introducción al existencialismo(nicola abbagnano)

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BREVIARIOSdelFONDO DE CULTURA ECONMICA108INTRODUCCI6N AL EXISTENCIALISMOTraducci6n de:JOSE GAOS•EI tema fundamental de las paginas que siguen, en las que he recogido los motivos de mi libro La estructura de la existencia, es que la filosofia no se justifica como trabajo de indagacion 0 investigacion doctrinal, si no se reconoce que esta fundada sobre la naturaleza misma del hombre en cuanto existencia. 5us problemas se vacian de significacion, si se con· sideran solo como proble

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BREVIARIOSdel

FONDO DE CULTURA ECON<>MICA

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INTRODUCCI6N AL EXISTENCIALISMO

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•Traducci6n de:

JOSE GAOS

EI tema fundamental de las paginas que siguen, enlas que he recogido los motivos de mi libro La es-tructura de la existencia, es que la filosofia no sejustifica como trabajo de indagacion 0 investigaciondoctrinal, si no se reconoce que esta fundada sobrela naturaleza misma del hombre en cuanto existencia.5us problemas se vacian de significacion, si se con·sideran solo como problemas teoricos 0 practicosconcernientes a una realidad 0 a objetos a los cualesresuIte extraiio su planteamiento 0 resolucion, y loscuales no tengan sobre el hombre que los plantea 0

los resuelve mas que una influencia hipotetica e in-directa. Los problemas de la filosofia conciernen ver-daderamente al ser del hombre, y no del hombre engeneral, sino de cad~ hombre, en la concrecion de suexistir, y son apelaciones 0 llamamientos que. se Iedirigen para que se ponga en claro consigo mismo,asuma sus responsabilidades y tome sus decisiones.La primera manifestacion de un empeiiarse en serio,en un problema filosofico es su autentificaci6n: Iacual exige, en quien se 10 plantea, el esfuerzo de re-cogerse y poseerseen aquel aspecto fundamental desu ser al que se refiere .el problema. En el capitulo IIIhe mostrado como este proceso de autentificaci6n es,en aquello que mira al problema de la existencia, elproceso mismo del recogimiento y de la constituci6ndel yo.

EI primer corolario de tal actitud es que la filo-sofia es en todo caso obra estrictamente personal.Pone en juego el destino concreto, en el mundo yen-tre los hombres, del hombre que se empeiia en ella.Y puesto que nadie puedc decidir por otro, ni tomarsobre si la elecci6n y la responsabilidad que toca alotro, el filosofar es 10 que hy de mas intimo y massecreto en la existencia del individuo: al cual no hay

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palabra luminosa, ni grande ni bella verdad, que pue-da aminorarle el peso de la decision ultima. Contodo, el individuo no esta nunca solo. Es meneste-roso de ayuda yanda en busea de ayuda: y la ayudapuede recibirla y puede darla. Por eso en filosofiatrabaja cada uno para si y para los demas; escucha lapaIabra de los demas y hace de eIIa sustento y vidapara la propia, la que a su vez sera sustento y vida paralos demas.

La filosofia no tiene la universaIidad abstracta dela ciencia, la universalidad que consiste en la identi-dad del juicio. Su universalidad se llama comprensiony solidaridad humana. Es una universalidad en lacual sale a luz, se reconoce y se actuaIiza en su esenciagenuina la estructura coexistencial de 1a existencia.

EI segundo corolario de tal actitud es la histori-cidad esencial de una filosofia asi entendida. Es unincesante preguntar y responder; y trasforma, segunla advertencia de Platon en el Fedro, toda palahraescrita y trasmitida por los siglos en una respuesta 0

una interrogacion que espera respuesta. Se mueve ha-cia el futuro sabiendo que solo del futuro surge la ver-dad del pasado; y en la busca de tal verdad no en-cuentra doctrinas 0 esquemas genericos, sino hombresconcretos y vivos que trata de comprender y definirpara comprenderse y definirse a si misma. Una filo-sofia semejante no ha menester de cerrar los ojos.delante de ningun aspecto del pasado, ni de intentardisfrazarlo; esta abierta y pronta a reconocer cual-quier aspecto que se Ie revele, y esta tambien todatendida hacia este reconocimiento, del cual, y solo delcual, puede esperar el propio enriquecimiento y lapropia definicion.

E1 tercer corolario de esta actitud es su caracterpositivo y constructivo en el enfrentamiento del yo yde 1a comunidad a que este pertenece. Aborrece todaespecie de ejercitacion, de acomodacion verbal, demala fe confesada 0 no confesada. Quiere estar en8

claro consigo misma y por ello tambien con 108demas.No consiente la irresolucion especulativa, porque ve enella la irresolucion existencial. Exige firmeza y luci-dez, y no leme llegar basta el fondo. Por otro. lado,es ahierta y comprensiva, y no tiene impaciencias 0

prejuicios; quiere comprender tambien 10 que no amani puede amar. Se preocupa del hombre, de sus inte-reses concretos, de su vida entre los hombres, de todoaquello que desea de corazon. No cree que la vida seaun espectliculo 0 drama al que se pueda asistir. Niama el drama. Quiere ofrecer una via solida, abierta,libre,para que el hombre pueda recorrerla.

Alquien ha rechazado el rermino de emtencialismopara definir la filO8ofia de la existencia. tata es lafilosofia sin mas, la philosophia perennis. Y de hechosu capacidad de asumir y hacer valer dentro de SImotivos y temas de la tradicion filosofica de todas lasedades, es poco menos que ilimitada; ni ha faltadoquien ha querido ironizar burlonamente sobre tal ca-pacidad, considerandola un signa de su escasa origi-nalidad. En realidad, tal capacidad bastaria, si nohubiese otras cosas, para sellar su originalidad, por-que las direcciones filos6ficas son, las mas de las veees,exclusivas y estrechas, y se dejan fuera muchos temasvitales de la tradicion filosofica. Pero esta es, en ver-dad, la manifestacion de un aspecto mas profundo, quees su historicidad, su hacerse 0 ponerse como his-toria, como comprensi6n coexistencial. Con todo,pienso que ninguna filosofia debe sustraerse a unadefinicion que la individualice, y que por eso debeaceptarse el termino de existencialismo por cuantosconsideren el filosofar vinculado con la existencia misema del hombre.

Dicho esto, es, sin embargo, tiempo de decir queel existencialismo comprende distintas posiciones, an·tagonistas en ciertos puntos, y que considerarlo en blo·que para discutirlo y criticarlo solo es un faciI y no

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concluyente expediente poIemico. En el capitulo 11 heprecisado sus posiciones fundamentales. Estas posi.ciones fundamentales no pueden ser mas que tres, por.que no pueden mas que sacane de la naturaleza mismade la existencia en ClJ,antoreIacion con el ser. Ladeterminacion de esas tres p08iciones, tal como hasido hecha por mi, torna inmediatamente posihle suconfrontacion estimativa, y sohre todo el examen com.parativo de su capacidad constructiva. Un existencia.lismo que no quiera resolverse a ser la negacion de laexistencia, no puede mas que hacer hincapie en la reolaciOn con el ser en que consiste la existencia, y defi-nir, por tanto, la existencia autentica como consolida-cion de semejante relacion. La consolidacion de larelacion lleva al reconocimiento y a la fundamentacionde la posibilidad de la relacion misma (p08ihilidadtrascendental) y asi se encuentra el nueleo sustancialy originario de la existencia, que eS,al mismo tiempo,su norma constitutiva. Con esto salen las determina.ciones existenciales de la indiferencia estimativa a Inque las reducen las posiciones negativas del existen.cialismo, y se estahilizan en su jerarquia, a los finesde la constitucion de una existencia autentica, estoes, de la posihilidad ofrecida al homhre de realizarsecomo unidad propia en un mundo ordenado y en unacomunidad que Ie ofrezca garantia de solidaridad ycomprension. Todas las paginas que siguen estan de-dicadas al aitlilisis de esta actitud; y de este analisispuede saca,. cada cual, creo yo, motivos vitales deorientacion.

ridas por aquella refinada astucia polemica que seimagina comhatir el existencialismo entero mediantecualquier punto 0 motivo que se ve, 0 se cree ver, enalguna de sus posiciones. Otlas ohservaciones son in-completas 0 reticentes; de donde que no aprieten nada.Se dice, por ejemplo, que el existencialismo es unaforma de antiintelectualismo 0 irracionalismo, porquees una filosofia de 10 finito, de 10 contingente, de 10temporal. Pero se deja de ohservar que 10 finito,10 contingente, etc., entran en el existencialismo, noya como escarulalos de la razon 0 del intelecto, sinocomo el~mentos concretos y positivos del analisis, el~-mentos sin los cuales no serian posibles la racionalidadmisma ni la inteligencia del mundo. Se dice tambienque el existencialismo es romanticismo, sin notar quedel mismo modo podria decirse que es platonismo ;)idealismo, porque de cierto que no presenta el filo delas armas al sentimiento, como no las presenta a latrascendencia 0 a la suhjctividad, pero con esto nohace suyo el mito del sentimiento, como tampoco elde la trascendencia 0 del sujeto ahsoluto. Otros, toda·via mas ingenuamente, toman el existencialismo porintimismo, sin notar que la existencia es continuaapertura hacia el mundo y hacia los demas. Otrosoponen al existencialismo la logica, considerando aunla logica como el organo del pensamiento en general;sin darse cuenta de que toda doctrina, incluso todaconcreta actitud human a, tiene su logica propia. To-das estas reclamaciones 0 critic as no tienen· otro valorque el mostrar la necesidad, sentida por todas las co-rrientes de la filosofia italiana contemporanea, dedefinir la pro pia posicion enfrente del existencialismo.

La misma necesidad mueve a otros reconocimien-tos no menos significativos: los que muchos hacen dela afinidad de las respectivas posiciones con la delexistencialismo. Tales afinidades son efectivas y re-veladoras, porque el existencialismo se nutre de ele-mentos diversos y aparentemente divergentes de la

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En el capitulo 11 (§ 1) he expuesto las razonesvitales del existencialismo: razones que estan en ca-mino de ser cada vez mas vivas. Un primer signo detal vitalidad es el gran· numero de criticas, acusacioneso reclamaciones que suscita hoy el existencialismo enltalia. De muchas de estas criticas, acusaciones 0 re-clamaciones no vale la pena ocuparse, por estar suge.10

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tradicion fll0e6fica proxima y remota. Ni entiender~ laa aporta~iones que Ie vengan 0 puedan ve-mrle de otras doctrmaa, porque Ia actitud que defien-de y encama conaiste j~~mente en comprender yaceptar todo elemento POSltiVOde doctrina 0 an8lisis.~ DO,por ell~ es menester olvidar que. el existencia-lismo. 8010 SubslSte como ac~t~d concreta de una per-8Onalidad, y que no hay afmldad alguna de doctrinao de puntos especulativos que pueda sustituir al actofundamental de aceptacion y reconocimiento de sique exige.

Turin, .bril del 42.

Tratar hoy de la naturaleza de la fllosofia significatener ya por firmemente establecido un punto esencial:la necesidad para el hombre, porque el es, porque debeser, del filosofar. Porque, si la filosofia fuese el jar-din. de Epicuro, donde se pudiese vivh: aparte, fuerade las vicisitudes y de los golpes duros, debieramostenerla, hoy, por indigna de nosotros. Pero no es eljarmn de Epicuro. No es el aristocratico ejercicio deunos pocos espiritus OCi0808, ni la estratosferica re-gion donde pueda encontrarse refugio y consuelo paralos males y las desilusiones de la vida. Hay un sentido-y es un sentido bastante antiguo-- en que el filo-sofar se identifica con la existencia misma del hombrey en que (como queria PlatOn) no se puede ser hom-bre sin ser filosofo. En este sentido -que debemosaclarar en estas paginaB-- existir significa, pura y ex-clusivamente, /ilo&o/lJr, aunque fllosofar no signifique&iempre hacer filosofia. Y, en efecto, filosofar sig-nifica para el hombre, en primer lugar, afrontar conlos ojos abiertos el propio destino y plailtearse clat:a-mente los problemas que resultan de la justa relacionconsigo mismo, con los demas hombres y con el mun-do. Significa, no ya limitarse a elaborar conceptos, aidear sistemas, sino elegir; decidir, empefiarse, apa-sionarse: vivir autenticamente y ser autenticamente slmismo. Ciertamente, a este filosofar, que es el unicooriginario, verdadero yeterno filosofar, Ie ofrece una,ayuda preciosa el trabajo recnico de los filosofos, consu tradicion secular de investigaciones, de experien-ciaa y de mitos. Gracias a laa doctrinas filos6ficas

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ADVERTENCIA A LA TERCERA EDICION

Eata tercera edicion, que aparece a breve distancia dela segunda, presenta el libro sin cambios sustanciales.Los lectores que quieran seguir los desarrollos delpunt~ ~~ vista aq~1 s~tenido, sobre todo respecto dela religIon, de la ClenCla y de la razon filosOfica, pue-~ ~er ahora otros escritos mios: Filo&o/ia, religion.,aenclG (ed. Taylor, 1947) y Existen.ciali&mo po&itivo(ed. Taylor, 1948).

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que se han sucedido a 10 largo de los siglos, esta pues-to el hombre en posesion de los instrumentos indis-pensables para entender e interpretar a SI mismo yal mundoJ to~ar. la ac~it~d del verdadero filosofar,esto es, d autenhco eXlstlr. Pero las doctrinas sonmedios' y no fines. Ofrecen al hombre una ayuda efi-caz, pero no 10 son todo. En ultima "instancia debedecidir eI hombre, el hombre individual. La ;ida Ieplantea continuamente cuestiones a las que debe res-~onder. Toda aecion suya, cualquiera que sea su re-lieve, es una respuesta. Gracias a cada una de estasrespues~as sale un poco el mundo de la niebla paratamar Clerta forma frente a el. Rehusarse a responderes rechazarlo a la niebla.

A la filosofia puede y debe pedirle eI hombre elcompreoderse a si mismo un poco mejor; y los hom-hres ~~ enten~ers~ un poco mejor entre S1. La com-prenSlOn de 51 mlsmo, la inteIigencia reciproca entrelos h?mbres, estlin en la base de toda obra, de todotr~~aJo h~ano; y constituyen la trama de que estat~Jl~a. la vIda cotidiana del individuo, como la vidahlstOrIca de la humanidad. De nada servirian las masduras experiencias, los dolores y las tragedias si loshombres no hubiesen de sacar de ella5 una ens~iianza·y tal enseiianza solo la filosofia puede formuiarla ex:trayendo de las experiencias de la historia eI inc~nti-vo para lIegar a una mas profunda y mas humana com-prension del hombre.

2. PASO DEL SENTIDO RESTRINGIDO DE LA FILOSOFiACOMO DOCTRINA AL SENTIDO JUSTO DE LA FILOSOFiA

COMO EXISTENCIA

Es meneste~, en ,primer lugar, Iibrarse del prejuiciode q~e la fdosof~a sea solo una disciplina particular;sea solo el t~abaJo de ?~circulo restringido de perso-nas que. dedlc~n su aChvldad a reflexionar y a indagarsobre Clerto genero de problemas, y que haciendo asi

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lIegao a elahorar, 0 bien a aceptar 0 a repensar, unadoctrina. Es tambien esto: pero no es solo esto. EIlimitarla a este sentido restringido determina necesa-riamente la pretension de restringir su validez y de

/ ttmerla por insuficiente a los fines de esa autocom-prension de si que trata de alcanzar en ella el hombre.Nacen asi esas direcciones (siempre renovadas) quetienen toda doctrina 0 sistema por demasiado estrechopara expresar el sentido de la vida y pretenden fundarla concrecion de este sentido en experiencias espiri·tuales tenidas por mas vastas y profundas. En reali·dad, el acto de considerar los limites y la estrechezde un sistema fiIosofico para alcanzar mas alia de eluna forma de experiencia 0 de vida que 10 complete yrestablezca el sentido total de la vida, este acto es,y el 5610, el acto autentico del fiIosofar. En ningunade estas direcciones, en ninguna de estas actitudes esverdaderamente el fiIosofar la doctrina 0 el sistemaque se reconoc6 estrecho 0 limitado, sino que es eIacto de comprension con el que se supera esta estre·chez 0 esta limitacion y se obtiene eI significado totalde la vida.

La critica de la fiIosofia, en 10 que tiene de positi.vamente significativo, es eI restablecimiento de laplena concrecion del fiIosofar y de la libertad delhombre frente a toda doctrina. Mas justo de esta Ii-Lertad nace el problema de la fiIosofia: que no es elproblema de una cierta doctrina 0 de un cierto tipode trabajo, sino que es el problema de la justificaciony del fundamento humano de todo trabajo de indaga.CillOy de elaboracion, de toda doctrina. Es el proble·ma de aquello que es la filosofia en su significacionhumana, en aquella significacion que una doctrinapuede encarnar mas 0 menos, pero de la cual siempredebe derivar su verdad. Ya que si hay una fiIosofiacomo doctrina, dehe haber una fiIosofia como actohumano, como momento 0 naturaleza de la existenciahumana. Y en este fiIosofar dehe encontrar su funda-

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mento toda doctrina: y de el solo vale la pena estable-eer la significacion.

Pero justo porque en este sentido es el filosofarun acto humano, un aspecto que debemos presumiresencial de la existencia, el problema de el es el pro-blema que el hombre se plantea a s&mismo en torno as&mismo, u el ser mismo del hombre como problemade s£ mismo. Apenas queda el filosofar sustraido auna esfera circunscrita, que por tal resultaria abstrac-ta y alejada de la vida, apenas se Ie ha reconocido vitaly eficiente en la vida misma del hombre, instantanea-mente define en un sentido preciso el ser del hombre:hace de ~I el ser que es el problema de si mismo; hacede eI el ser que husea el ser; y por eso pregunta, yduda, y teme, y actua para dominar el futuro.

Slon; el vinculo que he contraido puede tener sohremi y sobre Ia persona que me es car a Ia influenciamas diversa; mi acto de bravura puede ser util a lacausa que defiendo 0 tamhien puede ser inutil 0

irrelevante. Y~n todos estos casos puedo perder todo10 que quiero de corazon y constituye para mi el sen-tido de la vida.

Esta indeterminacion real, esta fundamental pro-hlematicidad es propia de todos los actos existenciales.Cuanto mas importante es la decision, tanto mayor re-lieve tiene para mi existencia, mas nitida se revelala alternativa en ella implicita.

Ahora hien, 10 que constituye la naturaleza de estaindeterminacion 0 problematicidad, es que esta sehalla presente en cualquier acto existencial como unsaber eJectivo, que determina desde dentro la natura-leza del acto. Yo se, en todo caso, que afronto unriesgo, y este mi saher esta presente en mi decision yconstituye un elemento necesario de ella. Mi decisionno es una decision a la que se agregue desde fuera laconsideracion abstracta de la problematicidad quela acompana y, por ende, del riesgo implicito en ella.Es, por el contrario, una decision tomada sobre elfundamento de la prohlematicidad y del riesgo in-herente, y de la que, por tanto, constituyen la pro-hlematicidad y el riesgo el elemento esencial. La in-determinacion no viene despues de esa decision, sinoque esta dentro de ella, constituyendola en cuanto tal.T000 acto existencial es un acto de indeterminaci6nproblematica.

La indeterminacion problematica expresa la natu-raleza del acto existencial en cuanto no se agota en si,sino que procede de cierto modo hacia mas aua desi, constituyendo un movimiento que va de algo aalgo y que, por ende, suelda una con otra la faseinicial y la fase final. Mi decision tiende a hacer demodo que el porvenir sea, bajo el aspecto que se re-fiere a ella, tal cual quiero que sea con el acto mismo

3. LA EXISTENCIA SOBRE EL FUNDAMENTO DE LAINDETERMINACION PROBLEMATICA

AI homhre solo pertenece el ser en esb. forma prohle-matica; la cual define, por ello, la exislencia propia-mente humana. Yo (cada uno de nosotros solo pue-de hahlar en primera persona) cumplo un acto im.portante de mi existencia: inicio 0 cumplo, porejemplo, un trahajo al que esta ligada huena partede mi vida y de mis intereses; ligo mi destino al deotra persona; afronto un dano 0 un peligro en vistade un interes que tengo por superior. En todos est08casos mi acto -que llamo decisiOn, pero que no es8610 un acto de voluntad, porque empeii.a todo miser, y que por eso mejor se llamaria acto existencial--,mi acto existencial, en todos estos casos, implica unaindeterminaci6n reed en su alcance y en su resultadoy por 10 mismo tamhien un riesgo para mi. El tra-hajo que he iniciado dehe ser llendo a termino ypuede tener mas 0 menos exito; aquello que he ter-minado puede encarnar de veras el sentido y el interesvital que me 10 sugirio, 0 puede resultar una desilu-

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de la decision. Si es una decision autentica y no undeseo 0 una simple veleidad, se mueve hacia el por-venir con la pretension de soldarlo con el pasad? ~nuna unidad que realice el sentido total de la decIsIonmisma. Esta pretension implicita en la decision estsfundada sobie una {ndeterminacion efectiva, esto es,sobre la posibilidad de que las cosas se desarrollen dedistinta manera de aquella que decido; pero tambienestS fundada sobre el asumir, por mi que decido, esteriesgo, y sobre Ia consideraci~n de todas las p~s~blesITarantias que puedo consegUlr. La problematicIda~i.'terna de mi acto existencial constituye, asi, la um-dad de una situacion anterior al acto (yen cuanto tal,pasada) con una situacion que ests. mas alM del ac~o,en el porvenir, y que debe. ser, ~?vlftud del ac!o ~~s-mo la garantia de la contmuaClOn y de la reahzaclOndel' pasado. Pero en el acto existenc~al es este movi-miento, que unifica pasado y porvemr en el p.resentede la decision y que constituye, en el porvemr, unasituacion que puede no ser, pero que debe ser, el fun-damento y Ia justificacion de la situ~cion .que h~ s~do.Este movimiento propio del acto eXIstenClalautentIco,esta soldadura de una situacion futura que se presentaindeterminada en su posibiJidad, pero que, sin embar-go, debe ser, con una situacion inicial, puede llamar-se estructura.

Podremos decir entonces que la estructura expre-sa la naturaleza del acto existencial, en cuanto es unacto de indeterminacion problemstica. La estructuraes el movimiento que. pone y justifica una situacionpor venir, que es la significacion autentic.a. r el valorde la situacion desde la cual mueve la decIsIon. La es-tructura no elimina la indeterminacion problematica,antes la constituye. La decision tiene un sentido por-que hay algo que decidir, porqu~ hay a~go de i~de-terminado: pero tiende a encammar la mdetermma-cion en un sentido preciso, esto es, en un sentid? e~el cual, y solo en el cual, puede revelar toda su sIgm-

ficacion. La estructura realiza el significado de latemporalidad, esto es, la unidad del pasado y del por-venir, en el acto de una decision que pone en elporvenir la significacion del pasado. La estructuraexpresa un movimiento que esta siempre cumplido yes siempre perfecto en si y que, sin embargo, estasiempre ahierto hacia adelante y' hacia adelante mar-chao No es .una forma inmovil, un plano 0 un diseiiodeterminados: no es una preordenacion definitiva deIa existencia. Es la existencia misma en su absolutalihertad; y, sin embargo, esta exenta de todo,caracte,ramorfo y de toda indifeJ'encia. En cuanto es consti-tutiva de una estructura, Ia decision propia de un actoexistencial instaura una situacion final prohlematica,que es el deber ser de Ia misma situacion inicial. Con-sideremos alguno de Ios ejemplos que he puesto hacepoco: Ia decision de unir mi destino al de otra perso-na tiende a la actualizacion de una vida en dos querealice y fundamente Ia significacion del amor que su-girio la decision.

Pero justo porque el movimiento de Ia estructuraesta, en su continuo cumplimiento, continuamentcabierto hacia el porvenir, la decision en que se cons-tituye no es jamas una decision tomada de una vezpor todas. EI riesgo no estS jamas eliminado; Iaindeterminacion no esta jamas abolida. La decisiondehe renovarse, ya que el renovarla es requerimientode Ia naturaleza problematica de Ia estructura. Nadahay de definitivo en Ia existencia humana: definitivoen el sentido de que no pueda perderse, de que no pue-da ponerse en duda, de que no pida mas decision ycoraje, de que pueda conservarse sin esfuerzo.

4. EL ACTO EXISTENCIAL COMO DECISION AUTENTICA

El acto existencial de que hemos hahlado es el actoexistencial autentico. Es una decision de Ia que formaparte integrante Ia consideracion del riesgo y de la

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responsabilidad que este implica. Pero son evidente-mente posibles al hombre tambien otros actos, actosen 105 cuales falte 0 se eche de menus la decision, y en105 cuales prefiera el hombre evitar el riesgo y noafrontar la responsabilidad de una eleccion decisiva.En estos casos, el hombre se deja vivir, por decirloasi, sin decidir, sin elegir, sin buscar la soldaduraentre el pasado y el porvenir, sin proponerse. justifi-car en el porvenir el sentido y realizar la natulalezadel propio pasado. El hombre vive entonces en estadode dispersiOn; no se posee, ni posee verdaderamentesus posibilidades. Su exist~ncia no se suelda en «:,1circulo de la estructura, no se cumple verdaderamente,ni verdaderamente se abre hacia el porvenir. La es-tructura sOlo implicapara eI un Uamamiento a I~decision y a la eleccion, no una decision 0 una elcc-cion, efectiva. Tratemos de percibir todo el signifi-cado de esta alternativa, en la cual esta puesto conti-nuamente el hombre entre su constitucion estructuraly su vida dispersa.

En la deCision constitutiva de la estructura se iden-tifica verdaderamente el hombre a si mismo con 18posibilidad que elige. En esa posibilidad que hacesuya se pone y reconoce a si mismo; en esa posibilidadse realiza. Tomando posesion de ella en la accion de-cidida, toma verdaderamente posesion de si mismo.Ya no se siente mecido por posibilidades diversas, yano persigue al azar una u otra posibilidad para aban-donarla inmediatamente despues. La ha reconoci~ocomo sura propia, esto es, como constitutiva de ~l,de su personalidad en su unidad. Ha decidido acercade aquella posibilidad porque ha decidido acerca deSI mismo, y ha decidido acerca de si mismo en el sen-tido de su unidad. Ha decidido poseerse; y poseerse enaquella posibilidad privilegiada· que ha hecho suya,en la que se ha reconocido. Para el se ha terminadola danza desenfrenada de las diversas posibilidadesque aHoran a cada instante sin lIegar a afirmarse. Se

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,osee a sf mismo. Su personalidad se ha determinadoen su unidad, y la riqueza aparente de la multipledispersion de las posibilidades la ha sustituido la ri-queza verdadera, interior y profunda de la unidad yde la vida intensa. El movimiento estructural es, porende, la realizacion de la unidad del hombre, de supersonalidad. Es el movimiento· por el cual se empe-fia el hombre en el sentido de su unidad y permanecefiel a si mismo. La finalidad expresa verdaderamenteel sentido de la estructura. En la estructura decide elhombre ser fiel a si mismo, ser verdaderamente el mis-mo, autoposeerse; Mediante ella conquista el hom-bre un destino. Ha elegido su propio ser y se haempeiiado en ese sentido; esta eleccion, que expresael acto fundamental de fidelidad a si mismo es el des-tino. Pero la eleccion que constituye el destino no essolo la eleccion de una posibilidad; es la eleccion desi mismo, de la unidad pro pia, realizada en la solda-dura del pasado con el porvenir y por eso es la elec-cion la decision de decidir. La posibilidad que elijoen ese paso no es una entre muchas, sino que es la quedebo elegir para ser yo mismo. Por eso. una vezque la he hecho mia, fundamenta y justifica mi ca-pacidad de pertenecernos y de ser yo mismo. Esteaspecto esencial de la estructura puede, por ello,ex-presarse diciendo que la estructura es un movimiimto

.- que va de una posibilidad a la posibilidad de estaposibilidad, esto es, a la posibilidad trascendental.La posibilidad trascendental es el fortificarse, el afir-Marse y el fundarse en la propia posibilidad ini-cial; es, en cierto respecto, la misma posibilidad inicial,pero en su significacion integra, definitiva y plena-mente expresa, en la sig~ificacion que marcha haciael mas aUa, hacia el futuro. La posibilidad trascen-dental constituye, como forma final mia, mi verdaderoyo mismo. Elimina la dispersion de las posibilidadesrivales, porque las fundamenta y las unifica todas enla posesi6n que garantiza eUa sola. Mediante ella sola

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soy Iihre, porque mediante ella sola me sustraigo aleapricho y al azar de Ia dispersion y me realizo inte-gramente, unicamente como yo mismo. Ahora hien, siesta es Ia aiternativa autcntica de Ia estructura exis-tenciaI, y si esta alternativa autentica signifiea pose-sUm y autoposesion, personalidad y libertad, es evi-dente que Ia otra alternativa, aquella por Ia cual sesustrae el homhre a Ia decision existencial y perma-nece en estado de dispersion, expresa la no-posesion,la unidad anonima, la no-lihertad. EI homhre que nodecide, no se realiza; no actualiza la unidad pro piade su personalidad, sino que permanece en el anoni-mo y renuncia a su lihertad, que es solo la de la elecciony de la posihilidad trascendental. Pero asi como elque ha decidido dehe aun decidir, asi tambien el queno ha decidido puede aun decidir. EIUamamiento deIa estructura se dirige al hombre en toda circunstancia.Debemos ver ahora mejor el significado y la natura-Ieza de este lIamamiento.

5. LA DECISION AUTENTICt\ COMO FUNDACIONDE LA RELACION CON EL SER

En Ia estructura decido de mi mismo, de mi propioser. Mi ado constitutivo es el acto constitutivo de micomo individualidad autentica, que posee un destino.Pero el acto con que me constituyo en Ia estructura estambicn el acto con que me trasciendo. 5610 decidoaceTca de mi en cuanlo decido aceTca de 10 que deboseT. EI seT entra en mi decision como entro yo mismo.No puedo empeiiarme en la eleccion que hago sino enIa medida en que empeiio el seT que debe serme pro-pio. En mi individualidad, en la finitud de mi natu-raleza, estoy definido por una esfera que al mismotiempo me trasciende y me constituye. La decisionaceTca de mi es Ia decision acerca del seT que debepertenecerme, que debe constituir mi posesion auten-tica. La eleccion que hago es la eleccion que constitu-

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ye no solo mi inconfundib1e unidad finita, sino tam-bien, y en el mismo acto, una ufeTa del seT que sevuelve mi posesion propia. EI movimiento de la es-tructura aparece, hajo este aspecto, como el movimien-to con que decido ancIar mi individualidad finita enuna esfera que la trasciende y de Ia que saca toda su

- significacion. El ser de que estoy tejido en mi finitudme ·rehasa continuamente, me lIeva constinuamentemas alIa de mi mismo con la continuidad misma delmovimiento con que decido de mi mismo. Si laconstitueiOn de mi individualidad esta expTesa en laposesiOn del seT que Tealizo en eUa, es evidente queeUa implica simultaneamenle la constituei6n de esteseT. La posibilidad individual y definida de que en-tro en posesion con mi decision solo se vuelve unaposibilidad mia porque deja de ser solo mia parapertenecer a una esfera que va mas aUa de mi finitud.La posibilidad 6ntica solo es tal porque es al mismotiempo una posibilidad onto16gica. Mi posibilidad8010 es tal porque pertenece a un seT que va mas alIade mi mismo. Mi decision es la instauracion de unarelacion entre la posibilidad ontica y la posibilidadontologica, relacion necesariamente conexa con el actode mi constitucion autentica. La elecci6n puede defi-nirse justo como esta relaci6n. Ella funda en el ser laposibilidad que me es pro pia r que se vuelve posibili-dad propia del ser. En virtud de Ia misma relacionse mueve el ser hacia mi para fundar la posibilidadque me es propia, sin que por esto se pierda la proble-maticidad fundamental de la relacion. Como funda-mento de mi individualidad y finitud, la estructura serevela asi como la constitucion de un ser que en laeoncrecion y determinacion de sus esferas garantizael valor de todo 10 que soy Y poseo.

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6. LA TRASCENDENCIA DEL SER COMO FUNDAMENTODE LA COMPRENSION COEXISTENCIAL

Pero este ser que es el mio, que es, mas bien, cuantohay de mas mio, porque me define en 10 que verda-deramente soy J debo ser, en cuanto que me definetrascendiendome, ya no es sOlo mio. Resulta mi zonade encuentro y' de comunicacion como hombre con elotro hombre con el que coemto. Expresa la posibili.dad y el fundamento de la coexistencia, asi como ex·presa la posibilidad y el fundamento de las ind:ivi.dualidades coexistentes. Un ser que me pertenecle8eaislandome, me anularia como individualidad; pero elser que me define en mi individualidad me abre a lacoexistencia y determina una esfera infinita en quesubsisten posibilidades infinitas de encuentro, esto es,de inteligencia y de comprension, entre, yo. y el otro.Unartista que ha logrado expresarse a SI mlsmo y sereI mismo en su arte, ha determinado todo un mundo,abierto a los demas hombres y rico de posibilidadespara su reciproca comprension. Pero un artista queno Be haya expresado y que por eUo no haya creadonada vital, ha faUado en la realizacion de la pro piaindividualidad, asi como en la creacion de una esferaque ofrezca posibilidad de comprension a 108 demasindividuos.

EI ser que me constituye en mi individualidad metrasciende, pero no trasciende mi estructura, en la queesta puesto como fundamento de mi constitucion au·tentica y de la comprension coexistencial. Ahora bien,la relacion que se realiza en la estructura entre la po-sibilidad ontica y la posibilidad ontologica, relacionconstitutiva a un tiempo de mi finitud y del ser coexis-tencial, es la posibilidad tTascendental. EI movimientode la estructura encuentra, pues, toda su significaci onen la posibilidad trascendental. Esta es la posibili.dad de que mi posibilidad se vuelva, c?mo mia, .posi~Lilidad del ser y por ello de la comumdad coexuten-

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.i.,Yesta posihilidad es el mismo fundamento ultimo delBli constitucion como individuo, del seT que me define':de la coexistencia que encuentra en este ser su reali:dcion.

7. LA POSIBILIDAD TRASCENDENTAL COMO NORMACONSTITUTIVA DEL HOMBRE

, Pero es evidente que la posibilidad trascendental, justoco~o. !al, no esta en el mismo plano de las demiis

'poslhdldades onticas y ontologicas, como si se ofre·~:oies,e.indiferente~~~te a la eleccion del ente que deLe'~ldu. La poslblhdad tr~scendental funda y justi.fICa las demas que se realizan en verdad solo en la~lacion en que ~lla consiste: estli, pues, en un plano

"ulv~rso y, superIOr; y es la que Hama al acto, pordeculo asl, a la p~si.bilidad ontica y ontologica, cuan.do el hombre, decldlendo, instaura entre ellas esa reolacion que es el acto mismo de su constitucion. Ladecision del hombre Ie es por tanto sugerida por laposihilidad trascendental,' que es ~I debeT seT delh?~hre en su individualidad autentica y por eHo tam-.bIen del ser y de la comunidad coexistente. Laposihilidad trascendental sustrae al hombre a la indio

. fe~encia de las posihilidades que se Ie ofrecen en el·ttusmo plano, y empeiiandolo en el sentido de la reali.dcion inte~ra de su individualidad finita, 10 enganchaal ser y 10 mtToduee en la comunidad coe.xistente. Por

'·la posibilidad trascendental se vuelve la .estructura·deber. seT, nOTmatividad. El deber ser expresa elempenarse del hombre en la direccion del ser quedehe pertenecerle como propio y en la direccion de lacomunidad con que debe entenderse. La posibilidadtra~endental es, pues, la norma misma de la consti-

['luCion del hombre en su autenticidad. Esta mas aHa. del hombre, mas aHa de su finitud, porque 10 empeiia'respecto del ser que 10 trasciende y no obstante Ie_ta presente en su mas profunda intimidad, porque

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es el deber ser de su misma finitud, de su misma in-dividuaIidad pro pia. La norma me empena en el sen-tido de la fidelidad a mi mismo. Lo que verdadera·mente debo hacer es 10 que debo ser. Mas para seryo mismo debo hacer mio 10 qu~ esb! mas aUa de miy me trasciende, 10 que se me lmpone con I~ suges-tion y el poder de u~ val?r SU'p~~or, 10 que m~taur.aentre mi y los demas la poslblhdad de una mteh·gencia efectiva. La normatividad expresa el ~pectoprofundo sustancial, de la estructura; lo que esta esen si. Pe~o 10 que la estructura es en si, es l,a norm~de 10 que debo ser y de 10 ~ue soy en ml, en ~lmisma finitud. 5i el hombre dlJese que la norma es elmismo, la haria bajar de su esencial superioridad yla anularia como norma; pero la norma es 10 queverdaderamente debe ser el hombre, y por eUo es elser mismo que 10 funda en su finitud, 10 justifica y10 lleva a su integra realizacion.

8. EL MUNDO COMO DETERMINACION FUNDAMENTALDE LA ESTRUCTURA DEL HOMBRE

La estructura nos da, asi, cuenta, justo en virtud desu esencia normativa, de la estrecha conexion subsis·tente entre el hombre, el ser del hombre :- la comu-nidad coexistente. Estrecha conexion por la cual sedefinen estos tres terminos en el mismo acto de deci·sion y de eleccion que es el acto constitutivo de laestructura. La necesidad de esta relacion en cuantoconstitutiva de la estructura del hombre, hace de esteun ente en el mundo. El hombre, realizlindose en vir-tud del movimiento estructural, se pone en una tota·lidad que 10 comprende juntamente con los entes co·existentes y con el ser de los entes.

EI hombre en la coexistencia de .los hombres y enla comun participacion en el ser, implica su copre-sencia 10 mismo que la de los demas hombres y delser, en una totalidad incondicionada, que es (I mun-

40· Este es, pues, una determinacion fundamental dela estructura del homhre, ya que esta, trascendiendoa1 hombre, 10 pone en una relacion neccsaria con el sery con los hombres y, )lor ende, en una totalidad in.condicionada que 10 .comprenae. La naturaleza delmundo estli, asi, determinada por el ser este la totali.dad de que forma parte el hombre, en virtud de lamisma estructura, como estructura trascendente. LaCQndicion de la copresencia simultanea del hombredel ser y de la coexistencia en el mundo es la corpo:reid~, .e~to es, el ponerse los hombres y el ser en unatnJdtlplLcidad conexa y, sin emhargo, exteriorizcula,!-I.cua~ es pro pia de los cuerpos. La corporeidad esureduclble. No puede reducirse a una apariencia$Wrque realiza un aspecto fundamental de la estructur~que exige la copresencia, en una totalidad sistematicadel hombre .con el ser y con la comunidad coexistente~La corpo~eldad no puede ser depreciada, no puedete:r reduclda a nada, no puede ser olvidada en modo,-guno por una comprension efectiva de la existenciaIlumana y debe entenderse como corporeidad no comov,lo 0 apariencia de la espiritualidad. La' conexionptencial entre el hombre y el ser que se manifiestaen la corporeidad del mundo hace, asi, que el hombre~nga, como cuerpo, menester de las cosas del mundo.EI.menester expresa, de~tro ?~los limites de la corpo.l'eldad del hombre, la coneXlOnnecesaria de este consu ser constitutivo. El mundo es el dominio del cono-cimiento del hombre en cuanto es conocimiento dee?~s, es el dominio de la percepcion y de la utiliza.Clon de las cosas como instrumentos es el dominio deI~ • ,•• clencia que observa y mide las cosas en su instru.8ileDtalidad.

Las posibilidades del hombre resultan inmediata.~nte menesteres, esto es, utilizaciones actuales 0 po-Rbles de las cosas del mundo en cuanto instrumentos.La decision del hombre es, por 10 mismo, accion en elmundo, fabricacion, utillzacion, tecnica, produccion,

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trabajo; retlrarse del mundo no lees posible al hom-bre, porque no Ie es posible ser el mismo sino en co-nexi6n con el ser y con los hombres, sino en elmundo.

