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1 UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO PROGRAMA DE POSGRADO EN LETRAS FACULTAD DE FILOSOFÍA Y LETRAS INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLÓGICAS LA AGUDEZA DEL INGENIO VISTA POR UN HUMANISTA NOVOHISPANO: ESTUDIO, EDICIÓN Y TRADUCCIÓN DE LA ORATIO PRO INSTAURATIONE STUDIORUM DE BALTASAR LÓPEZ TESIS QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE MAESTRO EN LETRAS (LETRAS CLÁSICAS) PRESENTA LIC. JOAQUÍN RODRÍGUEZ BELTRÁN ASESOR: DR. JULIO PIMENTEL ÁLVAREZ FEBRERO DE 2012

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    UNIVERSIDAD NACIONAL AUTNOMA DE MXICO

    PROGRAMA DE POSGRADO EN LETRAS

    FACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    INSTITUTO DE INVESTIGACIONES FILOLGICAS

    LA AGUDEZA DEL INGENIO VISTA POR UN

    HUMANISTA NOVOHISPANO: ESTUDIO, EDICIN

    Y TRADUCCIN DE LA ORATIO PRO

    INSTAURATIONE STUDIORUM

    DE BALTASAR LPEZ

    TESIS

    QUE PARA OPTAR POR EL GRADO DE

    MAESTRO EN LETRAS

    (LETRAS CLSICAS)

    PRESENTA

    LIC. JOAQUN RODRGUEZ BELTRN

    ASESOR: DR. JULIO PIMENTEL LVAREZ

    FEBRERO DE 2012

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    Ce que je dis compte souvent pour peu de chose ; mais ma prsence, lattitude de mon me, mon avenir et mon pass, ce qui natra de moi, ce qui est mort en moi, une pense secrte, les

    astres qui mapprouvent, ma destine, mille et mille mystres qui menvironnent, et vous entourent, voil ce qui vous parle en ce moment tragique et voil ce qui me rpond. Sous

    chacun de mes mots et sous chacun des vtres, il y a tout ceci, et cest ceci surtout que nous voyons, et cest ceci surtout que nous entendons malgr nous.

    Maurice Maeterlinck

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    AGRADECIMIENTOS

    Innumerables seran las muestras de agradecimiento si intentara yo incluir a todas las

    personas que hicieron posible esta tesis.

    Pero comienzo por el aspecto institucional, pues de no ser por la UNAM y las facilidades que

    me brind al aceptarme como becario, no slo no habra sido factible hacer esta tesis, sino

    que tampoco habra podido realizar los estudios de maestra durante dos aos. La UNAM me

    permiti tambin realizar, cubriendo todos los gastos extras generados, una fructfera

    estancia de investigacin en la Universit Catholique de Louvain, en Blgica, bajo la

    direccin del Dr. Lambert Isabaert, estancia a la que se le debe una parte considerable de la

    bibliografa que apoya la tesis, y que me permiti sumergirme en el mundo poco transitado

    del neolatn.

    Asimismo, adems de todo el cuerpo acadmico del Posgrado en Letras con el que tuve

    contacto, son varios los profesores que aportaron su invaluable ayuda: el Dr. Julio Pimentel

    lvarez, quien dirigi esta tesis, ayud considerablemente a mejorar la traduccin y me

    ense el valor de un trabajo hecho con minucia y precisin; la Dra. Carolina Ponce, quien

    me hizo entender cabalmente la labor de investigar y afortunadamente me sugiri no ceirme

    a una mera traduccin con estudio introductorio; el Dr. Jos Quiones, quien me acerc al

    mbito del neolatn novohispano; el Dr. Gerardo Ramrez, quien hizo que se reforzaran mis

    inclinaciones por la retrica y la enorme riqueza cultural ah depositada.

    Pero las investigaciones tambin se hacen en el da a da, y en ese terreno, quienes ms

    ayudan son las personas que estn cotidianamente a nuestro lado, esos interlocutores que

    estn siempre dispuestos a or y opinar, y gracias a los cuales una idea al principio borrosa

    puede tomar forma poco a poco en el dilogo mismo. Y eso te lo agradezco sobre todo a ti,

    Gio, pues lograste estar cerca habiendo cientos de kilmetros de por medio. Con esto

    cerramos y abrimos otro ciclo, y ah va puesto lo que llevo en lo ms hondo.

    Hay ms personas que no puedo pasar por alto. Mi familia ha estado siempre ah para

    cualquier cosa: Chela, Migue, Gaby, ngel, Lila. Todos trabajamos en la memoria de quien

    prematuramente se fue. Y hay otros que han sido como una segunda familia: Elo, Vero,

    Vctor. Cada uno aport algo muy particular. Gracias.

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    NDICE L ISTA DE ABREVIATURAS 9 INTRODUCCIN 11 CAPTULO I 15 BALTASAR LPEZ, SU OBRA Y LA TRADICIN DE LOS DISCURSOS INAUGURALES

    Baltasar Lpez y su obra 19 La tradicin de los discursos inaugurales 25

    CAPTULO II 35 LA NOCIN DE AGUDEZA Y SU DESARROLLO ENTRE LOS ANTICICERONIANOS

    La agudeza del ingenio 35 La agudeza en el debate acerca de la imitacin ciceroniana 51

    CAPTULO III 67 LA AGUDEZA COMO PENETRACIN: TEMAS CENTRALES DE LA ORATIO

    Primer acercamiento 67 Humanismo y dignidad del hombre 72 La metfora de la punta: entre ciceronianos,

    anticiceronianos y neoestoicistas 78

    CAPTULO IV 95 LA AGUDEZA DEL INGENIO PUESTA EN PRCTICA

    Estructura del discurso 96 El estilo de la Oratio 102 Citas y sentencias 115 Ejemplos y emblemtica 118

    CONCLUSIONES 129 BIBLIOGRAFA 139

    ORATIO PRO INSTAURATI ONE STUDIORUM (1644) 149 BALTASAR LPEZ

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    LISTA DE ABREVIATURAS1

    BNE Biblioteca Nacional de Espaa

    BNM Biblioteca Nacional de Mxico

    coord. Coordinador

    ed. Editor

    f. Folio

    ff. Folios

    intr. Introduccin

    ms. Manuscrito

    nm. Nmero

    NYPL New York Public Library

    Orat. Oratio pro instauratione studiorum (1644) (Baltasar Lpez)

    PG Patrologia Graeca (Jacques Paul Migne)

    PL Patrologia Latina (Jacques Paul Migne)

    r Recto de folio

    s. f. Sin fecha

    ss. Siguientes

    t. Tomo

    trad. Traduccin

    v Vuelta de folio

    vol. Volumen

    1 Para las abreviaturas de autores antiguos y sus respectivas obras, se ha seguido el LIDDELL & SCOTT y el LEWIS & SHORT.

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    INTRODUCCIN

    La presente tesis puede verse como un intento por dilucidar un problema especfico que

    surgi tan pronto como se abord el discurso de Baltasar Lpez de 1644 titulado Oratio pro

    instauratione studiorum. Por un lado, el tema central de tal discurso es la agudeza del

    ingenio, asunto que, al rastrear sus fuentes inmediatas, lleva a que uno se encuentre una y

    otra vez con el debate en torno a la imitacin ciceroniana y con una revaloracin notable, por

    parte de autores anticiceronianos, de las figuras de Sneca, Marcial, Tcito y otros autores

    antiguos; pero, por otro lado, es bien conocido el predominio casi total de Cicern como

    modelo estilstico entre los jesuitas. El problema apareca, pues, como una contradiccin

    entre la supuesta formacin cultural que debe de haber recibido alguien como Lpez y el

    objeto central de su discurso.

    Al mismo tiempo, el discurso de Lpez despertaba cierto inters desde un inicio, pues

    pareca ser una teorizacin respecto a la agudeza en un contexto especficamente

    novohispano, en el cual se sabe bien la profunda impronta que tuvo el llamado

    conceptismo en el terreno prctico y de creacin literaria, pero ello sin que se conozcan

    teorizaciones novohispanas al respecto.

    As pues, la tesis, desde una perspectiva general, tiene como objeto principal resolver

    estas cuestiones; adems de otro ms prctico, que es el dar a conocer un texto prcticamente

    ignorado hasta ahora y que es digno de tomarse en cuenta. No pretende ser un estudio

    exhaustivo del texto mismo, haciendo por ejemplo un anlisis a fondo de las fuentes antiguas

    que se pueden percibir en l o de los recursos estilsticos ah empleados. Estos aspectos se

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    12

    abordan sobre todo en la medida en que inciden directamente en el problema antes planteado,

    es decir, dilucidar las razones que llevan a Lpez a plantear la agudeza como tema central de

    su discurso, y clarificar su concepcin en el marco de la enorme tradicin al respecto.

    El captulo I es introductorio; presenta las circunstancias del autor y las del texto, tanto

    desde el punto de vista del contexto bibliogrfico de ste, como desde el punto de vista del

    gnero al que pertenece, es decir, los discursos inaugurales universitarios. Por tratarse de un

    tipo de oratoria muy poco abordado y estudiado, se incluye una breve revisin de las

    caractersticas principales de tales textos.

    El captulo II pretende ofrecer un panorama general en torno a la nocin de agudeza del

    ingenio, fcilmente remontable a la Antigedad grecolatina, y al mismo tiempo, rastreable

    casi de manera continua hasta el siglo XVII. A tema tan amplio, por supuesto, hubo que

    poner ciertas restricciones, sobre todo a partir del Renacimiento ante la visible ramificacin

    y riqueza de tal concepcin, donde fue necesario ceirse solamente a la tradicin que, segn

    lo que se propone en esta tesis, es precisamente la que sirve como marco conceptual para las

    nociones de Lpez: la nocin de agudeza tal como aparece revitalizada por parte de los

    anticiceronianos.

    El siguiente paso es, por supuesto, el anlisis directo del discurso de Lpez, lo cual se

    hace en dos planos: uno donde predomina lo temtico y el contenido; otro donde se privilegia

    el aspecto formal, estructural y estilstico. A cada uno de estos aspectos, respectivamente,

    estn dirigidos los captulos III y IV.

    La idea central del captulo III es que la definicin de la agudeza que hace Baltasar Lpez

    en tanto que penetracin tiene que ver grosso modo con dos temas distintos: la dignidad

    del hombre, tpico del Renacimiento y fcilmente asimilable a los discursos inaugurales en

  • Introduccin

    13

    tanto que gnero oratorio-textual; y la agudeza segn es vista en el terreno de la disputa

    acerca de la imitacin ciceroniana. En cierto modo, la formacin humanstica jesuita es la

    que proporciona el lazo o punto de unin entre estos dos temas, principalmente por su

    apertura ante los autores paganos en los que se podan percibir visos naturales de la verdad

    revelada. Por otro lado, respecto a la disputa acerca de la imitacin ciceroniana, es curioso

    notar que en Lpez se ven relaciones claras tanto con los ciceronianos como con los

    anticiceronianos, y, quizs a travs de stos, con ideas que provienen claramente del marco

    neoestoicista del XVII.

