cabe sealar que Pellicer Paraire cambiara en este pas su

    enfoque ideolgico y publicara en 1901 una serie de artculos que contravenan los puntos de vista

    que haba sostenido en Espaa). Los nombrados no fueron los nicos que abandonaron la actividad

    anarquista que los distinguiera en el suelo espaol [4] . En 1888, cuando se disolvi la Federacin,

    se produjeron cambios personales en la conduccin anarquista y la mayora de los pertenecientes a

    la generacin inicial, miembros de la Primera Internacional, se apartaron voluntariamente, fueron

    arrestados o partieron al exilio. Comenz una nueva poca y una nueva generacin se incorpor a

    las filas dirigentes del movimiento anarquista de Espaa (F. Urales, R. Mella, Anselmo Lorenzo,

    Fernando Tarrida del Mrmol). La dcada siguiente - los aos del '90 - se caracteriz por la

    decadencia de la actividad obrera. En lugar de la disuelta Federacin, surgieron organismos

    paralelos de obreros en el contexto de la Federacin de Sociedades de Resistencia y se alinearon

    grupos anarquistas en la Organizacin Anarquista de la Regin Espaola. Los obreros no se fiaban

    de los nuevos organismos y los anarquistas transfirieron el centro de sus actividades a la tendencia

    de "propaganda por medio de la accin directa", que llev a los actos de terror. Estos, a su vez,

  • dieron origen a rigurosas persecuciones por parte de las autoridades, a arrestos en masa, torturas y

    ejecuciones penales. En el campo ideolgico se fortaleci la lnea que negaba por principio toda

    "organizacin" y comenzaron los aos, que J. Alvarez Junco llam "los aos de la fobia

    antiorganizativa" [5] .

    Paralelamente a estos hechos que se produjeron esencialmente en el seno de los trabajadores

    urbanos de las grandes ciudades - cuyo foco principal se encontraba en-Barcelona y Catalua -, el

    anarquismo espaol penetr tambin en las zonas rurales, sobre todo en el sur, en Andaluca [6] .

    All absorbi tradiciones milenarias y rebeldes, que empujaron a sus adeptos a actuar tambin en

    campos relacionados con la visin de la sociedad del futuro, que en las filas anarquistas se haba

    expandido a la controversia entre los anarco-comunistas y los colectivistas, as como en lo

    concerniente a las cuestiones de legalismo que haban surgido despus de que el supuesto grupo

    clandestino "Mano Negra" (1882) emprendiera sus operaciones y de que "Los Desheredados" se

    retiraran de la Federacin general (FTRE), que adopt una linea legalista [7] .

    Los hechos y los cambios operados en el anarquismo espaol acompaaron tambin las acerbas

    confrontaciones con las autoridades, que llevaron a cambios drsticos en el status del movimiento

    anarquista, en el alcance de su actividad y especialmente en la libertad de organizacin y expresin.

    La primera ola de persecuciones se produjo en 1874, tras la restauracin borbnica y la campaa de

    los gobiernos europeos contra la Primera Internacional [8] . La segunda ola tuvo lugar despus del

    descubrimiento de "Mano Negra" (1882) y la rebelin en Andaluca. Y la tercera ola se produjo a

    mediados de los aos '90, despus de los primeros actos de terror. Cada una de esas olas, adems de

    las limitaciones y los arrestos en la propia Espaa, trajo como resultado la deportacin de grupos de

    activistas y la intensificacin de los deseos de emigrar hacia los pases americanos, tanto los del

    norte, como los del sur.

    En esos aos, en especial los de fines del '80, la Argentina se esforz muy especialmente para

    atraer inmigrantes de los pases europeos, y la combinacin de las fuerzas repelentes de Espaa y

    las de atraccin de Argentina atrajo una considerable parte de los inmigrantes espaoles a las costas

    argentinas, que se transformaron en uno de los principales focos atractivos de la inmigracin. El

    segundo foco fue Cuba, que super a la Argentina en cuanto al nmero de inmigrantes (entre 1890

    y 1906 inmigraron 358,000 a Cuba y 338,000 a la Argentina) [9] . No obstante, la absorcin en

    Cuba fue menor (en dichos aos, 111,000 se aclimataron en Cuba y 201,000 en la Argentina).

    Dentro de esa ola migratoria, que atrajo campesinos, obreros y miembros de la baja clase media, se

    encontraban comprensiblemente muchos activistas de las federaciones obreras espaolas. Estos

    activistas, que llegaron a la Argentina como emigrantes por motivos econmicos o como exiliados

    polticos, trajeron consigo la ideologa y sus posiciones en las controversias ideolgicas, as como

    las tradiciones que haban consolidado en su patria. Hubo muchos que cambiaron su estilo de vida,

    su status (aldeanos se convirtieron en urbanos) y tambin sus enfoques, despus de su traslado a un

    pas nuevo y a nuevas condiciones. De ese modo, una parte de los activistas anarquistas

    abandonaron sus movimientos tras arribar a la Argentina (un caso destacado al respecto fue el del

    publicista Indalicio Cuadrado). Pero muchos otros buscaron el camino para renovar su actividad

    anarquista en la Argentina. Cabe mencionar a G. Ingln Lafarga, A. Pellicer Paraire, Rafael Roca,

    Bautista Fueyo; y puesto que los movimientos obreros en la Argentina se hallaban entonces en un

    perodo de formacin, los adeptos a la "organizacin" encontraron un campo propicio para sus

    actividades. En consecuencia, a comienzos de los aos '90, cuando en Espaa pareca extinguirse la

    actividad de los anarquistas y cuando fracasaba la tendencia organizativa, sta encontraba una

    nueva arena en la Argentina.

    Tales activistas espaoles, cuando se proponan reanudar su actuacin en las organizaciones

    obreras locales, se toparon con una actividad organizada y ramificada en varias organizaciones de

    trabajadores (panaderos, grecos), iniciadas por italianos que haban llegado en condiciones

    similares a las de los espaoles. La inmigracin italiana a la Argentina en esa poca era muy

    numerosa y superaba incluso a la de Espaa. En esa ola inmigratoria hubo tambin muchos de los

    activistas en el movimiento anarquista italiano, entre ellos una de las personalidades ms

  • destacadas en el anarquismo mundial: Erico Malatesta. Este residi en la Argentina cuatro aos

    (1885-1889) y en ese perodo hizo un aporte decisivo para la colocacin de los cimientos de la

    actividad anarquista en los organismos obreros; en el campo ideolgico, fue un virtual puente entre

    las facciones rivales: los "partidarios de la estructura organizativa" y los adversarios de la misma

    [10] .

