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  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    1/22

    Ocho lecciones de mtodo de

    la historiografa occidental

    entre 1968y 2001

    Carlos

    Antonio

    Aguirre

    Rojas

    ... a c o n t r ~ t o r i a i..Jsemeldiscursodelos

    que no poseen

    la

    gloria o -hoblndola

    ped

    seencuentran

    ahom

    en la

    oscurid d y

    en el sencio.

    Michel Foucault,Geneal ogadel

    racismo,

    1976

    ms

    de treinta

    aos

    de distancia de

    su

    saludable

    irrupcin,

    la

    revolucin cultural planetaria de

    1968 parece por finhaber mostrado ya a todo

    el mundo sus verdaderos perfiles profundos y esen-

    ciales. Pues ms all de las derrotas que, en prciica-

    mente todas partes, surieron

    los

    movimientos sociales

    y polticos que protagonizaron esta revolucin, subsiste

    el hecho de que todos ellos, sin excepciny a pesar de

    haber sido vencidos en lo poltico y en lo inmediato,

    triunfaron radicalmente

    ai

    desencadenar una transfor-

    macin profunda e irreversible del conjunto completo

    de las estructuras de la reproduccin cultural de todas

    las sociedades del

    orbe.'

    inque sehace evidente cuando

    constatamos que las tres instituciones

    o

    espacios cen-

    trales en donde se genera

    y

    se reproduce la cultura

    contemporhea -la

    familia,

    la escuelay los medios de

    IZTAPALAF'A

    5

    iulio-dlciernbE

    d e

    2 0 0 1

    *

    Invesiigador titular

    en

    el

    Instituto de Investigaciones

    So-

    pp

    129-150

    ciales

    ia

    Universidad Nacional Autnoma;ie Mxico.

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    2/22

    Carlos

    AntoriwAguirre Rojas

    comunicacin- han

    sufrido

    justamente

    una mutacin de largo alcance, preci-

    samente a

    raz

    de

    los

    efectos y del

    im

    pacto central de esta revolucin de

    1968.

    Y

    son estas repercusiones gio-

    bales del 68 lasque se encuentran en

    la base de tantos y tantos procesos

    que hoy vivimos cotidianamente,y que

    abarcan desde la crisis de la famiiia mo-

    derna, el aumento espectacular de la

    tasa de divorcios o la ruptura del ma-

    chismo y

    el

    patriarcalismo dentro de

    las clulas f d a r e s de todo el mundo,

    hasta el papel desmesurado que hoy

    juegan

    los

    medios de comunicacin en

    el planeta, papel que

    los

    vuelve capaces

    de

    influir

    en la opinin pblica hasta

    el

    punto de hacer variar el resultado de

    una eleccin presidencial, a la vez que

    desinforman sistemticamente sobre

    una guerra o sobre un movimiento in-

    digena dignamente en rebelda: pero

    tambin cuando denuncian valiente-

    mente las injusticiaso lasexpoliaciones

    que se r eal i zanavariasgeneraciones de

    ciudadanos. por causa de un tenible

    acuerdo del Estado con los banqueros

    o cuando hacen pbiicas las transac-

    ciones sucias y losacuerdos cupulares

    de los dirigentes de tal o cual partido

    poltico, que desembocan en el veto a la

    aprobacin de una ley digna sobre

    los

    derechos indgenas, por ejemplo. Pa-

    sando ademis,

    por

    una multitud de

    enormes camblos que ha

    sufrido

    la ins-

    titucin de la escuela moderna, desde

    la redehicin total y la superacin de la

    vieja relacin errquica maestro-alumno.

    y su sustitucin por las nuevas tcnicas

    pedaggicas hasta la muerte del fetichis-

    I

    :x>

    mo acntico frente a la letra impresa, en

    cuyolugar lorece ahora el libre examen

    cnticn de

    las

    opiniones y el debate directo

    como nuevo mtodo de conocimiento.2

    fectos fundamentales de 1968,en

    todos

    los

    rengiones de la cultura con-

    tempornea, que tambinhan repercu-

    tido en la totalidad del sistema de los

    saberes cientiflcos, cuestionando hasta

    la misma divisin de las ciencias en

    duras, sociales y humansticas.y

    reconsiderando, igualmente, la per-

    nencia y legitimidad de la divisin del

    estudio de

    lo

    social, en

    los

    tradiciona-

    lescamposautnomosy separadosdelas

    actuales disciplinas de la antropologa,

    la historia, la sociologa, a economa,

    la

    geografa o la psicologa, entre otras.s

    As ,

    la historia y la bistoriografa se

    han vista tambin totalmente sacudidas

    y transformadas de ra enovndose

    una vez ms y dando lugar tanto ai

    nacimiento de nuevas corrientes histo-

    riograficas,con novedosos paradigmas,

    mtodos y perspectivas sobre el oficio

    de historiador, como tambin a la

    trans-

    formacin profunda y a la renovacin de

    algunas antiguas comentes o tenden-

    cias historiogricas ya existentes.

    Comentes renovadas profundamen-

    te o, en otro caso. recientemente emer-

    gentes dentro los estudios histricos

    mundiales que, como herederas direc-

    tas de la

    gran

    ruptura cultural de 1968.

    van aser ambin aquellas que elaboren

    y proponganlos n w s odosde ejer-

    cer y practicar la historia y la investi-

    gacin histrica, estableciendo

    no

    slo

    lasprincipaies lecciones historiogrlcas

    todava vigentes de esa revolucin de

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    Ocho ecciones de

    mtodo

    de la historografa

    occidental entre

    1968y 2001

    1968, sino tambinlas ormas, los mo-

    delos y los horizontes de la manera en

    que hoy, en el

    ao

    2001, se estudia. se

    investigay se enseria lahistoria, en

    una

    buena parte de todo el planeta.

    Lecciones fundamentales de la his-

    toriograa de los ltimos treinta

    aos,

    que son ompiwmente ignoradas por

    la mala historia positivista hoy domi-

    nante, pero que, junto con

    las

    aporta-

    ciones y las lecciones an vivas de la

    historia

    marxista,

    y unidas a

    l as

    contr-

    buciones desarrolladas por la corriente

    francesa de los

    Annales

    del periodo de

    1929 a 1968, constituyenlaplataforma

    imprescindible de los elementos forma-

    tivos esenciales que, en la situacin ac-

    tual, debe poseer todo buen historiador,

    genuinamente critico, y que desee ver-

    daderamente

    estar

    a

    la

    altura de nuestra

    poca. Veamos entonces, brevemente,

    cules son estas lecciones de la histo-

    rio@ de losltimos

    treinta

    aos, as

    como las corrientes nuevaso renovadas

    que las han impulsado y propuesto.

    I

    sea ,

    clnro est,

    que

    el editorial

    titul do Hbtoire

    et Sciences

    s o c i a l e s .

    Un tournant crique que

    abre el

    Itim0 nrnem

    de

    la

    revistaAnnales

    ESC de

    1989,

    pudiese ser leido como el

    S@M

    de una nflexin n el trdmjo

    de

    la

    revista..

    Bernard Lepetit, Les Anrides

    Aujourdhui ,

    1995a

    Una primera leccin que es posible de-

    rivar de esta historiografia posterior a

    1968est asodada a los desarrollosmaS

    recientes de Lacorriente francesa de los

    Annales. y en especial a lo que podria-

    mos considerarsu cuarta generacin

    o cuarto proyecto intelectual fuerte. des-

    plegado desde 1989 y hasta hoy.5Por-

    que es sabido que, despus de 1968, a

    corriente de los Annales tuvo

    un

    viraje

    radical respecto del tipo de historia que

    hahia impulsado entre 1929 y 1968,

    historia esta

    ltima

    cuyos perffles y en-

    seanzas hemos desarrollado en otra

    parte.6Y entonces, entre 1968 y 1989,

    io que los Annaies hicieron fue dedi-

    carse a la amorfa, ambigua y poco con-

    sistente historia de las mentalidades ,

    misma que abord por igual problema-

    ticas

    y

    temas histricos bastante ba-

    nales e inesenciaies. que unos

    pocos

    es-

    tudios

    dedicados a asuntos

    ms

    serios y

    relevantes, pero que, desde el punto de

    vista metodolgico, se autodeclar una

    historia eccticay sin lnea directriz ni

    principios tericos, que aceptaba ab-

    solutamente cualquier enfoque hist-

    rico posible, con la nica condicin de

    que abordara ese indefinido campo

    de las mentalidades .' Es claro que la

    historia crtica puede rescatar muy

    poco del conjunto que abarca esa histo-

    ria de las mentalidades, desarrollada

    por la tercera generacin de la comente

    annaiista.

