jesuitas y culturas indigenas 1

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  • 8/20/2019 Jesuitas y Culturas Indigenas 1

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    JESUITAS Y CULTURAS INDIGENAS

    PERÚ 1568-1606'"

    SU ACTITIJD. MÉTODOS   yCRITERIOS DE ACULTIJRACION

    (Primera parte) ••

     por   XA VIER    ALBÓ

    SUMMARY

    This artic1e, of which the second part will appear inthe next number of this magazine, attempts: to resolvewhat was the Christian-Hispanic-Indian synthesis toward which the Jesuits aspired to lead the Indians of the vastterritory of the viceroyalty of Peru in the years   1568   to1605;   to present the concrete means used to reach such asynthesis and, finally, to show the criteria that guided their action.

    The artic1e begins with a background descriptiondefining the historic lirnits, Peruvian society is outlined,and a panoramic view of the ecc1esiastical situation isgiven. After this prior general orientation, the subjectis treated frorn two angles: evangelization techniques and analysis of the criteria and príncíples of acculturation

    underlying the techniques,Discussion is given to the conflict motivated by thecontradiction between the regulations of the Society and the custom, already well established in Peru, of receivingstipends and establishing doctrines. This antithesis wasconverted into synthesis in Juli and reached its culrninationin the reservations.

    " En concordancia con el programa de investigaciones antropológicasque ha puesto en marcha este Instituto al través de los países que integranel núcleo andino, hemos creído oportuno incluir aquí el presente estudiodel señor Xavier    Albó,   el cual trata de un tema escasamente explorado por los estudiosos de los primeros contactos hispano-indígenas, a saber: el de los procedimientos e ideas que siguieron los introductores de la fe cristiana enel Perú al extender sus actividades hasta los grupos más aislados de esa

    tierra.

    En el curso de este relato se podrá ver no sólo el celo humanista de esos primeros misioneros sino, también, el modo de reaccionar indígena que nos permite atisbar algo de su psicología original y, lo que es más significativo,la forma como se fueron sentando las bases de las primeras institucionescristianas que habrían de constituir el núcleo de la cultura indo-hispana.Por todo lo anterior, el trabajo que ahora presentamos constituye una valiosacontribución al conocimiento de esa etapa de auténtica gestación cultural.

    "" La segunda y última parte de este artículo aparecerá en el próximonúmero de   América Indígena.   Los títulos completos de las obras, la expli-cación de las siglas y los apéndices se publicarán al final de la mencionada

    segunda parte.

    América Indígena. - Vol. XXVI, N~ 3. - Julio,   1966.

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    ción (Capítulo II). El segundo, más interior, se detiene en analizar los criterios y principios para aculturación que subyacen en dichastécnicas (Capítulo III). En ambas partes no hacemos más que trazar una ruta, conscientes del carácter elemental de nuestro estudio.

    El tiempo no nos permitía internarnos en las fuentes en formaexhaustiva. En la bibliografía hemos procurado recopilar el material

    necesario para profundizar en la línea esbozada. En la escritura denombres indígenas adoptamos de ordinario la forma hispanizada,excepto cuando queremos subrayar la pronunciación auténtica o re-

     producirnos textos de la época. Si no se indica lo contrario, en lasobras citadas en las notas nos referimos a la edición recensionada enla bibliografía.

    l. EL CUADRO DE FONDO

    Marco temporal

    La época que estudiamos corresponde casi exclusivamente al rei-nado de Felipe II 0556-1598). Sólo hacia el final entra en escenaFelipe III 0598-1621). Es   época de consolidación   y   organizaciónmás que de conquista. Circunscribiéndonos al Virreinato del Perú,cuando en 1568 los jesuitas pongan pies en Lima, estarán ya virtual-mente superadas las etapas previas al típico Perú colonial: descubri-miento, conquista del Imperio Incaico y guerras civiles entre pizarristasy   almagristas. Quedan ciertamente tierras por descubrir o conquistar,sobre todo en las zonas limítrofes del Tahuantinsuyo: el mundoabierto de los grandes llanos del Amazonas y del Paraguay, losaraucanos, erc., y los españoles realizan frecuentes incursiones en ellas.

    Queda también el reducto incaico de Vitcos, que acabará con la deplo-rable ejecución de Tupac Amaru, ordenada por el Virrey Toledo en1571. No faltan tampoco algunos disturbios entre españoles, comoel famoso motín de las alcabalas en Quito, en 1593. Pero en conjunto

     podemos decir que estamos en la etapa consolidadora.Dentro de ella debemos subrayar el virreinato de Francisco de

    Toledo 0569-1630). Con sus absolutismos y en medio de su discutida personalidad es un mojón importante.' Es él quien da el impulso

    1C E .   LeviIlier,   Don Francisco. ..   Sobre sus relaciones tirantes con los jesuitas, cf.   MP,   I l , 74 y nota 58; Il, 743 y nota 23; Egaña,   El Virrey ...

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    decisivo al sistema de   reducciones,"   el que da fin al últirno esfuerzoserio de resistencia incaica y -en el   ámbito   de nuestro estudio--es Toledo el que, casi diríamos, obliga a Jos jesuitas a hallar laforma de encajar el sistema de doctrinas dentro del sistema jesuítico.

    Divisiones sociales

    La sociedad del Perú se halla dividida en una minoría españoladominante, que reside principalmente en las ciudades o "poblados deespañoles" y una gran mayoría indígena sometida. Es difícil dar cifrasconcretas. Un autor reciente sugiere para 1570 una población totalde poco más de 2.300,000 habitantes en los actuales territorios dePerú-Bolivia y de 1.600,000 para los territorios cincunvecinos quehoy forman Chile-Argentina-Paraguay-Ecuador.3 Lima, Potosí y Cuzcoson las ciudades con mayor porcentaje de españoles, aunque sólo

    2   "Vine a tener evidencia que en ninguna manera los indios podíanser catequizados, doctrinados y enseñados, ni vivir en policía civil y cris-tiana mientras estuviesen poblados como estaban en las punas, guaicos yquebradas y en los montes y cerros donde estaban repartidos y escondidos ...allí vivía cada uno con la libertad que quería en cuanto a la ley porqueno se podían doctrinar, y lo demás en vicios, borracheras, bailes y taquíesmuy en perjuicio de sus vidas y salud ... ; para que esto se facilitase, comose hizo, se pasaron y sacaron en las reducciones a poblaciones y lugares

     público y se les abrieron las calles por cuadras conforme a la traza de loslugares de españoles .. . para que pudiesen ser visros y vis itados de la justicia   y   sacerdotes. .. y que se fundase el lugar de la cantidad de indiostributarios que pudiesen doctrinar uno o dos sacerdores ... , dando a cadasacerdote de cuatrocientos a quinienros indios tributarios que doctrinase ...y para esto en todo el reino se añadieron más de cuatrocientos sacerdotes."

    Toledo, cit. en Ybot,   I,   450s.El sitio del emplazamiento debía escogerse de acuerdo con los caciques

    y principales del lugar. Hay un buen resumen de las reducciones vistas desdeel punto de vista misionero en Plaza,   Memorial ... , A HSI,   XXX   (1961),236-8.

    3  Céspedes, en   Historia Social ... ,   IIl,   402. Kubler calcula que en 1561las Audiencias de Lima   y   Charcas, aproximadamente correspondientes a lasactuales repúblicas de Perú y Bolivia, contaban en 1561, sin los españoles,1.490,000 indios censados,   y   sólo 1.231,000 en 1586   (HSAI,   334). Sobrela disminución del número de incas (sin contar otros géneros de indios),

    d.  Rowe,   HSAI, 184.

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    gáneas, desde Nicaragua hasta La Imperial, al Sur de Chile. Las

    sedes episcopales más cercanas eran Cuzco y Charcas. En 1569 elnúmero aproximado de eclesiásticos en el Virreinato era 350, repar-

    tidos por 477 repartimientos de indios; pero se calculaba que eran

    necesarios 1,500 curatos."

    Más de treinta años de trabajo de los doctrineros y de las tres

    órdenes religiosas habían dado como resultado el bautismo de lagran masa de población, si exceptuamos las regiones limítrofes y unnúmero variable de casos ocultos en las diversas comunidades,"El fuerte apoyo financiero, político y planificador de la Corona había

    contribuido enormemente al resultado. Sin embargo, el éxito eramás superficial que en   México.'?   Pueden enumerarse entre otras, las

    8  Según un memorial anónimo en   CDIA   v.94, 172. En los siguientesaños el número creció considerablemente. Toledo   (d.   nota 2)   10   incrementóen más de cuatrocientos. A fines de siglo Sto. Toribio de Mogrovejo nosda los siguientes datos, sólo para la ciudad de Lima: cuatro curas, noventay cinco sacerdotes, quinientos veintiocho religiosos y frailes (sin distinguir 

    cuáles son sacerdotes), treinta diáconos, treinta subdiáconos, trescientos cin-cuenta monjes. Para calcular la proporción de jesuitas establecidos en la ca-

     pital, con relación a los demás religiosos puede ser útil el detalle de los ochoconventos: dominicos ciento cuarenta, agustinos cinto veinte, franciscanosciento diez, merced arios   y   jesuitas setenta, carmelitas ocho.   Carta Relación deSto. Toribio en   1598,   reproducida por Cobo como apéndice a   Fundaciónde Lima   (libro I1I, c.37;   en BAE    v.92, 457-60).

    9  Así los jesuitas, al llegar a Huaruchiri en 1570, bautizaron a cientocincuenta adultos. Gómez a S. Francisco de Borja,   MP,   1, 521.   C/'   Acostaen   Anua   1578.

    10   Según Borges, tanto en México como en Perú hay testimonios som- bríos; pero los del Perú "abundan más y son más decisivos, e incluso demás valor" que los optimistas (p. 482).   CI.   también Kubler,   HSAI, 347,

    403. He aquí dos tes timonios citados por Borges (p. 486): "de más detrescientos mil hombres que estaban bautizados, no había en ellos cuarentaque fuesen cristianos, que tan idólatras estaban ahora como antes" (Vaca deCastro ante la asamblea de provinciales de las órdenes religiosas del Perú, en1565; en carta a S.M., en Lisson, II, 295). En 1567 son los mismos pro-vinciales que afirman: "Es muy verosímil que, si los españoles faltasen deesta tierra, los indios bautizados apostatarían de la fe y volverían a susidolatrías y ritos"   (Parecer del Arzobispo de Lima   y   Provinciales   y   [raylesdel Perú,   Lima 8 enero 1567, en Lisson, II, 345.)

    Confróntese el dato de la primera cita (400,000 bautizados: ¿incluyemujeres y niños?) con la población total, según nota 3.

