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2oLos cuentos PremiadosJóvenes ConsumidoresResponsables de Majadahonda
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Ayuntamiento de MajadahondaConcejalía de Sanidad y Consumo
concursode
cuentoswww.majadahonda.org
Ayuntamiento de MajadahondaConcejalía de Sanidad y Consumo
20092º Concurso de Cuentos
para
Jóvenes Consumidores
Responsables de Majadahonda
ÍndiceColegios participantes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Comité lector . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Composición del Jurado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7
Ganadores . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
• “Taffy: un hada en la ciudad” (1er Premio) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
• “Una Navidad inolvidable.com” (2º Premio) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
• “El mar de plástico” (3er Premio) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
Finalistas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 25
• “Los juguetes contraatacan” (1er Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
• “La rana soñadora” (2º Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
• “Fran y sus amigos salvan Majadahonda” (3er Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . 31
• “Lola y Marco en el orfanato” (4º Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
• “La familia Consumo Responsable” (5º Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
• “Las tres brujas” (6º Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
• “El chico que quería cambiar el mundo” (7º Finalista) . . . . . . . . . . . . . . . . 41
3e
Comité lector
Colegios participantes
• D. Vicente Colilla Gómez(Técnico de Educación)
• Dª. Fuensanta Martínez Martínez-Abarca(Directora del Colegio Francisco de Quevedo)
• D. Javier Padilla Pleite(Coordinador de la Asociación de Consumidores yUsuarios de la Comunidad de Madrid–AUSCOMA)
• C. Caude
• C. Francisco de Quevedo
• C. San Luis Gonzaga
5e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
• D. Luis Gimeno Nogaledo (Concejal Delegado de Sanidad y Consumo)
• Dª. Mª Angustias Pareja Pugnaire (Técnico de Consumo)
• D. Pablo García González (Concejal Delegado de Educación)
• Vicente Colilla Gómez (Técnico de Educación)
• Dª. Fuensanta Martínez Martínez-Abarca (Directora del Colegio Francisco de Quevedo)
• D. Javier Padilla Pleite(Coordinador de la Asociación de Consumidores y Usuarios de
la Comunidad de Madrid–AUSCOMA)
• Dª. Eliazar Colliga (Subdirectora de Infantil y Primaria del Colegio San Luis Gonzaga)
Composición del Jurado
7e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
2º Premio“Una Navidad inolvidable.com”
José Manuel Hevia-Aza Moscardó
Curso: 5° de Educación Primaria
“Según algunos niños de mi clase, soy amable, tranquilo y divertido. Mis mejores
amigos son Jaime Soto y Daniel Pérez. Mi comida favorita es el arroz con
albóndigas. De mayor voy a ser cocinero o futbolista”.
1er Premio“Taffy: un hada en la ciudad”
Sandra Vigil Robledo
Curso: 5° de Educación Primaria
“Tengo 10 años, y soy buena estudiante, cariñosa y sociable con la gente. En mi
tiempo libre, después de hacer los deberes, me gusta dibujar y leer. También me
gusta el deporte, y voy a clases de tenis y de gimnasia rítmica”.
3er Premio“El mar de plástico”
Jaime Gil Merino
Curso: 5° de Educación Primaria
“Soy divertido, me gusta contar chistes con mucha gracia, y mis amigos y yo nos
tronchamos. También me gusta tocar la guitarra eléctrica, jugar al jockey y montar
en monopatín, y practicar mountainbike con mi padre”.
GanadoresJóvenes Consumidores de Majadahonda
9e
“H ola, soy Taffy, un hada. Me encanta la
naturaleza, y la cuido mucho. ¿Que cómo la cuido?
Recogiendo basura, regando las flores, cuidando los animales
y también los árboles. Vivo en el campo, rodeada de
flores, con mi familia y mis amigos.
Un día, jugando al escondite por el campo, me
perdí. Intentando volver a casa me perdí aún más, y no
sé cómo llegué a la ciudad donde estoy ahora. Esta ciudad,
supongo que al igual que todas, no me gusta nada. Está
sucia, hay muchos coches, mucho humo y mucho ruido.
También hay mucha basura y fábricas enormes que
contaminan el aire y los ríos.
Lo peor es que no se cuida nada en la ciudad, pero
tampoco dentro de las casas. Os cuento. Lo digo porque
un día decidí instalarme en una, para ver cómo se vivía
11
1er Premio
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
e
fy: hada en la ciudad
en su interior, y me desanimó tanto como lo que pasaba
fuera. Cuando entré en la cocina, buscando algo para
comer, me encontré que no se reciclaba nada de nada;
que se tiraba comida y bebida, plásticos, cartones y cualquier
cosa que se les ocurriese.
Más tarde decidí ir al baño y me encontré a la
señora de la casa echándose botes y botes de laca en
el pelo, pintura en las uñas y no sé cuántas cosas más.
Por supuesto, con todos los grifos abiertos y gastando
agua innecesariamente. Igual que hacían en la cocina
a todas horas.
Para comprobar si eran así todas las casas, pasé a
la de sus vecinos, donde comprobé que todavía las
había peores. Todavía recuerdo cuando me confundí y
abrí la puerta de un armario del que salieron disparados
todos los bolsos que se venden en todas las tiendas del
mundo.
Finalmente, para acabar de conocer la ciudad, visité
un edificio muy grande, compuesto por tiendas y
tiendas, donde estaban todas las personas y que lo
llamaban “centro comercial”. Este edificio me dejó
alucinada. Estaba todo el mundo comprando, llevaban
un consumo irresponsable, la gente aunque no necesitase
una camisa la compraba porque era bonita. Nadie
podría pensar qué pasaría si todo el mundo comprase
algo simplemente porque era bonito.
De repente tuve una idea: ¿Y si trajera todas las hadas
y magos que vivían conmigo en el bosque, para que
conociesen cómo se vive en la ciudad, y para que me ayudasen
a arreglar este problema tan grande que estaba viendo?
Convoqué una reunión –los distintos sonidos de campanas
nos avisan de las emergencias–, y todas acudimos volando,
con nuestras varitas mágicas y nuestros libros de hechizos
preparados para solucionar todo.
Estuvimos pensando unos días cómo lo podríamos
solucionar, y cómo lo deberíamos arreglar, y el plan fue
el siguiente:
Cada uno de nosotros se instalaría en el bolso de una
persona, y cada vez que el dueño tuviese una idea de
consumo irresponsable, actuaríamos para que no lo hiciese,
con nuestros poderes mágicos, dentro de su conciencia.
La encontraría defectos y su conciencia no se lo permitiría.
Aquí os cuentos algunos de nuestros casos resueltos:
• Un día, una señora fue a comprarse maquillaje y
le apetecían todos, deslumbrándose por sus colores.
Actuamos sobre su conciencia esparciendo nuestra
pócima especial; la convencimos de que sólo necesitaba
uno y no doscientos, y le ayudamos a planificar su
consumo, dándole la idea de hacer una lista de lo
necesario. Ahora se siente mejor con ella misma,
ahorrando ese pequeño dinero, y además la naturaleza
agradece su consumo responsable para su conservación.
