la biofilia. los factores ambientales y climáticos en el arte. héctor hernández rosas
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Universidad Complutense de Madrid
Facultad de Bellas Artes Master Universitario en Investigación
en Arte y Creación
TFM Trabajo Fin de Master
Héctor Hernández, Biofilia. Serie I. Gökotta (o despertarse temprano en la mañana con el propósito de escuchar a los pájaros cantar).
Título: LA BIOFILIA. LOS FACTORES AMBIENTALES Y CLIMÁTICOS EN EL ARTE. Autor/a: Héctor Hernández Rosas. Tutor/a: José María Parreño Velasco Área temática: 2. Arte-‐Creación-‐Producción. Línea de Investigación en la que se encuadra el TFM: Arte y Ecología. Estrategias de Protección del Medio Natural y Recuperación de Territorios Degradados. Sección Departamental de Historia del Arte III (contemporáneo) Convocatoria: Septiembre. Año: 2014
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Universidad Complutense de Madrid
Facultad de Bellas Artes Master Universitario en Investigación
en Arte y Creación
TFM Trabajo Fin de Master Título: LA BIOFILIA. LOS FACTORES AMBIENTALES Y CLIMÁTICOS EN EL ARTE. Autor/a: Héctor Hernández Rosas. Tutor/a: José María Parreño Velasco Área temática: 2. Arte-‐Creación-‐Producción. Línea de Investigación en la que se encuadra el TFM: Arte y Ecología Estrategias de protección del medio natural y recuperación de territorios degradados. Departamento de Historia del Arte III Convocatoria: Septiembre. Año: 2014
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ÍNDICE
0. RESUMEN/ABSTRACT………………………………………………………...4 1. INTRODUCCIÓN……………………………………………………………......6
1.1. Línea de investigación…………………………………………….....6 1.2. Metodología…………………………………………………………...9
2. EXPERIENCIA CLIMÁTICA…………………………………………………..10 3. BIOFILIA…………………………………………………………….................13
3.1. Erich Fromm……………………………………………..................13 3.2. Edward O. Wilson……………………………………....................14
4. LA RELACIÓN CON LA NATURALEZA………………………...................16 4.1. Déficit de naturaleza…………………………………....................16 4.2. Beneficios de la naturaleza………………………........................18 4.3. La tecnología………………………..............................................19 4.4. La desobediencia como conocimiento……………………….......26
4.4.1. Masanobu Fukuoka ………………………....................28 4.4.2. Sepp Holzer……………………….................................30 4.4.3. Lois Weinberger………………………..........................31 4.4.4. Michael Reynolds………………………........................32 4.4.5. Hundertwasser………………………............................33
5. PAISAJE Y VINCULACIÓN………………………......................................35 5.1. Factores ambientales y climáticos……………………….............39 5.2. La meteorología………………………....……………………….....44
6. OBRA PERSONAL………………………………………………...................48 6.1. El Chozo Blanco………………………………………………........48 6.2. La cabaña como puente………………………............................49 6.3. La presencia de lo infinito………………………..........................61 6.4. Pulso de la Tierra……………………….......................................70 7. CONCLUSIONES……………………………………………….....................74 8. REFERENCIAS………………………………………………........................77 AGRADECIMIENTOS ………………………………………………..................83 C.V...................……………………………………………….............................84
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0. RESUMEN/ABSTRACT
Resumen
Partiendo de la conjugación de los conceptos de biofilia desarrollados por
el psicólogo Erich Fromm y el biólogo Edward O. Wilson, por un lado como
“amor a la vida”, por otro como “afinidad innata por todo lo viviente”, llevaré a
cabo un análisis acerca de la desvinculación del ser humano con la
naturaleza, de la relación del ser humano con su entorno, de los beneficios
que ésta produce y de las consecuencias negativas que genera el déficit de
conocimiento, de contacto y de experiencia de la naturaleza en una
sociedad globalizada y de consumo.
Centrándome en el modo de relacionarnos con el paisaje y, más
específicamente, con los factores ambientales y climáticos, propongo mi
estancia en una cabaña, y las obras que de ella se derivan, como ejercicio
de vinculación emocional con el territorio, entendiendo la práctica artística
como dispositivo capaz de remover la conciencia humana y de activar el
desarrollo natural de las facultades sensibles de la persona, para así,
mostrarnos y reconectarnos con un todo indivisible del que, parece, hemos
olvidado que formamos parte.
Palabras Clave: Arte; biofilia; naturaleza; factores climáticos.
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Abstract
Starting from the combination of the concepts of biophilia developed by Erich
Fromm, psychologist, and the biologist Edward O. Wilson, first as "love of
life" the other as "innate affinity for all living", i´ll conduct an analysis of the
separation of human with nature, of the human relationship with his
environment, of the benefits that its produce and the negative consequences
the knowledge, contact and natural experience in a globalized and consumer
society deficit generates.
Focusing on the way we relate with the landscape and, more specifically,
with the environmental and climatic factors, I propose my permanence in a
hut, and the work is derived, as a emotional link with territory exercise
proposing art as a device capable of remove the human awareness and
active the natural development of the self sensitive capacity, for then, show
and reconnect us with a indivisible whole which seems we have forgotten we
belong.
Key Words: Art; biophilia; nature; climatic factors.
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1. INTRODUCCIÓN
El siguiente trabajo de investigación, La biofilia. Los factores ambientales
y climáticos en el arte, se inscribe dentro del Máster Universitario en
Investigación en Arte y Creación de la Facultad de Bellas Artes de la
Universidad Complutense de Madrid. Este proyecto es coherente con la
línea de investigación llevada a cabo por el I+D Arte y Ecología: Estrategias
de protección del medio natural y recuperación de territorios degradados
perteneciente a la sección departamental de Historia del Arte III
(contemporáneo).
El área temática número 2, Arte-Creación-Producción, a la que pertenece
este proyecto, conlleva una instalación expositiva que se podrá ver durante
el período de defensa en el Centro de Arte Complutense (c arte c) de
Madrid.
El interés por esta investigación y por las obras realizadas surge tras varios
años de trabajo entorno a la biofilia y estos factores sin ser consciente de
ello y como consecuencia de la fuerte huella que han dejado en mi
experiencia personal. En cuanto he entendido esta profunda motivación, no
he podido más que lanzarme a sus aguas.
1.1. Línea de investigación
Henk Borgdorff, en su texto El debate sobre la investigación en las artes,
justifica la práctica de arte como investigación en tanto que “su propósito es
aumentar nuestro conocimiento y comprensión, llevando a cabo una
investigación original en y a través de objetos artísticos y procesos creativos.
La investigación de arte comienza haciéndose preguntas que son
pertinentes en el contexto investigador y en el mundo del arte”.1
Tomando esta premisa voy a desarrollar una práctica de arte como
investigación en y a través de objetos artísticos y procesos creativos
1 BORGDORFF, H. (2006). El debate sobre la investigación en las artes. [en línea]. Amsterdam: Amsterdam School Of Arts. [Fecha de consulta: 21/04/2014] Pág. 27. http://www.arteinvestigacion.net/2013/04/el-debate-sobre-la-investigacion-en-las.html
7
centrándome en los conceptos actuales de construcción y desarrollo de la
naturaleza, del paisaje y del ser humano y su relación con dichos procesos
creativos, recuperando en ellos un vivir y sentir en un contacto más directo
con la tierra, en devolver al arte, a sus procesos de investigación y creación,
una humanidad en relación estrecha con su entorno partiendo de actitudes
en las que experiencia y conocimiento no se someten a las estructuras
académicas ni se sitúan en los núcleos de poder, sino en las periferias que
pasan más desapercibidas y donde se disfruta de mayor libertad.
Partiendo de ejemplos que desarrollaré en el capitulo 4.4 como el de
Masanobu Fukuoka, Sepp Holzer, Michael Reynolds, entre otros, en
terrenos como la agricultura, la biología o la arquitectura, cuyos métodos,
modelos de conducta y actitudes en los cuales se cambian los supuestos
básicos dentro de las teorías dominantes partiendo de la propia experiencia,
de “intuiciones” y de ese “sentido propio” del que habla Herman Hesse en
“Obstinación” 2 que rehúyen de la institucionalización, que no buscan
estructuras ni clasificaciones, sino “dinámicas, recursos que nos hagan ser
capaces de ver movimiento y cambio”3, son los que considero que tiene que
llevar mi práctica artística como investigación.
Por ello, ¿cómo entrar en un debate epistemológico y ontológico tan
divagante sobre qué es la investigación artística? ¿Dónde situarme en
esa mesa redonda infinita cuando estoy reclamando, sin negar el
conocimiento teórico, un conocimiento más vivencial?
En ese choque entre los métodos específicos de conocimiento compartido y
atestado de estructuras de poder y los métodos singulares que siguen su
propia lógica 4 ¿cómo reivindicar en la investigación académica esa
2 HESSE, H. (2004) Obstinación, escritos autobiográficos. Madrid: Alianza editorial. Puede leerse sobre el concepto referido en: http://pensamientosdeserticos.bligoo.cl/content/view/1032243/OBSTINACION.html
3 BALAGUER, L. (2013). El jardín de los inmortales. Madrid. [Video] [Fecha de consulta: 20/04/2014] http://vimeo.com/66189106 4 STEYERL, H. (2010). ¿Una estética de la resistencia? La investigación artística como discilpina y conflicto. [En línea]. EIPCP [Fecha de consulta: 20/04/2014] http://eipcp.net/transversal/0311/steyerl/es
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investigación más física y terrenal, esa observación y esos procesos fuera
de los marcos establecidos, los cuales, se está demostrando, aportan
resultados reales y una nueva manera de generar conocimiento? ¿Cómo
combinar en esas estructuras de poder y esquemas institucionalizados
métodos que huyen de esos límites, por considerarlos restrictivos o
erróneos, para poder investigar siguiendo su propia lógica? ¿Se niega su
plusvalía o se niega un conocimiento que no interesa, a las estructuras de
poder, ser desarrollado?
Entonces no me pregunto cómo incorporar la práctica artística en la
investigación, la disociación entre teoría y práctica me parece un
espejismo, “después de todo, no hay prácticas artísticas que no estén
saturadas de experiencias, historias y creencias; y a la inversa, no hay un
acceso teórico interpretativo de la práctica artística que no determine
parcialmente esa práctica, tanto en su proceso como en su resultado
final. Conceptos y teorías, experiencias y convicciones están entrelazadas
con las prácticas artísticas, y en parte por esa razón, el arte es siempre
reflexivo”5, sino por qué no se revaloriza, en el mundo académico, ese
conocimiento que surge desde los pies y esa actitud de romper límites y
disciplinas.
El estudiante de arte no sólo debe investigar en busca de un marco teórico
para defender y validar su obra, para dotarla de un “discurso crítico”, “para la
articulación de un papel cultural”6, ni para cargarla de significado o sentido.
La investigación y teoría en bellas artes, además de ubicarle y
contextualizarle en el pensamiento actual debe servir para situar a ese
estudiante en el lado del conflicto y así reflexionar, profundizar y recoger lo
que ocurre para, en parte, provocar lo que ocurre.
5 BORGDORFF, H. (2006). El debate sobre la investigación en las artes.. [en línea]. Amsterdam: Amsterdam School Of Arts. [Fecha de consulta: 21/04/2014] pág. 10. http://www.arteinvestigacion.net/2013/04/el-debate-sobre-la-investigacion-en-las.html 6 BELL, D. (2008) Is there a doctor in the house? A risposte to Victor Burgin on practice-based arts and audiovisual research. JOURNAL OF MEDIA PRACTICE. Vol. 9, nº 2. Pág. 171-177.
9
1.2. Metodología
Para esta investigación parto del concepto de la biofilia. Este concepto ha
sido desarrollado en los campos de la psicología y de la biología, por lo tanto
no voy a realizar una investigación para demostrar su existencia (debate en
el que se encuentra esta hipótesis) ya que no son los métodos ni los
procesos de esos terrenos los que utilizo para llevar a cabo mi trabajo, sino
que me valgo de dicho concepto para llevar a cabo un análisis acerca de la
desvinculación actual del ser humano con la naturaleza y sus
consecuencias, proponiendo las experiencias personales, íntimas y poéticas
para, desde el arte, generar un dispositivo capaz de activar el desarrollo
natural de las facultades sensibles del individuo.
No voy a elaborar un análisis histórico sobre la relación arte y naturaleza,
existen muchos escritos tratando de legitimarlo o deslegitimarlo. Mi propósito
no es dar una verdad, sino cuestionarme los modelos actuales de
conocimiento que impiden un acercamiento sincero al paisaje y un
conocimiento personal y sensitivo.
Desde un tono ensayístico, conjugo casos concretos de terrenos que se
alejan del mundo del arte como los anteriormente mencionados, con
poemas, citas y obras artísticas, todos ellos transmitiendo, reflexionando o
propiciando la vinculación entre el ser humano y la naturaleza.
El enfoque se hace más específico en el impacto que los factores
ambientales y climáticos tienen sobre el ser humano ya que ese vínculo se
ha producido en mí a través de dichos fenómenos, y finalmente propongo la
obra artística y su proceso como puente que nos lleva a cambiar las
condiciones de pensamiento, de comunicación, de habitabilidad, de relación
y de experimentación con el medio que nos rodea.
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2. EXPERIENCIA CLIMÁTICA
Esperando. He estado casi un año esperando encontrar aquello que unía
toda mi obra artística, esperando definir ese vínculo que le daba
consistencia, intentando concretar ese sentimiento que me impulsa sin
poder evitar sentir interés, emocionarme y querer conocer todo aquello que
tenga, aunque sea, un pequeño punto en común.
Al inicio me centraba en conocer los materiales, principalmente materiales
naturales. Me atraían los cambios de estado, cómo la naturaleza se crea y
se deshace continuamente, la lucha de fuerzas, de equilibrio, su forma y su
energía.
Observar incitaba a ir más allá de cuatro paredes y de un material y querer
comprender la naturaleza obligaba a trabajar in situ, a vivir otras
sensaciones muy distintas. El espacio. A partir de aquí, empiezo a sentirme
atraído por otras áreas de conocimiento como es la arquitectura con
materiales naturales, la agricultura, el crecimiento vegetal… Pero durante
todo ese tiempo ha habido algo inherente en mí, el crecimiento interno, el ir
rebuscando dentro de mí, como me dijo el “oráculo” de la Biblioteca del
Bosque de Miguel Ángel Blanco en el libro 712 “Tréboles de las torres de
Altamira y Topos”, el ir removiendo y rebuscando en las profundidades de mi
tierra, de mis entrañas.
