jesucristo, mirando el cumplimiento la …...2009/08/30 · “de cierto, de cierto os digo: el que...
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MIRANDOEL CUMPLIMIENTODE LAS PROFECÍAS
Miércoles, 21 de Enero de 2009Chicago, Estados Unidos
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
JESUCRISTO,LA PUERTA ABIERTA
PARA ENTRARA LA ETERNIDAD
Domingo, 30 de agosto de 2009
Torreón, Coahuila, México
Rev. William Soto Santiago, Ph.D.
NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exacta deeste Mensaje, tal como fue predicado; por lo tanto cualquiererror en este escrito es estrictamente error de audición,transcripción e impresión; y no debe interpretarse como erroresdel Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede ser verificadocon las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicado formalmente.
NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exactade este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tantocualquier error en este escrito es estrictamente error deaudición, transcripción e impresión; y no debeinterpretarse como errores del Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede serverificado con las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicadoformalmente.
NOTA AL LECTOREs nuestra intención hacer una transcripción fiel y exactade este Mensaje, tal como fue predicado; por lo tantocualquier error en este escrito es estrictamente error deaudición, transcripción e impresión; y no debeinterpretarse como errores del Mensaje.El texto contenido en esta Conferencia, puede serverificado con las grabaciones del audio o del video.Este folleto debe ser usado solamente para propósitospersonales de estudio, hasta que sea publicadoformalmente.
NOTAS
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.22
¿Y cuál es el Nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo? SEÑOR JESUCRISTO. Por eso luego bautizaban en
el Nombre del Señor Jesucristo. Recuerden que Cristo dijo:
“Yo he venido en Nombre de mi Padre.”
Y ahora, encontramos que también Cristo dice en ese
mismo pasaje. “Y he aquí yo estaré con vosotros todos los
días, hasta el fin del mundo.” Él está con Su Iglesia, ha estado,
está y estará con Su Iglesia en Espíritu Santo todo el tiempo;
pero Su cuerpo glorificado está en el Trono de Dios, en el
Cielo, en la Jerusalén celestial.
Y ahora, bien pueden ser bautizados sabiendo que en el
bautismo en agua nos identificamos con Cristo en Su muerte,
sepultura y resurrección. Y que Cristo les bautice con
Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes el nuevo
nacimiento; y nos continuaremos viendo por toda la
eternidad en el glorioso Reino de Jesucristo nuestro
Salvador.Que Dios les continúe bendiciendo a todos y continúen
pasando una tarde llena de las bendiciones de Cristo nuestro
Salvador... todavía no es de tarde, continúen pasando un día
feliz lleno de las bendiciones de Cristo nuestro Salvador.
Dejo con ustedes aquí al ministro para que les indique
hacia dónde dirigirse cada uno de ustedes para ser bautizados
en agua en el Nombre del Señor Jesucristo; y en cada nación
dejo al ministro correspondiente para que haga en la misma
forma.
Dios les continúe bendiciendo a todos.
“JESUCRISTO LA PUERTA ABIERTA PARA
ENTRAR A LA ETERNIDAD.”
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTAPARA ENTRAR A LA ETERNIDAD
Rev. William Soto Santiago Ph.D.
Domingo, 30 de agosto de 2009
Torreón, Coahuila, México
Muy buenos días, amables amigos y hermanos presentes,
y los que están a través del satélite Amazonas o de
internet en diferentes naciones. Un saludo muy especial para
todos los que están allá en Puerto Rico, en La Carpa, y para
todos los que están en los diferentes países.
Para esta ocasión leemos en San Juan, capítulo 10, verso
1 al 9, y nos dice:
“De cierto, de cierto os digo: El que no entra por la
puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte,
ése es ladrón y salteador.
Mas el que entra por la puerta, el pastor de las ovejas es.
A éste abre el portero, y las ovejas oyen su voz; y a sus
ovejas llama por nombre, y las saca.
Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante de
ellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.
Mas al extraño no seguirán, sino huirán de él, porque no
conocen la voz de los extraños.
Esta alegoría les dijo Jesús; pero ellos no entendieron qué
era lo que les decía.
Volvió, pues, Jesús a decirles: De cierto, de cierto os digo:
Yo soy la puerta de las ovejas.
Todos los que antes de mí vinieron, ladrones son y
salteadores; pero no los oyeron las ovejas.
Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.4
entrará, y saldrá, y hallará pastos.”
Dios bendiga nuestras almas con Su Palabra y nos
permita entenderla.
“JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA
ENTRAR A LA ETERNIDAD.” Ese es nuestro tema para
esta ocasión.
Toda persona desea entrar a la eternidad, desea vivir
eternamente; ese es el deseo del alma de todo ser humano. La
vida aquí en la Tierra es muy corta, por causa de que el ser
humano en el tiempo de Adán y Eva, pecaron contra Dios al
violar Su Palabra, Su mandato.