    Lo que se trata de defender en el captulo IV es que, aunque no aparece de manera

    explcita en el discurso de Lpez, hay tambin una concepcin prctica y estilstica de la

    agudeza que se refleja en ciertos procedimientos formales del texto. En este sentido, el

    discurso de Lpez se presenta no slo con la intencin de impulsar a los alumnos al estudio

    profundo, sino tambin como un modelo estilstico a seguir por parte de ellos, y para ello

    Lpez echa mano de un arsenal de recursos especficos: estilo breve y agudo en ocasiones

    muy precisas; citas y sentencias; ancdotas y ejemplos, algunos de los cuales visiblemente

    relacionados con la tradicin emblemtica. Lo importante es que, tambin en este plano

    estilstico, se ven claros puntos de contacto con rasgos ciceronianos y anticiceronianos; y no

    es algo paradjico, sino una bsqueda de un punto medio, una posicin mediadora.

    Por ltimo, se ofrece una edicin y traduccin del texto de Lpez, nunca antes hasta

    donde se tiene conocimiento vertido al espaol. Los criterios que se han seguido para estas

    dos tareas se han colocado antes del texto mismo.

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    Captulo I

    BALTASAR LPEZ, SU OBRA Y LA TRADICIN DE LOS DISCURSOS INAUGURALES

    El 18 de octubre de 1644, da de san Lucas, en los recintos del Colegio de San Pedro y San

    Pablo de la Compaa de Jess en la ciudad de Mxico, se congreg como cada ao un grupo

    de personalidades de gran preeminencia social: ah estaban el virrey, Garca Sarmiento de

    Sotomayor, segundo conde de Salvatierra, los oidores, los jesuitas que detentaban los cargos

    ms altos de la Compaa, los profesores del colegio y los estudiantes, tanto los mayores

    como los que estaban a punto de comenzar sus estudios en aquella institucin. Pas al frente

    el entonces profesor de sagradas escrituras, en otro tiempo profesor de retrica y de filosofa.

    Tena 34 aos y ya gozaba de cierta reputacin. Haba sido designado para pronunciar el

    discurso que dara inicio oficialmente al ao escolar, como ya lo haba hecho al menos en

    otras dos ocasiones. Era un acto acadmico de una tradicin inveterada y aquel mismo puesto

    como orador lo haban ocupado, en otro tiempo y en otras universidades, personajes como

    Lorenzo Valla o ngel Poliziano.

    Evidentemente, dada la solemnidad del acto, el discurso deba ser en latn. Y aunque

    seguramente muchos jvenes slo entenderan parcialmente el discurso, haba que

    estimularlos de algn modo al estudio y a la dedicacin. Haba tambin que complacer, con

    un buen uso de la elocuencia latina, a todos los acadmicos y, especialmente, al virrey, a

    quien era preciso mostrarle los avances y la importancia educativa de la Compaa,

    enaltecerla ante sus ojos. El orador, Baltasar Lpez, eligi un tema que, aunque ya era algo

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    16

    muy recurrente para la poca, era hasta cierto punto indito para este tipo de actos

    inaugurales: decidi hablar de la agudeza del ingenio. Seguramente crea que era una buena

    manera de dejar en claro cul es el tipo de estudios que vale la pena, cules son los esfuerzos,

    en el terreno escolar, que no son vanos ni superfluos, sino tiles y dignos de hacerse. Y

    hablar del ingenio era tambin un buen modo de elogiar a su pblico al tiempo que l mismo

    brillaba al hacerlo ingeniosamente.

    El discurso tuvo un xito anormal para este gnero de actos inaugurales. Muchas de estas

    orationes quedaban slo manuscritas y jams llegaban a la imprenta. El discurso

    novohispano ms antiguo del que disponemos, por ejemplo, pronunciado por Juan Bautista

    Balli en 1596, fue impreso, pero quizs por el hecho de que el orador era el mismo hijo del

    reconocido impresor Pedro Balli. Lo normal es que estos textos, si tenan suerte, fueran

    manuscritos, y en buena medida a ello se debe entre muchas otras razones el que nos

    hayan llegado tan pocos de estos discursos.

    El discurso de Lpez, llamado Oratio pro instauratione studiorum, fue impreso dos veces

    en la Nueva Espaa. La primera impresin es del mismo ao (1644) y la otra de 1712, la cual

    forma parte de una compilacin que adems de otros textos tiene el de Baltasar Lpez. He

    aqu la descripcin de esta ltima1:

    ILLUSTRIUM AUTORUM / FLORES / Ad uum Studio iuventutis, / PER CONGREGATIONEM / [adorno: flor] BEAT [adorno: flor] / MARI / VIRGINIS

    ANNUNCIAT, / Autoritate Apostolica intitutam in La- / tinitatis Rhetoricque Gymnatijs

    1 Aunque la primera edicin aparece en el catlogo del Fondo Reservado de la BNM, el personal no ha podido hasta el momento localizarla, por lo cual esta investigacin se ha llevado a cabo usando como fuente slo la edicin de 1712, resguardada en la BNM. As describe Osorio Romero la de 1644: Oratio / pro / instavratione / studiorum. / Habita in Collegio Mexicano / Societatis Iesv. / Per P. Balthasarem Lopez. / Olim eloquentiae & philosophiae professorem, / modo sacrarum litterarum interpretem. / Anno [Escudo de la Compaa de Jess con un IHS en llamas] 1644. / Mexici, apud Viduam Bernardi Calderon. / [Recuadro en torno a la portada] / Per Petrum de Quiones. / [Nuevo recuadro] (12 fols. 21 cms.). OSORIO, Tpicos sobre Cicern en Mxico, p. 132.

  • Captulo I

    17

    Colle- / gij Mexicani Societatis IESU in / lucem editi. / Mexici : APUD HAEREDES

    VIDU FRANCISCI / RODRIGUEZ LUPERCIO, Anno M DCC XII.

    15 cms., Signaturas: 4, AN8, O2. 106 hojas sin enumerar. Reclamos2.

    El discurso se compone de un exordio, cinco partes centrales que sirven como desarrollo y

    una peroratio que lleva el subttulo de Peroratio ad excellentissimum comitem de

    Salvatierra, huius Nova-Hispaniae Pro-Regem (Peroracin al excelentsimo conde de

    Salvatierra, virrey de esta Nueva Espaa). Su extensin es considerable, abarca del folio 3r al

    25r, es decir, casi 50 pginas.

    Un breve resumen del discurso facilitar la comprensin de la presente tesis. La idea

    central de todo el discurso es atacar los arreglos de una elocuencia vana y vaca en pro de una

    bsqueda de los conocimientos nobles, esto con el fin inmediato de estimular a los

    alumnos al estudio provechoso. La piedra de toque que sirve tanto para ese ataque, como

    para proponer un modelo a seguir de los esfuerzos valiosos en el estudio, es el tema de la

    agudeza del ingenio.

    Despus de plantear en el exordio el tema del que discurrir, con los elogios apropiados a

    los ilustres asistentes y la confesin de la propia falta de capacidad para semejante tarea

    oratoria, Lpez propone inmediatamente una definicin de la agudeza: es agudo el ingenio

    que penetra en lo hondo de la verdad y no se queda en la superficie, pinchando pero sin

    perforar. Y es que el verdadero maestro debe estar en busca de la verdad y ensearla, y ella

    no depende del tiempo (ya sea si es reciente o si pertenece a la Antigedad). Pero hay un

    2 El ttulo podra traducirse como sigue: Flores de ilustres autores para el uso de la juventud estudiosa, editadas por la Congregacin de la Anunciata, instituida con autoridad apostlica, en las escuelas de Latinidad y Retrica del Colegio mexicano de la Compaa de Jess. (Todas las traducciones que aparecen en esta tesis, a menos que se indique lo contrario, son de mi autora).

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    18

    problema: nuestra poca, dice Lpez, alaba a muchos hombres como agudos e ingeniosos

    que en realidad no buscan la verdad; son ingenios que slo pican pero no hieren3.

    La segunda parte desarrolla la metfora de la punta que s es capaz de horadar. Segn

    Lpez, es femenino el ingenio que no puede hacer eso; es viril y masculino el ingenio cuya

    aguja penetra al fondo de la verdad. La bsqueda de artificios vanos, afirma el autor, es como

    vestirse con prendas vistosas. Y as, hay hombres ingenios afeminados que slo conservan

    y memorizan las banalidades que encuentran en los escritores de renombre, y hay otros

    machos de nimoque se reservan para s la sustancia de los argumentos y las ideas.

    La tercera parte aborda el tema de la fama o la admiracin buscadas por los ingenios que

    utilizan argucias excesivas. En el fondo, dice Lpez, ello no tiene nada de elogiable. Buscar

    exhibirse no es propio del hombre sabio. Es deplorable que haya hombres que ejerciten su

    ingenio y destreza en frivolidades.

    La parte siguiente vuelve a enfatizar el modo en que se suele alabar a tales ingenios, que

    discurren con audaces ilusionismos verbales como bufones o prestidigitadores. Pero, aclara el

    autor, criticarlos y repudiarlos no quiere decir que se desprecie el deleite que se puede

    encontrar en una agudeza. Hay que condimentar con dulzura la extrema severidad. Y el

    atreverse a tales condimentos es an ms permisible en los jvenes.

    La quinta parte aborda las crticas hechas por los ingenios vanos a los que buscan la

    verdad. Afirma Lpez que no son ms que reproches triviales. Los ingenios verdaderamente

    agudos son como el guila, que no se preocupa por insectos o nimiedades y que se remonta

    hacia el sol de la verdad; son como los espejos sin deformaciones, que reflejan la realidad tal

    como es. La verdadera admiracin la reciben las mentes moderadas y sinceras, entre las

    cuales Lpez menciona que el mejor ejemplo es santo Toms de Aquino. 3 Orat., 1. 20 (infra, pp. 157-158).

  • Captulo I

    19

    Por ltimo, la peroracin como ya se dijo est dedicada al virrey conde de Salvatierra,

    quien es visto como un modelo de virtud, el hombre a quien se debe la prosperidad de

    Mxico. El pas se lo paga con amor y respeto; ms an, las rdenes religiosas compiten en

    servicios y labores para con l. Y entre ellas, la Compaa de Jess est estrechamente ligada

    a l por amor y gratitud.

    BALTASAR LPEZ Y SU OBRA

    Baltasar Lpez, segn nos informa Beristin4, naci en 1610 en lo que hoy es San Miguel de

    Allende en ese entonces San Miguel el Grande, que perteneca a la Dicesis de Michoacn,

    y en 1628 profes el Instituto de San Ignacio de Loyola en la Provincia de Mxico. Hombre

    al parecer de talento precoz, ya desde los 21 aos vemos que pronunci un discurso

    inaugural, que an se conserva manuscrito5. En 1632, seguramente como fruto de la docencia

    de gramtica y retrica que debi haber llevado a cabo desde haca dos aos, public en

    Mxico Quinque libri rhetoricae, obra que permanece perdida hasta la fecha y que en otro

    lugar aparece como Ars rhetoricae6, impresa por Francisco Salbago, o por Pedro Robles. En

    1639, nuevamente pronuncia el discurso inaugural a los estudios en el Colegio de San Pedro

    y San Pablo, obra que tambin se conserva manuscrita7.