Al principio mi tutor del TFM me sugirió desarrollar el trabajo sobre las
formas naturales que se repiten o sobre el significado de habitar. Leí la
Rebelión de las formas de Jorge Wagensberg, La poética del espacio de G.
Bachelard, el Manual de construcción en Tierra y Techos Verdes de Gernot
Minke, vi el documental sobre el arquitecto Michael Reynolds y estuve
trabajando en unos proyectos que aunaran todo ello.
Las formas en la naturaleza que se repiten, la energía que poseen, los
materiales naturales, la arquitectura natural, la autoconstrucción, su
beneficio ambiental, su aspecto poético… tan sólo son ramificaciones, sabía
que no era mi motivación principal. En el fondo pretendía generar un lugar
donde el espectador estuviera consigo mismo y llegase a crear un vínculo
con sus sentimientos y con la naturaleza.
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Pero en el fondo, había algo más. Todavía recuerdo el sol y el aire de los
primeros días del año de mi primer año de facultad. Tenía que pintar unas
acuarelas para clase y estaba en San Martín de la Vega del Alberche, un
pueblo de apenas 200 habitantes donde viven mis padres. La cara norte de
Gredos, de inviernos largos, de grandes prados, de mucha ganadería y de
pocos árboles. Los días no eran tan fríos como suelen ser en esa época y
andaba varios kilómetros hasta el lugar que quería pintar.
Ese día volvía de haber estado toda la mañana pintando en un riachuelo,
serían más de las cuatro de la tarde, me quedaba un buen paseo de vuelta y
probablemente estaba hambriento. Pero nada me impidió sentir la necesidad
que tuve de tumbarme en el suelo, boca arriba. Una temperatura inusual,
como he dicho antes, para quizá el primer día del año. Un esplendido sol, un
aire suave, algún pájaro revoloteando, alguna vaca a lo lejos, el olor a
escobas y poco más me dieron plenitud.
Otras veces que “tenía que dibujar” o me obligaba a mí mismo a dibujar,
acababa sentándome en medio del campo, dejando la representación a
medias, prefiriendo vivir y disfrutar ese momento.
Una tarde de verano sentado en un prado entre las hierbas, “tuve la
sensación de pertenecer, de estar absolutamente integrado en la
naturaleza”7 como dijo César Manrique.
Nada que ver con mis actos, nada que ver con mis pensamientos, tan sólo
fue una sensación. La sensación de proyectar nuestra existencia hacia
fuera, de ser todo, de ser nada. Desde entonces esa sensación quedó
marcada a fuego y es lo que tanto he esperado poder definir, lo que motiva
cada una de mis obras.
Esperando. Y este verano donde menos me lo imaginaba, en Rodalquilar,
un pequeño pueblo de Cabo de Gata, encontré un cartel con una breve
explicación sobre un concepto que no conocía, la Biofilia.
No quiero que se entienda como una revelación instantánea, más bien nada
que ver. Fue un proceso de asimilación de varias semanas, había algo que
7 MANRIQUE, C. (2005). César Manrique: La palabra encendida. Colección Plástica & Palabra. Universidad de León.
12
me llamaba mucho la atención pero era incapaz de relacionarlo con mi
motivación artística, yo seguía pensando en la parte material y formal. He
tenido que hacer un repaso a casi 10 años de mi vida, no a los actos y sus
consecuencias, sino al sentimiento que en el fondo los impulsaba y guiaba.
“Puedo condensar en una sola palabra el tema de mis meditaciones: biofilia.
Tendré el atrevimiento de definirla como la tendencia innata de dirigir
nuestra atención a la vida y a los procesos vitales. […]
Demostré que el explorar y el sentir una gran afinidad con todo lo viviente,
es un complejo y profundo proceso en la evolución mental. Aunque este
aspecto permanezca hasta cierto punto poco tomado en cuenta, nuestra
existencia depende de esta tendencia, nuestro espíritu está entrelazado con
ella, en sus corrientes emerge la esperanza.”8
Cuando entendí que esa conexión con la naturaleza, con el ambiente, con el
resto de seres vivos, puede ayudarnos a mejorar como seres humanos, que
las sensaciones climáticas y ambientales son las que me crean un vínculo
con lo que me rodea generándome una satisfacción interior, que la mayoría
de mis recuerdos se canalizan a través de esas sensaciones y que en el
proceso de mis obras busco todo ello, todo dentro de mí se alineó, sonreí
levemente y empecé a verlo todo de forma distinta.
8 WILSON, E. O. (1989). Biofilia. México: Fondo de cultura económica. Pág. 9 y 10.
13
3. BIOFILIA
La biofilia ha sido definida, por un lado, desde el punto de vista
psicológico y moral por Erich Fromm, y por otro el desarrollado desde el
campo de la filogenética por el biólogo Edward O. Wilson.
A continuación paso a definirlas brevemente por cuanto lo considero
necesario no sólo para la comprensión del término a nivel conceptual, sino
para entender el vínculo que atraviesa y une todo el desarrollo de mi
investigación.
3.1. Erich Fromm
Erich Fromm (Alemania, 1900- Suiza, 1980) en El corazón del hombre
(1964) hace una distinción fundamental usando literalmente los términos
biofilia y necrofilia entre los individuos que aman la vida y los que aman la
muerte.
La orientación biófila, para E. Fromm, no está constituida por un rasgo único,
sino que representa una orientación total, todo un modo de ser. Se
manifiesta en los procesos corporales de una persona, en sus gestos, en
como es atraída por el proceso de la vida y el crecimiento en todas las
esferas, en como goza de la vida y de todas sus manifestaciones y no de la
mera agitación.
En cambio, la orientación necrófila se siente atraída por todo lo muerto, lo
que no crece, todo lo que es mecánico. Transforma todos los procesos,
sentimientos, pensamientos y personas en cosas.
Si las condiciones sociales fomentan la existencia de autómatas con rasgos
como carecer de estímulo, frialdad, el orden mecánico y la vida rutinaria y
carente de interés, el resultado no será el amor a la vida, sino amor a la
muerte.
El desarrollo del ser humano hasta constituir un ser plenamente humano es
el tema principal, desde el desarrollo del amor a la vida en el niño, las
manifestaciones individuales hasta las relaciones en la sociedad industrial
actual.
14
“En realidad, debemos de adquirir conocimiento para elegir el bien, pero
ningún conocimiento nos ayudará si hemos perdido la capacidad de
conmovernos con la desgracia de otro ser humano, con la mirada amistosa
de otra persona, con el canto de un pájaro, con el verdor del césped. Si el
hombre se hace indiferente a la vida, no hay ya ninguna esperanza de que
pueda elegir el bien. Entonces ciertamente, su corazón se habrá endurecido
tanto que su “vida” habrá terminado. Si ocurriera esto a toda la especie
humana, la vida de la humanidad se habría extinguido en el momento mismo
en que más prometía.”9
3.2. Edward O. Wilson
La hipótesis de la biofilia, introducida por Edward O. Wilson (EE.UU,
1929) en su libro Biofilia (1984) y desarrollada junto a Stephen R. Kellert en
The biophilia hypothesis (1993), define la biofilia como la afinidad innata por
todo lo viviente, la necesidad de afiliarse con otras formas de vida y como el
sentido de conexión con la naturaleza y la vinculación emocional con otros
sistemas vivos, con el hábitat y con el entorno.
Para él, según el grado de comprensión que logremos acerca de otros
organismos, los valoremos más, le daremos también más valor a nuestra
propia existencia, protegeremos en mayor grado el espíritu humano.
Todo ello se examina desde la tendencia a centrarse en la vida y los
procesos vitales como necesidad de base biológica, como parte integral de
nuestro desarrollo como individuos y como especie, teniendo todo ello, un
componente evolutivo y genético.
“This proposition suggests that human identity and personal fulfillment
somehow depend on our relationship to nature. The human need for nature
is linked not just to the material exploitation of the environment but also to
9 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 179.
15
the influence of the natural world on our emotional, cognitive, aesthetic, and
even spiritual development.”10
Una vez expuestas las definiciones, tanto psicológica como biológica sobre
la biofilia, parto de la conjugación de ambas para analizar la relación que
actualmente tenemos con la naturaleza, la desvinculación del ser humano
con ésta y cómo el desarrollo y conocimiento que como individuos y como
sociedad adquirimos nos lleva a hacer la brecha entre el ser humano y el
territorio más profunda.
10 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. Pág. 42.
16
4. LA RELACIÓN CON LA NATURALEZA
“Estar vivo es sencillo
es dejarse vivir
sin pretender
que huela a primavera en el otoño.
Reconocer, tal vez,
el pulso de los días y las noches
y dejar que nos digan
que pasa por aquí,
por nuestro cuerpo.”11
4.1. Déficit de naturaleza
Los seres humanos hemos sido modelados por la fuerza de la evolución,
adaptarnos a un medio ambiente concreto donde vivir ha tenido un gran
impacto en el desarrollo y crecimiento de nuestro cerebro.
Antes, la presencia directa que se tenía con el entorno era obviamente más
abundante que la que se experimenta hoy en día. El cambio abrumador en
nuestras maneras de vivir, de nuestra forma de entender y vivenciar la
naturaleza que se ha realizado en los últimos 50 años, ha generado lo que
Richard Louv en Last child in the Woods (2005) ha denominado déficit de
naturaleza.
Este déficit sugiere que la división en aumento existente entre los niños (y
adultos) y el mundo natural en la sociedad actual, provoca “la disminución
del uso de los sentidos, los problemas de atención y los altos porcentajes de
enfermedades físicas y emocionales.”12
11 NOVO, M. (2001). ECOARTE 1986-2001. Paris y Alicante: UNESCO y Caja de ahorros del mediterráneo. Pág. 109.
12 WEILBACHER, M. El último niño de los bosques, El primer libro en este campo. Traducción de Sandra Pérez. [consultada el 21/12/2013] http://www.greenteacher.com/article%20files/elultimoninodelosbosques.pdf
17
Gary Paul Nabhan y Sara St. Antoine, en el capítulo The extintion of
Experience (1993)13, llevan a cabo un estudio con niños, muchos de ellos
descendientes de indígenas, que viven en pequeñas comunidades
expuestos a considerables zonas silvestres y tierras de cultivo.
Las encuestas revelan que los niños habían tenido algún tipo de interacción
directa con la vida salvaje, pero la mayoría afirmaron que habían visto más
animales salvajes en la televisión o en el cine. Y un alto porcentaje muestra
que los niños nunca en su vida han pasado más de media hora a solas en
un lugar salvaje, y como nos recuerdan, todas las cifras que nos dan, serían
aún mayores entre los grupos que viven en zonas completamente
urbanizadas.
Son consecuencias de las incursiones de la sociedad industrial en las
sociedades que vivían de la naturaleza, imponiendo un modelo estándar
basado en la economía monetaria, las profesiones, la política y el interés
comercial, donde los niños pasan la mayor parte de su tiempo en la escuela
y con la tecnología. Han dejado la tundra, el hielo, los desiertos, las
montañas y los ríos. Desde que llegó la televisión, los alimentos importados,
las armas de fuego, los vehículos, etc., se ha reducido notablemente la
cantidad de conocimiento sobre animales y plantas, sobre los métodos de
subsistencia y supervivencia y sobre las prácticas de conservación. Y lo más
importante, el ser humano ha salido de la unidad con el universo, se ha
perdido el carácter moral, viendo tan sólo sus cualidades físicas, su
beneficio económico, desapareciendo la relación de espiritualidad y
sacralidad con la naturaleza, volviéndose indiferente, insensible con el
mundo.
Entonces, ¿está este déficit de naturaleza, esta falta de contacto con el
mundo natural, relacionado con lo que E. Fromm ha llamado necrofilia? ¿Es
la sociedad industrial contemporánea, “administrando los hombres como si
fueran cosas y obedeciendo las leyes de las cosas, creando un hombre
artefacto”14 la que motiva un interés hacia las máquinas y una indiferencia
13 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. 14 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 62.
18
hacia la vida, creando una discrepancia en el desarrollo del ser humano?
¿Tiene el contacto con la naturaleza un beneficio a nivel físico, emocional,
psicológico y espiritual y su carencia un impacto negativo en la realización
del ser humano?
4.2. Beneficios de la naturaleza
En los últimos años se están realizando numerosas investigaciones sobre
los efectos que la naturaleza produce en el ser humano, desde el hecho de
estar en contacto directo con la naturaleza hasta la adición de plantas en
interiores, para ver en qué medida se obtienen beneficios, ayuda a la
curación o ayuda a la prevención de enfermedades.
En el artículo Biophilia: Does visual contact with nature impact on health and
well-being? (2009), Bjorn Grinde y Grete Grindel Patil analizan medio
centenar de estudios empíricos publicados en revistas científicas
establecidas realizados por médicos, psicólogos ambientales e incluso por el
Consejo de Salud de los Países Bajos.
Se llega a conclusiones de que existe un beneficio positivo tanto psicológico
como físico en reducción de estrés, mejora de la atención, efecto positivo en
la restauración mental, en hacer frente a los déficits de atención, aumento
de la longevidad, de la percepción de la salud, disminución del cansancio y
hasta mejoría en la recuperación después de una cirugía, inducido todo ello
por diferentes factores como contemplar la naturaleza (ya sea real o en
imágenes), añadir plantas en los ambientes de interior, las actividades al
aire libre, la socialización que de ello se deriva, un aire más saludable y las
fragancias emitidas por la vegetación.
Pero acaban diciéndonos que, aunque todo ello puede beneficiarnos
aliviando algunos efectos negativos, difícilmente puede ser más que un
sustituto de la experiencia real con el entorno natural15.
15 GRINDE, B.; GRINDAL, G. (2009). Biophilia: Does Visual Contact with Nature impact on Health and Well-Being? National Center for Biotechnology Information (NCBI) [consultada el 16/12/2013]. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC2760412/
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Nuestro apego emocional a la naturaleza y sus procesos es una parte
fundamental de la vida humana y cobra especial relevancia en el
aprendizaje de los niños. Los estudios muestran que los niños que tienen
acceso a la naturaleza y al aire libre aprenden mejor, son más calmados,
son más creativos y dominan mejor el pensamiento crítico, y aquellos que no
han vivido la naturaleza como un lugar de aventura y emoción, han perdido
una oportunidad, y a la mente le faltará una parte fundamental de la
percepción y de la imaginación.
