jahoda, g. - encrusijadas entre la cultura y la mente- cap 9-11

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9. Los comienzos de la Volkerpsychologie Antepasados intelectuales: Herbart y Humboldt En la mañana del 22 de octubre de 1830, Gustav Theodor Fechner (1801- 87) estaba acostado en la cama, pensando cómo se podía superar la plaga del ma- terialismo. Tuvo una visión de un mundo unificado de pensamiento, espíritu y materia, producido por el misterio de los números. Fue esta visión la que le mos- tró el camino que conducía a la psicofísica. Su perspectiva estaba completamente en desacuerdo con la imagen del siglo XX del científico de mente inflexible, y su carácter ilustra algunas de las complejas corrientes contrapuestas de su periodo. Fechner, un profesor de física, estaba cautivado por la Naturphihsophié entonces muy de moda en Alemania. Era este un tipo de filosofía bastante confuso y blan- do que se esforzaba por encontrar significado espiritual en cada aspecto del orden natural, y Fechner le dio su propio giro particular igualando oiy ¡íii/ación y siste- ma guiado por reglas con vida y posesión de alma; por con.sigui. iiic, consideraba no sólo que seres humanos, sino que plantas, animales, estrellas y universo como un todo tenían vida y alma. Uno de los primeros trabajos de Fechner fue el Pe- queño libro de la vida después de la muerte (1836); en un libro posterior sobre dualismo persa, el Zend-Avesta (1851) mencionaba que hacía poco había encon- tjado-uaa^r-elación matemática simple entre el mundo material y el espiritual. Pa- ra _uoi()tFes, [MTe<^_ Lina extraña manera de^ referirse a la fórniuía de que la sen sa- ción aumenta según ti Loganimo-del estímulo. Fechner no tuvo nada que ver directamente con los orígenes de la Vdlkerpsy- chologie, y mi razón para mencionarlo es sólo ejemplificar un cierto estilo de pen- samiento común en su época, un estilo más difícil de comprender adecuadamen- te para nosotros que el tipo más analítico de pensamiento del siglo XVIII. Se caracterizaba por una visión grandiosa y global compendiada por las ideas de He- gel sobre el «espíritu absoluto» y compartida hasta cierto punto por los fundado- ' La adhesión de los tuada.dor-es-deJa^sic^[Q^jdt:L&iftlítX].X_3.ia_iy<if«yy»¿/¿gjg/?^/>y también a la fitaiogúucca pr-opicia^a! estabíecimiem o_de_-una relación entre cultura y men re. ürPcasorcle- vantc es el de Hermann Lotze (1817-81), cuyo Microcósnws: tdtas hacia la historia de la naturale- za y la historia de la humanidad fue una de las fuentes de inspiración de Lazarus y Sceinthal.

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9. Los comienzos de la Volkerpsychologie10. Psicología: ¿Una ciencia o una disciplina11. cultural-histórica?Vólkerpsychologie y Kulturde Wundt

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9. Los comienzos de la Volkerpsychologie

A ntepasados intelectuales: H erbart y H um boldt

En la mañana del 2 2 de octubre de 1830, Gustav T h eo d or Fechner (1 8 0 1 - 87) estaba acostado en la cama, pensando cóm o se podía superar la plaga del ma­terialismo. Tuvo una visión de un m undo unificado de pensam iento, espíritu y materia, producido por el m isterio de los números. Fue esta visión la que le m os­tró el cam ino que conducía a la psicofísica. Su perspectiva estaba com pletam ente en desacuerdo con la imagen del siglo X X del científico de m ente inflexible, y su carácter ilustra algunas de las com plejas corrientes contrapuestas de su periodo. Fechner, un profesor de física, estaba cautivado por la N atu rph ih sop h ié entonces muy de moda en Alemania. Era este un tipo de filosofía bastante confuso y blan­do que se esforzaba por encontrar significado espiritual en cada aspecto del orden natural, y Fechner le dio su propio giro particular igualando oiy ¡íii/ación y siste­ma guiado por reglas con vida y posesión de alma; por con.sigui. iiic , consideraba no sólo que seres hum anos, sino que plantas, animales, estrellas y universo com o un todo tenían vida y alma. U no de los primeros trabajos de Fechner fue el Pe­queño libro de la vida después de la m uerte (1 8 3 6 ); en un libro posterior sobre dualismo persa, el Zend-Avesta (1 8 5 1 ) mencionaba que hacía poco había encon- tjado-uaa^r-elación matemática simple entre el mundo m aterial y el espiritual. Pa- ra _uoi()tFes, [MTe< _ Lina extraña manera de referirse a la fórniuía de que la sen s a- ción aum enta según ti Loganimo-del estímulo.

Fechner no tuvo nada que ver directam ente con los orígenes de la Vdlkerpsy- chologie, y mi razón para mencionarlo es sólo ejem plificar un cierto estilo de pen­sam iento com ún en su época, un estilo más difícil de com prender adecuadam en­te para nosotros que el tipo más analítico de pensam iento del siglo X V III . Se caracterizaba por una visión grandiosa y global com pendiada por las ideas de H e­gel sobre el «espíritu absoluto» y com partida hasta cierto punto por los fundado-

' La adhesión de los tuada.dor-es-deJa^sic^[Q^jdt:L&iftlítX].X_3.ia_iy<if«yy»¿/¿gjg/?^/>y también a la fitaiogúucca pr-opicia^a! estabíecimiem o_de_-una relación entre cultura y men re. ürPcasorcle- vantc es el de Hermann Lotze (1 8 1 7 -8 1 ), cuyo Microcósnws: tdtas hacia la historia de la naturale­za y la historia de la humanidad fue una de las fuentes de inspiración de Lazarus y Sceinthal.

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res de la Vólkerpsychologie. S in embargo, sería un error imaginar que esas perso­nas consagradas a una visión romántica y mística eran meros soñadores im pro­ductivos. Fechner consideraba que su filosofía estaba en com pleta arm onía con su trabajo em pírico sobre psicofísica. D e igual m odo Herbart, cuya psicología proporcionó uno de los pilares teóricos principales de la versión inicial de Vol- kerpsychotogie, se interesó activam ente en la aplicación de sus ideas a la pedago­gía. Por otra parte, estaba profundamente interesado en una cuestión que ahora se ha olvidado, pero q ue erTla é poca preocupaba a muchos pensadores, incluido I J7ariis-1a-rdación entre alma ( f o / j y m ente o espíritu ( Geist).

Johann Friedrich H erbart (1 7 7 6 -1 8 4 1 ) fue sucesor de Kant en la cátedra de Kónigsberg. El propio K ant era escéptico acerca de la posibilidad de una psicolo- gía racional o emp(rica, idea que H erbart puso en tela de juicio. Sin embargo, eL_ sistema de H erbart era esencialm ente metafísico, y esta es la razón por la que des- pTigsTo^criricó W undt. Para H erbart, la unidad subyacente de toda la actividad mental era el alma, desconocida en sí misma e incognoscible excepto a través de iu s m a ñ ifS ^ H o n « in ^ [re c ta s . Estas constan de conjuntos de ideas no relaciona­das (com o m antenía la escuela británica) por medio de «leyes de asociación», si­no sujetas a un con junto de fuerzas susceptibles de describirse m atem áticam ente. Sin embargo, el cálculo de H erbart, a diferencia del de Fechner, no se podía vin­cular a ningún hecho em pírico y constituía un intento casi m ístico de representar las manifestaciones del alm a. H erbart también creía que las leyes psicológicas que postulaba (denominadas desdeñosamente después com o su «mecánica del alma») continúan actuando después de la muerte, en que tiene lugar una redisposición de conceptos.

Si esto fuera todo, sería difícil explicar las considerables repercusiones de las doctrinas de H erbart. En el lado positivo, tom ó y m odificó el concepto de Leib­niz de «apercepción», com binándolo con su noción de las ideas com o fuerzas ac­tivas que luchan por el acceso a la conciencia. Las fuerzas dominantes constitu­yen una «masa aperceptiva», abierta a ideas congruentes pero que presenta obstáculos a otras. Esta noción tenía implicaciones pedagógicas obvias, que H er­bart discutió extensamente:

Las impresiones más profundas se dan al carácter de un hombre por medio de sus acciones externas cuando forman parte de su vocación o su ocupación diaria. Aquí vemos de la manera más clara el conflicto y la cooperación que existen en las masas dominantes de conceptos que pertenecen a la serie que atraviesa en realidad su mente ...

Una de las instrucciones mis importantes para el educador práctico y el profesor es que observe de la manera más precisa posible cómo la serie de con­ceptos debe avanzar entre sus alumnos, y cómo pueden avanzar y de hecho avanzan. (Herbart, [1816] 1901, p. 95)

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El concepto de «apercepción» de este m odo se relacionaba d irectam ente con la vida práctica. Fue adoptaifo por Lazarus y Steinthal, elaborado por W undt y todavía form a parte de! vocabulario psicológico.

Lo que quizá inspiró más?dire'¿tamente a Lazarus fue U insistencia de H er­bart en lo_qjii;llam aríam os la naturaleza sociocultural del hom bre: «La psicología seguirá siend o-tm ilateral m jeheras considere al hom bre en solitario» ([ 1 8 l S ] 19 0 1 , p. 190). Incluso propüso úna « p s ic ó lo p i^ e T a - p Slftrear" fffia“espeeie-tíe„ psicología social, y recomenddj que se concediera tam bién aten ció n a la historia de la humanidad. H erbart advirtió contra una concentración indebida en la per- sona «cultivada», no representativa: los com ienzos de la vida m ental se debían es- tu d u T en Jo s jn v im ^ Especuló sobre las consecuenciasde educar a un joven neozelandés, (m aorí) en Europa: dado que se había im plan­tado ya un cierto sistema de ideas, no llegaría a ser com pletam ente europeo, ni sería enteram ente maorí (H erbart, [1 8 2 1 ] 189 0 ). En este pasaje y otros sim ilares se encuentra el germen de algunas de las ideas que después encontraron expre­sión en la Volkerpsychologie.

Sin embargo, a pesar de estos intereses socioculturales, H erbart rechazó cual­quier noción de un «alma del pueblo». En la introducción a su Psicología como ciencia (1 8 2 4 ) insistió en que el único hecho real es el individuo. Lo general se puede derivar de lo individual sólo por abstracción, y nuestra tarea principal es por tanto obtener una com prensión adecuada del individuo. Posteriorm ente, La­zarus trató de superar el problema de si el Volkgeistpodía ser alguna clase de enti­dad supraindividual, pero se m antuvo fiel a la idea de H erb a rt. M ás tarde, W undt tam bién discutió el asunto en profundidad, criticando enérgicam ente a Lazarus y Steinthal por seguir a H erbart. Sin em bargo, su propia postura en esta com plicada cuestión estaba tan rodeada de reservas que no era clara.

H erbart, aunque negaba la existencia de un «alma del pueblo», propuso un paralelo entre la interacción de ideas en el «alma» de una persona y las interaccio­nes de individuos dentro de una colectividad:

En todo conjunto social las personas individuales se relacionan enere sí en casi la misma manera que los concepcos en el alma del individuo si los lazos so­ciales son suficientemente estrechos pata asegurar por completo la influencia mutua. Intereses contrapuestos ocupan el lugar de la oposición entre conceptos. ([1816] 1901, p. 190)

Este pasaje clave proporcionó a Lazarus la hipótesis fundam ental para el nue­vo cam po que trataba de inaugurar. Equivale a la idea de que se debería poder tratar los acontecim ientos colectivos en la sociedad com o análogos fieles de los procesos que suceden dentro de las mentes individuales. C o m o Lazarus escribiría después, haciéndose eco casi exactam ente de Herbart:

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en la mente colectiva [Gesamtgeist\ ... tas mentes individuales se comportan exactamente de la misma maneta que ios conceptos particulares, o elementos mentales en general, se comportan dentro de la mente individual. (1865, p. 9)

Lazarus pasó entonces a unir lo que él denom inaba la «mente colectiva» con el estado nacional. Al hacerlo, estaba siguiendo un aspecto de la difícil doctrina de Hegel sobre el «espíritu objetivo» (objectiver Geist), por el cual entendía la cos­tumbre, la moralidad y la ley com o se encuentran en la familia, la sociedad y el estado. Hegel concebía la historia de la humanidad com o un proceso lógico in­manente del «Espíritu M undial» ( Weltgeist), y los «espíritus objetivos» o Volksgeis- ter encarnados en estados-nación particulares com o meras expresiones de ese es­píritu y de su etapa de desarrollo , l.azarus ad optó el con cep to de «espíritu objetivo», despojándolo de algunas de' sus^alusío íiís nietaflsícas, y a veces lo de- npmmÓ^esptrkji-^Qket-tyoW^ Así, aunque IlazáfúYy Steinthal criti­caban abiertam ente lafilo ioFía de la historia de Hegel, no escaparon por com ple­to de sus garras intelectuales. Por contraste, H erbart era un maestro reconocido librem ente, com o lo fue H unboldt, a cuyas enseñanzas me dirigiré ahora.

Los años de form ación de W ilhelm von H um boldt (1 7 6 7 -1 8 3 5 ) coincidie­ron con la transform ación de la filología. Lejos de tratar el lenguaje com o una es­pecie de cuerpo m uerto listo para disección, el nuevo enfoque lo veía com o una actividad que no se puede separar de su contexto cultural más amplio. H um ­boldt utilizaba a m enudo el térm ino Geist, o espíritu, de un pueblo poco más o menos en el mismo sentido que el término m oderno «cultura». Sin embargo, la filología alem ana no fue la única influencia im portante en el pensamiento de H um boldt. En 17 9 8 fue a París y, en los salones de M adam e Helvétius y otros, entró en contacto con todos los idéologues destacados, incluidos Cabanis, D estutt de Tracy y Degérando. E n esa época, Degérando era m iem bro de la sección del Instituto Nacional sobre «análisis de sensaciones e ideas», y H um boldt estableció una cálida relación con él. Así, llegó a adoptar alguno de los ideales de la Ilustra­ción francesa, que com binó con un enfoque de la idea del Volk similar al de Her­der. D e París fue a España, donde emprendió un estudio de la lengua vasca, pre­parando el terreno para su carrera posterior, que abarcó no solamente la filología, sino la educación (Bildung), el trabajo histórico y la teoría política.

E n el enfoque de H um boldt, la filología estaba em paremada_con la psicolo- jrÚLjMun tema-muy-pLcesente en su trabajo era la relación entre la lengua, el pen­sam iento y la mentalidad de los pueblos. Para una com prensión de la manera en que conceptualizaba estas relaciones, es necesaria una breve excursión en su posi­ción filosófica más amplía. Para H um boldt, la base de toda realidad es una fuerza primitiva ( Urkraji), unitaria y universal. Todo lo que es individual es una mani­festación de esta fuerza, y hay una jerarquía de individualidades: de la persona individual al Volk, y de ahí a la humanidad en general. Diferentes naciones son

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encarnaciones imperfectas del 'lo d o , mejorándose progresivam ente unas a otras por sus contactos en la marcha hacia una humanidad más perfecta. D e este m o­do, H u m b o ld tasoció el optim ism o de la Ilustración sobre el progreso continuo con 1 iiañtica del Volkseeist.

El elem ento que une los tres niveles diferentes de la jerarquía es el lenguaje, identificado con el espíritu de la humanidad com o un todo y que es el principio fundam ental de individuación. El lenguaje no es de origen sobrenatural, ni lo han creado los individuos; es el Volk quien construye activam ente su lengua por la interacción de sus com ponentes individuales. Un individuo particular no es un sistema cerrado, sino el producto de generaciones anteriores yTocfa T lS T ñ flu en - cias que le rodean, y se integra en la unidad más grande del Ifo/ FonacISn. Esta relación, mediada en gran parte por el lenguaje, es central para gran parte de la argum entación de Hum boldt.

El interés dominante de H um boldt se resume en el títu lo de su trabajo más im portante, Sobre la diversidad de la estructura del lenguaje humano y su influencia sobre el desarrollo espiritual de la humanidad ([1 8 3 6 ] 1 9 8 8 ). A unque H um boldt se interesaba por los efectos de las variaciones en la lengua y la cultura sobre la mentalidad, también tenía una profunda convicción del «principio rector de la humanidad universal». Por consiguiente, no suscribió el relativism o cultural de Herder, alegrándose de que la civilización se estuviera llevando a las partes más remotas de la tierra. Sin embargo, no miraba por encim a del hom bro a los «salva­jes», com o la mayoría de sus contem poráneos y más tarde tam bién Lazarus y Steinthal tendían a hacer:

Desde sus estadios más primitivos el hombre alcanza siempre más allá del momento presente, y no se contenta con el disfrute puro y simple de los senti­dos. Hasta en las hordas más rudas se hallan el amor al ornato, la danza, la mú­sica y el canto, y también anticipaciones de un futuro supraterrenal, asi como esperanzas y cuidados fundados en él, tradiciones y cuentos que acostumbran a remontarse hasta el origen del hombre y de su vivienda. ([1836] 1990, p. 37)

A semejanza de Piaget, pero quizá de manera algo inconsistente para alguien que tam bién afirmaba que no puede haber pensamiento sin lenguaje, H um boldt sostenía que los conceptos deben existir antes que las palabras. Por tanto, en con ­traste con m uchos otros autores, sin excluir a algunos de sus seguidores, com o Lazarus y Steinthal, no pensaba que fuera justificable evaluar el con ju n to de con­ceptos que posee un pueblo en una época dada por medio de su vocabulario. Se_ puede-expiesat-ufLOÚmero grande de c o nceptos, mantenía H um bold t, indirecta­mente., quizá por medio de metáforas desconocidas para nosotros.^Afirmó que se encuentran conceptos abstractos en las lengu as3é «naciones no cultivadas» y dio

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varios ejemplos. Tam bién insistió en la riqueza y m ultitud de expresiones en las lenguas de los «denominados salvajes».