    En contraste. y es sta la primera

    leccin de esa historiograa francesa

    de

    los

    ltimos quince ao s , resulta in-

    teresante el nuevo modelo de historia

    cultural que la cuarta generacin de

    Annales ha promovido: el modelo deuna

    131

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    CarlosAntonioAguirre

    Rojas

    historia

    social

    de

    las

    prcticas cultura-

    les*tambhOaradenzadocomounanue-

    va historia cultural de

    lo

    social. Una

    historia que, frente ai substantivismo

    autosuficiente de losestudios hist~%os

    de las mentalidades el cual en oca-

    siones ha llegado hasta el idealismo

    abierto y confeso, como en la obra de

    Phiiippe A r i e s , va en cambio

    a

    re-

    presentarun verdadero &erra deuna

    hstoria otra vez mate r i as t a y otra vez

    profundamente

    social

    de

    l o s

    fenmenos

    dturales.~

    h i . y asociada muy de cerca con

    los

    trabajos de Roger Chartier,

    esta

    histo-

    ria social

    de

    las

    prcticas culturales nos

    propone

    n z r

    odoproducto cultural

    como prctica y. por ende, a partir de

    las condiciones materiales especificas

    de suproduccin, de su forma de exis-

    tencia y de

    su

    propia difusiny circu-

    lacin reales.

    La

    historia del libro,

    por

    ejemplo, no

    slo

    estudialos contenidos

    intelectuales y

    los

    mensajes culturales

    del mismo sino tambin sus modos de

    fahricac%5n, o s

    procesos

    de trabajo de

    os

    editores, la composicin material mis-

    ma de los textos

    y

    su forma de presen-

    tacin dentro del objeto libro,

    igual

    que

    las

    diferentes formas de

    su

    lectura

    y de

    su

    recepcin.

    por

    parte de

    los

    muy

    diversos pblicos que

    lo

    consumen

    y lo utilizan en una poca dada.

    Es

    decir. una historia cultural que, vi st a

    como esa sintesis de diversas prcti-

    cas, es una historia materialista en el

    mejor sentido de este trmino.

    Y

    tambin. una historia de la cultura

    profundamente

    s o c i a l ,

    en la medida

    en

    32

    que restituye y re- esa condicin

    de los productos

    y

    de las prcticas cul-

    turales, como resultados siempre di-

    rectos de la propiaac t iuW social Es

    decir.

    una

    practica de lectura determi-

    nada, un cierto conjunto de representa-

    ciones asumidas, un comportamiento

    cultural especifico de una clase o

    grupo

    social, una peculiar modalidad de cons-

    truccin del discurso son, todas, distir-

    tas manifestacionesculturales siempre

    producidas, acogidas y reproducidas

    por una especfica sociedad y en un

    cierto contexto histrico,

    lo

    que nos oh&

    ga entonces a partir nvariablemente de

    ese referente

    social

    e histrico, para la

    expiicacin de toda prcticao fenmeno

    cultural posible. Un nuevo modelo de

    historia cultural,que

    si

    hienseencuen-

    tra

    t od av a

    en pro eso de constn

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    5/22

    Ocho lecciones de mtodode

    la

    historografia occidental entre

    1968 y

    2001

    tos sociales

    ms

    globales dentro de los

    cuales ellos despliegansu accin.

    As,

    tratando de

    ir

    ms

    ail

    de

    las

    visiones

    esquemticas que durante dcadas re-

    dujeron la accin de los individuos y

    su rol social ai de simples marionetas,

    unilateralmente determinadas en sus

    posiciones y en

    sus

    prcticas por di-

    chas estructuras sociales, estos cuartas

    Annales proponen revalorar el papelm-

    t i uo y

    consbuctivo

    de esos agentes

    socia-

    les,

    los

    cuales no slo crean

    y

    dan cuerpo

    total a dichos entramados y estructuras

    sociales como fruto de sus acciones y

    de sus interrelaciones. sinoque adenis

    disfrutan. permanentemente, de ciertos

    mrgenes de libertad en su accin co-

    tidiana, eligiendo constantementeentre

    diversas alternativasy modificando con

    sus propias prcticas, a veces poco y a

    veces totalmente,

    a

    esas mismasestruc-

    turas sociales que,

    sn

    duda, establecen

    en cada momento los lmites concretos

    de

    su

    accin.

    Restituyendo de esta forma

    un

    en-

    foque mucho ms dinmico y complejo

    de los agentes como creadores y re-

    productores de las estructuras, y de las

    estructuras como marco envolvente y

    lmite de la accin de los agentes -que

    sin embargo se interrelacionane inter-

    intluyen todo el tiempo, para transfor-

    marse mutuamente-, esos cuartos

    Annales son capaces de mostrar el ca-

    rcter cambiante y mvil de los deter-

    mnismos que las estructuras ejercen

    sobre los agentes +ue lejos de ser om-

    nipresentes, fatales

    y

    de un

    solo

    senti-

    do claro, son ms bien determinismos

    generales, tendenciales y en ocasiones

    devariossentidos posibles-.

    y

    el papel

    siempre activo,

    di nmco

    y creador de

    esos gentes sobrelas estructuras, que

    ellos mismos en el origen han cons-

    truido y que reproducen todo el tiempo

    con su accin, y

    a las

    que por lo tanto

    pueden tambin mcdicar, incluso to-

    talmente. en ciertas condiciones y en

    momentos histricos determinados.lo

    Una

    otra

    historia social que intenta

    ms

    bien reconstituir ese complejo ir y

    venir, desde el individuoo desde el g n

    P

    hacia el contexto, y desde este ltimo

    hacia los primeros, superando tanto la

    visin de la estructura omnipresente y

    todopoderosa del agente pasivo y pu-

    ramente receptivo como la vertiente

    opuesta

    a la

    del agente capaz de todo y

    demiurgo de la estructura y del mundo,

    que concibe a dicha estructura como

    reducida

    a

    mero teln de fondo sub-

    sidiario y marginal. Restitucin de esa

    compleja dialctica entre los sujetos

    sociales y

    las

    situaciones o medios de

    su accin, que ha permitido corregir

    ciertas versiones deformadas de una

    historia objetivista

    y

    estructuralista,

    que haba reducido el papel de los indi-

    viduos, agenteso sujetos sociales.

    al

    de

    simples portadores de su condicin

    de clase,o tambin al de mera expre-

    sin de la estructura, historia que pros-

    per tanto dentro del marxismo vulgar

    como fuera de

    l,

    antes de la impor-

    tante revolucin cultural de 1968.Pero

    que,al replanteame en tmiinos de esta

    dialctica de interinfluencias recipro-

    cas, permite abonar el desarrollo deuna

    133

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    6/22

    Carlos

    Antonio

    Aguirre Roja

    historia realmente critica, que puede

    desmollarse dentro de tcdos los diver-

    sos

    campos

    de

    lo

    histrico,

    para

    apiicar-

    se

    lo

    mismo a lahistoria cultural o

    a

    la

    historia econmica. que a

    l historia

    de-

    mogrflca, poltica

    o social.

    ..Los

    intelectualessocinlistasdeben

    o itpu

    un tenunrioque

    s e a

    SUL

    condic&nes,

    suyo: sus

    p m p

    reuLstas sus p r o m cenbos

    tencos

    yprctlcos: ugares

    donde

    nadieW e

    am que leconcedan

    Nulos

    o ctalms, snopam

    iabansfomui~delasoaedad

    Edward P Thompson, Entrevista , 1976

    La

    ercera leccin posteriora

    1968

    para

    una historiografii critica se encuentra

    asociada

    a

    los

    desarroliosde

    las

    varias

    tendencias y subgrupos que han sido

    genricamente calificados como las

    historias

    manristay

    sodalfstabritni-

    cas contemporneas .

