justicia moral civil noción del derecho
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Este libro de derecho nos muestra un estudio más sobre la profesión jurídica.TRANSCRIPT
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1
LEIDO
EN LA UNIVERSIDAD CENTRAL
POR
DON EDUARDO COLL Y MASADA,
EN EL ACTO SOLEMNE OE RECIBIR LA INVESTIDURA
DOCTOR KN DERECHO CIVIL Y CANONIGO-
MADRID:
Imprenta be el siglo xix, A cargo de C. Ji
Cuesta de Santo Domingo, 4, pral.
1863.
• UNIVERSIDAD COMPLUTENSE
5322250829
9
Justicia moral.—Civil.—Noción del Derecho.
I
I
DISCURSO
LEÍDO
EN LA UNIVERSIDAD CENTRAL
POR
DON EDUARDO COLL Y MASADAS,
EN EL ACTO SOLEMNE DE RECIBIR LA INVESTIDURA
DOCTOR EN DERECHO CIVIL Y CANÓNICO.
MADRID:
Imprenta de el siglo xix, a cargo de C. Juárez,
Cuesta de Sanio Domingo, i, oraI.
1863.
t ' I ir
limo. Sr.
Si los pueblos en su infancia viven tranquilos bajo el régimen sa
cerdotal que dirije los diversos fines morales, religiosos y jurídicos á
que tienden las sociedades , y si en su decadencia se doblegan enerva
dos por los placeres de un sibaritismo desenfrenado bajo la férula de
los déspotas : el entregarse con perseverancia á los estudios sociales y
muy en especial á la Filosofía del Derecho , será siempre un signo ca
racterístico de que aquel pueblo ó generacion ha llegado á su mayor
edad; y lleno de fuerza , y alentado con la conciencia de sus destinos y
de su responsabilidad, investiga la razon de su derecho , examina las
obligaciones legadas por sus predecesores, y despues de inquirir los
orígenes de cada obligación y de cada derecho, y despues de depurar
los de los abusos que encuentren, revindica su libertad de accion para
gobernarse por sí y ante sí según su naturaleza y sus fines personales.
Solo discuten sus fueros las generaciones (pie tienen la conciencia
de la justicia y de su valimiento , aun cuando en todos los periodos de
la vida social deben los hombres responderse y se responden á sí mis
mos con apreciaciones distintas de ciertos sentimientos que agitan su
alma, bajo las impresiones del bien y de la justicia que la sensibilidad
— 6 —
descubre , la fé acepta y la inteligencia reconoce. Ciertamente estas
nociones se revelan en todos los pueblos , cualquiera que sea la altura
por ellos alcanzada en la escala gradual de los progresos, y en cada
situacion presenta un distinto colorido que le es peculiar y propio.
Durante las primeras edades de un pueblo, las derivaciones del Bien
en su doble manifestacion de Estético ó Moral y de Jurídico ó de De
recho arrancan de Dios, última razon de nuestra inteligencia por ser la
causa de las causas , la causa única de donde proceden todas las exis
tencias y las relaciones todas que de tales existencias se deriven.
Distinto es el cuadro que presentan los pueblos en decadencia,
cuyo elemento predominante es un principio sugetivo en su fondo, ya
sea traducido por la voluntad de un dictador , ya por la voluntad de
las masas sobre todos los principios y sobre todos los intereses. La
verdad es que la tiranía como las anarquías condujeron constantemente
á los pueblos á dominaciones agenas, desapareciendo de la faz de la
tierra su importancia personal y propia.
Dejemos á un lado estas dos edades de la infancia y decrepitud de
las sociedades humanas , y fijemos la atencion sobre las naciones que
viven vigorosas por su propia vitalidad hasta alcanzar la cultura de
una civilizacion fecunda.
Los primeros impulsos de la inteligencia hacia la investigacion filo
sófica de las verdades relacionadas con el fin de nuestra existencia , los
recibe el hombre de las impresiones esteriores, ó de los sentimientos.