Dios había colocado en el Huerto del Edén, el árbol de la
Vida y el árbol de la ciencia del bien y del mal, y le dijo al ser
humano que no comiera del árbol de la ciencia del bien y el
mal, porque el día que comiera, ese día moriría. El ser humano
podía vivir eternamente, Adán y Eva podían vivir
eternamente, si no comían del árbol de la ciencia del bien y
del mal.
Ellos todavía no estaban glorificados, no estaban
adoptados, y por esa causa estaban en una etapa de prueba; así
como todos los seres humanos pasan por una etapa de prueba,
en este planeta Tierra, en donde el ser humano tiene la
oportunidad de comer del árbol de la Vida y vivir eternamente
en el Reino de Dios. El árbol de la Vida en el Huerto del Edén
y por toda la eternidad, tiene un nombre.
Algunas personas han estado buscando el nombre del árbol
de la Vida y también del árbol de la ciencia del bien y del mal.
Pero el nombre del árbol de la Vida, es Señor Jesucristo; el
nombre del árbol de la Vida es el Nombre de Dios, en Cristo
el Ángel del Pacto. El árbol de la vida allá en el Huerto del
Edén, era el Ángel del Pacto, del cual la Escritura nos dice en
San Juan, capítulo 1, verso 1 en adelante de la siguiente
manera, y vamos a leerlo para tener el cuadro claro de lo que
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escogido de Dios al Cuerpo Místico de Cristo, hasta que entre
hasta la última persona escrita en el Cielo en el Libro de la
Vida del Cordero.
Por lo tanto, siendo un mandamiento de Cristo el bautismo
en agua, todos los que han recibido a Cristo han sido
bautizados. Cuando la persona recibe a Cristo como Salvador
muere al mundo; y cuando el ministro lo sumerge en las aguas
bautismales, tipológicamente está siendo sepultado; y cuando
lo levanta de las aguas bautismales, está resucitando,
levantándose a una nueva vida: a la Vida eterna con Cristo en
Su Reino eterno.
En el bautismo en agua nos identificamos con Cristo en
Su muerte, sepultura y resurrección. Mostrando Pedro el
bautismo en agua, dice en Primera de Pedro, capítulo 3, versos
21 en adelante:
“El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no
quitando las inmundicias de la carne sino como la aspiración
de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de
Jesucristo,
quien habiendo subido al cielo está a la diestra de Dios;
y a él están sujetos ángeles, autoridades y potestades.”
O sea, que todos los Arcángeles y sus huestes celestiales de
ángeles, los querubines y serafines, todas esas huestes
celestiales están sujetas a Cristo. Por lo tanto, si Cristo les
ordena ir a cierto lugar, y hacer ciertas cosas, ellos van.
Por lo tanto, Cristo sentado a la diestra de Dios en el Cielo
tiene toda autoridad en el Cielo y en la Tierra. Eso fue lo que
dijo en San Mateo, capítulo 28, versos 16 al 20. “Toda
autoridad me es dada en el Cielo y en la Tierra.” Y entonces
Él les ordena a ir a todas las naciones. “Id y haced discípulos
a todas las naciones.” Y comienza a decirles cómo deben
hacer, bautizándolos en el Nombre del Padre, y del Hijo y del
Espíritu Santo.
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.20
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
¡La Sangre del Señor Jesucristo me limpió de todo pecado!
Amén.Cristo les ha recibido en Su Reino, ha perdonado vuestros
pecados; porque ustedes le han recibido como vuestro único
y suficiente Salvador. Ustedes me dirán: “Escuché la
predicación del Evangelio de Cristo, nació la fe de Cristo en
mi alma y lo he recibido como mi único y suficiente Salvador.
¿Cuándo me pueden bautizar?” Porque Cristo dijo: “El que
creyere y fuere bautizado, será salvo.” Por cuanto ustedes han
creído de todo corazón en Cristo y lo han recibido como
Salvador, bien pueden ser bautizados. Y que Cristo les
bautice con Espíritu Santo y Fuego, y produzca en ustedes
el nuevo nacimiento.El Señor Jesucristo fue adonde Juan el Bautista cuando él
estaba bautizando en el Jordán, entró a las aguas Jesús para
que Juan lo bautizara, y Juan le dice: “Yo tengo necesidad de
ser bautizado por Ti ¿y Tú vienes a mí para que yo te
bautice?” No lo quería bautizar. Jesús le dice: “Nos conviene
cumplir toda justicia,” y entonces Juan lo bautizó.
Si Jesús tuvo necesidad de ser bautizado por Juan para
cumplir toda justicia, cuánto más yo; y cuánto más, ¿quién
más? Cada uno de ustedes también. Aun los discípulos de
Jesucristo fueron bautizados por Juan, por Juan el Bautista. Y
cuando Cristo predicaba los discípulos de Jesucristo
bautizaban a las personas que creían, y aun más: cuando San
Pedro el Día de Pentecostés predicó, como tres mil personas
creyeron y fueron bautizadas en agua en el Nombre del Señor
Jesucristo, y fueron añadidas aquel día como tres mil personas
a la Iglesia del Señor Jesucristo. Y así ha sido a través de estos
dos mil años de la Dispensación de la Gracia que han
transcurrido, y así será hasta que entre hasta el último
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 5
es el árbol de la Vida:
“En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y
el Verbo era Dios.