     Jesuitas   y   culturas indígenas   257

    siguientes causas: las guerras civiles entre españoles; el brillo de la plata;   11 y quizás el hecho de haber sido algo posterior el descubri-

    miento y conquista del Perú, por lo que las órdenes que ya habían

    enviado personal a México, enviaron gente de inferior calidad alPerú.l''   Un índice significativo de estas mayores deficiencias es quela producción de obras en lenguas indígenas durante los cincuenta

     primeros años del Perú español equivale sólo al 5%   de la producciónanáloga durante los 50 primeros años del México español.P

    Había buenos predicadores del Evangelio, y ya en 1540 se habla

    de una primera obra en quechua y poco después de otras más, debidastodas ellas a los padres dorninicos.l! El arzobispo Loayza, por su

     parte, había convocado en Lima dos sínodos para vitalizar más loscuadros eclesiásticos, y su sucesor convocará el tercero y más trascen-

    dente. Valera, en medio de un negro cuadro de la conquista y evan-

    gelización, nos habla de un puñado de sacerdotes, religiosos yseglares excelentes: "no faltaban destos, sino que eran los que

    menos podían"." Pero el campo era inmenso y los sacerdotes pocos,

    en su mayoría inutilizados por el desconocimiento de la lengua. Para

    asegurar al menos el bautismo, se alquilaban a veces doctrineros osimples aventureros más interesados en el cobro que en la salvación

    11   Acosta no condena absolutamente la búsqueda del oro y plata, si seobservan las condiciones de la ley: "no suceda que acabándose el comercio,se abandone también el trabajo de la predicación del evangelio"   (Pro c.,290s) .

    /' 12   "La Nueva España, como primogénita, se llevó a los principios lanata, .Io cual no se acertó tanto para este Reino." Toledo a S.M., Cuzco,1 marzo' 1572, en Borges, 372.

    13   Confróntense los datos de Ricard   (La Conquista...   Apéndice, p.505-10) y Rivet (1, 1-22, y apéndice al fin de   t.   IV) en sus respectivosinventarios de obras en lenguas indígenas. Ricard recensiona 109 escritasentre 1521 y 1572 (Conquista de México, 1521); Rivet sólo halla 5 másalguna otra de fecha imprecisa, escritas entre 1533 y 1584 (Conquista delCuzco, 1533).

    14   Rivet,   ibid.   La primera publicación de los agustinos es de 1585, yde los franciscanos en 1598. Según Valera, los dominicos y mercedarios seinteresaron más que los agustinos y franciscanos en aprender lenguas indí-genas   (Costumbres, 76).

    15   Costumbres,   66.   CI., 62-70.

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    de los   indios.l"   El nombre de "encomendero" se refería a que cadauno de ellos tenía oficialmente encomendada la cristianización de undeterminado número de indios y por tanto debían mantener a un cura,y   teóricamente también una escuela; pero ya se puede suponer enqué quedaba la   realidad.l?   Y nada debe extrañarnos que la vidaaislada del doctrinero en un ambiente de dinero y costumbres pre-

    cristianas le hiciera desmerecer con más frecuencia de la deseada.A todo esto sumemos el entibiamiento religioso general en la empresamisional de Indias en la segunda mitad del siglo XVI, después delos primeros entusiasmos.lB

    La   llegada de los jesuitas

    A este mundo de aventura, grandezas y miserias llegan los jesui-tas en 1568. Ya en tiempos de San Ignacio se había pensado en elPerú: en 1555 fueron dos padres a Sanlúcar para embarcarse en la

    16 Arriaga habla de mercenarios alquilados por los encomenderos   yque sólo se preocupaban de comer   y   vivir bien, por lo que los indios losllamaban "viccaraycu" (wijsarayku: por razones de estómago).   Extirpación, p. 36. Lo mismo Calancha en su   Coránica,   p. 122. La 3a Acción de'l   IIIConcilio de Lima se ocupó largamente de la reforma de vida de clérigos   ydoctrineros. Véase en   Levillier,   La Organización ...   11,   204 ss.;   el.   también4a. Acción, c. 18,   ibid.,   227.

    17   Cuota que, según La Gasca, en 1553 los encomenderos debíanentregar al doctrinero: Cada mes que pasara ocupado en la doctrina se le

     proveería de una fanega de trigo, dos   y   media de maíz, un cerdo de añoy   medio para arriba, una fanega de papas,   ventiséis   aves de Castilla, lamitad de ellas hembras, dos pares de alpargatas   y   un cestillo de ají; cadadía, de pescado, diez huevos, leña, hierba para la cabalgadura, dinero enlíquido y todo lo demás que necesitase. La entrega debían hacerla los indios, pero financiarla el encomendero (Los Reyes, 12 junio 1553, en   CDIA,   v.

    25, 20 s.) No tendrían mucho interés los encomenderos en recibir talesvisitas de los doctrineros ...

    rs Borges, 538s.   cj.,   482-91. Las primeras impresiones de los jesuitasson pesimistas en alto grado. Aun admitiendo en ellas algo de los "fervoresalarmísticos de novicios sin una visión general de la realidad" (Borges,542;   cj.,   121 s.), parecen estar en lo cierto en el conjunto de sus apre-ciaciones. Su defecto consiste en no pintar tanto los esfuerzos positivos,más laudables por tener que superar tantos obstáculos; y también una ciertaingenuidad de creer que lo arreglarán todo en pocos años.   Proc.   (de Acosta )es una buena apreciación de conjunto, aunque no exenta de las limitacionesindicadas   (el.   281, 322 s., 385, ete.).

    J emitas   y   crút11ras indígenas   259

    armada de aquel año; pero a última hora falló el permiso guberna-mental."   En 1566 llegaron los primeros jesuitas a América (Florida-Cuba-México) y dos años más tarde partían dos expediciones, deocho sujetos cada una, hacia México y Perú. Se multiplican rápida-mente gracias tanto a las expediciones desde España como a losrecibidos en el Perú. Siete meses después de haber llegado los ocho

     primeros, ya hay treinta   jesuitas,"?   y en 1579 son ciento dos de losque cuarenta son sacerdotes. El catálogo de 1583 nos da la cifra deciento treinta y seis sujetos repartidos en la siguiente forma: setentay dos en Lima (diecinueve sacerdotes y diecisiete coadjutores; losdemás son estudiantes   y  novicios), veintidós en el Cuzco (diez sacer-dotes), diez en Arequipa (seis sacerdotes), dieciseis en Potosí (ochosacerdotes), seis en La Paz (tres sacerdotes), trece en las doctrinasde ] uli (nueve sacerdotes) y dos en la de Cercado (un sacerdote)  .21Datos posteriores indican 279 sujetos en 1601, y 376 en 1607.En 1613, sin contar ya las regiones independizadas de Nueva Gra-nada y de Paraguay (con Chile y Tucumán), son 365.22 Por estaépoca la Compañía iba evolucionando de modo que en lo que ahora

    llamamos Perú se insistía más en la labor de las ciudades, y encambio en la periferia entraban en su apogeo las misiones delParaguay, Mojos, Araucanos, etc.23 En el cuadro y mapa del apéndicesubrayamos los datos históricos y geográficos más significativos ennuestro estudio.

    El influjo ejercido por la Compañía fue sin duda notable. Lo re-conocen los autores de las diversas tendencias. Tschopik llega aidentificar la edad de oro colonial en la región aymara con la llegada

    19   Granero, 41, 43.

    20   Bracarnonte,   Anua   1568, en   MP,   1, 252.

    21   Catálogo a principios de 1583, en   MP,   m,   217-41.22  Asrrain, v. 4,   507.23  Nótese el contraste. En 'los mismos años en que Arriaga   y   sus com-

     pañeros llevaban a cabo una dura campaña extirpadora de idolatría   (el. inlra.Cap.   111, d, Esfera religiosa, Ante las idolatrías de los indios convertidos),en la vecina provincia del Paraguay-Chile se fomentaban entradas por vía

     pacífica a los indios no cristianos   (el.  m ira.   Cap.   II,e, Entradas a indios nocristianos). Sobre el carácter periférico de las residencias de jesuitas desde elsiglo XVII,   el.   Lopetegui, 169.

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    de los   jesuitas."   Pero no hay que caer en la miopía de pensar queellos son los únicos o que no tuvieron errores. Piénsese por ejemploen el gran papel desempañado por Santo Toribio de Mogrovejo ysu Il l Concilio de Lima o en las empresas misionales de San Fran-cisco Solano; y por otro lado los juicios pesimistas a que aludíamosmás arriba se repiten a fin de siglo e incluyen a los jesuitas en

    ellos."

    24   En   HSAI,   509. Añade, con todo, que no lograron extinguir la reli-gión autóctona. Véanse también los elogios de Sto. Toribio en carta aAquaviva, de 25 abril 1584   (MP,   Hl, 415 s.) En la relación citada ennota 8, sólo dedica comentario encomiástico a los jesuitas.   C],  con todo lasdiferencias con ellos en Cercado   (infra.   Cap.   n,  Segunda condición: fácilacceso a una casa principal de la compañía   y   nota 100). Son frecuentes lostestimonios laudatorios de ]uli,   ci.   Pastells, 1, 93, nota. Como ejemplo deautor de menor filiación religiosa que alaba la labor general de los jesuitascon los indios,   cj.,   Otero, 164, 379, 416.

    25  El visitador P. Páez tuvo que expulsar a   6   ó 7 sacerdotes y a varios

    hermanos (Astrain v. 4, 534).   C]. mfra.   Cap.   In, d, Esfera religiosa, Antelas idolatrías de los indios convertidos. En concreto, la labor jesuítica en lasdoctrinas era numéricamente mínima con respecto a la de otras órdenes.Mientras los jesuitas tenían sólo cinco doctrinas, de las que cuatro estabanconcentradas en ]uli, obispado de Charcas, en el resto de dicho obispadohabía 146 doctrinas confiadas a otros religiosos, varias de ellas en la mismaregión del Titicaca, donde los dominicos, expulsados por Toledo al entregar ]uli a los jesuitas, regresaron con éxito del que es muestra aún la grandiosaiglesia de  Pomata,   C]. Relación de Líes. Cepeda y   Vera,   14 de febrero 1585,en   MP,   IlI, 1585; Wethey, 157 ss. Aun los iniciadores de la futura pro-vincia del Paraguay recibieron los primeros rudimentos de guaraní de unagramática que les ofreció un franciscano doctrinero (Astrain, v. 5, 505).

     Jesuitas   y   culturas indígenas   261

    n. OBJETIVO FUNDAMENTAL Y MEDIOSPARA LOGRARLO

    EL OBJETIVO FUNDAMENTAL: CRISTIANIZACIÓN DEL INDIO

    Sabido es que el aspecto focal básico al que convergían todos

    los demás esfuerzos del jesuita para con el indio era la plena con-versión de éste al cristianismo. Podrá dudarse si este objetivo es ono el decisivo en toda la acción de España en América; pero no cabe ponerlo en duda cuando se trata de la acción del misionero, y mástratándose de los miembros de una orden de reciente fundación.

    Incluso, hablando más en general, el principal intento con quela Compañía pasa al Perú es precisamente para emplearse en laevangelización de los naturales, más que en la de los españolesestablecidos en Indias. Este lema se repite con ligeras variantes enlas cartas de y a Roma, sobre todo a partir de la primera Congrega-ción Provincial de los jesuitas del Perú, en 1576, que es también la

     primera y en alguna forma decisiva autoreflexión y programaciónque se trazan los jesuitas   peruanos."   El mismo lema reaparece comomotivo principal en la aceptación de nuevas fundaciones, sobre todolos colegios de La Paz, Potosí y desde luego las doctrinas y casasde Tucumán, Paraguay y Oriente   Boliviano."

