Castillo Cavernoso de los DiablillosBellua

La diablilla ImmieAgujero de la segunda raíz a la derechaEl Roble de los DiablillosBellua

Immie:Mi excelente plan ha comenzado. He robado los poderes mágicos a un pobre dragón… ¡el primero de muchas cria-turas! Me convertiré en el máximo gobernante de TODO el reino de Bellua. Cuando tenga los poderes suficientes, nadie podrá detenerme. Ni siquiera un miserable guardián.

Te envío a ti, Immie, para que impidas que el nuevo guardián cure a las criaturas de Bellua. Allí no debe haber felicidad. ¡Todos deben temerme! Si fracasas en tu tarea, el guardián destruirá mi reinado de tristeza y desespera-ción.

El nuevo guardián no es más que una niña debilucha. La tarea será fácil, incluso para ti. No me falles, diablilla. NO permitas que esa niña ponga en peligro el avance del grandioso Ivar.

Firmado:

Grandioso, poderoso y supremo (además de guapísimo) rey de los diablillos.

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La canción del dragón

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Título original: Hattie B. Magical Vet. The Dragon’s Song

© Del texto: 2014, Mums Creative Content Ltd. Con especial agradecimiento a Claire Baker

© De las ilustraciones de interior y cubierta: 2014, Lorena Álvarez© De la traducción: 2014, Mercedes Núñez

© De esta edición: 2014, Santillana Ediciones Generales, S. L.Avenida de los Artesanos, 6. 28760. Tres Cantos. Madrid

Teléfono: 91 744 90 60

ISBN: 978-84-204-1673-1Depósito legal: M-2750-2014

Printed in Spain – Impreso en España

Maquetación: Javier Barbado

Primera edición: marzo de 2014

Queda prohibida, salvo excepción prevista en la ley, cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública y transformación de esta obra sin contar con autorización de los titulares de la propiedad intelectual. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (arts. 270 y sgts. del Código Penal).

La canción del dragón

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La canción del dragón

CLAIRE TAYLOR-SMITHTraducción de Mercedes NuñezIlustraciones de Lorena Álvarez

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Mi eterno cariño para Harriet (la Hattie original),

Annie, Natascha y ZacBss

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El peor cumpleaños del mundo

Eran las 8:00 de una soleada mañana de sá-bado del mes de marzo. Hattie Bright se bajó de la cama de un salto, se puso su bata con estampado de dálmata y se cal zó sus za-patillas con forma de conejo.

«¡Hoy cumplo diez años! ¡No me lo puedo creer!», pensó.

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A punto de estallar de emoción, Hat-tie recordó que su mejor amiga, Chloe, vendría a dormir a casa para celebrar su cumpleaños. Además, estaban los rega-los de temática de animales. ¡La estarían esperando en el piso de abajo! Su fami-lia y amigos sabían que le encantaban los animales. Siempre escogían regalos con gatitos o perritos (o ponis, conejos, o cual-quier otro animal). Los adoraba a todos.

Hattie bajó las escaleras dando saltos. Al entrar corriendo en el salón, lo vio igual que la noche pasada, antes de irse a la cama. No había regalos apilados junto a la antigua chimenea victoriana, ni en el sofá. Sobre la mesa de centro solo vio dos

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tazones vacíos de la noche anterior. ¡No se lo podía creer! ¡Ni un solo regalo de cumpleaños! Por si fuera poco, sus pa-dres estaban en el vestíbulo con el abri-go puesto. Se marchaban a la clínica ve-terinaria que tenían en el centro de la ciudad.

—Mamá, ¿os vais a trabajar? —pre-guntó Hattie. Esperaba que al menos uno de los dos se tomara el día libre por el cumpleaños de su hija. La madre de Hat-tie asintió con un gesto mientras se anuda-ba al cuello un pañuelo de seda de llamati-vos colores—. ¿Pe-pero sabéis qué día es? —añadió Hattie, sin creerse que sus pro-pios padres se hubieran olvidado.

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—Sí, claro —respondió su madre—. Sábado. ¡Vaya pregunta más tonta! Ven-ga, o nos ponemos en marcha o llegare-mos tardísimo a atender a nuestro primer paciente. Supongo que volveremos a casa a la hora de comer. Peter está en su habi-tación, por si lo necesitas.

—Pe-pero… —protestó Hattie. Sabía que Peter, su antipático hermano ado-lescente, no estaría levantado a la hora de comer. Y que tampoco la felicitaría por su cumpleaños.