Este era en el principio con Dios.
Todas las cosas por él fueron hechas, y sin él nada de lo
que ha sido hecho, fue hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.”
¿Dónde estaba la Vida? En el Verbo que era con Dios y era
Dios. Ese Verbo que era con Dios y era Dios, la Palabra, es el
Ángel del Pacto, en quien dice Éxodo, capítulo 23, verso 20
al 23, que Dios ha colocado en Él Su Nombre.
Vamos a leerlo para que tengan el cuadro claro del Árbol
de la Vida, capítulo 23 del Éxodo... aquí nos dice capítulo 23,
verso 20 al 23 del Éxodo:
“He aquí yo envío mi Ángel delante de ti para que te
guarde en el camino, y te introduzca en el lugar que yo he
preparado.
Guárdate delante de él, y oye su voz; no le seas rebelde;
porque él no perdonará vuestra rebelión, porque mi nombre
está en él.”
¿Dónde Dios dice que está Su Nombre? El Nombre de
Dios, está en el Ángel del Pacto, que es el Verbo que era con
Dios y era Dios, el cual es Cristo en Su cuerpo angelical; y
cuando el Verbo se hizo carne, dijo Él en San Juan, capítulo
5, verso 43: “Yo he venido en Nombre de mi Padre.” Él tenía
el Nombre de Dios en Él, y por consiguiente en Él está
también la Vida eterna. Por eso Él podía decir: “Yo soy el
camino, la verdad, y la vida; y nadie viene al Padre, sino por
mí.”
Y ahora, estamos viendo quién es la Vida en la lectura de
San Juan que hemos estado viendo; dice que en Él, en el
Verbo estaba la Vida. También en Primera de Juan, capítulo
5, verso 10 al 13, dice: “El que tiene al Hijo...” Vamos a
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leerlo, aquí hay una revelación muy grande acerca de Cristo.
Primera de Juan, capítulo 5 dice de la siguiente manera:
“El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí
mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso,
porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado
acerca de su Hijo.
Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna;
y esta vida está en su Hijo.”
¿Dónde está la Vida eterna? Dios la tiene en Su Hijo, dice:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida...”
Ahora vean, Dios nos ha dado Vida eterna, ¿cómo Él nos
da la Vida eterna? Dice:
“...y esta vida está en su Hijo.”
Por lo tanto, para recibir la Vida eterna que Dios nos ha
dado, venimos a Cristo en donde está la Vida eterna, y Él cual
dijo también: “Yo soy el camino, la verdad, y la vida; y nadie
viene al Padre, sino por mí.” (San Juan, capítulo 14, verso 6).
Y ahora, siendo que en Él está la Vida, y Él es la Vida
eterna, Él es el árbol de la Vida eterna; no era un árbol literal,
tampoco el árbol de la ciencia del bien y el mal, tampoco era
un árbol literal ese árbol allí. Recuerden que árboles significan
o representan personas; y por consiguiente, allí en el Huerto
del Edén, el árbol de la ciencia del bien y del mal, era el
maligno, Satanás el diablo, que estaba encarnado en la
serpiente.
Y ahora, y en Cristo, vean ustedes, cuando llega a la
Tierra, Dios está encarnado en Cristo para darle Vida eterna
al ser humano, que perdió la Vida eterna allá en el Huerto del
Edén. Para comer del árbol de la Vida tenía que hacerse carne
el Árbol de la Vida.
Y ahora, encontramos que toda persona desea vivir
eternamente; porque en lo profundo del ser humano, en su
alma, sabe que hay una Vida eterna y el alma de cada persona
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 19
Él es el árbol de la Vida eterna, Él es el camino de la Vida
eterna y a la Vida eterna, y Él es la puerta a la Vida eterna y Él
es la Vida eterna. Él es el camino, la verdad y la Vida, y nadie
puede llegar a Dios, al Padre, si no es por medio de Él.
Por lo tanto, es un privilegio grande venir a los Pies de
Cristo y recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador.
En los demás países cuando ya estén listos que nos avisen,
ya vamos a orar por las personas que han venido a los Pies de
Cristo aquí, y también por los que están en otras naciones, los
cuales serán incluidos en la oración que estaremos haciendo
dentro de algunos segundos; para lo cual vamos a estar
puestos en pie para orar por las personas que han venido a los
Pies de Cristo. En las demás naciones también puestos en pie
y todos con nuestras manos levantadas al Cielo; en los demás
países también y nuestros ojos cerrados; y los que han venido
a los Pies de Cristo, repitan conmigo esta oración:
Señor Jesucristo, escuché la predicación de TuEvangelio y nació Tu fe en mi corazón, creo en Tu primeraVenida, creo en Tu muerte en la Cruz del Calvario como elSacrificio de Expiación por nuestros pecados. Creo en TuNombre como el único Nombre bajo el Cielo dado a loshombres en que podemos ser salvos; reconozco que soypecador y necesito un Salvador.
