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7/27/2019 Janin, B. Nios desafiantes
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Nios desafiantes. Por Beatriz Janin. Pagina 12. 18/5/2011
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PSICOLOGIA DEL MALEDUCADO
Nios desafiantes
Son esos nios a los que se a t ribua mala conducta o mala educacin; hoy algunos los rotulan comotrastorno negativista desaf iante o t rastorno opo sicionista. La autora sost iene que esa conducta
abarca problemticas muy diferentes, y la vincula con det erminaciones f amiliares y sociales.
Por Beatriz Janin *
Alan tiene siete aos. No respeta las reglas de la escuela, contradice a la maestra, desafa a las autoridades. Debe
tener un problema orgnico. No necesitar medicacin? Pedro tiene cuatro aos; discute todo lo que se le dice, se
pelea con los otros chicos y se enoja cuando se lo reta. Se tira al suelo cuando se le niega algo que quiere. Nos
dijeron que consultemos a un neurlogo. Juan tiene cinco aos. Se niega a hacer lo que se le pide, dice a los gritos
que no quiere obedecer y trata de imponer su voluntad todo el tiempo. Lo retamos, le pegamos y le ponemos
penitencias, pero cada vez es peor. Qu podemos hacer? Y una escena en la calle: La mam: Cuando hablo con
otro adulto no me interrumpas. El nene, de cinco aos (en el mismo tono de voz autoritario): Y vos contestame
cuando yo te hago una pregunta. La mam: Me ests desafiando. El nio: Y vos me ests desafiando a m.
Son nios a los que antes se les adjudicaba mala conducta o mala educacin. Algunos de estos nios fueron
rotulados por d iversos profesionales como sndrome de dficit de atencin con hiperactividad. Otros, como trastorn
negativista desafiante o trastorno oposicionista desafiante, una nueva clasificacin que circula por los mbitos de la
salud y la educacin. Otro trastorno de poca con una supuesta solucin de poca. As, algunos nios a los que s
les pone este sello son medicados con antipsicticos en dosis leves, para mejorar su conducta.
Nuevamente, como en el caso del trastorno por dficit de atencin, nos encontramos con la descripcin de una
conducta frecuente en nuestra cultura, frente a la cual se arma una clasificacin psiquitrica y se supone un remedio
mgico.
Por consiguiente, es una nominacin que suele abarcar patologas y problemticas muy diferentes. Desde las
respuestas impulsivas y agresivas de un nio que siente que su psiquismo estalla frente a las exigencias del mundo,
hasta las dificultades de otro que no tolera las normas: todos son ubicados del mismo modo. A la vez , es frecuente
que estos nios susciten la hostilidad de los adultos. Es decir, no se lo piensa como una conducta que suscita
preguntas, que d ice algo, sino como algo a acallar. Consideradas como un cuadro psicopatolgico o como respuest
a una educacin permisiva, las conductas de los nios que se oponen a las reglas escolares y familiares se p iensan
como algo a silenciar ms que como un llamado a escuchar.
Pero el comportamiento transgresor y desafiante de los nios de hoy no tiene que ver necesariamente con una falta d
castigos o con actitudes demasiado permisivas de los padres. Sucede que los adultos presentan dificultades para
sostener las diferencias nio-adulto, no pueden ser garantes de un futuro mejor y esperan que los nios los sostenganarcissticamente. As, generan actitudes y respuestas frente a las que luego se violentan. A estos nios se los ha
imbuido de un poder omnmodo. Son los mismos adultos los que los han convencido de que son seres poderosos, d
que deben cumplir ya con todo lo esperado y de que este cumplimiento les traer satisfacciones inmediatas.
A qu se oponen los nios? A qu se niegan? Qu desafo est en juego? Qu nos estn diciendo con tanto
negativismo? Es frecuente que los nios de hoy traten a los adultos como pares e intenten imponer su voluntad a
toda costa. Pero hay determinaciones sociales, familiares e individuales que debemos tener en cuenta en la
produccin de estas conductas, que suelen denunciar dificultades en la estructuracin narcisista.
Al considerar el comportamiento como algo esttico, un trastorno que el nio trae y que es atemporal, no se toma en
cuenta su sufrimiento. Estos nios, a su vez, suelen desmentir el dolor, justamente porque suponen que tienen que
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funcionar como poderosos y que si se muestran dbiles quedan a merced de un tirano. Generalmente son
sancionados, castigados, expulsados, lo que refuerza la idea de un mundo hostil y arbitrario.
Lo que aparece como conducta oposicionista- desa fiante o negativista-desafiante puede responder a mltiples
determinaciones, en las cuales tienen peso tanto e l medio social como el familiar, as como el modo particular en que
ese nio tramita sus vivencias.
Algunos nios no hay pod ido constituir ligazones que operen como inhibidoras del desborde pulsional y quedan a
merced de la insistencia pulsional en una pura descarga. El otro fracasa como aquel que contiene y calma y el nio
queda solo en un estado de enfrentamiento con todos, suponiendo que los otros son causa de su malestar. Esto suel
confundirse con un funcionamiento oposicionista.