4.3. La Tecnología
El conocimiento, hoy en día, se canaliza a través de los sistemas
tecnológicos que nos envuelven. La experiencia fenomenológica, el conocer
tal y como se nos presentan las cosas en la conciencia, sin recurrir a teorías,
deducciones o suposiciones, a dejado paso a una extinción de la
experiencia16, donde todo la información que nos llega es indirecta y no
interactiva, es algo ya creado y modificado por otros. No tenemos que
interpretar nada ni dotarlo de sentido, las industrias culturales lo hacen por
nosotros, únicamente tomamos el valor material y simbólico que nos
mastican. Se crea así una estandarización de los discursos y se
homogeneiza la experiencia lo que conlleva una automatización y
neutralización de las respuestas.
El progreso tecnológico ha llevado a las sociedades a atribuir cualidades
sagradas a los artefactos que ellas mismas han creado. Se les ha conferido
un amor y una veneración cada vez mayor, y la diversidad de los seres vivos
está siendo reemplazada por la diversidad de los artefactos.
No hace falta que las especies de plantas y animales se extingan para tener
consecuencias nocivas en la especie humana. La pérdida de contacto
directo con la naturaleza por la tendencia a enfocar el interés en los nuevos
artefactos y la pérdida de elaboraciones e interpretaciones personales de los
16 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Island Press. Washington, D. C. Pág. 239.
20
propios actos y sentimientos, tomando los modelos que se nos ofrecen a
través de los smartphones, internet, televisión, libros, radio, periódico, etc.
“crean un ciclo de desafecto, de apatía y de irresponsabilidad hacia los
hábitats naturales”17 y, por tanto, hacia uno mismo.
La aversión a la naturaleza es cada vez más común entre las personas
criadas en las sociedades actuales, rodeadas de tecnología, viviendo en
entornos totalmente urbanos o suburbanos, en medio de centros
comerciales y autopistas de seis carriles, donde la naturaleza es una
decoración de buen gusto.
Vertederos, depósitos de chatarra, minas a cielo abierto, cortes y túneles en
las montañas, contaminación ambiental y sonora del tráfico, expansión
suburbana, ríos e islas de plásticos y vertidos de petróleo en el mar,
deforestación, residuos y catástrofes nucleares. Pérdida de diversidad
animal y vegetal.
Y el ser humano, como dice S.R. Kellert, puede sobrevivir a la extinción y
extirpación de muchas formas de vida, puede soportar la contaminación del
agua, del aire y del suelo. Nuestra persistencia como especie puede resistir
a estas condiciones de vida empobrecidas, pero esta condición, ¿nos
permitirá prosperar psicológica, espiritual y materialmente, como individuos y
como especie?
“La información mental y sensorial que nos ofrece la naturaleza está
prácticamente ausente en nuestra vida. Si buscamos la naturaleza, la
encontramos separada en un parque, una especie de zoo de la naturaleza.
Necesitamos crear reservas naturales y pagar para entrar, como en un
cine.”18
Podríamos hablar de Dubai, para hablar de incongruencias, pero no hace
falta irse tan lejos ni a tal extremo.
17 IBÍDEM. Pág. 239. 18 MANDER, J. (1996). En ausencia de lo sagrado. El fracaso de la tecnología y la supervivencia de las naciones indias. Plenum: Barcelona. Pág. 44.
21
En el documental Nuestros hijos nos acusarán, un agricultor entrevistado
nos cuenta como ha trabajado durante 10 años con un casco, casi con un
traje aeronáutico, para protegerse de los productos químicos que ha
utilizado. Él, como muchos agricultores, han desarrollado problemas
neurológicos, de concentración, cambios de humor, etc. Pero no sólo ellos.
Un gran número de los hijos de campesinos cuya exposición a este tipo de
sustancias ha sido prolongada, han desarrollado cáncer a una edad muy
temprana. Finalmente, aparece en el documental el médico que ha tratado a
muchos de ellos, asegurando que no se trata ni de factores endocrinos ni
genéticos, por lo tanto, nos dice, son causa de factores medioambientales.
Figura 1. J.P. JAUD. Nuestros hijos nos acusarán. 2008.
Hoy vivimos rodeados de pesticidas y fertilizantes, de maquinaria,
pavimentos, de gigantescas estructuras de hormigón, de automóviles,
aviones, ordenadores, teléfonos móviles, todo tipo de aparatos eléctricos,
luces y aire acondicionado.
Nuestro contacto con la realidad es nulo. Vivimos protegidos, huímos, nos
resguardamos en nuestras armaduras, o en nuestros trajes aeronaúticos.
Contraemos nuestros latidos.
22
No tengo en mente un estado utópico, en que el hombre viva en un
naturaleza prístina, en perfecta armonía y traquilidad sin necesidad de
ninguna “malvada” tecnología, pensando que todo el progreso humano es
destructivo y que cualquier estado anterior fue mejor. No.
El progreso, la ciencia y la tecnología nos han dado el poder para destruir,
pero también nos han proporcionado el conocimiento necesario para
comprender las consecuencias de hacerlo. Entonces no se trata de rechazar
el desarrollo, sino todo lo contrario. Darnos cuenta que el camino que ha
tomado el progreso tecnológico nos avoca a unas consecuencias muy
negativas para la vida, por lo tanto no se le puede llamar progreso.
Se suele decir que el problema no es la tecnología en sí, sino la forma de
usarla y de quien la controla. Jerry Mander en su En ausencia de lo sagrado
(1996) nos habla de lo absurdo de esta idea. Hay mucha tecnología con
unas consecuencias extremadamente nocivas en sí mismas. El problema es
la forma en como se ha presentado siempre, “la información que recibimos
describe las tecnologías únicamente desde el punto de vista de su
aplicación óptima”19 presentadas por sus inventores y por las personas que
disponen a beneficiarse de su aceptación. Y nos plantea la cuestión de si la
sociedad habría elegido los avances tecnológicos si se hubieran conocido y
previsto sus verdaderas consecuencias.
Se defiende siempre la mejora del nivel de vida que nos proporciona,
mayores posibilidades, mayor libertad. Pero realmente lo que se consigue es
mayor velocidad en los desplazamientos, optar a un mayor número de
artículos y mercancías y a una mayor “comodidad” material. Londres, para
su sustento, necesita un territorio 120 veces más extenso que el que ocupa
la propia ciudad. La huella ecológica aumenta cuanto mayor es la calidad de
vida. “Si todos los habitantes de la Tierra vivieran con el mismo nivel de
confort que el ciudadano norteamericano medio, necesitaríamos no uno,
sino tres planetas para mantenerlos”.20
Además, se nos dice que ahora tenemos mucho más tiempo, pero ”si se
incluye el tiempo empleado en ganar dinero para pagar y reparar todos los
artilugios que ahorran tiempo en nuestra vida, la tecnología moderna en
19 IBÍDEM pág. 43. 20 BAUMAN, Z. (2006). Vida líquida. Barcelona: Paidós.
23
realidad nos roba tiempo.”21 También se dice que tenemos más tiempo de
ocio que dedicamos, en realidad lo ocupamos, con nuestros aparatos
tecnológicos. “El trabajo disimulado que ahora debemos realizar en el
antiguo tiempo libre es consumir.”22
Por tanto, el verdadero progreso consiste en ser consciente de todos las
consecuencias que tienen nuestros actos. Resulta muy contradictorio que
todos los avances prediquen una mejora del mundo, proclamando un mundo
sin guerras, sin hambre, prometiendo la felicidad, la libertad, salud,
seguridad, estabilidad y una vida con menos trabajo y mayor sabiduría, y si
vemos las consecuencias que ha traído para el medioambiente y miramos
en el campo social, la satisfacción general, los estilos de vida, las
necesidades humanas, el reparto de riquezas y de poder veremos que todo
lo prometido no funciona.
Hace un tiempo una persona me hizo un planteamiento realmente
interesante.
Si todos los avances, la ciencia, la investigación, los estudios, en vez de
hacerse hacia afuera, se hubieran hecho hacia dentro, hacia uno mismo,
hacia el desarrollo del ser humano, a saber dónde habríamos llegado. Y
toda esa comunicación que existe hoy, la tecnología, ese perfeccionamiento
y crecimiento, todo ese progreso sería interior, entre humanos y para con el
medio que les rodea.
No sé hasta que punto se podría llegar, pero lo que está claro es que nos
hemos volcado en crear y mejorar infinidad de cachibaches y nos hemos
dejado de lado a nosotros mismos, creando “una aguda discrepancia entre
el desenvolvimiento intelectual del hombre, que condujo a la creación de los
armamentos más destructores, y su desarrollo mental-emocional, que lo
21 MANDER, J. (1996). En ausencia de lo sagrado. El fracaso de la tecnología y la supervivencia de las naciones indias. Plenum: Barcelona. Pág. 38.
22 PARREÑO, J. (2003). Alienación y Ensimismamiento. Periférica, Universidad de Cádiz, nº3.
24
tiene aún en un estado de marcado narcisismo con todos sus síntomas
patológicos.”23
Nuestos problemas siguen sin resolverse, como seres humanos
progresamos muy lentos. Constantemente chocamos y generamos
conflictos a nuestro alrededor, apenas somos conscientes de nuestro ego,
nuestros miedos, nuestras debilidades. Nos limitamos, tomamos nuestra
personalidad como algo dado e inalterable. Derivamos nuestras
responsabilidades a otros. Somos soberbios, perezosos, cómodos y
cobardes. Vivimos pasivos y sonámbulos, rígidos y estructurados. Llenos de
inseguridades, ira, rabia, odio, angustia, desprecio, avaricia, envidia,
frustración y tristeza.
En pocos lugares veo que cambiar, crecer y mejorar como seres humanos
sea una prioridad. El amor queda relegado a un sentimiento muy sexual y
posesivo hacia una pareja. El desarrollo de las capacidades sensibles esta
siendo enterrado por multitud de aparatos y quizá, deberíamos buscarlas en
el fondo de las montañas-vertederos de aparatos electrónicos.
Figura 2. Cosima Dannoritzer, Comprar, tirar, comprar. 2010.
23 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 103.
25
Hace poco he visto unas aplicaciones de smartphones para madres.
A continuación muestros las descripciones que de ellas se dan:
-Básicamente pones tu iPhone o iPad en la cuna o en la silla de paseo y la
aplicación calmará al niño hasta que se duerma. La solución para calmar a
esos bebés de llanto incontrolable y no identificable. Incluye no solo nanas y
melodías que ayudarán a que el niño deje de llorar, sino también
reproducciones de sonidos que le recordarán a los padres.
-No perder de vista las comidas, siestas, estados de ánimo y momentos
importantes de un recién nacido puede ser demasiado para una madre
primeriza, pero la aplicación Baby Connect provee algo de ayuda,
permitiéndote registrar cada movimiento de tu bebé en un sólo sitio seguro.
-Es un 'traductor' del llanto del bebé para ayudar a los padres a identificar su
causa y poder atenderle con más precisión. Cuesta 4,49 € y está
considerada como una de las mejores Apps para el cuidado del bebé. Su
uso es muy fácil: se coloca el teléfono a unos 50 cm del niño cuando llora, y
se pulsa el botón de Start; hay que captar unos 10 segundos del llanto para
que pueda encontrar la causa.
-Muestra el horario en que se debe revisar el pañal, las estadísticas
muestran el funcionamiento del sistema digestivo del bebé. Además, indica
los tiempos y la cantidad de leche que debería consumir, así también
sugiere con qué iniciar la alimentación complementaria.
El conocimiento se ha quedado en “la nube”. Nosotros no necesitamos
saber nada, ni desarrollar ninguna capacidad perceptiva porque la
tecnología lo hace por nosotros. Lo que debemos saber es utilizar los
aparatos. Somos autómatas, nos dicen que ocurre, que sentir en esa
situación, y como actuar.
Hay un extrañamiento entre el lenguaje del cuerpo y el lenguaje del
conocimiento.
Que después de tantos años de evolución uno de los factores más
constantes, uno de los instintos más básicos e innatos en el ser humano
como es la paternidad o maternidad, requiera, ya no de un manual de
26
instrucciones, sino de la propia suplantación de los sentidos, es cuanto
menos alarmante. Que unos padres no sepan o no tengan tiempo para
relacionarse con sus bebés e hijos, no digamos ya si ampliamos el círculo al
resto de agentes que les rodean, habla de nuestra prosperidad como
sociedad, caracterizada por individuos débiles, vacíos, superficiales y
uniformes, una sociedad alienada, líquida, “a consecuencia de nuestro estar
en posesión de un falso conocimiento.”24
4.4. La desobediencia como conocimiento
“El ritmo trepidante al que se desarrolla la tecnología parece garantizar
que antes o después lo que aún no se sabe será explicado, lo complejo
hecho simple, el problema resuelto; y sin embargo ese conocimiento, lejos
de aportarle una mayor inteligencia de sí mismo y de su entorno, lo extravía
en la falta de verdaderos recursos, recursos de verdad, que lo ayuden a
superar los callejones ciegos del racionalismo. Porque tales recursos
escapan forzosamente a la razón, es preciso asumir que el ser humano
nunca encontrará en ella una seguridad acerca de nada”25
Hay que escapar forzosamente. Hay que desobedecer.
Ya nos lo dice Henry Miller en el prólogo de Del deber de la desobediencia
civil, los hombres como Thoreau nunca estuvieron de acuerdo con el
sistema de su tiempo. Ellos escogieron el camino arduo, no el fácil.
Creyeron ante todo y sobre todo en sí mismos. Basta ante todo que un
hombre crea en sí mismo y encontrará el camino de la existencia.
Acabo de regresar a casa, el jengibre y el aguacate han crecido en estas
dos semanas que no he estado lo que no habían crecido en meses. Han
sido unos días veraniegos, un calor desbordante para la época, pero se
agradece. Las plantas las que más, se han llenado de vitalidad, han crecido
y han resplandecido. Y al ser los inicios de la primavera, en un momento, el
cielo se cubría y caían unas tormentas que duraban un par de horas para 24 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp. Pág. 72. 25 IBÍDEM. Pág. 74.
27
dejar paso de nuevo a un sol crepuscular junto con la humedad de las
plantas, el agua eufórica de los riachuelos, la brisa suave y el olor a tierra
mojada.
Y que poco dura esa energía que todo lo recorre y todo lo vigoriza.
Al día siguiente se empiezan a oír máquinas que cortan a ras el césped, las
malas hierbas, las flores, los dientes de león… pero más bien se guillotinan
a ello mismos, se guillotina el goce y la vitalidad de la vida. Y, ¿porqué nos
desprendemos de aquello que más nos conmueve?
Por obedecer.