9. LA TEMPORALIDAD COMO ESENCIA DE LA FINITUDDEL HOMBRE

En 10 anterior estan implicitos algunos esclarecimien-tos fundamentales de la naturaleza temporal de laestructura del hombre. EI movimiento estructural,como relacion entre la posibilidad ontica y la posibili-dad ontologica, es por su misma problematicidad elmovimiento del tiempo. EI acto con que el hombretiende a constituir en el ser la posibilidad que Ie espropia, es tambien el acto con que el ser viene alencuentro del hombre para fundarlo en su finitud.Este venir del ser al encuentro del hombre es el por-venir, como determinacion fundamental de la tempo-ralidad. Pero es un venir al encuentro problematico,que no elimina el riesgo del hombre, y justo por estoes un porvenir. La problematicidad es en su aspectotemporal la nihilidad posible de las posibilidades delhombre, esto es, la posibilidad -conexa cOn todas lasposibilidades que elige y hace suyas el hombre- de nolograr fundarse en el ser y c!e quedar perdidas. Ladecision del hombre, cuando es autentica, 10 empeiiay por ello 10 garantiza en su constitucion, pero no eli-mina la problematicidad, antes bien, la confirma. 1m-plica la aceptacion de la problematicidad y del riesgocomo tales, esto es, la aceptacion que hace el hombrede su pro pia finitud; ya que temporalidad significafinitud. Es el tiempo 10 que mantiene al hombre ensu finitud, manteniendolo en la problematicidad de larelacion trascendental entre la posibilidad ontica y laontologica. EI presente temporal del hombre es el mis-mo acto por el cual es el hombre un ente finito. Peroesta finitud solo asume toda su significacion, y la tern-

~... 1ralidad (que puede tambien ser superficialidad yCUspersion) solo se vuelve historicidad, esto es, con.centracion significativa, cuando el hombre decide jus-10 en el.sentido de su finitud, asumiendo esta finitudcomo su misma naturaleza y conservandose fiel a ella.

10. LA LIBERTAD COMO LIBERACION DEL PECADO

La estructura de la existencia instala al hombre en lanaturaleza autentica de su finitud solo mediante ladecision y la eleccion del ente mismo. EI llamamientoque el ser del hombre dirige al hombre solo resultaverdaderamente realizado en su significacion por laeleccion del hombre. NaJa acaece de veras en la em-~ia del hombre sin su eleccion. La estructura delhombre es esencialmente libertad, libertad que no esindiferencia, sino normatividad, deber ser: deber serd~ la personalidad finita del hombre y por ello deltel unidad que la funda y de la comunidad que· hallaen este ser su terreno de encuentro y de inteligencia1'8Ciproca. Continuamente se halla el hombre frente aIa alternativa crucial entre el ser y el no ser, entre lapeaesion de ~i en la posesion de las propias posibili-;mes y el dlspersarse y banalizarse de estas posibi.lidad~, e?tre una v.ida. ~no~ima e insignificante yllQa Vlda mtensa y slgmflCahva que se enraice en la

-hiatoria. Esta alternativa se ofrece continuamente a•• eIeccion del hombre, no ya en la indiferencia de susopuestas posibilidades, sino en el lIamamiento real~contin?a .renovacion, que hace al hombre la posibi:~d autenhca, en el acto de enderezarlo hacia la his- •toricidad. .~a I~bertad del hombre esta garantizada porla renovaclOn mcesante de este llamamiento. Cierto,~ ~ombre puede tambien no escucharlo, y esta posi-bibdad es efectiva y real; es la posibilidad del pecado.

E! pecado cs la dispersion, la superficialidad, elabandonarse, el echarse en Ia vida tal como vienc laineapacidad de coordinarla y dominarla y con ~llo

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la incapacidad de dominarse y poseerse. EI pecadoes una efectiva posibilidad inherente a la estructura.Esta ligado a la temporalidad, que. es .c,1 funda~entode la posible nihilidad de la conshtUClOn p~0'p.ladelhombre. Banalizando y dispersando las poslbdldadesdel hombre, vuelve el pecado anonima e insign.ificantesu vida impide la constitucion de su personahdad, 10alsla y io esconde al ser }' ala. coexistencia. Con t?do,no hace imposible el llamamlento. 'tue desde la mte-rioridad misma de su estructura dUIge el ser al hom-bre mediante la norma. ASI, la estructura, si bienenderezada originariamente a garantizar la const~t~-cion de la unidad autentica del hombre en su relaclOncon el ser y con los hombres coexistentes, ~s .j~stopor esto, y al mismo tiempo que esto, la poslblhdaddel pecado.

11. LA PASION COMO UN AUTOLIMITARSE DEL HOMBREEN LA PROPIA FlNITUD

Sustraerse a la dispersion, vencer el pecado, solo esposible con una eleccion .que decida I~ fic!elidad delhombre para consigo nusmo. Esta fldehdad es lafidelidad del hombre para con su propia finitud. Lafinitud no debe desconocerse ni renegarse: debe re-conOcerse, aceptarse y realizarse hasta el fondo. Si sela reniega y desconoce, es una cadena ~u~ se arrastrasin saberlo, pero que traba todo mOVlmlento y haceimposible toda creacion. Pero si se acepta y re~ono<;e,si se realiza hasta el fondo, se vuelve la sustanCla mIS-

• ma de la libertad. EI hombre se autolimita ento~~esen su propia finitud, haciendola capaz. ~e paswn.Excluye de Sl 0 abandon a todo 10 que 10 dlstrae y 10dispersa; vive en la concentracion de su esfuerzo yacepta plenamente los riesgos inmanent~s a ella. Loque de veras puede hacer el hombre, .solo puede ~~-cerlo con la pasion. Solo por ella es hbre en su f~m-tud y por su finitud. La posibilidad que ha elegldo

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y hecho suya Ie pertenece como propia y Ie consienterealizarse en una complejidad tanto mas rica y pro-funda cuanto mas excluye la dispersion y la extension.Ninguna consideracion extraiia es suficiente entoncespara detenerlo. Ha decidido y continuamente decidecon una eleccion libre y apasionada que 10 mantieneen la fidelidad a SI mismo y 10 instala en su destino.Entonces se presenta delante de eI, en toda su claridad,el riesgo fundamental de la existencia humana: lamuerte.

12. LA MUERTE COMO POSIBILIDAD DELIMITANTE.LA FIDELIDAD A LA MUERTE

Puede medirse la seriedad de una doctrina filosoficapor la consideracion de que hace objeto a la muerte.Una doctrina en la que no pueda entrar la considera-cion de la muerte sin trastornar su orden y sucuadro, es una t\jercitacion abstracta, no una filosofia.Ya que la existencia humana debe estar justo en sunaturaleza caracterizada por la muerte: por la muer·te no c.'mo hecho que acaece inevitablemente en elorden necesario de las cosas naturales, sino comoposibilidad siempre presente, siempre conexa con to-das las posibilidades humanas. Como hecho nOs esextrana, como posihilidad determina toda nuestra na-turaleza y toda nuestra existencia. EI sentido de lamuerte es, en efecto, el sentido mismo de la proble-maticidad de la existencia y, por ende, de sti tempo-ralidad. Todas las posibilidades del hombre son talesque pueden no ser, y el hombre mismo es, en la formageneral de su existir, tal que puede no ser. Esta po-sibilidad esta siempre ahl, determinando la esencialproblematicidad de nuestra constitucion. La natura-leza de la problematicidad temporal esta, en efecto,en que esta puede dejar de ser problematieidad, pue-de degradar de su esencia. EI hombre no es 10 quees y ademas la posibilidad de la muerte: es 10 que esjusta en virtud de esta posibilidad.

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Esta posibilidad debe, pues, reconocerse y aeep-tarse. Ignorarla 0 desconocerla seda, una vez alm,soldar la cadena de la propia esclavitud. Pero reco-nocer la muerte y aceptarla, no significa asumirlacomo posibilidad propia, vivir parq. eUa y considerarla existencia sobre la base de una decision que laanticipe. La muerte es la condicion de cualquier po-sibilidad determinada, es la misma posibilidad tras·cendental en su naturaleza ultima: no puede volverseposibilidad ontica, no puede degradar en alternativaparticular que como tal pueda ser elegida por elhombre. Temer la muerte fuera del peligro, comoqueria Pascal, no es en verdad temerla; es simplemen-te aceptarla como el riesgo fundamental de la existen-cia. Riesgo que debe aceptarse porque debe recono-cerse que es propio de la esencia misma de la exis-tencia. Toda posibilidad nuestra puede caer en todoinstante en la nada. Ignorar este riesgo significa caertm la Husion vulgar; asumir la muerte como la pers-pectiva dominante de nuestra existencia, significa de-rribar la Husion vulgar, no ya sustraerse a eUa. Quienresuelve no pensar en la muerte recorre afanosamentelas posibilidades que se Ie presentan sin Uegar a po-seer ninguna ni a poseerse en ninguna. Quien resuel-ve pensar en la muerte como en la unica alternativade su vida, pierde tambien el las propias posibilidadesy a si mism2 y se dispersa en la angustia. Quien acep-ta la muerte como tal y la tema, para hablar con Pas·eal, fuera del peligro, permanece atado a In posibili·dad que ha elegido como propia y haee de ella sumision y su incumheneia fUQdamental con todas susfuerzas y mas aUa de sus fuerzas. La fidelidad a lamuerte expresa, en este caso, la autenticidad propia dela existencia que se ha realizado en la estructura, cons-tituyendo al hombre en 5U unidad pro pia, esto es, enSU relacion necesaria con el ser universal y con la co-munidad eoexistente. Esta es la unica actitud dignadel hombre.

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1_

:.'··.·.'.·. Ik l~ ::::::7'::C:y~::~:.uma·• riamente, resulta clara la naturaleza de la filosofia: 10

que puede y debe esperar el hombre del filosofar. Elfilosofar es la misma constitueion estructural internade la existencia humana. Puede estar mas 0 menosaclarado y expreso mediante el trabajo de 10s filoso-fos, pero esta ahi, dentro de nosotros, moviendo y or-ganizando nuestra vida. No debemos dar un paso masaUa de nosotros mismos para buscarlo; sino que de-bemos rebasarnos continuamente a nosotros mismospara filosofar. Solo podemos realizarnos realizandoel ser que es nuestro, esto es, solo enraizandonos enuna universalidad que defina y funde nuestra perso-nalidad finita. Y en el enraizarnos en esta universa-lidad que es deber ser y querer, coexistimos con otros,con otros entes tambien eUos sujetos porque tambieneUos estan enraizados en el mismo ser universal. Estacoexistencia expresa la significacion entera de la exis-tencia. Queremos comprendernos a nosotros mismosporque queremos eomprender al otro y queremos queel otro nos eomprenda. EI amor, la amistad, la so-lidaridad nacional y humana, tienen todos su funda-mento en nuestra eonstitucion. El mismo haber me-nester de la soledad es el haber menester de eneontrarfuera de la multitud anonima y dispersa esa com-prension humana que ella no puede darn os : yes, porende, una manifestacion aguda de la necesidad de laeoexistencia para la existeneia del hombre. Pero solocomprendemos a los demas y solo damos a los demasmedio de comprendernos en la medida en que noscomprendemos a nosotros niismos; y para eompren·dernos debemos realizarnos en la estructura con fi·delidad a nosotros mismos, a nuestra finitud, a lamuerte. Esta inteligencia concreta, esta comprensionefectiva e intima que 5010 imperfectamente se expresa

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en las doctrinas filosoficas, pero forma lluestra sus-tancia de hombres, es el verdadero acto del filosofar.Reforzarla, profundizarla, aclararla con un anaIisispreciso y 16cido es la incumbencia de toda investiga-cion filosOfica; es 10 que indemniza de toda teenicamas abstrusa y compensa el trabajo de investigacionmas fatigoso:

II

LA EXISTENCIA COMO SUSTANCIA

-I. LAs RAZONES VITALES DEL EXISTENCIALISMO

tfiprimer moti~o de la fuer~a d~1 e~i~tencialismo esp iste no es solo una doctnna fllosoflca: no se rea-aM, .010 en los filosofos que trabajan en aclararse aa mismos y a los demas las razones de 61. Como~ina, es propio de una tropa numerosa y resueltaao, pensadores que utiIizan los instrumentos tecnicos~ perfeccionados y deIicados puestos a punto poraJ'itrabajo ·filosofico de las centurias y que emplean del~. mas concienzudo toda la fuerza de una tradi-CiOD milenaria de investigaciones metafisicas. Pero no.trata solo de ellos: antes bien, la importancia y lasipificacion de su trabajo reside en el hecho de que80 haeen sino expresar y revelar una actitud que,_que tiene sus raices en el interior del hombre, Ie esiDlpuesta por las incumbencias concretas que 10 es-~ari'en el mundo, ahora y en el porvenir.

"EI hombre vive, hoy mas que nunca, la unidad so-ldaria de su destino individual con el destino de la~unidad a que pertenece. No puede tener hito 0Cfjcaso por su cuenta; su suerte esta ligada a la del~. comunidad, sosteniendose en pie y cayendo coneeta. EI hombre debe, pues, llegar a esclarecer estac~~eXion, debe percibir el .vinculo que 10 Iiga a los.lis en la interioridad misma de su yo, para poder~OJDarsu verdadero puesto en la comunidad, pa'ra sery trabajar de acuerdo con esta. Y hacia esto 10 poneen camino el exislenciaIismo, mostrandole la conexi6nesencial de la existencia con la coexistencia y la im-posibilidad del aislamiento, que empobrece y anula

) Is vida misma del yo.

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El segundo motivo de su fuerzaes que incluye yhace valer en la concrecion de la existencia individualtodas las exigencias de la vida p,ropiamente humana.Nada de 10 que es humano Ie es extrano. La cienciay la religion, el arte y la politica, hanan igualmentesu fundamento en la existencia efectiva a la que apelael existencialismo. La realizacion del individuo y lasolidaridad y la inteligencia entre los hombres, la v~·luntad de dominio y de poder en el mundo y la aspl'racion a 10 trascendente, resultan igualmente realizadasy justificadas por la actitud existencialista, no en su ex·clusion, ni en su equivalencia indiferente, sino. c~moaspectosvitales y vitalmente conexos de un mOVlmlen·to unico y simple.

El tercer elemento de fuerza del existencialismo essu capacidad para volver actuales, en su verdad, a losfilosofos del pasado. EI existencialismo realiza la ver·dadera historicidad de la filosofia, porque evita, deun lado, la adaptacion arbitraria de los filosofos delpasado a nuestras exigencias actuales y, de otro, elimposible sacrificio de las exigencias actuales alaspretensiones de una filosofia perenqe que se afirmacomo tal independientemente de toda relacion con nos·otros. EI existencialismo consiente en hacer del pro·blema de 10 que es verdaderamente un filosofo unacosa con el problema de 10 que somos nosotros mis-mos ahora;. consiente en reconocer la verdadera per-sonalidad de un filosofo del pasado justo en el actoen que afirmamos nuestra personalidad con la urgen·cia y con la fuerza de sus reivindicaciones. El exis-tencialismo se enlaza aSI a la genuina tradicion filo-sofica sin sacrificar a esta nada del presente, antesbien, justo en el acto de afirmar energicamente laoriginalidad y el valor del presente.

2. LA POLEMICA CONTRA LA CONSIDERACI6NOBJETIVISTA

El existencialismo ha tornado formas diversas que,aiD embargo, tienen todas, al menos en su punto departida una inspiracion fundamental comun. EstaiJUlpira~ion puede expresarse diciendo que la existen-cia es una busca del ser en la que esta directamenteempeiiado el hombre individual. La filosofia no esuna indagacion teorica sobre un ser al cual l~ n~~ulteindiferente la indagacion y fuera del cual calga esta.La filosofia es la busca que hace el i~divid~o delser que Ie es propio, y es por ello al mlsmo hempodecisiOn en tomo a este ser. La primera polemica delexistencialismo es la polemica contra la consideracionobjetiva del hombre y de su existencia, es!Oes, contraIa pretension de conocer al hombre 10 mlsmo que seconoce una cualquiera de las cosas del mundo. Estapolemica enlaza el existencialismo, no solo a Kierke-gaard, sino tambien a Pascal y a Nietzsche. La impo·sibilidad fundamental de que el hombre pueda cono-cerse, y de que, por ende, pueda reducirse la buscade su ser a conocimiento, estriba en el hecho de queel conocimiento supone que el yo y el mundo estanya constituidos en su sepa:racion, mientras que la buseadel ser incluye el problema de la constitucion de am-bos. El conocimiento presenta siempre una situacionpoIarizada en que el objeto se distingue y se oponeal 8ujeto; supone la totalidad de la que forman parteBUjeto y objeto en su polarizacion correlativa. Peroeata totalidad -el mund~ no puede ser, a su vez, ob-jeto de conocimiento. Por que haya un mundo y porque yo en el acto de conocer me enralzo en el, es unproblema que el conocimiento hace nacer, pero queno puede resolver.

De ello se sigue que cuando los problemas pro pia-mente metafisicos del hombre y del ser que Ie es pro-pio se proyectan sobre el plano del conocimiento y se

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tratan con 108metoo08 del conocimiento mismo, pade-cen una degradacion y su solucion se vuelve impo-sible. EI ser en busca del cual va el hombre en lacxistencia, no es un objeto del que deba limitarse aindagar y reconocer la naturaleza, sino que Ie pre-senta una elecci6n frente a la cual debe decidir. EIpaso de la consideracion objetiva 0 cognoscitiva a laconsideracion existencial, es el paso de la indifcrenciaal interes, de la equivalencia de varias alternativasposibles a la.eleccion, de la contemplacion a la deci-sion. La indllgacion del ser es la decision acercadel ser.

3. LA POLEMICA CONTRA LA CONSIDERACIONSUBJETIVISTA

La segunda polemica del existencialismo es la pole-mica contra la consideraci6n subjetivista del ser, estoes, contra la inmanencia del ser al sujeto. Por estainmanencia se universaliza y se despersonaliza el su-jeto: un sujeto al que sea inmanente todo el ser es unarazon 0 pensamiento universal en qge se ha resueltoplenamente la existencia del individuo concreto. Laconsideracion subjetiva quita al problema de la indi-vidualidad singular y de su destino, esto es, al pro-blemadel hombre verdaderamente existente, toda sig-Dificacion.• Reduciendo el ser a la racionaIidad, su-prime y anula la posibilidad de un problema del ser,porque sustituye por una necesidad rigurosa, por unaconexion forzosa de determinaciones y de momentosesa inestabilidad, esa indeterminacion fundamental dela que nace la pregunta: lque es el ser? Esta pregun-ta solo tiene valor por la existencia y en la existenciadel individuo. Pero el individuo, en el caso de lainmanencia total del ser a la subjetividad, ha perdidotoda consistencia: queda asimilado y digerido por elpensamiento universal. La consideracion subjetivistasuprime, por tanto, con la pregunta referente al ser,

el fundamento de toda pregunta, de to~a Lu~ca, deloda determinacion, esto es, dc toda eXIstencla con-creta. Hacer valer la concrecion en e1 seno de la ra-zon universal significa, como senaiaLa Kierkegaard,hacer valer 10 concreto en 10 abstracto, esto es, comoahstracto, y quitarle a 10 concreto todo fundamento,toda posiLilidad de justificacion. .

El existencialismo apoya 1a palanea Justo sobre 10concreto, sobre el yo individualmente existente, sob.remi mismo en cuanto busco y pregunto. Para el eXIS-tencialismo es el filosofar la decision aeerea de miactitud de mi relacion real y eonereta con el ser. EIexisten~ia1ismo reehaza la inman encia del ser a 1asubjetividad. E1 ind.ividuo no P?~de existir .sino tras-cendicndose a si mlsmo y movlCndose haela e1 ser;pero esto impliea que el ser n~ es inma.nente. a lasubjetividad enearnada por aquel. La eXIstenCla es,sl, la constitueion de una relacion entre e1 ser y yo;pero esta relacion se establece Justo en el acto en quevoy mas alIa de mi, en que me limito para rebasarme.La universaIidad esta constituida por esta relacion conel ser, que funda la individualidad en lugar de ani-quilarla. La universalidad ~s~a en el rebasar~e .a mimismo que lIevo a cabo eXIstIendo, no. en ~l mlsmo:La universalidad es e1 alcance y la dlfecclOn de mlmovimieDto existencial que busca al ser y se refiere alser: no es la inmanencia del ser a mi razon.

La autentica posicion del existenciaIismo exige, portanto, que se prescinda no solo de 1a consi?eracionobjetiva, que reduce el filosofar al conocer, smo tam-bieD de la subjetiva, que 10 reduce al acto de unarazon universal. Una y otra hacen imposible el pro-blema del ser y con ella eoncrecion,.la individualidad,.el destino, la existeneia del hombre. La existencia nopuede recibir 1uzdel conoeimiento 0 de la razon, peropuede darla. Mas preseindir de la eonsideraci6n objeti-vista y subjetivista signifiea sustraer la inteligencia delexistir, esto es, la comprension propia de Is existencia,

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a .tC?darefe~encia al conocimiento y 81 pensemiento, sig.DlrIC~_realizar la e~is~ncia ~utentica, no ya en surelaclon con el conoclmlento 0 con el pensamiento sinoen.la J?~Iray absoluta relacion consigo misma. Es~ im·phcaclOn no la han comprendido en todo su alcanceIas doclrinas existenciaIistas que hasta ahora han acen·tuado .1a po!e~ica antisubjetivista bastante menos quela antlObJetlvlsta. L~ doctrina entera de Jaspers estaf~ndada en I~ pol.andad de la razon y la existencia,b.len que en!lenda por razon, no la del idealismo,S100una razon trascendente y c1arificadora del fondooscuro .de la existencia. En reaIidad, ni siquiera ental sentI.do puede ser.la razon un polo de la existencia'entender la existencia significa reaIizarla aut~ntica:mente y tal realizacion significa relacion de la exis·tenc!a consigo .misma. La inteligencia del existir queel fllosofar eXIge y busca, que es, mas bien, el filo·sofar, no se pone como un polo de la existencia sinocomo el acto comprensivo y final de la exist~nciacomo su totalidad autentica. '

4. LAS TRES POSICIONES DEL EXlSTENCIALlSMO

5i la existencia es relacion con el ser, yo, que existo,debo I?lanteame el problema del ser, debo buscar el ser.Yo.ex18to en cuanto tiendo al ser, yo soy en cuanto mereftero .al ser. Existiendo, salgo de la nada para mover-me haCIa el ser; pero si llegara a unirme al ser y /ueseel ser, cesaria ':Ieexistir, porque el existir es la busca 0

el prob~ema ~e~.ser. Tales son los puntos capitales detodo eXIstenclahsmo. A la determinacion de la actitudexistencialista se abren, pues, tres vias.

En primer lugar, puedo considerar como funda-mento del existir el hecho de que para referirse al serse desliga de la nada. En tal caso, el desligarse de I~nada y, en ultimo analisis, la nada misma determinanla . natu~aleza de ·Ia existencia. Pero puesto que laeXIstencla no se desliga jamiis de la nada, en cuanto

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que no se identifica jamiis con el ser, se define en estecaso por la imposibilidad de que ella no sea la nada.

En segundo lugar, puedo considerar como rasgosaliente de la existencia su relacion con el ser, sutrascender hacia el ser. Pero puesto que la relacioncon el ser que la existencia puede establecer n9 esjamas un llegar a unirse e identificarse con el ser, laexistencia se define en este caso por la imposibilidadde que ella sea el ser.

En tercer lugar, puedo considerar como rasgo sa·liente de la existencia la relaciOn misma con el ser enla cual ella consiste. En tal caso se define la existenciapor la posibilidad de que ella sea la relacion cond ,er.

De esta simple exposicion resulta que no son posi-hies posiciones existencialistas distintas de estas 0 irre-ductibles a estas. Y ni siquiera es posible una conci-liacion entre eUas que no sea diletantesca y banal. Laprimera posicion es la de Heidegger, la segunda es lade Jaspers, la tercera es la mia.

La superioridad de la posicion que yo presentoconslste en el hecho de que solo en ella encuentra elproblema del ser su fundamento como problema. Enlas otras dos el planteamiento del problema es laaniquilacion del problema. La existencia se consti·tuiTia como relacion con el ser solo para comprenderla imposibilidad de la relacion. De hecho, en el pri.mer caso desembocaria en la imposibilidad de desIi-garee de la nada, en el segundo caso desembocariaen la imposibilidad de reIigarse al ser: en ambosC8SOS, se realizaria como destruccion de si misma.Vuelta a colocar sobre su verdadera base, de posibi-lidad de la relacion con el ser, la ·existencia encuentraen SI misma su signific!lcion positiva y autosuficiente.No se niega reaIizandose, sino que se afirma justo enaquello que es, esto es, en su esencia 0 naturaleza derelacion. Y 1&relacion en que consi!lte resulta, porobra del acto de su realizacion, devuelta ella misma a

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su naturaleza, a su problematicidad fundamental. Laproblematicidad de la relacion con eI ser viene a con-sistir en sl misma y a insistir sobre Sl misma, realizan-dose como problematicidad pura, como pura posibili-dad de una relacion posible.

La actitud existencialista, fundandose en la posi-cion que propongo, halla abiertas delante de sf lasvias que las otras dos posiciones cierran y destruyen.Estas otras posiciones reducen la existencia a unaimposibilidad fundamental -imposibilidad de desli-garse de la nada, imposibilidad de engancharse alser- esto es, a la necesidad y al determinismo. ConIa negacion de Ia problematicidad de Ia relacion, ycon su reduccion a una imposibilidad, quedan nega-das Ia indeterminacion y Ia Iibertad. Las posiCionesmentadas reducen Ia decision y Ia eleccion existencia-Ies a decidir 10 que ya se ha decidido, a elegir 10 queya se ha elegido. Quitan al empefio existencial suIibertad, reduciendolo a una determinacion predes.tinada. Quitan al destino del hombre su canlcter deIibre fidelidad, reduciendolo a Ia aceptacion del he-cho. En fin, vuelven imposible toda normatividad ytoda valoracion.

5. EL EXISTENCIALISMO ESTRUCTURALISTAo SUSTANCIALISTA

La posicion que yo presento, consolidando en si mis-ma y por Sl misma Ia problematicidad fundamentalde Ia relacion con eI ser, realiza autenticamente Iaindeterminacion y Ia Iibertad de Ia existencia. Estano tiene otro modo de realizarse propiamente que eIde realizarse como posibilidad de Ia relacion con eIser, esto es, como Ia origin aria, trascendental proble.maticidad de esta relacion. La existencia no resultaabandonada 0 lanzada hacia eI ser, de modo que nopueda reconocerse sino en la imposibilidad de ligarseal ser 0 de desligarse de Ia nada. La existencia se

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pone en Ia relacion con el ser reconoeiendose comopura posibilidad de esta relacion y permaneciendo fiela la problematicidad de su estructura.

La existencia no debe mirar mas alia de Sl, a aque-llo desde 10 que se mueve -Ia nada-, a aquellohacia 10 que se mueve --el ser-, sino unicamente a81 misma; y debe realizarse en Ia relacion consigomisma. La existencia es relacion con el ser; no puedereconocerse ni ponerse mas que como esta relacion,realizandola como aquello que es en su problemati-cidad fundamental. La problematicidad hace consis-tir la existencia en ella misma, impidiendole Ia impo-sible referencia a 10 que no es ella misma y dandole Iasustancia que Ie es pro pia.

La sustancia de Ia existencia debe ser reconoeidaasl en su problematicidad originaria, por la que sepone como relacion con el ser. Y Ia sustancia Iareafirma en su Iibertad ineliminable, absoluta. Si Iaexistencia se define por Ia nada, todas sus posibili.dades son igualmente inconsistentes e insignificantesfrente a Ia imposibilidad iinica que Ia constituye pro-piamente: Ia imposibilidad de desligarse de Ia nada.Si Ia existencia se define por el ser, todas sus posibi-lidades son igualmente inconsistentes e insignificantesfrente a Ia iinica imposibilidad propia: Ia de engan-charse al ser. En entrambos casos, Ias posibilidadesen que se pone son todas equivalentes en su insigni-financia y se Ie oCrecen en su indiferencia; ni a talindiferencia se sustrae esa iinica imposibilidad a Iaque debe reducirse Ia eleccion. Pero si se d~Cinela existencia por su relacion con el ser, Ia exigencia deconsolidar y fundar esta relacion obra como normainterior en Ia constitucion de Ia existencia y comoprincipio valorativo de Ias posibilidades que se Ieofrecen. Yo debo elegir 10 que me consolida y merefuerza en mi relacion con eI ser, quiero decir, 10que garantiza Ia posibilidad de esta relacion: deboelegir el ser la originaria problematicidad de esa re-

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!aciDn. Si esa relacion constituye, por su problemati.cidad, mi sustancia, debo permanecer fiel a mi sus.taneia y realizarIa en mi decision. La sustancia pro-blematica de mi estructura existencial es asi la normade mi decision, norma que me sustrae a la indife-re~~ia y a la equivalencia de las posibiIidades, re-uDlendolas y valorandolas sobre el fundamento de launidad sustaneial de ellas.

Si, pues, la existencia resulta devuelta a su sus-tancia, esto es, a la problematicidad originaria de larelacion con el ser, problematieidad que puede decirsetra&cendental en cuanto que es la condieion de dicharelacion, la existeneia queda sustraida a la predeter-minacion y a la indifereneia frente al valor. Cierta-mente, para mi, que existo, es el ser una posibiIidadde ser y, como posibiIidad, puede tamhien ser nada.Pero mi existencia no depende propiamente ni de lanada, ni del ser, sino de la posibiIidad de ser en queme constituyo: su sustaneia es, pues, tan solo el fun-damento trascendental, la condicion d~ la posibiIidad,esto es, la problematicidad por la cual es la que es.Y mi incumbencia sera la de garantizar y reforzar laposibiIidad de mi ser, consolidandola en su condiciontrascendental, realizandola en su problematicidad ori-ginaria y ultima.

Puede llamarse la posieion que presento existen-cialismo estrueturalista 0 sustancialista. Las paginasque siguen son una rapida exposicion de los puntoscapitales'de una actitud existencialista asi tomada.

6. EL PROBLEMA DEL SER Y. LA INDETERMINACIONDEL SER

EI problema: ~que es el ser? define ya un estOOo delser. Que este se ponga y encuentre puesto en el ser-y no podria ponerse ni encontrarse puesto en otrolugar que en el ser- implica que hay algo pertene-ciente al ser -un eRte·- que esta en una relacion de

inestabiIidad con este mismo. El ente, que plantea elproblema y es en cuanto es ese prob!ema, esta cie~,a-mente en relaci6n con el ser, pero estil.en una relaclOnque excluye la totaIidad y la necesida? de 5U 1!0s~si6ndel ser. Es en cuanto se pone y constituye a 51 mlsmoen el plantear y constituir el problema, por eso es enrelacion con el ser; pero en cuanto es como problemay en el problema, su relacion con el ser es inestable yprecaria y excluye la firmeza y la estabiIidad de !aposicion. Un ente que poseyese el ser como necesanaesencia suya no podria plantearse el problema del ser,ni podria constituirse en el planteamiento de tal pro-blema.

EI problema del ser define, pues, el estado de unente del cual no constituye el ser una posesion, sinouna posibiIidad. Como estado de un ente, el proble-ma no ha menester de que se 10 formule abstracta·mente 0 verbalmente para subsistir como problema.El problema constituye el ente en el sentido de deter-minar desde dentro todas las manifestaciones y todaslas actitudes concretas de este. Duda y certeza, esperay temor, aceion y desesperacion, son todos modos sin-gulares y concretos del problema del ser, porque estintodos determinados por la inestabiIidad de la relacionentre el ente y el ser. La feIicidad de un encuentroy una posesion, tanto mas preciosa cuanto mas sujetaal riesgo de la perdida, la amargura de un fracaso,la angustia de una imposibilidad, la victoria y el de-sastre, eneierran igualmente el sentido profundo ytotal del problema del ser, de la inestabiIidad de larelacion en que esta el ente con el ser, de la precarie-dad de su posesion, del riesgo que va unido a ella.El problema del ser ya no vive en el encapsulamientoponceptual y verbal de las doctrinas filosoficas, sinoen el ser mismo constitutivo del ente; en su vida tem-poral, en su limitacion, en su destino.. El ente que se constituye y vive en el problema

del ser, es el hombre. EI hombre es el ente que no

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tiene mas modo de referime al ser, ni de poseer elser,que el problema. El hombre puede alclinzar" tamhienla seguridad y la paz de una posesion del ser; perosOlo puede alcanzarla a condicion de conquistarlay sOlo al riesgo de perderla en todo momento. EIhombre puede rebelarse y huir ante cualquier deter-minacion; no puede rebelarse ni hoir ante el problemadel ser, porque la posibilidad misma de la rebelion,como de la aceptacion, esta en este problema que cons-tituye su naturaleza. Aceptar ser algo 0 rehusarse aserlo, solo es posible a un ente para el que sea unproblema el sery al que Ie esta dada la relacion conel ser en la forma de una inestabilidad fundamental.

El estado" del hombre definido por el problema delser es la indeterminaci6n. Esta es la problematicidadmisma de la relacion entre el hombre y el ser. Por laindeterminacion es el ser para el hombre una posibi-lidad. El hombre puede referirse al ser y el ser puedeser propio del hombre, constituir su posesion. Peroesta posibilidad no se inmobiliza ni s~ fija jamas enuna inmanencia necesaria del ser al hombre, ni enun dominio necesario del ser sobre el hombre. Lainmanencia y el dominio solo se verifican en la for-ma de la indeterminacion por la cual uno y otro sonposibilidades efectivas siempre; realidades 0 presen-cias necesarias, jamas. La indeterminacion es la na-turaleza pro pia del hombre en cuanto que no tienenaturalei:t y es el problema de su ·naturaleza.

7. LA EXISTENCIA COMO RELACION CONLA INDETERMINACION ORIGINARIA

La indeterminacion es el estado propio del hombrecomo posibilidad de ser. El hombre en el problemadel ser, se halla en estado de indeterminacion porqueha estado indeterminado. El hombre solo se constitu-ye en la indeterminacion en cuanto que esta ya hasido, solo en cuanto_que ella es en el pasado, esta ya

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rebasada y trascendida. El estadu de indeterminacionsupone un movimiento que va mas alIa de la indeter-minacion. El rebasar la indeterminacion, el salir deella, es el existir (ex-sistere). El hombre existe encuanto que, constituyendose con el problema y en elproblema del ser, sale de la indeterminacion que esteimplica y se mueve hacia el recollocimiento de ella.El existir es el acto con que el hombre reconoce laindeterminacion de su naturaleza y por ello planteacomo naturaleza suya el problema del ser. El existirsOlo es un rebasar la indeterminacion porque es unretorno a la indeterminacion. Evidentemente, el exis-tir es el movimiento concreto en que la indetermina-cion estli puesta y constituida como punto de partiday como punto de lIegada. EI existir es el planteamiell'to justo y autentico del problema del ser, porque es laconstitucion de este problema como naturaleza propiay origin aria del hombre.

Si la indeterminacion es la relacion de problema-ticidad entre el hombre y el ser, el existir es el fun-damento mismo de esta relacion, stl problematicidadconstitutiv"a. Si la indeterminacion es el 'ser como po-sibilidad, el existir es el fundamento y la condicion detal posibilidad, es la posibilidad trascendental. Laindeterminacion y la posibilidad no son nada fueradelexistir, porque solo el existir es el acto concreto de sufundacion y por ello la condicion necesaria de su estarahi. En el existir se realiza la indeterminaci6n comorelaciOn consigo misma. Y en realidad solo en estarelacion es ella misma, esto es, indeterminacion. Laexistencia es la relaci6n de problematicidad consigomisma y es la constituciOndel hombre en su problema-ticidad originaria

La existencia define al hombre en la indetermina-cion de su naturaleza. Y 10 define, no ya en cuantoelimina 0 aniquiIa esta indeterminacion, sino justo encuanto la pone, la reconoce y la realiza hasta el fondo.La existencia lunda la problematicidad potque la re-

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duce a 8U condicion trascendental; pero esta lun4tJociOn es un empujarla a fondo, un realizarla hasta elfondo, un reducirla a su profundidad iiltima. Ens-tiendo, reconoce el hombre que la problematicidaddel ser es pro pia, constitutiva y originaria de su na-turaleza, y que, por tanto, sus actitudes concretas nodehen ignorarla 0 negarla, sino levantar acta de ellay realizarla. La existencia es, de tal modo, la inteli-gencia concreta que tiene el hombre de su naturalezaoriginaria. Retornando a la pro pia problematicidadconstitutiva, y reconociendola como originaria, com-prende verdaderamente el hombre su naturaleza. Perola comprende, ya no con un acto de consideracion ob-jetiva, conociendola; ni con un acto de consideracionsubjetiva, pensandola; sino como un acto de realiza·cion efectiva: con una decfsi6n. La relacion existen-cial con la problematicidad originaria es la inteligen-cia que tiene de si el hombre, en el sentido de ser ladecision que toma el hombre de ser de conformidadconsigo mismo, esto es, de conformidad con su pro-blematicidad originaria.

En el planteamiento del. problema del ser estli rea-lizada como tal esta prohlematicidad originaria. EIacto en que se la reconoce como originaria y se lapone como tal, es el acto con el que la realiza el hom-bre; pero el hombre, realizandola, se realiza a simismo, pOl'que no es el originariamente mas que estaproblematicidad, El planteamiento del problema delser en su forma justa es, pues, la constitucion mismadel hombre. De aqui resulta que el planteamiento delproblema del ser no es acto de consideracion teoretica,sino acto existencial, esto es, decision: es la eleccionque .hace el hombre de ser si mismo y de empeiiarsey realizarse en el sentido de su problematicidad ori-ginaria.

8. LA INDETERMINACI6N ORIGINARIA COMO SUSTANCIA

La problematicidad origina~ia,. Justo como tal, cons·tituye la norma de la constItuclOn del hombre, Plan-tear el problema del ser, significa, para moi,reconoceren el planteamiento de este problem~ !"I naturalezaoriginaria; y significa, por ello, d~ldlrme 0 a empe-iiarme hasta el fondo en la realizaclOn de ml natura-Ieza originaria. EI planteamiento del problema, 'elreeonocimiento y la decision, hacen todos una solacosa y forman el mismo acto: que es el acto P?r elcual me constituyo y soy verdaderamente yo mlSmo.La unidad y la identidad de mi yo mfsmo, 10 que yoverdaderamente soy en mi mismo y por mi mismo, sedetermina en ese acto por virtud de mi decision. Porella no estoy abando~ado a la indeterminacion; sinoque, asumiendola como naturalez~ mia, la domino ~la poseo. Y, poseyendola, no solo me poseo a 0 mlmismo, porque soy originariamente esa indetermm~.cion, sino que tambien poseo el ser que me .es propl?en la forma, en la que me es propio, de la mdeterml-nadon. La decision que trae consigo la posesion ycondiciona mi pro pia constitucion, no es, con todo,nada de arbitrario, ni la eleccion en ella implicita es,en nada, una eleccion de indiferenciao Yo no puedodecidir de mi mismo sino sobre el fundamento de 10que soy, esto es, sobre el fundamento ?e la d~ter-minacion originaria; yo debo realizar la mdetermma-cion originaria, si quiero ser yo mismo. Pero yo nosoy originariamente mas que indeterminacion: la. in·determinacion es, pues, mi verdadero ser; el en s~,lasustancia de mi mismo; es, pues, en eBa y por ella,como debo realizarme. El reconocimiento de la inde·terminacion implicita en el planteamiento del pro-blema del ser, es el reconocimiento de la sustanciamisma de mi ser. Es la confesi6n de 10 que soy, es laafirmacion de la sustancialidad de 10 que soy; esel empefio del porvenir.