    Y

    se trata de la

    propuesta, una vez ms, de reivindi-

    cacin de

    la

    historia

    social pero aqu

    entendida, en particuiar, como

    el

    proce-

    so

    mitipie

    de

    r eni pemn6n

    delco@untD

    de lasclasespopulares y de los grupos

    oprimidos dentro de la historia. Recu-

    peracin concebida en muy diferentes

    b e a s y niveles, que en

    un caso

    se des-

    pliega. especficamente. en el sentido

    del rescate de dichas clases

    y g m p

    populares en relacin con su verdadera

    condicin de agentes de

    la

    dinmicay

    del

    cambio sociales, mientras que en

    otro

    caso

    avanza.ms

    bien, como

    ei

    pro-

    134

    yecto de reintegrar la voz

    y

    la

    memoria

    de

    esos

    sectores populares entanto que

    fuentes esenciales

    para

    la construccin

    del

    saber

    histrico. Pero tambin, en

    una tercera vertiente, respecto de la

    eleccin de

    l a

    situacin de estas clases

    mayoritarias como observatorio

    o

    pun-

    to

    de partida del

    anlisis

    de la totalidad

    de lo

    social, ai defender una historia

    construida desde abajo hacia arriba

    I t bottom u$),

    en donde el criterio de

    los

    sectores de abajo es el que de&

    ne

    las

    ormasde

    percepdn

    y

    de

    anausfs

    del grado, la intensidad,las formasy

    el

    curso concreto mismo de la confronta-

    cin y de a lucha de clases, en

    sus

    miu-

    tiples deseniaces

    y

    resultados posibles.

    De este modo,

    UM

    primera variante

    de

    este

    proceso multiiiceco de

    recupe-

    racin de las clases populares dentro

    de la historia avanza en

    el

    eentido de

    revalorarprofundamente. unavez

    ms

    el

    verdadero

    papel

    que

    han

    tenido esas

    clases populares

    y

    esos

    grupos

    oprimi-

    dos

    como reales

    pmiagonistas

    y mm

    t r u c t o r e s del dramahistrico.

    Algo

    que,

    como es bien sabido, ha sido

    originai-

    mente planteado

    y

    desarrollado por

    Marx,

    y que estos historiadores britni-

    cos,

    ustamente

    mamistas,

    van avolver

    a recordar y a repiantear con fuerza,

    frente

    a

    la historia positivista

    inglesa

    a

    la

    que e lks combaten e intentan supe-

    rar.

    Y

    entonces tendremos, nuevamen-

    te, y apoyada e inspirada parciaimente

    en esta historia sociaustaingieaa. toda

    una vigorosa y ong ina i ola de trabajos

    concentrados en

    r econsW las

    histo-

    nas de

    la

    clase obrera.

    los itinerariosy

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    7/22

    * . i 1

    Ocho lecciones

    de

    mtodo de la htstorografin occidental entre 1968 y 2 0 0 1

    papel de los movimientos campesinos,

    las experienciasy las luchas de los tra-

    bajadores, los estudios y los anlisis de

    los grupos marginales mas diversos.

    igual

    que la popularizacin de obras y

    ensayos sobre

    la

    cultura popular y la

    conciencia obrera, las cosmwisiones

    campesm

    y las

    formas

    de

    ver

    y de con-

    cebir el mundo, caractersticas de esos

    diversosg~~possectoressocialesmar-

    ginalesy marginadosya mencionados,

    entre muchas

    otras.*

    Vasto conjunto de perspectivas y de

    historias de todas

    las

    clases sociales

    y

    de los innumerables movimientossocia-

    les que, habiendo cobrado nuevo auge

    despus de

    1968,

    se prolongan hasta el

    da de hoy comouno de

    los

    campos ms

    frtiles para el ulterior desarrollo de

    las

    historiograas crticas de todoel planeta.

    Una segunda variedad importante

    dentro de estos enfoques de la historia

    socialista briinica es

    la

    que se ha con-

    centrado en proponer el rescate directo

    delavoz y de lamemoria de esas

    clases

    populares, como instrumento y fuente

    para la construccin misma del saber

    histrica. Pues si esta perspectiva

    at3rma

    que son esas clases populares las que

    hacen

    la

    historia

    real, entonces lo ms

    iogico es que

    sean

    tambin ellas l s que

    escr iban a historia y elabren los propios

    discursos histricos que intentan dar

    cuenta de

    sus

    obras, de sus luchas, de

    sus actividades y de sus roles especticoS

    dentro de los procesos sociales histri-

    cos globales.I3

    Siguiendo entonces

    l

    idea de que

    la ciencia de

    la

    historia debe darlevoz

    a

    los oprimidos y hacer que todo el

    mundo escuche dichavm,

    ai

    recuperar-

    la sistemticamente dentro de

    los

    ele-

    mentos del propio saber histrico, esta

    historia socialista britnica ha ratado

    de poner en prctica los mecanismos

    para rescatar y reincorporar a esa me-

    moria de

    los

    verdaderos protagonistas

    esenciales de la historia real ecurrien-

    do para ello a la construccin y a la

    re-

    vaiorizacin delas micas de la

    historia

    a

    la vez que fundaba los clebres

    History

    Workshops

    o

    talleres de histo-

    ri a en los que, juntas y combinando

    sus habilidades y saberes especicos,

    los propios obreros o los habitantes de

    unbarrio

    o

    los proiaganistas de

    un

    cier-

    to movimiento

    social o

    las campesinas

    de

    una

    ocalidad. trabajaban con

    loshis-

    toriadores profesionales

    o

    de oficio,

    para hacer y escribir,

    o

    para rehacer y

    reescribir la historia de esa clase, de

    ese barrio. de ese movimiento o locall-

    dad particulares.

    UM historia radical que, en lamedi-

    da en que est incorporandoa los pro-

    pios trabajadores y sectores populares

    como generadores y constructores del

    propio saber histrico, se ha abierto

    de manera amplia y muy receptiva al

    seguimiento, estudio y registro de pr&c-

    ticamente todos los movimientos anti-

    sistmicos contemporneos hacindose

    eco. sin excepcin, lo mismo del movi-

    miento feminista que del movimiento

    obrero, pacifistas y antinucleares o de

    los

    movimientos estudiantiles, campe-

    territoriales

    o

    locales

    ms

    diversos.

    sinos.

    antirracistas. indgenas,

    urbanos

    135

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    8/22

    CarlosAntonio Aguirre

    Rojas

    Una tercera versin deesta historia,

    derivada de las dos antenores, es la de

    construir toda historia posible como una

    historia desde abajo, es decir como

    una historia que aun cuando se ocu-

    pe

    del anlismde las clases dominantes

    o de la cultura de las elites,

    o

    tambin

    del papel del Estado, del mercado o de

    la nacin, lo har siempre desde este

    obsenxltono

    especJmque es el del em-

    plazamiento y laperspectiva de anlisis

    de e m

    mismas

    clases

    popularrs,

    iendo

    a

    los

    ideres desde el punto de vista de

    lasmasas,oal Estado desde la socledad

    civil. a la vez que diagnostica a la cul-

    tura dominante desde la cultura popu-

    lar,y a los explotadores y domadores

    a partir del punto de vista de sus vic-

    timas, desentraando

    los

    mecanismos

    del mercadosegn

    la

    produccino corn-

    truyendo la expkacin del fenmeno

    de la nacin conforme la posicin del

    ciudadano ordinario y comn.

    Proponiendo entonces estudiar todo

    fenomeno histrico desde abajo hacia

    arriba (tobottom

    L@,

    esta historiografa

    socialista britnica quiere

    descentrar

    sistemticamente a la tradicionalhisto-

    ria positivista tambin

    ngi esa.

    iempre

    estatoltdcaoadoradora del Estado, po-

    Uticista.concentrada en los hroes y en

    losgrandes hombres, e ignorante de esas

    clases populares antes mencionadas

    As tendremos, por primera

    vez

    dentro

    de los

    estudios

    histricos,una corriente

    historiogrca que intenta construir-

    se

    esdeelpropio punto de

    vista s

    clases

    populares,

    desde

    los

    modos

    en

    que dichas clases sometidas han sen

    136

    tido, vivido y percihtdo. de manera con-

    creta. todo el conjunto de los hechos y

    procesos histricos, desde

    los

    mscoti-

    dianosy aparentemente triviales. hasta

    los

    ms espectaculares y llamati~os .~~

    Lo cual, evidentemente,

    se

    opone de

    manera frontal a la antigua concepcin

    positivista tradicional, que siempre ha

    reproducidosncriticasloel puntode

    mta de los vencedores y de las clases

    dominantes. Mientras que, en esta va

    riante de la historia

    briWca

    socialista.

    justo de io que se trata es de r eexamui ar

    todos os hechos, situaciones yprocesos

    de la historia, desde las cosmovisio-

    nes de loscampesinos y de

    los

    obreros,

    de los

    mar@nada

    de

    los

    trabajadores,

    es decir, de todos aquella sujetos socia-

    les cuyas visiones y percepciones espe-

    cficas han sido casi siempre ignoradas

    y omitidas por los historiadores d m

    teriores.

