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La Casa de la Alegría Por Edith Wharton

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LaCasadelaAlegría

Por

EdithWharton

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LIBROPRIMERO

CapítuloI

Selden se detuvo, sorprendido. En la aglomeración vespertina de laEstación Grand Central, sus ojos acababan de recrearse con la visión de laseñoritaLilyBart.

Eraunlunesdeprincipiosdeseptiembreyvolvíaasutrabajodespuésdeunaapresuradavisitaalcampo,pero¿quéhacíalaseñoritaBartenlaciudadenaquellaestación?Silahubieravistosubirauntren,podríahaberdeducidoquesetrasladabadeunaaotradelasmansionescampestresquesedisputabansupresenciaaltérminodelatemporadadeNewport;perosuactitudvacilanteledejóperplejo.Estabaapartadadelamultitud,mirándolapasarendirecciónalandénoa lacalle,ysuairede indecisiónpodíaocultarunpropósitomuydefinido. El primer pensamiento de Selden fue que esperaba a alguien, y leextrañóquelaidealesorprendiera.Nohabíanovedadesentornoaellay,sinembargo, nunca podía verla sin sentir cierto interés: suscitarlo era unacaracterísticadeLilyBart,asícomoelhechodequesusactosmássencillosparecieranelresultadodecomplicadasintenciones.

Lacuriosidad impulsóaSeldenadesviarsedesucaminohacia lapuertaparaacercarseaella.Sabíaque,sinoqueríaservista,selascompondríaparaeludirleaélyledivertíaponerapruebasuingenio.

—SeñorSelden…¡Quésuerte!

Fuehaciaélsonriendo,casi impacienteensuafándesalirlealpaso.Laspocaspersonasaquienesrozósevolvieronamirarla,porquelaseñoritaBartera una figura capaz de detener incluso a un viajero suburbanoque corrieraparacogerelúltimotren.

Selden no la había visto nunca tan radiante. Su rubia cabeza, quecontrastaba con el apagado colorido de la muchedumbre, resultaba másllamativaqueenunsalóndebaileyeloscurosombreroconveloleprestabalatersurajuvenilylatezdiáfanaquehabíaempezadoaperdertrasonceañosdeacostarse tardeybailar con frenesí. ¿Eran realmenteonce años, se preguntóSelden, y habría cumplido de verdad los veintinueve que le atribuían susrivales?

—¡Vayasuerte!—repitió—.¡Quéamablehasidoalacudirenmiayuda!

Él respondió en tono festivo que hacerlo era su misión en la vida ypreguntódequéformapodíasocorrerla.

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—¡Oh, casi de cualquier modo! Incluso sentándose en un banco yhablando conmigo. Si podemos pasar sentados un cotillón, ¿por qué no elintervaloentredostrenes?NohacemáscaloraquíqueenelinvernaderodelaseñoraVanOsburgh…yalgunasdeestasmujeresnosonmásfeasqueella.

SeinterrumpióconunarisayexplicóquehabíallegadoalaciudaddesdeTuxedoparadirigirseacasadeGusTrenorenBellomont,yquehabíaperdidoeltrendelastresycuartoaRhinebeck.

—Ynohayotrohastalascincoymedia.—Consultóelpequeñorelojdebrillantesmedioocultoentrelosencajesdelpuño—.Doshorasdeesperaynosé qué hacer. Mi doncella ha venido esta mañana para comprarme algunascosas y a la una tenía que marcharse a Bellomont. La casa de mi tía estácerradaynoconozcoaunalmaen laciudad.—Miróasualrededorconunmohíndefastidio—.Enrealidad,hacemáscalorqueencasadelaseñoraVanOsburgh.Sitienetiempo,llévemearespiraraalgúnsitio.

Éldeclaróestarasuenteradisposición;laaventuraseleantojódivertida.Como espectador, siempre le había gustado Lily Bart, y su propio caminoestaba tan fuera de su órbita que le distraía entrar fugazmente en la súbitaintimidadqueimplicabaaquellaproposición.

—¿VamosatomarunatazadetéaSherry’s?

Ellasonrió,complacida,peroenseguidahizounaligeramueca.

—Los lunes viene tanta gente a la ciudad…, lo más probable es queencontremosaunmontónde latosos.Amiedad,estonodebepreocuparme,pero,aladeusted,sí—objetóalegremente—.Memuerodeganasdeunatazadeté,pero…¿nohayunlugarmástranquilo?

Él correspondió a su sonrisa, que encontró cautivadora. Su discreción leinteresó tanto como su imprudencia; estaba seguro de que ambas formabanparte de un plan cuidadosamente elaborado. Al juzgar a la señorita Bart,siemprelehabíaatribuido«segundasintenciones».

—Los recursos de Nueva York son bastante exiguos—observó—, perollamaréauncochedepuntoyluegoinventaremosalgo.

La condujo por la marea de excursionistas recién llegados a la ciudad,entre muchachas de tez amarillenta, tocadas con sombreros ridículos, ymujeres de pecho plano, cargadas de paquetes y abanicos de palma. ¿EraposiblequeLilypertenecieraalamismaraza?Eldesaliñoylavulgaridaddeaquellas mujeres del montón hicieron tomar a Selden conciencia de ladistincióndesuacompañante.

Un breve chubasco había refrescado el aire y unas nubes henchidas deaguaaúnsecerníansobrelacallehúmeda.

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—¡Quédelicia!Paseemosunpoco—propusoellaalsalirdelaestación.

Doblaron hacia la Avenida Madison y empezaron a andar en direcciónnorte.LilycaminabaconpasolargoyligeroySeldensintióquesuproximidadleprocurabaunraroplacer.Laformadeladelicadaoreja,elcabelloonduladohacia arriba —¿acaso un poco abrillantado por medios artificiales?—, laespesacortinadepestañasnegrasyrectas…todoenellaeraalavezvigorosoyexquisito, fuerteyfrágil.Selden tuvolaconfusa ideadequehacerladebíahaber sido muy costoso, de que muchas personas feas y mediocres habíantenido que ser sacrificadas de algún modo misterioso para crearla.Comprendióquelascualidadesqueladistinguíandelasdemásmujereseranensumayoríaexternas,comosialavulgararcillalehubierasidoaplicadounfino barniz de elegancia y belleza. Pero esta analogía le dejó insatisfecho,porqueunmaterialtosconoadmiteunacabadoprimoroso,y¿noseríaposiblequeelmaterialfuesefino,perolascircunstanciaslehubierandadounaformafútil?

Al llegar a este punto de sus especulaciones, reapareció el sol y lasombrilla abiertapuso fin a sudeleite.Unmomentodespués, ella sedetuvoconunsuspiro.

—Oh,estoysedientayacalorada…¡QuélugartanodiosoesNuevaYork!—Miróconexpresióndedesalientolamonótonacalledearribaabajo—.Otrasciudades se engalanan durante el verano, pero Nueva York parece ir enmangas de camisa. —Echó una ojeada a una de las calles adyacentes—.Alguien fue lo bastante humano para plantar unos árboles allí. Vamos a lasombra.

—Me alegro de que mi calle merezca su aprobación—observó Seldencuandollegaronalaesquina.

—¿Sucalle?¿Viveustedaquí?

Contempló con interés las fachadas nuevas de ladrillo y piedra caliza,fantásticamentevariadasenatenciónalafándenovedadnorteamericano,perofrescasyacogedorasconsustoldosyjardineras.

—¡Ah, sí, claro!ElBenedick. ¡Qué edificio tanbonito!Nocreohaberlovisto antes. —Admiró la casa baja, con portal de mármol y fachadapseudogeorgiana—.¿Cuálessonsusventanas?¿Lasdeltoldobajo?

—Lasdelpisosuperior,sí.

—¿Yesepequeñoybonitobalcónessuyo?¡Quéfrescoparece!

Élguardósilenciounossegundos.

—Subaycompruébelo—sugirió—.Puedodarleunatazadetéencuestióndesegundos…ynoencontraráaningúnlatoso.

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Ellaseruborizó—todavíadominabaelartedesonrojarseenelmomentooportuno—, pero aceptó la sugerencia con lamisma ligereza con que habíasidoofrecida.

—¿Porquéno?Esdemasiadotentador…Mearriesgaré—declaró.

—Oh,nosoypeligroso—replicóélenelmismotono.Adecirverdad,Lilyno le había gustado nunca tanto como en aquel momento. Sabía que habíaaceptadoconespontaneidad:élnopodíasernuncaunfactorensuscálculosylafranquezadelconsentimientofueunasorpresa,casiunbálsamo.

Sedetuvoenelumbralparabuscarlallavedelpiso.

—Nohaynadie,perosesuponequevieneuncriadoporlasmañanasyesposiblequehayasacadoelserviciodetéyalgunaespeciedepastel.Lahizopasaraundiminutorecibidordeparedescubiertasporgrabadosantiguos.Ellasefijóenlascartasynotasamontonadassobrelamesajuntoasusguantesybastonesyacontinuaciónseencontróenunapequeñabiblioteca,oscuraperoalegre,conestanteríasdelibros,unaalfombraturcadecoloresagradablementedescoloridos, un escritorio lleno a rebosar y, como él había anticipado, unabandeja con un servicio de té sobre unamesa baja cerca de la ventana. Sehabía levantado un poco de brisa que hinchaba hacia dentro los visillos demuselinaytraíaconsigolafrescafraganciadelasresedasypetuniasplantadasenlajardineradelbalcón.

Lilysedesplomóconunsuspiroenunodelosgastadossillonesdecuero.

—¡Quédelicia,tenerunlugarasíparaunosolo!¡Quétristeessermujer!—yseapoyóenelrespaldoparasaborearmejorsudescontento.

Seldenrevolvíaenunaparadorenbuscadelpastel.

—Incluso lasmujerespuedengozarde losprivilegiosdeunapartamentopropio—dijo.

—Oh, institutrices… o viudas. Pero no chicas solteras… ¡no las chicascasaderas,pobresyaburridas!

—Hastayoconozcoaunajovenqueviveenunpiso.

Sorprendida,Lilyseincorporó.

—¿Deverdad?

—Sí—afirmóSelden,volviendodelaparadorconelanunciadopastel.

—Ah,ya sé…se refiereaGertyFarish.—Lilyesbozóuna sonrisapocobondadosa—.Peroyohedicho«casaderas»y,además,supisoespequeñoyespantoso, no tiene doncella y sirve cosas muy extrañas para comer. Sucocinerahacelacoladaylacomidasabeajabón.Estomehorripilaría,claro.

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—Nocomaconellalosdíasdecolada—dijoSelden,cortandoelpastel.

Ambos rieron y él se arrodilló delante de la mesa para encender elinfiernillo sobre el que reposaba la tetera, mientras Lily medía el té y loechaba en otra tetera de porcelana verde brillante. Al contemplar Selden lamano,delicadacomounapiezademarfilantiguo,deuñaslargasyrosadas,yel brazalete de zafiros resbalando por lamuñeca, le pareció irónico haberlesugeridounavidacomo laquehabíaelegidosuprimaGertrudeFarish.Lilyerademodotanmanifiestovíctimadelacivilizaciónquelahabíaprocreadoque incluso los eslabones de su pulsera parecían esposas destinadas aencadenarlaasudestino.

Como si hubiera leído sus pensamientos, Lily exclamó con encantadoracompunción:

—HasidohorriblepormipartedeciresodeGerty.Olvidabaqueesprimasuya.Esquesomostandiferentes…Aellalegustaserbuenayamímegustaserfeliz.Yademás,Gertyeslibreyyono.Silofuera,creoquehastapodríaser feliz en su apartamento. Debe ser el colmo de la dicha distribuir losmueblestalcomoaunaseleantojaydartodaslascosashorrendasaltrapero.Séqueseríaunamujerdistintasimplementesipudieradecorarelsalóndemitía.

—¿Tanfeoes?—inquirióSelden,comprensivo.

Lilylesonrióporencimadelateteraquesosteníaparaqueéllallenara.

—Esto indica lo poco frecuentes que son sus visitas. ¿Por qué no vienemásamenudo?

—Cuandovoy,noesparamirarelmobiliariodelaseñoraPeniston.

—Tonterías —replicó ella—. No viene nunca. Y sin embargo…congeniamoscuandonosvemos.

—Tal vez sea ésta la razón—respondió él con prontitud—.Lamento notenercremadeleche…¿secontentaconunarodajadelimón?

—Inclusoloprefiero.—EsperóaqueSeldencortaraellimónyecharaunfinoredondelensutaza—.Perolarazónnoesésta—insistió.

—¿Larazóndequé?

—Dequenonosvisitenunca.—Seinclinóhaciadelanteconunasombrade perplejidad en sus bonitos ojos—.Me gustaría conocerle…Me gustaríacomprenderle.Yaséquehayhombresaquienesnogusto,esalgoquesenotaenseguida.Yotrosmetienenmiedo;creenquequierocasarmeconellos.—Lesonrióconfranqueza—.Peromeparecequeaustednoledisgustoy,pordescontado,nopiensaquedeseecasarmeconusted.

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—No,laabsuelvodeeso—convinoSelden.

—Entonces,¿qué…?

Se había llevado la taza hasta la chimenea y, apoyado en la repisa, lacontemplaba con aire dediversión indolente.LaprovocativamiradadeLilyaumentaba su diversión; no la imaginaba gastando pólvora en una caza taninsignificante, aunque tal vez se trataba de un ardid o quizá lasmuchachascomoellasólosabíanhablardetemaspersonales.

Encualquiercaso,subellezaeraexcepcionalyéllahabíainvitadoatomareltéydebíaestaralaalturadelascircunstancias.

—Puesquetalvezseaéstalarazón—explicó,enunimpulso.

—¿Cuál?

—Elhechodequenoquieracasarseconmigo.Quizáno loconsideroungranalicienteparairaverla.—Sintióunpequeñoescalofríoenlaespaldaaldeciresto,perolarisadeLilyletranquilizó.

—MiqueridoseñorSelden,lafrasenohasidodignadeusted.Cortejarmees una necedad por su parte y usted no suele ser necio.—Se apoyó en elrespaldoybebióunossorbosdetéconairetansensatoyencantadorque,dehaber estado ambos en el salón de su tía, Selden casi habría intentadodiscrepar de semejante deducción—. ¿No comprende —prosiguió— quesobran hombres para decirme cosas agradables y que lo que necesito es unamigo que no tema espetarme las desagradables cuando me convienen? Avecesheimaginadoqueustedpodríaseresteamigo…ignoroporqué,quizáporquenoespresuntuosonivulgaryyonotendríaquefingiroestarsiempreen guardia.—Su voz acabó en un tono serio y se quedómirándole con laconfusagravedaddeunaniña—.Nosabehastaquépuntonecesitoaunamigoasí—continuó—.Mitíarebosadeaxiomasconvencionales,todosinventadospara regir una conducta propia de los años cincuenta. Siempre tengo laimpresión de que vivir de acuerdo con ellos supondría llevar brocado ymangasconesclavina.Ylasdemásmujeres—mismejoresamigas—,bueno,hacenusooabusodemí,perolestienesincuidadoloquepuedaocurrirme.Yaestoydemasiadovistaylagenteseestácansandodemíyempiezaadecirquedeberíacasarme.

Hubo un silenciomomentáneo durante el cual Seldenmeditó una o dosrespuestasconlaintencióndeañadirunefímeroincentivoalasituación,perolasrechazóenfavordelasencillapregunta:

—Bueno,¿yporquénolohace?

Ellaseruborizóysoltóunacarcajada.

—¡Ah!Veoqueesunamigo,despuésdetodo,yaquemehadichounade

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lascosasdesagradablesquenecesitabaoír.

—Yo no la considero desagradable —respondió él en tono amistoso—.¿No es su vocación el matrimonio? ¿Acaso no nos educan a todos paracasarnos?

Ellasuspiró:

—Sí,supongoquesí.¿Quéotracosasepuedehacer?

—Exacto.Asípues,¿porquénodecidirseydarelasuntoporzanjado?

Lilyseencogiódehombros.

—Hablacomosituvieraquecasarmeconelprimerhombrequesecruzaraenmicamino.

—No he querido decir que haya ninguna prisa, pero seguro que existealguienconlosrequisitosnecesarios.

Lilymoviólacabezacongestodehastío.

—Desperdicié un par de buenas ocasiones cuando fui presentada ensociedad (supongo que todas las chicas lo hacen); y ya sabe usted que soyhorriblementepobre…ymuycara.Necesitomuchodinero.

Seldensevolvióparacogerunapitilleradelarepisa.

—¿QuéhasidodeDillworth?—preguntó.

—Oh,sumadreseasustó:temíaquequisieracambiarlamonturadetodaslasjoyasdelafamilia.Yquisoarrancarmelapromesadequenoreformaríaladecoracióndelsalón.

—¡Justoelmotivoporelquequierecasarse!

—Exacto.DemodoqueleenvióalaIndia.

—Malasuerte…peropuedeencontraraalguienmejorqueDillworth.

Lealargólapitillerayellacogiótresocuatrocigarrillos,sepusounoentreloslabiosyguardólosotrosenunacajitadeoroquependíadesulargocollardeperlas.

—¿Tengotiempo?Sólodoscaladas,entonces.

Seinclinóhaciadelanteparaencendersucigarrilloconeldeély,mientraslohacía,Seldenobservóconunplacerpuramenteimpersonallaregularidaddelasnegraspestañasenlosfinosyblancospárpadosylasombravioláceadelasojerasdifuminándoseenlapalidezdelamejilla.

Lily empezó a deambular por la habitación, examinando las estanteríasentrelasvolutasdehumodesucigarrillo.Algunoslibrosteníaneltonooscuro

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del tafilete antiguo y una buena encuadernación artesana, y sus ojos losacariciaron largamente, no con la apreciación del experto, sino con el gustoporlosmaticesytexturasagradablesqueeraunadesussusceptibilidadesmásprofundas.Deimprovisosuexpresiónpasódelplaceraunaactivaconjeturaysevolvióhaciaélconunapregunta.

—Escoleccionista, ¿verdad?¿Coleccionaprimerasedicionesycosasporelestilo?

—En lamedida enquepuedehacerlounhombre sin fortuna.Devez encuandoencuentroalgoentrelasbaratijasyasistoalasgrandessubastas.

Ellasehabíavueltodenuevohacia los libros,peroyanolosmirabaconatenciónySeldenvioqueestabapreocupadaporotraidea.

—¿YlibrosrelacionadosconlahistoriadeEstadosUnidos?¿Tambiénloscolecciona?

Seldenlamiróyseechóareír.

—No, esto se aparta bastante de mis preferencias. Verá, no soycoleccionista,sólomegustateneredicionesbuenasdemislibrosfavoritos.

Ellaesbozóunmohín.

—Ysupongoquelos libroshistóricosamericanossonmuyaburridos.Yodiríaquesí…exceptoparaelhistoriador.Pero losverdaderoscoleccionistasvaloran lascosasporsurareza.Nome imaginoa loscompradoresdeviejoslibracosdehistoriaamericanaleyéndolosdurantetodalanoche…ElancianoJeffersonGrycenolohacía,desdeluego.

Ellaescuchabaconvivaatención.

—Ynoobstante,sevendenaprecios fabulosos,¿verdad?Pareceextrañoquealguienestédispuestoapagarunmontóndedineroporunlibrofeoymalimpreso que no piensa leer nunca. Y supongo que la mayoría de quienesposeenlibrosviejosdehistoriaamericananosonhistoriadores,¿verdad?

—No,muy pocos historiadores pueden permitirse el lujo de comprarlos;tienenqueconsultarlosenbibliotecaspúblicasoencoleccionesparticulares.Alparecer,essólolararezaloqueatraealcoleccionistamedio.

Sehabía sentado en el brazodeun sillón, cercadeLily, y ésta continuóinterrogándole, interesadaporcuáleseran losvolúmenesmásraros,porsi lacoleccióndeJeffersonGryceseconsiderabarealmentelamejordelmundoyporcuáleraelpreciomásaltojamáspagadoporunsololibro.

Resultabatanagradablemirarlamientrascogíadelosestantesunlibrotrasotroyvolvíarápidamentelaspáginasentrelosdedos,conelperfil inclinadodestacandocontraelcálidofondodelasviejasencuadernaciones,queSelden

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hablaba sin detenerse a pensar con extrañeza en su repentino interés por untematanpocosugestivo.Sinembargo,nuncapodíaestarmuchoratoconLilysintratardehallarunarazónparasusactosy,cuandolaviocolocarensusitiola primera edición de La Bruyére y dar la espalda a la librería, empezó aespecular sobre sus intenciones. La siguiente pregunta que le formuló no leayudó a esclarecer nada. Se detuvo ante él con una sonrisa cuyo propósitoparecía ser admitirle en su intimidad y al mismo tiempo recordarle lasrestriccionesqueesoimponía.

—¿Nohalamentadoalgunavez—inquirióderepente—noserlobastantericoparacomprartodosloslibrosquelegustan?

Él siguió su mirada en torno a la habitación, pasando por el gastadomobiliarioylasdeslucidasparedes.

—¿Quesilohelamentado?¿Metomaporunsantooporunalcornoque?

—Ytrabajar…¿lemolesta?

—Bueno,eltrabajoensínoestátanmal;megustabastantelaabogacía.

—No, yo hablo de la obligación, la rutina… ¿No tiene nunca ganas deescapar,deverpersonasylugaresnuevos?

—Unas ganas terribles… en especial cuando veo a todos mis amigosapresurarseparacogerunbarco.

Lilyexhalóunsuspirodeasentimiento.

—Pero¿lodesealobastante…paracasarse,afindeescapar?

Seldensoltóunacarcajada.

—¡Diosmelibre!—declaró.

Ellaselevantóconotrosuspiro,tirandoelcigarrilloalachimenea.

—Ah,ahíestáladiferencia…Unachicanotienemásremedio,unhombresólosecasasiquiere.—Lecontemplóconexpresióncrítica—.Suchaquetaesunpocovieja,pero¿aquiénleimporta?Noimpediráquelagenteleinviteacenar. Si yo vistiera prendas viejas, nadie me aceptaría; a una mujer se lainvitatantoporsuvestuariocomoporsupersona.Losvestidossoneltelóndefondo, elmarco, por así decirlo; no son causa del éxito pero sí parte de él.¿Quién quiere a una mujer desaliñada? Tenemos que ser guapas e ir bienvestidas hasta que nos caemos muertas… y, si no podemos lograrlo solas,tenemosqueasociarnos.

Selden la miró, divertido; era imposible, pese a los ojos bellos eimplorantes,versucasoconsentimentalismo.

—Bueno, supongo que habrá mucho capital en busca de semejante

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inversión.Talvezencuentresudestinoestanoche,encasadelosTrenor.

Ellaledirigióunamiradainterrogante.

—Pensabaqueustedtambiéniría…¡Oh,noestarátanlleno!Peroestaránmuchos miembros de su grupo: Gwen Van Osburgh, los Wetherall, ladyCressidaRaith…yGeorgeDorsetysumujer.

Hizounapausaantesdelúltimonombreyformulóunapreguntaa travésdelaspestañas,peroélcontinuóimperturbable.

—La señoraTrenorme invitó, peronopuedomarcharmehasta el fin desemanaylosgruposnumerososmeaburren.

—¡Amítambién!—exclamóella.

—Entonces,¿porquéva?

—Espartedelnegocio…yalohaolvidado.Yademás,sinofuera,tendríaquequedarmeajugaralbéziqueconmitíaenRichfieldSprings.

—Esto es casi peor que casarse con Dillworth —convino él, y ambosrieronporelpuroplacerdesuimprovisadaintimidad.

Lilyechóunaojeadaalreloj.

—¡Diosmío!Deboirme.Sonmásdelascinco.

Sedetuvodelantedelachimeneaparaestudiarseenelespejoyarreglarseelvelo.Suposturarevelólalargacurvadesusesbeltascaderas,queprestabaasusiluetaunaespeciedegraciasalvaje,comosifueraunacriadacapturadaysometidaalasconvencionesdesalón;ySeldenpensóqueeraaquelrasgodelibertadsilvestredesunaturalezaloquetantosabordabaasuartificialidad.

Lasiguióhastaelrecibidor,peroenelumbralellalealargólamanoenungestodedespedida.

—Hasidoencantadoryahoratendráquedevolvermelavisita.

—Pero¿noquierequelaacompañealaestación?

—No,despidámonosaquí,seloruego.

Dejóunmomentolamanoenladeél,sonriéndoledemodoadorable.

—Adiós, entonces… ¡y buena suerte en Bellomont! —dijo Selden,abriendolapuerta.

Lily se paró en el rellano y echó un vistazo. Las posibilidades de quealguien laviera eranmínimas, peronunca se sabía con seguridady siemprepagaba sus raras indiscreciones con una violenta reacción de prudencia. Sinembargo,nohabíanadiealavista,excepciónhechadeunamujerquefregaba

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lasescaleras;era tangordaysusutensiliosde limpiezaocupaban tantositioque,parasortearla,Lilytuvoquerecogerselasfaldasyarrimarsealapared.Lamujerlevantólavistaconcuriosidad,apoyandoalmismotiempolospuñosrojizos en la bayetamojada que acababa de sacar del cubo. Tenía una caraanchaycetrina,ligeramentepicadadeviruela,yunoscabellosralos,delcolordelapaja,atravésdeloscualesseveíabrillarelcuerocabelludo.

—Perdone—dijoLily,conintencióndesubrayarconsucortesíalosmalosmodales de la mujer que, sin contestar, empujó el cubo hacia un lado ycontinuóconlamiradaclavadaenlaseñoritaBart.Éstapasóconuncrujidodefaldasdeseda,sintiendoqueseruborizaba.¿Quépensabaaquellamujer?¿Nopodía una obrar del modo más sencillo e inofensivo sin verse sometida aodiosasconjeturas?Amediocaminodelrellanoinferior,sonrióalpensarquelamiradadeunafregonahabíapodidoperturbarla.Lomásprobableeraquelapobrecilla estuviera deslumbrada por la imprevista aparición. Pero ¿eranimprevistas tales apariciones en la escalera de Selden? La señorita Bartdesconocía el códigomoral de los edificios de apartamentos para solteros yvolvióasonrojarsecuandoseleocurrióquelapersistentemiradadelamujerpodíasignificarunintentodeasociarlaconotrascaras.Desechó,sinembargo,esta idea, sonrió ante sus propios temores y siguió bajando a toda prisamientrassepreguntabasiencontraríauncochedealquilerantesdelaQuintaAvenida.

Bajoelportalgeorgianovolvióadetenerseyescudriñólacalleenbuscadeuncoche.Noseveíaninguno,peroalsaliralaaceratropezóconunhombrebajo,deaspectovulgar,quellevabaunagardeniaenelojalyquesedescubrióconunaexclamacióndesorpresa.

—¡SeñoritaBart! ¡Vayacasualidad! ¡Esto síquees suerte!—exclamó;yellacaptóundestellodedivertidacuriosidadentrelospárpadosentornados.

—Oh,señorRosedale…¿cómoestáusted?—dijo,percatándosedequelairreprimible contrariedad de su propio rostro se reflejaba en la sonrisasúbitamenteíntimadelrostrodesuconocido.

El señorRosedale laobservabacon interésyaprobación.Eraunhombregordinflónysonrosado,eltipoclásicodejudíorubio,vestidoconunelegantetraje londinense que en él semejaba una tapicería; sus ojos pequeños yoblicuos daban la impresión de estudiar a las personas como si fuerancuriosidades.DirigióunamiradainquisitivaalafachadadelBenedick.

—¿Havenidoalaciudadparairdecompras,supongo?—preguntóenuntonoquesugeríalafamiliaridaddeuncontactofísico.

La señorita Bart dio un pequeño respingo y ofreció en seguidaatolondradasexplicaciones.

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—Sí…hevenidoalamodistayahoraibaacogereltrenparavisitaralosTrenor.

—Ah,sumodista;vaya,vaya—dijoélconvozmeliflua—.IgnorabaquehubieramodistasenelBenedick.

—¿ElBenedick?—repitióella,perpleja—.¿Eselnombredeesteedificio?

—Sí,se llamaasí,creoqueesunapalabraarcaicaparasoltero,¿verdad?Casualmente el edificio es mío… por eso lo sé. —Su sonrisa se acentuómientras añadía con creciente desparpajo—: Pero debe permitirme que laacompañe a la estación. Los Trenor están en Bellomont, claro. Apenas lequedatiempoparacogereltrendelascincocuarenta.Supongoquelamodistalahahechoesperar.

Lilysepusorígidaaloírelirónicocomentario.

—Oh, gracias—tartamudeóy en aquelmomentovio un cochede puntobajar con lentitud por la Avenida Madison y lo llamó con un desesperadoademán—.Esustedmuyamable,peronoquierocausarletantasmolestias—añadió,alargandolamanoalseñorRosedaleysaltando,sinhacercasodelasprotestasdeéste,alvehículosalvador,desdecuyointeriorgritóunaordenalcocheroconvozentrecortada.

CapítuloII

¿Por qué una chica tenía que pagar tan cara la menor desviación de larutina?¿Porquénosepodíaobrarconnaturalidadsintenerqueocultarsetrasunaestructuradedisimulo?Al iralpisodeLawrenceSeldenhabíacedidoaun impulsomomentáneo, ¡y eran tan raras lasvecesquepodíapermitirse ellujodeun impulso!De todosmodos,éste lecostaríabastantemásde loquepodíapermitirse.Lamolestabaverque,apesardetantosañosdevigilancia,habíacometidodostorpezasencincominutos.Aquellaestúpidahistoriadelamodistayaeraporsísolabastantegrave;¡conlofácilquehabríasidodecirleaRosedale que había ido a tomar el té con Selden!Lamera constatación delhecho lo habría vuelto inocuo. Pero, después de dejarse sorprender en unamentira,eradoblementeestúpidodesairaraltestigodesufalsedad.SihubieratenidolapresenciadeánimodepermitiraRosedaleacompañarlaalaestación,elprivilegiopodríahabercompradosusilencio.ÉstecontabaconlaexactituddesurazaparalaapreciacióndevaloresyservistoenelandénaunahoradeintensotráficoencompañíadelaseñoritaLilyBarthabríaequivalidoatenerdineroenelbolsillo,comoélmismodiría.Estabaenterado,porsupuesto,dequehabíaunagranreuniónenBellomonty laposibilidaddeser tomadopor

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un invitado de la señora Trenor entraba sin duda en sus cálculos. El señorRosedale se hallaba todavía en una fase de su ascenso social en la que nocarecíadeimportanciaproducirtalesimpresiones.

Lo fastidioso era queLily sabía todo esto; sabía lo fácil quehabría sidosilenciarle en el acto y lo difícil que sería hacerlo después. El señor SimonRosedaleeraunhombreinteresadoensaberlotododetodoelmundoycuyaidea de mostrarse cómodo en sociedad era hacer gala de una desagradablefamiliaridadcon las costumbresde aquellaspersonasde lasque le conveníaserconsideradoamigoíntimo.LilyestabaseguradequedentrodeveinticuatrohoraslahistoriadesuvisitaalamodistaenelBenedickcircularíaactivamenteentre los conocidosdel señorRosedale.Lopeor eraque ellanunca lehabíahechocasoysiemprelehabíadesairado.Ensuprimeraapariciónpública,unavezqueelimprudenteprimodeLily,JackStepney,obtuvoparaél(acambiode favoresmuy fáciles de adivinar) una invitación a una de las inmensas eimpersonales «aglomeraciones» de los Van Osburgh, Rosedale, con esamezcladesensibilidadartísticayastuciacomercialquecaracterizaasuraza,había gravitado instantáneamente hacia la señorita Bart, la cual comprendíasusmotivos,yaquetambiénsedejabaguiarporcálculosdelamismaíndole.La educación y la experiencia la habían enseñado a ser hospitalaria con losreciénllegados,yaquelosmenosprometedorespodíanserútilesenelfuturo,yhabíamuchasoubliettesapuntoparaconfinarlossinoloeran.Sinembargo,cierta repugnancia instintiva, que anuló años de disciplina social, la habíaobligadoaempujaral señorRosedaleal fondodeunadeesasoubliettes sinjuicioprevio.CayódejandosólounaesteladerisasentrelosamigosdeLilypor tan rápida eliminación y, aunque más tarde (para cambiar la metáfora)reaparecióríoabajo,fuesóloenmomentosfugacesentrelargasinmersiones.

HastaentonceslosescrúpulosnohabíanhechomellaenLily.Supequeñogrupohabíadeclarado«imposible»alseñorRosedaleycastigadodebidamentea JackStepney por el intento de pagar sus deudas con invitaciones a cenar.Incluso la señora Trenor, cuya afición a la variedad la había conducido adiversosexperimentosarriesgados,senegóenredondoaaceptarlosesfuerzosdeJackpordisfrazardenovedadalseñorRosedaleydeclaróquesetratabadelmismopequeñojudíoquehabíasidoservidoyrechazadoenelbanquetesocialuna docena de veces comomínimo. Sin embargo, mientras Judy Trenor seobstinabaen laspocasposibilidadesque teníael señorRosedaledepenetrarmásalládel limboexteriorde las aglomeracionesde losVanOsburgh, Jackabandonó la competición con un sonriente «ya veremos» y, sin cejar en suvalienteempeñó,sedejabaverconsuamigoenlosrestaurantesdemodaencompañía de damas de aspecto llamativo, aunque socialmente oscuras, quesiempreseencuentranparatalesfines.Noobstante,elintentohabíasidovanoy,mientrasRosedalepagabalascenas,sudeudorsedivertía.

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Como se verá más adelante, el señor Rosedale no era de momento unfactor peligroso… a menos que uno cayera en su poder. Y esto eraprecisamente lo que le había ocurrido a la señorita Bart. Su torpe mentirahabía puesto de manifiesto que tenía algo que ocultar; y sabía que a él lesobrabanmotivos para ajustarle las cuentas.Algo en su sonrisa proclamabaquenoloshabíaolvidado.Lilyapartólaideaconunligeroestremecimiento,pero se cernió sobre ella durante todo el trayecto hasta la estación y siguiópersiguiéndolaporelandénconlapersistenciadelpropioseñorRosedale.

Tuvoeltiempojustodeocuparunasientoantesdequeeltrenarrancaray,encuantosehuboacomodadoenunrincónconelinstintoefectistaquenuncala abandonaba, miró a su alrededor con la esperanza de ver a algún otroinvitado a la reunión de los Trenor. Necesitaba escapar de sí misma y laconversacióneraelúnicomedioqueconocía.

Su búsqueda se vio recompensada por el descubrimiento de un hombrejovenmuyrubio,debarbasuaveypelirroja,queenelotroextremodelvagónparecíaocultarsetrasunperiódicodesdoblado.LosojosdeLilyseanimaronyunapequeñasonrisadistendiósuslabiosapretados.SabíaqueelseñorPercyGryceibaairaBellomont,peronohabíaesperadotenerlasuertededisfrutarellasoladesucompañíaeneltren,yestehechobarriótodoslospensamientosinquietantes en torno al señor Rosedale. Después de todo, quizá el díaterminaradeunmodomásfavorablequecomohabíaempezado.

Sepusoacortarlaspáginasdeunanovela,estudiandotranquilamenteasupresa a través de las pestañas entornadas mientras organizaba un plan deataque. En la actitud de concienzuda absorción del joven había algo quedenotabaquesehabíapercatadodelapresenciadeLily;¡nadiepermanecíatanabsorto en la lectura del periódico vespertino! Adivinó que era demasiadotímidoparaabordarlayqueeraellaquientendríaqueinventaralgúnmétododeacercamientoquenoparecierademasiadoatrevidoporsuparte.Ledivirtiópensar que alguien tan rico como el señor Percy Gryce pudiera ser tímido,pero Lily poseía tesoros de indulgencia por semejantes idiosincrasias y,además, la timidez podía ser más conveniente para sus propósitos que unaseguridad excesiva. Dominaba el arte de comunicar confianza a losconfundidos,peronoestabaseguradesaberconfundiralosarrogantes.

Esperó a que el tren saliera del túnel y adquiriera velocidad entre losmíseros límites de los suburbios del lado norte. Entonces, mientras frenabacercadeYonkers, se levantódelasientoyavanzócon lentitudporelpasillodel vagón.Al pasar junto al señorGryce, el vehículo dio una sacudida y eljovenadvirtióqueunamanodelicadaseagarrabaalrespaldodesuasiento.Sepusoenpiedeunsaltoysurostroingenuoparecióteñirsederojo;inclusolabarbarojizadiolaimpresióndeoscurecerse.

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El tren volvió a dar un tumbo, casi lanzando a la señoritaBart entre losbrazosdel joven.Recobróel equilibrioconuna risay retrocedió,peroélyaestaba envuelto en la fragancia de su vestido y su hombro había sentido unfugazcontactoconeldeella.

—Oh,¿esusted,señorGryce?Cuántolosiento…Ibaabuscaralcamareroparapedirleunpocodeté.

Alargólamanomientraseltrenreanudabasumarchanormalysedetuvoparaintercambiarunaspalabrasenelpasillo.Sí,sedirigíaaBellomont.Habíaoídodecirqueellatambiénestabainvitada…Seruborizóaladmitirlo.¿Yélsequedaríatodaunasemana?¡Espléndido!

PeroenestepuntounoodospasajerosrezagadosquehabíansubidoenlaúltimaestaciónirrumpieronenelvagónaempujonesyLilytuvoqueretirarseasuasiento.

—El asiento contiguo al mío está libre… Venga a ocuparlo—dijo porencima del hombro, y el señor Gryce logró realizar con extraordinariaconfusión un traslado que le permitió instalarse con su equipaje al lado deLily.

—Ah…yaquíestáelcamarero,quequizápodrátraernoselté.

Hizounaseñaalempleadoyencuestióndeunmomento,conlafacilidadqueparecíapresidirelcumplimientodetodossusdeseos,aparecióunamesitaentrelosasientos,bajolacualayudóalseñorGryceacolocarsusmaletas.

Cuandollegóelté,eljovencontempló,fascinadoyensilencio,cómolasmanosdeLilysemovíansobrelabandeja,milagrosamentefinasydelicadasen contraste con la porcelana ordinaria y el pan de escasa calidad. Se leantojabamaravillosoquealguienfueracapazdellevaracabocontantasolturaladifíciltareadepreparareltéenpúblicoyenuntrentambaleante.Jamássehubieraatrevidoapedirloparaélportemordeatraerlaatencióndelosdemáspasajeros,peroahora,segurobajolaproteccióndesuatractivaacompañante,sorbióeloscurobrebajeconunadeliciosasensacióndebienestar.

Lily,conelsabordelexcelentetédeSeldenenloslabios,noteníaningúndeseodemezclarloconelmejunjedeltrenquesucompañeroparecíasaborearcomounnéctar,pero,juzgandoconaciertoqueunodelosencantosdeltéeselhechodebeberloencompañía,procedióadarelúltimotoquealbienestardelseñorGrycesonriéndoleporencimadelatazalevantada.

—¿Está en su punto? ¿No lo he hechodemasiado fuerte?—preguntó entonosolícito,yélrespondióconvencidoquenuncahabíaprobadountémásdesugusto.

«Supongoqueesverdad»,reflexionóella,ysuimaginacióncobróalasante

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laideadequeelseñorGryce,quepodríahabersedeleitadoconloscaprichosmás complejos, estaba en realidad viajando por primera vez solo con unamujerbonita.

Consideró providencial que a ella le tocara ser el instrumento de suiniciación. Algunas chicas no habrían sabido cómo tratarle y habríanexageradolanovedaddelaaventura, intentandohacerleverelplacerdeunaescapada.Pero losmétodosdeLily eranmás sutiles.Recordóque suprimoJackStepneyhabíadefinidounavezalseñorGrycecomoeljovenquehabíaprometidoasumadrenosalirnuncasinchanclosbajolalluviae,inspirándoseenestedato,resolvióenvolverdeunairedomésticolaescenaconlaesperanzade que su compañero, en lugar de sentir que hacía algo atrevido o insólito,pensaraenlaventajaquesuponíallevarsiempreconsigoaunacompañeraquelepreparaseeltéeneltren.

Pero a pesar de sus esfuerzos la conversación languideció cuando sehubieronllevadolabandeja,ysevioobligadaatomarnuevasmedidasdelaslimitaciones del señor Gryce. No era oportunidad lo que le faltaba, sinoimaginación; teníaunpaladarmentalque jamásaprenderíaadistinguirentrenéctar y té del ferrocarril. Había, sin embargo, un tema en que ella podíaconfiar:unresortequesólonecesitabarozarparaponerenmarchasusencillamaquinaria.Sehabíaabstenidodemencionarloporqueeraelúltimorecursoyprefería otras artes para estimular otras sensaciones, pero, cuando unaexpresiónausenteempezóainmovilizarloscandorososrasgosdeljoven,Lilycomprendiólanecesidaddemedidasextremas.

—¿Y cómo sigue su colección de libros americanos? —preguntó,inclinándosehaciadelante.

Susojosperdieronunpoco suopacidad; fue como si sedesprendieradeellosunapelículaincipienteyLilysintióelorgullodeunhábilcirujano.

—Tengo algunos nuevos —respondió él, enrojeciendo de placer, perobajando la voz como temerosodeque losdemáspasajeros conspirasenparadespojarledesusnuevasadquisiciones.

Ella le complació formulando otra pregunta y poco a poco le indujo ahablardesusúltimascompras.Eraelúnicotemaquelepermitíaolvidarsedesí mismo o, mejor dicho, recordarse a sí mismo sin reservas, porque leresultabamuyfamiliaryporqueconélpodíasentirunasuperioridadquemuypocos estaban en posición de disputarle. Casi ningún conocido suyo eraaficionadoaloslibroshistóricosamericanososabíaalgoacercadeellos;yelconocimientodeestaignoranciaponíaagradablementederelievelaerudicióndel señor Gryce. La única dificultad residía en introducir el tema y noprofundizar en él; a la mayoría de las personas no les gustaba salir de suignoranciayelseñorGryceeracomouncomercianteconunalmacénatestado

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degéneroinvendible.

PeroalparecerlaseñoritaBartteníaauténticointerésensabermáscosassobre librosantiguosy, además, estabaya lobastante informadaparaque latarea de instruirla resultara tan fácil como agradable. Le hacía preguntasinteligentes y le escuchaba con atención; y, preparado para la expresión detedio que solía aparecer en el semblante de sus interlocutores, se volvióelocuente ante la receptivamiradadeella.Los«puntosde interés»queLilyhabíatenidolapresenciadeánimoderecogerenelapartamentodeSelden,enprevisióndeunacontingenciacomoaquélla, leeran tanútilesqueempezóaconsiderarlavisitaasucasaelincidentemásafortunadodeldía.Unavezmáshabíademostradosutalentoparaaprovecharsedeloinesperado,ypeligrosasteoríassobrelaconvenienciadecederalimpulsogerminabanyabajolacapadesonrienteatenciónconquecontinuabadeleitandoasucompañero.

LassensacionesdelseñorGryce,sibienmenosdefinidas,eranigualmenteagradables. Sentía el confuso cosquilleo con que los organismos inferioresacogenlasatisfaccióndesusnecesidades,ytodossussentidosnadabanenunvagobienestaratravésdelcuallapersonalidaddelaseñoritaBarteradifusaperogratamenteperceptible.

El interés del señorGryce por los libros históricos americanos no habíanacidodeél;eraimposiblecreerlecapazdedesarrollarunaaficiónpropia.Untío le había dejado una colección ya conocida entre los bibliófilos; laexistenciadedichacoleccióneraelúnicohechoquehabíadadociertagloriaalnombredeGryceyelsobrinoseenorgullecíadesuherenciacomosisetratarade su propia obra. En realidad, poco a poco fue considerándola tal yexperimentando un gran placer personal cuando por casualidad oía algunareferencia a la colección Gryce. Ansioso como estaba de evitar la atenciónajena,lamenciónimpresadesunombrelecausaba,sinembargo,unplacertanexquisito y excesivo que parecía una compensación por su renuncia a lapublicidad.

Afindesaborearestasensaciónlomásamenudoposible,sehabíasuscritoatodaslasrevistasquetratabandelcoleccionismodelibrosengeneral,ydelos de historia americana en particular, y, como en las páginas de estaspublicaciones,queconstituíansuúnica lectura,abundaban lasalusionesasubiblioteca, llegó a tenerse por una figura preeminente y conocida por laopinión pública y a disfrutar pensando en el interés que suscitaría si laspersonas que encontraba en la calle o con las que viajaba se enterasen derepentedequeeraelpropietariodelacolecciónGryce.

La mayoría de las timideces tienen tales compensaciones secretas y laseñoritaBart era lo bastante perspicaz para saber que la vanidad interior esgeneralmenteproporcionalalamodestiaexterior.Conunapersonamássegura

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desímismanosehabríaatrevidoainsistirtantosobreuntemaoademostrarporéluninteréstanexagerado,perohabíaintuidoconaciertoqueelegoísmodel señorGryce era un terreno sedientoque requería un riego constante.LaseñoritaBartteníaeldondesaberseguirelhilodesuspensamientosmientrasparecíaabsortaenlaconversaciónyenestecasolaexcursiónmentaltomólaformadeunrápidoexamendelfuturodelseñorPercyGryceencombinacióncon el suyo propio. LosGryce procedían deAlbany y habían llegado hacíapocoalametrópoli,dondemadreehijotomaronposesión,traslamuertedelviejoJeffersonGryce,desucasaenlaAvenidaMadison,unacasamuyfea,depiedrapardaporfueraynogalnegropordentro,conlabibliotecaGryceenunanexoincombustiblequeparecíaunmausoleo.Lily,sinembargo,losabíatododeellos: lallegadadel jovenseñorGrycehabíahechopalpitar loscorazonesmaternalesdeNuevaYorky,cuandounachicanotienemadreconuncorazónque palpite por ella, tiene que hacer guardia por su cuenta y riesgo. Por lotanto, no sólo había conseguido cruzarse en el camino del joven, sino quehabía conocido a la señoraGryce, unamujermonumental con la voz de unorador depúlpito y la cabezapreocupadapor la iniquidadde sus sirvientes,queavecesvisitabaalaseñoraPenistonparaaveriguarcómoselasarreglabadicha dama para evitar que la pinche robase hortalizas de la despensa. Laseñora Gryce daba muestras de una benevolencia impersonal: los casos denecesidad individual le inspiraban suspicacia, y en cambio daba dinero ainstituciones cuyos ejercicios anuales arrojaban un impresionante superávit.Sus tareas domésticas eran múltiples, ya que abarcaban desde furtivasinspecciones a los dormitorios de la servidumbre a imprevistas bajadas a labodega;sinembargo,nuncasepermitíaasímismaexcesivosplaceres.SóloenunaocasiónmandóimprimirunaediciónespecialenrústicadelasceremoniaslitúrgicasSarumyregalóunejemplaratodoslossacerdotesdeladiócesis;yel álbum dorado en que pegó sus cartas de agradecimiento constituía elprincipalornamentodelamesadelsalón.

Percyhabíasidoeducadosegúnlosprincipiosqueunamujertanejemplarno podía por menos que inculcar en su hijo. Toda forma de prudencia ysuspicaciahabíasidograbadaenunanaturalezayadeporsíreaciaycautelosa,conelresultadodequeapenasparecíanecesarioquelaseñoraGrycetuvieraqueprometerque secalzaría loschanclos, tan improbableeraqueelhijo seaventurara a salir bajo la lluvia. Después de llegar a la mayoría de edad yheredarlafortunaqueeldifuntoseñorGrycehabíaamasadoconunapatentepara excluir el aire fresco de los hoteles, el joven continuó viviendo con sumadre enAlbany, pero, a lamuerte de JeffersonGryce, cuando pasó a susmanosotrasustanciosaherencia,laseñoraGrycepensóquelos«intereses»desuhijoexigíansupresenciaenNuevaYork,porloqueseinstalaronenlacasadelaAvenidaMadison.Percy,cuyosentidodeldebernoerainferioraldesumadre,pasabatodoslosdíaslaborablesenlaampliaoficinadeBroadStreet,

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dondeunpuñadodehombrespálidoscon salariosexiguoshabíaencanecidoen laadministraciónde la fortunaGryceydonde fue iniciadocon ladebidareverenciaentodoslosdetallesdelartedelaacumulación.

PorloqueLilypudocolegir,talhabíasidohastaahoralaúnicaocupacióndel joven, y quizámerecía ser perdonada por pensar que no sería una tareademasiadodifícil interesar a unhombre sometido a unadieta tan frugal.Encualquiercaso,seveíatancompletamentealmandodelasituaciónquesedejóllevarporunasensacióndeseguridadquedisipócomoporensalmoelmiedoalseñorRosedaleyatodaslasdificultadesentrevistas.

LaparadadeltrenenGarrisonsnolahabríadistraídodesuspensamientossi nohubiera sorprendidouna súbita expresiónde apuro en lamiradade sucompañerodeviaje.ÉsteibasentadodecaraalapuertayLilyadivinóquelehabía perturbado la aparición de una persona conocida, hecho que fueconfirmado por un revuelo de cabezas que se volvían y por la agitacióngeneralquesupropiaentradaenunvagóndeferrocarrilsolíaproducir.

Reconocióalmomentolossíntomasynosesorprendióalser interpeladaporlavozagudadeunabonitamujerqueentróenelcocheacompañadaporuna doncella, un bull terrier y un lacayo que se tambaleaba bajo uncargamentodemaletasyneceseres.

—¡Oh, Lily! ¿Vas a Bellomont? Entonces, supongo que no me puedesceder el asiento…Tengo que sentarme en este vagón. ¡Mozo, búsqueme enseguidaun sitio! ¿Nopuede cambiar de asiento a alguien?Quiero estar conmisamigos. ¡Oh!¿Cómoestá,señorGryce?ExplíquelequequierosentarmeconustedyLily.

LaseñoradeGeorgeDorset,apesardelosvanosesfuerzosdeunviajeroquepugnabaporcogersubolsayhacersitioalareciénllegadaapeándosedeltren, sequedóplantadaenmediodelpasillo,difundiendoa sualrededoreseambientedeexasperaciónqueunamujerguapasuelecrearensusviajes.

EramásbajaymásdelgadaqueLilyBartysusmovimientos teníanunaelasticidadinquieta,comosisucuerpopudieraplegarseypasarporunarodelmismomodoquelateladesuvestido.Elrostropequeñoypálidoparecíaunsimplemarco para un par de ojos oscuros y desmesurados con unamiradavisionaria que contrastaba curiosamente con la autoridad de su tono y susgestos,hastaelpuntodequeunodesusamigoshabíaobservadoquesemejabaunespíritusincuerpoqueocuparaunespacioconsiderable.

Cuando por fin descubrió que el asiento contiguo al de la señorita Bartestabaasudisposición,se instalóenélconunnuevodesplazamientodesuspertenencias,explicandomientrastantoquehabíallegadodeMountKiscoensuautomóvilaquellamañanaytenidoqueesperarunahoraenGarrisonssinel

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consuelosiquieradeuncigarrillo,pueselbrutodesumaridohabíaolvidadovolverallenarsupitilleraantesdedespedirseporlamañana.

—Y supongo que a esta hora del día ya no te debe quedar ninguno,¿verdad,Lily?—concluyóconvozquejumbrosa.

LaseñoritaBartcaptó lamiradadealarmadel señorPercyGryce,cuyoslabiosnohabíansidonuncaprofanadosporeltabaco.

—¡Quépreguntatanabsurda,Bertha!—exclamó,ruborizándosealpensarenloscigarrillosdequesehabíaprovistoencasadeLawrenceSelden.

—¡Cómo! ¿No fumas? ¿Cuándo lo has dejado? ¿Que nunca has…? ¿Yustedtampoco,señorGryce?Ah,claro…quétontasoy…Yacomprendo.

Y la señoraDorset se recostó sobre sus cojines de viaje conuna sonrisaqueobligóaLilyalamentarquehubieseunasientolibreasulado.

CapítuloIII

En Bellomont las partidas de bridge solían durar hasta la madrugada, ycuando Lily fue a acostarse aquella noche había jugado demasiado para supropiobien.

Reaciaalacomuniónconsigomismaquelaesperabaensuhabitación,sedemoróenlaanchaescalinata,mirandohaciaelvestíbulo,dondelosúltimosjugadoresestabanagrupadosentornoaunabandejadevasosaltosygarrafascon cuello de plata, recién colocada por el mayordomo sobre una mesitadelantedelfuego.

Elvestíbulo teníaarcadasyunagaleríadecolumnasdemármolamarillopálido.Altosarbustosfloridosseapiñabancontraunfondodeoscurofollajeen las esquinas de las paredes. Un galgo y dos o tres perros de aguasdormitabansensualmentejuntoalachimeneasobrelaalfombragranate,ylaluzde lagranarañacentralbrillabaenelcabellode lasmujeresyarrancabadestellosasusjoyascuandosemovían.

HabíamomentosenquesemejantesescenasdeleitabanaLily, satisfacíansusentidodelabellezaysupasiónporunacabadoperfectodelavida,perohabíaotrosenqueresaltabanlaexigüidaddesuspropiasoportunidades.Ésteeraunodelosmomentosenquedominabalaideadelcontrasteysevolviódeespaldas con impaciencia cuando la señora deGeorgeDorset, deslumbranteconunvestidodelentejuelas,sellevóaPercyGryceaundiscretorincóndelagalería.

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No era que la señorita Bart tuvieramiedo de perder su recién adquiridaascendencia sobre el señor Gryce. La señora Dorset podía sobresaltarle odeslumbrarle,perocarecíadelahabilidadylapaciencianecesariasparalograrsu captura. Estaba demasiado absorta en sí misma para penetrar en losrecovecosde la timidezdeGrycey,además,¿porquéhabríademolestarse?Podía,comomáximo,divertirseburlándosedesucandorduranteunavelada,pero después él sería simplemente un estorbo para ella y, sabiéndolo, erademasiadoexperimentadaparadarle alas.Sin embargo, lamera ideadequeunamujerpudieraatraerydesecharaunhombreasucapricho,sintenerqueconsiderarleunposiblefactorensusplanes,llenabadeenvidiaaLilyBart.Sehabía aburrido toda la tarde con Percy Gryce —el mero recuerdo parecíadespertar un eco de su monótona voz—, pero no podría rehuirle al díasiguiente, tendríaquecimentarsuéxito,someterseamásaburrimiento,estardispuestaahacermásconcesiones,aseguiradaptándose,ytodoporlaremotaposibilidaddequealfinalélsedecidieraahacerleelhonordeaburrirlaparatodalavida.

Eraundestinoodioso…pero¿cómoescapardeél?¿Quéalternativatenía?Ser ellamisma o unaGerty Farish.Cuando entró en su dormitorio, con laslámparasdeluzsuave,elcamisóndeencajecolocadosobreelcubrecamadeseda,suspequeñaszapatillasbordadasdelantedelfuego,unjarróndeclavelesqueperfumabanelaireylasúltimasnovelasyrevistasaúnsinabrirsobreunamesa,juntoalalámparadepie,tuvounavisióndelapartamentodelaseñoritaFarish,consubaratomobiliarioyhorribleempapelado.No,noestabahechapara un ambiente triste y mediocre, para los míseros compromisos de lapobreza. Todo su ser se expandía en una atmósfera de lujo; era el telón defondoquenecesitaba,elúnicoclimarespirableparaella.Peroloquequeríanoera el lujo ajeno.Unos años antes lehabíabastado,había aceptado sudosisdiariadeplacersinpreocuparsedequienloprocuraba.Ahorayaempezabanairritarle las obligaciones que imponía y se encontraba extraña enmedio delesplendorqueantesparecíapertenecerle.Inclusohabíamomentosenqueeraconscientedetenerquepagarporloquerecibía.

Durantemucho tiempo se había negado a jugar al bridge. Sabía que nopodíapermitírseloytemíaaficionarseaunadiversióntancara.Habíavistoelpeligro ejemplificado en más de uno de sus conocidos, en el joven NedSilverton, sin ir más lejos, el atractivo muchacho rubio que estaba ahorasentado en abyecta adoración al lado de la señora Fisher, una llamativadivorciada de ojos y vestidos tan chillones como los titulares de su «caso».Lily recordaba la época en que el joven Silverton había irrumpido en sucírculo,conelairedeunextraviadohabitantedelaArcadiaquehapublicadounossonetosencantadoresenlarevistadelauniversidad.ApartirdeentoncesseaficionóalaseñoraFisheryalbridgeyporlomenosesteúltimolehabíaacarreado unos gastos de los que le habían redimido más de una vez sus

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alarmadas hermanas solteras, que atesoraban los sonetos y prescindían delazúcar en el té para mantener a flote a su niño mimado. El caso era bienconocidoporLily: habíavisto susojos seductores—conmuchamáspoesíaque los sonetos—expresar sorpresaydiversiónypasar de la diversión a laansiedad mientras caía bajo el hechizo del terrible dios del juego, y temíadescubrirlosmismossíntomasensupropiocaso.

Porquealolargodelúltimoañohabíavistoquesusanfitrionasesperabandeellaquesesentaraalamesadebridge.Eraunodelosimpuestosquedebíapagarporsuprolongadahospitalidadyporlosvestidosylabisuteríaquedevezencuandoveníanaengrosarsuinsuficientevestuario.Ydesdequejugabacon regularidad, se había aficionado a tentar la suerte. Últimamente habíaganado una gran suma en una o dos ocasiones y, en vez de guardarla enprevisióndefuturaspérdidas,lahabíagastadoenvestidosojoyas;yeldeseode reparar esta imprudencia, junto con la creciente atracción del juego, laimpulsabaaarriesgarmásdineroencadanuevapartida.IntentabajustificarseconelpretextodequeenelgrupodelosTrenoreraprecisoapostarmuchosinosequeríapasarporpusilánimeoavara,perosabíaquelapasióndeljuegoladominabayqueensusactualescircunstanciasteníapocasesperanzasdepodervencerla.

Esta noche la suerte le había sido obstinadamente adversa, y el pequeñomonedero de oro que colgaba entre sus brazaletes estaba casi vacío cuandovolvióa suhabitación.Abrióel armario, sacóel joyeroymiródebajode labandejadondeguardabalosbilletesydecuyofajohabíaextraídounoscuantosantesdebajaracenar.Sólo lequedabanveintedólares:eldescubrimiento lasobresaltó tanto que por unmomento creyó haber sido víctima de un robo.Tomópapelylápiz,sesentóanteelescritorioeintentócalcularloquehabíagastadoduranteeldía.Lacabezalelatíadecansancioytuvoquerepasarlosnúmeros una y otra vez, pero al fin resultó evidente que había perdidotrescientosdólareseneljuego.Sacóeltalonarioparaversielsaldoeramayorde lo que recordaba, pero descubrió que se había equivocado en el sentidocontrario.Entoncesvolvió a sus cálculos; sin embargo, pormásvueltas quedieraa la cuestión,nopodía recuperar losdesaparecidos trescientosdólares.Eralasumaquehabíaapartadoparaapaciguarasumodista…amenosquelausaracomoanticipoparaeljoyero.Encualquiercaso,lanecesitabaparatantascosasque sumisma insuficiencia lahabía impulsadoa apostar fuerte con laesperanzadedoblarla.Perohabíaperdido,claro,ellaquenecesitabahastaelúltimo penique, mientras Bertha Dorset, cuyo marido le daba dinero aespuertas, debía haberse embolsado por lomenos quinientos dólares y JudyTrenor, que podía permitirse el lujo de perder mil cada noche, se habíalevantadodelamesaconunfajodebilletestanabultadoquenohabíapodidoestrecharlamanodesusinvitadoscuandoledesearonlasbuenasnoches.

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Unmundoenquepudieransuceder talescosasse leantojabaaLilyBartun lugarabominable;nuncahabíasidocapazdecomprender las leyesdeununiversosiempretandispuestoaexcluirladesusplanes.

Empezóadesnudarsesinllamaraladoncella,aquienyahabíamandadoala cama. Había sido esclava del placer ajeno el tiempo suficiente para serconsideradaconquienesdependíandeella,yensusmomentosamargossolíaocurrírseleque sudoncella y ella estaban en lamismaposición, sóloque ladoncellarecibíasusalarioconmásregularidad.

Sentada ante el espejomientras se cepillaba el cabello, vio su semblanteojeroso y pálido y se fijó, asustada, en dos pequeñas arrugas junto a lascomisurasdeloslabios,dosligerosdefectosenlasuavecurvadelamejilla.

—¡Oh, tengo que dejar de preocuparme! —exclamó—. «O tal vez seaefecto de la luz eléctrica…», pensó, saltando del asiento y encendiendo lasvelasdeltocador.

Apagólosapliquesdelaparedyexaminósurostroentrelasllamasdelasvelas. El óvalo blanco emergió difusamente de un fondo de sombras,iluminado por una aureola de luz vacilante, pero las dos arrugas de lascomisurasnodesaparecieron.

Lilyselevantóydesnudóatodaprisa.

«Es sólo porque estoy cansada y tengo que pensar en cosas tandesagradables», se repitió varias veces, considerando una injusticiamás quesórdidas preocupaciones tuvieran que dejar su huella en una belleza queconstituíasuúnicadefensacontraellas.

Perolascosasdesagradablesestabanallíysiguieronensuspensamientos.VolvióarecordaraPercyGryce,llenadetedio,comounperegrinorecogesupesadacargayemprendedenuevoelcaminodespuésdeunbrevedescanso.Estabacasiseguradehaberle«pillado»:unosdíasmásdetrabajoyobtendríasu recompensa. Pero la recompensa en sí se le antojó insulsa en aquelmomento;eraincapazdesentirseatraídaporlavictoria.Seríaunalivioensuspreocupaciones, nada más… ¡qué poco le habría parecido esto unos añosantes! Sus ambiciones habíanmuerto poco a poco en el árido ambiente delfracaso.Pero¿porquéhabíafracasado?¿Eraculpasuyaoculpadeldestino?

Recordó que su madre solía decir, con una especie de ansia vengativa,después de que perdieran todo su dinero: «Pero tú lo recuperarás… Lorecuperarás todo, con esa cara…». El recuerdo despertó toda una serie deevocaciones y en la oscuridad Lily reconstruyó el pasado del que habíasurgidosupresente.

Una casa en la que nadie cenaba a menos que hubiera invitados; una

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campanilla de la puerta que sonaba sin interrupción; unamesa de recibidorcubierta de sobres cuadrados abiertos con premura y sobres apaisados queacumulabanpolvoen lasprofundidadesdeun jarróndebronce;unaseriededoncellas francesas e inglesas despidiéndose entre un caos de armarios yroperossaqueadosatodaprisa;unadinastíaigualmenteefímeradeniñerasylacayos; peleas en la despensa, la cocina y el salón; precipitados viajes aEuropayregresosconbaúlesatiborradosydíasde interminabledeshacerdemaletas; discusiones semestrales sobre dónde pasar las vacaciones; grisesintervalos de economía y brillantes reacciones derrochadoras… tal era eldecoradodelosprimerosrecuerdosdeLilyBart.

Alfrentedeltumultuosoelementollamadohogarestabalafigurafuerteyresuelta de una madre lo bastante joven para bailar hasta destrozar susvestidos, mientras el vago perfil de un padre de tonos neutros llenaba elespaciointermedioentreelmayordomoyelhombrequeibaadarcuerdaalosrelojes. La señora de Hudson Bart parecía joven incluso a los ojos de lainfancia;encambio,Lilynopodíarecordarunmomentoenquesupadrenofueracalvoyunpocoencorvado,canosoydepasolento.Sequedóatónitaalsabermuchodespuésquesóloteníadosañosmásquesumadre.

Lilynoveíacasinuncaasupadreconluzdedía,yaqueéstepasabatodalasemana«enlaoficina»,yeninviernohastabienentradalanochenooíasusfatigadospasosporlaescaleraysumanoenlapuertadelcuartoinfantil.Labesabaen silencioyhacíaunaodospreguntas a laniñerao a la institutriz;entonces entraba la doncella de la señora Bart para recordarle que cenabanfuera y él salía apresurado, despidiéndose de Lily con un movimiento decabeza. En verano, cuando se reunía con ellas algún que otro domingo enNewport o Southampton, estaba todavía más silencioso y ausente que eninvierno.Descansarparecíaagotarleypasabahorassentadoenunrincóndelaterraza,mirandofijamentelalíneadelacosta,mientraslabulliciosaexistenciade su esposa proseguía inadvertida a pocos metros de él. En general, sinembargo, la señoraBart y Lily iban a veranear a Europa y, antes de que elbuquehubieracruzadomedioocéano,elseñorBarthabíadesaparecidotraselhorizonte.Avecessuhijaoíacríticasdirigidascontraélporquehabíaolvidadoenviar un giro a sumujer, pero casi nunca le nombraban ni pensaban en élhasta que su figura paciente y encorvada se presentaba en el muelleneoyorquino como un amortiguador entre la magnitud del equipaje de suesposaylasrestriccionesaduanerasnorteamericanas.

LavidacontinuódesarrollándoseconformeaestapautaerráticayagitadadurantetodalaadolescenciadeLily;unasinuosayrápidacorrienteporlaquela embarcación familiar se deslizaba entre diversiones, remolcada por unacorrientesubterráneadeperpetuanecesidad:ladeobtenermásdinero.Lilynopodíarecordarunaépocaenqueeldinerofuerasuficiente,ydeunmodovago

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su padre siempre parecía tener la culpa de tal deficiencia. No podía serciertamente culpa de la señora Bart, quien según sus amigas era una«excelente administradora», famosa por el ilimitado efecto conseguido conmedios limitados; para la dama y sus amistades había algo heroico en vivircomo si una fuera mucho más rica de lo que indicaba la propia cuentabancaria.

Como es natural, Lily estaba orgullosa de esta aptitud de su madre: lahabíaneducadoenelcredodeque,costara loquecostase,era indispensabletenerunabuenacocineraeir,comolollamabalaseñoraBart,«decentementevestida». El peor reproche que podía hacer a su marido era preguntarle siesperaba de ella que «vivieran como cerdos» y la respuesta negativa de élservía siempre de justificación para encargar por cable a París uno o dosvestidosnuevosytelefonearaljoyeroparacomunicarlequeyapodíaenviarlapulseradeturquesasquesehabíaprobadoaquellamañana.

Lilyconocíaapersonasque«vivíancomocerdos»,ysuaspectoyentornojustificaba larepugnanciadesumadreporaquellaformadeexistencia.EranensumayoríaprimosquehabitabandestartaladospisoscongrabadoscomoelViaje de la vida de Cole en las paredes del salón, y tenían sirvientasdesaliñadasquedecían:«Voyaver»alasvisitasquesepresentabanahorasenque todas las personas decentes están fuera o fingen haber salido. Loindignanteeraquemuchosdeestosprimosteníandinero,porloqueLilyllegóalconvencimientodeque lagentevivíacomocerdosporelecciónyfaltadelas apropiadas reglas de conducta. Esto le comunicó una sensación desuperioridadynonecesitóloscomentariosdelaseñoraBartsobrelostacañosyvenidosamenosdelafamiliaparafomentarsuinnatayarraigadapasiónporellujo.

Lilyteníadiecinueveañoscuandolascircunstanciaslaobligaronarevisarsuvisióndeluniverso.

El año anterior, su deslumbrante presentación en sociedad había dejadounasecueladeimportantesfacturas.Elresplandordelafiestaaúnperdurabaen el horizonte cuando el nubarrónde facturas fue aumentando endensidadhasta que al final descargó en forma de tormenta repentina. La brusquedadempeoró el horror de la situación y Lily aún revivía de vez en cuando condolorosorealismotodoslosdetallesdeldíaenqueseprodujoelgolpe.Ellaysumadrealmorzabanelchaudfroidyelsalmónfríoquehabíasobradode lacenadelavíspera;unadelaspocaseconomíasdelaseñoraBartconsistíaenconsumir en privado los caros restos de su hospitalidad. Lily sentía laagradable languidez que es el castigo de la juventud por bailar hasta lamadrugada;encambio,sumadre,apartedeunascuantasarrugasentornoaloslabios,ybajolasondasamarillasquecubríansussienes,estabatanenérgica,pletóricaysonrosadacomosiacabaradedespertarsedeunsueñoreparador.

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En el centro de la mesa, entre los marrons glacés a medio fundir y lascerezas confitadas, unapirámidede rosas rojas erguían sus vigorosos tallos;tenían loscapullos tanaltoscomolaseñoraBartsucabeza,peroelcoloryacobrabamaticesvioláceosysureapariciónenlamesadelalmuerzoofendióunpocoelsentidodeldecorodeLily.

—Creo,mamá—dijoentonodereproche—,quepodríamospermitirnosellujodecomprarfloresfrescasparaelalmuerzo.Sólounosjunquillosoliriosdelvalle…

LaseñoraBartlamirófijamente.Susentidodelaestéticaestabacentradoenelmundoynole importabaelaspectode lamesacuandosólosehallabapresentelafamilia.Perosonrióantelainocenciadesuhija.

—Los lirios del valle —respondió con calma— cuestan dos dólares ladocenaestatemporada.

Lilynoseimpresionó;teníamuypocaideadelvalordeldinero.

—Bastaríanseisdocenasparallenarestejarrón—argumentó.

—¿Seisdocenasdequé?—preguntódesdeelumbrallavozdesupadre.

Las dosmujeres levantaron la vista, sorprendidas; aunque era sábado, lapresenciadelseñorBartenelalmuerzoresultabainsólita.Sinembargo,nisumujernisuhijasentíansuficienteinterésparapedirunaexplicación.

El señor Bart se desplomó en una silla y estuvo mirando vagamente eltrozodesalmónengelatinaqueelmayordomoacababadeponerensuplato.

—Sólodecía—empezóLily—quedetestoverfloresmarchitasduranteelalmuerzoymamáhacontestadoqueunramilletedeliriosdelvallenocostaríamásdedocedólares.¿Puedodeciralafloristaqueenvíeunoscuantostodoslosdías?

Dirigióasupadreunamiradallenadeconfianza;ésteraravezlenegabaalgoy la señoraBart lahabía enseñadoa interceder en su favor cuando suspropiassúplicasnosurtíanefecto.

El señor Bart continuó inmóvil, con la mirada fija en el salmón, y lamandíbula inferior desencajada; parecía más pálido que de costumbre y suescasocabellolecaíaendespeinadosmechonessobrelafrente.Deimprovisomiróasuhijaysoltóunacarcajada.LacarcajadaeratanextrañaqueLilyseruborizó; no le gustaba ponerse en ridículo y al parecer su padre veía algoridículo en supetición.Quizá considerabauna tonteríaque lemolestaseporalgotaninsignificante.

—¿Docedólares…docedólaresdiariosporunasflores?Oh,claroquesí,querida…encargaporvalordemildoscientos—ysiguióriendoacarcajadas.

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LaseñoraBartlemirófugazmente.

—No es necesario que espere, Poleworth… ya le llamaré —dijo almayordomo, que se retiró con aire de silenciosa desaprobación, dejando elrestodelchaudfroidsobreelaparador.

—¿Qué ocurre, Hudson? ¿Estás enfermo? —preguntó con severidad laseñoraBart.No toleraba lasescenasqueno fueranorquestadasporellay leparecíaodiosoquesumaridosepusieraenevidenciadelantedeloscriados—.¿Estásenfermo?—repitió.

—¿Enfermo?No,estoyarruinado—dijoél.

LilyprofirióungritodeangustiaylaseñoraBartsepusoenpie.

—¿Arruinado…?—exclamó,pero,dominándoseal instante,volvióhaciaLilysurostrotranquilo—.Cierralapuertadeladespensa.

Lilyobedecióy,cuandovolvióalcomedor,supadreestabasentadoconlosdoscodossobrelamesa,elplatodesalmónentreellosylacabezaapoyadaenlasmanos.

La señoraBart se encontraba a su lado con el semblante tan pálido quedabaasuscabellosuntonoamarilloartificial.MiróaLilyconunaexpresiónterrible;encambio,lavozteníaunacentodefalsooptimismo.

—Tupadrenoseencuentrabien…Nosabeloquedice,peronoesnada.Anda,vearribaynohablesconloscriados.

Lily obedeció; siempre obedecía cuando su madre le hablaba en aqueltono.Suspalabrasnolahabíanengañado;desdeelprimermomentosupoquelode la ruina era cierto.En las horas sombrías que siguieron, aquel terriblehechoeclipsóinclusolalentaydifícilagoníadesupadre.Parasumadreyanosignificaba nada; había muerto al dejar de cumplir su misión y ahora sesentabaasuladoconelaireprovisionaldeunviajeroqueesperaelarranquedeuntrenquesalecondemora.LossentimientosdeLilyeranmássuaves:lecompadecía de un modo inútil y asustado. El hecho de que estuviera casisiempre inconsciente y de que su atención, cuando ella entraba en eldormitorio,sedesviaracasienseguida,leconvertíaenunextrañomuchomásdesconocidoqueeldelosdíasdesuinfancia,cuandonuncallegabaasucasahasta después de oscurecer.Lily tenía la impresión de haberle visto borrosotodalavida—primeroporelsueñoydespuésporladistanciaylaindiferencia—, y ahora la niebla se había espesado hasta hacerle casi irreconocible. Sihubierapodidoprestarlealgúnpequeñoservicioointercambiarconélalgunade aquellas palabras de afecto que su incesante lectura de novelas la habíainducido a relacionar con tales ocasiones, el instinto filial podría habersedespertado en ella; pero la piedad, al no encontrar una expresión activa,

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permanecióenunestadodeexpectación,dominadaporelseveroeimplacableresentimientomaterno.Cada palabra y acto de la señoraBart parecía decir:«Ahora te inspira lástima…pero sentirás algo diferente cuando veas lo quenoshahecho».

LamuertedesupadrefueunalivioparaLily.

Entonces se inició un largo invierno. Quedaba poco dinero, que para laseñoraBarterapeorquenada:unacruelmuestradeloquelepertenecíaporderechopropio.¿Paraquévivirsieraprecisovivircomocerdos?Sesumióenunaespeciedefuriosaapatía,unestadodecólerainertecontraeldestino.Sufacultadde«economizar»laabandonóodejódesentirorgulloenejercitarla.Estabamuybienser«unaexcelenteadministradora»cuandosiéndolosepodíamantener el propio tren de vida, pero, cuando losmás arduos esfuerzos nolograbanocultar elhechodequeerapreciso ir apie,yanomerecía lapenarealizarlos.

Lily y su madre vagaron de un sitio a otro, haciendo largas visitas aparientes cuyo gobierno de la casa era criticado por la señora Bart y quedeplorabanqueéstapermitieseaLilydesayunaren lacamacuando lachicacarecía de perspectivas, y vegetando en baratos refugios europeos donde laseñora Bart se alejaba altivamente de las frugales mesas de té de suscompañeros de infortunio. Cuidaba en especial de evitar a sus antiguasamistadesylosescenariosdesusantiguoséxitos.Serpobreequivalíaparaellaaconfesarunfracasohumillante,ysiempredetectabaunanotade triunfoenloscontactosmásamistosos.

Sólolaconsolabaunpensamiento,queeralacontemplacióndelabellezadeLily.Laexaminabaconunaespeciedepasión,comosifueseunarmaquehubiera moldeado lentamente para su venganza. Era el último recurso, elnúcleo alrededor del cual reconstruirían su vida. La vigilaba celosamente,comosifuerapropiedadsuyayLilysusimpleguardián,eintentabainculcaren su hija un sentido de la responsabilidad que suponía semejante cargo.Seguíaconlaimaginaciónlacarreradeotrasbellezas,señalandoaLilyloquepodíalograrseconaqueldonyextendiéndosesobreeldeplorableejemplodeaquellasquenohabíansabidosacarpartidodeél;a juiciode laseñoraBart,sólolaestupidezpodíaexplicarsufracaso.Amenudoculpabainjustamentealdestino, y no a símisma, de las propias desgracias, pero vituperaba con talacritud losmatrimonios por amor que Lily habría jurado que el suyo habíasidodeestanaturalezasilaseñoraBartnolehubieraaseguradounayotravezque la habían «convencido» para que se casara, aunque nunca especificabaquiénhabíasido.

Lily estaba impresionada por la magnitud de sus oportunidades. Laprecariedaddesuvidaactualprestabaunrelieveencantadoralaexistenciaa

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laquecreíatenerderechoporméritospropios.LosconsejosdelaseñoraBartpodrían haber resultado peligrosos para una inteligencia menos sagaz, peroLilycomprendíaquelabellezaessólolamateriaprimadelaconquistayquepara convertirla en éxito se requieren otras artes. Sabía que manifestarcualquier sentimiento de superioridad era una formamás sutil de la mismaestupidez denunciada por sumadre y no tardó en aprender que una bellezanecesitamástactoquequientansólotieneunasfaccionescorrientes.

SusambicionesnoerantanvulgarescomolasdelaseñoraBart.Entrelosreprochesqueestadamahabíahechoasumarido—enlosprimerostiempos,antes de que éste estuviera demasiado cansado— figuraba que perdía lastardes en lo que ella describía vagamente como «leer poesías», y con losefectossubastadosdespuésdesumuerteabandonaronlacasaunaveintenadevolúmenesmuymanoseados que habían luchado por la existencia entre lasbotasyfrascosdemedicinasapiñadosenlosestantesdesuvestidor.HabíaenLilyunavenasentimental,transmitidaquizáporestelado,queponíauntoqueidealistaensusobjetivosmásprosaicos.Legustabapensarensubellezacomounpoderparahacerelbien,comoalgoque ledaríaoportunidaddealcanzaruna posición desde la cual podría ejercer cierta influencia sobre una vagadifusióndelrefinamientoyelbuengusto.Legustabanloscuadros,lasfloresylasnovelassentimentalesynopodíaevitarlaideadequelaposesióndetalescosas ennoblecía sudeseodeventajasmundanas.No la seducía en absolutocasarse con un hombre únicamente rico y en secreto se avergonzaba de laelemental pasión de su madre por el dinero. Las preferencias de Lily seinclinabanporunnobleinglésconambicionespolíticasymuchastierraso,ensudefecto,porunpríncipeitalianoconuncastilloenlosApeninosyuncargohereditario en el Vaticano. Las causas perdidas le parecían románticas y legustabaimaginarseapartadadelavulgarprensadelQuirinal,sacrificandosusplaceresporunatradicióninmemorial…

¡Qué extraño y lejano se le antojaba ahora todo aquello! Se trataba deambiciones casi tan fútiles y pueriles como las que tuviera de niña sobre laposesióndeunamuñecafrancesaconarticulacionesycabellonatural.¿Habíanpasado sólo diez años desde que dudaba en su imaginación entre el condeinglésyelpríncipeitaliano?Evocótercamenteaqueltristeinterludio…

Trasdosañosdehambreyvagabundeo,laseñoraBartmurió…muriódeunaprofundarepugnancia.Odiabalapobrezaysudestinoeraserpobre.Susvisiones de una brillante boda para Lily se habían esfumado después delprimeraño.

—Loshombresnopodráncasarsecontigo sino teven…¿ycómovanaverteenlosagujerosdondetenemosquevivir?

Tal era su lamentoesencialy suúltima recomendacióna suhija fueque

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escaparadelapobrezaencuantolefueraposible.

—Nopermitasque seapoderede tiy te arrastrehasta el fondo…Luchacomopuedasparasalirdeella…Eresjoven;loconseguirás—insistía.

Murió durante una de sus breves visitas a Nueva York, y allí Lily seconvirtióinmediatamenteenelcentrodeunconsejodefamiliacompuestoporlos ricos parientes a quienes la habían enseñado a despreciar porque vivíancomo cerdos. Tal vez ellos sospechaban los sentimientos que se le habíaninculcadoporqueningunomanifestóvivosdeseosdesucompañía;dehecho,la cuestión amenazaba con quedar pendiente hasta que la señora Penistonanuncióconunsuspiro:

—Latendréunañoaprueba.

Todoelmundosesorprendió,peronadieexteriorizósusorpresaportemordequelaseñoraPenistonsealarmarayreconsiderarasudecisión.

SetratabadelahermanaviudadelseñorBart,ynoeranimuchomenoslamásricadelafamilia;sinembargo,losotrosmiembrosadujerontodaclasederazonesporlasqueestabaclaramentedestinadaporlaProvidenciaahacersecargodeLily.Enprimerlugar,vivíasolayseríamagníficoparaelladisponerde una acompañante joven. De vez en cuando viajaba, y la familiaridad deLilycon lascostumbresextranjeras—deploradacomounadesgraciapor losparientesmásconservadores—lacapacitaríaparaactuarcomounaespeciedeintérprete.ElcasoeraquelaseñoraPenistonnohabíatomadoencuentaestasconsideraciones. Se hacía cargo de lamuchacha sencillamente porque nadiemás se había ofrecido a ello y porque tenía la clase demauvaise honté queobstaculizalaexhibiciónpúblicadelegoísmo,aunquenoimpidesuejercicioenprivado.HabríasidoimposibleparalaseñoraPenistonserheroicaenunaisla desierta, pero con los ojos de su pequeñomundo pendientes de ella, suactoleprocuróciertoplacer.

Cosechó la recompensa a que tiene derecho toda acción desinteresadaencontrandoensusobrinaunaagradablecompañera.HabíaesperadodescubrirenLilyaunapersonaobstinada,críticay«exótica»—porqueinclusolaseñoraPeniston,aunqueavecesibaalextranjero,compartíalaxenofobiafamiliar—,pero la jovendabamuestrasdeunadocilidadque,parauna inteligenciamáspenetrante que la de su tía, habría resultado menos tranquilizadora que eldeclaradoegoísmodelajuventud.LadesgraciahabíadadoflexibilidadaLilyenlugardeendurecerla,yunasustanciaelásticaesmenosfácilderomperqueunadura.

LaseñoraPeniston,sinembargo,nosufrióporculpadelaadaptabilidaddesusobrina;Lilynoteníalamenorintencióndeaprovecharsedelabondaddesutía.Leestabarealmenteagradecidaporelrefugioquelehabíadado;porlo

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menos, el opulento interior de la señora Peniston no tenía un exteriormezquino.Perolamezquindadescapazdeadoptartodaclasededisfraces,yLilynotardóendescubrirqueestabatanlatenteenlalujosarutinadelavidadesutíacomoenlamíseraexistenciadeunapensióneuropea.

La señora Peniston era una de esas personas episódicas que forman elacolchadodelavida.Eraimposiblecreerquehubierasidoalgunavezfocodeuna actividad. Lomás notable de su persona se reducía al hecho de que suabuelahabíasidounaVanAlstyne.Estaconexiónconlarobustaeindustriosaraza de los primeros habitantes neoyorquinos se ponía de manifiesto en elordenglacialdesusalónyenlaexcelenciadesucocina.Pertenecíaalaclasede antiguos neoyorquinos que siempre han vivido bien, vestido con caraelegancia y hecho poca cosa más, y la señora Peniston cumplíaescrupulosamente estas obligaciones heredadas. Siempre había sido unaespectadoradelavidaysuespírituparecíaunodeaquellosespejitosquesusantepasadosholandesessolíanfijaralasventanassuperioresparaverdesdelasprofundidades de una intimidad impenetrable todos los acontecimientoscallejeros.

LaseñoraPenistonposeíaunafincaenNewJersey,dondenohabíaestadodesde lamuertede sumarido, un suceso remotoqueparecíaperdurar en sumemoria principalmente como una línea divisoria entre los recuerdospersonales que formaban lamayor parte de su conversación. Era unamujerque recordaba con intensidad cualquier fecha, y era capaz de decir encualquier momento si las cortinas del salón habían sido renovadas antes odespuésdelaúltimaenfermedaddelseñorPeniston.

El campo le parecía solitario y los árboles húmedos, y albergaba unconfuso temor de encontrarse con un toro. A fin de protegerse de talescontingenciasfrecuentabalosbalneariosmásconcurridos,dondese instalabaimpersonalmente en una casa alquilada, y contemplaba discurrir la vida através de la persiana de la terraza. Al cuidado de semejante tutora, Lilycomprendiómuyprontoque sólodisfrutaría de las ventajasmaterialesde labuena comida y un buen vestuario y, aunque lejos de menospreciarlas, lashabríacambiadogustosamentepor loquelaseñoraBart lahabíaenseñadoacalificar de oportunidades. Suspiraba al pensar en las cosas que habríaconseguido la inagotable energía de su madre, de haber contado al mismotiempoconlosrecursosdelaseñoraPeniston.ALilylesobrabaenergía,perola necesidad de adaptarse a las costumbres de su tía le restaba efectividad.Comprendíaquedebíaconservara todacostael favorde la señoraPenistonhasta que pudiera volar con sus propias alas, como hubiera dicho la señoraBart.Lilynoestabahechaparalavidavagabundadelaparientepobrey,paraadaptarsea laseñoraPeniston, tuvoqueadoptarhastaciertopunto lapasivaactituddeésta.Alprincipiopensóqueseríafácilatraerlaaltorbellinodesus

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propiasactividades,perolaseñoraPenistonteníaunafuerzaestáticacontralaque los esfuerzos de su sobrina resultaron vanos.Tratar de arrastrarla a unarelaciónactivaconlavidaeracomopretendermoverunmuebleatornilladoalsuelo. La señora Peniston no esperaba ni mucho menos que Lily fueraigualmenteinmóvil;sentíatodalaindulgenciadeltutornorteamericanoporlavolatilidaddelajuventud.Tambiéneraindulgenteconotrascostumbresdesusobrina: le parecía natural que Lily gastara todo su dinero en ropa ycomplementaba la exigua renta de la muchacha haciéndole «espléndidosregalos»destinadosalmismofin.Lily,queeramuypráctica,habríapreferidounacantidadfija,peroalaseñoraPenistonlegustabalaexpresiónperiódicadegratitud suscitadapor inesperados talonesy era tal vez lo bastante astutapara intuir que semejantemétodo de ayudamantenía vivo en su sobrina unsaludablesentidodedependencia.

Apartedeesto,laseñoraPenistonnoseconsiderabaobligadaahacernadamásporsupupila;selimitóaretirarseaunsegundoplanoydejarleelcampolibre.Lilyseadueñódeél,primeroconlaconfianzadequiensienteunagranseguridadydespuésconexigenciascadavezmás reducidas,yahoraseveíaluchando por mantenerse firme en el amplio espacio que antes le habíaparecido suyo por derecho propio. Ignoraba cómo había sucedido. A vecespensabaqueeraporquelaseñoraPenistonhabíasidodemasiadopasivayotrasporqueellanolohabíasidolosuficiente.¿Habíamostradotalvezunexcesivoafán de victoria? ¿Le había faltado paciencia, flexibilidad y disimulo? Peroacusarse o absolverse de estas faltas no cambiaba el hecho de que habíafracasado.Chicasmásjóvenesymenosbellassehabíancasadopordocenas,mientrasellateníaveintinueveañosyseguíasiendolaseñoritaBart.

Empezabaasufrirataquesdeairadarebelióncontraeldestino,duranteloscualesansiabaabandonarlacarrerayorganizarseunavidaindependiente.Pero¿quéclasedevidasería?Teníaapenaseldinerojustoparapagarlasfacturasdesumodistay lasdeudasde juego,yningunode losesporádicos interesesquedignificabaconelnombredeaficionesera lobastantepronunciadoparapermitirlevivir satisfechaen laoscuridad.Ah,no,erademasiado inteligenteparanosersinceraconsigomisma.Sabíaqueodiabalapobrezatantocomosumadreylucharíacontraellahastasuúltimoaliento,emergiendounayotravezdesumarasmoparaalcanzaresosbrillantespináculosdeléxitoqueofrecíanunasuperficietanresbaladizaasusafanosasmanos.

CapítuloIV

Alamañanasiguiente laseñoritaBartencontróunanotadesuanfitriona

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enlabandejadeldesayuno.

«QueridísimaLily—decía—, si no te resulta demasiadomolesto bajar alas diez, ¿vendrás a mi salita de estar para ayudarme en varias fastidiosastareas?».

Lilytirólanotaaunladoyserecostóenlasalmohadasconunsuspiro.Eradesde luego una molestia bajar a las diez —una hora considerada enBellomontvagamenteensincroníaconelamanecer—yconocíamuybienlanaturalezadelasfastidiosastareasencuestión.Lasecretaria,laseñoritaPragg,había tenidoque ausentarse, y debía haber notas e invitaciones que escribir,direcciones extraviadas que buscar y otros pormenores sociales que atender.Se sobreentendía que la señorita Bart debía llenar el hueco en talesemergencias,yellaestáacostumbradaareconocersuobligaciónsinunaqueja.

Esta vez, sin embargo, sintió reavivarse la sensación de servidumbrecausadapor el repaso al talonario lanoche anterior.Todocuanto la rodeabainspirabasensacionesdecomodidadybienestar.Lasventanasestabanabiertasa la radiante frescura de la mañana de septiembre y entre las ramasamarillentaspodíacontemplarseunaperspectivadesetosyparterresqueibanperdiendo rigidez a medida que se acercaban a las libres ondulaciones delparque. La doncella había encendido un pequeño fuego en la chimenea quecompetía alegremente con la luz del sol, la cual se desparramaba sobre laalfombraverdemusgoyacariciabalosladoscurvadosdeunantiguoescritoriode marquetería. Cerca de la cama, sobre una mesa, estaba la bandeja deldesayuno, con su armonioso servicio de porcelana y plata, un puñado devioletasenunestrechofloreroyelperiódicomatutinodobladobajolascartas.No había nada nuevo para Lily en estos símbolos de estudiado lujo, pero,aunque formaban parte de su ambiente, nunca dejaban de deleitarla con suencanto.Lapuraexhibicióndespertabaenellalaconcienciadeunadistinciónsuperior, pero en cambio experimentaba una clara afinidad con todas lasmanifestacionessutilesdelariqueza.

ElrequerimientodelaseñoraTrenor,sinembargo,lerecordódeprontosusituacióndedependenciayselevantóyvistióenunestadodeirritaciónqueengeneral era demasiado prudente para permitirse. Sabía que tales emocionesdejanhuellasenlacarayenelcaráctery,despuésdeverlaspequeñasarrugasenlascomisuras,reveladasporelexamendemedianoche,habíadecididoqueelavisonocayeraensacoroto.

EltononormaldelaseñoraTrenoralsaludarlaincrementósuirritación.Siunaselevantabadelacamaasemejantehoraybajabafrescayradianteparasometerse a la monotonía de escribir unas notas, merecía al menos unreconocimiento especial de su sacrificio. No obstante, el tono de la señoraTrenorparecíaignorarestehecho.

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—Oh, Lily, te lo agradezco—se limitó a suspirar a través del caos decartas,facturasyotrosdocumentosdomésticosqueprestabanunincongruenteairecomercialaladelicadaeleganciadelescritorio—.Estamañanahallegadoun montón de papelotes —añadió, haciendo un espacio en el centro de laconfusiónylevantándoseparacedersusitioalaseñoritaBart.

LaseñoraTrenoreraunamujeraltayrubiacuyaestaturalasalvabaapenasdelainsignificancia.Sufigurarubiaysonrosadahabíasobrevividoacuarentaañosde fútil actividadsinmayoresestragosqueunadisminucióngeneraldesuscaracterísticas.Eradifícildefinirlacomonofueseinsinuandoqueparecíaexistirúnicamentecomoanfitrionaynoporquetuvieseunsentidoexageradode lahospitalidad, sinoporquenopodíavivir sinestar rodeadadegente.Lanaturalezacolectivadesusintereseslaeximíadelasrivalidadescorrientesdesu sexoydesconocíaunaemociónmáspersonalqueelodio a lamujerquetuviera famadedarcenasmásconcurridaso fiestasmásdivertidasqueella.Comosutalentosocial,respaldadoporlacuentabancariadelseñorTrenor,leasegurabacasi siempreel triunfo finalen talescompeticiones,eléxitohabíadesarrolladoenellaunabenevolenciaindiscriminadahaciaelrestodesusexoy,segúnlautilitariaclasificaciónquedesusamistadeshabíahecholaseñoritaBart,eralamujermenoscapazde«traicionarla».

—Hasido francamente inhumanoporpartedePraggabandonarmeahora—declaró mientras su amiga se sentaba ante el escritorio—. Dice que suhermana va a tener un bebé… ¡como si esto pudiera compararse con unareunión de tantos invitados! Estoy segura de que cometeré unos erroresespantosos y tendré graves disgustos. Cuando estaba en Tuxedo invité a unmontóndegenteparalasemanapróxima,yheperdidolalistaynoséquiénviene.Yestasemanatambiénseráunfracasohorrible,yGwenvanOsburghlecontaráluegoasumadrequetodoelmundoseaburrió.NopensabainvitaralosWetherall,esofueunaplanchadeGus;yasabesquelesdesagradaCarryFisher. ¡Como si una pudiera prescindir de Carry Fisher! Fue un disparatedivorciarse por segunda vez (Carry es exagerada en todo), pero dijo que elúnico sistema de sacar un penique a Fisher era divorciarse de él y hacerlepagarlamanutención.YlapobreCarrynopuededespreciarniunsolodólar.EsabsurdoqueAliceWetherallhayaarmadotodoestejaleoparanoverlasisepiensaenelestadoactualdelasociedad.Alguiendijoelotrodíaquehayuncaso de divorcio y de apendicitis en todas las familias conocidas. Además,Carryes laúnicapersonacapazdeponerdebuenhumoraGuscuandohaypelmazosenlacasa.¿Tehasfijadoenquegustaatodoslosmaridos?Atodosexcepto al suyo, claro. Es muy inteligente por su parte especializarse endistraeralagenteaburrida:elcampoesmuyextensoylotieneprácticamenteparaellasola.Debeencontrarcompensaciones,sinduda(séqueGusleprestadinero),peroesqueyolepagaríaparaquelopongadebuenhumor,asíquenopuedoquejarme,despuésdetodo.

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LaseñoraTrenorhizounapausaparasaborearelespectáculoqueofrecíalaseñoritaBartensusesfuerzosporordenarelbarullodesucorrespondencia.

—Pero no sólo se trata de losWetherall y deCarry—prosiguió con unnuevo acento de queja—. Lo cierto es, que lady Cressida Raith me hadecepcionadotremendamente.

—¿Decepcionado?¿Acasonolaconocías?

—Diosmío,no…Ayerlaviporprimeravez.LadySkiddawlaenvióconcartasparalosVanOsburghyoídecirqueMaríavanOsburghdabaunagranfiestaensuhonorestasemana,asíquepenséqueseríadivertidorobárselayJack Stepney, que la conoció en la India, me ayudó a conseguirlo. MaríaestabafuriosaytuvoladesfachatezdehacerqueGwenseinvitaraaveniraquíafindenoquedarcompletamentealmargen…¡SillegoasabercómoeraladyCressida, les habría dicho que ya podían confitársela! Pero pensaba quecualquier amigo de los Skiddaw tenía que ser divertido. ¿Recuerdas loanimadaqueeraladySkiddaw?Habíavecesenqueteníaquehacersaliralaschicasde lahabitación.Además, ladyCressidaeshermanade laduquesadeMeltshireysupusequeseparecerían,peroconesasfamiliasinglesasnuncasesabe.SontannumerosasquehaymiembrosdetodasclasesyresultaqueladyCressidaesdelaclasemoralista:estácasadaconunclérigoydesempeñaunalabormisionera enelEastEnd. ¡Imagínate, tomarme tantasmolestiaspor laesposadeunpastorquellevajoyasindiasyesaficionadaalabotánica!Ayerobligó a Gus a enseñarle todos los invernaderos y le aburrió a muertepreguntándolelosnombresdelasplantas.¡Letratócomosifueraeljardinero!

La señora Trenor profirió esta última exclamación en un tono deindignacióncreciente.

—Bueno, a lo mejor lady Cressida consigue que los Wetherall sereconcilienconCarryFisher—insinuólaseñoritaBartconacentoconciliador.

—¡Ojalá fuera así! Pero está aburriendo espantosamente a todos loshombres y, si empieza a distribuir folletos, como tengo entendido que suelehacer,serádemasiadodeprimente.Lopeoresquehabríasidomuyútilenelmomentooportuno.Yasabesquetenemosqueinvitaralobispounavezalaño,yellahabríadadolanotaapropiadaa laocasión.Siempretengomalasuerteconlasvisitasdeobispo—añadiólaseñoraTrenor,acuyoatribuladoestadode ánimo se sumaba ahora una oleada de recuerdos que iba rápidamente enaumento—.Elañopasado,cuandoestabaaquí,GusseolvidódeélytrajoalosWintonylosFarley…¡queentre loscuatro tienencincodivorciosyseisgruposdeniñosensuhaber!

—¿CuándosemarchaladyCressida?—preguntóLily.

LaseñoraTrenorlevantólosojosalcielo,desesperada.

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—Querida,¡ojalálosupiera!TeníatantaprisaporalejarladeMaríaquesemeolvidófijarunafecha,yGusdicequelehaoídodeciraalguienquepiensaquedarseaquítodoelinvierno.

—¿Aquí?¿Enestacasa?

—Noseastonta…enAmérica.Perosinadiemáslainvita…yasabesquejamásvanaunhotel.

—QuizáGuslohadichoparaasustarte.

—No…he oído decir a BerthaDorset que dispone de seismeses libresmientras su marido hace una cura de aguas en la Engadina. ¡Tendrías quehabervisto lamiradaausentedeBertha!Peronoespara tomarloa la ligera,¿sabes?Sisequedaaquítodoelotoño,seráunverdaderodesastreyMaríavanOsburghnocabráensídegozo.

Ante esta perspectiva, la voz de la señora Trenor tembló deautocompasión.

—¡Oh, Judy…comosialguiensehubieraaburrido jamásenBellomont!—protestó con mucho tacto la señorita Bart—. Sabes perfectamente que,aunquelaseñoraVanOsburghreunieraalosmejoresinvitadosytedejaraatilospeores,túconseguiríasanimarlafiestayellano.

Semejante declaración habría bastado en un momento normal paradevolver la ecuanimidad a la señora Trenor, pero en esta ocasión no logróalisarsuceñofruncido.

—Nose trata sólode ladyCressida—se lamentó—.Todoha salidomalestasemana.MehefijadoenqueBerthaDorsetestáfuriosaconmigo.

—¿Furiosacontigo?¿Porqué?

—Porque le dije que veníaLawrenceSelden, que al final no ha queridovenir;peroellaeslobastanteinsensataparacreerqueesculpamía.

LaseñoritaBartdejó laplumasobre lamesaysequedómirandolanotaqueacababadeempezar.

—Pensabaqueestoeraaguapasada.