Por obedecer nos hemos convertido en víctimas de nuestro tiempo, de la
indiferencia y de lo absurdo, “por falta de iniciativa y fe los hombres están
donde están, comprando y vendiendo y gastando sus vidas como siervos”26,
olvidando que la vida promete algo mejor.
Siervos y víctimas de nuestro tiempo como nos muestra el documental The
Century Of The Self. Víctimas de los gobiernos, de los poderosos
empresarios, que han utilizado el desarrollo del entendimiento del
funcionamiento de la mente humana para inducir a los individuos a un
estado distraído, ocupado en desear y consumir, siendo más fácil de
manejar y de manipular.
Vivimos en cuerpos, como en casas, como en paisajes, como en ideas
prefabricadas.
Nuestro estilo de vida, nuestra forma de pensar y nuestra actitud determina
nuestro hábitat.
Y viceversa. “Según el modelo transaccional de influencia mutua, el
individuo interacciona con el ambiente de manera continua, cambiándolo y
alterándolo, y este a su vez cambia al individuo, en una interacción
dialogante”27
26 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Catedra Letras Universales. Pág 245. 27 LÓPEZ-TORRECILLA, J. (2009) Experiencia infantil del medio urbano y la calidad ambiental percibida en barrios de la ciudad de Madrid. Medio ambiente y comportamiento humano. [consultada el 9/2/2014]. Pág.5. http://mach.webs.ull.es/PDFS/Vol10_1y2/Vol10_1y2_g.pdf
28
Por ello considero esencial la actitud citada anteriormente por Henry Miller,
pero para no irme tan atrás en el tiempo, voy a presentar unos ejemplos más
actuales, los cuales mediante el estudio de los procesos naturales y la
experiencia directa, nos revelan otro modo de hacer, un cambio de visión de
la agricultura, de la arquitectura y del arte, mostrándonos una actitud de
desobediencia hacia los recursos establecidos, mostrándonos esa conducta
íntegra.
4.4.1. Masanobu Fukuoka
Masanobu Fukuoka fue un patólogo vegetal que trabajó como inspector
de plantas que entraban y salían en la aduana de Yokohama para detectar
posibles insectos portadores de enfermedades. Tras varias depresiones y
enfermedades, tuvo una experiencia, estrechamente relacionada con el
clima y la naturaleza, que formó la base de su pensamiento y de su vida.
“Una noche, mientras caminaba por una colina que dominaba el puerto me
desplomé exhausto y somnoliento contra el tronco de un gran árbol.
Permanecí allí, ni dormido ni despierto hasta el amanecer. Todavía puedo
recordar que era la mañana del 15 de mayo.
Deslumbrado, contemplé el amanecer sobre el puerto pero de alguna forma
sin verlo. A medida que la brisa subía hacia la cumbre de la colina, la niebla
matinal desapareció de repente. Justo en ese momento apareció una garza
nocturna, dio un fuerte graznido y desapareció perdiéndose en la distancia.
Podía oír su aleteo.
En un instante desaparecieron todas mis dudas y la niebla sombría de mi
confusión.
Todo aquello que había mantenido con firme convicción, todo lo que
ordinariamente había confiado fue barrido por el viento. Noté que solamente
entendía una cosa. Sin ser consciente de ello, estas palabras salieron de
mis labios: “En este mundo no hay nada en absoluto...” Sentí que no
comprendía nada. (“No comprender nada” en este sentido es reconocer la
29
insuficiencia del conocimiento intelectual).”28
Al día siguiente dejó su trabajo. Viajó un tiempo y finalmente regresó a la
explotación de mandarinos de su padre. Se instaló en una cabaña en la
montaña, donde empezó a aplicar y probar sus ideas, tratando de
desarrollar una “agricultura natural” eliminando todas las prácticas
innecesarias y actuando de la manera opuesta a la habitual.
Su método de actuación fue invertir la manera usual de preguntarse ¿qué tal
si hiciese esto, si probase aquello?, preguntándose en cambio, ¿qué tal si
no se hace esto ni aquello?
Dejó de inundar sus campos para cultivar el arroz, dejó de arar, de aplicar
abono, de hacer compost y de aplicar pesticidas.
Profundizando, nos dice, pocas prácticas agrícolas son realmente
necesarias. La razón por la que las técnicas mejoradas parecen necesarias,
es que el equilibrio natural ha sido alterado gravemente de antemano por
estás mismas técnicas, y dicho razonamiento puede ser aplicado a otros
aspectos de la sociedad humana.
“Hacer crecer cultivos es una innovación cultural que requiere conocimiento
y esfuerzo. La diferencia fundamental es que el Sr. Fukuoka practica la
agricultura cooperando con la naturaleza en lugar de tratar de “mejorarla”
mediante su conquista.”29
Con un esfuerzo muy reducido, sin ninguna maquinaria, sin compuestos
químicos, sin casi inversión ni gastos, tan solo a través de una observación
profunda y esparciendo semillas, Masanobu Fukuoka consiguió unas
producciones que igualaban a las producciones de explotaciones
mecanizadas.
28 FUKUOKA, M. (2011) La revolución de una brizna de paja. Una introducción a la agricultura natural. EcoHabitar. Pág. 10.
29 IBÍDEM. Pág. 3.
30
Figura 3. Masanobu Fukuoka.
4.4.2. Sepp Holzer
Sepp Holzer, por su parte, desarrolla una agricultura a más de 1500
metros de altitud y “renaturaliza” terrenos que habían estado siendo
monocultivados de manera equivocada durante años.
En el documental El rebelde agrario un catedrático científico, cuyo nombre
he sido incapaz de descifrar, habla del trabajo de Holzer y lo alaga porque
“no cabe en los esquemas de los burócratas agrarios. Ha desarrollado el
estilo de la desobediencia precipitada y en el entorno funciona.”30 Compró
un terreno calificado de improductivo, un bosque de contención, plantado
con árboles no muy eficaces para ello. Las tormentas tiraban los árboles y
las piedras rodaban hacia la carretera. Lo primero que hizo fue cortar los
árboles grandes y sembró un cultivo mixto. Ahora recoge unas grandes
calabazas en unas “tumbas de piedra”, como llama a los lugares de piedras
donde no se puede sembrar ni plantar porque ahí no crece nada. Las
piedras son un deposito de calor, por la noche despiden calor y protegen a
30 HOLZER, S. El rebelde agrario. http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=J4gkKhxgYOw
31
las calabazas de la escarcha, consiguiendo así una abundante cosecha y un
terreno estable.
En una zona de monocultivo de abetos falsos reforestados, nos muestra las
obras, calzando de cemento todo el surco de agua, ya que cientos de
árboles han sido arrancados por el viento y la nieve. ¿Y qué se ha hecho?
Se ha reforestado con más monocultivo de abetos falsos y se construyen
barreras de cemento, un proyecto de una gran inversión económica que
conllevará las mismas consecuencias. Pero si se ha cultivado mal, nos dice,
durante 30 o 40 años, eso no se puede cambiar, renaturalizar, en un par de
años.
“Lo que es lamentable es que el agricultor se ha tutelado así y tenga que
dejar que los teóricos le dicten como tiene que explotar sus tierras. Esta
depenencia de los funcionarios es un problema porque los agricultores
jóvenes son educados ha hacer lo que les manden.”31
4.4.3. Lois Weinberger
El artista Lois Weinberger, militante de la causa de la vegetación
espontánea, es un oponente de las parcelas cultivadas voluntariamente y
del deshierbe, y de las ideas de pureza y purificación que implican. Es el
defensor de las malas hierbas, de la periferia y los intersticios.
Para documenta X plantó en una plataforma de tren abandonada, neófitos
del sur y el sureste de Europa, convirtiéndose en una metáfora de los
procesos de migración de nuestros días. Este tipo de vegetación que crece
rápidamente, se extiende a través de grandes barridos de la tierra, y
desplaza a las especies nativas. "La forma en que una sociedad trata a sus
plantas nos dice mucho acerca de sí misma", dice Weinberger.
Stella Rollig dice: “se ha convertido en un botánico experto y tiene a su
disposición un archivo de más de un millar de diapositivas que
31 IBÍDEM.
32
muestran plantas ruderales. Sin embargo, como ayuda en la enseñanza su
archivo es inútil, ya que no hay etiquetas ni cualquier otro sistema que
podría ser empleado con fines didácticos. Nuevamente parece ofrecer
modelos de conducta, sin dejarse estar limitado a uno solo de ellos.”
No clasifica, negándonos así la posibilidad de un conocimiento basado en la
memorización de datos. Como creyente del “dejar hacer”, no señala y obliga,
propone, ofrece, coloca y deja que las cosas sucedan.
De izquierda a derecha. Figura 4. Lois Weinberger, What is beyond the plants / is at one with them. Documenta X, Kassel. 1997. Figura 5. Lois Weinberger. Garden archive Area, 1988 – 1999.
4.4.4. Michael Reynolds
Es un arquitecto que desarrolla una arquitectura basada en el reciclaje y
la autosuficiencia. Crea un tipo de vivienda, la Earthship, que utiliza la
energía solar y la refrigeración para controlar la temperatura, consigue la
electricidad de la energía eólica y solar, aprovecha el agua de lluvia, trata y
reutiliza las aguas residuales en hasta cinco usos, se construye utilizando
materiales reciclados y del lugar, y produce sus propios alimentos.
En el documental Garbage warrior vemos como tiene que luchar contra la
burocracia para defender sus experimentos, la cual acaba retirándole su
licencia de arquitecto por crear una casa totalmente desligada del sistema.
Durante años continúa exhausto a pesar de todos los impedimentos. Tras
recibir una llamada de ayuda, acude a las islas Andaman, las cuales habían
sido golpeadas por un tsunami, con tres intenciones claras: crear refugio,
33
salubridad y obtener agua limpia. Y después del huracán Rita, acude a
México. En ambos casos enseña a la población de zonas totalmente
devastadas a generar sus propias viviendas. Tras ver su trabajo y sus
resultados, le permiten recuperar su licencia de arquitecto y le aprueban la
ley que le permite tener un campo de experimentación y de prueba de sus
earthships.
Figura 6. Michael Reynolds. Earthship.
4.4.5. Hundertwasser
En su teoría de las 5 pieles, la epidermis, la ropa, el hogar, la
identidad/entorno social y la Tierra, Hundertwasser cuestiona la estética, la
forma de vida y la sociedad, relacionando los aspectos que “condicionan
más directamente al individuo: la configuración de su hábitat y la
determinación de su estilo de vida.”32
Sus carteles trabajaron en pro de la ecología, contra el racismo y a favor de
la paz, apoyando campañas contra la energía atómica, a favor del uso del
transporte público, la plantación de árboles, etc.
Hizo un manifiesto en contra de la línea recta y contra la arquitectura
racional, estéril y monótona que alejaban al hombre de su medio ambiente
natural y diseñó edificios utilizando techos verdes, árboles en balcones y
ventanas, aseos de humus, la recogida de agua de lluvia y la purificación del 32 RESTANY, P. (2003). Hundertwasser, el poder del arte. El pintor rey con sus cinco pieles. Taschen, Madrid.
34
agua sucia a través de plantas, poniendo en relación al ser humano con su
medio a través de un espacio habitable promoviendo la armonía con la
naturaleza.
De izquierda a derecha. Figura 7. Hundertwasser, dibujo. Figura 8. Hundertwasser,
Hundertwasser Vienna House, Viena, 1983-1985.
35
5. PAISAJE Y VINCULACIÓN
El concepto de paisaje, como el de naturaleza, es una “construcción
cultural que ha ido evolucionando con el tiempo”.33
La manera actual de acercarnos al paisaje está dominada por una tendencia
lúdica bastante reduccionista. Un desahogo de fin de semana con un paseo
por un camino bien marcado, conducir un quad o una moto de agua,
tumbarte en dos metros cuadrados de playa atestada de gritos y colores
mientras la sombra de los edificios te tapa el sol, practicar algún deporte de
aventura o descansar en un pequeño jardín vallado o en un chiringuito.
Consumir en la naturaleza, consumir el paisaje.
Pocos se cuestionan sobre el uso que están haciendo del lugar, sobre como
repercuten sus acciones, apenas saben nada sobre que actividades llevan
realizándose en ese lugar durante décadas. Miran y no ven el porque de la
configuración del paisaje, de cómo se ha ido construyendo durante años por
la mano del hombre, de los animales, de la vegetación, del clima. Hay poco
interés en aprender el nombre de algún árbol, de alguna planta, de algún
animal. Hay algún interés en conocer, por eso también hay apps para todo
esto, pero dista mucho de un conocimiento y una observación profunda, de
establecer un contacto directo y mucho más de estar y ser.
Esta construcción cultural, puede o no reflejar la realidad y por lo general
implica mucho adorno. “Moreover, commonly held beliefs about a particular
animal, rather than personal experience, generally determine the character
of interactions with its species. Interpretation of an animal's behaviour in
metaphorical terms can result in the creature being classified as "good" or
"evil" - with consequent effects on the preservation or destruction of the
species. The symbolizing process can enhance positive affiliation, resulting
33 PARREÑO, J. (2006). Naturalmente artificial. Publicación en la web del I+D Arte y Ecología. [consultada el 10/1/2014] www.arteyecologia.es
36
in preservation, or it can cause alienation of that animal from the human
sphere with consequent destruction.”34
Esto mismo se puede aplicar al clima y a los factores ambientales. Las
creencias comunes hacen que la afiliación sea a través de los filtros
culturales y no a través de la experiencia personal, impidiendo así, ser uno
sin pretender nada, sin condicionantes estereotipados.
Mi duda constante es, ¿puede el cuerpo, metafóricamente, convertirse en
paisaje? ¿De crecer en él? ¿Puede uno ser la unión de cielo y tierra, y sentir
la sensación de pertenecer a la naturaleza? ¿Es posible alcanzar la
concepción taoísta de fundirse en la naturaleza adquiriendo un estado
psicológico de paz, calma, unidad, plenitud y serenidad?
La psicología ambiental 35 estudia el paisaje como el conjunto de
estimulación escénica que una persona recibe y que procede de
características biofísicas, como el clima, la humedad, la luz…, de
características ecológicas, por ejemplo si en un paisaje predomina el agua,
la deforestación o que tipo de vegetación hay, y de las propiedades
colativas, que describen la relación entre el sujeto y el paisaje mismo, como
son la novedad, la sorpresa, el misterio, etc.
Estudia como la gente percibe, categoriza, clasifica y siente en un paisaje
para describir nuestra reacción y nuestra respuesta emocional.