    Por ltimo.una cuarta lnea de den-

    vacin importante de esta perspectiva

    historiogrtica es

    la

    de la reivindicacin

    del originaiconcepto de la ecoRomiamo

    ml d e lamuwud

    el

    cual, habiendo sido

    acuado por el histoddor Edward P.

    Thompson, nos entrega una herramien-

    la muy interesante y fecunda para la

    historia critica de la lucha de clases y

    de

    l osmovimientos

    po~UlaTe9.~~ues e-

    cordndonos que esa lucha de clases

    TU> existe

    slo

    en los momentos culmi-

    nantes

    o

    espectaculares de

    una

    revolu-

    cin, de

    UM

    revuelta popular o de la

    toma de la Bastilla o del Palacio de In-

    vierno. sino siempreypennanentem

    te. este roncepto se nos ofrece como el

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    9/22

    Ocho eccionesde mtodode a hi storografa

    occidental

    entre 1968 y 2001

    esfuerzo de dar cuenta

    o

    de captar de

    modo ms preciso el mecanismo

    o

    ba-

    rmetro que, en la sensibilidad popu-

    lar y en el punto de vista de las propias

    masas populares, regula y establece en

    cada momento lo que es tolerable y lo

    que es intolerable, lo que es usto e in-

    justo, lo que an puede aceptarse frente

    a aquello que en cambio desencadena

    la

    ira

    popular y la indignacin y la

    su-

    blevacin general; mecanismo que en

    cada situacin histrica particular se

    ha construido siempre desde las tradi-

    ciones, la historia, as costumbres y los

    singulares modos de ver de cada

    grupo

    o

    clase p o p a , conforme la circunstan-

    cia y el tiempo histrico especficos.

    UM

    eoonamia

    mm

    de las clases

    po-

    pulares que es captada exclusivamen-

    te por

    sus

    lderes ms autnticos y por

    sus

    portavoces ms genuinos, pero que

    debe ser estudiada, analizada y recons-

    truida con cuidado por el buen historia-

    dor critico, si es que ste desea realmente

    comprender, de manera concreta, 8~

    y detallada, a esa lucha de clases y a

    ese decurso social de la historia que in-

    tenia explicar.

    Sin

    esa radiografa cui-

    dadosa de dicha economa moral de la

    multitud ser muy dificil entender por

    qu

    un

    motin, una revuelta, una insu-

    rreccin

    o

    hasta

    una

    revolucin, estalla

    precisamente en el momento en que lo

    hace y no antes ni despus y, adems,

    por qu los desenlaces de todas esas

    manifestaciones populares y de la lucha

    de clases ban sido en particular los que

    han acontecido y no cualesquieraotros

    diferentes.

    111

    El

    acemuniento

    experimental

    que ha

    setenta

    en

    el g r u p o de

    os

    estudiosos i t al i anos

    demcrohisoria

    f... se mia

    a

    rechazo

    explcito de

    l s

    impcac iones escptims

    @Osmcdernas.si se quiere)

    presentes t n

    a menudo en La

    historicgmfa

    europea

    y ame rica^

    de os arios80 e inicios

    de os

    90.

    Carlo Ginzburg, Microhistaria:dos

    o

    tres

    cosas

    que s de ella ,1994

    UM cuarta

    leccin metodolgica impor-

    tante deriva de las contrbucionesy de-

    sarroilos

    de la corriente italiana de la

    mcrohistoria

    erspectiva historiogr-

    fica nacida directamente de los impac-

    tos

    de la revolucincultural de 1968que,

    recogiendo y superando a la vez a todo

    el conjunto de las tradiciones de la his-

    toria social italiana posterior a

    1945,

    vaaest1~ctwarsedurante1csaosseten-

    ta y ochenta alrededor de la publicacin

    de la hoy conocida revista Quaderni

    Storici As.manteniendo

    UM

    posicin

    clara y definidamente progresista y de

    izquierda, este grupo de historiadores

    crticos de origen italiano desarrolla, en

    primer lugar y como

    una

    primera

    herra-

    mienta heurstica de la nueva historia

    cambio

    de

    escala mismo que. al pos-

    tular la posibilidad de modificar la es-

    cala especnca en la que un problema

    de historia es analizado y resuelto, por

    lo general desemboca en la reivindica-

    cin de la recuperacin recurrente de la

    escala microhistricao del universo de

    dimensiones histricas micro , como

    137

    cristalizado.

    afines de

    los ams

    mca . el

    pm dmien o ~ d c o d e l

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    10/22

    Carios

    ntonioAguirre Rojas

    el posible nuevo lugar de experimen-

    taciny de trabajo de loshistoriadores

    que, no obstante, continan

    empea

    dosenexpkarywm~~ iosgmndes

    y siempre fundamenides procesos

    glo-

    bates macrohistricos.

    Losmicrohistorkadoresitaiianoscri-

    tican los imites de los dist intosmodelos

    macrohistricos precedentes, los cua-

    les. al aflrmarse denim de las ciencias

    sociales y la historiograa del siglo xx,

    heron

    uaci ndose

    dewnienidoaiahan-

    donarsu uentenuiriciaoriginaria que

    era y ha sido siempre el aniisis de los

    caws particularesy de las experiencias

    histricas singulares. EUos defienden

    el cambio de escala y este retorno siste-

    mtico ai nivel microhistrico, pero

    no

    pua emmdaral nivel de io

    g e n

    y

    de

    la

    macrohistorb como sihacenla ma-

    yora de los histortadores locales

    o

    re-

    gionales tradicionales y positivistas-,

    sino justamente para renovarlo y enri-

    quecerlo, reconsiderndolo de

    un

    modo

    mscomplejo y elaborado,

    a

    partir de

    los resultados de esa experimentacin

    y de ese trabajo reaillzado dentro de los

    universos de la escala microhistrica.

    Porque el ncleo de este procedi-

    miento microhistrico y de cambio de

    escala consiste precisamente

    en

    es& re

    cuperacin i t e g r a i del crculo de ir y

    venir, que constituye a la dialctica

    compleja de lo macrohistricoog d

    con lo microhistMw

    o

    parcuiar.

    Res-

    cate que avanza

    tomando

    una oaigunas

    hiptesis centrales de un modelo de ex-

    plicacin

    genemi

    o

    m cmh is tr k

    ya

    establecido o aceptado, para entonces

    I38

    hacerdescender esta o estashiptesis

    a

    una nueva escala:

    l

    microhistrica.

    Escala

    o

    universo

    micro,

    en el cual

    di

    chas hiptesis generales sern pues-

    tas a

    examen yveriicadas. sometiendo

    su capacidad explicativa a la prueba

    delcasosingularmicrohistrico elegido

    el que, al

    servir

    de test

    o

    de lugar de

    experimentacinde esasmismaship-

    tesis, va a terminar siempre modifi-

    cndolas, emiquedchdolas. hacindolas

    ms

    compkjas, y

    a

    veces

    hasta

    r ef ut i m-

    dolas totalmente,para reformularlas de

    una manera muy distinta.4~ e abre

    siempre la posibilidad y hasta la necesi-

    dad de retomara

    losniveles

    macrohist&

    ricos

    o

    generales, desde los resultados

    del experimento microhistrico,para

    reproponer entonces ri l i evas hiptesis

    generales y

    nu uos

    modelos macrohis-

    tricos.

    ms

    sutiles,ms complejos y

    ms

    apaces de dar cuenta real de las

    distintas situaciones histricas con-

    cretas

    las

    que eUos aluden.18

    Procedimiento microhistrieo del

    cambio de escala que, entonces, no es

    slo radicalmente dlferente de la iradi-

    cional y muy frecuentada historia local

    o

    de

    la

    propia historia

    regionai

    y por

    ende, igualmente di wrso de la difun-

    dida microhistoria mexicanade Luis

    Gonzlezy Gonzlez-, s ino tambin de

    cualquier historia puramente anecd-

    hca.

    de

    l as

    cosaspequeas o de los es-

    pacioso

    problemas reducidosdentro

    de la historia. Es incluso un procedi-

    miento que podra,precisamente,explo-

    tarse

    en

    el

    futuro

    para

    tratar

    de

    renouar

    a esas historias locales, regionales o

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    11/22

    Ocho Lecciones demodode la historografia occidental entre 1968 2001

    anecdticas, que en su nmensa mayo-

    ria terminan derivando ustamente en

    la

    pura descripcin puntual, acumula-

    tiva y Bnalmente intrascendente, de

    hechos

    y

    ancdotas correspondientes

    a esos diversos microuniversos hist-

    ricos, los que aqu son considerados

    nicamente de manera aisladny en

    s

    mismos descripcionesque son tan co-

    munes y t an utilizadas por parte de la

    mala historia positivista.