    Malatesta defenda a los organizadores, pero tambin representaba al comunismo anrquico de los

    antiorganizadores. Tal vez esta situacin le permita servir de mediador en la discusin importada

    de Espaa, donde se suscitaron acerbas polmicas a comienzos de la dcada de 1880.

    Los anarquistas espaoles que emigraron a la Argentina llevaron consigo sus controversias y en la

    poca de Malatesta haba en la Argentina muchos adictos a la corriente anarco-comunista

    antiorganizativa. Por su influencia se obvi el empeoramiento de la lucha interna.

    Hasta el comienzo de los aos '90, la actividad anarquista en la Argentina fue de carcter

    espordico; a partir de entonces, se inici un rpido y amplio desarrollo, cuyos elementos

    principales eran los activistas anarquistas de la Argentina que haban llegado con las olas

    migratorias de Espaa. M. Reguera, anarquista argentino de origen espaol, describe esa poca en

    una serie de artculos publicados en La Protesta en enero de 1909. Entre otras cosas, relata un

    episodio tpico que tuvo lugar en 1889:

    "...tres anarquistas espaoles llegados a Buenos Aires, que se radicaron en el suburbio de

    Almagro, quisieron entablar contacto con otros anarquistas de la ciudad y celebrar con

    ellos una reunin. Acordaron insertar un llamado en el semanario El Productor, de

    Barcelona, peridico que tena difusin bonaerense, para una fecha determinada, como

    para coordinar la reunin inicial de ese grupo. El anuncio logr su meta y otros tres

    compaeros contestaron al llamado. Los seis se lanzaron a una labor propagandstica

    intensiva. Segn M. Reguera, triplicaron sus filas. ...Esos seis compaeros formaron el

    ncleo de un nuevo grupo anarquista denominado "Los Desheredados". Los miembros de

    "Los Desheredados" publicaron el peridico El Perseguido [11] ".

    En esta descripcin hallamos varios elementos importantes para la comprensin de la actividad en

    la Argentina, la relacin entre los anarquistas espaoles y los de ese pas, el papel desempeado por

    el periodismo anarquista espaol. Entre otras cosas, es de inters la eleccin del nombre "Los

    Desheredados" para el grupo argentino que se fundara varios aos antes en Andaluca. Cabe decir

    que, a partir del ao '90, la hegemona de la actividad anarquista en la Argentina est en manos de

    activistas espaoles. Los anarquistas de origen italiano constituyen an un factor importante, pero

    su trascendencia se reduce en comparacin con los aos '80 (excepto un corto perodo a fines de los

    aos '90, cuando lleg a la Argentina P. Gori).

    La actividad de los anarquistas argentinos en el campo publicista adquiere impulso y a partir de

    1890 comienzan a aparecer en Buenos Aires peridicos, folletos y libros con un alcance que supera

    el de Barcelona, que en ese entonces era el centro ms activo de las publicaciones anarquistas en

    lengua espaola [12] . La mayora de las publicaciones y boletines eran de vida breve y expresaban

    los enfoques de clulas y grupos anarquistas que surgan y desaparecan. El primer boletn que

    logr publicarse durante varios aos fue El Perseguido. Su director, Rafael Roca, y la mayora de

    sus publicistas eran espaoles que emigraron a la Argentina. Dicho peridico abordaba sobre todo

    los problemas tericos que preocupaban entonces al anarquismo espaol. Se autodenominaba

    "peridico comunista anrquico" y atacaba sin rodeos a los partidarios de la "estructura

    organizativa" que se haban trasladado de Espaa a la Argentina. El Perseguido sobresala por sus

    posiciones aprobatorias del terror personal, que se haba desatado en Espaa en los aos '90. Cabe

    mencionar que El Perseguido acogi con beneplcito las primeras noticias sobre el terror personal

    en Europa, en 1892; en 1983, cuando se supo de la explosin en el Teatro Liceo de Barcelona, el

    peridico escribi "...Grata noticia..." En 1890 haba estado en la Argentina el anarquista espaol

    Paulino Pallas, quien en 1893 atent contra el general Martnez Campos, como protesta por las

    torturas de que eran objeto los anarquistas espaoles presos en Montjuich. Al ser ejecutado, Pallas

  • se convirti en "mrtir" anarquista en la Argentina, especialmente en los crculos de El Perseguido.

    El peridico pidi una colecta para su familia y se form el nuevo "Grupo Bomba Pallas" [13] .

    Sobre este punto cabe aclarar que el terror en Espaa, en los aos '90, despert en la Argentina

    comprensin y solidaridad, pero no constituy una motivacin para adoptarlo, dadas las

    circunstancias que prevalecan entonces en ese pas. En los aos '90 reinaba en la Argentina un

    clima de tranquilidad y amparo relativo en las relaciones laborales. Se respetaba la libertad de

    organizacin y de expresin. Las autoridades no adoptaron una lnea de violencia contra los grupos

    extremistas y las organizaciones obreras an estaban en sus paales. Por lo tanto, en la dcada en

    que floreca el terrorismo personal en Espaa, se ponan en la Argentina los cimientos de la

    organizacin de la clse trabajadora y florecieron sobremanera los grupos y peridicos anarquistas.

    El instrumento de influencia ms activo de los anarquistas espaoles era el peridico La Protesta

    Humana, fundado en 1897. En sus primeros aos, llevaba la estampa de la prensa anarquista en

    Espaa. Este hecho se manifestaba en su nombre, que era idntico a los de varios peridicos

    publicados en Espaa, y, sobre todo, en el contenido de sus artculos y publicistas, a partir del

    director, Gregorio Ingln Lafarga.