    Sin embargo, esta misma insistencia nos plantea el problema desi en realidad era ésta ciertamente la principal actividad de los jesuitas o si sucumbían a la tendencia a ejercer apostolado entrelos españoles. En las cartas de la época se notan oleadas. El provin-cialato del P. Acosta es una época de impulso para el trabajo entreindios. Con el P. Piñas se observa un enfriamiento   28   contrarres-tado por el siguiente provincial, P. Atienza, en cuya época se llevana cabo, entre otras, las fundaciones del Tucumán y de Santa Cruz.A fin de siglo parece que el entusiasmo por este trabajo es bastante

    general. La   Historia Anónima de   1600 refleja el ambiente con suslargas relaciones de ministerios entre indios en los colegios y de

    26   MP,   Il, 59.   Ci. ibid.,   382, 655 s.; III, 207, y sobre todo los docu-mentos 85 y 100 de Aquaviva (III, 381-85 y 436-50).   ct. también   /1.1600,1, 219,  n, 400-2, etc.

    27    MP,   1,  488,   n, 148.28   Véanse por ejemplo las quejas del futuro provincial del Paraguay en

     MP,   III, 361-63 y las cartas del futuro provincial del Perú. Atienza,   ibid.,253, 406 y del antiguo provincial Acosta,   ibid.,   644. Los documentos deAquaviva, cit. en nota 26, eran una reacción contra este enfriamiento.

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    misiones a nuevas zonas. De hecho, en   1601   el P. Alvarez de Pazha de precaver precisamente del celo indiscreto en favor de losindios, descuidando la formación de gente bien preparada para go-

     bernar y planear. Propone un porcentaje del   70%   dedicados aindios para llegar al justo medio. De donde parece deducirse queen realidad se superaba este prornedio.P" Las cifras contenidas endiversas cartas nos dan los siguientes resultados:

    1568:   de un total de cinco sacerdotes, dos se dedican a los indios;1569:   de un total de nueve sacerdotes, siete se dedican a los

    indios; 30

    1570:   se aceptan las doctrinas de Cercado y Huaruchiri con cincosacerdotes fijos en   ellas.P!

    1578:   el P. López se queja al P. Visitador:

    e e • • •   no sé qué se quiere dezir ni qué esperar para adelante,que de diez y ocho subjetos que vienen de España uno solo,y ése el más ruin claramente, se   inbíe   para indios".32El P. Acosta, por la misma época nos dice que de los cientodos sujetos (cuarenta sacerdotes) que entonces contaba el

    Perú, veinticuatro saben la lengua; y poco más adelanteañade que de los seis sacerdotes y ocho hermanos que estánen el colegio del Cuzco, se dedican a indios tres padres yun hermano.i"

    1601:   de un total de ciento cinco sacerdotes, ochenta saben lalengua; en el Cuzco, nueve sacerdotes sobre un total de doce sededican a los   indios.P"

    Los   MEDIOS

    El principal problema teórico-práctico con que tropezaban los

     jesuitas para cumplir su cometido era la incompatibilidad entre

    29  Astrain, v.   4, 545.30 Tiruel,   Relación al Rey en 1601,   en Mateas, Introduccióna   A1600,

    1, 41  s. Lopetegui (p.   117  s.) se refiere al mismo documentopero aumentaa tres los sacerdotesdedicadosa indios en 1568.

    31  Anua 1570,   en   II1P, 1,  411   ss. La provincia del Perú tenía entoncescatorcepadres,de los que dos murieron, uno en Huaruchiri y otro en Lima.

    32 Andrés López,desde juli, 6 agosto 1578.   En  MP,   Il,  382.33  Al P. General,  11  abril  1579,   en  II1P,n, 608   s., 616.34   Tirue!,  1, cit. en nota  30.

     Jesuitas   y   culturas indígenas

    las doctrinas, el método fundamental utilizado hasta entonces en elPerú para evangelizar indios, y las regulaciones y modo de ser internode la Compañía. Las doctrinas comprometían a cura permanente dealmas y basaban en buena parte su economía en los estipendios re-cibidos de los indios. La Compañía era la más reciente de las órdenesreligiosas y consideraba como uno de sus más queridos aportes a la

    Iglesia su nuevo enfoque de la vida religiosa, que le daba movilidady   más desprendimiento para conservar su vigor y atender con faci-lidad a las urgencias del momento. El Instituto de la Compañía erala serie de principios en que se recapitulaba este nuevo espíritu: y elInstituto prohibía taxativamente atarse a un lugar determinado concura de almas o recibir estipendios. No es de extrañar, pues, que los jesuitas miraran con cierto recelo la aceptación de doctrinas e inten-taran otros medios de influir en los indios. Con el tiempo la dialécticadoctrinas-Instituto llegó a una síntesis, que se vislumbra en Juli ylogra su plenitud en las reducciones del Paraguay. Para entender mejor todo el conjunto estudiaremos primero los intentos de trabajar con los indios sin inmiscuirse con doctrinas, y al final nos detendre-mos en este último tema, más intrincado:

    a.  Trato con indios en los colegios de españoles.b.   Misiones entre indios ya cristianos.c.   Entradas a indios no cristianos.d.   Colegios para hijos de caciques.e.  Doctrinas.

    a) Trato con indios en los colegios de españoles

    Para los jesuitas del siglo XVI colegio quería decir una comuni-dad relativamente numerosa cuyos sacerdotes ejercían su labor entrela población y en la cual había además algunos religiosos que dabanlecciones de gramática, artes, ete., a estudiantes jesuitas o externos.Es natural que estas instituciones -inspiradas en las de Europa-

    fueran las que menos problemas presentaran al modo de ser de laCompañía. Enseguida, pues, hubo colegios en el Perú.En Lima, Cuzco   y  demás ciudades no faltaban millares de indios

    a quienes atender, y efectivamente en todas las relaciones de colegiosabundan las referencias a ministerios entre   indios."   Del reciente

    35   el.   supra, nota  27.   Cuandodecimoscolegios,incluimosalgunas resi-denciasque con e! tiempo fueron colegiosy cuya actividadera semejanteala de los colegiosya fundados.Así Potosí, que al año de fundado contabaya siete sujetos (Plaza, en   MP,   Il,  332;   enero,  1578).   el.   Plaza, 25   abril1579,   en   ibid, 650.

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    .J

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    'il

    colegio de La Paz se dice en 1534 que "sale uno de los mejores ymás acomodados de aquel Reino" (para tratar con indios). 36  Cuandolos PP. Barzana y Valera se despidieron del Cuzco para ir a fundar Juli y Potosí, fue tal la congoja entre los indios, que hubo querenunciarse por el momento a la marcha del P. Valera."  El P. Tiruelen 1585 y la   Historia Anónima   en 1600 nos presentan el Cuzco

    como "una continua missión" con los indios de la   cornarca.f"   Todoello son indicios de que algo se hada por ellos en los colegios.Desde la primera relación que nos ha llegado del Perú se van

    repitiendo machacona mente, con ligeras variantes, las descripcionesdel sistema seguido en la evangelización de los indios. Se inspira

     probablemente en las misiones populares entonces famosas en laPenínsula, y -claro está- en la práctica de Indias. He aquí unamuestra:

    " ... los hermanos estudiantes. .. salían los días de fiesta por las calles y placas unos a recoger yndios y otros negros,llebando cruces altas con sus banderas para hazer   prosecíónen aviendo juntado aquella gente, la qual se yva multipli-

    cando con la diligencia de unos que yvan recogiendo per-sonas de nuebo, mientras otros yvan cantando la doctr(in)ay desta manera antaban casi todo el pueblo en diferentes

     procesiones, viniendose a juntar en una placa todas las delos yndios, y en otro lugar la de los negros, donde se lesexplicaba el   carhecisrno   y se les declan algunos cantares con-forme a su capacidad por más aficionarlos, rematandose todocon su sermón'Y"

    36   El rector Cavello a Aquaviva, 15 febrero 1584, en   MP,   IU, 370.Los jesuitas habían negado a La Paz al menos en 1574 (Mateos, en Introd.a   A1600,   basado en   Anua   1574; aunque esta sola parece hablar de proyectos,ci., MP,   1, 700). El nuevo   colegio   fue fundado y dotado por Juan de   Ribasen 1575, pero dificultades originadas, sobre todo por la recia oposición deToledo, demoraron varios años el funcionamiento efectivo del   colegio.

    37   Anua   1577, en   MP,   U, 269.38   Al600,   U, 135.   el.   Tiruel a Aquaviva, 27 enero 1585, en   MP,   III,

    525. El memorial de Plaza, de 12   dic.   1576   (MP,   U, 137) concreta quedesde el   colegio   se atendía a   siete   parroquias de   indios.   Datos semejantessobre Arequipa en   A1600,   U, 204; allí acudían   indios   desde "treinta y   sincoy más leguas de aquí sin otro   motivo   más de por confessarse con   P (adr) esde la Compañía". Sobre Tucumán,   ibid., 539.

    39   A1600,   1, 274, hablando de   Lima.   En Cuzco "vienen cada día anuestra Iglesia, de suerte que los españoles no pueden entrar y nos fuercan

    ]emitas   J'   culturas indigenas   265

     Notemos esquemáticamente algunas características:1. Se da mucha importancia al aparato externo. Es un método

    muy común en todas las órdenes religiosas, tanto en el Perú, comoen México o en Filipinas.

    2. Se hace particular hincapié en dos puntos: confesión y pre-dicación. Aquí es más probable que se trate de un énfasis más pecu-

    liar de la Compañía. En Lima, por ejemplo, en 1576 había diaria-mente diez o doce confesores para indios 40   y en el Cuzco de 1600,

    "de continuo ay tres confessores en la lengua que mañana ytarde acuden a su consuelo, de suerte que es una ordinariaquaresma, sin otros dos padres que andan ordinariamente con-fessando por las perrochias, subiendo por amor de Jesucristograndes   cuestas't.'!

    En cuanto a la predicación, notemos que la misma procesión consus cantos y  diálogos   queda transformada en un recurso para predicar y aprender la doctrina. Por lo tocante al sermón propiamente dicho,

    he aquí cómo se expresa el fogoso Valera:

    "El modo de predicar (de la Compañía) era nuevo para losindios, y hasta allí nunca usado, como es adornar el púlpitocon sedas, hacer los acatamientos y exordios como para audi-torio cristiano y que cada uno de los que allí estaban tenían

     por ayo un ángel soberano del cielo; traer las autoridades dela Santa Escritura en la lengua latina e interpretarlas luegoen la lengua con fidelidad, porgue así reverenciasen la palabradivina; predicarles lo ordinario históricamente, porque desto

    a que les hagamos Iglesia aparte" (Acosta, 15 febrero 1577,   MP,   U, 222) yen los sermones dominicales de 1600 aún seguían asistiendo 10,000   indios(Cabrero,   Anua 1600,   en Astrain, v.   4,   539). Los curacas y principalestenían sus asientos fijos "de suerte que   facilm   (en) te se echa de ver los quefaltan"   (Al600,   U, 137). En Potosí el P. Barzana solía reunir de 6 a 7,000indios   (ibid.,   146). A veces en vez de reunir a los   indios   en una iglesia o

     plaza, van los predicadores a las diversas doctrinas o parroquias (Acosta, 1.cit.). La primera relación que nos describe este método está en el   Arma de1668, en   MP,   1, 258 s.