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La sustancia qne en ml decide es 10 que yo verdD-deramente soy, 10 que debo ser. La sustancia no esla razon suficiente de mi decision sino en el sentidode que es el deber $er que reclama y exige la decision,en cuanto que me llama a mi verdadero ser. La sus·tancia no precede a la decision que me constituye,porque es solamente el deber ser, la norma de estadecision. La sustancia es, indudahlemente, el fun·damento y la guia de mi eleccion, la razon sufieientede mi decision; pero esto no significa que en ella esteya elegida mi eleecion y ya decidida mi decision. Esasustancia es, en efecto, esa misma indeterminacion yproblematicidad, y solo como tal puede tener el valorde fundamento y norma de mi decision y de mi elec·cion. EI en si de. la sustancia cs la pura, originariaproblematicidad, la indeterminacion absoluta, tras-cendental, condie ion de cualquier otra indeterminacion.No implica ninguna eleccion ya hecha, ninguna deci·sion ya tomada. Ciertamente, puedo decidir solo deconformidad con 10 que soy originariamente; y asidebo decidir. Pero lque soy yo verdaderamente? Larespuesta a esta pregunta solo la dara mi eleccion. EIacto con que decidire sera el acto con que me reco·nocere .a mi mismo, con que reconocere mi sustancia.La decision es el reconocimiento y el reconocimientoes la decision. EI existir no es la consideracion abs~tracta de posibilidades equivalentes entre las cualesyo oscile; es la pasion que me empena en la posibiIi-dad fundamental, sobre la base de la cual encuentrola realizaeion de mi sustancia.

9. LA SUSTANCIA COMO CONSTITUCION NORMATIVADE LA EXISTENCIA

La existencia, como empeiio y decision, es mi relacionnormativa con la sustaneia. La $ustancia es la consti-tuei6n normativa del acto existencial y yo soy lafinitud y la individuacion de este acto. La sustancia

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ea 10 en sI, el deber ser universal, 10 eterno, justo enel acto con que decido de mi en mi intimidad apa-sionada, en mi individualidad, en mi destino temporal.No puedo enlazarme a ella ni reconocerla sino limi-tandome y reconociendome a mi mismo. EI acto conqne me limito en mi finitud y me encierro en 10 queme incumbe, resistiendome a que me distraiga 0 atrai-ga otra cosa, es el acto con que ella esta frente a mi'en su en sI trascendente, en su ser universal y etemo.La sustancia es 10 que es originario, 10 que es en si,10 que debe ser porque no puede no ser: la indeter·minacion ultima que me constituye. Reconocerla sig-Difica constituirme por aquello que verdaderamentedebo ser, esto es, limitarme y exaltarme juntamenteen mi individualidad por virtud de una decision quees un empeno total.

Se ha dicho que la indeterminacion vive en lasactitudes concretas del hombre individual, en sus ac-clones y sus pasiones. Es evidente que el sentido ul-timo de todas las actitudes, de todas las acciones ypasiones de un hombre, solo se realiza a medida queel hombre, percibiendo en ellas la indeterminacionfundamental que las constituye, se empeiia en la rea·lizacion cumplida y definitiva de la actitud que reco-noce pro pia suya. Cuando ha reconocido y decididoIa actitud que Ie es pro pia, 0 la incumbencia para lacual nacio, la indeterminacion ya no se Ie presenta en

., ,18. dispersion de las multiples actitudes posibles, sinoeomo riesgo de su exito y como responsabilidad suyafrente al riesgo. La responsabilidad frente a si mismoes el primer sintoma del empeiio total, es la primerarevelacion hecha al hombre de la sustancia de su ser.Elegido su camino, debe recorrerlo hasta el fin con larenovacion continua de la decision y la eleccion, conel retorno incesante sobre si mismo y sobre las razonesdel propio ser: sobre el fundamento y sobre Ia guia«fuees la sustancia. Yo pienso, obro, dudo, temo, pa-&zco 0 gozo de mil modos pero solo existo verdadera·

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mente si· toda la suma de las indeterminacione8 exis-tenciales converge para mi en la unidad de unaincumbencia 0 de una pasion fundamental en la queesta puesta la realizacion de mi mismo. En esta Ii-mitacion me ~ncuentro; y encuentro 10 que verdadera-mente soy; 10 que debo ser, mi sustancia. Cuanto masexclusiva y apasionada, tanto mas me enriquece lalimitacion; me enriquece en el sentido de la profun-didad interior, en la que encuentro mi sustancia dehombre, esto es, mi individualidad en la tesonanciade su significacion universal. Cuanto mas me Iimito,tanto mas me trasciendo. Cuanto mas soy yo mis-mo, tanto mas se afirma ante mi la sustancia de miser con la superioridad y la fuerza de su valor tras-cendente. La excepcionalidad del relieve que adquiero.frente a mi mismo solo puede venirme de la sustancia;mas a la sustancia de mi ser no debo un obsequiogenerico 0 abstracto, sino un reconocimiento efectivoy realizador, un empefio eficaz, una responsabilidadefectiva. La sustancia impide la disipacion, el aban-dono, la superficialidad y la insignificancia. La sus-tancia apela a 10 que hay de interior y profundo ennosotros mismos, a aquelIo que mientras nos hace ser10 que verdadera y originariamente somos, nos alzafrente a nosotros mismos y nos lleva mas alIa de nos-otros. La sustancia determina el movimiento de retor-no de nosotros mismos a nosotros mismos, nos empefiaen la fideIidad a nuestra naturaleza originaria, extien-de hasta el infinito la significacion y el alcance denuestros actos.

10. LA SUSTANCIA COMO CONDICION DE LA· REALIDAD

La existencia es, para el hombre, una relacion indivi-duante. Refiriendose a la sustancia, el hombre se in-dividiia, se define y adquiere el maximo relieve deque es capaz. Pero la individuacion solo es posibleen cuanto que el movimiento individuante trasciende

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.10s limites de la individualidad. EI hombre solo se~d.ivid~a e!l.relacion a la sustancia y al mas alIa de sufmltud !~d1Vldual.. EI movimiento en que se establece~ relaclOn determlI~a al mismo tiempo la individua-lidad y 10 que trasclende 0 abraza la individualidad:el ser y el mundo. EI individuo no es tal sino en re-lacion a una totalidad que 10 comprende. EI hombreno puede ponerse como hombre si no se pone en elmun~o. ~ ~onsolidarse en si del hombre, su retorno~ ~ mtenonda~, ~u tender a realizarse a si mismo y

'.UDlca.mentea Sl mlsmo, 10 ponen en una relacion ne-,~na .con ~I mundo, esto es, determinan su situa-cum e:'lstenC18l. La posicion del hombre en el MundoIe defm~ y. s~ det~rmina con el definirse y determi-parse la m~lvI~uahdad del ho~bre. A medida que veoclaro en ml mIsmo y voy realizando en mi mismo 10,que es~o.~Il~ado a ser, mi posicion en el mundo yla POSIcionmlsma del mundo frente a mi se define.en su verdad. El mundo se me abre en su verdad se.revel~ en su verdadero ser, tan solo si me afirmo c~mo""yopllsmo y me realizo en la verdad de mi sustancia.<~ sustancia es mi interioridad normativa y constitu-.tiva, es _10que me empuja desde dentro a decidirmey e~penanne; pero en la decision y el empefio queen vlftud de ella tODIOsobre mi, se me presenta ellXIundo ~n .su ~erdadera naturaleza. La decision yel ~p~no. I.mpli~an, en efecto, la realizacion efectiva

..d~ mi. mdivlduahdad; y tal realizacion pone mi indi-vlduahdad en una relacion necesaria con el mundo yestablece asi una situacion en la que se me presentael ~~~do com? es porque yo soy 10 que debo ser. LadeciSIOnconstltutiva de mi yo mismo, lejos de consu-lI?a~seen los limites hermeticos de mi individualidadflnl~a, la trasciende, realizandola. Una situacion exis-tencI~1se enraiza en ella, situacion en que estamos de-terml~ados a ~n tiempo yo y el mundo en nuestraesencl~ ~~spec~lvapor el acto existencial mismo, por

decISIOnmlsma. Anclando en la sustancia de mi

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ser, me enraizo en la realidad del Mundo. Pasando, envirtud de mi decisiOn, de una existencia impropia ydis persa a la existencia pro pia y significativa a la quese me llama, determino al par el paso del mundo des-de la aparieltCia hasta la realidad. El Mundo siguesiendo para mi una apariencia mientras no he decidi·do de mi mismo. Solo me ofrece las mudables y la-biles perspectivas de posibilidades equivalentes entrelas cuales me encuentro sin guia. Esul privado de con-sistencia y seriedad, es un juego futH en que se suce-den vicisitudes privadas de significacion, que no dejanrastro. Pero cuando he decidido ser 10 que se me llamaa ser, cuando me empeiio en realizar la sustancia demi ser, entonces el Mundo se pone y se revela ante micomo una realidad estable y consistente, en la que 10que acaece no me es indiferente, porque incide sobremi 0 sobre Mis incumbencias, y en la que por ello noacaece nada inutil.

Mi decision no envuelve, pues, solo a mi, sino tam-bien el Mundo del que formo parte. EI lIamamientode la sustancia se vuelve hacia mi desde mi interior, yes 10 que de mas intimo tendria en mi mismo; em-pero, determina a traves de mi decision la realidad yla verdadera revelacion del Mundo. Que el Mundo seaapariencia 0 realidad, que la totalidad en que vivo, 105seres con que estoy en relacion sean fantasmas incon-sistentes y falaces 0 realidades validas y efectivas, noes un problema teoretico que pueda resolverse con unaindagacion del pensamiento: es un problema existen-cial que debo decidir, decidiendo de mi.

11. LA SUSTANCIA COMO CONDICION DEL DESTINODEL HOMBRE

iPor que soy 10 que soy y no otra cosa? Esta pre-gunta me la sugieren diversas situaciones existenciales.Puede sugerirmela una eertidumbre amarga acerea demi destioo, la dud a aeerea de la eonsecucion de 10

quiero de corazon. Puede sugerirmela la desespe-racion de un fracaso: se que no lograre ser 10 quequisiera y debiera ser y quisiera evadirme de mimismo. Puede, en fin, expresar la dispersion y lainsignificancia de mi existencia. En este caso se mepresenta como perfectamente objetiva, privada de~argura 0 de veneno: se me presenta como un pro-blema teorctico. En realidad, en este ultimo easo, nome considero como yo mismo, sino como un hombreeualquiera susceptible de aceptar r encarnar un des-Uno cualquiera. La pregunta es entonces el sintomay la expresion de mi irresolucion existencial, de labanalidad y la dispersion de mi ser.

Pero si se hace la pregunta en el acto de unaefectiva y propia decision existencial, encuentra suverdadera respuesta: yo soy 10 que soy porque taldebo ser. En eualquier circunstancia de lugar y tiem-po sere 10 que soy, si 10 que soy es la sustancia de miser. Mi vocacion me coloca por encima de la variabi-lidad de las circunstancias, frente a una mision quello es susceptible de que ellas la modifiquen. Loque debo ser, la sustancia de ml mismo, me urge desdedentro con un lIamamiento tan apasionado e irresis-tible que no me consiente admitir otra direccion efec-liva de mi existencia. He ~Iegido ser 10 que sustan-cialmente soy: mi destino esta decidido.

Frente a tal pregunta se aclara, por tanto, de unmodo crucial, el destino del hombre. EI hombre que .ha decidido de 51 fundandose en su sustancia, yque por ello forma parte de un Mundo que es unaseria y consistente realidad, y no una apariencia,liene un destino que no puede ser mas que suyo, que10 individua infaliblemente entre 105 infinitos hom-bres que fueron, son y seran, que puede ser tambiensu tormento 0 su desesperacion, pero al que no re-nunciara jamas. EI hombre que no ha deeidido de si,y que se deja vivir segun las vicisitudes insignificantes

;:"de un Mundo inconsistente, no tiene un destino: po-

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dria ser el mismo igual que otro y frente ala pregun-ta: l por que soy 10 que soy? permanece desespera-damente sin respuesta.

Una vez aim el plantear una cuestion en el planoteoretico revela una insuficiencia existencial que haceimposible la solucion de la mis~~. Una vez .~un setrata de existir esto es de decIdu. La elecclOn deldestino es la d~ision qu~ tomo sobre m.i. 5i me miell;-to y soy un hombre cualquiera, cualq~r &uerte 0 v~-ci&itud me resultaria adaptada. Pero SI soy verdade:ramente yo mismo y me he empeiiad~ con todo .~llyo en la incumbeneia que me es propIa, la cuestionesta ya resuelta: e&te sere en todo caso, en todas laseircunstancias; e&te y no otro.

12. LA SUSTANCIA COMO FUNDAMENTO DE LACOEXISTENCIA

EI destino empeiia al hombre en la fidelidad a una in-cumbencia y en ultimo aDlilisis a si mismo, a su sus-taneia. Mas asi como 10 pone en un Mundo que esrealidad efectiva y no aparieneia, asi tambien 10 poneen una comunidad que es verdadera comunidad dehombres. l Que son 10& otros para mi? Ciertamentedebo tratar de ver '10 que son verdaderamente, en sunaturaleza. La existencia me coloca continuamentefrente al otro: no puedo exutir de modo alguno si nocoexuto: ya que no puedo definirme en una incum-beneia en una funcion, en un acto, en un sentimientocualquiera sino definiendo al mismo tiempo a losotros co~exos conmigo de cerca 0 de lejos en laincu~bencia en la funeion, en el acto 0 en el senti-miento que ~e es propio.. La eXistenei,a es ~I movi:miento que me Heva contlDuamente mas aHa de mlmismo: no solo en el mundo, sino tambien entre losotros. POr su mismo canicter individualizante, la exis-tencia establece mi conexion vital entre los otros y yo:porque mi individualidad esta delimitada y constitui-

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ypo< un complejo de detenoma';one, qne van m;' l1&" alia de mi e inc1uyen necesariamente a los demas\:~ hombres. Mi existencia, por el hecho de ser mia, esl.existencia con otros. No puedo atribuirme a mi mis-1,1IDO una incumbencia, todo 10 Modesta y limitada que,~{,.e quiera, pero que no inc1uya, como necesaria con-

>dicion suya, mi coexistir con los otros. A la existen-t eia de los otros no Hego merced a ningiin procedi-:,miento discursivo 0 teoretico; esta en conexion con1mi misma existencia de un modo vital.i' Por eso, cuando, constituyendome en mi individua-

./Jidad propia, decido de mi, como decido de la rea-~;,litJad del mundo, tambien decido de la dignidad det,,<los otros hombres. 5i me realizo normativamentej~i;Ue conformidad con mi sustancia, si me atribuyo a',.-ni mismo la dignidad de un hombre que tiene un

tino, debo reconocer posible en los otros esta mis-a dignidad yeste mismo valor. Ala pregunta: lquen los otros? solo puedo responder respondiendo ata otra pregunta: lque soy yo mismo para mi? Nia ni otra pregunta son de naturaleza objetiva 0 teo-

'tica. Ambas admiten una sola respuesta, la existen-'at De mi debo decidir para ser 10 que soy; y conta decision reconocerc tambicn el valor que tienen

otros para mi. La comunidad de otros hombresuede presentarseme como un complejo de relacionese me limitan y me mortifican en la vana y dispersa,rsecueion de mi mismo, y puede ser, por el contra-

" '0, para mi, una solidaria comunidad de intereses y'',lie fines en que encuentro mi autcntica realizacion.,I e sea una u otra cosa depende de mi, de mi deci-;.flon. Como decidiendo de mi decido de la apariencia":0 de la realidad del Mundo de que formo parte, as!'~'4lnla misma decision decido tambicn de In solidaridadii;que me liga a los otros 0 de la lucha y la ruptura, tre los otros y yo. Puesto que no puedo realizarme

mi verdadera !lustancia sino en la solidaridad cons otr-oshombres, la disipacion de mi mismo me pone

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siempre en un estado de ruptura ahierta 0 latente con108otros. Si no soy yo mismo, no viven los otros con-migo en la solidaridad efectiva que dehe ligarnos atodos en la comun mision humana. Si no me com·prendo a mi mismo, no comprendo a los otros ni losotros me comprenden. La comprension interhumana,la solidaridad efectiva y diligente entre homhres Ii-gados entre si por una mision historica comun, dehorcalizarla en mi mismo y por mi mismo, reduciendoa unidad mi naturaleza, remitiendola a su sustancia.

EI aislamiento existencial es propio de la existen·cia dispersa e impropia. EI aislamiento es rupturade la solidaridad humana, es incomprension. No tienenada que ver con la soledad en que se recoge el horn·bre para oir mejor la voz de los otros hombres, cerca·nos 0 lejanos, y para dedicarse libremente a la misionque eligio para si. El aislamiento es la ceguera vo·luntaria frente a si misl{lo y frente a los otros; es eldesconocimiento de 10 que somos para nosotros mis·mos y para los otros, y de 10 que son los otros para SImismos y para nosotros. Aislarse significa volver lasespaldas a la propia sustancia de hombre· y rehusarsea si mismo la pro pia realizacion. EI aislamiento com·pleto es la locura, por la que el hombre se pierde de·finitivamente en el desorden de la incomprensiontotal.

13. TIEMPO, ETERNIDAD, SUSTANCIA

Permanecer fiel a la sustancia del propio ser, significaposeer un destino. El destino es el empeiio del porvenir,es la anticipacion rJ,e10 que sera. EI hombre que po·see un destino sabe que, acontezca 10 que .sea, el por-venir se asemejara al pasado, tendra con el pasadouna continuidad y una conexion vital. Y este su sa·ber no es un pensamiento 0 una constatacion objetiva,sino una decision empefiosa de la que forma parteintegrante la consideracion del riesgo y la propiare!'\ponsahiJidad frentc al riesgo. Para mi, que 10 he

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•~onocido ~ docidido,d d.,lino 'i,nifies qu" ,i hi,u.:,;IOdo m~da~a, nada mudara, porque yo permanecere•.••..fiel a ml mlsmo y a la sustancia de mi ser. £1 destino

d.~ una significacion permanente y eterna a la disper.sion y a la nada del tiempo.., Al hombre .10 pone la existencia frente a la elec.

cIOn entre el. tIempo y la eternidad. EI tiempo es lanat~ra1eza~lsm?, de la indeterminacion de su estado.~ mdetermmaClOn es, como se ha visto, la inestabi.lidad fund?~ental del hombre. La prob1ematicidadde su r~1~c~oncon ~1ser. La problematicidad signifi.ca 1a n~h~hd~~ poslble de Ia relacion, Ia posibilidad~e s~ dlsoluclOn. Por 1a inestabilidad que Ie es cons-ti~utIva, puede el hombre perder y extraviar todos y~ad? una de sus posibilidades de ser, y por eso 10~~IDen Ia muerte y el tiempo. EI tiempo es Ia posi.blhdad de que se extravle cada una de 1as posibili.

..'dades. de~ hombre; Ia muerte es 1a posibilidad de que~. amquden todas sus posibilidades y se aniquile elmISm? La muerte y el tiempo, 0, en general, Ia tem-

_. porahdad, determinan, pues, esencialmente, Ia natura.leza d~I .hombre en cuant~ es indeterminacion y pro.~le~atiCldad. La temporahdad no es una circunstant:iaa~ldental de la existencia del hombre, un estado pro.

. ~lsional de su ser a1 que sea concebible que se sustra.l.esc:: L~ ~emporalidad define la natura1eza, 1a consti.tuclOn .ultima del hombre, porque es la problematici.clad ml~ma de su ser. Todo 10 que el hombre es 10~ en vlltU~ de su. naturaleza problematica; y es~ es

{~ tempo~ahdad mlsma. Un ente que no estuviese su-"peto al tIempo y a Ia muerte, no seda un hombreJr Toda c0J.1sideracion.de.1hombre que prescinda de s~;1 temporahdad constitutIva carece de verdad.'. .EI hombre no pu~de, pues, sustraerse a Ia tempo.,r,ahdad que Ie constItuye en su interioridad funda-

men~. Mas, de otro Iado, no puede decidirse ni ele-.SIDOsobre e1 fundamento de algo que ttascienda

tIempo y tenga un significado permanente y eterno.

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El hombre es temporalidad, pero no podria ser nisiquiera temporalidad sino no ancIas~ en.,10 eterno.Su ser cela continuamente en su constltuclOn la ame-naza de la nada; y continuamente 10 llama y 10 em-puja hacia un ser que esta mas alla de toda amenaza.

14. LA SUSTANCIA COMO FUNDAMENTO DE LAHISTORICIDAD

Ahora bien el hombre puede sustraerse a la amenazay ancIar en' el ser de un solo modo: «Jecidiendo de sudestino. No puede desconocer su naturaleza, esto e~,su temporalidad originaria. Mas reconocerla y .decl'dir permanecerle fiel, significa trascende! haCIa 10eterno. La sustancia de mi ser induye el nempo y lamuerte, y es la que es justo en virtud de estas doscosas: estas dos cosas debo,pues, acepta!las. Deboafrontar el tiempo y la muerte, y debo reahzarlos has·ta el fin en su fundamento ultimo y trascendental.Representan el riesgo conexo con mi logro como ?om.bre, con la realizacion de mi mismo. Es un nesgoinevitable, porque sin el ni siquiera habria el. pro-blema de mi pro pia realizacion. Es, pues, un rlesgoque debo acoger en su plenitud. Acogiendolo y deci·diendo en consecuencia realizare verdaderamente lasustancia de mi ser, justo en esa problematicidad queparece el obstaculo a su realizacion yes, por. el con·trario su condicion. Realizando hasta el fm, tr(l$-

cende~talmente, la temporalidad de mi ser, quedare,mas alIa de la temporalidad, solidamente ancIado enla sustancia ultima de mi ser.

Por la indeterminacion de mi estado me viene alencuentro el porvenir, sin que yo sepa 10 que me trae.Mi ser es una posibilidad de ser que puede lanzarmeen muchas direcciones y tambien en la nada. Estaposibilidad dispersiva y aniquiladora forma parte demi, mejor, es yo mismo. Pero r~o~ocerla co~o y?mismo, significa retraerla ami, umflcarla en ml um·

dad, esto es, suLordinarla a la mlSlOn que me he>prefijado y a la eleccion que he hecha. Esta posi-

J:"bilidad la anticipo con mi decision y la retraigo al} pasado; y asi pongo mi pasado como mi porvenir, me

)i/liU8tiaigo a la amenaza de la dispersion y establezco'~'Ja unidad y la consistencia de mi yo. Esta posibilidad~"'"de eer, a primera vista oscura y amenazadora, se

I>ilumina a la luz de mi pasado. Debo ser 10 que he

,.itJo. La sustancia de mi ser suelda normativamente'•.(.•'.....•.•mi porvenir con ~i p~sado; y, por .1,0 mismo, consti-• '. tuye en el porvenu ml pasado, haCIendolo norma de

,:mi mismo. Debo ser en el porvenir el que he sido;'. wrdaderamente, el que he sido siempre; debo ser

~~.•.e8e yo mismo' que ha superado y vencido las dis·.t· persiones momentaneas, no el que tal 0 cual vez seha extraviado y dispersado. La reducci6n del por-venir al pasado es tambien la constituci6n del pa-sado en el porvenir.Esta reduccion y esta constitu-cion forman un acto simultaneo, que es la historicidadde mi ser.

La historicidad es el acto de la decision propia ylUltentica, es el presente que me define y me limita

mi eleccion actual y me hace ser yo mismo. Cierto-que tambien puedo desconocer, olvidar 0 descuidar miaaturaleza temporal. Pero en tal caso desconozco,oIrido 0 descuido la problematicidad originaria, miraaturaleza ultima, y me vuelvo incapaz de realizarme.

" En tal caso, mi existencia se disipa y pierde toda sig-~LJWicacion. Vivo al dia. El porvenir se me echa en·

"

'; cima sin que 10 vea 0 10 sospeche; ignoro la amenaza,latente de la temporalidad; pero justa porque la ig-

•.....•...noro, estoy indefenso frente a ella. La temporalidad.' me sumerge y me domina, porque no la tomo sobre, IIli con el acto libre de mi decision.

't~ La decision, solamente, me sustrae a "la amenaza.~;iiy a la dispersion de la temporalidad, no porque ani-;~~,quile la temporalidad, sino porque la realiza en su~;ooDdicion ultima, esto es, en Ia problematicidad ori·

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gillaria. La decision hace de la amcnaza ignorada 0latente un riesgo efectivo que debo afrontar. No su·prime la indeterminacion de la temporalidad: supri.me en la temporalidad la insignificancia y la disipa-cion, para recogerla en la unidad significativa de unaalternativa crucial: lograre a 110 lograre ser el quedebao La decision me suslrae a la temporalidad comodispersion e insignificancia, y me conduce a la histo-ricidad como unidad y permanencia de una signifi-cacion. La historicidad en que me coloco con la deci-sUm efectiva, realiza la unidad de IJ.1iindividualidadpropia, y juntamente Ia significacion universal del serpor respecto a la cual se define mi misma unidad. Lahistoricidad realiza, por ende, Ia constitucion sirouI-tanea de mi verdadero yo mismo y de mi verdadero.ser: en una palabra, la sustancia de la existencia.

15. LA EXISTENCIA COIIIO INTERPRETACION DE LASUSTANCIA

El movimiento que realiza Ia autenticidad de Ia exis-tencia, llevandola de Ia dispersion insignificativa de latemporalidad a Ia unidad significativa de Ia historia,de la amenaza al riesgo,' del desconocimiento de Sl ala inteligencia de Sl, puede describirse en su totaH-dad como una interpretacion existencial de la sus-tancia. En eI se realiza, en efecto, la sustancia origi-naria de la existencia como un retorno sobre Sl mis-ma que es un acto de autointerpretacion. EI retornode la sustancia a Sl misma no es un acto de reflexional cual este ya antepuesto el SI mismo al que se re-torna, sino que es un acto que plantea el problemadel Sl mismo al que debe retornarse. Yo debo perma-necer fiel a ml mismo, a mi sustancia; pero mientras,no he decidido efectivamente esa mi fidelidad, notengo un mi mismo, una verdadera sustancia de miser. EI retorno implicito en la decision es al mismotiempo el acto del reconocimiento y de la constitucion

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de mi sustancia original: la cual resulta, pues, inter-pretada en su verdad por este acto.

La interpretacion no fija, por 10 demas, la sus.tancia en una inmovilidad que excluya la problemati-cidad, que haga segura Ia posesion y eHmine Ia inde-terminacion. La interpretacion confirma y consolidaIa sustancia en su problematicidad esencial, haciendoasl mas claro y mas urgente el llamamiento de su

'normatividad. La· interpretacionestablece solidamen-Ie Ia sustancia en su normatividad, desde donde nodeja de exigir de mila renovacion continua de ladecision que la ha interpretado en su verdad.

La interpretacion ha eliminado Ia amenaza, no el. riesgo, de Ia existencia. EI riesgo exige que yo per-

manezca vigilante en la mision con que me he identi.ficado, esto es, que continue y renueve el acto de lainterpretacion, profundizandolo incesantemente conuna repeticion que no es su simple reiteracion, porquees la continuidad vital misma de mi fidelidad a mlmismo.

La sustancia como condicion y termino final delmovimiento interpretativo es eI trascendental de laexistencia. EI retorno interpretativo propio de la de.cision remite incesantemente la existencia a su con.dicion ultima, y la realiza en esta y por esta condicionultima. La interpretacion de la sustancia es la realiza.cion del trascendental. La existencia no tiene un apriori que la condicione y que condicione la relacioncon el ser en que ella consiste. La relacion con el serse vuelve una relacion fundada, esto es, se consolidasobre la base de su condicion originaria y ultima soloen virtud del acto interpretativo. La condicion origi-naria y ultima no es, pues, un a priori que preceda,como quiera que sea, al acto existencial, sino que esun trascendental que el acto existencial realiza mercedal retorno interpretativo a Ia sustancia. La relacioncon el ser constitutiva de la existencia procede del actointerpretativo devuelto a su posibilidad originaria y

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y--fundado en esta posibilidad; esta posibilidad es la I

r:¢.•.•'..•..

condicion trascendental de la relacion, y esto es delmovimiento existencial entero. El trascendental ad-quiere asi su verdadera significacion normativa y va-lorativa, porque se identifica con la probJematicidad ~8ustancial que rige y guia la constituci6n autenticade la existencia.

Por su normatividad se vuelve la trascendencia dela 8ustancia el ·trascendental de la existencia. Loque la sustancia es en si, es 10 que debo realizarj en mimismo, como condicion de mi ser. La trascendenciaes trascendentalidad y la trascendentalidad es trascen-dencia. La interpretacion realiza la trascendencia dela sustancia como condicion, posibilidad ultimade mi yo.

III

LA EXISTENCIA COMO PROBLEMA

1. EL PROBLEMA DE LA EXISTENCIA COMO PROBLEMAAUTENTICO

;,Es el problema de la e~is!encia un prob~ema aut~n.tico? Esta pregunta prehmmar es necesana. ~ eXlS-tencia desiana, en general, el ser que es proplO delhombre. Ahora bien, ;,es el hombre pro pia e intrin-secamente, esto es, en la llaturaleza de su ser, unproblema?

Un problema no esta en conexion necesaria con lanaturaleza de la cosa sobre que versa. Bien puededarse el caso de que sea fruto de una condicion deignorancia y de olvido que no toque para nada alestado de la cosa que es objeto de el. Y, en tal caso,es algo provisi.onal y accidental, que no aoade niquita nada al estado 0 la naturaleza de la cosa. Unproblema de este genero es un problema impropio.Puede plantearse y resolverse sin que el planteamientoy resolucion modifique 10 mas minimo 0 entre enforma alguna en la constitucion de su objeto. Ahorabien, ;,es el problema de la existencia un problemaimpropio de este genero?

Admftase, no obstante, que nazca de la condicionde ignorancia u olvido en que el homhre venga a en-contrarse, por motivo cualquiera, relativamente a lanaturaleza del ser que Ie es propio. Inmediatamentedebemos preguntarnos si justo esta condicion de igno.rancia u olvido no sera parte de la naturaleza delhombre y reveladora de esta, al menos dentro deciertos limites. Gerto que demuestra que el hombreno es, en alguno de sus aspectos 0 en alg(1llmomento,todo 10 que podria 0 debc",ia ser: dcmuestra, en otrosterminos, que al hombre se Ie escapa en algunos casos

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su propio ser. Si el hombre puede -aunque sea 'pro-visional y parcialmente- ignorar u olvidar el ser queIe es propio, esto quiere deeir que el ser que Ie espropio no tiene para el mismo plena y completa de-terminacion y estabilidad. Mas la indeterminacion einestabilidad del ser del hombre no es otra cosa queel problema de tal ser, esto es, el problema de la exis-tencia. Este problema radica, pues, en la neturalezamisma de la existencia, inc1uso si su nacimiento tienepor motivo la condicion de ignorancia u olvido en quepuede venir a encontrarse el hombre. Se trata, entonces,de un problema propio. Su raiz esta en la existenciamisma. Puede velarse 0 esconderse a veces, y tambienesta posibilidad debe tener su razon de ser en la exis-tencia. Mas el que la existencia sea 0 pueda ser un pro-blema es un hecho originario, un hecho revelador de lanaturaleza. de la existencia. No es posible considerarla existencia sin tener en cuenta que de ella es parteintegrante el problema de si misma. Y puesto que laexistencia es el modo de ser del hombre, es parte in-tegrante de la naturaleza del hombre el problema desu naturaleza. Asi, el simple planteamiento 0 formu-lacion del problema de la existencia, sin mas presu-posicion 0 anticipacion, determina una caracteristicaque debe tenerse por esencial de la existencia, la de serun problema para si misma. Cualesquiera que sean lasulteriores -determinaciones de la existencia, no puedencontradecir ni eliminar esta primera determinacionfundamental: la existencia es la posibiildad del propioproblema. Mas aun, las determinaciones ulterioresno pueden agregarse a esta extrinsecamente, en unsimple proceso de superposicion. Esta determinacionno puede considerarse una mas entre tantss otras.Puesto que el problema es autentico, esto es, reveladorde la existencia, todas las demas determinaciones de.ben estar cualificadas por esa determinacion primaria.En cuanto determinaciones de la existencia, deben to-das excluir la posibilidad del prOblema, y esta posibi.

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lidad debe estar en conexion necesaria con la natu-relaza particular de las mismas. La posibilidad delproblema no abre, pues, la serie de las determinacio-nes existenciales sino en el sentido de expresar la na·turaleza de todas las determinaciones posibles, y estoes de la existencia entera. El analisis de la existenciadebe, entonces, deseubrir en que sentido y dentro deque limites la posibilidad del problema de la existenciadetermina la existencia misma, esto es, en que sentidoy dentro de que limites el heeho originario de que elhombre es un problema para si mismo determina lanaturaleza y el destino del hombre.

2. EL HOMBRE, COMO FUNDAMENTO DEL PROBLEMAAUTENTICO DE LA EXISTENCIA, NO ES NI OBJETIVIDAD,

NI SUBJETIVIVAD

El problema de la existencia se presenta como unabusca del ser del hombre, de un canicter decisivo,esto es, tal que como busca pasa a determinar elser al que se vuelve. Ahora bien, esta busea no puede

\ considerar al hombre simpleme,nte como objetividad.Considerar al hombre como un objeto significa deela·rar inautentico el problema que Ie concierne, porqueequivale a sentar que este problema no califica alhombre. Toda consideracion del hombre como unobjeto es una negacion del problema de la existenciaen su autenticidad. Por eso queda excluida del pro-blema de la existencia toda consideracion psicologiccr.o antropologica. No se entiende con esto negar el valorde consideraciones de este genero, ni deelararlas sinmilS falsas. Pero su validez esta limitada por el valorde su supuesto, y este es que e1 ser del hombre estlideterminado de heeho, esto es, no constituye un pro·blema. EI analisis psicologico 0 antropologico no hacemas que resolver al hQmbre en los elementos que 10constituyen de hccho; pero Ie resulta extraiia la cons-titucion del hombre en el ser que Ie es propio. Tales

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investigaciones consideran el hombre como un objetode conocimiento, aplicandole los metodos y procedi-mientos que suelen utiIizarse en la consideracion decualquier otro objeto. Para ellas no esta el objeto dela investigacion calificado 0 caracterizado en moooalguno por el hecho de haber la investigacion 0 elproblema a que responde esta. Pero el hombre nopuede quedar sometido en su ser a una investigacionque Ie sea extraiia: ya que la investigacion que 10considera y el problema de que parte esta 10 conlltitu-yen en 10 que eI es.

No mejor puede fundarse la investigacion en lasubjetividacl del hombre. Si el hombre es originaria-mente subjetividad, esta no esbi puesta en cuestion,sino presupuesta. Un sujeto que plantee el problemano esta calificado por este en su naturaleza. Un pro-blema del sujeto supone ya en acto el sujeto: luegono califica propiamente al sujeto, no 10 concierne: noes un t'ercladero problema. Reducir la existencia a lasubjetividad sigI:lifica eliminar el problema de la exis-tencia. Una vez aun se trata de decidir si el problemadel hombre es autentico 0 no. Si es auwntico, como'hemos sentado, nada puede ser presupuesto por el,ni siquiera el sujeto. Indudablemente, el problema dela subjetividad es parte del problema de la existencia;pero justa porque es parte de cste, no cabe considerar-10 en una investigacion subjetivista, ni referirlo a unasubjetividad presupuesta.

La unica posicion posible del problema de la exis-tencia es, pues, el reconocimiento de la posibilidad delproblema. 5i la existencia es problema, .su naturalezaes fundamentalmente posibilidad del problema. Deesta simple determinacion, por desnuda y pobre quepueda parecer, debe partir el amilisis existencial. Ytal amilisis nb puede modelarse sobre ninguna formade investigacii"'D 0 conocimiento objetivo, ni sobreninguna forma de consideracii"ln subjetivista: es unainvestigacion decisiva y constructiva en que las concIu-

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siones teoreticas son una sola cosa con la decision ul-tima del hombre en torno al propio ser y al propiodestino. Las consideraciones que anteceden permitenya detcrminar la norma que debe seguir la investiga.cion para mantenerse en su naturaleza origin aria ysustraerse a tooo peligro de dispersion 0 desviacion.Esta norma es la autenticiclad del problema de La exis-tencia. En tooo caso, debe el amilisis de la existenciaconservar y mantener la autenticidad del problemaexistencial; cabe definirlo suficientemente como unaindagacion enderezada a fundar la autenticid.:d delproblema mismo.

3. INDETERMINACION DE LA RELACION DEL HOMBRECONSIGO MISMO Y CON EL MUNDO

Si las relaciones del hombre consigo mismo, con losdemas hombres y con las cosas estuvieran determina-das y fijadas de una vez para siempre, la existenciano seria problema. La situacion fundamental del hom-bre en el mundo no Ie ofreceria al hombre libertad ai-guna de decision 0 eleccion. Por mucho que pudieranvariar los tt~rminos de esa relacion, esto es, el estadodel hombre y de los demas hombres y las cosas, per-maneciendo fija y constante la relacion entre tales ter-minos, la situacion del hombre careceria de toda in-determinacion y no ofreceria asidero alguno al pro-blema. EI cstado de incertidumbre, 0 bieri, si se quie-re, de ignorancia y olvido en que nace y se constituyeel problema, expresa la indeterminacion fundamentalde la relacion ..en que esta el hombre consigo mismo ycon el mundo. Pero el hombre no esta adherido auna situacion hasta el punto de no poder disponersea si mismo, ni disponer su relacion con el mundo deun modo distinto de aquel que se expresa en la situa-cion. Toda situacion es, pues, para el hombre, tansolo una posibilidad que a el toea conservar 0 destruir.No es del curso mudable de las condiciones 0 los

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hechos de donde emerge para el hombreel problemade Ia existencia~ SUss condiciones y Ins hechos mu-dasen sin que estuviel!leen su mano decidir de su rela-cion con ell~, no habria problemas para el, ni hahriael problema crucial,el de la existencia. Pero sea quevarien las condiciones y los hechos, sea que permanez-can sustancialmente sin mudanza, Ia relacion en queel hombre puede ponerse con ellos estu en su mano:sOlo el puede conservada 0 mudarla. La persistenciay el mudar de los acontecimientos leplantean igual.mente problemas; problemas que reproducen en va-riadas formas el problema fundamental: el de laexistencia, de su existencia.

La posibilidad de este problema reside, pUei, enla constitucion misma del hombre, en la. naturaleza desu relacion consigo mismo y con el mundo. Esta reolacion es esencialmente, fundamentalmente, indeter-minada. Existir significa saIir de esta indeterminacion,decidir de la relacion £onsigo mismo y con el mundo.Pero la decision no ~.Ia determinaCion de Ia relacion,Ia aniquilacion· de su canicter de posibilidad, su ha·cerse definitivamente rigida. La decision mantiene laindeterminacion de la relacion y representa el proble-ma. De nuevo debe el hombre decidir y elegir. Laposibilidad del problema consiste, pues, en la indeter·minacion fundamental de la relacion, en que se cons-tituye el hombre, consigo mismo y con el mundo. Poreso el reconocimiento de la autenticidad del problema,el reconocimiento de que tiene la raiz de su posibilidaden la existencia misma del hombre, es, en efecto, elreconocimiento de que la relacion del hombre consigomismo y con el miIndo es, por su misma naturaleza,indeterminada. La primera etapa de la fundacion dela autenticidad del problema es el reconocimientode esta indeterminacion.