Fijada la atencion sobre las emociones que lo bueno , lo cierto y lo
justo causaban en su alma, como las impresíomes esternas de los sen
tidos le habían anunciado lo útil y lo bello , las investigaciones y las
verdades tan íntimamente relacionadas entre si , no podían defraudar
la esperanza de estos afanes especulativos que fueron los primeros al
bores de la Filosofía.
Pero el urden moral es mucho mas complexo que el órden físico, y
de aquí la vacilacion sobre la verdadera subordinacion gerárquica en
tre los diversos elementos que lo constituyen ; vacilacion de la cual se
derivan consecuencias tan heterogéneas , que por pequeña que fuese la
desviacion de la verdad, serian erradas las últimas aplicaciones que de
ellas se hiciese en la práctica.
Acertar en estos principios, en las formas que afectan las evolucio-
— 7 —
nes que esperimentan y las- influencias que sufren, y evitar sobre todo
y ante todo las confusiones entre la causa con el efecto , entre la forma
y la realidad, entre el medio y el fin, entre un principio y su deriva
do, tal es la ardua y difícil tarea que han emprendido los pueblos de
la raza europea, y solo Dios en su infinita sabiduría puede saber si
podemos gloriarnos de estar en buen camino , y si nos aproximamos á
la última evolucion de las especulaciones. Oue nuestra generacion se
encuentra satisfecha de su obra, nada tiene de estraño. La razon tiene
sus necesidades y hasta sus exigencias , y si una teoría calma esa sed
y ese afán que la estimula , se muestra satisfecha y cree que se ha di
cho la última palabra, como pudo creerlo Platon y como lo creyeron á
su vez Grocio, Hobbes, Rousseau , Savigny y Kant en su día, y Krause
en último término; y sin embargo, cuantos eslabones ha recorrido la
nocion filosófica del Derecho desde los Griegos á Grocio y de este último
á Ahrens han sido otras tantas etapas; y quizás las nociones que tiene
hoy dia nuestra generacion, serán consideradas en los tiempos venide
ros cual otro progreso mas , sin merecer el título de perfeccion del
principio para el completo desarrollo de la teoría del Derecho.
Es muy notable que la especulacion de la metafísica haya cegado
á los sabios de la tierra al dilucidar esta grave cuestion, Qué es Justi
cia y qué es Derecho , mientras que el pobre campesino, aislado del
resto de la tierra , guardaba en su corazon rudo y sencillo el senti
miento de la justicia , del cual no le han podido desviar los siglos ni
los sofismas. No de otra manera se esplica la sublime leccion que el
Salvador del Mundo nos dio, disputando con la sencillez de un niño, en
el consejo de los ancianos doctores de la ley ; leccion repetida al elegir
entre las gentes sencillas los ignorantes pescadores que erigió en após
toles de su doctrina que tanta trascendencia habia de tener en los des
tinos de la humanidad. No parecería sino que Jesucristo negaba á la
lógica y á la inteligencia la posibilidad de comprender lo que era De
recho y Justicia como no alcanza á comprender la luz , y que asi como
el ojo es el único órgano que la siente , señalaba con el dedo que el
criterio de la Justicia estaba en nuestro corazon y en nuestros senti
mientos cuando son puros de las concupiscencias que lo mancillan.
No menos notable es que la Iglesia haya dictado entre las Bien
aventuranzas, la quinta, que dice : Dichoso aquel que sufra con resig
— 8 —
nacion tas persecuciones por la justicia , como si existiese una graví
sima perturbacion en los elementos del orden moral tan necesario á
la existencia social y del individuo , y cual si entre la felicidad huma
na y la justicia cupiera un antagonismo disolvente. Al cubrir la reli
gion con su manto á los que sufriesen persecuciones por la justicia,
no toma partido en el desafuero ni pone en relieve un desacuerdo que
no existe entre lo justo y lo sagrado , entre la justicia y la felicidad.
No ; la bienaventuranza no revela esta antítesis que no existe, ni fuera
posible que tal sentara la Iglesia sin depositar en nuestra alma la se
milla de la mas horrible desesperacion.