—Nada de peros, jovencita —la inte-rrumpió mamá—. En serio, tenemos que irnos. Te veremos alrededor de las 12:00. ¡Hasta luego!

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Dicho esto, sus padres salieron de la casa a toda velocidad. La puerta princi-pal se cerró con un golpe y Hattie se quedó sola en el vestíbulo. Iba a ser el peor cumpleaños de toda su vida, no ca-bía duda.

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Hattie volvió al salón y se hundió en una butaca con el teléfono en la mano. Decidió llamar a Chloe para contarle el terrible comienzo de su cumpleaños. Des-pués de un par de timbrazos la madre de Chloe contestó y le dijo a Hattie que su hija no estaba. Le explicó que Chloe ha-bía pasado la noche en casa de su pri-ma. Probablemente seguiría allí todo el fin de semana. Hattie se puso muy tris-te al pensar: «¿Y qué pasa con el plan de dormir juntas?».

—Chloe te lo contará todo el lunes por la mañana, en el colegio —añadió con voz alegre la madre de su amiga—. Hasta lue-go, Hattie. ¡Buen fin de semana!

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Mientras Hattie se despedía con voz temblorosa, le pareció oír una risita por el auricular. ¡Era la risa de Chloe!

Hattie ahogó un grito y colgó el teléfo-no de golpe. Los ojos se le llenaron de lá-grimas. ¿Así que al final Chloe estaba en casa? ¿Quizá con otra amiga, aunque fue-ra el cumpleaños de Hattie? Las lágrimas le resbalaban por las mejillas y goteaban por el cuello de la bata de Hattie. Estaba claro: iba a ser el peor cumpleaños de to-da su vida. ¡Se suponía que Chloe era su mejor amiga!

Muy enfadada por lo que Chloe le ha-bía hecho, Hattie subió corriendo por las escaleras. Sacó el papel de carta con di-

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bujos de mariposas que su abuela le había regalado las Navidades pasadas. Luego, se sentó en su pequeño escritorio de ma-dera, hurgó en su estuche de gatitos en busca de un bolígrafo y, hecha una furia, se puso a escribir a toda prisa:

Querida Chloe:Ya ha sido bastante malo que mis padres se hayan olvidado de mi cumpleaños. Y ahora, ¡tú también te has olvidado! Tu madre dice que no vendrás a dormir a mi casa para cele-brarlo, y eso que nos pasamos un montón de tiempo planeando el atracón de mediano-che y el DVD que íbamos a ver. Creía que

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eras mi mejor amiga, pero una mejor amiga jamás se olvidaría de una cosa tan importan-te. Ya no podemos seguir siendo amigas.

Tu ex mejor amiga,Hattie

Dobló la carta y la empujó dentro del sobre. ¡Chloe se iba a enterar! Hattie nunca volvería a confiar en ella, ni en nin-guna otra persona. Jamás.

Antes de escribir el nombre de Chloe en el sobre, Hattie se detuvo un momen-to. Se sentía fatal. ¿De veras quería enviar la carta? ¿De veras Chloe le había hecho una cosa así? Entonces se acordó de la ri-sita al otro extremo del teléfono. ¡Pues

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claro que iba a enviar la carta! Quería que Chloe supiera lo disgustada que estaba. ¡Su mejor amiga le había fallado! Se sen-tía tan dolida que no le importó que una lágrima cayera sobre la tinta y convirtie-ra el nombre de Chloe en un borrón.

Bajó las escaleras dando pisotones y plantó el sobre en lo alto del montón de cartas que había en la mesa de la cocina. Su madre las echaría al correo cuando volviera a casa.

Todavía llorando, Hattie miró el gran reloj redondo colgado encima del fogón. Aún no eran ni las 9:00. Tenía toda la ma-ñana por delante y nada que hacer. Y de-bería estar disfrutando de sus regalos

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de cumpleaños. Le costaba creer que todos la hubieran fallado. No solo su me jor amiga, ¡sus padres también! Decidió arras-trar su edredón al piso de abajo y acurru-carse en el sofá con una revista. Entonces, alguien llamó a la puerta principal. Toc, toc. Llamaron otra vez.

—¡Vamos, Hattie, abre! —gritó Peter desde el piso de arriba.

Hattie soltó un gruñido. Peter estaba despierto, pero le daba pereza bajar a abrir la puerta… Y felicitar a su hermana por su cumpleaños.

Hattie abrió la puerta y se asomó. No había nadie. «¡Qué raro!». Estaba a pun-to de volver a cerrarla cuando algo en el

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escalón de entrada le llamó la atención. Un poco nerviosa, se inclinó para mirar más de cerca.

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