    4Q   Acosra, 1 marzo 1576,   MP,   U, 12.

    41   A1600,   U, 135   s.

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    gustan ellos grandemente   y   sacar de la narración históricaapóstrofes y exclamaciones ... " 42

    3.   Se organizan cofradías para asegurar la perseverancia. Los c ó-frades se ejercitan en prácticas de devoción y son también el granauxiliar del sacerdote. Basta también una muestra:

    "Los yndios cofrades de la casa se exercitan en buscar por las perrochias y placas los que viuen mal y con su ejemplo y buenas palabras que ellos dicen, les traen a la confesión y penit-(enci) a. Comulgaron el jueves sancto ochocientos yndios, losquales tienen licencia de los obispos pasados y presente, por ser de buena vida y perseverar en ella, y para reciuir tan altoSeñor, como ellos dizen, se preparan ocho días y más condisciplinas y cilicios y ayunando la víspera. .. Este día dande comer en la placa a todos los pobres del pueblo." 43

    42   Costumbres,   74   s.   No podemos entrar aquí en un tema por lo demás

    interesantísimo: el contenido y los principales aspectos que se procurabaninculcar en la predicación. Acosta dedica todo el libro V de   Proc. a este temay describe con mucho tacto teológico lo que en su opinión es más importante:

    "Que el Hijo de Dios se hizo hombre y por nosotros fue crucificado y resu-citó,   lo cual con mucha razón dice el Crisóstomo que es la suma del evangelio"(V.   cA,   440). Tanto él como su época son en general más estrictos que lanuestra en exigir una fe explícita en diversos misterios revelados o la   necesi-dad del bautismo y la penitencia   "in   re" como necesidad poco menos queestricta para salvarse. Insisten más que nosotros en el orden objetivo sintomar en cuenta las diposiciones o la ignorancia inculpable del sujeto.En la predicación de las misiones volantes   y   en las doctrinas se insistíatambién mucho en los aspectos morales y los "grandes castigos" con que elSeñor espera a los viciosos. Los cuadros representando el infierno sonfrecuentes en las iglesias. Los   Catecismos   son la gran fuente para estudiar estos puntos.   CI.   también Mateas,   Ensayo sobre espiritualidad...   MH    (1958)85-118. En un marco más general,   el.   Borges, 153-173; Ricard, 214-22;189-192; 511-13; plática de Fray Valverde a AtahualIpa, recogida por Valera e insertada en los   Comentarios Reales   de Garcilaso (en ed. Urteaga,

    J   Lima, 1918 ss. III, 175-8;   e],   179-83).

    43   A1600,   H, 136; se refiere al Cuzco. Este sistema no es exclusivo de los jesuitas.   CI. ibid.,   313. A mitad del s. XVII había en Lima 25 cofradías deespañoles, 19 de morenos   y   13 de indios. De estas últimas, 5 estaban enCercado y una en la otra Iglesia de la Compañía. En cambio los jesuitas sólotenían una de las 19 cofradías para morenos. Coba,   Fundación de Lima,III, c .36; en ed. BAE v.92, 455 s .

    Kubler concede un papel muy importante a las cofradías por encajar  perfectamente en la mentalidad india: "with their difIerent customes, insigniesor   vocations,   gave a much needed ceremonial articulation to Indian sociery''(HSAI,   349;   d.   404 s.).

     Jesuitas   y   culturas indígenas   26 7

    Cuando en 1597 el Cuzco se vio afligido por una peste de viruelas,

    "Los cofrades e yndios devotos ayudaron mucho en disponer losenfermos para confesarse bien y en llamar a los padres: repar-tiendose en sus parroquias para velar los más necessitados,señalando personas que acudiesen con cosas de comida y

    regalos, haziendo poner imájenes, cruzes yagua bendita, y asíera mucho de considerar la policía que en muchas casas auíaen altares e imágines y limpi~a."44

    En las congregaciones provinciales se insiste en el establecimientode dichas cofradías." Por regla general cada grupo racial tiene cofradíaaparte, de   24  miembros y todos varones. Hemos hallado un caso ais-lado en que una cofradía admite simultáneamente a indios y espa-ñoles.'"

     b) Misiones entre indios ya cristianos

    Sin embargo la mayoría de indios no vivía al lado de las ciudades,

    sino en sus repartimientos. El contacto con ellos se tenía principal-mente a través de las llamadas "misiones". Son periodos más o menoslargos, pero pasajeros, en que algunos jesuitas acuden a un determinadolugar en el que no tienen residencia fija y se dedican intensamentea la predicación y otros medios de instrucción religiosa. La mayoríade las casas de la Compañía en el Perú deben su origen a una misión

     pasajera que entusiasmó a la población. El sistema era muy conocidoen toda la Compañía, y en el Perú se aplicó tanto a españoles comoa indios. En conjunto es la forma más utilizada y más querida por los jesuitas para su contacto con los  indios."  Los colegios e incluso lasdoctrinas se consideran con frecuencia como un trampolín para salir a misiones en una región más vasta.

    44   A1600,   H, 94.

    45   Aquaviva al Provincial, 8 abril 1584   (MP,   III, 382) tocó el tema.Las congregaciones provinciales de 1589 y 1594 insisten. Vargas,   HCIP,1, 218.

    46   No en un colegio, sino en   julí,   Diego de Torres a Roma, 12 febrero1584, M P,   III, 363.

    47   El   Anua de   1569 habla a S. Francisco de Borja de "hazer   misiones,conforme al horden de V. P."   (MP,   1, 354).   CI.  Mercuriano   (id.,  H, 33) yAquaviva (IH, 3, 461).

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    Ordinariamente se acude a indios que ya tienen su doctrinero máso menos celoso, más o menos lejano. Durante la misión se siguen lasgrandes líneas descritas en el apartado precedente." Los frutos suelenser espectaculares, debido en parte a la natural impresionabilidad delindio ante algo nuevo y sobre todo a que el misionero forastero teníauna situación de ventaja sobre el doctrinero fijo: no tenía motivos

     para castigarles, no les exigía ovejas o chuno, sino que se limitaba a predicarles e incluso les hacía obras de beneficencia." Por este mediose lograban sinceras conversiones en indios que hasta entonces habían

     procedido sólo por temor e hipocresía.50Apuntamos sólo los dos rasgos que más nos han llamado la

    atención.1. El primero es la importancia dada a los caciques   (curacas, erc.) .

    Es un hecho conocido que trasciende el marco de las misiones volantesy que está en todas las ordenanzas y prácticas de la época, pues todossabían el enorme influjo que tenían estos jefes locales en la conductade sus   subordinados.v'   La llegada de los jesuitas a Huaruchiri tuvomucho parecido con una misión general en la región. Parte de la

    eficacia general de los principios se debió al siguiente hecho:

    48   Por ejemplo, las relaciones de trece misiones en   A1600,   II, c.13.

    49   Ya en las semi-misiones por los pueblecitos de Huaruchiri: "llevabanconsigo siempre estos padres algunas cargas de pan que no lo avía, entrelos yndios y o otras cossas de regalo, como conservas, passas, miel y   acúcar 

     para los pobres y enfermos ... "   A1600,   1, 222. A veces un hermano enfer-mero acompañaba a:l misionero   (Anua   1576.   MP,   II, 229).

    50   "Fueron en grande número las confessiones generales, y las muchasde indios que tenían a ochenta, noventa y más años, los quales nunca avíanconfessado verdad en toda su vida. Salieron de su engaño más de ochenrahechiceros viejísimos, confessándose con el padre con muchas lágrimas y

    manifiestas señales de arrepentimiento" (Misión a 22 pueblos de indiosAndajes y Lampas.   A1600,   1, 292   s.),   "Tocando a los párrocos reprender y castigar lo mal hecho, y quedando a los misioneros, más bien interceder,consolar y hacer bien a todos, se conquistan sobremanera la afición de losindios"   (Proc.,   V. c.22, 511 s.). No falta con todo alguna queja por misiones"tanrum de pane lucrando" (Atienza, 22 abril 1584,   MP,   I1I, 406).

    51  Documentación abundante en Borges, c.9, Métodos Verticales (p. 377-418). El autor se fija en toda América, entre bautizados y entre no bautizados.En Filipinas sucedía lo mismo (Cushner, 375). Borges concluye que esremedio de contacto "se puede considerar como el más perfecto de los quehasta aquí hemos examinado" (p. 392).

     Jesuitas   y   culturas indígenas   26 9

    "Quando los padres entraron en el distrito, estava   rescíén   des- poseydo de su potestad y off (ici) o el cacique principal detodo el partido, por un falso testimonio que se le auía levan-tado, y fue el Señor servido de dar a los padres industria parasacar la verdad en limpio y hazerle restituir a su estado, loqual fue de grande importancia por la mucha mano que estos

    señores tienen para que los yndios anden al son que ellos leshazen."   52

    Unos años más tarde el P. Barzana dio una misión general reco-rriendo varios pueblos de la misma zona. Su relación nos pinta grá-ficamente no sólo el importante papel reservado al cacique, sinotambién los medios de que se valía el padre para asegurarse de laautenticidad de sus disposiciones:

    "Estava allí un cacique con ellos, de mucho entendimiento, yhallele una noche que los tenía a todos juntos, y como quien

     predica, les estaua repitiendo en su lengua particular   10   queyo en la general (quechua) les auía dicho. Partimos de allí yfuese conmigo aquel cacique tratando todo el camino muchascosas de Dios .... .. El cacique mayor, que tenía más de treinta rnill yndios

    subiectos a sí, me pidió diversas vezes le confesase, y yo, porque le conocía, le probé, y le hize que fuese general laconfisión, y que la fuese a hazer cinco leguas de allí. .. Seconfessó generalmente, dos días mañana y tarde; tiene unentendimiento terrible, hizele hazer una plática el potrero díaa todo el pueblo ...... Me partí, bajándome hazia Lima, llevándome conmigo al

    cacique mayor de aquel pueblo (Chorrillo?) para confessarlegeneralmente" . .. etc.53

    2. El segundo rasgo es que, a diferencia de las misiones popularesen la Península, en el Perú hay una fuerte y creciente tendencia a

     permanecer varios meses e incluso años en el mismo sitio. La relaciónde Barzana que acabamos de citar y otras incluidas en la misma   Anuanos reflejan una práctica más común en los primeros años, en que,aunque se resida bastante tiempo en la misma región, la estancia en

    52   A1600,   1, 223 s .53   Anua   1576,   MP,   II, 230-32.

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    cada pueblo es corta. Pero en muchos otros documentos se encareceinsistente y explícitamente que las misiones sean largas.ú4  En el fondode esta insistencia late la preocupación para hallar el camino inter-medio entre las ventajas de la estabilidad de las doctrinas y de lamovilidad e independencia de las misiones. Algunos domicilios dela Compañía, las residencias fijas, no son ni colegios ni doctrinas y

    se conciben precisamente como misiones alargadas. Así, por ejemplo:

    "La residencia en Potosí ordinaria, se juzga de mucha irnpor-tanzia, y que su Paternidad aprueve este modo de   misioneslargas,   o residenzias... porque son de poca carga para laCompañía, pues las puede dexar libremente."   55

    e) Entradas a indios no cristianos

    Hay otra clase de misiones, muy distinta, a tierras de indios aún noconvertidos. En los último sañas del siglo XVI y principios del si-guiente los jesuitas del Perú sienten un fervor especial para tal clasede trabajo. Las residencias de Santa Cruz y de toda la futura provincia paraguaya tenían éste como uno de sus objetivos más importantes.En el mapa que insertamos al fin de este trabajo pueden apreciarselas dimensiones del esfuerzo.