    UM

    quinta leccin asociada a la

    microhistoria italiana, y directamente

    conectada con el procedimiento micro-

    histrico que acabamos de explicar, es

    la de las posibilidades que ofrece, para

    el buen historiador, el anlisiseuhnus-

    aU0e ntensiuode dicho universo micro-

    histrico.Esdedr, quealreducirlaescala

    de anlisis, y tomar como objeto de es-

    tudio a ese lugar de experimentacin

    que es la localidad

    o

    el caso

    o

    el indivi-

    duo

    o

    la obra

    o

    el sector de clase elegido,

    se hace posible llevar a

    cabo

    un anlisis

    prcticamente to@ tanto de todos los

    documentos, las fuentes, los testimo-

    nios

    y

    los elementos disponibles dentro

    de ese mimuniverso. como tambin de

    los divereas y mltiples

    sent idos

    involu-

    crados en las acciones, las prcticas,

    lasrelacionesy los procesos desarrolla-

    dos poresos personajes o comunidades

    o situaciones microhistricas inves-

    tigadas.

    Pues a diferencia de los estudios pu-

    ramente macrobistricos, que necesaria-

    mente seleccionanuno

    o

    aigunospocos

    elementos de la totalidad,

    a

    los que in-

    vestigan

    y

    analizana travs de

    casos

    o

    ejemplos,

    o

    de situacionesmso menos

    ilustrativas y/o representativas de las

    tendencias

    genemies

    -lo que es

    total-

    mente pertinente,

    til

    e imprescindible,

    mientrasm e caiga en el vicio ya men-

    cionado de vaciar el modelo general

    de sus referentes empricos, y de ter-

    minar imponindolo como molde rig-

    do y obligatorio de

    la

    explicacin de las

    mltiples realidades concretas-, el

    anlisisde un caso microhistrico per-

    mite mantener el horizonte exhaustivo

    de agotar prcticamente

    odos

    los nive-

    les de la realidad y todas las dimensio-

    nes y aristas de una situacin, de

    UM

    comunidad o de un personaje histrico

    cualquiera. reconstituyendo,por ejem-

    plo, la entera r e d

    de

    r e l a cw n e s de un

    individuoa o argode

    su

    vida

    o el

    mapa

    de

    vculos,

    alianzas,

    matrimonios y

    disputas de todas

    l asfamillas

    deun pe-

    queo pueblo o las formas de vida, los

    espacios de ocupacin, las expectati-

    vas famaares y los comportamientos

    culturales

    y

    polticos deunaderiaclase

    obrera determinada,o iodos los contex-

    tos sociales mltiples de

    la

    redaccin y

    de la recepcinsocialdeuna ciertaobra

    intelectual, etctera.lS

    Al mismo tiempo, y acompaando a

    este estudio que agota todaslasdimen-

    siones de la realldad

    micro

    b j oexamen,

    se hace posible adems un anlisis

    ms interns0 de los tesmonios y de

    las fuentes diversas. Un anlisis que,

    ubicndoseahoradesde el punto de vis-

    ta

    del sentido de los hechos histricos,

    intenta agotar

    todos

    los sentidos im-

    bricados dentro de cada problema

    his-

    139

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    12/22

    Carlos

    Antonio Aguirre

    ajas

    trico, multiplicando las perspectivas

    de interrogacin de dicho problema y

    los

    puntos de observacin de los mis-

    mos. para tratarde construir, tambin

    dentro de la histona,

    lo

    que el antrop-

    logo Clifford Geertz ha llamado

    des

    cripciones

    densas

    de los problemas.Es

    decir. descripciones que sintetizan y

    combinan en un

    solo

    esquema expiica-

    tivo las muy diversas maneras en que

    la situacin

    o

    el problema examinado

    ha sidovisto, percibidoy procesado, por

    todos y cada uno de los actoresy agen-

    tes sociales en

    l

    involucrados. Un ana-

    lisis exhaustivo y simultaneamente

    denso del lugar microhistrico, que

    acerca de inmediato a

    los

    historiadores

    hacia el horizonte de la historia global

    y hacia el punto de vista de la totadad

    -los

    que hemos mencionadoy desarro-

    llado anteriormente.

    La ltima leccion hasta ahora apor-

    tada por la microhistoria italiana,

    y

    que

    es la s e x t a leccin de la historiografia

    posterior a 1968,es la de

    la

    importan-

    ria de reconocer, cultivar y aplicar el

    paradgma indicinnD dentro de

    la his-

    toria.20Y ello. en general, pero tambin

    y

    muy especialmente cuando nuestro

    objeto de estudio es el conjunto de ele-

    mentos y de reaidades que correspon-

    den a la

    himri

    de

    las

    clases

    populares.

    de los grupos sometidos, de los derro-

    tados sucesivos en las diferentes bata-

    llas

    histricas,

    y de t odas

    esas

    vctimas

    dentro de

    los

    procesos histricos, cuya

    historia

    ha

    sido

    siempre silenciada. omi-

    tida. marginada, reprimida

    o

    hasta eli

    minada

    y

    borrada de diferentes manera

    140

    Porque ha sido precisamente en el

    intento de reconstniir los elementos que

    componen a la cultura

    popular

    italiana

    y europea del sigio XVI pero no vista y

    analizada desde

    la

    perspectiva de las

    clases dominantes, sino desde la posi-

    cin de esas mismas clases populares.

    que Carlo Ginzburg ha expiicitado ese

    paradigma indiciario. Paradigma basa-

    do en el descikamiento de ciertos indi-

    cios histricos. cuya esencia consiste

    en que el historiador se capacite

    y en

    t r a e

    pam

    ser

    capaz

    de leer

    e

    interpretar

    os

    muinpies indicios que,

    habiendu so-

    breuwldo a los procesos de recodifica-

    cin, ltro, deformacin, canservacin

    sesgada y reescritura de la historla

    por

    parte de las clases dominantes, perm-

    ten todava

    hoy

    acceder de manera

    di-

    r e c t a

    a esos puntos de vista

    y

    a esas

    cosmovisiones de

    la

    cultura popular, ai

    modo de huellas, sintomaso trau>s que,

    adecuadamente eidos e interpretados,

    logran an reveiamos

    las

    realidades si-

    lenciadas y marginadas sistemtica-

    mente que conforman a dicha cultura

    Y es que si partimos del hecho de

    que

    las

    clases populares

    no

    saben leer

    ni

    escribir sino hasta fechas muy re-

    cientes, entonces es claro que

    los

    testi-

    monios y documentos sobre su cultura

    sean en general escasos, cuando no in-

    existentes.

    Y

    si a ello agregamos que la

    historia la hacen siempre los vence-

    dores,

    resuitaevidente que

    lo

    que ha iie-

    gad0 hasta nosotros, cuando ha Uega-

    do,

    sobre esa cultura popular, eon slo

    las visiones que las clases dominantes

    popular.

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    13/22

    Ocho leccionesde mtodo de

    la

    historografia occidental entre

    1968y

    2001

    tienen de la cultura de

    las

    clases que

    ellos mismos han sometido y explotado,

    percepciones que adems de

    no

    com-

    prender adecuadamente dicha cultura.

    la banalizan, deforman y distorsionan,

    a travs de los ineludibles iltros. intere-

    sados y nada imparciales, de

    su

    propla

    posicin de clase hegemnica.Por ello,

    lo nico que ha llegado hasta nosotros

    de esa cultura popular, eminentemente

    oral

    y siempre negada y expulsada de

    la historia oficia, no son otra cosa que

    pequeos indicios

    o

    rasgos y elementos

    qparentemente

    insmcantes para cual-

    quier mirada ordinaria,

    pero

    en verdad

    profundamente rewladores y esclarece-

    dores para la mirada aguda

    y

    el olfato

    especialmente entrenados del historia-

    dor crtico, que ha cultivado esta bs-

    queda de los indicios

    y

    esta capacidad

    de su ectura e interpretacin adecuadas.