Personalmente creo que es cuestión de cómo nos posicionamos en ese
espacio. Hoy en día todo lo personalizamos. Todos los objetos para que
sean íntimos, propios e individuales (aunque seguirán siendo idénticos a
todos los demás) los personalizamos. Y lo mismo hacemos con el paisaje,
volcamos nuestros sentimientos en él, lo teñimos con nuestras ideas.
Seguimos influenciados por la tradición romántica. Como dijo Henri-Federic
34 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C: Island Press. Pág 332. 35 CORRALIZA, J.A. Paisaje. [en línea]. Psicología ambiental hoy. [consultada el 10/05/2014] http://psicologiaambientalhoy.blogspot.com.es/2011/06/paisaje.html
37
Amiel, “el paisaje es un estado del alma”, consiguiendo únicamente,
imponernos.
En cambio, Jose Antonio Corraliza nos dice “los estados emotivos están
muy influenciados por los paisajes que percibimos. De hecho, podríamos
decir que en gran medida, somos los paisajes que habitamos.”36
Pero yo me sigo preguntando, esa influencia que recibimos del paisaje, ¿la
canalizamos a través de la herencia cultural y por tanto volcamos y sentimos
lo que se nos ha enseñado que hay que sentir? O ¿puede el paisaje
generarnos estados emotivos de un “fluir profundo”37 como dice Mihaly
Csikszentmihalyi, en la que una experiencia trascendente surge cuando una
persona es capaz de focalizar plenamente su atención en la conducta
gratificante, en la que se difumina y abandona la habitual distinción entre
objeto y sujeto, entre lo externo y lo interno, entre la persona y el escenario,
para convertirse durante el tiempo de la experiencia en un todo unitario?
Comparto plenamente debido a mi experiencia, que “el fluir profundo se
produce en situaciones de moderado que no se caracterizan por la
fascinación y novedad. Es decir, la naturaleza no es experimentada como
algo sorprendente o espectacular sino todo lo contrario.” 38 Y por tanto
considero que no se trata de atribuir valores estéticos, ni de conocer los
valores simbólicos, sino de cultivar las sensaciones corporales de la realidad
que nos rodea, dejar que el conocimiento pase a través del corazón, de
lograr un “ensanchamiento de la capacidad de sentir.”39
“El individuo “despierto” de quien habla la enseñanza budista es el individuo
que venció su narcisismo y que, en consecuencia, es capaz de estar
plenamente despierto. Podemos expresar la misma idea de otra manera:
36 IBÍDEM. 37 CSIKSZENTMIHALYI, M. (2000). Fluir. La psicología de la felicidad. Barcelona: Kairós. 38 SUÁREZ, E. (2006). Cultura de paisaje, cultura de lugar. [en línea]. I campus de verano de las artes de Guía. [consultada el 10/05/2014] Pág. 32. 39 PARREÑO, J. (2012). Taller de poesía: El poema, instrucciones de uso. Madrid: Facultad de Bellas Artes, UCM.
38
Sólo si el hombre puede suprimir la ilusión de su ego indestructible, sólo si
puede renunciar a ella juntamente con todo los demás objetos de su anhelo,
sólo entonces puede abrirse al mundo y relacionarse plenamente con él.
Psicológicamente, este proceso de llegar a despertar totalmente es idéntico
a la sustitución del narcisismo por la relación con el mundo.”40
Esta relación con el mundo, esa idea de flujo la encuentro en la obra de
Andy Goldsworthy (figuras 9 y 10). Realiza obras con hielo, nieve, agua,
hojas, ramas, juncos, piedras, barro, ríos, mareas… incluso presta atención
a detalles como por ejemplo que el viento sople un poco más fuerte o que
tenga el aire a su alrededor en calma durante 30 segundo mientras realiza
sus esculturas. Pero esa unión, se hace aún más palpable cuando se tumba
al inicio de una lluvia o una nevada y permanece quieto, sintiendo las gotas
sobre su cuerpo y dejando su sombra, obra que ha repetido una y otra vez.
De izquierda a derecha. Figura 9. A. Goldsworthy, Rain Shadow. Figura 10. A. Goldsworthy,
Flat-topped stones laid in a line to reflect the midday sun, Sun Valley, Idaho, 2001
“Necesito la tierra. Quiero comprender este estado y esta energía que están
en mí y que siento también en las plantas y en la tierra. Esta energía y esta
vida que fluyen en el paisaje. Esta cosa impalpable que está ahí y luego
40 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 101.
39
desaparece. El crecimiento, el tiempo, el cambio. Y la noción de flujo que se
encuentra en la naturaleza.”41
5.1. Factores ambientales y climáticos
Tras observar todo lo dicho anteriormente y volviendo a mis experiencias,
pienso que mi vinculación a la naturaleza a sido motivada por los factores
ambientales y climáticos, desde un aroma matinal, una luz silenciosa, una
suave brisa o una lluvia renovadora hasta el olor de la tierra en un día de
tormenta, la quietud a las cuatro en una tarde de verano, la oscuridad
espesa de la noche, los destellos dorados y plateados de una línea de
álamos, el balanceo de las espigas o el frío gélido que se clava en cada poro
de la piel. Esas pequeñas cosas como la humedad del ambiente, que tensa
una cuerda y llevó a Giuseppe Penone a realizar la siguiente escultura:
La capacidad de las piedras de levantarse del suelo es semejante
a la de lo albatros, que con la apertura de sus alas aprovechan
las corrientes ascendentes del aire, condicionada por los factores climáticos,
por el hábitat en el que están insertadas, por la fauna,
por la flora que las rodea y por el tipo de actividades
desarrolladas por estos elementos.
Una piedra que se levanta de la tierra por efecto de la lluvia, del rocío.
Una piedra que vive las variaciones de humedad del ambiente
en el que se encuentra es escultura al aire libre.
La cuerda vegetal que ata la piedra, con la lluvia se encoge y la levanta.42
41 RIEDELSHEIMER, T. (2001). Rivers and tides. Andy Goldsworthy working with time. 42 PENONE, G. (1999). Respirar la sombra = Respirare l’ombra. Centro Galego de Arte Contemporánea, Santiago de Compostela. Pág. 31.
40
Figura 11. G. Penone, Pietra, corda, albero, sole/ Pietra, corda, albero, proggia. 1968
En cambio, los principales estudios sobre la afinidad a la naturaleza y los
beneficios que produce, están enfocados principalmente en la percepción
visual, en el factor de estar “sumergido” en un ambiente natural frente a uno
artificial, al hecho de estar en un entorno agradable a la vista frente a uno
desagradable y a un beneficio médico y psicológico cuantificable, medible,
pero la experiencia de los factores ambientales y climáticos, ha tenido y
tiene un impacto más amplio sobre nosotros.
Edward O. Wilson, dice que el abastecimiento de alimentos y agua, el
relieve topográfico, la temperatura y la seguridad hicieron que el Homo
sapiens evolucionara en la sabana y que constantemente debe modificar el
medio para mantenerlo dentro de un estrecho margen de condiciones
atmosféricas, dedicando mucho tiempo a mejorar la apariencia de su
entorno inmediato.
Pero de esto hace ya por lo menos 1 millón de años y el ser humano se ha
extendido a nuevos hábitats durante “decenas de miles de generaciones
reemplazando las respuestas innatas originales con respuestas innatas a los
nuevos hábitats encontrados.”43
43 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C: Island Press. Pág. 254.
41
Y estas respuestas, dadas por cosas elementales, tuvieron que ver con el
origen del lenguaje y del pensamiento.
“We have good reason to believe that the sense of awe toward the creation
had a great deal to do with the origin of language and why early hominids
wanted to talk, sing, and write poetry in the first place. Elemental things like
flowing water, wind, trees, clouds, rain, mist, mountains, landscape, animals,
changing seasons, the night sky, and the mysteries of the life cycle gave
birth to thought and language”44
En Sobre los aires, aguas y lugares de los Tratados Hipocráticos, se hace
hincapié en la “medicina meteorológica”. Parte de la base de que el hombre
es una parte del cosmos e intenta exponer cómo influye el entorno vital en el
individuo definiendo principios como la influencia de la situación de las
ciudades sobre la salud, el papel de los vientos y las aguas en la formación
de enfermedades, los climas como conformadores de las condiciones físicas
y las disposiciones psíquicas de los hombre.
Al ser un tratado de medicina, se centra en describir que tipos de
problemáticas existen y porqué ocurren y apenas de cómo nos benefician,
pero “nos es dado a observar que las peculiaridades somáticas y psíquicas
de las personas dependen, en buena medida, del medio geográfico y
climatológico en que éstas se desenvuelven, pero, también, de los hábitos
sociales y políticos. […] El médico presta atención no sólo al cuerpo del
enfermo, sino también a todo el universo cósmico en que el hombre se halla
inmerso: astros, tierra, clima, estaciones del año, aguas viento, etc.”45
Los factores ambientales y climáticos han influenciado nuestro desarrollo
evolutivo marcando donde alimentarnos, donde estar seguros y donde
sobrevivir, han ido modelando nuestras características físicas y psíquicas,
definiendo así nuestra manera de actuar, por lo que merecen una mayor
importancia en nuestra vinculación a la naturaleza. Se debe dejar de pensar
44 IBÍDEM. Pág. 425. 45 Tratados Hipocráticos II. Sobre los aires, aguas y lugares. (1986). Madrid: Editorial Gredos. Pág. 17.
42
en esta vinculación únicamente como valor estético, de paisajes idealizados,
de “landscape wallpapers”.
Se suele entender la tendencia naturalista de un manera simplista como
satisfacción derivada del contacto directo con la naturaleza, pero como dice
Stephen R. Kellert, “at a more complex and profound level, the naturalistic
value encompasses a sense of fascination, wonder, and awe derived from
an intimate experience of nature´s diversity and complexity. The mental and
physical appreciation associated with this heightened awareness and contact
with nature may be among the most ancient motive forces in the human
relationship to the natural world, although its recreational importance
appears to have increased significantly in modern industrial society.”46
Dejar de idealizar y dejar de simplificar.
Buscar más profundamente en el paisaje aquello que está escondido,
aquello que no se da con un acercamiento superficial, como lo hacen Jacob
Kierkegaard y Patrick Marold.
El primero (figura 12) es un artista sonoro que centra su investigación en las
capas sonoras ocultas en el medio ambiente. Captura y explora los sonidos
de la tierra volcánica, del hielo, de fenómenos atmosféricos, de lugares
desérticos, para a partir de ello crear instalaciones sonoras.
El segundo, en su proyecto The Windmill Project (figura 13), invierte los
valores estéticos del paisaje. Es una obra nocturna, por lo tanto, aquello que
siempre tiene importancia aquí desaparece, y cobra importancia, como en
los Juguetes de César Manrique (figura 14), aquello que nunca se ve, el
viento. Es una instalación47 de generadores eólicos a base de molinos de
viento, tubos de policarbonato y LEDs que dan un cuerpo de luz al
movimiento y comportamiento del viento.
46 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C: Island Press. Pág. 45. 47 Puede verse en https://vimeo.com/25668458
43
Figura 12. J. Kierkegaard, recording.
Figura 13. P. Marold, The WIndmill Project, Iceland, 2001.
Figura 14. C. Manrique, Juguetes del viento.
44
5.2. La meteorología
“El que se resguarda totalmente contra la naturaleza, se resguarda también de si mismo:
jamás le será entregado beber de la copa más deliciosa que puede llenarse en su recóndita
fuente.”48
Recuerdo siempre la anécdota que cuenta mi padre de que antes las
nevadas en el pueblo llegaban al metro de altura y la nieve duraba todo el
invierno, dejando incomunicado a todos los habitantes durante casi dos
meses. Ahora si llega a los 30 cm. y dura una semana es todo un logro.
Madrid, en un día de lluvia, se convierte en un caos. Más que agua, llueve
angustia y estrés, en cambio en Ámsterdam siguen yendo en bici como si
nada ocurriese. Hoy podemos esquiar, en pleno Madrid a 40º, en una pista
de nieve artificial, disfrutamos el verano gracias al aire acondicionado y en
invierno vivimos en casa en manga corta. En verano buscamos la
temperatura del invierno y en invierno queremos la temperatura del verano.
Parece que los días sólo son maravillosos si hay un sol radiante y una
temperatura agradable. O ni eso, queremos un ambiente estándar,
monótono, tibio y continuo dutante todo el año.
El tiempo atmosférico siempre ha ejercido una gran influencia sobre las
actividades humanas. Estudiado por la meteorología, trata de comprender
su comportamiento, predecirlo, anticiparlo, pronosticarlo, incluso alterarlo o
condicionarlo, como es el caso de Lighting Field (1977) de Walter de María.
La manipulación consciente del clima viene dada por la siembra de nubes de
lluvia vertiendo principalmente yoduro de plata desde un avión, por el
debilitamiento de factores extremos y por la geoingeniería (o ingeniería
climática) y la manipulación “inconsciente“ del clima viene dada por la
influencia de las actividades del ser humano. No se puede negar que la
deforestación, la contaminación y la industrialización afectan al clima y al
medio ambiente. No se puede negar que todas las alteraciones vienen
48 NIETZSCHE, F. (1985). El viajero y su sombra. Madrid: Edaf. Ed. En: GARCÍA, A. (1990). Hacia el paisaje= Towards landscape. Las Palmas de Gran Canaria: Centro Atlántico de Arte Moderno. Pág. 13.
45
dadas por nuestra relación de dominancia con el medio ambiente, en la cual,
el paradigma del excepcionalismo humano, nos lleva a separar la esfera del
medio ambiente de las actividades y de la conducta humana. Una conducta
que constantemente veo estereotipada en El Tiempo de los telediarios,
fomentando una absurda adjetivación entre “el buen tiempo y el mal tiempo”
y un rechazo a todo lo que no sea un “tiempo suave” que genera un miedo
continuo hacia los efectos meteorológicos.
Olas, perturbaciones, catástrofes y alertas amarillas, naranjas o rojas.
Si las condiciones son “adversas” hay alerta. Si hace frío o calor, hay alerta,
si llueve, nieva o hace viento, hay alerta.
Se crea a través de los medios una protección sobredimensionada, una
aversión y un desprecio tal hacia el exterior que ejerce una persuasión y un
control sobre el pensamiento, el comportamiento y las sensaciones de los
individuos, haciendo la brecha que separa al ser humano de su propia
naturaleza, cada vez más grande.
No se trata de pasar meses incomunicado o de no ver las consecuencias
que ocasiona un tiempo extremo, sino de ver que, esta armadura que nos
envuelve y nos protege, esta presión que el ser humano ejerce sobre sí
mismo impide “el desarrollo natural de sus facultades sensibles”49.
