la casa es negra, de forugh farrokhzad, irán, 1962)

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La casa es negra, de Forugh Farrokhzad (Irán, 1962, 22 minutos). En mi canon personal esta película ocupa uno de los lugares más altos. Es el tipo de película que te cuestiona y te hace preguntarte si el cine no es ‘otra cosa’ muy distinta de lo que te dijeron alguna vez… o muchas veces… Mientras lentamente voy rehaciéndome se suceden una tras otra las preguntas. ¿Cómo, desde un exterior tan definitivamente poco agradable, se produce el milagro que me permite captar, en un momento de gracia, un brillo irrefrenable de belleza? Por ejemplo, en algunas de las escenas con niños. En un cruce de miradas ante una pregunta más bien trágica. En medio de lo que no es bello, la belleza… O qué será la belleza, habrá que admitir que tal vez no la conocemos… Tal vez podamos descubrirla y saborearla en el rincón más miserable...

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La casa es negra, de Forugh Farrokhzad (Irn, 1962, 22 minutos).

En mi canon personal esta pelcula ocupa uno de los lugares ms altos. Es el tipo de pelcula que te cuestiona y te hace preguntarte si el cine no es otra cosa muy distinta de lo que te dijeron alguna vez o muchas veces

Mientras lentamente voy rehacindome se suceden una tras otra las preguntas. Cmo, desde un exterior tan definitivamente poco agradable, se produce el milagro que me permite captar, en un momento de gracia, un brillo irrefrenable de belleza? Por ejemplo, en algunas de las escenas con nios. En un cruce de miradas ante una pregunta ms bien trgica. En medio de lo que no es bello, la belleza O qu ser la belleza, habr que admitir que tal vez no la conocemos Tal vez podamos descubrirla y saborearla en el rincn ms miserable. Atravesado y abrumado, luego de ver otra vez esta pelcula nica, genial, irrepetible, increble (cuyo efecto en m est muy lejos de extinguirse y que me parece inagotable) no puedo dejar de hacerme ms preguntas. Cmo es posible que nosotros, en tanto se supone que seres humanos, podamos llegar a ser tan horribles, tan superficiales, tan poco cuidadosos, y que nuestros miedos y prejuicios puedan alcanzar un grado tan profundo (incluso si no nos damos cuenta, incluso si no podemos hacer gran cosa para evitarlo) que confundamos la monstruosidad fsica con la espiritual? Porque al primer choque sensorial no sabemos qu hacer, con esta inundacin de fealdad (pero ser esa la palabra correcta, exacta?) aunque la propia directora nos lo haya advertido previamente con su voz sin cuerpo, inquisitiva y acariciante, envolvente y desoladora, presidiendo la obra y recitando el poema en esa mezcla de plegaria ultraterrena con tinieblas totalmente visibles a la luz del da. Podemos ponernos en plan de decir que somos espectadores tan acostumbrados a ver, que s, que hemos visto acaso demasiado, que hemos perdido buena parte de nuestra inocencia soadora. Pero esa suposicin o autoacusacin es destruida para bien aqu. Nuestro relativo encallecimiento y encanallamiento? ante este delicado e hipntico lamento a la vez que crudo y feroz documento hecho pelcula, con sus imgenes exactas e incesantes, insistentes, horadantes, de seres humanos con los rostros mustios, arrugados, carcomidos y desfigurados y con miembros faltantes o torcidos por la enfermedad, se rompe, la pelcula nos transforma y nos limpia, nos transporta (con piedad y sin piedad, y no hay contradiccin en esto) al corazn de la cotidianidad de una suerte de pequea ciudad de leprosos, y la normalidad que le es propia a ellos y ajena a nosotros significa un nudo vital, una vivencia casi tctil pero difcil de describir por lo intensa, contradictoria, y aplastante en su verdad; lo ms inmediato ante esta experiencia tan directa y tan densa ser por supuesto la sensacin de tristeza, dolor, compasin, horror, y esto es algo que incluso puede llegar a quebrarnos. Se materializar entonces parte de lo ms oscuro de la vida como imagen encarnada, en esta visin que nos choca y sobrecoge? Lloraremos por ellos, solo por ellos, o tambin, o sobre todo, por nosotros mismos, que en algn punto secreto nos parecemos a ellos, solo que nuestra fealdad yace oculta? Me pregunto cmo es que nos sentimos de repente tan indisolublemente unidos a seres a los que posiblemente no querramos acercarnos por mucho tiempo en circunstancias digamos normales. No necesito preguntarme si tales sentimientos son de veras lo ms noble que podemos experimentar. No sern, dejando la irona, ms bien una evidencia de nuestra propia y no tan reconocida monstruosidad espiritual darle tal importancia a lo que juzgamos como monstruosidad fsica? Por otra parte, no se puede negar que si hay horror tambin hay fascinacin. Lo extrao es sexy -el infierno y la pesadilla esculpen y pintan seres que se corresponden con corrientes subconscientes que tambin son nuestras-. As que nos reflejamos mutuamente. Me pregunto si lo insoportable del mundo que soportamos a diario no nos hara lucir tan deformes si esta imagen pudiera materializarse en nuestros rostros. Sera maravilloso si somos realmente tan esclavos y tan ciegos por la apariencia. Si la fealdad esttica nos escandaliza ms que la fealdad moral. No puedo negar que no poco de la belleza o la armona ha sido roda, robada, arrebatada fieramente a estos rostros an humanos y a estos cuerpos y que su presencia de freaks atrae nuestra atencin incluso complacida en su propia culpabilidad y capacidad para sufrir? Dudosa elevacin. Pero: no ser nuestra propia fealdad interior la que vemos al horrorizarnos, no ser un miedo no tan secreto a ser como ellos el que nos hace discriminarlos, verlos como te tengo pena porque no tienes la misma suerte que yo? El llamado de Farrokhzad para que haya menos fealdad en el mundo sigue vivo, en la fealdad y la belleza de nuestras conciencias.

Puedes descargala aquhttp://scalisto.blogspot.com/2009/11/forugh-farrokhzad-khaneh-siah-ast-1963.html