    El problema obvio que se ofrecía era si convenía o no ir en com- pañía de españoles. Estaban en la memoria las tristes experiencias delos días de la conquista en que crucifijo  y   arcabuz, bautismo y signode vasallaje se confundían demasiado. Por otra parte las concienciasse habían ya enriquecido con las controversias de Las Casas y Sepúl-veda o las más serenas precisiones de los teólogos de Salamanca, centroentonces de la intelectualidad   cristiana."   El P. Plaza, en la relación

    54   Primera Congregación Provincial pide que "ut ad frucrus, quos opusest, colligendos, ex votis missiones non breves, sed diuturnas sint" aunquereconoce que son más fructuosas las doctrinas   (MP,   Il, 425, con aprobaciónde Mercuriano).   Cj., Pro c.,   131 s.

    55 Plaza-Piñas a Mercuriano,   MP,   Il, 106; subrayado nuestro.   Cj., Acostaa Mercuriano 1 marzo 1576, en   ibid.,   15. Lo mismo afirma Samaniego sobreSanta Cruz en carta a Aquaviva, 28 die. 1585   (MP,   III, 727-30). Y sobreAsunción, Lorenzana, en carta insertada, en  A1600,   Il, 448. La Provincia delParaguay empezó sobre todo en esta forma, como puede verse al analizar lanaturaleza de los domicilios indicados en el mapa del Apéndice Il.

    56  Ybot, 1, trata este asunto en pp. 153-292, más bibliografía. Los textosfavoritos de Acosta en este punto proceden de Cayetano, Victoria y Soto.   Cj.,Mateas, nota 13, en   Pro c.,   H,   cA,   p. 155, con las referencias exactas.

    J esuitas   y   culturas indígenas   271

    final de su visita canónica a la provincia del Perú, establece el prin-cipio de que, aunque las entradas a nuevos indios en compañía deconquistadores pueden ser teóricamente lícitas, si se cumple lo prescritoen las instrucciones oficiales, con todo "parece imposible moralmenteque se ?uarden" y por consiguiente escandalizan más que evangelizan.Aconseja, por tanto, que entre el misionero solo, "como entró el Padre

    Francisco Xavier al   Xapón",   y  encarece expresamente que no se pre-tenda españolizar a los indios."

    En la tercera congregación provincial, reunida en 1582, se observaun gran entusiasmo para emprender "misiones largas a partes remotas,

     principalmente a infieles"." Pocos años después el P. Piñas --colo-reando un poco la realidad- habla sin precisar de una misión llevadaa cabo "ad partes nunquam anrea ab hispanis visas''." En la realidadhistórica, sin embargo, tropezamos en más de una ocasión con entradasa indios nuevos en compañía de soldados y  españoles.v"

    El plan trazado solo empieza a ponerse en práctica y en forma aún precari~ a fines de siglo. En 1593-94 se nos dice que el P. Diego deSarnaniego va solo a los indios chiriguanos a petición del caciqueCurapay   61 y desde 1595 el P. Font emprende sus quiméricas entradas

    a un vaporoso reino de los pilcocones." La primera expedición deimportancia, sin la compañía de españoles, es quizás la de 1597 a loschunchos, que ocasionó el martirio del P. Urrea." Es en el Paraguayy en pleno siglo XVII, cuando ya se ha desmembrado del Perú, dondelos deseos de antes logran realizarse.

    57  25 abril 1579.   MP,   Il, 676-79. La 2a. sesíon del III Concilio deLima (c.7) prohibió también que los clérigos fueran a conquistas (enLevillier,   Organización,   II 171).

    ss   MP,   III, 207.59   14 abril 1585,   MP,  m,  616.00   Barzana acompaña al gobernador del Tucumán y a su ejército de 500

    en ~u marcha hacia los 50,000 indios de guerra calchaquíes en 1588, y

    realiza algunas conversiones (Astrain, vA, 616). Villarnao acompaña aMato de Luna hacia los Mojos en 1602 (Archivo Indias, 74-4-6, cit. enFinot, 275).

    61   Carta del P. Diego Martínez, 14 oct. 1595, cit, en Finot 308 s.C],   Astrain, vA, 521 s.

    • 62   C].   Astrain, vA, 540-5. Fuentes documentales en Vargas,   HCJP,   Apén,dices, p. 405-412 y en   RGI,   II, XCII-XCIV   Y   v.IV, CLXV-CXCV. Laexpedición era desaconsejada por todos los jesuitas; pero Font (o Fonte)consiguió apoyo real. Halló poquísimos indios y muy dispersos, y todo cul-mrno en un fracaso total en 1602 .

    . . ~3  A160?,   Il, 413 ss. Astrain (vA, 530) la considera la primera expe-dición a regrones remotas sin ninguna ayuda armada.

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    Una relación, incluida en la   Historia Anónima de   1600,   contieneya un preludio de   10  que serán esa clase de contactos en los siguientesaños. En ella se reproduce el contenido de la primera charla de losPP. Saloni y Lorenzana al llegar a una comunidad india cerca deVillarrica, Paraguay, menos numerosa de  1 0  que los misioneros habíanesperado:

    "Hijos míos, hemos venido de muy lexanas tierras, y aun de laotra parte de la mar, con gran peligro de nuestras vidas ymuchos y muy continuos trabajos, para enseñaros el caminodel cielo, y los bienes que os tiene allá guardados el S(eñ) or a quien seruimos, etc. y ya auéys visto los pantanos que hemos

     passado desde el río para llegar a esta uestra tierra, por ueros, por enseñaros lo que no sabéys, porque no os lleue el demonionuestro enemigo a sus tormentos; pues cómo, hijos, no uenísa oyr estas cosas que os queremos decir, ni an querido dexar sus chácaras los que están en ellas? Pensáys que os hemosde pedir u(est)ra cera, u(est)ras hamacas ...   ?   No uenimosa eso, que antes hemos buscado qué traeros y qué daros a

    vosotros."

    Un cacique contestó:

    "Padre mío, muy corrido estoy de que penséys que somos tanmalos ... Sabemos que no tomays n(uest)ras haciendas ni lasqueréis, ni n (uest) ras mugeres ni hijos porque   soys   hijos deDios. Que sabed que mi gente a más de doce días que andacon uosotros por los otros pueblos que auéys andado, ynfor-mándose de como uiuís y lo que   hacéys  de día y de noche."   64

    64   II, 452 s. El P.   Diego   de Torres, antiguo superior de Juli y desde1607 primer provincial del Paraguay, fue el gran impulsor de este género

    de misiones. Puede hablarse de dos intentos apoyados por él:   el   primero enChile (entonces perteneciente al Paraguay), promovido principalmente por el P. Valdivia, se conoce en la historia bajo   el   nombre de "sistema deguerra defensiva". La guerra con los araucanos se prolongaba indefinida-mente. El P. Valdivia -apoyado por el   P.   Torres y combatido por muchos,sobre todo encomenderos- proponía cese de belicosidad y en cambio laerección de avanzadas de solo misioneros. Felipe III aprobó   el   plan y seinició con algunos buenos éxitos entrando en contactos amistosos con varios jefes araucanos. Hubo algunos asesinatos de misioneros y esto, con laoposición creciente de muchos y agravado por el carácter independiente yalgo ambicioso de Valdivia, hizo perecer el plan. La Compañía no   10

     Jesuitas   y   culturas indígenas   27 3

    Al comparar las peculiaridades de este medio de contacto con lasde las misiones a indios convertidos, advertimos un énfasis todavíamayor dado al papel del cacique  65  y a la vistosidad del aparato sensi- ble externo "para que con este cebo se animasen los que no eran baptizados't."

    d) Colegios para hijos de caciques

    La idea poco tenía de original. Los franciscanos fueron los pri-meros en recoger hijos de caciques en La Española y poco despuésen México, donde desde 1536 adquirió gran prestigio el colegio de TIa.telolco." En el Perú también tenemos referencias a obras anteriores ycontemporáneas a la llegada de los jesuitas, basadas en decretos regiosy llevadas a cabo tanto por religiosos como por clérigos diocesanos."Limitándonos a los jesuitas, desde la primera congregación provincialse mira con buenos ojos esta idea. Después de haber considerado losotros medios de ayudar a los indios (doctrinas, misiones, residenciassin doctrina) los padres congregados se refieren a los colegios parahijos de caciques y comentan:   "quarttsm. modum caeteris adhuc tttilitate

     praestare visum est".69Poco después los PP. Acosta y Plaza componen las reglas y avisos

     para los futuros colegios de hijos de   caciques,"?   Pero por las mismasfechas en que se dan esos pasos hacia adelante el mismo P. Plaza se

    disuadió nunca desde el punto de vista teórico.   Cj.,   Astrain, v. 4, c. 12 yv. 5, c. 14. El segundo intento fue más afortunado y --combinado conlas experiencias adquiridas sobre todo en las doctrinas de   J ul i - d io  origena las reducciones jesuíticas del Paraguay.

    65   C]. supra,   nota 51.66   Misión   en Chancas,   A1600,   II, 105. Felipe II aconsejaba que el

    misionero se presentara a los indios con alba, sobrepelliz y estola "paraengendrar curiosidad y admiración en los indios", y "usar de música de can-tores, y de menistriles altos   y   bajos"   (Ordenanzas sobre descubrimiento neeuoy   población,   Segovia, 13 agosto 1573, en   CDIA,   v. 8, 534). San Ignaciorecomendaba al nuevo patriarca de Etiopía: "Las Bulas y Breves sean cuanvistosos de fuera se pudiere, y si se tradujeren en lengua obejina seríamejor. .. y con algunas letras iluminadas"   (Epistulae   S.   19n.,   v. 8, 680,cit. Granero, 170).   C], injra,   Cap. III, Otras manifestaciones artísticas y losquipus y la evangelización.

    67   Ricard, 395-404.68   Borges, 408. Armas Medina, 389-96. En 1548 los franciscanos

    educaban en su convento a dos hijos de Atahuallpa (Lisson, 1, nA, 153).09   MP,   II, 66.70  Documento 77, en   MP,   II, 457-61.