Enfrentar a las personas a otras experiencias, desprotegerlas de las
estructuras mentales adquiridas y generar otro contacto con el entorno es lo
que proponen Chris Drury, James Turrell y Olafur Eliasson.
En Cloud Chambers, (figura 15) crea unas cabañas que funcionan según el
principio de la cámara oscura. Los interiores son oscuros y una pequeña
abertura proyecta en el interior imágenes de nubes, ramas, olas o del
paisaje, centrándose en las conexiones entre Naturaleza y cultura, interior y
exterior y microcosmos y macrocosmos.
49 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp. Pág. 49.
46
Figura 15. C. Drury, Cloud Chamber for the Trees and Sky, North Caroline, USA. 2003.
James Turrell (figura 16) profundiza en el modo en que se vive la luz. En la
serie Skyspaces crea unas cámaras con una obertura en el techo al cielo,
“un cuarto de luz abierto al cielo donde el visitante puede sentarse a
contemplar los cambios de luz y la ambivalencia respecto a los limites de la
percepción en el que uno se encuentra en la dificultad de saber dónde
acababa la luz y empieza la estructura. En este al igual que en la mayoría de
sus proyectos, la luz no sólo tiene textura, sino que adquiere sustancia y
posición.”50
Figura 16. J. Turrel, Seconwind 2005, Cádiz, 2009.
Conocido por su instalación para la sala de turbinas de la Tate Modern, “The
weather Project”, (figura 17) en la que representa el sol y el cielo dominando
toda el espacio de la sala, impregnada por una niebla tenue, Olafur Eliasson
50 Fundación Montenmedio Arte Contemporáneo (NMAC). http://www.fundacionnmac.org/es/ [consultada el 10/01/2014]
47
se centra en el estudio de la percepción sensorial, las leyes de la física y las
condiciones naturales. Trata de mostrar “cómo a lo largo de la historia, y
también en nuestros días, los diferentes modelos de percepción
proclamados desde la razón objetiva, provocan cambios en las estructuras
sociales e ideológicas, afectando a nuestra visión del mundo.”51
De izquierda a derecha. Figura 17. O. Eliasson, The weather Project, Londres, 2003.
Figura 18. O. Eliasson, Quasi brick Wall, Cádiz, 2002.
51 VV.AA. (2004). Colección de Fotografía Contemporánea de Telefónica I, Madrid: Fundación Telefónica. Pág. 117.
48
6. OBRA PERSONAL
“Ni Budas ni Dioses.
Para mí,
Vientos de Otoño.”52
6.1. El Chozo Blanco
Considero la vivencia, el contacto, fundamental para establecer una
conexión con la naturaleza y generar una vinculación emocional íntima con
el entorno.
Andar horas en solitario, pisar la tierra, sentir la levedad del sol, o su
pesadez, sentir como el viento acaricia o golpea, como te hace flotar o
anclarte, disfrutar del sonido de un riachuelo, sentir como refresca una lluvia,
sentir las agujas del frío, escuchar a los pájaros cantar, a los árboles hablar.
Sentir la espesura de la noche para casi recogerla con cubos, sentir como a
las cuatro de una tarde de verano todo queda plano y ver meciéndose y
elevándose, una línea de álamos.
El “Chozo Blanco” es una cabaña de pastores, situada cerca de Serrota, a
1800 m. de altitud en la cara norte de Gredos, Ávila, a la cual solo se accede
tras una ruta a pie de unas 3 o 4 horas andando desde la casa de mis
padres.
Hoy, algún ganadero lo usa para dejar los sacos de pienso tirados por el
suelo y para que algunos excursionistas, a pie o a caballo, hagan su ruta,
lleguen a la “cima” y regresen.
La propuesta es pasar de 4 a 7 días allí, una zona de alta montaña de difícil
acceso con la intención de experimentar una vinculación con ese entorno.
Cada día, repetidamente, se irán tomando principalmente fotografías,
aunque también videos y escritos, a diferentes horas y en diferentes lugares,
para, a partir de ellas, generar una serie de composiciones que hablen de la
52 SHIKI, Masaoka. Haiku.
49
experiencia vivida y sean reflejo de los fenómenos ambientales y climáticos
que acontecen a lo largo de los días.
No se trata de mostrar un paisaje impactante o bello, sino de recapacitar
sobre esos pequeños momentos y estados en que todo parece quedar
suspendido y hay una disposición interna a percibir el mundo y la existencia
que nos rodea.
Al internarse en solitario en una pradera o en un bosque, en este caso será
una montaña, E. O. Wilson nos dice que no permite que su mente piense en
nada que no corresponda a ese momento y a ese lugar. Por eso la vida que
le rodea penetra por todos sus sentidos y los detalles insignificantes
adquieren gran importancia. Su mente, al no estar dirigida hacia ninguna
tarea común o a algún placer social, queda fuera de foco, y por lo tanto
adquiere la capacidad temporal de enfocar todo, un estado similar de fluir al
que describe Csikszentmihalyi, citado anteriormente.
6.2. La cabaña como puente
Estando dentro del Chozo Blanco y debajo de uno de los puentes del río
del pueblo al que suelo acudir ya que es una de las zonas que más me
atraen, no puedo más que aceptar su innegable paralelismo, tanto físico
como emocional. Por ello propongo la cabaña como puente, como lugar
“hacia”, como lugar que nos abre las puertas “a”. ¿Hacia dónde? ¿A dónde?
Muchos han pasado por la experiencia de vivir en una cabaña, desde
pastores, agricultores y leñadores hasta pensadores, escritores y artistas.
Tanto para refugiarse de la naturaleza como para refugiarse en la
naturaleza, para huir de las ciudades y de la sociedad y de uno mismo,
como para buscarse a uno mismo, como acto de valor y liberación o como
acto de desapego o como acto de rechazo, para pensar y recogerse
intelectualmente o para “hacer frente solo a los hechos esenciales de la
vida.”53
53 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Cátedra Letras Universales. Pág. 138.
50
Desde Thoreau, Heidegger, Virginia Woolf, George Bernard Shaw,
Lawrence de Arabia, Gustav Mahler y Masanobu Fukuoka hasta Vasudeva,
personaje de “Siddhartha” de Herman Hesse.
Y los ejemplos más contemporáneos como el de Arne Naess, fundador de la
ecología profunda, al cual se le puede ver en el documental “The call of the
mountain”, el caso más extremo como el de Theodore Kaczynski, conocido
como “Unabomber”, brillante matemático que se recluyo en una cabaña
desde donde envío varias cartas-bomba y escribió el manifiesto “La
sociedad industrial y su futuro” en el cual preveía el actual colapso
económico y ecológico del sistema industrial o el trágico caso de Christopher
McCandless, aventurero que decidió vivir en Alaska, inspirando el libro y
posteriormente la película “Into the Wild” y el documental “The call of the
wild” que trata de arrojar más luz sobre lo que sucedió con una visión menos
comercial.
Entonces, ¿hacia dónde nos lleva?
Puede llevarnos como analiza Mercedes Replinger54 a un espejismo de la
cabaña primitiva, a deshabitarla o incluso a destruirla.
Posiblemente en el imaginario colectivo, la cabaña es un deseo, un lugar
especulativo de naturaleza idílica, “incontaminada, virgen, sin alterar por la
apestosa presencia humana”, ideal engañoso y pensamiento trágico, nos
recuerda, consumido por una nostalgia desgarradora, que no termina de
llorar lo suficiente por una imaginaria humanidad no separada de la
naturaleza e incapaz de asumir su presente y su propia realidad, extraviado
en la búsqueda de la utopía del hombre natural.
O podemos destruirla, como nos cuenta en su epílogo analizando la obra de
Robert Smithson Partially Buried Woodshed, (figura 19) destruyendo el mito
de la cabaña original, de los sueños de retorno a la vida originaria,
abordando las contradicciones que habitan en nuestros paisajes,
rechazando y tratando de desnaturalizar el fantasma ideológico de dar
respuesta a los problemas del ser humano actual con representaciones de la
naturaleza soñada.
54 REPLINGER, M. (2010). La cabaña deshabitada. Ciclo de conferencias en Arte, ciencia y naturaleza. Madrid.
51
Figura 19. R. Smithson, Partially Buried Woodshed, Ohio, 1970.
Me parece muy banal y simple tratar de deslegitimar el arte medioambiental
y el arte ecológico como una tendencia regresiva al primitivismo. Sí estoy de
acuerdo en que algunos pensamientos son discriminantes y reductores, con
un fuerte carácter idílico que nada tiene que ver con la realidad, pero
defenderlo desde una postura que aborda esas contradicciones intentando
desnaturalizar las ideas de naturaleza incontaminada y catalogarlo de
sentimentalismo o espiritualismo, en una época donde los problemas
medioambientales apenas empezaban a surgir, me parece intentar legitimar
unas contradicciones también existentes en dichos planteamientos, donde
no llegaban a ver realmente las consecuencias de sus actos, en un contexto
cultural condicionado por su poca historia, su territorio extenso, su afán de
desarrollo, de grandeza, de imposición, por la llegada del hombre a la luna,
por la ciencia-ficción, etc.
“El extraño no se aparta del mundo para hundirse románticamente en la
espesura primordial.[…] Se aparta de la vida política. Lo hace para facilitar a
los hombres el acceso al origen, un acceso que ellos mismos, desatentos,
han cegado, al convertir ese origen en un fondo de provisión, y a la vez en
depósito de basura.”55
55 VV.AA. (2011). Cabañas para pensar. Madrid: Maia.
52
Tan solo quiero recordar, que en los últimos años de su vida, Smithson tras
las visitas a Europa, empezó a replantearse y a tener consciencia de los
problemas ecológicos que ocurrían.
Como nos dijo Voltaire, es difícil asir a la naturaleza, ya que ella es todo lo
que es, y nosotros tan solo una parte exigua de ella, por tanto es difícil llegar
a entender todos los procesos y conexiones que hay en el universo, como
es difícil conocer todo el sistema físico, emocional y cultural que el ser
humano a creado en el ya complejo entramado del ecosistema natural.
Muchos son los casos y mucho lo que se puede debatir sobre cada uno de
ellos, pero el punto que considero fundamental es uno: “de nada sirve, por
descontado, dirigir nuestros pasos hacia los bosques (hacia la cabaña), si no
nos llevan más allá.”56
Por tanto la experiencia de la cabaña para mí, es una experiencia de
movimiento, hace que algo se mueva dentro de nosotros provocando un
cambio de pensamiento y de actitud en la manera en que nos acercamos y
vivimos la vida, nos tiene que hacer mejorar como personas.
Por tanto, no propongo la cabaña como mensaje.
Ni como retiro, ni como alejamiento, ni como aislamiento.
Ni como utopía idílica, ni como mito al que matar.
Ni como verdad.
Tan solo como experiencia.
Las cabañas suelen ser habitaciones bastante austeras. Y la perfección del
paisaje no es lo que se busca. Este chozo es de piedra, con forma cónica,
unos 5 metros de diámetro y lo único que tiene es una chimenea y una
pequeña ventana. A 1800 metros de altura, solo se ven piedras y piornos,
nieve y rastro de jabalíes y se oyen los comentarios de que hay lobos en los
alrededores.
¿Qué se busca entonces? No se busca la comodidad, ni la grandilocuencia
de la belleza, sino la vivencia.
56 THOREAU, H. D. (1998). Caminar. Madrid. Ardora ediciones. Pág. 10.
53
La cabaña nos propicia “una habitación como forma de tránsito“57 , un
contacto con el entorno que nos está faltando y no por el placer estético que
nos produce, sino por una actitud que nos genera.
“La ausencia de adorno y color de los muros, su descuido o decrepitud, al
tiempo que proporcionan el entorno adecuado a la reflexión, impiden que
nos distraigamos en ellas como objeto en sí. La habitación elude
protagonizar la escena (desde el punto de vista estético; no desde el
psicológico) […] El hombre allí es como un índice promovido en soledad,
desorientado, que depende tan sólo de su intuición y de su capacidad
introspectiva para hallar un punto de referencia.[…] En definitiva, parece
decirnos, nosotros somos el verdadero objeto del arte, su espacio
fundamental. El camino pasa a través nuestro.”58
Figura 20. A. Tarkovsky, Stalker, 1979. Fotograma.
57MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp, Pág. 22. 58 IBÍDEM, Pág. 23 y 29.
54
En ambos lugares, el chozo y el puente, el interior es oscuro, están hechos
de piedra, con un marco rectangular, donde solo vemos el suelo y la luz del
paisaje de fuera. Las diferencias están en el suelo de piedra en un caso y el
río corriendo en el otro y el paisaje que tenemos enfrente. Se crean unas
coincidencias estéticas, arquitectónicas, vivenciales, emocionales y
lingüísticas que se entrelazan solas. El puente se llama “el puente de los
siete ojos”. Según la RAE, el espacio entre dos estribos o pilas de un puente
es un ojo, por donde fluye el agua. La cabaña, no tiene puerta, está abierta,
y perfectamente orientada al movimiento del sol, de la luz.
Figura 21. H. Hernández, El Chozo Blanco, Ávila, 2014.
55
Figura 22. H. Hernández, El puente de los siete ojos, Ávila, 2014.
Finalmente he pasado 4 días en el Chozo Blanco.
Hice un primer viaje de un día para ver en que estado se encontraba, que
faltaba y que iba a necesitar. La estuve limpiando y acondicionando.
Como he dicho antes, está abierta, no tiene puerta, solo el hueco de ésta.
Mi intención primeramente era estar más días, pero la siguiente vez que fui
decidí estar 4 días. Iba a estar incomunicado, era la primera vez que me
enfrentaba a una situación de este tipo en la que iba a estar totalmente solo,
con la comida que yo cargué, en un entorno bastante frío y en una zona en
la que hay jabalíes y lobos en los alrededores.
Había miedo por la inexperiencia y tenía que ser precavido, tenía que
aprender por lo que estuve menos días de lo pensado.
Mi padre me llevo media hora en coche desde el pueblo hasta la montaña,
donde empieza el camino. Desde allí, bien cargado, subí durante dos horas
hasta llegar a la cabaña. Hacia un día veraniego de sol y calor.
Me fui con mi perra Duna, una mezcla de pastor alemán y husky para que
me acompañara.
Nada más llegar preparé la puerta con una valla de alambre que había,
sacos de pienso que los ganaderos dejan y algunas cuerdas que me llevé.
