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ISLAS DE FERTILIDAD EN UN ECOSISTEMA SEMIÁRIDO:
NUTRIMENTOS EN EL SUELO Y SU RELACIÓN CON LA
DIVERSIDAD VEGETAL
TESIS QUE PRESENTA YARENI PERRONI VENTURAYARENI PERRONI VENTURAYARENI PERRONI VENTURAYARENI PERRONI VENTURA
PARA OBTENER EL GRADO DE DOCTOR ENDOCTOR ENDOCTOR ENDOCTOR EN CIENCIAS EN CIENCIAS EN CIENCIAS EN CIENCIAS EN
ECOLOGÍA Y MANEJO DE RECURSOS NATURALES
Xalapa, Veracruz, México 2007
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Agradecimientos
A mi director de tesis Carlos Montaña Carubelli por sus enseñanzas, por sus divertidas e interesantes pláticas y sobre todo por su amistad. A Felipe García Oliva por introducirme al interesante mundo de los nutrimentos en el suelo y los procesos de su transformación. A Vinicio Sosa, Oscar Briones, Isabell Barois, Angelina Martínez y Víctor Jaramillo por sus acertados comentarios y tiempo invaluable para la revisión de esta tesis. A Maribel Nava por su gran compañerismo y por enseñarme las técnicas de análisis en el Laboratorio de Biogeoquímica en el CIEco-UNAM. A Carlos Anaya, Lyliana Rentería, Manuel Montaño, Ana Noguez, Luz Piedad Romero, Señor Efrén, Francisco Aviña y Antonio Ordóñez por hacer más agradable y divertida mi estancia en la ciudad de Morelia. A la familia Macías-Ordóñez por su apoyo y cálida compañía en varias de mis estancias en la ciudad de Morelia. A mis compañeros de laboratorio en el Instituto de Ecología en Xalapa Hugo Piña, Juan García Chávez Francisco y Lillian. A mis compañeros de generación: Juan Carlos, Angélica, Marcela, Hugo López y Fabiana por su compañía en este largo proceso de formación, sobre todo a Roberto Edmundo Munguía, Mariano Ordano y Federico Escobar por su amistad. En especial a mis amigos Surya Garza, Alejandro Ortega, Paula Zamora, Maruka León, Lizarely Servín, Lenin Ríos y Rodolfo Palacios por todo su apoyo a lo largo estos años de vivir en Xalapa. A Diana Pérez Staples por su amistad en las buenas y en las malas. A Martha Baena, Simoneta, Claudia, Deneb, Fabiana, Flor, Carla y Carolina por sus interesantes y divertidas pláticas femeninas. A mis amigos de toda la vida: Angélica Jiménez Aguilar y Jordán Miranda Trejo por los ánimos que me dan para terminar todos mis proyectos. A toda mi familia, mis padres y mis hermanos por su apoyo, en especial a Trinidad Ventura, Ángel López Ventura, Sofía López Ventura y Amparo López Ventura. Agradezco el apoyo financiero del CONACyT mediante la beca doctoral 143319 otorgada a Yareni Perroni Ventura y por el proyecto CONACyT 36642-V otorgado a Carlos Montaña Carubelli.
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Dedicatoria
A mis padres: Teresa Ventura Rodríguez y Edmundo Perroni Rocha, a Rogelio Macías Ordóñez y a mis hermanos: Edmundo, Julieta, Julio Cesar, Mariela, Ana y Silvana Naitza.
“We know more about the movement of celestial bodies than about the soil underfoot.”
Leonardo da Vinci
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ÍNDICE GENERAL
Índice de tablas • 8 Índice de figuras • 9 Resumen • 10 Capítulo I. Introducción general • 11
Literatura citada • 21
Capítulo II. Dinámica estacional de la disponibilidad de nutrimentos en islas de fertilidad de un ecosistema semiárido tropical • 28
Resumen • 29 Introducción • 31 Materiales y métodos • 33
Área de estudio • 33 Especies de plantas • 33 Trabajo de campo y colecta de suelo • 34 pH del suelo, C orgánico y N total • 34 Almacenes de N disponible • 34 C y N en biomasa microbiana, y C lábil • 34 Tasa neta de mineralización de C • 34 Mineralización neta de N y nitrificación neta • 35 Análisis estadístico • 35
Resultados • 36 pH del suelo y concentración de las formas totales y microbianas de C y N • 36 Concentración de las formas activas o disponibles • 37 Tasa de mineralización neta de C y nitrificación neta • 37 Asociaciones entre los procesos en el suelo de mineralización y nitrificación, respecto a las formas disponibles y microbianas de C y N • 38
Discusión • 39 Mecanismo de acumulación de C y N en el suelo de las IDF • 39 Formas disponibles y microbianas de C y N en el suelo • 40
Implicaciones de la alta disponibilidad de N y C en el funcionamiento de las IDF • 42
Agradecimientos • 44 Literatura citada • 44
Capítulo III. Relationship between soil nutrient availability and plant species richness in a tropical semi-arid environment • 58
Abstract • 59 Introduction • 61 Methods • 63
Study area • 63 Field work • 64
Soil characteristics • 65
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Organic C, total N, total P, and pH • 65
Available N and available P • 66 Microbial biomass C and N, and labile C • 66 Net mineralization of C and N • 66
Statistical analyses • 67 Plant richness and abundance • 67
Between micro-environment similarity in plant composition • 67
Soil variables and its relationship to plant richness and abundance • 68 Results • 69
Characteristics of the plant associations • 69
Soil characteristics • 70 Relationships between soil nutrient variables and plant species richness and abundance • 70
Discussion • 71 Acknowledgments • 75 References • 76
Capítulo IV. Discusión general • 90 Mecanismo de concentración de nutrimentos en IDF y áreas abiertas en Zapotitlán Salinas • 91 Las IDF como reguladoras del funcionamiento del ecosistema en Zapotitlán Salinas • 93 Posibles implicaciones de la capacidad de modificación del suelo por especies de IDF en Zapotitlán Salinas • 95 Literatura citada • 98
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ÍNDICE DE TABLAS
Capítulo II. Dinámica estacional de la disponibilidad de nutrimentos en islas de fertilidad de un ecosistema semiárido tropical • 28
Tabla 1A-B. ANOVAs de formas totales, microbianas y disponibles de C y N, y procesos en el suelo en función del micro-ambiente y la estación en el ecosistema semiárido de Zapotitlán Salinas, Puebla, México • 51 Tabla 2A-C. Medias y errores estándar de las formas totales, microbianas, y disponibles de C y N, y procesos en el suelo en función del micro-ambiente y la estación en el ecosistema semiárido de Zapotitlán Salinas, Puebla, México • 53 Tabla 3. Coeficientes de correlación de Pearson entre los procesos en el suelo respecto a las formas disponibles y microbianas de C y N en el suelo del ecosistema semiárido de Zapotitlán Salinas, Puebla, México • 55
Capítulo III. Relationship between soil nutrient availability and plant species richness in a tropical semi-arid environment • 58
Table 1. ANCOVAs of species richness, plant abundance and soil variables in each micro-environment at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Puebla, México • 82 Table 2 ANCOVAs of species richness, plant abundance and soil process in each micro-environment at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Puebla, México • 83
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ÍNDICE DE FIGURAS
Capítulo I • 11 Figura 1. Islas de fertilidad en sistemas semiáridos • 26 Figura 2. Modelo hipotético de interacciones de facilitación-competencia en el desarrollo de una IDF • 27
Capítulo II. Dinámica estacional de la disponibilidad de nutrimentos en islas de fertilidad de un ecosistema semiárido tropical • 28
Figura 1. Línea de regresión entre medidas de procesos en el suelo en función de las formas microbianas y disponibles de C y N para cada micro-ambiente en el suelo durante la estación lluviosa y seca en el ecosistema semiárido de Zapotitlán Salinas, Puebla, México • 56/57
Capítulo III. Relationship between soil nutrient availability and plant species richness in a tropical semi-arid environment • 58
Figura 1. Box-plot of plant richness and abundance, soil variables involved in soil fertility and variables expressing soil processes in each micro-environment at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Cuicatlán-Tehuacán region, central Mexico • 84 Figura 2 Estimated cumulative number of species and confidence intervals as a function of the cumulative number of individuals in each micro-environment at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Cuicatlán-Tehuacán region, central Mexico • 85 Figura 3 Regression lines (and points) of species richness as a function of variables involved in soil fertility and soil process variables for each micro-environments at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Cuicatlán-Tehuacán region, central Mexico • 86 Figura 4 Regression lines (and points) of plant abundance as a function of variables involved in soil fertility and soil process variables for each micro-environments at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Cuicatlán-Tehuacán region, central Mexico • 87 Appendix 1. Checklist and relative abundance of the 51 species of plants collected in all micro-environments at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas, Cuicatlán-Tehuacán region, central Mexico • 88
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Resumen En esta tesis se evalúa el papel funcional de “islas de fertilidad” (IDF; parches de vegetación de ambientes áridos y semiáridos con alta concentración de nutrimentos en el suelo) en el almacenaje y transformación de nutrimentos del suelo (carbono (C), nitrógeno (N) y fósforo (P)) en un ecosistema semiárido del centro de México. Se utilizaron como modelos de estudio dos especies formadoras de IDF: Cercidium praecox (Parkinsonia praecox Leguminosae: Caesalpiniaceae) y Prosopis laevigata (Leguminosae: Mimosaceae) y se determinaron las formas totales de C, N y P, así como las microbianas y disponibles de C y N en el suelo bajo su influencia. También se evaluaron procesos de transformación neta de C y N en el suelo: mineralización neta y nitrificación neta. Los mismos análisis se realizaron en suelo de áreas sin influencia de IDF (i.e. áreas desnudas) a manera de control. Los resultados indican que una IDF funciona como una unidad de control biótico del ecosistema afectando el almacenaje de C, N y P y la transformación de C y N en el suelo bajo su influencia. La actividad de la microbiota heterótrofa en el suelo y la disponibilidad de C lábil parecen ser una importante vía de incorporación de N disponible al suelo en las IDF y áreas abiertas. Este es el primer reporte que indica que estos factores parecen ser también los controladores del mecanismo de enriquecimiento a largo plazo de las IDF. La identidad de la especie formadora de IDF tiene un papel importante en el funcionamiento del ecosistema al regular la magnitud con que se almacena y se transforma el C y N en el suelo. En este sentido las IDF formadas por P. laevigata almacenan y transforman mayor concentración de C y N en el suelo a similares tamaños de IDF formadas por C. praecox. La importancia de la identidad de la especie formadora de la IDF se infiere de la existencia de mayor riqueza de especies vegetales bajo la copa de IDF formadas por P. laevigata en comparación con las formadas por C. praecox. La riqueza vegetal parece estar ligada además a procesos de acumulación a largo plazo de C y N en el suelo, así como de la disponibilidad de los mismos y de P disponible. Por el contrario, la abundancia de plantas responde a procesos de corto plazo (estacionalmente) acoplados con la mineralización de C y N. Las IDF afectan las interacciones bióticas en la comunidad de plantas establecidas bajo su influencia y al parecer existen umbrales de limitación de recursos en el suelo y en la riqueza de especies que pueden soportar. Se discuten además, en esta tesis, nuevas perspectivas del estudio del funcionamiento de las IDF que involucran posibles implicaciones ecológicas y evolutivas.
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Capítulo I. Introducción general
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El funcionamiento de un ecosistema se refiere al ciclado y transformación de materiales y al
flujo y transformación de energía en que participan los organismos vivos (e.g. productividad;
Odum 1971, Tilman & Lehman 2002). Este funcionamiento del ecosistema puede medirse en
términos de tasas (e.g. productividad, mineralización de nitrógeno), almacenes (e.g.
almacenamiento de carbono), o en términos de resiliencia y estabilidad (e.g. habilidad para
recuperase del disturbio, Pacala & Kinzig 2002). Los almacenes representan la estructura del
ecosistema, mientras que los flujos definen la dinámica del ecosistema. Las tasas de los
procesos involucrados en el funcionamiento del ecosistema están influidas por factores
abióticos tales como el clima y la constitución mineralógica de la roca madre, y por factores
bióticos que incluyen la actividad de las especies y las interacciones múltiples entre éstas
(Huston & McBride 2002). La identificación del predominio relativo de los factores bióticos
vs abióticos en los procesos del ecosistema bajo condiciones determinadas y a una escala
específica es relevante para entender el funcionamiento del ecosistema (Huston & McBride
2002).
En los ecosistemas áridos y semiáridos se ha considerado a los factores abióticos (i.e.
humedad y temperatura) como los principales factores que controlan su funcionamiento (i.e.
su productividad, Shreve 1931, Turner et al. 1966, McAuliffe 1988, Schlesinger et al. 1990).
Sin embargo, existen distintos estudios que demuestran la importancia de los factores bióticos
sobre los abióticos a escalas locales como reguladores del funcionamiento de los ecosistemas
áridos. Entre éstos, destacan los estudios sobre relaciones planta-planta positivas como el
nodricismo, en el que existe una relación de “nodriza-protegida” donde plántulas de diferente
especie están protegidas por un árbol o arbusto de otra especie del incremento en la
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temperatura y disminución de la humedad a nivel del suelo (ver Flores y Jurado 2003). Se ha
propuesto que la relación positiva de nodricismo puede cambiar a negativa cuando la planta
protegida interfiere de manera negativa en el desempeño de la planta nodriza (MacAuliffe
1988).También existen estudios sobre interacciones planta- suelo, en las que se promueve la
existencia de “islas de fertilidad” (ver definición más abajo) capaces de soportar comunidades
vegetales y microbianas bajo su copa (Schlesinger & Pilmanis 1998, Virginia & Jarrel 1983,
Schlesinger et al. 1990; Pugnaire et al. 1996, Pugnaire & Luque 2001). Estudios sobre el
consumo de semillas (granivoría) en zonas áridas (e.g. Pol & Lopez de Casenave 2004) que
influyen en el establecimiento de comunidades vegetales sugiere también un control biótico
del ecosistema. Por último, los estudios sobre “costras del suelo” y la relación de los
microorganismos del suelo con la fijación de nitrógeno en el suelo (Rhychert & Skujiņš 1974,
Aguilera et al. 1995, Evans & Johansen 1999, Querejeta et al. 2003). A pesar de estos
estudios, los mecanismos mediante los cuales los organismos regulan el funcionamiento del
ecosistema en estas zonas todavía no son del todo claros. Hasta ahora, el conocimiento
concensuado sobre el funcionamiento de los desiertos involucra básicamente las siguientes
premisas según la revisión de Noy-Meir (1985):
1. Amplios rangos de productividad y biomasa vegetal altamente variable entre
diferentes zonas áridas, altamente correlacionada con la lluvia, la
evapotranspiración y el uso eficiente de agua por las plantas.
2. Probables adaptaciones de la vegetación en el uso eficiente del agua vía
mecanismo C4 en desiertos con lluvia en verano y C3 en desiertos con lluvia en
invierno. Así como mecanismo CAM para suculentas y crasuláceas.
3. Probables diferencias en el uso eficiente de agua asociadas a distintas estrategias
de forma de vida.
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4. Variabilidad en los cocientes biomasa subterránea / biomasa aérea.
5. El cociente consumo/productividad podría variar según el espectro de las formas
de vida y animales dominantes en la comunidad.
6. Una probable limitación de nitrógeno y fósforo en el suelo para la productividad
vegetal.