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
12e
• Era Navidad, y muchos niños no hacían más que
escribir cartas y cartas a los Reyes Magos con listas
interminables de regalos; cada vez que veían la televisión
anunciando un juguete, lo añadían a lista. Nos dimos
cuenta de que uno de nuestros enemigos era la publicidad,
por lo que, utilizando nuestra varita mágica y un poco
de imaginación, creamos un anuncio en el que podían
ver cómo se sentían los niños que se habían quedado
sin regalos por pedir ellos demasiado. ¿Y si te ocurriera
a ti? ¿De verdad crees que necesitas tanto? Los niños
se dieron cuenta de que era mejor unirse entre varios
amigos y compartir, y así tendrían un montón de juegos
diferentes. ¡Misión cumplida!
• Otra señora iba en coche a todos los lados. Poco
a poco ella se fue dando cuenta de que se estaba
volviendo una vaga, que nunca disfrutaba de un paseo
y que utilizaba el coche para ir a todos lados, incluso
para ir a comprar el pan. Estaba gastando un dinero
innecesario en gasolina, además de llenar la ciudad de
humo. Tuvimos que actuar: le estropeamos un día el coche,
obligándole a tener que hacer los recados diarios
caminando. Hacía un día espléndido, se iba encontrando
con amigas por la calle, respiraba aire puro, y así se dio
cuenta de lo que se estaba perdiendo. Ahora está
orgullosa del dinero ahorrado en gasolina, y que ahora
le apetecía llevar a la familia al campo a dar un paseo
y disfrutar de la naturaleza.
• Unos niños preparaban una excursión con el
colegio; todos estaban muy ilusionados. Por fin llegó
el gran día, pero, al llegar al lugar se encontraron un río
de agua negra que era muy feo, de color oscuro y de
olor desagradable, al que los niños empezaron a tirar
piedras; lo hacían sin saber el daño que estaban causando.
Tuvimos que utilizar todo nuestro ingenio, la mejor
manera de que se diesen cuenta de que sin agua sería
imposible vivir: fue provocar un calor asfixiante, y de
esa manera tendrían muchísima sed, sin poder beber.
A partir de esos momentos todos se dieron cuenta
de lo importante que era el agua para poder vivir, y desde
entonces nadie tira envases al mar. Así ayudan a los animales
que viven en los ríos, mares, océanos a tener una vida
más larga, sin contaminaciones, sin que los peces se queden
atrapados en las latas.
Al final nuestro plan ha resultado, hemos conseguido
cambiar esta ciudad, que llevaba un consumo irresponsable,
en otra que lleva un autocontrol antes de comprar,
contaminar el medio ambiente y ahorra energía.
Con la ayuda de los demás magos y hadas del
mundo podemos hacer esto mismo en las ciudades de
todo el mundo. Posiblemente, no haya hadas y magos
suficientes para cada persona del mundo, así que
necesitamos tu ayuda. Haz todo eso que os hemos
enseñado, y diles a tu familia y amigos que lo hagan,
que puede ser divertido.
1er Premio
13e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
Colegio “San Luis Gonzaga”5º de Educación Primaria
José Manuel Hevia-Aza Moscardó
Una Navidadinolvidable.com
2º Premio
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
N icolás –Nico para todos sus amigos– tenía diez años,
una familia estupenda (incluida su hermana Teresita, a
pesar de las discusiones y peleas que tenía con ella) y
muchos amigos. Aquel día estaba especialmente nervioso
porque, además de dar las notas del trimestre, era el
último día de colegio antes de las vacaciones de
Navidad. ¡Cuantos planes para esos días! Ya tenía varios
apuntados en su agenda:
• Visitar al abuelo todos los días, y llevarle sus churros
con chocolate (sin el permiso de su madre, que se
pasaba el día regañándole porque, segun ella, “el
abuelo tiene azúcar”).
• Jugar con sus amigos la “Liga de los Furias”, un
campeonato de fútbol que organizaban todos los años
durante las tres semanas de vacaciones. El año pasado
15e
na Navidadinolvidable.com
quedaron segundos, y llevaban entrenando muchos
meses para estar en forma y ganar el trofeo. El capitán
era Javi, el mejor amigo de Nico.
• Pasar mucho tiempo con su familia celebrando la Navidad.
Tenía el propósito de jugar más y pelear menos con
su hermana Teresita.
Terminaron las clases, Nico se despidió de sus
amigos y fue volando a casa, argulloso de sus notas.
Quería darles una alegría a sus padres, el primer regalo
de Navidad. Sus padres no habían llegado, así que
decidió encender el ordenador. Siempre pedía permiso
a sus padres para jugar a la Play o a algún juego del
ordenador, y ellos le controlaban el tiempo que podía
estar jugando, pero esta vez pensó que por un momento
no pasaría nada. Sin darse cuenta pasaron las horas, y
él seguía enganchado a la red hasta que, de repente,
una masa de luz fuerte, con una fuerza increíble traspasó
la pantalla del ordenador, envolvió a Nico y le arrastró
hacia su interior.
Nico gritaba “¡Socorro! ¡Ayudadme, que no puedo
escapar!” Pero era inútil, nadie le oía. Nico aterrizó en
un lugar extraño. Era un mundo irreal, frío y lleno de
símbolos digitales que le eran familiares (al otro lado
de la pantalla, claro). No se lo podía creer. “Estoy metido
dentro de mi ordenador, atrapado en la red”, pensó. Decidió
echar un vistazo a su alrededor. Seguro que era fácil salir
de allí. Imposible. Sólo encontraba direcciones de
correo, números y direcciones de páginas web.
Empezó a sentir hambre, se acordó de que no había
m e re n d a d o y d e c i d i ó e n t ra r e n l a p á g i n a
www.muchohambre.com. Allí encontró una niña de
unos ocho años que estaba llorando. Era como él, de
carne y hueso. Se acercó a ella y le preguntó:
–¿A ti también te ha traído “La Masa”? ¿Tienes
hambre? ¿Cómo te llamas?
Ella no contestaba porque tenía miedo, quería salir
de allí y volver a su casa.
–M... Ma... María. Me llamo María y no quiero estar
16e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
aquí. Estaba jugando con mi juego de ordenador, y de
repente ha salido una luz gigante que me ha arrastrado
hasta aquí–, explicó.
–Lo mismo me ha pasado a mi. A lo mejor hay más
personas aquí. ¡Vamos a buscarlas!
Recorrieron muchos caminos, todos llenos de webs
de periódicos, libros, música, viajes, bancos, colegios,
tiendas... Al principio les parecía divertido, pero llegó
un momento en que no sabían cuánto tiempo llevaban
allí encerrados. No encontraron gente como ellos, y
empezaron a preocuparse.
María le habló de sus padres, sus amigos, sus tíos
y sus primos, que venian de Soria para pasar la Nochebuena.
