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Alejandro Huneeus Cox, Pbro. La Catedral de la Arquidiócesis de Santiago de Chile: Sus principales objetos sagrados y recuerdos. IMPRENTA SAN JOSÉ. Av. Condell 50. SANTIAGO DE CHILE

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Guía catedral de Santiago de Chile

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Alejandro Huneeus Cox, Pbro.

La Catedral de la Arquidiócesis de

Santiago de Chile: Sus principales objetos

sagrados y recuerdos.

IMPRENTA SAN JOSÉ. Av. Condell 50.

SANTIAGO DE CHILE

He leído atentamente el folleto: LA CATEDRAL DE LA ARQUIDIOCESIS DE SANTIAGO

DE CHILE de que es autor Mons. Alejandro Huneeus Cox, y nada obsta para que pueda

publicarse.

Romelio Carreño A.

Santiago, 25 de Abril de 1968

_____

Visto el informe que precede, PUEDE IMPRIMIRSE

JORGE GOMEZ UGARTE

Vicario General.

La Catedral de la Arquidiócesis de Santiago de Chile

Sus principales objetos sagrados y recuerdos.

I.- EL TEMPLO O IGLESIA CATEDRAL.

Templo es el lugar especial escogido y destinado para el culto público

de Dios. Cuando el hombre en sociedad quiso testificar su veneración al

Supremo Ser buscó lugares a propósito que destinó a este fin y así desde el

principio de la humanidad, en todas las edades y en todas las religiones

encontramos estos sitios, templos o altares dedicados a celebrar los ritos y

ceremonias de su culto.

Como hemos dicho, la Iglesia es el lugar en que se reúnen los fieles; e,

por tanto, la casa común de los cristianos. Allí nacen a la gracia, allí oran, se

instruyen en la fe, dan gracias, satisfacen sus deudas delante de Dios,

santifican su vida y reciben a Cristo. En tiempos de fe, muchos actos de la

vida comunal se realizaban en la iglesia; el templo era la verdadera casa del

pueblo cristiano.

Es la casa del sacerdote. Allí el instruye, bautiza, perdona, casa; allí

inmola la sagrada Víctima; es la casa jerárquica de los ministros de Dios, que

están dedicados a su culto. “Este lugar es santo, en que ora el sacerdote por

los pecados y delitos del pueblo”1

Es la casa del altar, el edificio construido para contenerlo la tienda que

lo cobija, el lugar de propiciación en que se ofrece el más grato de los

sacrificios.

Es la casa de Dios y puerta del cielo, el sitio escogido por Él, para que

allí se le tribute su culto, el lugar santificado de un modo particular con su

presencia y en donde se debe guardar todo el respeto y la veneración que

conviene, pues siendo casa de Dios, de esto ella tiene sus prerrogativas y

dignidad.

1 “Locus ist sanctus est in quo orat sacerdos, pro delictis et peccatis populi”. (responsorio de Tercia en el

Oficio de la Dedicación de las Iglesias).

Es la casa de Jesús Eucarístico, de nuestro Redentor y Salvador, vivo y

glorioso, que está allí siempre atento a nuestras súplicas, siempre dispuesto

a llenarnos de gracias y favores.

Es el lugar oficial del culto, en donde todo el pueblo con los ministros

del lugar han de rendir al Señor el culto de las divinas alabanzas y verificar el

acto del incruento sacrificio.

El templo es símbolo de la unidad de la Iglesia. Todos formamos un

solo cuerpo de Jesucristo, cabeza de toda la Iglesia. Es símbolo de unión

entre todos los miembros y la cabeza visible, que es el Papa. Es símbolo de

santidad, porque todo en él es santo o santificado, como santos y puros

deben ser los cristianos, que son templos vivos de Dios2.

El templo es trasunto del cielo. San Juan narra en su Apocalipsis3 la

magnífica visión de aquel trono de Dios, rodeado de majestad, y del altar y

ara en que está como muerto el Cordero divino.

LA CATEDRA EPISCOPAL. La silla en que se sentaba el Obispo durante

los Oficios divinos, y que estaba en el centro del ábside y en medio del

presbiterio, mirando hacia el altar, se llamó TRONO (TROVOS), entre los

griegos, y CATHEDRA, entre los latinos.

Sobre esta cátedra, que se llamó también TRIBUNAL y AMBON, o

PULPITO, predicaban los obispos a sus fieles.

El Papa San Urbano, siglo III, hace notar que la elevación de las

cátedras episcopales significa la vigilancia del prelado y la facultad de juzgar,

atar y desatar que le dio el Señor.

Esta disposición elevada y en el centro del ábside en que estaban

colocadas las cátedras de los obispos se conservó en las basílicas patriarcales

de Roma y en muchas otras iglesias occidentales y orientales.

2 I Cor., III, 17

3 V, 6.

El Ceremonial Romano quiere que el trono del obispo se coloque al

lado del Evangelio y algo separado por la grada inferior del altar. Debe estar

cubierto por un baldaquino o dosel, cuyas telas han de ser del color de la

festividad. Ya San Agustín hace alusión a los velos con que se cubría o

adornaba el trono o cátedra de los obispos4.

Desde los primeros tiempos se conservaron con grande veneración y

respeto las cátedras de los Apóstoles y varones apostólicos en sus respectivas

iglesias, como ya nos lo testifica Tertuliano. Eusebio habla de la cátedra de

Santiago el Menor, conservada en la Iglesia de Jerusalén, en donde había sido

el primer obispo.

La cátedra de San Pedro en Roma, que algunos creen que es una silla

curul (sic) del tiempo de Augusto y que algún pudiente de los primeros

cristianos ofreció al Príncipe de los Apóstoles, se conserva en el Vaticano, con

gran respeto y veneración. (De la obra del Padre Cicera y Prat, presbítero del

Oratorio; “Razón de la Liturgia Católica).