    Por la informacin que nos proporciona la portada descrita por Ignacio Osorio de la

    primera impresin de su discurso inaugural de 1644, sabemos que en otro tiempo haba sido

    profesor de retrica y filosofa, y para esas fechas era intrprete de las sagradas

    4 BERISTIN, p. 199. 5 Infra, p. 21. 6 ZAMBRANO, p. 686. Vase tambin OSORIO, Floresta de Gramtica, pp. 186-187. 7 Infra, p. 21.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    20

    escrituras8. En junio de 1645, al ser lector de teologa, la Inquisicin lo nombr como

    calificador9. A partir de 1647 aparece como maestro de teologa moral, y se sabe que en ese

    mismo ao particip de manera activa en la famosa disputa entre Juan de Palafox y Mendoza

    y la Compaa de Jess, evidentemente en defensa de esta ltima10. Al respecto, por

    instancias del padre provincial Pedro de Velasco, escribi dos opsculos en defensa de los

    jesuitas: De la autoridad de los Jueces Conservadores de la Compaa de Jess y Del

    Derecho de Inmunidad de Diezmos que goza la Compaa de Jess11. En junio de 1650, en la

    dcimocuarta procuracin provincial, fue elegido junto con Diego de Salazar como

    procurador para las cortes de Madrid y Roma, pero antes de llegar a La Habana ambos fueron

    vctimas de la peste, seguramente fiebre amarilla12. Muri el 17 de agosto de 1650.

    Eguiara y Eguren13 aade la noticia de que Lpez particip en las misiones jesuticas de

    Sinaloa, pero no se sabe ms al respecto; por su parte, Beristin habla de un manuscrito de

    nuestro autor llamado Orationes Latinae diversae en la Biblioteca de la Universidad de

    Mxico14, texto cuyo paradero es hoy desconocido15. Lo que s se sabe es que Lpez fue muy

    8 Olim elocuentiae et philosophiae professorem, modo sacrarum litterarum interpretem. Supra, p. 16, nota 1. 9 ZAMBRANO, p. 680. De manera especfica, se sabe que Lpez particip como censor o calificador en un juicio inquisitorial contra el fraile Nicols de Alarcn por asuntos concernientes a prcticas astrolgicas. Para ms detalles, vase VALOS, pp. 158-162. 10 Palafox se refiere de manera muy despectiva a Lpez: Se hallan tan vanos esos Padres Calderon, San Migul, Monroy, y Baltasar Lopez, y el Padre Provincial que los sigue, que les parece que todo el mundo les teme, y esso les engaa, y los pierde. PALAFOX , p. 217. Para ms detalle, vase Ibid., pp. 131-221, donde Palafox alude a Lpez en repetidas ocasiones. 11 ZAMBRANO, pp. 687-688. Las dos obras al parecer, originalmente en latn son seguramente del ao 1647, aunque Beristin pone 1747 en la segunda mencionada. En efecto, 1647 es el ao preciso en que la tensin haba alcanzado su punto ms lgido entre la Compaa y el obispo Palafox, pues sta haba apelado a su prerrogativa para designar a los llamados jueces conservadores para zanjar la disputa a su favor, los cuales no eran vistos por Palafox sino como intrusos en la cuestin. 12 Ibid., p. 684 13 EGUIARA, p. 350. 14 BERISTIN, p. 200. 15 Es posible que Beristin se refiera, a pesar de que es un impreso, a la compilacin Ilustrium autorum flores, que consiste en una antologa de discursos diversos en latn. Tal vez slo revis este impreso rpidamente y, al ver que el primer discurso es de Lpez, le atribuy la autora de los dems. Otra opcin podra ser que Beristin se refiriera al ms. 8317 de la BNE, que tal vez en algn momento estuvo en la Biblioteca de la Universidad de Mxico. Supra, p. 21.

  • Captulo I

    21

    apreciado en su tiempo. Un contemporneo suyo, Pablo de Salceda, lo llam prncipe de la

    latinidad de nuestros tiempos, y el Cicern de nuestra Provincia16, lo cual indica la gran

    estimacin que se le tena en el medio acadmico, especialmente por su manejo de la lengua

    latina. Todava en tiempos de Eguiara goz de esta reputacin, pues despus de mencionar la

    compilacin donde apareci la Oratio de 1644 por segunda vez, afirma: Nostri porro tam

    ipsa est omnibus absoluta numeris, Romanique elegantia sermonis, sententiarum pondere et

    amoenitate florens atque tornata Oratio, iure ut iis compaginata fuerit, quae delicatioribus et

    politioribus sunt probate Magistris17.

    Ahora bien, respecto a la obra de Lpez, el ms. 8317 de la BNE es particularmente

    valioso18. Ah vemos aparecer, bajo la autora de Baltasar Lpez, cuatro discursos

    diferentes19: el primero, en los ff. 67-74v, se titula Oratio panegyrica a P. Baltasare Lpez in

    laudem divi Ildefonsi; el segundo, en los ff. 250-258, est titulado Oratio pro instauratione

    studiorum habita in collegio Mexicano anno 1631; y el tercero est en los folios 260-271v y

    su nombre es Oratio pro instauratione studiorum habita in collegio Mexicano Societatis Jesu

    coram Marchione de Cadereyta D. Lope Daz de Armendriz, anno 1639; y el cuarto no es

    otro sino la misma Oratio de 1644, en los ff. 275-290. Curiosamente, entre sta y la anterior,

    hay una Oratio annima, que quizs tambin podra ser de Lpez.

    Por otro lado, la Biblioteca Nacional de Mxico resguarda un manuscrito de nuestro autor,

    aunque no es seguro que sea holgrafo, pues no se ve firma alguna y hay por lo menos dos o

    16 ZAMBRANO, p. 684. 17 Y la oracin de nuestro autor est tan perfectamente construida con armona rtmica y con elegancia de la lengua latina, adornada y labrada con peso de sentencias y encanto, que con justicia fue compaginada con las de los ms finos y pulidos maestros. EGUIARA, p. 350. 18 Vase la descripcin completa del contenido del manuscrito en INVENTARIO, pp. 301-302. 19 Se le debe esta valiosa informacin a la Mtra. Hilda Julieta Valds Garca, de la UNAM, quien amablemente la proporcion para esta tesis. Lamentablemente, tal informacin lleg una vez que el curso de la investigacin estaba a punto de finalizar y ya no fue posible integrar algn anlisis de los tres discursos a este trabajo, que sin duda habra sido de inters. El futuro anlisis de tales textos probablemente corroborar o desmentir una buena parte de los resultados aqu alcanzados.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    22

    tres caligrafas distintas. Se trata del ms. 621, donde aparecen dos textos diferentes. El

    primero se titula Disputationes de irregularitate y es probablemente posterior a 1647, pues

    ah aparece nuestro autor como profesor de teologa moral. Una rpida revisin deja ver que

    est estructurado de un modo tpico de la poca, es decir, planteando objeciones en forma de

    preguntas y respondiendo (la comn divisin entre Quaestio y Responsio). El tema central

    parece estar en definir qu actos caen fuera de la regla para un fraile. Se tratan temas como la

    bigamia, el homicidio justo e injusto, la guerra justa, por ejemplo; cabe sealar que

    Francisco Surez aparece citado a cada momento. El segundo tratado se titula Tractatus de

    restitutione y es probablemente posterior a 1645, pues Lpez aparece slo como profesor de

    teologa. Tiene la misma estructura, versa sobre los casos en que es necesario compensar a

    alguien a causa de algn dao material o moral.

    Quedan slo dos cosas por mencionar con respecto a la obra de Lpez: en primer lugar, se

    le ha atribuido errneamente una obra. Alfonso Mendiola Meja y Perla Chinchilla Pawling20,

    haciendo una lectura equivocada de un pasaje ligeramente ambiguo de Ignacio Osorio

    Romero21, creen que ste afirma que la obra manuscrita llamada In totius rhetoricae libros

    praefatiuncula que aparece al inicio del famoso ms. 1631 de la BNM pertenece a Baltasar

    Lpez. Pero sin duda, tanto al revisar directamente el manuscrito, como al ver las

    descripciones detalladas que Osorio da de ste en otros lugares22, es claro que se trata de un

    20 MENDIOLA y CHINCHILLA , p. 54. 21 El pasaje es sin duda ambiguo puesto que, dentro de un recuento general de obras neolatinas importantes en la Nueva Espaa, salta de los impresos a los manuscritos sin hacer punto y aparte y al parecer hablando todava del mismo autor: Contemporneo de Gonzlez fue Baltazar Lpez, llamado Cicern de la Provincia, quien, al parecer edit en 1632 un tratado de retrica titulado: Quinque libri rhetoricae. A estas obras impresas debemos agregar otras que no pudieron llegar a las prensas. La ms importante es un tratado, probablemente escrito a fines del siglo XVI o principios del XVII, con el ttulo In totius rhetoricae libros, que se conserva manuscrito en la Biblioteca Nacional de Mxico. OSORIO, Latn y neolatn en Mxico, p. 21. Por otro lado, parece difcil de creer que Osorio, quien haba hablado de la vida de Lpez nacido en 1610 en otros lugares, hubiera credo que ste haba escrito una obra a finales del siglo XVI. 22 OSORIO, Floresta de Gramtica, p. 361.

  • Captulo I

    23

    texto annimo; por lo cual, para proponer a Lpez como posible autor se necesitara al menos

    alguna prueba.

    En segundo lugar, la nica composicin potica que se ha podido localizar de Lpez es

    uno de los ltimos textos que aparecen en el ya mencionado manuscrito 1631. Se titula

    Heroicos (f. 200v) y consiste en una recreacin en hexmetros latinos de lo que le ocurri al

    barco de san Felipe de Jess cuando, segn la historia, una tormenta lo arrastr a las costas

    de Japn, donde muri martirizado. El texto procede por oposiciones: al inicio se presenta la

    imagen feliz de un barco cargado de riquezas y de seda iniciando su travesa rumbo a

    Amrica con vientos favorables; despus, brota una gran tempestad que lo hace chocar contra

    los peascos japoneses y despedazarse; por ltimo, en los dos ltimos versos, la tragedia se

    interpreta como una victoria en el plano escatolgico, pues ha sido motivo para la gloria

    ultraterrena de san Felipe de Jess, primer santo novohispano y, por tanto, uno de los ms

    famosos.

    ste es el nico texto del mencionado manuscrito en el que se puede apreciar la firma de

    Baltasar Lpez. Ignoro cules son los indicios que han llevado a Ramn Kuri Camacho a

    atribuirle casi todo lo que aparece a partir del f. 185r del mencionado manuscrito, pues no da

    ninguna justificacin ms all del hecho de citar los nombres de las obras que ah se

    encuentran23; obras que, para quien inspeccione el manuscrito, parecern sin duda annimas.