Por la noche la colocaba para mantener la temperatura y protegerme de los
56
lobos y lo primero que hacía al levantarme era quitarla y así quedaba todo el
día. Recogí leña y preparé todas mis cosas.
Al atardecer bajó notablemente la temperatura. Mientras la línea de sombra
ascendía en la ladera de la montaña, la línea de la temperatura bajaba.
Por la noche todo se calmó, el frío se suavizo, o me acostumbre, no sé bien.
No encendí mucho la chimenea, quería probar que tal pasaba la noche, ya
que no hacía tanto frío e iba bien abrigado. Alrededor de las 4 o las 5,
supongo, me desvelé. Había bajado la temperatura y tenía bastante frío
justo encima de las rodillas, me abrigué un poco más, tardé en calentarme y
en dormirme pero lo llevé bien.
Figura 23. H. Hernández, interior del Chozo Blanco, Ávila, 2014.
Al día siguiente me desperté antes de que amaneciera pero ya había
claridad. Es un momento especial del día, inigualable y que pocas veces
vivimos y menos aun disfrutamos. Esa luz y ese aroma matinal no se
repiten, tan solo se pueden sentir en esa pequeña franja del día y me llega a
la médula.
A mediodía fueron apareciendo nubes y por la tarde se acumularon en la
montaña de enfrente, en las que se podían ver cortinas de lluvia. Cayó
alguna gota, luego llovió un par de minutos y a lo lejos caían algunos rayos y
truenos.
El viento, a ráfagas, traía el olor a tierra mojada.
Y de repente cayó un rayo trayendo después el trueno más ensordecedor
que haya escuchado nunca. Al poco empezó a llover, agua y hielo, la
humedad de la tierra.
57
Por la noche, como no dejaba el fuego encendido y las brasas se consumían
enseguida ya que la leña de los piornos es muy fina, pasaba algo de frío.
Entraba el aire por los huecos, me enfriaba la cabeza y tuve que meterme
bien dentro del saco.
Solamente un noche pasé algo de miedo. Me desperté porque mi perra
empezó a ladrar ferozmente, como si hubiese algo fuera. Me llevé un
cuchillo grande de montañero y un hacha por si tenía que cortar algo de leña
y los dejaba cerca mientras dormía por si los necesitara. Probablemente sea
algo más simbólico que eficaz, pienso que es inútil imaginar como sería la
situación en que tuviera que usarlo rodeado de 5 lobos, no puedo ni
acercarme en mis pensamientos a la realidad de lo que sería la situación, lo
único que me es evidente, es la falta de experiencia que me lleva a
suposiciones, que generan incertidumbre y miedo. Por eso no quiero jugar a
la vida o solamente estudiarla como dice Thoreau, sino vivirla, porque la
realidad difiere mucho de lo que pensamos que es, y al final, actuamos muy
diferente a como queremos o pensamos que vamos a actuar.
Así que esa noche, según me despertaron los ladridos, los agarré.
Enseguida paró de ladrar, pero yo ya estaba palpitante.
Al tercer día se me gastaron las baterías de la cámara de fotos. Ya me
estaba haciendo al lugar. Había dado pequeños paseos en los alrededores,
empezaba a relajarme y tener menos miedo, no dejé de estar atento pero
iba entendiendo más que suponiendo.
Ese fue un día de mucho viento, apenas paró pero se complementaba con
un sol radiante. Ya no tenía la presión de hacer fotos, no tenía nada que
hacer, no estaba obligándome a nada, y es en esos momentos en los que
realmente se relaciona uno plenamente con el paisaje.
Estuve a ratos sentado y tumbado, a ratos medio dormitando en el suelo,
bajo el cielo. Y lo más importante, simplemente estaba.
Esa sensación, como la que he descrito en la introducción de estar aquí, de
formar parte es la que ronda siempre en mi cabeza. Hace poco he visto la
película La vida secreta de Walter Mitty, no tengo mucho que decir de ella,
pero tiene una escena en que un fotógrafo en una cordillera lleva horas o
días para hacer una foto a un leopardo y decide no sacar la foto. Nos dice
que a veces no saca la foto. Si le gusta el momento, no le gusta que la
58
cámara le distraiga. Prefiere contemplar el momento y no perdérselo, quiere
formar parte de ello. No quiere mediar tecnológicamente con esa
experiencia.
Pero sin duda quien mejor lo expresa es Thoreau en el capítulo “Sonidos”59,
cuando nos dice que no había momentos en que no podía permitirse
sacrificar el esplendor del momento presente por trabajo alguno, de la
cabeza o las manos. Quiere un amplio margen en su vida. Ese margen de
sentarse al sol después de un baño en la laguna, entre pinos, nogales y
zumaques en imperturbada soledad y tranquilidad mientras los pájaros
cantan y revolotean alrededor. Ese margen en que crecía como el maíz. Ese
margen que no era tiempo sustraído. Ese margen que para sus
conciudadanos, y para los míos, es flagrante ociosidad, es en realidad
tiempo en que uno debe encontrar ocasiones en sí mismo, un tiempo en
espera, en que todo permanece quieto.
Pero el mundo parece que no quiere momentos de quietud, de calma, de
silencio. La máquina tiene que estar 24 horas funcionando. Y todo esto me
lleva a pensar en como el modelo actual de trabajo, de educación y de
consumo, la jornada laboral, los horarios educativos y las necesidades
impuestas impiden esa “ociosidad”. Solo es una pequeña reseña porque es
un tema que daría para una larga investigación. Para más información se
puede consultar el artículo sobre “la abolición del trabajo”60 y el capítulo XIV
“Lecciones de economía de la edad de piedra” del libro En Ausencia de lo
Sagrado.
A veces pienso en darle la vuelta a la paradoja de la praxis de la obra de
Francis Alÿs, Algunas veces el hacer algo no lleva a nada, donde pone en
duda la idea de trabajo duro, recompensa y éxito, en la que durante 9 horas
arrastra un bloque de hielo hasta que se deshace, y cambiarla por “Algunas
veces el hacer nada lleva a algo”. Esta no acción, bien desarrollada en la
filosofía taoísta como Wu Wei, debe ser entendida como no forzar, dejar que
las cosas sigan su curso natural, dejarlas ser. Por tanto, no intervenir
59 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Cátedra Letras Universales. Pág. 156-158.
60 ABAD, M. (2013). Nadie debería trabajar. [en línea] Yorokobu. [consultada el 17/03/2014]. http://www.yorokobu.es/aboliciontrabajo/
59
artificial y forzadamente permiten un amplio margen para crecer sin
esfuerzos, para llevarnos a algo, para llegar un paso más allá.
Figura 24. F. Alÿs, Sometimes Making Something Leads to Nothing, Mexico, 1997.
El cuarto día me levante con el amanecer, disfrute de la mañana y cuando
creí oportuno, regresé a casa.
“La gente de la ciudad a veces se asombra de que uno permanezca arriba
en la montaña entre campesinos durante periodos de tiempo tan largos y
monótonos. Pero no es aislamiento, es soledad… La soledad tiene el
peculiar y original poder de no aislarnos sino de proyectar toda nuestra
existencia hacia fuera, hacia la vasta proximidad de la presencia de todas
las cosas.”61
61 SHAR, A. (2009). La cabaña de Heidegger. Un espacio para pensar. Barcelona: Gustavo Gili. Pág. 67.
60
Esta obra (figura 25) que propongo de 30 fotografías, tomadas desde el
amanecer hasta el anochecer en distintos intervalos de tiempo, no pretende
documentar ni dar una explicación de lo acontecido en el chozo. Es dar
visibilidad, hacer palpitar el distanciamiento en el que nos encontramos en
esa zona oscura que nos asedia y situar un puente con la experiencia.
15 fotografías fueron tomadas durante un día desde el interior de la cabaña
y 15 durante otro día desde el interior del puente, todo ello como lugar que
nos abre la puerta a la vivencia, al paisaje, al exterior, como lugar que nos
lleva un paso más allá desde el punto en el que nos encontramos, la
oscuridad interior de la cabaña y del puente, pero sobretodo de nosotros
mismos, de nuestra falta de experiencia y de recursos. A través de los
paralelismos que he nombrado antes (cabaña y puente, puerta y ojo, luz y
agua) trato de buscar la idea de movimiento y no de aislamiento, esa idea,
como dijo Heidegger, de acercamiento y tránsito a la vasta proximidad de la
presencia de todas las cosas.
Cada mañana en la cabaña, cuando me despertaba y abría la puerta, una
pareja de pájaros salían conmigo del interior oscuro de la cabaña para
desperezarse cantando y revoloteando en los alrededores. Después de
hacer algunos estiramientos, me sentaba en una piedra a disfrutar del juego
de los pájaros mientras me bañaba la luz matinal. Eso era todo lo que hacía
en buena parte de la mañana.
Hace poco he conocido la palabra Gökotta, que en Sueco significa
despertarse temprano con el propósito de escuchar a los pájaros cantar. Al
igual que en alemán, Waldeinsamkeit es el sentimiento de sentirse solo en el
bosque o el japonés tiene la palabra Komorebi para el efecto de la luz
difuminada y entrecortada que ocurre cuando los rayos del son brillan entre
los árboles, me ha llamado mucho la atención que haya una palabra
específica para tal propósito matinal. Y es ese puente, a través del lenguaje
(y de la acción a la que nombra), el que revela aquí la proximidad de la
cultura con la naturaleza.
61
Figura 25. Biofilia. Serie I. Gökotta (o despertarse temprano en la mañana con el propósito de
escuchar a los pájaros cantar).
Figura 26 (detalle). Biofilia. Serie I. Gökotta (o despertarse temprano en la mañana con el
propósito de escuchar a los pájaros cantar).
6.3. La presencia de lo infinito
El siguiente grupo de obras surgen de una contradicción en mis primeras
intenciones del proyecto. En esos 4 días pretendía generar una serie de
composiciones que hablasen de la experiencia vivida y fueran reflejo de los
fenómenos ambientales y climáticos.
Pensaba, a través de las composiciones, transmitir y hacer sentir esa
experiencia, pero siendo sincero conmigo mismo, la persona que las
observe, va a ser incapaz de experimentar toda la gama de sensaciones.
Tan solo va a recibir un estímulo visual cuando lo que realmente me atrae
62
de esos momentos, lo que me vincula a ese lugar, es algo que no se
registra, no se puede decir.
Estoy hablando de la extinción de la experiencia y me encuentro con la
contradicción de que pretendo transmitir una vivencia y tratar de hacerla
sentir con una composición fotográfica, consiguiendo realmente, suplantar la
vivencia por la obra. Puede evocarnos, puede activar el recuerdo del lugar al
que volvemos o querríamos volver una y otra vez, pero no puede sacarnos
de la sala de exposición y de la realidad de que estamos obteniendo nada
más que una minúscula reverberación.
Anteriormente he hablado del estar ahí, de formar parte del momento y eso
es lo que quería en el espectador, que formara parte del momento. Pero no
puede ser, es contradictorio. ¿Cómo dar entonces con una imagen lo que no
se puede dar?
No sentimos la luz, ni olemos el aroma matinal ni la tierra mojada, la
humedad y el frío no entra por nuestros poros, el viento no nos arrastra y no
conseguimos ser uno con el paisaje.
Me encuentro con la incapacidad de la obra de arte de darnos esa
experiencia, de darnos ese contacto, de hacernos sentir ese clima. Es ese
disgusto con la palabra, con el lenguaje y con la capacidad intelectual el que
relata Lord Chandos62 en su carta porque no puede penetrar en el interior de
las cosas.
Ha perdido la capacidad de pensar o hablar coherentemente sobre nada.
Una regadera, un rastrillo abandonado en el campo, una pequeña granja y
otros mil objetos similares que suelen ser indiferentes, le propician una
singularidad sublime y conmovedora, pareciéndole todas las palabras
demasiado pobres.
Se estremece con nimiedades por la presencia de lo infinito, se estremece
desde las raíces de los pelos hasta los tuétanos del talón con un perro, una
rata, un escarabajo o con cualquier objeto insignificante con tal abundancia,
con tal presencia de amor que no hay ninguna, nos dice, en la que él no
pudiese transfundirse. Para Chandos es como si estableciésemos una
nueva relación con toda la existencia, como si empezásemos a pensar con
el corazón y una vez le abandona ese estado, no sabe decir nada sobre ello.
62 HOFMANNSTHAL, H. (2001). Carta de lord Chandos. Barcelona: Alba editorial.
63
Irónicamente escribe ésta, su última carta, para decir que no va a volver a
escribir, utiliza la palabra para decir que ésta es incapaz de expresar nada y
para expresar ese estado del que dice es incapaz de hablar.
Y yo me encuentro en la misma situación.
Quiero hablar de esas sensaciones, de esa presencia de lo infinito que me
genera el clima, el ambiente y el paisaje a través de un medio en el que
considero no puedo decir ni transmitir aquello que considero más esencial.
Por ello, como en la carta, propongo estos montajes fotográficos con la
misma contradicción. Quiero que esa falta de experiencia y esa incapacidad
para sentir aquello que se ofrece sea evidente.
“No podemos entender la obra de arte solo atendiendo a aquello que
accedemos a ver,” nos dice Tonia Raquejo en Sobre lo visible y lo oculto,
“nuestra mirada se desvía hacia lo evidentemente visible, descuidando lo
que suscita e implica. […] El proceso, que es la verdadera obra de arte para
muchos artistas (para mí incluido), permanece oculta. El resultado final, la
obra, es la última estación del recorrido largo y continuado.”63
Las dos series de obras que siguen (serie II y III) son fotografías tomadas
durante los días en el chozo de un mismo factor climático o ambiental.
Los montajes fotográficos de la serie II no son panorámicas de 360º que
recoge un instante de lo que ocurre, sino de fotografías tomadas en un
rango de varias horas de y desde distintos lugares, uniendo así lo que
ocurre en un amplio margen de tiempo durante el movimiento, la evolución,
los cambios y las distintas sensaciones que tuvieron lugar en un
determinado fenómeno climático.
En mi incapacidad de ofrecer aquello que en mi primer planteamiento
pretendía dar, estas obras no son, finalmente, para hacer sentir dichos
fenómenos, sino para señalar que hay algo que se nos escapa, para
remarcar la extinción de la experiencia y para evidenciar esas
contradicciones entre lo visible y lo oculto, el proceso y la obra, los títulos
harán presente esa falta de estímulos sensoriales que nos ofrece la
composición. Las sensaciones no visuales a las que harán referencia
pretenden potenciar aquello que no podemos obtener a través de la imagen,
63 RAQUEJO, T. (2004). Sobre lo visible y lo oculto: lo que se pudo ver desde ese “mirador”. Mirador. Catálogo. Pág. 115.