—Yasí es, en loquea él concierne.Ydesde luegoBerthanohaestadoencerradadesdeentonces.Peromeparecequeahorano tienecompañía…yalguien me insinuó que invitara a Lawrence. Pues bien, lo hice y no pudeconvencerle para que viniera, y ahora supongo que ella se vengará de mísiendoodiosacontodoelmundo.

—Oquizáopteporvengarsedeél,siendoencantadoraconotro.

LaseñoraTrenormoviólacabezaconexpresiónlúgubre.

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—Sabequesequedaríatanfresco.Además,¿quéotro?AliceWetherallnopierde de vista a Lucius. Ned Silverton sólo ve a Carry Fisher… ¡pobremuchacho! Gus se aburre con Bertha, Jack Stepney la conoce demasiadobien…y…¡pues,claro,estáPercyGryce!

Laidealehizosonreíryseincorporó,contenta.

ElsemblantedelaseñoritaBartnoesbozósiquieraunasonrisa.

—Oh,nocreoqueellayelseñorGrycepuedancongeniar.

—¿Quieresdecirqueellaleescandalizaráyéllaaburriráamuerte?Bueno,noestanmalprincipio,¿sabes?Perotengolaesperanzadequenoseleocurraconquistarle,porqueheinvitadoaPercyespecialmenteparati.

Lilyseechóareír.

—Merciducompliment!Desdeluego,nopodríacompetirconBertha.

—¿Teheofendido?Nolohedichoconestaintención,teloaseguro.Todoelmundo sabe que eresmil vecesmás guapa ymás inteligente queBertha;peronosabessermalay,alalarga,lamujermalaeslaquesiempreconsigueloquequiere.

LaseñoritaBartafectóunairereprobatorio.

—CreíaqueapreciabasaBertha.

—¡Ylaaprecio!Esmuchomásseguroapreciaralaspersonaspeligrosasyellaloes…y,sialgunavezlahevistodispuestaaportarsemal,esahora.Loadivino por la conducta de George, que es un barómetro perfecto; siempresabecuándoBerthavaa…

—¿Caer?—sugiriólaseñoritaBart.

—¡Noseastonta!Yasabesqueaúntienefeenella.Porotraparte,yonodigoqueBerthasearealmentemala,sóloqueleencantafastidiaralagenteyenespecialalpobreGeorge.

—Bueno, parecehabernacidopara estepapel…Nomeextrañaque ellanecesitecompañíasmásalegres.

—Oh, George no es tan triste como crees. Si Bertha no le dierapreocupaciones,seríamuydiferente.Osiledejaraenpazypudieraorganizarsuvidaasugusto.Peroellanoseatreveaperderleporeldinero,yasí,cuandoélnoestáceloso,fingeestarloella.

LaseñoritaBartcontinuóescribiendoensilencioysuanfitrionasequedópensandoconelceñotodavíamásfruncido.

—¿Sabes qué haré? —exclamó tras una larga pausa—. ¡Llamaré por

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teléfonoaLawrenceylediréquehadevenirsinfalta!

—Oh, no lo hagas —respondió Lily, súbitamente ruborizada,sorprendiéndose a sí misma casi tanto como a su amiga, quien, aunque nosolía percatarse de los cambios faciales, la miró de hito en hito, un pocoperpleja.

—¡Diosmío,Lily,quéhermosaeres!¿Porqué?¿Porquétedisgustatanto?

—¡En absoluto! Me gusta. Pero si te mueve la benévola intención deprotegermedeBerta…nocreoquenecesiteesaprotección.

LaseñoraTrenorseenderezóconunaexclamacióndesorpresa.

—¡Lily!¿Percy?¿Quieresdecirquelohasconseguido?

LaseñoritaBartsonrió.

—SóloquierodecirqueelseñorGryceyyoempezamosasermuybuenosamigos.

—Hum…comprendo.—LaseñoraTrenorlacontempló,entusiasmada—.Yasabesque,segúndicen,tieneunarentadeochocientosmilanuales…ynogasta nada, excepto en libracos antiguos. Y su madre sufre una dolenciacardiacay ledejarámuchísimomás.Oh,Lily,actúaconmuchaprudencia…—leconjurósuamiga.

LaseñoritaBartcontinuósonriendoplácidamente.

—Nodebodecirle,porejemplo,quetieneunmontóndelibracosantiguos—observó.

—No, claro que no; ya sé que eres estupenda en eso de sacar los temasfavoritos de la gente. Pero es horriblemente tímido y se escandaliza confacilidady…y…

—¿Por qué no lo dices, Judy? ¿Que tengo fama de ir a la caza de unmaridorico?

—Oh, no quería decir esto; él no lo creería de ti… por lo menos alprincipio—dijolaseñoraTrenorconfranquezayastucia—,peroyasabesqueaquí el ambiente suele ser animado (tengo que avisar a Jack y aGus), y sipensaraqueeres loque sumadre llamaría frívola…bueno,ya sabesdequéestoy hablando. ¡No te pongas para la cena el vestido escarlata de crêpe deChineynofumes,sipuedesevitarlo,Lily,querida!

Lilyapartólatareaterminadaconunasonrisairónica.

—Eresmuybuena,Judy:guardarémiscigarrillosbajollaveymepondréese vestido de la temporada pasada queme has enviado estamañana.Y, sirealmente te interesas pormi carrera, ten la amabilidad de no pedirme que

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vuelvaajugaralbridgeestanoche.

—¿Albridge?¿Tambiénestáencontradelbridge?¡Oh,Lily,quévidatanhorrible te espera! Pues claro que no te lo pediré… ¿por qué no me loinsinuasteanoche?¡Loharíatodoparavertefeliz,pobrecitamía!

YlaseñoraTrenor,rebosandodelaansiedadpropiadesusexoporallanarelcaminodelverdaderoamor,envolvióaLilyenunlargoabrazo.

—¿Estásbiensegura—añadió,solícita,mientrasLilysedesasía—dequenoquieresquetelefoneeaLawrenceSelden?

—Completamentesegura—respondióLily.

LostresdíassiguientesdemostraronatotalsatisfaccióndelaseñoritaBartsucapacidadparallevarsusasuntossinayudasexternas.

SentadaenlatardedelsábadoenlaterrazadeBellomont,sonreíaalpensaren el temor de la señora Trenor de que pudiera precipitarse. Quizá habríanecesitadotaladvertenciasilosañosnolehubieranenseñadounalecciónmuyprovechosa.Aestasalturasseenvanecíadesaberadaptarsealritmodelobjetode su persecución. En el caso del señor Gryce había considerado oportunorevolotearpordelantedeél,eludiéndoleyatrayéndoledeunaveladaintimidadaotra.Elambientequelesrodeabaerapropicioaestaclasedecoqueteo.Fielasupalabra,laseñoraTrenornohabíadadomuestrasdeesperaraLilyenlamesa de bridge e incluso había insinuado a los demás jugadores que noexpresaranningunasorpresaante su insólitoabandono.Graciasaesteaviso,Lily se convirtió enel centrodeaquella solicitud femeninaque rodeaaunamujer joven en la temporadade celo.Se creó tácitamente a su alrededorunárea de soledad en medio de la bulliciosa existencia de Bellomont y susamigasnopodríanhaberhechogaladeunamayordisposiciónalretraimientosi el flirteo hubiera ido acompañado de todos los atributos de una aventuraamorosa.EnelgrupodeLily,estaconductaimplicabaunacomplicidadenlacomprensióndesusmotivosyelseñorGrycecrecióensuestimacuandoviolaconsideracióndequeeraobjeto.

LaterrazadeBellomontenunatardedeseptiembreeraunlugaridealparaelsentimentalismo,ylaseñoritaBart,apoyadaenlabalaustradaquedominabaeljardín,aciertadistanciadelanimadogruporeunidoentornoalamesadelté, parecía absorta en el laberinto de una felicidad inarticulada.En realidad,sus pensamientos hallaban una expresión muy definida en la tranquilarecapitulacióndelasbendicionesquelepreparabaeldestino.Desdesuatalayapodía verlas encarnadas en la forma del señor Gryce, quien, vistiendo unabrigoligeroyunabufanda,estabasentadoconciertonerviosismoenelbordedesusilla,mientrasCarryFisher,contodalaenergíademiradasygestosconquelanaturalezayelartelahabíandotado,leinstabaacumplirconeldeber

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detomarparteenlatareadelareformamunicipal.

ElúltimopasatiempodelaseñoraFishereralareformamunicipal,alquehabíaprecedidounceloequivalenteporelsocialismo,elcual,asuvez,habíareemplazado una entusiasta campaña en favor de la Ciencia Cristiana. LaseñoraFishererabaja,impulsivaydramáticayteníaenlasmanosylosojosunos instrumentos admirables que ponía al servicio de las sucesivas causasqueibaabrazando.Cometía,sinembargo,elerrorcomúnatodoslosfanáticos,que es pasar por alto la falta de reacción del auditorio, yLily contemplaba,divertida, su ceguera ante la resistencia evidente en todos los aspectosde laactitud del señor Gryce. Ella sabía que los pensamientos de éste oscilabanentreeltemorderesfriarsesiestabademasiadoratoalairelibreaaquellahorayelmiedodeque, si entrabaen lacasa, la señoraFisher le siguieraconunpapelparaobligarleafirmarlo.ElseñorGrycesentíaunarepugnanciainnataaloqueélllamaba«comprometerse»y,pormuygrandequefueralaestimaenque tenía su salud, decidió sin duda que era más seguro seguir fuera delalcancedeplumaytintahastaqueelazar lerescatarade la insistenciade laseñoraFisher,ymientrastantodirigíamiradasangustiosasalaseñoritaBart,cuyaúnicareacciónerasumirseenunaactituddeensimismamientocadavezmásatractivo.Habíaaprendidoavalorarelefectodelcontraste,queponíaderelieve sus encantos, y era plenamente consciente del grado en que lavolubilidaddelaseñoraFisherrealzabasupropiososiego.

La despertó de susmeditaciones la aparición de su primo Jack Stepney,que volvía por el jardín de la pista de tenis en compañía de Gwen vanOsburgh.

La pareja en cuestión estaba ligada por la misma clase de relaciónsentimental que aquella en que se veía envuelta Lily, la cual se sintió algomolestaalcontemplarloqueseleantojóunacaricaturadesupropiasituación.LaseñoritaVanOsburgheraunamuchachacorpulenta,desuperficiesplanasyningún rasgosobresaliente. JackStepneyhabíadichodeellaenunaocasiónque era tan de fiar como un asado de carnero; sus gustos en aquel terrenotendían a una dieta menos sólida y más especiada, pero el hambre haceapetitosocualquiermanjaryhabíahabidoocasionesenqueelseñorStepneysóloteníaunmendrugo.

Lilyestudiócon interés laexpresiónde sus rostros;elde lachicaestabavueltohaciaeldesucompañerocomounplatovacíoesperandoser llenado,mientraselhombrequecaminabaapasodesgarbadojuntoaellarevelabayaelincipienteaburrimientoquenotardaríaenresquebrajarsufrágilsonrisa.

«¡Qué impacientes son los hombres!—reflexionó Lily—. Lo único queJackdebehacerparaconseguirtodoloquequiereescallarydejaralachicaque se case con él, mientras yo tengo que calcular, tramar, retroceder y

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avanzarenunintrincadobailedelqueperderíaparasiempreelritmosidieraunsolopasoenfalso».

Amedidaque seacercaban,una ideaextravagante seabriócaminoen lamentedeLily:existíaciertoparecidodefamiliaentrelaseñoritaVanOsburghyPercyGryce.Nosetratabadeningunasimilitudderasgos:Gryceeraguapodeunmododidáctico—parecíaeldibujodeunaesculturadeyeso,hechoporunalumnoaventajado—,mientrasqueelrostrodeGwensólopodíasercopiade una cara pintada en un globo infantil. Pero la afinidadmás profunda erainconfundible: los dos tenían los mismos prejuicios e ideales y la mismacualidad capaz de eliminar todas las demás normas, sólo prescindiendo deellas.Este atributo era común a casi todos losmiembros del grupo deLily:poseían una fuerza negativa que borraba todo cuanto se hallaba fuera delalcance de su percepción. En resumen, Gryce y la señorita Van Osburghestaban hechos el uno para el otro por todas las leyes de correspondenciamoral y física… «Y sin embargo —meditó Lily—, ni siquiera se miran.Ambos buscan a una persona de diferente raza, de mi raza y la de Jack,provista de toda clase de intuiciones, sensaciones y percepciones cuyaexistencianisiquieraadivinan.Ysiempreconsiguenloquequieren».

CharlóconsuprimoyconlaseñoritaVanOsburghhastaqueelceñoalgofruncidodeestaúltimaleindicóqueinclusoeldiálogoanodinoentreparientespodía ser objeto de suspicacias; entonces la señorita Bart, consciente de lanecesidad de no suscitar enemistades en este punto crucial de su carrera, sehizoaun ladoparaque la felizparejapudiera continuar su caminohacia lamesadelté.

Después de sentarse en el peldaño superior de la terraza, Lily apoyó lacabeza en lamadreselva que trepaba por la balaustrada.La fragancia de lasúltimas flores parecía una emanación de la idílica escena, del paisajedomesticado hasta el grado máximo de elegancia rural. En primer términoresaltabanloscolorescálidosdelosjardines.Másalládelpradoseextendíanlospastos,unasuavependientesalpicadadecabezasdeganadoyplantadadearcespiramidales,deuntonodoradopálido,yaterciopeladosabetos;atravésdeunlargoyumbrosoclaro,elríoserpenteabayseensanchabahastaformarun lago, rutilante bajo la luz plateadade septiembre.Lily no tenía ganas deunirsealcírculoquerodeabalamesadelté.Representabaelfuturoquehabíaelegidoyestaba satisfechaconél, peronadaansiosapor saborear susgocesantesdetiempo.LacertezadequepodíacasarseconPercyGrycecuandoseleantojara le había quitado de encima un gran peso y sus apuros económicoserandemasiadorecientesparaquesueliminaciónnocausaraunasensacióndealivio que una inteligencia menos perspicaz habría confundido con lafelicidad.Susvulgarespreocupacioneshabíanterminado.Podríaorganizarsuvidacomoseleantojara,encumbrarsehastaaquelempíreodeseguridadque

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eraimpenetrableparalosacreedores.TendríavestidosmáselegantesqueJudyTrenorymuchísimasmásjoyasqueBerthaDorset.Severíalibreparasiemprede los subterfugios, losexpedientesy lashumillacionesde los relativamentepobres.

Envezdehalagar,seríahalagada;envezdeagradecer, recibiríagratitud.Podría ajustar algunas viejas cuentas y devolver antiguos favores. Y noabrigabadudasrespectoaladimensióndesupoder.SabíaqueelseñorGryceera del tipo mezquino y suspicaz, inaccesible a los impulsos y emociones;teníalaclasedecarácterenquelaprudenciaesunvicioylosbuenosconsejos,elalimentomáspeligroso.PeroLilyyahabíaconocidoaaquellaespecieyeraconscientedequeunanaturalezatanrecelosanecesitabaunenormedesahogoparasuegoísmo,yestabadecididaaserparaélloquehabíasidohastaahorasu colección de libros americanos: la única posesión de la que seenorgullecería lo suficiente para invertir dinero en ella. Sabía que estagenerosidadegoístaesunadelasformasdelaavaricia,yresolvióidentificarsehastatalpuntoconlavanidaddesumarido,queconcederletodossusdeseosllegaraaserparaéllamásexquisitaformadeautocomplacencia.Talsistemapodíaobligarlaalprincipioarecurriralosmismossubterfugiosyexpedientesdelosqueestabadestinadoalibrarla,peroteníalaseguridaddepoderjugarasumodoalcabodemuypocotiempo.¿Cómoibaadesconfiardesuspoderes?Su misma belleza no era el don efímero que habría sido en manos de lainexperiencia:sumaestríaenrealzarla, loscuidadosqueleprodigaba,elusoquehacíadeellaparecíanprestarleunaespeciedeinmutabilidad.Lilysentíaquepodíaconfiarenellaparaquelacondujerasindificultadeshastasumeta.

Y la meta, en general, merecía la pena. La vida no era la burla queimaginaratresdíasantes.Habíaunlugarparaella,despuésdetodo,enaquelmundo de placer, atestado y egoísta, del que hacía muy poco tiempo supobreza parecía excluirla. Aquellas personas a las que había ridiculizado yenvidiado al mismo tiempo estaban contentas de hacerle sitio en el círculoencantado en torno al cual giraban todos sus deseos.No eran tanbrutales yególatras,o,mejordicho,comoyanoseríanecesariohalagarlasniseguirleslacorriente,aquelaspectodesunaturalezasaltabamenosalavista.Lasociedades un ente giratorio que suele juzgarse según el lugar que ocupa en elfirmamento de cada persona; y en aquelmomento volvía su cara iluminadahaciaLily.

Bajo su resplandor rosado, todos los huéspedes parecían llenos decualidades amables. A Lily le gustaba su elegancia, su ligereza, su falta deénfasis;inclusosuseguridadensímismos,queavecespodíaconfundirseconlanecedad,seleantojabaahoraelsignológicodesuascendenciasocial.Erandueños del únicomundo que le importaba y estaban dispuestos a admitirlaentresusfilasydejarlamandarasulado.Yaempezabaasentirensuinterior

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unaincipientesumisiónasusnormas,unaaceptacióndesuslimitaciones,unaincredulidad hacia las cosas en que no creían, una piedad desdeñosa por lagentequenopodíavivircomoellos.

Elprecozcrepúsculocaíadesoslayosobreelparque.Atravésdelasramasdelalargaavenidaquediscurríaalfondodelosjardinesvislumbróeldestellodeunasruedasyadivinóqueseacercabanmásinvitados.Oyóunmovimientoasusespaldas,unrumordepasosyvoces:porlovistoelgrupoquerodeabalamesadeltéseestabadispersando.Alcabodeunosmomentossonaronpasosdetrásdeellaen la terraza.SupusoqueelseñorGrycehabíaencontradoporfin un medio de escapar de su difícil situación y sonrió ante el hechosignificativo de que acudiera a reunirse con ella en vez de retirarseinmediatamentealladodelfuego.

Se volvió para dispensarle la acogida a la que su galantería le hacíaacreedor,peroelsaludosedisolvióenunrubordeasombroporqueelhombrequeseacercabaaellaeraLawrenceSelden.

—Como ve, al final he venido —dijo, pero, antes de que Lily tuvieratiempodecontestar;laseñoraDorset,interrumpiendounsosocoloquioconeldueño de la casa, fue a interponerse entre ellos con un pequeño gesto deapropiación.

CapítuloV

El cumplimiento del precepto dominical se distinguía principalmente enBellomont por la puntual aparición del flamante ómnibus destinado atransportaraloshabitantesdelacasaalapequeñaiglesiaerigidaenlaentradadelafinca.Lacuestióndesialguiensubíaonoalvehículoeradeimportanciasecundaria,yaquealdetenerseenelumbralnosóloatestiguabalasortodoxasintencionesdelafamilia,sinoquehacíasentiralaseñoraTrenor,cuandoporfinlooíaalejarse,queenciertomodohabíahechousoindirectodeél.

LaseñoraTrenorsosteníalateoríadequesushijasibanalaiglesiatodoslos domingos, pero, como las creencias de su institutriz llevaban a ésta a laparroquiarivalylasfatigasdelasemananopermitíanalamadresalirdesuhabitaciónantesdelalmuerzo,casinuncahabíanadiepresenteparaverificarlos hechos. De vez en cuando, en un espasmódico arranque de virtud —cuando en la casa había reinado un tumulto excesivo por la noche—, GusTrenorembutíasuafablecorpachónenunaceñidalevitaysacabadelacamaasushijas;pero,comoexplicóLilyalseñorGryce,casinuncaseacordabadeestedeberpaternalhastaqueseoíanrepicarlascampanasdelaiglesiaalotro

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ladodelparqueyelómnibusyasehabíamarchado.

Lily había insinuado al señor Gryce que este descuido de los deberesreligiosos era contrario a sus propias tradiciones, y que en sus visitas aBellomont acompañaba con regularidad a la iglesia aMuriel y Hilda. Estoconcordabacon laafirmación, tambiénconfidencial,dequenohabía jugadonunca al bridge, y, al ser «invitada» a hacerlo la nochede su llegada, habíaperdido una considerable cantidad de dinero por culpa de su ignorancia deljuegoyde lasreglasqueregían lasapuestas.NocabíadudadequeelseñorGryce disfrutaba de su estancia en Bellomont. Le gustaba el ambientedistendidoylujosoyellustrequeleotorgabasermiembrodeaquelgrupodepersonas ricas y famosas. Pero le parecía una sociedad muymaterialista; aveces le asustaba la charla de los hombres y lamirada de lasmujeres, y lealegrabaconstatarquelaseñoritaBart,peseatodasusolturaydominiodesímisma,nosesentíaasusanchasenunaatmósferaambigua.PorestarazónleagradóenespecialsaberqueeldomingoporlamañanaacompañaríacomodecostumbrealasniñasTrenoralaiglesia,y,mientraspaseabaporlaexplanadadegravaqueseextendíaantelacasa,conelabrigodeentretiempoalbrazoyel libro de rezos en la mano enguantada, reflexionaba gratamente sobre lafirmezadecarácterquelamanteníafielalastradicionesdelainfanciaenunambientetansubversivocontralosprincipiosreligiosos.

Durantemucho rato, el señorGryce y el ómnibus esperaron solos en laexplanada pero, lejos de lamentar tan deplorable indiferencia de los otrosinvitados, el primero empezó a abrigar la esperanza de que la señoritaBartsalieradelacasasincompañía.Sinembargo,lospreciososminutosvolaban;los vetustos castaños arañaban la tierra y salpicaban de espuma sus ramasimpacientes; el cochero parecía petrificarse lentamente en el pescante y ellacayoenelumbral;yladamaseguíasinhacersuaparición.Deprontoestallóen la puerta un rumor de voces y un crujido de faldas y el señor Gryce,guardándoseunavezmásel reloj enelbolsillo, sevolvióconun sobresaltonervioso; pero lo único que pudo hacer fue ayudar a la señoraWetherall asubiralcarruaje.

LosWetherall ibansiemprea la iglesia.Pertenecíanal inmensogrupodeautómatashumanosquepasanporlavidasindescuidarunosolodelosgestosejecutados por las demás marionetas. Es cierto que las marionetas deBellomontnoibanalaiglesia,perootrasigualmenteimportanteslohacían,yelcírculodelseñorylaseñoraWetheralleratanamplioqueDiosfigurabaensulistadevisitas.Aparecieron,porconsiguiente,puntualesyresignados,conel aire aburrido de las personas resueltas a «quedarse en casa», y detrás deellos,rezagadasycadaunaporsulado,salieronMurielyHilda,bostezandoyajustándosemutuamentecintasyvelos.HabíanprometidoaLilyirconellaala iglesia, según declararon, y Lily era tan buena que no les molestaba

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complacerlas, aunqueno imaginabanporquése lehabíaocurridosemejanteidea;porsuparte,habríanpreferidojugaraltenisconJackyGwen.LasniñasTrenor fueron seguidas por lady Cressida Raith, una curtida aparición convestidodesedaestampadayabaloriosetnológicosque,alverelómnibus,seadmiró de que no fueran a pie cruzando el parque, pero que, al oír lahorrorizadaprotestadelaseñoraWetherallsegúnlacuallaiglesiasehallabaacasi dos kilómetros de distancia, lanzó una ojeada a los tacones de dichaseñorayconvinoenlanecesidaddeirsobreruedas;yasífuecomoelpobreseñor Gryce se encontró viajando entre cuatro mujeres cuyo bienestarespiritualnoleimportabaenabsoluto.

QuizálehabríaconsoladosaberquelaseñoritaBarthabíatenidorealmentelaintencióndeiralaiglesia.Inclusosehabíalevantadomástempranoquedecostumbrecontalpropósito,puesselehabíaocurridolaideadequelavistade su figura entallada en un vestido gris de corte devoto y sus famosaspestañas entornadas sobre un libro de rezos pondría el broche de oro a lasubyugación del señor Gryce y haría inevitable cierto incidente que habíadecidido provocar durante el paseo que darían juntos después del almuerzo.Susintenciones,ensuma,nohabíansidonuncamásdefinidas,perolapobreLily,pormuyduroqueparecierasubarnizexterior,eraensuinteriormaleablecomolacera.Sufacultaddeadaptación,deidentificaciónconlossentimientosajenos,eraútildevezencuandoenpequeñascontingencias,peroconstituíaunobstáculoenlosmomentosdecisivosdesuvida.Eracomounaplantaacuáticaa merced de las mareas, y hoy toda la corriente de su estado de ánimo laempujabahaciaLawrenceSelden. ¿Porquéhabíavenido?¿Eraparaverla aellaoaBerthaDorset?Talespreguntastendríanquehabersidolasúltimasqueseplantearaenaquelprecisoinstante,pero,enlugardecontentarseconpensarquehabíarespondidosencillamentealadesesperadallamadadesuanfitriona,ansiosapor interponerloentresímismayelmalhumorde laseñoraDorset,Lily no descansó hasta que supo por la señora Trenor que Selden habíaacudidoporpropiainiciativa.

—Nisiquieramehatelegrafiadoyhaencontradoporcasualidadlatartanaen la estación. Quizá aún haya algo entre él y Bertha, después de todo—concluyólaseñoraTrenorconexpresiónpensativa,antesdeirsearectificarladistribucióndesusinvitadosparalacena.

Quizá sí, pensó Lily, pero por poco tiempo, a menos que ella hubieraperdido su astucia. Si Selden había venido a Bellomont a instancias de laseñoraDorset,sisequedaba,seríaapeticiónsuya:laveladaanteriorasíselohabíadadoaentender.LaseñoraTrenor,fielasusencilloprincipiodehacerfelices a sus amigos casados, había colocado a Selden al lado de la señoraDorset en la mesa, pero, obedeciendo las seculares tradiciones de lascasamenteras,habíaseparadoaLilydelseñorGryce,enviandoalaprimeraal

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ladodeGeorgeDorsetyemparejandoalseñorGryceconGwenVanOsburgh.

LaconversacióndeGeorgeDorsetnoafectabaparanadaal cursode lospensamientosdesuvecinademesa.Aquejadodedispepsia,estabaempeñadoendescubrir los ingredientesnocivosdecadaplatoysólo ledistraíadeestapreocupación la voz de su mujer. En esta ocasión, sin embargo, la señoraDorset no tomaba parte en la conversación general, sino que hablaba conSeldenenunmurmullo,volviendounaespaldadesnudaydespreciativaasuanfitrión,quien, lejosdeofenderseporeldesaire,seentregabaa losexcesosgastronómicosconlaalegreirresponsabilidaddeunhombrelibre.Encambio,la actitud de su esposa era un asunto de tan evidente preocupación para elseñorDorset que, cuando no rascaba la salsa del pescado o extraía lamigahúmedadelinteriordesupanecillo,estirabaeldelgadocuelloparapoderverlaentreloscandelabros.

LaseñoraTrenorhabíacolocadoamaridoymujerenladosopuestosdelamesa, gracias a lo cual Lily podía observar también a la señora Dorset y,dejandovagarlamiradaunospalmosmásallá,tuvooportunidaddehacerunarápida comparación entre Lawrence Selden y el señor Gryce. Aquellacomparación fue su ruina. ¿Porqué, sino, concibióun interés tan repentinoporSelden?Leconocíadesdehacíaochoañosomás:desdeelregresodeLilyaAmérica,siemprehabíapertenecidoasuentorno.Sealegrabadecenarasulado,leencontrabamásagradablequealamayoríadeloshombresydeseabavagamentequeposeyera lasotrascualidadesnecesariasparaserdignodesuatención; pero hasta ahora había estado demasiado ocupada con sus propiosasuntosparaconsiderarlealgomásqueunodelosplacenterosaccesoriosdelavida.LaseñoritaBarteraunaperspicazlectoradelpropiocorazónyvioquesuimprovisadapreocupaciónporSeldensedebíaalhechodequesupresenciaproyectabaunaluznuevasobreloquelarodeaba.Noeraunserexcepcionalnideunabrillanteznotable;ensupropiaprofesiónlesuperabanhombresqueaellalahabíanaburridoenmuchascenasinterminables.Setratabamásbiendequehabíaconservadociertoaislamiento social, el airedivertidodequienestáviendoel espectáculodeunamaneraobjetiva,dequien tienepuntosdecontactofueradelagranjauladoradaenlaquetodosseapiñabanparaquelamultitudlosadmirase.¡QuéatractivoleparecíaaLilyelmundodefueradelajaulacuandooíalapuertacerrarsedetrásdeellaconestruendo!Enrealidad,yella losabía, lapuertanosecerrabanunca:estabapermanentementeabierta;perolamayoríadeloscautivoserancomomoscasenunabotella,que,unavezhabían entrado, ya no sabían recobrar la libertad. La distinción de Seldenestribabaenquenoolvidabanuncaelcaminodesalida.

Tal era el secreto de cómo Selden reajustaba la visión de Lily. Ésta, alapartarlavistadeél,sepusoaexaminarsupequeñomundoconlaretinadesuamigo: fue como si las pantallas rosadas se hubieran quedado a oscuras y

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hubiese entrado la polvorienta luz diurna. Recorrió la mesa con la mirada,estudiandoaloscomensalesunoporuno,desdeGusTrenor,consumacizaycarnívora cabezahundida entre los hombrosmientras cortabaun chorlito engelatina,hastasumujer,enelotroextremodelalargamesaadornadaconuncentrodeorquídeas,queconsu llamativabelleza recordabaelescaparatedeunajoyeríailuminadoconluceseléctricas.Yentrelosdos,¡quéprocesióndecabezas huecas! ¡Qué aburridas y triviales eran aquellas personas! Lily lasrepasócondesdeñosa impaciencia:CarryFisher, con sushombros, susojos,sus divorcios, su aire general de encarnar un «párrafo picante»; el jovenSilverton,quehabíapensadovivirdelacorreccióndemanuscritosyescribirunaepopeya,yqueahoravivíadesusamistadesyeraunexpertoen trufas;Alice Wetherall, una lista de visitas hecha carne cuyas convicciones másfervientesleservíanpararedactarinvitacionesygrabartarjetasparasuscenas;Wetherall,consuperpetuoticdeasentimiento,suairedeestardeacuerdoconlagenteantesdesaberloquedecían;JackStepney,consusonrisaconfiadaysusojosansiosos,amediocaminoentreunpolicíayunaheredera;GwenVanOsburgh, con toda la ingenua seguridad de una jovencita a quien han dichoquenohaynadietanricocomosupadre.

Lilysonrióanteestaclasificacióndesusamigos.¡Quédiferenteslehabíanparecidosólounashorasantes!Entonceseranelsímbolodeloqueganabayahorarepresentabanaquelloaloqueestabarenunciando.Porlatardeparecíandotadosdebrillantes cualidades; ahoraveía que eranpersonas anodinas conmodalesestridentes.Bajoeloropeldesusoportunidades,violapobrezadesuslogros.No deseaba que fueranmás desinteresados, sólomás pintorescos.Yrecordó, avergonzada, cómo había sentido hacía pocas horas la fuerzacentrípetade susnormasdeconducta.Cerró losojosun instantey laociosarutina de la vida que había elegido se extendió ante ella como una largacarreterablancasincurvasnideclives;eraciertoquelarecorreríaencocheyno a pie, pero a veces el caminante saborea la diversión de un atajo cuyosplaceresestánvedadosaquienesviajansobreruedas.

LadespertóunarisitaahogadaqueelseñorDorsetparecióemitirdesdelasprofundidadesdesudelgadocuello.

—¡Cielos!Mírela—exclamó, volviéndose hacia la señoritaBart en tonodeburla—.Perdone,pero¡mireamiesposaponiendoenridículoaesepobrediablo!Unojuraríaqueestálocaporél…yestotalmentealrevés,selopuedoasegurar.

Instadadeestemodo,LilydirigiólamiradaalespectáculoqueprocurabaalseñorDorsetunaalegríatanlegítima.Nocabíadudadequeteníarazón:laseñoraDorsetparecíaserlapartemásactivadelaescena,mientrassuvecinodaba la impresiónderecibirsus insinuacionesconuna tibiasatisfacciónqueno le impedía seguir cenando.Lily recobró el buen humor y, conociendo la

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forma peculiar que adoptaban los temores conyugales del señor Dorset,preguntóalegremente:

—¿Notieneustedunoscelosterribles?

Dorsetacogióestasalidaconentusiasmo.

—¡Oh,sí,abominables!Hadadoustedenelclavo;metienendespiertoporlanoche.Losmédicosmedicenqueestoscelosinfernalesmehandestrozadoladigestión…Nopuedocomerniunbocadomásdeestabazofia—añadióderepente, apartando el plato con expresión compungida, y Lily, siempreadaptable, concedió su radiante atención a una prolongada denuncia de loscocinerosajenos,seguidaporunadiatribasuplementariacontralascualidadestóxicasdelamantequilladerretida.

A Dorset no le resultaba fácil encontrar a una interlocutora tan biendispuesta y, como era un hombre, además de un enfermo de dispepsia, esposiblequeamedidaqueleenumerabasuslamentaciones,desarrollaraciertasensibilidad a su rosada simetría. En cualquier caso, requirió la atención deLily tanto rato que ya servían los postres cuando ésta pudo oír una frasepronunciada a su otro lado, donde la señorita Corby, la cómica del grupo,bromeabasobreelinminentecompromisodesuvecino,JackStepney.ElpapeldelaseñoritaCorbyeraeldebufónysiempreentrabaenlaconversaciónconunavolteretasobrelasmanos.

—¡YsindudaSimRosedaleseráelpadrino!—laoyóexclamarLilycomoculminación de sus pronósticos, y Stepney replicó, como si le hubieranpinchado:

—PorDiosqueesunabuenaidea.¡Meharíaunregalofantástico!

¡SimRosedale!Elnombre,aúnmásodiosoporeldiminutivo,irrumpióenlos pensamientos de Lily como una sonrisa obscena. Era una de lasaborrecidas posibilidades que se cernían sobre su vida. Si no se casaba conPercyGryce,talvezllegaraeldíaenquetuvieraquesercortésconhombrescomoRosedale.¿Sinosecasabaconél?Perosuintenciónerahacerlo:estabaseguradeély segurade símisma.Apartóconunestremecimiento las ideaslisonjerasquehabíaestadoacariciandoyplantódenuevolospiesenelcentrode la largayblancacarretera…Cuando subióa acostarse aquellanochevioqueelúltimocorreo lehabía traídounnuevoaluvióndefacturas.LaseñoraPeniston,queeraunamujermeticulosa,lashabíadirigidotodasaBellomont.

Porconsiguiente,laseñoritaBartsehabíalevantadoporlamañanaconlamásprofundaconviccióndequesudebererairalaiglesia.Renuncióalplacerdedesperezarseantelabandejadeldesayuno,llamóparaqueledescolgaranelvestidogrisyenvióasudoncellaapedirprestadoeldevocionariodelaseñoraTrenor.

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Perosucaminoerademasiadorazonableparanocontenerlosgérmenesdelarebelión.Apenashuboacabadosuspreparativos,sintióquedespertabanenella una especie de resistencia. Una pequeña chispa era suficiente parainflamarsuimaginaciónylavistadelvestidogrisyeldevocionarioprestadoiluminócomounfocolosañosvenideros.TendríaqueiralaiglesiaconPercyGrycetodoslosdomingos.TendríanunbancodelanteroeneltemplomáscarodeNuevaYorkyelnombredeGrycefiguraríaenlugardestacadoenlalistadeobrasbenéficasde laparroquia.Alcabodeunosaños,cuandoengordara, lenombrarían capillero. El rector cenaría en su casa una noche todos losinviernosyGrycepediríaasuesposaquerepasaralalistaparaasegurarsedeque no incluía a ninguna divorciada, excepto aquellas que habían dadomuestrasdearrepentimientocasándoseconalgúnfeligrésmuyrico.Nohabíanada especialmente arduo en esta ronda de obligaciones religiosas, perorepresentabaunafraccióndelinmensoaburrimientoquelaesperaba.¿Yquiénpodía consentir en aburrirse en una mañana tan espléndida? Lily habíadormidobienyelbañolehabíaprestadouncaloragradablequesereflejabaen la clara curva de lasmejillas.Ninguna arruga era visible estamañana, oquizáelespejoestabacolocadoenunángulomásfavorecedor.

Yeldíaeracómplicedesuestadodeánimo:undíahechoparaelimpulsoy la aventura.El aire ligeroparecía llenodeoro enpolvo; tras lashúmedasfloresdelosprados,losbosquesseteñíanderojoyardíanylascolinasdelaotramargendelríoflotabanenunainmensidadazulada.EnlasvenasdeLily,cadagotadesangrelainvitabaalafelicidad.

Un ruido de ruedas la despertó de sus fantasías y desde detrás de lapersiana vio a los pasajeros del ómnibus acomodarse en su interior. Ya erademasiadotarde…peroestonolaalarmó.LavistadelabatidorostrodelseñorGrycelesugirióinclusoquehabíaobradosabiamentealausentarse,yaqueeldesengaño reveladocon tanta ingenuidadnodejaríade incrementar eldeseodepasearconellaporlatarde.Nopensabaperderseaquelpaseo;unamiradaalas facturas del escritorio era suficiente para recordarle su necesidad. Peromientras tanto disponía de toda la mañana para ella sola y podía planearlacomo quisiera.Conocía lo bastante las costumbres deBellomont para saberquetendríaelcampolibrehastaelalmuerzo.HabíavistoalosWetherall,lasniñasTrenoryladyCressidasubiryaposentarseenelómnibus;eraseguroqueJudyTrenorsehacíalavarlacabeza;CarryFisherllevaríaasuanfitriónadarunpaseoentartana;NedSilvertondebíaestarfumandoyabandonándoseaunjuvenil desespero en su dormitorio; y Kate Corby jugaría probablemente atenisconJackStepneyylaseñoritaVanOsburgh.SóloquedabafueradesuscálculoslaseñoraDorsetyéstanobajabanuncaantesdelalmuerzo;asegurabaque los médicos le habían prohibido exponerse al aire traicionero de lamañana.

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Lilynopensósiquieraenlosdemásmiembrosdelgrupo;dondequieraqueestuviesen,noeraprobablequese inmiscuyeranensusplanes.Éstos,porelmomento,seconcretaronenunvestidoalgomáscampestreyveraniegoquelaprendaquehabríaelegidoprimero,yenbajarlasescaleras,conlasombrillaenla mano y el aire resuelto de una dama que va en busca de un poco deejercicio.El gran vestíbulo estaba vacío, aparte de lamanada de perros queesperaban junto a la chimenea y que, al observar el aspecto deportivo de laseñoritaBart,larodearoninmediatamenteconexpresivasofertasdecompañía.Ellaapartódesufalda laspatasqueproclamabantalesofertasy,despuésdeasegurar a los entusiastas voluntarios que tal vez más tarde atendería susruegos, cruzó a paso ligero el salón vacío y entró en la biblioteca, que sehallaba en un extremo de la casa y era casi la única parte antigua de lamansión de Bellomont: una habitación larga y espaciosa que revelaba lastradiciones de la madre patria en sus puertas de contramarco clásico, en lacerámica holandesa de la chimenea y en la adornada repisa interior de ésta,llena de brillantes jarras de cobre. Unos cuantos retratos de familia —caballeroscarilargosconpelucasqueocultabanloscabellosatadosenlanucacon una cinta y damas con grandes tocados y cuerpos pequeños— pendíanentre los estantes llenos de libros agradablemente antiguos: libros en sumayoríade lamismaépocaque los antepasados en cuestióny a losque losTrenorsubsiguientesnohabíanaportadoadicionesperceptibles.Dehecho,labibliotecadeBellomontjamásseutilizabaparaleer,aunquegozabadeciertapopularidadcomofumadorotranquilorefugioparaunescarceoamoroso.Sinembargo,aLilyselehabíaocurridoquetalvezenestaocasiónencontraríaallíalúnicomiembrodelgrupodeinvitadosquenoemplearíalahabitaciónparatales fines. Avanzó sin ruido por la tupida y vieja alfombra sembrada debutacas y antes de llegar al centro del aposento vio que no se habíaequivocado.LawrenceSeldenestabasentadoenunrincónpero,aunqueteníaun libro sobre las rodillas, suatenciónno ibadirigidaaél, sinoaunadamacuyafiguravestidadeencaje,reclinadaenelasientocontiguo,destacabaconexageradaesbeltezcontraeloscurocuerodelsillón.

Al ver a la pareja, Lily se detuvo y pensó por unmomento en retirarse,peroen seguida rectificóyanunció su llegadaconuna ligera sacudidade lafalda,locualhizolevantarlacabezaalosdosocupantesdelahabitación;laexpresióndelaseñoraDorseteradefrancofastidio,mientrasSeldenesbozabasu acostumbrada e impasible sonrisa. La vista de esta sonrisa produjo unefectoperturbadorenLily;peroensucasoperturbarseequivalíaarealizarunesfuerzoaúnmásbrillanteparaconservarelpropiodominio.

—¡Vaya!¿Llegotarde?—preguntó,dandolamanoaSelden,quesehabíaacercadoparasaludarla.

—¿Tarde para qué?—inquirió la señora Dorset en tono impertinente—.

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Noparaelalmuerzo,desdeluego…¿Quizáparauncompromisoanterior?

—Sí,esoes—admitióLily.

—¿Deveras?Entonces,¿estorbo?PeroelseñorSeldenestáenteramenteatudisposición.

La señora Dorset había palidecido de rabia y su antagonista encontrabaciertoplacerenprolongarsucólera.

—Oh,no,enabsoluto…quédate—respondiódebuenhumor—.Nodeseoenmodoalgunoquetevayas.

—Eresmuybuena,querida,peronuncameinmiscuyoenloscompromisosdelseñorSelden.

Laobservaciónfuepronunciadaconunligeroacentoposesivoquenopasóinadvertido al interesado, que ocultó su disgusto inclinándose a recoger ellibroquese lehabíacaídoal llegarLily.Losojosdeésta seabrierondeunmodoencantadormientrasreíacondespreocupación.

—¡Pero si no tengo ningún compromiso con el señor Selden!Mi únicaobligaciónerairalaiglesia,perometemoqueelómnibussehamarchadosinmí.Yasehaido,¿verdad?

SevolvióhaciaSelden,quiencontestóquelohabíaoídoarrancarhacíayabastanterato.

—Ah, en tal caso tendré que ir andando; prometí a Hilda y Murielacompañarlasalaiglesia.¿Dicequeesdemasiadotardeparairapie?Bueno,por lo menos tendré el mérito de haberlo intentado… y la ventaja deahorrarmelamitaddelservicio.¡Nolosientopormí,desdeluego!

Y, con un saludo de cabeza a la pareja a la que había interrumpido, laseñoritaBartcruzóelumbraldelapuertavidrierayempezóaandarcongraciaycrujidodefaldasporlalargaperspectivadelsenderoquecruzabaeljardín.

Iba en dirección a la iglesia, pero no a pasomuy rápido, hecho que noescapó a la atención de uno de sus observadores, que la miraba desde elumbralconairededivertidaperplejidad.LociertoeraqueLilysentíaunvivodesengaño.Todos susplanespara el día sebasabanen la suposicióndequeSeldenhabíaidoaBellomontparaverlaaella.Albajaralvestíbulo,esperabaencontrarlealacechoynoenunasituaciónquedenotabalaposibilidaddequeestuvieraacechandoaotramujer.¿Eraposible,despuésdetodo,quehubiesevenidoporBerthaDorset?Éstahabíaactuadocomosiasífuera,hastaelpuntodeapareceraunahoraenquenuncasemostrabaalosdemásmortales,yLilynosabíaquépensar.NoseleocurrióqueaSeldenpodríahaberlemovidoelsimple deseo de pasar un domingo fuera de la ciudad: las mujeres nuncaaprenden a prescindir de los motivos sentimentales cuando juzgan a los

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hombres. Pero Lily no se desconcertaba fácilmente; la competencia era unacicateparaellaypensóquelallegadadeSelden,sinoquedabademostradoquesedebíaalosencantosdelaseñoraDorset,parecíadependertanpocodeellosquenotemíasuproximidad.

Estos pensamientos la absorbieron tanto que adoptó un paso muy pocoindicadoparallegaralaiglesiaantesdelsermón,yalfinal,cuandodejóatráslos jardinesyentróenelsenderodelbosque,olvidósus intencioneshastaelpuntode sentarse enun rústicobancodel recodo.El lugar era encantadoryLily no fue insensible a su atractivo ni al hecho de que su presencia lorealzaba; pero no estaba acostumbrada a saborear las delicias de la soledadsino en compañía, y la combinación de una mujer hermosa y un escenarioromántico se le antojaba demasiado buena para desperdiciar. Nadie, sinembargo,aparecióparaaprovecharlaoportunidadyalcabodemediahoradeinútil espera, se puso en pie y continuó paseando. Empezó a sentir uncansanciocreciente:susánimoshabíandecaídoyelsabordelavidasehabíavueltorancio.Apenassabíaquébuscabaoporquéelhechodenoencontrarlohabía empañado la luz de su firmamento: sólo era consciente de una vagasensacióndefracaso,deunaislamientointeriormásprofundoquelasoledadcircundante.

Sus pasos vacilaron y se quedó mirando el sendero con indiferencia,escarbandoentreloshelechosdelbordeconlapuntadelasombrilla.EnaquelmomentooyóunospasosdetrásdeellayvioaSeldenasulado.

—¡Quédeprisaanda!—observóéste—.Penséquenuncalaalcanzaría.

Ellarespondióentonoalegre:

—¡Debedeestarsinaliento!Hepasadounahorasentadabajoaquelárbol.

—¿Esperándome,acaso?—replicóélyLilycontestóconunarisaevasiva:

—Bueno…esperandoaversivenía.

—Capto la distinción, pero no me importa, ya que hacer lo segundoimplicahacerloprimero.Pero¿noestabaseguradequevendría?

—Si esperaba lo suficiente… Lo malo es que disponía de un tiempolimitadoparaelexperimento.

—¿Porquélimitado?¿Porelalmuerzo?

—No,pormiotrocompromiso.

—¿EldeiralaiglesiaconMurielyHilda?

—No,eldevolverdelaiglesiaconotrapersona.

—Ah, comprendo.Debí suponer que no le faltarían alternativas. ¿Y esta

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otrapersonahadepasarporaquí?

Lilyvolvióareír.

—Estoesjustoloquenoséyparadescubrirlotengoquellegaralaiglesiaantesdequetermineelservicio.

—Exacto,yyotengoqueevitarquelohaga,encuyocasolaotrapersona,intrigada por su ausencia, tomará la desesperada decisión de regresar en elómnibus.

Lilyescuchóestoúltimoconunanuevaidea:lasfrasesfestivasdeSeldenerancomoburbujasdesupropioestadodeánimo.

—¿Esasí como reaccionaríaustedenunaemergenciadeesta índole?—preguntó.

Seldenlamiróconsolemnidad.

—¡Estoyaquíparademostrarlequésoycapazdehacerenunaemergencia!—exclamó.

—Andar un kilómetro y medio en una hora… ¡debe reconocer que elómnibusseríamásrápido!

—¡Ah!,pero…¿laencontraráélalfinal?Eslaúnicapruebadeéxito.

Se miraron con la misma honda complacencia que habían sentido alintercambiarfrasesabsurdasmientrastomabaneltéenelapartamento,peroelrostrodeLilycambiódeimprovisoyreplicó:

—Siesasí,yalohaconseguido.

Selden siguió sumirada y vio a un grupo de personas avanzando haciaellosdesdeunrecododelsendero.Alparecer,ladyCressidahabíainsistidoenvolver a pie a la casa y los demás devotos había considerado un deberacompañarla. Lawrence Selden repasó con una mirada rápida a los doshombres del grupo: Wetherall caminaba respetuosamente al lado de ladyCressida,consucaracterísticamiradadereojo, llenadenerviosaatención,yPercyGryceformabalaretaguardiaconlaseñoraWetherallylasTrenor.

—¡Ah, ahora comprendo por qué deseaba ponerse al día sobre clásicosamericanos!—exclamó Selden en tono de franca admiración, pero el ruborqueprovocóestasalidalehizodesistirdecualquierotrocomentario.

ElhechodequeLilyBartseresistieraabromearsobresuspretendientesoincluso sobre su forma de atraerlos era tan nuevo para Selden que por unmomentosesorprendióeintuyóunaseriedeposibilidades,peroellasaliócondenuedo en defensa de su confusión, diciendo mientras su objetivo seaproximaba:

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—¡Poresoleheesperado,paraagradecerlesusinformaciones!

—¡Peronopuedehacer justiciaal temadedicándole tanpocotiempo!—exclamóSelden;enaquelmomentolasniñasTrenorvislumbraronalaseñoritaBart y mientras ésta respondía por señas a su jubiloso saludo, añadió conrapidez—: ¿Quiere que le consagremos la tarde?Sabe que debomarcharmemañanaaprimerahora.Pasearemosypodrádarmelasgraciasconcalma.

CapítuloVI

La tarde era perfecta. Un silencio profundo reinaba en el ambiente y elresplandor del otoño norteamericano era amortiguado por una neblina quedifuminabaelbrillosinempañarlo.

En las hondonadas del parque ya se notaba una ligera frialdad, pero, amedida que el terreno ascendía, el aire adquiría ligereza y Lily y suacompañante, después de subir por la larga pendiente que partía de lacarretera, llegaron a una zona donde aún perduraba el verano. El senderocruzaba,sinuoso,unapraderasalpicadadeárbolesyluegoseuníaauncaminobordeado de ásteres y zarzas de matiz violeta, desde el cual el campo seextendíaendistanciaspastoralesatravésdelsutiltemblordelashojasdelosfresnos.

Másarriba,elcaminoseadornabacontupidosgruposdehelechosyconlaexuberanteyrelucientevegetacióndelaspendientessombreadas; losárbolesempezaron a entrelazar sus ramas sobre él y la sombra se intensificó hastaformarelcrepúsculomoteadodeunsotodehayas.Lostroncosestabanbienseparados, rodeadosporuna ligeracapademaleza,yel camino serpenteabaporellinderodelbosque,asomándosedevezencuandoaunapraderasoleadaoaunahuertadeárbolesfrutales.

Lily no conocía una verdadera intimidad con la naturaleza, pero sentíapasiónporloapropiadoypodíasermuysensibleaunescenarioquefueseunbuentelóndefondoparasuspropiassensaciones.Elpaisajequeseextendíaasuspiesparecíaunaampliacióndesuactualestadodeánimoyencontróalgodesímismaensusosiego,suamplitudysusespaciosabiertos.Enlasladerasmáspróximas,losarcesnacarinososcilabancomopirasdeluz;másabajosesucedían los huertos grises y aquí y allí destacaba el verde pertinaz de unbosquecilloderobles.Dosotresgranjasdecolorrojizodormitabanbajolosmanzanos y el blanco campanario demadera de una iglesia rural sobresalíatras la ladera de una colina, mientras mucho más abajo, en una niebla depolvo,lacarreteradiscurríaentreloscampos.

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—Sentémonosaquí—sugirióSeldencuandollegaronaunsalientederocaentornoalcuallashayastrepabanentrepeñascoscubiertosdemusgo.

Lily se desplomó sobre la roca, con el rostro encendido por el largoascenso.Sequedóquieta,respirandoporlabocaentreabiertaydejandovagarlavistaporlosdiferentesplanosdelpaisaje.Seldenseechóasuspiessobrelahierba,conelsombreroinclinadoparaprotegersedelosrayoshorizontalesdelsolylasmanoscruzadasbajolanuca,descansandolacabezasobreunladodela roca. No tenía ningún deseo de hacerla hablar; el silencio y la rápidarespiración de Lily parecían formar parte de la quietud y la armonía delambiente.Experimentabaunaperezosayplacenterasensaciónquesuavizabatodas las aristas mentales del mismo modo que la neblina de septiembredifuminabalaescenaqueseextendíaasuspies.EncambioLily,cuyaactitudera tan tranquila como la de él, palpitaba interiormente en un torbellino deideas.Albergabaenaquelmomentoados seresdiferentes,unoqueaspirabagrandes bocanadas de libertad y exaltación y otro que se ahogaba en unapequeñaysombríacárceldetemores.Peropocoapocolosjadeosdelcautivofueron debilitándose o el otro hizo menos caso de ellos: el horizonte seensanchó,elaireadquiriómásfuerzayelespíritulibreseaprestóalvuelo.

Niellamismapodríahaberexplicadolasensacióndevitalidadqueparecíaelevarlaycolumpiarlasobreelmundosoleadoqueteníadelante.¿Seríaamor,sepreguntó,ounamerayfortuitacombinacióndepensamientosysensacionesfelices?¿Enquéproporciónsedebíaalhechizodeaquellatardeperfecta,alafraganciade losbosques,a la ideadehaberescapadodelaburrimiento?Lilycarecía de experiencias anteriores por las que medir la calidad de sussentimientos. Había estado enamorada varias veces de fortunas o carreras,pero sólo una vez de un hombre. Había sucedido hacía años, cuando fuepresentada en sociedad y concibió una pasión romántica por un jovencaballero llamadoHerbertMelson,que teníaojosazulesyelpelo rizado.ElseñorMelson,quenoposeíaotrosvaloresnegociables,sehabíaapresuradoaemplearlosenlaconquistadelamayordelashermanasVanOsburgh;desdeentonces había engordado, resollaba con facilidad y disfrutaba contandoanécdotas sobre sus retoños. Lily no evocó esta precoz emoción paracompararla con lo que ahora sentía; el único punto de comparación era lasensación de ligereza y emancipación que recordaba haber experimentadoduranteelremolinodeunvalsoenlareclusióndeuninvernaderoenlabreveépoca de su romance juvenil. No había vuelto a sentir hasta hoy aquellaligereza, aquel resplandorde libertad;peroahoraeraalgomásqueunciegoardor de la sangre. El encanto peculiar de sus sentimientos por Seldenestribabaenque loscomprendía;podía tocarconeldedocadaeslabónde lacadenaquelesestabaaproximando.Aunquelapopularidaddeéleradeíndoletranquila, sentidamásqueabiertamenteexpresadaentre susamigos,Lilynohabíaconfundidonuncaladiscreciónquelerodeabaconlainsignificancia.Su

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indiscutible cultura se consideraba un ligero obstáculo para el diálogo fácil,peroLily,queseenvanecíadesuactitudliberalhacia la literaturaysiemprellevabaunvolumendeOmarJayamensubolsadeviaje,sesentíaatraídaporeste atributo, que a su juicio habría sido apreciado en una sociedad másmadura.Seldenteníaademáseldondegozardeunfísicoenconsonanciaconél; su estatura le hacía sobresalir del montón y las facciones severas ydepuradas,tanrarasenunpaísdetiposamorfos,ledabanelairedeperteneceraunarazamásespecializada,dellevarlaimprontadeunpasadoconcentrado.Laspersonasextrovertidasleencontrabanunpocosecoylasmuchachasmuyjóvenes le tildaban de sarcástico, pero su actitud de aislamiento amistoso,alejado de toda reafirmación personal, era la cualidad que mayor interésdespertaba en Lily. Todo en él concordaba con el elemento refinado de suspropiosgustos,hasta la ligera ironíaconque trataba loqueaella leparecíamássagrado.Quizáloquemásadmirabaenélerasucapacidaddecomunicarun sentido de superioridad no menor que el del hombre más rico que Lilyhabíaconocido.

Fueunainconscienteprolongacióndeestepensamientoloquelaindujoadecir,riendo:

—Porustedyaherotodoscompromisos.¿Cuántosharotoustedpormí?

—Ninguno—respondió Selden con calma—. Mi único compromiso enBellomonteraconusted.

Ellalemiró,sonriendovagamente.

—¿DeverdadhavenidoaBellomontparaverme?

—Desdeluego.

LareflexiónintensificólamiradadeLily.

—¿Porqué?—murmuróconunacentodesprovistoporcompletodetodacoquetería.

—Porqueesunespectáculomaravilloso:siempremegustacontemplar loquehace.

—¿Cómosabíaloquehacíasinoestabaaquí?

Seldensonrió.

—Notengolapretensióndecreerquemillegadahadesviadoenunápiceelcursodesuconducta.

—Esto es absurdo… ya que, si usted no estuviera aquí, ahora nopasearíamosjuntos.

—No,peropasearconmigoessólootraformadeusarsumaterial.Ustedes

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unaartistayda lacasualidaddequehoyme tocaamíserelcolorqueusa.Parte de su inteligencia reside en la capacidad de producir efectospremeditadosdemaneraimprovisada.

Lilytambiénsonrió;suspalabraserandemasiadoagudasparanoapelarasu sentido del humor. Era cierto que pensaba utilizar el accidente de supresenciacomopartedeunefectomuydefinido:otaleraalmenoselpretextosecretoquehabíaencontradoparaincumplirsupromesadepasearconelseñorGryce. A veces la habían acusado de ser demasiado ansiosa: incluso JudyTrenor le había aconsejado prudencia. Pues bien, en este caso no se dejaríallevarporlaansiedadyobligaríaasupretendienteapermanecerunpocomásen vilo. Cuando el deber y la inclinación chocaban entre sí, Lily procurabaconciliarlos. Se había librado del paseo con el señor Gryce pretextando undolor de cabeza, elmismo espantoso dolor de cabeza que por lamañana lehabía impedido ir a la iglesia. Su aspecto durante el almuerzo justificó laexcusa. Apareció lánguida, llena de una dulzura doliente y llevando en lamano un frasco de sales. Tales manifestaciones eran nuevas para el señorGryce,quesepreguntónerviosamentesiestaríadelicadayconcibió temoresprematurossobreelfuturodesuprogenie,perolacompasiónganólapartidayla instóanoexponersea la intemperie;siemprerelacionabaelaire libreconunouotroriesgo.Lilyrecibiósusatencionesconlánguidagratitud,rogándole,yaqueellaseríaunacompañíamuyaburrida,queseunieraalrestodelgrupo,quedespuésdelalmuerzoiríaenvariosautomóvilesaPeekshillparavisitaralosVanOsburgh.ElseñorGryceseemocionóanteestapruebadealtruismoy,a fin de escapar del previsible tedio de toda la tarde, siguió su consejo y ladejó, llenode tristeza,equipadoconcapuchaygafasoscuras, tanparecidoaun escarabajo frustrado que Lily sonrió al ver desaparecer el coche por laavenida.

Selden observó sus maniobras con expresión divertida. Ella no habíacontestado a su sugerencia de pasar la tarde juntos, pero amedida que veíadesarrollarse el plan, estaba casi seguro de ser incluido en él. La casa seencontraba vacía cuando oyó sus pasos en la escalera y salió de la sala debillarparaverla.Llevabasombreroyunvestidodecalleylosperrossaltabanasualrededor.

—Hepensadoque,despuésdetodo,unpocodeairemesentaríabien—explicó,yélconvinoenquemerecíalapenaprobarunremediotansencillo.

Losexcursionistasestaríanfueraporlomenoscuatrohoras;teníantodalatardeasudisposiciónylaideadeltiempolibreydelaseguridadcomunicóaLilyunaligerezainsólita.Contantashorasparahablarysinningúnobjetoqueperseguir, empezó a saborear por anticipado los raros deleites de ladisquisiciónmental.

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Sesentíatanlibredemotivosulterioresquereplicóasuacusaciónconunpocoderesentimiento.

—Noséporquémeestáacusandosiempredepremeditación—dijo.

—Creía que ustedmisma la confesaba; y, si hay que hacer algo, esmásmeritoriohacerlobien.

—Siserefiereaquelachicaquenotieneanadiequepienseporellaestáobligada a pensar por sí misma, acepto de buen grado la imputación. Perodebeconsiderarmeunapersonamuydeprimentesisuponequenuncacedoaningúnimpulso.

—Ah,perono lo supongo:¿acasono lehedichoquesugenio resideentransformarlosimpulsosenintenciones?

—¿Mi genio? —repitió ella con una repentina nota de cansancio—.¿Acasoexisteotrapruebadelgenioquenoseaeléxito?Ynocabedudadequeyohefracasado.

Seldenseechóelsombrerohaciaatrásylamiródereojo.

—Eléxito…¿quéeseléxito?Meinteresaconocersudefinición.

—¿Deléxito?—Lilytitubeó—.Bueno,supongoqueesobtenerdelavidatodoloquesepuede.Esunacualidadrelativa,despuésdetodo.¿Nocoincidesuideaconlamía?

—¿Mi idea? ¡En absoluto!—Se incorporó con súbita energía, apoyó loscodosenlasrodillasydetuvolamiradaenlosplácidoscampos—.Miideadeléxito—dijo—eslalibertadpersonal.

—¿Libertad?¿Delaspreocupaciones?

—Detodo…deldinero,delapobreza,delacomodidadylaansiedad,detodos los accidentes materiales. Mantener una especie de república delespíritu:aestollamoyoéxito.

Ellaseinclinóhaciaadelanteenunarrebatodecomprensión.

—Yasé…yasé…Esextraño,perohoyhesentidolomismo.

Éllamiróconunadulzuralatenteenlosojos.

—¿Tanraroesenustedestesentimiento?—inquirió.

Ellaseruborizóunpocobajosumirada.

—Meencuentrahorriblementesórdida,¿verdad?Peroquizásedebaaquenunca he tenido elección. Quiero decir que nunca ha habido nadie que mehablaradelarepúblicadelespíritu.

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—Nadiepuedehacerlo…Esunaregióncuyocaminosólopuedehallarunomismo.

—Peroyonolohabríahalladosiustednomehubierahabladodeél.

—¡Ah!Existenpostesindicadores…perohayquesaberleerlos.

—¡Pues yo he sabido hacerlo, he sabido! —exclamó ella, presa de laexcitación—. Siempre que le veo,me sorprendo reconociendo una letra delposte…yayer…durantelacena…videprontounsenderoquellevabaasurepública.

Selden continuó mirándola, pero con otros ojos. Hasta aquel momentohabíaencontrado,ensupresenciaysuconversación,ladiversiónestéticaqueun hombre reflexivo suele buscar en el insulso diálogo con una mujerhermosa.Suactitudhabíasidoladeunespectadorllenodeadmiraciónycasihabríalamentadodetectarenellaunadebilidademocionalqueseinterpusieraen el cumplimiento de sus objetivos. Pero ahora la insinuación de estadebilidad se había convertido en la característica más interesante de Lily.Aquellamismamañanalahabíasorprendidoenunmomentodedesconcierto;su rostro estaba pálido y alterado y la disminución de su belleza le habíaprestadounatractivoconmovedor.«¡Asíescuandoestásola!»,habíasidosuprimerpensamiento;yelsegundo,observarenellaelcambioproducidoporsuaparición. El hecho de que no pudiera dudar de la espontaneidad de susimpatía hacia él representaba el punto peligroso de su relación.Cualquieraquefueseelángulodesdeelquecontemplarasuincipienteintimidad,nopodíaverlacomopartedesusmaquinaciones;yserelelemento imprevistoenunacarrera tan exactamente planeada resultaba estimulante incluso para unhombrequehabíarenunciadoalosexperimentossentimentales.

—¿Ybien?—preguntó—.¿Deseóverunpocomás?¿Sevaaconvertirenunodenosotros?

Habíasacadoloscigarrillosmientrashablabayellaalargóunamanohacialapitillera.

—Oh,demeuno…¡Llevodíassinfumar!

—¿Por qué esta abstinencia tan poco natural? Todo el mundo fuma enBellomont.

—Sí…peronoseconsideradecorosoenuna jeunefilleámarieryenelmomentoactualsoyunajeunefilleámarier.

—Ah,entalcasometemoquenopodremosadmitirlaenlarepública.

—¿Porquéno?¿Esunaordendecélibes?

—Nimuchomenos, aunque yo aseguraría que no abundan las personas

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casadas.Peroustedsecasaráconunhombremuyricoyparalagentericaestandifícilentrarenellacomoenelreinodeloscielos.

—Creo que esto es injusto porque, según tengo entendido, una de lascondicionesdelaciudadaníaesnopensardemasiadoeneldinero,yelúnicomododenopensarenélestenerloencantidad.

—Estoequivaleadecirqueelúnicomododenopensarenelaireestenerelsuficientepararespirar.Esmuyciertoenunsentido,perolospulmonesnodejandepensarenelaire,aunqueunonolohaga.Ylomismoocurreconlagenterica; talveznopienseeneldinero,perolorespira. ¡Trasládelesaotroelementoylesveráretorcerseyjadear!

Lily observaba con mirada ausente los anillos azules del humo de sucigarrillo.

—Tengo la impresión—dijoal fin—dequeustedpasagranpartede sutiempoenunelementoquenoeselsuyo.

Seldenencajóesteataqueconcompostura.

—Sí, pero he intentado ser anfibio; todo va bienmientras los pulmonespueden funcionar en otro aire. La verdadera alquimia consiste en volver aconvertireloroenotracosayésteeselsecretoquelamayoríadesusamigoshaolvidado.

Lilymeditóunosmomentos.

—¿No cree —preguntó después— que las personas que critican a lasociedadtienendemasiadatendenciaaconsiderarlaunfinynounmedio,delmismomodoquelagentequedespreciaeldinerohablacomosisólosirvierapara guardarlo en bolsas y contemplarlo con avaricia? ¿No es más justoconsiderarambascosascomooportunidadesquepuedenseraprovechadasconinteligenciaoestupidez,segúnlacapacidaddelconsumidor?

—Éste es ciertamente el punto de vista sensato, pero lo extraño de lasociedadesquelaspersonasquelaconsideranunfinsonlasquelacomponenynoloscríticosquelavendesdefuera.Justolocontrariodeloqueocurreconlamayoría de espectáculos: el auditorio puede estar bajo la influencia de lailusión,perolosactoressabenquelavidarealseencuentraalotroladodelascandilejas. La gente que considera la sociedad como una escapatoria deltrabajo la usa del modo apropiado, pero, una vez se ha convertido en eso,distorsionatodaslasrelacionesdelavida.—Seldenseincorporósobreelcodo—.¡Diosmío!Nosubestimolapartedecorativadelavida;creoqueelsentidodelesplendorsehajustificadoasímismoconloquehaproducido.Lopeoresqueelprocesorequiereelgastodemuchanaturalezahumana.Sitodossomoslamateria primade los efectos cósmicos, preferiría ser el fuegoque templa

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unaespadaqueelpescadoquetiñeunacapapúrpura.¡Yunasociedadcomolanuestradesperdiciatanbuenmaterialparaproducirsupequeñotrozodecolorpúrpura! Por ejemplo, ese muchacho… Ned Silverton. Es realmentedemasiadobuenopara redimir lamezquindadsocialdecualquiera.Unchicoquesedisponeaemprenderlaconquistadeluniverso…¿noesunapenaquetermineencontrándoloenelsalóndelaseñoraFisher?

—Ned es encantador y espero que conserve sus ilusiones el tiemposuficiente para escribir bonitas poesías sobre ellas, pero ¿cree que sólo lasociedadtendrálaculpadequelaspierda?

Seldencontestóencogiéndosedehombros.

—¿Porquéllamamosilusionesatodasnuestrasideasgenerosasyverdadesa lasmezquinas? ¿No es suficiente condena de la sociedad el hecho de queaceptemos semejante fraseología?A la edad de Silverton estuve a punto deadoptarestajergaysémuybienquelosnombrespuedenalterarelcolordelascreencias.

Ellanolehabíaoídonuncahablardemodotancontundenteyenérgico.Sutonohabitualeraeldeleclécticoquenoseapasionayhacecomparacionesylaemocionóaquellaimprevistarevelacióndellaboratoriodondeseformabansuscriterios.

—Ah,esustedtanmalocomotodoslossectarios—exclamó—.¿Porquéllama república a su república? Es una corporación cerrada y usted creaobjecionesarbitrariasafindedejarfueraalosdemás.

—Noesmirepública;silofuera,organizaríauncoupd’étatylasentaríaeneltrono.

—¿Mientrasque,enrealidad,piensaquenomerezconiposarelpieenelumbral? Oh, ya comprendo su intención. Desprecia mis ambiciones… ¡lasconsideraindignasdemí!

Seldensonrió,peronoconironía.

—Bueno,¿acasonoesuntributo?Lasconsideromuydignasdelamayoríadelaspersonasquevivenporellas.

Ellalemirógravemente.

—Pero¿noesposiblequesiyotuvieralasoportunidadesdeesaspersonasharía mejor uso de ellas? El dinero sirve para muchas cosas: su poderadquisitivonoselimitaalasjoyasylosautomóviles.

—Desde luego; podría expiar su disfrute de ambas cosas fundando unhospital.

—Perosipiensaqueconstituyenunverdaderoplacerparamí,debecreer

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quevalgotantocomomisambiciones.

Seldensaludóestafraseconunacarcajada.

—¡Ah, mi querida señorita Bart! ¡No soy la Divina Providencia paragarantizarleelgocedelascosasqueintentaconseguir!

—Entonces, ¿pretendedecirque,despuésde lucharpara conseguirlas, esprobable que no me gusten? —respiró hondo—. ¡Qué horrible futuro mepronostica!

—¿Acasonoselohapronosticadoyaustedmisma?

Elruborafluyóconlentitudasusmejillas,nounrubordeexcitación,sinoprocedentedelfondodesussentimientos;fuecomosilohubieseprovocadoelesfuerzodesuespíritu.

—Sí,ycongranfrecuencia—respondió—,pero¡parecemuchomásnegrosiustedmeloseñala!

Él no contestó nada a esta exclamación y guardaron silencio unosmomentos,duranteloscualesalgolatióentreellosenlainmensaquietuddelaire.PeroLilysevolvióderepentehaciaélconunaespeciedevehemencia.

—¿Porquémehaceesto?—gritó—.¿Porquémepresentacomoodiosaslascosasqueheelegido,sinotienenadaquedarmeacambio?

Estas palabras despertaron a Selden de la meditación en que se habíasumido.Niélmismosabíaporquéhabíallevadolaconversaciónporaquellosderroteros; era loúltimoquehubieradeseadohacer enuna tardede soledadconlaseñoritaBart.Perosetratabadeunmomentoenqueningunodelosdosparecíahablarcondeliberación,comosiunavozinteriorsurgieradecadaunode ellos para clamar al otro a través de insondables profundidades delsentimiento.

—No, no tengo nada que darle a cambio —repitió, sentándose yvolviéndoseparaestarcaraacaraconella—.Si lo tuviera,seríasuyo,ya losabe.

Lily escuchó esta brusca declaración de un modo aún más extraño quecomo había sido hecha: ocultó la cara entre lasmanos y él vio que llorabaduranteunmomento.

Pero fue sólo un momento, porque cuando él se acercó y le apartó lasmanos conungestomásgraveque apasionado, ella tenía la cara suavizada,pero no desfigurada por la emociónySelden se dijo a símismo, con ciertacrueldad,queinclusosullantoeraunarte.

Lareflexióncalmósuvozcuandolepreguntó,entrecompasivoeirónico:

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—¿Noesnatural que intentemenospreciar todas las cosasquenopuedoofrecerle?

El rostro de Lily se animó al oír esto, pero retiró la mano, no sincoquetería,comorenunciandoaalgoaloquenoteníaderecho.

—Pero¿nomemenospreciaamíalestartansegurodequesonlasúnicascosasquemeimportan?—replicóentonosuave.

Selden tuvo un sobresalto interno, pero era sólo el último temblor de suegoísmo.Contestócasienseguida,consencillez:

—Pero le importan, ¿verdad?Y, pormás que lo desee, no puedo alterarestehecho.

Había dejado tan por completo de considerar hasta dónde podía llevarleaquelloquesintióunclarodesengañocuandoellavolvióhaciaélunsemblanteburlón.

—¡Ah!—exclamó—.Peseasusbonitasfrases,esenrealidadtancobardecomoyo,porquenohabríapronunciadounadeellassinoestuvieratansegurodemirespuesta.

El impactode esta réplicaprodujoel efectode cristalizar las intencionesvacilantesdeSelden.

—No estoy tan seguro de su respuesta —dijo en voz baja— y quierohacerlelajusticiadecreerqueustedtampocoloestá.

Ahora le tocó a ella mirarle con sorpresa y al cabo de un momento lepreguntó:

—¿Quierecasarseconmigo?

Élseechóareír.

—No,noquiero…pero¡talvezestaríadispuestosiustedloquisiera!

—Tenía razón yo… Está tan seguro de mí que puede divertirse conexperimentos. —Retiró la mano que él había asido de nuevo y se quedómirándolecontristeza.

—Nohagoningúnexperimento—respondióél—,o,siloshago,noesconusted,sinoconmigomismo.Ignoroquéefectovanaproducirenmí…pero,sicasarmeconustedesunodeellos,correréelriesgo.

Lilyesbozóunasonrisa.

—Seríaungranriesgo,ciertamente…jamásleheocultadosumagnitud.

—¡Ah,esustedlacobarde!—exclamóél.

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LilyselevantóySeldenpermaneciófrenteaella,mirándolaalosojos.Elsuave aislamiento del crepúsculo los envolvía; parecían flotar en un airemenos denso. Todas las exquisitas influencias de la hora temblaban en susvenas,aproximándolescomolashojascaídaseranatraídasporlatierra.

—Erestúlacobarde—repitióél,cogiéndolelasmanos.

Lilyseapoyóenélunmomento,comodoblandosusalascansadas;Seldencreyósentirquesucorazónlatíadeprisa,másporlatensióndeunlargovueloque por la emoción de nuevas distancias. Entonces, retrocediendo con unapequeñasonrisadeadvertencia,declaró:

—Estaréfeísimaconvestidosbaratos,peroséadornarmelossombreros.

Guardaron silencio un buen rato, sonriéndose como niños traviesos quehantrepadoaunaalturaprohibidaydescubiertounmundonuevo.Elmundoverdaderoqueyacíaasuspiesseestabaenvolviendoentinieblasyalotroladodelvalleaparecióunalunaclaraenelazulcadavezmásdenso.

De pronto oyeron un ruido remoto, como el zumbido de un insectogigantesco,yunobjetonegropasópordelantedeelloscomounaexhalaciónporlacarretera,queparecíamásblancaenlaincipientepenumbra.

Lilyabandonóconunsobresaltosuactitudensimismada;dejódesonreíryempezóaandarhaciaelsendero.

—¡Noteníaideadequefueratantarde!Seráoscurocuandolleguemos—dijo,casiconimpaciencia.

Selden la miró, sorprendido; tardó un momento en identificarla con suimagenhabitualyentoncesobservóconunasequedadquenopudocontrolar.

—Noeradenuestrogrupo;hatomadoladireccióncontraria.

—Losé…losé…—Lilyse interrumpióyél lavioenrojecera lamedialuz del crepúsculo—.Pero les he dicho que nome encontraba bien, que nosaldría.¡Bajemos!—murmuró.

Selden continuó mirándola; luego se sacó la pitillera del bolsillo yencendió un cigarrillo con ademanes lentos. En aquel momento le pareciónecesario proclamar, por medio de un acto mecánico cualquiera, que habíarecobradosudominiodelarealidad;sentíaundeseocasipuerildedemostrarasucompañeraque,unavezterminadoelvuelo,habíaaterrizadodepie.

Ellaesperóaqueseapagara la llamabajo lapalmacurvadadeSeldenyentonceséstelealargóloscigarrillos.

Lilycogióunoconmanotrémulay,despuésdeponérseloentreloslabios,se inclinó hacia delante para encenderlo con el de él. La punta encendidailuminó la parte inferior de su rostro y Selden vio temblar sus labios y

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aflojarseenunasonrisa.

—¿Hashabladoenserio?—preguntóLilyconunaextrañaentonacióndealegría,comosilahubieraelegidoatodaprisaentreunareservadediferentesinflexiones,sintiempoparadarconlanotajusta.

LavozdeSeldenrevelóunmayorcontrol.

—¿Por qué no?—replicó—.Ya ves que no he corrido ningún riesgo alhacerlo.—Ycomoellaseguíasinmoverse,unpocopálidadespuésdeoírsurespuesta,añadióconrapidez—:Bajemos.

CapítuloVII

Dijo mucho en favor de la amistad de la señora Trenor que su voz, alreprenderalaseñoritaBart,adoptaraelmismotonodedesesperaciónpersonalquehabríaempleadoparalamentarsedelfracasodeunafiesta.

—¡Loúnicoquepuedodecir,Lily,esquenotecomprendo!

Se recostó en el respaldo, suspirando, toda ella la imagen viva delabandono matutino, con su bata de gasa y encajes, dando la espalda conindiferenciaalmontóndeinoportunasmisivasdelescritorioycontemplando,conlosojosdeunmédicoquehaabandonadoelcaso,elerguidoexteriordelapacientequeteníadelante.

—Sinomehubierasdichoqueteproponíasconquistarleenserio…¡estoysegura de que lo dejaste bien claro desde el principio! ¿Por qué, si no,mepediste que no te hiciera jugar al bridge ymantuviera a distancia aCarry yKateCorby?Nocreoquetuvierasintencióndedivertirte;ningunodenosotrospodíaimaginarquelesoportarasunsolominutosinopensabascasarteconél.¡Yestoyseguradequetodoshemosjugadolimpio!Todosqueríamosayudarte.InclusoBertha ha estado almargen (hay que decirlo en su favor) hasta quellegó Lawrence y tú se lo arrancaste de las manos. Después de esto, teníaderechoatomarrepresalias…¿Porquédiablostehasmetidoconella?Haceaños que conoces a Lawrence Selden… ¿por qué te has portado como siacabaras de descubrirle? Si le tenías ojeriza a Bertha, éste ha sido el peormomentoparademostrarlo:¡podríashabertevengadoigualdespuésdehabertecasado!YatedijequeBerthaerapeligrosa.Llegóaquíenunpésimoestadodeánimo y la llegada de Lawrence la puso de buen humor; si tú le hubierasdejadopensarquehabíavenidoporella,jamásselehubieseocurridojugarteestamalapasada.¡Oh,Lily,nuncaconseguirásnadasinoeresseria!

La señorita Bart aceptó esta reprimenda en un espíritu de la más pura

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imparcialidad.¿Porqué teníaqueenfadarse?Atravésde los reprochesde laseñoraTrenor, era supropiaconciencia laquehablaba.Pero inclusoante supropia conciencia se sintió obligada a improvisar un simulacro de defensapropia.

—Me tomé el día libre… pensaba que él se quedaría toda la semana ysabíaqueelseñorSeldensemarchabahoymismo.

La señora Trenor rechazó esta excusa con un gesto que denunciaba suinutilidad.

—Teníaintencióndequedarse…estoeslopeor.Demuestraquehahuidodeti,queBerthahahechosutrabajoylehaenvenenadocompletamente.

Lilycontestóconunabreverisa:

—¡Bueno,sihahuido,puedoalcanzarle!

Suamigaalargólamano,comoparadetenerla.

—¡PorDios,Lily,nohagasnada!

LaseñoritaBartrecibióelavisoconunasonrisalenta.

—No me refiero, literalmente, a tomar el próximo tren. Hay otrasmaneras…—peronoprocedióaespecificarlas.

LaseñoraTrenorcorrigiósinmiramientoeltiempodelverbo.

—Habíaotrasmaneras…¡muchas!Creíaquenonecesitabasquealguientelas indicara.Peronoteengañes:estácompletamenteasustado.¡Hacorridoarefugiarseenbrazosdesumadreyellaleprotegerá!

—Oh, sí, con uñas y dientes —convino Lily, sonriendo al evocar laimagen.

—¿Cómopuedesreír…?—laamonestósuamigayLilyprocurómeditarconseriedadenloocurrido.

—¿QuéledijoexactamenteBertha?—preguntó.

—No me lo preguntes… ¡cosas horribles! Al parecer, se habíadocumentado bien. Oh, tú ya me entiendes… Claro que no hubo nada, enrealidad, pero supongo que mencionó al príncipe Varigliano… y a lordHubert…yunaviejahistoriasegúnlacualpedistedineroprestadoaNedVanAlstyne…¿escierta?

—Esprimodemipadre—explicólaseñoritaBart.

—Bueno,estoseleolvidó,comoesnatural.PorlovistoNedselodijoaCarryFishery ésta se lo contó aBertha, claro.Son todas iguales, ya sabes;tienen la boca cerrada durante años, haciéndote creer que estás a salvo, y,

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cuandosepresentalaoportunidad,lorecuerdantodo.

Lilyhabíapalidecido;ensuvozhabíaunanotaáspera.

—Perdí dinero jugando al bridge en casa de losVanOsburgh. Pagué ladeuda,porsupuesto.

—Bueno,estosdetallesnoserecuerdan;además,fueladeudadejuegoloqueasustóaPercy.¡Oh,Berthaleconocemuybienysabíaperfectamenteloquedebíadecirle!

La señora Trenor continuó en esta vena durante casi una hora,reprendiendo a su amiga, y la señorita Bart la escuchó con admirableecuanimidad.Subuencarácterinnatohabíasidodisciplinadoalolargodelosañosporunadocilidadobligada,yaqueparaalcanzarsus fineshabía tenidoque seguir casi siempre el camino sinuoso de otras personas y, como teníaademásuna tendencianatural a enfrentarse con loshechosdesagradables encuanto sepresentaban,no lamentabaescucharun informe imparcial sobreelprobable precio de su locura, tantomayor cuanto que en su interior seguíainsistiendo en ver el caso desde el otro lado. A la luz de los enérgicoscomentarios de la señora Trenor, el coste era ciertamente formidable y,mientrasescuchaba,Lilysesorprendióasímismaadoptandopocoapocoelpunto de vista de su amiga, cuyas palabras adquirieron un énfasis adicionalcuandoserefirieronacalamidadesqueellamismaapenaspodíaadivinar.Laabundancia, si carece del estímulo de una imaginación fértil, se forma unanociónmuyvagadelaspectoprácticodelapobreza.Judysabíaquedebíaser«horrible» para Lily tener que preocuparse de si podría comprar encajeauténtico para sus enaguas y no poseer automóvil ni yate, pero el fastidiocotidiano de las facturas impagadas y el diario mordisco de las pequeñastentaciones eran tormentos tan ajenos a su experiencia como los problemasdomésticosdelacriadainterina.LaignoranciadelaseñoraTrenoracercadela verdadera angustia de la situación produjo el efecto de hacerla máshumillante para Lily. Mientras su amiga le reprochaba haber perdido laoportunidaddeeclipsarasusrivales,ellavolvíaabatallarensuimaginacióncon la montaña de deudas que había estado a punto de poder saldar. ¿Quéventoleralahabíadescarriadounavezmásdesucamino?

Por si hacía falta un último toque a su humillación, vio la necesidad devolver sin tardanza a la rutina de su antigua vida; ayer su fantasía habíaaleteadolibrementesobreunaeleccióndeocupacionesyahorateníaquebajaral nivel de la familiarmonotonía en quemomentos de aparente brillantez ylibertadalternabanconlargashorasdesubordinación.

Pusounamanoconciliadorasobreladesuamiga.

—¡Querida Judy! Siento haber sido tan tonta y tú eres muy buena

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conmigo.Peroseguroquehaycartasa lasquedebemoscontestar…Déjameserporlomenosútil.

SesentóanteelescritorioylaseñoraTrenoraceptóestareanudacióndelatareamatutinaconunsuspirocuyosignificadoeraque,alfinyalcabo,habíademostradoserinútilparatareasmáselevadas.

Lamesadelalmuerzoseredujoaunpequeñocírculo.Todosloshombres,menosJackStepneyyDorset,habíanregresadoa laciudad(paraLilyfueelcolmodelaironíaqueSeldenyPercyGrycesemarcharanenelmismotren)ylady Cressida y el matrimonio Wetherall se habían ido en automóvil aalmorzaraunaremotafincacampestre.Ensemejantesmomentosdemermadointerés,laseñoraDorsetsolíaquedarseensuhabitaciónhastalatarde,peroenesta ocasión bajómediado ya el almuerzo, con los ojos hundidos y aspectodesmayado,aunqueconunasomodemalafebajosucapadeindiferencia.

Observólamesaenarcandolascejas.

—¡Qué pocos quedamos! Me encanta la quietud… ¿a ti no, Lily? Megustaría que los hombres no vinieran nunca: se estámuchomejor sin ellos.Oh, túnocuentas,George:unanoestáobligadaahablarconsumarido.Sinembargo, creía que el señorGryce se quedaría toda la semana—añadió entono inquisitivo—. ¿No era ésa su intención, Judy? Un muchacho tanencantador…Quisierasaberquéfueloqueleahuyentó.Esmuytímidoymetemo que le habremos escandalizado; su educación ha sido tan estricta…¿Sabes,Lily,quenuncahabíavistoauna joven jugara lascartaspordinerohastaqueteviohacerlolaotranoche?¡Yvivedelosinteresesdesusrentasysiemprelesobradineroparainvertir!

LaseñoraFisherseinclinóhaciaadelante,interesada.

—Creoque alguiendebería responsabilizarsede educar a esemuchacho.Esunescándaloqueaúnnoconozcasusdeberescomociudadano.Habríaqueobligaratodosloshombresricosaestudiarlasleyesdesupaís.

LaseñoraDorsetlamirótranquilamente.

—Creo que ha estudiado las leyes sobre el divorcio.Me dijo que habíaprometidoalobispofirmarunaespeciedepeticióncontraeldivorcio.

La señoraFisher se ruborizóbajo lospolvosyStepneyobservó conunarisueñamiradadirigidaalaseñoritaBart:

—Supongo que está pensando en casarse y quiere reparar el viejo barcoantesdesubirabordo.

SuprometidapareciódisgustadaporlametáforayGeorgeDorsetexclamóconungruñidodesarcasmo:

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—¡Pobrediablo!Noeselbarcoloimportanteparaél,sinolatripulación.

—Olospolizones—añadió,ingeniosa,laseñoritaCorby—.Siyoplanearaunatravesíaconél,intentaríaempezarconunamigoenlabodega.

La señoritaVanOsburgh, que experimentaba unvagodespecho, luchabaporencontrarunaexpresiónapropiada.

—No entiendo por qué os reís de él; yo le encuentromuy simpático—exclamó—y,encualquiercaso,lachicaquesecaseconélsiempretendrálosuficienteparavivirconholgura.

Sequedóperplejaante la risa redobladaqueacogiósuspalabras,pero lahabríaconsoladosaberelefectoprofundoquehabíancausadoenunadesusinterlocutoras.

¡Conholgura!Enaquelmomento,estapalabraeramáselocuenteparaLilyBartquecualquierotradelidioma.Nisiquierapudodetenerseasonreíranteladescripción hecha por la heredera de tan colosal fortuna, como si fuese unmerorefugiocontralanecesidad,porqueensucabezasólocabíalavisióndeloqueesterefugiohabríasignificadoparaella.LaspullasdelaseñoraDorsetnolehabíanhechodaño,peroencambiosupropiaironíacalabamáshondo:nadie podía herirla más que ella misma, porque nadie —ni siquiera JudyTrenor—conocíatodalamagnituddesulocura.

Ladespertódeestasinútilesconsideracionesunapeticióndesuanfitriona,quelallevóapartecuandoselevantarondelamesa.

—Lily, querida, si no tienes nada especial que hacer, ¿puedo decirle aCarryFisherquetienesintencióndeiralaestaciónarecibiraGus?Volveráalascuatroyséqueellasehapropuestoirabuscarle.NomepreocupaqueGussedivierta,peromeheenteradoporcasualidaddequeella leha sableadoaconcienciadesdequeestáaquí,yahoratienetantointerésenira laestaciónquemeimaginoqueharecibidootromontóndefacturasestamañana.¡Tengola impresión—concluyó la señoraTrenor en tono convencido—de que losmaridosdeotrasmujerespaganlamayorpartedesumanutención!

La señorita Bart tuvo tiempo, mientras se dirigía a la estación, dereflexionarsobre laspalabrasdesuamigaysobre lapeculiaraplicaciónquepodíadarles en supropioprovecho. ¿Porqué tenía ellaque sufrirporhaberpedido una vez dinero prestado a un primo de su padre cuando una mujercomoCarryFisherpodíamantenerseimpunementegraciasalabondaddesusamigos y la tolerancia de sus esposas? Todo giraba en torno a la fastidiosadistinciónentre loquepodíanhacer lasmujeres casadasy loquenopodíanhacerlassolteras.Eraindecoroso,porsupuesto,queunamujercasadapidieradineroprestado—yLilyeraconscientedelasconsecuencias—,pero,aunasí,setratabadeunmeromalumprohibitum,queelmundocensuraperoperdona

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y que puede ser castigado con una venganza particular, pero no con unacondena colectiva de la sociedad. Para la señorita Bart, en cambio, talesoportunidadesnoeranposibles.Podía,naturalmente,pedirdineroprestadoasus amigas—unbillete de cien, comomáximo, ymuyde tarde en tarde—,pero éstas se hallaban más dispuestas a regalar un vestido o una pieza debisuteríaymirabandereojocuandoselespedíauntalón.Lasmujeresnosonprestamistas generosas, y las que tenía a su alrededor o bien estaban en sumismocasooerantanajenasaélquenopodíancomprendersusnecesidades.El resultado de sus meditaciones fue la decisión de reunirse con su tía enRichfield.Nopodía quedarse enBellomont sin jugar al bridge e incurrir enotrosgastosycontinuarsuhabitualrondadevisitasotoñalesnoharíamásqueprolongarlasmismasdificultades.Habíallegadoaunpuntoenqueseimponíaunareducciónbruscaylaúnicavidabarataeralavidaretraída.SaldríahaciaRichfieldaldíasiguienteporlamañana.

En la estación creyó ver a Gus Trenor sorprendido de su presencia ytambiénalgoaliviado.Leentrególasriendasdelatartanaenquehabíahechoelcaminoyél,alsentarsevoluminosamenteasu lado,dejándoleunaescasatercerapartedelbanco,exclamó:

—¡Hola!Nomeconcedeamenudoelhonor.Debíadeestarmuyaburrida.

LatardeeracálidaylaproximidadhizoqueLilyfueramásconscientedelo habitual del físico rubicundo ymacizo de Gus Trenor, y se fijara en lasgotasdesudorqueacausadelpolvodeltrenseadheríandesagradablementealas anchasmejillasy al gruesocuellovueltohacia ella; pero también sediocuenta,porlamiradadelosojospequeñosymates,dequeelcontactoconsufrescura y esbeltez era tan agradable para él como la vista de una bebidarefrescante.

Laconstatacióndeestehecholaayudóaresponderconvozalegre:

—No suelo tener ocasión; hay demasiadas mujeres que me disputan elprivilegio.

—¿El privilegio de llevarme a casa? Pues estoy contento de que hayaganado lacarrera,aunqueyaséquéhaocurridoen realidad:mimujer lahaenviado.¿Verdadquesí?

GusTrenorteníalosimprevistosdestellosdeintuicióndelhombreobtusoyLilynopudopormenosquereírseconéldesuastuciaaldarenelclavo.

—Verá,Judypiensaquesoylapersonamásseguraconquienpuedeestar;ytienetodalarazón—contestó.

—¿Ah,sí?Esporqueustednuncaperderíaeltiempoconunviejopanzudocomoyo.Loscasadostenemosqueconformarnosconloquevenga;todoslos

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premiossonparalosmuchachosinteligentesquehanconservadosulibertad.¿Mepermiteencenderuncigarrillo?Hetenidoundíainfernal.

Detuvo la tartana a la sombra de la calle del pueblo y le pasó a ella lasriendas mientras encendía el cigarro. La pequeña llama dio un tono másoscuroa la tezrubicundayLilydesviólamiradaconmomentáneaaversión.¡Y,sinembargo,algunasmujeresleconsiderabanguapo!

Mientrasledevolvíalasriendas,preguntóconinterés:

—¿Hatenidomuchotrabajo?

—En efecto… ¡bastante!—Trenor, a quien su esposa y sus amigos raravezescuchaban,sedispusoagozardelraroplacerdeunacharlaconfidencial—. No sabe cuántas cosas hay que hacer para que funcione esta clase denegocio.—Señalóconel látigoa las tierrasdeBellomont,que seextendíanante su vista en opulentas ondulaciones—. Judy no tiene idea de lo quegasta… aunque con ello no quiero decir que no haya suficiente —seinterrumpió—,perounhombretienequeabrirlosojosyestaraltantodetodo.Mispadresvivíancomogallosdepeleadesusrentaseinclusofueroncapacesdeahorrar—porsuerteparamí—,pero,alpasoquevamosahora,nosédóndeestaríamos si no realizara de vez en cuando alguna arriesgada operación debolsa.Todaslasmujerespiensan(esdecir,Judypiensa)quenotengootracosaquehacerqueirunavezalmesalaciudadacortarcupones,perolociertoesquemantenerlamaquinariaenmarcharequiereuntrabajoinfernal.Yesoquehoy no puedo quejarme —prosiguió al cabo de un momento— porque hehecho un buen negocio gracias al amigo de Stepney,Rosedale; a propósito,señorita Lily, me gustaría que intentara convencer a Judy de que sea máscortésconesesujeto.Dentrodepocoserámásricoquetodosnosotrosjuntosy,sileinvitaraacenardevezencuando,yopodríasacardeéltodoloquesemeantojara.Elpobreestálocoporconoceralaspersonasquenoquierenserlepresentadasy,cuandountiposehallaenesteestado,nohaynadaquenoseacapazdehacerporlaprimeramujerqueacudeensuayuda.

Lilyvacilóunmomento.Laprimerapartedeldiscursode su compañerohabía empezado de un modo interesante, pero la mención del nombre delseñorRosedalelohabíaestropeadotodo.Expresóunadébilprotesta:

—PeroyasabequeJackintentótraerloyfueundesastre.

—¡Malditasea!¡Porqueesgordoyrelucienteytienemodalesdetendero!Pues bien, lo único que puedo decir es que quienes sean lo bastanteinteligentesparainvitarleahoraseveránmuybienrecompensados.Dentrodepocosaños frecuentaránuestra sociedad, tantosi loqueremoscomosino,yentoncesnoofrecerá«soplos»demediomillónporunacena.

El pensamiento de Lily se había alejado de la intrusa personalidad del

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señorRosedale para volver a las ideas suscitadas por las primeras frases deTrenor.Aquel vasto ymisteriosomundodeWall Street, con sus «soplos» y«tratos»… ¿no podría encontrar en él el medio de escapar de su apuradasituación?Habíaoídodeciramenudoquealgunasmujereshacíandineroporestesistemaatravésdesusamigos:nocomprendía,comolamayorpartedesusexo,lanaturalezaexactadelatransacción,yestavaguedadparecíadisminuirsu falta de delicadeza. Desde luego, no podía imaginarse a sí mismadescendiendo,pormuyextremoquefueraelapuro,aaceptarun«trato»conelseñorRosedale,peroasu lado teníaaunhombrequeestabaenposesióndetaninapreciableoportunidadyque,comomaridodesumejoramiga,teníaconellaunarelacióndeintimidadcasifraternal.

En el fondo de su ser, Lily sabía que no sería apelando a su instintofraternalcomopodríaconmoveraGusTrenor,peroestemododeexplicarlasituación contribuía a disfrazar su crudeza y le gustaba ser siempreescrupulosa en la cuestión de guardar las apariencias. El esmero de suapariencia personal tenía un equivalentemoral, y cuando inspeccionaba suspropiospensamientospasabadelargomuchaspuertascerradas.

AlllegaralaverjadeBellomont,sevolvióhaciaTrenorconunasonrisa.

—Haceunatardetanespléndida…¿Nolegustaríallevarmeunpocomáslejos?Hoyme he levantado algo deprimida y ¡descansa tanto apartarse delbullicio en compañía de alguien a quien no le importe aburrirse un pococonmigo!

Suexpresiónera tanbellay suplicantealhacerestapetición,parecía tanseguradesucomprensiónysimpatía,queTrenorsesorprendiódeseandoquesuesposavieracómoletratabanotrasmujeres…noviejasintrigantescomolaseñora Fisher, sino una joven por una de cuyas miradas la mayoría de loshombreslodaríancasitodo.

—¿Deprimida? ¿Por qué diablos tiene que estar deprimida? ¿No le hagustadolaúltimacajademodelosdeDoucetoladejóJudysinblancaanochejugandoalbridge?

Lilymoviólacabezaconunsuspiro.

—He tenido que renunciar a Doucet y también al bridge: no puedopermitirmesemejantes lujos.Dehecho,nopuedopermitirmenadade loquehacenmisamigasymetemoqueparaJudysoyunfastidioporqueyanojuegoalascartasynovoyvestidacontantaeleganciacomolasdemásmujeres.Parausted también seréun fastidio si le importunoconmispreocupaciones, sólolashemencionadoporquedesearíaquemehicieraunfavor…elmayordelosfavores.

Buscódenuevolamiradadeélysonrióinteriormentealcaptarelmatizde

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aprensiónquevioensusojos.

—Pues,claro,todoloqueestéenmimano…—farfullóyLilyadivinóqueelrecuerdodelosmétodosdelaseñoraFisherestropeabasudiversión.

—El mayor de los favores—repitió en voz baja—. Judy está enfadadaconmigoyquieroqueustedintervengaparareconciliarnos.

—¿Enfadadaconusted?Vamos,qué tontería…—Sualiviose tradujoenunacarcajada—.Sabemuybienqueleprofesaungrancariño.

—Esmimejoramigayporesomeentristece tenerquedisgustarla.Peromeimaginoqueustedyasabeloquepretendíademí.Sehaempeñado—esunencanto—enquemecase…enquemecaseconunagranfortuna.

—¿Con una gran fortuna? ¡Oh, por todos los diablos! ¡No se referirá aGryce!¿Sí?Oh,no,no,claroquenodirénada,puedeconfiarenmí,tendrélaboca cerrada…peroGryce… ¡Diosmío,Gryce! ¿Creía realmente Judy quetendría usted el valor de casarse con ese imbécil engreído? No lo tiene,¿verdad?Ylehadadocalabazasyéstaeslarazóndequesehayaidoconlacolaentrelaspiernasenelprimertrenestamañana.—Seapoyóenelrespaldoy arrellanó en el banco, como hinchado por la alegría de haber intuido laverdad—.¿CómopodíapensarJudyqueharíaustedunacosasemejante?¡Yolehabríadichoquejamáscargaríaconeseafeminado!

Lilyexhalóunsuspiromáshondo.

—Avecespienso—murmuró—queloshombrescomprendenlosmotivosfemeninosmejorquelasdemásmujeres.