Doy testimonio público de mi fe en Ti y Te recibo comomi único y suficiente Salvador. Te ruego perdones mispecados y con Tu Sangre me limpies de todo pecado, y mebautices con Espíritu Santo y Fuego luego que yo seabautizado en agua en Tu Nombre, y sea producido en mí elnuevo nacimiento. Quiero nacer en Tu Reino, quiero vivireternamente Contigo en Tu Reino. Sálvame, Señor, Te loruego en Tu Nombre eterno y glorioso, Señor Jesucristo.Amén.
Y con nuestras manos levantadas al Cielo, todos decimos:
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ordenó durante las diferentes etapas de la Iglesia del Señor
Jesucristo, en donde se ha estado llenando el Redil del Señor,
se ha estado llenando la Iglesia del Señor Jesucristo, la casa de
Dios de personas, de personas que han escuchado el
Evangelio de Cristo y lo han recibido como su único y
suficiente Salvador.
Pero todavía hay lugar en la casa de Dios. Recuerden que
la casa de Dios, la Iglesia del Señor Jesucristo es un Templo
espiritual; y por consiguiente tiene Atrio, Lugar Santo y Lugar
Santísimo. Durante el Cristianismo se ha estado viviendo en
el tiempo del Lugar Santo y se ha llenado todo el Lugar Santo
de ese Templo espiritual; pero todavía hay lugar, ¿dónde? En
el Lugar Santísimo que corresponde a la Etapa de la Edad de
la Piedra Angular, ahí hay lugar para todos los que escuchan
la predicación del Evangelio de Cristo, para obtener la
Salvación y Vida eterna, y ser preparados para ser
transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas
del Cordero.
Todavía pueden continuar viniendo los que faltan por
venir. Hay algunas veces personas tímidas, que les da timidez
que los vean venir a Cristo, pero es el privilegio más grande
que una persona puede tener: venir a los Pies de Cristo; y que
lo vean venir a Cristo es el orgullo más grande que puede
tener una persona, que otras personas lo vean viniendo a los
Pies de Cristo, para recibir la Vida eterna. Es para recibir la
Vida eterna que venimos a los Pies de Cristo.
Recuerden que Cristo dijo: “Mis ovejas oyen mi voz, y yo
las conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna.” Para eso
es que se predica el Evangelio y escuchamos el Evangelio de
Cristo, para venir a los Pies de Cristo, para recibir a Cristo y
que Él nos de la Vida eterna.
No hay otra persona que nos pueda dar la Vida eterna
solamente hay UNO y Su Nombre es SEÑOR JESUCRISTO.
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 7
clama por esa clase de Vida.
Y ahora, viendo que Cristo, el Ángel del Pacto, es el Árbol
de la Vida, toda persona que desea vivir eternamente, tiene la
oportunidad de obtener la Vida eterna por medio de Cristo
nuestro Salvador. Estábamos leyendo en Primera de Juan,
donde San Juan dice:
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (Primera de Juan,
capítulo 5, versos 10 en adelante)...”
“El que tiene al Hijo, tiene la vida (o sea, tiene la Vida
eterna), el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.”
El que no ha recibido a Cristo como Salvador, no tiene la
Vida eterna, lo único que tiene es una vida temporera que se
le va a terminar en algún momento, y no sabe cuándo se le va
a acabar. Mientras estamos con vida temporera aquí en la
Tierra, tenemos la oportunidad de obtener la Vida eterna por
medio de Cristo, y así asegurar nuestro futuro eterno en la
Vida eterna con Cristo nuestro Salvador.
Y ahora, continuamos leyendo:
“Estas cosas os he escrito a vosotros que creéis en el
nombre del Hijo de Dios, para que sepáis que tenéis vida
eterna, y para que creáis en el nombre del Hijo de Dios.”
La buena noticia para los creyentes en Cristo es que
tenemos Vida eterna, esa es la bendición más grande que un
ser humano puede recibir: la Vida eterna.
Y ahora, hemos visto cómo hemos obtenido la Vida eterna,
porque hemos entrado por una puerta que ha sido abierta para
entrar a la eternidad, y por consiguiente entrar a la Vida
eterna.
Recuerden que Cristo dijo que Él es la puerta de las ovejas.
