interaccionismo simbolico
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epistemologia criticaTRANSCRIPT
REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELAMINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUACACIÓN
UNIVERSITARIA UNIVERSIDAD YACAMBÚ
COORDINACIÓN DE INVESTIGACIÓN Y POST GRADO
Maestrante: Andreina Briceño
CI. 17.597.802
Valera, 31 de Marzo de 2013
1
INTRODUCCIÓN
La ciencia contemporánea ha transitado por una evolución intrincada
de corrientes del pensamiento, que de alguna forma han generado una larga
discusión científica, como consecuencia de las distintas forma de concebir la
realidad del ser humano. Ciertamente una de las cuestiones que ha forjado
corrientes o ideologías epistémicas es la cuestión referente al hombre, su
personalidad, pensamiento, desarrollo cognitivo y la interacción dentro del
entorno social, cultural, ambiental, jurídico y político en el cual se
desenvuelve, formándose a través de la historia grandes tratamientos
teoréticos al respecto.
Estas corrientes, explican desde sus perspectivas, el modo en que el
ser humano interactúa con lo externo, su ambiente ajeno a lo más recóndito
que tiene el individuo: su conciencia. Pero al mismo tiempo, las distintas
corrientes sociológicas, psicológicas o filosóficas explican la influencia del
entorno en la formación de la persona, lo relevante del contexto exógeno
para la conformación de esa misma conciencia, situación que
imperativamente conlleva a pensar que dicha causa conduce al efecto
inevitable de confluir lo interno del ser humano con su corolario externo, para
crear una especie de función perfecta naturalística.
En este sentido, la monografía que a continuación se presenta
desenvuelve, de manera sintética, las disimiles corrientes del pensamiento
sociológico moderno, que de alguna forma influyen en la epistemología
actual sobre el tema. Así se comienza con las perspectivas de Charley
Cooley, quien defendió la postura de la socialización del conocimiento
producto del contacto con el mundo externo, negando por completo un yo
innato. Por su parte, surge George Mead defendiendo que la interacción es
la manera como el niño comienza a socializar y a hacer efectiva la
2
comunicación, otorgándole gran importancia a los signos. En el otro extremo,
se encuentra Sigmund Freud, para quien la socialización es una lucha de
poder eterna del individuo, sosteniendo que en el desarrollo de la vida se
mantiene una disputa o batalla entre el id, el yo y el superego. De manera
para estos defensores la socialización es vista, para los primeros dos
autores, como un hecho que se genera con el contacto individuo-exterior,
mientras que para el eminente psicólogo (Freud), la persona vive durante su
existencia con un eterno conflicto de exigencias.
De igual manera, el presente opúsculo desarrolla el concepto de
interaccionismo simbólico que ha tenido primacía en la discusión sociológica
moderna, ya que esta actitud científica le atribuye a los símbolos, verbales o
escritos, una relevancia como medio de acceso al conocimiento humano, es
decir, se involucra al individuo, bajo el prisma del lenguaje hablado o escrito,
con su socialización. Sus más acabados defensores lo encabeza George
Mead, para quien la sociedad como un todo precede siempre al individuo, es
anterior al individuo como ser pensante. Dicho autor, define una serie de
conceptos que le dan vida a su concepción, tales como: el acto, los gestos,
símbolos, el self y la sociedad, dándole raigambre al interaccionismo.
En el otro extremo del interaccionismo simbólico, se encuentra Erving
Goffman con su originaria configuración dramaturga, en la cual explica que el
comportamiento social está estructurado, por un lado en una escena frontal,
donde el individuo actúa siempre de manera acorde con los valores y
criterios exigidos por el sistema aceptado en la sociedad, y por el otro lado, la
escena trasera referida al modo de actuar informal, incongruente con el
desarrollado en la escena frontal. Por su parte, el otro defensor es Alfred
Shutz, quien explana su enfoque epistémico bajo el esquema de tres
aspectos fundamentales: la intersubjetividad, el mundo de la vida y el reino
del mundo social.
3
De acuerdo con el enfoque representado por el interaccionismo
simbólico, se sostiene en la presente monografía que si bien es cierto que
éste de muestra a través de sus defensores la incidencia de la interacción,
por símbolos y el efecto socializador como consecuencia de este modelo, no
es menos cierto que dicho proceso conlleva en algunos casos a explicar
científicamente el origen del delito, pues el individuo en el contacto con el
entorno que lo rodea no sólo comprende los valores aceptados en la
sociedad, sino que al mismo tiempo puede comprender maneras negativas
de ver la realidad, que contraviene las norma legales impuestas por el
Estado.
Por último, en la presente investigación se presenta una visión
filosófica que ha generado gran impacto y controversia en el Estado
moderno. En torno a esto, surge la figura controvertida de Carl Marx, quien
inéditamente construyó la teoría del materialismo histórico, concediéndole
primacía al elemento económico como motor de la sociedad, sobre los
aspectos culturales, jurídico, ideológico, morales etc., colocándolos por
debajo de las condiciones materiales de la sociedad, pues para él la
economía era el sustento de las demás realidades existentes. Dicha
posición, germinó críticas profundas del sistema neoliberal y la concepción
del Estado para la época, expresando tajantemente que el proletariado para
adquirir y reafirmar su personalidad debía lograr la eliminación del Estado
subyacente y con ello el derecho imperante, por cuanto éste nacía viciado
ideológicamente de aquél.
Para finalizar la investigación, se estudia en última instancia a la
escuela de Frankfurt, la cual nace como decadencia de la ciencia clásica y
de la forma en que esta venía estudiando la realidad científica en los distintos
ámbitos. Así, eleva serias críticas con respecto a la concepción marxista, al
positivismo, a la ciencia sociológica y a la sociedad, presentando novedosas
perspectivas de abarcar esos distintos contextos.