    Gregorio Ingln Lafarga, de profesin carpintero y anarquista activo, inmigrante de origen espaol-

    cataln, sera el director de La Protesta Humana desde 1897 hasta 1902. Una considerable

    contribucin le cupo al periodista Jos Prat, anarquista de Espaa que lleg a la Argentina en 1897,

    en la poca en que se iniciaba la publicacin de La Protesta Humana, y permaneci en el pas un

    solo ao. Durante este perodo escribi muchas veces y colabor en su redaccin. Al regresar a

    Espaa, sigui enviando desde all cartas y artculos; debido a' su influencia colaboraron tambin

    en La Protesta Humana otras plumas espaolas, tales como R. Mella y A. Lorenzo. En su primer

    ao, ra Protesta Humana abordaba muchos temas europeos y era activo en la edicin de

    publicaciones y folletos, cuyo nmero igualaba al de las publicaciones de Barcelona. La mayor

    parte de los artculos eran copias y traducciones de la prensa anarquista europea. Un espacio

    notable se dedicaba a las reseas del quehacer en el movimiento anarquista de Espaa [14] .

    Este peridico habra de desempear un notable papel en el desarrollo del anarquismo en la

    Argentina, en el fortalecimiento de la lnea "pro-organizativa" y en el incremento de la

    participacin directa en las actividades de los sindicatos obreros. En esos dos aspectos, el peridico

    habra de adoptar una posicin clara. La misma se avendra con el desarrollo econmico-cultural

    que se operaba en la Argentina en esos tiempos. El fortalecimiento del proletariado urbano se

    manifest en los conflictos laborales y dio paso a las formacin de sociedades de resistencia

    combativas.

    A partir de noviembre de 1900 se public en La Protesta Humana una serie de artculos sobre el

    tema de "Organizacin Obrera", firmados por Pellico, apodo de Antonio Pellicer Paraire. El autor,

    anarquista veterano, oriundo de Barcelona (1851), haba sido activo en su juventud en la

    Internacional Espaola, luego fue exiliado y peregrin por pases latinoamericanos: Mxico, Cuba

    y luego los EE.UU. En 1891 lleg a la Argentina y se radic en sta. De profesin tipgrafo, se

    dedic empero a una ramificada actividad periodstica en la prensa anarquista de Espaa (El

    Productor) y de Argentina, donde actu tambin como conferencista de sociologa en crculos

    anarquistas.

    La serie de artculos sobre la organizacin obrera - por su alcance y plena expresin del enfoque

    pro-organizativo y en favor de la participacin activa en los sindicatos obreros, as como por sus

    lineamientos, que configuraban una base principista para la organizacin de los anarquistas - fue la

    contribucin ms importante, hasta ese momento, de un anarquista argentino (oriundo de Espaa) a

    la teora organizadora del anarquismo, y ejerci tambin notable influencia sobre la "praxis" de ese

    movimiento en la Argentinas. [15]

  • Pellico se esmeraba en recalcar que los principios del mtodo que sugera tenan una raz en el

    mundo del pensamiento anarquista, y se procuraba evitar la creacin de organismos autoritarios.

    Abordaba el modelo del "Pacto de Solidaridad" como prototipo de la organizacin del sindicato

    obrero, cuyas metas eran: 1) mejorar las condiciones de trabajo; 2) prestarse apoyo mutuo; 3)

    procurarse instruccin y recreo; 4)practicar la solidaridad con las instituciones obreras que tuvieran

    idnticas metas; 5) encaminar los esfuerzos hacia la emancipacin social. Pellico recalca que la

    realizacin del "Pacto de Solidaridad" depende de la organizacin libre y voluntaria. Uno de los

    mtodos es el enfoque descentralista...; otro mtodo son las asambleas generales. Tras presentar los

    principios bsicos para la organizacin de la clula fundamental, pasa a discutir la estructura

    organizativa de los sindicatos obreros y atribuye un papel central al sistema federal. Desde la clula

    bsica de la Federacin, debe prevalecer la libertad de accin e iniciativa, de lo contrario, se

    despear al despotismo. En los ltimos artculos, Pellico se aboca a las estructuras regionales.

    Seguidamente sugiere un plan federativo para la federacin local, aprecia y cree que "cuando

    advenga la federacin local constituir por su naturaleza un vuelco hacia la comuna revolucionaria

    ...y asentar las bases de la sociedad del futuro" [16] .

    En Argentina, hasta 1900, la ausencia de conflictos sociales agudos infundi a las instituciones

    gubernamentales y a la oligarqua dominante una sensacin de seguridad y sosiego, que tuvo

    expresin en la ausencia de voluntad para promulgar leyes que limitaran la entrada de anarquistas

    en la Argentina, a pesar de la abundancia de noticias referentes a los actos de terror de los

    anarquistas en Europa.

    Lo cierto es que las autoridades inmigratorias no esperaron la promulgacin de leyes especiales,

    sino que empezaron a prohibir el ingreso de inmigrantes conocidos por relaciones con los

    anarquistas de Europa. El primer caso se produjo a fines de 1897. Un anarquista espaol-cataln,

    Torrens Ros, que pas mucho tiempo encarcelado en Espaa, fue deportado y lleg al puerto de

    Buenos Aires, el 24 de diciembre de 1897, con su mujer y un hijo pequeo. Las autoridades de

    inmigracin permitieron entrar a los familiares, pero expulsaron a Torrens Ros. La Protesta

    Humana se enter de la deportacin y emprendi una campaa. Finalmente se evit la deportacin

    y se logr traer de vuelta al exiliado (cabe recordar que en el pasado cercano, terroristas espaoles

    parecen haber hallado asilo en la Argentina).

    A. la atmsfera cmoda que reinaba en la Argentina hasta 1900 - que posibilitara la libertad de

    accin, de organizacin y expresin a los anarquistas -, contribuy tambin la posicin principista

    negativa que asumiera La Protesta Humana contra los actos de terror personal. Una expresin al

    respecto fue el notable lugar asignado a los artculos del anarquista espaol R. Mella [17] .

    A comienzos del siglo XX, la Argentina se caracterizaba por el agravamiento de los conflictos

    laborales y la intensificacin de la tensin social entre la oligarqua gobernante y el proletariado

    urbano, que en su mayora estaba compuesto de inmigrantes espaoles e italianos. Al mismo

    tiempo se efectuaba un proceso de organizacin de la clase obrera. Se constituy una federacin

    general de gremios profesionales - la FDA -, con la cooperacin mutua de anarquistas y socialistas.