II. HISTORIA DEL OBISPADO DE CHILE Y DE LA CATEDRAL.

El conquistador de Chile y fundador de la ciudad de Santiago D. Pedro

de Valdivia, al llegar a este lugar, acampó en el cerro de Huelén, llamado así

por los indios, el 13 de Diciembre de 1540, día de Santa Lucía y dio este

nombre al mencionado cerro y allí se erigió, en forma de choza la primera

capilla del campamento provisional de los españoles; después al delinear las

manzanas y calles de la ciudad asignó como lugar para la iglesia parroquial, el

actual sitio de la iglesia del Sagrario al costado poniente de la Plaza de Armas.

En la ermita de Santa Lucía y en la iglesia rústica y provisoria de adobe de la

Plaza de Armas, se celebraba desde entonces el Santo Sacrificio de la Misa,

en que Jesucristo se ofrecía por manos de los primeros sacerdotes de la

expedición de Valdivia por la salvación del mundo y en especial por Chile.

4 Siguiendo normas recientes de la S. Sede, a favor de una mejor participación y unión del pueblo cristiano,

con su Pastor, la cátedra se coloca al medio del presbiterio cerca del altar y el Obispo celebra de cara al pueblo. – A. H. C.

El Obispado de Santiago de Chile y su iglesia catedral fueron erigidos

por la bula “Super specula” de Su Santidad Pio IV el 27 de Junio de 1561 bajo

la advocación de la Santísima Virgen María, quedando este obispado como

sufragáneo de la Arquidiócesis de Lima. Fue nombrado primer Obispo S. E. R.

Rodrigo González Marmolejo quien tomó posesión por poder de su cargo el

18 de Julio de 1563, no pudiendo asistir a la Catedral, ni ser consagrado por

su ancianidad y enferma salud, y falleció a fines del siguiente año.

A propósito de la fundación del Obispado de Santiago de Chile, de la

Iglesia Catedral y de su titular, en la obra “Provincia Eclesiástica de Chile”

editada en Herder de Brisgovia, por encargo del Arzobispado de Santiago en

1894 se lee lo siguiente:

“Aunque el acta del consistorio habla solamente de la advocación de la

Santísima Virgen, parece que la Iglesia de Santiago la ha reconocido siempre

titular en el misterio de su Asunción, del mismo modo que la Iglesia del

Cuzco. Es de creerlo así, en vista del testimonio de los canónigos

contemporáneos del primer obispo de Santiago, don Bartolomé Rodrigo

González, los cuales afirman que hizo la erección del obispado,

“conformándose con la erección del Cuzco”. Además, el libro primero de los

que quedan de ACUERDOS del Cabildo Eclesiástico, en la página 37 vuelta,

nos ha conservado el certificado de la consagración de la iglesia catedral, en

19 de Octubre de 1687; el que dice que el señor Carrasco “consagró la iglesia

catedral de esta ciudad y le puso por nombre Nuestra Señora de la

Asunción”.

Habiendo incendiado esta catedral, el señor Alday bendijo los dos

primeros tercios de la actual, que estaban ya construidos de piedra de

sillería, el 5 de Diciembre de 1755, y dice el acta que “nombró por titular de

la iglesia a la Virgen Santísima Nuestra Señora en el misterio de su gloriosa

Asunción”.

Pérez García, en el capítulo 4º del libro 2º de su HISTORIA MILITAR,

CIVIL Y SAGRADA DEL REYNO DE CHILE, al contar la salida del Cuzco de Pedro

de Valdivia, en 1540, dice a éste respecto lo siguiente: “Enarbolado en la

plaza del Cuzco el real estandarte por el alférez mayor Pedro de Miranda,

desplegadas las banderas y tocando la marcha se encaminó el ejército,

guiado de don Pedro de Valdivia, a la santa iglesia catedral, y estando en ella

este caudillo con sus principales oficiales, se corrió el velo a la gran reina

María Santísima de la Asunción, que es la titular de ella, y al Apóstol Santiago,

que da, como su patrón, nombre a aquella ciudad, y les ofrecieron titular la

primera ciudad e iglesia a sus sagrados nombres, sin temer la sátira de

adagio: “hijo no tenemos y nombre le ponemos”; porque afianzaban su

existencia en su protección y valor. Aceptó el voto el Iltmo. Don Fray Vicente

Valverde, dignísimo obispo del Perú”.

En el capítulo 7º del mismo libro, al tratar de la fundación de Santiago,

dice: “Al citado occidente de la plaza, dejando el sitio donde estaba la Santa

Cruz para cementerio, se delineó y empezó a construir la iglesia, titulándola

Santa María de la Asunción, como se había prometido”. (Obra mencionada,

páginas 4 y 5).

El tercer Obispo de Santiago Fray Diego de Medellín (1496-1593) de la

Orden Franciscana, gran pastor y organizador de la diócesis y fundador del

Seminario, sobre el asunto de la Iglesia Catedral escribía así al Rey de España

en una de sus últimas cartas en 1590, tres años antes de morir:

“Esta Iglesia Catedral de Santiago ya, gloria a Dios, está cubierta, que

harto trabajo me ha costado para ponerla en este estado; está muy buena, y

el coro, placiendo a Dios, se acabará muy presto, y será muy bueno y

hermoso. Yo le tomé a mi cargo y costa; porque aunque la renta es bien

poca, en adornar la Iglesia la gasto”. (Fisonomía del Pastor Fray Diego de

Medellín, por Alejandro Huneeus C. pág. 54).