H um boldt tenía m ucho que decir sobre la relación entre lenguaje y pensa­miento, y sostenía no sólo que el lenguaje es indispensable para el pensamiento, sino también que los procesos sociales son un prerrequisito esencial para un fun­cionam iento cognitivo adecuado: el «hom bre sólo se entiende a sí m ism o en cuanto que comprueba en los demás, en intentos sucesivos, la inteligibilidad de sus palabras» ([1836] 19 9 0 , p. 7 7 ).

I.as personas que com parten una lengua desarrollan una «subjetividad simi- lar», de manera_.que_ca.3~a lengua partícülir~HáTncorp5ractó~ denTfó~de~'e11a una cierta Weltanschíü¿wigJsx&in©visión-). Por tan7ó7e^ápreníÍM je~de unaiéñgúá'éx- trañjéra debe abrir nuevas perspectivas mentales. Sin embargo, esto no significa que el lenguaje sea una camisa de fuerza dentro de la cual las poblaciones parti­culares permanecen confinadas:

todas las lenguas poseen de suyo una flexibilidad que les perm ite incorporar cualquier cosa y darle expresión por sí mismas. N u n ca, bajo ninguna circuns­tan cia, pueden convertirse las lenguas en barreras absolutas para el hom bre. ([1836] 1990, p. 324)

Lo mismo se aplica a la relación entre lenguas y la riqueza intelectual de las naciones. H um boldt aducía que la ventaja que una lengua particular puede tener depende de la energía m ental dedicada a ella. Si una lengua es menos perfecta, esto indica sim plem ente un m enor impulso dirigido a ella, y no permite ninguna inferencia sobre el nivel intelectual.

Varias de las ideas de H um boldt habían sido propuestas por algunos de sus predecesores. Por ejem plo, su idea de que las metáforas captan «la sensibilidad juvenil de edades anteriores» recuerda a V ico; o de nuevo, la noción de que el ca­rácter de un pueblo halla expresión en su lengua se puede encontrar en C on d i­llac. Pero ninguno de sus predecesores ofreció un examen tan sistemático, basado en estudios intensivos no sólo de lenguas indogermánicas, sino de las de un am ­plio con junto de pueblos no europeos. H postulado de H um boldt de una estre­cha relación en t re lenguaje y. m odos de pensamiento, y su~creenaaTde qüeTa elec­tividad del p.snsamiento,¿e.realza cuando hay una correspondencia entre él y las categorías lógicas.dí la.graiqáxic^,_anticiparon en esencia lo que después se cono­cería com o la hipótesis de Sapir-W horf.

C on frecuencia se ha atribuido a H um boldt en las publicaciones, errónea­mente en mi opinión, la invención del término V olkerpsychologie1. Esto no es sor­

1 Por ejemplo, Beuchelt (1974 , p. 12) afirma que la acuñación de la palabra se atribuye a Humboldt, citando dos referencias; siguiéndolas, se encuentra de nuevo una mera afirmación.

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prendente, ya que sus teorías anticiparon algunos de los elem entos esenciales de lo que después iba a llegar a ser. Lazarus y Steinthal tomaron de H um boldt la noción de la dependencia del pensamiento con respecto al lenguaje, y tam bién la idea de que el lenguaje es fundamental entre las fuerzas que m antienen unido un Volk. Por otra parte, en contraposición con el cosm opolitism o tolerante de H um boldt, sus escritos están bañados por el nacionalism o pangermano típico de su periodo.

Los fundadores: Lazarus y Steinthal

«H em os dado nom bre a un cam po de estudio que com o tal todavía no exis­te» (Lazarus, 18 5 1 , p. 112). D e este m odo com enzó Lazarus su artículo titulado «Sobre el concepto y posibilidad de una Vólkerpsychologie». Lazarus definió su ta­rea com o la de determ inar la naturaleza psicológica del Volksgeist y su proceso. Además, se deben descubrir las leyes que rigen su actividad interna, espiritual (geistige) o ideal, expresadas en la vida, el arte y la ciencia; eri su cultura, com o di­ríamos nosotros. Tam bién se deben estudiar los orígenes, desarrollo y eventual declive som etidos a leyes de las particularidades de un Volk.

U na consideración de los antecedentes de Lazarus nos ayuda a com prender cóm o llegó a esta idea. M oritz Lazarus (1 8 2 4 -1 9 0 3 ) nació en Filehne, una pe­queña ciudad germanopolaca en la provincia de Posen. Era h ijo de un com er­ciante, abogado y m iem bro del colegio de rabinos. La diversidad de la población en su ciudad natal (alemanes, polacos y judíos) le condujo incluso en su infancia a considerar la pregunta: ¿por qué son las personas tan diferentes? Recordaba un poste de madera, que marcaba la división entre dos partes de la ciudad: sobre un lado estaba escrito «civilización alemana», sobre el otro «desorden polaco» (pol- nische Wirtschafi): lim pio y ordenado frente a sucio y desordenado. Esta imagen le persiguió, estimulando un interés tem prano en las diferencias nacionales. Por otra parte, sin embargo, tam bién concibió una HumanitatsgeselLchafi, una socie­dad abierta a todas las naciones y religiones (Leicht, 1 9 0 4 , p. 10). Este tipo de dualidad traspasa sus escritos de madurez. Asistió al Gymnasium en Braunsch­weig, donde su profesor alemán era seguidor de H erbart. Le im presionó particu­larmente un pasaje en H erbart en el sentido de que una psicología em pírica sepa­rada de la historia de la humanidad seguramente será incom pleta. T am bién es digno de m ención que en el curso de su enseñanza secundaria escribió un ensayo sobre el orgullo nacional alemán, en el que ya aludía a la relación entre el indivi­duo y la com unidad. En 18 4 5 , com enzó a estudiar teología en B erlín , y abando­nó este cam po por una mezcla de fisiología, otras ciencias naturales y filosofía.. Fue allí donde conoció a Steinthal y le com unicó su entusiasm o por el proyecto. En 1 8 6 0 se convirtió en profesor de Volkerpsychologie en Berna, la prim era cáte­dra de psicología en el mundo.

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A partir de este breve esbozo es evidente que en la vida de Lazarus com enzó pronto una fascinación por las diferencias nacionales. Leyó m ucho en este cam ­po, pero, com o dijo en ese influyente artículo, los diferentes enfoques para el es­tudio del carácter de los pueblos, com o la filosofía de la historia o el determinis- mo clim ático ingenuo, estaban m uy por debajo de lo que se necesitaba. Esto le condujo a formular la propuesta para una nueva ciencia, un proyecto que se con ­cretó más en colaboración con su íntim o amigo, Steinthal.

H ajim Steinthal (1 8 2 3 -9 9 ) estudió filosofía, filología y teología, principal­mente en Berlín. Especializándose en chino, debía realizar un viaje a China que hubiera com prom etido su relación con Lazarus. Llegado el m om ento, decidió no hacerlo, y visitó sólo Londres y París. Para Steinthal, el lenguaje era central a la psicología, siendo el estudio de las diferentes lenguas, en su opinión, la clave para la com prensión del «alma» de las personas que las hablan. Por supuesto, estas ide­as se derivaban de H um boldt, a quien admiraba fervientem ente y cuyo trabajo trató de continuar. En 1 8 5 8 , Steinthal publicó un libro sobre el origen del len­guaje, en el que reiteró y am plió el mensaje de H um boldt, explicando la influen­cia del lenguaje sobre el desarrollo mental (geisti£j del hom bre y la form ación de sus representaciones. Este desarrollo, mantenía Steinthal, está guiado por las leyes de la psicología individual y la Volkerpsychologie, aunque el único ejem plo con ­creto era la doctrina de H erbart sobre apercepción. La íntim a conexión entre len­guaje y pensam iento se subraya desde el principio hasta el final: el lenguaje, aun­que no es idéntico al pensam iento, es su condición previa esencial; eTTéñguajé es el «órgano del pensamiento»: «Es a trayésjdgjos ojos corno^Talm a ve, y a través del lenguaje com o piensa» ( 1 8 5 8 , j j . 120).

D esp rósq u elaM m T p ü bT ícara su propuesta inicial, Steinthal adoptó con en­tusiasmo la ¡dea. D urante el semestre de invierno de 1 8 5 6 -7 anunció un curso en la Universidad de Berlín sobre «La relación entre lenguaje y espíritu nacional». Aunque Lazarus había introducido a Steinthal en la psicología de H erbart, fue Steinthal quien persuadió a Lazarus de que el lenguaje tiene una im portancia cla­ve para el estudio del Volkgeist de pueblos particulares.

D ada la d irección de los intereses de Steinthal, no es sorprendente que, cuando se unió a Lazarus en la prom oción del nuevo cam po, resultara un cambio marcado de énfasis. Am bos lanzaron una Zeitschrifi (revista) concebida com o un foro para especialistas favorables a sus ideas, cuyo artículo inicial se tituló «Pensa­mientos introductorios sobre Volkerpsychologie com o una invitación a una revista para Volkerpsychologie y Sprachtuissenschafi» (Lazarus y Steinthal, 1860). La adi­ción de Sprachwissetischaft (filología) era significativa: aunque una parte conside­rable del artículo consistía esencialm ente en una repetición ampliada de la posi­ción de Lazarus, gran parte del material nuevo se relaciona en general con el área que llamaríamos «lengua y cultura».

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A unque este artículo programático con junto sigue siendo locus classicus, las ideas se elaboraron de manera adicional, pero no se alteraron en lo fundam ental, en artículos posteriores de los fundadores en la Zeitschrift. Lazarus y Steinthal lu­charon con conceptos com plejos que expusieron en el estilo prolijo que estaba de moda entre los especialistas alemanes del siglo X IX . M i esbozo de los aspectos destacados de su doctrina recurre a estas diversas fuentes5.

La Vólkerpsychologie de Lazarus y Steinthal

1. ¿Qué es el Volksgeist.'’

La idea del « Volksgeist», escribieron, flota en el am biente (de mediados del si­glo X IX ), y se refieren a ella historiadores, etnólogos, filósofos y juristas. A pesar de este uso com ún, no ha habido un análisis riguroso del concepto, y sigue siendo sum am ente vago. La disciplina más apropiada para clarificarlo es la psicología, que siempre se ha ocupado del «Geist» (espíritu/mente) individual; el ob jeto de la Volkerpsyckologie, una extensión lógica, es estudiar fenómenos mentales colectivos.

La cuestión que se debe abordar al principio se refiere a la existencia misma del Volksgeist, ya que hay quienes creen que la sociedad no es nada aparte de los individuos que la com ponen. C ierto es que el Volksgeist no se puede considerar com o una entidad sustantiva en la misma manera que el Geist individual, sin em ­bargo el todo es mayor que la suma de sus partes. La sociedad tiene una priori­dad lógica, temporal y psicológica sobre el individuo, influyendo poderosam ente en el desarrollo individual y produciendo una cierta m entalidad característica de un pueblo particular. El Volksgeist promueve la unidad y arm onía del funciona­m iento psicológico coletivo. Se puede definir com o «la actividad interna com ún a todos los individuos» (Lazarus y Steinthal, 18 6 0 , p. 29).

El Volksgeist se guía por los mismos procesos psicológicos básicos que la m en­te individual, únicam ente son más com plejos y extendidos. H ay tam bién m u­chos otros paralelos entre el Geist individual y el Volksgeist. Por e jem p lo , el senti­m ien to co lec tiv o de nacionalid ad en un pueblo corresp on d e al sen tid o de personalidad en el individuo. O de nuevo, igual que el bienestar psicológico de un individuo depende de la salud del cuerpo, así el estado del Volksgeist depende de la salud del «cuerpo político»; es decir, el estado. La restricción de conciencia en un m om ento cualquiera a una pequeña fracción del contenido m ental total corresponde a la preocupación del Volksgeist en un tiem po cualquiera por un con ju n to particular de acontecim ientos, com o las Cruzadas o la R eform a; un

3 No parece que existan publicaciones sobre Lazarus y Steinthal en inglés; fuentes útiles sonBelke (1 9 7 1 ), Lambrecht (1 9 Í 3 ) , Schneider (1990) y Sganztni (1913).

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momento para el individuo es quizá una década para el Volk, es sim plem ente una cuestión de escala.

La unidad del Volksgeist se refleja en un sentim iento de estar de acuerdo con la comunidad. En parte, esto es el resultado de un sentido de origen y destino com partido; pero el factor prim ario es una lengua com ún, la creación par exce­llence del genio nacional. El lenguaje es el instrum ento que media las relaciones sociales; une a todos los individuos y unifica su contenido psíquico. Por tanto, para reconstruir las características nacionales y la Weltanschauung de pueblos del pasado, el método preferido debe ser el del filólogo.

El Volksgeist, o «espíritu objetivo», existe en dos modos diferentes: uno es in- trapsíquico y consiste en pensam ientos, sentim ientos y disposiciones; el otro re­presenta su encarnación material en libros, obras de arte, m onum entos, produc­tos industriales, medios de transporte y trueque, armas y juguetes. Entre estos dos modos, el «espíritu objetivo» también se manifiesta en toda dase de institu­ciones, sean educativas, administrativas o de cualquier otro tipo. Así, el Volksgeist es parte del individuo; no, por supuesto, com o un organism o, sino com o un ser histórico que vive en sociedad; además, el Volksgeist, al penetrarlo todo, también rodea al individuo en form a m aterial o de organización.

Todo esto parece im plicar una uniformidad com pleta, que obviam ente no es posible. Se tiene que elim inar prim ero a los niños, que todavía no se han desarro­llado; luego también a los deficientes profundos y retrasados, que no se pueden desarrollar; y por últim o a personas de genialidad excepcional. El Volksgeist en su forma pura se encuentra entre los miembros medios de una sociedad.

El Volksgeist es el «espíritu objetivo» de un Volk, pero ¿qué es un Volk! Aun­que la lengua es una fuente primordial de la unidad del pueblo, no se puede uti­lizar com o criterio, ya que los límites externos de una lengua son tan difíciles de precisar como los de un Volk. D e hecho, puede no haber criterio objetivo: «el concepto de Volk descansa en las ideas subjetivas de los miem bros acerca de sí mismos, su identidad com partida y sentim iento de pertenencia juntos» (Lazarus y Steinthal, 1960 , p. 3 5 ). Podría añadir aquí que después de m ucho debate pos­terior sobre la cuestión, se ha llegado a aceptar esta ¡dea de manera general, nor­malmente sin saber que Lazarus y Steinthal la habían anticipado con perspicacia; sin embargo, se podría añadir que la posición «subjetiva» no carece de sus dificul­tades (LeVine y Cam pbell, 1 9 7 2 ).

2. Los elementos del Volksgeist y su desarrollo

Antes que nada, existe el lenguaje. La lengua muestra el con junto de concep­tos de que dispone un pueblo —que, entre salvajes, está muy restringido- y revela la profundidad o superficialidad de su pensamiento.

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O tro elem ento im portante es la m itología, que no se debe confund ir con la religión. Entre los primitivos, la m itología constituye un m odo general de apre­hensión, y la perspectiva entera de la m ente popular es de carácter m ito lógico . La mitología permite el estudio de los procesos de apercepción y m ezcla ( Verschmel- zung) de impresiones en la perspectiva más amplia. Las transform aciones de m i­tos a través de los siglos reflejan el desarrollo del Volksgeist y m uestran su abun­d ante creativ idad . D e esta m an era, la m ito log ía com p arativ a es una de las herramientas más poderosas para el estudio del Volksgeist.

M ientras que los mitos tratan principalm ente del lado intelectual del Volks­geist, la religión manifiesta todos los aspectos de actividad teórica y práctica, idea­les y propósitos, y vida em ocional. En ella se encuentra el germ en de la poesía y otras artes, de manera que la literatura com parada es tam b ién necesaria para aprehender el Volksgeist. Sobre todo, los estilos de arquitectura son las expresio­nes más instructivas del Volksgeist, una afirm ación curiosa que no se ju stifica más.

Además de estos elem entos intelectuales, estéticos y em ocionales, no se de­ben olvidar los prácticos. La repetición de una acción en persecución de un fin dado resulta prim ero en hábito y luego en costum bre; por tan to , la condu cta consuetudinaria surge de manera no intencional y se transm ite luego a través de las generaciones. Olvidado su origen, se tiende a atribuir a dioses o héroes y ad­quiere un control autorizado sobre el individuo. En una etapa posterior, algunas costum bres pueden abandonarse y otras codificarse en ley. E l logro de la alfabeti­zación es un m om ento decisivo, en que los pueblos se hacen verdaderam ente ci­vilizados; y uno de los primeros usos de la escritura fue en el regLstm de leyes

Existe un interacción entre lo que podríamos llamar ecología y modos de sub­sistencia (a este respecto, se cita la patata en Irlanda) y el funcionam iento mental: «Todo lo que el Geist ha creado influye sobre é l ... el carácter del hom bre se form a en sus acciones» (Lazarus y Steinthal, 18 6 0 , p. 58). En el nivel más bajo de cultura, la forma de vida la dicta únicamente la naturaleza, com o entre los pescadores misera­bles; los pueblos cazadores son más vivos, pero carecen de Geist, en los pueblos pas­toriles, el Geist sueña, y estos sueños son a menudo poéticos, pero la agricultura marca el principio de la civilización. Este desarrollo se acompaña por cam bios en la posición de las mujeres, la piedra de toque de todos los tipos de relaciones sociales; no simplemente el concepto de m atrim onio, sino también la relación entre padres e hijos y entre varones adultos. La clase de educación recibida por los jóvenes está rela­cionada universalmente con el Volksgeist, y a su vez influye en el desarrollo del Volk.