¡Qué divertido era cuando terminaban de cenar y los
pequeños hacían bailes y obras de teatro a los mayores!
¿Se lo perdería?, se preguntaba María con tristeza.
Nico le contó cómo solían ser sus vacaciones de
Navidad. Le habló de su querido abuelo, de su equipo
de fútbol, de Teresita, del cariño con el que su madre
preparaba las comidas, de los paseos en bici con su padre
por la Gran Vía de Majadahonda, bajo las luces de
Navidad. No sabía si volvería a vivirlo...
De pronto, un ruido les asustó, el suelo empezó a
temblar y vieron venir un bicho gigante que reconocieron
al momento.
–¡Es un virus!–, gritaron los dos a la vez.
Corrieron hasta llegar a www.majadahonda.org. Allí
les recibió una Voz, que les dijo:
–¿Qué estáis haciendo aquí?
–Huimos de un virus que nos ataca. ¿Qué podemos
hacer?
17e
2º PremioJóvenes Consumidores de Majadahonda
Entonces la Voz lanzó un potente rayo, que traspasó
las paredes, y contestó:
–No tengáis miedo. Habéis venido al lugar adecuado.
Ya he acabado con el virus. Ahora podeis iros.
–Pero, ¿cómo salimos de aqui? Queremos irnos a
casa. Este no es nuestro mundo. Por favor, ayúdenos–
replicó Nico.
La Voz les preguntó:
–¿Sabéis por qué estáis aquí?
Ellos se miraron extrañados por la pregunta.
–Pues no–, contestaron los dos.
–Estáis aquí para que podáis valorar lo que tenéis
y no malgastéis el tiempo.
La Voz continuó explicando:
—El ordenador y los videojuegos son peligrosos si
se utilizan mucho tiempo, ya que hacen que no te
relaciones con las personas. Por ejemplo, hay niños
que prefieren jugar a las maquinitas, a dar un paseo con
sus padres; ver la tele antes que jugar un partido de fútbol
con amigos, o estar conectado a Internet en vez de jugar
a cualquier juego divertido con sus hermanos.
Nico y María se quedaron pensativos. Nico decidió
que tenía razon. ¡Cuántas veces había dejado solo a su
amigo Javi porque preferia terminar una partida en la Play!
–Es por eso por lo que estáis aquí–, replicó la Voz–.
Si de verdad queréis volver a vuestro mundo, tenéis que
comprometeros a utilizar el ordenador, la tele y las máquinas
de juegos de forma responsable. Tenéis que ajustaros
al tiempo que os digan vuestros padres y, si no están,
poneros vosotros mismos un límite de tiempo.
Los dos ninos se miraron avergonzados y prometieron
a la Voz que valorarían el tiempo, la familia, los amigos,
la salud..., y utilizarían estas máquinas de forma adecuada.
Entonces la Voz pronunció unas palabras irrepetibles
(códigos numéricos y claves). Nico y María, que ya eran
amigos, se despidieron. Al ver que María se asustaba porque
empezaba a surgir una fuerte y envolvente luz, Nico le
tapó los ojos con su jersey de rayas azules y blancas,
cerro fuerte los ojos y de repente... ¡PUUUFF!
Cuando Nico abrió los ojos se encontró en su
habitación, sentado delante del ordenador. En la pantalla
apareció la silueta de un árbol de Navidad y una estrella
en la parte superior. En la parte inferior, junto al pie del
árbol, había un código que dibujaba una sonrisa (y que
le recordó a la clave que utilizó la Voz para liberarlos
de su encierro).
Nico dudó sobre el tiempo que había estado
encerrado, e incluso si había ocurrido de verdad. Oyó
los pasos de su madre, que llegaba de trabajar, y pensó
que todo había sido un sueño, aunque decidió que iba
18e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
a aprovechar el tiempo y no malgastarlo con las
máquinas, siguiendo la promesa que le había hecho (en
sueños o no) a la Voz.
Durante aquellas vacaciones, en uno de los paseos
con su padre, Nico vio a lo lejos una silueta que le era
familiar. A medida que se iba acercando pudo verla
claramente... ¡Era María! ¡Y tenía puesto su jersey!
Los dos amigos siguieron su paseo por la Gran Vía
sin dejar de comentar, en voz baja, por supuesto, sus
aventuras y, sobre todo, lo más importante que habían
aprendido: el consumo responsable de ordenadores,
videojuegos y televisión.
Aquellas Navidades Nico y su equipo ganaron el trofeo
de la “Liga de los Furias”, comió muchos churros con su
abuelo y compró a Teresita una bolsa de chuches para
hacer las paces. María hizo la mejor obra de teatro
para su familia.
19e
2º PremioJóvenes Consumidores de Majadahonda
3er Premio
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
A ntonio era un niño, como cualquier niño de
cualquier ciudad, al que le encantaba ir todos los
veranos a la costa, donde sus abuelos tenían una casita
muy cerca del mar. Cada año iba de vacaciones a la playa,
porque lo que más le gustaba era navegar con su padre
en un pequeño velero que tenían desde hacía muchos
años. Salía a navegar todos los días desde que era muy
pequeño, y veía que cada año el mar era distinto al anterior;
cada vez encontraban más basura y más peces muertos,
y sobre todo aves ahogadas manchadas de negro, pero
lo que mas echaba de menos, desde hacía un par de
años, era aquellos pequeños delfines que a veces
nadaban alrededor de su velero.
l marde plastico,
21e
Un día oyó a su padre comentar una noticia que
había leído en el periódico: habían encontrado un delfín
ahogado, porque se había enredado en bolsas de
plástico. Esa noticia hizo pensar a Antonio en la
cantidad de bolsas de plástico que había visto
últimamente en el mar, eso sin contar las botellas, frascos
de bronceador, de refrescos, de aceite para los
motores, etc. Y se puso a pensar en la cantidad de
plástico que nos rodea, de la cantidad de cosas que
vienen envueltas en plásticos; también se acordó de
aquel día en el que su profesora de “cono” le contó
que el plástico no es biodegradable –bueno, que no
se destruía–, y que se queda en la Naturaleza para
siempre; este pensamiento le dio mucho miedo a
Antonio, y pensó que tendría que buscar una solución
rápida. o el Planeta quedaría cubierto de plástico y
se asfixiaría como los delfines.
Al día siguiente salieron de nuevo a navegar, y
cuando estaban a cierta distancia de la costa pescando,
se dieron cuenta de que la hélice del barco se había
enredado con bolsas de plástico y no podían moverse.
Después de avisar al puerto vinieron unos buzos a
sacarles de allí, pero había una cantidad de plástico tan
grande debajo del velero, que necesitaron un día entero
para arreglarlo.
No pasaría de aquel día sin que intentara hacer algo,
pero no sabía qué. ¿Cómo hacer entender a todo el
mundo que si seguimos rodeándonos de plástico
nuestro Planeta se terminará ahogando, y nosotros
con él? Aunque se pasó todo el verano recogiendo
recipientes y bolsas de plástico por toda la playa y por
el mar, con ayuda de su familia y sus amigos, sabía que
22e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
aquello no era suficiente, y que la solución no estaba
tanto en recoger el plástico para que no contaminara,
sino en no fabricarlo.