7. Los nutrimentos están concentrados alrededor de arbustos y en la capa superficial
del suelo.
8. La riqueza de especies está determinada por la abundancia de agua y
probablemente por la estructura del hábitat.
9. Aunque existe evidencia directa e indirecta de mecanismos de competencia entre
plantas por recursos limitantes y agua mediante inhibición de raíces por contacto o
alelopatía entre plantas vecinas de la misma o de diferentes especies (Mahall &
Callaway 1992); o mediante variación en el potencial hídrico del suelo, estatus
hídrico de la planta y tamaño de la misma con la que se compite en una comunidad
vegetal (ver Ehleringer & Cooper 1988) las interacciones bióticas en estos
ecosistemas no necesariamente se dan en un cotexto de competencia. Hay
evidencia de interacciones de facilitación, a este respecto Callaway (1997) propone
la existencia de un continuo entre relaciones de facilitación en un extremo y
competencia en el otro entre organismos, regulada por la disponibilidad de
recursos. Según Callaway (1997) entre menor sea la cantidad de recursos las
posibilidades de facilitación se incrementan y entre mayor sea la cantidad de
recursos las posibilidades de competencia aumentan.
10. Los arbustos crean micro-ambientes para otros organismos.
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11. Es probable que las poblaciones de granívoros y plantas anuales estén
relacionadas.
Con base en la premisa que propone que los arbustos crean micro-ambientes
(considerados como microhábitas) para otros organismos (ver Noy-Meir 1985), esta tesis
explora la hipótesis de que las “islas de fertilidad” regulan el funcionamiento del ecosistema
debido a que están incidiendo en la transformación de materia y energía en el ecosistema bajo
y sobre el suelo (e.g. regulando la cantidad de nitrógeno, carbono y fósforo que se almacena y
transforma en el suelo e influyendo en la riqueza de especies y productividad del ecosistema) .
La heterogeneidad espacial (i.e. alternancia de áreas desnudas y áreas vegetadas) es
común en las zonas áridas y semiáridas. Las “islas de fertilidad” (IDF) son un tipo especial de
parche de vegetación de mayor densidad que comprenden uno o varios individuos de una o
varias especies de árboles o arbustos generalmente leguminosos, y las plantas establecidas
bajo su copa (García-Moya & McKell 1970, Tiedemann & Klemmendson 1973a, Virginia &
Jarrel 1983, Schlesinger et al. 1990, Pugnaire et al. 1996). Estas IDF podrían constituir
unidades básicas de control de los procesos del funcionamiento del ecosistema, regulando a
escala local la cantidad de nitrógeno, carbono y fósforo que ingresa, se almacena y se
transforma en el suelo, e influyendo en la productividad y diversidad de especies del
ecosistema según el tipo de isla que se forme. Entendiendo como ecosistema una herramienta
conceptual que describe un nivel de organización de la vida que involucra transformaciones de
materia y energía en un contexto de interacciones entre las comunidades bióticas y de éstas
con su medio abiótico. En este sentido la escala física puede considerarse como cualquier
sistema natural relativamente homogéneo (e.g. comunidad biótica y factores abióticos bajo la
copa de una IDF, conjunto de IDF en una unidad geomorfológica homogénea, etc). Schade &
Hobbie (2005) muestran evidencia de cambios en el efecto de IDF en la humedad del suelo,
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materia orgánica y procesos de transformación de N en un contexto de paisaje (i.e. unidades
geomorfológicas diferentes). Los mismos autores señalan que a pesar de no ser claros los
mecanismos de influencia en el suelo de las IDF, estos podrían estar determinados por el
acceso al agua y la disponibilidad nutrimentos en las diferentes unidades geomorfológicas. Se
han utilizado varios términos para nombrar a las IDF; “isla fértil” (Garner & Steinberger
1989), mosaicos de acumulación de N (Nishita & Haug 1973, Charley & West 1975),
mosaicos de disponibilidad de N (Tiedemann & Klemmedson 1973a, 1973b) e isla de recursos
(Schlesinger et al. 1990, Schlesinger et al. 1996, Stock et al. 2000, Aber & Melillo 2001).
Las IDF involucran una interacción planta-suelo (Tiedemann & Klemmedson 1973a)
con influencia directa al área bajo su copa y tienen cuatro componentes estructurales:
1. La planta formadora, que puede ser uno o varios individuos de la misma especie
capaces de hacer modificaciones importantes al suelo (e.g. fijación de N2, mineralización de
nitrógeno) que logre diferenciarse del suelo desnudo.
2. Las plantas establecidas bajo la copa de la planta formadora, que pueden pertenecer
a una o a varias especies y son en general de menor tamaño, aunque hay especies de cactus
columnares (e.g. Pachycereus pringlei, Neobuxbamia tetezo, Carnegiea gigantea) que pueden
rebasar el tamaño de la especie formadora (ver McAuliffe 1988). Herbáceas trepadoras,
árboles o arbustos también pueden rebasar el tamaño de la planta formadora de la IDF.
3. Los macro y microorganismos del suelo, que pueden ser artrópodos, isópodos,
milípedos, costras biológicas, bacterias y hongos asociados a las raíces, y/o bacterias y hongos
de vida libre.
4. Las especies animales asociadas a las plantas de la IDF, que incluyen insectos (e.g.
coleópteros, abejas), aves o mamíferos pequeños que visitan las IDF para conseguir recursos o
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territorios. Los animales asociados pueden usar a la IDF para perchar, anidar o vivir
permanentemente.
Las interacciones entre las diferentes especies que componen la biota de las IDF y su
interacción con los macro y microorganismos del suelo (e.g. bacterias y hongos) podrían estar
regulando específicamente la velocidad e intensidad de las tasas a las que los procesos (e.g.
transformación de C y N) se llevan a cabo directamente en el área en que estos estén
interactuando tanto aérea (e.i. bajo la copa) como subterráneamente (e.i. superficie de
extensión en el suelo del conjunto de raíces de la IDF). Went (1942), Greig-Smith (1979),
Schlesinger et al. (1996), Reynolds et al. (1997), Burke et al. (1998) sugieren implícitamente
que la presencia vegetal en las zonas áridas y semiáridas es indicadora de la modificación
biogeoquímica del suelo, influyendo en el funcionamiento del ecosistema. No existe evidencia
clara para hacer predicciones de la dirección y magnitud en la modificación de las propiedades
del suelo por IDF entre diferentes zonas áridas o entre éstas y una zona semiárida. Sin
embargo, es probable que los patrones de precipitación (invierno o verano) y la temperatura
influyan en la dirección o magnitud de la actividad microbiana y con ello en la modificación
del suelo por IDF. Por ejemplo, si las lluvias ocurren en verano se esperará mayor actividad
microbiana que si ocurrieran en invierno, debido a la existencia de altas temperaturas en
combinación con la existencia de agua disponible en el suelo al mismo tiempo (Paul & Clark
1989). Otras características como la textura y el pH pueden influir en la actividad microbiana
(Paul & Clark 1989).
Se ha propuesto que las IDF se forman mediante la captación de partículas suspendidas
en el aire debido a la reducción de la velocidad del viento al chocar con la copa del árbol
formador, la adquisición de nutrimentos y la deposición de mantillo que contribuye a la
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concentración de nutrimentos y materia orgánica bajo su copa y alrededor de los tallos (Aber
& Melillo 2001; Fig. 1).
La literatura sobre el efecto de las IDF en las interacciones bióticas que se generan en
el área de influencia bajo su copa es contradictoria y tienen que ver con la dirección de este
efecto (e.i. positivo vs negativo). Existe evidencia de efectos positivos y negativos. Los
estudios que muestran efectos positivos indican el incremento en las poblaciones vegetales
(e.g. anuales) y microbianas en IDF, así como el incremento en la supervivencia de especies
como Carnegiea gigantea en Baja California Sur al promover microclimas adecuados para
ello (e.g. Pugnaire et al. 1996, Bisigato & Bertiller 1999, Carrillo-García et al. 2000, Pugnaire
& Luque 2001, Flores & Jurado 2003). Mientras que efectos negativos como la posibilidad de
competencia entre la planta formadora de la IDF y plantas establecidas bajo su copa también
han sido reportados. Tal es el caso del sistema Cercidium spp con el cactus columnar
Carnegiea gigantea en desiertos de norteamérica (MacAuliffe 1988). La fase de transición de
pastizales naturales de norteamérica a bosque arbustivo con dominancia de IDF está
considerada como un efecto negativo de la IDF sobre el establecimiento y abundancia de
especies de pasto (Schlesinger et al. 1996, Burke et al. 1998). Gutiérrez et al. (1993) reportan
mayor abundancia de plantas efímeras en las costas de Chile que bajo las IDF. Otros estudios
muestran que el acceso a mayor cantidad de nutrimentos en el suelo por plantas establecidas
bajo la copa de IDF involucra también la obtención de menores niveles de luz como lo
muestran Holzapfel & Mahall (1999) donde encuentran efectos tanto positivos como negativos
en plantas bajo la influencia de IDF. El papel de los nutrimentos en el suelo de IDF con
respecto a su relación en interacciones bióticas en el contexto de IDF todavía no es del todo
claro. Sin embargo Escudero et al. (2004) sugiere con base en estudios sobre parches de
vegetación (IDF promovidas a partir de especies de pastos dominantes Festuca curvifolia y
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19
Sedum brevifolium entre otras) en comunidades de alta montaña mediterránea, la existencia de
ambos efectos tanto negativos como positivos en la misma IDF. Donde la dirección del efecto
(positivo-negativo) es regulada por la forma y el tamaño de IDF (Figura 2). El nivel de los
recursos en el suelo (e.g. N y P) que genera la IDF esta definida también por la forma y el
tamaño del parche de vegetación o IDF (Escudero et al. 2004). Los mismos autores proponen
un modelo hipotético del efecto del tamaño del parche de vegetación a diferentes niveles de
recursos en el suelo (Figura 2). Este modelo coincide con la propuesta teórica de Callaway
(1997) en el sentido del cambio en las interacciones en un gradiente de disponibilidad de
recursos. En este caso se puede considerar que durante el inicio de la IDF los recursos en el
suelo no son abundantes y se promueven las interacciones de facilitación. Una vez que los
recursos aumentan (en este caso hasta alcanzar el tamaño máximo de la IDF) la posibilidad de
relaciones de competencia se incrementa lo que promueve un decremento en los niveles de
recursos en el suelo a un aumento en el tamaño de la IDF. En esta última fase es posible que
exista un reemplazo de especies dominantes (e.g. McAuliffe 1988) o la senescencia y
desaparición de la IDF (Escudero et al. 2004).
El objetivo de esta tesis fue evaluar el efecto de IDF sobre la dinámica estacional
(almacenaje y transformación) de C, N y P en el suelo y su relación con la riqueza de especies
vegetales bajo su copa en el Valle de Zapotitlán Salinas, Puebla una importante zona
semiárida tropical del centro de México. Para tal fin, enfoqué el estudio, como primer
acercamiento, a la dinámica de procesos subterráneos que se desarrollan en IDF asociadas a
dos especies leguminosas dominantes en el sitio de estudio (Cercidium praecox (sinonimia
Parkinsonia praecox) y Prosopis laevigata) y en áreas sin vegetación arbustiva. Como
parámetros del funcionamiento del ecosistema consideré: la variación estacional en la
acumulación (formas totales y microbianas), disponibilidad (formas disponibles) y procesos de
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transformación del C y N en el suelo (tasa neta de mineralización de C y N y nitrificación).
Este enfoque me permitió discernir un mecanismo mediante el cual en las IDF y espacios
abiertos, se llevan a cabo las transformaciones de N y C en el suelo, así como las diferencias
en la fertilidad del suelo que pueden ser atribuidas a la identidad de la especie formadora de la
IDF. Los resultados y la discusión de este primer acercamiento se presentan en el Capítulo II.
Posteriormente mi interés se enfocó en evaluar las relaciones entre los almacenes de
nutrimentos y los procesos asociados a su disponibilidad con respecto a la diversidad vegetal
bajo las copas de las especies formadoras de IDF. Los resultados muestran una relación
positiva entre los nutrimentos en el suelo y la diversidad vegetal. Sugieren también la
existencia de umbrales de limitación en la diversidad vegetal con el incremento de algunos
nutrimentos de acuerdo a la identidad de la especie formadora de IDF. Este tema se desarrolla
en el Capítulo III. Finalmente, en el capítulo IV discuto cual de los mecanismos posibles de
incorporación de N al suelo en ecosistemas áridos, parece ser el mecanismo relevante de
concentración de nutrimentos en el suelo de IDF en Zapotitlán Salinas. También se discute en
este capítulo la influencia que genera la identidad de la especie formadora de IDF sobre la
diversidad vegetal e interacciones bióticas bajo su copa. En este mismo capítulo, se plantea la
posibilidad de abordar desde una perspectiva evolutiva la capacidad que tienen las especies
formadoras de IDF de influir en los recursos en el suelo.
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Figura 1. Diagrama esquemático de la generación de islas de fertilidad por arbustos en
sistemas semiáridos según Aber & Melillo (2001). La captación de partículas del aire al
chocar con la especie formadora de la isla de fertilidad, la reducción de la velocidad del
viento, la adquisición de nutrimentos con su extenso sistema radicular y la deposición de
mantillo contribuyen a la concentración de nutrimentos y materia orgánica bajo y alrededor de
los tallos (re-dibujado de Aber y Melillo 2001). Los mecanismos de concentración de
nutrimentos en el suelo por IDF mencionados en Aber y Melillo (2001) reflejan el poco
entendimiento de los mismos en sistemas de IDF, ya que hasta ahora no se sabe cual de ellos
contribuye en menor o mayor medida a esta concentración. Tampoco existe evidencia de que
los nutrimentos son adquiridos de las partes abiertas hacia la IDF mediante el extenso sistema
radicular o si por el contrario, el principal mecanismo de concentración de los nutrimentos en
el suelo es generado in situ por la presencia de la IDF mediante producción y descomposición
de materia orgánica.
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27
Figura 2. Modelo hipotético según Escudero et al. (2004) indicando el efecto del tamaño del
parche sobre los niveles de los recursos claves en el suelo. En un estado inicial el parche es
pequeño y consiste probablemente de plantas aisladas, los niveles de recursos en el parche se
van incrementando de acuerdo al tamaño del parche. En esta fase inicial se favorecen las
interacciones de facilitación. A un umbral determinado de tamaño del parche, las interacciones
de competencia se incrementan y disminuyen las de facilitación, favoreciendo con ello un
decremento en los niveles de recursos del suelo conforme el parche sigue creciendo por el
incremento en la competencia. Los efectos negativos del tamaño del parche sobre los niveles de
recursos en el suelo puede ubicarse en esta fase de competencia (re-dibujado de Escudero et al.
2004).