3. Las dos partes de la. Volkerpsychologie y su relación con otras disciplinas

La tarea de la Volkerpsychologie es doble: general y específica. La primera es volkergeschichtlich (histórica de los pueblos): «Igual que la biografía de la persona

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individual descansa en las leyes de la psicología individual, tam bién la historia - la biografía de la humanidad— recibe su fundam ento racional de la V'ólkerpsycho- logie» (Lazarus y Steinthal, I 8 6 0 , p. 19). Es com pletam ente abstracta y general, indiferente a las variaciones de los pueblos en espacio y tiem po; se podría decir que trata la humanidad en general com o un Volk. Aborda la cuestión de los pro­cesos por medio de los cuales las formas elementales de conciencia individual se llegan a com binar en el com plejo total de fuerzas que constituye el Volksgeist. En otras palabras, se concentra en el estudio de las leyes que rigen el crecim iento del Volksgeist en general.

La segunda parte, llamada «etnología psicológica», desciende de la hum ani­dad abstracta en general al nivel concreto y se interesa por la variedad de Volks- geister existentes realmente y su desarrollo. Es esencialm ente descriptiva, y se ocu­pa de los procesos de vida de pueblos particulares estudiados por medio de «observación, ordenación y com paración de fenómenos». D esde el punto de vista de la estrategia de investigación, la etnología psicológica tiene que preceder a la psicología histórica de los pueblos, pues las leyes de la últim a se deben derivar in­ductivamente del material reunido por la primera. Este material es casi global: lenguaje, escritura, m ito , religión, costum bre, ley, constitución política, artes, ciencias, com ercio y todas las instituciones de la vida pública; todo es molienda para su m olino.

* * *

Dada la inmensidad del ám bito previsto, es necesario considerar las contri­buciones potenciales de otras disciplinas y su relación con la Volkerpsychologie. En primer lugar está, por supuesto, la psicología individual; es incom pleta sin Volkerpsychologie, pero sus leyes son pertinentes. C o m o el estado es la encarna­ción del Volksgeist, la política es a la Volkerpsychologie lo que la fisiología es a la psicología individual. La antropología, aunque a veces se ocupa de características nacionales, se centra por lo general en fenómenos interm edios entre fisiología y psicología, por ejem plo, los efectos del clima; pero estos factores no explican ade­cuadamente las peculiaridades del «Geist étnico» de pueblos diferentes. La etno­logía es incluso m enos útil, siendo en realidad una rama de la zoología que trata a los hum anos com o parte de la naturaleza animal (esto se refiere a la «craneolo- gía», dom inante entonces). La historia es poco más que un relato descriptivo de acontecim ientos; es im portante com o la principal suministradora de material de origen, pero necesita el com plem ento de la Volkerpsychologie, la única que puede explicar las leyes que subyacen al cam bio histórico: Poco más o menos lo mismo se aplica a la filosofía de la historia, que comparte ostensiblem ente los propósitos de la Volkerpsychologie pero carece de medios adecuados para alcanzarlos y, de es­te modo, se lim ita a la mera especulación. En general, por tanto, todas estas dis-

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ciplinas son en gran parte descriptivas, y será función de la Vólkerpsychologic pro­porcionar explicaciones.

La relación entre Volkerpsychologie y las ciencias naturales es más problem áti­ca. Entre las últimas se encuentra una dualidad similar de descriptivo frente a ex­perimental/explicativo. Cam pos com o la mineralogía, la botánica y la zoología son observacionales y descriptivos; la física y la quím ica se interesan por las leyes generales según las cuales «estas formas de realidad aparecen y se desvanecen, buscan los Urelernente (elementos básicos) y fuerzas fundam entales de la natura­leza» (Lazarus y Steinthal, 18 6 0 , p. 19). En la misma manera, la psicología indi­vidual muestra la regularidad m ecánica de ciertos procesos o la invarianza de conceptos com o los de espacio, tiem po, etc. La Volkerpsychologie, en la medida en que tam bién intenta descubrir leyes generales, se asemeja a las ciencias natura­les. Sin embargo, existe una diferencia significativa en la naturaleza de los fenó­menos que se están investigando. Los fenóm enos naturales, incluidos los de la psicología individual, se m antienen constantes, mientras que el Geist c\\ie consti­tuye el ob jeto de la Volkerpsychologie-, avanza y se enriquece continuam ente. La conclusión debe ser que la Volkerpsychologie es un tertium quid, interm edio entre las humanidades y las ciencias naturales.

Volksgeist, «cultura» y la contribución de Lazarus y Steinthal

En un capítulo anterior, com enté la sim ilitud entre la idea de H erder del «Volksgeist» y el concepto m oderno de «cultura». ¿Hasta qué punto se aplica lo m ism o a la versión de Lazarus y Steinthal? U na manera de abordar esto es susti­tuir cada aparición de «Volksgeist» por «cultura» y ver si el resultado todavía tiene sentido en nuestros términos. Al llevar esto a cabo - n o muy sistem áticam ente, debe admitirse— mi impresión es que Herder norm alm ente anticipó de manera bastante más aproximada nuestro concepto que Lazarus y Steinthal. D e m anera paradójica, la razón es que la noción de Herder del Volksgeist era. más sim ple y sin am biciones teóricas, mientras que Lazarus y Steinthal intentaron un análisis más m inucioso y sistem ático sobre la base de la psicología de H erbart. C o m o resulta­do tropezaron con algunos problemas conceptuales que tam bién encontraron au­tores posteriores que se ocuparon de la evasiva noción de «cultura», y no los con­siguieron resolver.

El problema principal se refiere a la relación entre los individuos y su cultu­ra. Lazarus y Steinthal afirmaron explícitam ente que el Volksgeist «vive» dentro del individuo y no tiene existencia separada. Sin embargo, tam bién se refirieron al Volksgeist com o si fuera una entidad supraordenada distinta que ejerce poder sobre el individuo, poco más o menos com o Kroeber ([1 9 1 7 ] 1 9 5 2 ) hizo cuando llamó a la cultura «lo supraorgáníco». Algunas frases de Lazarus y Steinthal se po­

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drían interpretar com o m ero uso m etafórico, por ejem plo, cuando dicen que los elementos del Volksgeist, com o el lenguaje o el m ito, «constituyen las diversas for­mas o etapas de la autoconciencia de un Volk» ( I8 6 0 , p. 3 8 ). Pero no hay manera de escapar a la im plicación de su afirmación de que el Volksgeist está regido por leyes análogas a las que gobiernan las mentes individuales: que el Volksgeist pue­de, en cierto sentido, diferenciarse de las mentes individuales. Ya que también definieron el Volksgeist com o «la actividad interna com ún a todos los individuos» ( I8 6 0 , p. 29), es difícil evitar la conclusión de que cayeron en la misma trampa que deseaban evitar. Sin em bargo, a diferencia de otros que trataron de cortar el nudo gordiano postulando una «mente de grupo»4, Lazarus y Steinthal buscaron las respuestas a un problem a que ha ocupado a m uchos especialistas y que de ningún modo está ya resuelto adecuadamente.

Está claro que los individuos son los portadores de la cultura, pero sólo co ­lectivamente; para un individuo dado, la cultura es no sólo parte de su carácter sino tam bién, en un sentido im portante, parte del am biente externo. Esto se aplica de manera más obvia a lo que se ha llam ado cultura «material» (por ejem ­plo, artefactos de todas clases) a diferencia de la cultura «simbólica», una distin­ción realizada también por Lazarus y Steinthal; pero tam bién se aplica a la cultu­ra simbólica: costum bres, lenguaje, creencias y valores, etc. Todavía se m antiene activo el debate en cuanto al m odo en que se puede conceptualizar m ejor la cul­tura en general, y en relación específica con la psicología (véase Van de Vijver y Hutschemaekers, 199 0 ). Sin em bargo, a pesar de todas estas reservas, la ecuación Volksgeist-ciútura todavía se m antiene bastante bien en gran parte de los escritos

de Lazarus y Steinthal, y las clases de problemas que; estos autores intentaron abordar postulando un Volksgeist son a menudo similares a los que todavía tende­mos a interpretar en función de la «cultura». ;*■ ■;

Lo que ahora se puede considerar com o su debilidad principal, arraigada en los modos de pensamiento dom inantes en el periodo, era su excesiva am bición. Lazarus y Steinthal trataban de encontrar maneras de describir el desarrollo de la m ente humana en general y sus formas particulares dentro de comunidades na­cionales. Es sencillo rechazar sus esfuerzos, com o hizo W hitm an cuando escribió: «Estos hombres com partían, no un enfoque científico, sino un con junto de m i­tos m etacientíficos ...» (1 9 8 4 , p. 2 1 9 ). Aunque hay sin duda algo de verdad en esta opinión, no hace justicia a Lazarus y Steinthal. Estas hombres tenían una vi­

4 Entre los psicólogos, McDougall (1920 ) siguió ese camino, subdividiendo el campo poco más o menos como Lazarus y Steinthal habían hecho:

psicología de grupo consta verdaderamente de dos partes, la que se interesa por descubrir los principios mis generales de la vida de grupo y la que aplica estos principios ai estudio de clases y ejemplos particulares de la vida de grupo, (p. 6)

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sión grandiosa, si bien irreal, de un cam po de investigación cuyos problem as es­tán todavía presentes y permanecen hasta cierto punto sin resolver.

La Zeitschrift antes m encionada fundada por Lazarus y S tein th al y cuya carga recayó principalm ente sobre los hom bros del últim o, co n tin u ó publicándose en su form a original hasta 1890 . Tuvo m uchos colaboradores d istinguidos, inclu i­dos, por ejem plo, Bastían y Dilthey. La herramienta m etodológica que Lazarus y Steinthal consideraban más poderosa para la Vólkerpsychologie, la filología, figura­ba de m odo muy prom inente entre los artículos, seguida por el folclore y la reli­gión; el resto estaba muy diseminado entre esferas com o la 'psicología, la filosofía, el arte y la literatura y la etnología. La Vólkerpsychologie co m o tal era uno de los asuntos m inoritarios y consistía sobre todo en especulación teórica5. D ados los propósitos grandiosos, asociados con las lim itaciones de los enfoques disponibles en la época, no es sorprendente que la Zeitschrift hiciera relativam ente poco para fom entar las metas de sus fundadores. En particular, se en cu en tra m uy p oco acerca de las «leyes» que supuestam ente gobiernan el desarrollo de laj jn e n te hu­mana en general, y sus variadas n&anifestaciones dentro de las co m u fjd a d es na­cionales. s!( o

La categoría de estas «leyes» fu| discutida con am plitud por L azadlj y S te in t­hal, que vacilaban entre la idea d ¿ los humanos com o producto d e S fe avances históricos y los humanos com o organism os naturales y, en sí, d en tro tá tl alcance de la ciencia natural". En el cursó-de las décadas siguientes este te m a S e llegó a debatir m ucho y de manera acalónida, en especial entre esp ecialista*;llem anes. Todavía se encuentra en el núcle&'del debate recientem ente ren o v ap l}so b re la posición de la psicología y su relación con la «cultura», y por tan to tiera* más in­terés que el m eram ente histórico. ^

’ Para un análisis de contenido de la /.etúchrifi, véase Krewer y Jahoda, 19 9 0 . J| |“ Hacia el final de su artículo original; ÍÜzarus y Steinthal casi parecen haber caídp en el lado

de la valla que corresponde a la ciencia: i ' ¡1

Lo que importa en psicología cí esenciaJmcntc lo mismo que aquello hacia lo cus! Us ciencias naturales se esfuerzan y en lo que tícoeO tanto éxito; a saber, reducir cosas y cuaiidadcfc V¿Pclac¡oncs.(I860, p. 70) i | | M

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10. Psicología: ¿Una ciencia o una disciplina cultural-histórica?

En su «invitación a la Volkerpsychologie», Lazarus y Steinthal habían realizado un intento algo provisional de m ostrar dónde se situaba la Volkerpsychologie en relación con otras disciplinas eruditas y científicas. D urante la últim a parte del siglo X IX , la dicotom ía entre Nuturwissenschafien y Geisteswisstnschajten se con ­virtió en objeto de un gran debate en Alem ania. Su propósito m anifiesto era el puramente erudito de clarificación conceptual, pero el hecho de que lo dirigieran sobre todo defensores de las Geisteswissenschaften indica que era la posición de es­tas ciencias lo que estaba principalm ente en juego. Aunque el debate com o tal no era sobre psicología, y casi ninguno de los títulos de los escritos de los participan­tes contienen este térm ino, no obstante, ia psicología se iba a encontrar en el nú­cleo de la controversia. La razón, sin duda, es su carácter híbrido, que pasa por encim a de la línea divisoria que separa las ciencias de las hum anidades y los estu­dios sociales.

Lo que discutiré aquí no es el debate am plio com o tal - l o cual no es una gran pérdida, pues gran parte de él era, en mi opinión, pedante y can sad o - sino sólo los aspectos que reflejan percepciones variantes de la naturaleza y tareas de la psicología. C om o será evidente a partir de capítulos anteriores, cierto tipo de psi­cología se había asociado desde hacía m ucho tiem po con especulaciones sobre historia, en el sentido de desarrollo histórico de la humanidad. A hora se pasaba a discutir la psicología en nuevas perspectivas, de manera notable su pertinencia para la disciplina académ ica de la historia. M ás im portante desde el presente punto de vista fue el resurgimiento, en forma más elaborada, de las ideas de Vico sobre las raíces cultural-históricas de la mentalidad, que im plican un rechazo de la idea de que la psicología es sobre todo una ciencia experim ental. Fue tam bién en el contexto de este debate com o la psicología se vinculó explícitam ente por primera vez a la Kultur. Utilizo el térm ino alemán deliberadam ente, ya que se so­lapa con nuestro térm ino «cultura», pero no es idéntico a él y corresponde en cierta medida a lo que en inglés se denom ina «civilización»1.

1 Véase (a noca 2 en la p. 14, reference a la discusión por Elias.

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Antes de embarcarnos en la materia, me gustarla recordar al lector el signifi­cado de la aparatosa term inología que es preciso utilizar. Prim ero, están las Na- turwissenschaften, o ciencias naturales, y el térm ino más o menos sinónim o de Gesetzeswissenschafien, literalm ente, «ciencias que enuncian leyes». Antes del de­bate, por lo general se daba por sentado que las ciencias se podían contrastar con las Geisteswissenschafien, que traduzco com o «humanidades y estudios socia­les».

Paul sobre las Kulturwissenschafien

El térm ino Geisteswissenschafien fue criticado prim ero por H erm ann Paul (1 8 4 6 -1 9 2 1 ) , un filólogo preem inente que, en 1 8 8 0 , publicó un libro sobre los principios de la historia del lenguaje. En él aducía que, estrictam ente hablando, podía haber sólo una Geisteswissenschafi, a saber, la psicología com o Gesetzwis- senschafi, y la categorizó explícitam ente com o una de las ciencias exactas. Para él, lo opuesto a naturaleza no era Geist s¡no Kultur, de manera que propuso la expre­sión Kulturwissenschafien, que posteriorm ente alcanzó gran aceptación. La marca característica de la Kultur, m antenía Paul, radica en la im plicación de los factores psíquicos. Ya que estos tam bién están presentes en los animales, form uló la cu­riosa conclusión de que se debe reconocer la existencia de Kultur animal, de m a­nera que la vida animal form aría parte de las Kulturwissenschafien. C on esto, se refería a la colm ena com o una etapa temprana de organización social, o al canto de las aves com o el principio del arte.

Sin em bargo, los argum entos principales de Paul se centran en los humanos: es la sociedad la que convierte a los proto-hum anos en seres históricos por medio de sus interacciones conjuntas para propósitos com unes. Pero cuando exam ina­mos el desarrollo histórico está claro que estaban en juego factores no sólo psico­lógicos sino físicos, de manera que un enfoque adecuado de las Kulturwissens­chafien requiere una consideración de leyes físicas y psicológicas. Paul no explicó con más detalles cóm o se podrían aplicar estas «leyes psicológicas» en el estudio del desarrollo histórico, y por ello se ahorró meterse en las dificultades que esto hubiera implicado. En su lugar, defendió la creación de algo que llamó de mane­ra im ponente Prinzipienlehre der Gesellschaftswissenschafi (traducible aproximada­mente com o Los principios del estudio de la sociedad), que se encargaría de la ta­rea. D e ah í pasó a atacar la Volkerpsychologie de Lazarus y Steinthal en una manera que provocó una fuerte respuesta de W undt.

Paul com enzó su crítica reprochando a Lazarus y Steinthal que ignoraran las «fuerzas físicas»; afirmaba, por ejem plo, que debían haber considerado los movi­mientos corporales, que son asunto de la fisiología. D e este argumento bastante débil, pasó a cuestiones más sustantivas. Sobre todo, Paul estaba en desacuerdo

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con la noción básica de Lazarus y Steinthal de que la relación de la Volkcrpsycho- logie con pueblos particulares y la hum anidad com o un todo es análoga a la que existe entre psicología y la persona individual. Lazarus y Steinthal habían m ante­nido que los procesos que tienen lugar en el Volkgeisty sus elem entos com p onen­tes son esencialm ente iguales a los que caracterizan a los individuos, sólo que más com plicados. Paul no aceptaba nada de eso:

Esto implica esconder, por medio de la hipostatización de una serie de abs­tracciones, el verdadero estado de cosas. Todos los procesos psíquicos tienen lu­gar en la mente individual, y en ningún otro lugar. ... Por tanto, fuera con estas abstracciones. (Paul, [I880J 1898, p. I I ) 2

Estas opiniones tam bién constituían una amenaza para la propia posición de W undt, ya que en esa época contem plaba la elaboración de su nueva versión de Volkerpsychologie. Paul expuso un flanco débil cuando trataba de reforzar sus ar­gum entos refiriéndose a Herbart:

Por tanto si concebimos la psicología en el sentido de Herbart como la ciencia de las interrelaciones de las representaciones, entonces puede haber sólo una psicología individual a la que no se puede yuxtaponer ninguna Volkerpsy­chologie o como se quiera llamarla. (Paul, 1898, pp. 12-13)

W undt se abalanzaría después sobre esto com o un con cep to erróneo resul­tado de una confianza in justificada en H erbart, pero en otros aspectos las ideas de Paul no eran diferentes a las que él m ism o adoptó después. En su clasifica­ción de las esferas de con ocim ien to , Paul in trod u jo el térm ino Kulturwbsens- chaften e in ten tó d ifum inar la d istin ción entre ellas y las ciencias naturales, sin p rop on er n ing ú n cam bio verdaderam ente radical. Por c o n tra s te , la escuela n eokan tian a de W ind elband y R ick e rt propuso una perspectiva to ta lm en te nueva.