    Kuri Camacho parece traer a Lpez a colacin principalmente para ejemplificar la clara

    conciencia que poda tener un autor jesuita de aquel tiempo acerca de la estrecha conexin

    23 Es as como lo cita: LPEZ, S. J., Baltazar: Epigrammata pro lauro accipienda. Idem: Ad grates Amici epistola, in qua tota sedes Tepotzotlana erudite et accurate describitur. Anagramma ex litteris Patris Angeli Balestra. Anagramma ex litteris Thomae Dominguez. Epigrammata in Nativitatem, de Sancto Nonnato, contra feminas, ad nomen Patris Magistri Angelo Balestra, ad Patrem Melchiorem Maldonado. Egloga in Sanctum Nonnatum. Elegia ad Sanctam Doroteam. In Sanctam Agatham elegia. In Sanctam Apolloniam elegia . De tribus votis epigramma. In laudem duorum fratrum quorum Magister Rosales nominabatur. De arte rethorica. Ms. 1631. Biblioteca Nacional de Mxico. KURI, Barroco jesuita", p. 64. Ntese que tambin le atribuye el tratado de retrica ya mencionado, del mismo modo que Mendiola Meja y Chinchilla Pawling.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    24

    entre los Ejercicios Espirituales ignacianos y la retrica de los afectos. Dicha conexin,

    segn el autor, reposaba en una educacin comn dirigida a purificar la razn y los

    sentimientos a travs de una eliminacin de las afecciones desordenadas; es decir, se trataba

    de una educacin sensible y, por lo tanto, esttica, pues estaba dirigida a desarrollar el plano

    de los sentidos lo que se ve, se escucha o se toca en relacin con Cristo y la Pasin. Es

    verdad que la dificultad de atribuirle esa conciencia a Baltasar Lpez no desacredita en

    absoluto estas reflexiones de Kuri Camacho, pues en su argumentacin no tiene mucha

    importancia poner un jesuita novohispano del siglo XVII o Baltasar Lpez al citar

    palabras del manuscrito; pero s hace que recaiga una sombra de duda cada vez que menciona

    a dicho autor y le atribuye frases especficas24.

    De cualquier modo, es sin duda la Oratio pro instauratione studiorum de 1644 la obra

    ms llamativa de Lpez, al menos de lo que disponemos en Mxico. La importancia que le

    dieron sus contemporneos novohispanos a tal discurso se puede ver claramente reflejada,

    como ya se mencion, en el hecho de que se imprimiera posteriormente junto con otros

    discursos que sin duda en el mbito jesutico de aquel tiempo se tomaban como

    paradigmticos en el campo de la elocuencia en lengua latina. Ah se ve aparecer el texto de

    Baltasar Lpez en primer lugar, y despus los siguientes autores: Horacio Quaranta; Cicern,

    con las Filpicas cuarta, sexta, novena y primera; Famin Strada, a quien sus contemporneos

    italianos llamaban el orculo latino de nuestros tiempos25; Vicente Giunigi, o bien, en su

    forma latina, Ginitius; Nicols Avancino; y Luis Giuglaris26.

    24 Ibid., p. 65. 25 FUMAROLI , Cicero pontifex romanus p. 812. 26 Para dichos autores, vase OSORIO, Floresta de Gramtica, pp. 269-272. Osorio aade un candidato probable para la autora de la compilacin: Lucas del Rincn.

  • Captulo I

    25

    Se puede, pues, afirmar sin temor a equivocarse que el discurso de Lpez fue tomado por

    sus coetneos jesuitas como modelo a seguir, lo cual queda claro tambin al tener en cuenta

    que la Congregacin de la Anunciata, que fungi como editora de tal compilacin, tena

    como una de sus funciones caractersticas en relacin con el Colegio Mximo la de preparar

    para la imprenta los libros de texto para los estudiantes de dicho establecimiento27.

    Por ltimo, cabe mencionar que la nica persona de la que se tiene noticia que haya

    abordado de alguna manera dicha obra de Baltasar Lpez es Ignacio Osorio Romero, quien

    en el captulo llamado Initia o prolusiones de su obra Tpicos sobre Cicern en Mxico,

    menciona el discurso como prueba de la fuerte influencia de Cicern como modelo en la

    Nueva Espaa. Junto a esto, Osorio aade informacin biogrfica del autor y una

    reproduccin del inicio de la Oratio. En suma, lo que se ha llevado a cabo para el estudio

    crtico de la Oratio pro instauratione studiorum de 1644 es casi nulo: slo pgina y media.

    LA TRADICIN DE LOS DISCURSOS INAUGURALES

    Los discursos inaugurales pertenecen a la oratoria acadmica; y as, tienen una tradicin que

    puede remontarse fcilmente a los inicios de la universidad en la Edad Media. A lo largo del

    tiempo, se han usado muchas denominaciones para estos discursos: entre los ms antiguos

    parece predominar el nombre de sermo, pero para otros se usa oratio muchas veces

    acompaados de inauguralis, o pro instauratione studiorum; se pueden encontrar muchos,

    asimismo, con el nombre de dissertatio inauguralis, o bien siguiendo el famoso gnero

    medieval disputatio. Tambin poda emplearse la palabra initium para referirse a estas

    piezas oratorias latinas, e incluso segn afirma Osorio Romero refirindose a la Nueva

    27 GMEZ, p. 64.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    26

    Espaa prolusio28. De cualquier modo, desde sus comienzos, estos discursos tuvieron un

    lugar importante en las costumbres que organizaban la vida acadmica de las universidades

    europeas:

    Almost from the origins of the medieval universities, orations the early ones better described

    as secular sermons punctuated the rhythms of academic life. Typical occasions included

    graduation ceremonies, the opening of the academic year, the beginning of a course of

    lectures, or funerals of colleagues. Audiences on such occasions would be unlikely to be

    confined to one faculty and might constitute a large part of the academic community29.

    En general, se puede decir que hay tres modalidades de discurso inaugural, yendo de lo

    general a lo particular: discurso para dar inicio a los estudios de toda una universidad o

    colegio; oracin para inaugurar un curso o para dar inicio formal a las actividades de un

    profesor (una especie de toma de posesin del cargo, por ejemplo, de la clase de retrica),

    llamada comnmente prolusio; y discurso para dar inicio de una clase, llamado praelectio.

    Hay que enfatizar, al respecto, que la distincin entre los dos primeros tipos con mucha

    frecuencia est lejos de ser ntida en ciertos contextos30. Y as, la llamada preleccin o

    praelectio est relativamente bien caracterizada por oposicin a los otros tipos: Prolusiones

    y praelectiones tendan a estructurarse en forma de divisiones philosophiae: las primeras,

    cindose en buena medida a la organizacin de los ciclos y facultades universitarias; las

    segundas, subrayando la situacin del tema o la obra dentro del conjunto del saber31.

    28 Aunque la palabra prolusio tena la facultad de designar discursos acadmicos en otras circunstancias (en defensa de una tesis, en graduaciones, etc.), para el caso de los pronunciados en la apertura de cursos se usaba indistintamente initium o prolusio. OSORIO, Conquistar el eco, p. 168. 29 Casi desde los orgenes de las universidades medievales, las oraciones las ms tempranas de las cuales pueden describirse mejor como sermones seculares marcaron el ritmo de la vida acadmica. Las ocasiones tpicas incluan ceremonias de graduacin, la apertura del ao escolar, el inicio de una serie de ctedras o funerales de colegas. En tales ocasiones, sera improbable que las audiencias estuvieran constreidas a una facultad, y podan estar conformadas por una gran parte de la comunidad acadmica. SIRAISI, p. 193. 30 "Non di rado la distinzione tra le orazioni che inaugurano l'anno accademico, sia dell'intero corpo universitario che del solo Studio degli artisti, e quelle che inaugurano una condotta rimane assai labile". CAMPANELLI , p. 28. 31 RICO, pp. 163-164.

  • Captulo I

    27

    El discurso inaugural como parte de los eventos acadmicos acostumbrados queda

    registrado, por ejemplo, ya desde el ao 1317 en los estatutos de la Universidad de Boloa,

    que prescriban que el 10 de octubre hubiera un sermo decretistae (discurso de un decretista,

    es decir, expositor del Decreto de Graciano) y despus se oficiara una misa como ceremonia

    de inicio de cursos32. Con el paso de los aos, la costumbre se consolid, y es as como se ve

    llegar hasta finales del siglo XIX, an en su forma latina en algunos lugares.

    De un modo general, se puede decir que este gnero de oratoria se extendi hasta el

    Renacimiento con una misma caracterstica que se repite de manera constante: su relacin

    directa con la retrica epidctica o demostrativa, especialmente con las llamadas laudes

    disciplinarum (elogios a las disciplinas)33, lo cual es lgico al pensar que los initia estaban

    dirigidos a estimular a los alumnos al estudio. Esta estrecha relacin con los elogios a las

    disciplinas es particularmente manifiesta, por ejemplo, en las oraciones de Bartolommeo

    della Fonte en el siglo XV34, quien pronunci oraciones inaugurales en laudanza a la

    elocuencia (es decir, la retrica), a la poesa, a la historia y a otras disciplinas.

    Al respecto, vale la pena mencionar dos cosas de importancia: por un lado, dichos elogios

    se ligaban directamente a uno de los temas tpicos del Renacimiento, a saber, la dignidad del

    hombre35. Pinsese, por ejemplo, en el famoso Discurso sobre la Dignidad del Hombre de

    Pico della Mirandola y en el carcter particularmente representativo del espritu renacentista

    32 KANTOROWICZ, p. 27. 33 Segn se desprende del discurso de Andrea Brenta pronunciado en Roma probablemente en 1482, cualquier discurso inaugural tena como tema la alabanza de alguna disciplina: Sic itaque mihi videtur optima maiorum nostrorum consuetudine comparatum esse ut singulis annis Gymnasii nostri et professionis initio de disciplinarum laudibus oratio haberetur (). BRENTA, p. 60. 34 TRINKAUS, pp. 52-87. 35 Lorenzo Lippi lo expresa en pocas palabras en su discurso inaugural de 1473, precisamente dedicado a elogiar las artes y las ciencias (ms exactamente, el trivium, adems de la poesa, la filosofa, la medicina, el derecho y la teologa): Quis non digne miretur summisque in caelum laudibus efferat, qui mente atque ratione divinitus nobis data bene et prudenter utatur? Hac uti nihil aliud est, quam hominis dignitatem praestantiamque servare. LIPPI, p. 283.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    28

    que ah se expresa. Elogiar las disciplinas es un modo, pues, de alabar el saber humano y,

    especialmente, el modo tajante en que el hombre se distingue de las bestias36, tema tpico en

    los humanistas, entre los cuales se ve aparecer una y otra vez aquel famoso pasaje de Cicern

    al inicio del De inventione37.