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    274   América Indígena

    opone de un modo "muy extraño" y "por razones muy fáciles de ser refutadas o solucionadas"." He aquí sus razones:

    "porque estos mochachos no han de aprender más que leer yescribir y contar, porque ni han de estudiar Grammática niotra facultad y siendo de diez a quinze años no tienen tantacapacidad para salir muy aprovechados en virtud, especialmente

    que no han de estar en el collegio más que un año o dos, porque en este tiempo aprenderán bastantemente a leer yescrivir; y si más se detienen han de estar occiosos y antes sedañarán que aprovecharán, estando muchos mochachos occiosos juntos ... ; y salidos de allí con la mocedad, vivirán por ven-tura de manera que de lo que han aprendido en el collegiose aprovechen para ser más ruines y den más mal exemploy escándalo por aver estado en el collegio ... Allende queestando en una missión un año los Nuestros, podrán hazer más fruto en los padres destos mochachos y en todas las

     personas de su casa y pueblo que lo que se espera que podránaprovechar los mochachos ... "

    yun poco más abajo añade que tales colegios son

    "contra Constitución y de tanto desasosiego y embarazo ...que no se compensa el daño con el fruto".72

    El P. General, Mercuriano, se inclinó al parecer de la mayoría y en1578-79 aprobaba tanto las reglas como el que se asumiera la direc-ción espiritual de alguno de   ellos.?"   El proyecto, sin embargo, no

     parece que tomara cuerpo por el momento, a pesar de la buena dis- posición que varios caciques habían manifestado para confiarles sushijos."  Se propone algo para ]uli en 1583,75 y se inicia algo en el

    71   El juicio es de Egaña en su introducción a  MP,   H, p.   26.'"72 Cuzco,   12  die.   1576,   Relación de la visita,   MP,   JI,  137-8.73   Oct.   1578,  en  MP,   JI,  457;  y carta a Acosta,  28   nov.   1579,  ibid.,   762.74   Así los   curacas   de Chachapoyas, según   Anua   1576,   MP,   JI,   237.75   Aquaviva aprueba la propuesta del P. Diego de Torres para emplear 

    la limosna que sobre, en "recoger en alguna casa a los hijos de caciques"(21   nov.   1583,   MP,   111,311).   Suponemos que se refiere a esta carta laafirmación de Lopetegui (p.   196)   de que en   1583   "comienza a hacerse algoen ]uli", basado en carta de Aquaviva a Torres, del  2T-X1I-1583. El silenciode años posteriores acerca del proyectado colegio nos hacen pensar que loúnico que hubo en ]uli fue una escuela general en la que   también,   y con

     Jesuitas   y   culturas indígenas

    Cuzco en 1593 y en Cercado;   76  pero sólo en el siglo XVII puedehablarse de auténticos colegios internados para hijos de caciques. En1620 el Virrey Francisco de Borja, Príncipe de Esquilache, da ladotación y su propio nombre al colegio "El Príncipe" en Lima y alaño siguiente al colegio "Francisco de Borja" en el Cuzco. Ambosdebieron en definitiva su origen a la vasta campaña extirpadora deidolatría que dio origen al famoso libro del P.  Arriaga,""

    Las reglas y avisos para el funcionamiento de esta clase de colegiostienden a equilibrar tres factores:

    1. Sólida formación religiosa y moral (reglas 2-6, avisos 1-2) queles capacite como futuros catequistas.

    2. Algunos elementos culturales españoles, más bien escasos (re-glas 11-12, aviso 4). Expresamente se manda que se hable ordinaria-mente español dentro del colegio, con la excepción de los ejercicios dela doctrina cristiana en ambas lenguas.

    3.   Se insiste en que se conserven en lo posible el sustento, elvestido, las leyes y costumbres de sus tierras (avisos 4   y   5).78

     No sabemos si estos ideales se llegaron a poner en práctica.

    En experiencias anteriores los hijos de caciques se educaban aveces en los propios conventos de los religiosos y se les daba una

     preferencia, iban los hijos de caciques. Lopetegui   (id.)   nos da el dato parael colegio del Cuzco (basado en manuscrito de la Biblioteca Nacional deLima,   Documentos,   t.   5,   f.   64).   Cj. id.,   194-97.   El   24   de die.   1581,   elP. Martínez escribe desde ]uli al P. Gil González: "En la escuela de losniños, que los más son hijos de caciques y principales y ricos, van adelante"(MP,   111,97).   Mateas relaciona este dato con las reglas para colegios dehijos de caciques emanadas como consecuencia de las congregaciones pro-vinciales de   1576   (C].   su nota en   Proc., 516).

    7G   Lopetegui,   196,   basado en Archivo Gesu, lego  1448.   Epist,   Collect.,115,  n. 5, b. Oliva,   204,   también habla de este colegio. Aunque en la ed. de1895   esta última obra se dice escrita en   1598,   las aprobaciones son de   1631.Es probable, pues, que Oliva se refiera al colegio de Esquilache, abierto en1620.   ct.   nota   190.

    77  Astrain, v.   5, 425.   Santisteban Ochoa (p.   105)   dice que amboscolegios ya funcionaban en   1619;   Lopetegui, en cambio, da la fechaimprobable de   1641   (p.   196   s.),   Cj.,   Vargas,   HCJP, 299-304.

    78   MP,   11,457-61.   C]. infra,   Cap. Ill, B. Actitud hacia lo indígena comocultura. Normas generales para la aculturación.

    275

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    educación muy parecida a la de un seminario menor.?" No parece

    que la Compañía aceptase tal convivencia en su propia casa, a no ser en el caso de mestizos admitidos positivamente en la orden, y de

    criados para el servicio de colegio u otras circunstancias equivalentes.

    e) Doctrinas

    Llegamos ya al medio que originó más discusiones y requinomayores adaptaciones. Hemos indicado ya la fuerte tensión existenteentre la forma de llevarse a cabo las doctrinas en el Perú y las

    exigencias internas del Instituto de la Compañía de Jesús. Por otra parte, acabamos de ver que de los cuatro intentos para trabar contacto

    e influir en los indios sin comprometerse a tomar doctrinas, los dosúltimos apenas llegaron a ejecutarse durante el periodo 1568-1606,

    y el primero quedaba bastante a merced de las otras necesidades del

    colegio, como fue demostrando la experiencia. Así pues, la pugna secentra principalmente entre misiones y doctrinas." Las misiones seacercan al concepto de doctrinas al concebirlas como permanencia

    larga y aun fija en el mismo sitio; y las doctrinas se acercan al con-

    cepto de misiones al hablarse una y otra vez de doctrinas aceptadassólo para un período limitado de tiempo.

    79   C],   supra,   notas 67 s. El colegio de Tlatelolco en México estaba dise-ñado en principio para seminario indígena. Desgraciadamente se abandonóeste magnífico proyecto en parte por cambio de mentalidad de los superiores

    y   en parte "porque los estudiantes gramáticos   tendun» ad naptias potius quamad continentiam"    (Zumárraga a Carlos V, 14 abril 1540;   d. Ricard 403 s.).En el   mismo   colegio se enseñaba latín, lógica, filosofía   y   medicina indígena(id.,   396). No hallamos tantas aspiraciones en el reglamento de los PP. Plaza

    y  Acosta.80  Las doctrinas aceptadas por los jesuitas a modo de experimento eran:

    Santiago de   Cercado,   junto a Lima (desde 1569),   Huaruehiri   a 10 leguasal sur de Lima (tomada en 1569 y dejada definit ivamente en 1572) y

     fttli,   junto al lago Titicaca (cuatro doctrinas tomadas en 1576, a raíz dela 2a. Congregación Provincial). Esta última es la más importante. En 1583se tomó y dejó la pequeña doctrina de Guaral o Huaral , a 9 leguas alnorte de Lima. En 1576 se habló de tomar una doctrina en Andaguayllas,en una encomienda del hermano del Virrey Toledo, pero hubo mayoresfacilidades en Juli   (ci.,   MP,   JI, 46, 153, 157).

     Jesuitas   y   culturas indígenas   277

    Los pros   y   los contras de las doctrinas

    Resumiendo a unos pocos epígrafes los principales pros y contrasque se ventilan en las cartas y documentos de la época, podemos

     presentar el siguiente cuadro de conjunto:   81Razones para no tomar doctrinas:1. Peligra la vida religiosa del individuo, debido sobre todo a la

    soledad y a la libertad. En concreto todos subrayan los peligros parala castidad. Los PP. Martínez y López insisten también mucho en ladesazón y amarguras que engendra la vida de doctrinero.

    2. Los   camaricos   y otras ofrendas de los indios, prácticamenteinherentes a la noción de doctrina, incitan a la codicia o al menosa la apariencia de ella, con la subsiguiente merma apostólica.

    3. Se depende a) de los gobernadores, al recibir la asignación o"sínodo" con que vivir; y b) del obispo, que querrá hacer la visita

     pastoral e inquirir sobre la vida privada de los religiosos. Ambasinterferencias dificultan la libertad de movimientos requerida para elfuncionamiento de la comunidad jesuítica y el gobierno interno de lossuperiores.

    4. Los Padres que tienen experiencia tanto de las misiones no-fijascomo de las doctrinas fijas apuntan también la objeción de que elfruto es poco y forzado: los indios se hastían de tratar siempre almismo doctrinero y entonces sólo actúan por miedo a la vara, lo cualno sucede en las misiones volantes.F

    81   Basamos el siguiente resumen principalmente en: Actas de la la. y 2a.Congregación Provincial (Lima   y   Cuzco 1576,   MP,   JI, 54-102),   Memorialdel P. Plaza de 12 dic. 1576   (ibid.,   149-157),   Respuestas del P. General,Roma, 1578   (ibid.,   420-48;   cj.,   846 s .) y l as   Relaciones   hechas por losPP. Diego Martínez   y   Andrés López, a petición del P. Visitador, en agosto,1578   (ibid.,   356-83). Esta doble relación es especialmente interesante por 

     presentar en forma sistemática una larga lista de pros y contras   y   remedios,elaborada con la experiencia de dos años de vida en   juli   y después de varias

    mesas redondas de todo el   equipo   jesuítico de Juli.   Cf.,   además   MP,   índices"doctrinas", "Cercado", "Juli".   Proc.,   IV, c. 14   y   15 se hace también eco deestas discusiones   y  conclusiones.

    82  Así los memoriales de los PP. Martínez   y   López, a los que el visita-dor P. Plaza añadió el siguiente postscripturn: "los que facilitan muchoeste negocio (de tomar doctrinas), no lo han probado, como estos dosPadres"   (MP,   JI, 369).   Cj.,   también carta de Bartolomé Hernández aOvando, 19 abril, 1572   (MP,   1, 471;   cj.,   504), que da como razones por haberse dejado Huaruchirí, el poco fruto, el poco sustento material, y lanecesidad de castigar para que los indios hagan lo enseñado. Hernández

     propone también misiones largas, de dos o cuatro meses.

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    27 8   América Indígena

    5. Añádanse finalmente otras razones extrínsecas y fundadas enúltimo término en las precedentes, como la prohibición de las Cons-tituciones de la Compañía para tomar cura ordinaria de almas, o lainsistencia con que religiosos prudentes de otras órdenes aconsejabana los jesuitas no aceptar tal sistema de evangelización.f'

    Por el contrario, razones para tomar doctrinas:

    1. Es prácticamente el sistema ya establecido en el Perú, al cualconviene acomodarse en la medida de lo posible.

    2. El fruto -si se superan las dificultades mencionadas- será ala larga mucho más definitivo por la intensidad y constancia deltrato. 84

    3. Es la mejor manera para tener una casa en que los jesuitasaprendan pronto y bien las lenguas indígenas. En esta línea se apuntala conveniencia de una doctrina en zona quechua, otra en zona aymaray una tercera en zona puquina.