En 1605 quedó concluida la antigua Iglesia Catedral, gracias a la

solicitud del Sr. Obispo de entonces Fray Juan Pérez de Espinoza, era un

templo de tres naves de cantería enmaderada con alerce y tenía 56 metros

de largo por 22 y medio de anchura. (Curso de Seminario de Historia

Eclesiástica de la Facultad de Teología, 1944, pág. 46).

Después de la Iglesia Catedral primitiva, hubo tres que cayeron

destruidas por terremotos e inundaciones hasta que después del sismo de

1730 el Señor Obispo Juan González Melgarejo puso la primera piedra de la

actual Iglesia Catedral, el 1º de Julio de 1748, según afirma en su relación

histórica sobre la Catedral, el Canónigo honorario Monseñor Fidel Araneda.

(Artículo publicado en el Diario Ilustrado en 1954).

En 1745 llegó del Paraguay destinado a la diócesis de Santiago, el

Obispo Don Juan González Melgarejo quien dio gran impulso a la

construcción del Templo Metropolitano bajo la dirección del constructor

chileno D. Antonio Acuña, a quien sucedió el arquitecto italiano Don Joaquín

Toesca. (Datos de la obra, El Arte en la época colonial en Chile por el Pbro.

Luis Roa Urzúa 1929), siguiendo los planos primitivos, sucedió a éste el

maestro D. José Bohórquez (Relación citada de Mons. Araneda).

El Obispo Alday, encomendó la prosecución de la obra al Arquitecto

Toesca, en 1780, quien ejecutó la fachada y el Sagrario. Ya en 1775 se bendijo

la parte hasta entonces construida del templo, los dos tercios del edificio con

la sacristía y aposentos, y se efectuaron en él los divinos oficios.

La iglesia es obra de piedra y sillería, grandiosa en la pureza de sus

líneas, y anchas vigas de cedro artísticamente labradas y adornados con

dibujos dorados, unían las naves formando el techo.

En 1898 el entonces Arzobispo de Santiago S. E. R. Monseñor Mariano

Casanova encargó al arquitecto italiano D. Ignacio Cremonesi la

transformación de la Catedral, estucando sus muros de piedra, suprimiendo

en el interior sus vigas de cedro y artesonado de madera, adornándola con

pinturas y aplicaciones de estuco y yeso, que le hicieron perder su primitivo

estilo colonial para darle el carácter moderno renacentista que actualmente

tiene. Este arquitecto le hizo agregar las dos torres que miran a la Plaza de

Armas, en el lugar de la torre única que tenía, y además una cúpula al centro.

Mide actualmente la Catedral 97 metros y ochenta y tres centímetros

de largo por 29 metros y veintisiete centímetros de ancho.

La Capilla del Santísimo Sacramento. Fue construida por el Arzobispo

Monseñor Mariano Casanova, en el costado de la nave sur de la Iglesia y en

cuyo altar se guarda el Santísimo Sacramento para que sea objeto de la

adoración y culto de los fieles en sus visitas a la iglesia y para distribuir la S.

Comunión en casos de urgencia y necesidad, fuera de la Misa. Diariamente se

celebra en ella la Misa de Capellanía a las 10 de la mañana, excepto los

Domingos en que se celebra en la nave central, la Misa denominada

conventual o capitular, en que asisten los Canónigos después del rezo del

Oficio Divino en el coro y los fieles que acuden a esa hora.

La visita a Jesús Sacramentado debe ser el primer acto que realice todo

fiel cristiano llevado de su fe y amor a la institución eucarística, al entrar al

templo. En esta capilla se encuentran objetos de plata, templete,

candelabros, relicarios y el magnífico frontal del altar que fueron de los

Jesuitas y posiblemente lavadas por sabios artífices que trajo el R. P. Carlos

Haymhausen en número de treinta, principalmente de Baviera en Alemania,

a mediados del siglo XVIII. Estos hermanos legos bávaros trabajaban sus

obras en el horno de fundición que poseía la Compañía de Jesús en Calera de

Tango. Después de la expulsión de los Jesuitas en 1767 pasaron éstos y otros

objetos sagrados por disposición civil y eclesiástica de aquel tiempo a la

Iglesia Catedral. La lámpara colgante de la capilla es de plata y anterior al año

1700, según se estima (Roa, Op. Cit.)

Personajes sepultados en el Templo. El mismo Templo Catedral es el

sepulcro de importantes Prelados, Patriotas y hombres públicos de nuestra

historia. En la nave norte a la entrada por la Plaza de Armas, está el

monumento a los Héroes de la Concepción que contiene los corazones de los

cuatro principales jefes de esta heroica jornada. Mas adelante en la misma

nave, está el sepulcro de los Carrera, héroes de nuestra Independencia

Nacional y de su benemérita hermana Doña Javiera Carrera.

Junto al altar de la Virgen del Carmen en la misma nave hay una placa

de mármol al pie del muro que señala el lugar de los restos de los primeros

Obispos de Santiago de Chile que primitivamente se encontraban sepultados

junto a la antigua Catedral que era el actual Sagrario y que fueron

trasladados a ese lugar que ahora ocupan en el siglo pasado, según consta

por documentos que se encuentran en el Archivo del Cabildo. Estos Prelados

son: Monseñor Rodrigo González Marmolejo, primer Obispo electo de

Santiago en 1563 que no alcanzó a consagrarse y murió al año siguiente. Los

señores Obispos Barrionuevo, Diego de Medellín que sucedieron

inmediatamente al primer Obispo Salcedo y otros más que ocuparon la sede

episcopal en los tiempos coloniales. En esta misma nave junto al muro se

encuentra la lápida del Obispo Francisco José de Marán fallecido en 1807 y

algo más al poniente en el mismo muro la lápida sepulcral del Obispo José

Santiago Rodríguez Zorrilla, fallecido en España en 1832, y cuyos restos

fueron trasladados a la Iglesia Catedral en 1852. Avanzando por la misma

nave hacia el poniente a mano izquierda al pie de la columna cercana al altar

mayor está la placa que señala el lugar de la sepultura del gran hombre

público D. Diego Portales por su influjo ordenador y orientador del país en el

decenio del Presidente Prieto, y por último en la misma nave a la salida a la

derecha está el severo, significativo y artístico monumento a S. E. R.