Cuando volvió de vacaciones contó a todos los amigos
de su colegio lo que le había ocurrido ese año en la costa.
Todos quedaron un poco preocupados y asustados;
sus compañeros se lo contaron a sus padres, y estos a
sus compañeros de trabajo, y estos a otros amigos y vecinos.
Así fue corriendo la voz por aquella pequeña ciudad
de que nuestro Planeta se estaba ahogando por culpa
del plástico, y nadie quedó indiferente con
aquella historia y ocurrió que la gente
empezó a ir a la compra con bolsa de
tela o de papel y a no utilizar nada de
plástico, a no ser que fuera realmente
necesario.
Y fue así como esa pequeña
ciudad insignificante apareció en
todas las noticias porque le habían
dado un premio por ser la ciudad
más limpia y transparente del Planeta,
pero no como el plástico, sino como
el agua de sus fuentes y su río.
3er PremioJóvenes Consumidores de Majadahonda
23e
5º Finalista“La familia Consumo Responsable”
Ignacio Freire Margullón
Curso: 5° de Educación Primaria
6º Finalista“Las tres brujas”
Sofía Guardiola Villaverde
Curso: 5° de Educación Primaria
7º Finalista“El chico que quería cambiar el mundo”
Luisa Suárez Crespo
Curso: 5° de Educación Primaria
Finalistas
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
1er Finalista“Los juguetes contraatacan”
Sergio Sallent Pedroche
Curso: 4° de Educación Primaria
2º Finalista“La rana soñadora”
Pepe Suay Piqué
Curso: 4° de Educación Primaria
3er Finalista“Fran y sus amigos salvan Majadahonda”
Roberto Molina Abad
Curso: 4° de Educación Primaria
4º Finalista“Lola y Marco en el orfanato”
Sandra Boada Sandín
Curso: 6° de Educación Primaria
25e
Sergio Sallent Pedroche
Curso: 4º de Educación Primaria
“Los juguetes contraatacan”
Antonio tenía nueve años, y vivía con sus padres Marisa y Pedro
y su hermana pequeña María, que todavía era un bebé. Antonio
siempre acompañaba a su madre de compras, pero era muy capri-
choso. Un día, en el centro comercial, al pasar por el estante de los
juguetes, vio un dragón chulísimo que le gustó mucho. Al verlo dijo:
–Mamá, quiero que me lo compres. Lo quiero. Lo quiero.
Y su madre le contestó:
–Tienes muchos dragones y monstruos parecidos en casa, y no
los utilizas ni juegas con ellos, así que no te lo compro.
Pero Antonio insistió e insistió, y se puso tan pesado que su ma-
dre al final se lo compró.
Cuando llegó a su casa, Antonio cogió el dragón y lo guardó en
un rincón de su armario, lleno de muñecos y juguetes, y cogió el úni-
co muñeco que realmente le gustaba. Era el dragón de las tinieblas,
y estaba un poco estropeado, porque lo tenía desde los tres años y
nunca se separaba de él.
1er FinalistaJóvenes Consumidores de Majadahonda
26e
Al día siguiente, Antonio y su familia fueron a casa de
los primos, y Antonio no quería jugar con ellos. Decía que
tenían pocos juguetes, y era verdad. Pero se lo estaban
pasando de fábula, todos menos Antonio, que aún esta-
ba sin querer jugar. Tenía envidia, pero a la vez tenia ver-
güenza de decir que quería jugar. No se atrevía, porque
era muy orgulloso. A la hora de comer, decía que la co-
mida estaba mala, y todos comían menos él. Igual pasó
con la película que vieron, o con las camas para la sies-
ta. Le parecía todo horroroso, viejo, y no le gustaba nada.
Aquella noche Antonio oyó un ruido que venía de su
armario, y al abrirlo vio a todos sus monstruos y jugue-
tes que habían cobrado vida. Sus soldados iban subidos
en los dragones volando, y sus “Action Men” montados
en las motos y coches. El castillo que tenía en lo alto del
armario apareció en un rincón de la habitación, enorme
y tenebroso. Todos los guerreros que estaban dentro del
castillo estaban preparados con catapultas, arcos, espa-
das y todo tipo de armas para atacarle. Su serpiente de
cascabel estaba preparada, y la colección de militares de
plomo tenía las escopetas cargadas y los tanques listos.
Antonio se asustó mucho, y vio que el dragón de
las tinieblas también cobraba vida, pero que estaba de
su parte. Entonces se subió a su dragón de las tinieblas
y salió por la ventana volando.
Entonces, sus juguetes empezaron a perseguirle. Los
dragones salieron también volando, dirigidos por los sol-
dados y soltando bolas de fuego. Algunos militares se
tiraron en paracaidas, otros salieron corriendo y otros
montados en tanques disparando hacia Antonio. Los sol-
dados del castillo fueron con los militares andando, y
otros arrastraron la catapulta hasta la ventana para dis-
parar desde allí. La serpiente fue deslizándose de teja-
do en tejado, intentando cazar a Antonio.
Antonio no entendía lo que ocurría. ¿Qué pasaba? ¿Por
qué le trataban así sus juguetes? Y su familia, ¿por qué no
le ayudaba? ¿Es que nadie oía todo el ruido que estaban ha-
ciendo? Y eso le asustó más, porque vio que estaba solo.
El dragón de las tinieblas le explicó todo: los juguetes se ha-
bían enfadado porque no los trataba bien. Fue una noche
muy larga para Antonio, pero su familia no se enteró.
A la manana siguiente, Antonio vio que todos los
juguetes estaban en su sitio, y los metió en una bolsa.
Después le dijo a su madre que quería dar los juguetes
que ya no utilizaba a los pobres, y la madre se puso muy
contenta, a la vez que se extrañó porque aquel era
otro Antonio, que no conocía.
Antonio y su madre se fueron a la iglesia y dieron
los juguetes.
Aquella misma noche, los juguetes volvieron a su
cuarto, cobrando vida, y le dieron las gracias.
Nunca más compró juguetes que no fuera a utilizar. Por
su cumpleaños le regalaron una gatita, y prometió que
nunca la dejaría sola, al igual que al dragón de las tinieblas.
1er Finalista
27e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
La Rana Romby es una rana muy soñadora y presumida. Una rani-
ta de tres años con la piel de un bonito color verde esmeralda. Es muy
alegre y divertida, eso hace que tenga muchos amigos. Vive en un es-
tanque de aguas cristalinas. Al otro lado del estanque hay un bosque
muy oscuro y misterioso, y cuenta la leyenda que está habitado por
criaturas muy grandes y peligrosas. También dice la leyenda que aquel
que se atreva a entrar en el bosque, nunca logrará salir.