    Por otro lado, los elogios a las disciplinas tambin implicaban con frecuencia una toma de

    posicin casi antagnica desde el punto de vista profesional por parte el orador. Un buen

    ejemplo de ello puede ser la oracin inaugural que pronunci Andrea Alciato en Boloa en

    1537. Como era de esperarse en un jurista, en su encomio al derecho ensalza a tal grado esta

    disciplina, que termina colocndola en el punto medular del conocimiento, en el centro en

    torno al cual gravitan todas las facultades cognoscitivas y expresivas del hombre38. Se

    percibe, entonces, que dicha toma de posicin consiste en asumir y reivindicar la importancia

    y el estatus de la propia disciplina, y es as como vemos con frecuencia que en el

    Renacimiento haya apasionadas defensas de la retrica o la poesa. Son este tipo de

    consideraciones las que, sin duda, han llevado a Kristeller a enfatizar a tal grado el aspecto

    profesional de los humanistas, haciendo notar que, ante todo, el humanista es alguien

    dedicado a los studia humanitatis, es decir, gramtica, retrica, poesa, historia y filosofa

    moral39.

    Pero ello no debe hacernos creer que en todos los casos los initia eran encomios a las

    disciplinas o que siempre implicaban esa toma de posicin en el mbito profesional. Los

    discursos inaugurales se enmarcan en la oratoria acadmica tema relativamente poco

    estudiado respecto al Renacimiento si se compara con la cantidad de estudios que otras reas

    36 Para ms informacin, vase RICO, en el apartado titulado Laudes disciplinarum Humanismo y dignidad del hombre en el Renacimiento, pp. 163 y ss. 37 Cic., Inv., 1. 5. 38 AVELLINI , p. 15. 39 KRISTELLER, Renaissance Thought and its Sources, p. 98.

  • Captulo I

    29

    de la cultura renacentista han generado, y como tales, tratan los temas que a lo largo de las

    diversas pocas han sido de inters acadmico. La oratoria acadmica humanstica en general

    se realiza en el marco institucional fundado desde la Edad Media, es decir, en la serie de

    actos acadmicos que ya eran costumbre desde siglos atrs. Hay una expresa conexin entre

    el ars arengandi italiano de finales de la Edad Media y la oratoria de los humanistas [].

    Esta conexin se halla en el modelo formal e institucional de los discursos, no en su

    especfico estilo literario o en sus contenidos40. Se puede afirmar, pues, que la tradicin de

    los initia ha seguido a grandes rasgos los mismos vaivenes que la oratoria acadmica en latn

    a lo largo de los aos, la cual era sin duda una de las piezas fundamentales en el quehacer

    intelectual de las lites.

    Ahora bien, los jesuitas tomaron la costumbre de estos discursos con toda seguridad a

    partir de la Universidad de Pars, que en buena medida sirvi como modelo educativo para

    sus colegios41, y aunque parece ser que en general siguieron la tradicin parisina de

    comenzar cursos el da de san Remigio (1 de octubre)42, en el caso del Colegio Mximo de

    San Pedro y San Pablo y probablemente en todos los colegios de jesuitas en la Nueva

    Espaa ocurra el da de san Lucas (18 de octubre)43, tradicin al parecer de origen bolos.

    Tanto en la Real y Pontificia Universidad de Mxico como en el Colegio Mximo, los

    initia eran un evento de gran importancia, pues reuna a las mximas autoridades civiles y

    eclesisticas del momento y a veces se acompaaba de certmenes literarios44. Se tiene

    noticia, por ejemplo, del que pronunci Francisco Cervantes de Salazar en la apertura de

    dicha universidad en 1553, al que asistieron, adems de los acadmicos, el cabildo de la

    40 KRISTELLER, La retrica en la cultura medieval y renacentista, p. 24. 41 Vase CODINA, El Modus parisiensis. 42 Ibid., p. 49. 43 DAZ, p. 24. 44 GMEZ, p. 71.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    30

    Catedral Metropolitana, los oidores de la Real Audiencia y el virrey, Luis de Velasco45. Algo

    muy similar ocurri con la apertura del Colegio Mximo en 1554, en la cual, segn Gmez

    Robledo, el discurso corri a cargo de Juan Snchez Baquero46.

    De los initia novohispanos conservados pues los dos mencionados estn desaparecidos,

    son tres los que hasta cierto punto han despertado mayor inters: uno, el ms antiguo, es el

    que pronunci Juan Bautista Balli en 159647, que sigue la tendencia de las laudes

    disciplinarum y eleva la jurisprudencia al mximo estatus posible de nobleza de las

    disciplinas en aquel tiempo, es decir, justo debajo de la teologa48. El segundo proviene de la

    pluma de Juan Gregorio Campos y Martnez y consiste en una oratio apologetica49 en contra

    de las famosas ideas del den de Alicante, Manuel Mart; se le ha prestado atencin, sin

    duda, por su papel en la respuesta novohispana a estas ideas, en la cual, como se sabe, tuvo el

    protagonismo Juan Jos de Eguiara y Eguren. Y el tercero debe la atencin que ha recibido50

    ms a su autor que al texto mismo; titulado Prolusio Grammatica de Syntaxi y reproducido

    en el ms. 1600 de la Biblioteca Nacional de Mxico, pertenece a uno de los autores ms

    reconocidos en el neolatn mexicano: Francisco Javier Alegre. Fue dado a conocer a finales

    del siglo XIX por Garca Icazbalceta51 y en el siglo XX por Ignacio Osorio52.

    De todo ello se puede deducir el innegable gusto por los discursos inaugurales latinos en

    la intelectualidad novohispana. Por el mismo tipo de acto acadmico-social que entraaban,

    constituyen una oportunidad nica para adentrarse en lo que se podra llamar ortodoxia

    45 CARREO, p. 41. 46 GMEZ, p. 40. 47 Llamada Oratio in laudem iurisprudentiae, habita pro studiorum initio, BALLI . 48 Ibid., f. 4v. 49 CAMPOS. 50 VAN DER POEL, Teaching latin in eighteenth century Mexico. 51 GARCA ICAZBALCETA, pp. 197-205. 52 OSORIO, Tpicos sobre Cicern en Mxico, pp. 143-149. Para ms initia novohispanos y su localizacin, vase Ibid., pp. 110-150.

  • Captulo I

    31

    acadmica, es decir, el campo discursivo e ideolgico de lo que era posible decir, lo que

    estaba aceptado, lo que era susceptible de ser admirado. Y sin duda, si alguno de ellos

    lograba llegar a las prensas era por su facultad para satisfacer por entero las expectativas.

    Ahora bien, tambin por su propio carcter, estaban forzados a investirse de cierta novedad

    para que pudieran ejercer un impacto aceptable en el pblico; de otro modo, caeran

    irremisiblemente en lo rutinario del mismo acto acadmico.

    En efecto, es innegable que este gnero de discursos parta de un esquema muy bien

    definido, el cual sin duda en ocasiones poda producir el efecto de algo terriblemente

    rutinario. Campanelli describe sus caractersticas al respecto:

    Chiunque ne sia l'autore, qualunque sia lo Studio interresato, questi testi obbediscono ad una

    topica estremamente rigida che li vincola ai binari di un percorso sempre uguale a se stesso,

    dall'iniziale excusatio alla coneguente captatio benevolentiae, agli elogi delle autorit, dei

    professori, del principe e della citt sede dello Studio, alla lode delle discipline insegate nello

    Studio stesso, per concludersi con l'esortazione rivolta ai professori e, soprattuto, al giovani a

    dedicarsi con alacrit rispettivamente all'insegnamento e all'apprendimento delle bonae artes.

    La pesante ripetitivit imposta a questi discorsi dalle circonstanze e dalla cornice in cui

    venivano pronunziati, oltre che da un tradizione che spesso confondeva le proprie origini con

    quelle dei singoli Studia [] e che era tanto pi condizionante quanto pi poteva vantare al

    suo attivo i nomi di illustri oratori delle generazioni precedenti, fin per dar adito ad

    operazioni non del tutto cristalline; si scoprono cos professori che nel passare da uno Studio

    all'altro riciclano interi brani delle orazioni gi pronunciate altrove limitandosi a mutare,

    qualora vi ricorrano, i nomi della citt o del principe, che mettono a punto nei loro quaderni

    lodi delle discipline pronte per essere pronunciate ogniqualvolta le circonstanze lo avessero

    richiesto, che non esitano ad inserire nei loro discorsi interi brani tolti da orazioni dei loro

    predecessori53.

    53 Quienquiera que sea el autor, cualquiera que sea el Studium interesado, estos textos obedecen a una tpica extremadamente rgida que los vincula a las vas de un recorrido siempre igual a s mismo, desde la inicial excusatio a la consiguiente captatio benevolentiae, a los elogios de la autoridad, de los profesores, del prncipe y de la ciudad sede del Studium, a la laudanza de las disciplinas enseadas en el mismo Studium, para concluirse con la exhortacin dirigida a los profesores y, sobre todo, a los jvenes a dedicarse con prontitud respectivamente a la enseanza y al aprendizaje de las bonae artes. La enojosa repetitividad impuesta a estos

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    32

    Sin embargo, lo anterior corre el peligro de convertirse en prejuicio al momento de

    abordar este tipo de textos; ms an, un prejuicio que ha hecho que ni siquiera hayan sido

    abordados seriamente ms que en contados casos. Tal vez la mejor manera de examinarlos es

    tener presente tanto lo que implica lo rutinario y la imitatio, como los pequeos resquicios a

    veces no tan pequeos, como se ver en el captulo IV en donde se percibe un tratamiento

    peculiar al autor. Y es que los mismos principios de la imitatio, a los cuales ya estn

    particularmente familiarizados quienes estudian la literatura neolatina, asumen la novedad

    como algo que necesariamente implica el remitirse a algo ya hecho. Y as, con toda seguridad

    haba algunos discursos que, en el fondo, no hacan ms que repetir algo ya dicho hasta el

    cansancio; pero haba otros que realmente lograban los ideales de la imitatio, esto es, la

    intensa capacidad asimiladora y recreadora a partir de otras obras con el fin de crear algo

    peculiar.

    Sin duda el segundo caso es ms llamativo e interesante para los investigadores la

    llamada Lamia de Poliziano ha recibido, por ejemplo, algunos estudios; pero hay que

    recalcar el hecho de que incluso el primer caso tiene inters por cuanto que revela

    directamente un cierto establishment ideolgico, esttico y cultural de la poca. Se ha

    afirmado, incluso, que la fuerza misma de un evento institucional del tipo de los discursos

    inaugurales poda prcticamente anular las convicciones ms personales del orador: The

    rules of epideictic oratory did not require the author to explore or answer all possible

    discursos por las circunstancias y por el marco en que venan pronunciados, adems de provenir de una tradicin que frecuentemente confunda los propios orgenes con los de cada uno de los Studia [], y de que era tanto ms condicionante cuanto ms poda ensalzar en su provecho los nombres de los ilustres oradores de las generaciones precedentes, termin por dar pie a operaciones no del todo cristalinas: se descubren, as, profesores que en el pasar de un Studium a otro reciclan fragmentos enteros de las oraciones ya pronunciadas en otro lugar, limitndose a cambiar, si acaso ah se presentan, los nombres de la ciudad o del prncipe, que acomodan en sus cuadernos encomios a las disciplinas, listos para ser pronunciados cada vez que las circunstancias lo requieran, que no dudan en insertar en sus discursos fragmentos enteros tomados de oraciones de sus predecesores. CAMPANELLI , p. 32.