Windelband sobre la psicología como una ciencia natural

El famoso discurso de 189 4 de ingreso en el rectorado de W ilhelm W ind el­band (1 8 4 8 -1 9 1 5 ) se titulaba «H istoria y ciencia natural». E n él, puso en tela de ju icio la base entera del sistema de clasificación de esferas de aprendizaje que has­ta entonces se había dado por supuesto. Esta base había sido el o b je to o con ten i­do de la disciplina, pero W indelband propuso varias razones por las que esto es insatisfactorio. El argum ento definitivo de W indelband se relacionaba con la psi­cología:

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Esta incongruencia del principio formal de división es evidente sobre todo a partir del hecho de que no se puede clasificar una disciplina empírica de canta significación como la psicología como Naturwiaemchaft o Ge!stcswissenschafi\ desde el punto de vista de su contenido sólo puede ser una Geisteswissensihafi, y en cierto sentido el fundamento de todas las demás; pero todos sus procedi­mientos, su enfoque metodológico entero, es de principio a fin el de las Natur- wissenschafiett. (Windelband, [1894] 1924, p. 143)

C o m o alternativa, W ind elband favorecía una clasificación según el méto­do, que tenía com o resultado una d ico to m ía entre Gesetzeswissemcbaften y Ereigniswissemchaften, es decir, el establecim iento de leyes generales frente a la descripción de fenóm enos particulares. Para describir los m odos de pensam ien­to im plicados en los dos enfoques acuñó los térm inos «nom otético» e «idiográ- fico», que la psicología se ha apropiado. W indelband reflexionó sobre la rela­ción entre am bos, preguntando si acontecim ientos específicos se podían referir a leyes generales y, de m odo inverso, si no es cierto que un acontecim iento es­pecífico o «Gestalt» h istórica alcanza su significación causal sólo dentro del marco de la actuación general de leyes. Com paró esto con un silogism o; la pre­misa mayor es una ley natural, la premisa m enor es un con ju n to de condicio­nes particulares, y la conclusión el acontecim iento singular real. En este senti­do, los m odos nom otético e idiográfico se deberían considerar com o com ple­mentarios.

Por consiguiente, W indelband creía que en principio debía ser posible una explicación causal de los acontecim ientos históricos basada en leyes naturales, es­pecialm ente en leyes psicológicas, al menos en principio. Sin embargo, casi al mismo tiem po tuvo que expresar algunos recelos a ese respecto:

Por supuesto, es realmente muy curioso lo modestas que han sido las exi­gencias de la historia sobre la psicología. La medida notoriamente muy limitada en que hasta ahora ha sido posible formular las leyes de la vida psíquica nunca ha preocupado indebidamente a los historiadores; por medio del juicio natural de los hombres y la intuición han sabido lo bastante para comprender a sus hé­roes y la conducta de sus héroes. Esto concede un respiro y hace parecer bascan­te dudoso que sea probable que la formulación planeada recientemente de los procesos psíquicos elementales según la ley matemático-natural produzca una contribución valiosa a nuestra comprensión de la vida humana real. (Windel­band, [1894] 1924, p. 157)

Parece que W indelband no tenía ideas muy claras acerca de la naturaleza y el alcance de la psicología, a pesar del hecho de que hizo de ella el eje de su argu­m ento. N o existen indicios de que estuviera familiarizado con las diferentes posi­ciones mantenidas en la época.

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Rickert: Naturaleza (rente a Kultur

N o se puede decir lo mismo de su seguidor, H einrich R ickert (1 8 4 8 -1 9 3 6 ) , que fue responsable de lo que se considera la exposición clásica de la escuela neo- kantiana. En 1902 publicó un libro sobre Los limites de las conceptualizaciones científicas, en el que trataba de reforzar la tesis de W indelband y la defendía fren­te a las objeciones planteadas por personas com o Dilthey y W undt. Tendría poca utilidad repetir sus argum entos, que eran esencialmente lógicos y epistem ológi­cos y se basaban en supuestos filosóficos que ya no se aceptan. Basta con decir que R ickert estaba dispuesto a admitir algunas diferencias entre la psicología y lo que él todavía insistía que eran las otras ciencias naturales, pero afirm aba que esas diferencias eran relativamente menores y de este m odo no afectaban a la tesis principal de W indelband.

En un trabajo posterior, titulado Ciencia cultural y ciencia natural (Kulturwis- senschaft y Naturwissenschafi) (1 9 1 0 ), se presenta una perspectiva bastante dife­rente. C o m o es evidente a partir del título, Rickert había adoptado la term inolo­gía de Paul y d ecid id o que lo opuesto a Natur no es Geist s in o Kultur. La justificación para este cam bio es bastante sutil y enrevesada, dependiendo de la polisemia de la palabra Geist, que puede significar «espíritu» y «mente». Se redu­ce esencialm ente a la afirm ación de que todo lo que es «espiritual» está relaciona­do con la Kultur, mientras que «mente» se lim ita estrecham ente a la psicología. Se sigue, según Rickert, que la expresión Geisteswissenscbafien es am bigua y por tanto inútil para distinguir campos de conocim iento científicos de no científicos.

R ickert definió el concepto de Kultur com o «la totalidad de los objetos reales en que residen valores universalmente reconocidos» ([1 9 1 0 ] 1 9 4 3 , p. 6 0 ) . D e es­te m odo, la diferencia básica entré naturaleza y Kultur es que la primera, a dife­rencia de la última, carece de valores. Por consiguiente, las Kulturwissenschafien com o la filosofía, la econom ía, la jurisprudencia, etc. -y , sobre todo, la historia, que se ocupa de todas ellas— están íntim am ente relacionadas c o a valores que cam bian con el tiem po. Por tanto, son disciplinas individualizadoras o idiográfi- cas, en com paración con las ciencias naturales generalizadoras o nom otéticas.

La psicología, que se ocupa de la m ente en general, cae d irectam ente dentro de las ciencias naturales. Por consiguiente (y aquí R ickert resuelve el dilem a de W indelband) es en gran parte inútil com o ayuda para la historia, con la posible excepción de la «psicología social» bosquejada por Lam precht (que se considerará en breve). La única psicología que es realmente útil para la historia y las artes no es la ciencia, sino más bien la clase de penetración imaginativa popularm ente co ­nocido com o «psicología»:

No sólo a los historiadores, sino también a los poetas y a los artistas plásti­cos los llamamos «psicólogos», pues creemos, con razón, que han de ser buenos

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conocedores de la naturaleza humana, si quieren realizar sus propósitos. Pero esa «psicología» que conocen los artistas no tiene nada de común con la ciencia conceptual de la vida anímica, a no ser el nombre, y nada le recomendará a un poeta, que se dedique a estudios científicos de psicología para aprender a com­poner mejor los versos. ([1910] 1943, p. 109)

Rickert caracterizó correctam ente la psicología de su tiem po cuando d ijo que su propósito era com prender la vida mental tratándola com o una com binación de elem entos simples, un enfoque que no tiene nada que ofrecer al historiador o especialista literario. D e este m odo, cuando introdujo la noción de Kultur, era para delimitar una esfera a la que la psicología científica no tenía nada con que contribuir. La única ligera concesión que R ickert hizo fue perm itir una posible contribución, en algún m om ento en el futuro, de una psicología social científica del tipo concebido por Lam precht. Las ideas de Lam precht, una figura contro­vertida que ofendió a sus colegas historiadores y participó en la famosa Metho- denstreit (discusión sobre m étodos), merecen cierta atención.

Karl Lamprecht: historia, cultura y psicología social

Karl Lam precht (1 8 5 6 -1 9 1 5 ) fue un historiador heterodoxo cuya vanidad y arrogancia no le granjearon las simpatías de sus colegas. Por contraste con W in- delband y Rickert, creía que el método científico se puede aplicar a las Geisteswis- senschaften así com o a las ciencias naturales, y es el único cam ino que conduce a la «verdad». Por consiguiente, su propósito era convertir la historia en una de las ciencias generalizadoras, antes que se mantenerla com o meramente descriptiva e interpretativa. Esto iba radicalm ente en contra de la tendencia dom inante enton­ces de concebir la historia en función de las acciones de figuras «heroicas» parti­culares, una concepción incom patible por com pleto con el objetivo de establecer leyes universales de desarrollo cultural-histórico. Lam precht propuso que el m e­dio para llegar a estas leyes se podía encontrar en una Sozialpsychologie científica que se ocupara de las condiciones culturales que influyen en la psique en épocas históricas diferentes, más que de procesos individuales.

Para Lamprecht, las fases y acontecim ientos históricos son esencialmente de naturaleza psíquica, de manera que cualquier etapa cultural se caracteriza por un estado psíquico colectivo (seelischer Gesamtzustand). Lam precht consideraba este estado com o una especie de diapasón, que penetraba todos los estados mentales, y por ello también las actividades, en un periodo dado. Tam bién trató de demos­trar que las etapas culturales se suceden unas a otras en un orden definido, mos­trando diferenciación creciente en una manera que recuerda un poco el esquema evolucionista social de H erbert Spencer.

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El trabajo principal de Lam precht se concentraba en las civilizaciones histó­ricas en general, y la historia alem ana en particular. Sin em bargo, no consideraba que este m étodo se lim itara a ellas, com o muestra el ejem plo siguiente, próxim o, según expresa él, a la tarea principal de la Volkerpsychologic.

Es posible determinar el desarrollo de ciertos niveles inferiores-de cultura ... durante medio milenio, recogiendo la transmisión oral de la épica. Por ejemplo, poseemos para ciertas tribus cafres una tradición ¿pica de esta profundidad temporal. Podemos analizarla, desde el punto de vista de sus motivos psicológi­cos internos, en una secuencia de formas crecientemente intensas de representa­ción épica (Lamprecht, 1912, p. 134)

Lam precht no explicó en detalle cóm o se podría llevar a cabo este análisis, aunque m encionó que las conclusiones se podían verificar com probando la se­cuencia de acontecim ientos reales con referencia a los registros del C abo de Bue­na Esperanza, un procedim iento m uy poco convincente. El propio Lam precht debe haber sido consciente de las lim itaciones de sem ejante enfoque, porque buscó algún m étodo para validarlo de manera independiente. Pensó que lo había encontrado en la psicología infantil, considerada a la luz del «principio biogené- tico». Este se basaba en el trabajo de H aeckel, que había propuesto la d enom ina­da «ley biogenética», según la cual la ontogenia, en el sentido de desarrollo em ­b rio ló g ico del individuo, es una recap itu lación con cisa y com p rim id a de la filogenia. Lam precht supuso que esto se m antenía no sólo para la em briología, sino tam bién para el desarrollo postnatal, y escribe con seguridad absoluta:

[que] será posible establecer una secuencia de etapas de desarrollo psicogenético válido para niños en todo el mundo; con respecto a las más altas de estas etapas, será posible ordenar el carácter de las etapas de desarrollo filogenético, y eso sig­nifica cultural [énfasis añadido], conocidas; esto se hará en la medida en que se pueda asignar material ecnográfico y folclore a una secuencia de etapas relativas de desarrollo. (Lamprecht, 1912, p. 137)

Lam precht estaba convencido de que por este m edio se podría rastrear la evolución cultural directam ente hasta la primera aparición de la hum anidad so­bre la tierra. Aunque realizó una tentativa de estudio em pírico en aplicación de su m étodo (véase Jahoda, 1 9 9 1 ), sobre todo form uló especulaciones atrevidas. D e nuevo basándose en el principio biogenético, in ten tó mostrar que había ele­m entos com unes entre el funcionam iento cognitivo del n iño y el del hom bre prehistórico, y el medieval. Pero no fue claro acerca de qué elem entos psicológi­cos se suponía que perm anecían constantes y cuáles consideraba que experim en­taban diferenciación progresiva bajo el efecto del cam bio histórico; ni tam poco

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parecía ser consciente de la circularidad que im plicaba tratar los rasgos psicológi­cos simultáneamente com o causas y consecuencia.

La noción de Lam precht de «psicología social» era m ucho más amplia que nuestra interpretación de su alcance, com o es aparente a partir del esquema gene­ral expuesto en la Tabla 1 0 .1 .

Tabla 10.1

Factores social-psicológicos en el curso de la historia

Cultural NaturalM aterial Ideal

voluntad representación sentimiento sueloexperiencia opinion penetración clima

floraeconomía lenguaje arte fauna(producción, biologíanutrición, humanapoblación)costumbre mito/ religión arce ornamental

simbólicoley ciencia bellas artes

Algunos aspectos de este esquema -d e manera notable, los factores ecológi­cos y de subsistencia— corresponden a factores más recientes propuestos por algu­nos psicólogos ctansculturales; y si las subcategorías de lo «cultural» parecen aho­ra bastante extrañas, debe recordarse que se basan en conceptualizaciones de la vida, la mente y la actividad hum anas que son bastante diferentes de las nuestras.

Los críticos de Lam precht que lo acusaron de positivismo, psicologismo y otros «ismos» quizá no erraban demasiado el tiro. Sus teorías eran a menudo va­gas, si no confusas. Igual que Lazarus y Steinthal, Lam precht consideraba la So- zialpsychologie más o m enos com o psicología individual escrita a gran escala, y com o admirador de D arw in deseaba hacer de la biología el m odelo para una his­toria científica. Sin em bargo, se ha reivindicado a Lam precht por su rechazo del enfoque exclusivo sobre personalidades históricas en favor de una preocupación por las condiciones dom inantes. En esto, recibió fuerte apoyo de Wundr, que lo elogió en su Lógica de las Geisteswissenscbaften (1 9 0 8 ) e insistió repetidas veces en que la tarea de la historia era dar una explicación de las «condiciones sociales». El propio Lamprecht se refirió a m enudo a la Volkerpsychologie de. W undt, creyendo

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que sus propias teorías com plem entaban las de él. Esto estaba totalm ente in justi­ficado en cuanto al «principio biogenético» favorito de Lam precht, que W undt consideraba simplista y absolutam ente incapaz de explicar el desarrollo cultural- histórico. En otros aspectos, sin em bargo, tenían m ucho en com ún. Por ejem plo, la mayoría de los factores enumerados por Lamprecht tam bién tenían un lugar en la Volkerpsychologie de W undt, aunque él los trataba en una manera m ucho más coherente y menos determinista. Lam precht y W undt tam bién estaban de acuerdo en la necesidad de com plem entar la psicología experim ental de su época con un enfoque que pudiera ayudar a com prender los avances cultural-históricos. Lo mismo se aplicaba a otra gran figura del periodo, Dilthey. Por contraste con Lam precht, que anhelaba transform ar la historia en una ciencia con la ayuda de una Sozialpsychologie científica, D ilthey consideró el enfoque causal de verifica­ción de hipótesis inadecuado para los hum anos com o seres cultural-históricos.

La psicología descriptiva de Dilthey

Lam precht y W ilhelm D ilthey (1 8 3 3 -1 9 1 1 ) com partían un vivo interés en la Volkerpsychologie. Dilthey tuvo noticias de ella por primera vez en el curso de sus estudios en Berlín, donde conoció a Lazarus y trabajó con él en la época en que apareció el influyente primer número de la Zeitschrijt. Su entusiasm o inicial se suavizó después por reservas relacionadas con la naturaleza especulativa y el ca­rácter difuso de la empresa. Atraído por el empirismo más concreto que procedía de Francia y Gran Bretaña, D ilthey se volvió hacia la antropología y las ciencias naturales. Se hizo alum no de H elm holtz, estudió la Psicofisica de Fechner y asis­tió a clases de fisiología en Basilea. Es im portante saber que cuando más tarde re­chazó las ciencias naturales com o m odelo principal para la psicología, no lo hizo en calidad de hom bre de «letras» ignorante y con prejuicios.

Cuando Dilthey obtuvo una cátedra en filosofía -p rim ero en Basilea y final­m ente en B e r lín - se preocupó cada vez más por problemas de psicología, filoso­fía e historia. Su vida y pensamiento están en marcado contraste con el tipo de «mandarín» académico alemán chapado a la antigua corriente entonces. El quis­quilloso W illiam Jam es (1 8 4 2 -1 9 1 0 ) lo conoció en Berlín y quedó sorprendido por el atuendo y conducta algo inusual de Dilthey en la mesa; pero tam bién esta­ba extraordinariamente impresionado por la extensión y profundidad de sus co ­nocim ientos.

Aquí me centraré en el interés de D ilthey en la naturaleza y propósitos de la psicología, un tema que com enzó con Lazarus y continuó con interrupciones a lo largo de su carrera. Retrospectivamente, bien podría denom inarse «psicología y cultura», aunque esto sería anacrónico. R ickert y Lam precht habían discutido con cierta extensión estas cuestiones, pero dieron por supuesto que la psicología

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es una disciplina de ciencia natural y nada más. Tam bién había idealistas filosófi­cos que negaban la posibilidad de toda psicología, ya que creían que el «alma» es­taba fuera de alcance de un estudio sistemático.