La Iglesia ha significado con el mencionado tema, que muchos
sufrirían por torpeza en los legisladores , ó por impericia de los juzga
dores, y el que soporte el quebranto y no se desespere—porque oca
sion sobrada ofrece la iniquidad jurídica á la desesperacion,—será un
hijo predilecto de Dios , porque su mansedumbre será a prueba del
mayor de los desconsuelos. «Sé, pues, hijo mio pacifico, que si la
prueba es dura, la palma de la eterna bienandanza será mas gloriosa.»
Esto significa la quinta bienaventuranza, que partiendo de una verdad
práctica, dá un consejo á la víctima, y ofrece una celestial recompen
sa , derramando sobre dolorosas heridas un bálsamo consolador. Res-
petemos asunto tan sublime y no queramos penetrar en las honduras
de este precepto ó de esta declaracion. Ágenos á las materias divinas
y á los secretos de una santa paciencia , no haríamos sino menoscabar
el brillo de esta virtud si la quisiésemos sujetar á las dimensiones de
nuestro raciocinio. La significacion que de este consuelo derivamos,
consiste en que la justicia práctica dista de la justicia moral absoluta
y divina que virtualmente preside nuestra conciencia y predomina en
nuestros motivos.
Toda vez que la filosofía no puede darse esplicacion de ese princi
pio, toda vez que el hombre sencillo lo tiene en su corazon , toda vez,
— 9 —
en fin, que al realizar con actos estemos lajusticia, tropieza con los er
rores que la precipitan hasta revestirla de los síntomas de una iniqui
dad, ¿cruzaremos nuestros brazos é inclinaremos nuestra frente ante ese
imposible cientifico?
Ya que la justicia es un sentido moral, ó mejor espresado, un senti
miento, ¿habremos de abandonarnos á esta intuicion que guia y tranqui
liza al rústico en su humilde cabana? Razones poderosísimas no permi
ten al hombre cerrar este libro donde hay tantos estravíos y donde tan
tos delirios se acumularon. El libro de la Filosofía del Derecho con tales
delirios y con estravíos tales, nos muestralos senderos del error, y nos
aproxima cada vez mas al encuentro de losverdaderos principios; prin
cipios que si el individuo no necesita analizar para arreglará lo justo sus
acciones, puesto que los tiene en su alma, necesítalos la sociedad para
determinar el curso de sus desenvolvimientos y la direccion y tendencia
de sus fines, y á fuer de miembros dela sociedad humana y como séres
racionales, seres que tenemos la participacion y el deber de realizar
nuestro fin personal, deber sancionado con las responsabilidades consi
guientes , nos debemos preocupar siquiera un momento en examinar
qué sea la justicia moral y civil , y de dónde deriva la nocion del De
recho.
La historia demuestra que los grandes cataclismos sociales por los
cuales van pasando las naciones, no son sino resultados del principio del
Derecho y de la justicia mal comprendidos, y quiera Dios que se apro
xime el dia en que la sociedad entre en los acertados senderos de los
principios que han de favorecer su existencia y concurrir á su desarro
llo. Entonces, y solo entonces, podremos lisonjearnos de haber logrado
el acierto para ajusfar nuestras acciones á los fines supremos que pre
siden á la vida de los individuos y su desarrollo, como á la vida y pro
greso de las sociedades humanas.
II.
No haremos depender el Derecho de la nocion de la justicia, como
tampoco á esta la derivaremos de aquella: son dos cosas coexistentes y
quizás una cosa sola considerada bajo dos aspectos distintos.
2
— 10 —
La personalidad en sus variadas manifestaciones individual ó colec
tiva, necesita una esfera donde pueda estender su accion para asimilar
se todas las condiciones que en ella existan, á la realizacion y cumpli
miento de su fin personal. El Derecho será á la vez la fuerza espansiva
subordinada á la naturaleza racional y progresiva de la persona, y la
esfera ó la capacidad dentro la cual esa espansion sea posible y en la
que pueda agitarse en todas las direcciones el ser personal. No es cier
tamente esta esfera de accion un hecho sustancial: mejoría calificaría
mos de vacío espiritual donde ha de desenvolver el hombre los elemen
tos sugetivos dependientes de su voluntad en armonía con las condicio
nes necesarias á la ley de su naturaleza racional y progresiva.