    En esos aos se vislumbraba la victoria en los crculos anarquistas que preconizaban la lnea pro-

    "organizativa". Los artculos de Antonio Pellicer Paraire, que defenda los principios

    "organizativos" que se haban consolidado en las federaciones espaolas en los aos '80, ejercieron

    mucha influencia sobre dicha tendencia y, en consecuencia, se intensific el aperturismo a las

    influencias ideolgicas de origen espaol. Pero a diferencia del pasado, la Argentina ya no era

    "tbula rasa"; en las dos ltimas dcadas se consolid all una entidad anarquista independiente que

    se sobrepuso a las influencias espaolas e italianas, con experiencia y tradicin locales. Un ejemplo

    de ello es la asimilacin de la tendencia que brotara del seno del anarquismo europeo, que estimula

    las "huelgas generales" como medio de lucha profesional y revolucionaria [18] .

    Desde 1901, los anarquistas de la Argentina se dedicaron a exhortar intensamente a la huelga

    general. Al pregonar sta como el medio ms eficaz en la lucha obrera, la prensa anarquista se

    plegaba a la corriente mundial de los diarios del anarquismo. Las noticias sobre huelgas generales

  • en Europa llegaron a Argentina e influyeron sin duda sobre el nimo de los trabajadores. Hubo

    noticias sobre la huelga general de Barcelona, que estallara en febrero de 1902. Este paro tuvo

    enseguida mucha publicidad en la prensa argentina y se difundi una segunda edicin de un boletn

    cotidiano especial, para propagar noticias sobre el curso de la huelga [18] .

    La huelga general de Barcelona se incorpor, en 1902, a la lista de sucesos dramticos que se

    produjeron en la Argentina y llevaron, a fines de ese ao, a la primera gran confrontacin

    anarquista con el gobierno. Entre dichos sucesos, cabe recordar el logro de la hegemona por parte

    de los anarquistas de la FOA, tras alejar de ella a los socialistas, y la gran ola de huelgas en los

    puertos, en vsperas de la temporada culminante de productos agrcolas para la exportacin. La

    combinacin de los mencionados sucesos plante ante la oligarqua argentina la necesidad de

    frenar por medio de la legislacin el proceso que asuma caracteres extremistas en la arena obrera.

    El camino elegido fue la aplicacin sorpresiva de una ley contra "los extranjeros indeseables",

    propuesta en 1899 por el senador M. Can. Este ltimo, que se encontraba en Europa en los aos

    '90, sinti miedo por la 12 ola de actos de terror cometidos por los anarquistas y temi que se

    expandiera a la Argentina, donde abundaban los inmigrantes. La ley de Can no se discuti en

    1899, porque la oligarqua no la haba considerado necesaria. Se la deliber precipitadamente en las

    dos cmaras del Congreso en noviembre de 1902, y fue promulgada de inmediato (bajo la presin

    de las huelgas portuarias y el agravamiento de la tensin social) y denominada "Ley de Residencia

    (4141)" [19] .

    En lo que se refiere a nuestro tema, cabe sealar que el gobierno argentino decidi frenar el

    agravamiento de los conflictos sociales, en una primera etapa, por medio de la deportacin de

    extranjeros indeseables.

    La clase obrera vivi agitada de continuo en 1902. Los crculos de empleadores y gubernamentales

    que percibieron el fervor combativo reaccionaron con furia. La prensa conservadora sigui

    presentando las huelgas como producto de intrigas de los "agitadores profesionales" y extranjeros.

    En la prensa inglesa se comentaba "...que la huelga es principalmente obra de agitadores

    extranjeros, es evidente...En los ltimos 10 aos este pas se ha convertido en el Refugium

    Pecatorium de la hez criminal del sur de Europa, y es notable la contaminacin de la clase baja por

    la instilacin de dicho veneno extranjero" [20] .

    Aunque ese punto de vista es aprobado por los pases de inmigracin, la adopcin de tal resolucin

    en la Argentina tena un carcter especial, pues su dardo iba dirigido sobre todo contra los

    inmigrantes de dos pases: Italia y Espaa. De hecho, ni bien la ley fue promulgada, se iniciaron las

    deportaciones y, hasta diciembre de 1902, 60 expulsados haban sido embarcados hacia Gnova y

    Barcelona. En la prensa del exterior se podan leer muchas notas sobre la huelga general en la

    Argentina (30 de noviembre de 1902) y sobre el comienzo de la deportacin de anarquistas

    (diciembre de 1902) [21] .

    El arresto de anarquistas comenz apenas se promulg la Ley de Residencia y se llevaron a cabo

    las primeras deportaciones. El 30 de noviembre fueron deportados los ciudadanos espaoles. La

    Prensa public una lista completa de todos los deportados hasta fines de 1902. La lista incluye

    nombres de anarquistas famosos por su actividad: Santiago Locascio, Adrin Troitio, Ramn

    Palau, Juan Calvo, Julio Comba, Arturo Montesano, Jos Reguera, Dante Garfagnini y Jos Mella.

    Los arrestos y expulsiones llevados a cabo conforme a la Ley de Residencia influyeron a corto

    plazo sobre la actividad del anarquismo en la Argentina, aunque los anarquistas activos constituan

    una minora [22] . La mayora [de los deportados en diciembre de 1902] eran miembros activos en

    los sindicatos que no sobresalieron en el pasado como anarquistas y no se poda probar su

    pertenencia al anarquismo. Ms tarde se comprob que hubo errores e injusticias en la aplicacin

    de la Ley de Residencia. Una parte notable de los anarquistas activos, en cambio, logr eludir la

    ley: se ocultaron o se hicieron de lado temporariamente; algunos se fueron al cercano Uruguay... y

    otros acabaron por distanciarse definitivamente de la actividad. Uno de estos ltimos fue G. Ingln

  • Lafarga, director de La Protesta Humana. Uno de los que iban a ser deportados, S.Locascio, trat

    de defenderse por la va judicial. Se estima que durante la primera semana fueron arrestadas 500

    personas. La campaa de represin logr un efecto inmediato: se paraliz temporariamente la

    actividad anarquista y la de los sindicatos obreros [23] .

    A comienzos de 1903 prosigui una campaa de persecuciones con la aplicacin de la Ley de

    Residencia. La consecuencia de esa campaa, y su finalidad, fue la deportacin de todos los

    anarquistas activos que no contaban con la ciudadana argentina y un golpe desvastador al

    anarquismo en el pas, que empezaba a echar races en los sindicatos obreros. A corto plazo, los

    logros fueron considerables: hasta febrero de 1903 lograron alejar 70 "extranjeros", en su mayora

    trabajadores de concepcin anarquista.