La pequeña Romby se pasa el día mirando su rostro en el estan-
que. Por la noche sueña con un hermoso bosque que tenga flores,
mariposas, arbustos y una gran charca en la que poder jugar con sus
amigos.
De todos sus amigos, Roberta es la más guapa. Es una pata de
color blanco como la nieve, y muy inteligente; ahora está muy pre-
ocupada porque cayó una gran tormenta y su casa quedó destroza-
da. Abejín es su amigo más fiel. Es un pequeño zángano muy diver-
tido y alocado; siempre está gastando bromas a Roberta. Por últi-
mo, tenemos a Pilo, un saltamontes de color marrón avellana; lo que
más le gusta es la savia, y por eso está un poco gordo.
Pepe Suay Piqué
Curso: 4º de Educación Primaria
“La rana soñadora”
2º FinalistaJóvenes Consumidores de Majadahonda
28e
las pasa lo libero, y si no las pasa le obligo a permane-
cer en el bosque para siempre. Como eres pequeña, y
pareces simpática, sólo te voy a poner tres pruebas:
• Pedir un deseo.
• Fabricar un objeto
• Elegir algo del bosque para llevarte.
En la primera prueba Romby pidió que la casa de
Roberta fuera arreglada.
En la segunda prueba Romby eligió fabricar una
pequeña casa para Pilo, con un pequeño tronco hue-
co que encontró.
En la tercera prueba Romby eligió una pequeña
colmena abandonada para su amigo Abejín.
Cuando terminó todas las pruebas se quedó muy
nerviosa y muerta de miedo, pensando si el lobo le da-
ría la libertad o la dejaría allí prisionera para siempre.
Con estos pensamientos se puso a llorar; no sabía si po-
dría soportar el no volver a ver a sus amigos.
Al cabo de un rato Lobezno la miró y le dijo:
–Me tienes sorprendido Romby. Has pasado las
pruebas. Estoy muy orgulloso de ti porque no has pe-
dido nada para ti, porque has fabricado una casa para
tus amigos y lo has hecho pensando en aprovechar las
cosas que hay en el bosque, y no en romper algunas co-
sas para fabricar otras.
Después de decirle esto Lobezno le dijo que ya se po-
Un día la rana Romby propuso a sus amigos explo-
rar el bosque misterioso, pero todos los demás se ne-
garon, porque sólo de pensarlo les entraba escalofríos.
A ninguno le parecía bien el plan. A pesar de todo,
Romby seguía empeñada en ir, aunque fuera sola.
Al día siguiente Romby se aventuró sola por el
bosque misterioso. Ya llevaba saltando un buen rato,
cuando empezó a pensar que aquello no había sido
una buena idea; poco a poco cada vez tenía más mie-
do. De repente oyó que las ramas crujían, el viento re-
soplaba y sentía que unos ojos le acechaban en la os-
curidad. Eran unos ojos grandes y tenebrosos, pero no
podía ver a quién pertenecían. De repente Romby oyó
un “ssssssss” mucho más cerca, y salió disparada, muer-
ta de miedo. Sin pensarlo se metió en una cueva, con-
vencida de que allí estaría a salvo. Allí consiguió es-
tar tranquila un rato.
De repente se encontró prisionera de una criatura
enorme, y con un aspecto muy fiero. Romby creía que
le iba a dar un infarto, hasta que oyó una voz.
Era una voz dulce, que le decía:
–¡Hola!, soy Lobezno, el lobo guardián de este bos-
que misterioso. ¿A qué has venido?–, le preguntó el oso.
Romby le respondio:
–¡Hola!, soy Romby, y he venido a explorar.
–Pues a todo aquel que se atreva a pisar mi bosque
lo capturo y le obligo a pasar una serie de pruebas. Si
2º Finalista
29e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
día marchar, que era libre y que había sido un placer co-
nocerla. Romby se despidió muy contenta de ser libre.
Cuando ya se estaba alejando, Romby oyó que Lo-
bezno le decía:
–Te tengo que pedir un último favor. No cuentes a
nadie que no soy tan fiero como dice la leyenda. Esto
lo hago porque quiero que este maravilloso bosque se
conserve siempre en paz. También me gustaría que vi-
nieras a visitarme de vez en cuando, pues aquí me sien-
to muy solo. Si quieres, puedes traer a tus amigos. Es-
taré encantado de conocerles, pero me tendréis que
prometer que no se lo contaréis a nadie.
Cuando Romby volvió con sus amigos los encon-
tró muy contentos. Roberta estaba encantada con su
casa, y lo mismo les pasaba a Abejín y a Pilo.
Cuando les contó la aventura que había tenido se que-
daron muy sorprendidos, pero prometieron ir a ver a Lo-
bezno para jugar con él, ya que no tenía ningún amigo.
A partir de aquel día el bosque misterioso ya no fue
tan misterioso.
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
30e
Roberto Molina Abad
Curso: 4º de Educación Primaria
“Fran y sus amigossalvan Majadahonda”
3er Finalista
Érase una vez un pequeño pueblo, al oeste de Madrid, cuyos ha-
bitantes sólo consumían lo necesario para vivir. Allí eran felices: los
niños jugaban y reían al lado de la fuente de aguas cristalinas. Y los
adultos o trabajaban, o iban al mercadillo a hacer sus compras. Por la
tarde los niños se despedían y volvían a sus casas a cenar. A veces, en
las fiestas del pueblo, se quedaban hasta más tarde y bailaban, can-
taban... Vamos, que se lo pasaban fenomenal. Lo mejor de todo era
que todos ayudaban a recoger lo que tiraban, y después lo recicla-
ban. Era una maravilla el paisaje que se divisaba a su alrededor. Maja-
dahonda era un pueblo muy bonito y responsable con el consumo.
Pero... un día llegó una familia a la que le daba igual todo. Fran, un niño
listo y simpático, le dijo en voz baja a su mejor amigo Marcos:
–Mira a esa nina, está enfadada por no tenerlo todo–, dijo en
tono de burla.
–¿Qué quiere ahora? ¿Un pony?–, dijo Marcos, riéndose sin
parar.
3er Finalista
31e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
Los mercados se estaban quedando vacíos porque
lo habían comprado todo los García, y ya no quedaba
nada para nadie.
Fran y sus amigos se reunieron y empezaron a ha-
blar.
–Tenemos que convencerles de que no consuman
tanto y tan mal–, dijo Fran preocupado.
–Pero, ¿cómo lo haremos? Los García son muy an-
tipáticos–, le interrumpió Marcos–. Nadie ha hablado
con ellos que yo sepa–, continuó Marcos.
Alrededor de la mansión de los García había mu-
chos cubos de basura llenos a reventar, porque no re-
ciclaban nada. Mucha gente se quejaba al Ayuntamien-
to por el mal olor de los cubos de basura de los Gar-
cía. Por eso, el Alcalde le mandó una nota al Sr. García,
en la que decía:
“Sr. García, los vecinos de Majadahonda se quejan
de su consumo irresponsable. Si no cambia, y se trans-
forma en un buen consumidor, le aseguro que no po-
drá vivir más tiempo en este pueblo. Si nos deja, le
ayudaremos a ser un buen vecino.