Luego hay dos elementos en la teoría del Derecho. El primero es
objetivo, que consiste en la constitucion de la naturaleza humana arre^
glada al órden progresivo y armónico de sus destinos temporales y
eternos, constitucion que es superior á nuestra voluntad y que tiene una
fuerza vital propia, tanto para las limitaciones de la vida individual,
como para la vida colectiva de los séres que, unidos en un mismo propó
sito y con unidad de necesidades , sentimientos , intereses ó creencias,
tengan una sola conciencia y un solo fin , que son los dos elementos que
constituyen la personalidad en sus atributos de igualdad y esponta
neidad.
El segundo es el elemento sujetivo , dimanado de la voluntad del
hombre, que teniendo conciencia de sus fines y de su responsabilidad,
debe y quiere realizarlos por sí en la esfera de su accion, limitada por
los principios del elemento objetivo ; y digo limitada, porque toda cs-
tralimitacion cuesta una responsabilidad en el órden moral que tan fá
cilmente trasciende al órden material en que viven y se lebullen los
individuos de nuestra especie.
La Filosofía del Derecho ha pasado infinitas pruebas negativas, por
que careciendo de hechos que justificaran sus tésis absolutas, ha debido
partir de manifestaciones para formar hipótesis que se han ido desvane
ciendo en los ensayos. La humanidad ha ignorado cuáles fuesen los
verdaderos principios del Derecho y de la justicia , y ha procedido sin
querer por un método negativo, por cuyas deduciones se llegase á saber
lo que no es el Derecho y enaltecer las pequeñas manifestaciones que re
velaban la existencia de los altos principios.
— H —
La escuela de Krause ha sido la síntesis mas elevada entre las que
han existido, la que presenta los elementos mas deslindados de la teoria
filosófica del Derecho; y Ahrens, Leonhardi, Tibcrghien, son los profe
sores que mejor la han desenvuelto y que mas directamente han queri
do traducirla en la práctica de sus variados detalles.
III
Toda la naturaleza está subordinada á un orden admirable; toda ella
en su conjunto tiene un fin representativo del último destino de esa orga
nizacion, y de la última evolucion de sus progresos y manifestaciones.
Solo Dios puede saberlo; el hombre no debe ni puede vislumbrarlo. Si
un átomo no tuviese su razon de existencia en armonía con ese vasto
plan maravillosísimo en sus detalles mas ínfimos, es verosímil que la
naturaleza tendría en sí un elemento de destruccion y de muerte univer
sal con la consiguiente imposibilidad de su fin; porque no concebimos
que el fin de existencia alguna haya de ser la muerte absoluta y la ani
quilacion de un ser. Luego todos los séres y todos los principios tienen
su razon de existencia, y toda existencia repugna intuitivamente y recha
za los elementos de su destruccion.
El hombre, elemento y miembro, siquiera importante en este vastí
simo conjunto, no puede carecer tampoco de un fin, ni puede menos de
estar subordinado á los principios que eternamente dirijan su sér y sus
progresos. Dotado de una condicion característica cual es su imperfec
cion, es un sér esencialmente perfectible, y ese carácter constitucional
de su naturaleza, sin que desaparezca nunca, no le desespera jamás con
el fatalismo de semejante condicion. Es que el hombre siempre espera,
y se mece en ilusiones; es que esa esperanza no le dejará hasta la tumba
y esas ilusiones las realizará en otra parte; por eso la naturaleza del
hombre no es puramente física, sino que tiene algo de absoluto, algo que
es superior á las condiciones de espacMo y de tiempo, algo que se sus
trae al peso y medida. Tambien esle algo tiene su naturaleza con sus
fines propios , impcrimibles los unos , temporales los otros. Los pri
meros están vinculados con el fin supremo del orden universal , solo de
_ 12 —
Dios conocido, y los otros son de existencia y coexistencia, y efímeros
ambos á dos porque se deducen de nuestra vida contingente. Asi se
pueden considerar los fines humanos: los primeros de destino , los
otros de realizacion; estos fines medios de aquellos fines últimos y su
premos á que tendemos constantemente por el destino que nos asignó la
Providencia.