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28
ENVIADO A LA REVISTA OECOLOGIA
Capítulo II. Dinámica estacional de la disponibilidad de
nutrimentos en islas de fertilidad de un ecosistema semiárido
tropical
Yareni Perroni-Ventura1, Carlos Montaña1*,
Felipe García-Oliva2
1Departamento de Biología Evolutiva, Instituto de Ecología, A.C., Ap. Postal 63,
91070 Xalapa, Veracruz, México; 2Centro de Investigaciones en Ecosistemas, Universidad
Nacional Autónoma de México, Ap. Postal 27-3 (Santa María de Guido), 58090, Morelia,
Michoacán, México; *Corresponding author; E-mail: [email protected]; Tel.: +52-
228-8421800; Fax: +52-228-8187809
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29
Resumen
En zonas áridas y semiáridas, el nitrógeno en el suelo es considerado como un recurso
limitante y poco se sabe sobre los procesos y mecanismos que afectan su disponibilidad,
acumulación, transformación y pérdida. Las especies de plantas que conforman “islas de
fertilidad” (IDF) podrían ser importantes controladores bióticos del funcionamiento del
ecosistema considerando que los procesos de acumulación y transformación de N podrían
estar regulados por la especie que genera una IDF. Para evaluar la importancia de las IDF
como controladores bióticos del funcionamiento del ecosistema se midió la variación
estacional de la concentración de formas totales, disponibles y microbianas de C y N, y tasas
de transformación de C y N en el suelo de tres micro-ambientes: (1) áreas abiertas y bajo las
copas de dos especies leguminosas dominantes de un ecosistema semiárido en el centro de
México, (2) Cercidium praecox y (3) Prosopis laevigata. Los resultados indican que la
magnitud en la acumulación de N y los mecanismos de disponibilidad de N en el suelo, tanto
de las IDF como de las áreas abiertas están relacionados con la tasa neta de trasformación de C
en el suelo (TNMC), la especie formadora de IDF y la variabilidad estacional de la lluvia. La
acumulación y disponibilidad de C se observó en la estación lluviosa mientras que la
acumulación de formas disponibles de N ocurrió en la estación seca. En todos los casos la
forma disponible de N más abundante fue el amonio. P. laevigata presentó los valores más
altos de C orgánico, N total y TNMC. La relación entre la TNMC en la acumulación y
disponibilidad de N probablemente se deba a la actividad de la microbiota heterótrofa en el
proceso de descomposición de la materia orgánica en el suelo. Esto sugiere que, entre las
diferentes rutas de obtención de materia orgánica en el área de influencia de las IDF (e.i.
excretas, hojarasca arrastrada por viento, etc.) es posible que los individuos de IDF puedan
modificar el suelo a partir de la producción diferencial (calidad y cantidad) de materia
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30
orgánica aérea y subterránea, regulando con ello parte de los procesos de incorporación de C
orgánico al suelo y la acumulación de N. De este modo, existe la posibilidad de que la
capacidad de modificar el suelo que tienen los individuos que generan las IDF, podría conferir
ventajas en su supervivencia y éxito reproductivo. De ser así, la variación en el nivel de
fertilidad en el suelo que produce cada individuo de cada especie de IDF podría considerarse
como consecuencia del fenotipo extendido y por lo tanto sujeto a selección natural. En
síntesis, las IDF en Zapotitlán Salinas, parecen estar regulando procesos del funcionamiento
del ecosistema al modificar el suelo e influir en las comunidades descomponedores y esto
podría tener importantes implicaciones ecológicas y evolutivas.
Palabras clave: Amonio; Biomasa microbiana; Funcionamiento del ecosistema; Islas de fertilidad;
México, Zonas áridas.
Abreviaturas: C = Carbón; Cmic = Carbón en biomasa microbiana; N = Nitrógeno; NH4 =
amonio; Nmic = Nitrógeno en biomasa microbiana; NO3 = nitrato.
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31
Introducción
El nitrógeno (N) es un recurso esencial para el crecimiento vegetal por ser el elemento
fundamental en la síntesis de compuestos como aminoácidos y proteínas, el cual es tomado
básicamente del suelo. Sin embargo, para que el N se encuentre en el suelo es necesario entre
otras rutas, que sea mineralizado por los microorganismos del suelo, principalmente por
heterótrofos (Paul & Clark 1996). Estos últimos requieren del carbono orgánico del suelo
(COS), que constituye su principal fuente de energía. En zonas áridas y semiáridas, el N en el
suelo es considerado como un recurso limitante (West & Skujiņš 1978, Hooper & Johnson
1999) y poco se sabe sobre los procesos y mecanismos que afectan su disponibilidad,
acumulación, transformación y pérdida en el suelo (ver Peterjohn & Schlesinger 1990, Burke
et al. 1998; Hooper & Johnson 1999, Austin et al. 2004). Sin embargo, varios autores
sostienen que estos procesos están relacionados con la presencia de las plantas, ya que éstas
representan la principal fuente de compuestos orgánicos que entran al suelo (Went 1942,
Tiedemann & Klemmedson 1973, Charley &West 1975, Greig-Smith 1979). Cada especie
vegetal, de acuerdo con la calidad y la cantidad de hojarasca que produce, con la forma en que
modifica el micro-ambiente bajo su copa y con la forma que interactúa con otras especies (e.g.
microorganismos del suelo asociados, o bien como refugio para pequeños roedores o como
percha para aves) es capaz de inducir directa o indirectamente cambios biogeoquímicos en el
suelo que condicionan patrones de distribución de los nutrimentos y repercuten en el
funcionamiento del ecosistema (Wedin & Tilman 1990, Vitousek & Hooper 1993). El
funcionamiento del ecosistema es entendido aquí como los procesos de transformación de
materiales y energía en el ecosistema (e.g. productividad primaria y descomposición) y puede
cuantificarse en términos de tasas (e.g., mineralización de N), almacenes (e.g., almacenaje de
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32
carbono, biomasa), o en términos de resilencia y estabilidad (e.g., habilidad a resistir al
disturbio o recuperarse del mismo Pacala & Kinzig 2002).
Las zonas áridas y semiáridas se caracterizan por tener una distribución espacial
heterogénea de la cobertura vegetal y una estacionalidad de la disponibilidad de los recursos
(e.g. agua y alimentos). La distribución temporal de la precipitación puede funcionar como un
controlador abiótico que determina la variabilidad temporal en las tasas de transformación y
de consumo de los nutrimentos en el suelo y, por tanto, su estudio es indispensable para el
entender el comportamiento estacional de las formas disponibles de los nutrimentos en el
suelo. Por ejemplo, Austin et al. (2004) encontraron que en la estación seca hay mayor amonio
y nitrato que en la estación húmeda en suelos de zonas áridas templadas de Norteamérica lo
que sugiere la acumulación de N disponible debido a la inactividad de microorganismos que
no inmovilizan al N por falta de acceso al agua en esta estación.
El patrón espacial discontinuo de la vegetación (i.e. parches de vegetación constituidos
por una planta dominante, generalmente leguminosa, y otras plantas de diferentes especies
establecidas bajo su copa) genera una distribución espacial heterogénea de los nutrimentos del
suelo que se concentran bajo las copas creando micro-ambientes de aproximadamente 5 m de
diámetro que han sido denominados “islas de fertilidad” (IDF; García-Moya & McKell 1970,
Virginia & Jarrel 1983, Schlesinger et al. 1996, Pugnaire et al. 1996) o “islas de recursos”
(Reynolds et al. 1999). La estructura y funcionamiento de los ecosistemas áridos y semiáridos
tiene fuertes controladores abióticos (i.e. humedad y temperatura); sin embargo, es posible que
los controladores bióticos también sean importantes. Las especies que generan IDF pueden ser
controladores bióticos críticos del funcionamiento del ecosistema de las zonas áridas y
semiáridas, porque influyen en el tamaño de la biomasa microbiana del suelo y en su actividad
a través de la cantidad y calidad de la hojarasca producida y/o raíces producidas (Paul & Clark
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33
1996, Bardgett 2005). Al promover condiciones para el crecimiento de poblaciones de
microorganismos en el suelo (Halvorson et al. 1995, Carrillo-García et al. 2000) las IDF
pueden favorecer la mineralización del N, incrementando así su disponibilidad (Halvorson et
al. 1995, Burke et al. 1998, Bardgett 2005).
Hasta ahora, no hay informes sobre el posible efecto diferencial asociado a la especie
que forma la IDF en los procesos de producción de C disponible para la microbiota del suelo,
ni de N disponible para las plantas considerando, además, los cambios estacionales en estos
procesos. El presente estudio evalúa la importancia de distintas especies formadoras de IDF
como controladores bióticos del funcionamiento del ecosistema en una zona semiárida tropical
del centro de México. Para tal fin se utilizaron como medidas del funcionamiento del
ecosistema la tasa neta de mineralización de C y N, la nitrificación neta, y las concentraciones
de las formas totales, microbianas y disponibles de C y N en el suelo. Las preguntas
planteadas fueron: ¿existe mayor disponibilidad de C y N en el suelo de las IDF que en las
áreas abiertas?, ¿existe un efecto diferencial atribuible a la especie dominante de la IDF, en los
mecanismos de acumulación de C y N disponible? y ¿cuál es la variación estacional de los
almacenes y procesos de transformación de C y N en el suelo asociado a la IDF?
Materiales y métodos
Área de estudio
Véase la sección “Study area” del capítulo III.
Especies de plantas
Véase la sección “Study area” del capítulo III.
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34
Trabajo de campo y colecta de suelo
Véase la sección “Field work” del capítulo III. La colecta de suelo se realizó a finales de la
estación lluviosa (Octubre) del 2001 y al final de la estación seca (Abril) del 2002.
pH del suelo, C orgánico y N total
El pH activo y potencial fueron determinados usando agua deionizada (1:1) y en solución de
CaCl2 (1:5) respectivamente. Para la determinación del C orgánico y N total veáse la sección
“Organic C and total N del capítulo III.
Almacenes de N disponible
Veáse la sección “Available N”del capítulo III.
C y N en biomasa microbiana y C lábil
Veáse la sección “Microbial biomass C and N, and labile C” del capítulo III. Para el
cálculo para los valores de C en biomasa microbiana (Cmic) y N en biomasa microbiana
(Nmic) se utilizaron los valores de eficiencia propuestos por Joergensen (1996). El C lábil fue
directamente estimado como el C soluble en los extractos no fumigados de biomasa
microbiana menos su correspondiente valor de C inorgánico.
Tasa neta de mineralización de C (TNMC)
Véase la sección “Net mineralization of C”del capítulo III.
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Mineralización neta de N y nitrificación neta
La mineralización neta de N se estimó a partir de la suma algebraica de la amonificación neta
potencial (ANP) y la nitrificación neta potencial (NNP). La ANP se calculó a partir de la
diferencia entre la concentración de [NH4+] en el suelo al final del experimento de incubación
y la concentración de [NH4+] antes del experimento (ANP = [NH4
+]final -[NH4+]inicial). La
nitrificación neta se calculó de la misma manera (NNP = [NO3-]final -[NO3
-]inicial) (Binkley &
Hart 1989).
Análisis estadístico
Se evaluaron las diferencias entre micro-ambientes (con tres niveles: áreas abiertas, bajo la
copa de C. praecox y bajo la copa de P. laevigata), y entre estaciones (con dos niveles:
estación lluviosa y estación seca). Se utilizaron bloques estadísticos como repeticiones en el
modelo. Las diferencias en pH del suelo activo y potencial, cociente C:N, formas totales (C
orgánico, N total), microbianas (Cmic, Nmic) y disponibles de C y N (C lábil, amonio y nitrato),
y procesos en el suelo (mineralización neta de C y N y nitrificación neta) fueron evaluados
mediante análisis de varianza con un diseño de parcelas divididas (Montgomery 1991). La
parcela principal fue el microambiente (los tres niveles de micro-ambientes dentro de cada
bloque estadístico), y las estaciones fueron las sub-parcelas dentro de cada micro-ambiente.
Diez de los 20 bloques estadísticos utilizados para cada estación fueron seleccionados al azar
para el análisis de C lábil, Cmic y Nmic debido a los altos costos de laboratorio de estos análisis.
Todas las muestras obtenidas de los 20 bloques fueron utilizadas para el resto de los análisis
del suelo y sus procesos. Las variables de pH y cociente C:N se transformaron de acuerdo al
método Box-Cox para obtener la normalidad de los datos (SAS, 1995). En todos los casos, las
evaluaciones gráficas de los residuales estandarizados no detectaron datos aberrantes, ni
desviaciones sistemáticas de los valores ajustados. Cuando fue necesario se realizaron
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comparaciones múltiples se siguió el método de Tukey-Kramer (prueba de la diferencia
significativa honesta de Tukey DSH). En todos los casos los análisis fueron realizados con el
paquete estadístico JMP (SAS, 1995).
La asociación de los procesos de transformación de C y N en el suelo (mineralización
neta de C y N, nitrificación neta) con respecto a las formas microbianas y disponibles de C y
N (Cmic, Nmic, C lábil, amonio y nitrato) fueron evaluadas mediante coeficientes de correlación
de Pearson para cada estación separadamente. Cuando las correlaciones fueron significativas
se evaluó la dependencia de esta relación a cada nivel del micro-ambiente (área abierta, bajo
la copa de C. praecox y bajo la copa de P. laevigata) mediante modelos de ANCOVAs. Para
cada modelo de ANCOVA las formas microbianas y disponibles de C ó N con respecto a los
procesos de transformación de C y N en el suelo fueron usadas como covariables. En cada
caso, se estimaron seis parámetros (un intercepto y una pendiente, para cada uno de los tres
micro-ambientes) con la finalidad de encontrar el modelo mínimo adecuado que describiera
las relaciones de dependencia. Los análisis se realizaron con el programa S-Plus (Mathsoft
1999). El valor de α para todos los casos fue igual o mayor a 0.05.
Resultados
pH del suelo y concentración de las formas totales y microbianas de C y N
El pH activo y potencial difirió entre micro-ambientes (F2,95 = 11.9, p = < 0.0001 y F2,95 =
25.0, p = < 0.0001) pero no difirió entre estaciones (F1,95 = 3.8, p = 0.06 y F1,95 = 2.5, p = 0.1).
Los valores de pH fueron menos alcalinos en los suelos bajo las copas de las dos especies de
árboles: para C. praecox (pH en agua 8.5 ± SE 0.03; pH en CaCl2 8.03 ± SE 0.03), para P.
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laevigata (pH en agua 8.4 ± SE 0.03; pH en CaCl2 7.97 ± SE 0.03) que en los suelos de las
áreas abiertas (pH en agua 8.60 ± SE 0.04; pH en CaCl2 8.24 ± SE 0.03).
Las formas totales y microbianas de C y N no variaron con la estación, pero fueron
mayores bajo las copas de P. laevigata que bajo las copas de C. praecox y en ambos casos
fueron mayores que en las áreas desnudas (Tablas 1A y 2A). La excepción fue el Nmic que fue
similar entre áreas abiertas y el suelo bajo las copas de C. praecox no presentaron diferencias
(Tabla 2A). Asimismo el cociente C:N fue mayor en áreas abiertas y menor bajo P. laevigata
(Tabla 2A) indicando altas concentraciones elementos recalcitrantes en los espacios abiertos
con respecto a P. laevigata.
Concentración de las formas activas o disponibles
El C lábil y el amonio muestran mayor concentración en el suelo bajo la copa de las especies
en contraste con las áreas abiertas y son diferentes entre estaciones (Tablas 1B y 2A-B).
Mientras el C lábil disminuye durante la estación seca, el amonio aumenta (Tabla 2B). El
nitrato fue el único nutrimento que muestra una interacción entre el micro-ambiente y la
estación (Tablas 1B y 2C). Esta interacción se debe a que la concentración de nitrato fue
mayor bajo la copa de los árboles durante la estación seca, mientras que no hubo diferencias
en los tres micro-ambientes en la estación húmeda. El suelo de los tres micro-ambientes
mostró mayor concentración de amonio que de nitrato. Las formas disponibles son mayores
bajo las copas que en las áreas abiertas (Tabla 2A).