Monseñor Joaquín Larraín Gandarillas, Arzobispo titular de Anazarba, Vicario

Capitular de la Arquidiócesis en los difíciles tiempos de los años 1878 a 1887

para la Iglesia de Santiago, organizador del Seminario y Rector fundador de la

Universidad Católica de Chile.

Detrás del Coro de la Catedral y debajo de él, está la cripta construida

por el Arzobispo Mariano Casanova donde reposan los restos de varios

Arzobispos de la Arquidiócesis y de otros Prelados y personajes de

importancia. Todos estos son, empezando la enumeración por la mano

izquierda, al bajar a la Cripta: El Arzobispo Manuel Vicuña Larraín, fallecido

en 1843, primer Arzobispo de Santiago, el Obispo Alonso del Pozo y Silva,

primer Obispo chileno de la Diócesis, fallecido en 1745.

Su Eminencia Reverendísima el Sr. Cardenal José María Caro Rodríguez,

fallecido el 4 de Diciembre de 1958, nacido el 23 de Junio de 1866, gobernó

la Arquidiócesis desde el 14 de octubre de 1939, S. E. R. Monseñor José

Horacio Campillo gobernó la Arquidiócesis desde 1931, al año 1939, falleció

el 14 de Junio de 1956, el Arzobispo Mariano Casanova fallecido en 1908, el

Arzobispo Juan Ignacio González E. fallecido en 1918, el Arzobispo Crescente

Errázuriz V. fallecido en 1931, el Obispo titular Rafael Fernández Concha,

fallecido en 1912, S. E. R. Monseñor Aldo Laghi, fallecido en 1942, Nuncio

Apostólico en Chile, la señora Isabel Riquelme, madre de D. Bernardo

O´Higgins y en el nicho siguiente, la Señora Rosa Riquelme hermana de D.

Bernardo O’Higgins, ambas fallecidas en el Perú y cuyos restos fueron

trasladados a sus respectivos nichos en esta Cripta, no hace muchos años5.

En la Nave Sur, de Oriente a Poniente, se encuentran sepultados entre

otros los restos de los siguientes personajes más importantes: del

Comandante Santiago Bueras, héroe de la Independencia, fallecido en la

Batalla de Maipú, el 5 de Abril de 1818, se encuentra sepultado junto al altar

de la Asunción de María, más adelante hacia el poniente, en la misma nave

junto al muro se encuentran sepultados los restos de los Obispos González

Melgarejo, Alday y Martínez de Aldunate. Al lado6 del altar del Calvario está

el monumento en mármol de D. Alejo Eyzaguirre, donde se encuentran sus

restos. Este distinguido sacerdote fue Deán del Cabildo Metropolitano y

Vicario Capitular de la Arquidiócesis de Santiago, a la muerte del Arzobispo

Manuel Vicuña.

Al final de esta nave, pasada la puerta de la Sacristía, se encuentra el

magnífico mausoleo de mármol del gran Arzobispo Valdivieso, sucesor del

Arzobispo Vicuña, organizador de la Arquidiócesis, insigne promotor de la fe

y defensor de los derechos de la Iglesia que realizó un fecundo gobierno

pastoral desde el año 1845 al año 1878 y fue destacada figura como padre de

la iglesia y teólogo en el Concilio Vaticano I del año 1869. Su clero y pueblo

costearon este artístico monumento, donde reposan sus restos.

Existe también en la entrada de la nave principal en la columna de la

derecha una placa de mármol del Instituto de Conmemoración Histórica que

recuerda la sepultación en la Catedral además de Prelados ya nombrados, los 5 La repatriación fue realizada en 1947, y en 1993 los restos de ambas fueron trasladados al Parque

Bernardo O’Higgins de Chillán Viejo, donde reposan actualmente en un mausoleo al aire libre. (R. V. P.) 6 Debe decir: al frente.

restos de los Gobernadores y Capitanes del Reino, Ambrosio de Benavides y

Medina fallecido en 1787 y Luis Muñoz de Guzmán fallecido en 1808. Sus

respectivas placas están colgadas en el ábside del fondo de la Catedral.

III.- OBJETOS SAGRADOS Y RECUERDOS DE LA IGLESIA CATEDRAL.

Después de describir en general la Iglesia Catedral, su historia y los

principales personajes cuyos restos están sepultados en ella, describimos

ahora los principales objetos sagrados, como altares, imágenes y otros

objetos de culto que se encuentran en ella.

En la nave central se encuentran 17 estatuas de madera dorada

colocadas sobre los capiteles de las columnas que representan a los

Apóstoles y Evangelistas, a San Pablo, a Moisés y a David y además en el

fondo de la nave en la parte superior hay un pequeño coro y a manera de

retablo una escultura también en madera y dorada como las estatuas de los

Apóstoles que representa a la Asunción de María, acompañada de ángeles y

que es titular de la Catedral, como hemos indicado antes y a ambos lados de

ella las estatuas de Santiago Apóstol, Patrono de la ciudad, y Santa Rosa de

Lima, Patrona de América. Estas esculturas fueron traídas de Europa, a

mediados del siglo pasado por el Arzobispo Valdivieso. Los diversos vitreaux

o ventanales que adornan el templo, según referencias que estimamos

fundadas, fueron traídos por el Arzobispo Casanueva.