Los fines absolutos reveíanse en nuestra alma por medio de los sen
timientos y de esas inefables alegrías que producen lo bueno, lo cierto,
lo infinito y lo armónico. Esos fines nos acompañarán hasta en mejores
mundos donde no habrá que subordinarse á los medios de existencia ni
de coexistencia. Viviremos la esencia de la vida, coexistiremos sin con
diciones, porque seremos inmortales. Por esto cuando las teorías ensa
yadas en la determinacion del Derecho han identificado ambos fines, han
incurrido en errores que, exagerados por la práctica, han perdido el equi
librio y han demostrado el estravío originario Tales se pueden conside
rar la identificacion entre la Moral unas veces y la Religion en otras, con
el principio de Derecho y la Justicia ; así como las del Bien con la
Utilidad, y de la Libertad con el Bien. Hoy la filosofía del Derecho se
para ambas ideas y atribuye propósitos distintos á la Moralidad á la Re
ligion y al Derecho
Decíamos que los demás fines de nuestro sér temporal, unos son ¡de
existencia porque en la misteriosa operacion de nuestra vida no pode
mos subsistir sin asimilarnos la naturaleza física que nos circunda y
nos la asimilamos con la respiracion, la nutricion y con la apropiacion
de los séres útiles. A este fin pertenece la evolucion económica que no
trasciende mas allá del sepulcro del individuo, pero que existirá mien
tras dure la especie humana, hasta su desaparicion, si es que deba des
aparecer algún dia.
Los otros son de coexistencia y consisten en la relacion que debe
unir armónicamente las personas, ya sean individuales ya colectivas,
sin primacía entre ellas ni subordinacion, porque toda persona se mide
por la unidad de conciencia, de propósito y de voluntad y tanto vale el
infante recien nacido, como la personalidad humana en su inmenso con
curso. Estos linos de coexistencia son los jurídicos ó de Derecho, que sin
dar mayor espansion á la voluntad y medios á uno que á otro, pue
dan todos coexistir sin subordinar á los demás.
— 15 —
Tales son los principios á cuyo conjunto llamamos Naturaleza del
hombre y de 'la cual no podemos prescindir al determinar la nocion del
Derecho, sin menoscabar elementos de alta trascendencia ó confundir1
principios que nuestro corazon y nuestra sensibilidad individualizan
perfectamente.
No debemos empero suponer que la Providencia haya provisto á to
das las necesidades del hombre y que fatalmente se cumplan sus desti
nos: algo distinto debieron significar las facultades con que ella dotó
nuestra alma. El sentimiento, la inteligencia y la voluntad no fueron
adornos pueriles ni articulo de gerarquia para inspirarnos vanidad; tie
nen, al contrario, su sitio en la naturaleza racional y la voluntad significa
el elemento libre, activo y espontáneo de nuestro personalismo. Pero,
¿de qué serviría nuestra voluntad sino tuviesemos en dónde y sobre quá
ejercerla, y si careciésemos de un fin para practicarla? La libertad ha
sido la base de las teorías de Derecho puramente sujetivas , cuya fuer
za de espansion equivalió siempre á la tirantez con que esa libertad fué
retenida en las manifestaciones personales. Vindicado este elemento
por el Cristianismo, sometido después por los feudos de la Edad Media
derivados de la conquista, renacido con la reforma religiosa, entró en
la categoría de los principios filosóficos patrocinados por Kant , y fué
llevado hasta la exageracion por el Hegelismo que definía el derecho
por el imperio de la libertad.
Todas estas evoluciones han probado que el esclusivismó li
beral era absurdo, y han demostrado que la idea liberal podría entrar
como principio sujetivo en la realizacion del Derecho al desenvolver
una teoría fundada en la nocion de la naturaleza humana.