—¡Algunos sí… desde luego! Yo se lo habría dicho a Judy —repitió,orgullosodesusuperioridadsobresumujer.

—Supusequeusted loentendería,por esoqueríahablarle—prosiguió laseñorita Bart—. No puedo contraer un matrimonio de esta índole; esimposible. Pero tampoco puedo seguir viviendo como las mujeres de micírculosocial.Dependocasienteramentedemitía,queesmuybuenaperonomedaningunaasignaciónfijayúltimamenteheperdidodineroconlascartasynomeatrevoaconfesárselo.Hepagadomisdeudas,claro,peronomequedaapenasnadaparamisotrosgastosy,sicontinúollevandolamismavidaquehasta ahora, me veré en terribles apuros. Tengo un pequeño capital propio,perometemoqueestámalinvertidoporquecadaañomerindemenosysoytanignoranteencuestionesdedineroquenosésielagentedemitía,queesquien se encargadenuestros asuntos financieros, esunbuenasesor.—Hizounapausayañadióen tonomás ligero—:Noqueríaaburrirlecon todoesto,peronecesitosuayudaparaqueJudycomprendaquedemomentonopuedocontinuar viviendo comoviven todos ustedes.Mañaname voy conmi tía a

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Richfield y me quedaré allí el resto del otoño; despediré a mi doncella yaprenderéaremendarmisvestidos.

Ante esta imagen de la belleza en apuros, cuyo patetismo había sabidorealzarconsutilezalamanoquelahabíaesbozado,Trenorprorrumpióenunmurmullode indignada solidaridad.Veinticuatrohoras antes, si su esposa lehubiera consultado sobre el futurode la señoritaBart, habría dichoqueunachicadegustosextravagantesysindinerodebíacasarseconelprimerhombrerico que se le pusiera a tiro; pero con la protagonista del caso a su lado,pidiéndoleayudayhaciéndolesentirquelacomprendíamejorquesusamigasmás íntimas, confirmando además esta sensación con el atractivo de suexquisitaproximidad,estabadispuestoa jurarquesemejantematrimonioeraunaprofanaciónyqueél,comohombredehonor,teníalaobligacióndehacertodocuantopudieraparaprotegerladelasconsecuenciasdesudesinterés.Esteimpulsosevioreforzadoporlaideadeque,silachicasehubieracasadoconGryce, todoelmundo lahabríacubiertodehalagosybeneplácitos,mientrasquesunegativaasacrificarsepordinerolacondenabaasoportartodoelpesodesuvalienteacción.Malditasea,siéleracapazdehallarunmododesalvardesusdificultadesaunapedigüeñaprofesionalcomoCarryFisher,queeraunsimplehábitomentalcorrespondientea laexcitaciónfísicadelcigarrillooelcóctel,bienpodíahacerotrotantoporunamuchachaqueleinspirabalamayorsimpatíayqueleconfiabasusproblemasconelcandordeunaniña.

TrenorylaseñoritaBartprolongaronsupaseohastamuchodespuésdelapuestade sol;y, antesdevolver, él intentó, conciertoéxito, convencerladeque,silodejabaensusmanos,podíaobtenerleunabonitasumadedinerosinponerenpeligrosupequeñocapital.Lilyeraciertamentedemasiadoignoranteacerca de las manipulaciones bursátiles para comprender las explicacionestécnicas de Trenor o incluso tal vez para apercibirse de que determinadospuntosnoquedabanmuyclaros;lavaguedadquerodeabalatransacciónservíadeveloparasuazoramientoyatravésdelaconfusióngeneralsusesperanzassedilataron como linternas en la niebla.Sólo comprendióque susmodestasinversiones se multiplicarían misteriosamente y sin riesgos para ella; y laaseveración de que este milagro se produciría en muy poco tiempo, sintediososintervalosdeinquietudyreacción,barriósusúltimosescrúpulos.

De nuevo sintió aliviarse su carga y con el alivio llegó el retorno a lasactividadesinterrumpidas.Unavezconjuradassuspreocupacionesinmediatas,fuefácildecidirquenuncavolveríaaencontrarseenunapurosemejantey,amedidaquelanecesidaddeahorrarysacrificarsepasabaaunsegundoplano,se sintiómás dispuesta a afrontar las exigencias de la vida. Incluso lamásinmediatadepermitiraTrenor,enelcaminodevuelta,acercarseunpocomásaella,yposarunamanotranquilizadorasobrelasuya,nolecostómásqueunfugazestremecimientoderepugnancia.Formabapartedeljuegohacerlesentir

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quesupeticiónhabíasidounimpulsoimpremeditado,inducidoporlasimpatíaque le inspiraba; y la renovada sensación de dominio en el trato con loshombres,ademásdeconsolarsumaltrechavanidad,laayudóapasarporaltola idea de las pretensiones implícitas en la actitud de él. Se trataba de unhombreordinarioyaburridoque,bajounafachadaautoritaria,eraunsimpleextraenelcostosoespectáculoquepagabaconsudinero;seguroqueparaunachicainteligenteseríafácildominarlea travésdesuvanidadydeestemodohacerlecreerqueestabaendeudaconella.

CapítuloVIII

El primer cheque de mil dólares recibido por Lily junto con unosemborronados garabatos de Gus Trenor le devolvió la confianza en laproporciónexactaenquecancelósusdeudas.

La transacción se justificó a sí misma por los resultados; ahora veía loabsurdoquehabríasidopermitirqueprimitivosescrúpuloslaprivarandetansencillomediodeapaciguarasusacreedores.Lilysesintiórealmentevirtuosaal entregar anticipos a cada uno de sus proveedores y el hecho de que unanueva compra acompañara cada pago parcial no disminuyó su sensación deesplendidez. ¡Cuántasmujeres, en su lugar, habrían encargado lamercancíasinpagarelanticipo!

Encontraba de una facilidad tranquilizadora mantener a Trenor de buenhumor. Escuchar sus historias, recibir sus confidencias y reír sus chistesparecíademomentotodoloqueserequeríadeella,ylacomplacenciaconquesuanfitrionacontemplabaestasatenciones lasdespojabadecualquierasomode ambigüedad. Por lo visto, la señora Trenor daba por sentado que lacreciente intimidad de Lily con su marido era sencillamente una formaindirectadeagradecerlesuhospitalidad.

—Estoy tan contenta de que tú y Gus os hayáis hecho tan buenosamigos…—observóconaprobación—.Esencantadorpor tupartemostrartetanamableconélyaguantartodassuslatosasanécdotas.Lasconozcoporquetuve que escucharlas cuando éramos novios… Estoy segura de que siguecontando lasmismas.Y ahorano tendréquepedirle siempre aCarryFisherqueleconservedebuenhumor.Esunbuitre,¿sabes?,ycarecedetodosentidomoral.NodejadeobligaraGusaespecularconsudineroyestoyseguradequenuncapagacuandopierde.

LaseñoritaBartpodíaestremecerseantetalestadodecosassinelrubordedarseporaludida.Supropiaposicióneramuydiferente;nopodíaocurrirque

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no pagara cuando perdiera, ya que Trenor le había asegurado que nuncaperdería.Alenviarleelchequelehabíaexplicadoquehabíaganadocincomilgraciasaun«soplo»deRosedaleyvueltoainvertircuatromilenlosmismosvalores, ya que corrían rumores de otra «gran alza»; Lily entendió, por lotanto,queahoraespeculabacondinerodeella,deahíquesólo ledebiera lagratitudquemerecíatanpequeñoservicio.Suponíavagamentequeelcapitalinicialhabía salidode supropiodinero invertido,peropreferíanodirigir sucuriosidad hacia este punto y concentrarla por el momento en la fechaprobabledelasiguiente«granalza».

Recibiólanoticiadeestesucesounassemanasdespués,conocasióndelabodadeJackStepneyconlaseñoritaVanOsburgh.Ensucalidaddeprimadelnovio, la señorita Bart fue invitada para ser dama de honor, pero ella noaceptó,alegandoque,alsermuchomásaltaquelasotrasvírgenesdelcortejo,su presencia podría alterar la simetría del grupo. Lo cierto era que habíaacompañadohastaelaltarademasiadasnoviasyquelapróximavezqueríaserella la figuraprincipalde laceremonia.Conocía lasbromasque sehacíanacostadelasmuchachasqueeranvistasenpúblicodemasiadosañosseguidosyestabadecididaaevitarcualquierexhibicióndejuventudquepudierainduciralagenteaatribuirlemásedaddelaquetenía.

LabodadelaseñoritaVanOsburghsecelebróenlaparroquiadelpueblo,lindante con la propiedad paterna en el Hudson. Fue la «sencilla bodacampestre» a la que los invitados acuden en trenes especiales y de la quehordasdeintrusostienenqueserdesalojadasconlaintervencióndelapolicía.Mientras se celebraban estos ritos rústicos en una iglesia atestada deeleganciasyfestoneadadeorquídeas,losrepresentantesdelaprensasorteabanel laberinto de regalos de boda, blandiendo sus libretas, y el agente de unsindicatocinematográficomontabasuscámarasfrentealapuertadelaiglesia.Era una de esas escenas en cuyo papel principal Lily se había imaginadomuchas veces y, en esta ocasión, el hecho de ser una vez más una simpleespectadoraenlugardelamísticafiguraconvelodetulqueocupabaelcentrode laatención reforzósupropósitode representaresteúltimopapelantesdefinalizar el año. Haber eliminado sus preocupaciones inmediatas nosignificabahaberse libradopara siempredeellas; sólo servíapara infundirleánimosrenovadosquedisiparansusdudas,ledevolvieranlafeensubellezayen su poder y la dotaran de los alicientes necesarios para conquistar unbrillante destino. Era imposible que una persona tan consciente de susaptitudesparaeléxitoyelplacerfueracondenadaaunfracasoperpetuo;ysuserroresleparecieronfácilmentereparablesalaluzdesurecobradaconfianzaensímisma.

Estas reflexionesadquirieronuna relevancia especial cuandoatisbóenelbancovecinoelgraveperfilylabiencuidadabarbadelseñorPercyGryce.En

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suaspectohabía tambiénalgocasinupcial: lagrangardeniablanca teníaunairesimbólicoqueaellaleparecióunbuenpresagio.Despuésdetodo,vistoentre los de su clase no parecía ridículo: un crítico amistoso podría habercalificado su gordura de solemne, y le favorecía la actitud de indiferentepasividad que pone de relieve las extravagancias de las personas inquietas.Lily pensó que era de esos hombres cuyas asociaciones sentimentalesafloraban ante el espectáculo convencional de una boda, y se imaginó en laintimidad de los invernaderos de losVanOsburgh, jugando hábilmente conuna sensibilidad tan preparada para su contacto. En realidad, al mirar a lasmujeresque la rodeabany recordarsupropia imagenenelespejo,concluyóquenonecesitaríaningunahabilidadespecialpararepararsuerroryconseguirqueelseñorGrycecayeradenuevoasuspies.

VerlacabezaoscuradeSeldenenunbancocasienfrentedeellaalteróunmomentoelequilibriodesuscomplacencias.Lasangreleafluyóalasmejillascuandosusmiradassecruzaron,peroenseguidatuvounareaccióncontrariade rebeldía y rechazo. No deseaba volver a verle, no porque temiera suinfluencia,sinoporquesupresenciasiempreproducíaelefectodedenigrarsusaspiraciones, de desenfocar todo su mundo. Además, era un recordatorioviviente de la peor equivocación de su carrera y el hecho de que Seldenhubiera sido la causa no suavizaba sus sentimientos hacia él. Aún podíaconcebirunaexistenciaidealenlaque,unavezconseguidotodolodemás,laconversación con Selden constituyera el último detalle de lujo; pero, en sumundoactual,semejanteprivilegioseríaunlujodemasiadocaro.

—¡Lily, querida! ¡Nunca te había visto tan guapa! ¡Parece que acaba desucedertealgomaravilloso!

La joven que formulaba así su admiración por su atractiva amiga nosugería,ensupropiapersona,tanfelicesposibilidades.Dehecho,laseñoritaGertrude Farish tipificaba la mediocridad y la ineficacia. Sus cualidadescompensatorias,como lamiradaabiertay francay la frescuradesusonrisa,erancualidadesqueelobservadorbiendispuestosolíapercibirantesdenotarquelosojoserandeuntonogriscorrienteyloslabioscarecíandesugestivascurvas. Los sentimientos de Lily por ella oscilaban entre la piedad por suslimitacionesylaimpacienciaporsumododeaceptarlas.ParalaseñoritaBart,aligualqueparasumadre,laconformidadconlapobrezaeraunapruebadeestupidez y había momentos en que, consciente de la propia capacidad depareceryserexactamenteloquelaocasiónrequería,llegabacasiapensarquelas otras chicas eran feas e inferiores por elección.Ciertamente, nadie teníanecesidaddeconfesarsemejanteaceptacióndesusuertecomolaquerevelabael color «sufrido» del atuendo de Gerty Farish y la forma discreta de susombrero:escasi tanestúpidopermitirquelaropatraicioneelconocimientode la propia realidad como dejar que proclame la presunción de la propia

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belleza.

Naturalmente,comoerapobreyfeasinremisión,Gertyhabíahechobienen aficionarse a la filantropía y los conciertos sinfónicos, pero había algoirritante en su convicción de que la existencia no procuraba placeres máselevadosydequesepodíaobtenerdelavidaelmismointerésyemociónenun diminuto apartamento que en el esplendor de la mansión de los VanOsburgh. Hoy, sin embargo, su vivaz entusiasmo no irritó a Lily, porqueparecía poner de relieve sus propias cualidades excepcionales y otorgar unenormealcanceasusproyectosparaelfuturo.

—¡Vamosa echarunvistazoa los regalos antesdeque todos salgandelcomedor!—sugirió la señorita Farish, cogiendo del brazo a su amiga. Eracaracterísticoenellainteresarsedeunmodosentimentalycarentedeenvidiaportodoslosdetallesdeunaboda:eradelasqueconservanelpañueloenlamanoduranteelservicioreligiosoysemarchanconunacajitadetartanupcialcolgadadeundedo.

—¿Verdad que está todo precioso? —continuó mientras entraban en elremotosalóndestinadoaexhibirelbotínnupcialdelaseñoritaVanOsburgh—.¡Siempredigoquenadiehace lascosasmejorque laprimaGrace!¿Hasprobadoalgunavezalgomásdeliciosoqueesamoussedelangostaconsalsade champaña? Resolví hace unas semanas no perderme esta boda y desdeluego todo ha sido maravilloso. Cuando Lawrence Selden supo que venía,insistió en irme a buscar y llevarme a la estación, y, cuando volvamos estanoche, cenaré con él en Sherry’s. ¡Estoy tan emocionada como si fuera lanovia!

Lily sonrió; sabía que Selden había sido siempre bueno con su insulsaprimayavecessehabíapreguntadoporquédesperdiciabatantotiempodeunmodotanpocoremunerativo,peroahoralaidealeprocuróunvagoplacer.

—¿Levesconfrecuencia?—inquirió.

—Sí, es tan bueno que me visita casi todos los domingos y de vez encuando jugamos a las cartas, aunque últimamente le he visto menos. Estádesmejoradoypareceinquietoynervioso.¡Pobremuchacho!Ojalásecasaraconunabuenachica.Asíselohedichohoy,peroélhacontestadoquenolegustanlasbuenasyquelasotrasnoseinteresanporél…aunquelohadichoen broma, claro. Jamás se casaría con una chica que no fuera buena. ¡Oh,querida!¿Hasvistoalgunavezperlasasí?

SedetuvierondelantedelamesadondeseexhibíanlasjoyasdelanoviayelcorazóndeLilydiounvuelcodeenvidiaalverlarefraccióndelaluzensussuperficies, el brillo nacarado de perlas exactamente iguales, el destello derubíes sobre terciopelo oscuro, los intensos rayos azules de unos zafiros

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encendidos por un borde de brillantes y los colores de todas estas piedraspreciosas realzados e intensificados por el variado arte de susmonturas. ElresplandordelasgemashizoarderlasangredeLilycomosifueravino.Conmayorplenitudquecualquierotraexpresiónderiqueza,simbolizabanlavidaqueansiaballevar,lavidadeexquisitoaislamientoyrefinamientoenquecadadetalleteníaelacabadodeunajoyaytodoelconjuntoformabaunarmoniosodecoradoparasupreciosayexcepcionalfigura.

—¡Oh,Lily,miraesedijedebrillantes!¡Esgrandecomounplato!¿Quiénpuede haberlo regalado? —La señorita Farish acercó sus ojos miopes a latarjeta correspondiente—. «Señor Simon Rosedale». ¡Cómo, ese hombrehorrible!Ah,sí,recuerdoqueesamigodeJackysupongoquelaprimaGraceha tenido que invitarle hoy, pero estoy segura de que no le ha gustado queGwentengaqueaceptarunregaloasídeél.

Lilysonrió.DudabadeldisgustodelaseñoraVanOsburgh,perosefijóenla costumbre de la señorita Farish de atribuir sus propios sentimientosdelicadosalaspersonasmenosaptasparacompartirlos.

—Bueno, si Gwen no desea ser vista con esta joya, siempre puedecambiarlaporotra—observó.

—Ah,aquíhayalgomuchomásbonito—prosiguió laseñoritaFarish—.Miraesteexquisitozafiroblanco.Estoyseguradequequienlohayaelegidohapuestoenellouninterésespecial.¿Cómosellama?¿PercyGryce?¡Ah,nomesorprende!—Sonriódemodosignificativomientrasdejabalatarjetaensusitio—. ¿Has oído decir, verdad, que está muy enamorado de Evie VanOsburgh?LaprimaGraceestá encantada: ¡es todaunahistoriadeamor!Laconoció hace sólo seis semanas en casa de los Dorset, y desde luego es elmejor matrimonio posible para nuestra querida Evie. Oh, no me refiero aldinero (a ella le sobra), sino a que es una chica tan modosa y amante delhogar,ylosdosparecentenerlosmismosgustosyestarhechoselunoparaelotro.

Lily se quedó mirando fijamente el zafiro blanco en su estuche deterciopelo. ¿Evie Van Osburgh y Percy Gryce? Los nombres cruzaron sucerebro con un matiz de sarcasmo. ¿Evie Van Osburgh? ¡La más joven,rechonchayaburridade lascuatrohijas rechonchasyaburridas«colocadas»por la señora Van Osburgh una tras otra, con insuperable astucia, enenvidiablesnichosdelaexistencia!¡Ah,muchachasafortunadasquecrecenalamparodelamormaterno,deunamadrequesabepropiciaroportunidadessinconceder favores y aprovecharse de la proximidad sin permitir que lacostumbredisminuyaelapetito!Lajovenmásinteligentepuedecalcularmalcuando se trata de sus propios intereses, puede ceder demasiado en unmomento y negar demasiado al siguiente; sólo la vigilancia y previsión

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maternassoninfaliblesalahoradeponeralashijasenbrazosdelariquezaylaconvenienciasocial.

La efímera despreocupación de Lily se disolvió bajo una renovadasensación de fracaso. ¡La vida era demasiado absurda, demasiado insegura!¿PorquéañadirlosmillonesdePercyGryceaotragranfortuna?¿Porquéestatorpe muchacha estaba dotada de poderes que ella misma jamás sabríautilizar?

Ladistrajodesusespeculacionesunamanoconocidaqueseposabaensubrazo y, al volverse, vio a Gus Trenor a su lado. Sintió una oleada deirritación: ¿qué derecho tenía a tocarla? Por suerte, Gerty Farish se habíaacercadoalamesadealladoyestabansolos.

Trenor,queparecíamásgruesoquenuncabajo laapretada levitayhabíaenrojecido desagradablemente tras las libaciones nupciales, la miraba confrancasatisfacción.

—¡Portodoslossantos,Lily,estáparaquitarelhipo!

La llamaba desde el principio por su nombre de pila y ella no habíaencontradonuncaelmomentodecorregirle.Además,ensucírculotodosloshombres y mujeres se llamaban así, sólo que en labios de Trenor talfamiliaridadteníaunsignificadopocograto.

—Veamos—continuó,totalmenteajenoasuincomodidad—,¿hadecididoyacuáldeestasbaratijaspiensaencargarmañanaenTiffany’s?¡Tengoenelbolsillounchequeparaustedqueselopermitiráporunampliomargen!

Lily lemiró, sobresaltada;suvozeramásaltaquenuncay lahabitaciónempezabaallenarsedegente.Pero,alcerciorarsedequeaúnnopodíanoírles,unasensacióndeplacersustituyólainquietud.

—¿Másdividendos?—preguntó,sonriendoyacercándoseaélensudeseodenoserescuchada.

—Bueno, no exactamente; vendí valores en alza y gané cuatromil parausted.Noestámalparaunaprincipiante,¿verdad?Supongoqueempezaráapensarqueesunaexpertaespeculadora.YquizánoconsideraráalviejoGusunpobreinfeliz,comohacenotraspersonas.

—Leconsideroelmásbondadosodelosamigos,peronopuedoexpresarledebidamentemigratitudenestemomento.

Ledirigióunamiradaradianteenvezdelapretóndemanosqueéllehabríaimpuestodehaberestadoasolasconella, ¡yquéalivioeraestar rodeadadegente!Lanoticialallenódelaeuforiaqueproducelasúbitainterrupcióndeundolorfísico.Elmundonoera,despuésdetodo,tanabsurdoeinseguro:devezencuando,inclusolosmásdesafortunadostienenungolpedesuerte.Laidea

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le levantó el ánimo: era característico en ella sentir renovadas todas susesperanzasalmenorindiciodeuncambiofavorable.Alinstanteseleocurriópensar que PercyGryce no estaba irremediablemente perdido para ella y laemocióndequitárseloaEvieVanOsburghlahizosonreír.¿Quéposibilidadesteníasemejantepalurdasiellasedecidíaahacerunpequeñoesfuerzo?Miróasualrededor,esperandoveraGryce,perosusojosseposaronencambioenelrelucientesemblantedelseñorRosedale,quesedeslizabaentre los invitadosconunairemitad impertinente,mitadobsequioso;comosipensaraque,unavezfuerareconocidasupresencia,éstaadquiriríalasdimensionesdelasala.

Reaciaafacilitartalexpansión,LilyvolvióadirigirlamiradaaTrenor,aquiensumuestradeagradecimientonoparecíahabersatisfechodeltodo.

—Olvídese de la gratitud…No quiero que me lo agradezca, sólo tenerocasióndehablardospalabrasconusteddevezencuando—farfulló—.Creíaquepasaríatodoelotoñoconnosotrosyapenaslahevistoduranteelúltimomes.¿PorquénovuelveaBellomontestanoche?EstamossolosyJudyestádeunhumordeperros.Vengayalegreaestepobremortal.Sidicequesí,lallevaré en el automóvil y su doncella puede seguirnos con sus trapos en elúltimotren.

Lilynegóconlacabezaconundeliciosomohíndefastidiofingido.

—Ojalá pudiera… pero es imposible.Mi tía ha regresado a la ciudad ytengoqueestarunosdíasasulado.

—Vaya,laveomuchomenosdesdequesomosmásamigosquecuandoeraustedamigodeJudy—observóélconinconscientesagacidad.

—¿CuandoeraamigadeJudy?¿Esqueyanolosoy?¡Quédisparatesseleocurren! Si estuviera siempre enBellomont, se cansaría demímucho antesqueJudy…Perovayaavermeacasademitíalapróximatardequepaseenlaciudad.Entoncespodremoshablar tranquilamenteymedirácuáleselmodomejordeinvertirmifortuna.

EraciertoqueenlastresocuatroúltimassemanassehabíaausentadodeBellomont con el pretexto de tener que visitar a otros amigos; pero ahoraempezóapensarque el ajustede cuentasquehabía logradoevadir conestamedidahabíaacumuladointeresesenelintervalo.

LaperspectivadeunacharlatranquilanopareciósatisfaceraTrenorcomoellaesperaba,yaquerespondióconelceñofruncido:

—¡Oh, no creo poder prometerle un nuevo negocio todos los días! Perohayalgoquepodríahacerpormí:serunpococortésconRosedale.Judyhaprometido invitarle a cenar cuando estemos en la ciudad, pero no puedoconvencerla de que le invite a Bellomont; si usted ahora me permitiera

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traérselo,lasituacióncambiaríamuchoparaél.Creoquenolehanhabladonidosmujeresentodalatardeypuedoasegurarlequeesunsujetoconquienlacortesíaresultamuyprovechosa.

La señorita Bart hizo un movimiento de impaciencia, pero reprimió laspalabras que estuvieron a punto de acompañarlo. Al fin y al cabo, era unaocasión inesperaday ladeuda fácilde saldary, además,¿acasono tenía suspropiosmotivosparadesearsercortésconelseñorRosedale?

—Claro,tráigale—contestó,sonriendo—.Quizápuedaconseguirquemeasesoredirectamente.

Trenor sedetuvoconbrusquedadyclavóenellaunamiradaque lahizoruborizar.

—Escuche,yasabe…Leruegoquenoolvidequeesunmalditopatán—dijo,yella sevolvióconuna ligera risahacia laventanaabiertacercade lacualhabíanestadohablando.

Lahabitación sehabía llenadoyLily tuvoganasde espacioy airepuro.Encontró ambas cosas en la terraza, donde sólo quedaban algunos hombresaúnfumandoybebiendounacopadelicor,mientrasvariasparejaspaseabanpor el pradohasta el borde del jardín, en el que ya se veían los colores delotoño.

Cuandosalió,unhombreseacercóaelladesdeelgrupodefumadoresyLily se encontró cara a cara con Selden. Los latidos que su proximidadsiemprecausabaenellasevieronincrementadosporunaligeraturbación.Nose habían visto desde aquel paseo dominical en Bellomont, episodio quepersistíade talmodoen lamemoriadeLilyquenopodía suponer aSeldenmenos consciente de él. Pero el saludo de éste no expresó otra cosa que lasatisfacciónquetodaslasmujereshermosasesperanverreflejadaenlamiradadeunhombre, y este descubrimiento, aunquedesagradable para suvanidad,fue tranquilizador para sus nervios. Entre el alivio de haber escapado deTrenor y la vaga aprensión de su encuentro con Rosedale, era gratoexperimentar por un momento la sensación de comprensión absoluta quesiemprecomunicabalaactituddeLawrenceSelden.

—Estosíqueessuerte—dijoéste,sonriendo—.Mepreguntabasipodríahablarcontigoantesdequeeltrenespecialsenoslleveatodos.HevenidoconGerty Farish después de prometerle que no perderíamos el tren, pero estoyseguro de que continúa entregada a la sentimental contemplación de losregalosdeboda.Parececonsiderarsunúmeroyvalorcomopruebasdelafectodesinteresadoqueunealaspartescontratantes.

No había el menor atisbo de turbación en su voz y, mientras hablaba,apoyado en el quicio de la ventana, dejando que sus ojos descansaran con

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francodeleiteenlagraciadeLily,éstasintióunadébilpunzadadepesaralverquehabía vuelto sin esfuerzo a la actitud anterior a suúltima conversación.Aquellasonrisaindiferentefueungolpeparasuvanidad.Ansiabaserparaélalgomásqueunacarabonitadotadadeexpresión,algomásqueunadiversiónpasajera para su vista y su cerebro, y este intenso deseo se reflejó en surespuesta:

—Envidio aGerty—dijo— su facultad de prestar romanticismo a todasnuestrasfeasyprosaicascomponendas.Yonomeherepuestodesdequetúmerevelastelapobrezayescasaimportanciademisambiciones.

Apenas hubo dicho estas palabras, se dio cuenta de su inoportunidad.PensóqueparecíasersudestinoenseñaraSeldensuspeoresfacetas.

—Yocreía,porelcontrario—replicóéste—,habertedemostradoqueeranmásimportantesparatiquecualquierotracosa.

Fuecomosi la impetuosacorrientedesuserhubierasidofrenadaporunobstáculorepentinoquelaobligaraaretroceder.Lilylemirócondesconcierto,como una niña ofendida o asustada: ¡su ser auténtico, que era capaz deemergerdelasprofundidades,estabatanpocoacostumbradoairsolo!

Su conmovedora indefensión tocó como siempre en Selden una fibralatentedecomprensión.Nohabría significadonadaparaéldescubrirque suproximidad le prestaba brillantez; en cambio, este atisbo de humor sombríoquesóloélsabía inspirarpareciócolocarleunavezmásenunmundoaparteconella.

—¡Porlomenosnopuedespensardemícosaspeoresdelasquedices!—exclamóLilyconunarisatrémula;peroantesdequeélpudieracontestar, lacorriente de entendimiento que fluía entre los dos fue interrumpidasúbitamente por la reaparición de Gus Trenor, que se acercaba seguido delseñorRosedale.

—¡Malditasea,Lily!¡Penséquemehabíadadoesquinazo!Rosedaleyyolahemosbuscadoportodaspartes.

EnsuvozhabíaunanotadefamiliaridadconyugalylaseñoritaBartcreyódetectarenlosojosdeRosedaleunadescaradapercepcióndelhecho;laideaconvirtiósuantipatíaenrepugnancia.

Correspondió a su profunda reverencia con un ligero movimiento decabeza, especialmente desdeñoso porque intuía la sorpresa de Selden al verque Rosedale figuraba entre sus conocidos. Trenor se había alejado y suacompañantecontinuófrentealaseñoritaBart,atentoyexpectante,sonriendoporanticipado,enesperadeloqueellapudieradecirle,todoélconscientedelprivilegiodeservistoensucompañía.

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Eraelmomentoparatenertacto,parallenarconrapideztodaslaslagunas,peroSeldenseguíaapoyadocontralaventanacomounobservadorcasualdelaescena y, bajo el hechizo de su observación, Lily se sintió impotente paraejercer sus artes habituales.El temor de que sospechara lamenor necesidadporsupartedefrenaraRosedaleleimpidiópronunciarlastrivialesfrasesdecortesía. Rosedale continuaba delante de ella en actitud expectante y ellaseguíainmóvilyensilencio,conlamiradaalaalturadesurelucientecalva.Estamiradaponíapuntofinalalasimplicacionesdesusilencio.

Élsesonrojólentamente,apoyadoyaenunpie,yaenotro,manoseandolagruesaperlanegradesucorbatayretorciéndoseelbigoteconnerviosismo;ydepronto,lamiródearribaabajo,retrocedióyexclamó,mirandodesoslayoaSelden:

—Pormihonorquenuncaviunatuendotandespampanante.¿EslaúltimacreacióndelamodistaquevisitóenelBenedick?Siesasí,¡nocomprendoporquénovanaverlatodaslasmujeres!

Las palabras fueron proyectadas con fuerza contra el silencio de Lily, yéstacomprendióenseguidaquesupropiaactitudleshabíadadoimpulso.Enmediodeunaconversaciónnormalhabríanpasadoinadvertidas,perolapausaprolongadalesconfirióunsignificadoespecial.Sintió,sinmirar,queSeldenlohabíacaptadoinmediatamente,relacionandolaalusiónconlavisitaqueellalehicieraensucasa.EstoaumentósuirritacióncontraRosedale,perotambiénlaconviccióndequeahoraonuncaeraelmomentodefrenarlo,porodiosoquefuerahacerloenpresenciadeSelden.

—¿Cómosabequelasdemásmujeresnovanamimodista?—replicó—.¡Nomedamiedofacilitarsudirecciónamisamigos!

Sumiradaysuacento incluían tanclaramenteaRosedaleenestecírculoprivilegiadoquelospequeñosojosdeésteseentornaronporlaemociónyunasonrisadeexpertolelevantóelbigote.

—¡Por Dios que no hay razón para tenerlo! —exclamó—. ¡Aunque secomprenlacolecciónentera,ustedlasganaráconmediogalope!

—¡Ah!Esustedmuyamableyaúnloseríamássimellevaraaunrincóntranquilo yme fuera a buscar un vaso de limonada u otro refresco inocenteantesdequetengamosquesalircorriendoparacogereltren.

Dio media vuelta mientras hablaba, permitiendo que él caminarapavoneándoseasuladoentrelosgruposdelaterraza;todossusnervioslatíansólodepensarquélepareceríaaSeldensemejanteescena.

PeropordebajodesucóleraporlaperversidaddelascircunstanciasylaligerasuperficiedesucharlaconRosedalepersistíaunaterceraidea:notenía

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intencióndepartirsintratardedescubrirlaverdadsobrePercyGryce.Elazar,o tal vez el propósito del interesado, les había alejado desde que él semarchara tan precipitadamente de Bellomont; pero la señorita Bart era unaexperta en sacar el máximo partido de lo inesperado y los desagradablesincidentesdelosúltimosmomentos—larevelaciónaSeldendeaquellapartedesuvidaquemásdeseabaocultarle—incrementaronsudeseodeprotección,de huida de tan humillantes contingencias.Una situación definida seríamástolerable que ser zarandeada de este modo por la casualidad, lo cual laobligabaavigilarsiempre,inquieta,cualquierposibilidadquelepresentaralavida.

Dentro de la casa se respiraba un ambiente de dispersión general, comocuandounauditoriosepreparaparairsedespuésdequelosactoresprincipaleshayanabandonadoel escenario;peroentre losgruposLilynopudoverni aGrycenialamenordelashermanasVanOsburgh.Laausenciadeambosseleantojó unmal presagio, y cautivó al señorRosedale al proponerle un paseohasta los invernaderos del otro extremo de la casa. Quedaban invitadossuficientesenlalargahileradesalonesparaquesusalidallamaralaatención,yLilysediocuentadeque laseguíanmiradas irónicase inquisitivasquesedesviabanconelmismoaire inofensivode su indiferenciaal contentode suacompañante. En aquelmomento le importabamuy poco que la vieran conRosedale; todos suspensamientos secentrabanenelobjetode subúsqueda.PeroéstenoseencontrabaenlosinvernaderosyLily,oprimidaporlasúbitaconviccióndehaberfracasado,sedisponíaahallarunmododelibrarsedesupareja,ahorasuperflua,cuandoviodelantedeellaa laseñoraVanOsburgh,ruborizadayexhausta,peroradiantedesatisfacciónporeldebercumplido.

Miróunmomentoalaparejaconlaexpresiónbenignaperoausentedelafatigadaanfitrionaparaquiensusinvitadossehanconvertidoenmerospuntosgiratorios de un caleidoscopio trepidante, pero de pronto su atención seconcentróycogiódelbrazoalaseñoritaBartconunademánconfidencial.

—MiqueridaLily,nohe tenido tiempodehablarcontigoysupongoqueahoraestasapuntodeirte.¿HasvistoaEvie?Tehabuscadoportodaspartes;queríarevelartesupequeñosecreto,peromeimaginoqueyalohasadivinado.El compromisono se anunciará hasta la semanapróxima…pero tú eres tanbuena amiga del señor Gryce que ambos deseaban participarte su felicidadantesqueanadie.

CapítuloIX

CuandolaseñoraPenistonerajoven,labuenasociedadvolvíaalaciudad

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en octubre; por eso el día diez de este mes se subían las persianas de suresidenciadelaQuintaAvenidaylosojosdelGladiadorMoribundodebronceque ocupaba la ventana del salón reanudaban su inspección de la desiertacalle.

LasdosprimerassemanasdespuésdelregresorepresentabanparalaseñoraPenistonelequivalentedomésticodeunretiroespiritual.«Repasaba»laropablanca y las mantas con el mismo espíritu del penitente que explora losrecovecos más íntimos de su conciencia; buscaba polillas como el almaatribuladabuscaflaquezaslatentes.Vaciabaelúltimorincóndelabodegaylacarboneray,comofasefinaldelosritoslustrales,envolvíatodalacasaenunblancopenitencialylarociabadeexpiatoriaespumadejabón.

FueenestafasedelaoperacióncuandolaseñoritaBartvolvióalatardecerdelabodadeGwenVanOsburgh.Elviajederegresoalaciudadnohabíasidoprecisamente indicado para sosegar sus nervios. Aunque el compromiso deEvieVanOsburghnoeratodavíaoficial,setratabadeunsecretoyaconocidoporlosinnumerablesamigosíntimosdelafamilia;yeltrenllenodeinvitadosbullíadealusionesypronósticos.Lilyeraplenamenteconscientedesupropiopapel en este drama de indirectas: conocía la calidad exacta de la diversiónsuscitadaporlascircunstancias.Lasvulgaresformasdeplacerpreferidasporsusamistadesincluíanunestridentegocedetalescomplicaciones:eldeleitedesorprenderaldestinoenelactodegastarunabromapesada.Ellasabíamuybiencómocomportarseenlassituacionesdifíciles;conocíaalaperfecciónlaactitud que media entre la victoria y la derrota: todas las insinuacionesresbalabansuavementepor labrillantecapadesu indiferencia.Sinembargo,yaempezabaasentirlatensióndetalconductayalfinalunarápidareacciónlasumióenunprofundoascodesímisma.

Comosiempreleocurría,estarepulsiónmoralencontróundesahogofísicocriticandosúbitamenteasuentorno.SerebelócontralacomplacientefealdaddelnogalnegrodelaseñoraPeniston,elbrilloresbaladizodelasbaldosasdelrecibidoryelolormezcladodejabónypulimentoquelarecibióenelumbral.

Lasescalerasaúnnoestabanalfombradasycuandosubíaasuhabitaciónladetuvoeneldescansillounacrecientemareadeespumadejabón.Seapartó,recogiéndose las faldas con impaciencia, y al hacerlo tuvo la extrañaimpresión de haberse encontrado antes en situación parecida, aunque en unambientedistinto.LeparecióquebajabalaescaleradelinmuebledeSeldeny,albuscarlamiradaalaculpableparareprenderlaporlainundaciónjabonosa,vio losmismos ojos que se habían cruzado con los suyos en circunstanciassimilares. Era la fregona del Benedick, que, apoyada sobre sus codosenrojecidos, la miraba con la misma implacable curiosidad y la mismaresistenciaaparenteahacerlesitio.Enestaocasión, sinembargo, laseñoritaBartestabaensupropioterreno.

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—¿No ve que quiero pasar? Aparte el cubo, por favor —ordenóbruscamente.

Alprincipiolamujerpareciónooírlayluego,sinunapalabradeexcusa,empujó el cubo y secó el descansillo con una bayeta húmeda, sin dejar demirarla. Era intolerable que la señora Peniston empleara a personas comoaquélla, y Lily entró en su habitación decidida a exigir que la mujer fueradespedidaaquellamismatarde.

Demomento,sinembargo, laseñoraPenistonera inaccesibleacualquierreclamación,yaquedesdeprimerashorasdelamañanaestabaencerradaconsudoncella,repasandosuspieles,unprocesoqueconstituíalaculminacióndeldrama de renovación doméstica. Por la noche se encontró igualmente solaporquesutía,queraravezcenabafuera,habíarespondidoalaconvocatoriadeuna primaVanAlstyne que se hallaba de paso en la ciudad.La casa, en suestadodeordeny limpiezaantinaturales,eradeprimentecomouna tumba,ycuandoLily,alterminarsufrugalcenaentreaparadorescubiertosporsábanas,entró en el inhóspito salón, tuvo la sensación de haber sido enterrada vivadentrodelossofocanteslímitesdelaexistenciadelaseñoraPeniston.

Engeneralevitabaestarencasaduranteelbaldeodoméstico,peroenestaocasiónunaseriederazonessehabíanconfabuladoparaatraerlaalaciudad,yla primera era haber recibidomenos invitaciones que de costumbre para elotoño.Estabatanacostumbradaairdeunamansióncampestreaotrahastaqueelfindelasvacacionesobligabaasusamistadesavolveralaciudadquelosintervalos de tiempo libre le daban una extraña sensación de decrecientepopularidad. Era cierto lo que le había dicho a Selden: la gente se estabacansandodeella.Seríabienacogidaenunnuevopapel,perocomoseñoritaBartselasabíandememoria.Ellatambiénsesabíaasímismadememoriayestabahartadesupersonaje.Habíamomentosenquedeseabaconfuerzaalgodiferente,algoextraño,remotoeinexplorado,perolosjuegosmásaudacesdesu imaginación no pasaban de representarla en su vida habitual con undecorado nuevo. No podía imaginarse más que en un salón, emanandoeleganciacomounafloremanaperfume.

Mientras tanto, a medida que avanzaba octubre, se hacía más acucianteafrontarlaalternativadevolveracasadelosTrenororeunirseconsutíaenlaciudad. Incluso el desolado aburrimiento de Nueva York en octubre y lasincómodaslimpiezasdelhogardelaseñoraPenistonparecíanpreferiblesaloquepodíaesperarlaenBellomont;deahíque,conunairedeheroicadevociónanunciaraelpropósitoderesidirconsutíahastalasvacaciones.

Los sacrificios de esta naturaleza son recibidos a veces con sentimientostanencontradoscomolosquelosinspiran,ylaseñoraPenistonmurmuróasudoncella de confianza que, si alguien de la familia debía estar con ella en

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semejante crisis (aunque durante cuarenta años se la había consideradocompetenteparacolgarsuspropiascortinas),preferíamilvecesa laseñoritaGracequea la señoritaLily.GraceStepneyeraunaprima insignificante,demodalesadaptableseinteresesdesegundamano,queacudíaaacompañaralaseñora Peniston cuando Lily cenaba fuera con demasiada frecuencia, quejugaba a las cartas, cogía puntos de media, leía las esquelas del Times yadmiraba sinceramente las cortinas de satén púrpura del salón, elGladiadorMoribundodelaventanayelenormecuadrodelNiágaraquerepresentabaelúnicoexcesoartísticodelamodestacarreradelseñorPeniston.

En circunstancias normales, la señora Peniston se aburría tanto con suexcelente prima como cualquier receptora de servicios semejantes con lapersonaquéselospresta.PreferíamuchomásalainteligenteeimprevisibleLily, que no sabía distinguir entre los extremos de un ganchillo y hería confrecuenciasususceptibilidadsugiriendoqueelsalóndebía«renovarse».Pero,alahoradeencontrarservilletasextraviadasoayudarenladecisióndesi laescaleradeservicionecesitabaunaalfombranueva,elcriteriodeGraceerasindudamásacertadoqueeldeLily,pornohablardequeestaúltimadetestabaelolordelaceraydeljabóndesosa,yseportabacomosipensaraqueunacasateníaquelimpiarsesola,sinningunaayudaexterna.

Sentadabajolaluzmortecinadelaarañadelsalón—laseñoraPenistonnoencendía nunca las lámparas amenos que hubiera invitados—,Lily parecíacontemplar su propia silueta difuminándose en una panorámica de coloresneutroshastallegaraunamadurezcomoladeGraceStepney.CuandodejaradedivertiraJudyTrenorysusamistades,tendríaquededicarseadivertiralaseñoraPeniston;desdecualquierópticaquelomirase,sóloveíaunfuturodeservidumbrealoscaprichosajenosynuncalaocasióndereafirmarsupropiayardienteindividualidad.

Un campanillazo de la puerta principal, que sonó con fuerza en la casavacía,lediolamedidadesuinmensotedio.Eracomositodoelcansanciodelos últimosmeses culminara en la vacuidad de aquella velada interminable.¡Ojalá aquella llamada significara una invitación del mundo exterior… unaseñaldequeaúnlaqueríanynecesitaban!Trasciertademora,sepresentóunacamareraconelanunciodequefuerahabíaunapersonaquesolicitabaveralaseñorita Bart y, ante la presión de ésta para obtener una descripción másespecífica,añadió:

—EslaseñoraHaffen,señorita;seniegaadecirloquequiere.

Lily,aquienelnombrenodecíanada,abriólapuertaaunamujerquelucíaun ajado sombrero y que se parómuy decidida bajo la luz del recibidor.Elresplandordelallamadegasiluminósuconocidacarapicadadeviruelaylarojizacalvavisibleatravésdelosralosmechonesdepelocolordepaja.Lily

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miróalafregonaconsorpresa.

—¿Deseabaverme?—preguntó.

—Me gustaría decirle algo, señorita. —El tono no era agresivo niconciliador; no revelaba nada sobre las intenciones de la visitante. Sinembargo,uninstintodeprecauciónindujoaLilyaponersefueradelalcancedelosoídosdelacamarera.

Indicó con una seña a la señoraHaffen que la siguiera hasta el salón ycerrólapuertacuandoambashubieronentrado.

—Usteddirá.

Lamujerteníalosbrazoscruzadosdebajodelchal,comosuelenhacerlasde su clase. Entonces los sacó fuera, descubriendo un pequeño paqueteenvueltoensuciopapeldeperiódico.

—Tengoaquíalgoquetalvezlegustaríaver,señoritaBart.

Pronuncióelnombreconunénfasisdesagradable,comosiconocerlofueseuna de las razones de su visita. Para Lily, la entonación sonó como unaamenaza.

—¿Haencontradoalgoquemepertenece?—preguntó,alargandolamano.

LaseñoraHaffenretrocedió.

—Bueno,enrealidad,creoqueestanmíocomosuyo—replicó.

Lilylamiró,perpleja.Ahoraestabaseguradequelaactituddesuvisitanteexpresabaunaamenaza,pero,porexpertaquefueraenciertosasuntos,carecíadeexperienciaparaentenderel significadoexactodeaquellaescena.Sentía,esosí,quedebíaterminarlaloantesposible.

—Nocomprendo;siestepaquetenoesmío,¿porquéhavenidoaverme?

Esta pregunta no desconcertó a la mujer; resultaba evidente que estabapreparadaparacontestarla;comotodaslaspersonasdesuclase,teníaquedarunlargorodeoantesdellegaralprincipioehizounapausaantesderesponder:

—Mi marido fue portero del Benedick hasta primeros de mes; desdeentoncesestásintrabajo.—ComoLilyguardósilencio,lamujercontinuó—:No ha sido por culpa nuestra; el agente conocía a un hombre que quería elempleo,asíquenospusodepatitasenlacalle,porpurocapricho.Yopadecíunalargaenfermedadelinviernopasadoyfuisometidaaunaoperaciónquesellevó todosnuestrosahorrosy, comoHaffenestáenelparo, lavidaesmuyduraparamíylosniños.

Al parecer, pues, sólo había venido a pedir a la señorita Bart queencontrara un empleo para su marido; o, más probablemente, a solicitar su

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intercesión con la señora Peniston. Lily tenía pinta de conseguir siempre loque quería y estaba acostumbrada a que le pidieran que actuase deintermediaria. Aliviada de su vaga aprensión, se refugió en la fórmulaconvencional:

—Lamentoquehayanpasadotantosapuros—dijo.

—Oh, sí, señorita, grandes apuros, y no han hechomás que empezar. Siporlomenostuviéramosotroempleoalavista,peroelagentenoquieresabernadadenosotros.Noesculpanuestra,pero…

Enestepunto,Lilysedejódominarporlaimpaciencia.

—Sitienealgomásquedecirme…—interrumpió.

Eldesaireofendióalamujeryespoleósusconfusasideas.

—Sí,señorita,aesovoy—replicó.Hizootrapausa,conlosojosfijosenLily,yluegocontinuóenuntonovagamentenarrativo—:CuandoestábamosenelBenedick,yomeencargabadelosapartamentosdealgunoscaballerosopor lo menos les quitaba el polvo los sábados. Varios de ellos recibían unmontóndecartas;nuncahabíavistotantocorreo.Teníanlaspapelerasllenasarebosaryalgunascartas secaíanal suelo.Por lovisto,yaestabanhartosdetantopapel.HabíaunosmáscuidadososqueotrosyelseñorSelden,elseñorLawrence Selden, era de los mejores; en invierno quemaba las cartas y enverano las rompía en pedacitos pequeños, pero a veces tenía tantas que lasjuntaba,comohacíanlosdemás,ylasrasgabasólounavez…así.

Mientrashablaba,habíadeshechoelnudodelcordelqueatabaelpaqueteyahorasacóunacartaquepusosobrelamesaquehabíaentreellaylaseñoritaBart.Tal comohabíadicho, la carta estaba rotapor lamitad; conun rápidoademán,lamujerhizocoincidirlosbordesrasgadosyalisóelpapel.

Lilysintióunaoleadadeindignación.Sehallabaenpresenciadealgoruin,apenasentrevistohastaentonces,laclasederuindadsobrelaquesesusurrabaensociedadyqueellajamáshabríapensadoquepudierarozarsupropiavida.Se echó hacia atrás con un gesto de repugnancia, pero un descubrimientorepentino la frenó: bajo la luz imprecisa de la araña de la señora Peniston,acababadereconocerlacaligrafíadelacarta.Eragrandeydeslavazada,conalgúntrazodemasculinidadqueapenasdisimulabasufaltadefirmeza,ylaspalabras, garabateadas con tinta espesa sobre papel de notas débilmentecoloreado,sonaronensusoídoscomosiyalashubieraoídopronunciar.

Al principio no comprendió todo el alcance de la situación, sólo quedelante de ella tenía una carta escrita por Bertha Dorset y dirigida,presuntamente,aLawrenceSelden.Nohabíafecha,perolanegruradelatintaprobabaquelaescrituraerareciente.SindudaelpaquetequelaseñoraHaffen

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apretabaenlamanoconteníaotrascartasparecidas…unadocena,calculóLilyabulto.Lacartadesdobladaeracorta,perosusescasaspalabras,quehabíansaltadoasucerebroantesdesaberquelasleía,contabanunalargahistoria…una historia con la que los amigos de la remitente se habían encogido dehombrosysonreídoduranteloscuatroúltimosaños,considerándolaunamásentrelasinnumerables«buenassituaciones»delacomediamundana.Ahoraelladoopuestosepresentabaanteella,elladovolcánicodelasuperficiesobreelque la conjetura y la insinuación resbalan suavemente hasta que la primerafisuraconviertesumurmulloenunalarido.Lilysabíaquenadaofendemásala sociedad que tener que ofrecer su protección a quienes no han sabidoaprovecharla; y, si castiga a los infractores descubiertos, es porque hantraicionado su complicidad. Y en este caso la cuestión no ofrecía ningunaduda. El código del mundo de Lily decretaba que el marido de una mujerdebíaserelúnicojuezdesuconducta:técnicamente,ellaestabaporencimadetodasospechamientrasgozaradesuaprobación,oinclusodesuindiferencia.PeroconunhombredeltemperamentodeGeorgeDorsetnopodíapensarseenelperdón;eldueñodelascartasdesuesposapodíaderribarconundedotodala estructura de la existencia de ésta. ¡Y a qué manos había ido a parar elsecreto de Bertha Dorset! Por un momento, la ironía de la coincidenciaconvirtiólarepugnanciadeLilyenunaconfusasensacióndetriunfo,aunquelarepugnanciavolvióenseguida: todassusresistencias instintivas,degusto,deeducación,de tácitosescrúpulosheredados, se rebelaroncontraestevagotriunfo.Suimpresiónpredominanteeraladeunacontaminaciónpersonal.

Seapartó,comoparaponerlamayordistanciaposibleentresímismaysuvisitante.

—Nosénadadeestascartas—dijo—ynotengoideadeporquémelashatraídoamí.

LaseñoraHaffenlamirósinpestañear.

—Lediréporqué, señorita.Se lashe traídoparavendérselas,porquenotengootromediodereunirdineroy,sinopagamoselalquilermañanaporlanoche,nosdesahuciarán.Nuncahabíahechounacosaasíysiustedhablaraalseñor Selden o al señor Rosedale para que readmitieran a Haffen en elBenedick…LavihablarconelseñorRosedaleenelumbralaqueldíaquefueustedavisitaralseñorSelden…

LasangreafluyóalafrentedeLily.Ahoralocomprendía:laseñoraHaffencreíaqueeraellalaautoradelascartas.Enelprimeraccesodecóleraestuvoapuntodellamaryordenaralamujerquesefuera,perounextrañoimpulsoselo impidió. El nombre de Selden había suscitado otras ideas. Las cartas deBertha Dorset no le importaban nada, ¡podían ir a parar a donde el azarquisiera llevarlas! Pero Selden estaba inextricablemente ligado a ellas. Los

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hombresno sufrenmucho, si esque sufrenalgo, en semejantes lances,yenestecasolamismaintuiciónquelehabíareveladoelsignificadodelascartas,lehabíallevadoaintuirqueeransúplicas—reiteradasy,porconsiguiente,sinrespuesta—paralareanudacióndeunasrelacionesqueporlovistoeltiempohabíaenfriado.Noobstante,elhechodequelacorrespondenciahubieracaídoen manos ajenas acusaría a Selden de negligencia en una cuestión que elmundoconsideradelomenosperdonable;yexistíanademásriesgosmayoressiseteníaencuentaelcarácterquisquillosodeDorset.

Sopesó todo esto de manera inconsciente; sólo adivinaba que Seldendesearíarecuperaraquellascartasyque,porlotanto,elladebíaconseguirlas.Supensamientonofuemásallá.Tuvo,esosí,unarápidavisióndelaentregadel paquete a Bertha Dorset y de las oportunidades ofrecidas por dicharestitución; pero esta idea descubrió abismos de los que Lily se apartó,avergonzada.

MientrastantolaseñoraHaffen,captandoalvuelosuvacilación,yahabíaabierto el paquete y colocado las cartas sobre la mesa. Todas habían sidorecompuestas con tiras de papel fino. Algunas estaban rotas en pequeñosfragmentos,pero lamayoría,simplementerasgadaspor lamitad.Aunquenoeranmuchas,asíesparcidascasillegabanacubrirtodalamesa.LamiradadeLily se posó en algunas palabras aisladas y entonces preguntó en tonomásbajo:

—¿Cuántoquiereporellas?

ElrostrodelaseñoraHaffenenrojeciódesatisfacción.Eraevidentequelajovenseñoritaestabamuyasustaday la señoraHaffenera lamujer indicadaparaaprovecharsealmáximode semejantes temores.Previendounavictoriamásfácildeloanticipado,nombróunasumaexorbitante.

PerolaseñoritaBartresultóserunapresamenosinofensivadeloquedabaaentendersuimprudentepregunta.Senegóapagarelprecioexigidoy,trasunmomentodeduda,hizounacontraofertaqueascendíaalamitaddelasuma.

La señora Haffen se enderezó. Alargó la mano hacia las cartasdiseminadas,lasrecogióconlentitudehizoademándequererempaquetarlasdenuevo.

—Creoquevalenmásparaustedqueparamí,señorita,perolospobreshandevivir,igualquelosricos—observóentonosentencioso.

Lilytemblabademiedo,perolainsinuaciónreforzósuresistencia.

—Se equivoca —replicó, indiferente—. Le he ofrecido lo máximo queestoy dispuesta a dar por las cartas; además, tal vez haya otros medios deconseguirlas.

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La señora Haffen le dirigió una mirada suspicaz; tenía demasiadaexperiencia para no saber que el tráfico en que estaba metida acarreabapeligros tan grandes como las posibles ganancias, y tuvo una visión de lacomplicadamaquinariavengativaqueunapalabradeestaaltivaseñoritapodíaponerenmarcha.

Sellevóalosojoslapuntadelchalymurmuróquenoestababienabusarde los pobres, pero que jamás se había visto mezclada en un negociosemejanteypodíajurarporsuhonordecristianaqueaellayasumaridosólolesmovíalaideadequelascartasnodebíanirapararamanosextrañas.

Lilyestabainmóvil,guardandoentreellaylafregonalamáximadistanciacompatible con la necesidad de hablar en voz baja. Le resultaba intolerableregatearelpreciodelascartas,perosabíaque,sidabamuestrasdedebilidad,laseñoraHaffenincrementaríainmediatamentelacantidadexigida.

Despuésnopudorecordarel tiempoquehabíaduradoelduelonienquémomentodecisivo,trasunlapsodeminutossegúnelreloj,perodehorassilomedía por los precipitados latidos de su corazón, logró la posesión de lascartas; sólo sabía que la puerta se cerró por fin y ella se quedó sola con elpaqueteenlamano.

Noteníaningunaintencióndeleerlasmisivas;inclusodesdoblarelsuciopapeldeperiódicodelaseñoraHaffenleparecíadenigrante.Pero¿quéharíaconelcontenido?EldestinatariodelascartassehabíapropuestodestruirlasyeldeberdeLilyeracumpliresta intención.Noteníaderechoaconservarlas:hacerlo equivaldría a disminuir el mérito de haberlas recuperado. ¿Cómodestruirlascontotalefectividad,paraquenovolvieraaexistirelriesgodequecayeranenmanosindeseables?EnlachimeneadelgélidosalóndelaseñoraPeniston brillaba implacablemente el guardafuegos; como las lámparas, laschimeneassóloseencendíancuandoveníaninvitados.

LaseñoritaBartsedisponíayaallevarselascartasalpisosuperiorcuandooyóabrirselapuertayvioentrarasutíaenelsalón.LaseñoraPenistonerauna mujer baja y regordeta, de tez incolora surcada por arrugas triviales.Llevaba el cabellogrispeinadoconprecisióny suvestidoparecíanuevoenexceso y al mismo tiempo ligeramente pasado de moda. Siempre vestía denegro,ibademasiadoceñidaylucíajoyasmuycaras;eraeltipodemujerquelleva lentejuelas a la hora del desayuno.Lily no la había visto nunca sin lacorazanegrayreluciente,sinlasbotaspequeñasyapretadasysinunairedetenerlistoelequipajeyestardispuestaapartir;sóloquenuncapartía.

Realizóunminuciosoescrutiniodelsalón.

—Hevistounarendijade luzenunapersianacuandomeacercaba;eselcolmo,nopuedoenseñaraesamujerquelasbajecomoesdebido.

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Después de corregir esta irregularidad, se sentó en una de las brillantesbutacasdecolorvioleta;siempresesentabaenelborde,nuncaserecostaba.EntoncesechóunaojeadaalaseñoritaBart.

—Querida, pareces exhausta; supongo que es la excitación de la boda.Cornelia van Alstyne no ha hablado de otra cosa; Molly también estaba yGerty Farish ha entrado un minuto para comentarla. Encuentro raro quesirvieran melón antes del consomé; un almuerzo nupcial siempre ha decomenzar con un consomé. AMolly no le han gustado los vestidos de lasdamas de honor. Según le ha contado Julia Melson, son de Céleste y hancostadotrescientosdólarescadauno,perodicequenoloparece.Mealegrodeque decidieras no ser dama de honor; ese tono de rosa asalmonado no tefavorece.

AlaseñoraPenistonleencantabacomentarlospormenoresmásnimiosdelas fiestas a lasquenohabía asistido.Nada lahabría inducido a soportar elesfuerzoylafatigadeiralabodadelapequeñaVanOsburgh,perosuinterésporelacontecimientoeratangrandeque,despuésdehaberoídodosversiones,sedisponíaahoraasonsacarunaterceraasusobrina.Pordesgracia,Lilyhabíahechogaladeunadeplorabledistracciónalahoradeobservarlosdetallesdelaceremonia.NorecordabaelcolordelvestidodelaseñoraVanOsburghynisiquiera podía decir si el banquete nupcial se había servido en la antiguavajilla de Sévres de la familia; en suma, que la señora Peniston llegó a laconclusióndequemásleservíacomooyentequecomonarradora.

—Realmente,Lily,nocomprendoporquétehasmolestadoenasistiralaboda si no recuerdas lo ocurrido ni a quién has visto.Cuando yo era jovensolíaguardarelmenúdetodaslascenasalasqueibayescribíalosnombresde los invitados en el dorso; y no tiré los regalos de los cotillones hasta lamuertedetutío,cuandomeparecióunafaltaderespetoconservarenlacasatantos adornos multicolores. Recuerdo que llené un armario con ellos ytampocoheolvidadoenquébailesme los regalaron.MollyvanAlstynemehace pensar en cómo era yo a su edad; sus dotes de observación son unamaravilla.Hadescritoasumadreelcorteexactodeltrajedelanoviay,porelplieguedelaespalda,todashemosadivinadoquedebíadeserdePaquin.

LaseñoraPenistonselevantóderepente,sedirigióhaciaelrelojdebroncedorado, coronado por unaMinerva con yelmo, que presidía la repisa de lachimeneaentredosjarronesdemalaquita,ypasósupañuelodeencajeentreelyelmoylavisera.

—¡Lo sabía! ¡La camarera nunca quita el polvo de aquí! —exclamó,enseñando triunfalmenteunadiminutamanchaenelpañuelo; luegovolvióasentarseyprosiguió—:MollycreequelaseñoraDorseteralainvitadamejorvestida de la boda. No me cabe duda de que su traje costó más que el de

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cualquierotra,peronoacabadegustarmelaidea…unacombinacióndemartacibelinaypointdeMilan.AlparecerlavisteunnuevomodistodeParísquenoadmiteningúnencargohastaquesuclientahapasadoundíaconélensucasa deNeuilly.Dice que ha de estudiar la vida doméstica de sumodelo…¡unacondiciónmuypeculiar,diríayo!PerolapropiaseñoraDorsetselocontóaMolly:dijoquelacasarebosabadecosasexquisitasyquelamentódeverastener que irse. ¡Molly opina que nunca la ha visto tan guapa! Estaba muyalegre, proclamando que había hecho de Cupido entre Evie van Osburgh yPercy Gryce. Y es cierto que parece ejercer una gran influencia sobre losmuchachossolteros.TengoentendidoqueahoraseinteresaporelhijodelosSilverton,esementecatoquesehaencaprichadodeCarryFisheryandalocopor el juego.Bueno, comodecía,Evie se ha prometido; la señoraDorset lainvitójuntoconPercyGryceyloarreglótodoyGracevanOsburghestáenelséptimocielo…YadesesperabadepodercasaraEvie.—LaseñoraPenistonhizootrapausa,peroestavez suescrutiniono seconcentróen losmuebles,sinoensusobrina—.CorneliavanAlstynesesorprendiómucho;habíaoídodecirqueerastúquiensecasabaconPercyGryce.VioalosWetherall justodespuésdesuestanciaenBellomontcontigoyAliceWetherallestabasegurade que habría boda. Dijo que, cuando el señor Gryce se marchóinesperadamenteunamañana,todospensabanquecorríaalaciudadacomprarelanillo.

Lilyselevantóyfuehacialapuerta.

—Estoy realmente exhausta; me voy a la cama —dijo, y la señoraPeniston,súbitamentedistraídaporeldescubrimientodequeelcaballetequesostenía el último retrato al carbón del difunto señor Peniston no estaba enlíneaparalelaconelsofádeenfrente,ofrecióalbesodesusobrinaunrostroensimismado.

Yaensuhabitación,Lilysubiólallamadelgasymiróhacialachimenea.Relucía tanto como la del salón, pero al menos aquí podía quemar unospapelessinriesgodeirritarasutía.Sinembargo,nohizoademándellevaracabosupropósito,sinoquesedesplomóenunasillaymiróasualrededorconexpresión cansada. Su habitación era grande, estaba amueblada concomodidadysuscitabalaenvidiaylaadmiracióndeGraceStepney,quevivíaenuna casa de huéspedes; pero, en comparación con los suaves tonos y losmuebles lujosos de las habitaciones para invitados dondeLily pasaba tantassemanas de su existencia, era deprimente como una cárcel. El armario y lacamadenogalnegro,ambosmonumentales,habíanemigradodeldormitoriodelseñorPenistonyenlapared,empapeladadecolorfucsia,coneldibujodebandadas de aves tan en boga a principios de la década de 1860, pendíangrandes grabados de acero de carácter anecdótico. Lily había intentadoadornarestefondotanpocoatractivoconalgunosdetallesfrívolos,comoun

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tocador vestido de encaje y un pequeño escritorio pintado y decorado confotografías; pero mientras contemplaba la habitación se dio cuenta de lafutilidaddesutentativa.¡Quécontrasteconlasutileleganciadelambientequese había adjudicado en su imaginación: un apartamento que superara elcomplicado lujode lasmoradasde sus amigos en lamedida enque ella lessuperabaensensibilidadartística!¡Unapartamentoenelquecadatonoycadalíneaconspirasenpararealzarsubellezaydardistinciónasusocios!Unavezmás, su depresión mental intensificó la obsesionante sensación de fealdadfísica, de modo que cada mueble desproporcionado pareció ofrecerle suángulomásagresivo.

Las palabras de su tía no le habían dicho nada nuevo pero habíanresucitado la imagen de Bertha Dorset, sonriente, halagada, victoriosa,poniendo a Lily en ridículo con insinuaciones inteligibles para todos losmiembros de su reducido grupo. La idea del ridículo la ofendió más quecualquierotrasensación:conocíacadagirodelajergadealusionescapacesdedespellejar a sus víctimas sin derramamiento de sangre. Las mejillas leardieron al evocarla y se levantó y recogió las cartas. Ya no deseabadestruirlas; tal propósito había sido anulado por el eficaz corrosivo de laspalabrasdelaseñoraPeniston.

Se acercó al escritorio y, después de encender una vela, ató y selló elpaquete; entonces abrió el armario, sacó un cofre y lo depositó en él. Alhacerlo, se leocurriópensarcon ironíaquedebíaagradeceraGusTrenoreldineroquelehabíapermitidocomprarlas.

CapítuloX

Elotoñoavanzabaconlentitudymonotonía.LaseñoritaBartrecibióunaodos notas de JudyTrenor, reprochándole que no volviera aBellomont, peroLily contestó con evasivas, alegando que se veía obligada a permanecer alladodesutía.Enrealidad,yaempezabaacansarlasusolitariaexistenciaconla señora Peniston y sólo la excitación de gastar el dinero recién adquiridomitigabaeltediodelosdías.

Durante toda su vida Lily había visto salir el dinero tan pronto comoentraba,yapesardesusteoríassobreahorrarprudentementeunapartedesusganancias,carecía,pordesgracia,deunavisióneconómicadelosriesgosdeldespilfarro.Eraunasatisfacciónintensasaberque,almenosporunosmeses,podría ser independiente de la generosidad de sus amigos y hacer acto depresencia en sociedad sin temer que unos ojos penetrantes detectaran en suvestidolastrazasdelesplendorremendadodeJudyTrenor.Elhechodequeel

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dinerolaliberaramomentáneamentedetodaslasdeudasmenoreslacegabaala realidad de la deudamayor que aquél representaba y, como nunca habíasabidoenquéconsistíaposeertanconsiderablesuma,saboreabacondeleiteladiversióndegastarla.

Fueenunadeestasocasionescuando,alsalirdeuna tiendadondehabíapasado una hora en la contemplación de un neceser de la más complicadaelegancia, tropezó con la señorita Farish, que entró en el mismoestablecimiento con el modesto objeto de que le repararan el reloj. Lily sesentía insólitamente virtuosa. Había decidido aplazar la compra del neceserhasta después de recibir la factura de su nueva capa para la ópera, y estaresoluciónlahizosentirmuchomásricaqueantesdeentrarenlatienda.Entan satisfactorio estado de ánimo, veía a los demás con benevolencia y leconmovióobservarelaireabatidodesuamiga.

Alparecer,laseñoritaFarishacababadeabandonarunareunióndelcomitéde una sociedad benéfica en la que estaba interesada. El objeto de laasociación era adquirir una vivienda cómoda, con sala de lectura y otraspequeñasdistracciones,paralasjóvenesempleadasdeoficina,dondepudieranencontrarunhogarcuandoestuvieransintrabajoonecesitaranundescanso;elinformefinancierodelprimerañohabíareveladounasituacióntanruinosaquelaseñoritaFarish,queestabaconvencidade laurgenciade laobra,sesentíamuy afligida ante el escaso interés suscitado. Los sentimientos altruistas nohabíansidocultivadosenLily,aquiensolíaaburrirlarelacióndelosesfuerzosfilantrópicosdesusamistades,perohoysufantasía,aficionadaadramatizar,reparóenelcontrasteentresupropiasituaciónylarepresentadaporalgunosdelos«casos»deGerty.Setratabademuchachasjóvenescomoella,algunastalvezguapas,otrasdotadasquizádeuna sensibilidaddelicada.Se imaginóllevando una vida como la suya —una vida cuyos triunfos parecían tansórdidoscomolosfracasos—ylavisiónlahizotemblarysentirsesolidaria.Aún tenía en el bolsillo el dinero para pagar el neceser; sacó el pequeñomonederodeoroydeslizóenlamanodelaseñoritaFarishunaliberalfraccióndelfajodebilletes.

La satisfacción derivada de este acto fue la que habría deseado el másardientemoralista.Lilysintióunnuevointerésporsímismacomopersonadeinstintos caritativos; jamás se le había ocurrido hacer el bien con la riquezaconcuyaposesiónsoñabatanamenudo,peroahorasuhorizonteseensanchóante la visión de una pródiga filantropía. Además, por un oscuro procesológico, le pareció que ese momentáneo arrebato de generosidad justificabatodas sus anteriores extravagancias y disculpaba todas aquellas en las quepudiera incurrir en el futuro. La sorpresa y gratitud de la señorita FarishconfirmaronestaimpresiónyLilysedespidióconunsentimientodedignidadqueaquéllaconfundiónaturalmenteconlosfrutosdelaltruismo.

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Pocosdíasdespués tuvootromotivodealegría al ser invitadaapasar lasemana de Acción de Gracias en un campamento en las montañas deAdirondack. Un año antes, esta invitación habría obtenido una respuestamenos entusiasta porque la idea de la excursión, aunque organizada por laseñoraFisher,procedíaalparecerdeunadamadeorigenconfusoeintrépidasambicionessocialesaquienLilyhabíaevitadoconocerhastaentonces.Ahora,sin embargo, estaba dispuesta a convenir con la señora Fisher en que pocoimportabaquiéndieralafiestasiemprequelascosasestuvieranbienhechas,yhacerlascosasbien(bajounadireccióncompetente)eraelpuntofuertedelaseñora de Wellington Bry. Esta señora (cuyo cónyuge era conocido como«Welly» Bry en los círculos de la Bolsa y en el Sporting Club) ya habíasacrificado a un marido y diversas consideraciones menores en sudeterminación de avanzar en la escala social y, después de ganar ciertainfluencia sobre Carry Fisher, fue lo bastante astuta para percibir laconvenienciadeponerseenteramentebajo laégidadedichaseñora.Todosehacía bien, porque la prodigalidad de la señora Fisher no conocía límitescuandonogastabasupropiodineroy,comoobservóasudiscípula,unabuenacocinera era lamejor introducción en sociedad.Si los invitados no eran tanselectoscomolacuisine,WellyBryyesposatendríanalmenoslasatisfaccióndefigurarporprimeravezenlascolumnasdesociedadencompañíadeunoodosnombresbienconocidos,yentreéstosseencontraba,porsupuesto,eldelaseñoritaBart.LajovenrecibíadesusanfitrionesuntratomuydeferenteyLilyatravesabauna temporadaenquenecesitaba talesatenciones, cualquieraquefuesesuprocedencia.LaadmiracióndelaseñoraBryeraunespejoenquesuamorpropiovolvíaarecobrarelperfil.Ningúninsectocuelgasunidodehilostan frágiles como los que sostienen el peso de la vanidad humana; y lasensación de ser importante entre los insignificantes era suficiente paradevolveralaseñoritaBartlaaduladoraconcienciadelpoder.Siestaspersonaslahalagaban,eraporquetodavíaocupabaunpuestopreferenteenelmundoalqueaspirabanpertenecer,ysentía inclusociertoplacerendeslumbrarlasconsu delicadeza y en fomentar en ellas una perpleja admiración de susuperioridad.

Sin embargo, este placer se debía también, y quizá más de lo que ellaimaginaba, al estímulo físico de la excursión, al reto del intenso frío y delinsólitoejercicio,a la reacciónentusiastadesucuerpoa la influenciade losbosques invernales. Regresó a la ciudad rejuvenecida, con las mejillasarreboladasyunanuevaelasticidadenlosmúsculos.Elfuturoparecíallenodevagas promesas y todas sus aprensiones desaparecieron, arrastradas por latumultuosacorrientedesuestadodeánimo.

AlospocosdíasdesuregresotuvoladesagradablesorpresaderecibirlavisitadelseñorRosedale.Sepresentó tarde,a lahoraconfidencialenque lamesadeltésiguetodavíadelantedelachimeneaenesperadealgunaamistad

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íntima;ysusmodalesrevelaronelpropósitodeadaptarsealaintimidaddelaocasión.

Lily, que le relacionaba vagamente con sus afortunadas especulaciones,intentó dispensarle la acogida que él esperaba, pero había algo en lacordialidaddeRosedalequefrenólasuyaylediolaimpresióndemarcarcadapasodesurelaciónconunerrornuevo.

El señor Rosedale—después de arrellanarse sin cumplidos en un sillóncontiguo y sorber el té críticamente con el comentario: «Tendría usted quecomprarloen lamisma tiendaqueyoparasaber loqueesbueno»—parecíatotalmenteajenoalarepugnanciaqueteníaaLilyerguidayglacialdetrásdelatetera.Talvezeraprecisamenteestaactitudloqueinteresabaasupasióndecoleccionistaporloraroeinalcanzable.Seacomofuere,noparecíamolestarley semostrabadispuesto a compensar con supropia afabilidad laque ella lenegaba.

Elobjetodelavisitaerainvitarlaasupalcodelaóperalanochedeliniciodelatemporaday,alverlatitubear,añadióconacentopersuasivo:

—Vendrá laseñoraFisherymeheaseguradode laasistenciadeungranadmirador suyo, que nomeperdonará nunca si usted no acepta.—Como elsilencio deLily dejó sin efecto la alusión,Rosedale añadió con una sonrisaconfidencial—: Gus Trenor me ha prometido venir ex profeso a la ciudad.Creoqueiríamuchomáslejosporelplacerdeverla.

LaseñoritaBartdisimulósu fastidio;yaerabastantedesagradableoír sunombreunidoaldeTrenor,pero la alusión resultabaparticularmente ingrataenlabiosdeRosedale.

—LosTrenorsonmismejoresamigos…Los tres iríamosmuylejosparavernos—replicó,absorbiéndoseenlapreparacióndemásté.

Lasonrisadesuvisitantesevolvíamásíntimapormomentos.

—Bueno,yonopensabaenlaseñoraTrenor…ydicenqueGustampocopiensaenellasiempre.—Entonces,vagamenteconscientedequehabíatocadouna nota falsa, añadió, en un bienintencionado intento de desviar laconversación—:Apropósito,¿sigue teniendosuerteenWallStreet?HeoídodecirqueGusapartóunabonitasumaparaustedelmespasado.

Lily posó la lata de té con un gesto brusco. Notó que le temblaban lasmanos y las enlazó sobre la rodilla para inmovilizarlas; pero sus labiostambién temblaban y por un momento temió que el temblor pudieracomunicarsealavoz.Sinembargo,cuandohablófueenuntonodecompletodesenfado.

—Ah,sí…TeníaunpocodedineroparainvertiryelseñorTrenor,queme

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asesoraenestascuestiones,meaconsejóqueloinvirtieraenvaloresenlugardeenunahipoteca,comomeindicabaelagentedemitía;yresultóunacierto,¿o cómo lo llaman los entendidos?Porquecreoqueusted juegamuchoa laBolsa.

Ahora le devolvió su sonrisa, relajando la tensión de su postura yadmitiéndole un paso más en su intimidad por medio de imperceptiblesgradacionesdemiradaygesto.El instintode supervivencia siempre ledabafuerzas para disimular con éxito y no era la primera vez que recurría a subellezaparadistraerlaatencióndeuntemainconveniente.

Cuando el señor Rosedale se despidió, no sólo se llevó consigo laaceptaciónasuinvitaciónsinolaimpresióngeneraldehabersecomportadodeunmodobeneficiosoparaelprogresodesucausa.Siemprehabíacreídoquesabía tratar a las mujeres, y la rapidez con que la señorita Bart había«abandonado sus posiciones», como él decía, renovaba la confianza en suspropias facultades para tratar al sexo veleidoso. Consideró al instante elesfuerzodeLilyparadisfrazarlatransacciónconTrenorcomountributoasupropiaastuciayunaconfirmacióndesussospechas.Sunerviosismohabíasidomanifiestoy, sinoveíaotromediodeafianzar suamistadconella, el señorRosedalenodesdeñaríaaprovecharsedeél.

Lily se hallaba en un paroxismo de temor y repugnancia. Le parecíaincreíblequeGusTrenorlehubiesehabladodeellaaRosedale.Peseatodossusdefectos,Trenorteníalasalvaguardadesustradiciones,yelhechodequefueran puramente instintivas las hacía aún más inviolables. Sin embargo,recordóconangustiaque,segúnlehabríaconfiadoJudy,habíamomentosdeexpansiónenqueGus«disparataba»ydebiódeserenunodeellos,sinduda,cuandoselehabíaescapadolapalabrafatídica.Despuésdelprimersobresalto,las conclusiones a las que pudiera haber llegado Rosedale dejaron depreocuparle.Aunquesolíaserperspicazconsuspropiosintereses,cometíaelerror,porotrapartecomúnentrelaspersonasenlascualesloshábitossocialesson instintivos,desuponerque la incapacidaddeadquirirlosconrapidezeraindiciodetorpezageneral.Alverunmoscardóngolpearseciegamentecontraunaventana,elnaturalistadesalónpuedeolvidarqueencondicionesmenosartificialeselinsectoescapazdemedirlasdistanciasydesacarconclusionescon toda laexactitudnecesariapara su supervivencia;yelhechodeque losmodalesdesalóndelseñorRosedalecarecierandeperspectivaindujoaLilyaclasificarle juntoaTrenoryotroshombresobtusosqueconocía,yadarporsentado que unos halagos y la ocasional aceptación de su hospitalidadbastarían para volverle inofensivo. No cabía duda, sin embargo, de quemostrarseensupalcodelaóperalanochedelainauguracióndelatemporadaera muy conveniente; y, después de todo, si Judy Trenor había prometidoinvitarleaquelinvierno,noseríamalaideaadelantarseaella.

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DuranteunoodosdíasdespuésdelavisitadeRosedale,Lilynodejódedarvueltasa la indiscrecióndeTrenor,deseandotenerunanociónmásclarade la exacta naturaleza de la transacción que parecía haberla puesto en susmanos;perosiempreevitabacualquieresfuerzoinsólitoynoentendíanadadecifras.Además,nohabíavistoaTrenordesdelabodadeGwenVanOsburgh,yensuprolongadaausencialahuelladelaspalabrasdeRosedalenotardóenserborradaporotrasimpresiones.

Cuandollególanochedelaópera,susaprensionessehabíandesvanecidotancompletamentequelavistadelsemblanterubicundodeTrenorenelfondodelpalcodelseñorRosedalelecomunicóunagratasensacióndetranquilidad.Lily no se había reconciliado del todo con la necesidad de aparecer comoinvitadadeRosedaleenunaocasióntanseñalada,yfueunaliviocontarconelrespaldo de alguien perteneciente a su propio círculo… porque los hábitossocialesdelaseñoraFishererandemasiadopromiscuosparaquesupresenciajustificaraladelaseñoritaBart.

Para Lily, siempre animada ante la perspectiva de exhibir su belleza enpúblicoyconscienteestanochedelrealcequeleprestabansusmejoresgalas,lainsistenciadelamiradadeTrenorseconfundióconlacorrientegeneraldemiradasdeadmiraciónqueconvergíanenella.¡Ah,eramaravillososerjoven,radiante y esbelta, tener fuerza y elasticidad, líneas proporcionadas ysonrosados colores, y sentirse encumbrada a una cima solitaria por aquellagraciaintransferiblequeeslacontrapartidafísicadelgenio!

Todos los medios parecían justificados para alcanzar semejante fin o,mejor dicho, mediante un acertado cambio de luces con el cual la prácticahabía familiarizadoa la señoritaBart, la causa se reducía aunpuntito enelresplandor general del efecto. Sin embargo las jóvenes brillantes, un pocodeslumbradasporlapropiarefulgencia,suelenolvidarqueelmodestosatélitesumergidoensuluzsigueenconstanterotaciónygenerandosupropiocalor.MientrasLilydisfrutabadelpoéticomomento,ajenaalasórdidaideadequesuvestidoysucapahabíansidoindirectamentepagadosporGusTrenor,ésteno tenía en su composición la poesía suficiente para perder de vista tanprosaicos hechos. Sólo sabía que en toda su vida no había visto aLilymáselegante,queno seveíaen todoel teatroaunamujerque lucieramejor losvestidos caros y que hasta ahora él, a quien ella debía esta oportunidad deexhibirse, no había obtenido otra recompensa que la de contemplarla encompañíadevarioscentenaresdeotrosparesdeojos.

ParaLilyfue,porconsiguiente,unasorpresadesagradableencontrarseconél a solas en el fondo del palco durante un entreacto y oírle decir sinpreámbuloyenuntonodedolidaautoridad:

—Oiga,Lily,¿quéhadehacerunpobrediabloparapoderverla?Vivoen

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laciudadtresocuatrodíasporsemanayustedsabequedoslíneassiempremeencontrarán en el club, y sin embargoparece que no recuerdami existenciahastaquemenecesitaparahacerunnegocio.

Elmanifiestomal gusto de la observación no facilitó a Lily la tarea deresponderporqueteníamuypresentequenoeraelmejormomentoparaerguirsusiluetaesbeltayarquearlascejascongestosorprendido,mediosquesolíaemplearparaponercotoacualquierincipientesignodefamiliaridad.

—Me halaga mucho que desee verme —respondió, fingiendopreocupación—, pero, a menos que haya perdido mis señas, le habría sidofácilencontrarmecualquiertardeencasademitía…Dehecho,esperabaquemehicieraunavisita.

Elintentodeapaciguarleconestaúltimaconcesiónfueunfracaso,porqueélreplicó,consuacostumbradoceñofruncido,quetantoleafeabacuandoseenfurecía:

—¡Aldiablo lasvisitasdefamilia!No tengo intencióndedesperdiciar latarde escuchando a otros tipos hablar conusted.Sabequenomegustan lasreuniones sociales… Prefiero escabullirme cuando se organiza esa clase decirco. ¿Por qué no podemos ir juntos a cualquier parte… una pequeña ysimpática excursión como aquel paseo en Bellomont el día en que fue arecibirme?

Seacercódesagradablementealhacerestasugerenciayellacreyópercibirun aroma significativo que explicaba el color rojo de sus mejillas y lahumedaddesufrente.

La idea de que una réplica impulsiva podía producir una explosión decóleralaobligóareprimirsuascoycontestó,riendo:

—Nosécómosepuedepasearporelcampoviviendoenlaciudad,peronosiempre estoy rodeadade una corte de admiradores y, simehace saber quétardevendrá,dispondrélascosasparaquepodamostenerunatranquilacharla.

—¡Al diablo las charlas! Siempre me dice lo mismo —se soliviantóTrenor, cuyos expletivos carecían de variedad—. Se libró de mí con lasmismas palabras en la boda de Gwen Van Osburgh… pero en cristianosignificanque,comoyahaconseguido loquequeríademí,ahoraprefiereacualquierotro.

SuvozsubiódetonoenlaúltimafraseyLilysesonrojó,fastidiada,perosiguiódominandolasituaciónyposóenelbrazodeélunamanoconciliadora.

—Noseaabsurdo,Gus;nopuedopermitirquemehabledeunaformatanridícula.Sirealmentequiereverme,¿porquénodamosunpaseoporelparqueunatardecualquiera?Convengoconustedenqueesdivertidoserrústicoenla

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ciudad y, si lo desea, nos veremos allí, daremos de comer a las ardillas ynavegaremosporellagoenlagóndoladevapor.

Hablósonriendoymirándolealosojosdeunmodoquesuavizabaeltonoburlónyquelogró,derepente,doblegarleasuvoluntad.

—Muybien,deacuerdo:tratohecho.¿Quéleparecemañanaalastres,alfinaldelMall?Serépuntual,recuérdelo.Ynomedejeplantado,¿eh,Lily?

ParaaliviodelaseñoritaBart,larepeticióndelapromesanofuenecesariaporquelapuertaseabrióyGeorgeDorsetentróenelpalco.TrenorcediósupuestodemuymalhumoryLilydedicóunaradiantesonrisaalreciénllegado.NohabíahabladoconDorsetdesdesuestanciaenBellomont,peroalgoenlamirada y actitud de él le dijo que recordaba el amistoso estado de susrelaciones. No era hombre a quien resultara fácil expresar admiración: elrostrolargoyamarillentoylosojosdesconfiadosparecíanestarsiemprealadefensiva contra todas las emociones. Pero la intuición de Lily tenía unasantenasfinísimasparatodocuantoabarcabasupropioinflujoy,mientrashacíasitioaDorsetenelpequeñosofá, seconvenciódequeestarcercadeella leprocurabaunplacersinnombre.PocasmujeressetomabanlamolestiadeseramablesconDorsetyLilylohabíasidoenBellomont,yahoralesonreíaconrenovadaydeliciosabondad.

—Bueno,aquíestamosotravez,dispuestosaotrosseismesesdemaullidos—empezóél,entonoquejumbroso—.Sinlamenordiferenciadeunañoparaotro,salvoquelasmujereslucenvestidosnuevosyloscantantestienenvocesnuevas.Mimujer es aficionada a lamúsica, ¿sabe?Por esomehace seguireste curso todos los inviernos. Las noches italianas pueden pasar, porqueentoncesnoleimportallegartardeyhaytiempodedigerir.Pero,cuandodanalgodeWagner,tenemosquecenaratodaprisayyosufrolasconsecuencias.Y las corrientes de aire son diabólicas: asfixia por delante y pleuresía pordetrás.¡AhívaTrenor,saliendodelpalcoyolvidandocorrerlacortina!Claroque,consucaradura,lascorrientesdeairenoleafectan.¿HavistoalgunavezcomeraTrenor?Sileviera,seextrañaríadequesigaviviendo;supongoquepordentrotambiénesdecementoarmado.Perohevenidoparadecirlequemimujerquierequevayaanuestracasadecampoeldomingopróximo.Nodigaqueno,se losuplico.Ha invitadoaunmontóndepelmazos…intelectuales,quierodecir;essunuevaespecialidad,¿sabe?,ynoestoysegurodequenoseapeorquelamúsica.Algunosllevanelpelolargoyyaempiezanadiscutirconla sopa, por lo que ni se enteran cuando les acercan la bandeja. Laconsecuencia es que la cena se enfría y yo tengo dispepsia. Ese idiota deSilvertonnos los traeacasa;escribepoesías,¿sabe?,yBerthayélsoncadavezmásíntimos.Siquisiera,ellaescribiríamejorquetodosynolaculpoporquererrodearsedetiposinteligentes;loúnicoquepidoes:«¡Nomeobliguesaverlescomer!».

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LaesenciadeestaextrañacomunicaciónsuscitóenLilyunplacerintenso.En circunstancias normales no habría habido nada sorprendente en unainvitación de Bertha Dorset, pero desde el episodio de Bellomont unahostilidad tácita separaba a las dos mujeres. Ahora, Lily sintió con granasombroquesuseddevenganzasehabíaextinguido.Siquieresperdonaratuenemigo,diceunproverbiomalayo,inflígeleantesalgúndaño;yLilyestabaexperimentando laveracidaddeestamáxima.Sihubieradestruido lascartasde la señora Dorset, tal vez habría continuado odiándola, pero el hecho dehaberlasconservadohabíasaciadosuresentimiento.

Sonrió,aceptando la invitaciónyviendoen la reanudaciónde laamistadunaescapatoriadelasimportunidadesdeTrenor.

CapítuloXI

Así terminaron las vacaciones y dio comienzo la temporada. La QuintaAvenida se convirtió en un torrente nocturno de carruajes que subían a losbarrioselegantesdelosalrededoresdelParque,dondeventanasiluminadasymarquesinassimbolizaban la rutinausualde lahospitalidad.Otrascorrientestributarias cruzaban el tráfico principal, llevando su carga a teatros,restaurantes y ópera; y la señora Peniston, desde la tranquila atalaya de suventana superior, podía anunciar con notable precisión elmomento justo enqueelcrónicovolumendesonidoseincrementabaconlairrupciónrepentinade coches que se dirigían al baile de los Van Osburgh, o cuando lamultiplicación de ruedas significaba simplemente que la ópera habíaterminadooquesecelebrabaunaconcurridacenaenSherry’s.

LaseñoraPenistonseguíael inicioylaculminacióndelatemporadacontantointeréscomoelmásactivoasiduodesusdiversiones,yensucalidaddeobservadora gozaba de oportunidades de comparación y generalizaciónvedadasproverbialmenteaquienesparticipabanenellas.Nadiehabríapodidohaceruninformemásexactodelasfluctuacionessocialesoseñaladodemodomás infalible las característicaspropiasde cada temporada: su aburrimiento,su extravagancia, su falta de bailes o su exceso de divorcios. Tenía unamemoria especial para las vicisitudes de la «gente nueva», que emergía concadanuevapleamaryobienvolvíaasumergirsebajolasaguasoseafianzabatriunfalmenteentierra,fueradelalcancedeenvidiososescollos;ysolíahacergaladeunanotableintuiciónparasudestinofinal,hastaelpuntodeque,unavez cumplido este destino, podía decirle casi siempre a Grace Stepney—recipientede susprofecías—que todo sehabíadesarrolladodeacuerdoconsuspredicciones.

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LatemporadaencuestiónhabríasidocaracterizadaporlaseñoraPenistoncomounperíodoenelcual todoelmundo«sesentíapobre»,exceptoWellyBryyelseñorSimonRosedale.HabíasidounmalotoñoenWallStreet,dondelosprecioscaíandeacuerdoconesaleypeculiarsegúnlacuallasaccionesdelferrocarrilylasbalasdealgodónsonmássensiblesaladistribucióndelpoderejecutivoquemuchosrespetablesciudadanoseducadosparatodaslasventajasdel autogobierno. Incluso fortunasenapariencia independientesdelmercadorevelaronunasecretadependenciadeélosufrieronuncontagioporafinidad:la sociedad, enfurruñada, no salía de sus mansiones campestres o iba a laciudad de incógnito, las diversiones públicas eran desdeñadas y lainformalidadylascenasfríassepusierondemoda.

Sinembargo,despuésdedivertirsebrevementeensupapeldeCenicienta,lasociedadsecansódesentarsejuntoalfuegoyacogióalHadaMadrinaenlaformadecualquiermagolobastantepoderosoparaconvertirlacalabazavacíaenunacarrozadorada.Elmerohechodeenriquecersecuandolasinversionesajenaspierdenvaloressuficienteparallamarlaatencióndelosenvidiososy,según rumores procedentes de Wall Street, Welly y Rosedale habíanencontradoelsecretoderealizarestemilagro.

Se decía de Rosedale en particular que había doblado su fortuna yadquirido lamansión recién terminadadeunade lasvíctimasdelderrumbe,quien, en el espacio de doce cortosmeses, había construido una casa en laQuintaAvenida,llenadounagaleríacontelasdeantiguosmaestros,invitadoaellaatodoNuevaYorkysalidodelpaísocultoentreunaenfermeradiplomaday un médico mientras sus acreedores montaban guardia frente a la valiosacolecciónysus invitadosseexplicabanunosaotrosquesólohabíancenadocon él porquequeríanver los cuadros.El señorRosedale tenía intencióndehacerunacarreramenosmeteórica.Conocíalaconvenienciadeirdespacio,ylos instintos de su raza le ayudaban a la hora de sufrir desaires y soportardemoras.Perofuerápidoenadvertirqueeldesánimogeneraldelatemporadalebrindabaunaoportunidadinsólitadebrillar,yconpacienciayperseveranciase dispuso a edificar una plataforma para su triunfo. En esta fase la señoraFisherleprestóuninmensoservicio;habíaayudadoatantosreciénllegadosaaparecerenelescenariosocial,queeracomounadeesaspartesdeldecoradoquerevelanalosespectadoresveteranoselargumentodelapiezaquesevaarepresentar.Sinembargo,elseñorRosedalenecesitó,a la larga,unambientemás individual. Era capaz de captar matices con una sensibilidad que laseñoritaBartnuncalehabríaatribuidoporquenoibaacompañadadeningunavariaciónensusmodalesyconducta;ycadavezveíaconmásclaridadqueeraprecisamente la señorita Bart quien poseía las cualidades complementariasindispensablespararedondearsupersonalidadsocial.

SemejantesdetallesquedabanalmargendelavisióndelaseñoraPeniston.

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Al igual quemuchasmentalidades de alcance panorámico, la suya tendía aolvidarlasminuciasqueestabanenprimertérmino,yeramuchomásprobablequesupieradóndehabíaencontradoCarryFisherelchefpara losWellyBryqueloqueleocurríaasupropiasobrina.Nocarecía,sinembargo,defuentesde información dispuestas a suplir sus deficiencias. La mente de GraceStepneyeraunaespeciedetiraengomadaqueatraíafatalmenteloschismesylos retenía con el poder de una memoria inexorable. A Lily le habríasorprendidosabercuántoshechostrivialesrelacionadosconellasealojabanenlacabezadelaseñoritaStepney.Eraconscientederesultarinteresanteparalagente del montón, pero suponía que esa gente era uniforme y que suadmiración por la belleza constituía la expresión natural de su inferioridad.Sabía que Gerty Farish la admiraba ciegamente y daba por sentado queinspiraba losmismos sentimientos enGrace Stepney, a quien tenía por unaGertyFarishsinlosrasgosredentoresdelentusiasmoylajuventud.

En realidad, diferían una de otra tanto como del objeto de su comúncontemplación. El corazón de la señorita Farish era unmanantial de tiernasilusiones, y el de la señorita Stepney un minucioso registro de hechos encuantomanifestaciones relacionadas consigomisma.Poseíauna sensibilidadque se le habría antojado cómica a Lily en una persona de nariz pecosa ypárpados enrojecidos que vivía en una pensión y admiraba el salón de laseñora Peniston; pero las limitaciones de la pobre Grace conferían a esasensibilidad una vida interior más concentrada, del mismo modo que unterrenobaldíoproduceenciertasplantasunaflorescenciamásexuberante.Notenía ciertamente una propensión abstracta a la mala voluntad: Lily no legustaba,peronoporquefuerainteligenteyatractiva,sinoporquecreíaqueellano le gustaba a Lily. Es menos humillante considerarse poco popular queinsignificante, y la vanidad prefiere creer que la indiferencia es una formalatentedeantipatía.InclusolasexiguasmuestrasdecortesíaqueLilyconcedíaal señor Rosedale le habrían granjeado la amistad eterna de la señoritaStepney,pero¿cómopodíapreverLilyquesemejanteamistaderadignadesercultivada? ¿Cómo, además, puede medir una joven que nunca ha sidodesairada el dolor infligido por este desdén? Y, por último, ¿cómo podíaadivinarella,acostumbradaaelegirentreunsinfíndecompromisos,quehabíaofendidomortalmentealaseñoritaStepneyalserlacausadesuexclusióndeunadelasrarascenasdelaseñoraPeniston?

A esta última le desagradaba dar cenas, pero tenía un hondo sentido deldeber familiar y, cuando Jack Stepney y su esposa regresaron del viaje denovios,sesintióobligadaaencenderlaslámparasdelsalónysacarsumejorplatadelacajafuertedelbanco.LaspocofrecuentesrecepcionesdelaseñoraPenistoneranprecedidasporjornadasenterasdedesgarradoravacilaciónantecada pormenor de la fiesta, desde la colocación de los invitados en lamesahasta el dibujo del mantel, y en el curso de una de estas discusiones

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preliminaressugirióconimprudenciaasuprimaGraceque,puestoquelacenaera una ocasión familiar, tal vez ella figuraría entre los invitados. Laperspectiva iluminóduranteuna semana la incoloraexistenciade la señoritaStepney y de pronto un día se le dio a entender que seríamás convenienteinvitarla en otra oportunidad. La señorita Stepney sabía con exactitud quéhabíaocurrido.Lily,paraquienlasreunionesfamiliareseranocasionesdeunaburrimientosinpaliativos,habíaconvencidoasu tíadeque la jovenparejapreferiríaunacenadepersonas«elegantes»,ylaseñoraPeniston,quesefiabaaciegasdesusobrinaentodaslascuestionessociales,sehabíavistoobligadaadecretareldestierrodeGrace.Despuésdetodo,Gracepodíaircualquierdía;¿porquéhabíadeimportarleaplazarlafecha?

PrecisamenteporquelaseñoritaStepneypodíaircualquierdía—yporquesabía que sus parientes conocían el secreto de sus veladas solitarias—, esteincidenteadquirióensuhorizonteproporcionesgigantescas.Estabaseguradequedebía agradecérselo aLily, y el resentimiento sordo se convirtió enunaanimadversiónactiva.

LaseñoraPeniston,aquienvisitóunoodosdíasdespuésdelacena,dejósulabordeganchilloysevolvió,abandonandobruscamentelacontemplacióndelaQuintaAvenida.

—¿Gus Trenor? ¿Lily… y Gus Trenor?—inquirió, palideciendo tan derepentequesuvisitantecasisealarmó.

—¡Oh,primaJulia!Yono…nohequeridodecir…

—No sé qué has querido decir —murmuró la señora Peniston con untemblorasustadoenlavozdelgadaeirritable—.Cosasasínosucedíanenmistiempos. ¡Y mi propia sobrina! No estoy segura de haberte comprendido.¿Dicelagentequeestáenamoradodeella?

El horror de la señora Peniston era genuino. Aunque alardeaba de unafamiliaridad sin par con las crónicas secretas de la sociedad, era inocentecomounacolegialaqueconsideralamaldadpartedela«historia»yalaquenunca se le ocurre que los escándalos sobre los que lee en horas de clasepueden reproducirse en su calle. La señora Peniston tenía la imaginacióntapadaconunafunda,comolosmueblesdelsalón.Sabía,porsupuesto,quelasociedadhabía«cambiadomucho»yquemuchasmujeresaquienessumadrehabríatildadode«peculiares»estabanahoraenposicióndeserexigentesconsu listadevisitas;habíadiscutido lospeligrosdeldivorcioconsupárrocoyagradecidoavecesqueLilycontinuarasoltera;perolaideadequeelnombredeunamuchachapudiera ser rozadoporelescándaloysobre todoasociadocon ligereza al de un hombre casado era tan nueva para ella que se sentíahorrorizadacomosilahubieranacusadodedejarpuestaslasalfombrastodoelveranoodeviolarcualquierotraleydelgobiernodoméstico.

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La señorita Stepney, una vez le hubo pasado el primer susto, empezó asentirlasuperioridadqueconcedeunamentalidadmásabierta.¡ErarealmentelamentablesertanignorantedelmundocomolaseñoraPeniston!Sonrióaloírsupregunta.

—Lagentesiempremurmuracosasdesagradables…yesciertoqueselesve mucho juntos. Un amigo mío les vio la otra tarde en el Parque… alatardecer,cuandoyahabíanencendidolasfarolas.EsunalástimaqueLilyseexhibadeestamanera.