As, un nio de diez aos que insultaba a las maestras, le pegaba a la madre, totalmente desbordado por cualquier
situacin en la que tuviera que esperar su turno o ceder frente a otro, fue diagnosticado como trastorno negativista
desa fiante. En ese diagnstico prim una idea de c lasificar, sin dar cuenta de los mecanismos productores de sus
desbordes. Estos se desencadenaban cuando apareca una situacin en la que se le presentificaba la idea de ser
aniquilado o expulsado violentamente por el otro, lo cual lo llevaba a estados de desesperacin donde las urgencia
se transformaban en irrefrenables. La desesperacin se incrementaba en el vnculo con adultos que se ubicaban com
impotentes frente a los ataques del nio.
Oposicin o dependencia
En tanto el nio teme depender del otro porque no lo considera seguro y supone que va a quedar a merced de l, de
sus idas y venidas, e l mostrarse autosuficiente y negarse a obedecerlo puede ser el modo en que intenta sostener u
armado narcisista precario. En algunos nios, dominar al otro, someterlo a la propia voluntad, parece ser la nica
satisfaccin posible. Ya no es la satisfaccin ertica en el vnculo con e l otro, e l placer en la realizacin del deseo ,
sino el placer en el dominio del otro como objeto. Hay nios que se unifican en el no como modo de ser, como
proteccin, porque si no se sienten arrasados por el avance intrusivo del o tro. La d ificultad radica en que p ierden la
percepcin de sus deseos (algunos no la tuvieron nunca) y lo nico que desean es oponerse al deseo del otro (lo qu
delata la dependencia). Al abroquelarse en el no, ste funciona como organizador que les permite sostenerse com
diferentes.
Este funcionamiento suele traer dificultades para sublimar. As, en lugar del juego o de actividades creativas estos
nios buscan el poder por sobre todas las cosas. Ser el jefe de la banda es lo nico importante.
El no formulado como no quiero implica tanto la posibilidad de poner coto al avasallamiento del otro como de
reafirmar la autonoma. Los padres de un nio de cuatro aos consultaron porque el chico regulaba todos los
movimientos de la casa. Si l se opona, no podan salir a pasear o a comer afuera: cuando no se haca lo que l
quera, responda con escndalos. Podermos preguntarnos: qu quera? Quiz dominar a los otros para no darse
cuenta de que eran personas autnomas, separadas de l, situacin que, cuando se haca evidente, le acarreaba
muchsimo sufrimiento. A la vez, estos padres se ubicaban en una lucha de poder con el nio, repitiendo con l la
batalla cotidiana con un mundo vivido como demasiado exigente.
Depender de otro supone que uno puede perderlo. Estos nios intentan desmentir toda dependencia para evitar toda
prdida. Puede ocurrir que un nio tenga terror al abandono y desmienta por eso la necesidad de ese o tro. Pero el
resultado es que el objeto se le torna incontrolable, la separacin no puede ser eternamente desmentida y
permanentemente reciben heridas insoportables, en tanto esperan una fusin imposible.
As, un nio que, por pegar a los o tros nios y desafiar a los docentes, estaba a punto de ser expulsado de l jardn de
infantes, trae a las sesiones su sensacin de injusticia, de no ser escuchado por los maestros, de quedar como
culpable de todas las situaciones de un modo arbitrario. Est muy enojado con el mundo. Le propongo jugar a que
es el psiclogo. Acepta y juego a ser una nia que les pega a todos y a la que retan todo el tiempo. Yo voy diciendo
lo que siento, lo injustos que son conmigo, cmo ninguno me escucha y cmo me dejan sola, y l va pasando de se
un adulto implacable, que slo me reta, a transformarse en un director de escuela que dice: Yo te creo; voy a ir con
vos a l recreo a ver lo que pasa, y si te molestan yo te defiendo. Esta variacin de posicin en el juego le permiti ir
modificando su lugar en el jardn, sintiendo que los adultos podan escucharlo y defenderlo. Pudo empezar a mostrar
sus miedos, sus deb ilidades, y soportar la indefensin frente a los adultos.
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Muchas veces la desmentida de la dependencia est sostenida por los adultos, que ubican al nio como
todopoderoso frente a adultos impotentes. Lo que podemos denominar idealizacin de la infancia es uno de los
factores sociales que inciden en las dificultades de los nios de hoy.
Los padres de una nia de tres aos afirmaban que la nia era terrible y que en la casa rompa todo. Al relatar un
episod io en que la nia haba roto la mesada de la cocina, le adjudicaban una fuerza que no tena. De este modo, la
nia quedaba entrampada entre un poder omnmodo y ser la culpable de todo lo que ocurra, cuando e ra obvio que
mesada estaba quebrada desde antes y e lla slo haba puesto de manifiesto ese quiebre. La nia curiosa, con un
lenguaje muy desarrollado y un excelente nivel de juego dramtico no obedeca y se enojaba frente a cualquier
negativa a sus deseos. Cmo iba a obedecer a adultos que se mostraban ms dbiles que ella? Una consecuenciera la confusin respecto de sus propias posibilidades y un estado de desesperacin, del que intentaba salir a trav
del desafo.
* Directora de la Carrera de Posgrado de Psicoanlisis con Nios, APBA-UCES. Texto extractado del libro El
sufrimiento psquico en los nios. Psicopatologa infantil y constitucin subjetiva (ed. Noveduc).
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