4
La Psicología y la Sociología en la producción de conocimiento: la socialización.
El ser humano dentro del contexto social interactúa en base a las
relaciones con el mundo que lo rodea, es decir, de acuerdo a la confluencia
de diversas situaciones que de alguna forma ejercen predominio sobre la
persona considerada en sí misma. Situación esta que se traduce al principio
referente al hecho de que el todo (sociedad), prevalece a la parte (individuo),
lo cual genera grandes consecuencias teoréticas que se subsumen a
concepciones psicológicas y sociológicas de la realidad social e individual de
la persona.
Desde esta perspectiva aludida han surgido tres importantes
concepciones sobre el tema. La primera de ella es sostenida por Charley
Hoorton Cooley, la segunda defendida por George Herbert Mead y la última
por Sigmund Freud.
Cooley fue uno de los primigenios pensadores en sostener que los
individuos no han nacido con un yo innato, esto es, con un conjunto de
valores o concepciones de la realidad dada tal cual se conoce. Por el
contrario, defendió una posición en la cual el ser humano comprende y
aprehende (adquiere), ese conocimiento de la realidad a través de la
interacción con los demás. Expresó el mencionado pensador, citado por
Donald Light1, por medio de la idea del espejo para mirarse a sí mismo, que
se adquiere sentido del yo viéndonos reflejados en las actitudes y en los
comportamientos de las otras personas hacia nosotros e imaginamos qué
piensan de nosotros. De conformidad con el mencionado científico, el espejo
para mirarse a sí mismo está estructurado en base a tres partes, las cuales
se componen en: por un lado, la persona, desde muy temprana edad,
comienza a imaginarse los que otros ven en ellos; por otra parte, el modo en
1 Donald Light (1991). Sociología. Bogotá-Colombia. Editorial McGraw-Hill.
5
cómo imaginamos que juzgan lo que ven; y finalmente, la forma en que nos
sentimos cuando imaginamos esos juicios.
En base a lo anterior, se infiere que el problema del concepto que
sobre sí mismo construye una persona no se realiza de forma aislada o
simplista, sino que por el contrario es una cuestión más compleja, que surge
como consecuencia del aspecto de la conexión entre las realidades que
rodean al individuo y su propia concepción de la circunstancias elaboradas
por él. Sintéticamente, como lo expresa el autor aludido, es una mezcla de
observación, imaginación e interpretación subjetiva que coadyuvan en la
formación del hombre.
Por su parte, Mead (ibídem) concretó su tesitura en lo que denominó
la toma de roles. Sostuvo que casi desde el principio, los infantes se dan
cuenta que son independientes de los demás para satisfacer su propias
necesidades o requerimientos, y que sus acciones ejercen influencias sobre
la manera en la cual éstos se comportan. Así aprenden, por ejemplo, que el
llorar trae como efecto colateral en los adultos que le proporcionen
alimentación, situación que de alguna forma genera un conocimiento en los
infantes en el sentido de ocasionar respuestas como consecuencias de sus
acciones (el llanto). En la medida en que van surgiendo estos
acontecimientos (llorar, reír, imitar etc.), expone el aludido autor, el niño va
formando un repertorio de signos, denominando esto como gestos, y al
lenguaje símbolos significativos.
Como corolario a este hecho surge la interacción simbólica como una
manera concreta y particular de hacer efectiva la comunicación humana. De
acuerdo con esta interacción los niños aprenden a anticipar lo que otras
personas están esperando que hagan, así por ejemplo, si una madre mira
sagazmente o perspicazmente a su hijo, éste comprende el mensaje y
materializa una conducta que su progenitora desea.
6
Asimismo, opinó que el concepto del yo está conformado por dos
partes disimiles. La parte activa, espontánea, el yo idiosincrático, que este
autor denominó simplemente el yo, y el yo social, referidas a las expectativas
y exigencias interpersonales, que él designó como el mí. Sustentó que el yo
subjetivo es el producto de la distinción individual; y el mí objetivo es
producto de la socialización.
Este concurso del yo y el mí se va configurando en base a los roles
que van comprendiendo los niños a lo largo de la vida. Tan pronto obtienen
una experiencia social, comienzan a avanzar desde una vivencia (juego),
sencilla que abarca un solo rol, hasta transformarse en situaciones más
complejas que enseñan una pluralidad de roles. Esta configuración de la
realidad, permite que el niño se vea a sí mismo como parte de la sociedad
como un todo, y a interiorizar las actitudes, valores y creencias de su entorno
familiar y social.
Por último, surge el eminente científico Sigmund Freud, quien
introduce el concepto de la socialización desde una perspectiva de lucha de
poder. Este autor concibió su teoría como una especie de lucha o batalla que
se efectúa durante toda la vida del ser humano. En este conflicto emergen
tres elementos distintivos: el id, ideada como un depósito de direcciones de
fuerzas bilógicas innatas, ordenadas para obtener placer físico; el ego, la
parte racional del yo intermedia entre el id y la realidad; y el superego, que es
en esencia la conciencia de una persona, la cual incorpora los estándares
morales de una sociedad: su estructura normativa.
De acuerdo a lo anterior, Freud forja la estructura del comportamiento
humano en base a la lucha interna que éste padece. Hecho que evidencia
que, según este autor, por ser su posición psicologicista, no estaba
interesado en abarcar su estudio por la lucha del poder que se engendra en
la sociedad, sino más bien en los conflictos que se suscitan en lo intrínseco
7
de la persona cuando las fuerzas biológicas se enfrentan a la realidad
externa imperante.