En la nave central merecen mencionarse los dos púlpitos con

aplicaciones doradas que junto con parte de la sillería del presbiterio son

obra del tiempo del Obispo Alday, a comienzos de la segunda mitad del siglo

XVIII, ejecutadas por los artífices bávaros de la Compañía de Jesús que trajo

el Padre Haymhausen, Superior de los Jesuitas, en ese tiempo.

Junto al coro adosado al pilar de la izquierda está el Crucifijo de bronce

donado por Pio IX a la Iglesia Catedral de Santiago, como recuerdo cariñoso

de los años pasados en Chile, del santo Pontífice de imperecedera memoria.

El Altar Mayor se destaca al fondo de la nave central, es de mármol

blanco con aplicación de mármol de otros colores, y adornos de bronce, tiene

un grandioso templete para la Exposición solemne del Santísimo Sacramento.

Este artístico y valioso altar fue construido por la Casa Mayer de Münich en

1912 y su valor ascendió a la suma de ciento treinta y ocho mil pesos de ese

tiempo, de dieciocho peniques, y fue colocado en 1913.

En la nave norte, a mano derecha entrando por la Plaza, se encuentra

el monumento de mármol que contiene los corazones de los héroes del

Combate de la Concepción. Más adelante, en la misma nave está el altar de

mármol negro y blanco de San Francisco de Sales con una pintura alusiva al

Santo, en este altar hay un sarcófago de mármol de Siena encargado en 1913

y sobre él la estatua yacente de San Francisco Javier, apóstol de la India y del

Japón, tallada en madera, en un tronco de peral y pintada, de gran valor

artístico7, perteneció a la Compañía de Jesús antes de su expulsión y es de la

misma mano, posiblemente, de un modesto hermano de la misma Compañía

de Jesús que talló además la bellísima imagen de S. Sebastián que perteneció

a la Compañía y s encuentra ahora en la parroquia de “Los Andes”; se hizo

esta imagen de San Sebastián en memoria del Capitán Sebastián García

Carreto del tiempo de la Conquista, que donó su hacienda de Bucalemu, a la

Compañía.

En la nave sur, al final de esta nave, caminando de oriente a poniente,

inmediatamente antes de la puerta que da a la Sacristía merece mencionarse

el altar del Calvario, de mármol de color negro, blanco y rosa, tiene en el

centro una artística, expresiva y hermosa imagen de Cristo Crucificado, en

madera pintada que según la tradición fue regalo de los Reyes de España; y a

ambos lados del Crucificado están las imágenes en madera pintada de la

Virgen Dolorosa y San Juan Evangelista8. Las potencias de Cristo, el lema9 y

los extremos de la Cruz son de plata. En este altar hay un sagrario de madera

dorada que contiene dentro una reliquia enviada por el mismo Pontífice Pio

IX como obsequio a la Catedral, por medio del Arzobispo Valdivieso. Esta

7 La ubicación actual de esta imagen se localiza atrás del Altar Mayor (R. V. P.)

8 Actualmente, las únicas imágenes que se ubican son las que se mencionan al finalizar este párrafo. (R. V.

P.) 9 El “INRI”.

reliquia se expone a la veneración de los fieles el Viernes Santo10. A ambos

lados del altar, separadas de él están las imágenes de bulto también en

madera pintada de Santa María Magdalena y de María Cleofás.

Merece también mencionarse en esta breve reseña, el altar del Apóstol

Santiago, Patrono de la ciudad y de esta Arquidiócesis, el cual se encuentra

en esta misma nave sur, en primer lugar al entrar por la plaza.

Este altar se dedicó al Apóstol Santiago el Mayor en 1912; según

autorizada tradición evangelizó España, recibió en vida la visita de la Madre

de Dios, en Zaragoza, alentándolo en su apostolado y de él podemos decir, de

su evangelización se desprende en origen esta simiente del don

incomparable de la verdadera fe cristiana que trajeron las Carabelas de Colón

a estas tierras del Nuevo Mundo. La estatua de madera pintada que se

venera en el altar es la que se saca en procesión el dìa de la celebración de su

fiesta, por el interior del templo. Santiago el Mayor recibió la corona del

martirio, después de su rápida obra evangelizadora de España, en la ciudad

de Jerusalén, fue el primer mártir entre los Apóstoles y sus discípulos

trasladaron sus restos a Compostela, ciudad de Galicia en España, donde

actualmente reposan, según documentos históricos dignos de fe. Una

reliquia del Apóstol se venera en el altar11. La Cofradía del Apóstol Santiago y

la Colonia Gallega rinden especial culto a su Patrono.

El gran órgano de hermosas voces que posee la Catedral y que está

situado en el coro de la nave central fue mandado construir en Londres por el

Arzobispo Valdivieso, es gemelo al que existe en la Catedral de San Pablo, en

esa ciudad, su costo fue de algo más de 3000 libras esterlinas de 44

peniques, llegó al país en 1849. En la nave lateral norte hay otro órgano más

pequeño y más antiguo construido en los tiempos coloniales probablemente

por los artífices jesuitas.

10

El sagrario no se encuentra actualmente, y la reliquia es, posiblemente, un “Lignum Crucis”. (R. V. P). 11

No se ha conseguido precisar la ubicación exacta de dicha reliquia. (R. V. P.)