Tasa neta de mineralización de C (TNMC) y nitrificación neta
La TNMC difirió entre micro-ambientes y fue mayor durante la estación lluviosa (Tabla 1B,
Tabla 2A-B). Las áreas abiertas mostraron los valores más bajos; el suelo bajo las copas de P.
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laevigata los más altos, mientras que en el suelo bajo las copas de C. praecox se presentan
valores intermedios. Debido al tiempo de la incubación (13 días), la mayoría del amonio
mineralizado fue nitrificado, por lo que los resultados de la mineralización neta de N son muy
parecidos a los de la nitrificación. Por lo anterior, se presentan sólo los datos de la nitrificación
neta. La nitrificación neta sigue el mismo patrón estacional que las formas disponibles de N
(i.e. fue mayor bajo las copas que en los espacios abiertos, Tabla 1B, Tabla 2A-B) y fue mayor
en la estación seca que en la de lluvias (Tabla 2B).
Asociaciones entre los procesos de mineralización y nitrificación en el suelo, respecto
a las formas disponibles y microbianas de C y N
La TNMC y la nitrificación neta mostraron asociaciones significativas con las formas
disponibles y microbianas de C y N (Tabla 3). Las excepciones fueron la concentración de
nitrato (que no se correlacionó con ningún proceso en el suelo), y el Nmic que no se
correlacionó con la nitrificación neta en la estación seca (Tabla 3). Los ANCOVAs mostraron
que la TNMC fue positiva con respecto a Cmic, Nmic, C lábil y amonio en los tres micro-
ambientes durante la estación lluviosa (Figura 1). La relación positiva para la totalidad de los
micro-ambientes sólo se mantiene para el C lábil durante la estación seca. El Nmic ni el
amonio mostraron relación con la TNMC durante la estación seca (Figura 1), donde en el caso
del Cmic la relación con la tasa de mineralización de C fue positiva bajo P. laevigata y en los
espacios abiertos (Figura 1).
La nitrificación neta mostró relación positiva con el Cmic, Nmic, C lábil y amonio en la estación
de lluvias, con la excepción del Cmic bajo C. praecox (Figura 1). En la estación seca estas
relaciones solo se obtuvieron para el C lábil y el amonio en los tres microambientes (Figura 1),
y para el Cmic sólo bajo P. laevigata (Figura 1).
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Discusión
Mecanismo de acumulación de C y N en el suelo de las IDF
Los resultados muestran que hay mayor acumulación de C y N en las IDF que en las
áreas abiertas y que P. leavigata genera un micro-ambiente más fértil. C. praecox tiene 74 y
66 % del C y N que hay bajo P. laevigata, y las áreas desnudas tienen 69 y 63 % del C y N
que hay bajo C. praecox. La acumulación de materiales orgánicos en el suelo está en función
directa de la producción de la cantidad anual de necromasa muerta (área y subterránea), y en
función inversa a la tasa anual de descomposición de la materia orgánica (Paul & Clark 1996,
Fisher & Binkley 2000, Nuñez et al. 2001, Vitousek 2004). McAuliffe (1988) estima que otras
especies de Prosopis y Cercidum podrían vivir mas de 1000 años, periodo suficientemente
largo para que se realicen los procesos de acumulación de C y N bajo las copas de estas
plantas. En nuestro sitio de estudio, P. laevigata acumula más C y N que C. praecox debido a
que C. praecox produce (durante un pulso anual de menos de tres meses durante la estación
seca) aproximadamente 2/3 de la hojarasca que produce P. laevigata a lo largo de todo el año
(Pavón & Briones 2001). Los suelos de los sitios abiertos tienen menor entrada de materia
orgánica en comparación a los suelos debajo de las IDF. Además el cociente C:N y TNMC en
sitios abiertos muestran un baja descomposición y por tanto se espera una baja entrada y poco
acumulación de materia orgánica humificada al sistema. Por ejemplo, Nuñez et al. (2001)
reportan que la materia orgánica particulada (POM) del suelo en los espacios abiertos fue solo
el 30% de lo que se encontró debajo de la copas de los arbustos en el Desierto Sonoronse.
Las IDF en Zapotitlán Salinas presentaron mayores concentraciones de N que las IDF
de otras zonas áridas y semiáridas con menores precipitaciones anuales, posiblemente se deba
a una mayor producción de materia orgánica por las IDF en Zapotitlán y a mecanismos que
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favorezcan la acumulación y/o eviten la pérdida de C y N del suelo como la acumulación de
materia orgánica humificada en comparación a otros sitios. Por ejemplo: P. glandulosa en La
Jornada, Nuevo Mexico, Desierto Chihuahuense (230 mm a-1) mostró una concentración de N
en el suelo de 0.39 mg g-1 (Barth y Klemmendson 1982, Reynolds et al. 1997) en comparación
de P. laevigta en Zapotitlán Salinas (380 mm a-1) con 2.9 mg g-1 (1.2 mg g-1 en espacio
abierto); P. glandulosa Torr. California, Desierto Sonorense (65 mm y-1) mostró 1.68 mg g-1
(en espacio abierto 0.22 mg g-1; Virginia & Jarrel 1983); Larrea divaricata, Patagonian Monte
Scrubland (188 mm a-1) con 0.65 mg g-1 (0.42 mg g-1 en espacio abierto; Bisigato & Bertiller
1999); varias especies, Patagonian Monte Scrubland (Bertiller et al. 2005). Otro factor
importante podría ser la textura del suelo, ya que los suelos de texturas finas retienen mayor C
orgánico que los suelos de texturas gruesas (Hassink 1997). La textura del suelo podría explica
el porqué P. laevigata en Zapotitlán tuvo más carbono orgánico que los suelos debajo de la
misma especie en un matorral arbustivo de Guanajuato, México con 0.35 mg g-1 (0.12 mg g-1
en espacio abierto) a pesar de que este último sitio tiene una mayor precipitación anual (400
mm a-1), ya que los suelos tienen una textura arenosa (Reyes-Reyes et al. 2003).
Formas disponibles y microbianas de C y N en el suelo
La mayor concentración de las formas disponibles y microbianas que se encuentra en
las IDF debe al mayor aporte de materia orgánica al suelo, ya sea por medio de la hojarasca o
por medio de la biomasa radicular. En contraste con las áreas abiertas, las IDF son sitios de
mayor disponibilidad de C lábil, favoreciendo el crecimiento de las poblaciones microbianas
heterótrofas e incrementando de esta manera la mineralización de N y a su vez, la
disponibilidad del amonio en el suelo. En las IDF hay condiciones microclimáticas que
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promueven la descomposición de la materia orgánica como se ha reportado para algunos
trabajos (e.g. Carrillo-García et al. 2000).
A diferencia de otras zonas áridas donde el nitrato es la principal forma de N
disponible (ver Virginia & Jarrel 1983), en nuestro sitio de estudio, el amonio es la forma
dominante. Como se ha mencionado anteriormente las IDF generadas por P. laevigata del
ecosistema bajo estudio tienen los valores más altos de N en el suelo que los reportados para
otras zonas áridas y semiáridas. Una mayor disponibilidad de C favorece la inmovilización del
amonio en la biomasa de los heterótrofos del suelo, reduciendo la actividad de la microbiota
quimiótrofa-nitrificadora y por ende la nitrificación (Vitousek et al. 1982, Hart et al. 1994,
Fisher & Binkley 2000). La dominancia de las poblaciones heterótrofas se refleja en la
correlación positiva entre la TNMC con el Cmic y Nmic y las formas disponibles de C y N,
mientras que el NO3 no se correlacionó significativamente con la TNMC indicando una baja
presencia o inactividad de microorganismos nitrificadores.
La concentración de C lábil tiene su máximo valor en la estación lluviosa. El ingreso
de agua al suelo durante la estación húmeda solubiliza el C lábil y lo hace disponible para la
actividad microbiana, mientras que en la estación seca esas formas solubles de C son menores,
debido posiblemente a que fueron utilizados por los microorganismos del suelo durante la
época húmeda o se perdieron del sistema por otras causas como lixiviación. De manera
inversa, la concentración de N disponible, principalmente amonio, es mayor durante la
estación seca y menor durante la estación húmeda. La menor concentración de NH4 durante
lluvias puede deberse a que existe una mayor demanda por parte de las plantas y las
poblaciones microbianas, mientras que en la estación seca, estos procesos disminuyen de
intensidad o se interrumpe por la falta de agua en el suelo. El patrón estacional de mayor
disponibilidad de N durante secas se ha reportado para otras zonas áridas y semiáridas (Austin
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42
et al. 2004). Es posible que el incremento en la disponibilidad de N durante secas se explique
por una baja demanda por las plantas y microorganismos del suelo que no pueden tener acceso
a este nutrimento (i.e. al N mineralizado al final de la estación húmeda) por falta de agua en el
suelo y a mecanismos de protección de nutrimentos originado por la inmovilización de N en
biomasa microbiana en la transición de la estación húmeda a la seca. Schiwinning & Sala
(2004) proponen la existencia de diferentes presiones de selección en el uso del agua en
diferentes especies de ecosistemas áridos y semiáridos. Probablemente la microbiota del suelo
pueda continuar más tiempo activa (inmovilizando N) en comparación con las plantas al inicio
de un periodo de sequía.
Implicaciones de la alta disponibilidad de N y C en el funcionamiento de las IDF
La productividad vegetal aumenta con el incremento en la disponibilidad de N en el suelo
(Fisher & Binkley 2000, Vitousek 2004) y en desiertos esto es válido sólo en presencia de
agua (Gutierrez & Whitford 1987). Asimismo, Grime (1979) propone que la productividad y
la riqueza de especies vegetales en una misma región climática varían de acuerdo a los tipos
de hábitats definidos principalmente por la variación en la fertilidad del suelo y el nivel de
disturbio. En Zapotitlán Salinas, Perroni-Ventura et al. (2006) reportan que la riqueza vegetal
está relacionada con la disponibilidad y con las tasas de producción de nutrimentos en el suelo.
Además reportan mayor riqueza y abundancia de especies vegetales en IDF que en espacios
abiertos, y mayor riqueza bajo las copas de P. laevigata que bajo las copas de C. praecox. Esto
sugiere que características ecosistémicas como la riqueza de especies y la productividad
vegetal en los diferentes micro-ambientes pueden ser predichas a partir de la intensidad del
efecto de IDF (medido como la concentración de nutrimentos en el suelo y las tasas de
acumulación y uso de los mismos) que depende de la especie que la genera. Se ha reportado
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que la composición de las comunidades de plantas modifica el tamaño de las poblaciones
microbianas, su diversidad y su actividad (Bardgett 2005, Carney & Matson 2005). Este efecto
de la diversidad de las plantas sobre las comunidades microbianas se explica por la diversidad
de materiales orgánicos que producen las plantas. De este modo, la diversidad de especies
vegetales que conforman las IDF, puede afectar la dinámica de nutrimentos a escala
ecosistémica, ya que diferentes especies de IDF favorecerán diferentes disponibilidades de
nutrimentos. Las diferentes disponibilidades de nutrimentos asociadas a especies específicas
de IDF podrían a su vez, reflejarse en diferentes productividades y funcionamientos de
comunidades de plantas, microbiota y animales asociados. Este hecho podría aportar
beneficios a nivel de la planta formadora de IDF en términos del aumento de su tasa de
crecimiento lo que la ayudaría a reforzar su dominancia y disminuir la de otras especies de
plantas formadoras de IDF (Bardgett 2005, Paul and Clark 1989). La llegada de especies
vegetales en las primeras fases de una IDF, favorece las interacciones de facilitación y tienen
como consecuencia el incremento en el nivel de recursos en el suelo (Escudero et al. 2004). De
este modo, la capacidad de modificar el suelo que tienen las especies que generan las IDF,
podría conferir ventajas en la supervivencia y en el éxito reproductivo de estas especies (ver
Binkley & Giardina 1998). De ser así, es posible que el nivel de fertilidad en el suelo que
produce cada especie formadora de IDF pueda considerarse como su fenotipo extendido ya
que esta afectando no sólo a ella misma sino también a otras especies asociadas a la IDF (ver
Whitham et al. 2003 en relación al concepto de fenotipo extendido). Dicho fenotipo extendido
(características que modifiquen la fertilidad del suelo) resultaría de un proceso de selección
natural si esté está afectando directa o indirectamente la adecuación de la planta formadora de
IDF (Binkley & Giardina 1998, Breemen & Finzi 1998) como respuesta a mecanismos de
retroalimentación positiva (Breemen & Finzi 1998).
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Agradecimientos
Agradecemos a Vinicio Sosa por sus valiosas sugerencias y aportaciones a este estudio, a
Maribel Nava por su asistencia con los análisis de suelo en el Laboratorio de Biogeoquímica,
CIEco-UNAM. Este estudio fue financiado con la beca doctoral otorgada por el CONACyT
143319 (Y.P-V.) y por el apoyo al proyecto CONACYT 36642-V (C.M.).
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51
Tabla 1 ANOVAs de diseño en parcelas divididas de (A) almacenes totales (C y N),
microbianas (Cmic y Nmic); (B) disponibles (C lábil, amonio y nitrato) y (C) procesos en el
suelo de C y N (TNMC, nitrificación neta) en función del micro-ambiente (con tres niveles:
áreas abiertas, bajo copas de C. praecox y bajo copas de P. laevigata), y estación (con dos
niveles: estación lluviosa y estación seca). Concentraciones de C y N (n = 120 distribuidas en
20 bloques). Formas disponibles de C y N (C lábil, n = 60 distibuidas en 10 bloques; amonio y
nitrato, n = 120 en 20 bloques). Procesos en el suelo (TNMC y nitrificación neta, n = 120
distribuidos en 20 bloques). Las muestras del suelo fueron tomadas en el ecosistema semiárido
de Zapotitán Salinas, región de Tehuacán-Cuicatlán, Puebla, México; gl = grados de libertad,
CM = cuadrado medio, F = estadístico de la prueba, P = probabilidad de F bajo la hipótesis
nula.