Dilthey evitó ambas posiciones extremas en sus extensos escritos sobre los fundamentos epistem ológicos de la psicología y su posición con respecto a la ciencia natural por una parte y las disciplinas humanas ( Geisteswissenschafterí) por otra. En sus Ideas acerca de una psicología descriptiva y analítica ([18941 ; en D ilt­hey 1945) propone que hay dos aspectos distintos en la materia. Uno es el enfo­que empirista, preocupado esencialm ente por la verificación de hipótesis por me­dio de experimentos. D ilthey lo aceptó com o enteram ente válido, llamándolo «psicología explicativa», que considera los procesos mentales compuestos por ca­denas causales (Kausakusammenhang). Sin embargo, señala algunas limitaciones importantes de esta concepción. Primero, es demasiado formal y atomista, divi­diendo la conciencia en sensaciones y sentim ientos elem entales (que se toman como manifestaciones de procesos fisiológicos subyacentes) para hacerla asequi­ble a un estudio riguroso. Esta com partimentalización ignora el hecho de que el yo actuante tiene una unidad funcional que elude cualquier planteam iento que se concentre sólo en las partes constituyentes. Además, 110 piiede decirnos nada sobre los procesos mentales superiores, com o el pensamiento y la imaginación creativa.

Aunque esta clase de objeción ha perdido desde entonces buena parte de su fuerza (aunque de ningún m odo toda), no se puede decir lo mismo de la otra: el énfasis de la psicología en el individuo independiente. D ilthey caracterizó como una ficción la noción, que dom inó gran parte del pensam iento de la Ilustración, de que el hom bre tiene una naturaleza permanente que ya existía antes des la his­toria y la sociedad. Esta convición la adquirió pronto, cuando todavía'estaba com prom etido con la Volkerpsychologie y la antropología, que surgía entonces; en esa época citó con aprobación la previsión optim ista de Bastian de que la psicolo­gía sería la ciencia del futuro, centrándose en la humanidad com o un todo y tra­tando a los individuos sólo dentro de ese contexto general. A pesar de desenga­ños posteriores, Dilthey continuó aferrándose a su visión grandiosa de una nueva clase de psicología com o la disciplina clave ( Grundwissetischa.fi} para todos1 los es­tudios humanos. C on este objetivo propuso una «psicología descriptiva y analíti­ca», basada en un reconocim iento de la naturaleza contingente cultural-histórica de los seres humanos. D istinguió a W aitz com o uno de sus predecesores en la realización de una distinción entre psicología explicativa y descriptiva. Después de publicar su Manual de Psicología como una ciencia natural en 1849 , W aitz con­cibió un plan para una psicología descriptiva com plem entaria que proporciona­ría, por decirlo así, el material bruto para la psicología explicativa. Según Dilthey, la monumental Antropología de los pueblos primitivos (Naturvolker) de W aitz era una realización parcial de este plan. Esta opinión es cuestionable, ya que) Waitz

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había insistido en la «unidad psíquica» universal, más que en las variaciones cul­turales de la psique. Además, en su Antropología W aitz se había lim itado de m a­nera efectiva a descripciones sencillas, basadas en inform es etnográficos. La con ­cepción de D ilthey de JU (jueva psicología era m ucho más rica y sutil, y se puede esbozar aquí sólo muy lygerficialm ente.

La piedra angulard^iia psicología de D ilthey se basa en el concepto de Erleb- nis, o experiencia vividá;^que constituye la respuesta de una persona a una situa­ción. La psicología es eij.esencia la elaboración sistem ática de la experiencia co­m ún, irreductible a entidades com o las sensaciones. Esto no quiere decir que no se pueda distinguir entre diversas funciones cognitivas o afectivas, con tal que se analicen dentro del contexto de un sistema estructural unitario. E n una m anera com parable a la de V ico , D ilthey trazó una distinción fundam ental entre explica­ciones de fenóm enos físicos y la com prensión de nosotros mism os y nuestros se­mejantes. E n el primer caso, podemos establecer relaciones causales, pero no so­mos capaces de llegar a la realidad subyacente; pero la experiencia personal es su propia realidad, y no podemos ir más a|lá de ella. D e este m odo, «la naturaliza la “explicam os”, ¡a vida aním ica la “coratarendemos”» (D ilthey, [1 8 9 4 ] ) SíjáS, p. 197). El concepto de Verstehen, centraljja la teoría de D ilthey, ha dado o i gran cantidad de debate crítico (véasei;£rm arth, 1978). N o es posible re» aquí en detalle, pero ya que a veces se traduce Verstehen com o «com prensúf reservas, es im portante señalar que esto;e| engañoso. |

El térm ino Verstehen se refiere n q jji «comprensión» en general, sino$*|ur clase particular de com prensión relacionada fundam entalm ente con la cor|ajucta hum ana; por tanto, se conservará el té^ nino alemán. Además, contrariam |rae a lo que a veces se propone (véase Abel, Jl¡953), no se refiere a un m étodo, |u$o a una capacidad específicam ente hurnanajjPara Dilthey, no era m eram ente in tu iti­va, sino un proceso cognitivo dependióm e de representaciones de con ten id o mencal. Esas representaciones pueden estar en cualquier nivel de abstracció^|í)e- ro en últim o térm ino se anclan en la estructura de la experiencia. |||

Estrecham ente relacionado con Verstehen, en el sentido de que es el ob jetó ,d e Verstehen, está el «significado» ( Bedeutung). Este no se refiere sólo - o inatoso p rincip alm ente- a la aprehensión de unaí expresión, o de sím bolos verbalesffljno verbales, sino a una com prensión de la significación de las relaciones entre k^iín- tecim ientos de la vida. D e este m odo, cúálquier experiencia particular se hacjC-¿In­teligible dentro de ese contexto más am plio de unidad organizativa. Dilthey^con- sideraba la Verstehen com o una clase de,kiducción, aunque diferente del seo ' usual del térm ino por el cual un con junto de ejemplos particulares se gene en una ley. En su lugar, los ejem plos conducen al reconocim iento de una estr tura, un sistema de orden en el que las p<li*tes com ponen un todo unificado. ^ '

En sus últim os años, y en respuesta ¿'¡algunas críticas, D ilthey llegó a reqft cer que su punto de partida original, la descripción de la experiencia inter

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problem ático. N o puede haber una descripción pura, sin valores y objetiva basa­da en la introspección. Esto le condujo a poner un énfasis cada vez mayor en la herm enéutica com o un m étodo para acercarse a los productos culturales de la m ente humana.

La herm enéutica com enzó com o un m étodo antiguo de interpretación de textos, que fue ampliado por Friedrich Schleierm acher (1 7 6 8 -1 8 3 4 ) en una teo­ría más general de Verstehen, que a su vez inspiró a Dilthey. La hermenéutica es inevitablemente un proceso circular, com o se puede ilustrar con el ejemplo de entender una oración. Para com prender el significado de una oración, se deben entender las palabras que la com ponen; pero estas palabras aisladas pueden tener significados diferentes, según el contexto. Esto es particularm ente claro por lo que respecta a la traducción. Así, la palabra alemana Geist puede significar espíri­tu, m ente o intelecto, según el contexto. Por tanto, se podría decir que el todo no tiene sentido sin las parres, ni las partes sin el todo. Lo mismo se aplica, por ejem plo, a la interpretación de una obra literaria, o a lo que influyó en el pensa­miento de su autor. Lógicam ente, parece que debem os permanecer encarcelados para siempre dentro del círculo herm enéutico. En la práctica, nos abrimos paso a través de él pasando de m anera alterna de las partes al todo y del todo a las partes de nuevo.

A unque la h erm en éu tica está hasta c ierto p u n to form alizada en reglas, . D ilthey sostenía que tam bién im plica un cierto elem ento intuitivo que contribu­ye a la Verstehen-, nos perm ite entender no sólo las m entes individuales, sino la naturaleza de la m ente hum ana en general y sus transform aciones históricas. Po- ■ dría añadir aquí un breve com entario sobre «teóricos críticos» posteriores que lle­varon las ideas de D ilthey m ucho más lejos en una dirección antipositivista. Al­gunos, com o H aberm as (1 9 7 2 ) aducen que la d escripción de D ilth ey de la herm enéutica está ella m ism a contam inada por las influencias empiristas a las que él estuvo expuesto. Así, la noción de que la interpretación hermenéutica pue­de obtener acceso directo al estado mental de quien originó el texto es falaz: «La com prensión herm enéutica está siempre mediada por [esta] precomprensión, que se deriva de la situación inicial del intérprete» (H aberm as, 1 9 7 2 , p. 3 1 0 ). Esta si­tuación inicial está en función del trasfondo cultural-histórico; por tanto, la her­m enéutica no puede alcanzar un conocim iento «objetivo», com o Dilthey había supuesto erróneam ente.

Aunque esta crítica parece pertinente, desde luego no significa que Dilthey ignorara la im portancia de la cultura. Por el contrario, bajo un nombre diferente, era central a gran parte de su argum ento. C om o Lazarus y Steinthal, había toma­do de Hegel la noción de «espíritu objetivo», m odificándola para que correspon­diera fielm ente a lo que denom inam os «cultura»:

Entiendo por espíritu objetivo las diversas formas en que el contexto co­mún ( Gemeinsamkeit) que existe se objetiva en el mundo de los sentidos. En es-

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ce espíritu objetivo, el pasado es una presencia continua para nosotros. Su do­minio se extiende desde el estilo de vida y las formas de interacción económica hasta el sistema (Ztisammtnha$ de Fines que la sociedad ha formado: a la mora­lidad, la ley, el estado, la religión, el arce, la ciencia y la filosofía. (Oilchey, [1894] 1977, p. 126)

Se podría también glosar esto com o una referencia a sistemas de significado com partido intersubjetivam ente, lo que pone de m anifiesto la base sociocom uni- cativa de la psicología de Dilthey, expuesta por Habermas. En todo caso, la am ­plia congruencia entre «espíritu objetivo» y lo que conocem os com o cultura está respaldada por la manera en que D ilthey caracteriza lo que podríam os denom i­nar la adquisición de cultura:

Desde la más temprana infancia nuestro yo recibe su alimento de este mundo de espíritu objetivo. Es también el medio en el que la Verstehen de otras personas y sus expresiones de vida ocurren. Pues todo aquello en lo que el espí­ritu humano se ha objetivado contiene en sí mismo algo que es común al yo y al tú. Cada plaza plantada con árboles, cada habitación en la que se han coloca­do las sillas es inteligible para nosocros desde nuestra infancia, debido a que la fijación de metas, la ordenación y la determinación de valores humanos, como algo común a todos nosotros, ha asignado a cada plaza y a cada objeto en una habitación su lugar. El niño crece dentro del orden y las costumbres de la fami­lia, que comparte con los otros miembros y la instrucción de su m aire la absor­be él en esce concexco. Anees de que aprenda a hablar, el nino vi > i í completa­mente inmerso en el medio de contextos comunes. Y aprende a comprender gestos y expresiones faciales, movimientos y exclamaciones, palabras y oraciones sólo porque son siempre iguales ante él, y guardan siempre la misma relación con lo que significan y expresan. De esta manera, el individuo se orienta en el mundo de espíritu objetivo. (Dilthey, [1894] 1977, pp. 126-7)

En otra parte del mismo trabajo D ilthey afirma que la psicología descriptiva requiere una teoría del desarrollo. Igual que el botánico rastrea las etapas desde la bellota hasta el roble, es tarea del psicólogo estudiar las leyes evolutivas y las uni­formidades de sucesión en una estructura psíquica. Es im portante recordar que, de acuerdo con las ideas dominantes en la época, el significado prim ario de «de­sarrollo» para Dilthey era «desarrollo histórico», no del niño:

No se podría comprender el desarrollo del hombre sin tener una idea del nexo transversal de su existencia; aún más, el punto de partida de rodo estudio que se refiera a su dearrollo es la aprehensión y análisis del nexo en el hombre

. ya desarrollado. Sólo aquí se da la realidad en la experiencia interna de los psi­cólogos con la brillante luz del día, mientras que sólo podemos obtener deste­llos inciertos en el amanecer de las primeras etapas del desarrollo por medio de

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la observación y la experimentación con niños. Por otra parte, el nexo del de­sarrollo histórico explica el de la estructura. (Dilthey, [18y4] 1977, p. 94)

Por tanto, parece que D ilthey asumió que la transmisión tie cultura a través de las generaciones era obvia y no planteaba problemas. Lo que le interesaba era la manera en que los rasgos culturales de un periodo dado interactuaban con las propiedades dinámicas y teleológicas de la m ente para crear un cierco tipo de lo que denominó «nexo psíquico», quizá toscam ente traducido com o «mentalidad». Estos procesos, propuso, se podían inferir a nivel individual a partir de material com o biografías, memorias o cartas, y a nivel colectivo a partir de los cambios fo­néticos y semánticos en el lenguaje, o de las m odificaciones en las ideas relacio­nadas con conceptos com o el de D ios. D ilihey se refirió indiscrim inadam ente a esta área de estudio com o «psicología del contenido» o «antropología»; tendía a utilizar «antropología» bien en el sentido de lo que llamaríamos «psicología cul­tural» o bien, después, para caracterizar el enfoque herm enéutico para el estudio de los humanos.

Se debería quizá añadir que en la teoría evolutiva de D ilthey el «espíritu ob­jetivo» parece estar lim itado a los rasgos culturales de las sociedades «civilizadas». Esto se pone de manifiesto a partir de una discusión en la que D ilthey rastrea el surgim iento de la «conciencia histórica» desde la época rom ana hasta Herder:

Por último, en el estudio de pueblos primitivos se logró el miembro inter­medio enere la teoría de la evolución desde el punto de vista de las ciencias na­turales y ios conocimientos de la evolución histórica, que estaban fundados en la vida estatal, la religión, el derecho, las costumbres, la lengua, la poesía y la li­teratura de los pueblos. Así pudo entonces aplicarse el punto de vista histórico evolutivo al estudio de toda la evolución natural e histórica del hombre ... (Teti- ria de las concepciones del mundo, [1911] 1974, p. 39)

Esto se ajustaba a la ¡dea corriente entonces de que estos pueblos estaban, desde una perspectiva evolutiva, más próximos a la naturaleza en su estado origi­nal que los «civilizados»; y tenía apoyo sem ántico en el térm ino alemán para pue­blos «primitivos»: N aturvolker. Aunque ahora sabemos que esta idea es inadecua­da, D ilthey tuvo el gran m érito de subrayar la relación entre cultura, historia y m ente, a la que la mayoría de los psicólogos experimentales de la época permane­cieron ciegos. Aunque V ico había dicho ya que el hom bre puede comprender la historia porque él la hace, D ilthey señaló que el hom bre es tam bién una criatura de la historia, individual y colectivamente:

sería erróneo reducir la historia a la cooperación de seres humanos para propósi­tos comunes. La persona individual en su existencia independiente es un ser histórico. Está determinada por su posición en tiempo y espacio y en la interac-

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- ción de sistemas culturales y comunidades. Por tanto, el historiador debe enten­der la vida entera de un individuo como se revela en un cierto tiempo y lugar.

- Es el entramado entero de relaciones lo que se extiende desde los individuos ex­tendiendo su propia existencia a los sistemas culturales y comunidades y, por úl­timo, a toda la humanidad, que conforma el carácter de la sociedad y la histo­ria. Los individuos, tanto como las comunidades y contextos, son los sujetos lógicos de la historia. (Dilthey, [1910] en Rickman [ed.], 1976, p. 181)

Además, D ilthey consideraba que los humanos podían aprender más sobre sí mismos atendiendo a la historia que realizando experim entos psicológicos. Estas ideas no fueron siempre bien recibidas por los psicólogos deseosos de distanciarse de la filosofía y aspirar a una posición científica. El ataque a D ilth ey fue encabe­zado por Ebbinghaus, concentrándose sobre todo en sus com entarios acerca de las lim itaciones de una psicología «explicativa» y de verificación de hipótesis, y el enfoque descriptivo com plem entario que defendía; las ideas sobre la cultura, que parecen tan importantes para nosotros ahora, eran periféricas al debate. El episo­dio de Ebbinghaus fue traum ático para Dilthey, que a partir de entonces d ejó de dar clases sobre psicología, com enzó a trazar una línea entre lo «psíquico» y lo «psicológico» y concentró su trabajo en lo primero, así com o en la herm enéutica en el contexto más amplio de las Geisteswissenschafien.

Sin em bargo, aunque había m ucha oposición entre los psicólogos experi­m entales, Dilthey consideró al más grande de ellos, W ilh elm W undt, com o un aliado. En su Psicología analítica y descriptiva escribió que W un dt «se vio obliga­do, por la marcha misma de sus amplios ensayos experim entales, a entrar en una concepción de la vida psíquica que abandona el punto de vista que había im pera­do hasta entonces» ([1 8 9 4 ] 19 4 5 , p. 2 1 7 ). Aunque sus ideas no siempre co in ci­dieron, las similitudes entre ellas son más sorprendsntes que las diferencias: am ­bos m an ten ían que hay dos trad iciones d istin tas en psico log ía , igu alm en te válidas pero en agudo contraste desde el punto de vista del contenido y el m éto­do.

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11. Vólkerpsychologie y Kultur de Wundt

W ilhelm W undt (1 8 3 2 -1 9 2 0 ) no tenía una posición fija en relación con el debate descrito en el capítulo anterior, ya que sus ideas sobre la posición de la psicología experim entaron transform aciones progresivas. En sus tem pranas Lec­ciones sobre la mente humana y anim al (1 8 6 3 ) rechazó con m ordacidad las meras especulaciones filosóficas sobre la m ente. Aunque tuvo cuidado en separarse del m aterialism o del tipo defendido por H aeckel, y presagiando el paralelism o que más tarde iba a defender, W undt consideraba entonces la psicología esencialm en­te com o una Naturwissenschaft. Alrededor de una década después com enzó a si­tuarla en una posición intermedia entre las Natur- y las Geisteswissenschafien, y fue a partir de entonces cuando D ilthey lo pudo reivindicar com o un aliado. Después de la década de 1880, se refirió con frecuencia a la psicología com o una Geisteswissenschaft, pero continuó negándose a com prom eterse. Por e jem plo , cer­ca del final del siglo publicó un artículo «Sobre la definición de la psicología» (1 8 9 6 ) . Después de rechazar la definición de la psicología com o m era «fisiología aplicada», caracterizó su posición com o sigue:

El modo de adquisición de conocimiento [Erkenntniswcise], por contraste con el de la Naturwissenschaft, es directo, sin el intermediario de conceptos au­xiliares abstractos ... se sigue que la psicología es una ciencia empírica coordina­da con una ciencia natural [eine dt?r Naturu/issemchaft coordinierte Erfahrungs- wissenschaft\, y que los modos de aproximación de ambas son complementarios ... (1896, p. 12)

Así, todavía parecía reacio a abandonar la extrecha relación con la ciencia na­tural, pero gradualmente pasó cada vez con más firmeza a considerar la psicolo­gía com o una Geisteswissenschaft y, en realidad, la base indispensable de todas las demás Geisteswissenschafien. No es posible aquí discutir en detalle los contextos más amplios y muy com plejos dentro de los que se deben com prender estos cam ­bios en el pensamiento de W undt1. Sin embargo, hay pocas dudas de que un fac-

1 Una lúcida descripción del desarrollo de las ideas de W undt en este campo, que también las relaciona con las de Dilthey y Windelband, se puede encontrar en Van Hoorn y Verhave (1980); Farr (1983) proporciona un visión general útil; un trabajo alemán reciente es Schneider (1990 ).