  • Captulo I

    33

    counterarguments to his thesis, he was merely expected to be agreeable and say what the

    occasion demanded regardless of personal convictions54.

    De cualquier modo, pues, el estudio de los initia y no slo en el contexto novohispano

    est an por hacerse. El estudio profundo de stos, sin duda, puede ser de gran ayuda para

    revelar el clima cultural de una poca, y ms particularmente, en el caso de la Nueva Espaa,

    las facetas o modalidades que tom el espritu criollo a travs de la literatura neolatina.

    54 Las reglas de la oratoria epidctica no exigan que el autor explorara o respondiera a todos los posibles contraargumentos de su tesis, nicamente se esperaba de l que fuera agradable y dijera lo que la ocasin peda sin importar las convicciones personales. RUMMEL, pp. 3-4. La misma idea es retomada por ELLIOT VAN LIERE, pp. 61-60.

  • 34

  • 35

    Captulo II

    LA NOCIN DE AGUDEZA Y SU DESARROLLO ENTRE LOS ANTICICERONIANOS

    Antes de abordar directamente la obra de Lpez, es preciso explicar las races en que se

    hunde el concepto de agudeza del ingenio, ya que sin esto es imposible comprender

    cabalmente los planteamientos del jesuita. Lo que se tratar, pues, de defender aqu es que,

    entre las distintas vertientes del siglo XVII en torno a tal concepto, son dos las esenciales que

    sirven como teln de fondo para el discurso: una de carcter epistemolgico y otra de tipo

    estilstico.

    LA AGUDEZA DEL INGENIO

    La intelectualidad de la primera mitad del siglo XVII tuvo una preocupacin primordial que,

    en cierto modo, resulta casi incompatible con nuestros esquemas de pensamiento actuales. Se

    podra decir que en aquella poca se intent explicar, desde un punto de vista tanto terico

    como prctico, el placer intelectual, es decir, el deleite que sobreviene de un modo

    inextricablemente unido a la comprensin de algo, sea una obra literaria en general, sea un

    solo pasaje o incluso una frase. Se trata de una nocin un tanto ajena al imaginario actual

    segn el cual la forma y el fondo estn delimitados y separados de tal manera que, grosso

    modo, corresponden respectivamente a la experiencia esttica y a la comprensin intelectual.

    El siglo XVII asume conscientemente estos dos elementos como partes de un mismo hecho

    indisoluble: incluso algo que parecera meramente formal o arbitrario, como la semejanza

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    36

    entre dos palabras distintas, o el paralelismo entre dos frases correlativas o contrapuestas, es

    portador de significado y, simultneamente, de placer.

    Pues bien, el gran xito que tuvo el hablar de la agudeza del ingenio ya desde finales del

    siglo XVI, pero especialmente a lo largo del siglo XVII, se debe principalmente a tal fusin

    de lo esttico y lo intelectual. En esa poca se percibe ya de un modo claro que muchas obras

    literarias, de una forma evidentemente intencionada, se presentan a s mismas como algo a

    desentraar por parte del lector. El lector, pues, desde esta perspectiva, est constreido a

    utilizar su ingenio o ms exactamente, la punta o la cua de su ingenio para penetrar en el

    sentido de un texto, ese sentido que est ah oculto y latente1. No en vano uno de los primeros

    tratadistas de lo agudo afirmaba:

    Effectus ergo et proprietas acuti est admirationem cum delectatione parere in animo audientis.

    Admiratio vero nascitur ex inopinato, quod nimirum audiamus aliquid, quod non

    exspectabamus cuiusque causa nos latebat, ac proinde accidere illud non putabamus. Nam ut

    Aristoteles docet, admiratio nascitur ex ignoratione causarum. Si rursus haec admiratio

    coniunctam habet delectationem (ut semper oportet accidere in acuto a nobis percepto,

    admiramur enim illud cum delectatione), debet habere ex altera parte apparentiam aliquam

    causae illius, quae latebat, propter quam accidere illud videamus, quod accidere posse non

    sperabamus2.

    As, el placer y las funciones intelectuales se plantean como inseparables. El deleite y la

    admiracin se conjugan ante el descubrimiento de algo inesperado en la lectura. Estamos ante

    la unin indisoluble entre docere y delectare. Esto tiene enormes implicaciones al momento

    1 Ntese la facilidad con la que es posible pasar de un escritor agudo a un lector agudo, por mediacin de un texto con caractersticas peculiares. Estos son los tres elementos susceptibles de designarse como agudos y ello se ver ejemplificado a lo largo de este captulo. 2 Por tanto, el efecto y la propiedad de lo agudo es producir en el nimo del oyente la admiracin junto con el deleite. La admiracin nace de lo inesperado, pues ciertamente omos algo que no esperbamos y cuya causa nos estaba oculta, y por tanto no considerbamos que ello ocurrira. Pues, como ensea Aristteles, la admiracin nace de la ignorancia de las causas. Pero si, en cambio, esta admiracin tiene adjunto un deleite (como siempre es preciso que ocurra segn nuestra definicin de lo agudo, pues admiramos eso con deleite), debe tener, por otra parte, alguna apariencia de aquella causa que estaba oculta, gracias a la cual veamos que ocurre aquello que no esperbamos que ocurriera. SARBIEWSKI, 2, p. 7.

  • Captulo II

    37

    de analizar las obras literarias de la poca: por un lado, nos habla de un ideal que asuma las

    llamadas figuras literarias como procedimientos que, para su xito, deban tener un cierto

    espesor intelectual; por otro lado, nos hace eliminar inmediatamente el prejuicio segn el

    cual lo que distingue al barroco no es ms que la acumulacin de ornamentos superficiales. Y

    es que en una rpida revisin en torno a la nocin de agudeza del ingenio podemos

    percatarnos de que ella est precisamente en contra de tal superficialidad. De ah la misma

    metfora de lo agudo como lo que penetra en lo hondo de las cosas.

    Ahora bien, aunque una explicacin de la nocin de la agudeza a lo largo del tiempo

    excede los lmites de la presente tesis, puede ser de utilidad hacer un esbozo sobre el tema.

    En general, desde el punto de vista conceptual, a lo largo de los siglos la idea flucta entre

    dos polos: uno general, donde se usa para designar una cualidad intelectual relacionada con

    la perspicacia; y otro concreto, donde lo agudo se utiliza para referirse a una frase especfica,

    a una tendencia estilstica particular, o bien a una figura o un grupo de figuras retricas que

    comparten ciertas caractersticas.

    Por otro lado, para fines explicativos, se puede hacer una divisin entre, por un lado, la

    idea como tal de la agudeza del ingenio, es decir, la forma en que muchos autores

    describieron lo que consideraban agudo sea desde el punto de vista general, sea desde el

    punto de vista concreto, empleando directamente palabras relacionadas, como punzante,

    picante, afilado3; y por otro lado, el uso patente, por parte de otros autores, de ciertas

    caractersticas en su estilo o en su modo de pensar que han hecho que se les califique como

    agudos aunque en realidad ellos no hayan usado tal palabra para describirse a s mismos.

    En pocas palabras, se trata de una distincin entre la definicin general o concreta y la

    3 En latn las palabras relacionadas son las siguientes: acumen, acutus, aculeus, acies, acris, acrimonia, argutiae, argutus, mucro. Segn la interpretacin de lo agudo, poda tambin relacionarse con palabras como asteia, urbanitates, venustates, sales, facetiae, subtilis. CASAS, pp. 80-81.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

    38

    aplicacin. En ambos casos, la agudeza se remonta hasta la Antigedad grecolatina, pasando

    desde luego por la Edad Media.

    Desde un punto de vista general, en la Antigedad se utiliza normalmente la palabra

    agudo para describir un ingenio gil y penetrante. A grandes rasgos, ingenium se opone al

    arte, esto es, a la tcnica4. El ingenio, as entendido, pertenece a lo natural; es una capacidad

    innata que, por medio del aprendizaje y la prctica, se puede aguzar5.

    Sin embargo, en la Antigedad esta nocin general comenz muy rpidamente a tomar un

    cariz ms concreto, como ocurre en Aristteles, Cicern, Quintiliano, Demetrio y

    Hermgenes de Tarso. Con respecto a Aristteles, los pasajes ms importantes son aqullos

    de la Retrica en los que se refiere a las expresiones cultas y elegantes ()6, aunque es

    cierto que no utiliza ah la palabra agudeza (, ). En algunos de los

    ejemplos que da Aristteles, sin duda, puede ser traducido como dicho

    ingenioso. En este contexto, son dos aspectos por los que es importante el antecedente de

    Aristteles: por un lado, porque en l ya est claramente definida la idea del placer que surge

    de la comprensin de algo que a primera vista no es evidente7, es decir, la conjuncin

    inevitable entre docere y delectare, producto en buena medida de la conocida visin

    aristotlica respecto a la inclinacin natural de todo hombre a aprender; por otra parte,

    porque en algunos de los ejemplos que pone, se notan ya ntidamente algunos de los

    4 La oposicin ingenium / ars es una constante evidente en muy diversos autores antiguos. Vase, por ejemplo, la descripcin que hace Tcito de Apro, uno de los personajes del Dilogo sobre los oradores: "Aper omni eruditione imbutus contemnebat potius litteras quam nesciebat, tamquam maiorem industriae et laboris gloriam habiturus, si ingenium eius nullis alienarum artium adminiculis inniti videretur". Tac., Dial., 2. 2. 5 Es justo lo que dice Quintiliano (Inst., 1. 10. 34) al hablar de la geometra y cmo agudiza el ingenio: In geometria partem fatentur esse utilem teneris aetatibus. agitari namque animos et acui ingenia et celeritatem percipiendi venire inde concedunt. 6 Recurdese que la oposicin que hacan los griegos entre y fue retomada en latn como urbanus y rusticus, respectivamente, adjetivos muy frecuentes para ensalzar o denostar distintos estilos. 7 Arist., Rh., 3. 10.

  • Captulo II

    39

    elementos que despus definirn constantemente lo agudo: el carcter inesperado de una

    frase, la brevedad en las expresiones, el uso de metforas8, de anttesis o analogas, de

    dilogas o recursos que exploten la ambigedad de las palabras.

    En este contexto, Cicern es sin duda un autor clave, pues refleja simultneamente un

    sentido general y un sentido particular de la nocin de agudo. En el plano general, con

    Cicern nos percatamos de que la agudeza, como cualidad del ingenio perspicaz, se relaciona

    directamente con la inventio y con la facultad de encontrar o extraer los modos adecuados

    para persuadir9.