64
aquello que no podemos asir, porqué “tal vez los hechos más sorprendentes
y más reales nunca se hayan comunicado […] Es algo tan intangible e
indescriptible como los matices de la mañana o de la tarde.”64
Figura 27. Biofilia. Serie II. Oscuridad espesa.
64 THOREAU, H. D. (2013). Walden o la vida en los bosques. Madrid: Cátedra Letras Universales. Pág. 253.
68
Figura 32. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa I. (detalle)
Figura 33. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa I.
69
Figura 34. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa II. (detalle)
Figura 35. Biofilia. Serie III. Luz silenciosa II.
70
6.4. Pulso de la Tierra
Hace unos años me encontré un árbol cortado en secciones de alrededor
de un metro de longitud con el interior hueco. Allí tirado y abandonado en un
jardín de una facultad, el árbol muerto y vaciado, devorado por el tiempo y
los insectos, mientras yo pasaba montado en el autobús, atrapó mi mirada,
mi atención y todo mi ser con una llamada silenciosa.
No dudé en cuanto pude en ir a recogerlo. Cuanto más lo observaba, más
pensaba que vacío no tenía vida, sin embargo, cuanto más y más
escuchaba, mayor era la atracción que el vacío creado en el interior del
tronco me ejercía. Corté los troncos en pequeñas secciones y quemé su
interior, acentuando la textura de la erosión. Un negro de las profundidades
de la tierra atravesaba, de principio a fin, el interior del árbol. Colocadas en
el suelo, se comunicaban y canalizaban la energía que fluía en la madera a
través del vacío compartido. El que en otro tiempo estuviera compacto y
lleno de vida, ahora ofrecía, a mí y al entorno, una energía íntima y
profunda.
Después colgué las secciones (figura 36) pendulando de un hilo, dejando
que a golpes de viento o con el contacto de una persona se movieran,
expandiéndose y contrayéndose, chocando y rebotando, madera contra
madera, para retornar, poco a poco, a su estado de calma.
Figura 36. H. Hernández, Ondas. 2010.
Desde aquel momento tengo una especial afinidad con el interior de los
71
árboles y constantemente se reitera en mí la idea de la línea del árbol como
camino al interior de la tierra, como el vínculo a través del cual se unen cielo
y tierra.
La instalación que presento formada por tres columnas de troncos surge,
primeramente, de una búsqueda de los sonidos de la Tierra. Gracias a la
geóloga Marta San Segundo, conocí una sorprendente publicación del
Instituto volcanológico de Canarias (INVOLCAN)65.
El sonido de un terremoto de 4.9 grados que ocurrió en El Hierro me
envuelve en la oscuridad del interior de una roca, en el tiempo profundo66
que desprende y me genera un movimiento en el vientre atrayéndome y
succionándome hacia mi propio interior.
Dos semanas después, el estudioso de la música y escritor Ramón Andrés
dio una conferencia sobre sonidos y ritmos centrándose en el oído como
fuente de conocimiento que une espíritu y realidad. El coloquio fue
encaminándose hacia la desvinculación que sufre el ser humano con la
naturaleza, metaforizando esa pérdida equiparando el “pulso de la Tierra”
con los latidos del corazón, estableciendo así una unión indivisible, un todo
que forma parte del mismo ritmo, un ritmo que, nos recuerda Andrés,
antiguamente, en las tribus y a través de los tambores, nos reconectaba.
Al preguntarle sobre los sonidos de la Tierra, como el árbol que
anteriormente me hizo bajar, me invirtió el camino hablándome de la
armonía de los planetas y del sonido del cielo. La Armonía de las Esferas es
una antigua teoría de Pitágoras en la que los planetas se regían según
proporciones musicales y emitían sonidos al describir sus órbitas. Siempre
se ha descartado el sonido en el espacio porque no hay aire pero no
podemos pasar por alto la vibración, como las producidas por la interacción
del viento solar con la ionosfera de cada uno de los planetas y que la NASA,
con el equipo especializado Voyager-1 y 2, junto al Dr. Jeffrey Thompson67
han conseguido grabar obteniendo unos sonidos a los que no ha habido que
65 https://www.facebook.com/photo.php?v=10201155995928735&fref=nf 66 Concepto equivalente al de tiempo geológico. Puede leerse más en http://www.unc.edu.ar/investigacion/cienciaytecnologia/novedades-‐informacion-‐cyt/2012/noviembre/la-‐edad-‐la-‐tierra-‐y-‐el-‐tiempo-‐201cprofundo201d 67 http://www.neuroacoustic.com/nasa.html
72
retocar artificialmente, ya que las ondas acústicas Ion están dentro del rango
del oído humano.
El sonido de Júpiter68, y de las otras esferas, no dista mucho del sonido del
terremoto, manifestando una similitud que no hace más que hacerme pensar
en el árbol como unión de cielo y tierra, el árbol como caja acústica y vínculo
de los sonidos y vibraciones del universo.
Durante los temporales y las tormentas de este invierno he recogido dos
árboles caídos, que cortados en secciones, montados y ahuecados son la
parte escultórica del proyecto. Si en la primera parte me impongo la vivencia
en la cabaña y en la segunda parte muestro al espectador la falta de
experiencia, aquí, ofrezco el contacto.
Tres columnas de troncos (figura 37), disminuyendo su tamaño a medida
que ascienden, con el interior vacío y quemado donde el espectador se
puede agarrar e introducir su mirada y su atención hacia el fondo, al interior
del árbol, de la tierra. No sabemos muy bien si son árboles o montañas con
las huellas de sus estratos, o incluso cabañas. El tacto del árbol, el olor a
madera quemada y la oscuridad de su interior se mezcla, en el fondo, en un
caso con un audio y en otro con un vídeo, la tercera columna de troncos
está vacía.
Figura 37. Pulso de la Tierra. Fotomontaje. Por el impedimento de realizar grabaciones sonoras directamente de la 68 https://www.youtube.com/watch?v=ImuLz1Oo9c8
73
naturaleza he tenido que dejar pendiente el proyecto de grabaciones de
audio del interior de volcanes. Por suerte, gracias a la colaboración de César
García para la creación de la pieza sonora69, se consiguió para la primera
columna de troncos un sonido recreado, que no capturado de la realidad,
que rebusca en esas mismas profundidades horadadas.
Las filmaciones70sobre los movimientos y las vibraciones que producen los
factores climáticos y ambientales (figura 38), contenidas en el fondo del
segundo espacio de troncos, crean un espacio de vínculo entre las
vibraciones del interior y los movimientos del exterior. Asomarse a las
profundidades es asomarse al cielo.
Figura 38. 15 frames del vídeo que muestran el movimiento de un rayo en una noche de
tormenta.
El tercer espacio no contiene nada, un vacío introspectivo lleno de
significado que nos lleve, por un momento, a una quietud de un tiempo y un
espacio profundo.
"The country knows", an elder told me. "If you do wrong things to it,
the whole country knows. It feels what's happening to it.
I guess everything is connected together somehow, under the ground."71
69 Puede oírse en: https://vimeo.com/104294190 70 Pueden verse en: https://vimeo.com/103708783 71 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. Pág. 220.
74
7. CONCLUSIONES
Teniendo en cuenta los estudios realizados sobre los beneficios que la
naturaleza aporta al ser humano y las consecuencias negativas que conlleva
nuestra visión antropocéntrica, queda manifiesta una clara necesidad de
cambiar nuestra relación con el medio natural que nos rodea.
Como individuos, vivimos en un “estado de marcado narcisismo”72 que no
nos permite abrirnos al mundo. El desequilibrio entre el desarrollo intelectual
y tecnológico y el desarrollo mental-emocional ha creado un desarraigo
interno, una minusvaloración de las facultades sensibles, ejerciendo, el ser
humano, una opresión sobre sí mismo que obstaculiza el desarrollo y la
realización personal.
A nivel social vivimos una época marcada por una alienación de la
naturaleza y un crisis ambiental por la contaminación y la degradación de la
atmósfera, el agotamiento de recursos y la pérdida de diversidad biológica,
basada en juzgar su valor material potencial como objeto de comercio sin
apenas considerar la importante influencia que ejerce sobre nosotros. Esta
cultura de la desvinculación trata de solventar las grietas existentes
mediante todo tipo productos de consumo, especialmente a través del deseo
y de la promesa de su cumplimiento. Pero las fisuras, bien lo saben, no
hacen más que aumentar, y la necesidad e insatisfacción continua
demandan más promesas y más artefactos. Las grietas se llenan de
frustración, de basura y de excedentes que acaban convirtiéndose en
montañas.
Por tanto, encuentro esencial potenciar la biofilia, el amor a la vida, escarbar
en la indiferencia y en los corazones endurecidos a través del sentido de
conexión y la vinculación emocional con la naturaleza. Por ello considero
que un conocimiento más profundo y un contacto más íntimo con el medio
natural requiere de una respuesta de todo el ser, una respuesta vinculada a
los actos, los pensamientos, las emociones y a los sentimientos. Esta
afinidad por la vida es un signo de salud mental y física, que repercute
directamente en el estado de nuestro entorno. Esta vinculación, sea o no
72 FROMM, E. (1984). El corazón del hombre. México: Fondo de cultura económica. Pág. 103.
75
innata, esté o no en nuestros genes, “es ahora una elección que debemos
hacer”.73
Esta atracción, este arraigo en un lugar, “es la necesidad más importante y
menos reconocida del alma humana”74, entendiendo lugar no como patria
sino como territorio que podemos ver, tocar, oler y experimentar, siendo esto
lo que hace más probable a una persona ser consciente de los valores
naturales que el paisaje contiene.
En este caso se han analizado las condiciones ambientales y climáticas para
mostrar una apreciación y una fascinación por aspectos que muchas veces
pasan desapercibidos, poco valorados e incluso rechazados. Una vuelta a la
naturaleza necesita un cambio de paradigma en nuestra apreciación del ser
humano y de la vida. La preocupación por la crisis medioambiental no puede
surgir de la amenaza que supone la actual gestión de los recursos del
planeta para el desarrollo de nuestras actividades egocéntricas, es seguir
manteniendo una visión antropocéntrica que nos desvincula del territorio. La
dicotomía naturaleza/ser humano que desde hace siglos viene arraigándose
en el imaginario colectivo es un campo importante en el que empezar a
trabajar. Mientras no nos reconectemos y volvamos a ser un todo indivisible,
no comenzaremos a resolver la problemática medioambiental.
Y cuando se habla de volver a la naturaleza, no se hace desde una
perspectiva de alejamiento, regresiva como entiende E. Fromm de
orientarse hacia un pasado, a una existencia animal, temiendo y odiando el
futuro y al ser humano, sino todo lo contrario, viendo como la propia
evolución del ser humano y de la naturaleza está pidiendo a gritos un
reencuentro que nos permita una vida plena acercándonos desde un
sentimiento de amor, de “confianza en uno mismo, en la propia valía, en
nuestras posibilidades, peros sobre todo confianza como actitud.”75 No se
está hablando de conceptos, sino más bien de una “disposición del alma.”76
Una disposición del alma, una actitud y una elección en nuestra forma de
vivir que nos lleve a ser personas íntegras, completas y comprometidas, en
73 KELLERT, S. R. Y WILSON, E. O. (1993). The Biophilia Hypothesis. Washington, D. C.: Island Press. Pág. 416. 74 IBÍDEM. Pág. 432. 75 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp, Pág. 128. 76 IBÍDEM. Pág. 128.
76
la que el sacrificio con uno mismo, con los demás y con nuestro alrededor
no sea esporádico, para no convertirnos en una sociedad en la que la
persona sea una ficción, una sociedad de seres genéricos en la que todos
deben ser individuos “asombrosamente parecidos, ya que todos deben
seguir la misma estrategia vital y utilizar señas compartidas”77. Debemos
empezar a considerar cual es la meta humana, qué es, en su nivel
fundamental, lo que necesitamos los seres humanos para vivir.
Por todo ello lo único que intento es inspirar energía y valor, generar un
espacio restaurador y de reconexión y, por un momento, remover las
conciencias para recordar que hay más vida de la que podemos abarcar,
recordar la urgencia de actuar para, al fin y al cabo, “encender una chispa en
los corazones humanos.”78
77 BAUMAN, Z. (2006). Vida líquida. Barcelona: Paidós 78 MENGS, A. (2004). Stalker, de Andrei Tarkovsky. Madrid: Rialp, Pág. 36.
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AGRADECIMIENTOS
A mi tutor José María Parreño por ofrecerme sus conocimientos. A la Casa
de Velázquez por el interés en este proyecto y la beca recibida para su
realización.
A César García por la creación del audio para Pulso de la Tierra, por haber
entendido perfectamente qué era lo que buscaba. A Pablo de Arriba por su
humildad, cariño y por aquel viaje al CDAN que tanto amplió mi mirada.
A Damian y Yolanda por su amistad y por la invitación a Rodalquilar.
A G. A., de quien siempre aprenderé.
A mi familia por su ayuda incondicional en todos mis proyectos y a Raquel
por estar aquí cada día.
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CURRICULUM
Héctor Hernández Rosas
C/ Puerto de Velate 10 1ºD, Madrid
Castellón, España, 1988. Reside en Madrid donde se licenció en Bellas
Artes por la Universidad Complutense, en la que se encuentra cursando
actualmente el Máster en Investigación en Arte y Creación, compaginándolo
con estancias en un pequeño pueblo del norte de Gredos al que su familia
se trasladó a vivir hace 10 años.
Desde muy temprano se interesó por la utilización de materiales y procesos
naturales, la concepción del paisaje y por la vinculación emocional que
experimentamos con el entorno.
Acaba de finalizar la beca residencia de la Casa de Velázquez, realizada de
Febrero a Abril del 2014. En 2013 fue seleccionado para las jornadas del
seminario I+D Arte y Ecología Prácticas Artísticas, Ecológicas y
Colaborativas en Espacios Marginales, realizado en el Centro de Arte 2 de
Mayo (CA2M). En 2011 recibió la beca de colaboración con el Departamento
de Escultura de la Facultad de Bellas Artes de la UCM y en 2010 recibió la
beca de Ayllón de escultura otorgada por el Departamento de Escultura de
la misma facultad.
Ha participado en distintas exposiciones tanto individuales como colectivas y
el Museo de Arte Contemporáneo Palacio del Obispo Vellosillo en Ayllón
(Segovia) posee una obra suya en su colección.