Un doble síntoma histórico se halla en todas las Escuelas filosóficas,
y consiste en que representan el vicio dominante y característico en las
ideas de la sociedad coetánea y marcan la tendencia á salir de ella por
medio de las teorías estremas y progresivas que atemperan en la re
gion de las especulaciones el malestar que la Sociedad va sintiendo.
En los pueblos primitivos, la idea de Dios embarga todas las ma
nifestaciones de la vida social, y la organizacion es puramente teocráti
ca. Los primeros filósofos se presentan á contrarcstarla y sus tendencias
se dirigen al naturalismo como buscando emanciparse de esa presion
absoluta del principio teológico.
— 14 —
El principio autocrático absorvió las individualidades, y consecuen
te á este estravío los pueblos concibieron el derecho por el Estado y
para el Estado. En cambio la Filosofía práctica vindicó la personalidad
del individuo y las teorías dichas individualistas se han presentado con
tra esta absorcion.
Este elemento individual cobra á su vez fuerza contra la subordina
cion que le retiene, y la filosofía de Kant abre la era de las escuelas
liberales para derribar autoridades artificiales, y este es el tiempo en
que vivimos, esta la atmósfera que respiramos y en ese grupo esta
mos todavía porque no han caducado aun todas las conquistas de las
libertades.
En el terreno de la dialéctica sucede otro tanto de lo que acabamos
de ver en la region de los principios, y tras los métodos esclusivamente
analíticos vinieron los sintéticos y despues de los ensayos esclusivos en
uno y en otro sentido, apareció Wolf con la idea de la perfectibilidad
del hombre y de la sociedad, erigida en base del Derecho. Do Wolf á
Krause hay gran distancia, poique este filósofo reasumió todos los pro
gresos ensayados anteriormente y todas las ideas fundamentales que se
han cumplido en la sucesion de los sistemas, conservando el sistema
orgánico y armónico del Derecho y del Estado.
En los períodos de formalismo y de abstraccion, lodos pagan tributo
á la idealidad de sus creaciones, pero en cambio provocan en el bulli
ciero racionalista las escuelas y tendencias prácticas De aquí que , Iras
las escuelas de Grocío, de Rousseau, de Kant, de Hegel, han apare
cido la escuela histórica formulada por Savigny , la teológica removida
por Maistre, la utiliaria por Bentham y la de la armonía orgánica de
Udos los elementos prácticos y de lodos los principios ciertos como la
de Krause.
El bien es el principio vital y el fin hacia el cual tiende la Natura
leza; y el bien del hombre, esencialmente sintético, se real izará compa
ginando igualmente hacía su fin todos los elementos que existen dentro
de sí y los que vayan fuera de sí y estén á su alcance.
El bien del hombre afecta dos caractéros, uno absoluto y moral ba
sado en la pureza de los motivos que impulsan su accion, y otro condi
cional y jurídico que debe responder á la naturaleza de su organizacion
y de su destino en la forma de Derecmv^-'-*^ ■ • .
— 15 —
Por eso Ahrens define el Derecho, diciendo ser el conjunto
de condiciones dependientes de la accion voluntaria del hombre y
necesarias para la realizacion del bien general y de todos los bienes
individuales y sociales que forman el fin racional del hombre y de la
sociedad.
Se dice que dependen de la accion del hombre, porque sin proceder
esclusivamente de su voluntad, la razon las apoya y las realiza en el
modo, forma y ocasion oportuna, sin cuya condicion desaparecería la es
pontaneidad humana en la participacion necesaria en que se realizan es
tas acciones. Es la representacion objetiva del principio del Derecho.
Para realizar el bien sin condicionalidad esterna de ninguna clase,
basta la voluntad que puede guiarse y se guía por motivos, ora puros]
ora interesados y egoístas. S¡ la voluntad opera estimulada por una pu
reza de motivos y sin otra aspiracion que la del Bien, la accion sobre
voluntaria es incondicional, y ella constituye la Moralidad en todo su es
plendor. Realizado el bien por las condiciones esteriores, la libertad su
jetiva está atenida al modo de realizacion y si este se llegara á desviar de
las condiciones necesarias, habria de producir efectos perniciosos que
cercenasen la coexistencia de unos ó de otros y perturbaran en último
caso el fin racional particular de ciertas personas ó de la personalidad
absoluta del linage humano.