Estas realidades mostradas por Sigmund Freud2, se corresponden
simultáneamente a tres principios. El autor bajo análisis, señaló que al id le
corresponde el principio del placer, el cual forma una energía instintiva que
se desarrolla en actos reflejos, sueños, etc., en la primera infancia el id
acapara toda la mente del individuo. Al ego le atribuye el principio de la
realidad, que busca posponer las satisfacciones (id), hasta que la realidad
exterior lo haga posible. Por último, al superego obedece el principio de
perfección, sustentadas en reglas de carácter moral que ordenan el
comportamiento del hombre.
De modo que el ser humano se ve influenciado por los valores
externos que ejercen influencia sobre las expectativas instintivas del
individuo. Así señala Muñoz Conde3, citando al eminente psiquiatra europeo,
que el acatamiento a las normas es una condición indispensable para la
convivencia, pues frente al principio del placer, que impulsa a la persona a
satisfacer por encima de todos sus instintos, existe el principio de la realidad,
representado por las normas que los demás imponen, que obligan al
individuo a sacrificar o limitar esos instintos y a tener en cuenta a los otros.
Según el contexto epistémico desarrollado se puede inferir que la
opinión de Freud sobre la socialización o lo que es lo mismo, sobre la
producción del conocimiento de la realidad, es radicalmente distinta a Cooley
y Mead, en el aspecto de que ellos consideraban la socialización como surgir
gradual y complementario del individuo y la sociedad, mientras que Freud
2 Sigmund Freud (1985). Grandes Protagonistas de la Humanidad: Sigmund Freud. Caracas-Venezuela. Editora Cinco S.A.3 Muñoz Conde (2007). Derecho Penal Parte General. Valencia-España.
Editorial Tirant lo Blanch.
8
consideraba que la socialización consistía en un conflicto absoluto y perpetuo
entre la sociedad y las energías e inclinaciones biológicas de la persona.
La Concepción Interpretativo-Simbólica: perspectivas de George Mead, Erving Goffman y Alfred Shutz.
La interacción simbólica en el pensamiento sociológico reviste gran
importancia, ya que le atribuye a los símbolos, verbales o escritos, el medio
relevante al cual tienen acceso los seres humanos desde las edades
tempranas. En este sentido, Phillips4 define la interacción simbólica, como
una orientación teórica que se centra en la definición que el individuo hace
de la situación, del papel y su autoimagen. Es una situación que involucra al
ser humano en un contexto basado en símbolos, determinados por el
lenguaje escrito y hablado, que hace posible una interacción como forma de
emerger en el hombre el proceso socializador de la vida.
Todo lo anterior hizo surgir la denominada teoría de la interacción
simbólica como propulsora del conocimiento contextualizado por el hombre
en base a símbolos, esto es, de representaciones que generan en el ser
humano el origen de situaciones que permiten su formación dentro de la
sociedad. De acuerdo con este hecho, Blumer citado por Nisbet5, sostuvo
que cada individuo va alienando su acción a la acción de los demás,
asegurándose de lo que hacen o pretenden hacer mediante el conocimiento
del significado de sus actos. En base a este elemento, puede señalarse que
la forma más representativa del símbolo es el leguaje, el cual está constituido
por la palabra oral y escrita como universos sintetizadores de esta forma de
pensar. Todo esto constituye el proceso mediante el cual el hombre adquiere
4 Bernard Phillips (1982). Sociología: del Concepto a la Práctica. México.
Editorial Mc Graw-Hill.5 Robert Nisbet (1975). Introducción a la Sociología. El Vínculo Social. Barcelona-España. Editorial Vincens-Vives.
9
y forma su personalidad e identidad de la realidad, es el sustento de la
personalidad de la persona.
Ahora bien, entre los precursores de esta cosmovisión de la realidad
emergen unos pensadores importantísimos. En primer término, surge Mead,
anteriormente comentado por lo que poco se esbozará al respecto, quien en
cita de George Ritzer6, sostuvo que en psicología social no se construye la
conducta del grupo social en términos de la conducta de los distintos
individuos; antes bien, se parte de un todo social determinado de compleja
actividad social, dentro del cual se analiza la conducta de cada uno de los
distintos individuos que lo componen. Es decir, se pretende explicar la
conducta en términos del comportamiento organizado del grupo social en
lugar de explicar la conducta organizada del conglomerado en términos de la
conducta de los distintos individuos que pertenecen a él. Para la psicología
social, el todo (sociedad), es anterior a la parte (individuo), no la parte al
todo; y la parte es expresada en términos del todo, no el todo en términos de
la parte o las partes.
De acuerdo con esta forma de pensar, la sociedad como un todo
precede siempre al individuo, es anterior al ser humano como ser pensante.
El grupo de carácter social es anterior y es éste el que condiciona al hombre
individualmente considerado. En base a este hecho, el aludido autor
desarrolló tres conceptos fundamentales, a saber:
1. El Acto: en el concepto del acto Mead (ibídem), abarcó cuatro
fases concretas, pero que guardan relación unas con otras. En
primer lugar, concibió el impulso, el cual entraña un estímulo
sensorial inmediato y la reacción del actor al estímulo, esto es,
la necesidad de hacer algo como respuesta. Explica que el
actor humano como no humano, responde inmediata e
6 George Ritzer (1993). Teoría Sociológica Clásica. Editorial Mc Graw Hill.
10
irreflexivamente al impulso, pero es, más probable que el actor
humano se detenga a considerar la respuesta adecuada. En
segundo lugar, la Percepción, en la que el actor busca y
reacciona a un estímulo relacionado con el impulso, en este
caso el hambre y las distintas maneras disponibles de
satisfacción. En tercer término, la Manipulación, una vez que se
ha manifestado el impulso y el objeto ha sido percibido, el
siguiente paso es la manipulación del objeto, situación que le
permite reflexionar sobre el mismo para tomar una decisión
concreta con respecto a éste. Por último, la consumación, la
cual consiste en materializar el impulso surgido en el acto, es
decir, la realización definitiva de acuerdo a la etiología de la
acción.