    En las grandes ciudades se desat una histeria antianarquista y se abrieron posibilidades para

    aprovechar la situacin arreglando "cuentas personales" y cometiendo injusticias. Slo pocos se

    animaron a defenderse por la va de la justicia, aunque en vano. El abogado E. Del Valle Iberlucea

    defendi a D. Garfagnini y a B. Ripoll. Los sufrimientos de los deportados eran grandes. Sus

    padecimientos se iniciban en el momento del arresto; incomunicacin, separacin de las familias.

    La crueldad con que se aplicaron las deportaciones era tan terrible, que incluso el diario La Prensa

    emprendi una accin pblica de censura [24] .

    A largo plazo, la ley y su rgida aplicacin no fueron efectivas. La existencia del anarquismo en

    Argentina no se vio socavada, sino que adquiri un aditamento de fuerza tras la incorporacin de

    elementos locales, que pasaron a reemplazar al grupo de activistas que fuera deportado.

    Poco tiempo despus de la aplicacin de la Ley de Residencia, y por medio de una rgida presin

    contra los deportados, se comprob que el efecto era negativo en el mundo y que perjudicaba las

    posibilidades de inmigracin en la Argentina. Se supo de una accin en Barcelona, adonde llegaron

    muchos exiliados y se organizaron para actuar en Espaa con el propsito principal de impedir el

    arribo de inmigrantes potenciales. La campaa se expandi por diversos pases de Europa, sobre

    todo a travs de las cartas y circulares enviadas por exiliados individuales y comits de accin que

    funcionaban en Espaa, Italia, Francia, etc. Esta ola de protestas ejerci influencia..., pues se supo

    de la disuasin de emigrantes potenciales de Espaa e Italia... La mayora de esos inmigrantes

    cambiaron de destino y, en vez de partir a la Argentina, tomaron otros rumbos. Esta fue la razn

    por la que en los primeros meses de 1903 se comprob una considerable reduccin del nmero de

    inmigrantes llegados a la Argentina [25] .

    Puesto que esa inmigracin era una necesidad vital en esos aos, an ms que en el pasado, el

    gobierno resolvi restituir la vida a su normalidad, suspender las deportaciones y posibilitar la

    renovacin de la actividad gremial.

    Cuando se renov la actividad anarquista de vasto alcance, a fines de 1903, se comprob que la

    deportacin de militantes por medio de la Ley de Residencia no sofocaba la posicin de los

    anarquistas, pero caus cambios notables en la composicin de los activistas principales. Uno de

    los mayores cambios se produjo en la redaccin de La Protesta Humana, de donde se alej el

    veterano redactor G. Ingln Lafarga, que no fue exiliado pero se ocult mucho tiempo y luego se

    apart por completo de la actividad anarquista. Lo sustituyeron A. Valenzuela y Juan Creaghe...

    Otro cambio fue el ascenso de anarquistas activos de las filas de los sindicatos obreros y de la

    FOA. Los ms destacados: Francisco Jaquet, secretario de la FOA desde agosto de 1903; Joaqun

    Hucha, elevado a tareas centrales en agosto de 1903; F. Marante, activo en el puerto de Buenos

    Aires; Antonio Loredo, del sindicato de peluqueros y periodista. Esos militantes, todos de origen

    espaol, contribuyeron mucho a la recuperacin de los sindicatos obreros de la FOA [26] .

    La nueva realidad que se cre a raz de la confrontacin con el gobierno, como consecuencia de la

    lucha contra la Ley de Residencia, dio lugar tambin a una agudizacin en la controversia

    ideolgica entre los anarquistas de la Argentina. Los grupos "anarco-comunistas", que en el pasado

  • se haban opuesto a la actuacin en los sindicatos obreros, retiraron su oposicin y se incorporaron

    a dicha actividad. Esta adhesin fortaleci la importancia de los anarquistas en las federaciones

    obreras y les infundi un carcter ms militante y extremista; en dicha etapa comenz a acentuarse

    la diferencia fundamental entre el carcter de las acciones anarquistas en la Argentina y el del

    anarquismo espaol.

    En Espaa, en esos aos, los anarquistas reanudaban su actividad en el seno de las organizaciones

    obreras. Pero, en la primera dcada del siglo XX, la actividad no se haba consolidado ni era

    regular. Se celebraron congresos anuales y se hicieron intentos para formar federaciones, pero no

    lograban un alcance nacional como en el pasado. Lo que se destacaba especialmente en Espaa en

    ese perodo - y que la diferenciaba de la Argentina - era la importancia cada vez mayor de la

    influencia del sindicalismo francs. Esta tendencia neutraliz la influencia ideolgica de la

    actividad anarquista en las asociaciones obreras y la centr en la lucha general, tericamente en la

    "gimnasia revolucionaria", as como tambin, de hecho, en el carcter reformista [27] .

    En la Argentina, entre los aos 1904 y 1905, se produce un viraje significativo en las actividades

    del anarquismo en las asociaciones gremiales y se consolida su cauce independiente, que le

    confiere un papel especial en la historia del anarquismo del mundo entero. El comienzo del viraje, a

    ms de la adhesin de fuerzas, tiene lugar como consecuencia de la lucha contra la Ley de

    Residencia, la adhesin de otros elementos locales y la incorporacin de los adeptos al anarco-

    comunismo a las actividades de los sindicatos gremiales.

    La manifestacin ms descollante de la actividad anarquista en la Argentina en el ao 1904 fue la

    integracin total en el seno del movimiento obrero. Los crculos anarquistas, que desde siempre

    miraban con reticencia la integracin de las organizaciones obreras, fueron marginados y su voz no

    se oy en pblico. Despus de varios meses de actividad, se comprob que la integracin en las

    tareas de los sindicatos era halage66a y que la influencia anarquista haba penetrado

    profundamente en la FOA. A ello cabe agregar el empeoramiento de las condiciones de lucha

    contra las autoridades, que incrementaron las medidas de represin y fortalecieron de ese modo la

    fuerza militante en el seno de los anarquistas. Esa fuerza fue cultivada intensamente por un nmero

    cada vez mayor de peridicos y boletines anarquistas, entre ellos un considerable nmero de

    publicaciones y boletines que aparecan en Espaa [28] .