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tor im portante fue su creciente preocupación por los problemas de la Volkerpsy­chologie. Esto no quiere decir que su preocupación por estas cuestiones llegara tarde; por el contrario, el tema de la Volkerpsychologie es un interés constante a lo largo de su vida.

En su autobiografía (W undt, 1920a), que no es muy informativa sobre su vi­da personal, W undt hace rem ontar su interés a su infancia en la casa de un pastor. Allí, se informa, escribió laboriosamente sus primeros planes en un cuaderno:

El primer tema que tuve en mente fue una historia general de las religio­nes. Poner de manifiesto lo que las diversas religiones tenían en común me pa­recía una cuestión mu y digna de un esfuerzo de investigación. Más tarde, el otro tema que también se me ocurrió fue el curso general de la historia mundial ... la idea subyacente a estos proyectos fantásticos era la de un estudio compara­tivo de los productos mentales del hombre, en el que los más elevados y más misteriosos desempeñaban un papel dominante. (1920a, p. 199)

W undt se refería claram ente aquí a sus primeros años de escuela, y sin la prueba que él describía com o «manuscritos ilegibles» es im posible saber en qué medida el pasaje puede ser una proyección hacia atrás de pensamientos más ma­duros, y posiblem ente incluso un intento retrospectivo de mostrar que estas ideas habían siempre sido suyas. Lo cierto es que su interés com enzó pronto, y al final de su tercera década de vida estaba familiarizado con el primer volumen de la Antropología de los pueblos primitivos (Naturvolker) de W aitz (1 8 5 9 , traducido al inglés con el título de Introducción a la antropología) y con la Zeitschrifi de Laza- rus y Steinthal, que se com enzó a publicar en 18 6 0 . N o cabe duda de que el fa­m oso primer artículo en la Zeitschrifi, con su invitación a una Volkerpsychologie, produjo una profunda impresión en W undt, aunque más tarde trató de restarle im portancia; en los Elementos ([1 9 1 2 ] 1916), por ejem plo, se refirió sólo de pasa­da y no muy elogiosamente a Lazarus y Steinthal.

i— Es poco probable que haya sido mera coincidencia que cuando, al principio— de su carrera, W undt planeaba un libro sobre psicología experimental, decidiera— com plem entarlo con una discusión de los productos mentales de la vida social de

los pueblos. Esta se convirtió en una parte sustancial del segundo volumen de sus Lecciones sobre la mente humana y animal (1 8 6 3 ), cuya concepción teórica está bastante próxim a a la de Lazarus y Steinthal. U na disparidad básica es que

—W undt, a diferencia de ellos, ya había llegado a considerar la Volkerpsychologie no —com o un campo separado de la psicología, sino com o una parte esencial de ella.

O tra m anera en que fue más allá que Lazarus y Steinthal fiie entrando en detalles sobre los «pueblos primitivos» en una manera un poco desafortunada; y fue eso lo que, presum iblemente, más tarde llegó a lamentar. Algunos de los aspectos destacados de ese trabajo se resumirán ahora.

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La primera formulación: un «pecado de juventud»

La preocupación principal es con Sitte, un térm ino que cu bre «moralidad» y — «costumbre» y se utilizará a partir de aquí por brevedad, recordando en ocasiones —» su significado. W undt señala que el proceso de desarrollo de Sitien (plural) no se-'" ' puede estudiar en la conciencia de invididuos aislados; se lo debe buscar en la v i--* - da histórica de los pueblos. Esto se puede hacer muy fácilm ente exam inando lo s' * ’ cam bios históricos de los pueblos civilizados (Kulturvolker). E llo tiene la ventaja de proporcionar una secuencia coherente, pero tam bién el inconveniente de que no nos dice nada sobre los orígenes. Por contraste, la historia natural tom a com o su ob jeto la humanidad com o es ahora, de manera que se pueden observar sin­crónicam ente varias etapas evolutivas diferentes que cabe com parar para inferir cóm o debe haber sido el «estado de la naturaleza». Aunque los pueblos ahistóri- cos sin duda tam bién han experim entado algún desarrollo, se puede asum ir con seguridad que perm anecen relativamente próxim os a su punto de origen.

Entre los pueblos civilizados, los «grandes hombres», fundadores de religio­nes y reformadores tienen una influencia poderosa; pero entre los pueblos ahistó- ricos el individuo Sene poca significación, estando sum ergido en la tribu. Las Sitten se relacionan siempre con colectividades, sean pueblos, tribus o familias.En las sociedades avanzadas, las costum bres y la moral se encarnan en leyes. Pero las Sitten no se inventan, ni por los individuos ni sim ultáneam ente por la colecti­vidad. Por el contrario, surgen de un sentido instintivo de discreción que incita a todos a ajustar su conducta a cieñas normas.

Las Sitten no son innatas, pues cam bian en el curso del desarrollo de las na­ciones. Sus com ienzos coinciden con los inicios de la sociedad. Pero lo que surge de la vida com ún no puede ser original, ya que el individuo existe antes que la sociedad. Por tanto, no podemos descubrir nada sobre los prim eros orígenes. Así, cuando W undt trató por primera vez el tem a del desarrollo h istórico, su enfoque prim ario era sobre el individuo. Ya en ese trabajo, tom ó distancias explícitam ente del enfoque de la Volkerpsychologie adoptado por Lazarus y Steinthal. M ientras que ellos, en la tradición rom ántica, buscaban el Volksgeist (espíritu de un pue­blo), W undt se preocupaba por com prender la conciencia individual y sus leyes.Sin em bargo, durante el resto de su vida iba a luchar con una form ulación ade­cuada de los aspectos psicológicos de la relación entre individuo y sociedad.

En lo que se refiere a la discusión de los pueblos ahistóricos, W undt estaba dispuesto a conceder que «no se los puede describir com o absolutam ente caren­tes de cultura» (1 8 6 3 , vol. 2 , p. 1 25). (U tilizó el térm ino Kulturen el sentido res­tringido com ún en esa época.) C on respecto a las causas del retraso, W u n d t creía, com o David H um e y m uchos otros antes que él, que las temperaturas extrem as parecen ser desfavorables para la cultura m oral, aunque existen excepciones. La influencia del clim a se explica fácilm ente: muy al norte, las condiciones son tan

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difíciles que el estado natural de los pueblos es un estado en que prevalecen los vicios de la glotonería brutal y la embriaguez, emparejados con la indolencia; y viven en condiciones m alísim as. Poco más o menos las mismas faltas se atribuyen a los pueblos del trópico, aunque por la razón opuesta: la naturaleza proporciona todo en abundancia, de m anera que son reacios a cualquier esfuerzo. Si estos pueblos tienen alguna cultura moral, se debe a inmigrantes de climas más tem­plados. No obstante, no hay Naturvolker en sentido estricto; todos los pueblos tienen al menos pequeños rastros de cultura.

Esta discusión general se sigue de diez retratos realizados a partir de las pu­blicaciones de viajes contem práneas, que presentan cuadros muy poco favorece­dores. Los isleños de los M ares del Sur parecen bondadosos y amables al princi­p io , pero un c o n o cim ie n to más ín tim o revela rasgos de crueldad salvaje y crudeza bestial, ¡adiós a la imagen del paraíso tropical! H ay m ucho sobre caniba­lism o, del que se dice que probablem ente ha sido universal en el estado natural, y sus horrores se describen gráficamente:

En los Mares del Sur la carne humana es un privilegio de los acaudalados, igual que entre nosotros el asado diario en la cocina; y los pobres allí se conten­tan con plátanos y frutos de árbol del pan, como hacen aquí con patacas y pan moreno. (1863, vol. 2., p. 131)

Se enumeran entonces las etapas principales de desarrollo, con los cazadores en la parte inferior (indígenas crueles sedientos de sangre); luego los nómadas (la cultura moral de los m ongoles ha permanecido siempre en el estado más rudi­m entario); después viene la agricultura, y los negros se consideran de transición entre Natur- y Kulturmensch. Sin embargo, esto se aplica sólo a la colectividad, pues el negro individual es un niño en el estado original de la naturaleza [Natur- mensch].

E n el argumento inicial se puede percibir el germen del enfoque posterior de W undt, pero gran parte de él sim plem ente reitera nociones estereotipadas muy extendidas a mediados del siglo X IX . Cuando com pletó el libro, W undt conside­raba, com o indica en su autobiografía, que la sección sobre V olkerpsychologie constituía su coronación. Después se hizo una idea m ejor de sus puntos débiles, tanto que lamentó haberla escrito; y cuando se publicó una segunda edición en 1 8 9 2 , suprimió ese «pecado de juventud». M ientras tanto, no obstante, Wundt mantuvo su interés en el área, que también encontró expresión en una serie de lecciones sobre Volkerpsychologie. Estas comenzaron en el verano de 1875 en Zü­rich, seguidas por otras en Leipzig, donde acababa de ser nom brado.

D urante este periodo en que W undt revisaba sus ideas y comenzaba a prepa­rarse para la gran obra, publicó (W undt 1 8 87-8 ) un artículo crítico dirigido si­m ultáneam ente a dos objetivos. U no era H erm ann Paul, que, com o se ha men-

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cionado antes, había negado la posibilidad de una Vdlkerpsychologie y, de este m odo, tenía que recibir una respuesta. El otro objetivo era todo el edificio teóri­co de Lazarus y Steinthal, que W undt rechazó com o demasiado vago y global, y viciado por una dependencia de las anticuadas doctrinas de H erbart. Aunque la crítica de W undt no carecía de justificación, su dureza fue quizá algo descortés, dada su deuda inicial con ellos. Parecía claram ente deseoso de dem ostrar la dife­rencia de su propio enfoque.

H asta aquí lo que se podría denom inar la «prehistoria» de la Vdlkerpsycholo­gie de W undt, que ya contenía el germ en de sus ideas posteriores. En esta fase, quizá será útil un esbozo prelim inar de los avances sucesivos posteriores, para proporcionar una perspectiva global. El nuevo modelo de Vdlkerpsychologie hizo su aparición inicial en imprenta en las dos primeras ediciones de los Principios de psicología fisiológica (1 8 7 3 , 188 0 ), donde figura com o una psicología descriptiva, un apéndice relativamente m enor a la psicología experim ental, central al cuerpo principal del trabajo . Luego, en el segundo volum en de la Lógica de W undt (1 8 8 3 ), conocido com o Methodenlehre (teoría o filosofía del m étodo científico), dos secciones tratan los métodos «comparativo» e «histórico-psicológico», respec­tivamente. D e manera curiosa, no contiene ninguna m ención d irecta de la Vdl­kerpsychologie, aunque la discusión de m étodos históricos se refiere a la trinidad central a la Vdlkerpsychologie: lenguaje, m ito y Sitien (costum bres y moral).

M ás tarde, tuvo lugar un cam bio decisivo en la tercera edición de los Princi­pios (1 8 8 7 ), donde se dice que la psicología experim ental y la Viilkerpsychologie van juntas, y tienen tareas diferentes pero com plem entarias. El aim siguiente vió la publicación de la polémica contra H erm an Paul y Lazarus y Sicim lial. En la cuarta edición de los Principios (1 8 9 3 ) , la Vdlkerpsychologie experim enta un nue­vo avance y se ahora describe que'form a, ju n to con la psicología experim ental, «las dos ramas principales de psicología científica» (1 8 9 3 , p. 5).

D e 1 9 0 0 en adelante com enzó a aparecer la gran Vblkerpsychologie en diez volúmenes, lim itada en m uy gran medida a las interpretaciones psicológicas de W undt de una gran cantidad de material etnográfico. Su propósito general era arrojar luz sobre los productos del desarrollo mental colectivo, antes del surgi­m iento de la civilización, dentro de varios dom inios específicos. M ientras traba­jaba en esta inmensa labor - y se debe recordar que tenía 8 0 a ñ o s - W undt tam­bién escribió los Elementos de psicología de bs pueblos (1 9 1 2 ). C ontrariam ente a una creencia com ún, de ningún modo es un resumen del trabajo mayor, aunque recurre a gran parte de su material. Constituye un intento de perfilar las etapas históricas de la evolución psicológica humana desde la prehistoria hasta los tiem ­pos m odernos2. Aparte de estos trabajos principales, W undt tam bién escribió di-

: Las dos se confunden no sin frecuencia. Por ejemplo, Miller (1964 ), en un capítulo dedica­do a W undt, se refería a «ios diez volúmenes de sus Elementos d i psicología tU los pueblos.

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versas obras durante ese periodo respondiendo a sus críticos, algunas de las cuales se mencionarán después.

Los fundam entos teóricos de la Viilkerpsychologie

N o sin frecuencia la Vdlkafsycbologie de diez volúmenes de W undt se men­ciona en las publicaciones com o si fuera la fuente esencial para su teoría. Esta idea es gravemente errónea. Si alguien se embarcara en la heroica tarea de leer los diez volúmenes de la obra con ese propósito, probablem ente quedaría defrauda­do3. Aunque se encuentran form ulaciones teóricas dispersas desde el principio hasta el final, a m enudo modificadas en ediciones sucesivas, sería muy difícil for­mar una impresión coherente sobre esta base.

A fortunadam ente, el propio W undt ha proporcionado un amplio resumen en la tercera edición de su Lógica, cuyo tercer volum en se titula Lógica de las, Geisteswissenschajien (1 9 0 8 ) . E n la parte inicial de este trabajo, antes de ocuparse de la Volkerpsychologic m ism a, W undt se preocupó de establecer la posición de la psicología en general en relación con otras Geisteswisscmchaftem

no puede haber duda de que es en verdad la más general de las Geisteswissens­chajien y al mismo tiempo el fundamento indispensable para todas las demás. (1908, p. 19) i i

' '■ 5Al tratar de justificar esta fuerte afirmación, W undt subraya que !a psicología no

se ocupa sólo de fenómenos individuales. El desarrollo individual depende en gran pane del «entorno mental» resultante de la concatenación de múltiples efecios inte-i rindividuales. Este entorno principalmente adopta la forma de lenguaje, costumbres1 y creencias, sin las cuales una persona no podría existir «etf sttpropiaÉ individualidad mental». Estas influencias, aunque no se pueden evaluar en una manera cuantitati­va, son no obstante cruciales. Lo que W undt llam a «entorno mental» es en realidad más o menos equivalente a lo que entendemos por«culnir3,». Es importante señalar aquí una fuente de confusión que surge no sólo de las diferentes connotaciones del término Kultur en la época de W undt, sinp también de sú uso con frtcuencia incon­sistente, que se examinará con más detenimiento* en el apéndice á este capitulo. Cuando W undt se refiere a Kultur a menudo alude al nivel de desarrollo alcanzado, más que a «cultura» en el sentido moderno, más amplio. N p se puede negar que un postulado de influencias culturales sobre los procesos mentales es central a todo su ¡ ___________ j 1 ■ ; ;

5 Debo confesar que no puedo afirmar haberlos leído adecuadamente, ni tampoco he encontra­do a nadie que lo haya hecho; gran parte del trabajo es poco menos que ilegible en la actualidad. Lo que he hecho es examinar los diez volúmenes, concentrándome en algunas partes específicas.

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i enfoque, pero depende en pane de su concepto del «entorno m ental» y en parte de i su idea bastante nebulosa del «alma del pueblo» ( VolkseeLr); am bos se solapaban a ve­ces, aunque de ninguna manera invariablemente, con su uso de Kultur.

D el principio de la dependencia del entorno m ental, se sigue que se puede investigar la naturaleza de este m edio en un periodo y Kultur particulares, deter­m inando sus características destacadas en una manera científica. A sí, se puede es­tudiar un periodo o población particular y exam inar sus prod uctos m entales principales, com o el lenguaje, la literatura y el arte. A unque W u n d t recom endó que se hiciera esto, es im portante advertir que no consideraba que sem ejantes es-

, tudios cayeran dentro del ám bito de la Vólkerpsychologir. la Volkerpsychologie ex- 1 cluye todo lo singular\ es decir, lo no relacionado con leyes psicológicas generales.