Y Él dice: “Yo soy la puerta, el que por mí entrare, será
salvo.” O sea, que la salvación del ser humano es por medio
de Cristo entrando por esa puerta que sería abierta. Luego del
ministerio de Cristo fue abierta esa puerta, el Día de
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Pentecostés. Por lo cual en San Mateo, capítulo 16, cuando
Cristo pregunta a Sus discípulos algo con relación a lo que
ellos creían a cerca de Él (de Jesús), vean cómo todo esto
aconteció. Capítulo 16, versos 13 en adelante, dice:
“Viniendo Jesús a la región de Cesarea de Filipo,
preguntó a sus discípulos, diciendo: ¿Quién dicen los
hombres que es el Hijo del Hombre?
Ellos dijeron: Unos, Juan el Bautista; otros, Elías; y otros,
Jeremías, o alguno de los profetas.”
Esa era la opinión pública, la opinión del pueblo, y la
opinión estaba divida (aunque era verdad) si Él era un Profeta.
Pero, ¿cuál de los profetas? Porque también Moisés dijo:
“Profeta como yo os levantará el Señor nuestro Dios; a él
oiréis.” Y esa promesa se cumple parcialmente en cada profeta
que Dios enviaría, pero plenamente se cumple en el Mesías;
el Mesías es el que cumple plenamente esa promesa.
Por eso a Juan el Bautista le preguntaron: “¿Eres tú el
profeta?” Él dijo: “No.”
“¿Eres tú Elías? Porque estaban esperando el Elías que
restauraría todas las cosas, el cual vendrá en el tiempo final.
Y Él dice: “No.” Y le preguntan: “Entonces, ¿tú quién eres?”
Y Juan usa un pasaje bíblico que tiene la promesa en
Malaquías, capítulo 3, donde dice:
“He aquí, yo envío mi mensajero, el cual preparará el
camino delante de mí...” (Malaquías, capítulo 3, verso 1).
Y Juan el Bautista estaba cumpliendo esa promesa, pues
vino delante del Señor, preparándole el camino, preparando al
pueblo, preparando un pueblo para que estuviera bien
apercibido para recibir al Mesías que vendría después de él,
del cual Juan dijo: “Después de mí viene un varón del cual yo
no soy digno de desatar la correa de Su calzado.” Y dice: “Él
es mayor que yo.” Y también dice: “Y Él es primero que yo.”
Y nació después de Juan. Y también él dice: “Yo les bautizó
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Dios.
Vamos a dar unos minutos en lo que vienen a los Pies de
Cristo todas aquellas personas que han escuchado la
predicación del Evangelio de Cristo y nació la fe de Cristo en
su alma y ahora tiene la oportunidad de dar testimonio público
de su fe en Cristo.
En las demás naciones también pueden continuar viniendo
a los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino.
Y los niños de diez años en adelante, también pueden venir
a los Pies de Cristo. Cristo tiene lugar en Su Reino para los
niños también. Él dijo: “Dejad a los niños venir a mí, y no se
lo impidáis, porque de los tales es el reino de los Cielos.” Los
niños tienen la oportunidad y privilegio, y derecho de venir a
Cristo nuestro Salvador. Cristo dice: “Porque de los tales es
el Reino de los Cielos.”
También dice para los jóvenes y los adultos, y los
ancianos: “Sino fuereis como uno de estos niños no entraréis
al Reino de los Cielos (o al Reino de Dios).” ¿Y cómo
podemos ser como un niño? Pues naciendo de nuevo; se nace
como un niño y luego se va creciendo a medida que vamos
recibiendo alimento espiritual de la Palabra de Dios. Así es
como venimos a ser como niños, naciendo en el Reino de
Cristo y luego siendo alimentados con la Palabra de Dios.
En todas las demás naciones pueden continuar viniendo a
los Pies de Cristo, para que Cristo les reciba en Su Reino. En
la parábola en la cual un padre de familia hizo boda para su
hijo, y mandó a buscar a los convidados, los cuales no
vinieron; y luego mandó a su siervo a ir por las plazas y los
caminos para buscar a cojos y ciegos, a toda clase de personas,
buenos y malos, para llenar su casa, porque la cena ya estaba
preparada, todo estaba preparado.
El siervo regresa y le dice a su Señor: “Se ha hecho como
ordenaste, y todavía hay lugar.” Ha sido hecho como Dios
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.16
Reino de Dios, del Reino de David. Se habrá abierto la puerta
porque la llave de David habrá sido usada y habrá abierto el
misterio de la Venida del Señor como Hijo de David, como
Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de Reclamo.
Todos los que van de ser transformados en el Día Postrero
entrarán por esa puerta de la segunda Venida de Cristo como
el Hijo de David, como Rey de reyes y Señor de señores,
como la estrella resplandeciente de la mañana, y como el Sol
de justicia naciendo. Toda esa revelación divina de la segunda
Venida de Cristo la tendrán los que van a ser transformados,
tendrán la fe, la revelación para ser transformados y llevados
con Cristo a la Cena de las Bodas del Cordero.
Pero primero todos tienen que tener la revelación de la
primera Venida de Cristo y ser creyentes en Cristo y ser
bautizados en agua en su Nombre y recibir Su Espíritu Santo
y obtener el nuevo nacimiento.