    Por

    eso, para explicar este paradig-

    ma indiciario, Carlo Ginzburgjuega con

    la comparacin metafrica entre la ac-

    tividad del historiador. por

    un

    lado, y

    con toda una serie de actividades que

    incluyen,por ejemplo, el trabajo del de-

    tective

    o

    la labor del psicoanalista

    o

    la

    pesqui sa

    de

    unjuez,

    guai

    que el

    dmgnS-

    tica de

    un

    buen mdica

    o

    lainvestigacin

    del especialista de arte que es capaz de

    atribuir acertadamente

    la

    autora de

    un

    cuadro supuestamente annimo, etce-

    tera,

    por

    el

    oo.

    Pues

    en

    todos

    estos

    a

    sos se trata de saberes indiclarios, que

    a partir de esos elementos slo aparen-

    temente secundarios

    o

    insigniflcantes,

    que

    son

    los rastros dejados involunta-

    riamente por el culpable,

    o los

    actos

    fa-

    iiidos del paciente

    o

    las contradicciones

    o lagunas presentes en la deposicin

    de los testigos

    o

    los

    sntomasdiversos

    de

    un enfermo o tambin los modos recu-

    rrentes y totalmente singulares de pin-

    tar UM ua, una oreja, una ZOM del

    cabello

    o

    un pliegue del vestido, logran

    desnibr-y establecer esa realidadd

    ta y

    de

    dijicficacceso, pero finalmente

    atrapable y descifrablepor el buen in-

    vestigador o pesquisador.2'

    Un saber indiciario que es, asimis-

    mo, uno de los modos permanentes y

    rniienmhsdel mimpopuiar. del conoci-

    miento de esas mismas masas y cla-

    ses

    populares que aprehenden el mundo

    por la via de la experiencia cotidiana y

    de la observacin atenta del entorno

    circundante.Y. por lo tanto, tambina

    partir de esa capacidad de leer los indi-

    cios y de interpretarlos adecuadamente,

    como en el casodel saber de los cazado-

    res, de los marineros, de

    los

    carpinteros

    o

    de

    los

    curanderos y mdicos populares.

    Un

    conocimiento apoyado en indi-

    cios que, bien aprendido y aplicado. es

    una herramienta preciosa tanto para

    el rescate de todos esos temas dfficiles

    y que se resisten a darse fcilmen-

    te

    al

    historiador -lo que hace que el

    mal historiador positivista simplemen-

    te

    los

    ignore y pase de largo olimpica-

    mente frente

    a

    e l l o s . como para el

    desarrollo ms rico y complejo de esa

    buena historia crtica, que recupera

    esos elementos de la historia popular,

    pero siempre desde el propio punto de

    vi st a

    de las viciimac.

    141

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    14/22

    Carlos Antonio Aguirre Rojas

    rv

    ...

    m e U i t e r e s a a n a z a r a i o t r o M a r x ,

    el que

    enfrentaba lasperspecauas

    dominantes

    de

    las ciencias soc@ies

    de l s l gb

    glowr

    .EIandlislsdelOS

    sistemas-rnundopmtenck

    e r u m

    criticca

    a las clenciai

    s s

    del Sgb g i o w r

    ImmanueiWalierstein, inpemar as

    cienciassom

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    15/22

    . < 7

    Ocho

    lecc iones

    de mtodo de

    La

    historogmfia occidental entre

    I968

    y 2001

    les , de

    UM

    'sociedad determinada,

    lo

    que siempre se hace tomando

    a

    dichos

    factores externos como un mero com-

    plemento, marginal y secundario de

    los

    factores

    iniernos,

    sino

    ms

    bien de

    i r u e ~

    tir

    y tmnsformarradicaimente nuestros

    modos de explicacin y de interpreta-

    cin habituales, reubicando en elm o

    de nuestras hiptesis y modelos a esa

    dinmica supranacional de

    las

    tenden-

    cias globales del sistema-mundo,din-

    micaque, sloen un segundo momento,

    va

    a

    especificarse y

    a

    concretarse en

    las

    diversas dinmicas regionales, na-

    cionales y locales particulares.

    La

    reubicacin de ese marco global

    del sistema-mundo. como referente

    ms

    general de nuestras explicaciones,

    nos

    obliga entonces

    a

    comenzar por pregun-

    t a r

    si el problema

    o

    tema investigado

    se

    ha desplegado en una ZOMcentral,

    e-

    miperrica

    o

    peririca de ese sistema-

    mundo, y si ha acontecido dentro de

    una fase ascendente

    o

    descendente, en

    primer lugar, del ciclo Kondratiev, pero

    tambien y en segundo lugar, de los ci-

    clos hegemnim del aspotencias del

    s -

    tema-mundoy. en tercer

    lugar,

    dentro de

    qu fase, etapa

    o

    momento temporai den-

    trodelamintegraidevidadelsistema-

    mundo en

    su

    conjunto. Preguntas que

    al

    ser

    respondidas nos dan ya,

    segn

    esta

    perspectiva, las

    primeras

    coomiendas

    esenciales para la explicacin concreta

    del problema histrico

    Una octava leccin, ligada a su vez a

    esta concepcin del aniissdel sistema-

    mundo, es

    la

    que se refiere a la nece-

    sidad de repensar nuevamente,de ma-

    nera

    critica,

    la

    forma

    de organization

    del sistemade

    os

    s a b e r e s h um a n o s

    en

    general y. en particular, el

    episteme

    hoy

    vgente dentro del conjunto o universo

    de las llamadas ciencias

    sociales.

    Por-

    que recuperando en este punto la ed-

    gencia antes sealada de

    UM

    historia

    verdaderamente globalizante

    o

    totali-

    zante. y proyectndola haca el proble-

    ma

    de l historia de la construccin de

    las

    diversas disciplinas

    o

    ciencias que

    hoy abordan

    los

    diferentes renglones de

    lo social humano en el tiempo, este pa-

    radigma del world-system

    analysis

    va

    a

    criticar

    radicalmente la actual

    m n m -

    mcindisciplinar

    del estudio de

    lo social,

    que sigue encerrando nuesk w

    reflexio-

    nes e investigaciones dentro de la ya

    arcaica divisin de esas supuestas cien-

    cias autnomas y separadas que son

    la economa, la antropologa, la ciencia

    poltica, la historia, la geografa. la so-

    ciologa, ia psicologa o la iingstica,

    entre otras. En contra de esta parcela-

    cin del saber sobre lo social, cada vez

    ms paralizante y limitada, esta posi-

    cin

    va

    a pugnar abiertamente por abrir

    las ciencias sociales-

    para

    reconstruir

    una nueva

    y

    abarcativa unidisciplina-

    riedad para el estudio de lo social que,

    fundada y apoyada en

    una

    oia epis-

    temologa global, sea capaz de ediAcar

    la

    ciencia social-histrica , que deber

    sustituir a esas actuales disciplinas

    mencionadas de

    l a

    antropologa, la eco-

    noma, la ciencia poltica, la historia, la

    sociologa, etctera.25

    Revisando y cuestionando de raz

    las divisiones epistemolgicas espec-

    143

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    16/22

    Carlos Antonio

    Aguirre

    Rojas

    cas que fundan este esquema parcelado

    y cuadriculado de las distintas discipli-

    nas

    o

    ciencias sociales contemporneas

    esta perspectiva, desarrollada en parte

    por Immanuel wallerstein, demuestra

    lo

    estril e insostenible de seguir inten-

    land0 separar el pasado del presente,

    lo poltico de

    lo social

    y

    lo

    social de

    lo

    econmico,as como el estudio de las ci-

    vilizaciones europeas del de

    l as

    supues-

    tas culturas o civilizaciones no euro-

    peas. Divisiones y separaaones que hoy

    se revelan como insostenibles y mera-

    mente arti6ciales. Adicionalmente, cada

    vez resuitan

    ms

    parazante y restric-

    tivas para la adecuada comprensin de

    lo

    social, siendo

    sn

    embargo el verda-

    dero fundamento

    ltimo

    de la justifi-

    cacin de esta configwacin d i s c i p k

    vigente. Divisiones que urge entonces

    criticar y eliminar, para abrir el

    paso

    a

    la

    constniccin de ese novedoso hori-

    ante

    unidiscipllnar

    en el anlisis de lo

    social hacia el cual tienden de mane-

    r a espontnea todas las perspectivas y

    corrientes ms innovadoras elaboradas

    recientemente dentro de esas mismas

    ciencias sociales actuales.

    invitndonos a repenw con Senedad

    estas premisas no explicitadasdel siste-

    ma de construccin

    de

    la ciencia sobre

    lo social contemporneo, Immanuel

    Waerstein explica

    la

    crisis

    que

    vive este

    episteme todava dominante, crisis que

    noseresolver nunca ni con la interdis-

    ciplinariedadni con la multidiscipna-

    riedad, pero tampoco con la transdisci-

    P oconlapluid$mplimri&d,

    las

    que en iodos

    los

    casos parten

    t i ~

    144

    iialmente de respetar, sin criticarlo, ese

    mismo fundamento de la divisian en di-

    ferentes discipiinas, al que en el fondo

    consideran vlido y iegtimo y del

    cuai

    slo quieren paliar o modificar sus

    malas consecuencias, pero

    sin

    trans-

    formar a fondo ese

    mismo

    fundamento.