IV.- OBJETOS SAGRADOS Y RECUERDOS DE LA SACRISTIA DE LA IGLESIA

CATEDRAL Y DE OTRAS DEPENDENCIAS.-

Se destaca en la actual Sacristía, más interior de la Iglesia Catedral, la

estantería de caoba que mide 17 metros de longitud por 3 de altura, donde

se guardan ornamentos y objetos de culto; es un mueble de madera fina,

enchapado en marqueterías de nogal, caoba y jacarandá, la coronación es de

maderas enchapadas de oro y las cajonerías y armarios tienen sus cerraduras

primitivas de fierro martillado en sus respectivas boca-llaves de cobre

dorado. Opina el señor Roa, antiguo Sacristán Mayor de la Catedral (q. e. p.

d.) que difícilmente se encontrará en otra Catedral de América Española, otro

mueble de la importancia y valor artístico de éste (El Arte Colonial en Chile,

por Luis Roa Urzúa). Perteneció a los Jesuitas antes de su expulsión como lo

acredita también su monograma, J. H. S., y sólo pudo ser fabricado por estos

famosos artífices bávaros, hermanos legos de la Compañía que trajo a Chile el

P. Haymhausen a mediados del siglo XVIII de lo cual ya se ha hecho mención

en esta reseña.

Los sillones de la Sacristía, son de caoba. Del techo de la Sacristía

pende una lámpara de bronce macizo dorado y cincelado que perteneció al

primer Congreso Nacional y fue obsequiada más tarde a la Catedral, fue

fabricada en época colonial (Op. Cit. Roa Urzúa).

Tiene también la Sacristía y la sala anterior, o Ante-sacristía, estantes y

armarios de finas maderas de caoba, donde guardan los Canónigos sus

vestiduras y también se guardan otras ropas y objetos de culto.

En la actual sala anterior de la Sacristía se encuentra una hermosa y

artística imagen pintada de madera de Cristo Crucificado, colocada en el

muro bajo un dosel de fabricación del tiempo colonial y conocida

tradicionalmente con el nombre de Cristo de la Real Audiencia, tal vez por

haber pertenecido en ese tiempo pasado, a esa alta institución civil. Se

destaca al fondo de la Sacristía un gran cuadro de la Cena, adornado con

precioso marco dorado que perteneció a la Compañía de Jesús por el

monograma descubierto en él, y la fecha de 1652 pero sin firma de pintor. Se

juzga por los peritos en pintura que su autor perteneció a la escuela

Sevillana. Colocados en la Sacristía y en la Ante-Sacristía y en la Sala Capitular

del Cabildo, se encuentra la colección de 14 cuadros que representan a los

Apóstoles, a Jesucristo y la Virgen María, pintados sobre tela con marco de

madera y adornos dorados, pintados por el famoso artista y hermano lego de

la Compañía de Jesús. Estos cuadros adornaban el Colegio de San Miguel de

los Jesuitas, y después de su expulsión pasaron a la Catedral.

Sobre estas telas se expresa así Monseñor Fidel Araneda Bravo,

canónigo honorario del Cabildo y perito en arte sagrado, en su artículo

publicado con ocasión del bicentenario de la llegad a Chile de este hermano

lego pintor de la Compañía de Jesús: “Las telas de Ambrosi contrariamente a

lo que acostumbran los jesuitas están firmadas, el año anterior a la expulsión

(1766) y denotan un marcado carácter italiano y español renacentista y en

ellas domina lo tenebroso, el claroscuro; todas tienen una lejana semejanza,

“servatis servandis”, especialmente con algunas obras de Rafael, Dolci,

Vasari, Tiziano y el sevillano Ribera… la Catedral de Santiago puede

enorgullecerse de esta pinacoteca de José Ambrosi, el célebre y hasta no ha

mucho, desconocido, pintor germano, cuyo segundo centenario de su llegada

a Chile hay que recordar con gratitud”.

En la misma Sacristía actual existen, además, dos cuadros que

representan a la Santísima Virgen y que se refieren a Misterios del Rosario y

se atribuyen a otro hermano coadjutor de la Compañía de Jesús,

contemporáneos de Ambrosi y que según las referencias del historiador de la

Compañía, P. Enrich, era también pintor y ejecutó estas obras en 1763, se

llamaba el hermana Juan Redl; pero sus obras carecen del mérito artístico y

perfección de ejecución del hermano Ambrosi.

También se encuentra en la Sacristía un gran cuadro al óleo, retrato de

Pío IX, con rico marco dorado, del pintor Podesti, es obra de mérito, fue

comprado en Roma en 1850 por valor de 848 escudos de oro.

Hay otro retrato al óleo del Arzobispo Valdivieso, con gran marco

dorado, obra del pintor Censoni, fue obsequiado a la Catedral por la Sra.

Carmen Iñiguez de Errázuriz el año 1897. (Datos del Libro Inventario de la

Iglesia Catedral).

Entre los óleos de la colección de los doce Apóstoles de Ambosi que

están en gran parte en la Ante-Sacristía actual, hay un retrato al óleo del

Primer Cardenal Chileno Su Eminencia José María Caro Rodríguez, de autor

contemporáneo, que sin ser retratista de gran renombre dejó en el lienzo la

fisonomía de este gran Prelado a quien mucho debe el Cabildo de Santiago,

entre otras cosas, las dignidades prelaticias de que goza. Este retrato fue

costeado, en testimonio de gratitud por el Cabildo y colocado en el lugar en

que está, en testimonio de imperecedero recuerdo. El Cabildo además

acordó designar para su hermosa sepultura, un lugar debajo del pequeño

coro de la Asunción de María en el ábside de la Catedral, detrás del coro,

aprobando un sencillo y artístico monumento para su perenne memoria,

cuyo proyecto realizó el arquitecto Sr. Monckeberg y que está en vías de

realización, mientras se escriben estas líneas, con la contribución de los fieles

y del mismo cabildo.