Por lo tanto, la revelación de la segunda Venida de Cristo
será para los creyentes en Cristo nacidos de nuevo, para
obtener la redención física que será nuestra transformación, la
transformación de nuestro cuerpo.
Por lo tanto, “JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA
PARA ENTRAR A LA ETERNIDAD,” es nada menos que
Cristo en Su primera Venida para entrar a la eternidad en el
Reino en la esfera espiritual, y Cristo en Su segunda Venida
para entrar a eternidad física en el Reino físico del Señor
Jesucristo.
Si hay alguna persona que todavía no ha entrado al Reino
de Cristo en la esfera espiritual, y por consiguiente no ha
obtenido todavía la Vida eterna, puede entrar recibiéndole
como único y suficiente Salvador; para lo cual pueden pasar
al frente y estaremos orando por usted. Los que están en otras
naciones también pueden venir a los Pies de Cristo, para que
Cristo les reciba en Su Reino y así entren al Reino eterno de
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 9
con agua, pero para el arrepentimiento, pero Él les bautizará
con Espíritu Santo y Fuego.” O sea, que viene diciendo las
cosas que el Mesías, el que vendrá después de él, va a llevar
a cabo.
Y así podemos ver que muchos habían confundido a Juan
como el Mesías y por eso le preguntan: “¿Eres tú el Cristo?
¿Eres tú el profeta?” O sea, el profeta del cual Moisés había
hablado en el capitulo 16, versos 15 al 19, el cual sería el
Mesías, el Mesías en Su primera Venida y el Mesías en Su
segunda Venida.
Y ahora, Cristo pregunta directamente a ellos, diciéndoles:
“Él les dijo: Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?”
¿Quién dicen que es Jesucristo? ¿Qué es Jesús? ¿Qué es el
Hijo del Hombre?
“Respondiendo Simón Pedro, dijo: Tú eres el Cristo, el
Hijo del Dios viviente.
Entonces le respondió Jesús: Bienaventurado eres, Simón,
hijo de Jonás, porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi
Padre que está en los cielos.
Y yo también te digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán
contra ella.
Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo
que atares en la tierra será atado en los cielos;
y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los
cielos.
Entonces mandó a sus discípulos que a nadie dijesen que
él era Jesús el Cristo.”
Y ahora, la bienaventuranza que tiene Pedro es que tenía
la revelación de quién era Jesús, tener la revelación de
Jesucristo es ser bienaventurada la persona.
Y ahora, a Pedro le son dadas las llaves del Reino de los
Cielos y allá en el Día de Pentecostés, abrió la puerta del
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.10
Reino de los Cielos, porque las llaves son para abrir una
cerradura de una puerta, de un lugar, y detrás de esa puerta
hay algo muy importante.
Y ahora, el Día de Pentecostés abre la puerta, y leímos en
San Juan, capítulo 10, verso 1 al 9, que la puerta es Cristo.
Abre la puerta, abre el misterio de Cristo, con la llave de la
revelación divina, ungido con el Espíritu Santo, predicando el
Evangelio de Cristo, trayendo esa revelación de Cristo, de
quién es Cristo Jesús; y porqué murió en la Cruz del Calvario,
y como tres mil personas creyeron y fueron bautizadas en agua
en el Nombre del Señor Jesucristo, y fueron añadidas a la
Iglesia como tres mil personas. Eso está en el libro de los
Hechos, capítulo 2, versos 31 al 47.
Y así era como Dios añadía a Su Iglesia los que han de ser
salvos, porque la puerta del Reino de los Cielos, fue abierta el
Día de Pentecostés y han estado entrando millones de seres
humanos desde el Día de Pentecostés hacía acá, han estado
entrando al Reino de Dios, al Reino de los Cielos; han estado
entrando por cuando han estado escuchando la predicación del
Evangelio de Cristo y ha estado naciendo la fe de Cristo en
sus almas, y han estado dando testimonio de su fe en Cristo
recibiéndole como único y suficiente Salvador. Han nacido del
agua al escuchar el Evangelio de Cristo y creer, y han nacido
del Espíritu al recibir el Espíritu Santo en sus corazones. Esa
fue la forma en que dijo Cristo a Nicodemo en San Juan,
capítulo 3, verso 1 en adelante, y principalmente en el verso
5, dice:
“Respondió Jesús (esto fue, le respondió a Nicodemo): De
cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua y del
Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios.
Lo que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido
del Espíritu, espíritu es.
No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 15
Cristo para entrar al Reino de Dios, al Reino de los Cielos en
la esfera espiritual; en y con la predicación del Evangelio de
Cristo se abre ese misterio con esa revelación que Pedro tenía
de Cristo abrió el Reino de los Cielos, abrió la puerta de
Cristo, el misterio de la primera Venida de Cristo; y con la
predicación del Evangelio del Reino se abre el misterio de la
Segunda Venida de Cristo como el León de la Tribu de Judá,
como Rey de reyes y Señor de señores en Su Obra de reclamo:
habrá un hombre que recibirá la llave de David, la revelación
del misterio de Cristo como Hijo de David, como León de la
Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de señores en Su
Obra de reclamo.