2. Los Gestos: como se puede apreciar de lo anteriormente
esbozado, el acto constituye la intervención de una sola
persona, lo cual reviste de características singulares al acto. En
contraposición a este concepto surge el gesto como mecanismo
representativo del acto social, cuya peculiaridad la instituye la
intervención de dos o más personas. Al respecto señala Mead
(ibídem), que los gestos son movimientos del primer organismo
que actúan como estímulos específicos de respuestas
apropiadas del segundo organismo. Esto quiere decir que el
acto gestual de una persona (primer organismo), se transforma
en el origen y la causa del estímulo y la reacción del otro
(segundo organismo).
3. Símbolos Significantes: en el otro extremo surgen los
denominados por este pensador como los símbolos
significantes, señalando que el lenguaje y en general, los
símbolos significantes provocan la misma respuesta en el
individuo que lo recibe que en los demás. Así, la palabra perro
11
representa una imagen mental tanto en la persona que la
pronuncia como en aquella a la cual va dirigida, hecho que
estimula tanto al emisor como al receptor del mensaje.
4. El Self: Mead definió al self como la capacidad que tiene el ser
humano para considerarse a sí mismo como objeto, es decir, un
proceso mental que se desarrolla a través de la actividad social
y el contacto social. Corresponde a una especie que tienen los
individuos para salir fuera de sí y evaluarse a sí mismos, lo cual
los convierte en objetos para sí.
5. Sociedad: para el ilustre norteamericano la sociedad es un
concepto que precede tanto a la mente y al self. Afirma en su
concepción que la comunidad actúa hacia el individuo,
atribuyendo una influencia del mundo externo al ser humano
particularmente configurado.
Por otro lado, se encuentra Erving Goffman7, para quien la vida social
o comportamiento social está estructurado en base a dos escenas: la escena
frontal y la escena trasera. La interacción social es concebida como una
especie de actuación teatral análoga a los escenarios donde se desarrollan
dramas (actuaciones). Cada persona en una escena especial es un actor con
un rol definido, tanto como el espectador es a los actores. De modo que, ante
el contacto intersubjetivo las personas tratan de impresionar a los demás en
sus relaciones frontales, guardando decoro y formalidad en esos contactos
directos. Esta situación es así, por cuanto el éxito de las personas depende
de cómo se presente ante los otros y de la función del rol que desempeñe,
esto es, de la manera eficiente en que ejerza dicho rol en el entorno social en
el cual se desenvuelve.
Siguiendo la idea anterior, Goffman expresa que en la escena frontal a
las personas se les exige que desempeñen sus roles de la manera más hábil
7 Craig Calhoun (1991). Sociología. Editorial Mc Graw Hill.
12
posible, ya que salirse del personaje se considera como una mala forma.
Esta situación puede representarse, según el enfoque dramatúrgico del
eminente pensador, en la situación en que por ejemplo la escena frontal de
un doctor está representada en la sala en la cual atiende a sus pacientes,
cuyo comportamiento debe guardar congruencia con los valores y
características de un profesional de la medicina. Sin embargo, a esta escena
frontal se contrapone la escena trasera, que en general de acuerdo con esta
forma de pensar, que es meramente informal y que funge como el escenario
donde el individuo en su accionar necesariamente no puede ser tan decoroso
como lo es en su actuar formal. Es decir, aquí es donde la persona puede
abandonar cualquier etiqueta exigida por la sociedad, debido a la otra faceta
que presenta el comportamiento del ser humano.
Esta orientación sociológica ha sido criticada, debido a que equipara a
la personalidad como una especie de fachada o doble personalidad, ya que
reviste al ser humano de tipologías hipócritas ante el contacto con los demás.
Esto es así por el hecho de que la persona, por una parte (escena frontal),
guarda etiqueta y compostura en las relaciones sociales directas y, por el
otro lado (escena trasera), surge el lado informal al actuar de una manera
incongruente con la formalidad y amabilidad primigenia. Dicho con un
ejemplo, un profesor es educado ante su grupo de alumnos (escena frontal),
y a espaldas (escena trasera), hace comentarios desagradables de dichos
alumnos haciéndolos quedar como idiotas. La esencia de esta epistemología
del conocimiento radica en explicar que el ser humano, en base a las
actuaciones sociales, se condiciona bajo el prisma de dos comportamientos
que en mucho de los casos son incongruentes, existiendo una especie de
dos fuerzas que repelen una de la otra.
Finalmente, emerge el pensamiento de Alfred Schutz, quien
desarrolla su pensamiento bajo el esquema de tres aspectos fundamentales:
la intersubjetividad, el mundo de la vida y el reino del mundo social.
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El insigne pensador europeo concibió al ser humano como un ente
eminentemente social, relacionado en su quehacer cotidiano con los demás,
rechazando una postura aislada del hombre con respecto a sus semejantes.