    4. En años posteriores se insistirá en un nuevo argumento: dehecho, si se dejan las doctrinas, no se trabaja con indios sino conespañoles."

    5. Un argumento extrínseco, pero que tuvo una influencia quizásdecisiva en el momento de inclinar la balanza, fue la presión conti-nuada del Virrey Toledo.86

    83   Por ejemplo, Fr. Rodrigo de Loayza, en   CDlHE,   v.94, 554·605.84   "Yo   entiendo que para hacerse algo, que a de ser muy de espacio, y

    no por vía de misiones de mes y año, sino de muchos días, meses y años ...engendrando otro hábito contrario al que tienen" (Luis López, 21 enero,1570, MP,   1, 367).   Ci., AI600,   11,400-402. A pesar de la aparente oposi-ción, los P. López y Martínez sugieren esta razón en el "pro" número 12(MP,   11, 359) y 10   (ib., 374).

    85   Acosta a Aquaviva, 14 abril, 1585   (MP,   IlI, 632); a los diez díasvuelve a insistir: "Las residencias entre indios torno a significar a V. P. que,si no se conservan con efficacia, caerá el aver obreros de indios y su fruto"(ibid.,   644): Alude sin duda a las presiones que de Roma hacían para dejar Cercado   (ibid.,   204 Y notas) y a las que últimamente hacían algunos PP. delPerú para dejar Juli   (ibid.,   370 s., 516 y nota). Lo mismo Torres, cartaal P. General, 20 enero, 1585   (ibid.,   516 Y 521). Atienza, en el mismoambiente de 1585, también dice: "No estando la Compañía entre indios,es poco el fruto que en ellos se hará, y el modo de estar entre ellos, por ahora, no sé que le aya si no es teniendo alguna doctrina"   (ibid.,  586).

    86  La la. Congregación acepta doctrinas porque hay expectación del Rey"totiusque Regni votis"   (MP,  11, 63).   Ci. ibid.,   149 ss. y 338, 156 s.  Al600,11,400-2. En 1573 Felipe 11 había llegado a mandar que los jesuitas fuerandoctrineros (l diciembre, en   MP,  1, 578).

    ] esuitas   y   culteras indígenas   27 9

    La línea de solución

    La tensión entre ambos polos duró bastantes años, antes de resol-verse en la síntesis nueva y fecunda de las reducciones paraguayas.En medio de la división de opiniones se va fraguando una línea desolución marcada por una serie de condiciones con que se transformael antiguo concepto de doctrina. La génesis de estas condiciones es

    anterior a la llegada de los jesuitas al Perú. En 1568, cuando la primera expedición estaba todavía en Cartagena de Indias, el P. Por-tillo, primer provincial y fundador, pedía consejo al P. General sobrelas doctrinas. San Francisco de Borja contesta con las siguientesnormas:

     primerasegunda

    que vayan religiosos "probatae virtutis";que las doctrinas estén en lo posible cerca de unaresidencia principal de la Compañía;que se tomen sólo provisionalmente;que no se reciba más estipendio que el necesario para vivir.87

    terceracuarta

    Las precisiones de años posteriores no son más que aplicacionesconcretas de estos principios. La primera aplicación obvia era que, demomento, las doctrinas, tal como las tenía la mayoría de doctrineros,eran inaceptables. Tal es el sentido de las negativas de los primerosaños desde   Roma."   Es expresivo un párrafo del P. Andrés López,escrito desde Juli en 1578, dos años después de aceptada esta doctrina:

    HAlo que me inclino es, que si se han de tomar al modo y conel cuidado y recaudo que hasta aquí, que reniego yo de lasdoctrinas, y que nos valiera más estarnos en nuestras cosinas...Pero si se vencen estos inconvenientes y se toman las doctrinasde veras, con sujetos tales y tantos, y se da una instrucción ymodo de proceder y reglas conforme a nuestro Instituto, que

    nos aiuden a alcancar el frucro y fin que en las doctrinas se pretende, sin detrimento de la Compañía, ni de los particularesdella, las doctrinas son buenas y medio importantísimo paraayudar a la salvación de los indios, y a la Compañía le están

     bien."  89

    87   MP,   1,176 s.88   Polanco, 12 dic., 1572   (MP,   1, 500). Mercuriano, junio 1573   (ibid.,

    543 ).89  Relación al visitador,   agosto, 1578,   MP,   11, 381.

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    280   América Indígena

    Analicemos la traducción histórica que tuvieron los cuatro princi- pios de Borja enunciados más arriba.

    Primera condición: que se confíen a individuos de valer 

    En enero de 1578 el P. Plaza dice que cada doctrina ocupa másy mejor gente que un colegio  00y el mismo año el P. Diego Martínez

     pide en los destinados a doctrinas las siguientes cualidades:

    "Santos y letrados y sanos, y que sepan la lengua, y que se pueda fiar dellos como del mismo Padre Provincial, porqueen poco tiempo, si no se provee con tiempo, nos hallaremos sinreligión y sin espíritu los que estamos en la doctrina."   91

    De hecho vemos desfilar por las doctrinas de Juli figuras de pri-mera calidad, como el P. Barzana --el Xavier del Perú   02_,   elP. Diego de Torres, genio organizador de la provincia del Paraguay,el P.   Montoya,   antiguo provincial de   Sicilia.?"   los PP. GonzálezHolguín   y   Bertonio, autores de las gramáticas más célebres de la

    colonia."   los PP. Beroabé Coba y Anello Oliva, famosos historia-dores del antiguo Perú,95 o individuos a los cuales se confía ir como

    90   Plaza, enero, 1578,   MP,   n,   338.91   Relación al visitador,   agosto, 1578, MP, Il, 367.92   "Aunque no vi al Santísimo P. Francisco Javier en la India Oriental,

    vi al P. Alonso de Barzana, viejo de sesenta y cinco años, sin diente nimuelas. .. haciéndose viejo con el indio viejo y con la vieja hecha tierra,sentándose por estos suelos para ganarlos para Cristo". Añasco a Atienza,enero, 1590 ó 92, en  Astráin,   v. 4, 617 (carta hoy perdida).   C]. infra   nota218 y Torres Salmadano, 44 s.

    93  Mateas, Introducción a   Al600   y I, 49; Torres Salmadano, 61. ElP. Diego de Torres al que aquí nos referimos es el P. Diego de Torres Bollo,que no debe confundirse con el P. Diego de Torres Rubio, también jesuita,

    contemporáneo suyo, que residió sobre todo en Charcas, regentando allíla cátedra de lengua índica   y   autor de una de las más célebres gramáticasy vocabularios quechua-aymaras   (ci.,   Cap. lII, C. Aplicación de los principiosgenerales a distintos tópicos de las culruras indígenas). Ambos aparecen enel catálogo de 1583   (MP,   lII, 228). Torres Salmadano habla de TorresRubio en p. 79-81 y de Torres Bollo en 111-119. Cuando en estas páginasno especificamos, nos referimos a éste.

    94   Torres Salmadano, 68-78.   C],   infra,   Cap. Hl,   c.   Aplicación de los principios generales o distintos tópicos de las culturas indígenas.

    95 Torres Salmadano, 98-111.   C].   infra,   Cap. Hl, B. Actitud hacia loindígena como culrura.

     Jesuitas   y   culturas indígenas   281

     procuradores a Roma, como Bracamonre," Andrés López o Diegode Torres.

     No faltan, con todo, algunos casos menos edificantes   y   lasrelaciones de los PP. Martínez   y   López dejan trasparentar unos

     primeros años en que hubo amarguras y desazones de algunos su- jetos ,"?   La segunda condición venía a remediar las dificultades quela vida de las doctrinas pudiere porovacar aun en gente de temple.

    Segunda condición: fácil acceso a una casa principalde la Compañía

    En la doctrina de Cercado, junto a Lima, no había problema.En ella las presiones que se hacían eran más bien para dejar devivir allí mismo y limitarse a acudir a la doctrina desde el colegiolos días de fiesta y alguna que otra vez entre semana para predicar y confesar. Tal era el parecer del P. Plaza (contra el de los padresde la primera congregación provincial de Lima), confirmado por el P. General Mercuriano. Éste, respondiendo a los postulados dela congregación provincial, dice simplemente:   "Haec doctrina dese-renda, cum primum commode   cum.   aedificatione fieri   posset''P" 

    Cuando el P. Plaza escribía su opinión, residían habitualmente enCercado un padre y un hermano. Sin embargo, dos meses mástarde el P. Acosta nos habla de dos padres   y   dos hermanos   99   y   enla práctica el deseo de Mercuriano no pudo llevarse a cabo. Desdeentonces en varias ocasiones se repite la opinión de los padres delPerú de que no conviene dejar Cercado   y   en 1590-92 se defendiócon tesón la doctrina en medio de un doloroso conflicto con el ar-zobispo Sto. Toribio de  Mogrovejo.l?"

    El problema se planteaba al tener que tomar otras doctrinasmás apartadas. La doctrina de Huaruchiri, que atendía a 30,000indios repartidos en 77 repartimientos o   ayllus   diseminados por lasmontañas, probablemente tuvo que dejarse debido en parte a no

    96   Este padre había sido superior de la doctrina de Huaruchiri "sacán-dole de ser rector de la ciudad de los Reyes, por ser más   fácil   suplir suoff   (íci ) o en el collegio que en aquella doctrina"   (A1600,   I, 221 s).

    97   MP,   Il,   361.Cf.   también quejas sobre el P. Fuentes, en   MP,   III, 284,517-20.

    9S   Octubre, 1578,   MP,   lI, 425 s.;   cf., Memorial Plaza,   12 dic., 1576,en   ibid.   136 s.

    99   15 febrero, 1577; pero es   Anua de   1576   (MP,   Il, 220).100 Astráin, v. 4, 526-30. Sobre conservar Cercado,   cj.,  3a. Congregación,

    14 dic., 1582, en   MP,   III, 204 s.