    Menrasque,

    por

    el contrario,

    en

    la

    pers-

    pectiva

    del anlisis del sistema-mundo

    de

    lo

    que

    se

    trata

    es

    justamente de des-

    legitimar y de eluilinar

    por

    completo di-

    cho

    fundamento de

    la

    divisin discipli-

    nar, reconstruyendo desde la base

    otro

    modo

    oepistem

    diferente para ese mismo

    estudio de lo social. un episteme

    uiiidis-

    cipunariopam la comprensin y examen

    de lo social-humano en el tiempo.

    Con

    lo

    cual,

    la

    crisis que viven las

    ciencias Sociales hoy da, puede ser

    su-

    perada nicamente si abolimos por

    completo dicha parcelacin en discipli-

    nas,

    si volvemos a esas visiones

    unita-

    rias y unidiscipiinares sobre

    lo

    social

    que existiemn, todava. hasta la primera

    mitad del siglo

    xw,

    por ejemplo en el

    propio caso de Carlos Marx. Nueva vi-

    sin unidisciplinaria en la que, por

    lo

    dems, habr que recuperar todo

    el

    con-

    junto de

    las

    contribuciones importantes

    propagadas por estas mismas ciencias

    sociales parceladas, en sus ciento cin-

    cuenta aos de desarrollo. Una restitu-

    cin compleja ysutilen la que los aportes

    hasta hoy desarrollados, en particular

    por la historia, debernocupar un papel

    centraiy

    de primera magnitud,

    al

    cori-

    tribuir a esclarecer los mecanismos tem-

    porales de la continuidad y del cambio

    y. ms en general, todas las impiicacio-

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    17/22

    Ocho lecciones

    de

    mtodo

    de

    La historogra& occidental entre

    1968

    y 2001

    nes

    y conexiones de esosfenmenosso-

    ciales

    con esta

    dimensin profunda y

    omnipresente de la temporalidad.

    * * *

    stas son, brevemente resumidas, las

    principales lecciones que

    nos

    aportan

    l asms

    importantes

    corrientes

    historio-

    @-cas hoy vigentes y fundamentales,

    dentro del panorama universal de los

    estudios histricos contemporaneos.

    Lecciones que. obviamente,

    son en su

    totalidad terra incgnitapara los malos

    historiadores oficiastas, tradiciona-

    les y positivistas, apesarde que consti-

    tuyen,

    sin

    duda, las herramientas ms

    cotidianas y

    los

    referentes mayormente

    usados de los buenos historiadores cn-

    ticos

    de nuestros das.

    Y

    es claro que

    resulta abusivo, y finalmente hasta

    mentiroso, autodenominarse historia-

    dor- si

    uno no

    conoce y domina, por lo

    menos, a esta serie de autores. paradig-

    mas y

    propuestas que. en

    su

    conjunto,

    son el legadoms reciente, y tambin

    lasperspectivastcdaviavivas y vigentes

    correspondientes

    a

    los modos

    ms ac-

    tuales en que

    se ejerce

    hoy el apasio-

    nante

    oficio

    de la historia.

    NOT S

    1

    Para la caracterizacin general de esta

    revolucin de 1968. cf. Braudel(19931.

    WallasMn 19691,

    Anighi,Hoplrms y

    Wa-

    lierstein

    1992)

    y

    Aguirre Rojas (2000b

    Sobre estos efectos culturales de la

    revolucin de 1968, cf. tambinBrau-

    y 1999cl.

    del (1997).

    osse

    (1988b).Wallerstein

    (1996d)

    y Ginzburg

    (1994a).

    Sobreestoscuesiionamienios6

    ripogi-

    ney Stengers (19971,prigogine (19961.

    Stengers (19931,

    Lepenies

    (1994)

    ywa-

    iierstein (1998a y 1996a).

    Sobre estas

    formas

    nuevas, cf. Dosse

    (19981y

    Aguirre R ~ j a s19981.

    Existen

    vi a

    p o s

    studios

    sistem-

    ticos sobre est cuarta generacin de

    los Annales. Al respecto cf. Delacroix

    (19951,

    DelacmirrDosseyGarcia(19991.

    en especial el capitulo 6 Bessmertny.

    LepeUty~renier(l9951, epetit (i995al

    y Aguirre

    Rojas

    (1999a). en

    especial

    el

    capitulo

    7,

    en donde desarrollamos

    mucho

    ms

    ampliamente

    la car ac t e r i z z-

    csnde estos cuariosAnnoks .

    D e

    este

    ltimolibro existe una versin en fran-

    C, histoemnqwmite.l h l nga rdsw

    l ' hi s t or i cyr aphi eJkmcdse,

    CHamiattan,

    Pars.

    2000. que incluyeuna aciuallza-

    cion de la bibiiograa

    flnal.)

    Al respecto, adems de nuestro

    libro

    citado en la

    nota

    anterior, cf. tambin

    Aguirre Rojas (2000a. 1999b y 2001al.

    Para

    la

    crtica

    de

    esta historia de las

    mentalidades

    puedeverse.

    Uoyd 19961,

    GlnZbu~(l9811, osseI1988alyAgui-

    rre

    Rojas (1999d).

    Sobre este proyecto,cf.

    Chartier

    (1992,

    1993. 1995

    y

    1998).

    Para

    este proyecto de una nueva

    his-

    toria social. cf. Lepet (1996)

    y

    el iibro

    q u e l m o r c n k ~ d e l ' ~ .

    Une

    autre histoire socinle (1995~).

    lo Al respecto cf. Lepetit (1999y 1995b).

    I

    Paraunavisingenemldeestahistorio-

    graa socialista britnica, aunque con

    aigunas

    lagunas

    importantes. cf. Kaye

    ( 1 9 8 9 ~9921;vasead~nuestmco-

    mentano critico de este segundo

    libro

    en la revistaAnnales.Histoire,sciences

    s o c i n l e s ,

    nm. 2.1998. Adicionalmente

    son

    t i les

    en este sentido deun primer

    panorama general

    los

    nmeros de la

    revistaHistoriaScdoL

    devalencta. con-

    sagrados aEdward'.Thompson (nm.

    18.19941

    y

    a Eric

    Hobsbawm(nm.

    5.

    1996).

    3

    6

    '

    8

    145

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    18/22

    CarlosAntonio

    Aguirre

    Ro jas

    I

    Nos

    referimos a

    las obras de histom-

    dores como

    Rodney

    Hiiton,CMetopher

    Hill o Eric Hobsbawm. por mencionar

    slo

    a

    algimos

    de

    los

    m&

    conmidos.Al

    mpeeo

    c

    el

    ensyo

    deErl cHobsbawm.

    El

    grupo de historiadores del Partido

    Camulsta , en el

    nmem

    ya referido de

    i s t o r i a Sock-& nm 25 (1996). en

    donde

    se

    narran los orgenesy activlda-

    Thompson. Sobre

    sus

    rabajos princi-

    pales

    puede verse la

    iista

    bibliogrfica

    E.P. Thompson:

    una

    seleccin biblio-

    grfica ,en

    Historia

    S o c i a l

    nm. 18.

    1994.