Schutz citado por Mayorca8 Apuntó, con respecto a la intersubjetividad, que
éste no es un mundo privado, sino que es común a todos. Existe porque
vivimos en él como hombres entre otros hombres, con quienes surgen
vínculos, influencias y labores comunes, se comparte el mismo tiempo y
espacio. Esa simultaneidad es la esencia de la intersubjetividad, lo cual
significa que se capta la intersubjetividad del alter ego al mismo tiempo que
se vive en el propio flujo de conciencia.
En base a esto, existe una relación plural en el contexto social que
permite la relación o contacto, más allá de la conciencia individual,
alcanzando un influjo que traspasa la mera individualidad de las cosas. El
referido autor señala que, el conocimiento es social desde tres ámbitos
distintos: en primer lugar, porque existe una reciprocidad de perspectivas por
la que se supone que las otras personas existen y que los objetos son
conocidos por todos; en segundo lugar, en que el conocimiento tiene un
origen social, es decir, su base se sustenta en el acervo común; y en último
término, el conocimiento es intersubjetivo por cuanto existe una distribución
social del conocimiento, debido a que éste varía de acuerdo a la posición
social de la persona dentro de la estructura de la cual forma parte.
En relación al mundo de la vida, señaló que este es donde se
materializa la intersubjetividad del conocimiento, esto es, el entorno donde se
desarrolla la vida tal cual se conoce. En este apéndice sostiene que el
mundo de la vida posee seis caracteres definidos: primero se caracteriza por
una tensión especial de la conciencia, que este autor llama estado de alerta,
en el cual el agente social presta atención a la vida y sus requisitos;
8 Manuel Mayorca (1975). Introducción a la Sociología. Caracas-
Venezuela. Editorial El Cojo.
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segundo, el actor social no duda de la existencia del mundo, por el contrario
el científico social pone en tela de juicio dicha existencia y surge el científico
para analizarlo; tercero, el agente realiza un esfuerzo físico con la intención
de ejercer influencia laboral para cambiar un estado de cosas; cuarto, el Self
(estudiado en los autores que preceden), trabajador del científico no convive
como un self pleno, puesto que el trabajo científico constituye sólo una parte
de su vida; quinta, el mundo de la vida se caracteriza por una forma
específica de sociabilidad sonde juega un rol primordial la comunicación y la
acción social; por último, en el mundo de la vida existe una perspectiva
concreta del tiempo, que conlleva a la intersección del flujo del tiempo
personal y del flujo temporal de la sociedad,
Para finalizar, es oportuno hacer referencia al reino del mundo, que a
su vez identificó cuatro reinos distintos. Para el referido autor, cada situación
experimentada constituye una cosmovisión de la realidad, lo cual lleva a
distinguir ésta de la siguiente manera: en un escalafón primario se encuentra,
lo que él llamó, umwelt, sosteniendo que el hombre pasa por un momento
donde experimenta la realidad social directamente, es decir, la posibilidad
que posee un sujeto de controlar directamente su entorno; en segundo
término, se encuentra mitwelt, contrario al anterior y que se refiere a la
realidad indirectamente percibida; en tercer lugar se ubica folgewelt, referido
a los sucesores y, en última instancia se erige el vorwelt, contentivo del reino
de los predecesores.
¿Cuál es la incidencia de la Interacción Simbólica en la Criminología?
La teoría sociológica moderna ha desarrollado, bajo el prisma de las
relaciones sociales, una construcción acaba de la influencia que ejerce en el
15
individuo las relaciones intersubjetivas que éste experimenta desde temprana
edad con su entorno social. Hecho que innegablemente permite afirmar que
el hombre no debe ser estudiado o abarcado metodológicamente de forma
aislada, en cuanto ente individualmente considerado, sino que su
comportamiento tiene sus raíces en el influjo con el contacto con los demás.
En base a esto, se puede sostener que la interacción social, como
factor criminológico externo, surte efectos que de alguna manera engendran
consecuencias negativas para la sociedad, debido a que si la interacción
social o simbólica es comprendida como la acción o comunicación entre
personas que produce estímulos y reacciones recíprocas, no sólo conlleva a
efectos positivos en la socialización, sino que en muchos casos sirven de
base social para dar explicaciones científicas en el origen del delito.
Esta situación peculiar permite explicar que la criminalidad se erige
como factor exógeno en el individuo, es decir, como circunstancias externas
que se van aprendiendo como consecuencia de ese mismo contacto social
entre las personas. Acertadamente sostiene Carmelo Flores9 que los
interaccionistas señalan que la delincuencia no es una características del
autor, sino que esta depende de la interacción existente entre quien realiza el
hecho delictivo y la sociedad, pues, son los procesos de detención y
señalamiento, más la aplicación de la etiqueta delictiva a quien resulte
seleccionado, lo que hace surgir un delincuente y lo que influye en la imagen
y aparición de la delincuencia a nivel general.
Estas afirmaciones permiten sostener que la criminalidad, más allá de
las causas internas o endógenas explicadas por la ciencia criminológica,
tiene una etiología de de carácter exógeno, determinado por las relaciones
entre los individuos y su entorno social. Cónsono con estas ideas expresa
9 Carmelo Flores (2002). Lecciones de Criminología. Caracas-Venezuela.
Ediciones Vadell Hermanos.
16
Mármol de León10 al comentar referente al interaccionismo, manifestando que
esta tendencia descansa sobre la base de la observación de la vida
cotidiana, la cual presupone que toda conducta tiene un significado que es
interpretado por el individuo, gracias a que ha aprendido los símbolos
( lenguaje, oral-escrito, corporal), siendo este aprendizaje, el que permite al
hombre convivir, adquirir una cultura, predecir la conducta de los demás,
adaptar su conducta a las exigencias de la sociedad, adoptar un rol. Así el
delincuente comienza a ser malo, porque al nacer en un barrio ya era
considerado malo, malandro bandido, ya es definido como malo, es
etiquetado y estigmatizado; considerando el interaccionismo como decisivas
estas consideraciones para la aparición de comportamiento desviado.