4 LA REI.ACION EXISTENCIAL COMO TRASCENDENCIAINDIVIDUANTE

Debemos, por tanto, preguntarnos c'!al es la signif~.cacion de este reconocimiento, con VIstas a prof~ndl'zar ulteriormente la autencidad del problema eXIsten-cial. En primer lugar, es el reconocimient~ de unareIacion; y de una relacion que no .es acclde?ta~ 0

sobreaiiadida al hombre como tal, SIOOc?nstltutlvade este. El hombre no es 10 que es y, ademas, la rela-cion de indeterminacion consigo mismo y con el mun-do: el hombre es 10 que es justo en virtu? de la reolacion es la relacion. 5u ser, en cuanto cahhcado porel pr;blema autentico de la ~x~stencia, se cons~i~uyecomo relacion, como reconoclmlCnto de la relaclOn ycomo capacidad de. disponeda libremente: 5~ trata,asl de una relacion que no presupone los termmos e~-tre'los cuales transcurre, ni se aiiade a ellos despuesde haberse eUos constituido, sino que establece yfunda esta constitucion. Ahora bien, si el hombre seconstituye en virtud de Ia relacion, que pone el misr,no,consigo mismo y con el mundo, el acto de su constltu-cion es un acto de trascendencia. Ponerse en rela·cion consigo mismo y con el mundo sign!fica para elhombre trascender hacia SI mismo 0 hacla el mundo.Y puesto que todo trascender es ~n ~ebasar,. el tras·cender es el establecimiento de un ltmlte que hene porfin el rebasamiento del limite. En virtud de Ia tras-cendencia constitutiva de la relacion, el hombre, pues,se limita y se finitiza. La primera condicion de I~relacion es la finitud del hombre. ~~s 10 que consh-tuye y mantiene al hombre en su flOltud, 10 ~u~ ver·daderamente 10 finitiza, es la naturaleza espe~~flca ?ela relacion su indeterminacion. En la relaClOn eXIs,tencial no ~sta el hombre conexo consigo· mismo y conel mundo en un todo rigido. 5i asi fuese, el hombreestaria, por la relacion, coinpletamente asimilado altodo y reabsorbido en este. Y puesto que el todo es

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el ser* el h?mbre estaria, en tal caso, asimilado al sery reabsorlndo en el ser. La relacion seria una rela-e,ion de idelltidad entre el hombre y el ser. La iden-tidad 0 la identificacion del hombre con el ser expie-saria toda su significacion.

La rel?cion es, por el contrario, indeterminacion:l~ que qUIere decir que, aun realizando la trascenden-c!a del h~mbt;e hacia el ser de si mismo y del mundo,c~rcunscrIbeal hombre en su finitud. Por tal fi-n,l!ud no es el hombre el ser, bien que este en rela-CIO~con el ser; y. la trascendencia, aun moviendolehaCla el ser y movlendo el ser hacia eI hace imposi-hie la co!ncidenci~ plena y total. Tal' imposihilidades e~senbd~ ~egabvo de esa finitud del hombre, cuyos~?bdo poslbvo 10 da la indeterminacion de la rela-cIOn. La relacion solo esconstitutiva del hombre enla forma de una problematicidad fundamental. Poreso debe el hO?1bre decidirla. Mas tal forma implicaque, como qUlera que se decida, permanezca y semanteng::,~n su problematicidad y confirme al hombreen esa fmltud que 10 sustrae al ser en el acto mismoen que 10 conecta con el ser. EI limite que define alh?mhr.e en su finitud,esto es, Ia condicion de su indiovldu~I.ld~d, es.' pues, Ia misma indeterminacion de Iar~laclOn, su meliminable problematicidad. Trascen.dlend.o ~acia. el ~e~,e! hombre reconoce, por un lado,sus hmltes, mdlvlduandose y realizandose en elIos;reconoce, por otro lado, Ia trascendencia del ser haciael cual se mueve.

5. LA TRASCENDENCIA COMO CONSOLIDACION DE LAFINITUD

I.:~relacion .e~istencial exige, por un Iado, Ia funda-CIon de la !Imtud; por otro Iado, Ia fundacion de Iatrascend~n~la. EI acto con que el hombre se reconoceen sus hrmtes, es el acto mismo con que el hombrereconoce el ser que esta mas alIa de sus limites. La

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trascendencia esta fijada ante el hombre por la pro-blematicidad misma de la relacion. Por la trascen-dencia resulta la relacion existencial aspiraci6n haciael ser, busca del ser, La vision de la existencia delhombre como un estado de insuficiencia, del que elhombre tiende .continuamente a salir para anclarseen la solidez del ser, encuentra aqui su fundamento.Pero el anclarse del hombre en el ser no es jamasel identificarse del hombre con elser, no es jamas laposesion estable y firme del ser. EI ponerse en rela-cion con el ser es para el hombre el consolidarse enla pro pia finitud, ya no el salir de ella y por ello es,simultaneamente, el volver a presentarse y consoli-darse de la trascendencia. EI hombre parece, asi, sus-pendido entre la nada y el ser trascendente: algo masque la nada, algo menos que el ser. Las vias de surealizacion parecen, pues, conducirlo, 0 a la nada, 0

a la trascendencia, y la decision realizadora en qp.e sec~ntra la existencia parece no poderlo ditigir mas quehacia la nada de la que emerge, 0 hacia la trascen-dencia a la que tiende. Pero ni en uno ni en otro casoseria la existencia del hombre una fundamental impo-sibilidad, ni su realizacion autentica su negacion.

. La verdadera via, la sola via que puede sustraerloa esta alternativa de negaciones, es la que 10 sustraedeliberadamente, ya sea a la fascinacion de la nadaque parece haber de tragarlo a cada momento, yasea a la fascinacion de una trascendencia inasequi-ble. EI hombre debe encontrar en si, en la natura-leza misma de su existencia, el motivo y la fuerzade su realizacion. Este motivo y esta foerza solo pue-den venirle del reconocimiento pleno y e~plicito dela aotenticidad del problema de la existencia. 5i talproblema es autentico, la existencia misma es proble-maticidad. Esto es, es la relacion con el ser y laposibilidad de esta relacion. Y en la relacion con elser, el hombre trasciende, asi, hacia el ser, que poreso se afirma ante el como trascendencia; pero en este

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mismo acto se reconoce y consolida en 108 limites desu finitud y se reaIiza como individuaIidad verdaderay autentica. Elmovimiento mismo de la trascendenciafunda su individuaIidad. El rebasamiento supone ellimite, y el hombre debe reconocer y establecer el li·mite para rebasarlo. Mas reconocer y establecer ellimite significa individuarse, aceptar la pro pia fini·tud y realizarla hasta el fondo. La trascendencia nopuede, pues, significar la negacion de la finitud. Nila inasequibilidad de la trascendencia puede significarnaufragio y fracaso del esfuerzo del hombre por lle·gar al ser.

6. LA AUTENTICIDAD DEL PROBLEMA Y LACONSTITUCION DEL YO

La autenticidad del problema abre, pues, al analisisexistencial la via hacia una consideracion positiva dela existencia humana como tal. Relacion, indetermina·cion, problematicidad, constituyen la existencia en supositividad fundamental. Esta positividad expresa la ca·pacidad que tiene la existencia de consistir en si mismay de decidirse y definirse por si. Tal capacidad se reve·la, en primer lugar, en la constitucion del yo como ter·mino final de la relacion del hombre consigo mismo.El planteamiento del problema de la existencia en elplano de la autenticidad conduce, en el acto, a plan.tear en el mismo plano el problema del yo. EI que 10existencia se constituya Intimamente como relacionproblematica, implica inmediatamente que el homhremismo se constituya interiormente como problema dela pro pia finitud, como problema del yo. La constj·tticion del yo no precede a la relacion problematic a,ni la determina, sino que se veri fica justo en tal reolacion. El yo se constituye en el acto en que reconocecomo autentico y afronta el problema existencial.Este acto es unponerse el yo frente a SI mismo, es unreconocerse en la pro}!ia problematicidad. A traves

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de tal reconocimiento 8e da el yo cuenta de que noes18dado para si mismo, de que no goza de la placiday exclusiva posesion de sl. EI yo debe reconocenee individualizarse en la dispersion y la multiplicidadaparentemente irreductible de sus actitudes, y debereducir esta dispersion a la unidad para ser un yo.EI yo solo es tal en el acto en que reduce sus actitudesa la unidad, y se retrae de la dispersion para concen·trarse en su verdadera finitud. El yo es, pues, el ter-mino final de la relacion en que vive y se concretael problema existenciaI. Cuando el hombre reconoceque su modo de ser, esto es, su existencia, es funda·mentalmente problematicidad, y cuando c~mprendeque solo como problematicidad puede realizarse au·tenticamente, solo entonces reduce a la unidad de sunaturaleza la multiplicidad de susactitudes dispersas,y se realiza como un yo. Mientras, por el contrario,no se reconoce ni afronta la problematicidad de Iaexistencia, permanece el hombre atado a sus actitudesmultiples y abigarradas, cada una de las cuales se Iepresenta ilusoriamente como estable y definitiva. Ental caso, se reconoce el yo en todas y cada una de susactitudes, en todas y cada una de las situaciones aque estii ligado. Cada una de sus encamaciones se Iepresenta como verdadera y definitiva. Cada una desus situacionesse Ie presenta como legitima y forzos!l.EI yo se encuentra Ianzado, ora en una direccion,ora en otra, y no llega a centrarse ni a consolidarseen sl mismo. EI reconocimiento de su problematici·dad fundamental, revelandole el fondo y la condicionde su ser, Ie da la norma de su constitucion. EI yovueive a SI mismo desde la dispersion. Comprendeque sU si mismo esta mas alia de Ia dispersion y dell(>venir aun al ser. Sabe que es responsable ante SI deIa pro pia unidad. Sabe que esta unidad tiene qu~ser perseguida y reconquistada, y que aun cuando sela alcance y reconquiste, puede volver a dispersarse yperderse. Por eso se identifica Ia autenticidad del

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problema existencial con la busea y el encuentro, pl'rparte del yo, de su propia unidad, ,tel ser que Ie espropio.

7. LA UNlOAD DEL YO COMO FUNDAMENTO EXISTENCIALDE LA RACIONALIDAD

Con el problema del yo, considerado y planteado ensu autenticidad, esta en conexion el problema de la ra-zon. EI acto con que el yo se retrlJe de la dispersionde sus actitudes incoherentes a la unidad. sustancialde su problematicidad, es el mismo acto con que sepone frente a esas actitudes como principio 0 activi·dad judicativa, como inteligencia 0 razon. Realizan·dose como problematicidad originaria, se realiza comorazon judicativa. Habiendo encontrado la norma desu constitucion, hace de esta norma el criterio de unjuicio activo r constructivo de si mismo r del mu~do. Este juicio activo y constructivo, esta inteligenciade si que realiza el hombre, e8ta reorganizacion queemprende de las actitudes y las situaciones a las queesm ligado, constituyen su racionalidad, su inteli-gencia.

Racionalidad e inteligencia no pueden, pues, ex-presar ni expresan cosa distinta del acto de la cons-titucion autentica del yo en su problematicidad sUs-tancial, acto que es principio y tundamento de valo-racion y de juicio.

En realidad, la racionalidad no constituye por siel modo de entender y penetrar la naturaleza delhombre y de su situacion en el mundo. Consideradapor si misma, se presenta, 0 como una organizaciondialectica y objetiva, 0 como una subjetividad abso·luta que seria el acto de esta organizacion. En unoy otro caso escapa el problema de la racionalidad aldominio de la racionalidad; y, sin embargo, este pro·blema es fundamental para la constitucion misma dela racionalidad, la cual no es activa y constructiva

sino porque se constituye problemat~can;t?nte, cmer-giendo de la dispersion y la dcsorgalllzaclUn del yo ydel mundo. Si el yo y el mundo fues~n por su natura·leza racionalidad, esta seria la ley. mmane.nte de laconstitucion de ambos. Lo que qUlCre decu qu~ suconstitucion se verificaria en virtud de una nec~sldaden la que el yo y su situacion en el mundo solo seencontraria como momentos, y sobre la cua~ no .ten.dria el yo mismo el menor poder. La raclOnahdadpuesta como fundamento d~ si ~isma, esto es, de I~inteligencia del yo y de su sltuaclOn en el mundo, q~I'taria de en medio la autenticidad del problema eXI~'tencial, porque privaria de sentido a la J?ro~l~matl.cidad de la existencia. La ley de la constltuclOn delhombre y del mundo estaria fijada .p.or anticip~d~.No Ie tocaria al hombre, no ya deCIdu, pero m Sl-quiera reconocer esta ley, que obrari~ in.f~liblementeen la interioridad misma de su constltuclOn. La au·tenticidad del problema de la existencia da cuenta,por el contrario y al mismo tiempo, del constituirseel yo y del constituirse la racionalidad. EI yo se rea-liza en el acto de reconocer la problematicidad origi-naria de su naturaleza, y en este mismo acto se erigeen razon que juzga de si misma y del mundo. ~aunidad que sirve de fundamento a todo or-de~ raclO·naI, es la misma unidad del yo. P~ro esta umdad d~1yo fundamento de toda racionahdad, no se constl'tu;e por la ley de la racionalidad, sino por el empeiiodel yo que decide de 8i volviendo a conectarse con laproblematicidad originaria de su naturaleza .. La ra·cionalidad es la revelacion de la alcanzada umdad delyo; mas la unidad del yo, condici?nando la racio.na.lidad, la trasciende y hunde sus ralces en la ~onstltu.cion existencial del yo. EI hombre no es razon: pue·de ser razon. Esto es, puede retraerse a si mismo. ala unidad y juzgar, segun esta unidad, de las proplasactitudes y del mundo. Si el hombre fuese pol" ~unaturaIeza razon, y si fuese por su naturaleza razon

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eI mundo, las actitudes del yo y los acontecimientosdel Mundo estarian en to<1ocaso intrinsecamente de-terminados por la unidad; y tal unidad en llinguncaso pod!"ia p~rde~ o. dispers~rse. No hahria pro-h!e~a .de la e.xIstencla. No habna ni problematicidad,m flDltud, m temporalidad. No habria hombre.

de la racionalidad no puede entender al hombr;. Pe.ro<plienparte de la consideracion del problema eXlstenclaly comprende en su autenticidad tal problema, encuen-tra abiertas delante de si las vias para entender todaslas manifestaciones concretas de la racionalidad y elprincipio mismo de elIas. EI reconocimiento del pro-blema existencial permite la conservacion integra delos resultados conseguidos a 10 largo de los siglos porla especuMcion filQaOficaque ha avan~ado pOTla. yiade la razon. Mas tales resultados se ennquecen y Slste-matizan cuando se fundan en una verdadera inteligen-cia del hombre.

8. LA INTELIGENCIA DE LA RACIONALIDAD COMOAUTENTICIDAD DEL PROBLEMA EXISTENCIAL

5i por inteligencia de la racionalidad entendemos larealizacion concreta de la racionalidad en el hombrey en ~I m~ndo, debemos decir que la inteligencia dela raclOnalidad es la inteligencia misma de la existen-cia, esto es, la realizacion autentica de la existenciasobre el fundamento de la problematicidad. La vueltaa la problematicidad originaria hace del homhre unau~ida.d, ~n y?; y tal unidad resulta la norma y elcnteno dnectIvo de la valoracion y la reconstruccionde las concretas actitudes humanas y las concretase~presione~ del mundo. Na.da pueda alegarse, enclerto sen~do, contra el afonsmo hegeliano: todo 10que es raclOnal es real, todo 10 que es real es racional.EI ser del yo es la unidad; y la unidad es racionali-dad, principio de juicio y de valoracion. EI ser delmundo es su orden y el orden es racionaIidad. Lareali~ad y la racionalidad coinciden. Pero. coincidenen Vlrtu~ de un acto que las trasciende, ya que el yo,p,ara vemr al ser, debe retraerse de la dispersion ini-clal para reconocerse en su problematicid'ad; y el mun-do, para v.enir al ser en su orden, ha menester delyo. EI venn al ser en la racionalidad, su constituirsey c~n~retarse en sus determinaciones, presupone la au.tentIcldad del problema existenciaI. La prioridad ab.soluta d.e tal problema, su verdad y autenticidad que.d~..conflrmada una vez mas: confirmada por la' posi-bIluJad que ofrece de entender la racionalidad mismaen su sentido absoluto. Quien se encierra en los limites78

9. LA AUTENTICIDAD DEL PROBLEMA EXISTENCIAL COMOFUNDAMENTO TRASCENDENTAL DE LA

RACIONALIDAD DEL MUNDO

EI primer resultado del planteamiento autentico delproblema existencial es la inteligencia del yo comounidad y como condicion y criterio de la tacionalidad.Tal inteligencia se alcanza, como se ha visto, mediantela vuelta del hombre a su problematicidad originaria,esto es, mediante la relacion del hombre consigo mis-mo. Estarelacion es constitutiva del hombre: pero noes constitutiva solamente del hombre. 5e trata de unarelacion en que el hombre se considera y se reconoceen sus actitudes concretas, esto es, en las concretassituaciones a las que estS ligado~ La relacion del hom-bre consigo mismo es, por ello, tambien la relaciondel hombre con el mundo. Tampoco se trata de dosrelaciones diversas aunque en conexion: se trata dela misma relacion. La situacion a la que estaligadatoda actitud humana, mejor, con el reconocimientode la cual Be identifica toda actitud concreta, no esotra que la relacion del hombre con el mundo. ~realizacion autentica de la relacion del hombre conSI-go debe, pues, identificarse con la realizacion auten-tica de la relacion del hombre con el mundo. Esto

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significa que en el acto mismo con el que se realizacl yo como unidad y como princirio de razon judicati-\u tamhiell se realiza el mundo como unidad y comoorden de detenninaciones raciollales. El venir al serdel yo en su verdadera' finitud es el venir al ser delmundo en su verdadero orden. EI acto que como de-cision realizadora empeiia el yo frente a si mismo, re·vela al yo el orden constitutivo del mundo.

La verdad del mundo, esto es, la revelacion del serdel mundo (de su realidad), esta condicionada por ladecision realizadora del yo. No es, ciertamente, el yoquien pone el mundo, ni el mundo es en forma algunainmanente al yo; el mundo tiene su reaIidad, su seren s1. Pero la realidad 0 el ser en sf del mundo solopuede reveliirsele al yo en el acto de su constitucionautentica. Primaria e independientemente de esteacto, el mundo es una apa.riencia inconsistente, es undesparramamiento de sucesos insignificantes, es unasucesion desordenada de hechos. Viniendo al ser el yocomo unidad, y poniendose, en virtud de. esta unidad,como principio de valoraciones objetivas, se revela elmundo en Su ser en S1. Y revelandose asi, se consti~tuye en su organizaci6n unitaria y Ie ofrece al yf) laguia para caminar por el y para dominarlo. La t:a.cionalidad constitutiva del ser del mundo encuentra,asi, su condicion trascendental en la unidad en que serecoge el yo con el acto de la decision realizadora.El ser del mundo es trascendente, como es trascendenteel ser del yo. En todo caso el ser es trascendente.Es el termino final de la relacion existencial el tenni.no hacia el cual trasciende continuamente ia existen.cia cuando vuelve a su problematicidad originariit.Solo en el acto de reconocerse en tal problematicidad,esto es, en el acto de comprenderla como originaria,la existencia sienta y funda el trascendental que es labase de todo ser.

10. LA "CORPOREIDAD" DEL YO Y DEL MUNDO EN SUFUNDAMENTO EXISTENCIAL

El segundo rasultado del planteamiento autentico delproblema existencial es, pues, la inteligencia de laracionalidad del mundo, de su ser en s1. El ahonda-miento del problema existencial hasta alcanzar la au·tenticidad, es el retorno de la existencia a la proble-maticidad originaria en que encuentra su unidad ul·tima. Esta unidad se expresa,por un lado, en laconstitucion del ser del yo como razon judicativa;por otro lado, en la constitucion del ser del mundocomo orden racionaI. La fundacion de la autenticidaddel problema existencial es la condicion trascenden-tal del ser del yo y del mundo. El resultado de talfundacion puede, por ende, expresarse diciendo: laautenticidad del problema de La existencia realiza enLa trascendencia el trascendental del ser. En este tras-cendental tiene su raiz toda consideracion objetivadel yo y del mundo: todo conocimiento y toda ciencia.

El hombre no puede ponerse en su relacion consigo,,ni puede realizarse como yo, si en dicha relacion noreconoce por originario el ser que Ie pertenece encuanto yo. Del mismo modo, tampoco puede ponerseel hombre en la relacion con el mundo, si no reconocepor originario el ser del mundo, esto es, si no sereconoce a si mismo originariamente en este ser y nose pone como parte 0 elemento del mundo, como enteen el mundo. El acto de la revelacion del mundo a1hombre es el mismo acto con que el hombre se enrai-za en el mundo y se reconoce originariamente como enteen el mundo. Este acto es la sensibilidad. La funciontrascendental que ejercita respecto al mundo la unidaddel yo, condicionando el mundo en el ser que Ie espropio, esto es, en su orden, se refleja inmediatamenteen la condicionalidad que ejercita a su vez el mundorespecto a1 hombre en su capacidad de actuarse y de-terminarse como ente el mundo. E1 hecho origina-

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riD de que el hombre realiza en la relacion existen?ialla condicion del mundo, determina el hecho senslblede que el hombre esta incluido e? ~I mundo y hamenester el mundo. EI que la condlclOn traseendentaIdel mundo resida en el hombre, y precisamente en larelacion exist~ncia1 que Ie es propia, implica que elhombre se constituya como elemento del mundo y seenraice en el mundo por la posibilidad misma de suexistir. Mas que el hombre sea un elemento del mun-do implica que el mundo sea unatotalidad de ele-mentos de que forme parte el hombre. La relacionexistencial determina, asi, el constituirse de una tota·lidad de elementos, orden en el cual se inserta elhombre en virtud de la misma relacion. En virtudde esta insercion esta el hombre condicionado por elmundo: ha menester de 10s elementos del mundo parasu propia realizacion. La situacion del hombre en elmundo esta definida, por ende, por el haber menes-ter en que se expresa su naturaleza sensible. Elhabermenester implica la exterioridad reciproca de los ele-mentos del mundo entre si, y con el hombre en cuantoelemento del mundo, esto es, implica la corporeidadde tales elementos y del hombre mismo. La considera-cion de los elementos del mundo en su objetividadcorporea es el conocimiento: y en cuanto el conoci·miento se organiza sistematicamente, da lugar a laciencia.

Si el hombre ha menester de algo mas aUa de SImismo, esto solo acaece porque el hombre no es elser, ni tiene el ser, sino que es relac!on con el ser.En su naturaleza de relacion es, pues, el fundamentode la constitucion trascendente del mundo. Por otrolado esta constitucion 10 reabsorbe en si, y .;1 se en·cue~tra como ente enel mundo y como sujeto a con·diciones que 10 limitan y 10 determinan mediante elhaber menester. EI hombre puede aclararse a si mis-mo 8U· necesaria dependencia del mundo solo en elacto de afirmar su libertad, esto es, solo en el acto de

reconocer su naturaleza ongmaria en la problematl-cidad de su rdacion con el ser. La autellticidad delproblema existencialle permite al hombre aCrontar sinamargura y sin iIusiones su dependencia del mundo y .trasformar cada vez mejor, mediante la ciencia, estadependencia en dominio.

11. LA RELACION PROBLEMATICA DE LA EXISTENCIACONSIGo MISMA COMO FUNDAMENTo DE LA

COEXISTENCIA

EI ser del hombre es fundamentalmente problema. Estosignifica que al hombre jamas Ie esta dado el ser comoidentidad 0 como posesion estable 0 total. l Le es dadaal menos como identidad y como posesion estable ytotal esa forma 0 ese modo de ser que Ie es propio, laexistencia? iEs el hombre existencia en su sentidopleno r total? Se ha visto que el acto existencial es,como relacion, en primer lugar relacion del hombreconsigo mismo. EI hombre constituye en la existeneiael ser de su yo. Por eso no esta dado a si mismo, nitiene de si una posesion estable y firme. Mas lainestabilidad de la posesion del ser, por la cual solopuede realizarse el hombre como busea del ser, no essu unica insuficiencia. La existencia misma, su actoconstitutivo, ese acto justo por el cual se pone comobusea y encuentro del ser, tampoco Ie esta dado en laforma de una posesion excIusiva y total. No solo elser, sino la existencia misma trasciende al hombre.

Si la existencia no trascendiese al hombre, esteseria en su finitud la totalidad de la existencia. Nohabria existencia mas aUa del individuo, mas alia demi.. Pero puesto que la existencia trasciende al homobre, y solo Ie esta dada en la relacion de la trascen·dencia, la finitud del individuo no agota la existencia.La existencia es traseendencia del individuo hacia laexistencia: esta trascendencia es la coexistencia.

La probleD1aticidad fundamental de la existencia

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es, pues, la raiz de Ia naturaleza coexistcncial d.e e!I~.5i la relacion existcncial Ie csluviese dada al mdlvl-duo en forma exclusha y total, no habria coexistencia.Pero Ie esta dad a en la forma de la finitud, esto es,de la problematicidad y de la trascendencia. Yen-tonces eI individuo no puede avanzar hacia el ser de suyo y del mundo sino a condicion de avanzar origina-riamente hacia el ser del otro individuo, del olro yoy de la comun pertenencia al mundo. La coexistenciaexpresa la forma originaria de la trascendencia exis-tencial. La relacion consigo misma y con el mundoes originariamente relacion del ente con el otro ente,del hombre con el hombre. La traseendencia se muevedesde mi hacia el olro justo en el acto en que se mue-ve desde mi hacia mi y hacia el mundo. Pero la trascen-dencia hacia el otro expresa el ~entido originario yprimario del movimiento, porque expresa la insufi-ciencia y la inestabilidad de la existencia respecto asi misma, porque expresa la problematicidad radicaly (mica por la cualla existencia rompe la forma de lafinitud en el acto mismo de constituirla. EI hombrebusea el ser: el ser de su yo, el ser del mundo. Masen esta busca, que es relacion y traseendencia, csta yaimplicita otra busca: la de la· existencia que busca laexistencia. Y esta busca implicita es, tambien ella,relacion y traseendencia: relacion de la existencia conla existencia, trascendencia de la existencia hacia laexistencia.

La ultima etapa de la fundacion autentica del pro-blema existencial es el reconocimiento de esta relacionoriginaria de la existencia consigo misma. La rela-cion del hombre consigo mismo y con el mundo cons-titutiva de la existencia, soloes posible en virtud deIa relacion de la existencia consigo misma, constitu-tiva de la coexistencia. Debe empujarse la problema-ticidad hasta el fondo y reconocersela en su raiz ulti-ma, que no es la inestabilidad y la indeterminaciondel ser, sino la inestabilidad y la indeterminacion de

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Ia Wstencia Drlama. Po, "ta pmblematicidad ~Ultima lde la existencia ha menester el hombre del hombre, nocomo de las cosas del mundo, que son los medios einstrumentos de su realizacion, sino en cuanto a suexistencia misma, la cual se constituye intrinsecamenteen la relacion consigo misma, esto es, del hombrecon el otro hombre, del yo con el tU.

Lo originario de esta relacion es el fundamentode la naturaleza racional del yo y del mundo. 5e havisto que el yo, constituyendose en unidad, se ponecomo principio de razon judicativ'a y determina laorganizacio~ racional de la totalidad a que pertenece.Pero la razon judicativa no tiene mas norma 0 criterioque la unidad pro pia del yo, que es una unidad sin-gular, concreta e inconfundible. lComo puede tenertal unidad valor de fundamento y criterio de valoracio-nes universales? EI fundamento de tal universalidadestli en la trascendencia coexistencial. La unidad delyo es singularidad absoluta; pero su realimcion enel yo tiene la raiz en la trascendencia del yo hacia elotro yo. EI yo no la realiza solamente para si, sinotambien, y al mismo tiempo, para el otro. EI actocon que se suelda a si mismo, poniendose como rela-ciOn con el ser, se funda en el acto con que se sueldaal otro, poniendose como relaci6n con la existencia.La traseendencia constitutiva de la unidad, fundan-dose en la trascendencia constitutiva de la coexistencia,realiza Ia universalidad de la unidad. Esta universa-lidad no es una exigencia abstracta: es el trascenderconcreto de la existencia hacia la exisi:encia. Estliconstituida por la razon, pero tiene su fundamento enla relacion existencial. Una vez aun remite la razon ala existencia, y justamente a su raiz ultima, a la tras-cendencia de la existencia hacia si misma.

En esta trascendencia debe reconocer el hombrela significacion ultima de su finitud, de su insuficien-cia, del misterio de su nacimiento y de su muerte. 5iel problema de la existencia es autentico, su autenti-

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12. EL NACIMIENTO Y LA MUERTE EN SU RAiz COEXIS-TENCIAL. SIGNIFlCACION ULTIMA DE LA AUTENTICIDAD

DEL PROBLEMA

A traves de las sucesivas etapas de su fundacion se hareconocido la autenticidad del problema existencialen 18 relacion del hombre consigo constitutiva del yo,en la relacion del hombre con el mundo constitutivadel mundo, en la relacion del hombre con la existen-cia constitutiva de la coexistencia. A traves de estassucesivas etapas se ha revelado cada vez mas radicaly profunda la problematicidad de la existencia. HaIlegado esta problematicidad hasta tocar la raiz mismade la existencia, su relacion consigo misma. En estaraiz se re~ela como nacimiento y muerte. Nacimientoy muerte se refieren al fundamento coexistencial de laexistencia. La existencia nace de la existencia, e)hombre del hombre. EI nacimiento es la posibilidadde que el hombre cree al hombre, la existencia a laexistencia. La muerte es la posibilidad de que se Iequite el hombre al hombre, la existencia a la existencia.EI nacimiento y la muerte no son los terminos extre-mos entre los cuales corre la existencia, son determina-ciones fundamentales de la existencia, constitutivasde su esencia. La existencia es, en su naturaleza mis-ma, nacimiento y muerte.

E1 nacimiento expresa 10 originario del vinculocoexistencial. La existencia esta originariamente vincu-lada a la existencia, en cuanto a su origen mismo. Encuanto sujeta al nacimiento, revela su problematicidadfundamental, la problematicidad por la que es relacionconsigo misma. En cuanto sujeta a la muerte, revelala misma problematicidad en cuanto es posibilidad deque se corte 0 pierda su relacion consigo misma. EI

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hOlllbre es nacimiento en cuanto que es muerte yes muerte en cuanto que es nacimiento. Las dos deter-minaciones fundamentales expresan identicamente laesencial problematicidad de la existencia: aquella porIa. que esta es relacion consigo miRma. Reeonociendoque su naturaleza es esencialmente nacimiento, reeo-Doce el hombre que en la base de su naturaleza hayun acto de problematicidad fundamental, un acto que10 inserta en la coexistencia y 10 liga a ella de unmodo definitivo y crucial, en cuanto a su constitucionmisma. Y todo ingreso del hombre en una comunidadque determine de un modo deeisivo su individuali-dad, Ie pareee y es para el un renacimiento. E1 naci-miento es, pues, el reconocimiento y la realizaciondecidida de 10 originario del vinculo coexistencial, yel resolverse a la fidelidad a este vinculo en sus ligasconcretas, que condicionan toda trascendencia haciasi mismo y hacia el mundo. Si el hombre no se reeo-noce con esta fidelidad en los concretos vinculos queella implica, se coloca de suyo en la abstraccion ysuvida se vuelve insignificante y generica. En tal casono alcanza el hombre ni la unidad de su yo, ni el serdel mundo, condenandose a la incapacidad de realizaruna mision propia. EI reeonocimiento del nacimientocomo determinacion fundamental de la existencia con-solidando al hombre en la solidaridad coexistencial, 10hace apto para trascender hacia si mismo y haciael mundo y 10 constituye en individualidad autentica,presta a cumplir una mision propia e insustitulble enel mundo.

Por otro lado, el reeonocimiento de que la exis-tencia es, por su esencia, muerte, significa la acepta-cion deeidida del aspeeto negativo de la problematici.dad existencial, en cuanto es posibilidad de la perdida.La relacion de la existencia consigo'misma, siendopuramente problematica, puede extraviarse y des-truirse en todo momento. La posibilidad es siempre,tambien, posibilidad del no-posible. La amenaza de ladisolucion de la relacion coexistencial pende siempre

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cidad devuelve,- en ultimo analisis, a la problematici-dad de la existencia respecto de SI misma: a la tras-cendencia coexistencial.

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sobre esta relacion; y la amenaza afecta igualmentea la relacion del hombre consigo mismo y con elmundo. La existencia puede quedar siempre arran-cada a la existencia; el hombre al otro hombre, noya a SI mismo f al mundo. Esta amenaza no deb.evelarse ilusoriamente, sino que debe reconocerse mI-randole a la cara: debe asumirse como el riesgo ineli·minable de toda actitud verdaderamente humana. Laaceptacion del riesgo implica la aceptacion de la fini-tud. El hombre define su mision y se encierra en ellaapasionandose por ella. Proseguira entonces su mi·sion frente a todas las circunstancias adversas 0 favo·rabies que se presenten. La aceptacion del riesgo esla decision que empeiia hasta el fondo al hom~re ~n larealizacion de SI dentro del mundo y de la sohdandadcoexistencial.

Nacimiento y muerte expresan el significado con·creto de la temporalidad existencial. La temporalidadde la existencia es, pues, la misma problematicidadfundamental de la relacion de 1a existencia consigomisma. El reconocimiento de la temporali4ad es laaceptacion de la pro pia esencia probleJ.Illiticay la rea·lizacion decidida de SI como esta esenCla. En tal reco-nocimiento se acepta el hombre y se actualiza en elpropio destino, se consolida en aquello que origin~ria.mente es: coexistencia, yo, unidad, razon, corporeidad-y se dispone libremente a asumir el destino queIe es propio. Sin duelo, sin ilusiones, acepta ser 10que es: hombre. Y solo entonces puede decir .que ~aentendido y "realizado" el problema de la eXIstenclacomo verdadero, autentico problema.

IV

LA EXISTENCIA COMO LIBERTAD

1. EL PROBLEMA DE LA LIBERTAD COMOPROBLEMA EXISTENCIAL

£1 problema de la libertad del hombre y de su posiblefundamento jamas ha sido tan oscuro ni tan urgentecomo hoy. No se trata de un problema puramente es·peculativo en conexion con un conflicto de afirma·ciones teoreticas. EI problema especulativo de la liber·tad subsiste y es de capital importancia; pero suimportancia y su subsistencia misma tienen por fun·damento un conflicto que radica en .Ia existencia delhombre. Ya no se trata del contraste entre las afir·maciones de la ciencia que implican el determinismoriguroso de todos los acontecimientos de la naturaleza,y por ende tambien de la voluntad humana, y lasexigencias de la vida moral. Esta forma del problemade la libertad, tal como 10 planteaba la filosofia delsiglo pasado, es hoy completamente inactual. EI con·flicto de que nace el problema no es el conflicto entredos disciplinas, 0 entre dos puntos de vista desde losque puede considerarse la vida del hombre en cuantoes por un lado naturaleza, por otro esplritu; sinoque es un conflicto mas prof undo, que radica en laesencia misma del hombre y en sus actitudes concre·tas. La solucion, si es que la hay, de este conflicto nopodra, pues, limitarse al dominio teoretico: debe tocarde cerca y empeiiar directamente la existencia delhombre.

"lEs el hombre verdaderamente libre?". Estapregunta, que parece sugerida por una curiosidadpuramente objetiva, resulta inquietante cuando se haceen esta otra forma: "lsoy yo verdaderamente libre?"Esta ultima es la forma verdadera, la forma propiade la pregunta. La pregunta tiene sentido si me toca de

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cerca si se conecta con toda decision vital mia, conla di:eccion que quiero 0 debo dar a mi vida. Soloen esa forma puede y debe considerarla una in~aga-cion filosofica seria y fundada, esto es, una mda-gacion que no este movida por una curiosidad indife-rente y ociosa, sino en que yo me sienta envuelto contodos mis intereses concretos, y de la que yo espereverdaderamente una palabra de vida. Yen esta formaya no puedo plantear el problema ~omo antinomia detesis genericas. No puedo reducIrlo a un choquede determinaciones abstractas, como serian las leyesnaturales, por un lado, las exigencias morales, porotro. Debo considerar mi verdadera situacion de hom-bre entre los otros hombres y en el mundo. Es deesta situacion de donde recibe para mi el problemasu significacion vital. Lo que soy y debo ser fren~eami, 10 que soy y debo Ser frente a los otro~,. mlSintereses concretos, mi haber menester de fehcldad-todo esto, que viene a constituir mi naturaleza y misaeciones efectivas, entra por 10 mismo en el problemade la libertad. Que yo sea 0 no sea libre es cosa quepuede determinar profundamente no solo mis actitu-des sino mi naturaleza misma. Y no es cosa que mecon'cierna a mi solo: ya que mis actitudes y la cons-titucion misma de mi ser me ligan a los otros hombresy alas cosas del mundo; asi que resolver para mi lacuestion de la libertad significa determinar en la me-dida mas extensa la naturaleza de las relaciones queme ligan a los otros y al mundo.

Mas por mucho que sea el problema inquietante ydificil se afronta con los ojos abiertos. No podemosconte~tarnos con una ilusion,. con una mentira vital.No podemos contentarnos con creer ser libres, pon1?eresulta litil creerlo, sin que se afronte la cuestlOndirectamente, se la considere a plena luz y se la escrutehasta el fondo. Una ilusion benefica no nos salvaria;una creencia voluntaria no seria 6til. Debemos saber.El problema nos toca demasiado de cerca para quepodamos detenernos a medio camino.

2. LA ANTINOMiA DE LA LIBERTAD

Considerese in situacion del hombre en el mundo. Estalanzado entre los acontecimientos del mundo, sujetoa la fortuna, al acaso, alas adversidades, a los capri.chos de los otros. Las cosas 10 determinan por elmenester que tiene de ellas. Los otros hombres 10 de-terminan de mil modos, influyendo sobre el en sussentimientos mas intimos. En la interioridad mismade su conciencia esta sujeto a mil solicitaciones diver.sas y dispersivas. Intereses, asp,iraciones, pasiones,influyen de los modos mas sutiles y engafiosos en susactitudes, y por eso acaban por venir a formar sucaracter y su naturaleza misma. El hombre no puederomper los mil hilos invisibles que subordinan susmotivos interiores a determinaciones extrinsecas detodo genero. Lo que concretamente es y hace pareceenteramente reducible y referible, como a su razonsuficiente, a la situacion a que esta ligado.

Por otro lado, el hombre debe ser libre para cum-plir su mision. La situacion misma que parece deter.minarIo, exige de el la libertad. Las incumbenciasque 10 esperan son tales, que no puede abandonarseal facil curso de las cosas. Si se limita a ser la ruedade un mecanismo, se queda por debajo de sus incum.bencias. De eI se requiere empeiio, decision, energia.·Se Ie impone un pesado fardo, que solo podra lIe-var si se siente y es verdaderamente libre paracumplir su mision. Se Ie pide el entusiasmo operante,la fidelidad, el sacrificio. Y estas cosas no podriadarIas, si su existencia no se modelase en figura delibertad ni fuese, intimamente, libertad.

Tal es la antinomia existencial en que toma formael problema de la lihertad. Este problema se conectapues, inevitablemente con la naturaleza y el destin~del hombre. Y solo cabe afrontarlo y considerarloafrontando y considerando la naturaleza y eI destinodel hombre. EI horizonte del problema no es el pura-mente especulativo; no es, ni siqu,iera, el de la vida

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moral. EI problema concierne a 10 que el ho~bre es,antes de concernir a 10 que el hombre haee. Envuelve8U existencia entera, en la unidad de su constituciony en la variedad y multiplicidad de sus actitudcs.

3. LA RAZON OBJETIVA NO ES FUNDAMENTO POSIBLEDE LA LlBERTAD

EI primer concepto que puede tomarse por, fUIl~a.mento de la libertad, es el concepto de la razon oble-tiva. EI hombre es libre en cuanto que es razon, encuanto que considera las cosas externas y a si mismodesde UIl punto de vista universal y objetivo, y encuanto que se subordina a este p~nto. de vist~. .EIprincipio de la libertad como raclOnahdad obJetlvaha encontrado su mas rigurosa expresion en la obrade Kant. EI hombre es libre en cuanto que obra pordeber; y el deber es la ley que deriva p,ara el de ~upersonalidad misma en cuanto que es razon .. La razones universalidad y objetividad. EI hombre hbre es elque realiza en si una personalidad inteligible, enla que ya no queda nada de los eleme.ntos empir~cosy patologicos de su vida. EI hombre hbre es autono-mo. Su ley deriva para el de su naturaleza; pero sunaturaleza no es verdaderamente suya: es una purauniversalidad objetiva, en que se han disuelto los ele-mentos concretos desu ser, no quedando mas 'lue lapura exigencia de un or.den univers~1 y objetivo desujetos. EI hombre es hbre como clUdadano de unreino que no tiene ma~ determinacion po~ible <Juelade que en el todos los clUdadanos son al mlsmo tlempolegisladores. . .