Esto nos conduce a la sección relacionada específicam ente con la Vdlkerpsy- cbologie, que se define form alm ente com o sigue:

Llamaremos Volkerpsychologie al campo de investigaciones psicológicas que se relaciona con aquellos procesos qpe, debido a sus condiciones deúsrigen y de-

- sarrollo, están ligados a colectividades mentales. Puesto que el indfoduo y la co­munidad se implican mutuamente entre sf, este nombre no in d ia un campo cuyo contenido esté totalmente separado de la psicologfa individual por el con-

' trario, indica una abstracción complementaria a la de la psicoloáM individual. (1908, vol. 3, p. 226) | j|

E n pasajes posteriores, W u n d f explica cóm o concibe la relación íéftre psico­logía individual y Voikerpsychologii^ Com ienza con el supuesto de q u e jp s fuentes últimas de productos mentales cc rt seguridad serán los individuos que Componen la colectividad; y a partir de esto extrae algunas conclusiones de alcance. A ntes de citarlas, es necesario explicar que W u n d t trazó una distiAojón entre «principios» y «leyes». Sostenía quefjlos «principios» psicológicos son jx|r lo gene­ral tan válidos com o los de las ciencias naturales, m ientras que las psicoló­gicas se aplican sólo dentro de ciertos con juntos de condiciones. A h o n bien, el

- propio «principio de síntesis creativ|» de W undt postula que en el cu¡tq|del desa­rrollo m ental emergen siempre ñ u tio s elem entos, de m anera que est& S o n d ic io -

. nes están destinadas a cambiar, conduciendo a «leyes» psicológicas di& fóntes. U n principio (com o la «síntesis creativa») subyace siempre a las «leyes» y, ^ d iferencia de estas últimas, no se puede v e r ifie r em píricam tnte o form ar la basíjjfera infe­rencias. D e este m odo, en el pasajéf|jue sigue, los térm inos «principid||V «leyes» tienen significados técnicos distint<*|: ím

M tildesde el comienzo es imposible que se puedan encontrar leyes psicológicas ge­nerales en Volkerpsychologie que no estén ya completamente contenidas en las leyes de la conciencia individual.

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En la medida en que la Viilkerpsychologie puede encontrar leyes psicológicas de contenido independiente, estas serán siempre aplicaciones de principios váli­dos para la psicología individual. Pero se puede también asumir que las condi­ciones de interacción mental mutua sacarán a relucir manifestaciones nuevas y especiales de las fuerzas psíquicas generales que no se podrían predecir a partir del mero conocimiento de las propiedades de la conciencia individual; estas de nuevo aumentarán nuestra comprensión del funcionamiento de la vida mental individual. Así, sólo la psicología individual y la Vólkerpsychologie juntas consti-" tuyen el conjunto de la psicología [das Cianze der Psychologic| ... justo allí donde el método experimental alcanza su límite, los métodos de la Vólkerpsychologie proporcionan resultados objetivos ... Como en ia interpretación de sus hallazgos la Vólkerpsychologie debe necesariamente echar mano de la psicología individual, la última es desde luego la disciplina más general, mientras que la primera tiene un carácter más aplicado. Pero esta relación es aquí, com o en muchos otros ca­sos, modificada sustancialmente por el hecho siguiente: para alcanzar una solu­ción completa de sus tareas, de manera notable en la esfera de las funciones mentales superiores, la psicología individual ya utiliza ciertos resultados de la Vólkerpsychologie para realizar inferencias acerca de las leyes de la conciencia in­dividual. (1908, vol. 3, pp. 227-8)

El dilema de W undt, evidente a partir de estos argumentos muy enrevesados, es que deseaba afirmar al m enos dos cosas que no parecen com patibles fácilmen­te: (a) psicología individual y Vólkerpsychologie son partes igualm ente im portan­tes y com plem entarias de un todo unificado; (b) sin embargo, en último término es la psicología individual la más fundamental, y la Vólkerpsychologie algo deriva­da. Q uizá de manera poco sorprendente, W undt temía ser malinterpretado y de­dicó una larga nota al pie a explicar que no com partía las ideas de Lazarus y Steinthal, que habían concebido la relación entre psicología individual y Vol- kerpsychologie com o m eram ente analógica. W undt pretende que los objetos de la Vólkerpsychologie, com o el lenguaje y el m ito, son fuentes privilegiadas de pene­tración psicológica para las que no existe sustituto dentro de la psicología indivi­dual; y estas fuentes se pueden abordar sólo por medio de investigación psicoló­g ic a d e b ase h is tó r ic a . W u n d t p ro sig u e d e l im ita n d o el á m b ito d e la Vólkerpsychologie a aspectos psicológicos generales, describiendo el estudio de las características de pueblos particulares com o un sim ple subeampo aplicado. Un estudio de esta índole debe ser relacionado con el de las características fisiológicas de los pueblos, las cuales, ju nto con las psicológicas, son asunto de la etnología1.

La justificación de la afirm ación de que la Vólkerpsychologie es fundamental para las disciplinas históricas y sociales -u n a cuestión com plicada- se trata con cierto detalle. En esencia, W undt aduce que no es tanto una cuestión del objeto,

4 A este respecto, se deberla recordar la preocupación dominance entonces por la forma del cráneo.

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sino del punto de vista desde el que se trata. Esto se puede ilustrar en relación con su discusión de la lingüística y la filología (Sprachwissenschajt)-.

Así, Sprachwissenschaft y Volkerpsychologie se ocupan del lenguaje. Pero mientras que la primera examina lis conexiones entre los diversos fenómenos lingüísticos, estos acontecimientos lingüísticos son [para la Volkerpsychologie sólo un medio por medio del cual primero se encuentran las leyes psicológicas de los fenómenos lingüísticos y luego se extraen conclusiones a partir de ahí so- bre las relaciones generales entre procesos psíquicos. (1908, p. 230)

Esto nos lleva a preguntar sobre qué bases se pueden extraer estas conclusio­nes. Las respuesta de W undt asume un estrecho paralelo entre fenóm enos m enta­les individuales y colectivos. La relación no es de analogía, sino que es al m enos casi causal en el sentido de que los fenóm enos colectivos son manifestaciones de los individuales. Esto surge con mucha claridad de la discusión de W undt de las subdivisiones principales de la Volkerpsychologie: lenguaje, m ito, arte y Sitie:

[lenguaje, mito, etc.] tienen una significación general para la conciencia colectiva [ Volkerbeumsstsein] similar a la de, digamos, la cognición [Vorstellun¿, el senti­miento y la voluntad para la conciencia individual. Al mismo tiempo, correspon­den a los componentes generales de los procesos psíquicos, en el sentido de que en el lenguaje encuentran expresión las leyes de las relaciones internas entre las cogni­ciones y sus modificaciones graduales, mientras que el arte y el mito reflejan la in­fluencia de los sentimientos y los impulsos sobre el contenido general de las cogni-

- ciones ... por último la Sitie abarca las direcciones de la voluntad, derivadas de estas cogniciones e impulsos, en sus efectos sobre la organización de la sociedad. Estas cuatro áreas de vida mental comunal están conectadas muy estrechamente, de modo muy parecido a como en la mente individual cognición, senti­miento y voluntad no son en realidad procesos diferentes, sino simplemente face­tas diferentes de un conjunto único y unitario de acontecimientos. (1908, p. 232)

W undt prosigue postulando que la Volkerpsychologie se lim ita a los «produc­tos válidos generalmente» de la vida com unal hum ana, y que estos productos abarcan todas las direcciones esenciales de desarrollo m ental. A unque las catego­rías principales seleccionadas son las de lenguaje, arte, m ito y Sitte, estas no pre­tenden ser exhaustivas, y el interés es, en un sentido más am plio, por los funda­mentos generales de la vida m ental:

Así, el valor psicológico del lenguaje consiste esencialmente en dar expre­sión al gobierno del pensamiento por leyes; por consiguiente, las diversas for­mas lingüísticas constituyen al mismo tiempo etapas particulares en el desarro­llo de esta función psicológica fundamental. En la misma manera, el mito está

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coneccado muy estrecham ente con la actividad de la fantasía y el arte. (1908,p. 232)

W undt pasa entonces a esbozar las intrincadas interrelaciones entre estos di­versos elementos y sus m odificaciones en el tiem po, procesos tan com plejos que la Volkerpsychologie no puede esperar desvelarlos todos, l.o que puede hacer, por ejemplo, es rastrear los m otivos que se encuentran en el origen de los mitos y, por ello, en últim o térm ino, en el desarrollo de la religión y el arte. Sin embargo, W undt traza una d istinción entre, por una parte, lenguaje y m ito y, por otta, arte y religión:

Pero mientras que el lenguaje y el mito están en su totalidad sujetos a estu­dio volkerpsychologische, el ane y la religión en sus formas más avanzadas se ex­tienden fuera del alcance de la Volkerpsychologie en el dominio de la historia. (1908, p. 233)

Es necesario com prender cóm o conceptualizaba W undt la transición de Vol- kerpsychologie a historia, ya que es una noción clave im plícita en muchas de las discusiones en su obra de diez volúmenes. W undt creía que durante las primeras etapas de la humanidad los procesos psicológicos, individuales y colectivos, eran relativamente uniformes. B ajo la influencia de condiciones culturales cam bian­tes, y de personalidades fuertes particulares que habían com enzado a surgir, se in­trodujo una diferenciación progresiva. C om o consecuencia, los fenómenos colec­tivos —por ejem plo, el arte y la religión— com enzaron a adoptar una variedad de formas distintivas. U na vez que esto ocurrió, ya no era el contenido superficial si­no el contenido mental subyacente más general (geistiger hihalt) el que revelaba los motivos volkerpsychobgische de validez universal en la base de estos fenóm e­nos. La Volkerpsychologie trata de entresacar estos principios com unes subyacen­tes de los registros históricos y datos etnográficos existentes. Por contraste, la his­toria se interesa por la com prensión de acontecim ientos singulares y para este propósito se vale de la psicología com o ayuda a la interpretación de fenómenos históricos. S in embargo, la Volkerpsychologie no puede cum plir este propósito; só­lo la psicología individual, que trata las acciones de personas particulares, puede hacerlo. W undt subraya el estrecho vínculo entre historia cultural y Volkerpsycho­logie, que tiene «como su últim a y más noble tarea proporcionar pruebas sobre el origen de la Kultvry sus formas principales de desarrollo» (1 9 0 8 , p. 2 3 4 ). Está claro que Kulturse refiere, en este contexto, a la cultura humana en general.

La última sección sobre los métodos de la Volkerpsychologie es bastante decep­cionante; gran parte de ella consta de poco más que vagas generalidades. Se discu­te el posible sesgo en las fuentes etnográficas e históricas, y se afirma que este m a­terial se debe siempre examinar a la luz de consideraciones psicológicas. Se tratan

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superficialmente los problemas de la difusión y la cuestión de progreso frente a re­troceso, com o también un núm ero de otras cuestiones bastante marginales. Se di­ce que el m étodo básico de la Volkerpsychologie es la com paración, que, si se aplica con precisión, es equivalente al m étodo experim ental en psicología individual. Asociado con ella está el m étodo histórico-psicológico, que se dice que produce leyes evolutivas. Sin embargo, el térm ino «ley» en este contexto tiene un significa­do especial, com o ya se ha indicado. W undt distinguió entre causalidad «física» y «psicológica», refiriéndose a la última también com o «causalidad teleológica». En el mundo físico existe una simetría entre causa y efecto, mientras que en el dom i­nio psíquico existe una transmutación y un crecim iento de acuerdo con los princi­pios com plem entarios de «síntesis creativa» y la «heterogeneidad de fines»; por tanto, existe asimetría entre causa y efecto, siendo el últim o, por decirlo así, m a­yor que la causa'J. Se sigue que las «leyes» de la psicología (distintas á las que, co ­m o las de Fechner, se refieren a respuestas simples que dependen en gran parte de las condiciones físicas) son enteram ente diferentes en carácter a las de la ciencia natural. Esto no es sim plem ente cuestión de la m ayor com plejidad de los aconte­cim ientos psíquicos, sino una diferencia cualitativa. E n el caso de la Volkerpsycko- logie, W undt asumió un principio de «causalidad histórica»;

- según el cual, [la causalidad histórica] puede adquirir el atributo de necesidad sólo en relación con el pasado; con respecto al futuro, puede en el mejor de los

- casos aproximarse a la región de lo probable. Pues, por muy grande que pueda ser la significación de las condiciones físicas materiales, cultura e historia son

- simplemente formas diferentes de acontecimientos psíquicos [geistígen G fíche- hens], (Wundt, 1920, p. 217)

Así, en esta esfera se pueden discernir causas sólo por un análisis penetrante de los registros del pasado. W undt creía que esta penetración se puede adiestrar con autoobservación crítica, que conduce a una evaluación objetiva de los produc­tos psíquicos y a la revelación de los procesos Subyacentes. W undt no com entó el riesgo de sesgo subjetivo en este procedimiento, que no se presta con facilidad a otra verificación que la del consenso de intérpretes independientes de los registros.

Volkerpsychologie y algunos de sus críticos

Los diez volúmenes de Vdlkerpsychologie se com ponen de tratam ientos sepa­rados de lo que W undt consideraba sus principales dom inios. El lector m oderno

* Para una excelente discusión de las ideas teóricas que subyacen a la distinción, véase Danziger (1980a).

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encuentra algún m aterial que claram ente se considerará psicológico; pero gran parte de él, si no la mayoría, no tiene nada que ver con la psicología com o la co­nocem os, y es por esto por lo que la vasta labor de W undt a menudo se ha recha­zado com o irrelevante.

Los volúmenes sobre lenguaje, una de cuyas secciones es la única parte de los diez volúmenes disponible en traducción inglesa (W undt, 197 3 ), corresponden con claridad a la primera categoría. N o es accidente que los primeros volúmenes se dedicaran al «lenguaje», ya que W undt, com o Steinthal antes que él, lo consi­deraba vinculado muy íntim am ente al funcionam iento psicológico hum ano, y en especial a todos los procesos cognitivos superiores6. El primer volumen se ocupa, entre otras cosas, de los m ovim ientos expresivos y el lenguaje de gestos, que W undt consideraba m odos universales de com unicación que form an la base de toda vida social hum ana. Por lo general, en esta esfera, la contribución de W undt —a quien Blum enthal (1 9 7 0 ) llam ó «el maestro psicolingüista»— fue destacada. O tros ejemplos se pueden encontrar en el volumen sobre arte, donde W undt dis­cute el desarrollo de las destrezas de dibujo en niños y realiza muchas observacio­nes interesantes sobre la psicología del arte infantil.

Por con traste , en uno de los volúm enes sobre m ito y relig ión (W undt, 190 9 ), que suma casi 8 0 0 páginas, no hay otra cosa que descripciones detalladas de mitos, rituales y formas religiosas. Incluso donde el subencabezamiento de la sección incluye el térm ino «psicología» —com o en «El desarrollo psicológico de las formas de oración» (1 9 0 9 , p. 6 6 1 )— no hay nada en el texto que se reconozca com o tal en la actualidad.

¿C óm o se podía explicar este hecho, tan extraño al lector moderno? Creo que hay dos respuestas probables: una personal y la otra, teórica. W undt parece haber quedado cautivado por el material etnográfico que buscaba tan incansable­m ente, imaginando que había adquirido una penetración especial en los procesos mentales «primitivos», que él deseaba comunicar. Casi parece haber sido una es­pecie de «participación m ística»; esto se descubre m uy claram ente en ¡a gráfica descripción de uno de los estudiantes asistentes a sus lecciones sobre Vólkerpsy­chologie, el tem a favorito de W undt en sus años de madurez. Volkelt-Leipzig (1 9 2 1 -2 ) explica que W undt sentía un cariño especial por los problemas de desa­rrollo, en particular de desarrollo cultural:

Se podía sentir esto más directamente en sus lecciones sobre Volkerfsycholo- gie, y en ese momento más intensamente cuando Wundt se zambullía en la vida mental de los pueblos más primitivos ... Tan pronto como los nombres de las tribus más antiguas, los veda, los semang, los senoi, los bosquimanos, salían de

‘ Hellpach (1938) relaca que en sus clásicas charlas sobre Volkcrpsychologie W undt dedicaba más de la mitad del semestre al lenguaje, apenas una tercera parte al mico, y todo lo demás se comprimía en dos o tres horas.

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sus labios, su voz adoptaba instintivamente un timbre profundo y aterciopela­do. Sí, tan pronto como seleccionaba la frase que utilizaba a menudo para refe­rirse generalmente al pasado distante, «ya en el periodo antiguo» [frühe ichon],

- era probable que una sobrecogedora fragancia de vida primordial se extendiera por el aula. (pp. 92-3)

O tra clave -m á s im p o rtan te- para este aparence rom pecabezas de por qué W undt presentó sem ejante caudal de lo que, para nosotros, es pura etnografía se puede encontrar en la teoría general discutida antes. Los m itos son productos m entales, y com o tales fueron tratados por W undt en calidad de datos psicoló­gicos y por tanto enteram ente pertinentes. En el volum en anterior en realidad había explicado inicialm ente sus ideas sobre los procesos psicológicos que están en el origen de los mitos. W undt los veía en una tendencia universal de la per­cep ción sensorial a fundirse con respuestas afectivas subjetivas de tipo im agina­tivo, que anim an o incluso personifican la naturaleza. Aunque esta clase de per­cep ció n dom ina entre los pueblos prim itivos, se m an tiene controlad a en los civilizados por la reflexión crítica, si bien continua existiendo. Así, su teoría va con tra la racionalista de la denom inada «escuela inglesa» de Tylor y Frazer, que interpretaron la magia y los m itos com o intentos de explicación de fenóm enos naturales.

A unque la idea se presenta aquí en una manera m uy condensada que la hace parecer algo sim plista, es con v incente ; fue adoptada p or Lévy-Bruhl ( [1 9 1 0 ] 1951) cuando escribió: «les prim itifs ne per^oivent ríen com m e nous» (»los pri­m itivos n o p erciben nada co m o nosotros») (p. 3 7 ) , y después por W ern er (1 9 5 7 ) , que se refirió a ella com o «percepción fisiognóm ica». Pero, cualesquiera que sean sus m éritos, la enum eración desmesuradamente larga y detallada de ma­terial puram ente etnográfico sobre m itos no añade nada. Porque aunque se com ­partiera la idea de W undt de que este material es en sí m ism o psicológico, no se puede considerar que apoye, ni incluso ilustre, las clases de procesos «apercepti- vos» postulados; y estos «productos mentales» siguen abiertos a interpretaciones distintas de su origen.