Es del caso mencionar aquí la imagen de Jesús Nazareno que desde

tiempo inmemorial se venera en el muro poniente de la Catedral, en calle

Bandera. Es una antigua pintura que según tradición se retiró de un taco que

se formó en la acequia que por allí pasaba, en otros tiempos. En el Estudio

Monográfico de la Catedral de Santiago por Augusto Iglesias B. y Enrique

Porte F. se da como fecha probable para esta imagen, el año 1790 (pág. 34).

A los pies de ella se lee el conocido cuarteto:

“Tú que pasas mírame;

Cuenta si puedes mis llagas:

¡Ay! Hijo, que mal me pagas

La sangre que derramé”.

Constantemente recibe la veneración de muchos cristianos

transeúntes y no faltó alguno que quiso dar testimonio de respuesta por

escrito a ese llamado deseando quedara impreso en La Revista Católica y es

del tenor siguiente:

Y yo también pasé, y tus llagas he contado, para borrar el pecado con

las fuerzas de mi fe.

“Las virtudes y todo el bien tus lágrimas han cultivado, por eso eres

venerado desde la cuna en Belén”.

Mal te paga el que es perverso sin alma, ni compasión, pero te venera

de corazón todo entero el Universo.

Tiene en Ti la Humanidad su más sagrado templo, porque eres ¡Oh

Cristo! ejemplo del amor y la bondad.

(Misael Escuti, de la R. “Revista Católica”, Enero-Abril de 1959).

En la Sala Capitular del Cabildo hay una colección de 14 cuadros de los

12 Apóstoles, del Señor y de la Virgen María pintados sobre cobre en valiosos

marcos de bronce con espejos o cristales dibujados, es obra meritoria y

artística, ejecutada, a mediados del siglo XVIII, perteneció al canónigo Rafael

García-Huidobro y Briand de la Morandais, Tesorero del Cabildo, hijo del

primer Marqués de Casa Real, quien la legó al Cabildo de la Catedral por

testamento del año 1814 (Libro Inventario del Cabildo, pág. 154).

En esta misma Sala Capitular está la imagen del Sagrado Corazón

pintada al óleo que fue la primera que se conoció y veneró en Chile; fue

traída por el Obispo electo D. José Antonio Martínez de Aldunate, a principios

del siglo XIX, pasó después a poder del Pbro. D. Elías García-Huidobro

Guzmán quien la legó en su testamento al Cabildo Metropolitano. Chile

obtuvo de la Santa Sede la celebración de la fiesta del S. Corazón, el año

1791. (Sobre esta imagen puede verse lo que aparece en el diario “El

Estandarte Católico” del 7 de Julio de 1889. – Libro Inventario del Cabildo,

pág. 153).

Existe también en esta Sala un cuadro pintado en tela de la

Inmaculada, copia del original de Murillo, en rico marco dorado, legado de D.

Patricio Mackenna y un cuadro, pintado en cobre que se atribuye a Rubens,

en marco dorado que perteneció al Arzobispo Casanova y al Pbro. D. Agustín

Morán, y legado por éste al Cabildo (Libro Inventario del Cabildo pág. 153).

Ornamentos sagrados, cálices, custodia y otros objetos de la Catedral.

Ornamentos sagrados: Existen en el inventario actual de la Catedral,

ornamentos de gran valor y mérito artístico y de prolija y paciente confección

bordados y confeccionados hace más de dos siglos; algunos de ellos

pertenecieron a la Compañía de Jesús y otros fueron legados por Prelados de

la Diócesis, como el Obispo Alday y el Obispo Marán. El Arzobispo Casanova

trajo de Europa y donó a la Catedral valiosos ornamentos que se usan en

grandes solemnidades. Ha habido reciente acuerdo del Cabildo, para que una

comisión de Canónigos nombrada para este efecto designe alguno de esos

ornamentos para que se exhiban en el Museo del Arte Histórico y Religioso

de Maipú, como propiedad del Cabildo, pero donde también puede ser

apreciado su valor y mérito artístico por los fieles.

El Señor Cardenal Raúl Silva Henríquez trajo recientemente de Europa

para la Iglesia Catedral juegos completos de ornamentos blancos, morados,

rojos, verdes y negros de lino que actualmente se usan y con once albas

compactas.

Cálices. La Urna de plata, candelabros y Cristo de Marfil: El cáliz de la

reserva del Jueves Santo, es un pequeño cáliz de veinte centímetros de plata

martillada, y dorado, de fabricación española, es el más antiguo de la

Catedral, de la época de Carlos V a Felipe II, se usaba el día Jueves Santo para

la reserva del Santísimo Sacramento. Este cáliz se colocaba en esa

oportunidad en una urna de plata fina que pesa 25 kilos de estilo plateresco,

tiene puerta de dos hojas con cerradura de plata y toda ella labrada con finas

y hermosas labores de cincel. El Jueves Santo se encienden cirios en grandes

candeleros de plata maciza que llevan la insginia de la Compañía de Jesús:

IHS, que indican su origen de fabricación en los hornos de la residencia de los

Jesuitas en Calera de Tanto, cada uno de ellos pesa 52 kilos.

El cáliz de mayor valor y mérito artístico es el llamado de los Jesuitas,

fue fabricado en los hornos de Calera de Tango, hacia el año 1740, por uno

de los hermanos orfebres que trajo el Padre Carlos Haymhausen, cuyo

nombre es desconocido, es de oro y tiene un peso de un kilo y doscientos

treinta gramos; hay en el ejecutadas primorosamente escenas bíblicas

referentes al Divino Redentor y a su obra de salvación del género humano.

Ha sido un trabajo de tal paciencia y finura de ejecución de varios años que,

según tradición, su autor acabó por perder la vista en esta labor.