Kant ha realizado a fondo el antlguo concepto dela libertad como modelacion del hombre en figurade puro ser racional. Pero realizandolo a fondo hamostrado su ineficiencia. La racionalidad se v61viopara Kant un concepto limitativo y negativo que ex-cluye la riqueza de los motivos y de lo~ ~Iement~sconcretos de la vida humana, para no sustltuulos mas

que con el ideal mismo de esta exclusion. La razonse ha vuelto impersonalidad, objetividad, esto es, ne-gacion pura y simple de la concrecion existencial.Para ser libre, debe ser el hombre 10 que deben sertodos; pero este criterio, si excluye y limita la accionde los movimientos concretos, no sustituye estos movi-mientos por ninguna exigencia determinada. La liber-tad tiene la raiz en un mundo inteligible que poseesolamente determinaciones negativas: excluye todamaxima subjetiva, toda direccion, todo intcres singu-lar; establece la identidad entre los sujetos en cuantoque todos son igualmente fines absolutos.

Una solucion de este genero no es una respuestaal problema existencial de la libertad. No considerami situacion concreta en el mundo, de la que nace elproblema. Aceptar el concepto de la libertad inteligi-hie en el sentido kantiano, significa simple mente eli-minar el problema de la libertad, porque significamandar la libertad a un mundo inteligible que es lapura y simple negacion de la existencia humana comotal. No se afronta propiamente el problema de laJibertad.

II. LA RAZON SUBJETIVA NO ES FUNDAMENTO ,I'OSInLEDE LA LIBERTAD

La libertad no puede comprenderse sobre el funda-mento de una racionalidad objetiva. lEs mas ade-cuada para fund arIa una racionalidad subjctiva? Con-siderese en el hombre el sujeto absoluto, el espirituuniversal 0 la Idea auto-consciente. Su vida se pre-sentani como la manifestacion' en el tiempo de esaahsoluta subjetividad. Las determinaciones fund a-mentales de la existencia senin integramente reduci-bles a los momento's del sujeto absoluto; mientrasque en sus oscilaciones incvitables, en su inestabiIidad,en sus imperfecciones, seran elementos accidentalesy desdeiiables. La libertad del hombre consistira en-tonces en su coincidencia con el espiritu absoluto, en

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su reducirse a este integramente. La libertad del hom-bre coincidira con la necesidad del Sujeto absoluto.El orden de los momentos y de las determinacionesfundamentales a traves de los cuales se desenvuelvela vida del Absoluto,sera la condicion de la libertadhumana. El hombre solo sera libre en cuanto que suvida se identificara con la vida del Absoluto y conel orden necesario de sus momentos.

Si la racionalidad objetiva nopuede fundar laliliertad humana sino resolviendola en la pertenenciadel hombre a un mundo inteligible definido por laexclusion y el aniquilamiento de todo concreto ele-mento, humano, la racionalidad subjetiva pretendefundar la libertad misma reduciendo la existencia delhombreal orden necesario de los momentos del Suje-to absoluto. Pero asi como en el primer caso no es elresultado la fundacion de la libertad, sino mas bienla eliminacion de la existencia y por ende .tambiendel problema de la libertad que nace en ella, asi en elsegundo caso la reduccion de la libertad humana ala necesidad del Absoluto significa la eliminacion detoda problematicidad de la existencia y la degrada-cion a pura· apariencia arbitraria e insignificante detodo elemento suyo que no se deje reducir a la dia-lectica del Absoluto. Ahora bien, hay un elementoque no se deja reducir a la necesidad dialectica delAbsoluto, un elemento que no es insignificante y arbi-trario, sino fundamental y constitutivo de la finitudmisma del hombre: La problematicidad de su relacioncon el Absoluto. Supuesto que el hombre deba iden-tificarse con el SUjeto absoluto para ser lihre, estaidentificacion misma no se realiza con necesidad dia-lectica, no esta confiada al orden incon<licional delos momentos del Absoluto, sino ,que es intima y esen-cialmente problematica. El hombre puede conseguirlay puede no conseguirla. Su relacion con el Absolutono esta garantizada a priori por la necesidad delAbsoluto. Ahora bien, es justo esta relacion 10 queconstituye el problema de la libertad. La racionali-

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dad entendida como subjetividad absoluta deja, pues,tambien ella que se Ie escape el fund amento del pro-blema de la libertad.

5. LA EXISTENCIA COMO HORIZONTE DEL PROBLEMADE LA LlBERTAD

Si ni el concepto objetivo ni el subjetivo de la racio-nalidad muestran ser fundamento suficiente para lacomp"rension del hombre en su libertad, acaece elIoporque ni el uno ni el otro dan cuenta de ese aspectofundamental de la naturaleza humana, en el cual, ysolamente en el cual, puede enraizar la libertad. Unreino de fines, esto es, de sujetos legisladores, 0

un Sujeto absoluto, deben necesariamente excluir desi la relacionen que puede ponerse el hombre conellos. Y, sin embargo, la existencia del hombre con-siste unicamente en esta relacion. El hombre no esun puro elemento del orden de los fines, no es pUroActo 0 pura Subjetividad. Es, a 10 sumo, relacioncon el orden inteligible 0 con el Sujeto absoluto, rela.cion que escapa a la necesidad que es propia de talorden 0 de tal sujeto. La consideracion del hombre,en cuanto trata de comprender su libertad, debe en.tonces centrarse justo sobre esta relacion, conside-rando como propio del hombre el acto en que eIhombre la establece y la funda. De este modo puedeobtenerse una primera aproximacion a la compren-.ion del problema de la libertad. Debe reconocerseel horizonte de este problema en la constitucion fun-damental del hombre como relacion con el ser. Comoquiera que se conciba el ser, ya como mundo inteligi-ble de fines, ya como absoluta subjetividad, ya deotro modo cualquiera, el hombre no se identifica conel, pero solo se constituye en la posibilidad de surelacion con eI. La posibilidad de la relacion con eleer es el unico fundamento posible para una compren-sion del hombre como libertad. Y si tal posibilidaddefine el modo de ser propio del hombre, esto es, la

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existencla, es menester decir que la existencia e$el unico horizo.nte posible para la comprensiOn delhombre como bbertad. Mas la existencia como rela-cion con el ser, implica: 19 la trascende~cia del sersu ser mas aUa de la finitud del hombre; 29 el avanza;del hombre mas alIa de su finitud para conectarsecon ~Iser. Pero esta doble relacion hace posible diver-sas mterpretaciones existenciales.

6. LA EXISTENCIA Y LA TRASCENDENCIA DEL SER

Aunque se reconozca y defina la existencia como rela-cion ~?n elser, no basta eUo 'para' fundar una com-prenslOn del hombre como hbertad. La necesidadpuede anidar en la misma interpretacion existencialdel hombre. !'ara el ~on;t~re, comprenderse y mol-dearse como hbertad, sIgmflca comprender y realizara fondo la naturaleza de la propia relacion con el ser.Pero. esta relacion puede comprenderse y realizarsede diversos modos; y entre estos modos no hay solouna diferencia teorctica 0 practica, sino una diferen·cia existencial, esto es, una diferencia que implica porparte del hombre una decision que 10 empefia.

5i el hombre es relacion con el ser, este es para eltrascendencia. EI hombre no es el ser. EI ser esta masaUa de sus limites, mas aUa de su forma finitamas aUa de la situacion en que se reconoce y se en:cuentr.a el hombre. Los limites, la finitud de su formala. situacion qu~ I? define, forman parte de eI, son eimismo; pero SI bien todas estas cosas 10 conectan denueyo al ser, no Ie dan la posesion plena y totalde este, antes 10 excluyen de tal posesion. Pensando.obrando, luchando, trata el hombre de conquistar elser y de poseerlo; mas no alcanza jamas la estabili-dad de una conquista definitiva y de una posesiontotal. EI ser se Ie escapa por tooas partes. EI hombrevive tendido hacia el porvenir, y el porvenir es siem-p~~ una amenaza latcnte para la posesion mas solida.NI puede el hombre sustraerse en modo alguno a esta

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:ft.~ amenaza, que esta en coneXlOn con su constitucionr temporal. La busca que emprende el hombre del ser

en todas sus actitudes y sus modos concretos nologra, pues, sino configurar enfrente de el mas ~eta-mente la trascendencia del ser. Correlativa y simul-taneamente se configura para eI mas neta la situa-cion a que esta ligado. Su identidad con esta situacionparece mas solida y mas profunda a medida que el serse confirma en su trascendencia. Cuanto mayor elgrado en que se Ie presenta elser mas aUa de suslimites, tanto mayor el grado en que se estrechanestos limites en torno suyo. El esfuerzo por evadirsede la finitud de su naturaleza, para conectar de nuevoal ser, contribuye a definirlo y a limitarlo, volvien·do a soldarlo a la situacion que Ie es propia. De hechono puede realizar c1 hombre nada sino en relacioncon los otros hombres y con el mundo:. por eso todoesfuerzo de realizacion, toda tentativa de captar el sery, de poseerlo, hace mas estrechos y forzosos susvlllculos con las cosas y con los otros, y consolidacada vez mas el circulo de su finitud.

La consideracion de la libertad del hombre recla-ma, por ende, un ulterior ahondamiento de la inter-pretacion de la existencia. La relacion con el ser quee~ propia. de la existencia solo parece, a primer aVIsta, hacer mas dificil la comprension de la libertad.Por un lado, esta el ser mas aHa del hombre. en unatrascendencia elusiva; por otro, esta el ho~bre 501-

dad.o a sus limites, a su finitud, a la situacion que 10~efllle. La posibilidad de una opcion verdaderamentehbre parece alejarse. £1 hombre existiendo, aspiraal ser; pero el ser Ie huve, mientras que la forzosidadde su relaciun con las c~sas y con los otros se refuerzay p.rofundiza. (,Como puede tener lugar en esta alter-nativa una verdadera eleccion, una decision verdadera-mente libre?

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7. LA COMPRENSION EXISTENCIAL DE LA LIBERTADSOBRE EL FUNDAMENTO DE LA NADA

Tornemos a considerar la existencia en su nuda y apa·rentemente pobre interpretacion de la relacion con elser.. 5i en esta relaci6n no puede la existencia identifi-carse jamlis con el ser, puede pasar que esto acaezeaporque la existencia no Hegue a desligarse de la nada,ni a emerger verdaderamente de la nada. Puede pasarque sea su fundamental, irremediable nihilidad, 10 quela refrene para que no posea ni conquiste el ser enpleno, 10 que Ie impida ser el ser. La existencia si noes elser (como 10 revela el que es relaci6n con el ser),esto puede querer decir que sea intimamente, consti-tutivamente, mula. La posibiIidad de reabsorherse enel ser puede significar la imposibiIidad de no ser lanada, de sustraerse a la nada. En tal caso, el recono-cimiento. de la nada como constitutiva de la exis-tencia, es .fundamental para comprender la existenciamisma.

Ante el hombre se abriran entonces dos vias. Enprimer lugar, puede ignorar 0 desconocer la nihiIidadfundamental de la existencia. Esto significa que des-conoce 0 ignora su verdadera naturaleza, que no tieneel coraje de afrontarla 0 de mirarle a la cara. De lasocupaciones cotidianas se sirve para velarse 0 escon-derse asi mismo la nada que 10 amenaza, la muertehacia la cual inevitablemente camina. El hombre sepierde entonces en la banalidad de la vida cotidiana,sin replegarse jamas sobre si mismo, y por ende sinrealizarse jamas en su verdadera naturaleza. Pero ensegundo lugar, puede tambien el hombre reconocer yaceptar la nihiIidad fundamental de la existencia.Puede reconocer que tal nihiIidad, y la muerte quees su efecto, constituyen su verdadera naturaleza encuanto hombre. En tal caso, se Ie presenta la muertecomo la sola posibilidad que Ie consiente realizar-se como hombre, esto es, como existencia. Todas lasdemas incumbencias, todas las demas posibiIidades,

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se Ie ofreeen a el como a los otros: no Ie son propias.La muerte es la unica posibiIidad que Ie es propia,porque en eHa nadie puede sustituirle. De ella solodepende, en efecto, la realizacion final de la existen-cia como fundamental nihiIidad. Aceptando la muer-te, reconociendola como propio destino, realiza elhombre su libertad, el!to es, se libera de las ilusionesde la vida anonima, de las posibilidades que velan lanada de la existencia; acepta esta nada como consti-tutiva de el, como rermino final de su realizaci6n.Ya no estli simplemente lanzado hacia la muerte, nimetido en la red de las ilusiones que tratan de velarla nada de la existencia. 5e elegira y querra la nadacon una decision que anticipa la inevitable conclu-sion. La tonalidad afectiva de esta libertad para lamuerte es la angustia. La angustia es la revelacionde la nada, esto es, de la imposibilidad en que estala existencia de ser cosa distinta de la nada.

Mas supuesto que relacion con el ser signifiqueimposibiIidad de emerger de la nada, son inevitablesestas conclusiones. La libertad no puede ser, en talcaso, mas que libertad para la muerte. Pero l es en-tonces esta verdaderamente libertad? La libertad parala muerte es el simple reconocimiento de la imposi-bilidad de sustraerse a la nada. Pero si la existenciaconsiste verdaderamente en esta imposibilidad, l comopuede moldearse, aunque sea ilusoriamente, en figurade ignorancia y desconocimiento de la nada? l Comopuede la nada velarse de ningun modo para ella? 5ien la existencia no hay mas que la imposibilidad dedesligarse de la nada, la existencia no es libertad,sino necesidad. No mas que necesidad es, en efecto,la imposibilidad. Definir la relacion con el ser -porsu imposibilidad de identificarse con el ser- como im-posibilidad de desligarse de la nada, significa negarla posibilidad misma de la relacion, esto es, negar laexistencia. En tal caso es la interpretacion de la exis-tencia la negacion de la existencia. La interpretacionde la existencia, implicando el reconocimiento de la

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imposibilidad de que Ia existencia emerja de Ia nada,implicaria Ia negacion de Ia relacion con el ser, estoes, de la existencia misma. La relacion con el ser esimposible en Ia existencia, si la existencia no es pro-piamente mas que Ia imposibilidad de desligarse dela nada. Y si la relacion con el ser es imposible, elreconocimiento de esta imposibilidad no es acto delibertad, no es eleccion ni decision, sino aceptacionpasiva de la naturaleza de la existencia, que es yseguira siendo imposibilidad, esto es, necesidad. Laeleccion resulta entonces eleccion de 10 que ya esta ele-gido, decision de 10 que ya esta decidido. La libertadse pierde en la necesidad mas radical.

con Ia trascendencia, y Ia trascendencia se fija masalla de Ia relacion, como independiente de esta, reali·zar Ia relacion significa realizar necesariamente sufracaso. La relacion con Ia trascendencia jamas puedeser 0 Ilegar a ser trascendencia. La trascendencia estay seguira estando mas aIla, y Ia relacion con ella, enque se constituye Ia existencia, choca contra ella comocontra un muro. Hay, entonces situaciones fundamen-tales, situaciones u'mites, en que realiza la relacion conIa trascendencia como imposibilidad pro pia : son lassituaciones en las que se encuentra el hombre frente ala Iucha, frente al dolor, frente al pecado, frente a lamuerte. En estas situaciones choca el hombre contrauna imposibilidad decisiva, ultima. Tiende a superar-las, pero no putide y permanece atado a ellas. Nopuede entonces hacer otra cosa que aceptarlas comoson e identificarse con ellas. La libertad 10 Hamadaa la decision, pero no .puede decidir mas que inmovi-lizandose en 10 que es, no puede elegir mas que noeligiendo. La libertad esta condenada al fracaso. Lalibertad seria el desencallarse el hombre de la situa-cion, identificandose con la trascendencia: pero estoes imposible para el hombre, que es solo relaciOn conla trascendencia.

Una vez aun, la interpretacion de la existenciareduce aqui la existencia a una imposibilidad funda-mental: la imposibilidad de salir de la situacion. enque se la pone como relacion con la trascendencia y dealcanzar esta. Una vez aun queda negada la libertady reducida a la necesidad; y una vez aun coincideesta negacion con la negacion de la positividad de laexistencia. Interpretada la relacion con el ser comorelacion con la trascendencia, no queda mas que reco-nocer y realizar la imposibilidad de la relacion. Unarelacion con la trascendencia es imposible; la tras-cendencia, si es tal, esta mas alIa de toda relacion.5i la existencia es relacion con la trascendencia, es unafundamental, irremediable imposibilidad; pero si esimposibilidad, es necesidad. La negatividad de la exis-

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8. LA COMPRENSION EXISTENCIAL DE LA LIBERTADSOBRE EL FUNDAMENTO DE LA TRASCENDENCIA

La interpretacion de la relacion con el ser sobre elfundamento de la nada hace, pues, imposible la com-prension de la libertad. Y la hace imposible, porqueen el acto de interpretar la relacion, la niega: no en-contrando el ser en la relacion, niega el ser a larelacion y la reduce a la nada. Tal interpretacion norealiza la inteligencia de la libertad, porque no rea-liza la inteligencia de la existencia. .Solo, pues, sealcanzara la inteligencia de la libertad si la existe.n-cia, ya en su simple configuracion de relacion con elser, es capaz de hallar en si una positividad funda-mental, una sustancia.

Hallar tal positivi dad es en realidad el resultadomas dificil de conseguir en el analisis existencial. Contodo, es el resultado fundamental, el unico desde elcual podemos esperar la comprension de nuestra Ii-bertad, la justificacion de nuestras incumbencias hu-manas. Un paso ulterior hacia ese hallazgo podemosdarlo considerando una segunda interpretacion posi-LIe de la relacion existencial: la interpretacion quereduce la relacion con el ser a la trascendencia del ser.Si la relacion con el ser se entiende como relacion

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tencia excluye, por ende, toda comprension de Ia Ii-bertad. S! el. anaI.isis existencial quiere ser, comodebe ser, mtehgencla y realizacion de Ia libertad delhombr~ para cumplir su mision, debe en primer Iugargarantizar y fundar Ia positividad de la existencia.

9. LA COMPRENSION EXISTENCIAL DE LA LIBERTADSOBRE EL FUNDAMENTO DE LA PROBLEMATICIDAD

En Ia rela<;ioncon el ~r no esta la trascendencia pre-supuesta, smo reconoclda y establecida. EI ser se poney se .revela como tr8;s,ceiIdenciajusto ell Ia relacion yen vzrtud de Ia reiaclOn. Y Ia relacion misma es a suvez, t~ascendencia: se mueve hacia el ser, aSUira aconqu!star y poseer el ser. Si la trascendencia fuesetal mas. ,aUa ~e Ia. relaci.on y primero que eata, seriala re~~clOnmlsma !mp~sl~le: la existencia, que es estarelaclOn, no podna Dl slqUlera constituirse. Pero elque se c~n~t~tura significa que la relaciQn es posible:esta poszbz~U}ad es la pDsitividad de la existencia.Como relaclOn con el ser, es la existencia fundamen-~mente, s~stancialmei1te, posibilidad de esta rela-Cion. La eXlstencia no debe negarse, no debe recono-cerse y ponerse en una imposibilidad forzosa. Debereco~~erse y ponerse en la libre posibilidad de' larelaclOn que Ie es pro pia. Entre las dos imposibili-d~des en que han desembocado hasta ahora las dosdIr~~i?nes principales del anaIisis existenciaI, Ia im-poslbdldad de no ser Ia nada y Ia imposibilidad deser la trascendencia, no puede ni debe Ia existenciae!egi!. La existencia debe entenderse y realizarse enSl ~Dlsma,en Ia posibilidad que Ie es propia y consti-tu~v.a.. Para comprenderse como libertad, debe lae~!stencla comprenderse en Ia posibilidad de su rela-~lon con el ser. Solo esta posibilidad Ie garantiza lalibertad.

Mas I~,posibilidad de la relacion con el ser poneesta !~IaClon en el plano de la problematicidad. LareiaclOn COnel ser es posible 10 que quiere decir que102

puede haberla y puede no baberla. Pero esto quiered~ir, en primer lugar y fundamentalmente,. quedebebaberla. Si la existencia es la posibilidad de la rela-cion, en esta posibilidad encuentra inmediatamenteIs norma de su constitucion. Evidentemente, la exis-tencia que desconoce, ignora, disminuye 0 destruye laposibilidad de la relacion, es una existencia que sedesconoce, se ignora, se disminuye 0 se destruye a8i misma. Es una existencia que tiende a dispersarsey disolverse, una existencia impropia_ La posibilidadde la relacion dirige normativamente la existencia.Eata debe ser 10 que sustancialmente 'es, relacion yp08ibilidad de la relacion, y para realizarse verda-deramente a si misma como existencia, debe consoli-dar y fundar la posibilidad de la relacion.

Ciertamente, la relacion con el ser no puede pro-ducir jamas la identificacion con el ser. Justo por Iarelacion eslli, en efecto, el ser establecido y consti-tuido en su trascendencia; y la relacion es eUa mismatrascendencia, en el sentido de que se mueve bacia elser como aquello que esta mas aUa de eUa misma.Pero si la relacion con el ser no es jamas identifica-cion con el ser, la existencia no puede tener mastermino final de realizacion que el reconocerse y refor-zarse en su naturaleza de relacion. La posibilidad ini·cial de la relacion debe reconocerse no abstracta uobjetivamente, sino con un acto de decision realiza-dora, de cumplimiento final. La posibilidad de larelacion, esto es, la esencial problematicidad de la reolacion misma, en cuanto que es la condicion de laexistencia, es tambien su telos. Reconociendo origi-naria la posibilidad, reconociendola como pro pia yconstitutiva de si, la existencia la pone como su ter-mino final, y la pone por obra con una decision em-peiiosa. Mas solo como originaria posibilidad de larelacion con el ser, solo en este acto que es al mismotiempo inteligencia r realizacion de si es la existencialibertad.

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10. LA L1BERTAD COMO OPCION EXISTENCIAL

Es evidente que el problema de la libertad no puederesolverse considerando si la libertad es un atributoo una capacidad propia de la naturaleza humana. Nopuede comprenderse la libertad, 0 mas propiamente,comprenderse el hombre como libertad mediante unanalisis objetivo de las capacidades humanas 0 lac?nsideracion generica de los poderes del hombre. Enmngun caso es la libertad una capacidad 0 un poderdel que goce el hombre como cuesti6n de hecho Enningun .caso, por ende, se presenta el problema' quela conClerne como problema de ver si como cuestionde hecho es el hombre libre 0 no. EI problema de lalibertad solo se plantea verdaderamente para el hom-h~~ en el acto en ~ue es~e afronta seriamente las posi-Juhdades de su eXlstencla y decide de ellas. 5er libreo no ~i~re es para el hombre una opci6n, mas aun,la 0pclOn fundame?tal. 5er libre significa para el re-conocerse ~, actuahzarse en la posibilidad originariade su relaclOn con el ser, esto es, consolidarse y fun-darse en esta posibilidad. No ser lihre significa des-conocer y p~rder e~a pos.ibilidad originaria, y portanto volver Impropla y dlspersa la existencia. Peroen su misma constitucion incluye la existencia la normaque debe resolver el problema y decidir la opcion. 5ila existenoia es relacioIi con el ser, no tiene mas ma-nera de ser ni de realizarse que la de consolidar yfundar la .relacion. Y a esta solo se Ie consolida y fun-da con~o.hdando y fundando su posibilidad originariay condlclOnando, esto es, haciendo del principio de larelacion su termino final.

11. LA OPCION DE LA LIBERTAD COMO VENIR EL YOAL SER

5~ .trata ahora de ver que modos 0 en que aspectosdmge a la existencia la opcion realizadora de la Ii-bertad. En primer lugar, es claro que, desde el mo-104

mento en que la existencia no es mas que el modo deser del hombre, el realizarse la existencia en su formapro pia es el formarse el hombre como individualidadverdadera y autentica, como persona. Para el hombreque debe decidir de si, esto es, de su libertad, es lacuestion la de encontrar y reconocer la posibilidadunica y fundamental que puede mantenerle y conso-Iidarlo en la relacion con el ser. Y puesto que lacuestion no nace en el plano de la equivalencia deposibilidades genericas entre las cuales este 0 puedaestar indiferente el hombre, sino como empeiio de unadecision, el realizarse el hombre como posibilidad ori·gin aria de la relacion con el ser, significa su total iden·tificarse en una incumbencia 0 una mision fundamen-tal. La opcion de la libertad sustrae inmediatamenteal hombre alas incertidumbres de una vida privadade un interes dominante, restituyendolo a la plenitudde su energia. EI hombre queda en disponibilidadpara cumplir su mision; ya no esta distraido 0 dis-perso por, veleidades siempre nuevas, ni arrojado enel mundo sin direccion, ni abandonado a vicisitudesinsignificantes. Vive recogido en la unidad de suinteres dominante, y reduce a este interes, como a me·dida y criterio fundamental, la variedad de los aeon·tecimientos.

La relacion con el ser, consolidandose, por obra dela opcion de la Iibertad, en la pro pia posibilidad, serealiza como relaci6n del hombre consigo mismo. Estarelacion cs un continuo retorno del hombre a si mis-mo, es un movimiento centrlpeto que refiere la multi·plicidad de los elementos reales 0 vividos al verdaderoSI mismo del hombre. Y en este retorno, el SI mismo,el yo, se va constituyendo en su forma autentica, comounidad de una persona. Las actitudes subjetivas no sedesparraman en torno al azar 0 al capricho, sino queBe conectan coherentemente en un orden que tiene sucentro de gravedad. Este centro es! el yo. Realizan·dose como relacion consigo mismo, ~ealiza el hombre

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el yo, esto es, realiza su unidad, recogiendola de ladispersion. L{I libertad condiciona el yo. El yo 8610Be constituye como unidad propia en el acto de suretorno a SI mismo; pero este retorno es la constitu·cion del s£ mismo, 0 mejor, del si como mismo, comounidad e identidad fundamental. Por eso es la liber·tad la revelacion del hombre a SI mismo. A traves deella llega el hombre a la claridad y a la transparenciade SI para st La libertad es un acto de confesion yde sinceridad, una toma de posesion, un desempeiiarsetotal en vista de un empeiio igualmente total.

El reconocimiento de la posibilidad de la relacioncon el ser es, pues, un verdadero consolidarse larelacion con el ser. Este consolidarse sobreviene, enprimer lugar, dentro de los limites mismos del homobre como realizacion de su forma propia, de su uni·dad, del yo. Reconocer la naturaleza de la existenciaen la posibilidad de esta relacion significa: constituir.se como un yo que es libre para cumplir su misiOn.Tal es el primer sentido de la libertad existencial.

12. LA OPCION DE LA LIBERTAD COMO VENIR EL MUNDOAL SER

La libertad significa unidad del yo, unidad de su mi-sion, unidad del yo y de su mision. Esta triple uni·dad es, en realidad, una sola unidad: la unidad de laexistencia propia 0 autentica. Pero no concierne soloal yo. El yo no es libre (esto es, no es yo) sino enunidad con su mision; y su mision no {e concierne aeI solo, sino tambien al mundo en el que debe reali·zarse. La constitucion de un yo libre para cumplirsu mision, implica la' constitucion de una relaci6nentre el yo y el Mundo por la que el Mundo se poneante el yo como orden de instrumentos y medios ade·cuados para la realizacion de la mision. La unidaddel yo y de su misiondetermina la unidad del Mundo.Esta unidad es un oRien en que se situan las cosas

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segun su disponibilidad y su utilizacion para la mi-sion humana. La unidad del yo que se retrae del des·parramiento de sus actitudes, determina la unidad delmundo, porque Beva a este a configurarse segun elorden de la disponibilidad efectiva de los medios ylos instrumentos de la realizaci6n del yo. EI ordendel Mundo es el proyecto de la disposicion y la utili-zacion de las cosas como instrumentos necesarios deuna mision humana. Si el hombre no se constituyecomo unidad lihre para cumplir su misi6n, no se cons-tituye el mundo como unidad de determinaciones ob-jetivas: de instrumentos 0 de cosas. Pero sin unidad noseria el Mundo un mundo (Kosmos) : ni siquiera exis-tiria, no tendria el seT. La libertad, consolidando elseT del yo, consolida, pues, y por 10 mismo, el ser delmundo. Sin la libertad, no solo se disipa el hombreen la incoherencia y la superficialidad de una existen·cia impropia y anonima, sino que tambien se despa.rrama ante el el mundo en un sucederse 0 un super-ponerse de cosas y hechos privados de consistenciareal. La libertad llama al hombre a la unidad del yo,al mundo a la unidad de un orden necesario; y eneste orden, y por la libertad misma, se inserta el hom-bre como elemento que participa de eI y 10 dominaa un tiempo. Participa de el en cuanto que el hom-bre mismo es un ente en el mundo, en cuanto que elhombre mismo se pone en la naturaleza como natu-raleza. Lo domina en cuanto que utiliza los ordenesy leyes del Mundo para sus fines y 10 subordina a larealizacion de su mision. Habiendose enraizado enel Mundo y hecho de este una realidad consistente,.puede el hombre encontrar en el la via de la libertad.Reconociendose como naturaleza, puede realizarsecomo naturaleza, y obligar con ello a la naturalezamisma a revelarse: 10 que acaece en el arte. Pero seacomo orden necesario de cosas disponibles y utiliza-bles, sea como naturaleza participante en la existenciahumana y que se revela a esta, el mundo solo encuen-

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13. LA OPCION DE LA LlBERTAD COMO VENIR LACOEXISTENCIA AL SER

La identificacion del yo con su mision no encierra aly.~ en ~I aislamiento. EI yo no puede realizar su mi·810n so~o pOT sf, y solo paTa St. Su mision 10 ponenecesanamente en relacion con los otros determi-nando una solidaridad que puede ser conc~rdancia 0discordia, colaboracion 0 lucha, pero que en todoca~o, estli implicita en el definirse mismo del yo. Laumdad en la que se constituye y se afi~ma el yo, esla constitucion de una individualidad finita mas alIade I~ cual trasciende continuamente la exi;tencia. Amedl?a q~~ ~I yo, indivi?ualizandose, se empefia en supropla mlSlon, se Ie apnetan en torno mas solidamen-te los OtTOS. Las relaciones extrinsecas con los otros(las l1a~adas Telaciones sociales) puede descuidarlaso ~educnl~~ .al minimo quien quiera 0 pueda perse-gun su mlSlon y t~abajar en la soledad, pero no pore!l.o se logra ?n ~lslamiento que signifi.que una esci-810n de la sohdandad humana, esto es, una incapaci-dad de comprender a los otros y de ser comprendidopor elIos, una imposibilidad de ayudarlos y. de serayudado, una imposibilidad de amarlos 0 de odiar-los, •una imposi~ilidad de toda mision 0 trabajocomun. En reahdad, toda mision 0 trabajo es co-~un, aun aquel que 8e cumple en la soledad masngurosa. La ayuda de 105 otros nos lIega de milmodos, en la tradicion, en los lihros, en la misma me·

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ditacionp~rsonal; y a 105otros les lIega de mil modosel reflejo yel resultado de nueslra ohra. La solidari-dad es pro pia de toda existeneia humana, sobre todode aquelIa que se realiza cn la forma autcntica, que serealiza en la libertad. Tener 0 darse una mision signi.fica reconocer en ios otTOS la posibilidad de tener 0de darse una mision. Constituir y a£irmar la pro piaindividualidad significa reconocer y respetar en losotros la misma capacidad de tener el valor de unaindividualidad. La convivencia humana es simple-mente choque, dispersion y distraccion para el hom-bre que no ha lIegado a la unidad del yo mediantela opcion de la libertad. Los otros quedan rebajados,en este caso, al nivel de simples instrumentos mas 0

menos utilizables para los menesteres del momento:no se les reconoce como socios de una mision comun.La lucha misma es en tal caso un puro choque deincomprensiones reciprocas, sin un motivo 0 una jus-tificacion profunda; es simple rivalidad trivial. Lalibertad, constituyendo al hombre en individualidad,funda su solidaridad con los otros, esto es, determinala posibilidad de una colaboracion 0 de un choqueen el plano de una labor comun, en conexion con unareciproca comprension fundamental. La convivenciase vuelve mediante la libertad coexistencia esto esconexion entre los hombres en el fundamen'to mism~de la existencia. La libertad, como constitucion delyo y del ser del mundo, lleva al ser y funda la com·prension inter·humana. Una vez aun, el reconoci-miento de la posibilidad de la relacion con el seres un consolidarse esta relacion, en cuanto que es elveniT la coexistencia al seT. Tal es el tercer sentidode la libertad existencial.

tril Y consolida 8User por medio de la libertad. Solola unidad del yo y de su mision determina el ordendel mundo; esto es, 8U verdadera constitucion. Unavez aun, sc:.revela el reconocimiento de la posibilidadde la relaclOn con el ser como la consolidacion de estarelacion. A traves de este reconocimiento viene al seTLa Tealidad del mundo. Tal es el segundo ~entido de lalibertad existencia1.

14. CONCLUSION

El problema de la libertad tiene por horizonte laexistencia. No concierne a ningun aspecto del horn·

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bre con preferencia sobre otro. No respecta 801amen-te a su voluntad 0 a sus actos 0 a 8U conducta, sinoa 10 que el hombre es verdaderamente en su humani-dad. Es una cuestion que gira en torno aI ser delhombre, en torno a su constitucion ultima; una cues-tion que sOlo puede comprenderse si se Ia reduce aIa opcion fundamental mediante la cual se decide jus-to del ser del hombre, esto es, de la existencia. Lalibertad es el fundamento y la normatividad de laopcion existencial. Mediante ella decide el hombrede su propio destino de conformidad con 10 que debeser.

La libertad es el movimiento con que Ia existenciaretorna a so naturaleza originaria, reconoce tal natu-raleza y, reconociendola, la realiza verdaderamente. Ypuesto que la existencia es la relacion con el ser, esereconocimiento se vuelve hacia la posibilidad de estarelacion y es su fundacion y consolidacion. De talmodo encuentra la existencia, .por obra de la libertad,su interior positividad, su sustancia. Queda sustraidaa la disipacion, a la apariencia y a la ~nsignificancia.EI yo, habiendose constituido en unidad, se enraizaen mundo que es orden y realidad, en el centro deuna solidaridad coexistencial efectiva. Con esto larelacioncon el ser, constitutiva de la existencia, serealiza en su autenticidad. Se vuelve una relacion talque verdaderamente en ella el ser se pone en la ens-tencia: el yo, el mundo, la coexistencia, vienen alser, determinandose como porvenir hist6rico de laexistencia. La libertad funda la historicida<l dela existencia. En esta historicidad no es el ser in-manente, porque se constituye incesantemente en sutrascendencia; sin embargo, la relacion con el no eselusiva, aparente 0 inconsistente, sino autentica y ver.dadera.

La libertad es opcion. Es conquista y posesion,pero no eliminacion del riesgo. No es un acto puntual,sino la continuidad de una decision que se renueva

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incesan~ ente en el corso favor.able 0 desfavorablede I:~~tecimientos. Ser libre significa mantener-se fiel a si~ismo no traicionando la propia misiony salvando Iaseri~ad y la consistencia del. ~undo yla solidaridad· inter-humana. La compreOSlOn de lalihertad es, asi, la inteligencia misma que tiene elhombre de si y de su mis~o~en eI Mundo. S?lo ~uan~ose identifica con una mlSlon que 10 trasclende, solocu.ando se empeiia y lucha, es el hombre verdadera-mente libre. Tal es el ultimo sentido de la considera·cion filosOfica de la lihertad.

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1. LA HISTORICIDAD COMO TENSION ENTRE EL TIEMPOY LO ETERNO

La historieidad naee de la tension entre el tiempo y10 eterno. El tiempo y 10 eterno se eoneetan y al mis-mo tiempo se oponen en la historieidad. A esta son,en efecto, igualmente necesarias la multiplicidad ineo-herente. y dispersa de la vida· temporal y la unidadabsoluta del orden eterno.

No hay historicidad que no se se mueva haeia unorden permanente en que eneuentre su unidad necesa-ria la multiplicidad de la experiencia y de los hechos.Pero no hay histori~idad que no se mueV8 desde talmultiplieidad. En la eonstitucion de la historicidadentran igualmente la necesidad de una razon inmanen-te que se revela en las distintas determinaciones, con-eatenandolas y justifieandolas todas, y la libertad delindividuo que se afirma en la singularidad de sudestino. La historieidad haee valer la universalidadde la signifieacion que trasciende toda particular de-terminacion para afirmarse en la totalidad de la 8U-

eesion: pero tambien haee valer la individualidad ensu absoluta singularidad e insustituibilidad. La in-vestigacioR historiea puede eonservar y enriqueeer laseonquistas que va logrando el hombre; pero la con-servacion y el enriqueeimiento presuponen en todomomento que esas eonquistas pueden dispersarse 0

perderse. La investigaeion historiea tiende a revelarla historia ideal eterna; pero no puede revelaria sinobuseandola en las vueltas r revueltas de las vieisitudestemporales. La historia es neeesidad y raeionalidadabs?luta,; pero si so~o fuese esto, si.la neeesidad y laraclOnahdad no nacIe.!an de 10 eontmgente y 10 insig-

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"nifieante, \n habria investigacion historiea, ni habria,en absolui;;\,historia: habria el permanecer siempreigual de una tazon 0 de una eseneia neeesaria.

Lo universal y el individuo, la neeesidad y la Ii-bertad, la unidad y la multiplicidad, 10 eterno y 10contingente se conectan y entrechocan en la investiga-cion historica: y de esto nace el problema. Problemaque no es solo de doctrina 0 de ciencia, sino de hu-manidad y de vida. Ya que l como puedo yo, hombreindividual, enredado en la multiplicidad de las situa-ciones contingentes, anclarme en la solidez y la unidadde un orden necesario? lY como puedo reeonocermeyreaIizarme en la multiplieidad dispersa de las eir-cunstancias, si renuneio a anclar asi y pierdo todaposibilidad de entender y valorar las cireunstanciasmismas? Como quiera que me resuelva, parece per-derse para mi 10 mejor de mi mismo, de mi humani-dad. Mas, por otto lado, no puedo consentir en estaperdida: nadie puede eonsentir en ella. Debo entoncesafrontar el problema de la investigacion historiea,tratando de aleanzar, a traves de la eonsideraeion delmismo, la inteligencia de la historieidad. La inteli-geneia de la historicidad eondiciona la inteligencia demi mismo y de mi relacion con el mundo.

2. EL ANTIHISTORICISMO COMO NEGACION DEL TIEMPO

La polemiea entre antihistorieismo e historicismo pre-senta dos modos tipieos de destruir, mas bien queresolver, el problema de la investigacion historiea.Puede eonsiderase, en primer lugar, decisivo y fatalel contraste entre el tiempo y 10 eterno, y reducir lahistoria al tiempo separandola de 10 eterno. El or-den racional representa entonees como un sobremun-do de valores 0 de ideas que tienen una realidad pro-pia y eumplida independientemente de la historia. Yla historia se presenta como un sueederse de aconte-cimientos eontingentes y arbitrarios en que solo a tre-

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c~08 ~ abre camino un reflejo del orden leterno. Lahlstona procede entre giros e idas y venidas viciosasde f~Ila a f?Ila" de e~ror a error: el orden que debierareahzar, estil m~ a~a de eIla; y alIi donde se realizara,detendna y ISmqudaria la historia. El hombre nopuede, en este caso, sacar nada de la historia. Laconsideracion que puede guiarlo no es la de las ocio-sas ideas y venidas del pasado, sino la de la razonque Ie descubre el orden necesario que esta mas allade la historia. La realizacion del hombre esta en estec~o, ligada a l~ negacion de la historicidad: y con-flada a una razon que afinna e impone un orden in-mutahle. y necesario que vale por si, fuera de todar~ferencla a la mutahilidad y la contingencia deltiempo.