(A)
Variable Fuente de variación Gl CM F P
C orgánico Micro-ambiente (M) 2 1806.7 22.3 <<<< 0.0001 Error 38 81.09 Estación (E) 1 98.4 1.8 0.1 E * M 2 90.03 1.7 0.2 Error 38 54.2 N total Micro-ambiente (M) 2 28.4 63.6 <<<< 0.001 Error 38 0.45 Estación (E) 1 0.14 0.7 0.4 E * M 2 0.24 0.4 0.4 Error 38 0.22
C: N Micro-ambiente (M) 2 0.06 7.66 0.002 Error 38 0.2 Estación (E) 1 0.002 0.234 0.6 E * M 2 0.04 2.57 0.09 Error 38 0.3
Cmic Micro-ambiente (M) 2 0.3 15.12 0.0001 Error 18 0.2
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52
Estación (E) 1 0.008 1.98 0.2 E * M 2 0.004 0.47 0.6 Error 18 0.08 Nmic Micro-ambiente (M) 2 0.3 15.1 0.0001 Error 18 0.2 Estación (E) 1 0.01 1.18 0.3 E * M 2 0.04 2.26 0.1 Error 18 0.2
(B)
Variable Fuente de variación Gl CM F P
C lábil Micro-ambiente (M) 2 0.2 11.1 0.0007 Error 18 0.1 Estación (E) 1 0.3 42.6 <<<< 0.0001 E * M 2 0.0001 0.01 0.9 Error 18 0.1 Amonio Micro-ambiente (M) 27 0.3 51.4 <<<< 0.0001 Error 38 0.1 Estación (E) 1 0.4 133.8 <<<< 0.0001 E * M 2 0.003 0.48 0.6 Error 38 0.1 Nitrato Micro-ambiente (M) 2 0.07 3.91 0.03 Error 38 0.3 Estación (E) 1 0.01 3.48 0.07 E * M 2 0.05 6.2 0.005 Error 38 0.2 TNMC Micro-ambiente (M) 2 11345.1 107.5 <<<< 0.0001 Error 38 105.56 Estación (E) 1 1625.7 16.9 0.0002 E * M 2 174.1 1.8 0.2 Error 38 96.1 Nitrificación Micro-ambiente (M) 2 720.81 61.5 <<<< 0.0001 Neta Error 38 11.72 Estación (E) 1 1054.2 77.4 <<<< 0.0001 E * M 2 8.07 0.6 Error 38 13.61
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53
Table 2 (A) Medias por micro-ambiente ± 1 ES (áreas abiertas, bajo copas de C. praecox y
bajo copas de P. laevigata) y (B) medias por estación ± 1 ES (estación lluviosa y estación
seca) de las diferentes variables que estiman los almacenes de formas totales (N y C),
microbianas (Cmic y Nmic), disponibles (C lábil, amonio y nitrato) y procesos en el suelo
(TNMC y nitrificación neta) de C y N de acuerdo a las diferencias encontradas en los
ANOVAs presentados en la Tabla 1. Datos obtenidos del ecosistema semiárido de Zapotitlán
Salinas, región de Tehuacán-Cuicatlán, Puebla, México. Las letras resaltadas en negro
diferentes dentro de cada renglón indican diferencias (P < 0.05) entre micro-ambientes por la
técnica de Tukey-Kramer.
(A)
Variable n Áreas abiertas C. praecox P. laevigata
C orgánico (mg g-1) 40 15.3 ± 1.4 a 22.1 ± 1.6 b 29.7 ± 2.3 c
N total (mg g-1) 40 1.2 ± 0.1 a 1.9 ± 0.1 b 2.9 ± 0.1 c
C:N 40 15.2 ± 1.7 b 11.7 ± 0.8 ab 10.3 ± 0.6 a
Cmic (mg g-1) 20 0.3 ± 0.08 a 0.9 ± 0.11 b 1.1 ± 0.13 b
Nmic (mg g-1) 20 0.03 ± 0.004 a 0.05 ± 0.008 a 0.08 ± 0.009 b
C lábil (mg g-1) 20 0.06 ± 0.01 a 0.1 ± 0.01 b 0.1 ± 0.02 b
Amonio (µg g-1) 40 4.0 ± 0.7 a 11.6 ± 2.0 b 11.5 ± 1.4 b
TNMC (µg g-1) 40 12.6 ± 1.4 a 37.1 ± 2.0 b 45.2 ± 2.9 c
Nitrificación neta (µg g-1) 40 5.0 ± 0.6 a 12.1 ± 0.9 b 13.0 ± 1.2 b
(B)
Variable n Estación lluviosa Estación seca
C lábil (mg g-1) 30 0.13 ± 0.008 0.07 ± 0.01
Amonio (µg g-1) 60 3.98 ± 0.3 14.08 ± 1.5
TNMC (µg g-1) 60 35.9 ± 2.6 27.4 ± 2.3
Nitrificación neta (µg g-1) 6 6.7 ± 0.5 13.4 ± 0.9
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54
(C)
Variable n Áreas abiertas C. praecox P. laevigata
Nitrato en la estación
lluviosa (µg.g-1)
20 1.9 ± 0.6ª 1.5 ± 0.6 a 1.6 ± 0.5 a
Nitrato en la estación seca
(µg.g-1)
20 0.9 ± 0.3 a 2.3 ± 0.5 b 2.9 ± 0.6 b
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55
Tabla 3 Coeficientes de correlación de Pearson (r) entre los procesos del suelo de
transformación de C y N (TNMC y nitrificación neta) (columnas) y formas disponibles (C
lábil, amonio y nitrato) y microbianas (Cmic y Nmic) de C y N en el suelo (renglones) dentro
de cada estación (estación lluviosa y estación seca). Las correlaciones (N = 30) fueron
calculadas tomando diez muestras de cada microambiente (áreas abiertas, bajo copas de C.
praecox y bajo copas de P. laevigata). Las muestras fueron tomadas en el ecosistema
semiárido de Zapotilán Salinas, Puebla, México.* p < 0.05, * * p < 0.001, *** p < 0.0001.
Nutrimentos TNMC Nitrificación neta
Estación lluviosa gl R r
Cmic 28 0.59** 0.54**
Nmic 28 0.50** 0.54**
C lábil 28 0.61*** 0.38*
NH4+ 28 0.65*** 0.64***
NO3- 28 -0.19 0.25
Estación seca
Cmic 28 0.81*** 0.72***
Nmic 28 0.4* 0.20
C lábil 28 0.44* 0.41*
NH4+ 28 0.63*** 0.52**
NO3- 28 0.3 0.31
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56
TN
MC
(µ
g.g
-1.d
ay-1
)
0.0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5
10
30
50
70
A Cmic(rainy season)
Pl
CpOa
0.0 0.05 0.10 0.15
10
30
50
70
B Nmic(rainy season)
Pl
Cp
Oa
0.05 0.10 0.15 0.20
10
30
50
70
C Labile C(rainy season)
Pl
Cp
Oa
2 4 6 8 10
10
30
50
70
D Ammonium(rainy season)
Pl
Cp
Oa
TN
MC
(µ
g.g
-1.d
ay-1
)
0.0 0.5 1.0 1.5 2.0
020
60
100
E Cmic(dry season)
Pl
Cp Oa
0.0 0.04 0.08 0.12
020
60
100
F Nmic(dry season)
Pl
Cp Oa
0.0 0.05 0.10 0.15 0.20
020
60
100
G Labile C(dry season)
Pl
CpOa
0 10 20 30 40 50
020
60
100
H Ammonium(dry season)
Pl
CpOa
Net
Nitrification (
µg.g
-1)
0.0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5
24
68
12
I Cmic(rainy season)
Pl
Cp
Oa
0.0 0.05 0.10 0.15
24
68
12
J Nmic(rainy season)
Pl
Cp
Oa
0.05 0.10 0.15 0.20
24
68
12
K Labile C(rainy season)
Pl
Cp
Oa
2 4 6 8 10
24
68
12
L Ammonium(rainy season)
Pl
Cp
Oa
Microbial biomass C (mg.g-1)
Net
nitrification (
µg.g
-1)
0.0 0.5 1.0 1.5 2.0
515
25
MCmic
(dry season)
PlCp
Oa
Microbial biomass N (mg.g-1)
0.0 0.04 0.08 0.12
515
25
NNmic
(dry season)
NS
Labile C (mg.g-1)
0.0 0.05 0.10 0.15 0.20
515
25
OLabile C
(dry season)
Pl
Cp
Oa
Ammonium (µg.g-1)
0 10 20 30 40 50
515
25
PAmmonium(dry season)
Pl
Cp
Oa
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57
Figura 1 Líneas de regresión (y puntos muestrales) de variables que miden procesos del suelo (Tasa neta de mineralización de C
(TNMC) y nitrificación neta) en dos estaciones: estación lluviosa (TNMC, A-D y nitrificación neta I-L), y estación seca (TNMC, E-H
y nitrificación neta M-P) en función de las formas microbianas de C y N (Cmic y Nmic) y disponibles de C (C lábil) y N (amonio) para
los micro-ambientes (áreas abiertas, Oa, línea punteada y círculos vacíos; bajo copas de C. praecox, Cp, línea discontinua y círculos en
negro; y bajo copas de P. laevigata, Pl, línea continua y triángulos vacíos). Datos obtenidos del ecosistema semiárido de Zapotitlán
Salinas, región de Tehuacán-Cuicatlán, Puebla, México.
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58
PUBLICADO EN LA REVISTA JOURNAL OF VEGETATION SCIENCE 17: 719-728 (2006)
Capítulo III. Relationship between soil nutrient availability and
plant species richness in a tropical semi-arid environment
Perroni-Ventura, Yareni1,2; Montaña, Carlos1* & García-Oliva, Felipe3
1Departamento de Biología Evolutiva, Instituto de Ecología, A.C., Ap. Postal 63, 91070
Xalapa, Veracruz, México; 2E-mail; [email protected]; 3Centro de
Investigaciones en Ecosistemas, Universidad Nacional Autónoma de México, Ap. Postal 27-3
(Santa María de Guido), 58090, Morelia, Michoacán, México; E-mail
[email protected]; *Corresponding author; E-mail: [email protected]
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59
Abstract
Question: What is the relationship between soil fertility and plant species richness in the
‘fertile islands’ occurring beneath two species of legume (Cercidium praecox and Prosopis
laevigata)?
Location: Tehuacán-Cuicatlán region, central Mexico.
Methods: Plant richness was measured in three micro-environments (below canopies of C.
praecox, below canopies of P. laevigata and in areas without canopies). The concentration of
soil nutrients (C, N and P), C and N in the microbiota, and processes of ecosystem functioning
(net C mineralization rate and N mineralization) were measured. The relationship between soil
variables and plant richness were assessed with ANCOVAs.
Results: Soil nutrients and species richness increases markedly under fertility islands. There
were higher concentrations of C and N in the soil, faster rates of C mineralization, and higher
species richness under P. laevigata canopies. The relationship between soil fertility and
species richness was always positive except for total N, ammonium and net C mineralization
rate under C. praecox, and for available P under P. laevigata.
Conclusions: The sign of the relationship between soil fertility and species richness varies
according to the nutrient and the micro-environment. Positive relationships could result from
between species complementarity and facilitation. Negative relationships could be explained
by a specific limitation threshold for some soil resources (P and N for plants and C for the soil
microbiota) which eliminate the possibilities of between species complementarity and
facilitation above that threshold. As in all observational studies, these relationships should be
considered only correlational.
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60
Keywords: Carbon; Ecosystem functioning; Facilitation, Fertility islands; Mexico;
Mineralization; Nitrogen; Soil fertility.
Nomenclature: Dávila et al. (1993)
Abbreviations: C = Carbon; Cmic = Carbon in microbial biomass; N = Nitrogen; NH4 =
ammonium; Nmic = Nitrogen in microbial biomass; NO3 = nitrate; P = Phosphorous
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Introduction
In a pioneering study Shreve (1931) examined the contrasting conditions faced by
desert plants growing under the shade of other plants compared to those in unshaded
conditions in hot deserts where unfavorable soil and atmospheric water balance precludes the
development of a continuous plant cover. Later, along a similar line of thinking but after
studying soil properties, the existence of ‘fertile islands’ was reported for arid and semi-arid
ecosystems. These are comprised of one or a few plants that grow very large (generally a tree
or leguminous shrub), and are associated with various species that are smaller and grow
beneath their canopy (Pugnaire et al. 1996). These ‘fertile islands’ have a greater
concentration of N and organic material in the soil (García-Moya & McKell 1970; Virginia &
Jarrel 1983; Schlesinger et al. 1990) and larger populations of micro-organisms compared to
open areas (García-Moya & McKell 1970; Carrillo-García et al. 2000). However, we do not
know of any study of the relationship between soil nutrient availability and the plant species
richness of these ‘islands’.
The effect of the loss of species and changes in plant composition on net primary
production has prompted studies of the relationship between biodiversity and ecosystem
function over the last decade. However, the results are contradictory and many important
aspects are still poorly understood (Hooper et al. 2005). Experimental manipulations indicate
that there is a positive or neutral –but never a negative- relationship between plant richness
and average rates of productivity and nutrient retention (e.g. Naeem et al. 1994; Tilman et
al.1996; Hooper & Vitousek 1997; Wardle et al. 1997; Hector et al. 1999; Schwartz et al.
2000). However, studies carried out in natural ecosystems appear to contradict some of these
findings (Huston & McBride 2002). For example, some highly productive natural ecosystems
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62
that occur on fertile soils have low species richness (e.g. some temperate forests); while others
with high plant richness frequently occur on sites with nutrient poor soils (e.g. chalk
grasslands, Mediterranean shrublands, and rainforest on oxisols and ultisols) (see Rosenzweig
1971; Grime 1979; Huston & McBride 2002).
Different and sometimes contradictory interpretations have been given regarding the
cause-effect mechanisms that relate species richness and ecosystem function. Some authors,
working on a regional scale, conclude that species richness is controlled by variation in the
productivity of the ecosystem (conditioned by soil fertility) and by the degree of disturbance
(Grime 1979), or by soil-N availability (Vitousek et al. 2002). In contrast, other authors (e.g.
Loreau et al. 2002) conclude that the productivity and other functional properties of the
ecosystem are controlled by species richness at a local scale. In a recent review Aarssen
(2004), who analysied the co-variation between species richness and productivity at different
scales, concludes that this relationship is usually correlational but never directly causational on
any scale.
In this study we evaluate the relationship between soil fertility and plant species
richness for the communities of plants that grow beneath the canopy of two dominant
legumes, Prosopis laevigata and Cercidium praecox which make up these ‘fertile islands’, and
in open areas in a semi-arid tropical ecosystem of central Mexico with high plant diversity.
We hypothesized that different tree species produce ‘fertile islands’ with varying levels of soil
fertility and, probably, have differing plant species richness below their canopies. The
observational character of our study can only detect correlations between species richness and
ecosystem functions but is not suitable for detecting cause and effect relationship between
them.
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63
Methods
Study area
The study was done in the Zapotitlán Valley (18°20'N, 97°28'W), a local basin in the
Tehuacán Valley in the state of Puebla, Mexico. Located in the rain shadow of the Sierra
Madre Oriental, the bottom of the valley (1 400 m a.s.l.) where this study was conducted has a
mean temperature of 21° C with rare freezing events and receives an average rainfall of 380
mm a-1. Precipitation is seasonal; the rainy season extends from May to October and the dry
season from November to April (Montaña & Valiente-Banuet 1998 and references therein).
Soils are xerosols according to the FAO/UNESCO classification and are derived from
calcareous sedimentary marine rocks from the Cretaceous. Soil collected at the study site
between 0 - 20 cm is characterized as loam (41% sand, 37 % silt and 22 % clay), with a pH of
8.1 and 3.1 % organic matter (C. Montaña, unpublished data). Vegetation is microphyllous
scrubland corresponding to the arid tropical scrub of Leopold (1950). The vegetation is
dominated by deciduous leguminous shrubs and small trees (rarely exceeding 3 m in height),
interspersed with giant columnar cacti (up to 10 m tall) that surpass the small-tree canopies
(Montaña & Valiente-Banuet 1998). Litterfall production has been estimated at 253 ± 57 (s.e.)
kg ha-1 a -1 (Pavón & Briones 2001).