—¿Seexhiba?—gimiólaseñoraPeniston,queseinclinóhaciadelanteybajó la voz para paliar el horror—. ¿Qué dicen? ¿Que él se divorciará paracasarseconella?

GraceStepneyseechóareír.

—¡Diosmío,no!Noharíanuncaunacosaasí.Es…esunflirteo…nadamás.

—¿Unflirteo?¿Entremisobrinayunhombrecasado?¿PretendesdecirmequeLily,consubellezaydemásatributos,nohaencontradomejorpasatiempoquetontearconunhombregordoyestúpidoquepodríasersupadre?

Este argumento sonó tan convincente, que dio a la señora Peniston lasuficiente tranquilidad para recoger su labor mientras esperaba que GraceStepneyreunierasusfuerzasdispersas.

PerolaseñoritaStepneyserehízoenuninstante.

—¡Esto es lo peor! ¡La gente dice que no es un pasatiempo! Todo elmundosabe, igualquetú,queLilyesdemasiadobellay…encantadoraparadedicarseaunhombrecomoGusTrenoramenosque…

—¿Amenosque…?—repitiólaseñoraPeniston.

Suprimarespiróconnerviosismo.Eraagradableescandalizara laseñoraPeniston, pero no hacerlo hasta el punto de provocar su ira. La señoritaStepneynoconocía lobastantebieneldramaclásicopara recordarenaquelmomentocómoserecibeproverbialmentealosportadoresdemalasnoticias,peroahora tuvounarápidavisióndecenasperdidasyunvestuario reducidocomo posible consecuencia de su desinterés. Hay que decir en honor de susexo, sin embargo, que el odio aLily prevaleció sobre consideracionesmáspersonales.LaseñoraPenistonhabíaelegidounmalmomentoparaenumerarlosencantosdesusobrina.

—A menos que ser agradable con él le reporte ventajas materiales —explicó Grace, inclinándose hacia delante para prestar más énfasis a sumoderadotonodevoz.

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Sintióqueelmomentoeradecisivoyrecordódeprontoqueelvestidodebrocadonegro de la señoraPeniston, el del fleco de lentejuelas, habría sidosuyoalfinalizarlatemporada.

La señora Peniston volvió a dejar la labor. Se le había ocurrido otroaspectodelamismaideaypensóqueeraofensivoparasudignidadpermitirquejugaraconsusnerviosunaparientapobrequellevabasusvestidosviejos.

—Si disfrutas fastidiándome con insinuaciones misteriosas —dijo confrialdad—,podríasalmenoshaberelegidounmomentomásoportunoqueésteenquemeestoyrecuperandodelesfuerzodedarunagrancena.

LaalusiónalacenadisipólosúltimosescrúpulosdelaseñoritaStepney.

—No sé por quéme acusas de disfrutar hablándote deLily.Ya sabía yoquenomeloagradecerías—replicóenunarranquedegenio—,peroaúnmequedaalgodeafectoporlafamiliay,comotúereslaúnicapersonaquetienealgunaautoridadsobreLily,hecreídoquedebíassaberloquesedicedeella.

—Ahíestá—replicólaseñoraPeniston—;mequejoprecisamentedequeaúnnomehasdicholoquesedice.

—Nopensétenerquerepetirloconlasmismaspalabras.LagenterumoreaqueGusTrenorpagasusfacturas.

—¿Quepagasusfacturas?¿Susfacturas?—LaseñoraPenistonseechóareír—.Nopuedo imaginarmededóndehassacadosemejantedisparate.Lilytienesupropiarenta…yyolaayudoconesplendidez…

—Oh,todossabemoseso—interrumpiósecamentelaseñoritaStepney—,peroLilyllevamuchostrajeselegantes…

—Megustaquevayabienvestida…¡nofaltaríamás!

—Claro,peroademásestánsusdeudasdejuego.

Alprincipio,laseñoritaStepneynohabíapensadosacarestepunto,perolaseñoraPenistonselomerecíaporsuincredulidad.EracomolosaltivosherejesdelasEscrituras,quehandeseraniquiladosparaconvencerse.

—¿Deudasdejuego?¿Lily?—LavozdelaseñoraPenistontemblabadeirayperplejidad; temía inclusoqueGraceStepneysehubieravuelto loca—.¿Quéesestodedeudasdejuego?

—SencillamentequeenelcírculodeLilysejuegaalbridgepordineroyavecessepierdengrandessumas…ysupongoqueLilynoganasiempre.

—¿Quiéntehadichoquemisobrinajuegaalascartaspordinero?

—¡Dios mío, prima Julia! ¡No me mires como si mi propósito fuerapredisponertecontraLily!Todoelmundosabequeleapasionaelbridge.La

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propiaseñoraGrycemedijoquefueestoloquealarmóaPercy…quienporlovistosintióunvivointerésporellaenunprincipio.ClaroqueentrelosamigosdeLilyesyaunacostumbrequelas jóvenessolteras jueguenpordinero.Dehecho,lagenteestádispuestaadisculparlaenestesentido…

—¿Disculparlaporqué?

—Por ir corta de dinero… y aceptar atenciones de hombres como GusTrenor…yGeorgeDorset…

LaseñoraPenistonprofirióotraexclamación.

—¿GeorgeDorset?¿Hayalguienmás?Adelante,quierosaberlopeor.

—Noloenfoquesdeestemodo,primaJulia,últimamenteLilyhapasadomuchotiempoconlosDorsetyélpareceadmirarla…peroestoesmuynaturalyestoyseguradequenohayunapalabradeverdadenloquedicenalgunosmal pensados: que este invierno ha gastado muchísimo dinero. Evie vanOsburghestabaeneltallerdeCélesteelotrodía,encargándoseelajuar(sí,labodasecelebraráelmespróximo),ymedijoqueCéleste lehabíaenseñadounadesusprendasmásexquisitas,quesedisponíaaenviaraLily.YlagentedicequeJudyTrenorsehapeleadoconellaacausadeGus.Ahora lamentomuchohaberhablado,aunquelohehechoconbuenaintención.

La auténtica incredulidadde la señoraPeniston le permitió despedir a laseñorita Stepney con un desdén que no presagiaba nada bueno para lasperspectivasdeéstadeheredarelvestidodebrocadonegro;perolosespíritussordosalarazónsuelenteneralgunafisuraporlaquesefiltranlassospechas,y las insinuaciones de Grace no se desvanecieron como esperaba la señoraPeniston.LedisgustabanlasescenasysuempeñoenevitarlaslahabíallevadoamantenersealmargendelavidadeLilyyenespecialdelosdetalles.Ensujuventud no se creía que las jóvenes necesitaran una vigilancia estrecha; engeneral se daba por sentado que se dedicaban a la legítima ocupación deprometerse y contraer matrimonio, y cualquier injerencia por parte de sustutores naturales se consideraba tan injustificable como la intromisiónrepentina de un espectador en un determinado juego. Siempre había habidomuchachas «frívolas», incluso en tiempos de la señora Peniston, pero sufrivolidadsetenía,comomáximo,porunmeroexcesodeardorjuvenilcontraelcualnopodíapronunciarsepeoracusaciónqueladeser«impropiodeunadama».Lafrivolidadmodernaparecíasinónimodeinmoralidad,ylasolaideade inmoralidad era tan ofensiva para la señora Peniston como el olor decomidaenelsalón:setratabadeunconceptoquesupensamientosenegabaaadmitir.

NoteníaningunaintencióninmediataderepetiraLilyloqueacababandedecirle,nisiquieradeintentaraveriguarsuveracidadpormediodeundiscreto

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interrogatorio.Hacerlopodíadarpieaunaescena,yunaescenaensuestadode nerviosismo, después de la cena aún reciente, y con la cabeza todavíaaturdidaporlasnuevasimpresiones,eraunriesgoqueteníalaobligacióndeevitar.Sinembargo,ensu interiorquedóunposoderesentimientocontrasusobrina,tantomásdensocuantoquenoibaaesclarecerloningunadiscusiónoexplicación. Era horrible que una joven diera pábulo amurmuraciones; pormuy infundadas que fueran, ella era la única culpable de su difusión. Laseñora Peniston se sentía como si se hubiera declarado una enfermedadcontagiosa en la casa, condenándola a vivir en trémula proximidad con sucontaminadomobiliario.

CapítuloXII

LaseñoritaBartandaba,efectivamente,sobrearenasmovedizas,yningunodesuscríticospodíasermásconscientedeesasituaciónqueellamisma;perotenía la sensación fatalista de ser empujada hacia una serie de caminosequivocadosquenolepermitíanniatisbarsiquieraelverdaderohastaqueerademasiadotarde.

Lily,queseconsiderabaincapazdetenerprejuiciosymirasestrechas,nohabíaimaginadoquepermitiraGusTrenorhacerunpocodedineroparaellapudiera llegar a perturbar su conciencia.En realidad, el hecho en sí parecíainofensivo;lástimaquefueseunafuentetanricaencomplicacionesmuypocoinofensivas.Amedidaque se acababa ladiversióndegastar el dinero, estascomplicacionessevolvíanmásacuciantesyLily,cuyosrazonamientospodíansermuyseverosylógicosenlaexposiciónaterceraspersonasdelascausasdesu mala suerte, se justificaba a sí misma pensando que debía todos susproblemas a la enemistad de Bertha Dorset. Esta enemistad, sin embargo,parecía haberse desvanecido en una nueva fase de cordialidad entre las dosmujeres.LavisitadeLilyalosDorsetayudóadescubriraambasquepodíanprestarse una provechosa ayudamutua; y el instinto civilizado encuentra unplacer más sutil en utilizar al antagonista que en confundirle. De hecho, laseñoraDorsetestabaocupadaenunnuevoexperimentosentimentaldelquelaantiguapropiedaddelaseñoraFisher,NedSilverton,eralasonrosadavíctima;y en momentos semejantes, como había observado en su día Judy Trenor,sentíalapeculiarnecesidaddedistraerlaatencióndesumarido.Dorseteratandifícil de divertir como un salvaje, pero ni siquiera su preocupación por símismopudoresistirsealasartesdeLily,odichodeotramanera,éstasestabanespecialmente adaptadas para aliviar un egoísmo atribulado. Su experienciaconPercyGryceleresultómuyútilalahoradedisiparlosmaloshumoresdeDorset y, si bien el incentivo era menos urgente, las dificultades de su

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situaciónlaaconsejabanaprovecharalmáximolasmenoresoportunidades.

La intimidad con losDorset no allanaría tales dificultades en su aspectomaterial.LaseñoraDorsetnoteníalosarranquesgenerososdeJudyTrenor,yla admiración de Dorset no se expresaría nunca en «soplos» financierosaunqueLily sedecidieraa intentarnuevasexperienciasendichocampo.Demomento,loquepretendíadeestaamistaderasencillamentelasanciónsocial.Sabía que la gente empezaba a hablar de ella, pero este hechono la alarmócomo había alarmado a la señora Peniston. En su círculo, estos rumores noeran insólitos, y que una joven hermosa flirteara con un hombre casado seachacabaaldeseodeelladepresionarhastaellímitesusoportunidades.EraelpropioTrenorquienlaasustaba.Elpaseoporelparquenohabíasidounéxito.Trenorsehabíacasadojovenydesdeentoncessusrelacionesconlasmujeresnohabíanadoptadolaformadecharlasentimentalquevuelvesobresuspasoscomo los caminosdeun laberinto.Primero ledejóperplejoy luego le irritóverse conducidounayotra vez almismopuntode salida, yLily sentía quepocoapocoestabaperdiendoelcontroldelasituación.ElestadodeánimodeTrenor era realmente ingobernable. Pese a su relación con Rosedale, habíasalido«tocado»delderrumbedelaBolsa;losgastosdomésticoslepesabanyen general parecía encontrar en todos los frentes una sorda oposición a susdeseos, en lugar de la risueña buena suerte que le había favorecido hastaentonces.

LaseñoraTrenorcontinuabaenBellomont,aunqueteníaabiertalacasadela ciudad e iba a ella de vez en cuando para tomar contacto con elmundo;prefería, sin embargo, la excitación de las fiestas de fin de semana que lasrestriccionesdeunatemporadaaburrida.DesdelasvacacionesnohabíavueltoainsistirenqueLilypasaraunosdíasenBellomont,ylaprimeravezqueseencontraronenlaciudadéstacreyóadvertirunmatizdefrialdadensuactitud.¿Seríasimplementeunaexpresióndesudescontentoporsentirseabandonada,ohabríanllegadoasusoídosinquietantesrumores?Estaúltimacontingenciaparecía improbable, y no obstante Lily no las tenía todas consigo. Si susefímerassimpatíashabíanechadoraícesenalgunaparte,nocabíadudadequeeraenlaamistaddeJudyTrenor.Creíaenlasinceridaddelafectodesuamiga,aunqueavecessemanifestarademodoegoísta,yeraespecialmentereaciaacorrercualquierriesgoquesignificaraperderlo.Pero,apartedeesto,eramuyconsciente de lo que semejante pérdida representaría para ella. El hecho dequeGusTrenorfueseelmaridodeJudyeraaveceselmotivoprincipaldelaantipatíaqueleinspirabaydesurepugnanciaadeberlefavores.

Conobjetodedisipar susdudas, la señoritaBart «se invitó» aun findesemana en Bellomont pocos días después del Año Nuevo. Sabía porexperiencia que la presencia de muchos invitados la protegería de unaexcesivaasiduidadporpartedeTrenoryel telegramadesumujer:«Vensin

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falta»,parecióasegurarlelabuenaacogidadesiempre.

Judylarecibióamistosamente.Atenderalosinvitadosprevalecíasiempresobrelossentimientospersonales,yLilynovioningúncambioenlaactituddesuanfitriona.Sinembargo,prontosediocuentadequeelexperimentodeiraBellomontnoestabadestinadoa triunfar.Elgrupode invitadossecomponíadepersonasaquieneslaseñoraTrenorllamaba«genteaburrida»—sunombregenérico para los no jugadores—y, como tenía la costumbre de catalogar atales obstruccionistas en una sola clase, solía invitarles a todos a la vez,haciendocasoomisodesusotrascaracterísticas.Elresultadoeraunamezclade personas sin otra cualidad en común que su abstinencia del bridge, yproliferaban los antagonismos propios de un grupo que carece de la únicaaficiónquepodríaamalgamarlo,agravadosenestecasoporelmal tiempoyporelmaldisimuladotediodelosanfitriones.Entalesemergencias,JudysolíaacudiraLilyparaquefusionaraloselementosdiscordantesyella,suponiendoque se la requería para este servicio, se consagró a él con su celoacostumbrado.Sinembargo,notódesdeelprincipiocierta sutil resistenciaasus esfuerzos.Aunque la actitud de la señoraTrenor no había cambiado, seadvertíaunaclara frialdaden lade lasotrasdamas.Algunaqueotraalusióncáustica a «sus amigos, los Wellington Bry» o «ese pequeño judío que hacompradolacasaGreiner…alguiennoshadichoqueustedleconoce,señoritaBart»,ledemostróquenoerapersonagrataentreaquellapartedelasociedadque, pese a contribuir menos que nadie a su diversión, se ha arrogado elderechodedecidirlasformasqueéstadebetomar.Laindicaciónfuemínimayunañoanteslehabríaarrancadounasonrisa,seguradequeelencantodesupersonalidadvenceríacualquierprejuicioexistentecontraella.Peroahoraeramássensiblea lacríticay teníamenosconfianzaensupoderdedesarmarla.Sabía, además, que, si las damas de Bellomont se permitían criticarlaabiertamente, no se recatarían de someterla al mismo tratamiento a susespaldas.El temornerviosodequesurgieraalgoen laactituddeTrenorquepareciera justificar esta desaprobación la obligó a buscar cualquier pretextopara evitarle, y abandonó Bellomont con la certeza de haber fracasado entodoslosfinesquelahabíaninducidoainvitarseallí.

Enlaciudadvolvióapreocuparseporcosasque,demomento,causaronelfeliz efecto de postergar pensamientos inoportunos. ElmatrimonioBry, trasmuchosdebatesyconeldebidoasesoramientodesusnuevasamistades,tomóla atrevida decisión de dar una gran fiesta. Abordar a la sociedadcolectivamente cuando el medio de acercamiento se limita a un puñado deconocidosescomoavanzarporterrenovirgenconunnúmeroinsuficientedeexploradores; pero tácticas aún más temerarias han conducido a veces abrillantesvictorias,y losBryestabandecididosaponerapruebasudestino.La señora Fisher, a quien habían encomendado la dirección del asunto,determinó que tableaux vivants y una orquesta cara eran los dos mejores

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señuelos para atraer a la apetecida presa y, después de prolongadasnegociacionesyelgénerodeintrigasporlasqueerafamosa, logróinduciraunadocenademujereselegantesaexhibirseenunaseriedecuadrosque,porotromilagro de persuasión, consintió en escenificar el distinguido retratistaPaulMorpeth.

Lilyestabaensuelementoentalesocasiones.BajolaégidadeMorpeth,sucertero sentido plástico, aplicado hasta entonces a menesteres tanmodestoscomolaconfeccióndevestidosy tapizados,hallóunamásampliaexpresiónenladisposicióndecolgaduras,elestudiodeactitudesyel juegodelucesysombras. La elección de temas excitó su sentido de lo espectacular y lasmagníficas reproducciones de trajes históricos estimularon una imaginaciónsóloaccesibleaimpresionesvisuales.Perolomejorfuelaalegríadeexhibirsu propia belleza bajo un aspecto inédito, demostrar que no era una simplecualidad fija, sino un elemento capaz de dar a todas las emociones nuevasformasdegracia.

LaseñoritaFishertomóbiensusmedidasylasociedad,sorprendidaenunmomentodetedio,sucumbióalatentacióndelahospitalidaddelaseñoraBry.La minoría discrepante fue olvidada en el tumulto de quienes abjuraron yasistieron;yelpúblicoresultócasitanbrillantecomoelespectáculo.

LawrenceSeldenfigurabaentrelosquesehabíanrendidoalastentacionesofrecidas. Si no actuaba con frecuencia según el aceptado axioma social dequeunhombrepuedeiradondeseleantoje,eraporquehabíaaprendidohacíamucho tiempo que sólo se encontraba a gusto en un pequeño grupo depersonasafines.Peroledivertíanlosefectosespectacularesynoerainsensiblealpapelqueeldinerodesempeñaensuescenificación;loúnicoquepedíaeraque los ricachones conocieran la profesión de directores de escena y nogastaran su dinero de forma aburrida. Ciertamente los Bry no podían seracusados de esto último: su casa recién construida, pormuy deficiente quefueraenelaspectodoméstico,estabacasitanbiendiseñadaparalaexhibiciónde una festiva reunión social como una de aquellas exquisitas salas parabacanales improvisadas por arquitectos italianos como marco de lahospitalidad de los príncipes. De hecho, el aire de improvisación eramanifiesto:lamiseenscèneseveíatanreciente,detanrápidaevocación,quehabíaque tocar lascolumnasdemármolpara saberquenoerandecartónysentarseenunode los sillonesdedamascoyoroparacerciorarsedequenoestabanpintadosenlasparedes.

Selden,quehabíapuestoapruebaunodedichosasientos,observabaconfrancadiversiónlaescenadesdeunaesquinadelasaladebaile.Losasistentes,obedeciendo al instinto decorativo que prescribe atavíos elegantes en unambienteelegante,sehabíavestidomásenhonordelentornodelaseñoraBryquedeellamisma.Laspersonassentadas,quellenabanel inmensosalónsin

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una aglomeración excesiva, componían una superficie de lujosas telas yhombros enjoyados en armonía con las paredes cubiertas de festones ydoradosyconelesplendordel techoveneciano.Enunextremodelasalasehabíaerigidounescenariodetrásdeunarcodeproscenioprovistodeuntelónde damasco antiguo; pero en la pausa anterior a la abertura del suntuosocortinajepocospensabanenloqueveríancuandosecorriera,porquetodaslasmujeresquehabíanaceptadolainvitacióndelaseñoraBryestabanocupadasintentandoaveriguarcuántasdesusamigashabíanhecholomismo.

GertyFarish,sentadaalladodeSelden,sehallabaabsortaenaquelplaceringenuoe indiscriminadoque tan irritante resultabapara la sensibilidadmásdelicadade la señoritaBart.Esposibleque laproximidaddeSelden tuvieraalgo que ver con aquel placer, pero la señorita Farish estaba tan pocoacostumbrada a relacionar su delectación de tales escenas con la propiaparticipación en ellas, que sólo era consciente de que se divertía másprofundamentedelohabitual.

—¿NohasidoencantadorporpartedeLilyconseguirmeuna invitación?Desdeluego,aCarryFishernoselehabríaocurridonuncaponermeenlalistayyohabríalamentadotantoperdermetodoesto…yenespecialnoveraLily.Alguienmedijoqueel techoeradeVeronese…túdebessaberlo,Lawrence.Supongo que es muy bonito, pero las mujeres son horriblemente gordas.¿Diosas?Bueno, sólo puedo decir que, si hubieran sido de carne y hueso ytenidoque llevarcorsé,habríanmejoradomucho.Creoquenuestrasmujeressonmuchomáshermosas.Yestasala lasfavorecemucho…¡todoelmundopareceguapo!¿Hasvistoalgunaveztantasjoyasjuntas?MiralasperlasdelamujerdeGeorgeDorset:supongoquelamáspequeñapagaríaelalquileranualdenuestroClubdeMuchachas.Noesquetenganingunaquejadelclub;todoshan sido muy buenos conmigo. ¿Te dije que Lily nos ha dado trescientosdólares?¿Nohasidoungestoespléndido?Yademás recaudómuchodineroentresusamigos: laseñoraBrynosdioquinientosyel señorRosedale,mil.MegustaríaqueLilynofueratanamableconelseñorRosedale,peroelladicequeesinútilsermaleducadoconélporquenonotaladiferencia.Enrealidad,nosoportaherirlossentimientosdelagente…¡meindignocuandooigodecirqueesfríayorgullosa!Laschicasdelclubnodicenestascosasdeella.¿Sabesquehaestadoenéldosvecesconmigo?¡Sí,Lily!¡Ytendríasquehabervistolosojosde laschicas!Unadeellasdijoquemirarlaera tanagradablecomopasarundíaenelcampo.Sesentóconnosotras,rioycharló…nocomosilohicieraporcompasión,¿sabes?,sinocomosilegustaratantocomoanosotras.Desdeentoncesnoparandepreguntarcuándovolveráymehaprometido…¡Oh!

LasconfidenciasdelaseñoritaFarishfueroninterrumpidasporlaaberturadeltelónylaaparicióndelprimertableau:ungrupodeninfasbailandosobre

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uncéspedsalpicadodefloresenlasposturasdelaPrimaveradeBotticelli.Elefectodelostableauxvivantsnosólodependedeunaapropiadailuminaciónydel engañoso adorno de visillos de gasa, sino también de un reajustecorrespondientedelavisiónmental.Peseatodalacontribucióndelarte,paralos espíritus vacíos no son más que una especie de museo de ceraperfeccionado; pero la imaginación receptiva puede captar en ellosmágicosatisbosdelmundolimítrofeentrelarealidadylafantasía.LaimaginacióndeSelden era de este orden: podía rendirse a influencias visionarias tancompletamentecomounniñoalhechizodeuncuentodehadas.Alostableauxde la señora Bry no les faltaba ninguna de las cualidades necesarias paraconjurar semejantes ilusiones, y bajo el mando de Morpeth los cuadros sesucedían con lamarcha rítmica de un espléndido friso en el cual las curvasfugitivas de las siluetas vivientes y la luz errática de los ojos jóvenes sesometíanalaarmoníaplásticasinperderelencantodelavida.

Las escenas estaban tomadas de cuadros antiguos, y las participanteshabían sido sabiamente elegidas para sus respectivos personajes.Nadie, porejemplo,podríahaberencarnadoaunGoyamás típicoqueCarryFisher,derostropequeñoymoreno,fulgorexageradoenlosojosysonrisamuypintadayprovocativa.UnatalseñoritaSmeddendeBrooklynexhibíaalaperfecciónlas suntuosascurvasde lahijadeTiziano,con labandejadeorocargadadeuvassobreelorodeidénticotonodesuscabellosonduladosyelbrocadodesusvestiduras;yunajovenseñoraVanAlstyne,deltipoholandésmásfrágilycon una frente alta, surcada por venas azules y ojos y pestañas claros,representabaaunVanDyckcaracterístico,vestidodesaténnegro,depieanteloscortinajesdeunarco.TambiénhabíaninfasdeKauffmannadornandoconguirnaldas el altar del Amor; una cena de Veronese, llena de texturasbrillantes,cabezascubiertasdeperlasyarquitecturademármol;yungrupodeWatteaudecomediantesquetocabanellaúd,enactitudeslánguidasalrededordeunafuenteenunsoleadoclarodebosque.

CadaunodeestosefímeroscuadroshizomellaenlafacultadvisionariadeSelden,llevándoletanlejosporlaspanorámicasdelafantasíaquenisiquieralosrápidoscomentariosdeGertyFarish—«¡Oh,québellaestáLuluMelson!»o «Ésa debe de ser Kate Corby, la de la derecha, vestida de morado»—pudieron romper el ensalmo. Ciertamente, la personalidad de los actoresestabaadaptadacontantamaestríaalasescenasenquefigurabanqueinclusoelespectadormenosimaginativodebiósentirlaemocióndelcontrastecuandolacortinaseabrióderepenteyaparecióelretratosinvelosniartificiosdelaseñoritaBart.

Aquínopodíacaberdudadelpredominiode lapersonalidad;elunánime«¡oh!»delauditoriofueuntributo,noalpinceldeReynoldsenelcuadrodelaSeñora Lloyd, sino a la belleza de carne y hueso de Lily Bart. Había

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demostradosuinteligenciaartísticaalelegiruntipotanafínalsuyoquepodíaencarnar a la persona representada sin dejar de ser ellamisma.Era como sihubiera entrado en la tela de Reynolds, no salido de ella, dispersando losfantasmasdelabellezamuertaconlosrayosdesugraciaviviente.Elimpulsode exhibirse en un decorado espléndido —por un momento pensó enrepresentaralaCleopatradeTiépolo—habíacedidoalinstintomásauténticodeconfiarensubellezasinadornosysehabíadecididoporunretratocarentede accesorios de vestuario o decorado. Los pliegues pálidos del traje y elfondo de follaje sólo servían para realzar las largas curvas de dríada queascendíandesdeelpieposadoenelsuelohastaelbrazolevantado.Lanoblevivacidaddelapose,lagraciaaladaquesugería,revelabanelmatizpoéticodesu belleza que Selden siempre intuía en su presencia y cuyo sentido perdíacuandono estaba con ella.Su expresión era ahora tanvivaqueporprimeravez le pareció ver ante él a la verdadera Lily Bart, despojada de lastrivialidadesdesupequeñomundoeimpregnadaporunmomentodeaquellaarmoníaeternadelaquesubellezaformabaparte.

—¡Condenadaosadíalademostrarseataviadadeestemodo,peroporDiosquelaarmoníadelíneasescompletayelladebíaquererquelosupiéramos!

Estaspalabras,pronunciadasporsemejanteexpertoenlamateriacomoelseñorNedvanAlstyne,cuyoblancoyperfumadobigoterozabaelhombrodeSelden cada vez que la abertura de los cortinajes ofrecía una oportunidadexcepcional para el estudio de la silueta femenina, afectaron a su oyente deunaformainesperada.Noeralaprimeravezqueésteoíaobservacionesligerassobre la belleza de Lily y hasta la fecha el tono de los comentarios habíacoloreado imperceptiblemente su opiniónde ella, pero ahora sólo suscitaronenélindignaciónydesprecio.¡Asíeraelmundoenqueellavivía!¡Éstosloscriteriospor losqueestabadestinadaasermedida!¿AcasohayqueacudiraCalibánparajuzgaraMiranda?.

Duranteel largomomentoque tardóencerrarseel telón, tuvo tiempodeconocertodalatragediadelavidadeLily.Fuecomosisubelleza,aisladaasídetodocuantolaabaratabayvulgarizaba,tendieralasmanoshaciaéldesdeelmundo en que ambos se habían encontrado unos minutos y donde Seldenansiabaconinvenciblenostalgiaencontrarladenuevo.

Ledespertólapresióndeunosdedosentusiastas.

—¿Nohaestadomaravillosa,Lawrence?¿Notehagustadomásquenuncacon este vestido tan sencillo?Leda el aspectode la verdaderaLily…de laLilyqueconozco.

ÉlbuscólamiradaextasiadadeGertyFarish.

—De la Lily que conocemos —corrigió y su prima, jubilosa por la

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coincidencia,exclamóconalegría:

—¡Selodiré!Siempredicequenocongeniasconella.

Unavez terminado el espectáculo, el primer impulso deSelden fue ir alencuentro de la señorita Bart. En el interludio musical que sucedió a lostableaux, los actores se habían sentado entre el auditorio, diversificando elaspecto convencional de éste con el pintoresquismo y la variedad de suvestuario.PeroLilynoestabaentreellosysuausenciasirvióparaprolongarelefecto quehabía causado enSelden: verla demasiadopronto en el ambientedel que las circunstancias la habían aislado tan felizmente habría roto elencanto. No se habían visto desde el día de la boda en casa de los VanOsburgh, y por parte de él el distanciamiento había sido intencionado. Estanoche, sin embargo, sabía que tarde o temprano se encontraría a su lado y,aunque dejaba que los invitados, al dispersarse, le llevaran en una y otradirecciónynohacíaelmenoresfuerzoparabuscarla,sudemoranosedebíaaninguna resistencia sino al deseo de recrearse unosmomentos en la idea deunarendicióntotal.

Lilynodudóuninstantesobreelsignificadodelmurmulloquesaludósuaparición.Ningúnotrocuadrohabíasidorecibidoconaquellaprecisanotadesatisfacción, inspirada obviamente por ella y no por el cuadro querepresentaba. En el último momento había temido arriesgar demasiado alprescindirdelasventajasdeundecoradomássuntuoso,ylarotundidaddesutriunfo le dio una estimulante sensación de poder. A fin de no disminuir laimpresióncausada,seapartódelauditoriohastaquelooyódispersarseparalacenaydeestemodotuvounasegundaoportunidaddeseradmiradamientraslosinvitadosvaciabanlentamenteelsalón.

No tardóen serel centrodeungrupoquese incrementabay renovabaamedida que la circulación se hacía general y los comentarios individualessobre su triunfo fueronunadeliciosaprolongacióndelaplausocolectivo.Ensemejantesmomentos desoía a su natural espíritu selectivo y se preocupabamenos de la calidad de la admiración recibida que de su cantidad. Lasdiferenciasdepersonalidadsefundíanenunacálidaatmósferadealabanzasenlaque subelleza se expandía comouna flor a la luzdel sol; y siSelden sehubiera acercado uno o dosminutos antes la habría visto dirigir aNed vanAlstyneyGeorgeDorsetlamiradaquesoñabaparasímismo.

El azarquiso, sin embargo, que lapresurosa llegadade la señoraFisher,para quien Van Alstyne ejercía de ayudante de campo, disgregara el grupoantesdequeSeldenalcanzaseelumbraldelsalón.Unpardehombresfueronen busca de sus parejas para la cena y los demás, al advertir queSelden seacercaba, ledejaronpaso libre,obedientesal tácitocompañerismode lasaladebaile.Asípues,LilyestabasolacuandoSeldenaparecióasuladoy,alver

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ensusojoslamiradaansiada,éstetuvolasatisfaccióndecreersequelahabíainspiradoél.Dehecho,lamiradasehabíaintensificadoaúnmásaldetenerseen él, porque incluso en aquelmomento de ensimismamiento Lily sintió laaceleracióndellatidovitalquelaproximidaddeSeldensiempreleproducíayleyóademásensusojosladeliciosaconfirmacióndequehabíatriunfado:deahíqueporelmomentotuvieralaimpresióndequesóloleimportabaserbellaparaél.

Seldenleofrecióelbrazosinhablar;ellalocogióensilencioyempezaronaandar,nohaciaelcomedor,sinoendireccióncontrariaa los invitadosqueiban a sentarse a lamesa. Los rostros pasaron de largo por delante de Lilycomo las imágenes de un sueño; apenas se percató de adónde la conducíaSeldenhastaquecruzaronunapuertavidrieraquehabíaalfinaldeunalargaseriedehabitacionesydesembocarondeprontoenelfragantesilenciodeunjardín. La grava crujía bajo sus pies y a su alrededor reinaba la penumbratransparente de una noche de verano. Unas linternas formaban cavernas decoloresmeraldaenlasprofundidadesdelfollajeyteñíandeblancolaespumade un surtidor que brotaba entre lirios. El mágico lugar estaba desierto: elúnico sonido se debía al chapoteo del agua sobre las hojas flotantes de lasfloresyaunamúsicadistantequeparecíaunsoplosobreellagodormido.

Ambossedetuvieron,aceptando la irrealidadde laescenacomopartedesus propias ensoñaciones.No les habría sorprendido una brisa veraniega ensusrostrosoverlaslucesocultasentrelasramasrepetidasenlabóvedadeuncieloestrellado.Laextrañasoledadquelesrodeabanoeramásextrañaqueladulzuradeestarjuntosenella.

AlfinalLilyretirólamanoyseadelantóunpaso,conlocualsuesbeltezvestidadeblancoseperfilócontralaoscuridaddelfollaje.Seldenlasiguióy,todavíasindecirnada,fueronasentarseenunbancoalbordedelafuente.

Ella levantó de improviso la mirada con la suplicante gravedad de unaniña.

—Nuncamehablas…Piensascosasmalasdemí—murmuró.

—¡Peropiensoenti,ymucho!—respondióél.

—Entonces, ¿por qué no nos vemos nunca? ¿Por qué no podemos seramigos? Una vez prometiste ayudarme —continuó ella en el mismo tono,comosilaspalabrasafloraranasuslabioscontrasuvoluntad.

—Sólopuedoayudarteofreciéndotemiamor—dijoélenvozbaja.

Lilynocontestó,perovolvióelrostroconelsuavemovimientodeunaflor.Élacercóelsuyoysuslabiossetocaron.

Lilyseechóhaciaatrásyselevantódelbanco.Seldenlaimitóylosdosse

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miraron.Depronto ella le cogió lamanoy la apretóunmomento contra sumejilla.

—¡Sí, ámame, ámame… pero no me lo digas! —suspiró, sin dejar demirarlo;y,antesdequeSeldenpudierahablar,diomediavueltayseescabullóporuntúnelderamas,desapareciendoenlaclaridaddeunsalón.

Selden no se movió. Conocía demasiado la fugacidad de los momentosexquisitosparaintentarseguirla;peroalpocoratovolvióaentrarenlacasaycruzólossalonesdesiertosendirecciónalapuerta.Enelvestíbulodemármolse hallaba un grupo de damas cubiertas por suntuosas capas y en elguardarropaencontróaVanAlstyneyGusTrenor.

El primero, al ver a Selden, interrumpió la cuidadosa selección de uncigarrodeunadelastentadorascajasdeplatadispuestasalladodealapuerta.

—¡Hola,Selden!¿Tambiéntevas?Eresunepicúreocomoyo;noquieresver a todas esas diosas engullendo carne de tortuga. ¡Por Júpiter! ¡Quécoleccióndemujeresguapas!Peroningunadeellaspodíacompararseconesaprimitamía.Y hablando de joyas…¿para qué las quiere unamujer cuandopuede exhibirse a sí misma? Es una lástima que se tapen con ellas cuandotienenbuenafigura.YonohabíavistoladeLilyhastaestanoche.

—Noesculpasuyasiahoranolahavistotodoelmundo—gruñóTrenor,enrojecido por el esfuerzo de embutirse en su abrigo forrado de piel—.Hasido de un condenado mal gusto, en mi opinión… No, no quiero ningúncigarro.Nuncasabesloquefumasenestascasasnuevas…Lomásprobableesqueseaelchefquiencompraloscigarros.¿Quedarmeacenar?¡Nipensarlo!Cuandolagenteatestadetalmodosussalonesqueunonopuedeniacercarseaquien le interesa, prefiero cenar en el ferrocarril elevadoa la horademástránsito. Mi mujer ha acertado, negándose a venir; dice que la vida esdemasiadocortaparapasarlaconociendoagentenueva.

CapítuloXIII

Al despertarse de un feliz sueño, Lily encontró dos notas al lado de sucama.

Una era de la señora Trenor: anunciaba que bajaba a la ciudad aquellatardeparaunafugazvisitayesperabaquelaseñoritaBartpudieracenarconella.LaotraeradeSelden,quienescribíabrevementequeuncasoimportantelereclamabaenAlbany,dedondenoregresaríahastalatarde,ylepedíaquelehicierasaberaquéhoradeldíasiguientepodríaverla.

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Lilyserecostóenlasalmohadasycontemplólanotapensativa.Laescenaen el invernadero de los Bry había sido como una parte de sus sueños; nohabía esperado despertarse y encontrar tan de repente una prueba de surealidad.Suprimera reacción fuede fastidio;esteacto imprevistodeSeldenañadíaotracomplicaciónasuvida.¡Eratanimpropiodeélcederaunimpulsoirracional!¿Teníarealmenteintencióndepedirlequesecasaraconél?Lilyyale había demostrado una vez que semejante esperanza era imposible, y laconductaposteriordeSeldenparecióprobarquehabía aceptado la situacióncon una sensatez incluso un poco humillante para su vanidad. Por esto leresultó aúnmás agradable saberque sólopodíamantener aquella sensatez acosta de no verla; pero, aunque no había nada en la vidamás dulce que lasensatezdesupodersobreél,Lilyveíaelpeligrodepermitirqueelepisodiodelavíspera tuvieraunacontinuación.Yaquenopodíacasarseconél,seríamenos doloroso para Selden ymás fácil para ellamisma escribir una líneasoslayando amistosamente su petición de verla; Selden no era hombre parahacer caso omiso de semejante insinuación y la próxima vez que se vieranseríaenelacostumbradoplanoamistoso.

Saltó de la cama y fue directamente al escritorio. Quería escribir enseguida,mientrasaúnpudieraconfiarenlafuerzadesuresolución.Sesentíaunpocolánguidatraselbrevedescansoylaexcitacióndelavelada,ylavistade la caligrafía de Selden le recordó el momento culminante de su triunfo,cuandoleyóenlosojosdeélqueningunafilosofíapodíanadacontrasupoder.Seríaagradableexperimentardenuevoaquellasensación:nadiemáseracapazdecomunicárselacontantaintensidad,ynoseveíaconánimosdeponerfinasuestadodevoluptuosaevocaciónconunactoderepulsadefinitiva.Cogiólaplumayescribióa todaprisa:«Mañanaa lascuatro»,murmurandopara susadentros,mientras introducíaelpapelenelsobre:«Mañanayaencontraréelmododefrenarsusímpetus».

LainvitacióndeJudyTrenorfuemuybienacogidaporLily.EralaprimeravezquerecibíaunacomunicacióndirectadeBellomontdesdesuúltimavisita,ytodavíaleatormentabaelmiedodehabersegranjeadolaenemistaddeJudy.Sin embargo, esta orden característica parecía restablecer sus antiguasrelaciones y Lily sonrió al pensar que su amiga debía recurrir a ella paraconocer pormenores de la recepción de los Bry La señora Trenor no habíaasistidoalafiesta,quizáporelmotivoenunciadocontantafranquezaporsumaridooquizáporque,comoloexpresaralaseñoraFisher,«nopodíasoportara la gente nueva cuando no la había descubierto ellamisma». En cualquiercaso,aunquesequedóaltivamenteenBellomont,aestasalturasdebíasentirunacuriosidaddevoradorapor loocurridoensuausenciayporconocerconexactitud en quémedida había superado la señora deWellington Bry a susprevioscompetidoresporel reconocimientosocial.Lilyestaríaencantadadesatisfacer esta curiosidad, pero tenía un compromiso para la cena.De todos

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modos,resolvióveralaseñoraTrenorunosmomentosy,despuésdellamarasudoncella,envióuntelegramaasuamigaanunciandosuvisitaparaaquellanochealasdiez.

Cenaba con la señora Fisher, que reunía en una cena informal a unoscuantos actores del espectáculo de la víspera. Después de cenar se tocaríamúsica soul en el estudio, porque la señora Fisher, desengañada de larepública,sehabíaaficionadoa laesculturayanexionadoasupequeñacasaun apartamentomuy espacioso que, cualesquiera que fueran sus usos en lashoras de inspiración plástica, servía en otrosmomentos para el ejercicio deunaincansablehospitalidad.Lilynoteníadeseosdemarcharse,porquelacenaera divertida y le habría gustado saborear un cigarrillo y oír unas cuantascanciones,peronopodíaincumplirsucompromisoconJudyypocodespuésdelasdiezpidióasuanfitrionaquellamaraauncochedealquilerysedirigióacasadelosTrenorenlaQuintaAvenida.

EsperóbastantetiempoenelportalyseextrañóqueLucynohicieranotarsupresencia en la ciudadyendo rápidamente a abrirle lapuerta; su sorpresaaumentó cuando, en lugar del lacayo acostumbrado, con la levita a medioponera tanaltashoras, la abrióunaespeciedevigilantevestidodealgodónquelahizopasaralvestíbulo,dondelosmueblesaúnestabanensusfundas.Trenor,sinembargo,aparecióenseguidaenelumbraldelsalón,acogiéndolaconinsólitalocuacidadmientraslaayudabaaquitarselacapaylaconducíaalasala.

—Vengaa la leonera; eselúnicoaposentocómodode toda lacasa. ¿Notiene esta sala el aspecto de estar esperando a que bajen el cadáver? Nocomprendo por qué Judy se empeña en enfundarlo todo con esta espantosaropa blanca: sólo pasar por aquí en un día frío es suficiente para coger unapulmoníadoble.Apropósito,usted tambiénparece ir encogida;noesnocheparasalirdepaseo,loibapensandomientrasveníaandandodelclub.Venga,ledaréunpocodebrandyypodrábebérselojuntoalfuegoyprobarmisnuevosegipcios…Esepequeñoturcodelaembajadameharecomendadounamarcaque quiero probar y, si a usted le gustan, puedo conseguirle una buenaprovisión;todavíanoloshayaquí,peropondréuncable.

La acompañó hasta la gran sala del fondo, donde solía estar la señoraTrenorydonde, inclusoensuausencia, sepercibíaunaireavida.Comodecostumbre, había flores, periódicos, gran variedad de objetos sobre elescritorio y el aspecto general era íntimo y familiar, por lo que fue unasorpresanoverlaenérgicafiguradeJudysaltardelabutacaqueestabajuntoalfuego.

AlparecereraelpropioTrenorquienhabíaocupadoelasientoencuestión,porque lo rodeabaunanubedehumodecigarroyal ladohabíaunadeesas

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intrincadasmesitasplegablesdiseñadasporlainventivabritánicaparafacilitarlacirculacióndetabacoylicores.LavisióndesemejantesmueblesauxiliaresenunsalónnoerainsólitaenelgrupodeLily,encuyosenofumarybebernoestaban restringidos por consideraciones de tiempo y lugar; el primermovimientodelainvitadafuecogerunodeloscigarrillosrecomendadosporTrenoraltiempoqueinterrumpíasulocuacidadpreguntando,conunamiradadeasombro:

—¿DóndeestáJudy?

Trenor,unpocoacaloradoporsupocofrecuenteverborreaytalvezporunprolongadousode lasbotellas, sehallaba inclinado sobreestasúltimasparadescifrarsusetiquetasdeplata.

—Vamos aver,Lily, unagotita de coñac enunpocode aguagaseosa…Tienecaradefrío,¿sabe?Juraríaquetienerojalapuntadesunariz.Yotomaréotracopaparahacerlecompañía…¿Judy…?Pues,verá,Judytieneunterribledolorde cabeza:no se tiene enpie, lapobrecilla…Mehapedidoque se loexpliqueausted,queladisculpe,¿sabe?Peroacérquesealfuego;parecemuycansada.Voyainstalarlaconcomodidad;déjemehaceramí,comounabuenachica.

Lehabía cogido lamano,medio enbroma,ypretendía llevarlahaciauntaburete, frente a la chimenea, pero ella se detuvo y se zafó de su brazo ensilencio.

—¿Entonces Judy no está bien para verme? ¿No quiere que suba a suhabitación?

Trenorapurólacopaquesehabíaservidoyladejósobrelamesaantesdecontestar.

—Pues, no…El caso es que no está en condiciones de ver a nadie. Leempezóde repente ymepidió que le dijera lomuchoque lo lamenta…Dehabersabidodóndecenaba,lehabríamandadoaviso.

—Ella sabía dónde cenaba; se lo decía en el telegrama. Pero eso noimportaahora.Supongoque,siseencuentratanmal,noregresaráaBellomontporlamañanaypodréveniraverlaentonces.

—Sí,esoes,perfecto.Lediréquevendrámañanaporlamañana.Yahorasiénteseunmomento,seabuenachicayhablemosconcalmay tranquilidad.¿Noquiere unagotita, sólo para ser sociable?Dígame lo que le parece estecigarrillo.Cómo,¿nolegusta?¿Porquéloestámanoseando,entonces?

—Loestoymanoseandoporquetengoqueirme.Tengalabondaddellamarauncochedepunto—replicóLilyconunasonrisa.

No le gustaba la rara excitación de Trenor ni su explicación demasiado

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evidente, y la idea de estar a solas con él mientras su amiga permanecíainaccesibleenelpisosuperior,enelotroextremodelagrancasavacía,noleinspirabadeseosdeprolongareltête-á-tête.

PeroTrenor,conunarapidezqueaellanolepasódesapercibida,sehabíacolocadodelantedelapuerta.

—¿Por qué tiene que irse? ¡Me gustaría saberlo! Si Judy hubiera estadoaquí, habrían chismorreado durante horas… ¡y amí no puede dedicarme nicincominutos! Siempre lamisma historia. Anoche no pude ni acercarme austed: fui a esa vulgar y maldita fiesta sólo para verla y todo el mundo larodeaba, y amíme preguntaban si había visto alguna vez a unamujermásdespampanantey,cuandointentéacercarmeparahablarunpoco,ustednimevioy siguió riendoybromeandoconuna sartade cretinosque sóloqueríanjactarse después y fingirsemuy enterados cuando alguien hagamención deusted.

Hizo una pausa, enrojecido por el discurso, y le dirigió una mirada decuyos elementos el rencor fue el quemenos disgustó a Lily. Pero ya habíarecobradolapresenciadeánimoysiguióconaplomosinmoversedelcentrodelahabitación,conunasonrisasutilenloslabiosqueparecíaponercadavezmásdistanciaentrelosdos.Dijo,atravésdeestadistancia:

—Noseaabsurdo,Gus.Sonmásdelasonceydeverdadtengoquepedirlequeaviseauncoche.

Trenor no se movió y bajó la cabeza con el gesto que ella ya habíaaprendidoadetestar.

—Supongamosquenoloaviso…¿quéocurrirá?

—SubiréaveraJudy,siustedmeobligaamolestarla.

Trenoravanzóunpasoylepusounamanoenelhombro.

—Escuche,Lily,¿nopuedeconcedermecincominutos?

—Estanocheno,Gus.Usted…

—Muybien.Entalcaso,melostomaré.Ytantoscomomevengaengana.—Seplantóenelumbral,conlasmanosbienmetidasenlosbolsillosymoviólacabezaseñalandolabutacaquehabíajuntoalachimenea.

—Vayaasentarseallí,porfavor.Tengoquedecirlealgo.

El genio vivo de Lily terminó por prevalecer sobre sus temores. Seenderezóysedirigióalapuerta.

—Sitienealgoquedecirme,tendráqueserenotromomento.SubiréaveraJudy,sinoavisaauncocheinmediatamente.

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Élestallóenunacarcajada.

—Suba,suba,querida.PeronoencontraráaJudyporquenoestáaquí.

Lilylemiró,sobresaltada.

—¿Eso quiere decir que Judy no está en la casa… ni en la ciudad?—exclamó.

—Exactamente—replicóTrenor,pasandodelabravuconadaalmalhumor.

—Tonterías…nolecreo.Voyasubir—dijoLilyconimpaciencia.

Inesperadamente, él se hizo a un lado, dejándole llegar al umbral sinponerletrabas.

—Subayseconvencerá;mimujerestáenBellomont.

PeroLilytuvounaideaquelatranquilizó.

—Sinohubieravenido,mehabríaenviadorecado…

—Lohizo;metelefoneóestatardeparaencargarmequelaavisara.

—Noherecibidoningúnmensaje.

—Nohemandadoninguno.

Los dos semidieron un instante con lamirada, pero Lily aún veía a suadversarioatravésdeunaniebladedesprecioquedifuminabatodaslasdemásconsideraciones.

—Nopuedoimaginarporquémotivomehajugadounabromatanpesada,pero,siahorayahasatisfechosupeculiarsentidodelhumor,debopedirledenuevoquellameauncochedepunto.

FueunpasoenfalsoyLilylosupoencuantoloacabódedecir.Paraquelaironía duela, no es necesario comprenderla y la mueca que desfiguraba elrostrodeTrenorpodríahabersidograbadaconunlátigo.

—Escuche, Lily, no adopte este tono de altivez conmigo. —Volvió aacercarsea lapuertayella,al rehuirle instintivamente, ledejóbloquearotravezelumbral—.Lehejugadounamalapasada,loconfieso,pero,sicreequeestoyavergonzado,seequivoca.Diossabequeyahesidobastantepaciente…He hecho el ridículo persiguiéndola como un idiota y mientras tanto ustedpermitíaqueseleacercaracualquiertipo…quedespuésseguroquesereíademí…Nosoymuylistoynoséridiculizaramisamigoscomohaceusted,peromedoycuentadetodo…ysécuándoalguienmetomaelpelo…

—¡Vaya,nuncalohabríadicho!—exclamóLily,perolamiradadeTrenorlahizocallar.

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—No,nuncalohabríadicho,peroahorayalosabe.Poresoseencuentraaquí esta noche.He estado esperando unmomento tranquilo para hablar unpocodetodoy,ahoraquehallegado,piensoobligarlaaescucharme.

Al primer arranque de resentimiento incoherente había seguido un tonofirme y concentradomuchomás desconcertante para Lily que la excitaciónanterior.Porunmomento supresenciadeánimo laabandonó.Habíapasadomásdeunavezpor situacionesquehabían requeridouna rápida esgrimadeingenio para cubrir su retirada, pero los alarmados latidos de su corazón ledijeronqueahorasemejantetácticaseríainútil.

Afindeganartiempo,repitió:

—Noentiendoloquequiere.

Trenorhabíapuestounasillaentreellaylapuerta.Sesentóyseapoyóelrespaldosindejardemirarla.

—Le diré lo que quiero: quiero conocer con exactitud la naturaleza denuestrasrelaciones.Malditasea,alhombrequepagalacenasuelepermitírselesentarsealamesa.

Ella ardió de ira y humillación, asqueada por la necesidad de serconciliadoracuandoansiabaabofetearle.

—Sigo sin entenderle, pero usted debe comprender, Gus, que no puedoseguiraquíaestahora…

—Puesto que visita casas de hombres a plena luz del día… tengo laimpresióndequenosiempresientetancondenadorespetopor,lasapariencias.

LabrutalidaddelataquedioaLilylasensacióndevértigoquesigueaunaagresión física. Demodo que Rosedale se había ido de la lengua… así eracomo loshombreshablabandeella.Sesintióde repentedébile indefensayuna punzada de angustia empezó a latirle en la garganta. Sin embargo, otraparte de su ser seguía vigilante, murmurando con terror que debía calcularcadagestoycadapalabra.

—Simehatraídoaquíparainsultarme…—protestó.

Trenorseechóareír.

—Nohagacomediabarata.Miintenciónnoesinsultarla,perounhombretienesentimientos…yustedhajugadoconlosmíosdemasiadotiempo.Yonoempecé este asunto, me mantenía al margen, dejando el campo libre a losdemáshastaqueustedmebuscóy sepropuso tomarmeelpelo… locual leresultómuyfácil.Estoeslomalo,leresultódemasiadofácil,creyóquepodíaexprimirmeyluegotirarmealarroyocomounabolsavacía.Pero,malditasea,estonoesjugarlimpio,estoessaltarselasreglasdeljuego.Comoesnatural,

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ahorayaséloquequería(noibadetrásdemiatractivoprecisamente),perolediréunacosa,señoritaLily:tienequepagarporhacérmelocreer…

Se levantó, cuadró agresivamente los hombros y se acercó a ella con lafrente enrojecida;Lilyno semovió, aunque todos susnervios clamabanporretirarseamedidaqueélavanzaba.

—¿Pagar?—balbució—.¿Quieredecirqueledebodinero?

Élvolvióareír.

—Oh,no leestoypidiendoquemepagueenespecie.Existealgoque sellamajuegolimpioyelinterésmonetario…yquemecuelguensiheobtenidodeustedunasolamirada…

—¿Interésmonetario?¿Quétengoyoqueverconsudinero?Meaconsejócómo debía invertir el mío… Vio muy claro que yo no entendía nada denegocios…Medijoquenohabíaningúninconveniente…

—Era cierto y no hay ninguno, Lily: seguiré aconsejándola con muchogusto y conmás frecuencia, si cabe. Lo único que busco es una palabra degratitud.—Continuabamuycerca,alargandounamanoamenazadora,yelseraterradoquehabíaenLilysólopensabaeninmovilizarla.

—Ya le he dado las gracias; le he demostradomi gratitud. ¿Quémáshahechoustedquenopudierahacercualquieramigooquefuerainaceptableparaunamigo?

Trenorreplicóconsarcasmo:

—Nodudodequehaaceptadolomismootrasveces…yengañadoaotrostipos como ahora le gustaría engañarme a mí. No me interesa saber cómoajustólascuentasconellos;silogrótomarleselpelo,mejorparausted.Nomemiredeesemodo,yaséquenoestoyhablandocomounhombredebehablarauna joven, pero,maldita sea, si no le gusta, puedehacermecallar: sabequeestoy loco por usted. Al diablo el dinero, me sobra, si es eso lo que lapreocupa…Hesidounbruto,Lily…¡Lily,míreme!

Unayotravezseveíahundidaentreoleadasdehumillación,tanseguidasquelavergüenzamoralsemezclabaconelterrorfísico.Teníalaimpresióndequeelorgullo lahubierahecho invulnerable,dequeera la concienciade sudeshonorloquecreabaentornoaellaunaespantosasoledad.

Él la tocó y, al hacerlo, la sacó con un sobresalto de su estado deensimismamiento.Retrocedióconunaexpresióndeinfinitodesdén.

—Ya le he dicho que no entiendo nada… pero, si le debo dinero, lepagaré…

ElrostrodeTrenorenrojeciódeira;elgestoderepugnanciadeLilyhabía

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desafiadoalhombreprimitivo.

—¡Ah!PediráprestadoaSeldenoRosedale,¡eintentaráengañarlescomomehaengañadoamí!Amenos…¡amenosqueyaleshayadevueltoelfavoryyoseaelúnicoburlado!

Ella guardó silencio y se quedó como petrificada. ¡Las palabras… laspalabraseranpeoresqueelhechodequelahubieratocado!Elcorazónlelatíapor todoelcuerpo:enlagarganta,enlosmiembros,enlasmanosinermeseinútiles.Miró condesesperaciónpor toda la sala; sumirada sedetuvo en elcordóndelacampanillayrecordóquepodíapedirayudaalcriado.Sí,perodeestemodoorganizaríaelescándalo,daríapábuloalasmalaslenguas.No,teníaque solucionarlo sin auxilio. Ya era suficiente que el servicio supiera queestabasolaenlacasaconTrenor;nodebíadespertarningunaconjeturasobresumododesalirdeella.

Levantólacabezayporfinconsiguiómirarlealacara.

—Estoyaquísolaconusted—dijo—.¿Quémásquieredecirme?

Antesusorpresa,Trenorreaccionóalamiradaconunlargosilencio.Lairasehabíadesvanecidoconelúltimochorrodepalabras,dejándoleexánimeyhumillado. Era como si un aire gélido hubiera dispersado el vaho de suslibaciones y la situación apareciera ante sus ojos, negra y desnuda como elrescoldo de un fuego. Antiguas costumbres y reparos, la mano del ordenheredado, recompusieron el entendimiento desvariado y zarandeado por lapasión. Los ojos de Trenor tenían la mirada ausente del sonámbulo que sedespiertaalbordedeunprecipicio.

—¡Váyaseasucasa!Salgadeaquí…—tartamudeóy,dándolelaespalda,seacercóalachimenea.

LabruscaliberacióndesustemoresdevolvióaLilyunalucidezinmediata.ElderrumbamientodeTrenorleentregóelcontrolyseoyóasímismapedirle,conunavozqueeralasuya,perodesconocidaalmismotiempo,quellamaraal criado y le ordenara avisar a un coche de punto y acompañarla hasta élcuandollegara.Nosabíadedóndesacólasfuerzas,perounavozinsistenteleadvertíadequedebíairsesinocultarseyledioánimosparaintercambiarunaspalabrassuperficialesconTrenorenelvestíbulo,delantedelcriado,ypedirlequetransmitieraaJudylosmensajeshabituales,mientraspordentrotemblabadefuria.Unavezenelumbral,conlacalledelante,experimentóunaintensasensación de libertad, embriagadora como la primera bocanada de aire delprisionero,peronoperdiólaclaridadmental:reparóenelaspectodesiertodela Quinta Avenida, adivinó lo tarde que era e incluso observó una figuramasculina—¿nohabíaalgofamiliarenaquelperfil?—que,cuandoellaentróenelcoche,diolavueltaalaesquinaydesaparecióenlaoscuridaddelacalle

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transversal.

Sinembargo,eltraqueteodelasruedaslahizoreaccionarylastinieblassecernieronsobreella.«Nopuedopensar…nopuedopensar»,gimió,apoyandolacabezacontraeltambaleantecostadodelcoche.Eracomosinoseconocierao,mejor dicho, existían en ella dos personas, la de siempre y una nueva yodiosaa laque seencontrabaencadenada.Unavezhabíavisto, enunacasadondeestabadevisita,unatraduccióndeLaseuménides,yensuimaginaciónhabía quedado grabada la escena de terror en que Orestes, en la cueva deloráculo,encuentradormidasasusimplacablesperseguidorasypuedetomarseuna hora de descanso. Sí, las Furias dormían a veces, pero siempre estabanallí, acechando en los rincones oscuros, y ahora se habían despertado y elsonidoférreodesusalasmartilleabaenelcerebrodeLily…Abriólosojosyviopasar las calles… las familiaresydesconocidas calles.Todo loqueveíaerafamiliar,peroenciertomodohabíacambiado.Existíaunabismoentreelhoyyelayer.Todolopasadoseleantojósencillo,natural,impregnadoporlaluz del día, y ahora estaba sola en un lugar de oscuridad y contaminación.¡Sola! Era la soledad lo que la asustaba. Su mirada se posó en un relojiluminadoenunaesquinayvioquelasmanecillasseñalabanlasonceymedia.Sólolasonceymedia:¡aúnquedabanhorasyhorasdenoche!Ytendríaquepasarlas sola, temblando despierta en su cama. Su naturaleza mimada serebelaba contra semejante tormento: no conocía elmenor estímulo de luchaquelaanimaraahacerlefrente.¡Oh,ellentoyfríogoteodelosminutos!Sevioasímismaacostadaenlacamadenogalnegro:laoscuridadlaasustaríay,si dejaba la luz encendida, los deprimentes pormenores de la habitación segrabaríanparasiempreensucerebro.SiemprehabíadetestadosudormitorioencasadelaseñoraPeniston:sufealdad,suimpersonalidad,elhechodequenadaenélfuerarealmentesuyo.Parauncorazónherido,carentedelconsuelodelcontactohumano,unahabitaciónpuedeabrirunosbrazoscasihumanosylapersonaparaquiennoexistencuatroparedesmásqueridasquelasotrases,ensemejantesmomentos,unapátridaentodoelmundo.

Lily no tenía ningún corazón amigo. Sus relaciones con su tía eran tansuperficiales como las de unos huéspedes que se cruzan por las escaleras.Pero, aunque hubiera existido entre ambas una relación más íntima, eraimposible concebir a la señora Peniston ofreciendo refugio y comprensiónparaunadesgraciacomo ladeLily.Asícomoeldolorcompartidoesmediodolor,lapiedadquehacepreguntascarecedepodercurativo.Lilynecesitabalapenumbradeunabrazoyelsilencioquenoessoledad,sinocompasiónqueretieneelaliento.

Se irguió con un sobresalto y miró hacia la calle. ¡Gerty! Se estabanacercando a la esquina donde vivía Gerty. Si pudiera llegar antes de queaquella angustia creciente brotara del pecho a los labios… ¡si pudiera

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refugiarseenlosbrazosdeGertyantesdequelaestremecieranlosescalofríosdeterrorquesentíacadavezmáspróximos!Empujóyabriólaventanilladeltecho y dio las señas al cochero. No era tan tarde: quizá Gerty estaría aúndespierta. Y, aunque no fuera así, la campanilla penetraría hasta el últimorincóndesudiminutoapartamento,obligándolaacontestaralallamadadesuamiga.

CapítuloXIV

AlamañanasiguientedelarecepcióndelmatrimonioBry,GertyFarishsedespertódespuésdeunsueñotanreparadorcomoeldeLily,aunquedemenorcolorido y tintes más apagados, como convenía a su personalidad yexperiencia, y por ello mejor adaptado a su mentalidad. Los destellos dealegríaentrelosquesemovíaLilyhabríandeslumbradoalaseñoritaFarish,queenmateriadefelicidadestabaacostumbradaalaexigualuzqueescapabaporlasrendijasdelasvidasajenas.

Ahoraerael centrodeunapequeña iluminaciónpropia,un rayodelgadoperoinconfundible,compuestoporlasconsideracionesquecadavezmásteníaLawrence Selden con ella y el descubrimiento de que éste extendía suamabilidad a Lily Bart. Si estos dos factores parecen incompatibles alestudiantedepsicologíafemenina,caberecordarqueGertyhabíasidosiempreunparásitoenelordenmoral,quevivíadelosmendrugosdeotrasmesasysecontentabaconmirarporlaventanaelbanquetepreparadoparasusamistades.Ahora que gozaba de un pequeño banquete particular, le habría parecidoincreíblementeegoístanegarunplatoaunaamiga,ynohabíanadieconquienmáslegustaracompartirsualegríaquelaseñoritaBart.

En cuanto a la naturaleza de las crecientes consideraciones de Selden,Gerty no se habría atrevido a definirla, del mismo modo que no habríaintentadoconocerloscoloresdeunamariposasacudiendoelpolvodesusalas.Cogerconlasmanoselmilagroequivalíaadeslucirloytalvezaverlomustioy seco; era mejor la sensación de belleza palpitante, aunque inasequible,mientrasconteníaelalientoyesperabaaverdóndeseposaba.Sinembargo,laactituddeSeldenencasadelosBryhabíaacercadotantoelaleteoquelasalasparecíanbatirensupropiocorazón.Nunca lehabíavisto tan interesado, tansensible, tan atento a lo que ella decía. Sus modales habituales secaracterizabanporunabondaddistraídaqueGertyaceptabayagradecíacomoelsentimientomásprofundoquesupresenciaeracapazdeinspirar;perofuerápidaenpercibiruncambioenélqueimplicabaque,porunavez,ellapodíadarplacer,ademásderecibirlo.

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¡Y era tan maravilloso haber llegado a este mayor grado de simpatía atravésdesucomúninterésporLilyBart!ElafectodeGertyporsuamiga—un sentimientoquehabía aprendido a sobrevivir conunadietamínima—sehabíaconvertidoenindiscutibleadoracióndesdequelainquietacuriosidaddeésta la había acercado a su empresa. Aquel atisbo de la beneficencia habíadespertadoenLilyuninterésmomentáneoporlacaridad.SuvisitaalClubdeMuchachas la había puesto por primera vez en contacto con los grandescontrastes de la vida. Ella había aceptado siempre con calma filosófica queexistencias como la suya transcurrieran sobre un pedestal cimentado ensegmentososcurosde lahumanidad.Undeprimente limbodepobrezayacíaalrededor y por debajo de aquel pequeño círculo iluminado en que la vidaalcanzaba sumás hermosa florescencia, delmismomodo que el fango y laaguanieve de una noche de invierno rodean un invernadero lleno de florestropicales.Todoestoerapartedelordennaturaldelascosasylaorquídeaquetomaba el sol en esta atmósfera creada artificialmente podía redondear lasdelicadascurvasdesuspétalosajenaalaescarchadelasventanas.

Pero una cosa es convivir cómodamente con el concepto abstracto de lapobrezayotraentrarencontactoconsusimplicacioneshumanas.Lilyjamáshabíaconcebidoaestasvíctimasdeldestinobajootraformaqueladelamasa.El hecho de que la masa estuviera compuesta de vidas individuales, deinnumerablescentrosaisladosdesensaciónprovistosdesumismaavidezdeplacer,desupropioyferozrechazodeldolor—elhechodequeestospaquetesde sentimiento revistieran formas parecidas a la suya y tuvieran ojos paracontemplarlaalegríayjóveneslabiosformadosparaelamor—constituyóunarevelación que le produjo uno de aquellos arrebatos de piedad que a vecesdesequilibran una vida. La naturaleza de Lily era incapaz de semejanterenovación: sólopodía sentir lasexigenciasajenasa travésde laspropias,yningún dolor era real si no castigaba sus propios nervios. Sin embargo, demomentohabía salidode su egoísmopara interesarsepor la relacióndirectacon un mundo tan diferente del suyo. Al primer donativo añadió sucontribución personal a un par de los proyectos más interesantes, y laadmiración suscitada entre las fatigadas obreras del club satisfizo de unaformanuevasuinsaciabledeseodeagradar.

LasdotesdeGertyFarishcomointérpretedelcarácternoeransuficientesparadesenredarlamarañaqueconstituíalafilantropíadeLily.Suponíaquesubellaamigaactuabamovidaporelmismomotivoqueella:esaintensificaciónde la visión moral que presta tanta proximidad e insistencia a todo elsufrimiento humano que los otros aspectos de la vida quedan diluidos en lalejanía.Gertyvivíadeacuerdoconfórmulastansencillasquenovacilabaendefinirelestadodesuamigacomoun«cambiodecorazón»alqueeltratoconlos pobres la había acostumbrado, y disfrutaba con la idea de haber sido elhumildeinstrumentodeestecambio.Ahorateníaunarespuestaparatodaslas

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críticas contra el comportamiento de Lily; como había dicho, conocía a «laverdaderaLily»yeldescubrimientodequeSeldentambiénlaconocíaelevósuplácidaaceptacióndelavidaaunaconfusaintuicióndesusposibilidades:unaintuiciónqueenelcursodelatardereforzólallegadadeuntelegramadeSeldenenquelepreguntabasipodíancenarjuntosporlanoche.

Mientras Gerty se entregaba a las felices tareas impuestas por estemensaje,SeldenlaimitabapensandoasuvezconintensidadenLilyBart.ElcasoquelehabíallevadoaAlbanynoeralosuficientementecomplicadoparaabsorber todasuatención,yademásposeía lafacultadprofesionaldeocuparuna parte de su pensamiento cuando no eran requeridos sus servicios. Estaparte—que de momento se parecía peligrosamente a la totalidad— estaballenaarebosardelassensacionesdelanocheanterior.Seldencomprendíalossíntomas:reconocíaquedebíapagar—comonuncahabíadudadodetenerquehacerlo algún día— por las exclusiones voluntarias de su pasado. Habíaqueridovivirlibredevínculosduraderos,noporpobrezadesentimientos,sinoporque, al igual que Lily, aunque de forma distinta, era una víctima de suambiente.ExistíaungermendeverdadensuspalabrascuandoledijoaGertyFarish que nunca había querido casarse con una chica «buena», ya que eladjetivo tenía, en el vocabulario de su prima, connotaciones utilitarias quesuelen excluir el lujo del atractivo. El destino de Selden había querido quetuvieseunamadreencantadora:suexquisitoretrato,todosonrisasycashmere,seguíaemanandolavagafraganciadetanindefiniblecualidad.Supadreeralaclasedehombrequeserecreaenunamujeratractiva,quecitasuspalabras,laestimulayprocuraquesigasiendoperennementeencantadora.Ningunodeloscónyuges sepreocupabapor eldinero,pero sudesdénadoptaba la formadegastarlosinlamenorprudencia.Sisucasaestabaalgovieja,ofrecíaencambioun aspecto refinado; si habíabuenos libros en las estanterías, tambiénhabíabuenosplatosenlamesa.Elpadreentendíadecuadros,lamadreentendíadeencajes antiguos y ambos eran tan conscientes de la cautela y ladiscriminación en sus compras que nunca sabían a ciencia cierta cómo seamontonabanlasfacturas.

AunquemuchosamigosdeSeldenhabríanllamadopobresasuspadres,élhabía crecido en un ambiente donde los medios restringidos sólo pesabancomounfrenoalaprofusióndesmesurada,dondelasescasasposesioneserandetanbuenacalidadquesurarezalesprestabaunmerecidorelieve,ydondelaabstinenciasemezclabaconlaeleganciadeunmodosimbolizadoporeldondelaseñoraSeldenparalucirsuantiguoterciopelocomosifueranuevo.Unhombre tiene la ventaja de librarse pronto del punto de vista doméstico, yantes de que Selden terminara la universidad ya había aprendido que haytantas maneras diferentes de prescindir del dinero como de gastarlo. Pordesgracia,noencontróningunamaneratanagradablecomolapracticadaensucasa, y sus opiniones, en especial sobre el sexo femenino, estaban

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influenciadasporelrecuerdodelaúnicamujerquelehabíadadosusentidodelos«valores».Habíaheredadodeellalaindiferenciaporelaspectosuntuariode la vida: la despreocupación de las cosasmateriales propia del estoico seaunaba en él con el placer que encuentra en ellas el epicúreo. La vida porseparadodeestosdossentimientosseleantojabadisminuida,yennadaeralacombinaciónde ambos ingredientes tan esencial comoen el carácter deunamujerhermosa.

Selden siempre había pensado que la experiencia ofrecía muchas cosasademásdeaventurassentimentalesy,noobstante,podíaconcebirconclaridadunamorqueseengrandecierayprofundizarahastaconvertirseenejecentralde la vida. Lo que no podía aceptar en su propio caso era la alternativaimprovisada de una relación que fuera menos que esto, que dejarainsatisfechasalgunaspartesdesunaturalezayejercieraunapresiónindebidasobrelasotras.Enotraspalabras,nuncaibaacederaldesarrollodeunafectoque apelara a la piedad y dejara intacta la comprensión; la simpatía debíaengañarle tanpococomounguiñode losojosy lagraciade la indefensión,comoelóvalodeunamejilla.

Peroahora…estepequeño«pero»pasabacomounaesponjaporencimadetodossusvotos. ¡Su resistencia razonadaparecíademomentomuchomenosimportante que la cuestión de cuándo recibiría Lily su nota! Se entregó alencantodelaspreocupacionestriviales,preguntándoseaquéhoraenviaríaellasurespuestayconquépalabraslaempezaría.Encuantoalcontenido,noteníalamenorduda:estabatansegurodelaentregadeellacomodelasuyapropia.Yasígozabadecalmaparameditarsobretodossusexquisitosdetalles,comounesforzado trabajador,enunamañanadevacaciones,podríayacer inmóvilen la contemplación de un rayo de luz que atravesara lentamente suhabitación.Pero,aunquelanuevaluzledeslumbrara,nocegabasusojos.Aúnpodíadiscernirelperfilde la realidad,peseaquesu relaciónconellahabíavariado.Noeramenosconscientequeantesde loquesedecíadeLilyBart,peropodíasepararalamujerqueconocíadelaopiniónvulgarqueseteníadeella. Recordó las palabras de Gerty Farish y la sabiduría del mundo se lepresentó como ignorancia ciega frente a la intuición de la inocencia.Bienaventurados lospurosdecorazón,porqueellosveránaDios ¡inclusoaldios oculto en el corazón de su vecino! Selden se hallaba en el estado deapasionado ensimismamiento que produce la primera rendición al amor.Deseaba lacompañíadeunapersonacuyopuntodevista justificaraelsuyo,que conmeditada observación confirmara la verdad sobre la que se habíanabalanzadosusintuiciones.Nofuecapazdeesperaralapausadelmediodía,yaprovechó unmomento en la sala del tribunal para redactar un telegrama aGertyFarish.

Alllegaralaciudadfuedirectamenteasuclub,dondeesperabaencontrar

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unanotadelaseñoritaBart.Sinembargo,ensubuzónsólohabíaunalíneadeextasiadoasentimientodeGertyyyasealejaba,desengañado,cuandounavozlellamódesdeelfumador.

—¡Hola,Lawrence!¿Cenasaquí?Venatomarunbocado;acabodepedirpato.

VioaTrenoren trajedecalle, sentado trasuna revistadeportiva, conunvasoaltoalalcancedelamano.

Seldenlediolasgraciasperoalegóuncompromiso.

—Malditasea,creoqueestanochetienenunacitatodosloshombresdelaciudad.Estarésoloenelclub.Yasabescómovivoeste invierno,perdidoenesa casa vacía. Mi mujer pensaba venir hoy a la ciudad, pero ha vuelto aaplazarlo, y ¿cómo va a cenar un tipo solo en un comedor con los espejostapados y una botella de salsa Harvey en el aparador como única vianda?Vamos, Lawrence, líbrate del compromiso y apiádate de mí…Me deprimecenarsoloyenelclubnohaynadiemásqueesecretinodeWetherall.

—Losiento,Gus,nopuedo.

Selden advirtió, al volverse, que Trenor tenía el rostro encendido y unsudordesagradableenlafrente,deunablancuraintensa,ysefijótambiénenlosanillosdevaliosaspiedrasquesehundíanenlagrasadesusdedosrojizos.Ciertamente,predominabalabestia:labestiadelfondodelvaso.¡YhabíaoídopronunciarelnombredeesteindividuojuntoaldeLily!LaidealeasqueóymientrasvolvíaasuapartamentoleobsesionólavisióndelasmanosgruesasyarrugadasdeTrenor.

Lanotaestabasobresumesa:Lilylahabíaenviadoasucasa.Sabíaloquedecíaantederomperelsello,unsellogrisconlainscripción«¡Másallá!»bajoun barco volador. ¡Ah! La llevaría más allá: más allá de lo repulsivo y lomediocre,delaatriciónylacorrosióndelalma…

El saloncito de Gerty resplandecía cuando Selden entró en él. Susmodestos «efectos», rebosantes de pintura lacada e ingenio, le hablaron ellenguajemásdulceparasusoídosenaquellosmomentos.Essorprendentelopoco que importan las paredes cortas y el techo bajo cuando la bóveda delalmasehaelevadodeimproviso.Gertytambiénresplandecía,oporlomenosbrillabaconunmoderadoresplandor.Seldennosehabíapercatadonuncadeque tenía «aspectos» favorables; realmente, un buen chico podría elegirpeor… Durante la breve cena (en la que, de nuevo, los efectos fueronmaravillosos)ledijoaGertyquedebíacasarse;ensuestadodeánimo,habríaquerido casar a todo el mundo. ¿Habría hecho la crema con sus propiasmanos? Era un pecado reservarse tales dones para sí misma. Recordó conorgulloqueLilysabíaadornarsuspropiossombreros:asílohabíaasegurado

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eldíadesupaseoenBellomont.

No habló de Lily hasta después de la cena. Mientras comían, centró laconversaciónensuanfitriona,quien,halagadaporaquelderrochedeatención,estaba tan sonrosada como las pantallitas para las velas que habíaconfeccionadoparalaocasión.Seldenmanifestóunextraordinariointerésporla decoración doméstica, la felicitó por su ingenio al aprovechar cadacentímetrodelpequeñoapartamento,preguntósisucriadasalíaporlastardes,seenteródequesepuedenimprovisarcenasdeliciosassobreuninfiernilloygeneralizósobrelosinconvenientesdeunaviviendagrande.

Cuandovolvieronalsaloncito,dondeseacomodaroncadaunoensusitiocomo elementos de un rompecabezas, ella hizo café y lo sirvió en lasminúsculastazasdesuabuela.Seldenserecostóenelrespaldo,saboreandolacálida fragancia, y sumirada fue a posarse en una reciente fotografía de laseñorita Bart, por lo que la deseada transición se efectuó sin esfuerzo. Lafotografíaestababien…pero¡captarlaconelaspectoqueofrecía lavíspera!Gerty asintió: nunca la había visto tan radiante. ¿Podía la fotografía captaraquella luz?Habíaalgonuevoensurostro,algodistinto;sí,Selden tambiénpensabaquehabíaalgodistinto.Elcaféeratanexquisitoquepidióotrataza;¡vayacontrasteconelaguadobrebajedelclub!¡Ah,elpobresolterón,consuimpersonalcomidadelclubalternandocon lacuisine igualmente impersonalde las fiestas! El hombre que vivía en apartamentos alquilados se perdía lomejordelavida;describiólatristesoledaddelacenadeTrenorysintióunamomentáneacompasiónporél…Pero,volviendoaLily…yvolvióaellaunay otra vez, preguntando, haciendo conjeturas, sonsacando a Gerty yextrayendodesusmás íntimospensamientos toda la ternuraalmacenadaquelehabíainspiradosuamiga.

Al principio, Gerty se explayó sin titubeos, feliz por esta perfectacomunión de simpatías. El hecho de que comprendiera a Lily la ayudaba areafirmarsufeensuamiga.ComentaronlacircunstanciadequeLilynoteníasuerte. Gerty habló de sus impulsos generosos y también su inquietud ydescontento.Lavidanolasatisfacíaporqueestabahechaparacosasmejores.Podíahabersecasadomásdeunavez—elconvencionalmatrimonioconunhombre rico que por su educación debía considerar el único fin de laexistencia—, pero, cuando se presentaba la oportunidad, la desdeñabainvariablemente. Percy Gryce, por ejemplo, estaba enamorado de ella; enBellomont todo el mundo creía que se habían prometido y se consideróinexplicable el alejamiento de Lily. Esta versión del incidente con GrycearmonizabademasiadobienconelestadodeánimodeSeldenparaquenolaadoptara como suya, con una chispa de desdén retrospectivo por lo queentonceslepareciólasoluciónobvia.Sihabíahabidoalejamiento—¡yahorale extrañó haberlo dudado alguna vez!—, él tenía la clave del secreto y las

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colinas de Bellomont estaban iluminadas, no por el crepúsculo, sino por elamanecer.Era él quienhabía titubeadoy renegadode laoportunidad…y laalegríaqueahorainvadíasupechopodríahabersidounsentimientofamiliarsilahubieraatrapadoensuprimervuelo.

Fueenestepunto,talvez,cuandounaalegríaqueempezabaaprobarsusalas en el corazón deGerty se desplomóy quedó inmóvil. Sentada frente aSelden,repetíamecánicamente:«No,nuncalahancomprendido…»,mientrasella parecía encontrarse en el centro de una comprensión deslumbrante. Elreducido y confidencial aposento, donde un rato antes los pensamientos deambossehabíantocadocomosussillas,seconvirtióenunainmensidadhostilquelaseparabadeSeldenentodalalongituddesunuevavisióndelfuturo…y aquel futuro se extendía interminablemente y su figura solitaria avanzabaporélcomounpuntitoenmediodeladesolación.

—Sóloesellamismaconmuycontadaspersonasytúeresunadeellas—oyó decir a Selden.Y otra vez—:Sé buena con ella,Gerty, ¿verdad que loserás?—Yenseguida—:Podríallegaraserloquelagentepiensadeella…¿Laayudaras,pensandoqueeslamejor?

LaspalabrasgolpearonelcerebrodeGertycomoelsonidodeunalenguaque parece familiar a cierta distancia pero que al aproximarse resultaininteligible.HabíavenidoahablarledeLily…¡nadamás!Habíahabidounatercerapersonaen lacena,unapersonaque lehabíaquitadoel sitio. IntentóseguirelhilodelasfrasesdeSelden,atenerseasupartedelaconversación,perotodoeratanincomprensiblecomoelfragordelasolasenlacabezadeunnáufrago, y Gerty sintió, como un náufrago, que hundirse no sería nada encomparaciónconeldolordepugnarpormantenerseaflote.

Selden se levantó y ella respiró hondo, sintiendo que pronto podríaabandonarsealasbenditasolas.

—¿EncasadelaseñoraFisher?¿Dicesquehacenadoallí?Despuéshabrámúsica;creoquerecibíunainvitación.—Echóunaojeadaalabsurdorelojdecolor rosa quemarcaba aquella hora fatídica—. ¿Las diez y cuarto?Quizásvaya ahora; las veladas de los Fisher son divertidas. ¿No te he obligado atrasnochardemasiado,Gerty?Parecescansada…Hehabladoporloscodosyte he aburrido. Y, en una rara efusión de sus sentimientos, plantó un besofraternalenlamejilladesuprima.

En casa de la señora Fisher, una docena de voces saludaron a Selden atravésdelhumodecigarroqueinvadíaelestudio.Sonabanlosacordesdeunacanción,asíquesesentóenunasientopróximoasuanfitrionaybuscóconlosojosa laseñoritaBart.Perono lavioyeldescubrimiento lecausóundolordesproporcionado,yaquelanotaquellevabaenelbolsillodelachaquetalecitaba para las cuatro del día siguiente. Pero este plazo se le antojaba a su

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impaciencia de una longitud insoportable y, un poco avergonzado de suimpulso,seinclinóhacialaseñoraFisher,unavezterminadalamúsica,parapreguntarlesilaseñoritaBarthabíacenadoconella.

—¿Lily?Acabade irse.Llegaba tardeaalgúnsitio,no recuerdoadónde.¿Noestuvomaravillosaanoche?

—¿De quién habláis? ¿De Lily? —inquirió Jack Stepney desde lasprofundidades de una poltrona vecina—. Realmente, sabéis que no soypuritano,peroqueunachica seexhibadeesemodocomosi sevendieraenunasubasta…HeestadoapuntodeirahablarconlaprimaJulia.

—¿NosabíaustedqueJacksehaconvertidoennuestrocensoroficial?—dijo, riendo, aSelden la señoraFisher; yStepney farfulló, entre lahilaridadgeneral:

—Malditasea,esprimamíaycuandounhombreestácasado…TownTalknohablamásquedeellaestamañana.

—Sí, y en un artículomuy jugoso—convino el señorNed vanAlstyne,atusándose el bigote para esconder una sonrisa—. ¿Que si compro esaporquería?No,claroqueno,unsujetomelahaenseñado…peroyahabíaoídoantes estas historias. Cuando una chica es guapa como ella, debe casarsecuanto antes; así nadie hace preguntas. En nuestra sociedad tanimperfectamente organizada no está previsto aún el caso de la joven quereclamalosprivilegiosdelmatrimoniosincargarconsusobligaciones.

—Bueno,tengoentendidoqueLilyestáapuntodecargarconellasenlaformadelseñorRosedale—dijolaseñoraFisherconunacarcajada.

—¿Rosedale? ¡Cielo santo! —exclamó Van Alstyne, dejando caer elmonóculo—.Stepney,esculpatuyaporimponernosaesepatán.

—Oh,malditasea,sabéismuybienqueennuestrafamilianadiesecasaríacon Rosedale —protestó Stepney con languidez. Sin embargo, su esposa,ataviada con excesiva elegancia nupcial y sentada en el otro extremo de lahabitación,leinterrumpióconunareflexiónjuiciosa:

—EnlascircunstanciasdeLilyesunerrortenerdemasiadaspretensiones.

—HeoídodecirquehastaRosedalesehaasustadodelasmurmuraciones—observó la señora Fisher—, pero verla anoche le enloqueció. ¿Qué creéisque me dijo después de su cuadro? «Por Dios, señora Fisher, si pudieraconvenceraPaulMorpethdepintarlaasí,latelavaldríacienvecesmásdentrodediezaños».

—¡Portodoslossantos!¿Ydóndeestaráahora?—exclamóVanAlstyne,colocándosedenuevoelmonóculoconunamiradainquieta.

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—Ha salidomientras todos estábamos abajo,mezclando el ponche.Pero¿adóndehabráido?¿Quéhayestanoche?Nada,queyosepa.

—Creoquenosetratadeningunafiesta—dijoeljoveneinexperimentadoFarish,quehabíallegadotarde—.Yoentrabacuandoellaseiba;laheayudadoasubiralcocheyhadadoalcocherolasseñasdelosTrenor.

—¿DelosTrenor?—exclamólaesposadeJackStepney—.Perosilacasaestácerrada…JudymehatelefoneadoestatardedesdeBellomont.

—¿Deveras?Quéraro.Estoysegurodehaberoídobien.Bueno,alfinyalcabo, estáTrenor…Yo…en fin… lo cierto es quenunca recuerdobien losnúmeros…—se interrumpió,amonestadoporunpuntapiéypor las sonrisasquecircularonporlahabitación.

Bajo su luz desagradable, Selden se levantó y estrechó la mano de suanfitriona.Elambientedellugarleahogabayseextrañódehabersequedadotantorato.

Sedetuvoenelumbral,recordandounafrasedeLily:«Tengolaimpresióndequepasagranpartedesutiempoenunelementoquenoeselsuyo».

Sinembargo…¿porquéhabíaidoacasadelaseñoraFisher,sinoenbuscadeella?EraelelementodeLily,noelsuyo.Perolasacaríadeél,¡lallevaríamásallá!Aquel«¡Másallá!»desunotaeracomoungritodesocorro.Sabíaque la labor de Perseo no ha terminado después de desencadenar aAndrómeda, porque los miembros de ésta siguen entumecidos y no puedelevantarseyandar:deahíqueseagarreaélconlosbrazoscolgantesmientrasPerseovuelveatierraconsucarga.Puesbien,él teníafuerzasuficienteparalos dos: la debilidad de ella le había dado ánimos. Por desgracia, no era ellimpiooleajecontraloquetendríanqueluchar,sinounpantanoresbaladizodeantiguoshábitosyasociacionesy,porelmomento,susvaporesleatenazabanlagarganta.Peroprontoveríaconmásclaridadyrespiraríamáslibrementeensupresencia:ellaeraalmismotiempolacargayelmástilquelos llevaríaatierra firme. Sonrió ante el remolino de metáforas con que intentabadefenderse de las influencias de la última hora. Era lamentable que él, queconocía los motivos encontrados de que dependen los criterios sociales, sedejara impresionarporellos.¿CómopodíaconduciraLilyaunavisiónmáslibredelavidacuandosupropioconceptodeellaeracoloreadoporcualquiervisiónajenaenquelavierareflejada?

La opresión moral le produjo una necesidad física de aire y siguiócaminando,abriendo lospulmonesa la fría reverberaciónde lanoche.En laesquina de la Quinta Avenida, Van Alstyne le llamó, ofreciéndole sucompañía.

—¿Vaustedapie?Esbuenoquitarseelhumodelacabeza;ahoraquelas

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mujereshanempezadoafumar,vivimosenunbañodenicotina.Seríacuriosoestudiarelefectodeloscigarrillosenlasrelacionesentrelossexos.Elhumoesundisolventecasitangrandecomoeldivorcio:ambostiendenaoscurecerlacuestiónmoral.

NadapodríahaberestadomenosenconsonanciaconelestadodeánimodeSeldenquelosaforismosdesobremesadeVanAlstyne,peromientrasésteselimitara a generalizar, los nervios de su interlocutor no perderían el control.Porfortuna,VanAlstyneseenorgullecíadesaberresumirlosaspectossocialesy con un auditorio como Selden le interesaba demostrar lo certero de susapreciaciones. La señora Fisher vivía al este del parque, en una calletransversal, ymientras los dos hombres andaban por laQuintaAvenida, losnuevos detalles arquitectónicos de aquella versátil calle propiciaron loscomentariosdeVanAlstyne.

—LacasaGreiner,porejemplo:¡unpeldañotípicodelaescalasocial!Elhombre que la construyó procedía de un medio en que todos los platos sesirvenjuntosenlamesa.Lafachadaesunacomidaarquitectónicacompleta:sihubieseomitidounestilo,susamigoshabríanpensadoqueselehabíaacabadoel dinero. Pero no ha sido una mala adquisición para Rosedale: llama laatenciónyencandilaalosturistasdelOeste.Pocoapocosuperaráestafaseyquerrá algoquenoatraigaa lasmasasy sólohagapararse a algúnqueotrotranseúnte.Enespecialsisecasaconmiinteligenteprima…

Seldeninterrumpióalinstanteconlapregunta:

—¿YWellingtonBry?Bastantelistoparalosdesuclase,¿nocree?

Sehallabanjustoantelagranfachadablanca,delíneaseveraysuntuosaalavez,quesugeríaelinteligenteencorsetadodeunafiguraampulosa.

—Éstaeslafasesiguiente:eldeseodeinsinuarquesehaviajadoaEuropayalcanzadociertonivel.EstoysegurodequelaseñoraBrycreequesucasaesuna copia del Trianón: enAmérica todas las casas demármol conmueblesdoradosseconsideranunacopiadelTrianón.Pero¡qué ingeniosohasidoelarquitectoaljuzgarasucliente!HapuestoenteraalaseñoraBryensuempleodelordencompuestodeelementosclásicos.Encambio,quizárecuerdeustedque para los Trenor eligió el corintio: exuberante, pero basado en el mejorprecedente.LacasaTrenoresunadesusmejoresobras:nopareceunasaladebanquetes puesta del revés. Tengo entendido que la señora Trenor quiereañadirunnuevosalóndebaileyesladiscrepanciaconGusenestepuntoloque la retieneenBellomont.Lasdimensionesde la saladebailede losBrydebeninspirarleenvidia;puedeestarsegurodequelasconocetanbiencomosilashubieramedidoanocheconunacintamétrica.Apropósito,¿quiéndijoque estaba en la ciudad? ¿El joven Farish?No es cierto, la señora Stepneytenía razón; fíjese, lacasaestáaoscuras.SupongoqueGusviveen laparte

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posterior.

SehabíadetenidofrentealaesquinadelosTrenorySeldennotuvomásremedio que imitarle. La casa parecía tétrica y deshabitada; sólo una curvailuminadasobrelapuertarevelabaunaocupaciónprovisional.

—Han comprado la casa de atrás, con lo que tienen una fachada decuarentaycincometrosenlacallelateral.Allíesdondehabilitaránlasaladebaile,alaqueseaccederáporunagalería;arribahabrálasaladebillaryotrasdependencias.Les sugerí que cambiaran la entradaydieran al salón toda laamplitud de la fachada que da a la Quinta Avenida; como ve, la puertaprincipalcoincideconlasventanas…

ElbastónqueempleabaVanAlstynecomopunterosebajóaltiempoquesupropietarioproferíaunaexclamacióndeasombroalverabrirselapuertaysalir dos figuras que se perfilaron contra la luz del vestíbulo. En el mismomomentosedetuvouncochedealquilerjuntoalbordillodelaacerayunadelas figuras bajó flotando en un halo de prendas vaporosasmientras la otra,negrayabultada,seguíaaúnproyectadacontralaluz.

Durante un segundo inconmensurable, los dos espectadores del incidenteguardaron silencio; entonces la puertade la casa se cerró, el coche inició lamarchaytodalaescenasedesvaneciócomoporartedemagia.

VanAlstynedejócaerelmonóculoconunsilbidoahogado.

—Hmmm…Niunapalabrasobreesto,¿eh,Selden?Comomiembrodelafamilia, sé que puedo confiar en usted… Las apariencias engañan… y laQuintaAvenidatieneunailuminacióntandeficiente…

—Buenas noches dijo Selden, alejándose por la calle lateral sin ver lamanoextendidadesuacompañante.

Sola con el beso de su primo, Gerty se sumió en sus pensamientos. Lahabíabesadootrasveces…peronoconotramujerenloslabios.Sinohubieravenido,podríahaberseahogadotranquilamente,sumergiéndosedebuengradoen las aguas oscuras. Pero ahora estas aguas estaban iluminadas y era másdifícil ahogarse al amanecerque en las tinieblas.Gertyocultó su rostro a laluz,peroéstapenetróporlasrendijasdesualma.Antesestabatancontenta,lavidaleparecíatansencillaysuficiente:¿porquéhabíavenidoaperturbarlaélcon nuevas esperanzas? Y Lily… ¡Lily, su mejor amiga! Como una mujer,acusabaalamujer.DenohabersidoporLily,talvezsusueñopodríahaberseconvertido en realidad. Selden siempre había simpatizado con ella ycomprendido lamodesta independencia de su vida.Con su famade sopesartodas las cosas en la delicadabalanzade las percepcionesmás exigentes, lahabía juzgado siempre con sencillez y sin crítica; y su inteligencia nohabíadeslumbrado en exceso a Gerty porque siempre se sentía a gusto en su

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corazón.¡YahoralamanodeLilylahabíaexpulsadodeélycerradolapuertaenlasnarices!¡DespuésdequeellamismalehubierasuplicadoaSeldenqueladejaraentrar!Lasituaciónselepresentababajountristedestellodeironía.ConocíaaSelden,sabíaquelafuerzadelafequeellateníaenLilylehabíaayudadoavencersusvacilaciones.RecordótambiéncómohabíahabladodeélLilyysevioasímismaacercándoles,procurandoqueseconocieranelunoalotro. No cabía duda de que la herida infligida por Selden era inconsciente;nuncahabíaadivinadosuinsensatosecreto,peroLily…¡Lilydebíaconocerlo!¿Cuándo falla la intuición de una mujer en semejantes cuestiones? Y, si loconocía,habíadespojadodeliberadamenteasuamigay,además,porunmerocaprichodepoder,yaque,apesardelosrepentinoseintensoscelosdeGerty,parecíaimposiblequeLilydesearaserlaesposadeSelden.Podíaserincapazde casarse por dinero, pero era igualmente incapaz de vivir sin él, y lasansiosasinvestigacionesdeSeldensobrelaspequeñaseconomíasdomésticashacíanpensaraGertyquelehabíaengañadotantrágicamentecomoella.

Estuvomuchoratoenelsaloncito,dondelosrescoldossedeshacíanenunacenizafríaygrisy la lámparaperdía intensidad tras laalegrepantalla.Justodebajo estaba la fotografía de Lily Bart, que contemplaba con aires deemperatriz las baratas chucherías y los apretados muebles de la pequeñahabitación. ¿Podía imaginarla Selden en semejante interior? Gerty vio lapobreza, la insignificanciade suentorno;contempló suvidacon losojosdeLily y la crueldad de las opiniones de ésta de repente la conmovió.Comprendióquehabíaadornadoasuídoloconatributosquesóloexistíanensu imaginación. ¿Cuándo se había emocionado realmente Lily, o sentidocompasiónocomprendidoaalguien?Loúnicoqueleinteresabaerasaborearexperiencias nuevas: parecía un ser cruel que realizara experimentos en unlaboratorio.

El reloj de esfera rosada tocó otra hora y Gerty se puso en pie con unsobresalto.PorlamañanateníaunacitaahoramuytempranaconunavisitantededistritoenunlugardelEastSide.Apagólalámpara,cubrióelfuegoyfueadesnudarse al dormitorio. Vio reflejado su rostro en el pequeño espejo deltocador,rodeadodelassombrasdelahabitación,ylaslágrimasemborronaronlaimagen.¿Quéderechoteníaaacariciarhermosossueños?Unacaravulgarinvitaba a un destino vulgar. Lloró en silencio mientras se desnudaba yordenabalasprendasconsuprecisiónhabitual,afindetenerlotodopreparadoparaeldíasiguiente;entoncesreanudaría lavidanormalcomosinohubierahabido ninguna interrupción en su rutina. La sirvienta no llegaba hasta lasocho,porloquesepreparópersonalmentelabandejadeltéyladejójuntoalacama.Después cerró con llave la puerta del apartamento, apagó la luz y seacostó. Pero no podía conciliar el sueño, comprendiendo que odiaba a LilyBart.Estacertezasurgiódelaoscuridadcomounpecadoinformeconelquetendríaquelucharcuerpoacuerpo.Razón,sentidocomún,renunciación:todas

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las sensatas fuerzas diurnas fueron vencidas en la dura lucha por la propiasupervivencia. Quería la felicidad, la quería con lamisma fiereza que Lily,pero sin el poder deLily para conquistarla.Y, consciente de su impotencia,trémulaeinmóvil,continuóodiandoasuamiga…

Lacampanilladelapuertalahizosaltardelacama.Encendióunavelayseparóaescuchar,asustada.Elcorazónlelatiósinfrenounossegundos,hastaque el sentidode la realidad la serenóy recordóque tales llamadasno eraninfrecuentesensutrabajocaritativo.Sepusolabata,corrióaabrirlapuertayseencontróconlaradiantevisióndeLilyBart.

El primer movimiento de Gerty fue de aversión; retrocedió como si lapresencia de Lily iluminara su pesadumbre con demasiada fuerza. Entoncesoyó gritar su nombre, entrevió el semblante de su amiga y se dejó abrazarfuertementeporella.

—¡Lily!¿Quéocurre?—exclamó.

LaseñoritaBartlasoltó,casisinaliento,comounprófugoqueencuentraasilodespuésdeunaprolongadahuida.

—Teníatantofrío…Nopodíairacasa.¿Estáencendidalachimenea?

LosinstintoscompasivosdeGertyreaccionaronalaurgentellamadadelacostumbreyeliminaron todossus recelos.Lilyerasimplementeunapersonaque necesitaba ayuda: no había tiempo de preguntar la razón ni de hacerconjeturas;lapiedaddisciplinadaahogóuninterroganteenloslabiosdeGerty,que condujo en silencio a su amiga al saloncito y la hizo sentar junto a lachimeneaapagada.

—Hayalgunasastillasaquí;haréfuegoenunminuto.

Se arrodilló y la llama saltó en seguida bajo sus rápidas manos,produciendoextrañosdestellosatravésdelaslágrimasqueaúntemblabanensus ojos e iluminando el blanco y desencajado rostro de Lily. Las dos semiraronensilencioyLilyrepitió:

—Nopodíairacasa.

—No…no…¡Hasvenidoaquí,querida!Tienesfríoyestáscansada…Notemuevasmientrashagounpocodeté.

Gertyhabíaadoptadosindarsecuentaeltonoconsoladordesuprofesión:todoslossentimientospersonalessefundieronenestesentidodeministerio;laexperiencia le había enseñado que antes de examinar la herida hay querestañarlasangre.

