jonathan dancy y el escepticismo

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Jonathan Dancy y el escepticismo El escepticismo es el resultado, en su formulación más poderosa, de un argumento. Con lo cual, entre más fuerte sea el argumento, más fuerte será el tipo de escepticismo. El más radical de los escepticismos sería: “nadie sabe nada de hecho, porque nadie puede saber nada.” Así entonces, cobra relevancia poder distinguir entre distintos tipos de escepticismo, qué es lo que sostienen y cómo lo hacen. Así pues habría dos tipos de escéptico prácticamente falaces y que no representan un problema al conocimiento. Por ejemplo, las personas que tratan de refutar a alguien al preguntarle y ¿cómo sabes? Hasta el infinito o hasta que el interlocutor confiese su imposibilidad de continuar respondiendo. Este podría ser un caso de falacia de pregunta compleja ya que su conclusión el conocimiento no es posible, es forzosa por la formulación de las preguntas. El segundo caso de escéptico es aquel que afirma que el conocimiento no es posible, ya que nada lo convence. Es fácil poder contra-argumentar a este tipo de escéptico. Por ejemplo, el conocimiento no depende de que convenza a una persona ya que lo busca es capturar la realidad del mundo. No es una condición necesaria ni suficiente que un sujeto determinado acepte o no que el conocimiento sea posible. El escepticismo puede ser tanto global, como local. Por local se entiende un escéptico que no sostiene que el conocimiento en general sea imposible. Sólo defiende que el conocimiento no es posible, por ejemplo, en áreas como la ética o la religión. En cambio, el escéptico más radical es el global, El escéptico global sostiene que el conocimiento no es posible; aunque está limitado a aceptar que sí existen formas de conocimiento, y algún tipo de conocimiento debe existir, de lo contrario, el no podría sostener su aseveración.

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Jonathan Dancy y el escepticismo

El escepticismo es el resultado, en su formulación más poderosa, de un argumento. Con lo cual, entre más fuerte sea el argumento, más fuerte será el tipo de escepticismo. El más radical de los escepticismos sería: “nadie sabe nada de hecho, porque nadie puede saber nada.”

Así entonces, cobra relevancia poder distinguir entre distintos tipos de escepticismo, qué es lo que sostienen y cómo lo hacen. Así pues habría dos tipos de escéptico prácticamente falaces y que no representan un problema al conocimiento. Por ejemplo, las personas que tratan de refutar a alguien al preguntarle y ¿cómo sabes? Hasta el infinito o hasta que el interlocutor confiese su imposibilidad de continuar respondiendo. Este podría ser un caso de falacia de pregunta compleja ya que su conclusión el conocimiento no es posible, es forzosa por la formulación de las preguntas. El segundo caso de escéptico es aquel que afirma que el conocimiento no es posible, ya que nada lo convence. Es fácil poder contra-argumentar a este tipo de escéptico. Por ejemplo, el conocimiento no depende de que convenza a una persona ya que lo busca es capturar la realidad del mundo. No es una condición necesaria ni suficiente que un sujeto determinado acepte o no que el conocimiento sea posible.

El escepticismo puede ser tanto global, como local. Por local se entiende un escéptico que no sostiene que el conocimiento en general sea imposible. Sólo defiende que el conocimiento no es posible, por ejemplo, en áreas como la ética o la religión. En cambio, el escéptico más radical es el global, El escéptico global sostiene que el conocimiento no es posible; aunque está limitado a aceptar que sí existen formas de conocimiento, y algún tipo de conocimiento debe existir, de lo contrario, el no podría sostener su aseveración.

Dancy distingue entre dos tipos de argumento básicos. El primero es un argumento contra la noción de conocimiento. Para saber algo es necesario estar seguro de ello. Pero nadie puede estar realmente seguro de nada. Por lo tanto, nadie puede saber. La otra forma de argumentar en contra del conocimiento sería sostener que la verdad es inalcanzable ya que, de hecho, no comprendemos las proposiciones que realizamos. Este tipo de razonamiento tiene la desventaja de ser únicamente de tipo local y admitir contraejemplos al poder decir que la comprensión es identificada con lo verdadero.

Para redondear lo anterior se presentan tres de los argumentos escépticos más poderosos que se han usado a favor de algún tipo de escepticismo.

Los “cerebros en cubetas” es la formulación por parte de Putnam del clásico argumento del genio maligno acuñado en las Meditaciones Metafísicas de Descartes. Al readaptarlo a las condiciones modernas Putnam radicaliza el argumento escéptico y le confiere aún más fuerza. Parecería que el argumento cartesiano es de carácter global; sin embargo, concuerdo con Dancy en que una de las condiciones del argumento es que el sujeto sepa que si está en

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una cubeta y es manipulado por científicos, entonces no puede tener conocimiento. De igual forma, el argumento no ataca de forma alguna la noción de comprensión de las proposiciones; por lo cual, un coherentista podría escapar a este tipo de argumentos.

El segundo argumento escéptico se trata del argumento del error, bajo el cual un sujeto cualquiera no podría conocer si su justificación se basa en experiencia pasada. Dado que el ser humano es falible, y lo que este puede llegar a conocer se mantiene en continuo cambio, resulta prácticamente justificar el conocimiento a partir de una razón pasada. Por ejemplo, si yo me equivoco al decir que momento de decir que mañana lloverá no hay justificación alguna que me permita librarme de la posibilidad de errar nuevamente. Este tipo de argumentación es más global, aunque, se queda limitado a este tipo de justificación.

El tercero empata con el segundo y nuevamente, es una tendencia natural que realizamos para justificar que algo es conocimiento. Por ejemplo, cuando digo que conozco que mi coche está en el estacionamiento es porque tengo el recuerdo que lo acabo de estacionar ahí hace una hora. Sin embargo, justificar mi creencia en lo anterior es sumamente complicado, ya que en esa hora pudo haber entrado alguien y robarlo, mi madre que también tiene llaves se lo llevo, etc. La experiencia entonces no puede ser una condición necesaria al momento de realizar justificaciones.

Finalmente, la importancia del escepticismo está en la necesidad de duda o crítica hacia los fundamentos de lo que llamamos conocimiento. En realidad, suponer que el concepto de “conocimiento” es un término acabado y que ya no puede ser problematizado constituye un grave problema de epistemología. Justamente, el escepticismo es ese recordatorio que nos permite volver a construir lo que es el conocimiento con bases más firmes y sólidas.