Tal es la posicion del antihistoricismo. Este resulta,asi, caracterizado p~r la escis!on ~ntre el tiempo y 10etemo y la reducclOn de la hlstona a 10 accidental a10 ?1?dable y a 10 contingente del tiempo. AI antili;.s-tonc~smo se Ie ahren dos vias, segun el puesto quese .aslgne al hombre en. la e~ision operada por el. EnprImer lugar, puede Identificarse la naturaleza delho~re con la temporalidad como desorden y contin-genCla. En tal caso, es el hombre radical, constituti-vamente, incapaz de realizar el orden racional delMundo. Esta condenado' ~ vagabundaje y al error;no puede encontrarel cammo' de 10 etemo. El ordenr la raci~nalidad de la, realidad verdadera se ponenmdependlentemente de el. El puede mas 0 menos en-treverlos y hac~r ~onatos en direccion de elIos, perono puede contrlbuIr a ellos en nada. Es el antihisto-ricismo de la metafisica antigua. Pero, en ~gundolugar, puede identificarse la naturaleza del hombrecon la razon. El homhre pertenece entonces, ya' desuyo, al orden absoluto del Mundo. Puede sus~aersea 108errores y la incertidumbre de la historia, y re-construir en si y en su Mundo el orden absoluto de larazoD. Esta Ie consiente levar anclas del pasado, criti-

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candolo y. descuhriendo sus errores, y retornar a 80verdadera naturaleza, realizandose como racionalidad,como orden inmutable. Tal es el antihistoricismo dela llustracion. En el primer caso, pues, debiera elhombre negar la temporalidad que es su naturaleza yaniquilarse como hombre para anclarse en 10 eterno.En el segundo caso, dehiera realizarse en la raciona-lidad de su naturaleza y destruir en si 10 individual,10contingente, 10 accidental del tiempo. En ambos ca-80S8e presenta el antihistoricismo como una negacioDde la temporalidad, como la exclusion violenta y totalde esta de la naturaleza del homhre.

3. EL HISTORICISMO COMO REDUCCION DEL TIEMPOA LA ETERNlDAD

Frente a la reduccion de la historia al tiempo hechapor el antihistoricismo, se alza la reduccion de la his-toria a 10 etemo hecha por el historicismo. Este afir-ma la identidad entre el tiempo y 10 eterno, al modocomo el historicismo afirma el contraste entre ambos.Para el historicismo es toda realidad historia esto esracionalidad, orden, desenvolvimiento dialectirio deter:minado por conceptos puros 0 categorias.No suhsisteel tiempo como dominio de 10 individual, de 10 con~tingente, de 10 arbitrario. Lo individual mismo es talen virt~d ~e. la fuerza IOgica.de 10 universal que esfuerza mdlvlduante; 10 c~:)DtingenteY 10 arbitrarioparecen tales a una consideracion profundizada y ver-daderamente historica. En la historia no existe 10irracional ni 10 negativo. Ciertamente que en ella DOactua mas que el individuo; pero en el individuoactUa 10universal, 10eterno, la categoria, y cuanto masa fondo se escruta el individuo, tanto mas a fondo seeneuentra en eI 10 universal. Y 10 universal es 8US-tancialmente inmutabilidad. El enriquecimiento mis-mo que se verifiea en el proceso historico en cuantoes progreso incesante, estS efectuado por 10 universal,

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pero no afecta a este: afecta solo a nuestro conceptode 10 universal. El tiempo, en su naturaleza especifica,se presenta, bajo este punto de vista, como pura ilu-sion: en su verdad se identifica con el orden racionalabsoluto.

Las etapas de esta identificacion determinan. fa~sdiversas del historicismo. Ante todo, de la hlStorUJideal r eterna se distingue una historia en el tiempoproducida por la primera, de la que es una reproduc.cion imperfecta. 5e admite que subsista en el tiempo,aunque solo sea como apariencia, 10 accidental y 10contingente. EI tiempo conserva en esta primera faseuna cierta consistencia, aunque solo sea inferior y pro-visional, que impide su resolucion radical en 10 eterno.Pero la fase mas madura del historicismo niega tam·bien esta consistencia aparente del tiempo. Afirmaresueltamente la identidad de 10 irracional y 10 real,del orden cronologico con el orden ideal. Excluye todoelemento accidental y arbitrario, toda contingencia,identificando la libertad con la necesidad del desenvol-vimiento dialectico. En esta fase se ha volatilizado com-pletamente el tiempo; y con este se ha volatilizado elindividuo y todo 10 que con este a su vez se conecta:la contingencia, la lihertad, el riesgo V la responsahi-Iidad. La identificacion del tiempo con 10 eterno y lareduccion que ella implica de la historia a 10 eterno,llevan al historicismo al mismo resultado fundamentaldel antihistoricismo: a la negacion del tiempo, a suexclusion total de la naturaleza del homhre.

4. EL TIEMPO COMO CONDICION FUNDAMENTAL DE LAINVESTIGACION HISTORICA

l Es posihle esta negacion del tiempo? lY es necesa·ria para la inteligencia de la historia?

Para el antihistoricismo es el tiempo, como domi-nio de 10 individual, 10 contingente, 10 arbitrario, unaapariencia de que debe librarse el hombre para alcan·

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zar el ser y su orden eterno. EI antihistoricismo sepresenta asi francamente como una negacion del hom-hre, 0 IQ que es 10 mismo, como una realizacion delhombre en una razon impersonal y abstracta que notiene historia. Pero no es distinto el resultado delhistoricismo. La historia es para este el orden delas categorias fundamentales, la· unidad inquehr~nta-hie de la razon absoluta. Este orden y esta umdadno tienen otro modo de ser que el de una permanen-cia inmutahle. No los califica ni siquiera el progreso.l En que sentido se puede seguir diciendo que eseorden y esa unidad son historia? l En que sentido eshistoria la unidad permanente e inmutahle de la ra·zon? l Y de donde nacen el progreso y el enriqueci-miento que se continua afirmando como propios dela historia? 5i el progreso y enriquecimiento soloafectan a nuestro concepto de la razon y de sus cate-gorias fundamentaIes, esto es, solo afectan al homhre,l de que modo puede encontrarse en el homhre unelemento que no se reduzca a la unidad y a los orde-nes ahsolutos de la razon? EI individuo, 10 contingen-te, 10 arhitrario, solo pueden considerarse como talesen una consideracion historica insuficiente. Perol como puede tener lugar una consideracion historicainsuficiente en la historia que es la unidad, y de unapieza, de la razon ahsoluta? Pongase a cuenta delhomhre y de su limitacion todo 10 que de no perfec-tamente racional se puede descuhrir a primera vistaen la historia, y tamhien 10 que no es simple aparien.cia accidental 0 arbitraria, sino, en cierto sentido, sus·tancia de la historia como el progreso. EI homhredebe, con todo, enco~trar lugar en la historia, si estaes la realidad y nada hay fuera de ella. Y dehe en·contrar lugar en ella en su limitacion, en la posihili.dad d!.'quedar enredado en la apariencia y el error 0

de perfecionar y enriquecer sus conceptos. Esta posi.bilidad debe pertenecer a la historia, debe calificarla.La investigacion historica que busca, mas alia de las

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apariencias mudables y contingentes, el orden eternode la razon, debe formar parte ella misma de la his-toria. Y si forma parte de esta, la califica y revela unaspecto de ella que no es el de la unidl;ld inmutable dela razon. La unieJad que se revela en las determina-ciones singulares y se actUa en elIas, no es la uni-dad de una razon absoluta que en cuanto tal se pon-dria. como negacion de ellas. Lo eterno no puede ac-tuabzarse como negacion de 10 eterno; 10 universalno puede determinarse como negacion de 10 universal·la necesidad dialectica no puede realizarse en 10 ac:cidental, en la apariencia y el error. EI historicismocomo racionalismo absoluto, llega a la negacion, n~solo del tiempo, sino de la historia misma como des-envolvimiento y progreso y de la investigacion his-tor.ica. Esta implica la exigencia de emancipar 10uDlversal y 10 eterno de 10 particular y 10 contingente;mas no habria esta exigencia si solo fuesen historia 10universal y 10 eterno.

La negacion del tiempo hace imposible la investi-gacion historica. EI historicismo ha afirmado la uni-dad de.!tiempo y ~e 10 eterno en la historia; pero haentend~~o ~sta uDlda~ como negacion del tiempo yreducclOn IDtegra de este a la eternidad de la razon.De este modo, no 5010 el tiempo, sino la historia mis-ma se ha volatilizado en sus manos. Y con el tiempo·y con la historia se ha volatilizado en sus manos elhombre: el hombre en su limitacion constitutiva elhombre que puede caer en la apariencia 0 el er;or,pero que siente la exigencia de conectarse con laverdad y 10 eterno y de buscarlos y realizarlos en suinvestigacion. EI hombre que trata de entender lahistoria y de realizarse en ella, justo el hombre en suhistoricidad, ha quedado excluido de la historia porobra del historicismo.

5. LAs FUENTES HIST6RICAS COMO POSIBILIDAD DEREEVOCACI6N

La inteligencia de la historia no puede, pues, obtener-se sino a traves de la consideracion del tiempo. Yeate debe considerarse en su temporalidad, en cuantoes posibilidad de 10 individual, de 10 accidental, de 10contingente. Solo en la temporalidad puede fundarsela investigacion historica. El problema de esta inves-tigacion es el de entender y reconstruir la realidadhistorica en su orden universal, aislandola y librandoladel complejo de los elementos inesenciales e insigni£i-cantes. Pero no podria nacer ninl;un problema histo-rico, ni habria el problema de la investigacion his·torica, si la historia no tuviera sus raices en la tern·poralidad y no se moviese desde la temporalidad baciael orden de un mundo historico. EI problema de Iaconstruccion de un mundo historico solo puede nacersobre el fundamento de la temporalidad; y solo sobreeste fundamento puede nacer todo problema historicoparticular. No puede, pues, negarse 0 excluirse la tern-poralidad, sin que queden negados 0 excluidos el pro-blema de la historia y los problemas de la historia.

Que el tiempo es el fundamento de toda recons-truccion historiogr8£ica, resulta evidente por el hechode que toda reconstruccion historiogr8.fica se fundasobre documentos, monumentos y testimonios. Elvalor de las fuenles historicas, y, en general, del ma·terial que utiliza la historiografia, deriva del hechode que solo en virtud de el es la historia reevocable.Esas fuentes y ese material constituyen la posibiIidad,Ia unica posibiIidad, de la reevocacion historica. Loque quiere decir que esta reevocacion es una posibiIi-dad brindada al hombre por su constitucion temporaly que el determinarse el hombre como historicidad noes una determinacion necesaria de su espiritu, sinosolo una posibilidad que puede perderse. La reevocabi-lidad del pasado no es la conservacion necesaria del

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pasado en el orden progresivo de un proeeso continuo.La investigaeion historiea trata de arranear al tiempoy a su obra de destrueeion y dispersion 10 que en elhay de eseneiaI, para reconstruirlo en su integridad.Mas justo asi se injerta en el tiempo que Ia condieionay Ia estimula. '5i la historicidad eonsistiese en el or-den inmutable de unas eategorias fundamentales, nohabria posibiIidad de dispersion, ni habria Ia exigen-cia de Ia reevoeacion. Todo 10 esencial, mas bien todaIa realidad, selia un presente eterno no susceptiblede dispersion ni reevoeacion, por no sujeto alas vici-siludes del tiempo. Por el eontrario, Ia investigncionhistoriea se remonta fatigosa y Iaboriosamente de Iasfuentes al orden historieo; y su exito no esta garanti-zado de antemano, siJK) que puede fallar y con fre-euencia falla de hecho. La temporalidad esta siemprepresente para eondicionar Ia investigaeion historiea;para promover y al mismo tiempo limitar Ia recons-truecion del orden historieo.

6. PASADO Y PORVENIR EN LA INVESTIGACIONHISTORICA

La investigacion historiea debe, pues, fundarse en lainteligencia del tiempo. Y de hecho no hay historiaTTki& que del pasado. La investigacion historiea trata,ciertamente, de poner en libertad y reconstruir unorden permanente; pero esteorden permanente solopuedo ponerlo en libertad y reconstruirlo por referen-cia al pasado. La lIamada historia eontemporanearespecta a un pasado mas 0 menos eereano, pero, sinembargo, siempre un pasado. El pasado parece ente-rrar por modo eminente, hasta exclusivo, el earaeterde Ia historicidad. En eierto sentido sentido, Ia histo-ricidad se conecta por ello neeesariamente con unasola determinacion del tiempo, esto es, solo con elpasado.

Con todo, el pasado solo es una posibilidad de re-

evocaclOn. Las fuentes mismas de la historia, docu·mentos, monumentos y testimonios, SOil, eiertamente,eosas 0 realidades presentf's, pero lmicamente tienenvalor de fuentes por la posiltilidad de reevoeacion co·nectada con ellas. Tambien eUas son pasado; tam-hicn eUas se eserutan e interpretan lmieamente poraqueUo que del pasado pueden revelarnos; tambicneUas son, por ende, simples posibilidades de Ias quetoea a la investigaeion historic a determinar Ia signifi.eaeion y Ia utilizacion. Pero si el pasado es una posi.hilidad de reevoeaeion, estli neeesariamente tendidohacia el porvenir. Solo desde el porvenir viene el pasa·do a nuestro eneuentro para tomar forma frente anosotros. A medida que nos empeiiamos en la investi·gaeion historiea, y que la r~evoeaeion se logra por elhecho de que vamos eaptando y eonsolidando Su posi-hilidad, sale el pasado de )a niehla 0 de la ineertidum·bre y toma su verdadera faz.

Aqui estli la paradoja fundamental de la historici·dad. La exigeneia de entender y reeonstruir el pa-sado, exigeneia que pareda deber ancIar al hombreen un mundo muerto y perdido, empeiia, al reves, elporvenir del hombre. Este no puede reevoear el pasadosino empeiiandose en Ia investigaeion; y este empeiioes un empeiio en direeeion del porvenir, asi que solodesde e1 provenir emerge para cl la verdadera faz delpasado. Para la investigaeion historiea es el porvenirel veniT al ser del pasado. Este se configura como cons-titucion del pasado autcntieo, como aetuaeion y reve·laeion de la 1!erdad del pasado. Solo el porvenir pue·de eonstituir y fundar esta verdad. La investigaeionhistoriea impliea por eUo el determinarse el porvenircomo verdad del pasado.

7. LA HlSTORIA COMO UNlOAD DEL PASADO Y DELPORVENIR

La investigacion historiea no esta, pues, ligada a una

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sola determinacion del tiempo. Si hien esta ~elta ha-cia el pasado, 0 mas hien, justo porque esta vue~tabacia el pasado empeiia y quiere para si el porvenu.Mas con esto ~tahlece la continuidad y la unidadfundamental del pasado y del porvenir. Decidirse porIa investigacion historica, significa r~ali~~r esta con-tinuidad y esta unidad fundamental: slgmflca moversehacia el porvenir, a fin de que ven!?a a ?ues~o e?-cuentro como verdad del pasado. La mvest&gac&onh&s-tOrica es el acto de la unidad fundamental d.l pasador del porvenir, unidad por la cual se constituye elporvenir como verdad del pas~d?. Este a~to es el pre-sente histOrico. EI presente hlStOrICOno bene el valorde una presencia de rellultados ya alcanzados y deverdades estahlecidas. Todo resultado ya alcanzad~,toda verdad en acto, es aim una posihilidad en la dl-reccion del futuro. EI presente historico no es laestahilidad de una posesion, sino la unidad de unmovimiento que constituye incesantemente en el p.~r.venir el pasado. Es un movi~ien~o de co~servacl~ny reevocacion que no conc1uye Jamas e.n.u.nmvent~rIodefinitivo, porque se concreta e~ poslblhdades slem·pre nuevas y abiertas al porvenu. EI punto de en-cuentro del pasado con el porvenir, el acto n~edianteel cual se reconstruye incesantemente la umdad deambos es el pres elite de la investigacion historica.

La' unidad del presente historico supone u~adecision y una eleccion. La decision es 10 que ~~penaa la investigacion historica en la reconstrucclOn delpasado. De ella nace el interes. ~istorico. La_eleccio~es 10 que, en virtud de la deciSIOnque empena y est~estimulada por el interes, y dis\ingue y valora l~s POSI-bilidades de reevocacion, enderezandolas a delmear elorden historico. La eleccion es el acto con que .seestablece un criterio historiograri~o, y nace un p~m-cipio para los juicios y las v~loraclOnes q?e .determmala organizacion de la histona en su autenbco orden.La unidad del pasado y del porvenir, realizada por la

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investigacion historica en virtud de la decision queempeiia, es un principio de eleccion"y de juicio queprocede a determinar y fundar el mundo historico.E1 present~ historico es la unidad misma del principiojudicativo, organizador del mundo historico. La uni-dad de las determinaciones temporales, esto es, delpasado y del porvenir, se constituye como una deter-IOinacion temporal que, justo como unidad, tiene elvalor de un principio y criterio de eleccion y orga-nizacion.

8. EL PRESENTE DE LA HISTORIA COMO UNlOAD DELENTE FINITO

La historicidad se presenta, pues, fundada en la es-tructura temporal de un ente que, en virtud de lainisma historicidad, se constituye en unidad. El pro-blema de la constitucion de un mundo historico debeenraizarse en el problema de la constitucion en unidadde un ente que es, por su naturaleza misma, tempora-lidad. EI problema de la historia no es problema de larealidad historica, ni problema del juicio historico,sino que es problema de la existencia de un ente que

- por su propia estructura temporal se eleva hasta lahistoria y en esta realiza autenticamente tal estructura:este ente es el hombre. EI hombre es verdaderamentehistoricidad en su esencia: mas es historicidad porquees temporalidad. La historicidad es la realizacion ul-tima de su temporalidad reconocida y entendida comooriginaria. La decision de la investigacion historica,que 10 empeiia, es la via a traves de la cual el hom-bre, constituyendose en principio de organizacion yvaloracion del mundo historico, se realiza como uni·dad en su pro pia estructura temporal. La temporali-dad se presenta primitivamente como el dominio de 10accidental, 10 arbitrario y 10 insignificante. Se pre-senta como una dispersion de elementos en los cualeshien puede pasar que este encerrado, mas aun, esta

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ciertamente encerrado, un orden universal y permanen-te, pero solo en la forma de una exigencia y de unllamamiento que debe entenderse y realizarse, peroque tambien puede permanecer no escuchado e in-operante. Bajo este aspecto, es la temporalidad unconjunto de posib1lidades dispersivas y aniquiladoras;y el ente que permaneciese encerrado en ellas y lasasumiese como su unico modo de ser, quedaria pri-vado de verdadera unidad, ya que la unidad seria parael simplemente una exigencia 0 un llamamiento, noun acto 0 un principio de realizacion efectiva. Un

. ente asi hecho, inmerso en la dispersion de la tempo-ralidad y dominado por ella. es e1 hombre que olvidae ignora la investigacion y la realizacion de la propiaindividualidad y el propio destino.

Pero el caracter dispersivo y aniquilador de latemporalidad primitiva puede tam bien ser (porquedebe ser) reconocido como tal. Y si este reconoci-miento no es un conocimiento generico, sino una deci-sion realizadora, determina sin mas la unidad propiadel ente que 10 efectua. Reconociendo, en efecto, ladispersion de la temporalidad, tiende el hombre areducir sin mas la dispersion al orden y a librar de10 accidental e insignificante el orden universal y per-manente que debe estar incluido en el tiempo. Estadecisibn es, pues, evidentemente el nacimiento de la in-vestigacion historica; mas es, por esto mismo, la rea·lizacion de la unidad propia del hombre que se sustraea la dispersion, se pone en frente de ella como prin-cipio judicativo, y da lugar a la reconstruccion delorden universal que es propio del mundo hist6rico.

EI presente historico es la constitucion ~e la auten-tica individualidad del hombre. La unidad del pasadoy del porv·enir, constitutiva del presente historico, esla misma unidad constitutiva del hombre en su ver-dadera individualidad. Mediante la investigaci6n his-torica nace el hombre a si mismo, a su verdaderapersonalidad. La unidad de esta personalidad es una

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unidad historica: es la unidad por la cual el porvenir•...conduce al ser la verdad del pasado y por la cual seYllelve posible como orden y organizacion un mundohistorico.

• <4 9. EL DESTINO COMO FIDELIDAD AL TIEMPO

La investigacion historica lleva a reconocer en la auten-tica unidad del hombre la condicion trascendental dela historicidad. La constitucion de un mundo histo-rico esbi fundada en la posibilidad de su orden. Mase1 orden del mundo historico es posible en v.irtud deun principio de unidad: en virtud de una unidadactiva y constructiva que 10 realice hacielldole emerO'erde la dispersion insignificativa de la temporalid~d.Ahora bien, la unidad que es condicion trascendentaldel mundo historico no puede ser un supuesto pre-vio a la historicidad: debe constituirse y ser justoen cuanto se constituye y es la historicidad misma.Por otro lado, esa unidad no puede prescindir de latemporalid~d" ~e la cual, y solo de la cual, emerge

< el orden hlstonco. Debe ser, pues, la unidad de unyo, que se afirma como tal en el acto mismo en que seempeiia en la investigacion historica. Esta es el actoconstitutivo de una personalidad autentica, que tienevalor de condicion del orden historico. La historici.~ad esbi ~s.enci!1lmentedefinida por el acto que cons.tItuye ongmanamente la unidad que la condiciona.Tal acto es aquel por el cual se reconoce eI hombreen. su origin aria naturaleza temporal. Un acto decOll/~si6n esta en la hase de la personalidad y la his-torIcIdad. El hombre debe reco~lOcerseen e1 tiempo,debe reco'!ocer c?m~ cosa pro pIa suya la dispersiony la capacIda~ amquIladora de aqueI, para poder tras-c~nd~rlas hacla el ?rden de la historia, y afirmarse a51 mIsmo como umdad en esta trascendencia. La in-vestigacion historic a es la confesion que se haee eIhombre a. ~i,mismo de .su temporalidad origin aria, yes la decIsIon de ser fIeI a esta temporalidad origi-

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naria. LiJ historia no es otra cosa ,/ue la lidelidad liltiempo. En esta fidelidad se ~onstituye la persona -dad historica, y con ella la umdad trascendental, con'dicion del orden historico. I

Mas la fidelidad al tiempo no es solamente. aerdad del pasado que sobreviene desde, el porvemr::s tambien un empeno del mismo porvemr por conee-

tarse con la verdad del pasado, por revelarla y 'porrealizarla en Su plena significa~ion. En este se,ntldo,es la fidelidad al tiempo el destmo. Por ~l destmo ~em ena el hombre en conservar.y consohdar la .um-dal de su personalidad, a traves del esfuerzo IDce-sante por conectar el porvenir con el pasado, y p.orhacer del porvenir la realizacion .de l,a.ver~a~e~a SIg-

'f' . • del pasado. La investIgaclOn hlstonca no01 IcaClOn d'" d I rdaduede hacer 'del porvenir la con IClOn e.,~ ve~el pasado, sin hacer del pasado l~ condlclOn ~e larealidad del porvenir. En este sentIdo, no es 01, unacontemplacion que preceda a la accion y.l~ prepar;,ni una accion que siga a la contemplaclOn: es adecision del modo de ser fundamental del hombre ensu existencia. La historia es la estructura fl:ln?amen-tal del hombre que, en virtud de ella, se constituye yse modela en su autentica unidad.

10. LA ANTINOMIA DEL PENSAMI~NTO Y LA ACCIONEN LA HISTORIA Y LA SOLUCION EXISTENCIAL

EI reconocer que la historia es, como fidelidad altiempo el modo de ser propio del. hombre. en ~uestructura temporal, quita de en me?lO ~a antinomla,de otra manera insoluble, entre. I.a hlston? co~o pen-samiento y la historia como aCClOn.,L~ hlstona como)ensamiento es de hecho el reconoclmlento. del orden~niversal, en la neeesidad de sus categ.ona~ fund a-mentales y sus determinaciones: !-a hlstona ~omoaccion es, en cambio, el reconoclmlento. de u~a md~-terminacion fundamental, de una c?ntmgenc~a r.adI-cal, la cual, y solo la cual, hace poslble la efIcacla y126

el valor de la accion. EI pensamiento historico presu-pone la necesidad y la infalibiIidad del orden histo-rico; Ia accion historic a presupone que este ordenpuede quedar disminuido 0 destruido. Quien actuahistoricamente, solo actua porque sabe que debe haceruna aportacion al mantenimiento y la restauraciondel Qrden historico; pero quien piensa historicamente,sabe que el orden historico esta mantenido y queda.restaurado en cada caso por las categorias fundamen-tales que 10 presiden. EI conflicto entre el pensamien-to y la accion en el dominio de la historia es tal, quetoda tentativa de conciliacion es iIusoria 0 desilucio-Dante. Y, en realidad, esta antinomia solo puede resol-verse sustrayendo la historia alas clasificaciones gene-ricas, y para ella irrelevantes, del pensamiento y de laaccion, y llevandola al plano concreto y propio dela existencia como tal.

En este plano, la historia, como decision que em-pena al hombre respeeto a su modo de ser funda-mental, solo es trascendencia hacia el orden universalen cuanto es decision que empefia y realiza. Dispo-niendose como fidelidad al.tiempo, se realiza el hom-bre en esa unidad que es condicion trascendental delorden historico. La racionalidad de este orden vieneal ser en cuanto que viene al ser la unidad pro pia de lapersonalidad historica; y una y otra vienen al ser Conel acto concreto de la investigacion. La investigacionhistorica no es solo juicio historico, ni solo accion his-torica; es la totalidad del modo de ser propio delhombre: modo de ser del cual son el juicio y la volun-tad, el conocimiento y la accion clasificaciones y abs-tracciones impropias y genericas. La investigacionhistOrica es un acto de realizacion de la pro pia perso-nalidad historica en el hacer frente a un mundo queemerge de la dispersion del tiempo y se vuelve ordeny universalidad justo en virtud del empefiarse exis-

" tencial del yo.?{ La investigacion historica es el problema del hom-

I>'.....Me, de 10 que deb' "" eI homb•• , de 10 que p •• d,

• '. 127

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eer el hombre en virtud de su estructura temporal.Exige que se dejen aparte las clasificaciones que redu-cen al hombre a un coniunto de determinaciones abs-tractas y genericas, y que se mire iinicamente a laestructura concreta en que el hombre se reconoce yse actualiza en su temporalidad' originaria.

11. LA TRASCENDENCIA DEL ORDEN HlSTORICO

La investigacion historica es un movimiento de tras-cendencia que va de la dispersion temporal al ordenhistorico. En cualllo revelado r constituido por el mo-vimiento de trascelldencia, el orden historico es tras-cendente. Se pone en ellimite de la investigacion comod rermino hacia el que se mueve esta, como el ser alque esta aspira a reunirse. Esta misma trascendenciaesta ligada a la estructura temporal de la historicidad.EI orden historico no puede revelarnoslo mas que elporvenir. EI mismo movimiento que 10 constituye y10 revela 10 pone mas alIa de los Iimites en que sedefine el presente. Mas estos limites. son los limitesmismos del hombre. La investigacion historica, tras-cendiendo hacia el ser del mundo historico, defineal hombre en su finitud y realiza esta finitud comopresente historico. La fidelidad al tiempo es, por unlado, el constituirse trascendente del mundo historico;por otro, el autentico constituirse del hombre en supropia finitud temporal. PQr eso el destino, a la vezque es el conectarse el hombre con un orden trascen- .1

dente del que el hombre se afirma fuerza realizadora, tes el Iimitar£e el homhre en una mision 'propia e insus-tituihle. es I'U repu)sa decididjl a salir de sus limites ~o a descollocerlos. La historicidad excluye. sea Ia in- ,manencia del orden historico al hombre (a su raZl)n), .sea la resolucion del hombre en el orden historico Icomo simple elemento 0 momenlo de t~ste. La pri- t

mcra inmanencia esta excluida por la lrascendenciaque es propia de la historicidad, y para la cual elorden historico se pone y se revela mas alia de la fini-

tud del hombre. La eegunda inmanencia 0 resolucionesta excluida por la autolimitacion que es propia dela decision instauradora de la historicidad en cuantoe~ constitucion de la persona autentica.

La trascendencia del orden historico y la finituddel hombre se conectan as! una con otra, como los dosaspectos fundamentales de la historicidad. Ambos serefieren a la temporalidad de la estructura. De estatemporalidad parte el hombre para reconocerse en la~isp~rsion .y .Ia. i?determinacion de su ser, y as! sefmltiza e mdlVldua. A esla temporalidad retorna el.hom~re para hacer emerger de ella el orden historico,y aSI se conecta una y otra vez con la trascendenciadel ~undo histor.ico. Trascendencia y finitud se de-tenmnan correlatlvamente en virtud de un movimien-to iinico y simple: autolimitandose en una misioniinica, se conecta el hombre con 10 universal y 10eterno.

12. LA HISTORICIDAD COMO DEBER SER DE LAPERSONALIDAD AUTENTICA

L.a investigacion historica resulta, pues, posible envlftud del ~u~d.amento temporal de la historicidad.EI orden ~IStOrICOemerge, en su ser trascendenta~del porvemr en cuanto que la realizacion decidida dela fidelidad unifica el porvenir con el pasado reali-zando .e!' el.porvenir la verdad del pasado. Este acto~e um~lc~c~on es el acto constitutivo de' la persona-hdad' hlstorIca en su unidad: es el acto en virtud delcu~1 el hombre, constituyendo la temporalidad enum~ad, se po~e como principio de juicio y de valo-r~~lOnde la mlsma temporalidad, poniendola en rela-?IOn ~on ~} or~en racional del mundo historico. Lal!'vestlgaclOn hlstorica es la relacion de la tempora-hdad. consigo misma: relacion por la cual el hombreasuml~ndo sobre S1 su temporalidad originaria, s;aCluahza como la unidad qu~ es principio y condiciondel orden historico.

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La historia no concierne al pensamiento 0 a laaccion ·del hombre, ni a otros aspectos clasificatoriosy genericos de su ser, sino a este mismo ser en suunidad, esto es, concierne a la existencia del hombreen el acto en que se afirma como unidad propia y seconecta con el ser que la funda. La existencia delhombre es esencialmente historicidad. La investiga-cion historica es la investigacion que hace el hombrede su modo de ser autentico. No es el trabajo his-toriografico quien predispone 0 determina al hombrea pensar y a obrar; es la decision de realizarse cOplOhistoricidad que toma y en que se empefia el hom-bre frente a si mismo, 10 que determina el trabajohistoriografico, porque asienta la condicion de este.Y asienta el hombre la condicion de este trabajo rea-lizando como personalidad historica esa unidad que escondicion y principio de toda valoracion y toda orien-tacion historica.

La historicidad es la normatividad fundamental dela existencia. Es la exigencia intrinseca a la existenciade salir de la dispersion del tiempo para actualizarsecomo la unidad que es principio yiundamento de unorden etern.o. Es el deber ser de la personalidadhumana en el tiempo. Es el salir del tiempo en elacto mismo de reconocerlo en su naturaleza y dereafirmarlo en su problematicidad originaria. Es el en-frentarse. a la capacidad destructiva y aniquiladoradel tiempo transformandola en un riesgo decisivo deexito 0 fracaso. A traves de la historicidad dehe elhombre reconocerse y actualizarse como destino. Ypor el destino se define y se autolimita el hombre:se reconoce en una mision (mica y se afirma librepara ella, desembarazandose de todo 10 que podriaimpedirle el perseguirla y conducirla hasta el fin.Asi, la historicidad es, como destino, siempre un actode libertad; es la eleccion, en que el hombre se em-pena, de una mision y el disponerse a cumplirla.

13. LA TRASCENDENCIA COEXISTENCIAL COMOFllNDAMENTO ULTIMO DE LA HISTORICIDAD

Los resultados anteriores, a pesar de su fundamentalinteres para el analisis de la historicidad, aun no reve-Ian el ultimo fundamento de la investigacion histo-rica. Revelan ciertamente, la identidild entre el actoconstitutivo d~ la historicidad y el acto constitutivode la unidad de la persona, pero no r~velan el fun-damento ni la ra1z ultima de tal identid·ad. Podemosy debemos aun I?re~untarnos po~ que la historicida~solo puede constItUlrse como um~a~ del yo, po; qu.ela unidad del yo solo puede constItUlrse en la h~s~on-cidad. La respuesta a esta pregunta nos abnra. elcamino del ultimo fundamento trascendental de la 111-

vestigacion historica.Se ha asentado que la historia mira solo al pasado

y que este es una posibilidad de .r~e~ocacion. Ahorabien l como se conecta esta poslblhdad de reevoca-cion' con el deber ser de la unidad propia del yo?Menester es evidentemente buscar aquel aspecto de laestructura existencial en que radique la posibilidady la exigencia de la reevocacion. Ahora bien, ~i elhombre ptidiera realizarse y ser unidad, ~ers?nahda~y libertad, permaneciendo encerrado en SI,mls~o; SIla existencia del individuo se bastase a SI mlsma yproporcionase por Sl sO,la:al in~ivid.~o 10~~~dos desu realizacion, no habna mveStlgaclOn hlstonca. Elhombre se entenderia y realizar1a a Sl mismo perm~-neciendo dentro de los limites de la propia individua-lidad. Esta individualidad ser1a su mundo: el ordende este mundo Ie estar1a dado, y el mismo estariadado a Sl mismo como unidad. El hombre no habriamenester de interrogar a los otros -ni directament~,a traves de su testimonio, ni indirectamente, a travesde los documentos y monumentos en que se ha.n ex-presado- para encontrarse a Sl mismo y reahzarsecumplidamente. .

La investigacion historica revela en sus modahda-131

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des eoneretas la fundamental condician de insuticien-cia en que la existeneia est& en el individuo. Paraafirmarse como individuo y libertad y realizarse en suunidad pro pia, debe la existencia trascender hacia laexisteneia y eonectar al hombre con el otro hombre.El hombre no es la totalidad de la existeneia: no seidentifiea con la plenitud y la estabilidad de la exis-tencia. La existeneia se pone en eI como relaciOn conla existencia y trascendencia hacia la existencia: rela-cion y trascendencia que haeen de la existeneia unacoexistencia. La eoexistencia es el ultimo fundamentode la estruetura existencial. Por la trascendencia co-existeneial que Ie es eonstitutiva, no puede el hombreentenderse y realizarse en su unidad pro pia mas querelaeiomindose con· 105 otros, mas que entendiendo yrealizando a 105otros como otros en su eonexion conel y su oposicion a el. Su contesian no "es un soli-loquio, sino un coloquio. Su reconocerse por 10 queel es, es el trascender hacia el reconoeimiento de losotros por 10 que ellos son. Por eso debe interrogara 105otros. E interrogarles no puede sino reevocando-10s a traves de los documentos y los testimonios deque dispone. La solidaridad eoexistencial es siempreen acto, porque es la estructura misma del hombre:no hay aspecto 0 momento del hombre que pueda en-tenderse en Sl, sin referencia a tal solidaridad. Latrascendencia eoexistencial es por ello la soldaduraentre la unidad de la persona y la historicidad. EIhombre solo se constituye en unidad a traves de laInvestigacion historica; solo interrogando a los otrosy escuchando su· respuest.a. La investigaeion historicano es abdicacion de Sl, sino afirmacion de Sl. Es elreconocimiento efectivo de esa conexion coexistencialen que esta situado inevitablemente el hombre porobra de la insuficiencia de su existir.

•14. LA INVESTIGACION HISTORICA COMO HlSTORIZARSE

DE LA HISTOmCJDAD

La investigacion historica es, ]lues, el recono<:imientode la originaria historicidad por la que trasclende elhombre hacia el ser de SI mismo y del mundo, tr8;s-cendiendo hacia la existencia de I~s. otr?s. La exts-tencia es historicidad porque es on~man~me~~e tr~-cendencia hacia La existencia. La mvestlgaclOn hl~'torica es la autentica realizacion de esa tr~scel!dencl~originaria. EI homhre no se ~ntiende a 51 mlsmo SIno entiende su pasado; pero su pasado 10 conectacon los otros hombres, y a estos ~ebe ~ace.r!es I~spreguntas cruciales. EI acto de la mvestlgaclOn hIS-torica es el acto en que la trascendencia coexistencialse reconoce efectiva y constitutiva de Sl, y en que elproblema de 10 que debe ser el individuo se planteaindisolublemente unido al prohlema de 10 que hansido los otros.

La investigacion historica realiza la fidelidad altiempo. La fidelidad implica que se reconozca el pa-sado en su verdad, porque solo en su ~erda? puedeencontrarse la realidad del yo. A una lOsuflClente eimperfecta revelacion de la verdad del pas?do. ~orres·ponde una insuficiente e imperfecta reahzaclOn delpresente esto es de la unidad del individuo. Soloel empeflo total del homhre en la investigacion .hist?-rica solo su decision de no aferrarse a la apanenclao a' la superficie en 10 que mira a .Ia i~dagacion d~1pasado, garantiza al hombre la reahzaclOn de su um-dad propia. .

La investigacion historica se presenta como .o~)e-tiva y desinteresada. Pero se pre;renta ~~mo Ob).etlvaporque prescinde de tod~ ~onslder~clOn .parCIal yprovisional que pudiera hmltarla e Imp~dlTla; y sepresenta como desintere~ada porque se !lbra de to?Ointeres particular y contmgente. En reahdad, su ob)e-tividad consiste en el empefio total del sujeto que conel se constituye en unidad; y su desinteres es el des-

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encallarse el hombre de sus intereses particulares ydispersivos, para afirmarse en el tlnico y fundamentalinteres que Ie es propio ..

La investigacion historica conserva y pone en Ii·bertad la verdad del pasado. Ta'l verdad eS induda-blemente orden y raciohalidad. Pero el orden y laracionalidad en la historia son el termino trascendentehacia el que se mueven y en relacion al cual se cons·tituyen 188 personalidades de la historia. En la his-toria, la historicidad misma se historiza. EI ordenhistorico no es un hecho, sino un deber ser. Es elmovimiento de la trascendencia, es la investigacion delser historico. La investigacicn historica no puederevelar mas que la verdad de la investigadon. Nodesemboca en un orden total y cabal, en un orden enel quelleS 0 ha sido todo 10 que debla ser. No desem-hoca en una necesidad infalible, que haya operadoa~tutamente. en el seno de las vicisitudes mas insigni-fIcantes y dlspersas, para poner en acto un su plan in-mutable. La trascendencia historica no puede encon-trar en la historia nada mas que a sl misma, en sunaturaleza genuina, en su insuficiencia, en su esfuerzopor completarse y realizarse. La historia es el actode la historicidad que se realiza como tal. Y puestoque la historicidad es la trascendencia hacia un ordeneterno, la investigacion historica es el reconocimientode esta trascendencia, reconocimiento por el cual quedala trascendencia misma realizada en su naturaleza ori-ginarina y reducida a su principio.

EI termino hacia el que se mueve la investigacionhistorica no es, pues, la resolucion total del tiempoen 10 eterno, no es la unidad inquebrantable de unorden cabal que no estarla sujeto a oscilaciones ni per-didas; sino que es la historicidad misma de la inves-tigacion. La investigacion historica no mira a. otracosa que a entenderse y reaIizarse a SI misma comoinvestigacion. Reconociendose como trascendencia,esto es, como movimiento que procede hacia un ordeneterno, se consolida y se rcaliza cada vez mejor en

134

esta su naturaleza consolida y reaIiza la personaIidadque se empeiia e~ ella, y la religa a la soIidaridadcoexistencial. . . . .