Atentamente, Juan Pérez, Alcalde de Majadahonda”.
El señor García, al leer la nota, no hizo ni caso, y la
tiró a la basura.
Como no aceptaron ser buenos consumidores, ni
Pronto, los nuevos vecinos terminaron su mudan-
za, y varios vecinos del pueblo fueron a llevarles rega-
los para darles la bienvenida, pero ellos los desprecia-
ron porque les parecían poca cosa. Eran muy ricos: te-
nían una gran casa con piscina, pista de tenis y un sa-
lón enorme. En la familia había una pequeña niña, lla-
mada Raquel, que pedía todo lo que se le antojaba y
sus padres se lo daban. Era una niña maleducada y mal-
criada. Si tiraba algo al suelo le daba igual, porque lla-
maba a los criados y lo tenían que recoger por ella. Los
pobres criados lo aguantaban para poder ganar dine-
ro y cuidar de sus familias.
En la pequeña escuela del pueblo, los chicos juga-
ban al fútbol y las chicas con las muñecas, o a veces se
divertían todos juntos. Intentaban ser amigos de Raquel,
pero ella iba ensuciandolo todo y fastidiando a los
demás. Pronto el feliz patio casi quedó convertido en
un basurero, por el consumo irresponsable de Raquel,
que lo llenaba todo de papeles de caramelos, bolsas
de plástico de los bocadillos, etc.
Majadahonda ya no era un pueblo limpio y feliz, y
todo por la familia García. ¡Tenían que hacer algo, o Ma-
jadahonda se convertiría en un vertedero!
Los García compraban más de lo que necesitaban,
y después lo tiraban donde fuese, menos a la basura.
A veces sólo lo miraban hasta aburrirse de ello, y des-
pués lo tiraban.
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
32e
dejaron que les ayudasen, el Alcalde estaba muy pre-
ocupado. Pero Fran y sus amigos fueron a decirle:
–Nosotros tenemos una idea para que los García
cambien.
Dicho esto, el Alcalde escuchó con atención.
–Tenemos que consumir tan mal como ellos para
que se den cuenta de lo mucho que fastidian, y así cam-
biaran.
–¿Estáis seguros?– dijo el Alcalde.
–¡Segurísimos, señor Alcalde!– dijeron los niños, en-
tusiasmados.
El Alcalde lo habló con los concejales durante bas-
tante tiempo, y al fin salió:
–A los concejales les ha gustado la idea, y vamos
a ponerla en práctica– dijo a los niños, que esperaban
sentados al lado de la puerta.
Repartieron papeles casa por casa, por todo el
pueblo, en los que ponía lo que había que hacer, y to-
dos los vecinos estuvieron de acuerdo con la idea. Cla-
ro que los García no recibieron ningún papel, ni les di-
jeron nada. Al día siguiente se puso en práctica la idea
de Fran. Los vecinos empezaron a ensuciar todas las ca-
lles: todo estaba lleno de papeles, latas, cristales, ba-
sura..., y Majadahonda ya no parecía el mismo pueblo
bonito que era antes.
Todos compraban a lo loco en las tiendas y en los
mercados, aunque no necesitasen tanta comida. En el
colegio los niños trataban mal el material escolar: rom-
pían los libros y los lápices, y las clases parecían un ba-
surero. Era imposible estudiar allí.
Parecía que todo el mundo se había vuelto maja-
reta y mal consumidor, aunque a los vecinos les cos-
taba mucho portarse tan mal porque no estaban acos-
tumbrados, y no les gustaba nada que su bonito pue-
blo estuviera tan sucio. ¡No sabían cuánto tiempo po-
drían aguantarlo!
Estaban deseando que los García cambiaran para que
todo volviese a la normalidad.
Cuando Raquel García salió de su casa vio todo muy
sucio, y no le gustó nada, porque se manchó los zapa-
tos nuevos con una cáscara de plátano.
Por el camino del colegio se encontró con todo su-
císimo, y le dio mucho asco.
Empezó a pensar lo agradable que era todo antes,
y lo raro que era que los vecinos se estuviesen portan-
do tan mal. Cuando llegó al colegio fue aún peor. Cuan-
do se iba a sentar, en su silla había una naranja podri-
da, y se sentó encima de ella. ¡Casi vomita!
A sus padres les pasó igual: en el trabajo su padre
tenía todos los papeles desordenados, y no encontra-
ba nada.
3er Finalista
33e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
Su madre en la compra se encontró con todo va-
cío, y no pudo hacer la comida.
Aquella noche los García hablaron entre sí:
–¿No os parece muy raro lo que está pasando?
¡Con lo bien que se estaba antes! Parece que se están
comportando como nosotros, y todo está muy mal.
En ese momento el Sr. García se dio cuenta, y dijo:
–¿Qué os parece si cambiamos, y a partir de aho-
ra nos portamos bien? Consumiremos bien: sólo lo ne-
cesario, y reciclaremos lo que se pueda volver a usar.
Así Majadahonda volverá a ser la misma de antes.
Cuando los vecinos se dieron cuenta de que los Gar-
cía habían cambiado. Limpiaron todo, y ellos les ayu-
daron: recogieron los cristales y los tiraron al cubo ver-
de con cuidado de no cortarse; echaron los papeles al
cubo azul del reciclado, y los bricks y latas al amarillo.
Luego, cuando todo estuvo limpio, adornaron las
calles con luces y banderines, e hicieron en la Gran Vía
una fiesta. El Alcalde les dio medallas a Fran y a sus ami-
gos por buenos ciudadanos.
Todos se divirtieron mucho, y los niños del cole-
gio se hicieron amigos de Raquel.
Raquel regaló muchos de sus juguetes, pues ya tenía
con quién jugar a otras cosas: al escondite, al pilla pilla...
¡Majadahonda volvía a ser otra vez un pueblo pre-
cioso!
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
34e
Sandra Boada Sandín
Curso: 6º de Educación Primaria
“Lola y Marcosen el horfanato”
4º Finalista
Érase una vez una niña llamada Lola. Tenía unos ojos verdes pre-
ciosos, un pelo rizado de color naranja y piel clara y pecosa. Le gus-
taba estrellar los deportivos de su padre, tirar huevos a la gente des-
de su habitación, y pedir ponis una y otra vez. Sus padres estaban en-
tre los más ricos de su ciudad, y por eso Lola creía ser una princesa.
Lola tenía muchísimas cosas. Desde montones de escorpiones
en su habitación, hasta sirvientas en cada una de las habitaciones de
su enorme casa. Sus padres tenían una enfermedad, a la que toda-
vía no se había descubierto cura, así que, cada día que pasaba, em-
peoraban más, y los sirvientes llevaron a Lola a Alemania, con su her-
mano, para que no sufriera, aunque sabían que les daba igual. Un día
que sabían que llegaría, sus padres fallecieron, y toda la fortuna pasó
a ser de su hermano mayor, Marco, de ojos marrones, pelo largo y
rubio, y de maléfica sonrisa. Le gustaba que todo fuera para él, y nun-
ca había cumplido su deber de proteger a su hermana pequeña.