Por esto se comprende, que asi como la moralidad no puede ser im
puesta á la espontaneidad del hombre que cumple sus destinos éticos
como mejor alcanza en su grado relativo de cultura, al tratarse de la
realizacion puede ser impuesto por medios coercitivos y estemos á des
pecho de la ignorancia y de los caprichos que nos estimulan.
La parte que determina esta recíproca limitacion de los Derechos
de cada uno, se llama Justicia; alta atribucion de la humanidad que
corresponde á un sentido espiritual que acompaña á nuestra alma en
todos sus juicios. Que esta limitacion ha de existir, demuéstralo el prin
cipio «elusivo de cada personalidad, demuéstralo tambien la limitacion
de los objetos (condiciones) sobre que se ejerce la accion jurídica, y si
tales límites son resultado de las condiciones limitadas de la naturaleza
finita, de las personas y de las cosas, debe haber un criterio para la de
terminacion de estos límites y para la coaccion á que el hombre cum
pla con esa cooperacion libre y espontánea en su origen, pero necesaria
~16 —
desde el momento en que tales condiciones han entrado en vía dé eje
cución por actos anteriores, libres y espontáneos de la voluntad.
Así es. como la nocion del Derecho parece decaer del pedestal de las
libertades perennes, mientras solo es la continuacion del acto libre, si
libre fué en su origen. La libertad, repetiré con este motivo, no es un
principio sustancial, es como la capacidad y el vacío, una aptitud del
sujeto á entrar en la subordinacion. Nadie quiere, ni para nada sirve
la libertad, sino para usar de ella, y el que de ella usa, ya no es libre
porque ha enagenado ya este precioso tesoro. La libertad es exigida, es
vindicada por la Filosofía del Derecho para quitar al hombre toda apa
riencia de víctima. Llamado por Dios á realizar por sí sus destinos ra
cionales con sujecion al orden supremo que se cierne sobre su cabeza,
con harta frecuencia halla al terminar su carrera en vez del Bien un
grave é inmenso Mal, signo de la violacion en que incurriera. El senti
miento de Justicia no era compatible con esta verdad práctica ; si el
hombre hubiese debido ser juguete de leyes antagonistas y perturbado
ras de la naturaleza racional, solo hubiera merecido lástima y repara
cion que le indemnizara de su quebranto. Para tener el derecho de víc
tima es preciso la fatalidad; para merecer la fatalidad, se requiere
libertad absoluta de accion en el hombre.
La justicia en esta situacion de virtualidad y de sentimiento, no
tiene manifestacion material en el mundo social: la sensacion de pla
cer y de pena en la region de los sentimientos, es la primera realiza
cion de la Justicia , y aun entonces solo se revela en la esfera moral
por la pureza del sentimiento en el individuo que la esperimenta. Ape
nas existe un dualismo de derechos, de intereses ó de personas, surge
espontáneamente del cuerpo social una necesidad originaria de justicia,
y la institucion del Estado se halla formada, sin sospecharlo los indivi
duos, y subsistirá en todas las agrupaciones sociales sin voluntad, y
hasta á pesar de las oposiciones anárquicas. Esta institucion, tiene
su fin especial en la realizacion del Derecho, y la Justicia es la forma
y carácter con que el derecho se manifiesta en la vida práctica.
Tal es la transicion lógica de la justicia moral del estado de intui
cion ó de virtualidad, al estado de justicia civil y práctica.
Seria escusado que en la sociedad hubiera un Estado, y que se admi
nistrara la justicia, si no llevase y tuviese en su mano la fuerza coer
— 17 —
cítiva que sirviera de materializacion jurídica para el cumplimiento del
Derecho, donde faltara la voluntariedad correspondiente en las personas
obligadas.
Esta fuerza es el complemento de la justicia civil, es el medio por el
cual el Estado hace comprender su supremacía en la aplicacion del
Derecho, y es, en fin, la sancion jurídica queconvierte en hechos mate
riales y estemos lo que solo serian concepciones ó hechos voluntarios.