Species of small legume trees which are dominant in the study area (Dávila et al. 1993)
were selected: Cercidium praecox (Ruíz & Pavón) Harms. (Caesalpiniaceae) and Prosopis
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laevigata (Humb. & Bonpl. Ex Willd.) M.C. Johnston (Mimosaceae). Several species of
Prosopis have been reported to exhibit nodulation both in the field and in the greenhouse
(Allen & Allen 1981; Carrillo-García et al. 2000), and N2 fixation in the greenhouse (Felker &
Clark 1980). Information about the symbiotic N fixation capacity of C. praecox is scarce and
only the absence of nodulation has been reported for this species (Allen & Allen 1981). C.
praecox has a green photosynthetic stem (Halvorson & Patten 1974), while P. laevigata does
not. Both genera have been reported to be phreatophytes, with a dimorphic root system; one
set is of fine, dense superficial roots that extend from the surface down to 2 m while the other
is a set of deep, thick roots that reach downwards 8 to 12 m in their search for the water table
(Halvorson & Patten 1974). In both species, flowering and fruiting occurs during the dry
season (flowers from February to May for P. laevigata and January to May for C. praecox;
fruit from March to June for P. laevigata and from February to April for C. praecox), with a
peak during the hottest months (April-May, Pavón & Briones 2001). P. laevigata is an
evergreen and C. praecox is deciduous in the dry season (Pavón & Briones 2001). P. laevigata
produced 12.5 % and C. praecox produced 9.5 % of total litterfall of the community (including
leaves, reproductive structures, and small leaves; Pavón et al. 2005). Both species are found
throughout the Zapotitlán Valley where they form “fertile islands” and are also considered
“nurse plants”.
Field work
In the 45 km2 of the alluvial Zapotitlán Salinas Valley, 20 sites were randomly selected
using a grid of 1 km2 in the area between 1 400 and 1 600 m a.s.l. Each site was considered the
center of a statistical block and within each, three micro-environments were selected: one
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65
below the canopy of a C. praecox tree, another below the canopy of a P. laevigata tree and a
third in an open area defined as any 5 m² plot that was away from any shrub or tree. To
minimize soil heterogeneity and the differential effect that the size of the trees could have on
the plant community growing beneath its canopies, pairs of trees that were similar in size were
selected for each block. C. praecox had a canopy cover of 6.9 to 49.7 m2 and were 2.4 to 3.6 m
tall, and P. laevigata had a canopy cover of 4.3 to 51.4 m2 and were 2.1 to 3.6 m tall. The
distance between the bases of the two trees and between the bases of the trees and the center of
the open areas in each block was 20 m or less.
Soil sampling was done at the end of the rainy season (October) in 2001 and plant
community sampling was done at the end of the rainy season in 2002. Soil was collected from
under the canopy of each tree and each open area. Under the trees, a sample composed of three
subsamples was collected from around the tree trunk within a circumference separated from
the trunk by 5 to 35 cm. In the open areas, three subsamples were collected from around the
central point. All soil samples were collected from the surface to a depth of 10 cm, stored in
black plastic bags and kept at ~4 C until analyzed. In each micro-environment, plant
communities were sampled in a plot measuring 5 x 1 m, taking the base of the tree trunk or the
center of the open area as the center. The species were identified in each micro-environment
and the number of each counted.
Soil characteristics
Organic C, total N, total P, and pH
We calculated organic C concentration as the difference between the concentrations of
total C and inorganic C. To measure total C and inorganic C we used a CO2 automatic
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analyzer (UIC Mod. CM5012). Total N and total P were determined on a Braun+Luebbe 3
Autoanalyzer (Norderstedt, Germany) after acid digestion; N with a modified Kjeldahl method
(Technicon Industrial System 1977) and P using the molybdate colorimetric method after
ascorbic acid reduction (Murphy & Riley 1962). Soil pH was determined using deionized
water (1:1).
Available N and available P
Extractions of ammonium and nitrate were determined by the method of Binkley &
Hart (1989) and on a Braun+Luebbe 3 Autoanalyzer (Norderstedt, Germany). Available P was
assessed using the method of Olsen & Sommers (1982) for neutral to alkaline soils.
Microbial biomass C and N, and labile C
Microbial biomass carbon (Cmic) and nitrogen (Nmic) were determined using the
chloroform fumigation-extraction method (Brookes et al. 1985). Owing to the high carbonate
concentrations in the soils of the study area, we subtracted the inorganic C concentration from
all the extracts used to assess Cmic. The C and N concentrations of the extracts were
determined using a CO2 automatic analyzer (UIC Mod. CM5012), and a Braun+Luebbe 3
Autoanalyzer (Norderstedt, Germany) respecively. Labile C was estimated directly from the
extracts of unfumigated soil samples minus the corresponding inorganic C value.
Net mineralization of C and N
To investigate the differential effects of micro-environments on soil microbial
respiration, net C mineralization rate was determined by incubating soil samples in the
laboratory in an incubation chamber (25 °C) for 13 days and wetted periodically with
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deionized water to maintain field capacity, and titrating with HCl the respired CO2-C collected
in NaOH traps (Colleman et al. 1978). Net N mineralization was assessed as net
ammonification plus net nitrification (Binkley & Hart 1989).
Statistical analyses
Plant richness and abundance
Richness was estimated as the number of plant species found in the 5 m2 plot of each
micro-environment for the 20 sites sampled. Abundance was the number of individuals of
each species (the vast majority were annual grasses and forbs, sufrutices or small cacti)
present in each rectangle.
The cumulative number of species (and the corresponding 95% confidence intervals)
as a function of the cumulative number of individuals (individual-based rarefaction curves)
were estimated according to Colwell et al. (2004) using the program EstimateS (Colwell 1994-
2004).
Between micro-environment similarity in plant composition
In order to assess similarities in the plant communities of the three micro-
environments, an analysis of similarity (ANOSIM, originally developed by Clarke, 1993) was
used. ANOSIM performs tests for significant differences between two or more groups of
multivariate samples. Values of the similarity (the Jaccard index in this case) matrix between
all the groups are ranked (the most similar having rank 1). The method then compares the
similarities between groups against the similarities within the group. For this, the statistic R
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based on the difference of mean ranks between groups (r_B) and within groups (r_W) is
calculated:
R = (r_B - r_W)/(N (N-1) / 4)
R varies in the interval -1 ... +1, with value of 0 indicating completely random grouping, and
no difference between groups.
The statistical significance of observed R is assessed by a randomization test that
randomly permutes the samples between the groups to obtain the empirical distribution of R
under the null-model. This is done for all the groups simultaneously in a global test and then
as pairwise comparisons between groups.
Soil variables and its relationship to plant richness and abundance
Between micro-environment differences soil pH, species richness, plant abundance,
soil fertility variables and soil process variables were analyzed using a randomized block
ANOVA model, in which the three micro-environments (open area, under C. praecox
canopies and under P. laevigata canopies) were measured in 20 blocks. The relationships
between soil fertility variables and species richness, between soil fertility variables and plant
abundance, as well as the relationships between soil processes and species richness and
between soil processes and plant abundance were studied using ANCOVA models. In each
ANCOVA the soil fertility (or soil process) variable was used as a continuous predictor
variable, micro-environment was used as a categorical predictor variable with three levels
(open area, under C. praecox canopies and under P. laevigata canopies), and the species
richness (or plant abundance) was the response variable. In each case six parameters (three
intercepts and three slopes, one for each micro-environment) were fitted. When necessary,
data were Box-Cox transformed (Mathsoft 1999) to reach normality. In all analyses, graphical
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assessment did not detect outliers or systematic deviations from fitted values. Analyses were
performed with S-Plus (Mathsoft 1999). When the results of the ANOVA were significant,
Tukey multiple comparisons with sequential Bonferroni correction (Rice 1989) between the
different micro-environments were done.
Results
Characteristics of the plant associations
Randomized block ANOVAs (not shown) as well as ANCOVAs (Table 1) showed that
species richness and plant abundance differed between micro-environments. The Tukey-test
on the ANOVA results showed that both parameters were lowest in the open areas, species
richness was greater under the canopy of P. laevigata, while plant abundance was similar
under the two trees (Fig. 1). The open area supported a lower plant density: a total of 1045
individual plants was recorded in this habitat while 1237 and 1253 individuals plants were
recorded under the canopies of C. praecox and P. laevigata. The pooled species richness of the
open habitat was also lower (27 species, compared to 43 and 44 species under the canopies of
C. praecox and P. laevigata respectively, see Appendix 1). The lower species richness of open
habitat was not due to the lower plant density, as indicated by the rarefaction curves (Fig. 2).
In fact, a much lower rarefaction curve for the open habitats was obtained with respect to the
two almost comparable rarefaction curves obtained for the two canopy habitats.
ANOSIM results showed global floristic differences between micro-environments
(Global R = 0.236, p = 0.001, 999 permutations). Between micro-environments, paired
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comparisons showed floristic differences between open areas and the micro-environments
found below C. praecox (R = 0.3, p = 0.001, 999 permutations) and below P. laevigata (R =
0.36, p = 0.001, 999 permutations). There were no floristic differences between the micro-
environments below C. praecox and P. laevigata (R = -0.019, p = 0.72, 999 permutations).
Soil characteristics
Randomized block ANOVAs (not shown) indicate that all soil fertility variables and
soil process variables differed between micro-environments, except nitrate (9.35 µg g-1
median, 4.7 and 13.7 µg g-1, 25 and 75 percentiles respectively) and available P (0.78 µg g-1
median, 0.26 and 1.6 µg g-1, 25 and 75 percentiles respectively). The results of the multiple
comparison analyses are shown in Fig. 1). Except for soil pH, the values recorded in open
areas are lower than those recorded below the canopies of the trees. Soil concentrations of
total N and organic C, as well as net C mineralization rate are higher under P. laevigata
canopies.
Relationships between soil nutrient variables and plant species richness and abundance
ANCOVA results show that species richness was affected by the soil-fertility variables
except nitrate (Table 1; Fig. 3), and by the soil-process variables (Table 2; Fig. 3). Interactions
between micro-environments and soil variables were not significant, except for total N,
ammonium, available P, and net C mineralization rate. In all cases where interaction was not
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significant there were positive relationships (except for net N mineralization) between nutrient
availability and species richness, and the values of species richness predicted by the linear
regression were always higher under P. laevigata, intermediate under C. praecox and lower in
open areas (Fig. 3). When the statistical interaction was significant, species richness increased
with the increase of soil variables under P. laevigata and to a lesser extent in open areas, but
decreased under C. praecox (Fig. 3), except for available P where species richness decreased
under P. laevigata canopies.
ANCOVA results also show that plant abundances were affected only by net N
mineralization and net C mineralization rate (Tables 1, 2; Fig. 4). The statistical interaction
between the micro-environment and the soil variables was never significant (Tables 1, 2). The
relationship between soil variables and plant abundances were negative for net C
mineralization rate and positive for net N mineralization. In all cases, plant abundances were
higher under P. laevigata, intermediate under C. praecox and lower in open areas (Fig. 4).
Discussion
The lack of statistical interaction between soil variables and micro-environments in the
ANCOVAs, together with a significant difference between the intercepts of the linear
predictors of species richness in each micro-environment (see Fig. 3) means that although
species richness increases at the same rate in each micro-environment, the quality of the
‘fertility islands’ varies with the tree involved in the interaction. We have no data to assess
how much of that variation is due to direct microclimatic effects and how much is due to
better nutritional dynamics below each species, i.e. the data does not allow us to conclude
uniquivocally that species-richness differences between micro-environments are due to
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microclimatic effects caused by the trees, to differences in soil nutrients or to a combination of
both causes (see Shreve 1931; Turner et al. 1966; Lowe & Hinds 1971; Halvorson & Patten
1974). However, the positive correlation between soil nutrient content and species richness
found in the three micro-environments does not allow us to discard easily the hypothesis that
differences in species richness are related to differences in soil fertility (see Flores & Jurado
2003; Gómez-Aparicio et al. 2005), .
On the other hand, as in any observational study it is not possible to clearly distinguish
cause and effect in these biodiversity-ecosystem function correlations. In other words, it is not
possible to distinguish if higher nutrient balance (or other effects) of nurse trees cause higher
plant richness (and abundance), or if higher richness favored by microclimatic effects of the
trees leads to nutrient retention and other effects on the soil. It is interesting to quote Aarssen
(2004) who says that the relationships between species richness and productivity are usually
correlational, sometimes indirectly causational but never directly causational on any scale.
The correlation between species richness and the functional properties of the
ecosystem, such as net primary production, has been demonstrated in previous experimental
studies using serpentine grassland in southern California (Vitousek & Hooper 1993), and in
European pastures (presented in Loreau et al. 2002). In Zapotitlán Salinas plant abundance is
related only to those processes involved in C and N mineralization, while richness is related
not only to the mineralization of C and N, but also to the increase in the total stores of C, N
and P, and to the activity of the microbial biomass. This suggests that richness is related to
those nutrients that are directly affected by the dynamics of the transformation of organic
material by the heterotrophic microbiota (McGill & Cole 1981).
A mechanism that could explain the positive relationship between plant richness and
soil fertility is the so-called ‘complementarity’ effect (see Vitousek & Hooper 1993; Tilman &
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73
Wedin 1991; Tilman et al. 1996; Loreau et al. 2002; Hooper et al. 2005). Vitousek & Hooper
(1993) propose that an enrichment of the diversity of functional groups would favor a more
extensive exploration of the soil by the roots (hence the name ‘complementarity’ for the
effect), with an increase in the direct acquisition of nutrients, and a decrease in nutrient loss
via leaching. The interspecific variation in the traits that influence nutrient acquisition (e.g.
root depth, nutrient requirements, N, water and light use efficiency) could result in the nutrient
uptake by a group of species being more efficient than the uptake by a single dominant species
(see Naeems et al. 2002; Tilman et al. 2002).
‘Complementarity’ results from the reduction of interspecific competition by means of
the concept of the shared niche where the use of different resources by the species, or of the
same resource but in different space or time, allows the community of species to consume the
majority of the resource (Harper 1977). In some cases, this ‘complementarity’ effect could be
accompanied by positive interactions, such as facilitation between species that when growing
together, produce more biomass than when growing in monoculture (Callaway 1997; Loreau
et al. 2002; Hooper et al. 2005). There is evidence that positive biotic interactions such as
facilitation are more common than the negative ones, such as competition, in ecosystems
characterized by conditions adverse to plant establishment (e.g. deserts) (Callaway 1997).
Alternative explanations for the positive relationship between richness and ecosystem
processes are related to the hypothesis of the ‘sampling effect’ (Tilman & Wedin 1991; Lepš
et al. 2001), which states that as the diversity of a sample increases, the possibility of
including competitively successful species also increases. These species are those that produce
greater biomass and in consequence enrich the stores of nutrients in the soil by contributing
large quantities of litter. However, the rarefaction curve of the open habitat was constantly
lower (even for comparable number of individuals) with respect to those obtained for the
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74
under canopy habitats, which suggests that the sampling effect is not a plausible explanation in
this case.
There are few exceptions to the positive relationship between soil variables and species
richness in Zapotitlán Salinas. These were for net N mineralization in the three micro-
environments where a slight negative slope was observed (Fig. 3), for total N, ammonium and
net C mineralization rate where a marked decrease in species richness was observed under the
canopies of C. praecox, and for available P where again, an important decrease was observed
under P. laevigata. A similar negative relationship was observed between plant abundance and
these three soil parameters in the three micro-environments. A unimodal relationship between
increases in soil fertility (or the relaxation of disturbance) and species richness at a regional
scale (see Rosenzweig 1971; Grime 1979; Mittelbach et al. 2001; Aarssen 2004) has been
proposed. According to these authors, in a low soil fertility scenario species richness increases
when soil nutrients increase, but at intermediate conditions of soil fertility this relationship
changes to a negative one, which suggests the existence of a threshold where the nutrient starts
to become limiting and the possibilities of facilitation between species decreases (see
Callaway 1997; Aarssen 2004).