    A pesar de los hostigamientos policiales contra la prensa anarquista, en 1903 se notaba un despertar

    de la palabra escrita de los obreros anarquistas, que las arbitriariedades de la polica no lograron

    reprimir. Los peridicos anarquistas y de sindicatos obreros reanudaron su aparicin en Buenos

    Aires y en el interior, aparte de los muchos peridicos anarquistas que se publicaban en el exterior

    y volvan a venderse libremente en la Argentina. En agosto se aadi el cotidiano Tierra y Libertad,

    publicado en Espaa y que se procedi a vender en suelo argentino.

    En esos aos, Espaa continuaba siendo una fuente de inspiracin, si por medio de la literatura y el

    periodismo, o a travs de los activistas que continuaban llegando con las corrientes de inmigrantes

    que se multiplicaron en ese entonces.

    Adems, en dichos aos, se agregaron otros dos aspectos centrados en la Argentina, por influencia

    de lo que acaeca en Espaa. Uno: en el campo de la educacin y la instruccin, tras la fundacin

    de las escuelas libertarias - que se atenan a los sistemas del educador espaol Francisco Ferrer [29]

    - y tambin tras la implementacin del "certamen socialista" como escenario para las aclaraciones

    tericas; el otro, en el polo opuesto de los trabajadores anarquistas, tras la aparicin de los

    "vengadores", que protestaban contra la violencia del gobierno, adoptando para ello la perpretacin

    de actos de terror personal.

    En los aos 1904-1905 se intensificaron los mtodos de opresin de la poltica contra los obreros,

    tanto extranjeros como locales; la supresin de huelgas y la disolucin de manifestaciones. La

    polica emple armas de fuego y se produjeron muchas vctimas. Los medios de represin

  • suscitaron el enojo y los llamados a la venganza en la prensa anarquista. Muy caracterstica, al

    respecto, fue la exhortacin del peridico moderado, La Protesta Humana. En los peridicos

    anarquistas se encuentran las expresiones siguientes: "Cmo es posible que tanto dolor

    acumulado... no tenga su respuesta lgica, su audaz vengador...?" "La violencia de arriba engendra

    la violencia de abajo. Contra la tirana de Quintana... debemos oponer la accin individual..." [30] .

    El atentado contra la vida del Presidente Manuel Quintana fue cometido el 11 de agosto de 1905

    por el anarquista Salvador Planas... Quin fue el atentador? Salvador Planas era un anarquista

    joven, nacido en Sitges, Catalua, Espaa, en el ao 1889. Profesin: litgrafo y tipgrafo. Lleg a

    la Argentina en 1901. Trabaj en Buenos Aires en varios talleres, entre ellos ,el de La Protesta

    Humana. Todos los peridicos recalcaron sus ideas anarquistas extremas, aunque admitieron que

    no haban sobresalido en acciones anteriores.

    Una combinacin especial entre la influencia espaola y el desarrollo de elementos argentinos se

    produjo en el campo de la actividad sindical. Un desarrollo impresionante tuvo lugar en 1904, tras

    la ampliacin de la federacin bajo la conduccin anarquista, que multiplic el nmero de sus

    afiliados y se convirti en el factor principal en la lucha de obreros. Esa federacin adopt un

    nombre nuevo y pas a llamarse FORA; el aditamento de Regional se hizo por inspiracin de las

    federaciones espaolas que adquirieron ese ttulo de la primera Federacin en 1870. Una adopcin

    ms significativa de la influencia espaola fue la aceptacin del reglamento organizativo, cuyo

    nombre - Pacto de Solidaridad - y contenido eran una imitacin sin rodeos de los reglamentos de la

    Federacin Espaola de los aos '80 [31] .

    A los participantes del IV Congreso se les present una plataforma ideolgica- organizativa

    integral que formulaba el pensamiento de la Federacin y una concepcin orgnica detallada. Esa

    plataforma habra de convertirse en un documento de la mayor importancia y recibi el nombre de

    Pacto de Solidaridad de la Federacin Obrera Regional Argentina (FORA). Estos dos elementos

    fueron tomados de la tradicin y renombre de las federaciones espaolas de los aos '80.

    El pacto (de solidaridad) es una plataforma original tpica de la FORA, aunque sus redactores se

    inspiraron en plataformas anlogas confeccionadas por el movimiento obrero de Espaa. Esta

    influencia tuvo evidente expresin en el ltimo artculo del pacto. El historiador D. Abad de

    Santilln afirma que este artculo fue tomado del Manifiesto del Congreso de 1881, de la

    Federacin de Trabajadores de la Regin Espaola (FTRE), celebrado en Barcelona.

    Mientras que en el nombre y los reglamentos de la FORA se nota el sello de una influencia

    espaola evidente, existi una diferencia muy significativa que resaltaba en las ideologas de la

    Federacin, inmediatamente despus del IV Congreso. Ello adquiri expresin en la literatura y en

    la prensa del movimiento.

    La expresin ms cabal a esta tendencia fue dada en una serie de artculos firmados por el

    anarquista Germinal Comey (de origen espaol), miembro activo de la FOA. El autor se refiere a la

    conjuncin del sindicato obrero y el espritu anarquista libre, y destaca las posibilidades que se

    presentan ante los militantes anarquistas, "sembrando y exponiendo nuestras ideas". En un segundo

    artculo sobre el tema de la organizacin, G. Corney se refiere a la funcin del sindicato obrero

    como un elemento que permite la educacin y preparacin del trabajador para la vida social futura,

    "prctica sta que al llegar a la gran revolucin, le facilitar los medios para implantar de hecho el

    comunismo".

    Con el uso del trmino "comunismo", el artculo de Corney seala el retomo al mundo del "anarco-

    comunismo" que caracterizara la literatura del movimiento anarquista en la Argentina a fines del

    siglo XIX. El uso del trmino anarco- comunismo puede entenderse tambin sobre el trasfondo de

    la integracin, en esta poca, del sector anarquista de "El Rebelde" en los sindicatos obreros.