En una primera fase ingenua, la investIgaclOn his-torica se lanza en seguimiento del orden etem.o, yestima poderlo alcanzar, 0 haberlo ~lc~nza?~, elden-tificarse con el. Es la fase del antIhIstoncIsmo, delhistoricismo y de la polemica. ~ntre amb?s. P~ro ?~tarase desemboca en la negaclOn de la mvestigaclOn,porque es en realidad una negacion de Ia. condicionfundamental de la investigacion, que es el tIempo. Enesta fase, Ia investigacion no se reconoce nunca com~lal no se entiende a SI misma y no se asume a Slmi~ma. La consolidacion de la investigacion comotal solo se tiene cuando esta se reconoce en su natu-raleza genuina y se realiza de conformidad con estanaturaleza. Entonces no deja de aspirar a 10 eterno nide conectarse con elIo; pero deja de confundir estaaspiracion 0 esta conexion con ~na !d?ntificacion enacto 0 en fieri, y por eso se reahza umcamente comotrascendencia hacia la trascendencia.

15. CONSTITUCION EXISTENCIAL DE LA UNIVERSALIDADDE LA HISTORIA

EI problema de la histo!ia n~ es ?tro ':lu~~I pro~I~made la posibilidad de la mvestlgaclOn hlstonca. 51 estadebe reconocer al hombre por 10 que el es, debe reco-nocer en el, en primer lugar, la posibilidad de la i~-vestigacion. No puede desembocar nunca en I~ ~m-quilacion de la inves~igaci~n, ~~to es, en la am9U1la-cion del hombre. La mvestIgaclOn puede consohdarseen su relacion con el orden eterno, el hombre puederealizarse verdaderamente en su trascendencia haciael ser solo si esta relacion y esta trascendencia resul-tan .r~onocidas en su posibilidad y realizadas con elacto mismo de este reconocimiento. En la historia nobusca el hombre sino al hombre, ni puede encontrarsino al hombre. En la historia no hay infaIibilidad y

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neces~dad, sino problematicidad y libertad. Con ellano mega el hombre su temporalidad ni sus limites,antes los reconoce y los confirma: no se encierra enel orgullo ilusorio de una vision infalible antes tra-baja con humildad vigilante. Por eso es'la historiala confirmacion mas solemne y mas plena de la kuma-nidad del hombre.

Aqui. esta la raiz de la universalidad de la historia.~s~ uDlversalidad no es la impersonalidad de unJUICIO en que se exprese la unidad misma del ordenelemo, sino que es la solidaridad coexistencial de loshombres en su comun trascender hacia 10 etemo. Me-diante la historia se entiende el hombre a si mismoy entiende al otro hombre. Es en esta inteliaenciadonde viene a consolidarse su genuina naturalez:. Lasposibilidades de encuentro y de choque, de armoniay d~ I?cha entre .Ios hombres, se acrecientan y semultlph.can a medl~~ que los hombres se definen ensus hmltes reconoclendolos y se afirman en su uni-dad: ~ universa!id~d de.la historia no es la exigenciagenenca de la comcldencla de 'valoraciones abstractassino la posibilidad del encuentro c;oncreto entre lo~h?mb~es en el ~cto ?e su inteligericia reciproca. Lahlstona hace aSI poslble la formacion de las comuni-dades humanas y la unidad de su destino. En elreconocimiento de un comun destino se encuentran loshom~res e.nuna ~olida~idad que excluye cualquier uni-formldad y aqUlscencla reciproca, pero que les hacemo~~rse, luchar. y afrontar sin dehilidad la respon'-salnhdad y el nesgo de su mision.

VILA EXISTENCIA Y LA NATURALEZA

1. EL MUNDO COMO TOTALIDAD FUNDADA POR UNACTO DE AUTOINCLUSION

EI problema del mundo no se presenta de pronto comoproblema de la naturaleza. La naturaleza, como objetivi-dad, es ya una respuesta al problema del mundo y unresultado de la investigacion determinada por esteproblema. EI problema se refiere, a la inversa, a latotalidad de que forma parte necesariamente el hom-bre, esto es, el ente que se plantea el problema. Laexistencia, que es el modo de ser propio del hombre,no es ser, sino relaci6n con el ser, con todo, justoen cuanto relacion con el ser, recae en el ser y seenraiza en el. EI ser la comprende como parte suyay la condiciona; y de tal manera se pone como tota-lidad. Esta totalidad es el mundo. El cual esta, pues,caracterizado necesariamente por la existencia del hom-bre, ya que solo en 1a relacion existencial se consti-tuye como totalidad comprensiva y condicionante. Elmundo es la totalidad del ser porque de el formoparte yo mismo en el acto de considerarlo 0 aun 'sOlode proponerme el problema de eI. Si el acto de miconsideracion me excluyese de iii, el no seria el mundo,esto es, la totalidad, sino solo una parte del mundo; yel mundo estaria, en este caso, constituido' por latotalidad que comprendiese esta parte y a mi mismo.

EI mundo se configura asi como la totalidad abso-luta de la que forma parte el hombre como existencia.Que el hombre forme parte del mundo es determina-cion fundamental de la naturaleza del hombre comoexistencia; pero es tambicn determinacion fundamen-tal del mundo como totalidad. Solo reconociendo lapertenencia del hombre al mundo, puede reconocersey ponerse el mundo como totalidad. La afirmacion

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de esta totalidad es el acto de una inclusion, el reco-nocimiento de una pertenencia necesaria y de unacomprensividad absoluta. Reconocer y considerar elMundo significa reconocerse y considerarse en el mun-do. Proponerse el problema de la constitucion delMundo significa proponerse el problema de SI mismocomo ente en el mundo. Por eso la primera clarifica-cion que debe sufrir el problema del Mundo a losfines de su consideracion autentica, solo puede ohte-nerse haciendo explicito y evidente el acto de auto-inclusion que esta en la base del problema, y engeneral de la consideracion del Mundo como totalidad.

con el ser, pero este consolidarse no aniquila la rela-cion en una coincidencia total. Por eso el movimien·to del existir, en la medida en que llega a consolidarla relacion con el ser, lIega tamhien a constituir elMundo como totalidad. Mas el movimiento haciael ser es la constitucion misma del ente en su finitud.Ese movimiento es, pues, la constitucion simultaneay correlativa del ente y del mundo: del ente como fienitud y del Mundo como totalidad; del ente comoparte y del Mundo como todo; del ente como condi-cionado y del Mundo como condicion. EI ente soloexiste al precio de enraizarse en el ser como partede este, esto es, solo a condicion de que el ser seconstituya como una totalidad que 10 comprenda. Laexistencia es, pues, la constitucion del Mundo comocondicion del ente. La pertenencia del ente al mundo,necesaria a la constitucion del mundo, determina lacondicionalidad del Mundo respecto al ente. El enteha menester del mundo. Su existir, relaciomindolo conel ser, hace del ser un Mundo que 10 comprende y poreso 10 condiciona. EI acto mismo de su existenciarealiza y reconoce, por ende, la condicionalidad delMundo respecto a el. Si por situaciOn del ente enel Mundo se entiende la necesidad de la relacion que Iaexistencia del ente establece entre el Mundo comototalidad y su propia finitud, puede decirse que IasituaciQn del ente en el mundo estti deJinida por elhaber menester. EI haber menester expresa la nece-saria dependencia del hombre respecto del mundo, encuanto que el Mundo esta necesariamente calificadopor la pertenencia del hombre a el. La necesidad deesta calificacion es la misma necesidad de aquellaJependencia. Justo porque el Mundo no es tal, estoes, no es la totalidad, si el hombre no forma partede eI enraizandose en eI con la existencia, esta con-dicionado el hombre por el Mundo y ha menester decste. La dependencia del hombre respecto del mundo,revelada pol' el haber menester, ,expresa de rechazo lanecesidad de la relacion entre el Mundo y el hombre,

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2. LA SITUACION DEL HOMBRE EN EL MUNDO COMOHABER MENESTER

Este acto de autoinclusion es el acto mismo de la tras-cendencia existencial. Puesto que el hombre no tienemas modo de ser que la relacion con el ser, su exis-tencia es esencialmente el consolidarse y autenticarsetal relacion. Pero consolidando y autenticando surelacion con el ser, el hombre se autentica y se conso-lida como elemento 0 parte delser, y con esto consoliday autentica el ser como totalidad de la que formaparte. El movimiento hacia el ser, constitutivo de laexistencia, es, pues, necesariamente, el movimientohacia el Mundo. De hecho, solo en virtud de estemovimiento se constituye el Mundo en totalidad, estoes, se constituye como Mundo.

Indudalliemenfe, si el movimiento hacia el ser lIe-vase al hombre a identificarse con el ser, a ser el ser,la existencia no desembocaria en la constitucion delMundo como totalidad. No habria problema del mun-do. EI hombre no se sentirla comprendido por el ser,ni incluido en el como parte de un todo, sino que 10comprendcria en SI y 10 rcsolveria en su naturaleza;no hahria la existencia misma. Pero el movimientohacia el ser no es jamas identificacion con el ser.EI hombre puede y debe consolidarse en su relacion138

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it los finea de la constitucioJi del mundo como to-talidad.

se determina y concreta la condicionalidad d~1mundorespectoal hombre, son los elementos corporeos delmundo instrumentos para el ente, esto es, cosas. Lacosa es el elemento corporeo del mundo que Jluedeutilizar el hombre y servir para 10 que ha menestereste. En relacion a la multiplicidad copresente en lascosas el haber menester del mundo el hombre sedete~ina en una multiplicidad de menesteres, curavariedad y extension no tiene mas li~ites qu~ la vane-dad y extension de las cosas corporeas mlsmas. Elhaher menester llama al hombre incesantemente ala corporeidad y a su dependencia del mundo. Igno-rarIo 0 desconocerlo no sirve de nada; for~a pa~tede la constitucion misma del hombre como eXlstenCla.Expresa el aspecto de la existencia po~ !a ~ual estase enraiza en la totalidad del ser, condlclonandol~ yhaciendose condicionarpor ella. Expresa el sentldofundamental de la vida corporea del hombre, y haeede esta vida la busea incesante de 108 i":'trumento~mediante los cuales puede el hombre reahzarse a Slmismo en el mundo.

3. LA CONSTITUCION DEL MUNDO COMO TOTALIDADDE PARTES COPRESENTES

La constitucion del mundo como totalidad y del hom-bre como parte de esta &otalidad, significa Ia rotoradel ser en una multiplicidad cuantitativa. Como tota-lidad, es el mundo un conjunto COnexode partes defi-nidas ppr su reciproca exterioridad. Las partes comotales se excluyen reciprocamente, y su modo de seres una copresencia simultcinea que exige su impenetra-bilidad. El todo no seria tal, si sus partes no fuesentlopresentes; y las partes no sedan copresentes, sipudieran penetrarse mutuamente, aniquilando su exte-rioridad. La impenetrabilidad de Ias partes condicio-na, asi, Ia constitucion .del todo. Pero la impenetra-bilidad no es otra cosa que La corporeidad. Laconstitucion del mundo como totalidad significa,pues, Ia corporeidad de Ias partes que 10 componen.Solo elementos corporeos pueden estar simultinea-mente presentes para constituir un mundo. EI enteen el mundo no puede ser, pues, mas que un cuerpoentre cuerpos. Y si a la existencia del ente se conectanecesariamente su constitucion en el mundo, estoquiere decir que a su existencia se conecta necesaria-mente su vida corporea. EI ente en eI mundo es nece-sariamente siempre un cuerpo que vive. Y su vidaesta definida por el haber menester: porque la cor-poreidad, significando su pertenencia aI'mundo y sudependencia del mundo, expresa y concreta Ia condi-cionalidad que sobre el ejerce el mundo.

Mas en cuanto que la reIacion entre el hombrecomo ente en el mundo y el mundo' mismo esUi defi-nida por el haher menester, la multiplicidad copre-sente de los elementos corporeos se determina comouna multiplicidad condicionante de la vida .corporeadel hombre. Por esta funcion condicionante, en que

4. LAs DOS FORMAS DE LA NO-ACEPTACION DELMUNDO: LA FUGA DEL MUNDO Y EL

ABANDONO AL MUNDO

Estos primeros esclarecimientos en torno al p~?blemadel mundo son fundamentales para la eleCClOnquedebe hacer el hombre de su actitud frente al mundo.La eleccion ofrecida al hombre comprende una solaalternativa: la aceptacion 0 la. no aceptacion del mun-do. Pero la no aceptacion del mundo puede tener dosformas: la fuga del mundo y el aba?dono al mu.n~~.

La fuga del muTUlo es la renuncla alas poslbdl-dades que ofrece el mundo para la re~lizacion .delhombre. EI motor de eUa es una desconflanza. radicalen tales posibilidades: por eso es una renuncl~ total,que es fin por si misma. Hay u,.?a renun~la .par-cial, que es medio eficaz para aduenarse de Sl mlsmo

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y de }as cosas: es la renuncia del que mira solo a 10esenclal,. a aq?ellC?,en que ha reconocido y puesto!a ~ropla ~eahzaclOn, y por eso descuida 10 que IeImpI~e y dl~tra? Pero la renuncia total es la de quienno bene mas fiD que la renuncia misma, y por endepone en ella sola su realizacion. Mas una renunciatal no es una forma de la realizacion de SI' es laabdicacion de toda realizacion. La fuga del mu'ndo nopuede tener por termino sino la negacion total de laexistencia. Asume contradictoriamente como formade realizaeion positiva de SI la negacion abstracta detoda realizacion. Es verdaderamente la fuga del horn·bre frente a SI mismo.

Junto a esta forma de no aceptacion del mundodeterminada por una radical desconfianza, hay la otr~forma, del abandono al mundo que esm al reV'es'd . d" ,etermma a por una confianza total. En esta formano se da el hombre verdaderamente cuenta de la natu-raleza. de su ser, de la inestabilidad y precariedad desu eXlstencia. Esta aun facilmente inclinado a creerque todo en el mundo se halla acomodado a sus me·nesteres, que la constitucion misma del mundo sehalla ordenada al fin de hacerle posible la vida y lafelicidad, y qU? por eso en el mundo no hay nada queno pueda mednse con la vara de su utilidad y de sucriterio. El mundo mismo parece, entonces, que debacurarse y se cure de su destino en el mundo. EI horn·bre se siente orgullosamente el centro del universo'mas este orgullo Ie nace solo de la ignorancia de s~verdadera situacion.

En esta ignorancia hay, con todo 'un elementopositivo, un elemento de verdad, que ~ conserva aun?uan.do Ill; ign?rancia haya quedado barrida por unallltehgencia mas madura de la propia situacion. En lafuga del mundo, ignora el hombre hasta la conexionvital entre el y el mundo: considera posible realizarsea 8i mismo .en ~~negacion abstracta de toda posibili.dad de reahzaclOn. El abandono al mundo reconoceal reves, implicitamente la conexion del hombre c(j~

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el mundo coneXlOn por la cual es el mundo la to·talidad c~ndicionante de la finitud del hombre, y espor ende el dominio de las posibilidades en que seactualiza la exi/ltencia del hombre. Hayen el aban·dono al mundo el reconocimiento de una verdad fun·damental: que el mundo es el mundo del hombre, yque su constitucion ~ apega estrechamen~e al ~odo deser que es propio del hombre, a la eXlstencla. Contodo, esta relacion originaria, esta conexion intrinseca,que califica igualmente el ser 4el hombre ~ el ser delmundo resulta interpretada en esta acbtud comosubordinaciQn del mundo al hombre. La conexi6nresulta entendida en el sentido de que el mundo notendria mils finalidad 0 mils razon de ser, que laexistencia del hombre. Por eso se estima el destinodel hombre en el mundo garantizado por la constitu·cion misma del mundo. Es el mundoquien con suorden se cura del hombre, viene a su encuentro enaquello en que ~a menester, Ie ofrece los medios n~~'sarios para satisfacerle en ello, y se presta dOCII·mente a todas sus exigencias teoricas y practicas. Eneste caso, no debe el hombre hacer mas, ni puedehacer mas, que abandonarse al orden. del mund~, qu~esm ya previamente dispuesto a los fmes de su mteh·gencia y de su felieidad.

Mas si todo en el mundo esta hecho para que elhombre 10 entienda 0 utilice, aquello que no es inte·

. ligible 0 utilizable para el hombre debe declararseinsubsistente. El hombre se arrogp. entonces el dere·cho de juzgar por anticipado de la naturaleza, ha·ciendo de las propias exigencias la medida de esta,seguro como esta de que ella esm enteramente subor·dinada a tales exigencias. En esta se rehusa el hom-bre a reconocer que el propio destino en el mundodepende de el, no del mundo.

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5. LA NO ACEPTACION DEL MUNDO COMO RENUNCIAA LA EXISTENCIA AUTENTICA

El caracter negativo de esta actitud, que se resuelveen la no aceptacion del mundo, queda revelado por elhecho de que en ella resulta reconocido el mundo, nocomo objeto, sino como sujeto, mas aUn, como el ver-dadero sujeto del hombre, en cuanto que determina laexistencia y el destino de este. Abandonarse aI mundosignifica reconocerlo ya de suyo como capaz degaran-tizar la realizacion del hombre en cuanto tal. Por esosignifica renunciar, en favor del mundo, a la inicia-tiva y la responsabilidad de la propia realizacion. AIMundo atribuye el hombre, en este caso, las posibili-dades que Ie pertenecen, y la e1eccion, entre talesposibilidades, de aquella que debe definirlo en sumision propia para conducirlo a su forma de unidadautentica, queda tambien ella entregada al Mundo enun acto de abdicacion y de renuncia.

La realidad del mundo se antepone, .&sl,a la exis-tencia propia. Se considera la unidad y el orden delMundo ya constituldos y definid08, independiente-mente del acto existencial; y se desconoce, por tanto,la naturaleza de este acto, aI que esta Iigada la cons-titucion y por ende la naturaleza misma del mundo.Mas la constitucion del mundo como totalidad departes copresentes esta ligada esencialmente al actoexistencial como relacion con el ser. Solo en virtudde este act~ se constituye el ser en totalidad: porquesolo en virtud de eI se enralza el hombre en el sercomo parte del ser. El acto de la decision existencial,por el cual el hombre se finitiza y se individua comoparte del mundo, es, pues, esencial a la constituciondel mundo como totalidad y como orden de partescopresentes. La misma condicionalidad que ejercitael mundo sobre el hombre, en el acto de ofrecerle laposibilidad y los instrumentos de su realizacion, estacondicionada a su vez por la decision del hombre de

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enraizarse en el mundo como ente en el mundo, ypresupone por ello el acto existencial.

No es posible, pues, anteponer el mundo a la exis-tencia, abandonandole la iniciativa y la responsabi-lidad de la existencia misma. Abandonarse al mundo,y entregarle la decision de la propia realizacion y laeleccion de la pro pia mision, equivale a renunciar asl mismo y al mundo. EI mundo no tiene orden nifinalidad, ni siquiera es un mundo, esto es, unatotalidad que me comprende, sino en el acto en quedecido de mi enraizandome en el. Solo por este acto,en el que consiste mi existencia autt~ntica, sale eI dellimbo de p08ibilidades fluidas, indeterminadas y apa-rentes, para concretarse en una realidad estable yverdadera, en la que puedo y debo encontrar los ins-trumentos de mi realizaCion. Si no tomo sobre mila responsabilid~d de la decision, me pierdo a mi mis-mo y pierdo la realidad del Mundo. Esta realidadsolo me condiciona dentro de los limites en que tomosobre ml una mision. Solo iiene orden y unidad den-tr,o de los limites en que me inserto en ella pararealizarla. Solo me ofrece las co,ndiciones y los ins-trumentos indispensables de la realizaciondentro delos limites en que decido de mi destino.

6. LA ACEPTACION DEL MUNDO COMO FUNDACIONAUTENTICA DE LA SENSIBILIDAD

EI abandono aI Mundo signifiea, pues, una abdica-cion de la propia subjetividad y una renuncia a laobjetividad del Mundo. La aceptacion del mundocondiciona la existencia autentiea del hombre y laconstitucion misma del mundo. Esta aceptacion im-plica, en primer lugar, el reeonoeimiento que no esal mundo del eual es parte el hombre, sino al hombremismo a quien toca decidir el propio destino en elmundo. EI hombre es, por su naturaleza, precariedad,inestabilidad, limite, insuficieneia: por eso ha menes-ter del mundo; yel Mundo del que forma parte es un

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elemento necesario de su constitucion. Pero justopor eso no es el hombre el centro del mundo: si elmundo estuviese ya de suyo dispuesto y ordenado alos fines del hombre, garantizandolos en todo caso,no tendria la .existencia ni precariedad, ni limites.Mas la precariedad y los limites ahi estin y son cons-titutivos del hombre. El destino del hombre no esbi,por ende, suficientemente garantizado por el ordeny la constitucion del mundo. El hombre debe proveerpor st Debe afrontar el mundo y plegarlo a susmenesteres.

La aceptacion del mundo implica, pues, que elhombre se sienta solidamente plantado en el mundocomo parte de este. El sentirse el hQmbre en el mun-do implica, no solo que este en el mundo de confor-midad con el modo de ser que es propio del mundo,esto es, como cuerpo, sino lambien el fundarse yreconocerse en este modo de ser, asumiendolo comofundamento y revelacion de la realidad del mundo.Como ente en el mundo, es el hombre un cuerpo adap-tado a reconocer y garantizar la realidad de Iosdemas cuerpos. Como tal, es sensibilidad. La sensi-bilidad, por un lado, enraiza al hombre en el mundo,haciendo de el un cuerpo; por otro, revela al hombreel mundo en- su corporeidad. EI enraizarse en elmundo significa para el hombre, al mismo tiempo yen virtud de un acto imico y simple, ser un cuerpoy sentir como cuerpos los demas elementos copresen-tes. El ser cuerpo significa, para el hombre, sentirlos demas cuerpos. La experiencia sensible no es otracosa que la revelacion de la corporeidad como tal;;Yel cuerpo del hombre es la condicion de esta reve-lacion.

El cuerpo del hombre queda Dsi definido comocuerpo por su impenetrabilidad y por la copresenciasimultimea hecha posible por la simultaneidad, perosu ser trasciende la corporeidad porque es mas bienla condicion de esta. Como condicion de la corpo-

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reidad, es sensibilidad; no en el sentido de ser sim-ple aprehension de la corporeidad, sino en el sentidode constituirse como totalidad de funciones condicio-nantes de la constitucion de la corporeidad misma esto':" comQun complejo de capacidades aptas para g~ran-lizar, controlar y determinar la corporeidad de los ele-mentos copresentes en el Mundo. Determinandose como~no de tales el«:me~~os,determinll el hombre al mismotlempo !a cO~~lituClO~de la totalidad de ellos; y el actode su mserclOn reahza la doble condicionalidad delhom~r~ c0",l0 totalidad respecto del hombre. Esta dobleC?ndlClOnal~dadse expresa en la imposibilidad, recono-c.lda hace tlempp. por la gnoseologia, de dar un sen-lido y una realidad alas determinaciones corporeasdel Mundo (cuyo esse es un percipi), si se prescindede la sensibilidad: imposibilidad que tiene comocorr~lato la otra,. ~e. dar ~n sentido y una funcionefectIva a,la senslblhdad, Sl se prescinde de la reali-~ad corporea del mundo. Efectivamente la sensibi-II.dad-es con~ic~on de la corporeidad, que' no serfa talSl no se la smtIera, solo porque es el modo de ser deun cuerpo condicionado a su vez por la totalidadde los elementos c~rporeos del mundo. La sensibilidades el acto con que el hombre condiciona ciertamentetales elementos, ~arantizand~los y contr~landolos jus:~o en. su corporeldad, pero solo al precio de insertarseel mlsmo entre ellos, asumiendo el modo de ser fun-damental deellos.

Mas ~~por. sensibilidad se entiende, no la simpleaprehens~?n, smo todas esas complejas funciones .deob~ervaclOn y de control que ponen en juego el tra-haJo y la tecnica, puede indicarse con el termino almae! conjunto de la sensibilidad human a, y puede de-cuse que el alma es el modo de ser fundamental delcuerpo. EI cuerpo, como cuerpo del hombre, es alma.Es copresente con la totalidad de los demas elementossolo a, fin de condici?J?arlos en su copresencia, y contodo solo puede condlClonarlos al precio de estar com-

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prendido por ellos y de conformarse a su modo deser fundamental. EI hombre sOlo es alma al preciode ser (;uerpo: solo puede condicionar, comprender ydominar la totalidad de los cuerpos al precio de estarcomprendido en esta totalidad como un cuerpo entrecuerpos.

7. LA ACEPTACION DEL MUNDO COMO INVESTIGACION

La aceptacion del mundo significa, pues, la acep~-cion de la experiencia sensible como acto de autom-sercion en el mundo. Pero laaceptacion de la expe-riencia sensible como tal, no es el sufrirla, ni es elreconocer un dato: es una investigaciOn. La acepta-cion del mundo trasforma la experiencia sensible, deuna pura y simple coleccion de datos que se sufrensin ordenarlos, 0 dandoles solo un orden provisionaly accidental, en una investigacion lenta, progresiva ymetodica, que tiende a descubrir el orden objetivo.

Y, en efecto, la no aceptacion del mundo, seacomo fuga del mundo, sea como abandono al mundo,no elimina ni destruye la experiencia sensible comotal; pero SI elimina y destruye la investigaciOn delorden. La experiencia sensible se queda, en esos ca-sos, en algo de provisional y accidental, que no revel.ani garantiza un autentico objeto. Solo el reconocl~miento del canicter esencial que tiene para el hombre , .••su pertenencia al mundo, lleva al hombre a consoli-darse en este, tomando sobre SI la sensibilidad en laf~ma de una investigacion que tiene pOl' fin garanti.zar y controlar la objetividad del mundo mismo. Enla investigacion se consolida y se recoge la experien-cia sensible, ordenandose, de un lado, como sistemade controles, medidas y operaciones lecnicas; del otro,como sistema de determinaciones objetivas. La investi-gacion constituye al hombre como verdadero y propiosujeto del mundo, y como tal capaz de comprenderloy dominarlo; y constituye el Mundo como verdadero y

propio objeto del hombre, como totalidad de los ins-trumentos que 10 ayudan y 10 limitan al mismo tiempo.Pero puesto que la investigacion, no siendo otra cosaque el reconocimiento y la aceptacion del mundo, nopuede hacer mas que conducir al hombre a darse cuen-ta de la naturaleza del mundo, y esta naturaleza estadefinida porIa corporeidad, consiste esencialmente enuna 'indagacion acerca de la naturaleza de la corpo·reidad como tal.

Mas la corporeidad esta definida porIa relacionde exterioridad entre 108 elementos copresentes, ytal relacion, como determinacion puramente cuanti-tativa, esta definida porIa medida. La medida de larelacion de exterioridad entre los cuerpos es el espa-cia. La investigacion es esencialmente la considera-ciOn espacial de la corporeidad, porque, tratando decontrolarla en su verdadera naturaleza, la somete ametodos rigurosos de medida cuantitativa. La consi-deracion espacial lIeva pOl' ello a reconocer en loscuerpos cantidades discretas separadas por intervalosmensurables, y lIeva a reconocer como variaciones detales intervalos todas las mutaciones que sufren loscuerpos. EI intervalo entre tales variaciones, medidotambien el espacialmente, es el tiempo como deter-minacion de los elementos copresentes. Espacio ytiempo no son sino la medida de la corporeidad,y expresan la esencia Integra de tal corporeidad. Lainvestigacion que mueve a descubrir la naturaleza au-tcntica del Mundo como totalidad corporea, no puedeser cosa distinta de una consideraciun espacio-tem-poral del Mundo.

8. LA INVESTIGACION COMO FUNllACION DE LAOBJETIVIDAD DE LA NATURALEZA

En virtud de esta consideracion, el Mundo se objetivay piel'de toda homogeneidad y toda semejanza con elhombre. EI hombre ya no puede reconocerse en el.

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El Mundo se ha extraiiado completamente del hombre,y no suhsiste frente a este sino como un complejode determinaciones mensurables, en las cuales ya nose encuentra nada de 10 que constituye la naturalezay los intereses fundamentales del hombre. Frente asemejante Mundo no puede el hombre arrogarse su-premacia alguna, ni pretension alguna de anticipadodominio. EI dominio debe conquistarselo. Pero pue·de conquistarselo justo porque el Mundo es tal comopara presentarsele extraiio; justo porque en el nohay mas q~e cosas mensurables y, por ende, suscepti.bles de certeza en su instrunientalidad; justo porqueen el Mundo ya no hay la imagen del hombre. NaceaSI 1a ciencia; la cual, surgente de la polemica contrael animismo, el finalismo, la metafisica y en generaltoda forma de no aceptacion del mundo, es el reco-nocimiento explicito del Mundo como objetividad, yla investigacion de tal objetividad como orden espacio.temporal. La ciencia no es experiencia sensible por·que es investigacion; y la investigacion es la conso-lidacion de la experiencia sensible en la forma auren·tica de la consideracion espacio-temporal del Mundo.

La no aceptacion del Mundo implica el fallido re-conocimiento de Sl como sujeto del propio destino, yel abandono de la pro pia responsabilidad de elecciony decision a un orden presupuesto. La soberbia delhombre que cree al Mundo enteramente subordinadoa los propios menesteres, se liga en esta actitud al es·caso sentido que tiene tal hombre de la orig-inalidadde su existencia y de su posibilidad de decision. Laaceptacion del mundo implica, a la inversa, el conso·lidarse en la propia subjetividad, esto es, en la prop illcapacidad de decidir de Sl, y al mismo tiempo la

.,. actitud de una subjetividad autentica que se ha reconocido y puesto como tal; mientras que el orgullo,que ilusiona y desilusiona, caracteriza la actitud delabandono. En este sentido, la ciencia, en la que des-emboca necesariamente esa aceptacion del Mundo que

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es condicion del reconocimiento y la .afirmacion de Sl,esta en esencial conexion con la naturaleza aurenticadel hombre. Y con esta se halla en conexion tamhienesa consideracion espacio-temporal del Mundo quese presenta tan abstracta y tan pobre de significacionhumana a los esplritus superficiales, pero que, alcontrario, implica en su ultimo fundamento el auren·tico empeiiarse del hombre en la existencia, su en·frentarse cara a cara con el propio destino.

9. LA REALIDAD DE LA NATURALEZA COMO PLANO DE LAUTILIZACION DE LAS COSAS

Reconoci«Jo en su objetividad espado.temporal, es elmundo naturaleza. La naturaleza es el orden objetivode las cosas en cuanto realidades mensurables, y ex-presa la organizacion de la instrumentalidad de lasmismas. En la naturaleza se identifican realidad einstrumentalidad. La realidad de una cosa natural,no siendo nada distinto del orden de las determina.ciones de medida que Ie son propias, es el plano desu utilizabilidad. ~a investigacion no mueve mas quea reconocer la realzdad de las cosas; pero tal realidadno es mas que objetividad mensurable, que pura ins.trumentalidad. Ningun fin utilitario puede atribulr-se~e.a ,1a investigacion .cientifica, porque ningun finutIhtano puede determmar esa aceptacion del mun-

o ••. do de la que nace. Solo la exigencia de la realizacionde Sl determina al hombre a tal aceptacion; la cuales por ello puro acto existencial: el acto mismo del·reconocimiento y la eleccion del propio destino~ Pero~o o~~tante esto, y antes bien justo por esto, la inves.tlgaclOn presenta al hombre, como orden objetivo decosas, el plano de utilizabilidad de sus posibles ins-trumentos. La investigacion cientifica parece y escompletamente desinteresada; no se cura de otra cosaque de haccr cierta la realidad natural en sus relacio-nes mensurables y extender indefinidamente esta su

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certeza. Con todo, cada elemento de esta realidad serevela 0 puede revelarse como instrumento 0 condi-cion de la realizacion del hombre en el mundo. LasC088S naturales, una vez reconocidas como tales, sonya, por su esencia y constitucion, instrumenlo& delhombre.

La recnica inflexible de la investigacion cientifi-e&, esa recnica que no se propone otra cosa sino ha-eer ciertos los aspectos mensurables de la naturaleza,se liga estrechamente a la realizacion del hombre, ypor ello a cuanto tiene de mas propio la existenciadel hombre. La investigacion cientifica parece estary esta por encima de cualquier arbitrio humano, decualquier interes particular; parece estar y esta todatensa en el esfuerzo de descubrir la naturaleza en suverdad objetiva. Pero justo porque esta por encimade todo arbitrio 0 interes particular, se traba eiden-tifica con el interes mas esencialmente humano, quees el de encontrar en el mundo la posibilidad y lascondiciones de la existencia. Y justo porque no tiendea otra cosa que a la verdad objetiva de la naturaleza,determinandose en este esfuerzo como sistema deprocedimientos del que destierra todo preconcepto 0

anticipacion, esta en situacion de servir al hombre,proporcionandole los medios necesarios para su afir-macion en el mundo.

10. LfMITES DE LA INVESTIGACION NATURAL: LA TECNICANO CONCIERNE AL HOMBRE

Estas aclaraciones sobre la investigacion natural mues-tran su caracter de necesidad para la afirmacion au-tentica de la existeneia humana, estableciendo tambi~nsus Iimites. La investigacion natural, que es manifes-tacion y eondicion de la existencia, no encierra ensi la existencia entera. Cuando incluye al hombre mis-mo dentro del radio de sus investigaciones, y preten-de penelrar su esencia con identieos procedimientos

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que aquellos de que se sirve para afrontar el mundo,se Ie escapa necesariamente el earaeter espeeifico, ori-ginal y. propio de la existeneia como tal. El hombreno puede quedar reducido a simple objetividad, por-que es la condicion de cualquier objetividad. Susrasgos verdaderamente humanos, los earacteres que

.10 distinguen e individiian frente a todas las demascosas del mundo, no se dejan penetrar ni entender poruna investigacion que, en virtud de su misma consti-tucion, no puede tener como mira sino la objetividadmensurable. La investigacion natural no versa sobrela existeneia humana, porque estli condieionada poresta y solo nace de la afirmacion autentiea de esta. Latecniea es indispensable al hombre, pero no conciernepropiamente al hombre. Toda ineumbencia human a,de p~ o. de guerra, exige instrumentos y maquinas;pero mstrumentos y mliquinas no sirven de nada sinhombres que sepan y quieran utilizarlos. Y la natu-raleza de estos hombres no es problema de tecnicacientifiea.

Con todo, esta limitacion no vale contra la inves-tigacion natural y la ciencia a que ella da lugar; sinosolo contra su indebida extension a 10 que por esenciacae fuera de ella. Y una sola cosa cae fuera de lainvestigacion natural: el hombre que en ella y por ellaencuentra los instrumentos de su realizacion, pero nolos moviles ni la razon ultima de tal realizacion. Larenuncia a esta indebida extension no es una limita-cion de la tecniea cientifica, no es renuncia it posiblesconquistas de tal tecnica. Esta puede extenderse aconsiderar del hombre todo 10 que puede ser objetod.e la observ,acion mensuratriz y puede caer bajo susngurosos metodos de control. La constitueion organi-ca normal 0 patologica del hombre, sus funciones psi-cofisiologicas, se investigan utilmente con la teenica dela investigaeion cientifiea. Pero la existencia del hom-b!"e, .e~ cuanto .da lugar a esa misma investigacionelentIflca, en el mtento de asegurarse los medios de su

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propia realizacion, es Ia condicion de toda in~estiga-cion y de toda tecnica: jamas, p~~ eno, el. o~Jet? deestas. Ninguna tecnica puede deblhtar 0 .~lsmmUIr Iaresponsabilidad ni el riesg? de I~ eleCClOncon quedecide el hombre del proplO destmo.

VII

LA EXISTENCIA Y EL ARTE

1. EL RETORNO A LA NATURALEZA COMO FUNDAMENTO DELA INTELIGENCIA DEL ARTE

AI considerar Ia significacion que tiene para el arteel retorno a Ia naturaleza, no entiendo aludir a nin-guna tendencia particular que se haya verificado, enun determinado momento historico, dentro del domi-nio de una 0 mas artes. No entiendo por retorno aLa naturaLeza un peculiar fenomeno artistico, 0 unaexigencia especial, que en un periodo pueda haberdominado, 0 pueda dominar, de hecho una esfera maso menos extensa de Ias manifestaciones del arte. En-tiendo por retorno a Lanaturaleza un movimiento esen-cial, constitutivo del arte, un movimiento que puedejuzgarse, mas 0 menos evidentemente, pero siemprenecesariamente, en conexion con Ia esencia misma delarte. Cierto, tambien como hecho historico particularse va a considerar y explicar eI -retorno a Ia natura-Ieza; pero como hecho historico particular es solo unode Ios elementos del cuadro cuyo fundamento yesencia esta constituido por eI retorno a Ia naturalezacon movimiento originario. Entiendo, en suma, estu-diar Ia relacion con la cuaI se pone la naturaleza enel arte como elemento del arte: relacion que puedeasumir modalidades diversas yopuestas, pero queresulta en todo caso esencial para la inteligencia delarte. El arte puede acercarse a Ia naturaleza 0 ale-jarse de ella; puede tener la pretension de reprodu-ciria 0 de prescindii" de ella; puede confesarse infe-rior a ella 0 puede afirmar la pro pia superioridad derealidad y de valor. Pero. en todo caso se constituirflen su relaci6n secreta con La naturaleza e incLuirfi

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necesariamente dentro de s£ un movimiento de retornohacia ella.

La consideracion de este movimiento puede, pues,abrir la via a la inteHgencia del arte. Pero es evi·dente que habra que considerarlo en la pl?nit~d de sutotalidad, esto es, respecto a todos los termIDo~ queestan envueltos juntamente en til; y que habra queconsiderar tales terminos segun aquello que son 0

vienen a ser en el movimiento mismo, prescindiendode la realidad 0 del valor que tengan 0 puedan tener/uera de el. El retorno a la naturaleza solo puede serrevelador de la esencia del arte, si se 10 entiende ensu genuina concrecion; como movi~ien!o por el cualesbin constituidos 0 fundados los termmos entre 108

cuales transcurre. Dar por supuestos estos terminosal movimiento que los conecta, y conectandolos losresuelve en si, significaria aielar los terminos del mo-vimiento y el movimiento de los tt~rminos, cerrandodefinitivamente la via a toda inteligencia del uno yde los otros. Consecuentemente, ni la naturaleza, quees el termino del movimiento, ni el sujetoque retornaa la naturaleza y que es el principio del movimiento,pueden considerarse separada e independientementedel movimiento de retorno. Tratese de la naturaleza ala que se retorna, tratese de sujeto delreto~no, unica·mente el movimiento del retorno debe conslderarlos yponerlos; y al movimiento m~smo se I~ consi~eraniy pondlli a su vez en su capacldad, no solo de Juntar,sino tambien de constituir y fundar los elementos queconstituyen respectivamente su principio y su termino.