Materialismo Histórico
La concepción materialista de la historia es defendida por Carl Marx,
quien citado por Morente11, señaló que el modo de producción de la vida
material condiciona el proceso de vida social, política e intelectual en
general, manifestando que, las relaciones jurídicas, así como las formas de
Estado, no pueden explicarse ni por sí mismas ni por la llamada evolución
general del espíritu humano, se originan más bien en las condiciones
materiales de existencia. De conformidad con el pensamiento del
mencionado pensador, la estructura económica, esto es, el modo de
producción material es el motor de la historia, más aun, el que orienta la
sociedad en sí, lo cual superpone por encima de las demás superestructuras
de la cultura, política y el derecho.
10 Carmen García de Mármol de León (1995). Criminología. Caracas-
Venezuela. Ediciones Carlos Santiago C.A.11 Manuel García Morente (2005). Lecciones Preliminares de Filosofía. Bogotá-Colombia. Ediciones Universales.
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El referido pensador sustentó su pensamiento en dos situaciones muy
diferenciadas, que fue objeto de crítica por la escuela de Frankfurt como se
verá más adelante, en primer lugar sostuvo que la base de la sociedad
estaba constituida por condiciones materiales, económicas y sociales; en
segundo término, la superestructura de la sociedad estaba integrada por la
moral, religión, arte, filosofía, derecho y ciencia. En base a esta estructura,
base de la sociedad y superestructura, el insigne filósofo construyó su
concepción materialista de la historia, otorgándole primacía a la base, pues
es esa base en la cual se apoyan todos esos conceptos abarcados en la
superestructura.
En relación a lo anterior, Marx le atribuyó especial relevancia a la base
de la sociedad, que a su vez la integran tres situaciones bien delimitadas que
de alguna forma orientan el materialismo histórico propugnado por el
pensamiento marxiano. Tales situaciones se reducen, según afirma
Gaarder12, a las condiciones de producción, entendiéndose éstas por las
condiciones y recursos naturales que existen en la sociedad, es decir, todo
aquello que tiene que ver con el clima y las materias primas; el siguiente
nivel abarca o comprende las fuerzas de producción que existen en la
sociedad, refiriéndose con este aspecto a las herramientas y maquinarias
con la que cuenta el hombre para explotar la materia prima y, en el último
nivel se encuentra las relaciones de producción de la sociedad, referidas a la
propiedad y división del trabajo que surgen en la organización del trabajo.
Todo lo anterior llevó a Marx, y como se ha señalado antes será objeto
de crítica por la escuela de Frankfurt, a sostener la visión materialista de la
historia de la sociedad, ya que para él lo que impulsa la historia a evolucionar
desde las sociedades de esclavos de la antigüedad, hasta las sociedades
industriales de la época moderna, han sido sobre todo los cambios producto
12 Jostein Gaarder (1991). El Mundo de Sofía. Novela Sobre la Histeria de la Filosofía. Ediciones Siruela.
18
de la base de la sociedad, esto es, en la relevancia del aspecto económico
suscitado en esta base. Este elemento es fuertemente desacreditado por la
teoría crítica y es redireccionado a la importancia que tienen conceptos que
están ubicados en la superestructura de la sociedad, por ejemplo, la cultura
que reviste mayor importancia para los teóricos modernos.
¿Cuál es la incidencia del pensamiento materialista de la Historia en la Ciencia Penal y Criminológica?
Evidentemente que Marx ha sido un pensador que ejerció y sigue
ejerciendo gran influencia en la construcción de la historia política
contemporánea, como ejemplo cercano deformado se encuentra el sustento
de la política venezolana actual. Esto es así debido a su concepción
materialista de la historia que lo llevó a contrariar al idealismo dialéctico de
Hegel, construyendo su teoría desde dos perspectivas de la sociedad: la
superestructura, que según Marx está compuesta por la cultura, el derecho,
la política y demás valores morales; y la estructura o base de la sociedad que
se reduce a las condiciones de producción, fuerzas de producción y
relaciones de producción, características éstas que mueven la historia del
hombre y que dan vida a la superestructura de la sociedad.
Su posición filosófica lo llevó a expresar críticas sobre la construcción
del Estado neoliberal burgués, que recién en su época se contraponía y
superaba a la economía medieval, dándole paso a un nuevo modelo
económico de producción y transformación de la sociedad. En este sentido,
Marx citado por Luisa Tosta13 expresó tajantemente que como el Estado es la
forma bajo la que los individuos de una clase dominante hacen valer sus
intereses comunes y en la que se condensa toda la sociedad civil de una
época, se sigue de aquí que todas las instituciones comunes tienen como
13 Luisa Tosta (2003). El Derecho Como Prudencia. Caracas-Venezuela.
Editores Vadell Hermanos.
19
mediador al Estado y adquieren a través de él una forma política. De ahí la
ilusión de que la ley se basa en la voluntad desgajada de su base real, en la
voluntad libre. Y, del mismo modo, se reduce el derecho, a su vez a la ley,
los proletarios para hacerse valer personalmente, necesitan acabar con su
propia condición de existencia anterior, necesitan derrocar al Estado, para
imponer su personalidad. Esta concepción es uno de los aspectos más
criticados de la doctrina de Marx, pues si bien es cierto que él coloca como
base de su teoría las relaciones económicas, no es menos cierto que una
sociedad sin Estado organizado y más aun sin derecho que regule todo el
conglomerado de relaciones surgidas en él sería un caos prácticamente
inimaginable.