    Dicha tendencia - dar un contenido ideolgico anarco-comunista a la actividad de los sindicatos

    obreros ligados a la FORA - se fue fortaleciendo a medida que se aproximaba la fecha del V

  • Congreso. Aqu se nota una marcada diferencia entre la tradicin que se consolidara en Argentina y

    lo que era habitual en Espaa, tanto en el pasado como en el presente. En esos mismos aos, los

    sindicatos obreros de Espaa estaban expuestos a la influencia sindicalista francesa, que se

    empeaba sobremanera para sacar el elemento ideolgico fuera del campo de la actividad

    profesional [32] . Esta tendencia se consolid y arraig entre los activistas de la Federacin y se

    granje el apoyo masivo de los adeptos del V Congreso, que llev a la formulacin de la

    resolucin, como se lee a continuacin:

    "El V Congreso Obrero Regional Argentino, consecuente con los principios filosficos

    que han dado razn de ser a las organizaciones obreras declara: que aprueba y

    recomienda a todos sus adherentes la propaganda e ilustracin ms amplia, con el sentido

    de inculcar en los obreros los principios econmicos y filosficos del comunismo

    anrquico".

    Una manifestacin de esa ndole no era conocida, hasta entonces, en los sindicatos

    obreros sometidos a la influencia anarquista [33] .

    La inclusin de la clusula que presenta al anarco-comunismo como una concepcin obligatoria

    para los activistas de las asociaciones gremiales, miembros de la FORA, coloc el anarquismo

    argentino frente al mundo entero, a partir del ao 1905. Esta integracin de la teora anarco-

    comunista y praxis sindicalista se convirti en la contribucin principal del anarquismo argentino al

    anarquismo mundial. En este punto cabe subrayar que no se trat del primer intento de integrar la

    teora anarquista en los debates de congresos obreros. Unos 20 aos antes se hizo una prueba

    similar en el Congreso de la FTRE en Valencia, pero no prosper. Ese intento, as como tambin un

    depsito adicional de teoras y sistemas organizativos, pasaron a la Argentina por medio de los

    inmigrantes espaoles y por la literatura anarquista de Espaa, en una poca en que no haba suelo

    propicio para una actividad adecuada en la propia Espaa. Las ideas que fueron guardadas o

    dejadas de lado en Espaa, se convirtieron en la linea de accin en la Argentina. El nexo entre

    Espaa y Argentina, que se expresaba en la combinacin de la ideologa anarquista con la actividad

    sindical, no se interrumpi en esa etapa, en 1905. Dicha combinacin haba de retornar y ser

    adoptada por la nueva Federacin Espaola - la CNT - en su segundo Congreso nacional, celebrado

    en Madrid en 1919, cuando se adopta la definicin ideolgica en la que se declara que la finalidad

    de la CNT es el "comunismo libertario" [34] .

    Con la aprobacin de la resolucin, que daba un matiz ideolgico anarco- comunista a la FORA,

    lleg a su trmino la poca formativa en los anales del anarquismo argentino. La tendencia

    ideolgica anarco-comunista se habra de convertir, en adelante, en la linea ideolgica

    caracterstica del movimiento en sus luchas internas y externas. Los desarrollos en la ltima etapa

    de la poca fueron fruto de la concatenacin de luchas obreras y de la actividad ideolgico-

    anarquista. Esta actividad se basaba en la ideologa anarco-comunista, gracias a la tradicin

    arraigada de los grupos anarco-comunistas en la Argentina, de los primeros das del anarquismo en

    la Repblica, cuando la labor de Malatesta y las influencias provenientes de Espaa pusieron los

    cimientos iniciales. La corriente anarco- comunista se convirti, con el correr del tiempo, en el pilar

    ideolgico de la mayor parte de los grupos e incluy a adversarios en las discusiones que

    estremecieron al movimiento, sobre cuestiones de organizacin y de actividad en los sindicatos

    obreros.

    La evolucin ideolgica del anarquismo argentino es, en primer trmino, el resultado de la

    influencia acumulada de los grupos anarquistas, sus propagandistas y hombres de pluma, obreros e

    intelectuales, escritores, poetas, dramaturgos, etc. Todos contribuyeron a difundir y divulgar la idea

    del anarquismo, ms que a plantear teoras originales. La fuente nutricia terica de esos grupos de

    activistas fueron los grandes anarquistas de Europa. Una literatura terica ramificada - libros,

    folletos, artculos - afluy sin tregua de Europa a la Argentina. Las creaciones de Kropotkin,

    Reclus, Malatesta, Jean Greave, R. Mella, eran la fuente nutricia principal de la actividad terica.

    Las plumas argentinas - fueron muchas, por cierto - se esmeraron en difundir las teoras y aplicarlas

    a la realidad argentina. Si surgan ideas originales, eran una conjuncin de la teora inspirada en la

    tradicin del movimiento espaol y de la poltica recogida en la actividad gremial en la Argentina.

  • En este capitulo sobre la historia del anarquismo, que hemos presentado hasta ahora, somos testigos

    de la continua influencia recproca entre Espaa y Argentina. Ideas que nacieron en Espaa fueron

    transferidas a la Argentina, donde se consolidaron para retornar luego e influir, en un nuevo

    formato, en Espaa. Esa interaccin caracteriza los vnculos entre los movimientos anarquistas no

    slo en su etapa formativa, sino tambin en la continuacin de su historia, principalmente en las

    dos prximas dcadas, hasta 1930.

    NOTAS

    1 Diego Abad de Santifn. El movimiento anarquista en la Argentina. (Buenos Aires 1930) pp.

    137, 156.

    Xavier Paniagua. La sociedad libertaria. Agrarismo e industrializacin en el anarquismo. (Ed.

    Crtica. Barcelona 1982) pp. 49-50.

    2 Iaacov Oved. El anarquismo y el movimiento obrero en Argentina. (Siglo Veintiuno. Mxico

    1978) p. 19.

    "Viaje libertario a travs de Amrica Latina" en La Revista Blanca, No. 308. (Barcelona

    14/12/1934) p.994.

    Ronaldo Munck. Argentina from Anarchism to Peronism. (Zed Books Ltd. London) pp. 19-21.

    3 Jos Alvarez Junco. La ideologa poltica del anarquismo espaol (1868-1910). (Siglo Veintiuno.

    Espaa 1976) p. 384.