Meses después, Marco, aburrido de tener que convivir con su herma-
4º Finalista
35e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
pusieron la oreja en la pared y escucharon:
–Lo siento, pero le tenemos que quitar el orfanato.
–No, por favor. Les entregaré el dinero que les
debo de la hipoteca, más tarde, cuando lo consiga.
–Tenemos que desalojar este edificio. Se está ca-
yendo a trozos...
Días más tarde, llevaron a todos los niños en un au-
tobús a otro orfanato, que estaba en mejores condi-
ciones. Entraron en unas habitaciones muy grandes y
muy bonitas. En la hora de la comida se sentaba enfren-
te de ella una cara que le resultaba familiar: ¡era Mar-
co! Se acercó a él, y le preguntó porqué estaba allí:
–La policía me dijo que yo no podía mantener una
fortuna tan grande hasta que fuera mayor de edad.
Metieron el dinero en una cuenta supersecreta, a la que
podremos acceder cuando seamos mayores de edad
Años después, ya mayores, se fueron del orfanato,
y comprendieron que donde habían estado internados
desde la muerte de sus padres era un lugar que nece-
sitaba amor, colores alegres, y mucha felicidad. Así que
decidieron donar todos los juguetes que habían teni-
do, repartir la mayoría del dinero a los más desgracia-
dos, y consumir responsablemente.
Esta es una de las razones para ahorrar: porque al-
guna gente tiene muy poco y puede vivir con ese poco.
na, la envió a un orfanato pobre de las afueras de París. Cuan-
do Lola llegó, se encontró con paredes caídas, goteras por
todos lados, un suelo de arena, y murallas a medio pintar.
Vio a muchos niños desgraciados tirados por el suelo, y un
pequeño baúl con menos de cinco juguetes. Ella no sabía
a dónde la habían llevado, hasta la hora de la cena, en la que
la sirvieron un bocadillo de chorizo, un trozo de pan que-
mado por los bordes y una pequeña botella de agua, cosa
que ella no había probado nunca. Una niña llamada Teresa,
que esa noche se había sentado a su lado, le preguntó:
–¿Por qué estás aquí?
–Todavía no lo sé.
–Yo porque mis padres se murieron hace unos años,
y como no tengo más familia, he acabado aquí.
–Mis padres también han muerto, y aunque tengo a
mi hermano, todavía no sé porqué me han traído aquí.
–Puede que tu hermano ya no esté.
–Puede ser.
Aquel primer día los niños del orfanato le cayeron
muy bien. Incluso consiguió hablar con una niña que
siempre estaba apartada de los demás. Al siguiente día
llegaron unas personas que se vestían como antes lo
hacían su padre y su madre, y entraron en un pequeño
despacho que estaba a la entrada del orfanato. Tere-
sa, que se había convertido en su mejor amiga, y Lola,
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
36e
Ignacio Freire Margullón
Curso: 5º de Educación Primaria
“La familiaConsumo Responsable”
5º Finalista
Érase una vez un señor que se llamaba Antonio Consumo. Era un
señor que si tenía que comprar una barra de pan, compraba dos; si
se tenía que comprar dos jerseis, se compraba tres, y le daba igual si
otras personas se quedaban sin nada, y luego a lo mejor ni los usa-
ba. Siempre compraba algo de más sólo por hacer gasto, porque ga-
naba mucho dinero, pero si veía que había gente que necesitaban co-
sas, porque eran pobres, no les daba nada.
Hasta que un día fue a un centro comercial, y conoció a una mu-
jer llamada María Responsable. Era una mujer demasiado responsa-
ble. Si se tenía que comprar una barra de pan decía: “No, calentaré
el de ayer”. Si se tenía que comprar un pantalón decía: “No, me haré
un apaño con estos”, y aunque podía gastar porque era cajera del “Ca-
rrefour” de Majadahonda, veía tantas personas que compraban tan-
tas cosas sin necesitarlas, que acabó por odiar el consumo irrespon-
sable. Nunca se compraba ningún capricho, ni nada que no fuera ne-
cesario, incluso la comida. Siempre aprovechaba lo de los días an-
5º Finalista
37e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
teriores (hasta un día enfermó porque siempre le echa-
ba un huevo a la tortilla del día anterior, y así durante
10 días).
Se hicieron novios, mientras él no paraba de com-
prar, y le veía todos los días en su caja registradora pa-
gando. Así que un día le preguntó porqué compraba tan-
tas cosas, si es que en su casa eran muchos, y él le con-
testó que vivía solo, y como no tenía a nadie se abu-
rría y prefería salir a comprar por comprar, y luego ha-
bía muchas cosas que ni las abría, y directamente las
tiraba. Entonces ella le dijo que no le importaba ir a su
casa para que no se sintiera solo, a cambio de que no
comprara tantas cosas, y a él le pareció muy bien.
Un día se casaron y tuvieron un hijo llamado Ra-
fael Consumo Responsable. Era un niño ni muy respon-
sable, ni muy consumista. Sólo pedía a sus padres lo que
necesitaba, y ahorraba la paga semanal que le daban
hasta que se la gastaba en cosas que necesitaba para
el colegio, como lápices, cuadernos o sacapuntas.
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
38e
Sus padres, sorprendidos por el comportamiento
de su hijo, decidieron seguir su ejemplo, y se convir-
tieron en una familia que consumía responsablemen-
te, y que lo que les podía sobrar lo compartían con
los que más lo necesitaban, y así no pararon de ha-
cer amigos y de ser los más queridos de todo Maja-
dahonda.
Al final, Antonio Consumo acabó siendo Alcalde de
Majadahonda; María Responsable fue la directora del
“Carrefour”, y Rafael Consumo Responsable fue el de-
legado de su clase. Todo el pueblo acabó siendo como
ellos, y se convirtió en un lugar de ejemplo para todas
las familias en España. El Rey de España les recibió en
su palacio, y les dio el premio a la familia de consumo
más responsable del país.
Y fueron felices y comieron perdices. Bueno, per-
dices no, que no son importantes.
Sofía Guardiola Villaverde
Curso: 5º de Educación Primaria
“Las tres brujas”
6º Finalista
Hace mucho tiempo, en Majadahonda, todos los habitantes de
lo que entonces no era nada más que un pequeño pueblo no deja-
ban de gastar su dinero en cosas completamente innecesarias. Has-
ta que un día llegaron al pueblo tres brujas vestidas de negro, muy
bajitas y muy parecidas físicamente. Aunque nadie lo sabía, aquellas
tres brujas iban a ser la salvación del pueblo.
Lo primero que hicieron fue aparcar sus escobas e ir a visitar al
Alcalde, quien estuvo hablando con las brujas durante más de me-
dio día.