Esta manera de pensar fue duramente criticada por Hans
Kelsen14citado por Robert Walter, quien en relación a la criminología señaló
que la psicología criminal demuestra que las circunstancias económicas no
son las únicas causas de perturbación del orden social; que el sexo y la
ambición representan un papel por lo menos tan importante como aquéllas, y
quizás representan un papel más importante aún cuando sean eliminadas las
causas económicas. La predicción de una sociedad de justicia perfecta, sin
Estado y sin derecho, es una profecía utópica como el mesiánico reino de
Dios, el paraíso del futuro. De modo que, según se sigue en esta
monografía, el derecho está vinculado a la esencia de lo humano, de lo
social y con ello el Estado como ente ficticio necesario para regular toda la
sociedad en él existente, lo cual permite afirmar que el pensamiento radical
del Marx no se comparte en esta investigación, por cuanto es imperativo el
conglomerado de instituciones para evitar la anarquía como consecuencia de
la carencia del poder.
14 Robert Walter (1999). La Doctrina del Derecho de Hasn Kelsen.
Departamento de Filosofía de la Universidad Externado de Colombia.
20
Por otra parte, Kelsen15 en su obra Teoría Pura del Derecho,
contrapuso la tesitura desarrollada por Marx en el sentido de que la base de
la sociedad está constituida por las relaciones económicas y que el derecho
y con ello el Estado es una simple consecuencia ideológica de las relaciones
económicas. Al respecto Kelsen infirió que si el derecho forma parte de la
superestructura ideológica como algo diferente de la superestructura y
opuesto a ésta, que es la realidad social constituida por las relaciones
económicas, no puede ser efecto de estas relaciones, y en especial, no
puede tener efectos sobre ellas…si el derecho es una realidad social en el
mismo sentido que la producción económica, el plan de super -y sub-
estructura no es aplicable a la relación entre ambos fenómenos sociales…ni
el Estado ni el derecho como instituciones sociales reales pueden ser
ideologías. Sólo una teoría como función del pensamiento, no el derecho,
que es una función no del pensamiento, sino de la voluntad, puede ser una
ideología. Esta crítica tiene gran importancia, por cuanto Marx encuadraba
en su concepción materialista de la historia al Estado y al derecho en la
superestructura de la sociedad, y recuérdese que él superponía sobre éstas
a las relaciones económicas de la sociedad como la base y sustento, es
decir, las que servía de motor de la sociedad en todo su contexto. De manera
que, al colocar al derecho y con ello al Estado como simple ideología, le
atribuía una connotación de dominación sobre el proletariado, situación que
lo llevó a sostener la superación y eliminación, para que el proletariado
recobrara su personalidad.
Por otra parte, el pensamiento marxista tuvo sus adeptos en Europa
quienes llegaron a imputar críticas también al derecho penal. Así se expresa
Pashukanis en su obra La Teoría General del Derecho y Marxismo, quien es
citado por Luisa Tosta (ibídem), refiriéndose el autor con respecto a
15 Hans Kelsen (2006). Teoría Pura del Derecho. Bogotá-Colombia.
Ediciones Universales.
21
conceptos tradicionales como el dolo, la culpa, imputabilidad, premeditación
y tentativa etc., que son conceptos propios de la sociedad burguesa,
manifestando que el derecho antiguo estaba penetrado del principio de la
responsabilidad colectiva…el grupo era responsable de cada uno de sus
miembros. La sociedad burguesa, por el contrario, disolvió todos los lazos
primitivos y orgánicos preexistentes entre los individuos. De acuerdo con
esta idea los partidarios de esta concepción sostienen que la desaparición de
la división de clases es una de las mane as más efectivas para acabar con
esta cosmovisión individualista del derecho.
El problema que plantea el mencionado autor seguidor del marxismo,
no radica en cuestiones de responsabilidad intuito persona o pluralidad de
personas, sino que la responsabilidad individual, más allá de estar atribuida
al derecho penal liberal burgués, como lo denomina parte la doctrina
dominante, es un concepto de garantía de la democracia moderna, como lo
señala Granados Pomenta16, de que es responsable individual de la comisión
de un delito quien lo comete individualmente o con ayuda y participación de
otros, que es donde juega un rol relevante los conceptos de coautoría y
participación, siendo esto una conquista del Estado democrático moderno
como superación de viejas estructuras sociales y jurídicas.
Para finalizar este apartado, es relevante señalar uno de los
investigadores en Venezuela que le da importancia al elemento económico
como factor determinante en la criminalidad nacional. Así destaca Manuel
Mallorca17, que el factor económico como causa del delito y de la
delincuencia. A pesar de serias críticas sobre esta causa es innegable que el
hecho económico es en gran parte estimulante de muchos delitos y en forma
16 Granados Pomenta (1997). Fundamentación Filosófica del Delito.
Caracas-Venezuela. Editorial Vadell Hermanos. 17 Manuel Mallorca (1999). Nueva Criminología. Tomo I. Universidad Central
de Venezuela.
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especial de los que atentan contra los bienes; este estimulo deriva en buena
medida, de toda la vida social, de la cual es componente no despreciable, sin
embargo, opina que no es el único, pero sí uno de los más importantes.
Escuela de Frankfurt.