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    28 2   América Indígena

     poder satisfacer este requisito. La vida en aquella doctrina era más

    nómada que sedentaria:

    "Salían los padres acompañado cada uno de alguno de los

    hermanos, y aviendo dado una buelta en quince o veinte díasa otros tantos poblesuelos que estaban a su cargo, se vol-v ían a cassa, p or qu e n o se d esentablase e l o rd en d e lareligión, y aviendo estado allí ocho días volvían a hazer otroviaje."   101

    La campaña de reducciones llevada a cabo por el Virrey Toledofacilitó mucho el poder hallar un sitio apto y establecer allí unadoctrina suficientemente grande para dar asiento a una residencianumerosa de jesuitas y facilitar así la debida vida de cornunidad.l'"

    La populosa y llena región de Juli, a orillas del Titicaca, pasoobligado entre el Bajo y Alto Perú, con sus   14,000   indios de con-fesión, muchísimo menos desperdigados que en Huaruchiri, ofrecíatodas las ventajas para el fin que se pretendía. Se aceptó la cuádruple

    doctrina y desde un principio se procura entablar la vida de comu-

    nidad como en un colegio. El Virrey había pedido tres jesuitas paraesta doctrina, y efectivamente daba el sínodo o sustento para sólo tres.Sin embargo, el número de jesuitas que de hecho van a Juli es deseis (cuatro sacerdotes), número que pronto se elevará a ocho sacer-dotes y tres hermanos.   loa   Después de   1600   se nos habla de catorce

    101   A1600,   1, 222. Datos sobre Huaruchiri en   MP,  1, 1, 420 ss. Oliva(p. 199) nos especifica la composición de los   ayllús:   "Habitando tres oquatro familias en un lugar y otras tantas en otro apartado distantes una, doso más leguas unas de otras". Las estancias en que viven muchos indios delsiglo   XX   son lo mismo.

    102   Véase el regateo Plaza-Toledo en   Memorial del visitador Plaza, 12dic., 1576   (MP,   n,   149-152). En él se da un lugar muy importante alcambio de circunstancias originado por la reducción a poblados. Plaza se

    convenció de la fuerza de este hecho, como consta por las alabanzas que letributa ante el Concilio Mexicano   (Memorial de   1586, en   AHSI,   30 (1961)235-38).   CI. supra,  nota 2. Oliva dice que los 77   ayllús   de Huaruchiri, por ejemplo, "se reduxeron a solos ocho y éstos en los temples más apaciblesdel mesmo distrito" (p. 203).

    loa   Memorial Plaza,   12 díc., 1576,   MP,   Il, 149 ss. El segundo dato esde Acosta, 11 abril, 1579,   ibid.,   619. El aumento responde a las necesidades pastorales-legales que requerían al menos un sacerdote por cada 400 indiosde tasa (López, agosto 1578.   MP,   Il, 380 y nota 37,   ibid.)   Indio de tasa:varón de 15 a 20 años   (Recopil.,   ley 7,   tito  V, lib. VI,   cit.   en   ibid.).   Acosracalcula que 400 indios de tasa es lo   mismo   que decir 1,300 almas de

     Jesuitas   y   culturas indígenas   28 3

    sujetos e incluso de casa para la tercera probación de los nuevos sa-cerdores,"'" Se había logrado realizar plenamente la segunda condición

    de Borja, convirtiendo la misma doctrina en residencia principal de laCompañía. Se había descubierto la fórmula doctrina-colegio.

    La fórmula tenía como consecuencia que la Compañía sólo podíaencargarse de unas pocas doctrinas. No parece que antes de entrar en las regiones del Paraguay se aspirara a tomar doctrinas en más detres sitios, uno para cada una de las tres lenguas más habladas enel Perú propiamente dicho. Como contrapeso, prevalecía el criteriode calidad sobre el de las ilusiones numéricas.

    Tercera condición: no se toman a perpetuidad, sinotemporalmente

    Era una condición obvia, dadas las objeciones que presentaba elasunto. Al principio a nadie se le ocurre dudar del carácter proviso-rio de las doctrinas tomadas. Más aun, para algunos jesuitas estainterinidad no es sólo una norma prudencial, sino un criterio generalteórico que podría enunciarse en la siguiente forma: tómense las

    doctrinas durante unos años, refórmese el lugar, y después hágaselo mismo en otra parte. En un pasaje de   De Procnranda   el P. Acosta podría dar pie para este oriterio:

    "Dando una misión me vino el pensamiento que a nosotrossería fácil   y   a los indios muy provechoso mudar algunas veceslos lugares, repitiendo en todos la misma doctrina, dándolesasí, como a párvulos, la leche del evangelio.Y'?"

    confesión, o adultos   (Información   y   respuesta sobre los capítulos del ConcilioProvincial del Perú,  Madrid, 26 nov. 1586; en   BAB,   t. 73, 329). La 3a.sesión del Ill Concilio de Lima (c. 11) decretó que si un pueblo llegaba

    a 200 ó 300 indios de tasa, ya debía dársele un doctrinero (en Levillier,Organización, n,  201).ElIde agosto de 1578 Toledo aumentó la paga a   juli   hasta cuatro

    sínodos o 3,200 pesos de plata   (MP,   II, 369-72). En 1583 recibían en juli   4,000 ducados: "Ay para mantener 17 o diez y ocho personas ...Ternán diez mil almas de cofessión"   (Catálogo de enero   1583,   MP,   Ill,220   s.),

    104   AI600,   II, 400-402.   Ci.   Torres Salmadano 99; Mateas, hablandode la tercera probación del P. Coba en Juli en 1615, en Introducción a susobras en   BAB,  v. 91   y   en   MH,   13 (1956), 278.

    105   Proc.,  IV c. 9, 365 s.  Cf.   con todo la nota siguiente.

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    Acosta no hablaba directamente de las doctrinas. Otros sí. El textomás representativo que hemos hallado para justificar el principio dela temporalidad de las doctrinas, es el siguiente, del P. Diego Maní-nez, en carta al P. Asistente Gil González Dávila, a 24 de diciembrede 1581:

    "Sería más bueno y a mi parecer de más fruto y servicio deDios nuestro Señor que estas residencias de doctrina comoJuli, que no fuesen perpetuas, que a lo más estuviese laCompañía quatro o cinco años en un pueblo doctrinando yluego se pasase a otro. Lo primero, porque así a parecido atodos los Padres que an doctrinado en Juli. lo   20.,   porque

     parece ser más propio de nuestro Instituto no estar atadosa solo un lugar. Lo   30.,   porque será el fruto más universal.lo   40.,   porque se instruyen muchos pueblos de fundamentoen la religión christiana, que hay mucha necesidad en toda lacomarca por falta de lenguas que lo sepan hazer. Lo   50.,

     porque mudando la doctrina de quatro en quarro años se podría instruir aquel pueblo y confessar generalmente ...

    (etc) . " Lo último, por quitar el enfado de los Padres deestar siempre atados en un lugar, y mucho más el fastidiode los indios, que según su condición, quieren ver mundaneasen esto y seríamos más aceptos a los Obispos y Perlados,viendo que no buscamos comodidad en lo temporal sino el

     bien universal de sus abejas." 106

    En realidad, hemos visto en el párrafo anterior que tanto Cercadocomo Juli se iban robusteciendo y la práctica aconsejó seguir tra-

     bajando en ambos sitios. No nos constan los motivos concretos. Unode ellos era ciertamente no poderse dejar cómodamente sin desedifi-cación. Probablemente influyó también el éxito de la experiencia,la fuerza conservativa de la historia, cierto convencimiento de queseguía constantemente en pie la conveniencia de

    106   MP,   lII, 98   s.   Cj.,   Il, 156 Y 367. Contrástesecon este texto deAcosta: "Losritos de los indios,sus tradicionalescostumbres,las supersticionesy e! modo de tratar con ellos sólo con el largo uso lo puede aprender...es muy de doler que sea raro el párroco que pase tres años en la parroquiaque se le confía; luego se cansan de los feligreseso la ambicióny el interéslos lleva de una en otra parte en busca de otros nuevos... con lo cualconsiguenpoco 'fruto". (Pro c.,  IV, c.   10, 369).

     Jesuitas   y   culturas indígenas   285

    "conservar ... regar y guardar estas nuevas plantas, las quales,como son tan nuevas y tiernas, en cesando esta manutención,se buelven a sus costumbres antiguas".107

    Cuarta condición: No se reciban estipendios, exceptolo   necesario para vivir 

    Ordinariamente los doctrineros recibían, además de la tasa realo sínodo para su diaria manutención, una serie de dones casi obligados

     por parte de los indios, llamados   camaricos,   consistentes en papas,chuño, carneros u otros bienes que traían al encargar misas, etc.Sin contar otras prestaciones personales o dádivas que doctrineros

     poco escrupulosos exigían a los indios.

    El punto controvertido en la Compañía eran los   camaricos.La necesidad del sínodo y la inmoralidad de otras prestaciones noentraban en la discusión. En principio parecía que los   camaricosno debían aceptarse, tanto por la prohibición general de la Com-

     pañía sobre aceptar estipendios,lOS  como por la positiva desedificaciónque se temía por parte de los indios, expuestos como estaban asufrir tantos abusos en esta materia. La segunda congregación pro-vincial de 1576 había propuesto los siguientes puntos de solución,aceptados en bloque por el P. General Mercuriano dos años mástarde:

    a.  "Oblationes quidem quae in Ecclesia a fidelibus proferuntur non esse prohibendas;

    b.   tamen res rninutiores statirn esse pauperibus qui adsuntdistribuendas;

    c.   copiosas servandas penes forix magistratum indum   (curacaso   hilacatas),   ut in usu divini cultu cedantur ...

    d.

      Munuscula indorum ordinarie quidem recipi non oportere ...e.   Pro Missis vero votivis nihil penitus accipiendum est; poterunt tamen aliquae Missae a nobis gratis dici; reliquaevero simul cum ipsa eleemosyna clericis saecularibus autregularibus cornrnendentur" .109

    107Sorprendentementeestepárrafo pertenecea la mismacarta de! P. Mar.tínez citadaen el párrafo anterior (a Gil González). MP,   IlI,97.

    lOS   Constituciones de la Compañía de Jesús,  p.   X,   n.   5.

    109   MP,  JI,  443 s. Lasletras  y   disposicióntipográficaes nuestra.

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    En 1584 tenemos un cuadro completamente distinto. El P. Torres,superior de Juli, se queja de que el P. Provincial Piñas

    "quando nos traen los indios alguna ofrenda para Misas,nos manda dezir la Misa fuera (es decir, pasarla a otroscuras, como se dice en el apartado   el   de la cita anterior) ... ;no se dezía antes que él (Piñas) viniese, sino en casa,fundados los Superiores en que el que dispensó en quefuesemos curas, dispensó también en las cosas anexas alofficio, y porque todo lo que desta manera nos dan se da alos pobres de Iirnosna't.P?

     No vemos cómo se compagina esta práctica con lo aprobado por Mercuriano en 1578. El texto de Torres y otros documentos anterio-res nos persuaden de que la práctica corriente era distinta de lo

     pensado de antemano, antes de tener experiencia directa de la doc-trina de JuliY1

    En las mismas cartas se especifican los motivos de este proceder.Si se hace, lo mandado por el P. Piñas, una buena cantidad (300

    escudos anuales) dejará de transformarse en limosnas para los indiosy pasará únicamente a engrosar las rentas de otros clérigos. Además,

     para encargar esas misas afuera, se tendrían que convertir los pro-ductos naturales ofrecidos por los indios en moneda y este aparentenegocio desedificaría a los indios. Añadamos que la costumbre deofrecer dones se remontaba probablemente a otra semejante pre-hispana que los doctrineros habían simplemente encauzado en su

     propio provecho. Probablemente no era fácil cambiar una costumbretradicional.P"

    El P. Aquaviva responde desde Roma e insiste todavía en hallar una fórmula intermedia que libre a los jesuitas de la apariencia de