    Al

    respecto de este importantey

    original

    concepto de

    economiamorai

    de mllti

    n i d p u e d e v e r s e d e E P . ? h n n p o n ,

    su libro ms simicatlvo,La ormacin

    des nlciairs

    de

    los

    autores de

    csta prl

    mera variant.? d? la hisrorlo*alTa

    mdr-

    de a dase

    ob

    en lnyl rerk [ I 989).

    v

    tamblen

    su ensavo La conomla

    Sta

    Se

    k t a de los trabajos del grupo cuyo

    principal representante es Raphael

    Samuel.

    el

    grupo de la

    revista History

    Workshop,

    ue lamentablemente no

    han

    sidosuficientemente traducidw i

    espaxiol.

    Al

    respeto cf. los dos libros

    cmrdnadwpor

    Raphael Samuel [1984

    y

    1982).Tambin

    sus

    arculos, Ireinti-

    cir~coaxios

    eiaerm

    dehistoria

    en

    Gran

    Bretaa (1994). Desprofesionalkm

    la

    btorla"

    IFhtmMaaR

    SamUe (1991a).

    Qu es

    la historia social? , (1991bl

    y La ectura de los signos

    11992)

    y el

    libro del mismo Samuel. M e s

    Memwy

    (1996).

    Vale

    la

    pena

    insistir

    ent ones en este

    origen,politico y denaturalezamuym

    dical. de los mtodnsy las perspecvas

    de

    la

    historia oral. rescatada en esta,

    su

    primera verttente, como ese ensayo

    de darle

    uaz

    a los que nunca la han te-

    nido. y de recuperar para la historia

    del periodoms contempornwa esos

    testimonios de lospropios protagonis-

    t a s . miembros de las clases oprimidas,

    que han consiruido direciamente

    los

    hechos

    y

    los proeesos h .stricce funda-

    mentales.

    Rasgos que. como es hien

    sabido, s e r n b o r c a n d o y d o

    conforme esta ramade la historia oral

    gane difusinyextensi nen el seno de

    la

    corparadn de

    CEO.

    Para

    una prime

    ra visin pa no rh ic a de

    las

    diversas

    corrientes presentes en esta historia

    oral cf. el

    iibro

    colecvo

    01 istom

    wd

    (CentroEditor de America Latina,

    Bue

    nos Aires. 1991).

    Nuevo

    U p

    e historia cuyo pnniipal

    representante es , sin duda, Edward

    F

    J

    l

    'moral. de la multimd en la inglatem

    del s u o xviii (1979).

    Para tener una primera idea gerier l

    sobre este proyecto de la microhistom

    itallanacf. PonsySema(l993y2000) .

    Revel

    Ii996),

    kpetit

    I19931 y

    Aguirre

    RoJas (2001b). Vale la pena revisar

    tambin el dossier dedicado

    ai

    tema de

    La

    microhistoria

    italiana

    en

    hhistc-

    r i a.nm. ,1999.

    Parapoder medir l as complejas impii-

    caciones de este procedimiento micro-

    histrico,

    es menester acercarse a

    los

    principaies textos metodollglcos de la

    corriente. De ellos. citemos solamente

    Ginzburg(1994a).

    Levi

    l1993)yGrendi

    I1977 y

    1996a).

    '' Paraes~eJemphmendo~dt syobos

    casos

    ms,

    cf. Grendi I1996by

    19971,

    11987).Para

    l

    punto de

    la

    recuperacin

    de la teora de las redes sociales. d

    Bertrand

    (1999)

    y

    el libro coordinado

    por Maurlcio Gribaudi. Espaces. Tern-

    Nos referimosai impriantzarticulo de

    Carlo Ginzburg,

    ' indicios.

    Races de

    un

    paradigma de inferenclas indiciales

    I

    994b). que es elmaS importante exto

    de metodologia histrica escrito en los

    ltimos treinta

    aos.

    De

    los

    mltiples

    ecos que suscit este articuio. menclo-

    nemos solamente el debate, en el que

    partidpa el propio Ginzburg. pubiicado

    en la revistaQu iemi di

    Sto ,

    nms.

    1 1 , 12y14,de losaos1980y1981.

    Para

    estas comparaciones realhadas

    porCarloGinzburg.

    cf.

    GinzbwgI1993.

    2000,199iy1997)yGlnzbingyFmspen'

    119751.

    d

    Levl

    l19901, cenlui (19901y Gribaudi

    pom l l t

    strat$Ca&ms (1998).

    146

  • 7/25/2019 Iztapa-2005-780

    19/22

    . * .

    .

    . .

    .

    ,..

    ,,

    Ocho

    lecciones de

    mtodo de la historografia occidental entre

    1968

    y 2001

    paraun primer acercamiento alos pos-

    tulados del World-System AnalysLs.d.

    el ensayo de WaltmL.

    Goldfrank

    Para-

    digm Regained?

    The

    Rules Of Wd-

    lerstein's World-System Method en la

    revlsta electrnlca

    Journal

    of World-

    systemsResear dl vol.

    I.

    nm. 2,2ooO,

    Frledmann

    (1998)

    y

    nuestro

    articulo,

    Agu i r re

    Rojas

    (2000~1.

    ara una sinte-

    sispredominantemente&scrplhzdel

    itinerario ntelectual de lmmanuelWal

    lerstein puede verse adiclonaimente el

    libro de Orlando ientini,

    La

    scienza

    s o d a I e

    sforica

    di

    Immanuel

    Wallerteul

    (19981.

    Sobre este punto, que es quiz la con-

    tribucin

    ms

    Importante y originalde

    esta perspectiva del anlisis de los

    sistanas-mundo.ImmanuelWallerstein

    ha insistido reiteradamente.Vanse

    por

    ejemplo

    sus textos

    Hold the iiiier firm:

    on method and the unit of analysis

    (1994): 'World-System (1991b),

    "An

    agendaforworld-systan~is l1983).

    World-System

    Anaiysls

    (1999al o los

    artculos '(,De~arrouOde la sociedad

    o

    desanolio del sistema-mundo? , 'Siste-

    mas

    histficos como sistemas comple-

    jos y Llamado a

    un

    debate sobre el

    pmdlgma '. Incluidas

    en

    ellibro.Pen-

    sar Ins

    ciencias socinles,antes citado.

    Las

    dos obras que mejor flush-an las

    implicaciones y la novedad derivadade

    esta tesis central de la perspectiva del

    u>orld-systemanalysis. on la obra de

    Immanuel Wallerstein. El moderno

    sistema-mundo.

    3

    vols. hasta hoy pii-

    blicados (1979a.

    1984ay

    1998bl. y de

    Gi0vannlArrIgi-d.El

    iargosiglOxx~l9991.

    Para

    la explicacin

    ms

    detallada de

    los fenmenos mencionados y de

    otros

    conectados con ellos. desde la corriente

    del world-system analysis, el lector

    puede

    remitirse

    a Wallerstern 11979b.

    1984b. 1991a, 1996b. 1998cy20011y

    a Walierstein v

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    e l f i n

    d e

    ioaprrndido.citados anterior-

    mente, puedenversead& sus isayos

    Lahistoria de las ciencias sociales

    (1997).

    flay

    que

    'Impensa?

    las

    clen-

    cias sociales del slgioWR

    (1988).

    El

    finde

    l as

    cerdumbres en cienciasso-

    ciales (1999b1 y

    'Social

    Sciences

    in he

    m t y m t entury en elsitiodel

    Cen-

    tro Femand Braudel, Secclon 'Papers'

    En tomo al complejo desao que

    en-

    frentan los cientiilcos

    sociales

    contem-

    porneos,

    6

    por ejemplo Sousa Santos

    (1995) y

    Aguirre

    mjas I20CW. el cap-.

    tuloIVdel libro FemandBmudel

    y

    las

    ciencias

    humnnas(1996). cuyaversin

    en alemn. geramentem&cada, he-

    mos

    citado antes,

    y

    'Repensando

    las

    den-

    cias sociales actuales:

    el

    caso de los

    discursos histricos en la historia de la

    modemidad en el libro

    I t inew ios

    de

    lah i s t o r i q p i del

    s$lOxw. tambln ya

    mencionado.

    enMtn: bc bingbanton. .du

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    temahistorloera8co .enImwolim

    ~.

    >5 Sobre este punto. adem& dr los llbros de~hismc&&&sigbaCen-

    vo

    Juan Marlnello.

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    lmmanuel

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    Lias .s o z w l t s .

    mpcnsar

    as

    cien Saul

    k s y conapr

    m i ndo.

    soherel

    nuuuio:

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    20/22

    CarlosAntonioAguirre

    Rojas

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    rg

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