Lilypermanecióinmóvil,inclinadasobreelfuego;eltintineodelastazasasuespaldalaconsolabacomolosruidosfamiliarescalmanalniñoasustadodel

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silencio. Pero, cuando Gerty volvió con el té, lo rechazó y miró con ojosausenteslaconocidahabitación.

—Hevenidoporquenopodíasoportarlasoledad—explicó.

Gertydejólatazasobrelamesaysearrodillójuntoaella.

—¡Lily!Haocurridoalgo…¿Puedescontármelo?

—Nopodíaquedarmeenvelaenmidormitoriohastalamañana.DetestomihabitaciónencasadetíaJulia…asíquevineaquí…

Seestremeciódeimproviso,saliendodesuapatía,yabrazóaGertyenunnuevoarrebatodetemor.

—Oh, Gerty, las Furias…Ya conoces el ruido de sus alas, lo has oído,¿verdad?, de noche, en la penumbra…No, no lo has oído, la oscuridad notieneporquéasustarte…

Estaspalabras,despuésdelasúltimashorasdeGerty,arrancaronaéstaundébilmurmullo de sarcasmo, peroLily, inmersa en su propia desgracia, erasordaatodo.

—¿Dejarásquemequede?Cuandoamanezcayanome importará…¿Estarde? ¿Falta poco para que se acabe la noche?Debe ser horrible no poderdormir…Todosedetieneantetucamaytemirafijamente…

—¡Lily, mírame! Ha sucedido algo… ¿un accidente, tal vez? Estásasustada…¿Quéesloquetehaasustado?Dímelo,siteesposible,sólounaspalabras…paraquepuedaayudarte.

Lilynegóconlacabeza.

—No estoy asustada; ésta no es la palabra. ¿Te imaginas mirándote alespejounamañanayviendounadesfiguración…uncambioespantosoquesehaproducidomientrasdormías?Puesbien,yomeveoasí:nosoportovermereflejada en mis propios pensamientos… Ya sabes que odio la fealdad,siempre me he apartado de ella… Pero no puedo explicártelo… No locomprenderías.—Levantólacabezayposólamiradaenelreloj—.¡Quélargaeslanoche!Ynosésipodrédormirmañana.Alguienmedijoquemipadresolíapasarlanocheenvela,pensandocosashorribles.Yélnoeramalo,sólopocoafortunado,pero¡ahoracomprendocuántodebíasufrir,asolasconsuspensamientos! En cambio, yo soy mala, una mujerzuela, todos mispensamientos son malos y siempre he estado rodeada de personas malas.¿Sirve esto de excusa? Pensé que podía dirigir mi propia vida… Eraorgullosa…¡orgullosa!Peroahoraestoyasumismonivel…

Los sollozos la sacudieron y se abandonó a ellos como un árbol a unatormentadeviento.

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Gertyvolvióaarrodillarsesuladoyesperó,conlapaciencianacidadeunalarga práctica, a que este arranque de desesperación le soltara la lengua.Alprincipiosehabía imaginadounaespeciedeconmociónfísica,algúnpeligrodelascallesatestadas,yaquesuponíaqueLilysedirigíaasucasadesdeladeCarry Fisher, pero ahora comprendía que eran otros los centros nerviososlastimadosyteníalacabezaconfusadetantohacerconjeturas.

Lilydejódesollozarylevantólacabeza.

—En tusbarriosbajoshaychicasmalas.Dime…¿se sobreponenalgunavez?¿Olvidanalgúndíayvuelvenasentircomoantes?

—¡Lily!Nodebeshablardeestemodo…Estásdesvariando.

—¿Novansiempredemalenpeor?Nosepuedevolveratrás…Tuantiguoyo te rechaza, te excluye.—Se puso en pie y estiró los brazos como si nopudiera más de cansancio—. ¡Ve a la cama, querida! Trabajas mucho y televantastemprano.Mequedaréaquí,juntoalfuego;túdejalavelaencendidaylapuertaabierta.Sóloquierosaberqueestáscercademí.

PusolasmanossobreloshombrosdeGertyconunasonrisaqueparecíaunamanecersobreunmarsalpicadoderestosdeunnaufragio.

—Nopuedodejarte,Lily.Veny acuéstate enmi cama.Tusmanos estánheladas…Tienesquedesnudarteyentrarencalor.—Seinterrumpió,alarmadade repente—. Pero… ¿y la señora Peniston? ¡Esmás demedianoche! ¿Quépensará?

—Siempreseacuesta.Tengouna llave.Dalomismo…Nopuedovolverallí.

—No es necesario; te quedarás conmigo.Pero tienes que decirmedóndehas, estado. Escucha, Lily, ¡te hará bien hablar! —Le cogió de nuevo lasmanos y las apretó contra su pecho—. Trata de contármelo: te despejará lacabeza.Escucha:hascenadoencasadeCarryFisher.—Gertyhizounapausayañadióenunarranquedeheroísmo—:LawrenceSeldensaliódeaquíparairallíabuscarte.

Aloíresto, laangustiamudadelrostrodeLilyse transformóeneldolorcandoroso de un niño. Sus labios temblaron y los ojos se le llenaron delágrimas.

—¿Ha ido a buscarme? ¡Nos hemos cruzado! Oh, Gerty, intentabaayudarme. ¡Me lo dijo, me lo advirtió hace mucho tiempo, presintió quellegaríaaodiarmeamímisma!

Conunsobresaltoenelcorazón,Gertyvioqueaquelnombrehabíatocadolosresortesdelaautocompasiónqueembargabaelalmadesuamiga,quien,lágrimatraslágrima,dioriendasueltaasudolor.Sehabíarecostadodelado

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en el gran sillón del saloncito, con la cabeza reclinada donde hacía pocoSeldenhabíaapoyadolamano,enunabandonoencuyabellezalosvulneradossentidosdeGertypudieronverlainevitabilidaddelapropiaderrota.¡Ah,Lilynonecesitabaproponérselopara robarle un sueño!Mirar subellezadolienteequivalíaaverenellaunafuerzanatural,areconocerqueelpoderyelamorpertenecenalaspersonascomoLily,delmismomodoquelarenunciaciónyelserviciosonelsinodeaquellasaquienesdespojan.Pero,sielenamoramientode Selden parecía una necesidad fatal, el efecto producido por su nombreasestóelgolpedefinitivoa la lealtaddeGerty.Loshombrespasanpor talesamores sobrehumanos y sobreviven a ellos; son la prueba que somete alcorazóna lasalegríashumanas.¡ConquéardorsehabríaentregadoGertyalejerciciodesucaritativoministerio!¡Quégratohabríasidoparaelladevolveralafligidola toleranciadelavida!PerolaconfesióndeLilylearrebatóestaúltimaesperanza.Ladoncellamortaldelaorillaesimpotentefrentealasirenaque ama a su presa: semejantes víctimas son arrojadas a la playa muertasdespuésdesuaventura.

Lilyselevantódeunsaltoylaagarróconfuerza.

—Gerty,túleconoces…lecomprendes…Dime:siacudieraaél,siselocontara todo… si le dijera: «Soy mala en todos los aspectos, necesitoadmiración, necesito emociones, necesito dinero…», sí, ¡dinero! Ésta esmivergüenza,Gerty…ysesabe,sedicedemí…esloqueloshombrespiensande mí… Si le dijera todo esto… si le contara toda la historia… si dijeraclaramente:«Hecaídomásbajoquenadie,porqueheaceptadoloqueaceptanlaspeoresynohepagadoloqueellaspagan»…¡Oh,Gerty,túleconoces,túpuedeshablarporél!Siselocontaratodo,¿medespreciaríaoseapiadaríademí,mecomprenderíaymesalvaríadeodiarmeamímisma?

Gerty,fríaypasiva,sabíaquehabíasonadolahoradelapruebaysupobrecorazónpalpitabadesbocadocontrasudestino.Comofluyeunríooscurobajolaluzdeunrelámpago,asíviopasarsuocasióndefelicidadbajoeldestellodelatentación.¿Quéleimpedíadecir:«Escomolosdemáshombres»?¡Despuésdetodo,noestabatanseguradeél!Perodecirlohabríaequivalidoablasfemardesuamor.Nopodíaverlebajootraluzquelamásnoble:debíaatribuirlelamismaalturaqueasupropiapasión.

—Sí: le conozco; te ayudará —dijo, y al instante la pasión de Lily sederramóenlágrimascontrasupecho.

Sólohabíaunacamaenelpequeñoapartamentoylasdosseacostaronenella cuando Gerty hubo desabrochado el vestido de Lily y conseguido quebebiera un poco de té caliente. Una vez apagada la luz, en silencio en laoscuridad,Gertysearrimóalbordedelaestrechacamaparaevitarelcontactoconsuamiga.Sabiendoqueaéstaledisgustabanlascaricias,habíaaprendido

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hacíatiempoafrenarsusefusivosimpulsos.Sinembargo,estanochetodaslasfibras de su cuerpo rehuían la proximidad: era una tortura escuchar surespiraciónysentircómolasábanasemovíaalmismoritmo.CuandoLilydiomedia vuelta, a punto de sumirse en un sueño reparador, un mechón decabellos rozó con su fragancia lamejilla deGerty. Todo en ella era cálido,suaveyperfumado;inclusolasmanchasdesuaflicciónlafavorecíancomolasgotasdelluviaaunarosainclinadabajosuembate.PeromientrasGertyyacíacon los brazos junto al cuerpo, en la inerte posición de una efigie, oyó elrumordelossollozosdelaformacálidayvivaqueestabaacostadaasulado;en seguida lamano de Lily buscó a tientas la de su amiga y la apretó confuerza.

—Abrázame,Gerty,abrázame,opensaréencosas—gimióyGertydeslizóensilenciounbrazopordebajodesucuelloydejóquelacabezaseapoyaraenél comounamadre hace un nido para su hijo asustado.En el cálido hueco,Lily dejó de moverse y su respiración se volvió tranquila y regular. AúnreteníalamanodeGertyenlasuya,comoparaahuyentarcualquierpesadilla,perolosdedosserelajaron,lacabezasehundiómásensurefugioyGertynotóquesehabíadormido.

CapítuloXV

CuandoLilysedespertó,estabasolaenlacamaylaluzinvernalllenabalahabitación.

Seincorporó,perplejaantelaextrañezadesuentorno;despuésrecobrólamemoriaymiróasualrededorconunestremecimiento.Bajoelfríorayodeluz refractada por la pared lateral del edificio contiguo, vio su vestido denocheysucapade laóperaenundesordenadomontónencimadeunasilla.Lasgalasarrugadasofrecenunaspectotanpocoapetitosocomolosrestosdeunbanquete,yaLilyseleocurriópensarqueencasadesutíalavigilanciadeladoncellalehabíaahorradosiemprelavisióndecosastanincongruentes.ElcuerpoledolíadecansancioporlaincómodaposiciónenlacamadeGerty.Entoda la duración de su inquieto sueño había sido consciente de no tenerespaciosuficienteparamoverse,yellargoesfuerzoparapermanecerinmóvilledabalasensacióndehaberpasadolanocheenuntren.

Este sentidode incomodidad física fueelprimeroenafirmarse;después,percibió una correspondiente postración mental, una languidez horrorizadamás insufrible que la primera oleada de repugnancia. La idea de tener quedespertarse todas las mañanas con este peso en el corazón infundió ciertaactividadasupensamientofatigado.Debíaencontraralgúnmododesalirdel

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pantanoenquehabíacaído;másquelacompunción,fueeltemorasusideasmatutinasloquelaconvenciódelanecesidaddeactuar.Sinembargo,estabarendidadecansancio;pensarconcoherenciasuponíaunarduotrabajo.Volvióa echarse, mirando el diminuto dormitorio con renovada aversión física. Elaireexterior,comprimidoentreedificiosaltos,nodejabaentrarfrescorporlaventana abierta; el vapor de una tetera empezaba a silbar sobre un gastadofogóndeespiralyporlarendijadelapuertaolíaacomida.

LapuertaseabrióyGerty,vestidayconsombrero,entróconunatazadeté. Su rostro se veía amarillento e hinchado a la exigua luz y su cabello decolorapagadosedifuminabaimperceptiblementeentrelostonosdelatez.

MiródesoslayoaLilyylepreguntóconvozturbadacómosesentía;Lilycontestóconlamismareservaysesentóparatomarelté.

—Debíadeestarmuyfatigadaanoche;creoquetuveunataquedenerviosen el coche —explicó, mientras la bebida despejaba sus pensamientosconfusos.

—Noestabasbien;mealegromuchodequevinieras—respondióGerty.

—Pero¿cómoiréacasa?¿YtíaJulia…?

—Lo sabe; he telefoneado temprano y tu doncella te ha traído algunascosas.Pero¿noquierescomeralgo?Hehechohuevosrevueltos.

Lily no podía comer, pero el té le dio fuerzas para levantarse y vestirsebajolainquisitivamiradadesudoncella.FueunalivioqueGertytuvieraquemarcharseatodaprisa;sebesaronensilencio,perosintrazasdelaemocióndelavíspera.

Encontró a la señora Peniston en un estado de gran agitación. HabíaenviadoabuscaraGraceStepneyytomabadigital.Lilyarrostróeltemporaldepreguntaslomejorquepudo,explicandoquehabíasufridoundesmayoalvolver de casa deCarry Fisher y, por temor de que le faltaran fuerzas parallegaracasadesutía,habíaidoaladelaseñoritaFarish,peroquetrasunanochededescansosesentíarestablecidaynonecesitabaalmédico.

Estofueunconsuelopara laseñoraPeniston,queasípudodedicarseporenteroasuspropiossíntomas,despuésdeaconsejarasusobrinaquefueraaecharse un rato, su panacea para todos los trastornos tanto físicos comomorales.Enlasoledaddesuhabitación,Lilyafrontóunaseriacontemplacióndeloshechos.Suopinióndeellos,alaluzdeldía,diferíanecesariamentedelaconfusa visión de la noche. Las Furias aladas eran ahora chismosasinoportunasque sevisitabana lahoradel té.Pero sus temoresparecíanaúnmás temibles, despojados de su vaguedad y, además, era preciso actuar, nodivagar.Porprimeravezseobligóasímismaacalcularlacantidadexactade

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su deuda con Trenor y el resultado de tan odioso cómputo fue eldescubrimientodeque,entotal,habíarecibidodeélnuevemildólares.Elfútilpretexto aducido para darlos y recibirlos se desintegró en una llamarada devergüenza:sabíaquenoerasuyoniunsolocentavodeaquellacantidad,yquepararecuperarelamorpropio teníaquedevolverla íntegra.La imposibilidadde aliviar así sus escandalizados sentimientos se tradujo en una paralizantesensacióndeinsignificancia.Empezabaacomprenderporprimeravezqueladignidad de una mujer puede costar más de mantener que la altivez de suporte,yelhechodeque laconservacióndeunatributomoraldependieradedólares y centavos daba almundo un aspectomás sórdido del que jamás lehubieraatribuido.

Despuésdealmorzar,cuandolosojospenetrantesdeGraceStepneyyanoestaban para espiarla, Lily expresó el deseo de hablar con su tía. Las dosmujeres subieron al saloncito, donde la señora Peniston tomó asiento en supoltrona de satén negro adornada con botones amarillos, junto a unamesitacon reborde sobre la que había una caja de bronce con una miniatura deBeatrice Cenci grabada en la tapa. Lily sentía hacia estos objetos lamismaaversiónqueladelreoporelmobiliariodelasaladeltribunal.Eraaquídondesutíarecibíasusrarasconfidencias,yLilyasociabalosrisueñosojosrosadosdeBeatrice,queibatocadaconunturbante,conladesaparicióngradualdelasonrisaenloslabiosdelaseñoraPeniston.Elterrorquelasescenasinspirabanaestaúltimaleotorgabaunainexorabilidadquelamayorfirmezadecarácterhabría sido incapaz de alcanzar, ya que era independiente de todaconsideracióndelbienodelmal,yLily,quelosabía,casinuncasearriesgabaa provocarla. Jamás se había sentido menos tentada de hacerlo que en laocasión presente, pero había buscado otro medio de evitar una situaciónintolerableyhabíasidoenvano.

LaseñoraPenistonlamiróconexpresióncrítica.

—Tienesmalcolor,Lily;esteincesanteiryvenirempiezaadejarhuellasentucara—observó.

LaseñoritaBartviolaocasióndeiralgrano.

—Nocreoqueseaesto,tíaJulia.Tengoproblemas—contestó.

—Ah —murmuró la señora Peniston, cerrando los labios como quiencierraunabolsaanteunmendigo.

—Lamento importunarte con ellos —prosiguió Lily—, pero estoyconvencidadequeenparteeldesmayofuecausadoporlaansiedad…

—Yo creía que toda la culpa era de la cocinera de Carry Fisher. Es lamismaque teníaMaríaMelsonen1891 (laprimaveradel añoque fuimosaAix)yrecuerdohabercenadoensucasadosdíasantesdeembarcaryhaber

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tenidolaseguridaddequenohabíafregadoloscacharros.

—Creo que no comí mucho; no puedo comer ni dormir. —Lily seinterrumpióyenseguidacontinuóbruscamente—:Laverdad,tíaJulia,esquehecontraídoalgunasdeudas.

El semblante de la señora Peniston se nubló de modo muy perceptible,peronoexpresóelasombroquesusobrinahabíaanticipado.Guardósilencioyéstasevioobligadaacontinuar:

—Hesidoimprudente…

—Sinduda: imprudente en extremo—convino la señoraPeniston—.Nocomprendocómounapersonaconunarentayningúngasto,pornohablardelosespléndidosregalosquesiempretehehecho…

—Oh,hassidomuygenerosa,tíaJulia;nuncaolvidarétubondad.Perotalveznotienesunaideajustadelosgastosquetenemosqueafrontarlasmujereshoyendía…

—Sé que tus gastos se reducen a comprarte ropa y billetes de tren.Megustaquevayasbienvestida,pero tepagué la facturadeCéleste enoctubrepasado.

Lily titubeó; la implacable memoria de su tía no había sido nunca taninoportuna.

—Hassidomuybuena,perodesdeentonceshe tenidoquecomprarotrascosas…

—¿Quécosas?¿Vestidos?¿Cuántohaspagado?Déjamever la factura…Juraríaqueesamujerteestafa.

—Oh, no, no lo creo; los vestidos se han encarecido muchísimo y senecesitan de tantas clases cuando se va de visita al campo… Equipos parajugaralgolf,parapatinar,trajesdenoche…

—Déjameverlafactura—repitiólaseñoraPeniston.

Denuevo,Lilytitubeó.Enprimerlugar,madameCélesteaúnnolehabíamandadolacuentay,ensegundo,lacantidaderasólounafraccióndelasumaindispensable.

—Aúnnomehaenviadoladelaropadeinvierno,peroséquesetratadebastantedineroy,además,hayotrascosas;hesidoinsensataeimprudente…Measustapensarenloquedebo…

Levantó el rostro bello y consternado con la vana esperanza de que unavisión tan conmovedora para el otro sexo no careciera de atractivo para elsuyopropio,peroelefectoqueconsiguiófueungestoderechazo.

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—Laverdad,Lily, eres demasiadomayor para no solucionar tus propiosasuntosydespuésdedarmeunsustodemuerteanochecon tusaspavientos;habrías podido elegir un momento mejor para inquietarme con semejantesproblemas. —La señora Peniston echó una ojeada al reloj y se tragó uncomprimidodedigital—.SiledebesaCélestemildólaresmás,puedesdecirlequememande la factura—añadió, comodecidida a terminar ladiscusión atodacosta.

—Losientomucho,tíaJulia,detestomolestarteenunmalmomento,perolociertoesqueno tengootraopción…Deberíahabertehabladoantes…Mideudaasciendeamuchomásdemildólares.

—¿Muchomás?¿Debesdosmil?¡Entoncesteharobado!

—Ya tehedichoqueno sólo eraCéleste.Yo…hayotrasdeudas…másurgentes…quedebosaldar.

—¿Quédiabloshascomprado?¿Joyas?Estásloca—increpóconasperezala señora Peniston—. El caso es que, si has contraído deudas, tendrás quesufrirlasconsecuenciasyapartarturentamensualhastaquelohayaspagadotodo.Sitequedasaquíquietahastalaprimaverapróxima,enlugardepaseartepor todo el país, no tendrás ningún gasto y dentro de cuatro o cincomeseshabrássaldadotodaslascuentas.Yotepagaréladelamodista.

Lilyvolvióaguardarsilencio.SabíaquenopodríaarrancarnimildólaresalaseñoraPenistonpretextandoelsimplepagodelafacturadeCéleste;sutíaexigiríaver lafacturapararepasarlaynoledaríael talónaella,sinoqueloenviaríaalamodista.¡Ylopeoreraqueteníaqueconseguireldineroantesdequeterminaraeldía!

—Las deudas de que te hablo son… diferentes… No son cuentas deningúnproveedor—empezóvagamentey lamiradade laseñoraPeniston ledio tanto miedo que casi no se atrevió a continuar. ¿Sería posible quesospecharaalgo?Estaideaprecipitólaconfesión—:Elhechoesquehejugadomucho a las cartas… al bridge; tanto las mujeres casadas como solteras lohacen…Selasinvitaahacerlo.Avecesheganado…inclusomuchodinero…peroúltimamentelasuertemehavueltolaespalda…y,comoesnatural,estasdeudasnopuedenpagarseaplazos…

Enmudeció; el rostro de la señora Peniston parecía haberse petrificadomientrasescuchaba.

—¿Alascartas?¿Hasjugadoalascartaspordinero?Entoncesesverdad;cuandomelodijeronnoquisecreerlo.Notepreguntarésitambiénsonciertasotrasbarbaridadesquemehandicho;yaheoídobastanteparaelestadodemisnervios.¡Cuandopiensoenelejemploquehastenidoenestacasa!Supongoqueesculpadetueducaciónenelextranjero;nadiesabíadedóndesacabatu

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madre a sus amigos. Y sus domingos eran un escándalo: esto sí que lo séseguro.—LaseñoraPenistonsevolvióderepente—.¿Juegasa lascartasendomingo?

LilysesonrojóalpensarenciertosdomingoslluviososenBellomontconlosDorset.

—¡Eresduraconmigo,tíaJulia!Nuncamehangustadomucholascartas,pero no quería pasar por altiva y mojigata y tuve que acabar haciendo lomismo que los demás. He aprendido una terrible lección y, si esta vez meayudasasalirdelapuro,teprometo…

LaseñoraPenistonlevantólamanoenseñaldeadvertencia.

—Nohagasningunapromesa;noesnecesario.Cuandoteofrecímicasa,noteníaintencióndepagartusdeudasdejuego.

—¡TíaJulia!¿Quieresdecirquenomeayudarás?

—Desdeluego,noharénadaquepuedadarlaimpresióndequeaplaudotuconducta.Siesciertoquedebesdineroalamodista,saldarésucuenta,peronotengolamenorobligacióndehacermecargodetusotrasdeudas.

Lily se levantó, pálida y temblorosa, y se encaró con su tía. El orgulloclamabaensuinterior,perolahumillaciónlaobligóaexclamar:

—TíaJulia,serámideshonra…Yo…—peronopudoseguir.Sisutíaerasorda a la historia de las deudas de juego, ¿cómo recibiría la espantosaconfesióndelaverdad?

—Considero que ya estás deshonrada,Lily; deshonrada por tu conducta,muchomásqueporsus resultados.Dicesque tusamigos tehanempujadoajugar a las cartas con ellos; entonces, también ellos merecen una lección.Supongoquesepuedenpermitirel lujodeperderunpocodedinero…yencualquier caso, no estoy dispuesta a gastar ni un centavo del mío parapagarles.Y ahora debo pedirte queme dejes sola; esta escena ha sidomuydolorosaytengoqueconsiderarmisalud.Bajalaspersianas,porfavor,ydileaJenningsqueestatardenorecibiréanadie,salvoaGraceStepney.

Lilysubióasuhabitaciónycerrólapuertaconcerrojo.Estabatemblandodemiedoydeira:elrumordelasalasdelasFuriasretumbabaensusoídos.Paseóarribayabajodeldormitorioconpasosciegoseirregulares.Laúltimapuertasehabíacerradoysesentíaaisladatrasellaconsudeshonra…

Deimproviso,suspasossinrumbolallevaronfrentealrelojdelarepisadelachimenea.LasmanecillasseñalabanlastresymediayrecordóqueSeldenvendríaavisitarlaa lascuatro.Había tenido la intenciónde librarsedeél…peroahoraelcorazónlediounvuelcoalpensarqueprontolevería.¿Acasonohabíaensuamorunapromesadeayuda?Mientrasyacíaal ladodeGerty la

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nocheanterior,habíapensadoensuvisitayenlodulcequeseríadesahogarsudolor llorando contra su pecho. Su propósito, naturalmente, era habereliminado las consecuencias antes de verle; nuncahabía dudado en serio deque la señoraPeniston acudiera en su ayuda.Yhabía sentido, incluso en elpuntoculminantedesudesesperación,queelamordeSeldennopodíasersurefugiodefinitivo,aunqueseríamuydulcesaborearunmomentoelamparodesusbrazosmientrasrecuperabalasfuerzasparaseguiradelante.

Peroahorasuamoreralaúltimaesperanzay,ensusoledadyaflicción,laidea de confiarse a él le pareció tan seductora como la corriente del río alpresunto suicida. La primera zambullida sería terrible, pero después, ¡québeatitud!Recordó las palabras deGerty: «Sí, le conozco; te ayudará», y supensamiento se aferró a ellas como se aferra un enfermo a una reliquia queobramilagros. ¡Oh, si lacomprendiera realmente, si laayudaraa rehacer suvida destrozada de tal modo que no quedara ni un vestigio del pasado!Siempre lehabíahechosentirqueeradignadecosasmejoresynuncacomoahorahabíanecesitadotantosemejanteconsuelo.Unayotraveztitubeóantelaideadeponerenpeligrosuamorconfesándolotodo,porqueamoreraloquemás falta le hacía; sería precisa la soldadura del cariño para unir losfragmentos de su amor propio. Pero recurría a las palabras de Gerty y seaferraba a ellas como a un ancla. Estaba segura de que Gerty conocía lossentimientosdeSeldenporella,yensucegueranoseleocurríapensarquelaopinión que Gerty tenía de él se hallaba bajo la influencia de emocionesmuchomásardientesquelassuyaspropias.

Alascuatroyaseencontrabaenelsalón;estabaseguradequeSeldenseríapuntual.Noobstante,lahorallegóypasódelargo…avanzandofebrilmente,medida por los impacientes latidos de su corazón. Tuvo tiempo de dar unnuevo repaso a su desgracia y de vacilar una vez más entre el impulso deconfiarseaSeldenyeltemordedestruirlasilusionesdeéste.Pero,amedidaque pasaban los minutos, la necesidad de creer en su comprensión se fuehaciendomás acuciante;nopodía soportar ella sola el pesode sudolor.Talvez habría un momento peligroso, pero ¿acaso no podía confiar en que subelleza salvaría el escollo y la conduciría sana y salva al refugio de sudevoción?

Pero la hora transcurrió y Selden no había venido. Sin duda le habíanretenido o no había leído bien la nota garabateada a toda prisa y habíaconfundidolascuatroconlascinco.Oír lacampanillaunosminutosdespuésde las cinco confirmó esta suposición, por lo que Lily resolvió al instanteescribirmáslegiblementeenelfuturo.Lospasosenelvestíbuloylavozdelmayordomo,quelosprecedió,infundieronnuevaenergíaasusvenas.VolvióasentirseunapersonavigilanteycompetenteenlasemergenciasyelrecuerdodesupodersobreSeldenleinspiróunaconfianzarepentina.Pero,cuandose

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abriólapuertadelsalón,elhombrequeentrófueRosedale.

La reacción causó a Lily un dolor agudo, pero, tras un fugaz gesto deirritaciónpor la torpezadeldestinoypor supropia imprevisiónal nohaberavisadoquesólorecibiríaaSelden,sedominóysaludóaRosedaledeformaamistosa.EraunfastidioqueSeldenseencontrase,alllegar,conesavisitaenconcreto, pero Lily era una experta en el arte de librarse de las compañíassuperfluas,yensuestadodeánimoactualRosedaleeraparaellaunestorboinsignificante.

ElparecerdeRosedalesobrelasituaciónsepusodemanifiestoalospocosmomentos de charla. Lily habló de la fiesta de los Bry como un temaimpersonalquepodríaentretenerleshastaqueaparecieraSelden,peroelseñorRosedale, plantado tenazmente junto a lamesa de té, con lasmanos en losbolsillosy laspiernasunpocodemasiadoabiertas,seapresuróadaral temaungiropersonal.

—Bastante lograda… sí, supongo que lo fue;WellyBry está decidido aintroducirse y no dejará de dar fiestas hasta que haya aprendido los trucos.Hubo algunos fallos, claro (fallos que la señora Fisher no podía prever); elchampaña no estaba frío y los abrigos se mezclaron en el guardarropa. Yohabríagastadomásdineroenlamúsica.Peromicarácteresasí:siquierounacosa, estoy dispuesto a pagar por ella; no me acerco al mostrador parapreguntarme después si la mercancía vale el precio exigido. A mí no mesatisfaríadarfiestascomolasdelosBry;aspiraríaaalgomásfácilynatural,menoscomplicado.Yparahacerlosólosenecesitandoscosas,señoritaBart:dineroylamujerindicadaparagastarlo.—Hizounapausaylaexaminóconatenciónmientrasellafingíadistribuirlastazasdeté—.Yatengoeldinero—continuó,carraspeando—;ahoramefaltalamujerymepropongoconseguirla.

Se inclinóunpocohacia delante, apoyando lasmanos sobre el puñodelbastón. Había visto a hombres del tipo de Ned van Alstyne entrar en lossalonesconbastónysombreroycreíaquedabaasupresenciaundetalledeelegantefamiliaridad.

Lily guardó silencio y sonrió débilmente, con una mirada ausente. Enrealidadpensabaqueunadeclaraciónrequeriríabastantetiempo,yqueSeldenaparecería antes de que se viera obligada a contestar con una negativa. Suexpresiónreflexiva,comosi tuviera lacabezaabsorta,peronocerrada,se leantojó sutilmente alentadora al señor Rosedale, a quien habría disgustadocualquiermuestradeavidez.

—Ymepropongoconseguirla—repitió,conunarisadestinadaareforzarsuseguridadensímismo—.Enlavidahelogradocasisiempreloquemehepropuesto,señoritaBart.Queríadineroytengomásdelquepuedoinvertirconfacilidad; pero ahora el dinero me parece innecesario a menos que pueda

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gastarlo en lamujer apropiada. Esto es lo que quiero hacer con él: quemiesposa haga sentir pequeñas a todas las otras mujeres. Jamás regatearía undólar para este fin. Sin embargo, no todas las mujeres saben hacerlo, pormuchoqueunoderrocheenellas.Hubounachicaenunlibrodecuentosquequeríaescudosdeorooalgoparecido,yloshombresselostiraronhastaquemurió aplastada bajo su peso; la mataron. Pues bien, es algo muy cierto:algunasmujeresperecenenterradasbajo sus joyas.Loqueyoquieroesunamujer que lleve la cabeza tanto más alta cuanto mayor sea la cantidad dediamantesconqueyose laadorne.Y,cuando laviausted laotranocheencasade losBry, luciendoaquelsencillovestidoblancoydandola impresióndellevarunacorona,medije:«PorDiosquesilallevara,todosjuraríanqueha nacido con ella». —Lily continuó guardando silencio y él prosiguió,entusiasmadocon el tema—:Adecir verdad, esa clasedemujer cuestamásquetodaslasdemásjuntas.Sihadehacercasoomisodesusperlas,tienenquesermejoresquelasdelasdemás…ylomismosucedecontodo.Ustedyameentiende:sabemuybienquesólolascosasvistosassonbaratas.Puesbien,yoquerríaquemiesposa fueracapazdequitar importanciaalmundoentero, siasí le viniera en gana. Sé que hay algo vulgar en el dinero y es tener quepreocuparseporél;miesposanotendríaquedenigrarsejamásenesteaspecto.—Enmudecióyañadióenseguida,enundesafortunadoretornoasusmodalesanteriores—:Supongoqueconocealadamaencuestión,señoritaBart.

Lily levantó la cabeza, animándose un poco ante el desafío. Incluso atravésdeloscurotumultodesuspensamientos,eltintineodelosmillonesdelseñor Rosedale tenía una nota levemente seductora. ¡Oh, conseguir losuficienteparapagarunadeudamiserable!Peroelhombrequehabíadetrásdeaquellosmillones parecía cada vezmás repugnante a la luz de la inminentellegada de Selden. El contraste era demasiado grotesco: Lily pudo apenasreprimirunasonrisa.Decidióqueunaactituddirectaeralamejor.

—Si se refiere a mí, señor Rosedale, estoy muy agradecida… muyhalagada,peronocreohaberhechonadaquelehayadadoaentender…

—Oh, si quiere decir que no está locamente enamorada demí, tengo elsuficientesentidocomúnparaverlo.Ynolehablocomosiloestuviera…meprecio de saber qué clase de conversación esperaría de mí en talescircunstancias.Ustedmehasorbidoelmalditoseso(es lapuraverdad)peromehelimitadoaexponerlelasconsecuenciasdeunaformaclaraycomercial.No siente afecto pormí (todavía), pero le gustan el lujo, la elegancia y lasdiversionesycarecerdepreocupacionesmonetarias.Legustadivertirseynotener que pagar la cuenta, y lo que yo me propongo hacer es ofrecerle ladiversiónyencargarmedepagarla.

Hizounapausayellareplicóconunasonrisaglacial:

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—Seequivocaenunacosa,señorRosedale:estoypreparadaparapagarloquemedivierte.

Lodijoconintencióndehacerleverque,sisuspalabraseranunaalusiónasusasuntosparticulares,estabadispuestaareconocerlayarefutarla.Pero,siélentendióelsignificado,noseavergonzó,sinoqueprosiguióenelmismotono:

—No he querido ofenderla; perdóneme si he hablado con demasiadafranqueza. Pero ¿por qué no es usted también franca conmigo? ¿Por quéinsiste en esta especie de engaño? Sabemuy bien que ha pasado algún queotro apuro (malditos apuros) y, amedida que transcurren los años y la vidaprogresa, una joven puede encontrarse sin darse cuenta de que lasoportunidadesseleescapanynovolverán.Nodigoqueestovayaapasarleausted, pero ya ha conocido apuros que una joven como usted no deberíaconocer,yloqueyoleofrezcoeslaocasióndedarleslaespaldadeunavezportodas.

Cuando terminó de hablar, las mejillas de Lily ardían; era imposibleconfundirlaintención;permitirquepasarasinunaréplicaequivalíaaunafatalconfesión de debilidad, mientras que rechazarla abiertamente significabaarriesgarse a ofenderle en unmomento peligroso.En sus labios temblaba laindignación,perolasofocóunavozsecretaconlaadvertenciadequenodebíapelearseconél.Sabíademasiadodeellae,inclusoenelmomentoenqueeraesencial mostrarle su mejor aspecto, no tenía escrúpulos para ocultarle lomuchoquesabía.¿Quéusoharía,pues,desupodersiella,conunaexpresióndesdeñosa, destruía su único motivo de precaución? Todo su futuro podíadependerdelarespuesta:debía,pues,detenerseaconsiderarla,bajolatensióndesusotraspreocupaciones,comounfugitivosinalientosedetieneanteunaencrucijadaparadecidirfríamenteelcaminoatomar.

—Tienetodalarazón,señorRosedale;hepasadoapurosyleagradezcosuintención de librarme de ellos.No siempre resulta fácil ser independiente ydignocuandoseespobreyseviveentregenterica;hesido imprudenteconlos gastos y me han preocupado las facturas. Pero sería además egoísta ydesagradecidasiconsideraraestounmotivoparaaceptarsuofrecimiento,sinotromóvil que el deseo de eliminarmis inquietudes. Debe usted darme unpocodetiempo…tiempoparapensarensubondad…yencómocorresponderaella…

Alargólamanoconunademánencantadorquequitótodabrusquedadaladespedida.LaalusiónaunabenevolenciafuturaobligóaRosedaleaobedecerylevantarse,unpocosonrojadoporelimprevistoéxitoyfielalatradicióndesusangredeaceptarloconcedidosinunaprisaindebidaparaexigirmás.Estarápida aquiescencia asustó a Lily, que presintió detrás de ella la fuerzaacumuladadeunapacienciacapazdedoblegarlavoluntadmásfirme.Peroal

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menos se habían despedido amistosamente y había abandonado la casa sinencontrarseconSelden…Selden,cuyapersistenteausenciasuscitabaenellauna nueva alarma. Rosedale se había quedado más de una hora; era yademasiado tarde para esperar a Selden. Escribiría para explicar su ausencia,naturalmente;llegaríaunanotasuyaenelúltimocorreo.Peroellatendríaqueaplazarsuconfesiónylaangustiadeesteretrasofueunanuevacargaparasuespírituatormentado.

Lacargase tornómáspesadacuando laúltima llamadadelcarterono lellevóningunanotay tuvoque subir a sudormitorioy resistir otranochedesoledad, una noche tan triste e insomne como su torturada fantasía la habíadescritoaGerty lamadrugadaanterior.Noestabaacostumbradaaestar solacon sus pensamientos y enfrentarse a ellos durante tantas horas de lúcidavigiliase leantojómuchomásinsoportablequeelconfusosufrimientodelavíspera.

El amanecer dispersó los fantasmas y le recordó que tendría noticias deSeldenantesdemediodía,peromañanaytardepasaronsinqueescribieranihicieraactodepresencia.Lilysequedóencasayalmorzóycenóconsutía,quesequejabadepalpitacionesyhablóentonoglacialdetemasgenerales.Laseñora Peniston se acostó temprano y ella se sentó a escribir una nota aSelden.Yasedisponíaallamaraunmensajeroparaqueladespacharacuandosu mirada se posó casualmente en un párrafo del periódico vespertino queteníaallado:«ElseñorLawrenceSeldenfigurabaentrelospasajerosquehanzarpado esta tarde rumbo a La Habana y las Antillas en el transatlánticoAntillas».

Dejóelperiódico,inmóvil,ymirófijamentesunota.Comprendióquenola visitaría nunca… que se había marchado porque tenía miedo de acabaracudiendoasullamada.Selevantó,cruzóelsalónysecontemplólargoratoen el bien iluminado espejo que pendía sobre la repisa de la chimenea.Lasarrugasdesurostroparecíansurcos:sevioviejay,cuandounamuchachasevevieja,¿cómolavenlosdemás?Diomediavueltaypaseósinrumboporlahabitación, ajustando los pasos con precisión mecánica a los espacios queseparaban las monstruosas rosas de la alfombra Axminster de la señoraPeniston.Deprontoadvirtióque laplumacon laquehabíaescrito aSeldenseguíaapoyadaeneltinteroaúnsintapar.Volvióasentarse,cogióunsobreylodirigiórápidamenteaRosedale.Entoncessacóunahojadepapelyestuvounossegundosconlaplumaensuspenso;habíasidofácilescribir lafechay«EstimadoseñorRosedale»…peroaquíseagotólainspiración.Supropósitoeradecirlequefueraaverla,perolaspalabrassenegabanatomarforma.Porúltimoempezó:«Heestadopensando…»yenseguidavolvióadejarlapluma,apoyóloscodossobrelamesayocultóelrostroentrelasmanos.

Unsúbitocampanillazolasobresaltó.Noeratarde—apenaslasdiez—y

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aúnpodía llegarunanotadeSeldenounmensaje…¡Oser élmismoquienestuvieradetrásdelapuerta!Elanunciodesuviajepodíaserunerror—podíaser otro Lawrence Selden el que había embarcado rumbo a La Habana—;todas estas posibilidades tuvieron tiempo de pasarle por la cabeza comorelámpagosycimentarlaconviccióndequealfinalleveríaotendríanoticiasdeél,antesdequelapuertadelsalónseabrieraparadarpasoauncriadoconuntelegrama.

LilyrasgóelbordeconmanostrémulasyleyóelnombredeBerthaDorsetal pie del mensaje: «Zarpamos inesperadamente mañana. ¿QuieresacompañarnosauncruceroporelMediterráneo?».

****

LIBROSEGUNDO

CapítuloI

MientrassubíalaescalinatadelCasinoSeldenpensóqueMontecarlotenía,más que cualquier otro lugar conocido, el don de acomodarse al humor decadapersona.

El suyo, en aquelmomento, le atribuíauna acogida festivay espontáneaque, para unos ojos desencantados, bien podría haberse erigido en falsocolorido e indiferencia. Una invitación tan sincera—un reconocimiento tanfrancodelavenaalegredelanaturalezahumana—fuecomounbálsamoparaunespíritucansadoporuntrabajoprolongadoyarduo,enunentornoidóneoparaladisciplinadelossentidos.Mientrascontemplabalablancaplazaensumarco arquitectónico de exótica coquetería, el estudiado carácter tropical delosjardinesylosgruposquepaseabanenprimertérminofrentealasmontañascolormalva, parecidas a unmagnífico escenarioolvidadodurante un rápidocambio de decoración,mientras captaba todo el efecto panorámico de luz ysosiego,sintióunapunzadaderepulsiónporlosúltimosmesesdesuvida.

El invierno neoyorquino había ofrecido una interminable perspectiva dedías invadidos por la nieve antes de llegar a una primavera de sol tibio yfuriosos vendavales en que la fealdad de las cosas ofendía a la vista comoirritabanlapiellosvientoscargadosdeareniscaypolvo.Selden,inmersoensu trabajo, sedecíaa símismoque lascondicionesexternasno significabannada para un hombre en su estado, y que el frío y la fealdad eran un buentónico para la sensibilidad embotada. Cuando un caso urgente le reclamódesdeelextranjeroparaconsultarconunclienteenParís,interrumpiódemala

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gana la rutina del bufete y hasta ahora, una vez terminado el trabajoprofesional, mientras disfrutaba de una semana de descanso en el sur, noempezó a sentir de nuevo los alicientes de ser un espectador, que es elconsuelodequienesseinteresanporlavidadeunmodoobjetivo.

¡Las múltiples seducciones, la perpetua sorpresa de los contrastes y lassemejanzas! Todos los trucos y giros del espectáculo le cautivaron deimprovisosegúnbajabalaescalinataysedeteníaenlaacera.Hacíasieteañosquenoviajabaalextranjero,¡ycuánnumerososeranloscambiosproducidosporestenuevocontacto!Aunquelaesenciadesuserfuerainamovible,muypocaspartículasdesuperficieseguíansiendolasmismasyesteprecisolugarera el más indicado para completar la renovación. Lo sublime, lo perpetuopodríahaberledejadointacto,peroestatiendalevantadaparaelgocedeundíarepresentabauntechodeolvidoentreélysufirmamentofijo.

Mediaba el mes de abril y se presentía que el ambiente festivo habíaalcanzado su punto culminante, y que los grupos ociosos de la plaza y losjardinesnotardaríanendispersarseparareunirseenotrosescenarios.Mientrastanto, losúltimosmomentosdel espectáculoparecían adquirir unabrillantezinusitada ante la inminente amenaza del telón. La calidad del aire, laexuberanciadelasflores,laintensidadazuladadelcieloyelmarproducíanelefecto de un tableau final, cuando todas las luces se apagan al unísono.Reforzaba esta impresión el hecho de que un numeroso grupo de personasavanzara hacia el centro del decorado y se detuviera frente a Selden en laactituddelosactoresprincipalesreunidosporlasexigenciasdelefectofinal.Su aparición confirmó la sensación de que el espectáculo había sidoescenificadosintenerencuentalosgastoseincrementóelparecidoconunadeaquellasobrashistóricas enque losprotagonistasdesfilan entre laspasionessinrozaruncortinaje.Lasdamasobservabanactitudesaisladasprevistaspararealzar sus efectos y los hombres las rodeaban con la misma falta derelevancia que los héroes teatrales cuyos sastres son mencionados en elprograma.FueSeldenquiendemodoinvoluntariofusionóelgrupoalllamarlaatencióndeunodesusmiembros.

—¡Pero si es el señor Selden!—exclamó, sorprendida, la señora Fisher,que añadió, señalando con un ademán a la señora de Jack Stepney y a laesposadeWellingtonBry—:Estamosmuertasdehambreporquenosabemosdóndealmorzar.

Acogidoporelgrupoyhechopartícipedesusproblemas,Seldenseenteró,divertido,dequehabíavarioslugaresdondeunodebíaalmorzarsinoqueríaperderse algo, o viceversa, de modo que el tema gastronómico era unaconsideraciónmenorenelprecisolugarconsagradoasusritos.

—Ya sabemos que La Terrasse es donde se come mejor, pero entonces

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parece que no se tiene otro motivo para estar allí: los americanos que noconocen a nadie van siempre directos a la mejor cocina. Y últimamente laduquesa de Beltshire patrocina al Bécassin —resumió la señora Bry conacentograve.

ParadesesperacióndelaseñoraFisher,laseñoraBrynohabíapasadodelafase de sopesar sus alternativas sociales en público. Le resultaba imposibleadquirirelairedehacerlascosasporquelegustaban,ydeinfundirlesconsuelecciónunacalidadsuperlativa.

El señor Bry, un hombre bajo y pálido, con expresión de hombre denegociosentrajedeportivo,saludóeldilemaconhilaridad.

—Supongoqueladuquesavaalsitiomásbarato,amenosquelepaguenlacomida. Si le ofrecierais una invitación a La Terrasse, se presentaría sinpérdidadetiempo.

PerolaesposadeJackStepneyintervino.

—Los grandes duques van a ese lugar pequeño del Condamine. LordHubert dice que es el único restaurante europeo donde saben cocer losguisantes.

LordHubertDacey,unhombreesbelto,deaspectodescuidado,sonrisafijaperoencantadora,yairedehaberpasadosusmejoresañosguiandoalosricosalmejorrestaurante,asintióconsuaveénfasis:

—Enefecto,asíes.

—¿Guisantes?—repitiócondesdénelseñorBry—.¿Sabenguisartortugasmarinas? ¡Esto es una prueba —continuó— de lo que son estos mercadoseuropeos,dondeunindividuopuedehacersefamosocociendoguisantes!

JackStepneyinterrumpióconautoridad:

—NoestoydeltododeacuerdoconDacey:hayunpequeñoantroenParís,juntoalQuaiVoltaire…Encualquier caso,nopuedo recomendarelgargotedelCondamine;almenos,noencompañíadedamas.

Desdesuboda,Stepneyhabíaengordadoysehabíavueltomojigato,comosolíanhacerlosmaridosVanOsburgh;encambiosuesposa,antesusorpresaydesagrado, había adquirido un paso rápido y trepidante que le obligaba aseguirlacasisinaliento.

—¡Entonces iremos a éste!—declaró esta última, sacudiendo con fuerzasuscabellos—.EstoyhartadeLaTerrasse;estanaburridocomolascenasdemamá.Y lordHubert ha prometidodecirnos quiénes son todas las horriblespersonasquecomenallí,¿verdad,Carry?¡Vamos,Jack,nopongasesacaratansolemne!

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—Bueno—observólaseñoraBry—,amísólomeinteresanlosnombresdesusmodistos.

—No me cabe duda de que Dacey también podrá decírselos—observóStepneyconunaintenciónirónicaqueelotrorecibióconunsusurro:«Porlomenos, puedo averiguarlo, mi querido muchacho»; y, como la señora Brydeclaró que no podía dar un paso más, el grupo llamó a dos o tres de losligeros faetones que esperaban atentos en los límites de los jardines y elcortejosedirigióalCondamine.

SudestinoeraunodelospequeñosrestaurantescolgadossobreelbulevarqueseprecipitaenpicadodesdeMontecarloalbarriointermedioquediscurreparaleloalmuelle.Altravésdelaventanilladelcarruajedondeseinstalaronpodíanverelazulintensodelacurvadelpuerto,enmarcadoporelverdordedospromontoriosgemelos:aladerecha,lacolinadeMónaco,coronadaporlasiluetamedieval de su iglesia y su castillo, y a la izquierda los pináculos yterrazas del casino. Entre los dos, las aguas de la bahía eran surcadas porligeras embarcacionesde recreo a travésde las cuales, justo en elmomentoculminantedelalmuerzo,elavancemajestuosodeungranyatedevaporllamólaatencióndelgrupo,desviándoladelosguisantes.

—¡JuraríaquesonlosDorset!—exclamóStepneyylordHubert,dejandocaersumonóculo,corroboró:

—Enefecto,eselSabrina.

—¿Tan pronto? Querían pasar un mes en Sicilia —observó la señoraFisher.

—Meparecequedebentenerlaimpresióndehaberlopasado;sólohayunhotelmodernoentodalaisla—comentóelseñorBryentonodespreciativo.

—FueideadeNedSilverton…peroelpobreDorsetyLilyBartsehabránmuerto de aburrimiento—añadió la señora Fisher, dirigiéndose a Selden envozbaja—:Esperoquenohayahabidoningunapelea.

—EsmagníficotenerdenuevoentrenosotrosalaseñoritaBart—dijolordHubertconsuvozmelifluayafectada,ylaseñoraBryañadióingenuamente:

—Supongoqueladuquesacenaráconnosotros,ahoraqueLilyhavuelto.

—Laduquesasienteunainmensaadmiraciónporella;estoysegurodequeloharáencantada—asintiólordHubertconlarapidezprofesionaldelhombreacostumbrado a facilitar contactos sociales con fines lucrativos; el cambiooperadoensuactitudllamólaatencióndeSelden.

—Lily ha tenido un éxito sensacional aquí—continuó la señora Fisher,dirigiéndose a Selden en tono confidencial—. Parece diez años más joven;nunca la había visto tan guapa. Lady Skiddaw la paseó por Cannes y la

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princesa heredera de Macedonia la invitó a pasar una semana en Cimiez.Dicen que tal fue el motivo de que Bertha se llevase el yate a Sicilia; laprincesa heredera no le hacía mucho caso y le resultaba insoportablecontemplareltriunfodeLily.

Selden no contestó. Tenía una vaga idea de que la señorita Bart seencontrabadecruceroporelMediterráneoconlosDorset,peronoselehabíaocurrido la posibilidad de verla en la Riviera, donde la temporada tocabavirtualmenteasufin.Serecostóycontemplóensilenciolafiligranadesutazadecaféturco,intentandoordenarsuspensamientosyanalizarhastaquépuntole afectaba la noticia de la proximidad de Lily. Incluso en momentos deelevadatensiónemocional,eracapazdeaislarsedesímismolosuficienteparaobtenerunaideaclaradesussentimientosylesorprendióeltrastornoqueleprodujo la vista del Sabrina. Pensaba que tres meses de absorbente trabajoprofesional, después del duro golpe que representó la desilusión sufrida,habíanbastadoparadisipardesucabezatodoslosvaporessentimentales.Susentimientopredominante—elquehabíaprocuradocultivar—eradegratitudporhaber escapado, comounviajero tan contentodehaberse salvadodeunaccidente peligroso que al principio apenas se percata de susmagulladuras.Ahorasintiódeimprovisoeldolorlatente,ycomprendióquenohabíasalidoindemnedellance.

Una hora después, paseando con la señora Fisher por los jardines delCasino, intentó hallar nuevas razones para olvidar el daño recibido en lacontemplacióndelpeligroquehabíalogradoevitar.Elgruposehabíadisueltocon la lenta indecisión característica de los movimientos sociales enMontecarlo, donde todo, incluyendo las largas horas doradasdel día, pareceofrecerunsinfíndemanerasparapracticarelocio.LordHubertDaceyacabóyendoenbuscadeladuquesadeBeltshire,encargadoporlaseñoraBrydeladelicadanegociacióndeconseguirlapresenciadedichadamaenlacena,losStepneysehabíanmarchadoaNizaensuautomóvilyelseñorBrysehabíaapresurado a acudir al concurso de tiro de pichón, al que en aquellosmomentosestabadedicandosusmejoresfacultades.

La señora Bry, propensa al rubor y los estertores después del almuerzo,había sido convencida juiciosamente por Carry Fisher de que se retirase alhoteladescansarunahora,deahíqueSeldenysucompañeraquedaransolosenunpaseopropicioa lasconfidencias.Elpaseoseconvirtióprontoenunatranquila sesiónenunbancosombreadopor rosalesy rododendros,desdeelquevislumbrabanunrefulgentemarazulentrebalaustradasdemármolylostallosdeencendidasfloresdecactusquesurgíandelarocacomometeoros.Lasuavesombradelnichoyelcentelleodelaireinspirabanunestadodeánimodescansado y ocioso que invitaba a fumar muchos cigarrillos, y Selden,cediendo a estas influencias, permitió a la señora Fisher que le relatara la

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historia de sus experienciasmás recientes. Se habíamarchado al extranjeroconWellyBry y esposa en elmomento en que la alta sociedad huye de lainclemenciadelaprimaveraneoyorquina.LosBry,embriagadosporsuprimeréxito,yaestabanávidosdenuevosreinosylaseñoraFisher,considerandolaCostaAzulunafácil introduccióna lasociedad londinense, leshabíaguiadohasta allí. Tenía afiliaciones en todas las capitales y una gran facilidad parareanudarelcontactodespuésdelargasausencias,yelrumorcuidadosamentedifundidodelariquezadelosBryhabíareunidosintardanzaasualrededorauncosmopolitagrupodeociososconganasdeplaceres.

—Perolascosasnovantanbiencomoesperaba—admitióconfranquezala señora Fisher—. Es fácil decir que todas las personas ricas puedenintroducirse en sociedad, pero seríamás cierto decir casi todas. Elmercadolondinenseestátansaturadodenuevosricosamericanosqueparatriunfarenélhabríaque sermuy inteligenteomuyextravagante,y losBrynosonniunacosa ni otra. Él se desenvolvería bastante bien si ella le dejara en paz; suacento,susfanfarronadasysusplanchascaenbastanteengracia.PeroLouisaloestropeatodointentandofrenarleyarrebatarleelprotagonismo.Sisupierasernatural(gorda,vulgaryestridente),todoiríabien;pero,encuantoconoceaalguienelegante,tratadeseresbeltaymajestuosa.LointentóconladuquesadeBeltshireyconladySkiddaw,ylasahuyentó.Hehecholoimposibleparavierasuerror,lehedichounayotravez:«Procurasertúmisma,Louisa,perono renuncia a su comedia ni siquiera conmigo…Creo que no abandona elpapeldereinaniensupropiodormitorio,conlapuertacerrada.

»Lopeor—prosiguió—esqueseimaginaquetodoesculpamía.Cuandolos Dorset aparecieron aquí hace seis semanas y todo el mundo empezó arodear a Lily Bart, me di cuenta de que Louisa pensaba que, si se hubieradejadoconducirporLilyenvezdepormí,ya tendríaa suspiesa todos losmiembrosde la realeza.Nocomprendequees labellezadeLily lacausadetodo:lordHubertmehadichoqueestáaúnmásbellaquecuandolaconocióenAixhacediezaños.Alparecer,entoncesarmóunauténticorevuelo:hubounpríncipeitaliano,ricoyconuntítulodeverdad,quequisocasarseconella,pero justo en el momento crítico apareció un hijastro guapo y Lily fue lobastante necia para coquetear con él mientras se redactaba el contratomatrimonial para la boda con el padrastro. No faltó quien dijo que elmuchacholohizoapropósito.Puedeimaginarseelescándalo:losdoshombresseenemistaronylagenteempezóamiraraLilydeunmodotanraro,quelaseñoraPeniston tuvoquehacerel equipajey terminar sucuraenotro lugar,aunquenuncacomprendióporquéysiguepensandoqueAixnolesentóbieny sigue diciendo que su estancia es la prueba de la incompetencia de losmédicos franceses. Esto es típico de Lily: trabaja como una esclava paraprepararelterrenoysembrarlasemilla,yeldíaenquetendríaquerecogerlacosechaseduermeovaamerendaralcampo.

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La señora Fisher hizo una pausa y miró pensativamente la profundareverberacióndelmarentrelasfloresdecactus.

—Avecespienso—añadió—queessóloveleidad…perootrassospechoque en el fondo siente desprecio por el objeto de sus aspiraciones. Es ladificultad en decidirse lo que la hace tan interesante.—Dirigió unamiradainquisitivaalperfil inmóvildeSeldenycontinuóconun levesuspiro—:Enfin, lo único que puedo decir es que no me vendrían mal algunas de susoportunidadesdespreciadas.Ahora,porejemplo,megustaríaestarensulugar.EllapodríasacarmuchoprovechodelosBry,silosmanejaracomoesdebido,yyosabríacómocuidardeGeorgeDorsetmientrasBerthaleeaVerlaineconNeddySilverton.

AcogióelmurmullodeprotestadeSeldenconunamiradaburlona.

—¿Dequésirveandarseconrodeos?TodossabemosqueésaeslarazóndequeBerthalahayatraídohastaaquí.CuandoBerthaquieredivertirse,necesitabuscar una ocupación paraGeorge.Al principio pensé que Lily iba a jugarbiensuscartasestavez,perocorrenrumoresdequeBerthaestácelosadesuéxito aquí y enCannes y nome sorprendería que acabaran peleándose. PorsuerteparaLily,Berthalanecesitamucho:mejordicho,muchísimo.ElasuntoconSilverton está en su apogeo; hayque tenerdistraído aGeorgede formacasi continua y me atrevería a decir que Lily lo consigue; creo que él secasaría con ellamañanamismo si descubriera aBertha con lasmanos en lamasa.Peroya leconoceusted:es tanciegocomocelosoy,naturalmente, lamisión actual de Lily es fomentar su ceguera. Unamujer inteligente sabríacuándoeselmomentoidealparaarrancarlavenda,peroLilynoesinteligenteen este sentido y, cuandoGeorge abra los ojos, es probable que ella se lasingenieparanoestarensupuntodemira.

Seldentiróelcigarrillo.

—¡Vaya! Tengo el tiempo justo para tomar el tren—exclamó, con unaojeadaasurelojyañadióenrespuestaalsorprendidocomentariodelaseñoraFisher:«¡Cómo,creíaqueestabaenMonte!»,unaspalabrasalefectodequesehospedabaenNiza.

—YlopeoresqueahoradesaíraalosBry—fuelairrelevantecoletillaqueSeldenoyóalalejarse.

Diez minutos después, en el dormitorio de un hotel que dominaba elCasino,echabatodasuropaydemáspertenenciasaunpardemaletasgrandesmientraselporteroesperabafueraparatransportarlasalcocheparadodelantede la puerta. Sólo tuvo que bajar un corto tramo de la blanca y empinadacarreteraparallegaralaestaciónysubirsinservistoalexpresovespertinodeNiza;yhastaquesehuboinstaladoenunrincóndeuncompartimientovacío

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no exclamó para sus adentros, con una reacción llena de desprecio por símismo:«¿Dequédiablosestoyhuyendo?».

Lapertinenciadelapreguntafrenósuimpulsofugitivoantesdequeeltrense pusiera en marcha. Era ridículo huir como un cobarde emocional de uncaprichoqueyahabíasidovencidopor la razón.Habíadado instruccionesasus banqueros de que le remitieran a Niza varias importantes cartas denegocios y en Niza las esperaría tranquilamente. Ya estaba arrepentido dehaberse ido deMontecarlo, donde pensaba pasar la semana que le quedabaantesdezarpar,peroahoraseríadifícilvolversobresuspasossincaerenunaincongruencia que repugnaba a su orgullo. En el fondo no lamentaba habereliminado la posibilidad de encontrarse con la señoritaBart. Pormuy firmequefuerasudecisiónderenunciaraella,aúnnoeracapazdeconsiderarlaunasimple conocida y, si la contemplaba de un modo más personal, no eraprobable que resultase un objeto de estudiomuy tranquilizador. Encuentroscasuales o incluso la reiterada mención de su nombre conducirían suspensamientosarecovecosdelosquehabíaprocuradoapartarlos;encambio,sipodía excluirla enteramente de su vida, el ímpetu de nuevas y variadasimpresiones,sinrelaciónalgunaconella,vendríaacompletareltrabajohechoporlaseparación.Enrealidad,elmonólogodelaseñoraFisherhabíaservidopara este fin, pero el tratamiento era demasiado doloroso para elegirlovoluntariamente mientras existieran remedios más suaves aún noexperimentados,ySeldenpensóquepodíaconfiaren recuperarpocoapocouna opinión razonable de la señorita Bart si conseguía estar un tiempo sinverla.

Comohabía llegadomuypronto a la estación, alcanzóestepuntode susreflexionesantesdequelacrecientemareadelandénlerevelaraquenopodríaconservar su intimidad;unmomentodespuésunamanoabrió lapuertay, alvolverse,vioanteélelmismorostrodelqueestabahuyendo.

La señorita Bart, arrebolada por la prisa de un precipitado abordaje deltren,encabezabaungrupocompuestodelosDorset,eljovenSilvertonylordHubertDacey,queapenastuvotiempodesaltaralcompartimientoyenvolvera Selden en exclamaciones de sorpresa y bienvenida antes de que sonara elsilbato. Por lo visto el grupo se dirigía a Niza en respuesta a una súbitainvitaciónacenardeladuquesadeBeltshireconobjetodepresenciarlafiestaacuática de la bahía; un plan a todas luces improvisado —a pesar de lasprotestas de lord Hubert: «¡Oh!, bueno, ya saben»— con el único fin defrustrarelempeñodelaseñoraBryporcapturaraladuquesa.

Durante el jocoso relato de estamaniobra,Selden tuvo tiempode captarunarápidaimpresióndelaseñoritaBart,quesehabíasentadofrenteaélaladorada luz de la tarde. Habían transcurrido apenas tresmeses desde que sesepararadeellaenelumbraldelinvernaderodelosBry,peroenlacalidadde

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subellezasehabíaoperadouncambiosutil.Entoncesteníaunatransparenciaa través de la cual las fluctuaciones del espíritu eran a veces trágicamentevisibles;ahorasusuperficieimpenetrablesugeríaunprocesodecristalizaciónquehabíafundidotodosuserenunasustanciaduraybrillante.ElcambiolehabíaparecidoalaseñoraFisherunrejuvenecimiento;Seldencreyóverenélaquelmomentodepausaeinmovilidadenquelacálidafluidezdelajuventudsecongelaensuformadefinitiva.

Lopercibióensumododesonreírleyenlaprontitudyhabilidadconque,al irrumpir inesperadamente en su presencia, volvió a tomar el hilo de susrelacionescomosiestehilonosehubierarotoconunaviolenciadelaqueélaúncontinuabaaturdido.Aquellafacilidadlerepugnó,perosedijoqueeraelsentimientoqueprecedíaalarecuperación.Ahoraserestableceríatotalmente,expulsaríadesusangrelaúltimagotadeveneno.Yasesentíamástranquiloensu presencia que cuando pensaba en ella de modo involuntario. Sussuposiciones y omisiones, sus circunloquios y rodeos, la habilidad con quelograba hablar con él sin evocar ningún punto inconveniente del pasadosugeríanelgrannúmerodeoportunidadesquehabíatenidoparapracticartalesartesdesde suúltimoencuentro.SeldenpresintióqueLilyhabía conseguidopor fin reconciliarseconsigomisma:habíahechounpactoconsus impulsosrebeldesylogradounsistemauniformedeautogobiernobajoelcualtodaslastendenciaserráticasestabanprisioneraso trabajabanpor la fuerzaalserviciodelEstado.

Vio también otras cosas en su actitud: cómo se había ajustado a loslaberintos ocultos de una situación en la que él, incluso después de lasconfidencias reveladoras de la señora Fisher, aún se encontraba incómodo.¡Seguramente la señora Fisher ya no podía acusar a la señorita Bart dedesaprovechar sus oportunidades! Por el contrario, ante la exasperadainspeccióndeSelden, parecía demasiado consciente de ellas.Era «perfecta»con todo el mundo: dócil bajo el ansioso predominio de Bertha, risueña yatenta a los estadosde ánimodeDorset, ocurrentey amena conSilvertonyDacey; este último la trataba con manifiesta admiración, mientras el jovenSilverton, portentosamente ensimismado, parecía considerarla de un modovagounaobstrucciónensucamino.Yderepente,mientrasSeldenobservabalossutilesmaticesdeLilyparaarmonizarconsuentorno,seleocurrióque,sirequería la situación debía de ser realmente desesperada. Lily se hallaba alborde de algo: tal fue su impresión final. Tenía la sensación de verlasuspendida al borde de un precipicio, con un delicado pie en el vacío quemanifestabasuinconscienciadequelatierracederíaalsiguientepaso.

En laPromenadedesAnglais,dondeNedSilvertonse lepegócomounalapa durante lamedia hora anterior a la cena, Selden recibió una impresiónmásprofundadela inseguridadgeneral.ElestadodeánimodeSilvertonera

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deunpesimismotitánico.¿CómopodíairapararalguienaunagujeromalditocomolaRiviera—alguienconunabriznadeimaginación—cuandoteníatodoel Mediterráneo para escoger? Pero, claro, ¡si su valoración de un lugardependía de cómo asaban un pollo tomatero! ¡Por Dios, qué estudio podíahacersede la tiraníadel estómago!Por lovisto,un trastornohepáticoounainsuficiencia de jugos gástricos podía afectar todo el curso del universo ycondicionartodocuantoestabaalalcance;ladispepsiacrónicadeberíafigurarentrelas«causasestatutarias»;lavidadeunamujerpodíaserdestrozadaporla incapacidad del marido de ingerir el pan recién hecho. ¿Grotesco? Sí, ytrágico,como lamayoríade lascosasabsurdas.Nohaynadamásespantosoquelatragediaocultatrasunamáscaracómica…¿Dóndeestaba?Ah,sí…Elmotivo por el cual habían abandonado Sicilia y regresado con tantaprecipitación.Enparte,sinduda,poreldeseodelaseñoritaBartdevolveralbridge y a las reuniones elegantes. Insensible como una piedra al arte y lapoesía:¡paraellanoexistíalaluz,nienlatierranienelmar!Y,claro,habíaconvencidoaDorsetdeque la comida italianaeraperjudicialpara él.Podíahacerlecreercualquiercosa…¡loquefuera!LaseñoraDorsetlosabía,yalaperfección,además;nohabíanadaqueescaparaa superspicacia.Perosabíacallar—teníaquehacerloamenudo,laseñoritaBarteraunaamigaíntima—,y no quería decir una sola palabra en contra de ella. Pero su orgullo demujer…Haycosasalasqueunonopuedeacostumbrarse…Todoaquelloeraconfidencial, claro… Ah, las damas ya hacían señales desde el balcón delhotel…CruzódeunsaltolaPromenade,dejandoaSeldenmuymeditativoconsucigarro.

Susconclusionesfueroncorroboradas,unashorasmástarde,porunaseriedeesosdetallesqueavecesgeneranluzpropiaenlapenumbradeunespírituindeciso.Seldenhabía tropezado conun conocido, cenado con él ypaseadodespués, aún en su compañía, por la bien iluminada Promenade, donde unahileradeabarrotadastribunasdominabalarutilanteoscuridaddelasaguas.Lanocheerasuaveypersuasiva.Unalluviadecohetessurcabaelcieloestivalyuna luna tardía asomaba en el este tras la elevada curva de la costa,proyectandoatravésdelabahíaunrayodeluzbrillantequepalidecíabajoelresplandorrojizodelosbarcosiluminados.EnlaPromenadeengalanadaconlinternas flotaban pasajes de música de banda sobre el rumor de lamuchedumbreyelsuavemurmulloderamasenlososcurosjardines,yentreéstos y la parte posterior de las tribunas fluía una corriente humana cuyovociferanteespíritudecarnavaleraapaciguadoporlacrecientelanguidezdelaestación.

Selden y su compañero, al no poder conseguir asientos en una de lastribunasquemirabanhacialabahía,pasearonunratoentreelgentíoyalfinalencontraronunabuenaatalayaenunaltoparapetoajardinadoquedominabalaPromenade. Desde allí sólo gozaban de una vista triangular del agua y del

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centelleanteiryvenirdelosbarcossobresusuperficie,perolamultituddelacalle estaba justo debajo de ellos y Selden pensó que en general era másinteresante que el mismo espectáculo. Al cabo de un rato, sin embargo, secansódesualmenay,despuésdesaltarsoloalaacera,seabriópasohastalaprimeraesquinayenfilóunacalle transversal iluminadaysilenciosa.Largosmurosdejardínsombreadosporárbolesbordeabanlasaceras,imponiéndolessuoscuro límite;uncochevacíoavanzabapor ladesierta calleyal cabodeunosmomentos vio a dos personas surgir de las sombras de enfrente, hacerunaseñalalcocheroyalejarseenelvehículohaciaelcentrodelaciudad.Laluz de la luna los iluminó cuando subían al coche y Selden reconoció a laseñoraDorsetyaljovenSilverton.

Miróelrelojbajoelfarolmáscercanoyvioqueerancasilasonce.Tomóotra calle lateral y, evitando a la multitud de la Promenade, se dirigió aleleganteclubdesdeelquesedomina laavenida.Allí,entreel resplandordelasatestadasmesasdebacará,vioalordHubertDacey,consuhabitualsonrisacansina, tras un montón de oro que decrecía rápidamente. Una vezdesaparecidoelmontón, se levantó, encogiéndosedehombrosy,despuésdesaludar a Selden, salió con él a la desierta terraza del club. Ya eramás demedianocheylamuchedumbredelastribunasseestabadispersando,mientraslas largas hileras de barcos iluminados se esparcían y difuminaban bajo uncielorecuperadoporeltranquiloesplendordelaluna.

LordHubertmirósureloj.

—VayaporDios,prometícenarconladuquesaenelLondonHouse,peroyahandado las docey todoshabrándesaparecido.El caso es que los perdíentreelgentíopocodespuésde lacomidaymerefugiéaquí,paradesgraciamía.Tenían asientos en una de las tribunas pero, claro, fueron incapaces deestarsequietos;laduquesanopuedeparar,asíquesefueconlaseñoritaBartenbuscadeloqueellasllamanaventura…¡PorJúpiterquenoseráculpasuyasi no encuentran alguna un poco extravagante! —Y añadió, después deinterrumpirse para buscar un cigarrillo—: Creo que la señorita Bart es unaviejaamigasuya,¿verdad?Esomedijoella…¡Ah,gracias!Por lovisto,nomequedaninguno.—EncendióelcigarrilloqueleofrecióSeldenycontinuóconsuvozagudaylánguida—:Noesasuntomío,desdeluego,peronolahepresentadoaladuquesa.Éstaesunamujerencantadora,nocabeduda,ymuybuenaamigamía,perodeunaeducaciónbastante liberal.—SeldenoyóestoensilencioylordHubert,despuésdeaspirarhumovariasveces,prosiguió—:Algoquenosepuedecomunicara la joven…aunque las jóvenesdehoyendía son muy competentes para juzgar por sí mismas; sin embargo, en estecaso… Yo también soy un viejo amigo, ¿sabe?, y al parecer no puedodecírseloanadiemás.Todalasituaciónesunpococonfusa,amientender…perocreoquehabíaunatíaenalgunaparte,unapersonadespistadaeinocente

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que era fantástica para salvar situaciones comprometidas… ¡Ah! ¿Está enNuevaYork?¡LástimaqueNuevaYorkestétanlejos!

CapítuloII

LaseñoritaBart,alsalirdesucamarotealamañanasiguiente,seencontrósolaenlacubiertadelSabrina.

Las tumbonas acolchadas, dispuestas en hilera bajo la ancha toldilla, nodabanmuestrasdehabersidoocupadashacíapoco,yLilyseenteróalcabodeunratoporuncamarerodequelaseñoraDorsetaúnnohabíaaparecidoyloscaballeros habían bajado a tierra por separado en seguida después dedesayunar. Una vez en posesión de estos datos, Lily estuvo unos minutosapoyadaen laborda,saboreandoelespectáculoqueseofrecíaasuvista.Laluzdelsolbañaba,sinel impedimentodeunasolanube,marycostaconelresplandor más puro. Las aguas purpúreas dibujaban una línea de espumablancaenlabasedelaorilla,contracuyasirregulareseminenciasdestacabanelhotelylasvillasentreelverdorgrisáceodeolivosyeucaliptosyelfondodemontañas bien perfiladas temblaba bajo la pálida intensidad de la luz. ¡Québelloera…! ¡Ycuántoamabaella labelleza!Siemprehabíapensadoquesusensibilidadenesteaspectocompensabaciertapobrezadesentimientosdelaque estaba orgullosa, y en los últimos tres meses había gozadoapasionadamentedeaquellasensibilidad.LainvitacióndelosDorsetdeviajarconellosalextranjerohabíasidounamilagrosaliberacióndeunasdificultadesabrumadoras,y sudonpara renovarseennuevosescenariosyparadesecharproblemasdeconductacon tanta facilidadcomoelentornoenelquehabíansurgido hacía que elmero traslado de un lugar a otro pareciera no sólo unaplazamiento, sino una solución de sus sinsabores. Las complicacionesmoralessóloexistíanparaellaenelambientequelashabíacreado;noesquelasminimizaraodespreciara,sinoqueperdíansurealidadcuandocambiabaeltelón de fondo. No habría podido quedarse en Nueva York sin devolver eldineroquedeTrenor,paralibrarsedetanodiosadeudapodríahaberafrontadoinclusoelmatrimonioconRosedale;peroel accidentedeponerelAtlánticopormedio de sus obligaciones hizo que desaparecieran de su vista como sifueranhitosquehubieradejadoatrásenelcamino.

Los dos meses en el Sabrina parecían especialmente concebidos paraincrementarestailusióndedistancia.Sehabíasumergidoenpaisajesnuevosyencontrado en ellos la renovación de antiguas esperanzas y ambiciones. Elcruceroensílacautivócomounaaventuraromántica.Losnombresylugaresentrelosquesemovíalaemocionaronvagamente,y,mientraselyaterodeaba

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lospromontoriossicilianos,escuchóaNedSilvertonleeraTeócritoalaluzdela luna con una vibración nerviosa que confirmó su fe en la propiasuperioridadintelectual.PerolassemanaspasadasenCannesyNizalehabíanprocurado aún más placer. La gratificación de ser bien acogida por la altasociedadydeimponerenellasupropiaascendencia,hastaelpuntodefigurarunavezmáscomola«bellaseñoritaBart»enlainteresanterevistadedicadaaregistrar los menores movimientos de sus cosmopolitas amistades… todasestasexperienciascontribuyerona relegaralúltimoplanode lamemoria losprosaicosysórdidosapurosdelosquehabíaescapado.

Aunqueeravagamenteconscientedequeleesperabanotroscontratiemposenel futuro,confiabaensucapacidadparahacerlesfrente;eracaracterísticoen ella creer que los únicos problemas que no sabía solventar eran los queconocíamejor.Mientras tanto,podíaenvanecersede lahabilidadconquesehabíaadaptadoaunascircunstanciasalgodelicadas.Teníarazonesparapensarque se había hecho igualmente indispensable para su anfitrión que para suanfitriona y, si hubiese vislumbrado un medio totalmente irreprochable desacar un beneficio económico de la situación, no habría habido ni una solanubeensuhorizonte.Laverdaderaquesusfondos,comodecostumbre,nopodían sermás exiguos, y no cabía lamenor posibilidad demencionar unacuestióntanvulgarniaDorsetniasuesposa.Detodosmodos,lanecesidadaúnnoeraacuciante;podíaseguirviviendo,comohabíahechotanamenudo,conlaesperanzadequeseprodujerauncambiodesuerte;entretantolavidaera alegre, hermosa y fácil, y ella sabía que interpretaba un papel digno ensemejanteescenario.

SehabíacitadoparaalmorzaraquellamañanaconladuquesadeBeltshireyalasdocepidióquelallevaranatierraenelbote,nosinenviarantesasudoncellaapreguntarsipodíaveralaseñoraDorset,perolarespuestafuequeestaúltimaestabacansadae intentabadormir.Lilypensóquecomprendía larazóndeestedesaire.Suanfitrionanohabíasidoincluidaenlainvitacióndeladuquesa,peseasuslealesesfuerzosparaconseguirlo.SuGraciaerasordaalasinsinuacioneseinvitabauolvidabaasuantojo.NoeraculpadeLilysilascomplicadasactitudesdelaseñoraDorsetnoseadaptabanalritmofácildeladuquesa, quien rara vez daba explicaciones de sus actos pero que en estaocasión había aducido brevemente: «Es bastante aburrida. El único amigosuyoquemecaeengraciaesesepequeñoseñorBry:mehacereír…»,yLilyse abstuvo de insistir, más bien halagada de ser distinguida a costa de suamiga.EraciertoqueBerthasehabíavueltomuysosadesdequesededicabaalapoesíayaNedSilverton.

EngeneralsuponíaunalivioabandonardevezencuandoelSabrina,yelpequeño ágape de la duquesa, organizado por lord Hubert con su habitualvirtuosismo, era tantomás agradable para Lily cuanto que no incluía a sus

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compañeros de viaje. En los últimos díasDorset semostrabamás insulso eimprevisibledelonormalyNedSilvertonsepaseabaconunairequeparecíadesafiar al universo. La libertad y superficialidad de las relaciones con laduquesaeranuncambiomuygrato frenteaestascomplicacionesy,despuésdelalmuerzo,LilycayóenlatentacióndeseguirasusacompañanteshastaelanimadoambientedelCasino.Noteníaintencióndejugar;susexiguosmediosno le permitían tal aventura, pero le divertía sentarse en un diván, bajo ladudosa protección de la duquesa, quien vigilaba sus apuestas sentada a unamesavecina.

Lossalonesestabanatestadosdemironesquesepasabanlatardeyendodemesaenmesa,comolamultituddomingueraacudealasjaulasdelzoológico.Enellentodesfilardelamasaapenassedistinguíanlaspersonas,peroLilynotardóenveralaseñoraBrycruzarelumbralconpasodecidido,seguidadelaesbeltafiguradelaseñoraFisher,querecordabaunbotederemosenlapopadeunremolcador.LaseñoraBrysiguióavanzando,animadaalparecerporladeterminacióndellegaraciertopuntodelossalones,perolaseñoraFisher,alveraLily,sedesvióyfueflotandohaciaella.

—¿Que la perderé?—coreó la pregunta de esta última, con unamiradaindiferentealaespaldadelaseñoraBry—.Teaseguroquenomeimporta.Yalaheperdido.—YaloírlaexclamacióndeLily,agregó—:Hemostenidounapeleaépicaestamañana.Comosabes,anocheladuquesaledioplantónenlacenayahoradicequeesculpamía,demi faltadeorganización.Lopeoresqueelmensaje(unasolapalabrapor teléfono) llegó tan tarde,quehuboquepagar la cena y Bécassin presentó una cuenta desorbitada… ¡Le habíanasegurado tanto la asistencia de la duquesa! —La señora Fisher rio alrecordarlo—. Pagar por lo que no consigue enfurece a Louisa: no puedohacerleentenderqueesunodelospasospreliminaresparaconseguirloquenohas pagado… ¡y, como yo era lo que tenía más cerca, la pobre se ensañóconmigo!

Lily murmuró unas palabras de conmiseración. Los impulsos desolidaridadlaasaltabandemodonaturalyseofrecióinstintivamenteaayudaralaseñoraFisher.

—Sipuedohaceralgo…¡Sisólosetratadepresentarlealaduquesa!MehadichoqueencontrabadivertidoalseñorBry…

PerolaseñoraFisherhizoungestodecisivo.

—Querida, tengo mi orgullo, el orgullo de mi profesión. No he sabidoconvencer a la duquesa y no puedo atribuirme el mérito de tus artes anteLouisaBry.Hedadoelpasodefinitivo:mevoyaParísestanocheconSamGormerysumujer.Aúnsehallanenlafaseelemental;unpríncipeitalianoesmuchomásqueunpríncipeparaellosysiempreestánapuntodeconfundirle

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con un botones. Salvarles de esto es mi misión actual. —Volvió a reír alimaginarseelcuadro—.Peroantesdeirmequierohacermiúltimotestamento:quierodejartealosBry.

—¿Amí?—rioasuvezlaseñoritaBart—.Eresunencantoporacordartedemí,querida,perolaverdadesque…

—¿Tan bien provista estás? —La señora Fisher le dirigió una mirada,penetrante—.¿Enserio,Lily…hastaelpuntoderechazarmioferta?

LaseñoritaBartseruborizóligeramente.

—QueríadecirquealosBrynolesgustaránadaquedispongamosasídeellos.

LaseñoraFishercontinuóazorándolaconunamiradaimplacable.

—LoquerealmentequeríasdeciresquehasdesairadosinmiramientosalosBryysabesqueelloslohannotado.

—¡Carry!

—Oh, para ciertas cosas, Louisa es muy sensible. ¡Si por lo menos leshubierasconseguidounasolainvitaciónalSabrinaenespecialcuandofueronmiembrosde la realeza!Peronoesdemasiado tarde—concluyócon talanteserio—.Noesdemasiadotardeparanadie.

Lilysonrió.

—Quédateyconseguiréqueladuquesaceneconellos.

—No puedo quedarme…LosGormer yame han pagado el salón-lit—confesó sin ambages la señora Fisher—. Pero haz que la duquesa cene conellos,detodosmodos.

LasonrisadeLilyvolvióatrocarseenunalevecarcajada;lainsistenciadesuamigaempezabaaparecerleinoportuna.

—SientohaberdescuidadoalosBry…—comenzó.

—Oh,olvidaalosBry…Erestúlaquemepreocupa—replicólaseñoraFisher,lacual,despuésdeunapausa,seinclinóhaciadelanteyañadióenvozbaja—: Ya sabes que anoche fuimos todos a Niza cuando la duquesa nosplantó.FueideadeLouisa…yomeopuseaella.

LaseñoritaBartasintió.

—Sí…Osvienlaestacióncuandoregresábamos.

—PuesbienelhombrequeibaenelcochecontigoyGeorgeDorset…esehorribleDabhamqueescribe«NotasdeSociedaddesdelaRiviera»,cenóconnosotrosenNizayahoradiceatodoelmundoqueDorsetytúvolvisteissolos

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despuésdemedianoche.

—¿Solos…siél ibaconnosotros?—seechóareírLily,peroenseguidaadoptóunaexpresióngravealverlaprolongadaintenciónenlamiradadelaseñoraFisher—.Sí,volvimossolos…¿acasoesalgo tanhorrible?¿Yquiéntuvo la culpa? La duquesa pernoctaba en Cimiez con la princesa heredera;Berthaseaburriódelespectáculoysemarchótemprano,prometiendoreunirseconnosotrosenlaestación.Nosotrosllegamosatiempo,peroellano…¡ellanosepresentó!

La señoritaBart anunció estehechoen el tonodequienofrece con totalseguridad una explicación convincente, pero la señora Fisher la oyó sininmutarse. Parecía haber olvidado el papel de su amiga en el incidente: suspensamientoshabíantomadootrorumbo.

—¿Berthanosepresentó?Entonces,¿cómovolvióaMontecarlo?

—Oh,supongoqueconelúltimotren;habíadosespecialesparaelfestival.Encualquiercaso,séqueestásanaysalvaenelyate,aunquetodavíanolahevisto;peroahorayasabesquenofueculpamía—resumióLily.

—¿No fue culpa tuya queBertha no apareciera?Mi pobre niña, ¡esperoque no te lo hagan pagar!—La señora Fisher se levantó; había visto a laseñoraBryvenircorriendohaciaellos—.AhívieneLouisa,deboirme…Oh,exteriormenteestamosenlasmejoresrelaciones,almorzaremosjuntas,peroenrealidad le gustaría hacerme pedazos—explicó y, tras un último apretón demanosyunaúltimamirada,añadió—:Recuérdalo,teladejo;estávacilando,dispuestaareconciliarsecontigo.

LilysaliódelCasinopensandoenladespedidadelaseñoraFisher.AntesdeirsehabíadadoelprimerpasohacialarecuperacióndelfavordelaseñoraBry.Unapalabraamable—unvagomurmullosobrelanecesidaddeverseconmásfrecuencia—yunaalusiónaunfuturopróximo,queparecíaincluiraladuquesa,asícomoalSabrina,¡quéfácilerahacerlocuandoseposeíaeldondehacerlobien!Seadmiró,comosolíaadmirarseamenudo,deposeerestedonyno ejercitarlo con mayor firmeza. Pero a veces era olvidadiza… y otras,¿podría ser que fuera orgullosa? En cualquier caso, hoy había intuidovagamenteunarazónparadoblegarsuorgullo,ydehecholohabíadoblegadohasta el punto de sugerir a lord Hubert Dacey, con quien se cruzó en laescalinatadelCasino,quetalvezpodríaconvenceraladuquesadequecenaraconlosBrysiellaseencargabadequelesinvitaranalSabrina.LordHubertprometióayudarlaconlasolicitudqueLilysiempresabíainspirarenél;erasuúnicomodo de recordarle que en un tiempo había estado dispuesto a hacermucho más por ella. Su camino, en suma, parecía allanarse a medida queavanzaba por él y, no obstante, en su interior persistía un leve hálito deinquietud.Sepreguntósi lohabríacausadoelfortuitoencuentroconSelden.

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Perono…Eltiempoyelcambioparecíanhaberlerelegadocompletamentealadebidadistancia.SurepentinayexquisitareacciónantesuspreocupacioneshabíatenidoelefectodealejarhastatalpuntoelpasadorecientequeinclusoSelden, como parte de él, conservaba cierto aire de irrealidad. Y el propioSeldenhabíadejadobienclaroquenodebíanvolveraverse,quesóloestabaen Niza para uno o dos días y se disponía a embarcar en el próximotransatlántico. No: aquella parte del pasado se había limitado a emerger unmomentoa la efímera superficiede losacontecimientos; sinembargo, ahoraquehabíavueltoasumergirse,laincertidumbreylaaprensiónpersistían.

Persistían y se agudizaron cuando Lily vio a George Dorset bajar laescalinata del Hotel de París y cruzar la plaza para ir a su encuentro. Suintencióneraalquilaruncocheparairalmuelleydeallíregresaralyate,peroahoratuvolainmediatasensacióndequealgoseinterpondríaensusplanes.

—¿Haciadóndesedirige?¿Paseamosunpoco?—empezóél,formulandolasegundapreguntasinesperarlarespuestaalaprimera,comosiningunadelasdosleinteresara.YconduciendoensilencioaLilyhacialarelativaquietuddelosjardinesinferiores.

Elladetectóalmomentoenéllossignosdeunaextrañatensiónnerviosa.Tenía lasojerashinchadasy el tonode la tezhabíapalidecido tantoque lascejas irregulares y el largo bigote rojizo destacaban y le daban un aspectomelancólico en el que predominaba una extraña mezcla de ferocidad ydesconcierto.

Caminaronensilencio,élconpasosrápidosyprecipitados,hastallegaralaspendientesemparradasdelladoestedelCasino;allítiróaLilybruscamentedelbrazoyledijo:

—¿HavistoaBertha?

—No…Cuandosalídelyateaúnnosehabíalevantado.

Al oír esto,Dorset profirió una risotada comoel sonido chirriante deunrelojdescompuesto.

—Nosehabíalevantado,¿eh?¿Acasosehabíaidoalacama?¿Sabeaquéhoraregresóabordo?¡Estamañanaalassiete!—exclamó.

—¿Alassiete?—repitióLily—.¿Quéocurrió?¿Unaccidenteeneltren?

Élvolvióareírse.

—Perdieroneltren(todoslostrenes)ytuvieronqueregresarenuncoche.

—¿Y qué…?—Lily titubeó, cayendo en la cuenta de que incluso estacircunstancianoexplicabaelfatalintervalodetantashoras.

—Noencontraronenseguidaunvehículo,comoesnaturalaaquellahora

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delanoche—eltonocasihacíapensarquedisculpabaasumujer—y,cuandopor fin pasó uno, ¡era una tartana tirada por un solo caballo que, además,cojeaba!

—¡Qué mala suerte! Comprendo —aseguró ella, en un tono tanto másconvencidocuantoque,ensufuerointerno,nolocomprendíaenabsolutoy,trasunapausa,añadió—:Losiento.¿Quizádeberíamoshaberlaesperado?

—¿Aque llegara en el caballo cojo?No creoquehubiesepodido cargarconnosotroscuatro.

Lilyrecibiólafrasedelúnicomodoposible:conunarisadestinadaadarleelmismotonohumorísticoconqueéllahabíapronunciado.

—Sí, habría sido difícil; tendríamos que habernos turnado. Pero ver elamanecerhabríamerecidolapena.

—Sí,elamanecerhasidoprecioso—convinoél.

—¿Ah,sí?¿Lohavisto?

—Sí,claro;desdecubierta.Lesesperaba.

—Es natural… Supongo que estaba preocupado. ¿Por qué no me llamóparaqueleacompañaraensuvigilia?

Él,callado,seatusóelbigoteconunamanodelgadaydébil.

—Me parece que no le habría gustado el dénouemmt—dijo al fin consúbitaseveridad.

Aellavolvióadesconcertarleelrepentinocambiodetonoy,comoalaluzde un relámpago, vio el peligro del momento y la necesidad de quitarimportanciaalasunto.

—Dénouement…¿noesunapalabrademasiadosolemneparaunincidentetanpequeño?LopeoreselcansanciodeBertha,delqueprobablementeyaseharepuestodespuésdedormirunashoras.

Seatuvoalanotafrívolaconvalentía,aunqueempezabaaversufutilidadenelbrillodelosojosafligidosdeDorset.

—¡Basta… basta! —explotó éste, con el grito dolido de un niño, ymientras Lily intentaba conciliar su condolencia con la decisión de noreconocerleunacausa concretay fundir ambasenunambiguomurmullodeconsuelo,Dorsetsedesplomóenunbancopróximoydioriendasueltaatodalaamarguradesualma.

Fue una hora espantosa, una hora que dejó a Lily asustada y cohibida,comosiunaluzdesnudalehubierachamuscadolospárpados.Yahabíatenidoalgunos avisos premonitorios de semejante estallido, pues a lo largo de

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aquellos tresmeses lasuperficiedelavidasehabíaresquebrajadodevezencuando en siniestras grietas de las que emanaban siniestros vapores,poniéndolaenguardiayalacechodeunainminenteexplosión.Habíahabidomomentosenquelasituaciónsehabíapresentadobajounaspectomenosvagoy más impresionante, evocando la imagen de un carruaje destartalado,conducido por caballos salvajes por un camino lleno de baches, en cuyointeriorellaibaacurrucada,conscientedequeelarnésnecesitabaserreparadoYsinsaberquépartedelvehículoseromperíaantes.Puesbien:ahoratodosehabía roto y el milagro era que aquel absurdo ensamblaje hubiese estadoenterotantotiempo.Lasensacióndeestarimplicadaeneldesastre,enlugardehaberlo presenciado tranquilamente desde la cuneta, se intensificó cuandoDorset,enmediodesusfuriosasdenunciasyviolentasreaccionesdedesdénpor sí mismo, insinuó que la necesitaba, que necesitaba el lugar que habíallegadoaocuparensuvida.Sinohubierasidoella,¿quiénhabríaescuchadosuslamentos?¿Yquémano,sinolasuya,podíahacerlerecuperareljuicioyelrespeto por sí mismo? Siempre en la tensión de su lucha, Lily había sidoconsciente de un leve instinto maternal en sus esfuerzos para guiarle yanimarle.Sinembargo,sienestaocasiónseaferrabaaella,noeraparaquelelevantaraelánimo,sinoparasentirquealguiensederrumbabaconél;queríaqueellasufrieracomoél,noqueleayudaraasufrirmenos.

Felizmenteparaambos,Dorsetteníapocafortalezafísicaparaprolongarsucólera, que le dejó agotado y sin aliento, hundido en una apatía tan larga yprofunda que Lily casi temió que los transeúntes la confundieran con unataquedeapoplejíayofrecieranauxilio.PeroMontecarloesquizáellugardelmundodondelosvínculoshumanossonmásdébilesylasescenasextrañaslasquemenosllamanlaatención.Sialgunamiradasedetuvoenlapareja,nadieles importunó con ninguna intrusión y fue la propia Lily quien rompió elsilencio levantándose del banco.Al ampliar su campo de visión, vio que elpeligroteníamásalcanceyqueyanoprocedíasolamentedeDorset.

—Siustednoquierevolver,yodebohacerlo…¡Nomeobligueadejarleaquí!—instó.PeroélcontinuóofreciendounaresistenciamudayLilyañadió—:¿Quépiensahacer?Nopuedequedarseaquítodalanoche.

—Puedo ir a un hotel y telegrafiar a mis abogados. —Se enderezó,animadoporunanuevaidea—.PorJúpiter,SeldenestáenNiza…¡Enviaréabuscarle!

Aloíresto,Lilyvolvióasentarse,conungritodealarma.

—¡No,no,no!—protestó.

Dorsetlamiróconsuspicacia.

—¿PorquénoSelden?Esabogado,¿no?Tanbuenoesunocomootroen

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uncasocomoéste.

—Otanmalo.Creíaquenecesitabamiayuda.

—Y usted me la presta… siendo tan dulce y paciente conmigo. De nohabersidoporsuayuda,haceyatiempoquehabríapuestofinaestasituación.Peroahoratodohaterminado.—Selevantódeimproviso,irguiéndoseconunesfuerzo—.Nocreoquelegustevermeenridículo.

Ellalemiróconexpresiónbondadosa.

—De eso se trata, precisamente. —Y entonces, tras un momento dereflexión,ysorprendiéndoseasímisma,añadió,comoinspiradaporunaidea—:Estábien,vayaaveralseñorSelden.Tienetiempohastalacena.

—Oh, la cena… —repitió él con sorna, pero Lily le replicó antes dedejarle:

—La cena a bordo, no lo olvide; la retrasaremos hasta las nueve, si espreciso.

Yaeranmásdelascuatroy,cuandosehuboapeadodelcocheenelmuelleyembarcadoenelbote,LilyempezóapreguntarsequéhabríasucedidoenelSabrina.NadiehabíadichonadadelparaderodeSilverton.¿Habríaregresadoalyate?¿OtalvezBertha—laterriblealternativaseleocurrióderepente—,alquedarse sola,habíadecididovolvera tierraconél?Elcorazón lediounvuelco. Hasta entonces, toda su preocupación había sido para el jovenSilverton, no sólo porque en semejantes cuestiones el instinto femenino sepone de parte del hombre, sino porque su caso le inspiraba una simpatíaespecial. Su sinceridad era desesperada, pobre muchacho, y de una calidadmuydiferentedeladeBertha,aunqueladeéstaerabastantedesesperada.LadiferenciaresidíaenquelossentimientosdelaseñoraDorsetgirabanentornoasímisma,mientraslosdeélsevolcabanenella.Sinembargo,ahora,enlacrisis actual, esta diferencia parecía perjudicar a Bertha, ya que él podía almenossufrirporella,mientrasqueellasóloseteníaasímisma.Encualquiercaso, vistamenos idealmente, todos los inconvenientes de la presente crisisrecaíanen lamujer,y las simpatíasdeLily se inclinabanahoraporella.Nosentía afecto por Bertha Dorset, pero le debía cierta gratitud, tanto másvinculantecuantomenoreralapreferenciapersonalenqueseapoyaba.Berthahabía sidobuenaconellahabíanconvividocómodamente losúltimosmesescomo dos amigas y la sensación de fricción que últimamente había venidonotandoparecíaapremiarlaatrabajarsinreservaseninterésdesuamiga.

Sindudaen interésdeBerthamandóaDorset aconsultarconLawrenceSelden.Unavezaceptadologrotescodelasituación,comprendióenseguidaque Dorset no podía ponerse en mejores manos. ¿Quién sino Selden podíacombinarmilagrosamentelahabilidadparasalvaraBerthaconlaobligación

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de hacerlo? La certeza de que se requeriría mucha habilidad hizo que Lilypensaraconagradecimientoen lamagnitudde laobligación.ConfiabaenélparasacaraBerthadelapuroydepositótodasuconfianzaeneltelegramaqueledirigiódecaminohaciaelmuelle.

Hastaahora,pues,Lilycreíahaberobradobien,yestaconvicciónledabaánimos para terminar la tarea. Bertha y ella no se habían hecho nuncaconfidencias,peroenunacrisiscomoaquélla lasbarreras tendríanquecaer;lasvagasalusionesdeDorsetalaescenadelamañanasugeríanaLilyqueyahabíancaído,yquecualquier intentodereconstruirlasrequeriríaunesfuerzoexcesivoparaBertha.Imaginóalapobremujertemblandotraslosescombrosdesusbarricadasyesperandoconincertidumbreelmomentoderefugiarseenel primer asilo que se le ofreciera. ¡Ojalá no hubiera encontrado aún aquelasiloenotraparte!MientraselboterecorríalacortadistanciaentreelmuelleyelSabrina,Lilysealarmabaprogresivamentedelasposiblesconsecuenciasdesu largo abandono. ¿Y si la infortunadaBertha, no sabiendo a quién acudirdurantelashorasdesoledad…?PeroyaelpieimpacientedeLilyseposabaenlaescaladelyateysuprimerpasoencubiertaledemostróquelapeordesusaprensioneserainfundada,porqueallí,enlaplacenterasombradelacubiertade popa, la infortunada Bertha, ataviada con su habitual elegancia discreta,servíasendastazasdetéaladuquesadeBeltshireyalordHubert.

Laescenalasorprendiótanto,quetuvolaseguridaddequesuamiga,porlomenos,captaríaensumiradaelporqué,yledesconcertólainexpresividaddelamiradaquerecibióporrespuesta.PerouninstantedespuéscomprendióquelaseñoraDorsetteníaquefingirindiferenciaantelosdemás,yqueella,afindemitigarelefectodelpropioasombro,debíaaduciralgunarazónqueloexplicara.Ellargohábitodelastransicionesrápidaslefacilitólaocurrenciadedecirlealaduquesa:

—¡Cómo! ¡Creía que había vuelto al lado de la princesa! —Estaexclamaciónfuesuficienteparaladamaaquienibadirigida,aunquenoparalordHubert.

Porlomenossirviódeintroducciónalanimadorelatodequeladuquesayavolvía,enefecto,alladodesuregiaamiga,cuandodecidióirprimeroalyatepara discutir con la señoraDorset la cena del día siguiente, la cena con losBry,alacuallordHuberthabíainsistidofinalmenteenllevarlas.

—¡Para salvar el pescuezo, ya sabe!—explicó éste, conunamiradaquepedíaaLilyalgúnreconocimientodeprontaobediencia;yladuquesaañadió,consunoblecandor:

—ElseñorBry lehaprometidounsoployéldiceque, sivamos,nos lopasaráanosotros.