Por lo tanto, así como hubo un hombre que recibió la llave
del Reino de los Cielos, habrá un hombre que recibirá la llave
de David, la revelación del misterio de Cristo como el Hijo de
David, como Rey de reyes y Señor de señores en Su Segunda
Venida; y con esa revelación siendo dada a todos los creyentes
en Cristo nacidos de nuevo, obtendrán la fe para ser
transformados físicamente y entrar físicamente al Reino de
Dios, que será entrar a esa dimensión de los cuerpos
glorificados que son cuerpos interdimensionales; pueden
aparecer en esta dimensión terrenal como apareció Cristo y
desaparecer, pasar a otras u otra dimensiones.
Esa misma clase de cuerpo que tiene Jesucristo, la voy a
tener yo, ¿Y quién más? Cada uno de ustedes también. Todos
los creyentes en Cristo nacidos de nuevo de todas las edades
del pasado, van a tener esa clase de cuerpo glorificado que
Cristo tiene. Esa clase de cuerpo glorificado lo van a tener
todos los creyentes en Cristo nacidos de nuevo de edades
pasadas que ha partido físicamente, pero regresarán en la
resurrección en cuerpos glorificados; y nosotros los que
vivimos seremos transformados y seremos iguales a Cristo en
Su Cuerpo glorificado, porque se habrá abierto la puerta del
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.14
Reino físico; porque entraremos por la puerta, que es Cristo,
la puerta en Su segunda Venida.
Cristo en Su segunda Venida es la puerta para entrar al
Reino de Dios físicamente, para obtener la transformación de
nuestro cuerpo y entrar con Él a la Cena de las Bodas del
Cordero y luego regresar a la Tierra para el establecimiento
del Reino del Mesías. La puerta literalmente o físicamente, la
puerta para entrar al Reino del Mesías literalmente es la
segunda Venida de Cristo; ahí tenemos la puerta para entrar a
la eternidad física, a la Vida eterna física en un cuerpo físico
y glorificado que Él ha prometido para todos los creyentes en
Él.
Ese es el misterio contenido en el séptimo Sello que no fue
abierto en el Cielo... o que fue abierto en el Cielo, pero que no
fue dado a conocer el contenido de ese séptimo Sello. Ese
misterio del séptimo Sello es la segunda Venida de Cristo
como León de la Tribu de Judá, como Rey de reyes y Señor de
señores; y por cuanto viene como Rey de reyes y Señor de
señores, viene como el Hijo de David, viene con la llave de
David, la llave del Reino de los Cielos que tenía que ser
entregada a un hombre para ser abierta esa puerta, la puerta
que es Cristo en Su primera Venida como Cordero la recibió
Pedro y abrió ese misterio el Día de Pentecostés.
Pero ahora, para el tiempo final o Día Postrero, vean lo que
Cristo dice, es Cristo el Espíritu Santo hablando en
Apocalipsis, capítulo 3, verso 7:
“Escribe al ángel de la iglesia en Filadelfia: Esto dice el
Santo, el Verdadero, el que tiene la llave de David, el que
abre y ninguno cierra, y cierra y ninguno abre.”
Esa es la llave para abrir el misterio de Cristo como Hijo
de David, y eso será abierto bajo la predicación del Evangelio
del Reino. Así como fue abierta la puerta el Día de
Pentecostés, fue abierto el misterio de la primera Venida de
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 11
nuevo.”
El que desea vivir eternamente, el que desea entrar al
Reino de Dios necesita nacer de nuevo, nacer del agua que es
nacer del Evangelio de Cristo, y nacer del Espíritu que es
recibir el Espíritu Santo, y así la persona obtiene el nuevo
nacimiento, nace de Dios, nace en el Cielo, nace en el Reino
de Cristo; y por consiguiente tiene Vida eterna; porque la Vida
en el Reino de Cristo es eterna, así como la vida en este reino
terrenal es temporera, lo cual fue la herencia que nos dejó
Adán luego de pecar. Nos dejó una vida temporera, pero que
es buena; pero la mejor es la eterna.
El primer Adán nos dejó esta vida temporera, y el segundo
Adán nos ha dejado la Vida eterna, y el segundo Adán es
Cristo.
Por tanto, al nacer en esta Tierra nacemos como
descendientes de Adán y por esa causa nacemos en y a la vida
temporera en esta Tierra; pero con la oportunidad de nacer a
la Vida eterna al escuchar la predicación del Evangelio de
Cristo, nacer la fe de Cristo en nuestra alma, creer en Él y
recibirlo como nuestro único y suficiente Salvador, ser
bautizado en agua en Su Nombre arrepentidos de nuestros
pecados, y luego Cristo bautizarnos con Espíritu Santo y
Fuego y producir en nosotros el nuevo nacimiento, y así
nacemos a la Vida eterna.