Después de conversar llegaron a un acuerdo: el Alcalde les de-
jaría practicar sus estrepitosos trucos de magia y hechizos únicamen-
te durante el día, debido a que durante la noche los habitantes de
Majadahonda debían dormir. A las brujas no les pareció mala idea,
pero como ya eran las ocho de la tarde decidieron esperar un día
para comenzar con los hechizos.
A la mañana siguiente las tres brujas se colocaron enfrente del
Ayuntamiento, y comenzaron a hacer muchísimo ruido y a formu-
lar unas rimas extrañísimas, en voz muy alta, que parecían imposi-
6º Finalista
39e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
bles de pronunciar. Pero, aunque las brujas no sabían
porqué, el encantamiento que tenía que hacer que
los majariegos valoraran más el dinero había fracasa-
do. En aquel momento las brujas comprendieron que
no iba a bastar con un simple hechizo de bruja para
cambiar a toda aquella gente.
Así que estuvieron las tres sentadas en un banco,
pensando qué podían hacer para concienciar a los ha-
bitantes de Majadahonda. De repente, a una de las
brujas se le ocurrió que podían hacer una manifesta-
ción en la que participaran amigos suyos que habían co-
nocido en otras misiones que habían realizado en la Tie-
rra. Las otras dos aprobaron la idea y teletransporta-
ron a todos y cada uno de ellos.
En pocas horas, la manifestación estaba completa-
mente preparada, y empezó a las 11:30 h de la mañana.
Poco a poco, la gente se fue uniendo a la manifestación.
Lin-chi, una china amiga de las brujas repartía a todos
los que querían participar una enorme pancarta, en la
que decía: “¡No a gastar el dinero innecesariamente!”.
Al final todo el pueblo estaba en la Gran Vía asis-
tiendo o participando en la manifestación. Cuando
acabó, todo el mundo estaba concienciado para gas-
tar menos.
Las brujas se marcharon porque habían cumpli-
do su misión, y tenían que cumplir una nueva en
Marte.
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
40e
Luisa Suárez Crespo
Curso: 5º de Educación Primaria
“El chico que queríacambiar el mundo”
7º Finalista
Érase una vez un niño que soñaba con un mundo mejor. El chico
se dio cuenta de que no lo podía hacer solo; que necesitaba a los
demás para conseguirlo.
Así que el chaval salió a la calle, y decidió buscar a gente para
ayudarle.
El niño pasó por una casa que tenía todas las luces encendidas,
así que el pequeño le dijo a la señora de la casa que utilizase la luz
del sol y bombillas de bajo consumo. Después le preguntó a la se-
ñora:
–¿Me puede ayudar a conseguir un mundo mejor?
A lo que la señora, respondió:
–Sí.
Juntos siguieron el camino para buscar a más gente, y encontra-
ron a un señor que al regar su jardín se dejó dos de los grifos abier-
7º Finalista
41e
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
co se disculpó, y le pareció buena idea unirse al gru-
po, que cada vez crecía más y más.
Aquella misma tarde el mismo señor vio a un hom-
bre que estaba usando un spray con CFC, que conta-
mina la capa de ozono. El señor le aconsejó que se com-
prara sprays que funcionasen igual, pero que no con-
tuvieran CFC, para que no dañasen el medio ambien-
te. Finalmente, este hombre, como todos los demás, tam-
bién quiso unirse al grupo.
Después todas las personas del grupo se reunieron.
El chaval del principio quiso dejar claro que todos te-
nemos que intentar contaminar menos; que si no lo ha-
ciamos no ibamos a poder hacer de lo que tenemos un
mundo mejor.
Después del sabio consejo del niño, todos empe-
zaron a consumir menos, y para asegurarse de que todo
marcha bien y que nadie se equivocara, el pequeño chi-
co se paseaba por las casas para comprobarlo, y poder
ayudar si alguien lo necesitaba.
Finalmente, poco a poco el chico iba observando
como su sueño se estaba cumpliendo con la ayuda de
todos, y como el mundo, lentamente, iba mejorando
cada vez más y más.
tos. Los dos dijeron que sólo usara un grifo, y que apro-
vechara para regar los días de lluvia. Después del con-
sejo Ie preguntaron que si quería acompañarles en su
camino, y al señor le pareció buena idea.
Los tres se dividieron para ir a buscar a más gente,
y encontrar a personas que quisieran colaborar y con-
seguir un mundo mejor. El primero encontró a cuatro
niños que estaban merendando en el campo, y tiran-
do los papeles al suelo. El chico les dijo que no estro-
pearan la naturaleza, y que reciclaran los papeles que
aquellos chicos habían tirado al suelo. Que tirasen los
briks al contenedor amarillo, el papel en el contene-
dor azul y el vidrio en el verde. Al acabar, al igual que
a los demás el chaval les preguntó que si querían unir-
se al grupo, y a los chicos les pareció muy buena idea.
Por otro lado, la señora encontró a un hombre que
estaba saliendo de su casa para ir en coche a la pana-
dería, que estaba al lado de su casa. La señora le acon-
sejó que mejor fuera andando, ya que estaba muy cer-
ca, y así no contaminaba tanto el medio ambiente.
Después del consejo el hombre quiso unirse al grupo
que luchaba por un mundo mejor.
El último señor encontró a un chico en el baño que,
en vez de tirar los klinex usados en la papelera, los ti-
raba al váter sin estar utilizándolo. El señor, cuando lo
vio, le aconsejó que lo tirara a la basura, si no iba a usar
el baño, para no gastar agua innecesariamente. El chi-
Jóvenes Consumidores de Majadahonda
42e
Organiza• Ayuntamiento de Majadahonda
Concejalía de Sanidad y Consumo
Servicio de Consumo
Colabora• Concejalía de Educación del
Ayuntamiento de Majadahonda
• Comunidad de Madrid
Consejería de Economía y Consumo
Dirección General de Consumo
Este libro es una recopilación de las obras ganadoras del
“2º Concurso de Cuentos para Jóvenes ConsumidoresResponsables de Majadahonda”, en el que han participado
alumnos de 4º, 5º y 6º de primaria de colegios del municipio.
Aunque en estas páginas no han podido estar los casi 150
cuentos que se han presentado, los que vais a leer son un claro
ejemplo de lo sensibilizados que están nuestros jóvenes con
un consumo responsable, y así nos lo han querido transmitir
a través de originales historias y personajes.
Es una labor de todos, familias, empresas e instituciones,
promover este consumo responsable a través de la educación
y la formación en la infancia y la adolescencia, y tanto la
Comunidad de Madrid como el Ayuntamiento de Majadahonda
tenemos muy clara la línea a seguir y la importancia de la
sensibilización.
Esperamos que os gusten estas historias, y os animamos
a seguir participando en próximas ediciones.
ConsuMadridDirección General de Consumo
CONSEJERÍA DE ECONOMÍA Y CONSUMO
Comunidad de Madrid
Ayuntamiento de MajadahondaConcejalía de Sanidad y Consumo