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Estocondujoaunaseriedebromasenlasque,segúnleparecióaLily,laseñoraDorset participó con asombrosa presencia de ánimo; al final de ellaslordHubert,yadesdelamitaddelaescala,gritó,comocalculandoelnúmerodeasistentes:

—YcontamostambiénconDorset,¿verdad?

—Oh, sí, cuenten con él —afirmó su esposa con voz alegre. Estabaaguantandoeltipohastaelfinal…pero,cuandoyadabalaespaldaalaborda,despuésdeagitar lamanoporúltimavez,Lilysedijoparasusadentrosqueahoracaeríalamáscarayelmiedoharíasuaparición.

La señora Dorset se volvió con lentitud; quizá necesitara tiempo paradominarlosmúsculos;elcasofuequeloscontrolabaalaperfeccióncuando,sentándosedenuevoa lamesade té,observóa la señoritaBartconun levematizdesarcasmo:

—Supongoquedeberíadecirbuenosdías.

Sieraunapista,Lilyestabadispuestaaseguirla,aunquenoteníalamenorideadelarespuestaqueseesperabadeella.Erairritantecontemplarelaplomode la señora Dorset y Lily tuvo que esforzarse para responder en tonosuperficial:

—Heintentadoverteestamañana,peroaúnnotehabíaslevantado.

—No… me acosté tarde. Después de buscaros en vano en la estación,penséquedebíamosesperaroshastaelúltimotren.—Hablabaenvozbaja,conunlevísimoacentodereproche.

—¿Despuésdebuscarnos?¿Nosesperasteisenlaestación?—AhoraLilyestabademasiadodesorientadaparamedirlaspalabrasdeBerthaovigilarlaspropias—. ¡Puesyocreíaqueno llegastea laestaciónhastadespuésdequesalieraelúltimotren!

La señora Dorset la examinó con los párpados entornados y contestórápidamenteconunapregunta:

—¿Quiéntehadichoeso?

—George…Acabodeverleenlosjardines.

—¡Ah!¿ConqueéstaeslaversióndeGeorge?Elpobrecillonosehallabaencondicionesderecordarloqueledije.Estamañanahasufridounodesuspeoresataquesyleheenviadoaveralmédico.¿Sabessilehalocalizado?

Lily,perdidatodavíaenconjeturas,norespondiónadaylaseñoraDorsetsearrellanóensuasientoconindolencia.

—Esperaráhastaque lereciba;estabamuyasustado.Laspreocupaciones

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sonmuymalasparaél;siemprequeocurrealgodesagradable,ledaunataque.

EstavezLilytuvolaseguridaddequeleestabainsinuandoalgo,perodeunmodo tan imprevisto y con un aire de tan increíble naturalidad que sólopudobalbucir,abrumadaporlasdudas:

—¿Algodesagradable?

—Sí… como que te tuviera tan a mano a tan altas horas de la noche.¿Sabes, querida, que constituyes una gran responsabilidad en un lugar tanescandaloso,ydemadrugada,además?

Aloíresto—completamenteinesperadoydeunaaudaciainconcebible—,Lilynopudoreprimireltributodeunarisasorprendida.

—¡Vaya…encimadequefuistetúquienlecargóconestaresponsabilidad!

LaseñoraDorsetaceptóestaréplicaconunaplomoexquisito.

—¿Por no tener la inteligencia sobrehumana de encontraros entre lamultitud de viajeros que subían al tren? ¿O por no haber imaginado que osiríais sin nosotros (tú y él solos), en vez de quedaros tranquilamente en laestaciónhastaqueconsiguiéramosdarconvosotros?

Lilysesonrojó;empezabaadarsecuentadequeBerthaperseguíaunfin,seguíaunapautapreviamentemarcadapero,anteelinminenteescándalo,¿porqué perdía el tiempo tratando de evitarlo con esfuerzos tan pueriles? Estapuerilidaddesarmó la indignacióndeLily;¿acasonoprobabael terrorde lapobrecriatura?

—No,pornopensarquenosveríamostodosenNiza—respondió.

—¿Vernos? ¡Fuiste tú quien aprovechó la primera oportunidad para irteconladuquesaysusamigos!¡MiqueridaLily,noeresunaniñaalaquehayquellevardelamano!

—No, ni tampoco a la que hay que reprender,Bertha, si es lo que estáshaciendoahora.

LaseñoraDorsetlesonrióconreproche.

—Reprenderte… ¿yo? ¡Dios me libre! Sólo intentaba darte un consejoamistoso,peroengeneralesalrevés,¿no?Soyyoquientienequerecibirlosconsejos,nodarlos;desde luego,nohedejadoderecibirlosenestosúltimosmeses.

—¿Consejos…míos?—repitióLily.

—Oh,sólonegativos:loquenosedebeser,niver,nihacer.Ycreoqueloshe aceptado demanera admirable. Pero, sime permites decirlo, querida, nocomprendíqueunodemisdeberesnegativosfueranoavisartecuandollevabas

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tuimprudenciademasiadolejos.

UnescalofríodetemorestremecióaLily,elrecuerdodeunatraiciónqueera como el destello de un cuchillo en la oscuridad. Sin embargo, lacompasiónvencióalcabodeunmomentosurepugnanciainstintiva.¿Quéeraaquelarrebatodeinsensataamargurasinoelintentodeunacriaturaacosadadenublarelcaminoatravésdelcualpretendíahuir?Asuslabioscasiafloraronlas palabras: «Pobrecita mía, no te debatas; ven directamente a mí yencontrarás una salida». Pero la insolencia impenetrable de la sonrisa deBerthalasahogó,yLilyguardósilencio,reaccionandoconcalmaalataqueyabsorbiendohastalaúltimagotadesufalsedadacumulada;despuésselevantósindecirnadaybajóasucamarote.

CapítuloIII

EltelegramadelaseñoritaBartsorprendióaLawrenceSeldenenlapuertadesuhotel;loleyóyvolviósobresuspasosparaesperaraDorset.Elmensajedejabanecesariamentegrandeslagunasparalahipótesis,aunquetodocuantohabíaoídoyvistoelabogadoenlosúltimosdíaslefacilitabamucholatareadellenarlas.Engeneral,estabasorprendido,pues,aunquecomprendíaquelasituación contenía muchos elementos explosivos, sabía por experiencia quesemejantescombinacionesacabandeformainofensiva.Noobstante,elgenioespasmódicodeDorsetyelolímpicodespreciodesumujerporlasaparienciasprestabana la situaciónuna inseguridadpeculiare, impulsadomenospor suremota relación con el caso que por un celo puramente profesional, Seldenresolvióguiaralaparejaabuenpuerto.Noeraasuntosuyosilareparacióndeunvínculotandeterioradopodíaonollamarseunbuenpuerto;porprincipio,debía procurar que se evitara el escándalo y su deseo de evitarlo era tantomayorcuantoquetemíaverenvueltaenéla laseñoritaBart.Nohabíanadaconcreto en esta aprensión; sólo deseaba ahorrarle la vergüenza de verserelacionada,aunquefuesedelejos,conellavadoenpúblicodelaropasuciadelosDorset.

LoexhaustivoydesagradabledesemejanteprocesoseleaparecióconmásclaridaddespuésdedoshorasdeconversaciónconelpobreDorset.Sacaralgoa la luz supondría ventilar tan ingente acumulación de trapos morales que,cuandosuvisitante sehubomarchado,Seldensequedócon la impresióndequedebíaabrirlasventanasdeparenparymandarbarrerlahabitación.Nadadebía trascender y, por fortuna para su cliente, los trapos, una vezrecompuestos, no se convertirían fácilmente en un agravio homogéneo. Losbordesdeshilachadosnosiemprecoincidían,faltabantrozos,habíadiferencias

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detamañoycolor,yporsupuestoeltrabajodeSeldenconsistíaprecisamenteenpresentarlosa suclientedelmodomásatractivoposible.Sinembargo, lamejordelasdemostracionessería incapazpodíaconvenceraunhombrequese hallara en el estado de ánimo de Dorset, y el abogado vio que por elmomento lo único que podía hacer era suavizar y contemporizar, ofrecercomprensión y aconsejar prudencia. Se despidió de él con la firmerecomendación de que hasta su próximo encuentro observara una actitudestrictamente evasiva y recordara que su papel en el juego consistía por loprontoenobservarycallar.Seldensabía,sinembargo,quenopodríamantenermucho tiempo en equilibrio semejantes violencias y prometió verle a lamañana siguiente en un hotel de Montecarlo. Entretanto, contaba con lareacción de debilidad y desconfianza en símismo que, en tales naturalezas,suele seguir a cada derroche inusitado de fuerza moral, y su respuestatelegráficaalaseñoritaBartconsistiósimplementeenlaorden:«Hazcomosinohubieracambiadonada».

Y,dehecho,todosobedecieronestadirectivadurantelaprimerapartedeldíasiguiente.Dorset,sumisoalasperentoriasinstruccionesdeLily,volvióalyateparaunacenaahorasmuyavanzadas,quefueelmomentomásdifícildela jornada. Se sumió en uno de los abismales silencios que sucedíanhabitualmentealoquesuesposallamabasus«ataques»:deahíquefuerafácilatribuirlo a dicha causa delante de los criados; pero Bertha se permitió laperversidad de mostrarse poco dispuesta a aprovechar este obvio medio deprotección.Se limitóadejarelpesode la situaciónenmanosdesumarido,comosiestuvierademasiadoabsortaenunagraviopropioparasospecharqueellapudieraserelobjetodeotro.ParaLily,estaactitudfueelelementomásamenazadordelasituación,porsufaltadelógica.Mientrasintentabaanimarla languideciente conversación, levantar, una y otra vez, la tambaleanteestructuradelas«apariencias»,supropiaatenciónsedesviabasincesarhaciala pregunta: «¿Qué diablos debe estar tramando?». Había algo realmenteexasperante en la actitud de desafío de Bertha. Si hubiera hecho algunaindicación a su amiga, podrían haber salvado juntas la crisis, pero ¿cómopodía Lily ser útil si se le negaba la menor participación del modo másobstinado?Serútileraloquedeseabadeverdadynoporsupropiobien,sinopor el de los Dorset. No había pensado en ningún momento en sí mismaporqueestabademasiadoconcentradaenelintentodeponerunpocodeordenentre la pareja. Sin embargo, la triste velada terminó dejándola con laimpresióndehabermalgastadosusesfuerzos.NohabíaintentadoveraDorsetasolassino,porelcontrario,evitadorenovarsusconfidencias.BuscabalasdeBertha,quedeberíasolicitarlassuyasconlamismaansiedad,peroella,comoresuelta a causar su propia destrucción, rechazaba la mano que le ofrecíaayuda.

Lilysefueaacostartemprano,dejandosoloalmatrimonio,ycomoparte

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delmisteriogeneralquelarodeaba,transcurriómásdeunahoraantesdequeoyese a Bertha enfilar el silencioso pasillo y entrar en su camarote. A lamañana siguiente encontró al levantarse una aparente prolongación de lasmismas circunstancias, sin que nada le revelara lo ocurrido entre la pareja.Sólounhechoproclamabaabiertamenteelcambioquetodosconspirabanporocultar: queNed Silverton no aparecería. Nadie se refirió a él y esta tacitanegativalomantuvoenelprimerplanodelaconcienciageneral.Sinembargo,habíaotrocambio,perceptible sóloparaLily,y eraqueDorset la esquivabaahorademodocasitanflagrantecomosuesposa.Quizásestabaarrepentidodesuatolondradaconfesióndelavísperaoquizásólointentaba,consuhabitualtorpeza, ceñirse a la recomendación de Selden de portarse «como decostumbre». Semejantes instrucciones cohíben tanto como la petición delfotógrafodeadoptarunapostura«natural»,yenunapersonatanajenacomoelpobreDorsetalaspectoquehabitualmenteofrecía, laluchaporobservarunaposeteníaquetraducirseforzosamenteenextrañascontorsiones.

Elresultadofue,encualquiercaso,queLilysevioabandonadaasupropiasuerte. Cuando salió del camarote se enteró de que la señora Dorset eratodavíainvisibleydequeDorsethabíadesembarcadomuytempranoy,comoellasesentíademasiadoinquietaparaestarsola,tambiénsehizoacompañaratierra.

MientraspaseabaendirecciónalCasino,seunióaungrupodeconocidosque se hospedaban en Niza, con quienes almorzó y en cuya compañía sedirigía a las salas de juego cuando se encontró con Selden, que cruzaba laplaza.Enaquelmomentonopodíasepararsedesusacompañantes,que,muyhospitalarios,suponíanquesequedaríaconelloshastaquesemarcharan,perohallóunminutodepausaparaformularleunapregunta,alaqueélrespondióconprontitud:

—Hevueltoaverle…Acabodedespedirmedeél.

Ellaesperóconansiedad.

—¿Yqué?¿Quéhasucedido?¿Quévaasuceder?

—Nada,porelmomento…ycreoquetampocoenelfuturo.

—¿Seacabó,entonces?¿Sehanreconciliado?¿Estásseguro?

Élsonrió.

—Dametiempo.Noestoyseguro…perosímuchomásqueayer.

YLilytuvoquecontentarseconestoyvolverconelgrupoquelaesperabaenlaescalinata.

Dehecho,Seldenlehabíadadolamáximamedidadesuseguridad;inclusolahabíaexageradounpocoparacalmar laansiedaddeLily.Yahora, aldar

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media vuelta dispuesto a dar un paseo hasta la estación, esa ansiedadpermanecióconélcomojustificaciónvisibledelasuyapropia.Enrealidad,notemíanadaenconcreto:habíadicholapuraverdadalafirmarquenocreíaquesucedieranada.Leinquietaba,sinembargo,queelperceptiblecambiooperadoenlaactituddeDorsetcarecieradecausaaparente.Desdeluego,nosedebíaalos argumentos del abogado ni a la acción de una mayor objetividad delcliente.Cincominutosdeconversaciónhabíanbastadopararevelareltrabajodeunainfluenciaajenaquetalveznohabíacalmadosuresentimientoperosídebilitadosuvoluntad,demodoquesemovíaenunestadodeletargo,comounlocopeligrosoquehasidodrogado.Nocabíadudadeque,fueracualfuesesuprocedencia, suponíaunbienpara la situaciónengeneral; lacuestióneracuánto duraría y qué clase de reacción podía suscitar. Selden no podíaaveriguarnadasobreestospuntos,porqueunefectodelatransformaciónhabíasido interrumpir su libre comunicación con Dorset. Era evidente que éstecontinuabaimpulsadoporelirresistibledeseodecomentarsudesgraciapero,aunquedabavueltasaellaconlamismadesesperadatenacidad,Seldenhabíaadvertido que algo frenaba su necesidad de expresión. Tal estado habíaproducidoensuinterlocutorprimerocansancioydespuésimpaciencia,porloqueal terminar laconversaciónSeldenempezóapensarqueyahabíahechotodoloposibleydecidiólavarselasmanos.

SeguíasiendodeestaopinióncuandosedirigíaatomareltrenysecruzóconlaseñoritaBarty,aunque,despuésdeunbrevediálogoconella,continuómecánicamentesucamino,sepercatódeuncambiosutilensuspropósitos,uncambioinducidoporlamiradadeLilyy,conobjetodedefinirlanaturalezadeesamirada, sesentóenunbancode los jardinesymeditó lacuestión.Enelfondo era natural que estuviera preocupada; una joven introducida en elambiente íntimo de un yate, en compañía de un matrimonio a punto denaufragar,apartedepreocupadaporsusamigos,nopodíaser insensiblea laincomodidaddesupropiaposición.LopeoreraqueelestadodeánimodelaseñoritaBartpodíainterpretarsedemuchasmanerasyunadeellastomóenelaturdidoentendimientodeSeldenladesagradableformasugeridaporlaseñoraFisher.Silajovenestabaasustada,¿temíaporsímismaoporsusamigos?¿Yhastaquépuntosutemoraunacatástrofeaumentabaporelhechodesentirsefatalmente implicada en ella?Como el peso de la ofensa radicaba demodoostensible en la señora Dorset, esta conjetura parecía a simple vistagratuitamentesevera,peroSeldensabíaqueenladesavenenciaconyugalmásunilateral suelen presentarse reconvenciones tanto más audaces cuanto másevidenteeselagraviooriginal.LaseñoraFishernohabíavaciladoensugerirlaprobabilidaddequeDorsetsecasaraconlaseñoritaBart,si«ocurríaalgo»,y, aunque las conclusiones de la señora Fisher eran de una imprudencianotoria,noselepodíanegarciertaastuciaenlalecturadesignos.Alparecer,Dorsethabíademostradounnotableinterésporlajoven,yesteinteréspodía

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ser cruelmente aprovechado en la lucha de su esposa por la rehabilitación.Selden sabía que Bertha se defendería hasta quemar el último cartucho; suconductatemerariasealiabailógicamenteconlafríadeterminacióndeescaparde sus consecuencias. Podía ser tan poco escrupulosa en su propia defensacomoatolondradaententarelpeligro,ytodoloqueestuvieraasualcanceentalesmomentosleserviríadearmadefensiva.Seldennoveíaaúnconclaridadqué líneadeacciónadoptaría, y la incertidumbre incrementó su aprensiónytambién su idea de que antes de marcharse debía hablar de nuevo con laseñoritaBart.Cualquieraquefuesesuresponsabilidaden lasituación—yélsiemprehabía intentadocon todas sus fuerzasno juzgarlapor su entorno—,porajenaquefueraacualquierconexiónpersonalconella,estaríamejorsisealejabadeunposibleestallidoy,comosehabíadirigidoaélpidiendoayuda,sudebereraprevenirla.

EstadecisiónlellevóporfinalevantarsedelbancoyaencaminarsehaciaelCasino, trascuyaspuertas lahabíavistodesaparecer,perounaprolongadaexploración del gentío no logró ponerle sobre su pista. En cambio, para susorpresa, vio a Ned Silverton dando vueltas a las mesas con bastanteostentación, y, advirtiendo que este actor del drama no sólo se encontrabaentrebastidores,sinoqueseexponíaalaluzdelascandilejas,sustemores,apesar de que eso parecía implicar la eliminación de todo peligro, seintensificaron.Conestaimpresiónvolvióalaplaza,esperandoverenellaalaseñorita Bart, ya que todos los visitantes de Montecarlo parecen tener quecruzarla inevitablemente por lo menos una docena de veces al día, perotambiénallílabuscóenvanoysevioobligadoallegaralaconclusióndequehabíaregresadoabordodelSabrina.Seríadifícilseguirlahastaallíytodavíamás difícil, si la seguía, encontrar la ocasión de hablarle a solas, y casi sehabía decidido por la pobre opción de escribirle una nota, cuando en elincesanteiryvenirdelaplazadistinguióderepentelasfigurasdelordHubertylaseñoraBry.

Inmediatamente les preguntó y se enteró por lordHubert que la señoritaBart acababa de volver al Sabrina en compañía de Dorset, un anuncio tandesconcertanteparaélquelaseñoraBry,despuésdeunamiradadesuparejaqueparecióactuarcomounresorte,lepropusoquelesacompañara,aellosysusamigos,aBécassin:«unapequeñacenaenhonordeladuquesa»,añadió,antesdequelordHuberttuvieratiempodesoltarelresorte.

La opinión que merecía a Selden el privilegio de ser incluido entresemejante compañía le condujo a la puerta del restaurante con ciertaanticipación. Allí se detuvo a buscar entre las filas de comensales que seacercaban a la bien iluminada terraza, y, mientras los Bry dudaban en elinterior sobre las últimas alternativas del menú, esperó la llegada de losinvitadosdelSabrina,queporfinaparecieronenelhorizonteencompañíade

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laduquesa,lordyladySkiddawylosStepney.Fuefácilapartardeestegrupoa la señoritaBartconelpretextodeadmirarunmomentounade las lujosastiendasdelaterraza.Entonces,mientrascontemplabanjuntoselblancofulgordelescaparatedeunajoyería,ledijo:

—Heesperadoparaverte…parapedirtequenovuelvasalyate.

En la mirada que ella le dirigió brilló un rápido destello de su miedoanterior.

—¿Quenovuelva…?¿Quéquieresdecir?¿Quéhaocurrido?

—Nada,perosisucedealgo,¿porquéestarenmedio?

El resplandor del escaparate, al intensificar la palidez del rostro deLily,dabaasuslíneasdelicadaslanitidezdeunamáscaratrágica.

—Nadaocurrirá,estoysegura,pero,mientrasexistaunasombradeduda,¿cómopuedesinsinuarqueabandoneaBertha?

Laspalabrasteníanunanotadedesprecio;¿eraposiblequeeldestinatariofueraél?Dabaigual,estabadispuestoaarriesgarseasufrirlodenuevohastaelpuntodeinsistir,conuninnegablelatidodeemoción:

—Debespensarentimisma,¿sabes?

Alocualellarespondió,mirándolealosojosyconunaextrañatristezaenlavoz:

—¡Sisupieraslopocoquemeimporta!

—Bueno,noocurriránada—dijoSelden,másparasupropiatranquilidadqueparaladeella.

—¡Claro que no, nada, nada! —afirmó Lily con decisión, mientras sevolvíanparaalcanzarasusamigos.

En el atestado restaurante, sentados ya a la bien iluminada mesa de laseñora Bry, su confianza pareció crecer, ayudada por la familiaridad delambiente. Estaban presentes Dorset y su mujer, ofreciendo al mundo sussemblantes habituales, ella concentrada en adaptarse a un llamativo vestidonuevoyél rechazandocon temordedispéptico lasmúltiples tentacionesdelmenú.Elmerohechodemostrase juntos, tanabiertamentecomopermitíaelentorno, parecía proclamar sin ninguna duda que habían arreglado susdiferencias.Cómo lo habían conseguido era todavía un enigma, pero estabamuyclaroquedemomentolaseñoritaBartconfiabaenelresultadoySeldenintentó imitarla diciéndose que Lily había tenido más oportunidades deobservaciónqueél.

Entretanto, amedida que la cena progresaba a través de un laberinto de

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platos en el que claramente la señora Bry había logrado eludir la manorestrictivadelordHubert,elestadodealarmadeSeldenempezóadisolverseenunestudioparticulardelaseñoritaBart.Eraunodelosdíasenqueestabatanbellaquesubellezaerasuficienteytodolodemás—sugracia,suingenio,susaptitudessociales—dabalaimpresióndeserelexcesodeunanaturalezapródiga.Peroloquemáslellamólaatenciónfuecómosedistinguía,mediantecien indefiniblesmatices, de las personas quemás gala hacían de poseer supropioestilo.Eraprecisamenteentalcompañía, laflorynataylaexpresióncompleta del estado al que aspiraba, donde las diferencias destacaban conespecialintensidad,ysugraciavolvíavulgarlaeleganciadelasotrasmujeresdelmismomodoquesussilencios,finamentediscriminados,hacíanaburridosuparloteo.LatensióndelasúltimashorashabíadevueltoasurostroaquellaelocuenciamásprofundaqueSeldenhabíaechadodemenosenélylavalentíadelasúltimaspalabrasquelehabíadirigidovibrabaensusojosyensuvoz.Sí,eraexcepcional:esteadjetivo le ibacomoanilloaldedo,ySeldenpodíadar rienda suelta a su admiración porque había en ella muy poca emociónpersonal. Su verdadero alejamiento no se había producido en el consabidomomento del desencanto, sino ahora, al sobrio resplandor de ladiscriminación,dondelaveíaclaramenteseparadadeélporlacrudezadeunaelecciónqueparecía desmentir lasmismasdiferencias quepresentía en ella.EstaelecciónconlaqueLilyseconformabavolvíaaserplenaa losojosdeSelden:elderrochedemanjaresexquisitos,eltedioaparatosodelacharla,lalibertaddeexpresiónquenuncaalcanzabaal ingenio,y la libertaddeacciónquenuncarozabalaaventuraromántica.Elllamativodecoradodelrestaurante,en el centro del cual su mesa parecía rodeada de una aura especial depublicidad, y la presencia en ella del pequeñoDabham de las «Notas de laRiviera»prestabanrelievealosidealesdeunmundoenqueelexhibicionismopasabapordistinciónylacolumnadesociedaderalanóminadelafama.

El inmortalizador de tales ocasiones, aquel pequeño Dabham apretujadoentredoselegantesvecinas,setransformóderepenteenelfocodelaatencióndeSelden.¿Cuántosabíadelosacontecimientosycuántonecesitabaaveriguarpara sus fines?Susojitoserancomo tentáculosdesarrolladosparacaptar lasinsinuaciones flotantes que Selden casi veía pulular a ratos en el aire ydesaparecerotros,devolviendoalambientesuvacuidadnormal,enlaquenohabíanadamásparaelperiodistaquelaeleganciadelasgalasfemeninas.Elvestido de la señora Dorset, en particular, desafiaba toda la riqueza devocabulariodelseñorDabham;teníasorpresasysutilezasdignasdeloqueélhabría llamado «el estilo literario». Selden advirtió que al principio habíapreocupadoenexcesoaladamaquelolucía,peroahorayalodominabayeraincluso capaz de producir efectos con inusitada libertad. ¿No era, de hecho,demasiado libre, demasiado fluida, para una naturalidad perfecta? ¿Y no semovíaDorset,haciaquienSeldendesviólamiradaporunatransiciónnatural,

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con ademanes demasiado espasmódicos, entre los mismos extremos? Eracierto que los movimientos de Dorset siempre parecían espasmódicos, perodaba la impresión de que esta noche cada vibración le apartaba más de sucentro.

La cena,mientras tanto, se acercaba a su triunfante final paramanifiestasatisfacción de la señora Bry, quien, sentada en su trono con apopléticamajestad entre lordSkiddawy lordHubert, parecía invocar al espíritu de laseñora Fisher para que presenciara su éxito. A excepción de ésta, el aforopodíadecirsequeestabacompleto,porqueelrestauranterebosabadepersonasreunidas con el fin casi exclusivo de ser espectadoras y colocadasestratégicamentesegúnlosnombresylascarasdelascelebridadesquehabíanvenidoaver.LaseñoraBry,conscientedequetodassusinvitadasfemeninaspertenecíanaaquellacategoríaydequecadaunadeellasmerecíasupartedeadmiración, prodigaba a Lily toda la gratitud reprimida a la que la señoraFisher no se había hecho acreedora. Selden, al sorprender su mirada, sepreguntóquépapelhabríacumplidolaseñoritaBartenlaorganizacióndelacena; no cabía duda de que por lo menos contribuía en gran medida a suadornoy,mientrascontemplabaelseductoraplomodesusmodales,sonrióalpensarquelahabíaimaginadonecesitadadeayuda.Nuncahablaestadomásserena y dueña de la situación que cuando, a la hora de partir, se apartó unpoco del grupo y se volvió con una sonrisa y una graciosa inclinación dehombrospararecibirsucapademanosdeDorset.

LacenasehabíaprolongadoconlosexcepcionalescigarrosdelseñorBryyunaabrumadoravariedaddelicores;muchasmesasyaestabanvacías,peroaúnsedemorabaelnúmerosuficientedecomensalespararealzarladespedidade los distinguidos invitados de la señora Bry. La ceremonia se alargó ycomplicó, pues la duquesa y lady Skiddaw se despedían por un tiempoindefinido;hubopromesasdeunaprontareuniónenParís,dondesedetendríanpara renovar su vestuario antes de dirigirse a Inglaterra. La calidad de lahospitalidad de los Bry y los soplos financieros del marido prestaron a laactituddelasdamasinglesasunaefusividadgeneralqueproyectólaluzmásrosadasobreelfuturodesuanfitriona.LaseñoraDorsetylosStepneyfueronincluidosensuresplandor,ylaescenaenteratuvopinceladasdeintimidadquevalíansupesoenoroparalavigilanteplumadelseñorDabham.

Unaojeadaalrelojhizoexclamaraladuquesa,mirandoasuhermana,quetenían el tiempo justo para coger el tren; una vez pasado el revuelo de ladespedida, los Stepney, que habían dejado su automóvil en la puerta, seofrecieronallevaralmuellealosDorsetyalaseñoritaBart.ElofrecimientofueaceptadoylaseñoraDorsetseadelantó,juntoconsumarido.LaseñoritaBart se retrasó para intercambiar dos últimas palabras con lord Hubert, yStepney, a quien el señor Bry alargaba un cigarro aún más caro que los

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anteriores,dijo:

—Vamos,Lily,siesquequieresvolveralyate.

Lily dio media vuelta para obedecer, pero en aquel momento la señoraDorset,quesehabíadetenido,diounospasoshacialamesa.

—La señorita Bart no regresa al yate —dijo con una voz de singularclaridad.

Elsobresaltosereflejóentodaslasmiradas;laseñoraBryenrojecióhastacongestionarse, la señora Stepney se ocultó con nerviosismo detrás de sumaridoySelden,entreeltorbellinogeneraldesussensaciones,fuesobretodoconscientedeldeseodeagarrarporelcuelloaDabhamysacarloalacalle.

Dorset,mientras tanto, sehabíacolocado juntoa sumujer.Conel rostrolívidoylosojoshuidizos,miróasualrededoryexclamó:

—¡Bertha!…SeñoritaBart…Setratadeunmalentendido…unerror…

—LaseñoritaBartsequedaaquí—replicósuesposaentonoincisivo—ycreo,George,quenodeberíamoshaceresperarmásalaseñoraStepney.

Duranteestebreveintercambiodepalabras, laseñoritaBartnoabandonóadmirablemente su postura erguida, un poco aislada del abochornado grupoquelarodeaba.Habíapalidecidobajoelgolpedelinsulto,perolaturbacióndelosdemássemblantesnosereflejabaenelsuyo.Ellevedesdéndesusonrisaparecía situarla fuera del alcance de su antagonista y hasta que hizocomprenderalaseñoraDorsettodaladistanciaquelasseparabanosevolvióparatenderlamanoasuanfitriona.

—Mañanamevoyconladuquesa—explicó—yhepensadoqueeramásfácilparamípasarlanocheentierra.

SostuvoconfirmezalamiradainquisitivadelaseñoraBrymientrasdabaestaexplicación,pero,encuantosehizoelsilencio,Selden lavioecharunaojeadaacadaunadelasmujeresyleerlaincredulidadensusojosyunmudomalestarenlosdeloshombres;duranteunafraccióndesegundoleparecióverquesetambaleabaalbordedelabismo.Peroenseguidasevolvióhaciaélconunarmoniosoademányunasonrisapálidayvaliente:

—QueridoseñorSelden—dijo—,meprometióustedacompañarmehastaelcoche.

Fuera, el cielo estaba gris y desapacible, y mientras Lily y Selden sedirigían a los jardines desiertos que había debajo del restaurante, ráfagas delluvia cálida golpearon su rostro. Habían desechado tácitamente la idea delcochey caminabanen silencio, ella con lamanoapoyadaenelbrazodeél;cuandollegaronallugarmásumbríodeljardín,sedetuvieronjuntoaunbanco

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ySeldendijo:

—Siéntateunmomento.

Ellasedejócaerenelbancosindecirpalabra,peroel faroleléctricodelrecododelasendailuminósusemblanteafligido.Seldensesentóasuladoyesperóaquehablara,temerosodehurgarensuheridaconunauotrapalabrayatormentadopor la angustiosa duda que había vuelto a surgir en su interior.¿Qué la había puesto en tan apurada situación? ¿Qué debilidad la habíaentregado de forma tan abominable a merced de su enemiga? ¿Y por quéBerthaDorset se había convertido en su enemiga en el precisomomento enquenecesitabaatodasluceselapoyodeotramujer?Apesardequetodossusnerviosserebelabancontralasujecióndelosmaridosasusesposasycontralacrueldadfemeninaconsupropiosexo,surazónseinclinabatercamentehaciala proverbial relación entre el humo y el fuego. El recuerdo de lasinsinuaciones de la señora Fisher y la corroboración de sus propiasimpresionesaumentabansusreparosalmismotiempoquesupiedadporque,dondequiera que buscase una salida para la compasión, la encontrababloqueadaporeltemordecometerungranerror.

Deprontoseleocurrióqueelsilenciopodíaresultartanacusadorcomoeldeloshombresaquienesacababadedespreciarpornodefenderla,pero,antesde que pudiera hallar la palabra oportuna, ella le salió al paso con unapregunta:

—¿Conocesunhoteltranquilo?Puedollamaramidoncellaporlamañana.

—¿Unhotel…aquí…alquepuedasirsola?Imposible.

Ellaleoyóconunpálidoreflejodesuantiguohumor.

—¿Qué hacer, entonces? Está demasiado nublado para dormir en losjardines.

—Perodebedehaberalguien…

—¿Alguienquemepuedacobijar?Claro…muchos…pero¿aestashoras?Yahasvistoquemicambiodeplaneshasidobastanterepentino…

—¡Diosmío…simehubierasescuchado!—exclamóél,desahogandosuimpotenciaenunarrebatodeira.

Ellatodavíasuporeplicarleconlasuaveironíadesusonrisa:

—¿Acaso no lo he hecho? Me aconsejaste no volver al yate, y no hevuelto.

Selden vio entonces, con una punzada de remordimiento, que Lily nopensaba explicar nada ni defenderse, que él, con su estúpido silencio, habíaperdidotodaposibilidaddeayudarlayqueelmomentodecisivohabíapasado.

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Ellaselevantó,enunaactituddedifusamajestad,comounaprincesaquesedirigetranquilamentealdestierro.

—¡Lily! —exclamó Selden, con una nota de desesperado llamamiento,peroellalereprendióconsuavidad:

—¡Oh, no! Ahora no—y añadió, con toda la dulzura de su recuperadoequilibrio—:Puestoquehedeencontrarcobijoenalgunaparteytútieneslabondaddeestaraquíparaprestarmeayuda…

Seldenseenderezóanteeldesafío.

—¿Harásloquetediga?Sólohayunasolución:debesacudirdirectamenteatusprimos,losStepney.

—Oh…—exclamóLilyconunmovimientoderesistenciainstintiva,peroélinsistió:

Vamos…EsdemasiadotardeYtienesquedarlaimpresióndequehasidoaverlosdirectamente.

La había cogido del brazo, pero ella le detuvo con un último gesto deprotesta:

—No puedo…no puedo… ¡Eso no…No conoces aGwen! ¡No puedespedirmeesto!

—Tengoquepedírtelo…Ytúdebesobedecerme—insistióél,aunqueenelfondoyasehabíacontagiadodeltemordeLily.

Éstapreguntóenunmurmullo:

—¿YsiGwenseniega?

—¡Oh,confíaenmí…confíaenmí!—sólosupodecirélyLily,cediendo,sedejóconducirensilenciohastalaplaza.

EnelcocheguardaronsilencioduranteelbrevetrayectoaliluminadohoteldelosStepney.Seldenladejófuera,protegidatraslaoscuridaddelacapuchalevantada,mientrasélsehacíaanunciaraStepneyyesperabaaqueéstebajararecorriendo lentamente el vestíbulo. Diezminutos después los dos hombrespasaronjuntospordelantedelosporterosconlibreayStepneysedetuvoenunúltimoarranquedeindecisión.

—¿Quedabienentendido?—estipuló,nervioso, con lamanoenelbrazodeSelden—.Partirámañanaconelprimertren…ymimujerestádormidaynoselapuedemolestar.

CapítuloIV

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Las persianas del salón de la señora Peniston estaban bajadas contra elsofocantesoldejunio,yenelcalurosoatardecerlosrostrosdesusfamiliaresreunidossurgíandeunapenumbraenconsonanciaconsuduelo.

Nofaltabaninguno:losVanAlstyne,losStepneyylosMelson…einclusoalgúnqueotroPenistoncuyamayorlaxituddevestuarioymodaleseraindiciode un parentesco remoto y esperanzas más asentadas. En realidad, la ramaPeniston tenía la tranquilidad de saber que el grueso de las propiedades delseñor Peniston «volvían» a la familia, mientras que los familiares directosdependían de las disposiciones de la viuda sobre su fortuna particular ydesconocíansumagnitud. JackStepney,ensunuevacalidaddesobrinomásrico, tomótácitamente lasriendas,poniendoderelieve lapropia importanciaconelmayorbrillodesulutoyladiscretaautoridaddesuactitud,mientraselaburrimientoyelvestidofrívolodesuesposaproclamabaneldespreciodelaheredera por la insignificancia de los bienes en cuestión. El viejo Ned vanAlstyne,sentadoasuladoyembutidoenunalevitaqueotorgabaeleganciaasuaflicción,atusabasubigoteblancoparaocultarelávidotemblordelabiosyGraceStepney,conlanarizenrojecidayoliendoacrespóndeluto,murmuróllenadeemociónalaseñoraHerbertMelson:

—¡NosoportoverlascataratasdelNiágaraenningúnotrositio!

UncrujidodefaldasdelutoyunrápidogirodecabezassaludólaaparicióndeLilyBart,altaynobleconsuvestidonegro,acompañadadeGertyFarish.Losrostrosdelasmujeres,cuandolavierondetenerseinquisitivamenteenelumbral,fueronunestudiodelavacilación.Unoodosparecieronreconocerla,congestoscuyavaguedadpodíadebersealasolemnidaddelaescenaoalasdudas sobre la reacción de los demás; lamujer de Jack Stepney inclinó unpoco la cabeza y Grace Stepney indicó con gesto sepulcral el asiento queestabaa su lado.PeroLilyhizocasoomisode la invitación, así comode latentativaoficialdeJackStepneyparaorientarla,ycruzólahabitaciónapasolentoyarmoniosoparasentarseenunasillaqueparecíahabersidocolocadaexprofesoapartedelasdemás.

Era la primera vez que se enfrentaba con su familia desde el regreso deEuropa dos semanas antes, pero, si se percató de alguna reticencia en suacogida,sólosirvióparaañadirunmatizdeironíaalahabitualcomposturadesuporte.Elpesarque lahabíaembargadoenelpuertocuandoseenteróporGertyFarishde lamuerte de la señoraPeniston se trocó casi en seguida enalivioantelaideairreprimibledequeahora,porfin,podríasaldarsusdeudas.Había temidoconinquietudconsiderableelprimerencuentroconsu tía,quese había opuesto con firmeza al viaje de su sobrina con losDorset y hechopatente su disgusto no escribiéndole durante su ausencia. La certeza de quehabíaoídohablardesu rupturacon losDorset incrementaba la inquietudde

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Lilyanteelencuentro;¿noera,pues,comprensiblequesintieraunainmediatasensación de alivio al saber que en lugar de la desagradable entrevista sólotendría que recibir graciosamente una herencia segura desde hacía tiempo?Para decirlo con una expresión corriente, siempre «se había dado pordescontado»quelaseñoraPenistondejaría«bienarreglada»asusobrina,ylasuposiciónhabíacristalizadoenunarealidadenelpensamientodeestaúltima.

—Lo heredará todo, claro… No comprendo por qué estamos aquí —observó la esposa de Jack Stepney en voz alta a Ned van Alstyne, quemurmuróentonodespreciativo:

—Juliafuesiempreunamujerjusta—locualpodíainterpretarsealmismotiempocomoaquiescenciaocomoduda.

—Bueno,sólosonunoscuatrocientosmil—replicólaseñoraStepneyconunbostezo,yGraceStepney,enelsilencioprovocadoporlatospreliminardelnotario,sollozóamediavoz:

—Noencontraránafaltarniunatoalla…Lascontamosellayyojustoelmismodía…

Lily, oprimida por el ambiente cerrado y el olor sofocante de la ropa delutonueva, notóque su atencióndivagabamientras el abogadode la señoraPeniston, solemnemente erguido tras unamesa Boulle en un extremo de lahabitación,empezabaaleerelpreámbulodeltestamento.

«Escomoestarenla iglesia»,pensó,preguntándosevagamentededóndehabría sacadoGrace Stepney un sombrero tan horrible. Entonces se fijó encuántohabíaengordadoJack;prontoseríatanpletóricocomoHerbertMelson,que estaba sentado unos metros más allá, resoplando y con las manosenguantadasdenegroapoyadasenelbastón.

«No sé por qué la gente rica acaba siempre engordando…Supongo queserá porque carecen de preocupaciones. Si heredo, tendré que vigilar misilueta», se decía,mientras el abogado proseguía la lectura del laberinto delegados. Primero nombró a los servidores, luego a varias institucionesbenéficas,despuésalosMelsonyStepneymáslejanos,queseagitaronaloírsus nombres y volvieron a sumirse en la imperturbabilidad propia de lasolemneocasión.NedVanAlstyne,JackStepneyyunoodosprimosfueronnombradosenrelaciónconunoscuantosmiles;LilyseextrañódequeGraceStepney no estuviera entre ellos. Entonces oyó su propio nombre: «A misobrinaLilyBart,diezmildólares»y,despuésdequeelletradohubiesedadolecturaaunaseriedefrasesininteligibles,pronunciólaúltimaconasombrosaclaridad:«…yelrestodemisbienesamiqueridaprimaytocaya,GraceJuliaStepney».

Seoyóunaahogadaexclamacióndesorpresaytodaslascabezasenlutadas

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sevolvieronhaciaelrincóndondelaseñoritaStepneygemía,proclamandosuindignidad,atravésdeunpañueloorladodenegro.

Lily, al margen del movimiento general, se sintió por primera vezcompletamentesola.Nadielamiró,nadieparecíaverla;teníalaimpresióndehaber descendido al fondo de la insignificancia. Y a este efecto de laindiferencia colectiva fue a sumarse la decepción, más profunda, de lasesperanzastraicionadas.Desheredada…Habíasidodesheredada…¡yenfavordeGraceStepney!Cruzó lamiradacon ladeGerty, afligidaypendientedeellaenundesesperadoesfuerzoparaconsolarla,yentonces reaccionó.Teníaquehaceralgoantesdeabandonarlacasa,yhacerlocontodalanoblezaqueellasabía imprimirasemejantesgestos.Seacercóalgrupoquerodeabaa laseñoritaStepneyy,alargandolamano,dijoconsencillez:

—QueridaGrace,mealegromucho.

Lasotrasdamaslehabíanabiertopaso,creandounespacioasualrededorqueseensanchócuandodiomediavueltaparairse,sinquenadieseacercaraallenarlo.Sedetuvounmomentoymiróaunoyotrolado,midiendoconcalmalasituación.Oyóaalguieninteresarseporlafechadeltestamentoyentendióuna frase de la respuesta del abogado, algo sobre una llamada urgente y un«instrumento anterior». Entonces los presentes empezaron a dispersarse; laesposa de Jack Stepney y la de Herbert Melson se quedaron en el portalesperando su automóvil; un grupo de parientes comprensivos acompañó aGraceStepneyhastaelcochealqueseempeñaronenhacerlasubir,peseaquevivía a una o dos manzanas de distancia; y la señorita Bart y Gerty seencontraron casi solas en el salón morado, más parecido que nunca, en lasofocante penumbra, a unpanteón familiar en el que acabara de depositarsedecentementeelúltimocadáver.

En el saloncito de Gerty Farish, después de un trayecto en coche dealquiler,Lilysedesplomóenunasillaconunarisaapenasaudible;seleantojóunacómicacoincidenciaqueellegadodesutíarepresentaracasiconexactitudlacantidadqueledebíaaTrenor.Lanecesidaddesaldaraquelladeudahabíaadquirido más urgencia desde su regreso a Estados Unidos y expresó suprimerapreocupacióndiciéndoleaGerty,quelamirabaconansiedad:

—Megustaríasabercuándoharánefectivosloslegados.

PerolaseñoritaFarishnoestabadehumorparalegadosyenseguidadioriendasueltaasuindignación:

—¡Oh, Lily, es injusto y cruel! ¡Grace Stepney debe sentir que no tienederechoatodoesedinero!

—Cualquier persona capaz de complacer a tía Julia tiene derecho a sudinero—replicófilosóficamentelaseñoritaBart.

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—Perosentíaafectoporti…Hizocreeratodoelmundoque…—GertyseinterrumpióconevidenteturbaciónylaseñoritaBartlamiróconfranqueza.

—Gerty,sésincera;estetestamentofueredactadohacesóloseissemanas.¿ConocíamirupturaconlosDorset?

—Todo el mundo oyó decir, por supuesto, que se había producido unadesavenencia…unmalentendido…

—¿SabíaqueBerthameechódelyate?

—¡Lily!

—Estoesloqueocurrióexactamente.DijoqueyointentabacasarmeconGeorgeDorsetylodijoparaquesumaridocreyeraqueestabacelosa.¿NoesesoloquelecontóaGwenStepney?

—Nolosé.Nuncaprestoatenciónasemejantesdesatinos.

—Yo tengo que prestársela: necesito saber qué terreno piso.—Calló unmomentoydenuevo soltóuna leve risita—. ¿Tehas fijado en lasmujeres?Teníanmiedodedesairarmecuandopensabanqueibaaheredar…ydespuésme han evitado como si tuviera la peste. —Gerty guardó silencio y Lilycontinuó—:Mehequedadoparaverquéocurría.HanseguidoelejemplodeGwenStepneyyLuluMelson;lashevistopendientesdeloquehacíaGwen.Gerty,tengoquesaberloquesemurmurademí.

—Yatehedichoquenoprestoatencióna…

—Estas cosas se oyen sin prestarla. —Se levantó y puso unas manosfirmes sobre los hombros de la señorita Farish—. Gerty, ¿piensan hacermetodoselvacío?

—TusamigosLily…¿Cómopuedespensarlo?

—¿Quiénesamigoenmomentosasí?¿Quiénsinotú,mipobreyconfiadaGerty?¡YDiossabequésospechasdemí,inclusotú!—BesóaGertyconunextraño murmullo—. Pero nunca permitirás que eso te influencie… ¡Losdelincuentes te inspiran cariño! Sin embargo, ¿qué me dices de los quereinciden una y otra vez? Porque no sé si sabes que soy una impenitenteempedernida.

Se irguióhastaalcanzar toda laalturadesuesbeltaymajestuosasilueta,como un ángel de las tinieblas que desafiara a la atribulada Gerty, la cualapenasfuecapazdebalbucir:

—Lily,Lily…¿cómopuedesbromearsobreestascosas?

—Talvezparano llorar.Perono…nuncahesido llorona.Descubrímuypronto que las lágrimas me enrojecen la nariz y saberlo me ha ayudado a

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superarvariosepisodiosdolorosos.

Cruzólahabitación, inquieta,y luegovolvióasentarseymiróelagitadosemblantedeGertyconojosburlones.

—Nome importaría,¿sabes?, sihubieseheredadoeldinero—yaloírel«¡Oh!»deprotestadelaseñoritaFarish,insistióconacentotranquilo—:Niuncomino, querida, porque, en primer lugar, no se atreverían a desairarme deltodoy, si lohicieran, nome importaríaporque sería independientede ellos.¡Encambio,ahora…!—Laironíadesapareciódesusojosymiróasuamigacontristeza.

—¿Cómopuedes hablar así,Lily?Claro que el dinero tendría quehabersidotuyo,peroestonocambianada.Loimportante…—Gertyhizounapausayenseguidaprosiguióentonofirme—:Loimportanteesquetodoseaclare…Tienesquecontartodalaverdadatusamigos.

—¿Todalaverdad?—riolaseñoritaBart—.¿Quéeslaverdad?Cuandosetratadeunamujer,lagentesiemprecreelopeor.EnestecasoesmuchomásfácilcreerlaversióndeBerthaDorsetquelamía,porqueellaesdueñadeunamansiónydeunpalcoenlaóperayconvieneestarenbuenasrelacionesconella.

LaseñoritaFarishseguíamirándolaconinquietud.

—Pero¿cuálestuversión,Lily?Meparecequenadielaconoce.

—¿Miversión?Creoquenolaconozconiyomisma.Comocomprenderás,nuncasemeocurrióprepararunaversiónporanticipado,comohizoBertha…ysisemehubieraocurrido,nometomaríalamolestiadeexplicarlaahora.

PeroGertyinsistió,consutranquilasensatez:

—Notepidounaversiónpreparada…Tepidoquemecuentestodoloqueocurriódesdeelprincipio.

—¿Desde el principio?—repitió la señoritaBart—.QueridaGerty, ¡quépoca imaginación tenéis laspersonasbuenas!Pues supongoqueelprincipiopartedemicuna,demieducaciónydelascosasquemeenseñaronaapreciar.Ono…noquieroculparanadiedemisdefectos:esmejordecirquelollevabaen la sangre, que lo heredé de una antepasada pecadora, amante de losplaceres,quereaccionócontralasvirtudesdomésticasdeNuevaAmsterdamydeseaba volver a la corte de los Carlos… —Y, como la señorita Farishcontinuabapresionándolacon susojos tristes, añadió, impaciente—:Mehaspedidolaverdad…Puesbien,laverdadsobrecualquiermujersolteraesque,cuandoseempiezaahablardeella,estáperdida,ycuantomásexplicasucaso,másgraveparece…QueridaGerty,¿notendríasporcasualidaduncigarrillo?

En la calurosa habitación del hotel donde se hospedaba desde que había

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desembarcado, Lily Bart revisó su situación aquella noche. Era la últimasemana de junio y ninguno de sus amigos estaba en la ciudad. Los pocosparientesquesehabíanquedadoohabíanvueltoparalalecturadeltestamentode la señora Peniston se habíanmarchado aquella tarde a Newport o LongIsland, sin ofrecer su hospitalidad a Lily. Por primera vez en su vida seencontrótotalmentesola,sinofueraporGertyFarish.NisiquieraenelmismomomentodesurupturaconlosDorsethabíatenidotanhondaimpresióndesusconsecuencias,porqueladuquesadeBeltshire,alenterarsedelacatástrofeporlordHubert, le habíaofrecido instantáneamente suprotecciónyde sumanoLily tuvounéxito casi triunfal enLondres.Estuvo tentadadequedarsemástiempo en el seno de una sociedad cuyo único deseo era dejarse divertir ycautivarporellasinpreguntarconexcesivacuriosidadcómohabíaadquiridoeldondehacerlo,pero,antesdedespedirsedeSelden,éstelehabíahechoverla urgente necesidad de regresar al lado de su tía, y lord Hubert, cuandoreaparecióenLondres,abundóenlamismaopinión.Lilynonecesitabaqueledijeran que el patrocinio de la duquesa no era el mejor camino hacia larehabilitaciónsocial,ycomoademáseraconscientedequesunobledefensorapodía abandonarla en cualquier momento en favor de una nueva protegida,decidiódemalaganaregresaraNorteamérica;yaúnnollevabadiezminutosensupaísnatalcuandocomprendióquehabía tardadodemasiadoenvolver.LosDorset, losStepneyy losBry—todos los actoresy testigosdelnefastodrama—lahabíanprecedidoconsuversióndelcaso,einclusoaunquehubieraentrevistolamenorposibilidaddeserescuchada,undesdényunaindiferenciaprofundos la habrían obligado a desaprovecharla. Sabía que no era conexplicaciones y acusaciones como lograría recuperar su antigua reputación,pero, aunque hubiera tenido una confianza mínima en la eficacia de talesmedidas, la habría frenado la misma sensación que le había impedidodefenderse anteGerty Farish; un sentimiento que eramitad orgullo ymitadhumillación, porque a pesar de saber que había sido despiadadamentesacrificada en aras de la determinación de Bertha Dorset de recobrar a sumarido, y aunque sus propias relaciones con éste habían sido de un simplecompañerismo, sabíamuybiendesde el principioque suparte en el asunto,comoloexpresóbrutalmenteCarryFisher,consistíaendesviarlaatencióndeDorset de su esposa. «Por eso» estaba allí: era el precio que había resueltopagarpor tresmesesdelujoyausenciadepreocupaciones.Sucostumbredeafrontarcondecisiónloshechos,ensusrarosmomentosdeintrospección,nole permitía falsear la realidad. Había pagado por su fidelidad en lainterpretacióndelpapelque leasignabael tácitocontrato,yahoraquehabíafracasadoveíaelpapelentodasuperversión.

Vio también bajo la misma luz implacable la serie de consecuenciasderivadasdeaquel fracaso,másevidentescadadíaquepasabaen laciudad.Sinembargo,seguíaenellaenparteporelconsuelodelaproximidaddeGerty

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Farish y en parte porque no sabía adónde ir. Comprendía muy bien lanaturalezadelatareaqueleesperaba.Teníaquedisponersearecuperar,pocoapoco,laposiciónquehabíaperdido,yelprimerpasoeradescubrirloantesposible de cuántos amigos podía disponer. Sus esperanzas se centrabanprincipalmenteenlaseñoraTrenor,queabrigabauntesorodefáciltoleranciaparaquienesleresultabandivertidosoútiles,yenelruidosotorrentedecuyaexistencia la todavía pequeña voz de los detractores tardaría en hacerse oír.Pero Judy, pese a quedebíahaber sido informadadel regresode la señoritaBart,nolohabíadadoaentendernisiquieraconlanotaformaldecondolenciarequeridaporellutodesuamiga.CualquieriniciativaporpartedeLilypodíaserpeligrosa;laúnicasolucióneraesperarlafelizcasualidaddeunencuentrofortuito; además, Lily sabía que, aun estando tan avanzada la temporada,siempre cabía laposibilidadde encontrarse conalguna amiga enunade susfrecuentesvisitasalaciudad.

Coneste fin sedejóverasiduamenteen los restaurantesa losque solíanacudir, en los cuales, acompañada por la afligida Gerty, comía exquisitosbocados«acuentadesusexpectativas»,comoelladecía.

—MiqueridaGerty,noquerrásqueelmaîtreadivinequemiúnicomediodesubsistenciaesellegadodetíaJulia,¿verdad?¡PiensaenlasatisfaccióndeGraceStepneysientraraynosencontraratomandoternerafríayunatazadeté! ¿Qué comeremos hoy de postre, querida? ¿Coupe Jacques o pêches á laMelba?

Derepentesoltólacarta,conunsúbitorubor,yGerty,alseguirsumirada,vio salir de un salón interior a un grupo encabezadopor la señoraTrenor yCarryFisher.Eraimposiblequedichasdamasysusacompañantes—entreloscualesLilydistinguióenseguidaaTrenoryRosedale—pudieransortearensucaminoalasalidalamesadelasdosamigas,yestacircunstanciaprodujoenGertyuninstantáneonerviosismo.LaseñoritaBart,porelcontrario,sostenidapor su armoniosa gracia y sin rehuir a sus amigos ni dar la impresión deacecharles,prestóalencuentroelmatizdenaturalidadconquesabíaadornarlas situacionesmás tensas.Quienmostróunamayor turbación fue la señoraTrenor, que la manifestó mezclando una efusión exagerada con unimperceptible reparo.Elplacer,proclamadoenvozalta,dever a la señoritaBartadoptó la formadeunavagageneralizaciónsin interéspor su futuroniexpresión de un deseo definido de volver a verla. Lily, muy versada en ellenguaje de tales omisiones, sabía que eran igualmente inteligibles para losotrosmiembrosdelgrupo;inclusoRosedale,emocionadocomoestabaporlaimportancia de ser visto en semejante compañía, tomó en seguida latemperatura de la cordialidad de la señora Trenor, y la imitó en su propiosaludo casual a la señoritaBart. Trenor, sonrojado e incómodo, interrumpiósussalutacionesconelpretextodedecirunaspalabrasalmaîtreyelrestodel

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gruponotardóendesaparecerdetrásdelaseñoraTrenor.

Todoacabóenunmomento—elcamarero, con lacartaen lamano,aúnesperabaelresultadodelaelecciónentrelaCoupeJacquesylospêchesálaMelba—, pero ella ya había entrevisto en el intervalo el destino que laesperaba.Todoelmundo seguiría el ejemplode JudyTrenor, yLily tuvo lasensacióndeserundesterradoquehahechovanasseñalesalúnicovelerodelhorizonte.

Recordó de pronto las quejas de la señora Trenor sobre la rapacidad deCarryFisher,yvioquedenotabanunconocimientoimprevistodelosasuntosprivados de su marido. En el amplio y tumultuoso desorden de la vida deBellomont, donde nadie parecía tener tiempo de observar a los demás y losfines e intereses particulares pasaban desapercibidos en el torbellino deactividades colectivas, Lily se había creído protegida de inoportunosescrutinios,pero,siJudysabíacuándolaseñoraFisherrecibíadineroprestadodesumarido,¿cómoibaaignorarlastransaccionesdeésteconella?Aunquenoleimportaramuchosuafecto,estabaclaramentecelosadesubolsilloyLilyencontró en esta circunstancia la explicación de su desaire. El resultadoinmediatodetalesconclusionesfuelaenérgicaresolucióndesaldarsudeudaconTrenor.Unavezlibredeestaobligación,sólolequedaríanmildólaresdellegadodelaseñoraPenistonyningunaotrafuentedeingresosquesupropiayexiguarenta,considerablementemenorqueelmíseropeculiodeGertyFarish,peroestaconsideracióncedióelpasoalaimperativaexigenciadesudignidadherida.AntetododebíapagaraTrenor;despuésyapensaríaenelfuturo.

Ensu ignoranciade los trámites legaleshabía imaginadoquepagaríanellegadoalospocosdíasdelalecturadeltestamentodesutíay,alcabodeuntiempodeimpacienteespera,escribióparaaveriguarlacausadelretraso.PasóotrointervaloantesdequeelabogadodelaseñoraPeniston,queeratambiénuno de los albaceas, contestara al efecto de que, habiendo surgido algunascuestiones relativas a la interpretacióndel testamento, él y sus asociadosnoestaríanen situacióndehacer efectivos los legadoshasta el findelplazodedoce meses estipulado legalmente para su pago. Perpleja e indignada, Lilydecidió intentar una gestión personal, pero volvió de su visita con unasensación de la impotencia del encanto y la belleza frente a los insensiblesmecanismosdelaley.Leparecíaintolerablevivirotroañobajoelpesodesudeuda,yensudesesperaciónresolvióacudiralaseñoritaStepney,quetodavíase encontraba en la ciudad, inmersa en el placentero deber de «repasar» losefectosdesubenefactora.FueunpasomuyamargoparaLilypedirunfavoraGrace Stepney, pero la alternativa era aún más amarga y una mañana sepresentó en casa de la señora Peniston, donde Grace residía de formaprovisionalafindecumplirconsupiadosatarea.

La extrañeza de entrar en calidad de suplicante en la casa donde había

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mandadodurantetantotiempoincrementósudeseodeacortarelmaltrago,ycuandolaseñoritaStepneyentróeneloscurosalón,haciendocrujirsupañodeluto de la mejor calidad, fue directamente al grano: ¿estaría dispuesta aadelantarlelacantidaddellegadoquelepertenecía?

Grace,llorando,seextrañódelapetición,lamentólainexorabilidaddelaley y se asombró de que Lily no hubiese visto la total similitud de sussituaciones.¿Acasocreíaquesólosehabíademoradoelpagodeloslegados?LapropiaseñoritaStepneynohabíarecibidoniunpeniquedesuherenciayestabapagandounalquiler—¡sí,eracierto!—porelprivilegiodevivirenunacasaqueyaera suya.Tenía la certezadequeesonoera loque lapobre tíaJuliahubieradeseado,yasíselohabíadichoellaalacaraalosalbaceas,peroéstoseransordosalalógicaynohabíamásremedioqueesperar.Lilytendríaque resignarse como ella y recordar la invariable paciencia que habíadistinguidosiempreatíaJulia.

Lilyhizoungestoquedemostrósuimperfectaasimilacióndeesteejemplo.

—Perotúloheredarástodo,Grace…Seríafácilparatipedirprestadaunacantidaddiezvecesmayordelaquetepido.

—¿Pedirprestado?¿Fácilparamísolicitarunpréstamo?—GraceStepneyse levantó como la negra personificación de la ira—. ¿Te imaginas por unmomentoquepediríadinero,ofreciendocomogarantíalaherenciadetíaJulia,cuando sé que cualquier transacción de esta clase le horrorizaba? ¡Vamos,Lily! Si quieres conocer la verdad, fue la idea de que tenías deudas lo quecausósudolencia;recuerdaquesufrióunligeroataqueantesdequezarparas.Oh, no conozco los pormenores, claro (no quiero conocerlos), pero huborumoressobretiquelahicieronmuydesgraciada;nadiedejódeadvertirlo.Notengo la culpa de que te sientas ofendida por lo que acabo de decirte, y, sipuedohaceralgoparaquecomprendaslainsensatezdetusactosylomuchoqueellalosdesaprobaba,creeréqueeslamejormaneradecompensartedesumuerte.

CapítuloV

Mientras la puerta de la señora Peniston se cerraba a sus espaldas, Lilytuvolaimpresióndequeacababadedespedirsedesuantiguavida.Elfuturose extendía ante ella monótono y desnudo como la desierta longitud de laQuinta Avenida, tan parco en posibilidades como los pocos coches que semovían lentamenteenesperadepasajerosquenollegaban.Laanalogíadejódeserexactacuandouncochedealquilerseacercóconrapidezysedetuvo

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juntoalbordillodelantedeella.

Desdedebajodeltechocubiertodemaletas,unamanoseagitóenelaireyunmomentodespuéslaseñoraFisherseapeódeunsaltoylaenvolvióenunexpresivoabrazo.

—Querida,¿esposiblequeaúnestésenlaciudad?CuandotevielotrodíaenSherry’sno tuve tiempodepreguntar…—se interrumpióyañadióenunarranque de franqueza—: Lo cierto es que me porté muy mal, Lily, y hedeseadodecírtelodesdeentonces.

—Oh…—protestó la señorita Bart, deshaciéndose del penitente abrazo,perolaseñoraFishercontinuóconsuhabitualsinceridad—:Escucha,Lily,nonos andemos por las ramas: la mitad de los problemas de la vida surgencuandofingimosquenoexisten.Yosoyfrancaysólopuedodecirtequeestoyavergonzada de mí misma por haber imitado la conducta de otras mujeres.Pero ya hablaremos de eso más tarde… Dime ahora dónde te hospedas ycuálessontusplanes.SupongoquenovivesconGraceStepney,¿verdadqueno?,yqueestásunpocodesorientada.

Lilynopudoresistirseensuactualestadodeánimoalasinceracordialidaddesuamigaycontestó,sonriendo:

—Lo estoy, de momento, pero Gerty Farish sigue en la ciudad y es lobastantebuenaparadejarmepasarconellatodossusratoslibres.

LaseñoraFisherhizounapequeñamueca.

—Hum… una diversiónmuy relativa. Sí, ya sé, Gerty es maravillosa yvale más que todas nosotras juntas, pero á la longue tú prefieres algo máspicante,¿no,querida?Y,además,supongoquetampocoellatardaráenirse…¿El primero de agosto has dicho? Pues bien, escucha, no puedes pasar elverano en la ciudad; también hablaremos de esto después, pero entre tanto,¿porquénoponesunas cuantas cosas enunamaletayvienes conmigo estanocheacasadeSamGormer?—YmientrasLilylamiraba,aturdidaportansúbitasugerencia,CarryFishercontinuóconunaalegrerisa—:Noteconoceny tú no les conoces, pero esto es lo de menos. Viven en casa de los VanAlstyneenRoslyny tengocarteblanchepara llevara losamigosquesemeantojen,cuantosmás,mejor.Organizanfiestasportodoloaltoyestasemanadaránunaqueserásonada…—SeinterrumpióalveruncambioindefinibleenlaexpresióndelaseñoritaBart—.Oh,nomerefieroatugrupo,sinoaotro,compuesto de gente muy divertida. El hecho es que los Gormer siguen uncamino muy personal; lo que quieren es divertirse y hacerlo a su modo.Probaron las fiestas convencionales unos meses, bajo mis distinguidosauspicios,ylesibaalaperfección(conresultadosmuchomásrápidosquelosconseguidos por los Bry, sólo porque no parecían tan ansiosos), pero de

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repentedecidieronqueelasunto lesaburríayquenecesitabanungrupomásacordeconsusgustos.Muyoriginalporsuparte,¿nocrees?MattieGormeraúntieneaspiraciones(lasmujeressiemprelastienen),peroesmuyindolente,ySamnoquierepreocupaciones,ycomoaamboslesgustaserlospersonajesmás importantes de la reunión, han iniciado una especie de espectáculocontinuo, como un Coney Island social donde se recibe bien a todas laspersonas bulliciosas y sin pretensiones. Yo me divierto muchísimo… vienegente del mundo artístico, actrices de moda, ya sabes. Esta semana, porejemplo, tendremos a Audrey Anstell, que obtuvo un éxito tan delirante laprimaverapasadaconLaconquistadeWinny,yPaulMorpeth(estápintandoaMattieGormer), yDick Bellinger y esposa yKate Corby; en fin, todas laspersonas imaginables que sean amantes de la juerga y famosas por ello.Vamos,querida,notequedesahíhusmeandoelaire;serámuchomejorqueundomingotórridoenlaciudadyverasagente inteligente,ademásderuidosa;Morpeth,queadmirabaaMattie,siempre,siemprellevaaunpardeamigosdesugrupo.

LaseñoraFishercondujoaLilyhaciaelcocheconamableautoridad.

—Sube,querida,esoes.Iremosatuhotelahacerelequipaje,tomaremoseltéylasdosdoncellasnosesperaráneneltren.

Eramuchomejorqueundomingotórridoen laciudadyLilyno tenía lamenor duda sobre este particularmientras, descansando a la sombra de unaterrazallenadeplantas,mirabahaciaelmara travésdeunaextensiónverdesalpicada de grupos de damas vestidas de encaje y hombres equipados parajugaral tenis.LaenormemansiónVanAlstyneysusdilatadasdependenciasestaban atestadas de invitados de los Gormer, llegados para pasar el fin desemana y que ahora, bajo el sol radiante de la mañana dominguera, sedispersabanenbuscadelasvariadasdistraccionesofrecidasporellugar,queoscilabanentrepistasdetenisygaleríasdetiro,mesasdebridgeywhiskyenel interiorde la casay cochesy lanchas en el exterior.Lily tenía la extrañasensacióndehaber sidoabsorbidapor lamultitudcon lamisma indiferenciaconqueuntrenexpresorecogeaunpasajero.LarubiayjovialseñoraGormerpodríahabersidoel revisorque indicabaconcalmaal tropeldeviajerossusasientos respectivos, mientras Carry Fisher podía representar al mozo quecolocabaelequipaje,repartíalosnúmerosparaelcocherestauranteyavisabade la llegada a las estaciones. El tren, mientras tanto, apenas aminoraba lamarchaylavidasedeslizabaconuntraqueteoyestruendoensordecedoresenmedio de los cuales el viajero encontraba por lomenos un ansiado refugiocontraelruidodesuspropiospensamientos.

ElambientedelosGormerrepresentabaunsuburbiosocialqueLilyhabíaevitadosiempreconescrúpulo,peroahoraquesehallabainmersaenél,seleantojóunasimplecopiadesupropiomundo,unacaricaturatanfielalmodelo

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como loes la«comediadeenredo»a losmodalesdesalón.Lagenteque larodeaba hacía lo mismo que los Trenor, los Van Osburgh y los Dorset; ladiferencia estribaba en cien matices de apariencia y conducta, desde elestampadode loschalecosmasculinosa la inflexiónde lasvocesfemeninas.Todoestabagraduadoenunaclavemásaltayhabíamásdecadacosa:másruido, más color, más champaña, más familiaridad, pero tambiénmás buenhumor,menosrivalidadyunamayorcapacidaddediversión.

La llegadade laseñoritaBarthabíasidoacogidaconunacordialidadsinreservas que al principio irritó su orgullo y después le hizo comprender supropia situación y el lugar en la vida que demomento tenía que aceptar yaprovecharalmáximo.Aquellagenteconocíasuhistoria(deellonolecabíalamenor duda después de la primera conversación con Carry Fisher); estabapúblicamentemarcadacomolaheroínadeunepisodio«extraño»,peroenvezde evitarla como habían hecho sus propias amistades, éstos la recibían sinpreguntasenlafácilpromiscuidaddesusvidas.Prescindíandesupasadodelmismo modo que pasaban por alto el de la señorita Anstell; lo único quepedían era que, a su modo (porque le reconocían una gran variedad decualidades),contribuyeraaladiversióngeneraltantocomoaquelladistinguidaactrizcuyostalentos,fueradelescenario,erandelamásvariadaíndole.Lilypresintió en seguida que cualquier tendencia a ser «estirada», a marcardiferenciasyhacerdistincionesseríafatalparasupermanenciaenelgrupodelosGormer.Seraceptadaentalescondiciones—¡yensemejantemundo!—yaerabastantedifícilparaelorgulloqueaúnlequedaba,perocomprendía,conunapunzadadedesprecioporsímisma,queserexcluidadeélseríaaúnmásdifícil, porque casi inmediatamente había sentido la insidiosa atracción devolverfurtivamenteaunavidadondetodaslasdificultadesmaterialesestabanresueltas. El repentino traslado de un hotel sofocante en una ciudadpolvorienta y desierta al espacio y al lujo de una gran mansión campestreacariciada por la brisamarina produjo en ella un estadode languidezmoralmuy grato después de la tensión nerviosa y la incomodidad física de lasúltimas semanas. Demomento tenía que ceder al bienestar que reclamabantodos sus sentidos; después reconsideraría su situación y consultaría con sudignidad. De hecho, el placer que le procuraba su entorno estaba un pocoempañadoporladesagradableideadequeaceptabalahospitalidadybuscabalaaceptacióndepersonasalasquehabríadesdeñadoenotrascircunstancias.Sin embargo, empezaba a ser menos sensible en algunos puntos: un durobarniz de indiferencia se formaba rápidamente sobre sus delicadezas ysusceptibilidades,ycadaconcesiónasuconvenienciaendurecíaunpocomáslasuperficie.

Ellunes,cuandolosinvitadossedispersaroncontumultuosasdespedidas,elregresoalaciudadprestómásrelievealosatractivosdelavidaqueestabaabandonando.Losdemásseseparabanparacontinuarlamismaexistenciaen

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ambientes distintos, algunos enNewport, otros en Bar Harbour, otros en elrústico decorado de un campamento en las montañas Adirondack. InclusoGertyFarish,queacogió lavueltadeLilycon tierna solicitud, seprepararíaprontoparareunirseconlatíaconquienpasabalosveranosenLakeGeorge;Lily era la única que carecía de planes y se hallaba como en un remansoestancadojuntoalagrancorrientedelplacer.Sinembargo,CarryFisher,quehabíainsistidoenllevarlaconsigoasupropiacasa,dondedebíapasarunoodosdíasantesdemarcharsecon losBry,acudióensuayudaconunanuevasugerencia.

—Escucha,Lily…hetenidounaidea:quieroquemesustituyasalladodeMattieGormeresteverano.ElmespróximosellevanaungrupoaAlaskaensuautomóvilyMattie,quees lamujermásperezosadelmundo,quierequevaya con ellos y me ocupe de organizado todo; pero los Bry también menecesitan. ¡Oh, sí, hemos hecho las paces! ¿No te lo dije?Y, si he de sertefranca,aunquelosGormermegustanmás,meresultamásprovechosoirconlos Bry. El caso es que quieren probar Newport este verano y si logro queobtengan un éxito… bueno, me compensarán por ello. —La señora Fisherpalmoteóconentusiasmo—.¿Sabes,Lily?Cuantomáspiensoenmiidea,másmegusta…tantoparaticomoparamí.ElmatrimonioGormerestáencantadocontigo y el viaje a Alaska es, bueno, lo más indicado para ti en estosmomentos.

LaseñoritaBartlamiróconpenetración.

—¿Quieresdecirquemeapartademisamigos?—preguntóenvozbajaylaseñoraFishercontestóconunbesoconciliador:

—Tealejadesuvistahastaquecomprendancuántoteechandemenos.

LaseñoritaBartfueconlosGormeraAlaskay laexpedición,sibiennoprodujo el efecto vaticinado por su amiga, tuvo por lo menos el negativoprovecho de apartarla del violento centro de la crítica y la discusión.GertyFarishsehabíaopuestoalplancontodalaenergíadesunaturalezaalgotorpe.Incluso llegóadecirquedesistiríadesuvisitaaLakeGeorgeparaquedarsecon ella en la ciudad si consentía en renunciar a su viaje, pero Lily supodisimularsuescasainclinaciónporesteplanconunarazónválida:

—Miqueridainocente,¿novesqueCarrytienetodalarazón—arguyó—yquedebo reanudarmividanormaly salir engrupocon lamayor frecuenciaposible?Simisantiguasamistadesquierencreerlasmentirasquesedicendemí,tendréquehaceramistadesnuevasysabesmuybienquelosmendigosnopueden elegir. Y no es que no me guste Mattie Gormer… La encuentrosimpática: es buena, sincera y natural, y ¿no crees que debo agradecerle subuenaacogidaenunosmomentosenque,comohasvistotúmisma,mipropiafamiliasehaunidoparadejarmedelado?

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Gertymoviólacabezaconmudadiscrepancia.NosóloleparecíaqueLilyse rebajaba al aprovechar una familiaridad que nunca habría cultivado porelección, sino que, al volver a su antiguo estilo de vida, perdía la últimaoportunidad de escapar de ella. Gerty tenía una idea muy confusa de cuálhabíasidolaverdaderaexperienciadeLily,perosusconsecuenciaslehabíaninspirado una profunda compasión desde la nochememorable en que habíarenunciadoasupropiaesperanzasecretaalavistadeladesgraciadesuamiga.Para caracteres como el de Gerty, semejante sacrificio crea un debermoralparaconlapersonaenarasdelacualsehahecho.DespuésdeayudarunavezaLily, tenía que continuar ayudándola y, al hacerlo, tenía que creer en ella,porque la feeselmóvilprincipalde talespersonas.Sinembargo,aunque laseñoritaBart,despuésdesaboreardenuevolasamenidadesdelavida,hubiesepodidovolveraladesolacióndeunagostoneoyorquino,sólomitigadoporlapresenciadelapobreGerty,susabiduríamundanalehabríadesaconsejadotalacto de abnegación. Sabía que Carry Fisher tenía razón, que una ausenciaoportunapodíaserelprimerpasohacia la rehabilitaciónyque,encualquiercaso,quedarseen laciudad fuerade la temporadaerauna fatal admisióndederrota.

VolviódeltumultuosoviajedelosGormerporsucontinentenatalconunaperspectivacambiadadesusituación.Elreanudadohábitodellujo—eldiariodespertar a una ausencia segura de preocupaciones y a la presencia deldesahogomaterial— embotó poco a poco su apreciación de estos valores yaumentó su conciencia del vacío que no podían llenar. El invariable buencarácterdeMattieGormerylafácilsociabilidaddesusamigos,quetratabanaLilyexactamentecomosetratabanentreellos,constituíancaracterísticasnotasde diferencia que empezaron a minar su tolerancia y cuantas más cosascriticables veía en sus compañeros, menos justificación hallaba parautilizarlos.Lanostalgiadevolvera suantiguoambiente seconvirtióenunaidea fija, pero con ella llegó la inevitable idea de que, para llevarla a cabo,tenía que exigir nuevas concesiones a su orgullo, y éstas, por el momento,tomaron la desagradable forma de seguir acompañando a sus anfitrionesdespuésdelregresodeAlaska.Peseadesconocer la«onda»desuambiente,suinmensaexperienciasocial,sulargacostumbredeadaptarsealosdemássinpermitirladifuminacióndesupropiocontorno,lahábilmanipulacióndetodoslos pulidos instrumentos de su oficio, le ganaron un lugar importante en elgrupo de los Gormer. Aunque nunca pudiera imitar su resonante hilaridad,contribuyó con un toque de distinguida elegancia más valiosa para MattieGormer que los pasajes más estridentes de la banda. Sam Gormer y suscompinchesespecialesdehecholeteníanunpocoderespeto,peroelséquitodeMattie,encabezadoporPaulMorpeth,lehacíasentirquelaapreciabanporlascualidadesdelasqueelloscarecíanmásflagrantemente.AunqueMorpeth,cuya indolencia social era tan grande como su actividad artística, se había

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abandonado a la fácil corriente de la existencia de los Gormer, donde lasmíserasexigenciasdelacortesíaerandesconocidasodesdeñadasyunhombrepodía incumplir sus compromisos o cumplirlos con un blusón de pintor yzapatillas,todavíaconservabasusentidodelasdiferenciasysuaprecioporlasgracias que no tenía tiempo de cultivar. Durante los preparativos para lostableaux de los Bry le habían impresionado muchísimo las posibilidadesplásticas de Lily—«no el rostro, demasiado controlado para ser expresivo,sino lo demás… ¡por Júpiter que sería una gran modelo!»— y, aunque suaversiónpor elmundoenque lahabíavistoerademasiadograndeparaquepensara en buscarla allí, agradecía el privilegio de poder escucharla yadmirarlaeneldesordenadosalóndeMattieGormer.

Así pues, Lily había formado, en el tumulto de su entorno, un pequeñonúcleo de relaciones amistosas quemitigaban la crudeza de su permanenciaconlosGormerdespuésdesuregreso.Tampocolefaltabanatisbosfugacesdesupropiomundo,enespecialcuandoeltérminodelatemporadadeNewportencauzólacorrientesocialunavezmáshaciaLongIsland.KateCorby,cuyosgustos la condenaban a la misma promiscuidad que a Carry Fisher susnecesidades,visitabadevezencuandoalosGormery,traslaprimeramiradadesorpresa,aceptólapresenciadeLilyensucasacomoalgocasidemasiadonatural.AsimismolaseñoraFisheraparecíaconfrecuenciaparaimpartirlesusexperienciasy loqueella llamabaelúltimopartemeteorológicoyLily,quenuncalahabíainvitadodirectamentealasconfidencias,podíahablarconellacon mayor libertad que con Gerty Farish, en cuya presencia era imposibleadmitir siquiera la existencia de muchas cosas que la señora Fisherconsiderabanaturales.

Además, Carry Fisher no daba muestras de curiosidad malsana. Nodeseaba ahondar en la situación de Lily, sino sólo verla desde el exterior ysacarsusconclusiones,queleresumiódespuésdeunacharlaconfidencialconestasucintaobservación:

—Tienesquecasarteencuantopuedas.

Lilycontestóconunarisahueca;porunavez,laseñoraFishercarecíadeoriginalidad.

—¿Quieres decir que, como Gerty Farish, me recomiendas la infaliblepanaceadel«cariñodeunhombrebueno»?

—No… no creo que ninguno de mis dos candidatos responda a estadescripción—dijolaseñoraFisherdespuésdeunapausa.

—¿Esquehaspensadoendos?

—Bueno,quizátendríaquedecirenunoymedio…porelmomento.

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LaseñoritaBartlaescuchódivertida.

—Aunquetodomedaigual,creoquepreferiríamediomarido.¿Quiénes?

—Noteenfurezcasconmigohastaqueoigasmisrazones…GeorgeDorset.

—Oh… —murmuró Lily en tono de reproche, pero la señora Fishercontinuó,impertérrita:

—Bueno, ¿por qué no? Tuvieron unas semanas de luna demiel cuandoregresarondeEuropaperoahorasusrelacioneshanvueltoaempeorar.Berthase ha portado otra vez como una loca y la credulidad de George está casiagotada. En estosmomentos viven en su casa deNuevaYork y estuve conellos el domingo pasado. Fue una reunión espantosa: sólo estaba el pobreNeddy Silverton, que parece un esclavo de las galeras (¡y decían que yo lehacía desgraciado!). Después de almorzar George me llevó a dar un largopaseoymedijoqueaquellonopodíacontinuar.

LaseñoritaBarthizoungestodeduda.

—Por el contrario, puede continuar indefinidamente… Bertha sabrásiemprecómorecuperarlocuandoseleantoje.

LaseñoraFishersiguióobservándolamientrasproseguía:

—¡No si él tiene a alguien a quien acudir!Sí…La cuestión se reduce aesto:elpobrehombrenosabeestarsolo.Yolerecuerdocomounhombremuyagradable,llenodevidayentusiasmo.—Seinterrumpióyluegocontinuó,sinmiraraLily—:Noseguiríaalladodeellanidiezminutossisupiera…

—¿Qué…?—inquiriólaseñoritaBart.

—Lo que tú debes saber, por ejemplo… ¡con las oportunidades que hastenido!Quierodecir,siledierasunapruebadecisiva…

Lilylainterrumpió,ruborizadaYviolenta:

—Te lo ruego,cambiemosde tema,Carry;me resultademasiadoodioso.—Y para distraer la atención de su amiga, añadió, en tono ligero—: ¿Y tusegundocandidato?Nodebemosolvidarlo.

LaseñoraFisherrioasuvez.

—Mepreguntositambiénpondráselgritoenelcielo…SimRosedale.

LaseñoritaBartnopusoelgritoenelcielo;guardósilencio,mirandoasuamiga con expresión pensativa. En realidad, la sugerencia apuntaba a unaposibilidadqueenlasúltimassemanasselehabíaocurridovariasvecesaella,peroalcabodeunmomentoreplicóconacentodespreciativo:

—ElseñorRosedalenecesitaunaesposaquepuedaponerleen las faldas

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delosVanOsburghylosTrenor.

LaseñoraFisherreplicóalinstante:

—Ytúpodrías…¡consudinero!¿Novesloconvenientequeseríaparalosdos?

—Noveo lamaneradehacérseloveraél—respondióLily,conunarisadestinadaaolvidarelasunto.

Sinembargo,siguiópensandoenélhastamuchodespuésdequelaseñoraFisher se hubiera despedido. Había visto muy poco a Rosedale desde suanexióna losGormerporqueaquélseguía interesadoenentrarenelParaísoexclusivodelqueellahabíasidoexiliada,peroenunpardeocasiones,cuandonoteníanadamejorquehacer,RosedalehabíaaparecidoendomingoydejadoentreveraLilysupropiocriteriodelasituación.Eramásevidentequenunca,hastaelpuntoderesultarofensivo,quecontinuabaadmirándola,porqueenelcírculodelosGormer,dondeRosedaleseencontrabacomopezenelagua,noexistíanconvencionesqueinhibieranlaexpresiónlibredesuentusiasmoyfueenlacalidaddeéstadondeellacaptósuperspicazopinióndelcaso.RosedaledisfrutabademostrandoalosGormerquehabíaconocidoala«señoritaLily»—ahoraera«señoritaLily»paraél—antesdequeellosiniciaransuexistenciasocial y gozaba sobre todo impresionando a Paul Morpeth con los lejanostiempos a los que se remontaba su intimidad.Sin embargo, daba a entenderque esta intimidad era unmero escarceo en la superficie de una tumultuosacorriente social, la clase de relajamiento que un hombre de múltiplespreocupacioneseimportantesinteresessepermiteensushorasdeocio.

LanecesidaddeaceptarestavisióndesupasadarelaciónydeescucharlaconelánimojocosoqueprevalecíaentresusnuevasamistadeserahumillanteparaLily.Noobstante,pelearseconRosedaleledabamásmiedoquenunca.SospechabaquesunegativafigurabaentrelosdesairesmásinolvidablesqueélhabíarecibidoensuvidayelhechodequesupieraalgodesutransacciónconTrenoryledieraconseguridadlapeordelasinterpretacionesparecíaponerlairremisiblemente en susmanos. Sin embargo, la sugerencia deCarry Fisherhabíacreadoenellanuevasesperanzas.PormuchoqueRosedaleladisgustara,yanoledespreciabatantocomoantesporqueleveíaobtenerpocoapocoloqueambicionabaenlavidayesto,paraLily,erasiempremenosdespreciableque el fracaso. Con la lenta e inalterable persistencia que siempre habíaintuido en él, avanzaba entre la densa masa de antagonismos sociales. Sufortunayelusomagistralquehacíadeellaleestabanencumbrandoaunlugarenvidiable en el mundo de los negocios y poniendoWall Street bajo unasobligacionesquesólolaQuintaAvenidapodíasatisfacer.Encompensación,sunombreempezóafigurarenlascomisionesmunicipalesylasjuntasbenéficas;aparecía en banquetes ofrecidos en honor de extranjeros distinguidos y su

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candidatura para uno de los clubs demoda era discutida con una oposicióncadavezmenor.Había asistidounaodosveces a las cenasde losTrenoryaprendidoahablarconlanotajustadedesdénenlasgrandesreunionesdelosVanOsburgh,yloúnicoqueahoranecesitabaeraunaesposacuyasfiliacionesacortaran los largos y tediosos pasos de su ascenso. Con este objeto habíafijado un año antes su atención en la señorita Bart, pero en el intervalo sehabíaacercadomásasuobjetivoyellahabíaperdidoelpoderdeabreviarlosúltimospasosdesuruta.Lilyveíatodoestoconlaclaridadquelaasistíaensus momentos de abatimiento. Era el éxito lo que la deslumbraba: en elcrepúsculo del fracaso sabía distinguir muy bien los hechos reales. Y estecrepúsculo,queahora intentabaperforar, se fue iluminandopocoapocoporunadébilchispadeesperanza.BajoelmotivoutilitariodelacortedeRosedalehabía notado claramente el calor de la inclinación personal. No le habríadetestadocontantafuerzadenohabersabidoqueélseatrevíaaadmirarla.¿Ysilapasiónperduraba,aunqueyanoexistieraelotromotivoparasostenerla?Nuncahabíaintentadosiquieraseramableconél:lehabíaatraídoapesardesumanifiestodesdén.¿Ysiahoraseproponíaejercerelpoderque,inclusoensu estadopasivo, él había sentido con tanta efectividad? ¿Y si le obligaba acasarseporamor,ahoraquenoteníaotrarazónparacasarseconella?

CapítuloVI

Comoconveníaapersonasdecrecienteimportancia,losGormerseestabanconstruyendounacasadecampoenLongIsland,ypartedelosdeberesdelaseñoritaBartconsistíaenacompañarasuanfitrionaensusfrecuentesvisitasdeinspeccióna lanuevapropiedad.Allí,mientras laseñoraGormerdiscutíaproblemas de iluminación e higiene, Lily tenía tiempo de pasear, bajo elrutilante aire del otoño, por la bahía bordeada de árboles.Aunque era pocoaficionadaalasoledad,menudeabanlosmomentosenquelaaliviabaescaparde los huecos ruidosos de su vida. Estaba cansada de dejarse arrastrarpasivamenteporunacorrientedeplacerynegocioenlaquenorepresentabaningúnpapel; cansadadeveraotraspersonasentregadasa ladiversiónyalderroche,mientrasellaeraconsideradacomounjuguetecostosoenmanosdeunniñomimado.

Sehallaba en este estadode ánimocuandounamañana, volviendode laplayaporuncaminodesconocidoysinuoso,distinguióderepentelafiguradeGeorge Dorset. La finca de los Dorset lindaba con la recién adquiridapropiedaddelosGormeryensuspaseosenautomóvilconlaseñoraGormer,Lilyhabíavistoderefilónunpardevecesalapareja,lacualsemovíaenunaórbita tandiferentequenohabíaconsiderado laposibilidaddeunencuentro

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directo.

Dorsetcaminabaconlacabezabaja,muyabstraído,ynovioalaseñoritaBarthastaquesehuboacercadomucho,pero,enlugardedetenersealverla,comoellaesperabaquehiciese,seprecipitóconunímpetuquesedesahogóensusprimeraspalabras:

—¡Señorita Bart! Querrá estrecharme la mano, ¿verdad? Esperabaencontrarla…ylehabríaescritosimehubieraatrevido.

Surostro,coronadoporcabellos rojizosypobladoporunbigotehirsuto,expresaba tensióne inquietud, comosi lavida sehubiera convertidoenunacarreraincesanteentreélysuspensamientos.

Su mirada inspiró a Lily un saludo compasivo y él, animado por aqueltono,prosiguió:

—Queríapedirleperdón…porelcobardepapelquerepresenté…

Ellaledetuvoconrápidoademán.

—Nohablemos de eso. Lo sentímucho por usted—interrumpió con unmatiz de desprecio que, según comprendió al instante, a él no le pasóinadvertido,puesseruborizóhasta lasorejas,con tantaviolenciaqueellasearrepintiódelsarcasmo.

—Nome extraña, y aúnno sabe…Debepermitirmeque se lo explique.Fuiengañado,engañadodelaformamásabominable…

—En tal caso, lo lamento todavía más—Lily interrumpió sin ironía—,pero debe comprender que no soy la persona indicada para discutir esteasunto.

Dorsetlamiróconauténticoasombro.

—¿Porquéno?¿Noesustedlaúnicaaquiendebounaexplicación…?

—Noesnecesarianingunaexplicación; lasituaciónestabaperfectamenteclaraparamí.

—Ah…—murmuró él, volviendo a bajar la cabeza y agitando con unamano nerviosa la maleza del borde del camino. Pero, cuando Lily hizo unmovimiento para reanudar el paso, exclamó con una energía renovada—:SeñoritaBart,porelamordeDios,¡nomeabandone!Éramosbuenosamigos,siemprefuebuenaconmigoynosabecuántonecesitoahorasuamistad.

Lalastimeradebilidaddeestaspalabrasdespertóunsentimientodepiedaden el pecho de Lily. También ella necesitaba amigos; ya había conocido laangustiade la soledady la ideade la crueldaddeBerthaDorset ablandó sucorazón por aquel pobre desgraciado que, después de todo, era la víctima

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principaldesumujer.

—Quieroseguirsiendobuenaynosientoningunaanimosidadhaciausted—dijo—, pero debe comprender que, después de lo sucedido, no podemosreanudarnuestraamistad…nicontinuarviéndonos.

—¡Ah,sí,esbuena…ycompasiva!¡Siemprelohasido!—Fijóenellasudolientemirada—.Pero¿porquénopodemosseramigos?¿Porquéno,simehe arrepentido amargamente? ¿No es injusto condenarme a sufrir por, lafalsedadylatraiciónajenas?Yafuibastantecastigadoentonces…¿Esquenovaahaberningunatreguaparamí?

—Yo diría que disfrutó de una tregua completa con la reconciliaciónpactadaamisexpensas—empezóLily,denuevoconimpaciencia,peroéllainterrumpióentonoimplorante:

—¡Noloexpreseasí,cuandoéstahasidolapartepeordemicastigo!¡Diosmío! ¿Quépodía hacer? ¿Acasono era impotente?Decidieron sacrificarla ycualquierpalabramíalahabríaperjudicado…

—Yalehedichoquenoleculpo;sólolepidoquecomprendaque,despuésde ser utilizada por Bertha como chivo expiatorio (después de todas lasconsecuenciasdesusactosdesdeentonces),esimposiblequeustedyyonosveamos.

Dorsetcontinuósinmoverse,obstinadoensudebilidad.

—¿Loes…?¿Nohaysolución?¿Nopodríandarsecircunstancias…?—Seinterrumpió,golpeando lamaleza enun radiomás amplio.Entonces insistió—:Escuche,señoritaBart,concédameunminuto.Sinopodemosvernosmás,escúcheme al menos ahora. Dice que no podemos ser amigos después…despuésde loocurrido,pero…¿nopuedoalmenosapelarasupiedad?¿Nopuedoconmoverlasuplicándolequepienseenmícomoenunprisionero…unprisioneroaquiensóloustedpuedeponerenlibertad?

El sobresalto interior de Lily se exteriorizó en un súbito rubor: ¿seríaposiblequeésefueraelsentidodelasinsinuacionesdeCarryFisher?

—Noveolamaneradeayudarle—murmuró,retrocediendounpocoantelaexcitacióncrecientedeaquellamirada.

Su tono pareció serenar a Dorset, como había hecho a menudo en susmomentosmás difíciles. La terca expresión de su rostro se relajó y, con unbruscoretornoaladocilidad,añadióenvozmásbaja:

—Laveríasi fueracompasivacomoantes, ¡yDiossabequenunca lahenecesitadomás!

Lilycallóunmomento,conmovidaasupesarporesterecordatoriodesu

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influencia sobre él. El sufrimiento habla ablandado sus fibras y la visiónrepentinadeaquellavidarotayburladadesarmóeldesprecioqueleinspirabaladebilidaddeDorset.

—Lo lamento mucho por usted… y le ayudaría de buen grado, peroseguramentetieneotrosamigosyotrosconsejeros.

—Nunca tuve una amiga como usted—respondió él con sencillez—.Y,además,¿nolocomprende?,eslaúnicapersona…—suvozseconvirtióenunmurmullo—laúnicapersonaenterada.

Ellavolvióaruborizarseydenuevoloslatidosdesucorazónseaceleraronenesperadeloqueveíavenir.

Éllamiróconunamiradadesúplica.

—Locomprende,¿verdad?Estoydesesperado…al límitedemisfuerzas.Quiero ser libre y usted puede ayudarme, sé que puede hacerlo. No querrádejarmeencadenadoenel infierno,¿verdad?Nocreoquedeseevengarsedeestemodo.Siemprefuebondadosa:susojoslodicenahora.Dicequelosientepormí.Puesbien,deusteddependedemostrarloysabeDiosquenadase loimpide. Lo ha comprendido, ¿verdad? No habría ninguna publicidad; ni unsonido, ni una sílaba la relacionarían con el asunto. No llegaríamos a estepunto, ¿sabe?Sólonecesitopoderdecirdemodoconcluyente:«Séesto…yesto…yesto»ylaluchaseacabaría,elcaminoquedaríadespejadoytodaestaabominablecuestiónseríazanjadaenunsegundo.

Hablabasinaliento,comouncorredorexhausto,haciendopausasentrelaspalabras,yatravésdelaspausasLilyentrevió,comoatravésdeloscelajesdeuna neblina, grandes y doradas panorámicas de paz y seguridad, porque eraimposibleconfundir la intenciónoculta trasesevagaapelación;podríahaberllenado las lagunassinayudade las insinuacionesde laseñoraFisher.Teníadelante a un hombre que imploraba auxilio desde el fondo de su soledad yhumillación;siseloofrecíaenaquelmomento,seríasuyocontodalafuerzade su buena fe traicionada. Y ahora tenía aquel poder en su mano, máscompletode loqueélpodía siquiera imaginar.Conseguiría lavenganzay larehabilitaciónenunasolajugada:habíaalgodeslumbranteenlaperfeccióndelaoportunidad.

Guardósilencio,dejandovagarlamiradaporelpaisajeotoñaldelcaminodesierto.Ydeimprovisoelmiedoseapoderódeella,elmiedoasímismayala terrible fuerza de la tentación. Todas sus debilidades pasadas eran comocómplicesansiosasquelaatraíanalasendaallanadayaporsuspies.SevolviórápidamenteyalargólamanoaDorset.

—Adiós…losiento,nohaynadaenelmundoquepuedahacer.

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—¿Nada?¡Ah,nodigaeso!—gritóél—.Digamásbienquemeabandonacomolosdemás.¡Usted,lapersonaquepodríahabermesalvado!

—Adiós…adiós—repitióellaatodaprisay,aldarlelaespaldaparairse,leoyóexclamarenunaúltimasúplica:

—Porlomenos,¿mepermitiráverlaotravez?

Al llegar al terrenode la fincade losGormer,Lily cruzó con rapidez elprado en dirección a la casa amedio construir, donde se imaginaba que suanfitrionadebíaestarespeculando,sinlamenorresignación,sobrelacausadesu retraso, porque, como a muchas personas poco puntuales, a la señoraGormernolegustabaquelahicieranesperar.

Sinembargo,alalcanzarlaavenida,viounelegantefaetón,tiradopordosbriosos caballos, desaparecer tras los árboles queocultaban la verja, y en elumbralencontróalaseñoraGormerruborizadaporelplacerqueacababadeexperimentar.Elruborse intensificócuandovioaLily,aquiendijoconunarisasuperficial:

—¿Havistoquévisita?Oh,creíaquehabíavueltopor laavenida.Era laseñoraDorset,quemehahechounavisitadebuenavecindad.

Lilyescuchólanoticiaconsuhabitualcompostura,aunquesuexperienciadelaidiosincrasiadeBerthanolahabríainducidonuncaaatribuirleelinstintodebuenavecindad,ylaseñoraGormer,aliviadaalverquenodabamuestrasdesorpresa,continuóconunarisaindulgente:

—Comoesnatural,havenidoporcuriosidad:mehahechoenseñarletodalacasa.Peronadiepodríahabersidomásamable(nosehadadoairesdegrandama y rebosaba buen humor); comprendo que la gente la encuentreseductora.

Este suceso sorprendente, que había coincidido con su encuentro casualconDorsethastaparecerrelacionadoconél,produjoinmediatamenteenLilyuna sensación de inquietud. Bertha no tenía la costumbre de cultivar a susvecinosymuchomenosdevisitar apersonasajenasal círculo inmediatodesusamistades.Siemprehabíahechocasoomisodelmundode losaspirantesexteriores, o reconocido únicamente a susmiembros individuales cuando lamovían razones egoístas; y el mismo carácter caprichoso de sucondescendencialesotorgaba,comosabíamuybienLily,unvalorespecialalos ojos de las personas así distinguidas. Esto era visible ahora en lairrefrenablesatisfaccióndelaseñoraGormerylosdosdíassiguientessepusodemanifiestoensusfeliceseirrelevantescomentariossobrelasopinionesdeBerthaysobreelposibleorigendesuvestido.TodaslasambicionessecretasreprimidashabitualmenteporlaindolenciainnatadelaseñoraGormer,yporla actitud de sus acompañantes, habían germinado de nuevo al calor de las

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atenciones de Bertha y, fuera cual fuese la causa de éstas, Lily vio que supersistenciaproduciríaunefectoperturbadorensupropiofuturo.

Selas ingeniópara interrumpirsuestanciaencasadesusnuevosamigosconunaodosvisitasaotrosconocidosigualmenterecientes,yasuregresodeestaexcursiónmásbiendesalentadorasediocuentaenseguidadequeseguíarespirándoselainfluenciadelaseñoraDorset.Habíahabidootrointercambiode visitas, un té en un club de campo, un encuentro en un baile de cacería;corría incluso el rumor de una próxima cena que Mattie Gormer, con unadiscreciónantinatural, tratabade eliminarde la conversación siempreque laseñoritaBartparticipabaenella.