The ANCOVA results (Fig. 3, 4) suggest that the threshold of limitation by net N
mineralization has been reached in the three micro-environments and the possibilities of
between species facilitation allowing for the presence of additional species decreases as total
net N mineralization increases. The contrasting sign (positive in the case of P. laevigata and
negative in the case of C. praecox) of the relationship between species richness and total N,
ammonium and the net C mineralization rate suggests a higher threshold for the limitation of
soil resources (N for the plants and C for the soil microbiota) in the soils under the canopies of
P. laevigata as compared to those found under the canopies of C. praecox. However, soils
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75
under P. laevigata, with high N and C concentrations, showed a lower limitation threshold for
available P than those found under C. praecox. In other words, available P concentrations
seem to be the limiting factor for increasing plant richness under P. laevigata, whereas in open
areas and under C. praecox soil N and C play that role. There are no reports showing P
limitation in arid environments, but there is evidence that it may be a stronger limiting factor
than total N in some terrestrial ecosystems (Grimm et al. 2003), and, in particular, Campo et
al. (1998) found that P is a limiting resource in a Mexican dry forest.
In Zapotitlán Salinas, the soil under P. laevigata canopies has more N and C than the
soil under C. praecox canopies. This could be due to a higher capacity of P. laevigata to fix N
through root nodulation (Allen & Allen 1981), or to higher production of litter with a higher
concentration of N (see Pavón et al. 2005), or to a better response to the ‘complementarity’
effect between species (all plant and soil microbiota species).
Acknowledgments. We are grateful to Vinicio Sosa, David Ackerly, Alessandro Chiarucci
and also to two anonymous reviewers for useful discussions and suggestions about this study,
to Maribel Nava for assisting with the soil analysis in the Biogeochemical Laboratory, CIEco-
UNAM, to Carlos Durán of the XAL herbarium, Instituto de Ecología, A.C. for help with
species identification, to Berry Brosi for help with randomization tests, to Bianca Delfosse for
the revision of the English language. This study was funded by a CONACyT doctoral
scholarship 143319 (Y.P-V.) and by CONACYT grant 36642-V (C.M.).
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82
Table 1. ANCOVAs of species richness and plant abundance as a function of soil fertility
parameters and micro-environment (categorical variable with three levels: open areas, under
canopies of C. praecox and under canopies of P. laevigata). Samples were taken at the end of
the rainy season in Zapotitlán Salinas (Tehuacán-Cuicatlán region, Puebla, Mexico).
Richness Abundance Source of variation Df MS % EV F Pr(F) MS %
EV F Pr(F)
Total N 1 372.4 0.36 99.3 <0.0001 1978.5 0.02 1.5 0.2 Micro-environment 2 218.0 0.4 58.1 <0.0001 12206.1 0.2 9.2 0.0004 Interaction 2 24.1 0.04 6.4 0.003 1136.6 0.02 0.9 0.4 Error 54 3.75 0.2 1327.6 0.7 Total P 1 42.2 0.04 9.0 0.004 633.5 0.006 0.4 0.5 Micro-environment 2 380.2 0.7 80.6 <0.0001 10936.6 0.2 7.6 0.001 Interaction 2 0.9 0.002 0.2 0.8 114.6 0.002 0.08 0.9 Error 54 4.7 0.2 1437.4 0.8 Organic C 1 176.0 0.2 42.3 <0.0001 3.4 0.001 0.002 0.9 Micro-environment 2 316.4 0.6 76.0 <0.0001 13240.8 0.3 10.2 0.0002 Interaction 2 12.6 0.02 3.04 0.06 2042.5 0.04 1.6 0.2 Error 54 4.16 0.2 1292.3 0.7 Nmic 1 123.4 0.3 37.3 0.0001 164.2 0.002 0.08 0.8 Micro-environment 2 108.4 0.5 32.8 <0.0001 2954.7 0.1 1.5 0.2 Interaction 2 8.6 0.04 2.6 0.1 1261.1 0.05 0.6 0.5 Error 24 3.3 0.2 1955.9 0.9 Cmic 1 124.3 0.3 37.7 <0.0001 463.1 0.008 0.2 0.6 Micro-environment 2 108.4 0.5 32.9 <0.0001 2580.2 0.09 1.3 0.3 Interaction 2 8.3 0.04 2.5 0.1 1243.3 0.05 0.6 0.5 Error 24 3.3 0.2 1976.1 0.9
NH4 1 291.6 0.3 73.5 <0.0001 5033.5 0.05 3.6 0.06 Micro-environment 2 255.7 0.5 64.4 <0.0001 8921.0 0.2 6.4 0.003 Interaction 2 20.9 0.04 5.3 0.008 1329.6 0.03 1.0 0.4 Error 54 4.0 0.2 1385.5 0.8
NO3 1 6.6 0.006 1.6 0.2 1420.5 0.01 1.0 0.3 Micro-environment 2 407.3 0.8 97.7 <0.0001 10913.9 0.2 7.9 0.001 Interaction 2 6.3 0.01 1.5 0.2 1425.3 0.03 1.0 0.4 Error 54 4.2 0.2 1375.1 0.7 Available P 1 0.01 0.0 0.002 0.9 3906.4 0.04 3.3 0.08 Micro-environment 2 408.6 0.7 101.7 <0.0001 12886.5 0.3 10.9 0.0001 Interaction 2 12.4 0.02 3.1 0.05 3298.2 0.07 2.8 0.07 Error 54 4.0 0.2 1186.6 0.6 Labile C 1 180.6 0.4 53.2 <0.0001 4.4 <0.01 0.002 0.9 Micro-environment 2 85.2 0.4 25.1 <0.0001 3958.0 0.1 2.3 0.1 Interaction 2 2.2 0.01 0.6 0.5 2864.5 0.1 1.6 0.2 Error 24 3.4 0.2 1745.3 0.8
% EV: The percentage of the explained variance (Sum of squares/Total sum of squares)
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83
Table 2. ANCOVAs of species richness and plant abundance as a function of soil process
parameters and micro-environment (categorical variable with three levels: open areas, under
canopies of C. praecox and under canopies of P. laevigata). Samples were taken at the end of
the rainy season in Zapotitlán Salinas (Tehuacán-Cuicatlán region, Puebla, Mexico).
Richness Abundance Source of variation Df MS % EV F Pr(F) MS % EV F Pr(F) Net N mineralization 1 143.6 0.1 31.0 <0.0001 7204.5 0.07 5.1 0.03 Micro-environment 2 329.8 0.6 71.2 <0.0001 7834.4 0.2 5.52 0.007 Interaction 2 2.7 0.005 0.6 0.7 404.5 0.008 0.3 0.8 Error 54 4.7 0.2 1419.8 0.8 Net C mineralization rate 1 529.5 0.5 134.9 <0.0001 11722.9 0.1 8.3 0.006 Micro-environment 2 136.6 0.3 34.8 <0.0001 5564.4 0.1 3.9 0.03 Interaction 2 22.2 0.04 5.6 0.006 617.0 0.01 0.4 0.7 Error 54 3.9 0.2 1412.4 0.8
% EV: The percentage of the explained variance (Sum of squares/Total sum of squares)
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84
05
10
15
Num
ber
of specie
s
Oa Cp Pl
A
ab c
020
60
100
Num
ber
of pla
nts
Oa Cp Pl
B
a
b
b 7.5
8.5
9.5
Soil
pH
Oa Cp Pl
Ca ab b
01
23
4
Tota
l N
(m
g g
-1)
Oa Cp Pl
Da
b c
0.0
0.4
0.8
Tota
l P
(m
g g
-1)
Oa Cp Pl
E
a b ab
020
40
60
80
Org
anic
C (
mg g
-1)
Oa Cp Pl
F
a a c
0.0
0.1
00.2
0
Mic
robia
l bio
mass N
(m
g g
-1)
Oa Cp Pl
G
a
b b
0.0
1.0
2.0
3.0
Mic
robia
l bio
mass C
(m
g g
-1)
Oa Cp Pl
H
ab b
05
10
15
NH
4 (
µg g
-1)
Oa Cp Pl
I
a b
b
0.0
0.1
00.2
5
Labile
C (
mg g
-1)
Oa Cp Pl
Micro-environment
J
ab b
-50
510
15
Net N
min
era
lized (
µg g
-1)
Oa Cp Pl
Micro-environment
K
a
b
b
020
40
60
80
Net C
min
era
lized (
µg g
-1 d
ay-1
)
Oa Cp Pl
Micro-environment
L
a
b c
Fig. 1. Box-plot (quartiles and medians) of plant richness and abundance (A-B), soil pH (C),
variables involved in soil fertility (D-J) and variables expressing soil processes (K-L) in three
micro-environments (open areas, Oa: under the canopy of C. praecox, Cp: and under the
canopy of P. laevigata, Pl) at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of
Zapotitlán Salinas (Tehuacán-Cuicatlán region, Puebla, Mexico). Different letters inside each
plot indicate significant differences (P < 0.05) between micro-environments by Tukey method
with Bonferroni corrections.
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85
0
5
10
15
20
25
30
35
40
45
50
0 200 400 600 800 1000 1200 1400
Cumulative number of individuals
Cu
mu
lati
ve n
um
ber
of
sp
ecie
s
C. praecox
P. laevigata
Open areas
Fig. 2. Estimated cumulative number of species as a function of the cumulative number of
individuals (individual-based rarefaction curves, Gotelli & Colwell 2001) in three micro-
environments (open areas, under the canopy of C. praecox and under the canopy of P.
laevigata) at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas
(Tehuacán-Cuicatlán region, Puebla, Mexico). Mean and 95% confidence intervals,
calculated according to Colwell et al. (2004), are shown.
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86
Total N (mg g-1)
Num
ber
of
specie
s
1 2 3
05
10
15
A
PlCp
Oa
Total P (mg g-1)
Num
ber
of
specie
s
0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
05
10
15
B
PlCp
Oa
Organic C (mg g-1)
Num
ber
of
specie
s
10 20 30 40 50 60
05
10
15
C
PlCp
Oa
Nmic (mg g-1)
Num
ber
of
specie
s
0.0 0.05 0.10 0.15
510
15
D
Pl
CpOa
Cmic (mg g-1)
Num
ber
of
specie
s0.0 0.5 1.0 1.5 2.0 2.5
510
15
E
Pl
CpOa
NH4 (µg g-1)
Num
ber
of
specie
s
2 4 6 8 10
05
10
15
F
PlCp
Oa
Available P (µg g-1)
Num
ber
of
specie
s
5 10 15 20 25
05
10
15
G
PlCp
Oa
Labile C (mg g-1)
Num
ber
of
specie
s
0.05 0.10 0.15 0.20
510
15
H
Pl
CpOa
Net N mineralized (µg g-1)
Num
ber
of
specie
s
0 5 10
05
10
15
I
PlCp
Oa
Net C mineralized (µg g-1 day-1)
Num
ber
of
specie
s
20 40 60 80
05
10
15
J
PlCp
Oa
Fig. 3. Regression lines (and data points) of species richness as a function of variables
involved in soil fertility (A-H) and soil process variables (I-J) for each one of three micro-
environments (open areas, Oa, dotted lines and open circles, under the canopy of C. praecox,
Cp, dashed lines and filled circles, and under the canopy of P. laevigata, Pl, solid lines and
open triangles). Slopes and intercepts were obtained after ANCOVA analyses. Data was
recorded at the end of the rainy season in the semi-arid ecosystem of Zapotitlán Salinas
(Tehuacán-Cuicatlán region, Puebla, Mexico).
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87
Net N mineralized (µg g-1)
Bo
x-C
ox t
rasfo
rma
tio
n (
nu
mb
er
of
pla
nts
)
0 5 10
05
01
00
15
02
00
25
0
A
PlCp
Oa
Net C mineralized (µg g-1 day-1)
Bo
x-C
ox t
rasfo
rma
tio
n (
nu
mb
er
of
pla
nts
)
20 40 60 80
05
01
00
15
02
00
25
0
B
PlCp
Oa
Fig. 4. Regression lines (and data points) of plant abundance as a function of soil process
variables (A-B) for each one of three micro-environments (open areas, Oa, dotted lines and
open circles, under the canopy of C. praecox, Cp, dashed lines and filled circles, and under the
canopy of P. laevigata, Pl, solid lines and open triangles). Slopes and intercepts were obtained
after ANCOVA analyses. Data was recorded at the end of the rainy season in the semi-arid
ecosystem of Zapotitlán Salinas (Tehuacán-Cuicatlán region, Puebla, Mexico).
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88
Appendix 1. Checklist and relative abundance of the 51 species (belonging to 13 families) of
plants collected in three micro-environments (open areas, under canopies of C. praecox and
under canopies of P. laevigata) at the end of the rainy season in Zapotitlán Salinas (Tehuacán-
Cuicatlán region, Puebla, Mexico).