Esta corriente surge como consecuencia de la decadencia del
pensamiento clásico, de la manera como la ciencia positiva venía
observando la realidad científica, así como del desgaste de la corriente
marxista y su determinismo económico limitado. En este sentido, la escuela
bajo análisis, se erigió en teoría crítica contra la ciencia que imperaba, siendo
el producto, como lo señala Gómez18, de un grupo de neomarxistas
alemanes que se sentían insatisfechos con el estado de la teoría marxiana, y
en particular con su tendencia hacia el determinismo económico. Sus
principales críticas están direccionadas en contra de distintos ámbitos de la
vida social e intelectual del modo en cómo se abordaba una realidad, entre
estas se encuentran:
1. Crítica de la concepción marxiana o marxista: la escuela de
Frankfurt orientó su crítica hacia la perspectiva de Marx, es
decir, a la construcción que este pensador hacía sobre la
realidad, en la cual otorgaba primacía al aspecto económico
de la sociedad. De acuerdo a esto, sostenía que la
construcción de un pensamiento no se debía hacer en base al
reino meramente económico, sino que la sociedad se
sustentaba en otros aspectos de la vida, a saber: la cultura, el
derecho, las instituciones etc., esto es, en una multiplicidad
de factores que imposibilitaban abarcarla sólo desde el marco
económico.
18 Lorenzo Fernández Gómez (1.995). Temas de Filosofía del Derecho. Caracas-Venezuela. Editorial Texto.
23
2. Crítica al positivismo: esta detracción, es decir, descredito a
esta forma de pensar, radica en el hecho de que el
positivismo defendía una ciencia meramente neutral,
limitándola a sólo observar una realidad sin necesidad de
intervenir en ella. De modo que, para los positivistas la ciencia
agotaba su acometer científico al sólo estudio positivo de la
realidad observada, impidiendo al mismo tiempo influir en
ella. Esta situación colocan al descubierto que la ciencia
tradicional erigía una barrera entre el sujeto que investigaba y
el objeto bajo estudio, hecho que constituía al investigador
como un mero observador.
3. Crítica a la Sociología: los miembros de esta escuela elevan
grandes críticas a la sociología, ya que esta estudia a la
sociedad como un todo, ignorando por completo el estudio
sobre las partes y estructuras de la sociedad, olvidando de
esta forma la interacción que existe entre el individuo y la
sociedad en la cual éste se desenvuelve.
4. Crítica a la sociedad moderna: de igual forma surgen grandes
críticas en contra de la sociedad moderna, en el sentido de
que en éstas prevalece como elemento de dominación la
tecnología, que de alguna manera suple el viejo medio de
dominación atribuido a la economía. Al respecto, los
seguidores de esta escuela, sostienen que la tecnología y la
técnica más allá de ser medio de dominación deben ser
mecanismo utilizados para alcanzar las metas del hombre.
Ahora bien, las principales contribuciones aportadas por la escuela de
Frankfurt o teóricos críticos, se centran en la redirección de la tesis de Marx,
en el entendido de que orientan su estudio en base, ya no en el
24
determinismo económico, sino en la superestructura de la cultura como
realidad social imperante. De modo que, la realidad científica debe cambiar
de rumbo, como acertadamente lo expresa Santiago Castro Gómez19, al
señalar que esta modalidad de análisis también implica una preocupación
por la interrelación entre los diversos niveles de la realidad social, y lo que es
más importante, entre la conciencia individual, la superestructura cultural y la
estructura económica, señalando que, la dialéctica supone también una
prescripción metodológica atribuida a la imposibilidad de estudiar el
componente de la vida social aislado de los demás componentes.
CONCLUSIÓN
En cierta medida la investigación cumplió la meta de desarrollar,
aunque de forma sintetizada, las distintas corrientes epistemológicas que
explican las múltiples maneras de comprender al ser humano en relación con
su entorno cotidiano. Evidentemente según se explicó precedentemente, el
hombre es un ser que se conecta a un mundo externo a él para poder existir
19 Santiago Castro (1.994). Teoría Tradicional y Teoría Crítica de la Cultura. Bogotá-Colombia. Universidad Javeriana.
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y al mismo tiempo coexistir con su entorno social, lo cual permite tener
acceso a esa realidad externa que influye y confluye en su accionar. En este
sentido, finalizada la investigación se concluye que:
1. El ser humano desde su nacimiento hasta su muerte
interactúa con su entorno, pues a través de los símbolos,
orales y escritos, éste aprende los distintos valores sociales
aceptados por la sociedad en la cual actúa.
2. La interacción en la mayoría de los casos es un medio positivo
para que el hombre aprenda y comprenda los valores positivos
arraigados en la sociedad, pero en otros casos, según el
contexto social al cual se enfrente el individuo, puede asumir
roles desadaptados e inapropiados que coligen con el
ordenamiento jurídico, dándole explicación con este fenómeno
a la criminalidad.
3. El interaccionimso simbólico es un enfoque fuertemente
arraigado en la sociología contemporánea, que bajo las
perspectivas de los distintos autores comentados, explican la
importancia de la interacción y su influencia en la conciencia
de la persona para estructurar y formar su personalidad dentro
del todo, esto es, la sociedad.
4. El materialismo histórico de Carl Marx no es un enfoque
suficientemente sustentable para dar una explicación de la
sociedad, ya que bajo el sólo aspecto de la economía no
permite sustentar una teoría sólida, es decir, que posea bases
científicas y filosóficas para dar ilustración de la sociedad en
su conjunto. Por tal motivo, surge la escuela de Frankfurt, la
cual imputa críticas, no sólo el marxismo en cuanto a su
elemento económico, sino que erige la relevancia de la cultura
como concepto alternativo a éste, así como otras disyuntivas
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en cuanto a la ciencia clásica, redireccionando el saber a una
intervención activa y no a la sola constatación verificada por el
positivismo tradicional.
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