Lily ya había planeado regresar a la ciudad después de un domingo dedespedidaconsusamigosy,ayudadaporGertyFarish,encontróunpequeñohotelparticulardondeinstalarseparaelinvierno.Estabasituadoenlaperiferiadeunazonaelegante,yelpreciodelosescasosmetroscuadradosqueocuparíaeraexcesivoparasupeculio,peroencontróunajustificaciónparasuaversiónalosbarriosmáspobresenelargumentodequeenaquelmomentoeradelamayor importancia para ella guardar una apariencia de prosperidad. Enrealidadleresultabaimposible,mientrastuvieradineroparapagarunasemanapor anticipado, adoptar una forma de existencia como la de Gerty Farish.Jamáshabíaestadotancercadelainsolvencia,peroalmenospodíapagarlafacturasemanaldelhotely,unavezsaldadaslasdeudasmásapremiantesconel dinero que había recibido de Trenor, le quedaba un pequeño margen decrédito con el que subsistir. La situación, sin embargo, no era losuficientemente desahogada para olvidar por completo su inseguridad. Sushabitaciones, que daban a deprimentes paredes de ladrillo y escaleras deincendios,suscomidassolitariaseneloscurorestaurantedetechorecargadoypersistente olor a café…: todas estas incomodidadesmateriales, que ademásdebía considerar como otros tantos privilegios de los que pronto se veríaprivada, le recordaban constantemente las desventajas de su estado y suspensamientosvolvíancon insistencia a los consejosde la señoraFisher.Pormás vueltas que diera a la cuestión, sabía que el resultado era que debíaintentarcasarseconRosedale,yestaconvicciónadquiriómásfirmezacuandorecibiólavisitainesperadadeGeorgeDorset.

Eldomingosiguienteasuregresoalaciudadleencontrópaseandodeunlado para otro de su estrecha salita de estar, para inminente peligro de laspocas chucherías con que Lily había intentado ocultar la felpa del profusotapizado;peroverlapareciótranquilizarleydijoenseguidaconhumildadquenoqueríaserunestorbo,sinoquehabíavenidosencillamenteasentarsemediahora y hablar de lo que ella quisiera. En realidad, y Lily lo sabía, sólo leinteresaba un tema: él mismo y su desgracia, y había ido acuciado por lanecesidaddeoírunapalabradecomprensión.Perodisimuló,interesándosepor

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ellay,mientrascontestabaasuspreguntas,Lilyvioque,porprimeravez,unaligera idea de su apurada situación penetraba la densa superficie delensimismamientodeDorset.¿Eraposiblequeelviejoesperpentodesutíalahubieradesheredado?¿Quevivierasolaenaquellugarporquenoteníaanadiea quien acudir y realmente tuviera sólo lo justo para subsistir hasta que lepagaranelexiguoeinsultantelegado?Lasfibrasdelacompasiónestabancasiagotadasenél,perosusufrimientoeratanprofundoqueintuyóligeramenteloquepodían significarotros sufrimientos;yalmismo tiempopercibiódequépodíanservirlelasdesventurasparticularesdelaseñoritaBart.

Cuando le despidió por fin, pretextando que debía vestirse para la cena,trasunosmomentosconairesuplicanteenelumbral,dijo:

—Hasidoungranconsuelo…Digaquemepermitiráverlaotravez…

Sin embargo, era imposible dar una respuesta afirmativa a esta peticióndirectayLilyrespondióconacentocordialperocategórico:

—Losiento…peroyasabeporquénopuedo.

Dorset se sonrojóhasta las raícesdelcabello, cerró lapuerta trasély seencaróconella,entreazoradoeinsistente:

—Sé que podría, si quisiera, si las cosas fueran diferentes, y de usteddepende que lo sean. ¡Sólo ha de decir una palabra y me salvará de estesufrimiento!

SusmiradassecruzaronyporunmomentoLilyvolvióa temblarante laproximidaddelatentación.

—Se equivoca; no sé nada, no vi nada —exclamó, esforzándose porlevantarunabarreraentreellayelpeligroconlamerafuerzadelareiteracióny, volviéndose, gimió—: Nos está sacrificando a los dos —y continuórepitiendo,comosifueraunconjuro—:Nosénada…absolutamentenada.

CapítuloVII

Lily había visto poco a Rosedale desde su esclarecedora charla con laseñora Fisher, pero en las dos o tres ocasiones en que se encontraron, fueconsciente de haber progresado claramente en su favor. No cabía la menordudadequelaadmirabaigualquesiempre,yestabaconvencidadequedeelladependíaincrementaresaadmiraciónhastaelpuntoqueprevalecierasobrelasconveniencias.Latareanoerafácil,perotampocoloeraafrontardurantelaslargasnochesdeinsomniolaideadeloqueleofrecíaGeorgeDorset.Ruindadpor ruindad, odiaba menos la otra; había incluso momentos en que el

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matrimonio con Rosedale le parecía la única solución de sus dificultades.Desde luego, no permitía a su imaginación divagar más allá del día de losesponsales: después de eso todo se desvanecía en una niebla de bienestarmaterialenquelapersonalidaddesubenefactorseveíamisericordiosamenteborrosa. En sus largas vigilias había aprendido que es mejor no pensar enciertas cosas, que ciertas imágenes nocturnas deben ser exorcizadas acualquierprecio…yunadeellaseralaimagendesímismacomoesposadeRosedale.

CarryFisher,animadaporeléxitoenNewportdelmatrimonioBry(comoconfesófrancamenteellamisma),habíaalquiladounacasaenTuxedoparalosmeses otoñales y allí se dirigió Lily el domingo que siguió a la visita deDorset.Aunqueyaeracasihoradecenarcuando llegó,suanfitrionaaúnnohabía vuelto a casa y la quietud del pequeño y acogedor salón, con lachimeneaencendida,actuócomounbálsamosobresuespíritu,llenándolodepazy familiaridad.Quizá era laprimeravezque el entornodeCarryFishersuscitabasemejanteemoción;sinembargo,encontrasteconelmundoenqueLilyhablavividoúltimamente,habíaunairedereposoyestabilidadinclusoenlacolocacióndelmobiliarioyenlatranquilacompetenciadelacamareraquela acompañó a su habitación. La falta de convencionalismos de la señoraFisherera,alfinyalcabo,unadivergenciameramentesuperficialdeuncredosocial heredado, mientras que los modales del círculo de los Gormerrepresentabanunprimerintentodeformularesecredoantesímismos.

Por primera vez desde su regreso de Europa, Lily se encontró en unambiente agradable y la evocación de asociaciones familiares casi la habíapreparado,cuandobajólasescalerasantesdecenar,paraunareuniónconungrupodeantiguosconocidos;olvidó,sinembargo,estaesperanzaalcaerenlacuentadeque losamigosque leseguíansiendo lealeseranprecisamente losquemenosquerríanexponerlaasemejantesencuentrosycasinosesorprendióalhallar,encambio,alseñorRosedalearrodilladoenactituddomésticajuntoalachimeneadelsalóndelantedelahijapequeñadesuanfitriona.

Rosedaleenunpapelpaternalnoera la figura indicadaparaconmoveraLily;noobstante,advirtióunabondadespontáneaensutratoconlaniña.Porlomenos,susepítetoscariñososnoeranpremeditadoscomolosquedirigeuninvitadoalahijadesuanfitrionacuandoéstasehallapresente,yaquelaniñayélestabansolosenlahabitación,yhabíaalgoensuactitudqueleconvertíaen una persona sencilla y bondadosa frente a la criatura impertinente quetoleraba mal sus atenciones. Sí, debía ser bondadoso, pensó Lily desde elumbral, bondadosoa sumodoburdo, rapazy sin escrúpulos, como lo esunanimaldepredadorconsupareja.Dispusosólodeunmomentoparaconsiderarsi estavisióndelhombredomésticodisminuía su repugnanciao le infundía,porelcontrario,unaformamásconcretaeíntima,porquealverla,selevantó

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inmediatamenteyvolvióaserelbienvestidoydominanteRosedaledelsalóndeMattieGormer.

Nolesorprendiósaberqueeraelúnicoinvitado,ademásdeella.Aunquenohabíahabladoconsuanfitrionadesdequeéstaintentararesolversufuturo,Lily sabía que la astucia que permitía a la señora Fisher abrirse un caminoseguroycómodoenunmundodefuerzasantagonistas,erautilizadaconciertafrecuenciaenbeneficiodesusamigos.Dehecho,Carry,sindejardecosecharparasímismaenloscamposdelaabundancia,noolvidabasusimpatíaporlosdelotrolado:losdesheredadosdelafortuna,lapopularidadyeléxitoytodossusávidoscompañerosdetrabajoenelsegadorastrojodelaprosperidad.

LaexperienciadelaseñoraFisherleaconsejóevitarelerrordeexponeraLily, la primera noche, a la impresión sin paliativos de la personalidad deRosedale.KateCorbyydosotreshombresasistieronalacenayLily,atentaacadadetalledelmétododesuamiga,vioque todas lasoportunidadesque lehabíapreparadoibanaaplazarlehastaquetuvieraelánimodispuesto,porasídecirlo,paraaprovecharlasalmáximo.Sintióquesesometíaaesteplanconlapasividaddeunenfermoresignadoalamanodelcirujano,ylasensacióndeimpotenciacasiletárgicanohabíacejadocuando,unavezsehubieronidolosinvitados,laseñoraFisherlasiguióporlasescaleras.

—¿Puedo entrar y fumarme un cigarrillo al calor de tu chimenea? Sihablamosenmihabitación,despertaremosalaniña.—LaseñoraFishermiróa un lado y otro con la solicitud de una buena anfitriona—. Espero que teencuentres cómoda. ¿No crees que es una casita muy alegre? Es toda unasuertepasarunassemanasdetranquilidadconlapequeña.

Carrysevolvíatanmaternalensusrarosmomentosdeprosperidad,quelaseñoritaBartsepreguntabasi,suponiendoquealgúndíatuvieraeltiempoyeldinerosuficientes,noacabaríaconsagrandoambosasuhija.

—Esundescansobienmerecido, te lo aseguro—continuó, recostándoseconunsuspirodesatisfacciónenuncanapéllenodealmohadones,cercadelfuego—. Louisa Bry es una supervisora muy exigente; muchas veces hedeseadovolver con losGormer. Si el amor convierte a la gente en celosa ysuspicaz…¡laambiciónsocialesmuchopeor!Louisasolíavelartodalanochepreguntándose si lasmujeres quenosvisitabanvenían a verme amíporqueestaba con ella o a ella porque estaba conmigo, y no cesaba de tendermetrampasparaaveriguarmispensamientos.Tuvequerenegardemismásviejosamigosparaquenosospecharaquemedebíalaoportunidaddeconoceraunasolapersona¡cuandoprecisamenteporesometeníaasuladoymefirmóungenerosotalónalterminarlatemporada!

LaseñoraFishernoeramujerquehablaradesímismasinunpropósito,ylaprácticadellenguajedirecto,lejosdeexcluirenellaelempleoocasionalde

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métodossinuosos,leservíamásbienenmomentoscrucialescomolacharlaalprestidigitador mientras cambia el contenido de sus mangas. A través delhumo de su cigarrillo, seguía mirando pensativa a la señorita Bart, quien,después de despedir a su doncella, se sentó ante el tocador agitando laonduladacabellerasueltasobresushombros.

—Tienes un cabello precioso,Lily. ¿Más fino…? ¿Quémás da, si siguesiendoesponjosoybrillante?Laspreocupacionesdemuchasmujeresparecenafectardirectamenteasucabello…peroel tuyodalaimpresióndenohabercubierto nunca ningún pensamiento inquietante. Jamás te había visto másguapaqueestanoche.MattieGormermedijoqueMorpethqueríapintarte…¿porquénoledejas?

LarespuestainmediatadelaseñoritaBartfuedirigirunamiradacríticaalreflejodesupropiacaraydijoenseguida,conacentoirritado:

—NomegustaaceptarunretratodePaulMorpeth.

LaseñoraFisherreflexionó.

—N…no.Ymenosahora…Bueno,puedepintarte cuandoestés casada.—Esperóunmomentoyañadió—:Apropósito,Mattievinoavermeelotrodía,eldomingopasadoparaserexacta,¡yencompañíadeBerthaDorset,nadamenos! —Hizo otra pausa para medir el efecto de este anuncio en suinterlocutora,peroelcepilloquesosteníalamanodelaseñoritaBartcontinuósuritmoinalterabledelafrentealanuca—.Mequedéatónita—prosiguiólaseñora Fisher—; no conozco a dos mujeres menos predestinadas a laintimidad…desdeelpuntodevistadeBertha,claro,yaqueMattieconsideranatural que la elija a ella; sin duda el conejo siempre cree que es él quienhipnotiza a la anaconda. Bueno, siempre te he dicho que Mattie desea ensecretocodearseconlamásaltasociedady,ahoraquehallegadolaocasión,veoqueescapazdesacrificarporellaatodossusviejosamigos.

Lilydejóelcepilloymiróasuamigaconpenetración.

—¿Inclusoamí?—sugirió.

—Ah, querida—murmuró la señoraFisher, levantándose paramover unleñodelachimenea.

—EsloqueBerthapretende,¿verdad?—insistiólaseñoritaBart.Porqueestoy segura de que tiene algún propósito, y antes de marcharse de LongIslandviqueyaempezabasutrabajoconMattie.

LaseñoraFisherexhalóunsuspiroindescifrable.

—Sea como sea, ya la tiene en susmanos. ¡Pensar que la tan cacareadaindependencia deMattie era sólo una formamás sutil de esnobismo!AhoraBerthapuedehacerlecreerloqueseleantojeymetemo,querida,queyaha

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empezadoainsinuarcosashorriblesdeti.

Lilysesonrojóhastalaraízdeloscabellos.

—Elmundoesdemasiadoruin—susurró,evitandoelansiosoescrutiniodelaseñoraFisher.

—Noesunlugaridílicoyelúnicomododeseguirenéleslucharconsuspropias armas… ¡y, sobre todo, querida, nunca sola! —La señora Fisherresumiótodassusvagasalusionesenunresueltodiscurso—:Mehascontadotanpocas cosasque sólopuedoadivinar loocurrido,pero, con lasprisas enquetodosvivimos,nohaytiempodeodiaranadiesinunacausa,ysiBerthasigueempeñadaenhacertedaño,debeserporqueaúntetienemiedo.Desdesupuntodevista,sóloexisteunarazónparatemerteyestoyconvencidadeque,siquieres castigarla, elmediodehacerloestá en tumano.CreoquepodríascasarteconGeorgeDorsetmañanamismo,perosiestaformadevenganzanoesdetuagrado,loúnicoquepuedesalvartedeBerthaescasarteconotro.

La luz que sobre la situación proyectaba la señora Fisher tenía la tristeclaridad de un amanecer invernal, que perfilaba los hechos con una fríaprecisión, sin darlesmatices ni colores, refractados, por así decirlo, por lasdesnudas piedras del muro circundante; había abierto una ventana desde lacual el cielo no era nunca visible. Pero el idealista sometido a necesidadesvulgaresnecesitaespíritusvulgaresparalasdeduccionesindignasdeél,yeramásfácilparaLilydejarquelaseñoraFisherformularasucasoqueexponerloellamismaantesuspropiosojos.Unavezformulado,sinembargo,loexaminóhastasusúltimasconsecuenciasyéstasnuncase lehabíanaparecidocon talclaridad como cuando, la tarde del día siguiente, salió a dar un paseo conRosedale.

Era uno de aquellos serenos días de noviembre en que el aire estáimpregnadode luzdeveranoyhabíaalgoen losperfilesdelpaisajeyen laneblina dorada de la atmósfera que recordó a la señorita Bart la tarde deseptiembre en que había subido con Selden a la colina de Bellomont. Elinoportuno recuerdopersistió en sumemoriapor su irónico contraste con lasituación presente, ya que su paseo con Selden había supuesto la huidairresistible de unmomento crucial que la presente excursión tenía el fin depropiciar. Pero también la importunaron otros recuerdos de situacionessimilares,creadasconidénticapremeditación,yquepormaldaddelafortunaoporsupropiainconstancianohabíandadoelfrutoapetecido.Puesbien,suactualpropósitonopodíasermásfirme.Veíaqueellargoymonótonoprocesoderehabilitacióndebíaempezardenuevo,estavezconmayoresdificultades,siBerthaDorset lograbadestruirsuamistadconlosGormer,yasuansiaderefugio y seguridad se sumó el deseo apasionado de triunfar sobre Bertha,triunfo que sólo podía conseguir con riqueza y una posición predominante.

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ComoesposadeRosedale—elRosedalequesecreíacapazdecrear—,podríaalmenospresentarunfrenteinvulnerableantesuenemiga.

Tuvo que aferrarse a esta idea como a un poderoso estimulante parainterpretar supapel en la escenaqueRosedaleparecíadispuesto aprovocar.Mientras caminaba a su lado, rechazaba con cada nervio de su cuerpo laslibertadesquesepermitían lamiradayel tonode suacompañanteperoa lavezsedecíaqueestemomentáneosometimientoeraelprecioquedebíapagarparaobtenerelpoderdefinitivosobreél,eintentabacalcularelpuntoexactoen que la concesión debía trocarse en resistencia para que Rosedalecomprendieraasuvezelprecioqueéldebíapagar.Sinembargo,suseguridadparecíaimpenetrableasemejantesinsinuacionesyLilyadivinabaalgoduroyautosuficienteenlaaparentecordialidaddesutrato.

Hacíaun ratoque sehabían sentadoenuna solitariahondonada sobre ellago cuando ella aceleró de repente el final de un período tenso volviendohaciaéllagravetransparenciadesumirada.

—Creo en sus palabras, señor Rosedale —dijo en voz baja—, y estoydispuestaacasarmeconustedcuandolodesee.

Rosedale,enrojeciendohastalaraízdesuslustrososcabellos,recibióestadeclaración con unmovimiento de retroceso que le obligó a levantarse y aadoptarunaposturadecómicodesconcierto.

—Porquesupongoqueesloquedesea—continuóellaenelmismotono—y,aunquenopudeaceptarcuandomehablóconanterioridadenestesentido,estoydispuesta,ahoraque leconozcomuchomejor,aponermi felicidadensusmanos.

Habló con lanoble franquezaque sabíautilizar en talesocasionesyquefuecomoungranrayodeluzradianteproyectadosobrelatortuosaoscuridadde la situación. Bajo su incómodo resplandor, Rosedale pareció vacilar unmomento, consciente de que todas las vías de escape estabandesagradablementeiluminadas.

Entoncesrioconbrevedadysacóunapitilleradeorodelaqueextrajouncigarrillodeboquilladoradaconsusdedosgruesosyenjoyados.Locontemplóunmomentoantesderesponder:

—Mi querida señorita Lily, lo lamento si ha habido entre nosotros unpequeñomalentendido… perome hizo sentir quemis pretensiones eran tanimposiblesquenoteníaintencióndeimportunarlamásconellas.

LasangredeLilyardióantelagroseríadeldesaire,peroreprimiósuiraydijoenuntonodesuavedignidad:

—Nadiemásqueyotienelaculpasiledilaimpresióndequemidecisión

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erairrevocable.

Suagudezaverbalerasiempredemasiadorápidaparaélyestarespuestaledejóperplejoysilencioso;Lily,mientrastanto,lealargólamanoyañadió,conunaleveinflexióndetristezaenlavoz:

—Antes de despedirnos, quiero al menos agradecerle que haya pensadoalgunavezenmícomolohahecho.

Eltactodesumanoylaconmovedorasuavidaddesumiradatocaronunafibra sensible enRosedale. Lo que hacíamás difícil renunciar a ella era suexquisitainaccesibilidad,lasensacióndedistanciaqueeracapazdecomunicarsinelmenormatizdedesprecio.

—¿Porquéhabladedespedida?¿Nopodemosserbuenosamigos,apesardetodo?—dijo,sinsoltarlelamano.

Ellalaretirócondelicadeza.

—¿Cuálessuideadeserbuenosamigos?—replicóconunaligerasonrisa—.¿Hacermelacortesinpedirmequemecaseconusted?

Rosedalesoltóunacarcajada,recobrandoelaplomo.

—Bueno, supongoquevienea sereso.Nopuedoevitarhacerle lacorte;creoqueningúnhombrepuedeevitarlo,peronoesmiintenciónpedirlequesecaseconmigomientrastengafuerzasparacontenerme.

Ellanodejódesonreír.

—Me gusta su franqueza, pero me temo que nuestra amistad no puedecontinuarenestascondiciones.

Dio media vuelta, como para indicar que aquel momento marcabarealmente el fin, y él la siguió unos pasos con la sensación de que era ella,despuésdetodo,quienseibacontodoslostriunfosenlamano.

—Señorita Lily… —empezó impulsivamente, pero ella siguió andandocomosinolehubieraoído.

Laalcanzóconvariaszancadasyposóensubrazounamanoconciliadora.

—Señorita Lily… no se vaya tan de prisa y no sea tan dura conmigo;aunque, si a usted no le importa decir la verdad, no veo por qué no ha depermitirmequeyohagalomismo.

Lily se detuvo un momento, enarcando los cejas y rehuyéndoloinstintivamente,aunquesinhacerelmenoresfuerzoparaimpedirsuspalabras.

—Teníalaimpresión—replicó—dequeyalohabíahechosinesperarmipermiso.

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—Bueno…¿por qué no escuchamis razones, entonces?Ninguno de losdosestaninocenteparaquepuedahacerledañounpocodesinceridad.Estoylocoporusted:nohaynadanuevoenesto.Estoymásenamoradoquehaceunañoporestaépoca,perodeboadmitirquelasituaciónhacambiado.

Ellanoabandonóelairedeironíaindiferente.

—¿Quieredecirqueyanosoyunpartidotandeseablecomohabíacreído?

—Sí, esto es lo que quiero decir —respondió él con firmeza—. Noanalizaré lo ocurrido, no creo los rumores que circulan sobre usted… noquiero creerlos. Pero existen y el hecho de que no los crea no altera lasituación.

Lily se ruborizó hasta las sienes, pero la extrema necesidad ahogó laréplicaqueaflorabaasuslabiosysiguiómirándolesininmutarse.

—¿Tampocolaalteraelhechodequenoseanciertos?—inquirió.

ÉllaobservóconsusojospequeñosycalculadoresyLilysesintiócomounaespeciedemercancíahumanadelujo.

—Creoquesí,perosóloenlasnovelas,noenlavidareal.Ustedlosabetanbiencomoyo;sitenemosquedecirlaverdad,noladigamosamedias.Elañopasadoestabalocoporcasarmeconustedyustednosedignabamirarme;y este año… bueno, parece que está dispuesta. ¿Qué ha cambiado en estetiempo?Susituación,nadamás.Entoncesustedpensabaquepodíaencontraralgomejor;ahora…

—¿Quiénlopiensaesusted?—preguntóellaconironía.

—Pues,sí,enefecto;esdecir,enciertomodo.—Lamiraba,conlasmanosen los bolsillos y el pecho abombado bajo el chaleco multicolor—. Verá,ocurre lo siguiente: he trabajado casi sin parar todos estos años a fin deconquistarunaposición social. ¿Leparecegraciosoquedigaesto?¿Porquéhabríadeimportarmedecirquequierointroducirmeenlabuenasociedad?Aun hombre no le avergüenza confesar que quiere una cuadra de caballos decarrerasounagaleríaderetratos.Elgustodecodearseconlaaltasociedadesunaaficióncomocualquierotra.Quizádeseovengarmedealgunaspersonasquemehicieronelvacíoelañopasado:interprételoasí,silesuenamejor.Seacomo fuere, quiero poder entrar en lasmejores casas y poco a poco lo voyconsiguiendo. Pero sé que elmodomás rápido de enemistarse con la genteimportanteesservistocon laspersonas inadecuadasyporesta razónquieroevitarequivocaciones.

LaseñoritaBartguardabaunsilencioquetantopodíaexpresarburlacomoun respeto involuntariopor su franqueza; al cabodeunmomento,Rosedaleprosiguió:

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—Así que ésta es la verdad. Estoymás enamorado de usted que nunca,perosimecasaraconustedahora,meenemistaríacon todosparasiempreylosesfuerzosdetodosestosañoshabríansidovanos.

Ella leoyódecir esto conunamiradade laquehabíadesaparecido todorastrodesentimiento.Despuésdelentresijode falsedadessocialesenquesehabíamovidodurantetantotiempo,erarefrescantesaliraladiáfanaluzdeunegoísmodeclarado.

—Lecomprendo—dijo—.Haceunañolehabríasidoútilyahoraseríaunestorbo, y me gusta que me lo haya expuesto con tanta franqueza.—Y lealargólamano,sonriendo.

DenuevoestegestoprodujounefectoperturbadorenelseñorRosedale.

—¡Por Júpiter que es usted fantástica! —exclamó y, al ver que ella sevolvía para irse, prorrumpió de repente—: Señorita Lily… deténgase. Sabequenomecreoesos rumores:estoysegurodequese los inventóunamujerquenovacilóensacrificarlaparasupropiaconveniencia…

Lilyretrocedióconunsúbitogestodedesprecio;eramásfácilsoportarsuinsolenciaquesuconmiseración.

—Esustedmuybueno,peronocreoquedebamosdiscutirestacuestión.

Sinembargo,lasorderanaturaldeRosedalealasinsinuacionesleempujóahacercasoomisodelaresistenciadeLily.

—Noquierodiscutirnada,sóloexponerleuncasomuyclaro—insistió.

Ellasedetuvoinvoluntariamente,retenidaporlanotadeurgenciaenlavozylamiradadeRosedale;ésteprosiguió,mirándolaalosojos:

—Lo que me extraña es que haya esperado tanto para vengarse de esamujer cuando tenía el poder en sus manos. —Lily continuó callada,sobrecogidaporlasorpresaqueleprodujeronestaspalabrasyéldiounpasohaciadelanteypreguntóenvozbaja—:¿Porquénoutilizaesascartassuyasquecompróelañopasado?

La pregunta la dejó estupefacta. Las palabras anteriores le habían hechosuponer, como máximo, una alusión a su presunta influencia sobre GeorgeDorset;laasombrosagroseríadelareferencianodisminuíalaprobabilidaddeque Rosedale recurriera a ella. Pero ahora veía cuán lejos había estado deadivinar su intención; sorprendida de enterarse de que había descubierto elsecretodelascartas,fueunmomentoinconscientedelusoespecialqueestabaapuntodedarasuconocimiento.

ElbrevedesconciertodeLilydio tiempoaRosedalede insistiry añadiómuydeprisa,comoparaasegurarseunmayorcontroldelasituación:

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—Yavequeconozcosusecretoyséhastaquépuntoseencuentraellaensu poder. Parece una frase de comedia barata, ¿verdad? No obstante, enmuchas de estas frases se oculta gran parte de la verdad, y supongoque nocompró esas cartas sólo porque colecciona autógrafos.—Ella lemiraba conperplejidad creciente; su única impresión clara era de temor al poder que élparecíaostentar—. ¿Se estápreguntando cómohe averiguado su existencia?—continuó Rosedale, replicando a su mirada con una nota de conscienteorgullo—.Quizá haya olvidado que soy el propietario delBenedick…perodejemosesoahora.Irdirectamentealgranoresultamuyútilenlosnegociosyyo he extendido tal sistema amis asuntos privados, porque éste es en parteasuntomío… o,mejor dicho, de usted depende que lo sea. Examinemos lasituación con imparcialidad. La señora Dorset, por motivos que no esnecesario analizar, le jugó a usted una mala pasada en primavera. Todo elmundosabecómoeslaseñoraDorset,ysusmejoresamigasnoconfiaríanenellanibajojuramento,peromientrasnoseentrometanensuslíos,esmuchomásfácilseguirlaqueenfrentarseaella,yustedhasidosacrificadaenarasdesuindolenciaysuegoísmo.¿Acasonoeséstaunajustaexposicióndelcaso?Puesbien,algunosdicenquelarespuestamásacertadaestáensusmanos,queGeorge Dorset se casaría con ustedmañanamismo si le dijera todo lo quesabe,dándoleasíoportunidaddeechardesucasaa ladamaencuestión.Yoestoy convencido de ello, pero a usted parece no gustarle esta forma devenganza y, considerando el asunto desde un punto de vista puramentecomercial, creo que tiene razón. De un trato semejante nadie sale con lasmanosdeltodolimpias,ylaúnicasolucióndequeusteddisponeparaempezardenuevoesconseguirqueBerthaDorsetlarespalde,envezdelucharcontraella.

Callóeltiemposuficientepararecobrarelaliento,aunquenoparaqueLilypudieraexpresarsucrecienteoposición;amedidaquecontinuabaexponiendoyexplicandosuideaconlaelocuenciadeunhombrequenoabrigalamenordudarespectoasucausa,Lilyadvirtióquelaindignaciónseleatragantabayquelamerafuerzadelapresentacióndelargumentocentrabatodasuatención.Nohabíatiempoahoraparapreguntarsecómosehabíaenteradodelacompradelascartas;todoestabaoscuromenoselmonstruosoresplandordelplandeRosedaleparahacerusodeellas.Y,pasadoslosprimerosmomentos,nofueelhorrordelaidealoquelacautivó,sometidaalavoluntaddeél,sinolasutilafinidad con sus más íntimos deseos. Rosedale se casaría con ella mañanamismo si Lily conseguía reconquistar la amistad de Bertha Dorset y, parafacilitarlaabiertarenovacióndeesaamistadylaretractaciónimplícitadetodocuantohabíacausadolaruptura,sóloteníaqueinsinuaraladamalaamenazaque encerraba el paquete que tan milagrosamente había ido a parar a susmanos.Lilyvioconlarapidezdelrelámpagolosbeneficiosdeestasolución,comparada con la propuesta por el pobre Dorset. El éxito del plan de éste

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dependíadelaaplicacióndeuncastigomanifiesto,mientraselnuevoreducíalatransacciónaunconvenioprivadodelqueningunatercerapersonateníaporqué enterarse ni remotamente. Planteado por Rosedale como un tratocomercial,elconvenioadoptabaelaireinofensivodeunaconvenienciamutua,como una transferencia de bienes o una revisión de límites fronterizos. Nocabíadudadequesimplificaba lavidaconsiderarlounacuerdoperpetuo,unpacto de política de partido en el que cada concesión tiene su equivalentereconocido; el fatigado espíritu de Lily se sentía atraído por esta vía queescapaba de fluctuantes estimaciones éticas para dirigirse a una región depesosymedidasconcretas.

Rosedale,mientrasellaescuchaba,parecíadetectarensusilencionosólouna gradual aquiescencia a su plan, sino una percepción peligrosamenteamplia de las posibilidades que ofrecía, porque, al ver que seguía callada,exclamó,volviendoconrapidezasuauténticomododeser:

—Velosencilloquees,¿verdad?Peronosedejeentusiasmarporlaideadequeesdemasiadosencillo.Ustednoempiezaexactamenteconunhistorialirreprochable. Ya que hablamos, llamemos a las cosas por su nombre yaclaremostodoelasunto.SabemuybienqueBerthaDorsetnopodríahaberlaacusadodenohaberexistido…bueno,dudasanteriores,pequeñospuntosdeinterrogación, ¿verdad? Algo inevitable, supongo, en el caso de una jovenhermosa con parientes tacaños; el hecho es que Bertha encontró el terrenoabonado. ¿Ve ahora adónde quiero ir a parar? A usted no le conviene quesurjan de nuevo esas pequeñas dudas. No es suficiente pararle los pies aBerthaDorset:hayqueparárselosde formadefinitiva.Lecostarámuypocoasustarla,pero…¿cómoconseguiráquenoselepaseelsusto?Demostrándolequeestanpoderosacomoella.Todaslascartasdelmundoseríanincapacesdeayudarla en su presente situación, pero, si dispone de un buen respaldo, latendráacorraladajustodondeustedquiera.Éstaesmipartedelnegocio:estoesloqueleofrezco.Sinmí,nopuedellevaradelanteelasunto;novayaacreerlo contrario. Al cabo de seis meses volvería a tropezar con las mismasdificultades,opeores.Peroaquímetiene,dispuestoasacarledeellasmañanamismo, si así lo desea. ¿Qué dice, señorita Lily?—añadió, acercándose derepente.

LaspalabrasyelmovimientoquelasacompañóseunieronparadespertaraLilydeldócilestadode tranceenquehabíacaídosindarsecuenta.La luzllegaporcaminossinuososalaconcienciadormidayahorallegabaalasuyaatravésdelarepugnanteideadequesupresuntocómplicedabaporsentadoqueelladesconfiaríadeéleintentaríaquizádespojarledesupartedelbotín.Esteatisbode loscálculosdeRosedaleparecíapresentar toda la transacciónbajounnuevoaspectoyLilyvioquelaruindadesencialdelactoestribabaenquenocorríaelmenorriesgo.

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Retrocedió conun rápido ademánde rechazo, diciendo conunavozquesorprendióinclusoasuspropiosoídos:

—Está equivocado, muy equivocado, tanto en los hechos como en lasconclusionesquehasacadodeellos.

Rosedale la miró un momento, perplejo por esta súbita salida en unadireccióntandiferentedeaquellaporlaqueparecíadejarseguiar.

—¿Y esto qué diablos significa? ¡Pensaba que nos entendíamos! —exclamó,yaloírlamurmurar:«¡Ah,peroahoranosentendemos!»,replicóconunrepentinoarrebatodeviolencia—:¿Esquizáporquelascartasvandirigidasaél?¡Vaya,quemecuelguensiharecibidodeélalgunamuestradegratitud!

CapítuloVIII

Losdíasotoñalescedieronelpasoalinvierno.Unavezmáselmundodelocio volvió a la transición entre el campo y la ciudad y laQuintaAvenida,todavíadesierta los finesde semana,era recorridade lunesaviernesporuncrecientedesfiledecochesentrelasfachadasque,pocoapoco,ibancobrandovida.

ElConcursoHípico de hacía dos semanas había causado una animaciónfugaz, llenando teatrosy restaurantesconunaoleadahumana taneleganteyfogosacomo lospurasangresquecompetíanadiarioenelhipódromo.Enelmundo de la señorita Bart, el Concurso Hípico y el público que atraíafigurabanostensiblementeentrelosespectáculosdesdeñadosporloselegidospero,delmismomodoqueunseñorfeudalpodíasaliraparticiparenladanzade la plaza del pueblo, así la sociedad aún condescendía, extraoficial eincidentalmente,encontemplarlaescena.LaseñoraGormer,comolosdemás,sedignabaaprovechartalesocasionesparaexhibirseconsuscaballos,yLilytuvounpardeoportunidadesdeapareceralladodesuamigaenlatribunamásvisiblede todas.Sinembargo,estaaparienciade intimidad lepermitiónotartodavíamásuncambioensus relaciones,unadiscriminación incipiente,unanorma social formada poco a poco en la caótica visión de la vida quecaracterizaba a la señora Gormer. Era inevitable que fuese Lily el primersacrificioofrecidoaestenuevoidealyellasabíaque,cuandolosGormersehubieraninstaladoenlaciudad,todalacorrientemundanafacilitaríaaMattieel alejamiento. En suma, había fracasado en el intento de hacerseindispensableo,mejordicho,elintentohabíasidofrustradoporunainfluenciamás fuerte que la que ella podía ejercer. En definitiva, dicha influencia erasimplementeelpoderdeldinero:elcréditosocialdeBerthaDorsetsebasaba

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enunainexpugnablecuentabancaria.

LilysabíaqueRosedalenohabíaexageradoniladificultaddesuposiciónnilaperfeccióndelavenganzaqueélleproponía:encuantoigualaraaBerthaen recursos materiales, sus dones superiores le permitirían dominar confacilidadasuadversaria.Enlasprimerassemanasdeinviernocomprendióconmás claridad el alcancede semejante poder y los perjuicios derivadosde sunegativa a utilizarlo. Hasta entonces había mantenido un simulacro deactividadalmargendelacorrientesocial,pero,conelregresoalaciudadylaconcentracióndelosactossociales,elmerohechodenoreanudarsusantiguascostumbrespusodemanifiesto suexclusión.Cuandonoseparticipabaen larutina fija de la temporada, se flotaba en un vacío de inexistencia social.Apesar de sus sueños insatisfechos, Lily no había imaginado nunca laposibilidad de girar en torno a un centro diferente; era fácil despreciar almundo,peroenormementedifícilencontrarcualquierotraregiónhabitable.Susentido de la ironía no la había abandonado del todo y aún era capaz deadvertir,burlándosedesímisma,elvaloranormalqueadquiríandeprontolosdetalles más ingratos e insignificantes de su vida anterior. Incluso lasservidumbresteníansuencanto,ahoraqueseveíalibredeellas:dejartarjetas,escribir notas, tener cortesías forzadas con los pelmazos y los viejos y unasonrisaestereotipadaparalascenasaburridas…¡Quéagradablementehabríanllenadoahora talesobligaciones lavaciedaddesusdías!En realidad,dejabamuchas tarjetas; con una persistencia sonriente e impávida, guardaba lasapariencias ante los ojos del mundo y no sufría ninguno de esos desairesgroserosqueavecesproducenenlavíctimaunasanareaccióndedesprecio.Lasociedadnoledabalaespalda,pasabasimplementedelargopordelantedeella,ocupadaenotrascosasydistraída,recordándolecontodalafuerzadesuorgullo herido el favor excepcional de que había gozado antes de caer endesgracia.

HabíarechazadolasugerenciadeRosedaleenunarranquededesdénquecasi la sorprendió; no había perdido su capacidad de indignación súbita yaltiva.Peronopodíarespirarmuchotiempoenlasalturas;sueducaciónnolahabíapreparadoparaunafuerzamoralconstante;sugranaspiración,alaquerealmentecreíatenerderecho,eraunasituaciónenlacuallaactitudmásnoblefuera también la más fácil. Hasta ahora sus intermitentes impulsos deresistencia le habían bastado para conservar la propia estima. Si resbalaba,recobrabaelequilibrioynosedabacuentahastadespuésdequecadavezlorecuperaba a un nivel ligeramente más bajo. Había rechazado la oferta deRosedalesinningúnesfuerzoconsciente;todosusersehabíarebeladocontraella y aún no sabía que por elmero hecho de escucharle había aprendido avivirconideasqueenotrotiempolehabríanparecidointolerables.

Para Gerty Farish, que la vigilaba con una mirada más tierna, aunque

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menosperspicazqueladelaseñoraFisher,losresultadosdelaluchaeranyaclaramentevisibles. Ignoraba, desde luego, qué reheneshabía sacrificadoyaLilyalasconvenciones,perolaveíaapasionadaeirremisiblementeentregadaa la ruinosa política de «cubrir las apariencias». Gerty sonreía ahora alrecordar susueñodever transformadaa suamigaa travésde laadversidad;comprendíaqueLilynoerade laspersonasaquienes laprivaciónenseña laescasaimportanciadeloquehanperdido.Sinembargo,estemismohechoeraparaGertyunarazóndemásparaapiadarsedeellayparaprodigarlelaternuraquelapropiaLilynocreíanecesitar.

Desde su regreso a la ciudad, Lily apenas había visitado a la señoritaFarish. Había algo irritante para ella en los mudos interrogantes de lasolidaridaddeGerty;sentíaquelasverdaderasdificultadesdesusituaciónnopodíancomunicarseanadiequetuvierauncódigodevalorestandiferentedelsuyo,y las restriccionesde lavidadeGerty,queantes teníanelencantodelcontraste, ahora le recordabandeunmododemasiadodoloroso los límitesalosqueempezabaa reducirsesupropiaexistencia.Cuandopor finuna tardecumplió su diferido propósito de visitarla, este sentido de las oportunidadesdecrecientes la poseía con una intensidad inusitada. El paseo por la QuintaAvenida,quealdiáfanosoldelinviernoleofrecióunaperspectivadelujososcarruajes —berlinas tras cuyas ventanillas cuadradas vislumbró perfilesconocidos inclinados sobre listas de visita, manos apresuradas entregandonotasy tarjetas aobedientes lacayos—,este atisbode las ruedas siempreenmovimientodelagranmaquinariasocial,lehizocomprenderconmásclaridadquenuncalaincomodidadyestrechezdelasescalerasdeGertyyelcallejónsinsalidaalqueconducían.Escalerasmíserasparapersonasmíseras:¡cuántosmilesdefigurasinsignificantessubíanybajabanenaquelmomentoportodoelmundounasescalerassimilares,figurastanpobresypocointeresantescomoaquellaseñorademedianaedad,vestidadeluto,quebajabaeltramodeGertycuandoellalosubía!

—EralapobreseñoritaJaneSilverton:havenidoahablarconmigodesusituación. Ella y su hermana quieren hacer algo para mantenerse—explicóGerty,mientrasLilylaseguíahastaelsaloncito.

—¿Mantenerse? ¿Tan mal están?—preguntó la señorita Bart con ciertairritación;nohabíaidoaescuchardesgraciasajenas.

—Me temo que no les queda nada; las deudas deNed han acabado contodo su patrimonio. Estaban muy esperanzadas cuando rompió con CarryFisher, pensandoqueBerthaDorset sería unabuena influenciaporqueno legustanlascartasy…bueno,porlovistohablócongranelocuenciaalapobreseñoritaJanedesussentimientosfraternalesporNed,aquienqueríallevarseenelyateparahacerleolvidareljuegoylascarrerasyayudarleareanudarsutrabajoliterario.—LaseñoritaFarishenmudecióconunsuspiroquereflejaba

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laperplejidaddesuúltimavisitante—.Peroestonoacabaaquí,nisiquieralopeor.Alparecer,NedsehapeleadoconlosDorset,oalmenosBerthaseniegaaverle,yélestandesgraciadoquehavueltoajugarytratacontodaclasedegente extraña. Y la prima Grace van Osburgh le acusa de haber sido unapésima influencia para Bertie, que dejó Harvard la primavera pasada y hatratadomuchoaNeddesdeentonces.FueaveralaseñoritaJaneehizounaescenaespantosayJackStepneyyHerbertMelson,quetambiénestabanallí,ledijeronalaseñoritaJanequeBertieamenazabaconcasarseconunamujerhorriblealaqueNedlehabíapresentadoyquenopodíanhacernadaconélporquehacumplido lamayoríadeedady tienesupropiodinero.Yapuedesimaginarte cómo se siente la señorita Jane; ha venido a verme en seguida,pensandoque,siyo leconsigoalgún trabajo,podríaganar losuficienteparapagarlasdeudasdeNedyenviarlelejosdeaquí.Metemoquenotieneideadel tiempoque tardaríaenpagarunasoladesusnochesdebridge.Además,estabaendeudadohastaelcuellocuandovolviódelcrucero…NocomprendocómopudogastarmuchomásdinerobajolainfluenciadeBerthaquebajoladeCarry.¿Loentiendestú?

Lilyoyólapreguntaconungestodeimpaciencia.

—Mi querida Gerty: ¡yo siempre entiendo que la gente pueda gastarmuchodineroynuncaquepuedagastarpoco!

Sequitólaspielesyseacomodóenlapoltronadesuamiga,mientraséstaseatareabaconlastazasdeté.

—Pero¿quépuedenhacerlasseñoritasSilverton?¿Cómopiensanganarselavida?—inquirió,conscientedequeeltonodeirritaciónaúnpersistíaensuvoz.Eraloúltimoqueleapetecíadiscutir(noleinteresabaenabsoluto),perodeprontoladominóunacuriosidadmalsanaporsabercómopensabanafrontarlasdosinsípidasyatribuladasvíctimasdelosexperimentossentimentalesdeljoven Silverton la acuciante necesidad que tan de cerca la acechaba a ellamisma.

—Nolosé…Intentarébuscarlesalgo.LaseñoritaJaneleeenvozaltaconmucho sentimiento, aunque es difícil encontrar a alguien que necesite unalectora.YlaseñoritaAnniepintaunpoco…

—¡Sí,yasé!Manzanosenflorsobrepapelsecante…¡Justoloqueharéyodentro de poco tiempo! —exclamó Lily, levantándose con un impulso tanviolentoquecasiderribólafrágilmesadetédelaseñoritaFarish.Seagachópara estabilizar las tazas y volvió a desplomarse en su asiento—. Habíaolvidadoque no hay sitio paramovimientos bruscos… ¡Conqué delicadezahayqueportarseenunpisopequeño!Oh,Gerty,nohenacidoparaserbuena—suspiró,incoherente.

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Gerty se fijóconaprensiónen lapalidezde su rostro, enelque losojosbrillabanconellustrepeculiarcausadoporelinsomnio.

—Pareces terriblemente cansada, Lily; toma el té y apóyate en estealmohadón.

LaseñoritaBartaceptóla tazadeté,perorechazóelalmohadónconunamanoimpaciente.

—¡No me des eso! No quiero recostarme… Si lo hago, me quedarédormida.

—Puesduerme,querida.Notemolestaré—urgióentonocariñoso.

—No,no…Habla…¡Tenmedespierta!Noduermoporlanocheyporlatardemedominaunaterriblesomnolencia.

—¿Noduermesporlanoche?¿Desdecuándo?

—No lo sé…no lo recuerdo.—Se levantó y dejó la taza vacía sobre labandeja—. Dame otra taza y que sea más fuerte, por favor; si me duermoahoratendrépesadillasporlanoche,¡horriblespesadillas!

—Peroserápeorsitomasdemasiadoté.

—No,no…Damemás,ynomesermonees,teloruego—protestóLilyentono autoritario. Su voz tenía un acento peligroso yGerty se fijó en que letemblabalamanoalcogerlasegundataza.

—Peroparecestancansada…Estoyseguradequeestásenferma…

LaseñoritaBartdejólatazaconunsobresalto.

—¿Parezco enferma? ¿Seme nota en la cara?—Se levantó y se acercórápidamentealpequeñoespejocolgadosobreelescritorio—.¡Quéespejotanhorrible…empañadoy llenodemanchas! ¡Cualquiera severía espantosaenél!—SevolvióymirócontristezaGerty—.¡Quétontaeres,querida!¿Porquéme dices cosas tan odiosas? ¡Decirle a alguien que parece enfermo essuficiente para que lo esté de verdad! Además, tener aspecto enfermizoequivale a estar fea. —Cogió a su amiga por las muñecas y la llevó a laventana—.Aunasí,prefierosaberlaverdad.Míramealacaraydime,Gerty:¿tanhorribleestoy?

—Ahoraestásmuyguapa,Lily; losojostebrillanyderepentetieneslasmejillassonrosadas…

—Demodoqueestabanpálidascuandoheentrado…¿pálidascomolasdeunfantasma?¿Porquénomedicesconfranquezaqueestoyhechaunaruina?Losojosmebrillandenervios,peroporlasmañanasestánopacos.Ycadadíatengo más arrugas… ¡Las huellas de la preocupación, la decepción y el

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fracaso!Con cada noche de insomniome sale una nueva… ¿y cómo voy adormircontantascosashorriblesenquepensar?

—¿Cosashorribles?¿Quécosas?—preguntóGerty,quitandoconsuavidadsusmuñecasdelosdedosfebrilesdesuamiga.

—¿Quécosas?Pueslapobreza,paraempezar,ynoconozconadapeor.—Lilydiomediavueltaysesentócongestocansadoenunsillóncercanoalamesade té—.Acabasdepreguntarme si entiendopor quéNedSilvertonhagastadotantodinero.Claroqueloentiendo:selogastaviviendoconlosricos.Túcreesquevivimosacostadeellos,másqueconellos,yasíes,enciertosentido…¡perosetratadeunprivilegioquehayquepagar!Comemosensuscenas,bebemossuvino,fumamossuscigarrillosyvamosensuscarruajes,asuspalcosdelaóperayconsusautomóvilesparticulares…Sí,peroporcadauno de estos lujos hay que pagar un impuesto. El hombre lo paga dandograndes propinas a los criados, apostando en las cartas más dinero del quetiene, regalando flores y otras cosas caras; la mujer soltera lo paga conpropinas y también jugando a las cartas (sí, he tenido que volver a jugar albridge),yendoalasmejoresmodistas,luciendoelvestidoapropiadoencadaocasiónyestandosiemprelozana,exquisitaydivertida.

Se apoyó un momento en el respaldo, cerrando los ojos, con los labiosincoloros entreabiertos y los párpados caídos sobre la mirada brillante Yexhausta.Gertysepercatóconsobresaltodelcambiooperadoensurostro;eracomosiunaluzcenicientahubieseapagadosuresplandorartificial.Lilyabriólosojosylavisiónsedesvaneció.

—Nosuenamuydivertido,¿verdad?Ynoloes…¡Estoyhartadetodo!Y,no obstante, la idea de tener que renunciar a todo ello es lo que me estámatandoloquemeimpidedormirpor lanocheymedaganasdeuntébiencargado.Nopuedocontinuarasímuchomástiempo,¿sabes?Casihellegadoal límite demis fuerzas.Y entonces ¿qué haré? ¿Cómopodrémantenerme?¡Me veo reducida a la suerte de esa pobremujer, Jane Silverton, yendo deagencia en agencia en busca de empleo e intentando vender cuadernospintadosainstitucionesfemeninas!¡Yhaymilesymilesdemujeresquetratandehacerlomismoyningunatienemenosideaqueyodecómoganarundólar!—Volvióalevantarse,conunarápidaojeadaalreloj—.Estarde,deboirme…TengounacitaconCarryFisher.Nopongasesacaradepreocupada,querida…Nodesexcesivaimportanciaalastonteríasquehedicho.—Separóotravezante el espejo, arregló su cabello conmano hábil, se bajó el velo y dio undiestro toque a sus pieles—. Aún no he llegado a eso de las agencias deempleoyloscuadernospintados,peroandomuyescasadedineroy,sipudieraencontraralgoquehacer(escribirnotas,hacerlistasdeinvitadosocosasporelestilo), sería una ayuda hasta que cobre el legado. Carry me ha prometidobuscaraalguienquenecesiteunaespeciedesecretariasocial:yasabesquesu

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especialidadesayudaralosricosinútiles.

La señorita Bart no había revelado a Gerty toda la dimensión de suangustia.Enrealidad,necesitabadinerodeformainmediatayurgente,dineroconquehacerfrentealosvulgaresgastossemanalesquenopodíanaplazarseni evadirse. Renunciar a sus habitaciones y retirarse a la oscuridad de unapensiónoa lahospitalidadprovisionaldeunacamaenelsaloncitodeGertyFarish era un expediente que sólo pospondría sus apuros, y le parecía másacertado y tambiénmás agradable quedarse donde estaba y encontrar algúnmediodeganarselavida.Nohabíaconsideradonuncaenseriolaposibilidaddehacerloyfueungravegolpeparasuconfianzaensímismadescubrirque,comoasalariada,seríaprobablementetantorpeeinútilcomolapobreseñoritaSilverton.

Comoestabaacostumbradaacreerse,deacuerdocon laopinióngeneral,unapersonaenérgicayconrecursos,capazdedominarcualquiersituaciónenla que se encontrara, imaginaba vagamente que tales dones serían valiosospara quienes buscaban asesoramiento social, pero no había, por desgracia,ningún nombre concreto en el mercado para el arte de hacer y decir locorrecto,einclusoelingeniodelaseñoraFisherfracasóanteladificultaddedescubrirunavenarentableentreelcaudaldedonesdeLily.LaseñoraFisherrebosabaderecursosindirectosparaposibilitarquesusamigosseganaranlavida,ypodíaasegurarsinfaltaralaverdadquehabíafacilitadoaLilyvariasoportunidadesdeestaíndole;sinembargo,métodosmáslegítimosdeganarseel pan se hallaban tan fuera de su alcance como de la capacidad de losnecesitadosquesolíanrecurriraella.ElfallodeLilyalnosaberaprovecharlasocasionesyabrindadaspodíahaberjustificadoelabandonodetodonuevoesfuerzo por parte de la señora Fisher, pero la bondad inagotable de sunaturalezallegabaacreardemandasartificialesenrespuestaaunaofertareal.Con este fin, preparóunviaje de exploración en favor de la señoritaBart ycomoresultadodesus investigaciones llamóaestaúltimaconelanunciodequehabía«encontradoalgo».

Al quedarse sola, Gerty reflexionó con inquietud sobre el dilema de suamiga y su propia incapacidad para solucionarlo. Era evidente que Lily nodeseabaporelmomentoeltipodeayudaqueellapodíaprestarle.LaseñoritaFarish no veíamás esperanza que la completa reorganización de su vida almargen de sus antiguos vínculos, mientras que las energías de Lily secentraban en el decidido esfuerzo de conservar esos vínculos y continuarvisiblemente identificadaconellosmientraspudieramantener la ilusión.PorlastimosaqueseleantojaraaGertysemejanteactitud,nopodíajuzgarlaconlamismaseveridadconquelahabríaenjuiciadoSelden,porejemplo.Nohabíaolvidadolaemocióndelanocheenquedurmieronabrazadas;habíatenidolasensación de que su misma sangre pasaba a las venas de su amiga. El

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sacrificio parecía haber sido inútil; nada había quedado en Lily de lasinfluencias consoladoras de aquella noche, pero la ternura de Gerty,disciplinadaporlargosañosdecontactoconelsufrimientocalladoyanónimo,sabíaesperarasuobjetoconunapacienciasilenciosaquenoteníaencuentaelpasodeltiempo.Nopudo,sinembargo,renunciaralconsuelodeconsultarconLawrenceSelden,conquienhabíareanudadosuantiguarelacióndeconfianzafamiliardesdesuregresodeEuropa.

El propio Selden no había sido nunca consciente de un cambio en susrelaciones. Encontró a Gerty como la había dejado, sencilla, modesta yafectuosa, pero con una agudeza emocional intensificada que reconoció sintratardeexplicársela.EncuantoaGerty,hubounatemporadaenquelehabríaparecido imposible volver a hablar libremente con él de Lily Bart, pero loocurridoenlaintimidaddesucorazónobró,unavezdespejadalaniebladelaluchaunadisoluciónde los límitesdesupropioseryunadesviacióndesussentimientospersonaleshacialacorrientegeneraldelacomprensiónhumana.

No tuvo ocasión de comunicar sus temores a Selden hasta unas dossemanasdespuésdelavisitadeLily.Suprimosepresentóundomingoporlatardey,enladiscretaanimacióndelahoradeltéenelsaloncitodeGerty,fueconscientedealgoqueensuvozysumiradasolicitabaunaspalabrasaparte.Encuantosehubomarchadolaúltimavisita,GertylepreguntódirectamentecuántotiempohacíaquenohabíavistoalaseñoritaBart.

ElsilencioostensibledesuprimosuscitóenGertyunaligerasorpresa.

—Nolahevisto…Nomelaheencontradoenningunapartedesdequehavuelto.—EstaadmisióninesperadahizoenmudecertambiénaGertyytodavíadudabaenvolveraltemacuandoélselofacilitó,añadiendo—:Queríaverla…peroalparecerlosGormerlahanacaparadodesdequevolviódeEuropa.

—Estoesrazóndemás;hasidomuydesgraciada.

—¿DesgraciadaporestarconlosGormer?

—Oh,nodefiendosu intimidadconellos,perocreoque tambiénestohatocado a su fin.Ya sabes que la gente ha sidomuy cruel desde queBerthaDorsetsepeleóconella.

—¡Ah…!—exclamóSelden,levantándoseconbrusquedadyyendohaciala ventana, donde se puso a observar la calle oscurecidamientras su primacontinuabaexplicando:

—JudyTrenor y su propia familia también la han abandonado…y todoporqueBerthaDorsethadichocosashorribles.Yesmuypobre;yasabesquela señora Peniston la ha desheredado, dejándole sólo un pequeño legadodespuésdedarleaentenderquetodoseríaparaella.

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—Sí…yalosé—asintióconbrevedadSelden,volviendoalahabitación,perosólopararecorrerelexiguoespacioentrelapuertaylaventana—.Sí,lahan tratadodemaneraabominable,peroestoes,pordesgracia, loúnicoquepuededecirleunhombrequequierademostrarlesusimpatía.

EstaspalabrasdesilusionaronaGerty.

—Debehaberotrosmodosdedemostrarletusimpatía—insinuó.

Seldensesentóasuladoenelpequeñosofáperpendicularalachimeneayseriodiscretamente.

—¿Enquéestáspensando,misioneraincorregible?—preguntó.

Gerty se sonrojó y el rubor fue de momento su única respuesta. Luegoquisosermásexplícitayaclaró:

—Pienso en que tú y ella erais grandes amigos, en que ella dabamuchísima importancia a tu opinión y en que, si juzga tu distanciamientoactualcomounsignodeloqueopinasahora,supongoqueestáscontribuyendomuchoaaumentarsutristeza.

—Mi querida niña, no la aumentes en tu imaginación atribuyéndole tusensibilidad.—Seldennopodía,pormásquelointentara,eliminardesuvozunanotadesequedad,pero,alver laexpresiónperplejadeGerty,añadióentonomássuave—:Sinembargo,aunqueexagerasenormementelaimportanciade loqueyopodríahacerpor laseñoritaBart,nopuedesexagerarmibuenadisposiciónahacerloqueseaporella…sitúmelopides.

Pusolamanounmomentosobreladesuprimay,conlacorrientedelrarocontacto,seestablecióentreambosunosdeesosintercambiosdesignificadoquecolmanlasreservasocultasdelafecto.Gertytuvolasensacióndequeélmedíaelvalordesuruegotanclaramentecomoellaveíalaimportanciadesurespuesta,ysaberquetodosehabíaaclaradodeprontoentrelosdoslefacilitódecir:

—Te lo pido, entonces; te lo pidoporqueunavezmedijo que la habíasayudadoyporqueahoranecesitaayudacomonuncalahanecesitado.Yasabescuántohadependidosiempredel lujoy lascomodidades…ycuántoodia lafealdad, la incomodidady lapobreza.Nopuedeevitarlo: le inculcaronestasideasynuncahasidocapazdedesecharlas.Peroahoralehanarrebatadotodoloquecreía importantey laspersonasque leenseñaronaconsiderarloasí lahanabandonadoa suvez,ymepareceque, si alguien le tendieraunamanoparaenseñarleelotrolado,paraenseñarlequeaúnquedanmuchascosasenlavida y en ella misma… —Se interrumpió, avergonzada por su propiaelocuencia y entorpecida por la dificultad de dar una expresión exacta a suvagodeseodesalvaralaamiga—.Yonopuedoayudarla;sehapuestofuera

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demialcance—continuó—.Creoquetemeserunacargaparamí.Laúltimavezquevinoaverme,hacedossemanas,medijoqueCarryFisherlebuscabaunaocupación.Unosdíasdespuésmeescribióquehabíaaceptadounempleocomo secretaria particular y que nome preocupara porque todo iría bien yvendría averme,peroyonoquiero ir avisitarlaporque tengomiedode serinoportuna.Unavez,cuandoéramosniñas,despuésdeuna largaseparación,meabalancésobreellaylaabracé.Yellamedijo:«Porfavor,Gerty,nomebesesasí,sinotelopido»…ymelopidió,unminutodespués;desdeentoncessiempreheesperadoaquemelopidiera.

Seldenlaescuchóensilencio,conlamiradaconcentradaqueseobservabaensurostrodelgadoymorenocuandodeseabaprotegersedecualquiercambiodeexpresióninvoluntario.Cuandosuprimahuboterminado,observóconunaligerasonrisa:

—Si ya has aprendido la sabiduría de esperar, no entiendo por quépretendesqueyomeprecipite…—perolaturbadasúplicadelosojosdeGertyle impulsó a añadir, cuando se levantó para despedirse—:De todosmodos,haréloquedeseasynoteconsideraréresponsabledemifracaso.

Selden se había apartado de la señorita Bart con toda la intención, alcontrariodeloquehabíadadoaentenderasuprima.Alprincipio,mientraselrecuerdo de su última hora enMontecarlo aún le indignaba, había esperadoansiosamentesuregreso;peroellaledesengañódemorándoseenInglaterray,cuandoporfinreapareció,aéllereclamóuncasoenelOestey,alvolver,seenteródequeseibadeviajeaAlaskaconlosGormer.Larevelacióndeestarecienteintimidadenfriósudeseodeverla.Sienunmomentoenquetodasuvidaparecíaestardestrozada,eracapazdeencomendarsureconstrucciónalosGormer,nohabía razónparaque tales incidentesse leantojaran irreparablesalgúndía.Enrealidad,cadapasoquedabaparecíaconducirlamáslejosdeesaregión donde, una o dos veces, ambos se habían reunido en un momentosublime;yelreconocimientodeestehecho,unavezsuperadoelprimerdolor,produjo una sensación de alivio negativo. Era mucho más sencillo para éljuzgar a la señorita Bart por su conducta habitual que por las rarasdesviaciones que la habían puesto en su camino con resultados tanperturbadores; y cada acto de Lily que volvía a hacer más improbable larepetición de tales desviaciones confirmaba la sensación de alivio con queSeldenvolvíaasuopiniónconvencionaldeella.

Sin embargo, las palabras de Gerty Farish habían bastado para hacerlecomprenderlafragilidaddesupuntodevistayloimposiblequeeraparaélserindiferente cuando pensaba en Lily Bart. Saber que necesitaba ayuda —incluso la vaga ayuda que él era capaz de ofrecer— equivalía a versedominadoinmediatamenteporlaotraopiniónqueteníadeella,ycuandosalióalacalleyasehabíaconvencidoasímismohastatalpuntodelaurgenciadel

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ruegodesuprimaquedirigióalinstantesuspasoshaciaelhoteldeLily.

Allí su celo tropezó con la inesperada noticia de que la señoritaBart sehabía trasladado; sin embargo, ante sus insistentes preguntas, el empleadorecordóquehabíadejadounasseñas,quesedispusoabuscarensuslibros.

Era ciertamente extraño que hubiera dado este paso sin participar sudecisiónaGertyFarish,ySeldenesperóconunavaga inquietudmientraselempleadobuscabalanuevadirección,procesoquedurólosuficienteparaquela inquietud degenerara en aprensión; pero cuando por fin le alargaron unpedazo de papel y leyó en él: «En casa de la señora Norma Hatch, HotelEmporium»,suaprensiónsetrocóenunamiradaincrédulay,conungestoderepugnancia,rasgóelpapelendosyseencaminóhaciasucasadandograndeszancadas.

CapítuloIX

Cuando Lily se despertó a la mañana siguiente de su traslado al HotelEmporium,suprimeraimpresiónfueladeunbienestarpuramentefísico.Lafuerza del contraste prestaba unamayor intensidad al lujo de descansar otravez en una cama blanda, desde la que se veía una espaciosa y soleadahabitaciónconunachimeneay,al lado,una tentadoramesaconeldesayunopreparado. El análisis y la introspección vendrían después; de momento nisiquieralaturbabanlosexcesosdeltapizadonilasrecargadasmoldurasdelosmuebles. La sensación de estar una vez más rodeada y protegida por lacomodidad,comoenunmediotempladoydenso,impenetrableatodogénerodemolestias,eliminabahastaelmenorasomodecrítica.

Cuandosehabíapresentadolatardedeldíaanterioraladamaacuyacasala había dirigidoCarryFisher, había sido consciente de entrar enunmundonuevo. La vaga descripción queCarry le hiciera de la señoraNormaHatch(cuyaadopcióndelnombredepilasedebíaasuúltimodivorcio)ladejóbajolaimpresióndequeprocedía«delOeste»yhabíallegadoconlanadainsólitacarga de un montón de dinero. Era, en suma, rica, inútil y desplazada: lapersona más idónea para la mano de Lily. La señora Fisher no habíaespecificado las ocupaciones que debía desempeñar su amiga; confesó noconocer a la señoraHatch, de quien había «oído hablar» aMelville Stancy,abogadoensusratoslibresyelFalstaffdeciertaseccióndelavidafestivadeunclub.Podíadecirseque,socialmente,elseñorStancyformabaunnexodeuniónentreelmundode losGormery la regiónpeor iluminadaen laque laseñoraBart acababa de entrar. Sin embargo, elmundo de la señoritaHatchsólo podía considerarse oscuro en sentido figurado, ya queLily la encontró

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sentada bajo un gran resplandor de luz eléctrica imparcialmente proyectadapor las diversas excrecencias ornamentales de una enorme concavidad dedamasco rosa ymolduras doradas, de la cual se levantó comoVenus de suconcha. Justificaba la analogía el aspecto de la dama, cuya belleza de ojosgrandesteníalainalterabilidaddealgoempaladoyexhibidobajocristal.Estono impedía reconocer inmediatamentequeeravariosañosmás jovenquesuvisitanteyque,bajosuostentación,suaplomoylaagresióndesuvestidoydesuvozpersistíaesainocenciainextirpablequeenlasdamasdesunacionalidadcoexistedeformatancuriosaconsorprendentesextremosdeexperiencia.

El ambiente que rodeaba a Lily era tan extraño para ella como sushabitantes.Desconocíaelmundodelhotelneoyorquinodemoda,unmundocalentadoytapizadoenexcesoyrebosantededispositivosmecánicosparalasatisfacciónde fantásticas exigencias,mientras las comodidadesdeunavidacivilizada eran tan inasequibles como en un desierto. En este ambiente detórridoesplendorsemovíanserestanricamentetapizadoscomolosmuebles,seres sin metas definidas ni relaciones permanentes que vagaban en unalánguida marea de curiosidad de restaurante a sala de concierto, deinvernaderoasalademúsicayde«exposicióndearte»adesfiledemodelosdealtacostura.Briososcaballosoautomóvilesdeatrevidodiseñoesperabanparallevaraestasdamasavagasdistanciasmetropolitanasdelasquevolvíanaúnmáspálidasbajo el pesode susmartas cibelinaspara ser absorbidasdenuevoporlasofocanteinerciadelarutinadelhotel.Enelúltimoplanodesusvidas debía haber sin duda un pasado auténtico ocupado por actividadeshumanasreales;encuantoaellasmismas,eranprobablementeelproductodegrandes ambiciones, energías persistentes y contactos diversificados con lasanarudezadelavida;y,sinembargo,noteníanunaexistenciamásrealquelassombrasdellimbodelpoeta.

Lily no pasómucho tiempo en estemundo difuso sin reparar en que laseñora Hatch era su figura más sustancial. A pesar de flotar en el vacío,mostrabadébilessíntomasdeestardesarrollandounperfil;enestaempresalasecundaba activamente el señor Melville Stancy, un hombre de amplia yresonantepresencia,evocadoradeocasionesfestivas,ydeunacaballerosidadprodigada en palcos las noches de «estreno» y en bombonniéres de mildólares,que lahabía trasplantadodelescenariodesuprimerdesarrolloa lastablas superiores de la vida de hotel en la metrópoli. Él era quien habíaseleccionado los caballos que ganaron para ella la cinta azul del Concurso,quienlahabíapresentadoalfotógrafocuyosretratoseranelfrecuenteadornode los «suplementos dominicales», y quien había formado el grupo queconstituía su mundo social. Aún era un grupo reducido, con figurasheterogéneassuspendidasengrandesespaciosdespoblados,peroLilynotardóen averiguar que sus reglas ya no dependían del señor Stancy. Como sueleocurrir, la alumna había aventajado al maestro, y la señora Hatch era ya

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conscientedecumbresdeeleganciayabismosdelujoquesehallabanfueradeloslímitesdelmundodelEmporium.Estehallazgodespertóinmediatamenteen ella el deseo de una guíamás experta, de una hábilmano femenina quediera el giro adecuado a su correspondencia, la elegancia adecuada a sussombreros y la sucesión adecuada a los platos de sus menús. En suma, laseñorita Bart tenía la misión de organizar una vida social en ciernes; susdeberesostensiblescomosecretariaseveíanrestringidosporelhechodequelaseñoraHatchconocíademomentoamuypocagenteaquienescribir.

Los detalles cotidianos de la existencia de esta señora eran tan extrañosparaLily comosu tónicageneral.Sus costumbres se caracterizabanporunaindolencia y un desorden orientalesmuy exasperantes para su secretaria.Laseñora Hatch y sus amigos parecían vagar juntos fuera de los límites deltiempo y el espacio.No se llevaba ningún horario determinado; no existíanobligacionesfijas;lanocheyeldíasesucedíanenunaniebladecompromisosretrasadosyconfusos,detalmodoqueunoteníalaimpresióndealmorzaralahora del té,mientras la comida solía simultanearse con la ruidosa cena a lasalida del teatro, que prolongaba hasta el amanecer la jornada de la señoraHatch.

A través de este torbellino de actividades fútiles iba y venía una extrañamultitud de empleados: manicuras, maquilladoras, profesores de bridge, defrancés y de «cultura física», figuras muchas veces indistinguibles, por suaspectooporlarelaciónquelesuníaconlaseñoraHatch,delosvisitantesqueconstituíanlasociedadreconocida.PerolomásextrañoparaLilyfuetropezar,enelgrupodeestaúltima,convariosdesusconocidos.Habíasupuesto,nosinalivio,queporelmomentosehallaba totalmente fueradesupropiocírculo,pero pronto se dio cuenta de que el señor Stancy, un lado de cuyadesperdigadaexistenciacubríaelbordedelmundodelaseñoraFisher,habíaatraído a varios de susmás brillantes ornamentos al círculo del Emporium.EncontraraNedSilvertonentre losasiduosdelsalóndelaseñoraHatchfueunadelasprimerassorpresasparaLily,peronotardóendescubrirquenoeraélelreclutamásimportantedelseñorStancy.ElgrupocentrabasuatenciónenelpequeñoBertievanOsburgh,esbeltoherederodelosmillonesVanOsburgh.Apenas salido de la universidad, Bertie había aparecido en el horizontedespués del eclipse de Lily, y ésta contemplaba con asombro qué fulgorproyectaba en la penumbra exterior de la existencia de la señoraHatch.Demodoqueesoeraloquelesinteresabaalosjóvenescuandoselibrabandelosdeberes oficiales de la rutina social; en eso consistían los «compromisosprevios» que con tanta frecuencia defraudaban las esperanzas de ávidasanfitrionas.Lilyteníalapeculiarsensacióndeestardetrásdeltapizsocial,enelladodondeseveíanlosnudosycolgabanloscabossueltos.Elespectáculola divirtió unos días, así como su participación en él; la situación secaracterizaba por un desenfado y una falta de convencionalismos muy

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refrescantesdespuésdesuexperienciaconlaironíadelasconvenciones.Peroestosmomentosdediversiónnoeranmásquebrevesdesviacionesdel largomalestardesusdías.Comparadaconel inmensovacíodelaexistenciade laseñora Hatch, la vida de los antiguos amigos de Lily parecía llena deactividades ordenadas. Incluso la mujer guapa más irresponsable de susamistadesteníasusobligacionesheredadas,susbenevolenciasconvencionales,suparteenelfuncionamientodelagranmaquinariacívica,ytodoseuníaenla solidaridad de estas funciones tradicionales. El cumplimiento de deberesconcretoshabríasimplificadolaposiciónde laseñoritaBart,porquesuvagatareaparalaseñoraHatchnocarecíadepuntosenigmáticos.

Sin embargo, no era ella la que creaba estos puntos, ya que desde elprincipio demostró un deseo casi conmovedor demerecer el visto bueno deLily.Lejosdehacerlesentir lasuperioridaddelariqueza,sushermososojosparecíanaducirentodomomentolaexcusadela inexperiencia;queríahacer«loquehabíaquehacer»yaprenderaser«atractiva».LadificultadestribabaenencontrarunpuntodecontactoentresusidealesylosdeLily.

LaseñoraHatchflotabaenunaneblinadeentusiasmosindeterminados,deaspiracionesentresacadasdelteatro,losperiódicos,lasrevistasdemodayunabigarrado mundo deportivo que se hallaba todavía más alejado de lacomprensión de Lily, cuyo deber consistía obviamente en elegir entre esosconfusos conceptos los más idóneos para la educación de la dama. Sinembargo,sucumplimientotropezabacondudascadavezmayores.Dehecho,Lilyeracadadíamásconscientedelaambigüedaddesusituación.Noesquedudara,enelsentidoconvencional,delairreprochabilidaddelaseñoraHatch.Las faltas de su anfitriona eran siempre contra el buen gusto, no contra laconducta; su historial de divorcios parecía obedecer más a condicionesgeográficasmásqueéticas, y suspeoresdefectosprovenían seguramentedeunanaturalezavolubleyextravagante.Pero,sibienaLilynoleimportabaqueinvitaraaalmorzarasumanicurauofrecieraunlugarasumaquilladoraenelpalcodeBertievanOsburgh,nosesentía tancómodaconotrospormenoressospechosos, aunque fueranmenos aparentes. Por ejemplo, la relación entreNedSilverton y Stancy parecíamás íntima ymenos clara de lo que podíanjustificar algunas afinidades naturales, y ambos daban la impresión de estarunidos en el esfuerzo de cultivar la creciente «atracción» de Bertie vanOsburghporlaseñoraHatch.Aúnnohabíanadadefinibleenlasituación,quetal vez acabaría en una gran broma para Silverton y para Stancy; peroLilytenía la vaga sensación de que el sujeto de su experimento era demasiadojoven,demasiadoricoydemasiadocrédulo.ElhechodequeBertieparecieraconsiderarqueellacooperabaconéleneldesarrollosocialdelaseñoraHatchnohacíamásqueaumentarsusaprensiones,puessugeríauninterésduraderoenelporvenirde ladamaporpartedel joven.HabíamomentosenqueLilyencontrabaunadiversiónirónicaenesteaspectodelcaso.Laideadelanzarun

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cohete como la señora Hatch al pérfido seno de la sociedad no carecía dealicientes: la señoritaBarthabía llegadoadistraer susociosconvisionesenlasque labellaNormaasistíaporprimeravezaunbanqueteencasade losVan Osburgh. No obstante, la idea de comprometerse personalmente en latransacción era menos agradable, y a sus efímeros momentos de diversiónseguíanperíodosdevacilacióncadavezmásfrecuentes.

LadudaprevalecíacuandounatardecerlasorprendiólavisitadeLawrenceSelden,quelaencontróenunaselvadedamascorosa,porqueenelmundodelaseñoraHatchlahoradelténosededicabaaritossocialesyladamaestabaenmanosdesumasajista.

La entrada causó en Lily una turbación profunda, pero la discreción deSeldenprodujoelefectodedevolverleelaplomo,yadoptóenseguidauntonode placer y sorpresamientras le preguntaba cómo la había localizado en unlugartanimprobableyporquésehabíamolestadoenbuscarla.

Seldenlaescuchóconunaseriedadinusitada;ellanolehabíavistonuncatan poco dueño de la situación, tan claramente a merced de cualquierobstrucciónquequisieraponerensucamino.

—Queríaverte—contestó,yLilynoresistiólatentacióndeobservarcomorespuestaquehabíasabidoreprimirmuybiensusdeseos.Enrealidad,sulargaausencia había sido para ella causa de gran amargura los últimosmeses; elabandonohabíaheridosusensibilidadhasta losmásprofundosrecovecosdesuorgullo.

Seldenrespondióconfranquezaaldesafío.

—¿Porquévenir,amenosquepudieraserteútil?Eslaúnicaexcusaquetengoparaimaginarmequedeseasverme.

La respuesta se le antojó a Lily una torpe evasiva, y replicó conbrusquedad:

—Entonces,¿hasvenidoahoraporquecreesquepuedessermeútil?

Élvolvióatitubear.

—Sí,modestamenteencalidaddepersonaconquienhablar.

Paraunhombreinteligente,erasindudaunmalcomienzoylaideadequesutorpezasedebíaaltemordequeellaatribuyeraunsignificadopersonalasuvisitaenfrióelplacerdeLilyalverle.Esteplacersehacíasentirinclusoenlascircunstanciasmásadversas;podríaodiarle,perojamásseríacapazdedesearque se marchara. Se hallaba muy cerca de odiarle en este momento y, sinembargo,suvoz,elmodoenquelaluzcaíasobresuscabellosfinosyoscuros,suformadesentarse,moverseyllevarlaropa…:hastaestascosastrivialesledabanlaimpresióndeestarentretejidasenlomásprofundodesuexistencia.

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Cuando se hallabapresente, una súbita pazdescendía sobre ella y cesaba lainquietuddesuespíritu;ahora,sinembargo,unimpulsodefensivocontraestainsidiosainfluencialaincitóareplicar:

—Eres muy bueno al presentarte en calidad de tal, pero ¿qué te hacepensarquetengoalgodequéhablarcontigo?

Aunqueeltonoseguíasiendoeldeunacharlatrivial,formulólapreguntaconlaintencióndeinsinuarlainoportunidaddesusbuenosoficiosySeldensesintió cohibido.La situación sólopodríahaberse aclaradopormediodeunaexplosión de sentimientos, y tanto su educación como sus hábitosmentalesdesaconsejaban algo así. Su calma se convirtió en resistencia y la de laseñoritaBartenunasuperficiedebrillante ironíamientras semirabandesdeextremos opuestos de unode los elefantiásicos sofás de la señoraHatch.Elsofá en cuestión y el apartamento habitado por sus monstruosos inquilinossirvieronalfinparasugeriraSeldeneltonodesurespuesta:

—GertymedijoquehacíasdesecretariadelaseñoraHatchycomprendíquedeseabasabercómoestabas.

LaseñoritaBartrecibiólaexplicaciónsinablandarsedemodoperceptible.

—¿Porquénohavenidoella,entonces?—inquirió.

—Porque, como no le enviaste tu dirección, temía ser inoportuna. —Seldencontinuóconunasonrisa—:Comoves,amínomehadetenidoesteescrúpulo,peroesqueyonoarriesgotantoalincurrirentuenojo.

Lilysonrióasuvez.

—Aúnnohasincurridoenél,perosospechoqueestásapuntodehacerlo.

—Estodependedeti,¿nocrees?Alfinyalcabo,miiniciativanovamásalládeponermeatudisposición.

—Pero ¿en calidad de qué? ¿Qué quieres que haga contigo?—preguntóellaenelmismotonoligero.

Seldenvolvióa echarunaojeadaal salónde la señoraHatchyentoncesdijo,conunadecisiónquelainspecciónparecíahaberleinfundido:

—Debespermitirmequetesaquedeaquí.

Lilyseruborizóantelabrusquedaddelataque,peroenseguidaseirguióypreguntóconfrialdad:

—¿Ypuedesaberseadóndepiensasllevarme?

—Por de pronto a casa de Gerty, si no te opones; lo esencial es que temarchesdeaquí.

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LainsólitadurezadeltonoprobablementesugirióaLilycuántolecostabapronunciar aquellas palabras, pero sus propios sentimientos eran demasiadorebeldesparapararseamedirlosdeél.Abandonarla,quizáinclusoevitarla,enunosmomentosenquemásnecesidadteníadesusamigos,yahorairrumpirdeimprovisoysinexplicacionesensuvidaconesteextrañoalardedeautoridaderasuficienteparadespertartodossusinstintosdeorgulloydefensa.

—Teagradezcomucho—dijo—queteinteresestantopormisplanes,peroestoymuyagustoaquíynotengointencióndemarcharme.

Seldensehabíalevantado,enunaactitudexpectante.

—¡Eso sólo puede significar que no sabes dónde estás!—exclamó.Lilytambiénsepusodepie,enunarranquedegenio.

—SihasvenidoparadecircosasdesagradablesdelaseñoraHatch…

—AmísólomeinteresaturelaciónconlaseñoraHatch.

—Mi relación conellanomeavergüenza en absoluto.Meha ayudadoaganarmelavidacuandomisantiguosamigosseresignabanavermemorirdehambre.

—¡Tonterías! Morirte de hambre no es la única alternativa. Sabes quesiempre tendrás un hogar en casa de Gerty hasta que vuelvas a serindependiente.

—Tuconocimiento tan íntimodemis asuntosme lleva a suponer que terefieresalpagodellegadodemitía,¿noesasí?

—Enefecto.Gertymehablódeél—reconocióSeldensinambages.

Hablaba demasiado en serio para dejar que un sentimiento falso leimpidieradecirloquepensaba.

—Pero da la casualidad de que Gerty ignora que debo hasta el últimopeniquedeeselegado—replicólaseñoritaBart.

—¡Dios mío!—exclamó Selden, perdiendo la serenidad ante tan súbitaconfesión.

—Hastaelúltimopeniqueeinclusomás—repitióLily—,yahoratalvezcomprendasporquéprefieroquedarmeconlaseñoraHatchqueaprovecharmedelabondaddeGerty.Notengomásdineroquemipequeñarentaytengoqueganaralgomásparasobrevivir.

Seldenvacilóunmomentoyluegodijoentonomáscalmado:

—PeroconturentayladeGerty(yaquemepermitesentrarenlosdetallesde la situación), las dos podríais vivir juntas y compartir los gastos sinnecesidaddetenerqueganartelavida.SéqueGertyestaríaencantadaconeste

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arregloyseríamuyfeliz…

—Peroyono—interrumpió la señoritaBart—.Haymuchas razonesporlasquenoseríaconvenienteparaGertynibuenoparamí.—Hizounapausay,mientrasélparecíaesperarmásexplicaciones,añadió,levantandobruscamentelacabeza—:Quizáquieraseximirmededarteestasrazones.

—Notengoderechoasaberlas—contestóSelden,pasandoporaltoeltonodeella—niahacerningúncomentarioosugerenciaqueseapartedeloqueyahedicho.Yelderechoquemeasistíaaldecirloerasencillamenteelderechouniversaldelhombreaponerenantecedentesaunamujercuandolaveenunasituaciónfalsa.

Lilysonrió.

—Supongoqueporsituaciónfalsaterefieresalaqueestáalmargendeloque llamamos sociedad, pero debes recordar que yo fui excluida de tansagradorecintomuchoantesdeconoceralaseñoraHatch.Queyosepa,haymuy poca diferencia real entre estar fuera o dentro, y recuerdo que en unaocasiónmedijistequeeransólolosdedentroquienessetomabanenserioladiferencia.

Aludió con toda la intención a su memorable diálogo en Bellomont yesperó con un extraño nerviosismo su reacción, pero el resultado delexperimentofuedecepcionante.Seldennopermitióquelaalusiónledesviaradeltemayselimitóadecir,conmayorénfasisqueantes:

—La cuestión de estar dentro o fuera es, como tú dices, muy pocoimportante, y da la casualidad de que no tiene nada que ver con el caso,exceptosieldeseodelaseñoraHatchdeestardentrotecolocaenlaposiciónqueyollamofalsa.

Pesealamoderacióndesutono,cadaunadesuspalabrastuvoelefectodeconfirmar la resistencia de Lily. Las mismas aprensiones que removía lapredisponían contra él; había estado atenta a cualquier rango decompenetraciónpersonal,acualquiersignodequehabía recobradosupodersobreél,perolaactituddesobriaimparcialidaddeSelden,lafaltadereaccióna su apelación convirtió el amor propio herido de Lily en un ciegoresentimiento contra su injerencia.La conviccióndequehabía sido enviadoporGerty y de que, pormuy difícil que considerara su situación, no habríaacudido voluntariamente en su ayuda, la reafirmó en su propósito de noconcederleniunmilímetromásdesuconfianza.Pormuydudosaquepudierasersuposición,preferíaseguirenlaignoranciaquedeberlelainformaciónaSelden.

—Noséporquémeimaginasenlasituaciónquedescribes—dijocuandoélacabódehablar—,pero,comosiempremehasdichoqueelúnicoobjetode

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unaeducacióncomo lamíaesenseñara lamujeraconseguir loquequiere,¿porquénosuponerqueesestoprecisamenteloquehago?

La sonrisa con que resumió su caso era una clara barrera levantada parainterceptar nuevas confidencias; su luminosidad alejó tanto a Selden que leparecióestarcasifueradelalcancedesusoídoscuandolereplicó:

—No recuerdo haber dicho nunca que eras un ejemplomodélico de esaclasedeeducación.

Ella se ruborizó un poco ante las implicaciones, pero tuvo fuerzas parasoltarunarisadesesperada.

—¡Ah!¡Esperaunpocomás,damealgomásdetiempoantesdedecidir!—Y mientras él se demoraba, todavía al acecho de una fisura en laimpenetrablefachadadeLily,añadió—:Nodesesperesdemí,¡quizáaúnhagahonoramieducación!

CapítuloX

—Mireestaslentejuelas,señoritaBart:lashacosidotodastorcidas.

La alta encargada, una figura flaca y perpendicular, soltó la desechadaestructura de alambre y malla sobre la mesa de Lily y pasó a la siguientecostureradelafila.

Trabajaban veinte en el taller: sus cansados perfiles, coronados porexageradas cabelleras, se inclinaban sobre los utensilios de su arte bajo lafuerteluzdelnorte;aquellacreacióndevariadísimosmarcosparaelrostrodelas mujeres afortunadas era seguramente algo más que una industria. Lossuyosestabanpálidosporlaaccióndelaireviciadoyeltrabajosedentariomásqueporcualquierefectodelanecesidad;eranempleadasdeunasombrereríademodaeibanbastantebienvestidasycobrabanunbuensueldo,perolasmásjóvenesestabantanencorvadasypálidascomolasdeedadmediana.Entodoeltallerhabíasólounatezbajolacualcirculabalasangredeunaformavisibley ahora ardía por la cólera mientras la señorita Bart, bajo la afrenta delcomentario de la encargada, procedía a arrancar las lentejuelas del armazóndelsombrero.

ElespírituoptimistadeGertyFarishhabíaentrevistounasolucióncuandorecordó la gracia con que Lily sabía adornarse los sombreros. Ejemplos dejóvenessombrererasqueseestablecíanconunabuenaclientelaydabanasus«creaciones» aquel toque indefinible que se escapa a la mano profesional,pintarondecolorderosalasvisionesdeGerty,queconvencióinclusoaLily

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dequelaseparacióndelaseñoraNormaHatchnoteníaporquéreducirlaaladependenciadesusamistades.

DichaseparaciónseprodujounassemanasdespuésdelavisitadeSeldenyse habría producido mucho antes de no haber sido por la resistencia queinspiróenLilysumalhadadoconsejo.La impresióndeestarparticipandoenuna transacción que no se atrevía a examinar de cerca tomó cuerpo pocodespués a la luzdeuna insinuacióndel señorStancy, el cual le había dichoque,si«lesayudaba»,notendríaocasióndelamentarlo.Elsobreentendidodequesemejante lealtadobtendríauna recompensadirectahabíaprecipitadosuhuidaysuvueltaavergonzadaypenitentealregazocomprensivodeGertyNoerasuintención,sinembargo,quedarseallíenlaociosidad,ylainspiracióndeGertysobrelossombrerosreanimóenseguidasusesperanzasdeunaactividadprovechosa. Existía, después de todo, algo que sus manos delicadas ylánguidas podían hacer; no dudaba de su capacidad para anudar una cinta ocolocarconarteunaflor.Comoeranatural,deellasóloseexigiríanlostoquesfinales; otros dedos subordinados, romos, grises y pinchados por alfileresprepararían las hormas y coserían los forros, mientras ella presidiría laencantadora tienda—llena de paneles blancos, espejos y cortinas de colorverde musgo— donde sus creaciones terminadas, sombreros, guirnaldas,aigrettesyadornossimilaresseríanexhibidasensendossoportescomoavesapuntodelevantarelvuelo.

Sinembargo,enelmismo iniciode lacampañadeGerty, lavisiónde latiendablancayverdesedisipócomoporensalmo.Otrasjóvenesdelabuenasociedadsehabían«establecido»deaquelmodoyvendidosussombrerosporla simple atracción de un nombre y lamerecida fama de saber hacer lazos,pero estas jóvenes privilegiadas eran capaces de inspirar una fe en susfacultadesquesetraducíamaterialmenteenelpagodelalquilerdesutiendayel anticipo de una sustanciosa suma para los gastos inmediatos. ¿Dóndeencontraría Lily semejante respaldo? Y, aunque pudiera encontrarlo, ¿cómoinduciralasdamasdecuyaaprobacióndependíaaconcederlesuprotección?Gerty se enteró de que el interés que el caso de su amiga podría haberdespertado unos meses antes se había visto comprometido, cuando noeliminado, por su asociación con la señoraHatch.Una vezmás, Lily habíasalido de una situación equívoca a tiempo de salvar el amor propio, perodemasiado tarde para la reivindicación pública. Bertie van Osburgh no secasaría con la señoraHatch; había sido rescatado en el últimomomento—algunos decían que por los esfuerzos de Gus Trenor y Rosedale— ydespachadoaEuropaconNedvanAlstyne;peroel riesgoquehabíacorridoseríasiempreatribuidoalacomplicidaddelaseñoritaBart,yserviríaenciertomodo de resumen y corroboración de la vaga desconfianza general queinspiraba.Fueunalivioparaquienessehabíanapartadodeellaverjustificadosuproceder,yenlosucesivoinsistieronunpocoensurelaciónconelcasode

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laseñoraHatchparademostrarquehabíantenidorazón.

Porunarazónuotra,losesfuerzosdeGertytoparonconunsólidomuroderesistencia y ni siquiera cuandoCarryFisher,momentáneamente arrepentidadesuparticipaciónenelasuntoHatch,lasecundóensusgestiones,obtuvieronmejores resultados. Gerty intentó disimular su fracaso con tiernasambigüedades, pero Carry, siempre la franqueza personificada, expuso conclaridadelcasoasuamiga.

—FuidirectamenteaJudyTrenor; tienemenosprejuiciosque lasotrasyademássiemprehaodiadoaBerthaDorset.Pero¿quélehashecho,Lily?Aloírlaprimerapalabrasobreayudarteaempezar,estallóyempezóahablardeunasumadedineroqueobtuvistedeGus;nuncalahabíavistotanfuriosa.Yasabes que se lo deja hacer todo menos gastar dinero con sus amistades; laúnica razón de que ahora sea decente conmigo es que sabe que no tengoapuros financieros.¿Dicesqueespeculóporencargo tuyo?Siesasí, ¿dóndeestá elmal?No teníaporquéperder. ¿Quenoperdiónada?Entonces, ¿quédiablos…?¡Nuncahepodidocomprenderte,Lily!

Al final, después de ansiosas pesquisas y muchas deliberaciones, laseñoritaFisheryGerty,porunavezextrañamenteunidasensuesfuerzoporsalvar a su amiga, decidieron colocarla en el taller demadameRegina, queposeía una renombrada tienda de sombreros.Ni siquiera esta solución pudorealizarse sin considerables negociaciones, porque madame Regina teníafuertesprevencionescontraelpersonalnocualificado,ysólolaconvencióelhecho de que debía la protección de la señoraBry y la señoraGormer a lainfluenciadeCarryFisher.HabíaestadodispuestadesdeelprincipioaemplearaLilyenlatienda,puesunabellezaelegantepodíasermuyútilparapresentarlossombreros.PerolaseñoritaBartrechazóestasugerenciayGertylaapoyóconenergía,mientras la señoraFisher,nadaconvencidaen su fuero interno,peroresignadaaestaúltimapruebadelainsensatezdeLily,convinoenqueafindecuentasquizáfueramásútilqueaprendieraunoficio.Asípues,LilyfueenviadaporsusamigasaltallerdeRegina,dondelaseñoraFisherladejóconunsuspirodealivio,yGertycontinuóvigilándolaadistancia.

Lily había empezado a trabajar a principios de enero; ahora, dos mesesdespués,seguíanreprochándolesuincapacidadparacoserlentejuelasenunalade sombrero.Cuandovolvióa su trabajo,oyóunmurmulloentre lasmesas.Sabía que era objeto de crítica y burla por parte de las otras obreras.Éstas,naturalmente,conocíansuhistoria—lasituaciónexactadetodaslaschicasdeltallereraconocidaydiscutidalibrementeportodaslasdemás—,peroesonose traducía en ningún sentido turbador de la diferencia de clases; era unasimpleexplicacióndeporquésusdedosinexpertosaúnnohabíanaprendidolos rudimentos del oficio. Lily no deseaba en absoluto que reconocieran enellaningunadiferenciasocial,perohabíaesperadoseracogidacomounamás,

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y tal vez al cabo de un tiempo demostrar su superioridad por una destrezaespecial; y era humillante ver que, después de dos meses de trabajar conahínco,seguíadandomuestradesufaltadepreparación.Estabamuylejoseldíaenquepodríaaspiraraejercitarlostalentosqueconfiabaenposeer;sóloalas costureras experimentadas se les encomendaba el delicado arte de darforma y adornar los sombreros, y la encargada la condenaba todavía,inexorablemente,alarutinadeltrabajopreparatorio.

Empezóaarrancar las lentejuelas,escuchandodistraídaelzumbidode lacharla,queseintensificabaoapagabadeacuerdoconlasidasyvenidasdelaactiva figura de la señorita Haines. El aire estaba más viciado que nuncaporque ésta se había resfriado y había prohibido por ello abrir una ventanadurantelapausadelmediodía;aLilyleestallabalacabezatrasunanochedeinsomnioylapalabreríadesuscompañerasteníalaincoherenciadeunsueño.

—Ledijequeélnovolveríaamirarlamásyasí fue.Yohabríahecho lomismo… Enmi opinión, le trató muy mal. La llevó al Baile del Arion encoche de alquiler… Se ha tomado diez frascos y sus dolores de cabeza noparecen mejorar… pero ha escrito un certificado en que asegura que elprimero la curó y le han dado cinco dólares y su foto ha salido en elperiódico…¿ElsombrerodelaseñoraTrenor?¿EldelaplumadeParaísodecolorverde?Aquíestá,señoritaHaines…lotendrélistoenseguida…Laquevino ayer fue una de las hijas de los Trenor, acompañada por la señora deGeorgeDorset.¿Quecómolosé?PuesporquemadamememandóllamarparacambiarlaflordeaquelsombreroVirot,eldetulazulado;esaltayesbelta,decabellosmuyhuecos…muyparecidaaMamieLeach,sóloquemásdelgada…

Lacharlanocesaba,eracomounacorrienteacústicaininteligibledelaquedevezencuandosurgía, flotandoen lasuperficie,unnombreconocido.Ésaera la parte más extraña de la extraña experiencia de Lily, oír aquellosnombres,verlaimagenfragmentariaydistorsionadadelmundoenquehabíavivido, reflejada en el espejo de la mente de las obreras. Jamás habíasospechadolamezcladecuriosidadinsaciableylibertaddesdeñosaconquesehablabadeellaydesuclaseenaquelmundodetrabajadorasquevivíandesuvanidad y derroche. Todas las chicas del taller demadameRegina sabían aquiénibadestinadocadasombrero,y teníansuopinióndesufuturadueñayunconocimientocerterodellugarqueocupabaenlaescalasocial.ElhechodequeLily fueraunaestrellacaídadeaquel firmamentonoaumentósu interésporella,unavezsaciadalaprimeracuriosidad.Habíacaído,habíafracasadoy,fieles al ideal de su raza, sólo les impresionaba el éxito: la tosca y tangibleimagendelaconquistamaterial.Laconcienciadesudistintopuntodevistalasmantenía simplemente a cierta distancia de ella, como si Lily fuese unaextranjeraconlaqueresultaradifícilhablar.

—SeñoritaBart,sinosabecoseresaslentejuelasconmásregularidad,será

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mejorqueledéelsombreroalaseñoritaKilroy.

Lilycontemplósuobracondesaliento.Laencargadateníarazón:elcosidodelaslentejuelaserafrancamentemalo.¿Porquéaquellatorpezamayordelohabitual? ¿Se debería a un creciente desinterés por su trabajo o a unaverdaderaincapacidadfísica?Sesentíacansadayconfusa;pensarrequeríaunesfuerzo.SelevantóyentregóelsombreroalaseñoritaKilroy,quelorecibióreprimiendounasonrisa.

—Losiento;creoquenomeencuentrobien—ledijoalaencargada.

LaseñoritaHainesnohizoningúncomentario.Sehabíaopuestodesdeelprincipio a quemadameRegina consintiera en incluir a una aprendizade labuenasociedadentresusobreras.Enaqueltemplodelartenohabíasitioparalas principiantes, y la señorita Haines no habría sido humana si no hubieraexperimentadociertoplaceralverconfirmadossustemores.

—Serámejorquevuelvaaribetearbordes—dijosecamente.

Lilysalióalacoladelbatallóndetrabajadorasliberadas.Nolepreocupabamezclarse entre el bullicioso tropel, perounavez en la calle volvía siempreconinerciairresistibleasuantiguomododeser,aunapartamientoinstintivodetodoloordinarioypromiscuo.Enlosdías—¡quéremotosparecíanahora!—enquevisitabaelClubdeMuchachasconGertyFarishhabía sentidoungenuino interés por las clases trabajadoras, pero seguramente porque lasobservaba desde arriba, desde la feliz altura de su gracia y benevolencia.Ahoraqueestabaasumismonivel,elpuntodevistaeramenosinteresante.

Notóque le tocaban el brazoy vio lamirada compungida de la señoritaKilroy.

—Señorita Bart, supongo que, cuando se encuentra bien, sabe coserlentejuelastanbiencomoyo.LaseñoritaHainesnohasidojustaconusted.

Estainesperadamuestradebuenavoluntadlahizoenrojecer;hacíamuchotiempoquenadie ledirigíaunamiradarealmentebondadosa,aexcepcióndeGerty.

—Oh,gracias.Nomesientodemasiadobien,perolaseñoritaHainestienerazón:soytorpe.

—Bueno, es un trabajo pesado cuando se tiene dolor de cabeza. —LaseñoritaKilroyseinterrumpió,indecisa—.Tendríaqueirsedirectamenteasucasayacostarse.¿Haprobadoalgunavezlaorangina?

—Gracias.—Lilyalargólamano—.Hasidomuyamable…Desdeluego,mevoyenseguidaacasa.

Miró,agradecida,alaseñoritaKilroy,peroningunadelasdosteníanada

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más que decir. Lily advirtió que estaba a punto de ofrecerse a acompañarlahastasucasa,perodeseabaestarsolayandarensilencio;inclusolabondad,laclasedebondadque la señoritaKilroypodíadispensar, lahabría irritado enaquellosmomentos.

—Gracias—repitió,dandomediavuelta.

Anduvo en dirección oeste en el triste crepúsculo de marzo, hacia eledificio donde se hallaba supensión.Había rechazadodeplano la oferta dehospitalidaddeGerty.Empezabaasurgirenellaalgodelaviolentaaversióndesumadrea lacompasióny la solicitud,y lapromiscuidadyestrechezdeunaviviendareducidaleparecíanengeneralmenossoportablesquelasoledaddeundormitorioenunacasadondepodíaentrarysalirsinllamarlaatenciónentre los demás asalariados. Durante un tiempo la sostuvo este deseo deintimidad e independencia, pero ahora, quizá a causa de un crecientecansancio físico, de la languidez producida por horas enteras de forzadareclusión,empezabaanotarlafealdadeincomodidaddesuentorno.Cuandolatareacotidianatocabaasufin,temíaelregresoasupequeñocuartoconelempapelado llenodemanchasy lapinturadesconchada,yodiabacadapasodel recorrido que la conducía a través de la degradación de una calleneoyorquinaenlasúltimasfasesdesuconversiónenunavíacomercial.

Peroloquemástemíaeratenerquepasarpordelantedelafarmaciaquehabíaen la esquinade laSextaAvenida.Su intenciónhabía sido tomarotracalle, como solía hacer últimamente, pero hoy sus pasos se dirigieronirresistiblementealescaparateabigarradodelaesquina;intentóirporlaaceraopuesta, pero un carro cargado la obligó a retroceder y cruzar la calle endiagonal,porloquefueapararjustoalapuertadelafarmacia.