Ahora vean, el que no nació a la vida terrenal, no vivió y
no vive en esta vida terrenal, y el que no nace a la Vida eterna,
no vivirá eternamente. Tan sencillo como eso.
Y ahora, los que hemos nacido a esta vida terrenal, somos
ciudadanos terrenales y somos ciudadanos de algún país; y los
que hemos nacido a la Vida eterna somos ciudadanos
celestiales y nuestra ciudadanía está en los Cielos, somos
ciudadanos de la Jerusalén celestial; y por consiguiente
tenemos Vida eterna porque la vida en la Jerusalén celestial,
REV. WILLIAM SOTO SANTIAGO, PH.D.12
es eterna.
El nuevo nacimiento no es terrenal, es del Cielo. Por eso
San Pablo dice: “Porque nuestra ciudadanía está en los Cielos,
de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo,
el cual transformará nuestros cuerpos, para que sea semejante
al cuerpo de la gloria suya, con el poder con el cual puede
también sujetar a sí mismo todas las cosas.” O sea, que Él
tiene el poder para transformar nuestros cuerpos y hacerlo
glorificado como Su cuerpo glorificado.
Por lo tanto, todos los creyentes en Cristo nacidos de
nuevo tienen Vida eterna y son ciudadanos celestiales, son
ciudadanos de la Jerusalén celestial, donde está nuestro amado
Señor Jesucristo, donde está el segundo Adán; por medio de
Su Iglesia de etapa en etapa Él ha estado reproduciéndose en
hijos e hijas de Dios; y esos son los miembros de la Iglesia del
Señor Jesucristo, los hijos e hijas de Dios por lo cual son
Reyes y Sacerdotes: “Porque Cristo con Su Sangre nos ha
limpiado de todo pecado y nos ha hecho para nuestro Dios,
Reyes y Sacerdotes, y reinaremos sobre la Tierra con Cristo.”
(Eso está en Apocalipsis, capítulo 1, versos 5 al 6;
Apocalipsis, capítulo 5, versos 8 al 11; y Apocalipsis, capítulo
20, versos 4 al 6).
Y ahora, nuestra esperanza está en el Reino de Dios, en el
Reino de Cristo, porque hemos entrado por la puerta a la Vida
eterna, y la puerta es la puerta del Reino de los Cielos, la
puerta para entrar a la Vida eterna, entrar al Cielo, entrar a
formar parte de los ciudadanos de la Jerusalén celestial, la
ciudad de nuestro Dios.
Y vean, todo gira alrededor de la primera Venida de Cristo,
Él es la puerta para entrar a la Vida eterna, a la eternidad, Él
es la puerta para entrar y obtener la redención en la esfera
espiritual y obtener la Vida eterna nuestra alma y recibir el
Espíritu de Dios, recibir un cuerpo angelical; y luego así como
JESUCRISTO, LA PUERTA ABIERTA PARA ENTRAR . . . 13
en el arca estaba una puerta al lado por donde entraban Noé y
su familia y entraron también los animales para la
preservación de la vida, para salvación.
Esa puerta tipifica a Cristo, la primera Venida de Cristo,
pero también tenía una ventana en la parte alta, esa puerta o
ventana también representa a Cristo, la puerta al lado
representa a Cristo en Su primera Venida como Cordero de
Dios, la puerta por la cual se entra para la preservación de la
vida, para obtener la Vida eterna y para entrar por
consiguiente al Reino de Dios; y la puerta o ventana en la
parte de arriba representa la segunda Venida de Cristo.
Vean, por esa ventana o puerta era que Noé miraba para
ver el momento en que podía salir del arca, para salir a un
nuevo mundo que él con su familia comenzaría.
Ahora, esa puerta tipifica también la puerta abierta en el
Cielo de Apocalipsis, capítulo 4, la cual representa a Cristo.
Y ahora, la puerta para entrar al Reino de Dios que está en
la esfera espiritual es Cristo en Su primera Venida, creyendo
en Cristo en Su primera Venida y Su Obra de Redención en la
Cruz del Calvario y siendo bautizados en agua en Su Nombre
y recibiendo Su Espíritu, entramos a la Vida eterna; y por
consiguiente entramos al Reino del Señor Jesucristo que está
en la esfera espiritual. Luego para entrar a la esfera física,
obtener la redención física que será la transformación de
nuestros cuerpos y para los muertos en Cristo la resurrección
en cuerpos eternos, está Cristo, la puerta que se abre en el
tiempo final: la segunda Venida de Cristo.
Esa puerta se abrirá para todos los que van ha ser
transformados y llevados con Cristo a la Cena de las Bodas
del Cordero, para así entrar físicamente con cuerpos físicos
pero glorificados al Reino de Dios; y por consiguiente a la
eternidad físicamente, entrar al Reino del Señor, el cual luego
en la Tierra lo va a establecer y vamos a estar con Él en ese