    En un plano ms particular, vemos que en el De oratore aparecen una y otra vez palabras

    como acutus, argutus o acumen10 en un largo apartado dedicado a lo risible11. Hay que

    mencionar, por cierto, que este texto pas prcticamente inadvertido hasta el Renacimiento;

    recurdese que durante la Edad Media las dos principales fuentes latinas en retrica eran el

    De inventione y la Rhetorica ad Herennium, lo cual quizs ayudara a explicar por qu, entre

    muchas otras razones, la idea de la agudeza cobr tanto auge entre los humanistas.

    Otro texto ciceroniano de importancia al respecto es sin duda el Orator, en donde la

    nocin de lo agudo est claramente asociada a un estilo especfico. En la descripcin que

    Cicern hace de la famosa distincin en tres estilos (genera dicendi), se percibe que la

    8 Sin duda la metfora ocupa el lugar central en todo este pasaje de Aristteles. Pero a medida que en diversos autores las reflexiones en torno a la agudeza se hacen ms definidas hasta culminar en el siglo XVII, se percibe que la metfora no es admitida en general como recurso intrnsecamente agudo, sino que slo un cierto tipo de metforas son agudas. Por lo dems, quizs a este pasaje se deba, en parte, el hecho de que la crtica anglosajona haya interpretado casi como sinnimos conceit (o concepto) y metfora, como hace RUTHVEN. 9 Ello es claro, por ejemplo, cuando Cicern habla de Publius Antistius, y lo elogia con respecto a cada una de las partes de la retrica: Rem videbat acute, componebat diligenter, memoria valebat; verbis non ille quidem ornatis utebatur sed tamen non abiectis; expedita autem erat et perfacile currens oratio; et erat eius quidam tamquam habitus non inurbanus; actio paulum cum vitio vocis tum etiam ineptiis claudicabat. Cic., Brut., 227. Ntese que Cicern sigue un orden claro en su elogio: Inventio, dispositio, memoria, elocutio, actio. 10 Para argutus o argutissimus, vase Cic., De or., 2. 250 y 268; para acutus, 2. 253 y 273; para acumen, 2. 236, 244 y 257. 11 El mismo espaol coloquial de Mxico, por ejemplo, conserva esta idea en el uso de la palabra puntada con la acepcin de ocurrencia, idea inesperada, o dicho agudo.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

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    40

    agudeza es uno de los rasgos del estilo bajo, que asocia con el tico: Et contra [fuerunt

    oratores] tenues, acuti, omnia docentes et dilucidiora, non ampliora facientes, subtili quadam

    et pressa oratione limati12. Ntese, por lo dems, que lo anterior implica tambin una

    conexin entre lo agudo, lo sutil y lo breve, todo encaminado ms a la enseanza que a la

    profusin de palabras; idea que tiene gran importancia, pues se convertir en uno de los ejes

    articulatorios de la nocin de lo agudo hasta el siglo XVII.

    En otro pasaje del mismo libro, Cicern da una descripcin ms detallada del orador

    tico13. Ah se ven aparecer adjetivos como summisus, humilis, subtilis, tenuis, demissus,

    acutus, al tiempo que se clarifica la relacin que hay entre este estilo y el recurso a lo risible

    (sales, facetiae): tal recurso no es ms que una de las posibilidades del estilo tico, algo as

    como un subtipo, no algo que lo defina en su totalidad. Desde esta perspectiva, de cualquier

    modo, se percibe que la nocin de agudeza es una de las claves para caracterizar el estilo

    aticista como opuesto al asianista.

    En el caso de Quintiliano, adems de la nocin general de lo agudo como cualidad del

    ingenio natural, hay tambin un sentido ms concreto en relacin con lo risible, al igual que

    en Cicern14. Con Quintiliano queda claro que hay una valoracin positiva en lo dicho

    12 Y en cambio [ha habido otros oradores] tenues, agudos, que lo ensean todo y hacen las cosas ms ntidas, no ms amplias, pulidos por alguna sutil y compacta oracin. Cic., Or., 20. Cicern tambin asocia la agudeza y el uso de las sentencias (): Acutae crebraeque sententiae ponentur et nescio unde ex abdito erutae, idque in hoc oratore dominabitur. Ibid., 79. Parece, por lo dems, que al decir sentencias extradas de no s qu recndito lugar podra estar implicado un cierto carcter inesperado en tales sentencias. 13Ibid., 76-90. 14 Hay un pasaje que podra ayudar a entender cmo ocurri esta evolucin semntica de lo general a lo concreto. Hablando de la capacidad para hacer rer, afirma: Ita plane adfirmo, praecipue positum esse in natura et in occasione. Porro natura non tantum in hoc valet, ut acutior quis atque habilior sit ad inveniendum (nam id sane doctrina possit augeri), sed inest proprius quibusdam decor in habitu ac vultu, ut eadem illa minus alio dicente urbana esse videantur. Quint., Inst., 6. 3. 11-12. Es decir, as como el ingenio es una cualidad natural ajena al arte, as tambin la facultad de hacer rer depende de una disposicin natural que no se puede ensear mediante preceptos; y as, es agudo tanto el ingenio mismo en general, como lo dicho por l, y ello especialmente cuando es risible.

  • Captulo II

    41

    agudamente y con gracia, en oposicin a lo que tambin hace rer pero es necio o vulgar15. Es

    en este sentido en el que lo que es risible y est tambin dicho de un modo ingenioso o agudo

    cuidando ante todo el aptum, es decir, sin decir nada que sea bajo ni est fuera de lugar se

    asocia a la urbanitas en tanto que cualidad del orador virtuoso.

    Con respecto a Demetrio16, es de importancia su obra (De elocutione o

    Sobre el estilo), pues en ella hay pasajes en los que, aunque no se menciona explcitamente la

    agudeza, se percibe claramente cierto parentesco con los autores antes mencionados. Hay que

    sealar, por lo dems, que se trata de una obra que tuvo gran influencia en los siglos XVI y

    XVII. De los cuatro estilos descritos por Demetrio, elevado (), plano

    (), elegante o pulido () y vehemente (), el que ms llama la

    atencin es el elegante, pues las palabras que Demetrio usa para definirlo son gracia o

    dicho gracioso y alegre17. Pero, afirma, hay algunos dichos ingeniosos o graciosos

    () que en realidad son nobles y escapan a lo risible18. De modo que, aunque estn

    emparentados entre s, lo que tiene gracia se distingue bien de lo cmico: lo primero

    busca dar placer y lo segundo hacer rer. En la descripcin de Demetrio sobre el estilo pulido,

    se perciben, como en los otros autores, algunos elementos tpicamente asociados a la

    agudeza: la brevedad o rapidez19, lo inesperado de algo dicho20, el uso de proverbios21. Sin

    15 Ibid., 6. 3. 7: Praeterea non una ratione moveri solet, neque enim acute tantum ac venuste sed stulte, iracunde, timide dicta aut facta ridentur. 16 Nacido en el puerto de Falero, fue un poltico y rtor griego, pupilo de Teofrasto. Vivi a finales del siglo IV a. C. e inicios del III a. C. Se le atribuye, aunque con reticencias, la obra Sobre el estilo. 17 . Demetr., Eloc., 128. 18 Ibid., 129. 19 La nocin de la brevedad o estilo cortado es clara en la palabra . Ibid., 137. 20 Ibid., 152. 21 Ibid., 156.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

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    embargo, hay que aclararlo, su concepcin del estilo elegante o agraciado es ms amplia que

    la nocin de agudeza que se desarrollar en pocas posteriores.

    Por otro lado, Hermgenes22, en el (Sobre las formas del estilo), obra de gran

    influencia en la tradicin bizantina e introducida al occidente por va de Jorge de Trebisonda

    en el siglo XV, menciona y define la agudeza (, ) como uno de los cuatro

    subtipos del estilo llamado carcter (), que a su vez es una de las siete formas del estilo

    analizadas. Hermgenes tambin ve lo agudo como algo que en ciertos casos puede

    desembocar o degradarse hacia lo risible, y concuerda con Cicern en el hecho de que la

    agudeza es vista en funcin de la utilidad que tiene para el orador cuando ste hace uso de

    ella y se muestra ingenioso ante la audiencia que pretende convencer.

    Ahora bien, en el caso de los autores que tuvieron ciertas inclinaciones que provocaron

    que despus fueran llamados agudos, se puede hacer una gran lista. Entre los griegos,

    sobresale Gorgias, pues algunas de las llamadas figuras gorgianas fueron consideradas

    posteriormente como ejemplos tpicos de agudezas23. En cierto modo, tambin se podra

    mencionar a los siguientes autores: Jenofonte, pues el mismo Hermgenes lo incluye como

    escritor agudo al ser capaz de crear profundidad a partir de un estilo simple o incluso usar

    palabras en sentidos diferentes de los habituales, caractersticas que son propias de la

    agudeza24; Tucdides, ya que el gusto por la anttesis es tambin tpico de las agudezas. Entre

    22 Nacido en Tarso, fue un orador griego de la poca del reinado de Marco Aurelio (161-180 d. C.). Es conocido por sus tratados sobre retrica, preservados gracias a los eruditos biazantinos. 23 Por ejemplo, las anttesis de sentido, los paralelismos sintcticos y los paralelismos fonticos, que tanto xito tendrn en el siglo XVII. 24 Hermog., Id., 2. 5. 1: La agudeza no es otra cosa ms que la profundidad superficial, pues al introducir el pensamiento a secas y, como deca, de forma superficial, aunque sea profundo, parece ser simple. Esto es frecuente en Jenofonte (trad. de Consuelo Ruiz Montero). El trmino que usa Hermgenes es , una idea que reaparecer una y otra vez a lo largo de los siglos para describir un cierto tipo de estilo. Por otro lado, Jenofonte tambin es uno de los autores ms citados por Demetrio con respecto al estilo elegante, pulido o agraciado.

  • Captulo II

    43

    los romanos, vale destacar a Tcito por su estilo oscuro y cortado, y a Marcial, pues el

    epigrama llega a convertirse posteriormente en el ejemplo por excelencia de una agudeza.

    Pero de entre todos ellos, es sin duda Lucio Anneo Sneca quien requiere mencin

    especial por su enorme influencia, particularmente en el siglo XVII. En l, especialmente en

    sus Epstolas a Lucilio, no slo se puede observar una utilizacin clara de recursos

    estilsticos asociados a la agudeza, sino que tambin se aprecia una teorizacin al respecto,

    una apropiacin consciente de un determinado estilo con fines filosficos precisos. Ante

    todo, segn este autor, hay que hablar con brevedad como una forma de estimular, pues lo

    dicho as es como una semilla, la cual, siendo pequea, crece y expande sus fuerzas25. Y no

    es en vano que esta idea se exponga precisamente en las Epstolas, pues es ah donde la

    escritura es ms familiar, ms concisa, y est dirigida a un interlocutor especfico al que se

    estimula, es ah donde se usa un estilo bajo que se presenta siempre como ms preocupado

    por la sustancia que por el adorno.