U n problem a relacionado lo advirtió M arcel M auss, un crítico contem porá­neo y seguidor de D urkheim . H abiendo manifestado en un principio su incom o­didad (nous sommes tris mal a l ’aisé) por tener que revisar el volum en sobre m ito y religión de la m ente enciclopédica más grande de A lem ania, expresó un ju icio sagaz:

La teoría actual del señor Wundt se reduce en el último análisis a un nú­mero muy pequeño de afirmaciones, la mayoría de orden psicológico, en el cual, en resumen, es la teoría filosófica general de sus trabajos anteriores la que desempeña el papel explicativo, antes que el detalle científico de esa psicología. (Mauss, 1907, p. 214)

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En otro lugar Mauss se quejaba -e n mi opinión de manera muy ju stificada- de la dificultad de seguir el pensam iento de W undt, que a menudo se pierde en un laberinto de divisiones, subdivisiones y distinciones sutiles. La crítica funda­mental de Mauss es la dependencia de W undt de la psicología individual, igno­rando por com pleto el trabajo de Durkheim y sus seguidores sobre «representa­ciones colectivas». En realidad, el concep to de W undt de Vulkseele (alma del pueblo) tiene m ucho en com ún con la noción de Durkheim de un con junto de «representaciones colectivas», com o muestra el pasaje siguiente:

Volkerpsychologie e historia presuponen que la comunidad es una entidad psíquica [geistige] supraordenada al individuo. La Volkerpsychologie se funda so­bre el hecho de que la comunidad crea valores psíquicos independientes [geistige Wcrte], arraigados en las propiedades mentales [seelischeti] del individuo, pero de una clase específica que a su vez aporta a la vida mental individual [Seelertle- bcn\ sus contenidos más importantes. (Wundt, 1911a, vo. 1, p. 19)

Fue precisamente a esta clase de form ulación de W undt a la que H erm ann Haeberlin (1 9 1 6 ) objetó . Su crítica -dem asiado larga para resumirla a q u í- es considerablemente más sutil y elaborada que la más antigua de H erm ann Paul. En particular, Haeberlin no cuestionaba de ninguna manera lo que él denom ina­ba «el factor social en el desarrollo cultural». A lo que él se oponía era a la «su­puesta ciencia de síntesis sobre-individual» de W undt (1 9 1 6 , p. 2 9 4 ), que im pli­ca una creencia en la realidad del «alma del p u eblo» ; y p o r estos m otivos Haeberlin caracterizó la «psicología de los pueblos» com o un Unding (un absur­do). W undt se había expuesto a este ataque por algunas de sus form ulaciones, que se podían interpretar com o una afirm ación de la existencia de una «mente de grupo» supraindividual. Sin embargo, en otra publicación en respuesta a sus crí­ticos rechazó explícitam ente esta interpretación: «nadie m antiene ya la noción de una entidad descarnada independiente del individuo; incluso el intento de Hegel de racionalizar la idea ya no es aceptable» (W undt, 1 9 1 1 b , p. 6 0 ). Hoy en día, la mayoría de los autores conceden a W undt el beneficio de la duda, y están de acuerdo en que le preocupaban los efectos acumulativos de las interacciones so­ciales en el tiem po, considerados com o un proceso evolutivo (véase Danziger, 1983).

N o hay duda de que W undt consideraba su Volkerpsychologie com o una dis­ciplina evolutiva, aunque rechazó la propuesta de Felix Krueger (1 9 1 5 ) de que debía recibir el nom bre de «psicología evolutiva». Lo hizo sobre todo porque nueve décimas partes de psicólogos alemanes entenderían ese término referido a la psicología infantil, cuya im portancia él creía por lo general sobreestimada (»übertriebene Bewertung der Kinderpsychologie»: W undt, 1917a , p. 195) y cu­yos métodos no tienen nada en com ún con los de la Volkerpsychologie. Esto hace

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eco de las ideas de Lazarus y Steinthal ( I8 6 0 , p. 2 4 ), que habian com entado que la psicología infantil es im portante y fructífera para la psicología individual pero de valor lim itado para la Vdlkerpsychologie. W undt no parece haber tenido más idea que sus predecesores de que el desarrollo infantil pudiera proporcionar la clave para entender la relación entre el «entorno mental» o cultura y procesos psi­cológicos individuales. Esto, por supuesto, no im plica que ignorara la relación, expuesta ya con claridad durante la Ilustración (véase la Parte 1 antes). Ello signi­fica que dicha relación se consideraba com o algo evidente por sí m ism o y que no causaba problemas, y por tanto no necesitaba un estudio especial'. El punto de vista de W undt surge con claridad de su lista de los diversos cam pos de la psico­logía que emplean un enfoque «genético», que, aparte de la Volkerpsychologie, in ­cluyen el desarrollo infantil y animal y ¡el del individuo hum ano! D e todas for­mas, W undt estaba sin duda ju stifican d o al rechazar el té rm in o «p sicología evolutiva» com o susceptible de dar lugar a confusión.

D e m odo interesante, W undt tam bién consideró la posible sustitución del térm ino «psicología cultural» [Kulturpsychologie], pero se decidió en su con tra por la razón siguiente:

pues, combinado con el concepto de desarrollo como «psicología evolutiva de la Kultur», no simplemente excluye por completo las partes de la humanidad que no han realizado ninguna contribución demostrable a este desarrollo, sino que también subraya, en el caso de los denominados Kulturviilker, sólo ese as­pecto de la cultura que, por importante que pueda ser, no .iluixu toda la vida mental de los pueblos. (Wundt, 1917a, p. 198)

E n esta oración el significado de Kultur equivale de m anera aproxim ada a «civilización», lo que ilustra una vez más las variaciones im predictibles del uso de W undt.

El destino posterior de la con tribu ción de W undt

Se habrá hecho evidente ya que para obtener una com prensión adecuada de la preocupación vital de W undt por la Volkerpsychologie, es preciso abrirse cam i­no a través de una espesura term inológica a fin de llegar a las ideas centrales. E n

’ Una cuestión interesante que merece exploración adiciona] es la de cuándo y por quién se definió la relación por primera vez como tema para investigación. Por supuesto, así lo considera­ban estudiantes de Franz Boas como Margaret Mead, que también cayó bajo la influencia de las teorías freudianas sobre los efectos críticos de la infancia temprana. Vygotsky ([1930] 1978) afir­mó explícitamente que «Las raíces evolutivas de dos formas culturales de conducta surgen duran­te la infancia» (p. 46).

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un resumen incom pleto, el propósico principal de su teoría era proporcionar una explicación de los procesos psicológicos de actuación universal que él consideraba que explicaban el desarrollo cultural en general*. W undt veía estos procesos como el resultado de los efectos acumulativos de la interacción social durante muchas generaciones. Las maneras en que estas interacciones funcionan en la generación de productos colectivos que, a su vez, afectan a los individuos no se especifica, pero W undt dejó com o herencia importante la idea de una relación íntima entre cultura y m ente, mediada por procesos evolutivos en el tiempo.

Las repercusiones de este aspecto de las ideas de W undt se lim itaron sobre todo a Alemania. Su alcance no es fácil de evaluar, ya que en los primeros años del siglo X X el térm ino Volkerpsychologie., en un sentido m ucho más amplio, se había convertido en parte del vocabulario del público alemán educado. Así, una revista psicoanalítica internacional tenía una sección para « Volktrpsychologisches», a la que, por ejem plo, R eik (1 9 1 5 ) aportó un artículo sobre «La cueva como un sím bolo Vólkerpiychologisches del cuerpo femenino». El térm ino se utilizaba a me­nudo en una manera am plia similar por etnógrafos (véase Danzel, 1928).

La versión estricta de W undt la discutió de manera extensa y bastante negati­va Vierkandt (1 9 1 4 ) y luego con mayor neutralidad Thurnw ald (1 9 2 4 ), ambos bajo el titulo idéntico: «La situación actual de la Volkerpsychologie». En una dis­cusión posterior más extensa, Thurnw ald (1 9 2 9 ) fue muy crítico con el uso de W undt de los informes etnográficos y se apartó m ucho del maestro. Un intento anterior de H urw icz (1 9 2 0 ) de extender y sistematizar el enfoque entero se ha ol­vidado en gran parte. La ultim a exposición detallada de la Volkerpsychologie de W undt com o una teoría viable más que com o historia fue de Hellpach (1938), uno de sus antiguos estudiantes.

La interpretación de la Volkerpsychologie en el m undo de habla inglesa la aclara un estudio de las diversas maneras en que se llegó a traducir el término (Gundlach, 1983). Estas incluían «ethnic psychology» [«psicología étnica»]’ e in­cluso «racial psychology» [«psicología racial»], lo que indica una comprensión to-

8 Quizá se debería advertir que W undt no fue siempre claro sobre esto, y a veces parece que renía dos objetivos muy diferentes, a menudo no distinguidos en sus discusiones: (a) rastrear el desarrollo de la psique manifestado en construcciones mediadas socio-culturalmente; (b) em­prender un análisis psicológico del desarrollo cultural humano. El primero de estos sería relati­vista y se relacionaría muy estrechamente con la función de ía psicología como una teswisscnschafr> el segundo sería universalista y concebido en el contexto de la psicología com o una ciencia natural. Esta incertidumbre probablemente también explica sus inconsistencias cuan­do se ocupa de las rejadiones entre el individuo y la sociedad, y entre psicología general y Volkerpsychologie. El resumen expresa lo que, a mi juicio, parece haber constituido su propósito dominante.

H Estos equívocos de ninguna manera se limitan al pasado; Bourguignon (1979), por ejemplo» propuso que Volkerpsychologie se. debía traducir como «ethnic psychology* [«psicología ¿tnicH* ¡ya que Wundt trababa sobre diferencias culturales!

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talm ente errónea. Ju n to al térm ino más com ún, «folk-psychology» [«psicología de los pueblos»] -q u e está próxim o, aunque «folk» tiene connotaciones equivoca­das-, venía «psicología social». Esta expresión no sólo la había utilizado Lam - precht, sino que el propio W undt la consideró en una etapa. Por desgracia, resul­tó ser el periodo en que M cD ougall y Ross, cuyas ideas tenían poco en com ún con las de W undt, publicaron sus libros sobre «psicología social». Fue su inter­pretación del térm ino la que prevaleció, y el tema de Vólkerpsychologie pronto de­sapareció de los textos.

Por tanto, no existe línea directa de descendencia desde la Vólkerpsychologie de W undt hasta la «psicología cultural» actual. Vygotsky, el fundador de la escue­la sociohistórica soviética, estaba familiarizado desde luego con los escritos de W undt, pero extrajo su inspiración de un con junto entero de fuentes diferentes (véase Valsiner, 198 8 ). Sólo después que la psicología cultural alcanzó una posi­ción sólida se redescubrió a W undt com o un antecedente.

Apéndice: El concepto de Kultur en los escritos de Wundt

En su primera publicación im portante, W undt (1 8 6 3 ) em pleó el térm ino Kultur en el sentido corriente entonces de expresión de las form as superiores del intelecto y la creatividad hum anos; significaba arte, ciencia, conocim iento y des­trezas de nivel superior, sofisticación y savoir-faire. La afirm ación de W undt de que ya no existen pueblos que carezcan totalm ente de Kultur se. debe entender en este contexto. La oportuna observación de Stocking (1 9 8 2 ) sobre la famosa defi­nición de Tylor se aplica igualm ente bien a W undt: «su noción de cultura en su uso real carecía de ciertos elem entos cruciales para el concepto m oderno: histori­cidad, pluralidad, integración, d etern in ism o conductual y relatividad» (p. 2 0 0 ).

En el Methodenlehre (1 8 8 3 ), W undt m encionó que Kulturvólker significaba «pueblos civilizados». En la edición posterior de la Lógica m enciona las Kultur- kreise (áreas culturales), una expresión que se había hecho de uso corriente com o resultado de las enseñanzas de Friedrich Ratzel; im plica la universalidad de la «cultura». Además, en el mismo trabajo W undt realizó un com entario de pasada que anticipaba la idea ahora extendida de que una cultura particular no es sim­plemente una reunión aleatoria de rasgos, sino que posee unidad y coherencia:

Cuvier mantenía que se puede reconstruir a partir de un único hueso la forma típica del vertebrado entero al que pertenece; de igual modo, cada parte aislada de una cultura proporciona una imagen en espejo aproximada de todas las par­tes restantes. (1908, vol. 3, p. 434)

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U n tratam iento más detallado se puede encontrar en el volum en 7 de la Vol- kerpsychobgie, que se ocupa de la «Sociedad» (1 9 1 7 b ). Este volumen contiene una discusión crítica de la dicotom ía de Natur- frente a Kulturvolker. Normal­m ente, la distinción se había trazado sobre la base de la ausencia de historia y un , estado organizado, pero W u n d t señaló que estos criterios son demasiado vagos! para que sea posible una división clara. N o existe un Naturvolk sin elementos de Kultur, generados por el im pulso evolutivo inm anente en las esferas del lenguaje, el m ito y la costum bre, y existen niveles diferentes de cultura entre estos pueblos. Por tanto, la d icotom ía se hace superflua:

[Es por esta razón] que el concepto de Kultur en su extensión actual a los pueblos de la tierra se ha hecho incluso más amplia, mientras que el concepto de Naturvolkrestá desapareciendo gradualmente. (Wundt, 1917b, p. 121)

A partir de este pasaje se podría imaginar que W undt había comenzado a concebir la «cultura» poco más o menos de la m ism a manera que hacemos hoy. Pero nos desengaña co n rapidez de esto una discusión inm ediatam ente posterior y bastante confusa del con cep to de «m ínim o de cultura». En esta discusión, W undt volvió a un uso de Kultur com o más o m enos sinónim a de «civiliza­ción».

Este m ism o tem a se exam ina en el volumen décim o y últim o sobre «Cultu­ra e historia» (W undt, 1 9 2 0 b ). E l lím ite inferior absoluto de Kultur lo estable­ce la posesión de lenguaje, que presupone al m enos una pequeña cantidad de vida m ental [geistiges Leben] . La cuestión de los orígenes es vana, y es más pro­vechoso preguntar qué productos y acontecim ientos culturales han sido críticos para el desarrollo. W undt revisa distintos m om entos cruciales q u e se han pro­puesto, com o la invención del arado o la im prenta, pero plantea diversas obje­ciones a estos esquemas sim ples; en particular, que; d e jan Riera aspectos cualita­tivos de valores culturales. Estos se encuentran im plícitos en el concepto de «civilización», que se experim enta com o algo que se ha alcanzado activamente, m ientras que la cultura es sim plem ente el resultado de procesos históricos, una d istinción bastante curiosa. E n todo caso, esto sigáifica que la civilización con­duce a un sentim iento de superioridad y de una m isión para civilizar y domi­nar a pueblos más retrasados. W undt consideró esto com o un aspecto valioso de la civilización, ya que contiene un elem ento própositiyo que está ausente de la «cultura». r i

Poco después hay un cam bio radical en el significado atribuido aj Kultur.

Kultur es nacional. Se limita a la comunidad nacional particular [Volksge- meinschafl que constituye una unidad coherente desde el punto de vista del lenguaje, la costumbre y la cultura intelectual [geistige BiUun¿; pero carece de

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la tendencia a superar esos límites difundiendo los logros culturales adquiridos de manera más amplia ... (Wundt, 1920b, pp. 20-1)

A quí W undt repentinam ente identifica «cultura» con algo m uy parecido al Volksgeist de Herder, al parecer sin darse cuenta del cam bio. C on cluye que las no­ciones de Kultur y «civilización» son com plem entarias: Kultur está ligada a nacio­nalidad, mientras que «civilización» encarna un ideal de hum anidad com o una

- unidad bajo el liderazgo de las naciones avanzadas [Kulturvi>lker\.La sección siguiente, titulada «Antecedentes animales del hom bre cultural»,

vuelve de nuevo a un concepto más am plio de Kultur, aplicado a los seres hum a­nos en general. Por muy lejos que se retroceda, lo que se encuentra siem pre, en­tre codos los que tienen las características físicas de los hum anos, es lenguaje, m i­to y Sitte.

Puesco que escos eres róculos designan sólo las direcciones principales en las que la vida menea] humanai se discingue de la de ocros seres orgánicos, y aunque cada una de escás direcciones comprende formas muy diferentejij codos escos faccores y sus influencias sobre los hombres se pueden subsumir Hwip el nombre colectivo de Kultur, de manera que considerando esco Vólkerpsycngjlpgie y psico­logía cultural son conceptos.equivalentes. (Wundc, 1920b, p. 57) |jj|

Por tanto, al final W undt superó sus recelos y acep tó que lo qu ep u p ía estado haciendo se podía describir como|«psicología cultural», porque paraos haber lle­vado a una concepción de la «cultura en general» que está próxim ajá|la nuestra. El cam ino que le condu jo a esra|posición no era recto. D u ran te |$go tiem po W undt vaciló entre varias nocio ri^ diferentes y m utuam ente excluyan oes de «cul­tura», que variaban según el contracto, así com o entre una postura ob jétiva y una que aceptara sin críticas el ethos predom inante. Se debe recordar q u e ís c r ib ió el ú ltim o volumen a una edad avanzada, y bajo el efecto del traum a de ja derrota de A lem ania en la Primera Guerra M undial, que le afectó profundam ente. Proba­blem ente esta es la razón para la aberración patriótica sobre una «ci|tnira nacio­nal». W undt raras veces trazó unaídistinción suficientem ente explícici'tíntre «cul­tura hum ana en general» y las variadas culturas de pueblos d iferentes!’¿ i trató de relacionarlas, respectivamente, con la Volkerpsychologie general y co n ¡lj¿| que con­sideraba com o su aspecto aplicado* que denom inó «caracteriología étnica», es de­cir, la que trata de las caraccerísiieis psicológicas de pueblos particulare^ N o exis­ten indicios de que ecos de la reconsideración radical de la n oción j&f«cultura» por Franz Boas y sus estudiantes llegaran a W undt.

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