Hay también en la Catedral una obra maestra de arte que es la famosa

Custodia fabricada a mediados del siglo XVIII en Calera de Tango, bajo el

gobierno del P. Carlos Haymhausen, que mide un metro de altura, de quince

kilos y ochocientos gramos de peso, es toda de plata fina y dorada con el

sistema antiguo de oro al mercurio, está adornada con brillantes y piedras

preciosas, obsequiada por la reina de España, María Bárbara de Portugal, al

P. Haymhausen con quien estaba emparentada (Véase Roa, Op. Cit. págs. 36

y 37).

Existe también un artístico Cristo de marfil de gran tamaño que se

venera el Viernes Santo y candelabros de madera de ébano, todo lo cual fue

comprado por S. E. Monseñor Valdivieso en España.

Con lo expuesto creemos haber cumplido con el deseo de dar una idea

de la “CATEDRAL” en el Culto Católico y de la historia de la Iglesia Catedral d

Santiago y de sus principales objetos sagrados y recuerdos, en un pequeño

folleto que servirá a manera de guía, como se había pedido.

A. M. D. G. et B. M. V. et B. J.

Septiembre de 1967

Alejandro Huneeus Cox, Pbro.

APENDICE. – Capilla Funeraria del Emmo. Sr. Cardenal Dr. José María

Caro Rodríguez.

En la relación anterior terminada en Septiembre de 1967, se hacía

referencia de la construcción de una capilla funeraria colocada bajo el coro

de la Asunción de María, junto al muro occidental de la Catedral, para

trasladar allí los restos del Primer Cardenal Chileno Dr. José María Caro

Rodríguez que se encontraban en la Cripta del templo metropolitano en un

nicho separado, junto a los nichos que guardan los restos mortales de otros

venerables Prelados que ya se describieron.

La Capilla Funeraria se inauguró el 19 de Marzo de este año de 1968 y

los restos del venerado Prelado fueron solemnemente trasladados a esa

Capilla costeada por erogación de los fieles, en la fecha indicada.

Asistieron al solemne acto, Autoridades Eclesiásticas, Civiles, Militares,

miembros del Cabildo Metropolitano, otros Prelados, Monseñor Joaquín

Fuenzalida, secretario privado del difundo Cardenal y activo Presidente de la

Comisión Pro Monumento, varios sacerdotes, los miembros de la Comisión

Organizadora y realizadora del Monumento y numerosos fieles.

Después de una Misa concelebrada por el Sr. Cardenal Raúl Silva

Henríquez, por S. E. R. Monseñor Emilio Tagle Covarrubias y por S. E. R.

Monseñor Augusto Salinas Fuenzalida, Prelados estos últimos que fueron

Obispos Auxiliares del Sr. Cardenal Caro, se verificó el traslado, precedido de

la Oración Fúnebre. S. E. R. Monseñor Augusto Salinas F., destacó el

homenaje universal del pueblo chileno hacia el Cardenal Caro y sus virtudes

sobresalientes de oración, de mortificación y de inmenso amor de Dios y del

prójimo.

S. E. R. Monseñor Pio Alberto Fariña que fue también su Obispo

Auxiliar para esta fecha, en sus 89 años de edad, no pudiendo asistir a esta

ceremonia compuso a su memoria el siguiente soneto que fue leído y es un

resumen de la vida del Cardenal:

PASTOR Y MAESTRO

Ante la Tumba de su Emcia., Don JOSE M. CARO R.

Buen Pastor, con solícito cuidado,

Apacentó el rebaño; y fue su acento

Sacro mensaje, que dio paz y aliento

Al cautivo, al enfermo, al desdichado.

De la verdad intrépido soldado,

Ahuyentó el error: y cual portento

De pródigo saber, su pensamiento

Iluminó la pampa y el poblado.

Un eco de dolor, por su partida,

Vibró en la selva, el monte y la llanura,

Porque de Chile el alma quedó herida.

Desapareció su frágil envoltura;

Mas su recuerdo es enseñanza y vida,

Y de la patria en la extensión perdura.

*_*_*_*_*_*_*_*_*

PIO ALBERTO FARIÑA, Obispo Titular de Citarizo y Obispo Auxiliar y Vicario General del Sr.

Cardenal Caro.

Por el Apéndice, A. H. C. Pbro., 28 – III – 968.

BIBLIOGRAFIA CONSULTADA PARA ESTA OBRA:

1.- Libro Inventario del Cabildo Metropolitano que se encuentra en la

Secretaría del Cabildo.

2.- El Arte en la Época Colonial de Chile por Luis Roa Urzúa. Opúsculo

publicado en 1929.

3.- Artículos de Monseñor Fidel Araneda sobre la Catedral y sobre los cuadros

de la Catedral, publicados en la prensa.

4.- “La Catedral de Santiago de Chile”. Estudio Monográfico por Augusto

Iglesias B. y Enrique Porte F. arquitectos de la Facultad de Arquitectura de la

Universidad de Chile, publicado por el Instituto de Historia de la Arquitectura

de la misma Facultad. Año 1955. Se encuentra en la Secretaría del Cabildo.

5.- Razón de la Liturgia Católica por el R. P. Eduardo Cirera y Prat, presbítero

del Oratorio.

6.- La Provincia Eclesiástica Chilena. Editorial Herder. Friburgo de Brisgovia

(Alemania). Año 1895.

7.- Historia Eclesiástica de Chile. Curso de Seminario de Historia Eclesiástica

de la Facultad de Teología, año 1944.

8.- Fisonomía de Pastor. Fray Diego de Medellín, tercer Obispo y organizador

de la Diócesis de Santiago de Chle. (1496-1593) por Alejandro Huneeus C.

Año 1942.

9.- “Santiago de Siglo en Siglo” por Carlos Peña Otaegui.