2. CONSTITUCION DE LA NATURALEZA PRlMlTIVA COMOTERMINO PROVISIONAL PARA EL RECONOCIMIENTO DE LA

NATURALEZA ORIGINARIA

Estas observaciones son fundamentales para el ami·lisis que voy a hacer, y debe tent~rselas presentes todoa 10 largo de su curso. Vuelven de pronto claras y

diafanas un cierto numero de conclusiones. En pri·mer lugar, es el retorno a Ill:~a!ur.aleza la con~tit~cionde Un sujeto que toma la mlclatlva del mOVlmlento.No es necesario, antes queda excluido por nuestras ob·servaciones preliminares, mirar ni considerar en estesujeto aquellas caracterlsticas que no derivan necesa-riamente de la funcion que cumpie en el movimientosometido a examell. EI sujeto del retorno a la natu-raleza es un sujeto definido suficiente y esencialmentepor este mismo retorno. Tomando la iniciativa deeste, se forma en su subjetividad, se actualiza comosujeto. Es unicamente 10 que inicia, promueve y em-puja a fondo el retorno. Pero esta limitacion de de-terminaciones esenciales incluye en realidad una granriqueza. EI sujeto que retorna a la naturaleza no po-dria efectuar este retorno, si en cierto sentido no es-tuviese ya en la naturaleza y no fuese ya el mismonaturaleza. La naturaleza no puede ser el termino delmovimiento, su pun to de llegada, si no es ya el prin-cipio yel punto de partida en el sujeto y por el sujeto.No se puede retornar a la naturaleza 8i no se ha estadoya en ella, si no se ha permanecido siempre en ella.El retorno supone que no haya desaparecido jamas laconexionentre el suj~to y la naturaleza. Supone unacontinuidad necesaria, en virtud de la cual puedaencontrarse aquello de que se va en busca. Suponetambien un parentesco, una afinidad real que no hayadesaparecido jamas, sino que resulta restaurada ydevuelta a su verdadera significacion en el acto delretorno. Por esto. Jloniendose como puro sujeto delretorno a la naturaleza, el sujeto se reconoce y se re-afirma en su naturalidad. Se mueve hacia esta, nosimplemente porque se haya roto, 0 pueda romperse,el vinculo que 10 ligaba a ella, sino justo porque estevinculo no ha ·desaparecido jamas, y es tal que hayque reconocerlo y restablecerlo en su genuina esencia.A travcs del sujelo, a travCs de la iniciativa que 10constituye, vuclve la naturaleza misma a SI misma. La

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iniciativa del sujeto no corta la relacion entre si mis-ma y la naturaleza sino para repristinarla inmediata·mente en la forma de una conexion mas extrinseea yesencial. Si es neeesario un retorno, quierese ,deeirque la naturalidad propia del sujeto debe, a traves delretorno, reafirmarse y 80ldarse de nuevo con el re-conocimiento de la originariedad del ligamen. EI su-jeto retorna a la naturaleza porque el es originaria-mente naturaleza. A traves del retorno a la natura-leza, retorna en realidad a su propio origen, que esnaturaleza. Por elb es el retorno a la naturaleza parael un purificarse, un reducirse al principio, un reeo-nocer y poner en si 10 esencial. ~n e~retorno re~on.oce

. el sujeto que la naturaleza es el termmo del movlmlen-to porque es el origen de este; reeonoce, ~or end~, lanecesidad de purificarse de 10 que es extrano al ~ngenque Ie es propio, y de ponerse en .su pura y Simpleesencia de sujeto retornante. EI sUJeto re!o~~ante sesustrae, gracias a su retorno, a toda poslblhda~ dedistraccion y dispersion conexa con su naturahdadprimitiva. Una vez que en el acto del. retorn,? s.e.hareeonocido como originaria tal naturahdad pnmltIva,esta se vuelve esencial y determjnante de la subjetivi.dad como tal. EI sujeto retornante vence, con. el. actomismo del retorno, la posibilidad del desconoclmlentoy del olvido de su natu~al.i~ad originaria:, pero ~stoquiere deeir que esa poslbl!ldad era para el ef~,tIva.Si el retorno la vence, 0 tIende a vencerla, qUle~esedeeir que eUa esta, en cierto modo, ~resente al sUJetoy es constitutiva de este en el acto mlsmo del retorno.EI retorno saca la justificacion de su exigencia. j~stode la posibilidad de la dispersion y del destonoclmlen·to inherente a la naturalidad primitiva del sujeto. Unretorno a la naturaleza es necesario a fin de que sereeonozca y se establezca el caracter originari.o .~e lanaturalidadde1 sujeto, en contra de toda poslblhdadde extravio y de distraccion. El retorno a la natura·leza es, pues, para el sujeto retornante, un retorno al

origen, al principio que Ie es propio; y. es. p.reeisa.mente el acto de soldar uno con otro el prmClplO y eltermino del movimiento constitutivo del sujeto retor-nante, actualizandolo y revelandolo a si mismo en sugenuina naturalidad.

3. LA SENSIBILIDAD COMO NATURALIDAD PRIMITIVA

El retorno a la naturaleza supone, pues, como primeracondicion, la pertenencia a la naturaleza del sujetoretornante, el ser este mismo naturaleza. Esta natu-ralidad primitiva, que no subsiste sino para volverseoriginaria en el retorno y a traves del reto~no, es I~sensibilidad. La sensibilidad es la naturahdad pn·mitiva del sujeto retornante, esa naturalidad que, envirtud del retorno mismo, se vuelve originaria porquese la reeonoce situada mas aUa de la dispersion posi.ble. EI retorno a la naturaleza solo puede hacer, asi,que el sujeto trascienda la naturalidad primitiva encuanto 10 constituye preliminarmente en esta natura-lidad, como ente sensible. EI retorno a la naturalezaimplica, pues, la constitucion del sujeto retornantecomo ente sensible. Mas la sensibilidad en esa rela.cion entre el hombre y la naturaleza por la cual elhombre es parte 0 elemento de la naturaleza y la na-turaleza es la totalidad que induye en si al hombrecomo elemento 0 parte suya. EI analisis encuentra aquiuna en otra, por una serie de implicaciones .sucesivas,las determinaciones fundamentales del hombre comoente en el mundo. La sensibilidad es, como natIualidadprimitiva del hombre, la constitucion de diversas ca.pacidades, correlativas a los elementos de la totalidadde que viene a formar parte el hombre como sensib~.lidad. Si se llaman cosas los elementos de esta totah-dad, la sensibilidad es la capacidad de cerciorarse delas cosas, emplearlas, manipularlas, fabricarlas, trans-formarlas. La correlatividad entre los elementos y lasmanifestaciones de la sensibilidad y los elementos y

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las manifestaciones del mundo, esto es, entre las de-terminaciones de la sensibilidad y las determinacionesde las cosas, esta garantizada por la naturalidad pri.mitiva del hombre, supuesto y condicion primera delretorno a la naturaleza. La sensibilidad del hombreexpresa su pertenecia al Mundo y la constitucion delMundo como totalidad de la qu~ forma parte el hom-bre. Esta naturalidad primitiva se determina en uncomplejo de actividades del hombre dirigido al cono-cimiento y uso de las cosas del mundo, e implica porello el determinarse el mundo en up complejo de co-sas correspondientes a tales actividades. La sensibi·lidad del hombre se mueve hacia las cosas en cuantoque las cosas se mueven hacia el hombre: es determi-nacion simultanea de las actividades sensibles del hom-bre y de 105 caracteres sensibles de las cosas. Lasimultaneidad esta garantizada por la unidad del actocon que el hombre, poniendose como elemento de unatotalidad, determina la constituci6n de esta totalidad.Este acto es la naturalidad primitiva del hombre: lasensibilidad.

4. LA SENSIBILIDAD OIUGINAlUA COMO REALIZACION DELA SENSIBILIDAD EN RELACION CONSIGO MISMA

Pero la sensibilidad esta, como naturalidad primitiva,trascendida ya en el acto en que resulta constituida.El movimiento del retorno la constituye s610 para su-perarla. EI sujeto retornante se pone como ente sensi-ble solamente en vista de su retorno. A traves delretorno se reconoce y se actualiza la naturalidad pri-mitiva como originaria. Lo lifue era inicio se vuelvetermino, 10 que parecia condicion se vuelve 10 condi·cionado. Como termino del movimiento de retorno,la naturalidad se vuelve I/afuralidad origillaria y lasensibilidad se vuelve sCllsibiLidad pura. La natura-lid ad originaria es la condicilID v la posibilidad dela naturalidad primitiva. La sensibilidad pura es la

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se~sibilidad que se ha vuelto condici6n y fin de SlmIsma ..• 5i la sensibilidad es la percepci6n, la manipula-

cIOn y el uso de las cosas, la sensibilidad pura es lapercepcion, la manipulacion y el uso de las cosas alos fines de la sensibilidad. Lo que en la sensibilidades te.~ino se vuelve inicio en la sensibilidad pura. ElmOVlmlento de retorno, que realiza estructuralmentecom? .f?rma. final el punto de partida, constituye lascnSlblhdad en forma final realizandola en su integranaturalidad.

EI retorno a la naturaleza es, como reconocimientoy. ~ealizad6n de la naturalidad originaria y la sensi.blhdad pura, la esencia del arte. EI hombre sensiblese abandona como tal al conocimiento y el uso de lascosas del mundo. 5i fuese posible (como no 10 es)un ente que fuera simple sensibilidad, este ente veriae~ las cosas conocidas, utilizadas 0 fabricadas el ter.mmo ultimo de su actividad. Pero el hombre sensiblesolo se constituye en el movimiento de retorno de lanaturaleza: solo se pone como sensibilidad en cuantoque es pura sensibilidad. En el movimiento del re-torno se reconoce el hombre como aquello que el esesto es, se reconoce como n .lturalidad· y reconocien:dose, .se actualiza como naturalidad originaria, y ponepo~ fmal forma suya de realizacion esta misma natu.rah~~ .. 5e deter~ina asi la sensibilidad pura: IIIse~SIbl!ldad en la que el hombre considera como ter-mm~ ~l~al de !a sensibilidad, ya no las cosas, sino la~nslblhdad mls~a, r subordina por ello alas condi-Cl?nCS y las eXIgenclas de la sensihilidad el conoci-mien to '! uso. de las cosas. EI hombre sensible vienea ser. aSI el sUle.todel arte. La sensibilidad queda tras.cendlda. y reafIrl~ad~ como naturaleza originaria; yconver~da en el termmo final del movimiento entero,sc reahza en su pureza, como propia condicion tras.cendentaI.

En el retorno a la naturaleza queda la sensibiIi.

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dad devuelta a su principio. En,. el se realiza la sen&i-biliclad en relaciOn unicamente a si misma. La sensi·bilidad primitiva es una incompleta e imperfecta rea-lizacion de la sensibilidad, porque es la realizacionde la sensibilidad en relacion con las eosas: se· iden-tifiea de hecho con el eonocimiento y el uso de laseosas. La sensibilidad pura, en eambio, queriendo laseOBasmismas y no el uso y eonocimiento de elIas, alfin unieo de la sensibilidad, es la realizacion integray plena de la sensibilidad, porque es la realizaeionde la sensibilidad en relacion eonsigo misma. EIsujeto de la sensibilidad pura es el hombre comoartista. Y es un sujeto constituido y realizado unica-mente por el retorno a Ia naturaleza, el cual sueldael circulo de 1a estructura dentro de Ios limites de Iasensibilidad, trasformando Ia naturaleza primitiva ennaturaleza origin aria V actualizandola en su condicionultima como sensibilidad pura.

Estas determinaciones constituyen el sentido geenuino y total del retorno a la naturaleza como esenciadel arte. EI retorno a Ia naturaleza es Ia realizacioniiltegra del hombre en su naturalidad origin aria, y espor ello el circulo en que la sensibilidad se suelda conla sensibilidad, poniendose en la pura relacion consigomisma. EI arte solo empieza cuando el hombre, envez de abandonarse a la sensibilidad primitiva, dis-persandola en los multiples intereses que suscitan enel las cosas singulares, quiere las cosas mismas y suscaracteres, asi como Ia produccion V manipulacion deelIas, al unico fin de Ia sensibilidad misma. Y elhombre solo hace esto en el acto en que reconoce enIa sensibilidad su principio originario, 10 asume comoesencia unica y total de su constitucion, y subordinaa esta las cosas 0 los elementos del mundo a los quese dirigia, como a terminos definitivos, su sensibili-dad primitiva. EI retorno a la naturaleza es el acto dereconocer el hombre en la sensibilidad su naturaleza,y es por ello la asuncion de la sensibilidad a forma

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final a 1a que quedan subordinados, y por la queresultan dirigidos, los elementos a los cuales pareciaprimitivamente vuelta.

5. EL ARTE COMO SENSIBILIDAD ORIGINARIA

EI retorno a la naturaleza es, pues, la constitucion delsujeto retornante como sensibilidad pura. Pero asicomo la sensibilidad primitiva es determinacion si·mulmnea y correlativa de actitudes subjetivas y deter-minaciones objetivas (esto es, de las actividades sensi·bles del hombre y de los caracteres sensibles de lascOBas), asi la sensibilidad pura es la determinacioncorrelativa y simultanea de la actitud del hombre ar·tista y del objeto del arte. La sensibilidad pura es eldeterminarse un interes vital del hombre por la na-tnraleza y a la vez el acercarse la naturaleza alhombre, la participacion efectiva de la naturaleza enla existencia propiamente humana. La sensibilidadprimitiva es el simple reconocer la presencia real deun objeto que esm am y, en cuanto que es1&am, puedeobservarsele y utilizarsele. Mas para la sensibilidadpura es la presencia del· objeto la simple condici6npara que quede reintegrada y cumplida la sensibilidadmisma. Ver significa que un objeto esta am, y quecabe reconocerlo en su realidad y sus caracteres. Peropintar significa hacer del ver la propia meta, reali·zando un objeto que 10 vuelva integramente posible.La sensibilidad pura 0 artistica implica, asi, la deter·minacion de un objeto. Pero se tratade un objeto queya no tiene valor de COBa0 de instrumento, sino 8610de realizaci6n, en forma final, de la sensibilidad comotal. El objeto del arte no es una cosa: 8610 vuelve aser cosa en el caso de que en eI no Be reeonozca ni Beactualice la sensibilidad pura como tal.

Mas es evidente que el retorno a la naturaleza ca·racteriza y define al hombre en su existencia. Si elanimal (en la medida en que podem08 hablar de eI)

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es naturaleza, el hombre es naturaleza que sabe que estal: es naturaleza que retorna sobre 5i mi5ma parareconocerse y ponerse en su originariedad. Lo quellamamos el saber del hombre no se agrega extrin-secamente a su naturalidad, sino que penetra intrinse-camente en ella determinando su esencia. Sabiendoque es naturaieza, puede el hombre hacer de la natu-raleza el termino final, y puede enderezar hacia estetermino final'su existencia efectiva. Ya que, 0 estesaher es extrinseco a su naturalidad, y entonces no lamodifica, sino que representa un inutil y emharazosoconcomitante de ella; 0 es intrinseco a la naturalezamisma, y entonces constituye la esencia de esta. Laexistencia humana no es naturaLeza sino porque es .retorno a La naturaleza. Existir significa para eI hom-hre, no simplemente abandonarse a 1a naturalidad,sino reconocerla y ponerla en acto como forma origi-naria y final. La realizacion autl~ntica de la natura-Iidad en el hombre es el arte como sensibilidad pura.

Pero sf es asi, la naturalidad del objeto estetico con-siste unicamente en su· participacion efectiva en 1aexistencia humana como tal. El objeto esteticoes Laposibilidad eJectiva de la sensibilidad pura. Esla na-turaleza misma que se humaniza, volviendose posibi-lidad intrinseca de la existencia propiamente humana.Retornando a la naturaleza y reconociendola comoorigen propio, se vuelve el hombre autenticamentenaturaleza. Lo que quiere decir que la naturaleza en-tra autenticamente a formar parte de su existenciapropia.

Las cosas del mundo tienen como tales una obje-tividad extrinseca al hombre. Expresan la dependen-cia en que esta el hombre del mundo, la esclavituddel haber menester. Trasformadas por la sensibilidadpur a en objetos esteticos, expresan la Iihertad del hom-bre, su posihilidad de conducirse de conformi~ad consu origen. Como arte, la naturaleza entra en el clrcu-

10 vital d.. la existencia humana y suelda su destinoal del hombre.

6. EL ARTE COMO OPCION AUTENTICA

Con todo, el arte sOlo es para la existencia human auna opcion. La sensibilidad pura no es, de hec~o, u~adeterminacion en conexion necesaria con la eXlstenclahumana como tal. EI retorno a la naturaleza puedey debe decidirlo el hombre, pero no es una determi-nacion univoca e infalihle de su existencia. Ofrece alhombre la posibilidad, la unica posibilidad, de reali.zarse autenticamente como naturaleza; pero el hom-bre puede' descuidar, puecle no tener en cuenta estaposibilidad. EI existir como naturaleza signifiea parael homhre la posibilidad de una eleccion. En primerlugar, puede el hombre abandonarse a La naturaleza.En tal caso, su interes vital esta diri~ido unicamentea la realidad de las cosas del mundo' y a su utilidadinstrumental. EI hombre persigue las cosas porqueha menester de ellas; y no se preocupa de mas. Suexistencia se dispersa en la multiplicidad de las cosas.Su sensihilidad se multipliea y se hace banal porqueno Be vuelve nunca a si misma, sino siempre a susterminos extrinsecos. EI homhre remacha las cadenasde su esclavitud respecto del mundo.

Pero el hombre tambien puede, en vez de abando-narse a La naturaleza, retornar a fa naturaleza. En talcaso, su interes vital esta vuelto no solo a la realidady a la utilidad de las cosas, sino tambien, y sobre todo,a su misma sensibilidad como condicion y fundamentode esa realidad y utili dad : la cual no resulta, por tan-to, negada 0 destruida, sino conservada y justificada.Entonces no se dispersa el hombre en la multiplicidadde las cosas, porque tal multiplicidad resulta unificaday enviada en direcci6n de la sensibilidad que es con-dici6n de ella. Su sensibilidad se recoge y profundizaporque, en vez de divagar por sus terminos extrinse-

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cos, se vuelve hacia si y se actualiza en su relacionconsigo misma. El hombre afirma entonces su liber-tad frente al mundo.

Las dos posibilidades de esta opcion no se Ie ofre-cen al hombre como equivalentes. La eleccion entreellas no es una eleccion de indiferencili. La primeraposibilidad solo Ie esta dada porque sea p08ible lasegunda: la cual no es, sino es libremente decidida.El hombre puede abandonarse a la naturaleza; perodebe retornar hacia ella. El retorno es la normatividadconstitutiva de su naturalidad. Y esta normatividadsignifica una existencia que el hombre puede tam-bien no satisfacer, porque el satisfacerla es una de·cision responsable suya, pero que jamas faIta, sinoque esta presente incluso en la ceguera del mas inerteabandono. Por el caracter de normatividad que tienecomo sensibilidad' pura, es el arte univer&al. El re-torno a la naturaleza es la'solucion que yo deJ:>odaral problema de· mi naturalidad; pero es tambien lasolucion que deben darle todo& los hombres. Se tratade una normatividad que no pone la vista solo envaloraciones objetivas, de una universalidad que no essimplemente formal. La normatividad expresa la exi·gencia de que la sensibilidad pura no se quede enestado de aspiracion 0 veleidad, sino que determineuna actitud vital viniendo a constituir mi efectivaexistencia de hombre. Y la universalidad no significaidentidad y coincidencia de juici08 0 de valoracionesobjetivas entre los hombres; sino que significa soli-daridad efectiva de la existencia de los hombres en elplano de la realizacion autentica de la naturalidadoriginaria, esto es, significa efectiva y operante inte·ligencia entre los hombres. La seriedad y la humani-dad del arte estan garantizadas por su efectiva inhe·rencia a la existencia humana, por su capacidad derealizarla en su naturalidad originaria.

Es evidente, por 10 que se ha dicho,' que el objetoestetico representa la realizacion de una unidad con·

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creta, porque reiine los dispersos elementos del mundopara enderezarlos al fin iinico de la sensibilidad pura:la unidad del fin produce y determina la unidad delobjeto que esta dirigido a realizarlo. Es tambien evi-dente que si las cosas del mundo se presentan en elplano de la realidad, el objeto estetico vale en el planode la po&ibilidad. La cosa se nos impone con supresencia; el objeto estetico nos ofrece una p08ibilidadque a nosotros toca no dejar que se pierda.

7. EL ARTE COMO REALIZACION TECNICA

EI caracter opcional del arte, por el cual es el resul-tado de una decision existencial, expresa la naturalezaespecifica y privilegiada del mismo. EI arte no es unelemento 0 un momento del cual pueda el hombregozar tranquilamente la posesion. No califica en to-do& lo& caso.&la existencia humana.: la califica en uncaso solo, iinico y privilegiado: cuando la existenciahumana se realiza como retorno a la naturaleza. Yel realizarse como tal es para la existencia humanauna posibilidad, no una determinacion univoca y ne-cesaria. Una posibilidad que debe ser, porque escondicion, parte integrante de la realizacion autenticade la existencia; pero que tambien puede, de hecho,no ser. La problematicidad del arte como sensibili·dad pura es la problematieidad misma de la existenciaen su estruetura.

Pero justo porque el arte impliea una deci-sion que empena, justo porque el arte sOlo se rea-liza con la realizaeion autentica de la existenciacomo tal, no hay arte donde hay simple eontemplaeionsubjetiva, no hay arte donde se nos entrega y se nosabandona a la veleidad y al eaprieho; solo hay artealIi donde el retorno a la naturaleza esta aetualizadocon un empeno total de la existencia, con un empenocon el que se toman en cuenta y explotan a fondo to-dos los terminos y los elementos de la iiltima. Y pues-

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to que el empeno existencial en el sentido de Ia sen-sibilidad pura, determina no solo la constitucion delsujeto retornante, sino tambien Ia del objeto estetico,no hay arte sin que se determine un objeto, esto es,sin que haya la produccion efectiva de la obra de arle.EI arte es siempre produccion, trabajo, teenica. Latecnica es el momenta de la realizaciOn de la obra de

_ arte, esto es, es el momento en el cual, realizandose asi mismo en la forma de Ia !lensibilidad pura, el hom-hre realiza, en el unico y mismo acto, el objeto quees la condicion de esta forma. La tecnica no se anade,como momento sucesivo y subordinado, al moldearseel hombre como sensibilidad pura: es simplemente elaspecto objetivo que camina pari pasu con el subjeti-YO, y se determina en virtud del mismo empeiio exis-tencial. No hay, pues, una teenica que sea, comoquiera, distinta 0 distinguible del arte como purasensibilidad. La teenica distinta del arte no es teenica,sino olicio: es produccion de cosas, sensibilidad pri-mitiva fuera y mas alia del empeno existencial quees propio del arte.

La teenica es el momento objetivo necesariamenteincluido en la sensibilidad pura. Es el aspecto por elcualla naturaleza se humaniza y pasa a formar partede la existencia como tal. Es el movimiento por elcual la naturaleza se mue,"e hacia el hombre justo enel acto en que el hombre se mueve hacia la naturaleza,empefiando todas sus fuerzas en este retorno. La tee-nica representa el encuentro entre la naturaleza r elhombre. Es justamente el fundamento de la unidadde la ohra de arte y"el fundamento de la personalidaddel hombre artista. En el momenta del encuentro, lanaturaleza se vuelve ob jeto de arte, esto es, quedasubstraida a la dispersion natural y conducida a suunidad autentica; y el hombre se vuelve individuali-dad artistica, personalida,d que. se ha dirigido decidi-damente por la via de la' propia realizacion autentica.En la teenica se determinan ambos, el sujeto y el

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objeto del arte, en su correlacion necesaria. El artistaque no ha encontrado su teenica, no se ha realizadocomo artista.

8. EL GUSTO ESTETICO SOBRE EL FUNDAMENTO DE LACOMPRENSION COEXISTENCIAL

Si el arte, como empeiio existencial, es necesariamen-te siempre produccion del objeto, esto es, teenica, esevidente que el gusto artistico y la critica de arte soncompletamente diversos del arte. Podemos designarcon la expresion inteligencia del arte el gusto esteticoy en general toda capacidad de valoracion y de cri-tica, asi como todos los sentimientos, emociones ypasiones que puede suscitar un objeto del arte. EIproblema presentado por la inteligencia del arte quedaresuelto por el caracter coexistencial de este. Se hadicho que el arte es sustllncialmente normatividad.porque es el deber ser de la sensibilidad pura. EIartista, al retornar a su naturaleza sensible y asumir-la como origen y termino ae su existencia, no tieneen vista otra cosa que la realizacion autentica de· lapro pia indh"idualidad. Pero esta realizacion se Iepresenta como exigencia que"10 trasciende: como exi-gencia que es suya porque es y debe ser de todos, estoes, como una exigencia que 10 liga solidamente a to-dos los demas hombres. La realizacion de su indi-vidualidad de artista es la realizacion de un vinculo decomunidad 0 solidaridad por el que sale de la soledady se encuentra en la comprension de los otros. Deaqui nace el deseo de gloda que es propio del artis-ta. Pero una forma de comunidad 0 de solidaridad hu-mana se ha realizaclo efectivamente, si el artista harealizado efectivamente su individualidad. Y estasolidaridad 0 comunidad es la inteligencia misma que10s demss hombres tienen 0 pueden tener de su obra.

La inteligencia artistica es, pues, la solidaridadcoexistencial solicitada y producida por la obra de

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arte. La inteligencia artistica se vuelve siempre y 8010al objeto estetico; pero en el objeto estetico no consi-dera ni puede considerar mas que la individualidaddel artista. La inteligencia artistica es la interpreta-cion de la teenica del artista; y Ie ha visto que lateenica es el fundamento juntamente de la humanidaddel objeto y la individualidad del artista. Interpre-tando la teenica realizada en el objeto estetico, 'pe·netra y comprende la inteligencia artistic a las moda·lidades con las que ha retornado el artista hacia lanaturaleza y se ha actualizado como sensibilidad pura.Para la inteligencia artistica es la obra de arte jun-lamente la revelaci6n de la naturaleza r la autobio·grafia del artista: es una Hamada a ese retorno a lanaturaleza que es la via de la realizacion autentica delhombre como naturaleza, y juntamente una Hamada auna forma no caduca de solidaridad hum ana.

La inteligencia se liga asi estrechamente al artesin pisar de nuevo el camino de este. El que entiendede arte no es un artista fracasado 0 potencial, sino8010 un hombre que se siente solidario de otro hom-bre en el comun esfuerzo, Heno de peligro y de fas·cinacion, de liberacion y de reseate.

9. HlSTORICIDAD DEL ARTE

Como retorno a la naturaleza, es el arte esencialmentehistoricidad. El arte esta mas aUa del tiempo, pero nomas alia de la historia. Excluye de si la destruccion,la dispersion, la banalidad de la sensibilidad primi.tiva porque es la vuelta de la sensibilidad primitivaa si misma, esto es, a su originaria unidad. En estesentido, vence la caducidad, la mudanza, la falta designificacion del tiempo. EI tiempo puede, en efecto,mantenerse ligado a la naturalidad que se abandona,que se dirige unicamente hacia las cosas del mundo,se dispersa y se olvida entre ellas. Pero asi como elhombre, retornando a la sensibilidad primitiva, se

retrae de la dispersion implicita en ella, y reaIizalldoseen su relacion con ella, constituye la unidad de la mis.ma, asi en este acto pasa del tiempo como dispersion,destruccion y falta de significacion a la historia comoconcentracion, conservacion y riqueza de significacion.Retornando a la naturaleza, salva el hombre del tiem-po a la naturaleza y la coloca en la historia. La histo-ricidad pertenece, por ende, a la esencia misma delarte como movimiento de retorno, como estructura.

En la historicidad se constituye el pasado, conser.vandose en su significacion fundamental y eterna. Lahistoria es el reconocimiento del pasado en aquelloque es digno de sobrevivir: es la constitucion delpasado como porvenir. El arte, como retorno a lanaturaleza, no estti en la historia: es il mismo historia.Es historia por el movimiento intrinseco que 10 cons-tituye. EI retorno a la naturaleza es un' retorno alorigen; es un reconocimiento del origen, es un po.nerlo en ser y un hacerlo valer como tal; es un hacerde el el porvenir. Y en cuanto es historia, jamasrepite el arte el pasado. La repeticion supondria queel pasado seria tal fuera del acto del reconocimiento;y que este reconocimiento pretenderia ser una repro.duccion fiel. Pero, en realidad, el reconocimiento delpasado es la constitucion del pasado, es la revelacionde su verdadera significacion; y solo en su verdaderasignificaci on resulta el pasado maestro del porvenir.La tradicion es frecuentemente en el arte mas revolu-cionaria que cllalquier voluntad de innovacion; y, enverdad, una voluntad innovadora no tiene efecto sinodevuelve al arte a su verdadera esencia esto es a suorigen, y si no 10 hace reconocer en su ~ismo p~sado.La historicidad del arte 10 devuelve, una vez aun, alasolidaridad de Is existencia entre los hombres. EI reoconocimiento del pasado es la constitucion de una tra-dicion en la que se forma y vive una comunidad dehombres solidarios entre si. EI arte y la inteIigenciadel arte determinan con su historicidad una comunidad

Page 86: Introducción al existencialismo(Nicola Abbagnano)

coexistencial en la cual, y sOlo en la cual, se encuentranIos hombres a si mismoll, porque tal r.omunidad rea-liza la individualidad de cada uno, su naturaleza ori-ginaria.

intuiciones, de lall contemplaciones, y en general atoda esfera determinada de actividades pSlquicas 0 es-pirituales, reconociendose y poniendose en su verda·dero aitio, en el centro de la existencia del hombre.EI . arte es, entonces, problematicidad y riesgo. EIhombre, que es naturaleza, puede olvidar que 10 es,dispersandose entre las cosa" que Ia naturaleza Ieofrece, traicionando a la naturaleza misma; y en talcaso se encierra en el aislamiento, no comprende ni 10comprenden, estli indefenso frente a la destruccion deltiempo que dispersa el valor y Ia significadon de lascosas. En tal caso, falta a su realizacion, es infiel a SImismo. Pero la fideIidad a si mismo Ie imp one elreconocerse y ponerse como naturaleza. La relacionde su existir se cierra, en tal caso, en circulo, asumien·dose como termino el principio originario. La natu·ralidad del hombre se realiza entonces en la relacionconsigo misma: se reaIiza como arte.

El arte entraiia, por ende, en su realizacion y enIa inteligencia de el, una eleccion decisiva, un empeiiototal. EI empeiio total determina el gran arte, el cualdetermina, a su vez, la tradicion y establece la conti·nuidad vital de la comunidad que se funda sobre eHa.

La consideracion del arte pone alli, una vez aiin, acad a uno de nosotros frente a su propia responsabili.dad de hombre. EI problema del arte empeiia a cadauno directamente e integramente. Cada uno de nos-otros estli Hamado a afrontarIo en el acto en que decidede SI y de su propio destino. Cada uno debe resol.verlo por y para si, cada uno por y para tOOos.•

10. EL ARTE COMO REALIZACION AUTENTICADEL HOMBRE

Las consideraeiones anteriores permiten concIuir queel retorno a la naturaleza es, en verdad, el camino parapenetrar en la esencia del arte. El simple anaIisis detal retorno .permite entender y justificar no sOlo 108

caracleres y las manifestaciones fundamentales delarte, sino tambien su seriedad yau concrecion exis-tencial. El retorno a la natura1eza incIuye y actuaIizala metafisica entera del arte, anudando1a estrecha-mente a la realizacion autentka de Ia existencia hu-mana como tal. La metaflsica del arte, de Ia que heexpuesto sumariamente algunos principios, conecta!Hilidamente e1 arte a Ia normllti.vidad constitutiva delhumano existir. Solo es artista' 0 entiende de arte e1hombre que no deja de escuchar la Hamada de suhumanidad. Laconexion entre el hombre y el mundoresulta retrotraida en el arte a su condicion traseen-denial.. Si tal conexion es Ia sensibilidad, es el arte elretorno a Ia sensibilidad, esto es, su reconocimiento ysu asuncion como termino final. EI hombre, puestopor la sensibilidad en relaeion con Ias cosas del mun-do, resulta puesto por el arte en Ia relacion p;enuina ydirecta con Ia sensibilidad que condiciona las cosas.El arte realiza Ia condicion trascendental de la sen·sihilidad; y con esto reaHza al hombre en su existirconcreto y originario, en su individuaHdad autentica.Pero solo reaIiza al hombre en el ado en que revelaal hombre la naturaleza misma en su unidad y su iiI-tima raiz existencial.

Como retorno a 1a naturaleza, se 8ustrae inmedia-tam~nte el arte a la esfera de las imagenes, de lall

172

Page 87: Introducción al existencialismo(Nicola Abbagnano)

Prefacio 7

Advertencia a la tercera edicion 12

I. La filosofia como existencia 13

1. La naturaleza de la filosofia y el·des-lino del hombre 13

2. Paso del sentido restringido de la filo-sofia como doctrina al sentido justode la filosofia como existencia .... 14

3. La existencia 80bre el fundamento de laindeterminacion problematica ..... 16

4. El acto existencial como decision auten·tica . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19

5. La decision autentica como fundacion dela relacion con el ser 22

6. La trascendencia del ser como funda-mento de la comprension coexisten-cial 24

7. La posibilidad trascendental como nor·ma constitutiva del hombre 25

8. El mundo como determinacion funda-mental de la estructura del hombre. 26

9. La temporalidad como esencia de la fi·nitud del hombre . 28

10. La libertad como liberacion del pecado. 29n. La pasion como un autolimitarse del

hombre en la propia finitud 3012. La muerte como posibilidad delimit an·

te. La fidelidad a la muerte 3113. Autoproyectarse de la filosofia como

existencia 33

II. La existencia como sustancia 35

1. Las razones vitales del existencialismo. 35

175

Page 88: Introducción al existencialismo(Nicola Abbagnano)

2. La polemica contra la consideracioD ob-jetivista '" .

3. La polemica contra. la consideracioDsubjetivista ...................•

4. Las tres posiciones del existencialismo.5. EI existencialismo estructuralista 0 sus-

taneialista .6. EI problema del ser y la indeterminacion

del ser .7. La existencia como relacioD con la in-

determinacion originaria .8. La indeterminacion originaria como sus-

tancia :9. La sustancia como constitucion norma-

tiva de la existencia .10. La sustancia como condicion de la rea-

lidad .........................•11. La sustancia como conaicion del desti-

no del hombre .12. La sustancia como fundamento de la

coexistencia .13. Tiempo, eternidad, sustancia .14. La sustancia como fundamento de la

historicidad .15. La existencia como interpretacion de la

sustancia .

III. La existellcia como problema .

1. EI problema de la existencia como pro-blema autentico .

2. EI hombre, como fundamento del pro-blema autentico de la existencia, noes ni objetividad ni subjetividad ...

3. Indeterminacion de la relacion del hom-bre consigo mismo y con el mundo ..

4. La relacion existencial como trascen-dencia individuante .....•...•....

5. La trascendencia como consolidacion dela finitud .. , .

6. La autcnticidad del problema y la cons-titucion del yo .

7. La unidad del yo como fundamentoexistencial de la racionalidad .•....

8. La inteligencia de la racionalidad comoautenticidad del problema existen·cial ............•..............

9. La autenticidad del problema existen-cial como fundamento trascendentalde la racionalidad del mundo .

10. La "corporeidad" del yo y del mundoen su fundamento existencial .

11. La relacion problematica de la existen-cia consigo misma como fundameritode la coexistencia .

12. EI nacimiento y la muerte en su raizcoexistencial. Significacion ultima dela autenticidad del problema . 86-IV. La existenc'ia como libertad .

1. EI problema de la libertad como pro-blema existencial .

2. La antinomia de la Iibertad : ..3. La razon objetiva no es fundamento po-

sible de la libertad .4. La razon subjetiva no es fundamento

posible de la Iibertad ...•........5. La existencia como horizonte del pro-

blema de la libertad .6. La existencia y Is trascendencia del ser.7. La comprension existencial de la tiber·

tad sobre el fundamento de la nada ..8. La comprension existencial de la liber·

tad sobre el fundamento de la trascen·dencia .•......................• 100

177

Page 89: Introducción al existencialismo(Nicola Abbagnano)

9. La comprension existencial de 1a liber"tad ~~bre el fundamento de la proble-maticldad .••................•.• 102

10. La libertad como opcion existencial .. 104ll. La opcion de la libertad como venir el

yo al ser ....................•. 10412. La opcion de la libertad como venir el

mundo al ser 10613. La opcion de la libertad como venir la

coexistencia al ser ...........•.. 10814. Conclusion '.. 109

V. La existencia como historia 112

1. La historicidad como tension entre eltiempo y 10 eterno .

2. EI antihistoricismo como neaacion del• 0bempo .....•••................•

3. EI historicismo como reduccion deltiempo a la eternidad .

4. EI tiempo como condicion fundamen-tal «hl la investigacion historica ...•

5. Las fuentes hi~~oricas como posibilidadde rt:evocaclon .

6. Pas~d? .y porvenir en la investigacionhlstonca .

7. La historia como unidad del pas ado ydel porvenir : .

8. EI presente de la historia como unidaddel ente finito .

9. EI destino como fidelidad al tiempo ..10. La antinomia del pensamiento y la ac-

cion en la historia y la solucion exis-tencial .

ll. La trascendencia del orden historico .•12. La historicidad como deber ser. de la

personalidad autentica .

112

113

115

116

119

120 ..,121

123125

126128

129

13. La trascendencia coexistencial comofundamento ultimo de la historici·dad .......•........•••........ 131

14. La investigacion historica como histo-rizarse de la historicidad 133

15. Constitucion existencial de la universa-lidad de la historia 135

VI. La existencia ria naturaleztl _......•. : . . 137

1. El mundo como totalidad fundada porun acto de autoinclusion ••... . . . . . 137

2. La situacion del hombre en el mundocomo haber menester 138

3. La constitucion del mundo como totali·dad de partes copresentes .•.•.... 140

4. Las dos formas de la no-aceptacion delmundo: La fuga del mundo y el aban-dono al mundo .......•..•...... 141

5. La no aceptacion del mundo como re-nuncia a la existencia autentica .•.. 144

6. La aceptacion del mundo como funda-cion autentica de la sensibilidad ..• 145

7. La aceptacion del mundo como investi-gacion .....•............•...... 148

8. La investigacion como fundacion de laobjetividad de la naturaleza ...•.. 149

9. La realidad de la naturaleza como planode la utilizacion de las cosas ..•... 151

10. Limites de la investigacion natural: latecnica no concierne al hombre .... 152

VII. La existencia r el arte ...•............ 155

1. EI retorno a la naturaleza como funda-mento de la inteIigencia del arte ... 155

2. Constituci6n de la naturaleza primitivacomo termino provisional para el re-

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conOClDuento de la naturaleza ongl'naria ...................••.•... 156

3. La sensibilidlld como naturalidad pri.mitiva ."........................ 159

4. La sensibilidad originaria como reali·zacion de la sensibilidad en relacionconsigomisma ...............•.. 160

5. EI arte como sensibilidad origin aria .. 1636. EI arte como opcion autentica •..•... 1657. EI arte como realizacion recnica ... . . . 1678. EI gusto estetico sobre el fundamento

de la comprension coexistencial 1699. Historicidad del arte 170

10. El arte como realizacUm autentica delhombre •....................... 172

Este libro se tennino de imprimirel dia 17 de octubre de 1980 en101 talleres de Editorial Andromeda,SA., Av. Aiio de Juarez 226-0, Me-xico 13, D. F. Se tiraron 5000

ejemplares.

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Nicola AbbagnanoINTRODUCCION

AL EXISTENCIALISMO

Conocido desde 1939 por la publicaci6n de suobra principal. La estructura de La existencia,Nicola Abbagnano ha denominado "existen-cialismo positivo" a su propia posici6n, para dis-tinguirla de las formas pesimistas del existen-cialismo frances.

Esta pequena Introducci6n aL existenciaLismoes, en realidad, un resumen hecho por el propioautor de su obra capital, en el que expone su con-cepci6n de la filosofia como un trabajo de inda-gaci6n 0 investigaci6n doctrinal que no se justifi-ca si no se reconoce que esta fundado sobre la na-turaleza misma del hombre en cuanto existencia.Los problemas de la filosofia conciernen verdade-ramente al ser del hombre, y no del hombre engeneral sino de cada hombre en la concreci6n desu existir, y son llamamientos que se Ie dirigenpara que se ponga en claro consigo mismo, asu-ma sus responsabilidades y tome sus decisiones.

Asi, pues para Abbagnano la filosofia essiempre obra estrictamente personal que pone enjuego el destino concreto, en el mundo y entre loshombres, del ser humano que se empena en ella.Y puesto que nadie puede decidir por otro, ni to-mar sobre si la elecci6n y la responsabilidad quetoea al otro, el filosofar es 10que hay de mas inti-mo ymas secreta en la existencia del individuo.

ARTE. RELIGION Y FILOSOFIA

PSICOLOGIA Y CIENCIAS SOCIALESHISTORIA • L1TERATURA. CIENCIA Y TECNICA