    Sin embargo, cuando Sneca utiliza la palabra acutus26, le otorga un sentido negativo que

    se acerca a la nocin de argutia, de modo que lo convierte en aquello que caracteriza a los

    razonamientos pueriles y falaces de los filsofos de aquel tiempo, es decir, sofismas. Y as,

    en cierto modo, en Sneca estn presentes los grmenes de lo que despus sera una

    distincin ntida entre la agudeza positiva que apela a las cosas y la negativa o superflua que

    hace distingos entre palabras sin llegar a la sustancia.

    Ahora bien, en el transcurso de la Edad Media, el trmino acutus, basndose en la misma

    tradicin antigua, est frecuentemente emparentado a subtilis. De hecho, estas palabras casi

    25 Sen., Ep., 38. 2. 26 Ibid., 48. 6 y 49. 8.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

    Joaqun Rodrguez Beltrn

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    se convierten en los mayores elogios para un escolstico. Pero en general, no parece haber

    muchas definiciones de lo agudo. Respecto a la Edad Media, Casas Rigall menciona:

    Cabe destacar que, tanto en el resto de Europa como en Espaa y, entre nosotros [los

    espaoles], tanto en obras de creacin como en tratados tericos, la comprensin de la idea de

    agudeza es coincidente, en la lnea propuesta por san Agustn. As, la sutileza es una potencia

    intelectual que facilita el dominio de la ciencia y las artes; esta cualidad tiene en el trivium y

    en la poesa un material de trabajo inestimable: en su concrecin lingstica, la agudeza

    constituye un vehculo para desvelar realidades inefables. Anlogamente, lo sutil, condicin

    de sabio inquisidor, es tambin caracterstica de sus objetos de estudio, por naturaleza

    intrincados27.

    En efecto, en Agustn de Hipona se percibe una cierta teorizacin con respecto a la agudeza,

    pero es prcticamente el nico autor tardo en el que tal cosa se pueda encontrar. A partir de

    la nocin antes descrita, san Agustn llega incluso a afirmar que un ingenio agudo puede

    prescindir de los preceptos del arte para hacerse elocuente28. Tambin, la agudeza se

    relaciona de un modo especial con la dificultad conceptual y, por tanto, con su concepcin

    del estilo bajo, lo cual queda claro cuando discute de qu modo deben mezclarse los tres

    estilos (bajo, medio, elevado): In quocumque autem genere aliqua quaestionum vincula

    solvenda sunt, acumine opus est, quod sibi submissum genus proprie vindicat29. Y es que,

    en Agustn, segn explica Auerbach30, se percibe una profunda transformacin estilstica en

    oposicin al ideal clsico que estableca una correlacin necesaria entre temas elevados y

    estilo elevado, pues el santo de Hipona comenz a pregonar la necesidad de utilizar sobre

    27 CASAS, p. 93. 28 Si acutum et fervens adsit ingenium, facilius adhaeret eloquentia legentibus et audientibus eloquentes, quam eloquentiae praecepta sectantibus. Aug., De Doctr. Christ., 4. 3. 4. 29 En cualquier gnero [de estilo] hay algunas dificultades de cuestiones que deben resolverse, para lo cual se necesita agudeza [de ingenio], lo que el estilo bajo reclama para s como propio. Ibid., 4. 23. 52. 30 AUERBACH, p. 30.

  • Captulo II

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    todo el genus humile para expresar las ms profundas verdades teolgicas, es decir, hacer uso

    de la misma simpleza en los verba para hacer referencia a la dificultad de sentido31.

    Lo que s abunda en la Edad Media, por otro lado, es la utilizacin de agudezas por parte

    de muchos autores, especialmente en los himnos y en la poesa32. El uso de paradojas,

    anttesis, paronomasias33 y figuras etimolgicas figuras todas que se han asociado

    estrechamente a la agudeza34 es un rasgo muy notorio de la poesa medieval, utilizado muy

    frecuentemente para expresar verdades teolgicas o aspectos de la divinidad. En este sentido,

    se podra afirmar que lo que caracteriza a la Edad Media en relacin con la nocin de

    agudeza es un cierto distanciamiento con respecto a lo risible y un nfasis en sus

    posibilidades epistemolgicas.

    Ahora bien, ya desde finales del siglo XVI, y sobre todo en la primera mitad del siglo

    XVII, aparece una y otra vez la palabra concepto estrechamente emparentada con la agudeza.

    En general, ambos trminos sufrieron ms o menos los mismos cambios semnticos, es decir,

    que se pas de un sentido general y abstracto en el plano gnoseolgico a uno ms especfico

    y restringido en el mbito esttico, aludiendo a procedimientos literarios definidos. Parece

    que poco a poco se perfila la agudeza como la capacidad del ingenio para encontrar

    conceptos o agudezas en plural, es decir, expresiones concretas que se basan en

    intuiciones y en asociaciones intelectivas entre elementos diversos. Y cuanto ms alejados

    31 La idea se podra relacionar con la profundidad superficial de Hermgenes. Ntese, por lo dems, que Hermgenes tambin asocia el estilo simple o llano () y el agudo. Curiosamente, encontramos la misma profundidad superficial en la descripcin de la que hace Pseudoarstides en su . RUTHERFORD, p. 70. 32 Vase el ensayo de Walter J. ONG, que ilustra claramente la funcin del ingenio y los conceptos o conceits en la himnodia medieval, en estrecha correlacin con la misma visin cristiana del mundo tal como la reflej Toms de Aquino. 33 Incluso en la misma oratoria acadmica se pueden encontrar fcilmente paronomasias. Vase sta, por ejemplo, de una arenga universitaria del siglo XIV para la eleccin de un obispo: Quid dicam de civitate nostra videlicet ecclesie militantis que caret rectore et pastore, ductore et doctore?. FRANSEN y MAFFEI, p. 14. 34 Pinsese, por ejemplo, en la profusin con que se usan tales figuras retricas en la Poetria nova de Geoffroi de Vinsauf.

  • La agudeza del ingenio vista por un humanista novohispano

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    estn estos elementos y cuanto ms atinada sea al mismo tiempo la relacin, ms agudos son

    considerados. De ah que el concepto se interprete frecuentemente, en esta nueva y

    particular acepcin, como una correspondencia; de ah, por supuesto, la famosa definicin de

    Gracin:

    Consiste, pues, este artificio conceptuoso, en una primorosa concordancia, en una armnica

    correlacin entre dos o tres conoscibles extremos, expresada por un acto del entendimiento

    []. Se puede definir el concepto. Es un acto del entendimiento, que exprime la

    correspondencia que se halla entre los objetos. La misma consonancia, o correlacin

    artificiosa exprimida, es la sutileza objetiva35.

    Anteriormente al siglo XVII, ya se haba usado frecuentemente la palabra concepto incluso

    desde la poca de Dante, segn se suele afirmar36, pero jams en relacin directa con la

    nocin de agudeza y siempre en un sentido general gnoseolgico o epistemolgico. Pero,

    segn afirma Alexander A. Parker37, en algn momento entre el dilogo de Camillo

    Pellegrino de 1598, llamado Del concetto poetico, y el tratado de 1639 de Matteo Peregrini

    (o bien, Pellegrini), titulado Delle accutezze, la palabra concepto qued estrechamente

    asociada a la agudeza del ingenio. De hecho, se puede decir que se trata de un trmino

    privativo de las lenguas vulgares y del cual careci siempre la tradicin neolatina.

    Mercedes Blanco resume bien su importancia: Il suffit de suivre la trace les destines

    du mot concepto, et des mots qui lui sont associs, pour se rendre compte que se terme

    devient lenjeu de dbats fondamentaux, dun conflit esthtique et idologique qui est une

    des innovations du XVIIe sicle, et dont les rsonances demeurent longtemps aprs38. En

    35 GRACIN, Agudeza y arte del ingenio, p. 14. 36 CASAS, p. 91 37 PARKER, p. 25. 38 Basta con rastrear la suerte de la palabra concepto, y de las palabras que se le asocian, para darse cuenta que este trmino se convierte en el punto crucial de debates fundamentales, de un conflicto esttico e ideolgico que es una de las innovaciones del siglo XVII, y cuyas resonancias permanecen mucho tiempo despus. BLANCO, p. 12.

  • Captulo II

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    efecto, tanto la agudeza como el concepto pasan rpidamente, de la mera funcin de

    expresar procedimientos estilsticos concretos, a ser la piedra angular en que se fundamenta

    toda una visin y reinterpretacin de la tradicin literaria y retrica. El ejemplo ms claro es,

    por supuesto, la famosa obra de Baltasar Gracin, quien rearticula completamente dicha

    tradicin: la agudeza parece convertirse para l en el fundamento mismo del proceder

    literario.

    Pero ya desde antes se haban echado en cierto modo las bases sobre las que se podra

    construir todo ese edificio terico. Ya alrededor de 1627, el jesuita polaco Sarbiewski, uno de

    los poetas neolatinos ms famosos de la poca a causa sobre todo de sus epigramas, haba

    escrito un pequeo tratado llamado De acuto et arguto, sive Seneca et Martialis. Su

    definicin de lo agudo, frecuentemente citada en diversos estudios, tiene implicaciones de

    gran importancia: Acutum est oratio continens affinitatem dissentanei et consentanei, seu

    dicti concors discordia vel discors concordia39. Sarbiewski tiene especial cuidado en sealar

    que no se trata de una yuxtaposicin de elementos opuestos, sino de una "reunin" de dos

    elementos que en s mismos no parecen fcilmente asociables: uno que atae enteramente a

    la res o asunto del cual se quiere decir algo agudo, y otro que no le atae a primera vista40.

    Lo central es, pues, la pertinencia o la no pertinencia. La affinitas significa entonces revelar

    los lazos que unen esos dos elementos, y ah est lo agudo. De aqu a la definicin de Gracin

    de concepto no hay ms que un paso.

    39 La agudeza es una oracin que contiene una afinidad de lo divergente y de lo convergente, o bien la discordia concordante o concordia discordante de algo dicho. SARBIEWSKI, 2, p. 5. 40 Es muy claro uno de los ejemplos tomado de Digenes Laercio, Vitae, 6. 2. 40 que pone Sarbiewski. Nos dice cmo podramos decir algo agudo si estuviramos frente a una gallina sin plumas. Podemos partir de un locus definitionis, y as, podemos llegar a la definicin de que esta gallina es un animal bpedo sin plumas. Y as, diramos: "aqu tenemos al hombre platnico" (sta es la frase que consiste en lo dissentaneum, es decir, algo que a primera vista est totalmente fuera de lugar para describir a una gallina), y despus afirmaramos que "Platn defini el hombre como un animal bpedo, implume (y esto es lo que funciona como consentaneum, pues gracias a esto lo anterior adquiere sbitamente sen