Delantedelmostradorviolamiradadelempleadoqueyalahabíaatendidootrasvecesyleentrególareceta.Sobreéstanopodíahaberningunadiscusión:eraunacopiadeunarecetadelaseñoraHatch,extendidaamablementeporelfarmacéutico de dicha dama. Lily sabía que el empleado la sellaría sinvacilacióny,noobstante,eltemornerviosodeunanegativaoinclusodeunaexpresión de duda hizo temblar sus manos mientras fingía examinar losfrascosdeperfumeexpuestosenunacajadecristal.

Elempleadoleyólarecetasincomentarios,peroenelactodeentregarelfrasco,sedetuvounmomento.

—Tengacuidadodenoaumentarladosis—recomendó.

ElcorazóndeLilysecontrajo.¿Quésignificabaaquellaextrañamirada?

—Naturalmente—murmuró,tendiendolamano.

—Noloolvide.Esunfármacoqueactúadeformadesconocida.Unaodos

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gotasdemásysobrevieneelfin…Losmédicosignoranporqué.

Eltemordequelehicierapreguntasosequedaraconelfrascoatascóensugarganta el murmullo de aquiescencia y, cuando por fin salió a salvo delestablecimiento, la intensidaddelaliviocasi lamareó.Elsimple roceconelpaquete estimulaba sus nervios cansados con la deliciosa promesa de unanochedesueño,yenlareaccióndemomentáneomiedosintióyacomosi laprimeraoleadadesomnolenciaempezaraacausarlesuefectobienhechor.

Ensuconfusióntropezóconunhombrequebajabaatodaprisalosúltimospeldañosdelaestaciónelevada.RetrocedióyLilyoyósunombrepronunciadoconsorpresa.EraRosedale,conabrigodepiel,lustrosoypróspero,pero¿porqué tenía la impresión de verle tan lejano, como a través de una capa decristalesrotos?Antesdeencontrarunaexplicacióndelfenómeno,seencontróestrechándolelamano.Sehabíandespedidolaúltimavezcondesprecioporsuparte y con cólera por parte de Rosedale, pero cualquier traza de estasemociones pareció desvanecerse con el apretón de manos y Lily sólo fueconscientedelconfusodeseodeseguirsujetándoseaél.

—¡Cómo!¿Quéocurre,señoritaLily?¡Noseencuentrabien!—exclamóRosedaleyellaesbozóunatenuesonrisatranquilizadora.

—Sólo un poco cansada, no tiene importancia. Quédese un momentoconmigo, por favor—añadió con voz trémula. ¡Que estuviera pidiendo esteservicioaRosedale!

Élechóunaojeadaa la suciaybulliciosaesquina,dondesemezclabaelalaridodel«elevado»coneldesagradabletumultodecarrosytranvías.

—Nopodemosquedarnosaquí,peropermítamellevarlaaalgúnlugarparatomarunatazadeté.ElLongworthestáapocosmetrosyaestahoranohabránadie.

Una taza de té en un sitio alejado del ruido y la fealdad parecía por elmomento el único alivio soportable para Lily. Unos pocos pasos lescondujeron a la puerta para señoras delmencionado hotel, y unos instantesdespuésestabasentadafrenteaRosedaleyelcamarerohabíadepositadoentrelosdoslabandejadeté.

—¿Nodesea antesunagotadebrandyowhisky?Tiene aspectode estaragotada,señoritaLily.Bueno,puestomeeltémuycargado.Camarero,traigauncojínparaelrespaldodelaseñora.

Lily sonrió levemente al oír la recomendación de que tomara el témuycargado; era la tentación que siempre luchaba por resistir. Su necesidad delfuerteestimulanteestabasiempreenconflictoconsuotranecesidaddelsueño:unanecesidadqueamedianochesólopodíasatisfacerelpequeñofrascoque

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llevaba en la mano. Hoy, sin embargo, no le importaba que el té fuerademasiado fuerte; lo necesitaba para que llevara a sus venas vacías calor ydecisión.

Rosedale, al contemplarla recostada en el respaldo, con los párpadosentornadosporelcansancio,aunqueelprimersorbocalienteyateñíasurostrocon una nueva vida, tuvo una vez más una conmovedora impresión de subelleza. Las ojeras oscuras, la mórbida palidez de las sienes, cruzadas porvenitasazules,prestabanrelievealbrillodelcabelloyloslabios,comosisuescasavitalidadradicaraenellos.Contraelapagadofondocolorchocolatedelrestaurante, el puro contorno de su cabeza resaltabamás que en el salón debailemejoriluminado.Lamiróconunsentimientoincómodoeinquieto,comosisubellezafueraunenemigoolvidadoquehabíaestadoalacechoyahoraleatacabaporsorpresa.

Paradespejarlaatmósfera,intentóhablarenuntonoligero.

—Vaya,señoritaLily,hacíasiglosquenolaveía.Ignorabaquéhabíasidodeusted.

Aunantesdeterminarlafraseleturbólaideadelascomplicacionesqueelencuentropodíaacarrear.Aunquenolahabíavisto,habíaoídohablardeellayconocía su conexión con la señora Hatch y los chismes que circulaban alrespecto.EnuntiempohabíafrecuentadoasiduamenteelmilieudelaseñoraHatch,queahoraevitabaporsistema.

Lily, a quien el té había devuelto su acostumbrada claridadmental, leyósuspensamientosydijoconunalevesonrisa:

—Noeraprobablequesupierademí.Hepasadoaformarpartedelaclasetrabajadora.

Élsesobresaltó.

—¿Noquerrádecir…?¿Porqué?¿Enquétrabaja?

—Aprendoeloficiodesombrerera…Porlomenos,intentoaprenderlo—añadióconpremura.

Rosedalereprimióunlargosilbidodesorpresa.

—Vamos…nohablaustedenserio,¿verdad?

—Totalmenteenserio.Meveoobligadaatrabajarparaganarmelavida.

—Peroyoteníaentendido…penséqueestabaconNormaHatch.

—¿Ledijeronqueerasusecretaria?

—Algoporelestilo,sí.—SeinclinóparallenardenuevolatazadeLily.Éstaadivinó la turbaciónqueel temapodíasuscitarenély,mirándolea los

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ojos,explicóderepente:

—Ladejéhacedosmeses.

Rosedale continuó manoseando torpemente la tetera y Lily tuvo laseguridaddequehabíaoídoloquesedecíadeella.Enrealidad,¿habíaalgoqueRosedalenooyeradecir?

—¿Noeraunaliteracómoda?—inquirióél,intentandobromear.

—Demasiadoblanda…habríapodidohundirmeenella.—LilydescansóelbrazoenelbordedelamesaymiróaRosedalemásfijamentequenunca.Unimpulso irresistible la inducía a exponer su casodelante de este hombre, decuyacuriosidadsiempresehabíadefendidocontantoahínco—.SupongoqueconocealaseñoraHatch…Puesbien,quizáentoncescomprenderáquepodríahaberhecholascosasdemasiadofácilesparamí.

Rosedaleexpresóperplejidadyellarecordóquenoentendíalasalusiones.

—De todosmodos,noera lugarparausted—convino, tan impregnadoeinmersoenlaluzdeladirectamiradadeLilyquesesentíaatraídoaextrañasprofundidades de intimidad. Él, que había tenido que subsistir de simplesmiradasfugitivas,miradasconcedidasalvueloyperdidasuninstantedespués,vioahoraaquellosojospendientesdeélconunaintensidaddeslumbradora.

—Ladejé—continuóLily—paraquelagentenodijeraqueayudabaalaseñoraHatcha casarse conBertievanOsburgh (quenoesnimuchomenosdemasiadobuenoparaella),pero,envistadequesiguendiciéndolo,veoquepodríahabermequedadodondeestaba.

—Oh,Bertie…—RosedalehizoungestodedesdénporlainsignificanciadelasuntoquehizointuiraLilylainmensaperspectivaquehabíaadquirido—.Bertiees lodemenos…peroyosabíaqueustednoestabamezcladaeneso.Noessuestilo.

Lily se ruborizó un poco, incapaz de negarse que estas palabras lacomplacían.Lehabríagustadoseguirsentadaallí,bebiendomástéyhablandoconRosedale,perolaviejacostumbredeobservarlasconvencioneslerecordóqueyaerahoradeponerfinalcoloquio,ehizounmovimientoparaapartarsusilla.

Rosedaleladetuvoconungestodeprotesta.

—Espere unmomento, no se vaya todavía; no se levante y descanse unpoco más. Parece exhausta. Y aún no me ha dicho… —Se interrumpió,conscientedeestaryendomáslejosdeloqueseproponía.Ellaviolaluchaylacomprendió,delmismomodoquecomprendiólanaturalezadelhechizoalque se rendíacuando,mirándolaa losojos, continuóde repente—:¿Quéhaqueridodecirantesconesodeaprenderasersombrerera?

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—Justamenteloquehedicho.SoyaprendizaenRegina.

—¡Diosmío!¿Usted?Pero¿porqué?Sabíaquesutíaladesheredó,melodijolaseñoraFisher,peroteníaentendidoquelehabíadejadounlegado…

—Sí,diezmildólares,peronomelospagaránhastaelverano.

—Bueno, pero… escuche: podría pedir el dinero prestado siempre quequisiera.

Ellanegóconlacabezacongravedad.

—No,porqueyalodebo.

—¿Lodebe?¿Losdiezmil?

—Hasta el último penique. —Calló y en seguida continuó con acentobruscoylosojosfijosenelrostrodeél—:CreoqueGusTrenorlehablóenunaocasióndequehabíahechoalgúndineroparamíconlacomprayventadeacciones.

Esperó y Rosedale, congestionado por la turbación, murmuró querecordabaalgoparecido.

—Ganóunosnuevemildólares—prosiguióLily,enelmismotonoávidoycomunicativo—. Entonces pensé que estaba especulando con mi propiodinero; fue una estupidez pormi parte, pero no entendía nada de negocios.Despuésdescubríquenohabíainvertidomidinero…quelascantidadesque,según él, había ganado para mí eran en realidad un regalo. Lo hizo porbondad, naturalmente, pero yo no podía permitir esa clase de deuda. Pordesgracia, cuando descubrí mi error ya había gastado el dinero, así que ellegadotendráqueservirparadevolverlo.Éstaeslarazóndequeahoraintenteaprenderunoficio.

Expusolasituaciónconclaridadeintencióndeliberadas,haciendopausasentrelasfrasesparaquecadaunatuvieratiempodegrabarseenlamemoriadesuinterlocutor.DeseabaconlocuraquealguienconocieralaverdadsobreestatransacciónytambiéndequeelrumordesupropósitodedevolvereldinerollegaraaoídosdeJudyTrenor.YdeimprovisoseleocurrióqueRosedale,lapersonaquehabíasorprendido laconfianzadeTrenor,eraelhombre idóneopara recibir y transmitir su versión de los hechos. Sintió incluso un aliviomomentáneoantelaideadelibrarseasídesuodiadosecreto,perolasensaciónseibadiluyendomientrashablabay,alterminar,unprofundoruborcubríasuspálidasmejillas.

Rosedaleseguíamirándola,asombrado,peroelasombrotomóelgiroqueellamenosesperaba.

—Pero,escuche…Sielcasoeséste…¡ustedquedaexoneradadeltodo!

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Se lodijocomosiellanohubieracomprendido lasconsecuenciasdesusactos,comosi su incorregible ignoranciaenmateriadenegociosestuvieraapuntodeprecipitarlaaunnuevoactodelocura.

—Deltodo…claro—convinotranquilamente.

Élguardósilencio; tenía lasgruesasmanoscruzadassobre lamesaysuspequeñosojosperplejosexplorabanlosrinconesdelrestaurantedesierto.

—Oiga…estoesmagnífico—exclamóderepente.

Lilyselevantóconunarisadedesprecio.

—Oh,no…másbienunfastidio—observó,recogiendolosextremosdesucuellodeplumas.

Rosedale seguía sentado, demasiado absorto en sus pensamientos paraadvertirqueellayaestabaenpie.

—SeñoritaLily,sinecesitaayuda…Megustaelvalor…—murmuróconincoherencia.

—Gracias. —Le tendió la mano—. Su té me ha prestado una enormeayuda.Yamesientoconánimosparatodo.

El ademán parecía indicar una resuelta intención de despedirse; pero suacompañante le había lanzado un billete al camarero y estabametiendo losbrazosensuelegantesobretodo.

—Espereunmomento…Debepermitirmequelaacompañehastasucasa—dijo.

Lilynoprotestóy,despuésdequeélcontaraelcambio,salierondelhotelycruzarondenuevolaSextaAvenida.Mientrasellaleguiabahaciaeloeste,porunalargaseriedebarriosquerevelabanconcrecientefranqueza,atravésdeladistorsióndesusbarandillasdespintadas,losdisjectamembradecenasdeotraépoca,notóqueRosedaletomabacondesdénnotadelvecindario,y,antelosescalones frente a los que por fin se detuvieron, le vio echar una ojeada deincredulidadydisgusto.

—¿Deverasesaquí?AlguienmedijoquevivíaconlaseñoritaFarish.

—No,me hospedo aquí.Ya he vivido demasiado tiempo a costa demisamigos.

Rosedale siguió observando la desconchada fachada de piedra parda, lasventanastapadasconencajedescoloridoyladecoraciónpompeyanadelsuciovestíbulo;entoncesmiróaLilyypreguntóconvisibleesfuerzo:

—¿Mepermitirávisitarlaalgúndía?

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Ella sonrió, reconociendoelheroísmodelofrecimientohasta elpuntodesentirseauténticamenteemocionada.

—Gracias, me alegrará mucho —respondió, con las primeras palabrassincerasquejamáslehabíadirigido.

Aquellanoche,ensuhabitación,laseñoritaBart—quehabíahuidoprontodeldensotufodelcomedordelsótano—meditósobreelimpulsoquelahabíallevadoadesahogarseconRosedale.Loatribuyóaunacrecientesensacióndesoledad,altemordevolveralsilenciodesuhabitacióncuandopodíaestarencualquier otra parte y en cualquier compañía que no fuera la suya propia.Últimamente las circunstancias sehabíanconfabuladoparaaislarla cadavezmás de las pocas amigas que le quedaban. Por parte de Carry Fisher, elabandononoeratalvezdeltodoinvoluntario.Despuésderealizarunúltimoesfuerzoensufavor,encomendándolaal tallerdemadameRegina, laseñoraFisherparecíadispuestaadescansardesusgestionesyLily,comprendiendolarazón, no podía condenarla.De hecho,Carry había estado peligrosamente apunto de verse involucrada en el episodio de la señora Norma Hatch, ynecesitado bastantes recursos verbales para escabullirse. Confesó confranquezahaberpuestoencontactoaLilyylaseñoraHatch,perosinconoceraestaúltima—hechoquenohabíadejadodemencionaraLily—y,además,ellanoeraelángelguardiándeLilyyéstateníalaedadsuficienteparacuidardesímisma.Carrynodijotanbrutalespalabras,peropermitióquelasdijerapor ella su última amiga íntima, la esposa de Jack Stepney, quien, aunquetemblandoporelriesgoquehabíacorridosuúnicohermano,estabaansiosadesalvaralaseñoraFisher,encuyacasapodíaasistiralas«alegresfiestas»quesehabíanconvertidoenunanecesidadparaelladesdequesumatrimonio laemanciparadeloscriteriosdelosVanOsburgh.

Lilycomprendía la situaciónhasta elpuntode sentirse indulgente.Carryhabíasidounabuenaamigaenlosmomentosdifícilesyeraposiblequesólouna amistad como la de Gerty pudiera sobrevivir a una tensión tanconsiderable.Gerty,desdeluego,seguíasiendodeunalealtadatodapruebay,sinembargo,Lilytambiénempezabaaevitarla,porquenopodíairaverlasinarriesgarse a encontrarse con Selden, y eso sería ahora un dolor demasiadointenso.Yaerabastantedolorosoinclusopensarenél, tantoenla lucidezdelashorasdiurnascomosintiendolaobsesióndesupresenciaeneldesasosiegode sus noches atormentadas. Ésta era una de las razones por las que habíarecurrido de nuevo a la receta de la señora Hatch. En la inquietud de sussueños naturales le veía volver con su antiguo talante de ternura ycompañerismo,y sedespertabade ladulce ilusiónburladay sinánimos.Encambio, enel sueñoqueprocurabael contenidodel frasco, se sumíaenunaprofundidadmuchomayorque lade las fantasíasde suduermevela; caíaenabismosdeaniquilación sin sueñosde losquedespertaba todas lasmañanas

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conunpasadodesvanecido.

Por supuesto, la tensión de sus persistentes pensamientos no dejaba deaparecer paulatinamente, pero al menos no importunaba su despertar. Elfármaco le daba la ilusiónmomentáneadeuna renovación total que le dabafuerzas para emprender su trabajo cotidiano, fuerzas que eran cada vezmásnecesarias amedida que aumentaba la incertidumbre sobre su futuro. SabíaquetantoGertycomolaseñoraFishercreíanquesólosehallabapasandoporunperíododeprueba,yaqueestabanconvencidasdequesuaprendizajeeneltallerdemadameRegina lepermitiría,unavez lehubieranpagadoel legadode la señora Peniston, hacer realidad la visión de la tienda blanca y verde,ayudadaporlacompetenciaadquiridaensutrabajopreparatorio.Pero,paralapropiaLily,conscientedequeellegadonoseríaempleadoparatalfin,aquelaprendizaje era un esfuerzo inútil. Comprendía con claridad que, inclusoaunque lograra aprender algúndía a competir conmanos formadas desde lainfanciaparaaqueltrabajoespecializado,lapequeñapagaquerecibíanoseríaunañadidosuficienteasurentaparacompensarladelesfuerzo.Laconcienciadeestarealidadlallevabaunayotravezalatentacióndedestinarellegadoaestablecer su propio negocio. Una vez instalada y al mando de sus propiasobreras,recurriríaasuinnegabletactoyhabilidadparaatraeraunaclientelaselectay,sielnegocioprosperaba,podríairapartandopocoapocoeldinerosuficiente para saldar sudeuda conTrenor.Peropodíanpasar años antes dealcanzarestefin,aunquecontinuaratrabajandohastaellímitedesusfuerzas,ymientras tanto su orgullo seguiría humillado bajo el peso de una obligaciónintolerable.

Éstas eran sus consideraciones superficiales; debajo de ellas acechaba eltemorsecretodequelaobligaciónpodíanosersiempreintolerable.Sabíaquenopodíaconfiarensuperseverancia,yloquelaasustabarealmenteeralaideade que pudiera acabar resignándose a estar indefinidamente en deuda conTrenor,comosehabíaresignadoalpapelquese ledestinaraenelSabrinaycomocasi había accedido al plandeStancyparapromover el ascensode laseñora Hatch. El peligro, y ella lo sabía muy bien, estaba en su antiguo eincurablemiedoalaincomodidadylapobreza,aaquellamareacrecientedemediocridad contra la que sumadre la había prevenido con tanta pasión.Yahora se abría ante ella un nuevo panorama de peligro. Comprendió queRosedale estabadispuestoaprestarledinero,y eldeseodeaceptar suofertaempezaba a rondarla insidiosamente.Era imposible, desde luego, aceptar unpréstamo suyo, pero posibilidades similares iniciaban un baile tentador entornoasualrededor.Estabacompletamenteseguradequeiríaavisitarlaycasiseguradeque, si lohacía,podría inducirleaproponerunmatrimonioen lascondiciones previamente estipuladas por él que antes había rechazado. ¿Lasrechazaría de nuevo si se las ofrecía? Una vez más, como con cada nuevadesgraciaqueseleechabaencima,lasFuriasimplacablesparecíanadoptarla

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formadeBerthaDorsety,muycercadeella,asalvoentrelosdocumentosqueguardaba bajo llave, estaba el medio de poner fin a su persecución. Latentación, que un día su desprecio por Rosedale le había permitido vencer,volvíaahoraaacecharla,insistente,¿ycuántasfuerzaslequedabanparaseguirvenciéndola?

Encualquiercaso,laspocasqueteníadebíaaprovecharlasalmáximo;nopodíaarriesgarsedenuevoalospeligrosdeunanochedeinsomnio.Durantelas largas horas de silencio, el espíritumaligno de la fatiga y la soledad seacurrucaba en su pecho, dejándola tan desprovista de fuerza física que suspensamientos matutinos flotaban en una niebla de debilidad. La únicaesperanzaderenovaciónresidíaenelpequeñofrascodelamesilladenoche,ynoseatrevíaahacerconjeturassobrecuántotiempoduraríaestaesperanza.

CapítuloXI

Lily se detuvo un momento en la esquina y contempló el espectáculovespertinodelaQuintaAvenida.

Eraundíadefinalesdeabrilyserespirabaladulzuradelaprimaveraquemitigaba la fealdad de la larga y atestada avenida, difuminaba la sombríasiluetadelostejados,tendíaunvelovioletasobreladesalentadoraperspectivade lascalles lateralesydabaun toquedepoesíaaldelicado tapizverdequeseñalabalaentradadelparque.

Reconoció algunas caras familiares en el interior de los coches quepasaban.Latemporadahabíaterminado,ylasfuerzasquelaregíansehabíandispersado;peroaúnquedabanunospocosquedemorabansuviajeaEuropaoestabandepasoenlaciudadasuregresodelsur.EntreellosseencontrabalaseñoraVanOsburgh, que se balanceabamajestuosamente en su birlocho deballestasenformadeCalladodelaseñoradePercyGryce,mientraselnuevoherederode losmillonesGryceviajabasentadodelantedeellascomoenuntrono en la falda de su nodriza.Les seguía la victoria eléctrica de la señoraHatch, donde ésta iba recostada en el solitario esplendor de un atavíoprimaveral obviamente destinado para la compañía, y al cabo de unosmomentosllegóJudyTrenor,acompañadaporladySkiddaw,quehabíavenidoparasupescaanualdeltarpónyunpaseopor«lacalle».

EstefugazatisbodelpasadonohizosinoresaltarlafaltaderumbodeLily,quealfinaldiomediavueltaparadirigirseasucasa.Noteníanadaquehacerenloquequedabadedíanienlosdíassiguientes,porquelatemporadahabíatocadoasufin tantopara lasociedadcomopara las tiendasdesombreros,y

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unasemanaantesmadameReginalehabíanotificadoqueyanonecesitabasusservicios.MadameReginareducíasiempresupersonaleldíaprimerodemayoy la asistencia de la señorita Bart había sido últimamente tan irregular —enfermaba con frecuencia y trabajaba tan poco cuando se presentaba— queretrasarsudespidohastaaquellafechahabíasidounfavor.

Lily no cuestionó la justicia de la decisión. Sabía que había sidoolvidadiza, torpe y lenta en aprender; era amargo reconocer su inferioridadincluso ante sí misma, pero se había dado cuenta de que como asalariadajamás podría competir con la habilidad profesional. Puesto que había sidoeducadaparaserunadorno,noerasuyatodalaculpasinoestabacapacitadapara una labor práctica, pero este descubrimiento había acabado con elconsoladorsentidodesueficienciauniversal.

Emprendióelregresoasuhabitaciónrehuyendolaideadequenotendríaninguna razón para levantarse a la mañana siguiente. El lujo de quedarseacostadahastatardeeraunplacerquepertenecíaalavidaociosa;noformabapartedelaexistenciautilitariadeunapensión.Legustabasalirtempranodesudormitorio y volver lomás tarde posible, y ahora andaba despacio a fin deretrasarladetestadaproximidaddesuumbral.

Peroésteadquirió,mientrasseacercaba,unrepentinointerésporelhechode estar ocupado—o,mejor dicho, acaparado—por la inconfundible figuradelseñorRosedale,cuyapresenciaparecíacobrarunaamplitudadicionalenlamediocridaddeaquelentorno.

Verle le procuró una irresistible sensación de triunfo. Rosedale habíallamadounoodosdíasdespuésdesuencuentrofortuitoparapreguntarsisehabíarestablecidodesuindisposición,perodesdeentoncesnohabíavueltoasabernadadeél,y suausenciaparecía significaruna luchaparaguardar lasdistancias, para borrarla una vez más de su vida. Si esto era así, su vueltademostrabaquelaluchahabíasidovana,porqueLilysabíaquenoerahombreque perdiera el tiempo en un inútil escarceo sentimental. Estaba demasiadoocupado, era demasiado práctico y, sobre todo, le preocupaba demasiado supropioprogresoparadedicarseatanimproductivosapartes.

Enel salónazul claro, conmatasdecortaderaargentinaeneldibujodelempapelado y descoloridos grabados en acero de episodios sentimentales,Rosedaleobservabaconmaldisimuladodisgustomientrasdejabaelsombrerocon desconfianza en la polvorienta consola adornada con una estatuillaRogers.

Lily se sentó en uno de los sofás de palisandro tapizados de felpa y éleligióunamecedoraprotegidaporunantimacasaralmidonadoquelerascabadesagradablementelapielrosadadelanuca.

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—¡Diosmío!¡Nopuedeseguirviviendoaquí!—exclamó.

Lilysonrióaloírsutono.

—Noestoy seguradepoderhacerlo,perohe repasadobienmisgastosycreoquenotendréotroremedio.

—¿Otroremedio?Nomereferíaaesto…¡Noeslugarparausted!

—Puestendráqueserlo,yaqueestoysintrabajodesdehaceunasemana.

—¡Sin trabajo…sin trabajo! ¡Vayamododehablar!La sola ideadequenecesite trabajar es ridícula.—Pronunciaba las frases a sacudidas violentas,comosilaslanzaraunprofundocráterdeindignación—.Esunafarsa…unaestúpidafarsa—repitiómirandolalargavistadelahabitaciónreflejadaenelmanchadoespejoquependíaentrelasventanas.

Lilycontinuabaoyendosusprotestasconunasonrisa.

—Noveoporquétengoqueconsiderarmeunaexcepción…—empezó.

—Porqueloes,heaquíelporquéyelhechodequevivaenunlugarcomoésteesunamalditaafrenta.Nopuedopensarenelloconcalma.DesdeluegoLilynolehabíavistonuncatanagitadonitanfaltodesuelocuenciahabitual,yencontrabacasiconmovedoraaquellatorpeluchaconsusemociones.

Rosedale se levantó tan de improviso que la mecedora se balanceóviolentamenteyseplantódelantedeLily.

—Escuche,señoritaLily,mevoyaEuropalasemanapróximaapasarunpardemesesenParísyLondres…ynopuedodejarlaasí.Séquenoesasuntomío: ustedmismame lo ha dado a entender bastantes veces, pero ahora susituaciónhaempeoradoydebecomprenderquehadeaceptaralgunaayuda.Elotro día me habló de una suma que adeuda a Trenor. Comprendo lo quesiente… y la respeto por ello.—Un rubor de sorpresa animó el semblantepálidodeLily,peroantesdequepudiera interrumpirle, élprosiguióen tonoapremiante—:Puesbien,leprestaréeldineroparaquepagueaTrenoryno…espere,nodiganadahastaquehayaterminadodehablar.Loquequierodecires que será un simple acuerdo comercial, comoun trato entre caballeros.Yahoradígame:¿quéleparece?

LahumillaciónylagratitudintensificaronelrubordeLily,lacualrevelóambossentimientosenlainesperadadulzuradesurespuesta:

—Sólo esto: que es exactamente lo que me propuso Gus Trenor y quenuncamásestaréseguradecomprenderelmássimpleacuerdocomercial.—Entonces, dándose cuenta de que esta respuesta contenía un germen deinjusticia,agregó,entonotodavíamásdulce—:Peroapreciosubondadenloquevale…ylaagradezco.Sinembargo,unacuerdocomercialentrenosotros

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sería siempre imposible porque no puedo ofrecerle ninguna garantía cuandohayapagadomideudaaGusTrenor.

Rosedale recibió en silencio esta negativa; había advertido el acentocategóricodelavoz,perosenegabaaaceptarqueencerraraunadecisiónfinal.

En el silencio Lily percibía con claridad los pensamientos de suinterlocutor. Por muy perplejo que se sintiera ante la inexorabilidad de sudeterminación—pormuy poco que comprendiera elmotivo—, era evidentequetendíaareforzarsupodersobreél,comosisusresistenciasyescrúpulossecretos tuvieran la misma atracción que la delicadeza de sus rasgos y laexquisitez de sus modales y, como éstas le infundieron un aspectoexcepcional, un aire imposible de emular. Mientras Rosedale adquiríaexperienciasocial,estacalidadúnicadeLilyteníamásvalorparaél,comosifuerauncoleccionistaquehabíaaprendidoadistinguir sutilesdiferenciasdecalidadydiseñoenunobjetolargotiempoanhelado.

Consciente de todo ello, Lily comprendió que se casaría con ellainmediatamente con la única condición de que se reconciliara con la señoraDorset,ylatentaciónfuetantomásdifícildevencercuantoquesuaversiónaRosedalehabía sidopoco apoco limadapor las circunstancias.Aún existía,pero de vez en cuando la percepción de algunas cualidades redentorascontribuíaadebilitarla: cierta toscabondad,una innata fidelidadsentimentalqueparecíapugnarporabrirunafisuraenladurasuperficiedesusambicionesmateriales.

AlverladespedidaenlosojosdeLily,Rosedaleletendiólamanoconunademánquerevelabaalgodeesteconflictosilencioso.

—Simelopermitiera,lacolocaríaporencimadetodasellas…¡Lapondríadonde pudiera pisarlas como si fueran un felpudo! —declaró y Lily seconmovió extrañamente al ver que su nueva pasión no había cambiado suantiguocódigodevalores.

Lily no tomó gotas para dormir aquella noche. Estuvo en velaconsiderandosusituaciónalacrudaluzproyectadaporlavisitadeRosedale.Al rechazar la proporción que estaba tan dispuesto a renovar, ¿no se habíasacrificado en aras de aquellas abstractas nociones de honor que podríandenominarselosconvencionalismosdelavidamoral?¿Quédebíaaunordensocial que la había condenado y desterrado sin juicio previo?No la habíandejadohablarendefensapropia;erainocentedelcargoporelquehabíasidodeclaradaculpable,ylairregularidaddesucondenaparecíajustificarelusodemétodos igualmente irregulares para recobrar sus derechos perdidos. Parasalvarse,BerthaDorsetnohabíavaciladoencausarsuruinaconunaflagrantefalsedad;¿porquéteníaquevacilarellaenhacerusoparticulardeloshechosque lacasualidadhabíapuestoensucamino?Despuésde todo, lamitaddel

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oprobiodesemejanteactoestribaenelnombrequeseleadjudica.Sisellamachantaje,seconvierteenuncrimenintolerable,perosiseexplicaquenohacedaño a nadie y que los derechos recuperados por este medio fueronarrebatadosinjustamente,sólounformalistasenegaríaadefenderlo.

LosargumentosqueLilyveíaensufavoreranlosviejoseirrebatiblesdelasituaciónpersonal:elsentidodeldañoydelfracaso,elintensodeseodeunaoportunidadjustacontraelegoístadespotismodelasociedad.Laexperiencialehabíaenseñadoquenoteníalaaptitudnilaconstanciamoralpararehacersuvida por nuevos derroteros: ser una obrera entre las demás y dejar que elmundodellujoyelplacerpasaradesapercibidoporsulado.Nopodíaculparsemuchoa símismapor estadeficiencia; quizá aúnmenosde loque suponía.Tendenciasheredadassehabíanunidoaunaprecozeducaciónparaconvertirlaenelproductoaltamenteespecializadoqueeraenrealidad:unorganismotanindefensofueradesureducidoterritoriocomolaanémonademararrancadade la roca. La habían formado para adornar y deleitar; ¿para qué otro finredondealanaturalezalospétalosdelarosaypintaelpechodelcolibrí?¿Yera culpa suya que la misión puramente decorativa se cumpla con menosfacilidadyarmoníaentrelosseressocialesqueenelmundodelanaturalezayque tropiece a menudo con el obstáculo de necesidades materiales yescrúpulosmorales?

Estas dos últimas complicaciones eran las fuerzas antagonistas quelibrabanunabatallaensupechodurantelaslargasvigiliasnocturnas,ycuandose levantóa lamañanasiguienteapenas sabíadecuálhabía sido lavictoria.Estaba exhausta por las secuelas de una noche sin sueño, después de tantasnochesdedescansoartificial,yalaluzdistorsionantedelafatigaelfuturoseextendíagris,interminableydesolado.

No se levantó hasta tarde, rechazando el café y los huevos fritos que laamable criada irlandesa le dejó ante la puerta y odiando los íntimos ruidosdomésticosdelacasaylosgritosymurmullosdelacalle.Lasemanadeocioresaltabaconfuerzaexageradaestaspequeñasincomodidadesdelmundodelapensión, y Lily añoraba aquel otro mundo lujoso cuya maquinaria está tancuidadosamente oculta que una escena sucede a otra sin ninguna transiciónperceptible.

Porfinselevantóyvistió.DesdequeladespidiómadameReginapasabaeldíaenteroenlacalle,enparteparahuirdelasodiosaspromiscuidadesdelapensióny en parte con la esperanza de que el cansancio físico la ayudara aconciliarelsueño.Pero,unavezfueradelacasa,nosabíaadóndeir,porquehabíaevitadoaGertydesdeeldespidoynoestabaseguradeserbienacogidaenningúnotrositio.

Aquellamañanaofrecíaungrancontrasteconeldíaanterior.Uncielofrío

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ygrisamenazaballuviayunfuertevientolevantabaremolinosdepolvoenlascalles. Lily subió por la Quinta Avenida en dirección al parque, esperandoencontrarunrincónguarecidodondesentarse,peroelvientolaenfrióhastaloshuesos,ydespuésdeunahoradeandar sin rumbobajo las inquietas ramas,cedió a la creciente fatiga y buscó refugio en un pequeño restaurante de lacalleCincuentayNueve.Noteníahambreyhabíapensadonoalmorzar,peroestabademasiadocansadaparavolvera lapensión,y la largaperspectivademesasblancaslatentabaatravésdelosventanales.

El comedor rebosaba de mujeres y chicas jóvenes, todas demasiadoabsortasendarrápidacuentadeltéyeltrozodepastelparapercatarsedesuentrada. Un murmullo de voces agudas reverberaba contra el techo bajo,dejándola encerrada en un pequeño círculo de silencio. Experimentó unasensacióndeprofundasoledad.Habíaperdidoelsentidodeltiempoyteníalaimpresióndellevardíassinhablarconnadie.Recorrióconlamiradalascarasque la rodeaban,buscandounosojoscomprensivos,algúnsignode intuiciónde su dilema. Pero las pálidas y preocupadas mujeres, cargadas con suscarpetas, libros y rollos para pianola, estaban demasiado ocupadas en suspropios asuntos e incluso las que estaban solas se atareaban repasandogaleradas o devorando revistas entre apresurados sorbos de té. Sólo Lily sedistinguíaporlaausenciadecualquierocupación.

Tomóvariastazasdetéquelesirvieronconsuracióndeostrasestofadasy,al salir de nuevo a la calle, tenía el cerebromás claro y animado y se diocuentadequemientrasestabaenel restaurantehabía llegadodeunamanerainconsciente a una decisión final. La revelación le comunicó una inmediatailusióndeactividad;eraestimulantepensarqueteníaunarazónparairdeprisaa su casa. Resolvió ir andando para prolongar aquella agradable sensación,pero ladistanciaera tangrandequenodejabademirarconnerviosismo losrelojesqueencontrabaen sucamino.Unade las sorpresasde su inactividadforzosahabíasidoqueeltiempo,cuandoseprescindedeélynoselosometeaninguna exigencia, deja demoverse a un ritmo normal. En general vamásdespacio,pero,justocuandounoempiezaafiarsedesulentitud,puedeiniciarderepenteungalopesalvajeeirracional.

Sin embargo, al llegar a su casa comprobó que aún tenía tiempo desentarse y descansar unos minutos antes de poner en ejecución su plan. Elaplazamientonodebilitóperceptiblementesupropósito.Lareservadefuerzasdecisoriasquesentíaensuinteriorlaasustabayestimulabaalavez,yvioqueseríamásfácil,muchomásfácildeloquehabíaimaginado.

A las cinco se levantó, abrió lamaleta y sacóun paquete sellado que seintrodujo en el escote. Ni siquiera el contacto con el paquete alborotó susnervios como había temido en un principio. Parecía estar embutida en unarígidaarmaduradeindiferencia,comosielvigorosoesfuerzodesuvoluntad

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hubieraembotadoporfinsusmásdelicadassensibilidades.

Secambiódevestido,cerrólapuertaconllaveysalió.Eldíaaúneraclaro,perounosnubarronesdelluviaempezabanaoscurecerelcieloyfríasráfagasde aire hacían oscilar los letreros de las tiendas de los sótanos. Llegó a laQuintaAvenida y dirigió sus pasos hacia el norte.Conocía lo suficiente lascostumbres de la señoraDorset para saber que siempre se encontraba en sucasadespuésde las cinco.Podíano ser accesible a lasvisitas, en especial auna tan intempestiva contra cuya admisión era probable que hubiese dadoórdenes expresas, pero Lily había escrito una nota que pensaba entregarcuandodierasunombreyqueseguramentelefranquearíalaentrada.

HabíapreferidoirapiehastalacasadelaseñoraDorset,pensandoqueelejercicioalairefrescodelatardecer lecalmaría losnervios,peroenrealidadnonecesitabatranquilizarse.Suexamendelasituaciónseguíasiendoserenoeinvariable.

Al llegar a la calle Cincuenta, los nubarrones descargaron de formainopinada y una lluvia fría le mojó el rostro. No llevaba paraguas y lahumedad traspasó rápidamente su fino vestido de primavera. Se hallabatodavía a medio kilómetro de su destino y decidió cruzar hasta la avenidaMadison y tomar el tranvía eléctrico. Al entrar en una calle transversal, lasorprendióunvagorecuerdo.Lahileradeárbolesenflor,lasfachadasnuevasde ladrillo y piedra caliza, la casa georgiana, baja, con jardineras en losbalcones, se unieron hasta formar el decorado de una escena conocida. PorestacallehabíapaseadoconSeldenaqueldíadeseptiembredosañosantes;unosmetrosmásalláestabaelumbralquehabíancruzadojuntos.Elrecuerdodespertóunamultituddesensacionesdormidas:nostalgias,pesares,fantasías,el latido emocionado de la única primavera que su corazón había conocido.Eraextrañoencontrarsepasandopordelantedesucasaensemejantemisión.Leparecióverdeprontosuactocomoéllovería,ysaberqueelpropioSeldenestaba relacionado con ese acto, que, a fin de lograr su propósito, ella teníaquecomerciarconsunombreyaprovecharsedeunsecretodesupasado,helólasangreensusvenasylallenódevergüenza.¡Quélejoshabíaidodesdeeldíadesuprimeraconversación!

Ya entonces había puesto los pies en el camino que ahora seguía…Yaentoncessehabíaresistidoalamanoqueéllealargaba.

TodoelresentimientoqueleinspirabalaimaginadafrialdaddeSeldenfuebarrido por el abrumador embate de los recuerdos. Por dos veces se habíaofrecidoaayudar—aayudarlaconsuamor,comoélmismohabíadicho—y,si la tercera vez había dado la impresión de defraudarla… ¿a quién podíaacusar, sino a sí misma? En fin, esa parte de su vida ya había terminado;ignorabaporquésuspensamientosseguíanaferrándoseaella.Peroladominó

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un súbito deseo de verle, un deseo que se transformó en anhelo cuando sedetuvoenlaacera,frenteasupuerta.Lacalleestabaoscurayvacía,azotadaporlalluvia.Imaginóelsilenciodesuhabitación,lasestanteríasdelibrosyelfuegodelachimenea.Levantólavistayviounaluzensuventana;entoncescruzólacalleyentróenlacasa.

CapítuloXII

Labibliotecaeratalcomoselahabíaimaginado.Laslámparasdepantallaverde formaban tranquilos círculos de luz en la creciente penumbra, unpequeño fuegoardía en la chimeneayal ladoestaba lapoltronaqueSeldenhabíaapartadocuandoselevantóaabrirlapuerta.

Después de reprimir la primera reacción de sorpresa, guardó silencio,esperando a que ella hablara, y Lily se demoró un instante en el umbral,asaltadaporuncúmuloderecuerdos.

El escenario no había cambiado.Reconoció la hilera de libros de la quehabíasacadoeltomodeLaBruyéreyelgastadobrazodelsillónenqueélsehabíaapoyadomientrasellaexaminabaelpreciosovolumen.Peroaqueldíaladiáfana luzdeseptiembre llenaba lahabitación,dándole laaparienciade serpartedelmundoexterior,mientrasqueahoralaspantallasdelaslámparasyelfuego encendido, al aislarla de la oscuridad de la calle, le prestaban unaacogedorasensacióndeintimidad.

AladvertirpocoapocoelasombroqueocultabaelsilenciodeSelden,sevolvióhaciaélyexplicóconsencillez:

—HevenidoadecirtequelamentoquenosdespidiéramosdeaquelmodoytambiénloquetedijeencasadelaseñoraHatch.

Las palabras afloraron a sus labios de manera espontánea. Ni siquieramientrassubíalasescalerashabíapensadoenunpretextoparasuvisita,peroahorateníaganasdedisiparlanieblademalentendidosqueflotabaentreellos.

Seldencorrespondióasumiradaconunasonrisa.

—Yotambiénlamentoquenosseparásemosdeaquelmodo,peronoestoysegurodenohabersidoelculpable.Porsuerte,yahabíaprevistoelriesgoquecorría…

—Demaneraquetedioigual…—dijoella,volviendoasuantiguaironía.

—Demaneraqueestabapreparadoparalasconsecuencias—corrigióéldebuenhumor—.Perohablaremosde estomás tarde.Entray siéntate junto al

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fuego. Te recomiendo la poltrona, si me permites que te coloque unalmohadónenlaespalda.

Mientras hablaba, ella había avanzado hasta el centro de la habitación ydetenidosuspasoscercadelescritorio,dondelalámpara,dirigidahaciaarriba,proyectósombrasexageradassobrelapalidezdesurostroalgodemacrado.

—Pareces exhausta; siéntate —repitió él con suavidad. Lily dio laimpresióndenohaberlooído.

—QueríaquesupierasquedejéalaseñoraHatchinmediatamentedespuésdeverte—dijo,comocontinuandosuconfesión.

—Sí,sí,yalosé—asintióélconturbacióncreciente.

—Yque lohiceporque túme lo indicaste.Antesdeque fuerasyahabíaempezadoaverquemeseríaimposiblequedarmeconella…porlasrazonesquemediste;peronoqueríaadmitirlo…Noqueríaconfesarquecomprendíatuspropósitos.

—¡Ah,tendríaquehaberconfiadoenquesabríassolucionarlotúsola!¡Nomeabrumesrecordandomientrometimiento!

Si Lily hubiera estadomenos nerviosa, habría reconocido en aquel tonoligeroelesfuerzoparasalvarunmomentodetensión,peroahora,encambio,hería su enorme deseo de ser comprendida. En su raro estado de extremalucidez,que ledaba lasensacióndehaber llegadoyaal fondodelasunto, leparecía increíble que alguien considerara necesario perder el tiempo conjuegosdepalabrasyevasivasconvencionales.

—No es eso… no soy desagradecida —insistió, pero la facultad deexpresión le falló de improviso; sintió un temblor en la garganta y doslágrimassejuntaronybrotaronlentamentedesusojos.

Seldenseacercóylecogiólamano.

—Estásmuycansada.¿Porquénotesientasydejasquetepongacómoda?—La llevó hasta la poltrona y le puso un cojín detrás de los hombros—.Yahorateharéunpocodeté;yasabesquesiempremeencargodeesteaspectodelahospitalidad.

Ellamoviólacabezaylecayeronotrasdoslágrimas.Peronollorabaconfacilidad y el largo hábito de dominarse terminó por vencer, aunque aúntemblabademasiadoparahablar.

—Sabesquepuedoobligaralaguaahervirencincominutos—continuóSelden,comosihablaraaunniñoafligido.

Suspalabrasevocaronaquellaotratardeenquehabíantomadoeltéjuntosybromeadoacercadelfuturo.Habíamomentosenqueaqueldíaparecíamás

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remotoquecualquierotrosucesodesuviday,noobstante,Lilysiemprepodíarevivirlohastaelmásínfimodetalle.

Hizoungestodenegación.

—No,bebodemasiadoté.Prefierodescansartranquila…Meirédentrodeunmomento—añadió,confusa.

Selden,cercadeella,seapoyóen la repisade lachimenea.Su turbacióneracadavezmásperceptiblebajolacordialsolturadesuactitud.Lilyestabaal principio demasiado absorta para apercibirse de ella, pero, ahora que sustentáculosmentalesvolvíanafuncionar,vioquesupresencialeturbaba.Unasituación así sólo puede arreglarse con un inmediato desahogo de lossentimientosyeste impulsodeterminanteaúnnohabíaacudidoenayudadeSelden.

El descubrimiento no desconcertó a Lily como lo habría hecho en otrotiempo.Yahabíasuperadolafasedelareciprocidadcortéssegúnlacualtodademostración debe ser escrupulosamente proporcional a la emoción quesuscita, y la generosidad sentimental es la única ostentación condenada. Sinembargo,susensacióndesoledadaumentóalverseunavezmásexcluidadelaintimidad de Selden. Había acudido a él sin ningún propósito definido,únicamenteimpulsadaporelmerodeseodeverle,peroahoralaesperanzaqueseocultabaensuinteriorrecibióungolpedemuerte.

—Debo irme —repitió, haciendo un movimiento para levantarse de lapoltrona—,pero,comotalveznovolvamosavernosenmuchotiempo,queríadecirtequenoheolvidadonuncalascosasquemedijisteenBellomontyqueaveces,cuandoparecíaqueestabamáslejosderecordarlas,mehanayudadoanocometererroresyhanimpedidoquemeconvirtieradeverdadenlapersonaquemuchoscreenquesoy.

Pormuchoqueintentaraordenarsuspensamientos,laspalabrassenegabanafluirconmáscoherencia;sentía,sinembargo,quenopodíadejarlesintratardehacerlecomprenderquesehabíasalvadoincólumedelaaparenteruinadesuvida.

Mientras ella hablaba en el rostro de Selden se operó un cambio. Laexpresióndereservacedióelpasoaotratodavíacarentedeemociónpersonal,perollenadeunadulcecomprensión.

—Mealegraquemedigasesto,peronadade loqueyotehayadichohainfluido realmente en ti. La diferencia está en ti misma; siempre existirá y,puesto que la llevas dentro, no puede importarte la opinión ajena. Tienes laseguridaddequetusamigossiempretecomprenderán.

—Ah, no digas eso…No digas que lo queme has dicho no ha influido

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paranada.Pareceaislarme…dejarmesolafrenteatodoslosdemás.

Sehabíalevantadoyahoralemirócaraacara,dominadanuevamenteporla íntima urgencia del momento. Ya daba igual que él pudiera tener susreservas.Tantosilodeseabacomosino,antesdesepararseteníaqueverlatalcomoera.

Suvozadquiriófuerzaylemirógravementealosojosmientrasproseguía:

—Enuna…odosocasionesmedistelaposibilidaddeescapardemividayyo ladesprecié; ladespreciéporcobardía.Despuéscomprendímierror,viquenuncapodríaser felizcon loqueantesmehabíasatisfecho,peroyaerademasiado tarde:mehabías juzgado…y locomprendí.Erademasiado tardepara la felicidad… pero no para que la idea de lo que había perdido mesirvieradeayuda.Es loquemehamantenidovivahastaahora…¡nome loarrebates! Incluso en losmomentos peores, ha sido una pequeña luz en lastinieblas.Algunasmujerestienenlafortalezadeserbuenassinayuda,peroyonecesitaba el auxilio de tu fe en mí. Quizá habría podido resistir una grantentación, pero las pequeñas me habrían vencido. Entonces recordaba…recordabatuafirmacióndequeunavidasemejantenuncapodríasatisfacerme,yme avergonzaba admitir que podía hacerlo. Esto es lo que has hecho pormí…estoesloquequeríaagradecerte.Decirtequesiempreloherecordadoyqueloheintentado…Loheintentadocontodasmisfuerzas…

Se interrumpió de improviso. Las lágrimas habían vuelto a brotar y, alsacarelpañuelo,susdedosrozaronelpaquetequellevabaentrelosplieguesdel vestido. El rubor cubrió sus mejillas y las palabras se ahogaron en suslabios.Entoncesalzólosojoshaciaélyprosiguióconvozcambiada:

—Loheintentadocontodasmisfuerzas…perolavidaesdifícilyyosoyuna persona muy inútil, apenas puede decirse que tenga una existenciaindependiente. Era sólo un tornillo o un diente de una gran máquina quellamabaviday, cuandocaídesprendida,medi cuentadequeno servíaparanada.¿Quépuedeunahacercuandodescubrequesóloencajaenunagujero?Hayquevolver a él odejarque te tiren al cubode labasura…¡yno sabescómoeselcubodelabasura!

Sus labiosesbozaronunasonrisa; lahabíadistraídoel fugaz recuerdodelasconfidenciasquelehabíahechoaSeldendosañosantesenaquellamismahabitación. Entonces tenía el plan de casarse con PercyGryce… ¿Qué planteníaahora?

LasangrehabíaafluidoalrostromorenodeSelden,perosuemociónsólosetradujoenunaactitudmásgrave.

—Tienesalgoquedecirme…¿piensascasarte?—preguntóderepente.

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Losojos deLily no expresarondesconcierto, pero en su fondo se formólentamenteunamiradade extrañeza, perpleja e inquisitiva a la vez.Aquellapregunta laobligóapensarsiyahabía tomadorealmenteladecisióncuandoentróencasadeSelden.

—¡Siempre me has dicho que debería hacerlo, tarde o temprano! —respondióconunalevesonrisa.

—¿Yyalohasdecidido?

—Tendréquedecidirlo…dentrodepoco.Peroantesdebohacerotracosa.—Se interrumpió de nuevo, intentando transmitir a su voz la firmeza de lasonrisarecobrada—.Tengoquedespedirmedealguien.Oh,nodeti;esseguroquevolveremosavernos,sinodelaLilyBartquehasconocido.Lahellevadodentro todo este tiempo, pero ahora vamos a separarnos y te la he traído…paradejártelaaquí.Cuandosalgadentrodeunmomento,nose iráconmigo.Me gustará pensar que se ha quedado a tu lado… No ocupará sitio ni temolestará.

Seacercóaélyletendiólamanosindejardesonreír.

—¿Permitirásquesequedecontigo?—preguntó.

ÉllecogiólamanoyLilysintióvibrarenlasuyalossentimientosqueaúnnohabíanbrotadodesuslabios.

—Lily…¿puedoayudarte?—exclamó.

Ellalemirócondulzura.

—¿Recuerdas lo que me dijiste una vez? ¿Que sólo podías ayudarmedándome tu amor? Pues bien…me amaste durante un tiempo y me ayudómucho;siempremehaayudado.Peroelmomentopasó…Fuiyoquienlodejópasar.Yhayqueseguirviviendo.Adiós.

Lecubriólamanoconlaqueteníalibreysemiraronconunaespeciedesolemnidad,comosiestuvieranenpresenciadelamuerte.Yalgo,enefecto,yacíamuertoentre losdos:aquelamorqueellahabíamatadoyyanopodíaresucitar.Sinembargo,algovivíatambiénahí,algoqueahoraestallabadentrode ella comouna llama inextinguible: el amor que el amor deSelden habíaencendido,lapasióndelalmadeLilyporelalmadeél.

Bajoestaluz,todolodemásseextinguióylaabandonó,ycomprendióalfin que no podía marcharse y dejarle a él su antiguo yo: aquel yo debíasubsistirenpresenciadeSelden,peroteníatambiénseguirsiendosuyo.

Selden le retenía la mano y seguía observándola con un extrañopresentimiento. El aspecto externo de la situación había desaparecido tancompletamenteparaélcomoparaella;sólolopercibíacomounodeesosraros

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momentosquelevantabanalpasarelvelodesusrostros.

—Lily—insistióenvozbaja—,nodebeshablardeestamanera.Nopuedodejartemarcharsinsaberquépiensashacer.Lascosaspuedencambiar,peronodesvanecerse.Túnuncapodrássalirdemivida.

Ellalemiróconojosluminosos.

—No—convino—,ahora lo sé.Seamos siempre amigos.Asíme sentirésegura,paseloquepase.

—¿Paseloquepase?¿Quéquieresdecir?¿Quévaapasar?

Ellasevolvióensilencioyseacercóalachimenea.

—Demomento,nada…salvoquesientomuchofríoytendrásquereavivarelfuegoantesdequemevaya.

Searrodillósobrelaalfombrayalargólasmanoshacialasascuas.Perplejopor el repentino cambio de tono, Selden cogiómaquinalmente unos cuantosleños del cesto y los echó al fuego. Al hacerlo, se fijó en lo delgadas queparecían lasmanosdeLilyal resplandorde lasnuevas llamasyvio tambiénque, bajo las líneas amplias del vestido, las curvas de su silueta se habíanvueltoangulosas;recordaríamuchotiempodespuésqueelresplandorrojizodelasllamasmarcabaladepresióndelasventanasdelanarizeintensificabalanegruradelassombrasquecubríanlospómulos.Ellasiguióarrodilladaunosmomentosensilencio,unsilencioqueélnoseatrevióainterrumpir.Cuandoselevantó,leparecióverquesesacabaalgodelescoteyloechabaalfuego,pero apenas se fijó en aquel instante.Tenía los sentidos comoaletargadosyaúncontinuababuscandolapalabraquerompieraelhechizo.

Lilyseleacercóylepusolasmanossobreloshombros.

—Adiós—dijoy,cuandoélseinclinó,lerozólafrenteconloslabios.

CapítuloXIII

Lasfarolasestabanencendidas,pero la lluviahabíacesado,descubriendounmomentáneoresplandorenlabóvedadelcielo.

Lilycaminabaajenaasuentorno,flotandotodavíaenelcálidoéterdelosmomentos sublimesde la vida.Poco apoco éste se esfumó, sin embargo, yvolvióasentirelduroasfaltoquepisaba.Lasensacióndecansanciolaabrumóconfuerzarenovada,yporunmomentotemiónopoderseguirandando.HabíallegadoalcrucedelaQuintaAvenidaconlacalleCuarentayUna,yrecordóqueenBryantParkhabíabancosdondepodíasentarse.

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Estemelancólicoespacioverdeestabacasidesiertocuandoentróysesentóenunbancovacíobajolafuerteluzdeunfaroleléctrico.Elcalordelfuegoyano calentaba sus venas, y se dijo que no debía demorarsemucho rato en lapenetrantehumedaddel terrenomojado.Sinembargo, su fuerzadevoluntadparecíahabersegastadoenunúltimoygranesfuerzo,ysesentíaperdidaenlaconfusa reacción que sigue a un inusitado consumo de energía. Y, además,¿para qué volver a su triste cuartucho, donde sólo reinaba el silencio? Laquietuddelanochepuedesermásagobianteparalosnervioscansadosquelosruidosmásestridentes;esoyelfrascodecloralalladodelacama.Laideadelcloral era el único punto luminoso de su oscura perspectiva y ya le parecíasentirsubienhechorainfluencia.Lepreocupaba,sinembargo,quecadavezleprodujera menos efecto y no se atrevía a tomarlo demasiado temprano.Últimamente, el sueño que inducía era inquieto y menos profundo; habíanochesenquemerecíamásbienelnombrededuermevela.¿Ysiel fármacoempezabaafallarlepocoapoco,comodecíanquesolíaocurrircontodoslosnarcóticos?Recordólaadvertenciadelfarmacéuticosobreelincrementodeladosisyqueantesyahabíaoídohablardelaaccióncaprichosaeimprevisibledeesadroga.Sutemordevolveraotranochedeinsomnioeratangrandequese entretenía en el parque, con la esperanza de que un cansancio excesivoreforzaralaacciónreducidadelcloral.

AnochecíayelestruendodeltráficodelacalleCuarentayDosempezabaaremitir.Cuando en la plaza reinó la oscuridad, los escasos ocupantes de losbancos se levantaron y dispersaron, pero de vez en cuando alguna figuraaislada, que se dirigía a pasos rápidos hacia su casa, pasaba por delante delbancodeLily,convertidafugazmenteensombraporelcírculoblancodeluzeléctrica. Uno o dos de estos transeúntes retrasaron el paso paramirar concuriosidad a la figura solitaria, pero Lily era apenas consciente de que lohacían.

Derepente,sinembargo,sediocuentadequeunadelassombrassehabíainterpuesto entre su campo de visión y el reluciente asfalto y al levantar lavistavioaunajoveninclinadasobreella.

—Perdone,¿estáenferma?¡Cómo!¡PerosieslaseñoritaBart!—exclamóunavozvagamenteconocida.

Lily miró a la mujer, que iba mal vestida y llevaba un paquete bajo elbrazo.Su rostro tenía el refinamiento engañosoque a veces causan la saludmediocreyelexcesodetrabajo,perounoslabiosdecurvafuerteygenerosacompensabanlavulgaridaddelosrasgos.

—Usted no me recuerda —continuó, animándose por el placer delencuentro—,peroyolahabríareconocidoencualquierparte;hepensadotantoenusted…Creoquemifamiliasesabesunombredememoria.Soyunadelas

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chicas del club de la señorita Farish; ustedme ayudó a ir al campo cuandoenfermé de los pulmones. Me llamo Nettie Struther. Bueno, entonces eraNettieCrane…perosupongoquetampocorecuerdaesenombre.

Sí, Lily empezaba a recordarlo. El episodio del oportuno tratamiento deNettieCranehabíasidounodelosincidentesmásmemorablesdesurelaciónconlaobracaritativadeGerty.HabíafacilitadoalachicalosmediosparairaunsanatoriodelamontañayahoraseleantojóunapeculiarironíaqueaqueldineroprocedieradeGusTrenor.

Tratóde responder, a findeasegurarlequeno lahabíaolvidado,pero lavoz le falló y se sintió vencida por una enorme oleada de debilidad física.Ahogandounaexclamación,NettieStruthersesentóy le rodeó loshombrosconunbrazocubiertoporunadeslucidamanga.

—Diosmío,señoritaBart,nocabedudadequeestáenferma.Apóyeseenmíhastaqueseencuentremejor.

LapresióndelbrazoquesosteníaaLilyparecíatransmitirle,consucalor,unpocodesupropiafuerza.

—Sóloesunpocodecansancio…Noesnada—logróbalbuciralcabodeun momento y después, al ver un tímido interrogante en los ojos de lamuchacha, añadió involuntariamente—: He sido muy desgraciada…Me haocurridoalgoterrible.

—¿Algoterrible?Siemprepenséqueensuencumbradaposicióntodoeramaravilloso.Aveces,cuandolopasabamuymalymeponíaapensarporquélascosasestabantanmalorganizadasenestemundo,solíarecordarqueusted,por lomenos,sedivertíamuchoyestoparecíademostrarmelaexistenciadeuna especie de justicia.Peronopuede seguir sentada aquí tanto rato…Haymuchísimahumedad.¿Sesienteyalobastantefuerteparaandarunpoco?—preguntó.

—Sí…sí;tengoqueirmeacasa—murmuróLily,levantándose.

Observóconextrañeza la figura endebleyharapientaquecaminabaa sulado.Había conocido aNettieCrane comounade las desalentadasvíctimasdel exceso de trabajo y la anemia crónica, como uno de los superfluosfragmentos de la vida destinados a acabar prematuramente en aquelestercolero social que tanto la asustaba a elladesdehacía algún tiempo.Sinembargo, el frágil cuerpo de Nettie Struther estaba ahora animado por laesperanza y la energía; cualquiera que fuese el destino que el futuro lereservaba,nosedejaríatirarsinluchaalcubodelabasura.

—Mehealegradomuchodeverla—continuóLily,obligandoasonreírasuslabiostemblorosos—.Ahoraseréyoquienlarecuerdefeliz…yelmundo

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tambiénmeparecerámenosinjusto.

—¡Oh,peronopuedodejarlaasí!¡Noestáencondicionesdeirsesolaasucasa!¡Ynopuedoacompañarla!—gimióNettieStruther,recordandoalgoderepente—.Verá,mimaridotrabajahoyenelturnodenoche,esconductor,ylaamigaconquiensiempredejoalaniñatienequesubiralassieteaprepararlacena de sumarido.No le había dicho que tengo una niña, ¿verdad?Pasadomañanacumplirácuatromesesyalverlanadiepensaríaqueyoestuvealgunavez enferma.Daría cualquier cosa por enseñarle ami bebé, señoritaBart, yvivimos un pocomás abajo de estamisma calle… sólo a tresmanzanas deaquí.—Lamiróinterrogativamenteyluegoañadióenunarranquedevalor—:¿Porquénoseanimayvieneacasaconmigohastaquehayadadodecenaralaniña?Ennuestracocinaseestámuycalentito;puededescansarallíyyolaacompañaréasucasaencuantolaniñasequededormida.

Eraciertoqueseestabacalienteen lacocinaque,despuésdequeNettieStruther encendiera el mechero de encima de la mesa, resultó serextraordinariamentepequeñayestarcasimilagrosamentelimpia.Larelucienteestufadehierroestabaencendidaycercadeellaseencontrabalacunadondela criatura, sentada con la espalda muy recta, empezaba a expresar unaemociónensucaritatodavíaplácidaporelsueño.

Después de celebrar con efusión el reencuentro con su hija y de pedirdisculpasenunlenguajesecretoporhaberregresadotantarde,NettievolvióadejaralaniñaenlacunaeinvitócontimidezalaseñoritaBartasentarseenlamecedoradelaestufa.

—También tenemos una salita—explicó con perdonable orgullo—, perocreoquehacemáscaloraquíynoquierodejarlasolamientraspreparolacenadelaniña.

Lilyleaseguróquepreferíalagrataproximidaddelfuegodelacocinaylaseñora Struther procedió a preparar un biberón que luego aplicó a losimpacienteslabiosdelbebé,traslocualsesentóconradianteexpresiónjuntoasuvisitante.

—¿Estáseguradequenodeseaunpocodecafécaliente,señoritaBart?Hasobradolechefrescadelaniña…Enfin,talvezprefieraqueladejetranquilaydescansarunrato.Esmaravillosotenerlaaquí;lohepensadotanamenudoquecasimeparece increíble.Muchasveces lehedichoaGeorge:«Ojalá laseñoritaBartpudieravermeahora…»ybuscabasunombreenlosperiódicosyhablábamosde lo que hacía y leíamos las descripciones de los vestidos quellevaba.Ahorahacíaalgúntiempoquenoveíasunombreyempecéa temerqueestuvieraenferma;lleguéapreocuparmetantoqueGeorgemedijoquelosnerviosmeharíanenfermaramí.—Sonrióalrecordarlo—.Elcasoesquenopuedopermitirmeellujodevolveracaerenferma;elúltimoaccesocasiacaba

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conmigo.Cuandoustedmeenvióalasmontañasnopenséquevolveríavivayno me importaba demasiado, porque entonces no conocía a George ni a laniña.—Se interrumpió para introducir de nuevo la tetina del biberón en laboca ansiosa del bebé—. Preciosidad mía… ¿por qué tienes tanta prisa?¿Estabas enfadada con tu mamaíta porque llegaba tan tarde? La llamamosMaryAntoinette, por la reina francesa de aquella tragedia delGarden…Ledije a George que la actriz se parecía a usted y entonces se me ocurrió elnombre…Nuncapenséquemecasaría,¿sabe?,ynuncahabríatenidoánimospara seguir trabajandoyo sola.—Volvióa interrumpirsey, al leer interésenlosojosdeLily,continuó,ruborizándosebajolatezpálidayanémica—:Verá,aquellavezqueustedmesalvónoestabasolamenteenferma:eratambiénmuydesgraciada.Habíaconocidoauncaballeroenellugardondetrabajaba(nosésiustedrecordaráqueeramecanógrafaenunagranempresadeimportaciones)y…bueno…penséqueíbamosacasarnos;habíamossalidojuntosseismesesy me había regalado el anillo de boda de su madre. Pero supongo que erademasiadoeleganteparamí:viajabaparalaempresayveíamuchomundo.Alastrabajadorasnoselasmimacomoaustedesyavecesnosabencuidardesímismas.Yonosupehacerlo…ycasimemuerocuandosefuedeviajeydejódeescribirme…Entoncescaíenferma;fuecomoelfindelmundoparamíyquizá no lo habría resistido si usted nome hubiera enviado al sanatorio.Y,cuandoviquemecuraba,empecéaanimarmeapesardemímisma.Despuésde mi regreso, George fue a verme y me pidió que me casara con él. Alprincipiopenséquenopodía,porquehabíamoscrecidojuntosylosabíatodode mí, pero después vi que esto lo facilitaba todo. Jamás habría podidocortárselo a otro hombre y jamás me habría casado sin contárselo, pero, siGeorgeme quería lo suficiente para aceptarme tal como era, no veía razónparanorehacermivida…yasílohice.—Lafuerzadelavictoriailuminabasurostrocuandodejódemiraralaniña,quesosteníaenelregazo,paraposarlos ojos en Lily—: Pero, qué hago, sólo he hablado demímismamientrasusted se siente tan cansada… Sólo que es estupendo tenerla aquí y poderexplicarlelomuchoquemeayudó.

Laniñasehabíarecostado,satisfechayfeliz;laseñoraStrutherselevantócon sigilo para dejar el biberón sobre lamesa y después se volvió hacia laseñoritaBart.

—Ojalápudieraayudarlayo…perosupongoquenohaynadaquepuedahacer—murmuró,apenada.

En vez de contestar, Lily se levantó sonriendo y abrió los brazos, y lamadre,comprendiendoelademán,lepusoalaniñaenellos.

Lacriatura,alsentirseseparadadesurefugiohabitual,hizounmovimientoinstintivoderesistencia,peroenseguidaprevalecieronlosefectossedantesdeladigestiónyLilynotóquelablandacargaseapoyabaconfiadamentecontra

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su pecho. Esta confianza del bebé en su propia seguridad le comunicó unacálidasensacióndevitalidadybienestaryseinclinóparacontemplarlacaritasonrosada,lavacíaclaridaddelosojosylosvagosmovimientosdelosdedos,queseabríanycerraban.Alprincipio,elpesoleparecióligerocomounanuberosaounmontóndeplumas,peroalcabodeunosmomentoslonotóaumentaryexperimentóunaextrañasensacióndedebilidad,comosilacriaturahubieseentradoensuinterior,convirtiéndoseenunapartedesímisma.

LevantólavistayvioqueNettielamirabaconternurayfelicidad.

—¿No sería maravilloso que cuando creciera se pareciera a usted? Esimposible, claro, pero las madres nunca dejan de soñar las cosas másdisparatadasparasushijos.

Lilyapretóunpocoalaniñacontraelpechoyladevolvióasumadre.

—¡Oh, no, espero que no ocurra así…! ¡Me daría miedo venir a verlademasiadoamenudo!—respondióconunasonrisayentonces,rechazandoelsincero ofrecimiento de la señora Struther de acompañarla hasta su casa yreiterandolapromesadevolverprontoparaconoceraGeorgeyveralaniñatomarsubaño,saliódelacocinaybajósolalasdilapidadasescaleras.

Alllegaralacallesediocuentadequesesentíamásfuerteymásfeliz;elpequeño episodio le había hecho mucho bien. Era la primera vez quepresenciaba los frutos de su intermitente caridad, y la inédita realidad de lasolidaridadhumanatemplóelfríoglacialdesucorazón.

Hastaquecruzóelpropioumbralnosintiólareaccióndeunasoledadmásprofundaque ladeantes.Hacíaratoquehabíandadolassietey la luzy losoloresprocedentesdelsótanorevelabanqueyaseservíalacenadelapensión.Subióasucuartoatodaprisa,encendióelgasysecambióderopa.Noqueríaseguirechándoseaperder,niprescindirdelacomidasóloporqueelentornolahacía poco apetitosa.Ya que su destino era vivir en una pensión, tenía queaprender a adaptarse a las circunstancias de su vida.No obstante, le alegrócomprobarcuando llegóalcomedor,calienteydemasiado iluminado,que lacenayacasihabíatocadoasufin.

De nuevo en su habitación, se entregó a una febril actividad. Hacíasemanasqueestabademasiadoapáticae indiferenteparaponerordenensuscosas, pero ahora empezó a examinar sistemáticamente el contenido de loscajones y el armario. Le quedaban unos cuantos vestidos elegantes —supervivientesdesuúltimafasedeesplendor,enelSabrinayenLondres—,pero, cuando se vio obligada a prescindir de la doncella, le regaló unagenerosapartedesusatavíos inservibles.Losdemás,aunqueyanoerandeltodonuevos,conservabanelcorteimpecable,lagraciaylaamplitudobradeunagranmodistay,cuandolosextendiósobrelacama,evocóconrealismolas

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escenas en que los había lucido.Cada pliegue despertaba un recuerdo, cadalazodeencajeycadadestellodelbordadoeracomounaletraenelregistrodesupasado.Le sorprendióver hasta quépunto la envolvía el ambiente de suvida anterior, aunque, después de todo, era la vida para la que había sidoeducada: todas sus tendencias incipientes habían sido dirigidascuidadosamente hacia ella, todos sus intereses y actividades centradosalrededordeella.Eracomounaflorexóticacultivadaparalaexhibición,unaflorcuyoscapulloshabíansidocortadosensutotalidadparadarmásrealcealafloracióndesubelleza.

Lo último que sacó del baúl fue una pieza de tela blanca que dobló entornoasubrazo.EraelvestidoestiloReynoldsquehabíalucidoeneltableaude losBry.Nohabíasidocapazderegalarlo,perono lohabíamiradodesdeaquella noche, y los pliegues largos y vaporosos emanaron, cuando losdesdobló, una fragancia de violetas que parecía un aliento del surtidorbordeadodefloresdondehabíahabladoconLawrenceSeldenyrepudiadosudestino.Volvióaguardarlosvestidosunotrasotro,dejandoconcadaunodeellosunreflejodeluz,unanotaderisa,unvagorecuerdodelasrosadasorillasdelplacer.Sehallabatodavíaenunestadofuertementeimpresionableycadainsinuacióndelpasadoprovocabaunalargavibracióndesusnervios.

AcababadecerrarelbaúlsobrelosplieguesblancosdelvestidoReynoldscuandooyóque llamabana lapuertay losdedosenrojecidosde lacamarerairlandesalepasaronunacartadelúltimocorreo.Lilyseacercóalaluzyleyóconsorpresaladirecciónestampadaenelextremosuperiordelsobre.Eraunacomunicacióncomercialdelbufetedelosalbaceasdesutíaysepreguntóquéinesperadoacontecimientoleshabríainducidoaromperelsilencioantesdelafechaseñalada.

Abrió el sobre y un cheque revoloteó hasta el suelo. Cuando se agachóparacogerlo, la sangreafluyóa susmejillas.Enel chequeestaba inscrita lacantidadtotaldel legadodelaseñoraPenistonylacartaqueloacompañabaexplicaba que los albaceas, después de inventariar los bienes con menosdemoradelacalculada,habíandecididoanticiparlafechafijadaparaelpagodeloslegados.

Lilysesentóanteelescritoriodelospiesdelacama,alisóelchequeyleyóunayotravez«diezmildólares»,escritoconunaregularcaligrafíacomercial.Diezmeses antes, esa cantidadhabría representado la penuriamás absoluta,pero sucódigodevaloreshabíacambiadoenel intervaloyahoracada letraocultabavisionesderiqueza.Mientrasseguíacontemplándolo,leparecióqueeloropeldeestasvisionesledeslumbrabaelcerebroyalcabodeunmomentolevantólatapadelescritorioyguardólafórmulamágica.Eramásfácilpensarsinaquellascincocifrasbailandoante susojosy teníamuchascosasenquepensarantesdedormirse.

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Abrió su talonario y se sumió en cálculos tanminuciosos como los quehabíanprolongadosuvigiliaenBellomontlanocheenquedecidiócasarseconPercyGryce.Lapobreza simplifica la contabilidady su situación financieraera más fácil de determinar que entonces, pero aún no había aprendido acontrolar el dinero,ydurante su efímera fasede lujo en elEmporiumhabíavuelto a costumbres extravagantes que habían hecho mella en su precariarenta. Un cuidadoso examen del talonario y de las facturas impagadasdemostróque,unavezsaldadasestasúltimas,tendríaapenaslosuficienteparavivirtresocuatromeses,y,sicontinuabasuactualsistemadevida,singanarunacantidadadicional, tendríaquerenunciarhastaalmáspequeñogasto.Setapólosojos,estremecida,viéndoseyaenelumbraldeesaperspectivacadavezmás estrecha en la que había atisbado la ramplona figura de la señoritaSilverton.

Sin embargo, ya no era la visión de la pobreza material lo que más laaterraba. Intuía un empobrecimiento todavía peor, una destitución internacomparada con la cual cualquier circunstancia exterior quedaba reducida apuramenudencia.Era realmente triste serpobre, avanzarhaciaunamedianaedaddeestrecheceseinquietudes,absorbida,afuerzadeagobiantesgradosdeeconomíay sacrificio,por la sórdidaexistenciacomunalde lapensión,perohabía algo todavíamás triste y era la zarpa de la soledad en el corazón, laimpresión de ser arrastrada como una planta sin raíces por la tumultuosacorrientedelosaños.Taleraelsentimientoquelaposeíaahora:lasensaciónde ser algo desarraigado y efímero, unmero desecho en el torbellino de laexistencia, sin ningún agarradero al que pudieran asirse los pequeñostentáculos de su ser antes de que lo succionara la terrible comente. Y, alremontarse a su pasado, vio que en ningún momento había tenido unaverdaderarelaciónconlavida.Suspadrestambiéncarecíanderaíces,barridosdeunladoaotroportodoslosvientosdelamoda;ningunaexistenciapersonalloshabíaguarecidode lascaprichosas ráfagas.Ellamismahabíacrecidosinunrincóndelatierramásqueridoquelosdemás,sinuncentrodedevocionestempranas,deentrañables tradicionesa lasquesucorazónpudierarecurrirydelascualespudieraobtenerfuerzaparasímismoyternuraparalosdemás.Cualquieraquesealaformaenqueunpasadoacumuladosubsisteenlasangre—yaseaenlaimagenconcretadelaviejacasallenaderecuerdosvisuales,yaen el concepto de la casa no construida por el hombre, sino compuesta depasionesy lealtadesheredadas—, tiene siempreelmismopoderdedilataryprofundizar la existencia individual, de vincularla conmisteriosos eslabonesdeafinidadalaingentesumatotaldelasaspiracioneshumanas.

Lily nunca había tenido una visión de la solidaridad de la vida, si acasoapenas una premonición de ella en los ciegos impulsos de su instinto dereproducción, frenados por las influencias desintegradoras de la vida que larodeaba.Todosloshombresymujeresqueconocíaerancomoátomosquese

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alejabanunosdeotrosenun salvajebaile centrífugo; suprimeratisbode lacontinuidaddelavidaselodebíaalavisitaalacocinadeNettieStruther.

Lapobremuchachatrabajadoraquehabíaencontradofuerzaspararecogerlospedazosde suvidayconstruirseun refugioconelloshabíaalcanzado,ajuicio de Lily, la verdad central de la existencia. Cierto que era una vidamediocre,albordemismodeladestitución,conunescasomargenencasodeenfermedadomalasuerte,peroteníalapermanenciafrágilyaudazdeunnidodeaveconstruidoalbordedeunprecipicio:unsimplehazdehojasypajas,pero entramado de un modo que las vidas a él confiadas colgaban a salvosobreelabismo.

Sí…perohabíantenidoqueserdosparaconstruirelnido;lafedelhombrejuntoalvalordelamujer.LilyrecordólaspalabrasdeNettie:«Losabíatododemí».Lafedesumaridoenellahabíahechoposiblesurenovación…¡Estan fácil para unamujer ser como la desea el hombre a quien ama! Seldenhabía depositadopor dos veces su fe enLilyBart, pero el tercer desengañohabía sido demasiado fuerte. La misma calidad de su amor hacía másimposibleresucitarlo.Dehabersidounsimpleinstintodelasangre,elpoderde su belleza podría haberlo reavivado, pero, siendomás profundo, estandoinextricablemente unido a viejos hábitosmentales y de sentimiento, era tanimposible reanudarlo como si se hubiera tratado de una planta de hondasraícesarrancadadesusuelo.Seldenlehabíadadolomejordesímismo,peroera tan incapaz como ella de un retorno sin crítica a fases anteriores delsentimiento.

Comoyalehabíadicho,conservabaelrecuerdoalentadordesufeenella,pero aún no había alcanzado la edad en que una mujer puede vivir de susrecuerdos. Al tener en sus brazos a la hija de Nettie Struther, las heladascorrientes de la juventud se habían fundido y ahora fluían cálidas por susvenas;volvíaaembargarlaelantiguodeseodevivirytodosuserreclamabaporsupartedefelicidadpersonal.Sí,erafelicidadloqueaúnnecesitabaylopoco que había vislumbrado de ella hacía que todo lo demás careciera devalor.Unaporunahabía idodesechandolasposibilidadesmenosvaliosas,yahorasólolequedabaelvacíodelarenuncia.

Anochecía y un inmenso cansancio volvía a apoderarse de ella. No setratabadeunaincipientesomnolencia,sinodeunafatigahondayvigilante,deunainsidiosalucidezmentalqueimprimíaproporcionesgigantescasentodaslasposibilidadesdelfuturo.Laclaridaddelavisiónlahorrorizó;parecíahabertraspasado elmisericordiosoveloque separa la intenciónde la acciónyverconexactitud todo loqueharíaen los largosdíasque laesperaban.El talónguardadoenelescritorio,porejemplo:suintenciónerasaldarconélladeudacontraídaconTrenor,peropreveíaqueporlamañanapospondríaelpagoysindarsecuenta iríacayendoenunagradual toleranciadeladeuda.Esta ideala

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aterraba; temía descender de la altura de su últimomomento conLawrenceSelden.Pero¿cómoconfiarensímisma?Conocía la fuerzade los impulsosopuestos, podía sentir cómo los innumerables tentáculos de la costumbre laempujaban hacia un nuevo compromiso con el destino. Experimentó unintenso deseo de prolongar, de perpetuar la momentánea exaltación de suespíritu. ¡Si suvidapudiera terminar ahora… terminar conesta trágicaperodulce visión de las oportunidades perdidas que le infundía un sentido desolidaridadcontodoelamoryelsufrimientodelmundo!

Alargólamanodeimproviso,sacóelchequedelescritorioylometióenunsobrequedirigióalbanco.EntoncesextendióuntalónnominalaTrenor,lointrodujo,sinadjuntarningúnmensaje,enotrosobredirigidoasunombreydejó los dos encima del escritorio. Después continuó ordenando papeles ycartashastaqueelintensosilenciodelacasalerecordólotardequeera.Enlacalle había cesado el ruidode ruedasy el rumordel «elevado» sólo llegabaentre largos intervalos a través de la densa y antinatural quietud. En lamisteriosa independencia nocturna de todos los signos externos de vida sesintió más que nunca enfrentada a su destino. Esta sensación la aturdió, eintentócombatirlaapretandolasmanoscontralosojos,peroelterriblesilencioparecíasimbolizarsuporvenir:teníalaimpresióndequelacasa,lacalleyelmundoenteroestabanvacíosydequeellaeraelúnicoserconscienteenununiversoinanimado.

Estabaalbordedeldelirio:nuncasehabíasentidotancercadelvértigodeloirreal.Necesitabadormir…Recordóquehabíapasadodosnochesseguidasen blanco. El pequeño frasco estaba sobre la mesilla, esperando ejercer suhechizo. Se levantó y desnudó rápidamente, con ganas ya de descansar lacabeza sobre la almohada. Estaba tan exhausta que no dudaba de quedarsedormidainmediatamente,pero,encuantosehuboacostado,todossusnerviosse pusieron en tensión. Era como si un gran resplandor de luz eléctrica sehubiera encendido en su cabeza y todo su ser pequeño y angustiado seacurrucara,huyendodelaluz,sinsaberdónderefugiarse.

Nohabíaimaginadoquefueraposibleunamultiplicacióntaldelavigilia:todosupasadodesfilabaporcienpuntosdiferentesdesuconciencia.¿Dóndeestabaelmedicamentoquepudieraapaciguaresalegióndenerviosdesatados?La sensación de cansancio habría sido dulce en comparación con esteensordecedor latido de actividades, pero el cansancio la había abandonadocomosilehubieraninyectadoenlasvenasuncruelestimulante.

Podía soportarlo… Sí, podía soportarlo, pero ¿qué fuerzas le quedaríanpara el día siguiente? El sentido de la perspectiva desapareció y empezó aacosarla el día siguiente y, pisándole los talones, todos los días sucesivos…apretujándose en torno a ella como una chusma enloquecida. Tenía quealejarlosduranteunaspocashoras, teníaquetomarunbrevebañodeolvido.

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Alargólamanoycontólasgotasdesomníferomientraslasvertíaenunvaso,aun sabiendo que serían impotentes contra la lucidez sobrenatural de sucerebro.Hacíamuchotiempoquehabíaaumentadoladosisallímitemáximo,peroestanochesintióquedebía incrementarla.Sabíaquecorríaunpequeñoriesgoalhacerlo;recordólaadvertenciadelfarmacéutico.Silograbaconciliarel sueño, podía ser un sueño sin despertar. No obstante, había sólo unaposibilidad entre cien; el efecto de la droga era incalculable y añadir unascuantas gotas a la dosis normal no haría probablemente otra cosa queprocurarleaqueldescansotanansiado…

Lociertoesquenoconsiderómuydecercalacuestión;lanecesidadfísicade sueño era su única sensación persistente Huía de la despiadada luz delpensamientodemodotaninstintivocomosecontraenlosojosanteunfuerteresplandor; oscuridad, oscuridad era lo que necesitaba a toda costa. Seincorporóybebióelcontenidodelvaso;entoncesapagólaveladeunsoployseacostó.

En total quietud, esperó con placer sensual los primeros efectos delsoporífero. Sabía por adelantado qué forma adoptarían: el cese gradual dellatido interior, el suave acercamiento de la pasividad, como si una manoinvisible trazara fórmulas mágicas sobre ella en las tinieblas. La mismalentitud y vacilación del efecto aumentaba su fascinación: era deliciosoasomarseymirar a los sombríos abismosde la inconsciencia.Estanoche ladrogaparecíafuncionarmáslentamentequedecostumbre:teníaqueapaciguarpor turno cada pulso desatado y pasó mucho tiempo antes de que sintieradisminuir su ritmo, como centinelas que cayeran dormidos en sus puestos.Poco a poco, sin embargo, se produjo la subyugación completa y Lily sepreguntó vagamente qué la hacía sentir tan inquieta y excitada.Vio que nohabíaninguna razónparaexcitarse:había recuperado suvisiónnormalde lavida.Mañananoseríaundíatandifícil,alfinyalcabo;estabaseguradequetendríafuerzasparaafrontarlo.Norecordababienquéeraloquehabíatemidoafrontar,perolaincertidumbreyanolapreocupaba.Habíasidodesdichadayahora era feliz: se había sentido sola y ahora había desaparecido todasensacióndesoledad.

Se movió una vez, para volverse de lado y, al hacerlo, comprendió derepenteporquénosesentíasola.Eraextraño…perolaniñadeNettieStrutheryacíaen susbrazos:notaba lacabecita apretadacontra suhombro. Ignorabacómohabíallegadohastaallí,peroapenaslasorprendía,sóloleinspirabaunaemoción suave y penetrante, cálida y placentera. Buscó una posición máscómoda,formandounhuecoconelbrazoparalaredondacabecitadesedososcabellos, y contuvo el aliento para que ningún ruido molestara a la niñadormida.

Depronto pensó que tenía que decirle algo aSelden, una palabra recién

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encontradaque lo aclararía todo entre ambos. Intentó repetir la palabra, queacechaba,vagayluminosa,enelrincónmáslejanodesupensamientoytemióno recordarla cuando se despertara, ya que, si podía recordarla y decírsela,todoiríabien.

La idea de la palabra se desvaneció poco a poco y el sueño empezó ainvadirla.Luchóunmomentocontraél:creíaquenodebíadormirseacausadela niña, pero incluso esta sensación se perdió paulatinamente en una vagaimpresióndepazysomnolencia,atravésdelacualseabríapasoderepenteunoscurorelámpagodeterrorysoledad.

Se incorporódenuevo, fríay temblandodel susto,yporunmomento lepareció haber soltado a la niña. Pero no —estaba equivocada—, la tiernapresiónde sucuerposeguíaoprimiendoel suyo;el calor recobradovolvíaafluirporsusvenasyLilycedió,seentregóaélysequedódormida.

CapítuloXIV

Lamañana siguiente amaneció templaday radiante, conunapromesadeveranoenelaire.LaluzdelsolcaíaalegrementedesoslayoenlacalledeLily,suavizaba la deslucida fachada, doraba la barandilla sin pintura de losescalonesyarrancabareflejosprismáticosaloscristalesdesuventanaoscura.

Cuando un día así coincide con el estado de ánimo de uno, su alientoresultaembriagadorySelden,mientrasenfilabalacallesumidaenlasordidezdesusconfidenciasmatutinas,seviodominadoporunajuvenilsensacióndeaventura. Había soltado amarras para alejarse de las familiares orillas de lacostumbre y zarpado hacia inexplorados océanos de emoción, dejando atrástodas las viejas pruebas ymedidas, decidido a seguir un cursomarcadopornuevasestrellas.

Estecursosóloleconducía,demomento,alapensióndelaseñoritaBart,pero sumediocre umbral se había convertido de repente en el pórtico de lodesconocido.Alacercarse, levantó lavistahacia la triplehileradeventanas,haciéndoselapuerilpreguntadecuálseríalasuya.Eranlasnueveylacasa,habitada por trabajadores, mostraba ya una fachada plena de actividad.Después recordaría que sólo había una persiana bajada. También vio unamacetadepensamientosenunode losalféizaresyconcluyóinmediatamentequeésadebíaser laventanadeLily;era inevitableque la relacionaraconelúnicotoquedebellezadelmíseroescenario.

Lasnueveesmuyprontoparaunavisita,peroSeldenyahabía superadotodas lasconvencionessociales.Sólosabíaque teníaqueveraLilyBartsin

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pérdidadetiempo:habíaencontradolapalabraquequeríadecirleynopodíaesperar un momento más para pronunciarla. Era extraño que no hubierabrotadoantesdesuslabios,quelahubieradejadoirselatardeanteriorsinsercapaz de decírsela. Pero ¿quémás daba, ahora que había llegado un nuevodía?Noeraunapalabraparaelcrepúsculo,sinoparalamañana.

Seldensubiócorriendolosescalonesy tiródelcordóndelacampanillaeincluso en su estado de ensimismamiento le sorprendió que le abrieran lapuertacontantaceleridad.Lasorpresafuemayorcuando,alentrar,vioquelahabíaabiertoGertyFarish…yquedetrásdeellaotrasfigurasformabanunamasaagitadayominosa.

—¡Lawrence! —exclamó Gerty con voz extraña—, ¿cómo has podidollegar tan de prisa? —y la mano temblorosa que puso sobre él parecióoprimirlealinstanteelcorazón.

Sefijóen lasotrascaras,confusasentreel temory laconjetura,yvioelimpresionante bulto de la casera encaminarse hacia él con aire profesional,pero retrocedió, levantando la mano, mientras subía con los ojos lasempinadas escaleras de nogal negro por las que su prima hizo en seguidaademándeconducirle.

Una voz del fondo dijo que elmédico volvería en cualquiermomento yque arriba no había que tocar nada. Otra exclamó: «Menos mal que…» yentonces Selden notó queGerty le cogía lamano y vio que se les permitíasubirsolos.

Subieron los tres tramosen silencioyavanzaronporelpasillohastaunapuertacerrada.GertylaabrióySeldenentródetrásdeella.Aunquelapersianaestababajada,losinconteniblesrayosdelsolentrabanenhacesdoradosenlahabitaciónybajo su resplandorviounacamaestrechaadosadaa laparedy,sobre la cama, conmanos inmóviles y un semblante tranquilo y ausente, lafiguradeLilyBart.

TodaslasfibrasdeSeldennegabanconardorquefueraella.LaverdaderaLilyhabíapalpitado,cálida,contrasucorazónhacíasólounashoras…¿Quétenía quever él con ese rostro tranquilo y extrañoque, por primeravez, nopalidecíaniseanimabaensupresencia?

Gerty también conuna calma antinatural, bajo el control constante de lapersonaquehamitigadomuchodolor, seacercóal lechoydesdeallí, comotransmitiendounúltimomensaje,dijosuavemente:

—El médico ha encontrado un frasco de cloral: dormía muymal desdehacíamuchotiempoyhadebidodetomarunasobredosisporerror…Nocabela menor duda… ninguna… No se planteará la cuestión… Ha sido muyamable.Lehedichoquetúyyoqueríamosestarasolasconella…ordenarsus

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cosasantesdequelleguenlosdemás.Séqueaellalehabríagustadoasí.

Seldeneraapenasconscientede loquedecíaGerty; sólocontemplabaelrostrodormido, queparecía cubrir comounamáscara delicada e impalpablelos rasgos vivos que él había conocido.Creyó que la verdaderaLily seguíaestando allí, cerca de él, pero almismo tiempo invisible e inaccesible, y latenuebarreraquelesseparabaleprocuróunacruelsensacióndeimpotencia.Nuncahabíahabidoentreellosmásqueunapequeñaeimpalpablebarrera…¡ynoobstante él habíapermitidoque les separase!Yahora, aunqueparecíamás ligera y frágil que nunca, se había endurecido de repente y no podríaderribarlaaunquedejaralavidaenelintento.

Sehabíaarrodilladoalladodelacama,perolamanodeGertyledevolvióalarealidad.Selevantóy,alcruzarsusmiradas,viounaluzextraordinariaenelrostrodesuprima.

—¿Hasentendidoporquésehaidoelmédico?Haprometidoquenonoscrearán problemas… pero, como es natural, hay que cumplir con lasformalidades.Yademáslehepedidoquenosdétiempoparaecharunvistazoasuscosas…

ÉlasintióyGertymirólahabitaciónpequeñaydesnuda.

—No…nonecesitaremosmuchotiempo—convinoSelden.

Ellaretuvosumanoenlasuyaunmomentomásyluego,conunaúltimamirada a la cama, se dirigió en silencio hacia la puerta, en cuyo umbral sedetuvoparaañadir:

—Simenecesitas,estaréabajo.

Seldentratóderetenerla.

—¿Porquétevas?Ellahabríaquerido…

Gertynegóconlacabezaconunasonrisa.

—No…éstehabríasidosudeseo…—ymientrasdecíaestaspalabras,unaluz atravesó el sordo sufrimiento de Selden y le permitió ver los profundosarcanosdelamor.

Gerty cerró la puerta y él se quedó solo con la inmóvil durmiente. Suprimer impulso fue volver a su lado, postrarse de rodillas y descansar supalpitantecabezacontra laapaciblemejillaque reposabasobre laalmohada.Nunca habían disfrutado juntos de una paz plena, y ahora le seducían lasextrañasymisteriosasprofundidadesdelatranquilidaddeLily.

Sin embargo, recordó las palabras de advertencia de Gerty; sabía que,aunque el tiempo se hubiera detenido en esta habitación, sus alas corríanimplacableshacialapuerta.Gertylehabíaconcedidoestamediahorasuprema

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yéldebíaemplearlacomoellaquería.

Sevolvióymiróa sualrededor,obligándoseconseveridada recobrar laconcienciadelascosasexternas.Habíamuypocosmueblesenlahabitación.Un trozo de encaje cubría la deteriorada cómoda, sobre la que había variasbotellas y cajas de tapa dorada, un acerico de color rosa, una bandejita decristal llena de horquillas de concha…Selden se apartó de la conmovedoraintimidaddeestasminuciasydelaempañadasuperficiedelespejoquependíasobreellas.

Ésoseran losúnicos indiciosde lujo,deapegoalminuciosocuidadodeldecoro personal que demostraba cuánto habrían costado los demás actos derenuncia.Elaposentocarecíadecualquierotramuestradesupersonalidad,amenosqueseconsideraratallaescrupulosalimpiezadelosescasosmuebles:unpalanganero,dossillas,unpequeñoescritorioylamesilladelacabeceradela cama, sobre la cual estaba el frasco vacío y el vaso, objetos de los queSeldentambiéndesviólavista.

Elescritorioestabacerrado,perosobrelatapainclinadahabíadoscartas.Lascogió.Unaibadirigidaaunbancoy,comoestabaselladaytimbrada,ladejóaunladodespuésdeunmomentodevacilación.EnelotrosobreleyóelnombredeGusTrenory,aldarlelavuelta,vioqueestabaabierto.

Latentaciónleasaltócomounacuchillada.Setambaleó,conmocionadoytuvo que apoyarse en el escritorio. ¿Por qué había escrito a Trenor y,presumiblemente, justodespuésde separarsedeél la tardeanterior?La ideaprofanóelrecuerdodeaquellaúltimahora,semofódelapalabraqueélhabíaido a pronunciar y manchó incluso el silencio conciliador en que debiópronunciarla. Se vio relanzado de un manotazo contra las odiosasincertidumbres de las que pensaba haberse librado para siempre. En fin decuentas,¿quésabíaéldesuvida?Sóloloqueellahabíaqueridoenseñarle,y¡qué poco era esto medido por el rasero mundano! ¿Con qué derecho —parecía preguntar la carta que tenía en lamano—, con qué derecho entrabaahoraensuintimidadporlapuertaquelamuertehabíadejadoentornada?Sucorazónreplicóagritosqueleasistíaelderechodesuúltimahora juntos, lahoraenqueellahabíapuestolallaveensumano.Sí,pero…¿ysilacartaaTrenorhabíasidoescritadespués?

La apartó con súbita repugnancia y, apretando los labios, dirigió suatenciónalcontenidodelescritorio.Estatareaseríamásfácildellevaracaboahoraquehabíaquedadoanuladasuimplicaciónpersonal.

Levantó la tapa del escritorio y vio en su interior un talonario y variospaquetes de facturas y cartas, colocadas con la ordenada precisión quecaracterizaba todas suscostumbres.Repasóprimero lascartas,porqueera lapartemásdifícildeltrabajo.Eranpocasycarecíandeimportancia,peroentre

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ellas encontró, con un extraño vuelco del corazón, la nota que él le enviaradespuésdelarecepcióndelosBry.

«¿Cuándopuedoiraverte?».Estaspalabrasleabrumaron,porqueporellascomprendió lacobardíaque lehabíaapartadodeellaenelprecisomomentoen que la había conseguido. Sí… siempre había temido a su destino y erademasiadosinceroparanegarsucobardíaahora,porque…¿acasonohabíanresucitadotodassusantiguasdudasalasimplevistadelnombredeTrenor?

Guardólanotaensucartera,cuidadosamentedoblada,comoalgopreciosoporelmerohechodequeellalaconsideraseasí;conscienteunavezmásdelpasodeltiempo,continuóexaminandolospapeles.

Ante su sorpresa, vio que todas las facturas llevaban el recibícorrespondiente;noquedabaunasolasinpagar.Abrióeltalonarioyvioquelanoche anteriorLily había registrado en él diezmil dólares enviados por losalbaceasdelaseñoraPeniston.

Demodoqueel legadohabíasidopagadoantesde lafechaqueGerty leindicara.Sinembargo,alhojeareltalonario,descubrióconasombroque,pesealarecienteentradadefondos,elsaldoapenasascendíaaunospocosdólares.Unarápidamiradaalasmatricesdelosúltimostalones,todosellosfechadosel día anterior, le reveló que entre cuatrocientos y quinientos dólares dellegado habían sido gastados en el pago de facturas, mientras los milesrestantes correspondían a un solo talón, extendido, en la misma fecha, aCharlesAugustusTrenor.Seldendejóeltalonarioysedesplomóenlasilladelescritorio.

Apoyólosbrazosysetapólacaraconlasmanos.Lasamargasmareasdela vida crecían y le envolvían, dejando en sus labios un sabor estéril.¿Explicabaelmisterioo lo complicabamásel talónextendidoaTrenor?Alprincipio su cabeza se negó a funcionar, pensando sólo en la mancha quesuponía semejante transacción entre un hombre como Trenor y una jovencomo Lily Bart. Luego, poco a poco, su visión confusa se aclaró, recordóantiguos rumores e insinuaciones que hasta aquel momento había temidoanalizaryconellosdioconunaexplicacióndelmisterio.Eracierto,entonces,quehabíaaceptadodinerodeTrenor,perotambiénloera,comodeclarabaelcontenidodelpequeñoescritorio,queladeudahabíasidointolerableparaellaylahabíasaldadoalaprimeraoportunidad,peseaqueesteactolaenfrentabacaraacaraconunapobrezasinpaliativos.

Estoera todo loqueél sabíay todocuantopodía esperardilucidarde lahistoria.Loslabiosmudosdelaalmohadalenegabanmásqueesto…amenosquelehubierandicholoquefaltabaconelbesoquehabíanestampadosobresu frente. Sí, ahora podía ver en aquella despedida todo cuanto anhelada sucorazón; incluso encontrar en ella valor para no acusarse a símismo de no

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haberestadoalaalturadesuoportunidad.

Vio que todas las circunstancias de la vida habían conspirado parasepararles, puesto que su propio desprecio de las influencias externas queagitabanaLilyhabíaincrementadosusexigenciasespirituales,dificultándolemásviviryamarespontáneamente.Peroporlomenoslahabíaamado—habíaestadodispuestoaconstruirsufuturoenlafequeteníaenella—y,sibieneldestino había querido que el momento pasara antes de que ellos pudieranretenerlo,noporellohabíadejadodesalvarsedelaruinadesusvidas.

Fueestemomentodeamor,estaefímeravictoriasobresímismos,loqueleshabía redimidode laatrofiay laextinción: loque,enella,había tendidounamanohaciaélencadabatallacontralainfluenciadesuentorno,yloque,en él, había conservado viva la fe que ahora le llevaba, penitente yreconciliado,asulado.

Se arrodilló junto a la cama y se inclinó sobre Lily, apurando hasta lashecessuúltimomomento;yenelsilencioaleteóentreunoyotro lapalabraqueloaclarabatodo.

—FIN—

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