Species Open areas C. praecox P. laevigata Acanthaceae
Justicia candicans (Ness) L. Benson 0 0.92 0.08
Ruellia hirsuto-glandulosa (Oerst.) Hemsl. 0 1.93 2.42
Siphonoglossa ramosa Oerst. 0 0.91 1.94
Agavaceae
Agave sp. 0 0.59 0.42
Amaranthaceae
Gomphrena decumbens Jacq 0.05 0.23 0.18
Asteraceae
Baccharis sp. 6.64 0 0
Gymnosperma glutinosum (Spreng.) Less. 0 0.84 0.76
Parthenium tomentosum DC. Var. Tomentosum 0 4.28 4.12
Pectis sp. 3.93 0 0
Sanvitalia fruticosa Hemsl. 4.26 6.23 13.2
Viguiera dentata (Cav.) Spreng. var. Dentata 14.1 14.7 11.5
Viguiera grammatoglossa DC. 0 1.21 1.18
Viguiera pinnatilobata (Sch.-Bip.) S.F. Blake 0 1.41 0.82
Cactaceae
Coryphantha pallida Britton & Rose 0.42 2.46 4.43
Ferocactus latispinus (Haw.) Britton & Rose var. spiralis (Karw. Ex Pfeiff.) N. P. Taylor
1.04 1.64 0.97
Mammillaria carnea Zucc ex. Pfeiff. 0.56 7.07 11.2
Mammillaria haageana Pfeiff. 0 5.21 6.44
Mammillaria sp. 0 1.37 2.07
Mammillaria sphacelata C. Mart. 4.56 4.5 4.77
Myrtillocactus geometrizans (C. Mart.) Console 0 0.26 0.72
Neobuxbaumia tetetzo (F.A.C. Weber) Backeb. 0 1.67 1.15
Opuntia rosea DC. 2.5 0 0
Opuntia spp. 17.3 4.48 1.79
Pachycereus hollianus (F.A.C. Weber) Buxb. 1.25 3.45 3.22
Peniocereus viperinus (F.A.C. Weber) Buxb. 0 0.42 0.14
Stenocereus stellatus (Pfeiff.) Riccob 0 0.38 1.11
Euphorbiaceae
Chamaesyce anychioides (Boiss.) Millsp. 0.36 0.23 0.38
Chamaesyce sp. 3.33 0 0
Leguminosae
Acacia angustissima (Mill.) Kuntze 1.25 0.23 0.24
Cercidium praecox (Ruiz & Pavón) Harms. 2.92 0 0.21
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89
Mimosa luisana Brandegee 0 0.41 0.19
Prosopis laevigata (Humb. & Bonpl. Ex. Willd.) M.C. Johnst. 0.96 2.01 1.3
Senna wisliezeni (A. Gray) Irwin & Barneby 0 0.2 0.48
Senna galeottiana (M.Martens & Galeotti) Irwin & Barneby 1.43 0 0
Malvaceae
Malva sp. 0 1.59 0.5
Sida abutifolia Mill. 0.36 1.05 0.82
Nyctaginaceae
Allionia incarnata L. 1.84 1.66 0.25
Poaceae
Aristida adscencionis L. 0.05 0.71 0.47
Bouteloua barbata Lag. var. barbata Det. E. Ruiz 11.8 0 0
Cathestecum brevifolium Swallen 10 12.9 13
Chloris virgata Swartz Det. E. Ruiz 0 0.88 0.12
Eragrostis mexicana (Hornem.) Link 0 0.19 0.45
Setaria lutescens (Weigel) Hubb. 0 0.39 0.22
Sporobolus pyramidatus (Lam.) Hitchc. 2.42 0.78 0.28
Polemoniaceae
Loeselia caerulea (Cav.) G. Don 0 1.9 0.99
Portulacaceae
Portulaca mexicana G. Wilson 0 4.31 1.19
Portulaca sp. 5 0 0
Simaroubaceae
Castela tortuosa Liebm. 1.67 2.49 2.15
Verbenaceae
Lantana sp. 0 0.93 0.94
Lippia graveolens Kunth 0 0.85 0.5
Violaceae
Hybanthus oppositifolius (L.) Taub. 0 0.02 0.81
Total number of species 26 43 44
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90
Capítulo IV. Discusión general
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91
Mecanismo de concentración de nutrimentos en IDF y áreas abiertas en Zapotitlán
Salinas
Las principales rutas de incorporación de nitrógeno (N) disponible al suelo son: la deposición
atmosférica, la fijación biológica de N2 atmosférico y la mineralización de N orgánico a
formas inorgánicas (i.e. quimiótrofos utilizando aminoácidos como fuente de energía) y la
producción de amonio por microorganismos heterótrofos en el proceso de descomposición de
la materia orgánica del suelo (i.e. utilizando carbono orgánico del suelo (COS) como fuente de
energía; Paul & Clark 1996). El porcentaje de aportación de N disponible al suelo por estas
rutas puede variar entre tipos de ecosistemas (Vitousek et al. 2002). En el caso de los
ecosistemas áridos y semiáridos se ha propuesto que la principal ruta de incorporación de N es
la fijación biológica de N2 atmosférico realizado principalmente por cianofitas presentes en las
costras del suelo y por bacterias simbióticas en algunas plantas superiores como por ejemplo
leguminosas (Rychert et al. 1978). Sin embargo, West & Skujiņš (1978) consideran que la
incorporación de N2 en costras del suelo se limitan a la parte superficial del suelo y tiende a
perderse rápidamente a la atmósfera por desnitrificación. Asimismo señalan que la fijación de
N2 atmosférico por plantas superiores en simbiosis con microorganismos en sus raíces en
zonas áridas y semiáridas es más bien rara. Rutas como la depositación atmosférica,
mineralización de formas orgánicas de N por organismos quimiótrofos y heterótrofos también
han sido reportadas como poco importantes en la aportación general del N al suelo en los
sistemas áridos (West & Skujiņš 1978). La entrada de N por descomposición de la materia
orgánica del suelo (MOS) mediante organismos heterótrofos se consideraba no importante
debido a la baja existencia de COS en el suelo de estos ecosistemas (Comanor & Staffeldt
1978). Recientemente la ruta de descomposición de MOS en la incorporación de N al suelo de
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92
ecosistemas áridos se comienza a considerar como una posibilidad relevante (Aber & Melillo
2001) debido a la incorporación del concepto de “islas de fertilidad” que ha recibido mucha
atención de estudio (IDF, García-Moya & McKell 1970, Virginia & Jarrel 1983, Schlesinger
& Pilmanis 1998). Si bien hay cierto consenso sobre la importancia de la contribución de las
IDF al presupuesto general de nutrimentos del suelo en desiertos, los mecanismos de
concentración de nutrimentos de estas IDF no han sido aun completamente dilucidados (ver
también Schade & Hobbie 2005). Los resultados del primer capítulo de esta tesis muestran que
la producción de N disponible vía descomposición de COS es una ruta importante de
incorporación de N disponible, principalmente amonio, al suelo de Zapotitlán Salinas similar
(más en cuanto al proceso que en cuanto a la magnitud) a ecosistemas de bosques templados
(ver Fisher & Binkley 2000). Esto contradice la afirmación de Fisher & Binkley (2000)
quienes mencionan que todos los suelos excepto los de tundras, pantanos, desiertos y
pastizales se desarrollan bajo cobertura vegetal boscosa. Aunque la agregación vegetal (ya sea
de árboles o arbustos) en zonas áridas es muy pequeña en comparación con los bosques, la
formación de suelo en estas zonas está relacionada a esta mínima unidad de agregación vegetal
(i.e. uno o pocos individuos de la misma o diferentes especies).
El funcionamiento biogeoquímico (aunque limitado a la dinámica estacional de disponibilidad
de agua) para el ecosistema semiárido tropical evaluado parece similar a bosques templados en
cuanto a la importancia que puede tener la disponibilidad de carbono (C) y la descomposición
de la materia orgánica en el suelo en la dinámica de disponibilidad del N (ver McGill & Cole
1981, Paul & Clark 1996, Hart et al. 1994, Fisher & Binkley 2000, Booth et al. 2005). Esta
tesis muestra la importancia del proceso de mineralización de C como mecanismo de
producción de N disponible en el suelo de las IDF y apoya el modelo de McGill & Cole
(1981) sobre la estrecha relación que tiene el C con respecto al N en cuanto a que su
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93
estabilización en el suelo está dirigida por procesos de mineralización biológica (i.e.
microorganismos del suelo) en busca de energía a partir de la obtención de energía del COS.
En este sentido la magnitud en la que el N es concentrado en el suelo de las IDF es diferente
de acuerdo a la especie formadora, es decir, de acuerdo a la cantidad y calidad de la materia
orgánica producida. Es importante notar que además de la producción de N disponible, se está
concentrando una fracción aún más grande de N y C orgánico (entre 99 y 98 %) bajo la
influencia de IDF. Esta acumulación va a repercutir directamente en la dinámica de
estabilización de formas más recalcitrantes (humificación) de C y N en el suelo a largo plazo.
Una baja cantidad de C disponible y un alto cociente de C:N (indicando alta concentración de
elementos de C recalcitrante y una baja tasa de producción de N disponible por unidad de C
mineralizado) reduce la magnitud en la formación de suelo fértil en los micro-ambientes de
áreas abiertas a corto y largo plazo. Sin embargo, el mecanismo de formación de suelo en que
la mineralización de C determina el N disponible en estas áreas abiertas es similar a las IDF.
La dirección de los procesos son similares (C determinando la dinámica del N), la magnitud de
los procesos es la que hace la diferencia de fertilidad en el suelo entre las IDF y las áreas
abiertas.
Las IDF como reguladoras del funcionamiento del ecosistema en Zapotitlán Salinas
El papel de la riqueza de especies vegetales en la productividad en general y en la
retención de nutrimentos en el suelo ha sido cuestionada (Hooper & Vitousek 1997, Tilman &
Lehman 2002) y se asocia más bien al papel de los grupos funcionales que al número de
especies per se (Hooper & Vitousek 1997). Sin embargo, el papel de la riqueza ha sido
evidente en varios sistemas experimentales (Loreau et al. 2002, Hooper et al. 2005). Dado que
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94
no es posible atribuir una relación causal directa entre nutrimentos del suelo y diversidad
vegetal o viceversa (Aarssen 2004) es posible pensar, de acuerdo con los resultados obtenidos
en el segundo capítulo de esta tesis, que la magnitud de la concentración de los nutrimentos en
el suelo influye positiva o negativamente en la diversidad vegetal (según la identidad de la
especie formadora de IDF) y que también la diversidad vegetal influye en la magnitud de la
concentración y utilización de los nutrimentos en el suelo en las IDF de Zapotitlán Salinas.
Estos resultados, para el caso de influencia positiva, podrían explicarse por cualquiera de las
dos alternativas teóricas usadas para explicar las relaciones positivas entre especies: nicho
complementario (i.e. diferenciación en la adquisición de recursos por las especies Harper
1977, ver también Loreau et al. 2002, Hooper et al. 2005) y efecto de grupos funcionales (ver
Tilman & Lehman 2002). En el caso de la influencia negativa, los resultados podrían
explicarse a partir de la hipótesis teórica propuesta por Escudero et al. (2004). El aumento de
los recursos en el suelo de IDF en las fases tardías del desarrollo de la misma (definida por un
umbral determinado en el tamaño de la IDF) tienen como consecuencia que las posibilidades
competencia entre especies aumenten y las posibilidades de facilitación disminuyan (que son
las predominantes en las fases iniciales de la IDF; Escudero et al. 2004). Las IDF en
Zapotitlán Salinas parecen ser reguladoras de procesos subterráneos (i.e. concentración de C y
N en el suelo vía incorporación de carbono orgánico al suelo) y de procesos aéreos (i.e.
determinación de relaciones positivas o negativas entre especies de la comunidad vegetal
ocasionadas por la llegada de especies nuevas). Esta regulación subterránea-aérea depende de
la identidad de la especie formadora de IDF por lo que es importante considerar el papel
funcional de la IDF a nivel de la especie formadora. Aspectos del papel funcional de las IDF
podrían estar relacionados con los mecanismos e implicaciones de su modificación al suelo en
procesos como mecanismos de protección-adquisición de nutrimentos, uso eficiente de
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95
nutrimentos, facilitación planta-planta, facilitación planta-suelo-planta, así como
implicaciones en el éxito reproductivo de la especie formadora y/o especies asociadas a
diferentes propiedades del suelo, entre otros.
Posibles implicaciones de la capacidad de modificación del suelo por especies de IDF en
Zapotitlán Salinas
El efecto que tienen los árboles y arbustos del desierto en la modificación de las propiedades
físico-químicas del suelo que determinan su fertilidad no es tan importante como el efecto que
tienen los árboles en el suelo de bosques templados (Fisher & Binkley 2000). Sin embargo, el
efecto que tienen los árboles y arbustos del desierto sobre otras formas de vida que habitan en
estos ecosistemas es crucial para su existencia (Noy-Meir 1985). Las implicaciones de la
modificación del suelo por las especies formadoras de IDF pueden reflejarse tanto en las
historias de vida de las especies de microorganismos, plantas y animales asociados a ellas,
como de la misma especie formadora. Las especies formadoras de IDF podrían considerarse
como ingenieros del ecosistema definidos según Jones et al. (1994) como organismos que
directa o indirectamente modulan la disponibilidad de recursos (en este caso fertilidad del
suelo) a otras especies cambiando el estado físico de materiales bióticos o abióticos que llevan
a la modificación, mantenimiento o creación de habitats (ver Breemen & Finzi 1998 respecto a
implicaciones ecológicas de interacciones planta-suelo revisando el caso de las IDF en
desiertos). Si en la modificación de la fertilidad del suelo por especies formadoras de IDF
intervienen características determinadas genéticamente (e.g. producción de taninos en la
hojarasca que influyan en su descomposición, patrón fenológico, producción de exudados en
las raíces, etc) entonces la modificación del suelo por IDF podría considerarse como su
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96
“fenotipo extendido” FE (definido como los efectos de genes a nivel de organización más
grande que poblaciones, es decir con efectos a nivel de comunidades o ecosistemas; Dawkins
1982, Whitham et al. 2003). Para el caso de las IDF el efecto en la comunidad de especies
(e.g. riqueza de especies vegetales, biomasa microbiana, etc.) y en el ecosistema (e.g.
productividad, mineralización de C, etc.) es notable. Jones et al. (1994) sugieren que el efecto
de los ingenieros del ecosistema podría derivar en procesos sinérgicos que afectan la
adecuación de la especie ingeniero y si ésto llegara a suceder entonces se podría considerar
que su FE está sujeto a selección natural. Binkley & Giardina (1998; con base en ideas de
Tilman 1988) proponen que la modificación del suelo por los árboles de bosques templados,
ya sea hacia mayor o menor fertilidad, podría constituir en sí una estrategia para incrementar
la supervivencia y el éxito reproductivo del árbol. Por ejemplo, Binkley & Giardina (1998)
proponen que mantener condiciones de baja fertilidad podría ser el mecanismo de
estabilización de parches de árboles del género Tsuga en Norteamérica por miles de años (e.g.
favoreciendo iones Ca2+ en el suelo), inhibiendo plántulas de especies que prefieren suelos
más ácidos y fértiles (ver también Breemen & Finzi 1998). A diferencia de los árboles de
bosques templados donde existe gran cantidad de recursos en el suelo y las relaciones de
competencia entre especies predominan, las interacciones de competencia no siempre son las
dominantes en las zonas áridas y semiáridas (Callaway 1997, Escudero et al. 2004). En las
fases iniciales de una IDF, con pocos recursos en el suelo, las interacciones de facilitación
predominan, mientras que en las fases terminales son las de competencia las predominantes
(Escudero et al. 2004, ver también Callaway 1997). Probablemente una vez que la fase de
reproducción de una IDF haya llegado a su máxima contribución (tamaño límite de la IDF) es
cuando comienzan a predominar las interacciones de competencia en la misma. En todo caso
no le sería tan grave a largo plazo a la IDF perder en la interacción de competencia, una vez
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97
que ha contribuido lo suficiente a la producción de semillas para conformar la siguiente
generación. La modificación del nivel de fertilidad en el suelo por especies de IDF en un
contexto de selección natural podría servir como hipótesis de trabajo para futuros estudios.
Estrategias funcionales de IDF podrían establecerse bajo el modelo propuesto por Grime
(1979) de estrategias básicas en plantas que explican procesos de sucesión. En efecto, este
modelo podría ser útil para examinar el efecto de las IDF en el suelo (e.g. inhibición de
competidores, facilitación de especies pioneras (ruderales) y tolerancia al estrés, Breemen &
Finzi 1998). Mayor investigación es necesaria para probar estas hipótesis en el contexto de las
ventajas o desventajas en la adecuación de las especies formadoras de IDF de Zapotitlán
Salinas y especies asociadas, así como de sus posibles implicaciones ecológicas y evolutivas.
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98
Literatura citada
Aarssen, L.W. 2004. Interpreting co-variation in species richness and productivity in terrestrial
vegetation: making sense of causations and correlations at multiple scales. Folia
Geobot. 39: 385-403.
Aber, J.D. & Melillo, J.M. 2001. Terrestrial Ecosystems 2nd ed. Academic Press. 556 pp.
Binkley, D. & Giardina, C. 1998. Why do tree species affect soil? The warp and woof of tree-
soil interactions. Biogeochemistry 42: 89-106.
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