La fuerza sí, es un gran auxiliar aunque inconsecuente muy insi
dioso. Con la fuerza se imponen con frecuencia derechos y obligaciones
que no se derivan del principio libre y racional; con la fuerza, la volun
tad degenera, porque no es libre y pierde sus responsabilidades. Por
desgracia en todas las atmósferas de Derecho, ora sea del internacio
nal, ora del público, ora del civil ó privado, la fuerza llena sus espacios,
y por todas partes en vez del Derecho y su sancion en la fuerza, vemos
á la fuerza ocupando el sitial de la justicia y convertida en usurpa
cion y violencia.
Las naciones han aceptado yproclamado el principio de la fuerzabru
ta bajo el lema del Equilibrio que no es sino la negacion del movimien
to á impulsos de fuerzas encontradas. La importancia y grandeza delas
naciones, se mide por sus ejércitos y escuadras, la intervenciony no inter
vencion es un problema de fuerzas presupuestas , los Gobiernos transi
gen con las facciones fuertes y se ensañan con las débiles minorías.
Los particulares miden sus fuerzas por la cantidad de sus facultades ó
de sus influencias, y de esa mayor ó menor probabilidad de poder ó
fuerza deduce cada cual el respeto que impone á su semejante. Así se
presentan ante los tribunales pleitos de iniquidad en que no es la justicia
la que se debate , sino los cálculos del daño que se irrogan recíproca
mente las partes. Desde este momento podemos pronosticar que ese vi
cio de violencias en la region del derecho práctico , producirá tarde ó
temprano su reaccion, tanto mas difícil como tremenda , tanto mas vio
lenta cuanto mas robusta sea la organizacion que la apoye.
La fuerza debia ser la sancion del Derecho, pero como viene reem
plazándolo , en vez de servirle , se erige ella en principio que no ne
cesita sancion , porque la reasume en sí misma ; pero es un falso prin
cipio sin criterio en que apoyarse y echando mano de la utilidad perso
nal del mas fuerte para revestir su estorsion con el barniz de la razon.
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Así ajustan las naciones sus ideas á su utilidad, y así apoyan su uti
lidad con sus cañones. Asi determinan las contiendas , así se estrechan
alianzas, y así, solo así, podemos esplicarnos el cuadro lastimoso que
ofrecen las relaciones diplomáticas de nuestra época , en que hoy la
Francia es amiga de la Rusia y enemiga del Austria , leal con Ingla
terra , aliada de la Turquía y de Italia , y mañana se trocarán las
alianzas, los empeños y las intervenciones contra las amigas de la
víspera , y al día siguiente entablará la guerra contra los amigos
de ayer para favorecer naciones de razas antipáticas á su civilizacion y
á pueblos rivales á quienes secretamente quisiera destruir.
La evolucion filosofica del Derecho ha llegado en nuestros dias á
una determinacion precisa y cierta, mereciendo la simpatía toda vez que
no subleva ninguna contradiccion.—Ojalá que estemos en el buen ca
mino en cuyo desarrollo sucesivo hallemos la justicia en todas sus es
feras de existencia; ojalá que la humanidad disfrute pronto de los be
neficios de tantos afanes, pero larga es la jornada que falta, porque los
privilegios apoyados en grandes violencias son numerosos y robustos.
Cuando los pueblos han clamado por la libertad, respondían á una
necesidad de su naturaleza racional, y ha demostrado la enormidad de
las usurpaciones violentas, por que á no haber sido ellas, el hombre no
pediría con tanto afán un beneficio que el Supremo Hacedor se leyó con
tanta usura.
Hé dicho.
Eduardo Ccll y Masadas.
FÉ DE ERRATAS.
Páginas. Linean. hite. Léair.
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encuentren .... encubren.
existencia .... vida.
encuentra .... encuentre.
vayan vagan.
realizacion puede ¡' realizacion del bien
ser impuesto. . . . < jurídico puede ser
( impuesta.
se leyó le legó.
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