    Csar M. Lorenzo. Los anarquistas espaoles y el poder. (Ruedo Iberio. Pars 1972) pp. 21-24.

    4 J. Alvarez Junco. Op. cit. pp. 389-390.

    5 Ibid. pp. 393-4, 494-499.

    6 Murray Boockchin. Los anarquistas espaoles. Los aos heroicos (1868-1938). (Ed. Grijalbo.

    Barcelona 1980) pp. 133-162.

    J. Alvarez Junco. Op. cit. pp. 438-9.

    7 Clara E. Lida. Anarquismo y revolucin en la Espaa del siglo XIX. (Madrid 1972) pp. 245, 258-

    259.

    8 Juan Daz del Moral. Historia de las agitaciones campesinas andaluzas. (Alianza Editorial.

    Madrid 1967) pp. 121-122.

    C. Lorenzo. Op. cit. pp. 19-20.

    9 Vicente Vzquez Presedo. El caso argentino. Migracin, comercio exterior y desarrollo (1875-

    1914). (Eudeba. Buenos Aires 1971) pp. 103-109.

    Gino Germani. Poltica y sociedad en una poca de transicin. (Paidos. Buenos Aires 1962) pp.

    182,197; 201-210.

    Blanca Snchez Alonso. "La emigracin espaola en la Argentina", en Fspaoles hacia Amrica.

    (Alianza Editorial. Madrid 1988).

    10 I.Oved. Op. cit. p. 39.

    La Revista Blanca. Op. cit. p. 994.

    11 M. Reguera. "De El Perseguido a La Protesta" en Lb Protesto, 22/1/1909.

    12 D. Abad de Santilln. Op. cit. p. 73.

    E. Lpez Arango y Diego Abad de Santilln. El anarquismo y el movimiento obrero. (Cosmos.

    Barcelona 1925) pp. 3-4, 12.

    D. Abad de Santilln. "La Protesta" en Certamen Internacional de La Protesta. (Buenos Aires

    1927)p.39.

    13 "Paulino Pallas" en El Perseguido, 22/10/1893. Vase tambin: I. Oved. Op. cit. p. 56.

    14 D. Abad de Santilln. Certamen. pp. 36-40. Movimiento anarquista. pp. 61, 68. J. Alvarez

    Junco. Op. cit. p. 5 17.

    I. Oved. Op. cit. pp. 67-68.

    15 Pellico. "La Organizacin Obrera" en La Protesta Humana, 17/ 11/ 1900.

    "Pellico fue uno de los inspiradores principales de la fundacin de la F.O.R.A.". D. Abad de

    Santifn en La FORA. Ideologa y trayectoria. (Proyeccin. Buenos Aires 1971) p. 51.

    16 Pellico. Op. cit. en La Protesta Humana, 11/2/1900; 8/12/1900; 15/12/1900/; 5/1/1901.

  • 17 "Ricardo Mella atribuy importancia al estilo de vida anarquista; segn l, la propaganda por la

    conducta es el mejor trabajo revolucionario". I. Oved. Op. cit. p. 200.

    J. A. Junco. Op. cit. pp. 508-509.

    18 "En deliberaciones confidenciales en Pars y Londres, con la participacin de numerosos

    militantes europeos, se adopt la recomendacin de la 'huelga general' como un medio para la lucha

    de los sindicatos sometidos a la influencia anarquista". L. Oved. Op. cit. pp. 208-210.

    M. Boockchin. Op. cit. pp. 203-204.

    18 18i. La Protesta Humana, 22/2/ 1902.

    19 Ley de Residencia (No.4144) Art. 1: El Poder Ejecutivo podr ordenar la salida del territorio de

    la nacin a todo extranjero que haya sido condenado o sea perseguido por los tribunales

    extranjeros, por crmenes o delitos de derecho comn; Art. 2: El Poder Ejecutivo podr ordenar la

    salida de todo extranjero cuya conducta comprometa la seguridad nacional o perturbe el orden

    pblico; Art. 3: El Poder Ejecutivo podr impedir la entrada en el territorio de la Repblica, a todo

    extranjero cuyos antecedentes autoricen a incluirlo entre aqullos a los que se refieren los dos

    artculos precedentes; Art. 4: El extranjero contra quien se haya decretado la expulsin, tendr tres

    das para salir del pas, pudiendo el Poder Ejecutivo, como medida de seguridad pblica, ordenar su

    detencin hasta el momento del embarco; Art. S: Comunquese, etc.

    Vase: I. Oved. Op. cit. pp. 261-272.

    20 The Economist, (Londres) 22/11/1902.

    21 The Economist, (Londres) 13/1/1903. The limes, (Londres) 21/1/1903.

    La Rebelin, (Montevideo) 14/12/1902.

    Les Temps Nouveaux, (Pars) 10/ 1 / 1903.

    22 "Crnica de un mes" en La Prensa, (Buenos Aires) 1 / 1 / 1903.

    23 D. Abad de Santilln. Movimiento anarquista. p. 97.

    24 "La Ley de Extranjeros", La Prensa, (Buenos Aires) 13/1/1903.

    25 7e Review of Tire River Plate, (Buenos Aires) 10/11/1903. The Economist, (Londres) 28/3/

    1903.

    H.Mabragaa. Los mensajes presidenciales. Vol. V. p. 59.

    26 I. Oved. Op. cit. p. 289.

    27 J. Alvarez Junco. Op. cit. pp. 395-7, 447.

    28 I. Oved. Op. cit. pp. 292-293.

    29 D. Abad de Santilln. La Protesta. p. 48. Movimiento anarquista. pp. 168-169. J. Alvarez Junco.

    Op. cit. pp. 523-527.

    30 I. Oved. Op. cit. pp. 400-401.

    31 D. Abad de Santilln. La FORA. p. 120.

    32 C. Lorenzo. Op. cit. p. 28.

    La Revisto Blanca. Op. cit. p.997.

    D. Abad de Santilln. Movimiento anarquista. p. 138.

    J. Alvarez Junco. Op. cit. pp. 572-73.

    33 I. Oved. Op. cit. p. 421.

    34 Antonio Bar. La CNT en los Aos Rojos. (AKAL Editor. Madrid 1981) pp. 507-508.

    Robert W. Kern. Red Years, Black Years. (Institute for the Study of Human Issues. Philadelphia

    1974) pp. 21-50.